Sombras y luces: Balance final de Río+20

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1 Sombras y luces: Balance final de Río+20 Alexander Boto Director de Estrategia y Comunicación de Ihobe 17 de julio 2012 Culminada la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Río+20 es hora de hacer balance. He necesitado más de dos semanas para poder reflexionar, recoger información, tomar cierta distancia y realizar el balance global que a continuación se presenta. Los días de la Conferencia han sido intensos, de mucha actividad, de largas sesiones de trabajo, de elaboración de múltiples documentos denominados declaraciones, de innumerables encuentros bilaterales, etc. Pero es imposible, aun estando ahí, interiorizar todo lo que se mueve alrededor de esta Conferencia. El balance que se presenta sintetiza aspectos personales entrelazados con los de numerosas entidades que tras la conferencia han presentado su propia valoración. Comencemos por las sombras. Sombras que ponen en cuestión el esfuerzo y la iniciativa de organizar este tipo de Cumbres. Varias organizaciones han evaluado el resultado final como poco ambicioso y no acorde con las necesidades que el planeta requiere. A continuación se resumen las principales críticas: 1. El actual sistema de multilateralismo de las Naciones Unidas basado en el papel fundamental de los Estados dificulta la toma de compromisos y actuaciones ambiciosas. Aunque el multilateralismo es la vía para construir soluciones a los problemas globales, se ha visto una vez más a los gobiernos estatales en la defensa de sus intereses, sin demostrar una capacidad de trabajar juntos y concretar actuaciones en aras de unos objetivos y una agenda global común. El propio informe final sintetiza en el apartado 20: “Reconocemos que desde 1992 los progresos han sido insuficientes”.Los mecanismos, normas y rutinas de la diplomacia internacional se manifiestan obsoletos e incapaces de diseñar y avanzar decididamente hacia el logro de un futuro sostenible. La voluntad, la energía, la capacidad y el dinero que se ha invertido en el proceso de Río+20 ha dado lugar a docenas de páginas de papel que no contienen compromisos sustanciales por parte de los gobiernos y que dejan totalmente abiertos los mecanismos de implementación por parte de cada uno de ellos. En los debates preparatorios numerosos países pidieron modificar el marco institucional para hacerlo más fuerte pero aunque se han producido tímidos avances reconociendo otros protagonistas, el modelo basado totalmente en los gobiernos estatales no se ha modificado. En este sentido, Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas, abre la vía del papel de los gobiernos locales señalando que “El camino hacia la sostenibilidad pasa por los municipios y las ciudades del mundo”. 2. El documento final se valora como maquillaje verde por numerosas organizaciones sociales. El documento aprobado carece de compromisos cuantitativos concisos, con medidas, presupuestos, responsables y, sobre todo, plazos para alcanzarlos. La crítica más arraigada es que con un diagnóstico de la situación del planeta muy compartido no se han concretado los mecanismos para avanzar decididamente hacia las soluciones de los desafíos recogidos, como son la erradicación de la pobreza o el cambio climático. Contiene referencias expresas y sin precedentes a la importancia que juegan las regiones y gobiernos locales en materia de avance hacia la sostenibilidad. Sin embargo, falta un compromiso tangible por parte de los gobiernos estatales para mejorar la capacidad de las regiones, los municipios y ciudades en la toma de medidas efectivas. En definitiva, el documento resultante de Río+20 falla al no ofrecer una respuesta

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Culminada la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Río+20 es hora de hacer balance. Por Alexander Boto, Dtor de Estrategia y Comunicación de Ihobe.

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Sombras y luces: Balance final de Río+20 Alexander Boto

Director de Estrategia y Comunicación de Ihobe

17 de julio 2012 Culminada la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Río+20 es hora de hacer balance. He necesitado más de dos semanas para poder reflexionar, recoger información, tomar cierta distancia y realizar el balance global que a continuación se presenta. Los días de la Conferencia han sido intensos, de mucha actividad, de largas sesiones de trabajo, de elaboración de múltiples documentos denominados declaraciones, de innumerables encuentros bilaterales, etc. Pero es imposible, aun estando ahí, interiorizar todo lo que se mueve alrededor de esta Conferencia. El balance que se presenta sintetiza aspectos personales entrelazados con los de numerosas entidades que tras la conferencia han presentado su propia valoración. Comencemos por las sombras . Sombras que ponen en cuestión el esfuerzo y la iniciativa de organizar este tipo de Cumbres. Varias organizaciones han evaluado el resultado final como poco ambicioso y no acorde con las necesidades que el planeta requiere. A continuación se resumen las principales críticas:

