El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del...

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1 UNIVERSIDAD ANDRÉS BELLO FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN DEPARTAMENTO DE ARTES Y HUMANIDADES LICENCIATURA EN HISTORIA El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII Tesis para optar al Grado de Licenciado en Historia ÓSCAR IGNACIO GUTIÉRREZ PEÑA Profesor Guía: Roberto Arancibia Clavel SANTIAGO CHILE Julio, 2009

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Este trabajo de investigación, denominado “El Real Ejército de Chile, Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Segunda Mitad del Siglo XVIII”, representa mi tesis de pregrado para el grado de Licenciado en Historia, y consiste en un estudio del Ejército español presente en el reino de chile, y las reformas que fueron emanadas de la dinastía borbona para reestructurar su composición y mejorar su situación. Para esto, se presenta en el primer capítulo los orígenes de su creación y evolución, a partir de las variables de subvención organización, y composición, formulando de esta manera el marco teórico. Así, entendiendo la realidad el ejército del reino bajo los Habsburgo, se pretende estudiar el Real Placarte y la Ordenanza de Manso de Velasco, que se dictan los Borbones para mejorar la calidad y situación del ejército en el Siglo XVIII, poniendo en contraste lo que dictan las ordenanzas reales con la realidad contada por gobernadores y otros, que vivieron la realidad en las filas del ejército.Así, aun que llevadas a la práctica, las reformas militares borbonas no tienen el efecto esperado y la situación del Flandes Indiano se mantiene casi estática, y que difiere con la idea general que se tiene de la Frontera y la Guerra de Arauco, permaneciendo de esa manera hasta el quiebre colonial.

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UNIVERSIDAD ANDRÉS BELLO FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN DEPARTAMENTO DE ARTES Y HUMANIDADES

LICENCIATURA EN HISTORIA

El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

Tesis para optar al

Grado de Licenciado en Historia

ÓSCAR IGNACIO GUTIÉRREZ PEÑA

Profesor Guía: Roberto Arancibia Clavel

SANTIAGO – CHILE

Julio, 2009

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A la historia que día a día escribimos

juntos, tu y yo, tomados de la mano.

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AGRADECIMIENTOS

Estas páginas representan, no sólo el fruto de cuatro años de estudio y trabajo

personal, sino que además se encuentran en ellas, el reflejo de todas las personas que

estuvieron y están hasta hoy a mi lado, acompañándome en el más largo de los

procesos educativos: La vida.

Así, quisiera agradecer de manera especial a mi madre Carmen Gloria, quien ha

entregado la más absoluta de las devociones por sus hijos y que de manera

incondicional ha guiado mi espíritu a través de la vida, entregándome todo el amor y

cuidado que una madre puede depositar en un hijo. A mi padre Óscar Manuel, por

enseñarme a ser siempre un hombre de honor, y de que la perseverancia y el trabajo,

conducidos por el camino de la rectitud, nos llevan invariablemente a la excelencia. A

mi hermana, Constanza, que siempre ha sido para mí un verdadero ejemplo de

responsabilidad, perseverancia y madurez, enseñándome siempre que con estudio y

templanza, todo es posible.

Agradezco también a Carolina, quien durante la elaboración de este trabajo final supo

escuchar con oído atento todas mis ideas e inquietudes, consintiendo mi carácter en los

momentos de estrés y entregándome todo su amor y fe en los momentos más difíciles,

ayudándome a sortear los obstáculos del camino. A mis Compañeros, Daniel y Cristian,

por compartir conmigo todos sus conocimientos en aquellas largas tertulias, donde la

historia fluía en la sangre de cada uno de nosotros.

Finalmente, deseo agradecer a Roberto Arancibia, mi profesor guía en este proceso,

quien con sus consejos y enseñanzas metodológicas permitió dar estructura a este

trabajo, sin las cuales nada de esto hubiera sido posible. Y a Julio Retamal Ávila, quien

formó en mi el verdadero interés por ser historiador, y me enseñó que la historia yace

paciente en los archivos, esperando a por uno y que el verdadero desafío consiste en

reescribirla.

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Índice

Resumen …………………………………………………………………………….1

Introducción…………………………………………………………………………2

1. Parte Primera: El Ejército español en el Siglo XVII……………………………..7

1.1. Los Tercios de España: La Infantería Legendaria………………………….8

1.2. La realidad americana: Compañías de Presidio…………………………...12

1.3. El Ejército del Reino de Chile………………………………………………..16

1.3.1. Estado de la tropa a la llegada de Alonso de Ribera……………….18

1.3.2. Creación del Ejército Real de Chile y las primeras Cédulas………19

1.3.3. Distribución, composición y número de las plazas…………………25

1.3.4. El Real Situado………………………………………………………….32

1.4. Situación General del Ejército Habsburgo………………………………….37

2. Parte Segunda: El Reformismo Borbón………………………………………….39

2.1. Creación del Ejército de América…………………………………………….40

2.1.1. Fundación de las Plazas y unidades regulares……………………..42

2.1.2. Clasificación de las Unidades y Grados de la Oficialidad………….47

2.2. Restructuración del Real Ejército de Chile………………………………….49

2.2.1. El Real Placarte y la nueva distribución ……………………………...50

2.2.1.1. Reformas al Real Situado. ……………………………………...56

2.2.2. Manso de Velasco y la Ordenanza de 1753………………………….60

2.2.2.1. Nueva composición y organización…………………………...61

2.3. Nociones Generales emanadas del Reformismo Borbón………………....68

Páginas

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5

3. Parte Tercera: Aplicación de las reformas………………………………………..70

3.1. Evolución y Aplicación de los cambios hechos al Situado………………..71

3.2. El problema con la Dotación: Las falencias del Placarte…………………..74

3.3. Estado de la Frontera para la segunda mitad del Siglo XVIII:

Fuertes y Tropa…………………………………………………………………78

3.4. Gráficos Referenciales………………………………………………………...85

4. Conclusiones Generales…………………………………………………………..88

Bibliografía……………………………………………………………………………….92

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Resumen

Este trabajo de investigación, denominado “El Real Ejército de Chile, Reformismo Militar

Borbón y su aplicación en la Segunda Mitad del Siglo XVIII”, consiste en un estudio del

Ejército español presente en el reino de chile, y las reformas que fueron emanadas de

la dinastía borbona para reestructurar su composición y mejorar su situación. Para esto,

se presenta en el primer capítulo los orígenes de su creación y evolución, a partir de las

variables de subvención organización, y composición, formulando de esta manera el

marco teórico. Así, entendiendo la realidad el ejército del reino bajo los Habsburgo, se

pretende estudiar el Real Placarte y la Ordenanza de Manso de Velasco, que se dictan

los Borbones para mejorar la calidad y situación del ejército en el Siglo XVIII, poniendo

en contraste lo que dictan las ordenanzas reales con la realidad contada por

gobernadores y otros, que vivieron la realidad en las filas del ejército.

Así, aun que llevadas a la práctica, las reformas militares borbonas no tienen el efecto

esperado y la situación del Flandes Indiano se mantiene casi estática, y que difiere con

la idea general que se tiene de la Frontera y la Guerra de Arauco, permaneciendo de

esa manera hasta el quiebre colonial.

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Introducción

Cuando pensamos la Colonia es inadmisible, desde todo punto de vista, hacerlo sin

pensar en el carácter militar que subyace su más pura esencia, pues toda la conquista

de América fue llevada a cabo por hombres que a través de la espada, buscaban (unos

con más suerte que otros) alcanzar la riqueza y fama en el nuevo mundo. Uno de estos

hombres fue el por nosotros conocido hidalgo extremeño Don Pedro de Valdivia, quien

con un puñado de hombres, y una mujer, se lanzó a la conquista de Chile, tierra pobre y

difamada.

Por esta razón, resulta imposible separar el orden colonial, de la institución militar

americana que, “alcanza no sólo a lo metropolitano sino, fundamentalmente, a la propia

esencia de lo americano”1. Viéndolo desde otro punto de vista, la gran mayoría de los

Gobernadores que tuvo Chile durante la colonia fueron militares, esto debido,

principalmente, a la doble labor que debía asumir un gobernador:

“Por tanto por el presente os elijo y nombro gobernador y comandante

general de la referida ciudad y provincia y quiero que sirváis […] en todos

los casos y cosas a ellos anexas y concernientes, así en lo tocante a la

guerra, presidio, fortaleza y fortificaciones por mar y tierra, como en lo civil

y criminal, en todas las ciudades y villas y lugares que al presente están

poblados y en adelante se poblarán en dicha provincia…”2

Como Gobernador y Capitán General, debía asumir tanto el rol administrativo del reino

como la defensa del mismo, siendo tanto jefe civil como militar. Incluso a falta de la

figura del gobernador, ya fuese por ausencia o muerte, debía sucederle de manera

interina el Teniente de Rey, quien era el militar de más alto grado, que luego sería

reemplazado por el Maestre de Campo de la Infantería. En una Real cédula de 1703

1 Juan Marchena, “Ejército y Milicias en el mundo colonial americano”, Madrid, editorial Mapfre, 1992, pág

9

2 Titulo de Gobernador de Cartagena, A.G.I, Santa Fe, 998. Citado en: Juan Marchena, “Ejército y Milicias

en el mundo colonial americano”, Madrid, editorial Mapfre, 1992, pág. 10

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que daba nueva organización y planta al ejército del reino de Chile, también conocido

como Real Placarte, el Rey expresaba:

“Es mi voluntad que el Comisario General de la Caballería esté a la orden

del Maestre de Campo de Infantería, y que sólo en el caso de gobernar el

reino el Maestre de Campo mande el ejército el Comisario General”3

Un ejemplo conocido de esto es el caso de Francisco Antonio García Carrasco, quien,

tras la muerte del Gobernador Luis Muñoz de Guzmán, asumió el mando interino del

Reino, valiéndose del derecho que lo justificaba como tal, a pesar de las aludidas

discusiones y los desastrosos resultados. Entendiendo la idea general que aquí se

intenta explicar, no se puede dejar de mencionar la Guerra de Arauco que,

independientemente de las discusiones que se ciernen a su alrededor, le hizo ganar al

Reino de Chile el título de Flandes Indiano, caracterizando una vez más, lo inseparable

que resulta lo militar del orden colonial.

Es en este punto donde la particularidad del Reino de Chile toma real importancia, con

respecto a la gran mayoría del resto de América. La incesante lucha contra los

araucanos así como las constantes amenazas de piratas, corsarios y potencias

extranjeras fue motivo de singularidad para el reino e hizo que la corona pusiera

especial atención en la situación bélica de Chile, llevándola a invertir muchísimo caudal

de la Real Hacienda para mantener constante la presencia militar en el reino, lo que

llevó inherentemente a la formulación de un complejo aparato administrativo y legal que

supervisara y reglamentara su defensa, poniendo especial énfasis a sus

particularidades.

Es precisamente la aplicación de este aparato administrativo el que se plantea como

objeto de esta investigación, intentando, a través del dispositivo legal dado al Ejército,

describir las distintas reformas que elaboraron los borbones para reestructurar su

fisionomía, durante la segunda mitad del siglo XVIII, y poder así llegar a una conclusión

que permita esclarecer la real aplicación y efectividad de estas reformas, conocidas

como el Real Placarte de 1703 y el Reglamento de Manso de Velasco de 1753. Para

poder lograr este cometido, se ha estructurado el trabajo en tres partes, que se irán

3 Real Cédula. Archivo Histórico Nacional, fondo Antiguo, vol. 35, pieza 5°

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desarrollando de manera hilada, con el objetivo de entregar una mejor comprensión y

análisis del tema.

La Parte Primera está formulada para actuar como marco teórico de esta investigación,

primeramente colocando como antecedente la fisionomía del Ejército bajo la corona de

los Austrias. Partiendo así de lo general a lo específico, el trabajo está construido sobre

una sólida base de antecedentes, que inicia con la realidad europea para los siglos XV,

XVI y XVII para luego, analizar la realidad a nivel del continente americano y las

Compañías de Presidio, el sistema defensivo elaborado por Felipe II, y como esta

realidad se deja entrever en Chile. Finalmente, y como grueso del capítulo, se

pretende ver como se presenta la escena militar en Chile durante el Siglo XVII, las

funestas consecuencias del Desastre de Curalava y las primeras medidas tomadas por

Alonso de Ribera, notable Capitán español, que trae consigo las ideas del ejército

peninsular y las consecuencias que acarrean estas concepciones europeas a la

formación del Real Ejército de Chile. Así también se llevará a cabo una descripción de

las primeras Cédulas que le acompañan y el establecimiento y desarrollo del Real

Situado a lo largo del Siglo XVII.

La Parte Segunda se introduce copiosamente al Siglo XVIII y, continuando con la lógica

de la Parte Primera, se describe el desarrollo que tiene el sistema defensivo americano,

con el reemplazo de las Compañías de Presidio por el Ejército de América, a partir de

lo que conocemos como reformas borbónicas. Así mismo, y continuando con el hilo

conductor, se describirán las dos reformas más importantes ya mencionadas, hechas al

ejército del reino de Chile durante la primera mitad del Siglo XVIII , con el objetivo de

estudiar los principales puntos que tocan, y como afectan la composición, dotación y

subvención del ejército.

Finalmente, la Parte Tercera busca comprobar la hipótesis planteada. Para lograrlo se

pondrá en paralelo el reformismo legal y la realidad de las cosas que ocurren

principalmente en la frontera, para así poder ver si lo que se explaya en el papel,

realmente se lleva a cabo. ¿Hay el número de tropas que debe haber? ¿Se paga con la

regularidad y cantidad que debiese? ¿Mejoran las reformas, en efecto, la situación del

Ejército? ¿Son aplicadas las reformas?

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El marco bibliográfico existente para realizar esta investigación se basó en obras como

“Ejército y Milicias en el mundo colonial americano”, del Doctor en Historia de América

Juan Marchena Fernández. Este enorme y detallado trabajo sobre la institución militar

americana, pasando desde la hueste conquistadora hasta la descomposición colonial,

ha sido utilizado como amplísimo marco referencial, que ha ayudado enormemente a la

elaboración del primer capítulo y ha servido como un magnífico marco teórico para

entender el mundo militar a nivel americano. También han servido el mismo propósito

los artículos “El Ejército de América y la descomposición del Orden Colonial” y “El

Ejército de América: el componente humano”, del mismo autor, en los cuales se

detallan los flujos y el funcionamiento del Real Situado así como quienes componían el

Ejército de América, entre otras cosas. Así mismo, las obras de autores como Geoffrey

Parker, José Luis Castán, Jurgen Brauen, Manuel Alonso Baquer, Enrique Martínez

Ruiz y Theodore Ropp, entre otros, fueron de tremenda ayuda al momento de consultar

materia relacionada con la formación de los ejércitos modernos en Europa.

Así, para estudiar la situación general del Reino de Chile, las principales obras

consultadas fueron “Vida fronteriza en la Araucanía: El mito de la guerra de Arauco”, de

Sergio Villalobos Rivera así como las obras de Álvaro Jara “Guerra y Sociedad en

Chile”, “Historia General de Chile” Tomos IV, V y VI de Diego Barros Arana, “Histórica

Relación del Reyno de Chile (1646)”del Padre Alonso de Ovalle e “Historia General del

Reino de Chile, Flandes Indiano”, tomo II del R.P Diego de Rosales. Estas obras

ayudaron enormemente para formar el marco teórico que se tejía en el Reino en sus

últimos dos siglos de colonia, como se vivía la Guerra de Arauco y cuáles eran las

repercusiones que ésta intensa vida militar tenía sobre la sociedad colonial.

Por otra parte, la bibliografía utilizada para el análisis relacionado específicamente con

el Ejército de Chile, su organización, composición y desempeño, se remitió a los libros

“Ejércitos y Milicias del Reino de Chile” de Jorge Allendesalazar Arrau, “El Ejército de

los Chilenos (1540-1920)” de los autores Francisco Balart, Enrique Brahm, Alejandro

San Francisco y Patricia Arancibia y “Régimen Legal del Ejército en el Reino de Chile”,

de Roberto Oñat y Carlos Roa, siendo éste último de vital importancia para esta

investigación, dado que se trata de una magnífica obra que compila las más relevantes

reformas y ordenanzas que dan estructura al Ejército, pero que sin embargo carece de

un análisis de carácter histórico, por ser un trabajo de derecho. Así también fueron de

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gran ayuda diversos artículos dedicados al tema, entre ellos “El Real Ejército de Chile”,

de Manuel Torres Marín, “La Artillería en la Frontera de Chile, Del Flandes Indiano a los

Fuertes del Biobío”, de Juana Crouchet González publicado en MILITARIA, Revista de

Cultura Militar, en su número X, “El Ejército del Reino”, por Julio Retamal Ávila,

publicado en la Primera Jornada de Historia Militar (Siglos XVII y XIX) del CESIM, así

como varias publicaciones hechas en el Anexo Histórico del Memorial del Ejército de

Chile.

Por último, las fuentes directas utilizadas consisten, en primera medida, de una serie de

Visitas, relaciones de tropa y estado de los fuertes, Decretos, Reales Órdenes y Reales

Cédulas contenidas en los fondos de Capitanía General y Fondo Antiguo del Archivo

Histórico Nacional, así como también solicitudes, estados de tropa y oficialidad y

relaciones de algunos batallones del Ejército, catalogados en el fondo de Contaduría

Mayor, del archivo mencionado. Por otro lado, se visitó el fondo de Real Audiencia,

donde se extrajeron Expedientes varios, Hojas de Servicio de miembros de la

oficialidad del ejército, al igual que información sobre el estado de la Guerra de Arauco.

Finalmente, se han utilizado ampliamente numerosos informes del ejército y cartas

contenidas en la Colección de Documentos inéditos para la Historia de Chile, de José

Toribio Medina en la Biblioteca Nacional.

Así, la hipótesis que este trabajo pretende alcanzar es estudiar la real aplicación de las

reformas militares borbónicas en la primera mitad del siglo XVIII, y si estas se

aplicaron, o no en el reino de Chile y cuáles fueron sus principales consecuencias.

Como se ha podido ver en estas páginas introductorias, mucho se ha escrito sobre la

vida militar en Chile, su Real Ejército y sobre la Guerra de Arauco. Sin embargo la labor

dista de estar completa o finalizada, pues los archivos y documentos que constituyen la

fuente primaria de toda investigación, inundan las polvorientas estanterías del Archivo

Nacional, y toda una intriga repleta de hombres de armas se encuentra allí, escrita con

sangre y acero, sudor y famélico sufrimiento, aguardando pacientemente a que alguien

desentierre sus historias. Espero que la presente investigación ayude a desempolvar, al

menos en parte, la historia de un ejército que formó la identidad del Reino de Chile, el

Flandes Indiano.

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E

1. Parte Primera: El Ejército español en el Siglo XVII

L Siglo de Oro español. Su nombre está dignamente otorgado cuando

pensamos en las notables figuras de Lope de Vega, Francisco de Quevedo y

en su eterno enemigo Luis de Góngora, o en Calderón de la Barca y el gran

Miguel de Cervantes. Sin embargo, en lo que concierne al mundo militar en la España

del Siglo XVII, el panorama parece cambiar radicalmente de aspecto.

La época dorada de la milicia española venía, de hecho, quedando atrás y ya para

mediados de siglo, ascendía poco a poco a un heroico recuerdo. “El ejército de Flandes

había sido decisivamente derrotado en Rocroi”4 al tiempo que se perdía la Guerra de

los Treinta Años. Se marcaba así, el paso de una España debilitada con más de un

siglo de guerras.

El escenario americano, si bien tuvo un desarrollo diferente como luego se verá,

permanecía en una situación militar no muy disímil. La defensa americana evolucionó

del inicial concepto de hueste al de las Compañías de Presidio, “el brazo armado de la

Corona en Indias y que estaban estructuradas bajo el concepto de los Tercios

4Geoffrey Parker, La Guerra de los Treinta Años, A. Machado Libros, S.A 2003. Traducida de la segunda

edición. Pág. 223.

"España mi natura.

Italia mi ventura.

Flandes mi sepultura.

-Lema de los Tercios

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Imperiales”5. Sin embargo este “concepto” bajo el que estaban supuestamente

estructuradas quedaba muy bien implementado en la teoría pero absolutamente alejado

de la realidad, demostrando ser inadaptable al contexto americano.

El Reino de Chile, por otro lado, parecía ser de algún modo la excepción. Si bien los

intentos de Alonso de Ribera, a principios de siglo, de implementar la noción militar

peninsular no resultaron exitosos, tampoco fueron completamente un desastre, y el

Ejército Real de Chile alcanzó una categoría más digna de comparación con su par

europeo, o al menos lo fue en comparación con el resto de América.

Habiendo explicado lo anterior, el capítulo que se presenta a continuación busca relatar

en mayor profundidad los aspectos militares de la España del Siglo XVII, en los tres

escenarios que se presentan. Europa, América y finalmente Chile, objeto principal de

esta investigación.

1.1 Los Tercios de España: La Infantería Legendaria.6

Los Tercios españoles, que tanta fama se forjaron luchando en diferentes escenarios de

Europa y sobre todo en Flandes, fueron la última etapa de una forma moderna de hacer

la guerra, que se venía desarrollando en el viejo continente desde comienzos del siglo

XIV.

A lo largo de toda la Edad Media, la guerra había adquirido un marcado tono social. Las

élites de las distintas sociedades europeas eran los protagonistas de la lucha en los

campos de batalla, siendo ellos de los pocos que podían pagar las costosas armaduras

y el caballo, ganándose así el nombre de Caballeros.

5José Luis Castán Esteban “Milicias provinciales en América y valencia durante el siglo XVIII: una

comparación”, VII Congreso Internacional de Historia de América, Vol. 1, 1998-01-01, Pág. 157

6 El presente capítulo lleva este nombre haciendo referencia a la obra de Fernando Martínez Laínez y

José María Sánchez de Toca, “Los Tercios de España. La Infantería Legendaria”, editada en su primera

edición el 2006 en Madrid.

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Los Caballeros, adquiriendo gran fama como caballería pesada, dominarán la escena

medieval hasta el siglo XIV, momento en el cual tres batallas decisivas marcarán una

revolución en el mundo militar moderno: Bannockburn, Courtrai y Crécy.

“La primera ruptura importante con los métodos convencionales de guerra, que

predominaron en la época medieval fue el triunfo de los cuadros de suizos armados con

picas sobre los caballeros montados de Borgoña”7 en La batalla de Courtrai (1302),

conocida también como Batalla de las Espuelas.

En Bannockburn, que enfrentó a los escoceses al mando de Robert de Bruce contra los

ingleses en 1314, será también influyente en lo que se conoce como el declinar de la

caballería. Armados con largas picas (formación que será conocida como Schiltrom,

semejante a un erizo), un montón de campesinos y nobles liderados por de Bruce

rechazan la carga de la caballería pesada inglesa. Los Caballeros habían sido

derrotados una vez más.

“En la famosa victoria inglesa en Crécy en 1346”8, durante la Guerra de los Cien Años,

los ingleses superan a los franceses utilizando el mismo concepto de infantería. Esta

batalla marcará ya en forma definitiva el comienzo del fin de la Caballería como el arma

preponderante en las guerras europeas, ganando la Infantería lentamente el rol

protagónico.

