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Un análisis de las estructuras binarias en “Las Memorias de Mamá Blanca” de Teresa de la Parra. Literatura española Master, 2008 2009 Liesbeth Maes Promotor: Prof. Dr. E. Houvenaghel Master: español inglés

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Un análisis de las estructuras binarias en “Las Memorias

de Mamá Blanca” de Teresa de la Parra.

Literatura española

Master, 2008 – 2009 Liesbeth Maes

Promotor: Prof. Dr. E. Houvenaghel Master: español – inglés

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Índice de materias

Prólogo ..................................................................................................................................... 4

I. PARTE INTRODUCTORIA

Introducción .................................................................................................................. 5

1. Biografía de Teresa de la Parra ................................................................................ 6

2. Un esbozo histórico de Venezuela ........................................................................... 8

2.1. La situación histórica de Venezuela hasta la independencia ..................... 8

2.2. Venezuela en los siglos XIX y XX ........................................................... 9

3. La obra de Teresa de la Parra en su contexto histórico-político ............................. 11

3.1. La recepción mundial de “Las Memorias de Mamá Blanca” .................. 12

3.2. Breve resumen de la obra investigada ..................................................... 14

4. Estado de la cuestión .............................................................................................. 16

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II. ANÁLISIS

Las estructuras binarias en el contexto literario de “Las Memorias de Mamá Blanca” ......... 18

1. Un análisis temático del contenido de “Las memorias de Mamá Blanca” ............. 18

1.1. La infancia versus la edad adulta a través del recuerdo del

paraíso perdido ............................................................................................... 18

1.2. La barbarie opuesto a la civilización ....................................................... 20

1.3. La mujer y el hombre, una representación de dos mundos distintos ....... 23

2. Un análisis formal de “Las memorias de Mamás Blanca” ..................................... 30

2.1. El género de la novela.............................................................................. 30

2.2. Las estructuras binarias aplicadas en un análisis narratológico............... 32

2.2.1. El narrador, ¿dos puntos de vista? ................................................. 32

2.2.2. Pasado versus presente .................................................................. 37

2.2.3. El espacio; el campo versus la ciudad ........................................... 41

2.2.4. Los caracteres opuestos dentro de la novela .................................. 46

3. La denuncia indirecta en la segunda obra de Teresa de la Parra ............................ 53

3.1. Los temas denunciados en la obra ........................................................... 53

3.2. ¿Cómo se presenta la denuncia en la novela? .......................................... 54

Conclusión .......................................................................................................................... 59

BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................ 61

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Prólogo

Al comienzo de una carrera universitaria empieza realmente el último nuevo capítulo de toda

la carrera escolar. En aquel momento, se queda atrás la formación media y se puede elgir una

formación en el campo de su ámbito de interés. Después de un increíble viaje por Guatemala

cinco años pasados y varios viajes de verano en España, no me cupe la menor duda de

dedicarme a los estudios filológicos en la universidad de Gante lo que hasta el momento sólo

avivó mi interés para la lengua y la cultura española.

Finalmente, para llevar la carrera a buen término y para demostrar que verdaderamente se

merece el título de Master en Lenguas y Literaturas español e ingles, debemos elaborar una

investigación científica en nuestro campo de estudios. En esta tesina de maestría examino un

tema literario lo que sin duda requiere mucho de mi tiempo para leer, rebuscar y reunir

información sobre mi tema de interés. A continuación, me dedico a la investigación de un

tema que hasta ahora no ha sido investigado exhaustivamente. Llena de optimismo empiezo

este trabajo extenso arodeada y apoyada por la compañía adecuada.

Por eso, quiero dar las gracias en primer lugar a mi promotor que siempre me apoyó con

buenos consejos. Además, siempre estaba disponible para cualquiera información

suplementaria.

En último lugar, quiero dar las gracias a mis padres por su apoyo incondicional durante mi

carrera universitaria, la cual finalizo ahora con esta tesina de maestría. Además de eso, me

han apoyado mucho a lo largo de este proceso intensivo.

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I. PARTE INTRODUCTORIA

Introducción

Teresa de la Parra es indudablemente una de las autoras femeninas más destacadas de la

literatura venezolana del siglo XX.1 En aquellos tiempos, no había muchas escritoras

femeninas en el continente latinoamericano particularmente a causa de la situación histórica y

política muy turbulenta. El machismo, introducido por los españoles después de la Conquista,

reinaba varios siglos y tuvo gran impacto sobre la posición de la mujer en la sociedad

venezolana. Tardó mucho tiempo hasta que la mujer fue tratada igual al hombre en cuanto a

su aptitud para escribir una novela. Teresa de la Parra sin duda aceleró aquel proceso con sus

pocas escrituras significantes. La breve biografía de la autora consiste en sólo dos grandes

novelas que van complementadas de dos diarios, tres cuentos y algunas cartas y conferencias.

Su última novela “Las Memorias de Mamá Blanca” forma el tema central de esta

investigación.

Después de ponerme al corriente del objetivo de esta tarea, empecé a dividir el trabajo en

varias fases. Armada con unas informaciones de fondo sobre la vida de la autora, la situación

histórica del país venezolano, así como información sobre la recepción mundial de la obra de

la autora, pude dedicarme a un análisis detallado de la obra investigada. Durante esta primera

fase que trato en la parte introductoria de este trabajo, pasé el mayor tiempo leyendo y

observando lo que ya había sido escrito sobre Teresa de la Parra y sus escrituras. Saltaba a la

vista que la información tratando esta autora era escasa y que consiguientemente debí ampliar

mi dominio de investigación. Volveré sobre este particular en mi estado de la cuestión. Los

datos personales encontrados en las pocas escrituras resultaron un aporte interesante para el

análisis, particularmente por el carácter semi-autobiográfico de la novela. Estas informaciones

me ayudaron además en la búsqueda de la historia auténtica de la vida de la escritora.

Entonces, en la primera parte introductoria que sigue, el lector encontrará una exposición de

la vida de Teresa de la Parra y sus obras situadas en los tiempos innovadores del siglo XX.

1 Arteaga, Valmore Muñoz y Arria, Piero. Notas sobre Teresa de la Parra. [online] URL:

<http://www.ucm.es/info.especulo.numero24/t_parra.html>

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1. Biografía de Teresa de la Parra

Teresa de la Parra, bautizada Ana Teresa de la Parra Sanojo, nació el 5 de Octubre 1889 en

París, Francia2. Su padre, Rafael Parra Hernáiz, era cónsul de Venezuela en Berlín lo que

explica la clase aristocrática de la familia. Cuando Teresa cumplió sus dos años, la familia

decidió regresar a Venezuela donde vivieron cierto período en la hacienda de caña de azúcar

de su padre, llamada „el Tazón‟. Gran parte de los recuerdos de la infancia están recogidos en

su segunda y última novela “Las memorias de Mamá Blanca”. A pesar del hecho de que su

obra es mínima consideramos Teresa de la Parra como una de las figuras femeninas más

destacadas de las letras venezolanas. Su escritura nos da una clara representación de la

sociedad venezolana entre los siglos XIX y XX.

La vida de la familia cambió drásticamente cuando murió el padre. En aquel momento, Teresa

sólo tenía ocho años. Por consecuencia de esta pérdida dolorosa, la madre decidió un año más

tarde regresar a Europa. Se instalaron en la ciudad de Valencia en España donde las niñitas

podían disfrutar de una educación. Teresa entró en el internado del colegio de las Madres del

Sagrado Corazón de Jesús donde obtuvo una formación muy religiosa hasta cumplir sus

dieciocho años. Fue en aquel lugar en el cual Teresa escribió sus primeros trabajos, trata

particularmente de versos dedicados a la Beatificación de la Venerable Madre María Sofía

Barat3.

Al terminar sus estudios, Teresa se trasladó otra vez a Venezuela donde se sumergió en la

vida copiosa de la alta burguesía. Ahí vivió algún tiempo en casa de doña Emilia Ibarra de

Barrios, una amiga íntima e importante de Teresa de la Parra, en cuya casa encontró la

inspiración para escribir su primera novela “Ifigenia”. La primera versión de esta novela fue

publicada en 1922 bajo el título provisional “Diario de una señorita que escribió porque se

fastidiaba”. Al principio, se publicó esta novela bajo su seudónimo „Frufrú‟. Un año más

tarde, de vuelta a París, Teresa recibió un premio para su primera novela y entonces, ella

decidió cambiar el título definitivamente.

2 En algunos documentos oficiales, Teresa De La Parra pretende haber nacido en Venezuela el 6 de Octubre

1896. El dato correcto es claramente el 5 de Octubre 1889. 3 Arteaga, Valmore Muñoz y Arria, Piero. Notas sobre Teresa de la Parra, [online] URL:

<http://www.ucm.es/info/especulo/numero24/t_parra.html>

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Teresa de la Parra nunca en su vida se casó pero mantuvo varias relaciones de gran amistad.

Por eso, ella dedicó “Ifigenia” a su amiga Emilia Barrios que murió el mismo año de la

publicación de la novela. Esta amistad muestra cierta correlación con la relación personal

descrita en la primera parte de su segunda novela “Las memorias de Mamá Blanca”. Esta obra

se caracteriza como su obra de madurez. Teresa escribió esas memorias en el año 1927 en

París y añadió un año más tarde la primera parte introductoria, llamada „la Advertencia‟. A

partir de la publicación de su segunda y última novela en el año 1928, Teresa viajó

continuamente por países en Europa y América dónde dio varias conferencias tratando de

temas como la posición de la mujer en la sociedad, y dónde se encontró con varios otros

escritores. Sus cartas escritas demuestran más detalladamente algunas de estas relaciones

íntimas.

En 1932, cuando surgieron los primeros síntomas de la tuberculosis, Teresa dejó de escribir.

A causa de esta enfermedad mortal ella decidió de dedicarse a “una perfección espiritual”,

como la define Marina Gálvez Acero en la parte introductoria de la obra consultada..4 A partir

de este período, sólo quedan sus escrituras en cartas. Teresa de la Parra murió en Madrid el

día 23 de abril de 1936, a los 47 años. Los siguientes once años reinó un profundo silencio

sobre la escritora y su literatura. Después de trasladar los restos mortales a Venezuela para

reposar en el panteón de la familia Parra Sanojo, Teresa recibió la fama que merecía.

4 De la Parra, Teresa. Las Memorias de Mamá Blanca.(introducción y notas) Madrid: Editoral Castalia, S.A,

pp.14.

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2. Un esbozo histórico de Venezuela

Antes de sumergirnos en el mundo de los recuerdos infantiles de Mamá Blanca resulta

interesante echar un vistazo a la situación histórica del país natal de nuestra autora. El género

autobiográfico de la novela requiere esta exposición de los hechos más importantes del pasado

para poder situar la novela y su autora en su contexto histórico. Tras un breve resumen sobre

la antigua Venezuela, dediquémonos más en detalle a la situación del país en el período en la

que situamos la obra de Teresa de la Parra.

2.1. La situación histórica de Venezuela hasta la independencia

Venezuela se sitúa geográficamente en el norte de América del Sur y limita al norte al océano

Atlántico y el mar de las Antillas. Los países limítrofes son Guayana, Brasil y Colombia.

Fueron los españoles que descubrieron el país en agosto de 1498 y lo bautizaron tal vez

sarcástico „ la pequeña Venecia‟ („Venezuela‟) porque las palafitas indígenas les recordaba

mucho Venecia.5 La población nativa, es decir, los indios, se resistieron varios años a los

conquistadores españoles. Esta lucha horrorosa se acabó finalmente en el año 1580 cuando los

indios fueron consternados por una enfermedad incurable de aquellos tiempos, la viruela.

Salvo algunas comunidades indígenas consiguieron sobrevivir en determinados ámbitos

inaccesibles gracias a la envergadura enorme y la inaccesibilidad de Venezuela que en cierto

modo ofreció protección a los nativos.

Al principio, la colonización de Venezuela transcurrió más lentamente y desigual que otros

países del imperio español a causa de la pobreza y las enfermedades tropicales que

contaminaban a los conquistadores. Además, Venezuela ha sido cierto período territorio de

los alemanes para liquidar de esta manera las deudas que existían entre la monarquía española

y el imperio germano. Después de 1550, empezó por fin la colonización fundamentalmente

basada en la agricultura, es decir, plantaciones de cacao y ganaderías extensivas. Muchos

africanos fueron transportados a Venezuela para trabajar como esclavos en estas plantaciones

o a lo mejor también como sirvientes en casa de un criollo. Finalmente, las guerras

independentistas y los conflictos consiguientes pusieron fin a la esclavitud en Venezuela.

5 Ferguson, James. Venezuela, pp. 10.

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En 1811, se originó el primer movimiento independentista aunque fue inmediatamente

oprimido por las autoridades coloniales. Estos movimientos combatieron por la independencia

bajo el poder del famoso libertador Simón Bolívar y su ejército durante diez largos años. Sólo

cuando Bolívar consiguió poner a los llaneros de su parte prometiéndolos tierra, los

republicanos infligieron definitivamente la derrota a los españoles en el año 1821. La ayuda

del líder de los llaneros, José Antonio Páez, fue imprescindible en esta lucha por la

independencia. Venezuela constituyó parte de Gran Colombia y Simón Bolívar fue

proclamado presidente.

2.2. Venezuela en los siglos XIX y XX

Los siglos XIX y XX se caracterizan como un largo período de gran inestabilidad política. La

guerra independentista se cobró numerosas víctimas y destruyó varias partes del país. Sin

embargo, cuando Paéz tomó el poder de Bolívar en el año 1829, no volvió la calma. Gran

Colombia se fragmentó y Venezuela se hizo una república separada.

Dentro de poco tiempo desapareció la autoridad central. El país fue realmente atormentado

por la criminalidad y varios conflictos regionales. Entre 1830 y 1888, Venezuela se marcaba

por 730 enfrentamientos armados y 26 revueltas directas6. La violencia política llegó a su

punto culminante con la Guerra Federal (1858 - 1863). En esta lucha murieron 40 mil

personas y la economía llegó a un punto muerto. A partir de 1870, algunos caudillos

„nacionales‟ como Blanco y Castro por fin consiguieron poner en marcha la formación de una

nación.

La dictadura de Juan Vicente Gómez7 fue un primer paso en dirección del restablecimiento de

la paz en Venezuela. Esta dictadura duró 27 años y coincidió con el descubrimiento del

petróleo y la metamorfosis de Venezuela hacia una sociedad moderna. La división regional

cambió definitivamente en un fuerte estado central, mantenido de pie por la industria petrolera

y la opresión. La construcción de puertos, carreteras, edificios públicos, etc. en Caracas y

alrededores, transformaron el prestigio del país. No obstante, el régimen dictatorial de Gómez

fue implacable. Ni críticos, ni adversarios fueron tolerados porque si no serían sancionados a

6 Ferguson, James. Venezuela, pp. 14.

7 El dictador Juan Vicente Gómez reinaba el país venezolano desde 1908 hasta 1935, el año en el que murió.

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una pena de prisión, de tortura, de asesinato o de destierro. Por supuesto, miles de exiliados

políticos regresaron a Venezuela cuando la dictadura de Gómez tocó a su fin. Esto significó el

inicio de un nuevo sistema parlamentario moderno. Después de una dictadura prolongada y

asfixiante, floreció desde aquel momento una sociedad civil.

El régimen democrático se efectuó irónicamente después de un golpe militar. Varias

asociaciones que estaban más que hartas de la corrupción en Venezuela prepararon la caída

del gobierno y convocaron elecciones. La Acción Democrática ganó aquellas elecciones y

introdujo una serie de reformas económicas y sociales ambiciosas. El gobierno por ejemplo

lanzó el sufragio universal bajo la dirección del presidente Rómulo Gallegos. Después de este

breve período de cierta estabilidad, lógicamente se dejó sentir una protesta pública entre las

diferentes asociaciones. La agitación social y las discusiones entre los partidos llegaron a más

por lo que los militares decidieron intervenir. El ejército tomó el poder en noviembre del año

1948 bajo la dirección del general Marcos Pérez Jiménez.

Los siguientes diez años fueron otra vez gobernados por un dictador que sufría del delirio de

grandeza. Jiménez anuló algunas reformas anteriores, prohibió los partidos políticos y oprimió

cualquiera forma de oposición. Este período mostró semejanza con la dictadura de Gómez

visto que las cárceles de nuevo fueron rellenadas de activistas políticos. Al otro lado, el país

avanzó económicamente a grandes pasos. Pérez Jiménez aumentó la producción petrolera y

puso en marcha la construcción de impresionantes obras públicas. Las ciudades se

extendieron y la gente decidió establecerse en las metrópolis en perjuicio del campo. Al final,

la corrupción y la incompetencia económica tuvieron un precio, lo que irremediablemente

llevó al Punto Fijo - acuerdo. Este sistema de dos partidos políticos reinó hasta el año 1968 y

se basó en la cooptación y el control, es decir, los detentadores fidelizaron a la gente

ofreciéndolos favores.

