La Region Andina de Jujuy - Naturaleza y Cultura
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LA REGIÓN ANDINA DE
JUJUY
NATURALEZA Y CULTURA
INDICE
PRIMERA PARTE
LOS AMBIENTES NATURALES
I-EL PAISAJE ANDINO
La Quebrada de Humahuaca
La Puna
La Selva Subtropical
Relación entre las tres regiones
II-EL CLIMA Y LA VEGETACION
La Selva
2
La Quebrada de Humahuaca
La Puna
III-LA PRODUCCIÓN AGROPECUARIA
SEGUNDA PARTE
PROCESOS SOCIOECONÓMICOS Y CULTURALES
I-POBLAMIENTO PREHISPÁNICO DE LA QUEBRADA DE
HUMAHUACA
El pucará de Tilcara
Alfarcito
II-ESTRUCTURA SOCIAL Y ORGANIZACIÓN SOCIOECONÓMICA
DE LAS COMUNIDADES ANDINAS
Los ayllus
Las parcialidades o suyus
Los kurakas
Reciprocidad
Redistribución
Control vertical de recursos
III-EL PERÍODO DE INFLUENCIA INCA
Mit’a
Mitmackunas
IV-LA CONQUISTA ESPAÑOLA Y EL PERÍODO COLONIAL
DERECHOS SOBRE TIERRAS, DERECHOS SOBRE ALMAS
Los kurakas bajo el régimen colonial
3
V-TENENCIA DE TIERRA EN QUEBRADA Y PUNA
El sistema de haciendas
De siervos a arrendatarios
Los ingenios
VI- LAS EXPLOTACIONES AGROPECUARIAS DE QUEBRADA
Y PUNA
Evolución demográfica
VII- ARQUEOLOGÍA Y PATRIMONIO
De quién es el sitio arqueológico
VIII- MEDICINA POPULAR EN LOS ANDES JUJEÑOS
Los males
Cosas que curan
Kutis o “contras”
Plantas
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PRIMERA PARTE
LOS AMBIENTES NATURALES
EL PAISAJE ANDINO
La región Andina se caracteriza por tener un paisaje
accidentado, donde se alternan cordones montañosos, altiplanicies,
valles fértiles y selvas. Éstos son contiguos, y forman unidades
paisajísticas que, aunque poseen características naturales muy
diferentes, están relacionadas desde un punto de vista geográfico,
ecológico y cultural.
A continuación, una breve descripción de la topografía del área
que nos ocupa para comprender el modo en que el paisaje y las
distintas manifestaciones de la naturaleza, influyen y afectan las
actividades productivas de los habitantes, a través de los recursos
que la tierra ofrece, desde los pastizales de altura donde pastorean
llamas y ovejas hasta las Quebradas abrigadas, que permiten el
cultivo de un gran número de especies autóctonas.
La Provincia de Jujuy es recorrida por tres sistemas
orográficos, siguiendo líneas paralelas en sentido longitudinal. De
Este a Oeste:
• Sierras Subandinas
• Cordillera Oriental
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• Cordillera Principal
Estos cordones montañosos penetran en el Noroeste
Argentino como una prolongación continua de las cordilleras
homónimas en Bolivia.
Las Sierras Subandinas forman una franja hasta la provincia
de Tucumán. Al Este culminan en una llanura (300 m.s.n.m.) que
corresponde al Parque Chaqueño y al Oeste se elevan hasta los
3500 m.s.n.m.
La Cordillera Oriental se eleva al Oeste de la anterior.
Proviene como se señaló anteriormente, de Bolivia y se extiende
hasta el Suroeste de la ciudad de Salta (Cumbre del Obispo). En
general tiene alturas de 4500 metros en promedio. Abarca, entre
otras, las Serranías de Santa Victoria, Zenta, Tilcara, Alta y Aguilar.
Un gigante se encuentra al Oeste de San Salvador de Jujuy: el
famoso nevado de Chani de 6200 m.s.n.m.
La Cordillera Principal es el límite natural entre Argentina y
Chile con varios cerros de más de 5500 m.s.n.m., de origen
volcánico. Se prolonga hasta el Sur de Argentina, luego de cambiar
de nombre
Tanto en Bolivia como en Argentina, las cordilleras Oriental y
Principal, delimitan la región denominada Puna, por el Este y el
Oeste respectivamente.
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La Provincia de Jujuy puede ser dividida, desde un punto de
vista ecológico y cultural, en tres grandes y diferentes regiones:
Quebrada de Humahuaca, Puna y Selva subtropical.
Estos tres ambientes tienen características topográficas que
determinan una gran diferencia climática, y por ende en la
vegetación. La altura sobre el nivel del mar y la orientación de las
serranías son los factores que mayor implicancia tienen sobre el
clima de la región. La baja humedad relativa y la continentalidad
(consecuencia de la falta del efecto moderador del mar) de toda el
área hacen más extremas las temperaturas.
En la Puna y en la Quebrada de Humahuaca falta un tapiz
vegetal continuo, por lo que el suelo está muy expuesto a la erosión
hídrica y eólica. Sin materia orgánica para descomponer, el suelo se
encuentra “desagregado”, es decir, sin la estructuración típica de las
zonas pampeanas. Por este motivo las laderas de los cerros son
vulnerables al viento y a las lluvias torrenciales del verano.
La Quebrada de Humahuaca:
Nace en la localidad de Tres Cruces (3700 m.s.n.m.) al Norte y
se extiende hasta San Salvador de Jujuy (1200 m.s.n.m.) al Sur,
luego de recorrer aproximadamente 180 km. La consideración de si
nace en Tres Cruces o en Iturbe, es objeto de discusión, por lo que
aquí se tomó el criterio más aceptado entre los distintos autores.
Tiene una dirección Este-Oeste de Tres Cruces a Iturbe (tramo
relativamente corto), y Norte-Sur de Iturbe a San Salvador de Jujuy.
7
Está delimitada por las Serranías de Tilcara y Zenta al Este y
las de Chani, Alta y Aguilar al Oeste. Pertenecen dichas serranías a
la provincia geológica denominada Cordillera Oriental.
El Río Grande de Jujuy encontró su camino entre las
formaciones más débiles del flanco Oeste de la Cordillera Oriental.
La incesante erosión del Río Grande durante millones de años, creó
la Quebrada de Humahuaca. Este río vuelca sus aguas al San
Francisco, que a través del Bermejo, desembocan en la Cuenca del
Río Plata. El Río Grande de Jujuy encontró su camino entre las
formaciones más débiles del flanco Oeste de la Cordillera Oriental.
La Quebrada de Humahuaca tiene un ancho que va de 2 o 3
kilómetros a 50 metros en los angostos , como el de Perchel, al
Norte de Tilcara. Se presenta como un corredor natural que une la
Puna con las zonas bajas, por lo que es, desde épocas
prehispánicas, una zona muy transitada.
Actualmente corre por la Quebrada de Humahuaca, la ruta
nacional Nº 9 y las ya abandonadas vías del Ferrocarril Belgrano,
que hasta 1992 llegaban a La Quiaca, en el límite con Bolivia.
El lado Oriental de la Quebrada está delimitado por los
cordones más altos, sólidos y abruptos de la Cordillera Oriental,
mientras que al Oeste las formaciones son más suaves y débiles.
Esto determina que la mayoría de las quebradas subsidiarias
provengan del Oeste. Las que se abren paso desde el Este, entre
otras menores son: la del Huasamayo, cuyo conoide de deyección
es el asentamiento para la ciudad de Tilcara, la de La Huerta (cerca
de Huacalera) y la de Calete al Sur de la ciudad de Humahuaca.
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La Quebrada de Humahuaca tiene una diferencia altitudinal
que va de los 3700 a los 1200 m.s.n.m. Este gran desnivel en pocos
kilómetros, determina tres secciones:
• Inferior: desde San Salvador de Jujuy hasta la localidad de
Volcán (2078 m.s.n.m.)
• Media: desde Volcán hasta el Angosto de Perchel (o de
Uquía según el autor)
• Superior: hasta Tres Cruces.
En la sección inferior es notable una vegetación frondosa, ya
que su menor altura relativa y leve orientación hacia el Este permite
la llegada de los vientos húmedos y formaciones nubosas del
Sureste.
En la localidad de Tumbaya (2094 m.s.n.m.) a 40 km. de San
Salvador, ya en la sección media, la vegetación ha cambiado de una
selva a una estepa arbustiva xerófila, y el cielo se ha despejado por
completo. Esta sección es la que mejor representa las condiciones
de quebrada, donde los cordones que la delimitan forman un
ambiente abrigado, ideal para el desarrollo de la agricultura.
La sección superior, en su porción más nórdica, tiene
características de Puna desde un punto de vista ecológico.
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Quebrada de Humahuaca – curso medio.
La Puna
Es una gran planicie de altura con un promedio de 3500
m.s.n.m., surcada por quebradas y serranías , algunas de más de
4500 metros de altura. Ocupa el Suroeste de Bolivia y el Noroeste
de Argentina. En ambos países está delimitada por la Cordillera
Occidental al Oeste y la Cordillera Oriental al Este.
En Argentina se encuentra al Oeste de las provincias de Jujuy
y Salta, hasta el Norte de Catamarca. Al otro lado de la Cordillera
Principal, en Chile, se encuentra la Puna de Atacama, que es
aproximadamente 1000 metros más baja.
Los ríos que corren por la Puna, por lo general sólo llevan
agua durante el verano. Se encuentran corriendo por quebradas que
ellos mismos han erosionado (las quebradas más pequeñas y
encajonadas son llamadas huaicos por los lugareños). No tienen
salida a ninguna otra cuenca y sus aguas se pierden por infiltración
y evaporación durante el recorrido, o forman lagunas como la de
Pozuelos al Este de La Quiaca. Esta laguna y su entorno han sido
declarados Parque Nacional y albergan una gran cantidad de
flamencos rosados.
La excepción son las aguas que bajan desde la Serranía de
Santa Victoria, que desembocan en el Río San Juan, que con
rumbo Norte confluye con el Pilcomayo , ya en territorio boliviano.
Al Oeste de la Puna, se encuentran varios salares , siendo en
Jujuy los más importantes los de Guayatayoc y Salinas Grandes.
Estos se encuentran al Oeste de Purmamarca por la ruta que llega a
Chile a través del paso de Jama. Desde épocas pretéritas se extrae
10
la sal, elemento vital para el hombre de la Puna. Aún hoy, se la
extrae con palas y se la sigue comercializando en bloques sin
procesar, lo cual se puede apreciar en ferias regionales o en la
carga de alguna mula que es arriada hacia los Valles.¡Error!
Marcador no definido. La única región del mundo que se asemeja
a la Puna, teniendo en cuenta la topografía, es la altiplanicie asiática
del Tíbet.
salinas, en la Puna jujeña
11
12
La Selva Subtropical:
Esta región se extiende al Este de la Cordillera Oriental,
ocupando parte de las Sierras Subandinas como una franja en
sentido longitudinal. Recordemos que entre las cumbres de la
Cordillera Oriental y la zona llana del Parque Chaqueño hay un
gradiente de altura que va de los 4500 hasta los 500 m.s.n.m.; la
selva (o Yunga ) se desarrolla entre los 2500 y 500 m.s.n.m., al
recibir las copiosas lluvias del Este.
La selva, (conocida como Tucumano-Oranense, o Tucumano-
Boliviana) comienza en Tucumán y se va abriendo en forma de
“cuña”, tomando el centro y el Este de Salta y Este de Jujuy. Luego
penetra en territorio Boliviano, donde termina confundiéndose con la
Selva Amazónica.
