Tendencia Nacional N°16

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TENDENCIA NACIONAL NÚMERO 16 • NOVIEMBRE 2015 E D I C I Ó N E S P E C I A L PROCESO CONSTITUYENTE

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En esta oportunidad, Tendencia Nacional desarrolla un número especial dedicado a analizar los pormenores derivados del denominado Proceso Constituyente, entendiendo que dicho proceso no se restringe a la apuesta programática del gobierno de la Nueva Mayoría ni, mucho menos, al anuncio presidencial expresado por Michelle Bachelet el pasado 13 de octubre, sino que por el contrario, el Proceso Constituyente tiene un carácter mucho más amplio en términos temporales y políticos, ya que han sido los movimientos sociales y la ciudadanía activa los que han abogado por una transformación sustancial de la Constitución a través de mecanismos dependientes de la deliberación de la ciudadanía en su conjunto.

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TENDENCIANACIONAL

NÚMERO 16 • NOVIEMBRE 2015

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P R O C E S O C O N S T I T U Y E N T E

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Director:

Andrés Cabrera

Equipo:

Carla AmtmannEduardo Ocampo

Rodrigo SilvaHéctor Testa

Iván Vitta

Diseño y Diagramación:

Esteban Vásquez

TENDENCIANACIONAL

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c o n t e n i d o

EDITORIAL

Proceso Constituyente Controlado: Cuestionamiento al Interior de la Elite Política y Desafíos para las Fuerzas Transformadoras

Por Rodrigo Silva

Proceso Constituyente: ¿QUÉ HAREMOS?

Por Carla Amtmann

Crisis de Legitimidad y Proceso Constituyente: Consideraciones Programáticas para un Nuevo Chile

Por Eduardo Ocampo & Iván Vitta

TPP: Arremetida Geopolítica, Degradación de la Soberanía y Obstáculo para todo Proceso Constituyente.

Por Hector Testa

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En esta oportunidad, Tendencia Nacional desarrolla un número especial dedicado a analizar los pormenores derivados del denominado Proceso Constituyente, entendiendo que dicho proceso no se restringe a la apuesta programática del gobierno de la Nueva Mayoría ni, mucho menos, al anuncio presidencial

expresado por Michelle Bachelet el pasado 13 de octubre, sino que por el contrario, el Proceso Constituyente tiene un carácter mucho más amplio en términos temporales y políticos, ya que han sido los movimientos sociales y la ciudadanía activa los que han abogado por una transformación sustancial de la Constitución a través de mecanismos dependientes de la deliberación de la ciudadanía en su conjunto.

No obstante aquello, ha sido la actual conducción gubernamental la que en su posición de poder ha fijado los “límites de la cancha” donde los distintos actores políticos y sociales, tanto del bloque dominante como de las fuerzas transformadoras, deberán plasmar sus apuestas estratégicas y tácticas en un escenario de creciente ilegitimidad de las elites políticas, económicas –e incluso eclesiásticas– que han conducido los destinos del país durante las últimas décadas, en donde los casos de corrupción, conflictos de interés, tráfico de influencias y –tal como hemos visto durante estas últimas semanas– la flagrante colusión de los principales actores económicos del país, no hacen más que erosionar la institucionalidad y simbolismo del aún inacabado proceso transicional.

De este modo, en este número nuestra comunidad de lectores encontrará, entre otras materias: las distintas etapas que marcan el anuncio presidencial en torno al Proceso Constituyente y los debates que se han desarrollado en relación a las fases contempladas (con énfasis en las etapas de Educación Cívica y Cabildos Ciudadanos); los lineamientos estratégicos, tácticos y programáticos generales que debiesen asumir las fuerzas políticas pro-transformadoras en su apuesta por incentivar el mecanismo deliberativo de la Asamblea Constituyente y la apuesta plebiscitaria; además de los límites y posibilidades que el Proceso Constituyente supone en vista a la degradación soberana implicada en la casi segura ratificación por parte del Congreso del Acuerdo Transpacífico de Libre Comercio (TPP).

Es de esperar que estos insumos permitan alimentar y fortalecer uno de los desafíos políticos más importantes de las fuerzas transformadoras en el contexto de lo que el último informe del PNUD ha denominado los tiempos de la politización.

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El presente escrito tiene como objetivo señalar las etapas que contemplará el “proceso constituyente” anunciado por la presidenta Michelle Bachelet el pasado 13 de octubre para generar una nueva Constitución, y enunciar los debates que se

han producido en relación a las fases que éste contempla, sobre todo en aquellas etapas que serán realizadas con una mayor proximidad temporal.

En primer lugar cabe señalar que el proceso planteado por la presidenta distingue 7 etapas, que se encuentran expuestas en el sitio web del gobierno1. Sin embargo, a nuestro parecer resulta más clarificador descomponer el proceso en 9 etapas, ya que de esta forma puede comprenderse con mayor claridad el modo en que los distintos actores podrán incidir (o no) en el proceso. El camino trazado para una nueva constitución contempla:

1) Educación Cívica (Octubre 2015 – Marzo 2016);2) Cabildos Ciudadanos (Marzo – Octubre 2016)2;3) Entrega a la presidenta del texto “bases ciudadanas para una

nueva Constitución” (Segundo semestre de 2016),4) Redacción, en base al texto mencionado anteriormente, de un

proyecto de Nueva Constitución elaborado por la presidenta;5) Propuesta al Congreso de un proyecto de reforma constitucional,

para incluir un nuevo capítulo en la Constitución, mediante el cual se ofrecerá al próximo Congreso cuatro alternativas para generar una nueva carta fundamental (Segundo semestre de 2016)3;

6) Al finalizar el periodo presidencial, Bachelet enviará el proyecto de Nueva Constitución, elaborada a partir de “bases ciudadanas”4 (Segundo semestre de 2017);

7) El Congreso elegido en noviembre de 2017, deberá optar entre las cuatro alternativas contenidas en el nuevo capítulo de la constitución (Segundo semestre de 2018),

8) La Nueva Constitución será discutida por la Comisión Bicameral (conformada por senadores y diputados), la Convención Constituyente (conformada por parlamentarios y ciudadanos), o la Asamblea Constituyente5, dependiendo de la decisión que el Congreso, o la ciudadanía mediante el plebiscito (si los parlamentarios así lo deciden); y

9) Se realizará un plebiscito para que la ciudadanía apruebe o rechace el resultado del proceso constituyente.

(...) De esta forma, con el anuncio del proceso constituyente el gobierno se ha limitado a trazar una cancha en la cual las decisiones

más relevantes quedarán en manos de las instituciones más deslegitimadas de la sociedad

chilena, y en la que el papel de la ciudadanía será totalmente accesorio, a menos que el

Congreso se vea forzado, por la opinión pública y los movimientos sociales, a decidir lo contrario. Frente a este panorama, la tarea

de las fuerzas políticas transformadoras y los movimientos sociales consiste en rebasar dicho proceso para conseguir una Asamblea Constituyente que pueda poner término a la

transición y su institucionalidad excluyente y usurpadora de derechos.

