Cancer de Pancreas

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Cáncer de páncreas ¿Qué es el cáncer? El cuerpo está compuesto por billones de células vivas. Las células normales del cuerpo crecen, se dividen para crear nuevas células y mueren de manera ordenada. Durante los primeros años de vida de una persona, las células normales se dividen más rápidamente para facilitar el crecimiento de la persona. Una vez que se llega a la edad adulta, la mayoría de las células sólo se dividen para remplazar las células desgastadas o las que están muriendo y para reparar lesiones. El cáncer se origina cuando las células en alguna parte del cuerpo comienzan a crecer de manera descontrolada. Existen muchos tipos de cáncer, pero todos comienzan debido al crecimiento sin control de células anormales. El crecimiento de las células cancerosas es diferente al crecimiento de las células normales. En lugar de morir, las células cancerosas continúan creciendo y forman nuevas células anormales. Las células cancerosas pueden también invadir o propagarse a otros tejidos, algo que las células normales no pueden hacer. El hecho de que crezcan sin control e invadan otros tejidos es lo que hace que una célula sea cancerosa. Las células se transforman en células cancerosas debido una alteración en el ADN. El ADN se encuentra en cada célula y dirige todas sus actividades. En una célula normal, cuando se altera el ADN, la célula repara el daño o muere. Por el contrario, en las células cancerosas el ADN dañado no se repara, y la célula no muere como debería. En lugar de esto, esta célula persiste en producir más células que el cuerpo no necesita. Todas estas células nuevas tendrán el mismo ADN dañado que tuvo la primera célula. Las personas pueden heredar un ADN dañado, pero la mayoría de las alteraciones del ADN son causadas por errores que ocurren durante la reproducción de una célula normal o por algún otro factor del ambiente. Algunas veces, la causa del daño al ADN es algo obvio, como el fumar cigarrillos. No obstante, es frecuente que no se encuentre una causa clara.

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Cáncer de páncreas

¿Qué es el cáncer? El cuerpo está compuesto por billones de células vivas. Las células normales del cuerpo crecen, se dividen para crear nuevas células y mueren de manera ordenada. Durante los primeros años de vida de una persona, las células normales se dividen más rápidamente para facilitar el crecimiento de la persona. Una vez que se llega a la edad adulta, la mayoría de las células sólo se dividen para remplazar las células desgastadas o las que están muriendo y para reparar lesiones.

El cáncer se origina cuando las células en alguna parte del cuerpo comienzan a crecer de manera descontrolada. Existen muchos tipos de cáncer, pero todos comienzan debido al crecimiento sin control de células anormales.

El crecimiento de las células cancerosas es diferente al crecimiento de las células normales. En lugar de morir, las células cancerosas continúan creciendo y forman nuevas células anormales. Las células cancerosas pueden también invadir o propagarse a otros tejidos, algo que las células normales no pueden hacer. El hecho de que crezcan sin control e invadan otros tejidos es lo que hace que una célula sea cancerosa.

Las células se transforman en células cancerosas debido una alteración en el ADN. El ADN se encuentra en cada célula y dirige todas sus actividades. En una célula normal, cuando se altera el ADN, la célula repara el daño o muere. Por el contrario, en las células cancerosas el ADN dañado no se repara, y la célula no muere como debería. En lugar de esto, esta célula persiste en producir más células que el cuerpo no necesita. Todas estas células nuevas tendrán el mismo ADN dañado que tuvo la primera célula.

Las personas pueden heredar un ADN dañado, pero la mayoría de las alteraciones del ADN son causadas por errores que ocurren durante la reproducción de una célula normal o por algún otro factor del ambiente. Algunas veces, la causa del daño al ADN es algo obvio, como el fumar cigarrillos. No obstante, es frecuente que no se encuentre una causa clara.

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En la mayoría de los casos, las células cancerosas forman un tumor. Algunos tipos de cáncer, como la leucemia, rara vez forman tumores. En su lugar, estas células cancerosas afectan la sangre, así como los órganos productores de sangre y circulan a través de otros tejidos en los cuales crecen.

Las células cancerosas a menudo se trasladan a otras partes del organismo donde comienzan a crecer y a formar nuevos tumores que remplazan al tejido normal. A este proceso se le conoce como metástasis. Ocurre cuando las células cancerosas entran al torrente sanguíneo o a los vasos linfáticos de nuestro organismo.

Independientemente del lugar hacia el cual se propague el cáncer, siempre se le da el nombre del lugar donde se originó. Por ejemplo, el cáncer de seno que se propagó al hígado sigue siendo cáncer de seno y no cáncer de hígado. Asimismo, al cáncer de próstata que se propagó a los huesos se le llama cáncer de próstata metastásico y no cáncer de huesos.

Los diferentes tipos de cáncer se pueden comportar de manera muy distinta. Por ejemplo, el cáncer de pulmón y el cáncer de seno son dos enfermedades muy diferentes. Crecen a velocidades distintas y responden a distintos tratamientos. Por esta razón, las personas con cáncer necesitan un tratamiento que sea específico a la clase particular del cáncer que les afecta.

No todos los tumores son cancerosos. A los tumores que no son cancerosos se les da el nombre de benignos. Los tumores benignos pueden causar problemas, ya que pueden crecer mucho y ocasionar presión en los tejidos y órganos sanos. Sin embargo, estos tumores no pueden crecer (invadir) hacia otros tejidos. Debido a que no pueden invadir otros tejidos, tampoco se pueden propagar a otras partes del cuerpo (hacer metástasis). Estos tumores casi nunca ponen en riesgo la vida de una persona.

¿Qué es el cáncer de páncreas?

El páncreas normal

El páncreas es un órgano que se encuentra detrás del estómago. Su forma se parece un poco a la de un pez, con cabeza ancha, cuerpo que va de ancho a delgado y una cola estrecha puntiaguda. Mide aproximadamente seis pulgadas de longitud y menos de 2 pulgadas de ancho. Se extiende horizontalmente de un lado del abdomen al otro. La cabeza del páncreas está a la derecha del abdomen (barriga), detrás del lugar donde se unen el estómago y el duodeno (la primera parte del intestino delgado). El cuerpo del páncreas se encuentra detrás del estómago y la cola del páncreas está a la izquierda del abdomen, junto al bazo.

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El páncreas tiene dos tipos diferentes de glándulas: exocrinas y endocrinas.

Las glándulas exocrinas producen el "jugo" pancreático, el cual es liberado hacia los intestinos. Este jugo contiene enzimas que le ayudan a digerir las grasas, proteínas y carbohidratos en los alimentos que come. Sin estas enzimas, algunos de los alimentos simplemente pasarían por sus intestinos sin ser absorbidos. Las enzimas son segregadas en los tubos diminutos llamados conductos. Estos diminutos conductos se unen para formar conductos mayores que desembocan en el conducto pancreático. El conducto pancreático se une con el conducto colédoco, también conocido como conducto biliar común (el conducto que transporta la bilis desde el hígado), y vacía el jugo pancreático en el duodeno (la primera parte del intestino delgado) hasta la ampolla de Vater. Más del 95% de las células del páncreas son parte de las glándulas exocrinas y los conductos.

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Un pequeño porcentaje de células del páncreas son células endocrinas. Estas células están dispuestas en agrupaciones pequeñas llamadas islotes (o islotes pancreáticos de Langerhans). Los islotes secretan hormonas importantes, tales como insulina y glucagón, directamente a la sangre. La insulina reduce la cantidad de azúcar en la sangre mientras

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que la glucagón la aumenta. La diabetes surge debido a un defecto en la producción de insulina.

Tipos de tumores de páncreas

Las células exocrinas y endocrinas del páncreas forman tumores de tipos completamente distintos.

Tumores exocrinos

Los tumores exocrinos son por mucho, el tipo de cáncer de páncreas más común. Cuando alguien dice que tiene cáncer de páncreas, por lo general lo que quiere decir es que tiene un cáncer de páncreas exocrino. Los quistes benignos y los tumores benignos (no cancerosos) llamados cistoadenomas pueden ocurrir, pero la mayoría de los tumores pancreáticos exocrinos son malignos (cancerosos).

Un adenocarcinoma es un cáncer que se origina en las células glandulares. Aproximadamente el 95% de los cánceres de páncreas exocrinos son adenocarcinomas. Generalmente, estos cánceres se originan en los conductos del páncreas, pero en ocasiones podrían formarse a partir de las células que producen las enzimas pancreáticas (carcinomas de células acinosas).

Los tipos menos comunes de cánceres de páncreas exocrinos incluyen a los carcinomas adenoescamosos, carcinomas de células escamosas, carcinomas de células en anillo de sello, carcinomas indiferenciados, carcinomas indiferenciados con células gigantes, y neoplasias sólidas pseudopapilares de páncreas. Estos tipos se distinguen entre sí por la forma en que lucen cuando se observan con un microscopio.

El tratamiento del cáncer de páncreas exocrino se basa principalmente en la etapa del cáncer y no en su tipo exacto. La etapa del cáncer describe cuán grande es el tumor y cuán lejos se ha propagado. La clasificación del cáncer del páncreas según la etapa se describe más adelante en este documento.

Un tipo especial de cáncer, llamado cáncer ampular (o carcinoma de la ampolla de Vater), se origina en el lugar donde la vía biliar y el conducto pancreático se unen y desembocan en el duodeno (la ampolla de Vater). Estos cánceres a menudo obstruyen el conducto biliar mientras aún son pequeños y no se han propagado mucho. Este bloqueo causa que la bilis se acumule en el cuerpo, lo cual resulta en que la piel y los ojos adquieran un color amarillento (ictericia), así como la orina se torna oscura. Éste es un signo fácil de reconocer que indica que algo anda mal. Debido a esto, los carcinomas ampulares por lo general se detectan más temprano que la mayoría de los cánceres pancreáticos, lo cual significa que a menudo ofrecen un mejor pronóstico que los demás cánceres comunes de páncreas.

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En este documento el carcinoma ampular se incluye con el cáncer de páncreas porque los tratamientos son muy similares.

Tumores endocrinos

Los tumores del páncreas endocrino son menos comunes. Colectivamente se les conoce como tumores neuroendocrinos pancreáticos (NETs) o algunas veces como tumores de células de los islotes. Existen varios subtipos de tumores de células de los islotes. Cada uno recibe su nombre según el tipo de célula productora de hormonas en el que se generan:

• Los insulinomas surgen de las células productoras de insulina.

• Los glucagonomas surgen de las células productoras de glucagón.

• Los gastrinomas surgen de las células productoras de gastrina.

• Los somatostatinomas surgen de las células productoras de somatostatina.

• Los vipomas surgen de las células productoras de péptido intestinal vasoactivo (VIP, por sus siglas en inglés).

• Los ppomas surgen de las células productoras de polipéptido pancreático.

Los tumores carcinoides son otro tipo de tumores neuroendocrinos pancreáticos. A menudo, estos tumores producen serotonina (también llamada 5-HT) o su precursor, 5-HTP.

Alrededor de la mitad de los NETs producen hormonas que son liberadas a la sangre, y por eso se les llaman tumores funcionales. A los tumores que no producen hormonas se les llama no funcionales.

Los tumores de células de los islotes pueden ser benignos o malignos. Los tumores benignos son llamados tumores neuroendocrinos pancreáticos mientras que los tumores malignos son llamados cánceres neuroendocrinos pancreáticos o carcinomas. Los tumores malignos y los benignos pueden parecerse mucho bajo el microscopio. Por lo tanto, no siempre está claro al momento del diagnóstico si un NET es o no cáncer. Algunas veces el diagnóstico sólo se confirma cuando el tumor se ha propagado fuera del páncreas.

Los cánceres neuroendocrinos pancreáticos representan menos del 4% de todos los cánceres pancreáticos diagnosticados. El tratamiento y el pronóstico dependen del tipo específico de tumor y la etapa (extensión) del tumor, aunque usualmente el pronóstico es mejor que el de los cánceres pancreáticos exocrinos. Los tipos más comunes de tumores endocrinos pancreáticos son gastrinomas e insulinomas. Los otros tipos ocurren en muy pocas ocasiones.

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Es muy importante distinguir entre el cáncer de páncreas exocrino y endocrino. Cada uno tiene distintos factores de riesgo, así como distintas causas, signos y síntomas, y se diagnostican con pruebas distintas, se les aplican tratamientos distintos y sus pronósticos difieren entre sí. En este documento, el término tumor neuroendocrino pancreático se usa para referirse a tumores endocrinos pancreáticos benignos y malignos.

¿Qué indican las estadísticas clave sobre el cáncer de páncreas? Para el año 2014, los cálculos de la Sociedad Americana Contra El Cáncer para este cáncer en los Estados Unidos son:

• Aproximadamente 46,420 personas (23,530 hombres y 22,890 mujeres) serán diagnosticados con cáncer de páncreas.

• Aproximadamente 39,590 personas (20,170 hombres y 19,420 mujeres) morirán a causa de cáncer de páncreas.

Las tasas de incidencia del cáncer de páncreas han estado aumentando lentamente durante los últimos 10 años.

El riesgo de desarrollar cáncer pancreático durante la vida es aproximadamente de 1 en 78 (1.47%). El riesgo de una persona puede verse alterado por ciertos factores de riesgo que se indican en la siguiente sección.

¿Cuáles son los factores de riesgo del cáncer de páncreas? Un factor de riesgo es cualquier cosa que afecte su probabilidad de tener una enfermedad como el cáncer. Los distintos tipos de cáncer tienen distintos factores de riesgo. Algunos factores de riesgo, como el fumar, pueden cambiarse. Otros, como la edad de la persona o sus antecedentes familiares, no se pueden cambiar. Sin embargo, los factores de riesgo no suministran toda la información. Presentar uno o incluso varios factores de riesgo no significa que dicha persona tendrá la enfermedad. Además, muchas personas que adquieren la enfermedad pueden no tener factores de riesgo conocidos.

Los investigadores han detectado varios factores de riesgo que afectan las probabilidades de que una persona desarrolle cáncer de páncreas. La mayoría de éstos son factores de riesgo de cáncer de páncreas exocrino.

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Edad

El riesgo de padecer cáncer de páncreas aumenta conforme la persona envejece. Casi todos los pacientes son mayores de 45 años de edad. Casi nueve de 10 pacientes al menos tienen 55 años y casi 7 de 10 al menos 65 años de edad. La edad promedio al momento de realizarse el diagnóstico es de 71 años.

Incidencia según el sexo

Los hombres son 30% más propensos a padecer cáncer de páncreas que las mujeres. Puede que dicha diferencia, al menos en parte, se debiera a un mayor consumo de tabaco por parte de los hombres. La diferencia en el riesgo de cáncer pancreático era aún mayor en el pasado (cuando el consumo de tabaco era mucho más común en hombres que en mujeres), pero se ha ido aminorando en años recientes.

Raza

Las personas de raza negra son más propensas a desarrollar cáncer de páncreas en comparación con las personas de raza blanca. La razón de esto aún se desconoce, pero puede que sea en parte a los mayores índices de tabaquismo y diabetes entre los hombres, y de sobrepeso entre las mujeres de dicha raza.

Fumar cigarrillos

El riesgo de padecer cáncer de páncreas es por lo menos tan alto como el doble entre los fumadores que entre las personas que nunca han fumado. Los científicos consideran que esto puede que se deba a que los químicos causantes de cáncer que hay en el humo del cigarrillo entran a la sangre ocasionando daños al páncreas. Se piensa que entre el 20 y 30 por ciento de los casos de cáncer de páncreas exocrino son a causa de fumar cigarrillos. Fumar cigarros y pipas también aumenta el riesgo. Dejar de fumar ayuda a reducir el riesgo (10 años después de dejar de fumar, los exfumadores tienen el mismo riesgo que las personas que nunca fumaron).

Las personas que usan el tipo de tabaco que no se fuma también son más propensas a padecer cáncer pancreático.

La obesidad y la actividad física

Las personas que están sobrepeso tienen una mayor probabilidad de padecer cáncer de páncreas exocrino. Los estudios que analizan el vínculo entre la actividad física y el riesgo de cáncer de páncreas han dado resultados contradictorios.

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Diabetes

El cáncer de páncreas exocrino es más común en las personas que padecen diabetes. La razón de esta relación se desconoce. El riesgo principalmente se encuentra en las personas con diabetes tipo 2. Este tipo de diabetes se inicia con más frecuencia en la adultez. A menudo, se asocia con estar sobrepeso u obeso. No se tiene certeza si hay un incremento del riesgo en las personas con el tipo 1 (en personas de menor edad) de la enfermedad. En algunos pacientes, sin embargo, el cáncer parece haber causado la diabetes (no a la inversa).

Pancreatitis crónica

La pancreatitis crónica es la inflamación a largo plazo del páncreas. Esta condición está asociada con un incremento en el riesgo de cáncer de páncreas, pero la mayoría de los pacientes con pancreatitis nunca desarrolla este cáncer. La asociación entre la pancreatitis crónica y el cáncer de páncreas es muy fuerte entre los fumadores.

Muy pocos casos de pancreatitis crónica parecen deberse a una mutación heredada de genes (consulte "Historial familiar" más adelante). Las personas con esta forma hereditaria de pancreatitis crónica parecen tener un riesgo elevado de por vida de padecer cáncer de páncreas (aproximadamente de 40 a 75 por ciento).

Cirrosis del hígado

La cirrosis es una lesión del hígado que ocurre en las personas con daño hepático causado por cosas como la hepatitis y el uso de alcohol. Las personas con cirrosis parecen tener un riesgo aumentado de cáncer de páncreas.

Exposición ocupacional

La exposición intensa en el trabajo a ciertos pesticidas, tintes y sustancias químicas usadas en la refinería del metal podría aumentar el riesgo de padecer cáncer de páncreas.

Antecedentes familiares

El cáncer de páncreas parece presentarse con mayor frecuencia en algunas familias. En algunas de estas familias, el alto riesgo se debe a un síndrome hereditario que se explica en la próxima sección, “Síndromes genéticos”. En otras familias, se desconoce el gen que causa el riesgo aumentado de cáncer de páncreas.

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Síndromes genéticos

Las mutaciones genéticas heredadas son copias anormales de ciertos genes que pueden ser transmitidos de uno de los padres a un hijo. Estos genes anormales pueden causar tanto como el 10% de los cánceres pancreáticos y también pueden causar otros problemas. Ejemplos de síndromes genéticos que pueden causar cáncer de páncreas exocrino incluyen:

• Síndrome hereditario de cáncer de seno y ovario, causado por mutaciones en el gen BRCA2.

• Melanoma familiar, causado por mutaciones en el gen p16/CDKN2A.

• Pancreatitis familiar, causada por mutaciones en el gen PRSS1.

