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HISTORIA, IDENTIDAD Y ALTERIDAD

ACTAS DEL III CONGRESO INTERDISCIPLINAR DE JÓVENES HISTORIADORES

José Manuel Aldea CeladaPaula Ortega Martínez

Iván Pérez Miranda Mª de los Reyes de Soto García

(Editores)

Pablo C. Díaz(Prólogo)

Salamanca • 2012Colección Temas y Perspectivas de la Historia, núm. 2

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Editores: José Manuel Aldea Celada, Paula Ortega Martínez, Iván Pérez Miranda, Mª de los Reyes de Soto García.

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LOS MACEDONIOS: ¿BÁRBAROS HELENIZADOS O HELENOS BARBARIZADOS? LA MITOGRAFÍA COMO

HERRAMIENTA POLÍTICA

The Macedonians: Barbarians Hellenized or Hellenes Barbarized? The Mitography as a Political Tool

Raúl Serrano Madroñal,Víctor Sánchez López,

Zoraida Hombrados MarUniversidad Complutense de Madrid

[email protected]@yahoo.es

[email protected]

Resumen: Herodoto, en el libro octavo de sus Historias, nos cuenta que tres jóvenes naturales de Argos y exiliados de su patria, encontraron refugio en la Alta Macedonia. Allí se dedicaron al cuidado de los rebaños del rey, hasta que su osadía les llevó a solicitar un salario. Pérdicas, el menor de ellos, se había distinguido por una serie de prodigios, y cuando el desairado monarca les respondió irónicamente que les pagaría con el sol de la tierra que pisaban, éste aceptó de buena gana. De acuerdo con la concepción irania del svareno, el joven argivo había tomado posesión de todo lo que el sol ilumina. Este es el relato mítico mediante el cual la monarquía macedónica de Alejandro I Filoheleno, a través de sus genealogías, se muestra como descendiente de argivos. Los Hellanodikai, solemnes jueces de los antiguos juegos olímpicos, dieron el relato por cierto y permitieron participar a los macedonios en estas sacras competiciones panhelénicas. No obstante, sabemos que los macedonios habían sido concebidos por los griegos como bárbaros, un ethnos configurado en torno a una serie de monarquías tribales enfrentadas entre sí. ¿Eran los macedonios unos bárbaros helenizados o realmente eran helenos barbarizados por criterios culturales? Nuestra hipótesis pretende así pues demostrar que los mitos vinculados con la identidad fueron utilizados en el mundo griego como herramientas de carácter político.

Palabras clave: identidad, genealogía, mitografía.

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abstRact: Herodotus, in the eighth book of his histories, tells us that three young men from Argos, exiled from their country, found refuge in Upper Macedonia. There, they took care of the king´s herds, until their courage made them ask for a salary. Perdiccas, the youngest, had been distinguished by many wonders and when the snubbed king ironically replied that they would be paid with the sun of the ground they stepped, he accepted gladly. According to the Iranian conception of svareno, the young Argive had taken possesion of all that sun shines. This is the mythical tale in which the Macedonian monarchy of Alexander I «philhellene», through their genealogies, is shown as a descendant of argives. The Hellanodikai , solemn judges of the ancient Olympic Games, thought that the story was true, and let the Macedonians participate in these sacral Panhellenic competitions. However, we know that the Macedonians had been conceived by Greeks as Barbarians, an Ethnos configured around several tribal monarchies facing each other. Were Macedonians hellenized Barbarians or barbarized Greeks by cultural criteria? Our hypothesis wants to show that identity was used in the Greek world as a political tool.

Keywords: identity, genealogy, mitography.

Macedonia es la región más extensa y fértil de la Grecia moderna, y cuenta con una dualidad de climas que garantizan su heterogeneidad geográfica. Estas poblaciones, condicionadas por la geografía territorial, se especializaron desde sus orígenes en formas de vida nómadas y de carácter pastoril1. Herodoto2, con el objetivo de dar a conocer a Alejandro I, nos relata el origen mítico de la monarquía macedonia, que se vincula con Argos en tanto en cuanto tres hermanos naturales de dicha región (Gavanes, Aéropo y Pérdicas) y lejos de su patria hallaron refugio en la ciudad de Lebea, en la Alta Macedonia. Allí consiguen un trabajo como criados y pastores del monarca, y tras una serie de prodigios en torno a la figura del hermano menor, Pérdicas, solicitan un salario. El rey de los macedones no entendía las exigencias de los extranjeros y por ello, muy desairado, les responde irónicamente que les pagará con el sol de la tierra. Pérdicas lo aceptó de buena gana, marchándose de inmediato con sus hermanos. Aunque no está probado, es plausible que esta leyenda mítica que configura los orígenes de la monarquía argéada macedónica y los vincula directamente con la ciudad de Argos, esté en estrecha comunicación con el símbolo del sol de Vergina. En 1977, M. Andronikos descubrió un cofre dorado en la necrópolis real de dicha ciudad que tenía grabada la estrella argéada. Parece bastante claro que los reyes macedonios, al menos ya en tiempos de Herdoto, creían intencionadamente ser descendientes de Pérdicas de

1 HAMMOND, 1992: 2-3. 2 Hdt. VIII, 137.

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Argos. De acuerdo con la concepción irania del svareno, el joven argivo había tomado posesión de todo lo que el sol ilumina, el esplendor luminoso de la majestad real. El poeta arcaico Hesíodo, construyó un árbol genealógico sobre los ancestros epónimos de las distintas ramas de los pueblos greco-parlantes, probablemente haciéndose eco de una tradición muy antigua de la Edad del Bronce3. Así pues, en el Catálogo de mujeres atribuido a Hesíodo, Macedón era el hijo de Tea y Zeus, hermano de Magnes y primo de Greco. Su madre era hija de Deucalión y Pirra y hermana de Helén, que engendró a Doro, Juto (éste a su vez a Ion y a Aqueo) y Eolo.

En este momento sería necesario puntualizar que este poema tiene referencias a sucesos posteriores a la época en la que vivió Hesíodo; con lo cual, o bien tiene añadidos posteriores o bien no es una obra del poeta beocio. Sin embargo, asumiendo que su datación presenta problemas, no es posible fecharlo más tarde del siglo VI a. C.