Este fenómeno generó, como primera cosa, la aparición del llamado Condotiero. “Las

Compañías de Condotieros reclutaban soldados de territorios locales específicos y eran

comandadas por un capitán permanente, quien ofrecía un contrato a largo plazo, la

condotta”9. Nacían así los soldados profesionales. En el siglo XV la importancia de esta

Infantería moderna se reafirma, la que se caracteriza por su condición más liviana y que

se ve reflejado a su vez en la “formación y movilidad de los Lansquenetes alemanes, en

los Piqueros suizos mercenarios que combaten por toda Europa, y en los Tercios

7 Geoffrey Parker, El Ejército de Flandes y el Camino Español 1567-1659, Ed. cast. Alianza Editorial, S A,

Madrid, 200.Pág. 28

8 Jurgen Brauen y Hubert Van Tuyll, Castles, Battles and Bombs. How Economics explains Military

History, The University of Chicago Press, 2008, pág. 69

9 Theodore Ropp, War in the Modern World. New Revised Edition, 1959, 1962, Duke University Press.

Pág. 21

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españoles que aseguran a Carlos V un reino donde no se llega a poner el sol.”10 Así

mismo, Martínez Ruiz afirma:

“Los Tercios apuntaban en otra dirección radicalmente diferente, más

moderna, basada en la infantería y sus grandes posibilidades de acción, que

por entonces descubrían generales y teóricos y que acabarían dándole el

predominio en los enfrentamientos entre los ejércitos; una proyección y una

supremacía que conservará durante siglos”11

España, que a finales del siglo XV terminaba de expulsar a los moros de la península,

comenzó a afianzarse como una potencia militar. Así mismo, “se suele considerar al

Ejército de los Reyes Católicos como el primer ejército permanente, es decir, el primero

ya institucionalizado.”12 La figura de Gonzalo Fernández de Córdoba, conocido como El

Gran Capitán, es reconocido como un genio militar de la época que “combinó felizmente

la táctica defensiva con la ofensiva estratégica, adaptándose con sabia precisión a las

exigencias de los acontecimientos”13. El Gran Capitán, a partir de sus experiencias en

las guerras de Italia, diseñará las llamadas coronelías, y que a su vez, constituirán la

base fundacional de los Tercios de España.

La génesis de los tercios se puede encontrar en las Ordenanzas de Génova, en 1536.

“En ella se habla de tercios por primera vez, dando el espaldarazo definitivo al arma de

infantería española”14 y el arranque a su vez de la modernización de su infantería,

equiparando (y superando) a los piqueros suizos y los Lansquenetes alemanes.

Originalmente, se formaron cuatro tercios: “de Nápoles, de Sicilia, de Lombardía, y de

Málaga o Niza.”15 Estaban divididos en 12 compañías de aproximadamente 150

10

P. Barrientos Gutiérrez, “Historia de la infantería” , Anexo Histórico del Memorial del Ejército de Chile,

edición bimestral, Septiembre-Octubre de 1945, N°3, pág. 4

11 Enrique Martínez Ruiz, “El Ejército de los Austrias”. Publicado en la Real Sociedad Económica de

Amigos del País, Valencia, 2001, pág. 129

12 Manuel Alonso Baquer. “Evolución histórica del Ejército Español”, Revista Ejército de Tierra Español,

Madrid, N° 757, Mayo 2004, pág. 9

13 José Molero Rojas, “Romancero del Gran Capitán Don Gonzalo Fernández de Córdoba”, Madrid, R.

Velasco Imp. Marqués de Santa Ana, 1915. Pp. 9-10

14 Enrique Martínez Ruiz, Op.Cit. Pág. 130

15 Ibíd.

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hombres cada uno, formando dos Tercios una coronelía, al mando de un Coronel, y a

su vez dos coronelías formaban una división, o sea 7.200 hombres en total, que

estaban al mando de un Maestre de Campo. Sin embargo, posteriormente los Tercio se

compondrán de 4 compañías de 250 hombres. Cada tercio al mando de un Coronel y al

mando de 3 Tercios estaba el Maestre de Campo. Esta composición será la que se

mantendrá en forma definitiva.

La innovación de los tercios consistía en su dotación, organizada en infantería de tres

tipos. Estaban los piqueros que conformaban el centro del Tercio, a manera de cuadro.

Habían así mismo soldados con espadas que, entre mezclados en la primera fila,

servían para el combate a corta distancia. Y finalmente estaban los arcabuceros y

mosqueteros, que cubrían los flancos. Esta mezcla, en iguales proporciones de

piqueros y armas de fuego, fue lo que le dio al Tercio su legendaria fama, y les hizo de

temer a lo largo del continente.

Para mediados del Siglo XVI y comienzos del XVII, hubo un aumento importante de los

conflictos militares en Europa. Había guerras en todos los frentes y esto “transformó el

tamaño y composición de los ejércitos, obligando a todos los gobiernos que se hallaban

en guerra a reclutar el doble aproximadamente de hombres que antes”16. Así mismo, la

Guerra de Flandes continuaba destruyendo las arcas reales, y la necesidad de hombres

llevó a la corona a contratar soldados extranjeros. Con respecto a esto, Parker se

refiere:

“Los mosqueteros valones tenían fama general de ser los mejores tiradores;

los alemanes eran de absoluta confianza en la adversidad; a los españoles

se les reconocía como los más valientes y más fieros en el ataque, y

también como los más despiadados. La combinación de estas diferentes

cualidades en un solo cuerpo de ejército o escuadrón producía una mezcla

perfectamente equilibrada.”17

Sin embargo, bien entrado el Siglo XVII, los Tercios dejaron de ser lo que, en el siglo

XVI habían sido. La Real Hacienda se encontraba quebrada, al son de un siglo de

16

Geoffrey Parker, Op.Cit. pág 43

17Ibíd. Pág. 36

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guerras, mientras que el ejército en Flandes era derrotado por las reformas militares del

Mauricio de Nassau a mediados del Siglo XVII, España perdía la Guerra de los Treinta

Años. “En síntesis, lo que aparece es la conexión entre unas derrotas –Rocroi y las

Dunas- las quiebras financieras y una decadencia […] Puede fecharse la crisis en el

año 1648, Paz de Westfalia”18, que marca el fin de la Guerra de Treinta Años.

Ya a finales de del siglo XVII, la milicia española se encontraba en su ocaso y con la

muerte de Carlos II, el último de los Habsburgo, los Tercios se encontraban en notorio

menoscabo:

“De los 65 tercios que existían cuando murió Carlos II, 33 eran españoles, 14

italianos, 8 Valones, 7 alemanes, 2 suizos y 1 irlandés, distribuidos por

Nápoles, Sicilia, Milán, Flandes y Cataluña y ninguno de ellos estaba con

sus plazas al completo, de forma que, por ejemplo, de los 51.000 hombres

que debía haber en Flandes, apenas quedaban 8.000.19

1.2 La Realidad americana: Las Compañías de Presidio

Las posesiones americanas de la corona española a lo largo del XVII vivieron una

realidad militar muy distinta a la de la Metrópoli. Aun que “la necesidad de defender los

dominios americanos fue, sin duda, una de las preocupaciones más importantes de la

administración colonial española”20 durante este siglo, la capacidad efectiva de la

defensa del nuevo continente no era la mejor.

En este periodo, los países enemigos de España; Holanda, Francia e Inglaterra,

comenzaron una fuerte política expansionista, buscando establecer colonias en

América, y sobre todo en el Caribe, para así hacerse de plataformas a través de las

cuales lanzarse al comercio. Ante esta presión exterior “la corona determinó, a lo largo

de todo el XVII, incrementar la capacidad defensiva americana, aunque ello acarreara

18

Manuel Alonso Baquer. “Op.Cit”. Pág. 9

19 Enrique Martínez Ruiz, Op.Cit. Pág. 138

20 Juan Marchena Fernández: “Ejército y Milicias en el Mundo Colonial Americano”. Colecciones Mapfre,

España. 1992. Pág. 47

Page 18: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

18

elevar considerablemente los recursos económicos puestos a disposición de esta

defensa”21, dilatando aún más las ya raleadas Arcas Reales.

Durante el siglo XVI, la defensa de las tierras americanas era responsabilidad de los

encomenderos y, en general, de los habitantes de las colonias y “los esfuerzos, la

dirección y los costos corrieron a cargo, casi exclusivamente, de las autoridades

virreinales o locales”22. Para esto se organizaron milicias de carácter sumamente local,

donde la defensa del “territorio” recaía en los propios vecinos y sólo cuando una plaza

resultaba de vital importancia para los intereses de la corona, ésta se hizo cargo de su

defensa.

En el Siglo XVII, ante el aumento de las presiones y las amenazas externas ya

mencionadas, las improvisadas milicias locales no eran capaces de defender el extenso

territorio americano, y la corona se vio forzada a crear guarniciones a lo largo de

América. Estas guarniciones fueron conocidas como Compañías de Presidio, y

consistían en tropas enviadas desde España, pagadas por la corona. De esta forma, se

aprecia el siguiente panorama:

“En 1622 se enviaban 200 infantes y 36 artilleros a Puerto Rico; en 1672 se

crea en la Habana una nueva compañía de caballería, y en 1681, una de

infantería a cargo del capitán Pablo Castellón, con gente española de Cuba

y reclutas de Canarias; en Panamá, para 1662, las tropas eran 567 hombres

en la costa del norte y 223 en Panamá y Chepo; en 1686 se estableció su

guarnición en ocho compañías de infantería con 800 plazas más 70 hombres

del guardacostas, 2 en régimen de compañías de presidio, aunque su

efectividad, desperdigados por el territorio no fue la esperada”23

Estas nuevas disposiciones para la defensa americana, consistía en el brazo armado

de la corona en indias. Sin embargo su mayor problema era el enorme espacio que

debían cubrir, espacio que, para tan pocos hombres, se volvía una tarea imposible.

21

Ibíd. Pág. 48

22 Ibíd.

23 Ibíd. Pág. 66

Page 19: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

19

Por otro lado, una de las principales características de los soldados españoles en

América, era su avanzada edad. “Las tropas, siempre mermadas por la deserción y las

enfermedades, no solían ser relevadas, sino que se enviaban desde la península

nuevos soldados para cubrir las vacantes producidas”24. Esto desembocó en una

absoluta falta de movilidad dentro del ejército, así como una baja efectividad.

Sin embargo, uno de los principales problemas de las compañías de presidio se

encontraba en el corazón de las mismas: Su composición humana. En gran medida,

estaban compuestas por soldados, de la peor de las calañas, lo que resultaba a su vez

en un gran porcentaje de deserciones. “A estas guarniciones fueron a parar desertores

de los ejércitos de Flandes y Portugal y presos por multitud de delitos”25.

Así, la carrera de las armas en América fue siempre relacionada con la bellaquería, y

la tropa era terriblemente indisciplinada, sumado a eso la monotonía del pasar de los

días, lo que iba degenerando aún más la disciplina y la moral:

“Otras veces, las guardias aparecían en lastimoso estado, inmersas en el

dédalo de tabernas y bodegones; tras un día de fatigas, los centinelas

usaban las garitas para dormir a pierna suelta; los introductores de

mercancías ilícitas compraban a veces puestos de guardia completos para

que desaparecieran hasta acabar la faena”.26

Según Marchena, las causas de los consejos de guerra contra centinelas que eran

encontrados en tabernas mientras los prisioneros escapaban eran numerosas, entre

otras, el caso llevado contra el Sargento Manuel Bouzon, que fue acusado por irse de

borrachera con uno de los mismos presos a los que custodiaba, “tras haberlo sacado a

„tomar el fresco y chupar un cigarro‟”27.

Causa importante a la que se debía la mala calidad de la recluta consistía en los

métodos de enganche utilizados por los capitanes en España para atraer hombres al

otro lado del Atlántico. Muchas veces la decisión de enlistarse estaba ligada a una

24

José Luis Castán Esteban, Op.Cit. Pág. 158

25 Juan Marchena, Op.Cit. Pág. 67

26 Ibíd. Pág. 235.

27 AGI, Santa Fe, 949. Citado en Juan Marchena Fernández, Op.Cit. Pág. 235

Page 20: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

20

necesidad que no tenía relación alguna con el deseo de servir al Monarca en el nuevo

mundo. “Épocas de hambre, sin trabajo, algunos reclamados por la justicia o

perseguidos por amos”28 eran sólo algunas. Otra de las motivaciones para

engancharse era el simple hecho de conseguir un viaje gratuito. “en ocasiones también

para burlar el control de tránsito que establecía la Casa de Contratación”29, lo que

aumentaba las cifras de deserción.

Por otro lado, los cuarteles eran pocos, y pequeños. Esto presentó grandes problemas

que no hacían más que empeorar la disciplina, dado que llegados nuevos refuerzos

desde España, los cuarteles quedaban sin espacio, y se necesitaba remitir a las tropas

a casas particulares, arrendadas con el propósito de servir como cuarteles temporales.

Este esparcimiento de las tropas, reducía su efectividad, y al no encontrarse bajo un

régimen de acuartelamiento, no podía esperarse mucho de la disciplina.

En general, la mala disposición y efectividad de las Compañías de Presidio americanas

descansaba en dos factores: La pésima calidad de los soldados y la infraestructura que

existía para guarecerlos. Este estado de las cosas llevó a que España perdiera

importantes bastiones en el Caribe, donde los enfrentamientos contra potencias como

Inglaterra, dejaron sin oportunidad a las guarniciones españolas que, además de su

avanzada edad y mala organización, contaron con un nulo aporte de las milicias, que,

frente a soldados eficientes y entrenados como los ingleses, se dispersaban sin,

muchas veces, disparar un solo tiro.

Para finales de siglo XVII, las Compañías de Presidio estaban igual, o peor, que los ya

en decadencia Tercios de Flandes. Sin embargo el cambio de dinastía, y la llegada de

los borbones al poder, vendría de la mano con una fuerte reestructuración del ejército,

la que se tratará más adelante.

28

Juan Marchena, Op.Cit. Pág. 72

29 Ibíd. Pág. 73

Page 21: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

21

1.3 El Ejército del Reino de Chile

“El espectáculo de la guerra de Arauco, los sacrificios y fatigas que ésta

imponía, y la heroica tenacidad de los indios para defender su

independencia, habían estimulado en los primeros tiempos de la Conquista a

don Alonso de Ercilla, a Góngora Marmolejo y a Mariño de Lobera a tomar la

pluma para referir, en verso el primero y en prosa los otros dos, la historia de

aquellos sucesos”30

Chile, desde su fundación hasta finales del siglo XVI, había compartido con el resto de

las colonias americanas, una realidad militar similar. La defensa de los territorios

estaba, como ya se ha tratado con anterioridad, en manos de las autoridades locales y

principalmente en las de los encomenderos que debían prestar un servicio militar

obligatorio a la corona.

En 1598, sin embargo, ocurre un quiebre importante en la historia del reino. Los indios

araucanos se alzaban en revuelta y daban muerte al mismísimo gobernador Don Martín

García de Loyola y a casi todos sus hombres en Curalava. Las ciudades del sur fueron

arrasadas y sus habitantes obligados a abandonar la zona y replegarse; “se iniciaba el

Siglo XVII con un signo de interrogación tremendo sobre el futuro de Chile.”31

La situación en la frontera, a su vez, se hacía insostenible para los pocos soldados que

quedaban y que se encontraban en la más absoluta de las miserias:

“Imperial, Valdivia y los fuertes —con excepción del de Arauco— habían

dejado de contar. Un centenar de soldados, mujeres y niños desfallecía de

hambre en Villarrica o había optado por pasarse al enemigo. El coronel D.

Francisco del Campo —con 150 hombres en los extremos de la miseria y

enfrentados a enjambres de mapuches y huilliches— resistía valerosamente

30

Diego Barros Arana, “Historia General de Chile, libro V”, Editorial Universitaria en conjunto con Centro

de Investigaciones Diego Barros Arana, DIBAM, segunda edición, julio del 2000. Pág. 284

31 Manuel Torres Marín, “El Ejército Real de Chile”, en Revista de Historia Militar, 26 (#53, 1982), pág. 17

Page 22: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

22

en el fuerte de Osorno, a la espera de los socorros que debía recibir de

Concepción”32

Ante la muerte del gobernador, le sucedieron interinamente “don Pedro de Zizcarra, don

Francisco de Quiñones y don Alonso García Ramón, mientras S. M. el Rey proveía el

cargo en forma definitiva”33. La corona nombró a un notable Capitán de Tercios

españoles para que fuese a Chile, con la misión de reinstaurar el orden. Su nombre era

Don Alonso de Ribera y Zambrano.

Ribera, con una habilidad que denotaba un genio estadista notable, organizó un nuevo

ejército con bases modernas y con un Situado otorgado por la corona. Juan Marchena

se refiere a este ejército, dándole una notable particularidad:

“Quizás la situación más interesante desde el punto de vista militar en el

siglo XVII americano fuera la Guerra de Arauco, ya que dio lugar a la

formación de un importante contingente de tropas que estructural,

económica y políticamente llegó a actuar como un ejército, nivel que no

llegaron a alcanzar las diseminadas guarniciones esparcidas por el resto de

América”34

De esta manera, nacía el Ejército Real de Chile, cuya organización y principales

características, se tratarán a continuación.

32

Edmundo González. “Historia del Ejército de Chile”, Memorial del Ejército de Chile, edición bimestral,

septiembre-octubre, 1960, pág. 10.

33P. Barrientos Gutiérrez. “La Inmortal infantería española. Madre de la Infantería chilena.” En Anexo

Histórico del Memorial del Ejército de Chile. Edición Bimestral, septiembre-octubre de 1945. Pág. 15

34 Juan Marchena Fernández, “El Ejército en América: El componente humano”, en Revista de Historia

Militar, año XXV, n°51, Madrid, 1981, págs. 122

Page 23: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

23

1.3.1 Estado de la tropa a la llegada de Alonso de Ribera35

“Cuando entró al Reino estaban las cosas de Chile en el más miserable

estado que jamás se habían visto, por que las ciudades de la frontera

estaban reducidas a fuertes, cercados del enemigo, y en grande aprieto, casi

todo el Reino asolado, los indios todos alzados, soberbios con las victorias, y

anhelando y haciendo cada día juntas para conseguir otras mayores. No

había camino seguro ni estancia poblada” 36

Estas palabras describen, a grandes rasgos, el panorama con el que se halló Ribera al

momento de arribar al Reino. Sin duda ha de haber sido una escena deprimente, que

golpeó muy duro al nuevo Gobernador, que venía de capitanear en el ejército más

formidable de Europa.

Pasados dos meses de su llegada a Chile, Ribera escribía al Rey:

“Toda la gente que en él (El Ejército) asiste está tan mal disciplinada que su

proceder y estilo de guerra más parece confusión y barbarismo que milicia

española, repugnando toda la orden y buen concierto de ella y la importancia

y fuerza de la infantería, por estar acostumbrados al vicio de la caballería

[…] Milagro de Dios no haber acabado con ellos muchas veces el

enemigo.”37

Este rechazo que muestra frente al vicio de la caballería, puede entenderse del hecho

de que, habiendo servido en Flandes y luchado con los Tercios españoles, Ribera

había visto como la caballería había quedado reemplazada por el poderío de la

infantería española y había reconocido en batalla, la importancia y fuerza de la misma.

35

Alonso de Ribera. “Valiosos servicios que durante 24 años había prestado a la Corona desde la tierna

edad de 16 años, en Flandes y en Francia. Basta decir que no hay acción de armas importantes en

dichas guerras, entre 1579 y 1599 en que su nombre deje de aparecer en las relaciones oficiales citado

con honor y no hay autor o relación de aquellos sucesos que no consigne que a su destacado valor se

debieron muchas de aquellas victorias que cubrieron de laureles los estandartes de los tercios famosos”.

P. Barrientos Gutiérrez, Op.Cit. Pág. 15

36 R.P Diego de Rosales. “Historia General del Reino de Chile, Flandes Indiano, Tomo II”, Editorial Andrés

Bello, 1989. Pág. 361

37 J.T Medina. “Manuscritos”. t. 102, doc. 1635, pp. 176-198”

Page 24: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

24

La verdad era que no podía haber nada más alejado a los tercios de España que la

Hueste Tardía que operaba en chile a comienzos del siglo XVII.

“Mientras en el viejo continente la infantería española era temida y

respetada, en este rincón de las Indias unos cuantos miles de bárbaros

tenían en jaque a una caballería española anticuada, que combatía con

armas blancas y unas pocas, muy pocas, armas de fuego.”38

Ribera, que conocía demasiado bien la efectividad del arma española cuando se

organizaba y comandaba de buena manera, se percató además del mal

aprovechamiento de las armas. La tropa no hacía más uso que del mosquete y la

espada, dejando por completo de lado la pica, que no sólo era efectiva en los campos

de batalla de Europa, si no que en ella descansaba la supremacía y la fama que recaía

en los tercios. El aprovechamiento de la artillería tampoco era el mejor, “los pocos

cañones que existían no eran usados en las expediciones campales, sino únicamente

en los fuertes, lo que restaba potencia a los ataques.”39 Así mismo, los Fuertes estaban

pobremente protegidos y “el echa velas abría las puertas solo y con la mayor

tranquilidad, como si estuviera en medio de Toledo”40

Finalmente, y ante tanta desgracia, Ribera se empeño para demostrar a la corona el

lastimoso estado de la tropa en Chile, induciendo al monarca a dar el paso definitivo

que la obligaba a tomar completa responsabilidad por la defensa del reino y a hacerse

cargo definitivamente de llevar la Guerra de Arauco.

1.3.2 Creación del Ejército Real de Chile y las primeras Cédulas

La primera acción que llevó a cabo Ribera como nuevo Gobernador, fue preocuparse

de reestructurar la situación del ejército. “La gran lección del desastre de Curalava fue

que sin un ejército permanente, entrenado y pagado con regularidad, en adelante no

sería posible contener a los araucanos si estos volvían a reunirse bajo la conducción de

38

Ibíd. Pág. 135

39 P. Barrientos Gutiérrez. Op.Cit. Pág. 16

40 Álvaro Jara, “Guerra y Sociedad en Chile”, Editorial Universitaria, Santiago 1981. Pág. 131

Page 25: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

25

un caudillo eficaz”41. Agregado a esto, la necesidad de establecer una defensa efectiva

tenía relación no sólo con los enemigos internos, que eran los indios, sino también por

las inminentes amenazas externas. Un año después del desastre de Curalava, las

costas chilenas verán el paso de piratas como Simón de Cordes u Oliverio Von Noor. El

reino se encontraba amenazado por dos frentes: La frontera araucana en el interior y

desde el exterior, por piratas ingleses y holandeses.

Chile era además una conocida posición estratégica para la corona, camino obligado

hacia el Perú, que no era otra cosa si no el corazón mismo de la monarquía española

en Sudamérica, y su más importante bastión suministrador de metales en el sur del

continente. Por otro lado, Chile proveía parte importante de los recursos básicos para

su subsistencia. “Chile era una llave decisiva, era la avanzada, la marca indiana del

Pacífico”42 y su descuido o abandono por parte de la Corona habría significado poner

en riesgo el Virreinato, dando paso libre tanto a piratas y corsarios, así como a las

potencias extranjeras que, a través del Cabo de Hornos, se habrían asegurado un paso

libre para su rápida instalación en los territorios abandonados. Esto explica, en gran

medida, el interés de la Corona por acabar rápidamente con el alzamiento, y la

preocupación que mostrará durante todo el resto del periodo colonial, por conservar una

importante presencia militar en el territorio chileno.

