Post on 13-Apr-2020
CONCURS DE RELATS HISTÒRIES DEL CIUTAT 2018
LECCIÓN DE VIDA -1er premio en castellano-
Como cada día, desde septiembre, Lucia veía el atardecer a través de
la ventana del taller de costura del primer piso, edificio norte del instituto.
Las horas transcurrían con una lenta y rítmica cadencia que le
permitía saborear el pausado movimiento del hilo, atravesado el ojo de la
aguja y horadándola tela de retorta que utilizaban en el taller para hacer
los ejercicios.
Aquel proyecto que estaba ejecutando se hallaba inscrito en su ADN,
desde su origen había crecido arrullada por el sonido de la máquina de
coser y mecida por el movimiento del pedal.
Su madre pertenecía a ese gran grupo de mujeres que cosían en casa,
había llegado a Valencia desde el interior de la provincia, esperando
encontrar una vida mejor, alejada del campo… Eran los años 70, la
economía sumergida permitía que aquellos exiguos ingresos que percibía
mejorasen las condiciones de vida familiar.
El toque de las campanas de la cercana iglesia de Sant Marcel·lí la
transportó de nuevo a su infancia, a aquella habitación donde su madre
cosía y el perchero lleno de ropa que esperaba paciente ser recogida por
un operario de la fábrica encargado de hacer la ronda por toda la ciudad.
Recordaba el calor que desprendía la plancha, el olor dulce del café a
media tarde y el soniquete de la radio que acompañaba la charla ocasional
de su abuela cosiendo un ojal.
Y allí estaba ella, con la distancia de los años y la formación,
hilvanando aquella pieza de tela al justillo, para que este perdurase de
generación en generación.
Cosiendo de forma individual cada pieza de ese forro pues no quería
malgastar aquella humilde tela, de nuevo tenía la oportunidad de iniciar
una nueva vida, alejarse de su trabajo que la encorsetaba y asfixiaba,
bajarse del tacón, el estrés, la presión de los clientes y los casos. Delante
de la tela cruda y humilde recuperaba la estabilidad, con cada bastilla, al
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fin era capaz de dejar su mente en blanco, priorizando y
comprometiéndose con ella misma. En este momento de su vida, cuando
el fiel de la balanza comienza a equilibrarse, ella como una funambulista
decide saltar al vacío iniciar nuevos aprendizajes junto a desconocidos
compañeros de viaje.
Aquel ciclo despertó sus sentidos dormidos, el tacto de la lana, el
crepitar de la seda, los cien tonos de hilos guardados en el armario, el
tintineo de las perchas con la barra de metal del perchero, los efluvios del
taller de cocina que ascendían y el espresso amargo de cada tarde.
Al fin recuperó una parte importante de su herencia, ligada a los
hilos y las telas, a las mujeres de su familia, a coser alrededor de una mesa
y disfrutar de las historias, confidencias y en ciertos momentos dar y
recibir alivio y consuelo.
Mª José Solsona Pardo, 41U
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RELATO Nº6: SANGRE -1er accésit en castellano-
Está empezando a caer el sol. Levanto la cabeza antes de entrar y lo
primero que veo son unas columnas imitando arquitectura griega.
Después de atravesar el primer control, avanzo hasta el siguiente. Intento
pasar y las dos puertas simétricas se me cierran casi a la vez.
Subo el primer tramo de escaleras, un esqueleto de bicicleta en la
esquina y, a través de una gran muchedumbre que quiere bajar al mismo
tiempo, me abro paso hasta el primer piso. Allí es donde acontece todo.
Llego al pasillo y echo un vistazo a mi alrededor. Cuadros amarillos y
pintura blanca por doquier. Alguien sale rápidamente de un aseo y escapa
antes de decir nada. Las pisadas retumban en el suelo a cada paso.
Después de cubrir toda la distancia, dejar atrás unas cuantas puertas
que no gozan de mi interés, dar un vistazo de refilón al interior de alguna
de ellas, llego a mi destino.
Abro una de las taquillas que llama mi atención y saco un maletín y
una bolsa de papel (de esas de propaganda) con una gran cantidad de
material en su interior.
Dejo el sombrero, el paraguas y la chaqueta que llevo en una silla, a
la entrada de la última sala. Algunas gotas aún olvidadas, caen al suelo.
Hace un momento llovía.
Miro la habitación abandonada. Han dejado esparcidos y olvidados
la navaja multiusos, las tijeras, la cuerda de nylon, restos caídos desde la
entrada hasta el fondo del recinto.
