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DON FRANCISCO GLITIERRE Z DE CUELLAR Y SUS OBRAS PIA S PO R MARIANO GRA U I En la nave del ala derecha de la Catedral segoviana, junt o a la Capilla del Cristo del Consuelo —que dá tránsito al claus- tro—, ábrese otra Capilla de hermoso retablo, en el que, de l lado del Evangelio, se admira el retrato al óleo de un caballer o de blanca barba y negro ropaje, que luce en el pecho la roj a venera de Santiago . La Capilla fué puesta bajo la advocación del Apóstol Patrón de España, y el caballero que la pintur a representa llamóse en vida Francisco Gutiérrez de Cuéllar , muerto en 1581 . A él se debió la fundación de la referida Capill a de Santiago . No es mucho, realmente, lo que conocemos de la vida y d e las obras del bueno de don Francisco ; que fué persona opulen- ta, está probado hasta la saciedad ; que logró social relieve y destacada posición en su tiempo, lo demuestra el hecho de haber sido Contador mayor de Felipe II, miembro de su Consejo d e Hacienda y Comendador de la Orden de Santiago . Fué natura l de la ciudad de Segovia y recibió las aguas del bautismo en l a colación de San Andrés . Su casa hallábase en la Canongí a Vieja—hoy Velarde—donde ahora se muestra un rótulo en e l muro que conmemora cierta subida de la Virgen de la Fuencísla . Las casas colindantes pertenecían a una hermana de do n Francisco . Puede aventurarse la hipótesis, sin temor a error de bulto , de que el Comendador Gutiérrez de Cuéllar fué hombre capaci- tado e inteligente, que supo brillar en los cometidos de su s cargos . Diego Hurtado de Mendoza, en su «Historia de la Gue- rra de Granada» dice, al ocuparse de la caótica situación a qu e 207

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DE CUELLAR Y SUS OBRAS PIAS

PO R

MARIANO GRA U

I

En la nave del ala derecha de la Catedral segoviana, junt oa la Capilla del Cristo del Consuelo —que dá tránsito al claus-tro—, ábrese otra Capilla de hermoso retablo, en el que, de llado del Evangelio, se admira el retrato al óleo de un caballerode blanca barba y negro ropaje, que luce en el pecho la roj avenera de Santiago . La Capilla fué puesta bajo la advocacióndel Apóstol Patrón de España, y el caballero que la pinturarepresenta llamóse en vida Francisco Gutiérrez de Cuéllar ,muerto en 1581. A él se debió la fundación de la referida Capillade Santiago .

No es mucho, realmente, lo que conocemos de la vida y d elas obras del bueno de don Francisco ; que fué persona opulen-ta, está probado hasta la saciedad ; que logró social relieve ydestacada posición en su tiempo, lo demuestra el hecho de habersido Contador mayor de Felipe II, miembro de su Consejo d eHacienda y Comendador de la Orden de Santiago . Fué natura lde la ciudad de Segovia y recibió las aguas del bautismo en lacolación de San Andrés . Su casa hallábase en la Canongí aVieja—hoy Velarde—donde ahora se muestra un rótulo en e lmuro que conmemora cierta subida de la Virgen de la Fuencísla .Las casas colindantes pertenecían a una hermana de do nFrancisco .

Puede aventurarse la hipótesis, sin temor a error de bulto ,de que el Comendador Gutiérrez de Cuéllar fué hombre capaci-tado e inteligente, que supo brillar en los cometidos de su scargos. Diego Hurtado de Mendoza, en su «Historia de la Gue-rra de Granada» dice, al ocuparse de la caótica situación a qu e

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la bella ciudad andaluza hubo de llegar durante la guerra co nlos moriscos de Aben-Humeya, que Felipe II se vió obligado aenviar, para poner coto en la confusión administrativa allí im-perante, al Contador Mayor don Francisco Gutiérrez de Cuéllar .«Caballero' prudente, plátíco en la administración, bueno paratodo», le califica Hurtado de Mendoza . Y, más adelante, añade :«y aunque Francisco Gutiérrez fué parte para atajar la corrup-ción, no lo era él ní otro para remedíalla del todo . . .» Parece serque, durante algún tiempo de su permanencia en Granada, Gu-tiérrez de Cuéllar actuó también como Auditor General.

