161 Vergara

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  • IDENTIDADES CULTURALES Y PUBLICIDAD. LOS USOS DE LA CULTURA EN LA CREATIVIDAD PUBLICITARIA EN CHILE.1 Enrique Vergara L. Doctor en Ciencias de la Comunicacin por la Universidad Autnoma de Barcelona. Profesor titular de Facultad de Comunicacin, de la Universidad Diego Portale, Santiago de Chile.

    Recientemente, J. M. Barbero, refirindose al reencantamiento de las identidades, ha

    planteado que la globalizacin coloca en marcha un proceso de interconexin a nivel

    mundial, el cual conecta todo lo que instrumentalmente vale, y desconecta todo lo que

    para esa razn, no vale. Es este proceso de inclusin/exclusin el que ha convertido a la

    cultura en un espacio estratgico de las tensiones que desgarran y recomponen el estar

    juntos, y donde la diversidad cultural de las experiencias y las memorias no slo se

    resisten sino que se negocian e interactan con la globalizacin.2

    De forma paralela, una de las principales caractersticas que ha adquirido la cultura

    en el actual debate, es su uso en tanto recurso. Esto es, su invocacin para resolver

    problemas que antes correspondan al mbito de la economa y la poltica, bajo el supuesto

    que la cultura contribuira a la disminucin de los conflictos sociales y al desarrollo

    econmico especialmente a travs de las industrias culturales. Esto para G. Ydice,

    constituira un ejemplo de las razones por la cual la cultura en cuanto recurso, ha cobrado

    legitimidad y ha desplazado a otras interpretaciones de este concepto.3

    1 Esta contribucin resume en parte, la investigacin Identidad(es) cultural(es) y publicidad. Los usos de la cultura en la creatividad publicitaria, realizada por la Facultad de Comunicacin de la Universidad Diego Portales, cuyo objetivo fue establecer la relacin entre identidad cultural y la creatividad en las campaas de mayor impacto en el mercado chileno. 2 J. MARTN BARBERO,. (2002): Desencuentros de la sociabilidad y reencantamiento de la identidad, en Revista Anlisi N 29, UAB, Barcelona. 3 G. YDICE, (2002): El Recurso de la cultura. Usos de la cultura en la era global, Editorial Gedisa, Barcelona.

  • 2

    Considerando estas dos reflexiones como un ejemplo de la creciente importancia de

    las identidades y la cultura en el actual debate acadmico, el objetivo de esta contribucin

    es determinar conceptualmente -y desde la particularidad de la Publicidad- la relacin

    existente entre identidad cultural4 y creatividad en el caso de Chile.

    Chile en el contexto de la sociedad de consumo y el papel de la publicidad.

    Para comprender el alcance del hecho publicitario, es necesario situarlo en el

    contexto de una sociedad de consumo y de los correspondientes cambios que en el mbito

    cultural esto conlleva.

    Si hasta mediados de los aos setenta la economa chilena se va a mantener

    prcticamente cerrada al comercio internacional, va a ser a partir del ao 1975 que la

    situacin cambiar sustancialmente como consecuencia de la implantacin de un nuevo

    modelo econmico de libre mercado. Esta situacin se va a ver reflejada tanto en el

    desarrollo del comercio como en los cambios experimentados en los estilos de vida y en las

    expectativas de las personas. En efecto, muchos bienes que haban constituido smbolos de

    estatus por mucho tiempo, pasaron a ser de disponibilidad masiva producto de estas

    reformas econmicas. Es interesante destacar que esto se produjo incluso antes de

    experimentar una variacin importante el ingreso per cpita de los chilenos en trminos

    reales5, ya que a partir de esta apertura a los mercados internacionales fue posible observar

    en amplios sectores de la poblacin una sensacin de haber ascendido en su estatus.6 Sin

    embargo, lo ms interesante de este caso es que el cambio social que se comenzaba a

    producir no era consecuencia del crecimiento econmico propiamente tal, sino de la

    apertura del comercio y, por consiguiente, de la disponibilidad de bienes de alto contenido

    simblico a un precio cada vez ms asequible. Esto se vio acompaado de un fuerte 4 Considerando los riesgos que involucra definir un concepto de identidad cultural, es decir, buscar una identidad en la cultura, esta la podemos entender siguiendo a Castells como toda dimensin valrico simblica que contribuye al proceso de construccin de sentido y experiencia para los miembros de una sociedad, y donde los actores sociales construyen sentido atendiendo a uno o varios atributos culturales a los que dan prioridad sobre el resto de las fuentes de sentido. M. CASTELLS (1998): La era de informacin, V. 2, Alianza Editores, p. 28. 5 El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Chile entre los aos 1970 y 1985 va a ser de un 1,5% anual como promedio. Sin embargo, entre los aos 1986 y 1998 este crecimiento va a experimentar una variacin de un 7,3% anual como promedio, lo cual se va a traducir en un significativo aumento del ingreso per cpita, el cual va a pasar de los US$ 2.320 en 1990 a US$ 5.497 en 1999. 6 A. FONTAINE (2002): "Tendencias hacia la globalizacin en Chile", en P. BERGER, Globalizaciones mltiples. La diversidad cultural en el mundo contemporneo, Ediciones Paids, Barcelona.

