Amor y Rabia Nr. 54

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VALLADOLID, JULIO, AGOSTO Y SEPTIEMBRE DE 1999 PUBLICACIÓN DIFUSORA DE LAS IDEAS ANARQUISTAS 150 ptas. Correspondencia: Apartado 6078 - 47080 Valladolid Correo e.: [email protected] Órgano expresión de grupo libertario AMOR Y RABIA Año 5 KOSOVO Núm. 54

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Kosovo

Transcript of Amor y Rabia Nr. 54

  • VALLADOLID, JULIO, AGOSTO Y SEPTIEMBRE DE 1999

    PUBLICACIN DIFUSORADE LAS IDEAS ANARQUISTAS

    150 ptas.

    Correspondencia:Apartado 6078 - 47080 Valladolid

    Correo e.: [email protected]

    rgano expresinde grupo libertario

    AMOR Y RABIA

    Ao 5

    KOSOVO

    Nm. 54

  • E D I T O R I A L :

    L os medios de comunicacin de las democra-cias occidentales han conseguido lo que nunca logr el aparato propagandstico del II Reich, a saber, el dominio imperialista de los Balcanes sin apenas generar una reaccin hostil en la opinin pblica. Y es que el capitalismo liberal sabe que bombardear a las masas con mentiras suele ser ms efectivo y rentable que hacerlo con napalm o tomahawks, aunque si lo primero fra-casa siempre queda el recurso al uso de lo segundo. As las acusaciones de limpieza tnica contra los serbios (o ms bien yugoslavos) son ampliamente aceptadas por la pobla-cin telespectadora occidental, e incluso por gran parte de la izquierda anti-OTAN que se ha mostrado incapaz de desarti-cular el falaz argumento sobre el que se ha venido basando la criminal intervencin de las potencias occidentales en los Balcanes. Para empezar, la versin occidental de los acontecimien-

    tos recientes ocurridos en Yugoslavia (el gobierno yugoslavo est exterminando musulmanes al ms puro estilo nazi, hay que parar el genocidio, etc.) debera de haber sido sometida a un riguroso anlisis crtico para comprobar su veracidad, en vez de darla por vlida a priori; no es la primera vez que occidente falsifica la realidad para justificar la agresin im-perialista. En este sentido, la comparacin entre Milosevic y Hitler o entre los nazis alemanes y el pueblo serbio no es ms que el maquiavlico fruto de una campaa de intoxicacin in-formativa encomendada por el goberino de los Estados Unidos a la empresa de relaciones Ruder & Finn. De hecho el repre-sentante de esta firma norteamericana, James Harff dio todo tipo de detalles sobre dicho montaje meditico delante de las cmaras de Canal 2 de la televisin francesa, asegurando que fuimos capaces de ofrecer una historia de buenos y malos. Asimismo, Harff admiti que la demonizacin de los serbios se consigui a base de difundir rumores infundados y relatos de atrocidades y crmenes de guerra sin verificar. Tambin desve-l el responsable de la Ruder & Finn quienes eran los clientes de su empresa: los poderes separatistas de Croacia y Bosnia y los nacionalistas albaneses de la provincia serbia de Kosovo. Asimismo, Harff admiti que para asegurar el xito de esta campaa contact con organizaciones judas de EEUU de ul-traderecha (la Liga Anti-Difamacin, el Comit Judo Ameri-cano y el Congreso Judo Americano).

    No obstante, esta vergonzosa campaa de difamaciones fue contestada por colectivos de judos progresistas, como el Grupo de Supervivientes del Campo de Concentracin de Bu-chenwald, con base en los propios EEUU, y cuyo representante

    * Todas las cifras han sido tomadas del artculo Neoliberalism - the Balkans Scenario, difundido en internet por el Centro de Solidari-dad con Latinoamrica de Dubln (Irlanda).

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    L O S L O G R O S D E L A P R O PA G A N D AJohn Ranz, declar: la gigantesca cam-paa para lavar el cerebro de los EEUU a cargo de los medios de comunicacin en contra del pueblo serbio es algo abso-lutamente increble, con su dosis diaria de informacin sesgada y sus malvolas menti-ras. Ranz lament que hubiera organizaciones ju-das que prestaran apoyo a los separatistas croatas y bosnio-musul-manes y record cmo stos fueron colaboracionistas nazis y verdugos de los judos yugoslavos durante los aos de la II Guerra Mundial y seal que cada judo, cada vctima del nazismo y cada ser humano debera saber y comprender por qu los serbios estn luchando tan desesperadamente contra tan poderosas fuerzas y por qu han adoptado nuestro eslo-gan post-holocausto: nunca ms [...] Los serbios combatie-ron a los nazis, pagaron muy caro el situarse al lado de los aliados contra Hitler. Salvaron a muchos soldados aliados, incluyendo cientos de aviadores norteamericanos. Acogieron a los partisanos judos como hermanos.* Las declaraciones de este ex-prisionero son tan elocuentes que sobran los co-mentarios... O es que alguien se atreve todava a tildarle de nazi por negar la supuesta campaa de limpieza tnica serbia?

    No se trata por tanto de pedir simplemente la paz en los Balcanes; todo el mundo quiere la paz; occidente quiere la paz; la OTAN quiere la paz; el Papa quiere la paz, incluso Hitler quera la paz... pero en qu condiciones? He aqui la pregunta clave. Obviamente, occidente quiere una paz que implique el sometimiento de los pueblos balcnicos como lo quiso Hitler en los aos 40. Consecuentemente, la lucha contra la campaa criminal de la OTAN en el sufrido pas balcnico debe partir de una base antiimperialista y no de un pacifismo vago e inocuo. Basta ya de medias tintas y de actitudes polticamente correctas que son fcilmente asimi-lables por el sistema!

    ANARQUA Y ANTIIMPERIALISMO!

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  • Si la OTAN deja a los ser-bios sin tanques ni caones, nosotros ya nos ocuparemos de dejar Kosovo sin serbios

    (Declaraciones de un miem-bro del Ejrcito de Libera-cin de Kosovo a El Pas del 19-4-99).

    Tras 8 aos de conflictos armados en la ex-Yugoslavia (especialmente en Croacia y Bosnia-Herzegovina), nuestros medios de comunicacin pu-sieron sus ojos en un nuevo foco de tensin en Kosovo en 1998. Kosovo y Metohija es una pequea provincia de la repblica yugoslava de Serbia, situada al sur de sta y compartien-do frontera con Albania. Es una re-gin extremadamente montaosa, y con dos grandes valles, Kosovo y el de Metohija, que dan nombre a la provincia (a la que se suele llamar abreviadamente Kosmet). Kosovo y Metohija es una zona rica en re-cursos minerales como el carbn, el niquel, el plomo, el lignito, el cromo, la bauxita, el amianto, etc. Tambin posee las mayores plantas de electri-cidad de Serbia, que abastece de ener-ga a toda la repblica.

    1.1 UN POCO DE HISTORIA En el siglo VIII d. C., los serbios ya vivan en Kosovo, pues stos ya se haban trasladado all siguiendo la estela de los pueblos germnicos una vez cedieron las fronteras del mo-ribundo Imperio Romano. En 1389 la batalla de Kosovo librada por los serbios contra los invasores otoma-nos (turcos) marca el comienzo de la nacin serbia, cuya corte se establer en Pristina, actual capital de Kosovo. Sin embargo la presin otomana so-bre los Balcanes se mantiene hasta el siglo XIX, sobre todo en los actuales territorios de Montenegro, Bosnia-Herzegovina y Albania. Ello explica que, especialmente en stos dos lti-mos territorios, haya gran cantidad de poblacin islmica. De todas formas,

    con o sin dominio turco, es un hecho que los serbios han vivido en Kosovo desde tiempos inmemoriales y tam-bin que Albania no ha existido como estado independiente hasta el siglo XX, una vez los turcos fueron derrota-dos por las potencias europeas.

    1.2 LA DIVISINSKANDENBERG

    Hasta los aos 40 de nuestro si-glo la poblacin de origen albans de Kosovo era minoritaria frente a la de origen serbio. Durante la ocu-pacin de Yugoslavia por los nazis y los fascistas de Mussolini (1941-1945), los poderosos terratenientes albaneses de Kosovo se aliaron con los invasores en contra del movi-miento partisano (anti-fascista), en su mayora integrado por campesi-nos serbios. El proyecto de la clase alta albano-kosovar era el de separar Kosovo de Yugoslavia para unirlo a Albania (en esos momentos bajo un gobierno-ttere pro-Mussolini), haciendo realidad el proyecto de la Gran Albania. Para ello fundaron la 21a Divisin de las SS nazis en los Balcanes, llamada Skandenberg en honor al hroe nacional albans que haba luchado contra los turcos. El resultado de la cruenta campaa emprendida por los patriotas albano-kosovares fu una gran prdida de poblacin serbia en Kosovo, que fue o bien exterminada o bien forzada a huir. A partir de ese momento la poblacin serbo-kosovar pasa a ser minoritaria en Kosovo.

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    1 L A F A B R I C A C I N D E L C O N F L I C T O D E K O S O V O1.3 OCCIDENTE SIEMBRAEL ODIO INTERTNICO

    Tras la victoria partisana, en toda Yugoslavia, Kosovo pasar a for-mar parte de la nueva Repblica Federal de Yugoslavia, llegando a alcanzar un rgimen de autonoma especial dentro de la repblica de Serbia. Durante la era de Tito, Ko-sovo goz de amplios poderes au-tonmicos (sobre todo a partir de la Constitucin de 1974), contando con voto propio en la federacin y con una universidad albanesa, algo que no exista en ninguna parte del mundo salvo en la misma Albania. La prosperidad econmica de Yu-goslavia frente al atraso y la pobreza del pas vecino hizo que muchos al-baneses emigraran a Kosovo donde fueron bien acogidos. Pero Albania, desde muy pronto va a ambicionar los recursos mineralgicos e hidro-elctricos de la provincia serbia y va a hacer todo lo posible para que la superioridad demogrfica albanesa en Kosovo se convierta en un factor de desestabilizacin que culminar en una eventual anexin del terri-torio yugoslavo. En realidad, detrs de Albania estaban los intereses de occidente pues este pas, incluso en su poca comunista, mantena muy malas relaciones con la URSS y, en general, con el bloque socialista de la Europa del este, por lo que se fue paulatinamente acercando a China primero, y a Arabia Saud y EEUU ms tarde (sobre todo en su poca post-comunista). El sentimiento anti-serbio en Koso-vo, en realidad, nunca haba desapa-recido, materializndose en nume-rosos atentados a manos de grupos armados de carcter anti-comunista, pero a finales de la era de la Guerra Fra, reaparece con ms fuerza que nunca. Paralelamente, durante la dcada de los 80 las potencias oc-cidentales, con EEUU a la cabeza, se dedican a financiar y organizar un

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    Emblemade los albano kosovares/macedonios de la 21a Divisin de las SS Skanderberg

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    movimiento separatista albano-koso-var para hacer mella en la Federacin Yugoslava. As, la escritora pro alba-nesa Miranda Vickers en su libro Bet-ween Serb and Albanian: a History of Kosovo reconoce que a lo largo de los 80 el centro del separatismo albans estaba en Nueva York y su principal promotor era el Congreso de los EEUU. Durante estos aos se multiplican los asesinatos de campe-sinos serbios a manos de paramilita-res nacionalistas albano-kosovares y muchos serbios se ven obligados a huir, segn admite la propia Vickers. Detrs de toda esta campaa de agita-cin anti-serbia estaba un gobierno albano-kosovar en el exilio finan-ciado por Washington, que ms tarde dara lugar al autodenominado Movi-miento de Liberacin de Kosovo.

