La Gualdra No 8, 25 de julio de 2011

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Dedicado al arte y la enseñanza, Emilio Carrasco Gutiérrez (4 de octubre de 1950), promueve las artes plásticas en el Estado de Zacatecas. Desde hace años, realiza una gira por diversos países para promover los exlibris y confirma que para el arte no hay tiempo ni espacio. Actualmente radica en la ciudad de Guadalupe, Zac., e imparte clases de dibujo, grabado y pintura en su taller ubicado en la Casa Municipal de Cultura de Zacatecas. Pág. 6 y 7

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Dedicado al arte y la enseñanza, Emilio Carrasco Gutiérrez (4 de octubre de 1950), promueve las artes plásticas en el Estado de Zacatecas. Desde hace años, realiza una gira por diversos países para promover los exlibris y confirma que para el arte no hay tiempo ni espacio. Actualmente radica en la ciudad de Guadalupe, Zac., e imparte clases de dibujo, grabado y pintura en su taller ubicado en la Casa Municipal de Cultura de Zacatecas. Pág. 6 y 7

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Un día 25 de julio, pero de 1926, Tomás Méndez Sosa nació en la ciudad de Fresnillo, Zac. Este magnífico compositor fue hijo de Juan Méndez Aguilera y María Sosa de la Rosa. Nació en el seno de una familia muy humilde y trabajadora; su padre fue minero –pro-fesión que posteriormente le costaría la vida- . Tomás trabajó desde muy pequeño llevando comida a los mineros; fue ahí, en las minas, donde surgió su gran amor por las palomas, ya que éstas hacen sus nidos en los tiros; seguramente inspirado en esos días, en el paisaje de un Fresnillo provinciano y tranquilo, bajo un cielo azul como el que sólo puede observarse en esta tierra, compuso las inolvidables letras de Paloma negra, Cucurrucucú paloma, Cuando canta la palo-ma, Llora, paloma, llora, Paloma déjame ir y Palomita de ojos negros. Su madre adoraba las aves y fue seguramente ella quien le inculcó el amor por estos animales a su hijo, quien desde peque-ño gustaba de la música pero nunca –paradójicamente- aprendió a tocar la guitarra. Tomás Méndez traía la música por dentro, como coloquialmente se dice, componía sus canciones y luego le silbaba a alguien la tonada para que escribiera la melodía. Sus primeras can-ciones eran interpretadas en la zona roja de Fresnillo –mientras él, a través de una rendija, veía cómo los parroquianos bailaban y canta-ban sus composiciones-. Algo le dijo que tenía que salir del pueblo, soñaba que su música fuera grabada y emprendió el viaje a Ciudad Juárez primero y posteriormente a la Ciudad de México. Cuando llegó a la capital, lo primero que hizo fue visitar a la patrona, a la virgen de Guadalupe, para encomendarse a ella, prometiéndole que de llegar a ser un compositor reconocido iría a visitarla cada año en diciembre. Su deseo se cumplió y los siguientes 45 años estuvo ahí, al pie de su altar para cantarle su Ofrenda Guadalupana en las mañanitas. Tomás Méndez trabajó primero de jala-aplausos en la XEW, luego como ayudante de producción; fue secretario y maes-tro de ceremonias del Trío Los Diamantes. Un día conoció a don Mariano Rivera Conde, quien al escuchar sus canciones, le pidió a Rubén Fuentes que transcribiera las partituras; contrató a Tomás Méndez como artista exclusivo de su Compañía. De ahí en adelan-te, el compositor sumó éxito tras éxito; su personalidad carismática le ayudó además a cosechar la amistad de grandes artistas de la épo-ca, quienes le interpretaron sus canciones; quién no recuerda a Lola Beltrán cantando Cucurrucucú paloma, o a María Dolores Prade-ra interpretando Matacuervos… Estas dos grandes artistas fueron quienes más canciones le estrenaron. A este distinguido personaje le encantaba además la más hermosa de todas las fiestas: la fiesta brava; por eso escribió can-ciones tan maravillosas como la del Huapango Torero (dedicado a Luis Procuna), El toro sobrero (canción hecha para Lola Beltrán), Matacuervos, Murió la Fiesta y El torerillo. Sus canciones han sido temas de películas, así podemos recordar A los cuatro vientos, Bala perdida, Cucurrucucú paloma, la Muerte de un gallero, El hijo del gallero y golondrina presumida. A propósito de esta última canción, han de saber, apre-ciados lectores, que la compuso Tomás Méndez a su esposa cuando siendo novios todavía, ella se fue a España dejándolo muy triste; inspirado por la ausencia escribió la letra que a continuación com-partimos con ustedes para conmemorar el natalicio de este gran artista zacatecano.

Jánea Estrada Lazarín / [email protected]

Golondrina presumida

De allá del mar vendrásgolondrina presumida,golondrina consentidapreferida de este amor.

De allá del mar vendrás,de allá del mar vendrás

primero Dios, verdad de Dios.

Seguro estoy mi amorque cuando llegues a mis playas

las gaviotas de mi cielocon tristeza te dirán

que envejecí de tanto esperarte.

La noche cubre yami pobre vida

y el faro de mi amorsigue buscándote en la noche

y mis ojos en el día.

De allá del mar vendrástienes que regresar

porque tú traes, porque tú traes...porque tú traes mi vida.

Tomás Méndez Sosa (1926-1995)

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibída la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Editorial Contenido

DirectorioCarmen Lira Saade

Dir. GeneralRaymundo Cárdenas Vargas

Dir. La Jornada de [email protected]

Jánea Estrada LazarínDir. La Gualdra

[email protected]

Sandra Andrade TrinidadDiseño

Juan Carlos VillegasIlustraciones

[email protected]

No. 8Suplemento cultural - 25 de julio de 2011 - No.8 - Año.1

Harry Potter: fin de una décadapor Adso Eduardo Gutiérrez Espinoza

Entrevista con Emilio Carrasco (Primera parte)por Claudia Córdova

Págs. 6 y 7

Pág. 3

Mi escritura a sus pies por Eduardo Campech MirandaCastillo de sal si puedes por Andrea Sampedro

Kafka o la redención por el exiliopor Nelson Guzmán

Metástasis al trazo solitariopor Edgar Adolfo García Encina

Pág. 4

Voces celestiales en el semidesierto zacatecano; Visita al pueblo Sierra Hermosa, Villa de Cos

por Judith Ernestine Bosnak

Pág. 5

Para la libertad por Ronaldo MonrealDiario de Mateo por Mateo Estrada Gaviria

Pág. 12

Cuando la libertad es un camino de la plumapor Gabriel Luévano Gurrola

Pág. 8

Pág. 9

AgendaPág. 10

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No. 8 - Año 1 - 25 de julio de 2011

Cada que escribo algo para publicarse (sea o no digno de ello) pasan por mi cabeza cientos de ideas, ¿quién leerá texto? ¿Qué impresión le producirá? ¿Será irrelevante, im-portante o estúpido mi planteamiento? Pocas veces obten-go una respuesta certera. Sin embargo, sigo escribiendo, con la finalidad de iniciar un diálogo, un debate, un enri-quecimiento de ideas, y también, de encontrarme día a día. Tengo consciencia, aunque no lo parezca, de la responsabilidad que conlleva el publicar. La botella al mar se lanza, no sin riesgo de golpear a alguien en la ca-beza para bien o para mal. Hace aproximadamente tres o cuatro años, me sumergía en esos pensamientos. Lo hacía mientras esperaba que lavaran mi auto y fuera entregado. Los jóvenes se apresuraban, sin detrimento del esmero, por concluir la faena. Uno a uno iban saliendo los automóviles relucientes, mucho muy distintos a como habían llegado. Un instante antes de la entrega, uno de los lavacoches ponía sobre los tapetes delanteros una página periodística extendida en toda su longitud. En ese momento reflexioné sobre el trabajo que los reporteros invirtieron para redactar la noticia, el se-sudo análisis de los columnistas, el empeño por un buen ángulo de los fotógrafos, la minuciosidad de los correcto-res, la revisión de los editores. Todo ese trabajo se iba, fi-nalmente, a las suelas húmedas del conductor, y en caso de ir, su acompañante. Consideré este hecho una ingratitud. Sin embargo, la sacudida vendría después. Me llamaron, acudí, cogí las llaves del auto, abrí la puerta y… ¡Ahí estaba un texto de mi autoría!, escrito a propósito de

