La causa de los pobres, causa de Dios - Cristianisme i Justicia

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LA CAUSA DE LOS POBRES, CAUSA DE DIOS

Cristianisme i Justícia

INTRODUCCIÓN (José I. González Faus) ....................................................................PADRES DE LA IGLESIA (S. I-V) .......................................................................................EDAD MEDIA (S. VI-XV) ...................................................................................................RENACIMIENTO (S. XVI-XVII) ...........................................................................................BARROCO (S. XVIII) ............................................................................................................SIGLO XIX .............................................................................................................................

SIGLOS XX-XXI .....................................................................................................................

BALANCE ..............................................................................................................................

NOTAS ....................................................................................................................................

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN ................................................................................... 32

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Edita Cristianisme i Justícia - Roger de Llúria, 13 - 08010 Barcelona Tel.: 93 317 23 38 - E-mail: [email protected] - www.cristianismeijusticia.netImprime: Ediciones Rondas S.L. - Depósito Legal: B 13675-2015ISBN: 978-84-9730-357-6 - ISSN: 2014-6509 - ISSN (ed. virtual): 2014-6574 - Junio de 2015

Impreso en papel y cartulina ecológicos - Dibujo de la portada: Roger Torres Revisión y corrección del texto: Pilar de la Herran - Maquetación: Pilar Rubio Tugas

Con la colaboración de la Oficina d’Afers Religiosos, del Ajuntament de Barcelona

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Prácticamente todos los textos que integran el presente Cuaderno (salvounos tres o cuatro), están tomados del libro-antología: Vicarios de Cristo:los pobres en la teología y la espiritualidad cristianas, de José I. GonzálezFaus (ed. Cristianisme i Justícia, 2005). Aunque el libro tiene tres ediciones(más traducción portuguesa e italiana), su contenido creemos merece unadifusión mayor y más en momentos como los actuales.

Por otro lado, la pluralidad de autores y la densidad del material hace quemucha gente no pueda dedicarse al texto con la intensidad que merece: noes un libro para leer simplemente, sino para meditar, sentir y asimilar pocoa poco. Este Cuaderno reduce notablemente el tamaño del libro y buscapresentar una selección de sus mejores frases y párrafos, pero tampocopide al lector una lectura seguida y rápida, sino un contacto lento y cons-tante, con la convicción de que los textos dan más de sí en cada nueva lec-tura. Se han suprimido más de los textos antiguos que de los modernosque (una vez mostrada la continuidad con la tradición) resultan más cerca-nos a nosotros.

Mantenemos la división de épocas que había en el libro, pero, hemos supri-mido la ambientación de cada una de estas épocas y el balance teológicoy humano de los diferentes grupos de textos, así como los comentarios ypresentaciones de cada autor particular. De toda esta parte que escribióGonzález Faus sólo queda aquí un mínimo esquema. Animamos al lector arecorrer a la obra completa.

Una última observación: algunas veces, para ayudar al lector nos hemospermitido unas mínimas correcciones de estilo (cambiar orden de palabras,evitar verbos al final) o sustituir una palabra antigua por un pseudónimomoderno. También el libro es más fiel a la literalidad de algunos textos.

Cristianisme i Justícia

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Los textos necesitan un contexto para serbien entendidos. Una misma pa labra pue-de cambiar de significados, o suscitar re-sonancias muy distintas aun manteniendosu mismo significado literal. Ello hace im-prescindible un mínimo marco históricoque los encuadre.1

Padres de la Iglesia

La humanidad casi no ha creado riquezahasta la aparición de la era industrial. An -tes la mayor o menor riqueza dependía só-lo de los climas y de lo que diera la tierra.En esas condiciones el problema principalera repartir lo que había, mientras que mástarde será repartir bien lo que se produce.Cuando en este contexto, los Padres de laIglesia dicen que, al dar limosna, no hacesun acto de caridad sino de justicia y queno das de lo tuyo sino que devuelves alotro lo suyo, están mirando la limosna co-mo un medio para el reparto equitativo delos bie nes de la tierra. Hoy ese medio yano vale.

También, en una sociedad donde lamayoría de la población eran esclavos alos que no se podía liberar de golpe (por-que sería dejar un 60% de parados en unmundo con pocas posibilidades para crear

empleo), la norma de ver a todos los po-bres como rostros de Cristo, fue cambian -do el trato y el modo de mirarlos y, pocoa poco, irá llevando a liberaciones pro-gresivas (en algunos casos con motivo delbautizo del señor) que, a la larga, acaba-ron con la esclavitud. Es un contexto muydistinto del que se dará cuando reaparezcala esclavitud en el siglo XVIII para favore-cer el capitalismo naciente (y sólo porque,como dicen Voltaire y Montesquieu: «sino hubiera esclavos el cacao sería muchomás caro») y las iglesias son casi total-mente ciegas a esa monstruosidad.

Es fácil percibir también las claras dife -rencias de enfoque entre los Padre griegos(más teológicos) y latinos (más prácticos).Pero eso nos permite recuperar algunasnormas válidas también para no sotros co-mo la que cabe en el juego de palabrascastellano «ayunar para ayudar» (no paraser personalmente más santo).

Edad Media

La sociedad feudal de la Edad Me dia, esuna sociedad de grandes latifundios quevan unidos al honor y al respeto: el pro-pietario es el «señor» y el agricultor elsiervo. Con la mentalidad de que el sier-

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INTRODUCCIÓNJosé I. González Faus

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vo puede ofender al señor, pero no puedereparar esa ofensa por su indignidad.2

En ese contexto, la Iglesia ya no es mi-noritaria como antes sino que prácticamen -te se ha identificado con la sociedad. Ellohace que se pase también de responsabi-lidad individual a responsabilidad social.Así aparecen textos no sólo a favor de lospobres, sino contra los ricos (sean éstosseñores feudales, obispos o papas), y tam-bién el tema del hurto legítimo (en caso de extrema necesidad). También se desen -mascara la ilusoria «pobreza de espíritu»(tener muchas tierras, quizás infecundas,pero el corazón «desprendido» de ellas).Ese desenmascaramiento ha servido paratoda la iglesia posterior (santa Teresa aúnlo utilizará), aunque nosotros lo hayamosolvidado.

Ya entrada la Edad Media va surgiendouna nueva economía (de trueque, a dinero)que hará que el oro no sea sólo fuente dehonor, sino un medio de cambio. Reapa re -ce así la cuestión de la usura: el interés (queya no es sólo un medio infame de en ri -quecerme yo más, sino que puede ser com -pensación por unas ganancias que yo po -dría haber obtenido con el dinero presta do).Ello da lugar a problemas nuevos que hande ser abordados. Y hace también que al -gunos concilios insistan en la ejemplaridadde los bienes de la Iglesia, que no son pro-pios sino «bienes de los pobres»: en 585 elconcilio de Macon (no citado aquí) orde-nará que las casas episcopales «no ten ganperros». Una ejemplaridad que, desgra cia -damente, también hemos perdido hoy.

Renacimiento

Con el renacimiento nace un incipientecapitalismo y una revaluación del indivi-

duo. Va creciendo el comercio y, para ello,mejoran los caminos y las ciudades pro-curan «ponerse guapas». Pero tambiénsurge la tentación de culpabilizar a los po-bres de su suerte y, en todo caso, atender-los pero «encerrarlos» para que no afeenla ciudad. Además, el «descubrimiento delhombre» tiende a olvidar al que parecemenos hombre (al pobre). Y, a la vez, el«descubrimiento de América» desata unaverdadera quimera del oro: una obsesiónpor el enriquecimiento, junto a todos losproblemas nacidos de la invasión y laopre sión de los indígenas. Dominan aquíautores españoles por el «siglo de oro» y elerasmismo hispánico (otra gran promesaque se agostará al cambiar la iglesia espa-ñola con el paso de Cisneros al inquisidorValdés).

Barroco

Luego de Trento es quizá en Francia don-de más cuajó la reforma. Eso se nota en laaparición de textos sobre los pobres, tan-to en el esplendoroso Bossuet como enVicente de Paul, y en interpelaciones a laIglesia. Coincide también esta época conel esplendor político de Francia. Pero lostextos quedan más en palabras que enpráctica, debido al esplendor cortesano ya la extracción social de los obispos.

Siglo XIX

Ello hace que cuando estalle la revoluciónindustrial, y el problema no sea ya sólo re-partir lo que hay, sino repartir bien lo quese produce, la Iglesia esté prácticamentecallada, debido también al choque con laModernidad naciente que rechaza o per -sigue a la Iglesia y desvía la atención deésta hacia la autodefensa. El tema de los

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pobres queda en manos de Marx. En laIglesia hay pocas voces, minoritarias yproféticas, aunque de gran calidad. En sulugar aparece un buen número de mujeresque se dedica a fundar órdenes para la en-señanza de los pobres.