• Cáncer colorrectal hereditario sin poliposis (HNPCC), en la mayoría de los casos causado por un defecto en el gen MLH1 o el gen MSH2. Al menos cinco otros genes también pueden causar HNPCC: MLH3, MSH6, TGBR2, PMS1, y PMS2. Este trastorno también se conoce como síndrome Lynch.

• Síndrome Peutz-Jeghers (PJS), causado por defectos en el gen STK1. Este síndrome también se ha asociado con pólipos en el tracto digestivo y otros tipos de cáncer.

• Síndrome von Hippel-Lindau, causado por mutaciones en el gen VHL, lo que puede derivar en un riesgo aumentado de cáncer de páncreas y carcinoma de la ampolla de Vater.

Los tumores neuroendocrinos pancreáticos y los cánceres también pueden ser causados por un síndrome genético, tal como:

• Neurofibromatosis, tipo 1, el cual es causado por mutaciones en el gen NF1. Este síndrome causa un riesgo aumentado de muchos tumores incluyendo somatostatinomas.

• Neoplasia endocrina múltiple tipo 1, causada por mutaciones en el gen MEN1, lo que deriva en un riesgo aumentado de tumores de la glándula paratiroide, la glándula pituitaria y las células de los islotes del páncreas.

Los científicos han encontrado los genes que causan los síndromes que se incluyeron en la lista anterior, y se pueden reconocer mediante pruebas genéticas. Para más información sobre pruebas genéticas, lea la sección, “¿Se puede detectar el cáncer de páncreas en sus primeras etapas?”.

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Problemas estomacales

La infección del estómago con la bacteria llamada Helicobacter pylori, la cual causa úlcera, pudiera aumentar el riesgo de cáncer de páncreas. Algunos investigadores creen que el exceso de ácido estomacal podría también aumentar el riesgo.

Alimentación

Algunos estudios han asociado el cáncer pancreático con una alimentación alta en grasas, o que incluye el consumo de mucha carne roja, cerdo y carnes procesadas (como los embutidos y el tocino). En otros se ha reportado que las dietas con un alto consumo de frutas y verduras pueden ayudar a reducir el riesgo de cáncer de páncreas. Pero no todos los estudios han reportado estas asociaciones, y el papel exacto de la alimentación en relación con el cáncer pancreático aún está bajo estudio.

Café

Ciertos estudios más antiguos han sugerido que consumir café podría aumentar el riesgo de cáncer de páncreas, pero los estudios más recientes no han confirmado esto.

Alcohol

Algunos estudios han encontrado un vínculo entre el consumo excesivo de alcohol y el cáncer de páncreas.

¿Conocemos las causas del cáncer de páncreas? Los científicos todavía no saben exactamente cuáles son las causas de la mayoría de los tipos de cáncer de páncreas, pero éstos han reportado varios factores de riesgo que pueden hacer más probable que una persona padezca esta enfermedad. Se ha demostrado en investigaciones recientes que algunos de estos factores de riesgo afectan el ADN de las células del páncreas, lo cual resulta en el crecimiento celular anormal que puede originar la formación de tumores.

Los investigadores ya entienden mucho mejor cómo ciertos cambios en el ADN pueden hacer que las células normales se conviertan en cancerosas. El ADN es el químico en cada célula que porta nuestros genes (las instrucciones sobre cómo funcionan nuestras células). Nos parecemos a nuestros padres porque ellos son la fuente de nuestro ADN. Sin embargo, el ADN afecta algo más que nuestra apariencia externa. Algunos genes contienen instrucciones para controlar cuándo las células deben crecer y dividirse. Ciertos genes que promueven la división celular se denominan oncogenes. Otros que desaceleran

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la división celular o hacen que las células mueran en el momento indicado se denominan genes supresores de tumores. El cáncer puede ser causado por mutaciones (defectos) en el ADN que activan los oncogenes o desactivan los genes supresores de tumores.

Se han detectado varios síndromes hereditarios de cáncer en los que las mutaciones heredadas del ADN presentan un riesgo muy alto de que la persona desarrolle ciertos cánceres. Entre éstos, hay un aumento en el riesgo de padecer cáncer de páncreas. En los últimos años, los investigadores han caracterizado muchos de estos cambios del ADN (Consulte la sección "¿Cuáles son los factores de riesgo del cáncer de páncreas?").

En su mayoría, en lugar de heredarse, las mutaciones del ADN de oncogenes o genes supresores de tumores relacionadas con los casos de cáncer de páncreas ocurren después del nacimiento. Estas mutaciones adquiridas pueden ser el resultado a la exposición a sustancias químicas cancerígenas en el medio ambiente, la alimentación o el humo del cigarrillo. En ocasiones, estas mutaciones se presentan sin razón aparente.

A menudo, los cambios en el ADN que se perciben en los casos esporádicos (no hereditarios) de cáncer de páncreas son iguales a los que se perciben con los casos hereditarios. Por ejemplo, la mayoría de los casos esporádicos de cáncer de páncreas presentan cambios en el gen p16. Por esta razón, los científicos están estudiando de cerca los casos hereditarios para saber más sobre las causas del cáncer de páncreas. En la sección “¿Qué avances hay en la investigación y el tratamiento del cáncer de páncreas?” se discuten algunas anomalías específicas del ADN que se descubrieron recientemente en el cáncer de páncreas.

¿Se puede prevenir el cáncer de páncreas? No hay pautas establecidas para la prevención del cáncer de páncreas. Por ahora, lo mejor es evitar los factores de riesgo para el cáncer de páncreas siempre que sea posible.

Fumar cigarrillos es el factor de riesgo más importante y evitable del cáncer de páncreas. Este factor es el responsable de un 20 a 30 por ciento de los casos de cáncer de páncreas. El consumo de tabaco también aumenta el riesgo de padecer otros cánceres, tal como cáncer de pulmón, boca, laringe, esófago, riñón, vejiga y otros órganos. Si fuma y quiere ayuda para dejar de fumar, hable con su médico o llame a la Sociedad Americana Contra El Cáncer al 1-800-227-2345.

También es importante mantener un peso saludable, comer bien y hacer ejercicio. La Sociedad Americana Contra El Cáncer recomienda seleccionar los alimentos y bebidas en cantidades que ayuden a lograr y a mantener un peso saludable. Adopte una dieta saludable con énfasis en los alimentos vegetales. Esto incluye comer al menos una cantidad de frutas y verduras equivalente a 2½ tazas todos los días. Opte por panes, pastas y cereales integrales en lugar de granos refinados. Además, consumir pescado, aves o frijoles en vez de carne roja y procesada también puede ayudar a reducir su riesgo de cáncer, así como de otras enfermedades. Las guías completas se pueden encontrar en

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el documento “Guías de la Sociedad Americana Contra El Cáncer sobre nutrición y actividad física para la prevención del cáncer”. Lea este documento en nuestro sitio Web o llámenos para solicitar una copia gratis.

¿Se puede detectar el cáncer de páncreas en sus primeras etapas? Una razón por la que las personas con cánceres de páncreas exocrinos tienen un pronóstico desfavorable es que muy pocos de estos cánceres se detectan en sus etapas iniciales. El páncreas está ubicado en una región profunda del cuerpo. Por lo tanto, no se pueden ver ni sentir los tumores en sus etapas iniciales durante los exámenes físicos de rutina. Los pacientes por lo general no tienen síntomas hasta que el cáncer se ha propagado hacia otros órganos. Actualmente, no hay pruebas sanguíneas que puedan encontrar temprano el cáncer de páncreas. Los médicos están analizando si un estudio llamado ecografía endoscópica puede ser útil como prueba de detección en personas con un alto riesgo de cáncer de páncreas.

Análisis de sangre

Las células del cáncer de páncreas exocrino secretan una sustancia llamada CA 19-9 al torrente sanguíneo que puede detectarse mediante el análisis de la sangre. Pero para cuando los niveles en la sangre son lo suficientemente altos para poder detectarse consistentemente mediante los métodos disponibles, el cáncer ya no está en sus etapas iniciales. Por esta razón, no se recomienda la prueba para realizar exámenes de detección de rutina en personas que no tengan síntomas ni algún diagnóstico de cáncer conocido. La prueba CA 19-9 a veces se utiliza durante el tratamiento para determinar si el tratamiento está surtiendo efecto o después de éste para ver si el cáncer ha regresado.

Otra sustancia, el antígeno carcinoembrionario (CEA) puede ser útil en detectar el cáncer pancreático avanzado en algunas personas. Pero no es lo suficientemente sensible para detectar el cáncer en etapa inicial y no se recomienda como prueba de detección.

Prueba genética

Se cree que tanto como el 10% de los cánceres de páncreas son causados por cambios hereditarios del ADN. Debido a que estos casos algunas veces están asociados con otros tipos de cáncer, no es sencillo determinar si los parientes de un paciente tienen un incremento en el riesgo de padecer esta enfermedad. A menudo resulta útil consultar con alguien que tenga experiencia sobre los síndromes de cáncer hereditario, tal como un asesor en genética, genetista o un oncólogo (médico especializado en la atención de las personas con cáncer).

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La Sociedad Americana Contra El Cáncer recomienda con insistencia que cualquier persona que esté considerando someterse a pruebas genéticas, hable con un asesor en genética, integrante de enfermería o médico calificado para que interpreten y le expliquen lo que significan los resultados de estas pruebas antes de realizarlas. Es muy importante que las personas entiendan y balanceen detenidamente los beneficios y riesgos de las pruebas genéticas antes de que se las realicen. Para más información, lea nuestro documento Genetic Testing: What You Need to Know en nuestro sitio Web, o llámenos para solicitar una copia gratis.

Para las personas que tienen familias con un alto riesgo de cáncer pancreático, existen nuevas pruebas para la detección temprana que podrían ser útiles. Una de ellas se conoce como ecografía endoscópica (consulte la sección “¿Cómo se diagnostica el cáncer de páncreas?”). Esta prueba no se usa para detectar el cáncer en el público general, pero pudiera usarse en algunas personas con antecedentes familiares significativos de cáncer pancreático. Mediante la ecografía (ultrasonido) endoscópica, los médicos han podido encontrar temprano cánceres en etapas tratables en algunos miembros de familias de alto riesgo. Además, las familias interesadas puede que deseen participar en estudios de investigación que están llevándose a cabo para determinar los factores genéticos y el rol potencial de los métodos de detección en aquellas personas con un historial familiar de la enfermedad.

¿Cómo se diagnostica el cáncer de páncreas? Si el paciente tiene uno o más de los signos o síntomas que se indican a continuación, se pueden realizar ciertos exámenes y pruebas para determinar si se deben a cáncer de páncreas o a otra enfermedad.

Señales y síntomas del cáncer de páncreas exocrino

Ictericia

La ictericia es una pigmentación amarilla de los ojos y la piel causada por la acumulación de bilirrubina en el cuerpo. La bilirrubina es una sustancia de color amarillo oscuro o marrón producida por el hígado. Normalmente, el hígado excreta la bilirrubina en la bilis. La bilis pasa por el conducto colédoco hacia los intestinos y eventualmente abandona el cuerpo a través de las heces fecales. Cuando el conducto colédoco se obstruye, la bilis no puede llegar hasta los intestinos y el nivel de bilirrubina se acumula. La ictericia se presenta en al menos la mitad de las personas con cáncer de páncreas y en todas las personas con cáncer ampular.

Los cánceres que comienzan en la cabeza del páncreas están cerca del conducto colédoco. Estos cánceres pueden comprimir el conducto mientras aún están bastante pequeños. Esto

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puede causar ictericia, lo que puede permitir que estos tumores sean encontrados en una etapa inicial. Pero los cánceres que se originan ya sea en el cuerpo o la cola del páncreas no ejercen dicha compresión en el conducto hasta que se encuentran propagados en todo el órgano. Para ese momento, el cáncer por lo general también se ha propagado más allá del páncreas.

Cuando el cáncer de páncreas se propaga, comúnmente pasa primero al hígado. Esto puede causar ictericia.

Algunas veces, la primera señal de ictericia es el color oscuro de la orina causado por la bilirrubina. A medida que los niveles de bilirrubina aumentan en la sangre, la orina se torna de un color marrón.

Si el conducto biliar está bloqueado, la bilis (y la bilirrubina) no puede llegar al intestino. Cuando esto ocurre, una persona puede notar que las heces fecales se tornan de un color más claro.

Por otro lado, cuando la bilirrubina se acumula en la piel, ésta se torna amarilla y comienza a picar.

El cáncer no es la causa más común de ictericia. Otras causas, como los cálculos biliares, la hepatitis y otras enfermedades del hígado son causas mucho más comunes.

Dolor del abdomen o de la espalda

El dolor de abdomen o de la espalda es común en el cáncer avanzado de páncreas. Los cánceres que se originan en el cuerpo o la cola del páncreas pueden crecer significativamente y pueden comenzar a comprimir otros órganos alrededor causando dolor. Puede que el cáncer además se propague a los nervios cercanos al páncreas, lo cual a menudo causa dolor de espalda. El dolor podría ser constante o intermitente. Por supuesto, el cáncer de páncreas no es una causa común de dolor en el abdomen o en la espalda. Con más frecuencia, este dolor es causado por una enfermedad no cancerosa o incluso por otro tipo de cáncer.

Pérdida de peso y falta de apetito

En los pacientes que padecen cáncer de páncreas, es muy común adelgazar sin planearlo o inesperadamente. Estas personas también se quejan de disminución o pérdida del apetito, así como de un cansancio profundo.

Problemas digestivos

Si el cáncer bloquea el paso del jugo pancreático al intestino, es posible que una persona no pueda digerir alimentos grasosos. La grasa sin digerir podría causar que las heces sean de color pálido inusual, gruesas, grasosas y que floten en el inodoro. También, el cáncer

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puede comprimir la parte distal del estómago y causar un bloqueo parcial. Esto puede causar náuseas, vómitos y dolor que tiende a intensificarse después de comer.

Agrandamiento de la vesícula biliar

Si el cáncer obstruye el conducto biliar, la bilis puede acumularse en la vesícula, lo cual a su vez causa que ésta se agrande. Algunas veces, el médico puede palpar esto durante un examen físico. También puede detectarse mediante estudios por imágenes.

Coágulos sanguíneos o anomalías del tejido graso

Algunas veces, la primera señal de presencia de cáncer de páncreas es la formación de un coágulo de sangre en una vena grande, a menudo una vena en una pierna. A esto se le llama trombosis venosa profunda o DVT. Algunas veces, un coágulo se desprende y viaja a los pulmones, lo que ocasiona que sea difícil obtener suficiente aire. A un coágulo sanguíneo en los pulmones se le llama embolia pulmonar o PE. Aun así, tener un coágulo sanguíneo por lo general no significa que usted tiene cáncer. La mayoría de los coágulos sanguíneos son causados por otras cosas.

Otra señal de cáncer pancreático consiste en el desarrollo de textura irregular del tejido graso debajo de la piel. Esto es causado por la secreción de enzimas pancreáticas que digieren la grasa.

Diabetes

Rara vez, el cáncer de páncreas exocrino destruye las células productoras de insulina causando diabetes (alto nivel de azúcar en la sangre). Sin embargo, es más frecuente que se presenten leves problemas con el metabolismo de azúcar que no causan síntomas de diabetes, pero que de todas formas se detectan mediante ciertos análisis de sangre.

Señales y síntomas de tumores neuroendocrinos pancreáticos

La mayoría de las señales y los síntomas de los tumores neuroendocrinos pancreáticos (NETs) son causados por el exceso de hormonas que los tumores liberan al torrente sanguíneo. Los diferentes tipos de tumores producen distintas hormonas.

Gastrinomas

Estos tumores producen gastrina, una hormona que le instruye al estómago producir más ácido. La producción excesiva de gastrina causa una condición llamada síndrome de Zollinger-Ellison. El exceso de gastrina ocasiona que el estómago produzca demasiado ácido, lo que ocasiona úlceras estomacales que pueden causar dolor, náusea y reducción

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del apetito. Si la úlcera es grave, puede que comience a sangrar. Si el sangrado es leve, esto puede ocasionar anemia (muy pocos glóbulos rojos). Esto puede ocasionar síntomas, como sentirse muy cansando y falta de aire cuando se hace ejercicios. Si el sangrado es más grave, esto puede causar que las heces fecales se tornen negras y alquitranadas. Un sangrado profuso puede por sí solo poner en peligro la vida. Las úlceras en los pacientes con gastrinomas pueden ser difíciles de tratar, pues requieren de altas dosis de medicina contra úlceras para poder sanar. Los pacientes necesitan recibir estos medicamentos por mucho tiempo, ya que las úlceras tienden a regresar si se suspende el tratamiento.

Cuando el estómago produce demasiado ácido, éste se puede liberar hacia el intestino delgado, donde puede dañar las células del revestimiento intestinal y descomponer las enzimas digestivas antes de que tengan la oportunidad de digerir los alimentos. Esto puede causar diarrea y pérdida de peso.

Alrededor de la mitad de los gastrinomas son cancerosos.

Glucagonomas

Estos tumores producen glucagón, una hormona que aumenta los niveles de glucosa en la sangre. El exceso de glucagón puede causar un aumento en los niveles de azúcar en la sangre, lo que algunas veces causa diabetes. Los pacientes también tienen problemas con diarrea, pérdida de peso y mala nutrición. Los problemas con la nutrición pueden derivar en síntomas tales como irritación de la lengua (glositis) y las esquinas de la boca (queilosis angular). La mayoría de los síntomas causados por un glucagonoma son leves y con más frecuencia son causados por otra condición.

Los síntomas que hacen que la mayoría de las personas con glucagonomas visiten a sus médicos consisten en un sarpullido llamado eritema necrolítico migratorio. Este sarpullido rojo causa inflamación y ampollas, y puede pasarse de un lugar a otro en la piel. Es la característica más distintiva de un glucagonoma.

La mayoría de los glucagonomas son cancerosos.

Insulinomas

Estos tumores producen insulina, lo que reduce los niveles de glucosa en la sangre. Demasiada producción de insulina causa un bajo nivel de azúcar en la sangre (hipoglicemia), con síntomas tales como debilidad, confusión, sudoración y palpitaciones cardíacas rápidas. Cuando el nivel de azúcar en la sangre es muy bajo, el paciente se puede desmayar o incluso caer en coma y presentar convulsiones. Estos síntomas se alivian si el paciente consume glucosa (azúcar), ya sea por la boca (como alimento) o por una inyección administrada en una vena.

La mayoría de los insulinomas son benignos (no cancerosos).

