~tica de acogida

14
IOOiurDM~iTiCOii~alL.AAAAAAAXU(CCCCCCCCUMM97.IEVIIU. 1991 ~tica de acogida en la sociedad plural Conferencia de Clausura Sevilla, 25 de Enero de 1997 Josk Luis del Barco 1 iCbrno hay que entender la vida? iDe quk modo concebirla para que acoja al extra- Bo? iCbmo es esa vida grande, de brazas omniabarcantes para estrechar sin resenas, en que cualquier hombre cabe que llama triste a su puerta? Tiene que ser una vida amable y hospitalaria. No es i<m&ana le abriremos,,, dar largas hasta otro dia .para lo mismo res- ponder m&ana., la respuesta del que aye la voz que viene de fuera. iC6mo responde la vida que es vida a carta cabal? 2 N o puede ser vida hedbnica. No creo que la vida hedbnica se dk prisa en atender las peticiones del prbjima. Al hedonista de plano, can todas las de la ley, tan sdlo le mete bulla la invitacidn al placer. La caza del regocijo no deja tiempo vacante para admirar lentamente la calda de la tarde. Ni ganas de socorrer al que, en vez de regodeo, nos pro- duce malos ratos. Prisionero del presente, alertapara apresar el momento regalado que nunca m& volveri, adula al instante ameno para que haya para rato. acAquel que agarra el momento es el hombre de verdad,,' 2Quikn pronuncia estas palabras? iQuiCn nos viene con el cuento de que tan sbla es real, que lo demks es quimera, el minuto placentero que se escurre entre 10s dedos? ?No lo adivina el lector? El siniestro Mefistbfeles, al que deja f r h y apktico el naufragio de 10s hombres, es el autor de la frase. El arrastra al doctor Fausto, rindikndole el albedrio, a embarcarse en la existencia sin m b programa vital que el disftute pasajeio. No hay mejor modo de vida en tanto que el cuerpo aguante. El frio individualisma es la mkxima moral del gozador impasible. Girando en tarno al becerro del regocijo fugaz, de gozo para una misrno, consume el vivir su tiempo. En un eterno retorno que encubre desesperaoza. Fausto percibe la angustia de la carrera sin tkrmino, que es persecucidn egdlatra tras el goce volandero, en una juerga animada de estudiantes vividores en una tasca de Leipzig, en el Auerbachr Keller. Pas6 el primer entusiasmo por el lsfnrte fienktico en que Fausto lanza al viento su credo valuptuoso: <xQuieroconsagrarme al vkrtigo y a 10s m i terribles goces...Quiera gozar sin medida en lo hondo de mi ser/todos 10s gaces humanosn2. Ahora dedara abati- do, entre tintineo de copas y vaces enronquecidas por el trasiego de vino, que esti estra- gado de juerga y que se quiere marchar. Ich hatte Lust, nun abzufihren. <<Ahora quisiera retirarme,,'. Consumido y cabizbajo, Fauao se despide triste con la mirada perdida: sin un td al que mirar. (Cbmo puede ser el salda del pasatiempo hedonista una profunda ' 1. W. Goethe, Fausr, Verse 217-218 ibid. Verse 1765~1775. ' Ibid. Veri 2296

Transcript of ~tica de acogida

Page 1: ~tica de acogida

IOOiurDM~iTiCOii~alL.AAAAAAAXU(CCCCCCCCUMM97.IEVIIU. 1991

~ t i c a de acogida en la sociedad plural Conferencia de Clausura

Sevilla, 25 de Enero de 1997

Josk Luis del Barco

1

iCbrno hay que entender la vida? iDe quk modo concebirla para que acoja al extra- Bo? iCbmo es esa vida grande, de brazas omniabarcantes para estrechar sin resenas, en que cualquier hombre cabe que llama triste a su puerta? Tiene que ser una vida amable y hospitalaria. No es i<m&ana le abriremos,,, dar largas hasta otro dia .para lo mismo res- ponder m&ana., la respuesta del que aye la voz que viene de fuera. iC6mo responde la vida que es vida a carta cabal?

2

No puede ser vida hedbnica. No creo que la vida hedbnica se dk prisa en atender las peticiones del prbjima. Al hedonista de plano, can todas las de la ley, tan sdlo le mete bulla la invitacidn al placer. La caza del regocijo no deja tiempo vacante para admirar lentamente la calda de la tarde. Ni ganas de socorrer al que, en vez de regodeo, nos pro- duce malos ratos. Prisionero del presente, alertapara apresar el momento regalado que nunca m& volveri, adula al instante ameno para que haya para rato. acAquel que agarra el momento es el hombre de verdad,,' 2Quikn pronuncia estas palabras? iQuiCn nos viene con el cuento de que tan sbla es real, que lo demks es quimera, el minuto placentero que se escurre entre 10s dedos? ?No lo adivina el lector? El siniestro Mefistbfeles, al que deja f r h y apktico el naufragio de 10s hombres, es el autor de la frase. El arrastra al doctor Fausto, rindikndole el albedrio, a embarcarse en la existencia sin m b programa vital que el disftute pasajeio. No hay mejor modo de vida en tanto que el cuerpo aguante. El frio individualisma es la mkxima moral del gozador impasible. Girando en tarno al becerro del regocijo fugaz, de gozo para una misrno, consume el vivir su tiempo. En un eterno retorno que encubre desesperaoza. Fausto percibe la angustia de la carrera sin tkrmino, que es persecucidn egdlatra tras el goce volandero, en una juerga animada de estudiantes vividores en una tasca de Leipzig, en el Auerbachr Keller.

Pas6 el primer entusiasmo por el lsfnrte fienktico en que Fausto lanza al viento su credo valuptuoso: <xQuiero consagrarme al vkrtigo y a 10s m i terribles goces ...Q uiera gozar sin medida en lo hondo de mi ser/todos 10s gaces humanosn2. Ahora dedara abati- do, entre tintineo de copas y vaces enronquecidas por el trasiego de vino, que esti estra- gado de juerga y que se quiere marchar. Ich hatte Lust, nun abzufihren. <<Ahora quisiera retirarme,,'. Consumido y cabizbajo, Fauao se despide triste con la mirada perdida: sin un td al que mirar. (Cbmo puede ser el salda del pasatiempo hedonista una profunda

' 1. W. Goethe, Fausr, Verse 217-218

ibid. Verse 1765~1775. ' Ibid. Veri 2296

Page 2: ~tica de acogida

22 S~nedadMuiticuitura!. A m r del XXX Congrgrso Uniu'97 Seuilkz, 1997.

amargura contorneada en la cara? Porque en la vida hedonista, que gira sohre si misma, no aparece nunca el otro. El placer es para mi. El placer no es solidario. Es para que estk a sus anchas el que encuentra gusto en 61. Por esa no da alegria. No es posible que la dC porque la alegria que dura es siempre alegria con otro. Los soles son solitaries. Un sol no caldea a otro sol, decia compungido Nietzsche al percibir la nostalgia, ese amargor taci- turno del que esti sin campaiiia, que atormenta al superhombre. Pero a 10s hombres normales, cuya vida es coexistencia, se les alegran 10s ojos cuando cornparten con otros. Hasta brincos de alegria da el joven enamorado cuando comparte la tarde, que se tiiie de violeta pionero de la noche, entrelazando sus manos con las de la joven que ama mientras conternplan a dGo el ir y venir del mar.

