Visión Teórica Andina

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VISIÓN TEÓRICA ANDINA-CUSQUEÑA EN DOS CUENTOS MENCIONADOS EN EL TESTIMONIO GREGORIO CONDORI MAMANI. AUTOBIOGRAFÍA Callapiña Galvez, Ronald Robert Junior 12030004 Introducción En el presente trabajo analizaré dos relatos que se menciona en el testimonio-libro Gregorio Condori Mamani. Autobiografía. El tipo de análisis que uso es interpretativo, basándome en elementos teóricos de la cultura andina y del testimonio como género. El trabajo, de esta manera, se divide en tres partes: Comenzaré reflexionando acerca de algunos elementos de la teoría del testimonio que serán necesarias explicar para el análisis de los relatos escogidos. En segundo lugar, explicaré qué es «cuento» para Gregorio y qué relación tiene este con los relatos a explicar. Luego, llego al análisis de los relatos en sí, en donde usaré el método de la fragmentación además de otros enfoques teóricos para encontrar elementos teóricos andinos y dar así una interpretación. 1

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VISIN TERICA ANDINA-CUSQUEA EN DOS CUENTOS MENCIONADOS EN EL TESTIMONIO GREGORIO CONDORI MAMANI. AUTOBIOGRAFACallapia Galvez, Ronald Robert Junior12030004IntroduccinEn el presente trabajo analizar dos relatos que se menciona en el testimonio-libro Gregorio Condori Mamani. Autobiografa. El tipo de anlisis que uso es interpretativo, basndome en elementos tericos de la cultura andina y del testimonio como gnero. El trabajo, de esta manera, se divide en tres partes: Comenzar reflexionando acerca de algunos elementos de la teora del testimonio que sern necesarias explicar para el anlisis de los relatos escogidos. En segundo lugar, explicar qu es cuento para Gregorio y qu relacin tiene este con los relatos a explicar. Luego, llego al anlisis de los relatos en s, en donde usar el mtodo de la fragmentacin adems de otros enfoques tericos para encontrar elementos tericos andinos y dar as una interpretacin.

I. Una voz doble inseparable en GregorioAl momento de analizar un discurso literario, aparecern siempre pequeas trabas que no nos permitirn ingresar al texto en s. El testimonio no es la excepcin. En este gnero encontraremos el siguiente problema: la intervencin del hombre letrado en el proceso de hacer digerible un testimonio para el lector. Este letrado solidario (Achugar, 1992: 52) modificar el testimonio en bruto que se tiene para realizar las siguientes operaciones: pasar de lo oral a lo escrito, traducir del quechua al espaol la informacin, modificar y acomodar de tal modo el testimonio para hacerlo ms admisible al lector (narrativizar si se quiere), y ser, de alguna forma, parte misma de la voz del testimoniante, voz que termina materializndose en la palabra escrita que llega a nosotros, los lectores.Es as que el testimonialista participa del proyecto testimonial, en palabras de Natalia Tobn, como un mediador interpretativo de un discurso que pasa del testimoniante al lector (2008: 64). Es en este proceso de intervencin que el hombre letrado intrprete del discurso, que tiene un fin poltico moral, hace de este un instrumento poltico (ibdem, 49-50). Para terminar esta idea y no alargarme ms a otros aspectos tericos que tiene el testimonio, digo que todo lo planteado es para recalcar que esa manipulacin por parte del testimonialista en el discurso provoca la fusin de dos voces que supone la coincidencia del uno y del Otro, [ambas voces], en un mismo espacio. () Una narracin y dos enunciados, uno oral y otro escrito; dos individuos y quizs un sujeto. (Achugar, 1992: 64).Esta doble voz nos puede, de alguna forma, seducir a un anlisis de separacin o identificacin de la voz original del testimoniante, pero resultara totalmente intil e innecesario (Tobn, 2008: 55). La razn es porque esta caracterstica peculiar de la doble voz es un carcter propio e identificador del testimonio, gnero institucionalizado como tal. Aun as en un anlisis literario no ser posible, pues, por ms que se intente, el testimonio original ya se ha perdido.[footnoteRef:1] [1: Esta intil bsqueda de la voz original ocurre no solo en los discursos testimoniales, sino en todo texto en donde haya habido manipulacin del hombre letrado; sea: edicin, traduccin, recopilacin, transcripcin, etc.]