Suponemos que, ya retirado de sus cargos oficiales, vino avivir a Segovia, donde los últimos años de su existencia le semplearía en meditar el destino que iba a señalar a sus cuan-tiosos bienes. Aparte del dinero ganado en el desempeño de su scargos, heredó de su tío, don Fernando de Valdés, Arzobisp ode Sevilla, y de una tía, llamada doña Juana Velázquez, qu ehabía sido aya de la Princesa de Portugal . También Felipe IIle hizo objeto, al parecer, de algunos legados y dádivas. Poseíapropiedades, censos y bienes en Segovia, Cuéllar, Vallelado ,Fuentidueña, Enciníllas, Roda, Zamarramala, Torrelaguna yotros lugares, Io que suponía un crecidísimo capital .

En el mes de septiembre de 1580, sintiéndose próximo « afinar e passar desta presente vida», redactó su testamento, qu ehubo de ocupar muchos folios, haciendo entrega del mismo ,por duplicado, en cerrados pliegos, al escribano Luís Gonzále zVarillas, para que se abriese después de su muerte . Dicho tes-tamento, rubricado en todos sus folios por don Francisco Gu-tiérrez de Cuéllar y firmado al final, constituye un buen model opor la excelente disposición de todas sus cláusulas, que revela nel orden preciso y juicio exacto del hombre que había sabid oponer claridad y regla en la administración del Estado .

En la imposibilidad absoluta, por su mucha extensión, d einsertar aquí el citado testamento, sí habremos de exponer al-gunos particulares del mismo, que años adelante tendríannotoria influencia en la vida de la Ciudad. En primer término ,aparecen las disposiciones tocantes a su entierro, acompaña -miento, misas, limosnas, etc ., todo previsto con prodigalidad,haciendo especial hincapié, por lo que a las limosnas se refiere,

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en que se aventajase sobre todo a los pobres de la parroquiade San Andrés .

Fundaba dos Capellanías, en la Capilla de Santiago de l aCatedral, que Gutiérrez de Cuéllar estaba construyendo, a fi nde que, perpetuamente, se dijese una misa díaría por él, s uesposa, padres y hermanos. Para dichas dos Capellanías señal óen dotación la renta de todas las heredades de pan que poseí aen términos de Zamarramala y Enciníllas, por mitad entr eaquéllas .

A propósito de la fundación de la Capilla de Santiago, s edesprende que don Francisco había convenido con su mujer ,doña Tomé Bernardo, que los gastos que tal fundación acarreas eserían sufragados por ambos esposos. No obstante, muy escasadebía de ser la convicción que el Comendador abrigaba sobr eel beneplácito de su mujer, puesto que en el testamento dispus oque, veinte días después de su muerte, se interrogase por losalbaceas a doña Tomé sí seguía conforme en el compromis oestipulado entre ambos ; caso de que ella contestase negativa -mente, la Capilla se haría a costa de los bienes de don Francisco ,retirándose los escudos de ella, aunque permitía que su mujer ,sí así lo deseaba, pudiese recibir sepultura en la misma. Y, enefecto, doña Tomé manifestó que no era conforme con que lafundación se costease de sus bienes, si bien pidió testimonio deaquella concesión que el Comendador decretaba respecto a lenterramiento de su mujer.

Por lo que hace referencia a la Capilla de Santiago, a lamuerte del Comendador se hallaba encargada la construcció ndel retablo, que realizó años más tarde, según veremos, Pedr ode Bolduque; y Gutiérrez de Cuéllar había adquirido a los Fú -cares una reja, labrada en Flandes . Esta sufrió las consecuen -cías de un incendio en el puerto de Laredo y años después s ehizo necesario forjar otra en Segovia, amén de enzarzarse lostestamentarios en reñido pleito con los opulentos banqueros .