  • 3

    desarrollo de la inversin publicitaria, la cual crece en ms de un 1000% en trminos

    nominales entre los aos 1975 y 1980. INVERSIN PUBLICITARIA EN CHILE 1975-1980

    EN MILES DE US$

    Fuente: C. Cataln, El mercado de las revistas de actualidad y la inversin publicitaria: El caso de Chile.

    TASA DE CRECIMIENTO ANUAL DE LA INVERSIN PUBLICITARIA EN CHILE 1975-1980

    Ao Tasa (%) 1975 Base 1976 141,05+ 1977 86,34+ 1978 33,43+ 1979 11,19+ 1980 64,63+

    Fuente: C. Cataln, El mercado de las revistas de actualidad y la inversin publicitaria: El caso de Chile.

    Analizado esto en perspectiva, es posible relacionarlo directamente con el hecho que

    los nuevos consumidores que emergan en ese contexto habran protagonizado una

    revolucin no slo econmica, sino tambin poltica y cultural. El protagonismo que

    tradicionalmente haba estado centrado en un Estado fuerte a principio de los aos setenta,

    pasar paulatinamente a los consumidores en los noventa, que va a ser cuando se puede

    afirmar que Chile se transforma en una sociedad de consumo propiamente tal y donde su

    lgica penetra todos los mbitos de la vida social.7

    7 E. TIRONI, (1999): La irrupcin de las masas, p. 227, Editorial Grijalbo, Santiago de Chile.

    27.344

    65.912

    122.820

    163.881182.221

    299.987

    0

    50.000

    100.000

    150.000

    200.000

    250.000

    300.000

    350.000

    1975 1976 1977 1978 1979 1980

  • 4

    Es en esta perspectiva que el informe del PNUD, Nosotros los Chilenos: Un Desafo

    Cultural, sita al consumo como un protagonista central de la vida cultural en el Chile

    actual.8 Este estudio parte del supuesto que para muchos chilenos el consumo tenga

    actualmente un significado similar al que antes tena el trabajo, ya que sera la

    cristalizacin fsica de la identidad individual, al tiempo que un nuevo anclaje material al

    vnculo social. Esto se puede apreciar a partir de la conversacin social, la que suele

    desembocar de acuerdo a este estudio, en la evocacin, enumeracin y evaluacin de lo que

    se ha comprado, o de lo que se quiso comprar pero no se pudo. Es una conversacin que

    gira en torno a las aspiraciones y frustraciones generadas por el consumo y su carcter

    social se verificara en el habla comn. Si bien est presente en sta un componente

    negativo hacia el consumo, en trminos de asociarlo a un consumismo y materialismo,

    se observa un incremento cuantitativo y una amplia valoracin tcita, como es posible de

    observar -por ejemplo- en la expansin de las tarjetas de crdito y del endeudamiento

    promedio de los chilenos. Esta ambivalencia entre lo dicho y el hecho se explicara en las

    dificultades para asumir el consumo como una vivencia social y dotarlo de un sentido

    vlido, de acuerdo con lo sealado en este informe.

    TARJETAS DE CRDITO DEL SECTOR COMERCIO Y DEUDA PROMEDIO

    Fuente: Cmara de Comercio de Santiago, citado en Informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, 2002

    8 PROGRAMA DE NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO, PNUD (2002): La cultura del consumo, en Nosotros los Chilenos: Un Desafo Cultural, Santiago de Chile.

    1.350.000

    2.352.600

    3.325.9003.767.750

    5.185.000

    7.049.424

    6.263.7006.650.400160

    172

    203

    233 224 220 215

    0

    1.000.000

    2.000.000

    3.000.000

    4.000.000

    5.000.000

    6.000.000

    7.000.000

    8.000.000

    1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 20000

    50

    100

    150

    200

    250

    N de Tarjetas Deuda promedio en US$

  • 5

    Es interesante a este respecto la reflexin paleteada por J. Larran con relacin al

    protagonismo del consumo en Chile, al sealar que uno de los legados de la dictadura ha

    sido un cambio cultural profundo que se manifiesta en el paso de un nfasis en los

    movimientos colectivos de los aos sesenta y setenta a un nfasis en el consumo como base

    de la construccin de identidades y de la bsqueda de reconocimiento.9

    El centro comercial como emblema.