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Somatostatinomas

Estos tumores producen somatostatina, lo que ayuda a regular a otras hormonas. Los síntomas de este tipo de tumor incluyen diarrea, diabetes y problemas con la vesícula biliar. Los problemas con la vesícula biliar pueden ocasionar dolor abdominal, náusea, poco apetito e ictericia (la piel y la parte blanca de los ojos se tornan amarillenta). Debido a que los síntomas de un somatostatinoma tienden a ser leves y son causados con más frecuencia por otras cosas, estos tumores suelen ser diagnosticados en una etapa avanzada.

La mayoría de los somatostatinomas son cancerosos. A menudo, no son encontrados sino hasta que se han propagado al hígado, cuando causan problemas como ictericia y dolor.

VIPomas

Estos tumores producen una sustancia llamada péptido intestinal vasoactivo (VIP, por sus siglas en inglés). El exceso de VIP puede ocasionar problemas con diarrea y bajos niveles de potasio en la sangre. Los pacientes también presentan bajos niveles de ácido en sus estómagos, lo que ocasiona problemas para digerir los alimentos. También pueden presentar altos niveles de glucosa en la sangre. Al principio, la diarrea puede ser leve, pero luego empeora. Cuando son diagnosticados, la mayoría de los pacientes presentan diarrea grave y acuosa con hasta 20 evacuaciones al día.

La mayoría de los VIPomas son cancerosos.

PPomas

Estos tumores producen polipéptido pancreático, lo que ayuda a regular tanto el páncreas exocrino como el endocrino. Causan dolor abdominal y un agrandamiento del hígado. Algunos pacientes también presentan diarrea acuosa.

La mayoría de los PPomas son cancerosos.

Tumores carcinoides

A menudo, estos tumores producen serotonina o su precursor 5-HTP. Cuando un tumor pancreático produce estas sustancias, éstas se desplazan primero al hígado. El hígado descompone estas sustancias antes de que puedan alcanzar el resto del cuerpo y causar problemas. Es posible que por esta razón los tumores carcinoides no causen síntomas hasta que se han propagado fuera del páncreas. Cuando se propagan, con más frecuencia lo hacen al hígado. Cuando esto ocurre, las hormonas se pueden liberar directamente desde las células cancerosas hasta la sangre abandonando así el hígado. Esto puede causar algo llamado síndrome carcinoide, cuyos síntomas incluyen: rubor (la piel se torna roja con una sensación de calor), diarrea, respiración sibilante y un ritmo cardiaco acelerado.

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A menudo, estos síntomas ocurren en episodios, y puede que entre episodios el paciente se sienta mejor.

Con el paso del tiempo, estas sustancias semejantes a hormonas pueden dañar las válvulas del corazón, causando falta de aire, debilidad, y un soplo cardíaco (un sonido anormal del corazón).

Tumores no funcionales

Estos tumores no producen hormonas. Por lo tanto, no causan síntomas en etapas tempranas. La mayoría de éstos son cancerosos y comienzan a causar problemas conforme aumentan en tamaño o se propagan fuera del páncreas.

Síntomas causados por la propagación del cáncer

Cuando los tumores neuroendocrinos pancreáticos se propagan, con más frecuencia se propagan al hígado. Esto puede causar que aumente el tamaño del hígado, lo que puede causar dolor y poco apetito. También pueden interferir con la función del hígado, lo que puede derivar en ictericia (la piel y los ojos adquieren un color amarillento) y resultados anormales en pruebas de laboratorio.

A pesar de que estos tipos de cáncer a menudo se propagan primero al hígado, se pueden extender a otros órganos y tejidos. Los síntomas dependen del lugar donde el cáncer está creciendo. Por ejemplo, la propagación del cáncer a los pulmones puede causar problemas con tos y respiración. La propagación a los huesos puede causar dolor en esos huesos.

Pruebas para diagnosticar el cáncer de páncreas

Antecedentes médicos y examen físico

Su médico tomará sus antecedentes médicos completos para determinar si tiene algún factor de riesgo de cáncer de páncreas y para obtener información sobre el dolor (por cuánto tiempo lo ha tenido, qué tan grave es, dónde lo tiene y qué lo empeora o mejora), alteraciones con el apetito y el peso, así como el cansancio y otros síntomas.

La exploración física a fondo se centrará principalmente en el abdomen para determinar si tiene masas o acumulación de líquido. Se le revisará su piel y la parte blanca de los ojos para ver si tiene ictericia (color amarillento). Los cánceres que obstruyen el conducto biliar también provoquen que la vesícula se agrande, lo cual a veces se puede detectar en un examen físico. El cáncer de páncreas puede propagarse al hígado, ocasionando su agrandamiento.

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El cáncer también puede propagarse a los ganglios linfáticos sobre la clavícula y a otras localizaciones. Estas áreas serán observadas con cuidado para determinar si hay hinchazón que pudiera significar propagación de un cáncer.

Estudios por imágenes

Tomografía computarizada

La tomografía computarizada (computed tomography, CT) es un estudio de radiografía que produce imágenes transversales detalladas de su cuerpo. En lugar de tomar una sola imagen, como se hace en una radiografía convencional, una tomografía computarizada toma muchas imágenes mientras gira a su alrededor. Luego, una computadora combina estas imágenes en una imagen de una sección de su cuerpo.

Un explorador de CT ha sido descrito como una rosca (dona) grande, con una camilla estrecha que se encuentra en la abertura central. Usted necesitará acostarse inmóvil sobre la camilla mientras se realiza el examen. Las tomografías computarizadas toman más tiempo que las radiografías convencionales, y usted podría sentirse un poco confinado por el anillo mientras se toman las fotografías.

Antes de realizar el estudio, se le podrá solicitar que beba aproximadamente entre 1 y 2 pintas (entre medio y un litro) de un líquido llamado contraste oral. Esto ayuda a delinear el intestino, a fin de que determinadas áreas no puedan confundirse con tumores. Es posible que también le coloquen una línea IV a través de la cual se inyecta una clase diferente de tinte de contraste (agentes de contraste por vía intravenosa). Esto ayuda a delinear mejor las estructuras, como los vasos sanguíneos en su cuerpo.

La inyección puede causar cierto enrojecimiento y sensación de calor. Pocas personas son alérgicas al colorante y desarrollan urticaria, o raramente presentan reacciones más graves como problemas para respirar o presión sanguínea baja. Asegúrese de decir al médico si es alérgico a algo o si ha tenido alguna vez una reacción a cualquier material de contraste utilizado para rayos X.

Este estudio se hace con frecuencia para el diagnóstico del cáncer de páncreas, y es útil en la clasificación por etapas del cáncer (qué tanto se ha propagado). La tomografía computarizada muestra el páncreas con bastante claridad y a menudo puede confirmar la localización del cáncer. Además, puede mostrar los órganos adyacentes al páncreas, así como los ganglios linfáticos y los órganos distantes donde pudiese haber propagación de cáncer. Este estudio puede ayudar a determinar si la cirugía será una buena opción de tratamiento.

Biopsia con aguja guiada por CT: las tomografías computarizadas se usan para guiar con precisión una biopsia con aguja al área donde se sospecha está el tumor. Para este procedimiento, el paciente permanece en la camilla de la CT, mientras un médico mueve una aguja de biopsia a través de la piel y hacia el tumor. Las tomografías computarizadas

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se repiten hasta que la aguja esté dentro de la masa. Se extrae una muestra mediante una biopsia con aguja fina o una biopsia por punción con aguja más gruesa y se observa con un microscopio.

Imágenes por resonancia magnética

Las imágenes por resonancia magnética (magnetic resonance imaging, MRI) utilizan ondas de radio e imanes potentes en lugar de rayos X. La energía de las ondas de radio es absorbida por el cuerpo y luego liberada en un patrón formado por el tipo de tejido del cuerpo y por ciertas enfermedades. Una computadora traduce el patrón en una imagen detallada de las partes del cuerpo. Esto no sólo produce imágenes de las secciones transversales del cuerpo como un examen CT, sino que también produce secciones que son paralelas a la longitud de su cuerpo. Al igual que la CT, se inyectará un material de contraste, pero esto se usa con menos frecuencia.

La mayoría de los médicos prefieren examinar el páncreas con una tomografía computarizada, pero una MRI pudiera algunas veces proveer más información. Además, la MRI es útil para examinar el cerebro y la médula espinal.

Las MRI toman más tiempo que las tomografías computarizadas, a menudo hasta una hora. Puede que durante la realización del estudio, permanezca acostado dentro de un tubo estrecho lo cual puede resultar incómodo y confinante para algunas personas. Las nuevas máquinas de MRI más abiertas pueden ser otra opción. La máquina de MRI produce un zumbido fuerte y martillante que puede resultar incómodo. En algunos lugares se proveen audífonos o tapones para los oídos con el fin de ayudar a bloquear este ruido.

Centellografía de receptores de somatostatina

La centellografía de receptores de somatostatina (SRS), también conocida como OctreoScan, puede ser muy útil en el diagnóstico de tumores neuroendocrinos pancreáticos. Utiliza una sustancia parecida a una hormona llamada octreótida que ha estado adherida a una sustancia radioactiva (indio 111). La octreótida se adhiere a proteínas en las células del tumor de muchos tumores neuroendocrinos pancreáticos (NETs), pero es menos útil en encontrar los insulinomas.

Una pequeña cantidad de esta sustancia se inyecta en una vena. La sustancia viaja por la sangre y es atraída por tumores neuroendocrinos. Aproximadamente cuatro horas después de la inyección, se puede usar una cámara especial para mostrar donde se ha acumulado la radioactividad en el cuerpo. Luego de varios días también se pueden hacer estudios adicionales.

Este estudio puede ayudar a diagnosticar un NET, pero también puede ayudar a tomar decisiones sobre un tratamiento. Si un escáner SRS muestra un tumor neuroendocrino

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pancreático, esto a menudo significa que el tumor dejará de crecer si se trata con octreotida.

Tomografía por emisión de positrones

La tomografía por emisión de positrones (positron emission tomography, PET) conlleva inyectar una forma de azúcar radioactiva (conocida como fluordesoxiglucosa o FDG) en la sangre. Debido a que las células cancerosas en el cuerpo crecen rápidamente, éstas absorben grandes cantidades de azúcar radiactivo. Después de aproximadamente una hora, usted será colocado en la camilla de la máquina de la PET. Usted permanecerá acostado por aproximadamente 30 minutos mientras una cámara especial crea una fotografía de las áreas de radiactividad en el cuerpo. La imagen no es muy detallada, como en la CT o MRI, pero puede proveer información útil sobre todo su cuerpo.

Este examen es útil para detectar la propagación de los cánceres de páncreas exocrinos, pero debido a que los tumores neuroendocrinos (NETs) crecen lentamente, éstos no se muestran bien en la PET.

Los estudios PET/CT combinan una tomografía computarizada y una tomografía por emisión de positrones para localizar mejor el tumor. Esta prueba puede ser especialmente útil para encontrar el cáncer exocrino que se ha propagado más allá del páncreas y que no pudiese extirparse mediante cirugía. Además, puede ser una prueba útil para determinar la etapa del cáncer. Esta prueba puede incluso localizar cánceres en etapas tempranas.

Ecografía (ultrasonido o US)

En la ecografía se usan ondas sonoras para producir imágenes de los órganos internos, como el páncreas. Para una ecografía del área abdominal, se coloca en la piel una sonda en forma de vara llamada un transductor. El transductor emite las ondas sonoras y detecta los ecos a medida que rebotan de los órganos internos. Una computadora procesa el patrón de ecos para crear una imagen en la pantalla.

Los ecos que la mayoría de los tumores del páncreas producen difieren de los que produce el tejido normal del páncreas. Los distintos patrones de eco pueden ayudar a distinguir algunos tipos de tumores pancreáticos entre sí.

Si los signos y síntomas indican que es probable que haya cáncer de páncreas, la tomografía computarizada generalmente sirve mejor que la ecografía para dar un diagnóstico preciso. Pero puede que se realice una ecografía en caso de que no pueda determinarse si otras ciertas enfermedades sean la causa de los signos y síntomas del paciente. Además, la ecografía se usa comúnmente para examinar el hígado, y se puede usar si una persona presenta síntomas (como ictericia) que apuntan a un problema con el hígado.

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La ecografía endoscópica es más precisa que la ecografía abdominal, y es probablemente la mejor manera de diagnosticar el cáncer pancreático. Esta prueba se realiza con una sonda de ultrasonido que se adjunta a un endoscopio (un tubo de fibra óptica, delgado, flexible y con una fuente de luz que los doctores utilizan para observar el interior del tracto intestinal). Los pacientes son sedados al comienzo, es decir, se les da medicina para adormecerlos. Luego se desliza la sonda por la boca o la nariz a través del esófago (tubo que conecta la boca con el estómago) y el estómago, y hacia la parte inicial del intestino delgado. La sonda puede ser dirigida hacia el páncreas, el cual está próximo al intestino delgado. La sonda está ubicada en la punta del endoscopio, por lo que se puede acercar al tumor para capturar imágenes. Ésta es una buena manera de observar el páncreas. Resulta mejor que la CT para localizar tumores pequeños. Si se observa un tumor, se le puede hacer una biopsia durante este procedimiento.

Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (ERCP)

Para este procedimiento, un endoscopio (un tubo flexible, delgado e iluminado) se introduce en la garganta del paciente y se pasa hacia abajo por el esófago y estómago hasta llegar a la primera parte del intestino delgado. El médico puede observar a través del endoscopio para encontrar la ampolla de Vater (donde el conducto colédoco se conecta con el intestino delgado). El médico guía un catéter (un tubo muy pequeño) desde el extremo del endoscopio hasta el conducto colédoco. Entonces, una pequeña cantidad de tinte (material de contraste) es inyectada a través del tubo hacia el conducto colédoco y se toman las radiografías. Este tinte delinea el conducto biliar y el conducto pancreático. Las radiografías pueden mostrar un estrechamiento u obstrucción de estos conductos que podrían deberse al cáncer de páncreas. El médico que hace este examen también puede colocar un cepillo pequeño mediante el tubo para extraer células y hacer una biopsia (para observar con un microscopio y determinar si son cancerosas). Por lo general, este procedimiento se hace mientras el paciente está sedado (se le da medicina para que esté soñoliento).

La ERCP también puede utilizarse para colocar una endoprótesis ("stent", un tubo pequeño) en el conducto biliar para mantenerlo abierto en caso de que un tumor cercano esté ejerciendo presión sobre éste. Esto se describe con más detalle en la sección sobre cirugía paliativa en la sección “Cirugía para el cáncer de páncreas”.

Angiografía

La angiografía es un procedimiento de radiografía que se usa para examinar los vasos sanguíneos. Se inyecta una pequeña cantidad de un material de contraste en una arteria para delinear los vasos sanguíneos, y luego se toman las radiografías.

La angiografía puede mostrar si la sangre que fluye en un área en particular está bloqueada o comprimida debido a un tumor y puede mostrar cualquier vaso sanguíneo anormal (alimentando el cáncer) en esa área. Esta prueba puede ser útil para determinar si

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el cáncer de páncreas ha crecido más allá de las paredes de ciertos vasos sanguíneos. Se usa principalmente para ayudar a los cirujanos a decidir si se puede extirpar completamente sin causar daño a los vasos sanguíneos vitales y también les ayuda a planificar la operación.

Además, la angiografía se puede utilizar para detectar tumores neuroendocrinos pancreáticos que son tan pequeños que no se pueden observar en otros estudios por imágenes. Estos tumores causan que el cuerpo forme más vasos sanguíneos para “alimentar” al tumor. Estos vasos sanguíneos adicionales se pueden observar en la angiografía.

Este procedimiento pudiera ser incómodo porque el radiólogo que lo realiza tiene que insertar un pequeño catéter en la arteria que llega al páncreas. Por lo general el catéter se inserta en una arteria en la ingle y se guía hasta llegar al páncreas. Se suele administrar un anestésico local para adormecer el área antes de insertar el catéter. Luego se inyecta rápidamente el tinte para delinear todos los vasos mientras se toman las radiografías.

Análisis de sangre

Puede que se utilicen varios tipos de pruebas sanguíneas que puedan ser útiles para diagnosticar el cáncer de páncreas o, de haberse detectado, para determinar las opciones de tratamiento.

Las pruebas sanguíneas que analizan los niveles de distintos tipos de bilirrubina (un químico producido por el hígado) son útiles para determinar si la ictericia del paciente es causada por una enfermedad del hígado o por una obstrucción del flujo biliar (ya sea por un cálculo biliar, un tumor o alguna otra enfermedad).

Puede que los niveles sanguíneos elevados de los marcadores tumorales CA 19-9 y antígeno carcinoembrionario (CEA) indiquen un diagnóstico de cáncer de páncreas exocrino, aunque estas pruebas no siempre son precisas (consulte la sección “¿Puede detectarse temprano el cáncer de páncreas?”).

Otras pruebas sanguíneas pueden ayudar a evaluar el estado general de salud del paciente (como la función de su hígado, riñón y médula ósea). Estas pruebas también pueden ser útiles para determinar si podrían tolerar una intervención quirúrgica mayor.

Tumores neuroendocrinos pancreáticos

Los análisis de sangre para conocer los niveles de ciertas hormonas pancreáticas pueden ayudar a diagnosticar los tumores neuroendocrinos pancreáticos (NETs). En el caso de insulinomas, los niveles de insulina, glucosa y péptido C se miden mientras el paciente está en ayuna (sin comer o beber). (El péptido C es un subproducto de la producción de insulina). Se extrae sangre cada 6 a 8 horas hasta que el paciente comienza a presentar síntomas de bajos niveles de azúcar en la sangre. El diagnóstico de un insulinoma se hace

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cuando existe un bajo nivel de glucosa en la sangre con altos niveles de insulina y péptido C.

Otras hormonas pancreáticas, tal como gastrina, glucagón, somatostatina, polipéptido pancreático y VIP (péptido intestinal vasoactivo), se pueden medir con muestras de sangre que se pueden usar para diagnosticar tumores neuroendocrinos pancreáticos. Puede ser muy útil medir el nivel de una sustancia llamada cromogranina A (CgA). Este nivel aumenta en la mayoría de los casos de tumores neuroendocrinos pancreáticos, incluso en los tumores no funcionales.

Por otro lado, los niveles de gastrina aumentan en pacientes que están tomando el tipo común de medicinas antiúlceras conocidas como inhibidores de la bomba de protones. Ejemplos de estos medicamentos incluyen: omeprazol (Prilosec®), esomeprazol (Nexium®), lansoprazol (Prevacid®) y otros. Estas medicinas se utilizan comúnmente para tratar a las personas con dolor y acidez estomacal. Un paciente tiene que dejar de recibir inhibidores de la bomba de protones por lo menos una semana antes de medir el nivel de gastrina, de manera que el medicamento no aumente falsamente el nivel de gastrina. La medición de los niveles de gastrina es más útil cuando se combinan con una prueba que mida la cantidad de ácido en el estómago. Esto se debe a que los bajos niveles de ácido pueden derivar en altos niveles de gastrina. Cuando un gastrinoma está presente, se observan altos niveles de gastrina junto con altos niveles de ácido.