Mi escritura a sus piesPor Eduardo Campech Mirandai

i http://fomentocebpz.blogspot.com/

http://lecturascompletas.blogspot.com/http://campech.blogspot.com/

una entrevista del entonces Coordinador Estatal de Bi-bliotecas, Lic. Antonio Torres Torres, con el magnate Bill Gates. Toda la compasión, la indignación, y por qué no decirlo, la expresión no dicha pero sí pensada de “pobres güeyes”, se me regresaba y golpeaba en la cara como un boomerang. El llevar a lavar el carro, me daba respuesta a muchas de mis preguntas. Tiempo después tuve otro encuentro con mis palabras. Pero ésas, ya las hacía muertas. Caminaba por el Portal de Rosales de la capital zacatecana. La Feria Municipal del Libro ocupaba dicho espacio tradicional. Caminaba, les decía, viendo los libros de cada expositor, preguntando por precios, títulos, autores. El tránsito pea-tonal se hacía lento. Mucha gente se dedicaba a lo mismo que yo. Pocos compraban. En el extremo de la pared del portal en cuestión, se encontraba un individuo obse-quiando publicaciones en bolsas de plástico transparentes. Ante la imposibilidad de adquirir algún libro en la Feria (para variar, mi presupuesto era recortado), decidí mañosamente acercarme al generoso persona-je. No dudé un momento cuando me ofreció el paque-te. Eran unas revistas. Los dos ejemplares de la misma publicación y del mismo número: El digno chipotlón y la mengambrea kakorrifofónica, número 1. En esas pági-nas había publicado un lustro atrás un poema, no malo, malísimo. La generosidad de mi amiga Sandra Toledo y su hermano Leonardo hicieron posible tal proeza. Hay, desde luego, publicaciones que han tenido una historia diametralmente opuesta, pero ésa, ésa es otra historia.

La semana pasada leí el libro de cuentos Buzón de tiempo de Mario Benedetti. La sensación general que me quedó al terminar fue nostalgia. Nostalgia de los cuentos que leí y de los perso-najes, nostalgia de la infancia, del clima, de la lluvia. En alguna parte escuché que los jóvenes actua-les sentían nostalgia de otras épocas que no habían vivi-do, me parece cierto. Pero creo que todos, jóvenes o no, podemos sentir nostalgia, tanto de situaciones que no viviremos como de las que ya vivimos. Al leer los cuentos de Benedetti sentí nostalgia de un sueño que no he tenido, una familia desconocida, un partido de futbol, una conversación que no tendré, nostalgia de cartas ajenas, de cartas propias, de recuerdos prestados, de cada estación del año e incluso de la muerte que un día llegará. Buzón de tiempo termina con el poema “El acabo-se” que hace referencia a la llegada de un nuevo siglo. Con las últimas líneas Benedetti nos transmite más nostalgia:

Castillo de sal si puedes

Así terminamos, con nostalgia del presente, el pasado y el futuro; de la alegría y la tristeza; de todos los libros que terminamos de leer; de los poemas que leemos, que escri-bimos y que jamás escribiremos; de las historias olvida-das; de los viajes nunca hechos, de nuestro hogar; y de la amistad perdida quizá en un “para siempre”. Mientras pasa el tiempo sigamos leyendo con responsabilidad y desenfado, para poder seguir sintiendo y sintiendo nostalgia.

“… Y sin embargo / del buzón de tiempo

saldrán de pronto cartas volanderas

dispuestas a afincarse en algún sueño

donde aguarden los sustos del azar”.

Mario Benedetti (fragmento de

“Buzón de tiempo”)

“Tengo los pies desnudos para entrar en el siglo

y el corazón desnudo y la suerte sin alas

vamos a no estrenarlo con quimeras exangües

sino con el dolor de la alegría”.

Por Andrea Sampedro*

Foto Mariana Gómez

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Kafkao la redención por el exilio

Por Nelson Guzmán*

El extravío es una metáfora del alma. Las comarcas in-hóspitas, su lejanía y las tribulaciones que arrojan sobre el camino del hombre errante, fueron siempre un motivo en la literatura que se refiere quizás más a los estremeci-mientos íntimos del alma que a la mera aventura exterior. Una serie de anécdotas no bastaría para atraer al lector hacia las naves que con sus remos hieren los océanos vas-tos. Los lestrigones, los hombres escorpión o el monstruo gerión quizás no nos dirían nada sino es porque Odiseo, Gilgamesh o Dante habitan cada uno de nosotros. A partir del siglo XIX la literatura no obstante creó un nuevo motivo frente al tema del viajero. Una vez que los aventureros, naturalistas y misioneros agotaron la superficie del orbe, el escritor errante vio erosionada la imaginación que poblaba la cartografía de sus páginas. Basta leer los nau-fragios de Alvar Núñez para comprobar que en los tiempos en que aún existían países sin nombre y hombres descono-cidos, lo insólito estremecía la coherencia misma de lo real. Dos escritores del XIX, Melville y Stevenson, fueron probablemente los últimos que se aventuraron en las islas habitadas por caníbales y magia. Marcel Schwob testimonia en su Viaje a Samoa, el escritor a quien el ex-travío sólo ofrecía ya el semblante de lo exótico. No es por ello casual, que la literatura haya en-contrado otra forma de extravío en la ciudad y la intros-pección. Dos ejemplos de ello nos lo ofrecen las figuras literarias más encumbradas que vivieron en una ciudad cuyo trazo laberíntico y su profunda tendencia a la sole-dad da suficientes motivos para extraviar el alma en sus propios dominios: Gustav Meyrink y Franz Kafka. En la Praga de fines del XIX y principios del XX ambos fueron judíos alemanes que vivieron la decaden-cia y desaparición del reino de Bohemia, reino acostum-brado al vasallaje que confiere a sus habitantes aún en nuestros días su habitual melancolía. Extranjeros en un país de raíces marchitas, no es extraño que su escritura orbitara sobre la tragedia que es inherente a los hombres que no logran encontrar un lugar en el universo. Una diferencia separa, sin embargo, sus desti-nos. Pues mientras Meyrink logró edificar una obra aca-bada al escribir El Golem, Kafka acuñó su grandeza al sostener su literatura en el inacabamiento, carácter a re-sueltas afín con las vicisitudes que sus propios personajes entrañan y que convirtió al autor mismo en un emblema de su obra, como lo es también la K que frecuentemente abreviaba los nombres de sus héroes. Siendo así, no es casual que el extravío tejiera con frecuencia la urdimbre de sus relatos, tampoco lo es que debido a su época, patria y condición, el carácter errante de sus personajes fuera siempre en atmósferas de una sordidez asfixiante: la caparazón del dorso de Grego-rio Samsa, los meandros legales que atraviesa el agobiado y rebelde Joseph K, la acechante burocracia del Castillo que se cierne sobre K. Todos ellos dibujan la cartografía de laberintos íntimos en donde el demonio de la intros-pección hace del encierro una forma de extravío. Entre sus obras quizás sólo podamos encontrar en El Desaparecido o América un viaje que conduce a su personaje fuera de las fronteras que regularmente apri-sionan a sus héroes. Como sucede en La construcción de la muralla china, el espacio de El Desaparecido nos ofrece la imagen de un territorio vasto que es símbolo del infinito; como en todos sus relatos, la sensación de pesadillas que ascienden como cumbres que su superponen una a otra, confiere a la historia un ritmo en crescendo que demues-

No. 8 - Año 1 - 25 de julio de 2011

* Profesor universitario. [email protected]

“¿Conoce, pues, su meta?”, preguntó él. “Sí –contesté yo–. Lo he dicho ya. Salir de aquí, ésa es mi meta”.