El hombre es un ser donante. Y el hedonista eeocCntrico. aue hace siempre su neeo-

placer, manta m b tanto mejor, $610 hay una narma Ctica: cada cual a lo suyo. No hay otro principio ktico que lo que a mi me deleita. El hedonisma ambicioso es ponerse en oie dk eueira contrains aue nos rodean. Todos somos enemieos aue pers;euimos lo

u

dad plural.

3

?Par quC- abunda el hedonismo aun siendo un credo egoista? ?Poi quk esth tan exten- &do si significa, a la postre, inhibicibn del querer? Porque percibe con tino un universo oferente. El hedonismo descubre ciertas cosas verdaderas. Nota con gran awdeza que lo bueno en absoluto. la bondad de medio a medio -sin meneua. a caria cab&. tieni aue .. icr ,lc xIg,im mo.io ramhlcn b u c n ~ p l r l mi N o ptrcdc .iclnrntc i r iv >1 ca r crl el v l ; i c , <I da ~gu,~l,;no h . 3 ~ ~ U ~ C ~ C O ~ W ~ P ~ C homhroi' ti cnt,~,rdinarto j>cr.irr.r, qur IIILU JP su V L ~ A

urmJc la m i \ At2 ftlo\ofia, o ~ r ~ l h l S con 113n\DalC11211 OLIV 110 1 1 1 ~ mod0 .ir ilhrr $1 crl- 0- ~ . tendernas de verdad el sentido de lo bueno cuando la bondad no deja ni rastro en nues- tras acciones. Lo bueno es como lo hello. Si no nos vuelve tammba, nos arrebata y atur- de, icdmo sabemos que es bello? Lo bueno ha de ser afable para que nos mueva a obrar. H m a aqd no hay nin* pero que ponerle al hedonismo. La ofuscacibn hedonista con- sisre enun qurdpro quo. Su explicacibn del fendmeno es un gazapo hermenkutico. Como lo bueno ha de ser placentero de al$n modo, jcbmo si no va a moverme?, el hedonista arrincona lo bueno por el placer. Ese es su modo torcido de interpretar el asunto. Como nos sentimos bien cuando nos ponamos bien -cumdo somos generosos, ayudamos a1 amigo, tenemos gestos valientes, nos entregamos al otro-, el hedonista concluye, como frio prestamista con el ojo en la ganancia, esta necedad logrera: es el placer lo que ama- mos, y el bien es tan s61o un medio, cuando no hay otro mejai, para conseguir la meta. Eso es barrer para dentra, esa es pasarse de listo: pues eso es ser hedonista.

Tambikn va par buen camino cuanda detecta con tino que el placer es placentero. ?No es pura tautolag~a afirmar algo tan obvio? En cierto sentido si y en cierto sentida no. Para obviar la redundancia hay que interpretarlo asi: en si mismo el placer no es malo. No hay que volverse hedonista para tomarlo por bueno. Hasta 10s ascetas sobrios, o el austero anacoreta que vive en su soledad escasez y privaciones, pueden decir que el

Page 3: ~tica de acogida

placer, o al menos ciertos placeres-el gozo espiritual o la exultacidn esthtica-, son un oedazo de om. El error del hedonismo no esta en decir clue sea bueno. sino en creer clue ;s el fin, e1';urico fin legitimo y el ;nice fundamento, hacia el que la vida tiende: lo Gnko aue la mueve. Decir clue no es la bondad, ni tampoco la belleza, m la iusticia o el arte, ni ;I deseo de crecimie&o ni el deseo de conocer, hi la entrega a Ins hermanos, ni siquiera m a r a Dios, sino tan ~610 el placer, golosina sibarita con la que se cae la baba, el resorte de la vida: ese es el credo hedonista.

El hedonista celebra solamente el regodeo. El impresionante Lessing recita el gayo ideario del tosco sibaritismo en un poema soberbio. <<Canto sdlo para vos, para vosatros heimanos,/que celebriis como yo 10s atractivos del vino .... /Canto ~610 a mi beldad/a ti sblo, duke Phyllis./Mis sones son para ti, para ti son m i s canciones./Si te producen con- tento, obseqniame con un beson'. iCantos a precio de besos! iY aquCl que no nos da na- da? iAcluel que con su mirada nos transmite desmpara y nos salicita alivio? El hedanis- . . . r , no twnr n ~ c h quc ofrc~crlr . i l i ~ . i c . > .

l'~,ra L'I 111tV3r !~dll 'g3 <lllC .i~l;llhrl' rl !l?.l.>lll\llh. ? \ 11 IIT#ICI.I .l?l 11111t1.1<>. I ' c T . ~ 1.) ~nt~mrct . i n ~ t l v 5% ~ ~ r ~ w : I ~ . t ello bl ttntvc,rv, t~ic,rrr,rc e , 1m.1 . t ~ n ~ t n t ~ ~ t l . i . l ~v~ . la .. r l g ~ , > ~ ~ c ~ rlcrrr, 1.1s person25 ron oh,rqulo\. pcnrd>>rr\ pr~nlr!.h>~ 111111 pcr;ll~~cI~> 1~1.t11bIes I., pr>iund~~i,~d hsrw.~ qtte 11rne 11 :<.~I.IIJ. t i I, prcgun~.~ ; l ~ ~ ~ ~ . ~ n t c pur el r ~ , . Incv., .Ic ilc1111, dr la L ~ ~ . I ~ r l trl~,il q t ~ c l'l~t1j11 c l~ lcr) .~ tund.~r, CI I~loi3ic rcrpcnd~ inn prr- .Ic: 1.1 .crnpurturA, cum,, lo n r d r nrtur.11 ,:l'sdoi l i s . i i ir. . FI cipirlru icsr~vo c i aqttc,l qnc. .iprtwl>.~ ?I n>un<io K>rtftc.~mo< el rnunJL> :u~rl.l~> no, turlu c l cn..un. 'Ic I., .~lb.~r.~.l.t entre luces sobre la mar sofiolienta, o sentimos el relente de las noches terminantes urha- nizadas de estrellas, cuanda aceptamos gozosos las punzadas luminosas de 10s &as medi- terrheos daros como teoremas, cuanda escuchamos adentro la melodia evocadora de la caida del sol, o se nos agita el alma al escuchar el milagro de las Sonatas de Haydn o las Sonatas de Mozm realizado por 10s gelllas al transfarmar el sonido en partento acompa- sada, cuanda ardemos en deseos de que nos sacuda un verso poetizado por Quevedo, cuando nos consuela el &a ese gozo represado en la luz de una mirada, cuando nos pone contentos la plenimd de un ser vivo, el rostro limpio de un niiio, o cuando amamos a1 ordiimo sin buscar otro orovecho aue hacer clue sienta el calor de la vida solidaria. . , Todas esas situadones, y tantas y tantas otras, son ovaciones al mundo y aplausos a la existencia. La realidad cenerosa, que el hedonista descubre con sabiduria de sidos, permi- . . . te organizar fiestas.