    A pesar del clima de violencia, el gobierno autnomo, en manos de la clase albano-kosovar, lejos de des-armar a los grupos armados ampar el movimiento separatista pese a lo que supona para la poblacin no-albanesa, fundamentalmente ser-bios y gitanos, comunidades que an recordaban el sufrimiento que los nazis y los colaboracionistas al-bano-kosovares les inflingieron du-rante los aos de la II Segunda Gue-rra Mundial. Ante los llamamientos de la poblacin segregada, la fe-deracin (las repblicas de Serbia, Montenegro y Macedonia votaron a favor) aprueba en 1989 la propuesta de abolir las autonomas serbias en Kosovo y Voivodinia y en gobierno federal anuncia un endurecimiento de su postura frente a la agitacin nacionalista armada en Kosovo. No fue, por tanto, una decisin tomada por el presidente Milosevic unilate-ralmente, como ridculamente afir-man nuestros medios de comunica-cin. Sin embargo, la supresin de los poderes autonmicos de Kosovo beneficiaron la estrategia de accin-represin del separatismo albano-kosovar que buscaba provocar una respuesta violenta del gobierno fe-deral para adoptar el papel de vcti-ma a los ojos de occidente.

    En 1998, nuestros medios de comuni-cacin atraen la atencin de la opinin

    pblica hacia el conflicto de Kosovo. Es el ao en que los grupos paramili-tares albaneses (terroristas segn Belgrado) se transforman en un mi-ni-ejrcito secesionista como ya ha-ba ocurrido en Eslovenia, Croacia y Bosnia-Herzegovina, el llamado Ejrcito de Liberacin de Kosovo (ELK o UK en albans). Esta or-ganizacin armada va a llevar a cabo una sangrienta campaa de atenta-dos contra las autoridades yugosla-vas, contra civiles no-albaneses (so-bre todo, serbios y gitanos) e incluso contra albaneses que no simpatizan con las ideas separatistas. Al parecer el ELK, segn inform el Washing-ton Post del 26-5-98, estaba siendo financiado por poderosos grupos de inmigrantes albaneses afincados en los EEUU. Estos grupos, segn es-cribi Gary Wilson para la publica-cin norteamericana Workers World del 18-6-98, seran una suerte de grupos anticomunistas promovidos desde hace tiempo por la CIA. Por su parte, el New York Times del 6-6-98 desvel que los combatientes del ELK penetraban en Kosovo a travs de Albania, pero no eran de dicho pas. De hecho, la mayora proceda de Alemania, por lo que la mayora slo hablaban alemn. Adems, se-gn el diario neoyorquino, slo al-gunos tenan autntica ascendencia albanesa. Todo ello demuestra que el ELK, dista mucho de ser un movi-miento de liberacin nacional como las guerrillas latinoamericanas, a las cuales Washington considera gru-pos terroristas. Ms bien esta-mos ante un ejr-cito mercenario a las rdenes del intervencio-nismo de EEUU y sus aliados, como lo fu la contra nicara-gense en los 80.

    Por otra par-te, las tcticas de esta organi-zacin estn ms prximas a las de los escuadro-nes de la muerte

    de inspiracin fascista (G. Wilson, por cierto, ha hecho pblico que los combatientes del ELK suelen por-tar emblemas de la antigua Divisin Skanderberg albano-kosovar). Esta idea fue ampliamente ilustrada por un reportaje del Washington Post antes citado que habla de secuestros y asesinatos de civiles kosovares (de origen serbio, gitanos, goranos, es-lavos islmicos e incluso albaneses no simpatizantes del proyecto sepa-ratista) a manos del ELK (a veces a las vctimas se las hace desapare-cer como hacen los paramilitares latinoamericanos). Este peridico, de hecho, suprimi un parrafo en el que se relataba como un comando del ELK par un tren para obligar a apearse a los viajeros que eran iden-tificados como serbios, segn asegur Wilson en el citado artculo. Asimismo, aparecieron unos pocos artculos en la prensa occidental que daban cuenta del xodo de pobla-cin serbia que hua de Kosovo por miedo a ser blanco del ELK. Inclu-so apareci una foto en el New York Times que mostraba una familia de refugiados serbios de 8 miembros acompaada del texto miles de re-fugiados estn huyendo. Sin em-bargo, la prensa occidental prefiri mirar hacia otro lado como ocurri cuando los serbios de la Krajina (Croacia) fueron expulsados de sus casas y masacrados por separatistas croatas aliados con la OTAN.

    Un grupo de mujeres y nios serbios huyen de Croacia en barca atravesando el Danubio (El Independiente, 12 de mayo de 1991)

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    Otro aspecto a destacar es la vin-culacin del aparato financiero del Movimiento de Liberacin de Koso-vo con las mafias albanesas que tra-fican con herona y armas. Segn el gobierno yugoslavo los terroristas del ELK viven del dinero de la dro-ga. Esta afirmacin dista mucho de ser gratuita si tenemos en cuenta que en julio del 98 las autoridades suizas congelaron los fondos de La Patria Te Llama (rgano de reclutamien-to del MLK) con cuentas de ms de 800 millones de pesetas puesto que eran sospechosos de estar involucra-dos en trficos ilcitos de material de guerra y de participacin en una organizacin criminal. Igualmen-te, segn informes de la Interpol los albaneses de Kosovo controlan la mayor parte del trfico de he-roina en Suiza, Austria, Alemania, Hungra, Repblica Checa, No-ruega, Polonia y Blgica. Por otra parte, la organizacin anti-droga suiza Observatoire Gopolitique des Drogues ha afirmado recientemente que las redes del trfico de droga y de armas se entrecruzan y, desde principios de los 90 los kosovares son el primer grupo comunitario implicado en detenciones ligadas a los dos trficos (...) El 80% del mer-cado de la heroina de Zurich est en manos de albaneses, mientras que la polica de esta ciudad suiza ha asegurado que una parte del dinero es blanqueado a base de comprar restaurantes y empresas en Macedonia (El Pas, 14-4-99, p.8). Finalmente, no deberamos de olvidar que la CIA seuele hacer uso del trfico de drogas para financiar ejrcitos mercenarios como la con-tra nicaragense.

    1.4 LOS SUCESOS DE RACAK En enero del 99, occidente dice ob-tener la prueba definitiva para culpar al gobierno efderal de crmenes contra la humanidad y limpieza t-nica. A mediados de este ms las fuerzas de seguridad serbias pene-traron en la aldea kosovar de Racak para seguidamente, segn los medios

    de comunicacin de nuestras demo-cracias, ejecutar a un buen nmero de civiles desarmados y arrojarlos a una zanja. Esta versin fu posterior-mente rebatida con todo lujo de deta-lles por periodistas tanto yugoslavos como occidentales, que presenciaron los hechos. Pero, como es sabido, la primera informacin es la que cuen-ta, aunque sea falsa, y el montaje de la masacre de Racak fue el primer paso hacia la intervencin militar oc-cidental en Serbia.

    El diario yugoslavo LID, hizo una cronologa detallada de los hechos en contraste con la escueta y mal argu-mentada versin ofrecida, en general, por la prensa occidental. Segn dicho diario, a primera hora de la mana del 15 de enero miembros de la po-lica serbia rodearon la aldea kosovar de Racak para arrestar a un comando del ELK apostado en el pueblo. El co-mando estaba acusado de haber dado muerte a 6 policas de origen serbio y dos civiles de origen albans, de se-cuestrar a miembros de la comunidad albanesa y gitana y de prender fuego a la casa de un albano-kosovar. Al en-trar la polica en el pueblo, el grupo del ELK abri fuego contra sta des-de trincheras y barricadas a lo que la polica contest de la misma manera. La refriega se sald con la muerte de un polica y la de varias decenas de miembros del ELK que tuvo que huir derrotado. Durante la operacin, la polica serbia haba evacuado el pue-

    El Mundo 25 de abril de 1999

    blo para evitar daos a civiles. Miem-bros de la Misin para la Verificacin de Kosovo de la OSCE estuvieron todo el tiempo en el lugar supervi-sando la operacin. Tras el combate se desplazaron al lugar el juez y el vicefiscal del distrito para abrir una investigacin, lo cual fue imposible porque los huidos del ELK no deja-ban de abrir fuego desde una colina prxima (la presencia policial para proteger la investigacin fue recha-zada por la OSCE con la explicacin de que prolongara los combates). Los hechos fueron filmados por una cmara de la agencia de noticias nor-teamericana Associated Press y pre-senciados por el periodista francs Renaud Girard, enviado especial del diario Le Figaro.

    William Walker, jefe de los observadores de la OSCE y agente de la CIA.

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    Al da siguiente aparecieron 45 ca-dveres con ropa de civil en una zan-ja, tras lo cual William Walker, jefe de los observadores de la OSCE se apresur a declarar que las fuerzas de seguridad serbias haban asesina-do a sangre fra a 45 civiles indefen-sos. Walker recogi el testimonio de varios vecinos que afirmaron que la polica serbia haba separado a mu-jeres y hombres y haba masacrado a un buen nmero de stos. Al pare-cer William Walker haba decidido sin aviso previo a las autoridades yugoslavas abrir una investigacin para la cual seleccion cuidado-samente qu reporteros podran acompaarle, negando la presencia a medios de comunicacin locales. Seguidamente, Walker pidi al go-bierno yugoslavo que permitieran la inmediata entrada en el pas de miembros del Tribunal Internacio-nal de la Haya para crimenes de guerra. Esto, obviamente irrit a las autoridades yugoslavas que declara-ron a Walker persona non grata y le dieron 48 horas para que saliera del pas. Se da la circunstancia de que William Walker es un conocido agente de la CIA al que se le imputa

    Fotografa aparecida en los grandes medios de comu-nicacin sobre los sucesos de Racak

    la formacin de escuadrones de la muerte en El Salvador, en la poca en que ejerci como em-bajador de EEUU en este pas, y de entrenar a la contra nicara-gense en los aos 80.

