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1. PARQUE ABDÓN CALDERÓN
1.1 Historia
En 1557, Gil Ramírez Dávalos funda Santa Ana de los Ríos de Cuenca, de
acuerdo a las disposiciones del Virrey del Perú Don Andrés Hurtado de
Mendoza, las que entre otras cosas consideran la realización de un diseño o
traza “ortogonal”, es decir cuadriculado. En donde se emplazaría la Plaza Mayor
en el Centro de la traza y aquí se establecen el Cabildo, la Iglesia Mayor y el
Comercio, algo muy importante que se debe acotar es la ubicación de las 4
esquinas de la Plaza Publica que desde estas parten 8 calles en dirección de los
puntos cardinales.(Anexo 1)
Por su ubicación el Parque Calderón ha sido el núcleo o corazón de la ciudad
del cual se extiende todo el tejido urbano considerado las trazas viales que
conforma la ciudad, desde su inicio se la considero como la “Plaza Pública”, que
de acuerdo a las instrucciones de Hurtado de Mendoza, esta debía ser
rectangular y medir no menos de 200x300 pies de largo, “que sea tan grande
como la mitad de la ciudad de los reyes”, sin embargo no se le da esta forma ni
tampoco llega a tener esas dimensiones. En aquella época tiene un piso de
piedra y tierra compactada y en el centro de la misma se ubicaba la Cruz
Evangelizadora y la muy temible Picota o Rollo en donde se ajusticiaba a las
personas que quebrantaban la ley.
1.2 ÉPOCA COLONIAL
En el período colonial la plaza lucia con una pila al centro; la misma que se
encuentra ubicada en los predios de la Universidad de Cuenca y escudillos de
mármol, rodeado de jardines y ornamentación, todo esto hasta la segunda
década del siglo 20. En 1875, Luis Cordero Crespo quien fuese presidente y
embajador del Ecuador en Chile, trae de este país la planta araucaria, las que se
encuentran plantadas en el centro del parque en torno al monumento de Abdón
Calderón, como símbolos emblemáticos. Durante la época del presidente Eloy
Alfaro, se cambió el nombre de la plaza llamándose Luis Vargas Torres, nombre
del héroe nacional, quién fuese ejecutado por liderar los movimientos liberales
dentro de la ciudad. Pero poco tiempo después, esta decisión no fue acogida por
lo que se siguió llamando Plaza de Armas. En 1920 el municipio encomienda el
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rediseño de la plaza a Octavio Cordero Palacios autor del trazado geométrico,
así como de la disposición y mobiliario del mismo. (Anexo 3)
Posteriormente, en conmemoración al centenario de la independencia del país,
se bautiza al parque con el nombre de Abdón Calderón, el héroe niño que
luchará en la batalla libertaria de Pichincha. En 1931 se establece la estatua en
honor a este personaje, diseñado por el escultor Carlos Mayer en Roma. En
aquel entonces también contaba con una glorieta, en la cual se realizaban actos
cívicos, conciertos etc., también estaba rodeada de verjas traídas de Europa
retiradas en 1950. (Anexo 4)
Actualmente tres de las cuatro manzanas que rodean el parque, se desarrollan
con soportales de arquerías de medio punto apoyadas sobre pilastras. Se ha
perdido el portal sur, debido a que en los años 40 se tuvo una intervención
modernista en la cual se derribaron los edificios del antiguo cabildo y cárcel
municipal, para construir los edificios racionalistas del actual Municipio y el banco
Nacional de Fomento.
En el año 2001 el parque se sometió a una renovación total para recuperar sus
jardines, mobiliario, la glorieta, sus pisos, y sus luminarias. (Anexo 5)
El parque fue reinaugurado en el año 2002, convirtiéndose en el escenario de los
más relevantes acontecimientos de la ciudad, como fiestas populares, desfiles,
manifestaciones públicas, concentraciones políticas, además también es un sitio
acogedor para la recreación de los jubilados quienes forman parte fundamental
del paisaje urbano.
