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"Pago por servicios ambientales a productores: fuentes de dinero para incentivar la siembra de pasturas" 127

Volúmen XI Número 2 - Primavera 2009 -(127-148) REVISTA ARGENTINA DE ECONOMÍA AGRARIA

Pago por servicios ambientales a productores: fuentes de dinero para incentivar la siembra de pasturas

Fernando A. Milano1

Recibido: 23 de marzo de 2010Aceptado: 3 de Mayo de 2010

RESUMEN

Dadas las crisis vinculadas al cambio climático y al insufi ciente abastecimiento nacional de gas, se necesitan promover buenas prácticas agropecuarias mediante políticas ambientales. Las pasturas consociadas son valiosas para la conservación del suelo y del ciclo hidrológico y fi jan biológicamente nitrógeno, mecanismo reemplazado sólo por fertilizantes (que requie-ren mucho gas para su fabricación) para incorporar este elemento esencial de baja reposición anual (25% de lo extraído). Los engordes a corral reducen el metano emitido pero generan importantes impactos ambientales. El objetivo del trabajo es analizar la disponibilidad de fondos para incentivar la siembra de pasturas consociadas perennes en la Región Pampeana a partir del ahorro de gas generado con la fi jación biológica del nitrógeno por las pasturas y de los subsidios destinados a los engordes a corral.Argentina ahorraría gas por 1.492.611.946 $/año por sembrar 11.291.926 has con pasturas. Los 43,7 $/ha/año que aportaría el Estado Nacional y los 88,6 $/ha/año que se derivarían de los subsidios generarían 132,2 $/ha/año (76,3 % de la amortización de las pasturas). El gas ahorrado anualmente cubriría el consumo domiciliario de 8.227.187 personas. Los resultados tendrían fuerte impacto en el plan energético nacional y en las futuras negociaciones agríco-las internacionales en el marco del cambio climático.

Palabras clave: pasturas consociadas - fi jación biológica del nitrógeno - pago por servicios ambientales - gas - engorde a corral

Payment for environmental services to producers: sources of money to encourage the plan-ting of pastures

ABSTRACT

Considering the crises related to climate change and to the low national gas supply, there is a strong need to promote good agricultural practices through programs of payment for envi

1 Área de Recursos Naturales y Sustentabilidad, Dpto. de Ciencias Biológicas, Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad Nacional del Centro (UNICEN) Instituto Multidisciplinario sobre Ecosistemas y Desarrollo Sustenta-ble Universidad Nacional del Centro (UNICEN). Telefax. 0054 - 2293 - 439850 [email protected]

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ronmental services. The pastures are valuable for soil conservation and for the hydrological cycle and fi x nitrogen biologically, mechanism replaced only by fertilizers (that need a lot of gas for its manufacture) to incorporate this essential element of low annual reinstatement (25 % of the extracted nitrogen). Feed lots reduce methane emissions but also generate im-portant environmental impacts. The aim of this work is to analyze the availability of funds to promote the sowing of pastures that could be generated from the saving of gas generated with the biological fi xation of nitrogen process from pastures and from the subsidies destined to feed lots. Argentina would save gas by an amount of 1.492.611.946 $/year for sowing with pastures an area of 11.291.926 ha. The Federal State would contribute with 43,7 $ /ha/year and toge-ther with the 88,6 $/ha/year that could be derived from subsidies would generate 132,2 $/ha/year (76,3 % of pastures amortization). The gas saved annually would cover the domiciliary consumption of 8.227.187 persons. The results would have strong impact in the energetic national plan and in future agricultural international negotiations in the climate change fra-mework.Key Words: pastures - biological fi xation of nitrogen process- Payment for environmental services-gas-feedlot-

Introduccion

La ganadería pastoril es eje cultural de la Argentina. Es tradición de cría ganadera, cultura gauchezca, fama internacional de sus carnes, fotografía que identifi ca a un país. Sin embargo, es también mucho más que eso: es estrategia en un mundo con crisis alimentaria, energética y ambiental. Es es-trategia porque tanto los pastizales naturales como las pasturas consociadas en las que se basa cumplen funciones en el ecosistema generando servicios ecosistémicos como la formación del suelo, la conservación de la biodiversidad, la regulación del fl ujo y cali-dad del agua y el mantenimiento de reservo-rios de carbono. Permiten, además, ahorrar grandes cantidades de energía en sus proce-sos tal como sucede con los pastizales que llegan a necesitar hasta 100 veces menos pe-tróleo que los feed lots norteamericanos para producir la misma cantidad de carne (García Tobar, 1985).Las pasturas consociadas perennes, en las que también se basa, tienen un rol destaca-do en la rotación con cultivos anuales en la

Región Pampeana ya que permiten:• fi jar nitrógeno biológicamente ahorrando grandes cantidades de gas u otros combusti-bles fósiles.• aumentar la infi ltración debido al efecto de sus raíces, reduciendo riesgos de erosión e inundaciones.• aumentar, a través de sus raíces, la mate-ria orgánica profunda.• dar cobertura permanente.• mejorar el control de plagas agrícolas.• aumentar la captación de carbono de campos con cierta degradación, ayudando a mitigar el cambio climático global y, al mis-mo tiempo, aumentando la materia orgánica que incrementa la retención de agua (Vigliz-zo, 1995).Por otra parte, aunque el sistema pastoril es generador de metano, es este un impacto que se relativiza frente a sus ventajas y con-siderando: - el costo en dióxido de carbono que tienen otras opciones de producción de carne ba-sados en alimentación con granos y cultivos anuales. - las opciones de reducción de la produc-

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ción de metano que existe en el campo de la ciencia animal a través de la selección y el manejo del ambiente ruminal y de la incor-poración de carnes rojas de monogástricos que incluyen especies tan diversas como el cerdo y el ñandú (Rhea americana) (Berra et al., 1999; República de Argentina. Secreta-ría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, 2008; Steinfeld et al., 2009; Milano, 2007).Desde el punto de vista de la salud pública las carnes de origen pastoril se destacan por la relación de ácidos grasos Omega 3: Ome-ga 6 y el bajo riesgo de generar afecciones por la bacteria Escherichia coli 0157:H7. Estas son producidas generalmente por el consumo de hamburguesas mal cocinadas y son mucho más frecuentes en animales ali-mentados principalmente con granos (Casal y García, 1998; Diez-González et al., 1998). Igualmente es un sustrato alimentario que no permite la aparición del “Mal de la vaca loca” (encefalitis espongiforme bovina), zo-onosis que se vincula a la alimentación de animales con suplementos de origen animal (Casal y García, 1998). A pesar de tantas ventajas la ganadería pas-toril de la Argentina se ha visto desplazada de la Región Pampeana en las últimas déca-das. Una serie de procesos han colaborado para ello como la Revolución Verde de la agricultura que, en los últimos 50 años per-mitió un aumento notable de la cantidad de granos contribuyendo a una reducción del precio de los mismos. Esto promovió un uso creciente de granos para alimentación animal, el cual genera una pérdida indirecta de parte de las cosechas por las inefi ciencias digestivas de las diferentes especies domés-ticas. Así se fue produciendo, en muchos países desarrollados y emergentes, una dieta con excesos de proteínas y energía, con el consiguiente aumento del nivel de sobrepeso y obesidad. Desde lo comercial, aumenta-ron las exportaciones de granos y, relativa-mente, se redujeron las exportaciones de