La Cordillera Oriental es divisoria de aguas entre la Quebrada
y la Selva:
• Al Oeste, en la zona de Quebrada , toda el agua confluye en
el Río Grande , el cual posee un recorrido Norte-Sur. Luego, al Sur
de San Salvador, sortea la Cordillera Oriental y corre de Este a
Oeste. Termina confluyendo con el San Francisco.
• Al Este de dicha cordillera, en la zona de Selva , las aguas
bajan desde las laderas hasta el Río San Francisco , con un
recorrido de Sur a Norte; éste confluye con el Bermejo en la
provincia de Salta (cuenca del Plata, subcuenca del Paraguay). El
Río Grande y el San Francisco forman una “U” .
Ambos ríos llevan agua durante todo el año, aunque su caudal
aumenta en forme considerable durante el verano, época de lluvias.
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Relación entre las tres regiones
Las tres regiones que mencionamos anteriormente son ámbitos
muy diferentes: desde la aridez de los desiertos del altiplano, (donde
las piedras se “parten” entre el calcinante sol del día y las noches
heladas), hasta la selva, con su exuberante vegetación, siempre
serpenteada por algún curso de agua. Y entre ambas se abre paso un
ambiente intermedio, sin las severas heladas de la Puna y sin la
vegetación de las Yungas: la Quebrada de Humahuaca.
Los salares de la Puna poco tienen que ver con los helechos de
la selva, o con el cultivo de maíz: sin embargo se puede acceder a
estos ambientes con sólo recorrer una distancia de cincuenta a
setenta kilómetros (ver gráfico 2). Claro que para ello hay que
atravesar a pie serranías de más de 4000 m.s.n.m. por senderos casi
imperceptibles. Esto no es un obstáculo para los moradores de toda la
región Andina y pueden hacerlo en una o dos jornadas a pie.
Este esquema de ambientes tan diversos, separados por
distancias relativamente cortas, es una constante en todo el territorio
Andino, desde Colombia hasta el Noroeste Argentino (Provincias de
Jujuy, Salta, Tucumán y Catamarca).
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Calilegua, valles o yungas de Jujuy.
EL CLIMA Y LA VEGETACION
En el capítulo anterior, se dejó en claro que existe una gran
diferencia entre las distintas regiones que posee Jujuy. Y son las
distintas condiciones climáticas, en primera instancia, las que
determinan la adaptación de las especies vegetales a cada región.
En segundo lugar, el tipo de suelo influye sobre la vegetación,
determinando dentro de cada área, qué posición del paisaje ocupará
cada especie. Existen, por ejemplo zonas de la Puna donde los
suelos presentan una elevada cantidad de sales y sólo pueden
desarrollarse algunas especies (el jume que sirve para preparar la
yista (pasta negra y dura para coquear). También hay especies en la
Puna (algunas gramíneas) que ocupan suelos pantanosos que se
forman alrededor de un ojo de agua (vertiente); estos sectores, que
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se hallan en zonas bajas y planas, cubiertas por un tapiz vegetal
herbáceo muy uniforme, se denominan “vegas” . Son los sitios de
pastoreos “preferidos” por las vicuñas, guanacos y llamas.
Cabe destacar que los pobladores conocen muy bien la flora
del lugar, existiendo una fuerte tradición en medicina popular. A
medida que se nombren las plantas, indicaremos sus usos.
Hagamos un relevamiento de Este a Oeste:
La Selva
Formando una franja en sentido longitudinal, al Este de la
Cordillera Oriental y sobre las Sierras Subandinas se desarrolla la
Selva Subtropical . Corresponde a la Provincia Fitogeográfica de
las Yungas (Dominio Amazónico), y está muy emparentada con la
Selva Misionera ya que muchas especies se encuentran en ambas
formaciones. (Cabrera A., 1958).
Conocida por los pobladores como los Valles , esta
“nuboselva” se extiende desde los 500 hasta los 2500 m.s.n.m.
(puede variar dependiendo de la latitud). Las nubes se encuentran a
la altura de los cerros y se entremezclan con la vegetación, creando
un ambiente espectral.
Las lluvias que dan origen a las Yungas se denominan
“orográficas”, debido a que parte del vapor de agua contenido en
las nubes, se condensa al tomar contacto con la superficie más fría
de la montaña. Se producen principalmente en verano (régimen
“monzónico”), mientras que los inviernos son secos.
La temperatura puede ser muy fría en invierno (bajo cero),
pudiendo nevar en las zonas más altas. En cambio el verano es muy
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cálido en las posiciones más bajas del terreno, con temperaturas por
encima de 40° C
Las nubes, transportadas por vientos del Este, no pueden
sobrepasar la Cordillera Oriental, por lo cual descargan su humedad
sobre el flanco oriental de las cordilleras y sierras mencionadas más
arriba.
La precipitación que cae en los Valles llega a valores increíbles:
2500 y hasta 3000 mm. por año (el triple que en llanura pampeana).
Por supuesto estos valores varían mucho según la altura sobre el
nivel del mar y la latitud. A estos valores hay que sumarle el vapor de
agua que se condensa sobre la superficie vegetal, que representa
un aporte hídrico muy importante.
Toda selva posee una gran biodiversidad . Muchas especies se
“acomodan” en un espacio reducido, pudiendo contarse más de
cincuenta especies arbóreas en una hectárea. Arboles, helechos (más
de cien especies), lianas y musgos entre otros, crean un ambiente
único, totalmente interrelacionado. Y es el sitio ideal donde una rica y
variada fauna encuentra su alimento. Lamentablemente ya hay
muchas especies animales extintas. Una especie de oso, que dio
origen a la leyenda del Ucumar (ser mitológico similar a un oso con
los pies hacia atrás), sólo sobrevive en las Yungas de Bolivia. El tigre
o yaguareté corre la misma suerte. En Jujuy, se preserva un área de
selva en el Parque Nacional de Calilegua .
Podemos dividir las Yungas en tres Distritos (ver Cabrera, A.,
1958). Entre los 350 y 500 m.s.n.m., se desarrolla un distrito de
transición con el Parque Chaqueño donde se destacan especies de
palo Blanco ( Philostylon spp.) y palo Amarillo (Calycophiliom spp.),
17
ambos árboles de gran porte; cebil (Anadenanthera macrocarpa), de
cuyas semillas se preparaba un poderoso alucinógeno , cedro
(Cedrella spp) y lapacho rosa ( Tabebuia spp.) muy buscados por sus
maderas; tipa (Tipuana tipu) y jacarandá (Jacarandá mimosifolia),
ambas como árboles ornamentales en las calles de Buenos Aires;
pacará (Enterolobium spp), utilizado para hacer embarcaciones y
muelles ya que su madera se endurece con el agua. Entre los 500 y
1500 m.s.n.m., la selva se vuelve más frondosa y cerrada, por la
cantidad de lianas, epífitas y enredaderas que crean un ambiente
húmedo y sombrío. El nogal americano ( Juglans austalis) y el roble
americano (Amburabna spp.), enriquecen este estrato. Entre los
1500 y 2500 m.s.n.m. predominan bosques de pino del cerro
(Podocarpus parlatorei), alisos (Alnus spp.) y queñoa (Polylepis spp.)
formando estratos en ese orden. Por encima de los 2500 m.s.n.m. se
alternan pastizales con los bosques (empobrecidos) nombrados en el
distrito anterior. Después de los 3000 m.s.n.m. la vegetación forma
un ecotono (zona de transición) con los pastos de la estepa de Puna y
Prepuna.
Lapacho rosado
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La selva corre el riesgo de desaparecer. La causa, el desmonte
para agricultura. Se rompe de esta manera el equilibrio logrado por la
naturaleza. Junto con el material verde desaparecen los animales que
tiene la selva como hábitat, siendo agravado este hecho por la caza
indiscriminada. Las especies vegetales y animales que se pierden, no
se recuperan jamás ni tampoco el ambiente selvático.
La extracción de ejemplares maderables ha empobrecido este
ámbito desde principios de siglo. Debería haber legislación que lo
prohiba ya que las reglamentaciones que regulan la extracción no se
cumplen. Otra causa que contribuye al deterioro de la selva es la
introducción de ganado, que no permite un buen rebrote de ramas y
hojas, ni el crecimiento de las plántulas que emergen luego de la
germinación de las semillas.
El suelo, sin un estrato arbóreo que lo proteja se vuelve muy
lábil y susceptible a la erosión hídrica. El agua de lluvia no puede ser
absorbida sin la densa vegetación y corre por cárcavas de erosión
hacia la parte baja, terminando en un río, que no tiene la capacidad de
transportar tanto caudal. Esto provoca verdaderos desastres.
En 1998 se deforestó una gran franja para conducir un
oleoducto entre Bolivia y Chile. Pese a la oposición de la opinión
pública, se llevó a cabo.
La Quebrada de Humahuaca
Los vientos del Este cargados de humedad no pueden llegar
hasta la Quebrada. El clima cambia por completo. Pasamos a una
región donde es característico un cielo despejado durante casi diez
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meses al año. Sólo se nubla en verano, que es la época de lluvia. La
cantidad de agua que cae es muy poca: entre 150 y 250 mm. por año.
Llueve en forma torrencial y en pocas oportunidades. Esto, sumado a
un suelo muy suelto provoca la formación de “volcanes” : el agua baja
desde las laderas de los cerros transportando muchos sedimentos y
piedras. Las pronunciadas pendientes favorecen a que todo este
material se deslice con mucha fuerza, a tal punto de cortar rutas, y en
el peor de los casos destruye viviendas. Esto último ocurrió en 1986
en Tilcara donde el Río Huasamayo creció con mucha violencia
provocando un desastre. El Huasamayo baja desde la Serranía de
Tilcara con muy poco caudal durante todo el año, excepto cuando
llueve, momento en que es capaz de transportar bloques de piedra de
varias toneladas y de causar un estruendo inconfundible.
La temperatura de esta región es templada, con muy pocas
heladas y temperaturas máximas de no más de 30º C. El factor que
determina esto es la altura, ya que por la latitud (casi la de Río de
Janeiro) deberíamos tener máximas de 45ºC. De hecho Tilcara fue
una villa veraniega a principios de siglo, cuando la gente adinerada de
las zonas cálidas de Salta y Jujuy, escapaba del calor estival (todavía
hoy se pueden apreciar algunas mansiones de la época). Pero la
altura de entre 1200 y 3000 m.s.n.m. no es tanta como para provocar
grandes descensos de temperatura, como sí ocurre en la Puna.
La humedad relativa es muy baja (15 o 20 %). Esto se aprecia
en la sensación de “frescura” que sentimos al pararnos a la sombra,
mientras que al sol se siente calor. Esto se debe a que el aire se
calienta más cuanto mayor porcentaje de vapor de agua contenga.
También la baja humedad es causante de que las noches sean más
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frescas: no hay nubosidad ni humedad para crear el “efecto
invernadero” que evita el escape de radiación terrestre hacia la
atmósfera.
Es común ver a la gente del lugar con mucho abrigo, aún
durante el día y a pleno sol: es que conocen los recodos sombríos del
camino y saben que si el atardecer los toma desprevenidos pueden
pasar mucho frío.
Bajo estas condiciones climáticas, donde la temperatura es
benigna y las plantas reciben mucha cantidad de radiación solar
para fotosintetizar, el ambiente es ideal para el desarrollo vegetal: el
gran problema es la falta de agua. Esto determinó una vegetación
adaptada a condiciones de stress hídrico casi permanente. Sus
hojas se acartuchan para evitar la transpiración; en muchos casos
las hojas se han perdido por completo (p.ej. sumalagua -crassia
spp.- y cactáceas) y pasa a ser el tallo quien realiza la fotosíntesis.
