Libro del 40 Aniversario

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40 40 Aniversario TAJAMAR Aniversario TAJAMAR DESDE EL C ORAZÓN DE V ALLECAS U na M irada AL F UTURO U na M irada AL F UTURO DESDE EL C ORAZÓN DE V ALLECAS

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Libo del 40 aniversario de Tajamar

Transcript of Libro del 40 Aniversario

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4040AniversarioT A J A M A RAniversarioT A J A M A R

Pío Felipe, 12. 28038 MadridTeléfono: 91 477 25 00

Fax: 91 478 20 36www.tajamar.es

E-mail: [email protected]

DESDE EL CORAZÓN DE VALLECASUna Mirada AL FUTUROUna Mirada AL FUTURO

DESDE EL CORAZÓN DE VALLECAS

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DESDE EL CORAZÓN DE VALLECASUna Mirada AL FUTUROUna Mirada AL FUTURO

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a labor del Centro de enseñanzaTajamar, con miles de alumnos,muchas actividades y una gran

extensión geográfica y de acción, resultafácil de mostrar, con imágenes y datos biendispuestos.

No es tan fácil, sin embargo, dar a conocercon la misma plasticidad laintrahistoria y el alma deTajamar, es decir, la pasiónpor el trabajo bien hecho, porla atención individualizada ypor la exigencia profesionalque aquí se vive y que, en defi-nitiva, es lo más importante ensu modelo de formación.

Como es importante tambiénque los alumnos asuman la responsabilidadde los encargos asignados, que se esfuercenpor ser puntuales, que sean buenos com-pañeros y respeten la libertad de los demás,que traten como propios las dependenciase instrumentos de trabajo, que adquieranun sentido alegre y deportivo de la vida…Y lo es igualmente que los padres com-

prueben en el día a día que en Tajamar tie-nen y han tenido siempre la misma consi-deración que sus hijos.

En estas páginas deseamos ofrecer ambosaspectos de Tajamar: la vitalidad de unasactividades docentes y formativas con lamirada puesta en el futuro, y el espíritu que

alienta esa vitalidad con unasolera de más de cuarentaaños de historia.

Son páginas elaboradas conmucho cariño y agradecimien-to a tantos profesores, colabo-radores, alumnos, padres…que nos han precedido y cuyaidentificación con Tajamarmarcó desde el primer

momento un inconfundible estilo, vigentehoy con la misma lozanía. Y con un recuer-do especial para quienes ya no están entrenosotros, ofrecemos este modesto testimo-nio con la seguridad de que el estilo deTajamar seguirá tan fresco en el siglo XXI.

Luis Ignacio Seco. Periodista. Autor.

P r ó l o g oP r ó l o g o

L

Proyecto Gráfico: TicketDocumentación gráfica: Roberto Gutiérrez, Luis Méndez, Enrique SerranoDigitalización: Benigno RomeoCoordinador del proyecto: José María GalindoFotomecánica: PH ColorImpresión: Talleres Gráficos PeñalaraLa impresión de este libro se ha hecho sobre papel Consort Royal Silk Tintde 135 grs. para el interior y en papel Aurocard de 300 grs. para la cubierta.El papel ha sido cedido por la empresa Coydis Papel.

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a labor del Centro de enseñanzaTajamar, con miles de alumnos,muchas actividades y una gran

extensión geográfica y de acción, resultafácil de mostrar, con imágenes y datos biendispuestos.

No es tan fácil, sin embargo, dar a conocercon la misma plasticidad laintrahistoria y el alma deTajamar, es decir, la pasiónpor el trabajo bien hecho, porla atención individualizada ypor la exigencia profesionalque aquí se vive y que, en defi-nitiva, es lo más importante ensu modelo de formación.

Como es importante tambiénque los alumnos asuman la responsabilidadde los encargos asignados, que se esfuercenpor ser puntuales, que sean buenos com-pañeros y respeten la libertad de los demás,que traten como propios las dependenciase instrumentos de trabajo, que adquieranun sentido alegre y deportivo de la vida…Y lo es igualmente que los padres com-

prueben en el día a día que en Tajamar tie-nen y han tenido siempre la misma consi-deración que sus hijos.

En estas páginas deseamos ofrecer ambosaspectos de Tajamar: la vitalidad de unasactividades docentes y formativas con lamirada puesta en el futuro, y el espíritu que

alienta esa vitalidad con unasolera de más de cuarentaaños de historia.

Son páginas elaboradas conmucho cariño y agradecimien-to a tantos profesores, colabo-radores, alumnos, padres…que nos han precedido y cuyaidentificación con Tajamarmarcó desde el primer

momento un inconfundible estilo, vigentehoy con la misma lozanía. Y con un recuer-do especial para quienes ya no están entrenosotros, ofrecemos este modesto testimo-nio con la seguridad de que el estilo deTajamar seguirá tan fresco en el siglo XXI.

Luis Ignacio Seco. Periodista. Autor.

P r ó l o g oP r ó l o g o

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Proyecto Gráfico: TicketDocumentación gráfica: Roberto Gutiérrez, Luis Méndez, Enrique SerranoDigitalización: Benigno RomeoCoordinador del proyecto: José María GalindoFotomecánica: PH ColorImpresión: Talleres Gráficos PeñalaraLa impresión de este libro se ha hecho sobre papel Consort Royal Silk Tintde 135 grs. para el interior y en papel Aurocard de 300 grs. para la cubierta.El papel ha sido cedido por la empresa Coydis Papel.

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Profesores, alumnos, antiguos profesores, antiguos alumnos y muchaspersonas que colaboran y han colaborado con Tajamar a lo largo de estoscuarenta años han esperado con ilusión la publicación de este libro. Yésta ha sido posible gracias a la ayuda de empresas del sector gráficoque han cedido el papel (Coydis Papel), la impresión (Talleres GráficosPeñalara), la encuadernación (Encuadernación Larmor), la tinta (DepaComercial Gráfica-Epple Farben) o se han encargado de la fotomecáni-ca (PH Color).A todas ellas, nuestro más sincero agradecimiento, porque con su apoyoy estima han conseguido que muchas personas conozcan más y mejorlo que es Tajamar.

4040AniversarioT A J A M A RAniversarioT A J A M A RÍ n d i c eÍ n d i c e

Algunos datos de interés 11

El Tajamar de hoy 17

Fue en los años cincuenta 25

Una ilusión de familia 31

Un club deportivo y cultural 37

El gimnasio que hacía falta 45

Comienzo del Instituto 51

El curso en la Colonia Erillas 59

El tirón de la Olimpiada 65

La necesidad agudiza el ingenio 71

Una vaquería muy llamativa 77

Pequeños problemas de convivencia 85

Panorama de menudencias importantes 93

Sigue el tirón deportivo 101

Un proyecto ilusionante que se materializa 107

Se ve mejor de cerca y sin avisar 115

El alma de Tajamar 123

“Nunca me he encontrado más en mi casa” 133

El Instituto de Artes Gráficas 139

Deporte sí, pero menos 147

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Profesores, alumnos, antiguos profesores, antiguos alumnos y muchaspersonas que colaboran y han colaborado con Tajamar a lo largo de estoscuarenta años han esperado con ilusión la publicación de este libro. Yésta ha sido posible gracias a la ayuda de empresas del sector gráficoque han cedido el papel (Coydis Papel), la impresión (Talleres GráficosPeñalara), la encuadernación (Encuadernación Larmor), la tinta (DepaComercial Gráfica-Epple Farben) o se han encargado de la fotomecáni-ca (PH Color).A todas ellas, nuestro más sincero agradecimiento, porque con su apoyoy estima han conseguido que muchas personas conozcan más y mejorlo que es Tajamar.

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Algunos datos de interés 11

El Tajamar de hoy 17

Fue en los años cincuenta 25

Una ilusión de familia 31

Un club deportivo y cultural 37

El gimnasio que hacía falta 45

Comienzo del Instituto 51

El curso en la Colonia Erillas 59

El tirón de la Olimpiada 65

La necesidad agudiza el ingenio 71

Una vaquería muy llamativa 77

Pequeños problemas de convivencia 85

Panorama de menudencias importantes 93

Sigue el tirón deportivo 101

Un proyecto ilusionante que se materializa 107

Se ve mejor de cerca y sin avisar 115

El alma de Tajamar 123

“Nunca me he encontrado más en mi casa” 133

El Instituto de Artes Gráficas 139

Deporte sí, pero menos 147

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Un Proyecto Ilusionante

que se materializa

Un Proyecto Ilusionante

que se materializa

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Algunos Datos de InterésAlgunos Datos de Interés

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Un Proyecto Ilusionante

que se materializa

Un Proyecto Ilusionante

que se materializa

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Algunos Datos de InterésAlgunos Datos de Interés

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ALUMNOS

• Nº de Antiguos Alumnos:10.883

• Nº de alumnos (enseñanzareglada): 1.501• Primaria: 331• E.S.O.: 456• Bachillerato: 215• Formación Profesional: 499• Admón. y Comercial/

Informática de Gestión: 173

• Procesos Gráficos: 174

• Electrónica de Control yMantenimiento industrial:176

• Nº de alumnos (enseñanzano reglada): 1.721

• Alumnos por preceptor: 15

• % de alumnos que apruebanel TRINITY COLLEGE: 99%

• Nº asociados a laAgrupación de AntiguosAlumnos: 285

• Ofertas de trabajo recibidasen la Agrupación: 20ofertas/semana

A l g u n o s d a t o s d e i n t e r é sA l g u n o s d a t o s d e i n t e r é s

PROFESORES

• Nº de Profesores: 95• Primaria: 19• E.S.O.:17• B.U.P. & C.O.U.: 34• F.P.: 45• Cursos profesionales: 11

• Profesor por aula: 1,65

• % de profesores que sonAntiguos Alumnos: 31%

• Profesores de inglés: 12

GENERALES

• Año de fundación: 1958

• Superficie: 110.000 m2

• Personal no docente: 18

• Entidades colaboradoras: 50

• Públicas: 6

• Privadas: 44

• Nº de convivencias anuales

organizadas: 32

• Ratio prof./alumno: 1/15,7

• Media clase/alumnos: 1/30

• Suscripciones periódicas: 50

• Publicaciones propias: 5

• Nº de aulas: 53

• Nº horas empleadas en

formación continua y

ocupacional: 6.389

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ALUMNOS

• Nº de Antiguos Alumnos:10.883

• Nº de alumnos (enseñanzareglada): 1.501• Primaria: 331• E.S.O.: 456• Bachillerato: 215• Formación Profesional: 499• Admón. y Comercial/

Informática de Gestión: 173

• Procesos Gráficos: 174

• Electrónica de Control yMantenimiento industrial:176

• Nº de alumnos (enseñanzano reglada): 1.721

• Alumnos por preceptor: 15

• % de alumnos que apruebanel TRINITY COLLEGE: 99%

• Nº asociados a laAgrupación de AntiguosAlumnos: 285

• Ofertas de trabajo recibidasen la Agrupación: 20ofertas/semana

A l g u n o s d a t o s d e i n t e r é sA l g u n o s d a t o s d e i n t e r é s

PROFESORES

• Nº de Profesores: 95• Primaria: 19• E.S.O.:17• B.U.P. & C.O.U.: 34• F.P.: 45• Cursos profesionales: 11

• Profesor por aula: 1,65

• % de profesores que sonAntiguos Alumnos: 31%

• Profesores de inglés: 12

GENERALES

• Año de fundación: 1958

• Superficie: 110.000 m2

• Personal no docente: 18

• Entidades colaboradoras: 50

• Públicas: 6

• Privadas: 44

• Nº de convivencias anuales

organizadas: 32

• Ratio prof./alumno: 1/15,7

• Media clase/alumnos: 1/30

• Suscripciones periódicas: 50

• Publicaciones propias: 5

• Nº de aulas: 53

• Nº horas empleadas en

formación continua y

ocupacional: 6.389

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INSTALACIONES

• Nº de ordenadores: 146

• % de ordenadores en red: 85%

• Títulos de vídeo consulta: 120

• Filmadoras: 2

• Scanners: 15

• Máquinas de impresión: 3

• Insoladoras: 2

• Procesadoras: 2

PRECEPTUACIÓN

• Nº Preceptores: 116• Primaria & E.S.O.: 21• B.U.P. & C.O.U.: 51• F.P.: 44

• Nº entrevistas personalescon alumnos: 12.198

• Horas dedicadas a lapreceptuación: 5.135

• Nº entrevistas personalescon padres: 2.038

• Horas dedicadas a lasentrevistas con padres: 1.019

FAMILIAS

• Nº miembros de la A.P.A.(Asociación de Padres deAlumnos): 725

• Sesiones para padres: 353

• Nº familias en el colegio:1.145

• Nº alumnos por familia: 1,4

• Cursos de EducaciónFamiliar: 3

• Nº matrimoniosparticipantes: 149

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INSTALACIONES

• Nº de ordenadores: 146

• % de ordenadores en red: 85%

• Títulos de vídeo consulta: 120

• Filmadoras: 2

• Scanners: 15

• Máquinas de impresión: 3

• Insoladoras: 2

• Procesadoras: 2

PRECEPTUACIÓN

• Nº Preceptores: 116• Primaria & E.S.O.: 21• B.U.P. & C.O.U.: 51• F.P.: 44

• Nº entrevistas personalescon alumnos: 12.198

• Horas dedicadas a lapreceptuación: 5.135

• Nº entrevistas personalescon padres: 2.038

• Horas dedicadas a lasentrevistas con padres: 1.019

FAMILIAS

• Nº miembros de la A.P.A.(Asociación de Padres deAlumnos): 725

• Sesiones para padres: 353

• Nº familias en el colegio:1.145

• Nº alumnos por familia: 1,4

• Cursos de EducaciónFamiliar: 3

• Nº matrimoniosparticipantes: 149

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CLUB DEPORTIVO

• Nº de socios: 1.200

• Escuelas deportivas:• ATLETISMO• FÚTBOL• BALONCESTO• BÉISBOL• MONTAÑA• CICLISMO• TENIS• BALONMANO• FÚTBOL SALA

• Instalaciones deportivas:

• Dos pistas polideportivas• Campo de fútbol• Tres campos de fútbol

siete• Dos pistas de tenis• Campo de béisbol• Circuito natural de cross-

footing• Jaula de lanzamiento• Pista de saltos (pértiga y

longitud)• Dos pistas de futbito

PROYECTOS EUROPEOS

PETRA

EUROTECNET

FORCE

LEONARDO

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El Tajamar de HoyEl Tajamar de Hoy

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E l T a j a m a r d e h o y

tanto profesores como alumnos ypersonal de servicios, tengan losmedios adecuados para facilitarsus respectivas tareas.

La Fundación Tajamarnació fundamentalmente comorespuesta a los problemas definanciación de esta entidad edu-cativa, ya que los alumnos queestudian aquí pertenecen en sumayoría a familias de escasosrecursos económicos. Sin laayuda de la Fundación seríaimposible mantener el nivel de

calidad y exigencia. Como premioa esa labor Tajamar recibió dosmáximas condecoraciones paraun Centro de esnseñanza: laCorbata Alfonso X el Sabio y elTrofeo Joaquín Blume.

INGLÉS

Si alguien hace cuarenta añoshubiera dicho que los alumnos

de Tajamar, alojados entonces enuna vaquería transformada enaulas, iban a poder dominar el

inglés le habrían tomado porsoñador de sueños imposibles.

Hoy esto es una realidadgracias al proyecto que se desa-rrolla desde 1989. Se trata delProyecto de Enseñanza de laLengua Inglesa impulsado por elDepartamento de Inglés, creadoese mismo año.

El proyecto se basa en laconjunción de la calidad deenseñanza (programación, didác-tica y evaluación para su mejora)y el sentido lúdico como elemen-to motivador de todo el proceso deaprendizaje. Fruto de todo esteesuferzo ha sido la elección deTajamar como centro examinadordel Trinity College of London.Además, ahora, al cabo de cua-renta años, los alumnos tambiénse preparan para examinarse delCambridge.

4040AniversarioT A J A M A RAniversarioT A J A M A R

— 19 —

FUNDACIÓN

Un paseo por Tajamar bastapara comprobar que se está

haciendo un esfuerzo considera-ble para seguir dotando al Centrode una infraestructura que logre

paliar las insuficiencias o caren-cias. Es propósi to de laFundación -con la ayuda inesti-mable de las familias- proseguiren esta tendencia inauguradahace ya cuarenta años, para que

— 18 —

The English learn, a dream come true (Aprender inglés, un sueño hecho realidad).

Todos los que formanTajamar, estudiantes,empleados y profesorestrabajan siempre a fondopara que la vidaacadémica progrese añoa año. Estudio, prácticas,clases de música, teatro,tertulias culturales,seminarios, conferencias,deporte, ayuda social,… y las clases. El empeñode Tajamar es que todaslas personas que loforman sean un granequipo de protagonistasdispuestos a asumircualquier reto. Mejorarentre todos.

Una corbata muy especial, la de Alfonso XEl Sabio, como regalo de las Bodas de Plata.

E l T a j a m a r d e h o y

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tanto profesores como alumnos ypersonal de servicios, tengan losmedios adecuados para facilitarsus respectivas tareas.

La Fundación Tajamarnació fundamentalmente comorespuesta a los problemas definanciación de esta entidad edu-cativa, ya que los alumnos queestudian aquí pertenecen en sumayoría a familias de escasosrecursos económicos. Sin laayuda de la Fundación seríaimposible mantener el nivel de

calidad y exigencia. Como premioa esa labor Tajamar recibió dosmáximas condecoraciones paraun Centro de esnseñanza: laCorbata Alfonso X el Sabio y elTrofeo Joaquín Blume.

INGLÉS

Si alguien hace cuarenta añoshubiera dicho que los alumnos

de Tajamar, alojados entonces enuna vaquería transformada enaulas, iban a poder dominar el

inglés le habrían tomado porsoñador de sueños imposibles.

Hoy esto es una realidadgracias al proyecto que se desa-rrolla desde 1989. Se trata delProyecto de Enseñanza de laLengua Inglesa impulsado por elDepartamento de Inglés, creadoese mismo año.

El proyecto se basa en laconjunción de la calidad deenseñanza (programación, didác-tica y evaluación para su mejora)y el sentido lúdico como elemen-to motivador de todo el proceso deaprendizaje. Fruto de todo esteesuferzo ha sido la elección deTajamar como centro examinadordel Trinity College of London.Además, ahora, al cabo de cua-renta años, los alumnos tambiénse preparan para examinarse delCambridge.

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FUNDACIÓN

Un paseo por Tajamar bastapara comprobar que se está

haciendo un esfuerzo considera-ble para seguir dotando al Centrode una infraestructura que logre

paliar las insuficiencias o caren-cias. Es propósi to de laFundación -con la ayuda inesti-mable de las familias- proseguiren esta tendencia inauguradahace ya cuarenta años, para que

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The English learn, a dream come true (Aprender inglés, un sueño hecho realidad).

Todos los que formanTajamar, estudiantes,empleados y profesorestrabajan siempre a fondopara que la vidaacadémica progrese añoa año. Estudio, prácticas,clases de música, teatro,tertulias culturales,seminarios, conferencias,deporte, ayuda social,… y las clases. El empeñode Tajamar es que todaslas personas que loforman sean un granequipo de protagonistasdispuestos a asumircualquier reto. Mejorarentre todos.

Una corbata muy especial, la de Alfonso XEl Sabio, como regalo de las Bodas de Plata.

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— 20 —

Sera, TVE, Canal Plus, etc.) queles transmiten experiencias deprimera mano. Es un modo decontinuar la línea trazada duran-te los primeros años de Tajamar através del Club de Prensa y de losciclos de conferencias culturales.

JORNADAS TÉCNICAS

En 1988 se celebró la primeraedición de las Jornadas

Técnicas de FormaciónProfesional. Desde entonces cercade mil jóvenes de centros deenseñanza de dist intasComunidades Autónomas han

participado en estas Jornadas. Sufinalidad inicial es acercar a loschicos a la realidad del mundolaboral de la mano de empresa-rios que colaboran como ponentesen el desarrollo de las mismas.

FORMACIÓN HUMANÍSTICA

Tajamar es un Centro Cultural yDeportivo. Por este motivo, las

Humanida des siempre han tenidoun peso específico en la educa-ción de los alumnos y, por eso

también, son frecuentes las ini-ciativas de profesores y alumnospara llevar a cabo actividadescomo el teatro, la publicación derevistas literarias, etc. y, a nivelinstitucional, todos los años secelebra el Concurso de cuentos ypoesía y las JornadasHumanísticas a las que asistenmás de un centenar de jóvenes detoda España.

Desde la creación del Instituto de ArtesGráficas alumnos y profesores hanmantenido contacto con la industria gráfica. Enla foto, alumnos atendiendo un stand enGraphispag´98.

José Luis Olaizola y Jordi Sierra i Fabra, invitados en las V Jornadas Humanísticas.

EDUCACIÓN MEDIOAMBIENTAL.GRADUADO TÉCNICO DE GESTIÓNMEDIOAMBIENTA

El entorno de Vallecas y delresto de Madrid ha cambiado

mucho en esta segunda mitad desiglo. Por eso, la educaciónmedioambiental y de conocimien-to del entorno de los jóvenesadquiere mayor importanciaahora. De ahí que en 1979comenzase sus actividades elAula de la Naturaleza: desdeentonces, más de setecientos chi-cos han participado en dichasactividades aprendiendo a cono-cer y valorar lo que enseña la

Naturaleza al hombre. Fruto deesta conciencia ecológica fue lacreación de la Estación ecológicadentro del recinto de Tajamar y,más recientemte, la puesta enmarcha de un Graduado enCiencias Medioambientales.

MEDIOS DE COMUNICACIÓN

En un mundo en el que cada veztiene más peso la comunica-

ción los alumnos de Tajamarcuentan desde hace dos años con

una asignatura sobre la materiaen el último curso de bachillera-to. Además de conocer los len-guajes de los distintos ámbitos(prensa, radio, tv), la estructura-ción de un medio de comunica-ción, etc., elaboran sus propiaspublicaciones, campañas publi-citarias y cuentan con la presen-cia de profesionales del periodis-mo (ONDA CERO, El País, ABC, ElMundo, Agencia EFE, NeüeZürcher Zeitung, Corriere della

Pedro J. Blasco, del diario El Mundo, en unatertulia con alumnos.

Las actividades del Aula de la Naturaleza comenzaron en 1977.

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Sera, TVE, Canal Plus, etc.) queles transmiten experiencias deprimera mano. Es un modo decontinuar la línea trazada duran-te los primeros años de Tajamar através del Club de Prensa y de losciclos de conferencias culturales.

JORNADAS TÉCNICAS

En 1988 se celebró la primeraedición de las Jornadas

Técnicas de FormaciónProfesional. Desde entonces cercade mil jóvenes de centros deenseñanza de dist intasComunidades Autónomas han

participado en estas Jornadas. Sufinalidad inicial es acercar a loschicos a la realidad del mundolaboral de la mano de empresa-rios que colaboran como ponentesen el desarrollo de las mismas.

FORMACIÓN HUMANÍSTICA

Tajamar es un Centro Cultural yDeportivo. Por este motivo, las

Humanida des siempre han tenidoun peso específico en la educa-ción de los alumnos y, por eso

también, son frecuentes las ini-ciativas de profesores y alumnospara llevar a cabo actividadescomo el teatro, la publicación derevistas literarias, etc. y, a nivelinstitucional, todos los años secelebra el Concurso de cuentos ypoesía y las JornadasHumanísticas a las que asistenmás de un centenar de jóvenes detoda España.

Desde la creación del Instituto de ArtesGráficas alumnos y profesores hanmantenido contacto con la industria gráfica. Enla foto, alumnos atendiendo un stand enGraphispag´98.

José Luis Olaizola y Jordi Sierra i Fabra, invitados en las V Jornadas Humanísticas.

EDUCACIÓN MEDIOAMBIENTAL.GRADUADO TÉCNICO DE GESTIÓNMEDIOAMBIENTA

El entorno de Vallecas y delresto de Madrid ha cambiado

mucho en esta segunda mitad desiglo. Por eso, la educaciónmedioambiental y de conocimien-to del entorno de los jóvenesadquiere mayor importanciaahora. De ahí que en 1979comenzase sus actividades elAula de la Naturaleza: desdeentonces, más de setecientos chi-cos han participado en dichasactividades aprendiendo a cono-cer y valorar lo que enseña la

Naturaleza al hombre. Fruto deesta conciencia ecológica fue lacreación de la Estación ecológicadentro del recinto de Tajamar y,más recientemte, la puesta enmarcha de un Graduado enCiencias Medioambientales.

MEDIOS DE COMUNICACIÓN

En un mundo en el que cada veztiene más peso la comunica-

ción los alumnos de Tajamarcuentan desde hace dos años con

una asignatura sobre la materiaen el último curso de bachillera-to. Además de conocer los len-guajes de los distintos ámbitos(prensa, radio, tv), la estructura-ción de un medio de comunica-ción, etc., elaboran sus propiaspublicaciones, campañas publi-citarias y cuentan con la presen-cia de profesionales del periodis-mo (ONDA CERO, El País, ABC, ElMundo, Agencia EFE, NeüeZürcher Zeitung, Corriere della

Pedro J. Blasco, del diario El Mundo, en unatertulia con alumnos.

Las actividades del Aula de la Naturaleza comenzaron en 1977.

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Un Ayer Siempre Presente...Un Ayer Siempre Presente...

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Fue en los Años cincuentaFue en los Años cincuenta

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de siglo, cuando Pío Barojahacía circular a sus personajes“entre los tejares del barrio deDoña Carlota”, desde donde, alanochecer, “Madrid brotabapor encima de las frondas delRetiro”, mientras “sonaban lasesquilas de algunos rebaños”,hasta los años veintitantos, enque el joven sacerdoteJosemaría Escrivá de Ba la guerafincaba los cimientos delOpus Dei entre los pobres y losenfermos de la periferia madri-leña, Vallecas apenas habíacambiado, no se puede decir lomismo de lo ocurrido en esteúltimo medio siglo, en el que latransformación, por susdimensiones urbanas y socioló-gicas, más se parece a unarevolución que a un simplecambio. Y Tajamar, plantadoen el corazón de Vallecas, estáprecisamente en el núcleo cen-tral de ese cambio revoluciona-rio, que también protagoniza.

Para “Vallecas City, ciu-

dad fronteriza”, como denomi-naban los castizos al territoriomarcado por el puente deladrillo de los Tres Ojos, losaños cincuenta eran duros,pero esperanzadores. Tiemposen los que, mientras desapa-recían las cartillas de raciona-

miento y las tarjetas de fuma-dor, se salía adelante con sema-nas de seis días laborales y jor-nadas de ocho horas largas,menos el sábado, que era decuatro. Tiempos de alpargata y

de pasión por el fútbol, cuandomayores y pequeños corríantodos tras un balón por solares,desmontes y descampados,soñaban con las proezas deKubala y Di Stefano y no para-ban de recordar el mítico gol deZarra a la pérfida Albión en el

estadio brasileño de Maracaná.Tiempos en los que una tardede felicidad en pandilla costa-ba tres pesetas por cabeza enun bar: dos cincuenta el boca-dillo de calamares y cincuenta

En la recta final de sumedio siglo de existen-cia Tajamar sigue sien-

do, como decía un veterano dela primera promoción, “unasiembra de paz y de alegría,larga y ancha hasta perderla devista”.

La transformación deVallecas en este medio siglo hasido tan espectacular que,incluso a aquellos que hanvivido “los años cincuenta”como niños o adolescentes, lesresulta difícil rememorarlos. Yno digamos ya a sus hijos y asus nietos, dispuestos siemprea cortar el rollo en cuantoalguien les viene con la nostal-gia de una memoria evocado-ra y costumbrista. “Puesbueno, pues vale” suelen decirpara pasar página.

Pero es verdad: el cam-bio fue vertiginoso, y salta a lavista en cualquier recorridofotográfico. Si desde primeros

Tajamar está en el epicentro

del cambio espectacular de

Vallecas, que también ha

protagonizado… Pocos

entendían en el Madrid de

los años cincuenta la

creación de un centro

educativo en una

altiplanicie periférica,

rodeada únicamente de

descampados y chabolas,

donde malvivían familias

enteras sin disfrutar de

servicios básicos como la

luz, el agua corriente o el

alcantarillado.

F u e e n l o s a ñ o s c i n c u e n t aF u e e n l o s a ñ o s c i n c u e n t a 4040AniversarioT A J A M A RAniversarioT A J A M A R

— 27 —— 26 —

Los años cincuenta, duros pero esperanzadores.

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de siglo, cuando Pío Barojahacía circular a sus personajes“entre los tejares del barrio deDoña Carlota”, desde donde, alanochecer, “Madrid brotabapor encima de las frondas delRetiro”, mientras “sonaban lasesquilas de algunos rebaños”,hasta los años veintitantos, enque el joven sacerdoteJosemaría Escrivá de Ba la guerafincaba los cimientos delOpus Dei entre los pobres y losenfermos de la periferia madri-leña, Vallecas apenas habíacambiado, no se puede decir lomismo de lo ocurrido en esteúltimo medio siglo, en el que latransformación, por susdimensiones urbanas y socioló-gicas, más se parece a unarevolución que a un simplecambio. Y Tajamar, plantadoen el corazón de Vallecas, estáprecisamente en el núcleo cen-tral de ese cambio revoluciona-rio, que también protagoniza.

Para “Vallecas City, ciu-

dad fronteriza”, como denomi-naban los castizos al territoriomarcado por el puente deladrillo de los Tres Ojos, losaños cincuenta eran duros,pero esperanzadores. Tiemposen los que, mientras desapa-recían las cartillas de raciona-

miento y las tarjetas de fuma-dor, se salía adelante con sema-nas de seis días laborales y jor-nadas de ocho horas largas,menos el sábado, que era decuatro. Tiempos de alpargata y

de pasión por el fútbol, cuandomayores y pequeños corríantodos tras un balón por solares,desmontes y descampados,soñaban con las proezas deKubala y Di Stefano y no para-ban de recordar el mítico gol deZarra a la pérfida Albión en el

estadio brasileño de Maracaná.Tiempos en los que una tardede felicidad en pandilla costa-ba tres pesetas por cabeza enun bar: dos cincuenta el boca-dillo de calamares y cincuenta

En la recta final de sumedio siglo de existen-cia Tajamar sigue sien-

do, como decía un veterano dela primera promoción, “unasiembra de paz y de alegría,larga y ancha hasta perderla devista”.

La transformación deVallecas en este medio siglo hasido tan espectacular que,incluso a aquellos que hanvivido “los años cincuenta”como niños o adolescentes, lesresulta difícil rememorarlos. Yno digamos ya a sus hijos y asus nietos, dispuestos siemprea cortar el rollo en cuantoalguien les viene con la nostal-gia de una memoria evocado-ra y costumbrista. “Puesbueno, pues vale” suelen decirpara pasar página.

Pero es verdad: el cam-bio fue vertiginoso, y salta a lavista en cualquier recorridofotográfico. Si desde primeros

Tajamar está en el epicentro

del cambio espectacular de

Vallecas, que también ha

protagonizado… Pocos

entendían en el Madrid de

los años cincuenta la

creación de un centro

educativo en una

altiplanicie periférica,

rodeada únicamente de

descampados y chabolas,

donde malvivían familias

enteras sin disfrutar de

servicios básicos como la

luz, el agua corriente o el

alcantarillado.

F u e e n l o s a ñ o s c i n c u e n t aF u e e n l o s a ñ o s c i n c u e n t a 4040AniversarioT A J A M A RAniversarioT A J A M A R

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Los años cincuenta, duros pero esperanzadores.

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pitante, parte esencial deVallecas y expresión cuajadade las ilusiones y esfuerzos devarias generaciones de alum-nos, de profesores y de fami-lias, que no dejan de cuidar susraíces para que Tajamar –unvalioso fondo común– se sigamanteniendo como hilo con-ductor permanente en la evo-lución marcada por los cam-bios. Porque, como escribíaaquel cronista del diario“Marca”, que el 19 de octubrede 1957 sacó por vez primeraen los papeles a Tajamar–entonces casi un ente de fic-ción– sus horizontes son“muy amplios”.

Superado geográfica-mente por el desbordamientourbano de calles y avenidas ypor el trazado de las másmodernas vías de comunica-ción, hoy el Tajamar soñadoprimero en unos planos yluego en una maqueta que a lolargo de los cursos tomaba

— 29 —

céntimos para rondas de vino ygaseosa. Tiempos de comuni-caciones lentas y difíciles, enlos que la Puerta del Sol estabacasi en la Patagonia e “ir al cen-tro” era casi una expedición, yen los que los billetes reduci-dos de ida y vuelta se despa-chaban en el metro sólo hastalas diez de la mañana. Tiempos

de radio a todo gas, con mediaEspaña pendiente del fútbol y

las quinielas, la otra media delos concursos y los seriales, yunos y otros de las voces y lasletras de Pepe Marchena,Juanito Valderrama, AntoñitaMore no, Manolo Caracol,Carmen Morell , AntonioMolina, Luisa Ortega…Tiempos en los que la geo-grafía de Europa se conocía por

los desplazamientos del RealMadrid y las declaraciones de

don Santiago Bernabéu, y enlos que los periódicos empeza-ban a hablar de las huelgascomo “desórdenes socialespúblicos”, se producían pelícu-las como “Surcos”, sobre unMadrid suburbial y miserable,y el dibujante Mingote sem-braba la inquietud entre losGun di salvos graníticos…

En este Vallecas, queentonces se acercaba a los tres-cientos mil habitantes y queacabaría por llegar al mediomillón, y en estos años, viene almundo Tajamar, primero comoun sueño agradecido; después,como una realidad que se hacecamino al andar, a derecha y aizquierda de la Avenida de laAlbufera, en plena calle odonde se encuentra el cobijoindispensable; luego como unafuerza de la Naturaleza, con elepicentro en el cerro del tíoFelipe o de Pío Felipe, algo másque una calle; y desde enton-ces, un organismo vivo y pal-

— 28 —

Un Madrid suburbial y miserable, donde una tarde de felicidad en pandilla costaba pocas pese-tas.

Los contrastes: frente al Madrid pujante, Vallecas era un submundo que no contaba aún para lasestadísticas ni la planificación.

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pitante, parte esencial deVallecas y expresión cuajadade las ilusiones y esfuerzos devarias generaciones de alum-nos, de profesores y de fami-lias, que no dejan de cuidar susraíces para que Tajamar –unvalioso fondo común– se sigamanteniendo como hilo con-ductor permanente en la evo-lución marcada por los cam-bios. Porque, como escribíaaquel cronista del diario“Marca”, que el 19 de octubrede 1957 sacó por vez primeraen los papeles a Tajamar–entonces casi un ente de fic-ción– sus horizontes son“muy amplios”.

Superado geográfica-mente por el desbordamientourbano de calles y avenidas ypor el trazado de las másmodernas vías de comunica-ción, hoy el Tajamar soñadoprimero en unos planos yluego en una maqueta que a lolargo de los cursos tomaba

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céntimos para rondas de vino ygaseosa. Tiempos de comuni-caciones lentas y difíciles, enlos que la Puerta del Sol estabacasi en la Patagonia e “ir al cen-tro” era casi una expedición, yen los que los billetes reduci-dos de ida y vuelta se despa-chaban en el metro sólo hastalas diez de la mañana. Tiempos

de radio a todo gas, con mediaEspaña pendiente del fútbol y

las quinielas, la otra media delos concursos y los seriales, yunos y otros de las voces y lasletras de Pepe Marchena,Juanito Valderrama, AntoñitaMore no, Manolo Caracol,Carmen Morell , AntonioMolina, Luisa Ortega…Tiempos en los que la geo-grafía de Europa se conocía por

los desplazamientos del RealMadrid y las declaraciones de

don Santiago Bernabéu, y enlos que los periódicos empeza-ban a hablar de las huelgascomo “desórdenes socialespúblicos”, se producían pelícu-las como “Surcos”, sobre unMadrid suburbial y miserable,y el dibujante Mingote sem-braba la inquietud entre losGun di salvos graníticos…

En este Vallecas, queentonces se acercaba a los tres-cientos mil habitantes y queacabaría por llegar al mediomillón, y en estos años, viene almundo Tajamar, primero comoun sueño agradecido; después,como una realidad que se hacecamino al andar, a derecha y aizquierda de la Avenida de laAlbufera, en plena calle odonde se encuentra el cobijoindispensable; luego como unafuerza de la Naturaleza, con elepicentro en el cerro del tíoFelipe o de Pío Felipe, algo másque una calle; y desde enton-ces, un organismo vivo y pal-

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Un Madrid suburbial y miserable, donde una tarde de felicidad en pandilla costaba pocas pese-tas.

Los contrastes: frente al Madrid pujante, Vallecas era un submundo que no contaba aún para lasestadísticas ni la planificación.

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Una Ilusiónde FamiliaUna Ilusiónde Familia

4

4040AniversarioT A J A M A RAniversarioT A J A M A R

cuerpo en la imaginación detodos antes de convertirse enrealidad tangible de construc-ciones y espacios libres, alritmo de unas fases impuestaspor las necesidades y los recur-sos, sigue siendo el mismo. Susecreto, como nadie ignora enVallecas, está en sus hondasraíces. Un secreto que vio a lasprimeras de cambio el directordel Insti tuto TécnicoArgentino, de religión judía,que, por indicación de unosconocidos de la OIT(Organización Internacionaldel Trabajo), llegó a Vallecas enbúsqueda de las últimas expe-riencias didácticas europeas, ydejó escritas estas palabras enel Libro de Honor de Tajamar:“Mis mejores deseos de éxito alprimer centro con alma que hetenido la suerte de conocer”.

Que Tajamar era un cen-tro con alma lo supo todoVallecas desde el principio.Pocos entendían en el Madrid

de los años cincuenta la crea-ción de un centro educativo enuna altiplanicie periférica,rodeada únicamente de des-campados y chabolas, dondemalvivían familias enteras sindisfrutar de servicios tan bási-cos como la luz, el aguacorriente o el alcantarillado.Hoy el panorama ha cambiadogracias a una poderosa iniciati-va social llevada a término conmedios privados y públicospor gentes cuyo nivel culturaly profesional fue subiendo

paulatinamente a costa de suesfuerzo y también del sacrifi-cio de unos cuantos que estu-vieron allí, como quería el fun-dador del Opus Dei, para queel dolor se llevase con alegría,para que la pobreza desapare-ciese, para que no faltase tra-bajo, para que los hombres semirasen de tú a tú…

Tajamar –como decíauno de los primeros alumnos–es afirmación, alegría, ánimopara seguir adelante por enci-ma de dificultades y fracasos.

“En Tajamar se trabaja agusto, se nos escucha, se noscomprende, se nos quiere.Nunca se duda de la palabraque damos. Se nos cree. Aquíno tenemos reglamento, hace-mos lo que nos da la gana, perohacemos lo que tenemos quehacer. Sentimos la im presiónde haber pa sa do aquí los mejo-res años de nuestra vida”.

— 30 —

Los periódicos empezaban a hablar de las huel-gas como “desórdenes sociales públicos”.

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Una Ilusiónde FamiliaUna Ilusiónde Familia

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cuerpo en la imaginación detodos antes de convertirse enrealidad tangible de construc-ciones y espacios libres, alritmo de unas fases impuestaspor las necesidades y los recur-sos, sigue siendo el mismo. Susecreto, como nadie ignora enVallecas, está en sus hondasraíces. Un secreto que vio a lasprimeras de cambio el directordel Insti tuto TécnicoArgentino, de religión judía,que, por indicación de unosconocidos de la OIT(Organización Internacionaldel Trabajo), llegó a Vallecas enbúsqueda de las últimas expe-riencias didácticas europeas, ydejó escritas estas palabras enel Libro de Honor de Tajamar:“Mis mejores deseos de éxito alprimer centro con alma que hetenido la suerte de conocer”.