Siglos XX-XXI

Pero aquellos profetas escasos (junto alejemplo de algunos teólogos protestantes),van produciendo un renacer del tema delos pobres en el siglo XX. Que culmina rácon el Vaticano II, la asamblea episcopalde Medellín y la teo logía de la liberación.El siglo XX, a la vez, recupera muchosacentos teológicos de la tradición, perotiene que enfrentarlos con unas circuns-tancias total mente nuevas. Las enseñan-zas sociales de la Igle sia nacen con retra-so pero, muy lentamente, van abriéndosey enriqueciéndose, hasta constituir hoyuna seria interpelación al neoliberalismoanticristiano dominante.3

Algunas tesis fundamentales

De todo este recorrido pueden brotar al gu -nas tesis teológicas que anticipamos ahorapara facilitar la lectura del Cua derno:

– Presencia de Dios en los pobres («vi-carios de Cristo», «persona de Dios»,

«rostros de Cristo», «pobres de Jesu -cristo», etc.).– De ahí se sigue que no es voluntadde Dios que haya pobres.– El ser humano es mero administra-dor, nunca propietario último de losbienes de la tierra (cuyo propietario esDios).– Voluntad de Dios es que quien tieneno considere lo suyo como propio sino,una vez convenientemente cubiertas susnecesidades, sepa que lo que le sobrano es suyo. Y es ladrón si lo retiene.– Si no se acepta ese principio, la meraexistencia de los pobres es un argu-mento decisivo contra la existencia deun Dios providente.– La Iglesia es, necesariamente, Igle -sia «de los pobres» o no es Iglesia deCristo.– En el mundo moderno se hacen nece-sarias dos cosas: la necesidad del con-tacto directo con los pobres, que puedeser fuente de experiencia espiritual (sino: «ojos que no ven, corazón que nosiente»). Y la necesidad de abordar eltema desde coordenadas estructurales yno meramente personales: el problemase convierte en «la cuestión social».Pasemos ahora a los textos.

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San Basilio

1.La mayor parte de los ricos no pone tan-to afán en tener dinero por razones de co-mida y vestido, sino que el diablo se hadado buenas mañas en sugerir a los ricosinfinitos pretextos para gastar; de modoque se busca lo inútil como necesario ynada les basta para sus necesidades ima-ginarias. […] [Pero] las riquezas nos hansido dadas para administrarlas, no paragastarlas en placeres y quien se despren-de de ellas ha de alegrarse como quien de-vuelve lo ajeno […]. ¿Qué responderás alJuez tú que revistes las paredes y dejasdesnudos a seres humanos? ¿Tú que ador-nas a los caballos y ni siquiera te dignasmirar a tu hermano cubierto de harapos?[…] Cuando entro en casa de un rico, vie-jo y tonto, me doy cuenta de que adornalo que carece de alma y deja sin adornoalguno a su alma. […] ¿De qué te apro-vecha llevar tu mano iluminada por pie-dras preciosas? ¿A quién se le perdonó lamuerte por consideración a sus riquezas? (Homilía contra los ricos, PG 31, 280ss)

San Gregorio de Nisa

2.Considera quiénes son los pobres y des-cubrirás su dignidad: el Señor, por su bon-

dad, les restó su propia persona a fin deque conmuevan a los que son duros de co-razón y enemigos de los pobres que sonlos despenseros de los bienes que espera-mos, los porteros del reino de los cielos,los que abren a los buenos y cierran a losmalos. Ellos son, a la vez, duros acusado-res y excelentes defensores. Y defiendeny acusan no por lo que dicen sino por elhecho de ser vistos por el Juez. […]Mientras hay todos esos lujos en tu casa,ahí a la puerta están tendidos mil Lázaros[…] y si llegan a molestar un poco más enlas puertas, salta de cualquier rincón unportero canallesco del amo cruel y losecha a palos o llama a los perros […]. Yasí, los amigos de Cristo tienen que mar-charse llevándose de propina insultos ygolpes, ellos que son el resumen de todoslos mandamientos. (Homilía sobre el amor a los pobres, PG46, 455-68)

San Juan Crisóstomo

3. Salimos de la iglesia y contemplamoshileras de pobres que forman como mura-llas a ambos lados. Y pasamos de largo sinconmovernos como si viéramos columnasy no cuerpos humanos. Apre ta mos el pa-so como si viéramos estatuas sin alma en

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PADRES DE LA IGLESIA (SIGLOS I-V)

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lugar de hombres que respiran. «Es queva mos con hambre» me decís. Pues preci -samente el hambre os habría de persuadira deteneros porque, como dice el refrán:«vientre lleno desconoce al hambriento»;sólo el que pasa gana reconoce la necesi-dad ajena por la suya propia. […] Y des-pués de tanta inhumanidad nos atrevemosa levantar las manos al cielo y pedir a Diosmisericordia […]. No pensemos que bas-ta para nuestra salvación traer a la iglesiaun cáliz de oro y pedrería después de ha-ber despojado a viudas y huérfanos. […]Si tu alma sigue siendo peor que el plomoo una teja ¿de qué vale entonces el cálizde oro? En la Última Cena no era de pla-ta la mesa ni la copa en que el Señor dioa sus discípulos su propia sangre. […]Porque Dios no tiene necesidad de vasosde oro sino de almas de oro; y la iglesiano es un museo de oro y plata sino unareunión de ángeles. [...]

¿Os digo acaso que lo tiréis todo? No.Disfruta de lo tuyo pero una vez hayas cu-bierto tu necesidad haz algo necesario conlo inútil y superfluo y distribúyelo entrelos que se mueren de hambre y tiritan defrío. […] Tu Señor anda por ahí muerto de hambre y tú dándote a la gula. […] Queno sea todo nuestro afán acumular rique-zas a toda costa y más que nadie. Piensalo que serías tú en su lugar. ¿Qué que rríasenton ces que hicieran los demás por ti?[…] Si nos avergonzamos de quienesCristo no se avergüenza, nos avergonza-mos del mismo Cristo. […] Un esclavo noteme a su amo ausente, pero el rico llevapor todas partes a su propio tirano. […]

Dios no ha hecho nada malo; todo esbueno y muy bueno. También las riquezasa condición de que no dominen a quieneslas poseen y remedien la pobreza. Una luz

que no desterrara las riquezas sino que lasaumentara nos sería luz: de modo seme-jante no es verdadera riqueza la que nodestierra la pobreza sino que la aumenta.

Me diréis «ya estás otra vez metién-dote con los ricos». […] Pero yo os digo:¡ya estáis otra vez vosotros contra los po-bres! […] No estoy hablando contra los ri-cos sino a favor de los ricos: porque tequiero librar del pecado, te saco de tu ra-piña y te hago amigo de todos y amable atodos. ¿Es eso aborrecerte o más bienamarte? No te persigo a ti sino a tu pasión.[…] El no dar parte de lo que se tiene yaes un género de rapiña (porque) el princi-pio y raíz de toda riqueza es siempre for-zosamente la injusticia: porque al princi-pio Dios no hizo rico a uno y pobre a otro.Y, si miramos las cosas hasta el fondo, elmayor placer está en la sobriedad. (Selec ción de varias homilías)

San Jerónimo

4. Con razón habla el evangelio de rique-za injusta, pues todas las riquezas no tie-nen otro origen que la injusticia y no sepuede uno hacer dueño de ellas a no serque otro las pierda o se arruine. […] Portanto, si tienes más de lo que necesitas pa-ra vestir, distribúyeselo a los que no tie-nen y reconoce que eres deudor de ello. (Carta a Hebidia, PL 22, 984)

San Ambrosio

5. ¡Ay ricos! ¿Hasta dónde pensáis llevarvuestra codicia insensata? ¿Es que soisacaso los únicos habitantes de la tierra?¿Por qué expulsáis de vuestras posesionesa los que tienen vuestra misma naturalezay reivindicáis para vosotros solos la pose-

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sión de toda la tierra? […] Cuanto más tie-nes más deseas. Y aunque lo adquirierastodo seguirías siendo un indigente: puesla avaricia se inflama con el lucro en lu-gar de extinguirse. El rico es más tolera-ble cuanto menos tiene […] lo que dios hi-zo nacer para muchos por medio de ti, túte lo reservas para ti solo o, mejor dicho,lo pierdes para ti solo. Muchos ricos de-cís que no debemos bendecir al que diosmaldice y quiere que pase necesidad. Peroyo te digo que los pobres no son malditos.[…] La tierra es de todos, no sólo de losricos. Pero son muchos más los que no go-zan de ella que los que la disfrutan. Lo quedas al necesitado te aprovecha también ati. […] (Porque) es el propietario el quedebe ser dueño de la propiedad y no lapropiedad señora del propietario. (Libro de Nabot el israelita, PL 14, 765ss)

6.Los misterios de la fe no requieren oro. Ylo que no se puede comprar con el oro tam - poco se dignifica más con el oro.(Sobre los deberes de los ministros de laIgle sia, PL 16, 62)

San Agustín

7. Las riquezas son injustas o porque lasadquiriste injustamente o porque ellasmismas son injustas ya que tú tienes y otrono tiene, tú abundas y otro vive en la mi-seria. […] El oro y la plata pertenecen só-lo a aquel que sabe usarlos. […] Uno esdigno de poseer cuando lo usa bien. Yquien no usa justamente no posee legíti-mamente […] y si se proclama dueño dealgo no será esta palabra de poseedor jus-to sino de usurpador sinvergüenza.(Sermón 50, PL 38, 327)

San Pedro Crisólogo

8.Quien no ayuna para el pobre engaña aDios. El que ayuna y no distribuye lo aho-rrado sino que lo guarda, demuestra queayuna por codicia, no por Cristo. Por tan-to, hermanos míos, cuando ayunemos co-loquemos nuestro sustento en la mano delpobre para que ella nos guarde lo que he-mos quitado a nuestro estómago. (Sermón 8, PL 52, 209)

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San Pedro Damián

9. Igual que la leña nunca sacia al fue go,del mismo modo el dinero acumuladonunca sacia el ardor de la avaricia. (Opús culo a los cardenales, 2; PL 145,532)