Las raíces penetran muy profundo buscando la napa freática y se
extienden por una gran superficie en sentido horizontal, para captar
el agua de lluvia, que por lo general se pierde por infiltración (los
suelos son muy arenosos y permeables). Las cactáceas almacenan
líquido en sus tallos, y presentan mayor contenido de sales en los
líquidos, lo cual favorece la succión por ósmosis. Muchas plantas
pasan la época seca en forma latente y rebrotan al llegar la
humedad. Todas las estrategias mencionadas, entre otras, permiten
el desarrollo de vegetación en lugares tan áridos.
La flora de la Quebrada de Humahuaca pertenece a la
Provincia Fitogeográfica de Prepuna (Cabrera, A. 1958), dentro del
Dominio Chaqueño. Podemos distinguir tres estratos: una estepa
21
arbustiva, con especies de Sumalagua (Cassia crasiramea), Jarilla
(Zuccagnia spp.) y algunas gramíneas como Stypa spp., Eragrostis
spp., etc. Una Bromeliácea conocida como amara , cubre las
paredes de los cerros con sus hojas carnosas y punzantes. Una
cactácea rastrera muy difundida llamada airampo (Opuntia Spp.)
cubre el piso con sus tallos espinosos en forma de paleta. Sus frutos
son consumidos en infusión para bajar la fiebre.
Un segundo estrato se encuentra formado por bosques de
cardones (Trhicocereus pasacana), una cactácea columnar de alto
porte, muy típica y casi un emblema de la Quebrada de Humahuaca.
De su tallo, algunos de más de 10 mts. de altura, se extrae una
madera muy porosa y poco resistente a la tracción, pero que es muy
utilizada para techar las viviendas o para realizar artesanías. Se
utilizan los ejemplares caídos naturalmente y secos, pero también
se suele acelerar el proceso encendiendo fuego a ejemplares aún
en pie.
El molle (Schinus spp.), conocido en otras partes del país
como aguaribay, es un árbol de gran porte cuando accede a una
fuente de agua. Pero cuando se desarrolla lejos del agua, crece en
forma arbustiva. El ejemplar más grande de la Quebrada de
Humahuaca, a mi juicio, se encuentra a un lado de la Iglesia de
Uquía. Se utiliza su “semilla” (en realidad su fruto) como condimento
sustituto de la pimienta.
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Frutos del Molle
Si alguien recorre el pueblo de Purmamarca , tal vez uno de los
más pintorescos de la Quebrada, seguramente le llamará la atención,
un ejemplar inmenso de algarrobo (Prosopis alba) de más de
cuatrocientos años de edad. Bajo este árbol centenario fue apresado
el cacique Viltipoco, en el último intento indio de resistencia a la
fundación de San Salvador de Jujuy por parte de los españoles (ver
Segunda Parte, Cap. IV). Esta especie no es típica de esta región por
lo que debo suponer que dicho ejemplar fue plantado.
La Puna
Las condiciones climáticas de esta región son aún más
rigurosas. A la poca humedad se le suma el frío. Las temperaturas
descienden con la altura, por lo que se encuentran zonas de la Puna
con inviernos donde se registran valores de -15° C o menos. Durante
el día, la temperatura puede oscilar entre 20°C en invierno y 30° C en
23
verano. La amplitud térmica diaria es enorme. Las lluvias, sólo en
verano, algo mayores que en la Quebrada de Humahuaca, llegan a
valores de 350 a 400 mm. por año. Las precipitaciones disminuyen
hacia el Sur y el Este, llegando a valores mínimos en los salares.
La vegetación de la Puna pertenece a la Provincia
Fitogeográfica Puneña (Cabrera, A., 1958), Dominio Andino
Patagónico. Las plantas se adaptan a la falta de agua con las mismas
herramientas que se nombraron anteriormente. Pero además, deben
tolerar la época seca con temperaturas negativas. Esto hace que
muchas especies tengan raíces carnosas para poder rebrotar en
primavera o que su tallo se encuentre por debajo del nivel del suelo.
Es una estepa arbustiva muy pobre, con algunas vegas y sólo
una especie arbórea llamada queñoa (Polylepis tomentella) que es
utilizada como leña; en las zonas más bajas también puede haber
churqui (Prosopis ferox). Entre las arbustivas se destacan la tola y
tola de río (Parastrefia spp.), tolilla (Fabiana densa), añagua
(Adesmia spp.), chijua (Baccharis boliviensis), etc. El quinchamal es
utilizado para curar dolores reumáticos. Con la rica-rica (Acantholipia
hastulata), que es un arbusto con hojas muy aromáticas, se hacen
unos ricos mates agregándosele a la yerba o puede realizarse una
infusión digestiva. Otra especie utilizada en infusiones es la muña-
muña (Satureja parvifolia), a la que se le adjudica efectos
afrodisíacos.
Los cardones (Trichocereus pasacana), de flores blancas,
también abundan en esta zona, ocupando las posiciones más bajas.
Aparece una especie muy similar al cardón, el poco (Trichocereus
poco), que se diferencia del primero, por sus flores rojas. La flor del
24
cardón es conocida como pocoyo y su belleza ha inspirado más de
una canción. En zonas más altas se puede ver otra cactácea llamada
cabeza de viejo (Oreocereus trolli), de poca altura y cubierta de pelos
blancos.
Trichocereus pasacana
La vegetación de la Puna sufre, además de condiciones
climáticas adversas, el efecto perjudicial del sobrepastoreo.
Antiguamente, antes de la llegada española, que introduce
cabras y ovejas, sólo pastoreaban guanacos y vicuñas en forma
silvestre y llamas y alpacas, como animales domésticos. Estos
camélidos se encontraban en equilibrio con los pastizales de la Puna.
El ganado menor europeo, que desplazó a los originales, tiene un
hábito distinto de comer. Esto, sumado al poco rendimiento de la
actividad ganadera que obliga a los productores a sobrecargar los
pastizales, provocó una reducción en la cobertura vegetal y al avance
de la desertificación .
25
Este fenómeno también se presenta en la Patagonia Argentina.
La estepa andina y la estepa patagónica son muy similares, y corren
el mismo riesgo: el avance del desierto.
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LA PRODUCCIÓN AGROPECUARIA
La región Andina es, junto con Centroamérica, el centro de
origen de muchas especies vegetales de importancia alimenticia.
Con sólo mencionar la papa (Solanum spp.) y el maíz (Zea spp.) es
evidente la relevancia que tiene en todo el mundo la agricultura
americana. La lista de especies domesticadas (proceso que dura
siglos) en el continente, es muy grande y casi interminable si
tenemos en cuenta las variedades de cada una de ellas. Desde la
llegada española no se han incorporado especies nuevas a la lista;
es más, se han dejado de cultivar muchas, y se ha perdido mucho
material genético para siempre.
Como fue descripto en el capítulo I, la región andina posee un
paisaje con mucha variación de altura . En relieves montañosos el
clima presenta grandes diferencias en poca distancia. Recordamos
lo expuesto en el Capítulo II donde al explicar sobre la vegetación
de las Yungas, vimos cómo las distintas comunidades se desarrollan
según la altura en el cerro, estando esto determinado por el clima.
Este hecho produce una gran riqueza genética , ya que las
especies poseen variedades que se adaptan a las distintas
alturas , es decir a distintos climas. Imaginemos una semilla que es
transportada por el viento un par de kilómetros cuesta abajo. Se
encontrará con un ambiente muy distinto: si tiene el potencial
genético podrá desarrollarse, lo cual abre el espectro genético de la
especie. De haber sucedido en la pradera pampeana no hubiese
encontrado mucha diferencia de clima.
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La domesticación vegetal a partir de la flora silvestre local, es
el mecanismo por el cual el hombre adapta la morfología y
fisiología de las plantas a sus necesidades aliment icias e
industriales. En muchos casos el órgano elegido como alimento se
transforma, agrandando su tamaño o volviéndose más blando. Se
transforma, a tal punto que, por ejemplo, el maíz ya no puede
reproducirse sin la mano del hombre
En otros casos la domesticación de las plantas logra que estas
se adapten a ambientes con temperaturas, disponibilidad hídrica o
duración del día distintos a su lugar de origen, siempre y cuando
exista el potencial genético (hoy en día la manipulación de genes
vence esta barrera).
El hombre al seleccionar la semilla del mejor ejemplar (para su
punto de vista), no hace más que conducir la selección natural en
la dirección que le conviene .
Y fue el hombre aborigen de América quien logró los mayores
avances genéticos en muchas especies. Por ejemplo en el maíz
recién se dio un gran salto a mediados de este siglo, con la
hibridación. Dicha hibridación se buscó para aumentar los
rendimientos y mecanizar el cultivo, pero por otro lado, se ha
perdido mucho su sabor y se lo utiliza principalmente para alimentar
al ganado.
También fue importante en toda la región, la domesticación de
animales para ganadería , principalmente camélidos (llamas y
alpacas). Se aprovechaba su carne, lana y se los utilizaba para
transportar pequeñas cargas, pero no para montar. Estos animales
están perfectamente adaptados a las condiciones ecológicas tan
28
adversas de la Puna. Hoy en día su lugar en las estepas andinas de
Jujuy lo ocupan cabras y ovejas. Debería haber mayor cantidad de
programas de difusión de la cría y comercialización de camélidos,
haciendo hincapié en el mejoramiento de la calidad de la lana (pelo) y
en las estrategias de comercialización.
La Quebrada de Humahuaca es una zona ideal para la
agricultura, siempre y cuando se cuente con agua de riego
(recordemos que sólo llueve 150 mm. por año). La construcción de
grandes áreas de cultivo bajo riego en épocas prehispánicas es
elocuente en Alfarcito y Coctaca. Con la construcción de terrazas se
podía conducir el agua de riego y evitar que la erosión hídrica
arrastrara consigo el suelo ya que se cambia la pendiente del
terreno. Hoy en día estas construcciones se encuentran
abandonadas. (Ver Segunda Parte, Cap. I).
También, al levantar pircas (paredes de piedra) de protección
entre las parcelas, se creaba un ambiente más húmedo, debido a la
protección contra el viento y al condensación del vapor de agua
sobre las rocas. Esto puede ser apreciado en el Alfarcito al subir a la
cumbre del cerro Carona de 4800 m.s.n.m. (cordón de Tilcara)
desde donde se pueden divisar las terrazas. Es notable como la
vegetación espontánea se desarrolla más en la proximidad de
dichas pircas, resaltando los contornos de la estructura.
En Casabindo, 60 km. al Oeste de Abra Pampa en plena
Puna, existe también un sistema para regar una gran superficie de
terreno (Ver Albeck, M., 1984). Construcciones de menor dimensión
se encuentran por todos lados en toda la región árida de Jujuy.
29
En este tipo de estructuras y en la banda de los ríos es posible
cultivar maíz, el cereal andino de mayor importancia alimenticia y
cultural (Ver Segunda Parte, Cap. VIII). El maíz resiste muy poco las
heladas, por lo tanto sólo puede ser cultivado a alturas relativamente
bajas (hasta los 3000 m.s.n.m. aproximadamente según la latitud).
El maíz tiene sus centros de origen y máxima variabilidad en
Mexico y Perú , “...siendo el Noroeste de nuestro país parte de la
esfera de expansión del centro correspondiente a Perú” (Camara
Hernandez, J., 1976, p. 3). En la Quebrada de Humahuaca se
desarrollaron más de una docena de variedades de maíz siendo las
más comunes:
• capia (de granos blancos y harináceos, para mote
pela y tamales )
• pisincho o pisingallo (para cocinar pochoclo)
• culi
• morocho
• amarillo (para la chicha)
• chulpi
Estas variedades tienen distintos usos según las características
del grano. Por ejemplo:
• mote pela, es el grano de maíz pelado y hervido; se lo
come como acompañamiento de otras comidas.