Que Tajamar era un cen-tro con alma lo supo todoVallecas desde el principio.Pocos entendían en el Madrid

de los años cincuenta la crea-ción de un centro educativo enuna altiplanicie periférica,rodeada únicamente de des-campados y chabolas, dondemalvivían familias enteras sindisfrutar de servicios tan bási-cos como la luz, el aguacorriente o el alcantarillado.Hoy el panorama ha cambiadogracias a una poderosa iniciati-va social llevada a término conmedios privados y públicospor gentes cuyo nivel culturaly profesional fue subiendo

paulatinamente a costa de suesfuerzo y también del sacrifi-cio de unos cuantos que estu-vieron allí, como quería el fun-dador del Opus Dei, para queel dolor se llevase con alegría,para que la pobreza desapare-ciese, para que no faltase tra-bajo, para que los hombres semirasen de tú a tú…

Tajamar –como decíauno de los primeros alumnos–es afirmación, alegría, ánimopara seguir adelante por enci-ma de dificultades y fracasos.

“En Tajamar se trabaja agusto, se nos escucha, se noscomprende, se nos quiere.Nunca se duda de la palabraque damos. Se nos cree. Aquíno tenemos reglamento, hace-mos lo que nos da la gana, perohacemos lo que tenemos quehacer. Sentimos la im presiónde haber pa sa do aquí los mejo-res años de nuestra vida”.

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Los periódicos empezaban a hablar de las huel-gas como “desórdenes sociales públicos”.

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El joven sacerdote aragonés setraslada a la capital de España,con el permiso del Arzobispode Zaragoza, para doctorarseen Derecho Civil, y desde elprimer momento no sólo pre-para esos estudios, sino que daclases de derecho en una aca-demia universitaria, se hacecargo de la capellanía delPatronato de Enfermos de laCalle Santa Engracia (disponi-ble día y noche para lo quehaga falta en cualquier centroasistencial) y recorre sin pararen verano y en invierno lossuburbios del Madrid deentonces, considerados porPeter Berglar como “el sótano”de la sociedad española, infe-rior a la “planta baja” de lospueblos misérrimos, un sub-mundo muerto incluso paralas estadísticas y la planifica-ción, en el que se manifestaba“la miseria extrema del hombreen su totalidad, el oscureci-miento y degradación del hom-bre”.

“Terminó su aprendizaje comosacerdote –concluía el historia-dor alemán– cuando empezó adescubrir, entre los que mal-vivían y morían en los tuguriosde los barrios extremos y en lassalas y pasillos de los hospita-les de Madrid, a Jesucristo en laCruz. Al arrodillarse junto a losenfermos y los moribundos seestaba arrodillando sobre elfundamento del Opus Dei,cuyos cimientos tienen ya, paratodos los tiempos, forma decruz.”

También Andrés Váz quez dePrada, otro biógrafo, le vecaminar rápido, “yendo de unlado para otro —las más de lasveces a pie, porque no teníapara el tranvía— el cuerpo des-hecho y el alma rezumandocaridad”, y nos da una precisavisión panorámica de sus reco-rridos:

“Por los contornos de la capitalpululaba un cerco proletario,

— 33 —

La gente del Opus Deisabía, por oírselo decirmás de una vez a su

fundador, que la Obra habíanacido entre los pobres y losenfermos de las barriadas másextremas y de los hospitales deMadrid. Es lógico, como ocurreen cualquier familia, que loshijos traten de anticiparse a losdeseos de los padres y deganarles por la mano en losarranques de agradecimiento.Por eso en los años cincuentaera una ilusión de familia llevarcuanto antes el espíritu delOpus Dei, con iniciativas esta-bles y extensas, a aquellasbarriadas frecuentadas por elPadre desde su llegada aMadrid en 1927.

Todos los biógrafos deJosemaría Escrivá de Ba laguercoinciden en manifestar su sor-presa, gracias a datos y testi-monios obtenidos con pacien-cia, ante su formidable activi-dad apostólica en este período.

La apasionante aventura de

Tajamar tuvo su prehistoria

en los recorridos apostólicos

del Fundador del Opus Dei

por los barrios más pobres

de Madrid, y en la ilusión

de sus hijos por dar vida a

una iniciativa social, estable

y extensa, donde fuese más

necesario.

U n a i l u s i ó n d e f a m i l i aU n a i l u s i ó n d e f a m i l i a

— 32 —

El Madrid de “los felices años veinte”, dondenace el Opus Dei entre sus pobres, enfermosy niños desamparados.

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El joven sacerdote aragonés setraslada a la capital de España,con el permiso del Arzobispode Zaragoza, para doctorarseen Derecho Civil, y desde elprimer momento no sólo pre-para esos estudios, sino que daclases de derecho en una aca-demia universitaria, se hacecargo de la capellanía delPatronato de Enfermos de laCalle Santa Engracia (disponi-ble día y noche para lo quehaga falta en cualquier centroasistencial) y recorre sin pararen verano y en invierno lossuburbios del Madrid deentonces, considerados porPeter Berglar como “el sótano”de la sociedad española, infe-rior a la “planta baja” de lospueblos misérrimos, un sub-mundo muerto incluso paralas estadísticas y la planifica-ción, en el que se manifestaba“la miseria extrema del hombreen su totalidad, el oscureci-miento y degradación del hom-bre”.

“Terminó su aprendizaje comosacerdote –concluía el historia-dor alemán– cuando empezó adescubrir, entre los que mal-vivían y morían en los tuguriosde los barrios extremos y en lassalas y pasillos de los hospita-les de Madrid, a Jesucristo en laCruz. Al arrodillarse junto a losenfermos y los moribundos seestaba arrodillando sobre elfundamento del Opus Dei,cuyos cimientos tienen ya, paratodos los tiempos, forma decruz.”

También Andrés Váz quez dePrada, otro biógrafo, le vecaminar rápido, “yendo de unlado para otro —las más de lasveces a pie, porque no teníapara el tranvía— el cuerpo des-hecho y el alma rezumandocaridad”, y nos da una precisavisión panorámica de sus reco-rridos:

“Por los contornos de la capitalpululaba un cerco proletario,

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La gente del Opus Deisabía, por oírselo decirmás de una vez a su

fundador, que la Obra habíanacido entre los pobres y losenfermos de las barriadas másextremas y de los hospitales deMadrid. Es lógico, como ocurreen cualquier familia, que loshijos traten de anticiparse a losdeseos de los padres y deganarles por la mano en losarranques de agradecimiento.Por eso en los años cincuentaera una ilusión de familia llevarcuanto antes el espíritu delOpus Dei, con iniciativas esta-bles y extensas, a aquellasbarriadas frecuentadas por elPadre desde su llegada aMadrid en 1927.

Todos los biógrafos deJosemaría Escrivá de Ba laguercoinciden en manifestar su sor-presa, gracias a datos y testi-monios obtenidos con pacien-cia, ante su formidable activi-dad apostólica en este período.

La apasionante aventura de

Tajamar tuvo su prehistoria

en los recorridos apostólicos

del Fundador del Opus Dei

por los barrios más pobres

de Madrid, y en la ilusión

de sus hijos por dar vida a

una iniciativa social, estable

y extensa, donde fuese más

necesario.

U n a i l u s i ó n d e f a m i l i aU n a i l u s i ó n d e f a m i l i a

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El Madrid de “los felices años veinte”, dondenace el Opus Dei entre sus pobres, enfermosy niños desamparados.

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Page 32: Libro del 40 Aniversario

ejemplo de Jesús que, durantetreinta años, permaneció enNazaret trabajando, desem-peñando un oficio. En manosde Jesús el trabajo, y un traba-jo profesional similar al quedesarrollan millones de hom-

bres en el mundo, se convierteen tarea divina, en labor reden-tora, en camino de salvación”.

“El espíritu del Opus Dei reco-

ge la realidad hermosísima–olvidada durante siglos pormuchos cristianos– de quecualquier trabajo digno y nobleen lo humano puede convertir-se en un quehacer divino. En elservicio de Dios no hay oficios

de poca categoría: todos son demucha im portancia”.

“Para amar a Dios y servirle noes necesario hacer cosas raras.

A todos los hombres sin excep-ción, Cristo les pide que seanperfectos como su Padre celes-tial es perfecto. Para la granmayoría de los hombres sersantos supone santificar el pro-pio trabajo, santificarse en sutrabajo y santificar a los demáscon el trabajo, y encontrar así aDios en el camino de susvidas.”

Entre 1928 y julio de 1936,cuando se desencadena la tre-menda guerra civil, la activi-dad apostólica de aquel jovensacerdote se mantiene almismo ritmo, si acaso más pro-nunciada todavía. Dentro yfuera del casco urbano, sonmuchos los rincones de Madridque saben de su oración y sufatiga. Era capaz de distinguirunos azulejos con la imagen dela Virgen en lo alto de un edi-ficio de la calle Atocha y salu-darla cuando pasaba. “Fui abuscar fortaleza –recordaba–en los barrios más pobres de

— 35 —

que desbordaba famélico porlos cuatro costados de Madrid.De Vallecas a Tetuán: por lasPeñuelas, por las Injurias, porla ribera del Manzanares abajo,por las Ventas y los andurriales

del Este, se hacinaban miseria ypiojería entre desmontes,albañales infectos, vertederosde escombros y corralizas debasura”.

“Fue un gran beneficio paranosotras –comentaría muchosaños más tarde AsunciónMuñoz– tener como capellándel Patronato a Don JosemaríaEscrivá de Ba laguer… No

tenía, por razón de su cargo,que ocuparse de atender laextraordinaria labor que sehacía entre los pobres y enfer-mos. Sin embargo aprovechó lacircunstancia para darse gene-

rosamente… En 1927 visita-mos entre cuatro y cinco milenfermos, se hicieron más de3000 confesiones y se dieronotras tantas comuniones; seadministraron casi 5000 extre-maunciones, se hicieron entre700 y 800 matrimonios y seconfirieron más de 100 bautis-mos. Don Josemaría ibaademás a los colegios queteníamos en los barrios madri-leños, que en aquel tiempoeran 58, que daban educación a12000 niños y niñas.”

Y fue en plena faena de cate-quesis y de apostolado entrelos más menesterosos cuandoel Opus Dei entró en la historia.

“El Señor suscitó el Opus Deien 1928 —observaría su funda-dor— para ayudar a recordar alos cristianos que, como cuen-ta el libro del Génesis, Dioscreó al hombre para trabajar.Hemos venido a llamar denuevo la atención sobre el

— 34 —

“No hay oficios de poca categoría: todos son de mucha importancia” J. Escrivá de Balaguer.

Tiempos de comunicaciones difíciles. “Ir al centro” era una expedición y la Puerta del Sol estabaen la Patagonia.

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ejemplo de Jesús que, durantetreinta años, permaneció enNazaret trabajando, desem-peñando un oficio. En manosde Jesús el trabajo, y un traba-jo profesional similar al quedesarrollan millones de hom-

bres en el mundo, se convierteen tarea divina, en labor reden-tora, en camino de salvación”.

“El espíritu del Opus Dei reco-

ge la realidad hermosísima–olvidada durante siglos pormuchos cristianos– de quecualquier trabajo digno y nobleen lo humano puede convertir-se en un quehacer divino. En elservicio de Dios no hay oficios

de poca categoría: todos son demucha im portancia”.

“Para amar a Dios y servirle noes necesario hacer cosas raras.

A todos los hombres sin excep-ción, Cristo les pide que seanperfectos como su Padre celes-tial es perfecto. Para la granmayoría de los hombres sersantos supone santificar el pro-pio trabajo, santificarse en sutrabajo y santificar a los demáscon el trabajo, y encontrar así aDios en el camino de susvidas.”

Entre 1928 y julio de 1936,cuando se desencadena la tre-menda guerra civil, la activi-dad apostólica de aquel jovensacerdote se mantiene almismo ritmo, si acaso más pro-nunciada todavía. Dentro yfuera del casco urbano, sonmuchos los rincones de Madridque saben de su oración y sufatiga. Era capaz de distinguirunos azulejos con la imagen dela Virgen en lo alto de un edi-ficio de la calle Atocha y salu-darla cuando pasaba. “Fui abuscar fortaleza –recordaba–en los barrios más pobres de

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que desbordaba famélico porlos cuatro costados de Madrid.De Vallecas a Tetuán: por lasPeñuelas, por las Injurias, porla ribera del Manzanares abajo,por las Ventas y los andurriales

del Este, se hacinaban miseria ypiojería entre desmontes,albañales infectos, vertederosde escombros y corralizas debasura”.

“Fue un gran beneficio paranosotras –comentaría muchosaños más tarde AsunciónMuñoz– tener como capellándel Patronato a Don JosemaríaEscrivá de Ba laguer… No

tenía, por razón de su cargo,que ocuparse de atender laextraordinaria labor que sehacía entre los pobres y enfer-mos. Sin embargo aprovechó lacircunstancia para darse gene-

rosamente… En 1927 visita-mos entre cuatro y cinco milenfermos, se hicieron más de3000 confesiones y se dieronotras tantas comuniones; seadministraron casi 5000 extre-maunciones, se hicieron entre700 y 800 matrimonios y seconfirieron más de 100 bautis-mos. Don Josemaría ibaademás a los colegios queteníamos en los barrios madri-leños, que en aquel tiempoeran 58, que daban educación a12000 niños y niñas.”

Y fue en plena faena de cate-quesis y de apostolado entrelos más menesterosos cuandoel Opus Dei entró en la historia.

“El Señor suscitó el Opus Deien 1928 —observaría su funda-dor— para ayudar a recordar alos cristianos que, como cuen-ta el libro del Génesis, Dioscreó al hombre para trabajar.Hemos venido a llamar denuevo la atención sobre el

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“No hay oficios de poca categoría: todos son de mucha importancia” J. Escrivá de Balaguer.

Tiempos de comunicaciones difíciles. “Ir al centro” era una expedición y la Puerta del Sol estabaen la Patagonia.

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Un Club Deportivoy CulturalUn Club Deportivoy Cultural

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Madrid. Horas y horas portodos los lados, a pie de unaparte a otra, entre pobres ver-gonzantes y pobres miserables,que no tenían nada de nada;entre niños con los mocos en laboca, sucios, pero niños, quequiere decir almas agradables aDios. ¡Qué indignación sientemi alma de sacerdote, cuandodicen ahora que los niños nodeben confesarse mientras sonpequeños! ¡No es verdad!Tienen que hacer su confesiónpersonal, auricular y secreta,como los demás. ¡Y qué bien,qué alegría! Fueron muchashoras en aquella labor, perosiento que no hayan sido más.Y en los hospitales, y en lascasas donde había enfermos, sise pueden llamar casas aque-llos tugurios… Eran gentedesamparada y enferma; algu-nos con una enfermedad queentonces era incurable, latuberculosis.”

María Ignacia García Escobar

le recordaba en 1931 “rodeadosiempre de chicos jóvenes, quele acompañaban a explicar elcatecismo en los suburbios, enlos rastrojos y en los barrios dechabolas. Hacía falta unainmensa fe para hacer aquelloentonces. Y una gran valentía.Todavía recuerdo las caras de

odio y el inmenso recelo quedemostraban hacia los sacer-dotes y sus acompañantes loshombres de aquellos barrios.”

“En aquellos años –señala Salvador Bernal– sufriómucho por el desamparo enque se vivía –y se moría– en lossuburbios madrileños por su ambiente sórdido –in -frahumano– que también con-tribuía a alejar a muchos deDios. Conoció situaciones tre-mendas, sólo comparables a lasde los hospitales a los que donJosemaría hacía que le acompa -ñasen los chicos que trataba…”

Con esta “prehistoria” no esextraño que la sugerencia delFundador del Opus Dei de quese hiciese una obra social enuno de los barrios necesitadosde Madrid, diese lugar a laapasionante aventura deTajamar.

— 36 —

No es de extrañar que se hiciese una obrasocial en uno de los barrios más necesitadosde Madrid.

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Un Club Deportivoy CulturalUn Club Deportivoy Cultural

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Madrid. Horas y horas portodos los lados, a pie de unaparte a otra, entre pobres ver-gonzantes y pobres miserables,que no tenían nada de nada;entre niños con los mocos en laboca, sucios, pero niños, quequiere decir almas agradables aDios. ¡Qué indignación sientemi alma de sacerdote, cuandodicen ahora que los niños nodeben confesarse mientras sonpequeños! ¡No es verdad!Tienen que hacer su confesiónpersonal, auricular y secreta,como los demás. ¡Y qué bien,qué alegría! Fueron muchashoras en aquella labor, perosiento que no hayan sido más.Y en los hospitales, y en lascasas donde había enfermos, sise pueden llamar casas aque-llos tugurios… Eran gentedesamparada y enferma; algu-nos con una enfermedad queentonces era incurable, latuberculosis.”

María Ignacia García Escobar

le recordaba en 1931 “rodeadosiempre de chicos jóvenes, quele acompañaban a explicar elcatecismo en los suburbios, enlos rastrojos y en los barrios dechabolas. Hacía falta unainmensa fe para hacer aquelloentonces. Y una gran valentía.Todavía recuerdo las caras de

odio y el inmenso recelo quedemostraban hacia los sacer-dotes y sus acompañantes loshombres de aquellos barrios.”

“En aquellos años –señala Salvador Bernal– sufriómucho por el desamparo enque se vivía –y se moría– en lossuburbios madrileños por su ambiente sórdido –in -frahumano– que también con-tribuía a alejar a muchos deDios. Conoció situaciones tre-mendas, sólo comparables a lasde los hospitales a los que donJosemaría hacía que le acompa -ñasen los chicos que trataba…”

Con esta “prehistoria” no esextraño que la sugerencia delFundador del Opus Dei de quese hiciese una obra social enuno de los barrios necesitadosde Madrid, diese lugar a laapasionante aventura deTajamar.

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No es de extrañar que se hiciese una obrasocial en uno de los barrios más necesitadosde Madrid.

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sus empresas. En ese lado deMadrid, cerca de CuatroCaminos, cae, pues, la semillade lo que se pretende hacer: elClub Albatros para fútbol ysalidas al campo los fines desemana, con sede social en casade Rafa Poveda, quien, además,

suele recordar que también él,siendo niño, asistió antes de laguerra a la catequesis que elFundador del Opus Dei dabaen la Colonia de los Pinos, enTetuán. Parecía lógico quehacia esa zona, orientada tam-

bién hacia el Hospital del Rey,apuntasen los tiros de la inicia-tiva.

Sin embargo, no fue así.Después de escuchar a todo elmundo —cada cual hablaba desu barrio como el más indica-

do— y de recorrer a pie o en lavespa o el seiscientos de unamigo los suburbios de la capi-tal, la elección cayó en Vallecaspor ser el barrio más populoso,por la urgencia y magnitud desus necesidades y por lo abier-

to de su geografía. Su poblaciónse acercaba ya efectivamente alos trescientos mil habitantes,en su mayoría inmigrantesandaluces y extremeños, que sehacinaban en viviendas escasa-mente equipadas, en chabolas yhasta en cuevas. Según losdatos oficiales delAyuntamiento madrileño eranmás de 12.800 los niños de labarriada que carecían de cual-quier clase de escolarización,pero la realidad, teniendo encuenta la cantidad de familiassin empadronar, doblaba conholgura esa cifra. Y si estoocurría en el nivel más bajo,tampoco el mediano ofrecíamejores perspectivas, por noexistir allí ningún centro deEnseñanza Media o deEnseñanzas Téc nicas, y porresultar prácticamente inacce-sibles para la gran mayoría delos vallecanos los centros deotros distritos madrileños,debido a las dificultades econó-micas y a la precariedad y

— 39 —

¿Por qué en Vallecas?…

Entre los que a finales de1956 empiezan a reunir-se para poner en mar-

cha esa obra social anheladahay de todo: manchegos,valencianos, catalanes, asturia-nos, aragoneses, andaluces… ypor supuesto, madrileños detodos los barrios. Son trabaja-dores, empleados, graduadosen busca de empleo, la mayoríamuy jóvenes. Curiosamente sucentro de reuniones está al finalde Bravo Murillo, donde hanmontado un equipo de fútbolque juega contra quien seponga delante en los descam-pados del viejo cementerio, enlos que se levanta actualmentela estación de Chamartín, yotro de montañismo sin másequipamiento que dos modes-tas tiendas de campaña, adqui-ridas, al igual que el instru-mental futbolístico, con las diezmil pesetas del anticipo quealgunos de ellos pidieron en

La elección cayó en Vallecas

por ser el barrio más

populoso, por la vigencia y

magnitud de sus

necesidades y por lo abierto

de su geografía. Y se

empezó en plena calle, en

torno a la Avda. de la

Albufera, con partidos de

fútbol, excursiones a la

Sierra, el “chateo” de los

domingos, tertulias con

canciones…

U n c l u b d e p o r t i v o y c u l t u r a lU n c l u b d e p o r t i v o y c u l t u r a l

— 38 —

Nada mejor que el deporte para dar los primeros pasos. Media España vivía pendiente del fútbol.

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sus empresas. En ese lado deMadrid, cerca de CuatroCaminos, cae, pues, la semillade lo que se pretende hacer: elClub Albatros para fútbol ysalidas al campo los fines desemana, con sede social en casade Rafa Poveda, quien, además,

suele recordar que también él,siendo niño, asistió antes de laguerra a la catequesis que elFundador del Opus Dei dabaen la Colonia de los Pinos, enTetuán. Parecía lógico quehacia esa zona, orientada tam-

bién hacia el Hospital del Rey,apuntasen los tiros de la inicia-tiva.

Sin embargo, no fue así.Después de escuchar a todo elmundo —cada cual hablaba desu barrio como el más indica-

do— y de recorrer a pie o en lavespa o el seiscientos de unamigo los suburbios de la capi-tal, la elección cayó en Vallecaspor ser el barrio más populoso,por la urgencia y magnitud desus necesidades y por lo abier-

to de su geografía. Su poblaciónse acercaba ya efectivamente alos trescientos mil habitantes,en su mayoría inmigrantesandaluces y extremeños, que sehacinaban en viviendas escasa-mente equipadas, en chabolas yhasta en cuevas. Según losdatos oficiales delAyuntamiento madrileño eranmás de 12.800 los niños de labarriada que carecían de cual-quier clase de escolarización,pero la realidad, teniendo encuenta la cantidad de familiassin empadronar, doblaba conholgura esa cifra. Y si estoocurría en el nivel más bajo,tampoco el mediano ofrecíamejores perspectivas, por noexistir allí ningún centro deEnseñanza Media o deEnseñanzas Téc nicas, y porresultar prácticamente inacce-sibles para la gran mayoría delos vallecanos los centros deotros distritos madrileños,debido a las dificultades econó-micas y a la precariedad y

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¿Por qué en Vallecas?…

Entre los que a finales de1956 empiezan a reunir-se para poner en mar-

cha esa obra social anheladahay de todo: manchegos,valencianos, catalanes, asturia-nos, aragoneses, andaluces… ypor supuesto, madrileños detodos los barrios. Son trabaja-dores, empleados, graduadosen busca de empleo, la mayoríamuy jóvenes. Curiosamente sucentro de reuniones está al finalde Bravo Murillo, donde hanmontado un equipo de fútbolque juega contra quien seponga delante en los descam-pados del viejo cementerio, enlos que se levanta actualmentela estación de Chamartín, yotro de montañismo sin másequipamiento que dos modes-tas tiendas de campaña, adqui-ridas, al igual que el instru-mental futbolístico, con las diezmil pesetas del anticipo quealgunos de ellos pidieron en

La elección cayó en Vallecas

por ser el barrio más

populoso, por la vigencia y

magnitud de sus

necesidades y por lo abierto

de su geografía. Y se

empezó en plena calle, en

torno a la Avda. de la

Albufera, con partidos de

fútbol, excursiones a la

Sierra, el “chateo” de los

domingos, tertulias con

canciones…

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Nada mejor que el deporte para dar los primeros pasos. Media España vivía pendiente del fútbol.

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una iniciativa cultural, era pre-ciso conocer y tratar a las gen-tes, para comprender bien sus

problemas y necesidades. Ynada mejor que el deporte paradar los primeros pasos.Antonio del Moral, uno delgrupo de Bravo Murillo, eravallecano y otro, Paco Uceda,trabajaba como practicante(hoy ATS) en la Casa deSocorro del Puente de Vallecas,donde tenía cantidad de ami-gos de todas las edades, entreellos el director de la academiaSúper y el conserje del juzgado.

Algunos agregados del OpusDei, que no son de Madrid ydisfrutan de gran movilidad al

vivir en pensiones o casas par-ticulares –como hacían todoslos que llegaban a la capital enesos años–, se trasladan a lazona sin abandonar sus puestosde trabajo. Como la únicaforma de conectar con la cha-valería en la calle es el fútbol,dos de ellos han organizado elequipo de “Los Diablillos” conchicos de la calle MelquíadesBiencinto (como acabarállamándose), que se fusiona,

después de andar a la grescaentre ellos, con el “Súper”, queentrena Paco Uceda y cuentacon un par de jugadores declase (uno procedente del“Cuatro Ca minos” y otro quellegó a ser probado por el“Rayo Valle cano”). Los parti-dos se juegan en un campo delPozo del Tío Raimundo, o en“las Cali fornias”, junto alPuente de los Tres Ojos, o en elcampo de los Alemanes, dondeahora está la IBM, y los puntosde reunión previa son la acade-mia o el juzgado, si es domingoo festivo, los bares de las cer-canías, casas particulares o lamisma calle.

Todo se va complicando amedida que aumenta la cama-radería, el número de colegas yla amistad. Aquello —los parti-dos de fútbol, las excursiones ala Sierra, el “chateo” de losdomingos y las agradables ter-tulias que acaban con cancionescomo “La llorona”, “Rosita” o

— 41 —

carestía de los transportes.¿Qué vallecano no recuerda,por ejemplo, “la fiesta de lacesta”, cuando las mujeresacudían con sus capachos a laboca del metro del Puente(Nueva Numancia y Portazgo,las demás estaciones fueronmuy posteriores) los sábadospor la tarde a esperar a susmaridos para coger al vuelo elsobre del sueldo antes de que semermase en los bares y correral mercado de Vallecas a hacerla compra de la semana?…

No se trataba de un más difíciltodavía, sino de la libertad deelección que da el empezar decero y el deseo de no hacer demenos a nadie. Puesto queVallecas pedía a gritos aquellaobra social estable y extensa,era necesario concentrar allí losesfuerzos para ponerla en mar-cha y así se hizo, implicandodesde el principio a los propiosvallecanos. El nombre deTajamar (pieza metálica curva,

que sirve para hender el aguaen la proa de los barcos, y parteangular que se adiciona a lospilares de los puentes para cor-tar el agua de las corrientes) sele ocurrió a Pedro Zarandona,un marino cántabro, y el escu-do nació también en otra reu-nión previa: un ángulo, unagaviota, un cierre clásico y trescolores. No hacía falta más paraabrir camino al andar. La ima-ginación podía poner delantedel barco en marcha el hori-zonte infinito del océano. Y

hasta los de Tetuán y CuatroCaminos orientaron entoncessus esfuerzos en la dirección deVallecas, dando facilidadespara que el Albatros entrase enliza con otros equipos de fútbolcomo el Súper (de la academiaSúper) y el Biencinto (de la calledel mismo nombre), y entretodos, diesen vida a lo que ibaa ser el Club Deportivo yCultural Tajamar.

Pero la cosa no fue tan rápidacomo se dice. Antes de abordar

— 40 —

La hinchada nunca falló, aunque los resultados no siempre fueran buenos.

Paco Uceda trabajaba como practicante en la Casa de Socorro del Puente de Vallecas, dondetenía muchos amigos.

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una iniciativa cultural, era pre-ciso conocer y tratar a las gen-tes, para comprender bien sus

problemas y necesidades. Ynada mejor que el deporte paradar los primeros pasos.Antonio del Moral, uno delgrupo de Bravo Murillo, eravallecano y otro, Paco Uceda,trabajaba como practicante(hoy ATS) en la Casa deSocorro del Puente de Vallecas,donde tenía cantidad de ami-gos de todas las edades, entreellos el director de la academiaSúper y el conserje del juzgado.

Algunos agregados del OpusDei, que no son de Madrid ydisfrutan de gran movilidad al

vivir en pensiones o casas par-ticulares –como hacían todoslos que llegaban a la capital enesos años–, se trasladan a lazona sin abandonar sus puestosde trabajo. Como la únicaforma de conectar con la cha-valería en la calle es el fútbol,dos de ellos han organizado elequipo de “Los Diablillos” conchicos de la calle MelquíadesBiencinto (como acabarállamándose), que se fusiona,

después de andar a la grescaentre ellos, con el “Súper”, queentrena Paco Uceda y cuentacon un par de jugadores declase (uno procedente del“Cuatro Ca minos” y otro quellegó a ser probado por el“Rayo Valle cano”). Los parti-dos se juegan en un campo delPozo del Tío Raimundo, o en“las Cali fornias”, junto alPuente de los Tres Ojos, o en elcampo de los Alemanes, dondeahora está la IBM, y los puntosde reunión previa son la acade-mia o el juzgado, si es domingoo festivo, los bares de las cer-canías, casas particulares o lamisma calle.

Todo se va complicando amedida que aumenta la cama-radería, el número de colegas yla amistad. Aquello —los parti-dos de fútbol, las excursiones ala Sierra, el “chateo” de losdomingos y las agradables ter-tulias que acaban con cancionescomo “La llorona”, “Rosita” o

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carestía de los transportes.¿Qué vallecano no recuerda,por ejemplo, “la fiesta de lacesta”, cuando las mujeresacudían con sus capachos a laboca del metro del Puente(Nueva Numancia y Portazgo,las demás estaciones fueronmuy posteriores) los sábadospor la tarde a esperar a susmaridos para coger al vuelo elsobre del sueldo antes de que semermase en los bares y correral mercado de Vallecas a hacerla compra de la semana?…

No se trataba de un más difíciltodavía, sino de la libertad deelección que da el empezar decero y el deseo de no hacer demenos a nadie. Puesto queVallecas pedía a gritos aquellaobra social estable y extensa,era necesario concentrar allí losesfuerzos para ponerla en mar-cha y así se hizo, implicandodesde el principio a los propiosvallecanos. El nombre deTajamar (pieza metálica curva,

que sirve para hender el aguaen la proa de los barcos, y parteangular que se adiciona a lospilares de los puentes para cor-tar el agua de las corrientes) sele ocurrió a Pedro Zarandona,un marino cántabro, y el escu-do nació también en otra reu-nión previa: un ángulo, unagaviota, un cierre clásico y trescolores. No hacía falta más paraabrir camino al andar. La ima-ginación podía poner delantedel barco en marcha el hori-zonte infinito del océano. Y

hasta los de Tetuán y CuatroCaminos orientaron entoncessus esfuerzos en la dirección deVallecas, dando facilidadespara que el Albatros entrase enliza con otros equipos de fútbolcomo el Súper (de la academiaSúper) y el Biencinto (de la calledel mismo nombre), y entretodos, diesen vida a lo que ibaa ser el Club Deportivo yCultural Tajamar.

Pero la cosa no fue tan rápidacomo se dice. Antes de abordar

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La hinchada nunca falló, aunque los resultados no siempre fueran buenos.

Paco Uceda trabajaba como practicante en la Casa de Socorro del Puente de Vallecas, dondetenía muchos amigos.

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de deportes adecuado para lasprimeras pruebas de atletismo(salto, carreras y lanzamientos)y los partidos de fútbol, y sealquila el que está anejo (des-pués se construyó allí un cole-gio) a la parroquia de SanDiego, de los padres francisca-nos. Hasta ese campo hay quellevar los fines de semanadesde “Los Faroles” los cesto-nes con el vestuario y el mate-rial, lo cual significa un esfor-zado paseo para quienes, porturno o voluntariamente, lestoca hacer el transporte.

En las mismas fechas en que sefundaba Tajamar se alquilabatambién un pequeño piso detres o cuatro habitaciones en lacalle Eduardo Requena (2ºDerecha, al que hubo que aña-dir muy pronto el 1º y 2ºIzquierda), en un modesto edi-ficio construido por un italianocon materiales de escasa cali-dad. El precio de alquiler es de500 pesetas al mes y hay que

hacer equilibrios para pagarlo.Pero la necesidad manda. Conel número creciente de socios yla ampliación de las especiali-dades deportivas y culturalesno se podía depender para lasreuniones de los locales de laacademia y de los bares, nosiempre disponibles. Urgía unasede fija del Club para reunirse,hacer planes y guardar papeles.Y se tuvo.

Naturalmente en la instalacióndel piso de Requena intervienetodo el mundo. Como contabauno de los protagonistas, lascosas procedían de todas par-tes, principalmente de las casasde los primeros socios: un cua-dro, un jarrón, una lámpara,esteras, una mesa, una estan-tería, un aplique… Se aceptabatodo lo que llegaba, porque enVallecas no sobraba nada.Había sillas de cocina de dis-

— 43 —

“Solamente una vez”— necesi-ta una estructuración mínima,una base organizativa. El 22 deabril de 1957, en un local con-seguido por Paco Uceda sefunda Tajamar, y las palabrasde Alfredo Castro, su primerpresidente, no pueden ser másconcisas: “Hoy nace el ClubDeportivo y Cultural Tajamar,para la formación deportiva yhumana en general de los jóve-nes”. En ese mismo acto es pre-sentado el director técnico delClub, Mariano SánchezVillacañas, más conocido comoMarianón, un atleta profesionalya maduro, que ha practicadovarios deportes y que se con-vertirá muy pronto en una ins-titución para toda la barriada.Los estatutos se aprobarán cua-tro meses después, cuando yala afición a los ejercicios atléti-cos se está imponiendo demodo indirecto. Como el fútbolrequiere preparación física, loschavales se reúnen tres tardes ala semana para hacer sus tablas

de gimnasia y sus pinitos deatletismo, en la terraza del bar“Los Amigos”, en la callePuerto de Monasterio. Pero ellocal deja mucho que desear,entre otras cosas, porque tienedos columnas que no se lassalta un torero. De allí se pasaentonces a “Los Faroles”, otro

establecimiento de vinos ycomidas en una semiesquina dela Avenida de la Albufera, cuyosalón para bodas y bautizos esmás amplio y tiene además unamanguera, que se utiliza paralavar el suelo y sirve comoducha después de los ejercicios.También hace falta un campo

— 42 —

Tres tardes a la semana se improvisa el gimnasio en el salón de bodas de un bar. La manguerasirve de ducha al terminar el deporte.

Aquel garaje pareció de perlas. Requena ya era un lujo. Se disponía de un lugar de encuentropara reuniones, entrenamientos y actos diversos. Por la izquierda, Santiago García, AlfredoCastro, Pelegrín Muñoz y Pepe Guayart ).

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de deportes adecuado para lasprimeras pruebas de atletismo(salto, carreras y lanzamientos)y los partidos de fútbol, y sealquila el que está anejo (des-pués se construyó allí un cole-gio) a la parroquia de SanDiego, de los padres francisca-nos. Hasta ese campo hay quellevar los fines de semanadesde “Los Faroles” los cesto-nes con el vestuario y el mate-rial, lo cual significa un esfor-zado paseo para quienes, porturno o voluntariamente, lestoca hacer el transporte.

En las mismas fechas en que sefundaba Tajamar se alquilabatambién un pequeño piso detres o cuatro habitaciones en lacalle Eduardo Requena (2ºDerecha, al que hubo que aña-dir muy pronto el 1º y 2ºIzquierda), en un modesto edi-ficio construido por un italianocon materiales de escasa cali-dad. El precio de alquiler es de500 pesetas al mes y hay que

hacer equilibrios para pagarlo.Pero la necesidad manda. Conel número creciente de socios yla ampliación de las especiali-dades deportivas y culturalesno se podía depender para lasreuniones de los locales de laacademia y de los bares, nosiempre disponibles. Urgía unasede fija del Club para reunirse,hacer planes y guardar papeles.Y se tuvo.

Naturalmente en la instalacióndel piso de Requena intervienetodo el mundo. Como contabauno de los protagonistas, lascosas procedían de todas par-tes, principalmente de las casasde los primeros socios: un cua-dro, un jarrón, una lámpara,esteras, una mesa, una estan-tería, un aplique… Se aceptabatodo lo que llegaba, porque enVallecas no sobraba nada.Había sillas de cocina de dis-

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“Solamente una vez”— necesi-ta una estructuración mínima,una base organizativa. El 22 deabril de 1957, en un local con-seguido por Paco Uceda sefunda Tajamar, y las palabrasde Alfredo Castro, su primerpresidente, no pueden ser másconcisas: “Hoy nace el ClubDeportivo y Cultural Tajamar,para la formación deportiva yhumana en general de los jóve-nes”. En ese mismo acto es pre-sentado el director técnico delClub, Mariano SánchezVillacañas, más conocido comoMarianón, un atleta profesionalya maduro, que ha practicadovarios deportes y que se con-vertirá muy pronto en una ins-titución para toda la barriada.Los estatutos se aprobarán cua-tro meses después, cuando yala afición a los ejercicios atléti-cos se está imponiendo demodo indirecto. Como el fútbolrequiere preparación física, loschavales se reúnen tres tardes ala semana para hacer sus tablas

de gimnasia y sus pinitos deatletismo, en la terraza del bar“Los Amigos”, en la callePuerto de Monasterio. Pero ellocal deja mucho que desear,entre otras cosas, porque tienedos columnas que no se lassalta un torero. De allí se pasaentonces a “Los Faroles”, otro

establecimiento de vinos ycomidas en una semiesquina dela Avenida de la Albufera, cuyosalón para bodas y bautizos esmás amplio y tiene además unamanguera, que se utiliza paralavar el suelo y sirve comoducha después de los ejercicios.También hace falta un campo

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Tres tardes a la semana se improvisa el gimnasio en el salón de bodas de un bar. La manguerasirve de ducha al terminar el deporte.

Aquel garaje pareció de perlas. Requena ya era un lujo. Se disponía de un lugar de encuentropara reuniones, entrenamientos y actos diversos. Por la izquierda, Santiago García, AlfredoCastro, Pelegrín Muñoz y Pepe Guayart ).

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El Gimnasioque Hacía FaltaEl Gimnasioque Hacía Falta

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tintos colores, sillas barnizadas,sillas con asiento de enea, sillasde contrachapado, taburetes,banquetas, etc. Y aun así, en lasreuniones masivas había quecontar con los dos grandes ban-cos del juzgado que el conserjeprestaba con la condición deque se devolviesen nada másacabar. Y todo el mundo cola-boraba cuando había que colo-car un cuadro o una bombilla,mover un mueble, cambiar unenchufe o repintar una esquina.Pero en cualquier caso Requena

era ya un lujo: podían reunirselos directivos (presidentes,secretarios, tesoreros y entre-nadores) de los equipos y lossocios de cada deporte; se dis-ponía de un lugar de encuentroy de información siempreabierto y seguro; podían darseallí mismo y no en los bares oen los entrenamientos las char-las sobre virtudes deportivas yhumanas, las charlas de cultu-ra general para socios o parapadres, y también las charlas dedoctrina cristiana, tan necesa-

rias entre el personal comoagua de mayo; y además cual-quier socio o amigo podíahablar, si lo deseaba, con elsacerdote que estaba allí unrato todas las tardes.