Dejo el maletín al lado de la silla donde he dejado el resto de mis
cosas. Voy a empezar enseguida con mi trabajo antes de que esto se llene
de curiosos.
Abro la ventana para ventilar un poco el ambiente. Huele a hierro, a
gente congregada, a comida, a lana recién esquilada y desperdicios varios.
Manchas por el suelo y el maniquí con la tela teñida de sangre,
demuestra lo que ha pasado aquí.
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Pruebas con las supuestas armas, cortes y punzadas desde diferentes
distancias y variados ángulos. Han intentado lavar con lejía y otros
productos químicos. Han hecho pruebas incluso con productos naturales.
Pero todo deja su huella, si sabes lo que buscar. Aunque han conseguido
su propósito; es un buen trabajo.
Utilizo el material de la bolsa que traigo para terminar la faena. Cojo
el resto de elementos para concluir lo empezado por mis compañeros.
Telas envejecidas y destrozadas, vendas, materiales para crear
máscaras, complementos, tintes, maquillajes. Creo que ya tenemos
preparado todo para empezar a diseñar el vestuario de “zombieland”.
Montserrat Crespo Gerbolés, 42U
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RELATO Nº9: EL OLVIDO-2º accésit en castellano-
Ciudad del Aprendiz, lugar cerrado donde se podía palpar indecisión,
los nervios se acrecentaban por momentos, de fondo una verja chirría, un
hormonado bullicio se abre paso, era el primer día, él, deseoso de olvidar
todas sus malas experiencias, se acicalaba ansiosamente. Él era un
hombre con una gran corpulencia, siempre estaba enfadado, cada vez que
hablaba escupía por la boca ingentes cantidades de saliva, la gente le
miraba con repugnancia, en su faz se unía el enfado con las ansias por
enseñar.
Él deseaba con todas sus fuerzas olvidar sus vivencias del pasado,
cerrar esa etapa de su vida y dejar de ser ese monstruo en la que se había
convertido, así se veía él. Estaba harto de no ser oído, de que sus palabras
se las llevara el viento, que su conocimiento fuera despreciado, las caras y
miradas vacías de sus alumnos del pasado le abordaban
momentáneamente, suspiraba cabreado, pronto se tranquilizó, las cosas
iban a cambiar el curso acababa de comenzar, habían esperanzas.
Las caras de aquellos pupilos mostraban ganas por aprender, no lo
podía creer, suspiré con tranquilidad, todos los gritos al cielo parecían
haber sido oídos, miré fijamente a cada uno de ellos, de repente, una
sombra se cernió sobre aquella aula, me froté los ojos, -¡no puede ser!-
exclamé para mis adentros, había vuelto a clase uno de esos seres apático
del infierno, sin moral, ni respeto alguno, que estuvo el año pasado, mi
sonrisa se truncó, aún tengo esperanzas, sé que les puedo enseñar aunque
sea una mísera parte de lo que sé, me repetí, pasaron los días, que bien
me sentía, parece que aprenden, me decía a mí mismo.
El 15 de diciembre sonó la campana, nadie apareció, me enfadé
mucho, me repetía a mí mismo que aparecerían, ellos saben que esta clase
es importante, tienen muchas cosas que aprender, me repetía obsesiva
mente. Nadie apareció.
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CONCURS DE RELATS HISTÒRIES DEL CIUTAT 2018
Al día siguiente tenían clase, me asomé y pregunté qué pasó ayer,
como si de estatuas se tratasen nadie respondió, estaban absortos, me
puse delante de ellos y les grité con todas mis fuerzas, ellos agacharon sus
cabezas buscando el móvil, me marche.
Al día siguiente, nadie apareció, -¿cómo es posible?- me pregunté, mi
ropa me daba la sensación de que había encogido, tenía ganas de
arrancármela, de destrozarlo todo, nada cambió.
Había pasado un mes, y aquellos chicos no habían aparecido a
ninguna de mis clases. Me imaginaba todas las posibilidades, tenía que
ser yo el culpable, les enviaba correos, trabajos, nadie respondió.
Hasta que un día me llego un email, mi cuenta de correo había sido
cerrada, que raro, me dije.
A la semana siguiente, el aula que dedicaba a mis cosas, tenía otra
cerradura, -¡qué raro!- me dije, fui a secretaría, no hay nadie -¿qué está
pasando?- me pregunté.
