CATEGORIAS BASICAS PARA EL ESTUDIO DE LA CIENCIA POLITICA[1]

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1 CATEGORÍAS BÁSICAS PARA EL ESTUDIO DE LA CIENCIA POLITICA* * Los temas contenidos en el presente documento fueron tomados de diversas publicaciones de los licenciados Carlos Noriega Castillo y Jorge Fidel Hernández Andrade, investigadores y profesores del curso de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala, y de otras facultades de esta universidad. El tema sobre los Movimientos Sociales fue tomado de la versión electrónica original de la obra titulada “América Latina. Movimientos Sociales y Representación Política” de la autora Isabel Rauber. Los fines de este documento son exclusivamente didácticos, como parte de los textos del curso referido.

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CATEGORÍAS BÁSICAS PARA EL ESTUDIO DE LA CIENCIA POLITICA*

* Los temas contenidos en el presente documento fueron tomados de diversas publicaciones de los licenciados Carlos Noriega Castillo y Jorge Fidel Hernández Andrade, investigadores y profesores del curso de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala, y de otras facultades de esta universidad. El tema sobre los Movimientos Sociales fue tomado de la versión electrónica original de la obra titulada “América Latina. Movimientos Sociales y Representación Política” de la autora Isabel Rauber. Los fines de este documento son exclusivamente didácticos, como parte de los textos del curso referido.

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Índice Pag.

1. La formación económico-social 4

1.1 Concepto 4

1.2 La base económica y la superestructura 4

2. El Estado 8

2.1 Concepto de Estado 8

2.1 Origen del Estado 9

2.3 Funciones del Estado 10

2.4 Naturaleza del Estado 11

2.5 Tipos de Estado y formas de gobierno 11

2.6 Formas de gobierno en el tipo de Estado socialista 22

2.7 La extinción del Estado 23

3. El poder 26

3.1 El problema teórico 26

3.2 Concepción objetiva del poder 27

3.3 El poder del Estado. Aparato de Estado 28

4. La violencia 29

4.1 La praxis 29

4.2 Praxis productiva y praxis social 29

4.3 Los hechos violentos y la situación de violencia 31

4.4 La contraviolencia 32

4.5 El terror como forma de violencia 32

5. La ideología 34

5.1 El problema teórico de la ideología 34

5.2 Concepción objetiva de la ideología 36

5.3 La ideología y las clases sociales 38

5.4 La formación de la ideología 42

5.5 Los aparatos ideológicos 42

5.6 Principales corrientes ideológicas 43

6. Partidos políticos 46

6.1 Concepto 46

6.2 Origen y evolución de los partidos políticos 50

6.3 Régimen jurídico de los partidos políticos 55

6.4 Conformación y estructura de los partidos 58

6.5 Fines y actividades de los partidos 62

6.6 Sistemas de partidos 64

7. Grupos de presión 70

7.1 Concepto y tipos de grupos de presión 70

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7.2 Factores de poder de los grupos de presión 76

7.3 Formas de actuación de los grupos de presión 77

7.4 Formas típicas de los grupos de presión 79

8. América Latina. Movimientos sociales y representación política (autora: Isabel

Rauber)

83

8.1 Palabras introductorias 84

8.2 Planteamiento del problema 85

8.3 Hipótesis fundamentales 92

8.4 Claves sociopolíticas 100

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1. LA FORMACIÓN ECONÓMICO SOCIAL

1.1 CONCEPTO

El término "formación Económico Social" es utilizada por el materialismo histórico para

identificar a la sociedad. M.M. Rosental, citado por Carlos Noriega lo define así: "se

entiende por formación social o formación económico social a un tipo histórico de

sociedad, que se basa en un determinado modo de producción y constituye una etapa

del desarrollo progresivo de la historia mundial de la humanidad...". Es una sociedad

concreta. 1 De acuerdo a Ricardo Juárez, es "un conjunto de fenómenos y procesos

basados en un tipo históricamente determinado de relaciones de producción".

Históricamente debiera entenderse no sólo como el hecho de que las relaciones sociales

son transitorias, sino sobre todo, que se forman a través del tiempo. “Es un conjunto de

individuos que se relacionan de determinada forma, que basan su existencia en

determinadas relaciones de producción, que se forman a través del tiempo y que por ello,

toda sociedad es una formación económico social.” 2

A Marx se debe la creación del concepto formación económico social y se usan

indistintamente los términos formación social o formación económico social. Esta

categoría permite diferenciar los períodos históricos y estudiar a la sociedad humana en

cada uno de ellos como un todo, en su unidad orgánica e interacción entre sus partes.

El paso de una formación social a otra superior se da por medio de una revolución social,

pero no es el hecho político ni la vida política la que determina la naturaleza de la

formación económico - social, sino la naturaleza de las relaciones económicas

imperantes en la sociedad, no sólo porque la sociedad funda su existencia física en las

relaciones económicas, sino porque la vida política de la sociedad está orientada a

reproducir en determinada forma a la vida económica de la sociedad.3

1.2 LA BASE ECONÓMICA Y LA SUPERESTRUCTURA

1.2.1 La Base Económica

El concepto de formación económica social hace una diferencia entre la base económica

o material de la sociedad y la superestructura social. La base económica está

conformada por las relaciones sociales de producción, las que a su vez están asentadas

en un determinado nivel del desarrollo de las fuerzas productivas. Ambas integran el

modo de producción.

1 Noriega Castillo, Carlos. F. Formación Económico Social y Estado. USAC Fac. CCEE. 1994 Pg. 1 2 Flores Palacios Carlos. La Formación Económico Social y el Positivismo y su Desarrollo. 1998. Pg. 5 3 Flores Palacios, Carlos. Op. Cit. Pg. 5

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En la base económica de la sociedad se llevan a cabo los procesos de producción,

distribución, cambio y consumo de los bienes materiales.

La chispa inicial, el motor del desarrollo social es el desarrollo de las fuerzas productivas;

cuando en una sociedad se frena el desarrollo de las fuerzas productivas, se producen

cataclismos sociales, crisis, contradicciones, que conllevan a transformaciones

estructurales y superestructurales que tienden a eliminar los mecanismos de freno e

impulsar el desarrollo de las fuerzas productivas. Como se indicó, el modo de

producción es la unidad formada por las fuerzas productivas y las relaciones sociales de

producción, pero en el que las relaciones de producción son de un solo tipo: primitivas,

asiáticas, esclavistas, feudales, mercantiles simples capitalistas o socialistas. Cada tipo

de relaciones sociales engendra un modo de producción. La base económica la integran

las diversas relaciones de producción, y otros tantos modos de producción, pero, en ella,

un modo producción es dominante y subordina a los otros. Con el desarrollo de la

sociedad, diferentes modos de producción aparecen articulados entre sí en la base

económica de la sociedad. Esta es la razón por la que frecuentemente se subraya que la

base económica y la formación social son una imbricación o combinación de distintos

modos de producción. En el "Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía

Política", al referirse Marx a la base económica, únicamente menciona a las relaciones

de producción, porque como movimiento de las fuerzas productivas, considera a las

relaciones de producción como una forma de desarrollo de ellas, que también pueden

convertirse en su traba.

Lo que diferencia fundamentalmente a una formación económico - social de otra son las

relaciones sociales de producción, por ejemplo, lo que diferencia a una sociedad

socialista de una capitalista con similar grado de desarrollo de las fuerzas productivas

son las relaciones sociales de producción, vale decir, la propiedad sobre los medios de

producción; en una predomina la propiedad privada y en la otra la propiedad social y con

ello cambian también las instancias superestructurales. La principal relación social de

producción es la propiedad sobre los medios de producción y ésta tiene una expresión

jurídica, pues el derecho confirma y regula esta propiedad.

Cuando las relaciones de producción no corresponden a las fuerzas productivas, por el

contrario, embrecan su desarrollo, se provocan períodos de revolución social, se dan

transformaciones en la base económica que generan a su vez transformaciones en la

forma de normar y dirigir la sociedad así como en su manera de concebirla. Las

transformaciones afectan principalmente a las relaciones sociales de producción para

instaurar otras cualitativamente superiores en la interactividad humana y que se traduce

en el ascenso o desarrollo a una nueva formación económico social.

1.2.2 La Superestructura Social

Esencialmente, la superestructura social es una unidad que comprende un

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conjunto de procesos que se derivan de la existencia física de la sociedad, de la base

económica, como lo son los procesos de dirección y regulación de la sociedad en su

conjunto, la reproducción y el reflejo en la conciencia, en la mente de las personas del

mundo real.

La superestructura social es una unidad derivada de la base económica y formada por

relaciones sociales no económicas (políticas, jurídicas, morales, etc.), las instituciones

superestructurales (el Estado, el Derecho, Los Códigos Morales, Etc.) y la conciencia

social. En la consideración de la esencialidad y unidad de la superestructura social, se

debe tener en cuenta que las relaciones superestructurales no sólo son momentos de la

aplicación de la conciencia a la vida social, sino la continuación y el fin del trabajo del

pensar y formas de justificar y legalizar o normar en determinada forma la vida social.

1.2.3 Relación entre la Base y la Superestructura

La base económica es el fundamento de la existencia de la sociedad, los seres humanos

previo a realizar cualquier actividad o relación social, primero satisfacen sus necesidades

vitales económicas, por lo tanto se parte de la producción de esos bienes para la

satisfacción de las necesidades. La base económica es como el cimiento del edificio

social. Pero no existen una determinación mecánica ni unilateral de la base sobre la

superestructura; la superestructura a su vez refluye sobre la estructura económica,

incidiendo decididamente sobre ella, existe entre ambas una relación dialéctica. Muchas

formas de la conciencia social pueden no corresponder a determinado modo de

producción dominante y se dice que existe una relativa autonomía de la superestructura o

de formas de la superestructura con respecto a la base. Pero en todo caso, la base

económica determina en última instancia a la superestructura social, puesto que son los

cambios en la base económica, principalmente en las relaciones sociales de producción

los que van orientando len su conjunto a los procesos superestructurales, aunque

algunos, muy alejados de la base reciban la influencia directa o inmediata de otras

instancias también superestructurales. La superestructura no solamente refleja la base

económica, sino que la confirma, la regula, la reproduce y puede también transformarla.

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FORMACIÓN ECONÓMICO SOCIAL

SUPERESTRUCTUR A SOC I AL

B

A

S

E

E

C

O

N

O

M

I

C

A

Producción

Relaciones Sociales de Producción

S

E

R

S

O

C

I

A

L

Distribución

Cambio Consumo

Relaciones Sociales Políticas

Dirección Dominación

Relaciones Sociales Jurídicas

Regulación Normación

Relaciones Sociales Morales

Regulación Normación

Conciencia Social

Otras Relaciones Sociales

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2. EL ESTADO

2.1. CONCEPTO DE ESTADO

El Estado es una institución que se sitúa en la superestructura social, surgida de las relaciones sociales, cuya misión primordial es dirigir la sociedad

Se han descubierto muchas definiciones de Estado, entre las cuales, las más importantes son las que plantean que el Estado es la comunidad jurídica, el Estado es la sociedad; así Harold Laski dice que “cada Estado, en una palabra, es una sociedad territorial dividida en Gobierno y súbditos, siendo el Gobierno un conjunto de personas dentro de la sociedad territorial que está capacitado para emplear la coacción con el fin de que sean obedecidos esos imperativos”

4 Hans Kelsen afirma que existen más de una docena de acepciones de

la palabra Estado enteramente diferentes entre sí. Una de las más corrientes es aquella que designa como Estado “el conjunto de todos los fenómeno sociales, identificándolo con la sociedad.”

5 En el lenguaje común tiende a identificarse, de manera imprecisa, el

concepto de Estado con el de sociedad y proviene de la idea de que la situación (o estado) social está determinada principalmente por la acción de los gobernantes

6 Pero, de

acuerdo con Umberto Cerroni, el concepto moderno de “Estado”, separado de la sociedad, es una institución histórica ligada al proceso de liberación de la sociedad civil de las vinculaciones con los privilegios feudales.

7

Lenin dice: “hasta hoy en día se confunde con mucha frecuencia este problema con las cuestiones religiosas; se fundamenta ideológica y filosóficamente que el Estado es algo divino, algo sobrenatural, una fuerza gracias a la cual ha vivido la humanidad y que da a las gentes - o debe darles- algo que lleva en sí y que no proviene del ser humano, sino que le es dado del exterior, de una fuerza de origen divino. Y es necesario decir que esta teoría está íntimamente entrelazada con los intereses de las clases explotadoras ...”

8

Sigue diciendo Lenin: “La Teoría del Estado sirve para justificar los privilegios sociales, ... En el problema del Estado, en la Teoría del Estado se puede ver siempre la lucha de las distintas clases entre sí, lucha que se refleja o encuentra su expresión en la lucha de conceptos sobre el Estado, en la apreciación del papel y de la significación del Estado”.

9

El Estado se considera algo destinado a resolver los conflictos sociales, un árbitro social, una institución destinada a la búsqueda del bien común. Estas caracterizaciones niegan la

4 Laski Harold J. "Naturaleza del Estado". Introducción a la Ciencia Política. Selección de Lecturas. Licda. Edna Elizabeth

González Camargo. (Compiladora) Agosto 1996 Pág. 139. S.N.T. 5 Kelsen Hans. Teoría General del Estado. (Traducido al español del alemán por Luis Legaz Lacambra). México, Editorial

Nacional 1959 Pág. 4

6 Flores P., Carlos A. Estado y Aparato de Estado Pág. Documento fotocopiado S.N.T. Pág. 1

7 Cerroni Umberto. "La Política Como Ciencia Social". Introducción a la Ciencia Política. Ricardo Juárez Gudiel. Colección de

Textos No. 1 Departamento de Publicaciones Facultad de Ciencias Económicas, a segunda edición, marzo de 1985. Pág. 24

8 V. I. Lenin. "Acerca del Estado". Introducción a la Ciencia Política Selección de Textos por Ricardo Juárez Gudiel.

Departamento de Publicaciones Facultad de Ciencias Económicas, segunda reimpresión de la segunda edición, marzo de 1985.

Pág.48- 49. 9 V. I. Lenin. Op. Cit. Pág. 49

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verdadera naturaleza de clase del Estado y tienen un carácter justificativo de la sociedad divida en clases sociales.

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La noción objetiva de Estado que sirve de base para el desarrollo de la teoría política, es el planteado por Lenin en sus diversas obras: “El Estado es una máquina para mantener el dominio de una clase sobre otra”

11 “El Estado es una máquina destinada a la opresión de

una clase por otra, una máquina llamada a mantener sometidas a una sola clase todas las demás clases subordinadas”

12 “...el Estado es un órgano de dominación de clase, un

órgano de opresión de una clase por otra, es la creación del orden que legaliza y afianza esta opresión...”

13 “El Estado es el más poderoso instrumento para la dominación de

clase.”14

2.2 ORIGEN DEL ESTADO

Lenin, aporta una explicación acerca del nacimiento del Estado, tomando en cuenta el aparecimiento de la propiedad privada y de las clases sociales en su conferencia “Acerca del Estado”. Para poder abordar adecuadamente este problema, dice, es necesario echar una breve mirada al surgimiento y desarrollo del Estado. Hubo un tiempo en que el Estado no existía. Este aparece en el lugar y época en que surge la división de la sociedad en clases. Hasta que surgió la primera forma de división de la sociedad en clases: esclavistas y esclavos, hasta este momento existió todavía la familia patriarcal, o como a veces se suele llamar, el clan, la tribu, la familia. Antes no existía el Estado, no existía un aparato especial para aplicar sistemáticamente la violencia y para someter a los hombres a dicha violencia; este aparato es lo que se llama el Estado. En esta sociedad primitiva en un estado próximo al salvajismo, lo que vemos es el dominio de las costumbres, el prestigio, el respeto y el poder de que gozaban los viejos de la tribu y vemos que este poder era reconocido, a veces, a las mujeres; pero no existía una categoría especial de hombres que se destacaran para gobernar a otros y que en interés y con fines de gobierno, poseyeran sistemática y permanentemente cierto aparato de coerción, de violencia, como sucede en la actualidad: destacamentos armados de tropas, de cárceles y demás medios de someter la voluntad ajena a la violencia, es decir, lo que constituye la esencia del Estado.

Los esclavistas y los esclavos constituyen la primera gran división clasista. Los primeros no sólo poseían los medios de producción, sino que también eran dueños de seres humanos. La ley consolidaba este concepto. A este régimen siguió el feudalismo, la división fundamental de la sociedad era en señores terratenientes y campesinos siervos de la gleba, adscritos a la tierra; el señor terrateniente no era considerado ya dueño del campesino, como de un objeto, sino que sólo tenía derecho a apropiarse de su trabajo y a obligarle a ciertas prestaciones. En la sociedad feudal, a medida que se desarrollaba el comercio y surgía el mercado mundial, a medida que se desarrollaba la circulación 10 Flores P. Carlos A. Op, Cit. Pág. 1 11 V. I. Lenin Op. Cit Pág. 53 12 IBID. Pág. 55 13 V.I Lenin. EL Estado y La Revolución. Editorial Anagrama, Barcelona 1976 Pág. 7 14 Juárez Ricardo. El Objeto de Estudio de la Ciencia Política. 1979 Pág. 5

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monetaria, surgía una clase nueva: de los capitalistas. En el curso del siglo XVIII y principios del siglo XIX tuvieron lugar revoluciones en todo el mundo; el régimen de la servidumbre fue eliminado en todos los países de Europa Occidental, la división en clases adquirió una nueva forma.

A pesar de los enormes cambios históricos y de todas las revoluciones relacionadas con este desarrollo de la humanidad, se mantiene el Estado. A medida que surge y va afianzándose la división de la sociedad en clases, surge y se afianza también el Estado. Este ha sido siempre un aparato destacado de la sociedad y formado por un grupo de personas que se ocupan únicamente o casi únicamente de gobernar. Este aparato, este grupo de hombres que gobiernan a los demás, se apodera siempre de cierta máquina de coerción, de una fuerza física; lo mismo da que esta violencia sobre los hombres se exprese en las lanzas o espadas de la época de la esclavitud, o en el arma de fuego aparecida en la edad media o técnicas basadas por entero en las últimas conquistas de la técnica moderna como en el capitalismo actual. Existe en cada sociedad un grupo de personas que gobiernan, que mandan, que dominan y que, para conservar el poder, tiene en sus manos una máquina de coerción física, un aparato de violencia. No es posible obligar a la mayor parte de la sociedad que trabaje sistemáticamente en beneficio de la otra parte, sin un aparto permanente de coerción.

15

2.3 FUNCIONES DEL ESTADO

Dos funciones fundamentales caracterizan la actividad de todo Estado: una técnico administrativa y otra de dominación política.

16 La función técnico administrativa la cumple

el Estado cuando coordina la actividad económica de la sociedad y difunde la ideología dominante a través de sus diversas instituciones. Atiende las demandas de toda la población para la dotación de bienes y servicios. La función técnico administrativa consiste en que toda la sociedad, requiere de un aparato de dirección de la misma y de creación de normas destinadas a reglamentar el funcionamiento de la sociedad en su conjunto.

17 La función de dominación política la realiza el estado cuando protege y

mantiene las relaciones sociales de producción existentes y las reproduce, actuando en función de los intereses de determinada clase dominante.

Esta última función es la que define propiamente al Estado sobredeterminando la función técnico administrativa, es decir, orientándola, poniéndola al servicio de la función de dominación política. No existen por lo tanto, tareas técnico administrativas con carácter neutro.

18

Nicos Poulantzas y Marta Harnecker aseveran lo siguiente: “el papel global del Estado como factor de cohesión de una formación social puede, en cuanto tal, diferenciarse en modalidades particulares relativas a los diversos niveles de una formación, es decir, en funciones del Estado (técnico económica, ideológica y política), constituyen modalidades del 15 V. I. Lenin. Op. Cit. Págs. 47 -55 16 Juárez Ricardo. Desarrollo del Programa del Curso: Ciencia Política". Apuntes para la docencia, Facultad de Ciencias

Económicas, Área Común 1979. Pág. 1 17 Flores P. Carlos A. Op. Cit Pág. 2 18 Juárez Ricardo. Op. Cit. Pág. 3

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papel global del Estado. 19

2.4 NATURALEZA DEL ESTADO

Con el fin de mantener las relaciones sociales existentes, la clase dominante ejerce siempre una dictadura sobre las demás clases, para ello necesita un conjunto de aparatos que le permitan mantener aquella dominación. Este conjunto de aparatos es lo que se llama el Estado. “Por su esencia, todo Estado es el aparato de la dictadura de una u otra clase dominante”. “Todo Estado es una dictadura; la dictadura de clase es la esencia de los Estados de todos los países del mundo; de lo único que se trata es de qué clase y sobre qué clases se ejerce la dictadura (Lenin)

El derecho como un determinado sistema de normas jurídicas, que expresan los intereses y la voluntad de la clase dominante, es inseparable del Estado. El derecho como reflejo y expresión de determinadas relaciones de producción, las afianza y las sanciona. “El derecho es la voluntad de la clase dominante, erigida en ley. El derecho presupone la existencia del Estado..” “El derecho no sería nada sin un aparato capaz de constreñir la observación de sus normas; es decir sin el Estado. Y a la inversa, el Estado, para el cumplimiento de sus funciones, se basa en las normas del derecho que el mismo establece. Estado y derecho forman, conjuntamente el elemento más importante de la superestructura de la sociedad, la parte jurídico político de ella.”

20

2.5 TIPOS DE ESTADO Y FORMAS DE GOBIERNO

La existencia de determinado tipo de Estado obedece al modo de producción dominante en una formación económico social, por lo tanto, sirve a determinada clase social dominante.

La causa de la existencia de un tipo de Estado, es sobre todo, la necesidad de producir y reproducir una determinada forma de relaciones sociales de producción y tiene, por lo tanto, una determinación económica.

21 Por otra parte, el control por determinada clase

social del Estado, se caracteriza por realizar los intereses de esa clase y porque predomine cierto tipo de derecho en la vida social. Han existido históricamente cuatro tipos de Estado: esclavista, feudal, capitalista y socialista.

Las formas de gobierno responden, por su parte, a la forma particular en que cada grupo gobernante ejerce el poder, según las condiciones concretas de cada país y las condiciones internacionales, de manera que en cada tipo de Estado se dan diversas formas de gobierno.

De acuerdo a Marta Harnecker, el carácter del Estado varía en relación con el carácter de las relaciones de producción de una sociedad determinada. Lo que determina, por lo 19 Harnecker Marta y N. Poulantzas. Lucha de Clases, Poder Político y Estado. Bogotá Colombia. Edit. Platón Pág. 108

20 Konstantinov, citado por Ricardo Juárez, El Estado Pág. 2.

21 Flores P. Carlos A. La Formación Económico - Social. Y El Positivismo y su Desarrollo. Enero 1998, S.N.T., Pág.12

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tanto, el tipo de Estado es la estructura económica sobre la que el Estado se erige. Es así como se pueden distinguir distintos tipos de Estado en relación con las diferentes relaciones de producción: esclavista, feudal, capitalista, etc.

22

Dentro del marco de cada uno de estos tipos de Estado pueden darse diferentes formas de gobierno, por ejemplo, dentro del tipo de Estado capitalista o burgués pueden existir formas de gobierno que van desde la república democrática hasta la dictadura militar. Harnecker también hace distinción entre clase dominante y casta gobernante. Por clase dominante se entiende aquella clase que impone sus intereses al resto de las clases de una formación social dada. Por casta gobernante: aquel sector social en cuyas manos están las riendas del Estado, es decir el poder político.

23

En cada tipo de estado se han dado y se dan distintas formas de gobierno o también llamadas formas de Estado. Para Lenin. “Cada tipo de Estado tiene como propias, diferentes formas de gobierno, es decir, diversas formas de orden y organización para el dominio de la clase gobernante”.

24.

2.5.1 Formas de Gobierno en el Tipo de Estado Esclavista

Es importante tomar en cuenta algunas instituciones políticas de la edad antigua, tomando como ejemplo Grecia. Las ciudades estados eran relativamente pequeñas, compuestas por alrededor de 300,000 habitantes. Las instituciones del gobierno democrático ateniense fueron las siguientes: La Asamblea, el Consejo de los Quinientos y los tribunales.

Todo el cuerpo de varones formaba la Asamblea o también llamada Ecclesia, reunión a la que todo ciudadano tenía derecho a asistir desde que llegaba a la edad de veinte años. La asamblea se reunía regularmente diez veces al año y sus funciones eran legislativas. Todas las formas de gobierno, tanto aristocráticas como democráticas, comprendían algún tipo de asamblea del pueblo, aunque su participación efectiva en el gobierno fuese en realidad pequeña, la mayor parte de los magistrados tenía poco poder.

Para fines de escoger los cuerpos de gobierno, los atenienses se dividían en unos cien demos o barrios, parroquias o distritos. Estos demos eran unidades del gobierno local y la pertenencia a ellos era hereditaria. Su función de verdadera importancia era la de presentar candidatos para diversos cuerpos, en los que se desarrollaba el gobierno central. El sistema era una combinación de elección y sorteo.

La asamblea decidía sobre los asuntos que le presentaba el Consejo, promulgando las medidas legislativas, modificándolas o rechazándolas.

Los tribunales atenienses eran sin duda la clave de todo el sistema democrático; era su deber dar decisiones judiciales en los casos particulares, tanto civiles como criminales, y 22 Harnecker Marta. "Una Aproximación al Fascismo". Introducción a la Ciencia Política. Selección de Lecturas. Licda Edna

Elizabeth González Camargo. (Compiladora) Agosto 1996 Pág. 341 S.N.T. 23 IBID. Págs. 343 - 344 24 Noriega Carlos. Formación Económico-Social y Estado. Primer Semestre de 1994, curso de Ciencia Política. Pág. 8

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tomaban hasta decisiones de naturaleza ejecutiva o legislativa.25

Ya en el primer tipo de Estado que existió, en el esclavista, existieron diversas formas de gobierno o de Estado, y, efectivamente, alrededor de estas formas hubo mucha discusión entre los pensadores que se ocuparon de los asuntos del Estado en las civilizaciones antiguas sobre todo en Grecia. Por eso se dice que el objeto de estudio de la ciencia política en la antigüedad fue el Estado. Así, por ejemplo, en las ciudades estado que conformaron la Liga Ateniense, predominó la democracia como forma de gobierno, en el sentido de que hubo ciertas libertades, que propiciaron el desarrollo de la cultura, la participación de los ciudadanos griegos (libres), para la elección de asambleas. Este sistema fue criticado por Sócrates; al respecto se dice en el libro de Pokrovski: “condenaba el sistema existente en la democracia ateniense de cubrir las vacantes para funcionarios públicos mediante sorteo. también se pronunció negativamente con respecto a la composición de la Asamblea Popular”. “Estas y otras opiniones análogas de Sócrates sirvieron de base para acusarlo de que sus discursos despertaban entre la juventud el menosprecio hacia el régimen de Estado establecido...”.

26 A esta forma de

gobierno también se le ha dado en llamar “república” o “democracia”

También existió la tiranía, en ella el poder estaba en manos de una sola persona, forma que predominó en la liga espartana; al respecto el mismo autor alude: “No es difícil ver en el proyecto de Platón los rasgos que los acercan al régimen social y político de la antigua Esparta, en la cual,... la dominación sobre la masa de la población oprimida, los ilotas, se ejercía mediante una dictadura militar abierta y un régimen militarista de vida de la clase dominante”. A esta forma de gobierno también se le ha denominado “monarquía”.

También existió la aristocracia y se refiere al gobierno de los nobles. Esta es la forma defendida por Sócrates y por Platón. Sócrates consideraba la aristocracia como una forma de Estado en la que gobiernan unos pocos hombres competentes, preparados para su dirección y que dominan el verdadero conocimiento.

27 Similares ideas se encuentran

en Platón: “Hace el papel de defensor del régimen aristocrático y, al tratar de presentar la democracia como un Estado en el que gobierna gente no preparada para ello, proclama que la dirección del Estado debe estar en manos de hombres competentes, que hayan concebido las ideas, que hayan dominado la cima del conocimiento científico.”

28

Otra forma de gobierno existente fue la oligarquía, que literalmente se refiere al gobierno de pocos, éstos son los ricos. Al respecto, Pokroski cita a Aristóteles: “Aristóteles atribuye gran importancia a la forma de Estado, ésta, según, es la organización de su poder, en primer término el poder supremo. El ordenamiento del Estado es su forma. Esta es, al mismo tiempo, su principio vital, que es distinto en la aristocracia, la oligarquía y la democracia. El principio de la aristocracia es la virtud; de la oligarquía la riqueza; el de la democracia, la libertad.” “... se proclama partidario de un régimen estatal medio, ....una

25 Sabine H. George. Historia de la Teoría Política. México, Fondo de Cultura Económica. Octava Reimpresión de la segunda

edición de 1982. Págs. 15 - 20

26 Pokroski V.S. y Otros. Historia de las Ideas Políticas. México, Editorial Grijalbo S. A. 1984. Págs 57 - 58. 27 Pokrovski S. V. y otros. Op. Cit. Pág. 57 28 IBID. Pág. 61

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mezcla o unión de oligarquía y democracia.”29

George Sabine, refiriéndose al libro de Herodoto, Historia, hace alusión a las formas de gobierno: “Aun en este libro... hay una prueba bastante destacada de los extremos a que había llegado el pensamiento popular griego en la teoría del gobierno. Se trata del pasaje en el que presenta a siete personas discutiendo los méritos relativos de la monarquía, la aristocracia y la democracia. Aparecen ya los argumentos corrientes: el monarca tiende a degenerar en tirano, en tanto que la democracia hace a todos los hombres iguales ante la ley. Pero la democracia se convierte con facilidad en el gobierno del populacho y es, desde luego, preferible a ella el gobierno de los mejores. Y nada puede ser mejor que el gobierno del mejor hombre.” Dice más adelante: Dentro de tiempos históricos la vida ateniense - o incluso la vida griega - en ninguna época estuvo regulada de modo principal por una costumbre indiscutida. Esparta podía presentarse como una maravilla de estabilidad política, pero el ateniense tenía por fuerza que enorgullecerse del progreso...”.

30

Lenin al respecto de las formas de gobierno o de Estado de la sociedad antigua dice: “ Las formas de Estado han sido sumamente variadas. En la época de la esclavitud, tenemos ya diversas formas de Estado. Ya entonces surge la diferencia entre la monarquía y la república, entre la aristocracia y la democracia. La monarquía como poder de una sola persona y la república como ausencia total de un poder que no sea electivo: la aristocracia como poder de una minoría relativamente reducida, y la democracia como poder del pueblo (la palabra griega democracia significa literalmente: poder del pueblo). Todas esas diferencias surgieron en la esclavitud. Pero a pesar de estas diferencias, el Estado del sistema esclavista era un tipo de Estado esclavista, cualquiera que fuese su forma: monárquica, republicana aristocrática o republicana democrática.

31

2.5.2 Formas de Gobierno en el Tipo de Estado Feudal

En el feudalismo, las relaciones políticas se caracterizaron por una situación de sujeción o vasallaje; también fueron importantes las relaciones políticas entre el gobierno civil y el clero, entre el rey y el papado. En la edad media los gobiernos tendían a ser de tamaño reducido. El hecho económico esencial era la situación de la agricultura, que hacía a la comunidad aldeana, junto con las tierras de cultivo de ella dependientes, una unidad casi autárquica. La organización de la sociedad y del gobierno era fundamentalmente local. Como la tierra era la única forma importante de riqueza, todos los sectores, desde el rey al peón, dependían directamente de los productos del suelo. El control de la tierra estaba en manos de esa pequeña comunidad, que lo ejercía con arreglo a normas consuetudinarias. El gobierno central no podía cumplir con las obligaciones de salvaguardia de la vida y la propiedad. En tal situación, el pequeño propietario o el hombre de poco poder no tenía sino el recurso de encomendarse a alguien suficientemente fuerte para que lo protegiera y le entregaba la propiedad de la tierra, convirtiéndose en vasallo con la condición de pagar una renta en forma de servicios o productos. La propiedad y el poder del señor se 29 IBID. Pág. 71 30 Sabine H. George. Op. Cit. Pág.29 31 V.I. Lenin. Op. Cit. Pág. 55

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engrandecían de ese modo. El proceso también operaba de arriba abajo, un rey o un jerarca eclesiástico no podía utilizar su tierra más que entregándola a un vasallo que le pagara en servicio o en renta.

32 El rey y el papa eran los señores mayores.

Los barones serían vasallos por lo que respecta a tierras concedidas por servicios específicos y tendrían a su vez bajo su potestad a otros vasallos, y así sucesivamente, hasta llegar a los siervos, en cuyo trabajo se basó todo el sistema.

Como el servicio militar era la forma típica compartida de una baronía, el ejército del reino tenía que ser un ejército feudal, esto es, cada vasallo estaba obligado a aportar un número específico de hombres armados y cada barón mandaba a sus hombres. Los ingresos del reino eran resultado de servicios o más bien de una contribución general. La concesión al vasallo incluía el derecho a administrar justicia en su baronía o feudo, con inmunidad frente a toda interferencia de los funcionarios reales. La monarquía feudal aparecía altamente descentralizada. Todo el sistema de administración pública tendía a seguir la forma predominante de posesión de tierras y los cargos públicos tendían a convertirse en una posesión hereditaria. El poder regio dependía en gran parte de la capacidad del monarca para limitar esta tendencia.

