Contra la burguesia y el reformismo -...

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Contra la burguesía y el reformismo, ¡¡Adelante con todas las fuerzas de la historia!! Hoy presentamos este documento para ayudar a la comprensión del momento político y a clarificar nuestra posición con respecto al periodo que vivimos. Hace unos días, cuando se preparaba la redacción final de nuestro informe sobre la táctica aprobada para el periodo, surgió con fuerza la idea de definir con la mayor claridad posible cual era el tiempo político que estábamos viviendo Entonces nos pusimos como tarea entregar nuestra opinión sobre el tiempo político que atravesamos cuya lectura es la base de nuestra posición política, de nuestra táctica y de nuestra estrategia. 1- La derrota del movimiento revolucionario. A principios de la década del sesenta del siglo anterior, el modelo de contención de la revolución llamado “Estado de bienestar” y sus derivados en nuestra región, tales como “la revolución en libertad”, “nacionalismo de estado”, “peronismo” y muchos otros sub modelos de supuesto desarrollo capitalista, estaban agotados y el capitalismo como sistema total, entraba de lleno en una profunda crisis de sobrevivencia. El producto más visible de tal crisis era el deterioro progresivo de la hegemonía del imperialismo norteamericano y la creciente rebeldía de los pueblos a nivel mundial. Pero no solo era el imperialismo norteamericano el que corría peligro, era el sistema capitalista mismo el que estaba en cuestión y entraba en una crisis hasta de paradigmas. El colonialismo base fundamental de aquel capitalismo, se deteriora en forma progresiva al finalizar la segunda guerra mundial, producto de la debilidad de los estados europeos y la creciente rebeldía de los pueblos, que emprendían la tarea de la liberación nacional, comandada la mayor de las veces por las burguesías locales. El resultado de este proceso, es que solo se logró una inestable y relativa

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Contra la burguesía y el reformismo,

¡¡Adelante con todas las fuerzas de la historia!!

Hoy presentamos este documento para ayudar a la comprensión del momento

político y a clarificar nuestra posición con respecto al periodo que vivimos.

Hace unos días, cuando se preparaba la redacción final de nuestro informe sobre

la táctica aprobada para el periodo, surgió con fuerza la idea de definir con la

mayor claridad posible cual era el tiempo político que estábamos viviendo

Entonces nos pusimos como tarea entregar nuestra opinión sobre el tiempo

político que atravesamos cuya lectura es la base de nuestra posición política, de

nuestra táctica y de nuestra estrategia.

1- La derrota del movimiento revolucionario.

A principios de la década del sesenta del siglo anterior, el modelo de contención

de la revolución llamado “Estado de bienestar” y sus derivados en nuestra región,

tales como “la revolución en libertad”, “nacionalismo de estado”, “peronismo” y

muchos otros sub modelos de supuesto desarrollo capitalista, estaban agotados y

el capitalismo como sistema total, entraba de lleno en una profunda crisis de

sobrevivencia.

El producto más visible de tal crisis era el deterioro progresivo de la hegemonía

del imperialismo norteamericano y la creciente rebeldía de los pueblos a nivel

mundial. Pero no solo era el imperialismo norteamericano el que corría peligro,

era el sistema capitalista mismo el que estaba en cuestión y entraba en una crisis

hasta de paradigmas.

El colonialismo base fundamental de aquel capitalismo, se deteriora en forma

progresiva al finalizar la segunda guerra mundial, producto de la debilidad de los

estados europeos y la creciente rebeldía de los pueblos, que emprendían la tarea

de la liberación nacional, comandada la mayor de las veces por las burguesías

locales. El resultado de este proceso, es que solo se logró una inestable y relativa

independencia territorial, al no unirse las tareas de liberación con la construcción

del socialismo en la mayoría de los países recién liberados, que se dieron a la

tarea de reproducir el sistema capitalista en su territorio. Este hecho provocó un

reacomodo de la correlación de fuerzas y se inauguraron nuevos métodos de

dominación.

Pese a lo anterior, este potente movimiento debilitó la base económica de los

centros imperialistas, reordenó el comercio mundial, proletarizó a millones de

campesinos y creó una fuerte base subjetiva de lucha antiimperialista, que

objetivamente influyó en otras regiones del mundo donde millones de

trabajadoras y trabajadores se lanzaban con nuevas fuerzas a la lucha.

En nuestra región en ese entonces, se vivía ya casi el fin del relativo desarrollo

industrial que trajo la segunda guerra mundial. Las burguesías locales débiles en

capital para avanzar en el desarrollo industrial requerido para ese momento de

crisis de producción en Europa producto de la guerra, echaron mano del estado

para que este se encargara con recursos de toda la población, de desarrollar una

base productiva en varios países de la región que abasteciera en su mayor parte a

los países que se encontraban en guerra para ese entonces.

Al finalizar el conflicto bélico y después de haber quemado el capitalismo, una

buena parte del capital sobrante y haber producido una nueva concentración y

centralización del capital, ocupa gran parte de su esfuerzo en las tareas de

reconstrucción de Europa empleando para ello una buena parte de las ganancias

obtenidas producto de la guerra. La diferencia con la etapa anterior reside en el

hecho que la nueva industria surgida en la post guerra sobre todo en Europa, es

propiedad en gran medida de las empresas transnacionales, que necesitan nuevos

mercados para sus mercancías y este es el comienzo del fin para la bonanza

económica productiva de algunos países de nuestra región.

La etapa anterior de industrialización había dejado un gran contingente obrero

organizado, por lo general en grandes centrales sindicales y con una experiencia

de lucha reivindicativa de gran alcance. Este potente movimiento obrero se había

visto reforzado por la emigración de pre y post guerra, además de importantes

contingentes campesinos que se sumaban todos los días a las ciudades en busca

de nuevas posibilidades de vida.

La conciencia de clase en el movimiento obrero se había venido desarrollando

desde comienzos de siglo en varios países, destacándose entre ellos Argentina,

Chile, Brasil, Uruguay y Bolivia, alcanzando en su desarrollo posturas políticas de

avanzada, pasando en muchos casos de la reivindicación económica, a la

reivindicación política.

La grave crisis que se vio desatada producto de la baja significativa de la

producción y venta de productos terminados o materias primas semi elaboradas a

los países que antes se encontraban en guerra, encontró a un poderoso

movimiento social organizado que pugnaba por mejorar su calidad de vida y

estrechaba aún más el cerco al sistema capitalista.

Estallaron grandes huelgas y paralizaciones, tanto en el campo como en la ciudad

y muy pronto una buena parte de la pequeña burguesía ilustrada también se

sumaría al movimiento por los cambios agudizando mucho más el conflicto de

clases.

El reformismo instalado cómodamente en nuestros países por décadas, tenía que

hacer sus mejores esfuerzos por contener el avance del movimiento social y muy

pronto la palabra socialismo y también revolución ganó terreno entre las masas

que veían como a diario se deterioraba su nivel de vida.

Se juntaron por primera vez en la historia dos grandes movimientos que

amenazaban con fundirse en uno solo. La lucha anticolonialista y la ya abierta

lucha anticapitalista en varios países de nuestro continente.

El ejemplo de Cuba alentaba por primera vez a las masas en ir más allá del

reformismo, expresado en los partidos obreros tradicionales y nuevas y

novedosas formas de lucha se ponían a la orden del día, eran asumidas en forma

entusiasta por las masas que observaban ahora con un referente cercano, que la

revolución no solo era posible, sino que además era necesaria y vital para

defender sus derechos frente al capital que se veía tambaleante.

En ese contexto, se imponía para el capitalismo dar un golpe de timón que

resolviera dos cosas vitales para su sobrevivencia en orden consecutivo.

La primera tarea del capitalismo, era derrotar de forma estratégica al movimiento

revolucionario emergente en todos los terrenos. Pero para lograr la derrota

teórica, cultural, política y social, primero tenía que emplearse a fondo en

propinar una derrota militar al movimiento revolucionario lo más extendida

posible, fundamentalmente en el llamado “tercer mundo” y dentro de eso, lo

estratégico era el sudeste asiático y Latinoamérica. Una vez lograda la derrota del

movimiento revolucionario, la burguesía tendría el camino libre para refundar el

sistema capitalista en nuestra región y en el mundo bajo nuevos paradigmas.

Ahora en el caso de las burguesías locales, asociadas desde siempre con el capital

transnacional, había un importante botín al que echar mano expresado en miles

de empresas estratégicas en manos del estado y desarrolladas por todas y todos

los trabajadores de nuestros países. El Estado había cumplido una vez más el

papel asignado por las clases dominantes en orden a producir una acumulación

estratégica en periodos de debilidad burguesa y luego hacerse de esa

acumulación, es la tarea más importante para la burguesía cuando se atraviesa

por estos periodos. La experiencia vivida por los países de Europa del Este luego

del derrumbe del muro de Berlín confirma plenamente esta tesis.

Para lograr la derrota militar del movimiento revolucionario, el capitalismo tenía

que emplear dos formas principales y subordinar sus otras estrategias y políticas

para las regiones nombradas a las fundamentales para sus intereses.

Las dos formas empleadas de manera principal en estas dos regiones

mencionadas, eran la combinación de la guerra abierta por un lado y desatar el

mayor esfuerzo terrorista que haya conocido la historia moderna en lo que se ha

llamado eufemísticamente como “la guerra sucia”. La combinación de estos dos

elementos en forma abierta y la integración con los factores económicos,

culturales, religiosos, mediáticos, técnicos, científicos y otros, nos hablan de un

concepto político-militar de guerra total de la clase dominante en contra de los

sectores que amenazaban sus intereses.

No estaría de más poder revisar el esfuerzo capitalista en su conjunto y como

logró hacer de su estrategia algo global e integrado armoniosamente, sobre todo

a partir del año 64 y en un próximo documento nos referiremos a ello en extenso.

La experiencia del golpe militar en Brasil, inicia un nuevo ciclo de agresiones

contra la clase obrera en la región, pero ahora es un movimiento de nuevo tipo

que busca asentar la contrarrevolución de manera estratégica e iniciar la

refundación capitalista como ya dijimos con nuevos paradigmas.

Lo cierto es que el capitalismo logra sobre todo en nuestra región, asestar duros

golpes al movimiento revolucionario, impidiendo la realización primero de nuevas

revoluciones, para luego consolidar su dominio sin contrapeso. La guerra

sicológica y el significativo papel de la ideología burguesa, jugaron un gran rol

durante este periodo en orden a utilizar al reformismo y sus supuestos planes de

cambios sociales como un factor que permitiera aislar de las masas a los sectores

revolucionarios.

En una década sumó cerca de un millón de muertos, millones de exiliados, cientos

de miles de presos políticos, cientos de miles de desaparecidos, decenas de

millones de desplazados, aumentó la cesantía en decenas de millones, pulverizó a

las organizaciones revolucionarias, diezmó en forma estratégica la organización

popular y de masas, liquidó físicamente a casi todos los pensadores y

constructores sociales y revolucionarios y le dio un golpe de timón a la economía.

Logrado estos objetivos mediante su estrategia integrada, estuvo en condiciones

de imponer sin contrapeso su visión y su proyecto económico y social. Por lo

tanto es bueno recordar que las dictaduras militares que asolaron nuestro

continente, no fueron otra cosa que la expresión militar abierta de la dictadura de

las burguesías en nuestros países y por lo tanto fueron dictaduras de clase y no de

unos pocos generales gorilas que querían vestirse de glorias personales.

2- La imposición ideológica de la nueva izquierda y de los “nuevos métodos

de lucha”.

Ya en ocasiones anteriores hemos denunciado, como el exilio de una parte de la

intelectualidad pequeño burguesa que se llamaba asimismo de izquierda y que

hasta posaba de “extrema izquierda”, sirvió para que esta fuera subvencionada

por la burguesía y se le preparara para su nueva misión de quinta columna

enquistada en los movimientos sociales de resistencia.

La nueva misión asignada por la burguesía gobernante a este segmento

oportunista de la pequeño burguesía que se llamaba de “izquierda”, no fue otra

que vaciar en contenido y forma, la propuesta revolucionaria y hacer invisible

cualquier otra salida política que no fuera en los márgenes del sistema.

Primero fue el eurocomunismo, después el post modernismo, luego vino el

“Negrismo” (Tony Negri y su invención del Imperio y la pretendida intención de

disfrazar la lucha de clases haciendo cual mago, desaparecer a la clase obrera y las

demás clases sociales en otro nombre de ficción como es “La Multitud”.), para

terminar por el momento aterrizando en el hibrido descafeinado “Socialismo del

siglo XXI”.

