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Pio

nero.

Alb

erto L

afuen

te con

struyó en

tre 1913 y 1931 u

na

treinten

a de

imp

ortantes ed

ificios y m

ansion

es en S

han

ghái

peligroso clim

a de agitación

política.

Junto a su casa, R

amos le en

cargó a La-fu

ente con

struir u

n bloqu

e de ap

arta-m

entos p

ara alqu

ilarlos y así sacarle ren

tabilidad a la parcela. En

este edifi-cio, que se con

serva hoy con

el nom

bre de A

partamen

tos Ram

os, vivió duran

-te u

na tem

porad

a el famoso escritor

chin

o Lu X

un

, pero la placa que señ

ala su valor patrim

onial con

funde tan

to su añ

o de con

strucción

(1928 por 1924)

como la n

acionalid

ad d

e su prom

otor, de qu

ien dice qu

e es británico.

Para las órd

enes religiosas qu

e co-n

ocía desd

e su paso por M

anila, com

o los agu

stinos recoletos, con

struyó en

1922 un

a procuraduría en plen

a Con

ce-sión

Fran

cesa que h

oy es ocupad

a por varias fam

ilias y se conserva en

bastan-

te mal estad

o, con ropa ten

did

a y cha-

pu

zas por tod

os lados. M

ientras otras

man

siones su

yas han

sido d

emolid

as con

el paso del tiempo, com

o la prime-

ra de estilo n

eo-árabe que d

iseñó para

un tal Sr. Fren

ch en

1915, otras h

an su

frido constan

tes refor-

pasad

o presen

tó un

a tesis de casi 700

págin

as, dirigid

a por los cated

ráticos de arquitectura P

ilar Chías y M

iguel Án-

gel Baldellou, que obtuvo m

ención

cum

laud

e por un

anim

idad

del ju

rado y h

a rescatado del olvido el im

portante tra-

bajo de Abelardo Lafuen

te en el dorado

Sh

angh

ái colonial. P

ara Ab

elardo, se

trata de «la única relación

cultural tan-

gible entre ambos países en el siglo X

X».

Digna de película, esta es la fascinan-

te historia de A

belardo Lafuen

te. Naci-

No son

mu

chas, pero en

segui-

da saltan

a la vista. En

tre la ju

ngla de fu

turistas rascacie-

los, impon

entes ed

ificios co-lon

iales y casitas adosadas con puertas

de piedra (’shikum

en’) que es Shan

ghái,

destacan un

puñado de con

strucciones

arabescas. Al in

stante, las d

elatan su

s arcos de h

erradura en ven

tanas y terra-

zas, sus colu

mn

as que recu

erdan

a las de la M

ezquita de Córdoba y h

asta azu-lejos sim

ilares a los de la Alh

ambra de

Gran

ada. Así se ve en

el núm

ero 702 del tram

o occiden

tal de la bu

lliciosa calle d

e Nan

kín

(Nan

jing X

i Lu

), don

de al

viandante le sorprenden unos arcos mo-

riscos yuxtapuestos con neogóticos jun-to a colu

mn

as clásicas en u

n ed

ificio qu

e hoy alberga varios restau

rantes. Y,

en la en

trada a la turística calle de Duo-

lun

, epicentro de la literatu

ra chin

a de prin

cipios del siglo XX

en el distrito de

Hongkou, sobresale una casa que no de-

senton

aría en el sur de E

spaña n

i en los

vecinos p

aíses mu

sulm

anes. Ju

nto a

otros inm

uebles d

esperdigad

os por la ciudad, son

las obras que mejor se con

-servan

del español A

belardo Lafu

ente,

quien

fue u

no los arqu

itectos más fa-

mosos d

e Sh

angh

ái entre 1913 y 1931

pero luego cayó en

el olvido. Su figura h

a sido redescubierta para la h

istoria por el también

arquitecto es-p

añol Á

lvaro Leon

ardo, qu

ien trabajó

en Sh

angh

ái entre 2009 y 2014 y desde

enton

ces ha em

pren

did

o un

a apasio-

nan

te labor detectivesca p

ara encon

-trar tod

a su ob

ra y darla a con

ocer. «Cuando m

e trasladé a Shanghái, le pedí referen

cias arquitectónicas al sin

ólogo M

anel O

llé, quien m

e recomen

dó un ar-

tículo publicado por ‘La Van

guardia’ en

1949 sobre los españoles qu

e vivían en

esa ciudad en

los años 20», cuen

ta Leo-nardo por videollam

ada. Entre ellos des-

tacaban el gran

adin

o An

tonio R

amos,

un

o de los pion

eros del cin

e en C

hin

a; el m

illonario sefardí Albert Cohen, quien

controlab

a el negocio d

e los taxis y

‘rickshaw

’ (palanqu

ines) en

la ciud

ad;

Garaje d

e la com

pañ

ía de

taxis y p

alanq

uin

es Star. E

ra prop

iedad

del m

illonario

sefardí A

lbert C

ohen

y alberga

hoy varios restau

rantes

y el arquitecto madrileñ

o Abelardo L

a-fu

ente. Tod

os ellos aparecían

citados,

además, en

el tomo 2 del libro ‘L

a vuel-

ta al mu

ndo de u

n n

ovelista’, de Vicen

-te B

lasco Ibáñez.