Luego del anuncio de la presidenta Michelle Bachelet la polémica respecto a éste se había enfocado en la posibilidad de que la Dirección de Organizaciones Sociales (DOS), encabezada por Camilo Ballesteros (PC), fuera la encargada de conducir la primera etapa del proceso, sin embargo, el ministro Eyzaguirre, titular de la Segpres, habría aclarado –luego de las presiones de la derecha– que sería él quien se encargaría de coordinar el proceso constituyente , mientras que el ministro del Interior, Jorge Burgos sería el responsable político del proceso. Además, la derecha ha optado por oponerse al presupuesto destinado al proceso constituyente, que consiste en cerca de 2.500 millones de pesos, aduciendo que los recursos serían utilizados para realizar proselitismo político7, esta crítica fue planteada desde el nuevo referente de la derecha, “Chile Vamos”, desde el cual han sostenido que la primera etapa del proceso podría convertirse en un adoctrinamiento de la población en vistas de las próximas elecciones municipales8 y parlamentarias.

Proceso Constituyente Controlado:

Cuestionamiento al interior de la Elite Políticay desafíos para

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Por otra parte, en el marco de la reunión entre la jefa de Estado y los ex presidentes, realizada el pasado 19 de octubre, en la cual la mandataria comentó el proceso de reforma constitucional, el ex presidente Sebastián Piñera sostuvo que propondría al nuevo referente de la derecha “Chile Vamos”, la generación de una propuesta que se levantase en oposición al proceso de nueva Constitución del gobierno. El fundamento de este proyecto consistiría en “perfeccionar y no desmantelar” la actual Constitución, por medio de un proceso “participativo, consensuado e institucional”, aprobado por el congreso y ratificado por la población mediante un plebiscito. Esta propuesta fue acogida por el nuevo referente de la derecha, y Hernán Larraín, vocero de Chile Vamos y líder de la UDI, sostuvo que han creado un grupo de estudios constitucionales para generar una posición común al respecto9.

Otras de las críticas que se han levantado, a nivel general, versan sobre la extensión temporal del proceso, Sebastián Piñera, Luis Mayol (vicepresidente de RN) y el ex presidente Ricardo Lagos han coincidido en esta crítica, ya que, según las palabras del ex mandatario de la derecha: “Abre un largo e incierto proceso de discusión”10, lo que supuestamente contribuiría a generar incertidumbre y a extender el estancamiento de la economía del país, al producir peores condiciones para las inversiones. Esta crítica se vincula a que la propuesta del gobierno deja en manos del próximo Congreso, sobre la base de que éste contará con mayor legitimidad, la decisión respecto del mecanismo para generar la nueva Constitución, con lo cual los políticos de derecha han cuestionado el peligro que existe en politizar el debate sobre la Constitución, ya que las próximas elecciones se encontrarán cruzadas por esta discusión.

Otro de los aspectos causantes del rechazo proviene de la crítica a la inexistencia de claridad respecto al “qué” se quiere cambiar, antes del “cómo” se quieren realizar los cambios. Dicha crítica también tiene resonancia al interior de la NM, y nuevamente el ex presidente Ricardo Lagos ha mencionado que: “Yo diría que puede ser más fácil discutir el cómo si ya conocemos el qué”11.

Las críticas mencionadas anteriormente dan cuenta de la enorme resistencia que existe en la elite política del país a abrir espacios de participación a la población y de cómo la derecha y los sectores conservadores al interior de la Nueva Mayoría, intentan oponerse a las escasas aperturas que contempla el ya restringido proceso anunciado por la presidenta.

De parte de nuestro sector hemos afirmado que con el anuncio de este proceso se concreta una nueva indefinición y un incumplimiento de parte del gobierno. Una nueva indefinición de parte de la mandataria, ya que el mecanismo de generación de una nueva Constitución quedará en manos del próximo Congreso, y un incumplimiento, dado que la generación de una nueva Carta Magna se verá postergada para un próximo periodo de gobierno. Por otra parte, las limitaciones a la

participación social que el proceso contempla, no son coherentes con el hecho de que la demanda por una nueva Constitución haya emergido desde la sociedad civil, dado que ésta solo podrá participar activamente de la primera etapa del proceso y lo hará en instancias cuyo carácter no es vinculante.

De esta forma, con el anuncio del proceso constituyente el gobierno se ha limitado a trazar una cancha en la cual las decisiones más relevantes quedarán en manos de las instituciones más deslegitimadas de la sociedad chilena, y en la que el papel de la ciudadanía será totalmente accesorio, a menos que el Congreso se vea forzado, por la opinión pública y los movimientos sociales, a decidir lo contrario. Frente a este panorama, la tarea de las fuerzas políticas transformadoras y los movimientos sociales consiste en rebasar dicho proceso para conseguir una Asamblea Constituyente que pueda poner término a la transición y su institucionalidad excluyente y usurpadora de derechos.

1. Véase: http://www.gob.cl/2015/10/13/infografia-conoce-las-etapas-del-proceso-constituyente/

2. Respecto a la segunda etapa, los “Cabildos Ciudadanos”, según lo señalado por el ministro Eyzaguirre a La Tercera, se efectuará sobre la base de 54 cabildos ciudadanos en provincias y regiones, los que serán monitoreados por el “Consejo Ciudadano”, formado por miembros que trabajarán ad honórem y que serán designados por la Presidenta Bachelet. El ministro ha sostenido que ser realizarán 54 cabildos, “a menos que la demanda amerite más de uno por provincia”, ya que de acuerdo a lo mencionado por el ministro no habrá límite de inscripción. Véase: http://www.latercera.com/noticia/politica/2015/10/674-652912-9-eyzaguirre-adelanta-detalles-de-la-primera-fase-del-proceso-constituyente.shtml

3. Se debate si se requiere un quórum de 3/5 o de 2/3, el gobierno parece haber asumido que se requiere un quórum de 2/3. Véase: http://www.latercera.com/noticia/politica/2015/10/674-652912-9-eyzaguirre-adelanta-detalles-de-la-primera-fase-del-proceso-constituyente.shtml. Sin embargo, también se han sostenido que esto no es correcto, y que requieren 3/5. Véase: http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2015/10/26/proceso-constituyente-la-parabola-de-los-dos-tercios/

4. Para elaborar el proyecto de Nueva Constitución la presidenta considerará el texto “bases ciudadanas para la Nueva Constitución” y buscará que proyecto recoja lo mejor de la tradición constitucional chilena y que reconozca las obligaciones jurídicas que Chile ha contraído con el mundo. Véase: http://www.gob.cl/2015/10/13/infografia-conoce-las-etapas-del-proceso-constituyente/