La vuelta del exilio de ese segmento oportunista en varios países, se da en un

contexto de gran debilidad del movimiento de masas y de la lucha de clases en

general, a causa del terror impuesto a sangre y fuego y esto les permite ganar

gran presencia, a pesar de presentar viejas y gastadas recetas de como dirigir y

perfeccionar el Estado capitalista de explotación.

Sin líderes de masas, clasistas y combativos, a causa de la represión feroz, son

estos personajes sin brillo, tecnócratas en su gran mayoría, los que se adueñan de

los titulares de los medios de comunicación y reciben la promoción necesaria que

les permita, una vez restablecidas las democracias burguesas ahora tuteladas y

monitoreadas, hacerse con el control administrativo del Estado capitalista.

Todo lo anterior sucede en un contexto general mayor, cruzado por el derrumbe

de la URSS y del resto del bloque soviético. La caída del llamado “socialismo real”,

significó un golpe estratégico para el movimiento revolucionario y de masas, del

cual aún hoy no se repone, porque significó entre muchos otros factores, la

relativización del proyecto histórico y la pérdida de confianza del movimiento de

masas en sus propias capacidades de producir los cambios revolucionarios.

Muchos compañeros y compañeras han manifestado hasta alegría por la caída del

“estalinismo” y no pocos amigos de la izquierda, hasta llegaron a celebrarlo. No

podemos compartir dicha lectura. Si bien debemos coincidir en que el proyecto

soviético estaba muy alejado de lo que consideramos socialismo revolucionario,

no podemos dejar de desconocer que la caída de la URSS significó la miseria, el

hambre y depredación de sus conquistas sociales a millones de seres humanos y

le entregó a la burguesía cuantiosos recursos de todo tipo que han sido puestos al

servicio de la dominación capitalista y hoy Rusia forma parte de la telaraña

imperialista.

Así las cosas nos vimos enfrentados a un dominio sin contrapeso y comenzamos a

vivir la desenfrenada orgía capitalista burguesa.

Se estrenó un mundo con una globalización ideológica y solo se hicieron visibles

pequeñas variaciones del mismo esquema, ofrecido como único sistema posible.

Ya son parte del olvido, los miles de movimientos surgidos al calor del post

modernismo como los Verdes en Alemania y el movimiento ecológico que los

siguió. Todos estos movimientos estaban y están signados por el común

denominador de lo temático como referencia, frente a la visión de conjunto que

nos ofrecía y ofrece el marxismo. Era el fin de la historia.

Se dejó de hablar de revolución y solo se hablaba de “cambios” apuntalando aún

más la idea que una reforma dentro del sistema, no era mal vista, siempre y

cuando se conservara el sistema mismo porque era el único posible.

Como hemos dicho anteriormente, represión y reformismo, son dos elementos

que se condicionan y se necesitan mutuamente en este tiempo político y que es

necesario analizar como conjunto.

Aparejado con la imposición ideológica de la “nueva izquierda”, surge con fuerza

de igual magnitud, el tema de las formas de lucha. Si ya no es necesario derribar

el sistema, entonces no necesitamos ejercer la violencia revolucionaria de las

masas y solo debemos recurrir a los elementos que el propio sistema ha diseñado

para su sobrevivencia. La democracia burguesa es elevada a la categoría de

máxima conquista posible, y es dentro de sus reglas donde se puede jugar a

mejorar el sistema.

Cientos o miles de autores sin ninguna rigurosidad científica y de mala calidad,

inundaron todo con sus textos y “teorías” copando los espacios de debate y a

fuerza de repetición, convirtieron en verdad casi absoluta, viejas y gastadas

consignas socialdemócratas presentándolas como revolucionarias.

3- Las revoluciones que no son revoluciones, sino “procesos graduales de

cambios”.

La intención primaria de vaciar de contenido las conquistas conceptuales más

valiosas para la izquierda revolucionaria, se vio prontamente coronada al surgir la

pretensión de realizar una “revolución” sin una revolución de verdad.

Lo anterior solo era posible si se distorsionaba en forma profunda, el concepto

mismo de revolución y se cambiaba por otro que se acomodara a los “nuevos

tiempos”. Para lograr lo anterior, se modificó en forma grosera el concepto de

revolución, en tanto acto fulminante de las masas para derribar el sistema de

explotación capitalista, mediante una combinación de formas y métodos de lucha

que provocara la destrucción y reemplazo del estado capitalista, por otro de corte

socialista.

El nuevo concepto fue concebido como un proceso, que comienza no en

condiciones materiales de maduración de la lucha de clases, sino en el

surgimiento de un líder preclaro que es capaz de conducir al pueblo por un

sinuoso camino de pequeñas reformas, realizadas en el marco de la legalidad

burguesa, que se van acumulando y se van sumando en el tiempo, hasta alcanzar

un estadio pleno donde se alcanza el todo y el capitalismo desaparece como por

arte de magia.

Esta demás decir que este nuevo viejo concepto, requería para su

implementación de una nueva alianza de clases que dirigida por la burguesía

“nacionalista”, cruzara toda la sociedad y que lograra en la práctica la tan ansiada

conciliación de clases, cuya síntesis fueran los “proyectos de capitalismo nacional”

que supuestamente se oponían al neoliberalismo. Se hizo un esfuerzo de

propaganda inmenso para separar neoliberalismo de capitalismo y se inventó la

teoría del capital malo opuesto al capital bueno.

Basados en este nuevo concepto de “revolución”, se emplean las ansias de

cambio revolucionario contenidas por muchos años en las masas y además,

utilizando para ello muchos símbolos y emblemas revolucionarios de carácter

emocional, en Venezuela se inicia el llamado “proceso revolucionario” en los

marcos de la democracia formal burguesa. Más tarde o más temprano, en la

mayoría del continente se darían procesos parecidos.

El llamado inicio del proyecto revolucionario, se da en un marco de negación de la

historia de la propia Venezuela, como si antes de este tiempo político, nada

hubiera existido y que lo único rescatable era la construcción en solitario de un

hombre que desde la sombras de la conspiración, organizó todo y planificó todo.

Detrás de esta afirmación se esconden cientos de pactos y acuerdos secretos con

un sector de la burguesía que apoyó en forma resuelta al actual líder desde sus

inicios y que comprometió cuadros y recursos en la conformación de la nueva

alianza de clases que llegó a inaugurar la llamada quinta república.

El papel que cumple la vieja izquierda, es utilizar su arma predilecta para mediar

en el conflicto de clases y producir la aspirada conciliación de clases que necesita

la burguesía y llama al actual proceso “liberación nacional”.

Bajo este concepto se esconde la pretensión de asignarle a la burguesía, un

carácter nacional que nunca ha tenido y nunca tendrá, pero además en su

nombre se justifica una alianza estratégica de la clase obrera con sus explotadores

de siempre bajo la excusa de la lucha en contra del imperialismo.

La conciliación de clases es vital para mantener el estado capitalista en

funcionamiento, mientras se busca su perfección en las tareas que tiene

asignadas como instrumento de dominación y coerción de clase. La agitación

creciente de la lucha antiimperialista, tiene por función unificar a la población en

objetivos nacionales que estarían por encima de las clases sociales y en segundo

lugar, debilitar relativamente a otras burguesías de la región buscando la

emergencia de una mejor posición de negociación económica para la mal llamada

“burguesía nacional”.

Uno de los pilares del perfeccionamiento del estado capitalista en Venezuela, es

la legitimación de sus instituciones fundamentales y los mecanismos de

negociación y solución de los problemas entre las clases. El nuevo viejo sistema

electoral en este contexto, es vital para la aspiración de consolidar el mecanismo

de negociación social y disolver allí los conflictos generados producto de los

encontrados intereses de clase.

Es así como Venezuela vive en promedio 2 elecciones al año de distinto tipo y las

masas son convocadas a votar y a apostar allí sus aspiraciones por una vida mejor.

Por otro lado el país ha vivido durante esta administración del estado capitalista

solo un paro nacional, justamente convocado por un segmento de la burguesía en

defensa de sus intereses y ninguno convocado por las organizaciones obreras a

pesar que el proceso inflacionario, el más alto de América Latina, se come todo

incremento salarial y sin embargo, la burguesía vive una relativa “paz social”

propicia para desarrollar sus “negocios”.

El agudo conflicto interclase vivido en Venezuela en los primeros años de este

gobierno, no tuvo a la clase obrera ni a los explotad@s de la ciudad y el campo,

luchando por sus propios intereses. Estos sectores terciaron en la disputa que

mantenían distintos segmentos burgueses por el control de la economía y del

estado.

La derrota relativa de uno de esos segmentos burgueses mencionados más atrás,

provocó nuevamente la invisibilidad de los explotados como protagonistas del

llamado “proceso” y de ahí en más, solo son convocados para votar cada tanto

por uno u otro caudillo, que el líder decida apoyar en los distintos procesos

eleccionarios nacionales. Todo cambia para que todo siga igual.

Las relativas mejoras logradas y expresadas en algunas medidas asistencialistas

como las misiones sociales, también se pueden leer como medidas de

contrainsurgencia, ya que de no existir estas medidas de asistencia social, como el

subsidio de algunos alimentos, el estallido social anti burgués y anticapitalista, no

se habría hecho esperar, tal y como lo reconoce el mismo presidente en forma

reiterada, al recordarle a la burguesía que si no fuera por él y su gobierno, la

burguesía habría sido barrida hace rato largo por las masas alzadas.

Aparte de las misiones sociales, el gobierno no tiene mucho más que mostrar en

beneficio de los sectores populares. Debemos mencionar el hecho que las mismas

misiones han contribuido a beneficiar a distintos subgrupos y personajes que

forman parte de la nueva promoción burguesa que hoy es quien dirige la

economía. No se trata que haya surgido una nueva burguesía, sino que nuevos

grupos han accedido a ella, mediante los negocios celebrados con el estado

teniendo como garante ejecutivo y administrativo de los mismos, al gobierno.

No se trata de desconocer la necesidad de salud, educación, cultura y alimentos

por los sectores más desposeídos y que buscan cubrir las misiones sociales. De lo

que se trata es analizar en profundo el sentido de estas medidas y quien es el

principal beneficiado con las mismas. En apariencia serían las masas populares las

más beneficiadas. Pero si miramos en un sentido más profundo, nos encontramos

que la mayoría de los servicios y productos que se entregan a través de las

misiones sociales, son comprados a la burguesía, sea esta nativa, regional o

internacional, llevándose por la vía de la venta al estado de productos y servicios,

gran parte de la renta obtenida a nivel internacional con la venta del petróleo.

Solo por mencionar algunos casos, diremos que empresas Polar, es la vendedora

de cerca del 50% de los alimentos que se distribuyen en las redes Mercal y Pdval y

que el 100 % de los módulos de Salud de la red Barrio Adentro, han sido

construidos por empresas constructoras privadas que han significado un jugoso

negocio para las mismas.

Quien puede negar hoy que las grandes constructoras se han visto beneficiadas

con la contratación con el estado a nivel local, igual ocurre con los alimentos a

nivel latinoamericano, donde las burguesías locales de países como Argentina,

Uruguay, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, mucho le deben a

los bolivarianos, mientras que a nivel internacional, han sido transnacionales

chinas, europeas, rusas y norteamericanas como el caso de la Chevron quienes se

llevaron la mejor parte del pastel.

El caso de Colombia, es particularmente llamativo, llegando en un momento la

criminal burguesía colombiana a percibir, cerca de 7.000 millones de dólares por

intercambio comercial con Venezuela.

Este análisis es compartido por gran parte de la izquierda venezolana y por

muchos compañeros que a nivel personal, manifiestan su desacuerdo con esta

política, pero estos mismos compañeros caen en la vieja práctica de no criticar

públicamente al gobierno para no ser acusados de “escuálidos” o de la oposición

golpista y se refugian en el argumento del “mal menor” o del “apoyo crítico”,

sumando con ello confusión al movimiento de masas.

Todo este proceso al que asistimos no solo en Venezuela, tiene por sentido

último, la refundación capitalista del estado de dependencia económica, social,

política, tecnológica, cultural, militar y paradigmática. Por lo tanto según

entendemos, el análisis de la situación no puede efectuarse desde el marxismo

tomando solo los aspectos económicos o políticos, sin caer en la bancarrota

reduccionista más absoluta y abandonando en la práctica el método de análisis

marxista.

Es imposible entender el estadio de desarrollo de la lucha de clases en nuestro

continente, aislando los elementos o suponiendo que los fenómenos que se

expresan como tendencias actuales, fueron diseñados en forma aislada, o que

forman parte solo del “caos capitalista” como gustan decir algunos “analistas”.