Según la visión de Andriotes, «The name Macedon, plural Macedones, belongs to the ethnic names denoting a physical characteristic»4. Incidiendo en su defensa de la helenicidad de los macedonios y siguiendo de alguna manera las genealogías que los emparentaban con los griegos, afirma que éstos eran greco-parlantes y que su dialecto difería claramente de las lenguas tracio-ilirias. Sustentando su argumentación en las fuentes, considera que Herodoto demuestra que los macedonios eran parte de los dorios5.

Por sus formas de vida sencillas y no urbanas fueron considerados por el resto de griegos como gentes atrasadas y hasta las Guerras Médicas, los macedonios no iniciaron un rápido desarrollo que los asemejara culturalmente. Asumiendo que la construcción de los mitos de origen y las genealogías fueron un elemento fundamental para dotarse de una conciencia étnica específica, los macedonios pudieron crear un ancestro mítico y epónimo, Macedón, hijo de Zeus, en relación directa con su propio nombre, que hizo olvidar su conexión con el adjetivo Macednos (la raza de alta estatura). Hammond, como defensor de la misma corriente historiográfica, considera muy posible que las llamadas invasiones dorias relatadas de una manera un tanto críptica por Herodoto en el pasaje anterior partieron del norte, y esto explicaría la condición doria que los macedonios conservaron.

3 HAMMOND, 1992: 3. 4 ANDRIOTES, 1992: 11. 5 Hdt, I, 56.

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As we should expect, the Dorians of Herodotus, whose movements in Thessaly and habitation of the tiny area Dryopis preclude anything but a relatively small tribe, have gathered a number of migrants sufficient to flood the Peloponnese and to be awarded by scholars the general nomenclature of Dorian upon which the division of later Greece into Ionians and Dorians was based6.

Con esto, el investigador británico pretendía decir que muchas de estas tribus del norte de Tesalia, Macedonia y Tracia eran dorios que se mantuvieron en su tierra de origen. En relación a esto, otras corrientes coinciden plenamente con este tipo de visiones y argumentan que los descubrimientos arqueológicos y los testimonios históricos muestran que a finales del tercer milenio antes de nuestra era, las tribus de habla griega se encontraban situadas al norte del Pindo; aquellas tribus protohelénicas desgajadas del tronco principal indoeuropeo, se diseminaron hacia el quinto milenio por todo el territorio de la Grecia septentrional. Ya a inicios del segundo milenio, se distinguen tres grupos fundamentales de lengua griega:

1) Un grupo SO, al NO de Tesalia que tendría como principales representantes a los jonios.

2) Un grupo al E, ubicado en el O de Macedonia, con dos subdivisiones dialectales, la arcadia y la eolia.

3) El grupo Occidental, donde aparece más numerosa la tribu de los Macednoi.

Los primeros en descender hacia el sur serán los jonios y allí entrarán en contacto con poblaciones pre-helénicas con un nivel de desarrollo cultural mucho más acentuado (civilización minoica). Con el camino marcado, seguirán el mismo itinerario las tribus orientales de dialecto eolio, donde entrarían aqueos, lapitas o minias, originando la civilización micénica. Las tribus occidentales se disgregarán;

los macedonios se desplegarán por la región de la actual Macedonia Occidental, sur y centro. Este grupo de habla griega como los otros, no se moverá hacia el sur sino que permanecerá bastantes siglos lejos del impetuoso avance cultural de las tribus vecinas, que se habían puesto en contacto con las desarrolladas poblaciones cretenses del sur7.

6 HAMMOND, 1993: 154. 7 CENTRO DE MACEDONIOS EN EL EXTERIOR: SOCIEDAD DE ESTUDIOS MACEDÓNICOS, 1991: 7-8.

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Así pues, y en función de las referencias de los escritores antiguos, tenemos una corriente historiográfica de entidad, que defiende la helenicidad de los macedonios y su parentesco con los dorios.

Nuestro protagonista originario del Peloponeso, Pérdicas, perteneció a la familia aristocrática de los Teménidas, que dominaban la ciudad de Argos. Cuando se decidió a construir una capital fue a consultar al Dios Apolo en Delfos y la respuesta oracular fue la siguiente:

Ilustrious Temenidae have royal rule over a wealth-producing land; for it is the gift of Zeus, bearer of the goatskin shield. But you, (Perdiccas) go to the Bouteid land of many flocks, and where you see shiny-horned, snow-white goats recumbent in their sleep, make sacrifice to the blessed gods and found the city of your state on the level ground of that land»8.

Témeno, hijo de Aristómaco, fue uno de los heráclidas, tataranieto del propio Heracles. Hermano de Cresfontes y de Aristodemo, contribuyó en el quinto y definitivo ataque sobre Micenas y llegó a ser rey de Argos. La conquista del Peloponeso por parte de los dorios, comúnmente llamada «el retorno de los Heráclidas» asienta a los Teménidas en Argos. Si Pérdicas era un Teménida que acaba fundando la dinastía argéada macedónica, nuevamente observamos la vinculación entre el mundo dorio y el macedonio. De este modo, Pérdicas I de Macedonia, argivo y Teménida, dorio y descendiente de los heráclidas, fundaba una dinastía reinante en un entorno septentrional de pastores trashumantes con un fuerte sentido de la familia y de la comunidad. La ganadería trashumante era el único modo de vida que conocían y esto les hacía sentirse plenamente distintos de los pueblos sedentarios asentados en la planicie.

En palabras de Casson, «Round these five great rivers the geography of the coast line divides itself into five naturally distinct provinces, each with the same features, the same advantages and the same limitations»9. Estas sociedades patriarcales escogen entre sus propias filas a un Tshelniku o Phylarchos, encargado de dirigir al grupo en cuestión como máximo representante y mandatario. Este sistema fue el germen de la monarquía tribal, marca característica y definitoria del Estado macedonio. En este contexto, Pérdicas y sus hermanos,

8 HAMMOND, 1992: 4.9 CASSON, 1968: 5.

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remained and conquered bit by bit the other regions of Macedonia. Perdikkas then became the founder of the royal line. Justin, who wrote a school book in the third century A. D. relates another story» «In this version the goatherd Caranus gained control of the town Edessa, which was then renamed Aigai because of his goats. Perdikkas was supposed to be the first successor to Caranus10.

