Transgénicos

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89 Genética. Transgénicos. Efectos adversos 41 La aparición de nuevos estudios sobre los posibles efectos adver- sos para el medio ambiente del cultivo de transgénicos están sembrando dudas en la comuni- dad internacional. Dos informes sobre daños a sendas especies de insectos han servido a Luxembur- go y Alemania para vetar formal- mente en su territorio el cultivo de estos productos. Además, un reciente estudio en EE UU alerta del fracaso en las pretensiones sobre el aumento de la producti- vidad, argumento sobre el que en parte se ha basado la defensa de los transgénicos, especialmente en países en desarrollo, como una solución para contribuir a la erradicación del hambre. Alemania agitó la polémica el martes al anunciar que se con- vierte en el sexto país de la Unión Europea en prohibir en su territo- rio el cultivo de organismos mo- dificados genéticamente (OMG). Se une así a Austria, Grecia, Fran- cia, Hungría y Luxemburgo (más Italia y Polonia, que tampoco los permiten de hecho porque tie- nen moratorias) en prohibir el cultivo de maíz MON 810, único OMG cuya siembra se permite en la UE y del que España acapara el 75% de la producción, con casi 80.000 hectáreas. Desde que la UE autorizó el cultivo, importación y consumo del MON 810 en 1998 (mediante la Directiva 2001/18/CE), los paí- ses han podido acogerse a la “cláu- sula de salvaguardia”, un procedi- miento que la ley reserva por el que un país puede alegar nuevos conocimientos científicos sobre riesgos medioambientales o sani- tarios para “restringir o prohibir provisionalmente en su territorio el uso o la venta de dicho OMG”. Los países que se acogen a es- ta cláusula tienen que remitir los informes sobre los que basan su decisión a la Comisión Europea, que encarga a la Agencia Euro- pea de Seguridad Alimentaria (EFSA) los análisis y evaluacio- nes, y sería de acuerdo con éstos que la Comisión Europea podría obligar al país a levantar la prohi- bición. Hasta ahora, la EFSA no ha encontrado suficiente base científica en ninguno de los infor- mes; en la última ocasión, en fe- brero, tanto la EFSA como la agencia francesa se pronuncia- ron negativamente sobre los in- formes presentados por Francia, afirmando que no encontraban riesgo alguno medioambiental o sanitario en la producción del MON 810. Los informes presenta- dos por Alemania y Luxembur- go, publicados en 2008, aún no han sido transmitidos a la EFSA, afirmó ayer Josep Casacuberta, miembro del panel de transgéni- cos de la agencia: “Cuando se pu- blica un nuevo artículo, la comu- nidad científica lo debate; ahora habrá que ver estos nuevos infor- mes pero, por ahora, no ha habi- do ninguno que haya aportado datos concluyentes sobre riesgos al medio ambiente o a la salud”. Los estudios, publicados en la revista Archives of Environmental Contamination and Toxicology,ha- blan de los daños producidos a la pulga de agua Daphnia Magna ya la mariquita Adalia Bipunctata. Ambos realizados en laboratorio, para la primera especie constata, en una alimentación realizada ex- clusivamente a base de maíz MON 810, un aumento del riesgo de mortalidad y de las capacida- des de maduración sexual. En el caso de la mariquita, el estudio se realizó en estados de inmadurez (larvas) y observa, en determina- das concentraciones, un aumen- to de la mortalidad. No obstante, ambos estudios se muestran muy cautos en sus conclusiones y su- gieren la necesidad de nuevas in- vestigaciones. El MON 810 está modificado genéticamente mediante la intro- ducción de una proteína que repe- le el taladro, un insecto de la pla- ga que más afecta al maíz y que se encuentra sobre todo en Espa- ña y más concretamente en la zo- na del Delta del Ebro, donde hay más hectáreas de cultivo (un ter- cio de todo el que se produce en la UE); este OMG está patentado por la multinacional Monsanto. Según Pere Puigdemont, investi- gador del Grupo de Ética de las Ciencias y las Nuevas Tecnolo- El transgénico tropieza Nuevos estudios científicos en EE UU y Europa arrojan dudas sobre la seguridad y la eficiencia de los cultivos genéticamente modificados Alemania es el sexto país de la UE en prohibirlos España lidera la producción en el continente con un 75% del total La UE no considera concluyente ninguno de los informes que se han presentado La falta de acuerdo hace que cada país miembro actúe unilateralmente CRISTINA CASTRO Agricultores alemanes muestran pancartas contra los transgénicos en una protesta celebrada el miércoles pasado en Múnich. / afp

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Genética. Transgénicos. Efectos adversos41

La aparición de nuevos estudiossobre los posibles efectos adver-sos para el medio ambiente delcultivo de transgénicos estánsembrando dudas en la comuni-dad internacional. Dos informessobre daños a sendas especies deinsectos han servido aLuxembur-go y Alemania para vetar formal-mente en su territorio el cultivode estos productos. Además, unreciente estudio en EE UU alertadel fracaso en las pretensionessobre el aumento de la producti-vidad, argumento sobre el que enparte se ha basado la defensa delos transgénicos, especialmenteen países en desarrollo, comouna solución para contribuir a laerradicación del hambre.

