Slavoj Zizek Charlie Hebdo

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Slavoj Žižek sobre la masacre de Charlie Hebdo: ¿están los malos de apasionada intensidad ? Qué fráil debe ser la creencia de un islamista si se siente amena!ado caricatura est#"ida en un "eri$dico semanario sat%rico& dice el fil$so (hora& cuando todos estamos en un estado de shock des"ués de la matan! oficinas de Charlie Hebdo& es el momento adecuado "ara reunir el coraj pensar ' )ebemos& "or su"uesto& condenar sin ambi*edades los asesinatos como u la "ro"ia esencia de nuestras libertades& , condenarlos sin salvedades estilo de .Charlie Hebdo&sinembaro& "rovoc$ , humill$ demasiado a los musulmanes./' 0ero tal "atetismo de la solidaridad universal n debemos "ensar más allá' 2al "ensamiento no tiene nada +ue ver con la relativi!aci$n barata del mantra de .¿+uiénes somos nosotros& los occidentales& autores de terri en el 2ercer 3undo& "ara condenar estos actos?./' 2iene a#n menos +ue miedo "atol$ico de muchos i!+uierdistas liberales occidentales de sen de islamofobia' 0ara estos falsos i!+uierdistas& cual+uier cr%tica del 4slam es denunciado como una e5"resi$n de la islamofobia occidental6 Salman 7us denunciado "or "rovocar innecesariamente a los musulmanes , "or lo tan "or lo menos/ res"onsable de la fatwa +ue lo condenaba a muerte& etc' 8l resultado tal actitud es lo +ue uno "uede es"erar en estos casos: mientras más s i!+uierdistas liberales occidentales en su cul"abilidad& más so fundamentalistas musulmanes de ser hi"$critas +ue tratan de ocultar su 8sta constelaci$n re"roduce "erfectamente la "aradoja del su"er obedeces lo +ue el 9tro te e5ie& más cul"able eres' Como si cuanto má fueras con el 4slam& más fuerte habrá de ser su "resi$n sobre ti' ' ' 8s "or esto "or lo +ue me "arecen también insuficientes las llamadas a en la l%nea de la afirmaci$n de Simon enkins -en 2he ;uardian& < de e nuestra tarea es .no reaccionar de formae5aerada& no sobre1"ublicitar las consecuencias' Ha, +ue tratar cada caso como un horrible accidente "as ata+ue a Charlie Hebdo no era un mero .horrible accidente "asajero.' S aenda reliiosa , "ol%tica "recisa ,& como tal& era claramente "arte mucho ma,or' 0or su"uesto +ue no debemos reaccionar de forma e5aerada tal se entiende sucumbir a una ciea islamofobia 1 "ero debemos anali!ar des"iadadamente este "atr$n'

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análisis propuesto por unos de los mas influyentes filósofos contemporáneos sobre el atentando reciente.

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Slavojieksobre la masacre de Charlie Hebdo: estn los malos llenos deapasionada intensidad?Qu frgil debe ser la creencia de un islamista si se siente amenazado por una caricatura estpida en un peridico semanario satrico, dice el filsofo esloveno.

Ahora, cuando todos estamos en un estado de shock despus de la matanza en las oficinas de Charlie Hebdo, es el momento adecuado para reunir el coraje depensar. Debemos, por supuesto,condenarsin ambigedades los asesinatos como un ataque a la propia esencia de nuestras libertades, y condenarlos sin salvedades ocultas (del estilo de "Charlie Hebdo, sin embargo, provoc y humill demasiado a los musulmanes"). Pero tal patetismo de la solidaridad universal no es suficiente - debemos pensar ms all.