1. El actual sistema de multilateralismo de las Nacion es Unidas basado en el papel fundamental de los Estados dificulta la toma de com promisos y actuaciones ambiciosas. Aunque el multilateralismo es la vía para construir soluciones a los problemas globales, se ha visto una vez más a los gobiernos estatales en la defensa de sus intereses, sin demostrar una capacidad de trabajar juntos y concretar actuaciones en aras de unos objetivos y una agenda global común. El propio informe final sintetiza en el apartado 20: “Reconocemos que desde 1992 los progresos han sido insuficientes”.Los mecanismos, normas y rutinas de la diplomacia internacional se manifiestan obsoletos e incapaces de diseñar y avanzar decididamente hacia el logro de un futuro sostenible. La voluntad, la energía, la capacidad y el dinero que se ha invertido en el proceso de Río+20 ha dado lugar a docenas de páginas de papel que no contienen compromisos sustanciales por parte de los gobiernos y que dejan totalmente abiertos los mecanismos de implementación por parte de cada uno de ellos. En los debates preparatorios numerosos países pidieron modificar el marco institucional para hacerlo más fuerte pero aunque se han producido tímidos avances reconociendo otros protagonistas, el modelo basado totalmente en los gobiernos estatales no se ha modificado. En este sentido, Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas, abre la vía del papel de los gobiernos locales señalando que “El camino hacia la sostenibilidad pasa por los municipios y las ciudades del mundo”.

2. El documento final se valora como maquillaje verde por numerosas organizaciones sociales. El documento aprobado carece de compromisos cuantitativos concisos, con medidas, presupuestos, responsables y, sobre todo, plazos para alcanzarlos. La crítica más arraigada es que con un diagnóstico de la situación del planeta muy compartido no se han concretado los mecanismos para avanzar decididamente hacia las soluciones de los desafíos recogidos, como son la erradicación de la pobreza o el cambio climático. Contiene referencias expresas y sin precedentes a la importancia que juegan las regiones y gobiernos locales en materia de avance hacia la sostenibilidad. Sin embargo, falta un compromiso tangible por parte de los gobiernos estatales para mejorar la capacidad de las regiones, los municipios y ciudades en la toma de medidas efectivas. En definitiva, el documento resultante de Río+20 falla al no ofrecer una respuesta

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concreta por parte de los Estados a las cuestiones cruciales, y especialmente a la eliminación de los subsidios perversos como son las subvenciones a los combustibles fósiles. Pero, ¿cuál era el objetivo de la conferencia? La principal causa de la divergencia radical entre las valoraciones realizadas en torno a los resultados obtenidos en Río+20 (desde éxito considerado por unos, hasta rotundo fracaso por otros) ha sido que se partía de diferentes objetivos y expectativas. El objetivo de la Conferencia por parte de las Naciones Unidas se manifiesta en el apartado 104 del documento aprobado: “el objetivo de la Conferencia, que consiste en renovar el compromiso político en favor del desarrollo sostenible…”. Es evidente que este compromiso se ha reiterado por todos los países con la ratificación del informe final. Por tanto, se equivocaban las personas que se marcaban otros objetivos y tenían la esperanza de que Río+20 se tradujese en importantes decisiones de los gobiernos ahí reunidos o que estableciese una sólida arquitectura institucional a nivel mundial.

3. En economía verde está todo por hacer y definir . La gran novedad de avance intelectual que se presenta como herramienta o instrumento clave para el desarrollo sostenible, la economía verde, es un concepto incipiente, en construcción, abierto, vago, una apuesta por definir y concretar a nivel práctico. Las Naciones Unidas define la economía verde1, en su forma más básica, como aquella que tiene bajas emisiones de carbono, utiliza los recursos de forma eficiente y es socialmente incluyente. El documento aprobado señala que “Observamos las experiencias positivas de algunos países, incluidos países en desarrollo, en la adopción de políticas de economía verde… mediante un enfoque inclusivo...” Es decir, poca trayectoria conceptual y pocas experiencias concretas de éxito en los que se pueda argumentar y basar la apuesta estratégica realizada. El principal argumento que hay detrás de este instrumento es demostrar que el enverdecimiento de las economías no suele ser una rémora para el crecimiento sino un nuevo motor del crecimiento, que constituye una fuente de empleo digno y que, además, es una estrategia esencial para erradicar la pobreza persistente. Alemania es el exponente del país que más ha interiorizado y avanzado en esta línea2 pero su base de partida hace que pueda ser tomada como referencia teórica, aunque con cautela como referencia práctica.

