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Fernández Mota Diego Raúl FFyL Teoría del Conocimiento 2 Maestra: Dra. María Teresa Muñoz Una ruta social desde el razonamiento hasta la representación INTRODUCCIÓN En el presente comentario de texto analizaré el capítulo quinto del libro “La articulación de las razones” 1 de Robert Brandom. Su propuesta en este capítulo gira en torno a una alternativa en la comprensión de la dimensión representadora de los contenidos proposicionales en función de la articulación social 2 , es decir, el contenido representador incluido en el contenido proposicional de las creencias o razones que los sujetos usen al pensar y dialogar, y por ende hacer inferencias, ya no versará sobre la referencia a algún objeto, en cambio, tratará con el significado de las afirmaciones que cada sujeto entiende al entablar comunicación con otro; qué creencias atribuye el receptor al emisor, y por parte de este último, con qué compromisos se responsabiliza al expresar una afirmación, lo cual manifiesta las perspectivas sociales distintas que cada sujeto tiene, que en última instancia pueden servir a ambos como razones para justificar creencias en el juego de dar y pedir razones, que refleja la dimensión social de la representación. 3 Para poder explicar esta tesis, en primera instancia, reconstruiré la forma en que aborda el contenido proposicional de las creencias en una articulación inferencial apoyada en Kant y las condiciones de 1 Bradom, Robert; La articulación de las razones, Madrid, Siglo XXI, 2002. 2 Íbid. P. 195 3 Vid. Nota 2

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Trabajo escolar realizado en el 2012.

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Fernández Mota Diego Raúl FFyL Teoría del Conocimiento 2 Maestra: Dra. María Teresa Muñoz

Una ruta social desde el razonamiento hasta la representación

INTRODUCCIÓN

En el presente comentario de texto analizaré el capítulo quinto del libro “La articulación de

las razones” 1 de Robert Brandom. Su propuesta en este capítulo gira en torno a una

alternativa en la comprensión de la dimensión representadora de los contenidos

proposicionales en función de la articulación social2, es decir, el contenido representador

incluido en el contenido proposicional de las creencias o razones que los sujetos usen al

pensar y dialogar, y por ende hacer inferencias, ya no versará sobre la referencia a algún

objeto, en cambio, tratará con el significado de las afirmaciones que cada sujeto entiende al

entablar comunicación con otro; qué creencias atribuye el receptor al emisor, y por parte de

este último, con qué compromisos se responsabiliza al expresar una afirmación, lo cual

manifiesta las perspectivas sociales distintas que cada sujeto tiene, que en última instancia

pueden servir a ambos como razones para justificar creencias en el juego de dar y pedir

razones, que refleja la dimensión social de la representación.3

Para poder explicar esta tesis, en primera instancia, reconstruiré la forma en que aborda el

contenido proposicional de las creencias en una articulación inferencial apoyada en Kant y

las condiciones de verdad conceptuales manifestadas en los juicios, aunado a una primera

explicación sobre la comunicación y el dominio de las prácticas lingüisticas; después, paso a

explicar la forma en que se puede explicitar el compromiso adquirido y atribuido en la

comunicación mediante las adscripciones de dicto y de re. En estas últimas es donde la

dimensión representadora de las creencias, donde se encuentra el sobre qué hablamos, se

hallará explícita en un entorno social. Al final, pasaré a la confirmación de la tesis de

Brandom expuesta de manera cabal apoyado en las partes anteriormente expuestas.

Una vez terminado su análisis, pasaré a compartir una idea que me parece se puede derivar

de lo dicho por Brandom: el que podamos entender sobre lo que el otro piensa permite que

1 Bradom, Robert; La articulación de las razones, Madrid, Siglo XXI, 2002.2 Íbid. P. 1953 Vid. Nota 2

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en una sociedad con una pluralidad de cosmovisiones se pueda mantener el diálogo para

llegar a una resolución de conflictos.

A. BRANDOM

I. TRASFONDO

1. Pensar y pensar sobre algo

Este primer apartado, el trasfondo, lidia con la dimensión proposicional y conceptual de las

creencias y su contenido intencional. Para poder afirmar que el contenido proposicional

implica un contenido representador, Brandom tiene que definir el primero sin hacer intervenir

el segundo. En primer lugar, Brandom nos define y divide la mente. Por un lado, tenemos la

capacidad de sentir, la cual compartimos con animales. Por medio de ella, somos

conscientes en el sentido de estar conscientes; poder reaccionar a estímulos. Por el otro, que

es el que interesa a Brandom, esta la sapiencia o la inteligencia. Un ser pensante puede

explicar su comportamiento por medio de estados intencionales, como lo son el creer o

desear, que sirven como razones para tal comportamiento. A estos seres, nosotros,

importan las razones y actuamos dándoles importancia, ya que por medio de ellas podemos

hacer inferencias prácticas y teóricas, para conseguir algo o explicar algo. Además, las

consideramos verdaderas. Uno puede plantear la veracidad del contenido de una creencia en

cierta circunstancia ya que sabemos las condiciones necesarias y suficientes que vuelven tal

contenido verdadero. 4

La forma en que ese contenido puede ser explicado y entendido se debe a su forma

proposicional. Es decir, el saber de un sujeto se relaciona con la evaluación de la veracidad y

la condición de uso como premisa o conclusión en una inferencia de las creencias o razones.

Esto dota de contenido proposicional5 a sus estados intencionales, articulados en forma de

oraciones declarativas. Así lo dice Brandom: “Lo que podemos ofrecer como razón, lo

que podemos considerar o hacer verdadero, tiene un contenido proposicional,

contenido del tipo que expresamos mediante el uso de oraciones declarativas y

adscribimos mediante el uso de cláusulas con <<que>>. Los contenidos

4 Íbid. P. 193-1945 La definición de contenido proposicional se halla más claramente en la introducción: […] la forma fundamental de lo conceptual es proposicional , y el núcleo del uso de los conceptos consiste en aplicar los conceptos a afirmaciones, creencias y pensamientos con contenido proposicional. […] tener contenido proposicional consiste en ser capaz de desempeñar la funciones inferenciales básicas en las inferencias, sea como premisa o como conclusión. Íbid. P. 15

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proposicionales están en relaciones inferenciales entre sí y tienen condiciones de

verdad.”6

Al entender a otro, su pensamiento o su discurso, realizamos dos tareas: entender qué

piensa o habla, y entender sobre qué piensa o habla. La primera es la dimensión

proposicional del pensamiento y la segunda la dimensión representacional.7 Continuo con la

dimensión proposicional en el segundo punto de este primer apartado, en el que expondré el

cómo se articula una expresión o una razón para poder determinar la veracidad de tal; es

decir, cómo el decir algo de algo puede ser verdadero.

