El acto de prometer en Hume y el acto de habla ... · PDF fileentre el horizonte del...

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  • ALEJANDRO PATINO A.

    EL ACTO DE PROMETER EN HUME Y EL ACTO DE HABLA

    PERFORMATIVO EN AUSTIN*

    "Las acciones pueden ser laudables o censurables, pero no razo-nables e irrazonables".

    Hume

    En la primera conferencia de su libro Cmo hacer cosas con palabras John Austin (1911-1960) (1) establece claramente la distincin entre expresiones constativas y expresiones performativas, (2) a partir de la distincin pro-puesta entre enunciados que describen la realidad y expresiones que valoran las obras de arte y las diferentes actuaciones morales. Esta distincin, segn el filsofo de Oxford, tambin la concibi Kant al establecer la diferencia entre el horizonte del conocimiento cientfico y el horizonte de las proposi-ciones de la "tica" y la "esttica". Pero si rastreamos un poco ms el hilo conductor de la distincin que nos ocupa, nos vemos en la necesidad de re-montarnos a David Hume (1711-1776), quien es llamado por James Noxon (3) el Newton de las ciencias morales, ttulo que refleja de modo claro que

    * Trabajo presentado como requisito de ingreso a la Sociedad Colombiana de Filosofa.

    (1) J. Austin. cmo hacer cosas con palabras. (Barcelona: Editorial Paidos. 1982). Este libro est conformado por 12 conferencias que Austin dict en la Universidad de Harvard (1955), y que aparece como una obra postuma (1962) gracias a la recopilacin hecha por Urmson de las distintas conferencias.

    (2) Es preferible utilizar el trmino performativo que viene del ingls "performative" y que a la vez se deriva del verbo "to perform", y no el trmino realizativo como aparece en la tra-duccin espaola.

    (3) James Noxon se refiere a Hume como el Newton de las ciencias morales en su libro La evolucin de la filosofa de Hume. (Madrid: Revista de Occidente, 1974).

    IDEASY VALORES No. 78 Universidad Nacional Diciembre 1988

  • adems'de haberse ocupado Hume de los lmites del conocimiento, tambin se preocup por las cuestiones que sealan el camino del debe, mostrando la imposibilidad de traducir el es al debe. Esto lo seala el flsofo escocs en el libro III "Sobre la moral" de su obra el Tratado sobre la naturaleza humana (4). All dice: "En todo sistema moral de que haya tenido noticia, hasta aho-ra, he podido siempre observar que el autor sigue durante cierto tiempo el modo de hablar ordinario, estableciendo la existencia de Dios o realizando observaciones sobre los quehaceres humanos, y, de pronto me encuentro con la sorpresa de que, en vez de las cpulas habituales de las proposiciones: es y no es, no veo ninguna proposicin que no est conectada con un debe o un no debe. Este cambio es imperceptible, pero resulta, sin embargo, de la mayor importancia" (5). Al examinar las palabras de Hume se percibe fcil-mente que en concepciones precedentes se reduca la mirada bajo el telesco-pio del es, quedando maquilladas todas las expresiones bajo este nico rtu-lo, sin vislumbrarse las expresiones que tienen que ver con el "debe" o "no debe". El flsofo escocs no vacila en criticar dicha confusin y en sealar de un modo claro el camino del debe que se haba prostituido al ser revestido con el ropaje de los enunciados descriptivos.

    Debemos observar que Hume no dud en ningn momento en concebir la distincin que hemos venido mencionando. Esto se evidencia claramente en el epgrafe con el que hemos iniciado el presente ensayo, en donde el hori-zonte de lo laudable o afortunado toma un carril diferente al horizonte de la razn que permite descubrir lo verdadero y lo falso. El telescopio que permi-te analizar cada horizonte no es el mismo ya que las reglas de la moralidad no son las conclusiones de nuestra razn, como lo expresa el mismo Hume. Adems agrega: "Por consiguiente todo lo que no sea susceptible de acuer-do o desacuerdo es incapaz de ser verdadero o falso, y en ningn caso puede ser objeto de nuestra razn. Ahora bien, es evidente que nuestras pasiones, voliciones o acciones son incapaces de tal acuerdo o desacuerdo, en cuanto son hechos o realidades originales completos en s mismos, sin impUcar refe-rencia alguna a otras pasiones, voliciones y acciones" (6). Del texto se sigue que a la razn le compete el descubrimiento de lo verdadero o falso, mien-tras que hay otro tipo de acciones que conservan su autonoma y su propia identidad, sin que permitan deambular por el mundo, realizando esfuerzos intiles para encontrar un referente extemo. Estas acciones del segundo ni-vel no las podemos ubicar entonces ni en la concepcin humeana de las rela-ciones de ideas, ni en las cuestiones de hecho, es decir, ni en las demostracio-

    (4) Hume seala en su autobiografa, escrita pocos aos antes de su muerte con relacin a su obra El tratado sobre la naturaleza humana: "Jams intento literario alguno fue ms des-graciado que mi Tratado sobre la naturaleza humana. Ya sali muerto desde las prensas, sin alcanzar siquiera la distincin de provocar murmullos entre los fanticos". Afortuna-damente para Hume y especialmente para la filosofa misma, sus palabras no correspon-den al xito que ha tenido la obra en pocas siguientes.