4. Los compromisos voluntarios adoptados son eso, volu ntarios . Los aspectos más concretos de la Cumbre y que una mayor dimensión comunicativa han tenido han sido los denominados compromisos voluntarios que aunque se han listado y detallado3 no van a tener un seguimiento y una penalización por su no cumplimiento o cumplimiento parcial. Estos compromisos han sido realizados por parte de gobiernos, empresas, industria, instituciones financieras y sociedad civil, y aunque la estimación de su cuantificación económica sobrepasa los 500.000 millones de dólares, las Naciones Unidas no han concretado el modelo de gestión y seguimiento de los resultados obtenidos. Cierto es que la celebración de la Conferencia Río+20 se ha producido en un momento de convulsión económica en numerosos países, principalmente en los desarrollados, y sin duda los efectos de atravesar una importante crisis económico- financiera mundial han repercutido directamente en las reflexiones y en el grado de priorización de las dimensiones social y ambiental.

5. Lenguaje confuso, difuso y tedioso del documento fi nal. El documento no clarifica nítidamente el papel del crecimiento en relación al desarrollo sostenible. Hasta 24 veces se menciona el termino crecimiento, de las cuales 12 calificado como crecimiento económico sostenido, en el documento final resultante de la conferencia. Esta relevancia y contradicción refleja el peso de la crisis económica actual en los países negociadores

1 http://www.unep.org/greeneconomy/Home/tabid/104269/language/fr-FR/Default.aspx 2 http://www.bmu.de/files/english/pdf/application/pdf/memorandum_green_economy_en_bf.pdf 3 http://www.uncsd2012.org/allcommitments.html

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del acuerdo. En esta línea, en todo el documento se reafirman los objetivos ya establecidos y se reafirman los plazos y compromisos ya adquiridos como en el Convenio sobre la Diversidad Biológica, en la gestión racional de los productos químicos, etc. Sólo hay un nuevo compromiso con plazo concreto al año 2025 para lograr una reducción significativa de los detritos marinos a fin de prevenir los daños para el medio costero y marino (apartado 163).

Vayamos a las luces , los aspectos que nos hacen ver la botella medio llena y nos llevan a pensar que la organización de la Cumbre ha merecido la pena:

1. Acordado por todos los Estados miembros de las Naci ones Unidas el documento final denominado “ El futuro que queremos ”. Este documento establece las bases y prioridades y señala el camino a seguir hacia el desarrollo sostenible. Se ratifican los principios fundamentales, se renuevan los compromisos esenciales y nos ofrece una nueva dirección. El documento constituye una base sólida para avanzar hacia el desarrollo social, económico y el bienestar ambiental, constituyendo la erradicación de la pobreza la máxima prioridad del acuerdo alcanzado. Además, insta a una amplia gama de acciones: creación de un foro político de alto nivel sobre desarrollo sostenible; inicio del proceso para fijar por vez primera unos Objetivos de Desarrollo Sostenible; señala a la economía verde como la herramienta fundamental para lograr el desarrollo sostenible, fortalece el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) mediante su composición universal- lo que significa que todos los países son miembros del PNUMA-; promoción de los informes corporativos de sostenibilidad empresarial; adopción de medidas para avanzar en un indicador más allá del PIB en la evaluación del bienestar de un país o región, desarrollo de una estrategia de financiación para el desarrollo sostenible, y adopción del marco global a 10 años de Programas sobre consumo y producción sostenibles. También subraya la importancia de la mejora en la equidad de género, de los compromisos voluntarios, y de la necesidad de involucrar a la sociedad civil e incorporar la ciencia a la política. Ban Ki-moon señala "Río+20 nos ha dado una plataforma sólida para construir. Y nos ha dado las herramientas. El trabajo empieza ahora”.

2. La Conferencia más participativa de la historia con la sociedad civil alzando su voz. Con más de 40.000 personas presentes en Río en los numerosos eventos: oficiales, paralelos y no oficiales, así como con 50 millones de personas que de un modo u otro han participado a través de plataformas sociales, puede afirmarse que ha sido el mayor encuentro de reflexión sobre el futuro del planeta jamás realizado. Cada vez hay una mayor parte de la sociedad que cuestiona el actual modelo de crecimiento del capitalismo -fuerte consumidor de bienes y recursos- que plantea modelos alternativos con una visión social y de protección de los recursos naturales. El movimiento generado en torno a la conferencia, principalmente de abajo hacia arriba con una demostración de una sociedad civil muy activa, probablemente haya sembrado una semilla de debate e impulso mundial sobre el futuro y el modelo de desarrollo actual que no tenga vuelta atrás y evidencie su impulso durante los próximos años. Se percibe además que una nueva generación de líderes empresariales ha empezado a conectar el éxito de la empresa con las cuestiones sociales y ambientales. Está claro que el avance de los Gobiernos es más lento de lo que el planeta necesita. Sin embargo, en la otra cumbre, sobre todo la Cumbre de los Pueblos, ha quedado patente que se pueden hacer ya muchas cosas para empezar a actuar de forma decidida: generar redes, asumir compromisos, colaborar e intercambiar conocimientos y buenas prácticas.... Ban Ki-moon señala "En Río de Janeiro, vimos la evolución de un movimiento mundial indiscutible para el cambio".