En consecuencia, lo primero que Alonso de Ribera necesitó fue de una fuente continua

de dinero, que sirviese de sostén para el nuevo ejército. La suma inicial de dinero que

recibió fue en su llegada al Perú en 1600, donde el Virrey Luis de Velasco “le recibió

con muchas cortesías y agasajos y le dio 60.000 ducados para socorrer la milicia, por

cédula que trajo de su majestad.”43 Sin embargo estos 60.000 ducados iniciales le

fueron insuficientes y Ribera continuó rogando al Rey a que enviara más socorros y

alertándole que la necesidad de crear un ejército permanente, dado el estado de las

cosas, era imperante si quería salvar al Reino de Chile.

41

Francisco Balart, Enrique Brahm, Alejandro San Francisco, Patricia Arancibia (Ed.) “El Ejército de los

Chilenos”. Santiago, Chile. Biblioteca Americana 2007. Pág. 27

42 Manuel Torres Marín. Op.Cit. Pág. 23

43 R.P Diego de Rosales. Op.Cit. Pp. 360-361

Page 26: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

26

Finalmente, mediante una Cédula Real de 1603, nace el Real Ejército de Chile, pero, y

esto es importante, estipulado sólo por un periodo de 3 años, y en la cual, Felipe III

“fijaba los sueldos que, a partir del 1° de Enero de ese año, debían pagarse a los

soldados que servían en el país”44, además elevó la cifra del Real Situado a 120.000

ducados.

Además, Ribera creó la primera división de los efectivos del ejército. Antes de su

llegada, no existían tales delimitaciones y su individualización estaba basada en los

capitanes, que tenían a cargo las diferentes compañías, sin existir una clara definición

de regimientos o batallones. Por otra parte, la paga de los soldados era totalmente

irregular, ya que aún funcionaban en parte bajo el viejo precepto de la hueste (por eso

se les ha denominado en este trabajo como “hueste tardía”) y “recibían un sueldo de

ciento cincuenta o doscientos pesos según trajeran o no arcabuces y cotas, en el lapso

que duraba su contratación”45, mientras que los criollos, no recibían paga alguna, como

que ya se ha explicado.

De esta manera, los sueldos y grados, quedaron distribuidos y organizados de la

siguiente manera:

Tabla 1.3.2.1

Fijación de sueldos acorde a la Real Cédula de 160346

Grado Sueldos

Maestre de Campo $116 ducados

Sargento Mayor $65 ducados

Capitán de Caballería $54 ducados

Capitán de Infantería $50 ducados

Ayudante $25 ducados

Alférez $25 pesos, 9 reales

Teniente de Caballería $25 pesos, nueve reales

44

Manuel Torres Marín, Op.Cit. Pág. 19

45 Roberto Oñat, Carlos Roa, “Régimen Legal del Ejército en el Reino de Chile”, Santiago de Chile,

Editorial Del Pacífico, 1953. Pág. 66

46 Ibíd. Pp. 67-68

Page 27: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

27

Sargento $15 pesos, 9 reales

Cabo de Escuadra $12 pesos, 9 reales

Soldado de Caballería $10 pesos, 3 reales

Soldado de Infantería $8 pesos, 3 reales

La llegada del nuevo Real Situado, que en un principio se estableció sólo por un

periodo de tres años, significó una gran ayuda económica aun que Ribera no dejó de

echar mano a las derramas para conseguir más recursos, pues necesitaba todos los

que pudiese obtener. Sin embargo, tan sólo un año después, Felipe III emitió una nueva

Cédula Real47 para el recién creado ejército del reino. En ella, aumentaba la cifra del

Real Situado, reducía los sueldos y además enviaba un refuerzo de 1.000 hombres

desde España:

“Por lo mucho que deseo y conviene que se acabe esta de una vez con la

guerra de ese Reino, y que se ponga de paz, se ha proveído lo que habréis

entendido por los despachos que envié dirigidos a mi Virrey del Perú por el

mes de enero pasado, y consigné en la caja de Lima Ciento cuarenta mil

ducados por tres años para el entrenamiento de la gente de guerra que me

sirve en ese reino y los mil hombres que entonces avisé que se enviaban de

estos reinos por el río de la plata”48

Tabla 1.3.2.2

Fijación de sueldos según la Real Cédula de septiembre de 160449

Soldados Sueldos

Maestre de Campo $100 ducados al mes

47

AHN. Fondo Antiguo. Vol. 53. “Real Cédula de 4 de Septiembre de 1604: Al Gobernador de Chile sobre

los sueldos que ha de ganar la gente que sirviere en aquel reino”

48 Ibíd.

49 Roberto Oñat, Carlos Roa. Op.Cit. Pp. 68-69

Page 28: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

28

Sargento Mayor $50 ducados al mes

Ayudante $20 ducados al mes

Capitán de Infantería $50 ducados al mes

Capitán de Caballería $50 ducados al mes

Capitán de Campaña $15 ducados al mes

Alférez de Infantería $20 ducados al mes

Teniente de Caballería $20 ducados al mes

Sargento $12 ducados al mes

Intérprete $12 ducados al mes

Cirujano Mayor del Campo $250 ducados al año

Cirujano para los Campos $15 ducados al mes

Capellán Mayor $300 ducados al año

Capellán para los Campos $200 ducados al año

Soldado $70 reales al mes

Además, prohibió a Ribera recurrir a las derramas y a pedir recursos a los

encomenderos, exigiéndole que pagase precios justos por todo lo que recibiera de

ellos. En la misma Cédula, el Rey le escribe:

“Importa mucho que no falten alimentos y que haya abundamiento de ellos

procurareis y haréis hacer sementeras por mi cuenta como se ha hecho por

lo pasado”50.

A razón de esto, Ribera creó estancias del Rey, que estaban destinadas a la producción

de los bienes de consumo para el ejército. “Cultivó trigo en Catiray y en Quillota, crió

vacas y yeguas en Catentoa e instaló un obraje de paños en Melipilla”51, esperando así

lograr cubrir las necesidades logísticas del ejército. En efecto logró su cometido, y la

habilidad organizativa de Ribera daba resultado. Diego de Rosales da nota sobre esto,

agregando:

50

AHN. Fondo Antiguo. Vol. 53. Op.Cit. “Real Cédula de 4 de Septiembre de 1604…”

51 Julio Retamal Ávila, “El Ejército del Reino”, en Primea Jornada de Historia Militar, Siglos XVII y XIX.

Primer Edición, 2004, CESIM. Pág. 36

Page 29: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

29

“Y puso allí (En las riberas del Itata) sementeras para el Rey y vacas para el

ejército con otros ganados ovejunos […] y fue todo esto de gran alivio para

los vecinos y de mucha abundancia para los soldados, que de las

sementeras se abastecían y con los ganados se sustentaban. Y fue grande

el acierto de este sabio y prudente gobernador fomentar las sementeras y

las estancias cercanas al ejército, por que con eso siempre está

abundantemente abastecido, y cuando se trae de fuera siempre anda

hambreado” 52

Finalmente las sementeras y estancias creadas por Ribera desaparecerían a mediados

de siglo por razones que, sólo es posible especular ya que la historiografía no se ha

puesto de acuerdo. Sin embargo, una acertada teoría parece ser la de Julio Retamal

Ávila, quien plantea que por esa época hacen su aparición los Asentistas del Ejército,

especie de contratistas, que siendo dueños de haciendas, (Así como muchas veces ex

militares, o incluso militares activos) le aprovisionaban de los distintos recursos

necesarios.

“Es el caso del estanciero de Unihue y Villavicencio en Maule, Fernando de

Mier y Arce, que amén de ser Maestre de Campo, muchas veces corregidor

de Maule y Concepción y otras tantas Alcalde de Concepción, es asentista

de zapatos para el ejército. Por cierto, él no sabía hacer zapatos, pero tenía

en sus estancias más de 200 indios zapateros que, obviamente, le generaba

un fuerte ingreso económico.”53

El 5 de diciembre de 1606, Felipe III vuelve a emitir una nueva Cédula esta vez

determinando la cantidad definitiva del situado, 212.000 ducados, equivalentes a

297.279 pesos y 3 reales, que nuevamente venía con la intención de durar tres años.

Sin embargo, esta cifra se mantendrá fija por el resto de la colonia, mas no así

constante. Además, el Rey manda, en carta al Virrey del Perú fechada en 20 de

diciembre del mismo año,

52

Diego de Rosales, Op.Cit. Pp. 362-363

53Ibíd. Pp. 36-37

Page 30: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

30

“Crecer los sueldos y ventajas de nuevo para los Capitanes y soldados de a

caballo, Mosqueteros y Cabos de escuadra, y para Capitanes, Alférez,

Tenientes y Sargentos reformados”54

1.3.3 Distribución, composición y número de plazas

En general, a lo largo del XVII, la gran mayoría de los soldados enviados a servir en el

ejército de Chile provenían de la península, y otra cantidad importante desde el resto

de América. Eran muy pocos los que llegaban desde el virreinato del Perú, y otro tanto

casi ínfimo los que eran “chilenos”. Mas, esto último cambiaría a partir de la década de

1670, cuando se produce un giro de las cosas y “el contingente, […] ya no estaba

compuesto solo por el estrato social más bajo; un quinto de los soldados profesionales

pertenecían a familias de cierto rango y tenían derecho a usar el don.”55

Así, a lo largo del siglo se enviaron no más de 3.500 soldados desde España a lo largo

de 6 levas. "De éstas, cinco tuvieron como escenario la ciudad de la baja Andalucía,

que aportó casi el 80% del total de los reclutados.”56 Entre 1600 y 1604 llegaron

aproximadamente 1.500 hombres y hasta 1690 se contaron otros 1.000 más.

Al momento que llega Ribera, en el Reino había 1.05157 hombres, de los cuales al

menos la mitad eran vecinos en calidad de milicia, lo que por supuesto les restaba valor

como fuerza militar. Los “soldados” propiamente tal oscilaban entre los 500, cuya

fuerza real también era sumamente estimable, debido al lastimoso estado en que se

encontraban, faltos de paga, armas y oficiales.

Ribera por su parte, venía a Chile con un refuerzo de 300 hombres desde España, que

había reclutado en Castilla. Sin embargo llegó con sólo 260, “ya que los demás habían

54

AHN, Colección Fondo Antiguo, “Carta de S.M el Rey al Virrey del Perú”, 20 de diciembre de 1606.

55 Francisco Balart, Enrique Brahm, Alejandro San Francisco, Patricia Arancibia, Op.Cit. Pág. 35

56 Juan Marchena, “Ejércitos y Milicias…” Op.Cit. Pág. 79

57 Las cifras con respecto a este punto varían en la bibliografía consultada entre 1.000 y 1.511 hombres,

debido a que la gran mayoría de estos no eran soldados propiamente tal. La cifra de 500 soldados

entrenados, por otro lado, es la más aceptada por la historiografía en general.

Page 31: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

31

muerto en Panamá”58. Ya en Santiago, logró convencer a los encomenderos para que

le facilitaran hombres, y luego partió al sur con no más de 500, contando los que ya

tenía.

Ya con la Cédula de 1603, se enviaban 1.000 hombres desde España, que

“desembarcaron en el Río de la Plata y cruzaron a Chile ese mismo año”59, además de

un refuerzo de 370 soldados enviado desde el Virreinato.

Así, quedó el ejército organizado por Ribera en 15 compañías de infantería de 100

hombres cada una, además de 7 compañías de Caballería con 70 jinetes cada una.

Además, creo una compañía especial, llamada Del Guión que estaba compuesta por 40

Capitanes, seleccionados de los más distinguidos, y que servían como la guardia del

Gobernador. El nuevo Ejército del Reino de Chile contaba ahora con 2.850 plazas, con

sueldos fijos bien determinados, una oficialidad claramente distinguible y con una

organización que tenía como base la de los tercios de España, “aunque la necesaria

adaptación a las condiciones de la guerra de Chile no significara una copia fiel del

modelo europeo.”60 La distribución de las plazas en este periodo no está del todo clara,

ya que la misión de Ribera, en ese momento, era terminar con el alzamiento, por lo que

la gran mayoría de las tropas estaban siendo utilizadas en la ofensiva, dejando un

mínimo de plazas a lo largo del Biobío a medida que Ribera avanzaba.

Utilizando una estrategia completamente nueva, Alonso de Ribera se propuso

incursionar en la Araucanía dividiendo el ejército en tres columnas, adentrándose cada

una por tres frentes distintos a lo largo de la frontera para no ir dejando indios enemigos

a su espalda. Esta decisión, de dividir al ejército, dejó a muchos encomenderos y

hombres importantes del reino descontentos, y Ribera se hizo dueño de airadas críticas

que, como era de esperarse, llegaron hasta la Corte y “por Real Cédula de 9 de enero

de 1604, fue trasladado a Tucumán”.61 Volvió, sin embargo, a gobernar nuevamente el

País, el 27 de marzo de 1612. Pero el hombre que llegó cruzando los Andes en litera,

58

Diego de Rosales, Op.Cit. Pág. 361

59 AHN. Colección Fondo Antiguo. Vol. 53, “Real Cédula…”, Op.Cit.

60 Álvaro Jara. Op.Cit. Pág. 132

61 Edmundo González Salinas. “Soldados Ilustres del Reino de Chile”, en Memorial del Ejército de Chile,

N° 37, Estado Mayor del Ejército (EMGE) Publicaciones Militares, 1967, Pág.186

Page 32: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

32

ya no era el mismo. Don Alonso de Ribera ya estaba viejo y maltrecho y toda una vida

al servicio de las armas acababa por provocarle una fístula, que finalmente terminó con

su vida, en 1617, mientras redactaba una carta nombrando como gobernador interino a

Fernando Talavera Gallegos. Carta, que según Rosales, no pudo firmar, teniendo ya

acalambrado todo el brazo, siendo necesario imprimir su nombre en un sello para hacer

efectivo el cambio de mando.

Durante el resto del siglo XVII, el número de plazas se mantendrá siempre oscilante,

dada la dificultad que consistía conseguir nuevas reclutas, que pudieran cubrir las bajas

por muerte, además de las elevadas cifras de deserción. Ésta era muy común, y estaba

muy relacionada, al igual como pasaba en el resto de América, con el componente

humano que llenaba las filas del ejército. Los soldados, como ya se ha dicho, eran

enganchados a la fuerza o traídos medio engañados. Por otro lado, muchos de los que

provenían del Perú, eran delincuentes que, ofreciéndoles conmutar su pena, concurrían

al servicio del Ejército de la Frontera; he allí, la mala fama de la que estos gozaban.

Durante el mandato del gobernador Don Francisco Lazo de la Vega, se manda a pedir

un informe sobre la “distribución de todas las plazas del ejército”62 que existía en ese

momento y refleja de manera impecable su distribución y composición ya bien

adentrado el siglo XVII. La compañía de Capitanes Reformados, del Guión, creada por

Ribera aún se encontraba en funcionamiento, con 60 soldados de caballería que se

encontraban en todo momento cerca de Lazo de la Vega, y otros 7 estaban en la

provincia de Chiloé.

Las distintas compañías a lo largo del territorio, estaban al mando de 8 Capitanes de

Caballería, con un sueldo de 700 ducados al año. 19 Capitanes de infantería, que

tenían a su cargo 18 Compañías con 600 ducados al año, y El Maestre de Campo,

tenía a su cargo la otra Compañía restante con un sueldo de 1.200 ducados al año.

Había además, en las dichas compañías, 27 alféreces y tenientes, con un sueldo de

62

Nota: Para analizar la distribución, dotación y sueldos de la distintas compañías del Ejército del Reino

en 1633, se utilizará en lo extenso, el citado informe, extraído de: BN. Biblioteca Americana, Colección de

Documentos inéditos para la Historia de Chile, José Toribio Medina. “Distribución de todas las plazas del

Ejército y sus sueldos.” Tomo 135. N° 2444. Fojas 15-43

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33

330 pesos anuales y 19 sargentos de infantería, con un sueldo anual de 198 pesos

cada uno.

Así mismo, las 20 compañías de infantería y caballería, contando la del Guión,

numeraban 1.235 plazas que estaban compuestas por las siguientes unidades: 98

alféreces, con 130 pesos de sueldo cada uno al año, 65 sargentos reformados con 139

pesos y 3 reales anuales cada uno, 450 soldados de caballería son un sueldo de 132

patacones y medio al año. Había además 343 soldados, 281 de ellos mosqueteros, 43

cabos de escuadra y nueve eran tambores, todos con un sueldo de 138 patacones al

año. Finalmente, había 800 soldados de plaza sencilla, 773 de ellos de infantería, ocho

trompetas y 19 abanderados indios, con 105 pesos de sueldo anuales todos ellos. La

sola paga de todos los soldados sumaba la cifra de 216.890 pesos anuales, dejando

80.389 pesos para su sustento.

A su vez, el ejército estaba dividido en dos Tercios, el de San Felipe, y el de Arauco y

una guarnición especial en la provincia de Chiloé. El primero estaba compuesto por 4

compañías de Caballería y 6 de Infantería, además de la Compañía del Guión, que era

de Caballería. Su composición era la siguiente:

La Compañía de Caballería Del Guión, estaba al mando del Capitán General, con 60

capitanes reformados.

La segunda compañía de caballería estaba al mando Don Pedro de Córdoba con 70

plazas, de las cuales había un teniente, una trompeta, 10 alféreces y cuatro sargentos

reformados, además de 43 soldados de caballería.

La tercera compañía de caballería se encontraba al mando del Capitán Don Tomás de

Ovalle, con tres soldados de primera plana, seis alféreces, dos sargentos reformados y

60 soldados de caballería.

La cuarta compañía de caballería estaba al mando del Capitán Juan Vásquez de Arena

con 67 plazas, de las cuales 3 eran de la primera plana, 10 alféreces, cuatro sargentos

reformados y otros 50 soldados de caballería.

Page 34: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

34

La cuarta compañía de Caballería la mandaba Don Fernando Bravo, con 60 plazas, 3

de ellas de primera plana, 4 alféreces, un sargento reformado y 52 soldados de

caballería.

La primera compañía de Infantería estaba al mando del capitán Juan Fernández, quien

era el Sargento Mayor del Reino. Tenía a su cargo 90 plazas, de las cuales 6 eran

alféreces, un Sargento que cumplía el rol de tambor y abanderado, 10 alféreces, cuatro

Sargentos reformados, 3 Cabos de escuadra, 22 mosqueteros y 46 soldados de plaza

sencilla.

La segunda compañía de Infantería, al mando de Don Alonso de Piora y Contreras,

contaba con 82 plazas. De ellas 5 eran de primera plana, tres alféreces, 3 Sargentos

reformados, 3 Cabos de escuadra, 20 mosqueteros y 48 soldados de plaza sencilla.

La tercera compañía de Infantería se encontraba bajo las órdenes del capitán Juan

Jiménez, donde servían 81 plazas. De ellas, cinco eran de primera plana, dos eran

alféreces reformados, tres eran cabos de escuadra, había además 19 mosqueteros y 52

soldados de plaza sencilla.

La cuarta compañía de Infantería era comandada por Pedro de la Vadia. Servían en ella

77 plazas. 5 de primera plana, 3 alféreces y 3 sargentos reformados, 3 cabos de

escuadra, 20 mosqueteros y 43 soldados de plaza sencilla.

La quinta compañía de Infantería estaba mandada por Don Juan Pellicer y servían 86

plazas. 5 eran de primera plana, un Alférez, 3 Cabos de escuadra, 21 mosqueteros y 56

soldados de plaza sencilla.

La sexta compañía de Infantería era de Presidio. Se encontraba resguardando

Concepción y estaba a cargo del Maestre de Campo Pedro Valiente de la Porra, quien

además era corregidor de la misma. Servían en esta compañía 94 plazas, de las cuales

5 eran de primera plana y había 3 alféreces, 5 Sargentos reformados, 3 Cabos de

escuadra, 14 mosqueteros, 5 soldados de caballería y 59 de plaza sencilla. La misión

que tenía esta compañía era vital, no sólo por tratarse de la ciudad de Concepción, que

era la que resguardaban, sino que además en ella se encontraban todos los pertrechos

de guerra y las cajas reales.

Page 35: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

35

El Tercio de Arauco estaba formado por 4 compañías de Infantería y 3 de Caballería,

cuya composición era la siguiente:

La primera compañía de Infantería estaba al mando del otro Maestre de Campo, Don

Fernando de Cea. Contaba con 81 plazas, 5 de ellas de primera plana, 3 alféreces, 3

Sargentos reformados, tres Cabos de escuadra, 21 mosqueteros y 46 soldados de

plaza sencilla.

La segunda compañía de Infantería, al mando del Capitán Don Martín de Canaleta,

contaba con 85 plazas. Estaba compuesta por 5 de primera plana, 3 alféreces, 2

Sargentos reformados, 3 Cabos de escuadra, 16 mosqueteros y 56 soldados de plaza

sencilla

La tercera compañía de Infantería estaba al mando del Capitán Gaspar Verdugo, con

75 plazas. Había 5 de primera plana, 4 alféreces, un Sargento reformado, 3 Cabos de

Escuadra, 20 mosqueteros y 42 soldados de plaza sencilla.

La cuarta compañía de Infantería, a cargo del Capitán Pedro González, contaba con 77

plazas. Eran 5 de primera plana, 3 alféreces, 2 Sargentos reformados, tres Cabos de

escuadra, 17 mosqueteros y 47 soldados de plaza sencilla.

La primera compañía de Caballería era mandada por el Capitán Francisco Rodríguez,

con 65 plazas. Tenía un Capitán, una trompeta, 5 alféreces, 3 Sargentos reformados, y

54 soldados de a caballo

En la segunda compañía de Caballería se encontraba al mando el Capitán Don

Ambrosio del Pulgar con 61 plazas. Había 3 de primera plana, un Alférez, un Sargento

reformado y 56 jinetes

Finalmente, la tercera compañía de Caballería del Capitán Jerónimo de Villaseñor tenía

69 plazas. 3 de primera plana, 4 alféreces, 4 Sargentos reformados y 58 soldados de

caballería

En la provincia de Chiloé existían dos compañías especiales, con la misión de

resguardar el puerto. La primera era de Caballería, al mando del Cabo y gobernador

capitán de la nombrada provincia, con 62 soldados a su cargo. 7 Capitanes de primera

plana, 6 alféreces y 43 jinetes. La segunda compañía era de Infantería, al mando del

Page 36: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

36

Capitán Juan Bautista de Olavarría, con 83 plazas. 5 alféreces de primera plana, 3

Sargentos reformados, 2 Cabos de escuadra, 8 mosqueteros y 60 infantes.