Llegaron los exámenes finales, en mi clase no había nadie, ya nada
me extrañaba, miré a la pizarra, miré mis papeles, ya todo me daba igual,
miré al espejo, no había nadie.
Diego Luna Meri, 41C
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HAVANERA DE CEL BLAU-1er premi en valencià-
Va mirar al cel, i tot era blau i blanc. Blau de somnis acomplits, blanc
d’aquells que esperaven endormiscats el seu torn.
Feu un pas endavant i fora quedaren les companyes de viatge que no havia
demanat tenir. La por i la vergonya digueren adéu mirant per la reixa: no hi
hauria dins d’aquelles parets lloc per a ser ningú que no es volguera.
Les sabatilles noves li ballaven als peus mentre el cabell, alliberat de tot
nus, acompanyava mut l’escena, perquè el somriure als ulls li cantava al cor una
havanera, i els llavis,oberts i agraïts, li portaven el compàs. La roba abraçava el
cos i no li tapava l’ànima, i la motxilla, buida i plena, no li pesava ni un gram a
l’esquena.
I aixina, ballant, caminant, pujà digna les escales, graó a graó, pas a pas,
cada cop més ferm, cada cop més ella. I cada escaló prometia coses noves:
llibres per a descobrir, lletres que es lligen a soles, contes que son ben contats i
paraules que mai es guarden. Dia que passava, dia que tenia una lletra nova que
afegir a la cançó, i que no parlava de dols ni de plors. Mai més, ja no.
S’havia filat la cançó de puntetes i a bestreta, però amb una mala lletra que
hi havia, precís, que canviar. Aixina els llavis i el cabell, el cor i els peus, fins i tot
la motxilla!, afegiren poesia i l’havanera per fi es va vore acabada. Ja no plorava,
ara reia, i no res ni ningú, per fi, la contrariava.
Va mirar al cel, i tot era blau i blanc. Blau de mirar-se de nou a l’espill, de
somriure amb els llavis i amb el cor. Blanc de somnis que estava acomplint i
d’altres que no esperarien molt.
Feu un pas endavant i va eixir amb qui dintre era. Ningú l’esperava a la
reixa. Era ella i només, i més que prou, ella.
Isabel Mascarell Perales, 41Z
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CLASSES INTERROMPUDES - Accèssit en Valencià-
Era un dia plujós, les amenaces de gota freda s’estaven executant, el que
provocà que ningú anara a classe, ell mateix s’havia plantejat no anar-hi fins a
l’últim moment, i ara que estava allí, volia aprofitar i fer alguna cosa.
L’accés principal, darrere de la intensa cortina de pluja, esta volta li va
paréixer diferent. El seu aspecte era imponent com sempre, amb els enormes
pilars que modulaven les tres grans obertures, però hui li va transmetre una
sensació distinta, com si no tinguera els 60 anys d’història coneguts.
Es va trobar la reixa oberta, cosa ben estranya perquè era hora de classe,
però més estrany va ser trobar la consergeria desèrtica.
Mentre girava a l’esquerra cap al central, va dirigir un colp d’ull cap a
l’edifici de direcció, que presentava el mateix aspecte fantasmagòric. Es va
encaminar cap als tallers, va passar els de fusta i moble i el d’automoció. No es
va creuar amb ningú fins a arribar al de fabricació mecànica, que va trobar obert
igual que tots els que va trobar al seu pas.
Va aguaitar a dins sense entrar-hi, no portava els equips de protecció sense
els quals l’entrada estava prohibida. Només volia vore si algun company o el
professor estava dins.
Es va fregar els ulls, els bancs de treball eren molt més nous, igual que la
ferramenta. En canvi, la maquinària havia sigut substituïda per altra que
semblava antiga i restaurada. Per últim, en la part superior d’una paret, havia
sigut escrit: «la faena vos farà lliures», en lletra gòtica.
Una calor li va recórrer tot el cos, es va dirigir a la planta de dalt. En
arribar al despatx va trobar la porta tancada, esta sí, i la va colpejar.
Passà a l’interior, va vore un home darrere de la taula, la vestimenta
pareixia un poc desfasada, igual que el pentinat, però com que no el coneixia, no
li va cridar l’atenció.
- És el director?
- Efectivament, sóc Pasqual. Què fa ací?
- Vinc a classe, però no trobe ningú. A més en la paret...
- És que no llig els taulers?
- Mire el blog i twitter, però...
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CONCURS DE RELATS HISTÒRIES DEL CIUTAT 2018
- Deixe’s de paraules estrangeres. Tots estan en l’homenatge a les víctimes
de la riuada.