El relato es lo suficientemente esclarecedor y serviría para confirmar la existencia de este tipo de grupos humanos ganaderos dirigidos por el Tshelniku. Tucídides11 nos relata que los macedonios, de la mano de los reyes Teménidas, expulsan a los tracios de Pieria. Para obtener esta victoria, se presupone que las tribus macedonias debieron aliarse en torno a una tribu que destacara por encima del resto y cuyo Phylarchos tuviera el carisma y el poder suficiente como para cohesionarlos a través de una empresa militar común. Se trataba entonces de los Argeadae y su rey Pérdicas I. Seguramente, la dinastía Teménida, a través de un sentimiento de identidad forjado ancestralmente en los pastos de verano y en las festividades trashumantes de primavera y otoño, logró potenciar una cierta unidad de acción entre las distintas tribus macedonias frente a una alteridad representada en este caso por los tracios, y en busca de la obtención de mayores recursos. Este acontecimiento se ha querido ver como la unificación mítica entre los Magnetes y los Macedones, hermanos y sobrinos de Helén, primos de Doro, Juto y Eolo. Los Argéadas impulsaron la expansión de las tribus macedonias por las tierras de Bottia, también ocupadas por gentes tracias, en tanto en cuanto se erigen como un móvil de cohesión. Según Tucídides, esta dinastía emprendió el citado proceso de expansión militar hacia las llanuras costeras, ocupando primero Pieria y ganando una salida al mar por el golfo Termaico; a continuación se harán con el control de la llanura de Ematia12.

En palabras de Hammond « a man´s first loyalty was to his city, as we see from some epigrams. These Macedonians cities seem to have been singularly free from the internal strife (stasis) which tore many Greek city-states apart»13. En lo que respecta al mestizaje con los pueblos conquistados, que podrían barbarizar la supuesta helenicidad de los macedonios, no tenemos razones para suponer que existiera, ya que todo apunta a que la conquista conllevó una expulsión de los elementos autóctonos y una apropiación de su territorio.

10 ERRINGTON, 1990: 3.ERRINGTON, 1990: 3.11 Tuc. II, 99. Tuc. II, 99. 12 ERRINGTON, 1990: 6ERRINGTON, 1990: 613 HAMMOND, 1992: 9.HAMMOND, 1992: 9.

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Sobre el avance hacia Almopia y Eordaea, se nos dice nuevamente que los macedonios expulsaron a las gentes que allí vivían (Almopia) y se apropiaron de su territorio rico en suelos fértiles, pastos y bosques, que comunicaban directamente con el área de Bottia. Sin embargo, en Eordaea la conquista fue diferente, puesto que su importancia estribaba en su ubicación estratégica como zona de paso, y no en sus riquezas. Este territorio del interior era la única ruta entre la Alta Macedonia y la Baja Macedonia. Hammond14 insiste, con el objetivo de defender la pureza helénica de los macedonios, en que las ciudades macedonias no contaron ni tan siquiera con esclavos tracios empleados como fuerza de trabajo en las áreas recién conquistadas, disfrutaron de gran independencia y aceptaron de buen grado la tutela de la casa real de los Teménidas de orígenes dorios, al igual que el propio pueblo macedonio. Por su parte, Errington se cuestiona la cronología de toda esta expansión macedónica y piensa que «the sources give no evidence for dating the acquisition of the other areas of Lower Macedonia referred to by Thukydides. It is unlikely, however, that they all were under the control of the house of the Argeadai before the Persian War»15.

Andriotes, a diferencia de Hammond, aunque también sea un férreo defensor de la helenicidad macedónica, contempla la posibilidad de la asimilación con las gentes tracias sometidas durante el período de expansión anteriormente citado.

Early the Macedonians, a highland, warlike tribe, proceeding from Western Macedonia conquered the Thracian tribes living in the plains and by either expelling or assimilating them pushed the eastern boundary of Macedonia eastwards to the Strymon first, and later to the Nestos river16.

D. Pandermalis, defiende también la helenicidad de los macedonios desde posturas más arqueológicas sin obviar por supuesto las fuentes literarias de las que se dispone. De acuerdo con Tucídides17 el Estado macedonio nace para él en el siglo VII a.C y comprendería la región entre el Olimpo, el mar y los ríos Peneios y Haliakmon. Ya Hesíodo escribía sobre los hermanos Makedon y Magnes, siendo este último el epónimo de los tesalios magnesios, dorios de Tesalia según Herodoto18.

14 HAMMOND, 1992: 12.HAMMOND, 1992: 12.15 ERRINGTON, 1990: 6.ERRINGTON, 1990: 6.16 ANDRIOTES, 1992: 12-13. Enfatizado de la cita realizado por los autores.ANDRIOTES, 1992: 12-13. Enfatizado de la cita realizado por los autores.17 Tuc. II, 99.Tuc. II, 99.18 Hdt. I, 56.Hdt. I, 56.

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Por tanto, reincidiendo en el origen dorio de los macedonios, Pandermalis nos dice que:

Even more precious are the archaeological explorations in Pieria and on Mount Olympus which have revealed Mycenaean graveyards with finds enabling us to recognize the relations of this region with the northeastern Peloponnese during the last important phase of Mycenaean culture19.

Para finalizar, Casson reconoce las tradiciones literarias (Justino y Herodoto) que nos hablan de la formación del reino de Macedonia con Karanos o Pérdicas, y nos ofrece un listado de reyes Teménidas semi-legendarios que preceden al histórico Amyntas I (540-498) donde aparecen mencionados Argaios, Filipo I, Aeropos y Alketas. «The time covered by the kings who ruled before Amyntas I, might be generally estimated at about 150 or 160 years. This brings the foundation of the kingdom to about the year 700 B. C»20.

Para saber si los macedonios eran o no griegos tendremos que saber primero, alejados de genealogías y ancestros míticos, si eran realmente greco-parlantes. Hammond21 nos dice que el propio nombre «macedonio» es griego etimológicamente hablando y probablemente significa «highlander», comparable a Orestai o montañés. Recordamos que Hesíodo hacía a Macedón hermano de Magnes; y sabemos por las inscripciones, que los tesalios magnesios hablaban el dialecto griego eolio. En función de este relato mitológico podríamos pensar que los macedonios hablaban también el dialecto eolio. A su vez, eran primos de los tres hijos de Helén, Doro, Juto y Eolo, que daban nombre a los tres principales dialectos de la lengua griega. Hammond afirma que Hesíodo nunca habría establecido estas comparaciones genealógicas si no hubiera estado convencido de que los macedonios eran greco-parlantes. Por su parte, contamos con otra evidencia procedente de Persia: los persas describen en el siglo VI a. C. a los pueblos que rinden tributo dentro de su satrapía en Europa, y en este listado se mencionan a los yauna takabara, es decir, los griegos que llevan sombrero. Según este autor, dicho sombrero sería el Kausia, distintivo de los macedonios, por lo que los persas los designan como griegos con sombrero.

