Comparecencia ante los tribunales

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Esto significa determinar de qué forma las partes intervienen ante los tribunales de justicia cuando quieren hacer valer un determinado derecho.

Que lo haga por sí el interesado, personalmente.

Que lo haga representado, a través de ciertos mandatarios o representantes legales.

¿Cuál es el sistema imperante en Chile?. En Chile para determinar cuál es el sistema que el legislador utiliza hay que hacer algunas distinciones y fundamentalmente hay que determinar si se comparece ante un tribunal inferior o ante un tribunal superior (si se verifica ante un juez letrado o ante alguna Corte).

Comparecencia ante los tribunales inferiores:

Comparecencia ante los tribunales superiores:

Obligaciones de la Ley Nº 18.120 de Comparecencia en Juicio

en primer lugar, establece la obligación de designar mandatario judicial.

En segundo lugar, establece la obligación de designar abogado patrocinante.

¿Quiénes pueden actuar como mandatarios judiciales?.

Pueden ser mandatarios o procuradores judiciales aquellas personas que señala el artículo 2º de la Ley 18.120, que son las siguientes:

Abogado habilitado para el ejercicio de la profesión: Se entiende por tal a aquel que no tiene impedimentos para el ejercicio de la misma. Esto significa que este abogado no debe estar suspendido del ejercicio de su profesión.

Procurador del numero: Los procuradores del número están regulados en los artículos 394 y siguientes del Código Orgánico de Tribunales.

Estudiante actualmente inscrito en tercero, cuarto o quinto año en las Escuelas de Derecho: También tienen “ius postulandi” los estudiantes actualmente inscritos en tercero, cuarto o quinto año de las Escuelas de Derecho de las Facultades de Ciencias Jurídicas y Sociales de alguna de las universidades autorizadas.

Egresados de derecho por cierto tiempo: Los egresados de las mismas escuelas hasta tres años después de haber rendido los exámenes correspondientes.

 Mandatario que designe la Corporación de Asistencia Judicial

Excepción de la obligación de designar mandatario judicial:

Cuando la propia parte solicite al juez autorización para comparecer y defenderse personalmente (artículo 2º, inciso 3º, Ley 18.120). El juez puede conceder la autorización (no es obligación) atendida la naturaleza y cuantía del litigio o las circunstancias que se hicieren valer. El juez, aún cuando autorice, posteriormente, en cualquier momento, puede exigir la intervención de abogado.

Tampoco se requiere la actuación de mandatario en aquellas comunas en que el número de abogados en ejercicio sea inferior a cuatro (artículo 2º, inciso 9º, Ley 18.120). Este es un hecho que le corresponde determinar a la Corte de Apelaciones respectiva.

Cuando la propia ley exija la comparecencia o intervención personal de la parte, para ciertos trámites.

Tampoco se requiere mandatario judicial ante tribunales determinados, en donde se puede comparecer personalmente (artículo 2º, inciso 11º, Ley 18.120).

Tampoco es necesario tratándose de determinados asuntos judiciales por la naturaleza de los mismos (artículo 2º, inciso 11º, Ley 18.120).

Esta es una obligación independiente de la anterior. Esta obligación está establecida en el artículo 1º de la ley 18.120.

Esta obligación es para los efectos de la defensa en el juicio (no para los efectos de comparecer). El abogado patrocinante es el que defiende los derechos en juicio de las partes, por eso es que la ley le encomienda esta misión exclusivamente a los abogados.

¿Cómo se entiende cumplida esta obligación del patrocinio?. La obligación se entiende cumplida por el hecho de poner el abogado su firma en esa primera presentación e indicar, además, su nombre completo, apellidos y domicilio.

El Patrocinio debemos definirlo en base al artículo 528 del Código Orgánico de Tribunales como un acuerdo o un acto en virtud del cual una persona le encomienda a un abogado habilitado la defensa de sus derechos en juicio.

Este patrocinio, desde el punto de vista contractual, cabe calificarlo como un mandato (se aplican las mismas reglas que hay en el Derecho Civil para el mandato), porque la parte le está solicitando una determinada gestión al abogado; en este caso, la gestión es la defensa de los derechos en juicio. Visto de esta manera, se perfecciona por el solo consentimiento, basta la mera aceptación del abogado y del cliente respecto de las obligaciones que generan.