- La de fa 61 anys?
- Què diu? La de fa un any! No marege. Si no vol res, isca i tanque la porta.
En eixir, els corredors bullien d’estudiants de sanitat. En el pati va
comprovar que havia deixat de ploure, els estudiants d’edificació i obra civil,
arts gràfiques i electricitat i electrònica anaven amunt i avall.
S’encaminà de nou al taller, esta volta per fora, rodejant l’edifici central,
dins del de direcció va vore uniformats als alumnes d’hostaleria i turisme i
d'indústries alimentàries, també als d’imatge personal entrant i eixint de l’edifici
oest. En el taller, que estava en plena activitat, estaven els seus companys, la
maquinària tornava a ser nova, les ferramentes velles i la inscripció havia sigut
substituïda per cartells de prevenció de riscos.
Oscar Selfa i Perona, 41A
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CONCURS DE RELATS HISTÒRIES DEL CIUTAT 2018
MEMORIES OF A DISTURBED FIREFOX-1st award in English-
... 109 days have passed since the beginning of the course in Ciutat de
l’Aprenent.
When I went to talk to the Head of Studies, she just smiled at me with that
disgusting gesture she has always painted on his face and told me that it was
normal that at this stage of the course many students had already abandoned
their studies.
It isn’t the students who have disappeared, but the best of each field: the
most skilled of "Personal Image", the one who possessed the glamour of
"Textile", also the most imaginative of "Graphic Arts". Neither the "Health"
department nor the "English" department have been spared. If we were in the
Marvel universe, I would think that someone is creating a super team of
students.
Yesterday I saw him ... well, not him, because he has also disappeared ...
but I saw his eyes. I had no doubts as soon as I crossed my eyes with his. It was
him, but the person who looked at me was another. He looked ashen, and did
not recognize him. So I did the only thing that occurred to me: I followed him.
His steps took me to the "Electricity" section.
There, in one of the workshops, I discovered a small basement that did not
appear in any of the plans of the institute complex. The smell of formaldehyde
was horrible. But more horrible was to check where it came from. That
unknown basement for everyone was full of drums and buckets filled with the
stinking liquid. And inside him, pieces of people ... no, not people, students ...
But I had to leave when Victor appeared behind a door ... I think he has
not seen me ... I do not know what to do, I do not understand anything. What's
its purpose? What I have clear is that he can not be acting alone because he does
not have the necessary knowledge for that level of surgery that I have seen in the
dismembered limbs ... I must continue investigating ...
-Victor! Stop reading that damn diary! Mary will not cause us any more
problems.
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CONCURS DE RELATS HISTÒRIES DEL CIUTAT 2018
The interpellate turn around before the order of the Head of Studies. The
stupid woman smiles at him with that disgusting gesture that characterizes her.
Your turn will also come. For now, he has to keep playing the perfect
subordinate. However, his behavior is relaxed when he looks at the face of
Elizabeth, the beautiful Anatomy teacher. For her, he also has other plans,
although somewhat different. And he gets excited by just thinking about it.
Now it´s the time the creature must be completed. Mary's brain will serve
better than the previous one. Then, his magic with electricity will breathe life
again and his “Frankenstein monster” will do the rest.
-I'll call her Mary ... It's a nice nod to both of them -and the thought paints
a smile on her face.
Gemma Martín Paniego
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CONCURS DE RELATS HISTÒRIES DEL CIUTAT 2018
CADA VEZ MÁS CERCA
De lunes a viernes, me levanto temprano, con la actitud de ser mejor
persona formar mi futuro, cada día estoy más cerca de mi meta. Entrar en
las puertas de La Ciudad del Aprendiz me hace recordar que estoy allí
para poder ser útil en la sociedad, en mi familia, en mi entorno. Entrar en
la cocina me hace olvidar todo tipo de problemas, solo me concentro en
elaborar los platos con la mayor dedicación y pasión, cada sabor, cada
olor me llenan de una sensación de paz y de alegría que es difícil de
explicar.
Desde el momento que fui admitida me fije la meta de dar todo de
mí, todo mi esfuerzo y el de mi familia valdrá la pena lo sé, y estoy segura
de ello. El ponerme el uniforme de cocina me hace sentirme más cerca de
mi meta, ser una chef con valores morales y por supuesto desempeñarme
profesionalmente, cada parte del uniforme me hace sentirme más cerca
de eso.