Alemania agitó la polémica elmartes al anunciar que se con-vierte en el sexto país de laUniónEuropea en prohibir en su territo-rio el cultivo de organismos mo-dificados genéticamente (OMG).

Se une así a Austria, Grecia, Fran-cia, Hungría y Luxemburgo (másItalia y Polonia, que tampoco lospermiten de hecho porque tie-nen moratorias) en prohibir elcultivo de maíz MON 810, únicoOMGcuya siembra se permite enla UE y del que España acaparael 75% de la producción, con casi80.000 hectáreas.

Desde que la UE autorizó elcultivo, importación y consumodel MON 810 en 1998 (mediantela Directiva 2001/18/CE), los paí-ses hanpodido acogerse a la “cláu-sula de salvaguardia”, un procedi-miento que la ley reserva por elque un país puede alegar nuevosconocimientos científicos sobreriesgos medioambientales o sani-tarios para “restringir o prohibirprovisionalmente en su territorioel uso o la venta de dicho OMG”.

Los países que se acogen a es-ta cláusula tienen que remitir losinformes sobre los que basan sudecisión a la Comisión Europea,que encarga a la Agencia Euro-

pea de Seguridad Alimentaria(EFSA) los análisis y evaluacio-nes, y sería de acuerdo con éstosque la Comisión Europea podríaobligar al país a levantar la prohi-

bición. Hasta ahora, la EFSA noha encontrado suficiente basecientífica en ninguno de los infor-mes; en la última ocasión, en fe-brero, tanto la EFSA como laagencia francesa se pronuncia-

ron negativamente sobre los in-formes presentados por Francia,afirmando que no encontrabanriesgo alguno medioambiental osanitario en la producción delMON810. Los informes presenta-dos por Alemania y Luxembur-go, publicados en 2008, aún nohan sido transmitidos a la EFSA,afirmó ayer Josep Casacuberta,miembro del panel de transgéni-cos de la agencia: “Cuando se pu-blica un nuevo artículo, la comu-nidad científica lo debate; ahorahabrá que ver estos nuevos infor-mes pero, por ahora, no ha habi-do ninguno que haya aportadodatos concluyentes sobre riesgosal medio ambiente o a la salud”.

Los estudios, publicados en larevistaArchives of EnvironmentalContamination andToxicology, ha-blan de los daños producidos a lapulga de aguaDaphniaMagna y ala mariquita Adalia Bipunctata.Ambos realizados en laboratorio,para la primera especie constata,en una alimentación realizada ex-

clusivamente a base de maízMON 810, un aumento del riesgode mortalidad y de las capacida-des de maduración sexual. En elcaso de lamariquita, el estudio serealizó en estados de inmadurez(larvas) y observa, en determina-das concentraciones, un aumen-to de la mortalidad. No obstante,ambos estudios semuestranmuycautos en sus conclusiones y su-gieren la necesidad de nuevas in-vestigaciones.

El MON 810 está modificadogenéticamente mediante la intro-duccióndeunaproteínaque repe-le el taladro, un insecto de la pla-ga que más afecta al maíz y quese encuentra sobre todo en Espa-ña y más concretamente en la zo-na del Delta del Ebro, donde haymás hectáreas de cultivo (un ter-cio de todo el que se produce enla UE); este OMG está patentadopor la multinacional Monsanto.Según Pere Puigdemont, investi-gador del Grupo de Ética de lasCiencias y las Nuevas Tecnolo-

El transgénico tropiezaNuevos estudios científicos en EE UU y Europa arrojan dudas sobre la seguridad y laeficiencia de los cultivos genéticamentemodificados Alemania es el sexto país de laUE en prohibirlos España lidera la producción en el continente con un 75% del total

La UE no consideraconcluyente ningunode los informes quese han presentado

La falta de acuerdohace que cada paísmiembro actúeunilateralmente

CRISTINA CASTRO

Agricultores alemanes muestran pancartas contra los transgénicos en una protesta celebrada el miércoles pasado en Múnich. / afp

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18 de abril de 2009

gías de la UE, el Centro Superiorde Investigaciones Científicas(CSIC) junto con la UniversidaddeLérida, han realizado investiga-ciones para vigilar el impacto delcultivo de MON 810 sobre otrosinsectos. “No se han podido de-mostrar efectos adversos, másbien al contrario, ya que no es ne-cesario usar tantos insecticidas yeso favorece a la biodiversidad”,afirma el investigador.