2. Kant

Lo que Brandom rescata de Kant es el juicio como la unidad mínima de la cual nos podemos

hacer responsables cognitivamente, mientras las acciones son la unidad mínima en el lado

práctico. “La Unidad Trascendental de la Apercepción es una unidad definida por

una relación de equivalencia de corresponsabilidad” 8. El <<yo pienso>> , que

acompaña a toda representación mía, representa la responsabilidad con los juicios, mientras

que el <<objeto=X>> es la dimensión formal de la responsabilidad de los juicios con

respecto a algo, es decir, la responsabilidad tanto del sujeto con su juicio y con lo que éste

dice con respecto a algo.

Para emitir un juicio es necesario usar conceptos, con los cuáles se expresa una creencia o

una afirmación. Fuera de los juicios, los conceptos no tienen forma de aplicarse. Un concepto

sólo es el predicado de algo, de un objeto, en un juicio. No expreso nada si digo “azul” o

“banca”, no se puede decir si es verdadero o no, solamente cobran relevancia en una oración

o juicio, como “aquella banca es azul”.

De este modo, uno puede decir lo que cree o lo que afirma de un algo tomado como

verdadero; esto significa que la dimensión proposicional, el que, y representacional, el de o

sobre qué, de las que hablaba anteriormente, se hallan en los juicios. Todo esto así esta

dicho por el autor:

6 Íbid. P. 1947 Vid. Nota 68 Íbid. P. 196

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← No se puede entender el concepto concepto fuera de la posibilidad de que

se aplique en un juicio. […]sólo se puede entender la relación entre

designación y lo que se designa como un aspecto de juzgar o afirma que

algo […] es así, esto es, que es verdadero. Eso es juzgar, creer o afirmar

que una proposición o afirmación es verdadera (expresa o establece un

hecho) ,que algo es verdadero de un objeto o colección de objetos, que un

predicado es verdadero de algo. Así, hay que preocuparse por lo que se dice

o expresa, y por aquello de lo que se dice o de lo que es verdadero (el

pensamiento, y también aquello sobre lo que se piensa).9

3. Inferencia y contenido

En un primer punto, la verdad de todo lo que tiene contenido proposicional se definirá por su

uso en una inferencia expresada mediante un acto del habla. Esto quiere decir que el

contenido de una creencia,“que puede servir tanto de premisa como de conclusión

en las inferencias”10 (por ello es proposicional), será verdadero si el sujeto considera

adecuada la creencia para ser usada en una inferencia como premisa.11

El contenido proposicional de los estados intencionales, que son las creencias, se

manifiesta de forma inferencial en una explicación o interpretación intencional, es decir, se

dan las razones que explican inteligiblemente la conducta de alguien.

Los actos de habla a los que me refería, cuyo paradigma es la aserción, tienen que ver con

que su contenido proposicional está articulado de manera inferencial en una práctica

lingüística, que es el juego de dar y pedir razones por medio de afirmaciones o

declaraciones. De este modo lo dice Brandom: “Afirmar o declarar es lo que hay que

hacer para dar una razón, y es un acto de habla para el que se pueden exigir

razones. Las afirmaciones sirven para dar razones o justificaciones, pero también

necesitan de ellas. Tienen los contenidos que tienen en parte por el papel que

juegan en una red de inferencias.”12

9 Íbid. P. 19710 Íbid. P. 19811 Cito: ‘Considerar (que es) verdadero es pensar que es una premisa adecuada para las inferencias’. Íbid. 12 Íbid. P. 198-199

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Con la capacidad de articulación inferencial que tiene un sujeto cognoscente se define un

aspecto que apareció en el punto anterior, a saber, lo relativo a los conceptos. A diferencia

de un animal, como un perro, un sujeto como nosotros puede hacer inferencias propias de

alguien racional con juicios compuestos conceptualmente. Nosotros podemos usar una

conclusión a la que hayamos llegado a partir de una serie de inferencias en un razonamiento

práctico en que podemos distinguir qué conceptos son usados en cada juicio o creencia,

dado que conocemos las condiciones en que un concepto debe aplicarse y qué se seguiría

de su uso. Por ejemplo, un perro, por la sensibilidad que comparte con nosotros, reacciona

ante cierto estímulo, como el calor proveniente de un incendio cercano, sin un proceso

inferencial conceptual, por lo que su acto inmediato sería salir huyendo del lugar sin

inferencias previas. De modo contrario, una persona racional, después de una serie de

inferencias en que sabe discernir el concepto de “incendio” aplicado en un juicio como “un

incendio es mortal”, articulado inferencialmente con otra creencia, debido a que su contenido

proposicional posibilita a ésta actuar como premisa, como “la preservación de la vida a toda

costa”, concluiría que lo mejor es huir de ese lugar. Tanto las creencias que usó como

premisas, que sirven como estados intencionales, es decir, las razones que se dio a sí

mismo para explicar su conducta13, como la conclusión a la que llegó, fueron articuladas

inferencial y conceptualmente. El sujeto las considero verdaderas, dado que las pensó

adecuadas para realizar la inferencia que lo llevó a actuar de cierto modo.