La mejoría llegó también, no sesabe cómo, para los atletas,porque hay quien recuerdatodavía que fue precisamenteen esa primavera del 57 cuandoel equipo de fútbol estrenócamisetas y el primer chándall.Aquel domingo daba gusto vera los once titulares (los reservasy los animadores iban de pai-sano) con su flamante atuendocamino del campo de SanDiego… aunque su regreso fueya menos vistoso, después dehaber sucumbido por no sécuantos a cero ante unos rivalesde camisetas raídas y con agu-jeros, como las que ellos habíanllevado hasta la víspera. Buenaanécdota para recordar y buenaexperiencia para no presumirde nada.

— 44 —

El montañismo comienza con dos modestas tiendas de camapaña adquiridas con anticipos delsueldo.

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El Gimnasioque Hacía FaltaEl Gimnasioque Hacía Falta

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tintos colores, sillas barnizadas,sillas con asiento de enea, sillasde contrachapado, taburetes,banquetas, etc. Y aun así, en lasreuniones masivas había quecontar con los dos grandes ban-cos del juzgado que el conserjeprestaba con la condición deque se devolviesen nada másacabar. Y todo el mundo cola-boraba cuando había que colo-car un cuadro o una bombilla,mover un mueble, cambiar unenchufe o repintar una esquina.Pero en cualquier caso Requena

era ya un lujo: podían reunirselos directivos (presidentes,secretarios, tesoreros y entre-nadores) de los equipos y lossocios de cada deporte; se dis-ponía de un lugar de encuentroy de información siempreabierto y seguro; podían darseallí mismo y no en los bares oen los entrenamientos las char-las sobre virtudes deportivas yhumanas, las charlas de cultu-ra general para socios o parapadres, y también las charlas dedoctrina cristiana, tan necesa-

rias entre el personal comoagua de mayo; y además cual-quier socio o amigo podíahablar, si lo deseaba, con elsacerdote que estaba allí unrato todas las tardes.

La mejoría llegó también, no sesabe cómo, para los atletas,porque hay quien recuerdatodavía que fue precisamenteen esa primavera del 57 cuandoel equipo de fútbol estrenócamisetas y el primer chándall.Aquel domingo daba gusto vera los once titulares (los reservasy los animadores iban de pai-sano) con su flamante atuendocamino del campo de SanDiego… aunque su regreso fueya menos vistoso, después dehaber sucumbido por no sécuantos a cero ante unos rivalesde camisetas raídas y con agu-jeros, como las que ellos habíanllevado hasta la víspera. Buenaanécdota para recordar y buenaexperiencia para no presumirde nada.

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El montañismo comienza con dos modestas tiendas de camapaña adquiridas con anticipos delsueldo.

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detenerse y seguir avanzando.

Aun a costa de compli-carse la vida, porque el deporteocupaba en Requena cada vez amás personas y exigía muchotiempo a todo el mundo, losdirectivos del Club buscaronsin pausas un nuevo local espa-cioso y estable que mejorase lopresente. Y lo encontraron, des-pués de dar muchas vueltas portoda la zona y cuando ya deses-peraban de lograrlo, dondemenos habían pensado: debajode su propio piso, porque el pre-visor propietario italiano habíareservado en la planta baja deledificio una nave amplia y diá-fana, con vistas a convertirla engaraje en cuanto los inquilinosde los pisos se motorizasen.

Aquel garaje les parecióde perlas a todos. El suelo era decemento y las paredes de ladri-llo enyesado, y en la techumbrede teja plana había unas abertu-ras sobre bastidores de hierro

que parecieron ideales para laventilación (y para el frío, comose comprobó después). Se llegórápidamente a un acuerdo conel propietario. Se hicieron lasobras indispensables para dis-poner de vestuarios, duchas,almacén de material y conser-

jería, se sujetaron unas espalde-ras en la pared del fondo y unascanastas de baloncesto en lasesquinas… El traslado de lo quehabía en “Los Faroles” lo hicie-ron entre todos, con ayuda delos chicos. Se adecentó un pocotodo el conjunto y a primeros de

noviembre de 1957 el Club pudodisponer de un Gimnasio enplena regla, que, cuando seinauguró oficialmente el ochode diciembre, con un partido defútbol en San Diego y unamerienda (actos a los que acu-dieron muchos padres), contabaya con cerca de doscientossocios que no eran sólo deVallecas, sino también deTetuán y otros distritos madri-leños. Tajamar empezaba a saliren los periódicos como escuelade futuros campeones.

Fue un periodista depor-tivo quien afirmó en un artícu-lo, como ya se ha dicho, que los“horizontes del Club Tajamar,por ser muy amplios, provocannuestra admiración y nuestroaplauso importante”.

Las actividades se diver-sificaron. Había reuniones declub a las que asistían los res-pectivos socios, secretario,entrenador y presidente para

— 47 —

Aquello crecía en todaslas direcciones comouna bola de nieve

rodando en un paisaje blanco deinvierno. Los padres queríanver a sus hijos en las espalderas,saltando el plinto o cayendo sinhacerse daño sobre las colcho-netas, siempre a las órdenes deldirector técnico, y cuando se lesinvitó a acercarse al improvisa-do gimnasio pudieron compro-bar que los chavales metidos enla harina gimnástica pasaban yade ochenta y no lo hacían nadamal. Pero advirtieron tambiénque el local de “Los Faroles”,además de ser precario, se que-daba corto. Resultaba insufi-ciente para los entrenamientosde entre semana y no dabaopción a todos los muchachosque se acercaban a ingresar en elClub y practicar la de especiali-dad deseada. Y por otra parte,era mucho el trajín entre lugarestan distantes como “LosFaroles”, Requena y San Diego.Tres buenas razones para no

Cuando se inauguró el

gimnasio de Requena los

socios eran casi doscientos,

Tajamar empezaba a salir

en los periódicos como

escuela de futuros

campeones y su ideario

cuajaba entre los chavales y

sus familias, con gran

sentido esperanzador.

E l g i m n a s i o q u e h a c í a f a l t aE l g i m n a s i o q u e h a c í a f a l t a

— 46 —

Tajamar comienza a salir en los periódicoscomo escuela de futuros campeones.

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Page 45: Libro del 40 Aniversario

detenerse y seguir avanzando.

Aun a costa de compli-carse la vida, porque el deporteocupaba en Requena cada vez amás personas y exigía muchotiempo a todo el mundo, losdirectivos del Club buscaronsin pausas un nuevo local espa-cioso y estable que mejorase lopresente. Y lo encontraron, des-pués de dar muchas vueltas portoda la zona y cuando ya deses-peraban de lograrlo, dondemenos habían pensado: debajode su propio piso, porque el pre-visor propietario italiano habíareservado en la planta baja deledificio una nave amplia y diá-fana, con vistas a convertirla engaraje en cuanto los inquilinosde los pisos se motorizasen.

Aquel garaje les parecióde perlas a todos. El suelo era decemento y las paredes de ladri-llo enyesado, y en la techumbrede teja plana había unas abertu-ras sobre bastidores de hierro

que parecieron ideales para laventilación (y para el frío, comose comprobó después). Se llegórápidamente a un acuerdo conel propietario. Se hicieron lasobras indispensables para dis-poner de vestuarios, duchas,almacén de material y conser-

jería, se sujetaron unas espalde-ras en la pared del fondo y unascanastas de baloncesto en lasesquinas… El traslado de lo quehabía en “Los Faroles” lo hicie-ron entre todos, con ayuda delos chicos. Se adecentó un pocotodo el conjunto y a primeros de

noviembre de 1957 el Club pudodisponer de un Gimnasio enplena regla, que, cuando seinauguró oficialmente el ochode diciembre, con un partido defútbol en San Diego y unamerienda (actos a los que acu-dieron muchos padres), contabaya con cerca de doscientossocios que no eran sólo deVallecas, sino también deTetuán y otros distritos madri-leños. Tajamar empezaba a saliren los periódicos como escuelade futuros campeones.

Fue un periodista depor-tivo quien afirmó en un artícu-lo, como ya se ha dicho, que los“horizontes del Club Tajamar,por ser muy amplios, provocannuestra admiración y nuestroaplauso importante”.

Las actividades se diver-sificaron. Había reuniones declub a las que asistían los res-pectivos socios, secretario,entrenador y presidente para

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Aquello crecía en todaslas direcciones comouna bola de nieve

rodando en un paisaje blanco deinvierno. Los padres queríanver a sus hijos en las espalderas,saltando el plinto o cayendo sinhacerse daño sobre las colcho-netas, siempre a las órdenes deldirector técnico, y cuando se lesinvitó a acercarse al improvisa-do gimnasio pudieron compro-bar que los chavales metidos enla harina gimnástica pasaban yade ochenta y no lo hacían nadamal. Pero advirtieron tambiénque el local de “Los Faroles”,además de ser precario, se que-daba corto. Resultaba insufi-ciente para los entrenamientosde entre semana y no dabaopción a todos los muchachosque se acercaban a ingresar en elClub y practicar la de especiali-dad deseada. Y por otra parte,era mucho el trajín entre lugarestan distantes como “LosFaroles”, Requena y San Diego.Tres buenas razones para no

Cuando se inauguró el

gimnasio de Requena los

socios eran casi doscientos,

Tajamar empezaba a salir

en los periódicos como

escuela de futuros

campeones y su ideario

cuajaba entre los chavales y

sus familias, con gran

sentido esperanzador.

E l g i m n a s i o q u e h a c í a f a l t aE l g i m n a s i o q u e h a c í a f a l t a

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Tajamar comienza a salir en los periódicoscomo escuela de futuros campeones.

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también en unas pautas de com-portamiento que poco a pocoiban dando cuerpo a un estiloinconfundible. Los carnets desocio distribuidos en enero de1958 marcaban ya algunascaracterísticas de ese estilo,como: ser buen compañeronoble y leal, ser generoso con losdemás, trabajar y destacar en eloficio o empleo, superarse antela dificultad, ser constante paraser algo en la vida, ser el mejoren tu familia, porque siéndolo tehonras a ti mismo y honras aTajamar, y ser siempre alegre yoptimista…

El ideario cuajaba entrelos chavales que sólo hacíandeporte, entre los que estudia-ban todavía y trabajaban y“volaban” a Requena apenasconcluida su tarea, y entremuchas familias, que juzgabanpor lo que veían y tenían crite-rio para vislumbrar el sentidoesperanzador de todo aquello.

Allí todo el mundoaprendía y si no, que se lo pre-gunten a aquel pequeñajo rubioprocedente de Tetuán, que jugóde defensa en el equipo deTajamar y a quien llamaban“Cuchillín” por lo enérgico desus cortes en el terreno de juego:amante de la pintura fina, fuepintor de brocha gorda conotros dos asociados, estudiante

por libre, campeón de halterofi-lia, maestro de gimnasia y atle-tismo, montañero apasionado,viajero y buen conocedor deldeporte internacional, una auto-ridad reconocida y… que alcabo de los años sigue enTajamar formando a prepara-dores, a chavales y a gentes querondan la tercera edad y, porsupuesto, tan aficionado comoentonces a la pintura fina, quesigue casi sin practicar por faltade tiempo. Nos referimos aLázaro Linares, bien conocidopor todas las generaciones quehan pasado por Tajamar. A PacoUceda, el practicante de la Casade Socorro del Puente, que fuemiembro del cuadro sanitario,entrenador del equipo de fútbol,y entusiasta animador de todolo que Tajamar significaba,habrá que preguntarle, en cam-bio, de otro modo –porque yano está entre nosotros– lo quesentía en su corazón cuandodecía con falso enfado apequeños y a mayores: “Sois

— 49 —

programar y organizar de acti-vidades, competiciones y entre-namientos. Había formacióndeportiva técnica, que daban losentrenadores en el piso, a pie depista o durante los entrena-mientos. Había preparación físi-ca sistemática con ejercicioscomunes. Había charlas de for-mación humana y cultural, quecompletaban la formación físicarecibida y que corrían a cargo delos presidentes de los clubes. Yperiódicamente había tambiénclases o cursos de asistenciavoluntaria y siempre numerosasobre doctrina práctica cristiana.

Aquel engranaje diolugar a una expansión casi ver-tiginosa. Aumentaron los clubsdeportivos: fútbol (en cuartaregional), baloncesto, natación(se utilizaba para entrenamien-tos la piscina del GimnasioMoscardó), gimnasia deportivay predeportiva, montaña, ciclis-mo, hockey sobre patines (eninstalaciones ajenas), halterofi-

lia… Marianón, el director téc-nico, procedente de laFederación de Atletismo, hubode dedicar horas extraordinariase intensísimas para sacar de lapropia cantera a los preparado-res de los diferentes clubs, algu-no de los cuales llegó tambiénde fuera, como aquel portori-queño (ex–jugador retirado por

lesión) que vino a enseñarbaloncesto y que fue prontosustituido por un español de laselección nacional.

Con la expansión aumen-taba también el prestigio deTajamar, basado no sólo en laprofesionalidad con que seavanzaba en lo deportivo, sino

— 48 —

El estilo se marca con pautas claras: ser buen compañero, noble y leal, generoso con los demás...

El ideario cuajaba entre los chavales que “vola-ban” a Requena apenas concluida su tarea.

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también en unas pautas de com-portamiento que poco a pocoiban dando cuerpo a un estiloinconfundible. Los carnets desocio distribuidos en enero de1958 marcaban ya algunascaracterísticas de ese estilo,como: ser buen compañeronoble y leal, ser generoso con losdemás, trabajar y destacar en eloficio o empleo, superarse antela dificultad, ser constante paraser algo en la vida, ser el mejoren tu familia, porque siéndolo tehonras a ti mismo y honras aTajamar, y ser siempre alegre yoptimista…

El ideario cuajaba entrelos chavales que sólo hacíandeporte, entre los que estudia-ban todavía y trabajaban y“volaban” a Requena apenasconcluida su tarea, y entremuchas familias, que juzgabanpor lo que veían y tenían crite-rio para vislumbrar el sentidoesperanzador de todo aquello.

Allí todo el mundoaprendía y si no, que se lo pre-gunten a aquel pequeñajo rubioprocedente de Tetuán, que jugóde defensa en el equipo deTajamar y a quien llamaban“Cuchillín” por lo enérgico desus cortes en el terreno de juego:amante de la pintura fina, fuepintor de brocha gorda conotros dos asociados, estudiante

por libre, campeón de halterofi-lia, maestro de gimnasia y atle-tismo, montañero apasionado,viajero y buen conocedor deldeporte internacional, una auto-ridad reconocida y… que alcabo de los años sigue enTajamar formando a prepara-dores, a chavales y a gentes querondan la tercera edad y, porsupuesto, tan aficionado comoentonces a la pintura fina, quesigue casi sin practicar por faltade tiempo. Nos referimos aLázaro Linares, bien conocidopor todas las generaciones quehan pasado por Tajamar. A PacoUceda, el practicante de la Casade Socorro del Puente, que fuemiembro del cuadro sanitario,entrenador del equipo de fútbol,y entusiasta animador de todolo que Tajamar significaba,habrá que preguntarle, en cam-bio, de otro modo –porque yano está entre nosotros– lo quesentía en su corazón cuandodecía con falso enfado apequeños y a mayores: “Sois

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programar y organizar de acti-vidades, competiciones y entre-namientos. Había formacióndeportiva técnica, que daban losentrenadores en el piso, a pie depista o durante los entrena-mientos. Había preparación físi-ca sistemática con ejercicioscomunes. Había charlas de for-mación humana y cultural, quecompletaban la formación físicarecibida y que corrían a cargo delos presidentes de los clubes. Yperiódicamente había tambiénclases o cursos de asistenciavoluntaria y siempre numerosasobre doctrina práctica cristiana.

Aquel engranaje diolugar a una expansión casi ver-tiginosa. Aumentaron los clubsdeportivos: fútbol (en cuartaregional), baloncesto, natación(se utilizaba para entrenamien-tos la piscina del GimnasioMoscardó), gimnasia deportivay predeportiva, montaña, ciclis-mo, hockey sobre patines (eninstalaciones ajenas), halterofi-

lia… Marianón, el director téc-nico, procedente de laFederación de Atletismo, hubode dedicar horas extraordinariase intensísimas para sacar de lapropia cantera a los preparado-res de los diferentes clubs, algu-no de los cuales llegó tambiénde fuera, como aquel portori-queño (ex–jugador retirado por

lesión) que vino a enseñarbaloncesto y que fue prontosustituido por un español de laselección nacional.

Con la expansión aumen-taba también el prestigio deTajamar, basado no sólo en laprofesionalidad con que seavanzaba en lo deportivo, sino

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El estilo se marca con pautas claras: ser buen compañero, noble y leal, generoso con los demás...

El ideario cuajaba entre los chavales que “vola-ban” a Requena apenas concluida su tarea.

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Comienzo del InstitutoComienzo del Instituto

7

4040AniversarioT A J A M A RAniversarioT A J A M A R

capaces de sacrificaros porlevantar dos kilos más de pesaso por ganar un par de segundosen una carrera y no hacéis porDios, que os ha creado, la cho-rrada que os pide en cualquiermomento”…o cuando comenta-ba medio en broma: “Si os dije-ran que si rezáis seréis campeo-nes, lo haríais a cuatro manos,pero si os dicen que recéis para

agradecer a Dios todo lo que nosda, os quedáis tan frescos”…

Aquellos vallecanos degran corazón y escasa formaciónfueron rápidos en comprenderque lo que era de todos merecíael cuidado personal de cadauno como si fuera sólo suyo. Lalimpieza y el orden en el piso yel gimnasio de Requena corrían

por cuenta de todos y los máspequeños aprendían sobre lamarcha, viendo actuar a losdirectivos y a los mayores. ¿Porqué aquellos tíos, alguno de loscuales vivían o trabajaban en elquinto pino, acudían allí des-pués de su trabajo y estabansiempre alegres y disponiblespara dar el callo y resolver pro-blemas? ¿Dónde estaba el “busi-lis” de tanta dedicación?… Lapregunta, planteada espontá-neamente a sí mismos pormuchos chavales y por mu chospadres era un buen comienzopara la reflexión y el diálogoabierto. Porque lo que estabaclaro era que vistiendo y com-portándose con decoro, no eranpijos de piso, como llamabanentonces a los madrileños bienvestidos, ni iban mirando a losdemás como si les hubiesetocado el seis doble en la vida.Para empezar, allí todos eraniguales, cada uno en su sitio, ytodos merecían un respeto.

— 50 —

Aquel engranaje dio lugar a una expansión casi vertiginosa y aumentaron los clubes deportivos.Los más pequeños aprendían sobre la marcha, viendo actuar a los directivos y mayores. Allítodos eran iguales.

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Comienzo del InstitutoComienzo del Instituto

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capaces de sacrificaros porlevantar dos kilos más de pesaso por ganar un par de segundosen una carrera y no hacéis porDios, que os ha creado, la cho-rrada que os pide en cualquiermomento”…o cuando comenta-ba medio en broma: “Si os dije-ran que si rezáis seréis campeo-nes, lo haríais a cuatro manos,pero si os dicen que recéis para

agradecer a Dios todo lo que nosda, os quedáis tan frescos”…

Aquellos vallecanos degran corazón y escasa formaciónfueron rápidos en comprenderque lo que era de todos merecíael cuidado personal de cadauno como si fuera sólo suyo. Lalimpieza y el orden en el piso yel gimnasio de Requena corrían

por cuenta de todos y los máspequeños aprendían sobre lamarcha, viendo actuar a losdirectivos y a los mayores. ¿Porqué aquellos tíos, alguno de loscuales vivían o trabajaban en elquinto pino, acudían allí des-pués de su trabajo y estabansiempre alegres y disponiblespara dar el callo y resolver pro-blemas? ¿Dónde estaba el “busi-lis” de tanta dedicación?… Lapregunta, planteada espontá-neamente a sí mismos pormuchos chavales y por mu chospadres era un buen comienzopara la reflexión y el diálogoabierto. Porque lo que estabaclaro era que vistiendo y com-portándose con decoro, no eranpijos de piso, como llamabanentonces a los madrileños bienvestidos, ni iban mirando a losdemás como si les hubiesetocado el seis doble en la vida.Para empezar, allí todos eraniguales, cada uno en su sitio, ytodos merecían un respeto.

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Aquel engranaje dio lugar a una expansión casi vertiginosa y aumentaron los clubes deportivos.Los más pequeños aprendían sobre la marcha, viendo actuar a los directivos y mayores. Allítodos eran iguales.

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resultan muy claras cuando secomprueba que, en la mente detodos, Tajamar supone la roturade unos moldes que impiden elacceso a la Universidad de quie-nes carecen de medios econó-micos. En aquella época habíaefectivamente como dos siste-mas estancos que determinabanel futuro de los jóvenes: por unlado, la enseñanza primaria has -ta los 14 años en escuelas y cole-gios para quienes entrarán a esaedad en el mercado laboral sinposibilidad alguna de alcanzarestudios superiores; y por otro,el bachillerato (de los 10 a los 17años), que se hacía en colegiosde religiosos y en los pocos ins-titutos que había entonces enEspaña, y daba luz verde paratodas las carreras. Con estosmoldes chocan de inmediatoquienes desde Requena y Picosaspiran a todas las oportunida-des (sin excluir ninguna) paraaquellos muchachos vallecanosque tan bien están respondien-do tanto ellos como sus familias,

al reclamo deportivo y culturalde Tajamar. ¿Cómo hablar deuna “obra social” seria, si todova a seguir como está, con fron-teras difícilmente franquea-bles?... ¿Cómo plantear enVallecas, además de la necesariay urgente escolarización, unapromoción humana de enver-gadura con una enseñanzamedia que ponga la

Universidad y las EscuelasSuperiores al alcance de todohijo de vecino?…

El objetivo no era fácil

con la legislación entoncesvigente, pero los protagonistasde esta historia no paraban dedarle vueltas en sus incesantesgestiones con amigos y coope-radores a todos los niveles, lomismo privados que oficiales.Es más: con la perspectiva quepermite el casi medio siglotranscurrido, se puede apreciarque los pasos que daba la gentede Tajamar iban dirigidos, sin elmenor titubeo, hacia ese objeti-vo, cuya accesibilidad definitivasólo podía llegar por la vía legis-lativa.

Por esas fechas laDirección General de EnseñanzaSecundaria puso en marcha pre-cisamente las llamadasSecciones Filiales de Institutosde Enseñanza Media con elpropósito de acercar el bachille-rato a las zonas de ensanche delas grandes poblaciones, subur-bios y barriadas populares, y deproporcionar a los hijos de lostrabajadores una capacitación

— 53 —

La complejidad del tin-glado deportivo, que seestaba disparando a

plena satisfacción y por encimade todas las previsiones, habíaaconsejado que otro grupo demiembros del Opus Dei acudie-se al foco de aquella revolución,como refuerzo importante.Tampoco se trataba de ningúndesembarco, sino que todosellos añadiesen a su trabajo pro-fesional en distintos puntos deMadrid la dedicación aTajamar, y para ello nada mejorque vivir en Vallecas, a pie deobra. Fue así como se planteó lavivienda de la calle Picos deEuropa (muy pronto “Picos”,para todo Tajamar), que aca-baría convirtiéndose en la pri-mera residencia de profesores yque, en cuestión de meses o desemanas, fue el epicentro deaquella iniciativa social, a raízde las complicaciones añadi-das.

Estas complicaciones

Las clases, diurnas y

nocturnas, empezaron en

unos bajos de la Colonia

Erillas, con setenta y seis

alumnos y algunos pupitres

biplaza adquiridos de fiado

en una empresa de material

escolar. La tiza de la pizarra

se reponía entre todos,

como los pequeños gastos

para arreglos.

C o m i e n z o d e l I n s t i t u t oC o m i e n z o d e l I n s t i t u t o

— 52 —

¿Cómo conseguir la urgente escolarización yfacilitar el acceso a estudios superiores?

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resultan muy claras cuando secomprueba que, en la mente detodos, Tajamar supone la roturade unos moldes que impiden elacceso a la Universidad de quie-nes carecen de medios econó-micos. En aquella época habíaefectivamente como dos siste-mas estancos que determinabanel futuro de los jóvenes: por unlado, la enseñanza primaria has -ta los 14 años en escuelas y cole-gios para quienes entrarán a esaedad en el mercado laboral sinposibilidad alguna de alcanzarestudios superiores; y por otro,el bachillerato (de los 10 a los 17años), que se hacía en colegiosde religiosos y en los pocos ins-titutos que había entonces enEspaña, y daba luz verde paratodas las carreras. Con estosmoldes chocan de inmediatoquienes desde Requena y Picosaspiran a todas las oportunida-des (sin excluir ninguna) paraaquellos muchachos vallecanosque tan bien están respondien-do tanto ellos como sus familias,

al reclamo deportivo y culturalde Tajamar. ¿Cómo hablar deuna “obra social” seria, si todova a seguir como está, con fron-teras difícilmente franquea-bles?... ¿Cómo plantear enVallecas, además de la necesariay urgente escolarización, unapromoción humana de enver-gadura con una enseñanzamedia que ponga la

Universidad y las EscuelasSuperiores al alcance de todohijo de vecino?…

El objetivo no era fácil

con la legislación entoncesvigente, pero los protagonistasde esta historia no paraban dedarle vueltas en sus incesantesgestiones con amigos y coope-radores a todos los niveles, lomismo privados que oficiales.Es más: con la perspectiva quepermite el casi medio siglotranscurrido, se puede apreciarque los pasos que daba la gentede Tajamar iban dirigidos, sin elmenor titubeo, hacia ese objeti-vo, cuya accesibilidad definitivasólo podía llegar por la vía legis-lativa.

Por esas fechas laDirección General de EnseñanzaSecundaria puso en marcha pre-cisamente las llamadasSecciones Filiales de Institutosde Enseñanza Media con elpropósito de acercar el bachille-rato a las zonas de ensanche delas grandes poblaciones, subur-bios y barriadas populares, y deproporcionar a los hijos de lostrabajadores una capacitación

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La complejidad del tin-glado deportivo, que seestaba disparando a

plena satisfacción y por encimade todas las previsiones, habíaaconsejado que otro grupo demiembros del Opus Dei acudie-se al foco de aquella revolución,como refuerzo importante.Tampoco se trataba de ningúndesembarco, sino que todosellos añadiesen a su trabajo pro-fesional en distintos puntos deMadrid la dedicación aTajamar, y para ello nada mejorque vivir en Vallecas, a pie deobra. Fue así como se planteó lavivienda de la calle Picos deEuropa (muy pronto “Picos”,para todo Tajamar), que aca-baría convirtiéndose en la pri-mera residencia de profesores yque, en cuestión de meses o desemanas, fue el epicentro deaquella iniciativa social, a raízde las complicaciones añadi-das.

Estas complicaciones

Las clases, diurnas y

nocturnas, empezaron en

unos bajos de la Colonia

Erillas, con setenta y seis

alumnos y algunos pupitres

biplaza adquiridos de fiado

en una empresa de material

escolar. La tiza de la pizarra

se reponía entre todos,

como los pequeños gastos

para arreglos.

C o m i e n z o d e l I n s t i t u t oC o m i e n z o d e l I n s t i t u t o

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¿Cómo conseguir la urgente escolarización yfacilitar el acceso a estudios superiores?

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en Picos y en todo Madrid parallegar a tiempo y bien a lasmetas inmediatas marcadas.Gente bien situada profesional-mente fue llamada con urgenciae invitada a meterse de hoz ycoz en esta aventura vallecanaque se prometía apasionante.Con toda paz, sólo era cuestiónde aceptar o no el reto libre-mente. Y la respuesta fue al cienpor cien positiva.

Sin pérdida de tiempo sepublicó un anuncio en un perió-dico madrileño de difusiónnacional y en un diario deporti-vo, informando del inmediatocomienzo de las clases en elInstituto Tajamar, primera sec-ción filial del Ramiro de Maeztu:más datos se podrían conseguirdirigiéndose a la sede del ClubDeportivo y Cultural Tajamar,en la calle Eduardo Requena, 19.Al reclamo acudieron, solos o encompañía de sus padres unosdiez alumnos, que se enteraronde todo y dejaron sus direccio-

nes para que se les tuviese alcorriente del lugar y fecha deexámenes y comienzo de curso.Entre ellos había un empleadode la EMT —cobrador deautobús— que se interesómucho por todos los detalles delproyecto y no paraba de hacerpreguntas.

— ¿Qué edad tiene suchico? (se le interrumpió en cier-to momento).

— No. Es para mí. Soysoltero, he leído el anuncio en laprensa y quiero estudiar bachi-

ller. Creo que podré asistir a lasclases nocturnas.

(Efectivamente asistió.Tenía ventisiete años. Hizotodos los cursos en Tajamar, secasó y emigró a Australia).

Mientras se buscan loslocales y se cumplimentan todoslos trámites, Bernardo Perea,director del futuro Instituto –uncatedrático de Griego que hadejado el Instituto de Cádizpara venir a Tajamar– recorretodo Vallecas y habla con quie-nes puedan tener algo que ver

— 55 —

más adecuada, humana y profe-sional. Se requería en esa fór-mula que el director fuese uncatedrático adscrito a unInstituto nacional y los profeso-res, titulados universitarios,seleccionados y nombrados porel Ministerio de Educación apropuesta de la entidad colabo-radora. Estas Secciones Filialesimpartirían el ciclo completo deenseñanza, que comprendía dosfases –Bachillerato y FormaciónTécnico Profesional–, exigirían alos alumnos una cuota mensualmodesta, ofrecerían una bonifi-cación del cincuenta por cien enlas tasas oficiales y facilitaríanun régimen de protección esco-lar en forma de becas, matrícu-las gratuitas, bolsas de estudio,etc. Los alumnos tenían la con-sideración de alumnos oficialesde los respectivos Institutos.

No era la solución ideal,pero inmediatamente se dieronlos pasos necesarios para queTajamar pudiera considerarse la

primera Sección Filial del pres-tigioso Instituto Ramiro deMaeztu, firmando los acuerdosrequeridos y haciendo todo loposible para aprovechar el cursoque iba casi por la mitad.Estábamos a comienzos de 1958y a esas alturas había que pro-poner al director y al cuadro de

profesores, encontrar alumnos ylocales para impartir las clases,celebrar exámenes de ingreso,establecer canales directos con elRamiro en el orden académico yadministrativo, y cumplimentarla complicadísima burocraciaexigida en estos casos. Por eso laactividad fue febril en Requena,

— 54 —

Inmediatamente se dieron los pasos para que Tajamar pudiera ser la primera Sección Filial delInstituto Ramiro de Maeztu.

A la primera convocatoria acudieron la friolera de... 10 alumnos. A los pocos años, 300.

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en Picos y en todo Madrid parallegar a tiempo y bien a lasmetas inmediatas marcadas.Gente bien situada profesional-mente fue llamada con urgenciae invitada a meterse de hoz ycoz en esta aventura vallecanaque se prometía apasionante.Con toda paz, sólo era cuestiónde aceptar o no el reto libre-mente. Y la respuesta fue al cienpor cien positiva.

Sin pérdida de tiempo sepublicó un anuncio en un perió-dico madrileño de difusiónnacional y en un diario deporti-vo, informando del inmediatocomienzo de las clases en elInstituto Tajamar, primera sec-ción filial del Ramiro de Maeztu:más datos se podrían conseguirdirigiéndose a la sede del ClubDeportivo y Cultural Tajamar,en la calle Eduardo Requena, 19.Al reclamo acudieron, solos o encompañía de sus padres unosdiez alumnos, que se enteraronde todo y dejaron sus direccio-

nes para que se les tuviese alcorriente del lugar y fecha deexámenes y comienzo de curso.Entre ellos había un empleadode la EMT —cobrador deautobús— que se interesómucho por todos los detalles delproyecto y no paraba de hacerpreguntas.

— ¿Qué edad tiene suchico? (se le interrumpió en cier-to momento).

— No. Es para mí. Soysoltero, he leído el anuncio en laprensa y quiero estudiar bachi-

ller. Creo que podré asistir a lasclases nocturnas.

(Efectivamente asistió.Tenía ventisiete años. Hizotodos los cursos en Tajamar, secasó y emigró a Australia).

Mientras se buscan loslocales y se cumplimentan todoslos trámites, Bernardo Perea,director del futuro Instituto –uncatedrático de Griego que hadejado el Instituto de Cádizpara venir a Tajamar– recorretodo Vallecas y habla con quie-nes puedan tener algo que ver

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más adecuada, humana y profe-sional. Se requería en esa fór-mula que el director fuese uncatedrático adscrito a unInstituto nacional y los profeso-res, titulados universitarios,seleccionados y nombrados porel Ministerio de Educación apropuesta de la entidad colabo-radora. Estas Secciones Filialesimpartirían el ciclo completo deenseñanza, que comprendía dosfases –Bachillerato y FormaciónTécnico Profesional–, exigirían alos alumnos una cuota mensualmodesta, ofrecerían una bonifi-cación del cincuenta por cien enlas tasas oficiales y facilitaríanun régimen de protección esco-lar en forma de becas, matrícu-las gratuitas, bolsas de estudio,etc. Los alumnos tenían la con-sideración de alumnos oficialesde los respectivos Institutos.

No era la solución ideal,pero inmediatamente se dieronlos pasos necesarios para queTajamar pudiera considerarse la

primera Sección Filial del pres-tigioso Instituto Ramiro deMaeztu, firmando los acuerdosrequeridos y haciendo todo loposible para aprovechar el cursoque iba casi por la mitad.Estábamos a comienzos de 1958y a esas alturas había que pro-poner al director y al cuadro de

profesores, encontrar alumnos ylocales para impartir las clases,celebrar exámenes de ingreso,establecer canales directos con elRamiro en el orden académico yadministrativo, y cumplimentarla complicadísima burocraciaexigida en estos casos. Por eso laactividad fue febril en Requena,

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Inmediatamente se dieron los pasos para que Tajamar pudiera ser la primera Sección Filial delInstituto Ramiro de Maeztu.

A la primera convocatoria acudieron la friolera de... 10 alumnos. A los pocos años, 300.

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conjunto de viviendas familia-res modestas fomentadas parasus asociados, en régimen decooperativa, por el Hogar delEmpleado. Era de una sola plan-ta en forma de ele y estaba en unpequeño solar rodeado de edifi-caciones. No significaba grancosa, pero bastaba para empe-zar: la no coincidencia de hora-rios permitía también su utiliza-ción para los estudios noctur-nos. En el brazo largo se dispu-sieron dos aulas y en el corto,dos pequeños despachos —unopara la Dirección y otro paraSecretaría—, situando en el cen-tro los servicios y un pequeñovestíbulo. Y todo estuvo a apun-to en la fecha prevista gracias ala amenaza lanzada sobre losalbañiles de tener que acabar sutrabajo rodeados de chavalespor todas partes.

Los exámenes de ingreso,previamente anunciados, secelebraron el 6 de febrero en uncolegio céntrico de Vallecas lla-

mado Grupo Escolar SanRamón, mejor conocido por “LaAcacia”. Con gran sorpresa deltribunal –constituido por eldirector de Tajamar, un profesoruniversitario y dos licenciados–se presentaron muchos más

alumnos de los previstos, que,después de la prueba oral yescrita, quedaron distribuidosen dos grupos distintos de trein-ta y veintiocho alumnos cadauno, y otro nocturno de diecio-cho. Algunos eran del Puente deVallecas, pero la mayoría pro-

cedían de Palomeras, Alto delArenal, Californias, Entrevías yPozo del Tío Raimundo, lo quesignificaba para bastantes deellos una hora larga de caminoa pie hasta el Instituto. De laColonia Erillas, habitada pormatrimonios jóvenes, sólo habíaun alumno. Los miembros deltribunal sintieron mucho nopoder admitir a un chaval muybien preparado que no cumplíael requisito de la edad y hubo deesperar al nuevo curso, igualque el hijo del director llegadode Cádiz, que sólo tenía nueveaños.

Pocos días después –el 13de febrero de 1958– se inaugu-raba el curso con una misa cele-brada en la cercana iglesia de lacalle Monte Igueldo y un desa-yuno por todo lo grande en “LosFaroles”. En las clases estabandispuestos ya los cuarenta pupi-tres biplaza, prácticos y resis-tentes, adquiridos de fiado enuna empresa de material esco-

— 57 —

directa o indirectamente con laformación de los chicos –direc-tores y profesores de academiasparticulares, escuelas, colegios,etc.–, y se distribuye por todaspartes un folleto con el escudo

de Tajamar, descripción de estu-dios a que se puede acceder conel bachillerato elemental, lugar yhoras de más información paraquienes estén interesados y, enel reverso, una explícita des-

cripción: “Tajamar, Centro deEnseñanza Media y Profesionalpromovido por miembros delOpus Dei en Puente de Vallecas,“ofrece la posibilidad de cursarlos estudios de Bachi llerato ele-mental y la preparación parauna profesión técnica, en unambiente que asegura una com-pleta formación humana ymoral. Con el Centro deEnseñanza Media y Profesionalcolabora el Club DeportivoTajamar. Sus instalaciones, pro-fesores de gimnasia, entrenado-res deportivos, etcétera, contri-buyen a lograr la más completaformación de los alumnos”.Parecía mucho decir, pero todoello era verdad, aunque demomento no abarcase al com-pleto el objetivo final.

Una serie de coinciden-cias permitieron disponer inme-diatamente (aunque sólo hastael mes de junio) de una pequeñaconstrucción levantada paraguardería en la Colonia Erillas,

— 56 —

Todo estuvo a punto gracias a la amenaza lanzada sobre los albañiles de tener que acabar rodea-dos de chicos por todas partes.

El primer grupo nocturno contaba con 18alumnos.

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Page 55: Libro del 40 Aniversario

conjunto de viviendas familia-res modestas fomentadas parasus asociados, en régimen decooperativa, por el Hogar delEmpleado. Era de una sola plan-ta en forma de ele y estaba en unpequeño solar rodeado de edifi-caciones. No significaba grancosa, pero bastaba para empe-zar: la no coincidencia de hora-rios permitía también su utiliza-ción para los estudios noctur-nos. En el brazo largo se dispu-sieron dos aulas y en el corto,dos pequeños despachos —unopara la Dirección y otro paraSecretaría—, situando en el cen-tro los servicios y un pequeñovestíbulo. Y todo estuvo a apun-to en la fecha prevista gracias ala amenaza lanzada sobre losalbañiles de tener que acabar sutrabajo rodeados de chavalespor todas partes.

Los exámenes de ingreso,previamente anunciados, secelebraron el 6 de febrero en uncolegio céntrico de Vallecas lla-

mado Grupo Escolar SanRamón, mejor conocido por “LaAcacia”. Con gran sorpresa deltribunal –constituido por eldirector de Tajamar, un profesoruniversitario y dos licenciados–se presentaron muchos más

alumnos de los previstos, que,después de la prueba oral yescrita, quedaron distribuidosen dos grupos distintos de trein-ta y veintiocho alumnos cadauno, y otro nocturno de diecio-cho. Algunos eran del Puente deVallecas, pero la mayoría pro-

cedían de Palomeras, Alto delArenal, Californias, Entrevías yPozo del Tío Raimundo, lo quesignificaba para bastantes deellos una hora larga de caminoa pie hasta el Instituto. De laColonia Erillas, habitada pormatrimonios jóvenes, sólo habíaun alumno. Los miembros deltribunal sintieron mucho nopoder admitir a un chaval muybien preparado que no cumplíael requisito de la edad y hubo deesperar al nuevo curso, igualque el hijo del director llegadode Cádiz, que sólo tenía nueveaños.