33

Las características del sistema feudal fueron:

Propiedad del señor feudal sobre la tierra

Los campesinos siervos poseían la tierra en usufructo, a cambio del pago de la renta feudal

Propiedad parcial del señor feudal sobre los siervos.34

En el tipo de Estado feudal se podían distinguir dos formas de gobierno: la monarquía representativa de castas y la monarquía absoluta.

Las características de la monarquía representativa de castas las expone Marcelo de Padua en su libro Defensor Pacis (1324) : Ésta era una forma de gobierno donde existía una asamblea dotada de plenipotencia para legislar, debía pertenecer solamente al pueblo y en ella estaban representadas las castas: por un lado los labradores, artesanos y comerciantes y por otro el clero, los militares, los nobles. A las monarquías democráticas se les llamó repúblicas.

Por otro lado la monarquía absoluta, que se dio en la etapa final del feudalismo a partir del siglo XV. En ella el poder se centralizaba en una sola persona: el monarca. Esta forma de gobierno surgió por la necesidad de integrar los territorios y formar un mercado amplio necesario para el desarrollo del comercio y la producción capitalista que se estaba gestando, para ello se necesitaba centralizar el poder político y al mismo tiempo fortalecerlo. La monarquía absoluta permitió la acumulación originaria del capital y

33 Sabine, George. Op. Cit. Pág. 166

34 Flores, Carlos. Historia de la Ideas Políticas. 1999 S.N.T. Pág. 11

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mantuvo los privilegios de la nobleza feudal.

Al respecto de estas formas de Estado, Lenin dice: “ Para mantener su dominio y para conservar su poder, el terrateniente necesitaba de un aparato que uniese y supeditase un enorme número de personas, subordinándolas a ciertas leyes y normas, todas las cuales se reducían, en lo fundamental, a un solo objetivo: mantener el poder del terrateniente sobre el campesino siervo. Esto constituía precisamente el Estado feudal,... que tenía formas distintas: era republicano o monárquico. Cuando el Estado era monárquico, el poder pertenecía a una sola persona; cuando era republicano, se admitía más o menos la participación de representantes elegidos por la sociedad señorial”.

2.5.3 Formas de Gobierno en el Tipo de Estado Capitalista

Al respecto, Lenin, en su conferencia “Acerca del Estado”, asevera lo siguiente: El desarrollo del comercio, del intercambio de mercancías, condujo a la formación de una nueva clase: los capitalistas. El capital surgió a fines de la edad media, cuando el comercio mundial, después del descubrimiento de América llegó a desarrollarse enormemente, cuando aumentó la cantidad de metales preciosos, cuando la plata y el oro se hicieron medio de cambio, cuando la circulación monetaria permitió acumular grandes riquezas en manos de una sola persona o pocas personas. La transformación de la sociedad se verificaba, de tal modo, que todos los ciudadanos fueran, como dijéramos, iguales, que desapareciese la división anterior, que todos, independientemente del capital que tuvieran - lo mismo si poseían tierra en propiedad privada que si no tenían más patrimonio que la fuerza de sus brazos-, que todos, fuesen iguales ante la ley. Esta protege a todos por igual, protege la propiedad de los que la tienen frente a los atentados contra la propiedad por parte de aquella masa que careciendo de ella y no teniendo más que sus manos se pauperiza poco a poco, va arruinándose y convirtiéndose en masa proletaria. Tal es la sociedad capitalista.

El Estado capitalista al enfrentarse con el Estado feudal se lanzó a la batalla enarbolando la bandera de la libertad. Sin embargo, el Estado seguía siendo la máquina que ayudaba a los capitalistas a mantener sometidos los campesinos pobres y a la clase obrera, aunque aparentemente fuese libre. El Estado proclama el sufragio universal y, por medio de sus partidarios, predicadores, sabios y filósofos declara que no es un Estado de clase.

La forma de dominio del Estado puede ser distinta: el capital manifiesta esta fuerza de manera distinta según sea la forma de Estado, pero, en esencia, el Poder continúa siempre en manos del capital, lo mismo da que exista sufragio restringido u otro amplio; que exista una república democrática.

La república democrática y el sufragio universal, en comparación con el régimen feudal, constituyeron un enorme progreso, pues permitieron al proletariado alcanzar la unificación, la cohesión. La república burguesa, el parlamento, el sufragio universal, todo esto, desde el punto de vista del desarrollo universal de la sociedad, constituye un enorme progreso.

35

35 V. I. Lenin. Acerca del Estado. Págs. 57 – 60.

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Poulantzas señala los siguientes factores de diferenciación de las formas de Estado capitalista: a) las relaciones de lo económico, de lo político y de la ideología en un estadio determinado del modo de producción capitalista; b) los caracteres generales de la lucha de clases en el período correspondiente de las formaciones capitalistas.

36

En el capitalismo se distinguen tres formas de gobierno: el gobierno parlamentario, el gobierno presidencial y el gobierno fascista o la dictadura militar. ( Poulantzas indica que el Estado fascista es una forma de estado específica o un Estado de excepción)

Los sistemas parlamentario y presidencialista se forman inspirados en el gobierno burgués dividido en tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial separados, independientes y equilibrados entre sí, planteado por Carlos Luis Montesquieu a finales del siglo XVIII, sin embargo en la práctica, se desarrollan de una manera diferente.

2.5.3.1 El Gobierno Parlamentario

El parlamentario es la forma de gobierno más generalmente adoptado en el mundo capitalista. Y es el sistema que resultó luego de ser derrocada la monarquía absoluta, principalmente en Europa. Existen grandes variaciones de este régimen de un país a otro, pero el prototipo es el británico.

En esta forma de gobierno, el parlamento es el órgano de representación de la voluntad popular y es el foco de poder; ejerce las funciones legislativas, elige al gobierno. El gobierno realiza las funciones ejecutivas, está constituido regularmente por el Primer Ministro o Canciller y los ministros. Existe otra instancia que se denomina normalmente “Jefatura de Estado”, en varios países existen resabios del gobierno feudal, el puesto de “Jefe de Estado” lo desempeña el “rey” o la “reina”, es un régimen parlamentario monárquico. En los países donde se ha suprimido o no existe la “realeza”, la jefatura de Estado la desempeña el Presidente. Las funciones del jefe de Estado van desde funciones formales, ornamentales, protocolarias, hasta proponer primer ministro al parlamento, disolver el parlamento a propuesta del gobierno, etc.

37

Entre las funciones principales del parlamento están: investir al gobierno y a su jefe; el jefe de gobierno, líder de la mayoría parlamentaria suele escoger a sus ministros entre los parlamentarios. Es el poder legislativo, pero participa en la orientación y control de la política gubernamental, pero la función primordial del parlamento es la legislativa; en el Reino Unido también desempeña una función judicial. (La Cámara de los Comunes desempeña la función legislativa y de control de la política gubernamental y la Cámara de los Lores es el más alto tribunal de apelación). El parlamento puede también disolver el gabinete y viceversa. (sujeto a procedimientos constitucionales). El gobierno dirige la política nacional e internacional.

38 El gobierno es responsable ante el parlamento, éste

puede retirarle su apoyo si lo cree conveniente, por medio de un voto formal de censura o simplemente no adhiriéndose a una propuesta gubernamental. El parlamento puede forzar al gobierno a dimitir. El gobierno parlamentario en la práctica no constituye una 36 Poulantzas, Nicos. Fascismo y Dictadura. México, Siglo XXI Editores. 5ª. Ed. 1974 Pág. 367 37 Análisis de los Sistemas Políticos S.N.T. Págs. 27 - 43

38 Paniagua Soto, Juan Luis. Regímenes Políticos. Aula Abierta Salvat. España, Salvat Editores S. A. 1981. Págs 18-19.

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separación de poderes sino más bien una fusión de poderes. El parlamento, de acuerdo a algunos autores, engloba los tres poderes: “es un sistema político en el que el ejecutivo, en un tiempo separado, ha sufrido el ataque de la Asamblea (cámaras legislativas y a veces también judiciales), que ha terminado por transformarse en un Parlamento que incluye tanto al Gobierno como a la Asamblea”

39

2.5.3.2 El Gobierno Presidencial

El prototipo de esta forma de gobierno es el de los Estados Unidos de América, pero existen más de medio centenar de regímenes presidencialistas. En este sistema, el presidente es electo por sufragio popular, representa la voluntad popular, es electo para un plazo determinado; esto impide a la Asamblea o poder legislativo a forzar su dimisión - excepto en caso de condena por delito grave- y así también obliga al presidente a presentarse a nuevas elecciones si desea continuar en el cargo. El cuerpo legislativo también es electo simultáneamente con el presidente o en forma alterna. El ejecutivo es indiviso, el presidente tiene las funciones de Jefe de Estado y Jefe de Gobierno. El presidente nombra a sus secretarios o ministros y algunas veces son formalmente ratificados por el legislativo. El poder ejecutivo recae exclusivamente en el presidente, por lo que el sistema tiende a ser individual. El ejecutivo es responsable ante la Constitución y ante el electorado, no puede coaccionar a la asamblea ni puede disolverla ( ni viceversa). 40

El organismo judicial es electo por la Asamblea Legislativa a través de procesos constitucionales.

En los EEUU, el poder ejecutivo está integrado por el Presidente, Vicepresidente y los Secretarios. El Congreso está formado por dos Cámaras: la de los Representantes que son electos en bloque por el conjunto de la población cada dos años. La otra cámara es el Senado, representa teóricamente los intereses de los estados y es electo cada seis años. El modelo presidencialista norteamericano se ha reproducido en un buen número de países, particularmente ha tenido mayor influencia en América Latina. Pero las características sui géneris de estos países ha conducido al caciquismo y a la manipulación política.

41 El presidencialismo en esta región ha conllevado a la aparición o reproducción

del caudillaje en cualquiera de sus formulaciones, por ejemplo: el populismo.42

2.5.3.3 El Populismo

Fue un movimiento político que se dio principalmente después de la segunda guerra mundial en América Latina, políticamente trata de desplazar el centro del poder oligárquico agroexportador hacia una industrialización y modernismo basado en el crecimiento del mercado interno. Se trató de una alianza de clases y grupos compuesto por sectores de la burguesía industrial, pequeña burguesía, profesionales, sectores

39 Análisis de los Sistemas Políticos Pág. 32

40 Análisis de los Sistemas Políticos. Págs. 48 -60

41 Paniagua Soto, Juan Luis. Op. Cit. Pág. 38 42 Juárez Ricardo. El Populismo. Contenido Mínimo para Catedráticos. Ciencia Política 1978.

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militares, trabajadores, campesinos.

Ideológicamente expresa un nacionalismo, antiimperialista, que pretende defender e interpretar los intereses populares. Busca la justicia social, realizar reformas sociales. Una de sus características es el liderazgo personal de un jefe, el caudillismo. El líder populista se presentaba directamente como defensor del pueblo. En Guatemala, el movimiento populista estuvo representado por los gobiernos de Juan José Arévalo y Jacobo Arbenz Guzmán, de 1944 a 1954.

De acuerdo con Theotonio Dos Santos, en su artículo “La Superación del Populismo”, las condiciones sociales que generaron el populismo están en franca descomposición por los siguientes hechos:

La burguesía industrial ya no es una clase ascendente en lucha contra el gobierno oligárquico, por el contrario es una clase en el poder que domina el sector dinámico más fuerte de la economía. Además es una clase más homogénea y concentrada, formada fundamentalmente por el gran capital internacional, representado por sus gerentes en el país y que domina frecuentemente el aparato estatal, la mayoría de la opinión publica y la vida política del país. En estas condiciones, no cabe ya interés alguno en un movimiento popular progresista que lucha por el industrialismo (ya victorioso), por el nacionalismo antimperialista (ya superado) y antioligárquico (dado que la oligarquía rural agroexportadora se ajustó a las reglas del juego del gran capital y lucha por sobrevivir en cuanto le es posible).

La clase obrera ya no es una clase en formación, recién venida del campo, sus sectores de base están constituidos por una población urbana con cerca de treinta años de tradición obrera, sindical y reformista. Se ha desarrollado por ello una concepción de una clase obrera exclusiva, que lucha primordialmente por mantener sus derechos adquiridos frente a la mayoría de la población no integrada al sistema.

2.5.3.4 El Fascismo

El fascismo es un fenómeno político que corresponde a la etapa imperialista del capitalismo y constituye la dictadura terrorista de los sectores más reaccionarios y agresivos de la burguesía. Los regímenes fascistas surgieron en ciertos países europeos y Japón que tuvieron un desarrollo tardío en el capitalismo. Fue fundado en Italia por Benito Mussolini en 1919, en una época de crisis económica después de la primera guerra mundial; fue un movimiento organizado en forma militar. La organización militar y las manifestaciones de fuerza, le daban al movimiento un aspecto impresionante de suficiencia y la apariencia de ofrecer a los pueblos europeos en crisis, un porvenir de estabilidad y seguridad inconmovible.

La palabra fascismo significaba fasci da combatimento: haces o grupos unidos para el combate, el símbolo del fascismo italiano era un fascio littorio, que era un hacha rodeada por un haz de varillas.

El fascismo nació invocando la grandeza de la Roma imperial. Estimulado por el triunfo fácil de Benito Mussolini en Italia, Adolfo Hitler fundó el Partido Nacional Socialista o Nazi

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en 1923 al estilo del fascismo italiano. Las características del fascismo clásico fueron: el delirio de grandeza imperial; así como los italianos pretendían resucitar el imperio romano, los nazis aspiraban a dominar al mundo durante mil años. El fascismo japonés quería imponer su dominio en toda Asia, el movimiento falangista español soñaba restaurar el imperio de los reyes católicos. El fascismo alemán le imprime un nuevo ingrediente: el racismo, su dominio quería implantarlo a través de la raza aria pura. Otra característica fue el nacionalismo intenso reforzado que insistía en valores tradicionales de comunidad de raza, de sangre, de suelo. El nacionalismo se expresaba también a través de una concepción ultraderechista autoritaria en el sentido militar del término.

El recurso emocional que más utilizaba el fascismo era el engrandecimiento de la patria mediante la guerra; la demanda de territorios adicionales para cubrir el llamado espacio vital requería una preparación y propaganda militar permanentes. Efectivamente el eje nazi - fascista compuesto por Alemania, Italia y Japón, emprendieron la segunda guerra mundial como una guerra imperialista que pretendía redistribuir el mercado mundial (ya previamente distribuido) a favor de estos países que llegaron tarde al industrialismo capitalista. Internamente para garantizar la voluntad nacional, el fascismo tiene que eliminar toda oposición. El movimiento socialista, por su carácter internacionalista y democrático, representa su principal enemigo

De acuerdo a Martha Harnecker, “los partidos fascistas son partidos de masas fuertemente estructurados, cuya base de afiliados, militantes y electores residen esencialmente en la pequeña burguesía.”

43 Las fases del fascismo son las siguientes:

Primera; el fascismo se lanza al hostigamiento del movimiento obrero a través de bandas armadas que actúan en la práctica como “milicias anti obreras”. Segunda; el fascismo se decide a conquistar el poder y cuenta con el consentimiento de la fracción más poderosa de la burguesía y se ha asegurado la complicidad de los jefes de ejército y la policía. Tercera: una vez conseguido el poder, se instaura la dictadura y se emprende con despiadada energía la liquidación del equilibrio de clases, destruyendo las organizaciones de la clase obrera y persiguiendo a sus dirigentes.

44

El fascismo responde a un carácter de clase, es un brazo armado del capital financiero y de los círculos más agresivos del capitalismo internacionales. El fascismo europeo toma fuerzas apoyándose en la desilusión de las capas medias, en sectores atrasados del proletariado y en la juventud sin perspectivas. Estas capas medias pauperizadas por el desempleo y la inflación, se convirtieron en la fuente de una masa enorme de gente desilusionada y optaron por el proyecto fascista que ofrecía oportunidades en la burocracia, la estabilidad y seguridad económica y social.

45

Según Marta Harnecker, la dictadura fascista no es una dictadura cualquiera, es una dictadura terrorista que se mantiene en el poder gracias a su represión organizada. Se trata de una nueva forma de Estado que se denomina Estado de Excepción. Se trata de Estados autoritarios, al servicio de la clase o fracción de clase dominante en que el 43 Harnecker, Marta "Una Aproximación al Fascismo". Introducción a la Ciencia política, Selección de lecturas. Pág. 335. 44 IBID. Págs. 336 - 337. 45 Juárez Ricardo. El Fascismo. Contenido Mínimo para Catedráticos, Ciencia Política 1979 Págs. 1 - 5

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ejecutivo concentra en sus manos todo el poder, anulando la participación de la burguesía en el poder político y sometiendo al resto de las clases a la voluntad del ejecutivo. Nicos Poulantzas clasifica al Estado fascista como una forma de Estado perteneciente al tipo de Estado capitalista, pero es una forma de Estado específica, una forma de Estado de excepción, ya que corresponde a una crisis política.

46

2.5.3.5 Las Dictaduras Militares en América Latina

En los Países de América Latina, debido a su atraso capitalista, a las desigualdades económicas, la extensión de la pobreza que provocaron descontento e inestabilidad política, se instauraron dictaduras de corte militar o bien para detener el avance de movimientos socialistas en países en que ya ha habido un avance industrial. Las dictaduras militares normalmente nacieron de un golpe de Estado, luego de una crisis política y económica, o bien de un gobierno popularmente electo.

Significaban normalmente un gobierno dictatorial que concentraba el poder en el ejecutivo; cuando fueron fruto de un golpe de Estado se anulaba el poder legislativo y judicial y hasta la constitución. Por lo tanto también desaparecían las garantías constitucionales de las personas.

En las dictaduras militares el poder se ha concentrado en el Jefe de Estado, representante del ejército, quien ha gobernado con el apoyo de éste, el gobierno se ha instaurado sobre la base de la represión y persecución de la oposición política y especialmente de los sectores favorables a las masas populares, ha favoreciendo a los sectores más poderosos y reaccionarios de las burguesías locales. Sus rasgos han sido muy parecidos al fascismo europeo.

Al respecto, Agustín Cueva refiriéndose a los Regímenes de la Época de los 70, dice: “Comencemos por señalar que el hecho de que Chile, Uruguay, Argentina o Brasil no sean países imperialistas sino por el contrario países sometidos a la dominación imperialista, no es óbice para que allá puedan darse procesos de facistización, antes bien, la penetración profunda del capital transnacional en esas economías es el punto de referencia fundamental para la comprensión de tales procesos. Si ahora podemos hablar con propiedad de fascismo, seguramente por una vez en la historia del subcontinente, es justamente porque a través de esa penetración han madurado condiciones económicas necesarias para que dicho fenómeno pudiese ocurrir”.

47 Indica también que en otros Países más atrasados de

América Latina no existe propiamente fascismo sino que son tiranías semicoloniales.

Dice que lo que define primordialmente al fascismo es su naturaleza de clase y cambio cualitativo que impone a las formas del Estado; tampoco es una dictadura de la pequeña burguesía y que ciertas características ideológicas pueden variar “...pero que siempre se articulan sobre un eje que les confiere una identidad esencial, reflejo de la estructura básica del fascismo: el rabioso anticomunismo.” “En cuanto a otros aspectos definitorios del fascismo, o sea el hecho de que la dictadura terrorista del capital monopólico se ejerce 46 Poulantzas, Nicos. Op. Cit. Pág. 366 47 Cueva, Agustín. “La Cuestión del Fascismo” Revista Economía, IIES Fac. de CC.EE. USAC. Número 59, enero – marzo

1979. Págs. 26 y 27.

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fundamentalmente en contra de la clase obrera, también parece difícil de impugnar. En Latinoamérica las dictaduras se han implantado precisamente “contra el comunismo”. “El proceso es tan brutal y desembozado, que uno puede formular la función del fascismo en este terreno en términos inequívocos: se trata de producir mano de obra lo más barata posible, en beneficio del capital monopolista, por métodos terroristas. Incluso es legitimo afirmar que el fascismo es el eslabón político necesario para la rápida fusión del capital monopólico nacional con el multinacional...”. “ Se trata de un terror moderno” institucionalizado y sistemático, que sin duda marca un cambio radical en el funcionamiento de la superestructura estatal”. La supresión total de las libertades democráticas.

Sin embargo, señala diferencias con el fascismo clásico:

Imposibilidad de conseguir una base de apoyo popular, o sea de sustentarse en algún movimiento de masas.

Imposibilidad de implantar una política de tipo nacionalista, debido a nuestra configuración dependiente.

El elemento nacional - chauvinista alemán o japonés se asentaba sobre un elemento objetivo constituido sobre la posibilidad real de expansión del capital monopólico nativo más allá de sus fronteras patrias.

El fascismo latinoamericano es en todo caso la alternativa política más expedita para la desnacionalización de nuestras economías, como lo prueba el “milagro chileno”.

Incapaz de poner en marcha un proceso de desarrollo autosustentado, y con reales posibilidades de expansión, el fascismo latinoamericano dista mucho de resolver la crisis de las sociedades a las que subyuga.

La debilidad “civil” del fascismo señala su talón de Aquiles y abre la posibilidad de conformar en un plazo más o menos breve un movimiento de masas, capaz de derrotarlo.

48

2.6 Formas de Gobierno en el Tipo de Estado Socialista

La formación económico social y el modo de producción socialista se basa en la propiedad social sobre los medios de producción. En Rusia, luego de la toma del poder por los bolcheviques en octubre de 1917, se inició la revolución socialista, el Estado inició la nacionalización de la industria, el comercio, la banca, la energía eléctrica, las comunicaciones, etc.; en el campo se promovió la propiedad social cooperativa, 20 años después, el 99% de los medios de producción eran ya de propiedad social. Rusia se convirtió así en el primer país que adoptó el sistema socialista, fue la cuna del socialismo.

Luego de la toma del poder por los bolcheviques, se dieron diferentes acontecimientos políticos, elección y disolución de la Asamblea Nacional Constituyente, una guerra civil que duró 3 años, de 1918 a 1921; en 1922 se fundó la Unión soviética. El Primer Congreso de los Soviets, celebrado el 30 de diciembre de 1922, decidió por unanimidad la constitución de la Unión de las Repúblicas Socialistas soviéticas (URSS), formada por

48 Cueva, Agustín. Op. Cit. Págs. 27 – 40.

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Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Transcaucasia y las Repúblicas de Asia Central.49

La economía socialista se basa en enormes corporaciones que funcionan en a través de una planificación centralizada. En la Unión soviética, la propiedad social fue inicialmente de dos formas: 1) la propiedad estatal, donde el representante de la propiedad del pueblo fue el Estado. 2) la propiedad cooperativa que se dio principalmente en el campo.

Después de la segunda guerra mundial y a raíz de ella, entre 1945 y 1948 se implantaron en todo el este europeo una serie de gobiernos socialistas. Tales procesos no se llevaron a cabo por revoluciones, tras la derrota del ejército Nazi por el ejército Rojo, éste hizo su entrada en esos Países, donde después de instaurar gobiernos provisionales, los partidos comunistas apoyados por las tropas soviéticas acabaron por hacerse con el poder. La segunda guerra mundial también dio origen a un nuevo tipo de convulsión revolucionaria, en los pueblos de Asia y África nacieron numerosos movimientos de liberación de sus colonizadores y movimientos revolucionarios, por ejemplo en China, Vietnam, Camboya, Angola, etc. también se dieron esta clase de movimientos en América Latina, por ejemplo en Cuba, Nicaragua etc.

50 La implantación del socialismo en diversos países propició

que se establecieran dos formas de gobierno:

2.6.1 El Sistema de Partido Único o Convencional.

El prototipo fue la Unión Soviética y países como Hungría, Rumania, China, Cuba, Mongolia. En la ex Unión Soviética, los poderes públicos se articularon en el parlamento o soviet supremo, compuesto por dos cámaras: el soviet de la Unión y el soviet de las repúblicas o regiones autónomas. La constitución por otro lado definió el papel del Presidium del Soviet Supremo, que emanaba por elección entre sus miembros y tenía una doble función: la de suplir al parlamento en los períodos en los que no se reunía y asumir la jefatura colegiada de Estado. El partido comunista constituye la fuerza dirigente y orientadora de la sociedad soviética de acuerdo a la Constitución.

2.6.2 Las Democracias Populares o de varios Partidos.

En algunos países, sobre todo en Europa Oriental funcionó este sistema, en éstos se admitió la existencia de varios partidos políticos, aunque sólo se admitían aquellos que aceptaban el papel dirigente del Partido Comunista. (Bulgaria, Checoslovaquia, Polonia, Rep. Democrática Alemana, Vietnam, etc.

51

2.7 LA EXTINCIÓN DEL ESTADO

Según la teoría Marxista, la construcción de la sociedad socialista conlleva dos fases: En la primera (fase inferior de la sociedad comunista, período de transición y llamada por Lenin socialismo) rige el principio: “a cada uno según sus capacidades a cada uno según 49 Enciclopedia Autodidáctica Océano Color. 50 Colección Salvat. Revoluciones del Mundo Moderno. Barcelona, Salvat Editores 1980. Págs 59 - 61 51 Colección Salvat. Regímenes Políticos. Barcelona, Salvat Editores 1981 Págs. 50 - 57

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su trabajo”. En la segunda etapa rige el principio: “a cada quien según sus capacidades, a cada uno según sus necesidades” ( comunismo).

A la primera fase entraron los países que adoptaron el socialismo real, (aunque existe oposición a esta afirmación); en ella subsisten todavía las diferencias sociales, pues el ingreso por el tipo de trabajo es diferente, se paga más el trabajo industrial que el del campo, el trabajo intelectual que el manual o físico, el trabajo dirigencial que el subordinado, etc.; subiste el Estado.

De acuerdo a la teoría marxista, esta primera fase es un período de transición, significa el tránsito del capitalismo al comunismo. “Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el período de transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A este también corresponde un período político de transición en el que el Estado no podrá ser otra cosa que la dictadura del proletariado”.

52 Durante el tránsito del

capitalismo al socialismo todavía existen los antagonismos de clases, por consiguiente, la lucha de clases no ha desaparecido, sino que reviste otras formas. El proletariado convertido en clase dominante se encuentra con la oposición encarnizada de la burguesía, el Estado proletario debe tomar necesariamente la forma de dictadura contra las clases que se oponen a la construcción del socialismo.

La dictadura del proletariado tiene la misión de suprimir las relaciones capitalistas y construir las relaciones socialistas.

En la primera fase se construye la base material y técnica que prepara el advenimiento de la segunda fase. La elevación de productividad del trabajo a niveles sin precedentes, propiciar la producción de una gran cantidad y variedad de satisfactores; Esto, permitirá, a su vez, ir satisfaciendo las necesidades sociales y las diferencias sociales irán desapareciendo. En esa misma medida el Estado se irá extinguiendo, como una fuerza organizada de opresión.

Esta etapa requiere el mayor desarrollo posible de las fuerzas productivas, y que siendo más desarrollados todo los hombres en un mismo sentido tenderían a ser más iguales entre sí y a tener necesidades similares.

53

La expresión “el Estado se extingue” es muy apropiada pues señala el carácter gradual y espontáneo del proceso. Sólo la fuerza de la costumbre puede ejercer y ejercerá esa influencia, pues se puede observar con qué facilidad se habitúa la gente a guardar las reglas de convivencia necesarias si no hay explotación, si no hay nada que indigne a la gente y provoque protestas y sublevaciones, creando la necesidad de la explotación.

54

La segunda fase o fase superior de la sociedad comunista es pues una sociedad donde ya no existen las diferencias sociales, el desarrollo de las fuerzas productivas, de la técnica, de la calificación de la mano de obra, permitirá que en un tiempo corto, se produzca gran cantidad de bienes para la distribución y el consumo social; el resto del

52 Marx, Carlos. “Crítica al Programa de Gotha.” Citado por Ricardo Juárez. El Estado. Pág. 4

53 Flores P. Carlos A. Marco Teórico Metodológico. Guatemala, julio de 1998. S.N.T. Pág. 46 54 V. I. Lenin. Op. Cit Pág. 68

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tiempo se empleará para la formación cultural, científica, deportiva de los seres humanos. Esta fase es todavía un planeamiento teórico y en cierto sentido, todavía es una utopía.

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3. EL PODER

3.1 EL PROBLEMA TEÓRICO

Uno de los temas centrales de la ciencia política es el poder, ya que la mayoría de sus definiciones giran el torno a este concepto. Sin embargo, limitado a la sociedad humana, respecto al concepto de poder se tiene lo siguiente: a) se sostienen concepciones del poder muy amplias; b) no todas las relaciones de poder son relaciones políticas

Se exponen a continuación algunas definiciones de poder que se consideran importantes y de las cuales se puede extraer lo que tienen en común:

Harold Laswell: “ Poder: es el hecho de participar en la adopción de decisiones”. La crítica a esta definición es verterse en una concepción voluntarista en el proceso de toma de decisiones, desconociendo la eficacia de las estructuras y no poderse localizar exactamente los centros efectivos en cuyo interior juega la distribución de poder.

Max Weber: “La probabilidad de que cierta orden de contenido específico sea obedecida por determinado grupo”. “La probabilidad que tiene un hombre o una agrupación de hombres, de imponer su propia voluntad, en una acción comunitaria, inclusive contra la oposición de los demás miembros”. Esta definición está asociada a la problemática weberiana de la legitimidad, o sea el modo según el cual las estructuras políticas son aceptadas por los agentes de un sistema.

El fundamento primario de la legitimdad según Weber puede ser:

1) De carácter racional: descansa en la creencia en la legalidad de ordenaciones estatuidas y de los derechos de mando de los llamados por esas ordenaciones a ejercer la autoridad legal. 2) De carácter tradicional: descansa en la creencia cotidiana en las tradiciones que rigieron desde lejanos tiempos y en la legitimidad de los señalados por esa tradición para ejercer la autoridad. 3) De carácter carismático: que descansa en la entrega a la santidad, heroísmo o ejemplaridad de una persona y a las ordenaciones por ella creadas o reveladas Se obedece al caudillo carismáticamente calificado por razones de confianza personal.

55

Talcott Parsons: Poder; es “la capacidad de ejercer ciertas funciones en provecho del sistema social considerado en su conjunto”. Esta es una definición funcionalista

56 La

estabilidad depende de la existencia de valores comunes.

J. L. Arangurén: “Poder como pura fuerza, ejercida directamente por coerción (desde el 55 Facultad de Ciencias Económicas. USAC. Corrientes del Pensamiento Social. Mayo 1979 Págs. 78 y 79 56 Poulantzas Nicos. Poder Político y Clases Sociales en el Estado Capitalista. Traducción de Florentino M. Torner.

Colombia, Siglo XXI Editores S. A. 1982, Vigésima edición en español. Pág. 125

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aparato de Estado) o indirectamente por presión democrática abierta. (huelgas, manifestaciones), mediante la acción encubierta reservadamente ejercida por los grupos de presión, o bien poder como revestido de ascendiente, prestigio, glamour, es decir, poder como autoridad.

57

G. Vedel: Poder; “fenómenos de mando en la sociedad”

De las anteriores definiciones se extraen dos elementos: 1) que las relaciones de poder son relaciones entre personas, son relaciones sociales; 2) que en esa relación de poder, una persona o grupo está en la capacidad de imponer su voluntad a otras.

3.2 CONCEPCIÓN OBJETIVA DE PODER

Se dan a continuación dos definiciones dentro de la concepción marxista del poder:

Nicos Poulantzas: “L capacidad de una clase social para realizar sus intereses objetivos específicos”

58

Roger Bartra: “Poder es el dominio que ejercen las clases o las fracciones de clase sobre los medios de producción, los medios de control social y en general sobre la superestructura de la sociedad, con el objeto de asegurar los sistemas de explotación”.

Marx: “Propiamente hablando el poder político es la violencia organizada de una clase para la opresión de otra.”.

Marta Harnecker: “El poder es la capacidad de utilizar el aparato de Estado para cumplir los objetivos de la clase dominante”.

59

Se va a hacer referencia aquí a aquellas relaciones de poder que son relaciones políticas: no todas las relaciones de poder dan lugar a una relación política. El poder tiene su máxima expresión en el Estado y poder político es el que se ejerce desde el aparato de Estado.

De acuerdo a Nicos Poulantzas, el concepto de poder se relaciona con el campo de las prácticas de clase, tiene como marco de referencia la lucha de clases en una sociedad divida en clases. Precisamente por ello, la capacidad de una de ellas para realizar por su práctica sus intereses propios está en oposición con la capacidad - y los intereses- de otras clases. Esto determina una relación de dominio y de subordinación. Por lo demás el concepto de poder no puede aplicarse a las relaciones “interindividuales” o a las relaciones cuya constitución se presenta, según las circunstancias determinadas, independientemente de la lucha de clases; por ejemplo las relaciones de amistad, relaciones de los socios de una agrupación deportiva, etc. Puede emplearse en su caso el concepto de potencia: este concepto ha sido empleado sobre todo en la ciencia política para indicar el elemento de fuerza, empleándose el concepto de poder en el caso de una fuerza legitimada, es decir ejercida en el marco referencial de un mínimo de “consentimiento” por parte de aquellos sobre quienes se ejerce el poder. Por otra parte, 57 Juárez Ricardo. El Poder. Contenido Mínimo para Catedráticos 58 Poulantzas Nicos. Op. Cit. Pág. 124. 59 Flores P. Carlos A. El Estado. Pág. 3

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la capacidad de una clase para realizar sus intereses, cuya condición necesaria es la organización de poder, depende de la capacidad de otras clases para realizar sus intereses. El grado de poder efectivo de una clase depende directamente del grado de poder de las otras clases, en el marco de la determinación de las prácticas de clase, dentro de los límites señalados por las prácticas de las otras clases.