Adicionalmente, en el razonamiento pasado se halla manifestada la relación entre

inferencia y referencia que preocupa a Brandom, o en sus propios términos, lo que se

dice, y aquello sobre lo que se piensa o dice. Cada creencia expresaba qué creía ese

hombre, del mismo modo que hablaban sobre lo que cree ese hombre; es decir, contienen

tanto el ámbito proposicional o inferencial, como el representador. Debe recordarse que

el ámbito conceptual, por ende proposicional e inferencial, también tiene contenido y

articulación representacional proveniente de una dimensión social. El dar y pedir razones es

una actividad paradigmáticamente social. Lo anterior así lo afirma Brandom:

13 Cabe destacar un punto importante. El juego de dar y pedir razones en primera instancia guarda relación con un ámbito social público, es decir, el del lenguaje entre varios sujetos cognoscentes; no obstante, el juego puede darse en una versión individual privada en la mente de un sujeto particular. El sujeto “dialoga consigo mismo” explicándose sus estados intencionales. Por ende, esta versión individual del juego de dar y pedir razones tiene conexión mutua con el ámbito público y social del diálogo,es decir, por medio del lenguaje con el otro, y con el pensamiento privado mental, pues es de nuestro contacto con otros que aprendemos a usar los conceptos mediante juicios, los cuales conforman nuestro propio pensamiento. Íbid. P. 5-8

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← El contenido conceptual se articula, en primera instancia, inferencialmente.

Para enfocar la dimensión representadora del contenido semántico desde

esta perspectiva, es necesario preguntarse sobre la relación entre

inferencia y referencia. Lo que equivale a preguntarse sobre la relación

entre lo que se dice o piensa y aquello sobre lo que se piensa o habla. […]

la dimensión representadora del discurso refleja el hecho de que el

contenido conceptual no sólo se articula inferencialmente, sino también

socialmente. El juego de dar y pedir razones es esencialmente una práctica

social.14

La dimensión representadora será prioridad en el apartado siguiente, por lo pronto,terminaré

el trasfondo con un punto relevante relacionado con la condición normativa de los conceptos.

4. El carácter normativo del uso de los conceptos

Este carácter normativo Brandom lo retoma también de Kant, quien entiende que los

conceptos tienen forma de reglas, que dicen cómo se hace algo.15 Por medio del

entendimiento, que es la facultad conceptual, puede un sujeto distinguir en qué condiciones

un concepto es aplicado correcta o erróneamente dentro de un juicio o una acción, es decir,

entender el contenido conceptual de un estado intencional que puede ser considerado

verdadero o no, y que por su forma proposicional permiten la exigencia de razones para su

explicación o justificación.

La normatividad conceptual se presenta bajo la forma de adquisición de compromisos u

obligaciones con la oración declarada o el acto realizado. El contenido del compromiso son

las reglas que rigen al concepto empleado dentro de la afirmación o la razón dada. Así lo

expresa Brandom:

← Estar en un estado intencional o efectuar una acción intencional tiene una

significación normativa. Se considera que es emprender o adquirir una

obligación o un compromiso; el contenido del compromiso está determinado

por las reglas que son los conceptos, en función de los cuales se articula el

14 Íbid. P. 20015 Íbid.

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estado o el acto. De este modo Kant nos identifica como criaturas

distintivamente normativas o gobernadas por reglas.16

Para Kant, los conceptos ejercen dominio sobre nuestras prácticas y actos lingüísticos bajo

su forma normativa de necesidad. Así, él entiende cómo es que rigen los conceptos, cómo

es su autoridad sobre nosotros o cómo es que son válidos, que es con la necesidad o

Notwendigkeit. Son necesarios en nuestros juicios y razones para explicar una actividad en

la la que adquirimos compromisos con lo dicho. Estos compromisos articulados

conceptualmente y proposicionalmente son expresado de forma discursiva, por lo que

podemos exigir o dar justificaciones de modo inferencial para aceptar otro compromiso

posterior o negar alguno. 17

La práctica lingüística, que vagamente mencione anteriormente, tiene una definición más

clara en este punto. Así las define Brandom: “Las prácticas lingüísticas son aquellas en

las que se les da significación de aserciones o afirmaciones a alguna actuaciones-

la adquisición de compromisos inferencialmente articulados (y por tanto con

contenido proposicional).”18 Es decir, las razones o afirmaciones, con los compromisos

que adquirimos y atribuimos al enunciarlas, dadas en el juego de justificar o dar y pedir

razones. Para poder jugar, hay dos aspectos que se deben definir: el dominar una práctica

lingüística y el entender los actos del habla.

Cuando se domina una práctica lingüística, uno aprende cómo llevar la cuenta de los

compromisos adquiridos por uno mismo y nuestro interlocutor. Al entender un acto del

habla, entender el significado de lo recibido, uno mismo puede dar cuenta de los

compromisos que atribuyo al interlocutor en el momento de responderle. Es saber con qué

compromisos está comprometido el interlocutor y cómo pueden cambiar.19

Al afirmar algo hay dos factores que interactúan en la práctica discursiva de la comunicación

inferencial: la autoridad y la responsabilidad. Cuando uno afirma algo, uno confiere al

contenido de esa aserción de la propia autoridad, por lo que el interlocutor puede adquirir un

compromiso si usa nuestra razón en su razonamiento inferencial, es decir, se hereda el

16 Íbid. P. 20117 íbid. P. 201-20218 Íbid. P. 20219 Íbid.

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compromiso interpersonalmente. La parte de la responsabilidad reside en que, de ser

necesario, se puede justificar la afirmación hecha; es decir, nos hacemos responsables con

la obligación que uno tiene al afirmar algo explicándolo si se pone en cuestión. Por ende, en

la práctica discursiva de la comunicación un aspecto fundamental es la justificación, que es

“la transmisión interna e intrapersonal de la habilitación para los compromisos.”20

Este aspecto de la adquisición y atribución de compromisos será explicado ampliamente en

el apartado siguiente, en que la dimensión representacional será explicada a partir de la

dimensión proposicional de las creencias.

II. ANÁLISIS

1. Representación y comunicación

Al cabo de los siguientes cinco puntos se mostrará como la dimensión representadora debe

entenderse a partir de su articulación social de las razones dadas en el juego de dar y pedir

razones. Retomo ciertos conceptos, ya explicados anteriormente, para comenzar:

A) Lo que tiene contenido proposicional, razones o creencias, puede ser usado como

premisa o conclusión en una inferencia o razonamiento

B) Dominar el juego de dar y pedir razones es entender dicho contenido proposicional;

el saber cómo de los conceptos y saber que un juicio es adecuado para la

inferencia.

C) Al jugar, se lleva la cuenta de con qué compromisos se comprometen y con qué

están obligados los interlocutores.