Ya en una etapa posterior, en el siglo V a. C., Helánico transformó la antigua genealogía de Hesíodo y convirtió a Macedón en hijo y no primo de

19 PANDERMALIS, 1992: 7.PANDERMALIS, 1992: 7.20 CASSON, S, 1968: 177.CASSON, S, 1968: 177.21 HAMMOND, 1992: 12.HAMMOND, 1992: 12.

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Eolo, volviendo a vincular a los macedonios con los griegos eolios, en lugar de los dorios. Lo que si es cierto es que ni Hesíodo, ni los persas ni Helánico tenían un especial interés en demostrar que los macedonios eran griegos, y sin embargo lo hacen en una serie de testimonios que para Hammond resultan concluyentes.

Aún así, existen otras corrientes filológicas que no consideran que el antiguo idioma macedonio fuera un dialecto griego, y a pesar de su parentesco con el proto-griego, podría tener más relación con otro tipo de lenguas paleo-balcánicas como el tracio y el frigio. Conservamos un auténtico cuerpo de nombres y palabras en macedonio, compilado a través de las inscripciones en monedas y del léxico del gramático Hesiquio de Alejandría. Muchas de estas palabras son claramente identificables como griegas pero otras no lo son; Hammond no lo considera sorprendente en tanto en cuanto serían simplemente préstamos lingüísticos tomados de los pueblos sometidos o colindantes (ilirios, tracios, frigios...). A su vez, el autor identifica como absolutamente griegos todos los topónimos macedonios (Pieria, Lebaea, Heracleum, Dium, Petra, Leibethra, Aegeae, Aegydium, Acesae, Acesamenae) y también los ríos (Helicón, Aeson, Leucus, Baphyras, Sardon, Elpeus) el lago Ascuris y la región Lapathus.

Los nombres de montañas podrían ser pre-griegos (Olimpo y Titarium) mientras que Edessa, el antiguo nombre de Aegeae y el río Ascordus son de origen frigio, lo que podría implicar una presencia frigia anterior corroborada a través del mito de los huertos de Midas. Andriotes, al igual que la Sociedad de Estudios Macedónicos, pretende identificar a los macedonios dentro de estas tres oleadas sucesivas de descenso de las tribus griegas.

De acuerdo con Herodoto, «the Macedonians were Dorians, and the Dorians were a Macedonian tribe. He adds that the Macedonians considered themselves to be Greeks; and he too is sure of their Greek nationality»22. Volviendo a las consideraciones de Hammond, cuando los escritores griegos del período clásico hablan de los macedonios como bárbaros, se refieren lógicamente a sus modos de vida, a sus instituciones políticas, a su régimen monárquico o a su propia configuración como ethnos en contraposición al mundo de la polis o ciudad-Estado, pero en ningún caso se refieren a su lengua no griega.

We can see this in the case of Epirus. There Thucydides called the tribes «barbarians. But inscriptions found in Epirus have shown conclusively that

22 ANDRIOTES, 1992: 24. ANDRIOTES, 1992: 24.

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the epirote tribes in Thucydides´ lifetime were speaking Greek and used names which were Greek23.

Durante las conquistas de Alejandro, contamos con algunos pasajes que nos mencionan un dialecto macedonio. Parece ser que en una ocasión de grave peligro, Alejandro solicitó la presencia de su guardia real en «macedonio», cuando normalmente Alejandro y sus soldados macedonios hablaban el griego estándar o Coiné. Hammond interpreta esto como una orden especial para un regimiento especial, y el empleo del dialecto macedonio serviría simplemente para lograr que los soldados macedonios se sintieran más identificados aún con su rey, generando un incremento de la lealtad. Así, Alejandro se mostraba como uno de ellos, uno más.

A pesar de todo, podríamos aceptar que los reyes macedonios fueran griegos pero quizás el pueblo macedonio no fuera greco-parlante desde el principio. Quizás fueran los reyes, como agentes de difusión de la lengua y la cultura helénica, los que generaron el proceso de helenización de la población macedonia.

Andriotes no está de acuerdo con esta hipótesis y presenta tres puntos de argumentación contraria:

1) No parece muy probable que una casa real griega pudiera conquistar y regir sin dificultades a un pueblo extranjero con una poderosa y levantisca aristocracia militar.

2) Aceptando este hecho improbable, lo lógico es que la casa real griega hubiera acabado adoptando la lengua y las costumbres del pueblo sometido y no al revés.

3) Incluso suponiendo que los argéadas hubieran impuesto el griego como lengua a sus súbditos extranjeros, el aprendizaje y la difusión hubieran llevado mucho más tiempo24.

Stanley Casson, siendo más prudente, solventa la cuestión del siguiente modo:

Whether Macedonians spoke Greek and were of Hellenic stock is a secondary problem which I cannot pretend to solve. For myself, I prefer to

23 HAMMOND, 1992: 14. HAMMOND, 1992: 14. 24 ANDRIOTES, 1992: 27-28. ANDRIOTES, 1992: 27-28.

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give the question a new form by asking whether there is any evidence to show that the Macedonians were not of the same common stock as the Hellenes of recorded history25.

Haciendo uso de otra construcción genealógica paralela, la familia de los Argeadae, descendientes de Argeas, hijo de Macedón, nieto del propio Zeus, procedía según Hesíodo de un área rica en pastos de verano, alrededor de Pieria y el Olimpo.

Pérdicas, a mediados del siglo VII a. C se encargaría de deponer al último monarca de la línea precedente e inaugurar su propia casa real, que pronto incluirá sacrificios tradicionales que aseguraban la prosperidad de su pueblo. Estos ritos argeádicos que pervivían en tiempos de Alejandro son presentados por Hammond del siguiente modo: «Let the king elected (by the Macedones) preserve the area ruled by the Argeadae and let the Macedones with the king celebrate the customary rites for the Argeadae»26.

Como ya se ha mencionado en numerosas ocasiones, Pérdicas y sus hermanos procedían de Argos, en el Peloponeso. Ellos eran miembros de la casa real Teménida, descendientes de Témeno, un heráclida de ancestros divinos en última instancia. Sabemos que Pérdicas llegó a Macedonia con un aura de divino favor, pudiendo reclamar que Argéadas y Teménidas eran ambos descendientes de Zeus. Dicho esto, tenemos que entender que antes de la llegada de Pérdicas, los macedonios ya están regidos por la dinastía argéada, descendiente de Argeas, hijo de Macedón; Pérdicas estaría legítimamente capacitado para adoptar el título de rey argéada en tanto en cuanto él era un Teménida, es decir, otro digno descendiente de Zeus, vía Heracles.

