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Procedimientos de representaciôn de las vfctirnas del terrorismoen la literatura de {icciôn pos 11-M: El mrya de la vida (2009) de Adolfo Garcia Ortega Salvador Grbés Universidad de Lausana La mafrana del jueves 11 de marzo de 2tA4, el estallido de una decena de mochilas-bombas colocadas por terroristas yihadistas en cuatro trenes de la red de cercanias de Madrid, provocô la muerte de l9l personas e hiriô a otras dos mil mâs. Diez afios después de los atentados, las imâgenes de aquellos trenes destripados, de los cadâveres yacentes junto a las vias, el caos sucesivo ala matarua en las estaciones o en las calles de la capital espafiola, aün siguen hostigando nuestr:a memoria colectiva. A los numerosos testimonios mâs bien mediados o mediâticos del l1-M, cuya preservaciôn y difusiôn han sido favorecidas por los alcances tecnolôgicos de los siglos )O( y XXI - la fotografi4 la televisi6n, las grabaciones audio y video- se suman igualmente los testimonios de aquellos que directamente vivieron la catâstrofe y experimentaron su horror. Desde un punto de vista histôrico, la importancia del testimonio de la persona que sobrevive a acontecimientos tnâgicos constituye una interesante documentaciôn para una mejor comprensiôn de los hechos. Por otro lado, esta confesiôn es también muy importante para la propia victima. Como seftala el filôsofo en ética Xabier Etxeberria en una publicaci6n titulado ldentidad camo mernoria norcada y victimas del teworismot ,la victima de acontecimientos violentos al incluir su experiencia "en [un] proceso narrativo del que Ia ella es protagonista" podrâ intentar una recuperaciôn de su dignidad, ademâs de afirmar la legitimidad de su experiencia con respecto a la historia colectiva @txeberria,2009: 11-15). Obviamente, este proceso resulta largo y dificil para las victimas de atentados terroristas y, de ahî tambien que, en muchas ocasiones, las personas que han sufrido tales vivencias puedan sentirse afligidas, cuando otro habla en su nombre para narrtr su historia 2 -ssan estos discursos oficiales, histôricos o artisticos. En efecto, expresar lo que los supervivientes de una catastrofe vivieron es susceptible de abrir heridas aün dolorosas. Ademâs ;cémo se puede testimoniar de algo que no se ha experimentado personalmente? iQuién, sino la victima seria capaz de contar con mayor autenticidad lo que realmente le pasô? Del mismo modo, el relato ficcional sobre hechos hist6ricos ffigicos -no sea éste el producto de una narraciôn de la que el autor es un actante y ha presenciado los sucesos-3, en la mayoria de los casos 1 La paginaciôn que del estudio de Xabier Etxeberria corresponde a la que se encusntra en una versi6n electônica disponible en internet (véase la bibliografia). 2 O también parâ no hacerlo. Como también apunta Xabier Eb(eberria en el mismo estudio, si la memoria narrada del testigo es mâs bien generadora de "identidades individuales", el relato hist6rico por ejemplo fomenta y soportâ m6s bien 'identidades colectivas". Asi, se percibe el riesgo de "ambici6n del poder respecto a [a narraci6n histôrica], por eso, poderosa. En efecto, "debiendo ser socializada por los ciudadanos como seflas de identidad compartida", en el relato histôrico oficial "se cierne el gran riesgo de manipulaciôn ideolôgica [...] Esto se logra cuando los poderes priblicos consiguen el control de su configuraciôn, através del cual se administran hâbilmente olüdos, énfasis, conexiones, etc." (2009: 15). 3 Esto seria el caso por ejemplo de Ia novela Vayage qt bout de Ia mtit (1932) de Louis Ferdinan Céline, en la que el protagonista, Bardamu, relata su experiencia de la Primera Guerra Mrmdial, conflicto en el que el atrtor de la novela participo realmsnte. 238

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Procedimientos de representaciôn de las vfctirnas del terrorismoen la literatura de{icciôn pos 11-M: El mrya de la vida (2009) de Adolfo Garcia Ortega

Salvador GrbésUniversidad de Lausana

La mafrana del jueves 11 de marzo de 2tA4, el estallido de una decena demochilas-bombas colocadas por terroristas yihadistas en cuatro trenes de la red decercanias de Madrid, provocô la muerte de l9l personas e hiriô a otras dos mil mâs.Diez afios después de los atentados, las imâgenes de aquellos trenes destripados, de loscadâveres yacentes junto a las vias, el caos sucesivo ala matarua en las estaciones o enlas calles de la capital espafiola, aün siguen hostigando nuestr:a memoria colectiva. A losnumerosos testimonios mâs bien mediados o mediâticos del l1-M, cuya preservaciôn ydifusiôn han sido favorecidas por los alcances tecnolôgicos de los siglos )O( y XXI - lafotografi4 la televisi6n, las grabaciones audio y video- se suman igualmente lostestimonios de aquellos que directamente vivieron la catâstrofe y experimentaron suhorror.

