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La Sana Doctrina 1 Enero-Febrero 2020 La Sana Doctrina La Sana Doctrina

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  • La Sana Doctrina 1

    Enero-Febrero 2020

    La Sana DoctrinaLa Sana Doctrina

  • 2 La Sana Doctrina

    ContenidoArtículos:

    3 La Doctrina de Cristo (34)Samuel Rojas

    6 Una Mujer (7)Gelson Villegas

    9 Diferencias entre una Asamblea y una Denominación Andrew Turkington

    12 ¿Cuál es la Diferencia? (2)Bernardo Chirinos

    14 Antídotos Espirituales (1)Rubén Mendoza

    17 El Nacimiento VirginalLa Perspectiva Cristiana de Nuestra Sociedad (XIX)A. J. Higgins

    22 Lo que Preguntan

    24 Página Evangelística:

    Buteve no tenía piesAndrew Turkington

    Portada: De: Pixabay.com

    La Sana Doctrina

    Revista bimestral publicada por asam-bleas congregadas en el Nombre del

    Señor Jesucristo en Venezuela

    Año LIX Nº 365Enero-Febrero 2020

    Redactores:Guillermo Williams (Fundador: 1958-61)Santiago Saword (1961-76)Santiago Walmsley (1976-1993)Andrew Turkington

    Tlf. (0416) 4373780 E-mail: [email protected]

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    La Doctrina de Cristo (34)Samuel Rojas

    unque el Espíritu de Dios sólousa 120 palabras griegas enApoc. 20:11-15 (en la Versión

    española RV60 son 144 palabras, en cin-co versículos), tenemos por delante unevento sobrecogedor del cual palabrashumanas no serían suficientes para deta-llar. Podríamos usar una expresión de lamisma Palabra para tratar de describirlo,como lo expresa Hebreos 10:27, “una ho-rrenda (espantosa, formidable, terrible)expectación de juicio y de hervor de fue-go”.

    A

    Hablamos del Juicio del Gran TronoBlanco; correctamente llamado también,el Juicio Final. La controversia de Dioscon el hombre caído en el pecado alcanzasu finiquito. Así llegamos a la conclusiónde todos los tratos de Dios con el ser hu-mano en sus pecados. Como hemos visto,el reino del Cristo en la tierra ya habrállegado a su final; todos Sus enemigoshan sido puestos por estrado de Sus pies;el diablo ha recibido su destino final; solofaltan los seres humanos quienes murie-ron en sus pecados, impenitentes, por re-cibir su justa cosecha y paga (Gál. 6:7;Rom. 2:5,6,8,9). El Juicio del Gran Trono Blanco

    En la visión que tiene el apóstol Juanhallamos: (1), “un trono”; (2), “AL queestá sentado” allí, Quién es el Juez; (3),

    los juzgados, llamados “los muertos”,después de la resurrección de condena-ción; (4), la carga de pruebas, “los libros”de las obras” y “otro libro”, es decir, el li-bro de la vida; (5), el fin definitivo de lamuerte física y del Hades; (6), el lago defuego, o la muerte segunda; y, (7), la sen-tencia. Necesitamos apartar tiempo yatención diligente a esta consideraciónpara obtener la base para la aplicación yla exhortación como creyentes que sehace al final.

    Es un “trono” porque Dios Se asientaallí en Su absoluta autoridad y Su infinitopoder. Es “un gran trono” por la majestaddel Juez que Se sienta allí, por los seriosy eternos asuntos involucrados en sus de-cisiones, y porque sus decisiones soninalterables, invencibles, inapelables; nohay un tribunal de alzada sobre este. Es“blanco” por su pureza y santidad, y porla perfecta justicia de sus juicios. En eltrono de Isaías 6, el profeta penitente ha-lló un altar al frente, del cual vino limpie-za y perdón de pecados para él. En eltrono de Apoc. 4 hay un arco iris alrede-dor para indicar el fiel cumplimiento depacto de bendiciones y promesas de gra-cia y vida para la tierra, aun en medio delos juicios. Pero, en este, solo hay un tro-no desnudo de todo vestigio de misericor-dia o gracia, y vestido de la inmaculadajusticia divina. Este color allí, pues, es

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    emblema de justicia imparcial y estricta,Divina e inflexible.

    Del Juez no se da nombre, pero nohay ni una duda que es el Hijo de Dios, elSeñor Jesucristo, el Hijo del Hombre, aQuien Se ha dado toda autoridad parajuzgar (Jn. 5:22,27; Hch. 17:31). Y, es talla forma como ÉL Se presenta que “elcielo y la tierra” huyen y ¡ningún lugar seencuentra para ellos! ¡Tan terrible es Surostro de infinita justicia! ¿Cómo es queel cielo y la tierra huyen? Ya se ha citadola forma (2 Ped. 3:11-12). Los ‘acusados’sí que no podrán huir; ¡no escaparán! Sonllamados “los muertos”: muertos espiri-tualmente, pero resucitados corporalmen-te, separados de Dios, sin la vida de Él,quienes murieron en sus pecados sin ha-ber recibido la vida eterna. Abarca a to-dos los seres humanos perdidos desde losalbores de la historia humana hasta losque acaban de ser muertos por el fuegodel cielo (Ap. 20:9), incluyendo a losmuertos al comienzo del Reino Milenario(Mt. 25:41,46a), y durante el Reino Mile-nario. ¡Qué gran cantidad de seres huma-nos! Sin acepción de personas: “grandesy pequeños”.

    Pero, “los muertos” están de pie. Hanresucitado en la resurrección de condena-ción (Jn. 5:28-29). En Apoc. 20:5a sonllamados “los otros muertos” quienes novolvieron a vivir sino en esta ocasióndespués de los mil años. Su cuerpo en elcual pecaron contra Dios será resucitadoen la misma condición que tenían al mo-rir físicamente. La Escritura no habla detransformación de los cuerpos de los per-didos (sino del de los salvados que handormido en Cristo, 1 Cor. 15:22,23,51).

    No solo los cuerpos muertos sepultados,sino los que murieron en el mar o encualquier otro lugar o circunstancia.

    Todas sus “obras” saldrán a la luz. Elcielo lleva un registro de todos los hechosde los seres humanos, y de todos sus pen-samientos y sentimientos bajo los cualesellos actuaron mientras estaban en elcuerpo, acá en la tierra. Millones y millo-nes, y millones, y millones de seres hu-manos han existido aquí en la tierra y hanmuerto; la mayoría de ellos el mundo nollegó a conocer nada, pero las vidas quevivieron, sus hechos, sus pensamientos,sus temperamentos, sus motivaciones, es-tán escritos irrevocablemente en los li-bros. Cada persona, famosa o no, tiene unlibro de sus obras. Cada detalle se haguardado en los registros divinos.

    Pero también hay un registro en lamemoria de cada uno. Y, este registropormenorizado coincidirá con el del libroabierto. Cada evento registrado en el li-bro de sus obras está también registradoen la memoria. O, ¿será que ‘el libro’ esla memoria de cada quien? No es rele-vante discutir esto; pero si este fuese elcaso, la memoria condenaría a cada unode todos modos. El apóstol Pablo escri-bió, “mostrando la obra de la ley escritaen sus corazones, dando testimonio suconciencia, y acusándoles o defendién-doles sus razonamientos, en el día en queDios juzgará por Jesucristo los secretosde los hombres, conforme a mi evange-lio” (Rom. 2:15-16). ¡Toda boca quedarácerrada! Las evidencias son claras, abun-dantes, irrefutables, condenatorias.

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    La muerte y el Hades La ‘muerte’ tiene que ver con el cuer-

    po humano, la parte material del ser hu-mano; y, el ‘hades’, con la parte espiritualdel ser humano, el espíritu y el alma. Elespíritu y el alma de cada ser humanoforman una unidad espiritual indivisible(solo la Palabra de Dios puede dividirlosy así diferenciar lo que pertenece al alma-sensual, emocional, sentimental- y loque pertenece al espíritu humano, segúnHeb. 4:14). Así que donde esté el almahumana, está el espíritu humano. ¿Cuán-do es que se separan el cuerpo y el almadel ser humano? Al momento de la muer-te física.

