UNA PEQUEÑA JOYA DE FAMILIA, dentro de su recinto con las dependencias de capi-lla, almacén de...

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A yala A yala Cuadernos de REVISTA DE LA FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE GENEALOGÍA Y HERÁLDICA Y CIENCIAS HISTÓRICAS ISSN 1576-2068 Dep. Legal M-10186-2000 Número 49 Enero-Marzo 2012

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A y a l aA y a l aC u a d e r n o s d e

REVISTA DE LA FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE GENEALOGÍA Y HERÁLDICAY CIENCIAS HISTÓRICAS

ISSN 1576-2068 Dep. Legal M-10186-2000 Número 49 Enero-Marzo 2012

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Cuadernos de Ayala 49 - ENE/2012 [2]

Al hilo de este segundo número deCuadernos de Ayala dedicado a conmemorarel bicentenario de la Guerra de la Indepen-dencia (1808-1814), quiero traer a sus pági-nas un breve recuerdo familiar de aquellascampañas.

No es la mía una familia de la altaNobleza española, ni tampoco ha poseídonunca una riqueza grande: es más bien unantiguo linaje montañés de honrados yvalerosos soldados, que ha alcanzado hábitosde las Órdenes Militares desde tiempos remo-tos, y Títulos de Castilla durante el siglo XIX; -ya en el siglo XX, un Ceballos-Es-calera alcanzaría a ostentar por supropia persona la Grandeza de Es-paña. Un linaje muy antiguo, eso sí,y entroncado además con algunasilustres familias de mayores pros-apias. Quiero decir con esto, que enmi familia los recuerdos o reliquiasfamiliares no son numerosos -y amenguarlos contribuyeron mucho en 1936 las cul-tas milicias republicanas-, ni tampoco de un granvalor ni precio: hay en mi casa una docena demuebles antiguos de cierta relevancia artística,cincuenta retratos, y unas pocas joyas (cruces, re-licarios, cadenas). La más importante de estas esun gran medallón de cristal tallado con la efigie delCristo, engastada en oro con adornos de lapis-lázuli, que fue el regalo del Papa Pío IX a mi deu-do el gran Conde de Cheste, cuando este prócerapadrinó en Roma al Príncipe de Asturias (futuroAlfonso XII) en su solemne primera comunión.

Pero hay otra joya, menor si se quiere,pero de un gran valor familiar, y también intere-sante desde el punto de vista de la historia de lajoyería, y de la militaria.

Me refiero a un pequeño broche que amanera de pasador -diríamos hoy-, perteneció adon Rafael de Ceballos-Escalera y Ocón (Málaga1791-Miranda de Ebro 1837), entonces un bizarrocomandante de Infantería y con el tiempo un joventeniente general de los Ejércitos Nacionales y cin-co veces laureado de San Fernando, héroe de laterribles cargas nocturnas a la bayoneta sobre elmonte de Luchana al mando de la División de Van-guardia, amigo íntimo y hombre de confianza del generalísi-mo Espartero, y al fin general en jefe del Ejército de Opera-ciones del Norte.

Se trata de una pequeña pieza de oro, rec-tangular, que mide 40 mm de ancho por 15mm de alto, ornamentada en lo alto y bajo poruna pequeña orla a modo de baranda. Sobreel rectángulo, rayado, dos pequeños círculosde fino esmalte, rodeados de unas filacteriasde esmalte blanco. En el primero, una repro-ducción de la Cruz de Distinción de la defen-sa de Tarifa (creada en 4 de junio de 1815); yen el segundo, la Cruz de Distinción del Ter-cer Ejército (creada el 31 de marzo de 1815).En las filacterias, finamente escritos, los le-treros En Tarifa y Tercer Exto, respectiva-mente.

Al dorso, un sencillo alfiler le sirvede cierre. También al dorso, justa-mente en la parte del cierre, la piezaestá marcada por el artista que la re-alizó, con las iniciales DG (yo no helogrado identificar por ahora al orí-fice al que pertenecía esta marca,que he hallado en otra joya de fi-

nales del siglo XVIII, conservada en Carmona).

Las fechas de creación de ambas condec-oraciones, es decir el año de 1815, nos sirve paradatar la pieza en el mismo año. Probablementefuese hecha en Sevilla o Jerez, donde por en-tonces Ceballos-Escalera servía como coman-dante del Regimiento de Cantabria (uniforme queluce en el retrato que ilustra estas líneas, al quecon posterioridad a 1837 se le añadieron entor-chados, placas y banda).

Efectivamente, Ceballos-Escalera se habíahallado como teniente del Regimiento de Cas-tropol en la defensa de Tarifa (diciembre de 1811a enero de 1812), donde mereció su primera cruzde la Orden de San Fernando; y también habíaformado parte del Tercer Ejército, y del CuartoEjército, en este a partir de 1812, ya como capitándel Batallón de Guías del General y ayudante delgeneral en jefe Ballesteros.

El hecho, algo insólito, de que esta pe-queña joya de índole militar se haya conservadointacta y en poder de mi familia durante doscien-tos años me emociona mucho, y por eso he queri-do compartir esta emoción con los lectores deCuadernos de Ayala, en este bicentenario de las

campañas que causaron su hechura.

El Dr. Vizconde de Ayala

EDITORIAL

NUESTRA PORTADA

Una clásica lámina esquemática de los uniformes militares usados por los Reales Ejércitos en el primer terciodel siglo XIX, tomada de un Estado Militar contemporáneo (col. Ceballos-Escalera, Segovia)

UNA PEQUEÑA JOYA DE FAMILIA,

RECUERDO MILITAR DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA

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Si hay una clase de campaña que caracterizasecularmente el carácter del soldado español, y en laque luce especialmente, es la resistencia a los asedios:recordemos los de Numancia y Sagunto, en época roma-na, el de Tarifa en época medieval -Guzmán elBueno-, los de las plazas flamencas con losAustrias, el de Barcelona en 1714, el de Carta-gena de Indias en 1740, los de Zaragoza, Gero-na y Cádiz durante la Francesada -pero tambiénlos de Astorga, Ciudad Rodrigo, Badajoz y Va-lencia-, el de Baler en las Filipinas, o los másmodernos del alcázar de Toledo, de Oviedo yGijón, y del santuario de Santa María de la Ca-beza, ya en 1936. Entre otros muchos, muchísi-mos. Me propongo estudiar en las páginas quesiguen los asedios que, en 1810 y durante diezmeses, sufrió un pequeño castillo, más bien unfuerte, sito en las inmediaciones de Marbella(1).Un episodio completamente olvidado hoy, peroque en aquellos tiempos alcanzó cierta notorie-dad, y que a mí me ha llamado la atención des-de hace muchos años, por las razones familia-res que por el título de este artículo ya seránmuy obvias al lector.

En la primavera de 1810, la guerra con-tra el francés estaba en un punto crucial. Tras labatalla de Ocaña (noviembre de 1809), los fran-ceses, con José I a la cabeza y muy reforzados con tro-pas de refresco -las fuerzas imperiales sumaban ya320.0000 hombres, contra 170.000 españoles, portugue-ses e ingleses-, habían invadido toda Andalucía y esta-ban ya a las puertas de Cádiz, donde se había refugiadola Regencia, defendida por las 15.000 bayonetas delejército del teniente general Duque de Alburquerque,más otras 5.000 británicas del general Stewart. Trescuerpos de ejército, bajo el mando supremo del mariscalSoult, Duque de Dalmacia, amenazaban la ciudad -Mor-tier desde Extremadura, Víctor desde Sevilla y Sebastianidesde Granada y Málaga-. Durante el verano Wellingtonse vería obligado a retirarse hacia Lisboa, fortificándoseen las célebres líneas de Torres Vedras(2).

En la zona de la costa malagueña, que es la quenos interesa, observamos que el general Sebastiani, jefedel 4º cuerpo de ejército imperial, se había apoderado deMálaga y de Ronda en el mes de febrero de 1810, y ha-bía establecido sus líneas desde Conil, Medina Sidonia,Alcalá de los Gazules, el cauce del Guadalete, Ronda,Coín y Málaga. Pero todavía no había podido sujetar to-da aquella provincia y costa: en la serranía de Rondaoperaban aún algunas fuerzas españolas, al mando de

don José Serrano Valdenebro, jefe de escuadra de laReal Armada, y también sobre la costa operaban las par-tidas que mandaban don José de Aguilar, don Juan Be-cerra y don José de Valdivia.

Según Bernal Gyut, Marbella debió derecibir a los imperiales a principios de marzo de1810, aunque no quedó ocupada. El mismo au-tor afirma que a finales del mismo mes de mar-zo, una columna francesa mandada por el ge-neral barón Perreimond(3) llegó a Marbellaprocedente de Málaga, pues circulaba la noticiade que los patriotas de la Serranía de concen-traban en Gaucín, bajo las órdenes del generalSerrano Valdenebro; que los franceses se reti-raron tres días después sin dejar guarnecida laplaza, y que fueron sorprendidos entre Marbellay Casares por la partida de Jacinto Bravo, queles hizo diecisiete bajas.

Estas acometidas imperiales llevaron almando patriota, representado por el comandan-te militar de la plaza de Marbella, coronel donJosé Valdivia(4), a ordenar la inmediata ocupa-ción por tropas de línea del castillo o fuerte deSan Luis marbellí, una pequeña pero capaz for-taleza levantada en 1554 por orden de DonCarlos I para asegurar la costa, asolada enton-ces por los ataques de los piratas berberiscos.

Situada al borde de las mismas playas marbellíes, supuerta principal se orientaba al norte y la protegía un fo-so con su puente levadizo. La superficie del fuerte erareducida 40 por 30 metros aproximadamente, pero con-taba dentro de su recinto con las dependencias de capi-lla, almacén de pólvora, cuarto para poner las armas deartillería, cuartel para el oficial, cuartel para los soldados,cuartel para la caballería, cuartel de guardia y mazmorra.Hoy queda apenas uno de sus bastiones, y fotografíasde otras partes.

La misión se encomendó a dos compañías delllamado 2º Regimiento de Málaga(5), que procedentes deCeuta desembarcaron en Marbella y ocuparon a media-dos de mayo de 1810 el casi abandonado fuerte, guarne-ciéndolo desde entonces con el apoyo de una lancha ca-ñonera.

Ese fuerte de San Luis quedó desde entonces almando del sargento mayor del 2º Regimiento de Málaga,un experimentado y bizarro jefe militar que se nombrabadon Rafael de Cevallos Escalera y Sánchez, y era vásta-go de un ilustre linaje de militares de la Montaña, aunquenacido en Madrid el 26 de agosto de 1774 como hijo se-gundogénito de don Matías de Cevallos Escalera y Mee-

DE RE HEROICA

LOS CINCO SITIOS DEL CASTILLO DE SAN LUIS DE MARBELLA

EN 1810, Y SU GOBERNADOR EL SARGENTO MAYOR

DON RAFAEL DE CEVALLOS ESCALERA

por el Prof. Dr. Marqués de la Floresta, de la Academia Andaluza de la Historia

Cuadernos de Ayala 49 - ENE/2012 [3]

Un capitán delRegimiento deMálaga en 1805

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rezon, teniente coronel del Regimiento de Burgos y ca-ballero de la Orden de Santiago, y de la andaluza doñaMaría de los Ángeles Josefa SánchezAscanio del Puerto. Huérfano a los dosaños, don Rafael ingresó muy joven enlos Reales Ejércitos, siendo destinadoen 1791 con el empleo de subteniente alRegimiento de Málaga, en el que sirviódurante casi toda su vida. Con ese Regi-miento se halló en la guerra del Rosellón(1793-1795), y entonces combatió a losconvencionales franceses en el sitio ybloqueo del castillo de Bellegarde (abril-junio de 1793); en la defensa de la villade Ille, estando bloqueada (agosto); enla Mina; en el saqueo de Nafiac; en elataque de San Felíu y alturas del ríoTech (9 de agosto); en la decisiva batallade Truillas (22 de septiembre); y en va-rias salidas bajo el fuego de las bateríasde Perpiñán. Al año siguiente lo hizo enel ataque del 29 de mayo de 1794; en ladura toma de la ermita del Roure, llama-da por los españoles del Roble (7 de ju-nio); en el ataque a la fábrica de San Lorenzo de la Mu-ga (13 de agosto); en Saint Férreol (28 de octubre); en elataque de la quinta batería del centro, junto a Capmany,la llamada Batería de la Sangre, ante la que se estrella-ron varias oleadas francesas (17 de noviembre), y en laretirada a la fortaleza de San Fernando de Figueras (20de noviembre). Allí cayó prisionero de los franceses el 28de noviembre de 1794, al rendirse vergonzosamente elcastillo; pero siete meses después se fugó con gran osa-día, retornando a sus banderas. Más tarde participó envarios cordones sanitarios en las epidemias de Cádiz yde Málaga, y en la breve campaña de Portugal en 1797,al mando del general Iturrigaray, desde Ayamonte; sir-viendo allí durante cuatro meses como oficial agregadoal 6º Batallón del Real Cuerpo de Artillería. Y, ya tras susasensos a teniente de granaderos en 24 de octubre de1804, y a ayudante 23 de julio de 1805, a partir de juliode 1806 estuvo dedicado a la persecución de bandolerosy de contrabandistas en las costas malagueñas(6).

Al comenzar la guerra de la Independencia sedeclaró decididamente patriota: contuvo el motín de lacárcel de Málaga, en la que se metió armado de un tra-buco y mató e hirió a varios de los sediciosos, resultandoherido en la cara y hombro derecho, pero valiéndole tanarriesgado servicio la segunda charretera, o sea el em-pleo de capitán, que recibió el 28 de noviembre de 1808.Muy luego parece que combatió en Bailén con su Regi-miento (19 de julio de 1808), con el que entró en Madridy con el que después se retiró a Andalucía. El 16 de abrilde 1809 ascendió a sargento mayor, quedando agregadoal mismo Regimiento(7).

La fuerza presente en Marbella del 2º de Málagaera limitada: poco más de 150 hombres. Entre aquelloshombres se halló también allí un sobrino del comandantede la guarnición: don Antonio de Cevallos Escalera y DosRamas, de pintoresca trayectoria vital(8), así como una

treintena de artilleros y un puñado de paisanos, vecinosde Marbella y sus inmediaciones, que se sumaron a la

defensa de la plaza y del castillo de SanLuis.

En tan solo tres días de finales de abril ymuy primeros de mayo de 1810, los sol-dados del 2º Regimiento de Málaga, conesos pocos artilleros y muchos vecinosde Marbella que se prestaron voluntarios,lograron poner el abandonado fuerte enestado de defensa, desclavando sus vie-jos cañones, formando espaldones, rea-briendo el foso y formando un camino cu-bierto hacia la plaza y el mar -una obraque no llegaron a concluir entonces-.Contaron para ello, según Oliva, con mu-chos auxilios de los británicos.

Ya el 3 de mayo, una columna francesamandada por el coronel barón Berton(9),fuerte de 500 soldados polacos y otros100 españoles afrancesados, salió deMálaga y llegó a Marbella, que había sidoabandonada por los patriotas, pero estafuerza también se replegó a su punto de

partida dos días más tarde, tras hostilizar con fuego defusil a la guarnición del castillo de San Luis, que lo repe-lió con contundencia.

No tardaron mucho las fuerzas imperiales en vol-ver sobre Marbella. El gobernador de la plaza de Málaga,Berton, solicitó refuerzos a Granada, y ya el 11 de mayoentraba en Málaga el general de brigada Noirot(10), jefede la vanguardia del 4º cuerpo de ejército imperial, conuna columna formada por cerca de un millar de hombres(600 polacos del Regimiento de Infantería nº 7, otros 50polacos del nº 4, más 200 dragones del Regimiento deDragones nº 21, todos ellos tropa aguerrida).

Al dia siguiente salieron hacia Marbella, pero allíse toparon con los defensores, las tropas de línea del 2ºde Málaga - es decir, gente con preparación militar-, cu-biertos por los cinco cañones del castillo, y auxiliados porun gran número de serranos que defendieron la plazacon decisión. Noirot hubo de pedir refuerzos el 13 de ma-yo, y Berton solo pudo enviarle 90 soldados más, segúnMendoza. Los combates duraron tres días, del 12 al 15,pues ya el 16 de mayo Mendoza menciona la entrada enMálaga de 15 heridos y 12 enfermos franceses. Fue porentonces cuando Noirot, estimando equivocadamenteque la guarnición ya habría sufrido bastante -y al mismotiempo sabedor de que fuerzas españolas rondaban yaMarbella y podrían dejarle copado-, envío bajo banderablanca de parlamento a cuatro de sus oficiales que,acompañados de un trompeta portador de la banderablanca de parlamento, entregaron al gobernador del fuer-te un papel proponiendo la capitulación que sigue:

El comandante de las tropas de Su Majestad Imperial yReal al comandante del castillo de S. Luis

Art. I. Una hora después de recibir la presente capitula-ción del fuerte de S.Luis, se rendirá a las tropas france-sas de S.M. el Emperador y Rey.

Soldado del Regimiento deMálaga en 1805

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II. El general comandante de la vanguardia, consideran-do que la guarnición de este fuerte es compuesta de tro-pas y oficiales de línea, les concede los honores de laguerra: en su consecuen-cia, dichas tropas saldrándel citado fuerte con susarmas, bagages y bande-ras desplegadas.

III. La guarnición entre-gará sus armas en la pla-za de la ciudad de Mar-bella.

IV. Los oficiales y solda-dos conservarán todossus equipages.

V. La guarnición seráconducida a Málaga ytratada como tropa de lí-nea.

VI. El comandante delfuerte entregará fielmen-te las armas y municio-nes de todas clases sin elmás leve detrimento.

VII. En todos los artículos que preceden, el comandantede la guarnición puede confiar completamente en la leal-tad y generosidad de las tropas francesas, que no pele-an más que por la prosperidad del reyno y de la naciónespañola.

El general de brigada, comandante de la vanguardia delquarto cuerpo del exército imperial al mando de S.M. Ca-tólica, Noirot, rubricado.

Sin embargo, el comandante del fuerte, sargentomayor Cevallos Escalera, se negó a capitular y le res-pondió en estos dignos y corteses términos:

Señor comandante general de las tropas francesas: hevisto la capitulación conque V.S. me brinda para la rendi-ción de este fuerte. No está ninguno de su guarnicióncon ese ánimo, y yo el primero resuelto a su defensahasta morir, según se me ha ordenado, máxime no care-ciendo de nada y esperando muy pronto tropas en mi au-xilio. Agradezco en sumo grado las finezas que nos dis-pensa en los artículos de su propuesta. Queda de V.S.su servidor q.s.m.b., Rafael Cevallos Escalera, rubricado.

Vista por los franceses tan decidida resoluciónde los defensores de la fortaleza de Marbella, enviaronotro parlamentario, que pidió de palabra al comandantegobernador que le devolviese el escrito de la capitula-ción propuesta, a los que el sargento mayor Cevallos Es-calera le respondió que no solamente no se lo devolve-ría, sino que advirtiese al general Noirot que no leenviase más parlamentarios, pues serían recibidos comoenemigos: a tiros.

No hubo lugar a más, pues la cercanía del soco-rro de las tropas españolas, al mando de don José deValdivia, coronel del Regimiento de Alcalá y jefe de unapequeña división que permaneció siempre sobre Marbe-lla para hostilizar a los sitiadores, obligó a las tropas fran-

cesas a levantar el sitio, retirándose aquella misma no-che del 15 de mayo hacia la seguridad de Mijas, que-dando sobre el puerto de Ojén. Según los periódicos ofi-

ciales gaditanos -queadmitiremos con la debi-da prevención-, el fran-cés tuvo en el ataque aMarbella unos treintamuertos y un centenar deheridos y contusos; lastropas de Cevallos Esca-lera, un cabo y un artille-ro heridos, y un subte-niente y un sargentoprimero del 2º de Málagacontusos(11).

Simultáneamente al ata-que al fuerte de San Luis,los franceses habían in-tentado minar la resolu-ción de su gobernadorpersiguiendo a su familia,que todavía por entonces

residía en Málaga: su esposa doña Francisca de Ocón(12)

fue tomada como rehén, y forzada por el coronel barónBerton al intento de convencer a su marido de que entre-gase el castillo. Pero en junio de 1810, pudo doña Fran-cisca fugarse por mar con sus hijos pequeños y en com-pañía de doña María Ignacia Burgues y Caramany,esposa del teniente general don Enrique O’Donnell, Con-de de La Bisbal, pudiendo llegar desde Gibraltar a Cádizen medio de azarosas aventuras.

No cejaron por ello los franceses en su empeño,conscientes del peligro de dejar la plaza de Marbella enmanos de los patriotas, porque amenazaba toda la Se-rranía, y muy en particular a Málaga y a Ronda. DesdeGranada, Sebastiani envió al general Rey(13) con refuer-zos: 500 hombres de Regimiento de Infantería nº 58.Rey llegó el 22 de mayo a Málaga, y dos días despuéspartió con sus tropas hacia Mijas, relevó a Noirot y avan-zó sobre Marbella, pero hubo de replegarse ante la aco-metida española, que les obligó a desalojar el puerto deOjén, como nos relatan Mendoza y Bernal.