carne pastoril desde el Cono Sur America-no (Ensminger, 1973; Delgado et al., 1999; Ramírez y Milano, 2007). Este proceso que-da en evidencia en la gran demanda de soja para alimentación animal de parte de Europa Occidental y China en los últimos 20 años (Brown, 2004). En la década de los 90, la implementación del Programa económico de Convertibilidad en Argentina permitió tener energía barata facilitando los subsidios de energía a través de los granos. Así se promovió la expansión de los sistemas de engorde a corral como forma de convertir los granos, de bajo valor, en carne. Esto cambió en el año 2002 con la caída de dicho programa y el consiguiente aumento del precio de los combustibles, la dolarización de los granos y la pesifi cación de los ingresos (Marín Moreno, 2002).Desde 2006 y a nivel global, la demanda de ciertos cultivos para biocombustibles y el aumento de sus exportaciones exacerbaron el incremento de las superfi cies sembradas con soja y el desplazamiento de la ganadería pastoril desde la Región Pampeana a zonas semiáridas (San Luis, La Pampa, Chaco Ári-do) y subtropicales (Chaco Húmedo) (Rear-te, 2007).. Desde 2007 en Argentina, debido al riesgo de reducción de los stocks ganaderos, co-menzó una tendencia de aumento en el pre-cio de la carne. Dado el peso que esta tiene en la canasta familiar argentina y, por ende, en el índice infl acionario, se inició desde el Estado el subsidio a los sistemas de engor-de a corral a través de maíz y soja con va-lores aproximados de entre 2,17 y 2,89 $/cabeza/día o 241 $/animal vendido (La Na-ción, 2007a; La Nación, 2009a; La Nación, 2009b; ONCCA, 2009). Esto generó una concentración de la producción ganadera en pocas manos por una imposibilidad de com-petir de los pequeños y medianos ganaderos quienes, en coincidencia con dos años de ex-trema sequía, fueron vendiendo sus stocks

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vacunos (La Nación, 2009b). Todos estos cambios han llevado a un gra-dual desplazamiento de la ganadería pastoril pampeana de parte de la agricultura de co-secha hacia zonas marginales en cuanto a su aptitud agrícola (semiáridas y Chaco Hú-medo). Al mismo tiempo, se produjo un au-mento notable de los engordes a corral en los últimos dos años (Rearte, 2007). Como refe-rencia, en 2007 había 1196 establecimientos registrados a nivel nacional para recibir sub-sidios y a mediados de 2009 llegaron a 1890 (La Nación, 2009b; ONCCA, 2009). Estos procesos confl uyeron hacia el año 2008-2009 con complejos escenarios glo-bales y locales paralelos a la crisis fi nan-ciera. A nivel global se presentó una crisis energética con aumento y caída abrupta del precio del barril y profunda necesidad de encontrar fuentes energéticas alternativas y nuevas formas de ahorro de energía. La cri-sis ambiental continuó agravándose como lo evidencian modelos matemáticos que refi e-ren que, el planeta habría sobrepasado su ca-pacidad de carga de seres humanos en 1986 (se demandaban más bienes y servicios que los que el planeta podía proveer), estando hoy un 30 % superada. Si la tendencia con-tinúa se espera necesitar dos planetas para 2035 (WWF, 2008). Dentro de esta crisis se destaca el cambio climático y la nece-sidad de implementar mecanismos que li-mitan el comercio internacional en función a la huella de carbono (cantidad de gases efecto invernadero liberados para producir, industrializar y transportar un producto) de los diversos commodities disponibles en el mercado (Tamiotti et al.,, 2009; Hoppstock et al.,, 2009; Sammartino, 2009).En tanto, a nivel regional tanto la crisis energética como la ambiental se hicieron presentes. La primera, se produjo tanto por cuestiones de planifi cación como por reduc-ción de reservas. Esto ha generado una serie de cambios como el aumento del precio de

combustibles, la caída de las reservas nacio-nales, la expansión de los biocombustibles, la importación de petróleo y combustibles y la reducción de la producción de fertilizante nitrogenado (La Nación, 2007b; La Nación, 2007c). Esto dio lugar, a su vez, a un notable aumento de la urea que pasó de US$ 360 en mayo de 2006 a 1000 US$ en septiembre de 2008 con índices infl acionarios en Pesos de entre el 20 y el 30% anuales (Bertello, 2006; Bertello, 2008). Los eventos globales y re-gionales aquí descriptos ponen en evidencia la necesidad de priorizar y premiar las prác-ticas agropecuarias que ahorren energía fó-sil y reduzcan las emisiones de gases efecto invernadero.

Antecedentes

Existen antecedentes de investigación que vinculan de uso de combustibles fósiles con la producción agropecuaria en Argentina. Estos se desarrollaron hacia los inicios de 1980 fruto de la crisis petrolera de los años ´70 y se basaron en el análisis de la efi cien-cia en el uso de la energía fósil en diferentes sistemas productivos (Gingins y Viglizzo, 1981; Viglizzo y Gingins, 1982; Viglizzo et al., 1982; Cahuepé et al., 1982; García To-bar, 1985). En ellos se destaca una impor-tante diferencia en esta efi ciencia a favor de sistemas ganaderos sobre pastizales natura-les y, en menor medida, sobre pasturas con-sociadas frente a los sistemas de engorde a corral (Gingins y Viglizzo, 1981; Cahuepé et al., 1985). Un ejemplo actual de ahorro energético que podría favorecer las buenas prácticas agropecuarias está vinculado al masivo uso de gas que requiere la fabrica-ción de fertilizantes nitrogenados. El nitró-geno es un nutriente esencial que puede ser incorporado al suelo de dos maneras princi-pales: mediante fertilizantes o a través de la incorporación biológica que realizan las