Desde un punto de vista histôrico, la importancia del testimonio de la personaque sobrevive a acontecimientos tnâgicos constituye una interesante documentaciôn parauna mejor comprensiôn de los hechos. Por otro lado, esta confesiôn es también muyimportante para la propia victima. Como seftala el filôsofo en ética Xabier Etxeberria enuna publicaci6n titulado ldentidad camo mernoria norcada y victimas del teworismot ,lavictima de acontecimientos violentos al incluir su experiencia "en [un] procesonarrativo del que Ia ella es protagonista" podrâ intentar una recuperaciôn de su dignidad,ademâs de afirmar la legitimidad de su experiencia con respecto a la historia colectiva@txeberria,2009: 11-15). Obviamente, este proceso resulta largo y dificil para lasvictimas de atentados terroristas y, de ahî tambien que, en muchas ocasiones, laspersonas que han sufrido tales vivencias puedan sentirse afligidas, cuando otro habla ensu nombre para narrtr su historia 2

-ssan estos discursos oficiales, histôricos oartisticos. En efecto, expresar lo que los supervivientes de una catastrofe vivieron essusceptible de abrir heridas aün dolorosas. Ademâs ;cémo se puede testimoniar de algoque no se ha experimentado personalmente? iQuién, sino la victima seria capaz decontar con mayor autenticidad lo que realmente le pasô? Del mismo modo, el relatoficcional sobre hechos hist6ricos ffigicos -no sea éste el producto de una narraciôn dela que el autor es un actante y ha presenciado los sucesos-3, en la mayoria de los casos

1 La paginaciôn que del estudio de Xabier Etxeberria corresponde a la que se encusntra en una versi6nelectônica disponible en internet (véase la bibliografia).2 O también parâ no hacerlo. Como también apunta Xabier Eb(eberria en el mismo estudio, si la memorianarrada del testigo es mâs bien generadora de "identidades individuales", el relato hist6rico por ejemplofomenta y soportâ m6s bien 'identidades colectivas". Asi, se percibe el riesgo de "ambici6n del poderrespecto a [a narraci6n histôrica], por eso, poderosa. En efecto, "debiendo ser socializada por losciudadanos como seflas de identidad compartida", en el relato histôrico oficial "se cierne el gran riesgo demanipulaciôn ideolôgica [...] Esto se logra cuando los poderes priblicos consiguen el control de suconfiguraciôn, através del cual se administran hâbilmente olüdos, énfasis, conexiones, etc." (2009: 15).3 Esto seria el caso por ejemplo de Ia novela Vayage qt bout de Ia mtit (1932) de Louis Ferdinan Céline,en la que el protagonista, Bardamu, relata su experiencia de la Primera Guerra Mrmdial, conflicto en elque el atrtor de la novela participo realmsnte.

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no parte de una experiencia personal. No obstante, pese a su indole imaginaria, junto arelatos referenciales (textos historiogrrâÎicos, testimonios de victirnas, etc.) el relatoficcional como indica la especialista en literatura Dorrit Cohn: 'lermet à l'écrivain derendre les événements historiques sous la forme de l'expérience personnelle etimmédiate d'êtres humains individuels" (Cohn, 2Aü:27).

Centnândonos en la novela El mapa de la vida del escritor Adolfo Garcia Ortega,el propôsito del presente trabajo serâ comentar en un primer lugar cômo este autor tratafltccionalmente la experiencia del sufrimiento de individuos que sobrevivieron a lasexplosiones del 11-M. Es decir la dificil necesidad a la que las victimas del terrorismose ven confrontadas tras la quiebra que ha supuesto la imrpciôn del acontecimiento en lahistoria de sus vidas. En una segunda parte destacaremos c6mo el autor imagina laexperiencia de la muerte y que procedimientos emplea para narrar un relato del que élno puede ser testigo, ya que el testimonio pertenece a las personas que fallecieron en elacontecimiento. En efecto, como ha seffalado el pensador Jacques Derrida, siemprehabnl una experiencia cuya na:raci6n permanecerâ imposible e inaccesible para cadauno de nosotros, y esta experiencia es la de la muerte.a Es decir, el testimonio aquellosindividuos que, despreocupados de lo que iba a ocurrir, se encontraban en los trenes queestallaron aquella trâgSca mafiana de marzo de 2004.