La segunda parte del siglo XX se caracteriza políticamente por el balancearse entre dos

partidos. La Acción Democrática con su visión social-democrático colaboró 35 años con el

COPEI, otro partido más conservativo y orientado hacia el mundo político de los negocios,

aunque desde 1968 enturbiaron estas relaciones políticas hacia una postura más bien hostil.

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3. La obra de Teresa de la Parra en su contexto histórico-político

La bibliografía de Teresa de la Parra no consiste en un extenso repertorio de obras maestras,

sino es notable prestar atención al trabajo de esta escritora. Teresa de la Parra es considerada

la figura femenina más destacada de la literatura venezolana. Aparte de algunos diarios y

cuentos, ella también dirijo varias cartas a sus amigos más íntimos. Estas cartas incluyen

mucha información personal desde el punto de vista de la autora e informan sobre el círculo

de amigos en el cual Teresa permaneció en aquellos tiempos.

Además, se atribuyen sólo dos novelas a la escritura de Teresa de la Parra. Ambas novelas

han recorrido largo trayecto antes de haber recibido el verdadero éxito que merecen. La

primera novela “Ifigenia” se distingue particularmente en género literario de la segunda

novela, “Las Memorias de Mamá Blanca”, que forma el tema central de esta tesina. La

intención de la autora en su segunda y última novela tomó otro rumbo. Después de haber

recibido mucha ostentación tras la publicación de su primera novela, Teresa decidió escribir

de una manera menos directa. Optó por el género de las memorias en el cual se describe un

pasado, es decir, algunos sucesos escogidos cuidadosamente con el intento de recuperar el

ayer. Con este tipo de género se crea cierta distancia al pasado, lo que no se presenta en su

“Ifigenia”. Aquel diario íntimo registra más bien descripciones de cosas que ocurren o a lo

mejor describe emociones que importan al narrador. De todos modos, el género diario se

desarrolla en el presente y por lo tanto no se distancia del tiempo.

Por último, la biografía de Teresa de la Parra también contiene algunas conferencias que se

dedican particularmente a la posición de la mujer en el continente latinoamericano. Parece

que este tema tiene mucha importancia para ella, visto que se presenta frecuentemente en las

obras de la autora. Como ya mencionamos anteriormente, la representación de este tema

aparece de una manera indirecta en “Las Memorias de Mamá Blanca”, por lo que no recibió

tanta resistencia como su primera novela.

En general, para hacer un buen entendimiento de “Las Memorias de Mamá Blanca” de Teresa

de la Parra, se necesita conocer los antecedentes de esta escritora.8 En lo que sigue,

8 De la Parra, Teresa. Las Memorias de Mamá Blanca. Edición Crítica coordinada por Velia Bosch, UNESCO,

Colección Archivos, pp. 175.

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abordamos en primer lugar la recepción de las memorias de Teresa en el contexto de la

sociedad moderna, y después en el contexto latinoamericano.

3.1. La recepción mundial de “Las Memorias de Mamá Blanca”

La recepción de la obra de Teresa de la Parra ha sido bastante divergente. Lo que salta a la

vista es que tardó mucho tiempo hasta que Teresa realmente recibió el elogio que merecía con

sus obras en su continente nativo. Se puede explicar eso a partir de los temas de sus escrituras

que a lo mejor no concordaban con la mentalidad del país en aquellos tiempos.

Teresa de la Parra fue una mujer cosmopolita. Pasó su vida viajando continuamente entre la

Europa y el continente latinoamericano. Experimentó principalmente la vida parisina al inicio

del siglo XX, en el cual el modernismo estaba en pleno auge. La influencia de la sociedad

moderna fue consecuentemente un influjo inevitable en su obra. En otras palabras, la ciudad

de la luz,es decir París, se consideró como su hogar espiritual donde se encontró la inspiración

para sus algunas escrituras. Además, Teresa recibió una buena educación y estuvo

familiarizada con los gran escritores europeos como Marcel Proust, Romain Rolland, etc., los

cuales también inspiraron a la autora. En realidad, toda su vida fue rodeada de libros

europeos.

Las ideas revolucionarias que se esconden entonces en la literatura de esta autora fueron bien

recibidas en el continente europeo y conocieron ya poco después de la publicación del

segundo libro unas traducciones. La versión francesa de “Las Memorias de Mamá Blanca”

apareció casi simultáneamente con la versión castellana.9 El traductor de las memorias,

Francis de Miomandre, no fue un extraño para Teresa, ya que este traductor tuvo una

participación activa en el título definitivo de su primer libro. Él no sólo escribió el prólogo

para esta novela, sino también sugirió cambiar el título “Diario de una señorita que escribió

porque se fastidiaba” definitivamente por “Ifigenia”. Teresa de la Parra fue además de eso

premiada por el manuscrito de “Ifigenia” con el título originario. Sin embargo, no se puede

aferrar a la misma imagen en cuanto a la recepción de su literatura en el continente

latinoamericano.

9 De la Parra, Teresa. Las Memorias de Mamá Blanca.(introducción y notas) Madrid: Editoral Castalia, S.A, pp.

12.

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La inestabilidad política prolongada en varios países latinoamericanos y particularmente en

Venezuela, se encargó de que reinaba la censura en aquellos países. De ello resulta que miles

de intelectuales se instalaron en el extranjero, por lo menos hasta el final de la larga dictadura

de Juan Vicente Gómez. Consecuentemente, muchos latinoamericanos exiliados que pasaron

cierto período en Europa sucumbieron a los encantos de la sociedad moderna. Esto también

valió para Teresa de la Parra. Una vez sumergida en la vida moderna y sus costumbres

modificados resultaba difícil adaptarse otra vez a las tradiciones de su país cuando regresaba.

A causa de esta situación política desequilibrada pareció básicamente que la vida venezolana

no había avanzado mucho desde los tiempos coloniales.

Por supuesto, las imagenes revolucionarias como por ejemplo la de la mujer moderna que se

caracteriza por los labios pintados, el cuerpo libre del corsí, la independencia, etc.10

, no fueron

agasajadas en el país venezolano donde todavía reinaba la idea del machismo. Teresa de la

Parra, siendo ella misma una mujer moderna, prestaba mucha atención a las oposiciones entre

estos dos mundos y las elaboró en su literatura. La resistencia que Teresa encontró después

fue lógicamente inevitable. Estas estructuras binarias van a ser el foco de este trabajo que

investigamos más en profundidad en lo que sigue.

En general, ambas novelas de Teresa de la Parra no conocieron en absoluto en su región natal

el éxito que habían recibido en los países europeos. Aunque, “Las Memorias de Mamá

Blanca” nunca sintió la misma resistencia indoblegable como la primera novela “Ifigenia”.

Esto se explica fácilmente por el género menos ofensivo de la segunda novela. La denuncia

que Teresa comunica en esta obra se esconde de una manera indirecta lo que hace interesante

investigar este fenómeno. Sin embargo, la escritora y su obra cayeron en el olvido después de

su muerte, y duró ciertos años antes que la autora fuera realmente reivindicada como una

escritora significativa de su tiempo.

10

Patout, Paulette. “Teresa de la Parra, París y las memorias”, pp. 164. En: De la Parra, Teresa. Las Memorias de

Mamá Blanca. Edición Crítica coordinada por Velia Bosch, UNESCO, Colección Archivos.

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3.2. Breve resumen de la obra investigada

La novela “las memorias de Mamá Blanca” nos relata algunos recuerdos de la infancia de

Mamá Blanca, la tercera de una familia de seis hijas. Ella los apuntó hacia el final de su vida y

los dejó a una chica joven, en realidad la editora de „las memorias‟, con quien mantuvo una

gran amistad. Todos los recuerdos están presentados por los ojos de Blanca Nieves, es decir,

la joven Mamá Blanca cuando sólo tenía cinco años de edad.

Dividido en ocho partes, sin contando la primera parte introductoria llamada „La advertencia‟,

Blanca Nieves nos lleva a través de sus recuerdos más íntimos de la infancia. Trata de los

primeros años de su vida pasados en la hacienda de caña de azúcar de su padre en Venezuela,

sitúada en un pueblo muy cerca de Caracas. Cada parte acentúa en particular la inocencia y las

travesuras de las niñas en la vida rural. Esto se opone a la vida urbana de Caracas después de

haber vendido la hacienda y haber trasladado por la ciudad en la última parte.

El capítulo inicial „La advertencia‟ presenta principalmente a la figura de Mamá Blanca desde

el punto de vista de la verdadera editora de la obra. La editora nos cuenta de sus experiencias

y su relación con la vieja Mamá Blanca quien aparece como la yo-narradora en los demás

capítulos, aunque setenta años anteriores.

Por el general, cada título ya descorre el velo del recuerdo relatado en el capítulo que sigue.

Desde ahora, Blanca Nieves toma la palabra y nos cuenta de su ambiente familiar. Tras haber

presentado a todas las personas que viven y trabajan en la hacienda, dedica casi cada parte a

una persona en particular. Entre otros, presta mucha atención a la relación con su madre y el

carácter social de su madre. Ella forma realmente el eslabón importante de la hacienda que

lleva tal como están las cosas. En el capítulo llamado „María Moñitos‟, Blanca Nieves nos

habla por ejemplo del evento diario con su madre al peinar su pelo negro y liso para que ella

también tendría el pelo rizado como sus hermanitas. Durante este evento, la madre siempre

contaba varios tipos de cuentos, los cuales aficionaban mucho a Blanca Nieves. Ella haría

aquel evento diario porque sus hijas deberían ser impecables cada vez que llegaron huéspedes

como por ejemplo el Primo Juancho y el amigo Vicente Cochocho. Ellos visitaban la hacienda

frecuentemente. Se presenta estos huéspedes más detalladamente en la cuarta y quinta parte.

La figura del padre al contrario no se presenta tanto como la de la madre o de las hermanas.

Blanca Nieves habla particularmente de dos de sus hermanas en vez de hacer resaltar a su

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padre. La relación con la hermana impetuosa Violeta sin duda ha dejado sus huellas sobre los

recuerdos infantiles de Blanca Nieves. A causa de la desobediencia de Violeta quien gritó una

mala palabra, las hermanitas no podían volver más al trapiche, es decir, el lugar donde Blanca

Nieves pasó los tiempos más amenos de su vida. Sino, Blanca Nieves admite que esta pena

probablemente ha contribuido mucho a los recuerdos inolvidables del trapiche donde siempre

iban cuando se habían portado bien, o para bañarse, o jugar con cosas que hicieron ellas

mismas.

Al otro lado, la muerte inesperada de la hermana Aurora también dejó una impressión

imborrable en la vida de la familia. De esto se habla en el último capítulo cuando la familia

había trasladado a la cuidad de Caracas, fuera del campo. Las chicas ahora necesitaban

adaptarse a la vida urbana lo que no fue una tarea fácil. Dominaba la melancolía de regresar a

la hacienda, aunque una sola vez regresado al paraíso perdido encontraban un entorno

totalmente cambiado. Finalmente, Mamá Blanca termina sus memorias con la idea de que lo

único que realmente importa son los recuerdos.

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16

4. Estado de la cuestión

La sabia representación de un mundo infantil en la obra más importante de Teresa de la Parra,

es decir, “Las Memorias de Mamá Blanca”, contribuyó según la crítica Natalia Cisternas Jara

a una acogida favorable, contrariamente a su primera novela “Ifigenia”.11

La escritora de la

novela publicó esta segunda y última obra definitivamente en el año 1929, aunque ya había

sido editada por entregas en la revista „Revue de l‟Amérique Latine‟ el año anterior.12

Aquellas memorias forman el medio central de la investigación que sigue después.

Antes de poder formular el estado de la cuestión de este trabajo, resulta imprescindible hacer

un estudio preliminar. En otras palabras, se debe investigar todo lo que hasta ahora ya había

sido escrito e investigado sobre la autora misma y sus escrituras. De esta manera, el

investigador se encuentra con muchos temas interesantes a elaborar. A fin de cuentas, se debe

deducir el tema más instructivo y el que ha sido menos analizado hasta ahora para examinarlo

detenidamente en este trabajo. Yo también arrancó de la misma manera. En la parte anterior

ya elaboré la información de fondo que necesitamos para seguir con la segunda fase de este

trabajo, o sea, el análisis.

Muy pronto, me pareció claro que no existían muchos estudios científicos en cuanto a Teresa

de la Parra y su obra. Varios textos interesantes que me ayudaron en la búsqueda de la vida

real de la autora, trataban diferentes aspectos tentadores aunque de una manera bastante

superficial. En otras palabras, la mayoría de los textos presenta una breve biografía de la

autora y elabora (alg)unos temas interesantes sin abordarlos más a fondo. La edición crítica

coordinada por la escritora Velia Bosch contiene varias obras de este tipo subdivididos según

el asunto central. Algunos textos por ejemplo se dedican paricularmente al estilo característico

de Teresa de la Parra, mientras que otros abordan el aspecto histórico de la novela misma. Al

otro lado, la obra de Elizabeth Garrels y la lectura crítica de Nelson Osorio sobre “Las

memorias de Mamá Blanca” también incluyen temas instructivos que llevaron hasta el tema

central de mi trabajo. Garrels menciona entre otros el aspecto femenino dentro de la obra y

Osorio hizo referencia a la oposición entre presente y pasado por lo que a mí me pareció muy

11

Jara, Natalia Cisternas. “Memorias de Mamá Blanca: une reflexión sobre los modos de representación.” En:

Revista Universum, 2001, No.16., Universidad de Talca [online] 12

De la Parra, Teresa. Las Memorias de Mamá Blanca.(introducción y notas) Madrid: Editoral Castalia, S.A,

pp. 12.

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17

interesante elaborar todas las estructuras binarias que se presentan en la novela de Teresa de la

Parra.

En “Las Memorias de Mamá Blanca” detectamos, además de la manera indirecta que se

utiliza para presentar el carácter revolucionario de la obra, un montón de dualidades en la

escritura que abruman la última obra de Teresa de la Parra. Hasta ahora, no existe ninguna

investigación en la cual todas las oposiciones han sido incorporadas. Por eso, me dedico a un

análisis detallado de estas estructuras y sus interrelaciones. En primer lugar, tratamos estas

estructuras separadamente, después de lo cual llegamos automáticamente a los vínculos entre

los diferentes dualismos estudiados. Distinguimos las siguientes oposiciones; la infancia

versus la edad adulta, la barbarie versus la civilización, la mujer versus el hombre, la joven

Blanca Nieves versus la vieja Mamá Blanca, el pasado versus el presente, el campo versus la

ciudad y además algunos pares de personajes con caracteres opuestos.

Las estructuras binarias se aplican además a varios niveles diferentes de la obra. En lo que

sigue, investigamos en primer lugar las oposiciones presentadas en el nivel del contenido de la

novela. Luego, aplicamos las estructuras binarias en un estudio narratológico enfocando

particularmente en el narrador, el tiempo, el espacio y los personajes principales. Para esta

parte me basé particularmente en la teoría de dos estructuralistas notables que hicieron mucha

investigación en cuanto al aspecto narratológico, es decir, Gerard Genette y Mieke Bal. Las

obras consultadas fueron “La introducción a la ciencia literaria” de Jürgen Pieters, profesor de

la universidad de Gante, y “Teoría de la narrativa (una introducción a la narratología)” de

Mieke Bal. En último lugar, examinamos la denuncia que se presenta indirectamente en “Las

memorias de Mamá Blanca”. Salta a la vista que podemos encontrar las oposiciones de forma

global en toda la obra, lo que ahora intentamos agrupar en este trabajo.

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18

II. ANÁLISIS

Las estructuras binarias en el contexto literario de “Las memorias de

Mamá Blanca”

1. Un análisis temático del contenido de “Las memorias de Mamá Blanca”

1.1. La infancia versus la edad adulta a través del recuerdo del paraíso perdido

Las memorias evocadas en la novela se remontan a tiempos pasados en la vida de la vieja

Mamá Blanca. Trata en particular de algunos acontecimientos decisivos del período de la

infancia. Blanca Nieves pasó la mayor parte de su niñez en la hacienda de sus padres „el

Tazón‟, que se sitúa en un pueblo en el campo no muy lejos de la ciudad de Caracas. A partir

de las memorias, se presenta este período como el tiempo más feliz de su vida en la cual las

hermanas tenían toda libertad de divertirse y desvogarse en las extensas llanuras del campo.

Nos relata por ejemplo de las algunas excursiones al trapiche, un lugar donde las hermanas

iban cuando se habían portado bien, donde se bañaban o jugaban.