60

En general, el fundamento del poder hay que buscarlo en última instancia en la situación económica de los grupos sociales, no es un mero acto de voluntad sino que exige ciertas condiciones reales: la producción de instrumentos, producción de armas y ésta a su vez está fundamentada en la producción en general. El instrumento de poder por excelencia es el Estado, es el aparato de dominio de una clase sobre las demás.

Se pueden diferenciar diversas clases de poder: el poder económico que está determinado por el control sobre los medios de producción. El poder ideológico que significa el control de los aparatos ideológicos de la sociedad; y el poder político que se ejerce a través del manejo de aparato de Estado. La clase que domina económicamente, normalmente también domina políticamente y se dice que es la clase hegemónica. No siempre la clase que domina económicamente domina políticamente y cuando se dan esos períodos no existe una hegemonía de poder de una sola clase.

3.3 EL PODER DEL ESTADO. APARATO DE ESTADO

El aparato de Estado está formado principalmente por los cuerpos políticos (ejército y policía), la burocracia, los funcionarios. El aparato de Estado es la máquina misma del Estado compuesta por las instituciones centralizadas, descentralizadas, autónomas y semiautónomas del Estado.

El Estado no tiene poder en sí mismo, cuando se habla de poder del Estado, se hace referencia al poder que ejercen las clases a través del Estado. Las diversas instituciones sociales y más particularmente el Estado, no tiene poder propiamente hablando. (Juárez Ricardo). Las instituciones, no pueden sino ser referidas a las clases sociales que detentan el poder.

Lenin hace una distinción entre poder del estado y aparato de estado. El aparato de estado indica dos cosas: a) el lugar del Estado en el conjunto de las estructuras de una formación económico social, en suma, las diversas funciones técnico - económica, política, ideológica del Estado. b) el personal del Estado, los cuadros de la administración, de la burocracia, del ejército, etc. Por poder del Estado, indica, la clase social o fracción de clase que detenta el poder.

61

60 Poulantzas Nicos. Op. Cit. Págs. 126 - 130.

61 Poulantzas, Nicos. Op. Cit. Pág. 142

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4. LA VIOLENCIA

4.1 LA PRAXIS

Para poder comprender el concepto de violencia, primero se debe enfocar el tema de la praxis, pues la violencia está inmersa en ella. La Praxis: es toda actividad humana que transforma el mundo natural y social Toda praxis es un proceso de transformación de la materia.

62 La praxis, como transformación o cambio, conlleva dos fases: 1) la alteración

del funcionamiento de un ente natural o social, la alteración de su legalidad, de su orden, o su destrucción; 2) la creación de algo nuevo, aprovechando todo aquello que pueda utilizarse y desarrollarse en un nuevo ente. El sujeto imprime una forma dada a la materia (objeto) después de haberla desarticulado o violentado. De este modo, es arrancado a su propia legalidad, a la ley que lo rige, para adaptarse a la que establece el sujeto con su actividad. El objeto sufre así una imposición de una ley exterior y en la medida que la acepta se transforma. Pero el objeto requiere de ciertas condiciones externas para ser transformado, no cualquier objeto puede ser transformado, sino sólo aquel cuyas condiciones se encuentran suficientemente maduras, de otra manera el esfuerzo sería inútil y la acción se quedaría sólo en un hecho violento y no habría transformación.

4.2 PRAXIS PRODUCTIVA Y PRAXIS SOCIAL

Existen fundamentalmente dos clases de praxis: la productiva y la social. En la praxis, tanto en una como en la otra, el hombre es el sujeto de la acción, el hombre es el único ser que no se adapta pasivamente a la naturaleza, sino que, para satisfacer sus necesidades, la transforma, altera sus leyes, la violenta. También transforma constantemente la sociedad. La violencia es un atributo exclusivamente humano, los demás seres naturales siguen las leyes de la naturaleza, no alteran su legalidad.

La praxis productiva se lleva a cabo cuando el ser humano crea los bienes materiales para satisfacer sus necesidades, para ello adapta y transforma la naturaleza. La praxis

productiva es la actividad humana que transforma la naturaleza. En ella el sujeto es la

persona humana y el objeto son los seres naturales, aquí lo humano se opone a lo no humano. Las propiedades del objeto natural son alteradas. La naturaleza opone una resistencia a ser transformada, es una resistencia pasiva del orden natural a ser quebrantado. La praxis productiva enfrenta resistencias, límites, fuerzas que hay que vencer, pero no conoce una antipraxis, es decir un sistema de actos tendientes a anular la praxis misma.

63 El ser natural se resiste, pero no opone una antipraxis.

62 Juárez Ricardo. La Violencia. Desarrollo del programa, Contenido Mínimo para catedráticos. S.N.T. Pág. 1

63 Sánchez Vásquez, A. “Praxis y Violencia”. Introducción a la Ciencia Política. Ricardo Juárez. Pág. 139 - 140

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En la praxis productiva, primero se utiliza la violencia contra un ser natural, se altera su legalidad, su curso normal, se destruye como tal y luego se construye un bien nuevo. Sólo pueden ser objetos de transformación aquellos seres naturales ya maduros, desarrollados, que ofrecen las condiciones para ser transformados, para servir de materia prima para una nuevo producto. La constante violentación de la naturaleza por el hombre, obedeciendo a la praxis productiva, ha generado hasta nuestros días una alteración profunda de las leyes naturales, lo que a su vez puede incidir en la existencia misma de las futuras generaciones humanas. La violencia está solamente de parte del sujeto, los seres naturales no son violentos, los seres naturales son la fuerza en sí y la violencia es el uso o la instrumentalización de esa fuerza. Los animales, por ejemplo, por muy agresivos y crueles que parezcan, (como en el caso de los depredadores) no son violentos, por cuanto no alteran la legalidad natural; por el contrario, sus actos obedecen al orden natural en el ámbito de la evolución natural.

La praxis social es la actividad humana que transforma la sociedad. La praxis social se lleva a cabo en el proceso social, en el cambio social, en el desarrollo social. Se transforman las instituciones, las relaciones sociales, los modos de producción, las formaciones económico sociales. En la praxis social tanto el sujeto como el objeto lo constituyen los seres humanos y grupos humanos. La violencia social se manifiesta cuando se truncan, se altera el funcionamiento de las instituciones y de las relaciones sociales y se altera también el cauce de las ideas dominantes. En cualquier sociedad, lo normal es que las fuerzas productivas avancen dentro del marco de las relaciones sociales existentes. Pero llega un momento en que el desarrollo de las fuerzas productivas se detienen y entonces se violenta el curso normal de las fuerzas productivas y del desarrollo social, se manifiestan en la sociedad una serie de contradicciones y conmociones de orden económico y superestructural, se afecta el desarrollo económico, cultural, político, de los seres humanos y se instaura una situación de violencia. Las fuerzas productivas han llegado a su máximo desarrollo dentro de los límites que permiten las relaciones sociales de producción y eso implica que las condiciones han madurado para que esa sociedad o los entes sociales sean transformados.

La violencia en la sociedad se manifiesta en la alteración del normal funcionamiento de una institución, de una relación social o en la conducta, pensamiento y acción de los seres humanos. Significa también la destrucción o uso de la fuerza contra un ente social o ser humano, la alteración de la legalidad de un ente social. A diferencia de la praxis productiva, en la sociedad si se suscita una oposición a la transformación, a la alteración y destrucción; se da una antipraxis o sea una serie de actos tendientes a anular la praxis, y estos actos también son violentos; la violencia acompaña tanto al sujeto como al objeto de la praxis social.

64

Para poder transformar el orden social, se tiene que alterar el normal funcionamiento de las instituciones y relaciones económicas y de las instituciones y relaciones superestructurales, de las ideas y de la conciencia social. “La praxis social tiende a la destrucción o alteración de una determinada estructura social, constituida por ciertas 64 Juárez Ricardo. Op. Cit Pág. 4

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relaciones o instituciones sociales”.65

Sobre todo aquello aprovechable y maduro de esa sociedad, se crean nuevas instituciones, nuevas relaciones, una nueva formación económico social, de calidades superiores. Por supuesto existen grupos humanos que se oponen a esa transformación, porque la situación prevaleciente favorece a sus intereses y desarrollan actos violentos, represivos contra la transformación, contra la praxis, desarrollan una antipraxis.

La violencia se puede, pues, definir en sentido amplio y en sentido restringido: en sentido amplio es la alteración o destrucción de un orden natural o social dado por los seres humanos. En sentido restringido es la destrucción física o el uso de la fuerza para lograr esa destrucción.

66

4.3 LOS HECHOS VIOLENTOS Y LA SITUACIÓN DE VIOLENCIA

En el devenir histórico, en muchos países, cuando las contradicciones sociales se acentúan, la situación económica se empeora para la mayoría de los ciudadanos, la productividad del trabajo declina, se instauran regímenes políticos antidemocráticos y represivos, los hechos violentos se multiplican. Se entiende por hecho violento todo acto que tiende a impedir el

desarrollo y desenvolvimiento normal del ser humano en todos sus aspectos: la situación económica no le permite desarrollarse física e intelectualmente en condiciones de bondad; se niega el acceso a la educación, a la cultura, se truncan las libertades individuales, se coartan los derechos humanos, etc.; todos estos, son actos violentos.

Este conjunto de actos violentos contra la mayoría de la población, instaura una situación de

violencia. “Cuando una colectividad le rehúsa a la mayor parte de sus miembros la satisfacción de sus necesidades fundamentales.... hay una situación de violencia que se manifiesta cotidianamente a través de hechos violentos como el desempleo, la vagancia, la mendicidad callejera, el abandono de los niños, el aumento de la prostitución, la delincuencia juvenil y la desocupación masiva”.

67 En la sociedad también se desarrollan

diferentes tipos de violencia; violencia económica: inadecuada distribución de la riqueza material, que origina una serie de déficit en los indicadores sociales como desnutrición infantil, mortalidad infantil, altos índices de mortalidad y morbilidad, etc.; violencia pedagógica: la negación del acceso a la educación a gran parte de la población: falta de escuelas, de maestros, analfabetismo etc.; violencia cultural: negación del desarrollo cultural, violencia juvenil: proliferación de maras; violencia común o delincuencial: asaltos, robos secuestros, drogadicción, linchamientos, etc.; violencia política: el uso de la fuerza y de las armas con un fin político; implica también la represión, persecución, desapariciones, ejecuciones extrajudiciales, masacres, el terror, con el fin de mantener el control político por parte de las clases dominantes.

Violencia Institucionalizada: es la que se ejerce desde el aparato de Estado con el fin de mantener las relaciones existentes y evitar la toma del poder político por clases diferentes a 65 Sánchez Vásquez A. Op. Cit. Pág. 143 66 Juárez Ricardo. Op. Cit. Pág. 5 67 ¿Qué es Violencia? Notas para el Curso de Ciencia Política 1982 S.N.T. Pág. Pág.18

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las que han detentado el poder político.68

4.4 LA CONTRAVIOLENCIA

Cuando se instaura una situación de violencia para favorecer determinadas relaciones sociales y a determinados sectores sociales, se hace necesaria una actividad para anular esa situación de violencia se desarrolla la contraviolencia, violencia de los oprimidos o violencia revolucionaria, que es una serie de acciones que tienen como fin suprimir una situación de violencia instaurada en una sociedad y es un medio para construir una sociedad más justa y democrática. Estos actos que componen la contraviolencia pueden ser violentos, no necesariamente en el sentido de usar la fuerza física, sino el hecho de modificar una situación dada, tanto de orden económico como superestructural e intelectual.

4.5 EL TERROR COMO FORMA DE VIOLENCIA

El terror es un fenómeno político que se manifiesta como una estrategia militar de contrainsurgencia. Es una respuesta a los movimientos de liberación nacional que se han dado en diferentes países subdesarrollados, entre ellos de América Latina y que también han optado por la lucha armada.

Es una manifestación de la violencia institucional, y consiste en la aplicación de una violencia extrema para combatir el cuestionamiento de la dominación de clase.

Siguiendo a E. Walter, el terror es una forma de violencia institucionalizada y debe entenderse como “miedo extremo” con efectos inhibitorios.

Los elementos del proceso de terror son: 1) el acto o amenaza de violencia, 2) la reacción emocional y 3) los efectos sociales.

1) El acto o amenaza de violencia se refiere a: infligir directamente un daño físico o moral que provoca miedo extremo.

69. Estos actos frecuentemente van graduándose en

intensidad: amenazas, listas negras, llamada anónimas, persecución, acoso, vigilancia, secuestros, desapariciones, asesinatos selectivos o indiscriminados, masacres. Los actos son cometidos con saña y crueldad indescriptibles.

2) La reacción emocional: es la sensación que se produce en las personas, en la comunidad, en la sociedad, por el acto violento; es el miedo extremo, es el impacto psicológico y moral que provoca el espectáculo de horror.

3) Los efectos sociales: es la estructuración de una esfera de relaciones que abarca a todos los habitantes del universo en que se manifiesta el fenómeno, que consiste en tomar una actitud de inhibición. Es decir, las personas dejan de participar, de expresarse, deponen su resistencia, no cuestionan ni protestan. Anulan su capacidad de crítica.

Walter. distingue los actores del proceso de terror: 1) la fuente o equipo del terror, 2) la 68 Juárez Ricardo. Op. Cit. Pág. 6

69 Juárez, Ricardo. La Violencia. Pág. 4.

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víctima y 3) el blanco.

La fuente o equipo del terror está constituido a su vez por dos elementos: a) el directorio o hechores intelectuales, que está constituido por quienes planifican, definen, trazan, diseñan, deciden, ordenan, justifican, dirigen el terror. b) los agentes o hechores materiales: son los esbirros, verdugos, ejecutores que llevan a cabo las órdenes y efectúan los actos de destrucción.

La víctima y el blanco son ambos objetos del terror, la víctima es la persona o personas sobre la que recae directamente el hecho violento y que incluso puede perecer. El blanco es la comunidad, la sociedad que se espera reaccione, y que efectivamente lo hace ante el espectáculo o noticias de la destrucción con diversas formas de acomodación, sumisión y conformismo.

70

70 Juárez Ricardo. El Terror. Apuntes para la Docencia, Págs. 1 - 3

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5. LA IDEOLOGÍA

5.1 EL PROBLEMA TEÓRICO DE LA IDEOLOGÍA

El término ideología comenzó a utilizarse con bastante amplitud a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, por los “iluministas” o “ilustrados”. Entre ellos se mencionan a los enciclopedistas Destutt de Tracy y, Étienne Bonnot de Condillac (1715-1780), que le dieron una definición apegada a su sentido literal: tratado o estudio de las ideas, teoría más general de las ideas. Para Destutt de Tracy la ideología es la “ciencia de las ideas, de cómo surgen y de las leyes del pensamiento”.

Napoleón va a emplear el vocablo ideología con matiz de menosprecio, con un sentido peyorativo; él es contrario a las grandes especulaciones. Para él las ideas son quimeras, adora la realidad - o aquello que él consideraba tal: la acción que transforma el mundo. Decía que los filósofos se tambalean en un universo de sueños. El reino de lo político es la realidad.

71 Cuando Napoleón habla de los “ideólogos”, quiere señalar la incapacidad de

ciertos hombres para realizar una actividad práctica, útil.

A partir de este momento, se le adhiere al término una valoración negativa, y también una gran indeterminación del concepto, que para ser utilizado adecuadamente debe ser previamente revisado.

Al respecto del criterio de Napoleón, Mannheim afirma lo siguiente:

“ El ejemplo histórico muestra al mismo tiempo, que el punto de vista pragmático estaba ya implícito en la acusación de Napoleón a sus adversarios. En verdad puede decirse que el pragmatismo se ha vuelto por así decirlo, en muchos aspectos, la concepción inevitable y adecuada... Llamamos la atención sobre el matiz que daba Napoleón al significado de la palabra ideología,... que las discusiones académicas, tienden a volverse estériles porque no cuidan de comprender el mundo fuera de las paredes de una academia.”

72

Aren Naos y colaboradores analizaron el sentido del termino ideología, a partir de la manera en que es utilizado en la literatura contemporánea, encontrando una treintena de significaciones diversas, a menudo alejadas unas y otras de la realidad e incluso totalmente diferentes (Schaft, Adam. La Definición Funcional De La Ideología Y El Problema Del Fin Del Siglo De La Ideología).

Con las obras de Marx y Engels, el término ideología se convierte en una categoría sociológica.

73 En muchas de sus obras utilizan el término en sentido peyorativo como

“reflejo falso y deformado de la realidad”. . En La Ideología Alemana emplearon las expresiones “falsa conciencia”, “representación nebulosa”.

74 En esta obra afirman:

“También las formaciones nebulosas que se condensan en el cerebro de hombres son sublimaciones necesarias de su proceso material de vida, proceso empíricamente 71 Juárez Ricardo. La Ideología. Contenido mínimo para catedráticos, 1978, Pág. 1. 72 Mannheim kart. Ideología y Utopía. México, Fondo de Cultura Económica, 1993, segunda edición, Pág. 65 73 Juárez Ricardo. Op. Cit. Pág. 2 74 Juárez Ricardo. Op. Cit Pág. 2

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registrable y sujeto a condiciones materiales. La moral, la religión, la metafísica y cualquier otra ideología y las formas de conciencia que a ellas corresponden pierden así la apariencia de su propia sustantividad.... Y si en toda ideología los hombres y sus relaciones aparecen invertidos como en una cámara oscura, este fenómeno responde a un proceso histórico de vida,... ”

75

Por ideología entendían estos autores todo soñar vacío, el alejamiento de la vida, la concepción falsa o completamente abstracta de la historia y la tergiversación idealista de las relaciones económicas en la Alemania de su tiempo. Los términos “ideólogo”, “ideológico” lo emplearon Marx y Engels no menos despectivamente que Napoleón, pero a diferencia de éste, su desprecio ya no se refiere a la impotencia práctica de los ideólogos, sino a la inconsistencia de sus construcciones. En EL Capital, el término “ideológico” se

emplea como sinónimo de reflejo deformado de la realidad.76

Por lo anteriormente expuesto pareciera que Marx y Engels le dan al término ideología una connotación totalmente negativa, sin embargo, le dan ese sentido “bonapartiano” cuando se refieren a la representación que tiene de la realidad la clase dominante, es decir como una evaluación negativa de ciertas formas de pensar de la clase dominante.

77

Yadov aclara que, si bien en Marx y Engels el término “ideológico” conllevaba un sentido despectivo, posteriormente, este matiz se pierde en Lenin. Cuando Lenin se refiere a sus adversarios ideológicos, el tono despectivo no recae sobre el concepto de “ideología” en cuanto tal, sino sobre los calificativos correspondientes a “pequeño burguesa”, “burguesa”, “filistea”, etc.

78

Definiciones:

Marx y Engels: “Reflejo falso y deformado de la realidad”. Cuando los creadores del socialismo científico (en La Ideología Alemana) se expresaban en esa forma de la ideología, se referían a la ideología de la clase dominante, a la ideología burguesa. Se nota en esta definición el sentido despectivo que se le había dado al término.

Marx: “forma mediante la cual los hombres toman conciencia de sus conflictos sociales y luchan por resolverlos” (Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política) En esta definición se hace alusión a ciertas formas mediante las cuales los hombres toman conciencia de su realidad o experiencia social y no está presente la connotación peyorativa del término.

Es un conjunto de ideas, concepciones, en las que se reflejan, traducen o expresan perspectivas, intereses o percepciones de clase o grupo social; es decir, determinadas de un modo u otro por el sistema social o por el lugar que el enunciante ocupa en la 75 Marx y Engels. La Ideología Alemana. Colombia, Editorial Andreus,1979 Pág. 20

76 V. A. Yadov. " La ideología como Conciencia Teórica de Clase". Introducción a la Ciencia Política, Selección de Textos por

Ricardo Juárez Gudiel. Colección Ciencia Política No. 1. Departamento de Publicaciones, Facultad de Ciencias Págs. 165 76 IBID Págs. 165 - 166. 77 Juárez Ricardo. Op. Cit. Pág. 2 78 Iadov. Op. Cit. Pág. 167

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estructura social. (Yadov)

El término ideología se refiere a proposiciones, se trata de juicios valorativos, prejuicios, creencias, representaciones de la realidad (Juárez Ricardo)

El término ideología alude a ciertas formas mediante las cuales los hombres toman conciencia de su realidad o experiencia social. Ideas en las que se reflejan, traducen o expresan perspectivas, intereses, percepciones de clase: es decir determinadas de un modo u otro por el sistema social o por el lugar que el enunciante ocupa en el sistema. (Eugenio Trias).

79

5.2 CONCEPCIÓN OBJETIVA DE LA IDEOLOGÍA

5.2.1 La ideología y la Conciencia Social

Para comprender el concepto de ideología es necesario ubicarlo en la formación económico social. En primer lugar la ideología es una forma de la conciencia social, que a su vez forma parte de la superestructura social. La conciencia social es el reflejo del ser social, en la mente, en la conciencia de los seres humanos.

En este aspecto se enmarca en la gnoseología, más bien en la epistemología o teoría sociológica del conocimiento.

La concepción materialista parte del principio de que toda idea, o categoría conceptual, está necesariamente precedida y determinada por la existencia material objetiva.

80 La

producción de las ideas y representaciones de la conciencia, aparece al principio directamente entrelazada con la actividad material de los hombres, como el lenguaje de la vida real. Los hombres son los productores de sus representaciones, de sus ideas, etc. Pero los hombres reales y actuantes se hallan condicionados por un determinado desarrollo de sus fuerzas productivas, por el desarrollo de la sociedad, hasta llegar a sus formaciones más amplias. La conciencia no puede ser nunca otra cosa que el ser consciente, y el ser de los hombres es su proceso de vida real

81

La dependencia de la conciencia con respecto del ser social es lo común, lo que unifica a todas las formas de la vida espiritual; pero al mismo tiempo, cada una de ellas cumple una función específica. Las formas de la conciencia social se agrupan en la psicología social y la cultura espiritual

82

La psicología social comprende las formas primarias de reflejar el ser social, tales como las sensaciones, percepciones, estados de ánimo, respuestas de la conducta frente a los estímulos del ser social. La psicología social también comprende los sentimientos, estados de ánimo, emociones, hábitos, inclinaciones, tendencias de la voluntad, rasgos especiales del carácter, ilusiones que surgen sobre la base de la situación social de una 79 Juárez Ricardo. La Ideología. Pág. 1 80 Serrano Caldera, Alejandro. Op. Cit. Pág. 118 81 Mar y Engels. Op. Cit. Pág. 19 82 Iadov. Op. Cit. Pág. 168

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comunidad dada. 83

Yadov afirma que en la psicología social de una clase social, las relaciones económicas y político sociales se reflejan más directamente. Así, las condiciones de vida de la pequeña burguesía determinan su individualismo y las del obrero contribuyen a su sentimiento colectivista, la sensibilidad política y su espíritu revolucionario

84. Por otro lado, la ideología incluye también aspectos psicológicos, pues

se considera que los intereses causan una conducta de engaño o de mentira.85

Sin embargo, existe diferencia entre la ideología y la psicología, puesto que alguien puede tener una ideología que se considera “consecuente” y adoptar algunas veces una conducta inapropiada.

Otra forma de la conciencia social es la cultura espiritual; en cuanto una esfera más amplia y más desarrollada de la conciencia social comprende a la ciencia, la enseñanza, la educación, las costumbres, tradiciones, creencias y también a la ideología.

El carácter específico de la ideología se manifiesta precisamente en que el ser social se refleja desde el ángulo de los intereses de clase. La ideología se diferencia de las otras formas de la cultura espiritual en la manera de reflejar el ser social. Refleja el ser social a través del prisma de los intereses de clase. Por consiguiente por su esencia misma, no puede dejar de ser cognoscitiva, aunque la función específica de la ideología, el acento social de las concepciones ideológicas no consista en el conocimiento en cuanto tal, sino ser una conciencia teórica de clase.

86

“El concepto ideología refleja una de los descubrimientos que han surgido del conflicto político, a saber, que los grupos dominantes pueden estar tan ligados en su pensamiento a los intereses de una situación que, sencillamente, son incapaces de percibir ciertos hechos que vendrían a destruir su sentido de dominación. La palabra ideología entraña el concepto de que, en ciertas situaciones, lo inconsciente colectivo de ciertos grupos obscurece el verdadero estado de la sociedad.”

87

El carácter de clase distingue también a la ideología de la cultura espiritual, considerada en su conjunto. La ideología es una parte importante de la cultura espiritual, pero por supuesto, se halla lejos de agotar su contenido. La cultura espiritual engloba mayor número de elementos no clasistas que la ideología o conciencia de clase. La ideología es

el sistema de ideas y concepciones de determinada clase o de cierto grupo social.

En la conciencia social se reflejan todas las relaciones sociales, no sólo las de clase, por ejemplo, las reglas elementales de la convivencia humana, los rasgos nacionales del modo de vida y la psicología de los individuos. Comprende no solamente las formas ideológicas, sino la ciencia en su conjunto. La conciencia de clase en su forma ideológica influye en todos los aspectos de la actividad espiritual de la sociedad, pero esto no permite considerar toda ciencia –por ejemplo, la matemática- como ideológica. Por esta razón, no se puede identificar la conciencia con la ideología. La ideología forma parte de 83 IBID Pág. 171. 84 IBIDEM 85 Mannheim, Karl. Op. Cit. Pág. 51

86 Iadov. Op. Cit. Pág. 180

87 Mannheim; Karl. Op. Cit. Pág.35

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la conciencia social y es su elemento de clase La ideología es una forma de reflejar el ser social. Las demás formas de la conciencia social -la psicología social y la cultura espiritual- se diferencian de la ideología pero también contribuyen a su formación. De acuerdo a ello se puede apreciar que la ideología es sólo una parte integrante de la conciencia social; dicho con más exactitud, determinado nivel de la conciencia social.

88

5.3 LA IDEOLOGÍA Y LAS CLASES SOCIALES.

En las sociedades divididas en clases antagónicas, además de las clases fundamentales existen también diferentes capas y sectores sociales que imprimen su huella en la ideología clasista. La desigual posición de estos grupos se manifiesta en su desigual participación en las esferas económica, política, teórica, etc. y en el diverso grado de influencia que experimentan por parte de los elementos de la superestructura (Estado y sus instituciones, partidos políticos, organizaciones religiosas, etc.) A consecuencia de ello surgen diversos intereses y con frecuencia opuestos, lo que a su vez influye en la formación de los productos ideológicos.

89 También, al interior de las clases existen

diferentes grupos o sectores que tienen también diferentes intereses, aunque no absolutamente antagónicos, sí existe cierto grado de contradicción, por lo tanto existen también diversos matices ideológicos entre estos sectores. Existen por ejemplo diversas manifestaciones ideológicas de la burguesía con respecto a la política económica; en ciertos períodos históricos se inclina por un intervencionismo estatal, y en otros por la libertad y el predominio de las leyes del mercado. Esto se da según el fragmento de clase que tenga el predominio temporal; también en el sector laboral se dan diversas tendencias ideológicas, según los intereses de determinados grupos de trabajadores. Por ejemplo algunos se manifiestan a favor de la participación de las organizaciones obreras y de sus líderes dentro de las instituciones políticas y otros se oponen a ello.

Así las sociedades clasistas se dividen en dos clases fundamentales: la dominante y la dominada, en ese sentido también se dan las ideologías. Existen principalmente la ideología de la clase dominante y la ideología de la clase dominada. Toda ideología tiene como funciones generales la expresión de los intereses de clase y de grupo y descubrir el lugar que se ocupa en la estructura social

Con respecto a la ideología de la clase dominante, se puede aseverar que para esta clase no le es difícil formarse una ideología propia, debido al control que ejerce sobre los medios de producción y sobre los aparatos de producción espiritual. “Para la clase dominante, la realidad que percibe y elabora en su conciencia es la realidad de la expansión del sistema en que ella misma es dominante, sin plantearse la dominación como hecho o menos la dominación como problema;... La percepción de la expansión del sistema es para la clase dominante condición de su supervivencia como tal, y así siempre que una clase pueda ser definida como dominante, esa es la realidad concreta en la cual y para la cual trabaja. Por lo que su formación en la conciencia propiciada por la acción 88 Iadov. V. A. Op. Cit. Págs. 170 - 181

89 IBID Pág. 172

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cotidiana misma no implica mayores dificultades. ” 90

“Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es al mimo tiempo, su poder espiritual dominante. La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios de producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente. Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones materiales dominantes concebidas como ideas; por tanto, las relaciones que hacen de una determinada clase, la clase dominante, son también las que confieren el papel dominante de sus ideas.”

91

La función de la ideología de la clase dominante es la justificación teórica de las relaciones sociales existentes y su fin es mantener y reproducir esas relaciones, que permiten prolongar el dominio de esa clase social. No es el fin el de la ideología dominante, reflejar real y objetivamente la realidad. Pero dentro de la función de la ideología no está solamente expresar los intereses de la clase dominante, sino que integrar a ella a toda la sociedad. Que la clase dominada y todos los grupos y sectores sociales aprecien la sociedad desde el punto de vista de la clase dominante y actúen según esta ideología.

92 La clase dominante por el hecho de su relación con los medios

de producción, por la conciencia que se tiene de sus verdaderos intereses, por estar claros de la posición dominante que se ocupa en la estructura social y actuar de acuerdo a ello es una clase para sí. “ Los individuos que forman la clase dominante tienen también, entre otras cosas, la conciencia de ello y piensan a tono con ello;”

93

A la clase dominada le es difícil formar una ideología propia, por el mismo hecho de subordinación con respecto a los medios de producción y los medios de control social, y la situación de escasez con respecto a la apropiación de la riqueza material y espiritual. “Para la clase dominada su realidad vivida pasa a ser la realidad de su conciencia en fases avanzadas de su formación como clase. La realidad de la conciencia de la clase dominada, no se forma con tanta facilidad”

94

La clase social considerada como tal por el solo hecho de su relación con los medios de producción y por ende de la apropiación de la riqueza social, pero que no tiene conciencia de sus intereses ni del lugar que se ocupa en la estructura social, es una clase en sí.

“La ideología de cada una de las clases no se refiere solamente a su clase, sino a la relación entre las clases. Así en la ideología de la clase dominante se expresa la realidad de la relación clase dominante – clase dominada, desde el punto de vista de la clase dominante”

95.

90 Juárez Ricardo. La ideología Pág. 4

91 Marx – Engels. La Ideología Alemana. Pág.48

92 Juárez Ricardo. Op. Cit. Pág., 4 93 Marx – Engels. Op. Cit. Pág. 48 94Juárez Ricardo. Op. Cit Pág.4 95IBID

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La clase dominada va estructurando una ideología propia en fases avanzadas de su lucha y organización social. La clase dominada y los otras capas sociales se integran y reflejan el ser social desde la perspectiva de la clase dominante. En la conciencia de estos grupos se reflejan intereses ajenos; los patrones de consumo y de conducta también son extraños a la posición social de estos sectores. A esta situación es lo que se le denomina Alienación o Enajenación. (Alienación del latín alienus = extraño. Enajenación: hacer ajeno)

“Desde un punto de vista económico la alienación es la transmisión de la propiedad de una persona a otra”

96

La alienación en el capitalismo proviene de la enajenación de los productos del trabajo en el momento mismo de su producción: los artículos que elabora el productor directo no le pertenecen, le pertenecen al dueño de los medios de producción; así como también le pertenecen a éste los productos del trabajo, también le pertenecen y controla los medios de producción espiritual. Por lo tanto las ideas predominantes son extrañas a los trabajadores y capas medias de la población.

Serrano Caldera ofrece las siguientes explicaciones: “La enajenación, es el fenómeno individual o colectivo que deshumaniza. El hombre ha padecido a lo largo de la historia diferentes formas de enajenación. Desde aquella ocasionada por el proceso de readaptación de la vida psicológica a las cambiantes condiciones materiales, hasta la enajenación producida en el trabajo y en virtud de la cual el ser humano se encuentra esclavizado por los objetos de su propia creación, es decir por la cultura que produce. Esta idolatría caracteriza con más énfasis a la sociedad industrializada y se manifiesta como un rasgo patológico en la sociedad tecnocrática y de consumo, y, en consecuencia en las sociedades periféricas y dependientes, regidas por los patrones y valores del sistema.”

“La enajenación es la conducta individual o colectiva que resulta de un sistema social y modo de producción determinado, en el cual el hombre no se percibe a sí mismo por sí mismo, sino en virtud de la dependencia que establece con los objetos de su creación”

97.

“La alienación del trabajador se da con relación a los productos de su trabajo los cuales no sólo le son extraños y ajenos, sino también se erigen en mecanismos de dominación que lo esclavizan”.

98

La clase dominada va formando su ideología a través de la estructuración de una conciencia teórica de clase, de su organización y de su lucha; va ubicando y descubriendo sus intereses mediatos y sus intereses cardinales como clase. Va revelando su ubicación en la estructura social y cuáles son las acciones necesarias para transformar la realidad social, para tener una mejor sociedad donde se le permita una distribución más justa de la riqueza material y espiritual.

La función específica de la clase dominada es cuestionar la dominación.