    En este libro del Apocalipsis la Muer-te y el Hades (Gr., hades - palabra com-puesta por ‘a’, la cual es una partículaprivativa que significa ‘no’, y, ‘des’, delverbo “ver” (‘eído’) en Griego. Literal-mente, ‘no-se-ve’, invisible. Es la palabraGriega correspondiente a la palabra He-brea, ‘Sheol’; ‘Hades’ es lo mismo que‘Sheol’) son mencionados juntos en for-ma personalizada, como si fuesen dospersonas que van juntas. P.ej., vea el cap.6:8, donde aparecen como personas queandan con el caballo amarillo. Como elresultado directo de estos juicios es lamuerte de las personas, por eso se men-cionan así. Al morir físicamente una per-sona, el alma y el espíritu salen delcuerpo (Gén. 35:18; Hch. 7:59). SegúnLucas 16:22-26, hay dos lugares a dondepuede ir el alma humana al separarse delcuerpo: un lugar de consuelo y un lugarde tormento. El Señor llama también aeste lugar de consuelo “el paraíso” (Luc.

    23:43) y, según 2 Cor. 12:2,4 este “paraí-so” queda en el tercer cielo, el cielo deDios. El Mismo Señor Jesucristo estuvoen el Hades (Hch. 2:27,29-31).

    No hay ni una sola Escritura que de-muestre que hubo un cambio en esta ubi-cación de Luc. 16, o que hubo un trasladode un sitio a otro después de la resurrec-ción del Señor. Efesios 4:8-9 no tienenada que ver con el Hades, sino con eltriunfo de Cristo sobre Sus enemigos.Además, “las partes más bajas de la tie-rra” en el pasaje en Efesios exponen lagran humillación de Él en los días de Sucarne aquí en la tierra. 1 Ped. 3:18-19 notiene nada que ver con “el Sheol abajo”porque Su espíritu no murió para que fue-se vivificado (=resucitado). Su cuerpomurió y el Espíritu Santo es mencionadoallí como el agente de Su resurreccióncorporal, “vivificado en Espíritu”. Eneste Espíritu fue que Él fue y predicó alos hombres y mujeres antes del Diluvio,por boca de Noé. Esos muchísimos indi-viduos, cuyos cuerpos fueron muertos enel Diluvio, están ahora en el lugar de tor-mento del Hades, presos temporalmentemientras llega el momento de la resurrec-ción de condenación.

    Cuando se dé la parte final de la resu-rrección de vida antes del Reino Milena-rio (Ap. 20:4-6) las únicas almashumanas que quedarán en el Hades seránlas que están en el lugar de tormento. En-tonces, al haber la resurrección de conde-nación, el Hades entrega los muertos quehabía (que quedaban) en él. Estas almasse unirán a sus cuerpos resucitados, puesdice también que “la muerte entregó los

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    muertos que había en ella”. Y, en cuerpo,alma y espíritu, cada uno será juzgadoante el Gran Trono Blanco. Al ser lanza-dos estos juzgados y condenados al lagode fuego, en ese sentido “la muerte y elhades fueron lanzados al lago de fuego”.

    ‘Muerte’ y ‘Hades’ son dos palabrasque expresan dos Conceptos: la muerte,es el cuerpo separado del alma y del espí-ritu; el Hades, es el alma y espíritu huma-nos separados del cuerpo. No se trata de‘dos personas’, o ‘dos cosas’ literales lan-zadas al lago de fuego. ¿En cuál sentido,pues, son “lanzados” al lago de fuego?Por sus contenidos: al lago de fuego vana llegar los cuerpos de los perdidos, todosy cada uno poseyendo el alma y el espíri-tu de cada persona. A la misma vez, estaexpresión significa que a partir de esemomento no habrá más muerte física; la

    muerte será destruida. Más nunca habráun ser humano muriendo físicamente (1Cor. 15:26). No habrá nunca más la ‘pri-mera muerte’, pero sí la ‘segundamuerte’, que es el lago de fuego.

    El Lago de FuegoEl Señor Jesucristo es El que más ha-

    bla del lago de fuego. Fue preparado parael diablo y sus ángeles. Es un lugar real,asociado no solo con la parte espiritualdel ser humano sino con su cuerpo físico.El fuego nunca se apaga, es eterno. Es elcastigo sin fin; es la eterna separación deDios. No hay salida de allí. Dentro, hayla más densa oscuridad, pues son las ti-nieblas de afuera, donde es “el lloro (la-mento audible) y el crujir de dientes”.Esa será la sentencia para todos los juz-gados ante este Gran Tribunal.

    (a continuar, D.M)

    Una Mujer (7) Gelson Villegas

    “Aconteció también que un día pasabaEliseo por Sunem; y había allí una mu-jer importante, que le invitaba insistente-mente a que comiese; y cuando él pasabapor allí, venía a la casa de ella a comer”(2 Rey. 4:8).

    Muchos comentaristas asocian la ex-presión “mujer importante” en este pa-saje con la prosperidad económica deaquella mujer. De modo que no es un pe-cado poseer bienes materiales, pero sí

    puede llegar a ser un terrible mal el usoinadecuado de ellos. Pero la presente his-toria nos dice que este no era el caso dela mujer de Sunem. Como muchas otrasen los días del Cristo en la escena terre-nal, que servían al Señor de sus bienes(Lc. 8:3), ella llegó a ser ejemplar tocantea esto en la historia del Antiguo Testa-mento. Así, pues, cuando el creyente usasus bienes inteligente y espiritualmente,según la enseñanza del mismo Señor Je-sucristo, está haciendo “tesoros en el cie-

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    lo donde ni la polilla ni el orín corrom-pen, y donde ladrones no minan ni hur-tan” (Mt. 6:20).

    Esta mujer no sólo era importante,sino también insistente, pues un día queel profeta pasaba por Sunem aquella mu-jer “le invitaba insistentemente a que co-miese”. De modo que “cuando él pasabapor allí, venía a la casa de ella a comer”(2 Rey. 4:8). En el pueblo de Dios haymujeres así, tienen “entre ceja y ceja” unpropósito santo y no descansan hasta lo-grarlo. Ellas dan un maravilloso ejemplode perseverancia en lo bueno al hombre“de doble ánimo… inconstante en todossus caminos” (Stg 1:8).

    Ahora, volviendo al hecho de ser lamujer de Sunem una persona con recur-sos económicos, nos llama a la reflexiónel contraste entre Elías y Eliseo. Dios or-dena que Elías recibiese el alimento deuna viuda pobre de Sarepta, pero pone enel camino del profeta Eliseo a una mujerpudiente que le socorra en cuanto a la ali-mentación y el hospedaje. Dios en su so-beranía puede usar tanto la pobreza dealgunos como la riqueza de otros, para eladelanto de su obra y para su propia glo-ria. Pero de parte del canal humano se re-quiere su plena disposición.

    También, es notorio que esta mujer te-nía un discernimiento mayor que su mari-do. Ello, en sí, no representa en el Señory en el matrimonio ningún mal, siempre ycuando no implique la independencia enlo que se hace, y el desconocimiento delvarón como cabeza. Pero no era el casode esta mujer piadosa, pues leemos que“ella dijo a su marido… yo entiendo que

    éste que siempre pasa por nuestra casa, esvarón santo de Dios”; luego: “Yo te rue-go que hagamos…”; y más tarde: “Lla-mando luego a su marido, le dijo: teruego que envíes conmigo alguno de tuscriados” (4:9,10,22). De modo que unamujer espiritual nunca usará su mayor ca-pacidad para ejercer dominio sobre sumarido. Ella sabe perfectamente cuál esel lugar que La Palabra le asigna.

    Como hospedadora, la mujer de Su-nem se destaca por pensar en todo lo queun hospedado requiere, entre ello “un pe-queño aposento”. Era pequeño porque setrataba de una pieza personal, y “aposen-to” es la palabra hebrea que se traducecomo ‘habitación superior’ o ‘aposentoalto’, procurando con ello que el varón deDios tuviera en la pieza de arriba mayortranquilidad. También debía ser un apo-sento “de paredes”, entendiendo por ello,probablemente, una construcción de pare-des sólidas de material duradero. Ella te-nía claro entendimiento que hospedar noes ofrecer a alguien una pieza con techo yparedes. Ella le dijo a su marido: “ponga-mos allí cama, mesa, silla y candelero,para que cuando él viniere a nosotros, sequede en él” (2 Rey. 4:10).

    Es evidente la necesidad de un verda-dero discernimiento para ejercer la hospi-talidad, y que ésta redunde en bien de laObra y en gloria para nuestro Dios y Se-ñor. Ese “yo entiendo…” de la mujer denuestro presente enfoque es altamenteinstructivo al respecto. Ella ruega a sumarido el hospedaje para el profeta Eli-seo, a base de la obra que aquel hombrerealiza y lo que él representa para Dios.