San Bernardo

10. Claman los desnudos, los hambrien-tos se quejan: decidnos, obispos, ¿quéhace el oro en el freno? ¿Acaso el oro delfreno sirve para aplacar el frío o el ham-bre? Cuando nosotros morimos misera -ble mente de hambre y frío ¿de qué os sir -ve tantos vestidos ex tendidos en largasperchas o doblados en las fundas? Nues -tro es lo que malgastáis, a nosotros nosquitáis cruelmente lo que gastáis super-fluamente. También nosotros somos he -churas de Dios como vosotros y estamosredimidos por la sangre de Cristo. Somoshermanos vuestros. Mirad pues si es ra -zón que lo que es herencia y lote de vues-tros hermanos lo convirtáis en pompadelante de vuestros hermanos. […] To dolo que aumenta vuestras vanidades se lequita a nuestras necesidades. (Tra tado sobre las costumbres y deberesde los obispos, 2,7; PL 182 815)

11. No es la miseria sino la misericordialo que hace dichoso al hombre. Pero el lu -gar propio de ésta es la miseria. (PL 182, 841)

Concilio de Aquisgrán (836)

12. Conviene que los obispos sepan quelos bienes de la Iglesia les han sido confia -dos no como sus propios bienes sino porel Señor y para cumplir las necesidadesde los demás. Que sepan también que losbienes de la Iglesia no son otra cosa quelos deseos de los fieles, el precio de los pe -cados y el patrimonio de los pobres. Portanto hay que procurar al máximo que nin -gún obispo (ya sea por avaricia propia opor miedo a los poderosos o afán por suspa rientes) desvíe hacia otros aquello quefue dado para los servicios de la Iglesia.No sea que lo que a otros les sirva paraperdón de los pecados, a él le sea argumen-to para su condena. Más bien pro cu re, trasatento examen, hacerlos llegar a los po -bres a través de los ministros de la Iglesia.(Canon 19)

Maestro Eckhart

13. Aun en el caso de que el gozo seaefectivamente amor, tampoco es lo me jor.

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EDAD MEDIA (SIGLOS VI-XV)

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Prueba de ello es que, a veces, debe elhombre renunciar a ese júbilo por algo demás calidad amorosa […]. Como he expli-cado otras veces, si un hombre estuvieraen éxtasis como san Pablo y supiera queun enfermo tiene necesidad de una sopita,tengo por mejor que dejara el éxtasis ysirviera al necesitado con gran amor.(Reden der Unterweisung, 11)

San Antonio de Padua

14. El avaro es un pobre hombre, no po -seedor sino poseído: que no dispone de sísino que las riquezas disponen de él. (Ser món en el 2º domingo de Pente costés)

15. Ancho es el camino que lleva a la per-dición. Pero […] no para los pobres deCristo que entran por la vía estrecha, sinopara los usureros de manos rapaces que seestán convirtiendo en los amos del mundo[…]. Y ¡qué casualidad! Son esas mismasmanos, todavía manchadas de la sangre delos pobres, las que luego se tienden paradispensar limosnas. (Sermones dominicales et festivi, Padua1979, I, 33)

Santa Catalina de Siena

16. La confianza en las riquezas empobrecey mata el alma, hace al hombre cruel con-sigo mismo […]. Los que se basan en ellaspierden el dominio de sí mismos y se ha -cen sus esclavos. Insa ciables porque amanlas cosas que son menos que ellos, puestodas han sido creadas para el hombre, pa -ra que le sirvan y no para que le convier tanen su esclavo. […] Hay tantos pobres por-que los ricos, a causa del afecto desorde-nado, poseerían todo el mundo si les fueseposible. […] Si bien lo consideras, de este

desordenado deseo y voluntad de las ri que -zas procede todo pecado. (Diálogo, 150)

San Bernardino de Siena

17. Lo admirable de este asunto es que,por lo general, los mendigos reciben másen limosnas de los pobres que de los ri -cos. Y esto pone muy en claro hasta quépunto las riquezas aumentan la insaciabili -dad y la sequedad en los corazones de losavaros. Que si un ár bol con agua da me nosfrutos que otro en tierra seca, señal es deque se trata de un árbol malo. […] Tantoafecto desordenado tiene su origen en elamor propio e individualista, y fácilmentearrastra la conciencia a su modo de sentir.[…] ¡Fijaos cuántos usureros tienen laconciencia cegada por su mis ma pasiónhasta el punto de parecerles que son jus -tas las ganancias que sacan de su usu ras!(Cita tomada de E. Mo llat, Les pauvresau moyen Âge, 314)

¿Qué significa «pobres de espíritu»?

18.Dichosos los pobres de espíritu quieredecir: los que no por necesidad, sino porvoluntad de entrega viven para Dios des-preciando todas las otras cosas. (S. An sel mo, Homilía 2 sobre san Ma teo;PL 198, 595)

19. Dichosos los pobres de espíritu: fí jateque no habla de los pobres sin más. No serefiere a aquellos que son pobres por unanecesidad miserable, sino por una voluntadloable. […] Po bres de es píritu significapobres por una vo lun tad del Espíritu, po -bres con una fina li dad y un deseo espiritual. (S. Bernardo, Ser món de todos los santos,PL 183, 456)4

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Ignacio de Loyola

20. Se muestra cuánto aprecia Dios la po-breza viendo cómo los escogidos amigossuyos, sobre todo en el Nuevo Testamento,comenzando por su santísima Madre y losapóstoles y siguiendo por todo los que vade tiempo hasta nosotros comúnmentefueron pobres […]. Son tan grandes lospobres en la presencia divina que princi-palmente para ello fue enviado Jesucristoa la tierra […] y tanto los prefirió a los ri-cos que quiso Jesucristo elegir todo el san-tísimo colegio de entre los pobres y viviry conversar con ellos […]. Los pobres se-rán sus asesores: tan excelso es su estado.La amistad con los pobres nos hace ami-gos del Rey eterno. […] Si esto es verdadde los pobres no voluntarios ¿qué diremosde los voluntarios? […] Sólo esto os diré:que aquellos que aman la pobreza debenamar el séquito de ella, en cuanto de ellosdependa, como el comer, vestir, dormirmal y el ser despreciado. (Carta a los jesuitas de Padua. Obras,Madrid 1963, 701-704)

Fray Francisco de Osuna

21. Tengamos en mucho a los pobres tanestimados de Dios […]. Padres nuestros

son en representarnos a Cristo […]. Y per-mitió Cristo, habiendo sido pobre, que suiglesia tuviese grandes rentas para mante-ner a los pobres; donde todas las rentas delos beneficios y de las dignidades eclesiás-ticas, todas se ordenaron para servir a lospobres, porque la necesidad no les hiciesepecar ni el descontento de la vida trabajosales hicie se desesperar o ser impacientescontra Dios. Si hallas duro al pobre, durohallarás tú a Dios […]. (Ley del amor santo, cap. 38)

San Juan de Avila

22. El obispo, el señor de vasallos, el cura:éstos han de andar buscando a los que tie-nen necesidad. Los que no tienen estos car-gos no son obligados a más de lo que se lesofreciere. […] En negocio de caridad nocreáis a todos aunque sean predicadores[…]. Quien tiene caridad, si había de traersayo de seda, pasa con un sayo de paño.

«¡Oh! ¡Que conviene para la decenciade mi estado!». «Más tengo que amar la vi-da del próji mo que la decencia de mi esta-do». […] ¿A qué llamáis «estado»? «el queinventó la mujer loca y el sastre del diablo».[…] Cuando lo que nos sobra gastamos envanidades, robamos las cosas ajenas.

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RENACIMIENTO (SIGLOS XVI-XVII)

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«No me sobra». Mirad no os engañéis.Si de verdad decís eso bien está. Más sos-pecho que tenéis engaño. Si el estado lomedís por el uso, vais muy engañados.

Decimos a Dios «Padre nuestro»; lue-go todos somos hermanos. Quien no quie-re el nuestro no quiere a Dios por Padre. (Comentario a la Primera carta de Juan,3,17. Obras completas, Madrid 1970, IV,349-354)

Juan Luis Vives

23. Si socorriéramos a los pobres conprontitud y tiempo, sin duda se seguiría elgrande y público bien de que […] muda-ran sus costumbres: pero en el día deja-mos a los mendigos que se pudran en sunecesidad; pues ¿qué pueden sacar ellosde sus inmundas miserias sino todos losvicios que ya hemos referido? Por eso susculpas son miserias humanas y, de algúnmodo, necesarias; pero las nuestras sonvoluntarias, libres y casi diabólicas. Por -que ¿qué es una ciudad cristiana donde selee diariamente el evangelio […] vivir detan diverso modo del que allí se prescri-be? Tú no puedes ir vestido sino de seday al otro le falta aun un pedazo de jergacon que cubrirse […]. A ti, por estar ya tanharto, te dan fastidio y ganas de vomitarlos capones, perdices y otros manjaresmuy delicados y de grandísimo precio; ya tu hermano le falta hasta un pan de sa-lado con que sustentarse y mantener a supobre mujer y niños tiernecillos; y echastu mejor pan a tus perros […]

Dirá alguno […]: «hago esto de lo quees mío». […] Ya mostré el buen sentidoen que nadie tiene cosa suya. Ladrón es y robador todo aquel que desperdicia el dinero en el juego, que lo retiene en su

casa amontonado en las arcas, que lo derrama en fiestas y banquetes, el que lo gasta en vestidos muy preciosos o enaparadores llenos de varias piezas de oroy plata, aquel a quien se le pudren en ca-sa los vestidos, los que consumen su cau-dal en comprar con frecuencia cosas su-perfluas o inútiles […]. No hemos demedir nuestras necesidades de modo quecontemos entre ellas el lujo, ostentación y demasía […]. Ni es agradable a Dios la limosna de lo que el rico ha quitado ytiene del sudor y hacienda del pobre: por-que ¿a dónde va a parar, despojar tu a mu-chos con engaños, mentiras y fuerza, paradar un poco a algunos? […] A ningunotengo por verdadero cristiano que al pró-jimo necesitado no le socorre en cuantopuede. (Tratado del socorro de los pobres, –1528.Madrid 1931, pp. 44-74)