    Sin embargo la versin dada por Walker a la prensa interna-cional (y que fue difundida por sta sin haber sido convenien-temente verificada) cae por su propio peso sobre la base de los siguientes hechos incontestables:

    a) La operacin policial fue grabada en vdeo de principio a fn por un equipo de la agen-cia Associated Press sin que la cmara recogiera escenas de la supuesta masacre.

    b) La cmara recogi imge-nes de un pueblo en el que la poblacin civil haba sido eva-cuada.

    c) Adems de la presencia de periodistas occidentales la polica fue acompaada en todo momento por un equipo de observadores de la OSCE, sin que dieran cuenta de ninguna atro-cidad contra civiles en el transcurso de la operacin. Posteriormente, al-gunos observadores de este equipo afirmaron desde el anonimato que la versin de su jefe, Walker, era falsa.

    d) Entre la retirada de la polica y la llegada de Walker transcurrieron 12 horas en las que el pueblo estuvo bajo control del ELK.

    Al da siguiente los periodistas presentes en el lugar pudieron notar la casi total falta de sangre y casqui-llos en los alrrededores de la zanja en la que se encontraron los cad-veres. Por su parte un equipo de fo-renses finlandeses, bielorusos y yu-goslavos pudieron constatar que los cadveres haban aparecido en una postura muy poco natural.

    Todo esto apuntaba a la hiptesis de que en el mencionado lapso de tiempo de 12 horas miembros del ELK estu-vieron trasladando cadveres (quiz

    bajas propias vestidas de civiles) y que stos hubieran sido amontona-dos en la zanja. Esta hiptesis fue contemplada por el diario francs Le Figaro y el britnico The Guar-dian, ninguno de ellos sospechosos de ser pro-yugoslavos. Por su parte Le Monde se pregunt cmo los ha-bitantes de Racak al volver a las ca-sas antes del anochezer no vieron la zanja con los 45 cadveres, mientras el diario griego Exusia no se expli-caba cmo la incursin de la polica en Racak pudo causar a sta bajas si, segn Walker, los agentes actua-ron contra albaneses desarmados. An as, la versin de Walker, fue re-petida hasta la saciedad por los me-dios de comunicacin occidentales, lo cual sepult cualquier otra consi-deracin sobre los hechos.

    De todas formas, la acusacin de limpieza tnica se contradeca con un informe de los servicios de inte-ligencia alemanes (BND) elaborado en el mismo ms de enero que se-alaba que no se ha podido verifi-car que exista en Kosovo una per-secucin explcita y expresa contra los indivisuos de etnia albanesa. la vida cotidiana en las ciudades de Pristina, Urosevac y Gjila contina en un ambiente de relativa calma, pese a los atentados (del ELK). La represin serbia no parece ir con-tra una etnia o grupo determinado sino contra los responsables de los ataques (Artculo 20, n 27, p. 11).

    1.5 LA FARSANEGOCIADORA DE

    RAMBOUILLET Tras el montaje de Racak, con las imgenes de los cadveres y de los supuestos testigos de la masacre con lgrimas en los ojos, la opinin pblica occidental ya empezaba a posicionarse a favor de la interven-cin en Kosovo, no obstante, las democracias occidentales deci-den llevar adelante el siguiente acto de la farsa, a saber, el agotamiento de las vas diplomticas. As, en Ramboulliet (Francia) la diploma-cia occidental sienta a negociar a las

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    partes en conflicto. Lo cierto es que el lder albano-kosovar Ibrahim Ru-gova estaba en conversaciones con el presidente Milosevic para obtener de ste un compromiso que devol-viera la autonoma a Kosovo cuando las provocaciones armadas del ELK entorpecieron la negociacin. An as el gobierno yugoslavo acudi a Ramboulliet para negociar la auto-noma de Kosovo, segn se especi-ficaba en el texto de la propuesta del grupo de contacto.

    Curiosamente para un gobier-no acusado de limpieza tnica la representacin yugoslava estaba compuesta adems de por personas de origen serbio, por dos albane-ses, un musulmn eslavo, un turco, un gorano, un gitano roman y un gitano egipcio. Este hecho puso de manifiesto que Serbia es una rep-blica eminentemente multitnica; de hecho, Belgrado siempre ha sido considerada una de las ciudades ms comopolitas de la Europa del este.

    Pero en Ramboulliet, tras das de negociacin en los que pareca que la autonoma de Kosovo se iba a convertir en realidad, la represen-tante de EEUU ante la ONU, Made-leine Albright, apareci en escena con una nueva exigencia, no recogi-da en el texto inicial elaborado por el grupo de contacto: Kosovo goza-ra de un periodo de autonoma de 3 aos tras el cual se convocara un referendum sobre la independencia de la provincia serbia. Esto no fue aceptado por la delegacin yugos-lava pues la Krajina (en Croacia) y Srpska (en Bosnia), dos zonas de mayora serbia, haban decidido in-dependizarse de estas ex-repblicas yugoslavas y fueron reprimidas a sangre y fuego por sus respectivos gobiernos apoyados por occidente.

    Junto a esa nueva propuesta, la diplomacia occidental hizo un aa-dido al documento original: el Apn-dice B, titulado Situacin de una fuerza multinacional militar. Este anexo planteaba simple y llanamen-te una ocupacin militar de Yugosla-via por parte de la OTAN. As el art. 8 rezaba: El personal de la OTAN

    deber poder acceder, junto a sus veh-culos y equipamento a cualquier lugar de la Repblica Federal de Yugosla-via, incluyendo su espacio areo y sus aguas territoriales. Por su parte el art. 6 conceda total inmunidad a las fuer-zas de ocupacin: El personal de la OTAN, bajo cualquier circunstancia y en cualquier ocasin, ser inmune respecto a la justicia de cualquiera de las partes (Serbia, Montenegro y Kosovo) con respecto a cualquier falta civil, criminal, administrativa o disciplinaria que cometa en el inte-rior de la Republica Federal Yugos-lava. Adems el art. 10, daba dere-

    cho a la OTAN a usar gratuitamente todas las calles, aeropuertos y puertos de mar de Yugoslavia (Estos datos fueron filtrados al periodista alemn Peter Schwartz por el Centro Albans de Informacin sobre Kosovo).

    Estaba claro, pues, que el plan de paz elaborado por occidente en Ramboulliet estaba diseado de tal

    manera que no poda ms que ser rechazado por el gobierno yugos-lavo. As, el diario alemn Berliner Zeitung, una vez sali a la luz la to-talidad del contenido de los textos seal que el tratado propuesto pareca el tratado de rendicin que se firma despus de haber perdido una guerra (...) Es fcil de enten-der por qu le presidente Milosevic no quiso firmar estas condiciones. Igualmente la publicacin tambin alemana TAZ escribi: Un lider de un estado soberano jams firmar un acuerdo como ste. En realidad, con el modo en que se requiri la fir-ma del gobierno yugoslavo (a modo de ultimtum) y el secretismo sobre el verdadero contenido de los textos del acuerdo, occidente, lejos de bus-car una solucin pacfica al conflicto, estaba preparando el camino hacia una guerra abierta contra Yugoslavia.

    1.6 DEVOLVER A YUGOSLAVIA

    A LA EDAD DE PIEDRA Tras el esperado final del episodio de Ramboulliet, occidente se dispone a ejecutar su ultimtum. Aqu, la op-sibilidad de una intervencin bajo mando de las Naciones Unidas fue descartada por Washington, pues dos de los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, Rusia y Chi-na, no estaban dispuestos a permi-tir una agresin contra Yugoslavia, habida cuenta de la incredulidad de los lderes de estos pases con res-pecto a la acusacin de limpieza tnica que, por obra y gracia de los EEUU, pesaba sobre las autori-dades yugoslavas. As las cosas, la OTAN decide unilateralmente, sin mandato de la ONU, sin que los l-deres de los pases miembros de la OTAN informaran a sus respectivos parlamentos y sobre todo, sin decla-racin de guerra, iniciar el pasado 24 de marzo una campaa de salva-jes bombardeos sobre Yugoslavia. El objetivo de esta campaa no sera otro que el de sevolver a Yugoslavia a la Edad de Piedra, destruyendo por completo su economa, aniqui-lando todo tipo de infrastructuras y envenenando su medio ambiente,

    Foto de Milosevic manipulada por As-sociated Press. En ella se puede ver cmo al presidente yugoslavo se le ha amputado un brazo para que parezca que est saludan-do al estilo nazi. La foto fue usada por El Pas como propaganda a favor de los bom-bardeos de la OTAN. La reaccin de este dia-rio justific el uso de este trucaje fotogrfico frente a las crticas de sus lectores (v. El Pas, 30-05-1999, pgina 16).

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    Fragmento de una bomba de racimo recogido durante los bombardeos de Yugoslavia

    DIME CON QU MATAS Y TE DIR QUE PRETENDES

    U no de los sectores que ms invierte en la in-vestigacin cientfica ha sido y es la industria de guerra. Estas investigaciones, por supues-to, han ido encaminadas a desarrollar armas especficas para cada tipo de objetivo. De esta manera surgieron las minas antipersonales, las armas biolgicas selectivas, y las bombas de racimo. En el conflicto que nos ocupa, las fuerzas de la OTAN se han saltado los acuerdos internacionales que condenan la utilizacin de este tipo de armamento, sin ningn pudor. As, mientras nos han querido hacer creer que la utilizacin de misiles inteligentes reducira a la mnima expresin el nme-ro de bajas civiles, la rea-lidad era otra bien distinta. Empresas de comunicacin como El Norte de Castilla, El Mundo o Telecinco (poco sospechosas de colaborar con el rgimen yugoslavo a nuestro entender) han ad-mitido la utilizacin en los bombardeos de las llamadas bombas de racimo, algo de-nunciado desde el comienzo de la guerra por Belgrado. Este tipo de bomba, cuya utilizacin ha sido prohi-bida por su derecho inter-nacional, lejos de tener un objetivo claro y preciso a destruir, se abre soltando decenas de cargas almacenadas en su interior, que caen aleatoriamente sobre un radio de accin de 150m. sin

    ningn control. su principal vctima es la poblacin, ya que la potencia de cada una de las cargas est pensada para amputar piernas y brazos, cegar o prender pequeos fuegos, pero no para destruir grandes edificios. Este tipo de armamento ha sido arrojado sobre Belgrado y otras ciudades y pueblos. El da 21 de junio tras una invasin de Kosovo por parte de las fuerzas de la OTAN una ex-plosin en un colegio a 30 km. al oeste de Pristina ma-taba a 2 soldados de lite del ejrcito britnico (gurkas

    nepales) y a dos civiles. El mismo lunes se pudo oir en la mayora de los medios de comunicacin burgueses como se atri-bua la explosin a las mi-nas antipersonales serbias. En menos de 24 horas se echaba marcha atrs y se reconoca en unos pocos segundos de radio que la explosin se poda deber a una de las cargas de una bomba de fragmentacin arrojadas por la OTAN que no haba hecho explo-sin hasta entonces. Pero el silencio fue la nota ge-neralizada. En El Norte de Castilla del da siguiente, por poner un ejemplo, so-lamente se hace referencia a la explosin de un arse-

    nal de armas en un colegio. No hay responsables. Esta es una clara muestra de cmo se crean los estados de opinin. Todo depende de quin sea el brazo ejecutor.

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    para que el hambre y la miseria do-blegara a la poblacin y aceptara la imposicin de un gobierno-ttere pro-occidental como los de las ex-repblicas yugoslavas.