5. Desde el interior de la Nueva Mayoría, ya han existido manifestaciones públicas contrarias a la Asamblea Constituyente, una de ellas fue la realizada por el ex presidente Frei, quien manifestó expresamente su rechazo a esta vía constituyente, argumentando dicha posición al señalar que la experiencia internacional demuestra los resultados negativos de este mecanismo. Véase: http://www.biobiochile.cl/2015/10/19/eduardo-frei-en-lo-personal-no-soy-partidario-de-la-asamblea-constituyente.shtml

6. Véase: http://www.latercera.com/noticia/politica/2015/10/674-652912-9-eyzaguirre-adelanta-detalles-de-la-primera-fase-del-proceso-constituyente.shtml

7. Alejandro Santana, jefe de bancada de RN en CNN. Véase: http://cnnchile.com/noticia/2015/10/25/oposicion-rechazara-partida-de-constitucion

8. Véase: http://www.theclinic.cl/2015/10/21/la-arremetida-de-la-derecha-en-contra-del-proceso-constituyente/

9. Véase: http://www.emol.com/noticias/Nacional/2015/10/20/755260/Chile-Vamos-concuerda-con-Pinera-sobre-realizar-propuesta-por-Constitucion-y-creara-un-grupo-para-hacerlo.html

10. Véase: http://www.t13.cl/noticia/politica/pinera-critica-proceso-constituyente-bachelet-va-a-provocar-incertidumbre

11. Véase: http://www.latercera.com/noticia/politica/2015/10/674-652913-9-ricardo-lagos-los-miedos-surgen-porque-se-acabo-el-veto.shtml

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12 días después del anuncio presidencial sobre el itinerario hacia una Nueva Constitución1, el Ministro de la SEGPRES, Nicolás Eyzaguirre en su rol de “coordinador administrativo” del proceso constituyente, declaró que:

“Lo que queremos es que por lo menos el sentido, la intuición de cuál es el país que queremos construir, venga desde la gente”2. Dicha entrevista fue bastante clarificadora en relación a las innumerables entrelineas que tienen los dichos de Michelle Bachelet y sus propuestas de Gobierno.

Antes de entrar a ello, es importante una aclaración previa: difícilmente existía alguien que esperara que efectivamente el día del anuncio presidencial se abrieran las puertas a un genuino proceso democrático para tener una Nueva Constitución, sino que más bien las apuestan estaban en cuales iban a ser las fórmulas inventadas para dejar una cancha medianamente definida, en la cual las diversas fuerzas –ahora en el marco de un itinerario– siguieran compitiendo para ver si la balanza de la historia nacional se mueve hacia la democracia o sigue en la plutocracia que nos han impuesto durante estas décadas. La pregunta era sobre los cerrojos más o cerrojos menos.

Pues bien, lo que nos deja claro el Ministro es la concepción existente del rol de la ciudadanía en este itinerario: pasivo, consultivo y no vinculante. Porque, pongamos las cosas claras sobre la mesa: ¿Cuál será la “intuición” del país que el gobierno obtener de los cabildos? No será muy sorpresivo que palabras como igualdad, diversidad, justicia, seguridad, democracia sean las que abunden. Pero no hay que ser ni cientista político ni sociólogo para saber que es el contenido de cada una de esas palabras, y en definitiva, su materialización en marcos constitucionales y políticas públicas, lo que marca importantes diferencias entre modelos de desarrollo, y sistemas políticos. Lo demás terminan siendo declaraciones de buenas intenciones, principios vacíos, pantalla o humo.

Con esa concepción como base, el castillo que se levanta como itinerario constituyente buscó asegurar que Michelle Bachelet siguiera en la senda del incumplimiento e indefinición, y que no arriesgara darle poder a las mayorías.

Incumplimiento debido a que una vez más, compromisos de Gobierno quedaron diluidos en el tiempo. La Nueva Constitución propuesta en el programa como una necesidad a resolver en este periodo, se encontró con 19 meses de largos silencios e incertidumbres3 y sin una postura clara y firme por parte del Ejecutivo para poder impulsarla. Y eso es un requerimiento sine qua non de cualquier proceso constituyente: o la Presidenta asume con convicción dicho proceso, u opta por detenerlo,

obstruirlo, o estar condenada a que las fuerzas democráticas pasen por encima de su indefinición.

A Michelle Bachelet esta apuesta le permite salir de escena, y abrazar un equilibrio de corto plazo, que hoy tanto necesita. Y decimos indefinición ya que el problema central a resolver es la fórmula a través de la cual se llegará a una Nueva Carta Fundamental. Y el abanico es grande, y así de amplio lo dejó la Presidenta. Entre una redacción por una comisión bicameral hasta una Asamblea Constituyente, existe un abismo tal que los principios fundantes en términos políticos, de teoría del derecho,

como en su materialización práctica y sus resultados, son abiertamente contradictorios. Y de Bachelet no sabemos opinión alguna. Ella sigue siendo –a decir de Alberto Mayol– escenario y no actor.

Y si bien es cierto que la balanza aún sigue estando más favorable para los que le temen a la activación de la voz de la ciudadanía y su rol vinculante, y por ende para los que quieren mantener las reglas constitucionales tal cual están –o con solo algunas pequeñas modificaciones para sortear la falta de legitimidad– los siguientes 12 meses serán fundamentales para empujar los procesos de democratización en nuestro país.

Sin duda alguna el proceso constituyente y la batalla por

lograr una Nueva Constitución es fundamental para este

periodo, y será lo que marcará el escenario nacional de las fuerzas sociales y políticas tradicionales y emergentes.

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Los sectores que no quieren siquiera cambiar la Constitución, han entendido ya que deben entrar a este itinerario o simplemente quedarán fuera de las posibilidades de incidir. Y tienen su baraja: o cerrar la opciones de cambio a finales del 2016 cuando el parlamento deba definir si abrir una reforma constitucional, tal como se da dedicado a señalar constantemente la vocería de derecha en las editoriales de La Tercera4, o dejar dicho proceso abierto, poniendo todos sus esfuerzos en que no se logren las correlaciones de fuerza necesarias para que la alternativa sea una Asamblea Constituyente o Plebiscito, y derechamente sea el Congreso –con o sin “ciudadanos ilustres”– los que redacten la Nueva Constitución en el próximo periodo presidencial.

Equipos de abogadas constitucionalistas, propuestas de itinerarios políticos y de contenido, son avances y esfuerzos que ya han echado a andar.

Por su parte, desde la vereda de los sectores que sabemos que es la Asamblea Constituyente el proceso que requiere Chile para democratizar su sistema político, social y económico, y que es solo ese proceso el que permite una actitud activa, y vinculante de las mayorías a través de reales procesos democráticos e institucionales, tenemos que urgentemente aglutinar los esfuerzos para desequilibrar la balanza.

Frente a esto son dos las premisas relevantes para sostener nuestro quehacer. Por una parte, la certeza de que hoy la posibilidad de mantener la Constitución del 80 tal cual está sea sumamente improbable, y que la Asamblea Constituyente como proceso esté como una posibilidad, es debido a la fuerza movilizada que por años ha levantado luchas por derechos sociales y políticos que la actual Constitución no brinda. Sin dicha fuerza, nada de esto sería posible.