En suma la Plaza Mayor ha sido escenario de los procesos históricos más
relevantes, así como intérprete y testigo de su propia evolución y la de toda la
urbe. Así, a pocos años de la independencia se construye el edificio del
Municipio hoy derruido, más tarde en 1875 se plantan las araucarias traídas de
Chile por el presidente Luis Cordero, en esta época comienza a dar un cambio
de la imagen arquitectónica del entorno con el aporte de Arquitectos y Artistas
Europeos sobre todo Franceses, quienes introducen nuevos estilos y diseños
que se reproducen en Cuenca con las edificaciones Parisinas, siendo el antiguo
Colegio Seminario la 1era construcción de influencia Europea, más tarde en
1885 cuando se comienza a levantar la Catedral Nueva, obra del Alemán Hno.
Juan Sthiele.
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El Parque Central Abdón Calderón fue diligencia de un Comité Especial, con
motivo del primer centenario del Grito de Independencia 10 de Agosto de 1809,
en 1909 el Jefe Político Don Emeterio Rodríguez Madero y personas honorables
del lugar en forma unánime bautizan como PLAZA DE LA INDEPENDENCIA, al
lugar donde se instalaría la plazoleta central del Cantón, además cambian el
nombre de la calle anteriormente llamada COMERCIO por la que actualmente es
Diez de Agosto. Inicialmente la Plaza de la Independencia estaba cercada con
estacas y alambres de púas y se habían sembrado algunas plantas
ornamentales. Luego de uno días se conforma el Comité Cívico, siendo su
Presidente el Comandante Egberto Fuentes Robles, en el mismo mes de agosto
del año en curso, a través de una misiva, el comité solicita permiso al municipio
para construir un parque en la Plaza de la Independencia, al cual se lo llamaría
ABDON CALDERON GARAYCOA, en honor al héroe Cuencano. Esta solicitud
fue aprobada de forma unánime.
El 20 de Enero de 1911, el Vicepresidente del Comité Sr. Rafael Araujo M,
entrega la obra terminada del Parque Abdón Calderón, en la Presidencia
Municipal de Don Ciro Vicente Vera, en 1924, se propone la conformación de un
comité para la construcción de una estatua en el Parque Central del Héroe
Abdón Calderón, dicho comité queda conformado por : Presidente: Don José
Zamora, Vicepresidente: Don Rogerio Zamora, Secretario: Miguel Tobías MENA,
Pro Secretario: Aurelio Olmedo S., Tesorero: Jorge Arturo Jerves y como
Vocales: Agustín Pazmiño, Andrés Corcino García, Humberto Mancheno,
Huberto Serrano, Carlos Alba, Jorge Barriga, Luis Ron, Dr. Vicente Arriaga, entre
otros.
A finales de 1929 se remodela el parque y se ultiman detalles para dar por
terminado la estatua de Abdón Calderón, la misma que quedaría como se la
conoce hasta nuestros días como símbolo de pujanza, entrega, sacrificio y
trabajo de quienes vivimos en este bello cantón. En los últimos años del siglo XlX
se rodea al parque con hermosas verjas de hierro para las primeras décadas del
nuevo siglo, la mayor parte de casas civiles que delimitan el parque que ya
estaban construidas en la esquina de las calles Bolívar y Luis Cordero se
prende la 1era bombilla eléctrica cuando corría el año de 1914. La modernidad y
sus implicaciones se hacían presente, a principios del siglo XXl el parque es
sometido a una remodelación integral proyectándose un nuevo diseño en el que
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las flores son las protagonistas, se colocan nuevamente verjas de hierro forjado
y la glorieta, reintegrando estos bellos elementos que fueron retirados a
mediados del siglo XX. Este periodo de transformacion de la imagen citadina, es
el resultado o consecuencia de las exportaciones de la cascarilla, de la
produccion de la paja toquilla convirtiendose la misma como principal actividad
comercial, hecho que hace posible que los hijos de familias adineradas accedan
a la educacion universitaria mientras que otros viajan a Europa, especialmente a
Paris, volviendo a la ciudad con una mentalidad abierta a la modernizacion que
se refleja en la Arquitectura de influencia Francesa y en la elaboracion de
elementos ornamentales, cuyas tecnicas de fabricacion y utilizacion fueron
transmitidas a los artesanos locales por artifices europeos .