96 Serrano Caldera, Alejandro. Op. Cit. Pág. 112

97 IBID: Pág. 67 - 77

98 Loc. Cit.

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En el libro “Para Leer al Pato Donald” se lee lo siguiente: En el mundo de lo cotidiano se verifica igualmente, el papel del andamiaje jurídico – institucional reproductor de la ideología dominante, uno de cuyos instrumentos más eficaces lo constituyeron los medios de comunicación de masas. En la frecuentación permanente con las ideas de la clase hegemónica de la sociedad – la que posee materialmente los medios e impone el sentido de los mensajes que emite - los hombres elaboran su manera de actuar, de observar la realidad. Es preciso por tanto, escapar de ese orden y descodificarlo desde otra visión del mundo, es necesario re-comprender la realidad para lograr modificarla.”

99.

En la época actual de la globalización y transnacionalización, en contra de la tesis de las ideologías opuestas, se presentan las tesis “del fin de la historia”, del “fin de la modernidad” o el advenimiento de la “postmodernidad”. Francis Fukuyama a finales de la década de los 80, en ese tiempo jefe de planificación de la política exterior del Departamento de Estado en los Estados Unidos publicó, en el New York Times y ampliado en la revista The National Interest, un artículo indicando no sólo el fin de la guerra fría, sino del fin de la historia. La historia termina cuando se alcanza el modelo económico, social y político en el que desaparecen las contradicciones de fondo. Es el momento de la realización del liberalismo en lo político y del capitalismo en lo económico. Fukuyama recurre a los escritos de Hegel y pasajes de la Fenomenología del Espíritu en la que se plantea que el espíritu después de su recorrido que originó la naturaleza, la historia y el Estado, regresa a sí y se repliega sobre su propio ser, poniendo fin a esa experiencia humana que se denomina historia. En resumen esta tesis sostiene que la historia ha concluido al llegar el espíritu al reino de la libertad y de la necesidad, el que históricamente corresponde al Estado liberal y la economía capitalista.

100 En lo que respecta a la ideología,

se considera que los intereses contrarios han llegado a su fin y por lo tanto también la ideología.

En lo que concierne a la postmodernidad, planteada entre otros autores por Francis Lyotard, Jacques Derrida, Gianni Vattino, se erosionan y fragmentan el mito, la utopía, la ideología, la racionalidad histórica, los sistemas, las síntesis y todo aquello que conlleve la formación de modelos, arquetipos, paradigmas, se trata de una modernidad diferente a la que hemos conocido desde el renacimiento hasta nuestros días. “La postmodernidad no es solamente la deslegitimación y desconstrucción de los modelos, paradigmas y relatos que dejarían a la ideología, entre otras cosas, archivada en los museos del tiempo irremediablemente pasado, sino que es la construcción de nuevos modelos a partir de una realidad globalizante

La postmodernidad para Lyotar es la deslegitimación del discurso especulativo y emancipatorio. Para Jacques Derrida la postmodernidad parte de la desconstrucción de los relatos, los sujetos y los paradigmas en el arte, la historia, la política y en la construcción de una nueva forma de organización de la producción y de la economía mundial y en general de la cultura y la vida social. Desde la perspectiva postmoderna, Vattimo afirma que se pone en crisis la legitimación histórica y el concepto lineal - unitario del tiempo histórico.

101

99 Dorfman, Ariel y Armand Mattelart. Para Leer al Pato Donald. México. Editorial Siglo XXI, 22 edición 1972. Pág.5 100 Serrano caldera, Alejandro. El Doble Rostro de la Postmodernidad. Págs. 188 y 189. 101 IBID Pág.190

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5.4 LA FORMACIÓN DE LA IDEOLOGIA

Desde el punto de vista del modo de reflejar el ser social, la ideología es un proceso complejo con múltiples mediaciones; en su desarrollo influyen tanto el régimen económico de la sociedad como las ideas políticas determinadas por él, a la vez que todo el conjunto de conocimientos teóricos acumulados en el período histórico anterior.

102 La ideología

tiene una base teórica, política y económica.

La base inmediata de la creación ideológica es el caudal teórico acumulado con anterioridad, sujeto a una reelaboración y a un desenvolvimiento ulterior. (base teórica). En este aspecto, se deja sentir la influencia directa de la base política: la orientación que sigue en su desarrollo el material cognoscitivo que está a disposición de los pensadores depende del carácter de las ideas políticas que el ideólogo sustenta. También influyen las ideas jurídicas y morales.

103 El verdadero fundamento del proceso ideológico es, en

última instancia, la economía, pero la relación con ella tiene sus eslabones intermediarios: las ideas políticas y las conquistas teóricas del período anterior. En toda ideología se reflejan la situación histórica y las tradiciones culturales, y de clase. Etc.

104

5.5 LOS APARATOS IDEOLOGICOS

Tanto Nicos Poulantzas como I. Althusser, para definir “los aparatos ideológicos de Estado”, evocan a Gramci en el sentido que estos aparatos en su mayoría no son públicos sino privados y además respaldan la tesis que la distinción entre lo público y privado corresponde al derecho burgués. Según Poulantzas, Gramci llegó a fundamentar la teoría de la dependencia del sistema estatal, de los aparatos ideológicos, pues el Estado no reviste simplemente el papel de fuerza, sino igualmente un papel ideológico. El Estado no debe ser concebido solamente como aparato de fuerza, sino igualmente como organizador de hegemonía. La hegemonía de un grupo social sobre la sociedad nacional entera se ejerce por medio de organismos privados como la Iglesia, los sindicatos, los partidos políticos, las escuelas, etc.

Según Poutlantzas la ideología en tanto que ideología dominante, constituye un poder esencial de las clases en una formación social. Como tal, la ideología dominante se encarna, en el seno de una formación, en una serie de aparatos o instituciones: las iglesias (aparato religioso), los partidos políticos, el aparato político, los sindicatos (el aparato sindical), las escuelas y universidades (el aparato escolar), los medios de información (periódicos, radio, cine, televisión, en suma, el aparato de información), el dominio cultural, la familia en cierto aspecto, etc. Se les considera como “aparatos ideológicos de Estado”, porque el Estado clasista es la instancia central cuyo papel es el mantenimiento de la unidad y de la cohesión de una formación económico social, el mantenimiento de las condiciones sociales de la producción y su reproducción y este es 102 Iadov. Op. Cit. Pág. 168 103 Juárez Ricardo Pág. 4 104 Iadov. Op. Cit Pág.169

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precisamente el papel que desempeñan los aparatos ideológicos. El aparato de Estado constituye la condición de existencia y de funcionamiento de los aparatos ideológicos en una formación social.

105

El Estado se compone también de instituciones y organismos muy importantes, que actúan como “aparatos ideológicos”, (diferentes a los aparatos represivos que constituyen su esencia), es decir que justifican y norman la vida social, por medio de acciones dirigidas a la conciencia humana (propaganda, derecho, escuela, religión, etc.) Pero hay autores como Luis Althusser que incluye en los aparatos ideológicos del Estado a las familias, las iglesias, los partidos políticos, los sindicatos, la prensa, la radio, la TV, las empresas, las artes, el deporte, etc.

106 Considera muy amplia la estructura del Estado

porque regula los aparatos privados con su estructura propia.

De acuerdo a Althusser, ninguna clase puede tener en sus manos el poder del Estado en forma duradera sin ejercer al mismo tiempo su hegemonía sobre y en los “aparatos ideológicos de Estado”. Todos los aparatos ideológicos del Estado concurren al mismo resultado: la reproducción de las relaciones de producción. Cada uno de ellos concurre a ese resultado de manera que le es propia. “El aparato de información atiborra a todos los ciudadanos mediante la prensa, la radio, la televisión, etc. Lo mismo ocurre con el aparato político, cultura. Etc. Agrega: “cada grupo está prácticamente provisto de ideología que le conviene al rol que debe cumplir en la sociedad de clases: rol de explotado, rol de agente de explotación, de agentes de represión

107

En una formación social, no existe solamente una ideología dominante: existen varias ideologías o subsistemas ideológicos contradictorios, referidos a las distintas clases en lucha. La misma ideología dominante no se constituye como tal sino logrando dominar, de manera especialísima esas ideologías y subsistemas ideológicos, lo cual se hace precisamente por la vía indirecta de los aparatos ideológicos del Estado.

108

5.6 PRINCIPALES CORRIENTES IDEOLÓGICAS

En el desenvolvimiento de la historia social, las condiciones económicas, políticas y sociales se modifican, van desapareciendo unas y desplegándose otras. En este mismo sentido, las teorías, las concepciones de los grupos sociales también se van modificando. Las principales corrientes ideológicas presentes en los momentos históricos importantes se presentan a continuación:

5.6.1 EL IDEALISMO OBJETIVO

Fundado por Platón en el siglo IV A.C. quien plantea la existencia de dos mundos, el mundo terrenal de las cosas sensibles o empirea y el mundo de las ideas o topos uranus. 105 Poulantzas, Nicos. Fascismo y Dictadura. México, Siglo XXI Editores S.A. 5ª. Ed. 1974 Págs 353 - 357

106 Althusser , Louis. Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado. Notas para una Investigación. Traducido por Alberto J.

Pla. Medellín Colombia, Ediciones Pepe, 1978. Págs. 27 y 28 107 I. Althusser. Op. Cit. .44 108 Poulantzas, Nicos. Op. Cit. Pág. 362

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Las cosas del mundo terrenal que perciben nuestros sentidos no tienen realidad auténtica, sino sólo son un pálido reflejo del mundo real, el mundo de las ideas. El mundo terrenal es de carácter imperfecto, aparente. El mundo de las ideas es perfecto. Para Platón, el conocimiento no es otra cosa que la reminiscencia o recuerdo del alma, cuando habitaba el mundo de las ideas.

109 Esta corriente representa el idealismo por que considera como

primarias las ideas y la materia como derivada. En una parte de sus obras afirma: “Para ver una cosa hace falta la idea; sin la idea de la cosa, ésta no es identificable. Las cosas son porque participan en las ideas”

110 Es objetiva por que las ideas no forman parte de la

conciencia humana sino que habitan un mundo distinto.

5.6.2 LA PATRÍSTICA

La teoría de los padres de la iglesia o patrística expuesta por San Ambrocio, San Agustín y San Gregorio durante los primeros siglos del cristianismo, tiene como fin confirmar la ascendencia del poder de la iglesia frente al decadente imperio romano y afirmar la obediencia del pueblo cristiano.

5.6.3 LA ESCOLÁSTICA

Representada por Santo Tomás de Aquino (1225 – 1274), fue la corriente dominante en la filosofía medieval, su objetivo principal era demostrar mediante un razonamiento lógico formal la autenticidad de los dogmas cristianos. La filosofía debía desempeñar el papel auxiliar en la fundamentación de los dogmas teológicos. Se utilizó para ello la teoría de los pensadores antiguos, particularmente de Aristóteles.

111 La teoría de Tomás de Aquino, trató

de fundamentar la inamovilidad del régimen feudal, instando a los ciudadanos a la obediencia, atribuyendo valor decisivo al principio de poder y exige que el Estado extermine las herejías.

112

5.6.4 LAS HEREJÍAS

Por otro lado, las herejías son teorías y prácticas que se oponían a los privilegios de la Iglesia Católica y a las injusticias de los señores feudales. Como teorías, frecuentemente eran de carácter religioso y llegaban a proponer que la iglesia abandonara el lujo, la violencia y la opulencia, que retornara al pasado cuando era humilde y apegada al pensamiento cristiano. Como prácticas se pueden citar los movimientos de los valdenses, cátaros, albigenses.

5.6.5 EL RENACIMIENTO

Las teorías políticas de principios de la etapa moderna, siglos XV y XVI están comprendidas en un movimiento cultural, intelectual, científico y político que se conoce con el nombre de renacimiento. En el plano ideológico y filosófico, constituye un alejamiento de la escolástica, para estudiar la naturaleza. En los pensadores renacentistas pasa a primer plano la atención de los intereses mundanos y de las alegrías terrenales, y contiene un humanismo que resalta el valor de la persona humana.

109 Flores P., Carlos A. Op. Cit. Pág. 9 110 Beneyto, Juan, Op. Cit. Pág. 17 111 Pokrovski, V. S. Y Otros. Op. Cit. Pág. 103 112 Ibid. Pág. 105

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Con el renacimiento se inicia la investigación científica basada en la observación de los hechos. En el plano artístico y cultural constituye un renacer de la cultura grecorromana.

En el plano político constituye la tendencia a la separación de ideas políticas de la moral y de la religión.

6.6 .6 LA REFORMA

Otro movimiento importante durante este período es la reforma, con el comienzo de la desintegración feudal durante el siglo XVI, empieza a hacerse visible un gran movimiento dirigido contra la Iglesia Católica feudal, por la creación de una nueva religión que une en su seno a diversos círculos opositores. Se desencadena en una serie de países de Europa Oriental: Alemania, Inglaterra, Holanda y otros; expresa la lucha de la burguesía y otros elementos de la sociedad contra el feudalismo.

La reforma tiende ante todo a frenar los propósitos de la iglesia al dominio mundial, el protestantismo proclama que el hombre es pecaminoso e impotente en sus actos y se salva únicamente por la fe y no por las obras.

5.6.7 LA ILUSTRACIÓN

El movimiento filosófico, sociológico y político de la burguesía que se estaba preparando para la toma del poder político y la supresión de la monarquía feudal absoluta, tuvo su núcleo en Francia y se le conoce como “La Ilustración” o “El Iluminismo”, “El Enciclopedismo” y al siglo XVIII se le llama “El Siglo de Las Luces”. Los representantes de este movimiento parten del supuesto de que la razón humana es capaz de alcanzar por sí sola la verdad. Proponían una nueva forma de Estado que garantizase la libertad, la seguridad y la prosperidad y que en consecuencia fuese representativa y no absolutamente dependiente de la voluntad del monarca. Defendieron la soberanía popular y la idea que las relaciones entre los hombres debían estar basados en la tolerancia y en la igualdad.

5.6.8 EL POSITIVISMO

Las ideas de la burguesía en el siglo XIX, están contenidas en el movimiento filosófico – sociológico denominado el positivismo que constituye la negación del conocimiento teológico y metafísico y sostiene que el conocimiento verdadero se obtiene a través de la observación y la comprobación. El positivismo niega los prejuicios políticos e ideológicos en las ciencias sociales y aboga por su imparcialidad. Recomienda que los métodos utilizados en las ciencias sociales se apliquen al análisis social. Sostiene que la convivencia social debe basarse en la armonía, en el orden, es decir, que prevalezca la solidaridad entre las clases. También plantea que el movimiento de la sociedad tiende hacia el progreso, la evolución.

5.6.9 El Marxismo

Es un movimiento político e ideológico que contiene un sistema de conocimientos filosóficos y sociales que constituye la concepción del mundo de la clase obrera. Fundado por Karl Marx y Federico Engels a mediados del siglo XIX.

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6. PARTIDOS POLÍTICOS

6.1 Concepto

Bajo la denominación de partidos políticos se integra una gran variedad de organizaciones de características diversas, de distintos orígenes, variadas finalidades y diferentes procedimientos; de ahí que resulte difícil lograr una definición acabada de estas agrupaciones. He aquí algunos intentos de diversos autores: Para Edmund Burke (inglés), “Un partido es un grupo de hombres unidos para fomentar, mediante sus esfuerzos conjuntos, el interés nacional, basàndose en algún principio determinado en el que todos sus miembros están de acuerdo”

113.

Max Weber (alemán), por su parte, afirma que, “Llamamos partidos a las formas de ´socializaciòn´ que, descansando en un reclutamiento (formalmente) libre, tienen como fin proporcionar poder a sus dirigentes dentro de una asociación y otorgar por ese medio a sus miembros activos determinadas probabilidades ideales o materiales (la relación de bienes objetivos o el logro de ventajas personales o ambas cosas)”

114.

Para Andrés Serra Rojas (mexicano), “Un partido político se constituye por un grupo de hombres y mujeres que son ciudadanos en el pleno ejercicio de sus derechos cívicos y que legalmente se organizan en forma permanente, para representar a una parte de la comunidad social con el propósito de elaborar y ejecutar una plataforma política y un programa nacional con un equipo gubernamental”

115.

Luis Sánchez Agesta (español) nos dice que por partidos políticos debe entenderse a aquellos “grupos societarios y secundarios, cuyo fin inmediato es la posesión y el ejercicio del poder político organizado para establecer, reformar o defender un orden como articulación de los fines que responden a las convicciones comunes de sus miembros”

116.

113 Lenk y Neumann. Teoría y Sociología Críticas de los Partidos

Políticos. Editorial Anagrama, Barcelona, citado por Eduardo Andrade Sánchez, Introducción a la Ciencia Política, Ed. Harla, S.A. de C.V., México, 1983, Pág. 86

114 Weber Max. Economía y Sociedad. Fondo de Cultura Económica, Tercera

Reimpresión. México 1977, citado por Eduardo Andrade Sánchez, Introducción a la Ciencia Política, Ed. Harla, S.A. de C.V., México, 1983, Pág. 86

115 Serra Rojas, Andrés. Teoría General del Estado. Librería de Manuel

Porrùa, S.A., citado por Eduardo Andrade Sánchez, Introducción a la Ciencia Política, Ed. Harla, S.A. de C.V., México, 1983, Pág. 87 116 Sánchez Agesta, Luis. Principios de Teoría Política. Editora

Nacional, Madrid, citado por Eduardo Andrade Sánchez, Introducción a la Ciencia Política, Ed. Harla, S.A. de C.V., México, 1983, Pág. 87

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Jesús Anlén (mexicano) declara, por su parte, que el partido político es la “asociación legal creada por un grupo de ciudadanos, con carácter permanente, en torno a una declaración de principios y un programa de acción para la conquista o conservación del poder estatal”

117.

Almond y Powell (estadounidenses) sostienen que: “El partido político debe ser considerado como la estructura especializada de integración (de intereses) en las sociedades modernas”

118.

Para Coleman y Rosberg (estadounidenses) los partidos políticos son: “Asociaciones formalmente organizadas con el propósito explícito y declarado de adquirir o mantener un control legal, bien solos, o en coalición o en competencia electoral con otras asociaciones similares, sobre el personal y la política del gobierno de un determinado estado soberano” 119

. Según F..W. Riggs (estadounidense) “Cualquier organización que nombra candidatos para su elección a un parlamento”

120.

Como puede apreciarse, cada autor incluye los aspectos que considera determinantes del concepto de partido político. No obstante, éstos difieren según el enfoque que se emplea para el análisis.

En los conceptos citados podemos notar cómo algunos autores (Weber, Coleman y Rosberg) acentúan la finalidad de alcanzar el poder como esencial, sin mencionar los aspectos programáticos o la consecución de fines idealmente deseables para la comunidad. En cambio, en Burke, la persecución del interés nacional es lo que aparece como fundamental. Este autor está influido por las nociones de la época en la que vive (fines del siglo XVIII), en la que parecía indispensable resaltar la supremacía del interés de la nación frente a las tendencias que aparecieran como divisorias.

La necesidad de compartir principios y convicciones está en las opiniones de Burke y Sánchez Agesta. El elemento programático que supone una serie de medidas para ser ejecutadas desde el gobierno, se encuentra en Serra Rojas, Sánchez Agesta y Anlèn. Estos dos últimos insisten, a su vez, en que la noción de partido político tiene como

117 Anlén López, Jesús. Origen y Evolución de los Partidos Políticos en

México. Librería de Manuel Porrùa, S.A. México 1973, citado por Eduardo Andrade Sánchez, Introducción a la Ciencia Política, Ed. Harla, S.A. de C.V., México, 1983, Pág. 87 118 Almond y Powell. Comparative Politics. Little, Brown and Company.

Boston 1966, citado por Eduardo Andrade Sánchez, Introducción a la Ciencia Política, Ed. Harla, S.A. de C.V., México, 1983, Pág. 87 119 Dowse y Hughes. Sociología Política. Editorial Alianza, Madrid 1975

120 Loc. Cit

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característica esencial la finalidad de ejercer el poder.

La participación electoral es resaltada por Coleman y Rosberg. En cambio, es éste el único elemento que Riggs toma en consideración. Desde el punto de vista funcional, Almond y Powell destacan el proceso de integración y conciliación de diversos intereses, que se efectúa en el seno de ciertos partidos políticos modernos.

Serra Rojas y Anlén estiman como indispensable la operación legal del partido, la permanencia de la organización y la calidad de ciudadanos que deben tener sus integrantes.

En realidad, ninguna definición que se intente puede satisfacer plenamente las múltiples características que presenta el fenómeno del partido político en la actualidad, salvo que fuese tan minuciosamente descriptiva que resultase demasiado amplia y poco útil para la formación de un concepto preciso.

“Para lograr describir el concepto de partido político, debemos tomar en cuenta que se trata, en principio, de agrupaciones organizadas con carácter permanente, cuyo propósito es gobernar o participar en el gobierno mediante la proposición o designación de personas para ocupar puestos públicos.

Este concepto, como cualquiera que pretenda tener la virtud de la concisión, es deficiente, sin embargo, presenta a nuestro juicio, las siguientes ventajas:

1. Apunta la importancia de la permanencia que distingue a los partidos de los

movimientos sociales y de las facciones o clientelas formadas en torno a un caudillo transitorio. Esta característica es sostenida como fundamental por La Palombara y Weiner al señalar que el partido debe ser una organización durable, “es decir, una organización cuya esperanza de vida política sea superior a la de sus dirigentes”

121.

2) Precisa que la finalidad de los partidos es su acción gubernamental, esto es, la

asunción formal de los poderes del Estado. Aunque la mayoría de los autores estiman que los partidos se caracterizan por su intención de ejercer el poder, nos parece acertada la observación de Friedrich en el sentido de que el término poder es demasiado amplio. Definir el partido en función de la búsqueda del poder “convertiría,... a un diario en un partido, ya que tal órgano de la prensa, con toda certeza asegura y mantiene el poder para quien lo publica y para el personal editorial clave”

122.

121 Citados en Sociologie Politique de Schwartzenberg. Editions Montchrestein, Collection Universitè Nouvelle. Pág.476 122 Friedrich, Carl. Gobierno Constitucional y Democracia. Instituto de Estudios Políticos. Madrid 1975. Tomo II, pág. 358

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Los grupos de presión, por otro lado, también tratan de obtener poder, aunque no por la vía formal de asumir el control de los órganos gubernamentales. No ponemos en duda la vocación fundamental de poder que debe tener todo partido para ser considerado como tal, pero ésta aparece también en otras agrupaciones que no son partidos. Sin embargo, su propósito de integrar el gobierno o participar en él es lo que caracteriza al partido. No importa que la estructura de gobierno que proponga sea radicalmente distinta a la existente o que actúe en la clandestinidad. Nos parece importante destacar que la expresión “gobernar o participar en el gobierno” permite abarcar una gran gama de organizaciones, tanto a las que ya ejercen el gobierno, como a las que pretenden llegar a él, e inclusive aquéllas que, conscientes de su incapacidad para controlarlo, pretenden, por lo menos en una primera etapa, acceder a formar parte, así sea minoritaria, de los órganos legislativos. Por otro lado, quedan contenidas en el concepto tanto las agrupaciones profundamente enraizadas en principios ideológicos, que proponen programas de gobierno, como aquellas que están dispuestas a hacer concesiones en cuanto a los principios rectores de su política siempre y cuando puedan así alcanzar o mantener el control gubernamental.

3. Especifica la función partidista, por virtud de la cual los individuos pasan a ocupar puestos públicos. El partido, cuando gobierna, no lo hace de manera abstracta y general, sino mediante la colocación especifica de individuos como funcionarios. No necesariamente, como se señala en algunas definiciones, son los dirigentes de los partidos los que ejercen la función pùblica. En algunos casos ni siquiera sus miembros, ya que puede ocurrir que postulen a personalidades destacadas que por su popularidad pueden atraer votos.

Debe indicarse también que los partidos políticos no solamente proponen candidatos para cargos de elección popular, sino que la militancia en ellos puede determinar la designación para cargos no electorales por parte de funcionarios que tengan la facultad de realizar dicha designación.

Esta última característica alienta, sin duda, la participación en el seno de los partidos y ha dado lugar al denominado spoils system que consiste en el otorgamiento de puestos en la administración pública a los seguidores de los candidatos triunfantes.

Queda también comprendida en esta parte del concepto, la función de los partidos como entidades a través de las cuales se recluta al personal político y se satisface la posibilidad de otorgar satisfacciones ideales o materiales a sus miembros a través del acceso de éstos al poder gubernamental. Al respecto, dice Julien Freund: “Un partido que renunciara de golpe a la conquista del poder dejaría muy pronto de ser una organización política, ya que, al no poder prometer empleos o prebendas a sus miembros, su capacidad de reclutamiento se agotaría rápidamente.

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En la noción de partido que proponemos, hemos eliminando toda referencia a elementos formales, ya que no los consideramos indispensables desde el punto de vista de la ciencia política. Así, por ejemplo, el reconocimiento legal no es indispensable para la acción política de una organización y tampoco es indispensable que sus miembros sean ciudadanos con capacidad para ejercer sus derechos cívicos. Muchos partidos incluyen movimientos juveniles cuyos elementos no tienen todavía la condición de ciudadanos y puede darse el caso de que un individuo, por encontrarse en reclusión carcelaria, tenga suspendidos sus derechos políticos sin que por ello deje de tener carácter de miembro de un determinado partido.

No obstante debe reconocerse que, desde un punto de vista jurídico, los elementos formales pueden resultar indispensables como lo veremos más adelante. 6.2 Origen y Evolución de los Partidos Políticos El partido político es un fenómeno relativamente reciente; en realidad no se asienta en la vida política de los Estados sino hasta bien entrado el siglo XIX. Sus raíces más antiguas las encontramos en la Inglaterra del siglo XVII.

La confrontación entre el Parlamento y la Corona dio lugar a las formas partidistas embrionarias. Simplificando, podemos decir que en torno al Parlamento y en defensa de la capacidad de éste para defender los intereses de la burguesía emergente, se formó el grupo de los Whigs que pugnaban por la tolerancia en materia religiosa y por un incremento en la participación política.

A favor de los privilegios reales se organizaron los Tories, integrantes, en general, de la aristocracia tradicional y beneficiarios de la autoridad indisputada del Rey. La Revolución Gloriosa (1688), trasladó el centro de poder de la Corona al Parlamento y éste se convirtió en el campo de batalla entre Tories y Whigs, que empezaron a actuar como formaciones partidarias. A partir de entonces el sistema inglés ha sido tradicionalmente bipartidista. Su funcionamiento se asentó en la aceptación y tolerancia recíprocas y en un consenso generalizado en cuanto a las bases de la actuación gubernamental, Hume hacía referencia a este fundamento consensual definiendo a un Tory como amante de la monarquía, aunque sin abandonar la libertad, y a un Whig como amante de la libertad, pero sin renunciar a la monarquía.

“El surgimiento de los partidos como actores en el escenario político, está íntimamente vinculado con el desarrollo del parlamentarismo como forma de gobierno. En las primeras asambleas parlamentarias se inició la formación de grupos de diputados unidos por su afinidad ideológica; como cada uno de ellos contaba con simpatizantes y activistas que actuaban en sus respectivas circunscripciones electorales, se produjo la unificación de los comités de campaña en concordancia con la reunión de los diputados en grupos

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parlamentarios. Así, el agrupamiento de un determinado número de miembros de la asamblea, correspondía el agrupamiento de sus respectivos seguidores, que empezaron a formar organizaciones políticas estables”

123.

En los primeros tiempo de la democracia representativa, no era muy bien visto el espíritu partidista. David Hume (1711-1776) decía al respecto: “Así como a los legisladores y fundadores de Estados habría que honrarlos y respetarlos, habría que detestar y odiar a los fundadores de sectas y facciones, porque la influencia de las facciones es directamente opuesta a la de las leyes. Las facciones subvierten el gobierno, hacen impotentes las leyes y suscitan la más fiera animosidad entre los hombres de una misma nación, que debía prestarse asistencia y protección mutua. Y lo que debía hacer más odiosos a los fundadores de partidos, es la dificultad de extirpar esta mala hierba una vez que han echado raíces en un Estado”

124.

Sobre este tema, es clásica la opinión de Madison, que suscribía en El Correo de Nueva York, en 1787: “Por facción entiendo cierto número de ciudadanos, estén en mayoría o minoría, que actúan movidos por el impulso de una pasión común o por un interés adverso a los derechos de los demás ciudadanos o a los intereses permanentes de la comunidad considerados en conjunto. Hay dos maneras de evitar los males del espíritu de partido: consiste una en suprimir sus causas, la otra en reprimir sus efectos. Hay también dos métodos para hacer desaparecer las causas del espíritu de partido: destruir la libertad esencial a su existencia, o dar a cada ciudadano las mismas opiniones, las mismas pasiones y los mismos intereses”

125.

No obstante este tipo de prevenciones, los partidos irrumpieron en la vida política y se instalaron como un fenómeno característico del Estado occidental industrializado, que de allí fue exportado al resto de los Estados del mundo.

6.2.1 Teorías sobre el origen de los partidos Es necesario distinguir entre el surgimiento histórico del partido político como una forma institucionalizada de participación en los procesos electorales o en la toma de decisiones en el seno de los parlamentos, del origen especifico de cada partido político en particular.

Duverger hace una distinción entre los partidos políticos de origen electoral y parlamentario y los de “origen exterior”, queriendo significar con esta expresión que se forman fuera del sistema parlamentario. Esta clasificación parece poco útil y su autor 123 Duverger, Maurice. Los Partidos Políticos. Fondo de Cultura Económica, Séptima Reimpresión. México 1980, Págs. 16 y ss. 124 Lenk y Neumman. Op. Cit. Pág. 79 125 Hamilton, Madison y Jay. “El Federalista” Fondo de Cultura Económica.

Primera Reimpresión. México 1974. Ver también Tocqueville, Alexis de. “La

Democracia en América”. Fondo de Cultura Económica. Segunda Reimpresión, México 1873. Pág. 192

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reconoce que no es rigurosa y que resulta difícil distinguir con precisión entre unos y otros. Esto se debe a la confusión que se establece entre la aparición de los partidos en el marco de los sistemas políticos, que es simultánea al desarrollo del parlamentarismo y que ya antes hemos descrito brevemente, con la génesis especifica de distintas organizaciones políticas partidistas.

Generalmente los partidos se constituyen a partir de formas de agrupación previa, que pueden ser de diversa índole: sindicatos, agrupaciones agrícolas, clubes de discusión política, asociaciones de intelectuales, grupos estudiantiles y universitarios, logias masónicas, sectas religiosas, grupos de comerciantes o industriales, etc.

126

Independientemente de los orígenes organizacionales de los partidos, algunos autores han analizado las causas sociales que generan condiciones para la formación de partidos políticos.

Para algunos, los partidos surgen con ocasión de los procesos de modernización de los Estados, que incorporan a las masas a la vida política haciendo a ésta más compleja. En estas condiciones, quienes desean llegar al poder o mantenerlo, deben asegurarse un determinado grado de apoyo popular. Pantoja Morán, refiriéndose a la opinión de La Palombara acerca de esta necesidad de apoyo público, indica que el autor mencionado en último término “señala dos condiciones para que esto ocurra: a) Debe haber un cambio tal, en las actitudes de los individuos frente a la autoridad, que prevalezca la creencia en el derecho que aquéllos tienen de influir en el ejercicio del poder político. b) Una porción importante de la élite política dominante o una élite aspirante debe tratar de ganar el apoyo público a fin de apoderarse del poder político o mantenerse en él, aunque la gran mayoría no participe en la vida política.

Algunos sociólogos de la política acentúan la importancia que tienen las crisis sociales en la formación de los partidos políticos. Dowse y Hughes analizan las crisis de legitimidad, de participación y de integración como causas de la formación de los partidos. La crisis de legitimidad supone la necesidad de allegarse apoyos populares para justificar una posición contestataria del orden vigente. Así, por ejemplo, los revolucionarios franceses del siglo XVIII buscaban legitimizarse mediante el apoyo de grupos que hasta entonces no habían tenido participación política, tales como los campesinos, los artesanos y la burguesía. En el mismo caso se encuentran, en opinión de estos autores, los movimientos nacionalistas que luchan contra regímenes coloniales que buscan legitimar su acción mediante un apoyo masivo de la población autóctona.

“La crisis de participación aparece cuando nuevos grupos sociales formulan demandas que no son suficientemente atendidas, provocándose así la necesidad de crear organizaciones políticas que canalicen esta participación y hagan posible que dichas demandas sean escuchadas. Tal es el caso de la integración de sindicatos en 126 Para ejemplos concretos de cómo estas diversas organizaciones han dado origen a partidos políticos, ver M. Duverger. Op. Cit. Págs. 22 a 26

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organizaciones políticas partidistas.

La crisis de integración se manifiesta cuando minorías étnicas asentadas en un territorio especifico, sienten la necesidad de organizarse políticamente. Tal es el caso de los francocanadienses en Quebec”

127.

El enfoque antes expuesto merece algunas observaciones. En primer lugar, debe destacarse que los tres tipos de crisis a los que se refieren los autores pueden resumirse en una sola: la de participación, con diferentes matices en cada caso.

La llamada crisis de legitimidad supone un proceso de participación iniciada con la formación de pequeños grupos de teóricos o intelectuales que, a partir de una interpretación de necesidades colectivas, asumen la tarea de conducir y organizar a las masas. En la crisis de participación se plantea un proceso inverso que, a partir de un movimiento social de masas, va creando la organización necesaria para su actuación política institucionalizada y permanente.

La calificada como crisis se refiere a una forma concreta de exigencia participativa fundada en las condiciones específicas de un grupo étnico, cultural o religioso que se organiza para intervenir en la vida política. En los tres casos se trata de necesidades sociales de participación, manifestadas de distintas maneras. Pero no es sólo la necesidad de participación la que da origen a los partidos políticos. Podríamos hablar además, de la necesidad de estructuración u organización social y de la necesidad de segregación.