Lo que pone de manifiesto la situación que vivimos, por mucho empeño que

hagan los historiadores a sueldo del sistema por ocultarlo, es la existencia de la

cadena de dictaduras militares con igual misión y contenidos, y además la

organización y estructuración de una Internacional orgánica del crimen y del

terror capitalista. Como sucesión de lo anterior, la tendencia principal es la

instauración de gobiernos civiles en su mayoría de derecha, que prepararon el

camino lo más ordenado posible, para diversos procesos de “cambio graduales”

dentro de la estructura capitalista de explotación y dominación y que no alteraron

la misma y que son usados para descomprimir la presión social.

Solo basta que termine de surgir una nueva internacional que exprese de manera

abierta, las pretensiones de la conciliación de clases y el abandono por completo

de la teoría revolucionaria y su reemplazo por las pretensiones teóricas de los

lideres independentistas del siglo XVIII, que expresaban los deseos de ver surgir

en nuestro continente, a una burguesía como la europea, que es de donde toman

su pensamiento en mayor parte.

A lo anterior habría que sumar además, el pensamiento socialdemócrata

reformista de la segunda internacional, el post modernismo, el horizontalismo

liquidador de la organización y todo pensamiento y organización que sirva para

distraer a las masas del camino revolucionario.

Ese tipo de movimiento ya fue anunciado y está por verse como toma cuerpo en

el próximo tiempo, aunque existen muchos indicios que sería la tan anunciada

quinta internacional.

4- El movimiento de masas como instrumento de la mantención del sistema.

En cada país esta estrategia ha tenido sus propios elementos y será nuestra tarea

ir recogiendo todos estos antecedentes que se sumen al análisis de la situación.

Pero no está demás citar la instrumentalización del movimiento indígena, que en

muchas partes participó de procesos electorales burgueses legitimando con su

presencia, las perfecciones jurídicas de la explotación y dominación capitalista

expresadas en la inauguración de nuevas constituciones, que supuestamente

expresaban sus intereses y luego fueron decepcionados.

La utilización de ONGs en la región por parte de la socialdemocracia capitalista, ya

es de vieja data, pero fue a principios de los años noventa donde se produce una

verdadera invasión de estas instituciones logrando en muchas ocasiones, captar al

militante de base e intermedio, aislando así a las direcciones revolucionarias

sobrevivientes, no solo del movimiento de masas, sino hasta de su base

partidaria. Se promovió la llamada “militancia social” como antagónica con la

militancia política, como si la militancia política, no fuera a la vez una militancia

social que expresa los intereses de clase en ella comprometidos.

Existen muchas formas empleadas en la captación del movimiento de masas por

el capitalismo y será misión de los revolucionari@s, ponerlas al descubierto como

producto de un trabajo sistemático de conocimiento y comprensión de la

sociedad capitalista en decadencia.

En Venezuela

La captación del movimiento de masas por parte del sistema, era vital para aislar

cualquier peligro de rebrote revolucionario. En este sentido se han invertido gran

cantidad de recursos y producido una avalancha de supuestos beneficios.

El cambio de nombre de las instituciones, como la organización de nuevas

estructuras que representan y ejecutan labores del estado, sobre todo en los

sectores más desposeídos, es un eslabón clave en la captación ideológica y

orgánica del movimiento de masas. No estamos hablando ya de la típica compra

mediante prebendas de algún líder local, sino de un mecanismo mucho más

completo y complejo, que comprende el concurso interdependiente de muchas

instituciones y organizaciones.

Como ejemplo de lo anterior, podemos citar la organización y entrega de

elementos técnicos a medios comunitarios de información. Aquí se produce un

fenómeno muy interesante de analizar, ya que mediante este mecanismo se

introduce gran parte del paquete ideológico del sistema.

Este paquete habitualmente, no está dirigido al usuario del medio comunitario,

sino a quienes participan de la organización y de las tareas del mismo. Así el

sistema se hace de una mayoría relativa, pero es la mayoría activa políticamente

de la población donde se incuban los conceptos ideológicos fundamentales para

la mantención y reproducción del sistema.

La reivindicación del saber popular por sobre el conocimiento científico social, es

un ataque directo al marxismo y a su método dialectico de transformación, que

implica el diagnóstico científico y la acción revolucionaria. La reivindicación que

cualquier opinión es correcta y respetable, es la quinta esencia del post

modernismo disfrazada de respeto por los sectores populares, cuando en

realidad, implica un gran desprecio por la ilustración de la clase obrera y de l@s

explotad@s de la ciudad y el campo.

Tal como lo anunciara la secretaria de estado de Ronald Reagan, Jeanne

Kirkpatrick, ya hace muchos años, la batalla ideológica la tenía que dar el

capitalismo en los sectores populares, mediante la captación de líderes populares

locales, librando la batalla definitiva en el campo de guerra más estratégico: los

15 centímetros que separan nuestras orejas. Ya no se necesitarían agentes

encubiertos para detener el avance revolucionario, ya que los agentes serían los

mismos que supuestamente deseaban los cambios sociales.

Todo el arsenal ideológico capitalista, se ha vertido sobre todo en la juventud,

como un sector estratégico del enfrentamiento de clases que por su dinamismo,

la convierte en la vanguardia de los cambios y propuestas sociales. De una

juventud proponente y revolucionaria, se pasa a una juventud obediente y

consumidora de los paradigmas del sistema. Los cambios operados sobre todo en

el plano cultural en la juventud, son de una importancia estratégica y deben ser

estudiados teniendo como referencia, la estrategia de refundación capitalista

operada desde la década del sesenta del siglo pasado.

Se trata de una variante más compleja, de la estrategia de quitarle el agua al pez

tal como se ensayó en Viet Nam , que se perfeccionó en la década de los ochenta

en nuestro continente. Dentro de esta estrategia, ya la economía no va desligada

de lo cultural o lo tecnológico, sino que forma parte de un todo único e indivisible.

En nuestro país el surgimiento de organizaciones instrumentales, es quizás uno de

los sellos de nuestro tiempo y desde el mismo surgimiento del movimiento V

República, se ha desarrollado como una forma de postergar el debate y sumar en

torno a objetivos de corto plazo a los cuales se les da carácter épico.

Así se han organizado miles de organizaciones que tienen como fin primario y

último, la defensa acérrima del gobierno, aunque esta defensa entre en

contradicción con los intereses de clase que estos sectores dicen representar.

El surgimiento del Bolivarianismo primero y del chavismo después, expresa sin

duda la amalgama teórica pretendida y la elevación de la misma a categoría

política. Al respecto lo primero que debemos mencionar, es que el

bolivarianismo, está por encima de las clases sociales y la consigna “Venezuela,

ahora es de todos”, expresa muy bien este deseo como si estas no existieran. Esta

expresión policlasista, solo se expresa claro está en la composición de la base

social de apoyo, ya que la dirección de este movimiento, es enteramente

burguesa.

También es digno de mencionar, que no importa el pasado político de quien se

dice bolivariano y chavista, solo basta jurar lealtad al líder y la varita mágica

funciona muy bien. Así es que connotados militares anticomunistas y hasta

comprometidos en la represión a los sectores populares, han estado y algunos

están, ocupando altos cargos dentro del aparato estatal o de sus instituciones

auxiliares. Ejemplos de lo anterior hay por cientos, aunque claro, con algunos

casos destacados.

El reciclaje adeco y copeyano dentro del chavismo es ya archiconocido y ya ni

siquiera se cuestiona aceptando incluso, que personajes comprometidos en forma

abierta con el robo y el desfalco en la cuarta república, hoy ocupen altos cargos

en los distintos niveles de la administración pública.

En los sectores populares el discurso y la actitud del jefe de estado han calado

hondo. Cientos de años entregados al más absoluto abandono, hace

comprensible que algunas pocas medidas asistencialistas, dejen una huella

imborrable para muchos, que más allá de cualquier argumento, levantarán las

medidas concretas y puntuales, para explicar el todo del asunto, no pudiendo

entender que el todo no se puede explicar por la parte.

Todo lo anterior hace que el movimiento social en gran medida, este prendido al

líder como nunca en la historia de Venezuela. Un ejemplo de lo anterior es el

conjunto universitario que hace vida en las universidades experimentales. Allí en

gran medida no hay y no ha existido, movimiento estudiantil de ningún tipo y

cuando se vislumbra la posibilidad del surgimiento de algún tipo de movimiento,

autónomo del estado y que reivindique las verdaderas necesidades de los

estudiantes, inmediatamente es coaptado mediante el empleo en su mayor parte

de individuos que no son estudiantes y que cuentan con recursos y elementos

proporcionados por las instituciones del estado. La mayor parte de estos

individuos se desempeñan como profesores, funcionarios, o estudiantes de otras

casas de estudio, que cuentan con sueldo para desempeñar su labor de

contención del movimiento social.

La misma situación con sus variantes, sucede en el campo sindical y campesino,

cuando no es el empleo de la represión en forma directa como en el caso de los

yukpa, es el sicariato desarrollado por los patronos en el caso sindical o

campesino.

El sicariato contra los dirigentes sindicales, tiene una variante siniestra en

Venezuela: la lucha al interior de muchas organizaciones por la compra y venta de

puestos de trabajo y de contratos de todo tipo. Ante esta situación, hay algunos

sectores que pretenden situar la situación como si esto correspondiera solo al

desarrollo de niveles de delincuencia dentro de las organizaciones obreras,

olvidando u omitiendo por diversas razones, que son la perversión del sistema

capitalista y la indiferencia y el auspicio del estado, quien permite el desarrollo de

esas criminales prácticas.

La tercerización de l@s trabajador@s de buena parte de las funciones de las

empresas e instituciones del estado y la entrega de contratos millonarios a

cientos, sino miles de cooperativas fantasmas, cuando en realidad son propiedad

de altos funcionarios, unido al hecho del elevado costo de la vida para l@s

trabajador@s, es un aliento indiscutido a la lucha por los puestos de trabajo

dentro de la clase obrera y a la aparición de mafias que tratan de controlar este

nuevo “mercado” económico. Todos estos elementos buscan mantener

controlada y dividida, a una clase trabajadora que muchas veces ha mostrado su

temple para la lucha.

El sometimiento a proceso judicial de más de dos mil dirigentes o activistas

sociales, que no se encuadran dentro del gobierno, pero tampoco dentro de la

oposición de la derecha más reconocida, es solo un botón de lo que sucede en el

actual escenario y que se empieza a evidenciar ya a los ojos de cualquier

espectador desprevenido.

Los medios de comunicación oficial y de la derecha tradicional, se unen en

silenciar este soterrado movimiento aún disperso y muy fácil de golpear por lo

mismo. Es casi imposible encontrar en la prensa oficialista, alguna pequeña crítica

a políticas o personajes que se identifiquen con el gobierno. La derecha tiene

motivos distintos pero el resultado es el mismo. Los abusos patronales, la

especulación en los alquileres y el drama que viven cientos de miles de familias

sin casa y que sufren la usura mes a mes, simplemente no es noticia y se oculta

tanto en Venezuela como fuera de ella. Cualquier crítica frente a esta situación

desesperada que viven las masas, se le quiere asimilar a la derecha o a supuestas

campañas organizadas por la CIA y el imperialismo, cuando en realidad su origen

muchas veces es muy distinto.

A pesar de todo lo anterior han ido surgiendo gérmenes de organizaciones

autónomas del estado y algunas con claro sentido clasista.

La misma situación se puede observar en las empresas básicas y en muchos otros

sectores de la producción y el comercio. También dentro de los pueblos indígenas

va surgiendo cierto malestar expresado en las protestas por la puesta en libertad

de Sabino Romero, líder yukpa injustamente encarcelado.

En las comunidades y en los barrios más pobres, la organización de la protesta es

más compleja, pero allí también se expresa la organización en forma espontánea

de la protesta social como medio de solución a sus problemas más urgentes. Se

podría decir que el sector más atrasado en este momento, es el estudiantil, donde

una parte ha sido coaptada por la derecha, y la otra inmovilizada por el chavismo

y por el gobierno. A pesar de este cuadro complejo, se avizora una nueva

situación para el movimiento social en medio de una de las peores crisis

capitalistas.

La penetración de las bandas paramilitares en los barrios y en varias regiones del

país, se ve potenciada por la actuación de los cuerpos policiales que actúan

abiertamente al lado de las bandas traficando con armas y brindando protección

a connotados criminales y traficantes de drogas. En este sentido es preciso

señalar que según datos oficiales una gran parte por ejemplo de la Policía

Metropolitana, tiene procesos abiertos por actuaciones delincuenciales y

criminales y sin embargo, continúan ejerciendo funciones a pleno conocimiento

de las autoridades que como en el caso de la fiscal general, declaran que es

preferible “tenerlos activos y controlados, que en la calle sin control”.