Francisco de Vitoria

24. El hombre, en cuanto a su persona, ypor consiguiente en cuanto a sus bienes,más es de la república que de sí mismo.[…] Así que, mediando una justa causa,puede disponer la república de los bienesde cualquier particular, porque los bienesde éste más son de la república que suyos[…]. (Por eso) el que se exime fraudulen-tamente de pagar los tributos no puede es-tar tranquilo en conciencia y está obliga-do a restituir […]. Es una manera deiniquidad que se grave más con tributos alos que deberían estar menos gravados.Esto es no sólo contra del derecho civil sino contra el derecho natural y así se ha-ce ahora: que, exentos los ricos, pagan tri-butos los pobres. (Sentencias morales I, 93.194,132)

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25. La división de las cosas no se hizo porderecho natural […] ni por derecho divinopositivo. Ni por derecho divino ni por dere -cho natural, nadie en todo el orbe es dueñotemporal de las cosas, es decir no hay nin-gún propietario. Por una causa razo nableo de buen gobierno pueden las cosas comu -nes ser reguladas por la ley positiva. Sinembargo, no deben ser repartidas como loestán en la actualidad, a saber: que los ricostengan más y los pobres permanezcan en sunecesidad. Deben ser divididas sin injuriapara nadie. […] Para los que se encuen-tran en extrema necesidad todas las cosasson comunes, y de forma que las cosas quese necesitan ya no son en ese caso propiasdel rico sino del que padece la necesidad. (Comentario a la II, IIae, III, 74-75 y 260-270)

Arzobispo Carranza

26. Estamos obligados en algunos casos ahacer limosna so pena de pecado mortal[…]. Cuando alguno, después de proveí-das las necesidades naturales de su perso-na y de los que tiene a su cargo (como sonmujer, hijos y criados) con lo que es me-nester para la decencia de su estado, locual es mucho más que lo necesario paravivir conforme a vuestra necesidad natu-ral, si después de esto le sobre hacienda,está obligado a repartirla entre los pobrescomo limosna, aunque no padezcan ex-trema necesidad ni muy grave, porquebasta la ordinaria necesidad de su pobre-za. […] Con lo superfluo que se gasta enlas mesas y en los vestidos, que hace gran-de indecencia en las personas y en sus es-tados, se sustenta rían los pobres.

27. Plega a Dios que en la Iglesia sirva-mos a Dios […] como Él quiere ser ser-

vido, porque no reclame contra nosotroscomo lo hizo contra los moradores de laSinagoga, y no diga en nuestros tiempos:«yo, fe y misericordia quiero, yo espíritu yverdad amo, y no misas ni vísperas, ni lossacramentos y ceremonias de la maneraque vosotros me las dais. ¿Por qué dejáismorir a los pobres de hambre, y gastáisgrandes haciendas en edificar templos ygrandes sepulcros para vuestra memoria?»[…] En otros, con no perder la Misa ni lasvísperas nunca veo mudanza en vuestrascostumbres […] [Así] hago el negociomío y no el de los pobres ni el de Dios ysu servicio […]. Los bienes eclesiásticosse han de distribuir entre los pobres de lasiglesias de donde se tomaron […]. (Catecismo Cristiano –1558. Ed. BAC, II,478ss, 492ss)

Domingo Soto

28. Como dice el Eclesiástico: el rico,aunque haga injuria da voces y se defien-de, el pobre, aunque padezca injurias, ca-lla. […] El que defiende al pobre imita aDios […]. Es cosa cierta y averiguada quetodas cuantas limosnas se hacen en cual-quier lugar del Reino a verdaderos y fal-sos pobres, no igualan con mucho a lo queson obligados a hacer los cristianos. […]Los que tienen sobrado de su estado, sontambién obligados, so pena de pecadomortal, a hacer limosna. […]

Los teólogos, por miedo de no espan-tar a los ricos, demasiadamente juntanmuchas causas antes que les obliguen ahacer limosna, y conviene a saber: que ha-ya grandes necesidades de pobres y queles sobre a los ricos. Y estas sobras, ni lossabios las quieren explicar ni los ricos en-tender. Empero, cuando estoy atento a lo

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que dicen los santos, quédame gran sos-pecha que, según ellos, ni es menester tangrandes faltas en los pobres ni tan grandessobras en los ricos para que haya pecadomortal […]: que a la avaricia en no dar li-mosna llaman todos hurto y rapiña […].

[Por tanto] o Dios no tuvo bastanteprovidencia sino que fue descuidado endejar los pobres sin remedio […] o los ri-cos han de ser tenidos y estimados porgente cruel e infiel que habiéndoles Diosconfiado tantos bienes para que los repar-tiesen con sus hermanos, se han alzadocon ellos quebrantando la fe que a Diosdeben. (Deliberación de la causa de los pobres,–1545–, caps. 7 y 12)

Santa Teresa de Jesús

29. [El rico] si entendiese, no comería contanto contento ni se daría a gastar lo quetiene en cosas impertinentes y de vanidad.Ansí vosotras, hijas siempre mirad con lomás pobre que pudiéredes pasar, ansí devestidos como de manjares. […] Siempreprocurad servir a su divina Majestad demanera que no comáis lo que es de los po-bres. (Meditación de los Cantares, 2,11)

30.Muy mal parece, hermanas mías (que)de la hacienda de los pobrecitos, que amuchos les falta, se hagan grandes casas.No lo permita Dios: sino pobrecita en to-do y chica. (Camino de perfección, ed. Esc. 9)

31. Decid a un regalado y rico que es vo-luntad de Dios que tenga cuenta con moderar su plato para que coman otros si-quiera pan, que mueren de hambre; saca-rá mil razones para no entender eso sino a

su propósito. Es la voluntad de Dios que-rer tanto para su prójimo como para sí. (Camino de perfección, 57)

Fray Luis de Granada

32. ¡Oh maravillosa excelencia del pobrepues en él se representa la persona deDios! De manera que Dios viene a escon-derse en el pobre y éste es el que tiende lamano, mas Dios el que recibe lo que seofrece y el que ha de dar el galardón. Silos pobres fueran reyes o príncipes de latierra, no me maravillara yo tanto que asílos recomendara; mas siendo como sonlas heces del mundo, que los junte Diosconsigo y los ponga en su lugar, ¿qué co-sa puede ser de mayor nobleza y de ma-yor bondad y misericordia? […] No abris-te las puertas de tu casa al pobre, no teabrirá Dios las del cielo […] ¿Por qué, sipiensas, tú eres rico y aquel pobre? […]Mira pues lo que haces en tener lo que nosólo a ti mas también a tu prójimo perte-nece. Mira que de los pobres es el pan queinjustamente guardas y de los desnudos lavestidura que en tu arca tienes, y del queanda descalzo el zapato que en tu casa seenvejece y del pobre el dinero que escon-des en la tierra. […] Algunos se contentancon dar a los pobres una nonada, que pa-rece que les dan más por redimir su veja-ción y ahorrar de aquella inoportunidad,que por socorrer a su necesidad. (Tratado de la oración y meditación, enObras de F. L. de G., Madrid 1096, p. 604ss. Selección de frases)

Antonio de Montesinos

33. Todos estáis en pecado mortal y en élvivís y morís por la crueldad y tiranía que

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usáis con estas inocentes gentes […] ¿Conqué derecho y con qué justicia tenéis entan cruel y horrible servidumbre a estosindios? […] ¿Estos no son hombres? ¿Notienen ánimas racionales? ¿Cómo estáisen tanta profundidad de sueño tan letárgicodormidos? Tened por cierto que, en el es-tado en que estáis, ¡no os podéis salvarmás que los moros o los turcos que care-cen y no quieren la fe de Jesucristo!(Sermón pro nunciado en La Española, el21/12/1511, cuarto domingo de Adviento)

Bartolomé de las Casas

34. ¿En qué juicio de hombre cristianopuede caber que, para dorar una tiraníacrudelísima y acérrima que consume atantos pueblos y gentes sólo para satisfa-cer la codicia de los hombres y por darlesoro, se tomase el título de hacerles ense-ñar la fe por aquellos que ni para sí la sa-ben y (con ese título) les entregasen a losinocentes para que sacasen de su sangrelas riquezas que (los españoles) tienen pordios? […] Los españoles, por sólo su in-terés temporal, han infamado a los indioscon las mayores infamias que nadie ima-ginara decir […]. Los han infamado y acu-sado cien mil millares de veces despuésque cayeron en la cuenta de que podíanenriquecerse [sólo con] servirse de ellos yrobarles sus haciendas y personas.

La caridad nos manda y enseña queamemos a nuestros prójimos como a noso -tros mismos, haciéndoles bien y quitán -doles y preservándoles del mal […] Dios,que es justísimo y verdadero y sumo reyde todos, está muy indignado, enojado yofendido con grandes ofensas y pecadosque han cometido los de España en las In -dias, afligiendo y oprimiendo, tiranizando

y robando y matando a tantas gentes […]las cuales eran gentes de ánimas raciona-les, criados y formados a imagen y semejanza de la altísima Trinidad, todosvasallos de Dios y redimidos por su pre-ciosa sangre.