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leguminosas, como alfalfa. Si se incorpora mediante fertilizantes se gasta mucha ener-gía en su fabricación así como en su distri-bución y uso. Como referencias cabe citar que el 28 % de la energía fósil usada en la agricultura estadounidense se gasta dentro de las fábricas de fertilizantes o que casi el 1% de toda la energía mundial se destina a esta industria (Murray, 2005; Steinfeld et al., 2009).La transformación de los sistemas de engor-de (de pastoril a corral) y la reducción de la superfi cie de pasturas consociadas de la Región Pampeana dan marco para analizar cuál podría ser el costo de estos cambios en términos de gastos por subsidios y por aho-rro del gas importado. Así se podrían estimar los fondos que podrían generarse para crear programas de pagos por servicios ambienta-les para la siembra de pasturas. Estos progra-mas han sido respuestas de los sistemas eco-nómicos frente a la grave crisis ambiental global y buscan estimular las buenas prác-ticas agropecuarias a través incentivos eco-nómicos destinados a aquellos que adminis-tran ecosistemas para mejorar el fl ujo de los servicios ecosistémicos que estos proveen. La FAO considera que las buenas prácticas agropecuarias impactan positivamente sobre los servicios ecosistémicos (FAO, 2007). Estos se defi nen como los benefi cios que la sociedad recibe de los ecosistemas e in-cluyen aspectos tan diversos como los ser-vicios de provisión de agua y alimentos, la regulación climática e hídrica, la conserva-ción de suelos, la degradación de la basura, la recreación, etc. (Millennium Ecosystem Assesment, 2005). Estos programas han co-menzado a generar cambios importantes en el uso de la tierra desde la década del 90 a partir del mercado de carbono y los proyec-tos para protección de cuencas hídricas en muchos lugares del mundo (Landell-Mills N. y T. Porras, 2002). Hoy se promueven rápidamente de la mano de instituciones

como FAO y Banco Mundial (FAO, 2007). Para la implementación de estos programas es necesario identifi car:a) ¿Cuál es el servicio ecosistémico mante-nido o mejorado y cuál la buena práctica que lo benefi cia?; b)¿Quiénes las llevan adelan-te?; c )¿ quiénes demandan o se benefi cian con los servicios ecosistémicos? y d) ¿cómo se determina el precio? (Landell-Mills y Po-rras, 2002; Wunder, 2006).La mayoría de los programas existentes es-tán asociados a cuatro servicios: secuestro y almacenamiento de carbono, conservación de cuencas hidrográfi cas, protección de la biodiversidad y protección de la belleza es-cénica (Landell-Mills y Porras, 2002; Wun-der, 2006). Existe un programa relacionado a la ganadería que fue desarrollado en Nica-ragua, Costa Rica y Colombia en los últimos años. En él se busca, mediante incentivos aumentar la captura de carbono, proteger cuencas y aumentar la conservación de la biodiversidad. Esto ha permitido crear un mecanismo por el cual el ingreso del dine-ro hace que las prácticas propuestas resul-ten rentables. Los ganaderos reciben pagos anuales durante un período de dos o cuatro años basados en el incremento del servicio del ecosistema en cada uno de los estable-cimientos. El dinero es aportado por institu-ciones internacionales ya que se considera un proyecto piloto. Esos benefi cios son para la generación de nuevos sistemas silvopasto-riles que se caracterizan por:- reducción de fertilizantes, pesticidas y agua para irrigación.- protección del suelo y aumento de la fer-tilidad.- ingresos adicionales provenientes de la cosecha de frutas, leña y madera.- introducción de especies nativas en para mejorar la productividad.- aumento del reciclado de nutrientes por combinación de plantas con distintos siste-mas de raíces.

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- fi jación de cantidades signifi cativas de carbono en el suelo bajo pasturas mejoradas y en la biomasa aérea arbórea.- infi ltración aumentada, hecho que redu-ce la escorrentía superfi cial y la concomitan-te erosión de suelo.- mejoras en el manejo de ganado para re-ducir la compactación.- albergue de más invertebrados. - mejoramiento de la condición de frag-mentación de los hábitats naturales (Pagiola et al., 2004).En la Región Pampeana la siembra de pas-turas puede ofrecer diversos benefi cios am-bientales como el ahorro energético y la re-ducción de emisiones, la reducción de las inundaciones, el control de la erosión, la fi jación de carbono, la reducción del riesgo de contaminación de napas con nitratos, etc. Muchos de estos pueden producir benefi cios económicos que pueden transformarse, par-cial o totalmente, en incentivos económicos para promover la práctica.

Objetivo

El objetivo de este trabajo es analizar posi-bles fuentes de dinero para crear programas de pago por servicios ambientales para la siembra de pasturas consociadas en el área de uso agrícola de la Región Pampeana, es-pecífi camente a partir del dinero ahorrado por el país mediante la fi jación biológica del nitrógeno por parte de las mismas y de los fondos destinados a subsidios para alimen-tación a corral.

Metodologia

- El fondo analizado se obtuvo de la suma-toria del dinero usado para subsidiar los en-gordes a corral de bovinos y del dinero que ahorraría el país al no necesitar importar gas

desde Bolivia que se destine a una mayor producción de fertilizante nitrogenado. El monto obtenido se dividió por el número de hectáreas que, agronómicamente, sería reco-mendable estuvieran sembradas con pastu-ras consociadas perennes en el área de uso agrícola de la Región Pampeana.- Los datos del dinero pagado durante 2009 para subsidiar la alimentación a corral de ganado vacuno fueron obtenidos del sitio ofi cial de la Ofi cina Nacional Control Co-mercial Agropecuario (ONCCA, 2009). El monto autorizado hasta el 29 de diciembre de 2009 era de 668.704.350,09$. Sin embar-go y considerando que existía atraso en los pagos desde el Estado Nacional a las empre-sas se corrigió el dinero faltante para com-pletar el año 2009 en base a información dis-ponible, asumiendo un total para ese año de 1000 millones de pesos (La Nación, 2008a; La Nación, 2009b).- Para la determinación del área de uso agrí-cola de la Región Pampeana se consideró, como aproximación, el área cubierta (en pri-mera ocupación) de cereales, oleaginosas y forrajeras anuales y perennes de las provin-cias de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa y Santa Fe. Estos datos fueron obtenidos del Censo Nacional Agropecuario 2002 siendo la superfi cie de 28.229.815 has. Las pasturas perennes ocuparon 6.582.948 has de esa superfi cie total (23,3%) (Censo Nacional Agropecuario, 2002).- Para la estimación de la cantidad de nitró-geno obtenida a partir de la fi jación biológi-ca desde pasturas consociadas de la Región Pampeana se tomaron valores de la red de ensayos del Proyecto Nacional de INTA Nº 80-004: “Fijación biológica de nitrógeno en alfalfa para el desarrollo sostenible de los sistemas agrícola-ganaderos”. El dato base considerado fue de 217,2 kg N/ha/año, promedio de cuatro años de ensayos de alfalfa en cinco zonas de la Región Pam-peana. A su vez se asumió que la fi jación biológica sería un 40% de ese valor en las pasturas consociadas considerando que sólo

