Boletin 17 de Febrero

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Febrero 17 de 2013 Calixto Contreras 409 Col. Villa de Guadalupe 34000 Durango, Dgo. Tel: (618) 128 3252 iglesiabautistabetheldgo@gmail. Lecciones Escuela Bí- blica Dominical, Clase de Adultos del mes de Febrero de 2013 DOMINGO 17 UNIDAD 2: EL perfil del dis- cípulo Título: La Personalidad del Discípulo Verdad Central: La perso- nalidad del discípulo de Cristo es la de una perso- na que ha renunciado al pecado, se renueva en su búsqueda de la voluntad de Dios, vive en santidad y por la fe en el Hijo de Dios. Material Bíblico Devocio- nal: Romanos 8:1-4 Material Bíblico Completo: Romanos 6:1-14; 12:1-21; 1 Tesalonicenses 5:14-24; Gálatas 2:19-21 Texto para memorizar y aplicar a la vida: Pues si vivimos, para el Señor vi- vimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, sea que vivamos o que muramos, somos del Se- ñor. Romanos 14:8 En busca del amor perfecto En el centro de nuestros esfuer- zos por defender la Verdad está algo más fundamental que de- mostrar quién tiene o no la ra- zón. por Jessica Haberkern El hambre de amor es mucho más difícil de quitar que el ham- bre de pan. –Madre Teresa de Calcuta Cuando Jim Daly, presidente de Enfoque a la Familia desde 2005, se propuso tomarse un café con un destacado activista homosexual, uno de sus colegas

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Buscar el amor perfecto

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Febrero 17 de 2013Calixto Contreras 409

Col. Villa de Guadalupe34000 Durango, Dgo.

Tel: (618) 128 3252iglesiabautistabetheldgo@gmail.

Lecciones Escuela Bí-blica Dominical, Clase de Adultos del mes de

Febrero de 2013

DOMINGO 17UNIDAD 2: EL perfil del dis-cípuloTítulo: La Personalidad del DiscípuloVerdad Central: La perso-nalidad del discípulo de Cristo es la de una perso-na que ha renunciado al pecado, se renueva en su búsqueda de la voluntad de Dios, vive en santidad y por la fe en el Hijo de Dios.Material Bíblico Devocio-nal: Romanos 8:1-4Material Bíblico Completo: Romanos 6:1-14; 12:1-21; 1 Tesalonicenses 5:14-24; Gálatas 2:19-21Texto para memorizar y aplicar a la vida: Pues si vivimos, para el Señor vi-vimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que,

sea que vivamos o que muramos, somos del Se-ñor. Romanos 14:8

En busca del amor perfecto

En el centro de nuestros esfuer-zos por defender la Verdad está algo más fundamental que de-mostrar quién tiene o no la ra-zón.

por Jessica Haberkern

El hambre de amor es mucho más difícil de quitar que el ham-bre de pan.–Madre Teresa de Calcuta

Cuando Jim Daly, presidente de Enfoque a la Familia desde 2005, se propuso tomarse un café con un destacado activista homosexual, uno de sus colegas

cristianos le expresó su preocu-pación en cuanto a la reunión, temiendo que esa acción fuera comprometedora para el minis-terio. “Te entiendo”, dijo Daly, “pero no creo que tenemos la au-toridad de elegir con quien po-demos compartir el evangelio”.

Por tanto, Daly acudió a la cita con el activista. Los dos tuvieron un diálogo sobre el propósito de Dios para el matrimonio, y con-versaron con respeto como lo harían dos nuevos amigos. Hacia el final de la reunión, Daly sin-tió un suave impulso del Espíri-tu Santo. “Dios te ama a ti tan-to como a mí”, le dijo. “¿Sabías esto?”

El activista se quedó en silencio mientras bajaba la cabeza y los ojos se le inundaban de lágrimas. Era la primera vez que un cristia-no le había transmitido el men-saje de que Cristo lo amaba tal y como era. “Lamentablemen-te, muchas veces caemos en la trampa de querer tener la razón, en vez de querer amar adecuada-mente”, escribe Daly en su libro más reciente: ReFocus (Reenfo-que). “[El amor] comienza con reconocer verdaderamente que quienes tienen creencias o pun-tos de vista diferentes, no son

en realidad nuestros enemigos”, dice. “Son seres humanos como nosotros, creados a imagen de Dios igual que nosotros, y por esa razón merecen ser tratados de una manera digna y respetuo-sa”.