    Un fenmeno asociado directamente a la lgica del consumo, lo constituye el desarrollo de los centros comerciales (Malls), lugar desde donde es posible observar una sntesis de la combinacin entre consumo, esparcimiento y paseo pblico. Esta sntesis, que se traduce en una experiencia, se va a consolidar en los aos noventa al transformarse el mall en uno de los mbitos predilectos de la vida urbana. Esta consolidacin se observa tanto en el nmero de malls que se desarrollan durante este periodo, como en la cantidad de pblico que los frecuenta como se aprecia en la siguiente tabla y grfico.

    EL AUGE DEL MALL

    1996

    1997

    1998

    1999

    2000

    Variacin 1996-2000

    N de Malls 11 11 15 17 17 55% N de tiendas ancla 21 25 28 31 33 57% N de tiendas menores 1.519 1.625 1.778 1.868 2.032 34%

    Fuente: Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, 2002.

    FLUJO DE PBLICO EN MALLS (EN MILLONES DE VISITAS ANUALES)

    Fuente: Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, 2002.

    9 J. LARRAN (2001): Identidad Chilena, Ediciones LOM, Santiago de Chile.

    179157

    124117

    91

    0

    50

    100

    150

    200

    1996 1997 1998 1999 2000

  • 6

    Es importante sealar, que el mall no slo se constituye en un lugar de compra sino

    que principalmente se asocia con un lugar de paseo y encuentro. Es decir, la compra sera

    slo una parte de una experiencia mucho ms amplia que se explicara con los cambios

    producidos en los hbitos de consumo y en sus significaciones, donde la compra y el

    tiempo libre se mezclan. De esta forma, el consumo adquiere una significacin mayor,

    donde adems del producto se incluye en el consumo un espacio, un paisaje urbano, una

    esttica, un espacio seguro, un escenario de sociabilidad, etc., como elementos de consumo

    extra-comercial. Conceptualmente, el paquete de servicios ofertados por los malls

    constituira la clave de su xito; un recinto cerrado, seguro contra la delincuencia, la

    contaminacin y del clima.

    LOS MOTIVOS DE LA VISITA: USTED VA A L MALL O CENTRO COMERCIAL (%)

    Slo a comprar 28% A ver si hay ofertas y oportunidades interesantes 50% A pasear y encontrarse con amigos 21% NS-NR1 1% Total 100%

    Fuente: Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, 2002.

    La estetizacin de la vida cotidiana.

    Finalmente para el informe del PNUD, si se considera que los individuos en toda

    sociedad necesitan representarse a s mismo a travs de una imagen esttica, el individuo es

    en definitiva su estilo de vida y la imagen proyectada de ste. Es ese valor de la imagen, en

    cuanto lenguaje esttico y no verbal, el que hace de la cultura del consumo una experiencia

    fundamentalmente esttica.10 Paralelamente, los modos de estetizacin tambin

    constituyen formas de individualizacin, las que se pueden observar en el hecho de que, a

    pesar de no constituir un rasgo caracterstico, se percibe actualmente en Chile una

    preocupacin mayor por mejorar la apariencia fsica. Esto se ve avalado por el fuerte

    aumento en el consumo de cosmticos en el ltimo decenio, ocupando Chile el segundo

    lugar en el mbito regional en este tipo de consumo como se puede apreciar en la siguiente

    tabla.

    10 M. MAFFESOLI (2000): El Mundo de las Apariencias: Sabidura del Parecer, en El Instante Eterno. El retorno de lo trgico en las sociedades posmodernas, Ediciones Paids, Barcelona.

  • 7

    IMPORTACIN DE BIENES DE CONSUMO ESTTICO, 1990-2000

    EN MILES DE US$

    Tipo de Bienes

    1990 Importacin

    2000 Importacin

    Variacin 1990-2000

    Artculos de Joyera 2.050 8.235 302% Artculos de Perfumera 11.900 119.411 903% Pelucas 1 138 13.700% Aparatos para Cuidados Estticos 8.708 41.229 373% Total Artculos Estticos 22.659 169.013 646%

    Fuente: Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, 2002.

    De forma anloga, el rol de la publicidad tiene directa relacin con el imaginario

    colectivo y con la imagen esttica que trasmite de la sociedad a travs de los medios. La

    publicidad influye en el qu y en el cmo la gente se representa en escenas de la vida

    cotidiana y tambin busca construir el dnde y el cundo. Por lo tanto es a travs de la

    esttica publicitaria que se evocan las emociones de la convivencia. La propia imagen de s

    mismo, as como la imagen de los otros estn fuertemente influenciadas por el imaginario

    publicitario el que no slo da cuenta del producto o servicio, sino que persigue la

    identificacin del consumidor con determinada imagen. De esta forma, la publicidad

    remite a una relacin ambigua entre lo real y lo imaginario, lo se traduce en que la

    realidad parece ser leda y asumida desde los imaginarios que producen y divulgan los

    media. Sin embargo estos imaginarios no son ajenos a una realidad objetiva sino que

    forman parte de esta realidad.

