8.Juan Pablo II El Desafio de La Depresion

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    JUAN PABLO II: EL DESAFO DE LA DEPRESIN

    CIUDAD DEL VATICANO, 14 de noviembre 2003 (ZENIT.org).- Publicamos eldiscurso que pronunci Juan Pablo II este viernes al recibir en el Aula Pablo VIdel Vaticano a los participantes en la XVIII Conferencia Internacional sobreLa depresin, promovida por el Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud.

    Queridos hermanos en el episcopado y en el sacerdocio. Queridos amigos:

    1. Me siento muy contento de poder encontrarme con vosotros con motivo de laConferencia Internacional organizada por el Consejo Pontificio para la Pastoral de laSalud sobre el tema La depresin. Doy las gracias al cardenal Javier LozanoBarragn por las gentiles palabras que me ha dirigido en nombre de los presentes.

    Saludo a los ilustres especialistas que han venido a ofrecer el fruto de susinvestigaciones sobre esta patologa con el objetivo de favorecer un conocimientoprofundo que permita mejores tratamientos y una asistencia ms idnea a losinteresados y a sus familias.

    Al mismo tiempo, manifiesto mi reconocimiento a quienes se dedicanal servicio de los enfermos de depresin, ayudndoles a conservar laconfianza en la vida. Este reconocimiento se extiende tambin, porsupuesto, a las familias que acompaan con cario y delicadeza a sufamiliar querido.

    2. Vuestras sesiones de trabajo, queridos congresistas, han mostrado los diferentesaspectos de la depresin en complejidad: van desde la enfermedad profunda, ms omenos duradera, hasta un estado pasajero, ligado a acontecimientos difciles(conflictos conyugales y familiares, graves problemas laborales, estados desoledad...), que comportan una fisura o una ruptura en las relaciones sociales,profesionales, familiares. La enfermedad es acompaada con frecuencia poruna crisis existencial y espiritual, que lleva a dejar de percibir el sentido dela vida.

    La difusin de los estados depresivos es preocupante. Se manifiestanfragilidades humanas, psicolgicas y espirituales, que al menos en parte soninducidas por la sociedad. Es importante ser conscientes de las repercusiones quetienen los mensajes transmitidos por los medios de comunicacin sobre las personas,

    al exaltar el consumismo, la satisfaccin inmediata de los deseos, la carrera a unbienestar material cada vez mayor. Es necesario proponer nuevos caminos paraque cada uno pueda construir la propia personalidad, cultivando la vidaespiritual, fundamento de una existencia madura. La participacin entusiastaen las Jornadas Mundiales de la Juventud demuestra que las nuevas generacionesbuscan a Alguien que pueda iluminar un camino cotidiano, dndoles razones de viday ayudndoles a afrontar las dificultades.

    3. Vosotros lo habis subrayado: la depresin es siempre una pruebaespiritual. El papel de quienes atienden a una persona deprimida sin unafuncin especficamente teraputica consiste sobre todo en ayudarla a

    recuperar la propia estima, la confianza en sus capacidades, el inters por elfuturo, las ganas de vivir. Por eso, es importante tender la mano a losenfermos, hacerles percibir la ternura de Dios, integrarlos en unacomunidad de fe y de vida en la que se sientan acogidos, comprendidos,

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    sostenidos, en una palabra, dignos de amar y de ser amados. Para ellos, aligual que para cualquier otra persona, contemplar a Cristo y dejarse guiarpor El es la experiencia que les abre a la esperanza y les lleva a optar por lavida (Cf. Deuteronomio 30,19).

    En el camino espiritual, la lectura y la meditacin de los Salmos, en los que el

    autor sagrado expresa en oracin sus alegras y angustias, puede ser de gran ayuda.El rezo del Rosario permite encontrar en Mara una Madre cariosa que ensea avivir en Cristo. La participacin en la Eucarista es manantial de paz interior, ya seapor la eficacia de la Palabra y del Pan de Vida, a sea para la integracin en lacomunidad eclesial. Si bien a la persona deprimida le cuesta un gran esfuerzolo que a los dems parece ser algo sencillo y espontneo, es necesarioayudarla con paciencia y delicadeza, recordando la advertencia de santaTeresa del Nio Jess: los pequeos dan pasos pequeos.

    En su amor infinito, Dios est siempre cerca de los que sufren. Laenfermedad depresiva puede ser un camino para descubrir otros aspectosde uno mismo y nuevas formas de encuentro con Dios. Cristo escucha el gritode quienes se encuentran en una barca a la merced de la tempestad (Cf. Marcos 4,35-41). Est presente junto a ellos para ayudarles en la travesa y para guiarleshacia el puerto de la serenidad recuperada.

    4. El fenmeno de la depresin recuerda a la Iglesia y a toda la sociedad laimportancia de proponer a las personas, especialmente a los jvenes,figuras y experiencias que les ayuden a crecer a nivel humano, psicolgico,moral y espiritual. La ausencia de puntos de referencia contribuye a crearpersonalidades ms frgiles, levando a pensar que todos loscomportamientos son iguales. Desde este punto de vista, el papel de la familia,de la escuela, de los movimientos juveniles, de las asociaciones parroquiales es muyimportante a causa de la repercusin que tienen en la formacin de las personas.

    Tambin es significativo el papel de las instituciones pblicas para asegurarcondiciones de vida dignas, en particular, a las personas abandonadas, enfermas,ancianas. Son igualmente necesarias las polticas para la juventud, que ofrezcan alas nuevas generaciones motivos de esperanza, preservndolas del vaco o de otrospeligros.

    5. Queridos amigos: alentndoos a renovar vuestro compromiso en un trabajo tanimportante junto a los hermanos y hermanas afectados por la depresin, os confa ala intercesin de Mara Santsima, Salus infirmorum. Que cada persona y cadafamilia pueda sentir su materna ayuda en los momentos de dificultad . Atodos vosotros, a vuestros colaboradores y a vuestros seres queridos os imparto decorazn la bendicin apostlica.

    Septiembre 2008Del libro La DepresinEdiciones Palabra

    CENTRO MDICO PSICOSOMTICODr. Manuel lvarez Romero

    Asuncin, 59, 1-Dcha 41011- SevillaTlf : 954270780

    [email protected]