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Leyendas terrorífi cas de

HermosilloHermosillo es una ciudad que data del año 1700, la capital de Sonora guarda entre sus calles y edifi cios leyendas que pueden poner con los pelos de punta hasta al hombre más valiente.

Las siguientes historias son un vivo ejemplo de la majestuosidad de nuestra ciudad, lugares místicos que encierran histo-rias sorprendentes; el caso del afamado Casino del Diablo, ubicado en lo alto de un cerro, también una historia del parque La Sauceda, los túneles del centro y el antiguo hospital María Auxiliadora. Disfrútelas y divúlguelas.

El casino del diablo

En lo alto de un cerro en la colonia Country Club, se aprecian las ruinas de lo que fuera un gran casino, en él se realizaban fi estas y bailes, se tra-taba del Casino Militar de Hermosi-llo en los años 50’s. Pero, ¿por qué se quedó en ruinas un lugar tan in-creíble y agradable en aquel enton-ces, dicen que se quemó, la realidad es que el mismo Diablo se encargó de clausurar el lugar, o al menos eso dicen.

La historia que ha sido contada de generación en generación en miles de familias hermosillenses, y que además ha traspasado fronteras si-tuándose como una de las leyendas más conocidas en México dice más o menos así. A mediados de la década de los 50’s en la ciudad de Hermosillo el lugar de moda para los jóvenes era un vie-jo casino ubicado a la salida norte de la ciudad, la mayoría de los fi nes de semana se reunían a divertirse al ritmo de la música.

Se cuenta que un 31 de diciembre iba a festejarse en ese lugar un baile de bienvenida al año nuevo, por lo que ningún joven deseaba perdérse-lo.

Hubo una linda chica de unos 17 años, a la cual no le concedieron per-miso para asistir a tal celebración. Ya que deseaban pasar la víspera del nuevo año conviviendo en familia.

Pero como eran mayores las ganas de la joven por asistir a tan aclama-do baile, se escapó de su casa sin el consentimiento de sus padres.

Ya en el recinto todos se percataron de su peculiar belleza por lo que no faltó el vivo que la invitara a bailar, pero esta no aceptaba.

Entre los asistentes se encontraba un muchacho muy apuesto, de cabello muy negro y ojos enormes, vestido elegantemente. Todos se pregunta-ban quién era el desconocido.

La joven se llevó una gran sorpresa de Linda, cuando el guapo descono-cido se le plantó enfrente invitán-dola a bailar. Ella no pudo negarse, se dejó llevar hasta el centro de la pista, y no pararon de bailar toda la noche.

De repente la chica sintió mucho calor y ardor en la espalda, sentía como que algo la quemaba. Temero-sa volteó a ver qué era y se encontró con que su vestido estaba quemado

y el aire olía a azufre. Volteó hacia abajo y vio con horror que el guapo muchacho, en vez de pies, tenía una pata de gallo y la otra de caballo. La joven en ese momento cayó des-mayada.

Todos los que ahí se encontraban salieron como pudieron y el lugar empezó a arder en el fuego del mismísimo infi erno.

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La cueva de la Sauceda

En la ciudad, hay un parque bas-tante grande de nombre La Sauceda, que está a un lado del Vertedor de la presa Abelardo L. Rodríguez, donde existen algunos cerros. Se dice que antes por esas áreas, donde anterior-mente existía la famosa “curva de la muerte” había un hombre que asal-taba a cualquier persona que pasara por ahí.

Fue tanto lo que robaba que la policía lo buscaba, y antes de que lo encontraran para acribillarlo, es-condió todas sus cosas y se quedó junto con ellas en una cueva, de la cual nunca salió por miedo a ser en-contrado.

El convento

Antes, en lo que fueron los primeros edifi cios de la ciudad, se encon-traba un convento de monjas, estoy hablando de principios y mediados del siglo pasado. En ese convento albergaban a las mujeres con em-barazos no deseados, para que las mujeres se convirtieran al mismo tiempo en monjas y de algunas nun-ca se volvía a saber de ellas.

Con el paso de los años, cuando se estuvieron remodelando esas in-stalaciones ya que el convento no existía ahí, tumbaron paredes muy gruesas; antes se hacían hasta de un metro de anchura, para la sorpresa, encontraron esqueletos de recién nacidos. Se dice que las monjas los emparedaban para que nunca supi-eran de ellos ya que eran hijos no deseados por Dios.

En estas áreas al igual había túneles extensos que llegaban hasta la Cat-edral Metropolitana de Hermosillo. Estos túneles fueron sellados y nun-ca se quiso informar a los ciudadan-os, lo cual fue totalmente imposible; los túneles aunque sellados, siguen ahí.

Pero en las noches, por la calle Serdán, se siente un ambiente muy extraño, e incluso se escuchan gemidos, gritos o se ve gente muy extraña caminando ahí sola, mu-jeres muy hermosas embarazadas caminando solas por el centro de la ciudad de noche es extremadamente peligroso, se dice que son las áni-mas de las mujeres que o murieron ahí, y los gritos son de los bebés que murieron entre las paredes de aquel convento.

María Auxiliadora

Este hospital fue de muchos ricos, era un hospital privado muy famoso y muy caro ubicado en la colonia Cinco de Mayo a la salida norte de la ciudad, el cual hace 34 años fue cerrado por quiebra.

Actualmente el María Auxiliadora sirve de casa para los eventos con-ocidos como “encuentros” de la religión católica. Son los mismos jóvenes que tienen que pasar ahí el fi n de semana los que han visto apariciones.

Se dice que en ese hospital (hoy clausurado) ocurren muchas cosas, gente caminando en las noches, rui-dos muy extraños, gemidos, gritos, e incluso han visto sillas de ruedas y camillas caminando solas, ¿Casual-idad o maldición demoniaca? Saque sus propias conclusiones.

Ahora que camines por las calles de la ciudad seguramente mirarás dos veces el lugar en donde estás parado, no vaya a ser que sea un lugar maldito.