5- La difícil rearticulación de la izquierda revolucionaria.

Nos gustaría poder decir aquí que se ha avanzado en esta dirección, pero eso no

sería decir la verdad al respecto. A la derrota y destrucción de los grupos de la

izquierda revolucionaria, le siguió todo un proceso de desgaste y reclutamiento

de muchos de sus cuadros dirigentes.

La derrota de este sector se expresó de forma clara ya a finales de los años 80,

quedando aislados del movimiento de masas y fragmentados en cientos de

pedazos desperdigados por todo el territorio nacional.

Muchos de sus militantes terminaron en partidos pluriclasistas y

socialdemócratas, abandonando toda pretensión revolucionaria. A la franca

deserción de algunos para incorporarse a conglomerados compuestos por

quienes fueron sus enemigos y torturadores, como el caso de Bandera Roja con la

excepción de algunos de sus militantes, que terminaron en la socialdemocracia y

que hoy son connotadas figuras dentro del gobierno, le siguió un grueso grupo

que simplemente abandonó la política y se dedicó a realizar su proyecto personal

aislado de cualquier participación.

Otros grupos se replegaron hacia el chavismo y se perdieron en forma y

contenido dentro de nuevas estructuras poli clasistas, cercanas a la

socialdemocracia más de derecha. Muchos militantes en forma individual, se

incorporaron al nuevo proceso en desarrollo y cumplieron papeles

administrativos y dirigentes en empresas e instituciones de variado carácter,

finalmente se adhirieron al aparato estatal productivo sin mucha figuración y

apoyando al gobierno en forma oportunista.

Hay otro grupo que se adentró en las profundidades del trabajo de inteligencia de

los aparatos del estado y su labor es vigilar a sus antiguos compañeros y

neutralizar el surgimiento de organizaciones clasistas, ya sean políticas o de

masas. Estos personajes deben ser considerados agentes represivos en forma

abierta y deben ser reconocidos como tales por el movimiento de masas.

Otro pequeño grupo perseveró en sus ideas y se organizó bajo una variante

táctica de dudosa eficacia para nosotros, llamada y conocida como de “apoyo

crítico”. Estas organizaciones fueron diezmadas en forma sistemática desde el

estado, mediante la coaptación de muchos de sus miembros y el

desprendimiento de importantes grupos de militantes, que había costado mucho

formar en condiciones muy desventajosas.

Existen muchos grupos anclados en comunidades locales, que rescatan parte del

pensamiento revolucionario y le incorporan elaboraciones de todo tipo, desde un

nacionalismo patriotero, hasta evocaciones casi religiosas.; (“Jesús, el primer

revolucionario”. Afirmación por lo demás históricamente falsa y políticamente

incorrecta).

También existen en Venezuela viejos caudillos de antiguas estructuras

guerrilleras, que de alguna forma, tratan de capitalizar su participación en esas

estructuradas mencionadas y levantan su nombre como faro de unidad y acción

para el resto.

No queremos quitarle méritos a nadie en general ni en particular, pero el hecho

cierto es que todos estos caudillos (o con pretensiones de serlo), provienen sin

ninguna duda, de experiencias fracasadas y algunas tristemente célebres como

para hacer de ellas, una referencia de construcción no solo valida desde el punto

de vista histórico político, sino también teórico y práctico para el presente.

La izquierda revolucionaria no tiene por qué recibir la carga de la derrota de otras

generaciones. A lo sumo debe estudiar dichas experiencias y extraer lecciones

que jamás pueden ser consideradas recetas para actuar en el presente y futuro

político de la izquierda revolucionaria. Respetamos a todos quienes creyeron y

lucharon por el socialismo en forma autentica en el pasado, pero corresponde a la

juventud hacerse cargo de su futuro y recrear su propia experiencia.

Esto no quiere decir negar todo lo anterior ni mucho menos, sino que debe ser la

juventud quien haga la síntesis histórica necesaria con el apoyo de personas y

organizaciones, que con la generosidad que se requiere, entreguen su aporte y

contribución histórica mirando el futuro.

De tal forma que cuando se habla de la corriente histórica de la izquierda

revolucionaria, debemos tener mucho cuidado a quien podemos clasificar dentro

de esa categoría sin correr el riesgo de equivocarnos.

Nosotros guevaristas, no siendo desprendimiento de ninguna organización y

tampoco un agrupamiento de los viejos sectores, preferimos hablar de la

formación de la Nueva Izquierda Revolucionaria.

Esta que para nosotros es la nueva izquierda revolucionaria, tiene varios

elementos que es necesario recrear a nuestro entender para una mejor

comprensión.

- Es una izquierda marxista. No es una repetidora de Marx, sino que trata de

recrear el marxismo en su esencia creadora. Método de análisis dialectico y

práctica política militante como medio de transformación de la realidad

social.

- Es una izquierda latinoamericana e internacionalista. No está sujeta a falsos

patriotismos oportunistas ni se identifica falsamente con la ilusión de la

liberación nacional, asignándole un carácter nacional a la burguesía que

nunca ha tenido ni puede tener.

- Es una izquierda guevarista. En tanto síntesis del método marxista

consecuente entre teoría y práctica política, como medio de

transformación.

- Es una izquierda clasista. Reivindica a la clase obrera como motor

revolucionario más allá de su número y se emplea a fondo por

conceptualizar y conformar el sujeto revolucionario que hará posible el

triunfo revolucionario. Este sujeto revolucionario debe expresar la alianza

estratégica de la clase obrera que para nosotros, deben ser los explotados y

pobres de la ciudad y el campo.

- Es una izquierda de combate. Se esfuerza en conformar las distintas fuerzas

sociales, políticas y de todo tipo, que se emplearán en el desarrollo superior

de la lucha de clases.

- Es una izquierda que no está sujeta a ninguna derrota. Es superadora de

todos los procesos anteriores en tanto síntesis, pero también es nueva

creación de la clase obrera y de los sectores explotados. Es una izquierda

que aprendió luchando y que tiene grandes conquistas conceptuales y

prácticas de este tiempo de maduración.

- Es una izquierda consecuente. No está sujeta a los vaivenes del poder

capitalista y declara sin pudor su intención de derribar el estado opresor.

- Es una izquierda joven y alegre. No estamos llorando por el pasado, ni

tampoco solo soñando con el futuro. Este lo construimos hoy mismo y sin

permiso de nadie.

- Es una izquierda inteligente. No se deja engañar por conducciones

unipersonales ni sigue a un líder en particular, asignándole al colectivo un

carácter estratégico.

- Es una izquierda para la revolución. Construimos con un sentido estratégico

y en todas direcciones, sin abandonar jamás la idea del diseño de la nueva

sociedad que es el objetivo estratégico.

- Es una izquierda que sirve. La organización al servicio de las tareas políticas

de las masas obreras y populares y no al revés como solía ocurrir.

- Es una izquierda que lucha por prepararse e ilustrarse en el pensamiento

científico, renunciando al empirismo y al tareismo.

- Es una izquierda sin apellidos. No somos trotskistas, ni maoístas, ni

estalinistas, a Guevara lo tomamos en tanto síntesis de la práctica del

marxismo científico; formulación teórica y praxis personal y colectiva para

afirmar o negar lo anunciado. La referencia debe estar al servicio de la

revolución y no al revés. Si la denominación es un obstáculo para la unidad

y la acción revolucionaria socialista, debemos estar dispuestos a

deshacernos de la denominación y buscar la síntesis en una nueva

referencia.

- De cada líder o personaje histórico, tratamos de extraer su aporte en un

contexto histórico concreto y no hacemos del diseño estratégico de est@s

compañer@s, una cuestión de principios, sino que tratamos de leer nuestro

propio tiempo y diseñar de acuerdo a las condiciones concretas que

debemos enfrentar. Damos por superada, para nosotros las viejas

divisiones en la izquierda y nos enfrentamos felices a los nuevos desafíos

que tendremos que superar.

Estos son algunos de los elementos que visualizamos que debe contener la

Nueva Izquierda Revolucionaria como insumos de su propia construcción y

desarrollo. Sin duda existen e irán surgiendo muchos otros elementos que

sumar a este enunciado, pero creemos responsable hacernos cargo de lo que

hasta el momento alcanzamos a visualizar como mínimo necesario para la

construcción.

La unidad de los revolucionarios se da al calor de la lucha de clases y como una

síntesis de esta, pero en Venezuela lo anterior tiene rasgos particulares.

Los grupos que existen no tienen presencia en todas partes, lo que hace difícil

la coincidencia en la lucha concreta y cotidiana. Si a lo anterior le sumamos la

falta endémica de recursos materiales para el trabajo práctico, la tarea de la

unidad en la acción se hace mucho más difícil.

A este desarrollo desigual y en condiciones de difícil desplazamiento, le

debemos sumar el trabajo de saga que realizan los aparatos de inteligencia en

tanto desarmar a las organizaciones antes que se desarrollen y buscan su

división y atomización, como medio para avanzar luego en su domesticación y

aquietamiento.

De acuerdo a lo anterior, es que proponemos el debate y el encuentro de las

organizaciones en torno a una agenda de trabajo que implique alcanzar

acuerdos mínimos, a partir de los cuales construir primero las bases del

pensamiento revolucionario y luego avanzar en la estructuración.

Lo anterior significa un desprendimiento gigante y una visión estratégica que

creemos hoy aún no existe, pero que se empieza a perfilar a partir de las bases

mismas de las organizaciones revolucionarias. Tal proceso de unidad debe

según entendemos, situarse en la construcción de un programa político y

reivindicativo para las masas trabajadoras y explotadas y no en discusiones

teóricas abstractas, que en la actual situación no tienen sentido y están muy

alejadas de las necesidades reales de nuestra clase y de tod@s l@s

explotad@s de la ciudad y el campo.

De acuerdo con la lectura anterior, es que hemos diseñado nuestra táctica

para el periodo y que ya presentamos en un documento anterior. De aquella

táctica aprobada en el último ampliado guevarista, queremos mencionar

especialmente la construcción paciente en el seno mismo del pueblo de la

alternativa revolucionaria. Esto implica clarificar como nunca antes nuestra

visión sobre el actuar del gobierno que hoy administra el Estado burgués

capitalista y a eso vamos en el siguiente punto.

6- Nuestra posición frente al gobierno del presidente Chávez

Siempre que sacamos un escrito o un documento de análisis, recibimos críticas y

preguntas sobre si somos de oposición o no al actual gobierno. Los más osados

nos han tratado hasta de escuálidos, una forma que se inventó en Venezuela para

identificar a los burgueses, no llamarlos burgueses y disfrazar la existencia de la

lucha de clases. Otros nos dicen que somos ultra izquierda y estupideces de ese

tipo siempre escuchamos y recibimos.

La tesis de la ultraizquierda fue construida en la década del sesenta del siglo

pasado, por el imperialismo como una forma de aislar del movimiento de masas a

las posiciones más consecuentes de la izquierda. Fue construida la imagen de una

izquierda buena y otra mala. A la primera se le podía tolerar siempre y cuando se

mantuviera en sus posiciones vacilantes, mientras que a la otra había que

exterminarla. La tesis surgida en la Argentina sobre “los dos demonios”, se podría

decir que es un derivado de lo anterior.

Fue en Chile donde más se difundió aquella fantasiosa teoría de las dos

izquierdas, cuando en realidad siempre ha existido solo la izquierda

revolucionaria y el reformismo socialdemócrata, que disfraza su actuar con una

verborrea revolucionaria, cuando en la práctica trabaja para la contrarrevolución.

En ese país se llegó al descaro más absoluto, al decir que fue a causa de la

existencia y práctica de la extrema izquierda, que se produjo el golpe de estado

en contra de Allende. Esta mentira elaborada por el departamento de estado

norteamericano y difundida mil veces por los medios de comunicación al servicio

del capital, hizo mella en muchos sectores que al repetir esa mentira, falsean la

historia y asumen el argumento del enemigo.

Nuestro presidente, creemos que a causa de haber estado muchos años en un

ejército formado bajo la influencia de la doctrina de la seguridad nacional, ha

esgrimido no pocas veces dicho argumento y citado el caso de Chile al respecto,

como excusa para no profundizar los cambios.

Citamos esta situación, porque de alguna manera refleja la política que desde el

estado se fija con respecto a las organizaciones revolucionarias. También es

bueno decir que estas situaciones vividas, nos pone frente a la necesidad de

clarificar lo más profundo posible nuestra posición frente al gobierno y frente al

estado que este administra.

