Leibniz - En El Laberinto -Escritos Sobre El Continuo

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    G. W. Leibniz

    En el laberintoEscritos sobre el continuo

    Introduccin, traduccin y notas

    de Manuel Luna Alcoba

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    Gottfried Wilhelm Leibniz

    En el laberinto

    Escritos sobre el continuo

    Introduccin, traduccin y notas de Manuel Luna Alcoba

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    A Beltrn,

    que ni siquiera era un proyecto

    cuando este proyecto comenz

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    Al caer la noche, vuelvo a casa y entro en mi

    estudio, en cuyo umbral me despojo de aquel traje de

    la jornada, lleno de lodo y lamparones, para vestirme

    con ropas de corte real y pontificia; y as ataviado

    honorablemente, entro en las cortes de los hombres

    de la antigedad. Recibido por ellos amablemente,

    me nutro de aquel alimento que es privativamente

    mo, y para el cual nac... Y por cuatro horas no

    siento el menor hasto, olvido todos mis cuidados, no

    temo la pobreza ni me espanta la muerte (carta

    desde el exilio de Nicols Maquiavelo a Francesco

    Vettori, diciembre de 1513)

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    Indice

    Introduccin general............................................................................................4

    Consecuencia de la hiptesis general................ 10

    Introduccin..........................................................................................11

    Consecuencia de la Hiptesis general publicada hace algn tiempo

    para explicar e l F e n m e n o d e l a a d h e s i n e n el

    v a c o o e n un l u g a r d e l c u a l s e ha s a c a d o e la i r e ...... ................... 17

    Notas del traductor...............................................................................23

    Prefacio al opsculo sobre la cuadratura aritmtica.....................................32

    Introduccin................ ..33

    Prefacio al opsculo sobre la cuadratura aritmtica del .35

    Notas del traductor............................................................................... 42

    Principio enteramente general.........................................................................44

    I ntroduccin....................................................................................... 45

    Principio enteramente general, no slo til en matemticas sino en

    fs ica, por medio del cual, a partir de la consideracin de la

    sabidura divina, se examinan las leyes de la naturaleza. Se explica

    habiendo surgido la ocasin en la controversia con el R. P.

    Malebranche, y se advierten ciertos errores de los cartesianos....Al

    Notas del traductor............................................................................... 54

    Historia del problema del continuo.................................................................56

    Introduccin...........................................................................................57

    Historia del problema del continuo ...................................................59

    Notas del traductor............................................................................... 74

    Bosquejo de una geometra brillante ...............................................................79

    Introduccin...........................................................................................80

    Bosquejo de una geometra brillante.................................................86

    Notas del traductor............................ 147

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    INTRODUCCIN

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    Optimista nacido en psima situacin histrica, escritor infatigable con

    escasos lectores, lector infatigable con escasa vista, defensor de la libre circulacin

    de los escritos que casi no publicaba, viajero que no pudo hacer el viaje de su vida,

    doctor en derecho famoso como filsofo, filsofo inmenso que no vivi de la

    filosofa, empleado de una biblioteca a la que le dedic un tiempo mnimo,

    grandioso cultivador del gnero epistolar sin vida privada, Leibniz es una de las

    personalidades ms ricas y sorprendentes del rico y sorprendente mundo del

    Barroco. Godofredo Guillermo Leibniz naci en el peor de los mundos posibles, el

    mundo devastado por la Guerra de los Treinta Aos, a la que an le faltaban tres

    para finalizar. El futuro defensor de la unificacin de las religiones dio sus primeros

    pasos en la muy protestante Leipzig, entre los ltimos rescoldos de odios religiosos y

    el nacimiento de un nuevo orden. Lector voraz desde muy pronto, resulta casi

    imposible determinar cundo y qu ley. Pero, en cualquier caso, sus lecturas no

    tardaron en cristalizar. Su primer libro apareci a la luz pblica cuando contaba

    apenas 20 aos. LaDissertatio de arte combinatoriano es una obra de juventud, es

    un nuevo peldao en una vieja tradicin a la bsqueda de la mathesis universalis,del

    lenguaje de los pensamientos, y, tambin, un proyecto sobre el que volvera con

    insistencia a lo largo de su vida. De hecho, con esta tierna edad, ya manifestaba la

    brillantez y originalidad de pensamiento que le caracterizara. A partir de este

    momento sus escritos aumentan en progresin geomtrica. Llega un punto en que la

    proliferacin de textos genera nuevos escritos, Leibniz declara que prefiere escribir

    de nuevo un opsculo antes que ponerse a buscarlo en la montaa de papeles de su

    despacho. Su legado ocupa miles de documentos sobre centenares de temas:

    derecho, historia, metafsica, filosofa natural, lgica, religin, matemticas, fsica,

    medicina, qumica, ingeniera, ajedrez, juegos en general, lingstica, poltica,

    geologa, etc. Los especialistas con ms de treinta aos de leibnicianismo a sus

    espaldas apenas han podido revisar una pequea parte de esta inmensidad. Nadie

    sabe de qu trata la pila de textos dedicados a medicina, por ejemplo. Hay pliegos

    que no han vuelto a ser ledos desde que fueron archivados... y siguen apareciendo

    escritos. Los clculos sobre la tasa de escritura de Leibniz son espeluznantes. Deba

    redactar ms de 20 folios diarios, aparte de mantener un vivo intercambio epistolar

    con su millar largo de corresponsales. Comparado con esta tasa de produccin,

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    Leibniz, el gran adalid de la Repblica de las Letras, no public nada. Dos grandes

    escritos, los Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano y la Teodicea,adems

    de un puado de artculos. Ni siquiera la punta del iceberg. Algunos textos se

    quedaron por el camino de ser editados, la mayor parte, en fase de borrador. Otros

    no llegaron a tanto. Anotaciones en hojas sueltas, pequeos estudios, clculos sin

    concluir, reelaborados, tachados y vueltos a reelaborar, y libros, decenas de libros,

    escritos y reescritos, inacabados, slo bosquejados, terminados y tal vez perdidos,

    rechazados para su publicacin... Leibniz dedic la mayor parte de su vida a una

    tarea que no estaba destinada a ver la luz ni trescientos aos despus de su muerte.

    El ms incansable escritor entre los filsofos de todos los tiempos, slo encontrar

    lectores de su obra completa, con suerte, a finales de este siglo. La ciclpea tarea de

    editar las obras de Leibniz sigue en paales. Los volmenes publicados apenas dan

    para cubrir muy parcialmente los aos iniciales. La inmensa mayora de lo

    imprescindible sigue a la espera de una edicin de la academia y buena parte de lo

    importante carece de una edicin de cualquier gnero. Continuamos mirando ese

    gran universo que fue Leibniz por el ojo de una cerradura.

    Lo nico comparable a la produccin leibniciana es su actividad en todos los

    campos. Fundador de academias, recuperador de fondos bibliogrficos, consejero

    poltico, diplomtico, viajero, mediador en un sin fin de gestiones ms o menos

    relacionadas con la filosofa, educador, promotor de la cultura, editor, espa, jams

    fue un filsofo encerrado en una torre de marfil y ni siquiera en el entorno de una

    ciudad o un pas. Desde muy pronto sinti el magnetismo del poder y ya no dejara

    de correr detrs de l. Su primera misin fue ante la corte de Luis XIV en la que

    estuvo durante cuatro aos. Estos cuatro aos marcaron su eclosin intelectual.

    Amparado por la vida en la corte, Leibniz entra en contacto con las figuras ms

    destacadas de la poca. Como una esponja, asimila los conocimientos existentes en

    tomo a las ms diferentes ramas del saber y, rpidamente, se pone a la vanguardia de

    casi todas ellas. Apegado al poder permanecer con posterioridad en Hannover hasta

    el nombramiento del Elector como rey de Inglaterra. Despus de esto, Leibniz ver

    alejarse el poder para siempre y quedar, por primera vez en su vida, atrapado en

    una ciudad provinciana de la que ya nunca se alejar por mucho tiempo. La

    culminacin de su carrera, la llegada a Londres como filsofo oficial de la nueva

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    familia real, se vio truncada por el nico viaje que no le permitieron hacer.

    Si Leibniz slo hubiese sido un prolifico escritor sobre una pluralidad de

    temas, ocupara un lugar destacado en la historia de la filosofa. Pero ni la

    exuberante produccin leibniciana, ni la actividad febril de su vida, son tan notables

    en l como la genialidad de sus ideas. Buena parte del mundo que estamos

    empezando a descubrir figura en los textos de Leibniz. Nuestros ordenadores se

    basan en el clculo binario que l promovi, los conjuntos de Mandelbrot estn

    descritos en la Monadologia y los determinantes fueron inventados por l. Por

    supuesto hay ms, clculos correctos de las primas de seguros, diseo de hlices,

    necesidad de los estudios histricos, mquinas calculadoras... Todo ello sin dejar de

    ser un hijo de su poca, un pensador barroco atrapado en la tridimensionalidad del

    espacio, la monarqua como nico sistema poltico y la ficcin de los nmeros

    negativos. sta es la naturaleza absolutamente fascinante de Leibniz, el que, con

    frecuencia, fuera mucho menos leibniciano que sus textos. Estamos ante un sistema

    filosfico tan o ms grandioso por los problemas que plantea que por los que

    resuelve. Los textos leibnicianos son una excusa perfecta para pensar con y desde

    ellos. Cualquiera de sus escritos nos induce a la reflexin ms que al asentimiento de

    unas doctrinas presentadas como la verdad absoluta. No es de extraar que

    metafsicos, matemticos, lgicos, juristas, lingistas y personas de las ms

    diferentes reas del saber se acerquen a l buscando ideas nuevas, nuevos enfoques

    que aporten luz, eso tan romntico y falso que suele llamarse inspiracin. ste no es

    un fenmeno coyuntural de nuestra poca: de modo ms o menos indirecto Kant es

    un leibniciano, como muestran sus escritos precrticos; Fichte no dud en decir de l

    que, "bien entendido", tena razn; Napolen alab su proyecto sobre Egipto; son

    cientos las citas leibnicianas que pueden hallarse en Heidegger; Russell le dedic un

    libro al igual que Deleuze; Keynes es un caso muy poco estudiado de

    leibnicianismo, aunque menos obsesivo que Gdel y de un modo menos expreso que

    Robinson. No quiero prolongar la lista ms all de lo necesario.