Como se dijo con anterioridad, las cifras durante el siglo XVII principalmente, se

mantendrán fluctuantes, a tal punto de que, ya en 1653, el Gobernador de Chile Don

Antonio Acuña escribe el 27 de mayo al Rey, pidiendo de urgencia socorros para el

ejército, que no sumaba más de 900 hombres. El Rey, por Cédula en 1655, ordena:

“Don Antonio de Acuña y Cabrera, Caballero de la Orden de Santiago, mi

gobernador y Capitán General […] en carta de 27 de mayo del año pasado

de 1653 me dais cuenta de las plazas efectivas que hay en ese ejército, y

que respecto de que cuando salía a campaña apenas se podían juntar 900

hombres […] y proponéis que se socorra con 2.000 hombres o la mitad de

ellos y decís que por la inconstancia de los indios amigos, convenía tener

unidas las fuerzas […] Mi Virrey del Perú como lo hago por Cédula de la

Junta que en él lo que representáis acerca del socorro que se haga lo que la

posibilidad permitiese y que obre ello se corresponda que la Importancia de

la materia no requiere dilación y para que se consiga os corresponderéis vos

con el dicho virrey, procurando lo más conveniente para la defensa y

seguridad de esas provincias y de lo que me daréis cuenta.”63

En apariencia, el Real Ejército a mediados del Siglo XVII estaba bien organizado, con

sus sueldos bien reglamentados y con un número de plazas que, a pesar de ser

bastante menor al reunido por Alonso de Ribera a principios de siglo, se adaptaba bien

a las circunstancias. Sin embargo, cabe decir, que la realidad de las cosas estaba más

allá de lo que estaba en el papel, y que “con la estructuración del ejército en estatal y

permanente no se terminaron los sufrimientos y privaciones de los soldados”64, que se

vieron agravados por los innumerables atrasos del Situado y su mala administración,

situación que llegó a tocar fondo, en la última década del siglo XVII.

63

AHN. Colección Fondo Antiguo. “Real Cédula: En respuesta sobre el socorro del Ejército de este

Reino”, 12-II-1655.

64 Álvaro Jara, Op.Cit. Pág. 139

Page 37: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

37

1.3.4 El Real Situado

El real situado consistía en el motor, no sólo del ejército, sino de todo el Reino. Era lo

que mantenía los arcabuces cargados y las espadas afiladas así como los estandartes

y la moral de la tropa bien en alto. Pero también aseguraba un factor importantísimo

para el crecimiento de Chile, al liberar a los encomenderos del servicio militar, lo que les

permitía dedicarse en exclusiva a sus labores agrícolas, que antes de la creación del

ejército permanente, se veía en demasía interrumpida al tener que partir a servir en

armas a la Frontera, lo que causaba terribles males a la economía de flamante reino.

La génesis del Real Situado son los 60.000 ducados que Ribera consigue en el Perú,

por orden de una Real Cédula que traía de España emitida por Felipe III. Esta primera

suma no constituye, en el estricto sentido de la palabra, un situado, pues es más bien

un socorro, enviado de manera única como auxilio temporal. El primer situado

propiamente tal es el que, por real cedula de 1603, establecía el envío anual, durante

un periodo de tres años, la cantidad de 120.000 ducados. La cifra sin embargo subiría

rápidamente, y el año siguiente, aumentará a 140.000 ducados. En 1606, el situado

alcanza lo que sería su cifra definitiva, con 212.000 ducados pero que sin embargo, al

momento de enviar la cédula, el Rey aún insistía en establecer un periodo de 3 años,

por lo que, durante todo el primer decenio del siglo XVII, el carácter “permanente” del

ejército aún no estaba decidido.

“Deseando que aquella guerra se acabe de una vez y con la brevedad que

conviene […] y que para todo esto sean necesarios por lo menos doscientos

y doce mil ducados de situación cada año […] Es mando que desde el día

que se recibiera esta mi cedula en adelante por tiempo de los dichos tres

años, proveeréis y enviareis a poder de mis oficiales de la ciudad de

Concepción del dicho reino de Chile en cada uno de los tres años” 65

La monarquía siempre se mantuvo atenta a como se gastaba el Real Situado, e hizo lo

posible por intentar mejorar los mecanismos de distribución. Así mismo, pretendió que

el Virreinato del Perú se mantuviese siempre alerta, y presta para el socorro del reino.

65

AHN. Colección Fondo Antiguo. “Carta de S.M…” Op.cit, diciembre 20 de 1606.

Page 38: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

38

En Cédula fechada el 5 de septiembre de 1609, el monarca ordena al Virrey del Perú

que:

“La gente que sirve en el Reino de Chile, sea aliviada y favorecida en todo lo

que hubiere lugar”66

La distribución del Real Situado fue el gran problema que aquejó al reino, no sólo

durante el siglo XVII si no que a lo largo de toda la historia colonial de nuestro país,

problema que, como se verá más adelante, ni siquiera los borbones descifrarían como

solucionar. Este gran inconveniente recaía principalmente en la corrupción de algunos

funcionarios inescrupulosos que hacían mal manejo de los dineros y muchas veces,

pagando sobresueldos67. La corona aplicó una serie de medidas para intentar dar

solución a ésta y otras contrariedades. Por ejemplo, en 1617, “habiendo muy mala

cuenta de la distribución del Real Situado, y para evitar este mal”68 el Rey ordenaba

que se aplicaran una serie de remedios. En 1627 se expide otra Cédula en relación al

Situado, otorgándole al “Veedor General del ejército instrucciones relativas a su

distribución”.69

Otro de los problemas relacionados con el Situado era que, solía “ser remitido desde el

Perú en especies y víveres, salvo una pequeña porción que se enviaba en monedas”70,

por lo que el abuso no sólo se cometía llegado el Situado a Chile. Para procurar poner

fin a esa iniquidad, el Rey emitió nuevamente una cédula, en la que decretaba que “el

situado se remitiera en moneda y no en especies”71. Este asunto no se resolvería hasta

1687.

66

BN. Biblioteca Americana. Colección de Documentos inéditos para la Historia de Chile, José Toribio

Medina. “Real Cédula, 5-IX-1609”. Tomo 272, N° 7860

67 AHN. Colección Fondo Antiguo. Vol. 53. “Real Cédula 29-IV-1649: Al Gobernador de Chile que no

permita se pague sueldos a los ministros, cabos y soldados del ejército, que excedan de lo señalado por

S.M”

68 BN. Biblioteca Americana Colección de Documentos…Op.Cit. “Real Cédula 7-X-1617”. N° 7874

69 BN. Biblioteca Americana Colección de Documentos…Op.Cit. “Real Cédula: 30-III-1627”. N° 7902

70 Francisco Balart, Enrique Brahm, Alejandro San Francisco, Patricia Arancibia, Op.Cit. Pág. 33

71 BN. Biblioteca Americana Colección de Documentos…Op.Cit. “Real Cédula: Al Virrey del Perú, sobre

que el situado se emita en moneda efectiva y no en especies. 18-1-1650

Page 39: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

39

Bajo gobierno de José de Garro, el Situado, que hasta la fecha se transportaba por mar,

quedó repartido en las profundidades del Pacífico, luego de que “el 26 de noviembre de

1684 se hundiera, en las proximidades de Concepción, el navío San Juan de Dios, que

lo transportaba a su bordo”72. Valiéndose de este accidente, escribió al Rey, pidiéndole

que, para evitar futuras desgracias como esta, y además la constante amenaza de

piratas, el situado fuese transportado por tierra, directamente desde las cajas de Potosí.

Aceptando el monarca, por Real Cédula de 16 de Enero de 1687, ordena que “el

Situado del ejército de éste Reino se remita por tierra de las Cajas de Potosí”73. De esta

manera, el Situado vendría directo a Chile desde las cajas reales, sin pasar por Lima,

que era donde usualmente era cambiado por víveres. Así, los agraciados en el Reino

recibirían su pago en dinero.

En general, la imposibilidad de la monarquía por lograr un buen control sobre la

distribución del Real Situado y de que no se cometieran abusos con él, tiene que ver

con el hecho de que, se iba “legislando” a medida que las fallas aparecían. Cuando se

destina el Situado para Chile con Ribera, no venía acompañado de una ordenanza

clara de cómo debía ser su distribución, de cuáles eran los conductos regulares o de

cómo sería su fiscalización. Esto llevó a ir creando regulaciones, a medida que los

problemas emergían. En la última década del Siglo XVII, el Situado no sólo deja de

llegar con regularidad, si no que se detuvo por completo al punto de que, asumiendo la

gobernación Don Tomás de Marín de Poveda en 1692, se le debían a Chile ya cinco

Situados. Aguardaban tiempos oscuros, que causarían grandes penurias a los

soldados.

Para la fecha, la situación de la Corona en la península tampoco era, por decir menos,

complicada. Reinaba Carlos II, el hechizado, y su incapacidad para gobernar fue

hundiendo en su ineptitud a las colonias americanas. El trascendental problema que

aquejaba a Chile eran los constantes atrasos del Situado, que ya desde 1689, había

simplemente dejado de llegar. Don Pedro Sebastián de Saldias, ministro del Carlos II

en Lima, le escribe una carta al monarca, dándole cuenta del mencionado atraso:

72

Edmundo González Salinas, “El Ejército y el Real Situado durante el Siglo XVII”, en Memorial del

Ejército de Chile, Edición Bimestral, Noviembre-Diciembre de 1956. N° 275. Pág. 85

73 AHN. Fondo Capitanía General. Vol. 717. “Real Cédula 16-I-1678: Avisando la resolución que se ha

tomado acerca del Situado y la forma que se ha de observar su distribución”.

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40

“Señor. No cumpliere con la obligación que tengo como Ministro de Vuestra

Majestad si no le representara los perjuicios que el Real Ejército de Chile

padece por la retardación de la entrega del Situado que está asignado en las

cajas de la Villa de Potosí para la paga de los sueldos de los militares que en

él sirven y se devengo por fines del año próximo pasado de 1689 cuya

entrega aun no han hecho los oficiales reales de dichas cajas.”74

En su carta, de Saldias culpa al recién llegado Virrey, el Conde de la Monclova, por el

retraso, y al Presidente de la Audiencia de Charcas por aconsejarle que se “valiese del

monto de dichos situados para el desempeño de los ahogos con que se hallaban”75, sin

prestar atención a las advertencias que, el mismo De Saldias, dice haber hecho al

Virrey, sobre los daños que habían de resultar. El Virrey incluso no enviaba un Socorro

de armas y pólvora que había sido pedido a su predecesor, El Duque de la Plata,

quien, “no lo ejecutó en su tiempo reservando para cuando llegase el Conde de

Monclova quien totalmente se ha negado”76. En consecuencia, no pudo haber gobierno

más complicado en el Reino de Chile que el de Don Tomás Marín de Poveda. Este

gobernador intentó de todo para conseguir la ayuda del Rey. Escribió primero

numerosas cartas a España y, en una de ellas, hace una notable descripción del

estado de los soldados que, faltos de Situado, se encontraban sin nada y terriblemente

endeudados:

“Cuando llegué se hallaba tan empeñado el ejército así de las contribuciones

que tiene como de gastos precisos e inexcusables para mantenerle y de las

deudas contraídas con los asentistas del pan, carne y zapatos para el

sustento de los soldados que pagándose estos forzosos empeños no les

quedaba con que remediar parte de la mucha necesidad que padecían de

vestuario por ser tan corta la porción, que no llegaba el sueldo a quince

74

BN. Biblioteca Americana Colección de Documentos…Op.Cit. “Carta de Pedro Sebastián de Saldias al

Rey, Lima 25 de noviembre de 1690, sobre los perjuicios que padece el Ejército de Chile, por el Retardo

en la entrega del Real Situado”. Tomo 170, N°3486

75 Ibíd.

76 Ibíd.

Page 41: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

41

pesos y es digno de la consideración de V.M el reparo de los gravísimos

inconvenientes que amenazan siempre que se detiene el Situado.”77

La falta del situado también era sinónimo de desorden. Ante los inquietantes

endeudamientos que debían someterse los soldados para poder sobrevivir, germinaba

la semilla de la deserción, así como también el del vandalismo. Muchos hombres

optaban por Maloquear y asaltaban estancias cercanas, matando ganado y sembrando

el más absoluto caos. Por ende la eficiencia del ejército de veía disminuida. En carta

enviada desde Santiago, fechada el 4 de mayo de 1697, el Gobernador Marín de

Poveda escribía al Rey:

“El Estado a que se haya reducido el ejército de este reino con la falta de la

providencia de los Situados me da motivo a representárselo a V.M

atendiendo a las contingencias que puedan resultar […] Le han informado a

V.M por mi antecesor en estos cargos se han percibido sólo de las dichas

cajas de Potosí cuatro situados de los años 88, 89, 90 y 91[…] Se hallan los

soldados en una humana desnudez e inopia y no se ha podido reforzar el

ejército del número de plazas.”78

El Ejército estaba en terribles condiciones, probablemente tan mal como antes de la

llegada de Ribera a principios de Siglo. Aun que llegado un punto se pone quizás peor.

La situación toca fondo cuando los soldados se amotinan en la frontera, en dos

ocasiones. La primera ocurre en 1696, cuando la tropa, que había estado resistiendo

sin sueldos durante largos 6 años, y “al tener noticia de que el gobernador, que era el

encargado de repartir el Situado, ya se había pagado su Sueldo, reaccionaron

violentamente”79 encabezados por el Teniente Luis Contreras. La segunda ocurre dos

años más tarde, cuando los soldados, “esta vez al mando del Capitán Marín de la

Rosa, volvieron a alzarse en armas”80. Entrando ya al siglo XVIII el panorama general

77

BN. Biblioteca Americana Colección de Documentos…Op.Cit. “Carta del Gobernador don Tomás Marín

de Poveda, al Rey. Fecha en Concepción de Chile noviembre 16 de 1692 años” Vol. 170

78 BN. Biblioteca Americana Colección de Documentos…Op.Cit. “El Gobernador de Chile Don Tomás

Marín de Poveda informa a S.M lo deteriorado del Ejército de este Reino”. Vol. 170. N° 3544

79 Julio Retamal Ávila. Op.Cit. Pág. 37

80 Ibíd.

Page 42: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

42

no ha cambiado mucho y tocará el turno a la Casa de Borbón de hacerse cargo del

Flandes Indiano.

1.4 Situación General del Ejército Habsburgo

Como resultado de más de doscientos años de evolución y de cambios en la forma de

hacer la guerra, pasando de la supremacía de la caballería integrada por las élites al

protagonismo absoluto de la infantería más bien popular, España se consolida como

potencia militar y los famosos Tercios dominan los escenarios de batalla europeos

entre la última mitad del siglo XVI hasta la primera mitad del XVII, otorgándole a

España grandes victorias en Flandes, Francia e Italia.

Mientras tanto, en América, las Compañías de Presidio, nacidas de la necesidad de

defender un territorio demasiado extenso para las huestes y milicias locales, surgen

como la opción más viable para defender el vasto territorio americano del creciente

peligro exterior, que amenazaba las colonias españolas en el nuevo mundo de la mano

de Piratas, Corsarios, y potencias extranjeras como Holanda, Francia e Inglaterra,

todas ellas enemigas de España durante la Guerra de los 30 Años. Las Compañías de

Presidio no gozarían de la misma fama que su contra parte peninsular, El Tercio, y su

composición humana, que consistía en gran medida de soldados desertores, vagos,

ociosos y mal entretenidos que venían a parar a América, no constituían el mejor

elemento disciplinario. Sumado a esto, las Compañías de Presidio seguían siendo

insuficientes, al igual que las milicias que habían venido a reemplazar, para defender

toda América.

Probablemente el Ejército del Reino de Chile, creado en 1603 por Capitán Alonso de

Ribera, era lo que más se asemejaba a un ejército, y aun que contaba con casi los

mismos defectos que el resto de las plazas americanas, estaba concebido de tal

manera que, a nivel estructural, económico y político, sí llego a actuar como un ejército,

nivel que no alcanzaron el resto de las compañías, repartidas por el continente. Sin

embargo, este ejército tenía una serie de inconvenientes, que se fueron expresando a

lo largo del Siglo XVII. Su composición, diseñada a partir de los Tercios, estaba

organizada de manera muy fiel, en compañías de infantería y caballería, pero su

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43

adaptación no pudo ser total, puesto que debía acomodarse a la realidad de Chile. Por

otro lado el número de soldados variaba de tal forma que era imposible llevar una

organización estable y un número de compañías bien regladas, teniendo sus plazas

siempre incompletas.

Si bien el Real Situado que se le fijó al ejército del Reino de Chile pasó a ser de

carácter permanente, no fue siempre enviado con regularidad, y muchos abusos y

robos eran cometidos, lo que impedía una paga fija, estable y continuada a los

soldados, lo que por consecuencia hacía más difícil su disciplinamiento para la guerra,

llegando al punto de amotinarse a finales del siglo XVII, cansados de las injusticias y la

falta de pagos.

En definitiva, el análisis del estado general del ejército Español en el siglo XVII,

partiendo desde la metrópolis y descendiendo a América hasta llegar a Chile, sirve

como un referente importante para el estudio de las reformas que se implementan a lo

largo del siglo XVIII en el Real Ejército de Chile, en relación con algunas de las

variables que se han considerado como clave para entender este proceso. Entre ellas

la composición de la fuerza con sus respectivas dotaciones, organización de las

especialidades (Artillería, Caballería e Infantería), la disponibilidad de suministros de

guerra y los aspectos generales que van relacionados con el Real Situado.

Page 44: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

44

E

2. Parte Segunda: El Reformismo Borbón

n 1700 muere el último de los Habsburgo, Carlos II, sin dejar herederos y

se desata en la península la Guerra de Sucesión: La corona de España

estaba siendo reclamada por dos bandos. Por un lado el Emperador

Leopoldo I pretendía la corona para el Archiduque Carlos de Austria y, a su vez, los

franceses reconocían que la legitimidad del reinado recaía en el joven Duque Felipe de

Anjou. Si bien Felipe comenzó a gobernar partiendo el Siglo XVIII, la guerra continuó

hasta 1714, aun que esto no impidió que el imberbe soberano comenzara desde ya a

ejecutar una serie de reformas, que afectarían tanto a la península como al continente

americano. Estas transformaciones a la vieja administración Austria son conocidas

como las Reformas Borbónicas.

La institución militar fue uno de los objetivos de estas innovaciones administrativas y los

ejércitos del rey fueron iniciados en una serie de reformas, con las llamadas

ordenanzas generales, con el propósito de renovar su estructura y en general, optimizar

su desempeño. En el caso de la península, los Tercios “se transforman en regimientos

de doce compañías, contando con una de granaderos”81. Así mismo, cambiaba la

política internacional, y el carácter general de las guerras y su filosofía unida a la

economía, dará lugar a unos ejércitos de reducidas dimensiones.”82

81

Alejo Arnaiz Hidalgo. “Del Ejército de la Ilustración al Ejército Nacional” en Revista de Historia Militar,

n° 68 (1990), Ministerio de Defensa. Madrid. Pág. 25

82 Alejo Arnaiz Hidalgo. “Op.Cit”. Pág. 24

“Todos los profetas armados han

triunfado; todos los desarmados han

perecido. Los cimientos principales de

todos los Estados son las buenas

leyes y las buenas armas, y no puede

haber buenas leyes donde no hay

buenas armas."

-Niccolò Machiavelli

Page 45: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

45

Las Compañías de Presidio americanas, en tanto, fueron reemplazadas por la creación

del Ejército de América. La instauración de este ejército americano fue una respuesta a

la imperiosa necesidad de defender las posesiones ultramarinas, tarea que, las

Compañías de Presidio, habían demostrado a lo largo del siglo XVII no ser capaces de

llevar a cabo.

El espíritu reformador de los borbones les impulsó también a reestructurar el ejército

que se encontraba en el Reino de Chile, que al momento de asumir Felipe V, se

encontraba en el peor de los estados, como se ha descrito con anterioridad.

Comenzando el siglo de las luces, el Consejo de Indias emitió una nueva

reglamentación para el ejército, y que era verdaderamente, la primera en su clase en

América.

2.1 Creación del Ejército de América

“Los ataques a Cartagena de Indias y Guayaquil, en los últimos años del

siglo XVII, con un éxito rotundo por parte de los asaltantes, habían

demostrado la total fragilidad y fractura del viejo sistema defensivo de Felipe

II”83

Durante casi un siglo, este asunto se mantuvo a la deriva trayendo consigo graves

consecuencias a la defensa americana, resultando en una completa inoperatividad por

parte de las viejas guarniciones, que como se ha señalado, estaban caracterizadas por

su mal aprovisionamiento y disciplina, agregando además que tenían una clara

sensación de abandono con respecto a su posición con la Corona, “y que, desde luego,

no estaban dispuestas a jugarse la piel en nombre de un monarca lejano y por conocer,

cuya autoridad ni siquiera era respaldada en la cabecera del reino.”84

Ante este panorama, los borbones se preocuparon de restituir, en parte, el honor del

oficio de las armas, que se encontraba perdido:

83

Juan Marchena Fernández, “Ejércitos y Milicias…Op.Cit”, pág. 91

84 Ibíd.

Page 46: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

46

“Los coroneles se escogerán entre los más calificados y titulados de cada

partido. Los demás jefes y oficiales entre los caballeros hidalgos y los que

viviesen notablemente, aunque fuesen hijos de comerciante. Los sargentos

entre los que se hallasen más a propósito sin exigirles otra cualidad. Los

soldados, de entre los vecinos de todo estado y condición. Y porque es mi

voluntad que estos regimientos sirvan de escuela a la nobleza de mis

Reinos. Mando Que se puedan recibir hasta diez cadetes, hidalgos y

caballeros en cada compañía.”85

Aun que el Ejército de América se denomina como tal a partir de 1719, su creación no

tiene una fecha establecida, ya que tiene su origen en una serie de ordenanzas que

fueron implementadas en distintas fechas, dependiendo de las regiones del continente,

por lo que se fue formando a lo largo de todo el siglo XVIII. La principal característica

de éste ejército, fue su triple composición, que se encontraba estructurada en base a

tropas permanentes, milicias provinciales y ejércitos expedicionarios. Por eso, durante

el siglo XVIII, será posible identificar estos tres grandes colectivos, que se definían

como:

Ejército de Dotación: Representaban el núcleo fundamental del Ejército de

América, la columna vertebral del sistema defensivo americano. Estaba formado

por las compañías regladas, o fijas, y estructuralmente estaba diseñado de

manera idéntica al peninsular, aun que adentrándose el siglo XVIII, su

composición humana lo fue convirtiendo en un ejército netamente americano.

En 1740 el 62,9% de la oficialidad era peninsular, 34,6% eran criollos, y un

2,3% eran extranjeros. Mientras que finalizando el siglo, entre 1790 y 1800, las

cifras disminuyeron entre un 43,1% y 36,4% respectivamente en relación a los

oficiales de origen peninsular y aumentaron de un 52,7% a un 60%

respectivamente para el caso de los oficiales criollos.86 Esta vertiginosa

velocidad de ascenso por parte de la oficialidad criolla, estaba dado por el

crecimiento en el número de unidades y los nuevos destinos requeridos para

85

Real cédula de 8 de Noviembre de 1704, Citada en Juan Marchena, “Op.Cit”. Pág. 93

86 Cifras extraídas de Juan Marchena Fernández, “El Ejército de América. El Componente humano”,

Revista de Historia Militar, núm. 5, 1981, pág. 141

Page 47: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

47

ellas y a su vez por la falta de oficiales peninsulares que encajaran con los

requisitos, especialmente el que decía relación con su pertenencia a las élites.