Aunque fuese posible que Vuestra ma-jestad perdiese todo su real señorío y quenunca fueran cristianos los indios […], nosería inconveniente que Vuestra Majestaddejara de ser señor de ellos y ellos nuncafuesen cristianos […]. Gran des males soninexpiables pecados y dignos de conde-nación eterna, querer matar a los infielescon título de salvarlos, o matar a unos porsalvar a otros. No quiere Dios tal ganan-cia con tanta pérdida. (Frases selectas de Obra indigenista, 367-449)5

35.Dejo en las indias a Jesucristo nuestroDios, azotado y afligido y abofeteado ycrucificado, no una sino miles de veces[…] de parte de los españoles que asuelany destruyen aquellas gentes y les quitan elespacio de su conversión […]. He rogadoy suplicado muchas veces al consejo delrey […] que no permitan ir españoles acierta parte de tierra firme donde los reli-giosos siervos de Dios han comenzado apredicar el evangelio […] y me respon-dieron que no ha lugar porque sería tenerla tierra ocupada los frailes sin que de ellatuviese renta el rey […]. (Obras Comple tas, ed. BAC, p. 511)

36. A Vuestra Beatitud humildemente su-plico que haga un decreto en el que de-clare por excomulgado y anatematizado acualquiera que dijese que es justa la gue-rra que se hace a los infieles […], y al quedijere que los gentiles no son verdaderosseñores de lo que poseen o al que afirma-

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re que son incapaces del Evangelio y sa-lud eterna por más rudos y de tardo inge-nio que sean, lo cual ciertamente no sonlos indios. […] Vuestra Santidad mandeque los obispos defiendan esta causa po-niéndose por muro de ellos hasta derramarsu sangre como por ley divina son obli-gados […]. Suplico humildemente que lesmande aprender la lengua de sus ovejas,declarando que son a ello obligados porley divina y natural. (Carta al papa Pío V, Ibid, p. 541-42)

Erasmo de Rotterdam

37. Dios no escucha nada más que a lospobres. Y ¿qué le queda sino la muerteplena a aquel a quien Dios no escucha? Yde eso no está excluido nadie por más quesea rey o emperador, o sátrapa o cardenalo sumo pontífice. (Comentario al salmo 85, Opera omnia,V. 516)

38.Cristo quiere que sus beneficios no losdevuelvas a él sino a tu prójimo. Mirapues qué puedes tú y qué necesita él […]Si un miembro tuyo rechina los dientes dehambre ¿vas a estar eructando perdices?Tu hermano desnudo tiembla de frío y a tise te comen las polillas y la carcoma tusmuchos vestidos. Tú pierdes una noche enel juego mil escudos de oro y esa mismanoche una pobre cría se prostituye empu-jada por la necesidad […] ¿Y piensas quecon esos criterios puedes llamarte cristia-no cuando ni siquiera mereces ser llama-do hombre? (Enchi ri dion militis christiani, Ibid. 45ss)

39. Con dificultad me parece que se pue-den excusar de pecado mortal los que consuperfluos y demasiados gastos edifican o

adornan los monasterios e Iglesias, sin par - ticular necesidad del culto divino, viendotantos templos vivos de Dios perecer dehambre, encogidos de frío, afligidos connecesidad de otras cosas necesarias […].Si quieren rescatar sus pecados para conDios, estos gastos que hacen en dorar y es-culpir las piedras de las iglesias, los haríansecretamente en socorrer a los verdaderospobres. Pero no buscan la gloria de Diossino la suya propia […] Si las obras quenos harán merecer el Reino […] son vestir,albergar, visitar a Jesucristo y otras tales,yo tengo por gran desvarío darle de comerdonde él no ha hambre, de beber donde noha sed, de vestir donde no está desnudo,albergarle donde no le falta casa pues, se-gún él dice, ninguna de estas cosas pade-ce él sino donde su pobres las padecen. (Coloquios, Madrid 1947, 122ss)

Santo Tomas Moro

40. No hay castigo tan horrible que pue-de evitar que roben los que no tienen otrosmedios de subsistencia. […] Se destinana los ladrones grandes y horribles casti-gos, cuando mucho antes se hubiese debi-do tomar precauciones para que hubieraalgunos medios con los que pudieran ga-narse la vida, de modo que nadie tuvieraque llegar a ese extremo de necesidad[…]. Pues casi todo ha caído en manos deunos pocos ricos que no necesitan vendermás que cuando les place, y no les placemás que cuando pueden vender tan carocomo les place […]. Así, la irrazonablecodicia de unos pocos ha convertido enuna completa ruina […] lo que debía serla principal fortuna de vuestro reino. […]Y, para arreglar la cosa, a estas desgraciasmendicidad y miserable pobreza se añade

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un gran desenfreno, lujos superfluos ydesórdenes excesivos. ¿Qué hacéis sinocrear ladrones y luego castigarlos? […]Nosotros los cristianos apartamos la vistade la mayoría de las cosas que Cristo nosenseñó […]. Los predicadores han retor-cido y desviado su doctrina y, como unaregla de plomo, la han adecuado a las cos-tumbres de los hombres.

Donde las propiedades son privadas,donde todo el peso se apoya en el dinero,

es difícil y casi imposible que la repúbli-ca pueda ser gobernada justamente y flo-rezca en la prosperidad […]. A menos quepenséis que la prosperidad florece dondetodo está repartido entre unos pocos, loscuales no cabe duda de que viven sus vi-das muy acomodadamente, y el resto vivemiserablemente, desgraciadamente y enla mendicidad. (Selección de frases de Utopía, Madrid1985, pp. 85-113)

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San José de Calasanz

41. Prácticamente en todas las nacioneslos pobres son la mayoría de la poblacióny no pueden soportar por mucho tiempoel estudio de sus hijos. […] Con sus fa -tigas ellos sostienen al mundo, por así decir, y los mayores trabajos y las elucu-braciones más difíciles son los pensa-mientos de los hombre pobres que, parallegar a cualquier cosa, trabajan y velan,mientras los ricos duermen y sólo apare-cen en escena a cosas hechas. (Constituciones 20, 9 y Regula Ca lasan -cia 14,60)

San Vicente de Paul

42. Para Dios es un honor que entremos ensus sentimientos más íntimos, hagamos loque Él hizo y realicemos lo que Él ha or-denado. Pues bien. Sus sentimientos másíntimos han sido preocuparse de los pobrespara amarlos, consolarlos, socorrerlos yrecomendarlos. En ellos es en quienes po-nía todo su afecto. Y él mismo quiso nacerpobre, recibir en su compañía a los pobres,servir a los pobres, ponerse en lugar de lospobres hasta decir que el bien y el mal queles hacemos lo toma como hecho a su mis-ma persona. No hay ninguna diferencia en-tre amarle a Él y amar a los pobres. […]

¿Pensáis cristianos que podéis quedarostranquilos diciendo que no lo creéis? ¡Quédureza de corazón! Porque no os falta na-da cerráis la puerta a la compasión, a laayuda a favor de esos pobres que langui-decen […]. Como dice san Ambrosio: «nole has asistido, luego le has matado».(Citas tomadas de: A. Orcajo, San Vicentede Paul, espiritualidad y escritos, 539 y deJ. Mª Ibáñez, Vicente de Paul y los pobresde su tiempo, 360-362)

Bossuet

43. En el mundo los ricos tienen todas lasventajas y ocupan los primeros puestos. Enel reino de Jesucristo la preeminencia per-tenece a los pobres, primogénitos y verda-deros hijos de la Iglesia. En el mundo lospobres están sometidos a los ricos y pareceque no han nacido más que para servirles.En la santa Iglesia, por el contrario, no seadmite a los ricos más que con la condiciónde servir a los pobres. En el mundo los favo -res y los privilegios son para los ricos y lospo derosos; los pobres no tienen parte en ellosmás que con el apoyo de los ricos. Mientrasque en la Iglesia de Jesucristo las gracias ylas bendiciones son para los pobres.

La Iglesia en su plan original fue cons-truida solamente para los pobres y ellos

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BARROCO (SIGLO XVIII)

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son los verdaderos ciudadanos de esta fe-liz ciudad […]. Jesús no tiene necesidadde ricos en su santa Iglesia. […] No bus-ca a los ricos por ellos mismos. ¿Para quéle servirían en su reinado? No creáis quese complace con sus adornos […]. La sen-cillez de que hace gala el culto de la nue-va alianza es para demostrar a los ricosque ya no necesita de ellos más que parael servicio de los pobres. […] Venid ricosa su Iglesia: tenéis la puerta abierta. Peroos ha sido abierta a favor de los pobres ya condición de que les sirváis. Por amor asus hijos es por lo que permite la entradaa esos extraños. […] Para eso fundó suIgle sia en la que recibe a los ricos pero acondición de que sirvan a los pobres. (Sermón de septuagésima en 1569 sobrela eminente dignidad de los pobres en laIgle sia; Oeuvres Complètes, 1862, II,155ss)

44. El Apóstol señala muy acertadamentelas dos principales enfermedades de los ri-cos: la primera el gran apego a sus bie nes;y la segunda la gran estima que, por lo ge-neral, tienen a su propia persona: porqueven que sus riquezas hacen que el mundoles tenga en consideración… Pues bien,ricos, poderosos del mundo, sacad estaconclusión: que si de acuerdo con las le-yes del mundo los pobres no han nacidomás que para serviros, según las leyes delcristianismo sois vosotros los que habéisnacido para servir a los pobres y aliviarsus necesidades. (Sermón de Viernes Santo en 1662;Oeuvres, I 615).