Por otra parte, la segunda premisa, es que sin duda alguna el proceso constituyente y la batalla por lograr una nueva Constitución es fundamental para este periodo, y será lo que marcará el escenario nacional de las fuerzas sociales y políticas tradicionales y emergentes. El debate de si estamos o no preparados, o los miedos conservadores desde las filas democráticas, de que la Asamblea Constituyente es mejor que sea un procesos que demore más, no sintonizan con las posibilidades reales que se abren al empujar este carro de la historia. La Asamblea Constituyente es un punto intermedio en la lucha por una democracia real en Chile (el inicio se dio hace bastante ya) y de desarrollar este proceso, es sabido que no lograremos necesariamente todas la conquistas requeridas, pero un proceso genuinamente democrático sin duda alguna permitirá un cambio en las instituciones y sistema político en donde el escenario, por lo menos, no será tan desfavorable para las fuerzas transformadoras y para la búsqueda de justicia social.

1. Véase: http://www.gob.cl/2015/10/13/discurso-de-la-presidenta-de-la-republica-al-anunciar-el-proceso-constituyente/

2. Véase: http://www.latercera.com/noticia/politica/2015/10/674-652912-9-eyzaguirre-adelanta-detalles-de-la-primera-fase-del-proceso-constituyente.shtml

3. Véase referencia a los 19 meses de incertidumbre e indefinición: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2015/10/13/bachelet-le-entrega-al-congreso-del-2017-poder-constituyente-originario-y-partido-del-orden-se-anota-decisiva-victoria-politica/

4. Véase: http://www.latercera.com/noticia/opinion/ideas-y-debates/2015/10/895-653801-9-corte-suprema-y-constitucion.shtml

5. Un gigante aporte en esta línea han sido el trabajo de las Escuelas Constituyentes, y las diversas propuestas de contenido que se han levantado desde ellas. Véase: http://www.auna.cl/2015/11/03/escuela-constituyente-de-valparaiso/

Por ende, no debemos sino contribuir con todas las fuerzas existentes a que la demanda por una democracia real, a través de una Asamblea Constituyente sea el camino hoy.

Y como señalamos anteriormente, el tema sobre cerrojos más y cerrojos menos: los cerrojos a las fuerzas democratizadoras están, por una parte, en la nula injerencia vinculante de los Cabildos, en la potestad de este parlamento de dejar o no abierta la llave para el cambio de Constitución, y en el próximo parlamento para resolver definitivamente el mecanismo.

Para nosotros las llaves son menores, y hoy por hoy se encuentran en cuatro aristas centrales: los Cabildos, la presión popular para que sea inaceptable que este parlamento cierre la puerta al cambio constitucional, las elecciones del nuevo parlamento en donde se apueste definitivamente a contar con una mayoría democrática, y la presión popular nuevamente, para que se logre la demanda y articulación necesaria para el proceso constituyente.

Los Cabildos serán nuestra primera prueba y debemos participar de ellos, ya se ha señalado que serán abiertos, y por tanto hay que estar allí, lograr que la ciudadanía asista, sea convocada y se rebalsen en masividad, copar dichos espacios y en ellos trazar ideas fuerza que sean imposibles de eludir: que el método debe ser una Asamblea Constituyente o un Plebiscito, y junto con ello más que los conceptos del país que soñamos, elementos de contendidos centrales a poner en discusión. Importantes avances y propuestas hay sobre ello5, que merecen ser revisadas y difundidas. Un cambio en el tipo de Estado, de subsidiario a garante, y de centralista a descentralizado, la derogación de códigos privatizadores, un sistema político con mecanismos de control ciudadano con referéndum y plebiscitos, son aspectos claves a desarrollar.

Junto con eso, aportar con las fuerzas que hace bastante tiempo ya han estado desarrollando trabajo en esta línea, para impulsar una unidad amplia por una Asamblea Constituyente, y una unidad política para sus contenidos, son también tareas necesarias.

La movilización social y la activación popular para que el 2016 no sea posible que este Congreso ocupe el candado y no la llave, y posterior a ello la fuerza movilizadora y la proyección política para copar espacios institucionales y de fuerza popular que permitan contar con la correlación de fuerza necesaria, marcará las urgencias de nuestro quehacer.

Nuestra misión en este periodo debe ser abrir escenarios y –sin duda alguna– este es uno de los grandes. Abriendo la batalla por una democracia para Chile, iremos levantando la fuerza popular que en dicha democracia podrá aportar con nuevos desafíos.

Fuente: Encuesta Plaza Pública Cadem. Track Semanal de Opinión Pública. 02 de noviembre, 2014. Estudio Nª 94.

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El proceso constituyente como forma política de la crisis de legitimidad

El debate constitucional ha ido ocupando un lugar de creciente protagonismo en la vida política nacional hasta llegar a ser uno de sus principales nudos críticos. Lo que ha sido ratificado por Michelle Bachelet en cadena nacional el pasado 13 de octubre, a través del anuncio de un enmarañado proceso constituyente, “democrático, participativo e institucional”, basado en una etapa de educación cívica y constituyente, otra de “diálogos ciudadanos” para la producción de las “Bases Ciudadanas para la Nueva Constitución”, al mismo tiempo que la élite política se reserva el control de la apertura institucional del proceso, la definición del mecanismo para la elaboración de la Nueva Constitución, y la eventual revisión y modificación de los contenidos del documento final de la carta magna, los que, sólo en su etapa final, serían ratificados vía plebiscito1.

Anuncio que si bien demuestra nuevamente la debilidad del gobierno de Michelle Bachelet, dado que permanece en la indefinición frente al mecanismo de elaboración y los contenidos específicos de la nueva Constitución, dejando un campo lo suficientemente abierto para el margen de maniobra de las distintas fuerzas que hoy integran el gobierno y la Nueva Mayoría, a su vez, delimita los términos de la disputa política para, al menos, los próximos 2 años, atravesados además por las elecciones municipales, parlamentarias y presidenciales. Así el proceso constituyente2, ya sea de acuerdo al itinerario propuesto por el gobierno, en su oposición por parte de la derecha política, o en su rebasamiento como pudieran pretender las fuerzas sociales y políticas transformadoras3, se ha convertido en un elemento ineludible de la realidad política.