Ejército de Operaciones en Indias: Consistía en tropas de refuerzo, que eran

enviadas desde la península en el caso de que la necesidad así lo requiriera, y

hubiera que reforzar alguna plaza amenazada por un peligro extraordinario.

Dado así el caso, el Ejército de Refuerzo, como también se le llamaba,

realizaba la campaña ofensiva, mientras que al de dotación se le dejaba en una

posición defensiva. Fueron en verdad muy pocos los regimientos peninsulares

que no tocaron suelo americano durante el siglo XVIII.

Milicias: Consistía en un “conjunto de unidades regladas y de carácter territorial

que englobaban el total de la población masculina de cada jurisdicción

comprendida entre los 15 y los 45 años”87. Estaban consideradas como un

ejército de reserva y su movilización es escasa durante este siglo.

2.1.1 Fundación de las Plazas y Unidades Regulares

Con las nuevas directrices de cambio relacionadas con el reformismo Borbón, se hace

necesario reformar las viejas Compañías de Presidio. Siguiendo esta línea, se

modificaron todas las compañías que estaban dispersadas por América, que fueron

reemplazadas por los regimientos fijos, o regulares. Ésta nueva composición estaba

organizada en compañías, batallones y regimientos al estilo moderno de la época, al

igual que en España y el resto de Europa, dotadas cada una de Plana Mayor

perfectamente distinguible, bien organizada, y un servicio de guarniciones a lo largo del

continente. “Desaparece prácticamente la figura del soldado de fortuna, tan

característica del siglo XVII, y en su lugar se crea una nueva oficialidad.”88 Estas

modificaciones se llevaron a cabo mediante distintos reglamentos, expedidos de

manera particular para las distintas plazas que debían ser defendidas o reforzadas.

87

Juan Marchena Fernández, “El Ejército de América y la Descomposición del Orden Colonial”, Militaria:

Revista de Cultura Militar, N°4. Pág. 72

88 Juan Marchena, “Ejército y Milicias…Op.Cit”. Pág. 93

Page 48: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

48

Consistían en una serie de disposiciones legales, de obligada aplicación; Juan

Marchena las describe de la siguiente manera:

“Creaban y normalizaban la guarnición que debía existir en ellas, los oficiales

que habían de mandarlas, las unidades de cada arma que debían

constituirse y el modo de financiarlas, sueldos, prest y gastos de

mantenimiento, explicando los montos y orígenes de los “Situados” que

debían remitirse a la Caja Real de estas ciudades para cubrir los gastos”89

Los reglamentos dictados para la creación de las diferentes compañías fijas a lo largo

de América fueron los siguientes90:

1718.- Reglamento para la guarnición de Buenos Aires91. Son creadas 8 compañías

fijas

1719.- Reglamento para la guarnición del Presidio de la Habana92. Se crea un

regimiento fijo, llamado De La Habana, que estaba fundado sobre las bases de la

antigua Compañía de Presidio que se encontraba en el lugar.

1721.- Reglamento para la plaza de Cartagena de Indias93, bajo el gobierno del Virrey

don Jorge de Villalonga.

1736.- Reglamento para la plaza de Cartagena de Indias, castillos y fuertes de su

jurisdicción.94 Se crea un batallón fijo de Infantería en la Plaza, a través de 99 artículos

con un situado de 130.484 pesos.

1738.- Reglamento para la guarnición de la plaza de Santo Domingo, en la Isla La

Española y castillos de su jurisdicción.95 Con 111 artículos, cifra notable, se crea un

89

Ibíd. Pág. 95

90 Todas las fuentes documentales relacionadas con los distintos reglamentos citados a continuación, son

extraídos de: Juan Marchena, “Ejército y Milicias…Op.Cit”, P.p. 95-98

91 AGI, Buenos Aires. 523.

92 AGI, Santo Domingo. 2104, A.

93 AGI, Santa Fe. 288

94 AGI, Santa Fe. 938

95 AGI, Indiferente General, 1885; Santo Domingo, 237

Page 49: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

49

batallón de infantería fijo más dos compañías de caballería con un situado de 143.745

pesos.

Nuevo Reglamento que se forma para el Cuerpo de Infantería que debe guarnecer el

presidio de esta capital de Panamá, el de Portobelo, sus castillos y fuertes, el de San

Lorenzo el Real, de Chagre y provincias de Darién y Veragua.96 Con 90 artículos, se

crea el batallón fijo de infantería más una compañía de Artillería con un situado anual

de 188.690 pesos.

1739.- Reglamento que de orden de S.M forma al Coronel de infantería don Matías de

Abadía, gobernador y Capitán General de la isla de San Juan de Puerto Rico para el

presidio de esta Plaza.97 Mediante 77 artículos, se crea un batallón con 5 compañías

de Infantería más una de artillería. Es financiado con un situado anual de 88.140 pesos.

1741.- Reglamento para la plaza de Puerto Rico y castillos de su jurisdicción.98 Con 88

artículos, se establece un batallón fijo de Infantería con 4 compañías más una de

Artillería con un Real Situado de 72.593 pesos al año.

1749.- Reglamento para la guarnición de Veracruz y San Juan de Ulúa.99 Son 66

Artículos a través de los cuales se crea un batallón fijo con 6 Compañías llamado

Batallón de la Corona de Nueva España, con un cuerpo de Dragones de seis

compañías, uno de artillería y varias unidades de lanceros a lo largo de la costa con un

Situado de 260.000 pesos.

1753.- Reglamento para la guarnición de la plaza de La Habana, castillos y fuertes de

su jurisdicción, Santiago de Cuba, San Agustín de la Florida y su anexo San Marcos de

Apalache.100 Contiene una cantidad enorme de artículos, 180, y se crea con ellos un

regimiento de cuatro Batallones, más una compañía de artillería y cuatro de Dragones

con un enorme Real Situado de 488.919.

96

AGI, Panamá. 355

97 AGI, Santo Domingo. 2.499

98 AGI, Indiferente General, 1885.

99 AGI, Indiferente General. 1.317; México, 2.446

100 AGI, indiferente General. 1.317; Santo Domingo, 2.110

Page 50: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

50

Reglamento para la plaza del Real Felipe del Callao.101 Se crea en el Virreinato del

Perú un batallón de 7 compañías y una escuadra de artillería. Con 24 artículos y un

Situado 50.693 pesos anuales.

Reglamento para la guarnición de la plaza de Valdivia y castillos de su jurisdicción.102

Elaborado por el entonces gobernador Manso de Velasco y puesto en marcha el año

siguiente, estando él como Virrey del Perú. Con 49 artículos crea un batallón con 6

compañías y una escuela de artillería, caso notable, con un Real Situado de 50.693.

Reglamento para la guarnición de las plazas de la Frontera de la Concepción,

Valparaíso y Chiloé del Reino de Chile.103 También elaborado por Manso de Velasco

durante su gobernación en Chile. Con 24 capítulos se reestructura todo el Real Ejército

con 17 compañías que más delante de detallarán. El Real Situado es de 90.764 pesos

anuales.

1754.-Suplemento para los reglamentos de La Habana, Santiago de Cuba y San

Agustín de la Florida.104

Reglamento para la Guarnición de Yucatán, castillos y fuertes de su jurisdicción.105 Se

crea el Batallón de Castilla con 5 compañías, más una de Artillería, con 75 artículos y

un Situado de 85.080 pesos al año.

1765.- Reglamento para los goces, gobierno y servicio de la tropa que estuviese en la

isla de Puerto Rico.106

Reglamento del Real Cuerpo de Artilleros para la defensa del Reino de la Nueva

España107

101

AGI, Indiferente General. 1.337; Lima, 1.490. En Chile: BN. Biblioteca Americana, Colección de

Documentos inéditos para la Historia de Chile, José Toribio Medina, tomo 102, P. 378-389.

102 AGI, Indiferente General. 1885. Chile, 433. En Chile: BN. Biblioteca Americana, Colección de

Documentos inéditos para la Historia de Chile, José Toribio Medina, tomo 95, P. 131-154

103 AGI. Chile. 433; Indiferente General, 1.885. En Chile: BN. Biblioteca Americana, Colección de

Documentos inéditos para la Historia de Chile, José Toribio Medina, tomo 95, P. 107-128

104 AGI, Santo Domingo. 2.660

105 AGI, Indiferente General. 1.885; México, 3.157

106 AGI, Santo Domingo. 2.501

Page 51: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

51

1767.- Reglamento para la Guarnición de la provincia de Guayana, sus fortalezas y

escoltas de misiones.108 Tres compañías de Infantería y media de Artillería con un

Situado de 36.822 pesos.

1769.- Fuerza y clase que debe constar el Estado Mayor y la tropa del gobierno de

Cumaná.109 Aquí se crean 2 compañías de Infantería y otras dos en Trinidad con un

Situado de 28.692 pesos anuales.

1772.- Reglamento e instrucción para los presidios que se han de formar en la línea de

Frontera de Nueva España.110

1774.- Reglamento para el prest, vestuario y gratificaciones y total gobierno de la tropa

que debe guarnecer el presidio de Nuestra Señora del Carmen de la isla de Tris en la

laguna de Términos,111 con el que se crea una compañía de Infantería, una de

Dragones y una de Artillería con un situado de 52.091 pesos.

1777.- Plan General del Ejército del Reino de Chile112, que entrega dotación a todas las

plazas y asegura el situado de 201.113 pesos.

1778.- Reglamento para la guarnición veterana de Yucatán y Campeche113. Se crea

una compañía de Bacalar, aparte de la que ya existía hasta el momento, con un situado

de 98.267 pesos al año.

1779.- Reglamento para el Estado Mayor de la Plaza y tropa veterana de la

gobernación de Cumaná114, con el que se agrega una compañía adicional a las dos ya

creadas en 1769.

107

AGI, México. 2.429

108 AGI, Indiferente General. 1.885

109 AGI, Indiferente General. 1.885

110 AGI, Indiferente General. 1.885

111 AGI, México. 2.460

112 AGI, Chile. 435

113 AGI, Indiferente General. 1.885

114 AGI, Indiferente General. 1.337

Page 52: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

52

1780.- Nuevo Reglamento para la plaza de Acapulco.115 Establece un situado de

20.400 pesos anuales y se crea una compañía de Infantería y una sección de Artillería.

Los distintos reglamentos y ordenanzas expedidos por la corona a lo largo del XVIII

fueron estableciendo estos conjuntos de unidades que estaban encargadas de la

defensa de su jurisdicción. Sin embargo el problema del siglo XVII persistía. ¿Cómo era

posible mantener una coordinación general entre las distintas plazas tan dispersas en

el continente para llevar a cabo una defensa eficaz? Y es que simplemente no era

posible, y esta coordinación general en verdad nunca existió, a pesar del enorme

esfuerzo financiero ejercido por los borbones para la paga y mantención de cada vez

más soldados repartidos en cada vez más lugares de América.

Por otra parte, el Ejército de América se consolidó como una idea que, en el papel,

estaba sumamente bien estructurada, cuya principal eficiencia recaía en la clasificación

de las unidades y el clara diferenciación de mandos, quedando los grados militares

muy bien definidos.

2.1.2 Composición de las Unidades y Grados de la Oficialidad.

El ejército español en América, al igual que el Siglo XVII, seguía siendo principalmente

de infantería. Su protagonismo continuaba marcando el paso en los escenarios

europeos, y como era de esperarse, también lo hacía en América, dado que sus

estructuras organizativas eran idénticas. Así, El Ejército de América estaba compuesto

en un 10,8%116 (1.020) de hombres de Artillería, un 15%117(3.000 oficiales y soldados)

de Caballería, un abrumador 57,6%118(12.000) de hombres de Infantería y el 16,6%

restante consistía en los Oficiales de Estado Mayor.

El gran número de oficiales se debía a que todas las plazas fuertes del nuevo

continente tenían un Estado Mayor que las mandaba, con una línea oficial de mando

establecida y reglada por la Corona. Para alcanzar una mejor comprensión de esto y

115

AGI, México. 2.468

116 Juan Marchena Fernández, “El Ejército de América...Op.Cit” Pág. 125

117 Ibíd.

118 Ibíd.

Page 53: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

53

sobre todo de los capítulos siguientes, se expondrán a continuación los diferentes

grados de la oficialidad, al menos los de uso más común y su principal labor dentro del

ejército.

Encontramos en la posición más alta de la oficialidad al Maestre de Campo General;

era lo que se conoce como Comandante en Jefe y estaba a cargo del mando del

Ejército, y en caso de muerte del gobernador, era él el que pasaba manejar la provincia

de forma interina, hasta que el rey nombrase a otro gobernador. Encontramos también

al Sargento Mayor del Reino, que cumplía labores de inspector general de la tropa y

era el jefe del Estado Mayor. El Veedor General, quizá uno de los cargos más

controversiales y que sería suprimido el 22 de IX de 1774 por Real Orden, era el oficial

encargado de supervisar la correcta distribución del Real Situado y en Chile fue

muchas veces objeto de escrutinio y acusado de innumerables abusos. El Comisario

General de la Caballería: “supervigilancia del arma, ejercida directamente o a través de

los comisarios subalternos, que eran 8.”119 En Chile, estuvo bajo el mando del maestre

de Campo desde 1703 con el Real Placarte, hasta mediados del siglo XVIII, cuando

pasó a reemplazarlo definitivamente. El Brigadier, en el caso del Ejército de Chile, eran

los jefes de las unidades veteranas. Luego en el escalafón venía el Coronel, y había

dos tipos de ellos: el de Ejército que era el 2° comandante de un regimiento fijo. Y el de

Milicia, cuya labor era la misma pero en el mundo miliciano. El Sargento Mayor era el

jefe encargado de la instrucción de las milicias así como del ejército regular. El Capitán,

acaso el rango más notable de todos por las valientes figuras que lo ocuparon, como el

Alonso de Ribera o el mismísimo Gonzalo Fernández de Córdoba, era el comandante

de un escuadrón, o sea mandaba 3 compañías. Así mismo estaba el Capitán de

Ejército, que estaba al mando de Granaderos, Fusileros, Cazadores o de Dragones.

Más abajo venían los grados de Ayudante Mayor, Ayudante, Teniente, Subteniente,

Alférez, portaestandarte, abanderado y los Cadetes. Éstos últimos sin límite de edad.

Carlos III, en 1768 expidió una Ordenanza General que reglaba de manera detallada

sus ejércitos. No solo trataba sobre la organización, composición u ordenamiento legal,

119

Jorge de AllendeSalazar Arrau, “Ejército y Milicias del Reino de Chile (1737-1815)”, Santiago: s/n.

Pág. 108

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54

si no que se preocupará de definir también los comportamientos que debían tener los

oficiales y las labores que debía llevar a cabo cada uno de ellos.120

2.2 Reestructuración del Ejército Real de Chile

Pareciera que cada vez que finalizaba un siglo, las condiciones del reino llegaban a un

punto crítico. Se vio como en Curalava ocurría el desastre a finales del XVI y que

acabando el siglo XVII, el gobernador don Tomás Marín de Poveda tuvo que luchar por

mantener el orden en el ejército, por la continua falta del Situado, que el Conde de la

Monclova se negaba a enviar desde Perú, provocando grandes penurias y he hizo

pasar innumerables necesidades a los soldados. Así, comenzando el nuevo siglo bajo

las alas del gobierno Borbón, el ejército del reino sería el objetivo de una de sus

reformas más importantes. El Real Placarte de 1703. Éste tenía como principal

propósito adaptar las ordenanzas generales a la realidad chilena e intentar dar una

serie de atributos legales para la mejor administración del Situado.

En 1723 Felipe V diseñaría la Ordenanza General del Ejército, de la cual Manso de

Velasco se tomará para escribir su Reglamento para las plazas y guarniciones del

Ejército de Chile. La Ordenanza de Manso de Velasco impulsará un importante cambio

en la estructura del ejército, disminuyendo drásticamente sus plazas, entre otras cosas.

El origen de esta reforma recae en la intención del propio gobernador, que buscando

adaptar las legislaciones europeas a la realidad chilena pidió al rey la oportunidad de

rediseñar la ordenanza de 1723 para que pudiera encajar en el escenario de Chile y la

Guerra de Arauco.

120

“Ordenanzas de S.M para el Régimen, Disciplina, subordinación, y servicio de sus Exércitos”. Impreso

en la oficina de Antonio Marín, Impresor de la Secretaría del Despacho Universal de la Guerra, Año 1768,

Madrid. Tratado II Que contiene las obligaciones de cada clase, desde el soldado hasta el coronel.

Page 55: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

55

2.2.3 El Real Placarte y la nueva distribución

Hasta el momento el ejército se había regido por las ordenanzas generales de Su

Majestad, que no eran otra cosa si no reglas formales que se aplicaban a todos los

ejércitos del Rey, pero que estaban diseñadas a partir de la realidad peninsular, que

como se ha explicado hasta el momento, era completamente distinta. El Real Placarte

vino a cambiar esta situación, pues estaba diseñado para reformar especialmente al

ejército de Chile. “Fue la primera disposición realmente orgánica que tuvieron las

fuerzas armadas del Reino”121. Se preocupó de establecer el cómo debía estar

integrado el Estado Mayor, la oficialidad y la tropa, reglamentó el número de soldados

de cada compañía, eliminando las que estuviesen demás, especificó los sueldos que

todos debían ganar y estableció que los grados superiores serían de provisión Real y

vitalicios.

Uno de los problemas que afectaba al Real Situado, y por ende las pagas de los

soldados, era el nombramiento excesivo de oficiales, por parte del Capitán General, lo

que daba lugar a postergaciones injustas en los asensos y promociones indebidas, lo

que lógicamente daba lugar a muchas molestias y quejas. En 1703, el Rey escribía al

gobernador de Chile:

“Se ha reconocido los muchos abusos que se han introducido en ese ejército

con el transcurso del tiempo aumentándose muchos cabos principalmente

[…] concediéndose ventajas y otras gracias en perjuicio conocido por mi

Real Hacienda y de los interesados en el caudal del Situado”122

En 1701, la escena de Arauco estaba focalizada en los fuertes y comenzando el siglo el

ejército estaba distribuido en 6 plazas fuertes específicas a lo largo del cordón

fronterizo, siendo la Plaza de Concepción la más importante. Si Santiago era la

capitana administrativa del Reino, Concepción lo era de la Guerra: “Allá los códigos,

aquí el Acero”123. Allí se encontraba una compañía de Infantería de 80 hombres, la gran

mayoría capitanes reformados. También estaba la Compañía del Guión y otra compañía

121

Roberto Oñat, Carlos Roa, “Op.Cit”. Pág. 99

122 AHN. Colección Fondo Antiguo. Vol. 35, pieza 5°

123 Manuel Torres Marín, “Op.Cit”, Pág. 22

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56

más de Capitanes reformados de Caballería, que se encontraban siempre en

movimiento a lo largo de la Frontera, por lo que no eran compañías estables de

Guarnición, dejando solamente a la mencionada compañía de infantería para la defensa

del lugar. Lo pobre de la defensa podía verse reflejado en “La artillería que es de

Bronce y se encuentra desmontada, por no haber artilleros que sepan manipularlas.”124

En la plaza de Arauco existían 3 compañías de Infantería y 3 compañías de Caballería

cuyo número es desconocido, pero que se puede asumir con bastante certeza que, lo

más probable, fuese que no estuviesen completas, víctimas de la deserción

principalmente. En Tucapel había una compañía de caballería, también de número no

precisado y “unos pocos infantes”125. El fuerte a su vez “tiene un molino fabricado por

don Juan Enríquez […] y está fabricado (el fuerte) con madera y paja, siendo sólo la

iglesia de Teja”126. La Plaza de Purén estaba fortificada con tapia y era la casa de

residencia de los padres jesuitas; tenía tres compañías de caballería y una compañía

de infantería con 160 plazas. Podemos ver como las plazas tenían todas cifras no

ecuánimes, lo que era un claro reflejo de que no estaban regladas. En el caso de la

plaza de Yumbel, ésta estaba a cargo del Sargento Mayor del Reino y contaba con 4

compañías de Caballería y 3 de Infantería con cifras no precisadas. En Chillán también

había también había una plaza fuerte que sin embargo se encontraba incompleta, y

contaba con sólo una compañía de infantería con 76 plazas.

En este informe, ordenado por el Gobernador Don Francisco Ibáñez de Peralta el 14 de

abril de 1701, tenía el objeto de describir al monarca la situación de la fe, así como el

estado del Ejército que había recibido él mismo del Gobernador Marín de Poveda. Con

respecto a esto último, se expresa:

“La realidad de estos fuertes no puede ser peor para el trabajo porque

encontrándose el ejército cada año requiriendo con 100 hombres del Perú,

es manifiesto que demuestra en cada regimiento faltan del ejército sobre 100

124

AHN. Colección Fondo Antiguo.

125 BN. Biblioteca Americana, Colección de Documentos inéditos para la Historia de Chile, José Toribio

Medina. “Informe del estado del Real Ejército de este reino de Chile y de la reducción y cristianización de

los indios de esta provincia”. Tomo 171. N° 3595

126 Ibíd.

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57

hombres, muertos o fugitivos, y aunque cada año traigan 100 soldados,

faltan otros 100.”127

Se puede ver que en esta fecha, la cantidad de plazas aproximadas alcanza con suerte

las 1.500, pudiendo ser muchas menos si se considera que las filas de las compañías

estaban completamente raleadas por la deserción.

El informe de Ibáñez de Peralta pudo ser clave para creación y aplicación del Real

Placarte, que ya el 26 de Abril de 1703 se puso en funcionamiento, quedando el Ejército

constituido con 8 compañías de Infantería con 14 oficiales de Plana Mayor, 93

arcabuceros y 31 mosqueteros. 5 Compañías de Caballería con 3 oficiales de Plana

Mayor y 100 soldados cada una y 21 artilleros. Además redistribuía dos de las

compañías de Infantería, una de guarnición en Chiloé junto con otra de caballería, y

otra en Valparaíso.

La reglamentación de los sueldos del Estado Mayor aparece también perfectamente

detallada, y es la que se expone a continuación.128

Tabla 2.2.3.1

Estado Mayor Sueldo (al año)

Capitán General $8.000 de ocho reales

Una ayudante General que hubiera sido

Capitán de Infantería

$300

Sargento Mayor de Infantería $900

Maestre de Campo de Infantería $1.320

Un Ayudante que hubiera sido Alférez

de Infantería

$300

Dos trompeteros $100 cada uno

Un Capellán Mayor del Ejército $500

Un Comisario General de Caballería,

empleo que debía ser ocupado por el

127

Ibíd.

128 Ibíd.

Page 58: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

58

más antiguo de los que entonces

existieran en el reino, interinamente,

mientras el Rey proveyera en propiedad

a proposición del Gobernador el cual

debía también señalar provisionalmente

el sueldo que debían gozar.

Un Trompeta $100

Un Teniente que antes hubiera servido

en la Caballería

$300

Un Capellán de la Caballería $300

Un Auditor General que debía ser el

Oidor que le tocase por trienio

$1.000 de ayuda de costas

Un veedor General $2.000

Un Capellán para el presidio de

Valparaíso

$300

Un Cirujano Mayor $300

Tres Ayudantes de Cirujanos $60 cada uno

Un Lengua General $150

La Caballería, que había quedado reducida a 5 compañías con la dotación ya

mencionada, quedó fijada con los siguientes sueldos.129

Tabla 2.2.3.2

Caballería Sueldos

Un Capitán de entre lo más antiguos

que hubiera en el ejército con

caracteres de provisorio mientras el

Rey nombrara en propiedad a

propuesta del Gobernador, quedando

en el futuro su nombramiento a cargo

$750

129

Ibíd.