Mas tarde llegarian los primeros automoviles, la energia electrica todo este
proceso de cambios e innovaciones tienen lugar en el entorno de la Plaza
Central en donde se expanden hacia otros sectores de la ciudad, lo que se
llegaria a considerar como “la edad de oro”. La plaza Mayor, fue el primer
espacio público de Cuenca, cuya función fue ser el centro en cuyas
inmediaciones se ubicarían los poderes políticos religiosos y administrativos,
pero también el de la vida cotidiana de los ciudadanos, se convierte en la
centralidad no solo espacial, sino ideológica.
En la Plaza Mayor se realizaban actos religiosos, recreacionales, culturales, en
donde sus calles formaban parte primordial, convergiendo todas ellas hacia este
espacio. La calle es un importante escenario de la actividad cultural urbana,
importantes actos se protagonizaron a lo largo, especialmente en la actual calle
Bolívar, y es en ella en donde se propicia el lugar de la cita, para la charla, el
comentario y el intercambio humano. Inicialmente las calles de Cuenca tenían
nominaciones relacionadas con la tradición, como las calles que rodean al
parque conocidas así:
“Del Sagrario” que es la vía principal de la ciudad de Cuenca que nace en el
costado norte de la Plaza Principal, hoy Parque Abdón Calderón, termina en las
Iglesias de San Sebastián al occidente y de San Blas al Oriente, “Del Águila”
correspondiente a la actual calle Sucre partiendo del lado sur del parque, “Calle
del Toril” este nombre recuerda el lugar en el que se guardan los toros de lidia,
esta calle más tarde recibió el nombre de “Boyaca”, otro de los lugares históricas
en el que Bolívar derroto a los ejércitos realistas, llamada ahora Benigno Malo,
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“Calle Episcopal” llamada así por pasar por la Catedral Antigua y por la Casa de
los Canónigos en la que residía el Obispo y en la que se reunía el Capitulo
Diocesano, ahora Luis Cordero. No podemos olvidar las importantes procesiones
de Corpus Christi, Navidad o el cortejo real que preside la Reina de las Fiestas
en aquellas calles engalanadas por tales ocasiones. La apertura de “La
Alameda”, actual Av. Solano comienza a quitarle protagonismo a la Plaza Mayor,
la actual Av. 12 de Abril se convertirá en la primera mitad del siglo pasado en el
paseo dominical favorito de los Cuencanos.
El Parque Calderón en la actualidad es el centro de reunión generalmente de
personas como: jubilados, por lustrabotas, fotógrafos, vendedores de periódicos
y revistas, de velas y caramelos a las afueras de la Catedral Nueva, ya que
dichas personas conforman la esencia misma del parque ya que permanecen en
distintos horarios desde las 8:00am hasta ya las 18:00pm permanecen en este
espacio. Para la mayoría de usuarios este parque, en primera instancia y por
igual, es un espacio de expresión cultural y encuentro, en segundo plano se
convertiría en un espacio de paso es importante señalar que para sus usuarios
este no es catalogado como un espacio de permanencia, a diferencia de las
personas que trabajan allí que encuentran el territorio ideal para desarrollar su
trabajo, por estar en el centro de la ciudad. Para los ciudadanos en general y las
personas que trabajan allí, los jubilados acuden a este espacio público porque
Para quienes frecuentan este espacio es agradable en el día por todo lo que
puede ofrecer, ya que se puede encontrar un sinnúmero personas y el
movimiento que no se ve en otras partes de la ciudad, rodeado de áreas verdes
que existe en él, el flujo de personas que pasan por el lugar ya sean nacionales
o extranjeras generan comunicación que le da vida al parque, el juego de luces y
sombras es interesante, las vistas agradables a las edificaciones colindantes
brindan múltiples sensaciones las cuales son muy representativas para nuestra
ciudad, al igual es aquí en el parque en donde se dio el hecho de la declaratoria
de Cuenca Patrimonio Cultural de la Humanidad, por eso nos conocen en todo el
mundo.