• api, es una bebida que se toma en el desayuno, a base de
maíz morado molido, clavo de olor, limón y agua caliente.
• chicha, una bebida alcohólica producto de la fermentación
del maíz.; la chicha morada se hace con la variedad culi.
30
• humita, hecha con harina de maíz blanco, envuelta en
chala y hervido.
Choclos de maíz morado y morochu.
Cabe destacar que en el Noroeste Argentino se cultivan
variedades descendientes de las autóctonas. En el resto del país, se
utilizan híbridos cuyas variedades antecesoras han pasado por varios
países antes de llegar al nuestro.
En las zonas más marginales, como en la Puna se desarrollaron
cultivos resistentes a la altura. La papa es de esta zona, y se la puede
cultivar sin riego. Existen muchas variedades de papas domesticadas
en el Noroeste Argentino. En el mercado de Tilcara, Humahuaca, etc.
se pueden conseguir muchas variedades cuyo aspecto es muy
distinto al de otras provincias. La papa criolla , es muy frecuente y se
la come hervida y sin pelar como acompañamiento junto con queso
de cabra y mote. El chuño que es la papa deshidratada, luego de ser
congelada (en un río helado o con las bajas temperaturas de la
noche) y secada al sol, constituye un alimento de fácil conservación
durante muchos meses.
31
La quínoa (Chenopodium quinoa) es un pseudocereal (ya que
no puede leudar por la falta de glúten) que se adapta a alturas de más
de 3500 m.s.n.m. y al igual que la papa, se la puede cultivar “a
secano” (sin riego). Sus granos se consumen, luego de hervidos, en
distintas comidas y necesitan ser lavados previamente para eliminar
saponinas, que le confieren un gusto amargo. La característica
sobresaliente es su rusticidad (es posible cultivarla en suelos salinos o
poco fértiles, y tolera las heladas). Tiene un alto contenido de
proteínas (20%), pese a no pertenecer a la familia de Leguminosas
(éstas fijan nitrógeno atmosférico gracias a una simbiosis con
bacterias Rizobium spp), por lo cual todo el nitrógeno que extrae
proviene del suelo. También se consume sus hojas, y toda la planta
puede ser utilizada como forraje para animales. El nombre de quínoa
a veces se aplica para otras especies muy emparentadas. Por
ejemplo a la kiwicha (Amarantus caudatus) que es muy parecida, y
se cultiva a menor altura. La cañihua (Chenopodim pallidicaule), por
el contrario resiste hasta 4000 m.s.n.m. Estas especies son originarias
de Perú (hay otras similares en México) y se cultivaron en el Noroeste
Argentino. Hay algunas variedades domesticadas en nuestro país.
Desde la llegada española hubo un descenso en su producción y hoy
día no se la cultiva (excepto en pequeñas parcelas familiares para
autoconsumo). La variedad genética de la especie es muy grande y
aún se encuentran los antecesores silvestres (el maíz no tiene
antecesores que se desarrollen en forma silvestre). Esto habla de
buenas perspectivas para su mejoramiento.
A diferencia de la papa y el maíz , la quínoa no se propagó por
el mundo. Es una especie para trabajar mucho, ya que hacen falta
32
mejoras en la genética y en las técnicas de producción,
industrialización y comercialización.
La ajipa (Pachyrhizus ahipa) es una leguminosa con alto
contenido proteico: lo particular es que almacena las proteinas en un
tubérculo, lo cual es poco común. También se aprovechan sus hojas.
Lamentablemente la ajipa tampoco es cultivada (en forma extensiva)
hoy en Argentina, aunque sí en Bolivia, Perú y Ecuador, donde se
mantiene en parte la estructura de producción prehispánica y el hábito
de consumo.
La lista de especies tuberosas autóctonas de América es grande
y la completan: batata (Ipomoea batata), mashua (Tropaelum
tuberosum), arracacha (Arracacah esculenta), achira (Canna edulis),
yacón (Polymnia sonchifolia), mauka (Mirabilis expansa), maca
(Lepidum meyenii), el ulluco (Ullucus tuberosus) y la papa oca
(Oxalis tuberosa). Esta gran cantidad de tubérculos desarrollados en
una zona, se debe a las condiciones climáticas de la zona andina: la
necesidad de reservar energía durante la época seca y fría,
prescindiendo de las funciones aéreas, para rebrotar en primavera
(ver Grau, A., 1997). El cultivo de la mayoría fue abandonada
(excepto batata) en el Noroeste Argentino o se lo practica a escala
reducida. Papa oca y ulluco puden encontrarse en los mercados
locales de frutas y verduras de Humahucaca y Tilcara.
Otras especies autóctonas son muy conocidas y cultivadas
hoy día: zapallos (Cucurbita spp.), tomates (Lycopersicum
esculentum), ajies (Capsicum, spp), porotos (phaseolus spp.) y
maní (Arachis ipogaea). Algunos frutales siguen siendo importantes
33
en Bolivia, Perú y Ecuador, en la zona selvática: palta (Persea
spp.), chirimoya (Anona spp.) y guayaba (psidium guayaba).
Existe en la zona de yungas un fruto llamado tomate de las
yungas (Cyphomandra betacea). Los “tomates” mencionados son
muy diferntes a los que conocemos y la planta en lugar de ser
herbácea es un árbol.
El cultivo de coca (Erytroxilon coca) (ver Parte II, Cap XX)
está prohibido en nuestro país, pero es muy común en Bolivia, Perú,
etc. Es un típico cultivo de las Yungas (las de La Paz, por ejemplo);
luego de ser desmontado el cerro se hace la plantación que dura
hasta treinta años, para luego rotarla por café y hortalizas. También
es una planta autóctona de América, y su cultivo es ancestral (Ver
Spedding, A., 1994). El arraigo cultural de este cultivo impide su
extirpación, como se ha intentado ya muchas veces en varios países
de Latinoamérica.
Erythroxilon coca
34
SEGUNDA PARTE
PROCESOS SOCIOECONÓMICOS Y
CULTURALES
I-POBLAMIENTO PREHISPÁNICO DE LA QUEBRADA DE
HUMAHUACA
Las evidencias de presencia humana en la Quebrada de
Humahuaca se remontan a por lo menos 10.000 años antes del
presente. Las características de esta primera ocupación son poco
conocidas, pero se puede decir que desde el 10.000 hasta
aproximadamente el 7.000 AP la quebrada estaba habitada por
pequeñas bandas de cazadores recolectores, que basaban su
35
subsistencia en la caza de guanacos y vicuñas y la recolección de
frutos y tubérculos silvestres. Del año 7.000 al 1.000 AP se extiende
un gran período en que los grupos de cazadores comienzan a
desarrollar una incipiente y limitada experimentación agrícola,
generando asentamientos semipermanentes o estacionales en
cuevas y aleros, complementando una agricultura rudimentaria con
las actividades de caza y recolección.
En el primer milenio antes de Cristo surgen las sociedades
agroalfareras quebradeñas. En este período. Se pueden distinguir
tres momentos:
PERÍODO TEMPRANO: hasta el 600 d.C. Es un período poco
conocido, con asentamientos en las cercanías de los ríos (conos de
deyección y cabeceras). Las viviendas se hallaban dispersas entre
los campos de cultivo.
PERÍODO MEDIO: también poco conocido, las características de
emplazamiento de la población son similares a las del Temprano:
poblados dispersos sin edificaciones densas, ni evidencia de
organización político-administrativa centralizada. El registro
arqueológico de la época no permite inferir estratificación social o
especializaciones de trabajo.
PERÍODO TARDÍO: los asentamientos del Tardío son muy
diferentes a los de los períodos anteriores. Son representativos los
conglomerados de población densamente edificados, en complejos
arquitectónicos generalmente delimitados por accidentes
topográficos. Claro ejemplo es el pucará de Tilcara, que como otros
pucarás de la quebrada, se halla asentado en un montículo rocoso.
36
Los asentamientos del tardío tenían murallas defensivas y es
distintivo del periodo que se hallaran separados de los campos de
cultivo (al contrario de los que ocurría en el Temprano) Estos
asentamientos constituyen los vestigios arqueológicos más típicos
de la quebrada de Humahuaca.
EL PUCARÁ DE TILCARA
Es un típico asentamiento del Tardío. Ubicado al sur del actual
cono de deyección del río Huasamayo, en un promontorio de 70
metros de altura. La superficie ocupada por el antiguo poblado es de
aproximadamente 5 hectáreas. Eduardo Casanova calculó su
población en 2000 habitantes (aunque actualmente se estima una
cifra mayor). Como en la mayoría de los asentamientos del período
denominados “pucarás” (fortalezas para los españoles) el de Tilcara
cuenta con una ubicación estratégica con respecto al control visual
y de acceso al norte y sur (a través del Río Grande), al este y los
valles por la quebrada del Huasamayo, y al oeste y la puna por la
quebrada de Huichairas.
En el pucará de Tilcara se pueden distinguir varios sectores
funcionales :
VIVIENDAS: ocupan la mayor superficie. Con puertas angostas y
casi siempre sin ventanas, están construidas con piedra canteada, y
techos de cardón y torta de barro.
CORRALES: alojaban los rebaños de llamas y están en la base de
pucará.
37
BASUREROS ubicados sobre el faldeo sur.
REDES DE CAMINOS: todo el pucará está atravesado por caminos
principales y secundarios. Los primeros, de hasta 4 metros de
ancho, vinculan áreas o barrios. Los segundos, a las viviendas y
espacios libres tales como plazoletas. Éstos rara vez superaban los
2 metros de ancho.
CEMENTERIO: al este del poblado. Los muertos se sepultaban en
cistas circulares, tapizadas con piedras y tapadas con lajas.
Contenían entierros simples o múltiples. También se enterraban
muertos en el interior de las viviendas.
Los pobladores del pucará de Tilcara desarrollaban una
economía agropastoril . No conocían el arado ni tenían animales
de tracción.
Los cultivos eran el maíz, la papa, el poroto, el zapallo, el ají,
la quinoa (ver Primera Parte Cap.III). Las herramientas utilizadas
eran las azadas y palas de piedra y madera, y la lliclla o palo
cavador como arado. El área de cultivo estaba formada por las
zonas llanas cercanas al río Grande, el cono del Huasamayo (donde
se asienta la Tilcara actual) y tal vez el área de Alfarcito. Se
practicaba el pastoreo de llamas, que se explotaban como animal
de carga, fuente de lana y proteína complementando con su aporte
de carne el obtenido mediante la caza.
En su mayoría, los actuales pueblos quebradeños fueron
fundados por los españoles sobre, o en la inmediata cercanía de
38
asentamientos prehispánicos. Sus nombres (Tilcara, Humahuaca,
Uquía, Purmamarca) eran los de las comunidades que los
habitaban.
Pucará de Tilcara
ALFARCITO
Coctaca y Alfarcito son dos de los más importantes (y
extensos) yacimientos arqueológicos de la Provincia de Jujuy,
ambos situados sobre el Cordón Oriental de la Quebrada de
Humahuaca, al pie de las estribaciones sureñas del Zenta y el
Cordón de Tilcara. Conforman más de 10.000 hectáreas de
terrazas, andenes y canchones de cultivo dedicados a la producción
de maíz, poroto y zapallo (ver Primera Parte Cap. III).
Alfarcito, situado aproximadamente a 15 Km. al este de
Tilcara, presenta un enigma que todavía no tiene una respuesta
clara. La cantidad de hectáreas explotadas en Alfarcito en el
Agroalfarero Tardío no guarda correlato con su escaso número de
39
viviendas de ocupación permanente. Alfarcito producía mucho más
alimento que el que podían consumir sus pobladores permanentes.