Mien

tras los dos p

rimeros eran

co-n

ocidos en Sh

angh

ái, nadie se acorda-

ba ya de Abelardo L

afuente, com

o des-cubrió Leon

ardo al instalarse en

la ciu-d

ad. P

ero, por casualid

ad, se en

contró

con u

na p

laca con su

nom

bre sobre el qu

e decía ser el an

tiguo C

lub Ju

dío d

e Sh

angh

ái, en el 722 d

e la calle oeste de

Nan

kín (N

anjin

g Xi Lu

). «Con

la inves-tigación

de tod

os estos años, h

e des-

cub

ierto qu

e ese edificio n

o es suyo,

pero fu

e el que m

e pu

so sobre la pista

y me an

imó a in

vestigar sobre él», re-cu

erda L

eonard

o, qu

ien acom

etió la búsqueda al m

odo antiguo: zam

bullén-

dose en

los archivos y b

ibliotecas d

e S

han

ghái, H

ong K

ong y M

adrid

e in-

cluso bu

scand

o en la gu

ía telefónica a

los familiares de Lafuen

te. «De las diez

personas que h

abía con ese apellido en

M

adrid, la tercera que respondió la lla-

mad

a era su b

isnieta, q

uien

, un

a vez su

perad

a la sorpresa in

icial, me d

ijo q

ue con

servaba su

s cartas y fotos de

algun

os edificios qu

e había con

strui-

do», d

esgrana Á

lvaro Leon

ardo, d

irec-tor d

e proyectos en

Asia p

ara un

a fir-m

a american

a. Fruto de todas estas pesquisas, el año

PAB

LO

M

. DÍE

Z

···

AB

EL

AR

DO

LA

FU

EN

TE

El arquitecto

español del

Shan

ghái

dorad

o

En

tre 1913 y 1931, Lafu

ente

constru

yó un

a treinten

a de

importan

tes edificios y

man

siones en

la enton

ces capital m

ás cosmopolita d

e A

sia. Pero cayó en

el olvido

hasta qu

e su figu

ra ha sid

o rescatad

a por otro arqu

itecto, Álvaro L

eonard

o, en

un

a fascinan

te y d

etectivesca investigación

yó varios cines en

1914, entre ellos los

legend

arios y ya desaparecid

os Olym

-pic y V

ictoria, y para el segun

do diver-sos garajes. C

onservan

do sus arcos mo-

zárabes, u

no d

e ellos, el Star Garage,

data de 1915 y es el edificio con restau

-rantes que hace enarcar m

ás de una ceja en

la calle oeste de Nan

kín (N

anjin

g Xi

Lu). A

demás, para el em

presario An

tonio

Ram

os diseñó en 1924 la mansión de ve-

rano an

tes men

cionada que tam

bién se

conserva en

el 250 de la calle D

uolu

n.

Com

o el dueño era de G

ranada y quería

sentirse com

o en casa, L

afuente se in

s-piró en

la Alh

ambra e in

cluso im

portó de E

spaña azulejos con los mism

os mo-

tivos que decoran el célebre m

onum

en-

to. Con

arcos de herradu

ra, réplicas de sus capiteles n

azaríes, baldosas, un pa-

tio interior y u

na escalera d

e mad

era con

lacería, la influen

cia árabe está pre-sen

te en todo este espectacular in

mue-

ble, donde hoy viven varias familias chi-

nas porqu

e las man

siones colon

iales y casas señ

oriales chin

as fueron reparti-

das entre el pu

eblo tras el triun

fo de la revolu

ción com

un

ista en 1949. D

e he-

cho, en

esta man

sión tam

bién resid

ió un

poderoso min

istro del Kuom

intan

g, K

ong X

ianxi, d

espu

és de qu

e An

tonio

Ram

os se marchara de Shanghái en 1927,

como m

uch

os otros extranjeros, por el

do en F

uen

tidueñ

a de Tajo (Madrid) el

30 de abril de 1871, era el mayor de cin

-co herm

anos y pasó su adolescencia en-tre E

spañ

a y la enton

ces provin

cia de

ultram

ar de Filipin

as, donde su

padre, el in

geniero d

e mon

tes Ab

elardo L

a-fu

ente A

lmeda, h

abía pedido el trasla-d

o en 1883. M

ientras el p

rogenitor as-

cend

ía en la A

dm

inistración

hasta el

puesto de arqu

itecto mu

nicipal in

teri-n

o de M

anila, el h

ijo era enviad

o a Es-

paña a estudiar un

a carrera técnica y a

cum

plir el servicio militar.