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2. CATEDRAL DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
En la segunda mitad del siglo pasado, Juan Bautista Sthiele, lego redentorista,
puso a consideración del obispo Miguel de León los planos para la construcción
de la catedral de la Inmaculada; se trataba de un templo de dimensiones
modestas que no denotaba con otros que ya existían en Cuenca. El prelado
manifestó su incomodidad con la propuesta mediante esta frase: “Quiero una
catedral tan grande como mi fe”. (Anexo 6)
Durante los aletargados siglos coloniales de la vida de Cuenca giraba en torno al
culto y, en concordancia con los principios evangelizadores de la conquista y la
colonización española, se edificaron varios templos y monasterios. De los
acontecimientos más importantes en ese periodo se destaca, en 1785, la
elevación de Cuenca a la categoría de obispado, el segundo de la Real
Audiencia de Quito. En la etapa republicana, ante la presencia de las ideas y
puntos de vista divergentes en relación con la ortodoxia católica española, se
perfila esta ciudad como bastión de la fe, es decir, del catolicismo tradicional.
Esta actitud de la jerarquía eclesiástica, fervorosa y masivamente respaldada por
el pueblo y la mayor parte de sus dirigentes, tenía que expresarse materialmente
en una catedral de dimensiones fuera de lo común. En la mente de sus
promotores se gestó la Catedral Nueva, cuyo nombre oficial es Catedral de la
Inmaculada, como un gigantesco monumento a la fe.
García Moreno, devoto católico y profundo admirador de Francia, propicio, con el
objeto de desarrollar la educación y difundir la fe, el ingreso al Ecuador de
comunidades religiosas de aquel país, tales como los Hermanos Cristianos de la
Salle, las religiosas de los Sagrados Corazones y la Misión Redentorista. En esta
misión llego Juan Bautista Sthiele, a quien la universidad de la vida le había
permitido poner en práctica sus innatas dotes de arquitecto y constructor. Su
primer proyecto, considerado limitado por el obispo León, se hizo en realidad en
Buga, Colombia, en el santuario del Señor de los Milagros, Sthiele volvió al
trabajo y elaboro un nuevo proyecto, que en esta ocasión satisfizo las
aspiraciones del Obispo. Personalmente asumió Sthiele la dirección de los
trabajos hasta su muerte, acaecida en 1899.
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El sueño del obispo León avanzo a paso lento. En 1885, el enorme solar frente a
la plaza de Armas, se iniciaron los trabajos con el apoyo del papa IX, quien
había destinado una asignación de 500 pesos anuales para la construcción, sin
embargo, en las postrimerías del siglo pasado recién se habían construido la
cripta funeraria y la nave subterránea. Cuando el siglo XX comenzó, la sonada
catedral aun no emergía de las catacumbas.
El propio ritmo del tiempo y la disponibilidad de recursos fueron factores
decisivos para que la construcción de un templo se tomara varias generaciones.