Llega la hora de entrar, el olor a un fondo está por el aire, se escucha
cada corte que se da, cada aroma de aquel sofrito de cebolla y zanahoria es
más fuerte pero no tanto como mi pasión por la cocina. El olor es algo que
debe de impactar tanto como la presentación del plato, oler cada
ingrediente, sentir su textura, es algo que si no lo haces con amor y pasión
nunca entenderás lo hermoso que es, y yo apenas voy comenzando.
Emplatar te hace más perfeccionista y más exacto, estar en plonge te hace
ser más organizado y más ordenado, estar en pastelería te hace ver las
cosas con un lado dulce, pero estar cocinando es algo que te llena por
completo, cada parte de mí se concentra en que esa elaboración sea de
buen sabor, consistencia y olor.
Desde que entre por primera vez a la cocina del Instituto he
comenzado a ser más sensible al tacto, al olfato. En el momento que entre
por aquella puerta de color gris y me dieron la bienvenida pidiéndome el
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CONCURS DE RELATS HISTÒRIES DEL CIUTAT 2018
carnet, todo dio un giro completo en mi vida, desde mi manera de
estudiar hasta mi perspectiva de un futuro mejor, puedo decir que me he
vuelto más aplicada académicamente, en realidad me estoy poniendo a
prueba a mí misma. Cada noche de desvelo por estar estudiando para un
examen es agotadora, estresante e incluso frustrante, pero cuando llega la
hora del examen y tengo la seguridad que aprobare, es allí donde me doy
cuenta que en realidad vale la pena, el futuro se acerca, cada día más estoy
más cerca, si, más cerca de ser una gran Chef y no me rendiré hasta
alcanzar mi meta.
Paola Barahona Hernández, 31S
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EL APRENENT EN CUARENTENA
La noche llegaba cargada de lluvia al Aprenent y todos se disponían a
entrar a las aulas y talleres.
Cada vez llovía con más fuerza y finalmente se cortó el suministro
eléctrico. De repente se empezaron a escuchar gritos de pánico de una
alumna que se acercaba a la conserjería, avisando de que algo extraño
estaba pasando en el taller de estética. Una de las conserjes se dirigió a
comprobar y se encontró a una profesora de Imagen, Gemma, fuera de sí,
muy alterada y enfurecida.... no parecía ella.
Trataba de morder a todo aquél que se le pusiera por delante, pero
entre varias personas lograron reducirla, atándola y encerrándola en la
sauna del taller. La conserje se vio obligada a cerrar y bloquear el edificio
Oeste. Desde la verja veía "transformarse" a más gente y con lágrimas en
los ojos se alejaba sabiendo que todo se había descontrolado y sólo podía
pensar en contener "aquello", para que no saliera de allí.
El equipo directivo decidió cerrar todas las puertas y accesos, había
una prioridad: evitar que se extendiera más.
Los profesores de Fabricación Mecánica colocaron planchas de metal
sobre las verjas, y los de Edificación tapaban accesos con pladur.
Hostelería e Industrias Alimentarias pusieron en común producto
que tenían en stock, calculando la distribución de los mismos.
El personal de mantenimiento empezó a revisar el resto de edificios y
establecer zonas seguras.
Pero cuál fue la sorpresa cuando entraron al Central y vieron luz en
el laboratorio. Allí estaba el profesor de Sanidad, David, trabajando ajeno
a todo lo que estaba sucediendo, analizando unas muestras de algo con
mucho interés. Le contaron lo que estaba pasando y le preguntaron qué
estaba haciendo que no podía esperar. David, al verse un poco acorralado,
escapó.
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CONCURS DE RELATS HISTÒRIES DEL CIUTAT 2018
Ellos corrieron detrás de él y desde conserjería, al ver que algo raro
pasaba, le cerraron el paso. El Director se hizo cargo de él y puso el caso
en manos de la Inspección. Tras un largo interrogatorio, David confesó.
Estaba haciendo unas pruebas con un virus que había creado y pensó que
una buena forma de inocularlo sería a través de los productos de
cosmética del taller de Estética. Utilizó al Instituto como “conejillo de
Indias” sin ser consciente de las consecuencias.
El experimento se le había ido de las manos....
El suceso era ya un problema de salud pública que correspondía
gestionar a la Administración. Llegó un equipo de intervención
totalmente equipado que comenzó examinando a Gemma; contuvieron a
todos los "afectados" e interrogaron a David para finalmente colaborar
con él (ya que era el único que conocía parámetros del virus).
La calma llegó con el aislamiento. Nadie podía entrar, nadie podía
salir hasta que se diera con la vacuna.