No sé qué tal sería para mis hermanitas; por lo que a mí respecta, puedo asegurar que en el trapiche,

esperando el momento propicio de soltar la molienda, chupando gajos de caña, con las manos pegajosas

y con varios riachuelos de zumo corriéndome por el cuello y por los brazos, pasé los ratos más amenos

de mi vida. (“Las memorias de Mamá Blanca”, pág. 171)13

Además, los momentos que las niñas pasaron en el jardín jugando al juego infantil „La

Candelita‟ fueron numerosos. Las hermanitas crecieron realmente en un ambiente natural

donde pudieron disfrutar de mucha libertad y espacio para juguetear y cometer travesuras. En

otras palabras, la infancia de las niñas se caracteriza por la inocencia, es decir, el período más

ingenuo para cultivarse, el verdadero paraíso.

Este espacio idílico desaparece totalmente en el último capítulo cuando el padre decidió

vender la hacienda y toda la familia trasladaba por la ciudad de Caracas. Desde aquel

momento, las niñas tuvieron que adaptarse a la vida urbana que es una vida más civilizada. Ya

13

De la Parra, Teresa. Las Memorias de Mamá Blanca. Madrid: Editoral Castalia, S.A.

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no tenían tanta libertad para desahogarse y tampoco podían disfrutar más del ambiente

natural, visto que toda la ciudad estaba llena de edificios. Además, desde ahora las chicas

podían gozar de una buena educación lo que no fue posible en el campo.

[...] a vivir para siempre a Caracas. Allá tendremos una casa menos grande, ustedes no podrían bañarse

en un chorrerón como aquí, ni verán el campo; no, allá las casas están pegadas unas de otras. No podrán

correr y gritar libremente; pero, en cambio, verán con frecuencia a sus dos abuelitas, as sus tías, irán al

colegio y tendrán amiguitas. (pág. 196)

En general, se puede comparar la mudanza a la ciudad con el proceso de la maduración de las

chicas haciéndose adultos responsables. El mundo de los adultos representa la realidad, es

decir, un mundo en el cual la gente tiene la cabeza sobre los hombros y debe pensar antes de

actuar. La adaptación a esas nuevas costumbres más estrictas no marchaba como la seda, ya

que las hermanas fueron realmente campesinas en lenguaje y comportamiento. Una vez,

Violeta y Blanca Nieves se involucraron en una lucha con algunos compañeros del colegio

por lo que recibieron el reproche de ser verdaderas niñas del monte que no saben adaptarse y

comportarse bien y civilizadas. Por supuesto, este proceso va acompañado de mucha

melancolía y nostalgia al tiempo pasado en la hacienda de caña de azúcar.

El día de nuestra segunda visita a la ciudad, como acertásemos a pasar frente a la catedral, su aspecto

imponente y vasto, protegido por la torre, nos recordó mucho nuestro perdido trapiche, amparado de

igual modo por su chimenea o torreón. Alguien gritó señalando con el dedo; - ¡Un trapiche! (pág. 200)

El último regreso por la hacienda sólo confirmó que aquellos tiempos preciosos de la infancia

se han acabado y que los recuerdos al paraíso perdido son los que ahora todavía importan.

Durante este evento, las hermanas se dieron cuenta de que el ambiente natural de la hacienda

había desaparecido. Todo se había cambiado en función del progreso, o sea, los pisos de los

corredores ahora fueron hecho de cemento estéril, el trapiche tenía una multitud de puertas

cerradas con las palabras “Se prohíbe la entrada” y “No se permite fumar”, el estanque del

chorrerón cambió en una pared de mampostería, etc. Por eso, fue importante aferrarse a los

suaves recuerdos del pasado pero al mismo tiempo aceptar que ese período ya no es.

Mamá tenía razón: debemos alojar los recuerdos en nosotros mismos sin volver nunca a posarlos

imprudentes sobre las cosas y seres que van variando con el rodar de la vida. Los recuerdos no cambian

y cambiar es ley de todo lo existente. (pág. 209)

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El mundo de la infancia se opone en las memorias al mundo de los adultos, siendo un mundo

paradisíaco. Esta oposición también se presenta en el nivel de la estructura formal en cuanto a

la investigación del narrador dentro de la historia. La nostalgia para aquel paraíso perdido se

puede leer además como un interés para las tradiciones antiguas del país venezolano. Volveré

sobre ello más tarde en este trabajo en la parte en la cual elaboro el aspecto de la denuncia

indirecta.14

1.2. La barbarie opuesto a la civilización

La parte anterior que analiza el recuerdo de un paraíso perdido ya anuncia otra oposición

dentro de la escritura de Teresa de la Parra. Trata de una clara distinción entre civilización y

barbarie.15

Se puede ligar esta estructura binaria a la oposición espacial que se presenta en la

obra.

La mayor parte de las memorias se desarrolla en una hacienda en el campo, salvo el último

capítulo que tiene lugar en la ciudad de Caracas. El padre de la familia decidió trasladarse por

la ciudad para que sus hijas podían recibir una buena educación. Al leer esta última parte se

enfatiza varias veces la necesidad de civilizarse a las hermanitas.

Con el objeto de civilizarnos lo antes posible, desde el siguiente día, desplegando inmensa actividad, la

pobre Mamá nos había ya puesto en el colegio; [...] allí entre las dos señoritas distinguidas y las doce

niñitas analfabetas tuvo lugar en forma rápida el proceso de nuestra civilización. (pág. 202)

Las hijas no solo empezaron atender al colegio con regularidad, pero también descubrieron

otros aspectos dentro de la ciudad como por ejemplo el valor de la moneda. Está a la vista en

la lectura que este proceso de cultivarse no se manifestó sin problemas. En algún momento,

Violeta y Blanca Nieves se mezclaban en una lucha con unos compañeros de clase. Aquel

acontecimiento no parecía muy civilizado en cuanto como las chicas generalmente deberían

comportarse. A fin de cuentas, la adaptación de una vida libre en plena naturaleza hacia un

mundo controlado y en progreso causó mucho sentimiento de regresar a su paraíso perdido.

14

Véase; II. 3., pp.51-56. 15

Alonso, Carlos J. “Civilización y barbarie.” En: Hispania, Vol.72., No 2, 1989, pp. 256-263 [online] URL:

<http://www.jstor.org/sici?sici=0018-2133(1989)72:2%3C256:CYB%3E2.0.CO;2->

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De todos modos, se asocia la vida en la ciudad con la civilización y consiguientemente la vida

en el campo con la barbaridad. La ciudad en las memorias parece mejor símbolo de progreso,

mientras que la vida en el campo presenta más la idea de un mundo antiguo y pues menos

civilizado. En toda la novela, las hermanitas se caracterizan por su temperamento impetuoso

que deberían reprimir una vez llegada en la gran ciudad. Evidentemente, esto no ocurrió de un

día para otro. Varios pasajes confirman el carácter rebelde de estas niñas. Particularmente, la

desobediencia de las chicas predomina. Ellas por ejemplo se escondieron cada vez que venían

visitas en vez de comportarse según es debido. Además, nunca cumplieron una orden de sus

padres cuando estaban jugando. Siempre tardó hasta que la sirvienta Evelyn intervino, lo que

demuestra el siguiente extracto:

- Blanca Nieves, ven a hacerte los crespos. Pero Blanca Nieves nunca oía. [...] – Blanca Nieves, ¿estás

sorda? ¡Que venga a hacerte los crespos! [..] Pero por desgracia mía y a honor de la vejada obediencia,

la ópera no duraba nunca más de cinco minutos. Llena de ruidos sordos, Evelyn invadía el lugar [...]

(pág. 96)

En el segundo capítulo ya anunciaron la razón por esta desobediencia, ya que las niñas casi

nunca fueron castigadas por las travesuras que cometían. Su papá, como la relata Blanca

Nieves en las memorias, nunca reprendía a sus hijas. Él siempre tenía el fervoroso deseo de

tener un hijo varón pero al revés tuvo seis hijas. Las amaba pero los sentimientos de

desacuerdo nunca desaparecieron, lo que se manifestó por su actitud resignada frente a sus

hijas. Al otro lado, Evelyn cada vez reinaba con mano dura e intervino las actividades de las

hermanitas cuando era necesaria. Una vez, arrancó las niñas del rancho de Vicente Cochocho

quien vivía junto con dos mujeres. Las niñas fueron realmente apasionadas por la persona de

Vicente Cochocho, mientras que sus padres y la sirvienta le consideraron como un piojo al

cual las niñas no podían acercarse. Una vez más, se representa la actitud desobediente de las

hermanitas.

La vida de las chicas cambió drásticamente en la ciudad de Caracas cuando ellas desde aquel

momento debían obedecer las leyes del colegio y de toda la ciudad en general. Se presenta

este proceso de civilizarse también en la manera de vestirse. Los sombreros que las niñas

llevaban en el campo fueron hecho de cogollo y adornados con un lazo de gusto pastoril,

mientras que los sombreros de la ciudad fueron objetos innecesarios cargados de adornos

inútiles, como los describe Blanca Nieves. De esta manera, encontramos varias oposiciones

semejantes en la obra, comparando el último capítulo con los anteriores. Sin embargo, la

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adaptación de las hermanas no se manifestó inmediatamente y parece paralela al proceso de

hacerse mayor.

Esta estructura binaria oponiendo la civilización a la barbarie no sólo se aplica en el contenido

de la novela, sino también se presenta en la vida de la autora misma. A pesar de su

nacionalidad venezolana, Teresa de la Parra vivió largos tiempos de su vida en el continente

europeo. La Europa de aquellos tiempos, es decir, a principios del siglo XX, se carácterizó

principalmente por la imagen de progreso. Sobre todo, después de la primera guerra mundial

la cual se marcaba por la decepción. Entonces, los años siguientes a la guerra provocaron la

idea de avance en los cuales un cambio de mentalidad fue absolutamente necesario. Los

edificios empezaron dominar la ciudad, nuevos objetos fueron inventados, etc., aunque, lo

más importante fue probablemente la posición de la gente en la sociedad. Teresa de la Parra

experimentó esencialmente un cambio en la mentalidad hacia las mujeres, lo que va a ser el

punto de partida en algunas de sus obras.

La Venezuela de aquellos tiempos al revés no conoció el progreso de la misma manera. Este

país hispanoamericano había sufrido mucho a causa de las luchas independentistas y siempre

estaba en busca de un gobierno democrático. Las dictaduras sucesivas retrasaron

consiguientemente este proceso. Tardó hasta la segunda mitad del siglo XX hasta que el país

encontró cierta forma de estabilidad. De todos modos, Venezuela siempre estaba atrasada al

continente europeo en mentalidad y pensamiento. La oposición en este caso se aplica a los dos

continentes diferentes en los cuales Teresa de la Parra pasó cierto período de su vida y pues

experimentó ella misma la diferencia mental. La Europa presenta la imagen de civilización y

progreso, mientras que el continente latinoamericano se caracteriza por la barbaridad y el

atraso.

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1.3. La mujer y el hombre, una representación de dos mundos distintos

Antes de elaborar la posición de la mujer en la novela “Las memorias de Mamá Blanca”,

resulta interesante echar un vistazo a la situación histórica de la mujer en el continente

latinoamericano, y más particularmente en el país natal de la autora, es decir, Venezuela. A

través de los siglos, la función de la mujer en la sociedad cambió varias veces drásticamente.

Le voy a explicar estos hechos basándome en la obra conocida “Historia y sociología de la

mujer latinamericana” del escritor y profesor Luis Vitale.

Durante la época precolombina la mujer desempeñó un papel muy importante en las tribus, o

sea, el régimen social de aquellos tiempos se basaba en el sistema matriarcado. Los hijos

siempre recibieron la filiación del tótem de la madre y el marido debía establecerse en la casa

de la familia de la mujer. 16

Además, la mujer desempeñaba algunas tareas fundamentales en

la comunidad; ella cultivaba la tierra, trabajaba la alfarería, incluso contribuyó al proceso de

elaboración de los metales. Sin embargo, esta posición de la mujer en la sociedad cambió

totalmente después de la Conquista. Poco antes de la época colonial ya señalamos el proceso

de transición hacia un sistema patriarcado, lo que al final fue impuesto violentamente por los

españoles. La mujer perdió los derechos que había disfrutado anteriormente y la trataban

desde aquel momento como un menor en la sociedad. Luis Vitale lo describe de la siguiente

manera acertada:

“La mujer latinoamericana estaba sometida a un régimen de opresión; era mantenida

en la ignorancia y marginada de la actividad política.”17

Además de eso, muchas mujeres fueron abusadas sexualmente dentro de esta sociedad

machista. Tardó efectivamente hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando las primeras

luchas femeninas se iniciaron en favor de los derechos políticos de su sexo.

En cuanto a la condición de la mujer en Venezuela en el siglo XX, debemos mencionar

algunas mujeres importantes que han contribuido en la lucha por los mismos derechos del

hombre. Carmen Clemente Traviese, quien combatió en la clandestinidad durante la larga

dictadura de Juan Vicente Gómez por estos derechos, es apenas una de estas mujeres. Sino,

antes del siglo XX, ya había algunas artistas femeninas que rechazaron aquella sociedad

16

Vitale, Luis. Historia y sociologia de la mujer latinoamericana, pp. 18. 17

Vitale, Luis. Historia y sociologia de la mujer latinoamericana, pp. 23.

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machista a través de sus obras. Teresa de la Parra formaba parte de este grupo acompañada

por la pianista Teresa Carreño. El final de los tiempos oprimidos de la mujer se aceleró

efectivamente en el año 1934 cuando se formó la primera Agrupación Cultural Femenina que

publicó una carta en favor de la mujer venezolana.18

Sin embargo, la mentalidad de la

sociedad sólo cambiaba dentro de poco después de la muerte del dictador Juan Vicente

Gómez un año más tarde. La participación de la mujer se estableció de nuevo poco a poco y

varios congresos fueron organizados para exigir la igualdad entre hombre y mujer reclamando

una reforma al Código civil y el derecho de divorcio. En los años „40, las agrupaciones

femeninas lograron cambiar la ley del Código civil que impone la mujer de ser obediente a su

marido, aunque la opresión femenina no desapareció inmediatamente después de este cambio.

La mujer venezolana finalmente aprobó el derecho de voto en el año 1944. Algunas otras

luchadoras del siglo XX fueron Olivia Olivo, Josefina Jordán, Francia Donda, etc. Todas estas

mujeres se agruparon en pequeños grupos que siguieron luchando por la liberación de la

mujer venezolana.

De todos modos, el período en el cual Teresa de la Parra escribió sus “Memorias de Mamá

Blanca” se caracterizaba por el machismo en Venezuela. Siendo ella misma una mujer

cosmopolita que viajó frecuentemente por el continente europeo, experimentaba tanto la

mentalidad europea como la mentalidad venezolana. Lo que le llamó la atención fue la

diferencia enorme en cuanto a la posición de la mujer en la sociedad que distinguía ambos

continentes. Esta oposición es consiguientemente un tema repetido en la obra de Teresa de la

Parra. En lo que sigue, comparamos las dos mentalidades distintas que distinguen ambos

continentes y su influencia en la segunda e igualmente última novela de la autora.

Si comparamos la mentalidad de ambos continentes al inicio del siglo XX, detectamos dos

sociedades distintas. En Venezuela, como ya mencionado anteriormente, reinaba el machismo

y la mujer fue considerada inferior al hombre. La situación europea de aquellos tiempos fue

totalmente opuesto a la de Venezuela. Los varios nuevos movimientos del modernismo al

inicio del siglo XX, ya anunciaron las ideas de progreso e innovación. Aunque, la mentalidad

de los europeos cambió tanto más después de la primera guerra mundial en el año 1918. Los

años horrorosos de la guerra habían dejado su impronta sobre la memoria de la gente que

simplemente querían olvidarlos lo antes posible. Entonces, los sentimientos de progreso,

innovación y recuperación económica dominaron la sociedad. La mujer también desempeñó

18

Vitale, Luis. Historia y sociologia de la mujer latinoamericana, pp. 55.