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    Tocante al tema, muchos fallan en enten-der las porciones del Nuevo Testamento,como, por ejemplo: “No os olvidéis de lahospitalidad, porque por ella algunos, sinsaberlo, hospedaron ángeles” (Heb.13:2). La misma palabra “hospitalidad”(philoxenia) usada aquí y en Rom. 12:13,significa literalmente “amor a los extra-ños o a los extranjeros”, es decir perso-nas creyentes que no eran del lugar. Esees el uso dado en la tercera de Juan:“Amado, fielmente te conduces cuandoprestas algún servicio a los hermanos,especialmente a los desconocidos (lit. losextranjeros)”; y acerca de ellos reco-mienda: “Harás bien en encaminarloscomo es digno de su servicio a Dios, paraque continúen su viaje. Porque ellos sa-lieron por amor del nombre de Él, sinaceptar nada de los gentiles” (versos 5-7). Eran pues, hermanos y obreros enco-mendados y recomendados por Su servi-cio en la Obra que, inicialmente, no eranconocidos por los creyentes locales, deallí la expresión desconocidos usada porla versión Reina-Valera.

    La referencia a que “algunos, sin sa-berlo, hospedaron ángeles” no da luzverde para recibir en nuestras casas acualquier persona que toque a nuestraspuertas. Si la referencia primaria es a Gé-nesis capítulo 18, es evidente que Abra-ham sabía que aquellos varones quellegaron a su tienda eran personas dignasy confiables, especialmente aquel delantede quien se postra y le llama “Señor”. Loque realmente ellos no sabían es que eranángeles.

    Cuando la gratitud del varón de Dioshacia la bondad de aquella mujer le lleva

    a ofrecer algún favor, ella muestra otrafaceta de sus virtudes. Era una mujerconforme y agradecida de lo que Dios lehabía dado. El profeta puede hablar alrey o al general del ejército para favore-cer a aquella mujer en alguna necesidadque ella tenga, pero ella le contesta: “Yohabito en medio de mi pueblo” (2 Rey.4:13), como queriendo decir “no necesitonada”, “vivo tranquila en medio de estelugar”. Más aún, parece que se habíaconformado a la idea de no tener hijos, siello era la voluntad de Dios, algo difícilpara cualquier mujer en Israel, como seaprecia en los otros casos de mujeres sinhijos registrados en la Palabra de Dios.

    No obstante, el profeta le declara queciertamente al tiempo debido abrazaríaun hijo, como efectivamente sucedió.Más tarde el muchacho muere sobre lasrodillas de su madre y, entonces, el poderde Dios por medio del profeta se hacepresente para devolverle el hijo resucita-do (4:16,20,36). Seguramente nos encon-tramos con uno de los casos dondemujeres “recibieron sus muertos median-te resurrección” (Heb. 11:35). Esto de-muestra que esta mujer de grandiscernimiento, sentido práctico y cora-zón generoso era, también, una mujer defe quien, al igual que Abraham, pensaba“que Dios es poderoso para levantar aunde entre los muertos” (Heb. 11:19).

    Ahora, la historia de la sunamita, noconcluye en el capítulo 4 del segundo li-bro de los reyes. Pasado algún tiempo(como se lee en capítulo 8), el profetabusca a esta dama piadosa para ponerla altanto de los siete años de hambre quevendrían, y le indica los pasos que ella

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    debería seguir: “Vete tú y toda tu casa avivir donde puedas” (8:1). Entonces “sefue ella con su familia, y vivió en tierrade los filisteos siete años” (8:2). Al cabode aquellos siete años de hambre, la mu-jer regresa para encontrar que su casa ysus tierras están en manos de otros, y vadelante del rey para implorarle por susbienes. Justo en ese mismo momento,Giezi, el criado del profeta, le está con-tando al rey acerca de las maravillas queel profeta había obrado y, en su narrativa,está justamente en el punto de cuandoEliseo resucitó al hijo de la mujer de Su-nem. Entonces Giezi dijo al rey: “… estaes la mujer, y este es su hijo, al cual Eli-seo hizo vivir” (8:5). El rey pidió a lamujer que ella misma contara la historia,

    la cual él pudo oír de la misma fuenteprimaria. El resultado fue que el rey or-denó devolver a su legítima propietaria,todos los bienes y frutos de sus tierrasdesde el día en que ella dejó el país hastael presente cuando ella implora al rey.

    Así, es evidente que de un momento aotro la estabilidad económica y el bienes-tar material de aquella fiel mujer cambia-ron drásticamente. Esto indica que lafidelidad de un creyente no impide quepueda pasar por tiempos difíciles, si elSeñor así lo dispone. Pero, a la vez, lapresente historia nos confirma la fideli-dad del Señor y, sobre todo, que él dispo-ne honra para aquellos que le honran (1Sam. 2:30).

    Diferencias entre Una Asamblea y Una Denominación

    Andrew Turkington

    n artículos anteriores hemos con-siderado la diferencia entre dosconceptos bíblicos, por ej. Israel y

    la iglesia, el culto del antiguo pacto y elculto del nuevo pacto, la iglesia universaly la iglesia local. Pero en esta ocasión va-mos a diferenciar algo que está en la Bi-blia de algo que no está allí. Porque en elNuevo Testamento no tenemos otra cosaque asambleas congregadas en el Nombredel Señor Jesucristo. Durante el períodocuando se estaban escribiendo las epísto-las, no existía ninguna denominación,pero ahora abundan en todas partes, por

    E ej.: pentecostales, bautistas, libres, etc.Entonces, una denominación no es lomismo que una iglesia local según el pa-trón que tenemos en el Nuevo Testamen-to.

    Para comenzar, debemos entender loque significa congregarse en el nombredel Señor Jesucristo. La primera referen-cia en la Biblia a una iglesia local es Ma-teo 18:15-20. Es allí donde el Señor nosda la promesa de Su presencia: “Porquedonde están dos o tres congregados en minombre, allí estoy yo en medio de ellos”.

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    Es importante observar que el contextode esta promesa es la iglesia local. El Se-ñor no está hablando de una reunión dedos o tres creyentes en cualquier parte opor cualquiera razón. Entonces, estarcongregados en el nombre del Señor, eslo mismo que menciona el apóstol Pabloen 1 Cor. 11:18: “cuando os reunís comoiglesia”.

    ¿Qué significa realmente congregarseen Su nombre? A. J. Higgins (“¿No todosestán congregados en Su Nombre?” –Truth and Tidings) nos ha ayudado a en-tender que:

    Congregarse en Su nombre significaque reconocemos Su autoridad. Por tanto,nos sujetamos a Su Palabra y nos guia-mos por ella. No escogemos qué es loque vamos a practicar y qué es lo que novamos a practicar. Nos doblegamos antela autoridad de Su Palabra en todas lascosas. De modo que, como alguien dijo:“En la asamblea, yo tengo el mismo de-recho a mi opinión como usted a la suya–es decir, ¡ningún derecho!” Lo que valeen una asamblea congregada en el Nom-bre del Señor no es lo que nos parecebien, sino lo que Él dice en Su Palabra.

    Congregarse en el nombre del Señorsignifica que somos atraídos a Él y repre-sentamos Sus intereses. Cuando el SeñorJesucristo estaba aquí en la tierra, Sus in-tereses eran la voluntad, la palabra y laobra de Su Padre. Igualmente, la asam-blea tiene intereses y metas espirituales yexiste para promocionar lo que honra alSeñor.

    Congregarse en el nombre del Señorsignifica que Él es suficiente para todanuestra necesidad y dependemos de Sus

    recursos. No tenemos que imitar lo quehace el mundo religioso ni depender deestrategias y sabiduría humana.

    Congregarse en el nombre del Señorsignifica que revelamos Su Persona pormedio de: (i) la enseñanza de la verdadde Dios, (ii) el testimonio de nuestras vi-das, y (iii) nuestras prácticas como asam-blea –cada cosa que se hace en unaasamblea refleja algo acerca de la Perso-na de Cristo. Si abandonamos alguna ver-dad, estamos fallando en reflejar SuPersona.

    De modo que congregarse en Su nom-bre va a controlar cada aspecto de la viday práctica de la asamblea.