Una de las explicaciones posibles es que la producción
agrícola de las laderas orientales (esto incluye a Alfarcito) estuviera
a cargo de los asentamientos quebradeños. Así, Alfarcito
alimentaría a Tilcara. Guillermo Madrazo sostiene esta hipótesis
teniendo en cuenta la evidencia de que:
-la ocupación masiva del Pucará se corresponde cronológicamente
con la máxima expansión de Alfarcito.
-sumado a la ausencia de viviendas de ocupación permanente, en
Alfarcito no aparecen morteros, restos de vegetales ni silos que
indiquen molienda de cereales, consumo o almacenamiento (lo que
permite inferir que las cosechas fueron llevadas fuera). Estos
elementos sí aparecen en Tilcara.
-la superficie cultivada de Alfarcito alcanzaría a abastecer a la que
actualmente se considera que fue la población de los tilcaras:
aproximadamente 7.000 habitantes.
II-ESTRUCTURA SOCIAL Y ORGANIZACION
SOCIOECONÓMICA DE LAS COMUNIDADES ANDINAS
Vamos a profundizar ahora en la organización económica y
social de las poblaciones del Agroalfarero Tardío , para entender un
poco más las culturas quebradeñas que enfrentaron la conquista
española.
40
En este período los Andes , desde el Ecuador hasta nuestro
Noroeste, forman no solo una unidad geográfica, sino también, en
muchos sentidos, una gran unidad cultural . No debemos perder
de vista esta pertenencia al mundo andino, si queremos entender a
las culturas de la Quebrada de Humahuaca.
ESTRUCTURA SOCIAL
LOS AYLLUS
El ayllu fue en el mundo andino la principal unidad social y
el núcleo de las relaciones de parentesco, política s y
económicas . Cada ayllu estaba conformado por un grupo de
personas, vinculadas en general por lazos de parentesco, con
derecho a la explotación comunitaria de un sector de las tierras
comunales, bajo el mando de un kuraka. El ayllu era el motor de la
reproducción social de las comunidades andinas, y un hombre
existía como tal en tanto pertenecía a un ayllu: ...”todo hombre
andino formulaba un reclamo a un mínimo de recursos agrícolas,
basado no en méritos especiales, sino en el haber nacido miembro
de un grupo de parentesco, en tener una existencia socialmente
reconocida. Cada miembro del grupo, incluso los ausentes y los
inválidos, una vez casado, podía reclamar su parte del patrimonio
indispensable en la cultura andina: las tierras, aguas, pastos.”
(Murra, John V.,p.282).
41
LAS PARCIALIDADES O SUYUS
Los ayllus parecen haber estado agrupados en “parcialidades”.
Estas eran generalmente dos para cada poblado:
HANAN SUYU- la parte de arriba.
HURIN SUYU- la parte de abajo.
“En cada repartimiento o pueblo ai dos parcialidades de Indios
la una de Anansaya y la otra de Urinsaya y los goviernan sus
caciques governadores y demás subalternos que tienen para el
efecto.” (Descripción General del Corregimiento y Provincia de
Chayanta- British Museum M.S. Españoles, add.17590, folio 31u,
año 1.746.)
Parcialidad es una mitad sociopolítica de un curaca zgo
que, a la vez, comprende varios ayllus.
LOS KURAKAS
Como jefes de los ayllus , los kurakas no eran gobernadores
impuestos desde afuera a las comunidades, sino miembros de las
mismas, ligados a su grupo por lazos de parentesco, lealtades y
obligaciones recíprocas. En general eran jefes de familias muy
extensas, que cumplían diversas funciones, aunque la principal era
ser representantes de su comunidad. Eran también árbitros en las
disputas internas de sus ayllus, velaban por el mantenimiento de los
ritos, y eran el referente de las normas que regulaban la
organización social del grupo. Los kurakas eran “primus inter
42
pares” y no recibían de su comunidad ni tributo ni salario, aunque
su función era retribuida con un acceso diferencial a bienes y
recursos. Entre los servicios que podían obtener de sus grupos a
veces se contaba el que trabajaran sus parcelas por ellos, pero los
kurakas de baja jerarquía cultivaban sus propias chacras. Existían,
por lo tanto, diversas categorías de kurakas, desde los de menor
nivel, a cargo de pequeños ayllus, pasando por los jefes de
parcialidades, hasta el kuraka principal, representante de la totalidad
del grupo étnico.
ORGANIZACIÓN SOCIOECONÓMICA
La organización socioeconómica de las comunidades se
apoyaba en tres pilares: reciprocidad, redistribución, control vertical
de recursos.
RECIPROCIDAD
En los sistemas sociales organizados sobre mecanismos de
reciprocidad, la esfera de lo económico no está escindida de lo
social, sino que depende de los vínculos de parentesco y otras
instituciones; el intercambio de bienes y servicios es parte integral
de la relación social. La reciprocidad era el vínculo fundamental
entre los miembros de cada ayllu, sustentada sobre la base de la
posesión en común de la tierra y su explotación comunitaria.
43
REDISTRIBUCIÓN
El concepto de redistribución se define por la concentración de
bienes y servicios en un determinado individuo o institución, de
donde fluyen a la comunidad. Este término define algunos de los
aspectos del vínculo entre los ayllus y sus kurakas, y esencialmente
la articulación que se daría entre las etnías locales y el Estado Inca.
Éste era un vínculo marcadamente asimétrico en lo material
(aunque el Inca lo pretendiera recíproco en lo simbólico) donde el
Incario recibía prestaciones de trabajo obligatorias a cambio de
funciones administrativas y ceremoniales.
CONTROL VERTICAL DE RECURSOS
La región andina se caracteriza por poseer una gran variedad
ecológica, donde numerosas fajas climáticas están comprimidas en
pequeñas áreas, debido a drásticos cambios de altitud. El paisaje
jujeño, con su puna quebrada y valles es paradigmático de este
carácter de la morfología andina (ver Primera Parte, Cap. I).
John V. Murra formuló el modelo teórico que da explicación a
como las comunidades andinas hacían uso de esta “verticalidad” del
espacio. Según Murra, las etnías buscaban el “control vertical de
un máximo de pisos ecológicos” , logrando así el acceso directo a
recursos y áreas de explotación muy diversos con un objetivo de
autosuficiencia económica. Esto se obtenía a través del envío desde
el núcleo poblacional central de una cierta cantidad de miembros del
grupo que se asentaban en los diversos pisos altitudinales
explotando los recursos de la zona que no se daban en el área
44
nuclear, donde quedaba el grueso de la población y el mando
político. En muchos casos, estos asentamientos de “embajadores” a
otros pisos altitudinales eran permanentes, aunque los individuos no
perdían sus derechos en el núcleo principal, y la circulación de
personas y recursos era fluida y permanente.
III-EL PERÍODO DE INFLUENCIA INCA
Los incas llegaron a la Quebrada de Humahuaca
aproximadamente en 1480, 55 años antes de la primera incursión
española en tierra jujeña. Los indicios de su presencia en la región
son indudables, pero es conveniente recordar que los grandes
núcleos poblacionales quebradeños (como el pucará de Tilcara) no
tienen origen incaico; fueron obra de las etnías locales, y aunque
sufrieron de algún modo la influencia inca, son anteriores.
La vertiginosa expansión del Incario se produjo en apenas
100 años, y los avances territoriales más dramáticos datan de los
últimos 60 años antes de la caída del Cuzco. La evolución del
imperio Inca se ve truncada por la Conquista, y la presencia Inca en
áreas marginales del Imperio como la quebrada de Humahuaca era
reciente y no estaba consolidada. Por esto, es conveniente hablar
de influencia más que de dominación Inca para la región.
Las características de las relaciones que se establecieron
entre el Imperio y las etnías de nuestro Noroeste son poco
45
conocidas, pero parece ser que los servicios de mit’a no fueron
de aplicación sistemática y probablemente fueron resistidos por
diferentes grupos de la quebrada de Humahuaca, el Tucumán y
Valles Calchaquíes.
El Incario construyó su crecimiento a través de un control
directo sobre la población conquistada. Su organización
dependía esencialmente de la fuerza de trabajo de sus súbditos en
vez de tener como base de renta los tributos en especie. Así, su
estructura económica se apoyaba en dos instituciones asociadas al
control de la fuerza de trabajo de la población:
MIT’A: consistía en turnos rotativos de trabajo obligatorio para
el Estado , que debían cumplir todos los hombres de las
comunidades conquistadas. Trabajo en las tierras estatales y en las
dedicadas al culto de Inti y otras deidades, tejido de telas con lana
del Estado, servicio militar, trabajo en obras públicas como caminos,
depósitos y minas. Los responsables de que todos cumplan con
este tributo laboral son los kurakas, que empiezan a cumplir el rol de
intermediarios entre el Estado y las comunidades.
La mit’a incaica fue una reorientación desde el estado de una
práctica tradicional andina que consistía en la prestación rotativa de
trabajo entre los miembros del ayllu, bajo forma de intercambio
recíproco. Aunque era una clara exacción de riqueza en forma de
trabajo forzoso, el Inca trató de que la mit’a conservara, por lo
menos en el plano simbólico, el cariz de “prestaciones recíprocas”
del trabajo comunitario en el interior de los ayllus.
46
Mit’a incaica – Huamán Poma
MITMAQKUNAS: los mitmaqkunas eran personas trasladadas por
el Estado , a veces a través de grandes distancias, en grupos
relativamente numerosos (en ocasiones etnías enteras). Era una
forma de colonización planificada, que podía tener como objetivo la
explotación agropecuaria de áreas recién incorporadas, o el
mantenimiento de la seguridad interna, enviando grupos aliados a
regiones rebeldes o desmembrando poblaciones conflictivas y
colocándolas bajo el control de comunidades más integradas. Cieza
de León sostenía que los mitmaqkunas eran a veces trabajadores
especializados enviados donde sus oficios hicieran falta (plateros,
picapedreros, quipucamayos, tejedores, alfareros).
47
Las sociedades andinas no conocían la escritura. Los quipus
(cuerdas gruesas de las que pendían cuerdas más delgadas con
nudos de diferentes clases) fueron el eficaz sistema Inca para el
ordenamiento contable-administrativo de un Imperio complejo.
IV-LA CONQUISTA ESPAÑOLA Y EL PERÍODO
COLONIAL
El primer contacto entre españoles y las comunidades de la
Quebrada fue, probablemente, en 1535, cuando la expedición de
Diego de Almagro a Chile. Poco tiempo después, en 1540,
Francisco Pizarro otorga a Martín Monje la primer encomienda de la
Quebrada, a la que ubica bajo jurisdicción de la Provincia de
Charcas.
Los aborígenes de la Quebrada, considerados por los
españoles belicosos y rebeldes, resistieron fuertemente la
conquista. Desde 1535, hasta la pacificación tras la prisión de
Viltipoco, la región no pudo ser sometida. Mientras Santiago del
Estero es fundada en 1553 por Francisco de Aguirre, San Salvador
de Jujuy se funda recién en 1593, cuarenta años después, debido a
la tenaz resistencia de los omaguacas.
Para el 1600, la población aborigen de todo Jujuy,
exceptuando el Valle de San Francisco, estaba repartida en
encomiendas.
48
ENCOMIENDAS EN JUJUY EN EL 1600
ENCOMENDERO ETNÍA EN ENCOMIENDA
Alonso de Tovar Yalas
Ramón Valero Tilianes
Antonio Núñez Tumbayas
Antonio Núñez Purmamarcas
Juan Ochoa de Zárate Omaguacas
Juan Ochoa de Zárate Ocloyas
Francisco de Argañaráz Tilcaras
Gonzalo de Tapia Paypayas
Juan Rodríguez Salazar Churumatas
Cristóbal de Sanabria Casabindos y Cochinocas
Fuente: Rutledge, Ian, p.121)
DERECHOS SOBRE TIERRAS, DERECHOS SOBRE
ALMAS
MERCEDES
Aunque todas las tierras americanas conquistadas por
España pertenecían al Rey , con la intención de propiciar
49
asentamientos permanentes en sus colonias, la Corona entregó
gran cantidad de tierras a sus hombres en América. Estas cesiones
tomaban la forma de “mercedes” reales.