    Una forma de apreciar este impacto con que la publicidad interviene en los

    imaginarios colectivos est dada por el volumen de inversin publicitaria, el cual alcanz

    durante el ao 2001 un 0,73% del PIB, lo que equivale a una inversin total de US$ 477

    millones.11 Si se comparan estos datos con el ao 1992, se observa un incremento de un

    127,2% de la inversin en trminos reales para el periodo 1992-2001, lo que viene a

    reafirmar el alto protagonismo e impacto de la publicidad en los medios tradicionales

    alcanzado en los ltimos diez aos.

    11 ESCUELA DE PUBLICIDAD, Universidad Diego Portales (2002): Informe del sector publicitario en Chile 2001, Santiago de Chile.

  • 8

    EN MILLONES DE PESOS DEL AO 2001

    Fuente: Asociacin Chilena de Agencias de Publicidad, ACHAP, 2002

    A partir de este protagonismo en los medios, es posible sostener que la publicidad,

    en cuanto consumo simblico, no se agota en el acto de la compra, sino que juega un papel

    cultural de primer orden si se consideran los efectos y el modo en que la publicidad influye

    en las sociedades ms all del mercado. Si se toma en cuanta que el 90% de la publicidad

    que se consume no tiene ninguna relacin con los actos de compra, quiere decir que la

    gente consume publicidad por diversas razones, incluidas las de tipo cultural que no se

    relacionan directamente con lo comercial12 En una sociedad de consumo donde las leyes

    del mercado constituyen el eje principal, no slo del mbito econmico, sino tambin en lo

    social y cultural, la publicidad impone y genera un conjunto de nuevos sentidos, valores,

    formas de pensar e interpretar la realidad, nuevas visiones de mundo y modelos de

    comportamiento.13 Por lo tanto, la relevancia cultural de la publicidad, estara dada por una

    influencia que traspasa la compraventa para dictar pautas de conducta, formas de relacin;

    escalas de valores y aspiraciones de la sociedad.14

    Globalizacin y cambios culturales.

    Alain Touraine sealaba hace algunos aos que para un intelectual resulta difcil

    hablar de los media y de la comunicacin de masas, y ha comparado esta situacin a la

    12 E. VERN. (2000): La incertidumbre creciente, en Revista Reporte Publicidad N 14.Buenos Aires. 13 C. CATALN (1982): El mercado de revistas de actualidad y la inversin publicitaria: el caso de Chile, en Documento de Trabajo ILET DEC/D/89, Mxico. 14 R. FONTAINE, Chile 2010, nuevos escenarios de la comunicacin, en ACHAP (2001): II Congreso de Publicidad, ACHAP, Santiago de Chile.

    135.000

    161.000207.225

    246.728

    303.072

    329.576306.668

    295.154313.097

    306.677

    0

    50.000

    100.000

    150.000

    200.000

    250.000

    300.000

    350.000

    1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001

  • 9

    vivida por los copistas de los conventos de finales de la Edad Media, los cuales tenan

    dificultad para hablar de la imprenta porque les quitara el monopolio de la difusin del

    conocimiento. No es extrao por lo tanto, que actualmente los intelectuales sientan perder

    el monopolio de la difusin del conocimiento y la cultura frente a los medios de

    comunicacin, lo cual se traduce desde el punto de vista de muchos, en una serie de

    prejuicios que entre otras cosas nos hablan de catstrofes culturales y de medios

    todopoderosos.15 Esto se ve corroborado en el caso de las profecas de los intelectuales

    de la Escuela de Frankfurt, las cuales se habran equivocado al pensar en los medios -que

    de hecho no les gustaban porque eran intelectuales- como la causa de una sociedad

    homogeneizada donde todos seran iguales. Sin embargo, la historia demostr exactamente

    lo contrario. El desarrollo y la globalizacin de los medios y de las nuevas tecnologas de

    la informacin hacen a la sociedad ms compleja culturalmente y no menos compleja.16

    Si consideramos esta complejidad en las dinmicas culturales que presenta la

    globalizacin, se advierte desde diferentes ngulos una tensin entre una cultura global

    occidental y fundamentalmente norteamericana, con relacin al resto de las sociedades que

    se ven penetradas por esta cultura tanto a nivel de las lites como a nivel popular. La

    respuesta de las sociedades receptoras que entran en esta dinmica est dada por una escala

    que surge de la aceptacin al rechazo, y en la que obviamente se dan posiciones intermedias

    de coexistencia, sntesis y variadas reacciones incluidas las que surgen de los propios

    gobiernos.17 En el caso de Chile, si bien los nuevos hbitos de consumo aparentemente no

    tendran un efecto profundo sobre las creencias, valores o la conducta de las personas, ya

    que puede usar zapatillas deportivas Nike, comer hamburguesas en un Mc Donald y ver

    producciones Disney y al mismo tiempo estar plenamente arraigado en una cultura

    tradicional, es posible pensar que los nuevos hbitos de consumo pueden estar expresando

    un cambio ms significativo en el largo plazo, en orden a que es poco probable que el

    consumo de un producto cultural importado no tenga ninguna consecuencia significativa en