    Vamos a destacar algunos aspectos enque la asamblea es diferente de las deno-minaciones. No es que procuramos serdiferentes. Es que, al guiarnos por la Pa-labra de Dios, naturalmente seremos dife-rentes a todo aquello que no se ajusta a laPalabra. En los puntos mencionados acontinuación no hemos indicado las refe-rencias bíblicas, pero el lector interesadopuede verificar estas verdades buscandolas porciones pertinentes en su propia Bi-blia. Una asamblea no tiene nombre. Cuan-do hablamos de las denominaciones, nosreferimos a congregaciones que hanadoptado un nombre para distinguirse delos demás. Pero una asamblea se congre-ga solamente en el nombre del Señor Je-sucristo; no tiene otro nombre. A vecesresulta difícil responder a las preguntasque nos hacen: “Pero ¿cómo se llamanustedes?” El mundo religioso siempre haquerido ponernos nombres. Algunos nosllaman “La Sana Doctrina”; otros, “Los

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    Calladitos”, etc. Pero no aceptamos ponerotro nombre al lado del Nombre del Se-ñor Jesucristo. ¿Su Nombre no es sufi-ciente? Una asamblea es directamente respon-sable al Señor. Las iglesias de las deno-minaciones tienen que responder a unaorganización o federación. Las siete igle-sias de Asia en Apocalipsis capítulo uno,son representadas por candeleros de oro,cada uno sobre su propia base. Así cadaasamblea es responsable solamente al Se-ñor que está en medio. En una asamblea hay una pluralidadde ancianos (llamados también pastores yobispos). Pero cada denominación tienesu pastor que es la máxima autoridad enla iglesia. En una asamblea hay lugar para elejercicio del sacerdocio de todo creyentey de los dones espirituales bajo la direc-ción del Señor. En una denominación laparticipación pública está limitada al pas-tor o a algunos otros que el pastor desig-na. En una asamblea se realizan reunionesbíblicas, es decir, las mismas reunionesque hacían las iglesias del Nuevo Testa-mento: (1) La Cena del Señor, (2) Cultode enseñanza, (3) Culto de oración, (4)Culto de predicación, (5) Culto de reportemisionero, (6) Culto de Disciplina, y (7)Culto de los ancianos. Sin duda que, sifuese necesario otra clase de cultos, elSeñor los habría incluido en el modelobíblico. Pero en las denominaciones sesuelen añadir cultos que no están en laBiblia, como Culto de Damas, Culto deJóvenes, etc.

    En una asamblea la mujer ocupa el lu-gar que Dios le da, según el modelo de laiglesia en el Nuevo Testamento: (i) Estáen silencio, no participa públicamente enla predicación, enseñanza u oración; (ii)Se cubre la cabeza en las reuniones; (iii)Se destaca por su porte, vistiéndose comouna mujer que profesa piedad, y no cor-tándose el cabello. Por lo general, las de-nominaciones no acatan la enseñanzabíblica en cuanto a la mujer, socavandoasí la autoridad de la Palabra de Dios. En una asamblea no se introducen ele-mentos no autorizados por la Palabra deDios. Entendemos que el Señor nos hadado todos los elementos necesarios paramantener testimonio para Él en el modeloque tenemos en el Nuevo Testamento. Enlas denominaciones suelen introducir co-sas como música instrumental, grupos decantores (una coral), etc. que no se en-cuentran en el modelo. Las finanzas de una asamblea escritu-ral se rigen por los principios estableci-dos en el Nuevo Testamento. Lasofrendas son voluntarias, espontáneas yúnicamente de los miembros de la asam-blea. En las denominaciones suelen vol-ver a las ordenanzas del AntiguoTestamento en cuanto al diezmo, y es co-mún solicitar fondos aun de los inconver-sos. En una asamblea se lleva a cabo ladisciplina según los principios bíblicos,sea la excomulgación, la reprensión pú-blica o privada, etc. según la gravedaddel pecado. Muchas denominaciones ha-cen caso omiso de la necesidad de disci-plina, o la realizan según los conceptosdel mundo.

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    Hay otras diferencias entre una asam-blea congregada en el Nombre del SeñorJesucristo y una denominación, pero es-tas son más que suficiente para ver clara-mente que no son la misma cosa.

    Pero ¿qué importancia tiene si mecongrego en el Nombre del Señor en unaasamblea o me congrego en una denomi-nación? El Señor dijo: “El que me ama,Mi Palabra guardará…el que no me ama,

    no guarda Mis Palabras” (Jn. 14:23,24).El verdadero amor por el Señor se va aevidenciar en una plena sumisión a SuPalabra –algo que no es posible en unadenominación. Y el Señor aprecia esa de-voción a Él, como lo vio en la iglesia deFiladelfia: “Aunque tienes poca fuerza,has guardado Mi Palabra, y no has nega-do Mi Nombre” (Ap. 3:8).

    n hombre escribió: La verdaderasabiduría no consiste en ver losemejante en cosas que son dife-

    rentes, sino en ver la diferencia vital encosas que son similares.

    UPablo advirtió a los Efesios “no sea-

    mos niños fluctuantes, llevados por do-quiera de todo viento de doctrina”. Ef.4:14. La doctrina de los Testigos de Jeho-vá es falsa y ningún verdadero creyentedebería dejarse confundir por ellos.• Es falsa porque han cambiado

    muchas porciones de la BibliaLa Biblia que ellos usan se llama La

    Versión Nuevo Mundo de Las Santas Es-crituras. Esa es una Biblia adulteradaporque han cambiado muchas palabras ypárrafos con el objetivo de adecuarlos asus heréticas doctrinas. Se calcula queson más de 300 cambios.

    Citemos algunos ejemplos: a) Juan 1:1 – “…y la Palabra era (un)

    dios”. La palabra “un” no está en el origi-nal.

    b) Colosenses 1:16 – “Porque por me-dio de él fueron creadas todas (las otras)cosas. Esa frase “las otras” tampoco estáen el original.

    c) Lucas 23:43 – “Verdaderamente tedigo hoy: Estarás conmigo en el paraíso”.Pero en el original dice: “De cierto tedigo que hoy estarás conmigo en el paraí-so”.

    d) En Romanos 14:6,8,9 y11 usan seisveces la palabra Jehová para traducir lapalabra griega “kurios”. Pero “kurios”significa SEÑOR. Sin embargo, en elversículo 14 donde aparece de nuevo lapalabra “kurios”, sí la traducen Señor.¿Por qué? Porque si no tendrían que tra-

    ¿Cuál es la Diferencia? (2) Los Testigos de Jehová

    Bernardo Chirinos

  • La Sana Doctrina 13

    ducir “confío en Jehová Jesús”. Y eso noles conviene.

    e) Hebreos 1:8 – “Pero respecto alHijo: Dios es tu trono para siempre”. Perolo correcto es: “Mas del Hijo dice: Tu tro-no, oh Dios, por el siglo del siglo…”

    Estos son solo unos pocos ejemplos dela adulteración que han hecho de Las Es-crituras. Lo que nos recuerda las adver-tencias divinas: “No añadiréis a la palabraque yo os mando, ni disminuiréis deella”; “Cuidarás de hacer todo lo que yote mando; no añadirás a ello, ni de elloquitarás”; “Yo testifico a todo aquel queoye las palabras de la profecía de este li-bro: Si alguno añadiere a estas cosas,Dios traerá sobre él las plagas que estánescritas en este libro. Y si alguno quitarede las palabras del libro de esta profecía,Dios quitará su parte del libro de la vida,y de la santa ciudad y de las cosas que es-tán escritas en este libro. (Dt. 4:2; 12:32;Ap. 22: 18,19). • Es falsa porque niegan La Deidad

    de JesucristoLos Testigos de Jehová niegan la dei-

    dad del Señor Jesucristo y enseñan queJesús es el segundo Personaje más grandedel universo… y que es menor que Jeho-vá.