La necesidad de participar implica un intento de integrarse en la vida política y tomar parte en ella y puede asumir las formas ya explicadas.

La necesidad de estructuración que da origen a un partido político, se presenta cuando un régimen se constituye a partir de un movimiento nacionalista o revolucionario, que llega al poder después de una lucha armada y se encuentra ante la necesidad de organizar a las fuerzas sociales triunfantes. Como ejemplo podríamos citar al Partido Republicano del Pueblo creado en Turquía por Kemal Ataturk en 1923, y el Partido Revolucionario Institucional, creado en 1929 en México.

La necesidad de segregación supone un sentimiento colectivo que propugna la separación territorial de una determinada comunidad. No se trata en este caso de un propósito de participar sino, por el contrario, de escindirse. Tal es el caso de movimientos como el de los republicanos irlandeses o el partido separatista de Quebec que, en realidad, buscan una segregación y no una integración, como mencionan Dowse y Hughes.

127 Dowse y Hughes. Op. Cit. Pág. 421

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6.2.2 Función actual de los partidos Abstracción hecha de sus orígenes históricos o sociológicos, los partidos políticos son una realidad en los sistemas políticos contemporáneos, tanto que no concebimos la organización estatal de nuestra época sin su presencia, ya sea con carácter exclusivo en una función organizadora de la sociedad al estilo de los sistemas comunistas o como entidades competitivas que se disputan el poder mediante las más variadas técnicas en los estados pluralistas occidentales. Almond y Powell explican la presencia universal de los partidos en función de las necesidades que tiene el Estado moderno de contar con un amplio apoyo para sus actividades políticas, de crear nuevas bases de legitimidad no tradicionales, de proveer nuevos esquemas de valores para iniciar y mantener la modernización económica. Los mismos autores destacan la necesidad que tienen los sistemas políticos de realizar, a través de ellos, diversas funciones: “las sociedades totalitarias, utilizan los partidos como medio para movilizar apoyo; las sociedades democráticas, como un canal para articular e integrar demandas; y las sociedades en transición, como agencias para crear y estructurar nuevas normas de conducta”.

La evolución, desarrollo y fortalecimiento de los partidos en la vida política los han colocado en un lugar preeminente con relación a la toma de decisiones, al grado que se afirma que el centro verdadero de poder de las estructuras estatales de la época actual se han desplazado hacia las direcciones de los partidos. Este fenómeno es denominado por algunos autores partitocracia, Lorenzo Caboara la define como la “democracia degenerada en el poder oligárquico de uno o más partidos políticos; el Estado partitocrático es aquél en que el poder resulta monopolizado, más o menos legítimamente, por un partido o por una pluralidad de partidos aliados”

128.

El desplazamiento de los poderes institucionales del Estado a los partidos, que a nuestro juicio, debería denominarse en español partidocracia,

129 puede producir, según el citado

autor, dos consecuencias: la sustitución de los partidos en el papel del Estado o la desintegración de éste. El primer caso presenta las siguientes características: pérdida de la independencia de los diputados; sacrificio de la capacidad de los representantes en busca de una mayor disciplina de partido; transferencia de la voluntad popular a la voluntad partidista; deshumanización del diputado que se convierte en un mero instrumento de votación para el partido; devaluación política de la asamblea legislativa; desarrollo del proceso real de legislación fuera del parlamento; falta de control real sobre el gobierno; confusión de los poderes del Estado; pérdida de funciones reales del parlamento; deterioro de la vida política local por la imposición de criterios partidistas; monopolización de la actividad política que impide la creación de nuevos partidos y consolidación monolítica de la administración del Estado que impide el pluralismo efectivo.

128 Fernández de la Mora, Gonzalo. La Participación. Instituto de Estudios

Políticos. Madrid 1977. pág. 153 129 El término partitocracia se ha tomado del italiano partitocrazia, derivado

del sustantivo italiano partito que en español es partido.

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En el otro extremo, caracterizado por un pluripartidismo desquiciante en el que no se logra una coalición mayoritaria, el resultado es la paralización de la acción del gobierno, el vacío de poder, la carencia de un proyecto definido y un proceso legislativo fragmentado y caótico. Entonces, dice Fernández de la Mora “los partidos no sustituyen al Estado en el ejercicio de la soberanía, sino que, al disputárselo, lo invalidan o lo descuartizan”. A este fenómeno, afirma, debería llamársele, con propiedad, partitocaos.

6.3 Régimen Jurídico de los Partidos Políticos Durante mucho tiempo los partidos políticos no fueron objeto de ningún tipo de regulación jurídica. Se consideraba que su constitución y actividades pertenecían a la esfera privada y se aceptaba que no tenían relación alguna con las instituciones estatales. La doctrina vigente a principios de este siglo convalidaba dicha postura. Así, Jellinek, en su Teoría General del Estado, nos dice que: “en el orden de la vida del estado no hay lugar alguno para el concepto de partido político; incluso, cuando los partidos deben ejercer y ejercen un influjo sobre aquél, sólo son considerados en cuanto mayorías y minorías.

Ya antes hemos hecho referencia a la aversión que los primeros constitucionalistas estadounidenses tenían a los partidos; de allí que en la Constitución de Estados Unidos ni siquiera se les mencione. Las constituciones del siglo pasado guardan silencio frente a estas realidades políticas, ya que en general se estimaba que el derecho de los ciudadanos a asociarse en materia política no tenían por qué ser constitucionalmente regulado.

6.3.1 Evolución de su regulación jurídica A principios del siglo los partidos empiezan a cobrar vida en el mundo del Derecho, aunque no por su carácter de organizaciones políticas, sino, particularmente, por su representación parlamentaria. Los reglamentos de las asambleas legislativas, paulatinamente van otorgando ciertos derechos a los grupos parlamentarios que se identifican por su pertenencia a un partido, pero éste, como agrupación cuya finalidad es participar en la vida política, no es objeto de ninguna regulación específica y sólo se hacen referencias a él en las normas electorales, sobre todo por la necesidad de admitir que los partidos son las organizaciones que presentan las listas de candidatos, indispensables en los sistemas de representación proporcional.

En Latinoamérica, el primer país que hizo referencia, en su Constitución, a los partidos y a su participación en el proceso gubernamental, fue Uruguay en 1917

130.

El triunfo de la revolución en la Unión Soviética hace pasar al partido comunista de la clandestinidad al poder. El nuevo régimen le da formalmente el papel de órgano conductor de la sociedad. El artículo 126 de la Constitución soviética de 1939 decía 130 Loewenstein, Karl. “Teoría de la Constitución” Editorial Ariel, Colección Demos Barcelona , España, 1976. Pág. 447

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textualmente: “Los ciudadanos más activos y más conscientes, pertenecientes a la clase obrera, a los trabajadores campesinos y a los trabajadores intelectuales, se unen libremente en el seno del partido comunista de la U.R.S.S., vanguardia de los trabajadores en su lucha por la construcción de la sociedad comunista y núcleo dirigente de todas las organizaciones de trabajadores, tanto de las organizaciones sociales como las organizaciones estatales”.

Terminada la Segunda Guerra Mundial, diversos países introdujeron en sus textos constitucionales menciones a los partidos. En muchos casos esta actitud tuvo su origen en el propósito de proscribir a los partidos fascistas.

El artículo 21 de la Ley Fundamental de Alemania Federal de 1949 estableció constitucionalmente los principios rectores de la formación y funcionamiento de los partidos políticos, al disponer: “1. Los partidos cooperarán en la formación de la voluntad política del pueblo. Su creación será libre. Su organización interna deberá responder a los principios democráticos. Los partidos deberán dar cuenta públicamente de la procedencia de sus recursos. 2. Los partidos que por sus fines o por actitud de sus adherentes tiendan a desvirtuar o destruir el régimen fundamental de libertad y democracia, o a poner en peligro la existencia de la República Federal de Alemania, son inconstitucionales. Sobre la inconstitucionalidad decidirá la Corte Constitucional Federal. 3. La reglamentación se hará por leyes federales”

131.

El reconocimiento del papel de los partidos en la formación de la voluntad política popular, va seguido de la preocupación por evitar la integración de organizaciones con tendencias totalitarias. Aún estaba muy reciente la experiencia del partido nacional socialista (nazi) y de ahí la minuciosidad que impera en el apartado 2 del citado artículo al especificar los motivos que colocan a una organización partidaria al margen de la ley. Con fundamento en esta disposición se ha proscrito en Alemania Federal tanto a los partidos de corte neonazi como a los comunistas.

En Francia fue la Constitución de la V República de 1958 la primera en hacer una referencia expresa a los partidos políticos. En su artículo 4º. Señala que: “Los partidos y agrupaciones políticas concurren a la expresión del sufragio. Se forman y ejercen sus actividades libremente. Deben respetar los principios de la soberanía nacional y la democracia”

132.

Es de hacerse notar que, a diferencia de la alemana, la Constitución francesa da a los partidos una función estrictamente electoral al estimar que su finalidad es concurrir “a la expresión del sufragio” en tanto que aquélla habla de “la formación de la voluntad política del pueblo”. Por otro lado, al texto francés es más generalizador por lo que toca a los 131 Texto tomado de la traducción publicada por el Departamento de Prensa e

Información del Gobierno Federal Alemán, preparada por la sección de interpretación de Idiomas del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Federal de Alemania. Impreso por Industriedruk A-G Essen-Werden. 1971 132 Fernández de la Mora, Gonzalo, Op. Cit. Pág. 177

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criterios restrictivos, ya que impone el deber de respetar la soberanía nacional y la democracia, lo cual deja un amplísimo margen a la interpretación. No precisa, por ejemplo, si el respeto a la democracia es sólo en el aspecto externo de su participación en las elecciones o si se pretende una organización interna que garantice, en el seno de los propios partidos, el apego a principios democráticos.

La concepción liberal en la formación de los partidos ha imperado en Francia como en muchos otros países. En Estados Unidos, por ejemplo, la Constitución no hace ninguna mención de ellos. En esta concepción, los partidos nacen y se desarrollan en un ámbito de libertad general de asociación, como agrupaciones de carácter privado y en muchos casos no son materia de una legislación específica. No obstante, su acción ha sido gradualmente reconocida y regulada por normas de Derecho público. Así, en Francia, las disposiciones que rigen la vida parlamentaria fueron dando un lugar a los partidos desde principios de siglo,

133 y en Estados Unidos

134 se ha venido desarrollando una legislación

que interviene en los procesos de selección interna de los candidatos a través de las elecciones primarias

135 y tiende a garantizar a cualquier ciudadano su acceso al partido de

su preferencia; también se han establecido reglas relativas al financiamiento.

En Latinoamérica se observa también, en su historia constitucional, la ausencia de reconocimiento a los partidos políticos. Esta actitud ha sido denominada por la doctrina como la conspiración del silencio, ya que nada se decía en la mayoría de los textos constitucionales acerca de la realidad práctica representada por los partidos en la vida política de los países de nuestro subcontinente.

Una excepción a esta regla general, fue la constitución uruguaya de 1917, que parece haber sido la primera en el mundo en emitir previsiones para la participación de los partidos polìticos en el gobierno

136.

A la llamada conspiración del silencio sucedió –como lo señala García Laguardia

137- la

conspiración de la manipulación constitucional, la cual consistió en referirse expresamente a los partidos, pero con un propósito restrictivo, imponiendo condiciones especificas para su funcionamiento y, en varios casos estableciendo proscripciones explícitas, particularmente dirigidas a las agrupaciones de inspiración marxista. Así, la Constitución guatemalteca prohibió expresamente “la organización o funcionamiento de grupos que actúen de acuerdo o en subordinación a entidades internacionales que propugnen la ideología comunista o cualquier otro sistema totalitario” (artículo 68 de la Constitución de 1967). Prohibiciones similares aparecen en las cartas fundamentales de El Salvador, Honduras, Panamá, República Dominicana, Venezuela, Paraguay y Costa 133 Véase Pantoja Mora, David, Op. Cit.

134 Para una descripción de la regulación jurídica de los partidos en E.E.U.U.,

véase Loewenstein, Karl. Op. Cit. Pág. 452 a 454 135 Cfr. Pág. 119, acerca del sistema de elecciones primarias en E.E.U.U.

136 Loewenstein, Karl. Op. Cit.

137 “La constitucionalizaciòn del régimen jurídico de los partidos políticos en

Centroamérica, en “El Régimen Constitucional de los Partidos Políticos”, Instituto de Investigaciones Jurídicas. UNAM. 1975. Pág. 42.

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Rica, aunque debe señalarse que esta última nación tiene una vida democrática y partidista de considerable estabilidad y autenticidad. Por lo que toca a Nicaragua, el reciente proceso revolucionario que derrocó en 1979 a la dictadura somocista, parece dirigirse a un sistema de frente amplio constituido por las fuerzas triunfadoras integrantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) que asumió el poder a la caída de Somoza con tendencia a convertirse probablemente en un partido dominante al estilo del PRI mexicano.

La actividad partidaria está suspendida en Argentina y Chile. En Brasil, la Constitución establece formalmente una minuciosa regulación de la vida de los partidos, llegando a cuestiones como la relativa a la disciplina interna, al disponer que los representantes electos perderán su cargo si se oponen a las directrices legítimamente establecidas por la dirección del partido o si abandonan éste.

6.4 Conformación y Estructura de los Partidos Los partidos políticos, como toda organización, no son informes y desarticulados, sino que requieren de una estructura jerárquica y de una organización. El partido actúa en una realidad social organizada de múltiples maneras. En tal organización existen agrupaciones de diversa índole y variados objetivos que se asientan de acuerdo con una determinada distribución territorial, según la forma como esté organizado el Estado de que se trate. Así, la organización del partido queda condicionada por todos esos factores.

Debemos distinguir entre la conformación social del partido y su estructura directiva. La conformación depende de la realidad social en la que se desenvuelve y se refiere a la manera como éste gana adeptos o miembros a partir de los grupos que actúan en la sociedad. Así, un partido puede estar conformado por organizaciones preferentemente obreras, o campesinas, o profesionales, o de características religiosas, o por algunas de ellas combinadas.

La estructura de un partido, en cambio, está condicionada por la división territorial que impera en el país y particularmente por aquélla que se emplea para fines electorales. De esta manera, los partidos requieren órganos directivos que asuman en primer término las tareas nacionales y, después, órganos dirigentes en cada estado o provincia y en cada circunscripción que sirva para una finalidad electoral (departamento, comuna, municipio, etc.).

Podemos resumir diciendo que la conformación tiene una raíz de contenido social, en tanto que la estructura tiene una base territorial-electoral.

6.4.1 Partidos de clase y pluriclasistas A partir de su conformación podemos plantear una primera clasificación de los partidos: partidos de clase y partidos pluriclasistas. Los partidos de clase buscan representar los intereses de una sola clase social, entre la cual reclutan a sus partidarios y reclaman el

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poder para los pertenecientes a dicha clase con exclusión de los demás. Este es el modelo de los partidos comunistas, es decir, aquéllos que se adhieren a la idea de la dictadura del proletariado, o sea la preeminencia, desde el ejercicio del poder de la clase obrera, que a través de su acción gubernativa debe eliminar las diferencias de clase. En consecuencia, los partidos de clase, buscan a sus afiliados y simpatizantes entre los miembros de organizaciones que representan a la clase en cuestión, y en el caso de los partidos comunistas, principalmente en los sindicatos y otros tipos de organizaciones obreras.

Los partidos pluriclasistas, en cambio, tratan de conseguir a sus partidarios entre diversas clases sociales, los cuales se identifican por propósitos comunes y comparten ideas similares con relación a los problemas nacionales. Este es el caso de muchos partidos que se orientan por un fuerte ideal nacionalista, que propugna como básica la cohesión nacional para la realización de un proyecto común. Estos partidos pueden trabajar a través de varias organizaciones sociales, obreras, campesinas, profesionales, etc.

6.4.2 Partidos de conformación directa y de conformación indirecta Tanto los partidos de clase como los pluriclasistas tienen intimas relaciones con diversas organizaciones sociales. Estas relaciones pueden desenvolverse de distintas formas. Cuando el partido admite en su integración a organizaciones completas, estamos en presencia de partidos de conformación indirecta

138. Esto se debe a que la relación

entre el partido y sus miembros individuales se realiza de manera indirecta a través de una organización intermedia. El individuo pertenece indirectamente al partido al cual se encuentra afiliada la agrupación, como podría ser el caso de la Confederación de Trabajadores de México, que a su vez se encuentra afiliada al Partido Revolucionario Institucional.

Cuando los partidos sólo admiten adhesiones individuales se denominan, partidos de conformación directa

139.

En ellos las organizaciones no se afilian con el carácter de tales, sino que cada individuo debe manifestar expresamente su intención de integrarse al partido. De cualquier modo, aun estos partidos suelen tener ligas estrechas con organizaciones con cuyos intereses están identificados y entre las cuales buscan a sus miembros individuales.

Debemos señalar que, en la práctica, estos tipos de partido no se dan con absoluta pureza y hay muchos de conformación mixta, que admiten las dos formas de integración señaladas. Podemos afirmar en términos generales que aquéllos que se conforman a través de la afiliación indirecta suelen también admitir la incorporación directa, tal es el caso del Partido Laborista de la Gran Bretaña o el Partido Revolucionario Institucional de 138 Duverger, Maurice, Op. Cit. Págs. 35 y ss.

139 Duverger llama estructura a la que yo prefiero denominar conformación. Vèase Duverger, M. Op. Cit. Págs. 35 y 55

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México. En cambio hay otros que solamente se conforman por afiliación directa, como el Partido Comunista de la U.R.S.S.

6.4.3 Partidos de cuadros, partidos de masas y partidos de electores La conformación de los partidos está también determinada por la actitud de la dirección de ellos en cuanto al número y características de su membrecía. Así, en la doctrina se habla de partidos de cuadros y partidos de masas

140, que es la terminología empleada por

Duverger, o de partidos de armadura y partidos de membrecía, que son las expresiones usadas por Deutsch

141, para referirse a lo mismo.

Los partidos de cuadros o de armadura, aparecen históricamente primero y se sustentan en las características de sus miembros procurando que sean personas conocidas por su labor en un campo especifico y, de preferencia, con un nivel de ingresos medio o superior. Estos partidos no buscan afiliar a una gran cantidad de personas sino tratan de atraer votos a partir de las personalidades que los conforman, de entre las cuales surgen sus candidatos. Su actividad se reduce propiamente a los períodos electorales.

Los partidos de masas o de membrecía, por el contrario, intentan reclutar gran cantidad de miembros, si es posible a través de la afiliación indirecta que ya explicamos. Animados por una ideología específica, buscan difundirla entre sus seguidores y por ello su actividad adquiere mayor permanencia y no se limita a la lucha electoral. Suplen la falta de financiamiento que se derivaría de fuertes aportaciones de miembros que disponen de muchos recursos, con módicas cuotas que recaban entre numerosa membrecía.

Los partidos estadounidenses constituyen un ejemplo de los denominados de cuadros, y los partidos socialistas europeos de los de masas. Esta clasificación dual ha sido modificada por Jean Charlot

142, quien introduce una tercera categoría a la que denomina

partidos de electores, que no son ni partidos de cuadros o de notables como èl les llama, ni partidos de masas o de militantes (en los términos de Charlot). Estos partidos de lectores o partidos de atracción, como prefiere llamarles Schwartzenberg, no tienen las características de militancia típicas de los partidos de masas y su estructura es más bien oligárquica, aunque su membrecía es mayor que la de los partidos de cuadros y su preocupación principal es atraer a un gran número de electores mediante consignas que no reflejen un gran compromiso ideológico y que puedan resultar atractivas a buena parte de la población. El ejemplo que de estos partidos pone el autor citado, es la Reunión Para la República (R.P.R.), de Francia, que representa la tendencia gaullista mayoritaria.

140 Duverger, Maurice. Los Partidos Políticos, Op. Cit. Págs. 35 y ss. 141 Deutsch, Karl. Política y Gobierno. Fondo de Cultura Económica. México 1976. Págs. 77 y 78. 142 Citado por Schwartzenberg, Roger-Gerard. Sociologie Politique. Editions Montchrestien. Colletion Universitè Nouvelle. París. 1977 pàgs. 515 y 518

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6.4.4 Estructura de los partidos La estructura de los partidos se presenta como pirámide en cuya cúspide se encuentra el órgano de dirección nacional, que puede tener diversos nombres: comisión directiva o ejecutiva, o comité, como denominación más frecuente. En los diversos niveles jerárquicos siguen los comités correspondientes a la demarcación territorial de que se trate. En esta estructura hay comités regionales que dirigen las actividades del partido en toda una zona del país que puede abarcar varios estados, provincias o departamentos; después de los comités dirigentes de estas divisiones territoriales están los comités de poblados o municipios y, dentro de éstos, se encuentran las unidades básicas del partido, que son su mínimo grupo de militantes que responden a un conjunto de dirigentes, los cuales ocupan el primer escalón en la estructura jerárquica.

6.4.5 Unidades básicas de los partidos Estas unidades básicas de organización pueden ser de diversa índole. Duverger distingue el comité, la sección, la célula y la milicia. El comité es el grupo más reducido de miembros, que se asientan en una extensión territorial pequeña, la cual corresponde normalmente a la circunscripción electoral mínima, y se presenta en los partidos de cuadros. Es importante no confundir esta noción de comité con la que hemos venido mencionando y que corresponde a los órganos directivos. Lo que sucede es que los partidos de cuadros este grupo mínimo de miembros dirige y a la vez protagoniza las actividades del partido en el territorio que le corresponde; sin embargo, puede haber en los partidos de masas comités que sean los órganos de dirección de una sección entendida como unidad territorial de integración de miembros o como ya dijimos pueden existir comités directivos de las actividades en un estado, una región o todo el país. Así, la palabra comité tiene una doble connotación en la terminología partidista: la de órgano directivo de una circunscripción territorial, que puede ser todo el país y, la de unidad mínima de organizaciones de los miembros.

La sección suele ser la unidad básica de organización de los partidos de masas. Se asienta también en un territorio especifico que, generalmente, es más reducido que el del comité y no se presenta como un grupo cerrado de notables, ya que la posibilidad de incorporación es más abierta y por lo tanto su número de miembros es mayor que el del comité, entendido también como unidad básica. Desde el punto de vista de dirección, la sección tiene normalmente un comité (entendido como órganos de dirección) que organiza las actividades de sus miembros.

La célula es una unidad básica caracterizada por no tener un asentamiento territorial, sino que se organiza normalmente en un centro de trabajo y su número de miembros es muy pequeño, generalmente no mayor de 50. La célula permite una más frecuente comunicación entre sus integrantes y una mayor capacidad de control por parte de los órganos directivos; por otro lado, se presta más fácilmente para la acción clandestina. Esta forma básica de organización es característica de los partidos comunistas.

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La milicia aparece como unidad básica de los partidos fascistas, aunque no es la única. Se caracteriza por su similitud con la organización militar; sus miembros reciben entrenamiento periódico y obedecen a una disciplina y a una jerarquía equiparables a las del ejército, incluyendo, en muchos casos, los uniformes y distintivos. Se encargan de actividades ilegales y violentas que tienden a lograr los objetivos de sus partidos mediante la intimidación y el terrorismo. 6.5 Fines y actividades de los partidos La finalidad esencial que define a la figura del partido político es la de alcanzar el ejercicio del poder público mediante su acceso al gobierno. Sin embargo, todos los partidos políticos no pueden ejercer el poder simultáneamente y, en muchos casos, no existe la posibilidad inmediata de acceder a él. No obstante los partidos políticos ejercen cierta influencia sobre el gobierno con el objeto de que se tomen medidas que beneficien a los intereses que representan.

6.5.1 Partidos de acción y partidos de expresión Partiendo del supuesto de que los partidos constituyen aglutinamientos estables de intereses, Karl Deutsch distingue dos categorías: partidos de acción y partidos de expresión. Los primeros son partidos fuertes que ejercen efectivamente el poder y pueden ejecutar acciones concretas. Sin embargo, en razón de su propia dimensión, -en la que se conjuntan intereses variados-, tienen que sacrificar parte de sus demandas mediante transacciones que les permitan satisfacer otra parte de ellas. Los partidos de expresión, por otra parte, parecen conformarse con plantear sus exigencias y, si bien no ejercen el poder directamente, pueden, mediante coaliciones con otros partidos mayores, lograr ciertos beneficios para los intereses que representan. En ocasiones, esas coaliciones suelen darse con grupos insatisfechos de lo que pueden ofrecerles los partidos más grandes y se manifiestan a través de estos partidos de expresión. Con tales coaliciones se obtienen, por lo menos, recompensas psicológicas y, en alguna medida, no tienen que transigir en cuanto a cuestiones de principio que consideren intocables.

6.5.2 Formas de unión de los partidos Entre las actividades de los partidos presentan particular importancia los pactos y alianzas. Estos permiten agrupar fuerza con tendencia semejantes para asegurar triunfos electorales. Se dan con mayor vigor en los sistemas multipartidistas y, en ocasiones, han generado críticas severas, pues afirman algunos autores que la decisión política se traslada en esos casos, del electorado a la dirección de los partidos, que deciden dichas alianzas sin contar con la opinión de los electores.

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En el Derecho mexicano las formas de unión de los partidos están reguladas por la LOPPE de manera precisa. Este ordenamiento distingue entre fusión, frente, coalición e incorporación.

La fusión consiste en la unión de dos partidos o de un partido y una asociación política para dar lugar a un nuevo partido político. También puede consistir en la absorción –por así decirlo- de un partido por otro, en tal caso, el primero se considera disuelto, conservando el segundo su personalidad jurídica y su registro (art. 35).

El frente es una unión de varios partidos con propósitos de lucha política no electoral, es decir, para propugnar la adopción de ciertas medidas, hacer declaraciones políticas relativas a acontecimientos nacionales o internacionales, realizar manifestaciones, etc. (art.56).

La coalición es una alianza entre partidos cuya finalidad es estrictamente electoral, esto es, la de presentar conjuntamente candidatos a las elecciones. Debe aclararse que este concepto de coalición es el que adopta la ley mexicana que, por su sistema presidencialista, no conoce la figura de la coalición gubernamental típica de los sistemas parlamentarios multipartidistas.

6.5.3 Financiamiento de los partidos La actividad de los partidos plantea el problema de su financiamiento. Lo habitual es que estas organizaciones se sostengan con fondos aportados por sus propios miembros a través de cuotas. Sin embargo, en ocasiones puede ser hecha una fuerte aportación con el propósito de vincular al partido a determinados intereses particulares que no siempre coinciden con los del electorado en general. Para contrarrestar esto, las legislaciones han tomado diversas medidas; unas de carácter limitativo y otras tendientes a emplear fondos públicos para financiar las tareas de los partidos. Entre las primeras, adoptadas por ejemplo en Estados Unidos, están las que obligan a los partidos a dar cuenta públicamente del origen de sus recursos y prohiben a los particulares, sean personas físicas o colectivas, hacer aportaciones más allá de ciertos límites fijados por la ley. Las segundas, parten del supuesto de que la acción de los partidos es de interés para toda la sociedad y que por lo tanto ésta debe procurar garantizar su independencia destinando fondos del erario para el sostenimiento de los mismos.

6.5.4 Relación ciudadano-partido Las tareas partidistas requieren de la participación efectiva de los ciudadanos, que se vinculan con el partido de diversas maneras. Podríamos establecer una gradación de dicha vinculación que va desde el votante hasta el dirigente. El votante es aquél que vota por un determinado partido en el momento de la elección; su motivación puede ser múltiple, incluso el azar en el momento de sufragar, pero ello en ultima instancia no preocupa al partido si el voto ha sido emitido a su favor. Sigue después el simpatizante, que no sólo vota de manera consciente y decidida por el partido en cuestión, sino que lo

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defiende y razona el motivo de su simpatía aunque no pertenezca formalmente a él. Continúa en la escala el adherente, que forma parte del partido por afiliación indirecta al ser integrante de una agrupación que pertenece al partido; su entusiasmo puede ser mayor o menor, e incluso se puede dar el caso de que vote en contra, pero formalmente está dentro del partido. Sigue el miembro que es quien se ha afiliado directamente, manifiesta su interés participativo, asiste a reuniones y desarrolla tareas que le son encomendadas. En el siguiente escalón encontramos al activista, cuya participación es intensa, promueve la afiliación de miembros, hace propaganda, opina en las reuniones y propone acciones, etc. En un lugar formalmente superior, aunque no necesariamente más activo, está el funcionario, el cual realiza tareas burocráticas concretas en el partido y, en muchos casos, recibe una compensación por ellas, aunque no tengan el carácter de sueldo para no establecer una relación laboral; se dedica de tiempo completo a su tarea en la organización pero no forma parte de los órganos directivos. Finalmente está el dirigente, quien realiza funciones decisorias; forma parte de los comités u órganos de gobierno del partido; integra comisiones de solución de asuntos o juzgadoras de la acción de los miembros y otros dirigentes y busca como proyección natural la postulación a los cargos de elección.

6.5.5 Acción internacional de los partidos

Por último, la actividad de los partidos se manifiesta en algunas ocasiones en el ámbito internacional, a través de la formación de agrupaciones partidistas que pertenecen a varios Estados. Si bien estas agrupaciones no adquieren el carácter de partidos supranacionales de manera formal, a fin de evitar las prohibiciones que establecen las legislaciones particulares de cada país, en cuanto a la dependencia de sus partidos de entidades extranjeras, sí logran un cierto grado de eficacia en cuanto a la aplicación de políticas comunes y en muchos casos se prestan ayuda recíproca. Ejemplos de estas formas de organizaciones son la Social Democracia internacional que convoca con frecuencia a congresos en los que se analiza la posición y actividades de los partidos con esta tendencia en distintos países, y la Democracia Cristiana que reúne partidos identificados por esta posición ideológica con finalidades similares a las expuestas. 6.6 Sistemas de Partidos Los partidos no actúan aislados, ni de otros partidos ni en general del medio económico, político, social y cultural en el que se desenvuelven. Estas relaciones dan por resultado un esquema específico de actuación de los partidos en el marco político-social al que se denomina sistema de partidos. En la politología contemporánea se suelen distinguir dos grandes grupos de sistemas partidistas, según que se basen en la competencia de varias formaciones políticas que se disputan el favor del electorado, o bien que admitan solamente la existencia de una agrupación política que por definición legal representa los intereses de toda la colectividad nacional. A los primeros se les llama sistemas competitivos y a los segundos sistemas no competitivos.

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6.6.1 Sistemas competitivos Como ya lo indicamos, estos sistemas se identifican por el hecho de que suponen un juego en el que intervienen diversos partidos disputándose los votos de la ciudadanía. La competencia entre las agrupaciones partidistas presenta diversos grados que dan origen a una subclasificación cuyo punto de referencia es el número de partidos que intervienen en la contienda. Debe aclararse que aunque los nombres que se asignan a los diversos sistemas competitivos se fundan en ese criterio cuantitativo, lo cierto es que en realidad cada sistema refleja rasgos cualitativos que lo definen y que producen como resultado un juego de fuerzas efectivas que son las que se toman en cuenta para la clasificación, con independencia del número de partidos que formalmente existan.

Considerando una escala de competitividad decreciente, Roger Gerard Schwartzenberg, profesor del Instituto de Estudios Políticos de París, propone una clasificación de los sistemas competitivos que nos parece muy adecuada.

1. Sistemas multipartidistas

1.1. Multipartidismo integral 1.2. Multipartidismo atenuado

2. Sistemas bipartidistas

2.1. Bipartidismo imperfecto 2.2. Bipartidismo perfecto

3.Sistemas de partido dominante

3.1 De partido dominante

3.2 De partido ultradominante

6.6.2 Multipartidismo El multipartidismo supone la existencia de tres o más partidos políticos con capacidad para lograr una participación relativamente importante en el seno de la representación nacional. Las causas sociológicas que dan origen al multipartidismo son variadas. Desde el punto de vista social, el multipartidismo puede ser reflejo de una variada conformación clasista de la sociedad de que se trate, con grupos de intereses identificados con claridad, que deciden organizarse políticamente para intervenir en la lucha electoral. Cuando esta diversa conformación social y estructura clasista se mezcla con otros factores de carácter étnico, religioso, ideológico o regional, es muy probable que se produzca un sistema de partidos múltiples. Así aparecen partidos definidos por una ideología específica (marxista-leninista o trosquista), por una tendencia religiosa (partidos católicos, musulmanes) o por una vinculación ètnico-regional como es el caso del partido quebequense en Canadá o el partido republicano irlandés en la Gran Bretaña.

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Además el multipartidismo puede verse incentivado por el tipo de sistema electoral que se adopta en un país. Al respecto Duverger planteó en su obra Los Partidos Políticos las que él denominó leyes sociológicas fundamentales a través de las cuales relacionó el sistema electoral con el de partidos indicando, en primer término, que el escrutinio mayoritario a una sola vuelta da por resultado el bipartidismo, que la representación proporcional origina un sistema de partidos múltiples y que el escrutinio mayoritario a dos vueltas da lugar a un multipartidismo atemperado por la formación de alianzas. Aunque estas llamadas leyes sociológicas han sido severamente criticadas, es indiscutible que existe una influencia capaz de ser reconocida, por parte de los sistemas electorales sobre la configuración del sistema de partidos, aunque no puede decirse que el sistema electoral sea un factor indefectiblemente determinante del sistema de partidos, ya que, como hemos visto, existen otras razones sociológicas que influyen en la aparición de los partidos políticos en el marco de una sociedad. De cualquier modo, las afirmaciones de Duverger pueden considerarse como válidas en un sentido tendencial, es decir, puede admitirse, en el caso del multipartidismo, que éste tal vez sea el resultado de una tendencia motivada por la aplicación del sistema electoral de representación proporcional.