Amanecía un nuevo día, y una nueva vida. No se sabía por cuánto
tiempo, pero la única forma conseguir sobrevivir sería colaborando entre
todos. Habiendo tantos departamentos y sectores profesionales tenían
muchas opciones para ello.
La luz volvió, y se estableció período de cuarentena.
Beatriz Castelló Sánchez
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UNA ROSA EN LA CIUDAD
Era un lunes cualquiera de noviembre... Llovía y era hora de irse
para casa. En las últimas semanas, los sensores que encendían las luces de
los pasillos no funcionaban bien y muchos días salíamos a oscuras,
iluminándonos con las linternas de nuestros móviles. Hablando unos con
otros, escuchamos un ruido en el pasillo... parecían los azulejos del pasillo
cayéndose al suelo... Nos sobresaltamos... a oscuras, no queríamos mirar
atrás y salimos del Ciutat de l'Aprenent pitando...
Volviendo a casa se me olvidó el tema, pero no dormí bien esa noche.
La pasé soñando cosas muy extrañas, me encontraba en el instituto, de
noche, al fondo del pasillo una mujer con aspecto extraño... se acercaba a
mí... veía su rostro... ensangrentado... En el momento que se abalanzaba
sobre mí... me despertaba.
Al día siguiente, todo normal, incluso los azulejos que se habían
caído estaban en su sitio. Luego supe que no se habían caído azulejos en
nuestro pasillo... qué extraño... ¿y el ruido que escuchamos la noche
anterior?
Hablando con unos y con otros, un profesor veterano, daba algo
relacionado con electricidad, me contó la historia de Rosa, una profesora
que desapareció misteriosamente hace muchos años... su descripción
cuadraba con la mujer de mi sueño... me estremecí. Se decía que se había
enamorado de un alumno y que éste no la trataba nada bien. El chico fue
investigado, no se encontró ninguna prueba contra él y Rosa nunca
apareció. El profesor me dijo que desde entonces ocurrían cosas raras en
el instituto. Ruidos, ordenadores y aparatos electrónicos que dejaban de
funcionar, se caía internet...
Pasaron las semanas y este tema se me olvidó por completo. Fue
saliendo de un examen, meses después, cuando todo volvió a mi mente
como un torbellino. Vi a Rosa pasar por la ventana de la puerta de clase.
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CONCURS DE RELATS HISTÒRIES DEL CIUTAT 2018
Me quedé de piedra, pero tomé la decisión estúpida de salir detrás de ella.
Estaba llegando al final del pasillo, corrí. Bajó las escaleras y yo hice lo
mismo, rezando para que aquella visión no se girara a mirarme. Llegó a la
planta baja, al final del pasillo. En ese momento, sí que se giró y pude ver
como me sonreía, se tumbó en el suelo. Su imagen fue transformándose,
como lo hacen los cadáveres en descomposición, una imagen muy
desagradable, hasta que solamente quedaban sus huesos y desapareció.
Me acerqué... tenía miedo... justo en el lugar donde había
desaparecido se podía ver una silueta humana en el suelo... Me giré y me
fui, sin saber que pensar de todo aquello...
¿Rosa me estaba mandando un mensaje? ¿Por qué? ¿Habían matado
a Rosa y su cuerpo estaba enterrado allí? No hace mucho tiempo hubo
obras de remodelación en el instituto... ¿Era el estrés por los exámenes el
que me había provocado esas visiones? No creo, estaba acostumbrada...
Fuera como fuese, si sabéis buscar, todavía podéis encontrar esa
silueta en el suelo donde desapareció Rosa delante mí…
Mª Isabel Robles Gallardo, 32P
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VOLVER A COMENZAR
16:30, por fin llegó el día, nos dicen en la entrada que tenemos que
esperar, que en unos minutos pasamos todos al salón de actos para una
breve presentación y de ahí pasaremos cada uno a su respectiva clase.
Decido sentarme en uno de los bancos que hay en el patio. Observo
lo enorme que es el instituto, lo que más me llama la atención es esa
pareja de enamorados que no se han despegado sus labios en los cinco
minutos que llevo mirándolos.
-Te amo, siempre estaré a tu lado, le dice él.
Sus palabras resuenan en mi mente, -siempre te amaré, no tienes
nada de qué preocuparte, nunca estarás sola, nadie te quiere como yo-.