    15 A. TOURAINE, (1996): Los mass media: Un nuevo foro poltico o destruccin de la opinin pblica? Generalitat de Catalunya, Centra d Investigaci de la Comunicaci, Barcelona. 16 E. VERN, (2002) op. cit. 17 Un anlisis detallado de los retos y respuestas que enfrenta esta dinmica cultural que presentan los procesos de globalizacin se encuentran en P. BERGER (2002): "Las dinmicas culturales de la globalizacin", en Globalizaciones mltiples. La diversidad cultural en el mundo contemporneo, Ediciones Paids, Barcelona.

  • 10

    sus actitudes y comportamientos.18 En efecto, las formas tradicionales de cultura que se

    estructuraban y orientaban la vida de los individuos han sido substituidas por nuevas

    formas que prcticamente no guardan relacin con las formas culturales de las sociedades

    premodernas. La modernidad segn Giddens-, es en esencia un orden postradicional, en

    donde las concepciones de espacio y tiempo han sido afectadas por fuertes cambios de

    manera que las relaciones sociales se articulan en una nueva dimensin espacio temporal.

    Esta complejidad que encierran las dinmicas culturales en los procesos de globalizacin,

    hace que la globalizacin no puede ser entendida slo en el mbito econmico, sino que

    deba ser considerada como un fenmeno mucho ms complejo que abarca otras

    dimensiones sociales y culturales.19

    No obstante, el hecho que las identidades estn siendo afectadas por la globalizacin

    y los media, no significa necesariamente su destruccin. La comprensin del impacto

    social de la globalizacin de las comunicaciones implica la creacin de nuevas formas de

    accin e interaccin en la sociedad, nuevos tipos de relaciones sociales y nuevas formas de

    relacionarse con los otros y con uno mismo. Para J. Thompson una de las caractersticas

    claves de los procesos de globalizacin cultural estara en que la apropiacin por parte de

    los pblicos receptores de los materiales simblicos de carcter global implica lo que l

    describe como la acentuacin de la distancia simblica de los contextos espacio-

    temporales de la vida cotidiana. Es decir, la apropiacin de materiales simblicos

    permitira a los individuos tomar cierta distancia con sus vidas cotidianas, no de forma

    literal sino simblicamente. Desde esta perspectiva los individuos son capaces de obtener

    cierta concepcin, si bien parcial, de modos de vida y condiciones que difieren de manera

    significativa de los suyos, hacindose una idea de regiones del mundo que se encuentran

    alejadas del lugar en que viven.20 De esta forma, el espacio se dilata provocando que las

    sociedades se desencaje de sus particularidades, de sus provincialismos para integrarse

    como parte de una misma sociedad mucho ms amplia.21 Por lo tanto, los individuos que

    18 P. BERGER (2002): op. cit. 19 J. LARRAN (2001): op. cit., p. 41. Esta definicin de globalizacin ha sido tomada por J. Larran de A. Giddens en The Consequences of Modernity, Cambridge: Polity Press, 1990. 20 J. B. THOMPSON (1998): Los media y la modernidad. Una teora de los medios de comunicacin, Ediciones Paids, Barcelona. 21 La nocin de desencaje, propuesta por A. Giddens sostiene que las relaciones sociales a partir de la modernidad ya no estn sometidas a un contexto local de interaccin.

  • 11

    tradicionalmente vivieron la experiencia de sus lugares, sumergidos en una dimensin de

    tiempo y espacio regionales, son referidos a otra totalidad integrada a un todo mucho ms

    amplio como producto de la globalizacin. El espacio se desterritorializa adquiriendo otro

    significado y favoreciendo la movilidad y el desarraigo. Esto se traducira en una sensacin

    de prdida de la identidad nacional en cuanto fuente de productora de sentido, en la

    medida que emergen nuevos referentes ms amplios que cuestionan la legitimidad de los

    referentes ms inmediatos.22 Sin embargo para Thompson, las influencias locales y

    regionales no desaparecen frente a los procesos de globalizacin, puesto que la

    reterritorializacin cultural no es algo que las personas reciban de forma pasiva y sin

    ninguna capacidad de negociacin. Por su misma naturaleza, la cultura se va construyendo

    constantemente a travs de la interaccin social y mediante el uso creativo de las

    tecnologas y los medios de comunicacin. Es por esto, que una de las principales

    caractersticas que presenta hoy en da la cultura es su capacidad de reconocer y absorber

    diferencias sin disolverlas, sino que operando a travs de ellas.23

    De acuerdo con esto, un aspecto central para comprender la relacin entre

    globalizacin e identidades culturales en Chile lo constituye lo que J. Larran denomina la

    mediatizacin de la cultura, la cual sera la responsable de la dimensin cultural de la

    globalizacin. Esta relacin entre globalizacin y medios de comunicacin estara

    articulada por la manera en que las formas culturales son producidas, transmitidas y

    recibidas, y de forma paralela, por los modos como se experimentan los eventos y acciones

    que ocurren en diferentes contextos espaciales y temporales, los que son determinados y

    condicionados por la propia industria local de los medios.24

    La cultura como recurso en la creatividad publicitaria.