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un papel importante en aquellos tiempos, particularmente en contraste con la situación

femenina en Venezuela. Teresa de la Parra experimentó la mentalidad libre de la mujer

moderna, es decir, una mujer independiente que no fue considerada como la posesión del

hombre y que podía disfrutar de la propia vida, entre otros, educándose. Las costumbres de

emancipación surgieron desenfrenadamente en el continente europeo. Paulette Patout describe

la mentalidad francesa de la siguiente manera:

A lo largo de los años de guerra, en ausencia del padre o del esposo, la francesa tuvo que dirigir la casa,

la tienda, los cultivos, la fábrica. Ahora, en tiempos de paz, para conservar algo de su independencia y

responsabilidades, la mujer pide más derechos, profesionales, familiares, quiere escoger su vida y sus

amores. La mujer moderna tiene sus símbolos: el cuerpo libre del corsé, el pelo corto, los labios

pintados. Las jóvenes venezolanas, después de vivir algunos meses en estas costumbres trastornadas, al

volver a su país, se encuentran otra vez sumidas en una sociedad que no ha cambiado desde los tiempos

“coloniales”, fiel a las normas extraordinariamente rígidas en que mantienen a la mujer: antes del

matrimonio, y aun después, ya que la mentalidad masculina no tiene interés en evolucionar para

desprenderse de su autoritario machismo.19

Esto también sucedió en la vida de Teresa de la Parra. Después de haber catado el ambiente

europeo y la mentalidad libre de la cual la mujer disfruta, se formulaban unas consideraciones

en cuanto a la mentalidad machista que aún reinaba el país venezolano. Este tema se presenta

consiguientemente en sus obras y más particularmente, la escritora dio varias conferencias

sobre la clasificación de la mujer en la sociedad.

Esta oposición hombre versus mujer también se presenta en “Las Memorias de Mamá

Blanca”, aunque salta a la vista que no se presenta tan directamente como la representación en

su primera novela “Ifigenia”. “Ifigenia” nos relata la historia de una joven caraqueña, María

Eugenia Alonso, que pasó un largo período en el continente europeo educándose. De vuelta

en su país natal se siente otra vez una mujer sin voz propia en una sociedad que quiere la

mujer que se calla, se casa y se someta al hombre. En otras palabras, la novela da una imagen

de una mujer educada e independiente dentro de una sociedad opresora enfocando en las

costumbres tradicionales de Venezuela. Por supuesto, la primera novela de Teresa de la Parra

recibió mucha crítica a causa del tema central de la obra y por eso fue rechazado en el

continente latinoamericano. “Ifigenia” sólo recibió el elogio que merecía tantos años después

de la muerte de la autora.

19

Patout, Paulette. “Teresa de la Parra, París y las memorias”, pp. 163-164. En: De la Parra, Teresa. Las

Memorias de Mamá Blanca. Edición Crítica coordinada por Velia Bosch, UNESCO, Colección Archivos.

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A causa de este rechazo de su primera novela, Teresa de la Parra decidió abordar sus

“Memorias de Mamá Blanca” de otra manera. La estructura binaria que se ocupa de la

posición de la mujer frente al hombre también forma un tema interesante a investigar, ya que

se presenta de una manera indirecta en la obra. La autora optó expresar su denuncia contra la

mentalidad machista del país venezolano de una manera menos acusada, por lo que su obra no

podía ser rechazada una vez publicada. Volveré sobre las denuncias que se presentan en la

novela y la manera de presentarlas más tarde en este trabajo en la parte II.3. Seguimos

primero con un análisis del método escogido por Teresa de la Parra para comunicar la

siguiente oposición entre hombre y mujer.

Los recuerdos que relatan la vida en la hacienda „el Tazón‟ presentan realmente un mundo

femenino. Tanto es así que la mujer domina en casi cada anécdota. Particularmente, las

travesuras y los pensamientos de las hermanas pasan a primer plano. Cuando Blanca Nieves

presenta a la compañía que vive o trabaja en la hacienda, salta a la vista que la mayoría son

mujeres. Habla de sus cinco hermanas, de la relación íntima con su madre, del

comportamiento dictatorial de la cuidadora Evelyn y además de las varias sirvientas que

ocupan de la hacienda, mientras que la figura del hombre siempre relega a segundo plano. El

hombre también se presenta, aunque más al fondo de la lectura.

Como he dicho ya, nosotras seis ocupábamos en escalera y sin discusión ninguna el centro de ese

Cosmos. Sabíamos muy bien que empezando por Papá y Mamá hasta llegar a las culebras, después de

haber pasado por Evelyn y Candelaria, todos, absolutamente todos, eran a nuestro lado seres y cosas

secundarias creadas únicamente para servirnos. (pág. 80)

Como demuestra el extracto anterior, las seis hermanitas comparan la hacienda y sus

alrededores con el verdadero paraíso, siendo ellas mismas parecido a Adán y Eva, las

residentes centrales. La figura del padre funciona entonces como el Dios del paraíso que al

final de la auténtica historia expulsa a sus habitantes. Esto también ocurrió en el último

capítulo cuando el padre decidió trasladarse por la ciudad con toda la familia. Lo que quedó

de la vida en la hacienda parecía un paraíso perdido. Así que, a través de los ojos de las niñas,

vemos al padre como un hombre autoritario, aunque queda controlado por la fuerza reinante

de lo femenino. En otras palabras, las hermanitas le asumen el papel de Dios de la hacienda,

aunque nunca reprendía a sus hijas cuando hicieron algo mal. Pues, lo femenino reina sobre lo

masculino, o mejor dicho, las voces femeninas dominan todas las memorias. El hecho de que

las chicas podían desobedecer impunemente a sus padres fue una ventaja que no tenían Adán

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y Eva. Parece que la narradora juega de esta manera con las convenciones del paraíso, visto

que las hermanitas podían disfrutar de varias ventajas sin estar castigadas cuando sería

necesario.

El pobre Papá, sin merecerlo ni sospecharlo, asumía a nuestros ojos el papel ingratísimo de Dios. Nunca

nos reprendía, sin embargo, por instinto religioso, rendíamos a su autoridad suprema el tributo de un

terror misterioso impregnado de misticismo. (pág. 81)

La dominación femenina en la hacienda y el carácter rebelde de las niñas, ya es una manera

indirecta para representar la idea de la mujer independiente con su voz propia. Además, el

hecho de que trata de los recuerdos infantiles de Mamá Blanca se crea la imagen de un

ambiente inocente en vez de leer las memorias como una reacción indirecta en contra la

sociedad machista que reinó en la Venezuela de aquellos tiempos. En general, la vida de las

mujeres en la hacienda no concordaba con la posición de la mujer en una sociedad machista

típica de la mayoría de los países latinoamericanos del siglo XX.

El padre no es el único hombre que se presenta en “Las Memorias de Mamá Blanca”. Blanca

Nieves también dedica unos capítulos a dos huéspedes que frecuentemente visitaban la

hacienda y al vaquero Daniel. Estos tres personajes se distinguen por sus caracteres bastante

variables. Aunque son hombres, no llevan los característicos masculinos que tipifican el

verdadero hombre. Lo masculino se presenta en la lectura por la mentalidad materialista, la

rebeldía, la violencia, la intolerancia, etc. Estos rasgos no se aplican a aquellos hombres. Los

personajes que sí representan las características masculinas son Papá, la cuidadora Evelyn, la

hermana impetuosa Violeta y el nuevo dueño de la hacienda al final de las memorias. Salta a

la vista que estos personajes siempre se involucraban con los caracteres más bien femeninos a

causa de la mentalidad diferente. En algún momento, se forma un desacuerdo entre el padre y

Vicente Cochocho, mientras que las hermanitas al otro lado le admiraban y se sentían unidas

por su carácter espiritual y el amor por la naturaleza.

- Oye, Vicente – dijo Papá terrible y todopoderoso - , óyeme bien. [...] Eres un bruto y más que bruto,

criminal, ¡ya lo sabes! Atiéndeme bien ahora y que no se te olvide, es la última vez que te lo digo; [...]

¿Comprendiste? – Sí, Señor. Contestó Vicente humildemente, sin olvidar su puntillo y sus tres golpes de

maraca. (pág. 153)

Bajo el chocolate o la sopa, nuestro amor a Vicente subía de dos a tres grados. [...] Nuestro amor crecía.

(pág. 144)

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28

Otro desacuerdo se estableció entre el padre y sus hijas. El Papá siempre había querido un hijo

varón que podía nombrar Juan Manuel, como él. Al revés, recibió cinco hijas.

Pero en lugar de Juan Manuel, destilando poesía, habían llegado en hilera las más dulces

manifestaciones de la naturaleza: “Aurora”; “Violeta”; “Blanca Nieves”; “Estrella”; “Rosalinda”; “Aura

Flor”; y commo Papá no era poeta, ni tenía mal carácter, aguantaba aquella inundación florida, con una

conformidad tan magnánima y con una generosidad tan humillada, que desde el primer momento nos

hería con ellas en lo más vivo de nuestro amor propio y era irremisible: el desacuerdo quedaba

establecido para siempre. (pág. 83)

Lo femenino representa todo lo contrario de lo masculino, o sea, la indiferencia a lo material,

la identificación con la naturaleza, la espiritualidad, etc. Los siguientes personajes, Blanca

Nieves, Mamá, el vaquero Daniel y los huespedes el Primo Juancho y Vicente Cochocho

llevan estas características femeninas. Sin embargo, no podemos clasificar cada personaje

según sus característicos, o bien, femeninos, o bien, masculinos. La Mamá por ejemplo se

caracteriza particularmente por lo femenino, aunque lleva el rasgo masculino en el sentido de

que no es capaz de apreciar el lenguaje elocuente del peón Vicente Cochocho. Las hermanitas

al revés admiraban su elocuencia e intentaban copiarla con gran disgusto de los padres.

Sólo que Evelyn, en su intransigencia inglesa puritana, era incapaz de apreciar el refinamiento de

aquella corteza rústica. Nosostros, sí. Ni ella, ni Mamá, ni Papá, ni nadie eran tampoco capaces de

apreciar el buen sabor a español noble y añejo del vocabulario que empleaba Vicente. (pág. 145)

Dentro de la lectura, son efectivamente Vicente Cochocho y la madre que sobresalen en la

palabra hablada. En este sentido, se presentan indudablemente dentro de la feminidad. Otro

ejemplo trata del vaquero Daniel. Este hombre de familia humilde se opone de clase al padre

por lo que se caracteriza por lo femenino. Su identidad de poeta tradicional, como inventador

de varios versos, fascinaba a la madre y otra vez acentúa su carácter femenino. Al otro lado,

Vicente es un hombre astuto en la política del corralón, lo que le sitúa en lo masculino. El

único personaje en las memorias que se caracteriza completamente por lo femenino, es la niña

Blanca Nieves.

Es bastante claro que de todo lo anterior los rasgos femeninos representan las tradiciones

pasadas, mientras que las características masculinas relacionan con la mentalidad moderna, la

cual se caracteriza particularmente por el progreso, la individualidad y el materialismo. De

esta manera, la autora quería aclarar otra dimensión que distingue la mentalidad

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29

latinoamericana con la europea, representando las características de ambas sociedades en sus

personajes. Volveremos sobre la intención de la autora de atribuir las características

tradicionales a lo femenino, y al revés, en la parte II.3. Este análisis va junto con la manera de

expresar la denuncia que incorporó Teresa de la Parra en su obra.

Otra última prueba de la dominación femenina en la novela, ya se presenta en el primer

capítulo „La advertencia‟. La narradora en este capítulo nos da una imagen de Mamá Blanca

cuando tenía más o menos setenta años de edad. Además, habla de su relación íntima con la

vieja Mamá Blanca. Fue una relación bastante inhabitual, visto que la narradora es una chica

de apenas doce años que visitaba frecuentemente el hogar de la vieja, donde pasaba largos

ratos de su tiempo en su compañía.

Sin sospecharlo me iba a buscarlo a todas horas en la paz de los paisajes campesinos en los ratos

propicios en que florece el ensueño, en el mundo indefinido de la música y de los versos y en el encanto

que emana dulcemente de las cosas e historias de otros tiempos. [...] En una palabra: Mamá Blanca me

divertía. (pág. 68)

Aquella relación femenina es bastante importante por el hecho de que esta chica publicó las

memorias de Mamá Blanca.

De todos modos, Teresa de la Parra tenía la intención de crear un espacio femenino por lo que

incluso deformó la realidad. Su familia por ejemplo no sólo consistía de hijas, sino ella

también tuvo hermanos, mientras que la protagonista de las memorias nos da una imagen de

su vida en la hacienda con sus cinco hermanas. Este técnico se utiliza frecuentemente en las

obras (semi-)autobiográficas, generalmente para acentuar la distancia entre la verdadera

autora de la obra y la narradora de las memorias.20

De esta manera, se crea la idea de una

novela ficticia. Elaboramos este aspecto más en detalle en la siguiente parte.

20

Cosslett, Tess. Feminism and autobiography. Texts, Theories, Methods. London: Routledge, pp. 9-11

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2. Un análisis formal de “Las memorias de Mamá Blanca”

2.1. El género de la novela

“Las memorias de Mamá Blanca” parece a primera vista una novela autobiográfica. Este

género se caracteriza esencialmente por dos nociones básicas, es decir, „vida‟ y „sí mismo‟.21

En otros términos, la autobiografía da la oportunidad al autor de tomar su propia vida como el

asunto central de la obra, y consiguientemente a sí mismo como el personaje principal. La

definición más conocida entre las muchas que circulan es la del francés Philippe Lejeune,

quien define la autobiografía como:

“un relato restrospectivo en prosa que una persona real hace de su propia existencia,

en tanto que pone el acento sobre su vida individual, en particular sobre la historia de

su personalidad.”22

Se necesita hacer una distinción entre tres identidades específicas para reconocer una

autobiografía. Trata en primer lugar del autor, la persona que escribe el libro, en segundo

lugar del narrador, la persona que relata el texto, y en tercer lugar del protagonista, la persona

cuya vida, emociones, estado personal, etc. constituyen el tema del relato. La semejanza entre

el narrador y el protagonista se realiza mediante el uso del pronombre personal “yo”, lo que

muestra que la persona que narra la historia y la persona principal de quien trata la historia es

la misma. A continuación, cuando esta persona, es decir, el narrador del relato, coincide con

el nombre propio del autor originario de la obra que figura en la portada del libro, se puede

considerar aquel libro como una obra autobiográfica. En este caso, el lector supone que el

escritor cuenta la verdad sobre su vida.

En la novela “Las memorias de Mamá Blanca”, Mamá Blanca nos cuenta algunos de sus

recuerdos más íntimos de su infancia. Una lectura autobiográfica resulta entonces bastante

lógico, aunque no es enteramente correcto. Significa que no tenemos en cuenta algunas

indicaciones explícitas del texto.23

O sea, la narradora Mamá Blanca quien escribió estas

21

Cosslett, Tess. Feminism and autobiography. Texts, theories, method (introducción), pp. 5. 22

Lejeune, Philippe (1996). Le pacte autobiographique, pp. 14. 23

Osorio, Nelson. “Para una lectura crítica de Las memorias de Mamá Blanca”, pp. 308. En: Revista de crítica

literaria latinoamericana, 1991, pp. 307 – 313.

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memorias las apuntó hacia finales de su vida cuando tenía más o menos setenta y cinco años.

Sin embargo, leemos las reminiscencias desde el punto de vista de Blanca Nieves, la joven

Mamá Blanca cuando sólo tenía cinco años de edad. En algún momento dentro de la lectura,

se hace referencia a la edad de su madre que en aquel momento tenía veinticuatro años y que

nació en el año 1831.

Una de esas ventajas consistía en tener a Mamá, que, dicho sea imparcialmente, con sus veinticuatro

años, sus seis niñitas y sus batas llenas de volantes era un encanto. (“Las memorias de Mamá Blanca”,

pág. 80)

Es cierto que a nosotras casi nunca nos quedaron buenos, pero en cambio a Mamá, nacida por el año

1831, le quedaban todos ellos como si fueran encajes o lazos de cinta, [...] (pág. 85)

Esta información sitúa los acontecimientos consiguientemente en el año 1855 y pues supone

que Blanca Nieves nació en 1850. Visto que, Teresa de la Parra nació en 1889, unos cuarenta

años más tarde, no podemos considerar su segunda novela como una obra autobiográfica, sino

es mejor clasificarla como una obra de ficción en la cual el lector debe hacer una distinción

entre la persona fictica de la obra y la autora original. Fuera de eso, sí debemos interpretar la

novela en el contexto histórico de la Venezuela en la que vivió Teresa de la Parra, y no en los

años hacia 1855 como representado en la novela. Pues, cuando comparamos la intención de la

autora para escribir esta novela con la situación histórica de Venezuela en el tiempo

enunciado en la novela, está bastante claro que no hay equivalencia posible.

Además, hay otros acontecimientos particulares que confirman el género no autobiográfico de

“Las memorias de Mamá Blanca”. Blanca Nieves por ejemplo presenta a su familia como una

familia de seis hijas, mientras que en realidad Teresa de la Parra también tenía hermanos en

vez de solamente hermanas. La razón por haber deformado esta realidad es porque quería

crear la idea de que ella misma no es la verdadera editora de las memorias, y que la chica

joven de la parte introductoria que sí editó la novela cambió algunos de los hechos reales.