No obstante, pronto avanzaron de nuevo, ata-cando por tercera vez el castillo marbellí de San Luis,ante el que se combatía ya el dia 1º de junio, como cons-ta de un aviso de don José Serrano Valdenebro, coman-dante general de la Serranía, a su superior el comandan-te general del Campo de Gibraltar(14), y sobre todo de undetallado informe remitido desde Marbella por don SimónManso al general don Adrián Jácome, comandante gene-ral interino de dicho Campo de Gibraltar:

A las once de la noche del dia primero próximo pasadome avisaron de que los enemigos se hallaban en Monda,en el momento mandé a este pueblo un confidente queexaminase lo cierto; a su regreso, que serían las siete dela mañana de ayer, me aseguró haberlos visto en dichopueblo, y a poco me dan parte de una avanzada que te-nía en Ojén, de que se avistaban guerrillas francesas; alinstante reuní la tropa y con ella me situé en las alturas

El teatro de las campañas de Andalucía en 1810-1813

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de encima del Trapiche, y observé que la referida avan-zada de Ojén se replegaba haciendo un vivo fuego a reu-nirse conmigo; luego que lo verificó la repartí con otrasde igual fuerza en las alturas ventajosas, des-de donde estuvieron tiroteando y conteniendoal enemigo largo rato, sin que este pudiesedesalojarnos; sin embargo de haber sufridopérdida de muertos y heridos, les obligamos aponerse a tiro de cañón del Fuerte de SanLuis. A las doce de la noche se retiraron condirección a Mijas. Sus fuerzas según he cal-culado serían de mil hombres y cien caballos.

Por el adjunto parte que me dirige el Coman-dante del Fuerte de San Luis, e incluyo a V.E.,se enterará de lo acaecido por aquella parte,y bizarría con que se ha portado la guarniciónde este castillo. Finalmente, estos individuos ylos que peleaban en las montañas se han he-cho dignos a los mayores elogios.

Todo lo que pongo en el superior conocimien-to de V.E., en cumplimiento de mi deber.

Reitero a V.E. se sirva remitir en primera ocasión las mu-niciones que reclama el Comandante Cevallos(15).

Los franceses fueron constantemente hostiliza-dos en su retirada, y según el testimonio coetáneo de Jo-sé Mendoza, el ataque a Marbella les fue muy pernicio-so, pues recoge la entrada en Málaga el dia 4 de junio,de unos 500 soldados dispersos y estropeados, descal-zos y medio desnudos, y unos veinte de ellos heridos oenfermos.

No cejaron por ello los franceses en su empeño,y enseguida prepararon una nueva expedición contraMarbella, de la que muy pronto tuvieron noticia los jefespatriotas, a través de una aviso de Francisco Ruiz, pa-trón del jabeque San Antonio, que procedente de Málagallegó a San Roque en la tarde del 13 de junio: es decirque en Málaga se estaban aprestando 2.000 soldadosfranceses para, con el concurso de cuatro buques corsa-rios y dos lanchas obuseras, atacar y asaltar el castillomarbellí de San Luis. Inmediatamente, las fuerzas loca-les patriotas, o sea las del brigadier González Peina-do(16), comandante militar de Estepona, a las que se reu-nieron las partidas de Juan Soldado, de Juan Jacinto yde Infantado, unos 200 hombres en total, se aproximaronhasta Marbella para cubrir cualquier eventualidad(17). Pe-ro el ataque no llegó a producirse por entonces.

Fue entonces cuando las autoridades militarespatriotas tomaron la decisión de efectuar una serie demaniobras de distracción, orientadas a ocupar y atraer alas fuerzas imperiales que asediaban Cádiz y la isla deLeón, aliviando estos puntos de su creciente presión,aunque ya se podían considerar asegurados. Una de es-tas maniobras consistía en situar una división en la zonacomprendida entre Ronda y Málaga -puntos fuertes dela ocupación francesa en la zona-, para estorbar sus co-municaciones y sublevar toda la serranía de Ronda, has-ta el mar; y al mismo tiempo amenazar la retaguardia delas fuerzas imperiales que sitiaban Cádiz y sus alrededo-res, introduciendo una cuña entre las fuerzas del maris-

cal Víctor y las del general Sebastiani. Para llevarla aefecto se reunieron algunas fuerzas escogidas del Ejérci-to del Centro -sendos batallones de los Regimientos de

la Reina, de Canarias, Imperial de Toledo yReales Guardias Españolas de Infantería, y el3er Escuadrón de Artillería a caballo-, que conel nombre de División Expedicionaria se pu-sieron bajo el mando del brigadier don LuisLacy y Gautier, jefe de estado mayor de dichoEjército del Centro y comandante general dela línea defensiva de la isla de León(18). Estafuerza, compuesta de unos 3.000 hombres, seembarcó en Cádiz el 17 de junio, y desembar-có en Algeciras -donde se le unieron el Regi-miento Provincial de Sigüenza, el Ligero deValencia y el Ligero de Alburquerque, a másde 600 soldados ingleses, hasta sumar unos4.000 hombres-, dirigiéndose a Gaucín. El 24de junio, Lacy y sus hombres, a los que se ha-bían unido las fuerzas dispersas que hasta en-tonces operaban en la Serranía, atacaron la

plaza de Ronda, pero sin éxito. Después se limitaron arealizar desde Gaucín y Casares varias maniobras y co-rrerías por la zona, combatieron al francés ante Jimenael 8 de julio, -con éxito-, y también lo obtuvieron pocosdías después, al obligar a retirarse a la columna del ge-neral Rey hasta Fuengirola, más allá de Estepona.

Naturalmente, la posición de la División Expedi-cionaria iba a ser complicada, toda vez que una reacciónconjunta de las guarniciones francesas desde Ronda yMálaga la pondría en una apurada situación, con el mara sus espaldas, y eso fue exactamente lo que ocurrió. Lamaniobra francesa se dirigió a encerrar a la División Ex-pedicionaria española que, procedente de Gaucín, se di-rigía hacia la costa: para ello se formaron tres columnasimperiales, una al mando del general de división Girard,que operó desde Ronda hacia San Roque, otra por suderecha, al mando del general Dollard, que operó sobreGimena, y la tercera, por la derecha, al mando del gene-ral Rey, atacó Marbella desde Málaga. Por eso la Divi-sión Expedicionaria se vio obligada a caer sobre Estepo-na y Marbella para reembarcarse, perseguida por esoscontingentes imperiales, pero amenazando así a las tro-pas del general Rey, que fueron además bombardeadasdesde la mar por las lanchas cañoneras españolas veni-das desde Cádiz para escoltar a los buques de transpor-te que realizaron dicho reembarque, y por una fragata in-glesa procedente de Gibraltar. Felizmente reembarcadasasí el 10 de julio, el 12 ya estaban en San Roque, y el 22llegaron a Cádiz.

Quizá por tal reembarque, por aquellos mismosdías el sargento mayor Cevallos Escalera escribió al ge-neral Lacy la siguiente misiva:

Destituido de todo auxilio humano, quedo en este Fuertememorable escaso de víveres y municiones, sin haberencontrado Jefe que permanezca en mi ayuda dentro nifuera de él, ni que se haya hecho cargo de participar alGobierno, ni a nuestros caros aliados los ingleses, micomprometida situación. Ninguno resuelve sobre mi de-fensa, ni hasta qué grado debe llegar, mas lo que más

Un capitán delRegimiento de

Málaga en 1808

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me parte el corazón es ver dejen abandonadas las doscompañías de Estepona y Marbella, y por consiguienteperdido su armamento.

Por mi parte, demuestro a V.S. y ala Nación entera que el abandonotan total en que me hallo constitui-do, mas es alta mi cólera contra losfranceses, y solo siento la suerteque puedan sufrir los individuosque están a mi mando, por haberlecabido el ser mandado por un Jefeque va a rectificar su valor y patrio-tismo, a la muerte misma no teme,a mi imitación, y por lo tanto suplicoa V.S. se digne, sin pérdida de mo-mentos, proveerme de víveres ymuniciones, y de bastimentos quedespués de haber dejado bienpuesto el honor de las armas reco-ja [a] estos héroes(19).

Pero el caso es que enMarbella quedaba desde el 4 de ju-lio como gobernador militar el bri-gadier don Francisco GonzálezPeinado(20), con unos 550 hombresde variopinta procedencia y forma-ción militar: fuerzas regulares delos Regimientos de Toledo y de Al-calá, las dos compañías de Miliciasde Estepona y Marbella, una parti-da de Algatocín, y otra partida montada de Manuel San-taella. En el castillo de San Luis quedaron cuatro capita-nes, seis tenientes, dos subtenientes 60 soldados del 2ºde Málaga con su sargento mayor a la cabeza, y 33 arti-lleros. Cevallos y sus hombres tenían orden de mante-nerse en el fuerte todo el tiempo que le fuera posible, yaque el mando español consideró necesaria la conserva-ción de un punto fortificado en la hoy llamada costa delSol, que en su caso pudieran servir de cabeza de puentepara futuras operaciones, de refugio a los soldados es-pañoles, o de cobertura para otro apurado reembarque.

En todo caso, el estado de fuerza del castillo deSan Luis distaba de ser óptimo. El 8 de julio, Cevallos hi-zo redactar por orden de González Peinado un estadode los víveres y municiones existentes en el fuerte deSan Luis. De los primeros había 900 raciones de pan,17’5 fanegas de trigo, harina, habichuelas y sal, 55 arro-bas de galleta, carbón aceite y arroz, y 12 quesos. De lassegundas, 530 bombas de a 24, 150 de a 18, 177 de a16, y 600 de a 12, de a 8 y de a 4; 38 racimos de a 24 y10 racimos de a 10; más 7.000 cartuchos de fusil, 23quintales de pólvora, 6 quintales de jarcia para los tacos,y un barrilete de piedras de chispa para pistola y 300 pie-dras de chispa para fusil. Notemos que tales víveres noalcanzarían sino para resistir entre cuatro y siete días co-mo mucho(21).

La situación pareció tan crítica al brigadier go-bernador, que el 10 de julio -el mismo día en que la Divi-sión Expedicionaria de Lacy se reembarcaba allí haciaSan Roque- convocó González Peinado en el fuerte de

San Luis un consejo de guerra para decidir lo más con-veniente, y la reunión se celebró con asistencia suya, del

teniente coronel Valdivia y de lossargentos mayores don Melchorde San y don Rafael de CevallosEscalera, actuando como secreta-rio el primer ayudante don Manuelde Zafra. La decisión, unánime,fue la de permanecer en Marbellay defender la plaza y el fuerte deSan Luis. Cuando los asistentesestaban procediendo a firmar talacta, llegó la noticia de que losfranceses ya estaban a las puer-tas de Marbella, y todos corrierona la defensa(22). Los votos por es-crito fueron recogidos en los díassucesivos, excepto el de Valdivia,que murió entretanto a manos delos franceses.

Y es que también los franceseshabían visto el peligro de dejar laplaza y fuerte en manos de los pa-triotas, y así la división imperialque mandaba el general barónRey y que perseguía a la del ge-neral Lacy, volvió a ocupar Marbe-lla y a poner sitio al castillo de SanLuis, reanudándose los combatesentre atacantes y defensores entre

las cuatro y la cinco de la tarde de aquel mismo dia 10de julio de 1810, según el primer aviso de González Pei-nado a Abadía, asegurando que la fortaleza se defiendey defenderá hasta el último extremo. Y es que la defensafue tan tenaz como las anteriores, pues por fortuna Gon-zález Peinado y Cevallos pudieron abastecer el castillomediante dos barquitos que al cruzar frente a Marbella,fueron detenidos y se requisó su carga -siete quintales yuna arroba de galleta, más 250 arrobas de harina-. Ade-más, una valerosa salida efectuada por Cevallos Escale-ra, el concurso de las partidas de guerrilleros que desdeel exterior hostilizaron a los franceses, y el eficaz apoyoartillero de las fuerzas sutiles de la Real Armada y de laRoyal Navy surtas frente a Marbella, fueron muy decisi-vos. El parte de la acción, enviado por el brigadier Gon-zález Peinado al comandante general Abadía, dice así:

Mi querido amigo: a las 4 de la tarde del 10 me atacaronlos enemigos, que se encajaron encima sin dar más quemedia hora de tiempo por causa de la falta de una van-guardia de caballería, la que he pedido a Lacy repetidasveces, y en ningún punto puede emplearse con más utili-dad que en este. Aunque el tiempo fue tan corto, las pro-videncias se midieron con él. Mandé a Valdivia que conlas compañías de Estepona, Marbella y una porción dedispersos e la División de Lacy, se subiese al Ingenio yestableciese a sus inmediaciones las guerrillas, en la al-tura cercana a la espalda del mismo edificio; por cima deesta hay otra más eminente que finaliza en la cordillera,donde le encargué pusiese su reserva, lo que ejecutómuy puntual. En este Castillo se dieron las disposiciones

Plano de la villa de Marbella y su castillo en1726, con el fuerte de San Luis sobre la

playa, en la parte bajaArchivo General de Simancas, M.P. D. 27, 49

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siguientes: salieron dos guerrillas al mando de dos oficia-les, y se establecieron la 1ª sobre el flanco derecho delcastillo, bien avanzada detrás de una cordillera de pitas yprotegida, en casode retirada, por laplaya; la otra, sobrela izquierda, ocultapor una grande ar-boleda. Por delantede ella, con tres ocuatro caballos, sa-lió el valiente y pocoponderado Ceva-llos, que se lisonjea-ba mi corazón al versu arrojo, aunquedespués le echéuna buena peluca,pues se expuso de-masiado, y mató aun oficial de caballe-ría. Yo me metí enel barco que montael obús, y con él yotro místico inglés,que tiene a su bordo dos cañones de a 4, me dirigí a es-perar al enemigo que bajaba por la playa, a quien lerompí el fuego arrimándome a tierra todo lo posible, y leshice variar de dirección. Después dieron vueltas porunas pequeñas alturas y atacaron a las guerrillas de Ce-vallos, las que los recibieron con la mayor serenidad, yse travó un furiosos tiroteo que duró hasta cerca de po-nerse el sol, dando tiempo a que se salvase el pan quehabía en los hornos, y mucha gente que salió del puebloa la montaña. A esta se dirigió otra columna, que fuemuy bien recibida por Valdivia, y se travó un fuego infer-nal. A la media hora de esta contienda se sintió u oyó uncaracol, y enseguida se desplomaron por el flanco dere-cho de los enemigos como unos 200 paisanos de Ojén ypueblos inmediatos, quienes emprendieron un tiroteo te-rrible, con lo que se animaron las pocas tropas de Valdi-via y aunque quiso sostenerse el enemigo, lo cargaronen tales términos que tuvieron que bajarse con la mayorprecipitación al llano inmediato a la ciudad. Aquí fuecuando más padeció mi espíritu por la falta de caballería,que si la hubiésemos tenido capaz de contrarrestar la su-ya, hubiera sido asunto concluido. En este estado llególa noche, y se quedó todo tranquilo. Ayer de mañana meentré en el castillo, y a los pocos momentos lo rodearonlos enemigos con porción de guerrillas, pero sin presen-tar objeto, causándonos 7 heridos, que dos de ellos mu-rieron a poco rato. Donde se advertía mucho fuego seles contestaba con el nuestro de fusilería y artillería me-tralla, cuya contienda duró todo el dia sin interrupción.Se oyeron muchos lamentos, y muchos que subieron alos árboles con sus pies, bajaron de cabeza.

Ayer tarde dieron otro ataque a la montaña, y tan decidi-dos como subieron, bajaron con más precipitación y enel mayor desorden. Esta mañana han repetido la mismaescena por el mismo paraje, y les ha sucedido lo mismo.

Hoy no se arriman hacia el Castillo. Que es cuanto haocurrido hasta esta hora, que serán las 10 de la mañana.

Acabo de recibir un papelillo de Valdivia, en el que me di-ce hallarse falto demuniciones, peroque ha escrito a Ca-sares y a ese Cam-po, donde será so-corrido. Nada sé deLacy, y espero queV. me instruya de suparadero, y que memande los auxiliosque le tengo pedi-dos. Al Gobernadoringlés también le ofi-cié para el mismoobjeto, y se necesi-tan algunos barcosde guerra, pues eldel obús está ente-ramente inútil con larepetición de susfuegos.

Aunque no tengohumor de escribir y que debía aprovechar este momentoen descansar, le quiero dar esta prueba de afecto, y queasegure al Gobierno y a nuestros amigos, que mientrasque haya pólvora, balas y piedras sobre el castillo, mien-tras existan González y Cevallos, no será presa de losVándalos. Así se lo asegura su Afectísimo ApasionadoAmigo de corazón.

P.D. Amigo, la conducta que ha observado Quadra y al-gunos otros les llena de oprovio eterno, ya le instruiré aVm. cuando esté con más descanso, y si le pillo cuandose marchó al empezar la función con los barcos, lo hagotajadas entre mis manos. Siendo amigo de Vm., bórrelode su memoria, pues si tiene abonos de honor debe mo-rirse y no parecer entre los hombres(23).

En correo aparte, González Peinado informó enla misma fecha al general Abadía del estado de sus sieteheridos -dos morirían enseguida- y de los prisioneros to-mados y enviados por mar a San Roque -todos españo-les afrancesados-, y pidiendo el envío de un médico ciru-jano con botiquín y vendajes. Pero los combatescontinuaban, y González Peinado escribía de nuevo aAbadía el 14 de julio para informarle de su penosa situa-ción, pues agotada la menestra desde aquel mismo diala tropa había comenzado a alimentarse de gachas; aun-que esas carencias de víveres se habían visto algo ali-viadas por la requisa de dos nuevos cargamentos maríti-mos interceptados -22 arrobas de vino, 7 quintales degalleta, 270 panes-. Para entonces, el fuerte solamenteconservaba comunicación por vía marítima, aunque ha-bía mermado el apoyo de la fuerza naval, reducida a unfalucho inglés con dos cañones, ya que la lancha obuse-ra se había abierto, y su cañón hubo de ser desembarca-do y puesto en el castillo. Además, las municiones co-menzaban a escasear, faltando pólvora, metralla,cartuchería y sobre todo granadas de mano, pues con

Plano del fuerte marbellí de San Luis, según el proyecto de reedificación de1756, en el Archivo General de Simancas, M.P.D. 14, 166

Este tal era el estado que tenía el castillo en 1810

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ellas estamos incomodando incesantemente al enemi-go(24).

Pero en definitiva la guarnición resistió, y así losfranceses tambiéntuvieron que levan-tar este cuarto sitio -que según fuentesespañolas, les costóquinientas bajas en-tre muertos y heri-dos- el dia 17 de ju-lio, con gransatisfacción de losdefensores y de susjefes(25).

Sí, la satis-facción de los de-fensores fue inmen-sa, y no menor la desus jefes. El generalLacy, comandantegeneral de la Divi-sión Expedicionaria,en el parte que diri-gió a su general enjefe desde San Roque, el 19 de julio, se expresó en es-tos términos:

Queda por fin libre el castillo de Marbella, y sus defenso-res tienen por quarta vez la gloria de ver alejarse del piede sus muros a los orgullosos franceses llenos de confu-sión... Luego que reciba los detalles del particular méritocontraído por los defensores del castillo de Marbella, loelevaré a noticia de V.E. para la de Su Majestad: y entre-tanto puedo asegurar a V.E. que esta oficialidad y distin-guida tropa es acreedora a la benignidad y gracias de SuMajestad, y que el entusiasmo y serenidad de estos dig-nos españoles, dispuestos a morir antes que rendirse,excede a toda ponderación. Su bizarro gobernador, elsargento mayor del Regimiento de Málaga D. Rafael Ce-vallos Escalera, tan valiente como patriota, es merecedorde la gratitud nacional, y su entusiasmo y esfuerzos re-petidos por la conservación de este importante castillo lehacen acreedor a que Su Majestad lo premie, concedién-dole el grado o distinción que tenga a bien...(26)

El mismo general en jefe, Lacy, dirigió entoncesal sargento mayor Cevallos Escalera un expresivo oficiode felicitación, que sigue, y a sus hombres la proclamaque también sigue:

Con el júbilo propio de mis sentimientos patrióticos, hesavido la retirada de la División francesa del General Ney(sic) que sitiava ese Castillo memorable. Espero que V.me remitirá un parte detallado de sus acaecimientos, conexpresión de los yndividuos que se hallan distinguido,para recomendarlos a la benignidad de S.M., como yo lohago desde luego, aunque en glovo. Lea V. por mí la ad-junta Proclama de los defensores de ese Castillo, y creaV. que embidio la gloria y buena suerte de V., que losmanda con tanto acierto. Dios guarde a V. muchos años.

Quartel General de San Roque, a veinte de julio de milochocientos diez. Luis Lacy, rubricado.