    Pero La Palabra de Dios nos enseña:a) Los judíos entendieron que Cristo

    enseñó que Él era Dios cuando dijo: “Yoy el Padre uno somos”, y ellos lo acusa-ron: “tú, siendo hombre, te haces Dios”,Juan 10:30,33.

    b) Juan 1:1 lo dice directamente: “Enel principio era el Verbo, y el Verbo era

    con Dios, y el Verbo era Dios”. Y en eloriginal es más enfático: “theos en o lo-gos”: Dios era el Verbo.

    c) Romanos 9:5 – “…de quienes sonlos patriarcas, y de los cuales, según lacarne, vino Cristo, el cual es Dios sobretodas las cosas, bendito por los siglos.Amén”.

    d) Tito 2:13 – “…aguardando la espe-ranza bienaventurada y la manifestacióngloriosa de nuestro gran Dios y SalvadorJesucristo”.• Es falsa porque niegan que el

    Espíritu Santo es una PersonaLos Testigos de Jehová enseñan que el

    Espíritu es la fuerza activa de vida encriaturas terrestres, es una disposiciónmental, es una expresión inspirada, es lafuerza activa de Jehová. Pero La Palabrade Dios enseña que el Espíritu Santo nosolo es una Persona sino también esDios. Citemos algunas porciones:

    a) Solo una persona puede ocupar ellugar de otra persona: En Juan 14:16 lee-mos “Y yo rogaré al Padre, y os dará otroConsolador”.

    b) Tiene la facultad de enseñar, recor-dar, dar testimonio. “Mas el Consolador,el Espíritu Santo, a quien el Padre enviaráen mi nombre, Él os enseñará todas lascosas, y os recordará todo lo que yo os hedicho” (Juan 14:26).

    c) Reparte dones a los creyentes.“Pero todas estas cosas las hace uno y elmismo Espíritu, repartiendo a cada unoen particular como Él quiere”. 1 Corintios12:11. El enseñar denota inteligencia; elhacer recordar denota personalidad, el

  • 14 La Sana Doctrina

    Antídotos Espirituales (1)Rubén Mendoza

    ay un anhelo generalizado en lapoblación mundial, y es la apari-ción de la cura contra el Corona-

    virus o Covid-19, como ha sido llamado.El virus se ha extendido por el planeta, ycon su llegada ha traído consigo una cri-sis sin precedente en este siglo, y lo quees peor, la muerte de miles de personas.Es por ello, que hay una carrera por partede los científicos en el mundo entero porconseguir el antídoto para tan terriblemal.

    H

    Ahora bien, es conveniente definirqué significa la palabra antídoto. Segúnel diccionario, puede ser un medicamentoque neutraliza los efectos de un veneno,el remedio que cura o previene una enfer-medad, y figurativamente el recurso paraevitar caer en un mal. Teniendo esto pre-sente deseamos ver en las Sagradas Es-crituras algunos antídotos divinos frentealgunos males.

    El Antídoto de las Aguas Amargas en Mara (Éxodo 15:22-26)Si pudiéramos resumir en dos pala-

    bras lo que leemos en el libro de Éxodohasta el capítulo 15, esas palabras seríanesclavitud y salvación. El pueblo de Isra-el estuvo en una férrea opresión comodice en Ex. 1:14: “y amargaron su vidacon dura servidumbre, en hacer barro yladrillo, y en toda labor del campo y entodo su servicio, al cual los obligabancon rigor”. Pero Dios intervino pasados430 años y le dice a su siervo Moisés“Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yosoy Jehová; y yo os sacaré de debajo delas tareas pesadas de Egipto, y os libraréde su servidumbre, y os redimiré con bra-zo extendido, y con juicios grandes” Éx.6:6. Dios cumplió su promesa hecha, ylos salvó.

    Una vez que Israel sale de Egipto ycruza el Mar Rojo, ellos cantan en ala-

    querer denota voluntad. Eso son las ca-racterísticas de una persona.

    d) Puede entristecerse, Efesios 4:30dice: “No contristéis al Espíritu Santo”.El Espíritu tiene sentimientos y por lotanto es una persona.

    e) Tiene y expresa su criterio, Hechos15:28 dice: “Ha parecido bien al EspírituSanto, y a nosotros”.

    f) Participó en la Creación del ser hu-mano. Job 33:4 “El espíritu de Dios mehizo, y el soplo del Omnipotente me diovida”.

    Una doctrina que altera la Biblia, nie-ga la deidad de Jesucristo y la personali-dad del Espíritu Santo, no puede ser deDios, sino diabólica. Estas y muchas co-sas más marcan la diferencia.

  • La Sana Doctrina 15

    banza y adoración a Dios, como unamuestra de gozo y gratitud por tan grandesalvación. Uno esperaría que el paso si-guiente fuera que Dios los introdujera di-rectamente a la tierra prometida, de lasalvación a la gloria, pero ese no es el pa-trón divino. El Señor no nos salva y noslleva al cielo directamente, como fue elcaso del ladrón que se arrepintió en lacruz y el Señor le prometió ese mismodía estar con Él en el paraíso. Él nos dejaen la tierra a fin de entrenarnos, nos pasapor la escuela del desierto como pasó aIsrael, con el único fin de santificarnos,de hacer que nos parezcamos más a Cris-to y menos a nosotros mismos. El proce-so es gradual, lento y en algunasocasiones suele ser doloroso, pero sabe-mos que es necesario.

    En los capítulos siguientes ellos van aafrontar varias crisis, episodios dondeson enseñados y probados. “Y te acorda-rás de todo el camino por donde te ha tra-ído Jehová tu Dios estos cuarenta años enel desierto, para afligirte, para probarte,para saber lo que había en tu corazón, sihabías de guardar o no sus mandamien-tos” (Dt. 8:2).

    Ahora veamos lo que sucede despuésdel cruce.Las Circunstancias en Mara v. 22 y 23

    La escena cambia drásticamente. Ve-mos al pueblo de Israel alegremente can-tando para después verlo tristementepecando. “E hizo Moisés que partiese Is-rael del Mar Rojo”, v. 22ª. Allí estabancantando jubilosamente, todo Israel cele-braba las maravillas de Jehová a su favor.Ese lugar era bueno, pero era necesario

    avanzar, y entonces son llevados al de-sierto de Shur. El desierto era un lugarárido, peligroso y carente de provisionespara un pueblo numeroso. Muchas vecesel Señor, en nuestro peregrinaje, nos llevaa algunos desiertos en nuestras vidas,tiempos de crisis como el que actualmen-te estamos atravesando, tiempos dondeexperimentamos algunas carencias, perodebemos descansar en que Él está guian-do los pasos de su pueblo.

    El pueblo estuvo buscando agua du-rante tres días v. 22b. La situación se no-taba grave debido a que la salud de unapersona se compromete si deja de consu-mir agua durante varios días. Los ánimosaumentaron cuando llegaron a un lugardonde había agua. Pero solo podemosimaginarnos su gran desilusión cuandodescubren que las aguas eran amargas.De allí el nombre Mara que significa“amargura”; no eran aguas potables.La Culpa o Pecado del Pueblo v.24.

    La respuesta del pueblo de Israel antela situación en Mara fue murmurar contraMoisés. Por consiguiente era murmurarcontra Dios “porque no te han desechadoa ti, sino a mí me han desechado” (1Sam. 8:7). De este pecado se desprendenvarias verdades.

    Experimentar la victoria y el auxiliode Dios en el pasado, no es garantía queno caeremos en pecados en el futuro. Elpueblo de Israel se encontraba tres díasantes en las alturas del gozo, alabanza yadoración, y ahora descienden a las pro-fundidades de la incredulidad. Por eso, lasolemne advertencia del apóstol Pablo,después de relatar algunas tristes expe-

  • 16 La Sana Doctrina

    riencias de Israel en el desierto. “Así que,el que piensa estar firme, mire que nocaiga” (1 Cor. 10:12).

    El pecado de la incredulidad se mani-fiesta en la queja o murmuración. Ellostenían un corazón incrédulo y se revelóen la pregunta que hicieron: “¿Qué he-mos de beber?” Muchas veces debemosconfesar que las quejas que brotan denuestros labios por las difíciles circuns-tancias que afrontamos, pueden manifes-tar un corazón incrédulo. El Señorexpresó: “No os afanéis diciendo; ¿Quécomeremos, o qué beberemos, o qué ves-tiremos?” (Mat. 6:31).

    El pecado de la incredulidad es irra-cional:

    (1) Es irracional con relación al Po-der de Dios. Ellos apreciaron unos de losmilagros más sorprendentes realizados enel Antiguo Testamento: se les abrió uncamino en medio del mar, vieron dos mu-ros de agua a los lados del camino y cru-zaron en seco el mar. Era todo undespliegue del poder de Dios, pero ahoraestaban quejándose sobre la falta de agua.¿Si Dios podía controlar las aguas delMar Rojo no podía concederles agua parabeber? En cuanto a nosotros, el Señor nossalvó de la pena del pecado, depositamosen Él el destino de nuestras almas, peromuchas veces estamos dudando de que Élpueda suplir las provisiones que necesita-mos.