D) Entender el contenido es asignar una significación practica adecuada al acto de

habla.

En este juego de dar y pedir razones y el llevar la cuenta, Brandom destaca que en el acto

del habla la relación no es puramente entre los conceptos o contenidos expresados en una

oración, sino es una relación entre personas, de allí que tenga que ser una práctica

discursiva socialmente articulada, en la cual se hallará la dimensión representacional de los

contenidos proposicionales, es decir, en el ámbito“de la evaluación de la significación

20 Íbid. P. 203

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de las razones que ofrecen los demás”21 que pueden servir de razones para otros en

sus inferencias, manteniendo su diferente perspectiva social entre cada interlocutor, o como

él los llama, productores y consumidores.22

Entonces, lo importante para Brandom es que para que se puedan entender dos sujetos con

un conjunto de creencias diferentes, diferente perspectiva social, la evaluación de los

significados sobre lo que cada uno diga, su contenido representacional, lo que habilita poder

usar las razones del otro, es lo que da el carácter social a la comunicación, que es el punto

crucial para la propuesta que él ofrece sobre la manera de entender el contenido

representacional. Así lo afirma él:

← La afirmación global que me interesa es que un rasgo del contexto

esencialmente social de la comunicación es la evaluación de lo que la gente

habla o sobre lo que piensa, no lo que están diciendo de ello. Hablar sobre

la representación es hablar sobre lo que asegura la comunicación, al

proporcionar la capacidad de usar los juicios de los demás como razones,

como premisas de nuestras propias inferencias, aunque sea sólo de manera

hipotética, para evaluar su significación en el contexto de nuestros propios

compromisos colaterales.23

Debido a lo anterior, hay que ver cuáles son las evaluaciones de las que habla Brandom.

Para introducirlas, recurre a la noción tradicional de conocimiento, que es creencia verdadera

justificada (CVJ). Para que un interlocutor, el que lleva la cuenta de los compromisos

adquiridos y atribuidos mediante las afirmaciones, pueda decir que el otro tiene

conocimiento, debe adquirir tres actitudes prácticas, cada una relacionada con los tres

aspectos del conocimiento, creencia verdadera justificada: primero, debe atribuir un

compromiso inferencialmente articulado que tiene contenido proposicional, es decir, le

atribuye una creencia; segundo, el sujeto anotador de los compromisos le atribuye una

habilitación, una capacidad adquirida por parte del otro, inferencial de sus compromisos, es

decir, tiene la capacidad de justificar lo que dice; por último, para que el sujeto que lleva la

21 Íbid. P. 203-20422 Íbid. P. 20423 íbid. P. 206

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cuenta considere el hecho de que lo dicho por el otro es verdadero, lo que Brandom sugiere

es que debe haber un respaldo del compromiso atribuido por parte del receptor, es decir, en

palabras de Brandom, que “la misma persona que lleva la cuenta acepte idéntico

compromiso al que se atribuye al candidato a conocedor.”24 Si digo que la creencia

que puede justificar es verdadera, es porque el compromiso que le atribuí al momento en que

articuló su creencia discursivamente, también lo acepto yo, adquiero el mismo compromiso.

Adquirir un compromiso es adoptar una postura normativa de evaluar la verdad de los

contenidos proposicionales de las afirmaciones. Si la persona entiende el significado de los

contenidos, es que entiende que hay diferencia en las perspectivas sociales de cada uno, ya

que por un lado le atribuye el carácter normativo, y por el otro lo adquiere al evaluar la

verdad de las afirmaciones. Así esta expresado en palabras de Brandom:

← Entender de manera adecuada el discurso sobre la verdad requiere, de

hecho, entender exactamente esta diferencia de perspectiva social: entre

atribuir un estatuto normativo a otro y adquirirlo o adoptarlo uno mismo. Lo

que subyace a la idea de que los contenidos proposicionales pueden ser

entendidos como condiciones de verdad es la práctica de evaluar la verdad

de las afirmaciones. Lo que quiero hacer es mostrar cómo se puede

extender a la representación, de manera más general, esta idea de que las

afirmaciones de verdad expresan diferencias en la perspectiva social.

Cabe mencionar un punto que es central en la propuesta de Brandom. Lo que le interesa en

las prácticas lingüísticas es explicitar lo que el otro está diciendo, de manera que lo

podamos usar en nuestros propios razonamientos y ser capaces de dar razones en su apoyo

responsabilizándose uno de lo dicho, o usando el vocabulario reciente, de los compromisos

adquiridos con una afirmación, manteniendo las diferentes posturas sociales de cada

interlocutor.25 Sobre esta explicitación trata el punto siguiente.

2. De dicto y de re

24 Íbid. P. 20725 Íbid. P. 13-15

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La dimensión representadora primordial en la argumentación de Brandom se hallará en la

adscripción de re de las actitudes proposicionales, sin embargo, para poder entender a ésta

hay que entender cómo se diferencia de una de dicto.

Las adscripciones de dicto atribuyen creencia acerca de una expresión o dictum, mientras

que las de re atribuyen una creencia sobre un objeto o res. Para entender una primera

distinción entre ambas, las aplicaré a una oración:

Mi atractiva amiga Lucero regresará de Veracruz el 26 de julio del 2012.

Si se quiere leer de dicto esta expresión, el contenido que la hace verdadera dependerá de

que se aplique en el marco temporal expresado; es decir, para que la oración en que

manifiesto en que Lucero regresará de Veracruz sea verdadera, tiene que ocurrir su regreso

el 26 de julio del 2012. Leída de re, significa que Lucero, la res de la oración, estará de

vuelta el 26 de julio del 2012.

Lo que diferencia una adscripción de la otra en este primer punto tiene que ver con dos

operaciones aplicadas sobre la oración: (a) determinar a quién identifica la descripción

definida, (b) aplicar un operador temporal para mover hacia adelante el momento en que la

verdad de la oración será evaluada. Si se aplica primero la operación (a) estamos hablando

sobre una adscripción de re, si es aplicaba la (b) estamos hablando de una adscripción de

dicto.26

Brandom se da cuenta de que diferenciar una lectura de otra es ambiguo, por lo que propone

ciertas reglamentaciones gramaticales para diferenciar cada adscripción. Por un lado, para

distinguir una de dicto, se emplearía un <<que>>, mientras que para identificar a una de re

se usaría un <<de>>.27 Ejemplificaré cada uno:

Elmer Gruñón cree: un animal evita que cace, pero no evita ser cazado.