COMPOSICIONES
...”mando a mis virreyes presidentes y gobernadores que
tienen facultad para encomendar indios que de ninguna manera
diesen composiciones de tierras ni se admitan para ello ningunas
pretensiones de cualesquier persona, porque mi voluntad es que en
esto se cese adelante; y que los indios no sean molestados ni
vejados; y así mismo os ordeno y mando no enviéis ningunos jueces
a los pueblos de los indios a la composición de tierras, como se ha
estilado en algunas partes por lo pasado”... (Cedulario Indico, Tomo
XXXIII, N53, cit. En Seca, Mirta A., pp.47,48)
Las tierras de las comunidades eran por lo general codiciadas
por los españoles; la “composición” era un mecanismo por el cual,
a través de una autoridad colonial, el español “legalizaba” la
usurpación de tierras de los ayllus. La Cédula citada por Seca
destaca el interés de la Corona por proteger las tierras comunales. A
pesar de los intentos reales, con el correr de los años no solo las
mejores, sino todas las tierras quebradeñas quedaron en manos
españolas.
ENCOMIENDA
La encomienda fue una de las instituciones españolas más
desvirtuadas por quienes usufructuaron de ella, convertida en un
50
eficaz y cruel mecanismo de explotación de la población india
americana. En teoría, la encomienda generaba no solo derechos
sino también obligaciones al encomendero.
Los aborígenes, considerados jurídicamente por la Corona
como menores de edad , eran encomendados a españoles que
tenían la responsabilidad de su educación y evangelización; a
cambio de esto, el encomendero podía exigir a “sus indios” una
cierta retribución en servicios personales en trabajo y especie para
su subsistencia exclusivamente. No estaba autorizado a exigir para
su manutención mayores prestaciones que las que los aborígenes a
su cargo brindaban tradicionalmente a sus kurakas. Pero la realidad
fue otra; los españoles utilizaron la mano de obra gratuita de la
población india para producir textiles y alimentos para el mercado
colonial, y alquilaron o directamente vendieron sus encomendados
para el trabajo en las minas diezmando la población india y
produciendo riquezas fuera de todo cálculo para los encomenderos.
Con la intención de controlar esta explotación y de limitar el poderío
de los encomenderos, el Virrey Toledo redujo las obligaciones para
con éstos a un tributo fijo que debían pagar los indios, y reformuló
una institución inca creando la mita colonial , que imponía a los
indios prestaciones rotativas de trabajo para la Corona.
En nuestro Noroeste, la reglamentación toledana tuvo escaso
efecto, y no reemplazó al sistema de prestaciones personales en el
que se había convertido la encomienda, sino que se sumó a éste:
además del trabajo para el encomendero debían cumplir con el
51
trabajo forzoso de la mita para la Corona. La economía colonial de
la quebrada de Humahuaca se sostenía casi exclusivamente en la
explotación de mano de obra gratuita indígena.
“En Jujuy, la demanda de trabajadores indígenas por parte de
los españoles era tan grande que estos realizaban corredurías o
‘cazas de indios’ para asegurarse así de trabajadores para la
producción agrícola (...)Una vez capturados los indígenas eran
entregados al encomendero particular, a quien le había sido
asignada la tribu a la cual esos indios pertenecían”. (Rutledge,
Ian,p.91).
Las Reglas del Gobernador del Tucumán en 1595 para limitar
estos abusos, prohibían la explotación de indios menores de 10
años y el uso de indios para tirar el arado o como animales de
carga , lo que da una idea del nivel de crueldad a que el sistema de
encomienda había llegado en nuestro Noroeste.
En conjunto, las mercedes y composiciones como
mecanismos de apropiación de tierras, y las encomie ndas
como modo de apropiación de mano de obra, se
complementaron en las primeras décadas de la econom ía
colonial tomando la forma de empresas agropecuarias de
enormes ganancias y costos nulos.
52
LOS KURAKAS BAJO EL RÉGIMEN COLONIAL
“Que se de cédula para que (el Kuraka de Ayaviri) tenga y use
escudo de armas de sus antepasados y pueda traer espada y daga
y lo mismo puedan hacer sus descendientes y los de su bisabuelo y
gozen de los privilegios y excemptiones y preheminencias de
caballeros hijosdalgos pues lo son tan notorios. Charcas, 8 de
febrero de 1598.” (Memorial de Charcas –1591- en: Arce-
Medinaceli,p.12).
La población aborigen de la Colonia tenía un estatus jurídico
equivalente a la minoría de edad . Sin embargo los kurakas
recibieron una posición legal similar a la de la hidalguía española .
Exentos de prestaciones personales y pago de tributos, podían
comerciar y realizar contratos sin que los autorizara previamente
una autoridad colonial. Podían tener servidumbre a cargo y
conservar su patrimonio. Claro que estos privilegios tenían
gradaciones relativas al rango y jerarquía de cada kuraka; mientras
algunos tenían derecho a montar a caballo y portar armas, los jefes
locales de cada ayllu no gozaban de ningún privilegio en particular.
A cambio de estos derechos de sangre, el kuraka debía
cumplir determinadas exigencias del régimen colonial: ...”era el
responsable de la recolección del tributo para el encomendero
español, de los salarios para los sacerdotes y de la construcción de
las iglesias. Además, tenía que hacer cumplir las cuotas de trabajo
requeridas por el Estado colonial. Sus privilegios especiales le
53
proporcionaban una considerable oportunidad de ganancia personal.
Aún así era la persona responsable de la recolección de los tributos
impuestos a todo el grupo social bajo su autoridad.” (Spalding,
K.,p.38).
Esto colocaba a los kurakas en una posición de intermediarios
muy inestable: las exigencias españolas a satisfacer solo podían ser
solicitadas a la comunidad por el kuraka en tanto fueran legítimas en
términos andinos; cuando las necesidades españolas superaron
todo lo concebido como “exigible” para las comunidades, esta frágil
alianza que se había establecido entre muchos kurakas y los
españoles se quebró, y los primeros debieron elegir entre uno y otro
bando.
En síntesis, la Conquista no solo trajo cambios, sino una
quiebra completa de la estructura económico- social andina. Las
instituciones prehispánicas fueron aniquiladas y su universo cultural
se desmoronó, quedando solo fragmentos, insertos en un nuevo
contexto que los alejó de sus significados y funciones tradicionales.
La reciprocidad fue reemplazada por la explotación colonial,
la redistribución eliminada; los kurakas reemplazados por los
encomenderos y convertidos en intermediarios de éstos; el control
vertical de recursos atacado directamente por la encomienda y las
reducciones toledanas, que impidieron la movilidad tradicional de la
población entre los distintos pisos ecológicos.
54
V-TENENCIA DE TIERRA EN QUEBRADA Y PUNA
EL SISTEMA DE HACIENDAS
El proceso que en 1540 se inicia con la apropiación por parte
de los españoles de las tierras altas de Jujuy evoluciona hacia la
conformación de enormes haciendas , donde los encomenderos se
vuelven terratenientes, adueñándose de las tierras comunales de
sus encomendados. La puna entera tenía un dueño: el Marqués de
Tojo . Como él, otros titulares de encomiendas (que se heredaban
por una o a lo sumo dos vidas), dejaron de herencia a sus hijos
tierras y siervos. El Marqués de Tojo y Campero, Vizconde de San
Mateo, conocido en Jujuy como el Marqués de Yaví y nieto del
encomendero antes nombrado tenía su propio ejército de “indios
feudatarios”, con el que apoyó la revolución de mayo.
La principal actividad económica de estas haciendas estaba
vinculada a la producción textil y la minería. Los vínculos
comerciales con el Alto Perú eran estrechos, y lo continuarían
siendo hasta bien entrado el siglo XIX. “El intercambio comercial de
Jujuy se lleva a cabo con Bolivia y con los puertos del Pacífico. A
Bolivia, Jujuy le vende animales, carne disecada, grasa, lana, jabón,
sal de Casabindo, azúcar, aguardiente y harina; y recibe a cambio
coca, café, chocolate, plomo y estaño. A los puertos del Pacífico,
Jujuy le exporta polvo de oro, lana, piel de vicuña y de chinchilla e
importa de allí productos de consumo europeos.” (Primer Censo
Nacional 1869).
55
DE SIERVOS A ARRENDATARIOS
“La Asamblea General sanciona el decreto expedido a la Junta
Provincial Gubernativa de estas provincias en 1º de septiembre de
1811, relativo a la extinción del tributo, y además (declara) derogada
la mita, las encomiendas y el yanaconazgo, y el servicio personal de
los indios baxo todo respecto, y sin exceptuar aún el que prestan a
las iglesias, y sus párrocos, o ministros; siendo la voluntad de esta
Soberana Corporación, el que del mismo modo se les haya, y tenga
a los mencionados indios de todas las provincias unidas por
hombres perfectamente libres, y en igualdad de derechos a todos
los demás ciudadanos que las pueblan, debiendo imprimirse y
publicarse este Soberano decreto en todos los pueblos de las
mencionadas provincias, traduciéndose al efecto fielmente en los
idiomas Guaraní, Quichua y Aymara, para la común inteligencia”
Castelli- Chuquisaca-1811. (O’Donnel,p.122)
Poco después, en 1813, la Asamblea General en Buenos
Aires también declara abolida la encomienda y la mi ta. La
situación de las comunidades andinas cambia. Se acaban las
prestaciones personales, y los hacendados comienzan a cobrar
arriendo. En ese entonces se empiezan a diferenciar claramente
dos tipos agrarios en la que sería la Provincia de Jujuy: en las
tierras altas, grandes haciendas con arrendatarios a cargo de
pequeñas explotaciones familiares , y en las tierras bajas, surge el
56
cultivo que volverá a los valles de Jujuy el área de mayor desarrollo
económico de la provincia: la caña de azúcar .
Para principios de este siglo, las tierras altas de Jujuy habían
perdido su relevancia como región de producción agropecuaria
privilegiada: la decadencia minera de Potosí , (y en consecuencia
la caída drástica de demanda de lana y textiles), y el nacimiento en
la Patagonia de un tipo de ganadería extensiva de ovinos para la
exportación a través del puerto de Buenos Aires, hicieron que la
producción de la puna quedara sin mercados y fuera de los circuitos
de circulación de bienes de la Argentina contemporánea; para ese
entonces los cultivos de caña de azúcar de los valles se hallaban en
un momento de expansión sin precedentes.
LOS INGENIOS
Los ingenios azucareros necesitaban una gran cantidad de
mano de obra para la zafra; esta demanda estacional de
cosecheros se cubría con trabajadores tobas y chiriguanos del
chaco salteño, pero pronto éstos fueron insuficientes, debido a la
expansión de la producción, y a la reticencia de los aborígenes a
realizar un trabajo de penosísimas condiciones.
Entre 1930 y 1949 los ingenios de las zonas bajas d e Jujuy
compran o arriendan gran cantidad de las haciendas de las
tierras altas, propiedad de los descendientes de lo s antiguos
encomenderos . Según Rutledge, lo que los ingenios buscaban
obtener de este modo ...”no era la tierra en sí misma, sino el
57
potencial de mano de obra que habitaba los territorios que habían
adquirido, y que ahora podía ser forzado a realizar los trabajos
estacionales en la cosecha de caña. (...)En las haciendas que
habían sido alquiladas por los ingenios, los arrenderos indígenas se
convertían en subarrendatarios de los propietarios de los ingenios.