Page 59: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

59

del monarca

Un trompeta $100

Un Teniente que también debía elegirse

de entre lo más antiguos

$300

Un Capitán de Cabo reformado, con el

sueldo ordinario de plaza sencilla más

$10 al mes de ventaja

Cien soldados $100 cada uno

A la Infantería, con las 8 compañías ya mencionadas, y al cuerpo de 21 Artilleros, se le

asignaron los siguientes sueldos.130

Tabla 2.2.3.3

Infantería Sueldos

Un Capitán, en la misma forma y con

las mismas limitaciones que los de

caballería

$600

Un Tambor $80

Un Alférez de entre los más antiguos $250

Un Sargento de entre los más antiguos $250

Dos Capitanes de Infantería reformados $60 y $10 más el mes de ventaja

Cuatro Alférez reformados con $4 de ventaja al mes, además de la

plaza sencilla

Noventa y tres Arcabuceros $80 cada uno

Treinta y un mosqueteros $100 cada uno

Tabla 2.2.3.4

Artillería Sueldos

Un Capitán de Infantería $250

130

Ibíd.

Page 60: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

60

Ocho Artilleros $100 cada uno

Un Carpintero de Ribera $150

Un Carpintero Blanco $100

Un Albañil $100

Un Calafate $100

Un Armacerol $100

Un Preboste $150

Seis soldados que debían asistirle $80

Las Compañías de Infantería y Caballería destinadas a la provincia de Chiloé quedaron

con la siguiente dotación y sueldos.131

Tabla 2.2.3.5

Soldados Sueldos

Un Capitán de Infantería $600

Un Alférez $250

Un Sargento $150

Cuatro Cabos de Escuadra $100 cada uno

Un Tambor $80

Cuatro Capitanes de Infantería

reformados

$120

Ochenta y ocho Soldados $80

Un Capitán de Caballería $750

Un Teniente $300

Cuatro Cabos de Escuadra $120

Un Trompetero $100

Cuatro Capitanes de Caballería

reformados

$160

Ochenta y nueve soldados de

caballería

$100

131

Ibíd.

Page 61: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

61

Finalmente, en la guarnición del puerto de Valparaíso, se ordenó hubiera una compañía

de infantería con la dotación siguiente:

Tabla 2.2.3.6

Guarnición de Valparaíso Sueldos

Un Capitán $600

Un Alférez $250

Un Sargento $150

Cuatro Capitanes de Caballería

reformados

$120

Cuatro Cabos de Escuadra $100 cada uno

Un Tambor $80

Ochenta y ocho Soldados $80 cada uno

Así, el ejército quedó vio reducido a 1.640 plazas, bien organizadas. Al reducir la cifra

de soldados y regular la cantidad de oficiales permitió, en parte, aliviar el erario, en

conjunto con una serie de tratados que tenían como objetivo mejorar la distribución del

Situado y regular su gasto.

2.2.1.1 Reformas al Real Situado.132

Si había algo que debía ser reformado, era el Real Situado y todo lo que tenía que ver

con él, entendiéndose como tal su distribución y repartición, así como también la

necesidad de llevar a cabo una fiscalización que fuese realmente eficaz y “para quitar

de raíz muchos abusos y fraudes que con el transcurso del tiempo se habían

ocasionado en perjuicio de la Real Hacienda y del caudal del Ejército”133.Para esto, se

132

Para el estudio de los tratados concernientes a reformar el Real Situado, se utilizará a lo largo del

capítulo el documento extraído de: AHN. Colección Fondo Antiguo. “Nueva disposición o Real Placarte”.

Vol. 35, Pieza 5°

133 Ibíd.

Page 62: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

62

ratificó la Real Cédula de 13 de Septiembre de 1687 y la Corona adjuntó además 32

tratados en el Rea Placarte para explicar la manera de reducir gastos innecesarios y

reformar algunos aspectos concernientes a su fiscalización y distribución, que se

expondrán a continuación de manera general:

1. En orden de evitar futuros fraudes derivados de la detención del Situado en

Santiago, el Gobernador debía ordenar que la Veeduría General para que se

pidieran las cuentas de los gastos y provisiones del ejército de forma anticipada,

para que las decisiones estuviesen ya tomadas cuando llegara el Situado. Así,

una vez elaborada la prorrata, cuando estuviese todo aprobado por la Real

Audiencia, los pagos se efectuaran de inmediato, sin mayor dilación.

2. Quedaba prohibido obligar a los soldados a comprar Bulas de la Santa Cruzad,

quedando a juicio de ellos mismos la decisión de adquirirlas.

3. Previo a la construcción, reparación o cualquier obra relacionada con los fuertes

de la frontera, se debía realizar una estimación previa del gasto, antes de hacer

la prorrata

4. El dinero disponible para invertir en los agasajos a los indios quedó limitado a

41.500 pesos.

5. En relación a la cura de los soldados heridos o enfermos, la Audiencia, con

asistencia del Veedor General, tenía la tarea de señalar la cantidad que se

estimase conveniente para la dicha tarea, que debía ser lo más moderada

posible. Con respecto a las medicinas, el boticario quedaba a cargo de ellas,

cuidando la Audiencia de que la tasación del médico fuera al menor precio

posible.

6. Al morir un soldado o cura de algún fuerte, a los cuales se les hubiera debido

dinero, éste quedaría repartido entre los demás miembros de la compañía.

Page 63: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

63

7. Los sueldos de los soldados y curas nuevos debían ser igualados con el de los

más antiguos a porción de lo que tuvieren devengado.

8. No se debía obligar a los soldados a dar limosnas de caridad, quedando en la

más absoluta de las prohibiciones que los oficiales los presionaran o

descontaran de su sueldo dichas limosnas. Quedaba en la misión de los

religiosos motivarles, a fin de que cada uno contribuyera según su propia

devoción.

9. Para determinar la porción de limosna con que anualmente se ayudaba al

Convento de San Francisco, se debía organizar una junta integrada por el

Gobernador, el Fiscal de la Real Audiencia y todos los capitanes de ejército.

Además debía dejarse constancia por escrito de que a su vez, el convento, diese

entierro a los soldados en él, otorgando las misas y aniversarios

correspondientes.

10. El aprovisionamiento de los fuertes, tercios y parajes, se debía realizar mes a

mes, o cada dos meses, por los asentistas o personas que quisieran rematarse

el aprovisionamiento. Se prohibió además, valerse de los soldados para la

conducción de los pertrechos.

11. Quedaba suprimido en adelante el oficio de Tenedor de Pertrechos y municiones

del ejército. Desde ese momento, quedaba a cargo de los oficiales reales la

compra y custodia de los dichos efectos. Los oficiales debían turnarse

comenzando con el más antiguo de ellos, suprimiéndoles el sueldo de oficiales y

gozando de la mitad del sueldo que gozaba el tenedor, mientras realizaran su

labor.

12. No se debía admitir como soldados a quienes vivieran en las cercanías de los

presidios. Se debía entonces reclutar a los soldados a no menos de 20 leguas de

distancia del dicho presidio o fuerte. En caso de que la necesidad lo requiriera, el

Gobernador debía consultar previamente a la Real Audiencia.

Page 64: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

64

13. Se les prohibió además a los soldados el calzarse en lugar por un precio

determinado, debiendo el Gobernador estipular las medidas convenientes.

14. Uno de los Oidores de la Real Audiencia, comenzando por el más antiguo, debía

permanecer en todo momento en la ciudad de Concepción, durante un lapso de

3 años, para estar más cerca del ejército y así tomar cuenta más detallada de los

gastos que cada año realizaba el dicho ejército. Además, debía realizar todas las

acciones que le fuesen posible para la buena administración del Situado,

debiendo conocer bien sus causas civiles y criminales, además de visitar con

regularidad a los indios y mantenerlos en paz. Debía también realizar la labor de

Auditor de guerra mientras permanecía en Concepción, quedando este cargo

definitivamente extinto

15. De lo que sobrara de la distribución del Situado, en virtud de la reducción de las

plazas, se debía remitir un 5% el que debía ser destinado al pago de los sueldos

adeudados por Situados anteriores. El resto, debía ser sometido a prorrata y

repartido entre los demás interesados, hasta la total extinción de los créditos.

16. Finalmente, se modifico la cédula de 1687 con respecto a la obligación que

tenían el Fiscal de la Audiencia y el Oidor Decano de recurrir a la ciudad de

Concepción durante la distribución del Situado, por tratarse de un viaje

engorroso y aparentemente innecesario, que sólo dificultaba la paga de los

soldados, y a su vez, generaba problemas en la Real Audiencia la ausencia de

los funcionarios mencionados. Quedó estipulado que sólo debía asistir a la junta

el Gobernador, Oidor de la Audiencia, el Veedor General y los Oficiales Reales.

Así, quedaron estipuladas las reformas hechas al Real Situado, intentando cubrir

detalladamente cada aspecto de su distribución, manejo y fiscalización. El espíritu

reformador de los borbones de deja sentir en el Real Placarte, siendo la primera

disposición legal tan detallada, que a su vez respondía a lo aprendido durante todo el

siglo XVII, en materias de subvención del Ejército.

Page 65: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

65

El Real Placarte se mantuvo en funcionamiento durante 50 años, a pesar de las críticas

hechas principalmente por los gobernadores, reflejando la sabiduría legal que subyacía

en él. Pero a pesar de que su diseño estaba inteligentemente realizado,

complementado a su vez con la Real Cédula de 1687, su aplicación no significó un real

cambio para el Reino y sin embargo, se mantuvo firme hasta la nueva reestructuración

hecha por el Conde de la Superunda en 1753.

2.2.2 Manso de Velasco y la Ordenanza de 1753

“Por cuanto S.M (que Dios guarde) en consideración de la necesidad de

reducir a el pie conveniente los presidios de estos reinos del Perú y de Chile;

fue servido por su Real orden de 22 de Mayo de 1748 comunicado por el

Excmo. Señor Marques de la Ensenada, de tomar resolución para que yo los

reglase sin respecto a el estado antiguo de sus dotaciones.”134

Manso dictó específicamente dos reglamentos para Chile, uno para las plazas de la

Frontera de Concepción, Valparaíso, Chiloé y las islas de Juan Fernández y otro para

Valdivia. No hay que olvidar que el batallón fijo de Valdivia había sido un ejército

completamente aparte y no tenía relación con el Ejército de la Frontera más que la de

defender el mismo suelo y que hasta el 17 de septiembre de 1740, por Real Cédula,

dependía no de la gobernación de Chile, sino más bien del Virreinato del Perú,

jurisdicción que sería retomada nuevamente por el virreinato en 1813 para el inicio de

la reconquista española.

El cimiento principal de ésta ordenanza elaborada por Velasco, debe entenderse a

partir de la noción de que “abandonada ya la idea de dominar a los araucanos por las

armas, se hizo necesario ir a una reducción del ejército”135, lo que a su vez aliviaría los

gastos y ayudaría a regularizar los pagos. Luego del parlamento de Negrete, y por Real

Cédula, España había renunciado definitivamente la lucha y al objetivo de conquistar e

integrar el territorio araucano.

134

BN. Biblioteca Americana, Colección de Documentos inéditos para la Historia de Chile, José Toribio

Medina. “Reglamento para la guarnición de las plazas de la Frontera de la Concepción, Valparaíso y

Chiloé del Reino de Chile y de las islas de Juan Fernández.”. Tomo 95, foja 107.

135 Roberto Oñar, Carlos Roa, Op.Cit. Pág. 107

Page 66: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

66

La última gran revuelta indígena de 1723 tomó a los españoles en una situación no

muy favorecida. El ejército, como se verá más adelante, se encontraba en pésimas

condiciones y con no más de 400 soldados para defender la Frontera. Ante esta

situación, los indios se volvían cada vez más osados en sus actos y finalmente la

situación estalla en rebelión. La imposibilidad de ambos bandos de imponerse por la

fuerza lleva los beligerantes a asistir al conocido Parlamento de Negrete, en 1727.

Entre otros puntos, ambas partes acordaban deponer las armas, y “en consecuencia de

esta rendición, han de ser amigos de amigos, y enemigos de nuestros enemigos”136,

llevando a los españoles a renunciar de la Araucanía y a remover los fuertes al otro

lado de la Frontera.

“Que poco ha en este alzamiento se tuvo por conveniente retirar los fuertes

que se hallan en la otra banda del Biobío, de que se ha dado cuenta a S.M:

Ha de quedar a mi arbitrio, si pareciere conveniente, según el estado de

ellos, volvernos a reedificarlos.”137

Recayó entonces, la responsabilidad de reformar el ejército del reino en el Conde de la

Superunda, Manso de Velasco, quien entonces era gobernador de Chile, y que conocía

muy bien las ordenanzas que regían a los ejércitos europeos. Le propuso entonces al

Rey modificar el Real Placarte, llenando los vacios que este tenía y reestructurarlo para

que se adaptase mejor a la realidad el reino. De esta forma, Manso dictó una serie de

cláusulas con el nombre de Ordenanzas, y que estaban dirigidas a regular los

diferentes puntos relativos al Real Situado y otros problemas jurisdiccionales y de

mando, que los tratados del Real Placarte se habían olvidado de estudiar Además se

rectificaron nuevamente los sueldos, y que al reducirse drásticamente la cantidad de

plazas, aumentaron y se volvieron más regulares.

2.2.2.1 Nueva composición y organización

El Reglamento de Manso de Velasco dio un giro radical a lo que hasta el momento se

había conocido como Ejército del Reino de Chile. La cantidad de plazas quedó

136

José Antonio Pérez García, “Colección de Historiadores de Chile y de documentos relativos a la

historia nacional”, Santiago, Impr. Del Ferrocarril, 1861, Vol. 23, Pág. 350.

137 Ibíd.

Page 67: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

67

reducida a menos de la mitad, y los sueldos mejoraron, aun que más importante que el

alza de los sueldos, el objetivo principal era que la paga alcanzara para todos y que no

existieran retrasos con ello, evitando así, escenarios como el de la última década del

siglo XVII. Así, los sueldos quedaron definidos de la siguiente manera:

Estado Mayor138

Tabla 2.2.2.1.1

Estado mayor Sueldos

Un Maestre de Campo General, con

residencia en la Plaza de Arauco, a

cargo de una compañía, pero sin

sueldo de Capitán, recibiendo por su

empleo

$192 al mes

Un Veedor General, con cado de

sostener a su costa los gastos de su

oficina

$125 al mes

Un Comisario General de Caballería,

teniendo a su cargo una compañía de

Caballería aun que sin gozar sueldo

como Capitán de ella

$75 al mes

Un Sargento Mayor de la tropa, a cuyo

cargo debía haber una compañía de

Infantería

$67 al mes

Un Sargento Mayor de las milicias de la

ciudad de Santiago

$17 al mes

Un Ayudante del Capitán General $20 al mes

Un Preboste General $12, 4 reales al mes

Un Armero Mayor $25 al mes

Un Cirujano $20 al mes

Un Intérprete de la Lengua General $12,4 reales al mes

138

Roberto Oñat, Carlos Roa, Op.Cit. Pág. 99

Page 68: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

68

Un Capellán Mayor $34 al mes

Ocho Capellanes menores empleados

en las plazas y fuertes de la Frontera

$12,4 reales al mes

Compañías de Infantería139

Tabla 2.2.2.1.2

Infantería Sueldos

Un Capitán $42 al mes

Un Teniente $18 al mes

Un Alférez $15 al mes

Dos Sargentos $10 al mes cada uno

Dos Cabos $7 al mes cada uno

Un Tambor $6,4 reales al mes

Cuarenta y cinco soldados $6,4 reales al mes

Compañías de Caballería140

Tabla 2.2.2.1.3

Caballería Sueldos

Capitán $50 al mes

Teniente $21 al mes

Un Alférez $17 al mes

Dos Cabos $8,4 reales al mes

Un Trompera $8 al mes

Treinta y siete soldados $8 al mes

Cuerpo de Artilleros.141

Tabla 2.2.2.1.4

139

Ibíd.

140 Ibíd. Pág. 101

141 Ibíd. Pág. 102

Page 69: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

69

Artillería Sueldos

Un Capitán $21 al mes

Un Condestable $7,4 reales al mes

Diecinueve Artilleros $7 al mes

Ochenta soldados indios en las

reducciones

$2 al mes

El ejército quedó entonces compuesto por un total de 16 compañías que sumaban 750

plazas. De infantería quedaron 10 compañías, con 50 hombres cada una, y de

caballería 6 con la misma cantidad de hombres. “De las compañías que quedasen en

Concepción se debía sacar 19 hombres para desempeñar el oficio de artilleros”142.

Otros puntos importantes que Velasco reformó, tenían relación con la justicia militar. En

los reglamentos anteriores no se había visto esta preocupación, por lo que Manso

dispuso:

“Cuando un soldado cometiere delito de muerte, robo o incendio, debía

sustanciarse su causa y dictarse sentencia en conformidad a la Ordenanza

General […] En cuanto al delito de deserción, que junto con los anteriores

fueron los únicos que reglamentó, debía ser castigado en alguno de los

presidios de la Frontera, y en caso de reincidencia, en la Plaza de Valdivia o

en las Islas de Juan Fernández”143

Con respecto a las promociones de los oficiales, la elección que el Gobernador

tomara era sólo de carácter interino, y la promoción oficial debía ser efectuada por

el monarca. Para esto, era de obligación del Gobernador proponer a la Corona al

menos 3 oficiales, de los más beneméritos, para ocupar el cargo vacante. Por

esta razón, en la segunda mitad del siglo XVIII abundan documentos sobre

propuestas de empleos militares:

“Hallándose vacante en la tropa de esta frontera la compañía de infantería

que servía Don Juan Antonio Santa María, y por ascenso suyo a Capitán de

142

Roberto Oñat, Carlos Roa, Op.Cit. Pág. 107

143 Ibíd. Pp. 110-111

Page 70: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

70

Cavalleria y siendo preciso proveerla en persona de conducta, valor y

aplicación propongo a V.S usando de la facultad que tiene concedida S.M.

En primer lugar a Don Baltazar Gómez Teniente de infantería. En segundo

lugar a Don Bernardo Baeza Teniente de caballería. En tercer lugar a Don

Lareano Bueno teniente de infantería. Todos los propuestos son

beneméritos para ser atendidos, pero particularmente Don Baltazar Gómez

propuesto en primer lugar por su antigüedad.”144

También se preocupó Manso de Velasco de dar nueva distribución a las

diferentes compañías regladas, dotando los diferentes fuertes de una cierta

cantidad de ellas, dependiendo la importancia de la Plaza. La mencionada idea de

la monarquía de abandonar la guerra ofensiva y pasar de manera permanente a

la defensiva, dio origen a una constante vida de guarnición en la Frontera,

quedando sus plazas fuertes regladas de la siguiente forma:

Plaza de Concepción145

Siendo esta ciudad la capital de la Frontera, se establecieron para su guarnición 3

compañías, 2 de infantería y una de caballería. De ellas, debía sacarse 19

hombres para que llevasen a cabo el oficio de artilleros. También quedaba

ordenado que se seleccionaran de dichas compañías de infantería, 19 fusileros

que al mando de un subalterno, debían guarnecer el Fuerte de San Pedro.

Plaza de Arauco146

Debían existir en esta plaza dos compañías. Una de infantería que estaría cargo

del Maestre de Campo General y otra de Caballería al mando del Comisario

General de Caballería. De la compañía de Infantería debían seleccionarse

además, 12 fusileros para que tuvieran a su cargo la defensa del Fuerte Colcura,

al mando de un Subalterno. 144

AHN. Fondo Capitanía General. Vol. 818, foja 34.”Propuesta de Empleos militares de la Frontera,

desde 10 de Octubre de 1770”

145 BN. Biblioteca Americana, Colección de Documentos inéditos para la Historia de Chile, José Toribio

Medina. “Reglamento para la guarnición de las plazas de la Frontera de la Concepción, Valparaíso y

Chiloé del Reino de Chile y de las islas de Juan Fernández.”. Tomo 95, foja 119

146 Ibíd. Foja 120

Page 71: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

71

Plaza de Tucapel.147

Se destinó una compañía de Caballería para su defensa.

Plaza de Purén148

A Purén se destinaron dos compañías. Una de Infantería y otra de Caballería.

Fuertes de Santa Juana y Talcamávida.149

Se emplearon en el fuerte de Santa Juana una compañía de Infantería. Así

mismo, de la dicha compañía, se debían seleccionar 12 fusileros para que, al

mando de un subalterno, guarnecieran el fuerte de Talcamávida.

Fuertes de Los Ángeles y Nacimiento.150

Se destinó para ambas una compañía de infantería que debía ser dividida por la

mitad. El teniente de la dicha compañía tendría a su mando el fuerte de

Nacimiento.

Plaza de Yumbel.151

La defensa del fuerte de Yumbel estaría a cargo de dos compañías. Una de

Infantería y otra de Caballería.

Castillo de Valparaíso.152

Tendría el Castillo de Valparaíso, la dotación de una Compañía de Infantería, que

estaría bajo el mando del gobernador del puerto. De la dicha compañía, se

seleccionarían 8 soldados , para que sirvieran de guardia personal del Capitán

General.

Fuertes de Chacao y San Miguel de Calbuco, de la Provincia de Chiloé 153

147

Ibíd.

148 Ibíd.

149 Ibíd.

150 Ibíd. Foja 121

151 Ibíd.

152 Ibíd.

Page 72: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

72

En el fuerte de fuerte de Chacao haría servicio una compañía de Caballería y en

el de San Miguel de Calbuco lo haría una de Infantería, cada una con 50 hombres

según quedaba reglado.

Islas de Juan Fernández154

Quedaba establecido que una compañía de infantería, con 50 hombres, quedaba

a cargo de su defensa, como lo estipulaba su respectiva dotación.

Figura 2.2.2.1.5

Distribución de las Compañías a lo largo de la Frontera, según el

Reglamento de Manso de Velasco. 1753

153

Ibíd.

154 Ibíd.

Page 73: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

73

2.3 Nociones generales Emanadas del Reformismo Borbón.

Muerto el último de los Austrias, la casa de Borbón asumió el control de la monarquía

española, con un espíritu reformador digno de admiración. Los primeros borbones,

Felipe V, Fernando VI y mas sorprendentemente aún Carlos III, concentraron sus

esfuerzos en renovar el estado de la vieja administración de los Habsburgo, y

principalmente en mejorar el estado de la defensa americana.

La creación del Ejército de América, que se constituía de una serie de

reglamentaciones que daban pie a las nuevas compañías de dotación fijas, fue la

respuesta que encontró la corona durante el siglo XVIII para mejorar el anticuado

sistema de Compañías de Presidio, y aun que su efectividad sufrió los mismos

problemas que la anterior, no se puede negar que su organización, a nivel estructural y

legislativo estaba perfectamente detallada y reglada.