San Juan Eudes

45. [El presbítero] es un verdadero padredel pueblo de Dios que tiene el corazónlleno de amor por los suyos. Pero, sobretodo, es el padre, el abogado, el procu -rador, el protector, «el defensor de los pobres, de las viudas huérfanos y extran-jeros» y el refugio de todos los miserables.Que tiene su gusto en conversar con ellos,vestirlos, consolarlos y servirlos. En asu-mir en su propia mano la causa de los pobres, velar por sus intereses y defen-derlos contra aquellos que los aplastan yoprimen. (Memorial de la vida eclesiástica; enOeuvres choisies, Paris 1935, VI, 38-39)

San Juan Bautista de La Salle

46. Debéis abrigar para con los hijos delos pobres particularísimos sentimientosde ternura […] por considerarlos como losmiembros de Jesucristo y sus predilectos.La fe debe moveros a honrar a Jesucristoen sus personas y a preferirlos sobre losmás acaudalados de la tierra porque sonimágenes vivas de Jesucristo […] ¿Hon -ráis a Jesucristo en sus personas? […]¿Los preferís a los niños de familias aco-modadas y tenéis con aquellos más mira-mientos que con éstos? Profesad tantoamor a la pobreza como tienen los ricos alas riquezas […]. Cuanto más améis a lospobres, en mayor medida perteneceréis aJesucristo. (Selección de frases de Medi taciones,Madrid 1970, pp. 245ss.)

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Carta del obrero Claude Corbon alobispo Dupanloup (1877)

47. Nos habéis apostrofado preguntando¿quién me dirá por qué nos abandona elpueblo? […] Pues bien. Os abandonamosporque vosotros nos abandonasteis hacealgunos siglos. […] No pretendo decirque nos hayáis rehusado «las ayudas de lareligión» […]. Lo que quiero decir es quehabéis abandonado nuestra causa tempo-ral y que vuestro influjo se ha dirigido aimpedir nuestra redención social más quea favorecerla. […] Y sin embargo deboreconocer gustoso que hubo un tiempo enque […] a diferencia de lo que hacéis hoy,solíais identificar vuestra causa con lanuestra […]. Luego cambió vuestra ense-ñanza, sobre todo la dirigida a las clasesbajas. Se procuró expresamente apartar-las de toda idea de redención en estemundo. No se les recomendó más que lasumisión absoluta a todos los poderesestablecidos (¡con la condición de quefueran devotos de la Iglesia!). Se les hizocreer que la más absoluta resignación a sumi serable suerte era agradable a Dios. Osempeñasteis en hacerles pensar que,cuanto más se resignaran a ser humilla-dos, pisoteados, aplastados en este mundo,tanto más se granjea rían una feliz com-pensación en la otra vida.

(Citado por F. Isam bert, Christia nis me etclasse ouvrière, Paris 1061, 238ss)

N.B. Es la primera vez que un texto deeste tenor aparece en esta antología.¿Cuáles son las causas de ese cam-bio? Daniel Rops señala entre ellas laex tracción cortesana de casi todos losobispos. Así: «un cardenal D’Astrosno ve «en la triste desigualdad» de lascondiciones más que el orden de la Pro -videncia. […] Ignoramos si K. Marxleyó las pastorales de Mons. D’As -tros; en todo caso habría hallado enellas excelentes citas para probar quela religión es el opio del pueblo […].El despertar de los católicos a las pre-ocupaciones sociales ocurre al mar-gen de la jerarquía»6.Añadamos la tergiversación de la re -volución francesa que acaba reducidaa una revolución burguesa (como laindependencia de América Latina), des -vinculando «libertad, igualdad y fra -ternidad» de su matriz cristiana y per-siguiendo a la Iglesia, pese a que enlos estados genera les de 1789 habíacasi una tercera parte de clero. Lo cualhace que la misma Iglesia se dediquemás a defenderse a sí misma que adefender a los oprimidos de la nacien-te revolución industrial. Ello explica el

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SIGLO XIX

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carácter excepcional y el valor de lostres testimonios que vamos a citar.

A. Frederic Ozanam7

48. La cuestión que en nuestros días divi-de a los hombres ya no es una cuestiónpolítica sino una cuestión social: si lasociedad no será más que una explotaciónmo numental en beneficio de los másfuer tes, o una consagración de ca da unoal bien de todos y, sobre todo, a la protec-ción de los débiles. Hay mu chos hombresque tienen demasiado y siguen queriendotener más; hay otros muchos que no tie-nen bastante, que no tienen nada y estándispuestos a arrebatar si no se les da. En -tre ambas clases de hombres está prepa-rándose una lucha y […] amenaza con serterrible: por un lado el poder del oro, porel otro el poder de la desesperación. […]Cada día vemos que se va haciendo másprofunda la división que ha nacido en lasociedad. Ya no son las opiniones políti-cas lo que divide a los hombres, sino losintereses más que las opiniones. Aquí elcam po de los ricos; ahí el de los pobres.En el primero un egoísmo que quiereretenerlo todo; en el otro un egoísmo quequerría arrebatarlo todo, y entre ambos unodio irreconciliable. (Cartas a M. Jammot y a M. X. en 1836)

49.Gentes de bien: se os ha dicho que ha -béis salvado a Francia […]. Habéis aplas - tado la revuelta; pero os queda to davía unenemigo a quien no conocéis suficiente-mente, de quien no os gusta que os hableny del que nosotros hemos decidido habla-ros […]: la miseria.

Sacerdotes: es de justicia reconocerque amáis a los pobres de vuestras parro-

quias, que acogéis con caridad al menes-teroso que toca a vuestra puerta y que nole hacéis esperar cuando os llama a la ca -becera de su lecho. Pero ha llegado lahora de preocuparos más de esos otrospobres que no mendigan, que viven ordi-nariamente de su trabajo […]. Agotad elcrédito que todavía os queda entre tantasfamilias cris tianas, presionadlas a tiempoy a destiempo. Y estad seguros de que,forzándolas a que ellas mismas se desnu-den, les ahorráis el disgusto de ser des -nudadas por ma nos más rudas. No osasustéis cuando los malos ricos […] irri-tados por vuestras palabras, os traten decomunistas, igual que antaño trataban asan Bernardo de fanático y de insensato[…].

Ricos: la previsión tiene sus límites: yAquél que nos enseñó a pedir el pan decada día, nunca nos aconsejó que nos ase-guráramos diez años de lujo […].

Representantes del pueblo: vuestrotra bajo no servirá ni para un día si des-cuidáis este problema formidable de lamiseria, que no soporta más retrasos.

Dios no hace a los pobres. […] Es lali bertad humana la que hace a los po bres[…]. Y líbrenos Dios de calumniar aaquellos a los que el evangelio bendice,ha cien do a las clases inferiores sufrientes,responsables de sus males y sirviendo asía los malos corazones que, cuando handescubierto algún error en el pobre, ya secreen dispensados de socorrerlo. (Artí culo en L’Ere Nouvelle, en 1848)

50. Hay explotación siempre que el pa trónconsidera al obrero no como un so cio, co -mo un auxiliar, sino como un instrumentodel que hay que sacar el mayor rendimien-to posible al menor precio posible. Y la

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explotación del hombre por el hombre esesclavitud, trata de blan cos […].(Oeuvres, VIII, p. 588)

Obispo W. E. von Ketteler

51. Nunca ha habido una dictadura deldinero como la de nuestros días, y es per-ceptible la estrecha vinculación de esepoder del dinero y el liberalismo: […]Atrae hacia sí a todos los ricos del mun -do para calcular medios con los queaumentar todo lo posible el disfrute de lomaterial y con esa lógica le parece abso-lutamente correcto que el 90% de lahumanidad, excluidos de toda satisfac-ción material, vivan sólo para servir aldisfrute del 10% de elegidos y para faci-litárselo hasta la saciedad […]. El libera-lismo quiere hacer a todos iguales. Peroen lugar de cumplir esa promesa, ha crea -do una diferencia entre los hombres ma -yor que todas las antiguas […]. La supre-sión de las jerarquías sociales no sirvepara nada, mientras la propiedad en ma -nos de unos pocos destroce toda igualdadentre los hombres en todos los campos dela vida humana […]. El liberalismo des-troza incluso la igualdad ante la ley.8

(Schriften, Mün chen 1911, III, 244-59)

52. Ya no es posible engañarse sobre elhecho de que toda la existencia de la casitotalidad de la clase trabajadora (lo cualsignifica: de la gran mayoría de los hom-bres de los estados modernos) está ex -pues ta a las oscilaciones del mercado ydel precio de las mercancías para la su -pervivencias de sus familias y para resol-ver el problema cotidiano del pan necesa-rio […]. No conozco nada más digno deacusación que este estado de cosas. […]Este es el mercado de esclavos de nuestra

Europa liberal, configurado según elpatrón de nuestro liberalismo ilustrado[…]. Hemos de preguntarnos qué es loque ha convertido al trabajo en una mer-cancía de mercado y qué es lo que hacebajar su precio hasta el último peldaño dela escala de las necesidades vitales. [Y larazón es]: el salario del trabajador seregula por la ley de la oferta y la deman-da y, al igual que otras mercancías, laoferta y la demanda se regulan según laley de la competencia. (Ibid. III, 17-18. ¡Parecen palabras de hoy!)