La dificultad de narrar el acontecimiento

Los atentados terroristas del l1-M, por su imrpci6n en la continuidad del tiempoy el impacto de su violenci4 pueden considerarse como un acontecimiento que de ciertamanera excede las posibilidades del lenguaje. Ante Ia fircrza de las imâgenes la reacci6nmâs frecuente puede ser a menudo un sentimiento de irrealidad ante lo ocurrido. En estesentido, en un articulo dedicado a la literatura post l1-M, el investigador alemi{n DieterIngenschay habla de una *faltade codificaci6n" ante el shock que supuso la imrpciôn detales eventos. Para esto, en su estudio retoma una reflexiôn que formulô el filôsofoSlavoj LiZeytras los atentados de Nueva York en 2001:

Poco después de la catiâstrofe, Slavoj Ziilek, buscando explicaciones a laperplejidad generalizad4 ha comparado las fases momentiineas de una catâstrofecon un corte de navaja: se nota el dolor del corte solo cuando los nervios hanpasado la sefial al cerebro y cuando ya sale la sangre. Durante el momento quepasa entre la percepciôn de la herida y la del dolor, uno no tiene acceso alo'almacén semiôtico", sino que vive, segün Li\ek, un periodo no codificado(lngenschay, 2A09 : 3 66).

Tras ese "periodo no codificado", las primeras reacciones literarias ante losatentados madrileflos del I t-M en homenaje y recuerdo hacia las victimas fueron textospoéticos que se publicaron ya a finales de 20M en dos antologias,s y textos dramâticos

4'oS'il ya un lieu ou une instance où il nÿ a pas de témoin pour le témoin, où personne n'est témoin pourle temoin, ce serait bien la mort-. (Derrida, 1998: 55). *Si hay un lugar o una instancia en donde no haytestigo para el testigo, en donde radie es testigo para el testigo, esto seria la muerte". La traducciôn esnuestra-5 A finales de 2004 se publicaron dos antologias poéticas en homenaje a las victimas de los atentados:YV. AA: l1-M: Paemas cantra el olvido, Madrid: Bartleby Editores, ZA04;y W. AA: Madrid, once demarzo, (eds.) Eduardo Jordâ y José Mateos, Valencia: Pre-Textos, 20M.

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representados en mauo 2005 y editados un aflo después.6 En cuanto a la narrativa deficci6n, ésta empieza a n:rrar el 1l-M à partir de 2006, "y desde entonces se ha ocupadodel tema al ritmo de una novela por aflo" (Kunz, 2009: 412414). El mapa de Ia vidapublicada en el aflo 2A09, es la novena novela del escritor vallisoletano Adolfo GarciaOûega, Recurriendo a una teméttica bastante tradicional de la literatura como Ia delamor, la novela relata una apasionada historia de amor entre dos supervivientes del I l-M: Ada una experta en el Renacimiento, y Gabriel disefrador de montafias rusas.Ambos tienen unos cuarenta afios y, aûn sin conocerse, viajaban en distintos vagones delos trenes que estallaron aquella maflzna. Salieron vivos, pero malparados: él tiene lapierna muy daftada y ella perdi6 un pecho en la explosiôn. Siete meses después de losatentados, Ada y Gabriel se encuentran por causalidad en el Museo del Prado. Vuelvena verse y entablan una relaci6n, no sin deber antes romper con sus vidas anteriores y susparejas respectivas. La relaci6n sôlo se acaba con la imrpci6n otravez de la muerte. Enefecto, Ada no sobrevive a la intervenci6n quirurgica que debfa permitir lareconstrucciôn de su pecho perdido el dia de los atentados. Lo que para el personaje

-prototipo ficcional de las victimas del terrorismo, como lo es también Gabriel-hubiera significado cierta superaciôn del trauma y recuperaciôn de su dignidad.