    Es el momento de hablar de una tarea poco espectacular, aunque sumamente

    importante y reveladora desde un punto de vista terico. Ms arriba hemos sealado

    dos aspectos de la maldicin leibniciana: era miope y escritor compulsivo. A ello

    hay que aadir un tercero, sus necesidades ingentes de papel le hacan ser muy

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    ahorrativo con tan preciado material. El resultado es que, cuando su letra no es

    ilegible por pequea, lo es por convertirse en un garabato hecho a toda velocidad.

    Cuando uno cree que es imposible escribir peor, siempre aparece una tachadura, un

    borrn, una correccin que viene a rematarlo todo. Cuando uno piensa que el pliego

    se est acabando, siempre aparece un rengln que se curva, que se enrolla o, peor

    an, una anotacin metida en el ltimo rinconcito sin ninguna indicacin de dnde

    debe ir colocada. Transcribir un texto de Leibniz es una tortura que puede

    acompaar a una persona durante luengos aos. No hay que ser muy mal pensado

    para darse cuenta de que la mayor parte de los textos de Leibniz publicados hasta

    ahora, o lo haban sido en vida de Leibniz, o existe de ellos copia hecha por un

    secretario o proceden de su propia mano excepcionalmente cuidadosa en ellos.

    Encontrar un indito leibniciano entre los depositados en el Leibniz-Archiv de

    Hannover no es especialmente complicado. Transcribirlo es una tarea de titanes.

    Supone, en primer lugar, linealizar los textos. Las notas sin indicacin de dnde se

    insertan, la enroscadura de ciertos renglones, exigen una decisin por parte del

    transcriptor. Despus debe decidirse a qu se le va a prestar atencin. Cmo debe

    transcribirse una frase incorrecta gramaticalmente? debe corregirse? qu tipo de

    errores son enmendables? qu es una tachadura? cundo una tachadura es

    significativa? y un signo? qu es un signo y qu es una mancha de tinta?

    Comparados con stos los problemas de la traduccin son problemas de estilo.

    Las ediciones de Gerhardt son fabulosas y difcilmente igualables, pero

    tampoco se les puede pedir que fuesen perfectas en todo momento. Incurre en un

    nmero mnimo de errores en comparacin con el tamao de sus ediciones, si bien

    alguno de ellos reviste importancia. El problema fundamental de Gerhardt es que no

    siempre transcribe del original manuscrito sino que, cuando le es posible, acude a las

    ediciones de la poca de Leibniz, las cuales tampoco fueron perfectas. En buena

    medida, hemos seguido sus transcripciones, si bien cotejndolas con el original

    manuscrito.

    Ya slo nos queda una ltima cuestin, la ms fcil. Si Leibniz escribi

    tantas cosas como hemos dichos por qu traducir precisamente escritos en tomo al

    continuo? La respuesta es simple, porque el problema del continuo es uno de los

    pilares centrales del sistema leibniciano. El lector de estos textos podr apreciar

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    cmo en tomo a l surgen las ms diversas cuestiones, el bien y el mal, el clculo

    infinitesimal, la dinmica, Dios, los mundos posibles, las sustancias y sus conceptos,

    el espacio y el tiempo, todos los grandes problemas a los que se enfrent Leibniz

    estn anudados en tomo a este tema. Junto al de la libertad, el del continuo fue uno

    de los dos grandes laberintos en los que, para beneficio de todos, quiso perderse

    Leibniz y, junto con la armona preestablecida, fue uno de los logros por los que

    quiso que se le recordara. El problema del continuo es, pues, capital en Leibniz.

    Comprendida su solucin habremos comprendido multitud de cosas que,

    inevitablemente, van enlazadas con ella. Pero aqu se plantea un problema.

    Precisamente por ser tan importante, precisamente por servir de hilo conductor a

    tantas cosas, el del continuo fue un tema al que Leibniz dedic una gran cantidad de

    textos. Editarlos todos hubiese sido interesantsimo pero complejsimo. Nos hemos

    contentado con una seleccin de los ms destacados, algunos de los cuales, como la

    Carta sobre un principio general, resulta escandaloso que no estuviesen

    traducidos. Hemos intentado, en cualquier caso, que nuestra seleccin incluya la

    mayor variedad posible de perspectivas y fechas de redaccin.

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    Consecuencia de la Hiptesis general

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    Introduccin.

    La Consequence de l'Hypothese generabiletiene una estructura muy definida.

    En primer lugar, se enumeran un total de diez "fenmenos". Despus se extraen siete

    consecuencias en las que se trata de dar explicacin de esos fenmenos. Finalmente,

    se enuncia la ley de la continuacin. No estamos ante una mera nota de trabajo, sino

    ante un proyecto de opsculo muy elaborado. A este respecto hay que destacar que,

    mientras los "fenmenos" han sufrido varias alteraciones en su numeracin, no hay

    ninguna correccin en la numeracin de las consecuencias, como si Leibniz tuviera

    muy claro cules eran las consecuencias a sacar.

    El material en el que debe contextualizarse la Consequence de

    generala puede englobarse en cuatro grandes bloques: una serie de citas, ms o

    menos detalladas, dispersas por su correspondencia, en especial con Oldenburg y

    Fabri; un conjunto de escritos en latn con formato de opsculo y slo

    incidentalmente referidos al problema de la adhesin (LH XXXVII, III, 69 f-114

    v); tres folios (LH XXXVII, III, 115 r-118 r) redactados en latn sobre un tipo de

    papel diferente, carente de cualquier estructura o ttulo y de una gran sobriedad

    expositiva; y, finalmente, un grupo de escritos en francs que muestran unprogresivo desarrollo de la estmctura y las ideas que cuajan de modo ntido en la

    Consequence de IHypothese generalle (LH XXXVII, III, 128 f-151 v). Diversos

    indicios permiten datar los escritos en latn en los alrededores de 1682.

    Pese a que el ttulo de esta obra aparece en el Bodemankatalog, y en el

    propio manuscrito de la mano de Leibniz, el registro del Leibnizarchiv careca de

    dato alguno al respecto. Por ello, para la correcta datacin del texto, hubo que

    recurrir a la marca de agua del papel*2. sta se revel particularmente ntida. Se tratade una flor de siete ptalos por encima de un guante. Es una marca de agua bien

    conocida tanto por los especialistas en Leibniz como por los especialistas en escritos

    de finales del siglo XVII francs. Corresponde al perodo parisino de Leibniz, ms

    concretamente, a los aos 1673/5. Los datos paleogrficos confirman esta datacin.

    Cfr.: LH XXXVII, III, 150-1. Este texto ha sido editado en: Studia leibnitiana, Band XXVIII/1

    (1996), pgs. 1-16.

    2Debo manifestar mi profundo agradecimiento al Pr. Dr. H. Breger, Director del Leibnizarchiv,quien, personalmente, se encarg de atender mi peticin a este respecto.

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    La correspondencia refleja claramente que el inters de Leibniz por los experimentos

    de Boyle y Huygens est centrada en los alrededores de 1673, mientras que las

    posteriores apariciones del tema de la adhesin a partir de la dcada de los 80 se

    sita en tomo al problema de la cohesin de los cuerpos tal y como es tratada en los

    escritos latinos. Hay adems toda una serie de rasgos temticos que pueden servir

    para una datacin relativa. As, por ejemplo, las alusiones a los pliegues como

    elementos explicativos comienzan a proliferar a partir de los aos 1675-6. Sin

    embargo, hacia esos aos empieza a ser abandonada la teora del choque que

    considera ste como resultado de una pluralidad de choques ms pequeos e

    independientes, teora sta caracterstica de la Theoria abstracti. Ambos

    elementos estn presentes en estos escritos. Tambin al perodo de 1670/1 pertenece

    la utilizacin de la luz como factor homogeneizador de los movimientos de que har

    gala la Consequence d'une Hypothese generalle.Aunque la referencia a otros textos

    no abunda, la Recherche de la Raison de ces phenomenes, cita explcitamente el

    artculo de Chr. Huygens de 1673 (cfr.: LH XXXVII, III, 143 v) y hay numerosos

    detalles (indicados en las notas finales) que parecen remitir a las Propositiones

    qucedam physiccede finales de 1672.

    El contenido del opsculo es fcil de resumir. Galileo haba observado que

    dos placas de mrmol o metal perfectamente pulidas se adheran fuertemente hasta el

    punto de que tirando de una de ellas podemos alzarlas ambas. Por chocante que

    parezca, Galileo explic el fenmeno por el horror vacui.En principio el problema

    pareca resoluble apelando a la presin ejercida por el aire en la parte exterior de las

    placas. Tal fue, en efecto, la solucin dada por R. Boyle. Pero en un artculo

    publicado en el Journal de Savants de la edicin de Amsterdam el 25 de julio de

    1673, pags. 112-3 y recensionado en Philosophical Translation, vol. 7, n 86, pags.

    5027-9, cuatro das ms tarde, Chr. Huygens mostraba que el fenmeno se produca

    incluso en ausencia total de aire. La solucin huygeniana planteaba la existencia,

    tambin en el vaco, de algn tipo de presin externa a las placas que las haca

    mantenerse unidas. Al parecer, Leibniz tuvo ocasin de leer la propuesta de Boyle

    durante su viaje a Inglaterra a comienzos de 1673 y las de Huygens a su regreso de

    tal viaje.

    La serie de escritos de Leibniz mencionados anteriormente describen

    reiteradamente los experimentos de Galileo, Guericke, Huygens, Boyle y Torricelli,

    analizando y criticando las teoras propuestas por estos autores para explicarlos.

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    Algunos incluyen tambin la propuesta de nuevos experimentos a hacer o ya hechos.