    (2) Es irracional con relación al Pro-pósito de Dios. Dios se había comprome-tido a introducirlos en la tierra prometida,como está escrito en Dt. 31:20: “Porqueyo les introduciré en la tierra que juré a

    sus padres, la cual fluye leche y miel”.Las diez plagas, entre otras cosas, demos-traron que Él no iba a fallar en su propó-sito de liberar a su pueblo y llevarlos a latierra prometida. Entonces, era una locurapensar que los iba a dejar morir en el de-sierto. El Señor nos salvó en el pasado,nos está santificando en el presente, y nosglorificará en el futuro (Rom. 8:30).El Clamor de Moisés v. 25a

    Si la reacción del pueblo de Israelante esta prueba en Mara fue murmura-ción, la reacción de Moisés, el líder delpueblo, fue buscar a Dios en oración: “YMoisés clamó a Jehová”. Una mismaprueba revela el corazón de los creyentesque en ella están involucrados. Este líderes digno de ser imitado; conservó la cal-ma y buscó auxilio ante Dios. Mientras elcorazón del pueblo estaba lleno de incre-dulidad, el de Moisés estaba lleno de fe.La fe nos lleva a confiar en las promesasde Dios. Cuán importante es que los líde-res del pueblo de Dios conserven la cal-ma y actúen de una manera espiritual entiempos turbulentos y de pruebas. La Curación de las Aguas v. 25b

    En respuesta al clamor de dependen-cia de Moisés en la oración, Dios respon-dió. “Jehová le mostró un árbol”.Sabemos que el enfoque no es en el ár-bol, sino en el poder de Dios. Pero el ár-bol fue el antídoto divino para que esasaguas amargas fuesen endulzadas. Hayuna hermosa conexión entre este árbol ynuestro Señor. A lo largo de las Escritu-ras, el “árbol” es un emblema de la cruzde Jesucristo. “El Dios de nuestros padreslevantó a Jesús, a quien vosotros matas-

  • La Sana Doctrina 17

    teis colgándole en un madero”, Hch.5:30. “A quien mataron colgándole en unmadero”, Hch. 10:39. “Quitándolo delmadero, lo pusieron en el sepulcro”, Hch.13:29. “Maldito todo el que es colgado enun madero”, Gal. 3:13. “Quien llevó élmismo nuestros pecados en su cuerpo so-bre el madero” 1 Ped. 2: 24.

    Es interesante notar que fue el mismoDios que le mostró el árbol a Moisés.Luego debía ser cortado y echado a lasaguas. Cuando así se hizo, ocurrió el mi-lagro, las aguas se endulzaron. Pensamoscuando el Espíritu Santo nos mostró lapersona y obra de Cristo. Cuando le acep-tamos, se eliminó la maldición y amargu-ra del pecado, sanando nuestras almas.Pero también Su cruz permite que loamargo de nuestras pruebas puedan tor-

    narse en bendición. Por ello el llamado:“Considerad a aquel que sufrió tal contra-dicción de pecadores” (Heb. 12:3). Comoexpresa el poeta: “y lo que es ahora amar-go dulce fruto llevará.”

    Mara no solo fue un lugar de pruebasino también de instrucción: “allí les dioestatutos y ordenanzas.” Dios aprovechóla ocasión para enseñar a su pueblo ins-tándole a la obediencia a su palabra.Mara también fue un lugar donde Diosmostró otro aspecto de su naturaleza.Esta es la primera vez en la Biblia queaparece el nombre Jehová-Rapha, quetraducido es Jehová tu Sanador. Muchasveces cuando los creyentes pasamos poramargas experiencias, éstas sirven paratener un conocimiento mayor de nuestroSeñor.

    La Perspectiva Cristiana de Nuestra Sociedad (XIX)

    El Nacimiento Virginal A J Higgins / Trad. D R Alves

    Truth & Tidings, Worldview

    parte de la resurrección de Cris-to, ninguna verdad ha sido tandifamada por la mente racional y

    orientada a lo científico como la del naci-miento virginal de nuestro Señor Jesu-cristo. A pesar de que se cante de ella envillancicos navideños, se recite en credos,se represente en pesebres y se use comotema de ilustraciones sentimentales entarjetas de Navidad, las encuestas revelanque la mayoría de los que dicen ser “cris-tianos” no creen en esta verdad.

    A Por otro lado, si en verdad fuera cier-to, sus implicaciones afectarían el mundoentero y determinarían la eternidad. Estoes mucho más que una cuestión de vida ymuerte; es una cuestión de vida eterna ymuerte eterna. Resulta poco sorprendenteque el presentador de televisión LarryKing haya dicho que, si fuera verdad, de-finiría la historia para él.

    Antes de proceder, tenemos que dis-tinguir entre la encarnación y el naci-miento virginal. La “encarnación” quiere

  • 18 La Sana Doctrina

    decir que el Señor Jesús existía antes dela concepción en el vientre y que volunta-riamente participó de carne y sangre, He-breos 2.14. Él “se encarnó” a sí mismo.Ninguno de nosotros jamás fue encarna-do; somos el resultado de una concepciónnatural. El nacimiento virginal no fue eldescenso a la humanidad, sino el mediopor el cual Él entró en el mundo. Su des-censo de la gloria de la Deidad eterna alvientre de María fue su encarnación.

    Lo que la Escritura trata como el naci-miento virginal es que el Señor Jesucristonació sin la participación humana de unvarón. Él es de un todo hombre y de la si-miente de María, pero José, como vere-mos, no tuvo parte en su concepción.

    Él debe venir “en semejanza de carnede pecado”, Romanos 8.3, pero a la vezestar totalmente libre de cualquier tachade pecado. A los teólogos católicos roma-nos les costó comprender esto y por lotanto inventaron la doctrina de la “con-cepción inmaculada” en la cual plantea-ron que era María la que no tenía pecado.Así, ella no le pasó una naturaleza peca-minosa a su descendencia. Obviamente,esto simplemente le asignó a una genera-ción anterior el problema de una humani-dad impecable, además de que es unaidea que no es congruente con la Escritu-ra.

    La humanidad intachable del SeñorJesús fue realizada por la sombra cubri-dora del Espíritu de Dios en el momentode la concepción, Lucas 1.35. No pode-mos aventurarnos a decir más de lo que laEscritura afirma.

    La gente niega la posibilidad de unnacimiento virginal con base en razona-miento claramente científico. En la natu-raleza, cuando hay un nacimiento endonde no participaron macho y hembra –reproducción hermafrodita – la prolesiempre es hembra. En el engendramientohumano, no hay una base científica que lepermita a una mujer concebir sin el apor-te varonil. Adán fue creado, Eva fue for-mada, y todo ser humano que ha entradoen el mundo desde ese entonces lo ha he-cho por engendramiento natural. Venirpor medio de un nacimiento virginal im-plicaría evitar y anular todas las leyes deengendramiento, y esto es exactamente loque sucedió. El Dios que creó aquellas le-yes es capaz de obrar por encima de ellascuando Él quiera.

    Debemos evitar toda especulación altratar el tema, y escoger nuestras palabrascuidadosamente. Además, debemos ex-presarnos clara y directamente donde laEscritura es clara y directa. Podemosconsiderar esta verdad a la luz de diver-sas fuentes:

    El resumen del pasadoNo basamos la doctrina en los credos

    de los diferentes concilios de la historiatemprana del cristianismo. Nuestra fe sebasa exclusivamente en la Palabra deDios. El valor de los “credos” y los escri-tos de aquellos tiempos es que nos reve-lan lo que creían los cristianos queestaban mucho más cerca del evento quelo que estamos nosotros, a saber, dos mi-lenios. Estos “padres de la Iglesia”, asíllamados, sintieron la necesidad de deli-near las verdades del cristianismo cuando

  • La Sana Doctrina 19

    estaban siendo atacadas por falsas doctri-nas.

    Ignacio de Antioquía defendió el naci-miento virginal y la verdadera humani-dad de Cristo contra la enseñanzagnóstica en el año 110. Justino Mártir es-cribió en defensa de ello unos cincuentaaños después. En el segundo siglo habíaun credo bautismal que decía: “Nacidodel Espíritu Santo y la Virgen María”.Los escritos de hombres como Ignacio yotros mostraron una creencia inquebran-table en el nacimiento virginal de Cristo.Todos los concilios y credos de los pri-meros cinco siglos de la historia cristianaafirmaron la centralidad de esta doctrina.

    La señal del profetaComprender el trasfondo de Isaías 7

    es vital en cualquier intento de entenderla profecía que Isaías le dio al rey Acaz.El rey de Siria, Rezín, y el rey de Israel,Peka, conspiraron para atacar a Acaz enJudá y quitarle el trono al linaje de Da-vid. Su meta era instalar su propio rey, elhijo de Tabeel. Esta crisis probó la fideli-dad de Dios a su pacto con David. Noobstante la maldad de Acaz, Dios intervi-no. Su honor y propósito estaban en jue-go, no el bienestar de Acaz.

    Llegó Isaías para asegurarle a Acazque, a pesar del complot, los enemigos deJudá serían derrotados, Isaías 7.7 a 9. Enmisericordia condescendiente, Dios leofreció una señal a Acaz, pero éste la re-chazó en humildad fingida, vv 10 a 12.En respuesta, el Señor le dijo que daríauna señal. Y, dio la señal del nacimientopor una virgen: “He aquí que la virgenconcebirá, y dará a luz un hijo, y llama-rás su nombre Emanuel”, v. 14.