Tras casarse en

1894 y trabajar en la

línea ferroviaria M

adrid-Zaragoza-A

li-cante, decidió dar un giro a su vida y vol-vió a M

anila en

el convulso año de 1898,

dejan

do atrás a su

esposa y d

os hijos,

Gloria y E

nrique Lafuente Ferrari, quien a la postre acabó sien

do uno de los h

is-toriadores m

ás prestigiosos del arte es-pañ

ol. Au

nqu

e Filipin

as dejó de perte-

necer a la C

orona ese añ

o, Abelardo La-

fuente perm

aneció allí jun

to a su padre, quien falleció en 1900, y consiguió abrir-se cam

ino en

tre la abundan

te comun

i-d

ad esp

añola. A

dem

ás de m

ontar su

propio estu

dio d

e arquitectu

ra y dise-

ñar algu

nos ed

ificios, particip

ó en la

constru

cción de la red ferroviaria de la

isla de L

uzón

entre 1903 y 1904, com

o atestigu

an las fotografías qu

e los des-

cend

ientes d

e Lafu

ente en

tregaron a

Leon

ardo p

ara su in

vestigación. A

un

-que la fam

ilia inten

tó reunirse con

él en

Filipin

as, finalm

ente regresó a E

spaña

por p

roblemas d

e salud

y se inició así

una separación que duraría toda la vida.

Un

a ciud

ad p

ujan

te E

n 1913, L

afuen

te deja M

anila atraíd

o p

or las inm

ensas op

ortun

idad

es qu

e ofrecía Sh

angh

ái, que en

tonces era la

ciud

ad m

ás pujan

te y cosmopolita d

el L

ejano O

riente gracias al con

trol que

tenían

las prin

cipales p

otencias colo-

niales d

e la época. Pero, an

tes de reca-

lar allí, el arquitecto regresa a E

s-pañ

a para ver a su fami-

lia. Desd

e Mad

rid, viajó

desp

ués h

asta Ch

ina en

el T

ransiberian

o, atrave-san

do p

rimero tod

a Eu

-ropa e in

cluso desviándo-

se para h

acer escala en

Lon

dres, «p

osiblem

ente

para cobrar algún

trabajo o p

ara ver la arquitectu

ra d

el mom

ento», esp

ecula

Leonardo al relatar su vida

aventu

rera. Tras un

os comien

zos di-fíciles en

Sh

angh

ái, don

de

man

dab

an los arq

uitectos

británicos, Lafuente logró ha-cerse u

n h

ueco gracias a su

s con

tactos con las órden

es re-ligiosas esp

añolas d

e Filip

i-nas y con los com

patriotas que ten

ían n

egocios en la ciu

dad

. Au

nqu

e n

o serían m

ás de un

centen

ar entre re-

ligiosos y laicos, entre ellos figu

raban

dos d

e los magn

ates más ricos d

e S

han

ghái: el rey d

e los cines A

nton

io R

amos y el em

perador de los ‘rickshaws’

Albert C

ohen

. Para el prim

ero constru-

Casa R

amo

s. Con

struid

a por

Lafu

ente p

ara el granad

ino A

nton

io R

amos, q

uien

hizo fortu

na

introd

ucien

do el cin

e en S

han

ghái,

esta man

sión d

e verano d

estacaba

por su

s motivos arab

escos in

spirad

os en la A

lham

bra

P. M. DÍEZ

P. M. D

ÍEZ

TE

SIS ÁLVA

RO

LE

ON

AR

DO

/ AR

CH

IVO

FAM

ILIA

R L

AF

UE

NT

E

TE

SIS ÁLVA

RO

LE

ON

AR

DO

TESIS ÁLVARO LEONARDO / ARCHIVO FAMILIAR LAFUENTE

12 EN

FO

QU

E

EN

FO

QU

E 13

AB

C

JUE

VE

S, 25 DE

FE

BR

ER

O D

E 20

21ab

c.es

JUE

VE

S, 25 DE

FE

BR

ER

O D

E 20

21 A

BC

abc.es

alleo
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mas. Es el caso de la Villa Ro-senfeld levantada también en

la Concesión Francesa, que hoy está en obras y en su día albergó un restauran-te, Sasha’s, donde se mostraban en su interior reproducciones de los planos originales de Lafuente.