Refiriéndose al concepto de *identidad narrativa" apuntado por el filôsofofrancés Paul Ricoeur, Xabier E§<eberria (2009: 10) nos dice que ésta corresponde alhecho de: "el decir quién soy contando lo que he hecho y padecido, lo que suponegenerar un texto [..J, en el que explicito el contenido complejo de mi memoria sobre mimismo (referencias empiricas, emociones, etc.)'. Por otra pdê, en este mismo articulose menciona un pasaje de la obra Soïmême comme un autre de Paul Ricoeur, quien apropôsito del acontecimiento dice que éste es:

source de discordence, en tant qu'il-surgit, et source de concordance, en tantqu'il fait avancer l'histoire [...] simple occurrence, fl'événement] se bome àmettre en défaut les attentes crées par le cours antérieur des événements; il nedevient partie intégrante de l'histoire que compris après coup, une foistransfiguré par la nécessité retrograde qui procède de la totalité temporelleménée à son terme (Ricoeur, 1990: 169-170).i

La necesidad expuesta en este comentario por el fil6sofo francés corresponde auna necesidad esencialmente "narrativa-', y el estatus del acontecimiento como*discordancia" en la trama o historia de un individuo solô seri4 o en general deberiaser, transitorio. De este modo, como lo expresa Xabier Etxeberria, en o'un relato bientrabado, la concordancia incluye la discordancia, en el sentido que acaba haciéndolaaparecer concordante" (2009: l0). No obstante, la vfctima del terrorismo 'oimpactadapor la desestructuraci6n que le supone la violencia" del acontecimiento se ve porconsiguiente "necesitada de restructuraciones muy dificiles, ante el sinsentido que laviolencia supone" (2009: 1l).

Los protagonistas principales de El mapa de la vida, vfctimas ficcionales del l1-M son afectados fisica y psicolôgicamente por la "linea divisoria" que ha sido la

6 En 2006 se publican en una antologia dramâtica las once piezas que, en ocasiôn del primer aniversariodel ll-M on marzo de 2005, se representaron en varios teatros de Madrid: VV. AA: Once voces contra lab arb arie del I I -M, Madrid: Fundaciôn Autor, 2006.7 "[El acontecimiento] es fuente de discordancia, por cuanto surge como novedad, y fuente deconcordancia, por cufflto hace avanzar la historia. En tanto que ocurrencia, [el acontecimiento] se limita aponer en tela dejuicio las expectativas creadas por eI curso anterior de los acontecimientos; se convierteen parte integrante de la historia s6lo a posteriori, una vez transfigurado por la necesidad retroactiva queprocede de la totalidad temporal llevada a su termino". La traducciôn es nuestra.

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imrpciôn violenta e inesperada del acontecimiento en la trama de sus historiapersonales:

Con la explosi6n, en su caso [para Gabriel], fue asi, Por eso tal vez, lasrespuestas â esas preguntas de uno mismo ante su rec6ndito espejo interior nosiempre se formulan adecuadamente, o ni siquiera se formulan. [...] Todo en éllo habian abierto aquellos trenes. Estaba cerrado y ahora estaba abierto. Heridasexteriores e interiores. Los que sobrevivieron saben que se ha resquebrajado la feen la vida, en uno mismo, en cierto orden socialmente trabado, en el futuro [...]El futuro revienta; es lo que mâs revienta (Garcia Orteg4 2009: 56).

Asf, para no revivir lo sufrido, ambos se encuentran previamente con laincapacidad y la voluntad de no contm el acontecimiento a los demâs: ool-as vfctimascomo é1, de golpe, se afslan. [...] Conocer a alguien, pensaba Gabriel, era el ticket parauna representaciôn en la que é1, actor principal, tenia que revivir lo que mas ansiabaolvidarlo" (153). Gabriel po&â romper el silencio que se habfa impuesto, solo cuandoconoce a Ada en el Museo del Prado: "Yo también estuve en el infierno -dijo, muyserio, liberando un silencio en él de siete meses, y levantô el bast6n como garantia-.Otro de los trenes" (62). Y por su parte, Ada, en un primer momento, intenta huir de élporque o'[d]e pronto se le ocurri6 que conocerlo seria revivir los atentados, volver alhorror" (62). Asi, entre el momento de la imrpciôn del acontecimiento -es decir laquiebra de lo cotidiano-, y la vuelta hacia una normalidad -los ritos y las costumbresde la vida-, para la vfctima se instala un espacio intermedio en el que las percepcionesfragmentadas asosan su p€nsamiento. Ada txdara mucho en "librarse de un suefrorepetitivo que invariablemente enpezaba con el recuerdo de un dolor en el pecho,cuando no coo el dolor mismo" (35). Y en un momento Gabriel piensa que: "Lossupervivientes siempre tendnân ese tipo de pesadillas febriles, segün los psicôlogos.También son pesadillas concretas, punzantes: una intensa angustia se apodera de él[Gabriel] escenificândose en sueflos el instante de mayor desconcierto de la explosi6n"(57).