Los inhibidores de la bomba de protones también pueden aumentar los niveles de CgA. Por lo tanto, los pacientes también necesitan suspender estos medicamentos antes de que se obtengan los niveles de CgA.

En caso de tumores carcinoides, se puede hacer un análisis de sangre para detectar serotonina, la cual produce muchos de estos tumores. El organismo convierte la serotonina en ácido 5-hidroxiindolacético (5-HIAA), y lo libera en la orina. Una prueba comúnmente usada para detectar síndrome carcinoide mide los niveles de 5-HIAA en una muestra de orina tomada en 24 horas. Esta prueba puede ayudar a diagnosticar muchos (pero no todos) los tumores carcinoides.

Algunas veces, los tumores no producen mucha serotonina, pero sí producen su precursor, 5-HTP, el cual se puede convertir en serotonina en la orina. En pacientes con estos tumores, el nivel de serotonina en la sangre pudiera estar normal, aunque los niveles de serotonina y 5-HTP en la orina estén elevados.

El consumo de alimentos que contengan mucha serotonina puede aumentar los niveles de 5-HIAA en la orina. Entre estos alimentos se encuentran, la banana, el plátano macho, el kiwi, ciertas nueces, aguacate, tomates y berenjena. Además, las medicinas, incluyendo jarabe para la tos y acetaminofén (Tylenol) pueden afectar los resultados. Estas sustancias deben evitarse antes de realizar las pruebas de orina y sangre para tumores carcinoides.

Otras pruebas comunes que se realizan para detectar carcinoides pueden incluir, análisis de sangre para cromogranina A (CgA), enolasa específica de neuronas (NSE), sustancia P

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y gastrina. Dependiendo de la ubicación del tumor y de los síntomas del paciente, los médicos también pueden ordenar otros análisis de sangre.

Biopsia

Los antecedentes médicos del paciente, el examen físico y los resultados de los estudios por imágenes pueden sugerir de forma contundente la presencia de cáncer de páncreas, pero la única forma de estar seguro es extirpando una pequeña muestra del tumor y observarla bajo el microscopio. Este procedimiento se conoce como biopsia.

Existen varios tipos de biopsias. La que se usa más a menudo para diagnosticar cáncer de páncreas se denomina biopsia por aspiración con aguja fina (FNA, por sus siglas en inglés). En este estudio, un médico introduce una aguja fina a través de la piel hasta llegar al páncreas. El doctor usa imágenes de tomografías computarizadas o de ecografía endoscópica para ver la posición de la aguja y asegurarse que esté en el tumor.

Los médicos también pueden hacer una biopsia del tumor mediante una ecografía endoscópica para colocar la aguja directamente en el tumor a través de la pared del duodeno. En cualquier caso, las muestras pequeñas de tejido pueden extraerse mediante la aguja. Las principales ventajas de este estudio son que no es necesario administrarle al paciente anestesia general (el paciente no está "dormido") durante la prueba y que los efectos secundarios significativos son poco comunes.

En el pasado, las biopsias quirúrgicas solían realizarse más comúnmente. Este tipo de biopsia requiere de una laparotomía (una larga incisión a través de la piel hacia la pared del abdomen para examinar los órganos internos). Es posible tomar muestras de las áreas cuya apariencia o tacto luzcan o se sientan anormales al extirpar una pequeña porción de tejido con un bisturí o mediante una aguja. El cirujano puede usar una aguja fina (como en una biopsia por aspiración con aguja fina). Más frecuentemente, los cirujanos usan una aguja más grande para extraer un núcleo cilíndrico de tejido de aproximadamente media pulgada de largo y menos de un octavo de pulgada de diámetro (conocida como biopsia por punción con aguja gruesa). La desventaja principal de este tipo de biopsia es que se debe usar anestesia general y el paciente debe permanecer en el hospital para su recuperación.

Actualmente, la laparotomía es pocas veces recomendada. Los médicos prefieren usar la laparoscopia como un método de observación y quizás tomar una muestra del páncreas con la biopsia. Se suele sedar o adormecer a los pacientes durante este procedimiento. El cirujano hace varias incisiones pequeñas en el abdomen e inserta instrumentos compactos como telescopios en la cavidad abdominal. Uno de estos usualmente se conecta a un monitor de video. El cirujano puede observar el abdomen, ver qué tan grande es el tumor y si se ha propagado, así como extraer muestras de tejido si lo requiere.

Puede que el médico no haga una biopsia en alguien que tenga un tumor en el páncreas que luzca como un cáncer (según los estudios por imágenes), si tal parece que se puede

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hacer una cirugía para remover todo el cáncer. En lugar de una biopsia, el médico puede proceder con la cirugía. Si el médico descubre durante la cirugía que el cáncer se propagó demasiado como para removerlo completamente, puede que sólo se extraiga una muestra del cáncer para confirmar el diagnóstico, y el resto de la operación planeada será suspendida.

Si se planeó tratamiento (tal como quimioterapia o radiación) antes de la cirugía, es necesario realizar primero una biopsia para confirmar el diagnóstico.

Para aprender más sobre los diferentes tipos de biopsias, cómo se usa el tejido en el laboratorio para diagnosticar la enfermedad, y lo que indicarán los resultados lea el documento Testing Biopsy and Cytology Specimens for Cancer. Puede acceder a este documento en nuestro sitio Web o solicitar una copia gratis vía telefónica llamando a nuestra línea sin cargos.

¿Cómo se clasifica por etapas el cáncer de páncreas? La etapa de un cáncer pancreático (extensión de la enfermedad al momento del diagnóstico) es el factor más importante para considerar las opciones de tratamiento y predecir el pronóstico del paciente. Las pruebas que se describieron en la sección “¿Cómo se diagnostica el cáncer de páncreas?” son las que se usan para determinar la etapa del cáncer.

Sistema de clasificación por etapas TNM del American Joint Committee on Cancer (AJCC)

Un sistema de clasificación es una manera convencional con la cual el equipo que atiende su cáncer describe la extensión de la enfermedad. Un sistema que se utiliza para describir las etapas del cáncer de páncreas es el sistema TNM del American Joint Committee on Cancer (AJCC). El sistema TNM de clasificación por etapas contiene tres piezas clave de información:

• La T describe el tamaño de el/los tumor(es) primario(s) medido en centímetros (cm) y si éste se ha propagado dentro del páncreas o a órganos cercanos.

• La N describe la propagación a los ganglios linfáticos cercanos (nódulos regionales).

• La M indica si el cáncer ha hecho metástasis (se ha propagado) a otros órganos del cuerpo (los sitios de propagación más comunes del cáncer pancreático son el hígado, los pulmones y el peritoneo, es decir, el espacio alrededor de los órganos digestivos).

Los números o las letras que aparecen después de la T, N y M proveen más detalles acerca de cada uno de estos factores:

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• Los números del 0 a 4 indican la gravedad en forma creciente.

• La letra X significa "no puede ser evaluado", porque no hay información disponible.

• Las letras “is” significan “carcinoma in situ”, lo que indica que el tumor está limitado dentro de las capas superiores de las células de la mucosa y todavía no ha invadido las capas más profundas de tejido.

Categorías T

TX: no se puede evaluar el tumor principal.

T0: no hay evidencia de un tumor primario.

Tis: carcinoma in situ (muy pocos tumores pancreáticos se detectan en esta etapa).

T1: el cáncer no se ha propagado más allá del páncreas y mide menos de 2 cm (aproximadamente ¾ de pulgada) de ancho.

T2: el cáncer no se ha propagado más allá del páncreas, pero mide más de 2 cm de ancho.

T3: el cáncer se ha propagado del páncreas a los tejidos cercanos que le rodean, pero no a vasos sanguíneos o nervios principales.

T4: el cáncer se ha extendido más allá del páncreas hacia los grandes vasos sanguíneos o nervios cercanos.

Categorías N

NX: no se pueden evaluar los ganglios linfáticos regionales.

N0: los ganglios linfáticos regionales (ganglios linfáticos cercanos al páncreas) no están comprometidos.

N1: el cáncer se ha propagado a los ganglios linfáticos regionales.

Categorías M

M0: el cáncer no se ha propagado a los ganglios linfáticos distantes (aparte de los que están cerca del páncreas) ni a órganos distantes como el hígado, los pulmones, el cerebro, etc.

M1: hay metástasis a distancia.

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Agrupación por etapas del cáncer de páncreas

Después de que se hayan determinado las categorías T, N y M del cáncer, esta información se combina a fin de asignar una etapa que se expresa en números romanos, de I a IV. Al proceso de asignar un número a la etapa con base en las etapas TNM se le denomina agrupamiento por etapas.

Etapa 0 (Tis, N0, M0): el tumor está confinado a las capas superiores de células del conducto pancreático y no ha invadido a tejidos más profundos. No se ha propagado fuera del páncreas. Estos tumores a veces son referidos como carcinoma in situ pancreático o neoplasia intraepitelial pancreática III (PanIn III).

Etapa IA (T1, N0, M0): el tumor está confinado en el páncreas y mide menos de 2 cm. No se ha propagado a los ganglios linfáticos adyacentes ni a áreas distantes.

Etapa IB (T2, N0, M0): el tumor está confinado en el páncreas y mide más de 2 cm. No se ha propagado a los ganglios linfáticos adyacentes ni a áreas distantes.

Etapa IIA (T3, N0, M0): el tumor está creciendo fuera del páncreas, pero no hacia los vasos sanguíneos grandes. No se ha propagado a los ganglios linfáticos adyacentes ni a áreas distantes.

Etapa IIB (T1-3, N1, M0): el tumor está confinado en el páncreas o está creciendo fuera del páncreas, pero no hacia los vasos sanguíneos grandes o nervios principales adyacentes. Se ha propagado a los ganglios linfáticos adyacentes, pero no a áreas distantes.

Etapa III (T4, Cualquier N, M0): el tumor está creciendo fuera del páncreas hacia los vasos sanguíneos grandes o nervios principales adyacentes. Pudiera o no haberse propagado a los ganglios linfáticos adyacentes. No se ha propagado a partes distantes.

Etapa IV (Cualquier T, Cualquier N, M1): el cáncer se ha propagado a sitios distantes.

Otros factores

Aunque no son formalmente parte del sistema TNM, otros factores también son importantes en determinar el pronóstico (perspectiva de supervivencia). El grado del cáncer (qué tan anormal lucen las células bajo el microscopio) a veces se clasifica en una escala de G1 a G4, donde G1 indica los cánceres cuyas células lucen con la mayor normalidad, presentando la mejor perspectiva de supervivencia.

Para los pacientes que son sometidos a cirugía, otro factor importante es la extensión de la resección (si todo el tumor se extirpó). A veces esto se clasifica en una escala de R0 (donde todo el tumor visible y microscópico se ha extirpado) a R2 (donde algunos tumores visibles no pudieron ser extirpados).

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Términos comúnmente usados para describir el cáncer de páncreas

Desde un punto de vista práctico, la extensión de la propagación del cáncer a menudo no puede ser determinada con precisión a menos que se realice una cirugía. Por esta razón, los médicos usan un sistema de clasificación más sencillo, el cual divide los cánceres en grupos en función de poder o no extirparlos quirúrgicamente. Estos grupos son llamados cáncer resecable, cáncer localmente avanzado (no resecable) y cáncer metastásico. Estos términos se usan para describir tanto a los tumores pancreáticos exocrinos como a los endocrinos.

Resecable

Si el cáncer está sólo en el páncreas (o se ha propagado justo más allá de éste), y el cirujano puede extirpar por completo el tumor, se le llama resecable.

Avanzado localmente (no resecable)

Si el cáncer no se ha propagado aún a órganos distantes, pero todavía no se puede extirpar completamente con cirugía, se le llama avanzado localmente. A menudo, el cáncer no se puede remover debido a que existe demasiado de éste en los vasos sanguíneos adyacentes. Debido a que el cáncer no se puede extirpar por completo mediante cirugía se le llama no resecable. Para estos tumores, la cirugía se haría sólo para aliviar los síntomas o problemas, tales como una obstrucción del conducto biliar o del tracto intestinal.

Metastásico

Cuando el cáncer se propaga a los órganos distantes, se denomina metastásico. Aun así puede que se haga la cirugía, pero la meta sería aliviar los síntomas, no curar el cáncer.

Supervivencia del cáncer de páncreas según la etapa

Los médicos suelen utilizar las tasas de supervivencia para exponer el pronóstico de una persona en forma estándar. Es posible que algunos pacientes con cáncer de páncreas quieran conocer las estadísticas de supervivencia para personas en situaciones similares, mientras que para otros las cifras pueden no ser útiles e incluso pueden no querer conocerlas. Si usted decide que no quiere saber las estadísticas de supervivencia, no lea los siguientes párrafos y pase a la próxima sección.

La tasa de supervivencia a 5 años se refiere al porcentaje de pacientes que vive al menos 5 años después de su diagnóstico de cáncer. Desde luego, muchas personas viven mucho más de 5 años (y muchos se curan). Además, las personas con cáncer de páncreas pueden

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morir por otras causas. Estas tasas, llamadas tasas de supervivencia observada, no toman eso en consideración.

A fin de obtener tasas de supervivencia a 5 años, los médicos tienen que examinar a personas que fueron tratadas al menos 5 años atrás. Los avances en el tratamiento desde entonces pueden producir un pronóstico más favorable para personas que hoy día son diagnosticadas con cáncer de páncreas.

Las tasas de supervivencia se basan con frecuencia en los resultados previos de un gran número de personas que tuvieron la enfermedad; sin embargo, no pueden predecir lo que sucederá en el caso particular de una persona. Hay muchos otros factores que puede que afecten el pronóstico de una persona, como la edad y el estado general de salud, cuáles tratamientos se administraron, y qué tan bien responda al tratamiento contra el cáncer. El médico puede indicar cómo aplican a su caso las cifras que están a continuación, ya que él o ella está familiarizado con su situación.

Las cifras a continuación provienen del National Cancer Data Base, y se basan en personas diagnosticadas con cáncer de páncreas exocrino entre 1992 y 1998.

Cáncer de páncreas exocrino

Etapa Supervivencia

observada a 5 años

Etapa IA: 14%

Etapa IB 12%

Etapa IIA 7%

Etapa IIB 5%

Etapa III 3%

Etapa IV 1%

En general, los pacientes que fueron tratados con cirugía vivieron por más tiempo, mientras que la supervivencia para los pacientes que no se sometieron a cirugía fue

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bastante desfavorable. Sin embargo, sólo alrededor de uno de cada seis pacientes fue tratado con cirugía.

Para los tumores neuroendocrinos pancreáticos, las estadísticas de supervivencia según la etapa sólo están disponibles para pacientes tratados con cirugía. Estas cifras provienen de la base de datos nacional sobre cáncer (National Cancer Data Base) y se basan en pacientes que fueron diagnosticados entre los años 1985 y 2004.

Los tumores neuroendocrinos pancreáticos tratados con cirugía

Etapa Supervivencia a 5 años

Etapa I 61%

Etapa II 52%

Etapa III 41%

Etapa IV 15%

¿Cómo se trata el cáncer de páncreas? Esta información representa los puntos de vista de los médicos y del personal de enfermería que prestan servicio en la Junta Editorial del Banco de Datos de Información de la Sociedad Americana Contra El Cáncer. Estos puntos de vista se basan en la interpretación que ellos hacen de los estudios publicados en revistas médicas, así como en su propia experiencia profesional.

La información sobre tratamientos incluida en este documento no constituye una política oficial de la Sociedad y no tiene como objetivo ofrecer asesoramiento médico que remplace la experiencia y el juicio de su equipo de atención médica contra el cáncer. Su objetivo es ayudar a que usted y a su familia estén informados para tomar decisiones conjuntamente con su médico.

Es posible que su médico tenga motivos para sugerir un plan de tratamiento distinto de estas opciones generales de tratamiento. No dude en consultarle acerca de sus opciones.

Información general sobre tratamientos

Dependiendo del tipo y la etapa de su cáncer, puede que usted necesite más de un tipo de tratamiento. Los médicos en su equipo de atención al cáncer pueden incluir:

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• Un cirujano: un médico que emplea la cirugía para tratar los cánceres u otros problemas.

• Un endocrinólogo: un médico que trata enfermedades en las glándulas que secretan hormonas.

• Un oncólogo especialista en radiación: un médico que usa radiación para tratar el cáncer.

• Un médico oncólogo: un médico que usa quimioterapia y otras medicinas para tratar el cáncer.

Puede que muchos otros especialistas también participen en su atención, incluyendo enfermeras practicantes, enfermeras, sicólogos, trabajadores sociales, especialistas en rehabilitación y otros profesionales de la salud.

Los tipos principales de tratamiento para el cáncer de páncreas son:

• Cirugía.

• Técnicas de ablación.

• Radioterapia.

• Quimioterapia y otros medicamentos.

El control del dolor también es una parte importante del tratamiento para muchos pacientes.

Dependiendo del tipo y la etapa del cáncer, algunos de estos tratamientos podrían combinarse. Para información sobre algunos de los métodos más comunes usados según la extensión de la enfermedad, consulte la sección “Tratamiento del cáncer de páncreas por etapa”.

Es importante hablar con el médico sobre todas sus opciones de tratamiento, incluyendo sus objetivos y posibles efectos secundarios, para ayudarle a tomar una decisión que mejor se ajuste a sus necesidades. También es importante que haga preguntas si hay algo que no entiende bien. Usted puede encontrar algunas buenas preguntas en la sección, “¿Qué debe preguntar a su médico sobre el cáncer de páncreas?”.

Lea la sección “Recursos adicionales para el cáncer de páncreas” para obtener otros materiales con información más detallada sobre los diferentes tipos de tratamientos del cáncer y sus efectos secundarios.

Cirugía para el cáncer de páncreas

Hay dos tipos generales de cirugía que se usan para tratar el cáncer de páncreas.

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• La cirugía potencialmente curativa se usa cuando los estudios por imágenes sugieren que es posible extirpar por completo el cáncer.

• La cirugía paliativa puede realizarse si los estudios por imágenes sugieren que el tumor está demasiado extendido como para extirparse completamente. Este procedimiento se hace para aliviar los síntomas o para prevenir ciertas complicaciones asociadas con una obstrucción del conducto biliar o del tracto intestinal.