A su vez, el Ejército de Chile, siempre se mantuvo un paso más adelante en

comparación al resto de América. Su organización a principios del XVII excedió a la de

cualquier otra Compañía de Presidio americana y entrando ya en el siglo XVIII la

aplicación del Real Placarte daba nueva estructura, dotación y reglamentación al

ejército del reino de chile, de forma previa a la de cualquier otra reglamentación hecha

en el continente para la formación del Ejército de América. Así, el Placarte fue diseñado

principalmente para apalear las fallas que existían hasta el momento en la

administración del Real Situado, cuyas falencias se habían revelado de forma

manifiesta a finales del siglo XVII, como se ha tratado en el capítulo anterior.

Durante 50 años rigió el Placarte el régimen legal del ejército, hasta la aplicación del

Reglamento de Manso de Velasco. Esta ordenanza es de una importancia tremenda si

consideramos la reducción que hizo de las plazas, al establecerse de manera definitiva

la guerra defensiva. La relación infantería caballería siguió siendo la misma, pero el

cambio relevante es la importancia que toma la artillería, formando Manso de Velasco

una compañía específicamente organizada, con oficialidad y sueldos definidos, además

de seleccionar oficiales que enseñaran el oficio de artillero.

Page 74: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

74

Tenemos, así, en el siglo de las luces, aun ejército real organizado legalmente por los

borbones, cuya necesidad por establecer reglamentaciones especiales para su

dotación y organización se hace evidente.

Page 75: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

75

H

3. Parte Tercera: Aplicación de las Reformas

155

asta este punto, el trabajo se ha introducido al estudio del ejército del Reino

de Chile, comenzando desde sus inicios en los primeros años del siglo XVII

hasta las primeras dos reformas hechas por los borbones en la primera

mitad del siglo XVIII. Se ha descrito con el máximo detalle posible dichas mejoras,

conocidas como el Real Placarte, en 1703 y el Reglamento de Manso de Velasco, de

1753. Toca ahora, en el capítulo presente, guiar toda la información hasta ahora

descrita e hilarla hasta un objetivo común. Se debe primero, sin embargo, plantear tres

problemáticas principales: Elaboración de una reforma, aplicación de ésta y si su puesta

en marcha tiene o no los efectos o resultados esperados.

Con respecto a lo primero, los reglamentos emitidos por la corona, y que se han

descrito, estaban elaborados con el propósito de encajar a la realidad del reino y se

esperaba que su implementación sirviera para solucionar los problemas a los que las

Ordenanzas Generales no eran capaces de adaptar al contexto chileno. El segundo

punto a considerar es si las distintas materias concernientes en las reformas se llevaron

a la aplicación práctica y si cumplieron con las expectativas, solucionando las

dificultades para las cuales fueron diseñadas.

155

AHN. Fondo Capitanía General, Volumen 821, Foja 38. “Relación de la compañía de las milicias de las

plazas y fuertes de la frontera”

“Todos los oficiales, cabos, y

soldados, no gozan de pagas, ni

prestación alguna. Sirven siempre que

se ofrece, con sus caballos, y armas

que se reducen a una lanza mal

avenida. La talla y disposición de estas

milicias no se puede mejorar, si fuera

adiestrada en el manejo del fusil.”

Page 76: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

76

El capítulo que a continuación se presenta tiene como fin representar la aplicación de

los reglamentos emitidos, basándose en las variables descritas en los capítulos

anteriores.

3.1 Evolución y Aplicación de los cambios hechos al Situado

El Real Situado, desde su implementación en 1603, no sufrió grandes cambios a

excepción del aumento de su cifra, que quedó rápidamente establecida de manera

definitiva en 1606 con la Real Cédula emanada de Felipe III. De ahí en adelante, lo

único que se hizo en el siglo XVII por implementar cambios fue reglamentar su vía de

llegada al país que, en 1687, quedó estipulada junto con otros puntos que estaban

dirigidos a terminar con algunos problemas, muy generales, de administración y

repartición, en orden de evitar futuros fraudes. Sin embargo, a pesar de que los

cambios fueron aplicados con éxito, eso no significó que la situación cambiara y el

estado de las cosas a finales de ese siglo demostró que aún había mucho por hacer.

Ya con la aplicación del Placarte en 1703 las cosas se intentan regularizar de manera

más detallada. Si bien esta reforma dictaba nueva planta y dotación para la estructura

del ejército, su principal aporte fue en relación a su esfuerzo por legislar todo lo

relacionado con el Real Situado, lo que se manifestó además, en los 32 tratados que

contenía el Placarte para reformar aspectos muy específicos. Pero la verdad de las

cosas fue que los problemas continuaron, y el estado de la frontera no cambio mucho;

pero, ¿Cuál era la razón?

Don Francisco Ibáñez de Segovia y Peralta, sucesor de don Tomás Marín de Poveda,

recibió en sus manos la gobernación del Reino en 1700 con una situación fronteriza

totalmente desastrosa. Se vio en el capítulo anterior como en el informe que escribe al

rey sobre las plazas en el ejército, refleja una falta notable de soldados y de

información, así como contiene las cifras de deserción que, aun que aproximadas, eran

enormes. Cuando la solución a sus problemas llega, materializada en papel con el

nombre de Real Placarte, el Gobernador Ibáñez no ve con buenos ojos la nueva

ordenanza, y escribiendo al rey, en 1704 dice:

Page 77: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

77

“Antes de ponerlos en práctica, pues aunque prevengo que el celo de estos

ministros que informaron a V.M sería muy grande en desear sus mayores

servicios no le pudieron hacer con la inteligencia y expectación que se

necesitaba para alterar unos establecimientos que se habían observado

tantos años porque para ello era necesario de suma inteligencia en las cosas

de la guerra de este Reino y una práctica muy continuada de la Frontera y

aquellos ministros no tuvieron ninguna porque no siendo de su profesión las

cosas militares, tampoco se dieron en la frontera sino un mes que fueron a

distribuir un Situado con Don Joseph Garro y no se movieron de la

Concepción”156

Con estas palabras, el gobernador daba a entender al monarca que las soluciones no

podían venir a través de una ordenanza elaborada por funcionarios peninsulares

burócratas “que están tan lejos del conocimiento de las cosas militares y de las que se

practican y han practicado la Frontera”157, buscando mejorar el rendimiento del Situado,

pero sin entender la situación de los soldados. Esto devino en una reducción notable de

los sueldos y por ende en un aumento considerable de soldados que abandonaban el

servicio. Otro problema que acaeció fue que, junto a la baja de sueldos, los precios de

los bienes en la frontera habían aumentado, producto de los turbulentos años que se

habían estado viviendo.

“Añádase, señor, otro motivo de no menor fuerza que poner en la noticia de

V.M, y es que cuando se le informó por los ministros sobre las cosas del

ejército había por lo menos 18 años desde cuando se ha alterado tanto este

Reino que una fanega de trigo y una vaca que valía entonces 4 reales, hoy

cuesta cuatro y cinco pesos y a este respecto todo los demás comestibles, y

156

BN. Biblioteca Americana. Colección de Documentos inéditos para la Historia de Chile, José Toribio

Medina. “El presidente de Chile responde a V.M lo que se le ofrece sobre el despacho de 26 de abril de

1703 que ha recibido tocante a la nueva forma que V.M se sirve de dar en la distribución del Situado y

reforma de la gente militar del ejército. Santiago, 15 de agosto de 1704”, Tomo 172. N° 3595

157 Ibíd.

Page 78: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

78

con doblado exceso lo que toca al vestuario por la gran dilación de las

armadas”158

Ante esta realidad, no importaba mucho si los situados llegaban a tiempo o no, puesto

que los sueldos eran tan bajos, en relación a los costos de vida, que no alcanzaban

para que los soldados u oficiales se mantuvieran mucho tiempo en sus puestos. Ya

para 1719, habiendo pasado 16 años de la aplicación del Placarte, el estado de la

frontera seguía de manera idéntica.

“El lastimoso estado en que se haya el ejército y la Frontera es el mismo que

represento a V.M, sin exageración ninguna. Los fuertes todos arruinados y

las murallas también de manera que se pueden asaltar en batallón formado,

los alojamientos inhabitables y las pagas atrasadas.”159

Esta imposibilidad de habitar en los fuertes durante el invierno, representada por el

gobernador Don Gabriel Cano en 1719, obligaba a los distintos comandantes de

guarnición a permitir que los soldados residieran en sus estancias, a por lo menos 10 ó

20 leguas de distancia, “sin asistir jamás a sus plazas por no haber cubierto en ellas en

que guarecerse de las lluvias”160. Al igual como sucedía en las Compañías de Presidio,

el tener repartida a la gente de guerra aminoraba su capacidad efectiva y ayudaba a

promover la mala conducta. A tal punto llegaba la indisciplina que se practicaba a

menudo colocar un perro de centinela, esto, porque ninguno de los soldados del fuerte

quería hacer de guardia, protestando que estaban todos ellos graduados de Capitanes,

Tenientes y Alféreces, no correspondiéndoles aquella tarea. La defensa de la costa

también se encontraba totalmente a la deriva, y las baterías de artillería que

supuestamente debían de haber en Concepción, seguían sin uso y según el

gobernador Cano, “se puede asaltar con 70 hombres, y tiene (la artillería) tan corta

capacidad que no tienen las piezas, cuando las disparan, la suficiente para el

158

Ibíd.

159 BN. Biblioteca Americana. Colección de Documentos inéditos para la Historia de Chile, José Toribio

Medina. “Don Gabriel Cano al Rey: Representación que se hace del infeliz estado en que se haya aquel

reino indefenso, sin soldados ni armas. 16 de abril de 1719

160 Ibíd.

Page 79: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

79

reculo”161. Por otro lado, las continuas retenciones del situado en Lima seguían

ocurriendo, a pesar de las cédulas y ordenanzas que estipulaban lo contrario, así como

también se dejaba de enviar soldados. Con respecto esto, el gobernador escribe:

“He hecho al señor Virrey repetidas instancias por los situados y reclutas de

que no he tenido respuesta y espero con las providencias que conduzcan a

la conservación de este reino en la primera ocasión que haya de Lima”162

Los atrasos del Situado, así como la poca paga que recibían los soldados, llevaron a la

Frontera a un penoso estado, y al Obispo de Concepción, en carta fechada el 16 de

abril de 1719, a describir al monarca el estado penoso de las cosas, confirmando lo que

el gobernador decía:

“Señor, deseo poner en noticia de V.M […] del estado en que se haya este

ejército y sus plazas y fuertes, en que puse la mayor atención, habiendo

estado y visto los ocularmente todos los que hay en toda esta Frontera […]

de cuan aniquilados se han hallado en tiempos atrás hasta el presente.”163

Así, en definitiva, volvemos a la pregunta ¿Por qué las reformas al Situado emanadas

del Real Placarte no aliviaron la situación de los soldados y de la vida en la Frontera en

general? Esto se debió, principalmente a que el Real Placarte, a pesar de haber sido

especialmente para el Reino de Chile, no fue elaborado con un total conocimiento de

los problemas que aquejaban al ejército y su objetivo principal fue aliviar el erario de la

Real Hacienda, si un mayor estudio del asunto.

3.2 El problema con la Dotación: Las falencias del Placarte

La estructura del ejército, entendiendo por ella la composición, organización y la

distribución y número de plazas, fue variando a lo largo de los dos siglos según la

161

Ibíd.

162 Ibíd.

163 BN. Biblioteca Americana. Colección de Documentos inéditos para la Historia de Chile, José Toribio

Medina.”Carta del Obispo de la Concepción al Rey. 16 de Abril de 1719

Page 80: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

80

necesidad de los acontecimientos lo fue requiriendo. Así, nos encontramos con que al

momento de crearse el Real Ejército de Chile a comienzos del XVII, éste cuenta con 22

Compañías, 15 de infantería y 7 de caballería, contando en total el ejército con la cifra

de 2.850 plazas. La enorme cifra se entiende a partir del contexto, pues el

levantamiento indígena de 1598 tenía en jaque al reino y la corona arriesgaba la

posibilidad de perderlo por completo. Sin embargo como se vio en la parte segunda de

este trabajo, la continuidad de las plazas nunca fue estable y a lo largo del siglo XVII la

cifra de soldados en las filas del real ejército fueron sumamente oscilantes. Además, su

componente y adaptación tampoco fue la mejor. Gran parte de la soldadesca tenía su

origen en desertores y otros sujetos de mal vivir, y por otra parte su arraigo al sistema

de tercios españoles, como lo había querido Ribera tampoco pareció funcionar en

relación con la lucha araucana. El padre Alonso de Ovalle, en su Histórica Relación del

Reino de Chile, da un testimonio de aquello, no sin un ápice de letal ironía:

“He visto pasar a aquella guerra algunos soldados y capitanes de Flandes

que, hechos traer expuestos los cuerpos a las balas, hacían burlas de los

indios por no traerlas, y despreciaban su modo de pelear, pareciéndoles que

la ventaja que les hacemos en las armas de fuego, que ellos no tienen, nos

haría siempre superior a su valor, por grande que fuese. Esto pensaba antes

de llegar a la batalla, diciendo que eran los indios unos borrachos, que no

había que temerlos, pero cuando después se hallaban en la ocasión y

hacían experiencia en sus manos y veían la intrepidez y ánimo con que

embestían y el tesón con que duraban en la pelea, mudaban de parecer y se

persuadían a lo que antes no creían; y menos mal si salían enseñados, aun

que fuese en su propia cabeza, que tal vez no les daba lugar a desengaños

su corta suerte, como la tuvieron dos de estos capitanes, que me acuerdo,

que eran los que blasonaban y menospreciaban a los indios, y en la primera

batalla y encuentro que tuvieron con ellos, ahora diez o doce años, quedaron

muertos con otros de los nuestros”164

164

Alonso de Ovalle, “Histórica Relación del Reyno de Chile (1646)”, Instituto de Literatura chilena, 1969,

pág. 316

Page 81: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

81

Ya se describió, la situación que se vivía en 1701, en cuanto a la notable falta de

soldados y lo raleadas que se encontraban sus filas con las deserciones, las cuales no

alcanzaban a ser cubiertas con los refuerzos que se enviaban del Virreinato. Ahora

bien, el Placarte estableció una dotación de 1.640 plazas, con 8 compañías de

infantería y 5 de caballería, cuya principal innovación consistía en la plana mayor bien

detallada que cada compañía debía de tener. Sin embargo para 1719 el ejército ya se

encontraba notablemente disminuido:

“El Ejército que con 600 o 700 hombres, entre infantería y caballería se debe

defender de los enemigos de mar y tierra habiéndose de guarecer con ellos

las plazas de Yumbel, Arauco, Valparaíso, la Concepción, siete fuertes y la

provincia de Chiloé que es la más avanzada y para la paga de esta gente

sea insuficiente el situado”165

Era claro que, si bien el plan de definir una dotación se hacía efectivo, esto no

aseguraba que la totalidad de las plazas se mantuviera fija. Este mismo ejemplo se

repite nuevamente en 1723. En un una representación del estado general del ejército

que se lleva a cabo para la instruir al Comisario General Don Diego de Escalada, con el

fin de que éste llevase tal información directo a la península, la situación luce, según el

documento oficial, de la siguiente manera:

“Este año de 1723 se halla el ejército con 750 plazas existentes de paga y

de servicio sólo 400 en esta frontera por componerse las demás de 180 que

sirven en Chiloé y Valparaíso y las restantes del Estado Mayor, de Veedor

General, Capellanes, soldados, lengua general, cirujanos y otros

oficiales…”166

El estado general en que se encontraba el ejército del reino durante las primeras 3

décadas del Siglo XVIII no reflejaban en lo absoluto el reformismo legal procedente del

165

BN. Biblioteca Americana. Colección de Documentos inéditos para la Historia de Chile, José Toribio

Medina. “Don Gabriel Cano al Rey: Representación que se hace del infeliz estado…Op.Cit”

166 BN. Biblioteca Americana. Colección de Documentos inéditos para la Historia de Chile, José Toribio

Medina. “Instrucción al Comisario General Don Diego de Escalada. 12 de Noviembre de 1723”. Tomo 178

N° 3989

Page 82: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

82

Real Placarte. Sin embargo su aplicación no es la que está bajo cuestionamiento, sino

más bien su efectividad. Es indudable reconocer que las reformas generaron cambios,

y que los puntos que se establecieron fueron llevados a la realidad: Los sueldos

quedaron en efecto establecidos como se ordenaba, las dotaciones y número de

compañías que reglaban fueron llevados a la práctica, y los tratados que contenía

referente al Situado fueron aplicados. Sin embargo esto no es sinónimo de que el

Placarte tuviera, sobre el estado de las cosas, los efectos esperados, y que de hecho

no los tuvo. Como ya se trató anteriormente, la baja de los sueldos impedía que los

soldados se quedaran al servicio del Rey durante mucho tiempo, lo que a su vez

provocaba una imposibilidad de mantener la dotación completa de las compañías, que

habían sido reglada por el Placarte. Además, esto se sumaba a la difícil tarea de

reclutar nuevos soldados en el territorio, y por otro lado, a las constantes negativas o

imposibilidades, del Virreinato por enviar más soldados, armas o dinero. Por otro lado,

el descansar en las milicias, para complementar las bajas en el ejército regular, no era

una opción viable dado que carecían de un entrenamiento regular. El Gobernador

Cano, en su informe ya citado, afirma esta realidad.

“Todas las tropas enemigas que quisieran hacerse dueños de la ciudad (de

Concepción) podrían establecerse en ella […] por el tiempo que les

pareciere por que la abundancia de todo género de víveres, convida a esto

sin que se les pueda embarazar, en el estado en que está el ejército, no

siendo muy practicable oponerse con las milicias, así por el terror que tienen

de las bocas de fuego por el poco ejercicio de ellos, que no hay ninguno que

dispare una, hasta los mismos soldados del ejército, sin que no vuelvan la

cara, y así mal sostendrán el fuego con los enemigo.” 167

Resulta evidente, por tanto, que al estudiar el Real Placarte y luego compararle con la

situación en que se haya el ejército a 20 años de su puesta en marcha, la realidad de

las cosas arroje un resultado aparentemente claro: En su formulación y aplicación, el

Placarte falló en su tarea de cambiar la realidad del Ejército del Reino y que éste, se

encontraba en situaciones muy similares al siglo XVII. Sin embargo, y para no

167

BN. Biblioteca Americana. Colección de Documentos inéditos para la Historia de Chile, José Toribio

Medina. “Don Gabriel Cano al Rey: Representación que se hace del infeliz estado…Op.Cit”

Page 83: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

83

arrebatarle todo el crédito, una de las cosas que esta reforma si logró instaurar con

éxito fue la efectiva creación de un Estado Mayor, junto con una oficialidad muy bien

definida, organización que se mantendrá hasta finales de la Colonia.

3.3 El Estado de la Frontera para la segunda mitad del Siglo XVIII: Fuertes y Tropa

Siguiendo la línea metodológica hasta ahora empleada, corresponde analizar la

aplicación del Reglamento de Manso Velasco. Ya en la segunda mitad del siglo XVIII la

Guerra de Arauco había tomado un matiz completamente distinto. Como se dijo, la

importancia del establecimiento de la guerra defensiva es clave para entender la

reglamentación elaborada por Velasco, pero también para comprender los nuevos

problemas van apareciendo. La Frontera se había ido convirtiendo a lo largo del siglo

en una línea fortificada, donde las compañías, ya reducidas por el Virrey, se

establecieron en los distintos fuertes, lo que transformó la vida fronteriza en una vida de

guarnición y es por esta razón que la ordenanza de Manso de Velasco es la primera en

distribuir las compañías detalladamente a lo largo de la Frontera, en los distintos

fuertes. Así, se hace necesario estudiar la situación del ejército a través de la condición

estructural en la que se encontraba la Frontera.

En 1768, Salvador Cabrito, como Maestre de Campo General de la frontera, llevó a

cabo una relación completa de la situación de los fuertes de la frontera, que dejaba ver

el precario estado en que se encontraban los fuertes, y el poco cuidado que había en

ellos. Entre el 12 de octubre y el 3 de noviembre, el Maestre de Campo visita los

fuertes de Yumbel, Tucapel, Santa Bárbara, Purén, Santa Juana, Arauco, Colcura, San

Pedro, Talcahuano y el de Nuestra Señora de la Luz, emplazado en Concepción,

entregando una lúgubre descripción:

“La fortificación de esta plaza(Yumbel), se compone de un cuadro, y dos

medios baluartes mal formados, de modo, que las dos cortinas del sur, y

oeste, se componen de tapia muy antigua, y mal construida, y las que miran

al norte, y al este, de piedra, de una construcción fatal pues se halla

considerable retazo del lienzo del norte en el suelo [...] La habitación, de

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84

oficinas del comandante de la plaza se halla todas en el suelo, sin tener más

recurso que el de una sala y antesala, y a esta se le cayó la maior parte de

su corredor. Su techumbre, toda se caen, de modo que si esto no se repara

con la brevedad que tanto necesita se vendrá abajo.”168

De esta misma forma, describe el estado del fuerte de Tucapel:

“Las habitaciones de oficiales, capellán, cuerpo y guardias, sala de armas,

almacén y pertrechos, todo esto, se halla al caer, y son sus techumbres, en

la maior parte descubiertas de modo, que las armas, y municiones, no tienen

donde guardarse, y lo mismo la tropa, porque sus cuarteles, los mas están

en el suelo, y lo poco, que está habitable, al caer”169

El panorama continúa de forma similar en el resto de las plazas fuertes, dejando ver su

penoso estado. Posteriormente, a finales de siglo en 1795, Francisco de Ureta hace

una nueva “razón general de las obras en las plazas y fuerte de la frontera”170, en la

cual, en un detallado documento, describe todos los trabajos hechos en cada uno de

los fuertes. Sin embargo la gran mayoría de los fuertes son levantados a partir de las

mismas ruinas del anterior, reutilizando los mismos materiales, como pasa en el recién

mencionado Tucapel:

“En esta se volteo la iglesia que se hallaba arruinada, y se levanto de nuevo,

y se aumento el corredor del sur, y la mitad de la casa del cura capellán, se

volteo para correr el corredor del a iglesia y se levanto de nuevo la mitad de

la casa”171

Durante esta última mitad del siglo XVIII se llevan a cabo numerosas revisiones

concernientes al estado de la frontera, cual de todas es más dolorosa y de triste

respecto, manifestando la cruda realidad que se vivía en la región.

168

AHN. Fondo Capitanía General. Vol. 823. Foja 33, “Reconocimiento de las plazas de la frontera.19 de

Noviembre de 1768”

169 Ibíd.

170 AHN. Fondo Capitanía General. Vol. 823, Foja 170.

171 Ibíd.

Page 85: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

85

Si se hace memoria a lo descrito en la parte segunda del presente trabajo, el objetivo

de la reducción de tropas hecha por Velasco era precisamente en mejorar la situación

del ejército y que, al aliviar el erario, mejoraran el sueldo y se regularizara su llegada.

Sin embargo, la situación en que se presentan las plazas demuestra, una vez más, la

incapacidad de mantener a la tropa unida, ya que obligaba, como se dijo anteriormente,

a los soldados a deshabitar los fuertes durante el invierno, por lo que se daba el caso

de que, acabado el invierno, no todos regresaban a sus puestos. Queda ahora por lo

tanto preguntarse ¿Qué pasa con el ejército que debe lidiar con esta realidad?