Igual de remodelados han sido otros edificios suyos, como los apartamen-tos que diseñó para Albert Cohen en 1923, y el banco Kincheng entre 1925 y 1926, que hoy mantiene parte de su fa-chada y alberga una sucursal del Ban-co de Comunicaciones. En 1926 tam-bién erigió un edificio de apartamen-tos que llevó su nombre, Lafuente, pero que fue derribado y sobre el que se construyó una réplica de mayores di-mensiones y menor fortuna composi-tiva.

En su tesis, Álvaro Leonardo calcu-la que Lafuente firmó más de una trein-tena de obras en Shanghái, tanto en solitario como con los socios con que montó dos estudios. El primero de ellos, con el arquitecto estadouniden-se G.O. Wootten entre 1916 y 1919, le permitió encargarse del Club Ameri-cano y llevar a cabo en 1917 la reforma de la sala de baile del ya cerrado hotel Astor House, el primero de estilo oc-cidental que se inauguró en China y donde se alojaban las más importan-tes personalidades de la época que lle-

gaban a Shanghái. Como recoge la te-sis de Leonardo, en una columna de esta espectacular sala, que disponía de un falso techo con cúpulas de cris-tal, aparece la firma del arquitecto La-fuente tras su segunda reforma en 1923.

También construyó hospitales para la ciudad y ganó el concurso para el consulado general de Estados Unidos en Shanghái, que iba a ser su mayor obra pero no llegó a realizarse.

La boda de Chiang Kai-shek Al trabajar durante una década para la firma hotelera más importante de Asia, Hong Kong & Shanghai Hotels Ltd., reformó varios de sus estableci-mientos y firmó entre 1923 y 1924 la reconversión de la mansión de los Mac-Bain en el Hotel Majestic, uno de los más lujosos de la ciudad. Tan esplen-doroso era su salón de baile que el Ge-neralísimo Chiang Kai-shek celebró allí su boda, lo que le dio todavía más fama mundial. Esta obra la terminó con el arquitecto ruso A.J. Yaron, quien fue su socio desde finales de 1924 has-ta mediados de 1928.

Debido a la inestabilidad política

en China, en 1927 decide marcharse a California con su segunda esposa, que era americana, y prueba suerte en Los Ángeles, donde empieza a construir-se su propia mansión en el elitista ba-rrio de Bel Air, Villa Sevilla. Pero el ‘Crack del 29’ le arruina y le obliga a desprenderse de dicha propiedad, que hoy sigue en pie con el nombre erró-neo de Villa Granada. Tras pasar por México, donde trabajó un año y medio por cuenta ajena para obtener ingre-sos y empezó la construcción del Club Social y Casa de Beneficencia Españo-la de Tijuana, volvió en octubre de 1931 a Shanghái para reabrir su estudio.

Recibido con todos los honores en la ciudad que le había visto triunfar,

Huella viva En el 90 aniversario de la muerte de Lafuente, una exposición rememora su obra y un tren turístico recorrerá sus edificios

Reportaje El arquitecto español del Shanghái dorado

···

Apartamentos Ramos. En los Apartamentos Ramos, construidos en la misma parcela de la mansión del empresario granadino, vivió el famoso escritor chino Lu Xun

Abelardo Lafuente no pudo enderezar su brillante carrera profesional por una enfermedad pulmonar contraída jus-to antes de tomar el barco a China, que se agravó durante la larga travesía. Solo dos meses después de desembarcar, fa-lleció el 3 de diciembre de 1931 mien-tras estaba alojado en el Hotel Astor House, cayendo en el olvido hasta que casi un siglo después fue rescatado por otro arquitecto español con las mis-mas iniciales: Álvaro Leonardo.

Durante la Exposición Universal de Shanghái en 2010, la obra de Abelar-do Lafuente fue mostrada por prime-ra vez por el propio Leonardo. Orga-nizado por el Instituto Cervantes y el consulado español, un autobús turís-tico recorría sus edificios aún en pie entre las detalladas explicaciones de Leonardo. Tuvo tal éxito, sobre todo entre los turistas chinos, que la expe-riencia se repetirá este otoño si el co-ronavirus lo permite. Además, una ex-posición conmemorará los 90 años de la muerte de Lafuente. Un siglo des-pués, Shanghái todavía tiene que des-cubrir al único arquitecto español de su época dorada.

Casa Agustinos Recoletos. En plena Concesión Francesa, está habitada hoy por varias familias y muy mal conservada, con ropa tendida y chapuzas por todos sitios

P. M. DÍEZ

P. M. DÍEZ

TESIS ÁLVARO LEONARDO / ARCHIVO FAMILIAR LAFUENTE

TESIS ÁLVARO LEONARDO

abc.es JUEVES, 25 DE FEBRERO DE 2021 ABC14 ENFOQUE