Al Sor. D. Rafael Cevallos Escalera

PROCLAMA

Don Luis Lacy, Ma-riscal de Campo delos Reales Exércitos,Gefe del Estado Ma-yor y Subinspectorde Ynfantería del delCentro, ComandanteGeneral de la Líneade la Ysla de León, yde la División Expe-dicionaria, &

A los defenso-res del Castillo deMarvella:

Valientes: quatro ve-ces intentó la osadíafrancesa tremolar elpabellón de su tira-nía sobre los murosde ese Castillo me-

morable: otras tantas le disteis a entender que sus de-fensores eran Españoles y, mientras alentasen, no podí-an ser esclavos. Vuestra gloria excede a su ignominia.S.M. os da las gracias más tiernas por el tesón con quesostenéis sus derechos, que son los de la Patria; y yo,que tengo la suerte de ser el órgano de su Soberana vo-luntad, os admiro y embidio... ¿Volverán esos mal acon-sejados a buscar su agravio al pie de vuestros muros...?Vuelvan... los defensores del Castillo de Marvella, siem-pre los mismos, aumentarán su confusión y mengua, ad-quiriendo nuevos laureles. Lacy, rubricado.

Durante todo el verano y el otoño de 1810 per-maneció en el castillo de San Luis la guarnición del 2ºRegimiento de Málaga con su sargento mayor a la cabe-za, levemente hostilizada por los franceses(27), ya que elmayor esfuerzo del general Sebastiani se centró enton-ces en afrontar los ataques que desde Murcia efectuabala división española del general don Joaquín Blake. Peroaquellos bravos no permanecieron inactivos: hicieron almenos dos salidas para asegurar sus posiciones y parahostilizar a los franceses. En la primera se apoderaronen Fuengirola de buen número de cabezas de ganadolanar y asnal que tenía allí la guarnición francesa, las lle-varon hasta Marbella y las metieron en el fuerte de SanLuis para su subsistencia y uso. En la segunda, que fueel 28 de septiembre de 1810, volvieron a enfrentarse conlos imperiales, que contaban con fuerzas duplicadas, enel camino a Fuengirola.

Muy luego, el general Campbell, gobernador deGibraltar, organizó una segunda expedición a la zona, di-rigida a tomar la plaza y puerto de Málaga por sorpresa.El 14 de octubre una expedición anglo-española al man-do del mayor general lord Blayney(28), fuerte de tres regi-mientos -uno español y dos británicos- y alguna artillería,desembarcó en Fuengirola con ánimo de tomar su casti-

Otro de los planos del proyecto de 1756, en el mismo Archivo de SimancasHoy solo se conserva una cuarta parte, y parece corresponder con

el extremo superior derecho

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llo, guarnecido por fuerzas imperiales polacas. El intentofue un completo fracaso, porque los polacos resistieronel bombardeo naval, y los sitiadores fueron sorprendidospor una división francesa que lle-gó en socorro del fuerte, viéndo-se obligados a reembarcarseprecipitadamente, no sin cuantio-sas pérdidas, entre ellas la dellord Blayney, que cayó prisionerocon 200 de sus hombres; pero elregimiento español, que era elImperial de Toledo, sí pudo sal-varse(29). El 15 de octubre, el sar-gento mayor don Francisco Sali-quet, entonces al mandointerinamente de la costa de Má-laga, informaba a sus superiorescómo

Acaban de presentárseme dos oficiales ingleses, unaporción de alemanes, polacos e italianos, que vienen endispersión del punto de Fuengirola, que según el avisoque dí a V.S. ayer estaban batiendo el Castillo los ingle-ses, habiendo verificado el desembarco de tropas, porcuyo motivo y según informes de que los enemigos vení-an cargando a las tropas que no pudieron reembarcarse,he tomado los puntos ventajosos, he redoblado la vigi-lancia y reforzado la gran guardia por el cuidado con quedebe estarse por la continuación de varias individuos denación que pasan y la equivocación que puede habercon ellos... Según me han dicho, el General inglés haquedado prisionero...(30).

En todo caso, este desembarco hispano-británi-co sirvió al menos para aliviar la situación de los defen-sores de la vecina Marbella.

Sin embargo de lo cual, justo antes de principiarel invierno, las fuerzas imperiales, ya liberadas de suscompromisos en Murcia, volvieron a presentarse ante losmuros del fuerte de Marbella en la mañana del 3 de di-ciembre de 1810, pero esta vez al mando del experto ge-neral Conde Sebastiani(31), futuro mariscal de Francia ypor entonces el comandante del 4º cuerpo de ejército im-perial y gobernador general de Granada, que tuvo estavez la precaución de llevar consigo, a más de 2.000 sol-dados, una competente artillería -cuatro cañones a de24, dos obuses de a 7 y un mortero de 9 pulgadas-. Lasfuerzas defensoras nunca alcanzaron el número de los250 hombres, sumando los soldados del 2º Regimientode Málaga y del de la Reina, los del Real Cuerpo de Arti-llería, los de las Milicias, y algunos paisanos voluntarios.

De este quinto y último asedio nos ha llegado eltestimonio precioso y coetáneo del propio comandantedel fuerte de San Luis, sargento mayor don Rafael deCevallos Escalera, cuyo texto es del tenor literal que si-gue:

En el dia tres de este mes de Diciembre, se presentaronlos enemigos en crecido número de Infantería y Caballe-ría, haciendo un fuego de fusilería vivísimo al que les co-rrespondió en el mismo de fusil y cañón.

En la entrada de los enemigos en la ciudad se les tiraronvarios cañonazos a las columnas que se divisaban, ha-biendo a los enemigos a los caminos y avenidas tres par-

tidas de guerrilla compuestas deveinte hombres cada una, un sar-gento y un oficial, dos de ellas delRegimiento Infantería de la Rei-na, y una de este de Málaga,mandadas por los tenientes deeste Cuerpo don Ramón de laCruz, don Ramón Robere y donAntonio Marcos, y la otra por elSubteniente del de la reina donManuel Peinado; todas estas par-tidas se batieron en diferentespuntos a cual mejor, sosteniéndo-se de tal modo que hicieron dete-ner a los enemigos que en mucho

más número les combatían. Entrados que fueron losenemigos en la ciudad, dejaron sus puestos nuestraspartidas y se apostaron en las calles y plazas de ella,donde les hirieron muchos y dejaron muertos más deveinte, sin padecer ellas la menor desgracia; y se excesi-vo número de enemigos, se retiraron a este Fuerte cu-biertos de gloria y acreditando el valor de sus oficiales.

Duró el fuego hasta las oraciones, tanto de una a otraparte, mas el Castillo lo hacía de cañón y de fusil siem-pre que se observaba se dirigían los enemigos de unos aotros puestos, o con dirección a las inmediaciones de lafortaleza.

Este día mataron los enemigos al artillero Francisco Mo-rón.

A la mañana siguiente del cuatro, principió el fuego delFuerte y buques de guerra que se hallaban en la bahía,a que correspondían los enemigos parapetados en lascasas y torres con algunos tiros de fusil desde ellas.

A las nueve de la mañana quedaron los enemigos enuna suspensión grande, por lo que dispuse saliesen delFuerte tres pequeñas partidas de guerrillas para obser-varlos, e impedirles tomasen posesión de los almacenes,divisaron éstas al enemigo que se hallaba en el Calvarioy empezaron a hacerles fuego, con un valor excesivo, eintervino alguno de nuestros soldados introduciendo eneste Castillo carbón, higos y otros efectos.

Los partes de las partidas dados por sus comandantes,que lo eran don Juan Josef de la Torre, don Manuel Pei-nado y el sargento 2º de mi Cuerpo Salvador Nadales,se reducen a recomendar el valor de sus soldados y elde los Sargentos Primeros Alonso Ramos y FranciscoMontaño, con los otros dos Pedro Melitón y Antonio Ló-pez, que se hallaban procesando. No tuvieron ningunadesgracia, solo un contuso.

Siendo el valor y entusiasmo de la tropa tan excesivoque el mismo les precipitaba sobre un número grande deenemigos, mandé tocar llamada para que se reuniesen yse entrasen en el Fuerte; más los soldados, empapadosen la sangre que hacían al enemigo, solo atendían aadelantar sus glorias, por lo que me ví precisado a man-dar al Ayudante de mi Cuerpo don Joaquín Téllez, el que

Vista del castillo de San Luis en 1900

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con la mayor bizarría, se presentó a nuestros soldados,en cuya operación fue herido gravemente. Llega el valory entusiasmo en tal grado que el Padre Capellán fray Ra-fael de Córdova, religioso Capu-chino, salió con nuestra guerrillascombatiendo al enemigo y ani-mando a nuestros soldados consu ejemplo, y intrepidez, con es-tas se hallaron los Sargentos yaexpresados, siendo su valor de-masiado notable, y haciéndoseacreedores a la consideración deV.E. Una de estas partidas se in-trodujo en la ciudad, batiéndosecon sus guardias, las que pusie-ron en confusión y vergonzosodesorden.

En el resto del día se continuóhaciendo fuego a los que lo hací-an desde la ciudad y casas inmediatas el Fuerte.

En esta noche las guardias y tropa de los parapetos ex-teriores aprisionaron a un polaco que, embriagado y en-greído con un perro de uno de los individuos del Fuerte,se dirigió hacia él; por sus declaraciones, habían tenidolos enemigos hasta entonces 68 muertos, y dos de lapartida de Villarreal, juzgo que los heridos no serían enmenor número. Este polaco lo remití a disposición deV.E. a la mañana siguiente.

En el día siguiente continuó el fuego del modo que losanteriores, no ocurriendo cosa particular; en la noche deeste día se desembarcó el obús de la obusera que vinoen nuestro auxilio, por habérseme hecho presente por elescribano [que] tenían que retirarse a reponerla a Algeci-ras, como tengo dada cuenta a V.E.

En este dia hirieron los enemigos en la playa a un mari-nero, el que existe en el Fuerte curándose; se observóque los enemigos introdujeron en la ciudad muchas bes-tias cargadas de víveres y ganado.

En el dia 6 se divisó que los enemigos conducían artille-ría de grueso calibre, pues de solo una pieza tirabannueve yuntas de bueyes, por lo que precaviendo nos pu-diesen asaltar los enemigos dispuse que se embarcasentodos los paisanos y mujeres que se hallaban en la forta-leza, y también me valí del favor del comandante y ciru-jano de la fragata inglesa, suplicándole se hiciesen cargode la asistencia y curación del Teniente don Joaquín Té-llez, a lo que accedieron gustosos; con esta determina-ción quedó libre y desembarazada la guarnición, a la quese leyó en este dia la proclama siguiente:

“Soldados: la valiente guarnición que encierra esta forta-leza ha obstinado al enemigo a que conduzcan artillería.Nada debe influir en vosotros su estruendo; vuestro valores admirado de todas las gentes, y mi ejemplo os harávencer cuantos peligros se presenten; acordaos de cuán-to os defendisteis sin cañones, repuesto de víveres, ba-yonetas ni ningún artificio de defensa, teniendo a vuestravista las escalas con que intentaron asaltarnos. No bus-quéis otros efugios que la muerte de esos que tratan dedarla a unos héroes como vosotros, tened entendido que

ningún cobarde debe habitar una fortaleza que va a acre-ditar a nuestro Soberano y Señor Don Fernando el 7º, anuestra idolatrada Patria y al Mundo que sus defensores

son fieles, valientes y virtuosos,no se oiga entre vosotros otraopinión que esta, ni otra voz quevencer o morir. Cantad conmigo,en las mayores calamidades,esas canciones patrióticas queelevan vuestro corazón a la vic-toria, sin olvidarnos que sois cris-tianos, y que tenéis obligación dedar vuestra existencia por la Re-ligión que profesamos, por lacual nos batimos. Castillo de SanLuis, seis de Diciembre de milochocientos diez =Cevallos Es-calera=.”

Al siguiente dia siete continuó elfuego del mismo modo que en los anteriores, y en la ma-ñana del ocho principió el tiroteo de fusil, pero a las docepoco más del dia los hicieron de artillería, colocados trescañones de a veinte y cuatro en la batería formada en elolivar que se halla inmediato al Fuerte y al Calvario, unobús hacia el puente de Málaga y otro en el sitio llamadola Fortaleza, estando además trabajando en el Calvariopara formar otra batería; cuyo fuego de cañón destruyóel frente de tierra a un estado de incapacidad de servirmás tiempo sin quedarle otro recurso a aquella valienteguarnición que morir en medio del fuego o abandonar elFuerte.

Ni el verme con los merlones de aquel frente en tierra, nicon más de dos piezas de cañón capaces de hacer fue-go a cuerpo descubierto, la portada del puente levadizodestruida, la avanzada exterior derribada, diferentesaberturas en aquellas medias murallas, por una de lascuales podían entrar dos hombres, ni la falta de balas dea veinte y cuatro, que me rodeaba me llamaban lo másmínimo la atención, solo sí limpiar cada momento el en-debilísimo puente levadizo de las muchas minas de quese cubría con frecuencia, para levantarlo en el caso deun asalto, como que en él miraba la seguridad de aquellaguarnición, y así siendo el fuego de cañón directo aaquel frente, y a la puerta misma, lo levanté del todo contal de que me lo inutilizasen; solo con los pocos sacos detierra que tenía formé un pequeño espaldón interior enmedio de la multitud de balas que disparaban, y envuel-tos entre el polvo y las piedras, para impedir de algúnmodo su introducción en aquel corto recinto, desempe-drando también el patio para que sus granadas de nuevepulgadas tuviesen menos movimientos.

Excmo. Señor, si cualquiera persona instruida en el artede la guerra ve lo que es aquella casa fuerte llamadaCastillo de San Luis, es en sí, su localidad y que todo esmás eminente que ella, parece diría era del todo imposi-ble que cubierta de hierro y plomo el enemigo pudierahacer defensa alguna sin morir cuantos se hallasen ensu elevación; reflexión que sería muy adoptiva tal vez pa-ra el que no tuviese un patriotismo tan experimentadocomo del que yo tengo dado repetidas pruebas. La bate-

Ruinas del castillo de San Luis en 1925Se trata de la puerta principal, en el frente de

tierra, vista desde lo que fue el interior

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ría nuestra era un conjunto de fuego, de granada, cañóny fusilería, en términos de llegar nuestra obstinación a talgrado que no se oía otra voz que las repetidas por mí ytodos, “fuego eterno contra estacanalla, primero muertos que ca-er en sus manos”, este era el gri-to y opinión general y esto lo queentusiasmó a todos, que ningunose cuidaba del riesgo de su situa-ción y sí de darles a entender alos enemigos el desprecio conque les miraba.

Como los enemigos, en medio delfuego de su artillería, se aposta-ron en todas las casas, torres,azoteas y sitios eminentes, desdedonde sostenían fuego vivo de fu-silería contra nuestros artilleros,dispuse que cada dos horas se re-levase la guardia de nuestra bate-ría de tropa de Infantería, cuyo es-pacio de tempo lo consumierondirigiendo sus fuegos contra losapostados en la ciudad; cuya con-sideración o pude tener con los ar-tilleros, aunque la miraba justa,por la necesidad de ellos. El fuegode cañón enemigo duró desde lasdoce y media hasta las siete de lanoche, cual si hubiese principiadoen la madrugada, sin duda al finde la tarde me habría obligado almedio de salir a la bayoneta, enel caso de no haberse verificado el embarque con acuer-do de todos los oficiales y tropa, con dirección a las mon-tañas, antes que entrar en contestaciones con enemigostan atroces.

Únicamente el Fuerte de mi cargo hizo fuego contra losenemigos cuando me batían, y únicamente cuando prin-cipió el embarque de la tropa dirigió los suyos un buqueinglés de los que había en aquel surgidero.

A las seis de aquella noche se me aproximó el Sargentosegundo de mi Cuerpo Juan Ortiz, el cual me dijo literal-mente estas palabas: “Mi Comandante, si V. se digna oír-me lo estimaré, pues aunque a V. nada se le oculta nitengo que advertirle, si mi parecer es digno de apreciohará de él el uso que conceptúe más razonable”. A quele contesté: “Yo oigo a todos y hago cuanto me dicen esútil a la Patria”, y así le pedí que me explicase lo quequería decir, el Sargento continuó: “Principio, mi Coman-dante, aunque nada debo advertir a V, no puedo menosde manifestarle está todo el Fuerte por su frente destrui-do como le consta, y sin duda alguna permaneciendo enél, mañana a las dos horas de fuego no queda ya otro re-curso que capitular, por lo que juzgo es lo más oportunoel embarque de la guarnición en esta noche si es posi-ble; y de no, el salir reunidos a tomar a la fuerza las mon-tañas”. Reflexión que por acertada le dí las gracias, y ledije que descuidase en el celo, pues yo obraría con todamadurez

Estas expresiones, conceptuándolas dimanadas de latropa, cual preví, no ignoraba su estado, y en este casotambién sería temeridad el permanecer al dia siguiente

para caer necesariamente en ma-nos de los franceses. Reuní a to-dos los oficiales, al Comandantede la Artillería y el Sargento 2ºMiguel Hilario, a quienes les dijeme manifestasen lo que concep-tuasen acerca del Fuerte y su de-fensa, bajo el supuesto de quecualquier medio que propusiesen,hasta el extremo de morir, abra-zaba yo con gusto por la Patria,con otras expresiones de la mis-ma significación, y todos unáni-mes me hicieron presente queestando el frente de tierra destrui-do y no habiendo, como no lo ha-bía, ningún auxilio presente, y quede subsistir dos horas más a lamañana siguiente haciendo fuegolos enemigos, era preciso entre-garse a ellos, no quedando másrecursos que dos: o embarcarseaquella noche en los buques in-gleses que se hallaban en la ba-hía, o de no, salir en ella mismatoda la guarnición y a la bayonetaromper por medio de las suyaspara tomar las montañas. Cuyaopinión, por ser la misma que nu-tría en mi interior, y la conforme

con mi modo de pensar en aquellas circunstancias,adopté pues en caso extremo como aquel prefería lamuerte en el campo de batalla a falta a mi palabra deque jamás capitularía ni me entregaría a los franceses.

Pasé enseguida a las cuadras de la tropa y lo hice pre-sente, lo mismo que a los oficiales, y no resonaba entreellos otras expresiones que “Mi Comandante, es V. nues-tro padre, quién ha de saber mejor cuanto debe hacerse,que V., bien vemos que el frente de tierra está destruido,y que de permanecer, mañana tenemos de ser prisione-ros o pasados a cuchillo, y así lo mejor sería el embar-carnos en esta noche, y una vez que V. esté resuelto asalir a la bayoneta, en el caso de no verificarse, abraza-mos con gusto este medio, frustrándose el embarque,primero que entregarnos a los franceses”. A que les con-testé: “Yo os agradezco el grande amor que me profe-sáis, la confianza que habéis depositado en mí, y soloexijo de vosotros el que me dejéis obrar libremente, guar-déis silencio y solo os embarquéis seguros de talle, pueslas lanchas tienen que dar repetidos viajes y si los ene-migos lo penetran, o se imposibilita todo, o son pasadosa cuchillo los que queden en la fortaleza. Yo estaré convosotros hasta la última hora, porque quiero sufrir, segúnos lo tengo prometido, la suerte del último”. Los que, lle-nos de ternura, se sometieron gustosos.

En este estado, hice las señales convenidas a la fragatainglesa, de la cual fue inmediatamente una lancha con su

Dos vistas de las ruinas del castillo de San Luishacia el 1900

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segundo Comandante, a quien le enteré de la necesidadde salvar a aquellos héroes, y del estado del frente detierra de la fortificación. Éste, con la mayor actividad,convocó todas las lanchas y con-currieron a este objeto, al que díprincipio embarcando al PadreCapellán, religioso capuchino,con los efectos de Iglesia, los ofi-ciales e individuos que se habíanhallado al servicio de los france-ses, la caja, la sargentía mayor ymi correspondencia, con los heri-dos, a un mismo tiempo; despuéscincuenta hombres, y así progre-sivamente hasta la conclusión detoda la guarnición(32).

Necesito hacer una disgresiónsobre el medio de que me valía,para que la tropa no se agolpasea querer embarcarse todos deuna vez, de cuya manera hubierasucedido una catástrofe, y eraexhortando a los que iban que-dando en esta forma: “Estad tran-quilos, no temáis, ¿no amáis tan-to a vuestro Comandante? ¿Nome hallo con vosotros? Guardan-do este orden, todos nos salvare-mos, pero si no hacéis lo que os digo podrán venir losenemigos, asaltarnos y pasarnos a cuchillo”.

A estas reflexiones me rodeaban y con diversas conver-saciones mías se hallaban empapados, llenos de con-fianza, de cuya suerte tengo el honor de que los enemi-gos no hayan hecho presa de un solo individuo de lamemorable fortaleza de Marbella; todos tomaron cuantoquisieron del pequeño almacén de víveres, la artilleríaquedó clavada y la pólvora echada al pozo, y todas estasoperaciones se hacían bajo un fuego de fusil y de cañónmuy vivo y constante, hasta el embarque del último sol-dado; a pesar de haber tenido la desgracia de habersepasado a los enemigos, en medio de estas operaciones,dos indignos paisanos que se hallaban presos, cuya inci-dencia me hacía duplicar mis intimaciones para conteneren orden de quietud a la tropa.

La pérdida sufrida ha sido de seis soldados muertos, yun marinero español; el Teniente Ayudante interino donJoaquín Téllez y catorce soldados heridos y quemadosde resultas de haber incendiado una granada enemigael pequeño repuesto provisional de cartuchos de fusil ycañón.