    Los opsculos en francs dejan muy claro que para dar cuenta del fenmeno de la

    adhesin habr de postularse algn tipo de causa o razn de ser, no bastando la mera

    constatacin de un vnculo como algo ltimo y peculiar de la materia. En este

    sentido, la unin es vista como un proceso, el resultado de una actividad y no el

    principio del cual partir para explicar las cosas, algo que ocurre en los escritos

    latinos. Entre los mecanismos propuestos, Leibniz tiene primero a mano el ya

    sugerido en laHypothesis physica nova del invierno de 1670/71, a saber, la presin

    ejercida por una materia sutil en virtud de su natural agitacin intema, que penetra

    incluso en un recipiente vaco. Pero lo que los textos aqu analizados muestran es la

    progresiva insatisfaccin que esa solucin genera en su propio autor. Poco a poco,

    los escritos en francs, van mostrando que, para explicar la adhesin de las placas, es

    necesario algo ms que la agitacin intema. El centro explicativo comienza as a

    desplazarse al hecho mismo del movimiento general que busca disipar las

    heterogeneidades. El movimiento que llena el universo tiene tendencia a aunar la

    materia unificndola y homogeneizndola. Ahora bien, si identificamos la

    Naturaleza con ese movimiento general, podemos afirmar que la Naturaleza tiene

    tendencia a la uniformidad. La mejor manera de entender esta uniformidad es como

    carencia de intersticios, de vaco, en su interior. En este sentido, la disolucin de los

    cuerpos ser vista como un ejemplo de la ruptura de su continuidad interna. Por

    tanto, puede afirmarse que la naturaleza trata de impedir la discontinuacin de los

    cuerpos sensibles. La hoja 150 v se refiere a tal proposicin como "cette regle ou

    cette loix de la Nature". El que la Naturaleza impida la discontinuacin es, pues, una

    autntica ley natural, ms concretamente, la ley de la continuacin de los cuerpos

    sensibles.No estamos, pues, ante la teora clsica que exiga la unidad de un cuerpo

    para declarar su continuidad, ni en una teora de resabio cartesiano que exigiese la

    repeticin uniforme para llegar a esta conclusin. Tampoco nos encontramos ante la

    exigencia, para conformar un continuo, de una serie ordenadora externa a l como

    ocurra en la Theoria motu abstraed. No obstante, an no nos enfrentamos a la

    reciprocidad de orden y continuidad caracterstica del perodo de madurez. Lo que

    aqu se afirma es una especie de paso previo, a saber, que unidad y continuidad

    tienen una fuente comn: el movimiento general, la Naturaleza. No hay

    coimplicacin y ni siquiera reciprocidad entre ellos, sino participacin en un

    fundamento comn. Pero el problema no es de ndole estrictamente fsica, por ms

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    que las discusiones se restrinjan a ese plano. Una breve nota marginal muestra que

    los problemas de la condensacin y rarefraccin son analizados por Leibniz teniendo

    delante la necesidad de explicar racionalmente el milagro de la Eucarista. El que la

    Naturaleza impida la discontinuacin de los cuerpos sensibles permite entender su

    continuidad y el mantenimiento de su unidad con independencia de lo que ocurra

    con su espritu unificador. De este modo, servira de garante a la transubstanciacin.

    El resultado, que podra parecer sorprendente (hay un hilo temtico que abarca desde

    la preocupacin por la adhesin de placas en el perodo parisino hasta la teora del

    vnculo substancial), no lo es tanto. El hecho de que ya en 1673/5 Leibniz tuviese en

    mente el problema eucaristico al tratar el problema del continuo solo confirma el

    entrelazamiento que existe entre ambas teoras.

    El inters de la Consequence de VHgeneralle es mltiple. P

    parte, muestra el modo que tena Leibniz de entender los experimentos sobre el vaco

    durante su perodo parisino. Por otra, arroja una luz completamente nueva sobre el

    problema del continuo en Leibniz. Naturalmente esto conlleva que la Consequence

    de I'Hypothese generalley toda la temtica que la envuelve, abre ms preguntas de

    las que cierra. Un censo sobre la base de la Edicin de la Academia, los escritos

    filosficos y matemticos editados por Gerhardt, los opsculos publicados por

    Couturat, alrededor de 4.000 hojas de manuscritos y algunos otros materiales, arroja

    un cmputo de 49 ocurrencias de la ley de continuidad. Por supuesto, no pretendo

    que este cmputo sea exhaustivo, pero s creo que esta muestra puede ser

    suficientemente representativa. En ningn momento despus de 1675 se habla, como

    hace la Consequence de l'Hypothese generalle de ley de la continuacin de los

    cuerpos sensibles, ni se afirma literalmente que la naturaleza impida la

    discontinuacin. Adems, no he encontrado ninguna "ley de continuidad" o "de la

    continuacin" ni ninguno de sus enunciados en el perodo comprendido entre 1675 y

    1687, si bien carecemos de la datacin de cinco textos. Es entonces la "ley de la

    continuacin" un caso de la "ley de continuidad"? Ante todo, la ley de la

    continuacin lo es de los cuerpos sensibles, precisamente, aquello que pasar a partir

    de 1676 a formar parte de los entes por agregacin y, por tanto, algo

    caractersticamente discontinuo. Slo la introduccin del vnculo substancial hubiese

    permitido hacer de los cuerpos orgnicos un orden, convertirlos en algo continuo.

    Ahora bien, el milagro de la Eucarista es precisamente uno de los temas presentes

    en la preocupacin leibniciana por la adhesin de las placas.

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  • 7/21/2019 Leibniz - En El Laberinto -Escritos Sobre El Continuo

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    Un segundo elemento a tener en cuenta es la diferencia que pueda haber entre

    "continuidad" y "la continuacin". Ciertamente, mientras la "continuidad de las

    partes" es una expresin neutra en cuanto al sujeto que ejerce esa continuidad, "la

    continuacin entre las partes" seala que el agente est en las partes mismas. No

    obstante, esta diferencia tiende a esfumarse, pues lo que impide la discontinuacin

    no son las partes sino la Naturaleza. Lo importante es esto: las partes poseen

    continuidadporque estn ordenadas, son una continuacin de la otraporque estn

    unidas. El trnsito de hacer nfasis en la unidad a hacerlo en el orden es el trnsito de

    1675 a 1676. En cualquier caso, no se trata de una reedicin de la doctrina

    escolstica. Unidad y continuacin no son premisa y consecuencia, sino resultados

    ambos de un fundamento comn. Llegamos as al tercer elemento que pudiera

    separar la ley de la continuidad de la ley de la continuacin. Desde luego no se

    volver a afirmar tras 1675 que la Naturaleza impida la discontinuacin, pero debo

    confesar mi impotencia para establecer matices significativos que separen esta

    enunciacin de las caractersticas a partir de 1687. La "Naturaleza" identificada aqu

    con el movimiento general, pasar a significar posteriormente la causa de las

    apariencias. Es ms, definida ella misma como movimiento, la enunciacin

    presupone ese elemento dinmico que luego se hara explcito en las enunciaciones

    de la ley de continuidad posteriores. Queda distinguir entre "impedir" y "no actuar",

    "no transitar", "no mutar", al cabo, la diferencia entre un verbo transitivo y otros que

    no lo son, lo cual nos vuelve a remitir a la primera de las diferencias sealadas.

    Finalmente, en lo que respecta a las relaciones de ambas con los sistemas en los que

    se encuadran, sealemos que la ley de continuidad guarda con el principio general

    del orden la misma relacin que la ley de la continuacin con un corolario de aqul:a

    el equilibrio universal . En definitiva, la ley de la continuacin de los cuerpos

    sensibles no es, estrictamente, la ley de continuidad, si bien su parentesco es algo

    ms que un simple "parecido de familia". Resulta, pues, fuera de toda duda que,

    mucho antes de 1687, el sistema posea ya una estructura capaz de distribuir

    enunciados acerca del continuo identificable con una ley de continuidad. Por tanto, si

    Leibniz dice que en 1687 enunci por vez primera la ley de continuidad, tal vez

    hayamos de darle la razn, pero matizando que ya entre 1673 y 1675 haba

    enunciado la ley de la continuacin de los cuerpos sensibles.

    3Cfr.: Leibniz, Primee Veritates, 1689, en Opuscules et fragments indits de Leibniz, par Louis

    Couturat (en lo sucesivo, C), Georg Olms Verlagsbuchhandlung, Hildesheim, 1966, pag. 519.

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  • 7/21/2019 Leibniz - En El Laberinto -Escritos Sobre El Continuo

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    Este es el fin de nuestra presentacin y, a la vez, el comienzo de las

    preguntas. Cmo puede explicarse el largo parntesis entre 1675 y 1687 sin una

    sola enunciacin, cuando estaba claro que el sistema necesitaba una ley de

    continuidad? por qu la ley de la continuacin o su inevitable anlogo, la ley de

    continuidad, no aparecen en el Pacidius Philalethi por ejemplo? por qu

    desapareci la ley de la continuacin pese a que el problema de la adhesin

    reaparecer espordicamente en sus escritos? Ignoro en gran medida las respuestas a

    estas preguntas, lo que s creo saber es que, el mero hecho de plantearlas, exige una

    profunda transformacin del modo hasta ahora habitual de interpretar la teora

    leibniciana del continuo.

    Los dibujos de este texto son obra de quien suscribe.

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  • 7/21/2019 Leibniz - En El Laberinto -Escritos Sobre El Continuo

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    G. W. Leibniz, Consecuencia de la Hiptesis general publicada hace algn

    tiempo para explicar e I F e n m e n o d e la a d h e s i n en e l v a c o o

    e n un l u g a r d e l c u a l s e ha s a c a d o e l a i r e 1, 1 6 7 3 / 5 .

    I ll Experiencias hechas: Los licores no fluyen de un tubo estrecho abierto slo

    por un lado aunque se invierta (2) con tal que la altura del licor no sea muy grande,

    pues hay alturas determinadas, segn el tipo del licor, (no siendo necesaria una muy

    grande para los licores ms pesados) que lo hacen caer, como el agua, que necesita

    de cerca de 30 pies y el mercurio de 27 pulgadas de altura.

    Si la experiencia se hace en el aire libre, como por ejemplo, si un tubo de vidrio

    abierto en la parte superior se tapa por la parte inferior, se llena de agua y se invierte

    despus diestramente, el agua no podr fluir.

    Fenmeno l.2 Los licores no fluyen de un vaso que est abierto slo por un

    agujerof.]

    Fen. 2.Siempre que la altura del licor no se aumente demasiado, segn el tipo de

    licor, hasta cierta medida determinada, puesto que entonces caen.

    Fenm. 3. Se ha observando que si el tubo est en un recipiente del cual se ha

    sacado el aire con la bomba del Sr. Guericke, el licor fluye, como si hubiese un

    agujero en lo alto del tubo[.]

    Fenm. 4Pero cuando en el agua, o cualquier otro licor que haya permanecido en

    el vaco, se purga de aire o se agota la materia propia para producir aire, haciendo

    continuamente pequeas burbujas, se obtiene al fin que cuando se utiliza este agua

    purgada de aire en el tubo, no fluye. Aunque la experiencia est hecha en el vaco y

    hay quienes no aceptan del vaco [.]

    Fenm. 5No obstante, cuando ha recibido un choque o cuando una nueva burbuja

    de aire se engendra en el fondo del agua o cuando se la hace entrar, llegando a subir

    a una cierta altura del tubo, entonces el licor se separa y cae como de ordinario.

    /8/ Fenm. 6 Esta altura es justamente la misma que la altura a la que el licor

    permanece todava suspendido (antes de caer como de ordinario).