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un 40% de la productividad anual de las mismas se debía a las leguminosas y el otro 60% a las gramíneas (no fi jadoras) siendo, por tanto, el valor de fi jación biológica de re-ferencia de 86,8 kg/N/ha/año. (Racca et al., 2001). Igualmente se realizaron cálculos de ahorro generado por hectárea de pastura y porcentaje de cobertura de la amortización anual para pasturas monofíticas de alfalfa to-mando como valor de referencia una fi jación de 217,2 Kg N/ha/año (Racca et al., 2001).- Para estimar el ahorro de gas se conside-ró que el costo energético de la síntesis de fertilizante nitrogenado que contiene un kg de nitrógeno es de 16 Mcal/kg (Gin-gins y Viglizzo, 1981; Pimentel y Pimentel, 2008).- El m3 de gas natural se consideró con una energía de 9.300 kcal (INDEC, 2009).- La equivalencia de m3 de gas natural a Unidades Térmicas Británicas (BTU) es de 1000000 BTU=252000000 cal = 252 000 Kcal = 252 Mcal.- El valor del gas importado desde Bolivia se tomó a un precio de 6,15 US$/ millón de BTU (Boletín Ofi cial, 2009).- El gasto directo de implantación de pastu-ras se consideró de 200 US$ (sin Impuesto al Valor Agregado) (Márgenes Agropecuarios, 2009).- La relación dólar estadounidense: peso ar-gentino se consideró 1US$=3,9$.- El ahorro de gas también se expresó en medidas de consumo domiciliario por per-sona a nivel nacional que fue de 1906 Mcal/hab./año considerando una población de 36.260.130 habitantes existente en 2001 y un consumo domiciliario total en 2007 de 8.999.864 miles de m3 de 9.300 kcal (IN-DEC, 2009). Estos son los últimos datos ofi -ciales disponibles en el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.

A) Supuestos.- ara la estimación del número de hec-táreas que deberían estar sembradas con

pasturas perennes consociadas dentro de la Región Pampeana (parte de las cuales existen en la actualidad), se asumió que la relación cultivos anuales – pasturas técnicamente re-comendable debía ser, en promedio, de 6 : 4 ( Solbrig y Morello, 1997; Pordomingo, 1998; Studdert, 2006).- A su vez, el tiempo de duración y, por ende, de amortización de una pastura se con-sideró, en promedio, de 4,5 años.- Del total del dinero que saldría del país por la importación de gas se asumió que el 33% provendría, directa o indirectamente del Estado Nacional que podría ser el res-ponsable de proveer el fondo para el progra-ma de pago por servicios ambientales.

B) Variables estimadas.Las variables estimadas a partir de estos da-tos fueron: - Costo del gas que se ahorraría por kg de nitrógeno por reemplazar la producción in-dustrial de fertilizante por la fi jación bioló-gica de parte de pasturas consociadas. • Costo del gas por kg N fi jado = Pre-cio del gas expresado en Mcal* Cantidad de Mcal necesarias para producir un kg de N (1)- Costo del gas que se ahorraría por ha. anualmente con la siembra de una pastura consociada por la fi jación biológica del ni-trógeno. • Costo de gas ahorrado por ha por año= Costo del gas por kg N fi jado* kg N fi jados por ha por año (2)- Monto total que se generaría por ahorrar gas mediante pasturas consociadas a nivel de la Región Pampeana. • Monto total de ahorro por año para la Región Pampeana=Costo del gas aho-rrado por ha* Número de has a ser sem-bradas con pastura (3)- Monto del gas que se ahorraría por ha anualmente por la fi jación biológica de ni-trógeno y que el Estado Nacional podría dis

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poner para los programas de incentivos. • Monto ahorrado por el Estado Nacional por ha por año = Costo de gas ahorrado por ha por año * 0,33 (4)- Porcentaje de cobertura del costo de amortización anual por la siembra de una pastura consociada con los aportes que po-dría hacer el Estado Nacional por el ahorro de gas. • Porcentaje de la amortización anual de una pastura que podría cubrir el Estado Nacional con el ahorro de gas = Monto ahorrado por el Estado Nacional por ha de pastura por año*100 /Costo de amortización anual de una pastura (5)- Monto por ha de pastura sembrada del que se dispondría a partir de los subsidios al engorde a corral. • Monto anual disponible por ha de pastura sembrada proveniente de los sub-sidios = Monto total anual de los subsidios / Número de has a ser sembradas con pas-tura (6)- Porcentaje de cobertura del costo de amortización anual por la siembra de una pastura consociada a partir del dinero que quedaría disponible de los subsidios a los engordes a corral. • Porcentaje del costo de amortización anual de una pastura que podría cubrirse con los subsidios = Monto anual disponible por ha de pastura sembrada proveniente de los subsidios * 100 /Costo de amortización anual de una pas-tura (7)- Monto por ha de pastura sembrada del que se dispondría a partir de la suma de las dos fuentes de dinero analizadas.Monto anual disponible por ha de pas-tura = Monto anual disponible por ha de pastura sembrada proveniente de los subsidios + Monto del gas ahorrado por el Estado Nacional por ha de pastura por año (8)- Porcentaje de cobertura del costo de amortización anual por la siembra de una

pastura consociada a partir del dinero del que se dispondría por la suma de las dos fuentes de dinero analizadas. • Porcentaje del costo de amortización anual de una pastura que podría cubrirse con las dos fuentes de dinero analizadas = Porcentaje del costo de amortización anual de una pastura que podría cubrirse con los subsidios + Porcentaje del costo de amor-tización anual de una pastura que podría cubrir el Estado Nacional con el ahorro de gas (9)- Porcentaje del consumo anual de gas do-miciliario de una persona que se ahorraría por hectárea y por año de pastura sembrada. • Porcentaje del consumo anual de gas por persona que se ahorraría por hec-tárea sembrada con pastura = Cantidad de gas ahorrada por ha por año por fi jación biológica de N*100/Consumo de gas por habitante por año (10)- Cantidad de habitantes que tendrían cu-biertos el consumo domiciliario anual con el área técnicamente recomendable para sem-brar pasturas en la Región Pampeana.- Número de habitantes que cubri-rían el consumo domiciliario anual con el ahorro de gas por siembra de pastu-ra = Cantidad de gas ahorrado por ha por año por sembrar pastura. • Número de ha recomendadas para ser sembradas con pasturas/ Consumo domici-liario de gas por habitante por año (11).