Para los griegos del período clásico, el nombre Teménida era bien conocido y por esto Herodoto27 hace un especial hincapié en los orígenes griegos de la realeza macedónica. Tucídides28 coincide con el historiador de Halicarnaso en su denominación hacia la dinastía real macedónica (Temenidae de Argos); Isócrates29 llegó a decirle a Filipo II que Argos era su patria en relación a toda esta genealogía y al relato mítico de fundación frecuentemente vinculada con un oráculo legitimista.

25 CASSON, 1968: 9. CASSON, 1968: 9. 26 HAMMOND, 1992: 17.HAMMOND, 1992: 17.27 Hdt. V. 22. I.Hdt. V. 22. I.28 Tuc. II. 99. 3 y V. 80. 2Tuc. II. 99. 3 y V. 80. 229 Isoc. 5. 32 y 105-12.32 y 105-12.

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En un acontecimiento fundamental para nuestra investigación, poco después de la finalización de las Guerras Médicas, Alejandro I, rey de Macedonia, solicita su participación en los Juegos Olímpicos y varios competidores rechazan este ingreso argumentando que los macedonios no eran griegos. La cuestión fue concienzudamente investigada por los Hellanodikai, que acabaron reconociendo los vínculos entre la dinastía Argéada y Argos, en un momento en el que Macedonia no representaba ninguna amenaza política para Grecia, después de haber permanecido leal a los persas durante toda la guerra. Errington30, confirma también esta noticia trascendental para la introducción o reingreso de los macedonios en el mundo griego.

En cuanto al papel de Macedonia durante las Guerras Médicas y a su admisión dentro de los Juegos Olímpicos, Pandermalis31 reconoce que los ejércitos persas atravesaron Macedonia para invadir Grecia pero Alejandro I32 les traicionó desvelando a sus compatriotas griegos sus planes en Platea. Poco después de las Guerras Médicas, Alejandro dedicó estatuas suyas de oro en los grandes santuarios panhelénicos (Olimpia y Delfos) y participó varias veces en los Juegos Olímpicos. Aún así, es plausible argumentar que los hellanodikai permitieran participar a un miembro de la dinastía argéada en los Juegos Olímpicos por el hecho de tener ascendencia griega, pero esto no prueba que el pueblo macedonio fuera considerado también como griego.

De hecho, Herodoto33 nos dice de Amyntas que era un monarca griego que gobernaba sobre macedonios. Para Tucídides34, todas las comunidades tribales que no vivieran en poleis eran bárbaros, independientemente de que fueran greco-parlantes.

Demóstenes se refería a Filipo II como «el bárbaro de Pella» mientras que el también orador ateniense Isócartes35, en el mismo momento le designaba como monarca griego. Aristóteles, que había nacido en la frontera con Macedonia y había sido hijo de un médico griego en la corte macedonia, clasificó a los macedonios y a su régimen monárquico como no griego.

30 ERRINGTON, 1990: 9.ERRINGTON, 1990: 9.31 PANDERMALIS, 1992: 8-9.PANDERMALIS, 1992: 8-9.32 Hdt IX, 45.Hdt IX, 45.33 Hdt V. 20.Hdt V. 20.34 Tuc II. 80. 5-7; II. 81.6; IV. 124. 1.Tuc II. 80. 5-7; II. 81.6; IV. 124. 1.35 Isoc, 5. 108 y 154.Isoc, 5. 108 y 154.

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A Hammond no le sorprende toda esta división ya que los propios macedonios tenían una fuerte conciencia de identidad macedonia, aunque fueran también griegos. Griegos y macedonios fueron pueblos diferenciados hasta que las conquistas de Alejandro les unieron por oposición al asiático, al egipcio, y luego al romano. Una de las razones fundamentales por las que el griego de época clásica repudia a los bárbaros es la constitución monárquica. Este régimen político se asociaba indisolublemente al bárbaro y por esto les costaba comprender que un pueblo griego pudiera regirse por unas formas políticas tan arcaicas. Por tanto, si los macedonios estaban regidos por una monarquía, se entenderá que éstos eran bárbaros. De hecho, Isócrates advertía a Filipo así:

Your ancestor knew that the Greeks are not wont to submit to the rule of one man, and that all other peoples are not capable of organizing their lives without such a rule. Indeed our finding is that those who exercised one-man rule among the Greeks were themselves destroyed and their families after them36.

Sabemos que Alejandro Magno fue educado por su tutor Aristóteles asumiendo la superioridad de los griegos por encima del resto de los pueblos del mundo. Para el filósofo, los griegos a través de su espíritu e inteligencia, están destinados a ser libres, cuentan con las mejores constituciones políticas y tienen la suficiente capacidad como para regir a toda la humanidad. Por su parte, los asiáticos, también inteligentes pero con deficiencias de espíritu, son constantemente subyugados y esclavizados por su propia naturaleza servil. Los macedonios, como miembros de comunidades tribales de las regiones frías de Europa, serían plenos de espíritu pero carentes de habilidad e inteligencia. Esto les hace regirse por una monarquía incapaz de dominar definitivamente a sus vecinos. Desde luego, Aristóteles debió escribir esto antes de que Filipo II sometiera a todos los griegos. Dentro de su clasificación de los regímenes monárquicos, nos habla de que ciertos pueblos convirtieron en rey a un hombre por sus cualidades excepcionales, encargado de cohesionar a la población en una empresa común a través de su liderazgo. En este punto nos cita a Pérdicas, el fundador de la dinastía Teménida en Macedonia.

Apuntando algunos datos principales de la historia macedónica, fue en Amphaxitis donde Amyntas, rey de Macedonia, se sometió a los poderes persas en 510 a. C. En palabras de Casson

36 Isoc, 5. 108, en HAMMOND, 1992: 20.Isoc, 5. 108, en HAMMOND, 1992: 20.

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with Amyntas I we first reach a definite chronological point. He received the embassy of Darius after the return of the expedition from Scythia, and allied himself nominally to the Persians by marrying his daughter Gygaia to Bubares. The reign of Amyntas I falls into the period 540-498, and during the latter half of his reign we meet the first instance of official relations between Macedonia and Southern Greece. Amyntas offers the Macedonian town of Anthemus to Hippias37.