    Fenm. 7. Lo mismo ocurre con el mercurio fuera del recipiente. Pues, como el

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  • 7/21/2019 Leibniz - En El Laberinto -Escritos Sobre El Continuo

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    G. W. Leibninz

    agua ordinaria, bien que de un peso pequeo, cae en el recipiente en el que se ha

    hecho el vaco, puesto que el obstculo del aire ha sido superado, por lo mismo el

    mercurio ordinario cae en el aire libre, porque su peso es grande. Pero como (por el

    fenmeno precedente) el agua aunque sin aire, purgada, no cae en el recipiente, por

    lo mismo el mercurio purgado no cae en el aire aunque su altura sea ms grande que

    de ordinario y tenga hasta 70 pulgadas en lugar de 27.

    Fenm. 8 Si un licor purgado permanece largo tiempo en el vaco en un cierto

    lugar, es preciso que el choque sea ms fuerte para separarlo.

    Fenm. 9.Se haba credo que dos placas bien unidas no se separaran a causa de

    la presin del aire, pero se ha probado que la misma adhesin tiene lugar tambin en

    el vaco o en un recipiente sin aire3.

    Fenm. 10 El sifn de dos brazos desiguales produce su efecto tanto en el vaco

    como en el aire.

    De estos fenmenos se pueden sacar, en primer lugar, las siguientes

    consecuencias:

    Consecuencia 1. Que el temor al vaco no contribuye en nada. De otro modo, la

    diferencia del recipiente lleno o vaco y del licor natural o purgado no cambiara los

    fenmenos4.

    Consec. 2 Que la resistencia del aire es la causa del fenmeno 1. como parece

    segn los fenm. 2. y 3.

    Consec. 3Que la adhesin de dos placas en el vaco no proviene ni de una cierta

    cola insensible ni de ninguna otra razn que se pueda 191encontrar en los cuerpos

    unidos mismos, sino de una presin exterior. La razn se halla en que, de otro modo,

    la separacin transversal de dos poros correspondientes y adheridos juntos en las

    placas sera tan difcil como la directa: contra el fenm. 9 pues se ha hallado que las

    dos placas se deslizan fcilmente, la una perpendicular a la otra (igual en el vaco)

    mientras resisten a la separacin5.

    Consec. 4. Se sigue, pues que queda siempre cierta materia en la cavidad del

    recipiente en el cual se saca el aire, que puede ejercer esta presin sobre los dos

    cuerpos adheridos juntos. No digo, por tanto que haya poros en el vidrio para el paso

    de esta materia, pues se puede explicar todo esto por la sola propagacin de la

    presin, la cual pasa por todos los hasta lo indefinido6.

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  • 7/21/2019 Leibniz - En El Laberinto -Escritos Sobre El Continuo

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    Consecuencia de la hiptesis general

    Es preciso tambin que la presin de esta materia no sea ms fuerte que la del aire,

    pues, de otro modo, las placas no caeran venciendo la columna de aire, contra el

    clculo. Y, sin embargo, parece ser ms fuerte, porque sostiene el mercurio a una

    altura el doble que de ordinario. Digo el doble por no decir que basta con unir estas

    dos presiones juntas. Pero es preciso examinar la presin de las placas, pues puede

    ser que haya dos presiones y que haga falta ms fuerza que para vencer el aire, como

    con el mercurio purgado.

    Consec. 5.En fin es preciso tambin que esta presin se haga por un movimiento, o

    por un esfuerzo de una materia menos gmesa que el aire sensible. /10/ Queda en este

    momento dar Razn por una Hiptesis de la manera en que se produce esta presin7.

    Y si se responde que esta presin no es igual a causa de que las partes del licor

    purgado que corresponden a las partes continuas del vidrio entre los poros, no son

    presionadas por los dos lados y que as hay ms materia presionante de un lado que

    del otro, se sigue que hace falta considerar la cantidad de la apertura o de la materia

    sutil que presiona, si es que esta desigualdad es la causa de la suspensin. Y, en

    consecuencia, el poco de materia que se encuentra en la burbuja, no iguala toda la

    presin de la materia sutil hacia la parte inferior del vidrio ni de la materia sutil que

    entra libremente por la apertura del tubo hacia abajo. Se tiene, por tanto, la eleccin

    o por [se interrumpe]

    Si el lquido se separa cuando la burbuja no toca el vidrio, experiencia [se

    interrumpe]

    Cuando se pmebe con el mercurio: hasta la altura posible, a saber, si lo sobrante se

    separar solamente y el resto permanecer suspendido en lo alto.

    Experiencia a hacer sobre esta materia con las dos placas8.

    *Cunta altura [alcanza] el mercurio purgado de aire.

    Es preciso dejar las placas en el vaco en un licor como en el agua, para ver si

    habr alguna diferencia.

    Experiencia a hacer[:] sujetar el tubo en el vaco o romperlo en lo ms alto para

    ver si cae entonces. Principalmente habiendo quedado un largo tiempo en reposo.

    Experiencia a hacer con las placas agujereadas.

    Si las placas son golpeadas juntas, cuando se aproximan una a otra.

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    G. W. Leibninz

    Experiencia con una bomba succionadora: si acaso el vaco purgado de aire puede

    [hacer] burbujas, esto regulara el contenido, o si acaso pompas ms pesadas, si el

    licor ha sido largo

    /1 1/ Es preciso hacer la experiencia de si con el mercurio purgado de aire, el

    mercurio no cae antes de que la burbuja haya llegado a 27 pulgadas de altura[.]

    Consec. 6.Se puede explicar bien e\ fenmeno9 o la adhesin de dos placas en el

    vaco por un licor o materia fluida en la cual se supone la existencia de un

    movimiento en todos sentidos, por lo que las ondas golpean las superficies

    exteriores de las placas[.]

    Pero ser difcil explicar por este movimiento de una materia sutil en todos los

    sentidos el fenmeno del licor purgado de aire. Pues el movimiento de esta materia

    sutil continuar igualmente cuando se engendre aire en el licor y como es capaz de

    presionar el licor hacia la superficie del vidrio, a pesar de su peso, ser tambin

    capaz de impedir que una pequea burbuja de aire penetre entre los dos y se dilate

    como vemos que hace. No basta con decir que esta materia sutil encuentra lugar en

    la burbuja, golpea as el licor suspendido de ambos lados y lo hace reposar lo mismo

    que lo ha presionado contra el vidrio. Pues, sin insistir sobre el que esta misma

    presin impedir la generacin de la burbuja, y por tanto, que no bastar que la

    burbuja se coloque entre el licor y la superficie interior del vidrio, es preciso

    considerar que el pequeo golpe del movimiento en todos los sentidos de la materia

    sutil insinuado en una pequea burbuja, no puede igualar ni destruir todos los otros

    que el licor recibe de todos lados y por los que es empujado hacia la materia interior

    del vidrio. Y es preciso observar que hay en esto una gran diferencia entre la presin

    universal de una cosa, como la de la Atmsfera, y la presin del movimiento en

    todos sentidos del licor. Pues la presin universal es igual aunque haya solamente un

    pequeo paso, como cuando el Mercurio suspendido en el tubo de Torricelli cae si

    se agujerea el tubo en la parte superior con una aguja, puesto que la Masa hace un

    esfuerzo general de distribuir igualmente las fuerzas por todas partes. Pero el

    Movimiento de un licor en todos sentidos, es particular a cada parte de la masa9. Si

    ste no es un esfuerzo como el de la fuerza [el resto est tachado]... como nosotros

    experimentamos en el aire, en el cual el /12/ movimiento no es en todos los sentidos

    y en el cual no hay ondas para este efecto, aunque el esfuerzo sea en todos sentidos.

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    Consecuencia de la hiptesis general

    Si se explica el movimiento en todos sentidos de esta manera, por un simple

    esfuerzo, lo apruebo enteramente y me servir de l yo mismo posteriormente. Pero

    creo no tener necesidad de otra cosa que del aire, del cual estamos persuadidos por

    tantas experiencias, sin emplear una materia puramente supuesta que pasa por los

    poros del vidrio. Creo igualmente que la Hiptesis supondra que el movimiento en

    todos sentidos de la materia pasando por los poros del vidrio (para ocupar el lugar

    cuando se saca el aire) y encerrado en la pequea burbuja no sera capaz de igualar

    todos los otros golpes con que esta materia se combate a s misma. Pues si hay

    poros, el susodicho movimiento en todos los sentidos atravesando el vidrio, har

    caer el lquido purgado que est suspendido en el tubo a causa de que el licor

    suspendido no es presionado por los dos lados, como ocurre cuando se da entrada al

    aire pinchando el tubo de Torricelli en la parte superior.

    Consec.7 Parece que se puede extraer de estos fenmenos juntos una observacin

    general, a saber, que la Naturaleza trata de impedir la discontinuacin de los

    cuerpos sensibles10. Pues igual en el vaco, donde no hay cuerpos /13/ sensibles, los

    dos slidos no se separan simplemente, como se ve por el fenmeno 9 de las placas:

    ni dos lquidos, por el fenmeno 9, 10 o sifn de brazos desiguales; ni un slido de

    un lquido por los fenmenos 5 y 7 del licor purgado de aire.

    Pero tan pronto como se interpone un cuerpo sensible que se puede extender o

    tomar un mayor volumen entonces esta adhesin cesa, y los cuerpos adheridos se

    separan, porque todo el lugar entre los dos puede ser rellenado por el aire que se

    extiende por este efecto11. Por tanto lo que da razn de esta regla /14/ o de esta ley de

    la Naturaleza, dara razn igualmente al mismo tiempo de todos estos fenmenos.

    Para dar razn de un fenmeno de la Naturaleza es preciso siempre tratar de

    explicarlo por otros fenmenos y evitar Hiptesis tanto como sea posible. Y por este

    efecto he tratado de dar razn de todos los efectos de la naturaleza (al menos de un

    modo general) sin utilizar una Hiptesis u otro principio que este fenmeno

    incontestable del movimiento de la luz del Sol alrededor de la Tierra en el ecuador y

    en los crculos paralelos al ecuador, de lo cual se saca la consecuencia de otro

    movimiento hacia los polos por los meridianos porque la materia ms gruesa que la

    de la luz, pero menos gruesa que los cuerpos sensibles, que son rechazados del

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  • 7/21/2019 Leibniz - En El Laberinto -Escritos Sobre El Continuo

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    G. W. Leibninz

    ecuador y paralelos por el movimiento de la luz, no pudiendo ir hacia el centro, a

    causa de los cuerpos ms gmesos, es apartada hacia los polos. Pues la luz, por su

    rapidez, trata o de disipar o de rechazar todos los obstculos y todos los cuerpos

    heterogneos o demasiado gruesos que perturban su movimiento hacia el lugar

    donde el movimiento es menos rpido, es decir, hacia el centro y (en caso que no

    puede hacia el centro), hacia el polo12. Pero en el caso de que los cuerpos no puedan

    /15/ ser apartados ni disipados, el movimiento general le hace al menos ocupar el

    lugar y la situacin ms propia segn la conveniencia universal, para ser impedido lo

    menos que sea posible. Mediante estas consecuencias necesarias de un fenmeno

    general incontestable, intento dar razn de los fenmenos ms particulares del peso

    del resorte y del mismo im n13; y creo poder sacar igualmente alguna consecuencia,

    sin hacer ninguna hiptesis nueva,para dar razn de estos fenmenos de la adhesin

    en el vaco o de la ley de la continuacin de Cuerpos sensibles.