El multipartidismo es un fenómeno que se presenta en varios países europeos, particularmente en Italia, país que puede ser empleado como ejemplo clásico de este sistema. El multipartidismo puro (multipartidismo integral), donde varios partidos con fuerzas similares se disputan el electorado, como es el caso italiano, produce ciertos efectos no siempre favorables para la estabilidad de un sistema. Uno de ellos, mencionado por Almond y Powell, quienes señalan que “la presencia de un número elevado de pequeños partidos endebles hacen que el proceso de agregación de intereses se incremente de tal modo que cada partido únicamente transmite los intereses de una subcultura o clientela especiales con un mínimo de agregación”. Todo esto quiere decir que la función de agregación o composición de intereses que debe desarrollar un partido político, para formular coherentemente su programa ante el electorado, se ve dificultada por un sistema múltiple de partidos, ya que no se realizan las transacciones o negociaciones necesarias que tienden a proponer soluciones que satisfagan de manera global a diversos grupos, sino que cada uno de ellos, a través de su partido, intenta imponer aquellas medidas que le convienen. También se dirigen críticas al sistema multipartidista debido a que el reparto fragmentado de los votos entre los diversos partidos impide normalmente la formación de una mayoría estable que pueda gobernar, obligando a la realización de alianzas o coaliciones entre varios grupos minoritarios que dan por resultado una frecuente inestabilidad gubernamental. Von Der Gablentz dice al respeto en el sistema parlamentario la existencia de muchos partidos obliga a coaliciones, con todos los peligros de la inestabilidad, no sólo del gobierno, sino también de toda la política. Vinculado a este problema está también el de la llamada “mediatización de los electores” que se genera por virtud de que el elector, al emitir su voto por un partido, está expresando su opinión

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preferencial pero no necesariamente eligiendo al gobierno, que en muchos casos es decidido por las direcciones de los partidos en el momento de concertar las alianzas que permiten la formación de un gobierno.

El multipartidismo atenuado se presenta en aquellos casos que si bien existen numerosos partidos políticos éstos suelen integrarse en coaliciones sólidas por virtud de las cuales se forman dos grandes bloques que permiten resolver algunos de los problemas que hemos mencionado con respecto al multipartidismo integral.

Un ejemplo clásico de este multipardismo es el de la Francia actual, en el que se presentan cuatro grandes formaciones políticas de fortaleza más o menos similar: el ala derecha del gaullismo dirigida por Jacques Chirac en las últimas elecciones; el grupo centro derechista también de filiación originalmente gaullista, encabezado en la elección de 1981 por Valery Giscard D´Estaing; el partido socialista de Francois Mitterrand, y el partido comunista, a cuyo frente aparecía George Marchais. Pese a que en esta formación de cuatro grandes partidos está presente la idea del multipartidismo, el sistema de elecciones a dos vueltas, adoptado por la Quinta República francesa, permite que se presente el fenómeno denominado “bipolarización” consistente en la conformación de dos grandes grupos a partir de la existencia de otros menores. De esta manera, en la segunda vuelta de las elecciones francesas de 1981, se produjo esta bipolarización uniéndose, por un lado, los gaullistas de Chirac y de Giscard D´Estaing y, por el otro, los socialistas de Mitterrand y los comunistas de Marchais. En la segunda vuelta de la elección se presentó así un esquema bipolar muy cercano al bipartidismo clásico que dio por resultado el triunfo de la izquierda y la elección a la presidencia de Francois Miterrand.

6.6.3 Sistemas bipartidistas Estos sistemas se producen en países en que, por su experiencia histórica, se llegan a unir numerosos grupos de interés en torno a dos corrientes políticas principales que se organizan como partidos y que enfrentan posiciones antagónicas fundadas en dos visiones distintas de la sociedad (liberales contra conservadores; burgueses contra proletarios). Algunos autores afirman que esta dualidad corresponde a la naturaleza de las cosas que suelen presentarse por parejas contrapuestas; sin embargo, esta posición carece de fundamento científico. Más práctico es el punto de vista de Deutsch, que señala que: “cuando el número de activistas políticos y líderes potenciales, y el número y variedad de grupos de interés activos son mucho mayores, ...un sistema bipartidista puede ofrecer el doble de oportunidades de participación política; cada uno de los partidos puede representar un equipo completo de líderes potenciales”. Esto quiere decir que el bipartidismo ofrece no sólo dos opciones perfectamente definidas para el electorado, sino que, además, plantea la posibilidad de que dos grupos se alternen en las funciones gubernamentales.

El bipartidismo tiene la ventaja de que, al revés del mutidipartidismo, se facilita la agregación o conciliación de intereses y el elector tiene la certeza de que, al emitir su

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voto, no solamente está expresando una opinión con la que se identifica, sino además está eligiendo efectivamente a quienes habrán de gobernar, ya que el sistema de dos partidos asegura que por lo menos uno de ellos obtenga la mayoría absoluta y en consecuencia, controle el gobierno. Los sistemas bipartidistas clásicos son los de Estados Unidos, con la intervención de los dos grandes partidos, el Demócrata y el republicano, y el de la Gran Bretaña en el que predominan en la escena política los partidos Laborista y Conservador. Debe añadirse en este punto que siendo la Gran Bretaña un sistema de bipartidismo clásico por su funcionamiento, en realidad presenta la característica de contar con un tercer partido, el Liberal, que tuvo considerable fuerza durante el siglo pasado y la perdió en el curso de las décadas segunda y tercera de este siglo, durante las cuales el Reino Unido conoció un sistema de tres partidos que fue sustituido finalmente por la dualidad laboristas-conservadores.

Los sistemas mencionados, el británico y el estadounidense han representado históricamente el ejemplo más acabado de bipartidismo perfecto, en el que sólo dos fuerzas aparecen como protagonistas de la lucha electoral. Debemos mencionar ahora las características del llamado bipartidismo imperfecto, que se sitúa como frontera entre los sistemas multipartidistas y los bipartidistas. En el bipartidismo imperfecto aparecen preponderantemente dos formaciones que obtienen, cada una, un porcentaje muy elevado de votación, sin embargo, requieren de una alianza con una agrupación menor para poder alcanzar la mayoría absoluta que les permita controlar el gobierno. El ejemplo clásico en la actualidad, del bipartidismo imperfecto es el de la República Federal de Alemania. En ella existen dos grandes partidos: La Unión Cristiano Demócrata (CDU) y el Partido Social Demócrata (PSD).

Sin embargo, el Partido Liberal (FDP) tiene una fuera considerable, tanto que, al no alcanzar ninguna de las dos grandes formaciones la mayoría absoluta requiere de la coalición con los liberales para poder integrar una mayoría que elija al gobierno. En los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial los liberales se mantuvieron aliados con la CDU, pero a partir de la década de los sesenta establecieron una coalición con los socialdemócratas que se mantuvo en el poder hasta octubre de 1982, cuando los liberales volvieron a pactar con la CDU, provocando la caída del gobierno del Canciller Helmut Schmidt y elevando al poder al líder de los Demócrata cristianos, Helmut Kohl.

6.6.4 Sistemas de partido dominante

Estos sistemas se caracterizan por el predominio de un partido sobre los demás existentes en el país. Dicho predominio puede alcanzar diversos grados y de ahí que Schwartzenberg proponga la distinción entre sistemas de partido dominante y sistemas de partido ultradominante.

Los sistemas de partido dominante se caracterizan, según este autor, por el hecho de que un partido obtiene durante un largo período de tiempo una constante ventaja electoral

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sobre todos los demás participantes. Aunque no alcance la mayoría absoluta de los sufragios, su condición de partido que cuenta con una considerable mayoría relativa de los sufragios, le permite prácticamente determinar la orientación del gobierno. Indica el autor que venimos citando, que para que un partido se pueda considerar dominante debe obtener aproximadamente entre el 30 y el 35 por ciento de los votos emitidos, aunque no considere indispensable que logre determinar la formación de un gobierno estable. Desde nuestro punto de vista, la existencia de un partido dominante sólo puede ser determinada por la capacidad de dirección gubernamental y no simplemente por un porcentaje de sufragios obtenidos durante un largo período de tiempo, dado que, si un partido no logra estabilizar y controlar la dirección gubernamental, no se le puede atribuir plenamente el carácter de dominante. Si en un sistema de varios partidos uno de ellos logra constantemente un importante porcentaje de votos, pero no el control del gobierno, estamos en presencia de un multipartidismo integral y no frente a un partido dominante.

El ejemplo clásico de partido dominante es el del Partido Social Demócrata de Suecia, que desde 1932 hasta 1976, es decir, durante un lapso de 44 años, logró mantener el control gubernamental a través de la obtención de una mayoría relativa importante de los sufragios emitidos por los electores.

6.6.5 Sistemas de partido ultradominante El sistema de partido ultradominante suele caracterizarse por la existencia de un partido que logra obtener regularmente la mayoría absoluta de los sufragios. Estos partidos suelen aparecer en los países tercermundistas y constituyen grandes coaliciones de fuerzas identificadas por su afán nacionalista. Ejemplos de estos partidos los constituyen el Partido Republicano del Pueblo de Kemal Ataturk, que operó en Turquía controlando el poder desde 1923 hasta 1950; el Partido del Congreso de la India que, a partir de la independencia, dominó el panorama político de aquella nación hasta perder por primera vez una elección en 1977; y el Partido Revolucionario Institucional de México, que se ha mantenido en el poder con diversos nombres desde 1929 hasta la fecha. En estos sistemas de partido ultradominante se distingue del partido único en que su hegemonía no deriva de una disposición de la ley sino de la correlación de fuerzas sociales existentes en el país. Existen efectivamente partidos de oposición que, aunque tengan el carácter de meros partidos de expresión, aglutinan fuerzas considerables que tienen una efectiva capacidad de hacer escuchar sus puntos de vista y constituyen un mecanismo de control y de acción sobre la opinión pública con respecto a las medidas tomadas por el partido mayoritario.

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7. GRUPOS DE PRESIÓN

7.1 Concepto y tipos de grupos de presión 7.1.1 Concepto Al igual que en otros temas de nuestro estudio, existen múltiples definiciones en los textos con respecto a los grupos de presión. Podríamos decir, sintetizando, que un grupo de presión es un agrupamiento de individuos, con cierto grado de organización, que realizan acciones dirigidas a los mecanismos formales de decisión gubernamental con la intención de que tales decisiones sean favorables a sus intereses o pretensiones.

La importancia de la acción de los grupos en los procesos políticos fue destacada originalmente por Arthur F. Bentley en su conocida obra “The Process of Governement”, publicada en 1908, en la cual hacía hincapié en que para los estudios políticos resultaba más importante en la adopción de ciertas medidas, que el proceso mismo de toma de decisiones formales por los órganos de gobierno.

En la bibliografía existen discrepancias acerca de la adecuada denominación de estos grupos. Algunos autores prefieren llamarles “grupos de interés”, en tanto que otros se inclinan por la denominación de “grupos de presión”.

David Trumann define al grupo de interés como cualquier grupo que, basàndose en una o varias actitudes compartidas, lleva adelante ciertas reivindicaciones ante los demás grupos de la sociedad, para el establecimiento, el mantenimiento o la ampliación de formas de conducta que son inherentes a las actitudes compartidas

143.

Como puede apreciarse, la noción de Trumann se funda en el interés compartido más que en el hecho de que el grupo ejerza presión sobre la autoridad. Paul Noack sostiene que es preferible la denominación grupo de interés porque la presión es solamente un síntoma de la actividad de una asociación de intereses.

A nuestro juicio es acertado el punto de vista de Jean Meynaud

144, según el cual las

denominaciones de grupo de presión y grupo de interés designan dos realidades distintas o, si se quiere, dos momentos diferentes de una misma realidad.

El grupo de interés se caracteriza porque sus miembros comparten precisamente intereses comunes y puede realizar acciones conjuntas para defenderlos. El grupo de presión supone una actuación específicamente dirigida a presionar a las estructuras 143 Ver Diccionario de Política. Ed. Siglo XXI. Tomo I, Pág. 751 144 Ver Meynaud, Jean. Los Grupos de Presión. Ed. Universitaria de Buenos Aires, Sexta Edición, 1978. Pág. 11

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gubernamentales para que se adopte o no una determinada medida política que favorece o no los intereses del grupo. Es claro que un grupo de interés puede convertirse, en ciertos momentos, en grupo de presión o incluso serlo permanentemente. Para distinguir la diferencia pensemos en una asociación de comerciantes que se ponen de acuerdo a fin de realizar acciones que les permitan mantener un cierto precio de los artículos que venden. Es obvio que tienen un interés común y que hay una actividad concertada para defenderlo. Mientras esta actividad va dirigida al público o a otros grupos, la asociación está actuando como grupo de interés. En cambio, si sus acciones se dirigen a evitar que el gobierno imponga un control de precios sobre los bienes que expenden, estará ya asumido el carácter de grupo de presión.

7.1.2 Grupos permanentes de presión y grupos de presión eventual

Como hemos visto, todo grupo de interés puede convertirse en un momento dado en un grupo de presión. Existen grupos que se constituyen con una finalidad específica que originalmente se encuentra prácticamente desvinculada de las acciones políticas, y que, sin embargo, pueden ejercer en ciertos momentos, una presión con respecto a una decisión gubernamental. Meynaud cita el caso de la Academia Francesa, cuyos propósitos habituales son de carácter científico y que, sin embargo, realizó en ciertas circunstancias una acción presionante con respecto a la aplicación de tasas impositivas a las publicaciones escritas. En cambio, existen grupos que se constituyen con el propósito específico de intentar influir en las decisiones gubernamentales. En este caso, hablamos de grupos permanentes de presión, puesto que su finalidad principal es el ejercicio de dicha presión. Cuando el grupo tiene otras finalidades principales, pero ocasionalmente pretende influir en las decisiones políticas, le denominamos grupos de presión eventual.

7.1.3 Grupos públicos, grupos privados y grupos sociales de presión Se ha planteado la discusión entre los politólogos acerca de si en el interior de las estructuras pueden existir grupos de presión. Algunos sostienen que, por definición, los grupos de presión sólo pueden ser privados, dado que la noción de unidad jurídica del Estado impide que éste pueda ejercer presiones sobre si mismo. No obstante, nos parece que la complejidad de las actividades del Estado contemporáneo ha dado lugar a que en la realidad política práctica determinados grupos de funcionarios, o bien sectores específicos de la administración, entren en pugnas que les inducen a presionar a quienes dentro del mismo aparato estatal habrán de tomar decisiones que pueden afectarles o beneficiarles como grupo. De allí que nos parezca útil la distinción entre grupos privados y grupos públicos de presión.

Según nuestro punto de vista, derivado del análisis de la realidad mexicana, pensamos que puede introducirse una tercera categoría: la de grupos sociales de presión. Este tercer tipo nos permite resolver la preocupación manifestada por Meynaud cuando escribe: Se dice frecuentemente que si bien es posible que los sindicatos obreros y los patronales sean igualmente grupos de presión, nadie podría poner en el mismo plano, dentro de su conciencia, al trabajador que defiende su derecho de vivir y al director de

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empresa que lucha por mantener sus beneficios.

Por otro lado, la división tripartita que proponemos permite emplear la categoría de grupos de presión en todos los sistemas socioeconómicos vigentes y superar la noción de que sólo pueden existir grupos de presión en las sociedades capitalistas organizadas bajo los principios de la ideología democrático-liberal. Se afirma a favor de esta tesis que el carácter pluralista de estas sociedades es el único que permite la constitución de grupos de presión, los cuales no pueden concebirse en las sociedades de economía centralmente planificada por el Estado, puesto que en éstas no existen intereses privados que puedan organizarse. Esta afirmación es sólo parcialmente cierta ya que, por un lado, en un sector público tan amplio y diversificado como el que existe en estos países, no puede evitarse la aparición de intereses encontrados que, aunque no siempre alcanzan un grado de organización formal, si se manifiestan de manera que producen tensiones dentro del propio sistema de decisiones del Estado. Así, por ejemplo, los dirigentes de las diversas ramas de la industria soviética luchan entre sí para colocar a la suya entre las prioridades del partido, lo cual les rinde beneficios en su carácter de grupo de funcionarios. Estaríamos aquí en presencia de un grupo de presión de carácter público, catalogado no tanto por el tipo de intereses que defiende, que pueden no necesariamente vincularse al interés público de la economía. Este fenómeno se presenta también en las sociedades capitalistas en que algunas ramas de la producción se manejan públicamente. Es conocido el hecho de que grandes industrias paraestatales, aun en los regímenes capitalistas, ejercen presión sobre el gobierno para obtener decisiones favorables.

La categoría de grupos sociales de presión, nos permite también resolver el problema de las diversas motivaciones del agrupamiento en las sociedades capitalistas así como del surgimiento de grupos de presión que no pueden ser catalogados estrictamente como privados, en las sociedades socialistas. Aunque Meynaud rechaza esta posibilidad por considerarla sustentada en valoraciones subjetivas, nosotros pensamos que se apoya en realidad en un criterio objetivo de diferenciación de los sectores económicos. El sector privado se integra por los propietarios de medios de producción. El sector social por las organizaciones que, como colectividades, manejan dichos medios o colectivamente representan intereses frente a la propiedad privada de los mismos, y el sector público se constituye por la administración del gobierno y de los medios de producción y de coacción que corresponden al Estado.

Los grupos sociales de presión son los que se constituyen en el sector social, cualquiera que sea el tipo de economía predominante. El grupo característico en este sector es el sindicato. Quizá en cierto sentido, es más característico como grupo de presión en las economías socialistas que en las capitalistas, pues en éstas se manifiesta originalmente como grupo de interés que, al reivindicar aspiraciones económicas, se enfrenta primero al patrono privado y, en una segunda instancia, presiona al poder político para conseguir decisiones favorables; en tanto que en la economía socialista su actividad se da siempre frente al Estado como patrón y en consecuencia está interesado en la obtención de decisiones políticas adecuadas a los intereses que representa. Es ilustrativo el fenómeno polaco generado en la década de los 70 y que ha hecho crisis a principios de la presente

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década, caracterizado por la presión de grupos de trabajadores organizados en el sindicato “Solidaridad” que reivindican conquistas del proletariado frente a una dictadura burocrático-militar, supuestamente instaurada en su beneficio.

La categoría de grupos públicos permite, además, analizar los enfrentamientos entre grupos que se dan en el sector público y, particularmente, a uno de ellos que la gran mayoría de los autores aceptan como grupos de presión: el ejército.

7.1.4 Grupos de masas y grupos de cuadros Duverger

145 traslada esta clasificación desde el ámbito del estudio de los partidos

políticos. Sin dejar de reconocer que parece un poco artificial aplicada a los grupos de presión, es interesante considerarla porque explica algunas modalidades del proceso de integración de estos grupos. Así, los que hemos llamado grupos sociales, se nos presentan como grupos de encuadramiento masivo, que buscan atraerse un número considerable de adeptos de forma que la cantidad de sus miembros sea un elemento de apoyo considerable cuando ejerce presión; tal es el caso de los sindicatos o de los movimientos étnicos, feministas, ecologistas o pacifistas.

Los llamados grupos de cuadros se caracterizan por el nivel educacional o económico de sus miembros y ejemplo de ellos son los grupos de intelectuales o de dirigentes industriales.

7.1.5 Grupos de beneficios y grupos de ideas Otra distinción importante es la que separa a los grupos que persiguen un beneficio concreto para sus integrantes, de aquellos que defienden un interés general. “Algunos autores llaman a los primeros grupos, de interés y a los segundos, de ideas. A nuestro juicio, esta terminología no resulta adecuada porque hemos partido de la base de que todos los agrupamientos de esta naturaleza se identifican por un interés, aunque es cierto que no es lo mismo pugnar por medidas que benefician directamente a los miembros del grupo, como lo hacen las asociaciones patronales o los sindicatos, que interesarse en medidas que busquen un beneficio que rebasa al de los miembros del grupo, como pueden ser los casos de los grupos que buscan la supresión de las armas nucleares o la conservación del medio ambiente”

146.

Debe admitirse que esta distinción, como cualquiera de las otras, sólo tiene un valor relativo para permitirnos ubicar la tendencia manifiesta o principal de los grupos, pero que no pueden establecerse fronteras precisas que separen a unos de otros. Es muy 145 Duverger, Maurice. Sociología Política. Ed. Ariel. Colección Demos,

Barcelona, 1975, citado por Eduardo Andrade Sánchez, Introducción a la Ciencia Política, Ed. Harla, S.A. de C.V., México 1983, Pág. 142 146 Eduardo Andrade Sánchez. “Introducción a la Ciencia Política”. Ed. Harla,

S.A. de C.V., México, 1983, Pág. 143

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frecuente que bajo la cobertura de la defensa de valores generales se encuentren intereses materiales concretos, como sucede cuando se busca el reconocimiento de valores, como la igualdad social o entre los sexos, o cuando se argumenta a favor de la ecología, pues los interesados en estos valores pueden también obtener mejores condiciones de empleo en los casos étnico o sexológico o bien la preservación de sus tierras cultivables amenazadas, por ejemplo, por la construcción de un aeropuerto o una presa.

Igualmente los intereses materiales concretos pueden vestirse con un manto de defensa de valores generales, como ocurre en las campañas patrocinadas por los empresarios a favor de la libre empresa.

7.1.6 Pros y contras de los grupos de presión La existencia de estas realidades políticas han dado lugar a juicios valorativos con relación a su papel en los procesos políticos. Se argumenta a favor de la existencia de estos grupos: 1. Que estimulan la discusión pública de los asuntos que requieren de una decisión política; 2. Que emplean métodos no siempre legítimos como el chantaje o la corrupción, deteriorando el sistema político; 3. Que permiten la acumulación de un excesivo poder en manos de los dirigentes de los grupos, cuyos intereses pueden acabar oponiéndose a los de las colectividades que dicen representar (la ley de hierro de la oligarquía parece operar también en el grupo de presión); 4. Que su multiplicación en defensa de muy variados y encontrados intereses concretos, dificulta la negociación y la adopción de medidas generalmente aceptables.

147

7.1.7 Grupos de presión y partidos políticos Como puede apreciarse, los grupos de presión se mueven en el terreno político con el objeto de lograr ventajas para sus agremiados. En este sentido, su función parece confundirse con la de los partidos políticos a la que ya nos hemos referido. Se dice que una diferencia importante la constituye el hecho de que los grupos de presión se especializan en la articulación de intereses, y los partidos en la agregación de los mismos. “Entiendo por articulación la expresión pública de las aspiraciones de quienes integran los grupos representados, y por agregación, la conciliación y estructuración de las demandas así expresadas para formular líneas de acción política concretas. Esta distinción parece insuficiente, pues lo mismo existen grupos de presión que reclaman decisiones políticas precisas como resultado de la agregación de los intereses que representan; como partidos políticos que formulan solamente demandas específicas de los grupos que los integran” 148

. 147 Ebenstein, William, Pritchett Herman, et.al. American Democracy in world

perspective. Ed. Harper and Row, Publishers. New York. 1980. Fifth Edition, citado por Eduardo Andrade Sánchez, Introducción a la Ciencia Política, Ed. Harla, S.A. de C.V., México, 1983, Pág. 144 148 Eduardo Andrade Sánchez, Op. Cit. Pág. 145

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Un criterio más preciso de distinción es el que formula Noack al sostener que “la diferencia fundamental entre partidos y grupos de interés es que los partidos influyen directamente sobre la formación de la voluntad política y la ocupación de puestos políticos, y las asociaciones, indirectamente.

Esta distinción entre acción directa e indirecta se explica por una diferente actitud frente a la decisión política. Los grupos de presión desean que se tomen ciertas medidas, independientemente de quien lo haga; de allí que, frecuentemente, presenten sus demandas de igual manera frente a distintos partidos políticos en pugna, en tanto que los partidos buscan el ejercicio directo del poder, de modo que sean las personas por ellos propuestas quienes tomen las decisiones.

Esta distinción se expresa por dos funciones que son exclusivas de los partidos políticos y que los grupos de presión no realizan: la intervención en la contienda electoral y la administración directa del poder como grupo. Debe precisarse el énfasis que hacemos en estas dos últimas palabras: como grupo, pues si bien los grupos de presión no intervienen directamente como tales en las elecciones, sí suelen lograr que los partidos políticos designen como candidatos a personas propuestas por ellos, con lo cual, en muchos casos sus integrantes llegan también a ser administradores directos del poder.

Otra relación importante entre los partidos políticos y los grupos de presión es que éstos suelen colaborar en gran medida a financiar las campañas de aquéllos y de sus candidatos. En Estados Unidos se estima que los grupos de presión aportaron 35 millones de dólares para las campañas de los congresistas en 1978.

149

También se presenta el fenómeno de la relación orgánica de dependencia entre partidos políticos y grupos de presión. Los autores distinguen tres casos:

1. Subordinación de grupos de presión a los partidos políticos 2. Subordinación de los partidos políticos a los grupos de presión, y 3. Establecimiento de relaciones igualitarias de cooperación. La subordinación de los grupos a los partidos políticos se da cuando aquéllos aparecen como resultado de la acción de éstos para fines concretos. Se les denomina entonces a los grupos “organizaciones anexas a los partidos políticos”. Tal es el caso de las agrupaciones juveniles o femeniles prohijadas por los propios partidos.

El caso de la subordinación de los partidos a los grupos de presión se da cuando aquéllos dependen en la práctica de éstos. Schawartzenberg

150 distingue entre dependencia oficial

149 Ebenstein, William, et al. Op. Cit. Pág. 107

150 Schwartezenberg, Roger-Gerard. “Sociologie Politique” Editions Montchrestein,

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y dependencia oculta. La primera se da en los partidos de conformación indirecta en que las grandes organizaciones de masas conforman y orientan la acción de los partidos. La dependencia oculta se produce cuando el partido depende de grupos económicos o financieros que lo constituyen como instrumento de su acción política. 7.2 Factores de poder de los Grupos de Presión La fuerza de los grupos de presión y su capacidad efectiva de influir en las decisiones políticas, se deriva de diversos factores que pueden actuar de manera aislada o combinándose entre sí. Los principales son: su capacidad financiera, el número de miembros, la eficiencia de la organización, el reconocimiento público de que disfrutan y el tipo y la calidad de sus contactos.

7.2.1 Recursos económicos

La cantidad de medios financieros de la que puede disponer el grupo de presión es determinante para sus actividades. Le permite pagar publicidad, disponer de órganos de investigación especializados, movilizar a sus miembros, financiar campañas políticas e incluso, ofrecer dádivas y recompensas materiales a los funcionarios públicos.

7.2.2 Número de miembros

La cantidad de personas adheridas a un grupo, puede ser determinante en cuanto a la presión que es capaz de ejercer. Los grupos de presión de masas se fundan en este principio. Por ejemplo, un sindicato que abarque diversas ramas de la industria puede paralizar, mediante una huelga, diversas actividades vitales de un país. Igualmente, en los países con sistemas electorales avanzados, la amenaza colectiva de votar en la siguiente elección por la oposición, puede mover al gobierno a acceder a sus peticiones.

7.2.3 Reconocimiento público La imagen que el grupo proyecta sobre la sociedad en general puede determinar también la efectividad de su presión. Si el grupo disfruta de prestigio entre el público en general, puede mover amplios sectores de la opinión de éste a favor de sus demandas, lo cual será, sin duda, tomado en cuenta por los órganos decisorios del gobierno.

Collection Universitè Nouvelle, París 1977, citado por Eduardo Andrade Sánchez, Introducción a la Ciencia Política, Ed. Harla, S.A. de C.V. México, 1983, pág. 146

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7.2.4 Eficiencia de la organización La capacidad organizativa de la agrupación para movilizar a sus miembros o para inducirlos a realizar actividades específicas, cuenta también considerablemente en la determinación de la fuerza que pueda aplicar el grupo a favor de sus intereses. Una organización numerosa pero poco cohesionada puede tener más dificultades para hacerse oír que un grupo más pequeño pero mejor organizado y activo. 7.2.5 Tipo y calidad de los contactos Las relaciones personales de los miembros destacados o de los dirigentes del grupo de que se trate, con los funcionarios gubernamentales, puede resultar decisiva para el logro de los objetivos propuestos. Un grupo con escaso reconocimiento público puede, sin embargo, contar con miembros que tengan estrechas relaciones familiares o de negocios con funcionarios colocados en posiciones claves para la toma de decisiones en las que el grupo está interesado. 7.3 Formas de actuación de los Grupos de Presión La manera de actuar de los grupos de presión puede ser muy variada. El concepto de presión implica no tanto “la posibilidad de tener acceso al poder político, como la posibilidad de recurrir a sanciones negativas –castigos- o positivas-premios- con el fin de influir en la asignación imperativa de los valores sociales a través del poder público”

151.