No tiene n ingh secreto, ni requiere ningin arte, confiesa ldcido Nietzsche, orgaai- zar una fiesta. Lo dificil es ser fiesta. Lo complicada es lagrar, sin mido de bambalinas ni apoyo espirituoso, poner de fiesta a 10s otros. <Quk hace falta para estar continuamente de fiesta? (Para hacer que no se agiie? iPoner mas alta la mdsica, derrmar m i serpenti- nas, hacer que coma el alcohol? Nada de esa por si s6lo hace que ardamas en fiestas. Sdlo si la realidad es don y si el hombre es un regala, un agasajo de Dios, la fiesta es intermina- ble. Aqu; es donde el hedonismo da un resbal6n desastroso. Ve que el mundo es una dhdiva, pero, en vez de agradecido, se vuelve un a~rovechado que rapifia para dentro. Can las u6as afiadas para e s t ~ j a r el momento lleva el agua a su molino, aprovecha la ocasi6u, goza y se pone las botas. Y tambikn tmnca la fiesta. Una cmibal de la fiesta: eso es el hombre hedonista. Devorador de la fiesta es el ansioso hedonista porque entra a saca en las cosas. No es capaz de agradecer la candici6n dadivosa de la realidad magnini-

' Fiir wen ich r i ~ g e , en G. E. Lerring, Yrnrlichr Gedirhrr, Reclam Sturtgan 1987, pp. 87-88.

Page 4: ~tica de acogida

ma. Es un ave de rapiiia con las G a s afiladas para saquear el mundo. Ve que el mundo es oferente. Pero en vez de agradecer la merced del universe, lo explota y le saca el jugo. Es un desagiadecido que se hace el loco y se inhibe mando ha exprimido las cosas. <Para quC sinre un i1m6n uuna vez que lo he exprimido? Para echarlo al vertederai. No puede ser de otro mod0 porque el placer es rofioso. En vez de comunicarse, radiarse, hacerse partici- pe, se consuma por si mismo. El placer exige a1 hombre que se deje dominar. Redama m a entrega entera para ofrecer sus halagos. Esa renrhcib total a una redidad pequeiia disminuye el ser del hombre. A1 limitarse a la 6rbita del placer de tres al cuarto, el ham- bre se queda inCdito. Es un sei desconocido que no despliega su ser. A la larga desconsue- la, es un germen de dolor, es fuente de sufrimiento.

iSe puede huir de la quema del empalago hedo~sta? iC6mo evitar el hastio, la har- tuia el esrragamienta? El hedonista, ofuscado por el goce, Cree que no hay mejor manera que la huida hacia delante. La resaca del placer se quita con mbs placer. Para remediar la crisis del hartazgo de placer, se le pide que no acabe. Verweile doch! Du bist so ichin. eiDetente aqd! iEres tan hello!,," le dice Faurto al instante. Fanatismo del momento: eso es el credo hedonista. He aqui el frenesi hedonista. Se trata de un torbellino que gira sobre si mismo. El olacer es ooca cosa, v oara abviar su oobreza asoira a hacerse infinito. , . Se enroca sobre si mismo, no mira a la realidad, no tiene en cuenta a 10s otros. La comu- nidad hedhca es un circulo cerrado. No mdquiera tiene acceso a esa sociedad selecta. Y nadie sale de ahi oara consolar al or6iimo. iH&e tanto frio fuera! Ocuoarse de 10s otros . , es un fastidm mdesto que nos quita un rat; bueno. El hedonismo cultha el egoism0 de grupa. No es como el sol generoso que calienta para todos. Ni como la mar esplendida, aue desolieea sus ordas oor 10s rincones del mundo oara obseouiar hermosura. al orecio . - , ' de una rnirada, a 10s ojos cautivados. El hedonismo no es, como he dicho m L arriba, la moral de acogimienta de la sociedad plural.

?No serh el relativiama la moral de nuestra Cpoca? Eso parece afirmar la &tics post- modema. Vivimos tiempos de crisis donde no hay metarrelatos. Las grandes cosmovisio- nes ban airastrado en su ocaso 10s primcipios inmutables. Reina la metamorfosis. Todo se troca, permuta, se invierte y se transfigura. Pasar de un extremo a otro es la m k i a moral de 10s tiempos que corremos. Nada se puede lundar, dice petulante Rorty, y hay que vivir sin priicipios, sin fundamento y sin Dios. No existe universalidad Ctica. Eso es cosa del pasado y ahora priva la mudanza. ~wUna maiiana, al despertar Gregorio Samsa des~uhs de un sue50 intranmilo, encontrdse en su cama converrido en un insect0 esoan-

' "Wie man cine Citrane uegwirft, wen" man den Safr aur ihr gezagen hatis. Kanir Werke, Akademie, XXVII, 1, p. 384.

Fanst, Vers 1700. ' F. K&a, Die V ~ n n d l u n ~ , Vitalir, Prag 1994, p. 7.

%.Shakespeare, 7bePu~iananRignrn . Stanza 11.

Page 5: ~tica de acogida

buen humor para aplicarnos patkticos a cortejar lo superfluo. Los tiempos positivistas de la razh ilustrada no hostiean lo innecesario. Y la belleza es inGtil. La belleza es orimiti-

. - Poesian? Hoy nos tlra mis el juego. La combinatoria es moda. Ya no bebemos lor vientos por la belleza huidiza. El artista postmoderno se ha vuelto sermoneador del credo relati- vista. En el ane da igual todo. ?Bodas de los colores con la cienciar sigue siendo la pintu- ra? Karol Appel Cree que au meta es ccdestmir la precedenten. iEs oficia del poeta, en la era utilitaria, de la cruda realidad Nextraer su virtud, matiz, esencia,/can -or y con fe decir la vidan? Esa no se estila ya y esti pasado de moda. El poeta ensefia ahora el dogma del desarreglo: que no haya cosa con cosa y estC todo por enmedio. En ,<el sistemitico desarreelo de todos los sentidosn adoctrinaba Rimbaud. Y Gaurmin recomendaba como IIIIC, m.~n.i.,m~mro cl rlhcrlo r.~n~cnr,ll\la ,C nt, rcplrar en harr~ , , I Ir .luc:l.lo crt~hl<- :<r , JCAJ br~g~.l> 1, resucltu, d c c ~ c l t ~ dc .>rrcvcrn?r ,I t ~ d o , t : !~ n~i~st:.t p.1s.t 1gt1.11, cn m u . d t . u J I n I Y h c r 1 d o .~uL- sobrcioel.~ Bach? Puede ser ngbg y divino, pero tambihn'fek y abyecta. Hay con<enos musiEdes del arte destmctivista que se tocan con un hacha. La polifonia consiste en destruir un piano a golpes, coces y hachazos. Es una nueva manera de componer con los pies e inter- pretar a estacazos. La Monte Young ejecuta sus piezas al componerlas: desguazando el instrumento a base de zurriagazos. Es la nueva percusi6n conseguida a garrotazos. La estCtica posrmoderna ha inaugurado la era del relativismo anistico.

;Ha coriida la verdad la misma suerte que el arte? No parece verosimil si la verdad sigue sienda la inmutable de las cosas: esa dimensi6n eterna que no se anicula igual -antes, ahora, despuks- que 10s objetos mudables a los que el tiempo despinta, iPuede alcanzar la mudanza a la verdad inequivoca cuando ,merdad* rignifica irmpci6n deslum- bradora de lo eterno en cualquier tiempo? Hay postmadernos livianos que dicen que la verdad es m L vieja que la nana. Hay que cambiarla poi algo que estk mucho mas a1 d a . Rorty invita a cmjearla por lo conveniente. La verdad es la aceptable por las pricticas rociales. Dicho sin tantos rodeos: la verdad son traeaderas. un resueto al aue dirin v cubrir las apariencias.