    Como es ya costumbre, esta nue-va campaa de destruccin masiva por parte del poder militar occidental se vio acompaada de un gigantes-co despliegue propagandstico anti-serbio cuyo objetivo era justificar la agresin de cara a la opinin pblica. As los medios de propaganda occi-

    dentales, hablaron de un recrudeci-miento de la limpieza tnica del rgi-men de belgrado, como demostraba la huida de miles de albano-kosovares a Macedonia y Albania. Sin embargo analistas occidentales como James Pe-tras (El Mundo, 18-5-99, p. 8) han de-nunciado esta falacia meditica, pues, en primer lugar, en la cifra de muertes imputadas al gobierno yugoslavo an-tes de la campaa area de la OTAN,

    unas 2.000 vctimas, se inclu-yen personas asesinadas por el ELK, es decir, soldados y poli-cas yugoslavos y civiles (tanto albaneses no separatistas como no albaneses), y combatientes albano-kosovares muertos a manos de las fuerzas yugosla-vas. Por otro lado, como seala Petras, gran parte de los refugia-dos albano-kosovares huyeron por temor a convertirse en da-os colaterales de la OTAN, refugiados que acabaron sieno vctimas de las mafias albanesas que saquearon la ayuda huma-nitaria y raptaron a numerosas refugiadas para prostituirlas. Por su parte, el intelectual fran-cs Regis Debray visit Kosovo y pudo constatar, basndose en el testimonio de dos periodidtas occidentales que permanecieron all durante los bombardeos, que no haba rastro de genocidio ni de violencia sistemtica contra la tnia albanesa. Cierto es que, segn Debray, las autoridades yugoslavas en un desesperado

    intento por desarticular los comandos del ELK que apoyaban desde tierra la agresin otnica, el gobierno yugos-lavo ha hostigado con registros y de-tenciones a la poblacin sospechosa de estar involucrada en las acciones armadas del ELK, pero de esto a afir-mar que haba habido un exterminio sistemtico de civiles hay un abismo. De hecho, el propio Petras seal que

    los militares yugoslavos haban arres-tado a 350 civiles serbios armados acusados de violentar a la poblacin albanesa.

    Al mismo tiempo, la OTAN usaba armamento prohibido como las de-vastadoras bombas de fragmentacin o los proyectiles de uranio empobre-cido (con los que ya se haba experi-mentado en Irak) para defender a los albano-kosovares, los cuales ir-nicamente se convirtieron en no po-cas veces en daos colaterales de la maquinaria blica occidental. Y no es extrao que as ocurriera pues la fuer-za area de la OTAN tena rdenes de bombardear desde una altura de 5.000 metros, es decir, fuera del alcance de las bateras antiareas yugoslavas. Consecuentemente las bombas gol-pearon a ciegas causando un gran nmero de vctimas civiles. La cam-paa area, adems, se vio apoyada por operaciones terrestres a cargo del ELK, ahora fortalecido por el reclu-tamiento de nuevos efectivos proce-dentes de los campos de refigiados de Albania y Macedonia, que fueron usados como carne de can en la estrategia blica de la OTAN.

    A medida que pasaban los das se iba filtrando a la prensa ms informa-cin sobre la naturaleza y objetivos del pequeo ejrcito separatista alba-no-kosovar. As, el 19 de abril David Prince, miembro del parlamento ca-

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    nadiense, declar ante varios repor-teros que 50 soldados canadienses es-taban ayudando a comandos del ELK en Kosovo a dirigir los bombardeos de la OTAN. Adems otros cuerpos de lite de ejrcitos de pases de la OTAN como el Reino Unido, Francia y EEUU entrenaban al ELK, segn inform el Sunday Telegraph del 18-4-99. De este ltimo pas haba una agencia ultrasecreta llamada MPRI, colaborando con los nacionalistas albano-kosovares, agencia que estuvo de trs de la brutal campaa de re-presin del ejrcito croata contra los campesinos serbios de la Krajina1. De hecho, la prensa occidental desvel que un alto mando del ejrcito croata de ascendencia albano-kosovar y de nombre Agim Ceku, que tom parte en la represin de la Krajina, estaba al mando del ELK (El Mundo, 4-5-99, p. 8). Igualmente, este diario inform que Ceku hizo (...) algn curso de especializacin en doctrina y tctica militares de la OTAN.

    Por su parte, Gary Wilson dio a conocer en Workers World del 9-4-99 un informe filtrado al portavoz del PDS (ex-comunista) alemn, Jrgen Reents, desde altas instancias del go-bierno alemn, documento que con-tena informacin sobre la interven-cin en Yugoslavia. Segn Reents, en el informe se deca que los oficiales occidentales mentan al hablar de los asesinatos en masa y de las deporta-ciones de albano-kosovares y que la OTAN haba ofrecido recompensas

    Manifestacin en EEUU contra la guerra

    de 200.000 dlares a los refugiados que pudieran aportar cin-tas de video o foto-grafias de masacres, aunque fueran es-cenificadas. Pero, sin embargo, la parte ms reveladora del informe es la que versa sobre el papel de la CIA en la crisis yugoslava. As, se ha-bla de una operacin secreta conocida cmo Operacin Raices, segn la cual la CIA habra promovido

    la desestabilizacin de Yugoslavia a base de sembrar el odio intertnico. Esta operacin tendra entre sus obje-tivos la separacin de Kosovo (que abastece de electricidad al resto de Serbia), con el fn de que se convir-tiera en parte de Albania; la sepa-racin de Montenegro, como ltimo medio de acceso al Mediterraneo; y la separacin de la Voivodina, que produce la mayora de los alimentos para Yugoslavia. Esto llevara al co-lapso total de Yugoslavia como un es-tado independiente viable. Tambin se menciona en el informe que el ELK fue fundado por la CIA y financiado por el dinero procedente del trfico de herona y que la agencia de espiona-je norteamericana estaba detrs de la campaa de atentados del ELK que hizo fracasar las negociaciones entre Rugova2 y Milosevic en 1998. As la represin de la polica yugoslava contra el separatismo armado albano-kosovar pudo ser usado como pretexto para la intervencin de la OTAN.

    Como hemos podido comprobar, lo que el Pentgono esperaba fuera una operacin relmpago que desbaratara la resistencia yugoslava en pocos das (al estilo de la Guerra del Golfo) iba camino de convertirse en un nuevo Vietnam, por lo que la OTAN se vio obligada a negociar con el gobierno yugoslavo, a pesar de haber sido acu-sado en pleno por el Tribunal Penal

    Internacional de la Haya de crme-nes de guerra, el mismo tribunal que se declar incompetente para juzgar por genocidio a Solana y a los lderes de los estados occidentales que participaron en la campaa a-rea contra Yugoslavia. Atrs queda-ron das de resistencia civil contra la maquinaria de destruccin ms poderosa del planeta, con miles de transentes ocupando los puentes y trabajadores encerrados en fbricas para disuadir a la OTAN de que arra-sara sus infraestructuras y economa: la numantina resistencia yugoslava no ha impedido que occidente haya acabado controlando Kosovo, en dnde los serbios han sido una vez ms expulsados de sus tierras. Como de costumbre, occidente ha incum-plido sus acuerdos de paz y no se ha dado ninguna prisa en desarmar a los mercenarios del ELK (al final, se firm un acuerdo de desarme que permita llevar al ELK armas cor-tas durante 2 meses), que han hecho huir no slo a serbios, sino tambin a goranos, gitanos, eslavos islmicos y no pocos albaneses acusados por los separatistas de colaborar con los serbios en la limpieza tnica. Esto debera hacer aflorar la sospecha de si la limpieza tnica no habra sido en realidad llevada a cabo por los na-cionalistas albaneses apoyados por occidente3.

    Por supuesto, el panorama que hemos visto tras la entrada de las tro-pas de la KFOR, los cadveres y la devastacin, slo es adjudicable a los serbios, como si los bombardeos de la OTAN y los ataques con fuego de ar-tillera del ELK no hubieran causado vctimas y destrozos. Y para que las puebas de la limpieza tnica serbia no se desvanezcan los poderes occi-dentales han puesto a custodiar las supuestas fosas comunes a comandos del ELK (El Pas 21-6-99, p. 9), que han prohibido el acceso de pblico y periodistas a dichos lugares a la es-pera de que miembros del Tribunal Penal Internacional encuentren las pruebas sobre las cuales basaron su sentencia. Curioso proceder el de la democrtica justicia occidental4.

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    El genocidio en un fenme-no natural (...) El genocidio no slo est permitido sino que es recomendado e inclu-so ordenado por la palabra del Todopoderoso, tanto si es til para la supervivencia o la restauracin de la Na-cin Elegida, como para la preservacin y la expansin de su nica fe verdadera (Tierras baldas de la his-toria, Franjo Tudjman)

    No puede haber paz o coexistencia entre la fe islmica y las instituciones y la fe no-islmicas. El movimiento

    islmico debe y puede tomar el poder tan pronto como sea suficientemente

    fuerte, moral y numricamente, no slo para destruir al poder no-isl-mico, sino para establecer un nuevo poder islmico (...) (Declaracin Islmica, Alija Itzetbegovic)

    Como indicamos en el anterior n-mero de Amor y Rabia, la primera vctima de una guerra es la verdad. As, la informacin sobre las distintas guerras de Yugoslavia nos ha llegado envuelta en un monumental montaje propagandstico que ha impedido a la mayora de la opinin pblica percibir la verdadera magnitud de las manio-bras imperialistas de occidente en los Balcanes. Lo que sigue es slo una muestra de esos aspectos del violento proceso de desintegracin de Yugosla-via que nuestros medios de comunica-cin han ocultado.

    2.1 LA PLANIFICACINDEL GENOCIDIO

    El conflicto Yugoslavo no ha sur-gido por generacin espontnea ni de la supuesta belicosidad intrnseca de los pueblos balcnicos, como han su-gerido los medios de propaganda de

    2 L A A G E N D A O C U L T A O C C I D E N T A L E N L O S B A L C A N E S nuestras democracias. Al contrario, la catstro-fe yugoslava es el fruto de un plan urdido por el

    intervencionismo occi-dental para despedazar la Federacin Yugosla-va. As, el 5 de noviem-bre de 1990, el Congre-so de los EEUU aprob la ley 101-513 que con-gelaba cualquier tipo de ayuda (canalizada a tra-vs del FMI y el Banco Mundial) a la Repblica Federal de Yugoslavia, lo que caus un devasta-dor efecto sobre la eco-noma de este pas al no poder comprar materias primas para su industria y mucho menos pagar su abultada deuda externa. Esta ley era una senten-cia de muerte contra un pas que no mantena conflicto al-guno con los EEUU en esa poca. De hecho, el mismo New York Ti-mes del 27-11-90 predijo que esta medida slo poda conducir a una sangrienta guerra civil.