En las haciendas que habían sido directamente compradas,
sucedía simplemente que los indígenas tenían un nuevo
terrateniente.
En ambos casos, los indígenas pasaron a tener que pagar sus
rentas ya no en dinero y en bienes, sino con su propio trabajo:
debían ahora pagar sus rentas por medio de servicios laborales, en
las plantaciones de los ingenios, trabajando seis meses como
cortadores de caña en la zafra.” (Rutledge, I.,p.137). 198,199,200).
Las tierras altas jujeñas se convirtieron en un área típica de
migraciones estacionales , fenómeno que continúa hasta nuestros
días, dadas las condiciones características que reúne la cosecha de
caña:
-una producción agraria de ritmo cíclico
-una cosecha no mecanizada
-una producción espacialmente concentrada y de un volumen tal
que la mano de obra local no basta para cosecharla. (ver
Reboratti,C.,pp13,14).
Este sistema de trabajo estacional de la población puneña
tenía por lo menos tres ventajas para los propietarios de ingenios:
generar mano de obra a un costo menor del habitual en el
58
mercado; asegurar la permanencia de los trabajadores en la
región y, al alternar el trabajo estacional en la zafra con las
actividades de subsistencia en los predios arrendados por los
campesinos, lograr una estrategia óptima para que el zafrero se
hiciera cargo de su propia manutención durante la “ estación
muerta” .
En 1949, 930.236 hectáreas de quebrada y puna estab an
bajo el control directo de la familia Patrón Costas , principales
propietarios de los ingenios de Jujuy.
El año 1949 marca el fin de esta secuencia de apropiaciones
de más de cuatrocientos años. Respondiendo a un sostenido
reclamo de las comunidades de la puna jujeña, y a la vez asestando
un golpe a Cipriano y Robustiano Patrón Costas (adversarios
políticos desde el Partido Conservador) el 1º de agosto del 1949, a
través del Decreto 18341/49, el Gobierno de Perón declara sujetas
a expropiación a más de 60 haciendas de puna y queb rada,
entregando la tierra en derecho de uso a sus poblad ores . Esta
situación de tenencia sigue vigente en la actualidad.
VI-LAS EXPLOTACIONES AGROPECUARIAS DE
QUEBRADA Y PUNA
59
Debemos establecer una diferencia entre las explotaciones
agropecuarias que se encuentran en la Quebrada en la inmediata
cercanía del Río Grande y de los pueblos quebradeños, y todas las
demás del borde de puna y puna.
Las primeras, en comparación con las otras de los Andes
jujeños, pueden considerarse privilegiadas. Cerca de los pueblos, en
el área más templada de la región, cerca de la ruta nacional y por lo
tanto en mejores condiciones de transporte de mercaderías, las
explotaciones de la quebrada gozan, en términos relativos, de
condiciones excepcionales. Son en general pequeñas, de menos de
una hectárea la mayoría de ellas, con una fuerte aunque asimétrica
inserción en la economía provincial, ya que contribuyen a cubrir en
el verano la demanda de productos hortícolas de San Salvador en la
temporada de receso anual de la producción empresaria de las
zonas bajas (ver Soruco,C.,p.22).
Alejándose apenas del curso del río Grande la situación
cambia: las explotaciones agropecuarias de la puna son
francamente ganaderas. Ubicadas en general en tierras fiscales (ver
cap. anterior), se hallan en zonas más altas y en peores condiciones
de acceso a riego y transporte. La población rural de la región se
agrupa en unidades domésticas. Estas son unidades de
reproducción social , y no solo explotaciones agropecuarias. Sus
integrantes están por lo general unidos por lazos de parentesco
conformando familias extensas. Las unidades domésticas
campesinas en general, pueden definirse como parte de ...”una
60
economía en donde el productor trabaja básicamente con su familia,
vende y compra mercancías regularmente pero sin alcanzar ningún
excedente una vez terminado el ciclo anual. En este tipo de
economía el productor se ‘reproduce’ con su familia sin que haya un
proceso de capitalización que le permita expandir sus actividades”...
(Archetti,E; Stölen,K.,pp.152,153).
En el caso de la puna jujeña, Las explotaciones agropecuarias
no solo no acumulan capital, sino que dan pérdida . Esto se debe
a que los bienes que producen son de muy difícil comercialización.
Su exigua producción hortícola es de baja calidad y para el
autoconsumo. La distancia a que se hallan de las redes viales las
hacen inaccesibles para acopiadores y mercados provinciales. La
producción lanera tampoco tiene mercados (ver cap. anterior). Los
textiles de los mercados artesanales de la quebrada son importados
de Bolivia y Perú.
Este fenómeno obliga a que uno o varios miembros de cada
unidad doméstica (en general hombres en edad activa) deban
buscar algún tipo de trabajo asalariado en los centros urbanos de la
región para enviar periódicamente el ingreso en moneda necesario
para los gastos familiares, ingreso que no se pudo obtener a través
de la comercialización de la producción agropecuaria.
Los hombres en edad activa se alejan temporariamente de la
unidad doméstica, lo que concluye en muchos casos en su
emigración permanente. Así. por lo común se encuentra al frente de
61
las unidades domésticas a mujeres, siendo la hija mayor la que
heredará la carga de llevar adelante la explotación cuando su madre
se vea imposibilitada por la edad, o muera. De esta forma se da una
marcada matrilocalidad. Como la presencia masculina es bastante
contingente e inestable, la línea de descendencia se establece
también en muchos casos por vía materna (matrilinealidad).
EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA
Desde el Agroalfarero hasta mediados del siglo XIX, la
Quebrada y la puna fueron las áreas más densamente pobladas de
los territorios que conforman la actual Jujuy. Gradualmente, esta
situación se invirtió, a raíz de los complejos procesos que venimos
analizando.
Quebrada y puna se convirtieron en regiones de
emigración estacional y permanente en el marco de u n
progresivo deterioro de su estructura económica . La supresión
de los arriendos en 1949 brindó un alivio a la asfixiante situación de
la población, pero no alcanzó a torcer el rumbo de creciente
marginación económica. La población se concentró más y más en el
sur y este jujeño donde en la actualidad se encuentran los
principales centros urbanos y los cultivos industriales. Tilcara pueblo
tiene la mitad de la población que tuvo en 1535; Alfarcito, que
alimentó a 7.000 personas en períodos prehispánicos, hoy alimenta
aproximadamente a 15.
62
En Jujuy capital se encuentra más de la cuarta parte de los
habitantes de la provincia. Las localidades de más de 10.000
habitantes representan el 71% de población total.
Se presentan entonces dos grandes procesos demográficos
en la provincia en el presente siglo: un incremento poblacional en
el sur y este , coherente con un estancamiento en el norte y oeste
jujeño, invirtiendo así la tradicional distribución de densidad de
población; a la vez, un marcado traslado de población de áreas
rurales a los centros urbanos . El sector rural de quebrada y puna
se encuentra en el polo menos favorecido de ambos procesos.
VII-ARQUEOLOGÍA Y PATRIMONIO
Los restos arqueológicos despiertan un gran interés en el
viajero que va a Jujuy. Tilcara se promociona al turismo como
capital nacional de la arqueología; su pucará reconstruido es uno de
los pasos obligados de todo tour por el Noroeste. En los pueblos
quebradeños el visitante encuentra oferta para recorrer cuevas y
sitios con arte rupestre poco conocidos, lo que añade el atractivo de
la aventura a la excursión. Por pocos pesos, el guía tal vez ofrezca
como recuerdo de la travesía una punta de flecha o un pedazo de
“cerámica diaguita”. Una triste combinación de ignorancia por un
lado y de necesidad económica por el otro genera una situación que
daña irreversiblemente al sitio arqueológico.
63
En nuestro país (incluida la provincia de Jujuy) se considera
patrimonio arqueológico a los restos materiales dejados por las
culturas que habitaban el territorio antes de la llegada española.
Los Andes jujeños fueron ocupados ininterrumpidamente por
el hombre desde hace por lo menos 10.000 años. La extraordinaria
capacidad de conservación que provee el clima de la Quebrada y la
puna hace que los restos materiales dejados por el hombre se
conserven hasta nuestros días. Esto da a las tierras altas de Jujuy
una enorme riqueza patrimonial con sobreabundancia de sitios y
yacimientos, desde el Precerámico Temprano hasta el Período de
Contacto Hispano-Indígena. Jujuy (al igual que el resto del país) no
desarrolla ninguna política consistente de protección de sus sitios
arqueológicos. En estas condiciones, pareciera ser que la mejor
manera de resguardarlos es que la gente ignore donde están. Esto
no es posible ni deseable. Es necesario tomar conciencia de que el
patrimonio arqueológico es, en muchos sentidos, frágil.
Podemos establecer distintas categorías de conductas que
alteran, modifican o destruyen el sitio arqueológico. En un extremo
están los actos vandálicos y de saqueo. El guaqueo es un ejemplo
paradigmático: los pucarás de la Quebrada sufrieron desde el
momento mismo de la Conquista el saqueo de sus tumbas en busca
de urnas y ajuares funerarios. (el término “guaqueo” deriva de
“huaca”: enterratorio, urna, deidad doméstica). Esta es una práctica
vigente –y redituable- en toda Sudamérica.
64
Sitios con arte rupestre, pinturas o petroglifos sufren en Jujuy
la remoción de fragmentos completos de roca arrancados a
martillo y formón, a veces con la intención de venderlos, o también a
partir de la creencia de muchos pobladores de la puna de que los
pigmentos “vuelven a brotar” de la pared rocosa.
Otro tipo de acción destructiva no tiene que ver con el saqueo:
motivos de pinturas rupestres remarcados con fibras, o leyendas del
tipo “José Perez 1999” sobre escenas de caza pintadas por el
hombre hace milenios, se encuentran en casi todos los sitios con
arte de fácil acceso de la provincia.
No solamente lo intencionalmente vandálico puede dañar al
sitio; en muchos casos la sola presencia del visitante genera
modificaciones. El pisoteo, las colillas de cigarrillo, las fotografías
con flash o el contacto de la mano con los pigmentos de pinturas
entran en esta categoría.
DE QUIEN ES EL SITIO ARQUEOLÓGICO?
En la puna y Quebrada jujeñas la población actual desciende
de aquellos hombres cuyas huellas y restos llamamos “patrimonio
arqueológico”. Al decir que el patrimonio arqueológico nos pertenece
a todos, nos estamos adueñando de un pasado ajeno.
Cuando los investigadores retiran objetos de un “lugar de
antiguos” ubicado en tierras de un pastor de puna, éste siente que
65
está sufriendo un saqueo y a la vez que se pone en peligro su salud
alterándose dramáticamente las condiciones de su vida cotidiana.
Los sitios arqueológicos son “lugares bravos” ; de ellos brotan
malos aires que producen dolencias graves. Con ellos se vinculan
preceptos y ceremonias que deben cumplirse con cuidado. Su
inobservancia puede provocar la pérdida del ánimo por sopladura o
susto . Es imaginable el cataclismo que puede generar un grupo de
investigadores excavando, zarandeando y embolsando cosas de
antiguos en la propia tierra.
Por otra parte, los pobladores de los Andes jujeños no
consideran a los que habitaron los sitios arqueológicos como sus
antepasados: los llaman “los antiguos” . Algunos creen que eran
enanos, o gigantes, y que los mató una luna que cayó sobre la
tierra. Los respetan y temen el poder que todavía tienen sobre los
vivos; hay quienes codician los supuestos tesoros que esconden sus
tumbas. Pero de todas formas, los antiguos son “otros” . No son
vistos como un pasado propio por los pobladores actuales de la
puna, a pesar de la influencia que tienen en su vida cotidiana.