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3. Los gobiernos subnacionales (estados federados, reg iones, provincias y municipios) salen muy reforzados en su protagonismo . El apartado 42 del documento aprobado señala de forma expresa, por vez primera, la importancia de los gobierno subnacionales en materia de desarrollo sostenible: “Reconocemos los esfuerzos desplegados y los progresos realizados a nivel local y subnacional, y reconocemos también la importancia de la función que esas autoridades y comunidades pueden desempeñar para llevar a efecto el desarrollo sostenible, ya que, entre otras cosas, facilitan la participación de los ciudadanos y los interesados y les proporcionan información pertinente sobre las tres dimensiones del desarrollo sostenible”. Se estima que el 80% de la gestión de la sostenibilidad se encuentra en manos de estos gobiernos, evidenciando que los gobiernos subnacionales están siendo más activos en su papel como impulsores de un nuevo modelo de economía más inclusiva, más verde y más inteligente, que tenga en cuenta de forma equilibrada los aspectos económicos, sociales y ambientales. En el mundo globalizado de hoy hay poca diferencia entre los gobiernos locales y federales o regionales, y por tanto, las regiones y ciudades desempeñan un papel fundamental en el logro de la sostenibilidad. Christiane Figueres, Secretaria Ejecutiva de la Convención sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, destacó al respecto que “Los gobiernos están paralizados, esto hace que los gobiernos locales tengan mayor protagonismo e impacto”. De igual manera se expresa el Ministro de Medio Ambiente de Gales, John Griffiths: "Es claro que a nivel regional el avance puede ser más rápido, con los gobiernos regionales siendo los verdaderos líderes en sostenibilidad".

4. Las experiencias mostradas desde Euskadi, tanto a n ivel estratégico como de

actuaciones concretas, han sido altamente valoradas . Gran parte de los participantes en Río+20 buscaba experiencias exitosas que demostrasen que el camino que se promulga es viable. Se han presentado en diferentes foros, tanto en Río como en Belo Horizonte, los trabajos desarrollados en Euskadi, fundamentalmente los ligados a la Estrategia de Desarrollo Sostenible, EcoEuskadi 2020 y a la Red de municipios vascos hacia la sostenibilidad, Udalsarea 21. La forma de construir la Estrategia de abajo hacia arriba, con participación de toda la sociedad y la especial incidencia en la juventud; la integración de las tres dimensiones de la sostenibilidad-social, económico y ambiental- de forma equilibrada; los mecanismos innovadores de evaluación a través de indicadores; las guías para la incorporación de la sostenibilidad en la planificación de la administración; los resultados alcanzados por los más de 190 municipios integrantes de la Red Udalsarea 21; han sido ejemplos concretos que se han presentado y contrastado con otras regiones y administraciones de ámbito local. Las valoraciones recibidas han sido muy positivas y se ha generado una alta demanda para compartir experiencias a través de las diferentes redes internacionales en las que Euskadi participa.

En definitiva, para determinar la importancia de esta Conferencia mundial va a ser necesario perspectiva. Por un lado, la reacción después de la Cumbre de Río de 1992 fue similar a la actual. Probablemente lo importante de Río+20 no sea la literalidad del acuerdo alcanzado sino que se ha renovado la necesidad de avanzar hacia un nuevo modelo de desarrollo que debe lograr cambios a medio plazo. Si a medio plazo -2014- no se logran estos cambios entonces sí que se puede sentenciar que habrá sido un fracaso. Por otro lado, hay que reconocer que los cambios estructurales no ocurren en unos días de intensas negociaciones. Se trata de un largo proceso cultural que no puede venir exclusivamente de la reunión de Río+20. El planeta necesita, como nunca antes, de una actuación colectiva y urgente para salir de esta coyuntura y avanzar en términos de desarrollo sostenible. Es necesario actuar en todos los frentes. La dirección ya está marcada.