No interesa la verdad porque la verdad detiene la danza en que los valores se disuel- ven entre si hasta que a1 final no d e n . La verdad resulta fuene, como el vino envejecido que enardece las entrdas, para el pensamiento dCbil. Resulta mis comedida, y mucho m& maneiable, esa idea de Richard Ronv aue traductores ociosos llaman en mal castella- , . no 'wcep;abilidad rational,,. Por esta expresidn se cuela, como la luz prematura por las rendiias del alba, el relativismo amable que reduce la verdad a componenda pactada. Richard Rorty da un traspiC con su doctr&a insensata de la verdad coke acuerao. Nin- guna aceptaci6n funda por si misma la verdad, iBrilla la luua de &a, luce por la noche el sol, porque asi lo convengamos? iDeja de lanzar la mar a la costa fervorosa la continua cantinela de leiaoas melodias. internretadas a caro con la tromoa de las alas v la viola del viento, porque hagamos oidas soidas a sus arias marineras? basa todo lo contrario. El peso de laverdad, las verdades como puilos, es causa de 10s acuerdos. Lo aceptado puede ser igual verdad que mentira. El pacto mis racional es el pacto verdadero. El espacio comGn licito, &gar de conversaci6n de toda la humanidad., no es otra que la verdad.

' smEdlc und g5ttliche Kunst,,. En F. Orrerbach, JahannS. Boch Lebm und Wok. Reclam, Stuttgart 1982, p. 51.

Page 6: ~tica de acogida

Cuando Csta desaparece, se abren camina sin trabas las maniobras arteras: eso es manipu- laci6n.

(Y la bondad altruists de las almas bondadosas? ?El bien tambiCn engullido por la ideologia glacial del credo relativista? iEs lo mismo dar aliento que trlcionar al amigo? Si es verdad que da igual todo, (por quk decir la verdad mando la mentira sea m b Gtil y ventajosa? Si todo es del mismo pea, (por quk he de intranquilizarme por las penurias de otros? Lo mismo es la compasi6n que el rigor y la dureza. Hasta puede ser mejor, si hacemos caso a la ciencia, un coraz6n insensible. .La campasi6n en nuestro tiempo., dice un triste personale del genial Dostaievski, <lest6 piohibida por la ciencia, y que asi se practica en Inglaterra, donde exlste la Econoda politicanlo. La politics moderna mono- poliza la ktica y a nosotros nos dispensa de las molestias morales. M6s allb de la utopia ;starnos hace $ tiempo. Ahara es ia utopia banal, de siega de 10s valores en que todd se nivela y no existe bien ni mal sino todo lo contrario, lo que invita a realizar la Ctica pas - moderna

En el camoo de la Ctica el relativismo tiene elevadas oretensiones. No se conforma tan &lo can decir a quema ropa que es enteramente igual hacer una cosa u otra. Presen- tarse una ma5ana del frio invierna polaco ante 10s esbirros nazis en el infierno de Aus- chwitz, como M d a n Kolbe, el sacerdote valiente, a afrecer su vida joven para salvar a otro hombre, aun padre abnegado y bueno con deberes familiares, tiene idCntico valor para la moral ligera del Ctico postmoderno que un pelotazo econ6mico que nos llena la cartera con una jugada astnta de ingenieria financiers. Aqui no hay mbs mandamiento que ser feliz coma sea. Pasarlo bien como plazca, cada cud a su manera, es el perfecto ideal. Para ese fin superior son buenos todos los medios, iAIl6 Maximilian Kolbe si balla- ba felicidad en dar la vida por otros! El buitre especulador opta por pasarlo en grande acumulando dinero. iD6nde esti la diferencia si la mkxima moral es bacer lo que se quie- ra? Lo aue se auiere se auiere. Eso es incontrovertible. ;Per0 no hay aue oreferir "nos

cia se 'asienta en las convicciones dCbiles. Tomarse en serio las cosas, creer de verdad en algo, es el geimen pernicioso que engendra la intalerancia. Para admitir lo extranjero hay que ariojar por la borda el fardo de 10s valores. Gianini cree can raz6n que la tolerancia autkntica se sustenta en el di;ilogol'. Pero a1 fie1 relativista se le rompen 10s esquemas si una creencia cualquiera, en este caso el di;ilogo, se supone indiscutible. Si el diaogo es el marco para tratar 10s conflictos, el mejor y m b preciaso, se acab6 el relativismo. Ya no vale todo igual. Por eso el relativista se revuelve hecho una furia contra el valor innega- ble del principio del diaogo. Con un tes6n admirable, y digno de mejor causa, insiste a macha martilla en que el Gnico principio es la moral permisiva. Tan sdlo la indiferencia, un desierto invariable sin alturas de excelencia ni simas de indignidad, es la m-a mo- ral.

'OF. Dostoievrkr, Cvimmy cartigo, Obra Camplrrar, 11, Aguilar, Madrid 1964, p. 25.

" ,El diilogo er el terrirorio mir propicio para la roleranciais. H. Gianini, Acogir lo ertra*, en La toleran&, CI. Sahel (cd.), Cicedra, Madrid 1993, p. 24.

Page 7: ~tica de acogida

Amar enderra tambikn, coma le pasa al di20go, un peligro de cuidado. Quien Cree en serio en el amor es un fundamentalista que pone toda su empefio en vocearlo a grito herido por las esquinas del mundo hasta que no quede nadie, ni siquiera el enemigo, alejado de su intlujo. No agrada a1 relativista 10s elogios encendidas que Tristkn, el perso- naje de Wagner, hace leal al amor. Ni le hace ninguna gracia el valor inestimable que Goethe descubre en 61. El gelllo de la paesia, que limpid la +dad de bajeza y abyecci6n con el verso y con la rim, no considera el amor una casa indferente. Como no es relati- vista, ni cree que todo d;. igual, lo considera asombraso, bello, bueno, original, grandioso y exrraordinario. Tan precioso es para kl -lo considera un tesoro de muchisimos quila- tes- que afima iotundamente que sdlo el hombre que ama se aproxima a la regidn, o se instala alegre en ella, donde la felicidad habita. Gliicklich allein ist die Seele, die liebt. (~<Sdlo quien ama esfeliz,,).

Amar entrda, adembs, opina el relativista, el desea de aventurarse por la persona querida. Y eso resulta muy fuerte en estos tiempos que corren de la ktica anorkxica y la moral desganada. Esa de jugar con fuego no cuadra con la apatia de tiempos tibios y vanas. Por nada hay que dar el pecbo ni por nadie hay que poner la carne en el asador. Se opone de plano a ella la idea relativista de que todo vale igual. La moral relativista no vale para cantar, entre desgarros de voz y desazones del pecho, esta sole6 andaluza: ccQue salga el sol, que no salga, eso que me impona a mi, si la luz que a mi me alumbra es cuan- dote veo venir,,. Ni para expresar piedad por una buena persona victima de la desdicha. iEs, tal vez, relativista quien, postrado apies de Sonia, le dice campadecida y con el alma panida: '<No me indina ante ti, sino ante toda el dolor humanox? (Va a ser gris e indife- rente quien, can palabras solemnes y grave melancolia, ratifica la grandeza de la vida valiosa? No es, en efecto, Raskdlnikov ni admirador ni secuaz del credo utilitarista. Es un estuhante ineenuo a u n a u e ha cometido un crimen- aue Cree aue sblo el amor puede redimir a Sonia.