Formalmente la Ley 18.120 hace las exigencias señaladas en el artículo 1º para demostrar que la obligación se ha cumplido.

En esta materia hay que señalar una regla que señala el artículo 1º, inciso 3º, de la Ley Nº 18.120 de Comparecencia en Juicio, que señala que “el abogado conservará este patrocinio y su responsabilidad mientras en el proceso no haya testimonio de la cesación de dicho patrocinio”.

Por renuncia del propio abogado patrocinante

Por revocación del patrocinioPor fallecimiento del patrocinante

Hay juicios en que no se exige la designación de abogado patrocinante. Estos casos corresponden a los mismos que casos excepcionales a la designación del mandatario judicial (artículo 2º, incisos 9º, 10º y 11º, Ley 18.120).

El mandato judicial es un contrato en que una persona confía a otra persona habilitada para estos efectos la representación de sus derechos en un juicio o gestión judicial (artículo 395, Código Orgánico de Tribunales).

El mandato judicial siempre implica otorgar facultades determinadas al mandatario en el sentido que se trata de facultades específicas para actuar en juicio, y ahí está la diferencia con el patrocinio, porque la persona del mandatario judicial viene a sustituir a la persona del litigante. El mandatario va a actuar por él, pero la dirección de este negocio judicial la va a tener siempre el abogado defensor patrocinante.

En cuanto a la forma de perfeccionarse entre uno y otro.

En cuanto a la persona del mandatario. En cuanto a las facultades que debe tener el

mandato, según se trate de uno u otro caso (dice relación con la libertad que tiene todo mandante si da o no las facultades que quiera a su mandatario).

En cuanto a la extensión del mandato.

 

El mandato civil es un contrato consensual, esto significa que se perfecciona por el mero consentimiento de las partes o contratantes (artículo 2123, Código Civil).

  El mandato judicial es un contrato

solemne, y su solemnidad consiste en que debe constar necesariamente por escrito.

Tratándose del mandato civil, la parte del mandante tiene plena y absoluta libertad para elegir a la persona del mandatario y, en consecuencia, puede elegir cualquier persona, sin restricciones para ello (no requiere de ninguna condición especial).

En cambio, en el caso del mandato judicial esto no es posible, la parte no goza de libertad para elegir al mandatario judicial, porque aquí necesariamente el mandato judicial tendrá que otorgarse a alguna de las personas habilitadas por ley (artículo 2º, Ley 18.120). Para ello la persona tendría que tener “ius postulandi”.

Facultades Ordinarias: son aquellas que siempre están comprendidas en un mandato judicial, son inherentes o propias del mandato, no requieren si quiera de mención, porque la ley las establece. Ejemplos: deducir recursos, ofrecer pruebas, etc.

  Facultades Extraordinarias: son aquellas que no se

entienden incorporadas de pleno derecho, en consecuencia se requiere de una expresa mención por parte del mandante. El mandante tendrá que declarar expresa e inequívocamente que le otorga estas facultades al mandatario.

Son legales, porque están establecidas en la ley, y prima la voluntad del legislador que la voluntad del mandante.

  Son esenciales, en cuanto a que no se puede limitar o

restringir, existen aún contra la voluntad de los interesados.

  Son de carácter general, porque comprenden actos

ilimitados para ejercer el mandato judicial, de manera que un mandatario, en uso de estas atribuciones ordinarias, queda habilitado para ejercer todos los actos que estime convenientes para esa representación. Estas facultades no son taxativas como sí lo son las especiales.

En cuanto a las facultades que confiere, esto lo señala el mismo artículo 7º, inciso 1º en términos genéricos:

En primer lugar, estas facultades autorizan para que el mandatario tome parte o para que actúe en todos los trámites o incidentes del juicio, del mismo modo que podría hacerlo el poderdante o mandante.

También queda autorizado para intervenir en todas las cuestiones que se promuevan por vía de reconvención.

Este mandatario puede intervenir durante todo el juicio y hasta la ejecución completa de la sentencia definitiva. Esta última frase significa, por supuesto, que el mandatario puede intervenir después de la dictación de la sentencia definitiva.