Así pues, sabemos que Macedonia se expande hacia el este, gracias a la invasión persa y se somete teóricamente a este nuevo poder en una situación ventajosa; a su vez sabemos que entabla relaciones de amistad con los tiranos de Atenas (también protegidos por los persas), vinculándose ideológicamente con los regímenes unipersonales de Grecia.

En los últimos años del siglo VI a. C, los territorios obtenidos por el reino de Macedonia fueron administrados de manera distinta, y como sátrapa indirecto de Darío, el monarca argéada comenzó a asimilar a las poblaciones sometidas en lugar de expulsarlas. Macedonia controla ahora el comercio entre Amphaxatis y el Golfo Termaico, y el poder de Persia le protege de sus belicosos vecinos.

Amyntas había fallecido en 495 a. C, habiendo permanecido leal a Persia durante la revuelta jonia en Asia Menor. Su sucesor, Alejandro I se presentaba como un continuador de la ventajosa política filo-persa. Jerjes decidió invadir Grecia desde el norte, siendo Macedonia un punto clave de abastecimiento y partida. «Jerjes presentó a Alejandro I como el monarca regidor de toda la región comprendida entre el Olimpo y el Hemo»38. Alejandro I utilizó sus contactos diplomáticos con el clan de los Aleuadas en Tesalia, para convencerles de que pasarse a los persas era lo más inteligente. Hammond nos recuerda que poco tiempo después, «as a Greek victorious in the sprint and, perhaps four years later, in the Pentathlon at the Olympic Games, Alexander was on good terms with many aristocrats of the Greek city-states»39. ¿Por qué fue Alejandro I el primer monarca macedonio interesado en participar en los Juegos Olímpicos?

Los Juegos Olímpicos40 se llevaban celebrando desde el 776 a. C, cada 4 años, como festividades panhelénicas de carácter religioso, en honor a Zeus

37 CASSON, 1968: 177.CASSON, 1968: 177.38 Justino, Justino, Epit, 7. 4. I.39 HAMMOND, 1992: 44.HAMMOND, 1992: 44.40 �WADDLI�G, ����.�WADDLI�G, ����.

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Olímpico. Estaban restringidas y sólo podían participar griegos. Macedonia había permanecido enclaustrada durante siglos, lejos del desarrollo civilizador de los griegos del sur. Se mantuvo en un microcosmos de pastoreo trashumante hasta que la expansión hacia el este y sobre todo la costa (donde entró en contacto con los griegos de la península Calcídica), favorecida, como ya hemos comentado, por la invasión persa, convirtió progresivamente a los macedonios y a su monarquía en un agente internacional. En esta nueva situación, Alejandro I quiso integrarse en el mundo helénico a través de su participación en los Juegos Olímpicos, y el hecho significativo es que los Hellanodikai dieron por cierto el mito fundacional de la dinastía Teménida.

Estableciendo un paréntesis, consideramos apropiado reflexionar nuevamente sobre este relato pero desde otra óptica. Independientemente de los testimonios de Hesíodo, o atribuidos a Hesíodo, que vinculan genealógicamente a los griegos con los macedonios (primos metafóricamente hablando), el mito de Pérdicas se nos ha transmitido gracias a Herodoto, que escribe en el siglo V a. C, es decir, justo en el momento en el que Alejandro I ha podido construir esta genealogía orientada a su vinculación con los argivos y a su consecuente participación en los Juegos Olímpicos. Así pues, se puede entender que la monarquía macedónica podría estar interesada en mostrarse como parte integrante del mundo helénico después de la victoria contra los persas, pero no antes; por este motivo esencial, la información de Hammond parece cuestionable.

Por otro lado, también existe la posibilidad de que los macedonios sí fueran griegos y mantuvieran esa tradición legendaria transmitida por Herodoto mucho antes de que Alejandro I la esgrimiera con el objetivo de participar en las Olimpiadas. Muchos otros griegos que vivían alejados del ímpetu civilizador de las poleis, también eran considerados bárbaros y tampoco habían mostrado interés en participar en las Olimpiadas, inmersos en sus propios microcosmos tribales.

La figura de Alejandro I en Herodoto parece cuanto menos ambigua, ya que actúa como emisario persa en las negociaciones con las poleis griegas, colabora eficazmente en la invasión durante toda la guerra, pero el día antes de la decisiva batalla de Platea ayudó a los griegos con mensajes secretos traicionando a Persia. Toda esta dinámica cambiante podría traducirse en un evidente oportunismo político. En otras palabras, al igual que los macedonios supieron aprovechar la invasión persa a fines del siglo VI a. C, expandiéndose hacia el este aprovechando la aniquilación de sus enemigos

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peonios, cuando Alejandro intuyó después de Salamina que los persas serían derrotados, se pasó a los griegos en el último momento. Por tanto, sean o no griegos los macedonios, y sea o no correcta la deliberación de los Hellanodikai, la monarquía macedónica fue filo-persa mientras esta relación le proporcionó beneficios, y fue filo-helena cuando tuvo que serlo. Al rey macedonio le interesaba por cuestiones políticas, después de las Guerras Médicas, mostrarse como un filo-heleno por su propia seguridad, tratando de hacer olvidar su antiguo medismo. Por esta razón, en 477 a. C, ofrece como ex votos ricas estatuas de oro en los santuarios panhelénicos de Delfos y Olimpia, supuestamente erigidas con el botín que había obtenido en sus recientes victorias contra las abandonadas guarniciones persas. ¿No resulta sospechoso que en este contexto de ricas donaciones, los Hellanodikai de Olimpia aprueban su helenismo? Las connotaciones políticas del suceso son para nosotros innegables, sin entrar en cuestiones de autenticidad y pureza étnica. El relato de Herodoto no tiene desperdicio, y resulta extrañamente coincidente con la política filohelénica que llevará a cabo después de las Guerras Persas la monarquía macedónica.41. Es evidente que Alejandro I sabía que su vinculación y alianza con los persas podría ser letal en caso de una victoria griega, y cuando vio que ésta se aproximaba tomó la decisión más inteligente. Por su parte, habla de su antigua patria griega, reconociendo que la actual no es griega estrictamente hablando. Pandermalis42 reproduce punto por punto el texto de Herodoto, sin ningún tipo de cuestionamiento, para reafirmarse en su idea de que Alejandro I siempre tuvo en mente ayudar a los griegos, en tanto en cuanto los macedonios eran griegos en origen.