Varios estudios han demostrado que la extirpación parcial del cáncer no es útil para prolongar la vida del paciente. La cirugía contra el cáncer de páncreas es una de las operaciones más difíciles de realizar para un cirujano. Además, resulta ser una de las operaciones más difíciles para los pacientes. Puede que haya complicaciones y que el paciente requiera varias semanas para su recuperación. Los pacientes necesitan evaluar los beneficios potenciales y los riesgos de dicha cirugía con detenimiento.

Cirugía potencialmente curativa

La mayoría de las cirugías curativas están diseñadas para tratar los cánceres localizados en la cabeza del páncreas. Debido a que estos cánceres se encuentran cerca del conducto biliar, algunos de ellos causan ictericia y se detectan lo suficientemente temprano para poder ser extirpados. Las cirugías para otras partes del páncreas se mencionan a continuación, pero éstas solamente se llevan a cabo cuando es posible la extirpación total del cáncer.

Se emplean tres procedimientos para extirpar tumores de páncreas:

Pancreaticoduodenectomía (operación de Whipple): esta operación es la más común utilizada para extraer un cáncer de páncreas exocrino y también se usa algunas veces para tratar los tumores endocrinos pancreáticos. En este procedimiento se extrae la cabeza, y a veces también el cuerpo del páncreas. También se extirpa parte del estómago, intestino delgado y ganglios linfáticos cerca del páncreas. Se extirpa la vesícula biliar y parte del conducto colédoco. La vía biliar restante se une al intestino delgado de manera que la bilis pueda continuar fluyendo al intestino delgado desde el hígado.

Esta operación es compleja y requiere de mucha habilidad y experiencia. Conlleva un riesgo relativamente elevado de complicaciones que pueden resultar fatales. Cuando la operación se realiza en hospitales pequeños o por médicos con menos experiencia, más del 15% de los pacientes puede morir como consecuencia de complicaciones quirúrgicas. Por otro lado, cuando esta operación se realiza en centros oncológicos por cirujanos con experiencia en el procedimiento, menos del 5% de los pacientes mueren como consecuencia directa de complicaciones de la cirugía. Aun así, incluso en las mejores manos, muchos pacientes presentan complicaciones de la cirugía. Éstas pueden incluir:

• Fugas de las varias conexiones que la cirugía tiene que hacer.

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• Infecciones.

• Sangrado.

• Dificultad para que el estómago se vacíe por sí solo después de comer.

Para que los pacientes tengan los mejores resultados deben ser tratados por un cirujano que haga muchas de estas operaciones en un hospital donde se realicen muchas de ellas. En general, las personas que se someten a este tipo de cirugía tienen mejores resultados cuando están en un hospital donde se realizan al menos 20 cirugías de páncreas por año (procedimientos Whipple).

Al momento del diagnóstico, sólo cerca de 10% de los cánceres de páncreas parecen estar confinados completamente dentro del páncreas. Sólo alrededor de la mitad de estos resultan ser realmente resecables una vez iniciada la cirugía. Aunque la cirugía provee la única oportunidad real para curar el cáncer de páncreas exocrino, no siempre conduce a una cura. Incluso si se extirpa todo el tumor visible, a menudo algunas cuantas células cancerosas ya se han propagado a otras partes del cuerpo. Con el pasar del tiempo, estas células crecen en tumores nuevos y causan muchos problemas, incluso la muerte. Por esta razón, la enfermedad regresa posteriormente en la mayoría de los pacientes que se sometieron a una cirugía que pareció haber removido por completo un cáncer del páncreas exocrino.

Las tasas de éxito a largo plazo para tumores neuroendocrinos pancreáticos son a menudo mucho mejores. Estos tumores tienen una mayor probabilidad de ser curados con cirugía.

El bazo ayuda al organismo a combatir infecciones. Por lo tanto, extirpar el bazo conlleva un mayor riesgo de infección con ciertas bacterias. Para atender este problema, los médicos recomiendan que los pacientes reciban ciertas vacunas antes del procedimiento Whipple.

Pancreatectomía distal: en esta operación se extirpa sólo la cola del páncreas o la cola y una porción del cuerpo del páncreas. Generalmente el bazo también se extirpa. Esta operación se usa con más frecuencia para tratar tumores neuroendocrinos pancreáticos en la cola y el cuerpo del páncreas. En raras ocasiones se utiliza para tratar cánceres de páncreas exocrinos, ya que por lo general cuando estos tumores se detectan ya se han propagado.

Puede que su médico recomiende ciertas vacunas antes de esta operación ya que el bazo será extirpado.

Pancreatectomía total: esta operación alguna vez se utilizó para los tumores en el cuerpo o cabeza del páncreas. La cirugía extirpa todo el páncreas y el bazo. Actualmente se utiliza poco para tratar los cánceres de páncreas exocrinos debido a que la extirpación de todo el páncreas no parece ofrecer ventaja alguna. Es posible vivir sin un páncreas, no obstante, cuando el páncreas se extirpa por completo, a esas personas se les deja sin células de los islotes que son las productoras de insulina. Estas personas desarrollan

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diabetes, lo que puede ser difícil de tratar porque ellas dependen totalmente de inyecciones de insulina y porque las células de los islotes también producen otras hormonas que ayudan a mantener los niveles de azúcar en la sangre.

Cirugía paliativa

Si el cáncer se ha propagado demasiado como para extirparse completamente, cualquier cirugía considerada será con fines paliativos (con el propósito de aliviar o prevenir los síntomas). Debido a que el cáncer de páncreas puede progresar rápidamente, la mayoría de los médicos no aconsejan la cirugía con fines paliativos. Algunas veces se comienza la cirugía con la esperanza de curar al paciente, pero el cirujano descubre que esto no es posible. En este caso, el cirujano pudiera continuar la operación como procedimiento paliativo y aliviar o prevenir síntomas.

El cáncer que crece en la cabeza del páncreas puede bloquear el conducto colédoco cuando éste pasa por esta parte del páncreas. Esta obstrucción puede causar dolor y problemas digestivos debido a que la bilis no llega al intestino. Los químicos de la bilis se acumularán en el cuerpo. Hay dos opciones para desbloquear la vía biliar.

Se puede realizar una cirugía para desviar el flujo de la bilis desde el conducto colédoco directamente al intestino y así circundar al páncreas. Esta operación requiere que se haga un corte en el abdomen y el paciente podría requerir varias semanas para su total recuperación. Una ventaja es que durante este procedimiento, el cirujano podría cortar los nervios que van al páncreas o inyectarlos con alcohol. Esto puede que reduzca o elimine cualquier dolor que el cáncer pueda estar produciendo.

Algunas veces, la conexión del estómago al duodeno (la parte inicial del intestino delgado) es desviada durante este momento también. A menudo, durante una etapa avanzada del cáncer de páncreas, el duodeno es bloqueado por el cáncer, lo cual produce dolores y vómitos que hacen necesaria una cirugía. Al circundar el duodeno antes de que esto ocurra puede ayudar a evitar una segunda operación posteriormente.

Existe otro método para aliviar el conducto biliar bloqueado sin cirugía. En su lugar, se coloca una endoprótesis ("stent", un tubo pequeño) en el conducto para mantenerlo abierto. Esto por lo general se lleva a cabo con un endoscopio (un tubo flexible y largo) mientras el paciente está sedado. El doctor desliza el endoscopio a través de la garganta del paciente hasta llegar al intestino delgado. Luego inserta la endoprótesis hacia el conducto biliar mediante el endoscopio. Esta endoprótesis la cual está hecha de metal comúnmente, ayuda a mantener abierto el conducto biliar y resiste la compresión que ejerce el tumor alrededor. Después de varios meses, la endoprótesis podría congestionarse, pudiendo hacer necesaria su descongestión. También se usan endoprótesis de mayor tamaño para mantener abierto el duodeno (u otras partes del intestino delgado) si es que está en peligro de ser bloqueado.

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En general, el uso de las endoprótesis colocadas endoscópicamente ha sustituido la cirugía para aliviar la obstrucción del conducto biliar. Las endoprótesis también se pueden colocar antes de la cirugía para aliviar la ictericia antes de extirpar el páncreas.

Cirugía para tratar cánceres y tumores neuroendocrinos pancreáticos

Además de los procedimientos descritos anteriormente, se pueden emplear algunos procedimientos menos extensos para extirpar los tumores neuroendocrinos pancreáticos. A menudo, se hace la laparoscopia primero para localizar mejor el tumor y ver cuán lejos se ha propagado.

Algunas veces, si el tumor es pequeño, sólo se extirpa el tumor en sí. A esto se le llama enucleación. Esta operación se hace usando un laparoscopio de manera que sólo se necesitan hacer algunas incisiones pequeñas. Puede que esta operación sea todo lo que se necesite para tratar un insulinoma, ya que este tipo de tumor a menudo es benigno.

Los gastrinomas pequeños (dos pulgadas o menos) también se pueden tratar con enucleación, aunque algunas veces el duodeno (la primera parte del intestino delgado) también se remueve. Por otro lado, los gastrinomas más grandes requieren una pancreaticoduodenectomía o una pancreatectomía distal, dependiendo de la localización del tumor.

En algunos casos, también se extirpan los ganglios linfáticos que rodean el páncreas para que puedan ser examinados y así saber si hay signos de propagación del cáncer.

Si el tumor neuroendocrino pancreático se propagó, se puede emplear cirugía para extirpar las metástasis. La cirugía se puede emplear cuando hay propagación al hígado (el lugar más común de propagación) y los pulmones. La extirpación de las metástasis puede mejorar los síntomas y prolongar la vida de los pacientes con tumores neuroendocrinos pancreáticos (PNETs). En pocos casos, se puede hacer un trasplante de hígado para tratar los tumores neuroendocrinos pancreáticos que se han propagado al hígado.

Técnicas de ablación para cáncer pancreático

Cuando un tumor neuroendocrino pancreático se propaga a otros lugares, se pueden extirpar las metástasis mediante cirugía y otras técnicas. Al tratar las metástasis, los síntomas pueden aliviarse y el paciente puede vivir por más tiempo. Estas técnicas se usan con más frecuencia para tratar el cáncer que se ha propagado al hígado. Algunas veces estos tratamientos se utilizan también para tratar áreas de propagación del cáncer de páncreas exocrino cuando sólo algunas están presentes.

Ablación por radiofrecuencia: en la ablación por radiofrecuencia (radiofrequency ablation, RFA) se inserta una sonda (como un aguja) en el tumor. Las ondas de radiofrecuencia viajan a través de la sonda para calentar y destruir el tumor.

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Termoterapia por microondas: este procedimiento es similar a la RFA, excepto que se usan microondas para calentar y destruir el tejido anormal.

Criocirugía: se inserta una sonda en el tumor, lo que congela el tejido con nitrógeno líquido o anhídrido carbónico. Se destruye el área que se congela. A esta técnica también se le conoce como crioablación.

Embolización: en un procedimiento de embolización, se usa un catéter para encontrar la arteria que alimenta el tumor. Usualmente el catéter se coloca en un vaso sanguíneo en la ingle, y se guía hasta la pequeña arteria que alimenta el tumor. Puede que sea necesario inyectar un tinte de contraste en el catéter para encontrar la arteria correcta. Luego se inyecta una sustancia en el vaso sanguíneo que corta el suministro de sangre al tumor, lo que destruye el tumor.

Cuando la sustancia que se inyecta es simple, partículas diminutas (microesferas), el procedimiento se conoce como embolización transarterial o TAE. Si se usan partículas radiactivas, se conoce como radioembolización. Este tratamiento emite radiación al tumor y también corta el suministro de sangre al tumor. Algunas veces se inyectan medicamentos de quimioterapia en la arteria que alimenta al tumor justo antes de inyectar las partículas. A esto se le llama quimioembolización transarterial o TACE.

Radioterapia para cáncer pancreático

La radioterapia utiliza rayos X o partículas de alta energía para destruir las células cancerosas. Puede ser útil en el tratamiento de cáncer de páncreas exocrino. Los tumores neuroendocrinos pancreáticos no responden bien a la radiación. Por lo tanto, no se usa con frecuencia para tratar estos tumores. La radiación se usa algunas veces para tratar los tumores neuroendocrinos pancreáticos que se han propagado a los huesos y están causando dolor. También se puede usar para tratar estos tumores en la forma de radioembolización, lo que se discutió en la sección “Técnicas de ablación para cáncer pancreático”.

La radioterapia externa es el tipo de radioterapia que se usa más a menudo para tratar el cáncer de páncreas exocrino. Este tratamiento enfoca la radiación en el cáncer desde una máquina que está fuera del cuerpo. Este tipo de radioterapia es similar a someterse a una radiografía, excepto que cada tratamiento dura más y el paciente generalmente se somete a cinco tratamientos por semana durante un período de semanas o meses.

Los pacientes podrían recibir tratamiento preoperatorio (antes de la cirugía) o postoperatorio (después de la cirugía). Si se hará una cirugía, el tratamiento preoperatorio es a menudo preferido debido a que el tratamiento postoperatorio por lo general debe posponerse por varias semanas durante las cuales el paciente se recupera de la cirugía. El tratamiento inmediatamente después de una cirugía puede interferir con la cicatrización de la herida.

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La radioterapia combinada con la quimioterapia (quimioradiación o quimioradioterapia), podría usarse en pacientes cuyos tumores pancreáticos exocrinos están demasiado extendidos como para poder extirparse mediante cirugía. Algunas veces, también se usa después de la cirugía para ayudar a evitar que el cáncer regrese posteriormente.

Algunos de los efectos secundarios comunes de la radioterapia incluyen:

• Cambios leves en la piel (similares a una quemadura por el sol).

• Náusea y vómito.

• Diarrea.

• Cansancio.

• Falta de apetito.

• Pérdida de peso.

La radiación también puede disminuir los recuentos sanguíneos y puede aumentar el riesgo de graves infecciones.

A menudo, estos efectos desaparecen tras pocas semanas de completar el tratamiento. Cuando se administra radiación con quimioterapia, a menudo los efectos secundarios empeoran. Pregunte a su médico cuáles efectos secundarios debe esperar y cómo puede prevenirlos o aliviarlos.

Aprenda más sobre la radiación en nuestro documento Radioterapia: una guía para los pacientes y sus familias.

Quimioterapia para cáncer pancreático

La quimioterapia (quimio) utiliza medicamentos contra el cáncer que se inyectan en una vena o que se administran por vía oral. Estos medicamentos entran al torrente sanguíneo y llegan a todas las áreas del cuerpo. Por lo tanto, este tratamiento podría ser útil en casos de cáncer que ha hecho metástasis (se ha propagado) más allá del órgano en el que se originó.

Quimioterapia para cáncer de páncreas exocrino

Puede que se use la quimioterapia en cualquier etapa del cáncer pancreático. Se usa comúnmente cuando el cáncer está avanzado y no se puede remover completamente con cirugía. La quimioterapia también se puede usar después de extirpar el cáncer mediante cirugía para tratar de eliminar cualquier célula cancerosa remanente (pero que no se puede ver). Este tipo de tratamiento se llama tratamiento adyuvante. Esto reduce la probabilidad de que el cáncer regrese en el futuro. También se puede administrar

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quimioterapia antes de la cirugía para tratar de reducir el tamaño del tumor. A esto se le conoce como tratamiento neoadyuvante.

Cuando la quimioterapia se administra junto con la radiación, esto puede ayudar a que la radiación sea más eficaz. Esto, conocido como quimiorradiación o quimioradioterapia, causa más efectos secundarios graves.

La gemcitabina (Gemzar®) es el medicamento de quimioterapia más comúnmente utilizado para tratar el cáncer de páncreas. En ocasiones se combina con el medicamento paclitaxel basado en albúmica (Abraxane®, nab-paclitaxel). Otro medicamento con frecuencia utilizado es el fluorouracilo (5-FU). Puede que se combine con otro conjunto de medicamentos quimioterapéuticos, como irinotecán (Camptosar®, CPT-11) y oxaliplatino (Eloxitan®), así como con el medicamento parecido a una vitamina de ácido folínico (leucovorina).

En ocasiones, puede que se use otros medicamentso también, como cisplatino, paclitaxel (Taxol®), docetaxel (Taxotere®), y capecitabina (Xeloda®).

Los medicamentos de quimioterapia eliminan las células cancerosas, pero también dañan a algunas células normales. Esto puede resultar en efectos secundarios, los cuales dependerán del tipo de medicamentos que se usen, la cantidad que se administre y la duración del tratamiento. Los efectos secundarios comunes a corto plazo incluyen:

• Náusea y vómito.

• Falta de apetito.

• Caída del cabello.

• Llagas en la boca.

• Diarrea.

Debido a que la quimioterapia puede dañar la médula ósea, donde se producen nuevas células sanguíneas, los recuentos de células sanguíneas pueden bajar. Esto puede resultar en:

• Mayor posibilidad de infección (a causa de una escasez de glóbulos blancos).

• Sangrado o aparición de moretones después de cortes o lesiones menores (a causa de una escasez de plaquetas).

• Cansancio y respiración entrecortada (debido a muy pocos glóbulos rojos).

Muchos de los medicamentos de quimioterapia usados para el cáncer de páncreas pueden causar diarrea. Otros efectos secundarios pueden ocurrir dependiendo de qué medicamentos de quimioterapia son usados. Por ejemplo, el cisplatino puede causar daño a los riñones (nefropatía). Los médicos tratan de prevenir este problema administrándole

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al paciente muchos líquidos antes y después de dar el medicamento. Tanto el cisplatino como el oxaliplatino pueden causar daño a los nervios (neuropatía). Esto puede causar síntomas de hormigueo, adormecimiento o incluso dolor en las manos y los pies. Por alrededor de un día después del tratamiento, el oxaliplatino puede causar dolor en los nervios que empeora con la exposición al frío. A menudo, esto causa dolor al tragar, el cual empeora cuando el paciente trata de tragar alimentos o líquidos fríos. Si usted va a recibir quimioterapia, haga preguntas al equipo de profesionales que atienden el cáncer sobre los medicamentos que se usarán y los efectos secundarios que se espera que cause la quimioterapia.

La mayoría de los efectos secundarios desaparecen una vez se detiene el tratamiento. Si surgen efectos secundarios, existen tratamientos que ayudarán a aliviarlos o a eliminarlos. Por ejemplo, se pueden administrar medicamentos para prevenir o reducir la náusea y el vómito.