F. Kafka, La partida.

tra que cuando las cosas parecen no poder empeorar ya, una nueva situación nos viene a recordar que no hay peor infierno que verificar que siempre puede haber otro aún más terrible. En El desaparecido, Kafka nos ofrece sin embargo los atisbos de una redención. Ésta es descrita en los folios que nunca quedaron integrados en el texto y que irónica-mente se titulan El gran teatro integral de Oklahoma. En el relato, Karl Rosmman, liberado ya de la esclavitud de la corpulenta Brunelda, es acogido no sin arduos desafíos en la compañía teatral que entremezcla la alegoría de un paraíso poblado de ángeles y sonido de trompetas con los procedimientos burocráticos de una empresa. Según las conversaciones que Kafka sostuvo con su amigo y albacea

Max Brod, en ese pasaje, Karl encontró la misión y funda-mento vital, “hasta volvió a ver ahí, como por un encanto celestial, a sus padres, a su misma tierra patria”. Un rasgo es digno de notar que quizás atisbe la realidad atroz que Kafka denunciaba. En el único relato en el que el extravío ocurre fuera de los muros que habitual-mente aprisionaban a sus atribulados personajes, un joven insignificante y tímido perdido en una nación extranjera, termina por diluirse como una gota de tintura en la co-rriente de un río. Y en su desvanecimiento encuentra su patria, algo que nos prueba que en el fondo, el infierno de un hombre estriba probablemente en el mero hecho de serlo y que la única salvación consiste en difuminar las huellas que delinean nuestra imagen.

Anael Díaz, Guanaco, acuarela

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Harry Potter: fin de una década

Metástasis al trazo solitario“Verdad o consecuencias. Obra y colección de arte postal” de Emilio Carrasco

Por Adso Eduardo Gutiérrez Espinoza*

Por Edgar Adolfo García Encina*

No. 8 - Año 1 - 25 de julio de 2011

*Adso Eduardo Gutiérrez Espinoza (Zacatecas, 1988). Escritor y cinéfilo.

1Emplearé un lenguaje alfanumérico para identificar los libros y ayudar en la agilidad del texto.

*Docente-Investigador en la Unidad Académica de Letras, UAZ, y crítico de arte.

Una generación creció con Harry Potter; es sabido que muchos niños se interesaron por la lectura gracias a la heptalogía de J.K. Rowling. Aunque, también, son libros que han caído en controversia (religiosa princi-palmente, acusados de fomentar la hechi-cería) y un extraño fanfic titulado Harry Potter y el Ocaso de los Altos Príncipes, es-crito por Francisca Solar, situada en lugar del quinto libro. Si bien la serie acompañó una generación, muchos de ellos queda-ron desilusionados por el cierre tan débil de esta octava y segunda parte de Harry Potter y las reliquias de la muerte. Obvia-mente, separar el último libro en dos fue una estrategia mercadotécnica para ganar unos cuantos millones, lo cual es com-prensible dado a que la serie es uno de los mayores acontecimientos comerciales en los últimos años. Si bien las películas en sí retratan visualmente el crecimiento del trío (Harry-Hermione-Ron), retratan ade-más el miedo del ser humano a fenecer y la búsqueda de la inmortalidad. De hecho, es una propuesta más a dicho interés por no

Una de las formas de escritura que se dio en la Edad Media fue por medio de tablillas cubiertas de cera sobre las cuales se rotulaba con algún instrumento punzante, similar a la gubia, al cuchillo o al buril. La idea era que lo trazado tuviera una permanencia temporal significativa y, al tiempo, pudiera ser modificada, tapada, eliminada o utili-zada de nuevo. Así, cuando lo plasmado ya no era útil se tomaba un tipo de espátula ca-liente para corrérsele por encima a la cera, como hoy hace el corrector sobre la tinta o la goma que borra la línea del lápiz, consi-guiendo otra vez una área llana. Esa técnica de limpieza fue llamada tabula rasa. La tabula rasa es una superficie limpia en la cual fue borrada una leyenda, una historia, una cuenta o una imagen y se encuentra presta, como hoja en blanco, para el nuevo importe. Es la superficie lim-pia que se ofrece para otra anécdota, frase o llamado. Sin embargo, el borrón y cuenta nueva es falaz; no todo es anulado, quedan resquicios, bordes, algunas líneas sutiles que no desaparecen del todo y resurgen con las recientes estrías, para cambiar el sentido, darle otro significado. Nutrir de otras marcas. Luego del primer trazo y su seguida desvanecencia, todo lo que conti-núa es sólo vestigio sobre el ribete. Rastro que no olvida ni se inhibe. Huella que suma. La más reciente exposición de Emilio Carrasco (Ciudad de México,

Anael Díaz, Guanaco, acuarela

morir. Precisamente, la propuesta consis-te en los siete horrocruxes regados por el mundo mágico, que son fragmentos del alma de Tom “Voldemort” Riddle. Con la extraña decisión de se-parar la última novela en dos filmes, la segunda parte de HP1 se veía con buenos ojos, puesto que debía ser contundente y la mejor de todas. Precisamente, es donde se resolvían todos los cabos sueltos como también se terminaban de construir los personajes importantes en la obra. Pudo estar mejor el cierre. La novela tiene el lo-

gro de que se dispersa en muchas sub na-rraciones que llegan a culminar, pero en el film no se alcanzan a vislumbrar dichos apartados. La muerte es el tema central de este séptimo libro y como tal debía en-focarse a dicho concepto -desde el título lo anuncia- pero no es así. La película se enfoca en retratar las búsquedas más im-portantes: 1) los horrocruxes (parte im-portante) y 2) las reliquias de la muerte, relatadas en el cuento de los Tres Herma-nos -aunque el segundo es meramente re-ferencial y visual-.

El problema es ¿cómo retratar las dos bús-quedas sin olvidar los retratos finales de tres personajes importantes en la heptalogía: Dumbledore, Severus Snape y Voldemort? El director, precisamente, optó muchas veces por las referencias o las pláticas entre perso-najes (como la muerte de Ojoloco Moody) para solucionar los conflictos. El fallo fue que no hubo un equilibrio entre las búsque-das, el retrato de los personajes y la batalla entre los mortífagos y sus contrincantes. Un error imperdonable fue la simpleza con que describieron la muerte y el pasado del perso-naje más ambiguo de la saga: Severus Snape, un personaje cuyo cierre en la novela es muy fuerte y para nada se refleja en la obra. Uno de los hechos -que más aplaudo- que provocó esta heptalogía fue que los niños se interesaron por la lectura y también por el ajedrez, debido a HP2. Además, el manejo de una reinvención o transgresión de la hechicería (tal como ver hombres montando escobas). El cierre no fue el esperado, pero la serie en sí dejará su huella en la historia de los libros.

1957), “Verdad o consecuencias. Obra y colección de arte postal”, en el Museo “Francisco Goitia”, parece emerger de este antiguo acto. Escribe en la presentación, Lourdes Fava -directora del museo-, que la muestra “es una síntesis del enriqueci-miento de la obra del autor por conducto de sus viajes, sus experimentos con distin-tas técnicas y su increíble comunicación a través del arte con la gente y artistas del mundo”. Marcas de vida. Señas que se an-teponen a otras pistas. Indicios. Tanto la obra como el abstract de la colección de arte postal son tabula rasa que a la mirada cu-riosa exhiben otros tatuajes superpuestos. La exhibición, armada por más de una treintena de grabados y material diverso, es la muestra del poder formal que el maestro Carrasco ha dibujado sobre su tabula rasa. Cada marco va más allá de ce-lebrar la trayectoria de uno de los decanos

en la enseñanza de la pintura zacatecana y compartir con Marcel Duchamp los peli-gros de complacer al público inmediato, “ése que está a tu alrededor y te acepta y te da éxito y todo”. Es un borrón que contará para dar inicio a otros proyectos. Metásta-sis. Casi una obviedad es señalar que “Ver-dad o consecuencias” es la recuperación de la energía vital del artista: no sólo por una nueva forma de trazar las imágenes que le recurren u ostentar, con brevedad seduc-tora, una enorme colección postal que es, a su vez, un proyecto de vida. Las obras son una visualización aparte. Aquellas mujeres bailarinas, ju-guetonas, seductoras y hasta sedientas han sido fragmentadas. Ahora, el cuadro es parte de un enorme rompecabezas. Se complica la lectura, más no se diluye la substancia temática; es metástasis de lo esencial. Ante lo puro del blanco y la arro-