No por esto, debemos dudar de la veracidad del discurso de Gregorio. Solo debemos siempre tener en cuenta que detrs de ese texto, traducido y expuesto en un efecto de oralidad, est la voz pensada por el testimonialista (Tobn, 2008: 53).Otra consideracin importante que debemos tomar en cuenta en la teora del testimonio, la negacin de monlogo de parte del narrador. En el ttulo del testimonio de Gregorio est inscrito el trmino Autobiografa, dicha definicin para la obra es incorrecta y la explicacin de ello es innecesaria. Pero se entiende la colocacin de dicha palabra en el ttulo, pues para ese entonces (1977) no se tena an definido al testimonio como gnero. El testimonio se caracteriza por tener una estructura conversacional que requiere siempre de un interlocutor que asienta lo que uno dice; es una narrativa conversacional (Manheim, 1999: 50)[footnoteRef:2]. Pero esta caracterstica suele ser, casi siempre, modificada por el testimonialista para convertirlo ms a una narrativa autobiogrfica, con tez de monlogo. Es as que, por ms que en su forma el discurso testimonial de Gregorio no identifique al interlocutor t, no se debe olvidar que siempre el oyente est, tanto para la funcin comunicativa de la narracin como para la funcin conceptual que tiene el hombre andino al tomar el papel de narrador de historias. [2: Este texto junto a otros son tomados de la compilacin que hace Juan Carlos Godenzzi en el libro Tradicin oral andina y amaznica. Mtodos de anlisis e interpretacin de textos. ]

II. Definicin de cuentota para GregorioEs hora de acercarnos ms a los relatos que tenemos pensado analizar. En primer lugar, cabe resaltar la previa denominacin que tiene el testimoniante para su prxima narracin: a. () Aqu seguamos hilando entre risas y sin preocupaciones, escuchando los cuentos de los cuentesteros. Nunca, como en la crcel, he escuchado tantos cuentos que hasta ahora los recuerdo todava, muchos de ellos.Como el cuento de un ganadero que haba (1977: 53 54)Y no es un problema de traduccin, ya que al comparar con el mismo discurso en quechua se lee cuentota y cuentestero (dem). Por qu preocuparse por esta denominacin? La respuesta es porque, solo en el captulo VIII de la obra, a las narraciones mticas, que relata Gregorio, previamente se las nombra como cuento; mientras que en los otros relatos mticos, no.[footnoteRef:3] Veamos las siguientes introducciones a las narraciones mticas: [3: He de advertir que en el captulo II tambin hay una referencia a cuento. Ms adelante explicar la relacin que tiene este con los cuentos relatados en el captulo VIII]

b. Hasta ahora recuerdo, cun largos fueron esos cuatro das que esper para partir de mi pueblo. Nunca los das fueron tan grandes y largos, como los das que esper para venirme al Cusco. Solo una vez, en una faena, haba escuchado del tayta Laureano Cutipa hablar del Cusco. El tayta Laureano estaba de Alcalde Varayoq y en esa faena dijo que cuando el Inka estaba construyendo el Cusco (ibdem, 19)c. Un da, en tiempo de la era, nosotros estbamos trabajando entre doscientos a trescientos hombres, y en eso por detrs del cerro Silquincha, apareci un pjaro grande, parecido al cndor, gritando como condenado. Y todos los que estbamos en la era nos asustamos. Ese rato me acord de un cuento que narr una vez mi to Gumercindo (ibdem, 30).d. Este seor de Pampamarca es milagroso, por eso vienen de todas partes en busca de l. Pero este Taytacha no es pampamarquino, l es del pueblo de Curahuasi, de donde se haba venido al lado de Pampamarca. Cansado de tan caminar, este Taytacha (ibdem, 66)Con estas citas bastar para poder diferenciar las introducciones previas a cada relato mtico. En primer lugar, quiero hacer notar que una caracterstica en el relato andino es la existencia de una introduccin. Esto se debe al carcter conversacional que tienen estos relatos. Es as que si no aparece tal introduccin, se debe a que el recopilador dimiti de ella.[footnoteRef:4] Otra caracterstica que diferencian a los relatos mencionados como cuentos de los que no, es la situacin conceptual en que se encuentra Gregorio al momento de la enunciacin. [4: Un ejemplo de esto lo encontramos en el mismo testimonio de Gregorio, en el catulo VII. Aqu se narra, sin previa introduccin, el mito de Inkarrey. (1977: 49-50). ]