Cieeo paralos valores, el relativista, en fin, cree sue al mundo le deia frio, que siwe " A . - impasible el m b o que la ley natural marca, el motin sentimental que el gran amor origiua en el corazdn del hombre. (Deja intacto al universo, impecable y sin tocar, el amor que siente el hombre? San Agustin Cree que no. San Agustin cree, m L bien, que el amor completa el mundo y su ausenda lo mutila. Lo mejor serd escuchar sus palabras competentes, que hablan del cambio del mundo -cdmo se viste de gris el que era color de rasa- que siente quien ve morir a una persona querida, cuyo vado lacerante influye en el universo, no lo deja indferente, convinikndose en desierto lo que antes era un vergel: .iQuk terrible dolor para mi corazdn! Cuanto miraba era muene para mi: la ciu- dad se me hacia inaguantable, mi casa insufrible y cuanto habia comunicado con kl se me valvia sin k1 cmeKsimo suplicio. Lo buscaba par todas panes y no aparecia; y lleguk a odiar todas las cosas, ooraue no lo tenian ni podian decirme camo antes, cuando venia . . despuCs de una ausencia: 'he aqd que ya viene' (...) Sblo el llanto me era dulce y ocupaba el l u ~ a r de mi ami~o en las delicias de mi corazdn (...) Me maravillaba que la gente siguie- ra vl'vienda. mue& aaukl a auien vo habia amid; coma si nunca hibieracle moiir; Y

con la boca abierta al dgil relativista. A1 secuaz de la mudanza --del es igual, da la rnismo y nada vale la pena- le parece muy chocante que algo se muera en el alma cuando un amigo se va. (Serd posible que el hombre suspire por lo valiaso? Si es igual ocho que ochenta, camprometerse de veras con valores elevados, con el amor por ejemplo, es obcecacibn fanktica. ('<De la prisidn irk al sepulcro amando,, si no hay nada que valga un

Page 8: ~tica de acogida

nito? La moral relativista Cree aue el valor entomece el ir de aqui para al16. Paraeludir . . ils :,dm,. tun quC no, A L L el valor hay quc rrrcr con\c~l<ido en err? Aognld anod~no: 10.10 vale DO: wud. A ~ ~ e c r dl E~UC I,; .hrl!nto tlrxl', ~d;ntica valor ouc qulrirselc, dc rncl- " " . . ma. Respetarlo y protejerlo es exactamente igual que despacharlo a escobazos. iPuede una moral ad, de indferencia completa a la que todo da igual, ser la ktica de amparo en la sociedadplural. Creo haber mosrrado que no. Pero yo no soy el hnico que cree que no es buena ktica la que desprecia el valor. Hay un genia solitario, muerto prematuramente tras m a vida entregada con pasi6n a la escritura, a la escritura entendida como forma de oracihn, que opt6 por la consistencia y solidez del valor. Me estoy refiriendo a Kafka, al extraardinario Kafka, al peregrine par Praga meditando en la miseria de una existencia sin Dios, que expuso certeramente su repulsa terminante contra la incanstancia frivola del credo relativista: No puede el hombre vivir ',sin continua confianza en algo impere- cedeio~,". Su novela m6s famosa, Das Schloa, El caaillo, es un testimonio agudo de la aspiracihn humana a encontrar lo vitalicio, lo indestmctible y eterno, lo constante, lo ahsoluto, lo no sujeto a mudanza: Erich Heller considera que El castillo simboliza la trascendencia inmutable". Yo creo que, ademb de esa, es un rechazo rotundo del huero relativismo.

El credo relativista tiene raices profundas. A quien se cree a pies juntillas que la m&&a moral es hacer lo que se quiera, a quien se traga esa pildora, le resbalan las razo- nes que se aduzcan contra ella. La alteracibn de la mar la conceptha como el simbolo de que nada es permanente. Toda se viene y se va cama las olas infieles que no paran en la arilla. No hay nada definitivo ni que rnerezca la pena. La mar cambia a tadas horas. Cada dos por tres renueva su undasa fisonomla. Tan pronto es ~xcalma profundax que xdescansa sin trajinsl%omo oleaje febril o <~pulsaci6n de lo azul,, y "desnudez en active,, 0. Guillkn). Y toda es como la mar: inestahle, tornadlzo, rransitorio, vacilante. El mun- do es eventual. Es un castillo de naipes donde nada vale nada. Hasta 10s camhios del mar son para el relativista confirmacib de su credo.

Tambibn aqni se equivoca. Yerra de nuevo al creer que la mar es inconstante e infiel cama una veleta. Qluen ha visto mucha mar y ha contemplado sin prisa su latido repeti- do, o el retozo de la luz con sus cabiiolas cohres sobre la llanura azul, sabe que el mar no varia. La mar alta y agitada, o la buena mar en calma, o la mala mar en brega, la mar ~icada o serena, la mar de foudo o de donas, y tantas transformaciones sohre su torso potente, son estados transitarias. La mar es inalterable. Asi la ha vista el poeta. Y 10s ojos del poeta son 10s ojos que m b veu. <~Corren 10s &os, y tu azul, tu verde/sucesivos persisten siempre mozos/a travks de su innhmera mudanza. 0. GuillCn). Si el relativista viera que la mar es siempre igual aunque mude de continuo no stria relativista. Pera eso no interesa ahora.

" "Ohne ein dauerndes Vertrauen zu etwas UnzertZrbaien irn sich,,. F. Ka&a, Beira~htun~m. Nurnrner i n ...

" Cfr. E. Heller, Die Welthanr Ka&, en Eninbrer G&i Errayi. Frankfurt 1954, pp. 281-329.

'* J. W. Goethe: lTicfe Stillc hcrrrcht im Wasser,/Ohnc R e y n g ruht das meer../. En Grdkhre, Reclam, Srurrgan 1987, p. 102.

Page 9: ~tica de acogida

Ahora impona examinar la tesis relativista de que acoger al extrdo, ser tolerante con 61, exige creencias endebles. DespacharC de un plumazo esta idea superficial. El res- pet0 a lo distinto, la condescendencia amable con lo que nos suena raro, la transigencia indulgente can lo que vemos chocante, la comprensibn generosa con 10s hombres dife- rentes aue nos causao extraiieza. la convivencia flexible con costumbres diferentes, la aceptac;bn del extraiia que ha escrito su biografia con normas de otras culturas, no exige ui por ammo mandar a freir espdrragos alas convicciones firmes. No hay que volverse hiootCtico. ni un hombre sin cualidades. oara acoeer al extraiio. ;Son las creencias en- ~. . . - clenques la razbn para acoger a aquCl que no es como yo? Terminantemente no. La aceptaci6n del extraiio sblo se siente segura cuando se apoya con fuerza en esta creencia fuerte: el hombre, blanca, negro o m a r d o , masculino o femenino, encmijado a robus- to, capaz o incapacitado, cerrado o inteligente, saludable o delicado, nacida o ahn por nacer, es siempre un ser personal con ese valor de peso, valor por todo lo alto que no es capaz de comprar todo el dinero del mundo, que se llama dignidad. La Ctica personalista es la moral de acogida en la sociedad plural. Hay que creer firmemente, sin una sornbra de duda, que las personas son dignas. Si esa idea se tambalea por el vims frivolbn del credo relativista, el extra50 no estard nunca fuera de peligro. La sombra del (~da igual todo,, escoltard su existencia como amenaza fatal. Recemos porque en su vida no se cmce un nihilists que diga que algunos hombres -10s judfos, 10s ancianos, 10s de lejanas cultu- ras- no dan la talla exigida y decida hacer la criba. El sueiio multirracial sblo se hard realidad cuando la persona humana sea un valor indiscutible. La gran utopia politics, la idea multicultural de una nacibn pluralista donde vivamos en paz, se asienta en la con- viccihn, inmune al relativismo, de la dipidad humana.

