Asociacionismo y cambio comunitario

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ASOCIACIONISMO Y CAMBIO COMUNITARIO La temática central del presente trabajo es el “Asociacionismo y Cambio Comunitario”. La importancia de este tema nace de la necesidad que la juventud tiene de participar en la sociedad para luchar por sus intereses comunes y lograr un cambio comunitario que beneficie a todos. A continuación se desarrolla un acercamiento a este ámbito de la realidad. Esto se hará a través de una serie de conceptos fundamentales para conocer en qué consiste y de la descripción de las características y actitudes de los jóvenes que participan en él, de los tipos de asociacionismo existentes, de los estudios más relevantes y del cambio comunitario que de él se desprende. En primer lugar, es necesario conocer qué es el asociacionismo, el cual es definido por la Real Academia Española como el “movimiento social partidario de crear asociaciones cívicas, políticas, culturales, etc.”, las cuales tienen como objetivo principal la mejora de la calidad de vida. De este modo se observa, como el asociacionismo desarrolla su actividad a través de las asociaciones, caracterizándose éstas por los siguientes elementos: Contar con un conjunto de personas, dispuestas a participar libremente y, que tomen la decisión de agruparse para actuar colectivamente. Con unos objetivos comunes compartidos, los cuales son el reflejo de los intereses y necesidades, tanto personales como colectivos. Se organizan de un modo concreto para hacer posible la ejecución de sus acciones. 1

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ASOCIACIONISMO Y CAMBIO COMUNITARIO

La temática central del presente trabajo es el “Asociacionismo y Cambio

Comunitario”. La importancia de este tema nace de la necesidad que la juventud tiene

de participar en la sociedad para luchar por sus intereses comunes y lograr un cambio

comunitario que beneficie a todos. A continuación se desarrolla un acercamiento a

este ámbito de la realidad. Esto se hará a través de una serie de conceptos

fundamentales para conocer en qué consiste y de la descripción de las características

y actitudes de los jóvenes que participan en él, de los tipos de asociacionismo

existentes, de los estudios más relevantes y del cambio comunitario que de él se

desprende.

En primer lugar, es necesario conocer qué es el asociacionismo, el cual es

definido por la Real Academia Española como el “movimiento social partidario de crear

asociaciones cívicas, políticas, culturales, etc.”, las cuales tienen como objetivo

principal la mejora de la calidad de vida. De este modo se observa, como el

asociacionismo desarrolla su actividad a través de las asociaciones, caracterizándose

éstas por los siguientes elementos:

Contar con un conjunto de personas, dispuestas a participar libremente y, que

tomen la decisión de agruparse para actuar colectivamente.

Con unos objetivos comunes compartidos, los cuales son el reflejo de los

intereses y necesidades, tanto personales como colectivos.

Se organizan de un modo concreto para hacer posible la ejecución de sus

acciones.

Con la voluntad de desarrollar una acción colectiva, debido a que las personas

que forman una asociación han decidido trabajar en común, actuar

organizadamente y llevar a cabo una acción.

Por otra parte, es de destacar la “Teoría social crítica del empoderamiento de la

juventud”. Las teorías sociales críticas son aquellas que inciden en los problemas

emancipatorios que dan lugar a las acciones comunitarias y al fomento de la justicia

social (Campbell, 1991). De forma concreta, la teoría citada anteriormente tiene como

objetivo impulsar el empoderamiento crítico de la juventud, como acompañante en los

procesos y contextos en los que la juventud participa en acciones que crean cambios

en el conjunto de la sociedad, es decir, cambios sociales y comunitarios.

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CARLOS NUÑEZ, 01/12/11,
Redactar un poquito mejor

De este modo, se consiguen como resultados jóvenes que son ciudadanos críticos y

participantes activos en la construcción cotidiana de comunidades más fuertes y

equitativas (Jennings y Green, 1993).

Por otro lado, es necesario mencionar una forma de participación distinta al

movimiento asociativo, que se concibe como más reivindicativa y radical. Ésta es la

participación a través de los movimientos sociales. Un movimiento social es un

sistema de narraciones, al mismo tiempo que un sistema de registros culturales,

explicaciones y prescripciones de cómo determinados conflictos son expresados

socialmente y de cómo a través de qué medios la sociedad ha de ser reformada; cómo

el orden correcto de la modernidad, una y otra vez aplazado y frustrado debe ser

rediseñado (P. Ibarra y B. Tejerina 1998: 12).