Resultados

El costo del gas por kg de nitrógeno que se ahorraría de la fabricación industrial de fertilizantes nitrogenados por medio de la fi jación biológica de pasturas consociadas sería de 0,39 $US/kg N (1,5 $/kg N) lo que signifi ca un monto de 33,92 $US/ha (132,3 $/ha) de pastura promedio para la Región Pampeana. Considerando que el Estado

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Nacional podría aportar el 33% de ese valor (43,7 $/ha/año) para incentivar la siembra de pasturas, se podría cubrir, con ese monto,

el 25,2 % de la amortización anual de la misma. La superfi cie que sería recomen-dable sembrar con pasturas consociadas perennes sería de 11.291.926 has. El mon-to total que no saldría del país por ahorrar gas mediante la siembra de esa cantidad de pasturas pampeanas sería de 1.492.611.946 $/año (Tabla 1).

Tabla 1. Variables y valores relacionados al ahorro de gas del proceso industrial de fabri-cación de fertilizante nitrogenado a partir de la fi jación biológica del nitrógeno por pasturas

consociadas perennes.

88,6 $/ha/año para las hectáreas considera-das técnicamente recomendables para los ciclos agrícolas-ganaderos de la Región

Cabe destacar que si sembrara una pastura monofítica de alfalfa habría, con una fi jación promedio de 217,2 kg/ha/año, un ahorro de 330,8 $/ha/año pudiendo cubrir un 63 % de la amortización anual de la pastura.En relación al dinero asignado por el Estado Nacional para subsidiar a los engordes de bovinos a corral sería sufi ciente para cubrir

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Pampeana. Esto signifi ca un 51,1 % de la amortización anual de las pasturas.Al sumar los aportes de los ahorros de gas y de los subsidios estatales a los engordes a corral se alcanza un valor de 132,2 $/ha/año, un 76,3 % de la amortización anual de las pasturas.El total del dinero disponible para promover la siembra de pasturas en la Región Pampea-na sería de 2.492.611.946 $/año.Por otra parte, las 1390 Mcal/ha/año ahorra-das (149,5 m3 de gas/ha/año) constituyen el 70 % del consumo de gas domiciliario por persona y, extrapolados al área potencial de siembra de pasturas, el consumo domicilia-rio anual de 8.227.187 personas.

Discusion

A) Consideraciones metodológicas- El trabajo tuvo como objetivo realizar una primera aproximación a lo que podrían ser fondos a usar para incentivos a la siembra de pasturas. Algunos de los datos utiliza-dos para los cálculos no pertenecen a años recientes usándose, en tal caso, los últimos datos disponibles en sitios ofi ciales. Tal es el caso del consumo de gas por habitante. - En relación a los usos de la tierra en la Región Pampeana el trabajo parte de reco-mendaciones agronómicas de lo que sería deseable alcanzar para garantizar un razo-nable nivel de sustentabilidad ambiental en la producción. No es objetivo analizar si el uso actual es correcto o no aunque es valioso un análisis de la factibilidad de aplicación de los cambios sugeridos en este trabajo para lo cual se necesita comparar con el uso actual. - Para la determinación del área bajo uso agrícola (no necesariamente de aptitud agrí-cola) se tomaron los datos de la totalidad de las cinco provincias principales que la constituyen (Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa y Santa Fé). Al respecto los

últimos datos ofi ciales pertenecen al Censo Nacional Agropecuario 2002, ya que si bien se realizó el mismo censo en 2008 a la fecha de presentado este trabajo no se disponían de los resultados del mismo excepto algu-nos pocos preliminares. Por esta razón se consideraron los datos del censo 2002 para estimar la cantidad de hectáreas bajo uso agrícola. Dado el cambio en la realidad eco-nómica y productiva del año 2002 respecto al presente, se ha venido registrando un au-mento en la superfi cie bajo uso agrícola en detrimento de áreas con vegetación natural que seguramente se verá refl ejado en los re-sultados del censo 2008. Igualmente cabe esperar una reducción del área sembrada con pasturas perennes.- En relación a los supuestos, aún cuando algunos de ellos pueden no tener una alta exactitud, aportarían una aproximación ra-zonable y fácilmente modifi cable de los es-cenarios posibles. - El método usado, que estima el ahorro de dinero por ahorro energético, podría ser aplicado a otras situaciones productivas don-de ciertas coberturas o tecnologías reducen el consumo de energía, de manera de utilizar ese dinero para promover buenas prácticas.

B) Necesidades, escenarios y emisiones Argentina debe defi nir si desea que su pro-ducción agropecuaria sea una de las bases de su futuro. Si la respuesta es afi rmativa debe defi nir, entre otros puntos, cómo incorporar el nitrógeno. Y debe defi nirlo en el marco de escenarios de crisis nacionales y globales directamente vinculados al mismo. A nivel nacional el gas comenzó a ser insufi cien-te en 2007 mientras el balance de nitrógeno ha venido siendo negativo hace años. Cabe destacar que la reposición nitrogenada era de alrededor del 25 % a fi nes de 1999 y, para la temporada 2006-2007, la reposición de la to-talidad de los nutrientes era del orden del 27 %. (Casas, 2000; Oliverio y López, 2008).

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Esta pérdida de nutrientes junto a la reduc-ción de la productividad por la erosión y la destrucción de infraestructura vial y urbana por erosión hídrica generaban para fi nes de los ´90 unos 3900 millones de dólares de pérdida anuales (INTA, 1999). A nivel global se está:- reduciendo la cantidad de alimentos per cá-pita (Brown, 2004).- produciendo un proceso de aumento del precio del petróleo que, para algunos auto-res, requiere planifi car el desarrollo nacional considerando valores de 500 o 1000 US$ el barril (Brizuela y Soibelzon, 2008).- presionando, no sólo para reducir las emi-siones de gases efecto invernadero sino para comenzar a poner restricciones en los mer-cados internacionales en función a las emi-siones que generan los diferentes productos comercializables (Tamiotti et al., 2009, Ho-ppstock et al., 2009; Sammartino, 2009). Las pasturas pueden contribuir al mejora-miento de servicios ecosistémicos vincu-lados al agua, suelo y atmósfera. Además, son base de sistemas alimentarios y pueden reducir emisiones de gases efecto inverna-dero en relación a sistemas fertilizados. En la etapa previa a su utilización las pasturas emiten menos dióxido de carbono que los fertilizantes al no necesitar quemar combus-tibles fósiles para la fi jación del nitrógeno. Una vez funcionando ambos sistemas pro-ducen, a su vez, pérdidas en forma de óxido nitroso. Si bien es escaso el conocimiento en relación a este último, algunos estudios indican que no habría diferencias signifi ca-tivas entre la fertilización y la fi jación bioló-gica por pasturas. Como idea general podría decirse que, considerando las emisiones de dióxido de carbono en la fabricación y las de óxido nitroso una vez aplicado al ambiente, un sistema fertilizado generaría el doble de emisiones que una pastura consociada. La producción de otros gases a partir del uso que esas pasturas tengan será decisiva en el