Terapia dirigida para los cánceres de páncreas exocrinos

A medida que los investigadores aprenden más sobre los cambios genéticos en células que causan cáncer, ellos han podido desarrollar medicamentos más recientes diseñados para combatir estos cambios de manera específica. Con frecuencia, a estos medicamentos se les conoce como terapia dirigida. Estos medicamentos funcionan de distinta manera en comparación con los medicamentos que se usan comúnmente en la quimioterapia, y tienen diferentes efectos secundarios (y suelen ser menos graves). Para más información, lea la sección “¿Qué avances hay en la investigación y el tratamiento del cáncer de páncreas?”.

Una pastilla llamada erlotinib (Tarceva®) ha ayudado a algunos pacientes con cáncer de páncreas avanzado. El erlotinib se dirige a una proteína conocida como EGFR sobre la superficie de las células cancerosas, la cual normalmente estimula el crecimiento de células cancerosas. Se ha visto que al combinarse con gemcitabina, se obtienen ligeramente mejores resultados que al usar gemcitabina por sí sola. Puede que algunas personas se beneficien más que otras con esta combinación. Los efectos secundarios comunes del erlotinib incluyen irritaciones en la piel semejantes al acné, diarrea, falta de apetito y cansancio.

Quimioterapia para tumores neuroendocrinos pancreáticos

A menudo, la quimioterapia no es muy útil en el tratamiento de estos tumores. Por lo tanto, no se usa a menudo para tratar estos tumores. Cuando se emplea quimioterapia, los medicamentos preferidos son la doxorrubicina (Adriamycin®) y streptozocin. En lugar del medicamento regular, algunas veces se ha estado utilizando una forma especial de doxorrubicina, conocida como doxorrubicina liposomal (Doxil®). En esta forma, el medicamento se disuelve en gotas diminutas de grasa, lo que permite que se administre con menos efectos segundarios graves. Otros medicamentos de quimioterapia han sido

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útiles en el tratamiento de estos tumores, incluyendo fluorouracilo (5-FU), dacarbazina (DTIC) y temozolomida (Temodar®). Algunos estudios recientes han encontrado que la combinación de temozolomida con talidomida o con capecitabina (Xeloda) puede ser útil.

Terapia dirigida para tumores neuroendocrinos pancreáticos

El medicamento sunitinib (Sutent®) ataca tanto el crecimiento de los vasos sanguíneos, así como otros blancos que estimulan el crecimiento de las células cancerosas. Cuando se utilizó este medicamento para tratar a los pacientes con tumores neuroendocrinos pancreáticos que tenían propagación fuera del páncreas, demostró que redujo el crecimiento del tumor y ayudó a los pacientes a vivir por más tiempo. Este medicamento es una pastilla que se toma una vez al día para tratar los tumores neuroendocrinos pancreáticos. Los efectos secundarios más comunes son náusea, diarrea, cambios en la piel o el color del cabello, llagas en la boca, debilidad y bajos recuentos sanguíneos. Otros efectos posibles incluyen cansancio, alta presión arterial, problemas cardiacos, sangrado, síndrome de pies y manos (enrojecimiento, dolor, y descamación de la piel en las palmas de las manos y las plantas de los pies) y niveles bajos de la hormona tiroidea. Este medicamento está aprobado por la FDA para tratar tumores neuroendocrinos pancreáticos que no se pueden extirpar con cirugía o que se han propagado fuera del páncreas.

El everolimus (Afinitor®) funciona al bloquear una célula proteínica conocida como mTOR, la cual normalmente fomenta el crecimiento y la división celular. Cuando se utilizó este medicamento para tratar a los pacientes con tumores neuroendocrinos pancreáticos que tenían propagación fuera del páncreas, demostró que redujo el crecimiento del tumor. Aún no está claro si este medicamento ayuda a los pacientes a vivir por más tiempo. El everolimus se administra en forma de pastilla una vez al día para tratar los tumores neuroendocrinos pancreáticos. Los efectos secundarios comunes de este medicamento incluyen llagas en la boca, un riesgo aumentado de infecciones, náusea, pérdida de apetito, diarrea, sarpullido en la piel, sensación de cansancio o debilidad, acumulación de líquido (usualmente en las piernas), y aumento en los niveles de colesterol y azúcar en la sangre. Un efecto secundario menos común, pero grave, consiste en daño a los pulmones. Esto puede causar dificultad respiratoria u otros problemas. Este medicamento está aprobado por la FDA para tratar tumores neuroendocrinos pancreáticos que no se pueden extirpar con cirugía o que se han propagado fuera del páncreas.

Otros medicamentos para tratar los tumores neuroendocrinos pancreáticos

Análogos de somatostatina: la octreótida (Sandostatin®) es un agente químicamente relacionado con la somatostatina, una hormona natural. Resulta muy útil para algunos pacientes con tumores neuroendocrinos pancreáticos, ya que puede evitar que el tumor libere su hormona en el torrente sanguíneo. Esto reduce los síntomas y ayuda a los

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pacientes a sentirse mejor. Se espera que este medicamento ayude a cualquier paciente con un tumor que se pueda ver en una centellografía de receptores de somatostatina. (Lea “Estudios por imágenes” en la sección “¿Cómo se diagnostica el cáncer de páncreas?”).

Por otro lado, el octreótido puede ayudar a reducir la diarrea en pacientes con VIPomas, glucagonomas y somatostatinomas. También puede ayudar con el sarpullido de los glucagonomas. Este medicamento incluso puede detener el crecimiento de los tumores. Los principales efectos secundarios son dolor en el lugar de la inyección, y rara vez retorcijones, náusea, vómito, dolor de cabeza, mareos y cansancio. La octreótida causa espesamiento de la bilis en la vesícula biliar, lo que puede derivar en cálculos biliares. También puede causar que el organismo sea resistente a la acción de la insulina, lo que ocasiona que la diabetes preexistente sea más difícil de controlar. Este medicamento no se usa con frecuencia en el tratamiento de insulinomas, ya que sus efectos en la liberación de otras hormonas pueden causar peores problemas con los niveles de azúcar en la sangre.

La versión estándar de la octreotida es de acción rápida y se administra como inyección de dos a cuatro veces al día. Este medicamento también está disponible en una forma de acción prolongada (llamada Sandostatin LAR Depot) que sólo se necesita administrar una vez al mes, lo que puede ayudar más a los pacientes que la versión de acción rápida. Un medicamento similar, lanreotida (Somatuline® Depot), también está disponible. También se administra mediante una inyección mensual. Actualmente se realizan estudios de un nuevo medicamento llamado pasireotida.

La diazoxida es un medicamento que puede bloquear la segregación de insulina del páncreas. Se puede usar para prevenir bajos niveles de azúcar en la sangre (hipoglicemia) en pacientes con insulinomas. A menudo, este medicamento se usa para normalizar los niveles de glucosa en la sangre antes de la cirugía con el fin de hacer que la operación sea más segura para el paciente.

Los inhibidores de la bomba de protones bloquea la segregación de ácido del estómago. Los medicamentos a menudo necesitan ser tomados en dosis más altas de lo usual, pero son muy útiles en la prevención de úlceras en pacientes con gastrinomas. Ejemplos de estos medicamentos incluyen: omeprazol (Prilosec®), esomeprazol (Nexium), lansoprazol (Prevacid) y otros.

Control del dolor

El dolor en la región del abdomen o la espalda puede convertirse en un principal problema para las personas con cáncer de páncreas, especialmente con el tipo exocrino. No obstante, existe tratamiento para aliviar el dolor. Si usted está sintiendo cualquier dolor, por favor, asegúrese de hablar con su médico o enfermera inmediatamente. El dolor es más fácil de aliviar si el tratamiento se inicia cuando comienza a tenerlo. Usted y su médico o enfermera pueden hablar sobre la mejor manera de tratar su dolor. Un

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especialista contra el dolor también puede ayudar en la preparación de un plan de tratamiento.

Existen formas comprobadas de aliviar el dolor debido al cáncer de páncreas A la mayoría de los pacientes, el tratamiento con morfina u otros medicamentos similares (opiáceos) les reduce el dolor considerablemente. Muchas personas son reacias a tomar estos medicamentos porque temen volverse adictas, aunque los estudios han indicando que el riesgo de esto es bajo si el paciente toma el medicamento contra el dolor según lo indica el médico.

Los medicamentos contra el dolor son más eficaces cuando se administran periódicamente siguiendo cierto horario. Estos medicamentos no funcionan tan bien si son administrados sólo cuando el dolor se intensifica. Se pueden tomar varias formas de acción prolongada de morfina y otros agentes opioides en forma de pastilla, y únicamente requieren ingerirse una o dos veces al día. Incluso existe una forma de acción prolongada del medicamento fentanilo que se aplica como parche cada 3 días.

Los efectos secundarios comunes de estos medicamentos son náusea y sentirse soñoliento, lo que se alivia con el paso del tiempo. El estreñimiento es un efecto secundario común que no se aliviará y que requerirá tratamiento. La mayoría de las personas que reciben estos medicamentos necesitan tomar laxantes cada día.

Puede que se necesiten ciertos procedimientos para tratar el dolor. Por ejemplo, cortar algunos de los nervios que se encuentran detrás del páncreas que comunican las sensaciones de dolor o inyectar alcohol en estos, puede aliviar el dolor y permitirle el uso de menores dosis de medicamentos opiáceos. Esto se puede hacer durante la cirugía para extraer el cáncer, aunque también se puede hacer sin necesidad de cirugía con la ayuda de una ecografía endoscópica.

El tratamiento del cáncer con quimioterapia y/o radiación también puede a veces aliviar el dolor al encoger el tamaño del cáncer.

Para más información sobre el dolor, por favor consulte el documento Control del dolor: una guía para las personas con cáncer y sus seres queridos. En la sección “Recursos adicionales para el cáncer de páncreas”, se puede encontrar una lista de algunos otros documentos relacionados con este tema que pueden ser útiles.

Estudios clínicos para cáncer pancreático

Es posible que haya tenido que tomar muchísimas decisiones desde que se enteró de que tiene cáncer. Una de las decisiones más importantes que tomará es elegir cuál es el mejor tratamiento para usted. Puede que haya escuchado hablar acerca de los estudios clínicos que se están realizando para el tipo de cáncer que usted tiene. O quizá un integrante de su equipo de atención médica le comentó sobre un estudio clínico.

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Los estudios clínicos son estudios de investigación minuciosamente controlados que se realizan con pacientes que se ofrecen para participar como voluntarios. Se llevan a cabo para estudiar con mayor profundidad nuevos tratamientos o procedimientos.

Si está interesado en participar en un estudio clínico, comience por preguntarle a su médico si en la clínica u hospital se realizan estudios clínicos. También puede comunicarse con nuestro servicio de compatibilidad de estudios clínicos para obtener una lista de los estudios clínicos que cumplen con sus necesidades desde el punto de vista médico. Este servicio está disponible llamando al 1-800-303-5691 o mediante nuestro sitio en Internet en www.cancer.org/clinicaltrials. También puede obtener una lista de los estudios clínicos que se están realizando en la actualidad comunicándose con el Servicio de Información sobre el Cáncer (Cancer Information Service) del Instituto Nacional del Cáncer (National Cancer Institute o NCI, por sus siglas en inglés) llamando al número gratuito 1-800-4-CANCER (1-800-422-6237) o visitando el sitio Web de estudios clínicos del NCI en www.cancer.gov/clinicaltrials.

Existen ciertos requisitos que usted debe cumplir para participar en cualquier estudio clínico. Si reúne los requisitos para formar parte del estudio, es usted quien deberá decidir si desea participar (inscribirse) o no.

Los estudios clínicos son una forma de tener acceso a la atención más avanzada para el cáncer. Es la única forma que tienen los médicos de aprender mejores métodos para tratar el cáncer. Aun así, no son adecuados para todas las personas.

Usted puede obtener más información sobre los estudios clínicos en nuestro documento Estudios clínicos: lo que necesita saber. Usted puede leer este documento en nuestro sitio Web o llamarnos para solicitar una copia.

Terapias complementarias y alternativas para cáncer pancreático

Al tener cáncer, es posible que escuche hablar sobre formas de tratar el cáncer o de aliviar los síntomas que el médico no le ha mencionado. Todos, desde amigos y familiares hasta grupos en Internet y sitios Web, ofrecen ideas sobre lo que podría ayudarle. Estos métodos pueden incluir vitaminas, hierbas y dietas especiales, u otros métodos, como por ejemplo, acupuntura o masajes.

¿Qué son exactamente las terapias complementarias y alternativas?

Estos términos no siempre se emplean de la misma manera y se usan para hacer referencia a muchos métodos diferentes, por lo que el tema puede resultar confuso. Usamos el término complementario para referirnos a tratamientos que se usan junto con su atención médica habitual. Los tratamientos alternativos se usan en lugar de un tratamiento médico indicado por un médico.

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Métodos complementarios: la mayoría de los métodos de tratamiento complementarios no se ofrecen como curas del cáncer. Se emplean principalmente para ayudarle a sentirse mejor. Algunos métodos que se usan junto con el tratamiento habitual son la meditación para reducir la tensión nerviosa, la acupuntura para ayudar a aliviar el dolor, o el té de menta para aliviar las náuseas. Se sabe que algunos métodos complementarios ayudan, mientras que otros no han sido probados. Se ha demostrado que algunos no son útiles, y se ha determinado que unos pocos son perjudiciales.

Tratamientos alternativos: los tratamientos alternativos pueden ofrecerse como curas del cáncer. No se ha demostrado en estudios clínicos que estos tratamientos sean seguros ni eficaces. Algunos de estos métodos pueden ser peligrosos o tienen efectos secundarios que representan un riesgo para la vida. Pero, en la mayoría de los casos, el mayor peligro es que usted pueda perder la oportunidad de recibir los beneficios de un tratamiento médico convencional. Las demoras o las interrupciones en su tratamiento médico pueden darle al cáncer más tiempo para avanzar y disminuir las probabilidades de que el tratamiento ayude.

Obtenga más información

Es comprensible que las personas con cáncer piensen en métodos alternativos, pues quieren hacer todo lo posible por combatir el cáncer y la idea de un tratamiento que no produzca efectos secundarios suena genial. En ocasiones, puede resultar difícil recibir tratamientos médicos, como la quimioterapia, o es posible que ya no den resultado. Pero la verdad es que la mayoría de estos métodos alternativos no han sido probados y no se ha demostrado que funcionen en el tratamiento del cáncer.

Mientras analiza sus opciones, aquí mencionamos tres pasos importantes que puede seguir:

• Busque "señales de advertencia" que sugieran fraude. ¿Promete el método curar todos los tipos de cáncer o la mayoría de ellos? ¿Le indican que no debe recibir tratamiento médico habitual? ¿Es el tratamiento un "secreto" que requiere que usted visite determinados proveedores o viaje a otro país?

• Hable con su médico o con el personal de enfermería acerca de cualquier método que esté pensando usar.

• Llámenos al 1-800-227-2345 para obtener más información sobre métodos complementarios y alternativos en general, y para averiguar sobre los métodos específicos que está evaluando. Usted también puede leer sobre estos métodos en el documento Métodos complementarios y alternativos para la atención del cáncer de nuestro sitio Web.

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La elección es suya

Siempre es usted quien debe tomar las decisiones sobre cómo tratar o manejar la enfermedad. Si desea seguir un tratamiento no convencional, obtenga toda la información que pueda acerca del método y hable con su médico al respecto. Con buena información y el respaldo de su equipo de atención médica, es posible que pueda usar en forma segura los métodos que puedan ayudarle, a la vez que evita aquellos que pueden ser perjudiciales.

Tratamiento del cáncer de páncreas por etapa

Es difícil poder determinar la etapa del cáncer pancreático de manera precisa mediante las pruebas de imágenes. Los doctores deben decidir antes de la cirugía si hay una buena probabilidad de que el cáncer pueda extirparse por completo. Por lo general, los cirujanos consideran que un cáncer de páncreas exocrino es resecable (que se puede extirpar por completo mediante cirugía) si es clasificado como T1, T2 o T3. Esto significa que no se ha propagado distantemente más allá del páncreas, especialmente hacia vasos sanguíneos mayores (T4). No hay ninguna manera de evaluar con precisión la propagación del tumor a los ganglios linfáticos antes de la cirugía.

Cáncer de páncreas exocrino

Resecable: si las pruebas de imágenes reportan una probabilidad razonable de poder extirpar el cáncer por completo, se deberá proceder con cirugía en caso de ser posible, por conformar la única oportunidad de cura. En función de dónde se haya originado el cáncer, generalmente se lleva a cabo el procedimiento de Whipple (una pancreaticoduodenectomía) o una pacreatectomía distal.

Desafortunadamente, aun cuando se extirpa todo el tumor visible mediante cirugía, el cáncer a menudo regresa. Los estudios han demostrado que administrar quimioterapia (quimio) tras la cirugía puede demorar el regreso del cáncer por alrededor de seis meses. La quimioterapia también podría ayudar a algunos pacientes a vivir más tiempo. Se puede administrar gemcitabina (Gemzar) o 5-FU. Pero aún no se ha determinado si agregar radiación a la quimioterapia resultaría en mayor beneficio.

A algunos pacientes se les administra quimio, ya sea sola o con radioterapia (quimiorradiación) antes de la cirugía. Algunos centros de tratamiento prefieren administrar quimioterapia antes de la cirugía, ya que la recuperación después de la cirugía a menudo es prolongada lo cual puede demorar o incluso impedir administrar dicho tratamiento. Pero aún no se ha determinado que este enfoque es mejor que administrarlo después de la cirugía.

Avanzado localmente: los cánceres de páncreas avanzados localmente son aquellos cuyo tumor en el páncreas ha crecido hacia los vasos sanguíneos y otros tejidos adyacentes, pero que no se ha propagado al hígado o a órganos y tejidos distantes. Estos tumores han

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crecido demasiado como para extirparlos por completo mediante cirugía. Varios estudios han demostrado que la extirpación parcial del cáncer no es útil para prolongar la vida del paciente. Por lo tanto, la cirugía en estos cánceres se emplea principalmente para aliviar la obstrucción del conducto biliar o para circundar un intestino obstruido a causa del cáncer que ejerce presión sobre otros órganos.

Las opciones convencionales de tratamiento para los cánceres avanzados localmente son la quimioterapia, quimiorradiación, o ambas. Algunas veces, este tratamiento reducirá el tamaño del cáncer lo suficiente como para permitir la extirpación total mediante cirugía. Este tratamiento puede ayudar a algunos pacientes a vivir por más tiempo aun si el cáncer no se encoje lo suficiente como para ser extirpado. Cuando se administra la radiación, el medicamento de quimioterapia puede ser gemcitabina o 5-FU. Administrar quimioterapia junto con radiación puede funcionar mejor al encoger el cáncer. Sin embargo, esta combinación causa más efectos secundarios y puede ser más difícil de tolerar en comparación con uno de estos tratamientos.