En medio del fuego de los enemigos se padecieron tresincendios por las granadas que disparaban, uno en el es-paldón próximo a la puerta, otro en varias esteras quetenían los artilleros por camas, y el último el del repuestoindicado. No encuentro voces con que explicar la acogi-da y hospitalidad con que fuimos recibidos por la fragata,dos bergantines de guerra ingleses y el bergantín espa-ñol mercante nombrado San Josef y Ánimas, su capitándon Salvador Yusti, sin los cuales hubiera sido del todoimposible el haber salvado aquella guarnición.

La pérdida de los enemigos se sabe es de tanta conside-ración cuanto dos conventos de Málaga se hallan llenosde heridos, lo cual sin duda les hizo respetar tanto aque-

lla casa fuerte, que no tuvieronvalor para presentarse a impedirel embarque, siendo así quenunca llegaron más tropas queen esta quinta defensa. ¡GranGloria para el General Sebastianiel haber obrado contra la fortale-za más débil de la costa, como sifuese una plaza de primer orden!Y mucho mayor en haberse he-cho de ella sin ninguno de suguarnición, después de haber su-frido tanto daño de sus defenso-res.

No encuentro expresiones conque elevar a V.E. el mérito de misegundo el Capitán don JuanBoixo, y el de los demás indivi-duos de aquella guarnición, y lodignos que son de la considera-ción de un Gobierno justo comoel que está a la cabeza de estanoble Nación, bajo el firme cono-cimiento que en las cinco defen-sas de este Fuerte, pasan de dos

mil y quinientos hombres los que han perdido.

No me parece omitir el que, oída la misa de este últimodía de Nuestra Señora de la Concepción, Patrona de lasEspañas, hice empabesar el Fuerte, haciendo las salvasde muchas balas de cañón a los enemigos, y que la Ban-dera de que hacía uso la he entregado a V.E. para quetan digno pabellón no cayese en sus manos.

Paso a manos de V.E, las relaciones de los que se hanhallado en esta última defensa, para que de ellas haga eluso que tenga a bien(33).

Así concluyó la esforzada defensa del castillomarbellí de San Luis, cinco veces asediado por los fran-ceses durante el año de 1810, sin que pudieran tomarlopor la fuerza de las armas.

Ya a salvo en Algeciras junto a sus hombres, elbizarro sargento mayor Cevallos Escalera redactó y pre-sentó a sus superiores el 17 de diciembre el parte deta-llados de la defensa del castillo marbellí de San Luis quehemos transcrito enteramente en las páginas anteceden-tes. A los pocos días, recibió allí el siguiente oficio de or-den de la Regencia, a través del Ministerio de la Guerra:

El Excmo. Señor Ministro de la Guerra, con fecha tresdel corriente, me dice lo siguiente: Excmo. Sr., el Conse-jo de Regencia de España e Yndias se ha enterado desu carta de V.E. de 18 de Diciembre último, e instruidocon mucha satisfacción del parte original que incluye Dn.Rafael Cevallos y Escalera, Sargento Mayor y Coman-dante accidental del Segundo Regimiento de Ynfanteríade Málaga, y Governador del Castillo de San Luis deMarvella, relativo a la obstinada y gloriosa defensa deeste fuerte, que havía hecho hasta el punto de no permi-

Otras dos vistas del castillo de San Luishacia 1950

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tirla ya por más tiempo el mal estado de su consistencia,sin el riesgo inminente de perder la vida o sufrir la ver-gonzosa suerte de prisionero con su digna guarnición.Aprovechando Su Alte-za este motivo para re-petir sus pruevas al jus-to aprecio que lemerecen los valientesdefensores de la Patria,y que con eroyco entu-siasmo sostiene a costade su sangre el explen-dor y brillo de sus Ar-mas, se ha dignadoconceder, en el RealNombre del Rey Nues-tro Señor Don Fernando el Séptimo, al referido Governa-dor, en premio de esta recomendable acción y de sus se-ñalados servicios anteriores, el grado de TenienteCoronel, en cuya calidad quiere Su Alteza le dé V.E. aconocer en su Quartel General, interín se le expide y re-mite su correspondiente real despacho. Siendo ademássu voluntad que V.E. averigüe y me pase ynforme pun-tual de los demás Oficiales e individuos de tropa de laguarnición del Castillo que se hallan distinguido en sudefensa, para la oportuna remuneración de su mérito. Deorden del mismo Consejo, lo comunico a V.E. para su in-teligencia y cumplimiento, y satisfacción del interesado. Ylo traslado a V. para su inteligencia y satisfacción. Diosguarde a V. muchos años. Quartel General de Algeciras,9 de Enero de 1811. Marqués de Portago, rubricado.

Al Señor D. Rafael Cevallos-Escalera.

La guerra continuó aún durante tres años y me-dio, pero su gobernador y comandante de la heroicaguarnición no vivió para ver la victoria final contra los in-vasores franceses. Después de la defensa marbellí reci-bió, como hemos visto, el grado de teniente coronel el 6de enero de 1811, y continuó mandando el segundo ba-tallón del Regimiento de Málaga, en el Campo de SanRoque, hasta que en 18 de mayo de 1811 se le dio elmando del Regimiento de Castropol, formado por solda-dos asturianos, con el encargo de disciplinarlo más e ins-truirlo mejor. Y a fe que lo hizo bien: aquel año luchó a lacabeza de los asturianos en la victoria de Alcalá de losGazules (19 de septiembre), en la acción de los Camposde Gimena (25 de septiembre), en la retirada al Campode San Roque y en la acción ante Tarifa (23 de octubre)que resistió el ataque de las crecidas fuerzas imperialesdel desgraciado general barón Godinot(34). Después parti-cipó en la sorpresa de Bornos (5 de noviembre) y demásmovimientos del 4º Ejército; mandó interinamente el 1erBatallón de la Sierra durante el sitio de San Roque y Gi-braltar por los generales franceses Leval y Rey (noviem-bre de 1811); y se halló en la defensa de Tarifa (20 de di-ciembre de 1811 al 4 de enero de 1812), y en lascontinuas correrías por la línea del Guadalete y por laSerranía de Ronda (febrero de 1812)(35).

Sin dejar el mando de sus asturianos del Regi-miento de Castropol, el 7 de marzo de 1812 tomó elmando interino del Regimiento de Sigüenza, y a su cabe-

za combatió en el ataque al castillo de Zahara (10 deabril), rechazando varias cargas de los dragones france-ses para sostener la peligrosa retirada española con

inexplicable valor, sere-nidad y orden. Volvió acombatir en la acciónde Osuna (14 de abril),donde a la cabeza detreinta de sus hombreslogró, bajo un vivísimofuego, derribar unas ta-pias que obstaculiza-ban el avance -a costade tener veintiséismuertos y heridos, amás de serlo él mismo-

, por lo que fue objeto de la calurosa felicitación del man-do(36). Durante aquellos años de 1811 y 1812 siempre leacompañó constantemente en campaña su hijo mayor,llamado como él, que por entonces era un jovencísimoteniente de Infantería-.

Ascendió Cevallos Escalera a teniente coronel el13 de mayo de 1812, y fue enseguida nombrado coman-dante del Batallón de Granaderos del General del CuartoEjército, una tropa de élite que formó siempre en las van-guardias y cuyos oficiales y soldados fueron vulgarmenteconocidos como los barbones de Ballesteros, por lucir to-dos buenas barbas, y en homenaje al general en jefedon Francisco Ballesteros. Contaba entonces treinta ysiete años, y tenía ante sí una prometedora carrera mili-tar, bien fundada en su gran valor.

Pero a los pocos días Cevallos Escalera fuemuerto por los franceses en la batalla de Guadalete,frente a Bornos, el 1º de junio de 1812. Esta acción tuvolugar cuando el mariscal Soult, cuyas fuerzas habíanquedado reducidas por la campaña de Rusia, decidió es-tablecer un dispositivo defensivo sobre la línea del ríoGuadalete, entre Jerez y Arcos de la Frontera, fortifican-do los puntos de Zahara y Bornos para tener controladala Sierra de Grazalema. En Bornos se estableció el ge-neral Conroux de Pipinville, al mando de unos 3.000 in-fantes y 500 caballos, con la orden de acelerar las fortifi-caciones. Y contra ellos se dirigió el general Ballesteros,al mando de 8.000 soldados y 500 caballos. Tras atrave-sar el Guadalete por un vado, al amanecer comenzó elataque contra Bornos al amparo de la niebla: cuatro co-lumnas españolas se lanzaron al asalto, con tal violenciaque lograron alcanzar las líneas francesas, desalojar al-gunas trincheras e incluso apoderarse de un cañón. En-tonces, el Batallón de Granaderos del General, segúnconsta en su hoja de servicios,

se adelantó con indecible valor, serenidad y orden, mar-chando al frente su teniente coronel, animando con lasexpresiones que su singular talento le sugería, a la Ofi-cialidad y Tropa, la que llegó a entusiasmase en términosque fue necesario hacer que suspendiese su intrépidoavance con la firmeza que el era característica y en to-das las ocasiones lo havía verificado...

En este avance, Cevallos Escalera resultó heridode bala en un muslo, negándose a abandonar el comba-

Restos del castillo de San Luis, ya consolidados, hacia 1957

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te. Fue entonces, hacia las diez de la mañana, cuando lacaballería francesa cargó sobre el flanco español, quecedió, sin que la reserva fuese capaz de rehacer la línea,generalizándose la retiradahacia el río al filo del me-diodía. Muy luego los in-fantes franceses salieronde sus trincheras y, cubier-tos por las continuas car-gas de sus jinetes, envol-vieron a los desordenadosespañoles, haciéndoles1.500 bajas, y capturandovarias banderas y caño-nes.

El Batallón de Guí-as del General fue uno delos pocos que se mantuvofirme en aquella desban-dada: al ordenar Balleste-ros la retirada general, ytras cubrir la del grueso delas tropas mientras repasa-ban el Guadalete, tocándo-le retirarse entonces, dice su hoja de servicios que

a pesar de haber sido herido al principio de la Batalla enel muslo derecho, se quedó sosteniendo la [retirada] desu Cuerpo, que ya se hallaba con muy pocos Oficiales,por haverlo sido la mayor parte gravemente, acompa-ñándole el corto número de unos quince o veinte gasta-dores y un Oficial, con los que tuvo el decidido arrojo deabanzar a dos Compañías de Granaderos Enemigosque estaban posesionándose de dos piezas de Artilleríanuestras, represando por sí solo una de ellas, en cuyoinstante perdió las dos terceras partes de los que leacompañaban, y el Oficial, que quedaron muertos en elabance, esperimentando igual suerte a pocos momentosel inmortal Cevallos, asido a una de las ruedas del Ca-ñón que recobró, el que se hubiera salbado a pesar delos pocos gastadores que tenía y le ayudaban a traerlo,sino hubiese sido muerto de un balazo que recibió en elpecho(37), quedando en el Campo de la Gloria despuésde verificada acción tan heroica que tanto le cubrió dehonor, habiéndose hecho acrehedor por ella al senti-miento general, desde el General en Gefe hasta el últimoSoldado del Quarto Exército, que lloran su pérdida comoirreparable a la Nación, por su sin igual valor, constanciay acreditado Patriotismo.

Su cadáver quedó sobre el campo de batalla, yfue enterrado al día siguiente en una fosa común, dentrode la iglesia parroquial de Bornos(38).

Por este hecho heroico Cevallos recibió a títulopóstumo una de las primeras cruces laureadas de SanFernando, se hizo constar en su hoja de servicios el hon-rosísimo calificativo de Inmortal y caído en el Campo dela Gloria, y las Cortes gaditanas se preocuparon de hon-rar su memoria y amparar a su viuda e hijos en sesiónde agosto de 1813(39). Mientras tanto, sus acérrimos ene-migos, el mariscal Soult en Sevilla, y el general Sebas-tiani en Málaga, publicaron en sus respectivas órdenes

de plaza la noticia de su muerte: tanto les había compli-cado aquel Cevallos durante su permanencia en Marbe-lla y en sus campañas desde San Roque y la Serranía

de Ronda.

La última carta que elteniente coronel don Rafa-el de Cevallos Escalera di-rigió a su esposa, escritaen Gaucín el 14 de mayode 1812, me parece unverdadero monumento alpundonor militar y al pa-triotismo español, y poreso voy a reproducirla(40).Dice así:

Amada Francisca mía: poraora quedo en esta villapara atacar qualquiera in-vasión de los Enemigos enlos puntos de la Sierra.Creo habrás visto la Gace-ta en que se habla de lohecho por Sigüenza y suComandante; vivo porque

la Providencia me libró de la muerte, pero tengo el honorde haver hecho lo que nadie, y haré. Ya te dige he savi-do por un amigo de Estado Mayor trata nuestro Generalde hacerme Coronel, y hace tres días me lo ratifica élmismo; lo cierto es que Sigüenza es hoy el obgeto de elaprecio de el General, de quien he recivido oficio hacedos días que me lo espresa así, y lo vocifera de el mis-mo modo. No me he determinado a hacer la solicitudque te dige por no entorpecer lo que piensa. Ayer mequitaron el bolsillo con diez duros que tenía: estoy sin unquarto, esperando la media paga, pero siempre con áni-mo para batirme por esta Patria tan cruel para mí; nosiento más que a vosotros; Rafael me pide dinero, yo encueros, ni puedo socorreros según necesitáis, ni a mí ha-ciéndolo. Pero ¿me he de abatir por esto? A el contrario,jamás más entusiasmado con la esperanza de triunfarde los Enemigos y males que me cercan para despe-charme. Habla a mi amigo González y a otros Patriotasde el Govierno, pues no puedo persuadirme que siendoMuger mía te degen perecer, y si nada adelantas yo es-toy resuelto a darte el corto sueldo que tengo, andar enpelota y morir de hambre, quedándome el consuelo deperecer como hombre de honor, verdadero hijo de la Pa-tria sin haver recivido de ella más que ingratitudes. ¡VivaCevallos! es el grito general, pero mi Muger e Hijos pere-ciendo ¡oh, que contraste! Yo arrojándome a los Enemi-gos como una fiera, y vosotros... ¡Oh qué sentimientopara mi corazón! Os mandaré lo que pueda de esta me-dia paga, y si no podéis subsistir, pedid limosna. Quedavuestro, Rafael (rubricado).

Espresiones a Fernández, Alba, el Comendador y misAmigos.

Escrita ésta, acabo de recibir oficio de el General, en queme manda pasar inmediatamente a tomar el mando deel Batallón del General por haverme propuesto a el Go-vierno por su Comandante. Te advierto es el Batallón de

Mapa de la expedición del general Lacydesde San Roque a Ronda, y reembarque en Marbella

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preferencia en el Exército, y que ya los Coroneles sonComandantes según un nuevo Reglamento que aora seha establecido, por lo que me escrivirás: Comandante deel Batallón de el General en el 4º Exército (rubricado).

N O T A S

1. Afortunadamente, sobreaquellos hechos se nos haconservado un precioso ex-pediente documental, forma-do de orden de la Regencia yque se conserva hoy en el Ar-chivo Histórico Nacional, Di-versos, Colecciones, legajo94, número 70.

2. Para todas las operacionesmilitares del periodo y de laregión, véanse los textos delConde de TORENO, Historiadel levantamiento, guerra yrevolución de España (Ma-drid, 1835, 3 vols.), tomo II,en especial las páginas 171-173, 177, 404-405; de JoséGÓMEZ DE ARTECHE, Gue-rra de la Independencia. His-toria militar de España de1808 a 1814, tomo IX (Ma-drid, 1895); de Andrés OLIVAMARRA-LÓPEZ, “La invasiónfrancesa en Málaga”, en Gi-bralfaro, 4-5 (1954), págs. 39-40; de Juan PRIEGO LÓPEZ,Guerra de la Independencia1808-1814, tomo V (Madrid, Servicio Histórico Militar, 1981); deJosé MENDOZA, Historia de Málaga durante la revolución san-ta que agita a España desde Marzo de 1808 (edición de M. Ol-medo Checa), Málaga, 2003; José BERNAL GYUT, “La costaoccidental de la Provincia de Málaga durante la invasión fran-cesa en la Guerra Peninsular: Marbella, Estepona, Casares yManilva (1808-1813) “, en M. Reder Gadow y E. Mendoza Gar-cía (coords.), La Guerra de la Independencia en Málaga y suprovincia (1808-1814), Málaga, 2005; y de Rafael VIDAL DEL-GADO, Historia de la Guerra de la Independencia en el Campode Gibraltar (Algeciras, 1995). También Gimena y el Campo deGibraltar en la Guerra de la Independencia (Jimena de la Fron-tera, 2004, conferencia inédita publicada en internet).

3. André-Thomas, barón Perreimond (*Vidauban, Var 2-oct-1766 y †Toulon 2-ene-1844). Fue soldado del Regimiento deDragones de Noailles desde agosto de 1785, y fue licenciadoen septiembre de 1790. Reenganchado en octubre de 1792 enel 21º Regimiento de Cazadores a caballo, sirvió en los ejérci-tos del Norte y del Mosela hasta 1796. Capitán en agosto de1793, en abril de 1794 fue nombrado provisionalmente generalde brigada y combatió en Alemania. Reformado desde 1796,se ocupó de algunas misiones de menor importancia hasta queen febrero de 1807 volvió al servicio activo, se incorporó a laGrande Armée (1807-1808), fue oficial de la Legión de Honoren febrero de 1808, y en julio del mismo año fue creado Baróndel Imperio. En noviembre de 1808 fue destinado a Españamandabdo fuerzas de Caballería. Volvió a Francia en junio de1809, sirviendo en lille; pero a finales de septiembre retornó aEspaña, destinado al 4º cuerpo del ejército del Sur, mandandola brigada de Caballería Ligera y otras unidades semejantes.Sirvió en España hasta junio de 1813, en que pasó destinado aItalia. Monárquico declarado, durante la Primera Restauraciónocupó algunos destinos en 1815, y aquel año fue promovido a

mariscal de campo con el grado provisional de teniente gene-ral. Se retiró del servicio en enero de 1816 y fue nombrado te-niente general honorario, y caballero de la Orden de San Luisen 1827. Georges SIX, Dictionnaire biographique des Géné-

raux..., II, págs. 302-303.

4. Malagueño de noble cuna,siguió la carrera militar y en1810 era coronel del Regi-miento de Alcalá. Operó almando de guerrileros en laSerranía, hasta que el 15 dejulio de 1810 fue sorprendidoy derrotado por los imperialesen las alturas de Ojén. Allí ca-yó prisionero y, conducidohasta Málaga, fue fusilado.Emilio de DIEGO y JoséSÁNCHEZ-ARCILLA (dirs.),Diccionario de la Guerra de laIndependencia (Madrid 2011),II, pág. 1741.

5. Según el Conde de CLO-NARD en su Historia Orgáni-ca de las Armas de Infanteríay Caballería Españolas, tomoX (Madrid, 1854), páginas 486y siguientes, el antiguo Regi-miento Fijo de Málaga se des-dobó en dos cuerpos en fe-brero de 1809, quedandoelprimer batallón del núcleooriginal con el mismo nombrey bajo el mando del tenientecoronel don Patricio Kearney,

y organizándose el nuevo en Málaga sobre la base del segun-do batallón del antiguo y bajo las órdenes del teniente coroneldon Francisco Corts. Una vez creado, el 2º de Málaga se ocu-pó de guarnecer Ceuta y los presidios menores, hasta que aprimeros de septiembre de 1811 regresó a la Península.

6. Capturó en Gibraléon a un contrabandista con sus armas,caballo y alijo, que condujo a Sanlúcar de Barrameda. A otrossiete en las playas de Casafuerte, con sus bestias, no obstanteel vivo fuego que para impedirlo dirigió a sus fuerzas el buquecontrabandista El Papa. También capturó al famoso bandoleroAntonio López Maldonado, alias Balero, que había secuestradoa una señora de Málaga. Persiguió a otra partida de contraban-distas durante quince leguas, hasta Vélez Málaga y Almuñécar,recuperando 32 piezas de tabaco y 605.818 reales. Tambiéntomó otras quince piezas de tabaco en la playa de Calaceite;una coracha junto a la torre de Chilches; veintidós más junto ala de Moya; más otras dos y un caballo en las montañas deCantarraiján; más dos corachas de tabaco en Canillas de Albai-da; y un gran número de desertores del Ejército y la Armada.Por todos estos servicios, en 1807 solicitó el ascenso a capitán,con el apoyo decidido del general Reding.

7. Todo lo relativo a su carrera militar consta en su expedientepersonal, conservado en AGM Segovia, 1ª sección (personal),legajo C-2469; y también en la 1ª sección, 3ª división (pensio-nes), legajo 1364, expte. 322.