Leída de dicto, la afirmación quedaría así:

26 Íbid. P. 20927 Íbid. P. 210

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Elmer Gruñón cree que un animal evita que él cace, pero no evita ser cazado.

Si sólo se toma esta adscripción de dicto, lo que sigue a continuación del que sonaría a

contradicción, dado que pareciera que un mismo animal hace dos cosas opuestas, cosa que

Elmer Gruñón no está expresando. Esta adscripción de dicto se refiere solamente al

dictum de la creencia de Elmer, no tomando en cuenta a qué objeto enuncia en tal

afirmación, cosa que pasa en la adscripción de re. Leído de re quedaría así:

Elmer Gruñón cree de un animal que evita que él cace, pero no evita ser cazado.

¿Qué es lo que pasa con esta adscripción de re, que probablemente Elmer Gruñón

aceptaría? En este tipo de adscripciones la sustitución juega un papel fundamental, al igual

que las creencias en conjunto de un sujeto.28 Es decir, una creencia que probablemente tenía

Elmer al llegar al bosque es la idea de que es temporada de caza de patos. Al ver otros

carteles diciendo sobre la temporada de caza de conejos, Elmer supondría que un animal

esta evitando ser cazado, que es un no tan listo Pato Lucas. También cree, por mucha

experiencia pasada, que el conejo astuto que también vive en el bosque, Bugs Bunny, al ver

los carteles falsos de Lucas, jugará trucos discursivos sobre él, Elmer, que no evitarán que

cace al pato menos listo; es decir, el despistado Lucas aún así no evitaría ser cazado. Si

sustituimos los términos, la expresión leída de re quedaría así:

Elmer Gruñón cree del despistado Pato Lucas que está evitando que cace, pero no evita ser

cazado totalmente.

Tomado de este modo, quizá ya acepte la adscripción de dicto:

Elmer Gruñón cree que el despistado Pato Lucas esta evitando que cace, pero no evita ser

cazado totalmente.

28 Esto lo ejemplifica Brandom tomando a Henry Adams y su creencia de que Benjamín Franklin, inventor de los lentes bifocales y proveniente de un estado un tanto menospreciado por Adams, sólo popularizo el pararrayos, mas no le otorga el crédito de invención. Esta creencia cambia el modo de entender una oración de re como: Él creía del inventor de los lentes bifocales que no invento el pararrayos. Íbid. P. 210

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Esta reglamentación de las dos adscripciones las expresa de este modo Brandom:

← Quine subraya que la diferencia gramatical clave entre estos dos tipos de

adscripciones tiene que ver con la propiedad de sustitución de los términos

singulares que aparecen en ellas. Las expresiones que aparecen en la parte

de re de la adscripción -dentro del alcance del operador <<de>> en las

versiones reglamentadas- tienen, en su terminología, usos referenciales

transparentes: los términos correferenciales pueden sustituirse

mutuamente salva veritate, esto es, sin cambiar el valor de verdad de toda

la adscripción. En cambio, esa sustitución en la parte de dicto de la

adscripción -dentro del alcance del operador <<que>> en las versiones

reglamentadas- puede cambiar perfectamente el valor de verdad de toda la

adscripción.29

Según esto, Brandom toma de Quine la capacidad de sustituir algunos términos en una

expresión de re sin modificar el valor de verdad, mientras que considera que la misma

sustitución no siempre mantiene el valor de verdad en una de dicto. Toda esta

reglamentación anterior es introducida por Brandom para especificar que en las

adscripciones de re expresamos sobre lo que estamos hablando o de qué pensamos30, es

decir, en estas se halla la explicitación de los compromisos que adquirimos y que son

evaluados por el otro, que es un punto necesario para poder articular la dimensión social de

la representación a partir de las adscripciones de re, sin usar un vocabulario representador,

sino mediante la estructuración sintáctica de la expresión. Esta forma sintáctica de diferenciar

a las adscripciones de re de las de dicto, es la siguiente:

A partir de una adscripción de dicto [ S cree que ø (t)], se exporta un término singular desde

la cláusula <<que>>, empezando con un <<de>> y colocando un pronombre inmediatamente

después del <<de>> [S cree de t que ø].31 Si sustituimos, noción tomada de Quine como el

autor lo dice, un término como en el ejemplo pasado, a partir de la oración S cree de t que ø,

29 íbid. P. 21130 Íbid. P. 21231 íbid. P. 211

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por una expresión correferencial que no afecta el valor de verdad de la adscripción, en este

caso es ø’, siendo que ø=ø’=ø’’=ø’’’, entonces se puede expresar S cree de t que ø’’.

Aún queda un tanto obscuro cómo aplicar o que tanto implica una adscripción de re, por lo

que Brandom se dedica en los puntos siguientes a explicar minuciosamente éstas.

3. Adquirir y atribuir

Ya había mencionado anteriormente que al hablar uno se responsabiliza de justificar

inferencialmente el argumento, adquiere compromisos con lo dicho, y atribuye otros al

interlocutor. Ahora, en este punto y en los próximos se especifica aún más qué significa el

adquirir y atribuir compromisos, apoyándose en las adscripciones de re antes explicadas.

Aquella primera mención de la responsabilidad recaía meramente en el contenido

proposicional, y es necesario explicarla con base en la dimensión representacional social de

los contenidos proposicionales conceptuales en la comunicación.

Para empezar, ayuda recordar dos conceptos:

A) La práctica discursiva, el juego de dar y pedir razones, debe entenderse como la

adopción de actitudes prácticas mediante las cuáles los interlocutores llevan la

cuenta de los compromisos de los otros, con qué se están comprometiendo con sus

juicios emitidos.

B) Afirmar o juzgar es aceptar o reconocer un compromiso con contenido

proposicional, es decir, que puede ser articulado inferencialmente.

Hay que pasar de esta dimensión proposicional a la representacional, explicitar sobre qué o

de qué se habla, a través de la articulación social inferencial, que es dar y pedir razones

mutuamente al hablar.