    Los teólogos discuten sobre el sentidode “virgen”; algunos insisten en que pue-de referirse a una doncella y que no se li-mita a una virgen. Cuando los eruditosjudíos tradujeron el Antiguo Testamentoal griego (la Septuaginta), usaron el tér-mino griego postenos, que es, sin discu-sión, la palabra para “virgen”. El términohebreo alma se emplea nueve veces en elAntiguo Testamento y en ocho de ellas suuso se refiere a una virgen. Por inspira-ción, Mateo 1.23 cita “virgen”, para apo-yar el mensaje angelical de los versículos20 y 21, y para nosotros esto resuelve to-dos los argumentos. Emanuel, Dios connosotros, sería el nombre del niño nacidode la virgen.

    El significado de la señal para Acaz ypara nosotros es que, aun cuando el ene-migo estaba a la puerta con la intenciónde poner fin al linaje de David, Dios esta-ba obrando en función de los siglos pordelante y prometiendo un Hijo que nace-ría de una virgen y ocuparía aquel trono.La promesa de Dios a David estaba sien-do asegurada; Acaz podía confiar en laPalabra de Dios.

    La firma del médicoEl relato más amplio y claro del naci-

    miento virginal de Señor Jesucristo es elque nos da Lucas, el médico amado. Él esel que escribió del encuentro entre Ga-briel y María en Lucas capítulo 1. Es Lu-cas quien nos dice que ella era virgen, v.27, y que ella dijo: “No conozco varón”,v. 34. Es solamente Lucas quien nos da eldetalle de cómo ocurriría el nacimiento.Su narración sugiere también cómo el Es-píritu impidió cualquier transmisión de lahumanidad pecaminosa a la humanidad

  • 20 La Sana Doctrina

    del Señor Jesucristo al escribir: “El Espí-ritu Santo vendrá sobre ti (el poder sobre-natural de su concepción), y el poder delAltísimo te cubrirá con su sombra (supreservación sobrenatural en la concep-ción) ... el Santo Ser que nacerá será lla-mado Hijo de Dios”, v. 35. Esta es larespuesta angelical a la pregunta de Ma-ría: “¿Cómo será esto? pues no conozcovarón”. La respuesta angelical aclara quesucedió totalmente aparte de cualquieragencia humana.

    Debemos evitar el peligro de pensarque los médicos del primer siglo no sabí-an cómo ocurre una concepción, o que ensu simplicidad eran propensos a aceptar ycreer historias que, con el conocimientoque tenemos ahora, sabemos que son im-posibles. Entre los griegos y los romanoscon su mitología e idolatría, ellos crearonleyendas fantasiosas de dioses que des-cendieron a la tierra para cometer actosinmorales y hechos vengativos. Esto noguarda ningún parecido con el informede Lucas. Aquí no hay nada del hombrecreando a Dios a su propia imagen, sinotodo lo opuesto. Él era “santo” al nacer.Lucas, el médico, “firmó” el acta de naci-miento del Señor Jesús y reconoció queera totalmente singular.

    Los eruditos han verificado la preci-sión histórica del relato de Lucas siempreque ha sido posible comprobar sus escri-tos. Él era un historiador exhaustivo queinvestigaba y documentaba sus resulta-dos con máximo esmero.

    La sintaxis del pasajeLa precisión y exactitud de la Palabra

    de Dios es motivo de adoración. No ado-

    ramos a la Palabra de Dios, sino al Diosde la Palabra.

    Mateo 1.16 es asombroso en su preci-sión. En todos los versículos anterioresque detallan la genealogía del Señor Je-sús a través de José, su padre legal, lafórmula es invariable: este hombre en-gendró a este hijo, y así sucesivamente.El patrón no varía desde el v. 2 hasta el v.15. Es así como los varones engendran avarones. Sin embargo, cuando llegamosal v. 16 encontramos una diferencia. Ja-cob engendró a José, conforme a todoslos otros nacimientos y generaciones,pero no dice que José engendró a Jesús.Más bien, el Espíritu de Dios cambia laforma y al hacerlo protege y verifica elnacimiento virginal: “José, marido deMaría, de la cual nació Jesús, llamado elCristo”, 1.16.

    Para apreciar plenamente la maravillade este versículo, debemos tomar encuenta una cosa evidente en el texto: “lacual” es femenino, no masculino. El Es-píritu de Dios nos está diciendo (y yo di-ría que lo hace a gritos) que José no tuvoparte en esta concepción y nacimiento.“La cual” vincula el proceso solamente aMaría. Fue único entre los nacimientosanteriores y los que vendrían después.Participó solamente una mujer y no unvarón. José actuó como padre legal aldarle su nombre al niño, v. 24, pero apar-te de esto, no intervino de manera algunaen la concepción del Señor Jesús.

    La Escritura según el publicanoEl testimonio de Mateo sobre el naci-

    miento virginal es de sumo valor. Juntocon la confirmación gramatical ya men-cionada, Mateo registra la reacción de

  • La Sana Doctrina 21

    José a la concepción, 1.19, una reacciónque garantiza que él no tuvo nada que vercon aquella concepción. Nos cuenta delmensaje angelical que fue dado para tran-quilizarlo: “Lo que en ella es engendra-do, del Espíritu Santo es”, v. 20, y luegonos asegura que todo esto era congruentecon el anuncio hecho por medio de Isaíassiete siglos antes acerca del hijo de unavirgen, Isaías 7.14.

    Como si fuera para confirmar todo,Mateo agrega, en cuanto a José, que él“no la conoció hasta que dio a luz a suhijo primogénito”, v. 25. Aunque Mateono nos da los mismos detalles que Lucas,su narración corrobora todo lo que Lucasdice y añade otra perspectiva sobre el na-cimiento virginal a través de los ojos deJosé.

    La relevancia de la verdadComo se ha sugerido en el artículo

    hasta este punto, la verdad del nacimien-to virginal de Cristo es crucial para nues-tra salvación. Aunque no he tratado estaverdad adicional, se puede ver que su au-téntica humanidad es vital para su minis-terio en este momento como nuestroSumo Sacerdote. Si no fuera hombre enverdad, no podría ser un Redentor cerca-no. Tenía que ser “la simiente de la mu-jer” y tener una naturaleza humana sincaída y santa para poder redimirnos.

    El vientre de María no fue un instru-mento pasivo por medio del cual Él vino;Él fue “nacido de mujer”, Gálatas 4.4.Era “del linaje de David”, Romanos 1.3.Es de un todo hombre y en verdad es elHombre como Dios quería que el hombrefuera. Él es el Hombre perfecto con au-

    téntico espíritu, alma y cuerpo. Vino anuestro mundo por la vía del nacimientovirginal, sin tacha alguna de pecado.

    Sin embargo, Él debe ser Deidad tam-bién si va a ser un Mediador entre Dios yel hombre. Debe ser Deidad para que suobra en el Calvario sea suficiente paratoda la humanidad y, de hecho, suficientepara toda la creación. Solamente un sa-crificio de valor infinito podría dar satis-facción infinita por la afrenta infinita denuestros pecados al trono y el carácter deDios. Un sacrificio que no fuera deidadno lograría una expiación completa.

    Él no es, como algunos lo llaman, elDios-hombre en el sentido de mitad Diosy mitad hombre. El misterio de la uniónhipostática es que Él es plenamente Diosy plenamente hombre; dos naturalezas enuna misma persona. Es el hombre santoque vino por encarnación sobrenatural,aparte de toda iniciativa humana, conce-bido en el vientre de María por el poderdel Espíritu de Dios y nacido en Belén.

    Señal dada por Dios mismo

    a un mundo pecador:

    en Belén humilde virgen

    dio a luz al Salvador.

    Es Jesús el señalado

    quien te vino a buscar.

    Es Jesús y ningún otro

    quien te puede hoy salvar.

  • 22 La Sana Doctrina

    Lo que preguntan Gelson Villegas

    Los llamados testigos de Jehová en-señan que el Señor Jesucristo no resuci-tó corporalmente, sino en espíritu, ycitan 1 Corintios 15:44: “Se siembracuerpo animal, resucitará cuerpo espiri-tual.” ¿Esto es usar bien la palabra deverdad?