8. Nacido en Burgo de Osma (Soria) en 27 de febrero de 1790y fallecido en Madrid el 17 de febrero de 1875, fue soldado dis-tinguido (noble) del Regimiento de Voluntarios Numantinos enjulio de 1808, combatió en Cascante y en Bubierca, pasó al Re-gimiento de Sigüenza y se halló en las batallas de Talavera,Ocaña y Medellín (donde cargó contra el enemigo cinco vecesa la bayoneta), ascendió a sargento en 1809, y a cadete en

Los restos del castillo de San Luis en 1955 y en 1957

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1810, pasando al 2º Regimiento de Málaga. Con este cuerpoestuvo en la Isla de León (Cádiz), sitiada por los franceses, yen la guarnición del castillo de San Luis en Marbella, que elenemigo sitió cinco veces, yallí cayó prisionero. Logró fu-garse a su paso por Sevilla,volvió a los Voluntarios Nu-mantinos, y en 1813 combatióen Caspe, en Tortosa y en Pe-ñíscola. Licenciado al términode la contienda, sirvió sucesi-vamente los empleos de escri-bano público de Fresno deCaracena, Soria (1820); decapitán de Voluntarios Realis-tas de Berlanga de Duero(1823); de escribano del Res-guardo de Rentas Reales deCalahorra (1824); de visitadorde rentas de Soria (1824-1828); de visitador de los de-rechos de puertas de Soria(1828); y de escribano real yde rentas de Cervera (1828).En 1833 abrazó el partido delInfante Don Carlos María Isi-dro, por quien combatió comooficial del Batallón de Distin-guidos de Madrid, sirviendoluego, entre 1836 y 1839, co-mo escribano de la Superin-tendencia General de Hacien-da carlista. Se casó tres vecesy dejó varios hijos, de los quese ocupó poco.

9. Jean-Baptiste Breton, lla-mado Berton (*Euilly, Ardén-nes 15-jun-1767 y †fusiladoPoitiers 5-oct-1822), ingresóen la Caballería hacia 1787;combatió en la campaña delNorte (1793-1794), fue capitánen 1795, hizo las campañasde Alemania (1799-1808), y sedistinguió en las batallas de Halle, Lübeck y Friedland. En 1808vino a España como comandante de escuadrón, y en aquelmismo año fue creado barón del Imperio. Luchó en Talavera,Almonacid y Ocaña, en el paso de la Sierra Morena y en las to-mas de Ronda y de Málaga, donde quedó como gobernadordesde agosto de 1811. Más tarde luchó en Antequera, Osuna yCartama. En mayo de 1813 fue promovido a general de briga-da, y tras la derrota en España luchó en Orthez y en Toulouse.Tras la Restauración en 1814 quedó inactivo, pero sirvió el Em-perador durante los Cien Días en 1815, y tras su derrota fuedetenido. Liberado en 1816, se retiró en 1818 pero se alzó con-tra el Rey en 1822, y fue derrotado en Saumur, detenido, pro-cesado y condenado a muerte; condena que fue ejecutada. Ge-orges SIX, Dictionnaire biographique des Généraux..., I, págs.90-91.

10. Jean-Baptiste Noirot (*Port-sur-Saône 26-dic-1768 y†Chassey-les-Scey 18-sep-1826) comenzó a servir en lasGuardias de Corps, y en 1791 pasó a la Caballería y combatiósucesivamente en el sitio de Tolón, expedición a Italia, bloqueode Philipsburg, combate de Salzburgo y batalla de Austerlitz,siendo promovido a general de brigada en 1806. Tres añosdespués vino a España, fue gobernador de Santander y almando de una brigada de dragones luchó en Ocaña y en Alcalá

la Real. Volvió a Francia en 1811, fue creado Barón del Impe-rio, sirvió en la campaña de Alemania, y desde 1813 quedóinactivo, retirándose en 1824. Gegorges SIX, Dictionnaire bio-

graphique des Généraux etAmiraux français de la Révo-lution et de l’Empire (París,1934), II, págs. 259-260.

11. Todo el episodio, inclui-dos los textos intercambiadospor los combatientes, se rela-ta en la Gaceta de la Regen-cia del 8 de junio de 1810.

12. Don Rafael había cele-brado su único matrimonio enMálaga el 27 de febrero de1791 con doña Francisca deOcón y Morilla, nacida en Co-ín (Málaga) el 18 de enero de1763, hija de don Juan deOcón Sepúlveda y Solano,capitán de Marina, y de doñaJosefa Rosalía Morilla y Gon-zález, naturales de Málaga yde Coín respectivamente. Fa-lleció doña Francisca en Ma-drid en 26 de enero de 1839,dejando de su matrimoniocon el teniente coronel Ceva-llos cinco hijos: el teniente ge-neral don Rafael de CevallosEscalera y Ocón (1791-1837), y sus hermanos el co-ronel don Manuel (1793-1836), doña María Dolores(1797-1870), el mariscal decampo don Matías (1800-1865), y doña Encarnación(1803-1842).

13. Jean-Pierre-Antoine Rey(*Puylaurens 21-sep-1767 y†idem 12-ene-1842) fue sol-dado del Regimiento de Bour-gogne desde 1780 y subte-niente desde 1793. Hizo la

guerra contra España (1793-1795) en Cataluña; la campaña deItalia (1795-1796), distinguiéndose en la batalla de Arcole; lade Bélgica (1796-1797), donde fue herido; y las de Austria Pru-sia y Polonia (1805- 1807), luchando en Austerlitz y en Iena.Promovido a general de brigada en 1808, fue destinado a Es-paña y combatió en Talavera (donde fue herido) y Almonacid.Creado Barón del Imperio en 1809, entre 1810 y 1812 operócon la División Milhaud en la serranía de Ronda y después so-bre San Roque y Tarifa, en 1812 fue gobernador de Burgos, yen 1813 combatió en Vitoria y sobre el Bidasoa, en Orthez ypor fin en Toulouse. Tras la Restauración quedó inactivo, se re-tiró en 1825, volvió al servicio en 1830 y se retiró definitivamen-te en 1832.Georges SIX, Dictionnaire biographique des Géné-raux..., II, págs. 361-362.

14. Acabo de tener noticia de que los enemigos están en Mar-bella batiéndose con el Castillo y nuestras tropas, tal vez ven-drán con las mismas ideas que los anteriores. Lo que noticia aV.E. para su inteligencia y gobierno. Casares, 3 de junio de1810. Véase en AHN, Diversos, Colecciones, legajo 94, nº 70.

15. AHN, Diversos, Colecciones, legajo 94, nº 176. Ya el 2 dejulio un jabeque patroneado por Damián Gabarrón, estaba listo

Los restos del castillo de San Luis en 1957recién construido el Hotel El Fuerte

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para conducir hasta Marbella cien mil cartuchos y otras muni-ciones: idem, nº 73.

16. Don Francisco González Peinado (*Arjona, Jaén 9-feb-1776y †Arjonilla, Jaén 17-nov-1820), si-guió la carrera de las armas desde1784 como soldado del Regimientode Caballería de Montesa, hizo laguerra contra la Convención (1793-1795), la de Inglaterra y la de Portu-gal, y fue subteniente en 1802 y te-niente poco después. Patriota en1808, fue ascendido a capitán y en-seguida a comandante, combatió va-lerosamente en el segundo sitio deZaragoza, donde fue herido y cayóprisionero. Fugado, pasó a las órde-nes del Marqués de la Romana y en1809 ascendió sucesivamente a coro-nel y a brigadier de Infantería y pasóa servir en la Serranía de Ronda,donde hizo campañas memorables.En 1811 hizo imprimir en Cádiz un im-portante Manifiesto sobre las campa-ñas realizadas en la Serranía de Ron-da durante los años de 1810 a 1812.Fue elegido diputado suplente por Ja-én a las Cortes de Cádiz en septiem-bre de 1810, intervino mucho enellas, y mantuvo esa representaciónhasta igual mes de 1813. Vuelto Fer-nando VII a España, y siendo decla-rado liberal, quedó retirado en Arjoni-lla. AGM Segovia, 1ª sección(personal), legajo G-3030. FranciscoJ. de MOYA JIMÉNEZ y CelestinoREY JOLY, El Ejército y la Marina enlas Cortes de Cádiz (Cádiz, 1913).Mikel Urquijo Goitia (dir.), DiccionarioBiográfico de Parlamentarios Espa-ñoles. Cortes de Cádiz 1810-1814(Madrid, Cortes Generales, 2010), III, págs. 243-249. SalvadorMARTÍN DE MOLINA, “González Peinado, Diputado por Jaén,y la Guerra de la Independencia”, en Elucidario, 1 (marzo2006), págs. 89-112.

17. AHN, Diversos, Colecciones, legajo 94, números 70 y 73.

18. Don Luis de Lacy y Gauttier (*Limerick, Irlanda 10-dic-1776y †ejecutado Palma de Mallorca 5-jul-1817) fue hijo de don Pa-tricio de Lacy, sargento mayor del Regimiento de Ultonia, y dedoña Antonia Gauthier. Casado en Quimper (Francia) el 13-jul-1806 con doña Emilie-Josèphe-Louise Duguermeur (*Pleuven,Francia 24-abr-1784), autora de El elogio a las mujeres (1820 o1821), reivindicación patriótica de las mujeres desde la viudade Padilla, en el siglo XVI, hasta ella misma. Lacy sentó plazade cadete en el Regimiento de Bruselas en noviembre de 1785,y fue promovido a subteniente de Infantería en octubre de1786. Se halló en la guerra con la Convención francesa en Gui-púzcoa y Navarra desde enero de 1794. En 1802, siendo ayu-dante del Regimiento de Ultonia, por resultado de un proceso acausa de una contienda con el gobernador de Canarias, recibióel retiro con agregación a la plaza de Cádiz. En 1803 pasó alservicio de Francia como capitán. Se hallaba en Madrid de co-mandante de una Legión Irlandesa cuando ocurrió el alzamien-to nacional del 2 de mayo de 1808. Entonces se fugó, presen-tándose a la Junta de Sevilla, que le nombró capitán y pocodespués teniente coronel con el mando del Batallón ligero deLedesma. Ascendió a coronel (enero de 1809), a brigadier (juliode 1809), a mariscal de campo (mayo de 1810) y teniente ge-

neral (abril de 1812). En esta contienda mandó regimiento y di-visión siendo brigadier; fue simultáneamente subinspector deInfantería, jefe de Estado Mayor, comandante general de la isla

de León y general en jefe del Ejérci-to de Cataluña desde junio de 1811;capitán general de Galicia, y generalen jefe de su Ejército de Reserva.En 1813 recibió la gran cruz laurea-da de la Orden de San Fernando.En agosto de 1816 se trasladó decuartel a Andalucía y en noviembrea Cataluña. Allí promovió una cons-piración contra el régimen absolutoy, descubierto, fue preso y sometidoa un consejo de guerra (abril de1817); fue condenado y se le condu-jo en junio al castillo de Bellver (Ma-llorca) donde fue ejecutado. Por realorden de 25 de marzo de 1820 lefueron restituidos todos sus títulos yhonores. Alfonso de CEBALLOS-ESCALERA GILA e.a., La Real y Mi-litar Orden de San Fernando (Ma-drid, 2003), págs. 89-90.

19. AHN, Diversos, Colecciones, le-gajo 94, nº 32. Consta de un oficioenviado por Lacy a Abadía el 12 dejulio.

20. González Peinado no confiabamucho en los voluntarios locales delas Compañías de Estepona y Mar-bella, muy mal instruidas -aquí, se-gún lo advertido, hay mucho númeropara tomar raciones, y a la hora detomar las armas se presentan po-cos, y si el enemigo está al frentese reduce a mucho menos-, y porello solicitó el 9 de julio refuerzos ala Comandancia General del Cam-po de Gibraltar, ya al mando del ge-

neral Abadía: 1000 infantes y 100 jinetes. AHN, Diversos, Co-lecciones, legajo 94, nº 32.

21. AHN, Diversos, Colecciones, legajo 94, nº 32.

22. El acta de ese consejo de guerra se conserva en el expe-diente personal de Francisco González Peinado: AGM Sego-via, 1ª sección (personal), legajo G-3030, y fue publicada por élen su Manifiesto de 1811. Se invitó también a dicho acto al bri-gadier don Ambrosio de la Cuadra, que al frente de 1500 solda-dos se estaba embarcando, pero este jefe se negó a asistir ysalió de Marbella con sus tropas en cuanto estuvieron a bordode los transportes. Ya el dia de la víspera, el brigadier Cuadra,convencido de que la Serranía estaba definitivamente perdida,y de que era muy mala cosa esto de hacer la guerra a lo Empe-cinado, aconsejó el abandono inmediato de la plaza, e inclusointentó forzarlo proponiéndose repartir entre sus hombres losvíveres del castillo, lo que impidió decididamente el gobernadorCevallos.

23. AHN, Diversos, Colecciones, legajo 94, nº 32.

24. AHN, Diversos, Colecciones, legajo 94, nº 32.

25. El resumen de este cuarto sitio, en los partes del generalLacy al general en jefe, publicados en la Gaceta de la Regenciadel 14 de agosto de 1810.

26. Idem.

27. Según Oliva y Bernal, en sus obras citadas.

Estado actual de los restos del castillo marbellí deSan Luis, ante el Hotel El Fuerte:

consolidados, convertidos en un pequeño museo,y completamente cubiertos de plantas trepadoras

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28. Andrew Thomas Blayney, XI Baron Blayney y Par de Irlanda(*30-nov-1770 y †8-abr-1834) fue jefe del 89º Regimiento a Pié,cuyos hombre fueron apodados los Blayney’s Bloodhounds’.Tras la jornada deFuengirola quedó pri-sionero de los france-ses hasta el final de laguerra. Sin duda du-rante esa etapa escri-bió su Narrative of aForced Journey th-rough Spain and Fran-ce as a Prisoner ofWar in the Years 1810to 1814 (London,1814). Tras la guerrafue miembro del Par-lamento.

29. Gazeta de Madrid del 7 de noviembre de 1810. Conde deTORENO, op. cit., pág. 177. Juan PRIEGO LÓPEZ, op. cit.,págs. 321 y ss.

30. AHN, Diversos, Colecciones, legajo 94, nº 19.

31. Horace Sebastiani de la Porta (*Porta, Córcega 17-nov-1772 y †París 20-jul-1851).Subteniente del Regimiento de Vinti-mille en 1789, sirvió en el ejército de los Alpes; en el de Italia(1795-1799), donde fue herido, distinguiendose en las batallasde Arcole y de Marengo; en Turquía y en Egipto. Promovido ageneral de brigada en 1803, sirvió en Holanda, entró en Viena,fue herido en Austerlitz, y ascendió a general de división en1805. Embajador en Turquía (1806), defendió Constantinoplacontra los ingleses y en 1808 fue enviado a España. Combatióen las batallas de Talavera, Almonacid y Ocaña, y fue creadoConde del Imperio en 1809. Después se halló en la conquistade Andalucía (1810) y tomó Granada y Málaga. En 1811 volvióa Francia, y al año siguiente hizo con la Grande Armée la cam-paña de Rusia, y en 1813 la de Alemania, siendo herido de unbote de lanza en la batalla de Leipzig. Tras la derrota de Water-loo defendió París. Desde 1819 fue diputado, en 1830 fue mi-nistro de Marina, en 1832 ministro de Asuntos Exteriores, en1834 embajador en Nápoles, en 1835 embajador en Inglaterra,y por fin en 1840 fue creado mariscal de Francia. Está enterra-do en los Inválidos, y su nombre figura inscrito en el Arco delTriunfo. Georges SIX, Dictionnaire biographique des Géné-raux..., II, págs. 441-442.

32. La evacuación se hizo bajo el camino cubierto que se habíaabierto hasta la playa y el mar, sin dejar atrás a un solo hom-bre, todos los heridosy prisioneros incluidos, salvo el cabo Mi-guel Hilario, que junto a otros cuatro artilleros se quedó allí pa-ra clavar los cañones y hacer las últimas voladuras. Mientrastanto, los franceses, ignorantes de todo ello, mantuvieron elfuego hasta las once de la noche, cuando ya hacía horas queno quedaba dentro del fuerte ninguno de los defensores. Asíconsta en los partes publicados en la Gaceta de Madrid (josefi-na) del 9 de enero de 1811, y en la Gaceta de la Regencia del12 de enero de 1811.

33. AHN, Diversos, Colecciones, legajo 94, nº 32. Se conservaademás sobre aquellos hechos el relato de otro de los defenso-res, don Juan Rodríguez de la Torre, entonces subteniente delRegimiento de la Reina, pero fue redactado muchos años des-pués, en 1853, cuando ya era brigadier y residía en La Habana:está en AHN, Diversos, Colecciones, legajo 137, doc. 81. Esteinteresante relato viene a corroborar, punto por punto, el partede guerra que tras el sitio dio el sargento mayor Cevallos.

34. Deo-Gratias-Nicolas Godinot (*Lyon 1-may-1765 y †Sevilla27-oct-1811), ingresó en la Caballería como soldado en 1787,

fue capitán en 1792, sirvió en los ejércitos del Mosela, Alema-nia, el Danubio, Helvecia e Italia (1799-1811), y durante esascampañas fue herido de bala seis veces, algunas de ellas de

gravedad. En 1805 fuepromovido a general debrigada, y en 1806 reci-bió las insignias de co-mandante de la Legiónde Honor; mientras tan-to combatía en Alema-nia a los austriacos. Enenero de 1808 vino aEspaña, fue comandan-te del Retiro madrileñoy de la plaza de Burgos,y aquel mismo año fuehecho barón del Impe-rio. Combatió en Almo-nacid y en la conquista

de Andalucía, y en 1811 ascendió a general de división. Tomóel campo de San Roque, pero fracasó en su intento de tomarGibraltar y Tarifa, y tras ser reconvenido vivamente por su jefeel mariscal Soult, se mató pegándose un tiro en la cabeza. Ge-orges SIX, Dictionnaire biographique des Généraux..., I, págs.509-510.

35. Relación histórica de los méritos y servicios que ha hechoal Rey y a la Nación el Regimiento de Infantería de Castropol,desde 17 de junio del año 1808 en que fue creado, hasta el de1815 (Oviedo, Pedregal y Cía., 1817). Juan Evaristo CASARIE-GO, La Asturias guerrera (Oviedo, 1977).

36. El general Marqués de las Cuevas del Becerro, comandan-te general de la División de Vanguardia del Cuarto Ejército, alinformar al general en jefe de estos hechos, expresó que a pe-sar del fuego vivísimo que por las aspilleras sufría el Regimien-to de Sigüenza, éste se adelantó en orden de batalla con unaserenidad admirable de que hay pocos ejemplos. También lecita elogiando su bravura el Conde de TORENO, op. cit., pág.93.

37. Carlos CUBRÍA SAN JORGE y Luis TERRÓN PALMA,“Bornos: una derrota inesperada”, en la revista de historia mili-tar Ristre Napoleónico, 3 (mayo-junio 2004), págs. 22-31, enque hacen mención expresa de la actuación heroica de Ceva-llos.

38. Su partida de defunción (copiada en AHN, Órdenes Milita-res, Calatrava, expte. 388 moderno, de su bisnieto el Marquésde Cabriñana) dice así: El Dr. Don Gregorio Pérez de Arce,sustituto del Teniente Vicario General del Cuarto Ejército, Ca-pellán Mayor de él e interino del Batallón del General en Gefeel Exmo. Sr. Don Francisco de Vallesteros, certifico que en elLibro Parroquial de Finados a mi cargo se halla, al folio 4 vuel-to, la Partida siguiente: En la Batalla y campo de Guadalete, alfrente de la Villa de Bornos, día 1º de Junio de 1812, falleció enla misma acción el Teniente Coronel Don Rafael Cevallos Esca-lera, Comandante del Batallón de Granaderos del General delCuarto Ejército, no testó ni pudo ser enterrado con la solemni-dad correspondiente por quedar en el campo enemigo (firmadoy rubricado).

39. AGM Segovia, 1ª sección (personal), legajo C-2469; y 1ªsección, 3ª división (pensiones), legajo 1364, expte. 322. Elacuerdo de las Cortes aparece en la Gaceta de Madrid del 25de agosto de 1813. El Conde de TORENO, op. cit., pág. 94, lecita expresamente al describir su heroísmo. Marqués de CA-BRIÑANA, Una familia de héroes (Madrid, 1920), págs. 138-140.

40. Esta misiva se conserva en poder de la familia del Inmortal.

Firma y rúbrica del teniente coronel don Rafael de Cevallos Escaleraen un documento datado en 1807

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Bien sabido es que durante la gran crisis nacionalde la guerra de la Independencia, surgieron por doquierciudadanos preocupados por el estado de las Españas, ala manera de los arbitristas que fungieron tanto un siglo ymedio antes, en los días de la llamada decadencia es-pañola (en los reinados de Don Felipe IV y DonCarlos II).

Estos buenos españoles literalmen-te bombardearon a las autoridades fernan-dinas -la Junta Suprema Central, la Re-gencia, las Cortes Generales- con multitudde propuestas y proyectos para mejorar elgobierno y la administración pública. Y al-go parecido ocurrió con los españolesafrancesados, muchísimos de los cualesfueron hombres de buena fe y verdaderospatriotas.