    Pero la congelacin de los cr-ditos no impidi el flujo de fondos a pequeos partidos nacionalistas de inspiracin ultraderechista, cali-ficados por occidente como fuer-zas democrticas, y cuyos lderes culpaban de la crisis econmica al gobierno federal. As, los naciona-listas eslovenos y croatas pidieron la secesin de sus respectivas repbli-cas (que eran las que contaban con el tejido industrial ms moderno) para no seguir atadas a Serbia y Mon-tenegro (esta ltima la ms pobre de la federacin) a las que calificaban de parsitos5. Cabra sealar aqu que este argumento es el que utiliza el neoliberalismo para justificar la des-truccin de los sistemas de pensiones y acabar con los subsidios a los secto-res sociales ms desfavorecidos.

    2.2 OCCIDENTE SE ALACON FASCISTAS

    Se ha dicho que los sectores se-paratistas que se enfrentaron al go-bierno federal proceden del antiguo Partido Comunista yugoslavo, pero sto no es ms que una verdad a me-dias. Es cierto que el dirigente croata Franjo Tudjman hizo carrera poltica como general del ejrcito federal 6, pero tambin lo es que ha gobernado en coalicin con el resucitado Partido del Derecho croata (antigua forma-cin poltica del pro-nazi Ante Pave-lic) y que se ha rodeado de antiguos ustachis implicados en el extermi-nio de serbios, judos, gitanos, homo-sexuales, antifascistas croatas, etc. de 1941 a 1945. Tal es el caso del geno-cida Dinko Sakic, qze fue el ltimo director del campo de exterminio de Jasenovac (en el que se extermin a 700.000 personas, la mayora de ellos serbios y judos). Sakic fue traido a Croacia por Tudjman desde su cmo-do exilio de Australia para ocupar en 1991 un puesto prominente en el go-

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    bierno de la Croacia independiente. Igualmente, Tudjman facilit el re-greso a Croacia de Julienne Bushich, integrante de la ustacha (polica fascista de Pavelic, homloga de la Gestapo), a la cual nombr conseje-ra del embajador croata en EEUU. Bushich haba estado implicada en diversos actos de terrorismo fascista como el secuestro de un avin de la TWA, junto con su marido Zvonko, que est cumpliendo una condena de cadena perpetua por haber colocado una bomba en unas de las principa-les estaciones de ferrocarril de Nue-va York. Junto a stos, otros muchos miembros de la temible ustacha volvieron del exilio, algunos de los cuales haban trabajado para el es-pionaje occidental durante la era de la Guerra Fra.

    As mismo, Tudjman, adems de emular a Pavelic borrando del mapa la Krajina croata, de mayora serbia, ha recuperado gran parte de la parafernalia del pasado pro-nazi de Croacia. As, el lider croata ha cambiado los nombres de las calles e instituciones por las de antiguas personalidades del rgimen usta-chi. Por ejemplo, la Plaza de las Vctimas del Fascismo de Zagreb ahora es la Plaza de los Gobernan-tes Croatas, en clara referencia al gobierno fascista del periodo 1941-1945. Otro ejemplo es el del colegio Miljeta Pavlovic, en honor a un profesor asesinado por sus alum-nos ustachis que ahora se llama Mike Budak, que es el nombre del ministro de Pavelic que acord con Himmler el traslado de los judos yugoslavos al campo de Auschwitz. Lincluso la nueva moneda croata se llama Kuna, como en los tiempos de Pavelic.

    Incluso hubo una columna de vo-luntarios fascistas de todo el mundo para luchar contra el ejrcito comu-nista de Milosevic, la Prvi Inter-nacionalni Vod (Primera Compaa Internacional). En ella se agruparon ultraderechistas de diversos pases como Blgica, Francia, Alemania, Reino Unido, diversos pases islmi-cos (que aportaron un buen nmero

    Manifestaciones en Belgrado contra la intervencin

    Emblema de la 13a Divisin demontaa de las SS Handschar de musulmanesbosnios

    de muyahidines) y tambin Espaa. Precisamente al mando de la unidad se encontraba el periodista espaol de origen hngaro Eduardo Rocsza Flores, ex-corresponsal del diario La Vanguardia. Estos brigadistas de la Internacional Negra (fascista) se dedicaron a asesinar, torturar y vio-lar a la poblacin serbia de Croacia y Bosnia. As, el Centro de Solida-ridad con Latinoamrica de Dubln (Irlanda) ha calculado en 14.000 el nmero de serbios asesinados por los paramilitares separatistas (incluidos los paramilitares albaneses de Koso-vo) y los mercenarios fascistas entre 1983 y 1992. Estos mercenarios se dedicaron a grabar cintas porno con estas atrocidades; este es el caso del italiano Roberto de la Feve que admiti ante la revista poca haber ganado billones de liras vendiendo estas cintas en el mercado negro. Igualmente, un grupo de fascistas britnicos fundaron una agencia de viajes con sucursales en Munich y Zagreb que ofreca caceras de ser-bios en Croacia (segn inform el diario viens Taeglich Alles del 15-8-95). Otro mercenario britnico, Robert Loftus, que luch en las filas de los musulmanes separatistas en la guerra de Bosnia, se hizo clebre re-latando falsas historias de atrocida-des serbias a periodistas occidenta-les como el americano Roy Gutman, uno de los primeros en acusar a los serbios de establecer campos de concentracin y perpetrar viola-ciones masivas, por lo cual recibi el Premio Pulitzer.

    Pero tampoco hay que olvidarse del siniestro curriculum del lder nacionalista bosnio Alija Izetbegovic, hoy presidente de Bosnia. En su ju-ventud, el dirigente bosnio-musulmn fue cofundador de la versin bosnia de las Juventudes Hitlerianas, los llamados Jvenes Musulmanes. As mismo ayud a establecer la divisin de las SS nazis Handschar, inte-grada por los musulmanes bosnios de ideologa fascista y entre cuyas mayores hazaas destaca el extermi-nio del 95% de la poblacin judia de Bosnia, adems de un gran nmero de serbios. En 1946, fue arrestado

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    por Tito por fundar el diario pro-nazi Mudzahid. Durante la II Guerra Mun-dial fue agente de la Gestapo. En 1983 fue encarcelado por su implicacin en actividades armadas de caracter fas-cista. Es lamentable que la izquierda occidental siga creyendo que Izetbe-govic y sus partidarios (apoyados por EEUU) eran las vctimas en la guerra de Bosnia, equiparndolos a comunidades musulmanas oprimi-das como los palestinos. Si nuestros izquierdistas se hubieran preocupado un poco por investigar, habran des-cubierto que las filas del ejrcito de Izetbegovic estaban llenas de viejos muyahidines que haban participado con al dicisin Handschar en la II Guerra Mundial. A veces opinamos sin conocer la historia.

    2.3 SREBRENICA

    El 11 de julio de 1995 las tropas serbio-bosnias toman el enclave separatista de Srebrenica7 (este de Bosnia), acontecimiento que acaba-ra por cambiar el rumbo del con-flicto armado bosnio. Tras la caida de Srebrenica, la prensa occidental denunci el extermi-nio de 8.000 varones musulmanes a manos de los serbios. Esto motiv una orden de detencin internacio-nal contra los lderes serbo-bosnios Ka-radzic y Mladic por genocidio, lo que jug en contra de los serbios de Bosnia. durante las negocia-ciones de Dayton.

    El 14 de mayo del pasado ao, el New York Times public un artculo sobre los trabajos de bsqueda de los 8.000 cadve-res por parte de los expertos del Tribunal Penal Internacional de la Haya. Segn el corresponsal de este

    diario desplazado a la zona, Mike Oconnor, en dos aos de trabajo los especialistas del TPI slo pudieron exhumar 460 cuerpos. Pero faltaban 7.500 cuerpos que no podan ser loca-lizados. Cuando en 1996 llegaron por primera vez a la zona los investigado-res del TPI afirmaron que tenan sos-pechas de que los cadveres haban sido trasladados por los serbios para, de esta forma, eludir la acusacin de genocidio. Esto significaba que Kara-dzic y Mladic haban sido acusados de genocidio por el TPI sin haber conse-guido las pruebas en las que se basaba dicha acusacin.

    En su artculo Srebrenica: 3 Years Later, And Still Searching George Pumphrey denuncia la mani-pulacin llevada a cabo por occidente, sus medios de comunicacin y el TPI en relacin con el episodio de la toma de Srebrenica. En primer lugar, segn Pumphrey, la cifra de vctimas ha sido falsificada. La acusacin nunca ha demostrado que 8.000 musulmanes bosnios en edad militar fueran asesi-nados. El 13 de septiembre de 1995 el Comit Internacional de la Cruz Roja, en una nota de prensa, dio a conocer

    que tras la caida de Srebrenica los serbio-bosnios arrestaron a 3.000 musulmanes. Este organismo hizo pblico que haba preguntado al go-bierno bosnio separatista por el paradero de 5.000 individuos hui-dos, algunos de los cuales haban alcanzado Bosnia central. Un poco ms tarde, el 15 de septiem-bre, el New York Times se hizo eco de la existencia de los 3.000 dete-nidos pero tambin habl de 5.000 personas que desaparecieron sin dejar rastro y en ningn caso men-cionaba la palabra huidos, ocul-tando por tanto la segunda parte de la nota de prensa de la Cruz Roja. Sin embargo, la Cruz Roja tampo-co fue objetiva al afirmar que slo algunos de los 5.000 hombres alcanzaron Bosnia central habida cuenta de que el propio New York Times del 18 de julio inform de que, segn miembros de la ONU, de 3.000 a 4.000 bosnio-musulmanes haban conseguido llegar a territo-rio controlado por los separatistas. Tambin el diario britnico The Ti-mes dio cuenta de este movimiento de personas y aadi que las labores de verificacin de la ONU y la Cruz Roja fueron obstaculizadas por las

    Un grupo de serbios de Eslavonia occidental huyen del avance del ejrcito croata (El Pas, 30 de julio de 1995).

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    autoridades separatistas que no deja-ron a estos organismos entrar en la zona para contactar con los huidos.

    Hay que tener en cuenta que cien-tos de esos 5.000 huidos se trasladaron a la cercana Zepa para defenderla de las tropas serbo-bosnias, informacin sta que Oconnor y otros correspon-sales omitieron interesadamente. As, el combatiente bosnio-musulmn Sa-dik Ahmetovic, uno de los huidos de Srebrenica que particip en la defensa de Zepa, afirm al New York Times del 27-7-95, que, tras la cada de este en-clave separatista, los soldados musul-manes no haban sido maltratados por los serbios, permitiendo stos la eva-cuacin de los heridos a un hospital de Sarajevo. De hecho, los combatien-tes musulmanes que huyeron de Zepa dejaron a sus mujeres e hijos en esta ciudad, algo que jams habran hecho si hubiera sido cierta la propaganda occidental sobre los serbo-bosnios, frecuentemente comparados con los nazis. An as, nuestra prensa sigue hablando de 5.000 desaparecidos en Srebrenica.