Hoy, luego de transcurrido algo más de un siglo de haber comenzado su
edificación, la Catedral Nueva no había sido terminada. Se encuentran
inconclusas las dos torres en su etapa final. Parece que si se recurre a los
mismos materiales que se emplearon al principio, la finalización de estas torres
pondría en serio riesgo la totalidad de la edificación, debido a ciertas fallas
estructurales propias de la época. Pero utilizar materiales más ligeros podría dar
lugar a un conflicto con aquellos que conforman el resto del templo. El consenso
generalizado es que la Catedral debe darse por concluida y las torres, carentes
de sus agujas finales, le dan ya una fisonomía propia a este templo, parte
entrañable de la Cuenca república.
Las donaciones de los fieles, generosos en varios casos, no fueron suficientes
para avanzar a un ritmo razonable en la edificación del templo. La Revolución
Liberal, que opto por solucionar con criterios laicos el viejo y espinoso problema
Iglesia-Estado, genero, por lo menos durante algunas décadas, un clima poco
propicio para la construcción de una gigantesca catedral. La idea de hacerla más
modesta no prospero, con lo cual quedo otro argumento para seguir adelante
que la persistencia y a constancia. Sectores de convencidos católicos, incluidos
sacerdotes, en más de una ocasión preguntaron si valía la pena dedicar tanto
esfuerzo a la edificación de un templo, o se era preferible destinarlo a otras como
escuelas y hospitales.
Pero pudo más la constancia. Con largas interrupciones, a paso de tortuga y con
pertinacia de hormiga avanzo la Catedral Nueva. Superando el enfrentamiento
Iglesia-Estado, los gobiernos empezaron a contribuir a la obra y se estableció un
impuesto a la sal destinado a ella.
Se recurrió a la propia tierra para extraer de ellas los materiales. La arcilla
robustecida por el fuego devino en ladrillo para torres y cúpulas. El dúctil
cemento armado, que con alma de hierro es el material propio del siglo XX, brilla
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por la ausencia. Se firma, quizá con alguna dosis de optimista orgullo, que se
trata de uno de los templos de ladrillo más grandes del mundo. La piedra está
ausente, excepto en su versión más refinada, el mármol, utilizado con fines
decorativos en el frontis y en algunas secciones interiores. (Anexo 7)
Cuando curiosos y entendidos por el arte se preguntaban por el “estilo” de la
Catedral Nueva planteaban una interrogante difícil de responder. Una obra cuya
edificación ha durado más de cien años, un siglo en el que el ritmo se ha
acelerado, y por la que han pasado muchísimos técnicos, artistas y artesanos,
mal puede tener un solo estilo.
Se pueden encontrar en este templo fundamentalmente tres estilos relacionados
con la arquitectura religiosa europea: el romántico, el gótico y el renacentista.
Adustos y ajenos a los encantos de la decoración, los elementos románticos se
encuentran en el cuerpo mismo del edificio: una enorme masa de muros y
bóvedas que provocan en el observador una impresión de enorme peso desde
afuera, y en el interior invita a la introspección. La economía de elementos en el
estilo románico responde a una de las tendencias del cristianismo, sobre todo en
la Baja Edad Media; aislar al fiel de los encantos que la naturaleza ofrece para
que, físicamente separado del mundo, intente un acercamiento a Dios. Excepto
en la puerta principal, lo adusto de los enormes muros se refuerza con el ladrillo,
material que nos insinúa la renuncia a recubrirse con elementos que podrían
alegrar y vivificar su imagen.
Una seria de vitrales y rosetones distribuidos en las paredes frontales y los
muros laterales rompen la rigidez romántica. La luz natural, indispensable en
cualquier templo, puede penetrar a través de discretas y pequeñas ventanas que
de ninguna manera pretenden atraer la atención del fiel, ajeno temporalmente al
mundo exterior. Los vitrales se aprovechan de esta necesidad de iluminación
externa para embellecer el ambiente diseñando figuras amables en el espacio
cerrado. Los motivos son obviamente religiosos, con temas y escenas de la vida
cristiana, manifestaciones de la rica simbología del cristianismo y motivos
localistas como el del Santo Hermano Miguel. Los primeros vitrales se
importaron de Alemania y Bélgica y luego, cuando se desarrolló en Cuenca este
tipo de artesanía-arte, se trabajaron en la ciudad bajo la inspiración y dirección
del artista español Guillermo Larrazábal. (Anexo 8)
Lo gótico aparece en el proyecto inicial con la gran altura, setenta y cinco metros
de la torres aguja, expresión de un enorme afán por acercarse al cielo.
