Ensayo Admision William Montoya
description
Transcript of Ensayo Admision William Montoya
Hacia un periodismo "orgánico"...
Por William Montoya
¿Por qué un periodista decide hacer una maestría en estudios culturales? Ésa es la que
pregunta que seguramente se harán mis conocidos en los próximos meses, quizás años.
Cuando decidí estudiar Periodismo en la Universidad de Antioquia lo hice sin saber la
gran responsabilidad que conlleva el ejercicio de esta profesión. El rol de periodista como
formador de opinión pública era algo que se escapaba a mis expectativas.
¿Cómo podía ser yo consciente a mis dieciséis años de la importancia de los medios de
comunicación en la "validación" de las narrativas de "poder"?, ¿cómo podía siquiera
pensar que la voz de los medios no solamente comunica, sino que a veces también
induce?
Hasta donde yo tenía entendido, el periodista era más un testigo de la historia, un
narrador, con un rol pasivo pero vital. El periodista debía conocer todos los temas,
interactuar con la gente, informar de una manera imparcial y responsable.
Sin embargo, después de haber pasado por medios de comunicación y de estar
trabajando con el gobierno, me doy cuenta que es casi imposible ser imparcial y que esa
búsqueda periodística de la "objetividad" y la "verdad" es tan insustancial como relativa.
Yo estoy aquí, en un momento puntual de la historia de este país, tratando de ser testigo,
tratando de mediar entre el deber ser de mi profesión y sus limitaciones, sus
contradicciones y censuras, censuras que también son formas discursivas en sí mismas,
que hablan -sin hablar- del poder, de lo hegemónico, de los consensos que nos hemos
impuesto y nos han impuesto.
El periodista, o al menos la persona que aspira a ser uno bueno, se enfrenta a la tensión
entre el ideal de unos medios de comunicación responsables que más que informar,
forman a una sociedad y la empoderan para que pueda tomar decisiones conscientes, o
la realidad de los medios de comunicación como empresas, como industria de
entretenimiento que convierte la información en producto y mercadea con ella.
Por eso, precisamente, me corresponde preguntarme como periodista si "hay algo en
juego" en mi profesión, si debo pasar de ese rol pasivo de "informador" para ser crítico y
provocar movimiento, porque al igual que Stuart Hall con los estudios culturales, "no
entiendo una práctica cuyo objetivo sea cambiar el mundo, que no tenga algunos puntos
diferenciadores o distinciones que reclamar, que realmente importen".
La cultura como respuesta
Los estudios culturales, al menos en el Centro de Estudios de Birmingham, a la cabeza
del jaimiquino Stuart Hall, hacen referencia a la forma cómo se crean los significados y los
discursos que regulan dichas prácticas significantes en un contexto social e histórico
determinado.
Tanto si se habla de lo hegemónico como de lo marginal, el profesional dedicado a los
estudios culturales realmente está en busca del papel que cumple el "poder" en la
regulación de las actividades cotidianas de las formaciones sociales.
Esto implica asumir la cultura como respuesta a unas prácticas hegemónicas, en lugar de
reducirla simplemente a la representación o a un área común de significados, de tal
manera que lo que Cornel West acertadamente llama "Política de la Diferencia", en su
ensayo "The new cultural politics of difference", para mí no es otra cosa que la aceptación
de que la cultura es una respuesta a momentos coyunturales específicos.
Para poner un ejemplo, la cultura es un gran islote de hielo creado bajo condiciones
climáticas determinadas, en este caso, condiciones históricas como el eurocentrismo, el
ascenso de Estados Unidos a potencia mundial o la emancipación de las colonias del
Tercer Mundo, todos momentos en la historia de la humanidad que tuvieron sus propios
discursos y relaciones de poder, que cohesionaron a las sociedades y las representaron.
Cada uno de esos islotes se resquebrajó por la presión de su peso y por los cambios de
temperatura dando origen a muchos icebergs con sus propias textualidades, que muchas
veces se quedaron en lo marginal, pero que en muchas otras ocasiones llegaron a
desplazar a lo hegemónico o al islote principal.
Bajo esta perspectiva, es importante destacar entonces que los estudios culturales:
1. Son discursivos porque exploran la forma cómo se producen y difunden los
"significados" en las sociedades.
2. Son un área de conocimiento en constante movimiento y transformación, porque cada
coyuntura histórica crea oportunidades de obtener ganancias teóricas adicionales.
3. Tienen que estar inmersos en el análisis del contexto político y social, que es el lugar
donde se manifiesta la cultura.
4. Son espacio para la crítica y la acción política.
El periodista como testigo
Llama mucho la atención que en el ADN de los estudios culturales, específicamente de
los que crecieron bajo la influencia del Centro de Estudios Culturales de Birmingham, esté
presente de una forma tan fuerte el tema de la crítica como el siguiente paso de la
producción intelectual.
Aunque sé que es un prejuicio infundado, muchas veces uno piensa que los que se
deciden por una vida académica se quedan encerrados en las bibliotecas sin difundir su
conocimiento y sin aportar su criterio y capacidad de análisis al progreso de la sociedad.
Yo no quiero ser uno de esos profesionales y no quiero ser tampoco un periodista que se
quede sólo como testigo. No me quiero desenganchar de la realidad por la teoría, por el
contrario, quiero que la teoría me permita transgredir los límites de mi profesión y ser un
actor crítico y consciente dentro del corazón de los medios.
Entonces, ¿por qué un periodista decide hacer una maestría en estudios culturales?
Siendo lo discursivo el campo de trabajo de los estudios culturales, y teniendo en cuenta
el papel de los medios de comunicación de masas en la difusión y establecimiento de los
valores y significados que circulan entre los grupos sociales, un periodista que se decide
por esta rama del conocimiento lo hace para aportar valor al análisis y a su trabajo, a
través de la investigación profunda y consciente de la coyuntura social y política en que va
a desarrollar sus "relatos".
Hace cinco años hice una tesis sobre resiliencia y miedo urbano, sus narrativas y formas
de control social en la ciudad de Medellín. Con la maestría en Estudios Culturales de la
Universidad Nacional, específicamente a través de la línea de investigación de
comunicación, cultura y poder, quiero retomar los discursos de "control" que se crean a
través del miedo y llevarlos al espacio de la acción a través de la crítica.
¿Será posible que un periodista llegue a ser un intelectual orgánico, en el sentido que
proponía Gramsci, a través de la academia? Ésa es la pregunta que trataré de responder
en los próximos dos años.