Pocos días después –el 13de febrero de 1958– se inaugu-raba el curso con una misa cele-brada en la cercana iglesia de lacalle Monte Igueldo y un desa-yuno por todo lo grande en “LosFaroles”. En las clases estabandispuestos ya los cuarenta pupi-tres biplaza, prácticos y resis-tentes, adquiridos de fiado enuna empresa de material esco-

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directa o indirectamente con laformación de los chicos –direc-tores y profesores de academiasparticulares, escuelas, colegios,etc.–, y se distribuye por todaspartes un folleto con el escudo

de Tajamar, descripción de estu-dios a que se puede acceder conel bachillerato elemental, lugar yhoras de más información paraquienes estén interesados y, enel reverso, una explícita des-

cripción: “Tajamar, Centro deEnseñanza Media y Profesionalpromovido por miembros delOpus Dei en Puente de Vallecas,“ofrece la posibilidad de cursarlos estudios de Bachi llerato ele-mental y la preparación parauna profesión técnica, en unambiente que asegura una com-pleta formación humana ymoral. Con el Centro deEnseñanza Media y Profesionalcolabora el Club DeportivoTajamar. Sus instalaciones, pro-fesores de gimnasia, entrenado-res deportivos, etcétera, contri-buyen a lograr la más completaformación de los alumnos”.Parecía mucho decir, pero todoello era verdad, aunque demomento no abarcase al com-pleto el objetivo final.

Una serie de coinciden-cias permitieron disponer inme-diatamente (aunque sólo hastael mes de junio) de una pequeñaconstrucción levantada paraguardería en la Colonia Erillas,

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Todo estuvo a punto gracias a la amenaza lanzada sobre los albañiles de tener que acabar rodea-dos de chicos por todas partes.

El primer grupo nocturno contaba con 18alumnos.

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El Curso en la Colonia ErillasEl Curso en la Colonia Erillas

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lar. Un buen plantel de profeso-res de distintas procedencias,pero con idéntica ilusión, se dis-ponían a dedicar tiempo yesfuerzo a aquella labor, codo acodo con aquel catedrático deGriego cuya formidable talla demaestro, educador y organiza-dor cuajaría en seguida en la for-mación de escuela. Entre losprofesores del grupo nocturnohabía un ingeniero de caminosque trabajaba de día en unaempresa constructora, uncatedrático del Maeztu dispues-to a alargar su horario y D.Rodrigo Fernández Salas, unabogado recién ordenado sacer-dote, buen jugador de fútbol einventor como árbitro único del“penalty” en baloncesto, quetodavía sigue en Tajamar.

— Aquel curso – comen-taba el Secretario del Instituto,Manolo Plaza, recientementefallecido– no tuvimos proble-mas económicos por la sencillarazón de que no teníamos dine-

ro y los acreedores nos fiaban.

Tanto los pupitres bipla-za como el resto del mobiliario(mesas y sillas para los dos des-pachos y para los profesores,una pequeña estantería conarmario y una máquina de escri-bir) se pagarían hacia junio, cua-tro meses después. El criterioera dar precedencia absoluta en

los pagos al personal de limpie-za y a los profesores (casi todoscobraban muy poco, por impar-tir una sola clase al día). La tizade la pizarra se reponía entretodos, como los pequeños gas-tos de arreglos. Es verdad que,según el acuerdo firmado, elMinisterio de Educación se com-prometía a pagar a los profeso-res y a dar una pequeña canti-dad para gastos de manteni-miento, pero los trámitesrequeridos para los pagos y lasecular lentitud de laAdministración obligaron asolicitar de un banco un crédi-to-colchón para cumplir con lomás urgente, y a una solicitudcasi diaria con el habilitado delMinisterio, excelente personaaunque algo distraído, quien,en cierta ocasión y acosado porel apremio de sus interlocuto-res de Tajamar, llegó a decir:“Hoy es lunes, esta tarde esmartes, mañana miércolestendrán ustedes la cantidad yalibrada”.

— 58 —

Manolo Plaza, que fue Secretario de Tajamar,dedicó toda su vida a la docencia y es el artí-fice de la Agrupación de Antiguos Alumnos.

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El Curso en la Colonia ErillasEl Curso en la Colonia Erillas

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lar. Un buen plantel de profeso-res de distintas procedencias,pero con idéntica ilusión, se dis-ponían a dedicar tiempo yesfuerzo a aquella labor, codo acodo con aquel catedrático deGriego cuya formidable talla demaestro, educador y organiza-dor cuajaría en seguida en la for-mación de escuela. Entre losprofesores del grupo nocturnohabía un ingeniero de caminosque trabajaba de día en unaempresa constructora, uncatedrático del Maeztu dispues-to a alargar su horario y D.Rodrigo Fernández Salas, unabogado recién ordenado sacer-dote, buen jugador de fútbol einventor como árbitro único del“penalty” en baloncesto, quetodavía sigue en Tajamar.

— Aquel curso – comen-taba el Secretario del Instituto,Manolo Plaza, recientementefallecido– no tuvimos proble-mas económicos por la sencillarazón de que no teníamos dine-

ro y los acreedores nos fiaban.

Tanto los pupitres bipla-za como el resto del mobiliario(mesas y sillas para los dos des-pachos y para los profesores,una pequeña estantería conarmario y una máquina de escri-bir) se pagarían hacia junio, cua-tro meses después. El criterioera dar precedencia absoluta en

los pagos al personal de limpie-za y a los profesores (casi todoscobraban muy poco, por impar-tir una sola clase al día). La tizade la pizarra se reponía entretodos, como los pequeños gas-tos de arreglos. Es verdad que,según el acuerdo firmado, elMinisterio de Educación se com-prometía a pagar a los profeso-res y a dar una pequeña canti-dad para gastos de manteni-miento, pero los trámitesrequeridos para los pagos y lasecular lentitud de laAdministración obligaron asolicitar de un banco un crédi-to-colchón para cumplir con lomás urgente, y a una solicitudcasi diaria con el habilitado delMinisterio, excelente personaaunque algo distraído, quien,en cierta ocasión y acosado porel apremio de sus interlocuto-res de Tajamar, llegó a decir:“Hoy es lunes, esta tarde esmartes, mañana miércolestendrán ustedes la cantidad yalibrada”.

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Manolo Plaza, que fue Secretario de Tajamar,dedicó toda su vida a la docencia y es el artí-fice de la Agrupación de Antiguos Alumnos.

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Page 58: Libro del 40 Aniversario

aunque sea muy pronto para elorgullo de grupo colegial, no escuestión de andar siempre a lagreña o de quedar mal con losvecinos. Bastante trabajo tienenya los de Requena y los dePicos con quienes –afortunada-mente pocos– se han empeña-do en no entender a Tajamar enVallecas y en inventar fabula-ciones.

Tanto las clases del díacomo las de la noche transcu-rren a plena satisfacción. Losalumnos diurnos frecuentantambién el Gimnasio deRequena y Marianón se mues-tra tan satisfecho de sus pro-gresos que, al cabo de un mesescaso y con motivo de la festi-vidad de Sto. Tomás deAquino, se invita a los padrespara que asistan a una compe-tición interna, con entrega decopas y de medallas a los gana-dores, en la que participantodos. A estas alturas nadiesabe que la relación de esta pri-mera promoción de Tajamar yde la siguiente con el Gimnasio

va a ser más intensa de lo quetodos se imaginan… y no pre-cisamente por motivos depor-tivos.

Desde el principio el diá-logo con los padres es abierto.Se les puso enseguida alcorriente del horario de visitasal director, y poco después fueel director quien tomó la ini-ciativa de citar a los que noiban a verle porque les dabacorte o por lo que fuese. Era

muy importante para su for-mación conocer las circunstan-cias familiares de cada alumno.Saber de éste que tenía cincohermanos y que su padre eraalbañil y su madre asistenta; deaquél, que su madre estabaenferma y cuidaban de él susabuelos; de aquél otro, que supadre estaba en paro y vivía delas chapuzas que iban salien-do…, y de todos, que teníanunos padres dispuestos a lossacrificios que hicieran falta

— 61 —

Ya estamos en plenocurso de 1958 en laGuardería de Erillas.

Los chavales acuden contentosa las clases y se van familiari-zando con los profesores. Enlos ratos de recreo no paran dejugar al fútbol o a lo que seapor los espacios libres de laColonia, produciendo el inevi-table alboroto callejero, algúnpequeño desperfecto en losarbolilllos recién plantados ylas molestias lógicas de unachiquillería al abierto, que, gra-cias a la buena índole y a lacomprensión del presidente dela comunidad de vecinos y a lamediación permanente deldirector y de los profesores, sereducen con el paso de losdías. Por otra parte, son tres lospreceptores que atienden indi-vidualmente a los alumnos —dos a los del curso diurno yotro al del nocturno— y, quie-ras que no, la formación a basede atención personal se acabapor notar. Todos tienen con-ciencia de estar en Erillas pro-visionalmente y de prestado, y,

Había tres preceptores y la

convivencia con los

alumnos y el entorno iban

dando a los profesores que

venían de lejos un cierto

aire vallecano. El diálogo

con los padres era muy

abierto. Para ellos se

organizaron conferencias en

el Gimnasio y se

proyectaron algunas

películas los sábados o los

domingos.

E l c u r s o e n l a C o l o n i a E r i l l a sE l c u r s o e n l a C o l o n i a E r i l l a s

— 60 —

Las molestias lógicas de una chiquillería bulliciosa se reducen gracias a la comprensión de lacomunidad de vecinos.

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aunque sea muy pronto para elorgullo de grupo colegial, no escuestión de andar siempre a lagreña o de quedar mal con losvecinos. Bastante trabajo tienenya los de Requena y los dePicos con quienes –afortunada-mente pocos– se han empeña-do en no entender a Tajamar enVallecas y en inventar fabula-ciones.

Tanto las clases del díacomo las de la noche transcu-rren a plena satisfacción. Losalumnos diurnos frecuentantambién el Gimnasio deRequena y Marianón se mues-tra tan satisfecho de sus pro-gresos que, al cabo de un mesescaso y con motivo de la festi-vidad de Sto. Tomás deAquino, se invita a los padrespara que asistan a una compe-tición interna, con entrega decopas y de medallas a los gana-dores, en la que participantodos. A estas alturas nadiesabe que la relación de esta pri-mera promoción de Tajamar yde la siguiente con el Gimnasio

va a ser más intensa de lo quetodos se imaginan… y no pre-cisamente por motivos depor-tivos.

Desde el principio el diá-logo con los padres es abierto.Se les puso enseguida alcorriente del horario de visitasal director, y poco después fueel director quien tomó la ini-ciativa de citar a los que noiban a verle porque les dabacorte o por lo que fuese. Era

muy importante para su for-mación conocer las circunstan-cias familiares de cada alumno.Saber de éste que tenía cincohermanos y que su padre eraalbañil y su madre asistenta; deaquél, que su madre estabaenferma y cuidaban de él susabuelos; de aquél otro, que supadre estaba en paro y vivía delas chapuzas que iban salien-do…, y de todos, que teníanunos padres dispuestos a lossacrificios que hicieran falta

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Ya estamos en plenocurso de 1958 en laGuardería de Erillas.

Los chavales acuden contentosa las clases y se van familiari-zando con los profesores. Enlos ratos de recreo no paran dejugar al fútbol o a lo que seapor los espacios libres de laColonia, produciendo el inevi-table alboroto callejero, algúnpequeño desperfecto en losarbolilllos recién plantados ylas molestias lógicas de unachiquillería al abierto, que, gra-cias a la buena índole y a lacomprensión del presidente dela comunidad de vecinos y a lamediación permanente deldirector y de los profesores, sereducen con el paso de losdías. Por otra parte, son tres lospreceptores que atienden indi-vidualmente a los alumnos —dos a los del curso diurno yotro al del nocturno— y, quie-ras que no, la formación a basede atención personal se acabapor notar. Todos tienen con-ciencia de estar en Erillas pro-visionalmente y de prestado, y,

Había tres preceptores y la

convivencia con los

alumnos y el entorno iban

dando a los profesores que

venían de lejos un cierto

aire vallecano. El diálogo

con los padres era muy

abierto. Para ellos se

organizaron conferencias en

el Gimnasio y se

proyectaron algunas

películas los sábados o los

domingos.

E l c u r s o e n l a C o l o n i a E r i l l a sE l c u r s o e n l a C o l o n i a E r i l l a s

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Las molestias lógicas de una chiquillería bulliciosa se reducen gracias a la comprensión de lacomunidad de vecinos.

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Page 60: Libro del 40 Aniversario

a través. Con tal motivo se sus-pendieron las clases del día.Sin embargo, hay quien diceque ese viaje cultural nuncallegó a su término a causa de lainexperiencia de los dos profe-sores encargados de la expedi-ción en el movimiento de lasmasas, de la anarquía del per-sonal y de su precipitación aldevorar las provisiones a la ida

y al salir por piernas cuandopretendieron apagar la sed enel pozo de una finca bien pro-

tegida, y del sol que caía aplomo en el descampado. Locierto es que a la ColoniaErillas regresaron con los pro-fesores poco más de la mitadde los excursionistas (el restose fue descolgando por el cami-no) y que en la redacción que aldía siguiente se les pidió enclase sobre la excursión, todoscoincidieron en que lo habían

pasado muy bien, sin omitir lasgamberradas y las bromas.

También los nocturnostuvieron sus expansiones peri-patéticas durante los fines desemana, con visitas a museos,partidos de fútbol y excursio-nes a la Sierra con lo puesto. Encierta ocasión llegaron a Nava -cerrada con zapatillas y unbalón y jugaron allí mismosobre la nieve un partido defútbol. Naturalmente –y estosorprendió a más de uno– sehacía fondo común con lo quecada uno llevaba en su macutoy todos comían de todo. Lo quedejó de ser sorpresa a la segun-da vez fue también hacerexcursiones en el coche abarro-tado –un 1400– del ingenierode caminos que les daba clasesde matemáticas. Claro que esode que, además de llevarles ensu coche, pasase con ellos todoun día…

La convivencia con losalumnos y el entorno ibandando a los profesores quevenían de lejos un cierto airevallecano, sobre todo a los másjóvenes que, para evitar pérdi-

— 63 —

para que sus hijos tuviesen laoportunidad de estudiar y deprepararse que ellos no habíantenido. Esto se solía apreciar demanera muy especial entre lospadres de los del curso noctur-no, que debían certificar queeran mayores de quince años ytenían algún trabajo que lesimpedía escolarizarse de día (elmayor de ellos era, con mucho,el empleado de la EMT yamencionado). ¿Quién iba apensar entonces que con eltiempo asistirían también aesas clases o a cursos especialespadres de familia con hijoshaciendo los estudios diur-nos?… En esta primera promo-ción de jóvenes nocturnoshubo de todo: algunos llegarona hacer el bachillerato y estu-dios superiores y otros aban-donaron al encontrar un traba-jo mejor, pero todos tuvieron lamisma oportunidad de forma-ción humana y profesional.

Para los padres se orga-nizó también en el gimnasio unciclo de conferencias sobre

temas de interés general acargo de conocidos profesoresuniversitarios y se proyectaronalgunas películas de contenidoeducativo en tardes de sábado

o de domingo. Hay quienrecuerda todavía aquel comen-tario de un grupo de madresdespués de ver un dramónneorrealista en el que AldoFabrizzi era bedel en el mismocolegio en que su hijo daba cla-ses como maestro: “¡Cómo leagradecemos que nos hayaninvitado a esta película! Lohemos pasado muy bien:

hemos llorado mucho”.

Con el curso normal–con un horario que les per-mitía ir al Gimnasio o jugar al

fútbol todos los días– se orga-nizó también, por iniciativa delprofesor de Historia, un viajecolectivo a Villaviciosa deOdón (con castillo herrerianode tres torres cilíndricas y unacuadrada, y mucha tradiciónartística y ecológica), en metrohasta la Estación del Norte y entranvía hasta Cuatro Vientos,con el resto del trayecto campo

— 62 —

De la primera salida regresaron con los profesores poco más de la mitad de los excursionistas. Elresto se fue descolgando por el camino.

El movimiento de masas y la anarquía del personal escolar requiere siempre cierta experienciapara el profesor que va de excursión...

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a través. Con tal motivo se sus-pendieron las clases del día.Sin embargo, hay quien diceque ese viaje cultural nuncallegó a su término a causa de lainexperiencia de los dos profe-sores encargados de la expedi-ción en el movimiento de lasmasas, de la anarquía del per-sonal y de su precipitación aldevorar las provisiones a la ida

y al salir por piernas cuandopretendieron apagar la sed enel pozo de una finca bien pro-

tegida, y del sol que caía aplomo en el descampado. Locierto es que a la ColoniaErillas regresaron con los pro-fesores poco más de la mitadde los excursionistas (el restose fue descolgando por el cami-no) y que en la redacción que aldía siguiente se les pidió enclase sobre la excursión, todoscoincidieron en que lo habían

pasado muy bien, sin omitir lasgamberradas y las bromas.

También los nocturnostuvieron sus expansiones peri-patéticas durante los fines desemana, con visitas a museos,partidos de fútbol y excursio-nes a la Sierra con lo puesto. Encierta ocasión llegaron a Nava -cerrada con zapatillas y unbalón y jugaron allí mismosobre la nieve un partido defútbol. Naturalmente –y estosorprendió a más de uno– sehacía fondo común con lo quecada uno llevaba en su macutoy todos comían de todo. Lo quedejó de ser sorpresa a la segun-da vez fue también hacerexcursiones en el coche abarro-tado –un 1400– del ingenierode caminos que les daba clasesde matemáticas. Claro que esode que, además de llevarles ensu coche, pasase con ellos todoun día…

La convivencia con losalumnos y el entorno ibandando a los profesores quevenían de lejos un cierto airevallecano, sobre todo a los másjóvenes que, para evitar pérdi-

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para que sus hijos tuviesen laoportunidad de estudiar y deprepararse que ellos no habíantenido. Esto se solía apreciar demanera muy especial entre lospadres de los del curso noctur-no, que debían certificar queeran mayores de quince años ytenían algún trabajo que lesimpedía escolarizarse de día (elmayor de ellos era, con mucho,el empleado de la EMT yamencionado). ¿Quién iba apensar entonces que con eltiempo asistirían también aesas clases o a cursos especialespadres de familia con hijoshaciendo los estudios diur-nos?… En esta primera promo-ción de jóvenes nocturnoshubo de todo: algunos llegarona hacer el bachillerato y estu-dios superiores y otros aban-donaron al encontrar un traba-jo mejor, pero todos tuvieron lamisma oportunidad de forma-ción humana y profesional.

Para los padres se orga-nizó también en el gimnasio unciclo de conferencias sobre

temas de interés general acargo de conocidos profesoresuniversitarios y se proyectaronalgunas películas de contenidoeducativo en tardes de sábado

o de domingo. Hay quienrecuerda todavía aquel comen-tario de un grupo de madresdespués de ver un dramónneorrealista en el que AldoFabrizzi era bedel en el mismocolegio en que su hijo daba cla-ses como maestro: “¡Cómo leagradecemos que nos hayaninvitado a esta película! Lohemos pasado muy bien:

hemos llorado mucho”.

Con el curso normal–con un horario que les per-mitía ir al Gimnasio o jugar al

fútbol todos los días– se orga-nizó también, por iniciativa delprofesor de Historia, un viajecolectivo a Villaviciosa deOdón (con castillo herrerianode tres torres cilíndricas y unacuadrada, y mucha tradiciónartística y ecológica), en metrohasta la Estación del Norte y entranvía hasta Cuatro Vientos,con el resto del trayecto campo

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De la primera salida regresaron con los profesores poco más de la mitad de los excursionistas. Elresto se fue descolgando por el camino.

El movimiento de masas y la anarquía del personal escolar requiere siempre cierta experienciapara el profesor que va de excursión...

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Page 62: Libro del 40 Aniversario

das de tiempo, acababan bus-cando en la zona “estableci-mientos” donde se pudiesecomer bien, limpio y barato.Fue así como algunos de ellosllegaron a ser clientes habitua-les de “Los Hermanos”, des-pués de haber transitado poruna tasca que había en elCallejón de los Civiles, por “ElSopapo”, “La Favorita”, “LaEloina”, etc., donde tampocoera extraño, como se decíaentonces, que pasasen los file-tes por la piedra, trajinándolosde tal modo que ganasen lomismo en dimensiones que entransparencia. Después detodo no era cuestión de hacer-se el “panoli”, sino de adaptar-se al medio y, llegado el caso,saber entrar con un amigo a unbar y saber pedir “dos vinos yuna cosa de capricho” o “ doscervezas y un duro de jamónen lonchas gordas”, o soltarcualquier otra gracia vallecanapara que no le dijesen a unoque gastaba el cuarenta y cua-tro en sosera.

Con el buen pie deVallecas corrían parejas lasrelaciones con el Ramiro deMaeztu, que eran excelentes.Al depender Tajamar adminis-trativamente del Ramiro comosección filial, había que archi-var allí las matrículas y losexpedientes académicos yseguir las mismas pautas encuestión de papeles, certifica-ciones, etc. Algo bastante com-plicado para quien no domina-se la burocracia tan habitualentonces como ahora, perobien superado gracias a la com-prensión y buena disposicióncon Tajamar. Lo que no pudo

solventarse fue el error dematricular en primero a cincochavales que cumplían los diezaños en 1958 y no en 1957,como era preceptivo. Dichoerror sobrevino cuando se con-sideró que la edad requeridaera la que se tenía en la fechade los exámenes —que habíansido en febrero— y no alcomienzo de curso, en octubredel año anterior. Pero la ley erala ley y había que cumplirla.Con gran pena hubo que decira los padres y a los cinco chicosque tenían que repetir primeroen el curso siguiente. Los pri-meros aceptaron la contrarie-dad con sosiego, porque esta-ban muy contentos con el cole-gio. Y con los segundos ocurrióotro tanto, ya que si repetíanera sólo por “chaveas” y pornada más.

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Los alumnos más jóvenes del primer cursotenían diez años.

Page 63: Libro del 40 Aniversario

El Tirón de la OlimpiadaEl Tirón de la Olimpiada

9

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Page 64: Libro del 40 Aniversario

Vallecas queda sin visitar:tiendas de comestibles, zapa-terías, estancos, panaderías,mercerías, bares, ferreterías,papelerías, tiendas de confec-ciones, farmacias, gestorías…A los dueños y empleados seles habla de Tajamar, se lesinvita a colaborar como sociosprotectores, aunque sea conuna peseta al mes, y se les dejaun cartel anunciador de laConcentración, para que locoloquen en lugar bien visi-ble. La respuesta no puede sermás alentadora: a esto últimonadie se niega.

Mientras tanto los loca-les y el Gimnasio de Requenay el campo de San Diegoechan lumbre. La actividad esfebril, como en una películaacelerada. No hay quien notenga su encargo concreto, seaen la promoción, en la organi-zación o en la realización delmagno acontecimiento. Seprepara el espectáculo al deta-lle, con precisión de relojerossuizos. Está prohibido impro-visar. Se disponen varias ban-

deras para los desfiles y vesti-menta para los participantes.Se deciden las competicionesy se hacen las pruebas y cam-peonatos previos. Se ensayanuna y otra vez, por junto o porseparado, los desfiles y latabla de gimnasia. Se eligenlas músicas… Durante variassemanas en Vallecas no sehabla de otra cosa, y seráimposible para cualquiera nodarse por enterado viendo el

trasiego diario de banderas ychavales, que corren de unlado a otro de la barriadamientras se preparan para el

gran evento.

El domingo señalado esfiesta grande. Como no hayque pagar ni se necesita invi-tación, el estadio se llena arebosar desde bastante antesde la hora con las familias delos participantes, amigos,conocidos, colaboradores,simpatizantes y gente quepasaba por allí. A las seis enpunto empieza el espectáculo,

que se desarrollará, entresilencios y aplausos estruen-dosos, con buenas trazas.Todo transcurre según el

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Un buen día de abril omayo de 1958 apare-ció en el tablón de

Requena un gran cartel, reali-zado en tintas de colores, queentusiasmó a todo el mundo:“El día 8 de junio, domingo, IC o n c e n t r a c i ó nGimnástico–Deportiva en elEstadio de Vallecas, a las 6 dela tarde”. Una iniciativa deintención evidente. Comorecuerda alguien de esa hora,“el Club Tajamar empezaba aser conocido en Vallecas yhabía que ampliar ese conoci-miento con una buena asona-da”.

A partir de ese día en elClub Deportivo y CulturalTajamar sólo se habla de la“Olimpiada”, que es como seconoce hacia adentro laConcentración que se va acelebrar nada menos que en elcampo del Rayo Vallecano, unequipo que mueve a la aficiónmás compacta y entusiasta deMadrid y, si se quiere, departe del extranjero. Ningúncomerc io o negocio de

Más que un festival de

colegio con padres

dispuestos a aplaudir, la

Concentración

Gimnástico—Deportiva en

el estadio del Rayo

Vallecano fue una prueba

técnica de alto valor

profesional y una

manifestación de un nuevo

estilo, en el que el aire de

familia y la confianza no

estaban reñidos con la

seriedad y la

responsabilidad.

E l t i r ó n d e l a O l i m p i a d aE l t i r ó n d e l a O l i m p i a d a

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Olimpiada en el antiguo campo del Rayo Vallecano: todo un sueño. La afición más compacta y entu-

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Vallecas queda sin visitar:tiendas de comestibles, zapa-terías, estancos, panaderías,mercerías, bares, ferreterías,papelerías, tiendas de confec-ciones, farmacias, gestorías…A los dueños y empleados seles habla de Tajamar, se lesinvita a colaborar como sociosprotectores, aunque sea conuna peseta al mes, y se les dejaun cartel anunciador de laConcentración, para que locoloquen en lugar bien visi-ble. La respuesta no puede sermás alentadora: a esto últimonadie se niega.

Mientras tanto los loca-les y el Gimnasio de Requenay el campo de San Diegoechan lumbre. La actividad esfebril, como en una películaacelerada. No hay quien notenga su encargo concreto, seaen la promoción, en la organi-zación o en la realización delmagno acontecimiento. Seprepara el espectáculo al deta-lle, con precisión de relojerossuizos. Está prohibido impro-visar. Se disponen varias ban-

deras para los desfiles y vesti-menta para los participantes.Se deciden las competicionesy se hacen las pruebas y cam-peonatos previos. Se ensayanuna y otra vez, por junto o porseparado, los desfiles y latabla de gimnasia. Se eligenlas músicas… Durante variassemanas en Vallecas no sehabla de otra cosa, y seráimposible para cualquiera nodarse por enterado viendo el

trasiego diario de banderas ychavales, que corren de unlado a otro de la barriadamientras se preparan para el

gran evento.

El domingo señalado esfiesta grande. Como no hayque pagar ni se necesita invi-tación, el estadio se llena arebosar desde bastante antesde la hora con las familias delos participantes, amigos,conocidos, colaboradores,simpatizantes y gente quepasaba por allí. A las seis enpunto empieza el espectáculo,

que se desarrollará, entresilencios y aplausos estruen-dosos, con buenas trazas.Todo transcurre según el

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Un buen día de abril omayo de 1958 apare-ció en el tablón de

Requena un gran cartel, reali-zado en tintas de colores, queentusiasmó a todo el mundo:“El día 8 de junio, domingo, IC o n c e n t r a c i ó nGimnástico–Deportiva en elEstadio de Vallecas, a las 6 dela tarde”. Una iniciativa deintención evidente. Comorecuerda alguien de esa hora,“el Club Tajamar empezaba aser conocido en Vallecas yhabía que ampliar ese conoci-miento con una buena asona-da”.

A partir de ese día en elClub Deportivo y CulturalTajamar sólo se habla de la“Olimpiada”, que es como seconoce hacia adentro laConcentración que se va acelebrar nada menos que en elcampo del Rayo Vallecano, unequipo que mueve a la aficiónmás compacta y entusiasta deMadrid y, si se quiere, departe del extranjero. Ningúncomerc io o negocio de

Más que un festival de

colegio con padres

dispuestos a aplaudir, la

Concentración

Gimnástico—Deportiva en

el estadio del Rayo

Vallecano fue una prueba

técnica de alto valor

profesional y una

manifestación de un nuevo

estilo, en el que el aire de

familia y la confianza no

estaban reñidos con la

seriedad y la

responsabilidad.

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Olimpiada en el antiguo campo del Rayo Vallecano: todo un sueño. La afición más compacta y entu-

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Concentración deportiva, sinotambién en el estilo humano,en el modo de hacerlo todoantes, en-y después de esaCon cen tración y en la actitudgeneral de los alumnos delGimnasio de Requena y delInstituto de Erillas, de susamigos y de sus familiares.Tanto las autoridades depor-tivas como los periodistassabían que en la preparaciónde este tipo de acontecimien-tos suele haber mucha dedica-ción, mucho trabajo, muchoempeño y muchos medios.Pero aquí sorprendía ostensi-blemente, en contraste con losniveles de perfección alcanza-dos, la escasez de medios y laarmonía espontánea entre elpúblico y los participantes.Más que un festival de colegiocon padres dispuestos aaplaudir, aquello fue para losvisitantes una prueba técnicade alto valor profesional (condeficiencias, por supuesto) yuna manifestación de unnuevo estilo, en el que el airede familia y la confianza noestaban reñidos con la serie-

dad y la responsabilidad. Lamisma organización del acto,con entrada y salida libre en el

estadio del Rayo Vallecano,con un aforo de 25000 espec-tadores, había sido un ejerci-cio de libertad responsable,sin problemas de acomodo ysin ninguna incidencia quelamentar. Como era lógico, enlos intervalos se aprovechó lamegafonía instalada paraanunciar los cursos de bachi-llerato diurnos y nocturnos enel Instituto Tajamar, que enoctubre serían ya primero ysegundo. En todo Vallecas,Tajamar sería más conocido y

también en Tajamar se cono-cería y se trataría a más gentede Vallecas.

Cuando termina e lcurso en Erillas, el Gimnasiode Requena se pone a tope:con el tirón de la “Olimpiada”llegan en tromba más socios yhay que programar con cuida-do las actividades para queéstas no se solapen ni se pro-duzca un colapso. El montajede la Concen tración habíasupuesto un serio esfuerzo enRequena, con horas y horas ynoches enteras de trabajointensísimo y un solo temamonográfico de conversación.A todos les salía el deportepor las orejas, y para corrobo-rarlo ahí estaba el plano delfuturo Tajamar, pegado a lapared, con insta lac ionesdeportivas espectaculares sise comparaban con el espaciodedicado a la “ZonaCultural”. La euforia no teníalímites, pero de momento loque llegaba era más trabajopara los de Requena y los dePicos y para todo el mundo, y

— 69 —

orden previsto. Desfiles mar-ciales con gran despliegue debanderas y al son de las mar-chas adecuadas. Exhi bicionesde gimnasia deportiva bienexplicadas por los altavoces.Carreras y lanzamientos deatletas luchando agónicamen-te por el triunfo. Y como tracaf inal , una v is tosa tablagimnástica realizada muy enarmonía con la música por losdoscientos cincuenta chavalesque casi llenaban la cancha,rematada en cierto momento

por los a lumnos máspequeños del Instituto, que,con sus camisetas rojas y susevoluc iones y posturasdiseñan sobre e l césped

“TAJAMAR, SI”. Aquello fueel delirio y costó mucho que lagente desalojase el estadio,porque a todo el mundo lesabían a poco las dos horasque había durado laConcentración. Y menos que anadie a los propios partici-pantes que, después de tantapreparación, comprobaban loefímero de la gloria: un par dehoras de espectáculo y todohabía concluido, aunque real-mente no fuese así.

Hay quien piensa, conmentalidad federativa de cul-tura física oficial, que la fechamás importante del Tajamardeportivo es el 1 de octubre de

1958, día de la fundación de laSección de Atletismo (con unadocena de atletas entre los quedestacaban un corredor y lan-zador y un medio velocista), yque todo lo realizado hastaentonces no pasaba de unaincipiente afición, sin salir delos cauces del entrenamiento,comandada por un entrena-dor de todo. Esto quizás seacierto en un relato rigurosa-mente técnico, pero deja deserlo si se piensa en Tajamaral completo, como proyecciónhistórica y sociológica. Porquecon esa perspectiva la prime-ra gran fecha no fue otra quela de esta “Olimpiada”, el 8 dejunio de 1958. Y son muchaslas razones que avalan tal con-clusión.

Por pr imera vezVallecas y Tajamar se identifi-caban expresamente en unacontecimiento público quedaba el tono de unas aspira-ciones cuyo fondo de grancalado, se podía apreciar nosólo en su manifestación másexteriorizada, que era la

— 68 —

En el desfile participan todas las escuelas.

Algunas escuelas realizaron también sus propias olimpiadas.

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Concentración deportiva, sinotambién en el estilo humano,en el modo de hacerlo todoantes, en-y después de esaCon cen tración y en la actitudgeneral de los alumnos delGimnasio de Requena y delInstituto de Erillas, de susamigos y de sus familiares.Tanto las autoridades depor-tivas como los periodistassabían que en la preparaciónde este tipo de acontecimien-tos suele haber mucha dedica-ción, mucho trabajo, muchoempeño y muchos medios.Pero aquí sorprendía ostensi-blemente, en contraste con losniveles de perfección alcanza-dos, la escasez de medios y laarmonía espontánea entre elpúblico y los participantes.Más que un festival de colegiocon padres dispuestos aaplaudir, aquello fue para losvisitantes una prueba técnicade alto valor profesional (condeficiencias, por supuesto) yuna manifestación de unnuevo estilo, en el que el airede familia y la confianza noestaban reñidos con la serie-

dad y la responsabilidad. Lamisma organización del acto,con entrada y salida libre en el

estadio del Rayo Vallecano,con un aforo de 25000 espec-tadores, había sido un ejerci-cio de libertad responsable,sin problemas de acomodo ysin ninguna incidencia quelamentar. Como era lógico, enlos intervalos se aprovechó lamegafonía instalada paraanunciar los cursos de bachi-llerato diurnos y nocturnos enel Instituto Tajamar, que enoctubre serían ya primero ysegundo. En todo Vallecas,Tajamar sería más conocido y

también en Tajamar se cono-cería y se trataría a más gentede Vallecas.

Cuando termina e lcurso en Erillas, el Gimnasiode Requena se pone a tope:con el tirón de la “Olimpiada”llegan en tromba más socios yhay que programar con cuida-do las actividades para queéstas no se solapen ni se pro-duzca un colapso. El montajede la Concen tración habíasupuesto un serio esfuerzo enRequena, con horas y horas ynoches enteras de trabajointensísimo y un solo temamonográfico de conversación.A todos les salía el deportepor las orejas, y para corrobo-rarlo ahí estaba el plano delfuturo Tajamar, pegado a lapared, con insta lac ionesdeportivas espectaculares sise comparaban con el espaciodedicado a la “ZonaCultural”. La euforia no teníalímites, pero de momento loque llegaba era más trabajopara los de Requena y los dePicos y para todo el mundo, y

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orden previsto. Desfiles mar-ciales con gran despliegue debanderas y al son de las mar-chas adecuadas. Exhi bicionesde gimnasia deportiva bienexplicadas por los altavoces.Carreras y lanzamientos deatletas luchando agónicamen-te por el triunfo. Y como tracaf inal , una v is tosa tablagimnástica realizada muy enarmonía con la música por losdoscientos cincuenta chavalesque casi llenaban la cancha,rematada en cierto momento

por los a lumnos máspequeños del Instituto, que,con sus camisetas rojas y susevoluc iones y posturasdiseñan sobre e l césped

“TAJAMAR, SI”. Aquello fueel delirio y costó mucho que lagente desalojase el estadio,porque a todo el mundo lesabían a poco las dos horasque había durado laConcentración. Y menos que anadie a los propios partici-pantes que, después de tantapreparación, comprobaban loefímero de la gloria: un par dehoras de espectáculo y todohabía concluido, aunque real-mente no fuese así.

Hay quien piensa, conmentalidad federativa de cul-tura física oficial, que la fechamás importante del Tajamardeportivo es el 1 de octubre de

1958, día de la fundación de laSección de Atletismo (con unadocena de atletas entre los quedestacaban un corredor y lan-zador y un medio velocista), yque todo lo realizado hastaentonces no pasaba de unaincipiente afición, sin salir delos cauces del entrenamiento,comandada por un entrena-dor de todo. Esto quizás seacierto en un relato rigurosa-mente técnico, pero deja deserlo si se piensa en Tajamaral completo, como proyecciónhistórica y sociológica. Porquecon esa perspectiva la prime-ra gran fecha no fue otra quela de esta “Olimpiada”, el 8 dejunio de 1958. Y son muchaslas razones que avalan tal con-clusión.

Por pr imera vezVallecas y Tajamar se identifi-caban expresamente en unacontecimiento público quedaba el tono de unas aspira-ciones cuyo fondo de grancalado, se podía apreciar nosólo en su manifestación másexteriorizada, que era la

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En el desfile participan todas las escuelas.

Algunas escuelas realizaron también sus propias olimpiadas.

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Page 68: Libro del 40 Aniversario

La Necesidad Agudiza el IngenioLa Necesidad Agudiza el Ingenio

10

4040AniversarioT A J A M A RAniversarioT A J A M A R

la impresión general de quecon tanta tarea delante esteverano nadie se iba a ir derositas.

Tampoco venía mal eneste momento un poco deorden en el embrollo provoca-do por la expansión y el entu-siasmo. Tajamar, como obracorporativa del Opus Dei, seestructura entonces con unajunta de gobierno formadapor un direc tor genera l(Emilio Redondo), un directorde enseñanza (BernardoPerea), un director de depor-tes (Alfredo Castro), un secre-tario-administrador general(Víctor Tormo), y un jefe deldepartamento de relacionessociales (Pelegrín Muñoz),encargado sobre todo de bus-car recursos. El director deestudios es el director delInstituto y el de deportes eldel Club Deportivo. Todosaceptan con buen ánimo loque les cae encima, se apoyanen los demás (sin excluir anadie que tenga algo que vercon Tajamar y Vallecas) y

ponen su iniciativa al serviciode la empresa. En este sentidola “Olim piada” ha sido unbuen revulsivo, al airear elnombre de Tajamar en losmedios de comunicación: a lagente le suena y hay algo queenseñar, además del folleto,del carnet de socio, de losrecortes de prensa y de unboletín semestral que reali-zan, para socios y protectores,los miembros del club deperiodismo de la calle MontePerdido, donde se acaba deabrir un piso de desconges-tión de la labor en Requena,

donde hay también un Cine-Club y donde se atiende a loschavales con más afición cul-tural que deportiva o conambas a partes iguales, quetampoco es raro.

El recurso a la generosi-dad de la gente (incluidossegún “sus posibles” los bene-ficiarios directos) será siem-pre una constante, al igualque el déficit de Tajamar y detodas las obras corporativasdel Opus Dei: una inversión,por otro lado, rentable al cien-to por uno. ¿Interesa saberque en el caso de Tajamar lasdos primeras donaciones decierta entidad procedían deuna empresa de carbones dela Carrera de San Jerónimo yde una constructora?… Puesbaste con lo dicho.

— 70 —

Pelegrín Muñoz, Gerente de la primera JuntaDirectiva, con Carlos Mosquera,

Vicepresidente del Club Deportivo.

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La Necesidad Agudiza el IngenioLa Necesidad Agudiza el Ingenio

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la impresión general de quecon tanta tarea delante esteverano nadie se iba a ir derositas.