No son de la misma opiniónlas organizaciones ecologistas,que estiman que el cultivo de lostransgénicos está suponiendo“un gran experimento con la Hu-manidad, ya que no conocemos lacapacidad real de extensión ymultiplicación de este gen”, afir-ma Tom Kucharz, portavoz deEcologistas en Acción.

Dejando a un lado el riesgo dedañosmedioambientales o sanita-rios, resulta interesante el estu-dio Failure to yield, de Doug Gu-rian-Sherman, de laUnion of Con-cerned Scientist, una reconocidaorganizaciónamericana de cientí-ficos preocupados por temas am-bientales. En él, Gurian-Shermantrata dedesmitificar las pretensio-nes de aumento de productividadque desde el principio han giradoen torno a los transgénicos. El in-forme asegura que, tras 20 añosde investigaciones y 13 de comer-cialización en EE UU, los OMGque toleran herbicidas no hanconseguido un incremento de laproductividad y que éste ha sidomarginal en los resistentes a in-sectos (como el MON 810).

Pese a las promesas de las in-dustrias, el autor de Failure toyield asegura que el incrementoen el rendimiento se ha debido alos avances en las técnicas agríco-las más que a las propiedades delos transgénicos. El informe diceque el maíz BT (como se conocela modificación genética delMON 810) ha conseguido incre-mentar la productividad alrede-dor del 3 o 4% en ese país tras 13años de cultivos. El informe con-cluye que la productividad tam-bién puede incrementarse a tra-vés de técnicas de carácter ecoló-gico y pide a las autoridades quefomenten este tipo de cultivos, so-bre todo en países en desarrollo.

La empresa que posee la pa-tente delMON810, lamultinacio-nalMonsanto, recibió la autoriza-ción para comercializarlo en Eu-ropa en 1998 y ahora está en trá-mites para obtener una prórrogapor otra década. “Es un procesocomplejo”, asegura Jaime Costa,director de Asuntos Regulatoriosde la empresa, “entregamos losinformes a finales de 2007 y esta-mos pendientes de su respuesta”.

La multinacional se defiendede susmuchos detractores asegu-rando que la regulación europeaes muy estricta y que se cumplecon todos los estudios y segui-mientos exigidos. Costa apela ala seguridad del producto con undato. “Entre los años 2003 y 2007hubo 62 alertas y notificacionesde seguridad alimentaria por pre-sencia demicotoxinas en elmaíz:43 fueron de cultivo convencio-nal, 19 ecológico y ninguna seprodujo en maíz transgénico”.

En Monsanto, la decisión deAlemania ha causado “sorpresa”,y no descartan tomar “medidasjurídicas” contra la prohibición.Costa esgrime: “Estamos preocu-pados porque se están haciendolas cosas al margen de la estrictaregulación existente”. El directi-vo de la empresa defiende que“no puede ser en Europa, dondese cultiva el 0,3% del maíz a esca-lamundial, donde primero se no-ten efectos adversos y no en Esta-dos Unidos u otros países dondese cultiva de forma masiva”.

Pere Puigdemont estima quela decisión alemana, un país queapenas cultiva el producto (alre-dedor de 3.600 hectáreas), “estámotivada por presiones políti-cas, porque no hay base científi-ca que justifique la prohibición”.Es cierto que, aunque la EFSA (yen algunos casos las de los pro-pios países, como la agencia fran-cesa el pasado mes de febrero)ha concluido que no existían da-ños, la agencia es tan sólo un ór-gano consultivo y tendrían queser los paísesmiembros, a travésde un acuerdo, los que obligasena levantar la cláusula, algo quehasta ahora han impedido las po-siciones enfrentadas.

El secretario de Estado de Me-dio Rural y Marino, Josep Puxeu,fue duro esta semana en relación

al veto de los países de la UE: “AFrancia, como exportador, le en-cantaría que Europa tuviera queaprovisionarse exclusivamenteen su mercado”. Sobre Alemania,Puxeu afirmó que “no tienen laplaga” y “están suficientementedotados con su producción”.

El sector agrícola también es-tá, por su parte, dividido. CarlosFerrer, presidente de la Asocia-ción de jóvenes agricultores(ASAJA) de Huesca y vicepresi-dente de la Asociación de Produc-tores de maíz, es partidario delos OMG: “Si tenemos que compe-tir con los productos de fueraqueremos jugar con las mismasoportunidades”. Ferrer dice quesu asociación no entra en temascientíficos, “porque las investiga-ciones las tiene que hacer quiencorresponda”. No obstante, aña-de: “No podemos quedarnos en elvagón de cola de la biotecnologíay dejar de ser competitivos”.