Esto quiere decir que la presión es ejercida por un grupo no sólo por el hecho de ser capaz de formular una demanda, sino, particularmente, por su capacidad para ofrecer a cambio de la decisión favorable una posible ventaja para aquéllos que tomen dicha decisión o la posibilidad de crearles problemas específicos. La presión que ejercen los grupos puede manifestarse en diversos grados, los cuales pueden ir desde una persuasión comedida hasta las manifestaciones violentas. Estas distintas técnicas de actuación pueden combinarse y los grupos recurren a ellas según las circunstancias. El “catálogo” que se presenta a continuación, nos ofrece algunas de las principales. 7.3.1 Persuasión Según Eduardo Andrade Sánchez ésta consiste en el objetivo de convencer con argumentos, a quienes tienen la posibilidad de tomar decisiones, de que aquella demanda que presentan y que favorece al grupo en cuestión, tiene los fundamentos para ser la determinación más adecuada. Resulta difícil distinguir los límites de la persuasión que tiene por objeto un convencimiento racional, de aquella presión que incluye elementos como el ofrecimiento de ventajas materiales, que pueden llegar al soborno o las 151 Diccionario de Política. Siglo XXI, México 1981. Pág. 752

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amenazas que pueden identificarse con el chantaje. Con esta salvedad, nos referiremos aquí a dos técnicas persuasivas que son características de la acción de los grupos de presión: el lobbying o cabildeo y el empleo de los medios de comunicación. 7.3.2 Lobbying Para Eduardo Andrade Sánchez este término deriva de la palabra inglesa lobby, que designa el pasillo o vestíbulo de los edificios gubernamentales y se refiere al trabajo de convencimiento hecho sobre los parlamentarios o los funcionarios que trabajan en dichos edificios, no de manera oficial, mediante peticiones dirigidas a ellos en su carácter de funcionarios, sino de manera más o menos discreta y realizada en los “pasillos” más que en las oficinas; dicho esto de una manera figurada. La técnica del “lobbying” se ha desarrollado de manera profusa, particularmente en Estados Unidos, en donde prácticamente constituye una “industria”. El desarrollo de esta modalidad ha llevado a los estadounidenses a expedir ciertas normas de regulación que, por lo menos, exigen el registro de las oficinas específicamente dedicadas a esta actividad. De hecho estas oficinas operan como agencias de publicidad, que ofrecen sus servicios de intermediación entre los grupos con intereses específicos y los funcionarios. La regulación de sus actividades, realizada hasta ahora de manera imperfecta, consiste particularmente en obligar a que los dedicados a estas funciones, se registren. Según datos publicados en revistas estadounidenses, en Washington operan 15 mil agencias de lobbyin

152. Este cabildeo no es desarrollado solamente por agencias especializadas, sino

también por departamentos específicamente creados para esta función en las grandes empresas a la manera de los departamentos de publicidad y relaciones públicas que algunas corporaciones mantienen por sí mismas para su servicio. El lobbying funciona combinando diversas técnicas, aunque, en primera instancia, recurre a la persuasión, haciendo llegar una cantidad importante de información especializada a los legisladores o funcionarios, aunque siempre presentando el punto de vista interesado de los grupos que representan. En estas formas de persuasión pueden influir mecanismos sutiles de corrupción, como la invitación hecha a los funcionarios para que “a fin de informarse mejor”, visiten las instalaciones de las empresas interesadas en diferentes partes del mundo, procurando que la visita coincida con lugares cercanos de sitios vacacionales privilegiados. Las oficinas de lobbying pueden servir también para la entrega de fondos destinadas a las campañas de candidatos, o para hacer investigaciones acerca de la vida privada de los funcionarios cuyos resultados pueden servir para ejercer presión por medio del chantaje. Es interesante observar que en Estados Unidos existen, además, oficinas de lobbying que operan a nombre de gobiernos extranjeros que, independientemente de las vías 152 Ebenstein, William, et. Al. Op. Cit. Pág. 114

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diplomáticas ordinarias, emplean el mecanismo de cabildeo para ejercer presión respecto a decisiones que en política exterior debe tomar el Congreso. 7.3.3 Uso de los medios de comunicación Aunque la finalidad de los grupos de presión no va dirigida a convencer al público, sino al gobierno, es frecuente que se busque atraer partidarios entre el público para la causa defendida, con el propósito de que esta opinión ejerza alguna influencia en las decisiones gubernamentales. Los grupos de presión destinan así fuertes cantidades de dinero a campañas publicitarias en los medios de comunicación, que se emplean como instrumentos de presión indirecta sobre el gobierno. Ésta, constituye una técnica intermedia entre la persuasión y la acción directa tomada por los grupos con el propósito de presionar. Puede adquirir diversas formas relacionadas con diferentes intereses del propio gobierno. Una de ellas es la amenaza electoral, en el sentido de retirar los votos para una posible reelección a aquellos candidatos que no se plieguen a los intereses del grupo. Esta técnica, como ya vimos, puede ser empleada con mayor facilidad por las agrupaciones numerosas. Otra amenaza, que es más propia de los grupos financieramente poderosos, se relaciona con la retracción económica y consiste en advertir que habrán de dejar de realizar inversiones en determinados campos si no se adoptan las medidas que les convengan a ellos. De igual manera, pueden amenazar con retirar fondos del país y depositarlos en el extranjero. 7.3.4 Acción directa Según Eduardo Andrade Sánchez ésta se conforma por la asunción de actitudes efectivas que tienden a generar conflictos sociales que el gobierno está interesado en evitar. Tales acciones pueden ser de índole diversa, de acuerdo con los diferentes grupos involucrados. Los sindicatos pueden recurrir a huelgas más o menos generalizadas para lograr que se tomen las decisiones que pretenden. En ocasiones, se puede recurrir a la resistencia pasiva mediante fórmulas como “tortuguismo en el trabajo” o falta de colaboración de los empresarios privados en relación con las acciones que emprende el gobierno. Otras veces se acude al expediente de retirar efectivamente los capitales del país, con el fin de provocar una situación económica crítica. Esta técnica fue empleada con singular eficacia en México en 1976 con la finalidad de que el gobierno abandonara los propòsitos reformistas que había puesto en marcha y también fue intentada por los capitalistas franceses a raíz de la victoria del partido socialista, encabezado por Francois Miterrand. 7.4 Formas Típicas de los Grupos de Presión 7.4.1 Grupos empresariales privados Éstos se constituyen particularmente en agrupaciones de empresas industriales o comerciales. En Estados Unidos, los industriales se agrupan en la Asociación Nacional

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de Fabricantes (Nationals Association of Manufacturers, NAM) cuyos miembros comprenden el 8% de las empresas manufactureras del país, pero controlan el 75% de la producción industrial. Los comerciantes se agrupan en la Cámara de Comercio de Estados Unidos (United States Chamber of Commerce) y existe además la Mesa Redonda de Negocios (Business Roundtable) constituida en 1974 y a la que pertenecen los ejecutivos más importantes de las 180 corporaciones más grandes de los Estados Unidos. En Francia, los empresarios se agrupan en el Consejo Nacional de Empresariado Francés (CNDF) dentro del cual los comerciantes constituyen el “Consejo Nacional del Comercio”. En Alemania, existe la Federación de las Industrias Alemanas en la que predomina particularmente la industria siderúrgica. En México operan, como organismo de los industriales la Confederación de Cámaras Industriales (CONCAMIN); de los comerciantes la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio (CONCANACO); de los patrones en general la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), y, como órgano similar al Business Roundtable, el denominado Consejo Coordinador Empresarial (CCE), CACIF en Guatemala. 7.4.2 Grupos de agricultores Los intereses de los productores del campo suelen también dar lugar a la constitución de grupos de presión, En Estados Unidos existen tres agrupaciones principales: la de los patrones agrícolas, la Unión Nacional de Granjeros y el Buró de Granjeros. En Francia, la Federación Nacional de los Sindicatos y Empresarios Agrícolas. En Alemania, la Unión Nacional de los Campesinos. En Italia existen tres organizaciones: la Confederación General de la Agricultura, la Confederación Nacional de los Cultivadores Directos y la Federación de la Tierra. En México, la Confederación Nacional de la Pequeña Propiedad “CNPP”, en Guatemala UNAGRO. 7.4.3 Organizaciones de trabajadores Los trabajadores suelen agruparse también en grandes centrales de carácter nacional. En Estados Unidos, la AFL-CIO (American Federation of Labor-Congress of Industrial Organizations) que es una agrupación federal de sindicatos. Fuera de ella, existen algunas agrupaciones importantes por el tipo de industria al que pertenecen los trabajadores como por ejemplo los trabajadores mineros unidos y los trabajadores de la industria automovilística. En Francia existen la CGT (Confederación General del Trabajo) y la CFDT (Confederación Francesa y Democrática del Trabajo). En Alemania la Confederación de los Sindicatos Alemanes(DGB). En México la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), la Confederación Obrera Revolucionaria y otras integradas en el Congreso del Trabajo. En Guatemala tenemos, UNSITRAGUA. 7.4.4 Agrupaciones de profesionistas liberales En algunos países este tipo de agrupaciones tiene una muy considerable relevancia. Por ejemplo en Estados Unidos, la Asociación Médica Americana (AMA) se ha constituido a lo

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largo de los años en un importante grupo de presión que se ha opuesto con éxito a determinados programas de seguridad social que han pretendido ser implantados por el gobierno. En México, la agrupación profesional de los economistas se ha constituido en los últimos años como grupo de presión, particularmente por el prestigio intelectual de sus miembros. En Guatemala diversos colegios de profesionales. 7.4.5 Agrupaciones religiosas Éstas constituyen también grupos de presión en diversos países. En Polonia, por ejemplo, se ha constituido tradicionalmente en grupo opositor a las políticas gubernamentales. En Italia y en España ha sido dinámica su actividad en contra de la adopción de medidas como la regulación legal del divorcio o del aborto. En México llegó a generar una insurrección civil en contra de los gobiernos revolucionarios. 7.4.6 Ejército Como cuerpo, el ejército constituye también un grupo de presión de importante relevancia en todos los países. Su actividad tiende a lograr que el gobierno apruebe presupuestos considerables para los gastos militares y, en ocasiones, como lo prueba la política de varios países sudamericanos, se constituye en un grupo que opta directamente, empleando la fuerza, por su acceso al poder. 7.4.7 Medios de comunicación Estos constituyen grupos particulares de presión sobre todo en los casos en que son administrados privadamente. Un congresista estadounidense afirma que todos los miembros del Congreso dependen, en buena medida, del vigor que les otorga la televisión, de sus apariciones en la pantalla. “Es extremadamente difícil ser un crítico de las cadenas de televisión”. Los periódicos, estaciones de radio y de televisión suelen ejercer una presión sobre el gobierno por su capacidad de influir en la opinión del público. En ocasiones, como el caso de los periódicos pertenecientes a sindicatos, se expresan públicamente como medios al servicio de ciertos grupos, pero en otras, su influencia es oculta pero no por eso menos efectiva. 7.4.8 Otras agrupaciones Según las circunstancias sociales y culturales de cada país, se constituyen diversas agrupaciones con distintos fines. Algunas representan a minorías étnicas, como es el caso de distintos grupos en Estados Unidos, entre los que destaca la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color. En naciones que han intervenido en las dos últimas guerras mundiales suelen tener influencia las agrupaciones de excombatientes. En ellas se agrupa un considerable número de personas de edad avanzada. Tales agrupaciones de retirados son importantes en muchos países.

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Es curioso señalar que en Estados Unidos, recientemente, se han llegado a formar grupos cuya finalidad es oponerse a la actividad especializada de los grupos de presión, es decir, grupos de presión que buscan la desaparición de los grupos de presión.

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8. América Latina. Movimientos sociales y Representación política

(Autora: Isabel Rauber)*

* Extracto de temas relacionados con los movimientos sociales, tomados de la edición digital original, con fines exclusivamente didácticos para el curso de Ciencia Política de la

Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala

No digáis que el movimiento social excluye el movimiento político.

No hay jamás movimiento político que, al mismo tiempo, no sea social.

Carlos Marx Miseria de la Filosofía

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8.1 PALABRAS INTRODUCTORIAS El mundo en que vivimos, marcado por el modelo de civilización (capitalista) occidental, se agota aceleradamente. En su delirio por mantenerse en la cúspide, las cabezas del poder de esa civilización apelan a las guerras de rapiña y destrucción de la humanidad amenazándonos de muerte.

153 La crisis capitalista mundial se presenta cada vez con

mayor claridad como crisis de civilización –y muy concretamente, de la civilización capitalista-, anunciando claramente que no existe salida para el capitalismo, ni dentro del capitalismo. Esto pone a la humanidad al límite respecto de sí misma, desafiándola a pensar en su sobrevivencia desde nuevos parámetros histórico-culturales. Nuestros paradigmas de vida y nuestra cultura están en crisis y también los paradigmas emancipatorios precedentes. Las transformaciones ocurridas en el sistema-mundo [Samir], la radicalidad y velocidad de las mismas, se suman a la crisis actual y reclaman de nosotros, para enfrentarlas, un profundo cambio de mentalidad. La posibilidad de sobrevivencia se anuda a la conformación de un mundo basado en la armonía de la dimensión cósmica-humana. En este contexto, la transformación social deviene radical-integral, es decir, se trata de un proceso de transformación social, cultural, política, y –aunque parezca un sinsentido decirlo- humana, que resulta impostergable pensar, construir, transitar. El socialismo como alternativa de civilización vuelve al centro de las reflexiones y reclama ser innovado, rediscutido, repensado y creado. Es imprescindible abrir el debate dejando de lado prejuicios y fantasmas, para revitalizar el espíritu, el pensamiento y las prácticas revolucionarias. También se impone cuestionar[nos] a fondo los presupuestos teóricos que han guiado nuestras prácticas, para perfeccionarlos, modificarlos, reemplazarlos o reinventarlos a partir de ellas y en ellas, tal como –en sus acciones- las vienen cuestionando creadoramente día a día los nuevos actores sociales. Otro mundo será posible si se transforma de raíz, desde el interior de nosotros mismos y el de nuestras organizaciones sociales y políticas, y desde ahora. Lo cultural, las subjetividades, afloran a un plano primero y todo ello nos obliga a concentrar nuestras miradas y reflexiones en los protagonistas de pensar y realizar las transformaciones. 153 Como señala Leonardo Boff, “...Bush apunta a establecer la "pax americana" y uniformizar el mundo bajo los

moldes del estilo de vida norteamericano. Después del 11 de septiembre decidió que eso se hará utilizando la fuerza.

Nadie podrá desafiar esta pretensión, de lo contrario conocerá, de inmediato, el poder avasallador de Estados Unidos.

De este modo, Bush prolonga y lleva hasta las últimas consecuencias la marca intrínseca del paradigma occidental: la

voluntad de someter a todo el mundo, vale decir, de implantar un imperio universal. En concreto, la así llamada

globalización, no es otra cosa, sino la occidentalización, u occiintoxicación del mundo.” ¿Choque de civilizaciones?,

ALAI, versión digital, abril 2003.

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8.2 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA La entrada veloz del neoliberalismo globalizador del poder del Norte en Latinoamérica, se produjo en un período de desorientación, perplejidad y confusión abierto por la conjugación histórica del fracaso de procesos de lucha revolucionaria, en medio de dictaduras militares que se imponían mediante el terrorismo de Estado, y el derrumbe del sistema socialista mundial. Pero en pocos años la desorientación del campo popular ha ido modificándose sustantivamente y hoy vivimos –diferenciadamente en los distintos países-, una época de ampliadas y crecientes resistencias sociales a la implantación del modelo neoliberal y sus consecuencias, agudizadas por la necesidad vital de frenar (e impedir) la firma del ALCA (Área de Libre Comercio de Las Américas), que –de consumarse en el 2005- abriría las puertas de nuestros territorios y recursos naturales a la voracidad anexionista del poder imperial estadounidense. En ese proceso, al calor de las luchas de calles, de la tomas de tierras, de la defensa de nuestras riquezas naturales, en ciudades, campos, valles y montañas, se han ido constituyendo nuevos actores sociales y reestructurando los ya existentes, expresión palpable de la fragmentación social que surge de modo creciente en las sociedades, en primer lugar, por los cambios estructurales (desestructuración y desmantelamiento) del sistema productivo implementados por el neoliberalismo. En su rechazo al actual estado de cosas, los actores sociales -de modo individual o articulados sectorialmente en movimientos sociales–, irrumpen en el escenario político de cada país para bloquear –al menos- la continuidad de la aplicación del modelo, provocando en algunos casos la caída de gobernantes abiertamente corruptos o incapaces, o apoyando en procesos electorales a otros de signo progresista. Las movilizaciones sociales y los enfrentamientos al sistema crecen, llegando no pocas veces a situaciones de beligerancia y cuestionamiento profundos que abren incluso situaciones de vacío de poder. [Bolivia, 2000; Argentina, 2001] Pero la crisis de gobernabilidad –que no pocas veces insinúa la imposibilidad del poder de mantenerse-, no logra profundizarse a favor de los sectores populares, entre otros factores, debido a la dispersión de fuerzas, a la sectorialización de los conflictos, y a la falta de unidad, que resulta la expresión más visible de la debilidad estratégica existente. La ausencia (y la necesidad) de contar con una conducción político social colectiva articulada (y articuladora) se hace evidente, y también los obstáculos para avanzar hacia ella. El protagonismo creciente de nuevos actores sociopolíticos, no inscrito en los cánones doctrinarios e ideológicos que pretenden normar el deber ser de la realidad social, ha sobrepasado con creces las posibilidades políticas y organizativas de numerosos partidos políticos de la izquierda latinoamericana. Las calles inundadas de pueblo los sorprenden no pocas veces reunidos en sus sedes analizando qué pasa, mientras los sucesos ocurren, sencillamente. Los movimientos sociales, a menudo predominantemente contestatarios en su accionar efervescente, no pueden –aislada y fragmentadamente-, constituirse como conducción colectiva de los procesos que protagonizan. La desorientación estratégica se hace evidente.

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En tales condiciones, lo espontáneo –siempre presente en el movimiento de la sociedad- predomina sobre lo consciente y organizado, dejando a los movimientos sociales a merced de las coyunturas, dispersos y desorientados en lo que hace al sentido ulterior de sus luchas y resistencias, mientras algunos partidos de izquierda –igualmente atrapados por la marea coyuntural- creen que pueden imprimirle –post factum- el sello rojo a los levantamientos populares acontecidos, apelando a declaraciones sobre lo ocurrido y a elaborar previsiones acerca de lo que –según ellos- serán las únicas tendencias de su ulterior desarrollo. Pero no son declamaciones lo que necesita el proceso, sino orientaciones claras, consensuadas colectivamente, y una forma orgánica capaz de articular los fragmentos, cohesionando a ese todo heterogéneo, haciendo posible la superación de la sectorialización y el sectarismo, proyectando al conjunto hacia objetivos superiores (definidos también colectivamente). En ese sentido, el desafío mayor radica en construir una conducción colectiva plural que articule a los actores sociales y políticos, sus problemáticas y enfoques, y para lograrlo -además de lo organizativo-, necesitan elaborar (o dar pasos concretos hacia la elaboración de) una propuesta estratégica común que articule-represente-proyecte a todos los actores -así constituidos en sujeto popular- hacia la consecución de los objetivos propuestos.

154 Se trata entonces de una problemática

radicalmente articulada e interdependiente de construcción-constitución de los actores diversos en sujeto políticosocial. Ello supone la construcción y acumulación de poder propio, y reclama a la vez la conformación consensuada de las principales orientaciones estratégicas como base de la definición de un proyecto común, y viceversa. Todo ello reclama hoy superar las barreras culturales

155 predominantes acerca de quién

es (o debe ser) el sujeto de los cambios, acerca de cuál es la relación entre los movimientos sociales y los partidos políticos de izquierda, acerca del tipo de organización política que reclaman los tiempos actuales, acerca de lo que significa conducir. Se impone superar las posiciones reformistas, vanguardistas y elitistas que actúan como una retranca ante las nuevas realidades sociales, económicas, políticas, históricas, culturales. El debate de las relaciones entre movimiento social y organización política resume otros interrelacionados e intercondicionantes, en primer lugar –y de mayor alcance-, expresa condensadamente un punto de vista acerca de las relaciones entre sociedad civil y política en el contexto del capitalismo, donde la sociedad civil es, por un lado, el ámbito en el que se genera la alineación fundada en el mundo del trabajo regido por la lógica del capital, que la afianza y multiplica universalizando -por medios políticos, sociales, culturales, etc.-, 154 El proyecto hace al sujeto en tanto es el sujeto el que -en su articulación y constitución- va definiendo su

proyecto; sujeto y proyecto están íntimamente imbricados, son inseparables; no se lo puede concebir desde la

lógica que supone un emisor que sabe y decide, y un receptor que –no sabe- recibe y ejecuta.

155 El análisis de los contenidos ideológico-culturales de esas barreras resulta central para la comprensión de las clave

teórico-prácticas que ayudarán a avanzar en el proceso de búsqueda colectiva de alternativas, de nuevas opciones

organizativas y políticas para contener y conjugar a las nuevas y numerosas expresiones de actores sociales con

identidad propia y protagonismo pleno.

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su dominación hegemónica y, por otro, el ámbito donde brota y se multiplica también la rebelión ante ello, en primer lugar, por parte de los que están en el centro mismo de la producción de la base de esa enajenación política, económica, cultural y social: los trabajadores. Esta rebelión, en su desarrollo, es la que se plantea la negación de las bases de la alineación en lo económico, pero también en lo cultural y en lo político. Y esto comienza, en primer lugar, con la lucha de los trabajadores contra las raíces de la generación de esa alineación, lucha que, estratégicamente, supone el fin de toda explotación del hombre por el hombre. Esto implica romper con la subordinación del trabajo al capital y sus estructuras y mecanismos de poder, y todo ello supone que los trabajadores asuman el protagonismo en esas luchas, que solo ellos pueden desempeñar, y que se hagan cargo para ello –además de las organizaciones gremiales y las luchas reivindicativas-, de la acción y organización políticas, poniendo fin a la falsa

156 fragmentación entre economía y

política, entre sociedad política y sociedad civil, entre sindicato y partido de los trabajadores.

157

A esa fragmentación, que resume un cúmulo de ellas de igual carácter en la sociedad toda, es urgente y necesario poner fin, comenzando por enlazar de raíz aquello que es fuente de nuestra fuerza políticosocial: la clase con su organización política. Porque como señala István Mészáros, no existe “...esperanza de rearticulación radical del movimiento socialista sin que se combine completamente el „brazo industrial‟ del trabajo con su „brazo

político‟”.158

Y esto solo será posible sobre la base de una nueva articulación [re-articulación], que reconozca a las luchas económico-sociales-reivindicativas como lo que son: luchas reivindicativo-políticas y, a través de ello, re-articule a sus protagonistas, sus aspiraciones, objetivos y modos de organización. Esta re-articulación debe encontrar también una nueva expresión orgánica –de hecho la realidad política latinoamericana actual lo reclama y anuncia con creces-, cuyo núcleo constitutivo arranca por entender (y practicar) a la representación políticosocial de un modo radicalmente diferente al actual, como pivote de interactuación participativo-empoderadora de los actores sociopolíticos, en tanto son actores-sujetos representantes y representados. La unidad radical entre lo social, lo político y sus actores, resume uno de los ejes centrales de este trabajo; el otro -convergentemente con este, imprescindible de abordar por tanto-, es el referido al proceso de articulación-constitución de la clase y el pueblo en sujeto popular de la transformación social. Y todo ello enlaza con lo que sería un tercer eje, abordando lo relativo a las formas de surgimiento y organización de ese 156 Falsa en el sentido de no “natural”, no propia de la organización de la sociedad. La división entre partido y sindicato

respondió y responde a la lógica del desarrollo ampliado del capital y su modo político de organización de la sociedad

que impide la participación y expresión política directa de los trabajadores en los ámbitos del poder político (del capital).

157 Ver, parte II de este libro, “Un nuevo tipo de conducción política”, epígrafe 2.

158 Mészáros, István, The alternative to capital‟s social order, K P Bagchi & Company, Kolkata, 2001, p.67. [En

inglés]

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sujeto políticosocial. Un nuevo movimiento histórico políticosocial de izquierda está en gestación El debate actual acerca del sujeto de la transformación en América Latina, se suma al llamado práctico -proveniente mayoritariamente de los movimientos sociales y también, aunque con menor énfasis, de los partidos de izquierda-, a poner fin a la división entre sujeto político, sujeto histórico y sujeto social.

159 En ese sentido, se inscribe en el proceso real

de articulación del sujeto sociopolítico, que se viene desarrollando en distintos países de la región. Esto reclama e invita a la creación de nuevas formas de articulación entre organizaciones y movimientos sociales –en primer lugar del ámbito sindical (urbano, industrial y campesino)-, y las organizaciones políticas, un redimensionamiento y reapropiación de la política y lo político (y viceversa),

160 y anuncia -por esa vía-, el

surgimiento –desde abajo- de una nueva izquierda, que cristalice política, proyectiva y orgánicamente al nuevo movimiento histórico políticosocial actualmente en gestación. Podría decirse que –en ese sentido, y en relación con los partidos políticos de izquierda actualmente existentes-, se trata de pensar y construir (o re-construir) un nuevo tipo de organización política de izquierda, que solo puede ser tal si –a partir de reconocer su raíz sociopolítica-, es capaz de proponerse su rearticulación con lo social sobre bases diferentes, y romper la cadena fragmentadora y verticalista-subordinante entre partido-clase-movimiento-pueblo, entre lo reivindicativo, lo político y lo social,

161 entre vida

159 Algunos autores distinguen varios tipos o categorías de sujetos: sujeto social, sujeto social de la revolución,

sujeto histórico y sujeto político. Según esa lógica, sujeto social sería el conjunto de clases y sectores sociales

objetivamente interesados en las transformaciones revolucionarias; sujeto social de la revolución, sería la reunión de

una especie de vanguardia de cada uno de los sectores del sujeto social; el sujeto histórico sería la

vanguardia del conjunto del sujeto social de la transformación, por ser el portador de la misión histórica; y el

sujeto político sería la vanguardia de esa sujeto histórico y, por tanto, de los “otros” sujetos, que quedarían organizados

de mayor a menor, sujetados verticalmente de y por ese sujeto político. 160 “Si por política se entiende “(...) al espacio en el se realizan las práctica políticas (...), la política es básicamente un

espacio de acumulación de fuerzas propias y de destrucción o neutralización de las del adversario con vistas a alcanzar

metas estratégicas.” [Gallardo, Helio, Elementos de política en América Latina. Editorial DEI, San José. 1989, pp. 102-

103.] Práctica política, por tanto, es aquella que tiene como objetivo la destrucción, neutralización o consolidación de la

estructura del poder, los medios y modos de dominación, o sea, lo político. (...) Así como la política ha sido

transformada por el mercado, que ha penetrado sus espacios, sus contenidos y sus modos de acción borrando las

fronteras de lo económico y lo político, también lo político se ha modificado, ha salido de su esfera tradicional para

ocupar (compartir, estar presente en) los espacios de la economía, es decir, del amplio espectro de las relaciones

sociales que en ella se originan. Lo político ha penetrado como nunca antes en el mundo del mercado, mezclándose

con un espacio antes reservado casi exclusivamente a la economía. // Esto permite replantear los nexos entre lo

político, la política y el poder (objetivo último de la acción política), sin reducir a éste al poder político, concepción

tradicional y frecuente entre sectores de la izquierda latinoamericana, que sirvió de base a estrategias de confrontación

social directa por la conquista del poder político, y que entendía por lucha política popular solamente a aquella dirigida

directamente a golpear el poder político de la dominación y a conquistarlo o „tomarlo‟.” (Rauber, Isabel, Actores sociales,

luchas reivindicativas y política popular, UMA, Buenos Aires, 1997 (segunda edición), pp. 8-9. Actualmente puede

encontrarse en edición digital en: www.rebelión.org,)

161 “Asumir lo político y la política con sentido amplio y popular supone reconsiderar lo que se entiende por escena

política, tradicionalmente considerada como el campo de acción abierta de las fuerzas sociales mediante su

representación en partidos. Si se toma en consideración que la <reducción, congelamiento o anulación de la escena

política no disuelve como por arte de magia ni el campo de la dominación ni la existencia de oposiciones,

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cotidiana, sociedad y política, entre lo público y lo privado, cadena que constituye a su vez, un importante eslabón en la producción y reproducción ampliada de la enajenación política, de la clase y el pueblo todo, vitales a la continuidad de la lógica del capital. El caso es comprender que La rebelión de los trabajadores en contra del capitalismo no es reductible a la lucha de clases en el marco del modo del modo de producción capitalista, por importante que ésta sea; es (o puede ser) también rechazo a la enajenación (1968 lo ilustra) e invita con ello a salir del marco de la reproducción capitalista.

162

El planteo no es hacer “borrón y cuenta nueva” respecto de lo que se ha caminado y construido hasta ahora. No se trata de convocar a los movimientos sociales a constituirse en los partidos de nuevo tipo, ni a los partidos a difuminarse en los movimientos sociales o desintegrase en la sociedad. Lejos de ello, estas reflexiones buscan dar cuenta de un problema real, que los propios partidos de izquierda –aunque no todos en iguales dimensiones-, sienten como urgente de subsanar: la distancia entre la organización partidaria y la clase y el pueblo en general. Son muchos y positivos los esfuerzos por encontrar alternativas a una situación que mayoritariamente se visualiza como insostenible; hay sin duda cimbronazos que –como campanadas- ayudan a que la venda –para los que aún la llevan- caiga de sus ojos. En primer lugar, el Foro Social Mundial, capaz de movilizar a miles y miles de luchadores identificados en la necesidad de conformar, al menos, un movimiento antiglobalización-neoliberal de alcance mundial. En segundo lugar -y articulado a lo anterior-, el propio Foro de Sao Paulo que nuclea a la gran mayoría de partidos de izquierda y centroizquierda latinoamericana, y que así lo ha reconocido implícita o explícitamente. El volante que distribuyeron en el FSM 2002, es una muestra de ello. Vale recordar también el Seminario anual “Los Partidos y una Nueva Sociedad” que organiza el Partido del Trabajo, de México, que hace años –entre variadas temáticas- se preocupa por avanzar en las reflexiones sobre las experiencias de lucha de los movimientos sociales, sin prejuicios, buscando vías para superar dialécticamente –de eso se trata- la situación de fractura entre los movimientos sociales populares y los partidos políticos de la izquierda. Considero que, en este sentido, estaríamos entonces en una etapa de maduración y, a la vez, de transición, donde quizá el paso siguiente radique en identificar la dimensión local (nacional, regional) de la fractura histórica y actual entre lo social y lo político, entre los movimientos sociales y los partidos políticos de izquierda, y –sobre esa base- trazarse objetivos concretos para ir construyendo inicialmente ámbitos de

desplazamientos y asimetrías entre las fuerzas sociales>, y que <la desaparición de los partidos no supone, pues, la

desaparición de lo político y de la política> [Gallardo, Op. Cit., p.16], resulta evidente que la escena política comprende

al conjunto de fuerzas sociales actuantes en el campo de la acción política en un momento dado, independientemente

de que éstas se hallen organizadas o no en estructuras político-partidarias. Respetando todo lo que son o puedan llegar

a ser las opciones partidarias, la participación política de la ciudadanía, de hecho, reclama la incorporación de los

diversos actores a una discusión y a un escenario más amplio que el de los partidos.” (Rauber, Isabel, Idem, pp. 7-8).

162 Amín, Samir, Crítica de nuestro tiempo, Siglo XXI, México, 2001, p. 60.

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diálogo entre organizaciones sociales y políticas.163

En realidad, si tenemos en cuenta las experiencias y los esfuerzos concretos realizados en Latinoamérica al respecto, estas intenciones resultan todavía un poco idílicas porque hay marcadas resistencias a abrir los espacios. Estas provienen tanto de los partidos políticos que, aparentemente, serían los que deben compartir “su espacio” político, como de los movimientos sociales que –aunque de un modo menos visible-, igualmente deberían compartir lo que consideran “su espacio” social o sociopolítico. Intervienen aquí factores culturales, en primer lugar, el peso de lo viejo, el creer “saber cómo son las cosas”, el elitismo, el vanguardismo, el creer “no saber” cómo construir sobre bases diferentes, cómo fundar una representación distinta, redefinir la militancia, cambiar las estructuras, estatutos, modos de funcionamiento, el pensar en acto y no en proceso (entender a los fenómenos sociales como algo dado, y a las propuestas de transformación como algo que debe darse y no como algo que hay que

construir), etcétera. Obviamente, nada de ello se logrará de la noche a la mañana;

164 tampoco se trata de eso,

pero es necesario empezar por tomar algún hilo de la madeja, y desovillarla en la misma medida en que se teje en otro sentido y de un modo diferente. Es en ese caminar, en ese proceso que se irán definiendo las nuevas formas orgánicas; será la actitud colectiva ante la necesidad políticosocial misma, las tareas a cumplir y los momentos en que las mismas se desarrollen, la que irá haciendo posible imaginar e inventar un modo u otro de construir orgánicamente los nodos de articulación sociopolíticos. Influyen aquí también la historia de lucha de cada pueblo, las experiencias acumuladas, los acervos culturales del pasado anterior y reciente, etcétera. La constante composición y recomposición de los consensos ante cada nuevo reto darán la línea de acción y una nueva experiencia colectiva, un nuevo aprendizaje; no hay recetas. La actual coyuntura continental marcada fuertemente por la resistencia y lucha contra la intervención creciente del gobierno de los EEUU, particularmente contra la aprobación del ALCA, abre la necesidad y la posibilidad de conformar a corto plazo bloques políticosociales populares en el ámbito local, regional e internacional, capaces de detener la anexión en marcha y frenar, e incluso erradicar, el neoliberalismo. La profundidad de la crisis, el carácter y la dimensión de los problemas a enfrentar, demanda el concurso y la participación consciente de todos los afectados, la amplia mayoría de los cuales aún hay que convocar a que –tomando conciencia de la realidad- asuman ese protagonismo. Se pueden abrir –y se abren ya-, procesos sociales populares de amplia politización y participación de los sectores populares que indican la necesaria y posible recuperación-constitución-rearticulación del pueblo como sujeto de la nación (al borde de su total 163 Mészáros seguramente habla de esto, por ejemplo, cuando –refiriéndose a la necesaria re-articulación entre el

„brazo industrial‟ y el „brazo político‟ señala que ello “...se hará, por un lado, confiriendo poder de decisión política

significativa a los sindicatos (incentivándolos a ser directamente políticos), y haciendo que los partidos

políticos adopten una actitud desafiantemente activa en los conflictos industriales como antagonistas irreductibles del

capital, asumiendo la responsabilidad por su lucha dentro y fuera del parlamento.” 164 Por ejemplo, las experiencias políticosociales de Bolivia, Colombia, Argentina, que se referencian

específicamente en el Capítulo II de este libro.

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fragmentación) que hay que reinventar sobre bases radicalmente diferentes, en camino a transformaciones ulteriores tendencialmente orientadas al socialismo como perspectiva estratégica mayor. ...por primera vez en la historia, se hace totalmente inviable la manutención de la falsa laguna entre metas inmediatas y objetivos estratégicos globales –que hizo dominante en el movimiento obrero- la ruta que condujo al callejón sin salida del reformismo. El resultado es que la cuestión del control real de un orden alternativo del metabolismo social

surgió en la agenda histórica, por más desfavorables que sean sus condiciones de realización a corto plazo.

165

No es sino la clase en y con el pueblo –organizado, articulado y constituido (proyecto mediante) en sujeto popular del cambio y de la nación misma-, quienes constituyen los pilares fundamentales de la soberanía, que –en nuestro medio- solo puede ser tal si se articula a un proceso liberador (respecto del imperialismo y de las cadenas enajenantes y enajenadas del capital.) En las condiciones actuales, la clase solo podrá llevar adelante su propio proceso de liberación si convoca para ello –articulando sobre bases diferentes a las hasta ahora ensayadas- al pueblo todo, tanto a través de sus diversos actores como de modo directo (el desafío es inventar nuevas formas y modalidades de participación y de protagonizar). Se trata de convocar articulando, organizando horizontalmente, democráticamente, con sentido cabal de que el camino de la articulación de los actores sociales, empezando por la propia clase, es también el de la construcción (del proyecto constituyente) de la sociedad futura, y de la identidad de la nación y de la soberanía. Y todo ello interpela doblemente a la clase obrera, que no puede liberarse sin desempeñar un papel transformador radical de la sociedad, y sin convocar -para ello- a los diversos sectores populares, haciendo de esto un proceso abierto de diálogo y construcción entre todos, a riesgo -en caso contrario- de convertirse en excluyente. No estamos en cero; las experiencias de resistencias y luchas populares encierran y muestran -como avances- muchos elementos de lo nuevo. Resulta imprescindible avanzar en la proposición de nuevos caminos o en la profundización de los ya iniciados. Se necesitan también precisiones conceptuales que contribuyan al esclarecimiento de las certezas posibles en medio de las incertidumbres y múltiples tendencias yuxtapuestas del sentido histórico que conviven con nosotros. Y todo ello nos lleva nuevamente a la discusión acerca del sujeto sociopolítico de la transformación. 165 Mészáros, István, Op. Cit., p. 79. [Cursivas del autor]

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SUJETO HISTÓRICO, SUJETO SOCIAL, SUJETO POLÍTICO, SUJETO POPULAR Una mirada desde Latinoamérica En Latinoamérica, salvo excepciones, los procesos de transformación social -cualquiera sea la modalidad que adopten: revolucionaria directa, como en los ‟60 „70, o lucha parlamentaria-, se desarrollaron y se desarrollan en medio de desencuentros profundos entre partidos de izquierda y organizaciones y movimientos sociales. Sobre la base de una fractura originaria entre clase y partido de la clase, importada y heredada de la tradición política hegemónica del pensamiento de la izquierda europea, que a su vez reducía la clase (el proletariado) a la clase obrera industrial y consideraba a ésta como el único sujeto (histórico) de la revolución social, en nuestras latitudes –salvo excepciones- se ignoraron las realidades socioculturales, económicas y políticas, que se correspondían a nuestra diversidad étnica y de desarrollo, adoptándose mayoritariamente una postura doctrinaria que -contrariamente a los llamamientos de Carlos Mariátegui-, fue “calco y copia” en lugar de creación heroica. 8.3 HIPÓTESIS FUNDAMENTALES

166

3. En Latinoamérica no existe hoy ningún actor social, sociopolítico, o político que pueda por sí solo erigirse en sujeto de la transformación; este resulta necesariamente un plural-articulado que se configura y expresa como tal sujeto en tanto sea capaz de interarticularse, constituyéndose en sujeto popular. Nuestras sociedades complejas desafían nuestra creatividad y, toreando el pensamiento eurocéntrico, llaman a analizar la problemática del sujeto (de los actores-sujetos) dando cuenta –además de nuestra diversidad étnica, socioeconómica y cultural-, de la actual fragmentación social existente producto de la aplicación del modelo neoliberal. a) En el debate y las reflexiones actuales acerca del sujeto sociopolítico de la transformación social no basta con buscar y encontrar pistas tendentes a subsanar la fractura entre clase obrera y partido de la clase; hoy no basta con proponerse (y lograr) lare-articulación del “brazo industrial” con el “brazo político”; los partidos “de la clase” no solo nacieron aquí separados de la clase, sino también del pueblo (indio, negro, mulato, mestizo, criollo) oprimido, explotado y marginado de nuestras sociedades, integrantes también del sujeto potencial de las transformaciones sociales radicales en los países latinoamericanos. En tal sentido, el desafío actual pasa por eliminar la fractura partido-clase, anudada simultáneamente a la superación de la fractura histórica entre partido-clase-pueblo(s). Ellos se articulan a partir de dos factores fundamentales a tener en cuenta: --Uno, por la transformación-ampliación del proletariado, que hoy más que nunca antes trasciende las fronteras de la clase obrera industrial. La condición de proletario –como he mencionado-, nunca se limitó a la clase obrera industrial, y fue precisamente 166 Por su relación específica con el tema, se tomaron sólo dos hipótesis (Nos. 3 y 5),de las nueve contenidas en la obra original.