    Pues segn lo que espero mostrar en otra parte ms ampliamente, se sigue de este

    movimiento pblico, la Regla general del equilibrio universal, es decir, se

    encuentran fuerzas iguales por todas partes. De suerte que el peso compensa el

    resorte, la velocidad compensa la pequeez, /16/ la firmeza del obstculo el esfuerzo

    superado. En consecuencia, si hay un lugar mal provisto de fuerzas y que no opone

    mucha resistencia para equilibrar los cuerpos ambientes, toda la naturaleza se

    esforzar para hacerle justicia y lo separar tanto como le sea preciso de todas las

    otras partes del mundo y esto en un momento. Es fcil de aplicar esto a nuestro

    propsito, pues tan pronto como se separan dos cuerpos, como dos placas, es preciso

    que se encuentre un cuerpo con un esfuerzo cualquiera entre ellos. No a causa del

    miedo al vaco, sino porque toda la masa acta contra un lugar donde no hay

    esfuerzo. Pues hay [el resto de la frase est tachada], a saber, el del peso que trata de

    separar los cuerpos y que bien puede igualar el del resorte de un poco de aire que se

    introduce despus. Respondo a esta objecin bastante difcil en apariencia que la

    fuerza del peso, o de un resorte (como de hierro) es finita. Y llega al reposo teniendo

    su trmino. La del aire es infinita pues se abrira siempre; sera preciso, pues, en este

    lugar, o aire o un cuerpo que resista a la presin general14.

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    Consecuencia de la hiptesis general

    Notas del traductor

    *La estructura y terminologa caractersticas de la Consequence de VHypothese gemmile va

    componindose a travs de los sucesivos escritos en francs (cfr.: LH XXXVII, III, 128 r-149 v). El

    opsculo por el fondo y la forma, ms directamente relacionado con la Consequence de VHypothese

    gemm ile es el De Vunion des corps purges d'air qui se trouvent joint pa r une pression distente (sic)

    de celle de Vatmosphere (LH XXXVII, III, 128 r-135 v). Escrito, como la Consequence de

    VHypothese gemmile en 4, usa slo una columna a la izquierda y rellena el resto con notas o dibujos.

    Est dividido en dos secciones bajo los encabezados: "Phenomenes, ou Experiences toutes faites" y

    "De ces phenomenes on peut tirer premierement les Consequences suivantes". En total se enumeran

    seis consecuencias de las cuales la quinta se prolonga en un largo discurso de cinco hojas. La hoja en

    el que se recogen las otras cuatro consecuencias y el comienzo de la quinta aparece ostensiblemente

    tachado.

    2La enumeracin de los diferentes experimentos realizados en torno al problema del vaco o

    de la adhesin de placas es una caracterstica de los textos que, siguiendo el catlogo de Bodemann

    van del LH XXXVII, III, 91 r al 150 v. En la Recherche de la Raison de ces phenomenes avec des

    Experiences projettes pou r s en claircir d'avantage; et une Hypothese Nouvelle (LH XXXVII, III,

    136 r-148 v), una pretendida numeracin de prrafos termina en el nmero tres y posteriormente

    resultan todos tachados. El De Vunion des corps purges, enumera hasta un total de 10 experimentos

    de Galileo, Huygens, Pascal y Boyle. Pero los mismos experimentos, as como otros de Torricelli y

    Guericke, sern de nuevo revisados en los escritos de los alrededores de 1682, tales como los escritos

    sin ttulo LH XXXVII, III, 99 v, ss. (numerando un total de 19, con frecuentes tachaduras que a veces

    abarcan folios enteros -en particular LH XXXVII, III, 101 v y 102 v-), el De Firmitate corpomm

    (LH XXXVII, III, 69 r-70 v), la Propos itio Experimentomm Novorum qu itu s sumios omnes

    controversies circa ris presionem videntur definiri po sse (LH XXXVII, III, 107 r-114 v), el De

    Nova pressione eris subtilioris edam intro locum ere communi exhaustum deprehensa et in dere

    libero pressionem cylindro eris crassi ortam longe superative, (LH XXXVII, III, 115 r-116 v) y

    los escritos sin ttulo LH XXXVII, III, 91 r-99 v. Estos ltimos, carecen de numeracin interna de

    los fenmenos estudiados y reinician, una y otra vez, el estudio de los mismos experimentos. Algunos

    de ellos, tales como sumergir las placas adheridas en agua, parecen ser la realizacin de experimentos

    propuestos en la Consequence de VHypothese gemmile. Adems, especialmente la Propos itio

    Experimentomm Novorum , suele describir experimentos ideados por Leibniz referentes al tema (cfr.:

    LH XXXVII, III, 113 r).

    3

    La primera de las citas del problema de la adhesin de placas que hemos podido localizar

    en los escritos de Leibniz, es un prrafo tachado de las Propositiones qudam physic , (cfr.:

    23

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    G. W. Leibninz

    comienzos/Otoo-1672, dritter Entwurf, prop. 22, AK VI, 3, 39), en donde se explica este fenmeno

    por el movimiento universal que da lugar a la uniformidad de las partes de un cuerpo. En la

    correspondencia, la primera mencin de este fenmeno se sita en una carta a Oldenburg de 8 de

    marzo de 1673. En ella Leibniz sugiere a su interlocutor que indague la reaccin de Boyle ante una

    comunicacin de Huygens que probablemente constitua un anticipo del artculo ms arriba

    mencionado (cfr.: Ak III, 1, 41). Ante la carencia de una respuesta por parte de Oldenburg, Leibniz

    insiste en los mismos trminos el 26 de abril de 1673 (cfr.: Ak III, 1, 86). Con fecha 5 de junio de

    1673, Oldenburg le responde que Boyle asegura haber hecho el experimento en el vaco con el

    resultado de la separacin de las placas. En una carta de 18/28 de noviembre de 1676, Leibniz da la

    razn a Huygens frente a Boyle en el sentido de que las placas no se separan ni an en el vaco.

    Tambin la proposicin 13 de la carta a Honorato Fabri de 17 de mayo de 1677 hace mencin del

    problema de la adhesin de placas y se halla en el contexto de una serie de proposiciones que

    recuerdan las que aparecen en la Consequence de VHypothese gem m ile (cfr.: Ak III, 2, 135).

    ocupando progresivamente un segundo lugar. El De duabus tabulis plan i in loco clauso aqua pleno

    dive llendis (LH XXXVII, III, 118), que posiblemente es un trabajo preparatorio a una carta a Edm

    Mariotte de finales de julio, principios de agosto de 1682 (cfr.: Ak III, 3, 677), est dedicado

    exclusivamente a la adhesin de placas, problema que se soluciona aludiendo a la plenitud del

    recipiente incluso en el vaco, si bien no se aportan mayores explicaciones. El Pro pressione ris

    contra Funiculum (LH XXXVII, III, 117 r-v), de los alrededores de 1680, aunque hace referencia a

    la adhesin de placas, tiene por tema central la elasticidad del aire. Tambin aparece citado el

    problema en el De Nova pressione eris , (habla de "marmora polita" en vez de placas, cfr.: LH

    XXXVII, III, 116 r). Por su parte, el De Firmitate corporum (LH XXXVII, III, 69 r-70 v), segn la

    edici n de la Academia un escrito preparatorio a la carta de Leibn iz a Edm Mariotte de 14-IX -1682

    (cfr.: Ak III, 3, 712 ss.), da un pequeo giro al poner la adhesin de placas como ejemplo para

    explicar la cohesin de los cuerpos. Se renuncia con ello a explicar el fenmeno mismo y el escrito se

    limita a enumerar posibles soluciones: el peso, la elasticidad del aire o de otro cuerpo slido o lquido

    que llene el recipiente en que se encuentran las placas. No hay decisin por una u otra alternativa,

    aunque se asegura que la solidez de los cuerpos ha de explicarse tambin por la presin de un fluido

    que lo llena todo. En los escritos sin ttulo LH XXXVIII, III, 91 r-106 v, la gravedad de la columna

    de aire, solucin ligada al nombre de Guericke, es rechazada igualmente como va explicativa porque

    el fenmeno se sigue produciendo en el vaco, asumindose sin ms que la adhesin de placas es un

    ejemplo de la coherencia de los cuerpos. La discusin pasa entonces a la misma naturaleza de la

    gravedad y el aire, as como a la presin ejercida por ste. Esto contrasta con la Recherche de la

    Raison de ces phenomenesque, haciendo referencia a "un petit Essay imprim il y a deux ans" intenta

    dar cuenta de la solidez de los cuerpos por la existencia de un esfuerzo interno. Ciertamente en el

    En los escritos sobre el vaco de la dcada de los 80, el tema de la adhesin de placas va

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    Consecuencia de la hiptesis general

    pargrafo 22 de la Hypothesis physica nova puede leerse: "omnia enim dura sunt motu quodam

    intestino in se redeunte" (Leibniz, Hypothesis physica nova, Invierno-1670/71, 22, Ak VI, 2, 230).

    *Una afirmacin semejante puede encontrarse en el escrito sin ttulo LH XXXVII, III, 98 v,

    el cual concluye, que todo lo que vulgarmente se atribuye al horror al vaco y lo que los cientficos

    adscriben al peso del aire (soluciones de Galileo y Guericke), se debe a un "conatum Naturce ad

    uniformitatem".