Lo primero decir, que en Venezuela lo que existe es un estado capitalista que se

encarga de administrar y distribuir preferentemente, la renta petrolera obtenida

mediante la venta de esta materia prima a nivel internacional.

La distribución de la renta petrolera se efectúa en Venezuela de acuerdo con los

intereses que expresa la actual administración del estado. Como el carácter y la

administración del estado son de carácter capitalista, la distribución de la renta

favorece en gran medida a la gran burguesía parasita venezolana.

La distribución de tal renta se produce mediante variados mecanismos, siendo los

principales la contratación con el estado, la venta de insumos, la venta de

servicios, la contratación de créditos preferenciales, la escala de precios, la

especulación sobre el suelo, el otorgamiento de concesiones, la fijación de

impuestos preferenciales, el mercado de divisas y la importación y exportación de

todo tipo de mercancías

De lo anterior se desprende que estamos frente a un tipo de economía de

carácter rentístico-extractivo capitalista, que favorece de manera unilateral a la

burguesía parasita venezolana, asociada en muchos casos con trasnacionales de

todo tipo. La relativa debilidad del imperialismo norteamericano, ha llevado a

esta burguesía a unirse con otras de igual tipo en América Latina, y fijarse como

objetivo, obtener una mejor posición de negociación de estos capitalistas con el

imperialismo, en relación con la venta de las materias primas, papel asignado

dentro de la división internacional del trabajo a nuestras burguesías.

La contradicción entre las burguesías nativas y el imperialismo, no es de carácter

antagónico y solo corresponde a la feroz competencia que existe dentro del

sistema, pero que busca su conservación y desarrollo.

Así las cosas, nuestras burguesías nativas están unidas inalámbricamente con el

imperialismo y tienen su suerte sometida a la de los centros imperialistas. Este

solo hecho niega el carácter supuestamente nacional de nuestras burguesías y

hecha por tierra las pretensiones del reformismo.

Por lo tanto las burguesías Latinoamericanas tienen una doble condición: Nativas

en tanto existen en un espacio y tiempo determinados geográficamente y, aliadas

estratégicas del imperialismo, porque necesitan de él para la venta de las

materias primas y de esta forma objetivar su ganancia.

Ese tipo de Estado y ese tipo de clase social parasita del resto de la sociedad, es

nuestro enemigo estratégico y así entendemos nuestra lucha. La lucha

antiimperialista, asume necesariamente un carácter territorial porque al luchar

contra las burguesías nativas y derrotarlas, se está de hecho propinando una

derrota estratégica al imperialismo que toma cuerpo y forma en nuestros países a

través de su alianza con las burguesías nativas, por mucho que mantenga puntos

en disputa con ellas por cuestiones menores de competencia.

La lucha es contra el capitalismo, ya que el imperialismo es la expresión superior

del mismo según Lenin. No se puede ser antiimperialista si no se lucha contra el

capitalismo a nivel local y regional y no se puede estar contra un país imperialista,

sin estar contra todos los países imperialistas o con pretensiones de serlo.

Por lo tanto nuestra lucha se desarrolla en primer término y no puede ser de otra

forma, contra la expresión local del capitalismo imperialista, social, comercial y

política del imperialismo, que no es otra que la burguesía nativa, mal llamada

“nacional”.

La lucha en contra de esta burguesía nativa, parasita y subordinada al capital

trasnacional, tiene por fin la destrucción del Estado capitalista de explotación y

dominación y la construcción de una nueva sociedad socialista. Entendemos que

nuestra lucha no se acaba en lo nacional y nos situamos por tanto en la

cooperación y ayuda mutua con otras organizaciones hermanas y pueblos en

resistencia que apunten a los mismos fines y objetivos.

El desarrollo creciente de esta lucha en contra de la expresión administrativa,

jurídica y política, organizada por el capital y que toma forma de Estado

contrainsurgente, necesariamente nos pone en una vereda (acera) contraria al

administrador de turno que se dé el capitalismo y la burguesía para representarlo,

tomando de esta forma la lucha de clases, una expresión política y muchas veces

militar y militar de masas.

Una vez definido con precisión nuestros objetivos y los posibles y necesarios

enemigos que tendremos que enfrentar, es posible responder con mayor

propiedad nuestra posición de clase con respecto al gobierno bolivariano.

El proyecto bolivariano tal y como está presentado, responde a la vieja aspiración

de construir una burguesía regional que con visión de futuro, logre desarrollar el

capitalismo en la región y pueda enfrentarse con éxito con las burguesías de otros

continentes en la disputa de los mercados.

Tal proyecto fue el que se levantó en los albores de la así llamada

“independencia”. La independencia tenemos que entenderla en la relativa

autonomía de las clases dirigentes locales para negociar las mercancías de la

región sin tener que pagar al centro imperial español.

Por lo tanto lo que se presenta como la independencia de los países

latinoamericanos, no es más que la independencia de las clases dirigentes locales

con respecto al centro imperial español para mejor negociar y realizar sus pactos

comerciales.

Ninguna independencia fue alcanzada por los oprimidos de entonces ni los de

ahora, la relativa libertad de esclavos de la época solo sirvió para mejor explotar

una mano de obra barata que se puso al servicio de la extracción masiva de

materias primas destinadas fundamentalmente a Europa y los EE.UU.

Pero las burguesías criollas, no estaban ya en condiciones de alcanzar al resto del

sistema capitalista, porque ya tenían asignado un papel en la nueva división

internacional del trabajo. No es entonces que el capitalismo como concepto

económico global no se haya realizado plenamente en nuestra región, sino que su

desarrollo corresponde objetivamente al papel asignado en la división social del

trabajo ya revisada. Es este el motivo del fracaso de tal proyecto que levantaron

varios de los líderes de la naciente burguesía criolla al fundar las repúblicas en la

región.

No existen factores de otro tipo, que no sean el escaso desarrollo alcanzado por

las fuerzas productivas en la zona y que condiciona a nuestro capitalismo a

ocupar, un papel subordinado y segundario en la división internacional del

trabajo.

La trasferencia de riquezas extraídas de nuestros territorios, significó en gran

medida el desarrollo creciente de las fuerzas productivas de otras regiones del

mundo y como buenas hijas de sus padres europeos, las burguesías locales

cumplieron con el papel asignado casi sin muchas protestas de importancia en

todos estos años.

Como hemos visto, la invasión y conquista de nuestro continente por España, fue

sin duda una empresa capitalista y la llamada “independencia”, también lo fue tal

y como lo confirma la historia y todos los hechos objetivos. Acentos más o

acentos menos, lo que buscaban unos y otros quienes encabezaron esas jornadas,

era la instauración de un sistema capitalista de explotación basado

fundamentalmente en el modelo francés.

Hoy reflota tal proyecto más como una consigna populista, que con posibilidades

reales de alcanzar dicho objetivo. El desarrollo capitalista de los dos últimos

siglos, no ha hecho otra cosa que concentrar aún más el capital en unas pocas

manos, subordinando en esta dinámica a otras regiones del planeta y

aumentando la capacidad de coerción económica y militar en esas zonas. El

debilitamiento relativo de EE.UU como centro imperialista, no quiere decir el

debilitamiento del capitalismo, ni mucho menos el debilitamiento del mismo

concepto de imperialismo. La explotación extensiva de la mano de obra en otras

regiones, ha hecho surgir otros países con iguales apetitos imperialistas que los

norteamericanos.

Las tareas inconclusas de la independencia, no se refieren al desarrollo de una

pujante burguesía productora, sino al objetivo no alcanzado de liberar de la

explotación y de la miseria a millones de Latinoamericanos que aún hoy, padecen

los acuerdos y desacuerdos de la llamada “independencia”.

Señalemos solo un hecho al respecto que puede ayudar a clarificar la lectura de

ese periodo histórico. Los pueblos originarios continuaron siendo saqueados y

explotados por los nuevos amos surgidos de las repúblicas recién formadas.

Contra ellos se aplicó la política de exterminio masivo y el intento por borrar todo

vestigio de sus culturas ancestrales. Ese avasallamiento, sigue hasta hoy día

cuando vemos que en todos los países, incluido el nuestro por supuesto, se

reprime con gran fuerza a nuestros pueblos originarios y se los relega a ser un

elemento de decoración turística muy al estilo de las reservaciones de indígenas

norteamericanos.

Erróneamente como casi durante todo el siglo pasado, la vieja izquierda

reformista, confundió a los pueblos originarios con campesinos sin llegar a

entender sus costumbres, sus reivindicaciones, ni mucho menos su cosmovisión.

En muchos lugares el reformismo, ha querido utilizar a los pueblos originarios sin

pronunciarse sobre sus propuestas y aspiraciones. Luego frente a la protesta

legítima de las comunidades, estos mismos sectores coludidos con el capital,

criminalizan las acciones legítimas de los pueblos originarios y emprenden o

legitiman la represión.

Este es uno de los temas no resueltos por la llamada independencia, al igual que

la tenencia de la tierra y el aprovechamiento social de sus frutos. Aún hoy esa

disputa se mantiene vigente y es uno de los pilares de la desigualdad, la miseria y

enriquecimiento de unos pocos en desmedro de las muchas y muchos que

efectivamente trabajan y producen sin poder disfrutar de su esfuerzo creador y

productivo.

La organización de las repúblicas implicó una división artificial de los territorios y

en muchos casos, determinó el actual estado de postración que sufren muchos

pueblos de nuestro continente. La organización del Estado a imagen y semejanza

de sus pares europeos por las burguesías nativas, tuvo como fin asegurar para sí

por parte de la clases dominantes, la apropiación de los recursos naturales

convertidos en mercancías y la organización de una fuerza militar, que se

encargara de la custodia de los beneficios de clase obtenidos por la burguesía y la

represión sangrienta al pueblo pobre y explotado que ya en ese entonces,

preparaba la resistencia.

Como vemos, el proyecto burgués levantado en aquellos primeros años de las

repúblicas, tenía variantes y matices en la disputa interclase de la burguesía y con

otras clases dominantes, pero en los aspectos generales, desde el punto de vista

económico social, no difería gran cosa al asegurar el poder económico, político,

administrativo, militar y social, a clases parasitas y minoritarias, que aseguraban

su futuro mediante la explotación ampliada de hombres, mujeres y niños,

poniendo en el centro de su quehacer, el propio beneficio.

Lo que realmente estaba en disputa, en aquellos tiempos era quien iba a resultar

en amo de millones de seres humanos condenados sin más, a los más terribles

padecimientos.

Se habla mucho y con gran eco, sobre todo dentro del reformismo, del proyecto

de una gran nación que uniera a todos o a la mayoría, de los pueblos

latinoamericanos en economía, en cultura, en política, en lo administrativo y en lo

militar.

Pero la pregunta que debemos hacernos desde el campo revolucionario es: ¿Qué

orientación tendría un tipo de estado de esa naturaleza? ¿Era esa la solución para

la miseria, la explotación y dominación de nuestros pueblos? ¿Acaso no serían las

mismas clases dominantes con la burguesía a la cabeza, quien administraría dicho

estado? Lo cierto es que dicho proyecto era burgués y buscaba convertir a gran

parte de nuestro continente, en un estado y país parecido a los Estados Unidos de

Norteamérica, país con el que se quería competir desde una mejor posición

geopolítica.

Sabemos que decir la verdad es muchas veces repudiado y hasta peligroso para

quienes se atreven a ejercer la mirada crítica sobre los hechos históricos. Por lo

menos no es popular y despierta odios y pasiones en los más acérrimos

defensores del sistema. No importa. Nos arriesgamos aquí como lo hacemos

todos los días en nuestra labor militante.

El reflote de ese viejo e irrealizable proyecto burgués, no cuenta con nuestras

simpatías. Esto no quiere decir que no impulsemos la unidad de los pueblos

latinoamericanos. Todo lo contrario. Estamos por impulsar la unidad más

profunda y amplia de nuestros pueblos. Pero es el contenido y la forma de esa

unidad la que cuestionamos. Nosotros buscamos la unidad de la clase obrera y de

l@s pobres y explotad@s de la ciudad y el campo, para la realización de la

revolución socialista, el derrumbe del estado capitalista burgués y la construcción

de la nueva sociedad socialista.