resultado fi nal de emisiones (Steinfeld et al., 2009). Por eso deberá defi nirse qué porcen-taje del nitrógeno fi jado debe transformarse en proteína vegetal a través de su transfe-rencia a futuros cultivos y qué porcentaje en proteína animal, históricamente centrado en la carne bovina. Esta última producción genera importantes emisiones a través del metano, compuesto característico de los sistemas digestivos de grandes rumiantes. Cabe aquí destacar que si bien los sistemas de engorde a corral reducen de manera sig-nifi cativa la cantidad de metano emitido en relación a las pasturas, son también consu-midores de gran cantidad de combustibles fósiles por las necesidades de energía que existe para la obtención de los granos en los que se basa su alimentación. Por ello, aun-que algunos estudios indican que producen sólo un 27% de las emisiones de metano por unidad de producto que genera un sistema pastoril sobre pasturas, cuando se le suma la liberación de dióxido de carbono a partir de los combustibles fósiles esa diferencia se reduce (von Bernard et al., 2007; República de Argentina. Secretaría de Ambiente y De-sarrollo Sustentable, 2008; Steinfeld et al., 2009). La emisión de metano en ganadería es un tema complejo que excede los objeti-vos de este trabajo. Sin embargo es intención que se pueda enriquecer la discusión dando evidencias de que mediante las pasturas no solo hay reducciones de gases en una de las etapas de generación de forraje sino que allí pueden generarse fondos para promover la ganadería sostenible. Además, dado que la variabilidad de diversos factores es grande se requiere profundizar estudios para detec-tar el sistema de producción más efi ciente desde las perspectivas del uso de energía fó-sil, la emisión de gases, la producción de carne y la incorporación de nitrógeno (Gin-gins y Viglizzo, 1981; von Bernard et al., 2007; Pimentel y Pimentel, 2008; República de Argentina. Secretaría de Ambiente y De

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sarrollo Sustentable, 2008; Steinfeld et al., 2009). C) El ahorro de gasEl ahorro del gas propuesto se basa en la crisis nacional que se comenzó a apreciar en 2007. En el invierno de ese año hubo fábricas (incluidas las de fertilizantes) que estuvieron sin actividad por falta de gas y se perdieron 1000 millones de dólares en la balanza comercial entre los meses de ju-lio y agosto en concepto de importación de combustibles fósiles faltantes (La Nación, 2007 b; La Nación, 2007 c). Al año siguien-te para reducir este impacto se aumentó la compra de gas al exterior. En ese momento se compraba a 1,7 $US el millón de BTU a proveedores nacionales, 7 $US a Bolivia y 14,40 $US a Trinidad Tobago a través del gas líquido transportado en barcos regasifi -cadores. (La Nueva Provincia, 2008; La Na-ción, 2008b). Dada la indispensable necesi-dad de incorporar nitrógeno al suelo si ella se realiza por medio de leguminosas cada hectárea de pastura produciendo 86,88 kg de nitrógeno por año ahorraría 149,5 m3 de gas por año que no se necesitaría importar. Así se permitiría su derivación a industrias con ritmo de producción reducido lo que evitaría perder grandes sumas de dinero (La Nación, 2007b). Entre esas industrias se podrían be-nefi ciar las propias fábricas de fertilizantes nitrogenados ya que estas también han per-dido productividad y dinero por falta de gas, dejando de producir en 2007 y 2008 unas 300.000 toneladas/año de urea por valores de venta que oscilaron entre 500 y 1000 US$/ton (Bertello, 2008). Estas industrias son fundamentales para mejorar el balance nitrogenado de los suelos aún con un progra-ma de incentivo en marcha para las pasturas consociadas. La disponibilidad de gas durante 2009 con-tinuó crítica, debiendo el Estado Nacional reducir los subsidios al consumo domicilia-

rio por los altos costos. Este hecho provocó subas de hasta 300 % en los hogares con ma-yor consumos y la consiguiente reacción de la población que obligó a restaurar los sub-sidios hasta el próximo invierno (La Nación 2010).

D) Los subsidios a la alimentación a corral Aunque la creación de los actuales subsi-dios respondió a fundamentos de interés gubernamental para controlar la infl ación, es esta una acción sin fortalezas para su conti-nuación por diversas razones:- productivas: pérdidas de stock ganadero por baja rentabilidad.- económicas: pérdida de recursos del Estado Nacional sin benefi cio real ya que el consu-midor paga la carne igualmente a más pre-cio a través del Estado y la pagará más cara aún a medida que se reduzcan los stocks.- sociales: impacto negativo en el sistema ru-ral, mayor migración a las ciudades y, como una de sus consecuencias, mayor inseguri-dad urbana.- de distribución de la riqueza: concentra-ción de la producción en pocas empresas.- políticas: cambios de gobiernos.- sanitarios: carne de menor calidad para la salud.- ambientales: contaminación de aire y aguas. Aún con estas observaciones la existencia del fondo pone en evidencia que es posible generarlo y permite plantear qué podría lo-grarse si se lo destinara a lograr efectos con-trarios a todas las debilidades planteadas. Sin embargo, la primer pregunta a responder es: cuáles serían los fundamentos y meca-nismos por los cuáles conformar el fondo? Los subsidios a los engordes a corral fueron creados a principios de 2007 con el objeti-vo de frenar los precios de ciertos alimen-tos para el consumo interno para lo cual se aumentaron los derechos de exportación de la soja (La Nación, 2007a). Desde la pers-

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pectiva del fl ujo de dinero, en estos subsi-dios los recursos quedan en el país aunque se concentran en pocas empresas. Para el caso del ahorro de gas por la incorporación bioló-gica del nitrógeno, el dinero que saldría del país queda en él y distribuido entre muchos productores, lo cual es ganancia para todos los habitantes. Por eso los fondos des-tinados a engordes a corral podrían recon-vertirse a pagos por servicios ambientales a productores, por ejemplo, a través de dos mecanismos: - Un impuesto al consumo interno de cortes de calidad para no afectar a sectores de me-nor poder adquisitivo. - La aplicación de un sistema nacional de derechos o permisos de uso de recursos na-turales para la producción agropecuaria con ciertas semejanzas al mercado de carbono. En este caso las actividades que producen más impacto ambiental (soja, girasol, etc) aportarían al fondo para estimular las más benéfi cas como las pasturas consociadas. El primer mecanismo sería un impuesto que generaría un fl ujo de dinero desde la ciudad al campo como, de alguna manera constitu-ye la Caja Verde de los subsidios europeos, destinados a la promoción ambiental y al de-sarrollo y empleo rural (Romanelli, 2004). El segundo sería una aplicación nacional de un principio ampliamente aceptado a ni-vel internacional: quien genera un impacto debe pagar para compensar. Esto es aplica-do desde hace mucho tiempo en Europa en problemáticas industriales (“el que contami-na paga”) y es base del mercado de carbono y de las negociaciones comerciales que de él derivan siendo su evolución natural in-corporarse a los sistemas de uso de la tierra. Por ello ya están los mercados mundiales y países iniciando la aplicación de barreras comerciales como castigos a las emisiones e iniciando los aportes a los fondos de defores-tación evitada como premios a la retención de carbono en los bosques nativos (Angel-

