SISTEMAS DE SEPARACIÓN DE TERNEROS DE VACAS LACTANTES Y SU
EFECTO EN LA PRODUCCIÓN DE UN CELO FÉRTIL.
Galina C.S., Maquívar M. Departamento de Reproducción, Facultad de Medicina
Veterinaria y Zootecnia, Universidad Nacional Autónoma de México. México D.F.
04510
Correo electrónico [email protected]
Uno de los principales problemas a los cuales se enfrentan los productores de carne
bovina de las distintas zonas del mundo es el intervalo que transcurre desde el momento
del parto hasta la aparición de un estro con ovulación, y por ende el establecimiento del
ciclo estral normal de la vaca. Dentro de los principales factores por los cuales el ganado
bovino sufre retrasos en el reinicio de la actividad ovárica seguida del parto están la edad
del animal, raza, fin zootécnico, manejo, presencia de la cría y frecuencia del
amamantamiento, la época del año en que el animal pare, enfermedades posteriores al
parto, presencia del toro, condición corporal al momento del parto y su evolución durante
los primeros sesenta días y el estado nutricional (Jolly et al., 1995); El problema de
anestro es todavía mas arraigado en bovinos dedicados a la producción de carne en climas
tropicales, por el efecto negativo que ejerce la presencia del becerro así como la mala
nutrición usualmente presente en condiciones de pastoreo. Numerosas autores han puesto
de manifiesto que el estado energético del animal pre y post- parto afectan el reinicio de
la actividad ovárica. Dicho estado que sufre la vaca posterior al parto repercute sobre la
secreción de las gonadotropinas, especialmente en la secreción de LH (Rhodes et al.,
1996, Bossis et al., 1999)
Existe evidencia suficiente que indica que las vacas antes del parto y después de este
sufren una reducción en el consumo de alimento, por lo que la condición corporal se ve
reducida, lo cual repercute directamente sobre el metabolismo del animal, y de este modo
sobre el intervalo entre partos, Sinclair et al. (2002) observaron que la puntuación de la
condición corporal al parto es de suma importancia, ya que las vacas que paren con una
buena condición corporal (3 en una escala de 0 a 5) presentan el estro con ovulación a los
48 días en promedio, en comparación con las vacas que paren con bajas puntuaciones de
condición corporal (2) que ovulan hasta el día 55 post-parto. Una vez que los animales
dejan de perder condición corporal y/o peso, el balance energético se equilibra, por lo que
la retroalimentación negativa cesa y la secreción de GnRH se establece normalmente por
lo que la estimulación hacia la hipófisis se torna normal. Sin embargo se ha observado
que los animales después de la primera ovulación, tienen la incapacidad de mantener el
ciclo con una duración normal; diversas investigaciones en los 80´s concluyen que el
anestro prolongado se debe principalmente a que los folículos dominantes son incapaces
de ovular por falta de acumulación de prolactina, pobre desarrollo de receptores en el
folículo y falta de apoyo del hipotálamo en la liberación de LH (Walters et al 1982 a,b y
c, Hinshelwood et al. 1983). Nuevas investigaciones han llegado a conclusiones
similares; Murphy et al. 1990 observaron que los animales presentan en el día 14 post-
parto la capacidad de presentar un folículo dominante, sin embargo este sufre atresia en la
mayoría de las ocasiones. Por otra parte en un estudio bajo condiciones tropicales Soto et
al (2001) observaron el desarrollo de los folículos ováricos en 104 vacas cebuínas por
medio de ultrasonografía desde el día 15 hasta el día 90 posparto, sus resultados muestran
que solamente el 4% de los animales presenta un folículo dominante entre los 9 a 11 mm
en el día 90 posparto sugiriendo que posiblemente el soporte hormonal para el desarrollo
de los folículos es de forma inadecuada, asimismo Ruiz-Cortés et al. (1999) evaluaron el
desarrollo folicular en vacas desde el momento del parto hasta el destete de forma natural
(12 meses), observando que durante los primeros 6 meses los folículos solamente llegan a
crecer hasta los 8 mm, período que recibe el nombre de interdominancia, no es sino hasta
el séptimo mes en el patrón de crecimiento cambia y los folículos crecen más de 9 mm de
diámetro, cuando generalmente son capaces de ovular. Todo lo anterior sugiere que
existen factores externos a la vaca, como son la estimulación de la cría durante los
primeros 6 meses, los cuales interfieren en el crecimiento de folículos con capacidad de
ovular. Todo esto aunado al pobre estado nutricional, origina que los animales comiencen
a desarrollar folículos tardíamente en el postparto (generalmente no antes de 100 días
Galina y Arthur 1989), momento en el cual la frecuencia del amamantamiento disminuye
y se equilibra el estado energéticamente negativo.