Tampoco venía mal eneste momento un poco deorden en el embrollo provoca-do por la expansión y el entu-siasmo. Tajamar, como obracorporativa del Opus Dei, seestructura entonces con unajunta de gobierno formadapor un direc tor genera l(Emilio Redondo), un directorde enseñanza (BernardoPerea), un director de depor-tes (Alfredo Castro), un secre-tario-administrador general(Víctor Tormo), y un jefe deldepartamento de relacionessociales (Pelegrín Muñoz),encargado sobre todo de bus-car recursos. El director deestudios es el director delInstituto y el de deportes eldel Club Deportivo. Todosaceptan con buen ánimo loque les cae encima, se apoyanen los demás (sin excluir anadie que tenga algo que vercon Tajamar y Vallecas) y

ponen su iniciativa al serviciode la empresa. En este sentidola “Olim piada” ha sido unbuen revulsivo, al airear elnombre de Tajamar en losmedios de comunicación: a lagente le suena y hay algo queenseñar, además del folleto,del carnet de socio, de losrecortes de prensa y de unboletín semestral que reali-zan, para socios y protectores,los miembros del club deperiodismo de la calle MontePerdido, donde se acaba deabrir un piso de desconges-tión de la labor en Requena,

donde hay también un Cine-Club y donde se atiende a loschavales con más afición cul-tural que deportiva o conambas a partes iguales, quetampoco es raro.

El recurso a la generosi-dad de la gente (incluidossegún “sus posibles” los bene-ficiarios directos) será siem-pre una constante, al igualque el déficit de Tajamar y detodas las obras corporativasdel Opus Dei: una inversión,por otro lado, rentable al cien-to por uno. ¿Interesa saberque en el caso de Tajamar lasdos primeras donaciones decierta entidad procedían deuna empresa de carbones dela Carrera de San Jerónimo yde una constructora?… Puesbaste con lo dicho.

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Pelegrín Muñoz, Gerente de la primera JuntaDirectiva, con Carlos Mosquera,

Vicepresidente del Club Deportivo.

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L a n e c e s i d a d a g u d i z a e l i n g e n i oL a n e c e s i d a d a g u d i z a e l i n g e n i o

el Alto del Arenal, por el Cerrodel Tío Pío…

Como no hay bien quepor mal no venga, este mismoverano se produce otro hechoimportante: la cesión en usu-fructo a Tajamar, como obrasocia l , por parte de laConfederación Hidrográficadel Tajo de las instalacionesdel pantano de Buendía, quese acaba de inaugurar con elde Entrepeñas. Se trata dealgunas viviendas construidaspara obreros, de las escuelas,una capilla, oficinas, algunosalmacenes complementarios yuna espaciosa cancha de tenisconvertida en un santiamén encampo de fútbol; en fin, unconjunto muy arreglado quecon unas cuantas obras com-plementar ias puede darmucho de sí. Por lo pronto allídescansarán dos o tres sema-nas sin dejar de trabajar entrejulio y agosto gran parte de lospioneros de Tajamar, inician-do el adecentamiento de uncomplejo que estará vinculadoa la institución de Vallecas

durante más de treinta años.Aunque adelantemos aconte-cimientos, baste decir porahora que allí se celebrarán sininterrupción centenares de

convivencias de profesores, depadres, de amigos, de chava-les del Deport ivo y delInstituto; cursos de verano,campamentos, excursiones,cursos de retiro, estancias defin de semana… La últimareunió a fines de septiembre

de 1991 a más de treinta anti-guos alumnos de Tajamar yfue como el adiós a Buendía,que tantos recordarán conagradecimiento y ternura

mientras vivan.

Pero llega octubre y elproblema de los locales siguesin resolverse. Lo que estáclaro es que ya no se cuentacon la guardería de Erillas yhay que arreglarse con una

— 73 —

Tanto en Requena comoen Erillas se trabajaduro este verano. En la

futura guardería, donde se haprorrogado hasta septiembreel permiso de estancia, sehacen las entrevistas a lospadres y a los futuros alum-nos. Cuando concluye elperíodo de matriculación haydos cursos de cerca de ochen-ta alumnos cada uno en régi-men diurno y otros dos cursosmenos numerosos en el noc-turno. Al mismo tiempo sehacen previsiones, que seintentan satisfacer, de las nue-vas necesidades: pupitres ymesas, material pedagógico,cartas de información a lospadres, gestiones con el habi-litado del Ministerio, compro-misos económicos… Y desdeluego, no se para de pensar enningún momento en el granproblema que pende sobre lacabeza de todos, que es el deencontrar nuevos locales,puesto que Erillas, por lodemás insuficiente, tiende asu fin. Se buscan terrenos olocales por las Californias, por

El gimnasio mejor

aprovechado del mundo

(con clases mañana y tarde

y ejercicios por la noche),

las giras culturales más

constantes y funcionales, y

el segundo campo de fútbol

iluminado de Madrid,

después del Santiago

Bernabéu.

— 72 —

Fiesta de Navidad con las familias. Corría el año 1961.

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L a n e c e s i d a d a g u d i z a e l i n g e n i oL a n e c e s i d a d a g u d i z a e l i n g e n i o

el Alto del Arenal, por el Cerrodel Tío Pío…

Como no hay bien quepor mal no venga, este mismoverano se produce otro hechoimportante: la cesión en usu-fructo a Tajamar, como obrasocia l , por parte de laConfederación Hidrográficadel Tajo de las instalacionesdel pantano de Buendía, quese acaba de inaugurar con elde Entrepeñas. Se trata dealgunas viviendas construidaspara obreros, de las escuelas,una capilla, oficinas, algunosalmacenes complementarios yuna espaciosa cancha de tenisconvertida en un santiamén encampo de fútbol; en fin, unconjunto muy arreglado quecon unas cuantas obras com-plementar ias puede darmucho de sí. Por lo pronto allídescansarán dos o tres sema-nas sin dejar de trabajar entrejulio y agosto gran parte de lospioneros de Tajamar, inician-do el adecentamiento de uncomplejo que estará vinculadoa la institución de Vallecas

durante más de treinta años.Aunque adelantemos aconte-cimientos, baste decir porahora que allí se celebrarán sininterrupción centenares de

convivencias de profesores, depadres, de amigos, de chava-les del Deport ivo y delInstituto; cursos de verano,campamentos, excursiones,cursos de retiro, estancias defin de semana… La últimareunió a fines de septiembre

de 1991 a más de treinta anti-guos alumnos de Tajamar yfue como el adiós a Buendía,que tantos recordarán conagradecimiento y ternura

mientras vivan.

Pero llega octubre y elproblema de los locales siguesin resolverse. Lo que estáclaro es que ya no se cuentacon la guardería de Erillas yhay que arreglarse con una

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Tanto en Requena comoen Erillas se trabajaduro este verano. En la

futura guardería, donde se haprorrogado hasta septiembreel permiso de estancia, sehacen las entrevistas a lospadres y a los futuros alum-nos. Cuando concluye elperíodo de matriculación haydos cursos de cerca de ochen-ta alumnos cada uno en régi-men diurno y otros dos cursosmenos numerosos en el noc-turno. Al mismo tiempo sehacen previsiones, que seintentan satisfacer, de las nue-vas necesidades: pupitres ymesas, material pedagógico,cartas de información a lospadres, gestiones con el habi-litado del Ministerio, compro-misos económicos… Y desdeluego, no se para de pensar enningún momento en el granproblema que pende sobre lacabeza de todos, que es el deencontrar nuevos locales,puesto que Erillas, por lodemás insuficiente, tiende asu fin. Se buscan terrenos olocales por las Californias, por

El gimnasio mejor

aprovechado del mundo

(con clases mañana y tarde

y ejercicios por la noche),

las giras culturales más

constantes y funcionales, y

el segundo campo de fútbol

iluminado de Madrid,

después del Santiago

Bernabéu.

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Fiesta de Navidad con las familias. Corría el año 1961.

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Page 72: Libro del 40 Aniversario

Sin embargo, y contra loque pudiera parecer, estasituación no resultó angustio-sa. Había mucha ilusión y yase sabe que con un comienzoajustado se aprecia mejor loque llega después. Todo elmundo andaba a cien por horasin perder la paz y la alegría,y aunque con tanto trajín sin-cronizado quedaba muy pocoespacio para la imaginación,

fue entonces precisamentecuando Tajamar se marcó eltanto de disponer del segundocampo de fútbol iluminado deMadrid, después delBernabéu. La idea se le ocurrióal director de deportes, por-que también el campo de SanDiego debía dar todo de sí encuanto a horarios, como elGimnasio, y fue un golpe deimaginación notable. Con seis

postes de madera y otros tan-tos focos, conseguidos no sesabe dónde, dispuestos uno encada esquina y dos a amboslados de la línea central, sehabilitó aquel campo para par-tidos nocturnos. (Quizá noshemos pasado al llamar focosa unos bombillones grandescon pantallas fijas para dirigirla luz hacia abajo). El caso esque desde la inauguración delsistema se pudo jugar al fútboltodas las noches en San Diego,especialmente en las de pleni-lunio y cielo despejado, por-que en las otras, las de obscu-ridad total, el balón podíadesaparecer de la vista al salirde los haces de luz de losfocos. Pero esto no era ningúnobstáculo. Importaba másandar con tiento a la hora desacar los corners con un posteplantado en la misma esquina,y no cargarse un foco de unbalonazo dejando parte delcampo a la virulé.

De todos modos el apre-tujón del Gimnasio duraríasólo un par de meses, mientras

— 75 —

solución transitoria de emer-gencia, mientras suena la alar-ma total para encontrar comosea la definitiva. ¿Quién había

dicho que el Gimnasio deRequena estaba a pleno rendi-miento?… Podía rendirmucho más, y allí se trasladó

sin pérdida de tiempo todo loque había en Erillas: mobilia-rio, material, etc. E inmediata-mente empezó el curso segúnel plan siguiente: por la maña-na los de primero diurnotenían las c lases en e lGimnasio en un solo grupo ypor la tarde hacían deporte enel campo de San Diego o visi-tas a museos; los de segundodiurno, también en un sologrupo, harían deporte o visitaspor la mañana y tendría lasc lases por la tarde.Terminadas éstas, a las siete,se amontonaban ordenada-mente las mesas y los pupitresen un rincón del Gimnasiopara que pudiesen entrenar yhacer sus ejercicios hasta lasdiez de la noche todos lossocios del Deportivo, quepasaban de trescientos. Ycomo al Gimnasio no se lepodía pedir más, se buscaronaulas para los dos cursos noc-turnos en grupos escolares dela barriada, como el San José,el San Ramón, el José Antonioo el Batalla de Brunete.

— 74 —

Al gimnasio no se le podía pedir más: clases mañana y tarde, entrenamientos, conferencias, reu-niones y un largo etcétera.

La dirección postal era un eufemismo –Colonia de Irradiación, calle C, barrio de Doña Carlota– por-que no había ni Colonia, ni calle, ni barrio.

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Sin embargo, y contra loque pudiera parecer, estasituación no resultó angustio-sa. Había mucha ilusión y yase sabe que con un comienzoajustado se aprecia mejor loque llega después. Todo elmundo andaba a cien por horasin perder la paz y la alegría,y aunque con tanto trajín sin-cronizado quedaba muy pocoespacio para la imaginación,

fue entonces precisamentecuando Tajamar se marcó eltanto de disponer del segundocampo de fútbol iluminado deMadrid, después delBernabéu. La idea se le ocurrióal director de deportes, por-que también el campo de SanDiego debía dar todo de sí encuanto a horarios, como elGimnasio, y fue un golpe deimaginación notable. Con seis

postes de madera y otros tan-tos focos, conseguidos no sesabe dónde, dispuestos uno encada esquina y dos a amboslados de la línea central, sehabilitó aquel campo para par-tidos nocturnos. (Quizá noshemos pasado al llamar focosa unos bombillones grandescon pantallas fijas para dirigirla luz hacia abajo). El caso esque desde la inauguración delsistema se pudo jugar al fútboltodas las noches en San Diego,especialmente en las de pleni-lunio y cielo despejado, por-que en las otras, las de obscu-ridad total, el balón podíadesaparecer de la vista al salirde los haces de luz de losfocos. Pero esto no era ningúnobstáculo. Importaba másandar con tiento a la hora desacar los corners con un posteplantado en la misma esquina,y no cargarse un foco de unbalonazo dejando parte delcampo a la virulé.

De todos modos el apre-tujón del Gimnasio duraríasólo un par de meses, mientras

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solución transitoria de emer-gencia, mientras suena la alar-ma total para encontrar comosea la definitiva. ¿Quién había

dicho que el Gimnasio deRequena estaba a pleno rendi-miento?… Podía rendirmucho más, y allí se trasladó

sin pérdida de tiempo todo loque había en Erillas: mobilia-rio, material, etc. E inmediata-mente empezó el curso segúnel plan siguiente: por la maña-na los de primero diurnotenían las c lases en e lGimnasio en un solo grupo ypor la tarde hacían deporte enel campo de San Diego o visi-tas a museos; los de segundodiurno, también en un sologrupo, harían deporte o visitaspor la mañana y tendría lasc lases por la tarde.Terminadas éstas, a las siete,se amontonaban ordenada-mente las mesas y los pupitresen un rincón del Gimnasiopara que pudiesen entrenar yhacer sus ejercicios hasta lasdiez de la noche todos lossocios del Deportivo, quepasaban de trescientos. Ycomo al Gimnasio no se lepodía pedir más, se buscaronaulas para los dos cursos noc-turnos en grupos escolares dela barriada, como el San José,el San Ramón, el José Antonioo el Batalla de Brunete.

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Al gimnasio no se le podía pedir más: clases mañana y tarde, entrenamientos, conferencias, reu-niones y un largo etcétera.

La dirección postal era un eufemismo –Colonia de Irradiación, calle C, barrio de Doña Carlota– por-que no había ni Colonia, ni calle, ni barrio.

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la Comisaría de Urbanismo deMadrid y la del Ministerio deObras Públicas (entonces noexistía el de Vivienda) seponían de acuerdo en la califi-cación urbanística de unosextensos terrenos de unaherencia, cuyos propietariosestaban deseando vender y sesentían tan seguros de hacerloa Tajamar que, antes de que secerrara el acuerdo, ofrecieroncomo adelanto la posibilidadde utilizar una vieja vaquería

colindante, también propie-dad de ellos, con la única con-dición de mantener en suempleo al guarda, que vivíaallí con su mujer. Aquellaposibilidad fue acogida porprofesores, alumnos y usua-rios del Gimnasio con auténti-co alborozo. ¿Locales en espa-cio abierto y con olor acampo?… Un sueño: de lasapreturas del Gimnasio a laArcadia feliz. Pronto se iban aenterar.

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Una Vaqueríamuy LlamativaUna Vaqueríamuy Llamativa

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moral, así como un gran patiointerior. Todo ello rodeado por unaalta tapia a la usanza castellano-manchega. Dos años antes habíadejado de ut i l i zarse comovaquería y el campo abierto quela abrazaba conservaba aún lasseñales inequívocas –surcos ybarbechos– de las últimas plan-

taciones. Muy cerca había doscerámicas que producían sustejas y ladrillos con la tierra arci-

llosa del contorno, y allá abajosobrevivía con apagada lozaníaun huerto que pronto cedería elpaso a la proyectada autopista deValencia (la carretera que enton-ces llevaba a la capital levantinaera la prolongación de la valleca-na Avenida de la Albufera).

Hasta aquí llegan andan-do, con sus respectivos profeso-res, uno de los últimos días de

noviembre de 1958, los compo-nentes de los dos cursos –uno porla mañana y otro por la tarde– delInstituto Tajamar, con una mismaadvertencia insistentemente rei-terada en el último tramo delrecorrido:

“Fijaos bien, que por aquíes por donde tendréis que venirmañana a clase”.

Y el aviso tenía su justifi-cación, porque hasta la Vaqueríaera camino obligado, si noquerían perderse en el laberintode chabolas en que casi se diluía,la enfangada y pina Garganta deAísa, un nombre que sonaba aguerra de Marruecos.

Naturalmente la Vaque-ríaque encuentran quienes esamisma noche trasladan en uncamión los pupitres y las mesasdesde el Gimnasio de Requena esalgo distinta de la originaria. Deprisa y corriendo se han hechoobras de acoplamiento: tirar y

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— 79 —

Para la mayoría de la gente laVaquer ía era eso: laVaquería. Para los vecinos,

que malvivían en las cercanías,e l paraje se l lamaba “ElFontarrón”. Y para los carterosque, de pascuas a ramos, teníanque subir hasta allí alguna carta,la dirección era casi un eufemis-mo –Colonia de Irradiación, CalleC, Barrio de Doña Carlota–, por-que no había colonia, ni calle, nibarrio, ya que éste empezabamucho más abajo, casi dondeacababan las chabolas. Pero encualquier caso el lugar no teníapérdida.

Esta Vaquería era unacasa de labor muy cercana a lasinstalaciones actuales deTajamar, con un amplio establorectangular con 68 pesebres –34a cada lado– para las vacas, yalgunas construcciones anejaspara graneros, vivienda del guar-da, pajares y cobertizos de ani-males domésticos. Tambiénhabía un par de higueras y un

Poco se podía mostrar a los

visitantes: un par de pabellones

prefabricados, una vieja vaquería

convertida en despachos, algunos

graneros transformados en

aulas… Sin embargo, el sistema

de enseñanza de Tajamar era

revolucionario en aquella época,

con preceptores, encargos y un

ambiente de confianza, libertad y

responsabilidad.

U n a v a q u e r í a m u y l l a m a t i v aU n a v a q u e r í a m u y l l a m a t i v a

— 78 —

La vaquer ía contaba con sesenta y ocho pesebres y a lgunas construcciones para graneros,pajares y cobertizos.

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moral, así como un gran patiointerior. Todo ello rodeado por unaalta tapia a la usanza castellano-manchega. Dos años antes habíadejado de ut i l i zarse comovaquería y el campo abierto quela abrazaba conservaba aún lasseñales inequívocas –surcos ybarbechos– de las últimas plan-

taciones. Muy cerca había doscerámicas que producían sustejas y ladrillos con la tierra arci-

llosa del contorno, y allá abajosobrevivía con apagada lozaníaun huerto que pronto cedería elpaso a la proyectada autopista deValencia (la carretera que enton-ces llevaba a la capital levantinaera la prolongación de la valleca-na Avenida de la Albufera).

Hasta aquí llegan andan-do, con sus respectivos profeso-res, uno de los últimos días de

noviembre de 1958, los compo-nentes de los dos cursos –uno porla mañana y otro por la tarde– delInstituto Tajamar, con una mismaadvertencia insistentemente rei-terada en el último tramo delrecorrido:

“Fijaos bien, que por aquíes por donde tendréis que venirmañana a clase”.

Y el aviso tenía su justifi-cación, porque hasta la Vaqueríaera camino obligado, si noquerían perderse en el laberintode chabolas en que casi se diluía,la enfangada y pina Garganta deAísa, un nombre que sonaba aguerra de Marruecos.

Naturalmente la Vaque-ríaque encuentran quienes esamisma noche trasladan en uncamión los pupitres y las mesasdesde el Gimnasio de Requena esalgo distinta de la originaria. Deprisa y corriendo se han hechoobras de acoplamiento: tirar y

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Para la mayoría de la gente laVaquer ía era eso: laVaquería. Para los vecinos,

que malvivían en las cercanías,e l paraje se l lamaba “ElFontarrón”. Y para los carterosque, de pascuas a ramos, teníanque subir hasta allí alguna carta,la dirección era casi un eufemis-mo –Colonia de Irradiación, CalleC, Barrio de Doña Carlota–, por-que no había colonia, ni calle, nibarrio, ya que éste empezabamucho más abajo, casi dondeacababan las chabolas. Pero encualquier caso el lugar no teníapérdida.

Esta Vaquería era unacasa de labor muy cercana a lasinstalaciones actuales deTajamar, con un amplio establorectangular con 68 pesebres –34a cada lado– para las vacas, yalgunas construcciones anejaspara graneros, vivienda del guar-da, pajares y cobertizos de ani-males domésticos. Tambiénhabía un par de higueras y un

Poco se podía mostrar a los

visitantes: un par de pabellones

prefabricados, una vieja vaquería

convertida en despachos, algunos

graneros transformados en

aulas… Sin embargo, el sistema

de enseñanza de Tajamar era

revolucionario en aquella época,

con preceptores, encargos y un

ambiente de confianza, libertad y

responsabilidad.

U n a v a q u e r í a m u y l l a m a t i v aU n a v a q u e r í a m u y l l a m a t i v a

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La vaquer ía contaba con sesenta y ocho pesebres y a lgunas construcciones para graneros,pajares y cobertizos.

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último trecho. Y si a esto se añadelo que supone subir y bajar a pietodos los días por el tremendobarrizal en que se conviertencuando llueve todos los accesos ala Vaquería, tendremos una ideaaproximada de las nuevas difi-cultades, tanto para alumnoscomo para profesores, aunque noacaben todas aquí.

También el frío se hacesentir ese invierno y los siguien-tes, y aunque por aquella épocalas calefacciones brillasen por suausencia en todo Vallecas y loscuerpos pareciesen casi indife-rentes al termómetro, es testimo-nio unánime de todos los que fre-cuentaban la Vaquería que allí seestaba mucho mejor al aire libremoviéndose por el patio que quie-tos en cualquier lugar cerrado.Efectivamente el frío es de justi-cia, y ya lo habían advertido ensus propias carnes los tres sociosde la empresa de pintores de bro-cha gorda (Lázaro Linares y susdos amigos) que blanquearon las

paredes, al tener que ponersedebajo de sus ropas sacos dearpillera y papeles de periódicopara no pillar una pulmonía. Dosestufas eléctricas no paraban decircular de un lugar a otro, segúnlas necesidades más acuciantes,pero por lo visto calentaban muypoco, ya que, a juicio de los exper-tos, la tensión eléctrica en aque-llas alturas era mínima, por tra-

tarse de final de línea. Por indi-cación del director, había tambiénpermanentemente una botella decoñac al lado del botiquín (la pri-mera la trajo él), para atender alos eventuales accidentados y asus acompañantes. Pero las con-diciones mejoraron algo a partirdel segundo año, cuando en lasaulas de los pabellones se pudodisfrutar de cuatro estufas de

— 81 —

levantar tabiques, poner o arre-glar algunas ventanas y puertasdesvencijadas, apañar suelos ytechos, dar una mano de cal atodas las paredes. De ese modose dispone ya de cuatro localesutilizables como aulas, de unpequeño gimnasio y de cuatro ocinco cuartos para dedicar adirección, a secretaría, a sala deprofesores, a biblioteca… En fin,lo que se necesita. Tanto en deco-ración como en mobiliario se haconseguido armonizar con decorolo nuevo y lo viejo, lo regalado y lo

adquirido, que es bien escaso.También el patio central se haacondicionado para deportes, conuna red de balonvolea y unascanastas de baloncesto, aunqueel deporte-rey seguirá siendo elfútbol, que se practica fuera delrecinto, allanando con las pisa-das y las carreras los surcos y losdesniveles y haciendo desapare-cer en breve tiempo el menor ves-tigio de abrojo o barbecho.

Aquí estará el InstitutoTajamar al completo durante tres

años —hasta fines de 1961—,incrementado de inmediato condos pabellones prefabricados (semontan antes y son más baratos)y sucesivamente, a medida queaumentan los cursos impartidos ylas necesidades, con el aprove-chamiento del espacio quetodavía queda en los viejos gra-neros y pajares.

En general el cambio esbien acogido por los alumnos ypor los padres, aunque algunosde estos se quejan de que sushijos empleen más de una hora enllegar y otro tanto en volver. Seintenta eludir este inconvenientecontratando un desvencijadoautobús que haga el recorrido deida por la mañana y el de regresopor la tarde, pero el experimentodura sólo un mes, porque “laNicanora”, como han bautizadoenseguida al vehículo sus usua-rios, es lentorra en su compli-cadísimo itinerario y además nopuede subir hasta la Vaquería porlo accidentado del terreno en el

— 80 —

El deporte allana con las pisadas y las carreras los surcos y los desniveles, desapareciendo los vestigios de abrojos y bar-becho.

El frío se hace sentir. Allí se estaba mejor al aire libre, moviéndose en el patio, que quieto en cualquier lugar cerrado.

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último trecho. Y si a esto se añadelo que supone subir y bajar a pietodos los días por el tremendobarrizal en que se conviertencuando llueve todos los accesos ala Vaquería, tendremos una ideaaproximada de las nuevas difi-cultades, tanto para alumnoscomo para profesores, aunque noacaben todas aquí.

También el frío se hacesentir ese invierno y los siguien-tes, y aunque por aquella épocalas calefacciones brillasen por suausencia en todo Vallecas y loscuerpos pareciesen casi indife-rentes al termómetro, es testimo-nio unánime de todos los que fre-cuentaban la Vaquería que allí seestaba mucho mejor al aire libremoviéndose por el patio que quie-tos en cualquier lugar cerrado.Efectivamente el frío es de justi-cia, y ya lo habían advertido ensus propias carnes los tres sociosde la empresa de pintores de bro-cha gorda (Lázaro Linares y susdos amigos) que blanquearon las

paredes, al tener que ponersedebajo de sus ropas sacos dearpillera y papeles de periódicopara no pillar una pulmonía. Dosestufas eléctricas no paraban decircular de un lugar a otro, segúnlas necesidades más acuciantes,pero por lo visto calentaban muypoco, ya que, a juicio de los exper-tos, la tensión eléctrica en aque-llas alturas era mínima, por tra-

tarse de final de línea. Por indi-cación del director, había tambiénpermanentemente una botella decoñac al lado del botiquín (la pri-mera la trajo él), para atender alos eventuales accidentados y asus acompañantes. Pero las con-diciones mejoraron algo a partirdel segundo año, cuando en lasaulas de los pabellones se pudodisfrutar de cuatro estufas de

— 81 —

levantar tabiques, poner o arre-glar algunas ventanas y puertasdesvencijadas, apañar suelos ytechos, dar una mano de cal atodas las paredes. De ese modose dispone ya de cuatro localesutilizables como aulas, de unpequeño gimnasio y de cuatro ocinco cuartos para dedicar adirección, a secretaría, a sala deprofesores, a biblioteca… En fin,lo que se necesita. Tanto en deco-ración como en mobiliario se haconseguido armonizar con decorolo nuevo y lo viejo, lo regalado y lo

adquirido, que es bien escaso.También el patio central se haacondicionado para deportes, conuna red de balonvolea y unascanastas de baloncesto, aunqueel deporte-rey seguirá siendo elfútbol, que se practica fuera delrecinto, allanando con las pisa-das y las carreras los surcos y losdesniveles y haciendo desapare-cer en breve tiempo el menor ves-tigio de abrojo o barbecho.

Aquí estará el InstitutoTajamar al completo durante tres

años —hasta fines de 1961—,incrementado de inmediato condos pabellones prefabricados (semontan antes y son más baratos)y sucesivamente, a medida queaumentan los cursos impartidos ylas necesidades, con el aprove-chamiento del espacio quetodavía queda en los viejos gra-neros y pajares.

En general el cambio esbien acogido por los alumnos ypor los padres, aunque algunosde estos se quejan de que sushijos empleen más de una hora enllegar y otro tanto en volver. Seintenta eludir este inconvenientecontratando un desvencijadoautobús que haga el recorrido deida por la mañana y el de regresopor la tarde, pero el experimentodura sólo un mes, porque “laNicanora”, como han bautizadoenseguida al vehículo sus usua-rios, es lentorra en su compli-cadísimo itinerario y además nopuede subir hasta la Vaquería porlo accidentado del terreno en el

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El deporte allana con las pisadas y las carreras los surcos y los desniveles, desapareciendo los vestigios de abrojos y bar-becho.

El frío se hace sentir. Allí se estaba mejor al aire libre, moviéndose en el patio, que quieto en cualquier lugar cerrado.

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“1400” azul claro le dejó planta-do una noche y tardó dos días conayuda de otros en sacarlo delbarro, perdiendo un zapato en elempeño. Y los de las motoshacían lo que podían, campo através y también con chanclos…Y no andaban muy lucidos.

No se ha aludido a lo quetambién podía ocurrir al subir obajar, con buen o mal tiempo, por

la Garganta de Aísa, aparte deperderse en aquel laberinto debarracas y chabolas hechas dechapa y maderos y distribuidaspor estrechas y retorcidas callejasde tierra, sin alcantarillado y sinagua, y con enganches de cablesa la vista al alto poste terminal dela compañía eléctrica desde elque se trataba de iluminar tenue-mente de noche el panorama.Baste decir que por allí ni siquie-

ra era habitual el obligado “¡Aguava!” cuando se arrojaba algo alarroyo, que la gente cocinaba yhacía la colada a la intemperie yque las reacciones contra losintrusos eran imprevisibles y cas-tizas.

Pues bien: con todo estoque venimos diciendo y con másque contaremos, la gente fuemuy pronto feliz en la Vaquería.Los chavales acudían contentospor la mañana, aunque tuviesenexamen de matemáticas, e inclu-so la tarde libre de los sábados sialguien lo proponía. Los profeso-res veían con satisfacción el cam-biazo de los alumnos, compensa-dor de todo esfuerzo. Los padresparticipaban del cambiazo deesos hijos y del gozo de los profe-sores. Y el “alma” de Tajamarafloraba ya entonces con tantaevidencia como lo hacía cuando elprofesor argentino la descubrió ensu visita, bastante más adelantey con un aspecto mucho más pre-sentable. Y lo curioso –o no tan

— 83 —

butano traídas de Bélgica por nose sabe quién y que eran novedaden España: no es que calentasendemasiado, pero aquella llamitaazulada animaba psicológica-mente al personal, siempre queno se arrimase demasiado, comoaquel friolero profesor andaluzque acabó con el abrigo chamus-cado.

En cuanto al barrizal o

cenagal en que las lluvias con-vertían todo el entorno, no habíamás solución que el buen humory los chanclos o botas catiuscas,como entonces se llamaban.

A una madre que un día delluvia se quejó de que aquello eraintransitable y de que su hijo lle-gaba a casa empapado, se le dijo:

— “Lo malo es que aún no

ha venido lo peor, señora. Ya veráusted como se le ocurra nevar”…

Y a un padre, que selamentaba de que su chavalhubiese perdido los zapatos en elfango:

— “Lo más aconsejable estraer los zapatos en la mano yponer chanclos o catiuscas comohacemos los profesores”…

Era verdad. Entre el nume-roso claustro de maestros noreunían más que cinco vehículos –los automóviles y tres motoci-cletas–, y a pesar de ello llegabana la Vaquería con chanclos.Bernardo Perea prudentementeprefería dejar su “600” alláabajo, junto al cuartelillo de lapolicía: se ponía los chanclos ysubía con su hijo de la mano.Ignacio Pinedo, profesor defrancés y entrenador de balon-cesto (había sido internacional en29 ocasiones), optó por la mismasolución después de que su

— 82 —

Bernardo Perea, el primer director, en una de las clases de la Vaquería. La verdad es que había muy poco que enseñar a lasvisitas. Jerónimo Padilla, primer subdirector, al finalizar una conferencia para los padres en Requena.

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“1400” azul claro le dejó planta-do una noche y tardó dos días conayuda de otros en sacarlo delbarro, perdiendo un zapato en elempeño. Y los de las motoshacían lo que podían, campo através y también con chanclos…Y no andaban muy lucidos.

No se ha aludido a lo quetambién podía ocurrir al subir obajar, con buen o mal tiempo, por

la Garganta de Aísa, aparte deperderse en aquel laberinto debarracas y chabolas hechas dechapa y maderos y distribuidaspor estrechas y retorcidas callejasde tierra, sin alcantarillado y sinagua, y con enganches de cablesa la vista al alto poste terminal dela compañía eléctrica desde elque se trataba de iluminar tenue-mente de noche el panorama.Baste decir que por allí ni siquie-

ra era habitual el obligado “¡Aguava!” cuando se arrojaba algo alarroyo, que la gente cocinaba yhacía la colada a la intemperie yque las reacciones contra losintrusos eran imprevisibles y cas-tizas.

Pues bien: con todo estoque venimos diciendo y con másque contaremos, la gente fuemuy pronto feliz en la Vaquería.Los chavales acudían contentospor la mañana, aunque tuviesenexamen de matemáticas, e inclu-so la tarde libre de los sábados sialguien lo proponía. Los profeso-res veían con satisfacción el cam-biazo de los alumnos, compensa-dor de todo esfuerzo. Los padresparticipaban del cambiazo deesos hijos y del gozo de los profe-sores. Y el “alma” de Tajamarafloraba ya entonces con tantaevidencia como lo hacía cuando elprofesor argentino la descubrió ensu visita, bastante más adelantey con un aspecto mucho más pre-sentable. Y lo curioso –o no tan

— 83 —

butano traídas de Bélgica por nose sabe quién y que eran novedaden España: no es que calentasendemasiado, pero aquella llamitaazulada animaba psicológica-mente al personal, siempre queno se arrimase demasiado, comoaquel friolero profesor andaluzque acabó con el abrigo chamus-cado.

En cuanto al barrizal o

cenagal en que las lluvias con-vertían todo el entorno, no habíamás solución que el buen humory los chanclos o botas catiuscas,como entonces se llamaban.

A una madre que un día delluvia se quejó de que aquello eraintransitable y de que su hijo lle-gaba a casa empapado, se le dijo:

— “Lo malo es que aún no

ha venido lo peor, señora. Ya veráusted como se le ocurra nevar”…

Y a un padre, que selamentaba de que su chavalhubiese perdido los zapatos en elfango:

— “Lo más aconsejable estraer los zapatos en la mano yponer chanclos o catiuscas comohacemos los profesores”…

Era verdad. Entre el nume-roso claustro de maestros noreunían más que cinco vehículos –los automóviles y tres motoci-cletas–, y a pesar de ello llegabana la Vaquería con chanclos.Bernardo Perea prudentementeprefería dejar su “600” alláabajo, junto al cuartelillo de lapolicía: se ponía los chanclos ysubía con su hijo de la mano.Ignacio Pinedo, profesor defrancés y entrenador de balon-cesto (había sido internacional en29 ocasiones), optó por la mismasolución después de que su

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Bernardo Perea, el primer director, en una de las clases de la Vaquería. La verdad es que había muy poco que enseñar a lasvisitas. Jerónimo Padilla, primer subdirector, al finalizar una conferencia para los padres en Requena.

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curioso–, después de lodicho sin cargar las tin-tas, es la atracción queprovocaba la Vaquería.

— “La verdad es–comenta un profesor deentonces– que pocopodíamos enseñar a lasvisitas. Los prefabrica-dos, unos pabellones queestaban bien, pero noeran gran cosa; laVaquería convertida endespachos, y los granerosconvertidos en aulas, queno tenían mucho de par-ticular… Pero montar uncolegio en una vaqueríaera muy l lamativo .Además, en un barrio muydescuidado en centrosescolares y con tasas cre-c ientes de inmigra-ción”…

— “Ahora que yaha pasado –dice AlfonsoMagdalena–, que fue

luego profesor en otroscentros –y por mi propiaexperiencia docente–puedo afirmar que enaquella época el sistemade enseñanza de Tajamarpuede muy bien calificar-se de revolucionario.Enton ces no existía enningún sitio el preceptor,ni los encargos, ni eseambiente de confianza yde responsabilidad y delibertad. Eso no se vivíaen ninguna otra parte”.

— 84 —

Alumnos de las primeras promociones enel patio de la Vaquería en 1960.

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Pequeños Problemasde ConvivenciaPequeños Problemasde Convivencia

12

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Page 84: Libro del 40 Aniversario

también tiempos de estudio,necesarios por las dificultadesque encontraban para hacerlo ensus pobres viviendas. Pagabansólo los chicos cuyas familiaspodían hacerlo, y eran diez durosal mes. Como la mayoría vivenlejos, casi todos traen en un tale-go la comida del día: bocadillosenormes de garbanzos, de repollo,de aceite con azúcar o de esca-beche o chorizo, que ya es un lujo.Llevar algo en tartera supone yaun superlujo, y si además dispo-nes de un infiernillo de alcoholpara calentarlo, como es el casode “el Pana”, puedes contar dia-riamente con un grupo de incon-dicionales admiradores entre losmás pequeños. No exageramos.Todo esto era real y está vivo ensus recuerdos. En muchas casasde Vallecas el menú era de unsolo plato y con frecuencia depuchero: alubias, garbanzos, len-tejas, verduras… Con el únicoacompañamiento de un buentrozo de pan.

También muchos profeso-res se quedaban a comer en laVaquería, al principio con elmismo sistema del bocata o delas conservas, pero despuésadquirieron un pequeño menaje(hornillo, ollas, platos, cucha-ras…) e intentaron comer calien-te en régimen de cooperativa,turnándose en los cometidos(compra de productos, prepara-ción, lavado del menaje) hastaque se dieron cuenta del tiempo

que perdían en tales menesteres.La solución siguiente fue llegar aun acuerdo con el guarda paraque su esposa les preparasetodos los días por un precio razo-nable un menú casero y variado.Y gracias a esto pudieron jugarmás al fútbol y estar más tiempocon los chavales, dedicandomuchas veces a la comida, unosy otros, el último cuarto de hora,antes de las clases de la tarde.

— 3 —

No cabe duda de que haberpasado por la Vaquería eshoy un valor añadido entre

los antiguos alumnos de Tajamar.Y no se trata de orgullo de pione-ros, sino del encanto especial quesaborean en cuanto se ponen arecordar los tres, los dos o elcurso que estuvieron allí.

El horario era de nueve ymedia a doce y media por lamañana y de tres y media a cincoy media por la tarde, menos la delsábado, que tenían libre. Pero sialguien pasase esa mañana porlas clases y preguntase “¿Quiénquiere venir esta tarde a jugar alfútbol?” podía estar seguro deque acudiría la práctica totalidadde los chavales a pegar patadasal balón hasta las tantas y a bus-carlo si se perdía por los des-montes que l legaban aMoratalaz. Empezaba a difundir-se, a modo de uniforme deTajamar, una elemental cazadorade pana negra con escudo y cre-mallera. Entre las clases había

De las relaciones de mala

vecindad, con “dreas”, quema de

porterías de fútbol y rotura de

cristales, se pasó a la apertura de

las “primarias” y a la

escolarización de todos los

chavales del Cerro, con preferencia

sobre quienes viviesen más lejos.

P e q u e ñ o s p r o b l e m a s d e c o n v i v e n c i aP e q u e ñ o s p r o b l e m a s d e c o n v i v e n c i a

— 2 —

En muchas casas de Vallecas el menú era de un solo plato y, con frecuencia, de puchero. Un refresco para celebrar el ani-versario del colegio.

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también tiempos de estudio,necesarios por las dificultadesque encontraban para hacerlo ensus pobres viviendas. Pagabansólo los chicos cuyas familiaspodían hacerlo, y eran diez durosal mes. Como la mayoría vivenlejos, casi todos traen en un tale-go la comida del día: bocadillosenormes de garbanzos, de repollo,de aceite con azúcar o de esca-beche o chorizo, que ya es un lujo.Llevar algo en tartera supone yaun superlujo, y si además dispo-nes de un infiernillo de alcoholpara calentarlo, como es el casode “el Pana”, puedes contar dia-riamente con un grupo de incon-dicionales admiradores entre losmás pequeños. No exageramos.Todo esto era real y está vivo ensus recuerdos. En muchas casasde Vallecas el menú era de unsolo plato y con frecuencia depuchero: alubias, garbanzos, len-tejas, verduras… Con el únicoacompañamiento de un buentrozo de pan.