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Federico Engels, estudioso de la realidad de la clase obrera en Inglaterra, quien se preocupó en su época de aclararlo, posiblemente previendo miradas reduccionistas: El proletariado es la clase social que consigue sus medios de subsistencia exclusivamente de la venta de su trabajo, y no del rédito de algún capital; es la clase, cuyas dicha y pena, vida y muerte y toda la existencia dependen de la demanda de trabajo, es decir, de los períodos de crisis y de prosperidad de los negocios, de las fluctuaciones de una competencia desenfrenada. Dicho en pocas palabras, el proletariado, o la clase de los proletarios, es la clase trabajadora del siglo XIX.

167

Con el desarrollo de la industria, de las tecnologías, con la informatización de los procesos productivos y la conformación de los grandes grupos empresarios transnacionales de la producción, distribución y comercialización de los productos, con la fractura del proceso productivo y su organización interna, la obtención de plusvalía se modificó haciéndose más amplia en calidad y cantidad. Por un lado, arrojando del proceso productivo a millones de trabajadores ahora “inservibles” para el metabolismo del capital, y por otro, proletarizando más a grandes capas de profesionales, especialistas e intelectuales vinculados a la producción y reproducción del capital a escala local, regional o global. De ahí también que la lucha contra la enajenación resulte una necesidad (y tarea) de cada vez más amplios sectores sociales proletarios, aunque no directamente obreros, ni obreros de la producción. Pero el viejo y nuevo proletariado también resultan fragmentados por la globalización neoliberal y necesitan articularse interiormente, y a la vez con otros sectores sociales. En esa articulación -que supone en realidad un proceso de articulaciones sucesivas, multidimensionales y yuxtapuestas-, la clase obrera desempeña un papel central, organizador y catalizador centrípeto como así también promotor de otros nodos organizativos con los cuales también buscará concertar, articular. Ahí el sentido cabal del concepto de “centralidad de la clase” que empleo para referirme a uno de sus principales roles políticosociales. Y esto es clasismo hoy: ser coherentes con las responsabilidades y las tareas históricas de la clase hoy, generar un polo o núcleo de articulación y organización del tejido social y sus actores proyectándolos hacia metas superiores de transformación radical de la sociedad, sobre la base del cumplimiento inicial de urgentes tareas de sobrevivencia, a la vez que remontándose sobre ellas en proyección hacia la construcción –en plenitud de capacidades- del ser nacional que reclama, en primer lugar, la defensa de la vida y también -encadenada a ella-, la liberación. Es decir que, en este sentido, cuando se habla de sujeto sociopolítico de los cambios, se hace referencia, en primer lugar, a una articulación que –conteniendo a la clase, a partir 167 Engels, Federico, “Principios del comunismo”, Obras Escogidas en tres tomos, Editorial Progreso, T1, Moscú, 1976,

p. 82.

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de ella- abarca al conjunto de sectores oprimidos, explotados, discriminados y excluidos por el sistema, considerándolos también potencialmente capaces de constituirse en sujetos a partir de su intervención en el proceso de resistencia y lucha por la sobrevivencia, que se anuda radicalmente con la transformación del sistema que estructura las actuales sociedades latinoamericanas. --En segundo lugar, esto se relaciona de modo directo con las problemáticas y tareas que ese sujeto en proceso de constitución tiene que enfrentar, que lo lleva a tomar conciencia de la necesidad de cambiar integralmente la realidad en la que vive, y a proponer nuevas bases sobre las cuales va a reorganizar la sociedad en la que desea vivir. La destrucción-desestructuración de los sistemas productivos y de las sociedades todas, fragiliza al máximo nuestras –ya de por sí frágiles- soberanías nacionales y transforma a nuestros territorios en bienes hipotecarios del FMI, que respaldan –anunciando la rapiña- los préstamos de la deuda externa impagable e incobrable, a esto se suma ahora el peligro del anexionismo contenido en el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas). Esto hace que lo nacional se reubique como problemática central de la lucha, convocando a la clase y al pueblo a constituirse en protagonista de su defensa y re-invención. Los procesos actuales de resistencia y lucha populares se centran en la defensa de la vida que -en este momento, en este continente- significa defensa de la tierra, del agua, de los bosques, de las fuentes de carbón, de petróleo, y del aire mismo, y todo esto presupone la defensa-recuperación de la soberanía de la nación y de la nación misma (en el grado y realidad en que estas hayan existido), reinventándola simultáneamente. Tareas del pueblo todo y de la clase, en tanto ello solo será posible de alcanzar y afianzar con la eliminación de la lógica de la reproducción ampliada del capital, tarea en primer lugar, de la propia clase directamente explotada por el capital (y su negatividad directa), que en esta hora se entrelaza radicalmente con la lucha nacional.

168 Se trata de una tarea de

liberación colectiva, humana, sin fracturas. Habrá que ver sí, en cada caso, los ritmos y las dimensiones locales, regionales e internacionales que intervienen en el proceso, y la profundidad y alcance de sus definiciones y transformaciones. b) A la hora de pensar en los potenciales sujetos de la transformación en América Latina, es necesario tener en cuenta -además de la fractura histórica partido-clase-pueblo(s)-, el actual proceso de fragmentación y sub-fragmentación

169 social que se ha producido (y

continúa) en nuestras sociedades con la implementación del modelo neoliberal, junto a 168 La lucha es políticosocial aun en el caso supuesto de que fuera solo lucha de clases. El pueblo (articulado)

es potencial sujeto, por el contenido de las transformaciones. En primer lugar, la defensa de la nación a la vez

que de su reinvención para que pueda sobrevivir y desarrollarse en un mundo globalizado e interdependiente.

En segundo –e interpenetrado con lo anterior-, porque las tareas nacionales (que son a la vez internacionales)

solo serán posibles si se dan anudadas a un proceso de liberación del capital (global), esto es, de lucha contra

la enajenación, cuestión que trasciende –como vimos- a los obreros, abarcando al conjunto de los sectores sometidos a

ella por el capital.

169 Fragmentaciones al interior de los fragmentos, en primer lugar, de la propia clase.

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transformaciones profundas en el sistema productivo, en el modo de vida y organización social y en la cultura.

170 Hoy puede notarse nítidamente la existencia de un quiebre

profundo del modo de ser y de vivir de nuestras sociedades, que se expresa en la destrucción del sentido mismo de sociedad y de Nación. Con la atomización explosiva y centrífuga de las sociedades se inicia una época de crisis social generalizada y creciente que se instala con fuerza, en primer lugar, en el seno familiar, donde la carrera por la sobrevivencia quiebra los roles tradicionales adjudicados culturalmente (por el poder) al ser hombre y al ser mujer, impactando de múltiples formas sentidos a la vida familiar y social.

171

Las organizaciones sociales reivindicativas resultan impactadas directamente por esta situación, en primer lugar, las organizaciones sindicales, debido a la reducción cuantitativa de la clase obrera, a su fragmentación al interior de una misma rama productiva, y a la coexistencia de distintos modos de producción en una misma sociedad. La reducción del aparato productivo hasta su virtual desintegración, junto a la innovación tecnológica y a las nuevas formas de organización del trabajo, implica una creciente desocupación; la lucha por conservar el empleo hace renacer con fuerza el individualismo, a la vez que se va imponiendo en detrimento de la defensa de los derechos de los trabajadores y de las luchas por nuevas conquistas, las que, prácticamente, desaparecen de los escenarios de las luchas sociales.

172

La condición defensiva penetró tanto en el movimiento obrero, que incluso la sindicalización dejó de guardar relación con la clase real. Vía desocupación, ausencia de convenios colectivos, chantaje patronal, y aplicación del subempleo y empleo “en negro”, las organizaciones sindicales vieron disminuir la cantidad de afiliados en forma considerable.

173 Aferradas a un tipo de trabajador y a un esquema de relaciones entre el

capital y el trabajo que ya no existe, dejan de representar a la clase real, que no se limita a los trabajadores con contrato laboral y derechos protegidos, sino que abarca a los 170 La categoría “modo de producción” va mucho más allá de una estructura económica; a partir de ella, Marx

señala la conformación sistémica de un determinado “modo de vida” (totalidad social integrada).

171 Sobre el particular puede consultarse el libro de mi autoría, Genero y Pobreza, con reflexiones sobre la base de

estudios realizados en barrios dominicanos. Ediciones Pasado y Presente XXI-UNESCO, Santo Domingo, 2002. Y el

texto: “Mujeres piqueteras: el caso de Argentina”, publicado en: Globalización económica e identidad de género,

UNESCO –IUED-DDC, Ginebra, 2002, pp. 107-123.

172 El rediseño estratégico del aparato productivo en cada país y a nivel global, implicó la pérdida de interés económico

del mercado interno y, consecuentemente, del salario como realizador de las mercancías. La formación de grupos

empresarios, la tercerización del proceso productivo, la capacidad de transportación rápida de producciones de una

región a otra en un mismo país, e incluso de un país al otro, modificaron de raíz el poder –económico, social y político-

de la clase obrera. Parar la producción mediante huelgas, por ejemplo, dejó de ser un método de lucha incuestionable,

pues en determinadas situaciones podía incluso ser útil a los intereses de la empresa.

173 En Argentina, por ejemplo, entre cerca de 13 millones de trabajadores, los sindicalizados apenas se acercan a los 3

millones.

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trabajadores con nuevo régimen de contratación, a los trabajadores “en negro”, semiocupados, a los subcontratados, a los trabajadores por cuenta propia expulsados del sistema productivo, y a los desocupados por esta situación, considerados -en tal sentido por nuevas organizaciones sindicales,

174 como trabajadores sin empleo.

175

Atomizada, la clase existe hoy diversificada en distintas categorías y estratos. Y si es heterogénea en su modo de existencia también lo será en sus problemáticas, en sus modos de organización, representación y proyección. Su identidad fragmentada reclama también ser reconstruida sobre bases –nuevas- que den cuenta de su situación actual. En número creciente, segmentos importantes de la clase, ahora desplazada y desocupada, desempeñan la mayor parte de su vida en los territorios de sus barrios (viejos o nuevos), o en zonas rurales y semi-rurales adonde han emigrado, desde donde se replantean su resistencia y sus luchas, y –sobre esta base-, su ser, su identidad como trabajadores. En la realidad actual boliviana, ¿Quiénes son los cocaleros?, en número considerable, ex mineros, despedidos de las minas, que van al Chapare, o ellos o sus hijos, que vivieron la represión en las minas, las masacres.. que llevaban mucho adentro.

176

Los movimientos barriales populares de las zonas urbanas tienen entre sus mayores referentes fundacionales o activos a hombres y mujeres con experiencia de lucha y organización sindical correspondiente a su “época de trabajadores” con empleo, que – reivindicándose como trabajadores- hacen del territorio donde viven su nuevo ámbito de resistencia, lucha, organización y propuesta de transformación de la sociedad. De ahí que no resulte extraño escuchar entre ellos, por ejemplo, que hoy “la nueva fábrica está en el barrio”.

177 La defensiva ante la impronta de la lucha por la vida se combina

necesariamente con la cada vez más necesaria ofensiva dirigida a transformar desde la raíz su situación de exclusión o quedar entrampados en ella. (Los trabajadores urbanos 174 La Central de Trabajadores Argentinos se cuenta entre las primeras organizaciones sindicales –quizá por ser parte

ya de una respuesta organizada de la clase a la irrupción devastadora del neoliberalismo-, que reconoce por igual

como trabajadores, a los trabajadores que tienen empleo y a los que no lo tienen, y sella esto en sus bases

fundacionales y en sus estatutos, mediante la afiliación directa y plena de todos y cada uno de los trabajadores,

independientemente de su condición laboral actual. Como señala Víctor De Gennaro, su Secretario General: “No será la

patronal la que decida quienes son trabajadores y quienes no, quienes nos representan y quienes no; ese es nuestro

derecho y debemos ejercerlo.”

175 Desempleo no estructural, según el economista argentino Claudio Lozano, porque no se corresponde con

deficiencias estructurales, sino con modificaciones externas al desarrollo productivo que –sin responder a la lógica

propia de su desarrollo, por el contrario, lo han atrofiado, desarticulando, desintegrando y desregulando lo que

quedaba, destruyendo lo que –según esa lógica se consideraba “población obrera sobrante”, es decir,

desocupados, trabajadores sin empleo.

176 Manuel Morales, integrante del Equipo Económico del MAS, Instrumento Político para la Soberanía de los

Pueblos. Entrevista realizada por mí en 2003. Inédita. 177 Ver, Rauber, Isabel, La Argentina de los piquetes, Documentos desde abajo, Colombia, 2003, p.16.

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en lucha por un empleo estable y la refundación de una estructura productiva que lo haga posible; los campesinos bolivianos, por el derecho al cultivo de la hoja de coca –tradición cultural de los pueblos indígenas de la zona andina-, que supone también la lucha contra la injerencia norteamericana en la región (“Plan Dignidad”); los campesinos sin tierra de Brasil, en busca de una reforma agraria que ponga fin a los grandes latifundios improductivos y entregue esas tierras a los trabajadores sin tierra, con lo cual intervienen también nacionalmente convocando a una discusión nacional sobre la tierra; los indígenas ecuatorianos y los sectores populares urbanos, en lucha por su derecho a ser –colectivamente-, protagonistas de su historia; igual los pueblos de Chiapas, de Perú, de Guatemala, etcétera). En procesos de resistencia a las políticas de muerte, en lucha por la vida -que significa trabajo, pan, salud y educación-, han emergido problemáticas específicas de los distintos sectores (fragmentos) sociales y ellos mismos se han constituido y han sido visualizados socialmente como actores sociales. Actores sociales serían todos aquellos grupos, sectores, clases, organizaciones o movimientos que intervienen en la vida social en aras de conseguir determinados objetivos propios sin que ello suponga precisamente una continuidad de su actividad como actor social, ya sea respecto a sus propios intereses como a apoyar las intervenciones de otros actores sociales. Existe una relación estrecha entre actores y sujetos sociales: todo sujeto es un actor social, pero no todos los actores llegarán a constituirse en sujetos. Los actores tienden a constituirse en sujetos en la medida que inician un proceso (o se integran a otro ya existente) de reiteradas y continuas inserciones en la vida social, que implica -a la vez que el desarrollo de sus luchas y sus niveles y formas de organización-, el desarrollo de su conciencia. Estrictamente hablando, cada uno de los actores, aisladamente, no puede llegar a ser sujeto. El concepto sujeto, en este sentido, en tanto sujeto de la transformación del todo social, presupone la articulación de los distintos actores comprometidos en ella (además de las articulaciones que tienen lugar al interior de cada sector social o movimiento); es, por tanto, plural y múltiple. Replantea los criterios tradicionales en cuanto a su organización interna, en el desarrollo de nuevas relaciones entre sus miembros: no jerárquico-subordinantes sino horizontales; exige el respeto a las diferencias y, todo esto, la profundización de la democracia sobre la base del protagonismo y participación plena de cada uno. Por ello, lejos de aceptar el divorcio entre lo social y lo político, afirma su indisoluble nexo constituyéndose como sujeto (y actores) sociopolítico(s).

178

Estos actores conforman nuevas identidades y sentidos de pertenencia en la misma medida en que -en lucha por la sobrevivencia y transformación de la realidad en que viven-, van desarrollando un crecimiento de conciencia y organización, es decir, en la 178 Habitualmente, en las Ciencias Sociales se emplea el concepto sujeto para señalar o referirse a las fuerzas sociales

potencialmente interesadas en la transformación social de una sociedad dada, es decir, a los sujetos potenciales del

cambio; estos se identifican y definen aquí, más específicamente, como actores sociales.

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medida en que van asumiéndose como protagonistas conscientes de su historia.179

Tanta dispersión y fragmentación de identidades, realidades, pertenencias, preferencias, imaginarios y aspiraciones –entre otras cuestiones-, apunta como imposible que uno solo de los actores sociales, sociopolíticos, o políticos, pueda erigirse en representante del conjunto. Influye en ello -además de las fracturas señaladas-, la que existe entre lo social y lo político, entre lo reivindicativo y lo político, entre los actores sociales y las organizaciones político-partidarias, poniendo de manifiesto – combinadamente-, una crisis profunda de representación. La pérdida de poder de la clase obrera, el carácter defensivo de sus luchas, y la crisis de representación y legitimidad de sus organizaciones sindicales, se combina con la ausencia de referentes orgánicos del movimiento, con la crisis de las organizaciones políticas en general y de izquierda en particular, es decir, con la ausencia o debilidad de los posibles referentes políticos de la clase. Y todo esto pone en tela de juicio, una vez más, la concepción o el paradigma instalado en el pensamiento marxista predominante acerca del sujeto (social y político) del cambio. Las interrogantes colocadas serían: ¿Se puede hablar de sujeto del cambio en sociedades tan fragmentadas socialmente? ¿Hay un sujeto o son varios?, ¿quién o quiénes lo representan o referencian? ¿Cómo recomponer el sujeto fragmentado?¿Qué relación guardan los actores sociales con los partidos políticos de izquierda?, ¿se trata de un sujeto social diferenciado del sujeto político?, ¿son dos sujetos o uno solo? La posibilidad de existencia de un sujeto pasa por la capacidad de los actores sociales de rearticular los fragmentos aislados, en proceso de constitución de los actores y el pueblo en sujeto colectivo. Ello implica articular la diversidad y multiplicidad de problemáticas (políticas, sociales, culturales, étnicas, etc.), de experiencias e identidades, en aras de conformar un todo (plural, diverso, articulado) capaz de consensuar objetivos comunes, de darse las formas organizativas necesarias para actuar eficientemente (con organización, participación, propuesta y conducción) en pos de conseguirlos, y de plasmar todo ello en un programa políticosocial capaz de hacerlo realidad, dentro de un proyecto de futuro diseñado colectivamente. Supone reconocer de hecho y en los hechos, que el sujeto solo puede ser sociopolítico, no solo por re-articular o proponerse re-articular el brazo político con el brazo industrial, el sujeto político con el sujeto histórico, sino porque –sobre esa base como punto de partida fundamental y central-, su existencia es un resultado (a la vez que condicionante) de la articulación del conjunto de los fragmentos sociales –en primer lugar a través de los actores sociopolíticos-, para constituirse colectivamente en sujeto popular

180 de la transformación de la sociedad, definición colectiva de proyecto e

179 Como característica distintiva de estos actores sociales puede destacarse el hecho de que no delegan su

capacidad de análisis de su realidad y la decisión de su quehacer en organizaciones externas a la suya propia; para

ellos ya no hay partidos dirigiendo al movimiento desde afuera, sino actores sociopolíticos igualmente aptos para pensar

su realidad y decidir cómo y cuándo actuar en consecuencia. 180 Sujeto social-político-histórico (en el sentido de constituirse en un proceso histórico concreto).

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instrumentos orgánicos mediante.181

No es posible concebir que se pueda ser sujeto de un modo esquizofrénico: compuesto por un sujeto que tiene conciencia, que sabe y dirige (manda), y otro dependiente del primero para ser consciente, saber y actuar (obedeciendo). El ser sujeto indica plenitud de capacidades y facultades, junto al ejercicio protagónico de las mismas, sin tutelajes. Cuando se habla de sujeto popular del cambio se alude a un sujeto sociopolítico múltiple y diverso, unificado a través de un proceso de articulación (y re-articulación) orgánica que potencia el proceso de constitución de los actores sociopolíticos en sujeto popular, categoría que da cuenta precisamente de esa su condición plural (articulado). Esto habla de su carácter doblemente heterogéneo, por un lado, en lo que hace a su constitución, sobre la base de la articulación de diferentes actores, clases, sectores sociales; y por otro, porque esa articulación ocurre también –y se asienta- al interior de cada uno de los fragmentos, sectores, clases, etc., tal como he explicado, por ejemplo, en el caso de la clase obrera. Y esta heterogeneidad no es un fenómeno cuantitativo y formal, al contrario, expresa condensadamente las huellas de la crisis en las subjetividades de cada cual, en sus identidades, llamadas también a ser articuladas. Y esto habla de respeto a las diferencias, de tolerancia y de democracia entendida como pluralidad y –sobre esa base- participación. Convergentemente con ello, el concepto sujeto hace referencia también a lo fundamental, a lo clave, a lo realmente condicionante y decisivo de todo posible proceso de transformación: se refiera a los hombres y mujeres que viven en el pueblo -en sus diferentes micromedios, grupos sociales y contextos-, y sienten la ausencia de la que habla Hinkelammert; con su participación cuestionadora y enfrentamiento protagónico al sistema decidirán (irán decidiendo) cuáles cambios habrán de hacer, y los llevarán a cabo sobre la base de su voluntad y determinación de participar en el proceso. Ellos intervienen a partir de sus conocimientos y experiencias históricas en igualdad de derechos de participación, de un modo en el que “lo espontáneo” es apenas una magnitud relativa. Y esto será así, en la medida en que sean ellos quienes identifiquen a la transformación como un proceso necesario para sus vidas y –sobre esa base- se decidan a realizarla (decidiéndose a su vez –aunque no se lo propongan así- a constituirse en sujetos). “En esta perspectiva la liberación llega a ser la recuperación del ser humano comosujeto.”

182 Y esto implica participar en la definición del rumbo y el alcance de esas

transformaciones, y también de las vías y caminos de acercamiento a los objetivos, en la medida en que vayan construyendo las soluciones, construyendo y acumulando poder, y organización colectiva capaz de conducir al conjunto a la vez que construyen el proyecto y 181 Esto es importante porque el criterio de que política es relación entre clases, se redujo tanto que se dejó de lado el

hecho de que la política –como actividad política- impregna todo el tejido social. Se desconoció la amplitud de su

independencia relativa. 182 Hinkelammert, Franz, Op. Cit., p. 348.

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se autoconstituyen183

como sujetos. 5. La transformación de la sociedad es un proceso objetivo-subjetivo colectivo y múltiple que no puede relegarse hasta después de la “toma del poder”. No se producirá nunca transformación social alguna, estable y duradera, si no es a partir de la transformación cotidiana y radical de los hombres y las mujeres que la integran. No habrá nunca un futuro diferente al presente si no empieza a construirse desde ahora.

184 De ahí

que el problema inmediato fundamental de la transformación de la sociedad no radique en tomar el poder, sino en transformar la sociedad en la dirección de los intereses populares.

185 Y esto será posible si los hombres y las mujeres que la integran desean, en

primer lugar, cambiarse a sí mismos transformándose a través de su participación plena, consciente y crítica, en el proceso de transformación, en las organizaciones que ellos mismos irán creando para ello y en la definición de los objetivos a alcanzar, participando protagónicamente en el diseño de la sociedad en la que quieren vivir, que luchan para construir y luego lucharán para profundizar su construcción y desarrollo. 8.4 CLAVES SOCIOPOLÍTICAS 8.4.1 UN NUEVO TIPO DE CONDUCCIÓN POLÍTICA

186

7. Las reflexiones sobre las experiencias de luchas sociales en Latinoamérica, particularmente acerca de aquellas que han construido articulaciones sociopolíticas, permiten identificar un conjunto de elementos que contribuyen a caracterizar algunos pilares básicos para promover el desarrollo de las relaciones sociopolíticas propuestas. 183 Que no significa que se alcance espontáneamente, es decir, sin mediar procesos de formación y reflexión colectivas

impulsados por los propios actores-sujetos, anudados al propio proceso transformador que deviene, en este sentido, un

proceso pedagógico político colectivo.

184 Esto es asunto clave. El afán de lucha por el todo subordina el hoy de los propios luchadores no logra acumular

fuerzas, y termina engrampado en la lógica del todo o nada que –según enseña nuestra experiencia se tradujo en nada.

Como reflexiona Nicolás Guevara: “...el todo o la nada es una abstracción; es la utopía global a la que se lleva el sueño

por conseguir y, por conseguir el sueño, nunca se avanza en algo concreto. Se desprecia la cotidianidad, olvidando que

el ser humano vive de la solución de su problema cotidiano. (...) hay que avanzar desde la cotidianidad, partir de ella

para construir el sueño, y para que sintamos todos que vamos avanzando, que no nos frustremos como la generación

del setenta y parte de los ochenta. (...) Lo que no se entendió es que la utopía se construye día a día y que cada día

hay que ganar algo para concretarla. Y eso implica confrontar, negociar y avanzar paso a paso junto con la gente.”

[Construyendo poder desde abajo, Op.Cit., p. 25.] 185 Esto no niega la posibilidad o necesidad de hacerse del poder político en determinado momento de la lucha, si la

acumulación de fuerzas lo permite y la dinámica del proceso de transformación lo reclama para dar un salto en el

proceso. No resulta posible en este trabajo detener la mirada analítica sobre este tema; lo menciono a sabiendas de

que frecuentemente suele llevar a confusiones, que no es posible analizar en este estudio. 186 Por su relación específica con el tema, se tomó sólo este nuevo tipo de conducción política (No. 7),de los siete

contenidos en la obra original.

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Las prácticas específicas y las posibilidades concretas de avanzar y construir colectivamente la dirección políticosocial de los procesos de transformación en cada lugar, irán enriqueciendo, profundizando, mejorando, modificando o ampliando estos elementos iniciales acorde con las condiciones particulares concretas de cada lugar. --Respetar la autonomía de cada uno de los actores sociopolíticos. El concepto autonomía, indica la presencia de cualidades diferenciadoras en cada una de las partes autónomas a la vez que da cuenta del sentido de pertenencia de éstas al todo del que se señala su condición de autónoma, es decir, diferenciada e interdependiente, en interrelación con las otras partes autónomas e intercondicionadas por y hacia ellas. A diferencia de la noción de independencia, la de autonomía supone la necesidad de la articulación, es la base para ella. Construir una organización sociopolítica, sindical o barrial autónoma en su relación con otras similares, implica promover la autonomía también en su interior, lo que supone la participación democrática y plena de sus miembros en la toma de decisiones y en la ejecución de las mismas. --Reconocer la identidad de cada actor social.

El respeto a la autonomía de los actores sociales, sociopolíticos o políticos, implica directamente el reconocimiento de su identidad. Y la identidad, al igual que la organización, que la conciencia, que el propio actor-sujeto, se construye en la lucha,

187

esto es, mediante la relación con los otros, dentro del mismo campo popular y, teniendo a éste como lugar de pertenencia, en su relación con las fuerzas del campo de la dominación. Identidad alude a lo que define a un colectivo humano como tal colectivo y no otro, es decir, a lo que lo unifica, lo cohesiona en su interior a la vez que lo diferencia de todo lo exterior a él (en diferentes grados). O sea, que, si toda identidad alude a una diferencia respecto de otros, el reconocimiento y respeto de las identidades no es otra cosa que el reconocimiento y respeto de esas diferencias. Es esto lo que está en la base de la posibilidad de establecer relaciones horizontales en la articulación de los diversos actores sociopolíticos. Un segundo problema es llegar a definir en torno a qué objetivos se logrará esa articulación, pero esto está también muy anudado a los aspectos anteriores, ya que la definición de esos “qué” no vendrá dada de parte alguna sino que será parte y resultado de ese proceso de construcción plural articulada. 187 “En esta relación conflictiva, en las luchas, es donde se van perfilando las identidades de los diversos actores. (Esto

implica) que las identidades se van construyendo en relación con otras; ellas no existen a priori y la lucha es „sobre la

formación misma de los sujetos, lucha por determinar-articular los límites sociales‟” Sojo, Ana, Mujer y Política, Editorial

DEI, San José, 1988, p. 34.

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--Promover y desarrollar relaciones horizontales entre los diversos actores sociopolíticos.

La superación del anterior esquema jerarquizado subordinante y vertical de organización y concepción de la dirección del sujeto transformador es un elemento clave a tener en cuenta en el debate en torno a la conformación del sujeto popular. Aunque en este momento, el desarrollo de relaciones horizontales sea mayoritariamente un propósito, es importante persistir en su construcción asumiéndolas como basamento que contribuirá a la constitución del sujeto popular del cambio en cada país. --Articular los distintos espacios de luchas respetando las decisiones de cada sector y también sus ritmos. .

Esto es particularmente notorio para las organizaciones sociales campesinas, y aquellas asentadas en barrios populares. Estas funcionan a partir de lo cotidiano en un ámbito territorial definido, tienen muy presente que, “Los procesos democráticos de participación implican, en cierto modo, lentitud, porque hay que montar la lucha desde la base y esto requiere de encuentros, asambleas, jornadas de trabajo, reflexión, lo que es totalmente diferente a montar un programa de lucha entre cinco, seis o diez dirigentes en una mesa de trabajo. Por más claridad teórica y política que tengamos, ese programa nunca será asumido realmente por la población. La dificultad de COPADEBA para coordinar con las organizaciones de izquierda partidaria es por eso, porque vamos a un ritmo lento. Siempre nos planteamos partir de las necesidades de la gente y tratamos de incorporar cada vez a más personas a este proceso. No montamos nunca un programa de lucha desde arriba, ni en la coordinación de COPADEBA, ni con otros grupos populares. Porque luego los mismos dirigentes tenemos que ejecutar ese programa y la gente nos va a mirar desde la acera de su casa. Y eso no es lo que nosotros queremos.”

188

--Superar los prejuicios presentes en una y otra parte.

El respeto a la identidad y autonomía de cada cuál –base para el desarrollo de relaciones horizontales entre los diversos actores sociopolíticos-, implica una relación biunívoca que no siempre se logra. En este sentido, superar prejuicios o criterios arraigados por antiguas prácticas, tanto por parte de los partidos de izquierda como de las organizaciones sociopolíticas populares, es un requisito primero. Las nuevas relaciones entre los actores sociales y políticos, la conformación de los sociopolítico colectivo, irá cuajando en la propia práctica de construcción, sin recetas preconcebidas, precisamente porque se asienta en el reconocimiento de la autonomía e identidad de cada uno de los actores sociopolíticos y en el de la horizontalidad de sus relaciones. 188 Guevara, Nicolás, tomado de: Construyendo poder desde abajo, Op. Cit., p. 41.

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De ahí que el objetivo fundamental de estos planteamientos –lejos de pretender presentar un conjunto acabado de pasos que habría que dar para resolver el actual y antiguo y radical divorcio entre los partidos de izquierda y las organizaciones y movimientos sociales-, sea el de contribuir -sobre la base de las enseñanzas actuales y las que vayan surgiendo de las experiencias concretas de resistencia y lucha de los distintos actores sociopolíticos latinoamericanos-, a una reflexión profunda sobre las prácticas, a una revisión crítica y autocrítica del modo en que se ha trabajado durante muchos años en uno y otro sector y en las relaciones entre ambos y, a la vez –sobre esa base-, a un replanteo de la concepción con la que se ha llevado y se lleva adelante ese trabajo y esa relación. Esto supone un replanteo conceptual y metodológico acerca de la política, lo político, y sus protagonistas, y acerca de cómo hacer política de un modo y con un contenido que se corresponde con las experiencias acumuladas y las exigencias actuales de las luchas y la situación histórico concreta que vivimos. Es un profundo llamado a la creatividad e imaginación, potenciando la capacidad de aferrarse a la vida, de amar, y de soñar de los pueblos. Otro mundo será posible si somos capaces de anticiparlo creadoramente en nuestras mentes y hacerlo realidad colectivamente con nuestras prácticas, día a día. El reto es comenzar a hacerlo realidad presente desde ahora, en nuestras organizaciones, en nuestras familias, en cada uno de nosotros y nosotras♦