Existe suficiente evidencia indicando que la presencia del becerro ejerce un efecto
negativo sobre la secreción de gonadotropinas, así Montiel y Ahuja (2005) en una
revisión de literatura exponen que los principales factores que afectan la duración del
período de anestro y el desarrollo de folículos maduros, son la incapacidad de los
animales de ovular por la pobre nutrición y el efecto hormonal de la presencia de la cría
en la vaca. Así Williams et al. (1990) sugieren que el amamantamiento inhibe la
producción de GnRH lo que resulta en una deficiente frecuencia en la secreción de LH,
debido a esto, los folículos son incapaces de madurar y por lo tanto de ovular, ya que
existe una incorrecta síntesis de estrógenos a nivel folicular. En adición, el
amamantamiento tiene un efecto positivo sobre la secreción a nivel hipotalámico de un
opioide péptido llamado β Endorfina, en respuesta al estímulo de succión, así como los
estrógenos producidos en la placenta durante el último tercio de la gestación provocan la
inhabilitación en la secreción de la hormona luteinizante a través de la inhibición del
hipotálamo. (Day 2004).
Debido a lo anterior son varios los experimentos probando regímenes de manejo
lactacional con la finalidad de reducir el anestro posparto, los cuales han documentado
técnicas como el destete precoz (48-72 horas de nacida la cría), destete temporal (por 48-
72 horas a partir de los 30 días posparto), el destete temprano (3-5 meses de edad del
becerro) y la limitación del amamantamiento una vez al día. Estas prácticas reducen
significativamente los días abiertos de las hembras, mejorando con ello los parámetros
reproductivos generales de la explotación (Galina y Arthur, 1989).
Williams et al. (1996) publica una revisión de literatura en la que propone que el efecto
de separación, sea cual fuere este, se ve modificado si la cría se encuentra presente, estos
métodos causan estrés sobre la madre y la cría elevándose el cortisol, que actúa como
inhibidor de la GnRH. Utilizando el concepto anterior, Quesada y colaboradores (2001)
trabajando con vacas cebuínas criadas en condiciones tropicales evaluaron el efecto de la
separación de la cría más la administración de un tratamiento sincronizador, sus
resultados sugieren que el método de separación de la cría al permitirle tener contacto
visual, auditivo y olfativo pero restringida de amamantar por solo 48 horas, las vacas
mostraron una conducta de celo modificada en su presentación e intensidad en
comparación con aquellas vacas que no les fue retirada la cría (cuadro 1), sugiriendo que
el destete por 48 horas permitiendo el contacto mejora la expresión del estro, ovulación y
la continuidad de ciclos estrales normales. Lamb et al. (1999) proponen que para poder
tener un efecto homogéneo, la separación de la hembra de su cría tendría que ser por un
tiempo mayor de 48 horas, sugiriendo que entre mayor sea el período de separación
mejor será la respuesta. Existe controversia en el método de separación, ya que algunos
investigadores exponen que es necesario eliminar el efecto de la cría, tanto visual,
olfativo y táctil para tener una respuesta favorable, en contraste, otros autores sugieren
que la separación de la cría de esta forma causa un estrés en la vaca y en la cría excesivo
y que por lo tanto, las vacas no manifiestan el estro de forma adecuada. Williams et al.
(1996) concluyen que el efecto de separación del becerro de su madre en cuanto al
reinicio de la actividad ovárica posparto es mas dramático mientras mas tiempo se separe
el becerro, en efecto separaciones por periodos tan largos como 4-5 días son mas
efectivos. Infelizmente, separar a los becerros por más de 72 horas es necesario que estos
reciban algún otro tipo de alimento con lo cual aumenta el manejo y los costos.