    G. Ycice ha planteado que el papel de la cultura se ha expandido de una manera sin

    precedentes al mbito poltico y econmico, y que la cultura entendida como recurso

    absorbe y anula las distinciones conceptuales de cultura. Por lo tanto, en lugar de centrarse

    en el contenido de la cultura -esto es, el modelo de enaltecimiento (segn Sller o Arnold),

    22 R. ORTIZ. (1997): La modernidad-mundo. Nuevos referentes para la construccin de identidades colectivas, en Revista Telos N 49, Ediciones FUNDESCO, Madrid. 23 J. LULL, (1997): Medios, comunicacin, cultura, p. 209, Amorrortu Editores, Buenos Aires. 24 J. LARRAN (2001): op. cit.

  • 12

    o el de distincin de clases (Bourdieu), o la atropologizacin como estilo de vida integral

    (Williams)- tal vez sera ms conveniente abordar el tema de la cultura actual como un

    recurso.25 Es desde este punto de vista y siguiendo esta misma tesis, que es posible

    considerar a la cultura como un recurso de primera importancia tambin para la creatividad

    publicitaria.

    Si se considera que la creatividad se relaciona ntimamente con los cambios

    econmicos, sociales y polticos que enfrenta la sociedad contempornea,26 la creatividad

    se entiende necesariamente como un hecho cultural en s, tal como es concebida por M. de

    Certeau al sealar que sta oscila entre dos formas que interactan entre s, ya que mientras

    de un lado se encuentra lo que permanece, del otro lado se inventa.27 Es a partir de esto,

    que para la publicidad es necesario concebir a la creatividad inmersa en un entorno y en

    estrecha relacin con la construccin de identidades colectivas e individuales y en relacin

    constante con la cultura como patrn central del proceso creativo.

    A este respecto, Garca Canclini percibe en la mediatizacin social provocada por la

    publicidad comercial como un juego de ecos, donde el sentido pblico se construye en

    experiencias de larga duracin, entre lo que se ve en la televisin y se reencuentra en la

    calle y a la inversa.28 Es en esta relacin con los dems mediada por los medios de

    comunicacin donde los consumidores se exponen e interaccionan con los contenidos de

    los mensajes publicitarios en funcin de su identidad. Por ello, el contexto social de los

    receptores es la fuente principal de significados para crear mensajes de cognicin afectiva,

    con personajes, situaciones, grupos de pertenencia y de valores comunes, con el objetivo de

    que cuando es recepcionado el mensaje, se obtiene la identificacin con las propuestas all

    contenidas.

    Si consideramos al contexto social como la situacin en la que se vive inmerso en la

    cotidianidad y que afecta al modo en que se percibe la realidad circundante y a su

    comportamiento con el resto de individuos, el contexto social no es tan slo el medio en el

    cual tiene lugar la recepcin de los mensajes publicitarios, sino el lugar de donde extrae el

    individuo su condicin social, su identidad. Este lugar no debe ser entendido slo como 25 Para una visin ms detallada del uso de la cultura como recurso G. YDICE (2002): op. cit. 26 J. M. RICARTES (1999): Creatividad y comunicacin persuasiva, UAB, Barcelona. 25 M. DE CERTEAU (1999): La Cultura en plural, Ediciones Nueva Visin, Buenos Aires. 28 N. GARCA CANCLINI, N. (2001): Culturas hbridas, estrategias para entrar y salir de la modernidad, p. 265, Ediciones Paids.

  • 13

    espacio fsico, sino ms bien social, constituido por diversas categoras sociales en las

    cuales se agrupan objetos, personas, situaciones, instituciones y una serie de relaciones e

    interacciones pautadas y regladas por los propios individuos. De esta forma se da lugar a

    un conjunto de normas de actuacin y principios axiolgicos, en funcin de los cuales se

    desarrolla la diversidad y complejidad del comportamiento social.