A lo largo de estas páginas hicimos un recuento de
aniquilaciones de hombres y culturas, y apropiaciones de tierra y
trabajo. Ésta última enajenación de su historia que padecen los
hombres que aún pueblan la puna de Jujuy es una muestra acabada
de lo que pudo la irrupción de Europa en América, una realidad de la
que somos parte.
66
Ahora bien, cuando un arqueólogo encuentra que entre él y su
trabajo de investigación se interpone un poblador local, negándole
permiso a acampar en su predio, o pidiéndole plata para hacerlo,
puede que se sienta con el derecho de decirle que el sitio
arqueológico no le pertenece, aunque esté en su tierra. Después de
tantos años de estudio, informes y ponencias es difícil que no
considere un estorbo molesto a ese campesino metido entre él y su
objeto de estudio.
Los ciudadanos comunes en su calidad de turistas, visitantes o
meros curiosos, las leyes nacionales y las políticas provinciales y
municipales, la comunidad científica y los pobladores locales, tienen
posiciones y actitudes con respecto a los sitios arqueológicos que
muchas veces son contradictorias o incompatibles.
Para qué, porqué y para quiénes debemos proteger los restos
materiales del pasado prehispánico de las tierras que ahora son
Argentina es un debate pendiente sobre aquello que nos funda
como sociedad.
VIII-MEDICINA POPULAR EN LOS ANDES
JUJEÑOS
67
La medicina popular andina tiene un fuerte arraigo
prehispánico, a la vez que incorpora en forma muy flexible creencias
y conocimientos actuales.
En el Incario eran renombrados curadores los kollawayus o
callawayas (en aymara “portadores de hierbas que curan”). Su
fama fue tal que, según algunos autores, alcanzó para que el Inca
denominara a los territorios que habitaban como Qollasuyu (la
región sur del Tawantinsuyu a la que perteneció la Quebrada y puna
de Jujuy), Qollasuyu significaría entonces “región de los qollas”
(hierbas que curan) o de los “qolliris” (hombres que curan).
La Iglesia Católica combatió duramente todas las prácticas
medicinales tradicionales, considerándolas sacrílegas, y
sosteniendo que los curadores indígenas obraban inspirados por
los demonios.
La medicina popular andina hereda gran parte de los
conocimientos y concepciones de los callawayas, y sin duda, cura
males y utiliza tratamientos que la medicina científica ignora o niega.
Salud y enfermedad forman parte de un todo cultural, y están
relacionadas con la tierra, los antiguos, el medio y las tradiciones
culturales. Para restablecer algunos equilibrios es inútil ir al hospital
(por otra parte éste pocas veces está al alcance). En estos casos es
cuando los campesinos de los Andes jujeños recurren al
“particular” .
68
Éste es por lo general un hombre sabio, versado en
tradiciones y creencias antiguas y nuevas; ducho en adivinar por la
vela o por la coca, conocedor de plantas, animales y hombres.
Muchos de estos “médicos del campo” están predestinados,
bendecidos por San Santiago (Illapa, dios del Rayo), quien les
envía como señal un rayo que se descarga en sus cercanías sin
matarlos, dotándolos de especiales condiciones para ver y curar.
LOS MALES
Las enfermedades andinas tienen diferentes causas:
La inobservancia de preceptos: conductas ceremoniales
vinculadas con la Pacha, los muertos nuevos y los antiguos, el ciclo
agrario ritual, el Diablo, la Vírgen y los Santos, deben ser cumplidas.
Su descuido desencadena buena parte de los males que afectan al
hombre.
Los malos aires: éstos se dividen entre aires letales que
causan desmayos (aya wayras ), los que afectan al sistema
respiratorio, los que derivan de la acción directa o indirecta de los
muertos de tiempos remotos y sitios de antiguos (ver cap. anterior).
El susto : provoca en general la pérdida del alma o
desánimo , y el atrapamiento de ésta por parte de la Tierra. Este
rapto, denominado “pilladura” o “aikadura” también puede ser
causado por “lugares bravos” como cerros, ojos de agua, palcas,
69
etc. Los síntomas de la pérdida del ánimo son el aletargamiento , la
flacura, el dolor de huesos y debilidad pulmonar; puede conducir a la
muerte. Su curación requiere indefectiblemente un “pago” a la
Pacha para recuperar el alma perdida.
Las sopladuras: son insuflaciones de aire malsano por parte
de un espíritu maléfico.
Los maleficios o brujeríos: causados por gente que busca
hacer daño.
Otro tipo de dolencias son las relacionadas con traumatismos
y heridas , y sus tratamiento s están asociados con lavados, untos,
manteos, sobaduras y cataplasmas.
COSAS QUE CURAN
...”se utilizan raíces, hojas, tallos, cortezas, flores, semillas, los
frutos y el tronco, según lo que conviene. También forman parte de
la materia médica los animales, ya vivos, ya muertos. La piel, los
huesos, la carne, el pelo, el escremento de criatura, la saliva, los
cabellos, incluso las ropas usadas.” (Lira, Jorge A.,p.11).
La medicina popular andina se nutre de plantas, animales,
minerales y objetos que curan, restableciendo equilibrios, obrando
como protecciones, sirviendo como ofrendas, actuando en forma
70
interna o externa, sobre el hombre o sobre el mundo; propiciando la
curación u oponiéndose al mal.
El que estos elementos mencionados tengan objetivamente
carácter curativo para alguna dolencia, no es el único ni principal
motivo por el que pueden ser elegidos como “curadores”: cobran
ese poder de la cultura que los significa y no nece sariamente
de sus virtudes intrínsecas.
KUTIS O “CONTRAS”
En un medio ambiente lleno de lugares peligrosos y “wayras”,
el hombre andino conoce una cantidad de elementos que sirven
como protección para los males del mundo. En general son
pequeños objetos y semillas que deben llevarse con uno, aunque a
veces se administran pulverizados disueltos en agua o alcohol
siendo en estos casos bebido por los enfermos. Estos kutis o
“contrahechizos” tienen algunos alcance general mientras otros son
útiles como protección para peligros específicos. Uno de los más
poderosos y apreciados es el Sákksa kuti . Según Jorge Lira, en un
texto que es una joya de la sabiduría popular andina, éste kuti es
...”un coquito en forma de media luna o en forma de riñón de
cordero, color negro café oscuro, que por el interior tiene sus
semillas que suenan al sacudir, y está con toda la superficie externa
llena de estrías.
71
Este coco tiene una virtud muy grande, y hay que llevarlo,
siquiera en el bolsillo, contra el hechizo, el viento, suruchi, el
kkhayskkáskka, contra la huraña y trastorno que proviene de sustos
por ver cosas de la otra vida, aunque uno se hubiese dormido al
lado de un muerto. Nada pues surtirá su efecto malo llevando este
benéfico coquito.” (Lira, jorge.,p.84).
Otro kuti considerado de gran valor es el lloqe : este es un
torzal de lana realizado en sentido inverso. La palabra lloqe
(izquierdo, zurdo) lo define. Se anudan lloqes en las muñecas y los
tobillos, que impiden la entrada del mal al cuerpo. Su característica
de estar la lana retorcida en sentido contrario al acostumbrado lo
caracteriza como “contra”. Es un kuti de gran uso entre los mineros
y todos los que trabajan bajo tierra.
PLANTAS
“las plantas dialogan a solas allá en la cumbre o aquí en el valle.
Todas declaran la misión que tienen para el hombre”. (Lira,
Jorge,p.15).
Podemos decir que todas las hierbas y plantas con nombre
tienen algún uso ritual, medicinal, ceremonial o má gico . Según
la creencia, las mismas plantas se ocupan de contar sus cualidades
72
y virtudes, en una lengua secreta que los curadores pueden
entender.
Las plantas silvestres se dividen en frías y cálidas , y según el
caso son indicadas para restablecer el equilibrio perdido por
afecciones del frío o del calor. A males fríos, plantas cálidas, y a la
inversa. A la vez, las especies vegetales se clasifican por género
(como los animales, todos los vegetales y minerales se pueden
clasificar en machos y hembras ). Así, cada planta particular
presenta una combinación de ambos pares opositivos (macho-
hembra, cálido- frío).
Las plantas macho (orcko ) se caracterizan por su robustez y
contextura fuerte; las hembras (china ), por su esbeltez y la suavidad
de sus efectos. Las cualidades de frigidez o calidez potencian o
moderan estas características.
Aunque la mayoría de las especies con usos medicinales son
silvestres, las especies cultivadas también se utilizan para
restablecer la salud. Como ejemplo voy a elegir una que por su
importancia cultural y económica acompañó e influyó decisivamente
en el hombre andino a lo largo de toda su historia, desde la
sedentarización a la actualidad: la coca.
En la cosmogonía Inca, junto con el maíz, es un regalo del
dios Sol a sus Hijos, el Inca y su esposa-hermana, Mama Ocllo,
como don para el hombre. Siendo las dos especies cultivadas de
73
mayor importancia y a la vez un regalo de los dioses, son plantas
que simbólicamente fundan la cultura andina y su vínculo con lo
divino. Aquí van algunos de sus usos médico-rituales:
COCA:
“Todos los que comen coca son hechiceros que hablan con los
demonios estando borrachos” (Guamán Poma, en Bianchetti,
M.C.,p.72)
Siendo la hoja de coca una de las ofrendas por excelencia
para brindar a la Pacha Mama, su uso ritual es indispensable al
realizar el pago a la Tierra para recuperar almas perdidas. Como
ofrenda a los antiguos y a lugares bravos, la coca es el elemento
esencial que garantiza la salud del hombre a través del
cumplimiento de sus obligaciones con lo sobrenatural.
La coca está presente en toda práctica curativa tradicional en
la puna y Quebrada de Jujuy. En forma de convite, ofrenda, pago o
para el ”sortio”, cumple una función irreemplazable.
El “sortio” , o adivinación de la suerte a través de las hojas de
coca es fundamental en el diagnóstico de enfermedades. El
“particular” o médico de campo arroja sobre una unkuña un puñado
de hojas seleccionadas y, según la disposición que adoptan,
interpreta su sentido. Las hojas que mostraron eficacia en la
adivinación son guardadas por el curador con gran cuidado para
utilizarlas en casos posteriores.
74
En su carácter de medicamento, es utilizada como digestivo y
para los gases intestinales. En luxaduras se aplican emplastos de
coca mascada mezclada con orín, aguardiente y vinagre. Chicar
coca se aconseja para el dolor de muelas y de cabeza. Coca
mascada fresca aplicada en las sienes también cura el dolor de
cabeza y el cansancio de la vista. Como quita el sueño y el
cansancio, es útil al que debe emprender tareas de mucho esfuerzo,
y no se recomienda al que no duerme bien o es nervioso.
75
BIBLIOGRAFÍA
PRIMERA PARTE
1. Albeck, María Ester : “Riego prehispánico en Casabindo
(Provincia de Jujuy). Nota preliminar”. La Plata. Universidad
Nacional de la Plata, Facultad de Ciencias Naturales y Museo.
Revista del Museo (Nueva Serie). Tomo VIII , Antropología 60.
1984. 14 p.
2. Diglio, Antonio y Legnane Pablo : “Los árboles indígenas de
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Este libro tiene orígen en las charlas que, a través de los años,
venimos dando acerca del Patrimonio Cultural y Natural de los
Andes de Jujuy. Es en alguna forma, una versión ampliada y
aumentada de aquellas. Nuestra intención es que sirva de ayuda
memoria y complemento a los que tuvieron la paciencia de
escucharnos en alguna ocasión allá en Tilcara, o como primer
contacto con la realidad compleja, hermosa y dramática de una
región que amamos. Gracias por acompañarnos.
Pablo y Hubert
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