El monarca macedonio sin duda consiguió convertirse en una figura atractiva para los griegos, como muestra la oda que le dedicó el poeta tebano Píndaro, que llegó a visitar su corte en Aegeae. También su rival Baquílides fue invitado a un banquete real en la corte de Alejandro I, pero más importante aún para nosotros fue la visita de Herodoto.

El historiador de Halicarnaso conoció allí con seguridad la tradición de la descendencia Teménida de los reyes macedonios, y así se encargó de inmortalizarla, contribuyendo a una campaña propagandística que convertía a Alejandro I en «Filoheleno» (sobrenombre por el que se le conoce habitualmente) y a los macedonios en griegos. En palabras del propio

41 Hdt, IX, 45.Hdt, IX, 45.42 PANDERMALIS, 1992: 8-9.PANDERMALIS, 1992: 8-9.

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Hammond, Herodoto «portrayed the king´s part in the Persian War in the most favourable light»43. Sin embargo, Errington nos aclara que

a formal break with the Persians, however, does not appear to have taken place. It is at any rate known that Alexander´s nephew, the son of Boubares and his sister Gygaia, was appointed by the Persians to be administrator of the Karian town of Alabanda44.

Por su parte, Casson considera que Alejandro «represented the articulate opposition to Persia and was opposed to the pacific attitude of his father»45.

Sabemos que Alejandro I Filoheleno dio refugio a Temístocles, el gran artífice de las victorias atenienses en las Guerras Médicas, que acaba relegado al ostracismo y finalmente al servicio de los persas. El monarca macedonio también concedió asilo a los refugiados de Micenas después de la conquista argiva, mostrando una actitud ciertamente contradictoria si asumimos que Argos era la patria de sus ancestros. Plutarco, en su vida de Cimón nos aporta más información sobre este período de expansión ateniense por el Quersoneso tracio, que influía directamente a Macedonia. El general ateniense también tuvo que exiliarse acusado no sólo de filo-espartano sino de aceptar sobornos de Alejandro I que aseguraron la independencia de Macedonia46.

El término bárbaro es a menudo usado pero también cuidadosamente evitado por los griegos para referirse a los macedonios. Herodoto considera que los persas, los lidios, los escitas y los tracios son bárbaros, no así los macedonios, que cuentan para él con ascendencia directa griega y más en concreto su dinastía real. Es evidente que para Tucídides los macedonios son bárbaros, pero más que por su identidad étnica, griega o no, lo son por su régimen político, ya que los principales de estas tierras, en su opinión, «tienen por costumbre gobernar los pueblos más por fuerza y rigor que por justicia y autoridad»47. Aún así, los griegos que consideraban a los macedonios como bárbaros no les veían igual que a los persas, por poner un ejemplo.

For the Persian, he had the fear and respect that only a well-organised and military empire could inspire, and until Alexander the Great destroyed the

43 HAMMOND, 1992: 46.HAMMOND, 1992: 46.44 ERRINGTON, 1990: 12.ERRINGTON, 1990: 12.45 CASSON, 1968: 178.CASSON, 1968: 178.46 Plut. Plut. Cimón, XIV, 2.47 Tuc, IV, X.Tuc, IV, X.

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Persian empire root and branch it still remained a distant thundercloud ready to burst into storm upon the Aegean at any moment48.

En cuanto a la controversia entre los discursos de Esquines, Isócrates y Demóstenes, nos gustaría puntualizar lo siguiente: Esquines fue un orador ateniense que comenzó encabezando embajadas para unir a los griegos contra Filipo pero tras una embajada de paz en 347 a. C, cambió radicalmente de parecer y se convirtió en un destacado pro-macedonio. Esta postura generó la animadversión de Demóstenes, orador anti-macedonio. El también orador ateniense Isócrates consideró que Filipo II sería capaz de regenerar el mundo griego consolidando el tan ansiado panhelenismo, que llevaría al fragmentado entorno helénico a alcanzar la gloria y el dominio sobre el mundo conocido, si bien es cierto que se suicidó cuando fue consciente de que Filipo II no era más que un tirano que arrebató la independencia a los griegos. Por su parte, Demóstenes siempre fue partidario del renacimiento de la hegemonía ateniense frente al poder invasor macedonio y también se acabó suicidando cuando los poderes macedónicos habían decidido acabar con su vida definitivamente. En Isócrates se puede apreciar una cierta gradación de identidades, pudiendo distinguir por separado a los bárbaros, a los macedonios y a los griegos. Así pues, Isócrates no consideraría exactamente a los macedonios como griegos pero tampoco serían para él bárbaros. El objetivo de su discurso, no obstante, es aconsejar a Filipo que no gobierne como un rey bárbaro a los griegos si realmente quiere liderarlos49.

En la tercera Filípica de Demóstenes declara con ironía que el partido pro-macedonio tiene a Filipo por corego, insinuando que el monarca está sobornando al partido de Esquines para que así éste se encargue de promover su figura política, comportándose como un coro fiel a las instrucciones de su director50.

Más significativo es aún para nosotros este texto también de la tercera Filípica, en el que Demóstenes nos dice que los macedonios son bárbaros despreciables, a diferencia de otros bárbaros mejor considerados51. Visto de una manera imparcial, si Esquines o Isócrates eran pro-macedonios porque habían recibido sobornos de Filipo, los discursos de Demóstenes tampoco parecen excesivamente objetivos, puesto que en ellos se aprecia un irascible

48 CASSON, 1968: 204.49 Isoc, Discursos, Filipo, 2007: 426.50 HERNÁNDEZ MUÑOZ, 2006: 425-430.51 Demóstenes, III Filípica, 31.

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y enfervorizado odio hacia todo lo macedonio; nos llega a decir que los macedonios son los más infames de entre los bárbaros y que en ese país no se puede ni tan siquiera obtener esclavos decentes. Demóstenes vuelve a reincidir en que Filipo es un bárbaro en el siguiente discurso52. Esquines se defiende de las calumnias de Demóstenes afirmando que él no es un traidor a la patria, ni un sobornado propagandista del rey de Macedonia; simplemente desea lo mejor para Atenas y no piensa igual que su rival, y esto basta para que Demóstenes le convierta a él y a toda su facción en criminales53.