También muchos profeso-res se quedaban a comer en laVaquería, al principio con elmismo sistema del bocata o delas conservas, pero despuésadquirieron un pequeño menaje(hornillo, ollas, platos, cucha-ras…) e intentaron comer calien-te en régimen de cooperativa,turnándose en los cometidos(compra de productos, prepara-ción, lavado del menaje) hastaque se dieron cuenta del tiempo

que perdían en tales menesteres.La solución siguiente fue llegar aun acuerdo con el guarda paraque su esposa les preparasetodos los días por un precio razo-nable un menú casero y variado.Y gracias a esto pudieron jugarmás al fútbol y estar más tiempocon los chavales, dedicandomuchas veces a la comida, unosy otros, el último cuarto de hora,antes de las clases de la tarde.

— 3 —

No cabe duda de que haberpasado por la Vaquería eshoy un valor añadido entre

los antiguos alumnos de Tajamar.Y no se trata de orgullo de pione-ros, sino del encanto especial quesaborean en cuanto se ponen arecordar los tres, los dos o elcurso que estuvieron allí.

El horario era de nueve ymedia a doce y media por lamañana y de tres y media a cincoy media por la tarde, menos la delsábado, que tenían libre. Pero sialguien pasase esa mañana porlas clases y preguntase “¿Quiénquiere venir esta tarde a jugar alfútbol?” podía estar seguro deque acudiría la práctica totalidadde los chavales a pegar patadasal balón hasta las tantas y a bus-carlo si se perdía por los des-montes que l legaban aMoratalaz. Empezaba a difundir-se, a modo de uniforme deTajamar, una elemental cazadorade pana negra con escudo y cre-mallera. Entre las clases había

De las relaciones de mala

vecindad, con “dreas”, quema de

porterías de fútbol y rotura de

cristales, se pasó a la apertura de

las “primarias” y a la

escolarización de todos los

chavales del Cerro, con preferencia

sobre quienes viviesen más lejos.

P e q u e ñ o s p r o b l e m a s d e c o n v i v e n c i aP e q u e ñ o s p r o b l e m a s d e c o n v i v e n c i a

— 2 —

En muchas casas de Vallecas el menú era de un solo plato y, con frecuencia, de puchero. Un refresco para celebrar el ani-versario del colegio.

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la mitad de bocadillo que unapatada. O también los higos de lahiguera, que desaparecían sinestar en sazón. O los huevos de su

gallinero, cuando observaba quelas gallinas parecían cada vezmenos ponedoras. O el excesivocelo del propio guarda, al corregirde continuo y no dejar pasar

una… Todo lo cual obligaba aintervenir con frecuencia al cua-dro docente para restablecer lapaz en las relaciones y suavizar

agravios que, por lo demás, casillegaron a desaparecer con eltiempo.

Sería interesante escuchar

los recuerdos al respecto delalumno de once o doce años queen aquel tiempo escribió estaredacción:

“El Moro es un perro viejoque es feroz para los extraños yamable para nosotros. El Moro hasido como una defensa para lafinca, alguno de nosotros le hahecho rabiar algunos ratos, peroal Moro se le ha pasado rápido.También ha sido un gran enemi-go de los gatos de su dueño. ElMaufas es otro fiero perro quetrajo y crió el dueño desdepequeñín. Cuando se juntabanMoro y Maufas eran terribleshacia los gatos”.

Algo parecido a lo delguarda fue lo ocurrido con losvecinos, y también esto se recuer-da con cierta simpatía y algunacicatriz. Eran las peleas a pedra-das (las famosas “dreas”) que seproducían a la salida por la tarde,cuando tenían que hacer el cami-no de vuelta por el descampado

— 5 —

El guarda, que formabaparte de la Vaquería, era todo unpersonaje, con su nombre griegoy su apellido de época histórica.Habituado a estar solo y a resol-verlo todo personalmente y a su

aire, tuvo que acostumbrarse aconvivir con centenares de chicos.Abría las puertas por la mañana,pasaba por las clases a dar lahora, hacía los encargos que se leencomendaban, incluso algúnarreglillo, y estaba siempre cerca

de los despachos de dirección ysecretaría por si querían algo.Con los profesores se llevabamuy bien, pero con los alumnos…El paso de la soledad a la inva-sión repentina de aquella tropa

había sido muy fuerte y dabalugar a conflictos más bien fre-cuentes, sobre todo en los prime-ros tiempos.

Cierto día en que el direc-tor le sorprendió persiguiendo

enfadado, con una vara en lamano y llamándoles de todo, a ungrupo de chicos que huían entodas direcciones, paró en seco,cambió de semblante y se justi-ficó con placidez:

— ¿Verdad que los niñosdeben ser buenos y coger maripo-sas?… Pues esto es lo que lesestaba diciendo yo a estos, que nome hacen caso y se portan mal…

Y otro día en que dos pro-fesores le oyeron gritar auténticasburradas al grupo que perseguía,dio esta otra explicación:

— Les estaba diciendoque no se metiesen con el perro,que un día les va a morder…

Los motivos de los conten-ciosos podían ser los dos perrosnegros del guarda –el “Moro” y el“Maufas”–, que andaban sueltospersiguiendo a gatos o niños, y aquienes estos podían dar, segúnel humor del momento, lo mismo

— 4 —

Julián, el guarda, pasó de la soledad a la invasión repentina de una tropa de chicos.

En la redacción se leía “El Moro es un perro viejo y feroz. Algunos de nosotros le ha hecho rabiar, (...) pero se le ha pasadorápido.”

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la mitad de bocadillo que unapatada. O también los higos de lahiguera, que desaparecían sinestar en sazón. O los huevos de su

gallinero, cuando observaba quelas gallinas parecían cada vezmenos ponedoras. O el excesivocelo del propio guarda, al corregirde continuo y no dejar pasar

una… Todo lo cual obligaba aintervenir con frecuencia al cua-dro docente para restablecer lapaz en las relaciones y suavizar

agravios que, por lo demás, casillegaron a desaparecer con eltiempo.

Sería interesante escuchar

los recuerdos al respecto delalumno de once o doce años queen aquel tiempo escribió estaredacción:

“El Moro es un perro viejoque es feroz para los extraños yamable para nosotros. El Moro hasido como una defensa para lafinca, alguno de nosotros le hahecho rabiar algunos ratos, peroal Moro se le ha pasado rápido.También ha sido un gran enemi-go de los gatos de su dueño. ElMaufas es otro fiero perro quetrajo y crió el dueño desdepequeñín. Cuando se juntabanMoro y Maufas eran terribleshacia los gatos”.

Algo parecido a lo delguarda fue lo ocurrido con losvecinos, y también esto se recuer-da con cierta simpatía y algunacicatriz. Eran las peleas a pedra-das (las famosas “dreas”) que seproducían a la salida por la tarde,cuando tenían que hacer el cami-no de vuelta por el descampado

— 5 —

El guarda, que formabaparte de la Vaquería, era todo unpersonaje, con su nombre griegoy su apellido de época histórica.Habituado a estar solo y a resol-verlo todo personalmente y a su

aire, tuvo que acostumbrarse aconvivir con centenares de chicos.Abría las puertas por la mañana,pasaba por las clases a dar lahora, hacía los encargos que se leencomendaban, incluso algúnarreglillo, y estaba siempre cerca

de los despachos de dirección ysecretaría por si querían algo.Con los profesores se llevabamuy bien, pero con los alumnos…El paso de la soledad a la inva-sión repentina de aquella tropa

había sido muy fuerte y dabalugar a conflictos más bien fre-cuentes, sobre todo en los prime-ros tiempos.

Cierto día en que el direc-tor le sorprendió persiguiendo

enfadado, con una vara en lamano y llamándoles de todo, a ungrupo de chicos que huían entodas direcciones, paró en seco,cambió de semblante y se justi-ficó con placidez:

— ¿Verdad que los niñosdeben ser buenos y coger maripo-sas?… Pues esto es lo que lesestaba diciendo yo a estos, que nome hacen caso y se portan mal…

Y otro día en que dos pro-fesores le oyeron gritar auténticasburradas al grupo que perseguía,dio esta otra explicación:

— Les estaba diciendoque no se metiesen con el perro,que un día les va a morder…

Los motivos de los conten-ciosos podían ser los dos perrosnegros del guarda –el “Moro” y el“Maufas”–, que andaban sueltospersiguiendo a gatos o niños, y aquienes estos podían dar, segúnel humor del momento, lo mismo

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Julián, el guarda, pasó de la soledad a la invasión repentina de una tropa de chicos.

En la redacción se leía “El Moro es un perro viejo y feroz. Algunos de nosotros le ha hecho rabiar, (...) pero se le ha pasadorápido.”

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nos vecinos se habían calentadoaquella noche quemando las dosporterías. Así que se decidió nodarse por enterados y reponerlasen cuanto se dispusiese de otrostroncos.

Otra mañana, sin embar-go, el descubrimiento fue másgrave: aparecieron rotos los cris-tales de los dos pabellones pre-fabricados. Los alumnos nohabían sido, porque la nocheanterior estaban en perfecto esta-do, y en consecuencia el dilemase cerraba: ¿Fueron personasmayores, trabajadores que hacíande noche ese camino, deMoratalaz a Vallecas, o chicos delas chabolas colindantes conquienes las “dreas” son ya habi-tuales?… El guarda y los alum-nos hacen las indagaciones opor-tunas y se confirma que han sidoalgunos chavales de la guerrilla,de uno de los cuales se conoceincluso la chabola donde habita.Se visita a los padres y la res-puesta es la lógica: ellos salen

por la mañana a trabajar o a loque caiga y los niños quedan sincontrol hasta las tantas…

También la respuesta deldirector y de la junta de gobiernode Tajamar es la lógica: a esos

— 7 —

de las cerámicas o entre las cha-bolas que separaban a laVaquería de las casuchas delbarrio de Doña Carlota. Los chicos

que vivían por aquellos andurria-les se ponían en pie de guerra ysolían interponerse en ese cami-no obligado asomando las cabe-zas por las lomas, descargandomasivamente y por sorpresa su

munición, y reapareciendo luegomás adelante, cuando menos seesperaba, para reanudar lapedrea. Aquello era una auténti-

ca guerra de guerrillas y no falta-ban los descalabros. Los alumnosprocuraban salir siempre engrupo, y si era posible, con losmayores, aunque dentro no se lle-vasen muy bien. También los pro-

fesores hacían a veces con ellosel mismo recorrido y no teníanmás remedio que participar alfinal en las escaramuzas, des-pués de agotar su magisteriorecomendando a los alumnos queno replicasen a las pedradas, queno hiciesen caso, que ya se can-sarían… Pero estaba claro quelos belicosos agresores no repa-raban ni en edades ni en estatu-ras, que tiraban a dar y que lasbrechas iban haciendo mella enambos bandos (las del otro no seveían).

A los ataques de la guerri-lla sucedieron después los de loscomandos. Una mañana de crudoinvierno aparecieron serrados porla cepa los postes de las porteríasde fútbol colocadas poco antes enel campo allanado por las pisa-das, cuando se consiguieron lostroncos necesarios — seis entotal — para no tener que mar-carlas con piedras o con monto-nes de ropa, como se veníahaciendo. Induda blemente algu-

— 6 —

Los alumnos de las primeras promociones –en la foto la 4ª y la 5ª– aún recuerdan las famosas peleas a pedradas consimpatía y...alguna cicatriz.

Los chicos que vivían en aquellos andurriales puestos en pie de guerra, con ténicas de guerrilla y comando, se les ganópara Tajamar y fueron los primeros alumnos de Primaria.

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nos vecinos se habían calentadoaquella noche quemando las dosporterías. Así que se decidió nodarse por enterados y reponerlasen cuanto se dispusiese de otrostroncos.

Otra mañana, sin embar-go, el descubrimiento fue másgrave: aparecieron rotos los cris-tales de los dos pabellones pre-fabricados. Los alumnos nohabían sido, porque la nocheanterior estaban en perfecto esta-do, y en consecuencia el dilemase cerraba: ¿Fueron personasmayores, trabajadores que hacíande noche ese camino, deMoratalaz a Vallecas, o chicos delas chabolas colindantes conquienes las “dreas” son ya habi-tuales?… El guarda y los alum-nos hacen las indagaciones opor-tunas y se confirma que han sidoalgunos chavales de la guerrilla,de uno de los cuales se conoceincluso la chabola donde habita.Se visita a los padres y la res-puesta es la lógica: ellos salen

por la mañana a trabajar o a loque caiga y los niños quedan sincontrol hasta las tantas…

También la respuesta deldirector y de la junta de gobiernode Tajamar es la lógica: a esos

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de las cerámicas o entre las cha-bolas que separaban a laVaquería de las casuchas delbarrio de Doña Carlota. Los chicos

que vivían por aquellos andurria-les se ponían en pie de guerra ysolían interponerse en ese cami-no obligado asomando las cabe-zas por las lomas, descargandomasivamente y por sorpresa su

munición, y reapareciendo luegomás adelante, cuando menos seesperaba, para reanudar lapedrea. Aquello era una auténti-

ca guerra de guerrillas y no falta-ban los descalabros. Los alumnosprocuraban salir siempre engrupo, y si era posible, con losmayores, aunque dentro no se lle-vasen muy bien. También los pro-

fesores hacían a veces con ellosel mismo recorrido y no teníanmás remedio que participar alfinal en las escaramuzas, des-pués de agotar su magisteriorecomendando a los alumnos queno replicasen a las pedradas, queno hiciesen caso, que ya se can-sarían… Pero estaba claro quelos belicosos agresores no repa-raban ni en edades ni en estatu-ras, que tiraban a dar y que lasbrechas iban haciendo mella enambos bandos (las del otro no seveían).

A los ataques de la guerri-lla sucedieron después los de loscomandos. Una mañana de crudoinvierno aparecieron serrados porla cepa los postes de las porteríasde fútbol colocadas poco antes enel campo allanado por las pisa-das, cuando se consiguieron lostroncos necesarios — seis entotal — para no tener que mar-carlas con piedras o con monto-nes de ropa, como se veníahaciendo. Induda blemente algu-

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Los alumnos de las primeras promociones –en la foto la 4ª y la 5ª– aún recuerdan las famosas peleas a pedradas consimpatía y...alguna cicatriz.

Los chicos que vivían en aquellos andurriales puestos en pie de guerra, con ténicas de guerrilla y comando, se les ganópara Tajamar y fueron los primeros alumnos de Primaria.

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chicos hay que meterlos dentro deTajamar, con preferencia absolu-ta sobre quienes vivan más lejos.Y en este caso sí que hay queempezar por el principio. Se hacentodas las gestiones con elPatronato de Suburbios para con-seguir las autorizaciones necesa-rias y escolarizar sin demoras alos agresores que asedian laVaquería demostrando en susataques un indudable conoci-miento del terreno. Se visitan laschabolas, barracas y casuchasuna por una para exponer el pro-yecto. Así comienza en Tajamar laenseñanza primaria, con unasaulas que hay que habilitar deprisa y corriendo y con maestrosde todas partes, que hay que traercomo refuerzo. Y así terminantambién los viejos problemas: nise rompen cristales (sólo los jus-tos, y sin querer), ni hay “dreas”,ni desaparecen porterías de fút-bol. Los chavales siguen dondeestaban, pero Tajamar es suyo,andan ocupados todo el día y lascosas hay que cuidarlas como

propias. También ellos son hoyantiguos alumnos y conservanbuenos recuerdos de la Vaquería,vista desde dentro y desde fuera.

Pero en la inauguración delas “Primarias” no podía faltar laanécdota significativa. Se habíapensado en izar la bandera en elmástil del patio justo en elmomento en que concluyese elacto, como colofón. Pero el caso

es que los invitados se entretu-vieron en las aulas, hablando,como siempre, con los profesores,y cuando salieron, la banderaondeaba ya, sin pena ni gloria, enlo más alto del mástil. Concluidoslos discursos, los aplausos y lasdespedidas, el director preguntóal guarda, a quien había enco-mendado la bandera, por qué sehabía adelantado.

— Como ustedes tarda-ban tanto en salir –fue su res-puesta– y vi al Moro olisqueandola bandera, pensé que era mejorsubirla, no fuera a ser que lamanchara o la mordiese…

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— 8 —

Archivo de Secretar ía . L leva s i rv iendoen el colegio más de 30 años.

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Panorama de Menudencias Importantes

Panorama de Menudencias Importantes

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Page 92: Libro del 40 Aniversario

Coincidieron con estasdificultades las primeras solicitu-des de admisión en las clasesnocturnas por parte de algunospadres de alumnos dispuestos aseguir el ejemplo de los hijos ensu afán de superarse, aunquecomenzaran generalmente en cur-sos y niveles inferiores. Aquelloera digno de ver y valía la pena,tanto para ellos como para losprofesores. Impre sionaban supuntualidad, el interés queponían en las clases, su esfuerzopor entender y hacer bien los ejer-

cicios… Pero emocionaba sobretodo la ilusión de unas personasmaduras por compaginar a costade lo que fuese el trabajo con lafamilia y el estudio.

También esto formabaparte de Tajamar, donde lospadres fueron siempre tan impor-tantes como los hijos. En estemomento la mayoría de ellos sonpeones de albañil, es decir, losque cavan y hacen los cimientos,porque no hay máquinas, o traba-jadores por libre. Lo normal era

que los hijos, sin pasar siquiera lafrontera de los diez años, recogie-ran la carbonilla que dejaba eltren junto al Puente de los TresOjos, pinchasen colillas en losandenes para hacer cigarros odeambulasen como recaderos depescaderías o de fruterías hastaemplearse como aprendices, quie-nes lo conseguían, en cuantocumplían los catorce. De ahí ladificultad de convencer a lospadres para que renunciasen aesa ayuda, si existía, en beneficiode la formación de los hijos, sobretodo al principio, aunque des-pués, cuando comprobaban ensus hogares en qué consistía esaformación, se convirtiesen enincondicionales de Tajamar y lle-gado el caso, no les importase quetuviesen que repetir curso.

A la Vaquería no se leshace subir, pero en cambio se lescita en Picos, en Requena o enMonte, o es el propio preceptorquien los visita en su casa o cha-

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— 95 —

Los cursos nocturnos se ini-ciaron también con ilusión enla Vaquería, pero pronto se

dieron cuenta, alumnos y profe-sores, de que aquel no era ellugar más conveniente. La ilumi-nación resultaba escasa: de los125 voltios normales del fluidoeléctrico, casi la mitad quedabanen el camino y a final de línea lle-gaban solamente unos 70, sinque variara la cosa cuando secolocaron bombillas de máswatios. Por otra parte ir y venir denoche y casi a obscuras, con llu-via y con frío y por barrizales, parapermanecer luego allí tres horassin calefacción parecía demasia-do. Por eso se decidió recurrir denuevo, tras unos días de pruebaen la Vaquería, a “La Acacia”,donde se pudo disponer de dosaulas en régimen de noche prác-ticamente hasta el traslado alTajamar definitivo, alternandocon el grupo escolar Batalla deBrunete.

En Tajamar los padres fueron

siempre tan importantes como los

hijos. La formación llegaba a las

familias directamente, mediante la

charla personal con los profesores,

las celebraciones y los actos

organizados para padres, e

indirectamente, con la evolución

personal de los chicos y los mil

detalles que llevaban a sus casas.

P a n o r a m a d e m e n u d e n c i a s i m p o r t a n t e sP a n o r a m a d e m e n u d e n c i a s i m p o r t a n t e s

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Los cursos nocturnos: emocionaba la ilusión de personas maduras por compaginar el trabajo con la familia y el estudio.

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Coincidieron con estasdificultades las primeras solicitu-des de admisión en las clasesnocturnas por parte de algunospadres de alumnos dispuestos aseguir el ejemplo de los hijos ensu afán de superarse, aunquecomenzaran generalmente en cur-sos y niveles inferiores. Aquelloera digno de ver y valía la pena,tanto para ellos como para losprofesores. Impre sionaban supuntualidad, el interés queponían en las clases, su esfuerzopor entender y hacer bien los ejer-

cicios… Pero emocionaba sobretodo la ilusión de unas personasmaduras por compaginar a costade lo que fuese el trabajo con lafamilia y el estudio.

También esto formabaparte de Tajamar, donde lospadres fueron siempre tan impor-tantes como los hijos. En estemomento la mayoría de ellos sonpeones de albañil, es decir, losque cavan y hacen los cimientos,porque no hay máquinas, o traba-jadores por libre. Lo normal era

que los hijos, sin pasar siquiera lafrontera de los diez años, recogie-ran la carbonilla que dejaba eltren junto al Puente de los TresOjos, pinchasen colillas en losandenes para hacer cigarros odeambulasen como recaderos depescaderías o de fruterías hastaemplearse como aprendices, quie-nes lo conseguían, en cuantocumplían los catorce. De ahí ladificultad de convencer a lospadres para que renunciasen aesa ayuda, si existía, en beneficiode la formación de los hijos, sobretodo al principio, aunque des-pués, cuando comprobaban ensus hogares en qué consistía esaformación, se convirtiesen enincondicionales de Tajamar y lle-gado el caso, no les importase quetuviesen que repetir curso.

A la Vaquería no se leshace subir, pero en cambio se lescita en Picos, en Requena o enMonte, o es el propio preceptorquien los visita en su casa o cha-

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Los cursos nocturnos se ini-ciaron también con ilusión enla Vaquería, pero pronto se

dieron cuenta, alumnos y profe-sores, de que aquel no era ellugar más conveniente. La ilumi-nación resultaba escasa: de los125 voltios normales del fluidoeléctrico, casi la mitad quedabanen el camino y a final de línea lle-gaban solamente unos 70, sinque variara la cosa cuando secolocaron bombillas de máswatios. Por otra parte ir y venir denoche y casi a obscuras, con llu-via y con frío y por barrizales, parapermanecer luego allí tres horassin calefacción parecía demasia-do. Por eso se decidió recurrir denuevo, tras unos días de pruebaen la Vaquería, a “La Acacia”,donde se pudo disponer de dosaulas en régimen de noche prác-ticamente hasta el traslado alTajamar definitivo, alternandocon el grupo escolar Batalla deBrunete.

En Tajamar los padres fueron

siempre tan importantes como los

hijos. La formación llegaba a las

familias directamente, mediante la

charla personal con los profesores,

las celebraciones y los actos

organizados para padres, e

indirectamente, con la evolución

personal de los chicos y los mil

detalles que llevaban a sus casas.

P a n o r a m a d e m e n u d e n c i a s i m p o r t a n t e sP a n o r a m a d e m e n u d e n c i a s i m p o r t a n t e s

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Los cursos nocturnos: emocionaba la ilusión de personas maduras por compaginar el trabajo con la familia y el estudio.

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alumnos del nocturno), cuya famaen años sucesivos saltó las fron-teras de Vallecas y les llevó aactuar en Ciudad Real, enBarcelona y en otras ciudades. Ytambién ese año pasó por elGimnasio una conocida actriz ydirectora de cine que abriría lamarcha de las visitas a Tajamarde famosos del mundo delespectáculo, del deporte, de lacultura…

La dedicación de los profe-

sores —cuyo número tendía adispararse— a los alumnos notenía límites. Por eso los reciénllegados eran aceptados en pocotiempo por los chavales comoveteranos, especialmente si juga-ban al fútbol con ellos. Y puestosa recordar a esos profesores deentonces vienen a la memoriaaquél que no paraba de cantar,los dos hermanos que osabansubir campo a través en la mismamoto a dar clases de matemáti-cas, Julián Campos, el profesor de

dibujo que hizo los crucifijos delas aulas y las cartelas con eltexto del Angelus (que se rezabade pie a las doce en punto, comoahora), al físico que fue siempreel primero en llegar a la Vaqueríay nunca superado, al alegre inter-nacional de baloncesto mejorconocido por “Monsieur”, alameno profesor de ciencias quedecía que “lo que promete elseñor Ferrer es mejor que lo queotros dan”, al delineante horrori-zado por los tacos de los alumnos,al bibliotecario que perdió en elfango sus dientes de oro un día deventarrón con lluvia, al cantaor deflamenco que estaba en secre-taría, al locutor de Radio Nacionalque estudiaba Semíticas y dabaHistoria, al bigotudo valencianobuscador de socios protectores…Recordarlos a todos sería comoponer puertas al campo. Y lomismo ocurre con los alumnos,aunque salten a la memoria “elPana”, “el Calambre”, “el Brasi”,“el Abuelo”, “el Panocha”,

4040AniversarioTAJAM A RAniversarioTAJAM A R

— 97 —

bola. Como el tema son los hijos,resulta muy fácil conectar ense-guida con ellos y transmitirles elmismo espíritu. Además se cele-bran reuniones con ellos enpequeños grupos, en los que loscoloquios pueden durar la tira, porla cantidad de preguntas prácti-cas que hacen, y se les ofrece unaconferencia mensual en “Sol yAire” (con cabida para 500 perso-

nas) a cargo de una personalidadde renombre y siempre en martes,porque ese día no hay boda (“ni tecases ni te embarques”). Aunquealgunos se saltaban el refrán,porque hay quien recuerda quefue en martes cuando un ilustreprofesor del Ramiro de Maeztuhubo de interrumpir su amenadisertación a causa del ruidosobullicio de quienes acompañaban

a los novios en el salón contiguo.

Más costumbres queempiezan. El 8 de diciembre de1958 se celebra por primera vezen el Gimnasio de Requena el díade la madre, con un festivalgimnástico a cargo de los juveni-les y la entrega simbólica de unramo de flores a una de ellas,como si se hiciese a todas. Y esemismo mes en el mismo sitio seinicia también la tradición decelebrar la Navidad en familia,con la misa de medianoche, unabreve homilía y después tertuliapor todo lo grande, con sidra,turrones e “intervenciones diver-sas”, como se suele decir, de losasistentes (chistes, canciones,parodias, interpretaciones coninstrumentos, etc.) hasta las treso cuatro de la madrugada. No sesabe si fue este año o el siguien-te cuando se destaparon unmatrimonio que bordaba a dúo lacanción “El tatuaje” y los payasosdel “Trío Trinámico” (los tres,

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— 96 —

El día de la madre se celebra con un festival gimnástico y la entrega de un ramo de flores.

Los payasos del Trío Trinámico, alumnos del nocturno, comenzaron a actuar en la celebración familiar navideña de Requena.Luego lo hicieron en muchas otras ciudades españolas.

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alumnos del nocturno), cuya famaen años sucesivos saltó las fron-teras de Vallecas y les llevó aactuar en Ciudad Real, enBarcelona y en otras ciudades. Ytambién ese año pasó por elGimnasio una conocida actriz ydirectora de cine que abriría lamarcha de las visitas a Tajamarde famosos del mundo delespectáculo, del deporte, de lacultura…

La dedicación de los profe-

sores —cuyo número tendía adispararse— a los alumnos notenía límites. Por eso los reciénllegados eran aceptados en pocotiempo por los chavales comoveteranos, especialmente si juga-ban al fútbol con ellos. Y puestosa recordar a esos profesores deentonces vienen a la memoriaaquél que no paraba de cantar,los dos hermanos que osabansubir campo a través en la mismamoto a dar clases de matemáti-cas, Julián Campos, el profesor de

dibujo que hizo los crucifijos delas aulas y las cartelas con eltexto del Angelus (que se rezabade pie a las doce en punto, comoahora), al físico que fue siempreel primero en llegar a la Vaqueríay nunca superado, al alegre inter-nacional de baloncesto mejorconocido por “Monsieur”, alameno profesor de ciencias quedecía que “lo que promete elseñor Ferrer es mejor que lo queotros dan”, al delineante horrori-zado por los tacos de los alumnos,al bibliotecario que perdió en elfango sus dientes de oro un día deventarrón con lluvia, al cantaor deflamenco que estaba en secre-taría, al locutor de Radio Nacionalque estudiaba Semíticas y dabaHistoria, al bigotudo valencianobuscador de socios protectores…Recordarlos a todos sería comoponer puertas al campo. Y lomismo ocurre con los alumnos,aunque salten a la memoria “elPana”, “el Calambre”, “el Brasi”,“el Abuelo”, “el Panocha”,

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bola. Como el tema son los hijos,resulta muy fácil conectar ense-guida con ellos y transmitirles elmismo espíritu. Además se cele-bran reuniones con ellos enpequeños grupos, en los que loscoloquios pueden durar la tira, porla cantidad de preguntas prácti-cas que hacen, y se les ofrece unaconferencia mensual en “Sol yAire” (con cabida para 500 perso-

nas) a cargo de una personalidadde renombre y siempre en martes,porque ese día no hay boda (“ni tecases ni te embarques”). Aunquealgunos se saltaban el refrán,porque hay quien recuerda quefue en martes cuando un ilustreprofesor del Ramiro de Maeztuhubo de interrumpir su amenadisertación a causa del ruidosobullicio de quienes acompañaban

a los novios en el salón contiguo.

Más costumbres queempiezan. El 8 de diciembre de1958 se celebra por primera vezen el Gimnasio de Requena el díade la madre, con un festivalgimnástico a cargo de los juveni-les y la entrega simbólica de unramo de flores a una de ellas,como si se hiciese a todas. Y esemismo mes en el mismo sitio seinicia también la tradición decelebrar la Navidad en familia,con la misa de medianoche, unabreve homilía y después tertuliapor todo lo grande, con sidra,turrones e “intervenciones diver-sas”, como se suele decir, de losasistentes (chistes, canciones,parodias, interpretaciones coninstrumentos, etc.) hasta las treso cuatro de la madrugada. No sesabe si fue este año o el siguien-te cuando se destaparon unmatrimonio que bordaba a dúo lacanción “El tatuaje” y los payasosdel “Trío Trinámico” (los tres,

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El día de la madre se celebra con un festival gimnástico y la entrega de un ramo de flores.

Los payasos del Trío Trinámico, alumnos del nocturno, comenzaron a actuar en la celebración familiar navideña de Requena.Luego lo hicieron en muchas otras ciudades españolas.

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ticopista, que el profesor distri-buye después de cada lecciónpara que los coloquen en sus car-petas de anillas y que el delega-do de cada curso llevará cuantoantes a los ausentes por enfer-medad. El “cuidado del material”es una asignatura que puntúacomo otra cualquiera. El chivateoestá muy mal visto, y esto es loprimero que aprenden los nuevos:“Si rompes un cristal, vas y lodices, y no pasa nada; hombre,otra vez anda con más cuidado”.Hay picarescas más o menosconocidas de las que nadie pre-sume, como es la de fumarse laclase de gimnasia para jugar alfutbolín en la taberna del“Guarro” o la de correr al“Claudio” a comprar tres celtascortos y un regaliz, para que no senote el aliento, todo por una pese-ta. También puedes ser elegidopor votación capitán de un equi-po (hay liguillas de fútbol, y algu-na también de baloncesto, balon-mano y balonvolea). Cada sema-

na o cada mes se marca un obje-tivo común para mejorar en grupo:orden en las aulas, limpieza en elexterior, puntualidad, cuidado delas “virtuales” canchas y delmaterial deportivo… Y si despuésde todo esto, que vives conalegría, tienes ganas de másaventura y es otoño o primavera,puedes ir con tus amiguetes máspróximos a explorar el colector quehay cerca de la cerámica o ademostrar tu valentía (la compe-tición entre chicos puede llegar alímites inauditos) poniéndote per-dido en aquel otro colector másmisterioso y más grande que estájunto al cementer io de laAlmudena…

Pero no cabe duda de quelo que asusta a los mayores ape-nas preocupa a los chicos.

— Yo no me acuerdo –diceuno de aquellos– de pasar frío enla Vaquería, porque eso era lo nor-mal en todas las casas.

— Lo del barro —diceotro— era lo habitual en Vallecas;así era mi calle y todo…

— En los colectores –reco-nocen todos– podías ser cam-peón, pero seguro que cobrabasen casa, porque no había excu-sa… Llegabas perdido.

¿Más anécdotas?… Cadauno tiene la suya.

— Profesor, soy la madrede fulano. Ya sabe usted, como estan torpe, no vale para estudiar, ycomo no tiene buena salud, tam-poco vale para trabajar. Por favor,preocúpese de él, para que por lomenos sea maestro.

— Tenga este puro, profe-sor. Se lo manda mi padre, porquese lo dieron en una boda y estámedio seco.

Un día cae por la Vaque ríaun cachorrillo vagabundo. Buena

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“Periquillo” o Eugenio, el mejorjugador de fútbol de todas lascategorías. Porque, en general, niunos ni otros se salvaban de unnombre figurado.

Lo más importante es que,ya en la Vaquería, sabes, comodicen ellos, que Tajamar es tuyo,y que “hay que portarse”, porqueel futuro lo conocen todos al dedi-llo por los planos y las maquetas,mucho más reales en su imagi-nación que el paisaje cotidiano.Cuidar los detalles y pensar quedepende de ti que los que vengandetrás encuentren las mismascosas, es lo primero que apren-des. Nadie duda ya de que lo peorque le puede ocurrir a uno es tenerque quedarse en casa unos días odejar de ponerse la cazadora depana negra durante un ciertotiempo. No existen los castigostradicionales, físicos o morales:cada uno administra librementelos diez puntos de “conducta” deque dispone y que puede ir mal-

gastando o conservando a sualbedrío. Todos tienen su precep-tor, un amigo que podían llevar asu casa si quieren que los padreslo conozcan. En cada clase hay undelegado, elegido por votación.Entre todos, se distribuyen losencargos: papeleras, ropero, piza-rra, abrir y cerrar ventanas, des-

perfectos, etc. Cada cual respon-de de lo suyo, sin echar la culpaa nadie, y quien juegue sucio sepondrá a sí mismo en evidencia.La democracia además de underecho, es una responsabilidad.

Como no hay dinero paralibros, se hacen apuntes en mul-

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Cada uno t iene su preceptor ; e l de legado de c lase se e l ige por votación, los encargos sedistribuyen entre todos... La democracia, además de un derecho, era una responsabilidad.

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ticopista, que el profesor distri-buye después de cada lecciónpara que los coloquen en sus car-petas de anillas y que el delega-do de cada curso llevará cuantoantes a los ausentes por enfer-medad. El “cuidado del material”es una asignatura que puntúacomo otra cualquiera. El chivateoestá muy mal visto, y esto es loprimero que aprenden los nuevos:“Si rompes un cristal, vas y lodices, y no pasa nada; hombre,otra vez anda con más cuidado”.Hay picarescas más o menosconocidas de las que nadie pre-sume, como es la de fumarse laclase de gimnasia para jugar alfutbolín en la taberna del“Guarro” o la de correr al“Claudio” a comprar tres celtascortos y un regaliz, para que no senote el aliento, todo por una pese-ta. También puedes ser elegidopor votación capitán de un equi-po (hay liguillas de fútbol, y algu-na también de baloncesto, balon-mano y balonvolea). Cada sema-

na o cada mes se marca un obje-tivo común para mejorar en grupo:orden en las aulas, limpieza en elexterior, puntualidad, cuidado delas “virtuales” canchas y delmaterial deportivo… Y si despuésde todo esto, que vives conalegría, tienes ganas de másaventura y es otoño o primavera,puedes ir con tus amiguetes máspróximos a explorar el colector quehay cerca de la cerámica o ademostrar tu valentía (la compe-tición entre chicos puede llegar alímites inauditos) poniéndote per-dido en aquel otro colector másmisterioso y más grande que estájunto al cementer io de laAlmudena…

Pero no cabe duda de quelo que asusta a los mayores ape-nas preocupa a los chicos.

— Yo no me acuerdo –diceuno de aquellos– de pasar frío enla Vaquería, porque eso era lo nor-mal en todas las casas.

— Lo del barro —diceotro— era lo habitual en Vallecas;así era mi calle y todo…

— En los colectores –reco-nocen todos– podías ser cam-peón, pero seguro que cobrabasen casa, porque no había excu-sa… Llegabas perdido.

¿Más anécdotas?… Cadauno tiene la suya.

— Profesor, soy la madrede fulano. Ya sabe usted, como estan torpe, no vale para estudiar, ycomo no tiene buena salud, tam-poco vale para trabajar. Por favor,preocúpese de él, para que por lomenos sea maestro.

— Tenga este puro, profe-sor. Se lo manda mi padre, porquese lo dieron en una boda y estámedio seco.

Un día cae por la Vaque ríaun cachorrillo vagabundo. Buena

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“Periquillo” o Eugenio, el mejorjugador de fútbol de todas lascategorías. Porque, en general, niunos ni otros se salvaban de unnombre figurado.

Lo más importante es que,ya en la Vaquería, sabes, comodicen ellos, que Tajamar es tuyo,y que “hay que portarse”, porqueel futuro lo conocen todos al dedi-llo por los planos y las maquetas,mucho más reales en su imagi-nación que el paisaje cotidiano.Cuidar los detalles y pensar quedepende de ti que los que vengandetrás encuentren las mismascosas, es lo primero que apren-des. Nadie duda ya de que lo peorque le puede ocurrir a uno es tenerque quedarse en casa unos días odejar de ponerse la cazadora depana negra durante un ciertotiempo. No existen los castigostradicionales, físicos o morales:cada uno administra librementelos diez puntos de “conducta” deque dispone y que puede ir mal-

gastando o conservando a sualbedrío. Todos tienen su precep-tor, un amigo que podían llevar asu casa si quieren que los padreslo conozcan. En cada clase hay undelegado, elegido por votación.Entre todos, se distribuyen losencargos: papeleras, ropero, piza-rra, abrir y cerrar ventanas, des-

perfectos, etc. Cada cual respon-de de lo suyo, sin echar la culpaa nadie, y quien juegue sucio sepondrá a sí mismo en evidencia.La democracia además de underecho, es una responsabilidad.

Como no hay dinero paralibros, se hacen apuntes en mul-

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Cada uno t iene su preceptor ; e l de legado de c lase se e l ige por votación, los encargos sedistribuyen entre todos... La democracia, además de un derecho, era una responsabilidad.

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ocasión para dar en los morros alMoro, al Maufas… y al guarda:los alumnos cuidan de él en laclandestinidad hasta que se des-cubre oficialmente el pastel. Eldirector recorre las clases paradecir muy seriamente que en elInstituto no hay plaza para unperro y que el que quiera puedellevárselo a su casa. No hayningún voluntario. En la últimaclase repite lo mismo y quien selevanta es su hijo. “Me lo llevo yoa mi casa”, dice. Sorpresa gene-ral, silencio y risas contenidas.Sin perder la compostura,Bernardo Perea: “Tú no te lo lle-vas, porque yo sé que tu padre nolo quiere”.

En cierta ocasión un cha-val se queja al delegado de quealguien le ha birlado el chorizo desu bocadillo. El delegado lo comu-nica al profesor y éste dice enclase: “Quien no tuvo vergüenzapara comérselo que tampoco latenga para decir que fue él”. El

culpable se levanta y reconoce sufalta. El aplauso es unánime.

Una mañana llegan todoscon la cartulina que se les dijo lavíspera que trajesen. Hay una solaexcepción: “No he comprado lacartulina porque mi padre me dijoque no tenía dinero”. Ni hay rubor,ni pasa nada.

En materia de sinceridadhay un diálogo histórico:

— ¿Por qué no has he cholos deberes?, pregunta el profesor.

— Porque no tenía ganasde hacerlos, responde con natu-ralidad el alumno.

