Consideración Sobre Lechería

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Consideración sobre lechería La estructura industrial de la lechería argentina ha sufrido profundos cambios en los últimos años, caracterizados por la concentración, la extranjerización y la pérdida de protagonismo por parte de las organizaciones cooperativas. En particular, la cuenca de Villa María no ha escapado a estas reglas nacionales; más del 50% de la producción se procesa en plantas de origen internacional que, indefectiblemente, tienen su centro de decisión fuera de nuestro alcance como interlocutores. Esto no es un problema menor teniendo en cuenta la influencia de la actividad en la vida de nuestras comunidades regionales, además del compromiso social empresario al que estábamos acostumbrados. Si bien se han desarrollado Pymes de operadores locales que lograron captar volúmenes importantes de leche, necesitamos potenciar los emprendimientos que expresan la actividad directa de los productores lácteos. Éstos se corporizan en explotaciones propias o cooperativas. La preocupación por esta última categoría de empresas se debe a que, en general, son los que más repercuten en nuestras pequeñas comunidades, con un alto compromiso social. Todas ellas concentran su actividad con proveedores locales en inversiones e insumos, multiplicando el efecto laboral y comercial. Además de estas consideraciones, no menos importante resulta su influencia en el precio de compra de leche al productor, que generalmente ha sido el fusible de ajuste en la cadena láctea. Sin reflejo en el precio final de los productos sino en la rentabilidad de los intermediarios.

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Consideración sobre lechería

La estructura industrial de la lechería argentina ha sufrido profundos cambios en los últimos años, caracterizados por la concentración, la extranjerización y la pérdida de protagonismo por parte de las organizaciones cooperativas.

En particular, la cuenca de Villa María no ha escapado a estas reglas nacionales; más del 50% de la producción se procesa en plantas de origen internacional que, indefectiblemente, tienen su centro de decisión fuera de nuestro alcance como interlocutores. Esto no es un problema menor teniendo en cuenta la influencia de la actividad en la vida de nuestras comunidades regionales, además del compromiso social empresario al que estábamos acostumbrados.

Si bien se han desarrollado Pymes de operadores locales que lograron captar volúmenes importantes de leche, necesitamos potenciar los emprendimientos que expresan la actividad directa de los productores lácteos. Éstos se corporizan en explotaciones propias o cooperativas.

La preocupación por esta última categoría de empresas se debe a que, en general, son los que más repercuten en nuestras pequeñas comunidades, con un alto compromiso social. Todas ellas concentran su actividad con proveedores locales en inversiones e insumos, multiplicando el efecto laboral y comercial.

Además de estas consideraciones, no menos importante resulta su influencia en el precio de compra de leche al productor, que generalmente ha sido el fusible de ajuste en la cadena láctea. Sin reflejo en el precio final de los productos sino en la rentabilidad de los intermediarios.

Muchas de estas pequeñas industrias, bien tecnificadas, resultan competitivas y en el presente ya llegar a participar del mercado con calidad y presentación.

Esta realidad se observa en segundas y terceras marcas que llegan a los centros de abastecimiento, y aún a las grandes cadenas.

Orlando Pfaffen