Lo que precisa también los alcances de la crisis de legitimidad de los principales actores e instituciones políticas, la cual, a pesar de los múltiples –y fallidos– intentos del gobierno, la Nueva Mayoría y la oposición de derecha, no ha logrado ser contenida, sino que, al contrario, se ha profundizado al pasar de los meses, donde el cuestionamiento del orden constitucional vigente figura como un síntoma de la inminente revisión de los fundamentos de, por ejemplo, la representación política y la

Los esfuerzos de superación del escenario de crisis de legitimidad, ya sea en búsqueda del restablecimiento pleno del consenso neoliberal, o de su definitivo desmantelamiento a través de la apertura de un proceso de transformaciones estructurales, se desarrollarán, inevitablemente, en clave constitucional. Lo anterior supone para las fuerzas sociales y políticas transformadoras, al menos, un doble posicionamiento: El primero en términos procedimentales, con tal de influir en el mecanismo para la elaboración de la nueva Constitución, en vistas de que éste sea el más democrático posible, como es la Asamblea Constituyente, y el segundo en términos programáticos, lo que exige inevitablemente responder a la interrogante general del país a construir, y que se expresa en la irrupción de un nuevo proyecto político para Chile.

Por Eduardo Ocampo & Iván Vitta

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relación entre el Estado y la sociedad, por sobre aspectos estrictamente sociales y parciales de la arquitectura político-institucional heredada de la Dictadura Militar y ajustada por los gobiernos de la Concertación. Dicho de otra manera, los esfuerzos de superación del escenario de crisis de legitimidad, ya sea en búsqueda del restablecimiento pleno del consenso neoliberal, o de su definitivo desmantelamiento a través de la apertura de un proceso de transformaciones estructurales, se desarrollarán, inevitablemente, en clave constitucional.

Lo anterior supone para las fuerzas sociales y políticas transformadoras, al menos, un doble posicionamiento: El primero en términos procedimentales, con tal de influir en el mecanismo para la elaboración de la Nueva Constitución, en vistas de que este sea el más democrático posible, como es la Asamblea Constituyente, y el segundo en términos programáticos, lo que exige inevitablemente responder a la interrogante general del país a construir, y que se expresa en la irrupción de un nuevo proyecto político para Chile.

De esta forma, el proceso constituyente se ha configurado como uno de los escenarios principales de la disputa política nacional, donde no solo se juega la viabilidad de demandas asociadas a derechos básicos de amplias mayorías de la población, sino que además la posibilidad de materializar aperturas4 que favorezcan a la acumulación de fuerzas del amplio y heterogéneo abanico de expresiones, movimientos y organizaciones que apuntan a transformaciones estructurales, y que a su vez debiliten, en términos reales, las posiciones del bloque dominante, ya sea en términos del control económico ejercido por los principales grupos del país y el capital transnacional, o en términos de dominación política de los conglomerados organizados al servicio de ellos.

En este sentido, los elementos programáticos ocupan un lugar estratégico en esta disputa que, además de ser la manifestación concreta de la expectativa de mejores condiciones de vida del pueblo chileno, pueden conducir al tránsito de un escenario definido por la crisis de legitimidad hacia uno de abierto retroceso del bloque dominante y de ofensiva de las fuerzas sociales y políticas transformadoras.

Fuente: Encuesta Plaza Pública Cadem. Track Semanal de Opinión Pública. 02 de noviembre, 2014. Estudio Nª 94.

La “despinochetización” del consenso neoliberal: La hoja de ruta constitucional del gobierno de Bachelet

La propuesta de contenidos de una nueva Constitución esbozada en el programa de gobierno de Michelle Bachelet5 se encuentra dentro de los límites de una democracia liberal clásica. Por un lado, asegura la conservación de instituciones esenciales del capitalismo neoliberal, como la autonomía del Banco Central, como a su vez se plantea la definición del carácter Estado como uno “social de derechos”, pero que, al mismo tiempo, elude las definiciones económicas y sociales que le permitirían al Estado el cumplimiento de dichos derechos que se propone garantizar.

Respecto de los cuestionamientos a la Constitución de 1980, estos se reducen a dimensiones estrictamente formales, como su generación, o a aspectos específicos y acotados, como sus mecanismos contra-mayoritarios, que, dados los entendimientos entre élite política Nueva Mayoría/Concertación y Alianza, se limitan a resolver las diferencias dentro de la misma élite. Así, no existen menciones a las causas de la desigualdad y ausencia de derechos sociales, como el poder que la Constitución de 1980 ha entregado al gran empresariado y el modelo económico primario exportador y dependiente característico del capitalismo neoliberal chileno.

Por el contrario, las formalidades y generalidades que constituyen la propuesta constitucional de la Nueva Mayoría parecen orientadas no a buscar la superación del neoliberalismo, sino la “despinochetización” de éste, sin abordar los problemas históricos y estructurales que lo caracterizan. En definitiva, la propuesta constitucional de Bachelet rehúsa afrontar el carácter de clase del proyecto de restauración y modernización capitalista que la Constitución de 1980 representa.

Consideraciones programáticas para las fuerzas sociales y políticas transformadoras

En este escenario cruzado por el debate constitucional, resulta fundamental preguntarse, desde la perspectiva programática como espacio de confrontación con el bloque dominante y sus expresiones políticas: ¿Qué contenidos deben plantear las fuerzas sociales y políticas transformadoras en el marco del proceso constituyente?

En esta etapa caracterizada por el crecimiento de la lucha social y la deslegitimación popular del modelo, combinada con la debilidad de las alternativas desde la izquierda, lo fundamental es lograr plantear un conjunto de medidas que sintonicen con el sentido común de amplias masas populares defraudadas y que a la vez apunten a desbordar los límites impuestos por el neoliberalismo y la democracia protegida. No una mera restauración de la democracia existente hasta el 11 de septiembre de 1973, sino un proyecto de refundación democrática que con las expresiones, movimientos y organizaciones sociales y políticas, principalmente aquellos que han alcanzado mayores estadios de desarrollo durante la trayectoria reciente de las luchas sociales, realice sus potencialidades antioligárquicas6 y antiimperialistas en una perspectiva post capitalista.

Bajo esta lógica, consideramos que son tres los ejes fundamentales del proyecto de restauración capitalista de la Constitución de 1980 que constituyen a su vez las áreas principales en que se disputará la esencia de un proyecto constitucional de carácter democrático y popular.

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Primero, la efectividad de la soberanía popular. La comisión Ortúzar, que redactó la Constitución de 1980, buscó evitar que se reiterara la experiencia 1930-1973, cuando el movimiento popular, organizado en torno del movimiento obrero, logró crecientes espacios de influencia en el Estado capitalista chileno, llegando incluso a la desorganización parcial del Estado como aparato de dominación en el período 1970-1973. Para ello, la Constitución de 1980 consagró una representación que no expresa mucho más que extensas redes clientelares tejidas desde el nivel municipal hasta el nacional. Esto exige plantear la necesidad de una soberanía popular efectiva, que, por ejemplo, elimine las restricciones para que dirigentes sociales puedan ocupar espacios de representación, instaure medidas de control efectivo de la población sobre sus representantes, como la revocabilidad de los mandatos, considere mecanismos de participación política directa, como la iniciativa popular de ley y la convocatoria a plebiscitos para dirimir asuntos de interés en la vida del país, y que contemple múltiples mecanismos para el protagonismo de los sujetos explotados y oprimidos (trabajadores, mujeres, pueblos originarios, minorías sexuales entre otros) en la conducción político-institucional.