gancia del negro no sólo descubrimos al-gunos secretos de la antigua maestría en la gráfica, hallamos, a su vez, un baile sin-fónico, melodioso, sin estruendos, de rit-mos disconformes. Comité de heterogé-neos discursos. Voz de distintas lenguas. No sólo es el cuerpo femenino que invita, corre y destruye, también es un discurso zen, una parábola a/de/con signos cono-cidos que se reinventan y se sobrealimen-tan de su alrededor. No hay soledad en la sala. Es un baile. Impetuoso. Si prestamos atención quizá alcancemos a escuchar los juegos, los secretos, los susurros que cada cuadro hace de ellos, de nosotros. “Verdad o consecuencias” es amenazante. Con ella despierta un viejo enemigo de la anticultura. Con esta expo-sición reaparecen las ideas de aquella edi-torial independiente, de la que Zacatecas está urgiendo; de una publicación específi-ca para las artes gráficas, para las verdade-ras artes alejadas del humo snob que la ciu-dad atesora. Como si hubiera trasminado el oriente por su piel, el maestro Carrasco devela sus verdades, arma una estrategia de sísmicas consecuencias. Del ruido ena-jenante de las grandes ciudades a la me-tástasis del silencio, pacífico, esclarecedor, relajante. De la bipolaridad colorida, del signo devorante, de las dimensiones que se nos amontonan; quizá en solitario tramen hacerse de nuestro espíritu.Fotos Guillermo Moreno

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No. 8 - Año 1 - 25 de julio de 2011

Por Claudia Córdova*

Emilio Carrasco, grabado

Emilio Carrasco, óleo/tela

primera parte(Julio de 2011, Guadalupe, Zac. Música de fondo: Bob Dylan, Highway 61 Revisited, 1965)

Emilio Carrasco: ¿Qué quiere preguntarme, maestra? Para ponerme serio…

Claudia Córdova: Me platicaron que anda usted ¡con todo!, renegando con el mundo. EC: Ya no voy a renegar, me meto en puros problemas. (EC prende una vela). Siempre pongo una velita, para sentirme acompañado, como el Espíritu Santo, yo soy más ritual, no me importa la música, ahí tengo un altar, muy primitivo.

CC: Estaba usted haciendo mérito desde antes (a pro-pósito de su colaboración en el Templo de Nuestra Señora del Rosario, en la colonia La Condesa, Guadalupe, Zaca-tecas.)EC: Soy como Dalí: monárquico y católico. Le decía Pi-casso “Yo soy un gran pintor, tú también; yo soy español, tú también; tú eres comunista, yo tampoco”. La identi-dad mía es con la pintura occidental, yo nunca me he considerado un pintor de raíces, porque está de moda el sentirse nacional y yo no me siento pintor nacional, mi tendencia siempre ha sido universalista, siempre ha sido creerme un pintor de todos lados, no me importa ser de ningún lado; no por la muerte de este cantante (Facun-do Cabral), de hecho mi formación fue como un pintor muy universal, fue del Maestro Carlos Orozco Romero, que no tenía nada de la Escuela Mexicana de Pintura, creo que fue el primer pintor mexicano que estuvo re-presentado en Nueva York, él y José Clemente Orozco; Orozco Romero fue un gran pintor pero poco valorado en México, él era maestro en La Esmeralda, fue maes-tro de Pedro Coronel, de Aceves Navarro, de Francisco Corzas y de grandes dibujantes, de Mario Orozco Ri-vera, inclusive de José Luis Cuevas. Cuevas de pronto pasaba por las escuelitas y decían “este muchacho dibuja muy bien” y luego desaparecía, no fue tan autodidacta como presume, de repente iba a las escuelas; […] no hay gente tan autodidacta como dice. Íbamos a los talleres de Orozco Romero, a veces a hacer bulto, con él estudié un tiempo y luego me fui a España, me enteré que lo operaron y que después murió; y al mismo tiempo iba con Gilberto Aceves Navarro, propia-mente fui a San Carlos, como fueron muchos amigos míos, yo sí estuve inscrito, pero realmente fui a dibujar, me gus-taba mucho dibujar, iba todo el día, dibujaba en la mañana con Gilberto y en la tarde con el maestro Héctor Cruz; no eran muy amigos, no se caían bien pero se respetaban, eran dos formas de dibujar, Gilberto con el método Nicolaides, y Héctor a la manera contemplativa, supuestamente aca-démica, pero que de académico no tenía nada, luego relevó el Maestro Alfredo Delgadillo, él fue quien pintó el famoso mural de la Preparatoria 2 y fue muy buen dibujante. Expuse en San Carlos después, hacía cosas muy matéricas. En mi primera exposición tuve la suerte de que

la crítica la hiciera el maestro Juan Acha, era un crítico marxista muy bueno, en aquella época nos daba clases.

CC: ¿Eso en qué año fue, maestro? (Emilio lucha con una pequeña escultura)EC: Fue en 1950, ahí tuve de compañeros a gente muy interesante, Chucho Reyes, Gabriel Macotela… y te-nía maestros muy interesantes como Ricardo Rocha (miembro del grupo SUMMA); el maestro Francisco Moreno Capdevila con el que tomé grabado, que nunca me dijo nada, realmente nunca decía nada, era un poco mal encarado; después Luis Gutiérrez a quien le decía-mos El Lanza Llamas; y el doctor que me daba Anato-mía, era una excelente persona, no me acuerdo cómo se llama pero siempre me llevaba vitaminas porque estaba yo muy flaco. Yo casi vivía en San Carlos… Entre mis amigo estaba Santiago Rebolledo, todos los días nos veíamos y nos poníamos unas bo-rrachera geniales; en La Potosina comprábamos nuestro mezcal de gusanito; Chucho Reyes, Gabriel Macotela… ¡tantos amigos y tantos maestros!.. Iba René Freire, Magali Lara, Sergio Hernández, Pedro Ascencio era mi cuatacho, Carlos Vidal… Después me fui a España, terminé muy pron-to mi carrera, me dieron clases maestros muy buenos y tuve experiencias muy buenas; casi llegué exponiendo. Me pusieron en primero y en dos meses y medios esta-ba en cuarto, luego en quinto año hice mi profesorado, que se llamaba el Equipo EN con Nono Bandera y Emi-lio Carrasco; conocí a Joseph Beuys y a Wolf Vostell, con Vostell trabajamos en Cáceres.

CC: ¿Y qué hicieron con Vostell?EC: ¡Puras tarugadas!, pollos encuerados en las canti-nas, leímos un manifiesto que se llamó Manifiesto del Equipo EN, publicaciones; conocimos a Alberto Cora-zón, íbamos a la discoteca El Sol, toda la gente iba. No les he platicado, iba Joaquín Sabina, iba Carlos Berlan-ga, hijo de Luis García Berlanga, que tenía un grupo que se llamaba Los Chochones, hacían eventos y cosas, era el destape de Madrid, era muy bonito; nos metía-mos en líos, nos fuimos a Marruecos al viaje de la línea, sí, decían que “dibujar es sacar a pasear a una línea”… pues nosotros hicimos una línea, la metimos a una mo-chila y la paseamos por África, fue literal nuestro paseo, la línea paseó. Eso de dibujar o no dibujar no es más que una actitud ante la vida, el oficio tiene que ver sólo con las manos, y la pintura tiene que ver con la mente y el corazón, es una actitud, hay gente que desde los tres años toca el piano de una forma extraordinaria pero si no tiene nada en la cabeza no puede hacer nada, no sólo es pasear, es vivir, si la línea no pasea de la mano conti-go no dice nada.