Dispuso, asímísmo, don Francisco que se realízase u nescrupuloso inventario de todos sus bienes, con separación d elo que él ya poseía antes de casarse y lo habido después . De-ducido todo lo que, según el parecer de tres personas peritas yexpertas, no se considerase como bienes multiplicados, del rest o

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se harían dos porciones, una para doña Tomé y otra que en-grosaría el cuerpo de sus bienes propios .

Presunto heredero del mayorazgo aparecía un sobrino d eGutiérrez de Cuéllar, residente en Granada, llamado Antoni oGutiérrez Carrillo . No obstante, preocupado el Comendado rcon asegurar la estirpe y permanencia de la sucesión, establecí aen su testamento diversas condiciones y reglas para que e lheredero tuviese acceso a los bienes, cuando hubieren transcu-rrido diez años de la muerte de don Francisco, regulando la scircunstancias de matrimonio, delitos o enfermedades de Carri -llo que pudiesen hacer imposible la sucesión en el mayorazgo .

En el supuesto de que no existiese sucesor, pasados lo sdiez años, todos los bienes deberían ser distribuidos en Obra sPías, por los testamentarios y, sí faltaban ya éstos, se constitui -ría una especie de junta entre los priores de Santa Cruz la Rea ly el Parral y el Guardián de San Francísco,,que llevaría a cab ola distribución . Se destinaría buena parte de los bienes paraayudar a los labradores pobres de la Tierra de Segovia, d epuertos acá; se socorrería a operarios y ofíciales pobres, enfer -mos o de edad avanzada ; se dotaría a doncellas huérfanas, d ebuena vida, que no tuviesen medíos para casarse, tanto en laCiudad corno en los lugares de la Tierra . Por último, disponí aque sí pasados los diez años, hubiese heredero, éste recibirí alos bienes de manos de los testamentarios, tal y como se lo sentregasen, sin que Ie fuese posible pedir cuentas ní otra cos aalguna. Como albaceas testamentarios designaba a su mujer ,a los regidores don Luís de Contreras, don Pedro Tempora ly Arévalo de Zuazo y a los Canónigos Doctor Calvo y do nAntonio Gómez de Avila .

Don Francisco Gutiérrez de Cuéllar murió el 10 de Noviem -bre de 1581, siendo enterrado al siguiente día en la Capilla d eSantiago de la Catedral segovíana, que él había fundado comoya sabemos. Entierro al que, según era costumbre, acompañaro nlos hermanos de las distintas cofradías pertinentes, niños de l adoctrina, clérigos y frailes de los distintos monasterios y con-ventos_ En la Capilla de Santiago se alzó un gran túmulo ,cubierto por un paño negro de terciopelo sobre el que resaltab ala roja venera de la orden de Santiago .

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Cuidadoso y concluyente era el testamento del Comendado rGutiérrez de Cuéllar; hasta la suerte que habrían de correr lo socho esclavos, varones y hembras, que poseía, se hallaba libe-ralmente decretada .. . Pero fueron pasando los años . Doña Tom épleiteaba contra su sobrino, Gutiérrez Carrillo, el heredero;pleíteaba asimismo, contra los testamentarios ; éstos, a su vez ,litigaban con los Fúcares por cuestión de la reja quemada de l aCapilla de Santiago. .. Y, entretanto, las disposiciones del Co-mendador no se cumplían o se invertían las rentas de los bíenesen atenciones que no habían sido previstas en las cláusulas de ltestamento.