Segundo, es indispensable constituir una soberanía económica material de la mano de la soberanía popular. Las promesas de derechos sociales carecen de consistencia alguna si el Estado no cuenta con herramientas que le permitan generar los recursos necesarios para garantizar aquellos derechos. Terminar con el carácter subsidiario del Estado, renacionalizar los recursos naturales como el cobre y el agua y reconstruir, revisando efectivamente las privatizaciones realizadas desde 1975 en adelante, una red de empresas públicas en áreas estratégicas –que limiten el poder de los grandes monopolios y con ello el margen para prácticas como la colusión de precios– serían algunos de los principales ejes en la dirección de la construcción de soberanía económica.

Y tercero, la tarea prioritaria de la desmercantilización de los derechos sociales y su garantía efectiva por el Estado. Se trata de que la educación, la salud, la previsión social y otras necesidades básicas sean provistas de forma principal por el Estado democrático, de manera gratuita y sin ningún tipo de discriminación, lo que implica inevitablemente sustraerlos de la mediación del mercado (y no importa que esta mediación se disfrace mediante artimañas retóricas tales como “el régimen de lo público”7).

Estos ejes, además de la exigencia de una Asamblea Constituyente como el mecanismo más democrático para la elaboración de una Nueva Constitución, sirven para la conformación de una plataforma mínima desde la cual enfrentar política e ideológicamente al programa social liberal del bacheletismo, así como a otras plataformas constitucionales del bloque dominante, tarea que se enmarca dentro del esfuerzo general por conquistar el sentido común de las mayorías sociales del país y mejorar las condiciones para el desarrollo y fortalecimiento de las expresiones, movimientos y organizaciones sociales y políticas transformadoras. A su vez, se constituyen en condiciones, dada la actual configuración del escenario, para la irrupción y ofensiva de un nuevo proyecto político para Chile y el posible retroceso, no solo simbólico sino también material, de los grupos económicos y el capital trasnacional, así como de sus expresiones políticas, la Nueva Mayoría y la Alianza.•

Fuente: Encuesta Nacional UPD, 2015.

1. Véase: “Bachelet delega en próximo Congreso mecanismo para nueva Constitución”, La Tercera, 14 de octubre de 2015, disponible en http://www.latercera.com/noticia/politica/2015/10/674-651215-9-bachelet-delega-en-proximo-congreso-mecanismo-para-nueva-constitucion.shtml

2. Así por proceso constituyente no nos referimos exclusivamente a los anuncios realizados por Michelle Bachelet en cadena nacional, sino al conjunto de la disputa política central en el escenario de crisis de legitimidad, la cual se expresa en clave constitucional, en la cual se despliegan tanto los intereses del bloque dominante como de las fuerzas sociales y políticas transformadoras.

3. Por fuerzas sociales y políticas transformadoras, nos referimos a un amplio y heterogéneo abanico de expresiones sindicales, estudiantiles, socio-ambientales, juveniles, culturales, entre otras, que se han fortalecido y desarrollado durante la última década al calor de las principales movilizaciones sociales, como al conjunto de movimientos y organizaciones políticas de izquierda que, con independencia frente a la Alianza y la Nueva Mayoría apuntan, a través del protagonismo popular, a desmantelar y superar el neoliberalismo y la democracia protegida, en perspectiva de un proceso que, al menos, consagre la democratización efectiva de las instituciones políticas, la materialización de derechos sociales universales, y el control público de las principales actividades económicas nacionales y los recursos naturales estratégicos.

4. Por aperturas nos referimos a reformas políticas, económicas y sociales que profundizan el agrietamiento del consenso neoliberal, y amplían las oportunidades para el desarrollo y fortalecimiento de las fuerzas sociales y políticas transformadoras.

5. Véase: “Programa de Gobierno Michelle Bachelet 2014-2018”, disponible en http://www.gob.cl/programa-de-gobierno/

6. Hablamos de oligarquía en el sentido político del término, es decir como un régimen donde gobierna un grupo reducido que concentra el poder y lo ejerce fundamentalmente conforme a su beneficio y su interés. “Si en música todos los modos derivan de un modo perfecto de armonía, aquí todas las constituciones se derivan de la constitución modelo; y son oligárquicas si el poder está concentrado y es más despótico; democráticas, si los resortes de aquel aparecen más quebrantados y son más suaves” (Aristóteles, “Política”, Madrid, 2007, Espasa Calpe, vigésima cuarta edición). Atilio Boron caracteriza los gobiernos “democráticos” de América Latina como “oligarquías electorales”; ver “Aristóteles en Macondo. Notas sobre democracia, poder y revolución en América Latina”, Santiago, 2015, Editorial América en Movimiento, segunda edición.

7. Véase: Atria, Joignant y otros, “El otro modelo. Del orden neoliberal al régimen de lo público”, Santiago, 2013, Debate. Este texto pretendía ser el “ladrillo” del proyecto nuovomayorista e intentaba conciliar las posiciones de hecho conquistadas por empresas capitalistas en educación, salud y otras prestaciones sociales con las demandas que desde el movimiento social se hicieron para la provisión pública y gratuita de dichas prestaciones. El “régimen de lo público”, idea central del libro, era el barniz de legitimidad necesario para dicho sector empresarial, a cambio de ciertas regulaciones que permitieran hablar sin demasiado pudor de que este sector también se encontraba dentro del dominio de “lo público”.

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Por Héctor Testa

Como se informó hace algunas semanas, ha culminado la ronda de negociaciones de los términos del TPP, el acuerdo transpacífico que ha sido aprobado por el Gobierno de Chile, y sólo basta la ratificación de los respectivos congresos para

su entrada en vigor1. La noticia, obviamente, levantó la preocupación y las voces del mundo social más organizado y enterado del tipo de acuerdo de que se trata2, pero sin un conocimiento y una presión mayor que logre volcar la decisión de las fuerzas que hoy constituyen al actual Gobierno, su aprobación se ve inminente. La reciente divulgación del texto del acuerdo3, mantenido hasta hace pocos días en estricta reserva y con un nivel de secretismo impropio de democracias genuinas, instala la urgencia de dar luces y resonancia a la importancia de lo está en juego. Acá se presentará un resumen y recopilación de informaciones y contenidos en tal sentido4.

Partir por lo más general: El TPP, como el TTIP y el TISA5, son herramientas jurídicas para forzar un amarre de las soberanías nacionales a las condiciones actuales y el crecimiento del capitalismo global, en especial aquél hegemonizado por los capitales e intereses imperiales de Estados Unidos. En el caso del TPP, Estados Unidos representa aproximadamente un 65% del PIB de los países que han negociado este tratado, en abierta posición hegemónica dentro de esta eventual nueva área económica, la cual abarca el 40% de la producción económica del mundo6. Complementariamente, estas tres iniciativas pueden caracterizarse como parte de una estrategia geopolítica de la primera potencia mundial ante la arremetida de China7, y un poco más atrás, de los otros grandes del BRICS (Brasil, Rusia, India, Sudáfrica), y los impulsos de una multipolaridad que está, tendencialmente, superando el unilateralismo y dominio unificado en el mando y poder político, militar, y económico estadounidense8. En el caso de nuestro continente, Chile se convertiría, junto con México y Perú, en la punta de lanza de la geopolítica estadounidense en función de frenar el avance de la interrelación con la economía China, en abierto auge en los últimos años9.