Al respecto Webb et al. (2004) evaluaron distintos tipos de destete en vacas con un
promedio de 70 días posparto, sincronizadas y bajo el efecto de la presencia del toro, los
destetes realizados fueron con contacto visual y olfativo (CCV), sin contacto alguno
(SCV), y el grupo que no se le practico el destete, observando que los animales a los que
se les separó la cría y que tenían contacto, presentaban la mejor respuesta reproductiva,
ya que el grupo SCV presentan un reinicio de la ciclicidad más rápida con respecto a los
otros grupos (cuadro 2), por lo que en teoría tienen mayor oportunidad de quedar
gestantes, asimismo demostraron que el efecto de la separación, más la adición del
tratamiento sincronizador y la presencia del macho es una fórmula útil para inducir a las
vacas a ciclar. Este estudio hace hincapié en la importancia de la condición corporal, ya
que los animales que ganan o mantienen su condición corporal independientemente del
tratamiento al que fueron sometidas presentan mayores porcentajes de preñez (cuadro 3),
sugiriendo la importancia de este factor, sin embargo este estudio carece de información
acerca de tiempo que tardan los animales en entrar en celo y su relación con el momento
en el que ocurre la ovulación así como el desarrollo folicular que ocurre entre el destete y
la ovulación; todo esto con el fin de discernir que tratamiento representa un efecto
fisiológico de mayor impacto en los animales. En un estudio reciente Xavier et al. (2005,
datos no publicados) trabajando con vacas cebú en el trópico mexicano y bajo el mismo
esquema de separación de la cría (72 horas con contacto y sin contacto entre madre y
cría), caracterizó el desarrollo folicular y la presentación del estro posterior al retiro del
implante. Así demostraron que las vacas a las cuales se les retiró la cría presentan un
diámetro de folículo ovulatorio superior a las vacas que no se les retiró, (16.2 ± 2.1 para
el grupo SCV, 15.5 ± 3.2 para el grupo CCV y 11.4 ± 3.64, observándose solamente
diferencias entre el grupo SCV y el grupo testigo P<0.05), asimismo el 71% de las vacas
con contacto visual y olfativo ovularon mientras que en el grupo sin contacto solamente
el 57% lo hicieron observándose diferencias entre tratamientos P<0.05, en contraste en el
grupo testigo tuvo solamente el 14% de ellas lo hicieron. En adición se presentó que las
vacas del grupo CCV ovulan a las 72 ± 9.4 horas de haber retirado el implante, mientras
que el las vacas del SCV lo hacen a las 79.5 ± 19.82 horas y en el grupo testigo la única
vaca que ovuló, lo hizo a las 60 horas. Estos resultados sugieren que el efecto del destete
es favorable para el reinicio de la actividad ovárica y la ovulación, sin embargo el destete
que ha resultado con una mejor respuesta es en el que se mantiene contacto tanto visual
como olfativo (Webb et al (2004) y Xavier et al (2005). Es necesario evaluar con
precisión el mecanismo por el cual este tipo de destete ejerce una respuesta más
favorable, probablemente debido al grado de estrés al que son sometidos los animales en
el destete sin contacto afecta la secreción de hormona liberadora de gonadotropinas y por
ende la homona luteinizante (Dobson y Smith, 2000)
Los sistemas de separación, sea cual fuere este, tienen un importante efecto en la
fertilidad del hato, Galina y Arthur (1989) en una revisión de literatura sobre el tema
encontraron que los sistemas de separación pueden reducir el anestro posparto en
promedio 30 a 40 días en comparación con animales que estén amamantando
constantemente. Por otra parte Pimentel et al. (1979), demostraron que el destete
temprano (durante los primeros 90 días post-parto) podría incrementar los valores de
concepción en un 43% y reducir el anestro post-parto en un 46%, en comparación con
vacas destetadas a los 200 días post-parto. Se ha encontrado que el porcentaje de preñez
se puede incrementar en un 50% durante los primeros 60 días posparto y que el 82% de
las vacas destetadas tempranamente se preñan durante los primeros 30 días luego de
parir.
Una alternativa además de la separación de las crías ha sido la utilización de hormonas
que permitan inducir la presentación de estros acompañados de la ovulación,
generalmente se realiza este tipo de procedimientos en vacas entre los 60-90 días de
haber parido, lo anterior con el objetivo de programar interpartos entre 12-13 meses.