Metastásico (propagación amplia): los cánceres de páncreas a menudo se propagan primero dentro del abdomen y el hígado. También pueden propagarse a los pulmones, los huesos y al cerebro.

Estos cánceres se han propagado demasiado como para removerlos mediante cirugía o tratarlos sólo con radioterapia. Incluso cuando las pruebas de imágenes muestran que la propagación ha ocurrido a sólo una región del cuerpo, debe asumirse que un pequeño grupo de células cancerosas (demasiado pequeño como para poder apreciarse con las pruebas de imágenes) ya se ha propagado a otros órganos.

La quimioterapia con gemcitabina es un tratamiento convencional para el cáncer de páncreas avanzado, ya que puede reducir el tamaño del cáncer y ayuda a los pacientes a vivir por más tiempo. Las personas que reciben este tratamiento también parecen presentar menos síntomas relacionados con el cáncer. Puede que la combinación de gemcitabina con paclitaxel con base de albumina (Abraxane, nab-paclitaxel) sea aun más eficaz.

Agregar otros medicamentos a la gemcitabina puede que también mejore la probabilidad de que los tumores se reduzcan y puede ayudar a las personas a vivir por más tiempo. Hasta el momento, sólo erlotinib (Tarceva) y capecitabina (Xeloda) han mostrado ayudar a algunos pacientes a vivir por más tiempo cuando se administran junto con gemcitabina. En general, el beneficio de administrar erlotinib junto con gemcitabina no era mucho (los pacientes vivían aproximadamente dos semanas más). El erlotinib no parece ayudar a todos los pacientes. Por lo tanto, los expertos están tratando de encontrar una manera de determinar quién debe recibir el medicamento y quién debe tratar algo diferente. La capecitabina también pareció ayudar a algunos pacientes que la recibieron con gemcitabina. La mayoría de los médicos administran quimioterapia con gemcitabina para el cáncer de páncreas, y consideran agregar otro medicamento de acuerdo con cada caso.

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Otra opción que puede ayudar a los pacientes a vivir por más tiempo es una combinación de medicamentos de quimioterapia llamada FOLFIRINOX. Ésta consiste de cuatro medicamentos: 5-FU, leucovorín, irinotecán, y oxaliplatino. En un estudio, este tratamiento ayudó a los pacientes a vivir por más tiempo en comparación con la gemcitabina, aunque causó más efectos secundarios graves. Por lo tanto, este tratamiento no es apropiado para todos los pacientes. Además existe una escasez de leucovorín a escala nacional, lo que algunas veces limita el que los médicos puedan ofrecer FOLFIRINOX.

Debido a que los tratamientos actualmente disponibles no son eficaces para la mayoría de los pacientes, tal vez la gente quiera considerar formar parte en un estudio clínico de combinaciones de quimioterapias (con o sin radioterapia) y nuevas terapias dirigidas.

Cáncer recurrente: al cáncer se le llama recurrente cuando reaparece después del tratamiento. La recurrencia puede ser local (en o cerca del mismo lugar donde se originó) o distante. La recurrencia distante del cáncer de páncreas ocurre primero con más frecuencia en el hígado, aunque también se puede propagar a los pulmones, los huesos, u otros órganos. Cuando el cáncer de páncreas exocrino recurre es esencialmente tratado de la misma manera que el cáncer metastásico, y es probable que incluya quimioterapia si el paciente puede tolerarla.

Cáncer de la ampolla de Vater

La ampolla de Vater es el área donde el conducto pancreático y el conducto colédoco drenan en el duodeno (la primera parte del intestino delgado). El cáncer en este sitio puede originarse en el conducto pancreático, duodeno o conducto colédoco. La cirugía de Whipple a menudo tiene éxito como tratamiento contra este cáncer con un índice de supervivencia a 5 años del 30 a 50 por ciento. El carcinoma ampular más avanzado se trata igual que el cáncer de páncreas. En muchos pacientes, el cáncer de la ampolla de Vater no puede distinguirse del cáncer de páncreas sino hasta después de realizar la cirugía. La quimioradiación postoperatoria a menudo se recomienda en pacientes que han tenido una resección exitosa del carcinoma ampular.

Tumores neuroendocrinos pancreáticos

Resecable: si el tumor es resecable, se extirpará mediante cirugía. El procedimiento que se utiliza depende del tipo de tumor, su tamaño y su localización en el páncreas. Se puede hacer una laparoscopia antes de la disección para localizar e identificar mejor la etapa del tumor. La cirugía puede oscilar entre tan poco como una enucleación hasta tanto como un procedimiento de Whipple (pancreatoduodenectomía). A menudo se extirpan los ganglios linfáticos para saber si hay propagación del cáncer.

Antes de cualquier cirugía, se administran medicamentos para controlar los síntomas causados por el tumor. Para los gastrinomas, se usan medicamentos para bloquear el ácido estomacal (como inhibidores de la bomba de protones). A menudo, las personas

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con insulinomas son tratadas con diazoxida para evitar que el nivel de azúcar en la sangre baje demasiado. Si el tumor era visible en la centellografía de receptores de somatostatina, se puede usar octreotida (Somatostatin) para controlar cualquier síntoma.

Después de la cirugía, se vigila muy de cerca al paciente para determinar si hay signos de que el cáncer haya regresado o se haya propagado.

No resecable: por lo general, los tumores neuroendocrinos pancreáticos crecen lentamente. Por lo tanto, se usan pruebas de laboratorio y estudios por imágenes para monitorear al paciente y detectar signos que indiquen que el tumor está creciendo. Muchos pacientes con cánceres que se han propagado fuera del páncreas se benefician del tratamiento de síntomas, como diarrea o problemas hormones, con medicamentos como octreotida, diazoxida e inhibidores de la bomba de protones. A menudo, se retrasa la quimioterapia o la terapia dirigida hasta que el paciente presenta síntomas que no se pueden controlar con otros medicamentos o presenta signos de crecimiento tumoral en los estudios por imágenes. Cuando se inicia el tratamiento, se puede usar el sunitinib (Sutent®) o el everolimus (Afinitor®). Se puede emplear también cirugía o técnicas de ablación para tratar las metástasis en el hígado.

Más información sobre el tratamiento de cáncer pancreático

Para obtener más detalles sobre las opciones de tratamiento, incluida información que no se haya analizado en este documento, la Red Nacional Integral del Cáncer (National Comprehensive Cancer Network o NCCN, por sus siglas en inglés) y el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) son buenas fuentes de información.

La NCCN está integrada por expertos de muchos de los centros del país que son líderes en el tratamiento del cáncer y desarrolla pautas para el tratamiento del cáncer a ser usadas por los médicos en sus pacientes. Estas guías están disponibles en la página Web de la NCCN (www.nccn.org).

El NCI proporciona guías de tratamiento en su centro de información telefónica (1-800-4-CANCER) y su sitio Web (www.cancer.gov). También están disponibles guías detalladas preparadas para los profesionales de atención del cáncer en www.cancer.gov.

¿Qué debe preguntar a su médico sobre el cáncer de páncreas? Es importante sostener diálogos sinceros y abiertos con el equipo de profesionales que atiende su cáncer. Ellos desean responder a todas sus preguntas, sin importar lo poco importantes que le parezcan a usted. Por ejemplo, considere las siguientes preguntas:

• ¿Qué tipo de cáncer de páncreas tengo?

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• ¿Se ha propagado el cáncer más allá del sitio primario?

• ¿En qué etapa se encuentra el cáncer que tengo? ¿Es resecable?

• ¿Cuáles son mis opciones de tratamiento?

• ¿Qué recomienda y por qué?

• ¿Cuáles son los riesgos o efectos secundarios de los tratamientos que sugiere?

• ¿Cómo afectaría el tratamiento mis actividades cotidianas?

• ¿Cuán probable es que el tratamiento sea útil?

• ¿Cuánta experiencia tiene con este tratamiento en particular?

• ¿Qué tanta experiencia en el hospital se tiene en tratar a pacientes con este cáncer?

• ¿Sería recomendable que me enviaran a un centro oncológico para el tratamiento?

• ¿Debo considerar participar en un estudio clínico?

• De acuerdo con lo que sabe sobre el cáncer que tengo, ¿cuánto tiempo cree que viviré?

• ¿Qué debo hacer para estar preparado para el tratamiento?

Además de estos ejemplos de preguntas, asegúrese de escribir las que usted desee hacer. Por ejemplo, puede que quiera preguntar sobre obtener una segunda opinión médica.

¿Qué sucede después del tratamiento del cáncer de páncreas? Para algunas personas con cáncer de páncreas, el tratamiento puede que remueva o destruya el cáncer. Completar el tratamiento puede causarle tanto tensión nerviosa como entusiasmo. Usted sentirá alivio de haber completado el tratamiento, aunque aún resulte difícil no preocuparse por el regreso del cáncer, lo que se conoce como recurrencia. Ésta es una preocupación muy común entre las personas que han tenido cáncer.

Puede que tome un tiempo antes de que sus temores disminuyan. No obstante, puede que sea útil saber que muchos sobrevivientes de cáncer han aprendido a vivir con esta incertidumbre y hoy día viven vidas plenas. Nuestro documento Living with Uncertainty: The Fear of Cancer Recurrence provee información detallada sobre este tema y se puede leer en nuestro sitio Web. También nos puede llamar para solicitar una copia gratis.

Para la mayoría de las personas con cáncer de páncreas exocrino (y algunos pacientes con tumores neuroendocrinos pancreáticos), la enfermedad nunca desaparece completamente.

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Estas personas puede que reciban tratamientos regularmente con quimioterapia, radioterapia, u otras terapias para tratar de ayudar a mantener el cáncer bajo control. Aprender a vivir con un cáncer que no desaparece puede ser difícil y muy estresante, ya que tiene su propio tipo de incertidumbre. Nuestro documento When Cancer Doesn’t Go Away provee más detalles sobre este tema (vea la sección “Recursos adicionales para el cáncer de páncreas”.

Cuidados posteriores

Aun después de que finalice el tratamiento, los médicos querrán observarle rigurosamente. Es muy importante que acuda a todas sus citas de seguimiento. Durante estas visitas, los médicos le formularán preguntas sobre cualquier problema que tenga y le harán exámenes, análisis de laboratorio, radiografías y estudios por imágenes para determinar si hay signos de cáncer o para tratar efectos secundarios. Casi todos los tratamientos contra el cáncer tienen efectos secundarios. Algunos de ellos pueden durar de unas pocas semanas a meses, pero otros pueden durar el resto de su vida. Éste es el momento de hacerle cualquier pregunta al equipo de atención médica sobre cualquier cambio o problema que usted note, así como hablarle sobre cualquier inquietud que pudiera tener.

Una vez finalice el tratamiento del cáncer, es probable que usted aún necesite visitar a su médico por muchos años. Por lo tanto, pregunte qué clase de programa de seguimiento usted puede esperar.

Es importante mantener el seguro médico. Los estudios y las consultas médicas son costosos, y aunque nadie quiere pensar en el regreso de su cáncer, esto podría pasar.

Si su cáncer regresa, nuestro documento When Your Cancer Comes Back: Cancer Recurrence puede proveer información sobre cómo manejar y lidiar con esta fase de su tratamiento. Léalo en nuestro sitio Web o llámenos para solicitarnos una copia gratis.

Nutrición

Las personas con cáncer de páncreas exocrino a menudo tienen falta de apetito, pierden peso y se debilitan. Puede que estos síntomas sean a causa del tratamiento o del cáncer en sí. En lo posible, se recomienda a las personas que intenten consumir alimentos que constituyan grandes fuentes de energía, así como suplementos. Muchos pacientes necesitan tomar enzimas pancreáticas en forma de pastilla para ayudarles a digerir los alimentos con el fin de que sean absorbidos. El nutricionista del equipo de atención puede ofrecer asesoría al respecto. En algunos casos, los médicos pueden colocar temporalmente una sonda de alimentación en el estómago para mejorar la nutrición y los niveles de energía de la persona. Por lo general, esto es temporal.

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Consultas con un nuevo médico

En algún momento después del diagnóstico y tratamiento del cáncer, es posible que usted tenga que consultar con un médico nuevo, quien desconozca totalmente sus antecedentes médicos. Es importante que usted le proporcione a este nuevo médico los detalles de su diagnóstico y tratamiento. Asegúrese de tener a mano la siguiente información:

• Una copia del informe de patología de cualquier biopsia o cirugía.

• Si se sometió a una cirugía, una copia del informe del procedimiento.

• Si se le admitió en el hospital, una copia del resumen que todos los médicos preparan cuando dan de alta a sus pacientes y éstos son enviados a casa.

• Si ha recibido quimioterapia, terapia dirigida o tratamiento con otro medicamento, una lista de sus medicinas, las dosis de los medicamentos y cuándo los tomó.

• Copias de los resultados de los estudios por imágenes (a menudo se pueden incluir en un CD o DVD).

Es posible que el médico quiera copias de esta información para mantenerlas en su expediente, pero usted siempre debe mantener copias en su poder.

Cambios en el estilo de vida después del cáncer pancreático

Usted no puede cambiar el hecho de que ha tenido cáncer. Lo que sí puede cambiar es la manera en que vivirá el resto de su vida al tomar decisiones que le ayuden a mantenerse sano y a sentirse tan bien como le sea posible. Éste puede ser el momento de revaluar varios aspectos de su vida. Tal vez esté pensando de qué manera puede mejorar su salud a largo plazo. Algunas personas incluso comienzan durante el tratamiento.

Tome decisiones más saludables

Para muchas personas, recibir un diagnóstico de cáncer les ayuda a enfocarse en la salud de formas que tal vez no consideraban en el pasado. ¿Qué cosas podría hacer para ser una persona más saludable? Tal vez podría tratar de comer alimentos más sanos o hacer más ejercicio. Quizás podría reducir el consumo de bebidas alcohólicas o dejar el tabaco. Incluso cosas como mantener su nivel de estrés bajo control pueden ayudar. Éste es un buen momento para considerar incorporar cambios que puedan tener efectos positivos durante el resto de su vida. Se sentirá mejor y además, estará más sano.

Usted puede comenzar a ocuparse de los aspectos que más le inquietan. Obtenga ayuda para aquellos que le resulten más difíciles. Por ejemplo, si está considerando dejar de fumar y necesita ayuda, llame a la Sociedad Americana Contra El Cáncer al 1-800-227-2345.

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Aliméntese mejor

Alimentarse bien puede ser difícil para cualquier persona, pero puede ser aún más difícil durante y después del tratamiento del cáncer. El tratamiento puede cambiar su sentido del gusto, y las náuseas pueden ser un problema. Tal vez no tenga apetito e incluso pierda peso cuando no lo desea. O puede que no pueda eliminar el peso que ha subido. Todas estas cosas pueden causar mucha frustración.

Si el tratamiento le ocasiona cambios de peso o problemas con la alimentación o el sentido del gusto, coma lo mejor que pueda y recuerde que estos problemas usualmente se alivian con el pasar del tiempo. Puede que encuentre útil comer porciones pequeñas cada 2 o 3 horas hasta que se sienta mejor. Usted puede también preguntar a los especialistas en cáncer que lo atienden sobre consultar los servicios de un nutricionista (un experto en nutrición) que le pueda dar ideas sobre cómo lidiar con estos efectos secundarios de su tratamiento.

Una de las mejores cosas que puede hacer después del tratamiento del cáncer consiste en adoptar hábitos saludables de alimentación. Puede que a usted le sorprendan los beneficios a largo plazo de algunos cambios simples, como aumentar la variedad de los alimentos sanos que consume. Lograr y mantener un peso saludable, adoptar una alimentación sana y limitar su consumo de alcohol puede reducir su riesgo de padecer varios tipos de cáncer. Además, esto brinda muchos otros beneficios a la salud.

Descanso, cansancio y ejercicio

El cansancio extremo, también llamado fatiga, es muy común en las personas que reciben tratamiento contra el cáncer. Éste no es un tipo de cansancio normal, sino un agotamiento que no se alivia con el descanso. Para algunas personas, el cansancio permanece durante mucho tiempo después del tratamiento, y puede que les resulte difícil ejercitarse y realizar otras actividades que deseen llevar a cabo. No obstante, el ejercicio puede ayudar a reducir el cansancio. Los estudios han mostrado que los pacientes que siguen un programa de ejercicios adaptado a sus necesidades personales se sienten mejor física y emocionalmente, y pueden sobrellevar mejor la situación.

Si estuvo enfermo y no muy activo durante el tratamiento, es normal que haya perdido algo de su condición física, resistencia y fuerza muscular. Cualquier plan de actividad física debe ajustarse a su situación personal. Una persona de edad más avanzada que nunca se ha ejercitado no podrá hacer la misma cantidad de ejercicio que una de 20 años que juega tenis dos veces a la semana. Si no ha hecho ejercicio en varios años, tendrá que comenzar lentamente. Quizás deba comenzar con caminatas cortas.

Hable con el equipo de profesionales de la salud que le atienden, antes de comenzar. Pregúnteles qué opinan sobre su plan de ejercicios. Luego, trate de conseguir a alguien que le acompañe a hacer ejercicios de manera que no los haga solo. Cuando los familiares

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o los amigos se integran en un nuevo programa de ejercicios, usted recibe ese refuerzo extra que necesita para mantenerse activo cuando el entusiasmo falle.

Si usted siente demasiado cansancio, necesitará balancear la actividad con el descanso. En ocasiones, a algunas personas les resulta realmente difícil darse el permiso de tomar descansos cuando estaban acostumbradas a trabajar todo el día o a asumir las responsabilidades del hogar. Sin embargo, éste no es el momento de ser muy exigente con usted mismo. Esté atento a lo que su cuerpo desea y descanse cuando sea necesario (Para más información sobre cómo manejar el cansancio y sobre el tratamiento de otros efectos secundarios, vea la sección “Recursos adicionales para el cáncer de páncreas”.

Tenga en cuenta que el ejercicio puede mejorar su salud física y emocional:

• Mejora su condición cardiovascular (corazón y circulación).

• Junto con una buena alimentación, le ayudará a lograr y a mantener un peso saludable.

• Fortalece sus músculos.

• Reduce el cansancio y le ayuda a tener más energía.

• Ayuda a disminuir la ansiedad y la depresión.

• Le puede hacer sentir más feliz.

• Le ayuda a sentirse mejor consigo mismo.

Además, a largo plazo, sabemos que realizar regularmente una actividad física desempeña un papel en ayudar a reducir el riesgo de algunos cánceres. La práctica regular de actividad física también brinda otros beneficios a la salud.

¿Cómo se afecta su salud emocional al tener cáncer pancreático?