En primer lugar, hay que definir adquirir. Adquirir un compromiso es “hacer algo de modo

que resulte apropiado para otros atribuirlo.”32 Las dos formas en que uno manifiesta

que adquiere ese compromiso puede ser: a) admitir directamente que se compromete con

algo, afirmar directamente el compromiso o emplearlo como premisa del propio

32 Íbid. P. 213

Page 15: Una ruta social desde el razonamiento hasta la representación; Brandom, Robert - Comentario de texto

razonamiento teórico o práctico, es decir, actuar de acuerdo a ello de manera práctica,

teniéndolo como premisa en las acciones y pudiendo dar razones que expresen el por qué de

tal conducta; o b) de manera consecuencialista, tomándolo como la conclusión a la que se

llega después de un razonamiento. Al aceptar un compromiso, al adquirirlo, de esta segunda

forma consecuencialista, Brandom dice que también uno se compromete con lo que uno

quiera o no comprometerse; es decir, si Superman cree que Batman creó un caos en

Metrópolis por entrometido, y sabe que Batman es Bruno Díaz, Superman se compromete, lo

quiera decir o no, con la afirmación de que Bruno Díaz creó un caos en Metrópolis por

chismoso, pues al comprometerse con la primera afirmación, se compromete con la

segunda.33

Por otro lado atribuir es “una actitud práctica que está implícita en las prácticas de

llevar la cuenta, las únicas en las que algo puede tener la significación de una

afirmación o un juicio.”34 Esta es meramente un actitud práctica, no requiere una

explicitación de los compromisos que se atribuyen al interlocutor; para poder hacer esto

segundo, Brandom define que adscribir es “explicitar esa actitud práctica implícita

mediante una afirmación.”35 La afirmación en que se explicita, se hace la atribución al

interlocutor, tiene que llevar los operadores <<cree que>> o <<afirma que>>. Así, lo que se

explicita es el juego de llevar la cuenta de compromisos.Esta afirmación se puede usar como

premisa o conclusión en el razonamiento propio, al igual que se le puede exigir razones que

justifiquen lo explicitado. Ya no es puramente una práctica implícita en la comunicación.

La forma en que las adscripciones de dicto y de re entran en juego la explicaré en el punto

siguiente.

4. Adscribir

La adscripción conlleva las dos prácticas anteriores: atribuir y adquirir. Sirve ver la forma de

la adscripción siguiente para entender el punto que quiere mostrar Brandom:

S cree (o está comprometido con la afirmación de) que ø (t).

33 Íbid. P. 213-21434 Íbid. P. 21435 Íbid.

Page 16: Una ruta social desde el razonamiento hasta la representación; Brandom, Robert - Comentario de texto

Esta es una adscripción de dicto, puesto que según las reglamentaciones anteriores, el

operador que atribuye un dictum a la persona con la cual se esta hablando, que sin

inconvenientes aceptaría, ya que no se modificó el contenido de la creencia. Quien hace la

adscripción respalda lo dicho con la misma, reconoce el dictim atribuido. En las

adscripciones de re, lo que se explicita es un compromiso adquirido, sin necesidad de que

el otro acepte, sobre lo que se le atribuye al objetivo de la adscripción. Para hacer esto

mucho más claro usaré el siguiente ejemplo, en el que Bart Simpson adscribe lo dicho por su

madre, Marge Simpson:

Bart dice: Mi mamá cree que un hombre tonto y descuidado es una persona digna de afecto

alguno.

Marge responde: No es así, lo que yo digo es que ese hombre que te crió, al intentar

preocuparse por ti, es digno de afecto.

Bart, un tanto molesto, diría: Pero he mostrado pruebas con las que cualquiera podría

convencerse que ese hombre es un tonto y un descuidado por lo que no es digno de afecto

alguno.

Quizá las pruebas de las que habla Bart son que Homero lo ahorca constantemente y

muchas veces ignora lo que le ocurre; sin embargo, lo que se destaca aquí es que Bart y

Marge no están en desacuerdo sobre si los hombres en general que son descuidados

merecen cierto afecto, sino sobre si ese hombre en específico, el papá de Bart, Homero,

merece el afecto de su hijo. Para explicitar sobre lo que Bart está hablando, empleando la

reglamentación anterior, una adscripción de re es lo más conveniente, por lo que la

adscripción de Bart sería:

Mi mamá cree de ese hombre tonto y descuidado que es una persona digna de afecto

alguno.

En la adscripción de re anterior, Bart se compromete con lo dicho, lo explicitado, sobre

Homero, que es un tonto y un descuidado. Adquiere ese compromiso con esa afirmación,

Page 17: Una ruta social desde el razonamiento hasta la representación; Brandom, Robert - Comentario de texto

que de acuerdo a él está implícita en la afirmación de Marge; mientras que atribuye un

compromiso con el que ella se compromete, el decir que merece afecto, aunque ella no esté

comprometida con el compromiso que le atribuyó Bart primero; no obstante, reconocería lo

atribuido en la primera afirmación de dicto de Bart. Brandom explica esta diferencia de la

siguiente forma:

← La adscripción conlleva siempre la atribución de un compromiso doxástico

y, como las adscripciones son en sí afirmaciones o juicios, la aceptación de

otros. […] la función expresiva de las afirmaciones de las afirmaciones de re

de actitud proposicional consiste en explicitar qué aspectos de lo que se

dice expresan compromisos que se atribuyen y cuáles expresan

compromisos que se adquieren. La parte de la especificación del contenido

que aparece dentro de la cláusula <<que>> de dicto está limitada a lo que,

según quien hace la adscripción, aquel a quien se adscribe el compromiso

reconocería […] como expresión de aquello con lo que está comprometido.