Uno de aquellos patriotas fernandinos fuedon José Brun e Isasi, tesorero de la provincia marítima deCádiz e intendente honorario de provincia, a la par que ca-ballero de la Real Maestranza de Caballería de Ronda(desde 1790). De Brun no es mucho lo que sabemos: naci-do en Cádiz, seguramente hijo de don Agustín Brun y Herk(Herque), capitán de Infantería, caballero de la Orden deSantiago (1779) y maestrante de Ronda (1788), antiguoalumno del Real Seminario de Nobles (1760). Entró donJosé desde joven a servir en la Real Hacienda, en la quealcanzó puestos relevantes en Cádiz y su provincia, y en1792, siendo ya tesorero de la Aduana gaditana, se casócon doña Josefa Langton y Dillon. En los periódicos de laépoca de la guerra lo hallamos a veces, tanto participandoen asuntos profesionales -papel sellado, lotería, etcétera-,como políticos -fue declarado constitucionalista, y asiduosuscriptor de manifiestos-. En 1813 promovió y logró la pu-blicación de una obra que recogiese los retratos de los másafamados caudillos de la España patriota(1).

El tesorero Brun dirigió a la Junta Suprema el 4 defebrero de 1809, desde Cádiz -aún libre del asedio de losfranceses-, en escrito en que expresaba cómo

lleno su corazón del más acendrado patriotismo, y con-siderando los inmensos gastos que son necesarios alEstado en las presentes circunstancias, y que el aho-rrarle algunos sería uno de los más importantes servi-cios a la Patria, ha meditado la fundación de una Ordende Hospitalarios de Fernando Séptimo, compuesta dela Nobleza y Clero de Andaluzía...

con el fin de mantener en Cádiz el Hospital del Ejército y laArmada.

Proseguía su escrito el señor Brun glosando losbeneficios económicos de su proyecto, aclarando que seinspiraba en los principios y actividades de la célebre Or-den de San Juan de Jerusalén y la famosa Teutónica... quese atraxeron la admiración y recomendación públicas...

Prevenía el arbitrista que la ambición y el luxo, quesuelen corromper la bondad de semejantes fundaciones,no tuvieran lugar en la que había meditado, puesto que, sinpoder aspirar sus caballeros a encomiendas, puestos ni

rentas, su ocupación quedaría limitada a mantener yasistir a los enfermos, sin otra distinción que las

insignias. De este modo, la Orden solo seríagravosa al que lleve las señales.

A su escrito de propuesta de estableci-miento de la nueva Orden, acompañabaBrun un Plan muy detallado y hasta proli-jo, extendido a lo largo de 27 folios, cuyoresumen y glosa haré a continuación.

La nueva Orden de Caballeros Hospitala-rios de Fernando Séptimo tendría por obje-

to relevar al Estado de lo que gasta en Cádizpara mantener el Hospital del Exército y Arma-

da, y asimismo a las demás Provincias, para queestableciéndola a su exemplo quede libre para siempre elErario de una carga tan considerable.

La Orden se pondría bajo el patronato de San Fer-nando y de San José. En tales días, en los del Santo delRey, y en Jueves y Viernes Santos, la Orden vestiría de ga-la y asistiría en cuerpo a la misa o a los divinos oficios.

El Rey Don Fernando, ausente y cautivo en Fran-cia, sería declarado Gefe Supremo de la Orden, y en loeclesiástico el Patriarca de las Indias, con título de Prior -representado en Cádiz por su teniente vicario-. Y ademáshabría en ella las dignidades siguientes: un Administrador,un Contador, un Tesorero, un Secretario, un Fiscal y doceEnfermeros. En la parte eclesiástica, un Cura Mayor (ads-crito a la Catedral) y seis Curas Menores, y además docePenitenciarios (que alternarían con los caballeros en el cui-dado de los enfermos). Todos los cargos serían electivos.

La Orden estaría formada por la Nobleza y el Clerode Cádiz y su provincia. Cada uno de los caballeros laicosse obligaría solemnemente a mantener a un enfermo -unacama hospitalaria, diríamos hoy-, por tiempo de doce años,y a razón de 8 reales de vellón diarios ; entregando al con-tado el total de 35.040 reales o bien por mesadas, pero ental caso hipotecando el capital comprometido-. Además,los caballeros estarían también obligados, por turnos desemanas, días u horas, a dar los alimentos a los enfer-mos, a asistir a las curas, a administrarles las medicinas,

En cambio los caballeros eclesiásticos nada abo-narían en metálico, pero quedaban obligados a la asisten-cia espiritual y física de los enfermos.

Los primeros cien caballeros laicos no estarían su-jetos a la necesidad de hacer y presentar probanzas de no-bleza; pero los que siguiesen las harían semejantes a lasde la Orden Militar de Santiago, aunque relevados de losgastos y dietas anejas a esa clase de procesos. Es decir,que probarían la nobleza, legitimidad, cristiandad y limpieza

DE RE CABALLERESCA

L A N O N ATA O R D E N D E L O S C A B A L L E R O S H O S P I TA L A R I O S D E F E R N A N D O V I I E N 1 8 0 9

por los Dres. D. Alfonso de Ceballos-Escalera Gila y D. Francisco Trullén Gálvez

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de sangre de sus padres y de susabuelos paterno y materno. Quienesya perteneciesen a otra de las Ór-denes españoles, estarían releva-dos de hacer y presentar tales pro-banzas.

No conocemos el diseño dela cruz insignia de la Orden, presen-tado por Brun junto con su Plan; pe-ro sí que se luciría pendiente delojal de la casaca mediante una cintade moaré de seda de color morado;y que se distinguía claramente decualquiera de las cruces de las Ór-denes Militares, para evitar disgus-tos y competencia. También vestirían, en los días de cere-monia y gala, un uniforme privativo, inspirado en el antiguotraje español; y otro más sencillo para los días de diario, to-do según modelos que envió a la Junta Suprema. Los ca-balleros eclesiásticos usarían esa insignia pero a modo deplaca, sobre la muceta y el traje talar, que tendría algunaspeculiaridades en los altos cargos de la Orden.

La idea de Brun era constituir la nueva Orden alalcanzarse el número de cincuenta caballeros, y preveíaque el número total llegaría hasta los trescientos. Lográn-dose así reunir la crecidísima suma de diez millones y me-dio de reales, que permitirían sufragar los gastos ordinariosdel Hospital militar gaditano durante los previstos doceaños. Y en caso de catástrofes o epidemias imprevisibles,los caballeros recurrirían al crédito, o incluso pedirían públi-camente limosnas. Y, en el caso de que quedase exceden-te de las rentas, este se destinaría exclusivamente al soco-rro de viudas pobres y huérfanos de militares. Todas lascuentas anuales se harían públicas.

La Orden buscaría el sitio y casa proporcionadospara iniciar sus trabajos, y solo cuando estuviese en estadode perfección se trasladaría al edificio que ya tenía desti-nado Su Majestad para tal Hospital militar. El sueldo y ho-norarios de los médicos y facultativos continuaría estando acargo del Rey.

Conforme a sus principios, la Orden no otorgaríaencomiendas con rentas, ni pagaría otro sueldo que el desus criados inferiores (los empleados en la cocina, limpiezay aseo). Ya he dicho que la asistencia física y hospitalariade los enfermos quedarían al cargo directo de los propioscaballeros.

El proyecto preveía que, durante sus doce prime-ros años de vida, la Orden habría recaudado rentas sufi-cientes como para perdurar; pero en caso contrario Brunconsideraba que debía suprimirse pero permitiéndose asus individuos el uso de las insignias hasta su muerte.

Un Apéndice anejo al Plan de Brun expresaba pormenor los medios de atraerse los donativos previstos, es-pecialmente a través del atractivo que representaban eluniforme e insignias de la nueva Orden, distintivos tan gra-tos a las élites hispanas -y europeas- de aquella época.Porque el buen Brun pensaba que era muy convenienteque los españoles se distinguiesen de los invasores hastaen el traje, y que una vez libres del yugo francés y con suDeseado repuesto en el trono de sus mayores, volviesen asus buenas tradiciones antiguas, simbolizadas por el traje a

la manera antigua española, es de-cir severo, de paño negro, con golillay puños blancos, calzón corto y me-dias:

trage, en fin, que nos distinguirá portodas partes del de los monstruosmás abominables de la Tierra, aquienes por desgracia imitamos tan-tos años, con tal entusiasmo que esun verdadero milagro el que siguien-do ...rosamente sus usos y costum-bres, no hayamos llegado a corrom-pernos como ellos. No lo es menosel que un impulso verdaderamenteeléctrico, nos haya en un momento

quitado la venda que nos cegaba, y podamos sin ilusiónmirarlos con la abominación y horror que merecen susinauditos y criminales procedimientos. Ya que llegó elmomento de conocerlos, debemos, gloriándonos de serEspañoles, procurar diferenciarnos de ellos, con tantoesmero como tuvimos antes en ridiculizarnos con susmodas.

Para difundir el uso del antiguo traje español, re-prestigiado a través de esta Orden, Brun proponía que seconcediese a la propia Orden el privilegio exclusivo de con-ceder las autorizaciones para vestirlo, a razón de 20 pesos,allegando de ese modo nuevos ingresos a sus arcas, desti-nados a sufragar los gastos del Hospital militar gaditano.Los contribuyentes, por su parte, adquirirían con el traje lanota de buen Patricio y amante del Estado. El ciudadanoBrun estimaba ingenuamente en medio millón de personasde la Península las que solicitarían tal licencia de uso, cu-yas contribuciones sumarían 150 millones de reales, cifraque permitiría mantener y curar en el Hospital militar gadita-no a no menos de 1669 enfermos. A cuyos privilegiados po-drían sumarse otros tantos españoles de las Américas, queduplicarían la cifra estimada de los donativos.

Además, a todos ellos se les asentaría en un libroespecial de la Orden, y se les expediría un certificado otor-gándoles el título de Buenos Patricios y Fieles Vasallos deFernando Séptimo, con el anejo privilegio de aumentar ungrado más de nobleza a el que sea noble, y a el Pleveyo sele considere como cimiento de ilustración y le sirva de privi-legio para libertarse de castigo afrentoso en caso de delitoque lo merezca(2).

Es lástima que el proyecto de don José Brun e Isa-si no llegase a prosperar, pues ciertamente la nueva Ordenhubiera podido nacer y desarrollarse, y hasta cumplir en al-guna parte los loables fines que se proponía. Pero no tengoduda de que esta clase de iniciativas tendrían cierto eco,tanto en la inmediata creación en Cádiz de la Orden Nacio-nal de San Fernando (1811), como en la posterior Real yBenemérita Institución de Caballeros Hospitalarios de SanJuan Bautista (1875), también gaditana.

N O T A S

1. AHN, FC-Mº Hacienda, legajo 508, expte. 1263 (licencia matri-monial). Gaceta de la Regencia, Gaceta de Madrid, Diario de lasSesiones de Cortes, etcétera.

2. De todo cuanto antecede se conservan los documentos atinen-tes en AHN, Estado, legajo 51, A (papeles de la Junta SupremaCentral Gubernativa del Reino).

Cádiz en la época de la francesada

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De muy pococonocido puede cali-ficarse el hecho de quehubiera fungido en laSevil la josefina unaorganización secreta,dedicada a la sub-versión y el espionajeen favor de la causapatriota. Ello a pesar delas veintitantas páginasque le dedicó el his-toriador sevillano Joséde Veli l la Rodríguez(1847-1904) en suopúsculo El Santo Con-greso Hispalense 1810-1812. Carta abierta al señor donManuel de Jesús Guisado (en el Boletín de la RealAcademia Sevillana de Buenas Letras: Minervaebaeticae, 4, 1899, páginas 115-128); de que poco antes,también Guisado había dado a la luz su versión de loshechos, en su folleto ¿Quién fue el Conde de Tóxar?(Sevilla, 1894), y de que pocos años después el mismoGuisado publicase el documento íntegro de su abuelo,“Don Joaquín de Tóxar, documentos justificativos de sulealtad patriótica y méritos que contrajo durante la RealAcademia de la Historia” (Boletín de la Real Academiade la Historia, LXIII, 1908, págs. 265-337). TambiénFelicidad Loscertales Abril menciona el suceso en su“Historia política y militar de Sevilla en los primerosquince años del siglo XIX” (Archivo Hispalense, 1963).Con todo, como digo, estos textos apenas nos permitenatisbar tan interesantes hechos.

Y además, la versión de Veli l la está algodistorsionada, ya que se basó en la lectura de un relatomanuscrito que en forma de información ad perpetuamhecha a finales de 1812, dejó uno de los protagonistas,don Joaquín de Tójar, y que en 1899 conservaba sunieto Manuel de Jesús Guisado. Según tal relato -queconocemos original e íntegro merced a su publicaciónen el BRAH-, tras la entrada de José en Sevilla, el 1º defebrero de 1810, todas las autoridades y fuerzas vivasde la ciudad le rindieron pleitesía, prometiendo el Intrusotoda clase de beneficios a quienes acataran suautoridad. Pero como buena parte de la población senegó a ello, muy pronto dio comienzo una fierarepresión de los patriotas, dirigida por José Echevarría,comisario general, por mano de Miguel Ladrón deGuevara, alguacil mayor.

Según el relato de Tójar, el director de laorganización fue don José González Cuadrado, oficial

de escribanía, bajo elalias de El Mayoral; trascuya ejecución lehabría sucedido en elmando el propio Tójar(alias Cayetano). Losmiembros conjuradoshabrían superado elnúmero de sesenta, yde entre ellos mencionaa don Lope de Olloqui(afrancesado aparente,e incluso receptor de laOrden Real de Es-paña); a don JoséGonzález Pinto, abo-

gado de los Reales Consejos y corregidor de Espera; adon Antonio Rodríguez de la Vega, comandante de laCompañía de Escopeteros; a don Luis María de OrtegaMorejón, director de Hospitales Militares; a don ManuelXiménez de Cartes; a don Antonio Muñoz de Ribera,agente de negocios; a don Vicente Ferrer, teniente deCaballería a las órdenes del Marqués de la Romana; y adon José María de la Oliva, maestro sedero. Losconspiradores solían reunirse con gran secreto en casade María Morales, calle de Bancaleros (hoy de GonzálezCuadrado); o en la de Juan de Ojeda, calle de laMacarena.

En dicha información, Tójar relató los trabajosmeritorios del Santo Congreso, sus viajes, susaventuras, sus comunicaciones con la Junta Supremarefugiada en Ayamonte y con la Regencia gaditana y losgenerales de Castaños, Ballesteros y Morillo. Y es desuponer que así hubiese ocurrido. También relató Tójarla extraña conspiración fraguada en Sevilla para lograrla independencia de Andalucía (sic), y el proyecto delvehemente González Cuadrado de llevar a cabo elasesinato del mariscal Soult y el levantamiento generalde los sevillanos contra la ocupación francesa, enseptiembre de 1810, del que los más prudentes de entrelos conjurados pudieron disuadirle, considerando susescasas probabil idades de éxito, y las terriblesconsecuencias que acarrearía el fracaso.

Un suceso fortuito, la detención de BernardoPalacios en Bollul los por el infame soplón JoséAvendaño, alias Pantalones, y el cabo Gomila (ambosintegrantes de una partida afrancesada capitaneada porGabriel Gallo), cuando portaba pliegos para Ballesteros,puso en grave peligro a toda la organización. Palacios, aruegos de su mujer y creyendo que así salvaría la vida,delató al director González Cuadrado. Pero para fortuna

DE RE PREMIAL

E L S A N T O C O N G R E S O H I S PA L E N S E :R E S I S T E N C I A Y E S P I O N A J E PAT R I O TA S E N L A

S E V I L L A O C U PA D A P O R L O S F R A N C E S E Spor el Dr. Vizconde de Ayala, Numerario de la Academia Andaluza de la Historia

Vista de la Sevilla decimonónica

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de los demás involucrados, este se mostró firme yentero, y rechazó cualquier delación, a pesar de lasamenazas de muerte, y contestó que dos hombres nadaimportan en el mundo, y salvan a muchos buenos.

Pero el caso es que, descubierta así la conjura,las autoridades afrancesadas detuvieron a 21 patriotas,que fueron juzgados el 8 de enero de 1811 por unacomisión militar, pero bajo la duralegislación republicana francesa. Entreellos don José González Cuadrado,cinco arrieros, cinco obreros, dosenfardeladores, un mozo de tienda, otrode botica, un pintor, un sastre, unlabrador, un pasamanero, un tirador deoro (Bernardo Palacios), y dos mujeres(Ana Gutiérrez, esposa del último, yMaría de la Soledad). Como vemos,todos ellos pertenecían a las clasespopulares.

La sentencia fue instantánea, yel 9 de 1811 a las dos de la tarde fueronejecutados en la plaza de SanFrancisco sevillana González Cuadradoy Palacios. Cien de los conjuradosintentaron su salvación in extremis,rescatándoles al pie del patíbulo, perohubieron de desistir ante el aparato defuerza militar francesa dispuesta paragarantizar la seguridad del triste acto.En todo caso, la memoria de losmártires fue honrada con la declaraciónde beneméritos de la Patria en 1813 y1815, respectivamente.

Muerto el Mayoral, los conjurados se abatieronmucho y hasta se dispersaron durante algún tiempo.Solo a partir de abril de 1812, próximas ya a Sevilla lasavanzadas españolas, volvieron a reunirse y a trabajarpor la santa causa. Por fin, el 27 de agosto de aquel añode 1812, los franceses salieron de Sevilla para siempre,y entonces los conjurados tomaron las armas y leshostilizaron en las calles, impidiendo con su valerosaacción que los franceses pudieran cortar del puente debarcas que comunicaba la ciudad con Triana, por dondeentraron los soldados del general don Juan de la CruzMourgeon. Y aún tuvieron una última satisfacción enaquella terrible campaña: la de ver patalear en la horcaal vil policía josefino Miguel Ladrón de Guevara, el 19 deagosto de 1813 -su cadáver fue luego descuartizado, ylos restos expuestos en el camino de Castilleja-.

El fel iz y reciente hallazgo de nuevosdocumentos, me permite ofrecer aquí nuevas noticiasacerca del Santo Congreso Hispalense. Se trata delexpediente de gracias y mercedes que el Rey DonFernando VII concedió a muchos de los congresistas en22 de junio de 1815, a instancias del teniente generaldon Francisco Ballesteros(1). Un expediente que seconserva en en el Archivo General Militar de Segovia, 2ªsección, 12ª división, legajo 89.

El 13 de abril de 1815, y obedeciendo una realorden por la que el monarca demandaba noticias de

aquellos patriotas que se hubiesen distinguido durantela invasión francesa, el teniente general don FranciscoBallesteros, antiguo general en jefe del 4º Ejército y porentonces capitán general de los cuatro reinos deAndalucía y sus costas, en su expresa cualidad de

Ynstalador y Presidente del Sacro CongresoHispalense establecido en aquella capital con el

objeto de proporcionar recursos parasus tropas, animar y sostener elespíritu público, establecer el con-veniente espionage para el mejor éxitode las operaciones mil i tares, ypromover la deserción de los Cuerposjuramentados que servían al Reyintruso,

remitió una relación pormenorizada decasi sesenta miembros del extinguidoSacro Congreso Hispalense. Propuestareiterada el 5 de junio siguiente ytramitada a través de la Secretaría deestado y del despacho de Marina, conla que el Rey se ha conformadoenteramente, o sea concediendo lospremios solicitados con fecha de 22 dejunio del mismo año -aunque conalguna merma, como veremos-.

Esta interesantísima relación degran parte de los congresistas, susocupaciones, sus méritos y suscorrespondientes recompensas, esliteralmente como sigue, poniendoentre corchetes la gracia obtenida -o

negada-, según documentos del mismo expediente:

1. D. Francisco Olazabal, Vice-Presidente, Regidor deSevil la, la Cruz supernumeraria de Carlos 3º.[Concedida].

2. D. Francisco Carbonell, Consejero que fue deGuerra, la Cruz, y que interin se le coloca se le dé elsueldo o una Regencia de Chancillería [Concedida laCruz].

3. D. Rafael Giles, Cura Párroco de Triana. La Cruz, yascenso en su carrera [Está todo tachado].

4. D. Onésimo Ruiz Martínez, Teniente 2º de Sevilla.Plaza supernumeraria en la Chancillería de Granada,con opción a la primera vacante, en atención a susdistinguidos servicios patrióticos, y a los 25 años deJudicatura [Concedida la Cruz de Carlos III].

5. Don Juan García de Neyra , Secretario delCongreso, y del Ayuntamiento de Sevilla. La Cruz [Estátodo tachado].

6. D. Ramón Valladolid, Administrador General deRentas de la Provincia de Jaén. Ascenso en su carreray la Cruz, en consideración a haber desempeñado laprincipal parte de la Empresa, a sus profundosconocimientos y patriotismo a toda prueba [Concedidala Cruz, y que se le tenga presente].

7. D. Juan de Dios Ruiz Morales, Comisario de Guerrade Marina. La Cruz, y ascenso en su carrera por sus

El General Ballesteros, fundadordel Santo Congreso Hispalense,(busto en bronce sobre su tumbadel cementerio parisino del Père

Lachaise)

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brillantes srvicios e importantísimas comisiones que hadesempeñado, y ser además uno de los principales dela Empresa [Que se le destine a Rentas, conforme a suclase y mérito].