Gregorio no es un narrador cualquiera, es un hombre que toma el papel y la responsabilidad de transmitir una tradicin oral. Es un intrprete de su tradicin (Godenzzi, 1999: 274). Es importante agregar la doble temporalidad que ocurre en el testimonio: el momento de la enunciacin (presente) y el momento de lo enunciado (pasado). Es as que Gregorio convierte su narracin en un discurso histrico oral (Howard-Malverde, 1999: 340-341). Esta nueva faceta de la narracin del testimoniante cumple una funcin poltica (ibdem, 341), en el sentido de que Tal discurso se presta a una lectura como construccin cultural, basada en un esquema conceptual dado, ms que una interpretacin emprica. El narrar oralmente la historia es un acto comunicativo que actualiza la conciencia histrica, y que puede ejercer una funcin poltica en el sentido de querer influenciar sobre el presente, transformar el orden de las cosas y proyectar hacia un futuro diferente. (dem)En este sentido, podemos apreciar mejor la gran responsabilidad que tiene Gregorio. l debe sentirse autorizado para narrar su tradicin (Manheim, 1999: 50). Esto se debe porque, ya que siempre se trata de una narracin conversacional, se supone que el interlocutor est siempre evaluando la validez del enunciado del narrador (dem). Y quin es el interlocutor? Es el hombre letrado, el dueo de la escritura. Aquel que tiene el poder actualmente, un poder reconocido por el hombre andino (Ansin, 1987: 189). Este poder se puede notar en la aceptacin de la religin cristiana, de la soberana centralista del Gobierno tras la derrota del inca; aunque, al final, lo que el hombre andino lo que hace es adaptar su cultura andina a la cultura dominante, a su conveniencia (ibdem, 203-205).Este interlocutor, el hombre letrado, dueo de la escritura, es visto como un sujeto que merece ms que nadie la narracin ms autorizada. La idea de autoridad se entiende como permiso para divulgar una tradicin por parte de una comunidad: la sociedad reconoce y diferencia entre sus integrantes a quienes afianzan su habilidad para transmitir saberes, historias y tradiciones de la comunidad a travs del tiempo (Espino, 2010: 50). Esta autoridad nunca es absoluta, nadie tiene la ltima palabra. Nadie se aduea del texto narrado en s (Manheim, 1999: 50). Siendo, el testimoniante, un intrprete de su tradicin, su funcin principal es la de actualizar un relato del pasado (momento de lo enunciado) al presente (momento de la enunciacin) (Godenzzi, 1999: 273-274): actualizarlo de la manera ms verdica, que sea la ms vlida, para el interlocutor y su comunidad.Volviendo a las citas y la idea de cuento para Gregorio, observamos que en los casos en donde no hay denominacin de cuento (b y d) en las introducciones hay una mayor ligazn entre lo que es verdico para el testimoniante con la autoridad que siente para contarlo: ambas estn en una relacin directamente proporcional. No hay duda de verdad en lo que narra Gregorio: tanto el inca poderoso creador de ciudades y arreador de vientos as como el tayta que camina de ciudad en ciudad son reales. Por eso, estos relatos no pueden ser considerados como cuentos. En el caso de la cita c, no hay una correspondencia entre el grado de verdad de lo que dice con la autoridad que tiene para decirlo; ya que, dicho pjaro grande, parecido al cndor fue al final un avin que por primera vez vea. La narracin que sigue a la cita c es de modalidad comparativa: lo que le cont tiempo atrs su to Gumercindo con lo que en realidad no fue ms que un avin. De esta forma, vemos que, para Gregorio, la