De todos modos, “Las memorias de Mamá Blanca” es una novela ficticia con contenido

autobiográfico en la cual una narradora relata algunos extensos recuerdos del pasado. Se

distingue en este caso de la autobiografía por no abarcar una totalidad, sino de indicar algunas

memorias bien escogidas que forman parte de una totalidad. Además, la narradora parece

quedar en un papel secundario en el género de las memorias, mientras que una autobiografía

siempre selecciona el narrador como el actor principal en la literatura. En el caso de la novela

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seguimos toda la lectura desde el punto de vista de Blanca Nieves, aunque ella generalmente

no ocupa la posición central. Cada capítulo de la novela enfoca en otra persona y además

particularmente en lo que se desarrolla alrededor de Blanca Nieves.

2.2. Las estructuras binarias aplicadas en un análisis narratológico

2.2.1. El narrador, ¿dos puntos de vista?

El narrador de una novela forma el concepto más central de un análisis narratológico. Bajo

este término entendemos generalmente la siguiente definición; „el narrador es la entidad que

cuenta o narra los acontecimientos de una obra literaria‟. Como ya mencionado anteriormente,

debemos hacer una clara distinción entre la autora, el narrador y los personajes de una novela.

Además, no se puede confundir el narrador con el focalizador. La función de ambos

conceptos parece en gran parte similar, aunque necesitamos considerarlos claramente como

dos términos distintos. Para comprender más a fondo la teoría de contar, nos hemos basado

particularmente en la teoría de los estructuralistas Gérard Genette y Mieke Bal. Entonces,

¿Qué tipos de narradores podemos distinguir?

Cuando analizamos la instancia que funciona como narrador en una novela, podemos partir

de, o bien, el momento de narrar, o bien, del personaje que narra, según la teoría de Genette.

Se distingue tres maneras para situar el momento de contar en una historia. En primer lugar, el

narrador puede narrar los aconteciemientos después del momento que sucedieron. Esta

manera es probablemente la más frecuentemente aplicada en las novelas. La inversa, en la

cual el narrador cuenta los sucesos antes del momento que sucedieron, también es posible.

Genette clasifica esta manera de narrar con un término de Todorov24

, „prédictif‟. En la tercera

posibilidad, el narrador narra los acontecimientos en el momento que suceden, lo que se

define con el término „stream of consciousness‟25

.

La posición que toma el narrador en la historia, es otro aspecto muy importante a tener en

cuenta. La voz que narra los acontecimientos de una historia puede encontrarse en el nivel

más alto de la narración o puede ser él mismo sujeto de la narración contado por otra instancia

24

Tzvetan Todorov es un filósofo de identidad franco-búlgaro. Está muy conocido por sus obras y ensayos que

tratan de la cultura, de la historia y de la teoría de lo narrativo. 25

Varios escritores del siglo XIX y XX como Virginia Woolf Y James Joyce, utilizaron esta técnica literaria.

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superior. En el primer caso hablamos de un narrador extradiegético y en el segundo caso de

un narrador intradiegético. Después de haber analizado este primer aspecto, resulta interesante

analizar la implicación del narrador en la historia narrada. Un narrador homodiegético relata

una historia que experimentó él mismo y por consiguiente juega el papel de uno de los

personajes en su historia. Además, aquel personaje puede ser el protagonista en la historia, lo

que calificamos como „autodiegético‟. Este tipo de narrador aparece siempre en las obras

autobiográficas. Cuando el narrador homodiegético no funciona como protagonista, le

calificamos „allodiegético‟. En el caso contrario, un narrador heterodiegético toma una

posición fuera de los acontecimientos relatados. Esta voz ocupa un nivel superior a la historia.

Finalmente, se distingue el narrador a base de la persona gramatical que representa en la

novela. Cuando el narrador cuenta su relato en primera persona, debemos partir de la idea de

que nos relata su propia versión de lo ocurrido. Es decir, la voz que narra cuenta la historia de

su vida. Estos tipos de narradores se presentan particularmente en las obras autobiográficas.

La credibilidad deja que desear, o sea, varía en cada novela. La diferencia entre un narrador

en primera persona y otro narrador que relata la historia en tercera persona, es el aspecto de

distancia. Parece que este último crea una distancia espacial y temporal, con la cual da la

impresión de ocupar una posición fuera de los aconteciemientos de la historia. Poco común es

cuando el narrador aparece en segunda persona. En este último caso el lector se siente dado

por aludido.

“Las memorias de Mamá Blanca” se comporta como una novela autobiográfica, aunque no es

así del todo. Es mejor clasificarla como una novela de ficción con contenido autobiográfico.

De todos modos, suponemos la presencia de un narrador en primera persona que relata

algunas memorias personales de su infancia. Bien, ¿qué tipo de narrador y técnico de narrar

introdujo Teresa de la Parra en su segunda novela y por qué?

La función del narrador en la novela forma un aspecto muy interesante a elaborar más en

profundidad. Se distinguen particularmente dos narradores. El título de la novela ya anuncia

que la obra trata de algunas memorias de la vida de Mamá Blanca. Inmediatamente, se plantea

la pregunta, ¿quién es esta mujer? El primer capítulo „La advertencia‟ completa el dibujo

dando una imagen de Mamá Blanca a finales de su vida, cuando tenía más o menos setenta y

cinco años de edad. Esta descripción se presenta a través de los ojos de una chica joven que

consideramos la primera narradora de la historia. La narradora nos habla de su relación íntima

con la vieja cuando ella sólo tenía doce años de edad e intenta enfatizar el temperamento de

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Mamá Blanca en aquellos días. Esta chica joven es además de narradora, también la editora de

las memorias.

Mamá Blanca, quien me legó al morir suaves recuerdos y unos quinientos pliegos de papel de hilo

surcados por su fina y temblorosa letra inglesa, no tenía el menor parentesco conmigo. (pág. 63)

En lo que sigue al extracto anterior, la narradora nos relata su encuentro con la vieja y los

varios momentos divertidos que siguieron después. No teniendo el menor parentesco, Mamá

Blanca decidió dejar las memorias de su infancia, las cuales apuntó a finales de su vida, a esta

chica joven. Cuando llegó a la edad adulta, la narradora efectivamente revisó y publicó

aquellas memorias. Esta primera narradora clasificamos consiguientemente como una

narradora extradiegética que se encuentra en el nivel más alto de la narración. Además, la

consideramos una narradora homodiegética, visto que la chica joven nos habla en la primera

persona y relata de sus propias experiencias con Mamá Blanca.

Los demás capítulos de la novela tratan de las memorias de la infancia en sí. Ya sabemos que

Mamá Blanca las apuntó cuando tenía más o menos setenta y cinco años de edad. Sin

embargo, la persona que relata las memorias mismas es la pequeña Mamá Blanca, es decir,

Mamá Blanca cuando apenas tenía cinco años de edad. Desde aquel momento, vemos todos

los acontecimientos a través de los ojos de Blanca Nieves. Ella forma realmente el personaje

central dentro de la obra. Por consiguiente, esta segunda narradora es una narradora

intradiegética y homodiegética porque nos relata sus propias memorias desde su punto de

vista. Se presenta la historia otra vez en la primera persona. Además, aparte de que la

narradora nos cuenta algunas de las memorias personales de su infancia, ella no siempre

ocupa la posición central en estos acontecimientos. En otras palabras, cada capítulo enfoca en

otro personaje importante que ha dejado una impresión imborrable en la vida de la vieja

Mamá Blanca, aunque todo visto a través de los ojos de Blanca Nieves. Este tipo de narradora

es lo que llamamos una narradora allodiegética.

Siendo inseparables mi nombre y yo, formábamos juntos a todas horas un disparate ambulante que sólo

la costumbre, son su gran tolerancia, aceptaba indulgemente sin hacer ironías fáciles ni pedir

explicaciones (pág. 77)

Visto que ambas narradoras evocan algunas reminiscencias de tiempos pasados, nos narran

los acontecimientos después del momento en que realmente sucedían. De todos modos, la

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función de las dos narradores es distinta. La historia propia son las memorias de Mamá

Blanca, narrada por la niñita Blanca Nieves. La primera narradora al contrario da un prólogo a

esas memorias y ocupa una posición fuera de la historia. Ella funciona más bien como el alter

ego da la verdadera autora de la novela. De hecho, Teresa de la Parra sólo escribió „La

advertencia‟ después de haber terminado sus memorias y lo hizo de una manera muy

meditada. O sea, creando la idea de que la novela fue editada por otra persona quien

sumamente probable deformó algo de los hechos reales de las memorias, Teresa de la Parra

podía tomar distancia de su obra que contenía algunos recuerdos autobiográficos. De esta

manera, subrayó la condición ficcional de la novela por lo que no podía ser considerado

responsable por el contenido de su escritura después de la publicación. Entonces, no se puede

igualar Teresa de la Parra con el personaje central de la novela que relata sus memorias.

Siendo indiscreción tan en boga la de publicar Memorias y Biografías cortando aquí, añadiendo allá,

según el capricho de biógrafos y editores, no he podido resistir más tiempo la corriente de mi época y he

emprendido la tarea fácil y destructora de ordenar las primeras cien páginas de estas Memorias, que

Mamá Blanca llamó “retrato de mi memoria” a fin de darlas a la publicidad. (pág. 73)

En todo caso, debemos hacer una clara distinción entre la función de la autora, del narrador y

de los personajes de una historia como he mencionado nítidamente anteriormente. Luego,

tampoco podemos confundir el aspecto del narrador con el focalizador, o sea, el narrador de

una novela relata la historia, mientras que el término de focalizador se aplica a aquella

persona a través de cuyo punto de vista leemos los recuerdos.

No obstante, resulta necesario estudiar más detenidamente este aspecto que trata el punto de

vista en las memorias. En realidad, tenemos que distinguir dos puntos de vista particulares. Ya

mencioné anteriormente que Mamá Blanca y el personaje central Blanca Nieves son la misma

persona pero con diferencia de edad. O sea, esta misma persona funciona a la vez como autora

y narradora de la historia. A principios, Mamá Blanca que apuntó sus recuerdos quería recrear

el mundo infantil de la vida en la hacienda. Sin embargo, el momento en el cual escribió estas

memorias personales, ella ya era una mujer adulta con sus propios valores y morales

reafirmado en su convicción e inteligencia. Con esto se plantea lógicamente la oposición entre

la realidad y la apariencia.26

Nos preguntamos por ejemplo en qué medida Mamá Blanca

podía recrear el mundo auténtico de la infancia sin hacer influir sus propias experiencias que

26

De la Parra, Teresa. Las Memorias de Mamá Blanca.(introducción y notas) Madrid: Editoral Castalia, S.A,

pp. 40.

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experimentó durante su vida. El mundo que se crea de aquel período infantil parece realmente

un mundo idílico, o sea, el verdadero paraíso para pasar la infancia y crecer. La libertad, la

naturaleza, las travesuras, etc. son algunos términos que armonizan frecuentemente con este

mundo mágico en los capítulos de la novela que transcurren en la hacienda.

En la parte anterior distinguimos también unas estructuras binarias que aparecen regularmente

en la novela. La primera es la oposición entre el mundo adulto y el mundo de la infancia. La

autora de las memorais Mamá Blanca, representa el mundo adulto que se caracteriza además

por la realidad. La representación de la infancia conseguimos a través de la figura de la

segunda narradora Blanca Nieves. Aquel mundo se caracteriza mejor por lo idílico y

consiguientemente, lo bueno. Esta estructura binaria va junto con otra oponiendo la realidad a

lo paradisíaco. Mamá Blanca creó la imagen de la hacienda siendo un verdadero paraíso para

pasar los tiempos inocentes de la infancia. Este mundo se opone por supuesto al mundo

realístico de los adultos que ya se soltaron de aquella inocencia infantil. Parece que se

presenta la edad alta como el mal, y la infancia como lo sumamente bueno.

A eso de la una de la tarde, mientras Evelyn almorzaba, nosotros aprovechábamos aquel resquicio de

libertad para divertirnos lo más posible. Frente a la casa, bajo los árboles, ante la distraída vigilancia de

Mamá, comíamos furtivamente quayabas y pomorosas jugando al mismo tiempo a “la candelita”27

.

(pág. 96)

Aquellas oposiciones se repiten más detalladamente en las siguientes partes analizando el

aspecto del tiempo y del espacio.

27

“La candelita” es un juego infantil en el que se trata de ir eliminando a los jugadores en círculo, parecido al de

las siete sillas. En: De la Parra, Teresa. Las Memorias de Mamá Blanca.(introducción y notas), pp. 96.

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2.2.2 Pasado versus presente

Para analizar el aspecto de tiempo dentro de la novela, partimos otra vez de la teoría de las

estructuralistas Gerard Genette y Mieke Bal. Subdividimos esta investigación en tres partes;

orden, duración y frecuencia.28

Este segundo aspecto narratológico también forma un tema

interesante a investigar e ilustrar en “Las memorias de Mamá Blanca”.

La primera etapa de este proceso analiza en qué medida la cronología de los acontecimientos

narrados concuerda con la cronología real de la historia. Trata en otras palabras del orden

temporal incorporado en una novela. Cuando la sucesión de los eventos en una novela se

aparta de la verdadera historia, calificamos este concepto con el término „anacronía‟. Según

Genette, esta estructura, en la cual el narrador empieza su relato en el medio de los

acontecimientos refiriendo a lo que pasó antes y a lo que aún debe ocurrir29

mediante escenas

retrospectivas y flash-forwards, forma la base de nuestra tradición literaria. La mayoría de las

novelas se caracteriza por este tipo de narración, la cual indudablemente acapara más la

atención del lector en vez de una obra estrictamente cronológica, visto que la lectura le obliga

recuperar el orden real de los acontecimientos narrados. El lector se sumerge realmente en el

desarollo de la historia.

La duración analiza la proporción entre el tiempo de la historia y el tiempo del discurso. El

tiempo de la historia supone el tiempo de los acontecimientos narrados, es decir, implica el

lapso de tiempo de la verdadera historia. La historia del discurso significa el tiempo intrínseco

de la novela, o sea, el tiempo que se utiliza para narrar la historia.30

Distinguimos cinco tipos

de narraciones: un elipsis omite cierto evento de la historia real en la novela; una aceleración

de un relato significa que el tiempo de la narración es más conciso que el tiempo de la

historia, o sea, la escritura parece un resumen de la historia misma; una escena se aplica a una

narración en la cual el tiempo del discurso es pseudo-idéntico al tiempo de la historia; una

disminución dedica más tiempo al relato que al tiempo de la historia real; y finalmente, una

pausa interrumpe por decirlo así la historia con otra narración que en sí no tiene nada que ver

con la historia real.

28

Pieters, Jürgen. Beste lezer, een inleiding in de algemene literatuurwetenschap. Gent, 2005, pp. 126 – 134. 29

Con el término „analepsis‟ referimos a eventos que sucedieron anteriormente al acto de habla, mientras que

„prolepsis‟ se utiliza para referir a algo que todavía debe ocurrir en el futuro. 30

Villanueva, Darío. Glosario de Narratología, [online]. Gijón: Ediciones Júcar. Comentario de textos

narrativos: la novela. URL: <http:// faculty.washington.edu/petersen/321/narrtrms.htm>

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La tercera etapa trata el aspecto de la frecuencia de los acontecimientos narrados. La teoría de

Genette distingue en este caso tres maneras básicas. La narración singulativa se considera la

forma más frecuentemente utilizada. En este tipo de narración, el narrador nos relata un

acontecimiento único de la historia real una sola vez en el nivel de la novela. Por otro lado, en

vez de seguir la frecuencia normal de la historia, se puede repetir un acontecimiento único

más que una vez en la novela. En este caso, el narrador nos da una imagen de un evento

singular a través de los ojos de varios personajes. Esta narración es lo que llamamos una

narración repetitiva. En último lugar, distinguimos la narración iterativa en la cual el narrador

relata un evento cíclico de la historia real una sola vez.

El título de la novela de Teresa de la Parra ya anuncia qué tipo de orden temporal esperamos

encontrar en esta obra. Una memoria implica que la lectura se remonta en el pasado y pues en

este caso, en algunos recuerdos específicos del personaje de Mamá Blanca. Además, el género

de las memorias sólo relata algunos sucesos anteriores escogidos cuidadosamente que forman

parte de la historia del pasado en su totalidad. De todos modos, la oposición presente versus

pasado forma un tema omnipresente en “Las memorias de Mamá Blanca”.

