LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA PLAZA DE LA CEBADA ... · LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA PLAZA DE LA...
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LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA PLAZA DE LA CEBADA, CONSERVACIÓN DE SU TRAZA, PERO
MODIFICACIÓN DE LOS ELEMENTOS QUE LA COMPONEN, ¿QUÉ HA SUPUESTO ESTA EVOLUCIÓN? SU
CONTEXTO, PLAZAS QUE LA RODEAN
La plaza de la Cebada se entiende como un espacio de encuentro e intercambio social y comercial. Está
situada entre la calle de Toledo y la Puerta de Moros.
Dibujo de elaboración propia
En el recorrido histórico que vamos a hacer, podremos observar cómo la forma urbana tempranamente
formada permanece, pero en el uso privatizador del espacio se ha ido produciendo un cambio
cualitativo de la percepción urbana y social, cultural y antropológica, del espacio.
Dibujos de elaboración propia 2008
La plaza de la Cebada debe su nombre al lugar donde se separaba la cebada destinada a los caballos del
rey de la de los regimientos de caballería, donde acudían los labriegos de las cercanías de Madrid a
vender la cebada. Aunque en su origen se utilizaba para aventar las mieses y por ello era conocida como
plaza del Viento.
Se formó a principios del siglo XVI y desde el principio estuvo dedicada al comercio de granos, tocino y
legumbres. Se convirtió en el lugar al que todos los madrileños acudían al acto del intercambio, de
manera que en el siglo XVII se instalaron ahí las ferias de Madrid. En el S.XIX, se trasladaron a la Plaza de
la Cebada las ejecuciones de sentencia de muerte en horca o garrote.
En 1870 empezó la construcción del Mercado de la Plaza de la Cebada (entonces de Riego), realizado
bajo la dirección del arquitecto Mariano Calvo Pereira, siguiendo el modelo del de Les Halles en París.
Construido con modernas estructuras de hierro y cristal, se trataba de un edificio de planta irregular,
compuesto por dos pisos, y con una superficie de 6.323 metros cuadrados. El edificio fue inaugurado por
el Rey Alfonso XII el 11 de junio de 1875.
Mercado en 1914
El mercado se convirtió en el “palacio” de la alimentación, del intercambio, del diálogo, de los
encuentros y relaciones sociales, de la cercanía entre las personas, y de la venta de productos locales y
perecederos. Este mercado y el de los Mostenses, se explotaban por una compañía extranjera hasta ser
adquiridos por el municipio.
Pero este mercado mostraba un problema de higiene, ya que un estudio realizado por el Dr. Philip
Hauser en 1902 sobre la salubridad de los mercados madrileños, aseguraba que ningún mercado
propiedad del ayuntamiento (Cebada y Mostenses) reunía las condiciones necesarias para la
conservación de los géneros. Sin la existencia de neveras para conservar los productos, los comerciantes
sacaban por las noches las carnes sobrantes del día a lugares frescos de las calles, para evitar que se
pudrieran.
En 1956, el entonces Concejal de Urbanismo, Joaquín Campos Pareja, decidió derribar el mercado
modernista de hierro, justificando que tenía problemas de seguridad estructural. Ante esto, los
comerciantes reaccionaron pagando un estudio de viabilidad del edificio, en el cual se certificaba el
buen estado estructural del mismo, apuntando la necesidad de hacer ciertas reformas puntuales en su
interior. Aún así, fue derribado en 1956, construyéndose en su lugar el actual mercado de la Cebada, de
hormigón, perdiendo toda la identidad con la que había nacido.
Dibujo de elaboración propia
Los comerciantes en contra de esta reforma, formaron en 1958 la Sociedad Cooperativa del Mercado de
la Cebada, asumiendo las obras de construcción del nuevo mercado, con el objetivo de asegurar la
supervivencia del mismo. Reclamaron un mercado de una sola planta, a pie de calle, cómodo y funcional
como había sido el modernista, sin embargo el mercado fue de dos plantas.
El mercado fue inaugurado en 1962, en aquel momento debían de trabajar en él unos 400 comerciantes;
ante esto se dieron una serie de iniciativas por parte de los comerciantes: acuerdos directos con
cooperativas de producción con el fin de abaratar los precios (consumo local y directo, sin interventores
de por medio); el mercado gracias al esfuerzo y la imaginación de sus comerciantes volvió a vivir un
periodo de esplendor a lo largo de los años 60 y 70.
Pero hacia 1980, comenzaron a llegar a España nuevos formatos de distribución, súper e hipermercados
y la inminente instalación de centros comerciales por todo Madrid, acabando con la clientela tradicional
del mercado: clientes de barrios y zonas aledañas de la Latina junto con clientes del sector hostelero,
que hacían un uso de este espacio social, puro y tradicional.
Ante esta situación los comerciantes se vieron obligados a solicitar al Ayuntamiento la construcción de
un parking subterráneo para facilitar la llegada de los clientes. El parking fue inaugurado en 1992, pero
la situación comercial no mejoró. El mercado continuó perdiendo clientes y comerciantes. En 1997 los
comerciantes intentaron volver a tomar las riendas para que el mercado volviera a ser aquel espacio de
intercambio económico y social que fue, y para ello iniciaron una serie de cambios que no cuajaron del
todo.