    En cuanto a los 3.000 prisioneros, estos nunca fueron masacrados por los serbios sino que acabaron sien-do liberados y entregados a la Cruz Roja Internacional. Desde agosto del 95, Cruz Roja, el TPI y el gobierno de EEUU callaron sobre el paradero de estos 3.000 hombres (quiz para dejar que la prensa los sumara a los otros 5.000 supuestos desapareci-dos?). Y lo ms curioso es que cuan-do estos prisioneros fueron soldados se les traslad a pases como EEUU, Australia, Italia, Blgica, Suecia o Irlanda cuando lo lgico es que los hubieran conducido con sus familias a las que haca meses que no vean o acaso se pretenda esconderlos por-que podan negar ante algn medio de comunicacin la versin oficial de la masacre de Srebrenica?

    Por otra parte, est el asunto de los cadveres evaporados. Como no aparecan los 8.000 cadveres, occi-dente se vio obligado a buscar todo tipo de excusas para explicar la ausencia de cuerpos. La primera hipotesis que se

    Refugiados serbios duermen en un cntrico parque de Belgrado tras huir de Kosovo (El Pas, 22 de junio 1999).

    baraj fue que los sebo-bosnios ha-ban usado sustancias corrosivas para hacer desaparecer las pruebas de sus atrocidades. Pero tras un estu-dio del terreno, no se encontr rastro alguno de sustancias casticas. Esto dio paso a una segunda hiptesis: los serbios pudieron haber traslada-do los cadveres. Sin embargo esta explicacin tambin tiene un pun-to dbil, a saber, cmo era posible trasladar miles de cadveres sin que los satlites espa de EEUU capaces de detectar cuerpos descomponin-dose bajo tierra (segn reconoca Wa-shington) lo percibiera? En efec-

    to, la falta de fotografas de satlite sobre los hechos irrit al juez del TPI, Richard Goldstone, que inst a Washington a que presentara lo ms rapidamente posible estas pruebas. As, la administracin Clinton, hizo pblicas tres de ocho fotografas que con anterioridad Madeline Albright haba mostrado al Consejo de Seguri-dad de la ONU en una sesin a puer-ta cerrada, fotos que, segn EEUU demostraban la culpabilidad de los serbo-bosnios. Una de esas tres fotos mostraba, segn Washington, suelo removido, lo cual no prueba por s solo la existencia de una fosa comn

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    (de hecho, el texto posible fosa co-mn acompaaba la foto), ni mucho menos una masacre a sangre fra: las otras dos fotos ilustraban la misma idea. Segn el testimonio de un agen-te de la CIA que estuvo en la reunin del Consejo de Seguidad (New York Times del 11-8-95), una de las fotos mostraba un estadio de ftbol con miles de varones musulmanes, se-gn l, detenidos para ser posterior-mente asesinados, si bien el agente no explic como se puede distinguir con exactitud en una foto de satlite si los fotografiados son croatas, musulma-nes bosnios o serbios. Este testimonio contrasta con el de miembros del Con-sejo de Seguridad que vieron la misma foto y sealaron que sta mostraba una multitud de familias bosnio-musulma-nas agrupadas en medio de un prado, segn afirmaban en un informe recogi-do por el New York Times del 11-8-95 (quizs estas familias se haban agru-pado para cojer autobuses que los eva-cuaran a Tuzla y acaso las fotos no se hicieron pblicas a causa de esta dis-crepancia?). Pero lo ms sorprendente del caso es que las fotos que mostraban cmo se haba perpretado la supues-ta masacre no fueron nunca vistas. hay cierto tipo de informacin de inteligencia que nuestro gobierno no puede compartir con la comunidad in-ternacional, lleg a decir el portavoz de la Casa Blanca, Michael McCurry.

    Para George Pumphrey, todo esto demuestra que el Tribunal Penal Inter-nacional8 est (...) manipulado por los EEUU para servir a sus intereses en poltica exterior y que sus procedi-mientos son absolutamente irregulares.De hecho, el Tribunal ha sido estable-cido nicamente para juzgar a serbios, lo que explica que ningn gobernante o militar croata fuera procesado por la represin en la Krajina. Junto a este instrumento del intervencionismo ame-ricano, la ONU ha sido una pieza clave de la guerra sucia contra los serbios, como demuestra el hecho de que todos sus archivos hayan sido clasificados como secretos y as permanecern durante los prximos 50 aos, segn decisin de EEUU, Francia y el Reino

    con los musulmanes masacrados. Ante esto, Pumphrey se pregunta si el motivo de esto es que la escena del crimen se haba dejado de esta guisa a propsito, como si alguien la hubiera intentado manipular... Quiz los manipuladores fueran americanos (la zona pas a manos de las tropas americanas de la OTAN en octubre de ese ao), razn por la cual nunca se han hecho pblicas las imgenes de satlite que mostraban el momento en que una mano misteriosa se dedic

    Unido (tres de los cinco miembros del Consejo de Seguridad).

    Pero el problema de la falta de cadveres9 segua sin resolverse y los periodistas norteamericanos se dedicaron a preparar al pblico para la decepcin de encontrar las supues-tas fosas comunes vacas. As, el co-rresponsal John Pomfret inform que durante los trabajos de bsqueda de cadveres se haban percibido indi-cios de que los serbios en su afn de destruir las pruebas de la supuesta masacre haban llevado a cabo un trabajo chapucero al dejar por to-das partes todo tipo de efectos perso-nales y restos humanos relacionados

    a remover el terreno. La prensa occi-dental, por cierto, inform de indicios de excavacin reciente, apenas dos semanas antes de las labores de in-vestigacin a cargo del TPI (El Pas, 4 y 6-4-96, p.3), dndose la circuns-tancia de que la escena del crimen haba estado custiodada durante me-ses por las tropas norteamericanas.

    2.4 EL PLAN DEL PENTGONO

    Nuestro primer objetivo es prevenir el surgimiento de un nuevo rival... En primer lugar, los EEUU deben mostrar el liderazgo necesa-

    rio para establecer y pro-teger un nuevo orden que mantenga la promesa de convencer a los potenciales competidores de que no ne-cesitan aspirar a un papel de mayor protagonismo o mantener una postura ms agresiva para proteger sus legtimos intereses. Debe-mos responsabilizarnos de los intereses de las naciones industrialmente avanzadas para disuadirles de intentar derribar el orden pblico y econmico establecido. Fi-nalmente debemos mantener el mecanismo para disuadir a potenciales competido-res de aspirar a obtener un papel regional o global de mayor importancia (...). Es de fundamental importancia preservar a la OTAN como primer instrumento de de-fensa y seguridad occiden-tal... Debemos prevenir el surgimiento de planes de

    seguridad exclusivamente europeos que debilitaran a la OTAN.

    Estos fragmentos forman parte de un extraordinario documento del Pen-tgono de 46 pginas, especialmente dirigido a Europa, aparecido en el New York Times del 8 de marzo de 1992. En l se pone de relevancia la decisin de EEUU de ser el poder do-minante en los Balcanes; tanto es as que afirma la necesidad de completar la dominacin mundial por los EEUU

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    en trminos polticos y militares y ame-naza a otros pases que aspiren a riva-lizar con su poder. La amenaza parece ser apoyada por los poderes europeos y Japn.

    Pero, por qu se public este documento, filtrado por oficiales del Pentgono, y ningn alto cargo de los EEUU lo ha denunciado o renuncia-do al mismo?. Quiz estas palabras de George Bush cuando se le pregunt por el documento, que dijo no haber leido, arrojen algo de luz: somos l-deres y debemos continuar a la ca-beza.

    2.5 BIHAC: UN EJEMPLO DE COOPERACIN

    INTERTNICA

    La guerra en Bosnia se hubiera podido evitar si Washington no hu-biera saboteado la negociacin de un acuerdo por un estado unificado (des-truido por la Unin Europea) entre fuerzas bosnio-musulmanas, croatas y serbias, en Lisboa el 18 de marzo de 1992.

    Washington imposibilit ese acuerdo por medio del rgimen bosnio de Alija Izetbegovic al que convenci de que podra conseguir el dominio de toda la regin con su apoyo. El 17 de junio de 1993, el New York Times describa el papel de los EEUU: El gobierno de los EEUU oficialmente respaldaba a Izetbegovic, la cabeza del ala derecha del Partido de Accin Democrtica, para declarar unilate-ralmente un estado soberano bajo su presidencia.

    El gobierno democrtico de Tuzla, bosnio-musulmn, aseguraba que los EEUU supervisaron la nueva redac-cin de la Constitucin bosnia dan-do el poder nicamente a las fuerzas nacionalistas de extrema derecha del Partido de Accin Democrtica de Izetbegovic y a la Unin Democrtica Croata del neofascista Franjo Tudj-man, el resto de las fuerzas polticas musulmanas fueron excluidas.

    musulmn elegido democrticamente y sus ciudadanos que preferan man-tenerse en paz con sus vecinos serbios y croatas. Este ataque fue organizado por los EEUU, pues como recogie-ron los peridicos The Guardian, The Observer y The Independent en Gran Bretaa en 1994, seis generales esta-dounidenses haban tomado parte en

    Sin embargo grupos de musulma-nes de dos reas de Bosnia desafiaron al gobierno de Izetbegovic porque no crean que este representara los inte-reses de la comunidad musulmana. Ellos deseaban una poltica de co-operacin y comercio con las otras nacionalidades de la regin, por lo que condenaron la poltica naciona-lista de derechas de Izetbegovic y su dependencia militar de EEUU.

    Un grupo de bosnio-musulmanes del noroeste del rea de Bihac guiado por Fikret Abdic declar su autonoma frente al gobierno de Sarajevo (respal-dado por EEUU). En represalia el go-bierno de Izetbegovic lanz un ataque militar contra este gobierno bosnio-

    la planificacin de la ofensiva. El ataque viol un alto el fuego y una zona declarada protegida por las Na-ciones Unidas.

    Los serbio-bosnios, aliados con los serbios de Croacia y las fuerzas de los musulmanes bosnios de Bihac, se reorganizaron y comenzaron un contraataque. Los bombarderos esta-dounidenses bajo mando de la OTAN acudieron a defender a Izetbegovic.

    Ni que decir tiene que nada de esto apareci en los medios de comu-nicacin de los EEUU. Las fuerzas opositoras al gobierno de Izetbego-vic eran denominadas como fuerzas rebeldes.

    Uno de los pocos ejemplos sa-tisfactorios de cooperacin multit-nica es los Balcanes. (...) Abdic, un poderoso hombre de negocios, fue miembro de la presidencia conjunta de Bosnia. l gan en las elecciones nacionales a Izetbegovic y fue expul-sado del gobierno cuando Sarajevo (cuartel general de Izetbegovic) re-chaz un acuerdo internacional de paz. escribi en el Foreign Affairs de septiembre/octubre el general retirado Charles G. Boyd del ejrcito del aire de los EEUU, 2 comandante en jefe de la Comandancia Europea de los EEUU de 1992 a 1995 sobre Bihac.