Como ya analizado en la parte anterior31

, distinguimos dos naradoras en la obra. La primera

solo se presenta en el primer capítulo „La advertencia‟, mientras que la otra ocupa la posición

de narradora en los demás capítulos. Tenemos que guardar esta distinción en mente

analizando el aspecto temporal. La historia central de la novela son las memorias de la

infancia de Mamá Blanca cuando ella tenía cinco años de edad. Entonces, visto que Mamá

Blanca las apuntó a finales de su vida, todas estas memorias son representaciones de escenas

retrospectivas. Esta estructura también se presenta en „La advertencia‟, en el cual la joven

editora de la obra recuerda la verdadera autora de las memorias, o sea, Mamá Blanca. Todos

los acontecimientos se presentan a través del pretérito.

Blanca Nieves, la tercera de las niñitas por orden de edad y tamaño, tenía entonces cinco años, el cutis

muy trigueño, los ojos oscuros, el pelo muy negro, las piernas quemadísimas de sol, los brazos más

quemados aún, y tengo que confesarlo humildemente, sin merecer en absoluto semejante nombre,

Blanca Nieves era yo. (pág. 77)

Ya que la obra sólo trata las memorias más importantes de la vida en la hacienda cuando

Blanca Nieves tenía cinco años, las consideramos más bien como escenas escogidas. En otras

31

Véase; II. 2.2.1.

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palabras, Mamá Blanca quería exponer los acontecimientos que realmente han dejado una

huella indeleble en la mente de la mujer. Entonces, en cuanto a la duración de la novela

podemos decir que varios acontecimientos menos decisivos del pasado han sido suprimidos y

que la acentúación de los recuerdos nostálgicos llevan la historia. Visto que el tiempo de la

historia es más grande que el tiempo del discurso, calificamos esta estructura como una

aceleración.

La frecuencia de los acontecimientos narrados en la historia es bastante clara. Mamá Blanca

sólo acentúa los eventos destacados de la infancia como ocurrieron efectivamente en realidad.

Eso es lo que llamamos una narración singulativa en la cual el narrador relata los

acontecimientos únicos de tal manera que sucedieron en aquellos tiempos.

Lo que realmente salta a la vista en la narración en cuanto al aspecto temporal, es la gran

oposición entre el pasado y el presente. Parece una confrontación entre dos mundos

opuestos.32

Los personajes de la novela que relacionan con el presente son la editora de las

memorias y Mamá Blanca a sus setenta y cinco años de edad. Ellas se presentan en el primer

capítulo introductorio, llamado „La advertencia‟. El mundo del pasado se representa a través

de la figura de Blanca Nieves que ocupa todos los demás capítulos. Sin embargo, esta

oposición no sólo se explica como una distinción temporal, sino también parece símbolo de

valores distintos. O sea, todos los acontecimientos narrados del pasado representan el mundo

de la infancia en el campo, mientras que las características del presente son todo lo contrario.

El presente subraya particularmente la madurez y la vida en la ciudad. De esta manera, las

varias estructuras binarias que abruman la novela parecen todas interrelacionadas.

Además en la novela, Mamá Blanca considera el período de la infancia como lo maravilloso y

el mundo de los adultos como lo contaminado. En una parte anterior de este trabajo ya

mencioné brevemente la intención de la autora de representarlo de esta manera.33

Simplemente, se explica a través de otra dicotomía que opone la naturaleza a la civilización.

El hecho de que valora el mundo de la infancia como lo bueno es porque está más

íntimamente relacionada con la naturaleza. Es precisamente este aspecto que ya se presenta al

inicio de la novela como el elemento más positivo de la vida en la hacienda y a la vez, la gran

pérdida que sufrían en el último capítulo cuando la familia se trasladó a la ciudad.

32

Osorio, Nelson. “Para una lectura crítica de Las memorias de Mamá Blanca”, pp. 308. En: Revista de crítica

literaria latinoamericana, 1991. 33

Véase; II.1.1.

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40

Nacida en una hacienda de caña y trapiche y oficinas de beneficiar café, Mamá conocía a tal punto los

secretos y escondites de la vida agreste que al igual que su hermano Juan de la Fontaine interrogaba a

hacía dialogar con su ingenio y donaire, flores, sapos y mariposas. (pág. 66)

Todas las descripciones dadas en los recuerdos que tratan el mundo de la infancia en el

campo, están ligadas al aspecto de lo natural. Blanca Nieves refiere por ejemplo varias veces a

ese lugar conocido como „el trapiche‟ donde las hermanas pasaban los tiempos más divertidos

de su vida. Aquel lugar se caracteriza por su fuerte conexión con la naturaleza, por ejemplo

por la descripción del proceso de crear papelón de una manera natural lo que se opone a lo

mecánico. Además, se describe el ambiente del trapiche como un lugar idílico donde la gente

se reunía para pasar una tarde memorable, es decir, donde la gente podía disfrutar del entorno

tranquilo, agradable, natural, etc.

El largo proceso del papelón, como cosa de la naturaleza y no de la industria, parecía hacerse solo, por

obra bendita del tiempo necesario: [...] (pág. 173)

Junto a la rueda grande del trapiche, el ruido de la agua apagaba las voces. (pág. 171)

Es más, Blanca Nieves enfatiza el hecho de que las hermanas jugaban de preferencia con los

juguetes que fabricaban ellas mismas y que las muñecas y los otros juguetes tenebrosos no les

interesaban en absoluto. Otra vez, la infancia se relaciona con la naturaleza y al mismo tiempo

rechaza lo mecánico, o sea, los elementos fabricados que representan la industria. La industria

se liga a la vida en la ciudad y entonces a lo contaminado del „presente‟.

Nuestros juguetes preferidos los fabricábamos nosotras mismas bajo los árbolas, con hojas, piedras,

agua, frutas verdes, tierra, botellas inútiles y viejas latas de conservas. Al igual de los artistas, sentíamos

así la fiebre divina de la creación; [...] (pág. 175)

Lo positivo del pasado en la hacienda también se presenta a través de las figuras vinculadas

con la naturaleza. Como ya mencionado en la parte sobre la oposición entre el hombre y la

mujer, podemos distinguir dos tipos de personajes que representan, o bien, lo femenino, o

bien, lo masculino. El vaquero Daniel es un personaje que posee las características femeninas

de la cual lo natural forma una de las más importantes. De esta manera, se sugiere la idea del

entorno ideal del campo. Esta imagen idílica desaperece totalmente en el último capítulo lo

que tiene que ver con la oposición espacial que vamos a tratar en la siguiente parte tratando el

espacio.

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41

2.2.3. El espacio; el campo versus la ciudad

Cada historia se desarrolla siempre en algún momento y en cierto espacio. De este modo, se

habla del continuo espacio-temporal, también designado con el término „cronotopo‟ de Mijaíl

Bajtín.34

En esta parte, nos dedicamos a la investigación de un tercer aspecto narratológico tan

importante como los dos anteriores, es decir, el aspecto espacial, basándonos otra vez en la

teoría de la estructuralista Mieke Bal.35

El espacio puede referir tanto a la posición que ocupan los personajes de una historia como al

espacio en el cual los acontecimientos se realizan. A veces, la localización de algún personaje

puede tener influencia en el carácter de la persona misma. Además, razonamos que los

espacios de por ejemplo una novela de ficción no existen en realidad, aunque nuestra gran

imaginación crea automáticamente aquel espacio ficticio. De todos modos, resulta interesante

tener en cuenta estos aspectos cuando analizamos una novela.

La localización de algún evento o personaje depende de varios factores en la lectura. Se puede

situar la historia en primer lugar específicamente refiriendo por ejemplo que el personaje se

encuentra en la catedral de Sevilla36

. En este caso, se trata de un lugar que realmente existe y

del cual el lector fácilmente se puede formar una imagen si él ya ha estado una vez ahí en esa

catedral. Cuando el lector no conoce la catedral en sí, él se va a formar una imagen básica de

un edificio que representa una catedral. De todos modos, el narrador crea aquí un espacio

concreto. En segundo lugar, la localización de un personaje o evento a veces se presenta de

una manera indirecta en la novela. O sea, necesitamos analizar las descripciones dadas en la

lectura para formar una imagen del espacio. Cuando el narrador por ejemplo dice que el

protagonista está observando un número fuerte del baile flamenco, el lector va a relacionar

esta información con la probabilidad de que el protagonista se encuentra en uno de los

famosos tablaos de Sevilla. A través de las informaciones indirectas podemos averiguar el

espacio de la lectura.

El espacio también puede tener una influencia en los caracteres de los personajes de una

novela. Es así que cada personaje de una historia se puede encontrar en cierto espacio en el

cual se puede sentir seguro, mientras que experimentó el espacio anterior como un lugar

34

Mijaíl Bajtín es un lingüista ruso del siglo XX quién introdujo el concepto del „cronotopo‟. El término viene

de las palabras griegas „kronos‟ (=tiempo) y „topos‟ (=espacio). 35

Bal, Mieke. Teoría de la narrativa (una introducción a la narratología). Madrid: Catedra, 2006, pp. 132-141. 36

La Catedral de Santa María de la Sede es la gran catedral de Sevilla de estilo gótica, mejor conocida como „La

Giralda‟.

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inseguro. En este caso, hacemos una disctinción entre el espacio interior y el espacio exterior.

La casa de un personaje por ejemplo parece el capullo seguro donde se puede retirar de toda

inseguridad y desórdenes que dominan la calle. Sin embargo, este significado no es una

constante. Al otro lado, el espacio interior puede referir también a un lugar inseguro,

simbolizando el sentido de encierro. En este sentido, el deseo del personaje consiste en

conseguir el espacio exterior que representa la libertad y la seguridad. Además, los objetos de

un espacio contribuyen a nuestra percepción del lugar que ocupan los personajes de una

novela.

De todos modos, el espacio de una historia puede funcionar de varias maneras. En primer

instante, funciona simplemente como el lugar donde se desarrollan los acontecimientos. Por el

contrario, el espacio puede mantenerse también en segundo plano en la obra. No obstante, en

la mayoría de las novelas el aspecto espacial funciona como el lugar de actuar de los

personajes. En este caso, la razón por qué algo ocurre en algún lugar lleva tanta importancia

como el acontecimiento en sí. Luego, distinguimos dos tipos de espacios que tratan el aspecto

de movimiento. Cuando la historia se desarrolla en un lugar único consideramos este espacio

como estático. Es decir, los personajes de la historia no tienen tanta libertad de movimiento.

Un espacio dinámico por otro lado permite los personajes de desplazarse entre los varios

lugares. Estos tipos de novelas que representan un espacio dinámico, hacen mover los

personajes a través del trayecto que deben recorrer. Como ya mencionado anteriormente,

aquel desplazamiento a veces va junto con un cambio de mentalidad o de actitud de los

personajes.

El aspecto del espacio forma un elemento muy interesante a investigar en “Las memorias de

Mamá Blanca”. En toda la lectura, distinguimos por lo menos dos espacios distintos. Salta a la

vista que la mayoría de los recuerdos se desarrollan en el espacio idílico de la hacienda de

caña de azúcar, Piedra Azul. Salvo, el primer y el último capítulo de la novela que se sitúan en

otro espacio.37

Parece que la intención de la autora fue de contrastar el espacio de estos dos

capítulos con el lugar de los acontecimientos situados en Piedra Azul. Este contraste nos hace

pensar en la confrontación creada entre los dos mundos opuestos, es decir, entre el presente y

el pasado.

37

De la Parra, Teresa. Las Memorias de Mamá Blanca.(introducción y notas) Madrid: Editoral Castalia, S.A,

pp. 35.

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El inicio y el final de la novela se sitúan en la ciudad de Caracas, lo que se opone a todos los

recuerdos narrados en los demás capítulos que transcurren en el campo. En general, los varios

espacios se presentan de una manera específica en la lectura. En cuanto al aspecto espacial en

el primer capítulo introductorio, la narradora/editora no sólo se enfocó en el carácter personal

de la autora real de las memorias, sino también en el espacio en el que vivió Mamá Blanca a

finales de su vida. A través de las varias descripciones dadas, podemos formarnos una imagen

de la casa de la anciana en la ciudad de Caracas. Su modo de vivir revela al mismo tiempo

algunas características de la persona en cuestión.

Trabamos amistad, como ocurre en los cuentos, preguntándonos los nombres desde lejos, amortiguadas

las voces por el rumor del agua que cantaba y se reía al caer sobre el follaje, iba yo jugueteando por el

barrio y de pronto, como se me viniese a la idea curiosear en una casa silenciosa y vieja, penetré en el

zaguán, empujé la puerta tosca de aldabón y barrotes de madera, pasé la cabeza por entre las dos hojas y

me di a contemplar los cuadros, las mecedoras, los objetos y en el centro del patio un corro de macetas,

con helechos y novios que subidos al brocal de la pila se estremecían de contento azotados por la lluvia

de un humilde surtidor de hierro. (pág. 64-65)

El último capítulo „Aurora‟ también se desarrolla en la capital del país venezolano. Sin

embargo, este capítulo forma parte de la historia central, o sea, de las memorias de la infancia

de Mamá Blanca. Entonces, dentro de los recuerdos del pasado podemos distinguir dos

espacios distintos. Trata de la oposición espacial del campo y la ciudad. Las numerosas

descripciones específicas del entorno crean realmente esta distinción espacial entre el último

capítulo y los demás que describen el mundo de la infancia. Particularmente, al final de la

historia se acentúa la gran diferencia entre aquellos dos espacios.

A principios del segundo capítulo „Blanca Nieves y compañía‟, ya se menciona claramente el

espacio en el cual los acontecimientos del pasado se desarrollaron. O sea, Mamá Blanca

refiere específicamente a la hacienda de sus padres y de sus alrededores, situada en un pueblo

no muy lejos de Caracas. A través de la lectura, podemos completar nuestra imagen de la vida

en el campo, visto que la novela rebosa de tantas descripciones naturales que nos ayudan crear

la idea de un espacio idílico en nuestra mente. La libertad y la naturaleza son términos que se

puede considerar realmente como dos sinónimos centrales del mundo de la infancia de las

hermanitas.

Además, los recuerdos se desarrollan también en varios lugares que rodean la hacienda. Por

ejemplo, distinguimos entre otros los momentos diarios entre Mamá y Blanca Nieves en la

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hacienda, los tiempos pasados en el trapiche, las travesuras que cometían en el jardín, los

momentos gastados en el corralón con el vaquero Daniel, etc. La vida en y alrededor de la

hacienda funciona específicamente como el espacio en el cual actúan los personajes de la

obra. Ya que todos los recuerdos se desarrollan más o menos en el mismo lugar, calificamos

el espacio a primera vista como bastante estático. Aunque, el aspecto espacial cambia

drásticamente en el último capítulo de la novela, cuando el padre de la familia decidió

trasladarse a la ciudad de Caracas. Desde aquel momento, la familia perdió la libertad y la

naturaleza de la cual podían disfrutar cada día en el campo. Las oposiciones entre estos dos

espacios abruman en el último capítulo de la novela.

Lo primero que echamos de ver al llegar a Caracas fue la ausencia de tierra y de agua, cosas de las

cuales, a nuestro juicio, carecíamos casi totalmente. Por todos lados, cemento, tablas o ladrillos. Apenas

un poco de de tierra seca en el patio y otro poco en el corral; apenas dos pilas de agua; [...] Privadas de

libertad y de panoramas, dentro de las cuatro tapias del corral crecía nuestra nostalgia y menudeaban

nuestros pleitos. [...] (pág. 197)

Este cambio espacial tuvo gran impacto en la vida de la familia, visto que tenían que

adaptarse a los valores opuestos de la ciudad. Como mencionado anteriormente, la vida en el

campo se caracteriza por la naturaleza, la libertad y lo positivo. Por lo contrario, la ciudad

representa la civilización, el espacio doloroso donde las niñas debían educarse, en otras

palabras, el espacio negativo del período de la infancia que preparaba las niñas al mundo

adulto.38

Por supuesto, el cambio de espacio influenció los caracteres de los personajes de la

novela. Podemos interpretar el tiempo en la hacienda como el espacio seguro de las

hermanitas del cual fueron retirado después de la mudanza. En vez de experimentar la

maduración en la ciudad como un aspecto de progreso, la consideraron como una

degradación, o sea, una pérdida de los valores tradicionales que realmente importan en la

vida. Entonces, la adaptación a este nuevo mundo fue una tarea difícil.39

- Niñitas, por Dios – nos dijo maltratadísima y silbando las eses. ¿Cuándo se van ustedes a civilizar?

¿Cuándo van a comprender, por la Virgen Santísima, que aquí no estamos en Piedra Azul? ¡Andan por

la calle con los sombreros en la mano! ¡Entran gritando a la iglesia! ¡Señalan a la gente con el dedo!

¡Qué van a decir de mí! No me mortifiquen así, niñitas: ¡civilícense! (pág. 201 – 202)

38

Osorio, Nelson. “Para una lectura crítica de Las memorias de Mamá Blanca”, pp. 308. En: Revista de crítica

literaria latinoamericana, 1991. 39

Véase; II.1.1. y II.1.2.