Tal pensamiento no tiene nada que ver con la relativizacin barata del crimen (el mantra de "quines somos nosotros, los occidentales, autores de terribles masacres en el Tercer Mundo, para condenar estos actos?"). Tiene an menos que ver con el miedo patolgico de muchos izquierdistas liberales occidentales de sentirse culpables de islamofobia. Para estos falsos izquierdistas, cualquier crtica del Islam es denunciado como una expresin de la islamofobia occidental; Salman Rushdie fue denunciado por provocar innecesariamente a los musulmanes y por lo tanto (en parte, por lo menos) responsable de lafatwaque lo condenaba a muerte, etc. El resultado de tal actitud es lo que uno puede esperar en estos casos: mientras ms se abisman los izquierdistas liberales occidentales en su culpabilidad, ms son acusados por los fundamentalistas musulmanes de ser hipcritas que tratan de ocultar su odio al Islam. Esta constelacin reproduce perfectamente la paradoja del supery: cuanto ms obedeces lo que el Otro te exige, ms culpable eres. Como si cuanto ms tolerante fueras con el Islam, ms fuerte habr de ser su presin sobre ti. . .

Es por esto por lo que me parecen tambin insuficientes las llamadas a la moderacin, en la lnea de la afirmacin de Simon Jenkins (en The Guardian, 7 de enero) de que nuestra tarea es "no reaccionar de forma exagerada, no sobre-publicitar las consecuencias. Hay que tratar cada caso como un horrible accidente pasajero"- el ataque a Charlie Hebdo no era un mero "horrible accidente pasajero". Sigui una agenda religiosa y poltica precisa y, como tal, era claramente parte de un patrn mucho mayor. Por supuesto que no debemos reaccionar de forma exagerada, si por tal se entiende sucumbir a una ciega islamofobia - pero debemos analizar despiadadamente este patrn.

Lo que es mucho ms necesario que la demonizacin de los terroristas en fanticos suicidas heroicos es una refutacin de este mito demonaco. Hace mucho tiempo Friedrich Nietzsche percibi cmo la civilizacin occidental se estaba moviendo en la direccin delltimo hombre, una criatura aptica, sin gran pasin o compromiso. Incapaz de soar, cansado de la vida, que no toma riesgos, buscando slo el confort y la seguridad, una expresin de la tolerancia hacia el otro: "Un poco de veneno de vez en cuando: esto hace los sueos ms agradables. Y mucho veneno al final, para una muerte agradable. Ellos tienen sus pequeos placeres para el da a da, y sus pequeos placeres de la noche, pero tienen un sentido para la salud. "Hemos descubierto la felicidad," - dicen los ltimos hombres, y parpadean".

Efectivamente, puede parecer que la divisin entre el permisivo Primer Mundo y la reaccin fundamentalista hacia ste pasa cada vez ms por una la lnea que opone llevar una vida satisfactoria llena de riquezas materiales y culturales, frente a dedicar la vida a una causa trascendente. No es este antagonismo el que existe entre lo que Nietzsche llama nihilismo "pasivo" y "activo"? Nosotros, en Occidente, somos los nietzscheanos ltimos hombres, inmersos en placeres cotidianos estpidos, mientras que los radicales musulmanes estn dispuestos a arriesgarlo todo, comprometidos en la lucha hasta su autodestruccin. La "Segunda Venida" de William Butler Yeats refleja perfectamente nuestra difcil situacin actual: "Los buenos carecen de toda conviccin, mientras que los malos estn llenos de apasionada intensidad." Esta es una excelente descripcin de la actual divisin entre liberales anmicos y fundamentalistas apasionadas. "Los buenos" ya no son capaces de participar plenamente, mientras que "los malos" participan de un fanatismo religioso racista y sexista.

No obstante, lo que hacen los fundamentalistas terroristas encaja realmente con esta descripcin? Aquello de lo que obviamente carecen es de una caracterstica que es fcil de discernir en todos los fundamentalistas autnticos, de los budistas tibetanos a los Amish en los EE.UU.: la ausencia de resentimiento y la envidia, la profunda indiferencia hacia modo de vida de los no creyentes. Si los llamados fundamentalistas de hoy creen realmente que han encontrado su camino a la verdad, por qu deberan sentirse amenazados por los no creyentes?, por qu deberan envidiarlos? Cuando un budista se encuentra con un hedonista occidental, difcilmente lo condena. l slo seala con benevolencia que la bsqueda de la felicidad hedonista es contraproducente. En contraste con los verdaderos fundamentalistas, los terroristas pseudo-fundamentalistas estn profundamente molestos, intrigados, fascinados, por la vida pecaminosa de los no creyentes. Uno puede sentir que, en la lucha contra el pecado de los otros, estn luchando contra su propia tentacin.