Es en el marco de esa unidad y de esos objetivos de clase, que entendemos la

unidad latinoamericana. No pretendemos la unidad del continente para contar

con una burguesía fuerte y que mejor negocie para sí, el precio de las materias

primas y la venta de algunos productos manufacturados. Llamar a la unidad del

continente sin definir qué tipo y a quien sirve ese proceso, nos parece no solo

irresponsable, sino y fundamentalmente, un oportunismo desenfrenado de los

sectores reformistas, mientras que desde el punto de vista de los mejor

intencionados, una consigna hueca y sin sentido de la realidad ni de sus

perspectivas objetivas.

Las recientes iniciativas como Unasur, Mercosur, Alba, y otros proyectos

parecidos, solo intentan potenciar la refundación capitalista de la región y no la

destrucción del estado burgués ni del sistema capitalista.

Resumiendo todo este punto, tendremos que decir que estamos contra el Estado

capitalista de dominación hoy vigente en América Latina, luchamos contra la

expresión local del capitalismo e imperialismo, como son nuestras burguesías

nativas, y no estamos por reflotar viejas aspiraciones de la burguesía que

buscamos combatir por todos los medios posibles.

Lógicamente que esto nos sitúa frente al administrador local y de turno del

estado capitalista de explotación y dominación como nuestro enemigo, en tanto

este mantenga la misión de mantener la explotación capitalista empleando para

ello las estructuras del estado. Esa es nuestra definición frente al estado, al

proyecto actual y frente a los administradores de turno del viejo estado burgués.

Ahora bien, ¿Eso quiere decir que nos situamos en la oposición al actual

gobierno? ¿Quiere decir que buscaremos alianzas y pactos con la derecha

venezolana expresada en diversos organismos políticos? ¿Quiere decir que

apoyaremos cualquier medida que apunte al debilitamiento del actual gobierno?

¿Quiere expresar acaso siquiera, la organización de una oposición de izquierda al

actual gobierno bolivariano?

A todas esas preguntas debemos contestar que No. Nunca haremos pactos de

ningún tipo con nuestros enemigos de clase y jamás renunciaremos a nuestra

ética revolucionaria y guevarista.

Nosotros no hemos nacido para hacer oposición a ningún gobierno. Nosotros

hemos nacido para realizar la revolución socialista y nada menos que eso es lo

que haremos.

Criticaremos al actual gobierno, sus medidas de protección a la burguesía y en

desmedro de la clase obrera y el pueblo explotado. Nos pronunciaremos contra la

inconsecuente política internacional llevada a cabo y defenderemos sin más, los

intereses de la clase obrera contra viento y marea. Promoveremos la defensa de

esos intereses recurriendo a la movilización social y de masas que fortalezca las

posiciones de nuestra clase obrera en todo momento y mantendremos muy en

alto las banderas del socialismo revolucionario.

Pero fundamentalmente, lo que haremos será construir una gran fuerza social,

política y porque no decirlo, hasta militar si fuera necesario, para realizar la

revolución socialista. Si el actual o futuro gobierno, se opone a nuestros objetivos,

ese será su problema y esa posición servirá para clarificar ante las masas, quien

impulsa la verdadera revolución socialista.

No hemos nacido para ser oposición a nadie. Hemos nacido para construir junto a

todo el pueblo las herramientas teóricas y organizativas que le ayuden en la gran

tarea de construir la sociedad de la felicidad colectiva e individual y que no puede

ser otra que el socialismo.

De tal forma que si el gobierno decide como hasta ahora, respaldar a la burguesía

en contra de los intereses de las y los trabajadores, es el gobierno quien hace

oposición a los cambios revolucionarios y no quienes están empeñados a

construir las bases del socialismo una vez derribado el estado capitalista hoy

vigente en Venezuela.

Hay que decirlo claro para que nadie se engañe en este importante tema. No

somos ni bolivarianos, ni chavistas, somos revolucionari@s y combatientes por

el socialismo y el comunismo para nuestro país, continente y el mundo entero.

Jamás seguiremos ciegamente a ningún líder, porque ya tenemos uno y ese para

nosotros es la clase obrera, quien en alianza estratégica con los pobres y

explotad@s de la ciudad y el campo, derribarán el putrefacto estado burgués y

construirán no sin esfuerzo, pero felices, la nueva sociedad sin clases.

De tal forma que no somos nosotros quienes tenemos que definirnos, porque ya

lo hemos hecho contra la burguesía y el capitalismo. Es el gobierno quien debe

definirse por la verdadera revolución, o por maquillarle el rostro al capitalismo.

Si el gobierno decidiese realizar la revolución socialista y terminar con el

capitalismo hoy vigente en Venezuela, lo apoyaríamos hasta entregar la vida si

fuera necesario en ese combate. Lo haríamos felices en el entendido que estamos

defendiendo los intereses estratégicos de l@s trabajador@s. Si por el contrario,

el gobierno se empeña en defender los intereses de la burguesía, tendremos que

levantar nuestra voz y en conjunto con los sectores más avanzados de la clase

trabajadora, hacer todo lo posible porque esos planes de apoyo a la burguesía

fracasen y no sean implementados.

Esa es nuestra posición, pero tampoco somos ilusos. En el próximo tiempo, se

mantendrá la política de conciliación de clases y el gobierno seguirá expresando

su opción preferencial por la burguesía y eso clarifica mucho más la situación.

7- El periodo actual y las elecciones

El MGR buscará en el próximo tiempo, constituirse en una pequeña fuerza

organizada, que pueda ser capaz de analizar la realidad, tanto nacional como

internacional desde el marxismo y actuar en consecuencia.

Creemos que la lucha de clases se acentuará en nuestro país en los próximos

tiempos, pero eso no quiere decir que avanzaremos a la revolución. La disputa de

la hegemonía sobre las masas, se dará entre las fuerzas por ahora mayoritarias y

enfrentadas entre sí.

Por una parte la burguesía más extrema que logró, agrupar tras de sí a una buena

parte de la pequeña burguesía y que cuenta con un importante número de

burócratas enquistados en el estado. También este sector burgués cuenta con

una presencia apreciable en vastos sectores populares, donde opera bajo

distintas redes de infiltración y masificación.

No se puede pasar por alto el hecho que en las pasadas elecciones de

gobernadores y alcaldes, la oposición burguesa más extrema, ganó los estados

más numerosos del país como son Miranda, Táchira, Zulia y Carabobo e

importantes alcaldías. Eso le da un margen de maniobra mucho mayor que ahora

se expresará de nueva forma a partir de los resultados de las parlamentarias y es

la base de su acumulación de fuerzas con vistas a las futuras elecciones

presidenciales.

Por otra parte nos encontramos con la dirección burguesa del proyecto

bolivariano, que a pesar de sufrir un serio desgaste en los últimos tiempos, aún

cuenta con el apoyo de la mayoría de la población, que se expresa sobre todo en

los sectores populares y en los estados y provincias del interior del país. La alianza

de gobierno, como expresión de una alianza de clases con la hegemonía de la

burguesía criolla a la cabeza, se verá obligada por las circunstancias que se

desprenden de las elecciones parlamentarias, a buscar puntos de negociación con

la burguesía más extrema, mientras ambas fuerzas preparan todas sus baterías en

razón de las futuras elecciones presidenciales.

Nuestra posición con respecto a las elecciones parlamentarias ya la dimos a

conocer en un comunicado reciente, pero no está de más recordar cual es nuestra

opinión al respecto.

En estas elecciones nada estuvo en juego para la clase obrera ni el pueblo

explotado. Por mucho que unos y otros nos traten de convencer de lo contrario,

la elección en estas circunstancias concretas que vivimos, solo resolvió en parte la

repartición de cuotas de poder por distintos segmentos de la burguesía

expresados en los dos grandes conglomerados que se enfrentaron (MUD y PUSV).

Cuatro años con una asamblea enteramente roja rojita, fueron suficientes para

demostrar que tener o no mayoría, en esa instancia para provocar los cambios

para el psuv no eran lo fundamental. Lo fundamental era contar con la conciencia

y voluntad política revolucionaria, para avanzar al socialismo legislando al lado de

l@s trabajador@s. Fue esa falta absoluta de voluntad y de conciencia política

revolucionaria, la que demostró en los hechos concretos que votar por el psuv en

estas elecciones en nada ayudaría a las masas para aliviar su situación. Ni hablar

de avanzar al socialismo. Por su parte la derecha más extrema buscó una mejor

posición de negociación con el gobierno en defensa de sus intereses particulares.

Los y las grandes ausentes una vez más fueron los intereses de las y los

trabajadores y sus urgentes demandas sociales, políticas y económicas.

Con todo hubo compañer@s que concurrieron a votar en la esperanza de

derrotar una vez más a la burguesía y creyendo que votar psuv es avanzar al

socialismo. No los criticamos. Nuestra labor será abrir una política de

comunicación con esos sectores y comprometerlos en la lucha por sus derechos.

En las elecciones parlamentarias, se votó una lista instrumental donde concurren

por una parte el PPT y por otra la USI, expresión de izquierda con importante

presencia en sectores obreros tradicionales como por ejemplo, el petróleo. Esta

alianza instrumental trató de canalizar el descontento con el gobierno sobretodo

en los sectores populares y particularmente obreros en el caso de la USI.

Nuestra caracterización del PPT como partido, ya la hemos entregado en

ocasiones anteriores, como un partido abiertamente burgués y que se presenta a

sí mismo, como “bisagra” de negociación entre los dos segmentos burgueses en

pugna. Este partido anida en su seno, a ex dirigentes del gobierno comprometidos

en graves hechos de corrupción conocidos por toda la opinión pública como el

caso del ex gobernador Manuitt. Nada se puede esperar de ellos.

En el caso de la USI, la situación es compleja. Con este sector de izquierda no

pocas veces hemos coincidido en el análisis y en la valoración de hechos políticos

de importancia. No dudamos de las buenas intenciones de los compañeros de

USI, que lógicamente buscan mejorar su acumulación de fuerzas de cara al futuro,

pero eso no quiere decir que no cuestionemos su alianza instrumental con el

“partido de los negocios”, como es también conocido el PPT. Ya en el pasado

estos compañeros han tendido puentes hacia sectores comprometidos con la

burguesía, como en el caso de la derecha sindical burguesa del Movimiento

Solidaridad Laboral y es preocupante ver como perseveran ahora en la misma

dirección con el PPT.

La crítica de esta alianza instrumental, no desconoce lo planteado por los

compañeros en orden a potenciar con la campaña electoral, un mayor

protagonismo obrero y multiplicar la capacidad de movilización de los sectores

populares. Partimos de esa base.

Tampoco nos pronunciamos en contra de las elecciones en general ni al

establecimiento de alianzas instrumentales que se desprenden de la dinámica de

la lucha de clases. Creemos por el contrario, que la participación en las elecciones

bajo determinadas condiciones y el establecimiento de alianzas que sean

beneficiosas para la clase obrera y el pueblo explotado, es uno de los caminos

posibles para los revolucionarios que buscan hacer avanzar una estrategia integral

que desemboque en la revolución socialista.

Nos preocupa eso si la escogencia de los aliados, aunque sean instrumentales y

que ojala en futuras contiendas electorales o de otro tipo, las miradas de nuestros

hermanos de la USI, estén más bien dirigidas hacia la izquierda que hacia sectores

que representan los intereses de la burguesía, por mucho que la alianza sea de

carácter instrumental.

Pero este comentario no es gratuito, ni busca abrir una polémica fraternal con

nuestros hermanos de la USI. Este comentario tiene que ver con las tareas

pendientes de la izquierda revolucionaria.

Debemos ser claros en decir que la clase obrera, ni l@s explotad@s de la ciudad y

el campo, cuentan aún con una herramienta política que signifique jugar un mejor

papel en el desarrollo del enfrentamiento político de las clases en pugna.

A once años de gobierno bolivariano, los sectores revolucionarios, estamos

empezando las tareas de agitación en torno a un esbozo de programa

democrático-burgués como el señalado por los compañeros de la USI.

De allí que la tarea que se desprende de tal lectura, es conformar una fuerza de

izquierda revolucionaria, que se organice en torno a un programa revolucionario

socialista y que sea capaz de desarrollar una táctica y estrategia de triunfo

revolucionario.

Será esta fuerza revolucionaria, la encargada de recoger desde el seno de la

clase obrera y el pueblo explotado, los elementos que contendrá un futuro

programa de agitación y lucha revolucionaria de las masas contra el estado

capitalista hoy vigente en Venezuela (Latino américa) y por el establecimiento

de una sociedad socialista.

Estos dos momentos de la lucha de clases, no son lineales ni están divididos

necesariamente en el tiempo. Pueden ser procesos paralelos y complementarios

de acuerdo con la realidad concreta que enfrentemos.

Desde ya propiciamos el encuentro y discusión de los revolucionarios en torno a

las siguientes reivindicaciones como arma de lucha y combate.