Existen numerosos productos y regimenes para inducir el estro en bovinos de carne con
resultados muy variados. Recientemente, Yavas y Walton (2000) en una revisión de
literatura, concluyen que al menos en bovinos de tipo europeo, la utilización de
progesterona exógena a partir de la tercera semana posparto se puede inducir la ovulación
sin necesidad de manipular a la cría, Bo et al. (2003) en una revisión de literatura expone
que existen diferencias entre el ganado Bos taurus y Bos indicus, tales como el diámetro
del folículo ovulatorio y el cuerpo lúteo así como las características fisiológicas propias
de las razas cebuínas tales como la presentación de 2 a 3 oleadas foliculares por ciclo,
inconsistencia en el patrón de crecimiento de los folículos y la pobre condición corporal
de los animales al momento de recibir el tratamiento hormonal, todo esto hace que se
observen pobres respuestas y en consecuencia bajos índices reproductivos. Al respecto
Diaz et al. (2002) en un estudio en vacas en el trópico con pobre condición corporal
(cuadro 4) encontraron que la utilización de estrógenos acompañando con la aplicación
de un progestágeno promovía la conducta de celo (comparado con un grupo inducido a
ciclar solamente con el progestágeno), sin embargo existió hasta un 40% de vacas que
mostraron conducta de celo y sin embargo no ovularon, estos resultados sugieren una
asincronía entre la aplicación del tratamiento hormonal y el estado ovárico de los
animales, ya que la utilización de los estrógenos solamente indujeron la presentación del
estro sin respaldo fisiológico. Por lo tanto se han empleado diversas alternativas para
sincronizar el desarrollo folicular, tales como la utilización de estrógenos, hormona
liberadora de gonadotropinas entre otras, con el objetivo de inducir la atresia de los
folículos en crecimiento resultando de esta manera en el desarrollo de una nueva onda
folicular. En una serie de experimentos en vacas no lactando, se demostró que el
tratamiento con progestágenos y estradiol-17β (E-17β) o benzoato de estradiol (EB),
administrados en cualquier momento del ciclo estral, inducen el crecimiento sincrónico
de una nueva onda folicular, aproximadamente 4 días después de haberse aplicado el
tratamiento (Caccia y Bo, 1998). El tratamiento con dispositivos intravaginales a base de
progesterona combinados con E-17β, más la adición de una inyección de progesterona
administrada por vía intra muscular, resultó en el comienzo sincrónico de una nueva onda
folicular 3 a 5 días después de retirado el implante, dando como resultado que todas los
animales presentaran un folículo dominante capaz de sintetizar una adecuada cantidad de
estrógenos que promuevan la presentación del estro y la ovulación (Bo et al., 1995). Este
método descrito aprovecha la combinación de la exposición a progesterona para crear de
alguna manera un cuerpo lúteo artificial y que el útero y el hipotálamo se vean expuestos
nuevamente a la acción de progesterona después del parto y la acción de los estrógenos
que actúan a nivel ovárico e hipotalámico.
En resumen, la interacción entre el parto, el amamantamiento, la ingestión de nutrientes,
cambios en el peso corporal y condición corporal al parto afectan el intervalo de tiempo
transcurrido desde el parto a la primera ovulación, asimismo el uso de forma adecuada de
los sistemas de destete, acompañado de una buena condición corporal de los animales al
momento de practicado este, puede resultar en el establecimiento de la actividad ovárica
y en el reinicio de la actividad estral. Para esto es necesario evaluar la condición
reproductiva y nutricional de los animales antes de la implementación del sistema de
destete, si es necesario se puede implementar un programa de suplementación alimenticia
para reducir la pérdida de peso de la hembra y equilibrar el balance energético y evaluar
la viabilidad de la administración de fármacos sincronizadores para manipular la
actividad ovárica de los animales. El éxito en la respuesta al destete dependerá de la
habilidad para detectar los principales problemas que pueden influenciar la respuesta y la
aplicación de sistemas sencillos, fáciles de manipular y sobre todo que resulten
económicamente viables para el productor.
Proporción de
animales que
muestran
receptividad a la
monta (%)
Presentación del
estro (horas) ±
Desv. Est.
Duración del estro
(horas) ± Desv.
Est.