Los protagonistas, al igual que los supervivientes de catâstrofes, parecenmoverse entonces en ese espacio intermedio abierto por el acontecimiento y en dondeperpetuamente se ven confrontados al mismo. Esto se representa en Ia novela a travésdel pensamiento de Gabriel y la repetici6n en la novela de términos como 'qÿictimas",o'superviüentes" o locuciones del tipo "los que sobrevivieron". De ahf también laincertidumbre expresada por Ada y Gabriel en cuanto al significado de sus vidasanteriores -ambos se sepaftm de sus parejas- y al sentido de lo que hanexperimentado: "6Quiénes eran y quiénes son? iEn qué momento de la vida surge esalinea divisoria?" (56). Por otra parte, si bien tras un evento violento la dificil necesidada la que se ve confrontada la vfctima de un atentado terrorista es tratar de "reajustar lodescompuesto" (36), una distancia respecto al mismo es también inevitable para podersuperar el trauma- Àsi por ejemplo, Ad4 especialista del Renacimiento -con laesperanza de poder recuperar el pecho perdido en la explosiôn y reivindicar de nuevo suidentidad como mujer-, a su manera adopta una estrategia de distanciamiento ante losufrido en los trenes. Para conseguirlo, el personaje se dedica a la escritura de un libro

-texto dentro el texto- sobre la vida del artista y arquitecto pre-renacentista Giottoquien desea erigir una torre junto a la catedral de Florencia. Sin embargo, en lanarraci6n de Ada la catiâstofe siernpre parece ser inminente, como lo puedensimbolizm los sucesivos demrmbes de la torre que causaron un importante nûmero demuertos entre los trabajadores (215). Y estos demrmbes podrfan aludir a su vez a la

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amenaza terorista, de modo que los colapsos del campanile florentino evocarian el delas torres gemelas en Nueva York en 2001 (Bettencourt" 2tl2: 123). En el caso deGabriel, su separaci6n de Eva, su mujer, y el abandono de su empleo puedenconsiderarse igualmente como una forma de huida. Sin embargo, el protagonista'oerrpieza a darse una respuesta. Porque hubo en él entonces eso que llaman unaidentificaciôn" (Garcia Orteg4 2009:57). En efecto, su experiencia del terror lo hatransformado no sôlo fisicamente, si no de tal modo, que Gabriel también piensahaberse convertido en un iângel.

Serâ esta identificaci6n del personaje con una figura angélica que le permitirâ alprotagonista poder configurarse la vivencia del horror sufrido en una trama narrativa.Del mismo modo, es la representaci6n de este ângel humano que le proporciona aAdolfo Garcia la posibilidad de narrar el imposible testimonio que supone ser laexperiencia de la muerte, y por otro ofrecer una singular transcripciôn del trâgicoacontecimiento del I l-M recurriendo a un uso adecuado de la metafora y analogiastranstexfuales.

La figura del ângel

Segirn el fenomenôlogo francés Claude Romano, el acontecimiento tambiénpuede considerarse como "ce qui éclaire son propre contexte et ne reçoit nullement sonsens de lui" ademils de lo que "reconfigure les possibles qui le précedent et signifie,pour l'advenant [celui à qui l'événement arrive], l'avènernent d'un nouveau monde"(1998: 55)-8 En un comentario del pensamiento de este fil6sofo, la investigadora belgaSabrina Parent indica que en esta perspectiva el acontecimiento llega a ser"instaurateur-de-monde" e , ÿ de esta m{mera la reflexiôn ace:tca de la nociôn deacontecimiento por parte de Claude Romano "ne vise plus à conferer du sens à ce quiarrive, mais, en quelque sorte, le non-sens, l'aude-là du sens, donc le ressenti oul' émotion, qui accompagne l'advenue de l' événemenf' (Parent, 20 1 3). 10

En El mapa de la vida la narraciôn creada por Adolfo Garcfa Ortega manifiestaun deseo de proporcionar la emociôn, el mâs allâ del sentido en su transcripciôn del 11-M. Cuando Gabriel intenta volver alazona cero del acontecimiento, el protagonista sibien "trata de abordar sôlo los hechos de esa maflana maldita" aquellos "no le interesan[...] sino las personas que los sufrieron, aunque no s€pa sus nombres. Porque es unahistoria de sufrimiento, la de ese dia. Sôlo de victimas" (2009: 33). Acompaffando aGabriel, quien se considera como una ângel humano, el lector regresarâ asi a la "zonacero" de los atentados, es decir en el interior de los vagones que estallaron el ll-M enMadrid. Al respecto cabe mencionar que Adolfo Garcia Ortega declar6 en unaentrevista que su voluntad al componer la novela era "que los atentados no quedaran