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No. 8 - Año 1 - 25 de julio de 2011

Emilio Carrasco, óleo/tela

Emilio Carrasco, grabado

Emilio Carrasco, óleo/tela* http://proyectojonas.blogspot.com/

CC: ¿Hay registro de todo eso?EC: Hay registro, por supuesto, todo es comprobable. Algunas cosas están expuestas. En el Equipo EN hicimos el Libro de los Elementos, fue una publicación con Alber-to Corazón, muy interesante, fue parte de mi tesina, no la terminé por tarugo, hubiera sido de los primeros doc-tores en Arte porque recién se había abierto; yo estudié con el plan antiguo de Bellas Artes, es decir que estudié con el plan con el que estudió Pablo Picasso, con el que daba clases el papá de Picasso, entonces yo llevaba di-bujo de lo antiguo y de ropajes […] Ése es mi título, soy Profesor de Dibujo por la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de la Universidad Complutense de Madrid, ahora ya es Facultad de Bellas Artes. Pasaron muchas cosas en España, expuse, tuve matrícula de honor en muchas cosas, gané el Premio de Becarios de Segovia, fue una vida la que hice allá, tuve novias, aventuras, todos los problemas que un joven puede tener. Conocí a Antoni Tapies, a Josep Guinovart, a Martín Chirino, a Antonio López García que me dio otro premio; en ese mismo premio eran jurados López García y Chirino… veces uno gana premios pero resulta que los jurados son mequetrefes, no vale la pena ni si-quiera presumirlo, ¡pero cuando los jurados son de esa talla! Vale la pena comentarlo.

CC: Por eso no lo podían correr de la escuela… EC: Hicimos muchos escándalos Nono Bandera y yo. ¡Es que a mí nunca me salió un cuadro!, realmente nunca me ha salido un cuadro, todos los tapaba, y este cuate también los tapaba, ¡Siempre nos veíamos lavando cua-dros! Yo trabajaba debajo de una escalera […] porque no me gustaba tener gente atrás de mí, no me salían las cosas; pintaba con las manos, con los pies, revolvía las pinturas, como lo hacen los que no saben pintar. Luego llegué a México en el 82’ y estuve traba-jando con Gilberto, llegué a mis refugios, y con Gilberto Aceves Navarro hicimos un mural en el nuevo San Car-los, la gente le decía La Cabaña de Daniel Boone, era un mural de madera con fierro, una cosa rarísima que se llamó “Apoteosis de Manuel Tolsá y las Musas Román-ticas” (Mural en la Escuela de Artes Plásticas, UNAM, Xochimilco, México, D.F), era una cosa muy especial, ahí trabajamos Pedro Ascencio, Carlos Vidal, Mercedes Es-cobar, también Carmina Hernández, una mujer a la que yo quise mucho, hermosa, que dibujaba precioso, que tenía algunas discapacidades; estaba otro amigo al que yo quise mucho que se llama Rubén Rosas, el cuadro de mi sala es de él, dibujaba muy bonito, a nosotros siem-pre nos ha interesado el dibujo, siempre decimos “este dibujaba muy bonito” -yo me casé con Lina, mi esposa, porque dibujaba muy bonito, el dibujo siempre ha sido mi atracción ante las cosas-.

Pintamos el mural y luego pusimos una casa Carlos Vidal y yo en Xochimilco […] Yo tenía la ne-cesidad de conseguir trabajo, entonces Aceves Navarro me consiguió uno, que es el trabajo de mi vida, y me contrató, en mi primer trabajo en México, mi primer patrón fue Felipe Ehrenberg ¡ya verá usted!, ese patrón me enseñó muchísimas cosas, me introdujo a muchos elementos desconocidos para mí, aunque yo ya tenía cierta tradición por esto de Vostell y Beuys, más Los Chochones y esos grupos conceptuales que había cono-cido después de ese destape español que abrió mucho camino. A Felipe Ehrenberg un día se le ocurrió decir-me “eres muy buey si no te robas mi archivo”, pues dicho y hecho, le robé su archivo y así entré al arte postal, hice muchísimas cosas con Felipe Ehrenberg. […] Luego me consiguieron chamba en el INBA con el maestro Víctor Sandoval, me pasan con su secretario, Carlos Blas Ga-lindo, él y yo habíamos sido compañeros en San Carlos cuando sucedió lo de la reestructuración académica, fue una huelga como de nueve meses, con clases y todo, fue cuando San Carlos se separó en dos vertientes, Talleres-Proyecto y Talleres-Verticales; Carlos Blas y yo éramos coordinadores de la segunda mesa, nosotros hacíamos los textos, es un archivo muy interesante, nos volvimos a encontrar. Me pasan con Hilda Campillo, otra buena pintora, y me pone como primer trabajo ir a Las Islas Marías y el barco en que me fui curiosamente se llamaba “Zacatecas”, y así fue, me fui en “Zacatecas” y me regresé en “Zacatecas”; luego me llaman de la UAZ, el Maes-tro Alfonso López Monreal, seguramente le hablaron de mí; vengo y me voy y a la tercera vez me contratan para quedarme aquí, para hacer algo de artes plásticas, pues antes era un tallercito en el que no llevaban dibu-jo realmente, lo que yo recibí fue un taller de carteles; ahí se fundó TAPLAS (Taller de Artes Plásticas, UAZ, 1982), ese nombre se lo puso un alumno mío que se lla-ma Cuauhtémoc Gutiérrez, hermano de Homero y Luis Gutiérrez, que fue uno de mis primeros alumnos junto con Tarsicio Pereyra, “La Chacha”, “El Duro”, y otra se-rie de personas que recuerdo con mucha gratitud, ellos hicieron una carta y la firmaron para que yo me quedara aquí en Zacatecas. Aquí he vivido mucho tiempo, con altos y ba-jos, como se vive en un lugar, construyendo una familia y dando lo que he podido dar, con proyectos que a veces salen y a veces no salen, siendo pintor… pero antes que ser pintor soy padre de familia, yo sí doy mi trabajo y mi vida para tratar de vivir en concordancia con mi ofi-cio como ser humano; a mí no me importa la pintura, en verdad me tiene jodido, yo hubiera preferido haber sido millonario, me cae que teniendo dinero no pinta-ba, viajaba; si me preguntan: “¿Si tuvieras mucho dine-ro, pintabas?” ¡Me cae que no! Lo tendría como hobby, yo viviría de otra manera ¡pero la pintura me encanta!; no me importa ni el arte ni la vida como dicen, sino lo que hay entre ellos dos, vivirla, gozarla, en los contrastes absolutos de la vivencia, no de la contemplación del arte y de la vida, construyendo las cosas que se deben cons-truir, por eso he tratado de ser coherente con mi pro-ducción y no dejarme llevar por las mareas de la moda ni las mareas del momento, si no, hubiera sido pintor de momento, pintor de moda o pintor de estilo, ¡yo paso de eso! He sido coherente durante casi treinta años con la línea que he manejado siempre, porque realmente no creo que pinte muy bonito, mis cuadros no se pueden colgar en la sala de una casa, a veces ni en los museos, a veces son un poco asquerosos también, pero bueno, dentro de eso la gente se acostumbra también, si nos hemos acostumbrado al PRI, al PAN y al PRD ¡con más ganas a mis cuadros!