Es de gran importancia señalar la existencia de los movimientos sociales,

porque actualmente debido a la crisis global que nos afecta, han surgido diversos de

éstos movimientos en el mundo árabe o en España, por ejemplo. Éste último, el

Movimiento 15M, es de gran importancia en nuestro ámbito objeto de estudio debido a

que su impulso y desarrollo ha sido promovido principalmente por el sector de

población más joven, al que paulatinamente se le han ido uniendo otros colectivos.

PERFIL DE LOS JÓVENES QUE PARTICIPAN EN EL ASOCIACIONISMO

En este apartado, se describirán las características específicas que, según

diversos estudios contrastados, definen el perfil de jóvenes que participan en algún

tipo de asociacionismo.

A grandes rasgos, aunque el nivel de asociacionismo entre la juventud es

bastante bajo, lo cierto es que no difiere en demasía con lo que ocurre entre la

población española de más edad. Además, cabe señalar que la participación

asociativa juvenil española, comparada con otros países de la Unión Europea, es de

las más bajas.

Haciendo hincapié en la variable “sexo”, ésta determina que son los hombres

los que más participan en alguna asociación, con respecto a las mujeres. Asimismo,

dentro de la franja de edad de los jóvenes participantes, son los de más edad los que

en mayor grado se asocian.

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En cuanto a las variables de clase social y nivel de estudios, son los de mayor

formación y de mayor estatus quienes realizan una participación más activa dentro del

asociacionismo.

Otro elemento que perfila las características de los jóvenes asociados es el de

la zona geográfica donde habitan. En las zonas rurales son menores las posibilidades

de afiliación que existen y, por tanto, es menor el porcentaje de jóvenes que forman

parte de una asociación.

Del mismo modo, atendiendo a la ideología política de los jóvenes, cabe

destacar que son aquellos con una ideología definida –tanto de izquierda como de

derecha– los que se asocian más que los que se definen de centro. No obstante, esta

diferencia apenas es significativa.

Por último señalar que la presencia de los jóvenes con estado civil soltero en el

mundo asociativo es mayor que los jóvenes casados.

ACTITUDES DE LOS JÓVENES FRENTE AL ASOCIACIONISMO JUVENIL.

Las percepciones que los jóvenes suelen tener sobre el asociacionismo

presente en su realidad social, y en el que pueden integrarse y participar, tienen una

importancia primordial a la hora de definir y anticipar su futuro social y comunitario. De

este modo, es relevante analizar y potenciar sus comportamientos para la inserción en

el asociacionismo, facilitando el cambio comunitario a partir de la participación e

implicación activa de los mismos. Por tanto, en este apartado analizaremos las

diferentes actitudes que se perciben en los jóvenes que se encuentran inmersos en

algún organismo asociativo.

Así pues, se observa que, grosso modo, existe un grado de desconfianza

apreciable tanto hacia los partidos políticos y sus dirigentes, como en lo que concierne

al asociacionismo de diversa índole. Entre las causas más generales de esta baja

participación social como respuesta a la desconfianza de los jóvenes se encuentran

los siguientes elementos:

En primer lugar, los valores y actitudes dominantes en la sociedad –el

individualismo y la competitividad- que no favorecen el desarrollo comunitario y de la

vivencia grupal, así como tampoco el fomento de las organizaciones colectivas.

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En segundo lugar, la mentalidad que encontramos en nuestro contexto social,

fuertemente condicionado por nuestra situación histórica reciente, la cual ha dificultado

la aparición y desarrollo del asociacionismo y participación social.

En tercer lugar, la falta de una “cultura de la participación” que estimule

socialmente a la población a tomar parte activa en el desarrollo de su comunidad,

generando así, una debilidad del movimiento asociativo y de los factores internos que

condicionan la participación en estas organizaciones.

Por otro lado, centrándonos en las actitudes activas frente al asociacionismo,

cabe destacar el alto porcentaje de los jóvenes que muestran mayor interés hacia las

asociaciones deportivas, colocando a la misma en el puesto principal de afiliación

social en España, seguidas por las culturales y las religiosas.

En último lugar, se quiere destacar que los jóvenes, a la hora de exponer las

razones que les impulsan a incorporarse a las asociaciones, ponen de manifiesto, de

manera indirecta, las distintas funciones u objetivos del asociacionismo. Señalamos

los siguientes:

La dimensión utilitarista, de rentabilidad y provecho que proporciona. Así, los

jóvenes se afilian en función de las actividades que le gustan y para disfrutar de

los servicios que la asociación presta.

La autorrealización o autoestima. La necesidad de sentirse útil ayudando a los

demás es una de las motivaciones principales que, actualmente, tiene más

relieve que la que tenía hace unos años.

La dimensión relacional. En cuanto a las relaciones que la participación

asociativa permite, encontramos, por un lado, la unión con personas que

piensan como él mismo o, por otro lado, el mantenimiento de la red de amigos.