    5sta es la base del Pro pressione ris contra Funiculum (LH XXXVII, III, 117 r-v),

    escrito contra la teora del funculo cuya alusin (cfr.: 117 v) a la carta de un jesuta del ao 1680

    permite datarlo en los alrededores de esta fecha. D el mismo modo, los escritos sin ttulo LH X XXV II,

    III, 91 r-106 v rechazan la posibilidad de que la unin de las placas sea resultado de un vnculo que

    las una como lo demuestra su capacidad de deslizamiento horizontal. En efecto, desde la Recherche

    de la Raison de ces phenomenes la unin es vista como algo activo, o bien resultado de una accin,

    por parte de los cuerpos que la conforman, sean stos slidos o lquidos. Por ello se critica la teora de

    Bacon segn la cual la simple substraccin del aire causa la unin de los cuerpos (cfr.: LH XXXVIII,

    III, 143 r).

    6Esto es un abandono, cuando menos parcial, de lo defendido en laRecherche de la Raison

    de ces phenomenes (cfr.: LH XXXVII, III, 141 r) y de las prolijas explicaciones acerca de los poros

    procedente del De Vunion des corps purges (cfr.: LH XXXVII, III, 130). Este escrito analizaba

    detalladamente las consecuencias que para la teora se seguiran de la existencia de poros en los

    cuerpos, y planteaba tres posibilidades. La primera es que un poro coincida con otro poro, lo cual,

    razona Leibniz, no contribuye ni a la unin ni a la separacin de la placas. Una segunda posibilidad es

    que un poro coincida con la parte slida de la placa, en cuyo caso la tendencia a separarse originada

    por el aire que penetra en l se ve compensada por la tendencia a la unidad de la presin que se ejerce

    desde fuera de la parte slida. Por ltimo, si coinciden dos partes slidas, hay entre ellas una tendencia

    a la unidad debida a la presin externa. As pues, la presencia de poros no influye para nada en la

    unin o no de las placas. En el seno de estas descripciones Leibniz se pregunta tambin si la

    separacin de las placas produce sonido.

    En elDe Vunion des corps purgesuna cruz de grandes proporciones serva para invalidar el

    primer folio dedicado a la quinta consecuencia que, en esencia, era una explicacin del fenmeno de

    adhesin de placas en virtud de la agitacin interna de una materia sutil que penetra incluso en el

    recipiente vaco (cfr.: LH XXXVII, III, 129 r-v). Desde el momento en que, como vimos en la nota

    anterior, se deja de lado la importancia para nuestros fenmenos de la existencia de poros, tambin las

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    G. W. Leibninz

    teoras que apelen a la presencia de una materia sutil deben ser rechazadas (cfr.: Leibniz, Recherche

    de la Raison de ces phenomenes, LH XXXVII, III, 146 v ss y Propositiones qudam physic,

    comienzos/Otoo-1672, prop. 22, Ak VI, 3, 39). De hecho, el De Nova pressione eris (cfr.: LH

    XXXVII, III, 115 r-116 v) llega a presentar el experimento de las placas como refutacin de la

    existencia de un aire sutil que penetra por los poros de los cuerpos. A partir del De Vunion des corps

    purges se ha producido, en efecto, una importante matizacin. Las placas estn unidas, no por la

    presin de una materia sutil que penetre por los poros del recipiente, sino en virtud de la presin del

    aire que resta en el vaco (cfr.: LH XXXVII, III, 130 r). Sin embargo, la Consequence de V.Hypothese

    gem m ile , prefiere hacer recaer el peso explicativo sobre la presin universal, que se trasladara al

    interior del recipiente por la elasticidad, siquiera sea mnima, de sus paredes.

    8Tambin en el De l'union des corps purges se describen nueve experimentos bajo el

    encabezado "Experiences faire en cette matire" (cfr.: LH XXXVII, III, 135 r). De ellos al menos

    los cinco primeros han sido tachados.

    9E1De l'union des corps purges marcaba, una notable diferencia entre el caso de la adhesin

    de placas y el del tubo invertido en la cubeta. Pese a que ambos fenmenos se explican por la presin

    de la atmsfera, el lquido del tubo cae en cuanto ste es pinchado. Por contra, las placas slo se

    separan por una burbuja de aire que penetra entre ellas o por un pequeo golpe. La razn hay que

    buscarla en la naturaleza de los lquidos, que, al plegarse, transmiten con mayor facilidad el aire de lo

    que lo hacen las placas slidas (cfr.: LH XXXVII, III, 131 r). Con ello se introduce la nocin de

    pliegue que ser vinculada estrechamente al problema del continuo, en especial a partir de 1675

    (recurdese, por ejemplo, el Pacidius philalethi, 29-VIII/10-XI-1676, Ak VI, 3, 555). En la

    Recherche puede advertirse un nuevo matiz en estos planteamientos. Tras aludir a una "regla general

    demostrada en otra parte", aclara que en los lquidos ("continues") las partes superiores ejercen

    presin sobre las inferiores en razn de la altura que los separa. Adems, los lquidos ("continues") se

    empujan entre s en razn de su densidad ("de l'espece de leur consistence") sin que haya que tener en

    cuenta la cantidad de los mismos en contacto. La combinacin de ambos hechos permitira explicar,

    por una parte, el fenmeno del sifn de brazos de desiguales y, por otra, que la burbuja de aire pueda

    separar dos placas compensando la presin ejercida por toda la atmsfera (cosa que se analiza

    detenidamente en LH XXXVII, III, 144 r-145 r). Pero cuando se trata de dos placas adheridas, ya no

    estamos ante dos lquidos, sino ante un slido presionado por el movimiento del ter. Aqu hemos de

    vrnosla, pues, con un choque que no es tal, sino que oculta una pluralidad de pequeos choques

    independientes unos de otros que se compensan entre s (cfr.: LH XXXVII, III, 145 r-v). La

    innovacin que esto supone respecto del De l'union des corps purges , es la asociacin explicita del

    carcter plegable de los lquidos con su continuidad y, a la vez, el mantenimiento de la existencia de

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    Consecuencia de la hiptesis general

    pequeos choques independientes en el caso de dos slidos que interaccionan, algo caracterstico de la

    Theoria motus abstracti. Esta diferencia entre cuerpos slidos y lquidos permite, adems, distinguir

    entre una solidez primitiva y una sensible (cfr.: LH XXXVII, III, 137 v). La solidez primitiva tiene su

    origen en el movimiento del ter y su descripcin coincide con ste tal y como apareca en los dos

    escritos del invierno de 1670/71. Incluso se retoma la afirmacin de la divisin al infinito y la

    existencia de mundos cada vez ms pequeos. Aunque esta solidez primitiva ha sido la base de la

    solucin boyleana al problema de la adhesin de placas, se necesita algo ms, pues la simple agitacin

    del ter es demasiado dbil. Leibniz contina con un anlisis crtico de diversas hiptesis sobre el

    tema sin terminar de aclarar qu sea eso de la "solidez sensible". La pgina siguiente de laRecherche

    de la Raison (LH XXXVII, III, 146 r), comienza anunciando que se ha terminado el estudio de las

    hiptesis de los dems, todas ellas susceptibles de crtica, y se pasa a la elaboracin de las teoras

    propias. Antes que ello ocurra, el texto se interrumpe en 146 v.

    10Esta expresin no est aislada en el seno de lo s escritos franceses que engloban la

    Consequence de VHypothese generalle. La consecuencia sexta del escrito De Vunion des corps

    purges , posee el carcter de una observacin ms general, consistente en que "la nature tache

    d'empecher la discontinuation des corps sensibles" (LH XXX VII, III, 131 v). Inmediatamente

    despus el manuscrito se interrumpe sin que sea posible apreciar la existencia de un punto final.

    Destaquemos de esta observacin general la universalidad de su enunciado. Aunque se mencionan los

    fenmenos que la apoyan, de lo que se habla aqu no es ya de placas, tubos o sifones, sino de "la

    naturaleza". Esto marca una cesura importante con las consecuencias anteriores, pues se abandona la

    explicacin pormenorizada de los experimentos. A partir de su aparicin, se convierte en el eje

    alrededor del cual gira todo el problema. Hasta una veintena de hojas del De Vunion des corps purgs

    tratan de sistematizar, de explicar, de aclarar qu es la naturaleza, por qu trata de impedir la

    discontinuacin y cmo lo hace. Por "Naturaleza" se entiende el movimiento general del pleno que

    todo lo llena. La Naturaleza tiene un efectivo esfuerzo, una capacidad de actuar que se manifiesta

    especialmente en el vaco. Esta tendencia natural afecta slo a los cuerpos sensibles, o, como dice en

    otra parte "grossiers", no a las minsculas partes de que stos pudieran constar. Tal restriccin resulta

    importante pues hace compatible los textos aqu analizados con, por ejemplo, la Demonstratio contra

    Atom os suma ex Atomorum contactu de octubre de 1690. El eje de esta refutacin del atomismo era

    pecisamente la idea de que si la cohesin de los cuerpos se originase por el simple contacto de sus

    superficies no habra elasticidad ni disolucin. En efecto, si la coherencia se entiende como simple

    contacto, todo choque ser inelstico o bien, dependiendo de la forma de los tomos, dar siempre

    como resultado un compuesto. Es ms, imaginando los tomos delimitados por superficies lisas, la

    unin de estas superficies habr de ser instantnea, en el momento en que su coincidencia sea total, el

    compuesto ser coherente, pero nunca antes. En realidad, tampoco podr hablarse de un despus de

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    G. W. Leibninz

    los tomos individualmente. Una vez la cohesin entre ellos se ha establecido, no puede imaginarse un

    movimiento que los separe (cfr.: GP VII, 287). La idea de que el movimiento general de la naturaleza,

    afecte nicamente a los cuerpos sensibles, trata de impedir, precisamente, el dejar la puerta abierta al

    atomismo.

    1hiendo la materia movimiento o esfuerzo, la condensacin consistir en la concentracin

    de los esfuerzos que constituyen la materia en un pequeo receptculo. La rarefraccin ser, por

    contra, su dispersin por un gran espacio. As entendida la rarefraccin elimina toda la problemtica

    en torno a la existencia del vaco. No hay verdadero vaco, a lo sumo, la cmara que contiene nuestras

    placas adheridas poseer una baja concentracin de materia, quiero decir, una gran dispersin de una

    escasez de esfuerzos. Por su parte, la condensacin nos ha preparado para explicar otros fenmenos

    "sans qu'on doiue plus avoir peur de ces deux grands phantmes d'une philosophie peu fonde: de la

    penetration des dimensions du Vuide que quelques uns ont cre impossible mme au Toutpuisant -la

    question sstant chauff l'ocasion des controverses de l'Eucharistie- et du Vuide" (Leibniz,

    Recherche de la Raison de ces phenomenes, LH XXXVII, III, 143 v). As pues, los problemas que

    venimos discutiendo no son problemas estrictamente fsicos. Bajo una tal apariencia subyace un

    importante problema teolgico. Siendo la materia puro esfuerzo, condensarla no implica cambiarla de

    ningn modo esencial. Ahora bien, la Theoria motu abstraen estableca que aquello que recoge, que

    "recuerda" los diferentes conatus es el alma. La ley de la continuacin de los cuerpos sensibles, el

    mantenimiento de la continuidad por parte de la Naturaleza, es tambin un modo de explicar la unidad

    de los cuerpos, aspecto esencial para entender lo que ocurre en la Eucarista. Pero, precisamente el

    mantenimiento de la unidad del compuesto sustancial por el afianzamiento de su continuidad, el

    racionalizar el milagro eucaristico, fue la tarea encomendada al vnculo substancial!. Los primeros

    brotes de la teora leibniciana del continuo conducen directamente a la carta a des Bosses de 19 de

    mayo de 1716!.