Montas/ vaca/hora
en estro ± Desv.
Est
Proporción de
vacas que ciclan
después del estro
conductual
SMB + CP 11/22 (50)a 40.4 ± 12.8 a 8.1 ± 4.0 a 1.36 ± 0.21 a 6/11 (54) a
SMB + CPR 16/33 (48) a 18.1 ± 4.9 b 7.4 ± 1.8 a 1.28 ± 1.37 a 11/16 (68) a
SMB + CCR 13/22 (40) a 26.5 ± 2.6 b 13.0 ± 4.4 b 0.84 ± 0.84 a 11/13 (84) b
Cuadro 1. Efecto de la sincronización con Synchro Mate B y los diferentes estímulos del becerro sobre la respuesta a estro, actividad ovárica de vacas zebu anestricas. Adaptado de Quesada et al. (adaptado de Applied Animal Behaviour Science 71 (2001) 183-189)
a Literales diferentes entre columnas difieren (P<0.05)b SMB: Synchro-mate B; CP: cría presente; CPR: Cría parcialmente destetada; CCR: Destete complete.
GRUPO Estro con ovulaciónSin estro con
ovulaciónEstro sin ovulación Sin estro sin ovulación
SS10(66.6%) 1(6.6%) 3 (20%) 1(6.6%)
73.3%(11/15)a 26.6%(4/15)a
SCV10(50%) 3(15%) 6(30%) 1(5%)
65%(13/20)a 35%(7/20)a
CCV13(65%) 1(5%) 5(25%) 1(5%)
70%(14/20)a 30%(6/20)a
TOTAL60%%(33/55) 9.0%(5/55) 25.4%(14/55) 5.4%(3/55)
69.1%(38/55) 30.9%(17/55)
Cuadro 2. Presentación de celo y ovulación en los grupos experimentales SS (Crestar sin separación) SCV (Crestar separación con contacto visual) y CCV (Crestar separación con contacto visual ). a No se observó diferencia (P > 0.05) Adaptado de Webb et al (Archivos de Medicina Veterinaria 36(2004) 147-154)
GRUPOPresentación de estro postretiro de
implante (hr)
Duración del
estroNúmero de montas
Montas por hora
de estro
SS 40.5 ± 10.4ª 7.1 ± 4.3ª 18.1 ± 14.2a 2.5 ± 1a
SCV 45.4 ± 6.6ª 6.5 ± 1.9ª 10.4 ± 6.6b 1.5± 0.1b
CCV 44.6 ± 8.3ª 7.2 ± 5ª 15 ± 10.6a 2.2 ± 0.5a
Cuadro 3. Presentación de estro, duración, número de montas recibidas por hora en celo y promedio de esta actividad. SS (Crestar sin separación) SCV (Crestar separación con contacto visual) y CCV (Crestar separación con contacto visual ).Valores con letras diferentes entre columnas varían significativamente (P<0.05).Adaptado de Webb et al (Archivos de Medicina Veterinaria 36(2004) 147-154)
GRUPOS
Gestación
(días)ST (n=10)
CIDR - BE
(n=10)CIDR + BE TOTAL
0 – 5 1/20 (5%) 6/51 (11.8%) 6/51 (11.8%) 13/122 (10.6%)
6 – 26 3/10 (30%) 1/7 (14.3%) 2/9 (22.2%) 11/109 (10.1%)
27 – 47 0/16 (0%) 6139 (2.6%) 1/43 (2.3%) 2/98 (2%)
48 – 68 1/16 (6.2%) 1/38 (2.6%) 2/42 (4.8%) 4/96 (4.2%)
69 - 90 0/15 (0%) 0/37 (0%) 1/40 (0%) 1/92 (1.1%)
Acumulada 5/20 (25%) 14/51 (27.5%) 12/51 (23.5%) 31/122 (25.4%)
Cuadro 4. Gestación en las vacas sin tratamiento (ST), CIDR-B sin inyección de benzoato de estradiol (CIDR-B - E) y CIDR-B con inyección de benzoato de estradiol (CIDRB + E). No se encontraron diferencias estadísticas significativas entre los grupos en ninguno de los niveles (p > 0.05). (Adapatado de Díaz et al (Archivos de Medicina Veterinaria 34 (2002):235 – 244)
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