8 "Bl acontecimiento es] lo que explica su propio contexto y no recibe su sentido de é1" ademâs de lo que"reconfigura los posibles que lo preceden y signific4 para el que le ocure eI acontecimiento, eladvenimiento de un nuevo mundo'n. La traducciôn es nuestra.e En el mismo sentido, la historiadora francesa Arlette Farge nos dice igualmente que el acontecimiento esun "creador", éste: o'crée du temps qui suit son accomplissement, il crée des relations et des interactions,des confrontations ou des phénomènes de çonsentement, il cree du langage, du discours. On peut direqu'il crée de la lumière parce qu'il révèle des mécanismes jusqueJâ invisibles- [...] Créateur l'événementl'est encore lorsqu'il déplace les représentations acquises ou qu'il est qu'il est vécu comme un choc sitraumatique qu'il semble parfois parfois arrêter le temps" (Farge,2002)-10 "[El acontecimientd ûo apurta conferir sentido a lo que osrrrre, sino mâs bien, al nç-sentido, al miâsallâ del sentido, es decir lo que se resiente o la emoci6n que acompafla el advenimiento delacontecimiento". La traducci6n es nuestra.

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como un simple contexto de la novela" y por eso "[quiso] meter al lector en los trenes"(Agencia EFE). Trenes a su vez metaforizados con respecto al oficio del protagonista,diseffador de montaflas rusâs: artefactos supuestos sugerir, tomando las medidasnecesarias, experiencias lfmites a los usuarios.

Serâ entonces mediante una narraciôn focilizada en Ia identificaci6n delpersonaje de Gabriel con una figura angélic4 que si bien confiere a la novela unadimensiôn fantastica, le ofrece de paso a Adolfo Garcia la oportunidad de describir elimposible relato de la experiencia de la muerte. Este recurso, por otra parte, le otorga alescritor también la posibilidad de preservar la inalcanzable distancia que siemprepennaneserâ entre 1o que realmente ocurriô en el instante del estallido de las bombas yde lo que del suceso se puede imaginar. Al propôsito, es por ejemplo relevante de esteprocedimiento de distanciamiento con lo narrado, la Entroda, que Adolfo Garcia Ortegaa modo de paratexto coloca en el umbral de la novela para tratar del I l-M:

La heroica ciudad se despertaba. Amanecia Y el ângel lo veia todo desde lacrispide de la alta torre del Faro de la Moncloa. Parecia volar, pero no volaba.Miraba las nubes cargadas y el solo que se abria paso como una luz blanca.Abajo, inocentes, desprevenidos, los tejados rojos de Madrid que eran viejosmundos albergaban mundos nuevos. Sabia el ângel lo que iba a pasar esamafiana, a partir de ese minuto. Habfa elegido, como todo ângel, un futuro. Poreso sabia que aquello que sucediera desde ahora mismo era un final y unprincipio. Un principio y un final (2009: l1).

No obstante, el punto de vista angélico adoptado por el autor de El mapa de lavida participa de lo que la investigadora Dorrit Cohn seflala acerca de la importancia dela focalizaciôn narrativa qu€ le permite al lector situarse en la perspectiva de unpersonaje:

La narration focalisée sur et par un personnage de fiction possède encore uneautre caractéristique qui [...] crée un effet de présence qui donne l'impressionqu'elle s'ouvre sur un avenir inconnu. [...] Seule la fiction est capable de créerl'impression qu'elle représente les événements historiques au moment oü ils ontlieu, amenant ainsi à la vie 7a <<matière brute, vivante» de l'expérience, sans lesdistorsions de l'après-coup" (200 I : 228-229).1 1

Asi, el dia de la tragedia, Gabriel, ente por su puesto ficcional, se rozô con lasvictimas de los trenes de la muerte y 'Tio su rostro mirândolo, entrô en sus cerebros quele hablaban, presintiendo sus anhelos, le entristeciô lo que dejaban detrâs" (GarciaOrteg4 2009:33). Porque de cierto modo, como piensa el protagonista: "Por su parte,conocia a todos esos muertos, de alggna manera. Todos vivian en su ciudad, amabanMadrid como él la amaba, lo saludaron alguna vez, aunque fuvieran otras caras,cruzaron sus historias, si acaso brevemente" (33)- Mediante el discurso en tercerapersona del rângel-narrador, el lector conocerâ entonces las historias personales de losfallecidos en los atentados: es decir los anhelos, las frustraciones o las esperanzas quenunca jamâs podran realizarse. Por respeto hacia las victimas reales del I lM estas