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La estructura binaria que toma la iniciativa en esta parte de la investigación se interrelaciona

una vez más con las demás oposiciones que abruman la novela. El primer espacio que nos

presenta los acontecimientos que se desarrollan en el campo se combina con un tiempo ideal

situado en el pasado. Es decir que los recuerdos son en parte idealizados para acentuar lo

bueno de lo tradicional. Por otro lado, la imagen de los eventos que suceden en la ciudad

muestra más bien un lazo con la realidad a través del presente. El motivo de la autora de

idealizar el pasado contrariamente al presente se explica más detalladamente en la parte II.3.

investigando la denuncia indirecta que se esconde detrás de la lectura. De todos modos, se

puede recapitular las varias estructuras binarias fácilmente a través de un pequeño esquema.

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2.2.4. Los caracteres opuestos dentro de la novela

Los personajes de una historia pasan por los elementos centrales de una novela, visto que cada

historia siempre avanza a través de sus personajes. Por consiguiente, este asunto ha sido el

tema central en varias obras críticas que investigan este aspecto narratológico. A.J. Greimas40

por ejemplo utilizó el término de actante para referir a los participantes de una historia. Es

más, con este término quería acentuar la función de un personaje dentro de una historia.

Según él, podemos distinguir seis funciones particulares; o sea, las funciones del sujeto y del

objeto, del destinador y del destinatario, y finalmente de los ayudantes y de los oponentes. Sin

embargo, este modelo actancial trata más bien los papeles que desempeñan los personajes en

vez de concentrarse en los participantes en sí.41

La caracterización es lo que llamamos el proceso de sacar toda la información característica

de un personaje que se encuentra en la lectura. E.M. Forster, un famoso novelista del siglo

XX, se sumergió más detenidamente en esta técnica de caracterización.42

Según él,

necesitamos distinguir particularmente dos tipos de caracteres en este proceso, es decir, los

personajes planos y los personajes redondos. Los primeros son más bien estereotipos, o sea,

con este término referimos a los participantes que podemos describir a través de algunas

características básicas que siguen comportándose de la misma manera a lo largo de todo el

relato. Por lo contrario, los personajes redondos son tipos de caracteres complejos que no se

puede describir a través de algunos adjetivos característicos. Se construye el carácter de un

personaje redondo en el transcurso de la historia y sigue evolucionando de forma natural.

De todos modos, este cuarto aspecto forma un elemento imprescindible en la investigación

narratológica. No obstante, lo que es más importante, es que también podemos aplicar el

análisis de este trabajo que trata las estructuras binarias, a los personajes mismos de “Las

memorias de Mamá Blanca”. Por eso, nos dedicamos en esta parte enteramente a la

investigación de los participantes dentro de la segunda novela de Teresa de la Parra.

En primer lugar, se puede distinguir los personajes principales y los que se mantienen

generalmente en segundo plano. Visto que esta novela se caracteriza por el género de las

memorias, no podemos considerar el narrador de la historia como el verdadero protagonista.

40

Algirdas Julien Greimas fue un lingüista y estructuralista francés que introdujo algunos cambios importantes

en la teoría de la semiótica. Para su modelo actancial se basó en la teoría de otro investigador ruso Vladimir

Propp, conocido por su „Morfología del cuento‟. 41

Pieters, Jürgen. Beste lezer, een inleiding in de algemene literatuurwetenschap. Gent, 2005, pp. 123. 42

Sus resultados narratológicos en cuanto a los tipos de personajes en una historia fueron juntados y publicados

más tarde en „Los aspectos de la novela‟.

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O sea, la narradora Blanca Nieves nos da una imagen de algunas memorias memorables de su

infancia, aunque ella misma no desempeña el papel más importante. A través de los ojos de

Blanca Nieves, formamos una imagen de los personajes que realmente han dejado una huella

indeleble en la vida de la narradora. Como ya mencionado anteriormente43

, cada capítulo

enfoca en otro personaje en particular. Algunos de ellos son; la Mamá, Vicente Cochocho, el

primo Juancho, la hermana Aurora, etc. Se puede decir que cada uno de estos personajes

recibe la misma atención dentro de la novela.

En los primeros capítulos, Blanca Nieves nos da en primer lugar una breve representación

básica de los participantes que viven o visitan frecuentemente la hacienda. Dentro de los

capítulos que siguen, ampliamos nuestra imagen de los personajes más destacados. En otras

palabras, conocemos más de cerca a ellos que realmente contribuyeron a la infancia de la

joven narradora, en el transcurso de la novela. Se puede decir que cada participante se

caracteriza por sus propios rasgos intrínsecos, ya que Blanca Nieves dedica mucha atención a

cada uno. Cuando leemos por ejemplo el capítulo llamado „Vicente Cochocho‟, podemos

formarnos una imagen de quién es a través de las varias descripciones.

Así, peor que mal vestido, simple peón de Piedra Azul, sin derechos de medianería, bueyes, rancho, ni

conuco, Vicente Cochocho fue une de los amigos de tutelares de nuestra infancia. (pág. 140)

Vicente, que era grande por la bondad de su alma, no podía ser más pequeño en cuanto a estatura física.

(pág. 141)

A más de ser maestro en filosofía y ciencias naturales, a más de ser tocador de maracas, paleador de la

acequia, emburrador del trapiche y deshierbador de lajas, Vicente era el médico, el boticario y el agente

de las pompas fúnebres en Piedra Azul. (pág. 150)

Entonces, se clasifica los personajes de la historia más bien como participantes redondos. Sin

embargo, es más difícil calificarlos como dinámicos, o sea, caracteres variables, ya que aquí

se trata de algunas memorias específicas visto desde el punto de vista de las hermanitas. A

través de los recuerdos de la infancia experimentamos los sentimientos de las niñas frente a

estos personajes en aquel período.

Lo que realmente llama la atención son los caracteres opuestos que se presentan en la lectura.

O sea, la estructura binaria también penetra en este nivel de la historia. Ya revelé algo sobre

43

Véase; II.2.1.1., pp. 32.

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esta materia en la parte que opone la posición de la mujer a la del hombre en la sociedad.44

Es

así que resulta bastante interesante analizar algunos personajes en pares.

La primera pareja y probablemente la que más se destaca dentro de la novela consiste en el

lazo que forman la narradora Blanca Nieves y su hermana Violeta. Aunque ambas son

hermanas que se involucran en las mismas travesuras que suceden en los alrededores de la

hacienda, se diferencian claramente en carácter personal. En la mayoría de los

acontecimientos de infancia, las hermanitas forman realmente un conjunto armónico en

pensamientos y comportamiento. Por ejemplo, las seis niñitas casi siempre juegan juntas en el

jardín, adoran aquel lugar llamado „el trapiche‟ donde podían disfrutar de toda libertad y de la

naturaleza, aman al peón Vicente Cochocho a quién la cuidadora Evelyn les defendía de

acercarse, etc. En otras palabras, las seis hermanas juntas se comportan como unas verdaderas

aventureras que se sienten el centro de la vida en la hacienda.

En el fondo, hoy lo comprendo, la guerra a muerte que Evelyn declaraba diariamente a nuestro querido

Cochocho tenía por base un complicado y personal odio de raza. [...] Si una de nosotras se había

derramado en el vestido un plato de sopa, o una taza de chocolate, Evelyn, desesperada, contemplaba un

instante a la manchada y la reprendía así: - Por atolondrada y por no poner cuidado está ahora sucia:

¡como Vicente cochocho! Bajo el chocolate o la sopa, nuestro amor a Vicente subía de dos a tres

grados. (pág. 144)

Por lo contrario, hay varios momentos en los cuales Blanca Nieves y Violeta se tiran los

trastos a la cabeza. La hermana Violeta se destaca en la novela de la narradora por su carácter

rebelde. Ella fue cada vez la alborotadora que buscaba pelea y consiguientemente varias veces

la razón del castigo que sufrían las hermanas después. Violeta, o también llamada „el Juan

Manuel deseado‟ por el hecho de que su padre siempre tuvo el fervoroso deseo de tener un

hijo varón que llevaría su propio nombre, se tipifica generalmente por las características

masculinas.

Blanca Nieves sin embargo representa todo lo contrario. La narradora se caracteriza por su

inocencia, su ingenuidad en la verdad de los cuentos de Mamá y su carácter dispuesto a

perdonar. En otras palabras, ella lleva todas las características femeninas.45

Esta diferencia de

rasgos intrínsecos forma indudablemente la causa de los conflictos entre las dos hermanas.

Particularmente, el carácter dominante de la hermana Violeta causa muchos problemas. El

44

Véase; II. 1.3. 45

Véase; II. 1.3., pp. 26-27.

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choque frontal se describe en la parte llamada „María Moñitos‟. En realidad, Blanca Nieves

admiraba a su hermana mayor Violeta, de lo que ella siempre se aprovechaba. Una vez,

jugando en el jardín al ver que su hermana no se sometía a su gobierno, Violeta se enfadó

insultándola y llamándola; ¡María Moñitos!. Esta escena resultó en un combate implacable

entre las hermanas.

Y agarró, sacrílega, uno de mis papillotes cuyas frágiles alas de mariposa quedaron entre sus dedos. [...]

Al ver mi papillote violado, animada de un furor sacrosante, con gran sorpresa de Violeta, me lancé

como un relámpago sobre sus crespos y los agarré de raíz a manos llenas. [...] Buscando entonces

defensa, las uñas de Violeta se clavaron a ciegas en mis orejas; pero yo, sin soltar los crespos por vengar

las orejas, la mordí en el cuello. Así las cosas, estrechamente enlazadas iban a mordisco, pellizco y

sacudidas cuando uno de los cuatro pies resbaló, arrastró al grupo entero en el resbalón, la lucha rodó al

suelo y siguió en el suelo hasta dar en un barrial porque había llovido y la escena tenía lugar frente al

corral de las gallinas. (pág. 108)

La rebeldía de Violeta aparece en varios otros pasajes de la novela. Ella por ejemplo destruye

la viva imaginación de Blanca Nieves, diciendo que todas las historias narradas por Mamá son

inventadas. Esta distinción muestra una vez más que la figura de Blanca Nieves se relaciona

con el mundo idealista, mientras que Violeta por lo contrario representa la realidad. Esta clara

distinción conecta con la imagen de los dos mundos opuestos. Otro acto de rebeldía se realiza

en el capítulo „se acabó trapiche‟ en el cual Violeta castiga todas sus hermanas por haber

dicho una palabra fea. Desde aquel momento, las niñas no podían visitar más al trapiche.

Una segunda pareja llamativa en la obra consta del huésped Vicente Cochocho y el Papá de

las niñas, propietario de la hacienda. Las numerosas descripciones de estos dos personajes

acentúan la mentalidad opuesta que distingue ambos caracteres. Encima de eso, resulta al final

en una controversia violenta. Todo esto se aclara en la quinta parte, en la cual Blanca Nieves

nos relata sus recuerdos sobre el personaje de Vicente Cochocho. Con estas informaciones le

consideramos en primer lugar un conocido de la familia, ya que visita frecuentemente la

hacienda y siempre se encuentra en los alrededores de la casa ejecutando varios quehaceres.

Sin embargo, a causa de su apariencia descuidada, los padres de las niñas tanto como la

cuidadora Evelyn no le aprecian. Generalmente, los padres le consideran más bien como un

piojo, por lo que las hermanitas consiguientemente no podían acercarse a él. De todas formas,

las niñitas no les gustaba obedecer esta limitación. Blanca Nieves por lo contrario describe el

personaje de Vicente Cochocho como un hombre modesto para quien el alma y el espíritu del

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cuerpo es más importante que la manera de vestirse. Por eso, su carácter natural, espiritual,

magnánimo y libre de odio se relaciona con las características femeninas.

La figura del padre representa todo lo contrario. Aquel hombre ambicioso, materialista,

intolerante, etc., se caracteriza por lo masculino. Él fue por ejemplo el responsable de la

mudanza a la ciudad como se describe en el último capítulo. La importancia de ofrecer una

buena educación a sus hijas fue la razón para tomar esta decisión. La distinta mentalidad de

estos dos hombres resulta a fin de cuentas en una gran rivalidad, visto que ambos trabajan

como médico y aportan intereses conflictivos.

Yo creo que en la intolerancia honrada de Papá se ocultaba sin él saberlo, como ocurre a menudo,

aquella rivalidad despierta y agresiva que viene a asomarse siempre entre dos médicos situados ante una

misma clientela. [..] También él se iba en su cabello Caramelo, con su frasquito de píldoras de quinina,

su termómetro, sus sinapismos, sus purgantes, y recetaba a los enfermos. Vicente se iba a pie con hojitas

de llantén, raíz de ciruela fraile molida, manteca de lagarto, sangre de conejo matado en menguante,

ensalmos, oraciones, y le arrebataba la clientela. Y es que, siendo el más débil Vicente, era el más fuerte

por su augusta vocación. (pág; 151-152)

El método de Papá se une a la mentalidad moderna, mientras que la técnica que utiliza

Vicente Cochocho representa lo tradicional, y pues, lo espiritual. En general, los padres de las

niñas se comportan de tendencia europea. Adoptan esta imagen de europeos ricos en la

historia porque viven en aquella hacienda grande rodeados de un montón de sirvientas que

prestan sus servicios y el Papá hace uso de los medios modernos para ejercer la medicina.

Además, abandonan la vida en el campo a favor de la vida urbana. La educación de las

hermanas, o mejor dicho, la maduración necesaria que deben atravesar, es lo que realmente

importa. Otra característica europea se plantea cuando la Mamá mandó a Vicente Cochocho

de casarse con una mujer, ya que compartía la cama con dos mujeres que vivían en perfecto

acuerdo. Mamá quería que Vicente sea un buen ejemplo para sus hijas.

A fin de que ustedes no se escandalicen ni juzguen severamente a Vicente, debo advertirles que en

Piedra Azul se aceptaba el amor libre. Era tan corriente y tan bien visto, como lo es desgraciadamente

hoy día y lo era desgraciadamente entonces en cualquier sociedad rica, aristocrática y refinada de

cualquier gran capital. (pág. 157)

Una vez más, interpretamos los caracteres distintos de esta segunda pareja como una

reproducción de los dos mundos opuestos.

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En último lugar quiero detenerme en otra pareja fascinante de la historia. Se trata en este caso

del dúo Blanca Nieves y su Mamá. Esta pareja se distingue de las anteriores por el hecho de

que no se destacan por sus caracteres opuestos. Al contrario, estos dos personajes se parecen

mucho en carácter y comportamiento. Ambas se caracterizan indudablemente por las

características femeninas.46

Particularmente Blanca Nieves se comporta completamente de

esta manera. A través de los ojos de la narradora, observamos la imagen de un pasado idílico.

Blanca Nieves habla de la vida en la hacienda como los tiempos más amenos de su vida

gracias a la proximidad de la naturaleza.

Si mi infancia fue feliz; si mi infancia me llama y me sonríe de continuo a través de los años, es porque

transcurrió libremente en plena naturaleza y porque tan libre transcurrir iba no obstante encauzado como

van los ríos. (pág. 174)

En la figura de Mamá se destaca lo femenino a través de su estilo de hablar. Según Blanca

Nieves, ella despreciaba la realidad con su temperamento de poeta47

, lo que se presenta varias

veces en la historia misma. En otras palabras, a ella le gusta acentuar lo idílico en vez de

aferrarse estrictamente a la realidad. Su estado de ánimo poético ya se expresa en los nombres

de las hermanas que eligió ella misma. Los seis nombres parecen realmente las más dulces

manifestaciones de la naturaleza; o sea, „Aurora‟, „Violeta‟, „Blanca Nieves‟, „Estrella‟,

„Rosalinda‟ y „Aura Flor‟. Además, el estilo poético de Mamá también aparece en el

acontecimiento diario entre Blanca Nieves y su madre. Siendo una mujer muy vana, Mamá

siempre quería que sus hijas eran impecables cada vez que venían visitas. Visto que todas las

chicas tenían el pelo sedoso y crespo salvo Blanca Nieves, Mamá se ocupaba cada día de su

pelo liso.

Para peinarme, Mamá se instalaba en una silla alta, y a mí me sentaba delante de ella en un taburete. Sus

rodillas me servían de respaldo y al hablar nos mirábamos los rostros en el gran espejo que enfrente y

cerca de las dos reflejaba el grupo entero. No bien las manos blandas revolando en mi cabeza

empezaban a deshacer moñitos, cuando un poco más arriba los labios rompían a contar un cuento. Era

una costumbre consagrada. (pág. 97)

Durante este evento, Mamá siempre contaba varios tipos de cuentos dependiendo del estado o

anhelo de Blanca Nieves. Gracias a su estilo artístico, ella sabía mezclar armoniosamente la

46

Véase; II. 1.3., pp. 26-27. 47

De la Parra, Teresa. Las Memorias de Mamá Blanca. Madrid: Editoral Castalia, S.A, pp.77.