Por otra parte, este tipo de acuerdos implican un ataque sin precedentes, en cuanto a su coordinación global y pretensión sistemática, de las grandes corporaciones y capitales, contra los pueblos y las grandes mayorías de cada uno de los países que suscriben estos tratados, incluyendo en esto a los países en posición dominante, como bien comprenden los sectores más lúcidos de países como Estados Unidos, Alemania, u otros, donde también suscitan no pocas críticas y oposiciones10. Y es que, en todas las materias y aristas que abordan, estos acuerdos instauran un nuevo marco jurídico transnacional que tendencialmente degrada y degradará progresivamente las condiciones laborales, ambientales11, de propiedad intelectual y derechos digitales12 , de soberanía alimentaria y de acceso a medicamentos14, entregando la regulación y decisión sobre los posibles conflictos expuestos ante instancias de arbitraje con nulo control democrático, todo esto a favor de minorías cuyos intereses están cada vez más desentendidos de toda sensatez y sustentabilidad humana y ambiental.

Aquí se juega una de las cuestiones políticamente más importantes de la hora actual, con el

agravante de que los costos de la aprobación de este tratado, los conoceremos más adelante, en la eventualidad de que podamos constituir una mayoría y un Gobierno efectivamente jugados en un proyecto soberano y democrático en los próximos años: ahí se verán, en su dureza, los

términos del amarre TPP

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Dicho eso como marco general del TPP, se pueden extraer las siguientes aristas del tema:

a. En líneas gruesas, y haciendo un balance de lo que se ha hecho y no hecho, este vendría siendo más un quinto Gobierno de la Concertación que el inicio de un nuevo ciclo de gobiernos de otro tipo. “Nueva Mayoría” quedaría como una marca de campaña más que como un viraje o reinvención política, escenificado en esto en el muy crucial punto de los alineamientos en política exterior, que en este caso, contiene innumerables y profundísimas repercusiones en la política interna. Las izquierdas que habitan hoy dentro de la NM debieran desmarcarse nítidamente de esta iniciativa, si que es no quieren desfigurarse completamente con sus pretensiones de “disputar” el sentido de su Gobierno. Por la gravedad de lo implicado en el acuerdo, no es exagerado llegar a plantear que disputar, en este caso, se tendría que traducir en un tensionamiento significativo y la abierta visibilización de las profundas diferencias que implican las distintas posiciones sobre el acuerdo, en caso de aprobarse éste junto a la derecha aliancista, donde seguro estará el grueso de los votos, salvo quizá algún descuelgue menor.

b. El balance de su gestión en política exterior lo dejará como uno más de los gobiernos más derechistas y neoliberales subordinados a los designios e intereses de Estados Unidos, alineado, en el marco latinoamericano, junto a los gobiernos de Enrique Peña Nieto en México y Ollanta Humala en Perú. Se abriría más la brecha entre la política exterior chilena, y los gobiernos que conducen la UNASUR desde un progresismo integrador, con contradicciones, pero que en esto, por lo general, no se pierde: al menos perfilar un bloque sudamericano relativamente autónomo, no subordinado a la política

e intereses estadounidenses. Además, la eventual aprobación podría sumar, a las distintas dificultades que afrontan varios de los gobiernos progresistas, y en específico en lo relativo a los procesos de integración y unidad regional, una nueva traba y factor de bifurcación de caminos, insistiendo, junto con los otros gobiernos más marcadamente derechistas de la región, en el camino de quedar bajo el alero de la potencia estadounidense y el tipo de capitalismo que le es propio, y confiar en los beneficios libremercadistas que eso eventualmente traería, como estrategia de desarrollo y programa real, más allá de las declaraciones. Importante señalar, de todas formas, que en un Estados Unidos que ya comenzó su proceso electoral también hay críticas y rechazos sociales y políticos, incluso dentro del Partido Demócrata, donde la emergencia y crecimiento de la candidatura de Bernie Sanders en muchos temas ha jalonado hacia su izquierda a Hillary Clinton (que tiene mayores de posibilidades de triunfo), quien manifestó su oposición a un TPP que de todas formas, hasta hoy, tiene la aprobación de la mayor parte de los congresistas de su partido15.

c. Por otra parte, el “Proceso Constituyente” anunciado por el Gobierno quedará, dada la opción de postergar la resolución sobre el mecanismo hasta, por lo bajo, el próximo Congreso y mandato presidencial, como mera cuestión secundaria al lado del brutal proceso destituyente o “deconstituyente”16 de carácter antidemocrático y antipopular que representa este Tratado, contrario a la soberanía nacional comprometida incluso en las declaraciones de la institucionalidad actual y la Constitución de 198017. En otras palabras, esto se trata de un retroceso incluso con respecto a la actual Constitución (la real y material, más que el texto escrito), reforzando el carácter neoliberal y la subordinación a los centros capitalistas del Norte, y la matriz dependiente y primario exportadora ya trazada en los

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1. Una reseña de la historia de estas negociaciones, en nota “La trampa del Pacífico” (web Yornal): http://yornal.cl/la-trampa-del-pacifico/

2. A modo de muestra, véase: “Firma del TPP: Gobierno celebra y organizaciones sociales se declaran en pie de guerra”: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2015/10/05/firma-del-tpp-gobierno-celebra-y-organizaciones-ciudadanas-se-declaran-en-pie-de-guerra/ “En Estados Unidos se cerró acuerdo conocido como TPP. Conoce de qué se trata” (Radio Villa Francia) http://www.radiovillafrancia.cl/en-eeuu-se-cerro-el-acuerdo-conocido-como-tpp-que-incluye-a-chile-conoce-de-que-trata-y-por-que-genera-preocupacion

3. Los 30 capítulos del texto, aún sólo en inglés, disponibles en la web de la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (DIRECON): http://www.direcon.gob.cl/tpp/capitulos-del-acuerdo/.