11 "La narraci6n focalizada en o por un personaje de ficciôn posee arin otra caracteristica que [...] crea unefecto de presencia que da la impresiôn de abrirse en un porvenir desconocido. Sôlo la ficci6n es capaz decrear la impresiôn que presenta los acontecimientos histôricos en el momento que tienen lugar, llevandoasi a la üda la "materia cruda, üva- de Ia experiancia, sin las distorsiones consecutivas". La traducciônes nuestra.

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historias son inventadas y, con el mismo propôsito, aquellas son representadas eidentificadas sn la novela sôlo por una letra del alfabeto por ejemplo: "P, fieinta y ochoaflos, limpiadora de unas grandes tiendas, probablemente Zara o Fnac" (19), "D, lajoven polac4 modista veintiocho afios" (21) o también "E, ese hombre de traje oscuro,empleado de banca" Q2). Sin embargo, a continuaciôn, el lector tendnâ también queafrontar literariamente las escalofriantes descripciones que se hacen en el texto de loshorrorosos efectos de las explosiones en los cuerpos de las vfctimas:

En una parte contigua se amontonan, supelpuestos y mezclados, otros trescuerpos rotûs, con los huesos disloeados saliéndoles por los brazos, por loshombros; unas vfsceras se desparraman o s6lo asoman su color parduzcomezclado con el polvo que flota en el aire; pertenecen indistintamente a los trescadâveres; no se conocian y estaban sentadosjuntos (30).

En este caso, Adolfo Garcfa Ortega parece haberse enfrentado a la dificultad -yaevocada en 20A4 por la poetiza espafiola Irene Quintero en un poema en homenaje a lasvictimas del l1- en cuanto a la elecciôn de una imagen adecuada para describir elhorror. En su texto, Irene Quintero nos dice asi: "y si hablo de un cadâver en Madrid l/ o200 ya no es metafora // son kilos de came desgarrada" (Quintero,2004: 145). De estemodo, tanto para la paetiza como para el autor de El mapa de la vida, el recurso a lametâfora para hablar de las mutilaciones de los cuerpos parete ser ineficaz einadecuada. No obstante, en El mapa de la vida, Adolfo Garcfa Ortiga ira desfilando alo largo de la novela una metâfora sobre el renacimiento no s6lo individual, sinotambién de una ciudad, Madrid, victima y afectada por los atentados del I 1-M.

Bien podria haber sido el titulo de esta obra Cielo sobre Madrid, ya que envarios aspectos como se ha seffalado tras su publicaci6n, la novela del escritorvallisoletano mantiene cierta relaciôn con la pelicula de 1987 Himmel über Berlin deldirector alemân Win Wenders. Obra cinematogrâfica sobre una ciudad -un Berlin dosaffo antes del demrmbe del munr- hecha también de pliegues y de repliegues que unosângeles, elemento fantastico de la pelfcula, irârn sobrevolando, cruzando sus calle, susparedes o sus muros, ademâs de recolectar al azar de sus recorridos trozos del flujo deconciencia de sus habitantes. Adolfo Garcia Ortega ha declarado no haber visto lapelicula antes de que se le indicaran analogias cuando estaba redactando su novela, y noquiso hacerlo antes de acabarla. La capital espaflola, escenario de la novel4 se convierteasf en un personaje central de la misma. Horizonte para los personajes, la ciudadinterviene como otro mapa de la vida. Ante los ojos del ângel, y los del lector, serevelan las imrâgenes -desde lo macro (el Faro de la Moncloa por ejemplo) hacia lomicro, es decir los estratos menos visibles - parques nocturnos, barrios y edificioshabitados por inmigrantes legales o ilegales* de una ciudad que se caracteriza por sucomplejidad. A menudo, su descripci6n se hace casi orgiânic4 y la metr6poli se percibecomo un organismo vivo y racional, y de la que en un momento, Gabriel nos dice deella que: *Madrid sigue siendo la ciudad de promisi6n que siempre fue- Madrid es almay esperanzq acoge y protege, en ocasiones da y quita, en otras enseffa e ignora" (2009:l9). Partiendo aün de la representaciôn angélica en la obra del escritor vallisoletano,propondremos otro posible juego transtextual de la novela, y esto con respecto a ladescripciôn que el filôsofo alemân Walter Benjamin hiso de una acuarela de Paul Kleeadquirida en 1921, y cuyo titulo es Angelus Novus. El comentario del cuadro aparece enla novena reflexi6n de las dieciocho que conforman sus Tesis de la filosafia de la