8. D. José Rech,ex-Diputado a Cor-tes. Honores deC o m i s a r i oOrdenador o deGuerra [honoresde comisario deguerra].

9. D. CelestinoS á n c h e z ,Canónigo de Se-villa. La Cruz [Con-cedida]

10. D. FernandoFreire, vecino deAlcalá. La Cruz[ C o n c e d i d a ] .Consta tambiéncomo Francisco.

11. D. Juan Calvo, Capitán de Caballería retirado. LaCruz, y el sueldo de su retiro [Concedida la Cruz].

12. D. Rafael Hernández. Murió.

13. Fray Fermín Núñez, Religioso en el Pópulo deSevilla. Honores de Predicador de S.M. [Que se leatienda en su carrera].

14. D. Cayetano Jumilla, Comisario de Guerra. LaCruz, o ascenso en su carrera [Está todo tachado].

15. D. Francisco Vélez, Rector del Colegio de Santiagoo del Sacro Monte de Granada. La Cruz, o una piezaeclesiástica correspondiente [Concedida la Cruz].

16. D. Francisco Abril y Mesa, Vicario Eclesiástico deCastillo de Locubín. La Cruz [No consta en la relaciónde gracias concedidas].

17. D. Antonio de Barcia, vecino de Córdoba. La Cruz[No consta en la relación de gracias concedidas].

18. D. Martín de Cabrera, vecino de Utrera. La Cruz[Concedida]. Aparece también como Francisco.

19. D. Julián Moreno, vecino de Aznalcollar. La Cruz[Concedida una carta de gracias].

20. D. Vicente José Vázquez, Intendente Honorario deEjército. Que se le atienda con preferencia en sussolicitudes [No consta en la relación de graciasconcedidas].

21. D. Diego López, Presbítero de Coín. La Cruz[concedida una carta de gracias, y que se le tengapresente para sus adelantos en su carrera].

22. D. Clemente Clavijo, ex-Corregidor de Ubrique. LaCruz [No consta en la relación de gracias concedidas].

23. D. Francisco Piñeres, Subdelegado de las NuevasPoblaciones del Prado del Rey. La Cruz [concedidacarta de gracias, y se le tenga presente para su carrera].

24. D. José Roque Marmolejo, Teniente de Sevilla.

Que se le atienda en sus pretensiones [Concedido].

25. D. Celestino Molina, Oficial de la Dirección Generalde Provisiones. Que se le ascienda y atienda con

preferencia en sussolicitudes [Con-cedida carta degracias].

26. VicenteLetona, Adminis-trador de las Re-ales Minas deRiotinto. Honoresde Comisario Or-denador [Conce-didos honores decomisario de gue-rra].

27. D. AntonioVillarreal y Sa-nabria, Juez quefue de PrimeraInstancia de Car-taya. Una Judica-

tura correspondiente a sus distinguidos servicios yantigüedad en su carrera, o la de Cartaya [No consta enla relación de gracias concedidas].

28. D. José de Téllez, ex-Juez de Represalias deCádiz. Una de las Judicaturas vacantes en Sevilla, enatención a sus dilatados y extraordinarios servicios, y ensu defecto otra correspondiente a su clase ycircunstancias [No consta en la relación de graciasconcedidas].

29. D. Pedro José Corbo, Presbítero. Una pensiónsobre espolios y vacantes del Obispado de Granada, uen otro del Real Agrado, interin se le coloca en beneficioeclesiástico proporcionado a sus relevantes servicios[Concedida carta de gracias, y que se le atienda en sussolicitudes].

30. D. Antonio Ximeno de Llano, vecino de Sevilla. Undestino proporcionado a sus calidades y distinguidosservicios patrióticos, y que para ello se atienda conpreferencia por el Intendente de Sevilla [Concedidacarta de gracias, y que se le atienda en sus solicitudes].

31. D. Diego Antonio Montero, Juez de 1ª Instanciaque fue de Utrera. La misma Judicatura, si estuviesevacante, u otra de igual clase [Concedida carta degracias, y que se le atienda en sus solicitudes].

32. D. Juan Raya, Secretario del Ayuntamiento deSevilla. Una recomendación de preferencia en sussolicitudes [Concedida carta de gracias, y que se leatienda en sus solicitudes].

33. D. Juan Sarramián, Comisario de Guerra. Que se leatienda en sus solicitudes [Concedida carta de gracias,y que se le atienda en sus solicitudes].

34. D. Andrés Rosi, vecino de Sevilla. Que se leatienda con preferencia en destino correspondiente, y asu hijo para la carrera militar [Concedida carta degracias, y que se le atienda en sus solicitudes].

Don José González Cuadrado, alias El Mayoral,y don Bernardo Palacios Malaver, miembros del Congreso Hispalense

ejecutados por los franceses en Sevilla el 9 de enero de 1811

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35. D. Mateo Romero, vecino de Sevilla. Que elIntendente de Sevilla le atienda con preferencia en suspretensiones [Concedida carta de gracias, y que se leatienda en sus solicitudes].

36. D. Juan Granados ,vecino de Sevilla. La Cruz[No consta en la relación degracias concedidas].

37. D. Joaquín Tóxar, vecinode Sevilla. Que se atienda ensus solicitudes [Concedidacarta de gra-cias, y que se leatienda en sus solicitudes].

38. Fray Pedro Muñoz ,vecino de Sevil la. Unamoderada pensión en es-polios y vacantes de aquelObispado [Concedida cartade gracias, y que se leatienda en sus solicitudes].

39. El Padre Aquilino. Murió.

40. D. Melchor deValdivielso, Arcediano de Sigüenza. Que se le atiendacon preferencia en sus solicitudes que entable, conrespecto a sus buenos servicios [Concedida carta degracias, y que se le atienda en sus solicitudes].

41. D. Antonio Marín, Oficial de la Contaduría deExército de Sevilla. Honores de Comisario de Guerra[Concedida carta de gracias, y que se le atienda en sussolicitudes].

42. D. Álvaro Gayol, Canónigo de la Colegiata dePravia, y Capellán del Regimiento de Málaga. Que enatención a sus extraordinarios y patrióticos servicios, yal estado en que la injuria de las circunstancias lo hanreducido durante la ocupación enemiga, se le coloqueen una pieza eclesiástica de las Catedrales deAndalucía [Concedida carta de gracias, y que se leatienda en su carrera].

43. D. Manuel de la Lastra, Teniente Coronel graduado.El grado inmediato, por sus distinguidos y exemplaresservicios [Concedida la Cruz de Carlos III, pero estátodo tachado].

44. D. Francisco de Vega, Oficial de Provisiones deÉcija. Que se le atienda en sus pretensiones [Concedidacarta de gracias].

45. D. Juan Manuel Chacón, Teniente de Exército. Quese le recomiende particularmente para las solicitudesque instaure [Concedida carta de gracias].

46. D. Francisco de Paula Escudero el maior, vecinode Sevilla. Idem [Concedida carta de gracias].

47. D. José Cauqui, vecino de Aguilar del Río. Idem[Concedida carta de gracias].

48. D. Juan María Martínez, Oficial de la Dirección deProvisiones de Campaña. Idem [Concedida carta degracias].

49. D. Manuel Alegre, Cabo de Rentas de la Torre delOro de Sevilla. Ascenso en su carrera [Recomendado].

50 y 51. D. Tomás y D. Pedro de la Cambra, vecinosde Sevilla. Plazas de Guardia de a Caballo [Con-cedidacarta de gracias].

52. D. Manuel Hidalgo,vecino de Sevil la. Idem[Concedida carta de gra-cias].

53. D. Manuel LinoFernández, vecino de Sevilla.Idem [Concedida carta degracias].

54. D. Isidro Sánchez ,vecino de Jabugo, cabo deRentas de Fregenal. Elascenso inmediato en sucarrera del Resguardo[Recomendado].

55. D. Vicente Vázquez, queen los tiempos más críticosmantuvo meses enteros todami tropa con donativosvoluntarios [Concedidos loshonores de Intendente deEjército, la Cruz de Carlos III,

y Título de Castilla sobre la posesión que él señale].

56. El Marqués de Riocabado [No figura en lapropuesta, pero le fue concedida la Cruz de Carlos III].

57. D. García de Arjona [No figura en la propuesta,pero le fue concedida la Cruz de Carlos III].

De la extensa relación que antecede -le sigueotra de militares, que sospecho no tienen relación con elCongreso-, se deduce que el Congreso Hispalense fueuna organización secreta concebida por el generalBallesteros; que la conspiración alcanzó también aJerez, a Córdoba, a Granada y a Málaga; que las cosasno sucedieron exactamente como sugiere el relato deTójar, cuyo papel en la conjura y en los trabajos no fuequizá tan relevante como pretendía su nieto; y que enlas gracias concedidas, o mejor dicho en las noconcedidas, se percibe una prevención política de signoabsolutista.

En todo caso, me parece que sería muyconveniente que los historiadores sevillanos amplíenpronto los breves estudios mencionados y este,atinentes al Congreso Hispalense y de sus congresistas.

N O T A S

1) Don Francisco Ballesteros González (*Brea de Aragón,Zaragoza 1771-1832), siguió la carrera de las armas,sirviendo en la guerra contra la Convención (1793-1795). El2 de mayo de 1808, volvió a su destino en Asturias, y pasóa mandar una división con la que más tarde operó enAndalucía. Se distinguió en La Albuera y en la serranía deRonda al mando del 2º, 3º y 4º Ejércitos. Teniente generalen 1811, ministro de la Guerra en 1815 y caído endesgracia a los pocos meses, en 1820 se declaróconstitucional y fue llamado a Madrid, sirviendo comoprimer ayudante del Rey e inspector de Mil icias.Condenado a muerte en 1823, emigró a Francia, dondefalleció nueve años después.

Lápida en honor de ambos mártires, puesta en 1815 en el patio de los Naranjos de la catedral sevillana

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Errico Cuozo y Guglielmo de’Giovan-ni-Centelles (dirs.): ALLE RADICIDELL’IDENTITÀ NAZIONALE. PRO-SOPOGRAFE STORICHE ITALIA-NE. LIBRO D’ORO DELLA NO-BILTÀ (I-II). Roma, Archivio Centraledello Stato y Società Italiana diScienze Ausiliare della Storia, 2009.292 páginas profusamnte ilustradas atodo color y en blanco y negro. ISBN978-88-904727-0-1. Este libro, degran formato, se publica para conme-morar el 150º aniversario de la uni-dad de Italia, y nos presenta una edi-ción facsimilar de los asientos de lostomos I y II del Libro d’Oro della No-biltà, el instrumento registral de laConsulta Araldica, que fue la institu-ción que en el Reino de Italia (1861-1945) se ocupó, desde su creaciónen 1869, de tramitar todas las conce-siones y confirmaciones nobiliarias yarmeras emanadas de la Corona. Suinterés es, pues, notorio. Preceden atal elenco facsimil de dichos tomos,que corresponden a los años de1861 a 1883, y que curiosamente seabren con el asiento del PríncipeAmadeo de Saboya, entonces Duquede Aosta y enseguida Rey de Espa-ña, los estudios de Errico Cuozo,Storia e Scienze ausiliare; Aldo Pez-zana, Storia della Consulta Araldica,y también Famiglie nobile ebraicheitaliane; Giovanna Arcangeli, Tracceper una storia delle carte della Con-sulta Araldica; y Guglielmo de’Gio-vanni-Centelles, La Consulta Araldiadel Regno nella costruzione dello sta-to-nazione. Todo se complementacon la relación de los presidentes dela Consulta Araldica, y los índices deapellidos referenciados en los dos to-mos, y de los fondos de los archivos

de la Consulta Araldica y del UfficioAraldico. Una gran obra, fundamentalpara el mejor conocimiento del siste-ma nobiliario y premial italiano duran-te el periodo aludido (MF).

José de Bouza Serrano, O LIBRODO PROTOCOLO. Lisboa, A esferados libros, 2011. 632 páginas. El Jefede Protocolo del Estado portugués,embajador José de Bouza Serrano,aborda en esta publicación muchosimportantes y variados asuntos cere-moniales: las reglas del protocolo ofi-cial (visitas de Estado, audienciaspresidenciales, actos oficiales), la or-ganización del protocolo en las em-presas (consejos de administración,los usos sociales (invitaciones a ca-sa, felicitaciones, condolencias), y losusos religiosos, tratamientos, vesti-menta, decoración de los espacios,seguridad, comunicación, etcétera.Con una experiencia diplomática demás de treinta años -buena parte deellos destinado en la corte de Madrid-el embajadora Bouza Serrano, dauna respuesta clara y directa a todaslas cuestiones que con frecuencia senos presentan en la vida pública y enla vida privada. Un tratado de muy re-comendable lectura (MF).

VV.AA.: I PREDICATI DEL LIBROD’ORO DELLA NOBILTÀ ITALIANA.Roma, Archivio Centrale dello Stato ySocietà Italiana di Scienze Ausiliaredella Storia, 2009. 140 páginas. ISBN978-88-904727-0-1. En cierto modoun apéndice del gran volumen cuyarecesión precede a esta, se trata deun tomito en el que se elencan todoslos apellidos de las personas cuyosasientos nobiliarios y heráldicos figu-ran en los volúmenes registrales delLibro d’oro della Nobiltà italiana, des-de 1861 a 1922 (el año de la Marchasobre Roma musoliniana). Tiene, co-mo toda obra de referencias archivís-ticas, una utilidad notoria (MF).

VV.AA.: V CENTENARIO DEL NACI-MIENTO DE SAN FRANCISCO DEBORJA. Madrid, Fundación Culturalde la Nobleza Española, 2011. 128páginas. ISBN 978-84-615-2488-4.Recoge este pequeño volumen lostextos de las conferencias que sobreese gran personaje de la Casa deBorja que fue el IV Duque de Gandía(1510-1572), se oyeron en la Real

Academia de la Historia en enero yfebrero de 2010. Que fueron las dic-tadas por Carmen Sanz Ayán, Fran-cisco de Borja en su tiempo, y tam-bién Canonización de San Franciscode Borja: una lectura política; LuisSuárez Fernández, Vida de SanFrancisco de Borja; Faustino Menén-dez Pidal, Símbolos del linaje Borja; yMiguel Navarro Sorní, s.j., Los Jesui-tas y la influencia de San Franciscode Borja. Un buena recopilación detextos que nos acercan a la gran fi-gura histórica y religiosa del SantoDuque de Gandía, Patrono de la No-bleza española (MF).

Nuno Silva Campos: DON PEDRODE MENESES Y LA FUNDACIÓNDE LA CASA DE VILA REAL. Ceuta,Instituto de Estudios Ceutíes, 2011.244 páginas. ISBN 978-84-92627-27-1. Edición española de la obra quecon el mismo título publicó el autoren 2002, se trata de un excelente tra-tado sobre el linaje del conquistador(1415) y primer capitán general de laplaza de Ceuta (1415-1437), es decirel de los Téllez de Meneses, una ilus-tre familia de origen castellano, des-de 1424 titulados Condes de Vila Re-al, y Marqueses dos generacionesdespués, que brilló mucho hasta quela rebelión separatista de 1640 llevóal patíbulo al entonces Marqués y aprimogénito, fieles al Rey Don Felipe.Pero este estudio también se extien-de al de la capitanía y plaza de Ceu-ta, tanto en sus aspectos geopolíticoscomo de gobierno, defensivos, co-merciales (negocios marítimos, cor-so, tráfico de esclavos), y sobre todonobiliarios (las formas del poder no-biliario ceutí, propiedades, rentas,mercedes, capitales, redes sociales,

REvISTA DE LIBROS

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familiares y clientelares), etcétera.Una aportación historiográfica muyrelevante (MF).

Michel Pastoureau: FIGURES DEL’HÉRALDIQUE. París, Gallimard,2009. 144 páginas, profusamenteilustradas a todo color. ISBN 978-2-07-053365-7. Nueva edición de estecuidado tratadito de heráldica que viola luz por vez primera en 1996. Ensus páginas, el maestro Pastoureautrata con brevedad de la historia delas armerías, el derecho de armas,los sellos, el apogeo de las armerías,la heráldica ultramarina, el Grand Ar-morial de 1696, la abolición revolucio-naria y la heráldica en la actualidad,las figuras y los colores del blasón, lasintaxis heráldica, las cimeras y orna-mentos exteriores, los oficiales de ar-mas, y la utilidad de los estudios he-ráldicos en el arte. Complementaneste texto algunos apéndices muy in-teresantes sobre la flor de lis, el águi-la y el león, la heráldica en la literatu-ra francesa, los símbolos japoneses,etcétera. Un librito, como no podíaser menos al deberse a Pastoureau,imprescindible (MF).

Margarita González Cristóbal, Guiller-mo Herrero Gómez y José Antonio Li-nage Conde (coordinadores), SE-PÚLVEDA EN LA HISTORIA. Sego-via, Ayuntamiento de Sepúlveda y Di-putación Provincial de Segovia, 2010.510 páginas con ilustraciones enblanco y negro. ISBN 978-84-606-5293-9. En esta recopilación de estu-dios sepulvedanos, notamos los deGonzalo Martínez Díez, s.j., Sepúlve-da: paradigma de Comunidad de Villay Tierra; Félix Martínez Llorente, Latierra en la Comunidad de Sepúlve-da: proceso formativo y evolución do-

minical; María Antonia Antoranz On-rrubia, Los judíos de Sepúlveda; Al-fonso de Ceballos-Escalera Gila,Marqués de la Floresta, Álvar Rodrí-guez de Vellosillo y la defensa de Se-púlveda contra don Juan Pacheco en1472: un caso de resistencia antise-ñorial en Castilla; y José Antonio Li-nage Conde, Sepúlveda de la EdadModerna a la Edad Contemporánea.Un excelente conjunto de estudiosatinentes a una de las villas más se-ñeras en la historia de la Castilla altoy plenomedieval (LCE).

Thierry de Bodard y Dominique Pe-rrin: BOUTONS DE LIVRÉE DE FA-BRICATION FRANÇAISE (1ª serie).Paris, Patrice du Puy, 2008. 568 pági-nas ilustradas con fotografías enblanco y negro. ISBN 978-2-908003-40-0. Con un prefacio del Duque dela Force, los autores nos presentanun grandioso catálogo de nada me-nos que mil botones de librea -es de-cir, de libreas de criados, no de pie-zas de uniforme militar-, datados enlos siglos XIX y XX, y procedentes delas cortes de toda Europa, las Casasde la alta Nobleza, de la Nobleza pa-risina o provincial, de la gran burgue-sía comercial e industriales, gentesde la Cultura, etcétera. No Hay casisiempre en estas pequeñas piezasde indumentaria doméstica, propiasde una época ya desaparecida, ungran despliegue heráldico, y de ahí elenorme interés de esta clase de pu-blicaciones. Incluso para los heraldis-tas españoles, ya que entre ese mi-llar de botones, también los hay, y nopocos, relacionados con Casas espa-ñolas (Aguado, Bedmar, Osorio, Sa-lamanca, Osuna...). Dispuesta cadareferencia a modo de ficha catalográ-fica, estas incluyen una buena repro-ducción, de buen tamaño, de cada-pieza, en que figuran los sólitos datosde dimensiones, materiales, cons-trucción, datación, propietario, fabri-cante, e incluso el blasonamiento he-ráldico. Y aún más: al final hay uníndice de apellidos de propietarios, yantes otro de fabricantes franceses -muy detallado-; sí, pero también uníndice de divisas heráldicas. Unaobra de consulta del mayor interés,cuya segunda serie anuncian los au-tores para muy pronto: speriamo be-ne! (MF).

Félix Labrador Arroyo: LA CASA RE-AL EN PORTUGAL (1580-1621).Madrid, Polifemo, 2009. 564 páginas,con ilustraciones en color y en blan-co y negro. ISBN 978-84-96813-33-5. Incardinado dentro de la colecciónLa Corte en Europa, que dirige elprofesor Martínez Millán, se trata deun estudio institucional sobre la Casaportuguesa, dentro de la Casa Realde los dos primeros Felipes, es deciren el momento en que España y Por-tugal se gobernaban por un mismomonarca (1580-1640). El autor, apo-yado en una amplia investigación do-cumental, examina sucesivamente laestructura y organización de la CasaReal portuguesa antes y durante elreinado de Don Felipe II, con espe-cial atención a su actitud ante launión dinástica: la capilla real (cape-llán mayor, tesorero, capellanes, mú-sica, limosnería), los oficios mayoresde la Casa (mayordomo, veedor, me-rino, aposentador, almotacén, correo,proveedor), la cámara (camarero ma-yor, guardarropa, escribanos, mozos,reposteros, porteros, músicos), la ca-balleriza (armería, oficiales de armas,música), las guardias (cámara, jine-tes y alabarderos), la caza, y el siste-ma de retribuciones. Seguidamente,el estudio se refiere a la Casa Realdurante el gobierno del ArchiduqueAlberto y de los otros Gobernadores(1593-1598), para pasar luego al delreinado de Don Felipe III, con espe-cial atención a la célebre jornada re-gia a Lisboa en 1619. Por último, elautor examina la integración de lasélites sociales en la Casa Real portu-guesa (la nobleza, el servicio, los go-biernos locales, el imperio ultramari-

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gia de pacificación en los Países Ba-jos; Sabine van Sprang, ‘Voyez notrebelle capacité à gouverner’. Sobre lasFiestas del Papagayo en 1615 enBruselas, en honor de la Infanta Isa-bel; Sabina de Cavi, El ‘Possesso’ delos virreyes españoles en Nápoles(siglos XVII-XVIII); Rafael DomínguezCasas, Ceremonia de la Orden delToisón de Oro; Elena Postigo Caste-llanos, ‘Capturaré una piel que nosvolverá a la Edad de Oro’. Los du-ques de Borgoña, la Orden del Toi-són de Oro y el ‘Santo Viaje’; Bernar-do J. García García, El diario deviajes del rey de armas Jean Hervart(1605-1633). Un registro particulardel ceremonial de los toisones; AliciaEsteban Estringana, El collar del Toi-són y la grandeza de España. Sugestón en Flandes durante el gobier-no de los Archiduques (1599-1621);Eric Bousmar, Pasos de armas, jus-tas y torneos en la corte de Borgoña(siglo XV y principios del XVI). Imagi-nario caballeresco, rituales e implica-ciones socio-políticas; VeronikaSandbichler, Torneos y fiestas de cor-te de los Habsburgo en los siglos XVy XVI; Pierre Terjanian, El espectácu-lo del rey guerrero. Armaduras realesy pintadas de Felipe II; Margit Thof-ner, Funerales apropiados para losduques de Borgoña. Las obsequiascelebradas en Bruselas para el em-perador Carlos V (1558) y el archidu-que Alberto (1621); y José JaimeGarcía-Bernal, Memoria funeral delos Austrias. El discurso histórico ylas noticias políticas en las exequiassevillanas de los siglos XVI y XVII.Una espléndida gavilla de textos su-culentos , interentes, y de un alto ri-gor científico (ACE).