Otras motivaciones: la mejor defensa de los interés personales, el no estar sólo

o el satisfacer inquietudes políticas, religiosas, deportivas…

La descripción de las ventajas que, para los jóvenes, tiene la participación en

asociaciones guarda una similitud y paralelismo absoluto con la exposición sobre las

motivaciones para la afiliación a las mismas. Dicho de otro modo, lo que empuja a

formar parte de una asociación es la percepción de las ventajas, de diverso tipo, que la

afiliación conlleva.

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Sin embargo, la participación en las asociaciones muestra también

inconvenientes. Estos pueden clasificarse, principalmente, en dos tipos: unos,

directamente derivados de la propia experiencia de la participación en la asociación

que implican una crítica de la asociación misma o de su funcionamiento (pérdida de

tiempo, actividades carentes de interés, imposición de obligaciones) y otros, derivados

de la superior valoración de otras tareas, ajenas a la asociación, que la participación

en la misma impide o dificulta (otras actividades que la asociación no realiza,

dedicación de tiempo a los estudios, etc.).

Por otro lado, las razones por las que los jóvenes que no pertenecen a ninguna

asociación u organización no lo hacen suelen ser fundamentalmente dos: la falta de

tiempo y la falta de información sobre las asociaciones.

TIPOS DE ASOCIACIONES A LAS QUE PERTENECEN LOS JÓVENES

ESPAÑOLES ASOCIADOS

Las diversas formas de participación social que desarrollan los jóvenes

españoles dan lugar a un predominio de un tipo de asociacionismo frente a otro. Así

vemos que, las asociaciones deportivas, como ya se citó anteriormente, ocupan el

primer lugar (a notable distancia de los demás) seguidas por las culturales y las

religiosas. En último lugar se encuentran las asociaciones ecologistas, pacifistas,

feministas y los movimientos altermundialistas, a los que nos referiremos a

continuación con mayor detalle. En la tabla 1 se observa el porcentaje y tipología de

diferentes estudios sobre el asociacionismo juvenil:

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FUENTE: GETS, Encuesta sobre Tendencias Socialesy Políticas de los Jóvenes, 2009

COMPARACIÓN DE ESTUDIOS

Como punto final de este apartado, es de resaltar las similitudes existentes

entre diversos estudios realizados en la década de los noventa y otros llevados a cabo

recientemente, en relación al asociacionismo y al cambio comunitario. Estos estudios,

algunos de cuyos datos se reflejaron en el apartado “Cultura cívica y política.

Participación y Asociacionismo” del punto primero del presente trabajo, ponen de

manifiesto que las actitudes de los jóvenes ante este ámbito de la realidad ha variado

poco a lo largo de los años. Así, por ejemplo, su interés por el asociacionismo continúa

siendo notable pero esto no se refleja en su participación real. Además, como dato

destacable es de mencionar el predominio de los jóvenes afiliados a asociaciones

deportivas y, de ocio en general, siendo predominante el asociado que se limita a

participar en las actividades que desarrolla su asociación y a disfrutar de sus servicios,

sin intervenir directamente ni en la configuración ni en la gestión de dichos servicios y

actividades.

Por otro lado, es importante destacar las conclusiones a las cuales llegan todos

los informes enviados a la UNESCO de aquellos lugares del mundo donde se ha

celebrado el proyecto “Crecer en las ciudades”, el cual se centra en la infancia y la

juventud como catalizadores del cambio comunitario.

1. Por lo general, los responsables de tomar decisiones no tienen una

comprensión clara de las prioridades y problemas de los jóvenes.

2. Incluso los más jóvenes pueden participar en una evaluación significativa de su

comunidad y ofrecer recomendaciones realistas para el cambio.

3. El modelo más eficaz para alcanzar el cambio involucra a niños, jóvenes y

adultos en el trabajo conjunto, asegura que se oigan las voces de los jóvenes y

defiende su papel a la hora de influir en las decisiones que afectan a sus vidas.

De este modo, conseguir que el cambio sea significativo requiere que los

adultos no sólo lleguen a los jóvenes y les traten como socios en el proceso de

desarrollo de la comunidad, sino también que trabajen juntos para desarrollar una red

de adultos aliados con los recursos, la influencia política y el compromiso necesarios

para ayudar a los jóvenes a hacer realidad sus ideas.

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Finalmente, se pone también de manifiesto que cuando los adultos influyentes

están preparados para oír a los jóvenes, prestarles atención y tomar sus ideas en

serio, los principios de la Convención sobre los Derechos del Niño, por los cuales se

asegura la libertad de asociación y participación de éstos en la sociedad pueden

llevarse a la práctica.

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