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historia,l2 redactadas en 1940. El cuadro muestra un iângel, que para el filôsofo bienpodria ser el "iingel de la historia", ya que éste, en la pintur4 "parece a punto de alejarsede algo a lo que mira at6nito'0, "los ojos desorbitados, la boca abierta y las alasextendidas". Por otro lado, su mirada e intenciôn manifiestan cierta voluntad de"demorarse, despertar a los muertos y componet el destrozo". Sin embargo, laaspiraciôn salvadora y redentora es destinada al fracaso ya que un "vendaval le empujaimparable hacia el futuro al que él vuelve la espald4 mientras el cümulo de ruinas anteél crece hacia el cielo". De esta descripciôn, surge una visi6n benyaminiana de un"ângel de la historid', en la que prevalece la idea de un destino colectivo, ademâs de unacierta concepci6n ciclica de la catâstrofe: "Donde ante nosotros aparece una cadena deacaecimientos él ve una ünica cattâstrofe que acumula sin cesar ruinas y mâs ruinas y selas vuelca a los pies". La reflexi6n de un carâcter transhist6rico del mal, y de ahf de unacircularidad de la barbarie también estâ presente en el Mapa de la vida. Estepensamiento viene expresado por parte de los protagonistas, quienes supervivientes dela catistrofe? por su mirada y actitud ante la realidad, conectan con la reflexiôn delfilôsofo alemiin antes expuesta. En su angélico recorrido por Madrid, Ada y Gabriel enun momento nos dicen:

Nos atraen las pescaderias porque los iângeles fuimos peces en otro momento dela historia. Los ângeles provenimos de los peces. En las pescaderias [...]aplicamos la duraciôn, pero de otro modo: en el pescado vemos que la existenciaha continuado a la inversa, vemos hacia atras quiénes fuimos. Por eso, cuandonos ençontramos con una pescaderi4 pasamCIs por ella ritualmente, casireligiosamente, como en las ceremonias y, con el corazôn en un pufio, nosembarga una necesidad de expiaciôn (Garcia Orteg4 20A9: §5).

A modo de conclusiôn, El mopa de la vida forma parte de las produccionesliterarias que de forma polif6nica, como indica Marco Kunz han "metaforizado lapluralidad de individuos que forman una metr6poli como Madrid, esos millones depersonas con sus actividades y saberes heter6clitos que normalrnente sôlo constituyenuna unidad en la abstracciôn generalizadora ("el pueblo", 'olos madrileflos", etc.)"(2009: 425). La transcripciôn literaria que Adolfo Garcia Ortega nos ofrece del 11-M,hace que este trâgico acontecimiento pueda convertirse en el "instaurateur-de-monde" oel "avènement d'un nouveau monde" evocado por el filôsofo Claude Romano. Asi, elmetaf6rico renacer propuesto por la narraciôn no tiene que ser s6lo individual, sinotambién colectivo, es decir la reconstrucci6n de una ciudad victima de la indiscriminadaviolencia terrorista.

El testimonio de las vfctimas del ll-M imaginado por Adolfo Garcia Ortega,pese a que sea ficcional, se convierte en un texto que igualmente posibilita una"refiguraciôn" del acontecimiento por parte del lector. Asf, con respecto a lasconfesiones reales de victimas de atentados terroristas, Xabier Etxeberria habla detextos narrativos o'cuya apropiaci6n por el lector-oyente se convierte no sôlo enrevelaciôn, sino también en transformaciôn de la orientaciôn de su praxis cotidiana en elsentido del texto" QA09:11). De este modo, El mapa de la vida es un texto, que si bienpropone la büsqueda de nuevos amaneceres, es igualmente una invitaci6n a no olvidarlo que ocurriô aquella terrible mafiana de marzo.

12 A continuaciôn citamos a Walter Benjamin en la traducci6n espaüola propuesta por José Sânchez yPedro Piedras: "A propôsito de lValter Benjamin: nueva traducciôn y guia de lectura de las "Tesis defilosofia de la historia"", eî Dtterer[as. Analecta Philosophiae, Revisto de Filosofia,2'époc4 No 2,febrero 201 l.

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