Y otra respuesta más des-criptiva a la misma pregunta:

— Mi madre tenía la radiopuesta a toda mecha y mi herma-nillo se subió a la mesa, tiró eltintero y me…

En la Vaquería nace tam-bién la revista “Puente”, órganode comunicación de Tajamar quedurará hasta nuestros días. Elprimer número es de junio de1961, mecanografiado y multico-piado, como todos los comienzosperiodísticos que se respeten: enportada lleva un dibujo en líneade la Vaquería con los pabellonesy en contraportada el retrato, enlínea también, de uno de losalumnos más pequeños, pecosilloél. El segundo salió ya en diciem-bre del mismo año, seis mesesdespués. Y el tercer número, últi-mo en aquel sistema de impre-sión, en abril de 1962, ya en elnuevo Tajamar.

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El director recorre las clases. No hay plaza para un perro ye l que quiera puedellevárselo a su casa.

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Sigue el TirónDeportivoSigue el TirónDeportivo

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de alumnos y profesores, hay querecordar las clases de gimnasia,las liguillas internas de fútbol,baloncesto, balonmano y balon-volea, y las excursiones, barataspero con mucho movimiento, alpantano de San Juan, a ElEscorial y a los pueblos de laSierra. Y mencionar igualmentelos partidos de fútbol de losdomingos, en los que interveníanlos “nocturnos” y los mayores delos cursos diurnos, en la Casa deCampo, en la CiudadUniversitaria y hasta en El Goloso,contra una selección de reclutas,y que terminaban de ordinariotomando unos vinos y comentan-do las incidencias del encuentroantes de que cada cual marcha-se a comer a su casa.

La I I ConcentraciónGimnástico-Deportiva de Tajamarse celebró el 19 de junio de 1960en el Palacio de los Deportes y fueun éxito, tanto de realizacióncomo de público, pues, según los

empleados del recinto, nunca sehabía visto allí a tanta gentedesde el día de la inauguración.Con la experiencia de la anterior“Olimpiada”, las cosas fueronmenos difíciles, aunque muy tra-bajosas. También en esta colabo-raron mucho los padres, con susgestiones en los comercios, bus-

cando trofeos y distribuyendo car-teles, facilitando coches (algunoseran taxistas o conductores decamiones y autobuses), confec-

cionando banderas y bordandoescudos (las madres), y ofrecién-dose para lo que hiciese falta. Losentrenamientos se hicieron tam-bién en el campo de San Diego,aprovechando la iluminación noc-turna, porque en el Gimnasio yano se cabía. Tres días antes serealizó –como debe ser– un ensa-

yo general en el mismo Palacio delos Deportes, y la víspera huboincluso una rueda de prensa. Y nohace falta señalar las noches en

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— 3 —

Con tanto hablar de laVaquería puede dar laimpresión de que el gimna-

sio y el Tajamar Deportivo estánen declive, pero lo cierto es exac-tamente lo contrario, ya que sonlos años de su gran despegue.Baste enumerar, por ejemplo, la IIConcentración Gimnástico-Deportiva, celebrada en elPalacio de los Deportes deMadrid, la invitación a inaugurarel Estadio Municipal de Albacetey a participar, con el equipo debaloncesto, en las fiestas deCáceres, y con el de ciclismo enlas de Guadalajara, y la organi-zación en 1961 de la primeraTravesía (habrá dos más en añossucesivos) a nado del Pantano deBuendía.

Pero vayamos por partes yno sin antes dedicar unas lí neasa la actividad deportiva delTajamar de la Vaquería, don de,además de las cinco horas dia-rias de fútbol a destajo por parte

La Concentración del Palacio de los

Deportes fue un éxito, tanto de

realización como de público; la

Travesía a nado de Buendía, otro

éxito de organización; y los

primeros tanteos de atletismo

permitieron participar con

esperanza en prestigiosos torneos y

competiciones.

S i g u e e l t i r ó n d e p o r t i v oS i g u e e l t i r ó n d e p o r t i v o

— 2 —

El equipo de ciclismo fue invitado a participar en las fiestas de Guadalajara.

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de alumnos y profesores, hay querecordar las clases de gimnasia,las liguillas internas de fútbol,baloncesto, balonmano y balon-volea, y las excursiones, barataspero con mucho movimiento, alpantano de San Juan, a ElEscorial y a los pueblos de laSierra. Y mencionar igualmentelos partidos de fútbol de losdomingos, en los que interveníanlos “nocturnos” y los mayores delos cursos diurnos, en la Casa deCampo, en la CiudadUniversitaria y hasta en El Goloso,contra una selección de reclutas,y que terminaban de ordinariotomando unos vinos y comentan-do las incidencias del encuentroantes de que cada cual marcha-se a comer a su casa.

La I I ConcentraciónGimnástico-Deportiva de Tajamarse celebró el 19 de junio de 1960en el Palacio de los Deportes y fueun éxito, tanto de realizacióncomo de público, pues, según los

empleados del recinto, nunca sehabía visto allí a tanta gentedesde el día de la inauguración.Con la experiencia de la anterior“Olimpiada”, las cosas fueronmenos difíciles, aunque muy tra-bajosas. También en esta colabo-raron mucho los padres, con susgestiones en los comercios, bus-

cando trofeos y distribuyendo car-teles, facilitando coches (algunoseran taxistas o conductores decamiones y autobuses), confec-

cionando banderas y bordandoescudos (las madres), y ofrecién-dose para lo que hiciese falta. Losentrenamientos se hicieron tam-bién en el campo de San Diego,aprovechando la iluminación noc-turna, porque en el Gimnasio yano se cabía. Tres días antes serealizó –como debe ser– un ensa-

yo general en el mismo Palacio delos Deportes, y la víspera huboincluso una rueda de prensa. Y nohace falta señalar las noches en

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Con tanto hablar de laVaquería puede dar laimpresión de que el gimna-

sio y el Tajamar Deportivo estánen declive, pero lo cierto es exac-tamente lo contrario, ya que sonlos años de su gran despegue.Baste enumerar, por ejemplo, la IIConcentración Gimnástico-Deportiva, celebrada en elPalacio de los Deportes deMadrid, la invitación a inaugurarel Estadio Municipal de Albacetey a participar, con el equipo debaloncesto, en las fiestas deCáceres, y con el de ciclismo enlas de Guadalajara, y la organi-zación en 1961 de la primeraTravesía (habrá dos más en añossucesivos) a nado del Pantano deBuendía.

Pero vayamos por partes yno sin antes dedicar unas lí neasa la actividad deportiva delTajamar de la Vaquería, don de,además de las cinco horas dia-rias de fútbol a destajo por parte

La Concentración del Palacio de los

Deportes fue un éxito, tanto de

realización como de público; la

Travesía a nado de Buendía, otro

éxito de organización; y los

primeros tanteos de atletismo

permitieron participar con

esperanza en prestigiosos torneos y

competiciones.

S i g u e e l t i r ó n d e p o r t i v oS i g u e e l t i r ó n d e p o r t i v o

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El equipo de ciclismo fue invitado a participar en las fiestas de Guadalajara.

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filial del Ramiro de Maeztu y clubde periodismo, cine y música”(Esto de la música se debía refe-rir al coro que por aquella épocase había iniciado).

En septiembre de esemismo año y por sugerencia de laDelegación Nacional deEducación Física y Deportes, apetición del alcalde de Albacete,el Club Tajamar fue también muyaplaudido en la inauguración delEstadio Municipal de aquella ciu-dad por la actuación de sus atle-tas en una tabla de gimnasia enla que intervinieron igualmentelos juveniles.

A todo esto, en el Gimnasiode Requena se está desarrollan-do, desde la fundación de laSección de Atletismo en octubrede 1958, una intensa actividadatlética bajo la batuta de losentrenadores salidos de la propiacantera y de los que se traen defuera, como el plusmarquista

español de triple salto, elex–nadador profesional y gim-nasta famoso, y el otro plusmar-quista en lanzamiento de peso yde disco. Esto explica queTajamar participe en los TrofeosColegio Mayor Nebrija, celebradosen la Ciudad Universitaria; queorganice en el Parque Sindical elII Campeonato Social (el primerofue en San Diego); que interven-

ga en el Campeonato Absoluto deMadrid y en el Torneo “Primavera”de Educación y Descanso, y que

lleve a los juveniles al EstadioVallehermoso para que participenen el Campeonato Provincial.

Por si todo este trajíndeportivo fuese poco, el 25 dejulio de 1961 Tajamar organiza la“I Travesía a nado del Pantano deBuendía”, en la que participan uncentenar de atletas pertenecien-tes a los principales clubs madri-

leños. Lo que se conoce de esacompetición es lo que sale en laprensa y lo que todo el mundo

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blanco y los días en claro que todoesto supuso para quienes traba-jaban en sacar adelante Tajamar.

Las pruebas, que se suce-dieron a gran velocidad, fueron unmuestrario de las principalesactividades deportivas que sedesarrollaban en el Club. Tras undesfile con las banderas de losequipos en cabeza –un mosaicomulticolor con más de cuatro-

cientos participantes– se hicieronvarias pruebas de ciclismo, hubopartidos de exhibición de balon-

cesto y hockey sobre patines,atletismo (pruebas de mil metrosy de relevos con dos equipos) ysaltos de aparatos. En la segun-da parte se presentaron las prue-bas de mesa alemana, gimnasiadeportiva, “tumbling”, aparatos ytabla general de gimnasia suecaa cargo de un centenar de atletas,en su mayoría juveniles.

La televisión recogió las

imágenes del acontecimientoaquel mismo día y la prensa lededicó amplios espacios al día

siguiente.

“El Club Tajamar –sepodía leer en el ABC– es una obracorporativa del Opus Dei quedesarrolla una importante laborapostólica y social en el populosobarrio de Vallecas desde hacevarios años. Está constituído ensu mayor ía –un setenta por ciento, aproxi-madamente– por obreros: el restoson empleados o estudiantes.Unos y otros conviven en amiga-ble camaradería. En el Club sefomenta, ante todo, el espíritu deequipo y la utilización del esfuer-zo en común. Tan importantecomo ser hábiles en buscar la vic-toria, es el ser enteros si llega laderrota. Este clima peculiar hacede Tajamar un ejemplo de alegríay optimismo, que quedó bienpatente en el acto del Palacio deDeportes. Junto a la seccióndeportiva el Club posee una sec-ción cultural que cuenta con unInstituto de Enseñanza Media,

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— 4 —

Un mosaico multicolor de más de cuatrocientos participantes. Llevan cuatro años de historia. Partidos de exhibición, pruebas de atletismo, saltos de aparatos, tabla de gimnasia y ciclismo.

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filial del Ramiro de Maeztu y clubde periodismo, cine y música”(Esto de la música se debía refe-rir al coro que por aquella épocase había iniciado).

En septiembre de esemismo año y por sugerencia de laDelegación Nacional deEducación Física y Deportes, apetición del alcalde de Albacete,el Club Tajamar fue también muyaplaudido en la inauguración delEstadio Municipal de aquella ciu-dad por la actuación de sus atle-tas en una tabla de gimnasia enla que intervinieron igualmentelos juveniles.

A todo esto, en el Gimnasiode Requena se está desarrollan-do, desde la fundación de laSección de Atletismo en octubrede 1958, una intensa actividadatlética bajo la batuta de losentrenadores salidos de la propiacantera y de los que se traen defuera, como el plusmarquista

español de triple salto, elex–nadador profesional y gim-nasta famoso, y el otro plusmar-quista en lanzamiento de peso yde disco. Esto explica queTajamar participe en los TrofeosColegio Mayor Nebrija, celebradosen la Ciudad Universitaria; queorganice en el Parque Sindical elII Campeonato Social (el primerofue en San Diego); que interven-

ga en el Campeonato Absoluto deMadrid y en el Torneo “Primavera”de Educación y Descanso, y que

lleve a los juveniles al EstadioVallehermoso para que participenen el Campeonato Provincial.

Por si todo este trajíndeportivo fuese poco, el 25 dejulio de 1961 Tajamar organiza la“I Travesía a nado del Pantano deBuendía”, en la que participan uncentenar de atletas pertenecien-tes a los principales clubs madri-

leños. Lo que se conoce de esacompetición es lo que sale en laprensa y lo que todo el mundo

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blanco y los días en claro que todoesto supuso para quienes traba-jaban en sacar adelante Tajamar.

Las pruebas, que se suce-dieron a gran velocidad, fueron unmuestrario de las principalesactividades deportivas que sedesarrollaban en el Club. Tras undesfile con las banderas de losequipos en cabeza –un mosaicomulticolor con más de cuatro-

cientos participantes– se hicieronvarias pruebas de ciclismo, hubopartidos de exhibición de balon-

cesto y hockey sobre patines,atletismo (pruebas de mil metrosy de relevos con dos equipos) ysaltos de aparatos. En la segun-da parte se presentaron las prue-bas de mesa alemana, gimnasiadeportiva, “tumbling”, aparatos ytabla general de gimnasia suecaa cargo de un centenar de atletas,en su mayoría juveniles.

La televisión recogió las

imágenes del acontecimientoaquel mismo día y la prensa lededicó amplios espacios al día

siguiente.

“El Club Tajamar –sepodía leer en el ABC– es una obracorporativa del Opus Dei quedesarrolla una importante laborapostólica y social en el populosobarrio de Vallecas desde hacevarios años. Está constituído ensu mayor ía –un setenta por ciento, aproxi-madamente– por obreros: el restoson empleados o estudiantes.Unos y otros conviven en amiga-ble camaradería. En el Club sefomenta, ante todo, el espíritu deequipo y la utilización del esfuer-zo en común. Tan importantecomo ser hábiles en buscar la vic-toria, es el ser enteros si llega laderrota. Este clima peculiar hacede Tajamar un ejemplo de alegríay optimismo, que quedó bienpatente en el acto del Palacio deDeportes. Junto a la seccióndeportiva el Club posee una sec-ción cultural que cuenta con unInstituto de Enseñanza Media,

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Un mosaico multicolor de más de cuatrocientos participantes. Llevan cuatro años de historia. Partidos de exhibición, pruebas de atletismo, saltos de aparatos, tabla de gimnasia y ciclismo.

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dice: que fue un éxito deportivo yde organización, que asistiómuchísima gente y que Tajamarvenció netamente en la pruebaindividual (el ganador se procla-maría campeón de Castilla al añosiguiente) y por equipos. Pero delo que no se habla es del tingla-do que hubo que montar: llevar lavíspera unas cuantas embarca-ciones desde la Casa de Campode Madrid hasta Buendía, paraseguir a los nadadores (y traerlasal final de la prueba); organizarlos numerosos autobuses que lle-varán allí (y la traerán luego) a lagente desde Madrid, Cuenca yGuadalajara; disponer espaciospara aparcamientos y serviciossanitarios; preparar las pruebas ylos dispositivos para las mismascon todo detalle; ocuparse delalmuerzo, con mesa y mantel, delos nadadores, jueces, autorida-des e invitados; organizar algu-nas actividades de entreteni-miento antes y después de laprueba… La cosa salió bien por-

que algunos se empeñaron afondo y todos, como siempre,echaron una mano.

Menos exitosa, en cambio,fue la salida a Cáceres del equi-po de baloncesto de Tajamar,invitado por la Corporación muni-cipal para que se enfrentase en elhistórico escenario de la PlazaMayor con una SelecciónCacereña. La paliza fue soberana,según los tanteos de aquel tiem-po (37-11), pero como lo cortés noquita lo valiente, al final los ven-

cedores entregaron a los vencidosel trofeo que acababan de ganar.

“El equipo que nos ofrecióel C. D. Tajamar –justificaba des-pués el periódico extremeño“Hoy”–, muchachos todos ellosjóvenes, reunía las característi-cas de estos cuadros; es decir,nobles y saben jugar la pelota,aunque en esta ocasión no dierande sí todo lo que pueden jugardebido al cansancio del viaje y ala superioridad del equipo quetenían enfrente. A pesar de ello,gustó su presentación”.

Mejor fortuna hubo estemismo año con el ciclismo, tantoen el Circuito de Moratalaz comoen el I Circuito Arriacense, que secelebró en Guadalajara con laorganización y la dirección acargo de Tajamar.

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Durante la inauguración de las p istas deatletismo de Albacete en 1960.

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Un Proyecto Ilusionante que se materializa

Un Proyecto Ilusionante que se materializa

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Page 106: Libro del 40 Aniversario

Para llamar por teléfono habíaque ir a la Vaquería, un buentrecho de unos cuatrocientosmetros…

También recuerda elreclutamiento inmediato en laschabolas vecinas de las catorceseñoras de la limpieza, quetrabajarán todas las mañanas,de lunes a sábado, antes de lallegada de los alumnos, paraque todo esté desde el comien-zo como Dios manda. Y losproblemas del agua que,además de llegar al Cerro con

poquísima presión y de sufrirnumerosos cortes, había quealmacenar en depósitos y com-partir luego con los albañiles y

las obras y más de una veztambién con los vecinos.¿Quién no ha oído decir duran-te decenios que “Tajamar estásiempre en obras”?…

El traslado se realizó conrapidez y con orden. Para loschavales fue una gozada empe-zar la jornada en la Vaqueríallevando sus pupitres y perte-

nencias a los locales de estrenoy acabar el día allí, dondeseguirían ya hasta que se fue-sen de Tajamar, tanto elloscomo los que vinieran detrás.De momento, un momento quedurará los años que tarden enconstruirse sus dependenciaspropias, sólo se quedan en laVaquería los chicos de“Primaria”, que, como se recor-dará, son también los últimosllegados.

Más de uno de los pri-meros habrá releído ese día deltraslado, con la sensación deque se habían quedado cortos,aquella nota en que seresumían las ilusiones del ClubDeportivo y Cultural Tajamar:“Su aspiración y proyecto escompletar la preparación pro-fesional de los socios con clasesy charlas, y crear un centro deenseñanza con los estudioscorrespondientes al bachillera-to elemental y laboral; e inclu-so conseguir la facilitación detítulos de técnicos, maestros yoficiales de los distintos oficios;poder contar con campos de

4040AniversarioT A J A M A RAniversarioT A J A M A R

— 109 —

Han transcurrido cua-tro años desde elcomienzo del

Instituto en la Colonia Erillas.Durante ese tiempo Tajamarha sido, en expresión de EmilioRedondo, miembro de su juntade gobierno, “un proyecto ilu-sionante”, cuya realidad físicadefinitiva sólo existía en losplanos. Pero a partir denoviembre de 1961, esa reali-dad física empieza a concre-tarse. Lo recuerda muy bienPedro Matías, el camioneroque hasta entonces recogía lafruta del valle del Jerte, junto aPlasencia, para un mayoristamadrileño y que en los próxi-mos treinta años va a ser elconserje, una institución enTajamar:

— El primer trabajo quehicimos fue trasladar los pupi-tres desde la Vaquería hastalos nuevos pabellones.Participaron todos los alum-nos. Eran tres pabellones deaulas y un taller. Había unavalla de alambre. Eso eraTajamar por aquel entonces.

“Les hablamos de libertad,

la libertad de los hijos de

Dios, de caridad, de

amistad y de justicia. Y

confían en nosotros con la

fuerza de quien cree

verdaderamente por

primera vez en la vida.

Descubren la unidad que

resulta de practicar aquello

que difundimos.”

U n p r o y e c t o i l u s i o n a n t e q u e s e m a t e r i a l i z aU n p r o y e c t o i l u s i o n a n t e q u e s e m a t e r i a l i z a

— 108 —

Una larga columna humana cruzó el descampado del Cerro. Para los chavales fue unagozada empezar la jornada en la Vaquería llevando sus pupitres a los locales de estreno.

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Para llamar por teléfono habíaque ir a la Vaquería, un buentrecho de unos cuatrocientosmetros…

También recuerda elreclutamiento inmediato en laschabolas vecinas de las catorceseñoras de la limpieza, quetrabajarán todas las mañanas,de lunes a sábado, antes de lallegada de los alumnos, paraque todo esté desde el comien-zo como Dios manda. Y losproblemas del agua que,además de llegar al Cerro con

poquísima presión y de sufrirnumerosos cortes, había quealmacenar en depósitos y com-partir luego con los albañiles y

las obras y más de una veztambién con los vecinos.¿Quién no ha oído decir duran-te decenios que “Tajamar estásiempre en obras”?…

El traslado se realizó conrapidez y con orden. Para loschavales fue una gozada empe-zar la jornada en la Vaqueríallevando sus pupitres y perte-

nencias a los locales de estrenoy acabar el día allí, dondeseguirían ya hasta que se fue-sen de Tajamar, tanto elloscomo los que vinieran detrás.De momento, un momento quedurará los años que tarden enconstruirse sus dependenciaspropias, sólo se quedan en laVaquería los chicos de“Primaria”, que, como se recor-dará, son también los últimosllegados.

Más de uno de los pri-meros habrá releído ese día deltraslado, con la sensación deque se habían quedado cortos,aquella nota en que seresumían las ilusiones del ClubDeportivo y Cultural Tajamar:“Su aspiración y proyecto escompletar la preparación pro-fesional de los socios con clasesy charlas, y crear un centro deenseñanza con los estudioscorrespondientes al bachillera-to elemental y laboral; e inclu-so conseguir la facilitación detítulos de técnicos, maestros yoficiales de los distintos oficios;poder contar con campos de

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Han transcurrido cua-tro años desde elcomienzo del

Instituto en la Colonia Erillas.Durante ese tiempo Tajamarha sido, en expresión de EmilioRedondo, miembro de su juntade gobierno, “un proyecto ilu-sionante”, cuya realidad físicadefinitiva sólo existía en losplanos. Pero a partir denoviembre de 1961, esa reali-dad física empieza a concre-tarse. Lo recuerda muy bienPedro Matías, el camioneroque hasta entonces recogía lafruta del valle del Jerte, junto aPlasencia, para un mayoristamadrileño y que en los próxi-mos treinta años va a ser elconserje, una institución enTajamar:

— El primer trabajo quehicimos fue trasladar los pupi-tres desde la Vaquería hastalos nuevos pabellones.Participaron todos los alum-nos. Eran tres pabellones deaulas y un taller. Había unavalla de alambre. Eso eraTajamar por aquel entonces.

“Les hablamos de libertad,

la libertad de los hijos de

Dios, de caridad, de

amistad y de justicia. Y

confían en nosotros con la

fuerza de quien cree

verdaderamente por

primera vez en la vida.

Descubren la unidad que

resulta de practicar aquello

que difundimos.”

U n p r o y e c t o i l u s i o n a n t e q u e s e m a t e r i a l i z aU n p r o y e c t o i l u s i o n a n t e q u e s e m a t e r i a l i z a

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Una larga columna humana cruzó el descampado del Cerro. Para los chavales fue unagozada empezar la jornada en la Vaquería llevando sus pupitres a los locales de estreno.

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un alcornoque. Y también hayarbustos bien cuidados, algunatira de césped y papelerasmetálicas por todo el recinto.

Esta descripción es la dela maqueta de entonces y engran parte la del Tajamaractual, que nos adelantamos ahacer para evitar reiteraciones.

Entonces, al entrar enTajamar, había a la izquierdaun pequeño aparcamiento parabicicletas y motos, y a la dere-cha la caseta del guarda. En laplazoleta de entrada se iniciabauna calle que tenía, a la dere-cha, la casa del conserje, unaparcamiento para coches, laresidencia de profesores y elSalón de Actos–Oratorio; y a laizquierda un pabellón de aulasy los edificios centrales.

Los tres primeros pabe-llones son los que dan a estacalle principal y fueron los quese construyeron antes, junta-mente con los talleres de mecá-nica y carpintería (dedicadosdespués a informática). Los

demás pabellones se hicieronen fases sucesivas con la mismaestructura. Los laboratorios deelectrónica fueron considera-dos en su momento como losmás modernos de la especiali-dad. Poco después se termina-ron el taller de forja y soldadu-ra, convertido más tarde enbiblioteca, y un nuevopabellón. En la tercera fase seconstruyeron otros dos pabe-llones, y en la cuarta, lasEscuelas Primarias, con ochoaulas dotadas de servicios,dependencias y espaciosdeportivos propios. Son tam-bién de esta última fase loscampos de deportes (fútbol,baloncesto, balonmano, “base-ball”, pistas de atletismo, etc.),la Residencia de Profesores y elSalón Oratorio, con servicios ydependencias. Aneja el orato-rio hay una torre que se divisadesde muchos lugares deVallecas y una cripta muy fre-cuentada por alumnos, profe-sores y visitantes, con una bellareproducción de la Virgen deAlonso Cano. Y frente al edifi-cio central, al aire libre, hay

otra imagen de la Virgen conuna flor y el Niño, que tiene ensus manos un libro con el escu-do de Tajamar, obra deAntonio Bey, un artista que fueprofesor varios años.

De todo esto decíarecientemente con cierta satis-facción Lázaro Linares, eldirector técnico de Gimnasia yAtletismo, testigo y protago-nista del medio siglo deTajamar, al que nos estamosacercando:

— Se pensó en algoserio, que fuera para toda lavida. Para mí, que se hizo elcolegio más moderno delmundo, porque en España noexistía ninguno de este tipo, nien ninguna parte. Incluso enAlemania, cuando yo fui a laOlimpiada de Munich, unosalemanes me hablaron deTajamar, porque en la televi-sión lo habían puesto comoalgo muy moderno y bienmontado. Y la verdad es quecuando se hizo nadie pensó ennada más que en la persona, y

— 111 —

juegos en los que poder formarequipos y practicar todo tipode deportes.”

Pero el “proyecto ilusio-nante” tenía mucho mayorcalado y era esta la razón pre-cisamente de un optimismoque nunca faltaría en Tajamar.

— Les hablamos –expli-caba entonces otro de aquellosprimeros– de libertad, la liber-tad de los hijos de Dios, de cari-dad, de amistad, y de justicia. Ycon fían en nosotros con la fuer-za de quien cree verdadera-mente por primera vez en lavida. Descubren la unidad queresulta de practicar aquello quedifundimos.

Tajamar se presentabacomo una pequeña ciudad demás diez hectáreas. Todos losedificios son sólidos, funciona-les y austeros, y los materiales,bien resistentes, están pensa-dos para muchos años. Elcerramiento lo componen altasverjas de hierro. Las aulasestán construidas en pabello-

nes de a tres, con tres despa-chos y unos servicios cada uno.Son de ladrillo visto, con unporche de uralita sobre estruc-tura de hierro. El suelo tienelosas de granito en los porchesy granito alternando con ado-

quines en las zonas de circula-ción. Los pabellones están adistintas alturas, aprovechan-do el desnivel del terreno. Lavegetación es variada: pinos,cedros, abetos, magnolios, ála-mos, castaños, sauces e incluso

— 110 —

El proyecto –de los arquitectos Echaide y Ortiz-Echagüe– presenta edificios sólidos y funcionales,con materiales resistentes, pensados para muchos años.

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un alcornoque. Y también hayarbustos bien cuidados, algunatira de césped y papelerasmetálicas por todo el recinto.

Esta descripción es la dela maqueta de entonces y engran parte la del Tajamaractual, que nos adelantamos ahacer para evitar reiteraciones.

Entonces, al entrar enTajamar, había a la izquierdaun pequeño aparcamiento parabicicletas y motos, y a la dere-cha la caseta del guarda. En laplazoleta de entrada se iniciabauna calle que tenía, a la dere-cha, la casa del conserje, unaparcamiento para coches, laresidencia de profesores y elSalón de Actos–Oratorio; y a laizquierda un pabellón de aulasy los edificios centrales.

Los tres primeros pabe-llones son los que dan a estacalle principal y fueron los quese construyeron antes, junta-mente con los talleres de mecá-nica y carpintería (dedicadosdespués a informática). Los

demás pabellones se hicieronen fases sucesivas con la mismaestructura. Los laboratorios deelectrónica fueron considera-dos en su momento como losmás modernos de la especiali-dad. Poco después se termina-ron el taller de forja y soldadu-ra, convertido más tarde enbiblioteca, y un nuevopabellón. En la tercera fase seconstruyeron otros dos pabe-llones, y en la cuarta, lasEscuelas Primarias, con ochoaulas dotadas de servicios,dependencias y espaciosdeportivos propios. Son tam-bién de esta última fase loscampos de deportes (fútbol,baloncesto, balonmano, “base-ball”, pistas de atletismo, etc.),la Residencia de Profesores y elSalón Oratorio, con servicios ydependencias. Aneja el orato-rio hay una torre que se divisadesde muchos lugares deVallecas y una cripta muy fre-cuentada por alumnos, profe-sores y visitantes, con una bellareproducción de la Virgen deAlonso Cano. Y frente al edifi-cio central, al aire libre, hay

otra imagen de la Virgen conuna flor y el Niño, que tiene ensus manos un libro con el escu-do de Tajamar, obra deAntonio Bey, un artista que fueprofesor varios años.

De todo esto decíarecientemente con cierta satis-facción Lázaro Linares, eldirector técnico de Gimnasia yAtletismo, testigo y protago-nista del medio siglo deTajamar, al que nos estamosacercando:

— Se pensó en algoserio, que fuera para toda lavida. Para mí, que se hizo elcolegio más moderno delmundo, porque en España noexistía ninguno de este tipo, nien ninguna parte. Incluso enAlemania, cuando yo fui a laOlimpiada de Munich, unosalemanes me hablaron deTajamar, porque en la televi-sión lo habían puesto comoalgo muy moderno y bienmontado. Y la verdad es quecuando se hizo nadie pensó ennada más que en la persona, y

— 111 —

juegos en los que poder formarequipos y practicar todo tipode deportes.”

Pero el “proyecto ilusio-nante” tenía mucho mayorcalado y era esta la razón pre-cisamente de un optimismoque nunca faltaría en Tajamar.

— Les hablamos –expli-caba entonces otro de aquellosprimeros– de libertad, la liber-tad de los hijos de Dios, de cari-dad, de amistad, y de justicia. Ycon fían en nosotros con la fuer-za de quien cree verdadera-mente por primera vez en lavida. Descubren la unidad queresulta de practicar aquello quedifundimos.

Tajamar se presentabacomo una pequeña ciudad demás diez hectáreas. Todos losedificios son sólidos, funciona-les y austeros, y los materiales,bien resistentes, están pensa-dos para muchos años. Elcerramiento lo componen altasverjas de hierro. Las aulasestán construidas en pabello-

nes de a tres, con tres despa-chos y unos servicios cada uno.Son de ladrillo visto, con unporche de uralita sobre estruc-tura de hierro. El suelo tienelosas de granito en los porchesy granito alternando con ado-

quines en las zonas de circula-ción. Los pabellones están adistintas alturas, aprovechan-do el desnivel del terreno. Lavegetación es variada: pinos,cedros, abetos, magnolios, ála-mos, castaños, sauces e incluso

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El proyecto –de los arquitectos Echaide y Ortiz-Echagüe– presenta edificios sólidos y funcionales,con materiales resistentes, pensados para muchos años.

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la pedagogía de Tajamar deque el asunto no está en darlastodas a la primera, sino encomenzar y recomenzar lasveces que haga falta?… No hayque cansarse de tener pacien-cia…

Precisamente un par desemanas antes de aquella inau-guración había tenido lugar enTajamar la primera y última“huelga”, una huelga ilegal yno autorizada. Y los protago-nistas habían sido los alumnossupuestamente más responsa-bles, los de la primera promo-ción, los del quinto curso, elmás duro.

Todo ocurrió sin quenadie lo esperase. Un buen díael curso completo falta a la pri-mera clase y el profesor encar-gado de darla lo comunica a ladirección. A la hora de lasegunda clase sucede otrotanto. Es evidente que hayacuerdo unánime de no asis-tencia, y esto se confirma cuan-do poco después del mediodíatelefonea el delegado del curso

para que adviertan al confe-renciante de esa tarde que nose moleste en venir. (Con oca-sión de la encíclica “Mater etMagistra” de Juan XXIII, seestaba dando un seminariosobre la doctrina social de laIglesia, a cargo de profesoresuniversitarios y fuera del hora-rio de clases, a los alumnos dequinto, y la conferencia sema-nal tocaba esa tarde). Despuésse sabrá que, además del moti-vo declarado, el de ahorrar elviaje al conferenciante, estabatambién el de que “Tajamar noquedase mal”. Y por la tardesucedió lo mismo: profesoresque llegan en punto y aulavacía.

Naturalmente se trata deuna falta de disciplina que ladirección afronta sobre la mar-cha con una rápida decisión:dejar enfriar el asunto y pro-mover luego en cada uno unaseria reflexión personal.

Al día siguiente los huel-guistas –todos de quince a die-ciséis años– llegan a clase espe-rando lo peor y ven con sor-presa que todo transcurrecomo si no hubiese pasadonada. Al otro día, lo mismo. Yal otro, igual… Ahora son ellosquienes empiezan a preocu-parse por aquel exceso debonanza, porque cuando eldelegado o alguno busca pistas

— 113 —

por eso hay tantos espacioslibres y terrenos, para que elchaval no se sienta congestio-nado…

— No es lo mismo–comenta otro profesor vetera-no– estar en un edificio de doso tres pisos y con poca expan-sión que estar en un centroeducativo donde nada mássalir del aula, ya estás rodeadode árboles, de césped y delcanto de los mirlos, por deciralgo poético. Eso favorecemuchísimo la educación, quelos chavales no tropiecen al

correr y que… si quieren pele-arse, lo hagan porque quieren yno porque se atropellen unos aotros.

Cuando el 17 de marzode 1962 bendice los nuevosedificios el obispo auxiliar deMadrid, se entregan los prime-ros títulos de bachilleres ele-mentales y se celebra una espe-cie de inauguración oficial conun minifestival deportivo en elque los alumnos echan el cobrepara que todo salga bien, hayuna frase del director en suobligado y breve discurso, que

estos entienden a la perfección:

— Tajamar es un centro–dice– en el que nada haysuperfluo, pero en el que tam-poco falta nada de lo necesario.

Ese mismo día uno delos visitantes se fija en el tablónde anuncios, en el que apareceentre otros papeles un avisomás l lamativo que dice“Consigna: última piedra”, y lepregunta a un chico qué signi-fica aquello.

— Sí –le explica éste– esque cada mes tenemos unaconsigna. Este mes es el de laúltima piedra. Pero no sólo lade aquí del Instituto, sino quese refiere también a nuestrosestudios. Porque se empieza elcurso con muchas ganas yluego se pasan y, claro, loimportante no es empezar, sinoacabar…

Está claro. Aunqueparezca obvio, hay que insistirde mil maneras en lo impor-tante. ¿No se parte siempre en

— 112 —

Tajamar parecía estar siempre en obras. En la foto, celebración de la Misa, el día del aniversariodel colegio, en lo que sería el futuro oratorio-salón de actos.

La primera y única “huelga” tuvo unos protagonistas: los alumnos de la 1ª promoción.

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la pedagogía de Tajamar deque el asunto no está en darlastodas a la primera, sino encomenzar y recomenzar lasveces que haga falta?… No hayque cansarse de tener pacien-cia…

Precisamente un par desemanas antes de aquella inau-guración había tenido lugar enTajamar la primera y última“huelga”, una huelga ilegal yno autorizada. Y los protago-nistas habían sido los alumnossupuestamente más responsa-bles, los de la primera promo-ción, los del quinto curso, elmás duro.

Todo ocurrió sin quenadie lo esperase. Un buen díael curso completo falta a la pri-mera clase y el profesor encar-gado de darla lo comunica a ladirección. A la hora de lasegunda clase sucede otrotanto. Es evidente que hayacuerdo unánime de no asis-tencia, y esto se confirma cuan-do poco después del mediodíatelefonea el delegado del curso

para que adviertan al confe-renciante de esa tarde que nose moleste en venir. (Con oca-sión de la encíclica “Mater etMagistra” de Juan XXIII, seestaba dando un seminariosobre la doctrina social de laIglesia, a cargo de profesoresuniversitarios y fuera del hora-rio de clases, a los alumnos dequinto, y la conferencia sema-nal tocaba esa tarde). Despuésse sabrá que, además del moti-vo declarado, el de ahorrar elviaje al conferenciante, estabatambién el de que “Tajamar noquedase mal”. Y por la tardesucedió lo mismo: profesoresque llegan en punto y aulavacía.

Naturalmente se trata deuna falta de disciplina que ladirección afronta sobre la mar-cha con una rápida decisión:dejar enfriar el asunto y pro-mover luego en cada uno unaseria reflexión personal.

Al día siguiente los huel-guistas –todos de quince a die-ciséis años– llegan a clase espe-rando lo peor y ven con sor-presa que todo transcurrecomo si no hubiese pasadonada. Al otro día, lo mismo. Yal otro, igual… Ahora son ellosquienes empiezan a preocu-parse por aquel exceso debonanza, porque cuando eldelegado o alguno busca pistas

— 113 —

por eso hay tantos espacioslibres y terrenos, para que elchaval no se sienta congestio-nado…

— No es lo mismo–comenta otro profesor vetera-no– estar en un edificio de doso tres pisos y con poca expan-sión que estar en un centroeducativo donde nada mássalir del aula, ya estás rodeadode árboles, de césped y delcanto de los mirlos, por deciralgo poético. Eso favorecemuchísimo la educación, quelos chavales no tropiecen al

correr y que… si quieren pele-arse, lo hagan porque quieren yno porque se atropellen unos aotros.

Cuando el 17 de marzode 1962 bendice los nuevosedificios el obispo auxiliar deMadrid, se entregan los prime-ros títulos de bachilleres ele-mentales y se celebra una espe-cie de inauguración oficial conun minifestival deportivo en elque los alumnos echan el cobrepara que todo salga bien, hayuna frase del director en suobligado y breve discurso, que

estos entienden a la perfección:

— Tajamar es un centro–dice– en el que nada haysuperfluo, pero en el que tam-poco falta nada de lo necesario.

Ese mismo día uno delos visitantes se fija en el tablónde anuncios, en el que apareceentre otros papeles un avisomás l lamativo que dice“Consigna: última piedra”, y lepregunta a un chico qué signi-fica aquello.

— Sí –le explica éste– esque cada mes tenemos unaconsigna. Este mes es el de laúltima piedra. Pero no sólo lade aquí del Instituto, sino quese refiere también a nuestrosestudios. Porque se empieza elcurso con muchas ganas yluego se pasan y, claro, loimportante no es empezar, sinoacabar…

Está claro. Aunqueparezca obvio, hay que insistirde mil maneras en lo impor-tante. ¿No se parte siempre en

— 112 —

Tajamar parecía estar siempre en obras. En la foto, celebración de la Misa, el día del aniversariodel colegio, en lo que sería el futuro oratorio-salón de actos.

La primera y única “huelga” tuvo unos protagonistas: los alumnos de la 1ª promoción.

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Se ve Mejorde Cerca y sin AvisarSe ve Mejorde Cerca y sin Avisar

16

4040AniversarioT A J A M A RAniversarioT A J A M A R

con algún profesor obtienesiempre la misma respuesta:“Ya hablaremos”.

Por fin llega el desenla-ce. Una tarde en que los alum-nos tienen prácticas de carpin-tería y están en plena faenacon el cepillo y la garlopa, sepresenta el director, acom-pañado del profesor encarga-do de ese curso, y citan al dele-gado en el despacho contiguoal taller. Y cuando este com-parece, el director, de pie, ledice más o menos lo siguiente:

— Habéis faltado un díaa clase sin ninguna justifica-ción… No nos comunicasteisni la causa ni la ausencia…Habéis defraudado nuestraconfianza, por no tener la leal-tad de exponer a la cara vues-tras quejas y escuchar nuestrasrazones… Además tú, queeres el delegado, deberías caeren la cuenta de que el no dar lacara y actuar a ocultas no es loque os hemos enseñado eneste centro durante estosaños…

La respuesta del delega-do fue, también más o menos,esta:

— El motivo fue que noshabían “quitado” la fiesta delAniversario, que celebramosel 12 de febrero, y a la queteníamos derecho, como todoslos años… No pensamos quehubiera sido mejor decirlo, envez de actuar en secreto…Reconozco que hicimos mal…No volverá a ocurrir…

— Está bien –le dijo eldirector–. Ahora coge la lista yve llamando a tus compañe-ros, y tú ponte aquí a nuestro

lado.