Encontrándose los fuertes en el precario estado ya mencionado, era claro las reformas

no habían logrado cubrir todos los aspectos concernientes, o había faltado una

organización más tenaz que las llevase a cabo ¿Qué se podía esperar de la tropa si los

fuertes donde debían pasar gran parte del año se encontraban completamente

inhabitables? Realmente no mucho. Sin embargo el problema de los fuertes e incluso

el de los pagos atrasados no era el único problema que se presentaba. El reino se

encontraba constantemente pidiendo ayuda logística al Virreinato del Perú; la falta de

armas de fuego y blancas, pólvora y caballos, que consistían en elementos esenciales

para el buen funcionamiento de todo ejército hacían tremenda falta, incluso después de

la aplicación del reglamento de Velasco. Incluso los uniformes, que se encontraban en

mal estado, o simplemente no estaban, eran causales de problemas:

“De la Carta de Vuestro Señor en que expone el mal estado en que se halla

el vestuario de los soldados del batallón de su cargo [...] razón individual de

lo que haya en ellas de vacantes desde el arribo del mismo batallón hasta

ahora, pues habiéndose remitido íntegramente todo el caudal

correspondiente, a su dotación, y verificándose en los intermedios de una, a

otra revista considerables bajas en su número, por muertes y licencias a los

que cumplido su término, debe existir el enser de los sobrantes del completo

de la dotación y contribuir esto en mucha parte para el coste de nuevo”172

Por otro lado, mucha de las implementas de los soldados se encontraban

completamente inservibles: Mosquetes, arcabuces, vainas y pólvora. Muchos

mosquetes se destrozaban en las prácticas de tiro; las vainas eran comidas por los

172

AHN. Fondo Capitanía General, Vol. 819, Foja 168. “Sobre la vestimenta de la tropa”

Page 86: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

86

ratones que abundaban en la insalubridad del fuerte y en muchos casos la pólvora se

mojaba por las intensas lluvias y la penosa techumbre de muchos de los fuertes

mencionados anteriormente, simplemente no resistía.

En lo que concierne a los caballos disponibles para todo el ejército de la frontera, un

documento expedido por Jerónimo Rubio en 1775 revela una realidad no muy distinta a

la que hasta ahora se ha analizado. Rubio lleva a cabo una visita la Frontera con el

objetivo de contabilizar los animales existentes en las distintas plazas fuertes, habiendo

recibido quejas de los comandantes de las mismas, por la falta de caballos

principalmente. El estudio en terreno que elabora Jerónimo Rubio da estos resultados:

Tabla 3.3.1173

Destinos Caballos Yeguas Potros Potrancas Mulas Bueyes

En Yumbel 4 “ “ “ 1 8

En Tucapel 7 “ “ “ “ 8

En Sta. Bárbara 22 “ “ “ “ 4

En los Ángeles 22 6 “ “ “ 17

En el

Nacimiento

“” “ “ “ “ 2

En Sta. Juana 2 “ “ “ “ “

En Arauco 34 “ “ “ “ “

En San Pedro 49 23 2 10 33 1

Suma Total 136 29 2 10 34 40

173

AHN. Fondo Capitanía General. Volumen 820, Foja 26 – “Sobre la compra de caballos de cuenta del

rey para la frontera”

Page 87: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

87

El informe, muestra de manera detallada la cantidad de caballos, yeguas, potros,

potrancas, mulas y bueyes que había en cada fuerte. Las cifras arrojan resultados

asombrosos si pensamos que la reglamentación de Velasco estipulaba un total de 250

soldados de caballería para el ejército. Más aún, el fuerte de Yumbel, que destaca con

4 caballos, tenía a su cargo además el entrenamiento de un cuerpo de caballería

miliciano que contaba con 205 hombres174, además de la compañía de caballería de 40

soldados con la que estaba dotada por reglamento. Los caballos eran pocos, y de esos,

muchos menos servían para la guerra, Jerónimo Rubio agrega:

“Siendo para todo ello [la guerra defensiva contra los pehuenches] tan

indispensable los remontes enteros de la tropa de cavalleria la que se halla

casi totalmente a pie pues en lo potreros del Rey sólo han quedado por toda

la frontera ciento treinta y seis caballos, según manifiesta el estado de ellos

que paso a manos de V.S el Maestre de Campo General Don Baltazar con

fecha en la Concepción a 2 de febrero del presente año y aun estos por de

otra a continuación los declara ser incapaces de servicio, añadiendo

posteriormente el Sargento Mayor Don Domingo Álvarez haberse muerto

después la mayor parte por las excesivas lluvias y tempestades que allí

reinaban durante este último invierno”175

Finalmente, y como cosa muy curiosa, se presenta en 1780, ya con la reforma de

Jáuregui en funcionamiento, 28 infantes del llamado Batallón Chile, se hacen

acreedores del beneficio por invalidez, lo que consistía básicamente en que ya no se

encontraban aptos para desempeñar labores militares y la totalidad de estos hombres

son destinados a servir a la Frontera. Lo que impresiona más del documento oficial es

la avanzada edad de los soldados:

174

AHN. Fondo Capitanía General. Volumen 821, Foja 38 – “Relación de las compañías de caballería de

las milicias”

175 AHN. Fondo Capitanía General. Volumen 820, Foja 26 – “Sobre la compra…Op.Cit”

Page 88: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

88

Cuadro 3.3.2176

Compañías Nombre Edad Años

de

Servicio

Achaques Destinos

que

solicitan

Primera Nicolás Meléndez

(Sgto.)

Isidro Pasmiño (Sgto.)

70

48

46

28

Cansado

Cansado

Yumbel

Yumbel

Segunda Jacinto Vera (Sgto.) 57 30 Cansado Yumbel

Tercera Carlos Ruiz (Sgto.)

Antonio Islas (Sgto.)

Francisco González

(Sgto.)

54

52

82

36

27

30

Cansado

Cansado

Cansado

Yumbel

Yumbel

Talcamauida

Cuarta Joaquín Moraga

(Sgto.)

Cristóbal Albarez

(Sgto.)

69

68

33

33

Cansado

Cansado

Talcamauida

Santa Juana

Quinta Joseph González

Manuel López

84

52

39

27

Cansado

Cansado

Talcamauida

Concepción

Sexta Francisco Otrerta

(Sgto.)

Javier Olave (Sgto.)

Fhelipe Zapata (Sgto.)

Juan José Arévalo

(Sgto.)

Caieramo Sierra(de

Solo)

Juan Zabala (Sgto.)

67

62

72

54

59

34

27

29

27

32

22

13

Cansado

Cansado

Cansado

Cansado

Cansado

Ciego

Arauco

Yumbel

Yumbel

Yumbel

Santa Juana

Concepción

Séptima Manuel Santander 60 30 Cansado Yumbel

176

AHN. Fondo Capitanía General. Volumen 818, Foja 58 – “Acreedores a Invalides”

Page 89: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

89

(Sgto.)

Juan José del Pino

(Sgto.)

Lorenzo Mora (Sgto.)

Bernardo Morales (de

Solo)

Alejo Millar (De solo)

Carlos Lisama (Sgto.)

65

57

44

48

62

29

34

24

24

26

Cansado

Cansado

Cansado

Cansado

Cansado

Yumbel

Yumbel

Yumbel

Yumbel

Yumbel

Octava Mauricio Bobadilla

Juan José Mansilla

Manuel Villagrán

Alberto Villar

Carlos Ortiz

Fermín Arocas

49

72

48

52

62

63

31

46

26

24

27

27

Cansado

Cansado

Cansado

Cansado

Cansado

Cansado

Yumbel

Yumbel

Yumbel

Yumbel

Yumbel

Talcamauida

Ante todo lo anteriormente expuesto, cabe preguntarse ¿Cuál fue el verdadero aporte

de la reglamentación de Manso de Velasco? La respuesta a esto no va en desmedro

del Gobernador y Virrey, Conde de la Superunda, sino más bien en el contexto general

de las cosas. La Ordenanza emitida por Velasco fue aplicada, y eso queda de

testimonio al encontrarse efectivamente el ejército con menos plazas y distribuidas

según sus órdenes. Pero la solución que esperaba alcanzar con esto, que fuera la

reducción de los gastos para mejorar los sueldos y asegurarse se hiciera justicia ante la

penosa realidad de los soldados, no se llegó nunca a realizar. Al igual que en el

Placarte su problema no se encontró en la aplicación si no en su diseño, y a pesar de

que la reglamentación de 1753 fue elaborada para adaptarse al contexto que vivía el

Reino, la realidad de las cosas demuestra lo contrario.

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90

3.4 Gráficos y tablas comparativas

Se ha dejado este capítulo apartado, para exponer algunos gráficos que por su carácter

general, no podían estar en un capítulo especifico.

Gráfico 3.4.1

El gráfico expresa en dos líneas la evolución del Real Ejército de Chile, en términos de

dotación. La línea azul muestra las dotaciones que por reglamento debían existir,

mientras que la línea roja sigue la dotación real existente en la fecha, acorde a los

informes y cartas de la época.

1598 1603 1633 1653 1701 1703 1719 1723 1753

Dotación Reglada 0 2850 2850 2850 2850 1.640 1640 1640 750

Dotación Real 500 2850 1.235 900 1.200 1.640 600 750 750

0

500

1000

1500

2000

2500

3000

me

ro d

e S

old

ado

s

Evolución del Número de Plazas

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91

A continuación se expresa comparativamente la composición del Ejército Real de Chile,

en relación a sus armas, en las 3 distintas etapas reformadoras.

Gráfico 3.4.2

Gráfico 3.4.3

31%

8%

1%

45%

15%

60%

Ejército del Real Placarte

Caballería: 5 Compañías Plana Mayor Artillería

Infantería: Arcabuceros Infantería: Mosqueteros

67%

33%

Ejército de Alonso de Ribera

Infantería: 15 Compañías Caballería: 7 Compañías

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Gráfico 3.4.4

50%

35%

13%

2%

Ejército de Manso de Velasco

Infantería: 10 Compañías Caballería: 6 Compañías Estado Mayor Artillería

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4. Conclusiones

A lo largo de todo este trabajo de investigación, se buscó analizar el impacto que

tuvieron las reformas emanadas del espíritu reformista de los Borbones. Se comenzó

desde lo general a lo más específico para dar un orden metodológico al tema. Así, se

pretendió explicar de manera rápida la evolución de más de 200 años que vivió Europa

para desarrollar la guerra moderna, propia de los siglos tratados en este trabajo. La

infantería tomaba el protagonismo en los campos de batalla al tiempo que se descubría

el continente americano, tan lleno de posibilidades. Este nuevo territorio, controlado

ahora por la dinastía de los Habsburgo de España, necesito de un plan de defensa

general, entrando en el siglo XVII, cuando ya las milicias locales y las huestes tardías

no podían llevar a cabo el trabajo, sin tener opción de poder rechazar a una potencia

extranjera, si esta decidía llegar para quedarse. Ante esto, la corona se vio en la

necesidad y obligación de proteger a sus vasallos y a sus territorios de ultramar, que

tantas riquezas generaban para España y pagaban por la Armada Invencible de Felipe

II. El plan diseñado entonces, consistió en las llamadas Compañías de Presidio,

compañías pagadas por la corona para la defensa de América. Entre estas, de destaca

la que es objeto de estudio en esta investigación, el Ejército del Reino de Chile. A

diferencia de las demás compañías dispersas por el continente americano, el ejército

de chile estaba organizado con un propósito mayor, que no sólo consistía en repeler

ataques de piratas y potencias extranjeras, si no de luchar contra un enemigo interno,

que amenazaba la estabilidad de la naciente gobernación de Chile, los araucanos. Así,

las compañías que servían en el Reino de Chile alcanzaron con mayor merecer la

calidad de Ejército, pues su estructura y organización la acercaba a ese estatus, más

que a las otras Compañías de Presidio.

Sin embargo como se analizó, el ejército que contaba con una dotación fija de plazas,

éstas fueron variando a lo largo de todo el siglo XVII, siendo víctima principalmente de

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la deserción, además de las bajas por muerte que le infundían los araucanos, y al

mismo tiempo la imposibilidad de la corona de continuar enviando soldados a Chile.

Uno de los momentos más obscuros de la existencia del Ejército del Reino ocurre en la

última década del siglo XVIII, cuando el Conde de la Monclova, Virrey del Perú, decide

congelar el envío del Situado hacia el reino, lo que desata innumerables males.

En Respuesta a estos problemas, el siglo XVIII se iniciaba con grandes aires de

cambio. Los borbones se hacían cargo de la monarquía española y se iniciaba un

programa de reformas a nivel administrativo, económico y militar de gran escala. La

nueva dinastía venía con la intención de renovar la situación del imperio, y sobre todo

de las colonias españolas en América. Felipe V comenzó por renovar la estructura de

las Compañías de Presidio y se creó El Ejército de América en su lugar, cuyo centro

administrativo cambiaba, formándose una nueva oficialidad, cambiando la fisionomía

de las guarniciones americanas.

Así mismo, el Reino de Chile fue objeto de un cambio que buscaba adaptar el ejército

al nuevo siglo, organizando su oficialidad en Estados Mayores de Plazas, dotándolo de

nuevas soldados, nuevos pagos y lo que era más relevante, mejorar la fiscalización y

administración del Real Situado, que había sido objeto de innumerables robos y abusos

en el pasar de los años, ya que hasta el momento el ejército sólo se había regido por

leyes de carácter reglamentario y casuístico.

50 años más tarde, en 1753, Manso de Velasco, entonces Virrey del Perú, pone en

funcionamiento su Reglamento, que había diseñado mientras era gobernador de Chile,

y habiendo visto su realidad, creyó tener una mejor perspectiva que quienes habían

elaborado el Placarte, y así no dudo en pedir el permiso del monarca para elaborar una

nueva reglamentación. Habiéndose definido la Guerra Defensiva, el contexto de la

guerra y del Ejército cambiaban drásticamente y muchos de los puntos planteados en

el Placarte debían reformarse. Así Velasco reorganizó como primera cosa la dotación

del ejército, disminuyendo sus plazas de manera dramática, a menos de la mitad. En

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vista de que el reino ya no necesitaría tantos hombres para hacer la guerra, dejó una

suma de 750 soldados, con las expectativas de mejores y más regulares pagas, y las

instaló a lo largo de la Frontera, ordenando su distribución detallada en cada fuerte y

provincia de Chile.

Sin embargo, al adentrarse el siglo XVIII, se deja entrever una realidad que se aleja

bastante del papel. Si bien, tanto el Placarte como el Reglamento de Manso de

Velasco, estaban teórica y legalmente muy bien elaborados, nunca lograron adaptarse

a la realidad que presentaba en Reino y la guerra en la Frontera. El Placarte por

ejemplo se preocupo de reglar el buen uso de las finanzas, cuidar la administración del

Situado e impedir en lo posible los robos y abusos colocando entre medio una serie de

trabas legales y una fuerte fiscalización a través de los oficiales reales. Pero esto no

bastó para que los Situados se quedaran más de alguna ocasión estancados en Perú,

aun que estas situaciones fueron menos recurrentes. No importaba en verdad si los

situados llegaban todos a tiempo, puesto que lo sueldos eran tan bajos que no

alcanzaban a los oficiales para poder vivir, dado que con lo alborotado que se había

encontrado la Frontera luego de más de 18 años de disturbios en los últimos años del

siglo XVII y primeros del XVIII que la gran mayoría de los víveres habían subido de

precio.

De esta manera el ejército del Real Placarte que estaba compuesto por 1.640 hombres

se ve reducido en 1723, a 750 plazas, con las que el reino debe hace frente al

levantamiento indígena de ese año. Ya con la celebración del Parlamento de Negrete

en 1727, comienza nuevamente la Guerra Defensiva, y el ejército se establece a lo

largo de la Frontera del Biobío y la política de Manso de Velasco se hace más apta pa

afrentar la nueva realidad: La vida de Guarnición. Sin embargo la drástica reducción de

dotación hecha por Velasco no rindió más frutos que el aumento de la paga a los

soldados. La verdad es que el problema se encontraba ahora en la infraestructura del

Ejército, en las plazas fuertes, que representaban la presencia española en el territorio.

Page 96: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

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Distribuidas la gran mayoría de las compañías por aquel paraje, su situación

continuaba siendo precaria, la logística del ejército estaba en pésimas condiciones.

Faltos de armas, de municiones, de entrenamiento adecuado, de caballos, y otros

suministros vitales para todo ejército, sumado a todo esto además, el penoso estado de

los fuertes, que se volvían inhabitables en los crudos inviernos, quedando todos en el

suelo, y la tropa dispersada por el territorio, volviendo a sus estancias durante el

periodo de lluvias.

En definitiva, la aplicación de las reformas se llevó a cabo sólo hasta un cierto punto. Si

bien los tratados y ordenanzas se cumplieron, esto no significó un verdadero cambio

para la situación del ejército y su fisionomía, dando siempre espacio para que

innumerables problemas fueran apareciendo. Tanto el Real Placarte como el

Reglamento de Manso de Velasco fallaron en su objetivo, y que aun que aplicados al

pie de la letra, no lograron responder de manera efectiva, ni adaptarse a la realidad

fronteriza que mutaba acorde a los acontecimientos. No hay que olvidar tampoco que,

el Ejército del Reino de Chile era muy distinto en su componente humano así como en

su realidad geográfica al Ejército español peninsular, en el cual buscaba su ideal de

imagen y semejanza, ejército que a su vez, era una copia calcada al Ejército Borbón

francés.

Page 97: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

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Bibliografía

Documentos

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o Volumen 718

Real Cédula. En respuesta de lo que escribió el señor presidente

en cuanto a la distribución del Situado de este reino y que se

espera el informe de la forma en que se hubiere ejecutado el

pagamento de los soldados. 27-VI-1690.

o Volumen 818

Foja 34. Propuesta de los empleos militares en la Frontera. 1770

Foja 58. Acreedores a Invalidez. 1780

o Volumen 819

Foja 121. Asignación hecha al comisionado que conduce el

Situado de la Frontera. 1776

Foja 164. Sobre vestuario del Ejército. 1774

o Volumen 820

Foja 26. Sobre la compra de Caballos de cuenta del Rey para la

Frontera. 1775.

o Volumen 821

Foja 38. Relación de la Compañía de las milicias de las plazas y

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o Volumen 822

Foja 12. Reparos en la Frontera. 1768

o Volumen 823

Foja 33. Reconocimiento de las plazas fuertes de la Frontera. 1768

Foja 170. Razón general de las obras en las plazas y fuertes de la

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Fondo Real Audiencia

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N° 360. Guerra de Arauco. Legajo de varias cartas y oficios dando

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Fondo Antiguo

o Volumen 53.

Real Cédula: Al Gobernador de Chile sobre los sueldos que ha de

ganar la gente que sirve en aquel reino. 4-X-1604

Real Cédula: Al Gobernador de Chile sobre que se hagan los

pagos de la gente de Guerra del Ejército. 20-X-1627

Real Cédula: AL Gobernador de Chile sobre la averiguación que ha

de hacer de los excesos en la paga de los sueldos y gastos

extraordinarios que se han introducido en el Ejército. 7-VII-1653.

Real Cédula: En respuesta sobre el socorro del Ejército de este

Reino”, 12-II-1655

Real Cédula: En que S.M da nueva planta de los cabos, ministros,

oficiales y soldados de que se ha de componer el ejército de estas

provincias, sueldos que han de gozar y otros puntos que se

previenen. 26-IV-1703.

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Biblioteca Nacional.

Colección de Documentos Inéditos para la Historia de Chile. José Toribio Medina

o Tomo 95.

Pp. 131-154. Reglamento para la guarnición de la plaza de Valdivia

y castillos de su jurisdicción: número de cabos, oficiales, soldados,

artilleros y demás individuos que ha de componerse y sueldos que

han de gozar para su subsistencia. 1753

Pp. 107-128. Reglamento para la guarnición de las plazas y fuertes

de la frontera de la Concepción, Valparaíso y Chiloé del Reino de

Chile y de las Islas de Juan Fernández: número de cabos, oficiales,

soldados y artilleros con que deberán dotarle sueldos con que se

les ha de acudir para su subsistencia y los respectivos a los indios

soldados de las reducciones que irán nominadas. 1753

o Tomo 135.

N° 2444. Distribución de todas las plazas del Ejército y sus

sueldos. Compañías de Infantería. Informe hecho por el

Gobernador don Francisco Lazo de la Vega, 14 de Abril de 1633.

o Tomo 168.

N° 3504. Carta del Gobernador don Tomás Marín de Poveda al

Rey, de 26 de Abril de 1693, fechada en la ciudad de Concepción,

sobre el estado del ejército, socorro y Situado, e informe del

Consejo de Indias sobre el tema.

N° 3486. Carta de Pedro Sebastián de Saldias al Rey, Lima 25 de

noviembre de 1690, sobre los perjuicios que padece el ejército de

Chile por el retardo en la entrega del Situado.

o Tomo 170.

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N° 3544. Informe del Gobernador don Tomás Marín de Poveda al

Rey, sobre el deteriorado estado del Ejército por la continua falta

del Situado. 16 de noviembre de 1692.

o Tomo 171.

N° 3595. Informe del estado del Real Ejército de Chile.

Concepción, 12 de Marzo de 1701.

o Tomo 172.

N° 3631. Informe del Gobernador de Chile, 15 de Agosto de 1704,

al Rey, sobre la aplicación del Placarte de 26 de Abril de 1703.

o Tomo 175.

N° 3735. Carta del Licenciado Juan del Corral, al Rey, sobre los

excesos cometidos en la distribución de los granos y carne de los

soldados, y lo que acerca de esto ejecutó en servicio de S.M. 14 de

Diciembre de 1702.

o Tomo 178.

N° 3929. Representación de don Gabriel Cano de Aponte, sobre el

estado infeliz en que se encuentra el indefenso Reino de Chile, sin

soldados ni armas. 16 de Abril de 1719.

N° 3930. Carta del Obispo de la Concepción, sobre el estado del

Ejército y los fuertes de la Frontera. 16 de Abril de 1719.

o Tomo 234-A

N° 6217. Carta del Obispo de Concepción al Conde de Alba, sobre

el estado de la Guerra del Reino de Chile, rogando se envíen

refuerzos. 6 de enero de 1657.

o Tomo 272.

N° 7860. Real Cédula: Al Virrey del Perú, sobre que la gente que

sirve en el Reino de Chile, sea aliviada y favorecida en todo lo que

hubiera lugar. 5-IX-1609

Page 101: El Real Ejército de Chile. Reformismo Militar Borbón y su aplicación en la Primera Mitad del Siglo XVIII

101

N° 7874. Real Cédula: Al Virrey del Perú, sobre que el Situado que

se concede a Chile son 212.000 Ducados y lo que procede de la

Real Hacienda, habiendo muy mala cuenta de su distribución, S.M

propone algunos remedios.

N° 7902. Real Cédula: Al Veedor General de la gente de guerra del

Reino de Chile, relativa a la distribución del Situado. 30-III-1627

N° 7971. Real Cédula: Al Virrey del Perú, sobre que no se eleve el

precio de la ropa que se destina al Ejército del Reino de Chile. 29-

IV-1649.

N° 7979. Real Cédula: Al Virrey del Perú, sobre que el Situado se

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