ConClusiones

Como bien considera Errington, la cuestión sobre los orígenes étnicos de los antiguos macedonios no puede ser resuelta adecuadamente ni a través de las informaciones lingüísticas ni a través de las noticias que conservamos sobre sus costumbres sociales o religiosas en tiempos históricos. Históricamente, es un debate improductivo, que ha ido cobrando importancia en las últimas décadas porque ha sido reactivado por el problema del nacionalismo en los Balcanes y a su vez explotado en función de las respuestas, al servicio de objetivos políticos y territoriales54 .

Carlos Flores Juberías, en un interesante artículo55, nos informa sobre las tensas hostilidades entre el naciente Estado de la República ex-yugoslava de Macedonia y Grecia. Pocas semanas después de la declaración de independencia (1991), el gobierno conservador griego de Mitsotakis se negó a reconocer al nuevo Estado, y comenzó una campaña activa para evitar dicho reconocimiento en la UE. Las presiones diplomáticas griegas tuvieron cierto éxito durante las cumbres europeas de Lisboa y Edimburgo, y la nueva República Macedonia quedó aislada. Los griegos decidieron ir más allá, y continuaron con un bloqueo económico, que el gobierno socialista de Papandreu intensificó. Las diferencias entre Atenas y �kopje se alineaban en torno a cuatro argumentos. Para el Gobierno macedonio eran irrenunciables:

1) La afirmación de la existencia de una nacionalidad macedonia definida y distinta de las de todos sus vecinos.

52 Demóstenes, III Olíntica, 16.53 Esquines, El discurso sobre la embajada, 8.54 ERRINGTON, 1990: 3-4. 55 FLORES JUBERÍAS, 2001: 61-94.

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2) La existencia en Bulgaria y Grecia de minorías macedonias, cuyos derechos colectivos habían sido históricamente conculcados y que era menester defender.

3) La afirmación de que esa nacionalidad macedonia hundía sus raíces en el imperio de Alejandro y de Filipo, figuras históricas helenizadas, pero no helenas.

4) La existencia de una unificación de todos los macedonios en un Estado que geográficamente se correspondiese con la Macedonia clásica –y que, por tanto, incluyese la Macedonia Egea (griega) y la Macedonia del Pirin (búlgara), junto con la Macedonia del Vardar (la actual República de Macedonia)– resultaba un ideal de futuro, que si bien no era posible en las presentes circunstancias plantear por los conductos oficiales, tampoco podía ser olvidado56.

La postura griega, comprensiblemente contraria, se podría resumir:

1) Macedonia había sido desde sus orígenes parte integrante del mundo griego y que la existencia de una nación macedonia no había sido sino una invención reciente de la estrategia comunista en los Balcanes, carente de apoyatura histórica.

2) que en Grecia no existía en modo alguno una minoría macedonia dotada de personalidad propia y perseguida por Grecia, sino a lo sumo pequeños núcleos de eslavos perfectamente helenizados y plenamente leales al Estado griego.

3) Tanto Alejandro Magno como Filipo de Macedonia fueron figuras históricas griegas y nada más que griegas.

4) Si bien el Gobierno de Skopje era muy libre de permanecer en la Federación Yugoslava o de separarse de ella, no tenía derecho ni a utilizar el nombre y los símbolos macedonios, ni a proponer cambio alguno en las fronteras existentes.

Ya hemos visto que no se puede afirmar tajantemente que los macedonios eran griegos ni tampoco lo contrario, por falta de documentación concluyente. Si hubo griegos en la antigüedad que consideraron que los macedonios o su dinastía real poseían una ascendencia helénica, (Hesíodo,

56 FLORES JUBERÍAS, 2001: 79.

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Herodoto, Isócrates, los persas, los Hellanodikai) también los hubo que los consideraron siempre bárbaros (Tucídides, Demóstenes).

Con respecto a los puntos de argumentación presentados por los griegos, después de la elaboración de este trabajo, quizás sea arriesgado o cuestionable en nuestra opinión afirmar que Macedonia desde sus orígenes estuvo integrada en el mundo griego; y en cuanto a la «helenicidad» indudable de figuras históricas como Filipo, ya hemos visto los textos del ateniense Demóstenes o incluso el del pro-macedonio Isócrates. Por su parte, en relación con las reivindicaciones y argumentaciones de los macedonios ex-yugoslavos, no vemos ningún tipo de vinculación entre la antigua Macedonia, (ya fuera propiamente helénica o helenizada con posterioridad), y una nación de evidentes raíces eslavas y de lengua eslava escrita a través del alfabeto cirílico. En el campo de la historiografía, inmersa directa o indirectamente en este contexto político problemático, toda la bibliografía escrita por griegos o filo-helenos occidentales va a reafirmar coyunturalmente la postura aquí expuesta. Así pues, Andriotes, Pandermalis y el Centro de Estudios Macedónicos de Atenas están de algún modo influenciados por esta disyuntiva politizada. Atiéndase a que sus publicaciones son de 1991 y 1992.

Con esta consideración, en ningún caso estamos afirmando que todos los investigadores que consideran que los macedonios eran griegos estén orientando sus trabajos a esta querella diplomática o que no sean lo suficientemente objetivos, pero con casi total seguridad, intuimos que existirá bibliografía macedonia a la que no hemos podido acceder que argumentará concienzudamente que los macedonios no eran griegos. Precisamente por esto, hemos querido destacar ese texto de Errington, ya que nos parecía alejado de esta coyuntura apreciablemente nociva para la historiografía.

Finalmente, la república ex-yugoslava de Macedonia decidió retirar el sol de Vergina de su bandera nacional, colocando en su lugar un sol con ocho rayos. A su vez, tranquilizó a los griegos desestimando sus propias reivindicaciones territoriales.

Los griegos, no obstante, continuaron arremetiendo contra el nombre, solicitando que pasara a llamarse Neomacedonia o Eslavomacedonia, pero esta sugerencia no fue tolerada por Skopje. En 1995 y con presiones americanas incuestionables, ambos países llegan a un acuerdo que no satisface a nadie, pero que rompe teóricamente con las hostilidades y con el bloqueo económico. El nuevo Estado se llamará Antigua República Yugoslava de

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Macedonia, aunque los griegos continuarán denominándola Skopia y los macedonios se denominarán a sí mismos macedonios.

Parece indudable, por tanto, que la mitografía se utilizó como herramienta política en la antigüedad. Sin embargo, también resulta evidente que los ecos de la instrumentalización política de los antiguos mitos tienen graves repercusiones a día de hoy.

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