    En el caso de Chile, el informe del PNUD seala los mbitos donde se han reflejado

    con mayor claridad los cambios culturales experimentados por la sociedad chilena en los

    ltimos aos, los que han modificado los contextos sociales de recepcin descritos

    anteriormente. Estos mbitos dan cuenta de importantes transformaciones en la vida de las

    personas en una sociedad que experimenta profundos cambios, y donde se destacan entre

    otros, los nuevos procesos de individualizacin y autonoma personal, el impacto de los

    cambios de roles de hombres y mujeres, la creciente importancia que cobran los afectos y

    las emociones, y finalmente un mayor grado de tolerancia y no discriminacin hacia lo

    percibido como distinto y las minoras.29

    La importancia de este contexto social pone de manifiesto aquellos aspectos y

    mecanismos que estn configurando en el da a da, la dimensin o condicin social de los

    sujetos, y por ende, de los receptores publicitarios. Por lo tanto, si bien la publicidad

    constituye una actividad individual de relacin sujeto-mensaje, el receptor no puede

    desprenderse de su condicin social al interpretar el mensaje y las circunstancias en que

    esta actividad se lleva a cabo. Considerar estos aspectos permite determinar los elementos

    contextuales que se debe tener en cuenta en una estrategia creativa adecuada.

    Esto se traduce a su vez en un cambio constante en las estrategias de las empresas,

    constituyendo nuevos desafos para las agencias de publicidad y las entidades de

    investigacin de mercado. El procedimiento para alcanzar este objetivo est en saber

    reflejar en los mensajes los nuevos estilos de vida, valores y formas de comportamiento de

    del mercado. Asumir los nuevos valores que apelan a estos sentimientos, unido a los estilos

    de vida y visones de mundo, constituye el principal desafo de la publicidad si pretende

    establecer vnculos reales con sus consumidores. Un mayor conocimiento del potencial

    consumidor y sobre todo del contexto social que le rodea, constituye las herramientas

    29 PROGRAMA DE NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO, PNUD (2002): Quin Soy? La vida personal en una sociedad cambiante, en Nosotros los Chilenos: Un Desafo Cultural, Santiago de Chile.

  • 14

    bsicas para un adecuado trabajo creativo. Sin embargo, el conocimiento del consumidor

    es un proceso, vale decir, no es un conocimiento esttico que se genere slo una vez ya que

    los consumidores al igual que los mercados van cambiando, permutan sus elecciones, sus

    necesidades, sus prioridades, etc.

    La generacin de este conocimiento resulta fundamental ya que slo a travs de un

    conocimiento profundo de los individuos y de su entorno cultural ms inmediato es posible

    satisfacer demandas y generar las confianzas necesarias. Si existe desconocimiento de los

    procesos que se estn llevando a cabo en los consumidores -procesos de cambio que en la

    mayora de las veces no son reconocidos por ellos mismos- difcilmente se puede establecer

    y consolidar esta relacin de confianza. Este ste conocimiento profundo del consumidor y

    de su entorno sociocultural, lo que la publicidad denomina Insight. Este trmino,

    Consumer Insight, apela a entender y seleccionar las necesidades, intereses, deseos y lo que

    realmente estn sintiendo los consumidores, que pueden ser manifiestos o encubiertos y

    de los cuales los consumidores dan pistas o guas a travs de sus comportamientos de

    compra, estilos de vida, actitudes y de sus dilogos o conversaciones. Para los creativos, la

    frmula de Insight apela a la observacin de la vida cotidiana de las personas para descubrir

    su cultura ms ntima, sus sentimientos y reacciones que estn tan ocultos que ni siquiera

    los tienen presentes en su conciencia, pero cuando alguien los pone de manifiesto, son

    reconocidos inmediatamente.

    Esto ha replanteado la forma de entender y llegar al consumidor actual, lo que su

    vez demanda un tratamiento ms acorde con la realidad social y cultural que est viviendo

    y que l mismo est configurando. Para llegar a construir un puente que permita una doble

    va de comunicacin, la publicidad debe mirar la cultura cotidiana del consumidor y entrar

    en la intimidad domstica para construir formas de sociabilidad a travs de los mensajes

    publicitarios. Todo esto se traduce en analizar detrs de cada acto de consumo a un

    individuo con su propio y particular estilo de vida, con temores, esperanzas y gustos que

    narran su identidad. Es a este consumidor respetado por su particularidad, al que se intenta

    reconocer de forma objetiva y rigurosa para ir ms all de la primera imagen.

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    Conclusiones

    En lo que podramos denominar como la transformacin de Chile en una sociedad

    de consumo, la publicidad ha jugado un papel central en cuanto agente cultural,

    convirtindose en constructora de lo social al participar activamente en su elaboracin y al

    recoger en sus mensajes las relaciones culturales y las formas de representarlas. Por lo

    tanto, si el tema de las identidades culturales es hoy central en el debate acadmico,

    tambin lo es para la publicidad.30

    Junto a esto, se hace necesario para la publicidad reconocer la importancia de la

    globalizacin en cuanto fenmeno socioeconmico y al mismo tiempo multicultural. Esto

    nos exige dejar de ver el mundo de forma nica y etnocntrica, y reconocer nuevas formas

    culturales en que se combina lo global con lo local. La globalizacin cultural en cuanto