7

IrC del concept0 al canto. La mar tiene un gesto hurafio y se ha vestido de luta. No es una extensibn azul donde la luz se cobija. Las olas, sucias surcos perezasas, no arieme- ten con coraje contra el litoral ardiente, ni salmodian melodias con su contrabajo ranco. No se encrespan con la furia de 10s bufidos del viento, ni se alisao para hacer una expla- nada infinita, que se mide can el cielo en una pugna sin tCrmina por lucir un rostro claro tapizado de turquesas. Ahora es campa de ceniza enwelto en gasas de niebla El cielo borroso v eris. camouneido camo el mar. llara una lluvia aoenada sobre el reeazo del " . .. i ~ o . i . .iguclr..lh 12 xn.lr, Ian73 nrn ihlr.l> h ~ l . ~ . > r r ~ h ~ con l.t;>nf~111t.t~ ;r~it.lr dr1.t) (1.15

pun111qtlllds En la rrustalllru *lc <,u,ilo ,c turl.lrrl I., m.1: v <,I arla cn abrd~o nrcl.~~c;lt.r,. Un m-biente disgustadoinmarca su amistad gris entrelamentos de lluvia. Palidez apo- tebsica, exaltacibn desvdda, delirio descolorido, culminacibn demacrada, es la tarde inde- finida. Un psisaje solidario, de hermandad languideciente, es la tarde hipacandriaca, que envuelve 10s elementos -la mar, el ciela y el aire-- en una bmma albicana. iY siendo nosotros hombre somos menas solidarios? Si el mar y el cielo no odian, (vamos a hacerlo nosotros, seres humanos? En el orden del amor, en la sociedad humana, no tiene cabida el odio. La unidad entre 10s hombres la rompe la incomprensi6n. iNosotros incompren- sivos al dolor de 10s hermanos?

iQu6 significa persona? Acabo de dar en hueso. Esa es la pregunta 6tica. Se ban vertido rios de tinta para responderla bien. Yo utilizar6 el pincel. ison las palabras pic- tbricas? Me gustaria que lo fueran, que fueran toques suaves que reflejaran la luz que despiden las personas. Me propongo retratar a la persona por dentro: su condicibn perso- nal, no su figura exterior. Ahora escoger6 un modelo. iExiste alguno mejor que el rostra

Page 10: ~tica de acogida

puro de un n&o? Dastoievsh cree que no. A1 escritor dolorido el sufrimiento infantil le partia el corazh. Lo personal, en el nitlo, brilla con una limpieza no empGada todavia. El serh mi pratotipo.

Lo primer0 que desmbre quien ve la cara de un n&o es una gran novedad. Algo nuevo bajo el sol. Nadie ha visro cosa igual. Tiene rasgos distintivos y unas seiias perso- nales. Tado hombre es algo aparte con su marca y con su sello. Cada uno es cada uno. Somos seres singulares, Gnicos e irrepetibles: harina de otro costal. Eso que hay de irre- ductible en malquiera ser humano es, en rigor, la persona. Lo ~ersonal en el hombre, sus sefias de identidad, hace de la criatura un ser insustituible. Nadie es recambio de nadie y es Lnposible Uenar el hueco que deja otra. Lo de <la rey mueno rey puesto. se refiere a la funcibn, que si es intercambiable y pueden desempefiarla individuos diferentes. Pero la persona human lleva consigo la firma y nadie puede suplirla. La b i c a novedad aparecida en la histaria: he ah; lo que es la persona.

Todos 10s rasgas d& nitla &van de su persona. Llevan grabados la huella de su impronta personal. La llantina y el berrinche solicitando alirnento, la sonrisa satisfecha al senti* cerci a la madre, el manoseo explorador de un objeto llamativa, tienen la etiqueta tipica de su personalidad. Son iux risas, son rur llantos, es ru ademh, son rus gestos, es su iovimientdf(sico. La persona es el caudillo -es el centra personal- que dispone y mo- viliza las malidades del hombre. Ser persona significa '~disposicibn de si n~ismo,,'~. Si yo no fuera Dersana no eobernarh mi ser. No le exipiria que usara sus peculiares destrezas " - . para recdrrer la vida de manera original y escribir can buen estila, de manera inconfun- dible, esa odisea existential que se llama bio~rafia. Camo dispone de si, el hombre es un individuo. La persona es indivisa, no se puede dividir y se exhibe siempre entera. Se po-

w

see, pues, a si misma de una manera campleta. Por ser perfecto individuo puede tener reladones con el universo entero. Con toda tienen que ver, no sblo con sus asuntos, 10s sujaos persanales. La persona ha de influir e irradiar su realidad. La persona, individuo universal, puede darse sin perderse. La persona no es clausura, sino apertura total: al otio, a la realidad, al miverso y a Dios. .El hombre es persona porque est6 orientado haciaDio~,,'~, Los sujetos personales se cornprometen y obligan m6s que ning6n otro ser.

Seguir& mirando a1 nitlo que me s ine de modelo para encontrar malidades que adornan alas personas. Y me llama la ateucibn que sea fueute de sorpresas. Un niiio es lo nunca visro. Es maravilla admirable que nos deja de una pieza. Es asombro interminable. Su mirada cristalina revela que las personas son seres insospechados. Ser persona significa protagonizar en si misma una innovacibn insblita. Las personas son primicias y su ser nos sobrecage cuando menos lo esperamas. Un n 5 o enriquece el mundo tan $610 con su existencia. Es la aoonacibn m h erande aue recibe el universo. Y esa es la nersana hums- - na: ser capaz de iniciativa, que da de si, se deirama, apona y es efusivo. Los seres no personales son ckceles para sf mismos. El animal y la planta, las montahs y la mar, <<con su salitre hecho cielon, son prisiones aherrojadas. Las criaturas no humanas cumplen cadena perpetua entre las cuatro paredes de su ser que no se expande. No son asi las per- sonas. La persona manifiesta su realidad escondida. No tolera la clausura y se trasciende a sf misma. Quiere ir m i all6 de si y crece, da un estirbn, mejora, toma vuela, se dilata y a

~erfecciona. Frente al feroz superhombre, que es un querer puro y duro, la persona, que

'' L. Polo, Laperrona humam y su oe&mienm, Eunsa, Pamplona 1996, p . 28. l6 lbid. p.132.