No son de la misma opiniónlos colectivos de agricultura eco-lógica. Víctor Gonzálvez, presi-dente de la Sociedad Española deAgricultura Ecológica, aplaude ladecisión de Alemania, de la queespera que “haga al Gobierno en-tender que no es una cuestión deprogresismo, es una cuestión dedudas y hay que aplicar el princi-pio de precaución”. Gonzálvez di-ce que su asociación no cuentacon datos sobre cultivos pero queen los últimos años se han dividi-do “por tres o cuatro”.

La principal queja de los pro-ductores ecológicos viene por lacuestión de la llamada “coexisten-cia” entre los cultivos de OMG yecológicos. El problema está en laposible dispersión del polen delmaíz transgénico a cultivos ecoló-gicos, polinizando estos últimos ypor lo tanto, imposibilitando sucatalogación como tales. Puigde-mont asegura que se ha demos-trado que 25 metros de separa-ción son suficientes para que no

exista riesgo de mezcla, pero losecologistas denuncian que nohay garantías. En este sentido,muchos países tienen ya regula-da la distancia que debe existirentre las diferentes plantaciones,algo que España aún no ha he-cho, pese a haberlo anunciado re-petidas veces desde 2005. El se-cretario de Estado de Medio Ru-ral, Josep Puxeu, declaró esta se-mana que el Gobierno español“pide a la Unión Europea queadopte una posición para el culti-vo, porque si hay algún problema

de coexistencia defina cuales sonlas reglas del juego”. Este periódi-co trató, repetidas veces y en bal-de, de preguntar por la regula-ción en España.

La confusión sobre los transgé-nicos viene, en parte, de la contra-dicción existente entre las restric-ciones al cultivo y el silencio so-bre la importación y el consumo,lo que es otra gran preocupaciónpara los agricultores. El presiden-te de ASAJA critica: “Quieren po-nernos trabas al cultivo cuandoEuropa importa al año 50 millo-nes de toneladas de soja transgé-nica, que si no la tuviéramos nohabría ganado”. Puxeu tambiénse pronunció en este sentido: “Noquiero entrar en el terreno cientí-fico, pero tantos y tantos produc-tos como el pan, las levaduras, los

vinos, los quesos, la insulina delos diabéticos están elaboradoscon productos transgénicos, queparece que estuviéramos demoni-zando los avances de la biotecno-logía”.

La incertidumbre que gene-ran estos productos provoca, porejemplo, que casi la totalidad dela producción del MON 810 se di-rija a la elaboración de piensos yque la mayoría de las empresasse abstengan de utilizarlo paraconsumo humano, pese a estarautorizado. La normativa de laUE obliga a la etiquetación de losproductos elaborados con trans-génicos como tales; algo que re-sulta insuficiente para las organi-zaciones ecologistas: “Pedimosque se controlen también los ani-males alimentados con transgéni-cos”, dice Kucharz.

La lucha contra los transgéni-cos, liderada desde siempre porlas organizaciones ecologistasaunque apoyada por otros gru-pos, ha tomado esta semana másfuerza, motivada por la decisiónde Alemania. Embajadas y consu-lados de España en varios paísesde Europa fueron el jueves esce-nario de protestas y hoy está pre-vista una manifestación en Zara-goza, a la que ya se han sumadomuchos colectivos, como las aso-ciaciones de consumidores. LaUnióndeConsumidores (UCE) la-mentó recientemente que, mien-tras que lamayor parte de los paí-ses del entorno comunitario tien-den a prohibir la producción deOMG, “en España se siguen culti-vando a gran escala”. La Confede-ración de consumidores y usua-rios se expresó en la misma líneay reclamó “más investigaciones,transparentes y públicas”.

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Los ecologistasadvierten de la faltade conocimiento deefectos a largo plazo

Entre 2003 y 2007hubo 62 alertas pormaíz, ninguna por lavariedad transgénica

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Cultivos agrobiotecnológicos en el mundoEn millones de hectáreas. Año 2008.

EL PAÍSFuente: Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas (ISAAA).

ESPAÑA0,1

Alemania<0,05

República Checa<0,05

Polonia<0,05

Eslovaquia<0,05

Rumania<0,05 China

3,8

India7,6

Filipinas0,4

Egipto<0,05

Australia0,2

Burkina Faso<0,05

Sudáfrica1,8

Brasil15,8

Paraguay2,7

Uruguay0,7

Argentina21

Chile<0,05

Bolivia0,6

Colombia<0,05

Honduras<0,05

México0,1

Estados Unidos62,5

Canadá7,6

Portugal0,1

Países que cultivan un mínimo de 50.000 hectáreas agrobiotecnológicas.

Países que cultivan maíz.

Hay restriccionessobre el cultivo, perono sobre el consumoni la importación

Un agricultor: “Noqueremos quedarnosen el vagón de colade la biotecnología”

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