    El respaldo de EEUU al ataque de Izetbegovic contra fuerzas bosnio-musulmanas demuestra como cni-camente el Pentgono ha utilizado a los sectores derechistas de las fuer-zas musulmanas de Bosnia para pro-longar y extender la guerra. Quienes instan al Pentgono a intervenir para defender a la comunidad musulmana deberan recordar el papel de EEUU en Oriente Medio. El gobierno esta-dounidense ha demonizado al pueblo musulmn y ha llevado a cabo gue-rras en Palestina, Libia, Lbano, Iraq, Irn y Somalia. El pueblo musulmn de Bosnia ha sido el gran perdedor en esta guerra diseada para disgregar la regin como resultado de la alianza del intolerante grupo derechista de Izetbegovic y el Pentgono.

    El gobierno de Izetbegovic respaldadopor EE UUlanz un ataque militar contra quienes preferan mantenerse en paz con sus vecinos serbios y croatas.

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    2.6 LA ACUSACIN DEVIOLACIONES MASIVAS

    COMO PROPAGANDADE GUERRA

    La acusacin de violaciones ma-sivas, como arma sistemtica de guerra y limpieza tnica, contra los serbio-bosnios hizo surgir el odio y la indignacin en millones de personas. Entre 1992 y 1993 la prensa sensacionalista afirmaba que de 20.000 a 100.000 mujeres musul-manas haban sido violadas por el ejrcito, lo que coloc a los serbios como agresores y a los musulmanes como vctimas.

    Las mujeres son las primeras vc-timas de cualquier guerra. La viola-cin y el abuso degradante son muy a menudo llevados a cabo como una marca de conquista por las tropas in-

    vasoras imbuidas de posesivas actitu-des patriarcales. Pero la acusacin de violacin ha sido algunas veces usada conscientemente como parte esencial de la propaganda de guerra.

    Esta grave acusacin fue utiliza-da por grandes corporaciones de la comunicacin de EEUU sin examinar las fuentes. La revista MS public un reportaje que acusaba a las fuerzas ser-bo-bosnias de realizar violaciones con objeto de producir vdeos pornogrfi-cos. Las pelculas no han sido nunca encontradas y las acusaciones no fue-ron apoyadas por las organizaciones de observadores Helsinki Watch y Human Rights Watch.

    El Warburton Report, en enero de 1993, autorizado por la Unin euro-pea, estim en 20.000 las mujeres musulmanas violadas como estrate-

    gia de guerra serbia. Pero una miem-bro disidente del equipo de investiga-cin, Simone Veil, antigua ministra francesa y presidenta del parlamento europeo, afirm que la estimacin de 20.000 vctimas estaba basada unica-mente en entrevistas con 4 vctimas (dos mujeres y dos hombres). Segn el New York Times del 19 de octubre de 1993, el ministro de sanidad croa-ta en Zagreb fue la nica fuente de informacin sobre la cual el Warbur-ton Report basaba la cifra de 20.000 vctimas.

    El 4 de enero de 1993, el ejemplar de la revista Newsweek publicaba que ms de 50.000 mujeres musulmanas haban sido violadas en Bosnia. Tom Post, coautor del artculo, explicaba que la estimacin de 50.000 violacio-nes se basaba en entrevistas con 28 mu-jeres. Esta afirmacin fue el resultado

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    de una extrapolacin (multiplicando cada denuncia de violacin por cierto factor, porque histricamente la vio-lacin ha sido y continua siendo un crimen ocultado por las propias vc-timas).

    El reportero Jerome Bony de la televisin francesa explicaba el pro-blema: Cuando estaba a 50 kilme-tros de Tuxla, me dijeron dirigos a la escuela superior de Tuxla. Hay 4.000 mujeres violadas. A 20 Km esta cifra se redujo a 400. A 10 Km slo quedaban 40, y una vez all slo pude encontrar 4 mujeres dispuestas a testificar.

    Un titular del New York Times del 15 de enero de 1993 dice: Una nia de dos meses, hija de una ado-lescente musulmana despus de ser violada en un campo de detencin serbio. En ese momento, la guerra no haba cumplido los 9 meses.

    Organizaciones feministas com-prensiblemente afectadas por los reportajes sensacionalistas pidieron la intervencin de los poderes eu-ropeo y estadounidense. Parece ser que no eran conscientes de que las tropas de EEUU crean una industria sexual completa en cada operacin militar que llevan a cabo, donde miles de mujeres son obligadas a prostituirse. Ah estn las experien-cias de Vietnam, Tailandia, Korea y Filipinas.

    2.7 LA IGLESIA CATLICA ALIENTA LAS MATANZAS

    Durante la II Guerra Mundial, la Iglesia Catlica prest su aoyo a uno de los regmenes ms sangrien-tos de la historia reciente, a saber, el rgimen pro-nazi de Pavelic. De 1941 a 1945 el catolicismo croata, con el arzobispo de Zagreb, Ste-pinac, a la cabeza, llev a cabo una brutal campaa de conversin for-zosa de la poblacin croata de ori-gen serbio, que era tradicionalmente ortodoxa, aunque tambin contaba con una considerable proporcin de ateos debido al considerable arraigo

    de las ideas izquierdistas entre los serbios. Aqu habra que recordar que desde el siglo XI la Iglesia Ca-tlica ha mantenido una fuerte pug-na con los cristianos cismticos. Como consecuencia de esta violen-ta poltica de conversin, un tercio de los serbios de Croacia (en aquel tiempo 1,5 millones) fue convertido al catolicismo, otro tercio expulsado y el otro tercio sencillamente exter-minado. As, la curia catlica croata bendijo campos de concentracin donde se hacinaban serbios, judos, gitanos, etc. (se calcula que 17.000 nios murieron en campos de con-centracin infantiles). Adems tras la cada del rgimen, Ante Pavelic fue protegido (al igual que lo fue el nazi Klaus Barbie) por el Vaticano preparndole un comodo exilio en Argentina y, ms tarde, en Espaa.

    Medio siglo ms tarde, la Igle-sia Catlica ha vuelto a intervenir en un nuevo proceso de dominacin imperialista de Yugoslavia, finan-ciando al gobierno de Tudjman y a su aparato represivo y canonizando

    a Stepinac. Como ya se dijo en el anterior nmero de Amor y Rabia, el Vaticano fue el primer estado en reconocer a Eslovenia y Croacia como naciones independientes as como en pedir que la OTAN in-terviniera en Bosnia. No hace mu-cho, durante la guerra de Kosovo, Il Corriere della Sera inform del hallazgo en el puerto italiano de Ancona de un cargamento de armas camuflado en un doble fondo de un convoy de ayuda humanitaria fleta-do por Critas para los refugiados albano-kosovares en los campos de acogida albanesa. El destino de este cargamento de armas no era otro que el ELK. Adems, la prensa oc-cidental hizo pblico que el centro de reclutamiento del ELK en Pars era una iglesia catlica (croata, para ms seas). Esta es una muestra de la poltica del Vaticano: mientras de puertas afuera clama por la paz de puertas adentro alienta las matan-zas. Sin duda, el imperio financiero que sustenta la Iglesia Catlica tie-ne mucho que ganar con la conquis-ta del mercado balcnico.

    La iglesia siempre ha colaborado con regmenes dictatoriales. Como en el funeral de este nazi.

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    3 A P R O P S I T O D E L A I N T E R V E N C I N E N Y U G O S L AV I A : U N A P R O P U E S T A A N T I I M P E R I A L I S T A Y L I B E R T A R I A

    ras la traumtica experien-cia de la guerra de Vietnam la opinin pblica norte-americana se vio atrapada en un debate cuyos lmites haban sido preestablecidos por las altas instancias me-diticas. Segn la prensa y los analistas oficiales, en el debate sobre la guerra slo caban dos posturas: la de los halcones o conserva-dores (la intervencin era necesaria y se haba llevado a cabo de manera correcta) y la de las palomas o pro-gresistas (la intervencin era necesaria pero se debera haber optado por soluciones polticas y nunca militares). La postura que defenda que la intervencin de EEUU en Vietnam nunca debi haber tenido lugar quedaba de esta manera excluida del debate. Dos dcadas ms tarde, ha vuelto a repetirse esta situacin en relacin a la guerra imperialista contra Yugoslavia.

    Como bien seala James Petras en su artculo Mitos de EEUU sobre Yugoslavia (En El Mundo, 18-5-99 p.8) es lamentable que incluso la inquierda anti-OTAN haya asumido gran parte de la propaganda de gue-rra occidental y unicamente se haya manifestado contra los bombardeos aliados y no contra casi una dca-da de intervencin. Es cierto que no debemos tomar parte por ninguno de los bandos pero no desmontar el argumento sobre el que descansa la agresin imperialista contra Yugos-lavia (el gobierno federal yugoslavo es una dictadura fascista, los serbios estn llevando a cabo una limpieza

    T

    tnica en los Balcanes, etc.) o apoyar la oposicin democrtica a Milose-vic (una coalicin de partidos-ttere, entre ellos monrquicos y ultradere-chistas, sindicatos amarillos, ONGs, etc.) significa hacer indirectamente el juego al ms fuerte. Tampoco invocar el derecho a la independencia de las antiguas repblicas yugoslavas es l-cito pues esa independencia supone pasar a depender como colonias de las potencias imperialistas occidentales, las cuales han impuesto a la poblacin de los territorios independizados brutales programas econmicos a tra-vs de sus gobiernos-ttere (mucho ms marcados que los programas de privatizacin emprendidos por el go-bierno federal). Est claro que en una guerra los bandos contendientes llevan a cabo matanzas, pero en el caso del conflicto yugoslavo la denuncia de la intervencin occidental (causa ltima de la guerra) debe preceder a cualquier otro tipo de consideracin.

    Frente a esto, una postura puramen-te antiimperialista y libertaria debera incidir en los siguientes puntos:

    1. Luchar por la descontaminacin informativa, exigiendo el derecho de la poblacin a una informacin veraz.

    2. Mostrar como acta el siste-ma de dominio global promovido por las democracias occidentales (cuyo proyecto imperial persigue los mismos objetivos que el expan-sionismo nazi-fascista de los aos 40) y el engao que supone la va institucional (p.e., la ONU) para oponerse a ste.

    3. Fomentar un movimiento (hoy da inexistente) autnticamente re-volucionario, antiimperialista, anti-capitalista y asambleario, que una a la poblacin balcnica por encima de las diferencias culturales frente al opresor comn, el capitalismo in-ternacional, como nica alternativa justa al sistema heredado de la era de Tito.

    La intervencin en los Balcanes no ha terminado (Montenegro ame-naza con estallar en una guerra civil y Serbia sigue bajo el criminal blo-queo econmico de la comunidad internacional) y sera conveniente tener en cuenta estas tres sencillas reivindicaciones si no queremos que la maquinaria propagandstica neoimperialista nos engulla.

  • que occidente ha promovido en los Balcanes a tra-vs de gobiernos-ttere fascio-liberales, como el de Tudjman.