Page 11: ~tica de acogida

es donal, a&& y aumenta el mundo. "La pasona es por donde el hombre se trasciende a si m i s m ~ . ~ ,

El sdorio pcnonal para trwcndcr a1 otm no la dispersa nt csparce. El ser personal es sicmpre intimidad custdada. En el nZo tambiCn vemos la intima interioridad. No es jamis, como las cons, algo de dominio pSblico. El nulo es tmbi in un yuien, no un cosificado que sin alms ni hero interno, quc re mantiene en el ser. Aunque reciba de fuera alimento y protecu6n y la madre 1e transmita raagas de su c a G o con la luz de la nnrada, no es un Grpansitatio qne vlva dd exterior. Su natualaa es s u p de m a mane- ra tan m a que seda e r r h o decir que la construye despacio con elementos & fucra. O u a vez se muestra el d i p wmo espcjo refnlgente que refleja la persona Yes que la persona humana es la intimidad de un qnien que no precisa atrapar elementos exteriores -poseer cosas extemas a a s h l a r el entorno- ara mantener en pie su ser h i c o en la &stencia L a s p e r m son los sera que gozan &! e subusteucia y hsponen de si mismos. No arrastran ~eudamente la aristenc~a *or el ~lunda como si h r a un naauete ouc hn- . bieran de trakportar desde una parte a otra p a m Ni son snaves c o r n el pant= que acata sin rechistar 10s dicrados exteriores. Son ellos, p r el contrario, 10s que llevan la bamta con q w dutgu las asas. La persona es el manno quepone la proa a 10s vientos que propulsan a la nda. Planificar la &en& es una tarea a su cargo. Ella organka, asimismo, sn propianaturaleza, que es s u p raddmeme, que la puede llamar &ax.

iEslarnral personal la &ca de acoguniento en la sociedad plural? lPor q d es el ser personal capaz de acoger d otro? POI una ramin sench: porque la persona humana, m6s m e em&, comste. EI aislamiento es la mume delas personas human~s. La mcomuni- caci6n dertroza rus energias interiorcs. La exclusidn v gpanamiento del traro con otros hombres &era su dignidad. Expulsar a una pcrsona de la sociedad bumana es hacer quc - muera en vlda

- Me aprovechar6 del S o , antes que me plda a gritos que lo de'e irse a jugar, para

descuhrir en U que las personas existen solamente d coexisten. 0 .6 servemos c6mo el d o GO- auna man familia. El abnelo le hau: fiestas w n un brdlo en la mwada one - " u

delata su ternura. La madre, con Ion ojor derrctidos, lo ac ida un poco m& para &e salga a la callc dc veinticmco alf~lere~. El padm le da conscjos para qur no re pclee con rus amieos de iureo. Los hrrmanor cavilan la manera dc chincharlc. A todos rcLne el , " nulo. ~ ~ t o d o s junta, concentra, integm, aglutina Es como i m h atrayente que r e h e en asamblea en una asamhleaplenaru, a indiv~duos separados. Asl es la persona humana. Su vlda es cornunitaria porque su natnraleza agrupa. El ser personal congrega En esm es como lo bello, que congrega iluminando e invrta a todos 10s hombres a un consejo uni- versdpara admuar sn e~lendor . -El ser personal existe en curnundad porque su pmpio d m a m h o rehe, congrega. Lapersona abre un imb~to en torno snyo en el que actlva- menre se inregra Esre r i p de mt ac ib es lo dial6g1cov".

Hablar es la orneba derta d x coexinencua humam. El hiloco demuenra oue las ' - personas existen & amanera inaudita qua sellama coexistencia. La persona no =;am& un suieto mdeeendiente. La autonomia ~ersonal se mueve dentro del marco auemarca Ia rorxktmcia. independiente es el srr q;e siempre hace rancho apmc. S61o re mete en si m m o lr tonuga o d ga16pago. Asi no ran lar penanaj: dcsligadas de lor otros, prcsar de inhvidualismo, excntas, sii compromises, exonrradas de todu. Ser persona rs cocxinir.

" I b ~ d p.35. " Ibtd p. 74

Page 12: ~tica de acogida

32 So~edadMuiticuiturai. A r m drl XXX Conse~o Unio'97 SeviNn, 1997.

El vivir independiente no es un vivir personal. El sujeto independiente echa a volar co- mo el ave y no se casa con nadie. Se desliga de las otros como un francotuador.

iSentiriamos soledad si fuera la independencia, no la vida solidaria de hombres en comunidad, la existencia peculiar de 10s seres personales? La soledad no heriria si la vida oersonal &era una vida salvaie oerdida par la maleza. ;Ouk seria de una persona sin com- . . . .

r ~ ) .tn,~sr,ad, f r~ ter~~~d. t -1 con <>rro\, un c~mp.~itcrtsn~o .alguno, vn c o n c o r J ~ . ~ ni Irmonla, 5, sul ixrtmmar con naJlr? ;l'ur qu: d u r l r 1.1 <oled~rl? <Pur qui rl .~lm.l rollrar~a rezuma klancolia? iPor au& el triite solitario, aue se comes; pan solo, se siente como \ . r l m ~ cn pm3 ::\ quc ,r. Jcbc 11 ~ngtr\tm quc rrur;rtr.~,ic dr pron'rc, ;umdu ,c ~ d u ~ i u -1cI .~ lm.~ r.a wlrJaJ coxnpacr2, den<= Lumu una rnurall.~, q w no\ I I I U I ~ I C ~ C .tpart.t-lor dcI munJu \. dc Iar drmas returci;rldsnos dr Dc'm v Jr,tlland; dh,r.~n7,1' Sr Jehe 3 la r\,lr- & . dad. iY ;dm0 es pasible, en cambio, que das personas amigas, dos vencedores triunfantes de 10s estragos que causa la soledad en el alma, sientan el drdeno ocaso de la tarde sobre el mar, que se suma a la congoja del phido oscurecer con nocturnos marineros que im- provisa el oleaje, como suave entreluces, como luz en retirada hacia lugares remotos a buscar luz mtilante para el nnevo amanecer, que invita al rezo del Bngelus? Es posible por la alquimia del amor y la amistad. iC6rno podria la amistad llevar a cabo su obra si la vida personal se gozara en soledad? iSi re frotara las manas en completo apartamiento sin golpes de desazdn por la ausencia de otros seres? La amistad seria algo inhtil si la vida personal &era vida en soledad.

.La soledad es la tragedia pura para el ser personal~)'9. iQuk le ocurriria al n S a que me ha servido de espejo si la dejkamos solo? Sin duda pereceria. Todo hombre muere un poco cuanda vive solitario. Leapardi ve a 10s hombre sin la grata camp&ia de las personas queridas como seres mutiladas. Aunque el poeta patktico cree que el vivir es desdicba y es una dicha el morir, la muerte de un ser querido, confiesa maravillado, amputala vidapropia. w...iY quikn podria,/ camo seria justo,/desear el postrer dia de 10s que ama/para quedar mutilado de si mismo?,,. '~Arrancar de 10s brazos del amigo al ami- go. (Di itrappar dalle braccia/all 'arnico l'amico) hunde a la persona humana en profunda soledad. La existencia solitaiia destroza al ser personal. iResulta extr&o que Holderlin, otra poeta abisal, pida a gritos camp&a? l~iNi un alma, ay, ni una sola para este corazdn mio?x (Ach keine Seele, keine f i r dierer Herzi) La soledad es tan yerta, tan hostil a la exis- teucia, que desmorona la vida. Y la anistad, el afecto cordial con lor intimos de siempre, lalevanta. El poeta sabe bien que la vida trabajosa no se alegra en saledad: ~610 el amiga la alegra. qPor quk no ablandark mi trabajosa/vida, en miseria y 16grimas pasada, un corazdn comiga endurecido?. Destruida la persona presa de la soledad, es levantada de nueva nor esa amistad sublime clue se denomina *amor,,. .Yo no veo las cosas a otra luz

i que tu $rente,,. <<Yo no quiero mas luz que tu sombra dorada,,. Quien dice eso a otra per- sona ha vencido para siempre ese mal asolador que se llama soledad. Tiene el camino expedito parapriseguir la marcha de ascenso coniiiuado cuya cumhre es la persona.