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No. 8 - Año 1 - 25 de julio de 2011

Locos libres o moralistas esclavos, vi-vimos truncos, dolientes, insensatos. Caminamos, con la espina clavada en el alma, de sabernos incompletos, de intuir que nuestros pasos ya están encausados hacia caminos recorridos por otros pies. La impotencia agazapada en la garganta de generaciones enteras, nos dan cuen-ta de un sojuzgamiento del ser humano, que se traduce directamente en hastío y que se proyecta en todos los campos de la interacción social e incluso dentro de la mente del mismo hombre. La educación es la herramienta con la que se legan los conocimientos y habilidades necesarias para el buen desarrollo de la raza, aunque también, transmite los valladares y las taras que obstaculizan y coartan directa-mente la libertad. La educación, a lo largo del tiempo, ha estado avalada por institu-ciones arraigadas en la conciencia colec-tiva de cada sociedad y su peso en el ac-tuar es indiscutible. De ahí, que cualquier decisión o acto que busque modificar en cierta medida los cánones establecidos, es vista inmediatamente como un atentado a las buenas costumbres y a la razón, pues la moral, se encuentra ligada al grado de educación que posea a cada individuo. Mientras más educación, más responsabi-lidad de no contravenir a la moral impe-rante, sin importar que ésta encuentre sus bases en un tipo de enseñanza castrante y autoritaria. La sexualidad, sea tal vez uno de los campos más celosamente domeña-do por este acontecer. Donatien Alphonse Francoise (1740-1814), mejor conocido como el Marqués de Sade, sabía bien esto. El Marqués de Sade, ha pasado como uno de los personajes más polémi-cos de la historia. Para muchos, su nom-bre, del que deriva el término sadismo, está ligado a la perversidad desbordada. Para dichas personas, el contenido de sus libros no representa sino el producto de una mente enferma y deleznable. Sin em-bargo, se olvida en ocasiones, que la ma-nera de escribir de Sade responde y está sostenida por una filosofía lógicamente estructurada y que se expone en el mismo discurso de su obra. Personaje sumamen-te inteligente, el Marqués de Sade fue un transgresor de esa draconiana educación, a la que atacó en sus obras y en su propia conducta. Es mundialmente conocido por sus novelas, entre las que destacan Justina o los infortunios de la virtud (1787), Julie-ta o el vicio ampliamente recompensado (1797), Los ciento veinte días de Sodoma (póstuma, escrita en 1784) -su obra más violenta y de muy complicada lectura- y

Por Gabriel Luévano Gurrola

Cuando la libertad es un caminode la pluma

Emerick Rodríguez, Ambivalencia al placer, acuarela

la obra de teatro La filosofía del tocador (1795). En ellas desarrolla su tesis sobre la búsqueda infinita del placer carnal, sobre cualquier conveniencia establecida. Según Sade, el ser humano ha sido traído al mundo sin su consenti-miento y a la vez se le obliga a participar en un juego maquinado de tal manera que los movimientos que haga ya estén dirigi-

dos a donde unos cuantos jugadores, más poderosos, deseen. La moral, defendida por gobierno e Iglesia, es el telón de fon-do de dicho juego. Ahora bien, ¿por qué reaccionar radicalmente contra aquel or-den? Sade considera una farsa a los postu-lados de la moral de su tiempo, sobre todo los de la religión; las que consideramos virtudes, basadas en el culto a Dios son

absurdas y en el fondo son un espejismo que oculta propósitos nada loables. A partir de estos planteamien-tos, Sade desarrolla su filosofía acerca de la sexualidad, donde se dirime de obstá-culos la búsqueda del placer. Si el cuer-po y la imaginación piden algún tipo de práctica que se contraponga a lo que se conoce como virtud, y se denomina vicio,

“Si queremos disfrutar el momento más breve de placer- si deseamos plantar de vez en cuando una rosa en el rocoso camino de la vida- tendremos que sacrificarlo todo a los pedimentos de nuestros sentidos”.Marqués de Sade

no tiene por qué negarse o reprimirse, pues es lo más normal del mundo. Naci-mos sin quererlo y aún así nos orillan a la castidad no tanto sexual sino imaginati-va, piensa Sade. El placer es lo único que nos puede redimir de la condición que la vida nos impone. Negar las pasiones y no someterse a ellas es egoísmo contra uno mismo y aquí entra lo interesante: debe-

mos ser esclavos de las pasiones para ser libres en realidad. Noción muy parecida al lema que abanderó el existencialismo “El hombre está condenado a ser libre”. La naturaleza es autosuficiente y lo que dicte es ley, así que rendir culto a nues-tros deseos es una reivindicación hacia el verdadero sentido religioso. Muy por encima de la misoginia que pareciera estar presente en su pensamiento, Sade establece una especie de igualdad de gé-nero sosteniendo que hombres y mujeres tienen el derecho de hacer con su cuerpo lo que les plazca. En general, las ideas de Sade convergen en una sexualidad más abierta. Las prácticas tan difíciles de digerir que se narran en sus historias, son equivalentes en grado a la opresión de la época donde se escriben. Mientras mayor sea la repre-sión, la imaginación volará tan alto que rozará lo radical. El eje de la discusión en torno a Sade no es en ningún momento si se deben censurar o no sus historias bi-zarras. Al contrario, es ubicarlo como un personaje que se atrevió a retar un sistema confeccionado para hacer de lado nuestra opinión. Sade planteó dilemas filosóficos y enfatizó en un relajamiento de los tér-minos virtud y vicio al reconocerlos como términos movibles y mutables de acuerdo a la cultura. Su moción respecto a buscar la satisfacción del deseo a toda costa corres-ponde al ideal que sostuvo hasta su muer-te: adoptar criterios nuevos y no permitir que la acción popular nos anegue. Ahora bien, no pretendo con lo anterior significar que las obras de Sade resultan una agradable lectura para una desenfadada tarde de domingo ni mucho menos que el ánimo permanezca incó-lume al enfrentarse con escenas difíciles de asimilar. Pretendo más bien mostrar a Sade (sobre los ataques moralistas de los sensibles o los elogios de aquéllos que desfachatadamente se dicen seguidores del francés por el simple hecho de apa-rentar rebeldía), como un ejemplo de la libertad que la literatura no ha mutilado. En mi caso, la lectura del Marqués (tor-tuosa en ciertos momentos) representó un pretexto perfecto para la reflexión acerca de la tolerancia y el dogma, todo ello sin sacrificar parte alguna de mi sen-sibilidad, conocida en buen grado por aquéllos cercanos a mí. Dentro de esa constante pugna por la tolerancia, sin perder el sentido de dignidad, el respeto a la creación fortalece nuestra mancilla-da libertad, que podemos decir, conserva-mos malamente todavía.

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Por Judith Ernestine Bosnak*

Voces celestiales en el semidesierto zacatecano;

Visita al pueblo Sierra Hermosa, Villa de Cos

No. 8 - Año 1 - 25 de julio de 2011

*Doctora en estudios literarios y lingüísticos por la Universidad de Leiden (Los Países Bajos)

“Sígale derecho, luego-luego llegan”, dice un charro montado en su caballo. Esta-mos en un paisaje sumamente plano con poca vegetación, el coche rodeado de polvo. Unos treinta minutos más tarde entramos en el pueblito Sierra Hermosa, municipio Villa de Cos, Zacatecas. Nos recibe el maestro Juan Manuel de la Rosa con los brazos abiertos en la plaza central. Lleva ropa deportiva porque está a punto de cumplir una de las primeras activida-des del segundo día de festividades anua-les: recorrer el pueblo. Pero antes de salir corriendo el maestro nos muestra el orgu-llo de la comunidad: “El club de lectura”, una biblioteca con una colección impre-sionante. La biblioteca cuenta con unos 5 mil libros y fue fundada en 1999 por de la Rosa, cuenta con donaciones de muchas partes del mundo. El pintor y artista plás-tico de la Rosa, que nació aquí en 1945, es además un gestor de primer nivel. El amor por su comunidad se tradujo en una serie de iniciativas culturales extraordina-rias con las que no sólo se ha ganado el respeto de todo los habitantes de Sierra Hermosa, sino también una fama a nivel (inter)nacional. Cuando el polvo se ha bajado después del recorrido por el pueblo en pleno sol, un grupo de mujeres y niños empieza con ejercicios de baile de zumba. Mientras, la escuela pegada a la placita se ha convertido en una cocina de olores, sa-bores y colores a la italiana. Se encuentra el chef Stefano (del restaurante italiano Trattoria il Goloso de Zacatecas) rodea-do de niños que aprenden las maravillas de la cocina italiana; preparan junto con Stefano la salsa para los gnocchi pasta. De la Rosa pasa y les enseña una hoja verde, buenísima para acompañar la pasta: “Mi-ren, chicos, eso se llama arúgula”. Luego, el pintor se sienta un ratito con sus in-vitados (algunos de Zacatecas y otros de la Ciudad de México) a platicar sobre las maravillas de su poblado y a disfrutar la comida Italiana y mexicana. La fiesta de comida se extiende, comimos además barbacoa, pizzas a la leña y pastel. La voz del famoso tenor zaca-tecano Jorge López Yáñez transforma la plaza en una arena de ópera. El cantante no deja de sorprender a la gente con su repertorio diverso, se acerca al público con sus explicaciones sobre las canciones y el significado de las palabras “ópera” y “tenor”. Cuando canta el aria “Nessun Dorma” de la ópera Turandot de Gia-como Puccini, unos hombres ancianos hacen chistes sobre la traducción “¡Que