sen, 2008; Tamiotti et al., 2009; Hoppstock et al., 2009; Sammartino, 2009). A nivel na-cional este concepto es parte esencial de la Ley Nacional General del Ambiente 25675 (2002) de la Argentina en donde se enuncia: “ Principio de responsabilidad: El generador de efectos degradantes del ambiente, actua-les o futuros, es responsable de los costos de las acciones preventivas y correctivas de recomposición, sin perjuicio de la vigencia de los sistemas de responsabilidad ambiental que correspondan. “A nivel nacional y regional este cambio en las visiones se ha ido convirtiendo en he-chos con posturas aún más estrictas que los permisos, por ejemplo, en la Ley Nacional 26331 de Presupuestos mínimos de protec-ción ambiental de los bosques nativos (Ley Nacional 26331/2007, 2007) y en la nueva reforma de la Ley de conservación, uso y manejo adecuado de las aguas de Uruguay (Ley Nº 18.564, 2009). En la primera es obligatorio el respeto del ordenamiento te-rritorial pero el Estado Nacional otorga una compensación a manera de premio para quienes la lleven adelante. Igualmente se lo castiga si no se respeta dicho ordenamiento. En la segunda se imponen castigos a aque-llos que no cumplan con manejos específi -cos y/o con valores límites de indicadores de sustentabilidad de suelos (cobertura, rotacio-nes, materia orgánica, etc) (Ley Nº 18.564, 2009). Además, se sigue consolidado esta postura a través de referentes nacionales y mundiales como sucedió en la reunión 2008 de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa y en la visita al país del Secretario Ejecutivo de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertifi cación (Lorenzatti, 2008; Subiza, 2008).

E) El programa de pago por servicios am-bientales y otros fondos potenciales Los programas de pago por servicios am

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bientales tienen, en general, una clara deter-minación de cuatro puntos: a) ¿Cuál es el servicio ecosistémico mante-nido o mejorado y cuál la buena práctica que lo benefi cia?; b)¿Quiénes las llevan adelan-te?; c )¿ quiénes demandan o se benefi cian con los servicios ecosistémicos? y d) ¿cómo se determina el precio? (Landell-Mills y Po-rras, 2002; Wunder, 2006).Este trabajo se adapta a esta estructura ge-neral de análisis de acuerdo a las siguientes consideraciones. a) La buena práctica a realizar es la implan-tación de pasturas sobre la base de legumi-nosas que promueve el servicio ecosistémi-co de incorporación biológica de nitrógeno. Este, a su vez e indirectamente, reduce las emisiones de dióxido de carbono producidas en la fabricación del fertilizante nitrogenado ayudando al servicio de regulación climáti-ca. El mejoramiento de este último servicio ha sido premiado por diferentes programas como los que promueven forestaciones que captan dióxido de carbono generando un efecto funcional semejante, proviniendo los fondos del mercado de carbono (Landell-Mills y Porras, 2002). Más recientemente, los programas que tienden a evitar la de-forestación lo que reducen la emisión de dióxido de carbono (Angelsen, 2008). A nivel de producción ganadera uno de los antecedentes más valiosos fue realizado a nivel experimental con pequeños producto-res de Colombia, Nicaragua y Costa Rica. Los fondos provinieron preliminarmentze de subsidios de organismos internacionales que apuntaron a demostrar que mejorando las prácticas se podían mejorar no sólo las condiciones ambientales sino las ganancias de los productores. Este caso se centró prin-cipalmente en los servicios ecosistémicos de fi jación de carbono, regulación hídrica y conservación de biodiversidad generados a partir de diversas prácticas que incluían aquellas que promovían la fi jación biológi-

ca de nitrógeno entre muchas otras (Pagiola et al., 2004). Es interesante considerar las aproximaciones realizadas por la “Iniciativa Mundial para un Pastoralismo Sostenible” procurando rescatar los benefi cios ambien-tales de los sistemas pastoriles extensivos enmarcados en el pastoralismo. En dicho programa se ha venido analizando promover la captación de carbono con el fi n de obtener fondos para promover estas prácticas (Ten-nigkeit y Wilkes, 2008). Otro ejemplo con algunos puntos en común a este trabajo fue el ocurrido en Francia don-de una fábrica de agua mineral paga a pro-ductores por cambiar la agricultura intensiva de maíz y la ganadería a corral por pastoreo extensivo. El objetivo es reducir el nivel de nitratos en el agua subterránea que la fábri-ca necesita para generar su producto (FAO, 2007). En relación al ahorro energético existen antecedentes de empresas generadoras de energía hidroeléctrica en pequeña esca-la que pagan a productores para mejorar el uso de la cuenca que ellas utilizan a fi n de optimizar la producción de energía (Rojas y Aylward, 2002).A nivel nacional hay dos antecedentes des-tacados que promovieron la siembra de pas-turas pero en ninguno de ellos se tuvieron en cuenta el valor de los servicios ecosis-témicos. En los 70 se implementó el Plan Balcarce de Desarrollo Ganadero, primer programa de crédito con plan técnico inclui-do (pasturas, manejo y sanidad animal). En 1978 alcanzó 1.317.619 hectáreas del centro y sur de Buenos Aires incluyendo 1078 esta-blecimientos lo cual demandó 130 millones de dólares aportado con el apoyo de fondos internacionales. La superfi cie de pasturas aumentó en un 120% (Barsky et al., 1991; INTA, 2006). El otro fue el programa Impul-so Ganadero implementado por la provincia de Buenos Aires entre 2006 y 2008. En él se apuntó a lograr la implantación de 20.000