Lacordaire

53.Miseria es no ganarse la vida por másempeño que se ponga en ello. ¿Es posibleque haya en el mundo hombres que pue-den y quieren ganarse la vida con el tra-bajo y no lo consiguen? Efectivamente.[…] Extraño fenómeno el de un hombreque tiene derecho a la vida, que no puedevivir sino del trabajo, que lo pide y no loencuentra. Ese fenómeno existe […]. Yaún no basta: el miserable turba el sueñode los que gozan, aunque no hay que te -mer ninguna revolución: es molesto paraquien vive en edificios bien acondiciona-dos e iluminados […] gozando de magní-ficos espectáculos, pensar que quizás a lapuerta de la calle haya lázaros que se con-tentarían con unas migajas de pan y queno las tienen porque nadie se las da. Lonatural será deshacerse de esa miseria quetiene el atrevimiento de existir y de pertur -bar sus goces. (Conferencia en Bruselas, 1847, Obrascompletas, ed. Bruño, XIV, 57-85)

54. Nada hay en el mundo a lo que Diosmaldiga más que el lujo […]. El lujo es laruina de la limosna, la ruina de las fami-

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lias, la ruina de las sociedades. […] Lascosas tienen sus límites en las necesida-des que Dios ha querido. Pero las necesi-dades que Dios no ha querido, las que hacreado nuestra vanidad, ésas no tienenlímites. (Conferencia en 1851, Ibid. XV, 175ss)

55. Jesucristo quiso que la Iglesia fuesepobre como lo había sido él; no le formó

patrimonio en la tierra. […] El pobre esun misterio en la iglesia […].

La razón jamás podrá admitir la dig-nidad del pobre. […] El pobre es unsacramento […] que no exige de noso trospreparación alguna sino que nos comuni-ca la gracia y nos dispone a recibir losotros sacramentos. (Conferencia en 1853, Ibid. XV, 62ss)

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Hermann Kutter

56. La cristiandad […] sirve a Dios con to -da clase de piedad y beatitud, pero olvidaque Dios quiere ser servido mediante elamor a los débiles y la superación de lamaldad. […]. Voy a deciros una cosa: eldinero ha cegado vuestro corazón, ha en -loquecido vuestra razón y ha roto vuestrafuerza. El dinero ha arrancado de vues-tros corazones la justicia, el derecho, laverdad y el amor, para plantar en ellos supropia moral. […] Al igual que Dios, elDinero tiene también sus diez manda-mientos […]. ¿O es que nunca los habéisoído?: No tendrás otro Dios más que amí. No te harás imágenes ideas o reflexio -nes im prácticas. No respetarás nada de loque hay en el cielo o en la tierra, pues yo,el Dinero, soy un Dios fuerte que castigasu desprecio en los hijos y en los nietos, ypaga su adoración con bienestar y riqueza.No hablarás mal del Dinero pues él nodeja sin castigo a nadie que lo haga. De -dicarás seis días a los asuntos del Dinero,y el séptimo a pensar en él. Honrarás alDinero mientras vivas, para que puedasvivir largos días, y os vaya bien a ti y a losbilletes que él te da. No malgastarás nada.No adulterarás en tu unión con el Dinero.Robarás tanto como puedas. Utilizarás con -tra tus prójimos falsos testimonios y prác-

ticas mentirosas, pues eso le agrada alDinero. No desearás los bienes de otroque no sea el Dinero. […]A la luz de estamoral, el hombre ve la vida de otra mane-ra y se abre a nuestros ojos un mundo dis-tinto. Ahora comprendemos por qué elrico y el poderoso se creen de más valorque el pobre: es que miden a los hombressólo con el Dinero porque él así lo orde-na. […]. No cabe oposición mayor entreel Reino de Dios y el señorío del Dinero.No cabe mayor incapacidad de compren-sión que la que tienen los adoradores delDinero para la existencia del Dios vivo.Por eso vosotros no entendéis la cuestiónsocial […]. Hay que dejar muy claro quela hu manidad está prisionera de una sin-razón terrible y que nuestro sistema deproducción es una cadena de injusticias yde de so bediencias contra el Creador. (Sie müssen. Ein offenes Wort an diechristliche Gesellschaft, Berlín 1904,Selección de frases)

Karl Barth

57. La comunidad cristiana es testigo deque el Hijo de Hombre ha venido a bus-car y a salvar lo que estaba perdido. Estosignifica para ella que, libre de toda falsaimparcialidad, ha de mirar preferentemente

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SIGLOS XX-XXI

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hacia abajo, también en el terreno político.Intervendrá preferentemente y de maneraparticular a favor de aquellos que, por suposición social y económica, son débilesy por ello amenazados: en favor de lospo bres. Y hará especialmente responsablede ellos a la comunidad civil. Lo primero(para la Iglesia) es dedicar a esos pobressu amor en forma de diakonía. Pero estoprimero no permite descuidar lo otro (queentra en el campo de su responsabilidadpolítica): el compromiso por una configu-ración de la convivencia que excluya elque la igualdad de todos ante la ley seconvierta en un pretexto para una desi -gualdad fáctica entre ricos y pobres, entreempresarios y obreros, en lo que toca aatención y protección social. La comuni-dad cristiana aparece en el cam po políticonecesariamente en compromiso y en lu chapor la justicia social. Y a la hora de elegiren tre las diversas posibilidades sociales[…], se decidirá por la que ofrezca unamayor medida de justicia social, dejandoal margen otras consideraciones. (Chris tengemeinde und Búrgergemeinde,Zu rich 1946, p. 27)

58. El mandamiento de Dios, en la me di -da en que se le pueda y se le quiera escu-char, será siempre y en todas circunstan-cias una llamada hacia la oposición, haciala humanidad y en contra de todas las ma -neras de pisotearlas. Y, por tanto, una lla-mada a favor de los débiles y contra lapre potencia de los fuertes. Desgracia da -mente, la comunidad cristiana ha tardadomucho en comprender esto, en su rela-ción con el mo derno de sa rrollo capitalis-ta del pro ce so de trabajo, y se ha hechocorresponsable de la injusticia que carac-teriza a este sis tema. (Kirchliche Dogmatik, III/4, 624)

Teilhard de Chardin

59. Tienes mil veces razón en trabajar porhacer reinar en tu instituto el amor haciael pobre: es la actitud más cristiana, mássocial y más educativa que puedas incul-car en tus alumnos. Hacerles inclinar converdadera simpatía ante los miserables es,en cierto modo, inculcarles un solo hábito,la quintaesencia de toda formación huma-na y católica. Jamás te excederás en estesentido.

Para amar a nuestro prójimo «de mo -do distinto a como lo hacen los paganos»,hay que saber sobrenaturalizar nuestrassimpatías. Y esta sobrenaturalización serásiem pre sospechosa e incompleta, si no sela rodea de la aureola de un amor que al -cance a los miserables, a los menos inte-resantes y a los menos simpáticos. (Car tas a su prima Marguerite en 1918; enGé nesis de un pensamiento, p. 109 y 158)

Charles Péguy

60. La libreta de ahorros es el libro y elcompendio del pensamiento moderno. Es -te libro es el único suficientemente fuertepara resistir los embates del evangelio:porque es la Biblia del dinero que es elver dadero Anticristo […]. Los ri cos llegana creer que la pobreza ha dejado de exis-tir una vez que han logrado rodearla opor-tunamente de silencio. Hay dos categoríasde ricos: ricos incrédulos y ricos creyentes.Los primeros, obviamente, no conocen elcristianismo puesto que lo re cha zan. Lossegundos aún lo conocen menos puestoque creen que pueden creer en él y practi -carlo a pesar de su riqueza […]. No sé quéha cer de una caridad que capitule a diarioante los poderosos del mundo […]. Lafalta de caridad de los cristianos, combi-

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nada con su excesiva riqueza material esla que ha creado esa cosa horrenda: que lasfábricas se hayan hecho un mun do ce rradopara la Iglesia y que la Igle sia se ha yahecho un mundo cerrado pa ra las fábricas. (De la antología de J. L. Martín Descalzosobre Péguy, Pala bras cristianas, Sala -manca 2002, p. 95ss)

61. No hay que disimular que, si la Igle -sia ha dejado de ser la religión oficial delestado, sigue siendo la religión oficial dela burguesía. Por eso la fábrica le está ce -rrada y ella está cerrada a la fábrica: por-que es y actúa como la religión oficial, lareligión formal del rico. Y esta es la razónpor la que la Iglesia no es nada y, sobretodo, no es nada de lo que era y se ha con-vertido en lo más contrario a ella misma. (Notre Jeunesse, en Oeuvres Complètes,IV, 171-72)

E. Mounier

62. A muchos de los que disertan sobre elcomunismo les ha faltado ir a mezclarsecon las casas y los hombres de ese subur-bio que se llama rojo y que, de cerca, noes más que gris, tan gris que parece estarsellado para siempre con el color de losdías. Ese suburbio que se piensa que estáasediando a París y que basta recorrerpara darse cuenta de que es París el que locer ca y lo fuerza desde hace cinco gene-raciones a un des tino desesperado. Esesu burbio donde ayer quiere decir humi-llación, hoy inquietud y mañana amena-za. Donde, si se llega a comulgar con él,aunque sólo sea por unas horas, las pala-bras justas te entran en seguida por lapiel. No: nuestra filosofía no quiere re -nunciar a esas malas compañías. (Oeuvres, IV, 17-18)

63. El capitalismo defiende la iniciativa y la libertad de unos pocos sometiendo ala esclavitud la mayoría. Nosotros quere-mos para todos el constreñimiento mate-rial de unas instituciones necesarias, conel fin de asegurar a todos una libertadmaterial sin peligros. […] La economíatiene por función satisfacer las necesidadesde todos. Más allá de eso ha cumplido sucometido y las energías deben hallar otroempleo que no sea desarrollarlas artificial-mente. Por tanto la actividad económicaestá subordinada a una ética de las nece-sidades. […] El capital carece de de rechoen una comunidad humana, si no ha naci-do del trabajo y no colabora a un trabajo. (Obras, Barcelona 1974, I, 313)