denominacin cuento se relaciona con la no realidad, o mejor dicho con lo no verificable, lo no autorizado a aceptar como verdad creble.Ante de continuar con esta idea, quiero aclarar que la idea de verdad no es relacionada con el hombre occidental, sino con el hombre andino. Este, a travs del tiempo y la modernidad que avanza, va, de a pocos, descreyendo parcialmente de sus creencias autctonas. En este caso, ver un avin, smbolo de la modernidad y de la desmitificacin, provoc en Gregorio la duda de que si lo que deca su to era cierto. Es esta duda de lo real y de la verdad, que tiene como concepto propio, la que hace que Gregorio no se sienta autorizado para confirmar como verdad lo que narra frente a su comunidad o a su interlocutor; es por eso que lo que no es verificable, para l, prefiere llamarlo cuento.En este sentido, propongo, entonces, todo lo dicho como una representacin de crisis psicolgica narrativa en lo narrado por Gregorio. Lo que narra se encuentra en una constante tensin entre la responsabilidad de actuar como un autorizado y lo que est diciendo en su enunciacin (presente). Continuando con las comparaciones en las citas, podemos notar que en a (que pertenece a los relatos prximos a analizar) la historia que se narrar no ha sido sometida a la prueba de verificacin: no ha habido suceso que desmitifique el relato contado. Entonces qu es lo que sucede en este caso? Habr que contextualizar:Gregorio, ante un malentendido y una cruel injusticia, es condenado a estar en la crcel. Aqu es donde sus nicas actividades son el tejer y el escuchar cuentos. Es as que este captulo (VIII) es el ms rico en relatos andinos de toda clase: vivenciales, fantsticos, cosmognicos, etc. Entre estos relatos, la mayora cmicos, hay cuales podran pasar muy bien como realidades y no cuentos -ese es el caso de las narraciones pronto a analizar. Recordando lo que se dijo lneas arriba, la narracin oral juega una funcin poltica de reconstruir una realidad en el presente a travs de lo que se narra. As, pues, influye en la situacin actual del narrador la situacin pasada de este, la de ser presidiario. Esta situacin no es merecedora de una autorizacin tanto para la comunidad como para su interlocutor letrado, es algo as como vergenza lo que podra sentir Gregorio. Adems, podramos agregar que la fuente de sus narraciones no es confiable, ya que esta pertenece a sus compaeros tambin presidiarios. Sea como sea, el testimoniante, al no sentirse seguro de la veracidad de lo que cuenta o no sentirse autorizado moralmente, denominar a lo narrado como cuentota.III. Anlisis de los relatosLos relatos a exponer son dos; se encuentran en el captulo VIII del testimonio de Gregorio[footnoteRef:5]. Ambos tienen un personaje en comn: el Apu Ausangate. Tienen, tambin, la marca de la narrativa conversacional, que expusimos anteriormente; esta es representada como una contextualizacin que se realiza en el momento de la enunciacin sobre el momento de lo enunciado.[footnoteRef:6] A continuacin, pasar a la fragmentacin de cada relato[footnoteRef:7] en unidades de accin: En el primer cuento, encontramos los siguientes fragmentos: [5: Gregorio Condori Mamani. Autobiografa. Editorial Centro de estudios rurales andinos Bartolom de las casas. 1977. (54-55)] [6: Los fragmentos que correspondan a la introduccin de cada relato, las tomar en cuenta como inicio del primer fragmento de cada texto. Evitando as reiterar ideas ya dichas anteriormente.] [7: Los textos se encuentran anexados al final del trabajo. Se encuentran en espaol y quechua.]