En 1586 murió Antonio Gutiérrez Carrillo por lo que, segúnlo testado, los bienes todos del mayorazgo pasaron a incremen-tar el fondo de las Obras Pías, por don Francisco instituidas -Igualmente fueron desapareciendo los testamententaríos hast aquedar, por último, el Canónigo don Antonio Gómez de Avil acomo único albacea y admínístrador de los cuantiosos biene slegados por Gutiérrez de Cuéllar . Y dicho Canónigo Gómez deAvila, un buen día, hizo renuncia de sus obligaciones de admi-nistrador y testamentario en el Deán y Cabildo Catedralicio ,a quienes instituyó en patronos de las Obras Pías de Gutiérre zde Cuéllar, tras la consiguiente aprobación y confírmacíón de lPontífice por medio de Bula y Breve apostólico .

Pero, como hemos visto, en las disposiciones postreras de lComendador las había que afectaban a doncellas y ofíciale spobres de la Ciudad y a los labradores de la Tierra de Segovia .Y como quiera que, al parecer, dichas cláusulas no se cumplíano si acaso, lo eran en una míníma proporción, el Concejo Se-goviano y la Comunidad de Ciudad y Tierra trataron de obtene rdel Cabildo su cumplimiento, así como la rendición de cuenta spor parte de las personas que habían administrado los biene sy rentas de las Obras Pías . Naturalmente, el Cabildo se opusoa lo pedido por ambas Corporaciones, alegando que, por renun -cia y designación del Canónigo Gómez de Avíla, era únic opatrono de dichas Obras Pías y no tenía por qué dar cuenta d esus actos .

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Concejo y Comunidad de Ciudad y Tierra elevaron recursoal Consejo Supremo, en demanda de los extremos citados ,y dicho Alto Tribunal dictó sentencia favorable a la pretensió nde las dos Corporaciones. Y para obviar los pleitos que pudie-ran surgir, con el consiguiente cortejo de molestias, gasto se incidentes, en 1604 se convino la necesidad de establecer un aconcordia respecto a la administración y empleo de las renta sy bienes legados por eI Comendador don Francisco Gutiérre zde Cuéllar.

Reunidos, al efecto, representantes del Cabildo, Ayunta-miento y Comunidad de Ciudad y Tierra, debidamente apodera-dos, se establecieron diversas bases encaminadas a la efectivida dde las Obras Pías y al empleo de los legados del testamento .En primer término, se estipuló todo lo concerniente a garantiza rla dotación de las Capellanías, fiestas religiosas que se efectua -sen en la Capilla de Santiago, conservación y ornato de la mis-ma, así como del salario del mayordomo que el Cabildo nom-brara para la administración de los bienes, arreglo de las casa sy edificios pertenecientes a dicha hacienda, pleitos, etc .

Se convino, a continuación, que del resto de las rentas s eharían tres partes : la primera, subdividida en tres, se emplearí aen obtener la libertad de presos por deudas, según el criterio d elos Regidores Meseros, y para el socorro a los ofíciales y ope-rarlos, pobres enfermos o de edad avanzada, que no pudiesentrabajar, a juicio del Deán y Cabildo . La segunda tercia partese aplicaría a la obra de dotar y casar doncellas pobres, d ebuena vida, así de la Ciudad como de los lugares comarca -nos, elegidas cada año por suerte, el día de Santíagr+, por e lDeán y Cabildo de entre las que lo hubiesen solicitado . El so-corro consistiría en la entrega a cada una de 8 .500 maravedíses ,con la obligación de estar casada antes de cumplirse dos años .La última tercia parte, se destinó a ser distribuida entre lo slabradores pobres de la Tierra de Segovia, de puertos acá, d emodo que al que no poseyera cama, se le diese ; al que no tuvier acon qué arar y labrar la tierra, se le ayudase a comprar vacao buey; al que estuviese miserablemente vestido, se le diera ropay abrigo, aplicándose los socorros siempre a los más necesita -dos, y la distribución habría de realizarse por mitad entre e l

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Deán y Cabildo y los Procuradores de la Tierra de Segovia .Quedó estipulado también que las cuentas de la adminis-

tración, a partir de entonces, serían rendidas por los mayordo-mos cada dos años, ante el Deán y Cabildo, con aviso expresoal Concejo y a la Comunidad y Tierra por si deseaban hallars epresentes a la rendición de aquéllas .