    6. Hay que tener en cuenta que cuando la derrota nazi en los Balcanes era un hecho, muchos colabora-cionistas se unieron a la guerrilla de Tito, el cual tras la guerra promovi una poltica de reconciliacin y de amnesia colectiva que posibilit que muchos antiguos simpatizantes del fascismo acabaran ocupando pues-tos en la burocracia comunista.

    7. Srebrenica era una zona segura (es de-cir, desmilitarizada) acordonada por cascos azules holandeses. No obstante, en esta ciudad haba una gran cantidad de soldados y armamento separatis-ta (otra de estas zonas seguras de Bosnia era la ciudad de Gorazde, que ocultaba una fbrica de armas controlada por los musulmanes). Segn la prensa occidental, cuando los serbios tomaron Sre-brenica y supuestamente masacraron a 8.000 varo-nes musulmanes, los cascos azules holandeses no hicieron nada para impedirlo (!).

    8. El TPI (que prcticamente ha acusado slo a serbios) slo ha procesado en firme a una sla persona; algunos inculpados siguen a la espera de juicio y otros han sido liberados bien por falta de pruebas o bien porque stas haban sido falseadas (p.e. Dusko Tadic). El nico condenado, Drazen Er-demovic, perteneci, segn l, a los paramilitares separatistas croatas para despus pasar a las fuerzas serbo-bosnias, extremo que no ha sido nunca con-firmado. Erdemovic confes haber cometido atro-cidades durante su estancia en el ejrcito serbo-bosnio a cambio de una sustancial reduccin en la condena (tan slo 5 aos de crcel, aunque algunas fuentes hablan de completa absolucin y cambio de identidad). George Punohrey sospecha que esto puede haber sido un montaje.

    9. Al igual que ocurri tras la toma de Srebrenica despus de la caida de Vukovar (Croacia) en 1991, oc-cidente acus a los serbios de genocidio. Sin embar-go, nunca aparecieron los cientos de cuerpos de civiles croatas supuestamente masacrados por los serbios, por lo que la prensa occidental culp a los cascos azules rusos, presentes en la zona, de ayudar a los serbios a hacer desaparecer los cadveres.

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    1. En la Krajina, los aviones MIG croatas ametra-llaron las columnas de refugiados serbios que huan. Este ataque formaba parte de una operacin planifi-cada por la CIA.

    2. Rugova, por cierto, tras viajar a BElgrado, re-unirse con Milosevic y pedir el fn inmediato de los bombardeos fue amenazado de muerte por el ELK y cay en desgracia para las fuerzas intervencionistas occidentales.

    3. El Pas del 19-6-99, p.3, inform del hallazgo por parte de los soldados alemanes de la KFOR de un centro de torturas del ELK, en el que se encontraban 15 personas (tres serbios, varios gitanos y el resto albaneses) con seales de malos tratos, adems de un muerto (un hombre de 70 aos que estaba esposa-do a una silla). En el lugar se encontraban 30 miem-bros del ELK que no fueron detenidos por la KFOR aunque s desarmados.

    4. Tras la retirada de las fuerzas yugoslavas de Kosovo, el ELK ha tomado el poder en la ex-pro-vincia serbia apoyado por EEUU, lo que ha supuesto la marginacin de la linea poltica de Rugova (que contaba con el poyo de la mayora de los albano-kosovares) y que se centraba en la recuperacin del estatus de provincia autnoma para Kosovo mante-nindose dentro de la Federacin Yugoslava. Frente a esto, el ELK propone que Kosovo pase a formar parte de Albania (esto supone una vuelta al proyecto de la Gran Albania de la Divisin Skanderbeg). Aqu, no se puede hablar, pues, de independencia sino ms bien de anexin.

    5. La penuria econmica por la que est pasan-do la poblacin de las repblicas independizadas se encuentra ejemplificada en un artculo sobre la si-tuacin econmica de Croacia aparecido en El Mun-do del 6-6-99, p.11. En la que fuera la provincia ms prspera de la antigua Yugoslavia, el paro ha creci-do enrmemente por el cierre de empresas de capi-tal yugoslavo (en Dubrovnik, de 55.000 habitantes slo 25.000 trabajan), el turismo se ha hundido, los salarios se han reducido espectacularmente (el suel-do medio oscila entre 40.000 y 50.000 pesetas) y los precios no han dejado de subir (el kilo de pollo est a 500 poesetas, una barra de pan cuesta 125 pesetas y un solo huevo 30). Estas son las consecuencias del proceso de modernizacin y democratizacin

    NOTAS

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    * BRANCO, Martins: The Muslims, Media and Machinations in Sarajevo en Diario de Noticias, Lisboa, 3-7-96.* CALDERN, Francisco: Estrategia del ELK. Provocar la intervencin, en El Otro Pas, n de abril-mayo 1999, pp.16-17* COLLON, Michel: Necesitan algn pretexto Estados Unidos y la OTAN para agredir a Yugoslavia?, en id., p.12.* DEBRAY, Regis: Carta de un viajero al presidente Chirac, 14-5-99, n1106.* DEICHMANN, Thomas: The Picture that Fooled the World, traducido de Es war dieses Bild, das die Welt in Alarmbereitschaft versetzte, en Novo, n de enero-febrero 1997.

    * FLORENTIN, Manuel: Gua de la Europa negra. Sesenta aos de extrema derecha, ANAYA & Mario Muchnik, Barcelona, 1994.* LID / TKER NEWS AGENCY: The Facts Behind the Massacre in the Village of Racak in Kosovo, 1999.

    * KNIGHTLEY, Phillip: Una foto con dos versiones, en El Pas, 17-8-97, p.13.

    * LATIN AMERICA SOLIDARITY CENTRE (LASC), The: Neoliberalism - The Balcans Scenario, e-mail: [email protected].* MART, Octavi: El origen del dinero que financia al ELK, en El Pas, 19-4-99, p.8.

    * M.O.C.: Cmo ha sido preparada la guerra en Kosovo en No ms guerras. Boletn de informacin alternativa sobre la guerra de Yugoslavia, p.5.* PREZ PELLN, Javier: Croacia amenaza con aplastar en breve la rebe-lin de la minora serbia en El Independiente, 12-5-91, p.3.* PETRAS, James: Mitos de EEUU sobre Yugoslavia, en El Mundo, 18-5-99, p.8.

    * PUMPHREY, George: Srebrenica: 3 Years Later, and Still Searching, julio 1998 (rev. diciembre 1998).

    * SISYPHUS, Anarchistische Iniciative: Lgen und Kriege, en Papiertiger n 1, Nrnberg, 16-4-99.

    * WILSON, Gary: Background of Struggle in Kosovo, en Workers World, 8-4-99.

    * Id.: Is there a CIA War in Kosovo?, en Workers World, 18-6-99.* Id.: Whos the KLA. German socument reveals secret CIA role in Kosovo, en Workers World, 29-4-99.* HANDKE, Peter: Justicia para Serbia, Alianza, 1996.* NIKOLIC, MIlan: El factor militar en la crisis yugoslava, en Revista espa-ola de defensa, nmero 6, noviembre 1993.* En internet: www.srpska-mreza.com y www.workers.org.

    BIBLIOGRAFA

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    enfopolla nueva polica de la red

    El pasado 7 de mayo, el parlamento eu-ropeo aprob el proyecto ENFO-POL, un sistema que permi-te a las fuerzas de seguridad el control de comunicacio-nes de todo tipo, incluyen-do Internet, a fn de realizar investigaciones transfron-terizas, sin necesidad de las preceptivas autorizaciones judiciales. PP (Carlos Mara Bru Pu-rn, Mara Teresa Esteban Bolea, Jose Luis Valverde Lpez, Daniel Varela Suan-ces-Carpegna), PSOE (Pedro Aparicio Snchez, Manuel Medina Ortega, Ana Miran-da de Lage), CiU (Carles Gasliba i Bhn, Concepci Ferrer) e IU-IC (Antoni Gu-tirrez Daz, Laura Gonzlez lvarez, Salvador Jov Pe-res, Abdelkader Mohamed Ali, Alonso Jos Puerta) vo-taron a favor de ENFOPOL. Adems, la votacin se realiz con un quorum del 25%, lo que v en contra del dictamen de la Comi-sin de Libertades Pblicas del Parlamento, que haba denunciado que ENFOPOL vulneraba los principios de la Convencin Europea

    de Derechos Humanos. La aprobacin definitiva del proyecto ha sido aplazada hasta otoo por el Consejo de Ministros de la Unin Europea.

    Qu es ENFOPOL?

    En 1991 los ministros comunitarios decidieron ini-ciar un estudio para crear un sistema de escucha y vigi-lancia en la Unin Europea, sin embargo este proyecto fue secreto absoluto has-ta 1997. En noviembre de 1998 la publicacin ale-mana telpolis.de sac una serie de artculos detallan-do los planes de creacin de una red de escuchas en la UA. Hasta la fecha nin-gn gobierno ha afirmado o desmentido la existencia de esta organizacin. Segn la informacin de Telepolis, las demandas de vigilancia de ENFOPOL se refieren a todo tipo de co-municaciones: llamadas te-lefnicas locales y de larga distancia, buzones de voz, correo electrnico, chats, telfonos mbiles y satlite. Adems exige una actua-

    cin rpida y sin barreras y la posibilidad de acceder a estas comunicaciones con-tinuamente (como acceder a conversaciones en la red sin necesidad de permiso del proveedor o la regulacin de los servicios criptogrficos y la posibilidad de poder des-cifrar cualquier mensaje). Con lo que actuarn con total impunidad. Curiosamente las recientes leyes aprobadas en Alemania y Austria para regular el acceso a Internet se funda-mentan en los documentos oficiales de ENFOPOL. Esto es de especial pre-ocupacin puesto que gran parte de la informacin utilizada por nosotros para elaborar anlisis como este sobre Kosovo procede de Internet, Un medio de co-municacin rpido y direc-to que hasta ahora se haba mantenido lejos de las tije-ras de los censores.

    Por qu ENFOPOL?

    Si sale a la luz pblica este proyecto y es sometido al debate social, los argu-mentos predominantes sern,

    probablemente, los de evitar el crimen organizado a tra-vs de la red, la pornografa infantil, etc. Pero ms all de eso, la manera en que se lleva a cabo la creacin de este organismo y la decla-racin de intenciones que muestra en sus documentos, nos hace sospechar que las intenciones son bien distin-tas. Esto no es ms que una nueva muestra del control social total que pretenden ejercer nuestras democra-cias, que se suma a la re-ciente ley sobre videovigi-lancia tan extendida hoy. Y dirn el que no tenga nada que ocultar, por qu tener miedo, a lo que nosotros nos preguntamos, si ese de-seo por controlar, no ser fruto del miedo.

    Datos obtenidos:Fronteras Electrnicas de Espaa (FrEE);Ellos votaron ENFOPOL, btales t a ellosy Comunicado sobre ENFOPOL, disponible en http://www.arnal.es/free/coms/enfopol2.html

  • Si no tienes cuidadolos medios de comunicacin pueden hacerteodiar a los OPRIMIDOS y amar a los OPRESORES

    LA VERDAD NOS PERTENECE A TODOS