8

La soledad hace trizas a 10s seres personales. La persona es coexistencia. Los sujetos nersonales son seres irreductibles. He ah; tres erandes princiuios de la moral personal. " Ellos nos marcan la pauta para disefiar la kica de la saciedad plural.

'° Ibid. p. 73.

Page 13: ~tica de acogida

Si a alguien le es indiferente la soledad de otro hombre, no entiende ni por asomo lo que es el problema ajeno. El hielo y la indiferencia a la suerte del extraiio es la farma m i cmel de desinterks por todo que se llama apasotismo,,. El pasota vive el tiempo de mane- ra desidiosa. Se limita a verlo huir, como una corriente inene, sin impartarle las cosas aue oasan drededor. Ouien ve como si tal cosa 10s lances de la fortuna de cualauier oer-

A . A * sona humana es un hombre que desiste de paner tado su empefio en proyectos generosos yen aspiraciones grandes. Encogikndose de hombros decrece camo persona. Recortando v reduciendo el radio de su inter& no establece relaciones. No es un individuo erande m ~~

4°C rebasa la miseria de su mezquino interks. No es una buena persona. La persona hu- mans, a la que no constituye el interks egoista, es mbs excelsa que el mundo: estk por encima de kl. Pero quien no presta ayuda vincula su ser al mundo de las cosas materiales y lo divorcia insensible del muudo de las personas.

,cEse es su problems,,. He ahi la frase de rechaza del egoista pasota que no echa un capote a nadie. Nada aporta a los demL -ni gestos de simpatia, ni r6fagas de bondad, ni una mirada de aliento- el sujeto despegado sordo a los gritos de auxdio y ciego para advertir el vdoi de las personas. No descubrir la persona, pasar de largo a su lado, es lo mismo que decir que no existe el problema ajeno. Asi es como crea el pasota esa situa- cibu humana llamada i~incomunicacidn~. El otro no me concierne, su problems es su problema, que se las arregle solo. La incomprensibn es el fmto, amargo como retama, de mirar hacia otro lado para no ver la persona. La incamprensibn resquebraja la unidad entre 10s hombres. La incomunicacibn pasota es traicibn alas personas: porque no presta

municacidn entre seres personales. La persona es coexistencia. El hombre no existe a solas, ni es Gnico, ni exclusive.

Este rasgo distintivo de Ins seres personales invita a buscar al prdjimo en la sociedad plural. El prdjimo no estd ante mi como redidad mostrenca. Ni se da ya por supuesto como algo fijo y estable. El prdjimo hay que buscarlo. La pregunta evang61ica q y quikn es mi prbjimo?', (LC 10,29), que precede a la parebola del samaiitano, contiene una arien- taci6iparala existencia hu&ani. Preguntar GuiCn es mi prbjimo, si es una pregunta seria no alga por curiosidad, lleva a orgaolzar la vida de manera diferente. La interrogacibu insblita repercute en mi existencia reorientindola de nuevo: abrihndola de par i n par para que en ella se dh la irrupdbn de la persona. Ir al encuentra del prdjimo eienderkar la vida hacia una gran novedad. Es olvidarse de si para atender d herido. Es reemplazar la rutina de ocuparse de lo propia por la vrimicia-novisima de hacer sitio a la oeisona. . . . Scr prAllmo .,s .ucnl,tlr cc~n otn,* wrr \ ht;rnmC,* C:c>cx~rrcr , I ~ L L I I I C , I qlllCn'20CY15tC n., c t >inallmmnrc lo ltro. UUJ ;L);< I I I > U ~ ~ ~ . I I I ~ L . I I ;L,LLLU I J plrI1rl i n > p , ~ r ~ b l ~ quc IL. L n t L ,

en mi c-a, sino otro ser personal, capaz, lo mismo queyo, de coixistencia conmigo. Coexistiendo uno can otro desaparece el dominio. Ni yo sojuzga a mi prdjimo ni el prbjimo me oprime a mi. Coexistir entre personas significa mantener la entidad irreperi- ble de cada una de ellas: respetar su libertad.

La coexistencia sociable entre seres personales trastoca ldas estmcturas*. La razdn mecaolcista menoscaba a la persona trocindola en una pieza de redes impersonales. El sentido de lavida se os-ece y vuelve opaco cuando la organizacidn social obedece leyes ciegas. Para llenarlo de luz, para percibirlo ti do, es preciso cooperar. Promover la caoperacidn es una ureente tarea Dam hacer m e res~landezca la coexistencia oersonal. ~ e i o hay que orquestaaa bien. Es pieciso estn;cturaria. iY que puede significa; corgani- zar la cooperacibn~~? Pues sencillamente esto: humanizar de raiz las eamcturas saciales.

Page 14: ~tica de acogida

34 So~iedadMultirultural. Acrnr delXXX Conrego Univ'97. Seutlla, 1997,

La estmctura imversonal. va sea en el camvo volitico o en el terreno econbmico. ha de . . .cJcr $11 lugar a1 ordcn comunlrlrlo dc rcl.tcconc~ Ixn;\.<.la\ \, 1r.aro ~nrcrpcrronal. I'crsu- nrll,.>r < I ruun,lo nu r , una larca cle Cl~lr, t i t ;ompcrr $ 3 1 ~ dl < < t i t o . l'er\onall;rar cl mundo es una tarea de todos. Nadie queda descartado.de la empres> deponer a la huma- nidad en forma. La cooperacih invita a todo el g&nero humano. El pluralismo social, la diversidad politics, la variedad cultural, no basta para romper la unidad entre 10s hom- bres. Tan s6lo la incomprensi6n rompe la unidad humana. *La organizacidn de la coo- peiaci6n humana lleva a la aceptaci6n de todos, sin resquicios para discriminaciones o ;echaz~s',~~.

Los sujetos personales son seres irreductibles. Este es el tercer principio de la moral de acogida en la sociedad plural. Su principal exigencia es evitar en redondo que el hom- bre se cosifique. 0 que se convierta en masa, pues la masa significa eclipse de la persona. La masificaci6n impide que el & d o solidario conecte al hombre uno a uno. La atadura solidaria que une a 10s seres humanos, como individuos distintos no como cosas iguales, salta hecha Aces al aire cuando la persona humana uierde su esuecial perfil al disolverse en la masa. El v i n d o solidario esbosible solamen& entre sere; persoiales. Se es solida- rio con a lp im. La cohesi6n fraternal se establece sin remedio entre personas humanas: entre un &ien ineducrible y otro quien irreducrible. La fraternidad, iueva porque,une a personas, que son la gran novedad, es un prngrama de personificnci6n. Su objet~vo es conquistar la persona para la persona. Quisiera que relumbrara la dignidad personal. Esa es la culminaci6n de la moral de acogida en la sociedad plural.

lo Ibid. p. 117