Pablo, hacía que me sintiera única, especial, la chica más afortunada
del mundo. Era el chico ideal que toda chica sueña tener, un galán, me
llevaba en bandeja. Era tan atento, sabía escuchar y alejarme de todo lo
malo o eso pensaba yo. Ahora entiendo que más que protegerme me
estaba aislando de todo aquello que me hacía feliz y de lo que él no
formaba parte.
El primer año y medio fue algo idílico, un cuento de hadas. Después
poco a poco, fue cambiando.
La primera bofetada vino en el portal de mi casa, el motivo fue, que
mi falda era muy corta y eso era de putas.
Enseguida se arrepintió y, lo perdoné, estaba tan enamorada, era
toda mi vida. Hubiera hecho cualquier cosa por él. Y así fue, a los tres
meses de aquella bofetada me estaba dejando el instituto.
Año y medio después nos casamos, Pablo era 5 años mayor que yo.
Todo ocurrió demasiado deprisa, los años siguientes fueron un
infierno, cada vez que oía como la llave se adentraba en la puerta, el
monstruo llegaba a casa. Los golpes formaban parte de mi rutina, algo
normal para mi piel. Las noches eran aun peor, sus manos, garras en mi
cuerpo, en una de esas, me quedé embarazada. Le repetía constantemente
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CONCURS DE RELATS HISTÒRIES DEL CIUTAT 2018
¡por favor, en la barriga no, en la barriga no, donde quieras, pero en la
barriga no!
A los 6 meses de embarazo me desperté en el hospital por una paliza,
había perdido al bebé, operado de urgencia y vaciada por completo.
Han pasado dos años de todo aquello, aún me sigo arrepintiendo de
no haber pedido ayuda.
Unas semanas antes de la pérdida estaba decidida a llamar al 016,
temía por mi bebé. No me quedó otra que recibir ayuda y apoyo
psicológico después de lo ocurrido. Aún quedan secuelas de la historia de
amor rasga de sangre, violencia, miedo, mucho miedo y soledad.
Una voz femenina me devuelve a la realidad para decirme que ya
podemos pasar al salón de actos, bienvenida a Ciudad del Aprendiz, me
dice con una sonrisa la misma mujer que en junio me ayudó con la
inscripción de la matrícula.
Comenzando de nuevo, con muchas ganas, cual aprendiz que
comienza a vivir.
Sheila Castaño Almeida, 31P
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CONCURS DE RELATS HISTÒRIES DEL CIUTAT 2018
EL JILGUERO Y EL CUERVOEl jilguero bailaba una danza muy peligrosa contra el cuervo de alas
majestuosas. La música se iba intensificando ya que el final andaba muy
cerca. Las destrozadas plumas del joven iban cayendo una a una mientras
el más experto no cedía ante aquel compás. El tempo se escuchaba más
alto que al principio del duelo. El pobre jilguero estaba perdiendo fuerza,
hasta que cayó al suelo dando por finalizado su acto. Perdió ante el
cuervo, que haciendo su último movimiento, se alzaba victorioso sobre el
escenario.
Tal como el amor amante se desvanece en el ocaso, efímeros son‒‒
los sueños de una ilusión dijo el cuervo que miraba al expectante‒‒
público. La atención recaía sobre el anfitrión que a duras penas podía
levantarse.
La suerte no estuvo de mi lado en ningún momento, mas cuando‒‒
pensaba que podía adornar mi cabeza con guirnaldas, abro los ojos hacia
la más cruel visión que el mundo pudo otorgarme se lamentaba el‒‒
jilguero.
Cuando el telón se cerró, los aplausos pedían por el retorno de los
actores. La función debía continuar por unos instantes más. A oídos de
toda CIPFP se formó el rumor de un grupo de jóvenes (no tan peculiares),
que iban a hacer una grata demostración con una de sus obras más
famosas. Y de nuevo estaban en el punto de mira de todos. El telón reveló
una jaula dorada, donde el jilguero bailaba elegantemente sin su lustrosa
sonrisa. El violín acompañaba todos y cada uno de sus pasos. El cuervo lo
admiraba sobre un pedestal de piedra, aunque algo en él cambió. En
aquella sala solo transcurrieron unos minutos, pero estos contaban días
en la obra, donde él hizo un amago por no caer en el embrujo del amor.
Cosa que resultó inútil. Pronto comenzó a mirarlo más seguido, hacerle
cumplidos, incluso bailaba con él fuera de la jaula. Pero el plazo de aquel
castigo se acabó. El ave pronto volvería a volar libre.