A continuación de la concordia se insertó el inventarío d elos bienes legados por don Francisco Gutiérrez de Cuéllar parael sostenimiento de las Capellanías, Obras Pías y buenas me-morias . He aquí un resumen del mismo :

Cinco juros sobre las alcabalas reales de Segovia, por u ntotal de 215.600 maravedises anuales de renta; otro juro sobrelas alcabalas y tercias de la villa de Fuentidueña, por 10.000maravedises, y otro sobre la tierra de Segovia, de 11 .900 mara-vedises anuales. Un censo sobre los Propios de Segovia y suTierra, de 56 .700 maravedises ; otro sobre el Concejo y Villa deUceda, de 25 .000; otro sobre ciertos vecinos de Turégano, po r8.000 maravedises ; otro sobre la persona y bienes de Catalin aTemporal, de Segovia, por valor de 5 .000 maravedises ; otrosobre el escribano Juan de Segovia Tercero, por 9 .000; 400 ma-ravedises y cuatro gallinas, sobre dos casas de la colación d eSan Justo; un solar en el barrio de San Marcos y las casas prin-cipales en la parroquia de San Andrés .

En el pueblo de Vallelado, unas casas, viñas, 170 fanega sy medía de grano, mitad trigo y mitad cebada, y ocho gallinas,más una cerca con cuatro fanegas de renta anual . En Enciníllas ,treinta fanegas de grano, por mitad, y en Zamarramála, cin-cuenta y ocho fanegas de renta anual y dos gallinas .

Como remate de la concordia establecida entre el Deán yCabildo, el Concejo Segoviano y la Comunidad de Ciudad yTierra, redactáronse las cuentas de la administración de lo sbienes correspondientes al período 1590 a 1600, que arrojaronun total en ingresos, de 9 .348.345 maravedises, cuenta que rin-dieron los testamentarios del Canónigo don Antonio Gómez d eAvila, último albacea y administrador de aquella hacienda .

Por dichas cuentas, sabemos que en 6 de agosto de 1590, s ele habían terminado de pagar a Pedro de Bolduque, vecino d eMedina de Rioseco, la suma de 675 .000 maravedises, a que ha-

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bía ascendido el importe del retablo por él mismo confecciona -do, para la Capilla de Santiago ; el entallador segovíano Roqu eMuñoz, construyó los pedestales y sotabancos para colocar elretablo aludido, en la suma de 15 .000 maravedíses . Había actua-do como tasador de la obra, el también entallador juanes d eAldana .

Como ya expusimos anteriormente, la reja encargada aFlandes, por intermedio de los Fúcares, resultó dañada por u nincendio en el puerto de Laredo . En 1593, vino a Segovia el re-jero salmanticense Pedro de Salamanca, contratado por Ios tes-tamentarios, para forjar una nueva reja con destino a la Capill ade Santiago . La obra díó comienzo en 1594, con arreglo a la strazas dibujadas por Pedro de Brizuela, y tardó dos años e nconcluirse, invirtiéndose igual tiempo en forjar la coronación d eaquélla . Su coste total ascendió a 1 .432.056 maravedíses, y pes ó13.813 libras .

Entre tanto, el pintor segoviano Alonso de Herrera, proce-día a dorar el retablo, obra que importó 745 .376 maravedíses ,sin que aparezca pagada a dicho artista, pintura alguna d eaquél . Ello nos ha hecho pensar que el retrato del Comendado rGutiérrez de Cuéllar, que figura en el retablo, acaso no se deb aal pincel de Alonso de Herrera, como se ha sostenido, pues amayor abundamiento, figura una partida en las cuentas que co-mentamos, de determinada suma pagada a un Juan Pastor, portraer el retrato del Comendador desde Torrelaguna a la Capillade Santiago. Tal vez lo que Alonso de Herrera pudo hacer a ltiempo que doraba el retablo, fuese colocarle en el mismo y aca-so realizar algún retoque . Pero ello, no obstante, es mera conje-tura, posiblemente errónea .