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ficción y la realidad en sus cuentos, después de los cuales la imaginación de Blanca Nieves

tenía toda libertad de pasarse de rosca, identificando al mismo tiempo los acontecimientos

verdaderos. Mamá disponía realmente del arte de inventar cuentos nuevos.

De todos modos, Blanca Nieves pone énfasis en su relación íntima con Mamá, lo que no

resulta en alguna lucha o algo similar durante la historia. Ambas mujeres resemblan por sus

caracteres naturales íntimamente relacionados con la naturaleza.

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3. La denuncia indirecta en la segunda obra de Teresa de la Parra

3.1. Los temas denunciados en la obra

La novela “Las Memorias de Mamá Blanca” no sólo debe interpretarse como una simple

narración de algunos recuerdos de la infancia de Mamá Blanca. Detrás de la lectura se puede

encontrar otra dimensión importante a analizar. Previamente en este trabajo ya examinamos

varias estructuras binarias que abruman la novela. Entonces, cuando estudiamos estas

oposiciones aún más detenidamente, encontramos algunas denuncias ocultadas detrás de estas

estructuras.

Ante todo, una denuncia es lo que entendemos cuando una persona no está de acuerdo con

cierto aspecto de la sociedad y por consiguiente la acusa de alguna manera. Esta estrategia

también se filtra en la segunda obra de Teresa de la Parra, aunque ella opta expresar sus

acusaciones de una manera indirecta. Sobre su motivación para incorporar la denuncia de esta

manera, ya mencioné algo anteriormente en la parte que se dedica a la oposición entre la

mujer y el hombre en la sociedad48

. La autora quería principalmente que su novela no sería

rechazada por su carácter acusador después de la publicación. Eso le pasó con su primera

novela “Ifigenia”.

En “Las Memorias de Mamá Blanca” se puede distinguir dos temas interesantes que Teresa

de la Parra menciona y acusa de una manera indirecta en su obra. La primera denuncia trata el

aspecto de la posición de la mujer en la sociedad. A causa de las experiencias personales de la

autora que la confrontaron con otras mentalidades fuera de su propio país de Venezuela, ella

empezó a reflexionar profundamente sobre la verdadera situación social idealista. Luego, la

segunda denuncia en la obra que llama nuestra atención, trata el aspecto de progreso que

representa la modernidad. La autora se pregunta en otras palabras si debemos experimentar la

modernidad como algo realmente positivo o si el sistema de progreso más bien hace perder

nuestro vínculo con lo tradicional. Estas dos denuncias se aclaran más detalladamente en la

parte siguiente en la cual elaboramos el método específico que utilizó Teresa de la Parra para

elucidar sus acusaciones escondidas.

48

Véase; II. 1.3., pp. 24.

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3.2. ¿Cómo se presenta la denuncia en la novela?

El espíritu cosmopolita de Teresa de la Parra influenció indudablemente su visión clara sobre

la sociedad. Durante su vida, la autora viajó frecuentemente de acá para allá entre el

continente europeo y su país de origen, o sea, Venezuela. Entonces, ella no sólo experimentó

la mentalidad venezolana, sino también la mentalidad modernista que dominaba la europa de

aquellos tiempos. Cuando comparamos la estructura binaria de la mujer y el hombre en ambos

continentes, detectamos dos sociedades totalmente opuestas. Mientras que el machismo

seguía oprimiendo a la mujer en la sociedad venezolana, la mujer moderna hacía su aparición

en Europa. En otras palabras, después de la primera guerra mundial y con el creciente

optimismo de progreso, la mujer también se puso a manifestarse como el igual del hombre.

Por consiguiente, esta imagen da que pensar sobre la situación viviente en su propio país.

Visto que la mujer en la sociedad masculina de Venezuela siempre fue considerada como

inferior al hombre, Teresa de la Parra va a acusar esta mentalidad a favor de la mujer moderna

e independiente. Entonces, ¿cómo incorporó este tema de manera indirecta en su obra?

Dentro de la novela, hay varios aspectos discretos que destacan la imagen de la mujer

independiente sin chocar los lectores. Algunos de estos elementos ya han sido mencionados

en la parte II.1.3., aunque hago un breve recuento de todo para aclarar las cosas. El primer

aspecto que salta a la vista es la dominación femenina que rodea la vida en la hacienda, o sea,

casi todos los personajes de la historia son mujeres. Teresa de la Parra incluso deformó la

situación real de su familia presentando en el relato una familia con seis hijas, mientras que en

la vida real Teresa también tenía hermanos. Su motivación para utilizar esta estrategia es

porque la autora quería distanciarse en cierto modo de su propia historia y de esta manera

mezclar la realidad de las memorias armónicamente con la ficción. Además, varias sirvientas

de la casa también son mujeres.

Al lado de Evelyn, formando a sus órdenes una especie de estado mayor había tres cuidadoras que le

asistían en lo de bañarnos, vestirnos y acostarnos y se reemplazaban tan a menudo en la casa que hoy

sólo conservo mezclados vaguísimos recuerdos de aquellos rostros negros y de aquellos nombres tan

familiares como inusitados: Hermenegilda ... Eufemia ... Pastora ... Armanda ... Independientes del

estado mayor había las dos sirvientas de adentro: Altragracia [...] y Jesusita [...] (pág. 79)

Las mujeres principales en la historia que viven en la hacienda, es decir, la Mamá y sus seis

hijas, no se comportan efectivamente como víctimas de una sociedad machista. Por lo

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contrario, en varios momentos parece que éstas mujeres controlan el mundo de la hacienda.

Todo empezó con el nacimiento de las hijas. El Papá siempre había querido un hijo varón que

llevaría su nombre, en cambio tuvo seis hijas. En cuanto a los nombres elegidos para las

hermanitas, él nunca intervino en la preferencia poética de Mamá. O sea, Mamá podía dejar

correr su imaginación florida. En general, Papá no se manifiesta mucho en las memorias de

Blanca Nieves por lo que a primera vista no parece realmente autoritario. Él por ejemplo

nunca reprendía a sus hijas cuando cometían travesuras. Entonces, las niñitas disfrutaban de

toda libertad porque podían desobedecer impunemente a su padre. A fin de cuentas, fueron las

cuidadoras y particularmente Evelyn que sancionaban las hermanas cuando hacían algo mal.

Este acontecimiento demuestra una vez más la dominación de la mujer en las memorias. De

todos modos, la imagen que nos formamos de la vida en la hacienda es una imagen de libertad

e independiencia para la mujer. Como demuestra el extracto siguiente, Mamá a veces también

se marchaba completamente sola a Caracas. Durante aquel período, ella dejaba la

responsabilidad de las niñas a la cuidadora Evelyn en vez de a Papá.

Cuando Mamá se iba a Caracas en una calesa de dos caballos, acontecimiento desgarrador que ocurría

cada quince o dieciséis meses, [...]; cuando Mamá se iba, digo, durante aquel tristísimo interregno de

tres y hasta más semanas, la vida, bajo la dictadura militar de Evelyn, era una cosa desabridísima, sin

amenidad ninguna, toda llena de huecos negros y lóbregos como sepulcros. (pág. 82)

La única vez que el padre hace valer su autoridad es cuando decide trasladarse con la familia a

la ciudad de Caracas. No sirvió para nada de rezongar, visto que la decisión ya había sido

tomada. Desde aquel momento surgieron los sentimientos de melancolía en la mente de las

hermanitas. Una vez recortadas en su libertad, ellas se sentían realmente desdichadas. Todos

estos acontecimientos anteriores son indirectamente una denuncia en contra la sociedad

machista que aún reinaba en el país venezolano.

Sin embargo, Teresa de la Parra incoporó otra denuncia en su novela. Sus experiencias

personales contribuyeron otra vez a la formación de esta imagen que acusa. Con esto quiero

decir que la confrontación con las dos sociedades opuestas la incitó a cambiar sus opiniones

en cuanto a algunos aspectos particulares. Durante los varios años que pasó en el continente

europeo, la autora experimentó una sociedad en pleno progreso. O sea, dominaba un extremo

optimismo en cuanto a la ideología de avance. Lo que realmente importaba en aquel período

fue el aspecto de avanzar a grandes pasos e inventar nuevos modelos y técnicas superiores.

Esta ideología también afectó el comportamiento de la gente lo que ya analicé en la parte

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anterior que trata la primera denuncia que encontramos en la obra. En otras palabras, la mujer

libre se puso a manifestarse en la sociedad moderna y el hombre cambió cava vez más en un

individuo de la sociedad materialista. Ahora, cuando comparamos esta ideología con la de

Venezuela de aquellos tiempos, observamos una sociedad en una fase menos avanzada que la

de Europa. Se puede decir de Venezuela y en general de los demás países hispanoamericanos

que fueron países atrasados frente a los países del continente europeo, particularmente a causa

de su historia nacional.49

Esta oposición se destaca también en cierto modo dentro de “Las memorias de Mamá

Blanca”. Casi todos los recuerdos se desarrollan en el campo, salvo el último que transcurre

en la ciudad. Aquellas descripciones de la vida en el campo representan este mundo por la

cercanía de la naturaleza y lo espiritual, por el comportamiento no materialista que se expresa

por ejemplo a través de las niñitas que juegan con preferencia con juegos fabricados por ellas

mismas con materiales naturales, en vez de con los juguetes modernos. En general, se puede

clasificar este mundo como un mundo que se agarra a lo tradicional, o sea, a las verdaderas

tradiciones de un país. La vida en la ciudad en el último capítulo hace desaparecer todos estos

elementos anteriores. El mundo urbano se caracteriza por todos los valores opuestos que

corresponden al modelo del continente europeo, es decir, el materialismo, el progreso, la

individualidad, la intolerancia, etc., entonces, la modernidad de por sí. En este caso podemos

incluir la estructura binaria que opone la barbarie, o sea, el campo, a la civilización, o sea, la

ciudad.50

Sin embargo, la imagen que la narradora crea de la vida en el campo es una imagen

de un mundo paradisíaco que además representa lo bueno. Por lo contrario, las hermanitas

experimentan la vida en la ciudad como una degradación en vez de un progreso en su vida

personal.

Ahora, ¿qué es lo que Teresa de la Parra acusa indirectamente en su obra enfatizando la

oposición entre estos dos mundos? La segunda denuncia indirecta dentro de la novela trata

principalmente la maldad de imitar servilmente el modernismo, o sea, el modelo europeo.

Por consiguiente, la autora acentúa la importancia de conservar lo tradicional del propio país.

Por eso, ella representa los recuerdos del pasado como el verdadero paraíso. Esta denuncia no

quiere decir que Teresa de la Parra fue realmente en contra del modernismo. Al contrario, la

obra incluye varios pasajes que subrayan la influencia del modernismo, aunque el mensaje

49

Véase; I. 1.2., pp. 8-10. 50

Véase; II. 1.2., pp. 19-21.

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subyacente sigue refiriendo a la necesidad de conservar en parte la propia tradición. La

cuidadora Evelyn es un primer ejemplo de la influencia moderna en la vida de la hacienda.

Además de Papá y Mamá, había Evelyn, una mulata inglesa de la isla de Trinidad, quien nos bañaba,

cosía nuestra ropa, nos regañaba en un español sin artículos y aparecía desde por la mañana muy

arreglada con su corsé, su blusa planchada, su delantal y su cinturón de cuero. Dentro de su corsé, bajo

su rebelde pelo lanudo, algo reluciente y lo más liso posible, Evelyn exhalaba a todas horas orden,

simetría, don de mando, y un tímido olor a aceite de coco. [...] (pág. 78)

Blanca Nieves presenta la cuidadora como una imagen de la verdadera mujer independiente

que vivía en el continente europeo. Todas las características descritas en el extracto anterior

confirman esta imagen. Además, este aspecto guarda relación con la primera denuncia en

beneficio de la mujer libre fuera de la sociedad machista. Los padres de las hermanas

contrataron particularmente a Evelyn con el objeto único de que las niñitas aprendieran el

inglés, una lengua que las chicas aún no sabían que existía. Otro personaje que introdujo la

mentalidad europea en la hacienda fue el Primo Juancho que visitaba frecuentemente el hogar

de la familia. Él quería introducir algunas costumbres particulares que había aprendido

durante su permanencia en Europa. Sin embargo, los padres no se adaptaron inmediatamente a

las costumbres introducidas por los huespedes como por ejemplo la costumbre de beber té a

las cinco de la tarde.

El europeísmo de Primo Juancho, robustecido por revistas y catálogos, debía ejercer en nuestra vida una

influencia muy directa, [...] Primo Juancho trajo de Londres a sus parientes de Piedra Azul una gran

sombrilla de jardín con el objeto de que la clavasen cuanto antes en el centro de una mesa de hierro o de

mimbre y sentados así bajo su sombra inglesa y circular, según moda que él había visto no sé donde,

tomasen a pleno aire a las cinco de la tarde té con pan tostado y mantequilla. (pág. 127)

Por lo contrario, la figura de Vicente Cochocho representa todas las características que

pertenecen a lo tradicional. El materialismo no le importa en absoluto. Para él, las cosas más

importantes de la vida son el amor y la naturaleza.

Entonces, se puede concluir que los elementos modernos se presentan a través de los

personajes que se caracterizan por lo masculino. El Papá es otro buen ejemplo de este grupo

visto que él lleva a sus hijas a la ciudad para ofrecerlas una buena educación. Esto es otro

aspecto que relaciona con la imagen del progreso. Los caracteres femeninos al otro lado

representan lo tradicional. En otras palabras, ambas denuncias se confunden en la historia. O

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sea, Teresa de la Parra quería acentuar la imagen de la mujer independiente y enfatizar la

importancia de no inmiscuirse enteramente en la modernidad sin conservar la propia tradición.

Era mejor que las costumbres importadas del extranjero se adaptaran a las tradiciones de un

país. De esta manera se crea una nueva realidad. Por eso, la autora optó presentar lo bueno de

lo tradicional en las figuras que se caracterizan por lo femenino, y lo malo de la modernidad

en los caracteres masculinos.

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Conclusión

La obra central de esta investigación es la novela “Las Memorias de Mamá Blanca” de Teresa

de la Parra, en la cual una narradora nos relata los recuerdos más íntimos de la infancia de la

vieja Mamá Blanca. Ahora, termino el trabajo con una breve recapitulación del tema

investigado en esta obra y consiguientemente las observaciones sacadas al finalizar mi

análisis.

En la fase inicial del trabajo, me saltaba a la vista que todavía no circulan muchos estudios

sobre esta autora y sus escrituras. Además, gran parte de las fuentes interesantes son escritas

por autores latinoamericanos por lo que a veces fue una tarea difícil obtener estos estudios. De

cualquier modo, una investigación detallada de esta novela resultaba muy instructiva e

importante, también por el carácter semi-autobiográfico que nos lleva a unos conocimientos

en profundidad de la infancia de la autora de la novela. Muy pronto después del estudio

preliminar ya estaba convencida del tema prinicpal que quería profundizar en mi

investigación. Como indica el título trata de un análisis de las estructuras binarias en la

segunda obra de Teresa de la Parra. Tras una primera lectura ya me enteré de las varias

dicotomías que se manifiestan en la novela, aunque una segunda y tercera lectura fueron

imprescindibles para un análisis crítico y exhaustivo. Entonces, estas estructuras

contradictorias forman el hilo rojo en todo el trabajo.

Visto que las oposiciones abruman la novela, podía subdividir el análisis en algunos niveles.

O sea, el primer capítulo investiga las dicotomías en el nivel del contenido de la obra,

mientras que el segundo capítulo las aplica a un estudio narratológico. Elegí este último

método porque la oposición también se manifiesta entre otros en el aspecto del narrador que

forma una parte muy interesante a elaborar por el género de la obra. Finalmente, llegamos a la

constatación de que todas las estructuras binarias creadas en la novela interrelacion y que se

esconde un mensaje de la autora detrás de la lectura. Se habla más paricularmente de unas

denuncias indirectas manifestadas a través de la forma que ultiliza Teresa de la Parra para

contarnos sus memorias. Se elabora este aspecto principalmente en el tercer capítulo de este

estudio en el cual enfoco en la manera específica de esconder la denuncia en la obra.

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De todos modos, consideramos “Las memorias de Mamá Blanca” como la novela primordial

de Teresa de la Parra. La obra no sólo revela algunas informaciones sobre la vida de la autora,

sino también nos informa de una manera indirecta de las opiniones personales de la escritora

detrás de la lectura.

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