    12Tambin la Recherche de la Raison de ces phenomenes, comienza la pgina 144 r

    haciendo profesin de humildad. Afirma que, para poder dar cuenta de todos los fenmenos es preciso

    guardarse de hacer hiptesis en la medida de lo posible. De esas hiptesis en la Recherche slo

    quedaba libre el hecho de la presin del aire. Esta idea ya haba aparecido en el De l'union de corps

    purges (cfr.: LH XXXVII, III, 130 r), donde se enunciaba la tendencia a impedir la discontinuacin

    por parte de la naturaleza. La pgina 132 r hace referencia a "un petit trait pas encor publi, ny

    meme assez poli pour l'exposer l'hazard de la censure publique" el cual contiene la proposicin

    segn la cual el movimiento general trata de amasar la materia heterognea para hacerla menos

    heterognea (la referencia bien pudiera ser a las Propositiones qudam physic , comienzos/Otoo-

    1672, especialmente las props. 23 y 24, Ak VI, 3, 39 ss.). Leibniz razona larga y detalladamente cmo

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    Consecuencia de la hiptesis general

    el movimiento de una materia que llenase el espacio en torno a una esfera, terminara por agrupar los

    cuerpos en sus polos. Nuestro autor lo ve tan claro que no duda en aadir al final del razonamiento

    "Q.E.D.". Posteriormente se tachan las tres letras y se agrega que esta esfera rodeada de una materia

    fluida en movimiento puede ser tomada a imagen de la tierra, concluyendo por fin que la naturaleza

    (en minsculas ahora), se opone a la discontinuacin de los cuerpos sensibles. Leibniz mismo se da

    cuenta de que est muy alejado de las cubetas, las bombas de vaco y el mercurio, por lo que seala

    que la relacin entre esta proposicin y los fenmenos se aclarar a continuacin por el anlisis de las

    objeciones que puedan hacerse a sus propuestas. En total son seis las objeciones que se analizan,

    llegando a la poco concluyente afirmacin de que el esfuerzo de la naturaleza o movimiento general

    tiende a unir los cuerpos heterogneos o a disgregarlos si son susceptibles de disgregacin. En

    realidad es el propio vaco el que hace que los cuerpos se unan, pero la presencia de aire en el

    recipiente pone de manifiesto "el esfuerzo que la naturaleza hace contra la discontinuacin de los

    cuerpos sensibles". El resultado no puede estar ms alejado del matemtico "Q.E.D.". Ahora resulta

    que el movimiento general puede tanto unir como disgregar, que el aire que resta en el recipiente

    tiende tanto a unir los cuerpos como a separarlos y que el vaco es necesario para que se manifieste el

    esfuerzo del pleno universal. La salvedad es que, en el presente escrito, se introduce la luz en lugar del

    simple "movimiento general" que all apareca. Por qu introducir la luz en lugar del movimiento

    general es algo que aclara la Hypothesis physica nova: "Lux nihil aliud, quam rei agitado instentina"

    (Leibniz, Hypothesis physica nova , invierno-1670/71, 56, Ak VI, 2, 247). La luz corno agente

    causal de la distribucin de cuerpos y materiales es un recurso frecuente de la Hypothesis physica

    nova (cfr.: Invierno-1670/71, 5 y ss., Ak VI, 2, 224 ss. -pasaje en donde, por cierto, se enuncia la

    infinita divisibilidad del continuo-), la Summa Hypotheseos physic nov (cfr.: segunda mitad de

    1671, dritter Entwurf, 7 y 17, Ak VI, 2, 344 y 347), las Propositiones qudam physic (cfr.:

    comienzos/Otoo-1672, props. 8-14, Ak VI, 3, 19-29) y la carta a Fabri de 1677 (cfr.: Prop. 17, Ak

    III, 2, 138). En la pgina LH XXXVII, III, 98 v de los escritos sin ttulo, se establece el carcter no

    violento y recproco de la tensin y la comprensin para afirmar como consecuencia que la

    compresin ejercida sobre los cuerpos proviene de la luz del Sol. La luz ejerce una presin sobre los

    cuerpos rechazando las partes de stos hacia el centro de la Tierra. Cuando los cuerpos son

    rechazados por el centro, o bien chocan con otros que les impiden el movimiento o bien se produce

    una tendencia a la disgregacin. De este modo, la luz provoca presin y comprensin en el ter

    sometindolo a un flujo perpetuo, el cual, a su vez, tiende a la distribucin uniforme tanto del mismo

    movimiento como de la materia.

    13LaRecherche de la Raison de ces phenomenes (cfr.: LH XXXVII, III, 137 r) lanza como

    hiptesis, aunque sin posterior anlisis, la idea de que la unin de los cuerpos en el vaco est

    vinculada con la naturaleza de los imanes. Tambin el De l'union des corps purge s, postula que los

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    G. W. Leibninz

    problemas de la adhesion, la gravedad y la imantacin, tienen una naturaleza comn, la tendencia de

    la luz a redistribuir homogneamente la materia (cfr.: LH XXXVII, III, 130 r). Algo semejante se

    deca en laHypothesis physica novaponiendo adems este fenmeno en conexin con el movimiento

    del ter hacia los polos (cfr.: Invierno-1670/1, 3 4 bis y 35, Ak VI, 2, 238), en la Theoria motus

    abstracti (cfr.: Invierno-1670/1, Def. 22 y Th. 20, Ak VI, 2, 264 y 270 respectivamente) y, muy

    particularmente, en lasPropositiones qudam physic, que explica los fenmenos de la imantacin y

    la gravedad por un "conatum presionum ad quilibrium" (comienzos/Otoo-1672, prop. 22, Ak VI, 3,

    38 y prop. 29 Ak VI, 3, 54).

    14Este prrafo final es particularmente enjundioso. El texto asume como natural la distincin

    entre movimiento pblico o correspondiente al sistema (obsrvese que se ha tachado la palabra

    "General") y movimiento puro o privado, que se establece en el Leges Reflexionis et refractionis

    Demonstratce de la segunda mitad de 1671 (cfr.: Ak VI, 3, 314). Apenas tres lneas ms abajo de tal

    distincin, prosigue diciendo: "Ita descensus gravium non minus a systematis quilibrio est, quam

    ascensus liqui in agua ab quilibrio aqu alioquin turbato". Pero la idea de semejante equilibrio

    aparece ya en laHypostesis physica nova, 20, (cfr.: Invierno-1670/71, Ak VI, 2, 228) y de un modo

    que evoca la parte final de la Consequence de lHypothese generalleen el 57 de la misma obra (cfr.:

    Ak VI, 2, 247 ss.). Las Propositione qudam physic, por una parte, afirman que todo medio

    continuo tiende al equilibrio universal (cfr.: comienzos/Otoo-1672, dritter Entwurf, prop. 36, Ak VI,

    3, 65 s.) y, por otra, pone en conexin el equilibrio con la armona (cfr.: Op. cit., prop. 30, Ak VI, 3,

    57). Como es bien sabido, la reciprocidad de continuidad y armona es algo caracterstico del perodo

    de madurez. De hecho, el Prim Veritates, de los alrededores de 1689, retoma el ejemplo de la

    balanza y cita a Arqumedes como padre del postulado de que si "brachiis libr et ponderibus positis

    qualibus, omnia sint in quilibrio" (C 519). Ahora bien, de qu es ejemplo este

    postulado? es un ejemplo del principio segn el cual "omnia ab una parte se habent ut ab alia parte in

    datis [determinatibus], etiam in qusitis seu consequentibus omnia se eodem modo habitura

    utrinque" (loe. cit.). Esto es, el equilibrio de la balanza es un ejemplo del axioma "datis ordinatis

    etiam qusita sunt ordinata", base del principio generai del orden (cfr.: Leibniz, Lettre de M. L sur un

    principe generai utile l'explication de lois de la nature par la consideration de la sagesse divine ,

    pour servir de replique la rponse du R. P. D. Malebranche , 1687, GP III, 51-2). Sobre la

    vinculacin entre este principio y la ley de continuidad, puede verse el Specimen Dynamicum pro

    admirandis Natur Legibus circa corporum vires et mutuas actiones detegentis et ad suas causas

    revocandis, de 1695, (cfr.: Pars II, GM VI, 249-50). Es ms, esa "Regla del equilibrio universal"

    recuerda bastante a una ley de conservacin y, de hecho, existe tambin un texto de madurez donde se

    vincula la ley de continuidad y la ley de la conservacin de la fuerza (cfr.: Leibniz, Essay de

    Dinamique sur les loix du mouvement,o il e st monstr, qu'il ne se conserve pas la mme Quantit de

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    Consecuencia de la hiptesis general

    rAction motrice , 1695, GM VI, 229). En definitiva, hay un paralelismo casi perfecto entre las

    relaciones que guarda la ley de continuidad con el principio general del orden y las leyes de

    conservacin, de una parte, y la ley de la continuacin y ese corolario de aqullas que al cabo sera la

    "Regla del equilibrio universal", de la otra.

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    Prefacio al Opsculo sobre la Cuadratura aritmtica

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    Introduccin.

    El Prefacio al opsculo sobre la cuadratura aritmtica del crculo, tiene,

    segn las fuentes, dos dataciones. Una es finales de 1675 y la otra otoo de 1676. A

    nuestro entender, la ms probable es la primera, ya que guarda un profundo parecido

    con la carta a Oldenburg de 30-II-167512y con la carta remitida a La Roque a finales

    de 1675 . La lista de precursores que all se cita es muy semejante con la que

    proporciona este texto. El original abarca tres pginas y tres cuartos de otra y ha sido

    editado por Gerhardt3, aunque con algunos errores que hemos tratado de enmendar.