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La cubierta del templo recurre al estilo renacentista: una secuencia de cúpulas
cuyas formas que arrancan de círculos nos hablan de majestuosidad. Las seis
cúpulas, que se suceden con diferentes alturas, alivian en el exterior el peso de
los grandes muros y en el interior rompen en enclaustramiento de la bóveda que,
por amplia que sea, es un claustro, e invitan a escapar a las alturas.
El estilo Barroco dice “presente” en la ornamentación quemas llama la atención
en la catedral: el baldaquino, imitación de la Basílica de San Pedro en Roma. De
bases de mármol arrancan cuatro columnas salomónicas acordonadas que
culminan en capiteles corintos y sustentan una cúpula de arco de medio punto.
Sobre las dos columnas delanteras se yerguen sendos ángeles y en el centro de
la cúpula una cruz. A excepción de las bases, toda la pieza, de veinte metros de
altura, está hecha de madera recubierta con pan de oro, como una reminiscencia
de los retablos coloniales. (Anexo 9)
El carácter barroco se afianza con una multiplicidad de adornos adicionales. La
sobriedad en imágenes, signo de los tiempos modernos, se manifiesta en el
interior del baldaquino: un tabernáculo de bronce y un Cristo moreno (obra de un
escultor español contemporáneo), cuya cruz mide seis metros.
El piso de la nave central, de mármol de Carrara, es como un largo camino real
que llega hasta el altar mayor. Veinte pilastras románicas sostienen un juego de
arcos que divide la Catedral en tres naves.
En la base del cilindro de la cúpula hay cuatro pechinas, trabajadas con
cerámica y policromados, que representan a los evangelistas. Lo que podríamos
llamar cielo raso de las cúpulas ha sido pintado con una mescla de celeste y
blanco, como un cielo artificial.
La Catedral de Cuenca, si bien se encuentra entre las grandes del mundo, si se
halla entre las de Latinoamérica. La longitud de la Catedral es de 150 mts., el
ancho de 43.5 mts. y la altura hasta las torres es de 41 mts. Se calcula que la
capacidad de la Catedral es para 8.000 personas. Los cimientos son de piedra
con mortero de cal y arena, las paredes de ladrillo, con muchos elementos de
mármol rozado y mármol de Carrara (Italia).
Tiene la siguiente síntesis histórica:
1874-1886: Estudios y planos por el Hno. Juan Bautista Sthiele, religioso
redentorista alemán, por encargo del Obispo Miguel León.
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1885.- Domingo 25 de octubre se comienza la excavación para la
construcción.
1933.- Se completa la cripta y se llega a una altura de 5 mts. en las
paredes de las tres naves y las torres.
1940 - 1954.- Se logran terminar las tres naves con sus seis cúpulas y 2
torres, hasta la altura actual, bajo el obispo Daniel Hermida, la dirección
del Canónigo Manuel Palacios Bravo y el jefe de obra Maestro Luis
Chicaiza.
1954.- Ordenación del PRIMER ARZOBISPO DE CUENCA, Mons.
Manuel Serrano Abad y primer uso masivo de la catedral.
1956 - 1967.- Se concluye el interior, el Baldaquino sobre el altar, piso de
mármol, iluminación y sonido, bajo la Dirección del Arq. Gastón Ramírez
Salcedo.
1967.- Consagración de la Catedral por Mons. Gabriel Díaz Cueva.
Obispo de Azogues durante el IV CONGRESO EUCARÍSTICO
NACIONAL.