Es aqu donde el diagnstico de Yeats se queda corto ante la difcil situacin actual: la intensidad apasionada de los terroristas es prueba de una falta de verdadera conviccin. Cun frgil debe ser la creencia de un musulmn si se siente amenazada por una caricatura estpida en un peridico satrico semanal? El terrorismofundamentalistaislmico no est basado en la conviccin por los terroristas de su propia superioridad y en su deseo de salvaguardar su identidad cultural y religiosa de la embestida de la civilizacin global de consumo. El problema de los fundamentalistas no es que los consideremos inferiores a nosotros, sino ms bien quesecretamenteellos mismos se consideran inferiores. Por eso nuestra condescendiente y polticamente correcta aseveracinque no sentimos superioridad respecto de ellos slo los pone ms furioso y alimenta su resentimiento. El problema no es la diferencia cultural (su esfuerzo por preservar su identidad), sino el hecho opuesto de que los fundamentalistas ya son como nosotros, pues han interiorizado secretamente nuestros hbitos y miden por ellos. La paradoja subyacente en todo esto es que en realidad carecen precismente de una dosis de esa conviccin "racista" en la propia superioridad.

Las recientes vicisitudes del fundamentalismo musulmn confirman la vieja visin de Walter Benjamin de que "cada ascenso del fascismo es testigo de una revolucin fracasada": el auge del fascismo es el fracaso de la izquierda, pero a la vez una prueba de que haba un potencial revolucionario, una insatisfaccin, que la Izquierda no fue capaz de movilizar. Y no es lo mismo que sostiene hoy el llamado "islamo-fascismo"? No es el ascenso del islamismo radical exactamente correlativo a la desaparicin de la izquierda secular en los pases musulmanes? Cuando, all por la primavera de 2009, los talibanes se apoderaron del valle de Swat en Pakistn, el New York Times inform que disearon "una revuelta de clases que hizo estallar profundas fisuras entre un pequeo grupo de ricos terratenientes y sus arrendatarios sin tierra". Sin embargo, si al "aprovecharse" de la difcil situacin de los agricultores, los talibanes estn "haciendo saltar la alarma sobre los riesgos para Pakistn, que sigue siendo en gran medida feudal", qu impide que los demcratas liberales en Pakistn, as como los de EE.UU., "aprovechen" de forma semejante esta difcil situacin y traten de ayudar a los campesinos sin tierra? La triste consecuencia de este hecho es que las fuerzas feudales en Pakistn son el "aliado natural" de la democracia liberal...Entonces, qu decir acerca de los valores fundamentales del liberalismo: la libertad, la igualdad, etc.? La paradoja es que el liberalismo en s no es lo suficientemente fuerte como para salvarlos a la embestida fundamentalista. El fundamentalismo es una reaccin -una falsa, desconcertante, reaccin, por supuesto- en contra de un fallo real del liberalismo, y es por ello por lo que una y otra vez es generado por el liberalismo. Abandonado a s mismo, el liberalismo lentamente se hunde - lo nico que puede salvar a sus valores fundamentales es una izquierda renovada. La clave para que este legado sobreviva es que el liberalismo necesita la ayuda fraterna de la izquierda radical. Esta es la nica manera de derrotar el fundamentalismo, barrer el suelo bajo sus pies.

Pensar en respuesta a los asesinatos de Pars significa desprenderse de la autosatisfaccin de suficiencia de un liberal permisivo y aceptar que el conflicto entre la permisividad liberal y el fundamentalismo es en ltima instancia un conflicto falso -un crculo vicioso de dos polos que se generan y se presuponen mutuamente. Lo que Max Horkheimer haba dicho sobre el fascismo y el capitalismo ya en 1930 -los que no quieren hablar de manera crtica sobre el capitalismo tambin deberan guardar silencio sobre el fascismo- habra de aplicarse tambin al fundamentalismo de hoy: los que no quieren hablar crticamente sobre la democracia liberal tambin deben guardar silencio sobre el fundamentalismo religioso.

Slavoj iek