Génesis contiene un bellísimo relato de la creación, que descri-be a la humanidad como hecha a la imagen de Dios. Eso signi-fica que la imagen de Dios está en cada hombre y en cada mujer —en los pastores, las prostitutas, los contadores, los diseñado-res, los asesinos, las madres, los homosexuales, en usted. Pero si creemos en verdad que la ima-gen de Dios está en todas las personas con que nos topamos, ¿cómo debemos tratar a nuestros prójimos (incluso con quienes no estemos de acuerdo)? “Con ella [la lengua] bendecimos al Dios y Padre, y con ella malde-cimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios”, dice Santiago 3.9. El libro de Daly fue publicado poco después de la reciente elección presiden-cial. Como líder prominente de la comunidad cristiana inter-nacional, pudo haber utilizado su libro como plataforma para hablar a favor de su candidato favorito. Pudo haber presentado

una lista de razones convincen-tes para votar por algún político o partido, y condenar al candida-to que menos le gustara. Pero en vez de reunir fuerzas para apoyar una causa terrenal, Daly implora a los cristianos que imiten al Rey eterno.

Por la lectura de la Biblia sabe-mos que Jesús de Nazaret fue un hombre perfecto. El diccionario Merriam-Webster define a la pa-labra “perfecto” como “ser com-pletamente sin tacha o defecto, impecable”; y “que satisface to-dos los requerimientos: preciso”. Para comprender la plenitud de la perfección de Cristo, debemos verlo simultáneamente como impecable y preciso. Decir que Cristo fue perfecto porque Él nunca participó en actividades que pusieran fin a su relación con Dios el Padre es cierto, pero ese es un concepto limitado de la perfección. Muchos cristianos de la iglesia de hoy enseñan sola-mente la impecabilidad de Jesús: que nunca se emborrachó; que nunca murmuró acerca de Ju-das con los otros discípulos; que nunca fornicó; que nunca bailó provocativamente; o que nunca se rebeló contra su Padre.

Pero, si bien la impecabilidad de

Cristo es una razón de peso para describirlo como perfecto, no es la única razón. Jesús es perfec-to, porque su amor es perfecto. Él, que existió aun antes de la creación, que abandonó su pues-to en el cielo para extender una invitación de vida a todos, y que reinará como Rey para siempre, puede “satisfacer todos los re-querimientos” del amor. De he-cho, todo el ministerio de Jesús en la Tierra se basó en la demos-tración del amor del Padre celes-tial mediante hechos tangibles. Si realmente estamos buscando vivir como Cristo, ¿no debería-mos tener nuestros corazones desgarrados por las personas que Él ama?

Por más de 2.000 años, el pue-blo de Dios ha sido tentado a hacer de la religión una lista de actividades de las que hay que abstenerse, en vez de vivir po-niendo en práctica el amor que Dios exige para la perfección. “Eso es interesante”, dijo Daly en una entrevista con En Contacto. “Si nos fijamos en la historia de la iglesia primitiva, la atención estaba puesta, en realidad, en las cosas que debemos hacer: rescatar a los bebés de los ríos (la forma que había de infanti-cidio), alimentar y vestir a los

Febrero CUMPLEAÑOS

Blanca Celia Lagunas 18Gerardo Macías Lagunas 23Jonás Lagunas Orozco 28Judith Gurrola Luna 28

pobres, cuidar de las viudas y de los huérfanos”.

En Mateo 25, Jesús habla de una visión del cielo y del Rey de glo-ria sentado en su trono eterno. En el juicio, el Cristo resucitado dirá a sus justos: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí” (vv. 35, 36). El pasaje sugiere que quienes “hacen la palabra de Dios” tratando al sediento, al forastero, al pobre, al enfermo y al prisionero como si lleva-ran la imagen misma de Dios, “[heredarán] el reino preparado para [ellos] desde la creación del mundo” (v. 34). Parece que Dios pone exigencias muy claras a los seguidores de Cristo: al igual que Jesús, tenemos la orden de acercarnos a los marginados de la sociedad.

Daly ofrece un recordatorio alentador. “En este momento, en algún lugar del mundo, un cristiano está amando abne-gadamente y ministrando a alguien en cada grupo de perso-nas desfavorecidas o marginadas que existe: enfermos, pobres,

discapacitados, huérfanos de madre o padre…” Pensemos en cómo podemos unirnos a ellos como embajadores del amor perfecto de Cristo.