1970 - 1972.- Estudios y planificación de TERMINACIÓN DE LAS
TORRES por el Arq. Gastón Ramírez Salcedo e inicio de obras de
refuerza y uso interior de las mismas que tendrían una altura aproximada
de 65 mts. según Aprobación Municipal del 9 de noviembre de 1971.
1971.- Posesión del Segundo Arzobispo de Cuenca Mons. Ernesto
Álvarez.
1977.- Arribo de los restos del SANTO CUENCANO HERMANO MIGUEL
a su altar, traídos el día de su canonización, por el Cardenal Pablo Muñoz
Vega.
1980.- Posesión del Tercer Arzobispo de Cuenca Mons. Luis Alberto
Luna Tobar.
2000.- Posesión del Cuarto Arzobispo de Cuenca Mons. Vicente Cisneros
Durán.
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3. CONCLUSIONES
Con este trabajo pudimos concluir con la ventaja e interés de conocer la Historia
de nuestra querida Ciudad, todo el proceso que tuvo que pasar a lo largo de los
años con la evolución de la ciudad, dando a conocer detalladamente que el
parque calderón fue y es el punto de reunión de toda clase de personas, este
espacio es el centro de la ciudad en el que se realizan todo tipo de
manifestaciones, políticas, religiosas, culturales, es por eso que todos en algún
momento lo visitamos, de la misma manera y por lo que somos reconocidos por
todo el Mundo es nuestra bella y majestuosa Catedral considerada por la
mayoría de los Cuencanos como la casa de la Fe Cristiana.
Nuestro Parque Calderón ha sido un lugar especial ha tenido cambios en su
forma pero siempre reflejara la esencia de la “Cuencanidad”. También ha sido la
garita casi natural de mucha gente, que encontraron en este espacio cobijo y
calor humano: jubilados, jorgas de amigos, enamorados fotógrafos, revisteros
lustrabotas, etc.
En la actualidad se cuentan con conceptos, ordenanzas y normativas que velan
por la integridad y conservacion de este ser historico llamado Cuenca,
asumiendo que la ciudad es un testimonio vivo de creacion colectiva, el
escenario vital de la cultura propia, en consecuencia, la ciudad es y representa la
historia misma de ayer, de hoy y de mañana.
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4. RECOMENDACIONES
Nuestras recomendaciones serian que si a lo largo de los tiempos siempre se ha
querido mantener con las tradiciones sólidas, que nos caracteriza lo principal
seria seguir manteniendo los cambios que se den sin alterar muy bruscamente la
forma o la materialidad que la misma también nos identifica por toda la Historia
antes mencionada, tomando conciencia que nuestras raíces son y serán el futuro
de los nuestros en años venideros.
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5. BIBLIOGRAFIA
PLANOS E IMÁGENES DE CUENCA, Boris Albornoz, Editado por I.
Municipio de Cuenca, 2007.
www.municipalidadcuenca.gov.ec/?q=page_historia
filosofia.ucuenca.edu.ec/index.php/investigacion/proyectos
Tesis Profesional de Arquitectura, “REMODELACION DEL PARQUE
CALDERON”, Juan Carpio Jiménez y Gustavo Vásquez Quezada.
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5. ANEXOS
ANEXO 1. Planta del Parque Calderón
ANEXO 2. Picota o Rollo
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ANEXO 3. Trama de Cuenca (Traza Ortogonal)
ANEXO 4. Parque Calderón con Verjas de Hierro Forjado
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ANEXO 5. Parque Calderón en Proceso de Cambio
ANEXO 6. Catedral en su proceso constructivo
Vista Lateral Izquierda
Vista Frontal
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ANEXO 7. Fachada Frontal de la Catedral de la Inmaculada Concepción.
ANEXO 8. Vitrales, rosetones, cúpulas de la Catedral
Rosetón
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ANEXO 9 Planta principal de la Catedral de la Inmaculada Concepción.