4. A modo de material introductorio y pedagógico, ver videos: «El TPP explicado con papas, kiwis y berenjenas» (video de equipo de Giorgio Jackson): https://www.youtube.com/watch?v=2WVRmx80bSk; “Qué es el TPP” (en inglés, subtitulado): https://www.youtube.com/watch?v=brHSfzRcta8, y artículo “El TPP explicado con manzanitas” (web “Economía para todos”) http://economiatodos.cl/2015/10/13/el-tpp-explicado-con-manzanitas/. También, abundante información en las plataformas web de «Chile mejor sin TPP» http://chilemejorsintpp.cl/ y «TPP abierto» http://tppabierto.net/. También, sobre varios puntos del acuerdo ya conocido el texto de éste, tratados en esta entrevista a Tomás Lagomarsino, integrante de la iniciativa «Chile mejor sin TPP»: http://radio.uchile.cl/programas/tema-del-dia/patricio-lopez-analiza-la-situacion-del-acuerdo-transpacifico-de-asociaicon-economica-tpp-con-el-doctor-tomas-lagomarsino-presidente-de-la-fundacion-equidad-e-integrante-de-la-plataforma-chile-me

5. Véase: “TTP, TTIP, TISA. La estrategia con que Estados Unidos pretende mantener su sitial en el mundo” (El Desconcierto): http://eldesconcierto.cl/tpp-ttip-tisa-la-estrategia-con-que-estados-unidos-pretende-mantener-su-sitial-en-el-mundo/

6. Véase: “TPP: ¿Qué gana Chile con su suscripción?” (Hugo Fazio): http://radio.uchile.cl/2015/10/26/tpp-que-gana-chile-con-su-suscripcion

7. Véase: “Todos contra China” en web de Diario El País (España): http://internacional.elpais.com/internacional/2015/10/11/actualidad/1444582894_721098.html

8. El mismo Obama ha declarado, con total sinceramiento de las intenciones que hay tras estos acuerdos, “no dejaremos a otros países como China escribir las reglas de la economía global”: https://actualidad.rt.com/actualidad/187670-obama-ttp-dejaremos-paises-escribir-reglas-economia-global

9. Un completo informe del “desembarco” de China en nuestra región, en la última edición de la Revista Nueva Sociedad: http://nuso.org/revista/259/el-desembarco-chino-en-america-latina/

10. En Europa, han habido innumerables convocatorias, en cientos de ciudades, a movilizaciones contra el TTIP, donde la más multitudinaria se dio en Berlín, capital del país dominante de la Unión Europea: http://www.eldiario.es/economia/Alemania-locomotora-anti-TTIP_0_440256000.html. Sobre el TTIP, véase la publicación “una OTAN de la economía”, elaborado por Le Monde Diplomatique: http://www.publico.es/internacional/peligro-tratado-transatlantico-especial-le.html

11. Véase: “Tratados de libre comercio impulsan el cambio climático: el factor alimentario” (Alainet): http://www.alainet.org/es/articulo/173260

12. Véase: “Propiedad intelectual en el Tratado Transpacífico: más costos que beneficios” (ONG Derechos Digigtales): https://www.derechosdigitales.org/9405/la-version-final-del-tpp-retroceso-las-politicas-propiedad-intelectual/, y otros pronunciamientos de esta organización: Declaración pública por fin de las negociaciones: https://www.derechosdigitales.org/9387/declaracion-publica-por-el-fin-de-las-negociaciones-del-tpp/ , y “Sin ningún estudio que avale el acuerdo desconfiar es lógico”: https://www.derechosdigitales.org/9442/sin-ningun-estudio-que-avale-el-acuerdo-desconfiar-es-logico/

13. A modo de ejemplo, véase: “Denuncian relaciones entre el TPP y Ley Monsanto”: http://chilemejorsintpp.cl/2015/10/29/denuncian-relaciones-entre-el-tpp-y-la-ley-monsanto/

14. Ver la posición de la organización humanitaria internacional “Médicos Sin Fronteras”: http://www.msf.es/noticia/2013/tpp-podria-obstruir-acceso-genericos-asequibles

15. Véase nota “Clinton marca distancias con Obama y critica el pacto comercial del Pacífico” http://internacional.elpais.com/internacional/2015/10/07/actualidad/1444252920_014794.html. La candidatura de Bernie Sanders está lejos de ser la única oposición al tratado, pero su alza en resonancia y apoyos ha sido un factor clave en la visibilidad del debate sobre este tema, cuestión que probablemente irá aumentando a medida que avancen las primarias presidenciales. El resumen de las razones de la oposición de Bernie Sanders al TPP (en inglés), en http://www.sanders.senate.gov/download/the-trans-pacific-trade-tpp-agreement-must-be-defeated?inline=file

16. El término “deconstituyente” ha sido elaborado para designar movimientos o tendencias antidemocráticas que degradan la soberanía popular y los avances de ella en las distintas constituciones. A este respecto, ver la obra de Gerardo Pisarello, a modo de muestra, su libro “Un largo termidor. Historia y crítica del constitucionalismo antidemocrático” https://www.corteconstitucional.gob.ec/images/stories/corte/pdfs/un_largo_termidor.pdf

17. En un sentido similar, véase: “TPP: Nueva Constitución y cesión de soberanía a espaldas de los chilenos” (Radio Universidad de Chile) http://radio.uchile.cl/2015/09/28/tpp-nueva-constitucion-y-cesion-de-soberania-a-espaldas-de-los-chilenos

18. Un reciente texto publicado en Ciper apunta a muchos de estos puntos: “El TPP o cómo ceder soberanía por secretaría”: http://ciperchile.cl/2015/11/03/el-tpp-o-como-ceder-soberania-por-secretaria/. A modo de presentación de algunas coordenadas para un proceso constituyente refundacional, ver texto propio, «Coordenadas para la disputa constituyente y constitucional en el Chile actual»: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=201376

múltiples TLC’s ya firmados (Chile es el país con más TLC’s en el mundo). La delegación de poderes jurisdiccionales en instancias transnacionales que no tienen legitimidad democrática en absoluto, el amarre de las posibilidades de futuras legislaciones soberanas en temas tan cruciales como la propiedad intelectual, los usos de internet, la industria farmacéutica, las patentes sobre semillas y de nuestra biodiversidad, y otros puntos que recién hace algunos días podemos entrar conocer con la divulgación del texto del tratado (con anterioridad lo que hemos sabido ha sido gracias a las filtraciones de Wikileaks), dibujan un escenario donde toda iniciativa constituyente y constitucional futura tenga que vérselas con estos amarres, y las múltiples represalias económicas y políticas diseñadas para quienes intentan cuestionarlas18.

En suma, aquí se juega una de las cuestiones políticamente más importantes de la hora actual, con el agravante de que los costos de la aprobación de este tratado los conoceremos más adelante, en la eventualidad de que podamos constituir una mayoría y un Gobierno efectivamente jugados en un proyecto soberano y democrático en los próximos años: ahí se verán, en su dureza, los términos del amarre TPP.

Dada las actuales correlaciones de fuerza en el Congreso y el peso de la hegemonía mediática y comunicacional de los actores y fuerzas neoliberales, la tarea de detener su aprobación se ve como una tarea nada fácil y hasta de improbable consecución, pero es una cuestión de una importancia ineludible. Movilizarse y divulgar las amenazas de este regresivo acuerdo, y presionar las tensiones internas de la NM, para que no se lleve a cabo su aprobación parlamentaria, aumentando la visibilización y el costo político de este acuerdo abiertamente regresivo, es lo que nos queda.•

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