1. Encuentro y conversacin entre un ganadero y un runa frente al Apu Ausangate: Como el cuento de un ganadero () el runa, en un cerrar de ojos haba desaparecido..2. Regreso y propuesta del runa: Despus, casi al atardecer, () mi hija no ordena, yo ordeno..3. Ingreso al cerro Ausangate: As, mientras caminaban () con nubes los cerros.4. Bodas y reconocimiento del Apu Ausangate: A los pocos das () ser sus padrinos.5. Nostalgia por el ayllu: Desde el da que el ganadero () estaba llena de plata.6. Regreso al ayllu con su mujer: Caminando como marido y mujer () toma, carajo..7. Huida de la mujer: As, este asno le haba pegado () junto con la llama y la carga..8. Splica de perdn: Entonces, ya al da siguiente () no se sabe si lo castigaron o lo mataron..

El segundo relato va de la siguiente manera:1. Viaje del Apu Ausangate a Luma/ ropa de oro: Este cuento escuch () -Lindo, carajo!- diciendo..2. Advertencia del Apu: Pero el Apu haba () haber ms vicuas..3. Incumplimiento y castigo: Ya despus pens () en el mundo del Per..Ahora s, advirtamos elementos semejantes: En ambos relatos, adems de ser un personaje en comn, el Apu Ausangate es visto como un dios que trata muy de cerca con los hombres, ya sea para protegerlos, premiarlos o castigarlos. Este Apu, adems, es siempre el encargado de la distribucin del ganado. En ambos relatos hay castigo por ofender al dios (o parte de l). Para ser reconocido, el Apu debe vestir o parecerse a un dios. El castigo se da siempre por el exceso de los errores cometidos, a pesar de que se les advierte. El castigo es representado como ausencia de. El Apu, o parte de l (su hija), cumple o intenta hacer cumplir una funcin armonizante entre los humanos y los dones que l da. El lugar de providencia del Apu (interior del cerro) est lleno de abundancia, ya sea oro o ganado. Estos son los elementos comunes que tienen ambos relatos.El Apu o Wamani (en Cusco y Ayacucho, relativamente) es el espritu que habita en los cerros; son amos y seores en sus dominios, no solo de las cosas y animales, sino tambin de los hombres. Su comportamiento frente a los humanos puede ser benvola o malvola, depende de las circunstancias. Es por esto que los hombres tratan de mantener siempre buenas relaciones con ellos, otorgndoles ofrendas y respeto (Sanchez, 2006: 57). Son poseedores en abundancia de sembro, metales preciosos y, sobre todo, ganado (Ansin, 1987: 121). Sobre este cerro, en especfico, Rodolfo Sanchez Garrafa menciona algunas caractersticas que caen a pelo con estos relatos: Awsangate es progenitor principal y por tanto posee capacidad de convocatoria, en torno a l se renen otros miembros de su linaje en una suerte de consejo familiar (2006: 61); Awsangate prodiga dones entre las diferentes etnias que le dan culto; el mito [sobre la boda de su hija, diferente a nuestro relato] refiere como beneficio a su yerno qolla con ganado y semillas de maz (ibdem, 67). Sobre los dioses montaa dice: [son] los intermediarios andinos ms importantes de origen ancestral respecto a las potencias de hanaq pacha y de ukhu pacha. (ibdem, 50-51).De estas citas, puedo inferir lo siguiente: la importancia de la familia para el Apu Awsangate, el hacer casar a un qolla con una de sus hijas; formar consejos familiares. En el primer relato notamos claramente esto. Pero, antes de definir bien el problema, hay una pregunta que se nos pone en frente: Por qu el Apu premia al ganadero? Quizs Ansin pueda respondernos: en una controversia de saber a quin es que premia, al rico o al pobre, Juan Ansin resalta lo siguiente: Sin embargo, la aclaracin de W36 es pertinente ya que si el Apu o Wamani es sobre todo protector del ganado, ayuda a los que lo tienen (1987: 122). La ayuda de un dios del ganado al ganadero nos suena muy helnica, pero en este caso tiene sentido: Este ganadero, cansado de no encontrar ganados, se haba sentado frente al Apu, sobre una roca grande. (1977: 54)[footnoteRef:8]. Claramente notamos que es un ganadero necesitado. Es as que es invitado a obtener ganado y esposa[footnoteRef:9], aun en su forma runa. El ganadero se termina casando y conviviendo un tiempo con el Apu, que ya se hace reconocer. Pero extraa a su ayllu, por lo que decide ir a visitarlos, llevando a su mujer; todo con el consentimiento del Apu, quien les da una llama cargada de plata. [8: Toda cita que haga referencia al ao 1977 es referida al texto analizado: los relatos correspondientes al testimonio Gregorio Condori Mamani. Autobiografa.] [9: La cantidad excesiva de ganados, ser un amante de la familia, la necesidad de dar a sus hijas como esposas son pruebas de lo que Sanchez menciona en la etimologa que propone: El que convoca a los progenitores (padres) de familia (2006: 61) o, tambin, el dios de la reproduccin (Ansin, 1987: 120). ]