nadie duerma! ¡Tenemos que poner mu-cha atención!” La verdad es que todo el mundo enfocó su atención muy bien en este cantante de renombre internacional. Representantes de la comunidad le ofre-cen a Jorge López Yáñez un obsequio: una acuarela del pintor Juan Manuel de la Rosa, que tenía el texto siguiente en la parte de atrás: “En agradecimiento […] por traernos su voz, el instrumento más be-llo en medio del semidesierto zacatecano”. Sigue la presentación del libro publicado por el ayuntamiento de Villa de Cos en 2010: Las haciendas de entre Rea-les de Minas; Pozo Hondo, Bañón y Sierra Hermosa en el siglo XVIII. Acercamiento a la historia de Villa de Cos. La ponencia del escritor de este libro, el historiador Oliverio Sarmiento Pacheco, fue rica y conmovedora. Él es un investigador bien preparado que tiene mucho cariño por esta tierra. Aprendemos que la hacienda de Sierra Hermosa fue de suma impor-tancia para la economía de la región en los siglos XVIII y XIX, por lo abundante de sus productos -como lana y carne- que fueron exportados a la Ciudad de México. Al visitar el casco monumental de la antigua Hacienda Sierra Hermosa, nos imaginamos sus años de gloria, los tiempos cuando su terreno fue habitado por una cantidad gigantesca de ganado; debe de haber sido un panorama bestial en cuanto a sonidos y olores. Hoy reina un silencio profundo nada más interrum-

pido por las voces celestiales de unas mu-jeres peregrinas que van en procesión a ve-nerar a la virgen de Guadalupe en la capilla de la ex hacienda. Regresando un ratito más al fes-tival cultural, disfrutamos de una bella presentación de baile de flamenco. Ya que empieza el atardecer tenemos que despe-

dirnos de este paraje encantador y de su gente tan generosa. Nos toca otra vez el recorrido lleno de polvo, dejando atrás este pueblo del altiplano lleno de cultura. Lo que queda es la memoria viva y el deseo de darle difusión a las voces profundas del semide-sierto zacatecano.

5 de diciembre 2010

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No. 8 - Año 1 - 25 de julio de 2011

Miércoles 27 “Leo… luego existo”

Con el actor FERNANDO BECERRILCasa Municipal de Cultura de Zacatecas

Entrada libre, 19:00 horas.

Jueves 28Concierto

Banda de Música de TacoalecheDir. Arturo García, Plazuela Goitia

19:00 horas.

Concierto Cuarteto de Cuerdas “Siqueiros”

Auditorio del Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez, entrada libre, 19:00 horas.

Viernes 29Charla con Ma. de Lourdes Corzo Valdez

19:00 horas

Inauguración de la exposiciónLa Huella, una imagen legítimaDe Ma.de Lourdes Corzo Valdez

Fototeca de Zacatecas, 20:00 horasPermanencia: 28 de agosto.

Sábado 30Restauración Virtual del

Antiguo Templo de San Agustín21:00 horas

FOTOTECA DE ZACATECAS Herencia de la revolución

ColectivaPermanencia: 24 de julio

MinerosDe Pedro Valtierra

Permanencia: 7 de agosto

MUSEOGRABADOExposición y venta de obra gráfica:

De lunes a sábado de 10h00 a 17h00 Tel: 492.103.04.07 www.museograbado.com

MUNOExhibición y venta de obra gráfica:

Tacuba 128, centro históricoDe lunes a sábado de 12h00 a 21h00 horas

Tel. 492.126.56.32 www.muno.com.mx

MUSEO DE ARTE ABSTRACTO“MANUEL FELGUÉREZ”

Taller de pintura futurista y abstracta IIINiños de 7 a 12 años

Imparte: Ángeles PerellóTodos los sábados de 10:00 a 12:00 horas

Del 4 de junio al 27 de agosto

FOTOTECADE ZACATECAS

Taller de fotografía básica para niños de 7 a 12 años

Imparten: Carlos Segura y Sergio MayorgaDel 18 al 22 de julio

De 10:00 a 13:00 horasCuota: $ 500.00

Taller de fotografía digital básicaMayores de 14 años

Imparten: Carlos Segura y Sergio MayorgaDel 25 al 29 de julio

De 10:00 a 13:00 horasCuota: $ 500.00

Mayores informes: Calle Fernando Villalpando 406, Centro Histórico, Zacatecas, Zac., Teléfono 01

(492) 92 4 20 15

MARABUNTATaller de técnica aérea (telas)

Dirigido a toda persona con voluntadde probarse a si mismo

Imparte: Issel MoránDel 9 de julio al 8 de octubre

Todos los sábados de 10:00 a 14:00 horas

Mayores informes: 01 492 922-29-94 / 044 492 101-00-86

Programación del 27 al 31 de julio

TOMMY. Inglaterra (1975). Dir. Ken Russell. Sinopsis: un niño queda ciego, sordo y mudo como consecuencia del trauma sufrido al contemplar el asesinato de su padre a manos del amante de su madre. Con el paso del tiempo se convierte en estrella mundial del pinball.

CONTROL. Inglaterra (2007). Dir. Anton Corbijn. Sinopsis: Película sobre el final de Ian Curtis, el enigmático cantante líder de la banda Joy Division, icono del post-punk inglés. Un recorrido por los últimos años de Curtis hasta llegar a su trágico suicidio en 1980; el conflicto entre el gran amor que siente por su esposa y una apasionada rela-ción con su amante, sus ataques de epilepsia que cada vez le dejan más deteriorado, su increíble talento y sus arrolladoras actuaciones en directo. Mención Especial en la Cámara de Oro, Premio de la Juventud y Premio Label Europa Cinema en el Festival de Cannes.

DEPECHE MODE 101. Inglaterra (1989). Dir. D. A. Pennebaker. Sinopsis: El director D. A. Pennebaker realizó el documental 101, el cual es presentado como la experiencia de tres seguidores del grupo, quienes ganaron un concurso en una estación de radio para acompañarles durante la gira de 1988 por los Estados Unidos. El documental comienza con Depeche Mode anunciando el concierto en una conferencia de prensa realizada en el propio estadio “Rose Bowl” de California, para de ahí presentar imágenes de la banda antes de salir al escenario en diversos destinos de la gira y concluye con la presentación en el “Rose Bowl” ante cerca de 80,000 asistentes el 18 de junio de 1988. Fue nombrado por Alan Wilder por ser el último de 101 conciertos que realizaron en el “Tour For The Masses”.

SHINE A LIGHT, THE ROLLING STONES. (2008). Dir. Martin Scorsese. Sinopsis: Do-cumental sobre los Rolling Stones. Martin Scorsese ilumina con su propia visión a la más grande banda de rock de todos los tiempos. Un acercamiento riguroso, deslumbrante, divertido y profundamente humano a los cuatro miembros de los Rolling Stones a lo largo de su pasado y su más enérgico presente. Nunca una película se había acercado más al rock y el musical nunca había adquirido tantos decibelios. Son sus satánicas ma-jestades como nunca antes se los había visto, con la mirada maestra de un gran cineasta que en esta película parece el quinto Rolling con la ayuda del mejor equipo técnico jamás reunido entre los que se encuentran los directores de fotografía Robert Richarson (Aviador, JFK), Mitch Amundsen (Misión Imposible 3), Stuart Dryburgh (El Piano), Robert Elswit (Buenas Noches, Buena Suerte), Ellen Kuras (Olvídate de Mí), Andrew Lesnie (EL Señor de los Anillos), Emmanuel Lubezki (Sleepy Hollow), Anastas Michos (Quiz Show), Declan Quinn (Leaving Las Vegas), John Toll (Braveheart) y Albert Mayles, director de GIMME SHELTER, documental sobre los trágicos eventos ocurridos en San Francisco en 1969 durante el concierto más multitudinario de los ROLLING STONES.