    En la Palabra de Dios la resurrecciónliteral está relacionada con cuerpos, nocon espíritus. Segundo, los espíritus noresucitan, puesto que no mueren. Tercero,el mismo Señor se mostró a los suyos re-sucitado corporalmente, negando la ver-sión de esos falsos testigos: “Mirad mismanos y mis pies, que yo mismo soy; pal-pad, y ved; porque un espíritu no tienecarne ni hueso, como veis que yo tengo”(Lucas 24:39). Cuarto, lo que 1 Corintios15 dice es que los cuerpos resucitados engloria estarán totalmente bajo el controldel Espíritu, y no de las tendencias y de lanaturaleza humana terrenal.

    Mateo 5:8 afirma que los de limpio

    corazón VERAN a Dios. Pregunto: ¿Enla gloria veremos a Dios en su forma tri-na?

    La Escritura enseña que a Dios Padreen esencia nadie le ha visto (Juan 1:18) ynadie le puede ver (1 Timoteo 6:16). Loque Moisés vio no fue a Dios, sino suapariencia (Números 12:8). El EspírituSanto ha sido, es y será espíritu, y el he-

    cho de que descendió sobre el Señor enforma corporal como paloma (Lucas3:22) no indica que así le habremos dever en gloria. En la gloria veremos alHijo cordialmente como fue visto aquí enla tierra, y viendo a Él veremos a Dios(Juan 14:9), pues es la imagen del Diosinvisible (Col. 1:15).

    Según 2 Timoteo 1:14, ¿cuál es ese

    “buen depósito” que Timoteo debe guar-dar?

    Primeramente, es necesario distinguireste “buen depósito” de aquel que Pablomenciona como su depósito en verso 12(“…es poderoso para guardar mi depósitopara aquel día”). En verso 12 es el Señorquien guarda el depósito de Pablo y se re-fiere a lo que Pablo ha depositado enDios. Contrariamente, el texto de la pre-gunta tiene que ver con un encargo hechoal creyente, con algo que ha sido deposi-tado bajo su responsabilidad para que loguarde celosamente, entonces, ¿qué esese depósito?

    El verso anterior (“Retén la forma –elmodelo, el ejemplo, el dechado– de lassanas palabras que de mí oíste”) nos daluz para entender a qué se refiere el depó-sito que se nos ha encargado guardar. Sinduda, ese depósito no es otra cosa que lapalabra sana, la doctrina tal como nos hasido entregada. En la primera carta Pablo

  • La Sana Doctrina 23

    mesa del Dios, y así encontró la salva-ción y la paz con Dios. “Porque la gra-cia de Dios se ha manifestado parasalvación a todos los hombres.” “Justifi-cados, pues, por la fe, tenemos paz paracon Dios por medio de nuestro Señor Je-sucristo” (Tito 2:11; Romanos 5:1).

    Nos conmueve el gran interés quetuvo Buteve por saber del evangelio.Muchos tienen dos buenos pies, y aunse les ofrece llevar en un vehículo alculto de predicación del evangelio, perocualquier pequeño obstáculo les sirvede excusa para no ir. El Señor Jesucristotuvo que recriminar la indiferencia e in-credulidad de la gente de aquel tiempo,diciendo: “La reina del Sur se levantaráen el juicio con esta generación, y lacondenará; porque ella vino de los finesde la tierra para oír la sabiduría de Salo-món, y he aquí más que Salomón eneste lugar.” (Mateo 12:42).

    Así también, trofeos de la gracia deDios como Buteve, de aquella isla tanlejana, sin tener pies para caminar, con-denarán a muchos de esta generación,que tuvieron tantas facilidades para es-cuchar y aceptar el mensaje de salva-ción, pero no tuvieron el interés.“¿Cómo escaparemos nosotros si des-cuidamos una salvación tan grande?”(Hebreos 2:3).

    Andrew Turkington

    Buteve no tenía pies(viene de la última página)

    contrapone esa preciosa encomienda a “lafalsamente llamada ciencia”, sugiriendoallí que para guardar este gran tesoro hayque evitar coquetear con el error: “Oh Ti-moteo, guarda lo que se te ha encomenda-do… evitando los argumentos de lafalsamente llamada ciencia” (1 Tim.6:20).

    El apóstol presenta dos incentivospara guardar lo que Dios nos ha dejado encustodia. El primero es que este es un“buen depósito”. Realmente no puede serde otra manera, pues “toda buena dádivay todo don perfecto desciende de loalto…” (Stg. 1:17). En segundo lugar, nosindica que tenemos la capacidad paracumplir esta grandiosa comisión porque,no depende enteramente de nosotros, sinocon o por el auxilio divino: “por el Espíri-tu Santo que mora en nosotros”. Maravi-lloso es saber que Quien es el inspiradorde la Escritura y Quien nos guía a toda laverdad de ella, es también el que nos dala fuerza para guardarla con integridad decorazón. Verdaderamente, los dichos deDios son más deseables que el oro, y dul-ces más que la miel y “en guardarlos haygrande galardón” (Sal. 19:10,11).

    Finalmente, recordemos el valor ina-preciable de la fuerza del ejemplo. Es Pa-blo quien recomienda a Timoteo guardarel buen depósito de la fe que ha sido dadaa los santos, de la doctrina tal como hasido entregada. También es Pablo el quepudo decir: “He peleado la buena batalla,he acabado la carrera, he guardado la fe”(2 Tim. 4:7).

  • 24 La Sana Doctrina

    uteve vivía en Rarotonga, una deesas pequeñas islas en el sur delocéano Pacífico. Había perdido

    las manos y los pies, porque habían sidocarcomidos por una grave enfermedad, ya duras penas se podía movilizar, cami-nando sobre sus rodillas.

    BAntes de llegar el evangelio a esa isla

    en el siglo 19, los habitantes estaban su-midos en la más densa oscuridad espiri-tual de la idolatría. Sin conocer al DiosVivo y Verdadero, vivían como salvajesferoces que al conquistar sus enemigos selos comían. Las mujeres y los niños erantratados con la barbaridad más cruel.

    Cuando el evangelio de la gracia deDios llegó a esas islas por medio de unhombre llamado John Williams, el cam-bio era por demás asombroso. En pocomás de un año toda la población en la islade Rarotonga había renunciado a la idola-tría. Quemaron sus ídolos, abandonaronsus vergonzosas prácticas, e hicieron ungran edificio para reunirse y adorar aDios. “Porque no me avergüenzo delevangelio, porque es poder de Dios parasalvación a todo aquel que cree” (Roma-nos1:16).

    Un día cuando el Sr. Williams estabacaminando en otra parte de la isla, vio a

    un hombre bajarse de un banco de piedray caminar sobre sus rodillas para encon-trase con él. Era Buteve. “¡Bienvenido,siervo de Dios, que trajo la luz a esta os-cura isla!” clamaba Buteve, “estamosagradecidos por habernos traído la Pala-bra de Salvación.” El Sr. Williams le pre-guntó al pobre cojo qué sabía él de lasalvación. “Oh”, respondió Buteve: “Yosé acerca de Jesús, que vino al mundopara salvar a los pecadores, para que pu-dieran ir al cielo”. “Entonces, ¿todos vanal cielo?” le preguntó el misionero. “No,solamente aquellos que creen en el SeñorJesús, son los que reciben el perdón desus pecados.”

    El Sr. Williams se sorprendió de todolo que sabía Buteve acerca de la Obra deCristo en la cruz para quitar los pecados,la vida eterna, la oración y la obra del Es-píritu Santo. “Está muy bien, Buteve,pero ¿quién te enseñó todo esto?” El cojorespondió: “Fue Usted que me enseñó,que me trajo la buena Palabra.” “Pero, nome acuerdo haberte visto en un cultodonde he predicado el evangelio. Ade-más, tus pies han sido carcomidos por laenfermedad, y no puedes caminar sino derodillas”.

    Buteve respondió: “Cuando la genteregresaba de la predicación, yo me arras-traba hasta el camino, para mendigar acada uno que pasaba un pedacito de laPalabra. Uno me daba un pedacito de loque oyó, y otro me daba otro pedacito delo que se predicó, y juntaba todos estosen mi corazón, pidiendo a Dios que meayudara a entender”.

    De esta manera este pobre hombre in-capacitado, que nunca podía asistir a unculto, recogió las migajas que caían de la

    (continúa en la pág. 23)

    ButeveButeveno teníano teníapiespies

    El Juicio del Gran Trono Blanco• Es falsa porque han cambiado muchas porciones de la Biblia• Es falsa porque niegan La Deidad de Jesucristo• Es falsa porque niegan que el Espíritu Santo es una PersonaEl Antídoto de las Aguas Amargas en Mara (Éxodo 15:22-26)