Programa reivindicativo y de combate

Nacionalización efectiva de las principales empresas estratégicas para el

desarrollo nacional: Recursos energéticos, acuíferos, mineros, marinos,

aeronáuticos, transportes, viales, portuarios, riquezas naturales y recursos

del subsuelo.

Industria petrolera 100% nacional, eliminación de las empresas mixtas y

eliminación de los acuerdos vigentes con las transnacionales, bajo control

de sus trabajadores y técnicos.

Nacionalización y expropiación efectiva de la banca privada, sin derecho a

indemnización. Esta medida es de carácter estratégico y no se puede dejar

pasar ni suavizar.

Cesación inmediata del pago de la deuda externa.

Liquidación efectiva del latifundio, mediante una nueva Ley de Tierras

Regulación de la propiedad urbana y rural destinada a la vivienda.

Reforma tributaria que grave en forma real, la excesiva ganancia de los

capitalistas.

Control Obrero y Social en la gestión de las principales empresas

nacionalizadas.

Regulación de la tasa de ganancia para el comercio.

Elaboración de la Escala Nacional de Salarios. Eliminación de la figura del

salario mínimo y su reemplazo por el Salario básico, que iguale el costo de

la canasta básica de alimentos y que se reajuste cada tres meses según

inflación.

Nueva Ley del Trabajo. Esto lo consideramos de importancia, aunque

debemos decir que no buscamos una ley que mejor regule la explotación

capitalista, sino un instrumento que nos permita luchar en mejores

condiciones para derribar el poder burgués.

Eliminación de la tercerización del trabajo en empresas públicas y privadas.

Reforma completa al Sistema de Educación Nacional con la gratuidad

completa de la educación en todos los establecimientos. Se debe crear sin

retraso la Nueva Universidad Técnica de Trabajadores, ligada a las

necesidades de la producción de cada región.

Establecimiento de las seis horas diarias de trabajo para todos los

trabajadores sin rebaja salarial.

Ley de Arrendamiento que fije en un 10% de los salarios de los inquilinos la

tarifa de los alquileres destinados a vivienda, y que suspenda los procesos

de desalojo en el caso de casa-habitación. Establecimiento de la Escala

Nacional de Alquileres para comercios y otro tipo de bienes inmuebles.

Liquidación de las cadenas privadas de alimentación y distribución de

alimentos.

Establecimiento del nuevo Sistema de Salud Revolucionario. Este reconoce

la salud como un derecho del individuo y por lo tanto el servicio es gratuito

en todos los niveles y en todos los establecimientos, expropiación

inmediata de todas las clínicas privadas.

Nueva Ley del medio ambiente que prohíba la explotación industrial de

todo tipo de importantes reservorios naturales y zonas de interés

estratégico para el medio ambiente.

Eliminación de los seguros médicos de forma inmediata, ya que ellos

constituyen una buena parte de la comercialización de la salud.

Sindicalización obligatoria para empresas con más de 25 trabajadores. En

caso de las empresas con menos de 25 trabajadores, se debe permitir la

conformación de los sindicatos ínter empresa.

Negociación colectiva por rama de la producción para todos los

trabajadores e imposibilidad de contratar rompehuelgas por parte de los

empresarios mientras dure el proceso de conflicto y negociación.

Conformación de una sola organización sindical de la clase obrera a nivel

nacional.

Democratización de los medios de comunicación social y control de los

mismos por las organizaciones de trabajadoras y trabajadores, además de

la participación de las organizaciones sociales.

Eliminación inmediata de todas las empresas destinadas a los juegos de

azar y al blanqueo de capitales.

Confiscación de todos los bienes en forma inmediata a quienes se dediquen

al negocio de estupefacientes, psicotrópicos o prostitución.

Confiscación inmediata de todos los bienes que sean probadamente

provenientes de la corrupción.

Control social para la gestión de gobernaciones y alcaldías por las

comunidades organizadas en consejos revolucionarios. Los gobernadores y

alcaldes que no cumplan con el plan de gobierno acordado con sus

comunidades, deben ser removidos de inmediato sin esperar revocatorio.

Reforma profunda al sistema de Administración de Justicia. Creación del

Poder Judicial Revolucionario.

Nueva política diplomática, que prohíba mantener relaciones diplomáticas

o comerciales con países que violen los derechos humanos, políticos y

sociales.

Reconocimiento como fuerzas beligerantes a todas las organizaciones

revolucionarias que mantengan un conflicto armado con los estados

capitalistas.

Reivindicación histórica, política y pública para todos los combatientes por

el socialismo caídos en combate. Sistema de pensiones y becas para

familiares

Juicio y castigo ejemplar para todos los comprometidos en el golpismo,

asesinatos de líderes campesinos y de trabajadores, paramilitarismo y

demás actividades de corte fascista.

Juicio y castigo ejemplar para todo funcionario de gobierno, ya sea local,

estadal, o nacional, que en el ejercicio de su cargo, desarrolle o propicie

actos de corrupción.

Todas estas medidas y otras que necesariamente irán surgiendo producto

del aporte de las organizaciones sociales y políticas comprometidas con la

revolución socialista, no buscan reformar el sistema capitalista, sino que

buscan conscientemente quebrar la columna vertebral de la burguesía y

debilitarla en forma estratégica en el combate por la revolución socialista.

Nuestro interlocutor para la implementación de estas medidas, no es el

gobierno y tampoco la asamblea nacional ni puede serlo. Nuestro

interlocutor debe necesariamente ser la clase obrera, los pobres y

explotad@s de la ciudad y el campo y toda persona honesta y

comprometida de verdad con los cambios sociales.

Esta propuesta no pretende ser un plan o programa de gobierno, porque

entendemos que no tenemos el gobierno para implementar dicho plan y

tampoco estamos en campaña para difundirlo ni prometerlo.

Pretende ser un programa que ordene nuestras luchas y delimite los

intereses inmediatos de la clase obrera y el pueblo explotado de la ciudad y

el campo. Por lo tanto es un programa de lucha, que irá mutando en el

tiempo y debe ser corregido y ampliado por las organizaciones sociales y

políticas que se comprometan en la lucha por la revolución socialista.

Nosotros guevaristas, estamos a la orden para comenzar hoy mismo esta

fraternal discusión y debate necesario en el seno de la izquierda

revolucionaria.

Tal propuesta es una invitación a seguir discutiendo en medio de la

construcción tan necesaria de espacios de encuentro, síntesis y propuestas

de la izquierda revolucionaria.

8- Nuestro segundo aniversario.

El 25 de septiembre, nuestro movimiento estuvo de aniversario. Cumplimos dos

años de lucha y combate por el socialismo.

Este segundo aniversario nos sorprende en una situación muy distinta al año

anterior. Luego de la tan necesaria decantación de posiciones al interior del

movimiento, y la resistencia que tuvimos que dar frente al pretendido quiebre

hacia la derecha de nuestro movimiento, hoy las aguas están más calmas.

Hemos logrado consolidar un mínimo necesario y reordenar nuestro movimiento

frente a las tareas de la construcción. Todo este esfuerzo nos significó una suerte

de repliegue táctico en varios frentes, donde veníamos trabajando y en muchos

casos congelar nuestra presencia y participación.

El pequeño grupo de la juventud fue expulsado de nuestras filas por realizar

labores de saga al servicio del reformismo, conocía muchos detalles de nuestra

organización y era necesario cambiar para no sufrir más adelante golpes que

hubieran significado dado lo reciente del proyecto, nuestra segura muerte política

y orgánica y el retroceso estratégico.

Hoy estamos más maduros y hemos ido aprendiendo a base de paciencia, que

estamos trabajando para el futuro y que nuestra lucha no se expresará de

inmediato. Trabajando en durísimas condiciones materiales y de todo tipo, hemos

ido consolidando un núcleo fuerte y seguro y hemos sido capaces, de radiar

nuestra opinión política no solo en Venezuela.

Los avances de nuestra línea política, contradictoriamente, no se verán

expresados en lo público en el próximo tiempo. Al tener que concentrarnos hacia

adentro durante una buena parte del año, nuestros avances son más de carácter

cualitativos que cuantitativos. Esto no quiere decir que no exista avance en áreas

como el crecimiento numérico, pero no ha sido lo importante durante este

periodo y nos alegramos que así sea.

De todo este periodo de formación y elaboración, saldremos más fortalecidos y

con un caudal político acumulado del que echaremos mano en el próximo tiempo.

Las lecciones políticas que nos dejan estos dos años de construcción, las tenemos

que situar en el terreno estratégico de nuestro acervo teórico.

Si ordenamos estos elementos, los podríamos sintetizar así.

Hemos nacido para vencer. Cuando nos dispusimos a crear una nueva

organización, todavía se vivía la efervescencia bolivariana. Nuestra voz era un

grito en el desierto y de acuerdo a como y a cuantos comenzamos esta

construcción, en ese tiempo llamábamos a la risa y al sarcasmo hasta de los más

optimistas compañer@s. Hoy nuestra voz es escuchada y en muchas partes hasta

tomada como referencia de análisis y lecturas serias sobre la política venezolana.

La construcción es diversa y enriquecedora, con adelantos y retrocesos hemos ido

creciendo a lo largo del tiempo, dando paso a la interacción, articulación de las

organizaciones hermanas que en estos momentos deliberan una fuerte lucha

contra el sistema capitalista, como lo podemos observar en Chile la huelga de

hambre de los hermanos Mapuches, en la Argentina la lucha de los sindicatos en

las empresas, en Brasil el movimiento de “los sin tierras” que reclama un espacio

para el crecimiento, en Colombia Las FARC-EP contra el fascismo, y así

Latinoamérica unida se levantan para denunciar y tomar las armas para reclamar

lo que por derecho nos pertenece.

Hemos demostrado que se puede construir organización revolucionaria clasista

en condiciones muy desventajosas y donde el reformismo hegemoniza el discurso

sobre socialismo y revolución.

No somos desprendimiento de organización alguna y sin tener cuadros con

experiencia previa, hemos ido formando una pequeña escuela que ya empieza dar

sus frutos en el terreno de la elaboración y organización interna.

Líneas de construcción estratégica.

No hemos empezado construyendo la dirección como muchos otros intentos, sino

más bien construyendo las bases de nuestro movimiento en todas partes con una

coordinación entre si necesaria, pero con la suficiente autonomía. Sin bases la

dirección es innecesaria y solo sirve para mal formar los cuadros. Los jefes que

vayan surgiendo en distintos sectores de esta forma serán jefes reales y

prestigiados por su trabajo de construcción previa. Esta línea de trabajo es

irrenunciable y será el soporte de todo este largo periodo de construcción.

La línea de masas se orienta a crear corrientes de pensamiento en los distintos

frentes sociales que en algún momento se transformen en construcciones

orgánicas. Estas corrientes deben expresar en primer término la independencia

de clase con respecto a la burguesía y al reformismo pequeño burgués enquistado

en el movimiento de masas. Ya esta línea está dando sus primeros frutos y

seguiremos por el mismo camino buscando potenciar la emergencia de un nuevo

movimiento de masas en todos los sectores sociales.

La línea de construcción de políticas y fuerza material estratégica está muy

desarrollada y ya podemos hablar de los primeros éxitos en este terreno que sin

embargo, es el menos visible de nuestro trabajo y eso habla de lo acertado del

trabajo en este terreno durante este tiempo.

En lo comunicacional aún estamos lejos de lo pretendido, aunque nuestro portal

hace lo suyo, no hemos avanzado mucho en la dirección correcta y no hemos

masificado nuestro mensaje. Debemos empezar por definir zonas estratégicas

donde desarrollar nuestra propaganda y medir en el tiempo su desarrollo.

En lo material aun somos débiles y muy dependientes en todo sentido. Las

iniciativas para revertir esta situación aún están en desarrollo y no cubren

realmente las necesidades que tenemos por delante. Debemos impulsar una gran

campaña en este sentido en el próximo tiempo que efectivamente resuelva este

problema que es esencialmente político.

En la política unitaria, aún no terminan de expresarse los esfuerzos realizados

durante todo el tiempo de construcción de nuestro movimiento. No es poco lo

avanzado, pero no es suficiente y debemos trabajar por decantar la situación en

el próximo tiempo, buscando definiciones en torno a la unidad de nuestros más

cercanos aliados y amigos.

En lo cultural, hay grandes avances que se expresarán en el próximo periodo y nos

sentimos realmente satisfechos por lo realizado en este terreno y muy pronto

tendremos novedades públicas al respecto.