La parte de especificación de contenido que aparece dentro del alcance de

la cláusula <<de>> en las expresiones de re incluye lo que, según quien

hace la adscripción del compromiso (pero no necesariamente según aquella

persona a la que se le adscribe) se reconoce como expresión de aquello con

lo que está comprometido el objetivo de la adscripción.36

El que puedan llevar ambos la cuenta de los compromisos atribuidos y adquiridos por ambas

partes y puedan explicitar lo dicho por el otro en adscripciones de dicto o de re, refleja la

dimensión social del contenido representacional, sobre lo que piensan o hablan. Así lo dice

él: “Así pues, dividir la especificación de contenido de una adscripción de actitud

proposicional en parte de dicto y de re explicita la distinción esencial de llevar la

cuenta deóntica de la perspectiva social entre los compromisos atribuidos y los

adquiridos.”37

El último punto de este apartado añade un elemento más para entender las adscripciones de

dicto y de re.

36 Íbid. P. 21837 Íbid.

Page 18: Una ruta social desde el razonamiento hasta la representación; Brandom, Robert - Comentario de texto

5. Compromisos por sustitución

El que una persona pueda aceptar una afirmación adscripta de sus creencias, ya sea de

dicto o de re, depende también de otros compromisos auxiliares que emplea en sus

inferencias. Este aspecto se puede entender en términos de compromisos sustitutorios e

inferenciales.

Por un lado, en la adscripción de dicto con la cláusula <<que>>, el objetivo de nuestra

adscripción, a quien se adscribe, si reconoce lo que afirmamos depende de las creencias

auxiliares con las que se comprometa, aunque la persona que esta adscribiendo no las

comparta. En esta adscripción, no se podría sustituir algún término para hacer inferencias,

puesto que el valor de verdad variaría y no incluye lo que el adscripto reconoce.

Por el otro, en una adscripción de re, el adscriptor se compromete con las sustituciones de

términos que emplea en su afirmación, aunque no implica que el adscripto también las

reconozca.38

Si en una plática entre A y B, A lleva la cuenta de compromisos de B, ya que éste expreso

que ø (t), las adscripciones que A haría, en las que no se sustituye ningún término y B

reconoce sin problemas, estarían expresadas de manera formal así:

De dicto: B afirma que ø (t).

Si A reconoce el compromiso identificando t=t’, entonces, aunque B no reconozca tal

compromiso, A puede adscribir lo dicho por B así:

De re: B afirma de t’ que ø.

Lo que se debe destacar aquí es que por medio de las adscripciones de re se puede

mantener la comunicación, ya que por este medio entendemos lo que los otros dicen y

podemos usar lo entendido en nuestros propios razonamientos. Así lo dice Brandom:

38 íbid. P. 219

Page 19: Una ruta social desde el razonamiento hasta la representación; Brandom, Robert - Comentario de texto

← […] lo que se expresa mediante las especificaciones de re del contenido de

las creencias de los demás es crucial para la comunicación. Ser capaz de

entender lo que los otros dicen, en el sentido de poder disponer de sus

observaciones para usarlas como premisas en las inferencias propias, es

algo que depende precisamente de ser capaz de especificar esos

contenidos en términos de re, y no sólo de dicto.39

Si una amiga que no conoce mucho de los videojuegos me dice que le gusta el juego del

hombrecillo con bigote vestido de rojo que rescata una princesa, puedo adscribir de dicto su

creencia:

Ella cree que el videojuego del hombrecillo de rojo y bigote es divertido.

Y yo, que conozco un poco más de los juegos, puedo extraer de su creencia otra información

que coincide con otras creencias auxiliares mías. Puedo adscribir de re su creencia así:

Ella cree del videojuego de Mario Bros que es divertido.

Pude entender lo que ella decía adquiriendo ciertos compromisos al explicitar su afirmación,

al mismo tiempo que atribuía ciertos compromisos a ella, de modo que pude hacer mis

propias inferencias y responderle por medio de la adscripción de re; es decir, pude captar el

contenido representador de sus creencias mediante una vía social que es la práctica

lingüística discursiva que es el de dar y pedir razones mediante una articulación inferencial.

La dimensión representacional del contenido proposicional de su creencia fue explicitado

mediante una adscripción de re, en la que pude dar cuenta de los compromisos secundarios

que permitieron que ella hiciera esa afirmación y yo pudiera entenderle, y por ende ser capaz

de responder usando su observación en un razonamiento propio, sustituyendo ciertos

términos para facilitar la articulación conceptual. Ambos entendimos el sobre qué estamos

hablando. Con la siguiente cita de Brandom concluyo este apartado dos y paso al último, que

es la conclusión del análisis del capítulo quinto:

39 Íbid. P. 221

Page 20: Una ruta social desde el razonamiento hasta la representación; Brandom, Robert - Comentario de texto

← Extraer información de las observaciones de los demás exige captar lo que

se expresa cuando se ofrecen caracterizaciones de re de los contenidos de

sus creencias -esto es, ser capaz de decir de qué serían verdaderas sus

creencias si fueran verdaderas-. Es captar el contenido representador de

sus afirmaciones. Lo que he estado diciendo es que hacer esto equivale a

dominar la dimensión social de su articulación inferencial.40

III. CONCLUSIÓN

Lo que se demuestra con todo lo anterior es que:

A) Las adscripciones de re son usadas para expresar la dimensión representadora

del lenguaje, ya que especifican o explicitan sobre qué hablamos.

B) Estas adscripciones reflejan la diferente perspectiva social que conlleva el llevar la

cuenta de lo que el otro dice, manteniendo un entendimiento entre interlocutores

con los compromisos adquiridos y atribuidos por cada uno.

C) La dimensión social del comunicar las afirmaciones inferencialmente articuladas se

demuestra en que puede disponer cada uno de la observación del otro para usarlas

en el propio razonamiento, disponiendo de los compromisos colaterales diferentes

que subyacen a las creencias primeramente afirmadas por cada interlocutor, es

decir, los contenidos representadores del contenido proposicional que se articulan

socialmente e inferencialmente en el juego de dar y pedir razones no hacen

referencia a objetos o a una ontología semántica que sirva de criterio de verdad.

D) Este contenido proposicional conlleva necesariamente un contenido representador,

debido a que la articulación inferencial implica necesariamente una dimensión

social.

E) No se puede evitar la dimensión social, ya que toda consecuencia y antecedente de

la significación inferencial de las creencias depende del comprometerse con

hipótesis o compromisos secundarios colaterales, que permiten evaluar lo dicho.

Toda evaluación tiene que ver con los compromisos adquiridos y atribuidos que

reflejan cierta visión social distinta de los interlocutores sin coartar la comunicación.