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CONCURS DE RELATS HISTÒRIES DEL CIUTAT 2018
Hoy es el día en el que las campanas resuenan solo por mí‒‒ ‒‒
canturreaba el jilguero.
El cuervo no quería que su única compañía por mucho tiempo se
esfumara, y en un ataque de locura, tiró la llave hacia el público
perdiéndose entre las filas.
Yo ya cumplí, ahora tu turno suplicó. Pero por más que lo‒‒ ‒‒
intentaba, no cedía a razones. El joven no entendía nada de aquello.
Nunca volverás a cantar junto con el gorrión al amanecer o con la‒‒
golondrina cuando sobrevuela el firmamento.
Triste, el jilguero miró al cielo diciendo:
Prefiero el dulce beso de la muerte antes que quedarme encerrado,‒‒
jamás sabiendo si el día o la noche llegó con la poca fuerza que pudo‒‒
reunir, de una de sus plumas se creó una flecha perfecta. Usó el arma en
su contra. Sangre falsa fue derramada. ‒‒Recuérdame.
El cuervo adornó la jaula con bellas flores doradas, las cuales,
recuerdan su imagen. Pronto se reunirá con su amado en el cielo: en una
danza que durara eternamente.
Mª Ángeles Mañes Guillot, 31C
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CONCURS DE RELATS HISTÒRIES DEL CIUTAT 2018
METAMORFOSIS DE UNA CIUDAD
Esta es la historia de un muchacho que llegó a una ciudad llena de sabios
que se afanaban en transmitir su sapiencia a otras personas. Este chico se
llenó de inteligencia y siguió el ejemplo inculcado.
La ciudad era próspera. Artesanos trabajaban a diario y generaban una
gran riqueza de productos. Los motores de las industrias no cesaban, los
trabajadores eran caprichosos para que de sus fábricas salieran las mejores
producciones.
Pero un día aparecieron en la ciudad unos personajes a quien para ellos
las leyes no parecían existir. Con gran furia y utilizando sus garzas abrían las
puertas correderas de algunas de las casas, penetrando en el interior y
dañando libros y enseres que con cariño guardaban sus moradores.
Camuflados intentaban atraer al resto de los ciudadanos, sus fauces
exhalaban malversaciones. Sus intereses no hacían más que generar cada vez
más odio hacia todo aquello que les obstaculizaba.
Los sabios entristecieron, perdieron el ánimo, parecía que en la ciudad
solo había brotes de insumisión.
Pasó el tiempo y la ignorancia se adueñó de gran parte de la población,
sólo aprendían que el odio y el revanchismo proliferaban y eso les hacía
perder el valor.
Durante años fue una ciudad pobre y empequeñecida. Los motores de
las industrias se iban apagando y las producciones escaseaban.
La población deambulaba por las calles temiendo encontrarse con las
temibles alimañas que habían irrumpido en sus vidas.
Sin embargo los aprendices animaban a los artesanos a que no había que
achicarse ante ellos y que lo importante era seguir trabajando y que el tiempo
que los sabios habían dedicado a sus enseñanzas no iba a ser en vano.
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CONCURS DE RELATS HISTÒRIES DEL CIUTAT 2018
Un día apareció una luz muy fuerte, la cual atravesaba los arcos de esta
gran ciudad, una luz tan potente que incluso llegaba a dibujar estrías en el
suelo, tan potente que dañaba los ojos de quienes la miraban.
La población corría a refugiarse entre las sombras intermitentes que las
chimeneas dejaban caer en el territorio cada vez más quebradizo.
De pronto empezó a agrietarse el suelo al paso de estos personajes, uno a
uno iba cayendo entre las fisuras. Se iban descolgando de los forjados
depósitos y tuberías que se enfilaban penetrando en las cabezas de alguna de
las fieras. Se oía el chillido atrapado entre las hendiduras que seguían
incesantes persiguiendo el rastro de a quien el mal les apoderaba.
En poco tiempo fue cesando todo rastro de maldad. Las sombras iban
desapareciendo, las grietas se cerraban y los sonidos ultratúmbicos se iban
apagando al igual que los rayos de luz. Todo volvía a la normalidad.
En las casas retornaron libros y enseres al igual que retorno la felicidad.
Sabios, artesanos y aprendices salieron de sus casas a celebrarlo.
En cuanto al muchacho siguió prosperando en su trabajando e
inculcando sus enseñanzas sin ninguna acritud y a la espera de que el mal no
volviera a irrumpir en sus vidas.
Lucía Moreno Cardeñosa
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