TOUR EL ÁNGEL, DEPECHE MODE EN VIVO DESDE MILÁN. Live Concert. Inglaterra (2006).

Sala Mauricio MagdalenoMiércoles 27, 20:00 horas Jueves 28, 20:00 horas

Sala Mauricio MagdalenoViernes 29, 18:00 horas

(Función especial

con motivodel 30 Aniversariode Depeche Mode)

Sala Mauricio MagdalenoSábado 30, 18:00 horas Domingo 31, 18:00 horas

Sala Mauricio MagdalenoSábado 30, 18:00 horas

(Función Especialcon motivo del 30 Aniversario

de Depeche Mode)

Sala Mauricio MagdalenoMiércoles 27, 20:00 horas Jueves 28, 20:00 horas

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Proyecto convocado por la Casa Municipal de Cultura de Zacatecas.

Las carpetas están a la venta.

En esta página se puede apreciar el trabajo realizado en el Taller La Veta-Gráfica para la carpeta. Este taller independiente es coordinado por su dueño, Alberto Ordaz, ubicado en la cabecera mu-nicipal de Vetagrande, Zac. Domicilio conocido. Ofrece servicio de impresión profesional y cursos de grabado con técnica litográfica.

Autores que realizaron su grabado en La Veta-Gráfica: Alberto Ordaz, Susana Salinas, Juan Luis Padilla y Juan Carlos Villegas.

Alberto Ordaz Juan Luis Padilla

Juan Carlos VillegasSusana Salinas

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No. 8 - Año 1 - 25 de julio de 2011

Por Ronaldo Monreal*

Martes 19 (Sol prudente. Cielo estrellado). JC me regaló la novela Secreto 1910. Por cortesía abrí y ojeé el libro en su presencia. Pero fui enganchado por la historia (una conspi-ración que implica espías diplomáticos, inversionistas ex-tranjeros sin escrúpulos, sociedades masónicas, gobierno federal compuesto por imbéciles y traidores). Hasta donde percibo, el modelo implícito es El Código. La folklorización es evidente: las logias leales están abajo del Palacio de Be-llas Artes; las enemigas están en túneles de las embajadas. El petróleo es la causa del conflicto, la cuestión es a quién cederlo: Estados Unidos, Alemania o Inglaterra. El héroe es el soldado Simón Barrón, ayudante de un reivindicado general Bernardo Reyes; el antagonista es el embajador es-tadounidense, emisario del “Gran Patriarca” (el sujeto que quiere adquirir bancos y petróleo, para tener más poder y estar por encima de los gobiernos democráticos). A las doce cerramos el libro... Jueves 21 (Sol veraniego. Tarde nublada. Lloviz-nó). Dos moscas entraron al depa. Su pinche ruido me despertó. Al desayunar y mientras leía El País, en especial las notas sobre el periodismo basura, las cabronas moscas siguieron aquí. No usé insecticidas...

En la primera entrega de Para la libertad, propusimos valo-rar a la utopía como vínculo entre el deseo y la realización de la esperanza… ¿Se puede hacer en nuestra profesión teatral? ¿Es factible, probable..? Dice William Shakespeare en uno de sus pequeños poemas: “Cuando impulsas, ¿qué valen los preceptos de la rancia experiencia?” En la profesión teatral, como en la vida, la uto-pía topa con el egoísmo que nunca ve ni imagina al otro y su perspectiva; hacer “grupo” o “equipo” es esencialmente complicado porque tarde que temprano salta quien ve más por su individualidad, casi siempre en el aspecto econó-mico. El teatrero verdaderamente independiente no es el “artista” que da función, recibe aplausos y reparte autógra-fos, no es el que ante la adversidad dice: “es muy triste dar función con tres de público y sin cobrar”. También pode-mos decir que quien desee seguridades económicas en esta profesión las busque en cualquier otro lado, menos en pro-yectos independientes; el teatrero independiente debe ser un ARTESANO DEL TEATRO, es el que lucha por llevar, en cada función, al público suficiente para un ingreso mí-nimo que cubra las necesidades económicas, burocráticas y demás requisitos.

Por Mateo Estrada Gaviria

Diario de Mateo

Para la libertad

Dice Shakespeare: “¡Cuando prende tu llama, sólo son frías barreras los obstáculos de la fortuna, el respeto fi-lial, la ley, la familia y la reputación!” ¿Cómo vencer estas frías barreras, con paciencia, con tolerancia? ¿Imponiendo disciplina militar en un ámbito que se debe a la imagina-ción y la creatividad? ¿Qué hacer cuando se pierde el res-peto filial? El teatro como profesión y experiencia de vida tiene una esencia importantísima, nuevamente Shakespea-re nos guía: “Las armas del amor son la paz contra el poder, contra la razón, contra la vergüenza, y dulcifica, en medio de los agudos sufrimientos que causa, la amargura de todas las violencias, choques y recelos”. La experiencia de hacer teatro es esencialmente utópica, creemos ciegamente en que llegará el otro para prepararse y dar su función, prac-ticamos semanalmente un acto de fe y realizamos la utopía al llevar a nuestro escenario lo ensayado ante un público; invertimos nuestra energía y vida en ello y así somos feli-ces. No es que el dinero no nos importe, es necesario pero no indispensable, usamos las armas del amor para dulcifi-car la amargura de todas las violencias, choques y recelos, literal… Al pedir valorar la utopía como vínculo entre el deseo y la realización de la esperanza, faltó un pequeño de-talle que el clásico nos ha vuelto a enseñar: usar las armas del amor para conseguirlo… Yo por fortuna, les confío que estoy lleno de luz, atascándome de ellas y viviendo intensa-mente a pesar de todas las violencias, choques y recelos, ¿y ustedes amigos teatreros, y lectores en general? Recuerden que para lograr la utopía aún tenemos la vida…

“Te propongo construir un nuevo canal

sin esclusas ni excusas…”

Mario Benedetti

* Docente de teatro en la UNAM, de donde es egresado. Teatrero independiente en la búsqueda permanente de la utopía. [email protected]

En la tarde llovió. Miré por la ventana el discreto derrame de agua. Recordé cuando, años ha, imaginaba que las gotas eran paracaidistas que formaban ejércitos-charco, y que al hacer camino se enfrentarían a otras fuerzas. Al cesar o menguar el agua, debía correr sobre los charcos, patearlos, mojarme y desafiar a la naturaleza. El acto culminante, mientras corría sobre los emergentes ríos, era extender los brazos y gritar, lo que fuera, con los ojos abiertos mirando al cielo. El caso, quiero compren-der, era para desafiar al rayo y el agua fría... Las rondas eran para la escuela. Las rezadas para pedir que llegaran o concluyeran las tormentas eran actos para las abuelas y las hijas solteronas que exhibían su soledad... Lunes 25 (estoy con JC. Bebemos Jameson. Me gusta como besa). Estoy en la tesis, sigo con las notas prestadas, los apuntes improvisados y las dilaciones. Tra-bajo en el “Texto Teúl” de Antonio de Sandoval. Ahí si-túo las voces, pero son tantas que subrayo con rojo el yo, verde estuve, azul escuché, negro leí, rosa dije, amarillo miré. Unas veces es un actor observador, otras ocasiones es un simple personaje y otras el protagonista que lucha por conseguir un lugar en la historia del nuevo mundo. Son oraciones que pertenecen a un fraile que antes fue conquistador y pastor sin hidalguía. Hay un dato que me gusta: su deseo de ser enterrado (y así ocurrió) en la capi-lla de Pánuco, abajo del altar mayor...

Foto Mariana Gómez, Sólo solos somos libres

Emerick Rodríguez, Décima Muerte, punta secasobre acrílco