Cuando termine su tratamiento, es posible que se sienta agobiado con muchas emociones diferentes. Esto les sucede a muchas personas. Es posible que haya sido tan fuerte lo que le tocó pasar durante el tratamiento que sólo se podía enfocar en llegar al final de cada día. Ahora puede que sienta que se suman a su carga una gran cantidad de otros asuntos.

Puede que se encuentre pensando sobre la muerte, o acerca del efecto de su cáncer sobre su familia y amigos, así como el efecto sobre su vida profesional. Quizás éste sea el momento para revaluar la relación con sus seres queridos. Otros asuntos inesperados también pueden causar preocupación. Por ejemplo, a medida que usted esté más saludable y acuda menos al médico, consultará con menos frecuencia a su equipo de atención médica y tendrá más tiempo disponible para usted. Estos cambios pueden causar ansiedad a algunas personas.

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Casi todas las personas que han tenido cáncer pueden beneficiarse de recibir algún tipo de apoyo. Necesita personas a las que pueda acudir para que le brinden fortaleza y consuelo. El apoyo puede presentarse en diversas formas: familia, amigos, grupos de apoyo, iglesias o grupos espirituales, comunidades de apoyo en línea u orientadores individuales. Lo que es mejor para usted depende de su situación y de su personalidad. Algunas personas se sienten seguras en grupos de apoyo entre pares o en grupos educativos. Otras prefieren hablar en un entorno informal, como la iglesia. Es posible que algunos se sientan más a gusto hablando en forma privada con un amigo de confianza o un consejero. Sea cual fuere su fuente de fortaleza o consuelo, asegúrese de tener un lugar a donde acudir en caso de tener inquietudes.

El cáncer puede ser una experiencia muy solitaria. No es necesario ni conveniente que trate de sobrellevar todo usted solo. Sus amigos y familiares pueden sentirse excluidos si usted no los hace partícipe de su proceso. Deje que tanto ellos como cualquier otra persona que usted considere puedan ayudarle. Si no sabe quién puede ayudarle, llame a la Sociedad Americana Contra El Cáncer al 1-800-227-2345 y le pondremos en contacto con un grupo o recurso de apoyo que podría serle de utilidad.

¿Qué sucede si el tratamiento del cáncer de páncreas ya no da resultado? Si el cáncer continúa creciendo o reaparece después de cierto tratamiento, es posible que otro plan de tratamiento sí pueda curar el cáncer, o por lo menos reducir su tamaño lo suficiente como para ayudarle a vivir más tiempo y hacerle sentir mejor. Sin embargo, cuando una persona ha probado muchos tratamientos diferentes y no hay mejoría, el cáncer tiende a volverse resistente a todos los tratamientos. Si esto ocurre, es importante sopesar los posibles beneficios limitados de un nuevo tratamiento y las posibles desventajas del mismo. Cada persona tiene su propia manera de considerar esto.

Cuando llegue el momento en el que usted ha recibido muchos tratamientos médicos y ya nada surte efecto, éste probablemente sea la parte más difícil de su batalla contra el cáncer. El médico puede ofrecerle nuevas opciones, pero usted necesita considerar que llegará el momento en que sea poco probable que el tratamiento mejore su salud o cambie su pronóstico o supervivencia.

Si quiere continuar con el tratamiento tanto como pueda, es necesario que piense y compare las probabilidades de que el tratamiento sea beneficioso con los posibles riesgos y efectos secundarios. En muchos casos, su médico puede estimar la probabilidad de que el cáncer responda al tratamiento que usted esté considerando tomar. Por ejemplo, el médico puede indicar que administrar más quimioterapia o radiación pudiera tener alrededor de 1% de probabilidad de surtir efecto. Aun así, algunas personas sienten la tentación de intentar esto, pero resulta importante pensar al respecto y entender las razones por las cuales se está eligiendo este plan.

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Independientemente de lo que usted decida hacer, necesita sentirse lo mejor posible. Asegúrese de que solicite y reciba el tratamiento para cualquier síntoma que pudiese tener, como náusea o dolor. Este tipo de tratamiento se llama atención paliativa.

La atención paliativa ayuda a aliviar síntomas, pero no se espera que cure la enfermedad. Se puede administrar junto con el tratamiento del cáncer, o incluso puede ser el tratamiento del cáncer. La diferencia es el propósito con que se administra el tratamiento. El propósito principal de la atención paliativa es mejorar su calidad de vida, o ayudarle a sentirse tan bien como usted pueda, tanto tiempo como sea posible. Algunas veces, esto significa que se usarán medicamentos para ayudar a aliviar los síntomas, como el dolor o la náusea. En ocasiones, sin embargo, los tratamientos usados para controlar sus síntomas son los mismos que se usan para tratar el cáncer. Por ejemplo, podría usarse radiación para ayudar a aliviar el dolor en los huesos causado por el cáncer que se ha propagado a los huesos. Por otro lado, la quimioterapia puede usarse para ayudar a reducir el tamaño del tumor y evitar que éste bloquee los intestinos. No obstante, esto no es lo mismo que recibir tratamiento para tratar de curar el cáncer.

En algún momento, es posible que se beneficie de la atención en un centro de cuidados paliativos. Ésta es una atención especial que trata a la persona más que a la enfermedad, enfocándose más en la calidad de vida que en la duración de la vida. La mayoría de las veces, esta atención se proporciona en casa. Es posible que el cáncer esté causando problemas que requieran atención, y las residencias de enfermos crónicos terminales se enfocan en su comodidad. Usted debe saber que aunque la atención de una institución para el cuidado de enfermos terminales a menudo significa el final de los tratamientos, como quimioterapia y radiación, no significa que usted no pueda recibir tratamiento para los problemas causados por el cáncer u otras afecciones de salud. En una institución para el cuidado de enfermos terminales, el enfoque de su cuidado está en vivir la vida tan plenamente como sea posible y que se sienta tan bien como usted pueda en esta etapa difícil. Puede obtener más información sobre la atención en un centro de cuidados paliativos en esta fase del cáncer en nuestros documentos Hospice Care y Cuando el final está cerca. Estos documentos se pueden consultar en Internet o puede llamar para solicitar copias gratis.

Mantener la esperanza también es importante. Es posible que su esperanza de cura ya no sea tan clara, pero aún hay esperanza de pasar buenos momentos con familiares y amigos, momentos llenos de felicidad y de sentido. Una interrupción en el tratamiento contra el cáncer en este momento le brinda la oportunidad de renfocarse en lo que es más importante en su vida. Éste es el momento de hacer algunas cosas que usted siempre deseó hacer y dejar de hacer aquéllas que ya no desea. Aunque el cáncer esté fuera de su control, usted aún tiene opciones.

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¿Qué avances hay en la investigación y el tratamiento del cáncer de páncreas? En muchos centros médicos alrededor del mundo actualmente se están realizando investigaciones sobre las causas, el diagnóstico y el tratamiento del cáncer de páncreas.

La genética y la detección temprana

Los científicos cada vez aprenden más sobre los cambios en el ADN que ocasionan que las células del páncreas se tornen cancerígenas. Los cambios hereditarios en los genes, como en el BRCA2, p16 y los genes responsables del cáncer colorrectal hereditario sin poliposis (HNPCC) pueden aumentar el riesgo de que una persona padezca cáncer de páncreas. Los investigadores están ahora viendo formas de cómo estos y otros genes pueden ser alterados en los casos en los que el cáncer pancreático no parezca ser hereditario. Ellos han descubierto que el cáncer pancreático no se forma repentinamente. Este cáncer se desarrolla durante muchos años en una serie de faces, lo que se conoce como neoplasia intraepitelial pancreática o PanIN. En las fases iniciales, tal como PanIN 1, existen cambios en un pequeño número de genes, y las células del conducto pancreático no lucen muy normales. En fases más tardías, tal como PanIN 2 y PanIN 3, existen anomalías en varios genes y las células del conducto pancreático lucen más anormales.

Los investigadores están utilizando esta información para desarrollar pruebas de detección de cambios genéticos adquiridos (no hereditarios) en cáncer pancreático y condiciones precancerosas. Uno de los cambios más comunes del ADN en estos padecimientos afecta al oncogén KRAS y altera la regulación del crecimiento de las células. A menudo, las pruebas de diagnóstico nuevas pueden reconocer este cambio en muestras de jugo pancreático tomadas durante una ERCP (colangiopancreatografía retrógrada endoscópica).

Por ahora, estudios por imágenes, como la ecografía endoscópica, la colangiopancreatografía retrógrada endoscópica y las pruebas genéticas para detectar cambios en ciertos genes (como el KRAS) son opciones para las personas que tienen antecedentes familiares pronunciados de cáncer de páncreas. Pero no se recomienda realizar estas pruebas en personas cuyo riesgo sea promedio y que carezcan de síntomas.

Tratamiento

El principal enfoque de mucha de la investigación que se lleva a cabo es sobre la búsqueda de mejores tratamientos del cáncer pancreático. Los principales objetivos consisten en mejorar la cirugía y la radioterapia, así como determinar la mejor combinación de tratamientos para personas con cada etapa del cáncer.

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Quimioterapia

Se están realizando muchos estudios clínicos para probar nuevas combinaciones de medicamentos de quimioterapia para el cáncer de páncreas exocrino. En varios estudios se está investigando si la combinación de gemcitabina con otros medicamentos ayudaría a los pacientes a vivir por más tiempo. Agregar cisplatino, docetaxel, o irinotecán no parece ser beneficioso, pero agregar capecitabina (Xeloda) parece ayudar a algunos pacientes. Además, la combinación de gemcitabina, irinotecán, y celecoxib (medicamento para la artritis) muestra ser promisoria. En otros estudios se están probando mejores vías para combinar la quimioterapia con la radioterapia o las más recientes terapias dirigidas.

Terapias dirigidas

A medida que los investigadores descubren más sobre lo que diferencia a las células del cáncer pancreático de las células normales, comienzan a desarrollar nuevos medicamentos que pueden aprovechar estas diferencias para atacar sólo a las células deseadas. Estas "terapias dirigidas" pueden ofrecer otra opción para tratar el cáncer de páncreas. Puede que demuestren ser útiles si se usan en conjunto con regímenes de tratamiento actuales, y no como sustituto de éstos. En general, parece ser que provocan menos efectos secundarios que los medicamentos tradicionales de quimioterapia. La búsqueda de nuevas terapias dirigidas para atacar los cánceres es un área activa de investigación.

Inhibidores de factor de crecimiento: muchos tipos de células cancerosas, incluyendo las del cáncer pancreático, contienen ciertas moléculas sobre su superficie que estimulan su crecimiento. A estas moléculas se les llama receptores del factor de crecimiento. Un ejemplo es el receptor de factor de crecimiento epidérmico (EGFR). Varios medicamentos dirigidos al EGFR están bajo estudio. Uno de ellos, conocido como erlotinib (Tarceva), ya ha sido aprobado para su uso junto con la gemcitabina.

Factores contra la angiogénesis: todos los cánceres dependen de nuevos vasos sanguíneos para obtener los nutrientes para su crecimiento. Para bloquear el crecimiento de estos vasos y con esto destruir el tumor por falta de nutrición, los científicos han elaborado medicamentos contra la angiogénesis. Estos medicamentos se están probando en estudios clínicos y es posible que se puedan usar en pacientes con cáncer de páncreas.

Otras terapias dirigidas: muchos medicamentos que se enfocan a otros aspectos de las células cancerosas están siendo estudiados para su uso contra el cáncer de páncreas. Por ejemplo, se están probando medicamentos que se dirigen contra la acción de la enzima farnesil transferasas, la cual se piensa que estimula el crecimiento de muchos cánceres. Otros medicamentos, como el sunitibib, están dirigidos a distintas áreas.

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Inmunoterapia

La inmunoterapia pretende estimular el sistema inmunológico de una persona, o proporcionarle componentes de un sistema inmunológico preparados para atacar a las células cancerosas. Algunos estudios de estos tratamientos han mostrado resultados promisorios.

Una forma de inmunoterapia involucra la inyección a los pacientes con anticuerpos monoclonales sintéticos. Estas proteínas del sistema inmunológico están hechas para asentarse sobre moléculas específicas, como el antígeno carcinoembrionario (CEA), el cual a veces se detecta sobre la superficie de células de cáncer de páncreas. Las toxinas o los átomos radiactivos pueden adherirse a estos anticuerpos lo cual los conduce directamente a las células del tumor. Se espera que esto afecte las células del cáncer sin dañar las células normales. Para el cáncer de páncreas, estos tratamientos están en la actualidad sólo disponibles en estudios clínicos.

Radioterapia

Algunos estudios en curso están buscando las diferentes maneras de administrar radiación para tratar el cáncer de páncreas exocrino. Un estudio está analizando el efecto de la radioterapia intraoperativa, en la cual una sola dosis grande de radiación se administra al páncreas al momento de la cirugía (en el quirófano). Otro estudio está analizando usar un tipo especial de radiación llamado radiación con rayos de protones y quimioterapia.

Individualización de la terapia

Algunos medicamentos parecen surtir mejor efecto si se pueden encontrar ciertos tipos de mutaciones en los tumores de los pacientes. Por ejemplo, el erlotinib puede ser más eficaz en los pacientes si sus tumores tienen un cambio particular en el gen EGFR. Este concepto es un área de investigación intensa. También pueden existir algunas alteraciones genéticas que afectan cuán bien la gemcitabina funcionará en un paciente en particular. Identificar marcadores que puedan predecir cuán bien un medicamento funcionará antes de ser administrado es una importante área de investigación en muchos tipos de cáncer.

Nuevos tratamientos para tumores neuroendocrinos pancreáticos

Muchos tumores neuroendocrinos pancreáticos tienen receptores de somatastatina en sus células. Estos tumores se pueden tratar con octreotida y otros medicamentos similares. Se ha creado un nuevo medicamento en el cual la octreotida ha sido marcada con radiación. En un estudio preliminar, este medicamento redujo el tamaño de algunos tumores y evitó que otros crecieran. Además, ayudó a pacientes a vivir por más tiempo.

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Recursos adicionales para el cáncer de páncreas

Más información de la Sociedad Americana Contra El Cáncer

La información a continuación puede ser de utilidad para usted. Estos materiales se pueden leer en nuestro sitio Web u ordenarlos a través de nuestra línea gratuita de teléfono (1-800-227-2345).

Cómo lidiar con el diagnóstico y el tratamiento

Health Professionals Associated With Cancer Care

La comunicación con su médico

Después del diagnóstico: una guía para los pacientes y sus familias

Cómo enfrentar el cáncer en la vida diaria

Nutrición para la persona con cáncer durante el tratamiento: una guía para los pacientes y sus familiares

Inquietudes de los familiares y las personas encargadas del cuidado de los pacientes

Cómo hablar con sus familiares y amigos sobre su caso de cáncer

Apoyo a los niños cuando un familiar tiene cáncer: cómo afrontar el diagnóstico

What It Takes to Be a Caregiver

Seguro médico y asuntos financieros

Guía financiera para los sobrevivientes del cáncer y sus familias: pacientes en tratamiento

Seguro de salud y ayuda financiera para el paciente con cáncer

Más información sobre los tratamientos del cáncer

Cirugía para el cáncer: una guía para los pacientes y sus familias

Quimioterapia: una guía para los pacientes y sus familias

Radioterapia: una guía para los pacientes y sus familias

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Targeted Therapy

Tratamiento de los efectos secundarios del cáncer

La atención del paciente con cáncer en el hogar: una guía para los pacientes y sus familiares

Distress in People With Cancer

La ansiedad, el miedo y la depresión

Náusea y vómito

Control del dolor: una guía para las personas con cáncer y sus seres queridos

Get Relief From Cancer Pain

Pain Diary

Anemia in People With Cancer

Fatigue in People With Cancer

Peripheral Neuropathy Caused by Chemotherapy

Libros

Su Sociedad Americana Contra El Cáncer también cuenta con libros que podrían ser de su ayuda. Llámenos al 1-800-227-2345 o visite nuestra librería en línea en cancer.org/bookstore para averiguar los costos o hacer un pedido.

Organizaciones nacionales y sitios Web*

Junto con la Sociedad Americana Contra El Cáncer, algunas otras fuentes de información y apoyo son:

National Cancer Institute (NCI) Línea sin cargos: 1-800-422-6237 Sitio Web: www.cancer.gov

Su “Servicio de Información sobre el Cáncer” provee una amplia variedad de información actualizada, precisa y gratuita sobre el cáncer a los pacientes, sus familias y al público en general; también puede ayudar a las personas a encontrar estudios clínicos en su área.

Pancreatic Cancer Action Network, Inc. Línea sin cargo: 1-877-272-6226 Sitio Web: www.pancan.org

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El Patient and Liaison Services (PALS) ofrece información sobre el cáncer de páncreas, las opciones de tratamiento, la alimentación y la nutrición, especialistas y estudios clínicos específicamente para cáncer pancreático, y más; también tiene el PALS Survivor and Caregiver Network a través del cual las personas que han sido diagnosticadas recientemente y sus familiares se ponen en contacto con voluntarios que son sobrevivientes del cáncer y con personas encargadas del cuidado de pacientes.

Confronting Pancreatic Cancer (Pancreatica) Sitio Web: www.pancreatica.org

Para información práctica, imparcial y comprensible sobre el cáncer de páncreas; también provee una línea telefónica gratuita y de orientación en 1-800-525-3777 y otro servicio telefónico gratuito que le pondrá en contacto con un compañero sobreviviente en 1-800-433-0464

Hirshberg Foundation for Pancreatic Cancer Research Teléfono: 310-473-5121 Sitio Web: www.pancreatic.org

Provee una variedad de información, recursos y apoyo para pacientes de cáncer de páncreas y sus familiares, incluyendo recomendaciones para instalaciones de tratamiento, segundas opiniones y médicos en todo los Estados Unidos.

The Lustgarten Foundation for Pancreatic Cancer Research Línea sin cargos: 1-866-789-1000 Sitio Web: www.lustgarten.org

Ofrece gratis un manual del paciente titulado “Understanding Pancreatic Cancer”, boletines informativos, y la serie de información para el paciente “Pregunte a un experto” gratis y trimestral que incluye actualizaciones en temas de interés para personas con cáncer de páncreas.

*La inclusión en esta lista no implica la aprobación de la Sociedad Americana Contra El Cáncer.

Independientemente de quién sea usted, nosotros podemos ayudar. Contáctenos en cualquier momento, durante el día o la noche, para obtener información y apoyo. Llámenos al 1-800-227-2345 o visítenos en www.cancer.org.

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Last Medical Review: 3/5/2013 Last Revised: 2/5/2014 2013 Copyright American Cancer Society

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