    (5) David Hume. Tratado sobre la naturaleza humana. (T.N.H.) (Madrid: Editorial Nacio-nal, 1977). "Sobre la Moral", p. 689.

    (6) Ibid. p. 675.

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  • nes lgicas, ni en las probabilidades que brindan los objetos. Por el contra-rio, debemos decir que ellas mismas constituyen o instauran su propia reali-dad y por ende conllevan un sentido autoreferencial, como es el caso de la promesa, el juramento y otros actos de habla.

    En sntesis, ha sido normal identificar a Hume por su concepcin empiris-ta y psicolgica del conocimiento, por establecer la distincin entre las rela-ciones de ideas y cuestiones de hecho y por tirar a la hoguera la teologa na-tural y la metafsica. Este conlleva el que tradicionalmente se haya reconoci-do slo tangencialmente los aportes del filsofo escocs en el horizonte de la moralidad y de las acciones que tienen relacin directa con el debe, es decir, se ha soslayado el campo como lo expresa Kalinowski, de las expresiones prescriptivas, y al hacer el anlisis humeano nos hemos quedado en la fun-cin descriptiva del lenguaje. Nos hemos quedado nicamente en las crticas a la metafsica, desconociendo sus valiosos aportes en el campo de la moral. Las razones mencionadas han llevado a escudriar las influencias de Hume en el "Positivismo lgico", sealndose cmo el germen del principio de ve-rificabilidad y la destruccin de la metafsica se presentan en este filsofo.

    Sin perder el horizonte de nuestra reflexin, recordemos que Rudolp Car-nap intenta, mediante la concepcin del principio de verifcabilidad destruir la metafsica. Es muy diciente su escrito de 1932, "La destruccin de la meta-fsica por medio del anlisis lgico del lenguaje" y especialmente las crticas que hace en su escrito de 1935: Filosofa y sintaxis lgica. Adems de la in-fluencia de Hume en el positivismo lgico, debemos destacar tambin que Hobbes, en el captulo IV "Del lenguaje" de su libro El Leviatn, presenta algunas de las ideas que sirven de fundamento al positivismo en sus intentos de crtica a la metafsica. Hobbes seala que ha sido normal en algunos fl-sofos que le preceden unir diferentes palabras de tal manera que la expre-sin conduce a sin sentidos. Ejemplos que trae el autor de El Leviatn son: "cuerpo incorpreo", "substancia incorprea", "fe insuflada", "la extensin es un cuerpo", "fantasmas son espritus", sealando que estas palabras han sido acuadas por flsofos aturdidos que se "vern enzarzados en una mara-a de palabras como el pjaro en un cepo, y cuanto ms luche ms atrapado se ver" (7).

    De esto se sigue que un uso descuidado de las palabras que se emplean puede dar origen a confusiones conceptuales que impiden la reflexin clara en el trabajo filosfico. Locke dice: "Pienso que quienes intenten buscar o defender con seriedad la verdad deben sentirse obligados a estudiar la mane-ra de poder expresarse evitando la oscuridad, el carcter dudoso y la equivo-cidad a las que naturalmente estn sujetas las palabras de los hombres cuan-do no se tiene la cautela necesaria" (8).

    (7) Thomas Hobbes. Leviatn. (Madrid: Edit. Nacional, 1979), p. 143.

    (8) John Locke. Ensayo sobre el entendimiento humano. (Madrid: Edit. Nacional, 1980). p. 760.

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  • Realizado este corto rodeo, retomemos la reflexin inicial, en la cual he-mos sealado la puerta de entrada que abre Hume para instalarse en el edifi-cio de las expresiones que tienen que ver con el debe al mostrar la imposibili-dad de traducir las diferentes expresiones a expresiones descriptivas, es de-cir, al concebir la imposibilidad de pasar de un debe a un es (9).

    Tanto Hume como Austin, Searle, Rawls, Melden, Har y otros exponen como modelo tpico de expresiones que tienen que ver con el deber el acto de prometer. Antes de analizar el acto de prometer como un acto de habla, debemos establecer la distincin que hace Austin entre expresiones consta-tivas y expresiones performativas. El autor de Cmo hacer cosas con pala-bras indica que las expresiones constativas describen la realidad y que por ende son verdaderas si corresponden con sta o falsas si no corresponden. Austin critica a quienes reducen todos los enunciados a enunciados verdade-ros o falsos. Estas pretensiones reduccionistas llevan al filsofo de Oxford a concebir las expresiones performativas, es decir, expresiones que por el mero hecho de ser enunciadas constituyen acciones: "Quand dir, c'est fai-re" (Cuando decir es hacer) es la traduccin francesa. Por ejemplo cuando digo "juro" ante el juez estoy realizando o constituyendo el acto de jurar, pero no lo estoy describiendo; cuando digo prometo estoy realizando el acto de prometer, no estoy informando. Esta novedosa concepcin de los perfor-mativos llev a Austin a adoptar una posicin crtica frente al positivismo lgico. Para Austin los performativos son afortunados o infortunados; en trminos