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hectáreas de producción forrajera en campos de 800 productores de los 23 partidos bo-naerenses involucrados. Para ello el Estado provincial cubría el 50% del costo de los in-sumos para la siembra (Anónimo, 2006). A diferencia de la propuesta analizada en este trabajo, ambos programas se desarrollaron en campos de cría donde la aptitud agrícola es baja. b) Los generadores de la buena práctica son los productores agropecuarios.c) Los demandantes y/o benefi ciarios son todos los habitantes del país que se verían fa-vorecidos por todos estos servicios y, en for-ma directa, los propios productores agrope-cuarios y el Estado Nacional. Los primeros por la mejora de sus suelos y la reducción de los costos de fertilización nitrogenada. El segundo porque recaudaría un porcentaje del dinero que, a través de la importación de gas, estaría saliendo del país. Además mejoraría la productividad de los suelos del territorio nacional. d) Determinación del precio. El valor eco-nómico de las buenas prácticas como la siem-bra de pasturas deberá determinarse anual-mente, en función a variaciones de mercado y otros factores externos. Esto se debe a que el objetivo último no es entregar una suma estandarizada de dinero sino lograr que los benefi cios ecosistémicos se produzcan. Para ello se deberá disponer de diferentes fondos. En relación al ahorro de gas se asume que el Estado podría aportar a los productores el dinero que recaudaría por el mantenimien-to dentro del fl ujo nacional de los fondos que, de otra manera, deberían salir del país para la compra de gas. En relación al dinero aportado por los actuales subsidios a los en-gordes a corral podrían provenir, como ya se analizó, tanto de los consumidores como de permisos para sembrar cultivos que generan impactos ambientales que las pasturas ayu-den a contrarrestar. Es importante considerar también que frente

a un cambio en la elección de un cultivo y/o de una tecnología diferente, los productores enfrentan costos de oportunidad si la nue-va alternativa deja menores benefi cios eco-nómicos, al menos en el corto plazo. Los aportes que podrían generarse de los fondos analizados en este trabajo serían importan-tes ayudas para cubrir total o parcialmente los costos de oportunidad de manera de ga-rantizar que el cambio en la práctica efecti-vamente se produzca. Dependiendo de fac-tores diversos (área geográfi ca, situación de mercados de productos e insumos, etc.) será necesario o no encontrar otros fondos para cubrir razonablemente estos costos de opor-tunidad. Dado que las pasturas también con-tribuyen al mejoramiento de otros servicios ecosistémicos ellos podrían ser generadores de otras fuentes de fi nanciamiento (Tabla 2).Las 6.582.948 has de pasturas existentes en 2002 han seguido sufriendo el desplaza-miento por parte de la agricultura de cose-cha. Esto permite suponer que para cumplir con el objetivo de llegar a las 11.291.926 has de pasturas agronómicamente recomen-dables se debería, al menos, duplicar la can-tidad. Considerando el éxito del Plan Balcar-ce y teniendo en cuenta que no eran pagos sino créditos, cabría esperar que cubriendo razonablemente bien los costos de oportuni-dad esa superfi cie esperable fuera alcanzada. Esto será más probable si, además, se educa al productor en el valor de las pasturas y en la importancia de tener ingresos indepen-dientemente de los factores climáticos, es decir, reduciendo el nivel de riesgo. En este sentido será importante contar con investi-gaciones referidas a las percepciones de los productores. Los costos de oportunidad también suceden a escala de país por las exportaciones reali-zadas de diferentes commodities. El análisis de estos costos tienen un nivel de compleji-dad que amerita una profunda investigación de ingresos en diferentes escenarios y una

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gestión internacional mediante el Mercosur de nuevas reglas de comercio de productos agrícolas. Estas reglas deberán contemplar variables y mecanismos de gestión ambien-tales en desarrollo por instituciones interna-cionales como las huellas de carbono, huella hídrica, mercado de carbono, mecanismos para reducir la deforestación, sistemas de compensaciones y de derechos de emisiones, etc. (Verkerk et al., 2008; Angelsen, 2008; Tamiotti et al., 2009; Hoppstock et al., 2009).Otro aspecto importante de los programas de pago por servicios ambientales es medir el nivel de benefi cio ecosistémico alcanzado

Tabla 2. Funciones y servicios de las pasturas consociadas perennes y origen potencial de fondos para programas de pago por servicios ambientales para incentivar su siembra.

(Wunder, 2006). Sin embargo en muchas si-tuaciones esto puede ser demasiado costoso o sólo realizable a través de largos períodos de tiempo. Por ello se considera razonable implementar programas basados en conoci-mientos previos que evidencien que cierta práctica se relaciona con cierta mejora de variables ambientales ( FAO, 2007).

Conclusiones

- En el marco de la actual crisis energética y ambiental los programas de pago por ser-vicios ambientales para siembra de pasturas

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en suelos pampeanos de uso agrícola aho-rrarían energía y darían múltiples benefi cios ambientales (reducción de emisiones y me-jora en variables vinculadas a suelo y agua).- Las restricciones (datos territoriales de 2002) y supuestos (proporción optima de rotación con pasturas) del trabajo podrían ser modifi cadas para un cálculo más actua-lizado y consensuado. Sin embargo se con-sidera que ambas son satisfactorias para una aproximación razonable.- El método usado, que permite estimar el dinero disponible por ahorro energético como fondo para un programa de pago por servicios ambientales, podría aplicarse a otras situaciones productivas reduciendo así el consumo energético y promoviendo otros benefi cios ambientales. No se han encontra-do en la bibliografía antecedentes de fondos de estas características para estos programas.- El porcentaje de la amortización anual de las pasturas (76,3%) que se cubrirían con los fondos analizados sería un aporte signifi ca-tivo para la economía del productor.- El dinero para programas de siembras de pasturas se muestra disponible en distintos compartimentos de la economía nacional. La implementación de los mecanismos de derechos o permisos de uso de los recursos naturales y de compensaciones por impacto ambiental dan marco constitucional para la transferencia de dinero que promuevan las pasturas consociadas.- Se requieren investigaciones que: - integren las distintas variables relaciona-das a la producción de gases efecto inver-nadero en ganadería, incluyendo la emisión

de metano, el consumo de energía fósil, la producción de carne y la fi jación biológica de nitrógeno y el ahorro asociado presentado en este trabajo. - estimen en qué medida la suma disponible para la siembra de pasturas (2.492.611.946 $/año) permitiría cubrir los costos de opor-tunidad de los productores de las distintas subregiones pampeanas. - evaluen el impacto de los cambios de los usos de la tierra en los ingresos por exporta-ciones nacionales. - La gravedad de la situación ambiental está generando cambios profundos en las visiones del desarrollo. Los modelos de producción agropecuaria deben adaptarse a esta realidad y los programas nacionales de pagos por ser-vicios ambientales son un camino cada vez más aceptado y difundido en el mundo Así lo promueven instituciones como la FAO, la OMC, la UNESCO, el Banco Mundial y las convenciones de Naciones Unidas referidas al cambio climático y a la desertifi cación. La puesta en marcha de programas de pago por servicios ambientales (como la ley na-cional que protege a los bosques nativos) facilitará la puesta a punto de estos mecanis-mos y, al mismo tiempo, las negociaciones internacionales.

Agradecimientos- A la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires por el apoyo económico otorgado para la realización de este trabajo - A los dos revisores anónimos que reali-zaron valiosos aportes para el mejoramiento del trabajo.

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