    Como su propio nombre indica, estamos ante el prefacio al escrito De

    Quadratura Arithmetica Circuli, Ellipseos et Hyperbol, cujus corollarium est

    Trigonometria sine Tabulis,terminado en el ao 1675 y entregado primero a Saudry,

    despus a Hansen y, tras diferentes avatares, a D. Elsevir, para que se encargara de

    su edicin una vez Leibniz abandon Pars. En este opsculo, adems de la

    cuadratura aritmtica del crculo se expona el mtodo para el desarrollo de series

    que permitiesen hallar el arco a partir del seno o el seno a partir del arco, mtodo ste

    que no perteneca al propio Leibniz. Comoquiera que la edicin sufri un sin fin de

    retrasos, cuando estuvo preparada, Leibniz haba encontrado ya su propio mtodo

    para el desarrollo de tales series. De aqu que acabase por descartar su publicacin e

    indito permanece hasta nuestros das salvo una edicin parcial4. Afortunadamente,

    el prefacio de dicho escrito ha corrido mejor suerte por tratarse de un breve, pero

    conciso texto, en el que Leibniz hace un repaso, como dice l mismo, por sus

    antecedentes, por lo que se ha hecho y se ha de hacer para, al fin, aportar su

    aproximacin a la cuadratura del crculo o, lo que es lo mismo, al nmero n. Este

    escrito presenta ligeras variaciones respecto a sus predecesores. As, en la carta a

    Oldenburg anteriormente mencionada, las cuadraturas "aproximatorias" son

    clasificadas en numricas o lineales. Las primeras son ejemplificadas por

    'Cfr.: Ak III, 1, 202 y ss.

    2Cfr.: Ak III, 1, 338.

    3Cfr.: Die mathematischen Schriften von Gottfried Wilhelm Leibniz, ed. von G. D. Gerhardt, 7

    vols., Georg Olms Verlag, Hildesheim-New York, 1971 (en lo sucesivo GM), vol. V, pgs. 93-8.

    4Cfr.: Scholtz, L.Die exakte Grundlegung der Infinitesimalrechnung bei Leibniz , Marburg, 1934.

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    Arqumides, Ludolf de Colonia y Wallis, en tanto que las segundas son

    ejemplificadas por Snell y Huygens. Las cuadraturas exactas, por su parte, sern

    mecnicas o aritmticas. Estas son caracterizadas porque no vienen dadas por ciertos

    nmeros, sino por una serie infinita de nmeros. Y en este momento, a diferencia del

    Prefacio, se menciona a Mercator y a la cuadratura de la hiprbole de W.

    Brounckers. Aparte se hallan la cuadratura analtica y la geomtrica, que se realiza

    mediante constmcciones geomtricas. La cuadratura analtica se efecta a travs de

    una expresin algebraica con un nmero finito de partes. Bsicamente sta es

    tambin la clasificacin que aparece en la carta a La Roque, con la salvedad de que,

    para la cuadratura geomtrica se propone tambin el nombre de "fsica".

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    G. W. L.Prefacio a l opsculo sobre la cuadratura aritmtica del 1675.

    /9 3/ Puesto que el problema de la Cuadratura del Crculo se encuentra en todos

    los lugares y en brillantes estudios de investigacin, escritos adems por hombres

    absolutamente expertos y clebres en Geometra, ser valioso exponer brevemente la

    naturaleza de la cuestin (que parece haber sido buscada desde siempre), qu se

    defendi antes de nosotros, qu rechazamos y qu quedar por hacer a la

    posterioridad.

    Cuando Pitgoras y sus discpulos expusieron los elementos de la Geometra

    rectilnea, despus redactados en un cuerpo por Euclides, ya se demostr que, para

    cualquier figura rectilnea plana dada, puede crearse un cuadrado igual, lo cual es

    evidentemente muy simple y, en cierto modo, es una medida de lo que queda.

    Empez entonces a pensarse si no podra crearse una figura rectilnea igual al crculo

    y, por tanto, igualarlo al cuadrado. Y esto es lo que vulgarmente se llama la

    cuadratura del crculo, pues si pudiera describirse cierto Tringulo, u otro Polgono

    cualquiera, igual al crculo, en todo caso sera en potencia igual al cuadrado. Y

    puesto que Arqumedes seal que un Tringulo rectngulo cuya altura sea de un

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    radio y la base como la circunferencia extendida en recta, sera el doble del crculo ,

    si alguien encontrase alguna recta igual a la circunferencia del crculo, dara con

    nuestra cuadratura.

    Al llegar aqu, algunos que oyen la explicacin, se admiran al ver facilsimo

    lo que tanto tiempo han buscado los Gemetras, pues qu ms fcil, que hallar una

    recta igual a la circunferencia circundando el crculo con un hilo material y despus

    extendindolo en lnea recta y midindolo? Con el mismo derecho pueden decir que

    el crculo se cuadra fcilmente si una masa de cera, primero circular, despus se

    vuelve una figura cuadrada, o si el agua de un cilindro cavado en madera se pasa a

    uno excavado en forma cuadrada, pues, a partir de la altura del agua, aparece cmo

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    es el crculo -que es la base del cilindro- al cuadrado -que es la base del madero o

    prisma excavado- y si el agua se eleva el doble o triple ms alto en el prisma que en

    el cilindro, el crculo ser la mitad del cuadrado o un tercio y, de tal modo, otro

    cuadrado que sea el doble o el triple, ser igual al crculo, en lo cual no hay ningn

    problema para la Geometra. Es sabido, en verdad, que no es tal cosa la que buscan

    los Gemetras, sino un camino para su investigacin por el que, sin /9 4/el crculo

    material o su transformacin o aplicacin al plano, pueda encontrarse y designarse la

    recta igual a la circunferencia, o tambin el lado del cuadrado igual al crculo, con

    cierto arte y regla o instrumento que tenga la capacidad de formar una lnea recta,

    como son aqullos con los que se describen los Crculos, Elipses u otras lneas. Por

    consiguiente, no se busca la cuadratura del crculo por el hilo extendido en recto, ni

    tampoco por la rueda hecha rodar en el plano o la regla aplicada en contacto

    sucesivo con las partes materiales de la circunferencia. De aqu, adems, que no sea

    la que se busca la cuadratura del crculo mostrada por el contacto con la Hlice de

    Arqumedes, ni por tal la vendi Arqumedes . Sin duda la Hlice es una lnea curva

    que describe un recorrido avanzando por los radios alrededor del centro y de ste

    hacia la circunferencia, tocando al plano subyacente con su vrtice inmvil y

    dejando en l rastros de su movimiento, compuesto a partir de lo recto y lo circular.

    En esta medida se entiende que el movimiento de los radios alrededor del centro y el

    recorrido en el radio es uniforme o proporcional. Tal lnea no est en nuestro poder,

    pues (sin un crculo material) hasta ahora no hemos podido hacer que los radios se

    muevan siempre con velocidad igual o proporcional alrededor de los centros y a lo

    D

    largo del radio. Adems, si ya estuviese

    descrita, debera aplicarse cierta regla

    tangente a esta hlice sacada materialmente

    del plano, por la cual se determinara

    necesariamente la recta igual al crculo.

    Por otra parte, con el Problema de la

    Cuadratura del Crculo est conectado el

    problema de la seccin universal del Angulo,

    o Trigonometra Geomtrica, cuyos ngulos

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    Elementos) inscribirse y circunscribirse otros dos con el doble nmero de lados o

    ngulos que se tenan, y esto puede continuarse al infinito, cayendo siempre el

    crculo entre los ltimos inscrito y circunscrito. Es decir, si comienzas por los

    trgonos, se sigue por los hexgonos, dodecgonos, 24agonos, 48agonos, 96agonos,

    inscritos y circunscritos de modo semejante, pudindose proceder de este modo

    hasta donde quieras y, puesto que en estas bisecciones de los polgonos siempre

    puede tenerse geomtricamente el rea con bastante exactitud numrica, siempre se

    tendrn las reas entre las que cae el crculo, aproximndose siempre al mismo y, de

    esta manera, puede hacerse que el error sea menor que cualquiera dado, esto es, si se

    me pide un nmero que exprese la razn de la circunferencia al dimetro tan

    aproximada que no difiera en verdad como la centsima a la milsima u otras partes

    de la unidad, esto puede hacerse continuando la biseccin. Este mtodo lo comenz

    Arqumedes, Metius lo llev ms lejos, pero mucho ms lo prolong la increble

    labor producida por Ludolfo de Colonia, quien, si hubiese conocido los compendios

    nacidos hoy da, al menos habra visto aliviado su trabajo en gran parte. A partir de

    las proporciones halladas, para el uso en los muy pequeos, basta la Arquimdica, a

    saber, que la circunferencia es al dimetro como 22 a 711; en las medianas, la de

    Metius, que es como 355 a 113; en las grandes basta con que se use la fraccin de

    Ludolpho, que es como ... /96/a ... Hallada la razn del dimetro a la circunferencia,

    puede medirse con facilidad cualquier otro arco por medio de la Tabla de Senos.

    Pues, si alguien extrae de la tabla el seno de medio minuto y lo duplica, tendr la

    cuerda de un minuto o el arco mismo, que es la 21600ava parte de la circunferencia.

    La cuerda que se desea puede suponerse, con mediocre exactitud, igual a su arco y,

    de este modo, para encontrar la longitud correspondiente, por ejemplo, a siete

    grados, puesto que contiene 420 minutos, basta encontrar la longitud de la cuerda de

    un minuto a partir de la Tabla y multiplicarla por 420. Si alguien quiere proceder

    an con mayor exactitud, puede usar del mismo modo los minutos y segundos del

    seno.

    Y, ciertamente, esta cuadratura del Crculo por partes, aunque sea Racional,

    se llama no obstante Mecnica. Es exacta tambin la que muestra la magnitud

    buscada del Crculo o arco exactamente, y sta es Linealo Numrica,es decir, o por

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    Prefacio al opsculo de la cuadra tura a ritmtica del crculo

    el trazado de lneas o por la expresin de los valores. El valor puede expresarse

    exactamente por la cantidad o por la progresin de la cantidad, cuya naturaleza y

    modo de continuacin se conoce. Por la cantidad, por ejemplo, si se da algn

    nmero racional o irracional o tambin Algebraico, incluido en cierta ecuacin, por

    el que se expresa el valor del arco del crculo. Por progresin, si se muestra cierta

    progresin, de la cual se da la regla de continuacin al infinito, que expresa

    exactamente, tomada toda a la vez, el valor del arco o del crculo. La primera

    expresin la llamo Analtica, la posterior, en fin, com