En lo internacional, debemos consolidar los vínculos que tenemos y que no son

pocos dadas las condiciones en las que se han desarrollado. Debemos consolidar

un mínimo y realizar un esfuerzo muy grande sobre todo en la perspectiva de

contar con una retaguardia estratégica.

9- La táctica para el periodo.

Nuestra táctica para el periodo, está definida por nuestra lectura de la situación

tanto nacional como internacional, la situación de las distintas fuerzas políticas,

sociales, económicas y militares comprometidas en la correlación general de

fuerzas.

A nivel internacional, nos encontramos con cierta estabilidad relativa del sistema

capitalista en medio de su crisis sistémica. Las fuertes medidas de eliminación de

conquistas y beneficios que mantenía un sector importante de la clase obrera en

muchos países de Europa, hará por una parte que se agudice la movilización de

masas en franco enfrentamiento con estas medidas, mientras que por otra parte,

la implementación de las mismas ayudará en forma significativa al capital a

revertir su crisis de baja de la tasa media de ganancia. Estamos en presencia de un

ejemplar enfrentamiento de clases que tiende a mantenerse, pero que por el

momento no pone en peligro al sistema capitalista en aquellos países sobre el

cual ha logrado gran consenso.

En general el sistema capitalista ve con mesura el siguiente paso, pero con

relativa tranquilidad al tener la certeza que no está en peligro su sobrevida

porque hizo lo necesario previamente para debilitar cualquier otra opción de

construcción social.

En nuestro continente se vive también una relativa estabilidad producto de la

adopción en su momento de importantes medidas que favorecieron a las

burguesías en desmedro de los trabajadores. Las movilizaciones que se han

producido y se seguirán produciendo, no tienen el alcance de las vistas en Europa

últimamente, fundamentalmente porque el movimiento de masas vive otro

momento.

Golpeado por la represión y luego manipulado por el reformismo, podríamos

decir que el movimiento de masas vive un momento de mucha confusión y

debilidad. Aun así y producto precisamente de la crisis, en varios países empieza a

emerger una postura minoritaria, pero clasista y combativa que se perfila como

un importante polo de acumulación de fuerzas. Está por verse cuál será el rol de

los sectores revolucionarios para profundizar la presencia y el protagonismo de

este importante sector combativo.

En nuestro país y después de las pasadas elecciones parlamentarias donde el

reformismo sufrió una importante derrota a manos de la derecha golpista, se

vivirán momentos de relativa tranquilidad y como paso previo a la preparación de

los escenarios pre electorales con vistas a las presidenciales.

El gobierno se ha quedado en la práctica sin grandes posibilidades de maniobra

atrapado por la crisis económica y sin un plan político que pueda dar respuesta a

la crisis interna que vive en estos momentos. Cualquier demora en la aparición de

una verdadera alternativa revolucionaria, solo jugará a favor de la derecha

golpista que canalizará todo el descontento social de importante sectores

populares y consolidará su posición allí.

Es por lo mismo de vital importancia, el surgimiento de una alternativa de

izquierda revolucionaria que se plantee disputar a la burguesía tanto en el

gobierno como en la oposición, un movimiento de masas cansado de esperar y

que empieza a mirar con simpatías una salida mucho más a la derecha que el

actual gobierno. De allí la importancia de una táctica de construcción que recoja

este desafío y que lo situé como el esfuerzo más importante del periodo. La

izquierda revolucionaria como alternativa, es una real necesidad del movimiento

de masas y como tal debemos abordar este periodo.

Lo principal del periodo, es seguir acentuando la independencia de clase con

respecto al gobierno y frente al proyecto que representa.

¿Qué significa exactamente esta táctica para este periodo?

Significa en primer lugar fortaleza teórico-política del núcleo revolucionario,

primero para resistir los embates del enemigo en este campo y claridad en los

planteamientos políticos que realicemos de cara a nuestro pueblo. Jamás una

mentira, jamás una cuenta alegre y no ajustada a la realidad, pero también

significa saber actuar en desventaja sin olvidar que tendremos al frente a la

derecha fascista por un lado, con todo su odio de clase en contra nuestra,

mientras que por el otro lado, tendremos al reformismo y su ilusionismo político

que cuenta sin lugar a dudas con gran simpatía en la población y que se valdrá de

epítetos tales como “agentes de la CIA, escuálidos, sospechosos,

ultraizquierdistas, tontos útiles, aliados del imperialismo” y un largo etc.

Significa explicar pacientemente nuestra posición y nuestra política en los

organismos de masas sin rehuir jamás el debate ni la confrontación de ideas.

Significa ir obrer@ por obrer@, poblador, por poblador, comunidad por

comunidad, estudiante por estudiante, campesin@ por campesin@, indígena por

indígena, herman@s todos de nuestro pueblo que merecen y necesitan toda

nuestra atención y preocupación política.

Significa ir acercando lentamente posiciones con otros revolucionarios,

aprovechando para ello todos los escenarios posibles. Ser generosos en el debate,

poner lo estratégico sobre lo urgente, vaciar nuestra mente de sectarismo, no

discutir de qué color será el futuro edificio de la Asamblea Popular que

reemplazará al actual parlamento, no tratar de saber cuál era el número del

calzado que usaba Marx o de qué lado de la cama dormía Lenin, porque todas

esas cosas no tienen ninguna importancia, como tampoco lo tiene en este

momento definir con precisión las medidas económicas que se deben adoptar

cuando llegue el comunismo.

Significa empezar a insertar nuestra opinión en las comunidades y frente a hechos

cotidianos y concretos, hacer nuestros los reclamos de la gente, ponernos a la

cabeza de las pequeñas movilizaciones que se producen todos los días, hacer

política con y para las comunidades, enfrentar la injusticia cotidiana vale más que

cien discursos y documentos por muy bien hechos que estos estén.

Significa mostrar la política de la organización a las masas, no a los militantes

guevaristas, solo su política, empezar a tener presencia en las calles, en el metro,

en el bus, en las paradas, en el colegio, en la universidad.

Significa apoyar a otras organizaciones hermanas como si fuera la nuestra,

preocuparse por nuestros hermanos aliados aunque sean distantes, lejanos

irresolutos algunos, significa crear vínculos de todo tipo con ellos todos los días

sin pretender jamás el reclutamiento fácil mediante esa táctica, recordar que

cuando reclutamos un aliado, no ganamos un militante, sino que perdemos un

eslabón de la unidad revolucionaria.

Significa cantar, reír, bailar y recitar la hermosura de la palabra. Significa

inaugurar otras formar culturales y desterrar la relación utilitaria entre hermanos

de clase. Significa crecer construyendo nuev@s poetas, cantantes, artistas

plásticos, bailarines, muralistas, músicos y actores, dejaremos atrás el

inmovilismo actual y crearemos algo todo los días.

Significa recordar que no hay que tratar de hacerlo todo de una vez, solo lo

necesario, solo lo importante. No basta decir palabras bonitas o grandilocuentes,

por apegadas que se encuentren al marxismo si nadie las entiende, dejan de tener

sentido.

Significa unificar, construir, consolidar e impulsar no solo a nuestra orgánica, sino

fundamentalmente, el concepto de izquierda revolucionaria por sobre cualquier

sectarismo trasnochado.

La traducción simple de una táctica compleja en un escenario de igual calidad,

significa un primer paso para ajustar la organización a las necesidades actuales y

avanzar un peldaño más en la construcción estratégica. Proponemos discutir y

adecuar esta táctica a cada una de las realidades particulares donde nos toca

actuar.

10- Las tareas inmediatas

Lo que debemos realizar en primer lugar es hacer presencia con nuestra opinión

en distintos sectores ya previamente definidos. El sector estudiantil a pesar de su

lugar de atraso demostrado, sigue siendo para nosotros un lugar donde llegar y

construir. Propiciaremos la organización independiente de los estudiantes

primero en pequeños colectivos y luego avanzaremos con tareas más ambiciosas.

En este sector la lucha teórica-política cobra una real importancia y debemos

abordarla sin complejos.

Una de las tareas más ambiciosas para el periodo, será consensuar una lectura

común con otras pequeñas fuerzas de izquierda y sacar adelante un borrador de

Programa de Lucha político-social. Esta tarea va bien encaminada y puede resultar

un real avance en todos los sentidos. Debemos propiciar los encuentros y antes

de fin de año hacer un balance de lo realizado en esta dirección.

La realización de una gran campaña de finanzas es otro de los grandes objetivos

para el corto plazo y en esto nuestros amigos y cercanos, tienen un gran papel

que cumplir. Debemos plantearnos metas ambiciosas implementando audaces

medidas que signifiquen fortalecer la organización en todos los sentidos.

El desarrollo de la propaganda debe ligarse a los problemas concretos en todos

los sectores y solo deben realizarse grandes esfuerzos centrales en torno a

objetivos específicos. Lo principal debe estar en la base social del pueblo ligado a

problemas reales y concretos, pero que superen la coyuntura.

A partir de Marzo, está planteada nuestra primera gira nacional y debemos

preparar esto con gran detalle y anticipación. Esa gira debe entregarnos grandes

dividendos en lo interno, pero debe representar un salto en la organización de los

pequeños colectivos que existen en distintas partes y que no cuentan con una

orientación central.

En Noviembre debe comenzar la Segunda Escuela de Cuadros del MGR que llevará

por nombre, “Camino de Victoria”. Especial importancia tiene la participación de

los jóvenes estudiantes y nuestros amigos no militantes. Ya se entregará el

temario en los próximos días.

Nuestra página debe volver hacer un referente de opinión y denuncia

comenzando por actualizaciones diarias y poniendo el acento en noticias

autogeneradas. Gran importancia cobran en este sentido, nuestros colaboradores

y todos quienes se han acercado para formar parte de los colectivos Guevariando,

que empiezan a crecer por todas partes. Les pedimos a quienes tienen a cargo

este medio de difusión, un nuevo gran esfuerzo en este sentido y un gran salto de

calidad en lo que se publique. Ustedes son nuestra voz y nuestra cara pública y

confiamos en su gran desempeño.

Por último queremos plantear el reclutamiento para el próximo periodo. Aún no

queremos hacer una organización masiva. No sacamos nada con tener un gran

número de militantes si lo mismo no es reflejo de calidad. Quien sea escogid@

para militar con nosotros debe hacer un camino previo tal como ha venido

ocurriendo y no puede ser incorporad@ sin este requisito. No queremos que se

sumen grandes dominadores de la teoría y de la palabra si esto no es reflejo a la

vez de un gran desarrollo de su trabajo en las esferas sociales y políticas. Solo

podrán ser militantes guevaristas, quienes con su trabajo avalen su palabra y su

disposición. Preferimos ir lento en este terreno porque sembramos para el futuro.

Este extenso informe se hacía necesario para sentar claridad frente a distintos

hechos que atraviesan con mucho la coyuntura. Ya nadie puede ser llamado a

engaño, porque después de dos años, en los que todos apostaron a nuestra

muerte como organización en el corto tiempo, aquí estamos y más sólidos que

nunca. Los guevaristas existimos porque el pueblo así lo quiere y tiene falta de

organización revolucionaria. No se explica de otro modo como una organización

pequeña, sin recursos de ningún orden, sin apoyo mediático, y sin dirigentes

conocidos, haya podido sobrevivir haciendo política en medio del actual

escenario. Contando con ese apoyo es que hoy nos planteamos nuestra

consolidación en los sectores definidos y un gran salto a nivel nacional. Ya sabrá

de nosotros tanto la burguesía como el reformismo.

Organización para luchar y luchar para conquistar la felicidad esa es nuestra

consigna. Y así seguimos construyendo en el seno del pueblo pobre y explotado,

tanto la idea revolucionaria, como el instrumento orgánico necesario para la

revolución. Y seguimos alegres, subversivos, rebeldes y guevaristas, recorriendo

este maravilloso sueño de conquistar nuestra felicidad con nuestras propias

manos. Llevemos la buena noticia a todo niño, niña, muchacho, muchacha,

anciano o anciana de nuestra patria. Vamos a darles nuestro mensaje de alegría y

de certeza en un mañana mejor. Digámosle que la revolución es maravillosa

porque la hacemos nosotros mismos y que en ella nos realizamos como seres

humanos constructores sociales. Digámosle a todo nuestro pueblo que

levantaremos al ser humano del siglo XXI, nosotros mismos, hasta alcanzar su

libertad plena en el socialismo.

¡¡¡O revolución socialista, o caricatura de revolución!!!

¡¡¡Que la crisis la pague la burguesía!!!

¡¡¡Adelante con todas las fuerzas de la historia!!!

MOVIMIENTO GUEVARISTA REVOLUCIONARIO

www.guevariando.org

[email protected]