Con la siguiente cita de Brandom termino el análisis de su capítulo:

40 Íbid. P. 223

Page 21: Una ruta social desde el razonamiento hasta la representación; Brandom, Robert - Comentario de texto

← Quiero decir que la función inferencial correcta está determinada por las

afirmaciones colaterales que son verdaderas. Justo eso; eso es lo que cada

interlocutor quiere decir: cada uno tiene una perspectiva ligeramente

diferente al menos, desde la que evalúa las propiedades inferenciales. Las

expresiones representadoras explicitan la clasificación de los compromisos,

los atribuidos y los adquiridos, sin los cuales sería imposible la

comunicación, dadas las diferencias de perspectiva. La dimensión

representadora de los contenidos proposicionales refleja la estructura social

de su articulación inferencial en el juego de pedir y dar razones.41

B. PROBLEMAS EN SOCIEDAD

La propuesta que da Brandom del ámbito social en que podemos entender sobre qué

estamos hablando cada uno, a pesar de la diferente visión social, trasladando la verdad de

las creencias a un ámbito inferencial y proposicional, abre la puerta para erradicar de cada

uno de los individuos en una comunidad la idea de que se posee una verdad acabada, última

y perfecta, y preocuparse más por pensar y articular mejores razones para resolver un

conflicto práctico. Las disputas ya no deben versar sobre una ontología mejor o peor, cuyos

objetos deban ser encontrados en quien sabe qué parte del mundo o cosmos.

La verdad proposicional refiere a poder usar la razón del otro en un pensamiento propio, ya

que se comulga, a pesar de cierta sustitución de términos para facilitar una comprensión por

parte de ambos, con los compromisos que los juicios que emitimos conllevan

necesariamente, por los conceptos que empleamos.

Este punto de la verdad y el lenguaje es compartido también por un filósofo ético de nombre

Amartya Sen. Para él, cuando retoma a otra filósofo de nombre Hilary Putnam, el que

podamos calificar a una razón como mejor o peor, aparte de que se pueda entender en un

41 Íbid. P. 225

Page 22: Una ruta social desde el razonamiento hasta la representación; Brandom, Robert - Comentario de texto

juego de dar y pedir razones inferencial, depende del escrutinio al que se somete una razón

para poder dar una objetividad ética. Cito a Sen:

← Antes bien, como alega Putnam, <<las cuestiones éticas reales constituyen

una especie de cuestión práctica, y las cuestiones prácticas no implican tan

sólo valores, sino también una compleja combinación de creencias

filosóficas, creencias religiosas y creencias fácticas>>. Los procedimientos

efectivamente usados en la búsqueda de la objetividad pueden no ser

siempre claros, ni accesibles, pero, como afirma Putnam, esto puede

hacerse con transparencia si las cuestiones subyacentes se someten al

escrutinio adecuado.42

Esta objetividad ética que menciono tiene que ver precisamente con el ámbito incluyente

social en que las voces de todo individuo interesado en resolver los conflictos de una

comunidad, o que al menos que crea que su opinión puede ser útil para los interesados, está

ligada con una imparcialidad abierta que preocupa a Sen. Cito al autor: “[En la

imparcialidad abierta] […] el procedimiento para hacer evaluaciones imparciales

puede […] invocar juicios de fuera del grupo focal para evitar el prejuicio

parroquial.”43

Por medio de ésta, la discusión pública en que se delibera cómo resolver un problema

práctico que aqueja a una sociedad, no está limitada solamente a los afectados, sino que las

opiniones de foráneos son útiles y hasta necesarias para evitar que la sociedad tenga la idea

de que está siendo totalmente imparcial, sin darse cuenta de que están conservando

prejuicios, que a sus ojos no lo son. Así lo dice Sen: “La búsqueda de la imparcialidad

abierta se basa en la <<extensión de las opiniones humanas>>. Y la creciente

<<fuerza de sus conexiones recíprocas>> hace que <<las fronteras de la justicia

se extiendan aún más>>.”44

Si una sociedad considera que las mujeres no son buenas médicas por la tradicional

creencia de que hay pocas y malas mujeres que se desenvuelven en el ámbito profesional, y

42 Sen, Amartya; La idea de la justicia, Taurus, México; 2010. P. 70-7143 Íbid. P. 15244 Íbid. P. 203

Page 23: Una ruta social desde el razonamiento hasta la representación; Brandom, Robert - Comentario de texto

se delibera sobre abrir la posibilidad de estudio ellas, claramente, aunque se abra el foro

público de la discusión a los habitantes de tal comunidad, intentando ser imparciales en las

soluciones acordadas, ese prejuicio permanecerá y no será erradicado a menos que un

espectador imparcial ajeno a esa comunidad pueda intervenir en el debate público y expresar

que esa tradicional creencia comunitaria es un mero prejuicio, que en otras entidades es

errado pensar de tal modo y puede justificarse razonablemente este error. A este prejuicio

Sen lo denomina “ilusión objetiva”. Ésta deriva de que, debido a su posición en que se

encuentran los habitantes de la comunidad, limitados a sus condiciones geográficas, y quizá

sociales con comunidades aledañas, no se pueda ver de otra forma una creencia propia: Así

lo marca Sen: “[…] la ilusión objetiva es una creencia posicionalmente objetiva que

resulta, en efecto, equivocada desde el punto de vista del escrutinio

transposicional.”45

Toda esta idea me parece que puede muy bien apoyarse en lo dicho por Brandom y la

dimensión social, la relación entre el yo y el otro, nosotros, que prevalece sobre los juicios

que cada uno puede emitir y entender. Ofrezco esta derivación ética como consecuencia de

la propuesta de Brandom. No planeo ahondar más en ella, puesto que un trabajo de tal

envergadura requeriría un extensión amplia, cosa que no es el propósito principal de este

trabajo. Únicamente me parece plausible entenderla y tenerla en cuenta cuando se realice

filosofía del lenguaje. A mi ver, no se puede mantener cada rama filosófica aislada de las

otras, deberíamos entender que una propuesta hecha en una, puede muy bien derivar en

muchas más en las otras ramas.

45 Íbid. P. 193