En el subsuelo de la Capilla, donde se hallaba la tumba delComendador, se abrió otra Capilla, que labraron Juanes deAguirre, luanes de Aldana, Nicolás Greco y Domingo Sanz, conun retablo en el que se colocó un cuadro representando a Nues-tra Señora de la Antigua, obra de Nicolás Greco .

A partir ya de la fecha de la concordia entre el Deán y Ca-bildo, el Concejo Segoviano y la Comunidad de Ciudad y Tierra ,las Obras Pías fundadas por el Comendador don Francisc oGutiérrez de Cuéllar, comenzaron a rendir el fruto para el qu e

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habían sido instituidas y concordadas; sin embargo, alguna deellas no se desenvolvió en la forma que el testador había deter-minado. Por ejemplo, el socorro a los labradores pobres de l aTierra de Segovia, adoptó pronto una modalidad muy distint ade la prevista. Los Procuradores de la Comunidad, acaso paraobviar dificultades y quebraderos, cumplieron su obligación dí-vidiendo la cantidad anual que correspondía a dicha obra—uno s1 .000 reales—, en ocho partes análogas que asignaban a cad auno de los ocho sexmos de la Tierra, de puertos acá .

El sistema, al correr del tiempo, hubo de originar reclama-ciones y protestas por parte de aquéllos que no le encontrabanequitativo. Por ejemplo, ya en pleno siglo xviii, se pidió qu eaquel reparto, en lugar de realizarse por partes iguales, se lle-vase a cabo proporcionalmente a la mayor o menor cuantía co nque pechaba cada Sexmo. ConsuItóse el caso a los más desta-cados letrados de la ciudad y, por último, la Comunidad d eCiudad y Tierra, acordó que dicha distribución continuase en l amisma forma que hasta entonces se había seguido a lo largo delos años; es decir, por partes iguales .

Por lo que respecta a la Obra Pía para la redención de pre-sos por deudas, tampoco la más estricta regularidad presidió sudesenvolmiento en el correr de los tiempos . Unas veces, porqu ebien los regidores que tenían a su cargo dicha Obra dejaban d ecobrar la parte correspondiente a la misma o bien los mayordo-mos que administraban la hacienda de la fundación demoraba nlos pagos; en ocasiones por no existir presos por deudas aquienes socorrer. El caso es que determinadas veces se invirtie-ron los fondos de esta Obra Pía en otros menesteres, cuale sayudar al Hospital de la Misericordia o análoga empresa bené-fica, no sin que antes mediasen sustanciosos informes y dictá-menes de los teólogos consultados a priori .

¿Cuándo se extinguieron estas Obras Pías de Gutiérrez deCuéllar? Durante los siglos xvil y xvüt, el Ayuntamiento sego-víano, al hacer la designación anual de Comisarios para las di -versas funciones del Concejo, vino nombrando Comisarios delas Obras Pías de Gutiérrez de Cuéllar, lo que demuestra qu esu función continuaba aún. Igualmente, en los libros de cuenta sde la Comunidad y Tierra, aparece ejercitado durante dich o

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tiempo el socorro a los labradores, en la forma ya señalada .Pero, a partir de 1833, no se encuentra ya en los libros de acta sregidor designado como Comisario para las Obras referidas .

Leyendo el Boletín Provincial de Venta de Bienes Naciona-les, donde se fueron anunciando las fincas y propiedades de lClero, Obras Pías, Hospitales, Comunidades, Propios de lo sAyuntamientos, etc., etc., que se vendieron en subasta durantelos años del torbellino desamortízador—lectura tan elocuentecomo triste—, hemos creído hallar el rastro de algunas d eaquéllas propiedades y fincas que Gutiérrez de Cuéllar dej óadscritas al sostenimiento de sus fundaciones .