El Mercado de la Cebada se enfrentó (y se enfrenta) a la competencia de las grandes entidades privadas,
a las grandes empresas de distribución formato súper e hipermercados.
En 1968 en el solar que nos encontramos hoy se construyó el ya derribado Polideportivo de La Latina:
piscina, dos gimnasios, sala de halterofilia, de musculación y en el mismo polideportivo se encontraban
dos floristerías. “... está masificada, a veces nadan hasta seis personas por carril”.
En Agosto de 2009 la empresa constructora COARSA acabo con el Polideportivo de la Latina. Hasta hoy,
ese agujero de cemento sigue vacío; sin mercado, sin polideportivo... pero algo se está desarrollando.
En 2003 el Ayuntamiento de Madrid comenzó a pensar en un proyecto de remodelación urbanística
central de la Plaza de la Cebada, que incluía el Mercado de la Cebada. Se convocó un concurso de ideas
resuelto en 2007. El proyecto ganador propuso la demolición del actual mercado y la construcción de
uno nuevo en el espacio que ocupaba el polideportivo. A su vez, la plaza seria profundamente
transformada para convertirse en un espacio peatonal con mayor utilidad pública que en la actualidad.
La remodelación del mercado incluía dos plantas de mercado más una superior para uso terciario,
además de la construcción de cuatro plantas más bajo nivel que ampliaría el actual parking.
Dibujos de elaboración propia
Sin embargo, las obras se han ido retrasando hasta ser aplazadas por falta de financiación municipal.
En 1958 la remodelación del mercado se subordinó al diseño arquitectónico, ahora, cincuenta años
después, los comerciantes sienten que la remodelación del mercado se subordina a la planificación
urbanística de la plaza. Pero en ninguno de los dos casos el mercado, como espacio social y comercial,
ha sido el fin en sí mismo de la planificación.
Se debe entender la importancia de la vida social que se vive dentro y fuera del entorno del Mercado de
la Cebada. Una vida social que se sostiene sobre las miles de relaciones vecinales que articulan
diariamente los pequeños comerciantes del mercado y que a modo de pequeñas raíces sujetan una
parte fundamental de la tierra social del barrio. Los barrios no son lo mismo sin su mercado, los
comerciantes del Mercado de la Cebada creen en su mercado porque es su vida y saben de su fortaleza
como institución social y comercial de la ciudad de Madrid.
Pero no solo debemos considerar la plaza en sí misma sino en el contexto en el que se inserta, en la
Latina y rodeada de otras plazas:
La plaza de los Carros. Está situada entre la Plaza de Puerta de Moros, la plaza de San Andrés, la
Costanilla de San Andrés y la calle Don Pedro. Su nombre se debe a que en ella estacionaban y
contrataban estos medios de transporte con dos o tres mulas, durante todo el siglo XIX y primeros años
del XX. Los carros s estacionaban aquí por la cercanía con la plaza de la Cebada.
Dibujo de elaboración propia y fotografía de 1900.
Como una prolongación de la Plaza de los Carros, nos encontramos con la Plaza de Puerta de Moros. En
ella estuvo uno de los accesos de la muralla cristiana construida a principios del siglo XII. Esta puerta,
encarada al sudeste, era muy estrecha, con varias revueltas, y disponía de foso y puente levadizo. La
puerta, se encontraba situada en la parte más baja de la Plaza de los Carros, abriendo camino hacia
Toledo. La actual Plaza de Puerta de Moros, está delimitada por su vecina Plaza de los Carros, y las calles
del Humilladero, Tabernillas y Carrera de San Francisco. En realidad, las dos plazas se podrían considerar
como una sola.
Dibujo de elaboración propia y fotografía de 1929.
Junto a las plazas que ya hemos visitado, se encuentra la Plaza de San Andrés, presidida por edificios de
gran importancia como la parroquia de San Andrés, construida en el lugar donde estuvo la mezquita
principal del Madrid árabe, la Capilla de San Isidro, donde estuvo enterrado el Santo y el Museo de los
Orígenes o Casa de San Isidro.
Dibujo de elaboración propia
Junto a la Plaza de San Andrés, se encuentra la plaza del Humilladero. En su origen la Plaza del
Humilladero y la calle del mismo nombre se denominaban Humilladero de San Francisco, porque en este
lugar había un humilladero creado por San Francisco de Asís como primera estación del Vía Crucis.
Dibujo de elaboración propia
La plaza de Cascorro se encuentra ubicada en uno de los puntos más populares del Rastro de Madrid en
pleno Barrio de Lavapiés, al final de la Calle de los Estudios y da paso a la Ribera de Curtidores. El
espacio era desde sus inicios un lugar abierto dedicado al sacrificio de animales que iría a parar a la
vecina Plaza de la Cebada.
Dibujo de elaboración propia
Leyre Cascante Rodríguez Intensificación gráfica arquitectónica_módulo de Patrimonio
Exp. 10075