Aqu es donde comienza el punto crtico. El Apu Awsangate viene a ser un mediador divino, un espritu [protector] de la comunidad al facilitar la cohesin entre sus miembros. (Ansin, 1987: 121). Su carcter familiar-protector, de ser el padre progenitor, lo obliga a velar por sus hijos, los pobladores de su comunidad. Pero no solo los protege, sino tambin los juzga, de aqu es que pueden ser castigados. Es, en otras palabras, el cuidador de que la armona de la reciprocidad se respete en sus dominios. Establece la justicia csmica (Estermann, 2006: 147).En ambos relatos, el principio de ambigedad se quiebra: en el primero no se le da lo que la hija del Apu pide, la samincha; en el segundo, se sigue matando a las vicuas de su pueblo. Deido a esta falta de reciprocidad, el Apu (o parte de l) enjuicia y castiga l mismo. El resultado lo vemos al final del primer relato: Pero esta vez, por esa puerta sali una mano gigante que lo atrap como a mosca y lo meti a la entraa del Ausangate, donde se encuentra hasta hoy en da. No se sabe su lo castigaron o lo mataron. (1977: 55); en el sgundo relato: Pero el Apu Ausangate, seguramente encolerizado, se ha arreado sus vicuas. Por eso no hay vicuas ahora en el mundo del Per. (dem).El Apu para hacerse reconocer debe mostrar su opulencia, dando a conocer as su verdadera esencia, el dios de la productividad. Pero este reconocimiento puede hacerse, ya sea por la necesidad de hacer casara una de sus hijas o por viajar hasta el mismo Gobierno para encararlo por las matanzas de sus vicuas (en este caso se viste todo de oro).

IV. ConclusionesEncontramos as dos relatos que nos muestran el rol de juez que tienen algunas divinidades menores que quedaron tras la masacre espaola. Estos jueces estn siempre pendiente de mantener los principios de armona y reciprocidad. De esta manera, si es que no se cumple o no se es humilde, hay juicio y luego castigo. Ambos relatos, si bien estn en quechua y espaol, estn manipulados por la voz pensadora del testimonialista (Tobn, 2008: 53). Pero, creo yo, que en lo que refiere al pensamiento andino en s, el uso de mitos y el punto de vista sobre ciertos elementos de la realidad, la voz del hombre letrado no ha podido (ni ha querido) entrometerse. La funcin ejemplarizante y denunciatoria, no lo ameritaba. Y, es ms, el recurso de los relatos mticos ayudan a afianzar an ms el pacto de veracidad que el testimonialista construye entre el discurso del testimoniante y el lector.

Bibliografa ACHUGAR, Hugo (1992). Historias paralelas/ ejemplares: La historia y la voz del otro. Revista de crtica literaria latinoamericana, 36 (1992): 51-73. ANSIN, Juan. Desde el rincn de los muertos. Lima: GREDES, 1987. ESPINO RELUC, Gonzalo. La literatura oral o la literatura de la tradicin oral. Lima: Pakarina Ediciones, 2010. ESTERMANN, Joseff. Filosofa andina. Estudio intercultural de la sabidura autctona andina. Quito: Abya-Yala, 1998. GARCA, Victoria (2012). Testimonio literario latinoamericano: una reconsideracin histrica del gnero. Exlibris 1, 371389. GODENZZI, Juan Carlos (Comp.) Tradicin oral andina y amaznica. Mtodos de anlisis e interpretacin de textos. Cusco: Centro de Estudios Rurales Andinos Bartolom de las Casas, 1999. LANDEO MUOZ, Pablo. Categoras andinas para una aproximacin al willakuy umallanchikpi kaqkuna. (Seres imaginarios en el mundo andino). Tesis para optar el grado de Magister en Literatura peruana y latinoamericana. Lima: UNMSM, 2010. ORTIZ RESCANIERE, Alejandro. De Adaneva a Inkarri. Lima: INIDE, 1973. SANCHEZ GARRAFA, Rodolfo (2006). "Apus d los Cuatro Suyos: construccin del mundo en los ciclos mitolgicos de las deidades montaa". Tesis doctoral. Lima: UNMSM. TOBN, Natalia (2008). Una reflexin sobre la narrativa testimonial: Alfredo Molano y el narcotrfico, Bogot: Monografa de grado, Carrera de Literatura, Universidad de los Andes. VALDERRANA, Ricardo [y] ESCALANTE, Carmen. Gregorio Condori Mamani. Autobiografa. Cusco: Bartolom de las Casas, 1977.1