Monseñor Romero

64. El mundo de los pobres es clave paracomprender la fe cristiana […]. El en -cuen tro con los pobres nos ha hecho reco-brar la verdad central del evangelio conque la palabra de Dios nos urge a conver-sión. […] Ahora sabemos mejor lo quesig nifica la encarnación, qué significaque Jesús tomó carne realmente humanay que se hizo solidario de sus hermanosen el sufrimiento, en los llantos y queji-dos, en la entrega. Sabemos que no setrata de una encarnación universal, que esimposible, sino de una encarnación prefe-rencial y parcial, una encarnación en elmundo de los pobres. Desde ellos podrála Iglesia ser para todos, podrá prestar unservicio pastoral a los poderosos a travésde una pastoral de conversión; pero no ala inversa co mo tantas veces ha ocurrido.[…] Los antiguos cristianos decían: lagloria de Dios es el hombre que vive (Glo -ria Dei vivens homo). Nosotros podría-

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mos concretar eso diciendo: gloria Deivivens pauper (la gloria de Dios el pobreque vive). Creemos que, desde la trascen-dencia del evangelio podemos juzgar enqué consiste en verdad la vida de los po -bres y creemos también que, poniéndo-nos del lado del pobre e intentando darlevida, sabremos en qué consiste la eternaverdad del evangelio. (Discurso cuando el doctorado H.C. enLovaina. En La voz de los sin voz, SanSalvador 1980, 184ss)

65. Es inconcebible que se diga alguiencristiano y no tome, como Cristo, una op -ción preferencial por los pobres […] ¡Esoya no es cristianismo! […] Mu chos creenque cuando la Iglesia dice «por los po -bres» ya se está haciendo comunista, yaestá haciendo política […].(Homilía del 09/09/1979)

Asamblea episcopal de Puebla

66. «Rostros en los que deberíamos re co -nocer los rasgos sufrientes de Cristo: ros-tros de niños golpeados por la po brezaan tes de nacer […], de jóvenes desorien-tados por no encontrar su lugar en la so -ciedad […], de indígenas marginados ensituaciones inhumanas […], de campesi-nos relegados y a veces privados de tierra[…], de obreros mal retribuidos […], desubempleados y de sempleados por lasduras exigencias de crisis económicas[…], de marginados y hacinados urbanoscon carencia de bienes frente a la ostenta-ción de otros sectores sociales […], deancianos marginados por la sociedad delprogreso» (nº 2602 ss; en la edición de laBAC, pp. 432-22). […] El evangelio nosdebe enseñar que, ante las realidades quevivimos, no se puede hoy en América

Latina amar de veras al hermano y portanto a Dios, sin comprometerse a nivelpersonal y en muchos casos a nivel deestructuras, en el servicio y la promociónde los grupos humanos y de los estratossociales más desposeídos y humillados,con todas las consecuencias que se siguenen el plano de esas realidades temporales[…] (n. 327). […] El compromiso evan-gélico de la Iglesia […] debe ser un com-promiso con los más necesitados (1141).

Pablo VI

67. La Biblia desde sus primeras páginasnos enseña que la creación entera es parael hombre […]. Todo hombre tiene el de -recho de encontrar en la tierra lo que nece -sita. Todos los demás derechos, sean losque sean, incluido el de propiedad y co -mer cio libre, están subordinados a ello: nodeben estorbar sino facilitar su realiza-ción. Y es un grave y urgente deber socialhacerlos volver a su finalidad primera.(Populorum progressio 22)

68. La aversión surge contra vosotros pre -cisamente en aquellos mismos a quienesofrecéis […] trabajo. Vuestras empresas,maravillosos frutos de vuestro esfuerzo¿no son acaso motivo de disgustos y dechoques? Las estructuras mecánicas y bu -rocráticas funcionan perfectamente, perolas estructuras hu manas todavía no […]¿No se dice de vosotros que sois los capi-talistas y los únicos culpables? ¿No soisel blanco de la dialéctica social? Ha detener algún vicio profundo, una radicalinsuficiencia este sistema, si desde sus co -mienzos cuenta con semejantes reaccionessociales […]. El sistema económico-social,creado por el liberalismo man chesterianoy que todavía perdura en el criterio de la

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uni lateralidad de la posesión de los me diosde producción, de la economía encamina-da a un provecho privado preva lente, notrae la perfección, no trae la paz, no trae lajusticia, si continúa dividiendo a los hom -bres en clases irreductiblemente enemigasy caracteriza a la sociedad por el malestarprofundo y la cerante que la atormenta. (Discurso a los empresarios católicos,08/06/1964)

Juan Pablo II

69. Pertenece a la enseñanza y a la praxismás antigua de la iglesia la convicción deque ella misma, sus ministros y cada unode sus miembros, están llamados a aliviarla miseria de los que sufren cerca o lejos,no sólo con lo «superfluo» sino con lo«necesario». Ante los casos de necesidadno se debe dar preferencia a los adornossuperfluos de los templos y a los objetospreciosos del culto divino: al contrario,podría ser obligatorio enajenar estos bie -nes para dar pan, bebida, vestido y casa aquien carece de ello. (Sollicitudo rei socialis, 31)

Francisco, obispo de Roma

70. El mensaje cristiano tiene un conteni-do ineludiblemente social […]. Existe unvínculo inseparable entre nuestra fe y los

pobres. […] Hacer oídos sordos al clamorde los pobres cuando nosotros somos losinstrumentos de Dios para escuchar alpobre, nos sitúa fuera de la voluntad delPadre […].

A los defensores de la ortodoxia sedirige a veces el reproche de pasividad,de indulgencia o de complicidad culpa-bles, respecto a situaciones de injusticiaintolerables […].

No se puede tolerar que se tire co midacuando hay tanta gente que pasa hambre.[…]Mientras las ganancias de unos po coscrecen exponencialmente, las de la ma -yoría se quedan cada vez más lejos delbienestar de esa minoría feliz. […] Elsalario justo permite el ac ceso adecuadoa los bienes destinados al uso común. […]

Sin un cambio de actitud enérgico porparte de los dirigentes políticos […] seráimposible erradicar la violencia que,tarde o temprano, provocará su explosión.[…] La necesidad de resolver las causasestructurales de la pobreza no puedeesperar […]. Mientras no se resuelvanradicalmente los problemas de los pobres,renunciando a la autonomía absoluta delos mercados y de la especulación finan-ciera y atacando las causas estructuralesde la inequidad, no se resolverán los pro-blemas del mundo. (Textos de la Evangelii gaudium, 2013)

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BALANCE

Prácticamente todos los autores citados son figuras de máxima relevanciay autoridad en la historia del cristianismo. Ello nos plantea a todos unacuestión ineludible: la de si el cristianismo no ha cometido en este tema tancentral una gran infidelidad a su Señor; y qué influjo ha tenido esa infideli-dad en la aparición del ateísmo moderno y en la infame configuración delmundo actual. Dicho en forma de un latigazo simplificador pero fácil deretener: o no hay Dios o el cristianismo le ha sido infiel.

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1. Aunque el ideal sería recurrir a las ambienta -ciones y conclusiones de cada capítulo del li -bro.

2. Mentalidad que san Anselmo proyectará sobresu explicación de la redención, convirtiendoen una evidencia racional, lo que era sólo una«evidencia» social.

3. Remitimos a Textos olvi da dos de la DSI, Cua -derno nº 70 de esta colección; y al artículo deGON ZÁ LEZ FAUS, «DSI» (La Vanguardia,26/01/2015 y Alan dar, marzo 2015), recogi dotambién en el libro ¿El capital contra el sigloXXI?, Sal Terrae-Cris tia nisme i Justícia, 2015.

4. En este mismo sentido ver el Libro de la vida deSanta Teresa, cap. 21,7.

5. Se ha aclarado y dulcificado a veces el duro cas-tellano de Las Casas, quitando el hipérbatonde algunas frases, o cambiando algunas prepo-siciones y el tiempo de algunos verbos.

6. Como ocurrirá después en la América Latinacon la independencia.

7. Profesor de literatura. Beatificado por Juan Pa -blo II en 1997.

8. Si en lugar de «liberalismo» ponemos el neoli-beralismo actual, la fuerza de estas palabrasserá aún mayor.

NOTAS

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CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN

1. Señala con puntuación (1, 2 y 3) los tres textos que te hayan parecido másimportantes de toda la antología anterior. ¿Qué razones justifican esa elec-ción?

2. Destaca los puntos que parecen comunes, mantenidos a lo largo de todala historia, y aquellos en que aparecen diferencias debidas a los cambiosde épocas. Puedes valerte para ello de las pocas alusiones que hace elcuaderno, pero sabiendo que todavía hay otros elementos no indicados enel texto del cuaderno.

3. Busca un resumen de todo lo que los textos dicen sobre estos tres puntos:dinero, propiedad, tributos. Discute si estás de acuerdo con esas ense-ñanzas o no. Y por qué.

4. ¿Crees tener suficiente conocimiento de los marcos históricos y de las ca -racterísticas de las diversas épocas históricas en que aparece cada texto?¿Te ayuda esto a enmarcarlos y comprenderlos mejor? (Pon ejemplos). Enel libro Vicarios de Cristo puedes encontrar más información en este sen-tido, en las introducciones a cada época.

5. Varios de los textos citados aluden también a las obligaciones de la Iglesia:señala los puntos en que te parece que la Iglesia ha cumplido sus deberespara con los pobres, y aquellos en que la encuentras más infiel.

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