    fenmeno dinmico, multidimensional y asimtrico nos permite superar las oposiciones

    global-local y homogenizacin-diversidad. Es decir, la convergencia y la divergencia

    cultural se entienden dentro de cada grupo en particular y en sus relaciones interculturales,

    lo que hace imposible pensar y referirse a ellas por separado sino que a ambas en su

    conjunto.31

    Con respecto al uso de la cultura en publicidad, un buen ejemplo a nivel global se

    encuentra en el caso de la marca NIKE durante los aos noventa en EE.UU. En sus

    campaas, Nike reclut a jugadores estrellas los cuales no slo representaban sus

    habilidades fsicas, sino que tambin su poder y autoridad cultural a travs de la

    ensalzacin de la vida y de los barrios marginales de donde surgieron estos jugadores, los

    cuales se transforman en puntos de referencia cultural que indica el origen de los buenos

    30 G. Hoftede ha realizado una investigacin interesante de destacar donde distingue cinco dimensiones de la cultura nacional y su impacto en el consumo. Estas dimensiones son: Power distance, Individualism/collectivism, Masculinity/feminity, Uncer-tainty avoidance y Long-term orientation. Para una visin ms detallada de estas dimensiones, vase G. Hoftede: Culture's consequences, citado en M. DE MOOIJ (2002): Convergencia y divergencia en el comportamiento de los consumidores, en Revista Comunicacin y Sociedad Vol. XV, Facultad de Comunicacin, Universidad de Navarra, Espaa. 31 C. BRIA (2000): Globalizacin y procesos identitarios, en Revista Trpodos, Los impactos de las tecnologas de la informacin y de la comunicacin en las realidades sociales, Universidad Ramn Llul, Barcelona. En este mismo sentido, es interesante una investigacin realizada por M. de Mooij, donde plantea la divergencia existente entre los comportamientos de los consumidores en un contexto global y los efectos de la cultura nacional en estos comportamientos. Para una aproximacin ms detallada a este anlisis, vase M. DE MOOIJ (2002): op. cit.

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    jugadores.32 Por lo tanto, en estos mensajes se valora una actitud cultural, y esta actitud

    est referida desde el punto de vista cultural, a un particular modo de ser.33

    En estos casos, y al igual que en las estrategias de las marcas locales de xito en

    Chile, la estrategia consiste en transferir imgenes del mundo construido culturalmente al

    producto, lo que se traduce en que el producto es resignificado culturalmente. Desde esta

    perspectiva, el rol del director creativo de una agencia de publicidad es intentar fusionar el

    mundo construido culturalmente y el producto de consumo, de modo que el potencial

    consumidor perciba una similitud esencial entre ellos. Cuando se logra establecer esta

    equivalencia simblica entre ellos, los receptores de los mensajes atribuyen ciertas

    propiedades que sabe que existen en el mundo culturalmente construido al producto. De

    este modo, las propiedades conocidas del mundo se trasladan a las propiedades

    desconocidas del producto, a travs de la transferencia de significacin del mundo al

    producto.34

    Si consideramos que la publicidad dicta pautas de conducta, formas de relacin,

    escalas de valores y aspiraciones de la sociedad, lo cual formara parte importante de la una

    gestin cultural propia de la publicidad, tambin es posible hacer la operacin inversa y

    plantearnos esta relacin culturapublicidad en trminos bidireccionales. Si bien la

    publicidad dicta pautas de conducta, la publicidad necesita recurrir y usar los cambios

    culturales para crear los vnculos afectivos con sus pblicos y transferir las experiencias y

    manifestaciones culturales a sus productos.

    Se dice que Bernard de Fontenelle, un cientfico francs que vivi entre la ciencia y

    las letras, a los noventa aos mientras lo estaba examinando su mdico le respondi: ...lo

    que siento doctor, es una cierta dificultad de ser, nada ms. Es esta misma sensacin de

    dificultad de ser, la que experimentan las sociedades cuando enfrentan profundos

    cambios en su cultura y en la dificultad para establecer los vnculos que le permiten

    sintonizar con las nuevas demandas culturales del mercado. Es esto lo que constituye en

    32 Este es el caso de los jugadores de bsquetbol norteamericanos Jordan y Pipper. 33 Para ejemplificar esto, J. Lull analiza las campaas publicitarias desarrolladas por la marca de ropa y accesorios deportivos Nike, a travs del cual da cuenta de las trasferencias observadas entre la significacin y las actitudes del mundo de los basquetbolistas norteamericanos y el producto. Para una aproximacin ms detallada, vase J. LULL (1997): op. cit. P. 1001-112. 34 G. McCracken, citado en J. LULL (1997): op. cit., p. 105.

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    definitiva l ser o insight- de toda creacin publicitaria, y es aqu donde la cultura cobra

    hoy una relevancia central para la publicidad.

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