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no); y también la presencia de losportugueses (la Nación Portuguesa)en la corte castellana, y la integra-ción en ella de la nobleza portugue-sa. La publicación incluye un cd-romque proporciona más fuentes docu-mentales. Se trata de un estudio inte-resantísimo, de un rigor académicopor eso excelente, y creemos quepuede ser definitivo (MF).

María del Pilar Carceller Cerviño:BELTRÁN DE LA CUEVA, EL ÚLTI-MO PRIVADO. MONARQUÍA Y NO-BLEZA A FINES DE LA EDAD ME-DIA. Madrid, ed. Silex, 2011. 334páginas. ISBN 978-84-7737-447-3.La autora nos presenta un estudio to-tal sobre la vida y circunstancias dedon Beltrán de la Cueva (Úbedac.1435-Cuéllar 1492), el gran validodel Rey Don Enrique IV: el ascensodel linaje durante aquel reinado, losprimeros cargos y concesiones al fa-vorito, el nacimiento de la PrincesaDoña Juana y la atribución posteriorde su paternidad (1462), el Condadode Ledesma (1462), la conquista delMaestrazgo de Santiago (1464), elDucado de Alburquerque (1467), laactitud ante la Farsa de Ávila, su par-ticipación en la batalla de Olmedo yla muerte del Infante Don Alfonso(1468), la consolidación del dominioseñorial (las villas de Alburquerque,Ledesma, Cuéllar, Roa, Mombeltrán,La Adrada, Jimena, Huelma), el con-flicto sucesorio, la muerte del Rey yel juramento a la Reina Doña Isabel(1474), la guerra con Portugal (1475-1478) y las dificultades del viejo vali-do, y por fin la normalización de surelaciones con la Corona (1476-1480), su presencia en las guerrascontra Granada, y su fallecimiento

(1492), tras sus tres matrimonios conhijas del Duque del Infantado y delDuque de Alba de Tormes, y con laviuda de don Juan Pacheco. El estu-dio concluye con un capítulo dedica-do al legado del valido y la transiciónde la Casa -ya encabezada por el hi-jo del antiguo valido- a la Edad Mo-derna. Las fuentes y bibliografía ma-nejadas por la autora son amplias,adecuadas y muy bien interpretadasy manejadas, y por eso el fruto de sutrabajo es óptimo, y viene a comple-tar los estudios que a este célebrepersonaje enriqueño dedicó hace po-cos años el catedrático gaditano Al-fonso Franco Silva, según informa-mos en su día en estos Cuadernosde Ayala (MF).

VV.AA., EL LEGADO DE BORGO-ÑA. FIESTA Y CEREMONIA COR-TESANA EN LA EUROPA DE LOSAUSTRIAS (1454-1648). Madrid,Fundación Carlos de Amberes y Mar-cial Pons, 2010. 978-84-92820-24-5.710 páginas con ilustraciones enblanco y negro. Este volumen, coor-dinado por Bernardo J. García Garcíay Krista de Jonge, reúne aportacio-nes del mayor interés para compren-der lo que fue y lo que representó lacorte ducal de Borgoña del siglo XVen las cortes europeas del siglo XVI -las de la Casa de Austria, con prefe-rencia-, con una atención especial alToisón de Oro y todo su entorno coe-táneo. Son, entre otros, los textos deMarie-Térèse Caron, El banquete delos votos del Faisán y la fiesta de cor-te borgoñona; Jeroen Duindam, El le-gado borgoñón en la vida cortesanade los Habsburgo austriacos; Kristade Jonge, Espacio ceremonial. Inter-cambios en la arquitectura palaciegaentre los Países Bajos borgoñones yEspaña (1520-1620); Agustín Busta-mante García, Los usos del Escorialcon Felipe II; Paul Vandenbroeck,Una novia entre heroínas, bufones ysalvajes. La Solemne Entrada deJuana de Castilla en Bruselas, 1496;Annemarie Jordan Gschwend,’Cosaveramente di gran stupore’. EntradaReal y fiestas nupciales de Juana deAustria en Lisboa en 1552; SimonaBrunetti, Celebraciones y ocasionesfestivas en el primer viaje de Vincen-zo Gonzaga a Flandes (1599); Wer-ner Thomas, La fiesta como estrate-

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Loredana PINOTTI, L’illustre comunitámozarabica di Toledo, y también La Co-fradia Internacional de Investigadoresdel Santo Cristo de la Oliva de Toledo; yEttore d’ALESSANDRO, La Real Com-pagnia ed Arciconfraternita dei Bianchidello Spirito Santo in Napoli (MF).

HISTORIA Y GENEALOGÍA, 1 (2011).La nueva revista de la universidad deCórdoba nos ofrece en su primera entre-ga los artículos de Enrique SORIA ME-SA, La imagen del poder. Un acerca-miento a las prácticas de visualizacióndel poder en la España Moderna; Anto-nio José DÍAZ RODRÍGUEZ, Cardenalesen miniatura: la imagen del poder a tra-vés del clero capitular cordobés; MiguelÁngel EXTREMERA EXTREMERA, Elascenso frustrado. De una mesocraciaemergente a una burguesía ausente(Córdoba, 1500-1800); Rafael Mª GI-RÓN PASCUAL, Ricos, nobles y podero-sos: la imagen de los mercaderes geno-veses del Reino de Granada en la EdadModerna; Raúl MOLINA RECIO, El largocamino hacia el individualismo. El pala-cio de los condes de Luque en Granadaen los inicios de la contemporaneidad;Santiago OTERO MONDÉJAR, "Quesiendo yo cristiano viejo la justicia proce-dió contra mí...". La instrumentalizaciónde la imagen del morisco; Rafael M. PÉ-REZ GARCÍA, Espirituales, Cortes Se-ñoriales y Linajes Nobiliarios. Construc-ción y desarrollo de climas sacro-espiri-tuales de referencia social en la Andalu-cía de los siglos XVI y XVII; Inés RUIZCANALES, Las prácticas del "Vivir No-blemente" y su importancia. El ejemplode los Díaz de Escobar en Córdoba; Án-gel Mª RUIZ GÁLVEZ, Guardar las apa-riencias. Formas de representación delos poderes locales en el medio ruralcordobés en la época moderna; y LuisSALAS ALMELA, Fundaciones conven-tuales en Sanlúcar de Barrameda: unaimagen de poder señorial en el caminode los eclesiásticos a Indias (1492-1641)(MF).

NOBILTÀ, 106 (enero-febrero 2012).Tras un editorial de obligada lectura so-bre Dalla tradizione genealogica alla re-altà genetica, destacamos los trabajosde Antonio POMPILI, Urbes et episcopi:l’uso di stemmi civici e loro parti neglistemmi prelatizi; Silvia BOLDRINI, Il Co-dice Araldico di Maria Teresa d’Austria;Pier Felice degli UBERTI, Il diritto nobi-liare teresiano in Lombardia; y AmadeoMartín REY CABIESES, Centocinquantaanni di relazioni fra la Casa Imperialed’Austria e Reale d’Ungheria e la CasaReale di Spagna (1) (MF).

ATAVIS ET ARMIS, 26 (febrero 2012).Además de informar sobre los criteriospara estimar nobleza personal en loscandidatos a la clase de justicia en elGran Priorato de España, este númeroincluye los artículos de José Antonio DÁ-VILA GARCÍA-MIRANDA, La Ilustre Co-munidad Mozárabe de Toledo, los Bor-bones de España y algunas cosas más;Rafael PORTELL PASAMONTE, El Exc-mo. Sr. Don Ignacio Escasany Auzeill,Marqués de la Pobla de Claramunt, GranCruz de la Orden de San Lázaro; AndréGALLI DELLA LOGGIA, Boigny, sedehistórica de la Orden; y Francisco Ma-nuel de las HERAS BORRERO, Unasorpresa en la Ciudad de La Plata: elPresidente boliviano Mamerto Urriolagoi-tia, condecorado con el collar de la Or-den de San Lázaro de Jerusalén (MF).

ESPACIO, TIEMPO Y FORMA, Serie III,Historia medieval, 25 (2012). Entre otrosartículos, leemos los de Diego ARSUA-GA LABORDE, Los libros donados por elprimer conde de Haro al Hospital de laVera Cruz de Medina de Pomar: un testi-monio de la bibliofilia de un magnate enla Castilla de mediados del siglo XV; En-rique CANTERA MONTENEGRO, La le-gislación general acerca de los judíos enel reinado de Juan II de Castilla; BlasCASADO QUINTANILLA, Gonzalo Nú-ñez de Guzmán, maestre de Alcántara yde Calatrava, al servicio de la corona deCastilla y León; César GONZÁLEZ MÍN-

GUEZ, El perfil político de la reina Maríade Molina; Antonio MARTÍN-VIVEROSTAHUELO, Las cofradías castellanas enla Edad Media: pasado, presente y futu-ro de la producción historiográfica; y SIL-VIA ANDREA MONDRAGÓN, Participa-ción política de pecheros en Castillatardomedieval: los posibles márgenes deacción entre la diferenciación socioeco-nómica del sector y la imposición delconcejo cerrado (MF).

COLEGIO DE ARMAS, noviembre 2011.Contiene la segunda parte del artículode José Antonio CRESPO-FRANCÉS,Catalanes, los primeros españoles; Ca-taluña, constructora de España (MF).

ESPACIO, TIEMPO Y FORMA, Serie IVHistoria moderna, 23 (2010). Aquí ve-mos, entre otros, los artículos de FélixLABRADR ARROYO y Alejandro LÓPEZÁLVAREZ, Lujo y representación en laMonarquía de los Austrias: la configura-ción del ceremonial de la caballeriza delas reinas, 1570-1600; y Alicia ESTEBANESTRINGANA, Élites flamencas y patro-nazgo real: gestionar recursos y nego-ciar expectativas en la Monarquía de Fe-lipe IV (1620-1630) (MF).

IL MONDO DEL CAVALIERE, 44 (octu-bre-diciembre 2011). Tras el editorial queglosa I sistemi premiali di carattere politi-co, nos ofrece los artículos de FranciscoManuel de las HERAS BORRERO, Il di-ritto premiale dei Re carlisti; Andres LIN-HOLM, Il Sultanato di Sulu; y Pier FeliceDegli UBERTI, L’Ordine Equestre di SanSilvestro Papa (MF).

TORRE DE LOS LUJANES, 67 (diciem-bre 2010). De este número, dedicado ala memoria e identidad de la Real Socie-dad Económica Matritense de Amigosdel País, fundada en 1775, destacamoslos artículos de José Ramón JOUVÉMARTÍN, Las barrocas muertes de unRey ilustrado: honras fúnebres e identi-dad criolla en México, Lima y Manila a lamuerte de Carlos III; Elisa MARTÍN-VAL-DEPEÑAS YAGÜE, Benefidencia y mu-jeres en tiempo de guerra: la Junta deHonor y Mérito (1808-1814); y FlorencioHUERTA GARCÍA, Un pacto informal pa-ra mantener la Monarquía en paz: la Co-rona, la Casa del Infantado y la de Mon-talbán (1457-1521) (MF).

IL MONDO DEL CAVALIERE, 45 (ene-ro-marzo 2012). Contiene, entre otras,las colaboraciones de Giorgio ALDRIG-HETTI, L’Ordine Equestre del Santo Se-polcro di Gerusalemme; Pier Felice degliUBERTI, Sua eminenza reverendissimail signor cardinale Edwin FrederickO’Brien, gran maestro dell’Ordine delSanto Sepolcro di Gerusalemme; María

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NICOLÁS SARKOZY, PRESIDEN-TE DE LA REPÚBLICA FRANCE-SA, RECIBE EL TOISÓN DE ORO

El 25 de noviembre S.M. el Reyha concedido el collar de la InsigneOrden del Toisón de Oro a S.E. Ni-colás Sarkozy, Presidente de laRepública Francesa. El monarca

ha querido premiar con la que hoy es la máxima conde-coración española (fundada por el Duque Felipe III deBorgoña en 1430), a quien, primero como ministro del In-terior y después como jefe del Estado, ha demostrado alo largo de los años un constante y decidido empeño enla acción antiterrorista y en la colaboración política, judi-cial y policial con el Gobierno español para poner fin aesa clase de delitos de tanta trascendencia social. Estaconcesión, tan merecida, hace el número 1200 en la seisveces centenaria historia de la Amigable Compañía, ysuma a Sarkozy a los veinte caballeros que hoy formanla Orden del Vellocino Dorado, quizá la más prestigiosadel mundo. La solemnísima ceremonia de entrega de lasinsignias ha tenido lugar en el salón de Carlos V del Pa-lacio Real de Madrid el 16 de enero, en presencia de laReina Doña Sofía, de los Príncipes de Asturias, de varioscaballeros de la Insigne Orden (el Infante Don Carlos, elRey Constantino II de Grecia, el Zar Simeón II de los Búl-garos, don Javier Solana y don Víctor García de la Con-cha), el Presidente del Gobierno, los Ministros de Asun-tos Exteriores (canciller de la Orden) y del Interior, losex-presidentes del Gobierno González, Aznar y Rodrí-guez-Zapatero, y otras altas autoridades del Reino. Ha-cía ya muchos años que no se imponía tan preciado co-llar con tan grandes solemnidades (MF).

EL CUERPO DE LA NOBLEZA DEL PRINCIPADO DEASTURIAS OTORGA SU MEDALLA DE ORO AL EM-BAJADOR BRITÁNICO

El Cuerpo de la Nobleza del Principado de Asturias haotorgado su Medalla de Honor de Oro al Embajador Bri-tánico en España, el Excmo. Sr. D. Giles Paxman, Te-niente de la Real Orden Victoriana. La condecoración lefue impuesta por el Consejero Magistral de esta Corpora-ción, el Excmo. Sr. D. Francisco de Borbón, Duque deSevilla, en una brillante ceremonia celebrada en la RealGran Peña de Madrid. El duque de Sevilla en su magnífi-co discurso glosó la figura del Sr. Embajador Británico y

ensalzó las buenas relaciones que el Reino Unido ha te-nido generalmente con España, y muy especialmente ennuestros tiempos. Don Giles Paxman, después de haberrecibido la condecoración, contestó con otro discurso enel que agradecía la distinción a todos los miembros delCuerpo de la Nobleza, y muy especialmente a su JuntaDirectiva y al propio don Francisco de Borbón. Hizo es-pecial hincapié en la admiración que, a pesar de las dife-rencias, el Reino Unido tiene por el Reino de España,haciendo referencia además a unos hechos históricosque han marcado los lazos de unión entre nuestros dospaíses. En el mismo acto, se hizo entrega también de laGran Cruz del Cuerpo de la Nobleza al Ilmo. Sr. D. ArturoLlerandi y Morán, con motivo de los grandes serviciosprestados a esta Corporación. El Presidente de la Dele-gación en Madrid, don Manuel Rodríguez de Maribona yDávila, ensalzó en su discurso la figura de don ArturoLlerandi, perteneciente a una antigua familia asturiana,tanto en lo profesional como en lo personal. Una vez im-puesta la condecoración por parte de don Francisco deBorbón, don Arturo agradeció la distinción con unas emo-tivas palabras, que fueron muy aplaudidas. Entre los nu-merosos asistentes al acto cabe destacar la presenciade S.A.R. el Príncipe Francisco Guillermo de Prusia, yS.A.I.yR. Don Andrés Salvador de Habsburgo-Lorena ySalm-Salm, Archiduque de Austria, que son protectoresregios de esta Corporación, así como la del Excmo. Sr.Contraalmirante D. Frederick Price, Agregado Militar deS.M. Británica en Madrid, miembro además de la Ordendel Imperio Británico, y que recibió la Medalla de Honorde Plata del Cuerpo de la Nobleza Asturiana el pasadomes de octubre en Oviedo. Asistieron también el duquede Maqueda, el vizconde de Ayala, el marqués de TorreAlta, el conde Tomás Szèchènyi, don Carlos FrancoSuanzes, don Antonio Sánchez de León, don Iván y donAlfredo Leonard, don José María Dutilh, don Antonio Pé-rez de la Mata, don Manuel Ximénez Abbad, don JavierLlerandi e Inchaurza, don Antonio de Castro, don ManuelBárcena, don Víctor Colón de Bonilla, don Luís BlázquezFabián, don Jesús García de Jalón y don Francisco JoséFrancos entre otros. Seguidamente se sirvió un almuerzoen los salones de la Real Gran Peña (MRM.

DE GENTES HONRADAS

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Cuadernos de Ayala 49 - ENE/2012 [31]

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Cuadernos de Ayala 49 - ENE/2012 [32]

NICOLAS SARKOZY CONDECORADO EN ESPAÑA

CON LA ORDEN DEL TOISÓN DE ORO POR SU

ACCIÓN CONTRA LOS TERRORISTAS VASCOS

esta, al menos, es una condecoración aaa, no como lalegión de Honor, que puede repartirse a los amiguetes...e incluso si las cosas van mal, siempre se puederevender por el precio del oro!

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VERSOS DE HISTORIA Y TIEMPO

Canción patriótica de 1810alusiva al afrancesado

Miguel Ladrón de Guevaraque fue jefe de policía en Sevilla

(ahorcado en 1813)

¿Quién podría en Sevilla

tener un doblón

cuando vivía en ella

tan fino Ladrón?

Es más ventaja

ser ladrón de dineros

que de GuevaraEn este número:

[2] Editorial: Una pequeña joya de familia, re-

cuerdo militar de la Guerra de la Indepen-

dencia

[3-19] Los cinco sitios del castillo de San Luis

de Marbella en 1810 y su gobernador el sar-

gento mayor don Rafael de Ceballos Escale-

ra, por el Dr. Marqués de la Floresta

[20-21] La nonata Orden de los Caballeros Hospi-

talarios de Fernando VII (1809), por los

Dres. D. Alfonso de Ceballos-Escalera Gila

y D. Francisco Trullén Gálvez

[22-25] El “Santo Congreso Hispalense”: resisten-

cia y espionaje patriotas en la Sevilla ocupa-

da por los franceses (1810-1812), por el Dr.

D. Alfonso de Ceballos-Escalera Gila, Viz-

conde de Ayala

[26-28] Revista de libros

[29] Revista de revistas

[30] De gentes honradas

[32] Versos de historia y tiempo: Canción patrióti-

ca de 1810. Humor (galo), por Kate

Cuadernos de AyalaGaceta trimestral de información varia y miscelánea

sobre Historia institucional, Órdenes y condecoraciones,genealogía y heráldica, Historia nobiliaria, iconografía,

ceremonial y protocolodirigida por el Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila

CONSEJO DE REDACCIÓNDr. D. Félix Martínez Llorente (Universidad de Valladolid), Dra. DªAna Belén Sánchez Prieto (Universidad Complutense), Dr. D. JuanVan Halen (Universidad de Alcalá), D. Manuel Rodríguez deMaribona (Academia Asturiana de Heráldica y Genealogía), Dr. D.Luis de Cevallos-Escalera (Academia Melitense), D. José A. Dávila(Real Academia de Toledo), D. Conrado García de la Pedrosa (RealAcademia Matritense de Heráldica y Genealogía), Dr. D. Fernandode Artacho (Academia Andaluza de la Historia), Dr. D. Luis Valero deBernabé, Marqués de Casa Real (Colegio Heráldico de España y delas Indias), Dr. D. José Mª de Montells (Academia de Alfonso XIII),Dr. D. Antonio de Sousa Lara (Universidad de Lisboa).

Edita Palafox & Pezuela S.L.Chopo, 1 - 28023 Madrid - España

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