El parlamento se repitióunas cuantas veces: al princi-pio de uno en uno, luego dedos en dos y por último, decuatro en cuatro, con pareci-das respuestas de los chavales.

Nadie en Tajamar, yespecialmente sus protagonis-tas, olvidó nunca aquellasonada “huelga” de la prime-ra promoción. Oficialmente ypara que constase en papeles,no había ocurrido nada,pero… la verdad es que habíapasado mucho.

— 114 —

“Tajamar es un centro en el que no hay nadasuperfluo, pero en el que se procura que nofalte lo necesario”.

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con algún profesor obtienesiempre la misma respuesta:“Ya hablaremos”.

Por fin llega el desenla-ce. Una tarde en que los alum-nos tienen prácticas de carpin-tería y están en plena faenacon el cepillo y la garlopa, sepresenta el director, acom-pañado del profesor encarga-do de ese curso, y citan al dele-gado en el despacho contiguoal taller. Y cuando este com-parece, el director, de pie, ledice más o menos lo siguiente:

— Habéis faltado un díaa clase sin ninguna justifica-ción… No nos comunicasteisni la causa ni la ausencia…Habéis defraudado nuestraconfianza, por no tener la leal-tad de exponer a la cara vues-tras quejas y escuchar nuestrasrazones… Además tú, queeres el delegado, deberías caeren la cuenta de que el no dar lacara y actuar a ocultas no es loque os hemos enseñado eneste centro durante estosaños…

La respuesta del delega-do fue, también más o menos,esta:

— El motivo fue que noshabían “quitado” la fiesta delAniversario, que celebramosel 12 de febrero, y a la queteníamos derecho, como todoslos años… No pensamos quehubiera sido mejor decirlo, envez de actuar en secreto…Reconozco que hicimos mal…No volverá a ocurrir…

— Está bien –le dijo eldirector–. Ahora coge la lista yve llamando a tus compañe-ros, y tú ponte aquí a nuestro

lado.

El parlamento se repitióunas cuantas veces: al princi-pio de uno en uno, luego dedos en dos y por último, decuatro en cuatro, con pareci-das respuestas de los chavales.

Nadie en Tajamar, yespecialmente sus protagonis-tas, olvidó nunca aquellasonada “huelga” de la prime-ra promoción. Oficialmente ypara que constase en papeles,no había ocurrido nada,pero… la verdad es que habíapasado mucho.

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“Tajamar es un centro en el que no hay nadasuperfluo, pero en el que se procura que nofalte lo necesario”.

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Page 114: Libro del 40 Aniversario

tentación para planificadoresy especuladores, y llegaráincluso a tener que defender-se —arropado por un indig-nado clamor popular— deincomprensibles amenazasexpropiatorias por parte decorporaciones municipalestan distintas en el tiempocomo en su ideología.

— Los edificios —cuen-ta un profesor— estaban yatotalmente construidos…,pero lo que no estaba cons-truido era todo el entorno.Todavía en 1969, para llegaraquí desde Moratalaz, porejemplo, teníamos que cruzarun auténtico barrizal de terre-nos arcillosos, por lo cual,cuando llegabas, pesabas doso tres kilos más. Por esotodavía se observa que en lasentradas de los pabellones,junto a la puerta, hay pletinasque eran precisamente paraeso, para quitarse todo elbarro… Algunos venían conunas botas de agua y al llegaraquí se las quitaban. Habíacuatro o cinco coches nada

más por aquí…

O sea: algo muy pareci-do a l panorama de laVaquería diez años antes.

Cuando se hace el cam-bio, los estudios que se impar-ten en Tajamar son los autori-zados en ese momento .Terminados los cuatro cursosordinarios con su reválida,basta un quinto año de carác-

ter eminentemente práctico ytecnológico, para obtener elbachillerato laboral elemen-tal. Sin embargo, quienes aspi-

ren al bachillerato laboralsuperior (que, además de faci-litar mucho la entrada en elmundo laboral, permite elacceso a carreras universita-rias de ciencias o técnicas),deberán añadir a ese quintocurso una nueva reválida ydos cursos más, en una espe-cialidad de Electrónica, quefinalizan con una examen demadurez semejante al preuni-versitario.

Muy pronto se añadie-ron, con clases de seis a diezde la noche, los llamadosCursos FIP, patrocinados porel ministerio de Trabajo y diri-gidos a obreros en paro real opotencial, mayores de diecio-cho años y sin oficio cualifica-do. Estos cursos duraban nor-malmente de tres a seis mesesy se impartieron muchos(hubo años de más de veinte)de delineación, administra-ción, contabilidad, soldadura,dibujo industrial, electricidady electrónica, chapistas, tor-neros, reparadores de televi-sión, etc. Más tarde todas

— 117 —

Aquel curso de 1962,con el traslado a lasinstalaciones definiti-

vas, la adaptación a la últimanormativa de enseñanzas, lapresencia habitual de obrerosy maquinaria en el entorno, yla preocupación por vivir yhacer vivir los pequeños deta-lles en el trabajo y en el cui-dado de las cosas, fue muyduro para todos, tambiénpara los alumnos, y especial-mente para los mayores.

Entre otras cosas, tam-bién porque se declaró díalec t ivo la f ies ta delAniversario y se establecieronocho horas diarias de clases,de lunes a viernes, y cuatro elsábado, el mismo horario delos trabajadores, para recupe-rar el tiempo perdido en losprimeros meses de reajuste.

Hay algo que no cam-bia. Tajamar estará siempre atope de profesores y de alum-nos, pero seguirá todavíadurante demasiados años enel descampado del Cerro, una

Con el número de alumnos

crece en proporción

superior el de profesores.

La variedad de enseñanzas

no es de trámite, ni masiva,

sino real, a cargo de

especialistas que siguen en

particular el progreso de

cada alumno. Las mejores

recomendaciones para

ingresar en Tajamar son

vivir cerca, pertenecer a

familias numerosas y

carecer de medios

económicos.

S e v e m e j o r d e c e r c a y s i n a v i s a rS e v e m e j o r d e c e r c a y s i n a v i s a r

— 116 —

La formación ocupacional se imparte enTajamar desde hace 30 años.

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tentación para planificadoresy especuladores, y llegaráincluso a tener que defender-se —arropado por un indig-nado clamor popular— deincomprensibles amenazasexpropiatorias por parte decorporaciones municipalestan distintas en el tiempocomo en su ideología.

— Los edificios —cuen-ta un profesor— estaban yatotalmente construidos…,pero lo que no estaba cons-truido era todo el entorno.Todavía en 1969, para llegaraquí desde Moratalaz, porejemplo, teníamos que cruzarun auténtico barrizal de terre-nos arcillosos, por lo cual,cuando llegabas, pesabas doso tres kilos más. Por esotodavía se observa que en lasentradas de los pabellones,junto a la puerta, hay pletinasque eran precisamente paraeso, para quitarse todo elbarro… Algunos venían conunas botas de agua y al llegaraquí se las quitaban. Habíacuatro o cinco coches nada

más por aquí…

O sea: algo muy pareci-do a l panorama de laVaquería diez años antes.

Cuando se hace el cam-bio, los estudios que se impar-ten en Tajamar son los autori-zados en ese momento .Terminados los cuatro cursosordinarios con su reválida,basta un quinto año de carác-

ter eminentemente práctico ytecnológico, para obtener elbachillerato laboral elemen-tal. Sin embargo, quienes aspi-

ren al bachillerato laboralsuperior (que, además de faci-litar mucho la entrada en elmundo laboral, permite elacceso a carreras universita-rias de ciencias o técnicas),deberán añadir a ese quintocurso una nueva reválida ydos cursos más, en una espe-cialidad de Electrónica, quefinalizan con una examen demadurez semejante al preuni-versitario.

Muy pronto se añadie-ron, con clases de seis a diezde la noche, los llamadosCursos FIP, patrocinados porel ministerio de Trabajo y diri-gidos a obreros en paro real opotencial, mayores de diecio-cho años y sin oficio cualifica-do. Estos cursos duraban nor-malmente de tres a seis mesesy se impartieron muchos(hubo años de más de veinte)de delineación, administra-ción, contabilidad, soldadura,dibujo industrial, electricidady electrónica, chapistas, tor-neros, reparadores de televi-sión, etc. Más tarde todas

— 117 —

Aquel curso de 1962,con el traslado a lasinstalaciones definiti-

vas, la adaptación a la últimanormativa de enseñanzas, lapresencia habitual de obrerosy maquinaria en el entorno, yla preocupación por vivir yhacer vivir los pequeños deta-lles en el trabajo y en el cui-dado de las cosas, fue muyduro para todos, tambiénpara los alumnos, y especial-mente para los mayores.

Entre otras cosas, tam-bién porque se declaró díalec t ivo la f ies ta delAniversario y se establecieronocho horas diarias de clases,de lunes a viernes, y cuatro elsábado, el mismo horario delos trabajadores, para recupe-rar el tiempo perdido en losprimeros meses de reajuste.

Hay algo que no cam-bia. Tajamar estará siempre atope de profesores y de alum-nos, pero seguirá todavíadurante demasiados años enel descampado del Cerro, una

Con el número de alumnos

crece en proporción

superior el de profesores.

La variedad de enseñanzas

no es de trámite, ni masiva,

sino real, a cargo de

especialistas que siguen en

particular el progreso de

cada alumno. Las mejores

recomendaciones para

ingresar en Tajamar son

vivir cerca, pertenecer a

familias numerosas y

carecer de medios

económicos.

S e v e m e j o r d e c e r c a y s i n a v i s a rS e v e m e j o r d e c e r c a y s i n a v i s a r

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La formación ocupacional se imparte enTajamar desde hace 30 años.

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Page 116: Libro del 40 Aniversario

que salían a bregar solos en elmundo del trabajo. Aparen -temente no había mucho queenseñar, sobre todo al princi-pio, a las visitas cada vez másnumerosas: unos pabellones yuna maqueta en la sala de pro-fesores, que es como una granilusión. Después, a medidaque aumentan las explanacio-nes y se convierten en zonasdeportivas provisionales, hayque explicarles, para que no searmen un lío con la maqueta,que ahí, donde está el campode fútbol de tierra batida agolpe de calcetín es donde seexcavarán los cimientos delpabellón central y el salón deactos, y que más allá, en esacancha no muy vistosa debaloncesto se construirá laresidencia de profesores…Pero mucho más importantees que lleguen a cualquierhora, si es posible sin avisar, yobserven con sus propios ojosla jornada diurna y nocturnade Tajamar, y que hablen adiscreción y a voleo con alum-nos y profesores, con el con-serje y la “brigada azul” de

mantenimiento , con lospadres que estudian allí oestán de visita… , porquecuando lo hacen entiendenmejor lo que está ocurriendoen el Cerro del Tío Pío y enVallecas, y hasta es muy posi-ble que, además del corazón,se les ablande el bolsillo.

Recién estrenado el

nuevo Tajamar, un visitanteentra a mediodía en un auladonde están varios chavalescomiendo su bocata, porqueno haycomedor todavía.

— ¿Qué tal estáis enTajamar?, pregunta al máscercano.

— 119 —

estas enseñanzas se engloba-ron en el Centro de EducaciónPermanente, siempre connumerosos alumnos.

También en régimennocturno —de 7 a 9— sedaban los cursos para adultosque care cían de estudios pri-marios, a cargo de profesoresen régimen de voluntariado ycentrados en la enseñanza ele-mental, no reglada, de laAritmética y la Lengua.

Sólo quienes lo hanvivido por activa o por pasivasaben de la inversión de capi-tal humano realizada enTajamar en estos años y en lossiguientes.

— Jo, aquello era dealucine (resume así su prime-ra impresión un alumno lle-gado de otro sitio). Un profe-sor para cada materia y al quepodías preguntar lo que se teocurriese…

Con el número de alum-nos crecía en proporción

superior el de profesores,siempre con una dedicaciónmucho mayor que la estricta-mente contractual. La varie-dad de enseñanzas no fuenunca de trámite –sólo sobreel papel–, ni masiva –parasalir del paso–, sino real, acargo de especialistas que nose limitaban a cumplir dandosus lecc iones , s ino queseguían en particular el pro-greso de cada alumno.

Pronto llegaría al mediocentenar el número de profe-sores, y los problemas econó-micos seguirían siendo acu-ciantes, por ese y por otros

motivos, como el de “estarsiempre en obras”, por ejem-plo. El “se gasta lo que sedeba, aunque se deba lo quese gaste”, que el fundador delOpus Dei practicó siemprecomo consecuencia directa desu conf ianza en laProvidencia, se vivió enTajamar, como en todas lasobras apostólicas del OpusDei en cualquier lugar delmundo, con la osadía que dala seguridad de estar en elbuen camino. Por eso se cui-daron también desde el pri-mer momento las relacionesexternas.

Cuando se hablaba deTajamar en la calle o en losmedios de comunicación, loque satisfacía a los responsa-bles de esas relaciones no erala admiración o el aplausopor la obra bien hecha (ques iempre se puede hacermejor), sino la posible impli-cación de más personas eneste gran esfuerzo social, laayuda económica y personalal Instituto y a los alumnos

— 118 —

Visita del torero Curro Romero.

Por la izquierda, Vicente Mortes, empresario; Juan Antonio Samaranch, actual Presidente del C.O.I.;Jerónimo Padilla, subdirector; Tomás Alvira, catedrático de Pedagogía; y Fernando Chiclana, direc-tor de Tajamar.

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que salían a bregar solos en elmundo del trabajo. Aparen -temente no había mucho queenseñar, sobre todo al princi-pio, a las visitas cada vez másnumerosas: unos pabellones yuna maqueta en la sala de pro-fesores, que es como una granilusión. Después, a medidaque aumentan las explanacio-nes y se convierten en zonasdeportivas provisionales, hayque explicarles, para que no searmen un lío con la maqueta,que ahí, donde está el campode fútbol de tierra batida agolpe de calcetín es donde seexcavarán los cimientos delpabellón central y el salón deactos, y que más allá, en esacancha no muy vistosa debaloncesto se construirá laresidencia de profesores…Pero mucho más importantees que lleguen a cualquierhora, si es posible sin avisar, yobserven con sus propios ojosla jornada diurna y nocturnade Tajamar, y que hablen adiscreción y a voleo con alum-nos y profesores, con el con-serje y la “brigada azul” de

mantenimiento , con lospadres que estudian allí oestán de visita… , porquecuando lo hacen entiendenmejor lo que está ocurriendoen el Cerro del Tío Pío y enVallecas, y hasta es muy posi-ble que, además del corazón,se les ablande el bolsillo.

Recién estrenado el

nuevo Tajamar, un visitanteentra a mediodía en un auladonde están varios chavalescomiendo su bocata, porqueno haycomedor todavía.

— ¿Qué tal estáis enTajamar?, pregunta al máscercano.

— 119 —

estas enseñanzas se engloba-ron en el Centro de EducaciónPermanente, siempre connumerosos alumnos.

También en régimennocturno —de 7 a 9— sedaban los cursos para adultosque care cían de estudios pri-marios, a cargo de profesoresen régimen de voluntariado ycentrados en la enseñanza ele-mental, no reglada, de laAritmética y la Lengua.

Sólo quienes lo hanvivido por activa o por pasivasaben de la inversión de capi-tal humano realizada enTajamar en estos años y en lossiguientes.

— Jo, aquello era dealucine (resume así su prime-ra impresión un alumno lle-gado de otro sitio). Un profe-sor para cada materia y al quepodías preguntar lo que se teocurriese…

Con el número de alum-nos crecía en proporción

superior el de profesores,siempre con una dedicaciónmucho mayor que la estricta-mente contractual. La varie-dad de enseñanzas no fuenunca de trámite –sólo sobreel papel–, ni masiva –parasalir del paso–, sino real, acargo de especialistas que nose limitaban a cumplir dandosus lecc iones , s ino queseguían en particular el pro-greso de cada alumno.

Pronto llegaría al mediocentenar el número de profe-sores, y los problemas econó-micos seguirían siendo acu-ciantes, por ese y por otros

motivos, como el de “estarsiempre en obras”, por ejem-plo. El “se gasta lo que sedeba, aunque se deba lo quese gaste”, que el fundador delOpus Dei practicó siemprecomo consecuencia directa desu conf ianza en laProvidencia, se vivió enTajamar, como en todas lasobras apostólicas del OpusDei en cualquier lugar delmundo, con la osadía que dala seguridad de estar en elbuen camino. Por eso se cui-daron también desde el pri-mer momento las relacionesexternas.

Cuando se hablaba deTajamar en la calle o en losmedios de comunicación, loque satisfacía a los responsa-bles de esas relaciones no erala admiración o el aplausopor la obra bien hecha (ques iempre se puede hacermejor), sino la posible impli-cación de más personas eneste gran esfuerzo social, laayuda económica y personalal Instituto y a los alumnos

— 118 —

Visita del torero Curro Romero.

Por la izquierda, Vicente Mortes, empresario; Juan Antonio Samaranch, actual Presidente del C.O.I.;Jerónimo Padilla, subdirector; Tomás Alvira, catedrático de Pedagogía; y Fernando Chiclana, direc-tor de Tajamar.

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ejemplo, breve por cierto, enque a los mayores se les per-mitía fumar en clase, como alos profesores. Llegó un pro-fesor nuevo y mientras expli-caba la lección, por descuido opor dejadez, tiró la colilla alsuelo. Nadie dice nada, peroun alumno se levanta, la reco-

ge, la aplasta en el ceniceroque hay encima de la mesa yregresa a su pupitre. La claseprosigue como si nada, peroesta vez ha sido el profesor elque ha aprendido la lección, yasí lo comenta, en cuanto sale,con un colega veterano.

Pero la espontaneidadno es siempre previsible. Lareacción con un visitante quehace lo mismo fuera, junto aledificio central, resulta másbien sonora por parte de unalumno que pasaba por allí yle corrige sin miramientossobre la marcha: “Aquí no se

tiran las colillas, para esoestán los ceniceros”. Aunqueel gesto es el mismo: es élquien la pone en su sitio.

Son todos chicos deVallecas, tan traviesos comolos seis compañeros que lle-

gan tarde a la c lase deElectrónica y el profesor lesdice que, dado su interés porla asignatura, es mejor quepor hoy se queden fuera. Lohacen con resignación, perocomo la ociosidad es tan malaconsejera y el paisaje resultatan accidentado — montonesde grava, de arena, de ladri-llos, y desniveles que impidenver lo que sea — la bombillase enciende con facilidad:“¿Por qué no le escondemos elcoche?” No les cuesta dema-siado, porque el automóvil noes grande y algunos de ellosson unos cachas. Total, que alterminar la clase el profesorno ve el coche, tarda bastanteen encontrarlo, ata cabos, seenfada y manifiesta su estadode ánimo en Dirección. Estavez no es necesario llamar alos culpables, porque casi secruzan con la víctima.

— ¿Qué habéis hecho?,pregunta el director.

— Nada, sólo hemostrasladado su coche unos

— 121 —

— Estamos muy bien,muy a gusto…

— ¿A gusto sin campode fútbol, sin polideportivo ninada?

El chico le mira con unamezcla de asombro y extrañe-za y le espeta muy serio:

— No tenemos nada deeso, pero aquí tenemos muchalibertad.

En otra ocasión la visitaes de varios profesores de otrocentro, que entran en el tallermecánico cuando los alumnosestán en el recreo. Uno deellos abre el cajón de unamesa y el profesor de Tajamarque les acompaña, jugandoun poco de farol, porque nohay libertad sin riesgo, lesdice:

— Pueden abr i r lostodos y verán que los chicosson bastante ordenados.

Lo hacen y… sorpresageneral. Son más de veinte lasmesas, y en todos los cajoneslas limas, los martillos ydemás herramientas estánperfectamente ordenados. Noes manía por el orden. Es exi-

girse a uno mismo y pensar enlos demás.

Uno o dos años mástarde otro visitante llama a unalumno de primero que salecorriendo de un pabellón.

— Oye chaval, ¿cuál esvuestro reglamento?

— En este colegio notenemos reglamento, aquíhacemos lo que nos da lagana…

Y echa a correr haciasus compañeros para jugar alo que sea. De repente se paraen seco como si hubiese olvi-dado algo, se acerca de nuevoal visitante y le aclara con des-parpajo:

— Bueno, aquí hacemoslo que nos da la gana, perohacemos lo que tenemos quehacer…

No son respuestas dememoria, sino espontáneas, yquienes las dieron sonreiránprobablemente al leer estaslíneas. De todos modos algode reglamento sí que hay,como venimos viendo, y si secumple es más bien por con-vicción.

Hubo un tiempo, por— 120 —

Sorpresa general. Son más de veinte mesas y entodos los cajones las l imas, losmartillos y demás herramientas estánperfectamente ordenados. No es manía, es exi-girse y pensar en los demás.

¿Una “scuadra” de estrellas invitadas? No, es el equipo de profesores que se enfrentó a los alum-nos en 1972. Al final, Profesores 3; Alumnos 1.

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ejemplo, breve por cierto, enque a los mayores se les per-mitía fumar en clase, como alos profesores. Llegó un pro-fesor nuevo y mientras expli-caba la lección, por descuido opor dejadez, tiró la colilla alsuelo. Nadie dice nada, peroun alumno se levanta, la reco-

ge, la aplasta en el ceniceroque hay encima de la mesa yregresa a su pupitre. La claseprosigue como si nada, peroesta vez ha sido el profesor elque ha aprendido la lección, yasí lo comenta, en cuanto sale,con un colega veterano.

Pero la espontaneidadno es siempre previsible. Lareacción con un visitante quehace lo mismo fuera, junto aledificio central, resulta másbien sonora por parte de unalumno que pasaba por allí yle corrige sin miramientossobre la marcha: “Aquí no se

tiran las colillas, para esoestán los ceniceros”. Aunqueel gesto es el mismo: es élquien la pone en su sitio.

Son todos chicos deVallecas, tan traviesos comolos seis compañeros que lle-

gan tarde a la c lase deElectrónica y el profesor lesdice que, dado su interés porla asignatura, es mejor quepor hoy se queden fuera. Lohacen con resignación, perocomo la ociosidad es tan malaconsejera y el paisaje resultatan accidentado — montonesde grava, de arena, de ladri-llos, y desniveles que impidenver lo que sea — la bombillase enciende con facilidad:“¿Por qué no le escondemos elcoche?” No les cuesta dema-siado, porque el automóvil noes grande y algunos de ellosson unos cachas. Total, que alterminar la clase el profesorno ve el coche, tarda bastanteen encontrarlo, ata cabos, seenfada y manifiesta su estadode ánimo en Dirección. Estavez no es necesario llamar alos culpables, porque casi secruzan con la víctima.

— ¿Qué habéis hecho?,pregunta el director.

— Nada, sólo hemostrasladado su coche unos

— 121 —

— Estamos muy bien,muy a gusto…

— ¿A gusto sin campode fútbol, sin polideportivo ninada?

El chico le mira con unamezcla de asombro y extrañe-za y le espeta muy serio:

— No tenemos nada deeso, pero aquí tenemos muchalibertad.

En otra ocasión la visitaes de varios profesores de otrocentro, que entran en el tallermecánico cuando los alumnosestán en el recreo. Uno deellos abre el cajón de unamesa y el profesor de Tajamarque les acompaña, jugandoun poco de farol, porque nohay libertad sin riesgo, lesdice:

— Pueden abr i r lostodos y verán que los chicosson bastante ordenados.

Lo hacen y… sorpresageneral. Son más de veinte lasmesas, y en todos los cajoneslas limas, los martillos ydemás herramientas estánperfectamente ordenados. Noes manía por el orden. Es exi-

girse a uno mismo y pensar enlos demás.

Uno o dos años mástarde otro visitante llama a unalumno de primero que salecorriendo de un pabellón.

— Oye chaval, ¿cuál esvuestro reglamento?

— En este colegio notenemos reglamento, aquíhacemos lo que nos da lagana…

Y echa a correr haciasus compañeros para jugar alo que sea. De repente se paraen seco como si hubiese olvi-dado algo, se acerca de nuevoal visitante y le aclara con des-parpajo:

— Bueno, aquí hacemoslo que nos da la gana, perohacemos lo que tenemos quehacer…

No son respuestas dememoria, sino espontáneas, yquienes las dieron sonreiránprobablemente al leer estaslíneas. De todos modos algode reglamento sí que hay,como venimos viendo, y si secumple es más bien por con-vicción.

Hubo un tiempo, por— 120 —

Sorpresa general. Son más de veinte mesas y entodos los cajones las l imas, losmartillos y demás herramientas estánperfectamente ordenados. No es manía, es exi-girse y pensar en los demás.

¿Una “scuadra” de estrellas invitadas? No, es el equipo de profesores que se enfrentó a los alum-nos en 1972. Al final, Profesores 3; Alumnos 1.

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El Alma de TajamarEl Alma de Tajamar

17

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cuantos metros.

— Pues yo os voy a tras-ladar a vuestras casas unoscuantos días.

Es lo peor que podíasucederles: dos días sin ir aTajamar se hacen muy largos,casi una eternidad.

Cambio de plano. Esteestar a gusto allí es lo que vencon sorpresa los numerososvisitantes de Tajamar y las“estre l las invi tadas” delmundo del deporte , de lespectáculo, de la cultura, etc., a quienes los componentesdel club de periodismo y loschavales mas avispados de lalocalidad suelen someter, si selevanta la veda, a interrogato-rios de tercer grado con agudagracia vallecana. Contestancomo pueden, pero…

De paso se enteran deque, como atestiguan los chi-cos del Cerro, las mejoresrecomendaciones para ingre-sar en Tajamar son vivir cerca,

pertenecer a familias numero-sas y carecer de medios econó-micos; de que los que no sonbecarios pagan una cantidadmensual simbólica (lo entera-mente gratis no es bueno, por-que humilla y parece privarde derechos); de que las sub-venciones sólo aminoran eldéficit; y de que en definitiva,Tajamar sale adelante con elesfuerzo y la alegría de quie-nes están allí, pertenezcan ono al Opus Dei, invirtiendo afondo perdido lo mejor de susvidas, y con la generosidad demuchas personas de toda con-dición cuya mano izquierda

ignora lo que hace su derecha.

Y el impacto de todoello en los ilustres o famososvisitantes se refleja en lo quedicen al despedirse, en lo queescriben en el Libro de Honor,y más de una vez en la apor-tación con que deciden contri-buir. Español o extranjero, dealgún modo hay que corres-ponder al aire fresco, limpio yreconfortante respirado esedía en Vallecas aunque sólofuese por unas horas.

— 122 —

En 1962, José Luis Cebrián, perio-dista y director de varios mediosde comunicación, participó en elclub de periodismo.

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El Alma de TajamarEl Alma de Tajamar

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cuantos metros.

— Pues yo os voy a tras-ladar a vuestras casas unoscuantos días.

Es lo peor que podíasucederles: dos días sin ir aTajamar se hacen muy largos,casi una eternidad.

Cambio de plano. Esteestar a gusto allí es lo que vencon sorpresa los numerososvisitantes de Tajamar y las“estre l las invi tadas” delmundo del deporte , de lespectáculo, de la cultura, etc., a quienes los componentesdel club de periodismo y loschavales mas avispados de lalocalidad suelen someter, si selevanta la veda, a interrogato-rios de tercer grado con agudagracia vallecana. Contestancomo pueden, pero…

De paso se enteran deque, como atestiguan los chi-cos del Cerro, las mejoresrecomendaciones para ingre-sar en Tajamar son vivir cerca,

pertenecer a familias numero-sas y carecer de medios econó-micos; de que los que no sonbecarios pagan una cantidadmensual simbólica (lo entera-mente gratis no es bueno, por-que humilla y parece privarde derechos); de que las sub-venciones sólo aminoran eldéficit; y de que en definitiva,Tajamar sale adelante con elesfuerzo y la alegría de quie-nes están allí, pertenezcan ono al Opus Dei, invirtiendo afondo perdido lo mejor de susvidas, y con la generosidad demuchas personas de toda con-dición cuya mano izquierda

ignora lo que hace su derecha.

Y el impacto de todoello en los ilustres o famososvisitantes se refleja en lo quedicen al despedirse, en lo queescriben en el Libro de Honor,y más de una vez en la apor-tación con que deciden contri-buir. Español o extranjero, dealgún modo hay que corres-ponder al aire fresco, limpio yreconfortante respirado esedía en Vallecas aunque sólofuese por unas horas.

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En 1962, José Luis Cebrián, perio-dista y director de varios mediosde comunicación, participó en elclub de periodismo.

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ral, física. Y el aspecto de esaformación total es lo que yocreo que se les ha escapado enese artículo.”

“No solamente se preo-cupan –escribía el padre delos tres alumnos– de la parteintelectual y humana de nues-tros hijos, sino que, a través deellos, nos están educandoindirectamente a nosotros.”

Para conocer a fondoTajamar hay que ir efectiva-mente más allá de las moder-nas instalaciones, del progra-ma de enseñanzas y del orde-nado ritmo de las clases diur-nas y nocturnas.

La dedicación de losprofesores es, como ya se hadicho, muy superior a la con-tratada. Desde los componen-tes de la junta de gobierno deesta labor del Opus Dei hastael último profesor recién lle-gado saben que Tajamar esalgo más que un colegio o uninstituto. Por eso, desde loscomienzos, todos son árbitros

en los recreos, o juegan al fút-bol con los alumnos o contraellos, o se quedan allí despuésde las clases preparando lec-ciones, disponiendo papeles,atendiendo a las consultas… Y

es en esa convivencia diariadonde se ganan la confianzade los chavales. Aunque hayun profesor de guardia cadadía para cualquier emergen-cia, un profesor encargado decada curso y se creará ense-guida la figura del profesor

becario (antiguos alumnos deTajamar que están en la uni-versidad y ayudan unas horascomo becarios), el directorestá también hasta las tantas adisposición de profesores,

alumnos y personal, y hacien-do más cosas si le dejan.

— Aquí hemos tenidocomo profesores –subraya unveterano– a una mayoría decatólicos, por supuesto, perotambién a no católicos y a

— 125 —

En Tajamar se ofrece nosólo una enseñanza ins-truccional o técnica,

sino también un ejercicio per-manente de formación huma-na, integral e individualizada.Y esto lo expresaron muy bienel alumno de sexto curso y elpadre de tres alumnos que,después de leer en un perió-dico un ponderado artículosobre Tajamar como centro deenseñanza moderno, escribie-ron sendas cartas al directoropinando sobre lo publicado.

“En su reportaje —decía el chaval de sexto— handescrito Tajamar, lo han ana-lizado y encomiado. Pero creoque han dejado pasar un deta-lle. Tajamar no es un lugardonde sólo se estudia, se sacaun título y se acabó. No. EnTajamar todos sus alumnosaprenden a comportarse bien,a tratar con los demás, a rea-lizar un trabajo de equipocomo lo son todas las tareasde la sociedad. En Tajamarrecibimos una formación inte-gral: religiosa, moral, cultu-

Tajamar eran también los

campamentos de El

Hornillo y El Tiemblo; las

convivencias en

Torrelodones, Las Rozas y

Los Molinos; y, sobre

todo,… Buendía, un

recuerdo vivo de muchas

promociones. Chicos y

mayores aprendían muchas

cosas de trato humano y de

amor a la naturaleza,

descubrían la vida

sobrenatural y se

planteaban un cambio que

les llevaba a ser más felices.

E l a l m a d e T a j a m a rE l a l m a d e T a j a m a r

— 124 —

No se nace preceptor: debe ser un amigo, estar disponible fuera de horario, conocer a lasfamilias, mantener el contacto durante las vacaciones,...

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ral, física. Y el aspecto de esaformación total es lo que yocreo que se les ha escapado enese artículo.”

“No solamente se preo-cupan –escribía el padre delos tres alumnos– de la parteintelectual y humana de nues-tros hijos, sino que, a través deellos, nos están educandoindirectamente a nosotros.”

Para conocer a fondoTajamar hay que ir efectiva-mente más allá de las moder-nas instalaciones, del progra-ma de enseñanzas y del orde-nado ritmo de las clases diur-nas y nocturnas.

La dedicación de losprofesores es, como ya se hadicho, muy superior a la con-tratada. Desde los componen-tes de la junta de gobierno deesta labor del Opus Dei hastael último profesor recién lle-gado saben que Tajamar esalgo más que un colegio o uninstituto. Por eso, desde loscomienzos, todos son árbitros

en los recreos, o juegan al fút-bol con los alumnos o contraellos, o se quedan allí despuésde las clases preparando lec-ciones, disponiendo papeles,atendiendo a las consultas… Y

es en esa convivencia diariadonde se ganan la confianzade los chavales. Aunque hayun profesor de guardia cadadía para cualquier emergen-cia, un profesor encargado decada curso y se creará ense-guida la figura del profesor

becario (antiguos alumnos deTajamar que están en la uni-versidad y ayudan unas horascomo becarios), el directorestá también hasta las tantas adisposición de profesores,

alumnos y personal, y hacien-do más cosas si le dejan.

— Aquí hemos tenidocomo profesores –subraya unveterano– a una mayoría decatólicos, por supuesto, perotambién a no católicos y a

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En Tajamar se ofrece nosólo una enseñanza ins-truccional o técnica,

sino también un ejercicio per-manente de formación huma-na, integral e individualizada.Y esto lo expresaron muy bienel alumno de sexto curso y elpadre de tres alumnos que,después de leer en un perió-dico un ponderado artículosobre Tajamar como centro deenseñanza moderno, escribie-ron sendas cartas al directoropinando sobre lo publicado.

“En su reportaje —decía el chaval de sexto— handescrito Tajamar, lo han ana-lizado y encomiado. Pero creoque han dejado pasar un deta-lle. Tajamar no es un lugardonde sólo se estudia, se sacaun título y se acabó. No. EnTajamar todos sus alumnosaprenden a comportarse bien,a tratar con los demás, a rea-lizar un trabajo de equipocomo lo son todas las tareasde la sociedad. En Tajamarrecibimos una formación inte-gral: religiosa, moral, cultu-

Tajamar eran también los

campamentos de El

Hornillo y El Tiemblo; las

convivencias en

Torrelodones, Las Rozas y

Los Molinos; y, sobre

todo,… Buendía, un

recuerdo vivo de muchas

promociones. Chicos y

mayores aprendían muchas

cosas de trato humano y de

amor a la naturaleza,

descubrían la vida

sobrenatural y se

planteaban un cambio que

les llevaba a ser más felices.

E l a l m a d e T a j a m a rE l a l m a d e T a j a m a r

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No se nace preceptor: debe ser un amigo, estar disponible fuera de horario, conocer a lasfamilias, mantener el contacto durante las vacaciones,...

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patible con la buena prepara-ción. Todos recuerdan enTajamar la preocupación delos directores por esta facetade la formación, y en especialla de Jerónimo Padilla –tantosaños allí, primero como pro-fesor y luego como director–,cuya delicadeza y compren-sión con colegas y alumnoshacía desaparecer cualquierproblema que se presentase,hasta el punto de permaneceraún hoy como punto de refe-rencia emblemático del estilode Tajamar.

La atención personali-zada hacía que los chavalesfuesen asimilando casi sindarse cuenta una buena dosisgradual de formación: queaprendiesen a tener detallesde cariño con sus padres y conlos compañeros, a cuidar losencargos que se les encomen-dasen, a tener muy en cuentalas cosas pequeñas y a llevar asus familias la alegría y eloptimismo de Tajamar.

Lo de las cosas

pequeñas, tan característicodel espíritu del Opus Deicomo el sentirse hijo de Dios atodos los efectos, el considerarel trabajo como el eje de losesfuerzos personales paraactuar en cristiano y la pasiónpor la libertad, se vivió y setrató de hacer v iv ir enTajamar desde siempre. Y laverdad es que se notaba, por-que era parte importante delestilo educativo: resultabaasequible, formando paraesfuerzos mayores y era tam-bién un modo de vivir el buentrato y la sobriedad con laspersonas y con las cosas.

Se cuidan las cosas

pequeñas –y esto lo saben losalumnos–, porque en la vidase presenta pocas veces laoportunidad de hacer cosasgrandes. Tajamar hay que cui-darlo, porque es de todos ydebe durar. El encargo quecada uno asume es un servicioa los demás, que hay que rea-lizar a conciencia. Que lascosas estén ordenadas, en susitio; que no haya papeles enel suelo; que la pizarra quedeborrada al final de la clase;que las aulas se aireen abrien-do y cerrando las ventanas asu tiempo; que todos haganun pequeño esfuerzo por son-reír, por escuchar, por com-prender, por atender… Todoello redunda en beneficio delconjunto y hay que empezar avivirlo cuanto antes. Una delas faltas más graves era rayaruna mesa o escribir en ella oen las paredes, y si alguienincurrió en ello fue siempre,con toda seguridad, un alum-no recién llegado. En cambiono hay sanciones cuando lascosas se deterioran con el usoo fortuitamente: en estos casos

— 127 —

agnósticos. No se ha pregun-tado. Pero al contratarlos seles ha explicado bien el idea-rio del centro, el tipo de edu-cación que aquí se da, que esel que quieren los padres… ypor eso hay colas todos losaños para solicitar la admi-sión…

— Sin ninguna expe-riencia anterior de enseñanza–recuerda un contratado–,dispuse de una gran auto-nomía, que, por sentido deresponsabilidad, hube devalorar en función de losresultados. Eso me hizo asu-mir un concepto más claro dela libertad, me hizo querer aTajamar, identificarme conTajamar, e ir entrando en loque es el estilo educativo deTajamar: dejar hacer con res-ponsabilidad.

Fue un descubrimientoparecido al que hizo un profe-sor de veinticuatro años cuan-do, después de una clase noc-turna de del ineación, leabordó para contarle sus

penas el alumno de más edad(sesenta y dos años).

— El hombre empezó acontarme cosas –pasaba mo -men tos duros– y yo empecé adescubrir un mundo apasio-nante: todo lo que se puedehacer por los demás en tareaseducativas.

Ya se ha dicho que, porcada treinta alumnos, habíaun preceptor que, junto alquehacer normal de lasenseñanzas que imparte, char-la periódicamente con cadauno de ellos, les orienta en susdificultades y trata de desa-rrollar su personalidad en lalibertad. Naturalmente no senace preceptor: debe ser unamigo y tener prestigio, estardisponible fuera del horariode clases, incluso sábados ydomingos, tener una compre-sión sin límites, conocer y tra-tar a las familias de los chicos,mantener el contacto con ellosdurante las vacaciones (aun-que sólo sea por carta), contarmucho con el tiempo… En fin,

enseñarles a tratar sus temaspersonales y a ver en qué pue-den mejorar y en qué debenmejorar. De ahí que, aunque

cada maestrillo tuviera sulibrillo, fuesen convenientesreuniones, también periódi-cas de los preceptores concharlas de formación y colo-quios sobre casos prácticos ydudas, para no tener queimprovisar, sabiendo que laespontaneidad no es incom-

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Tajamar ha sido para muchos vallecanos esepunto de apoyo que les permitió cambiar unmundo de horizontes limitados hacia otro devasto panorama.

La atención personalizada hace que loschavales vayan asimilando, casi sin darsecuenta, una buena formación en virtudeshumanas.

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patible con la buena prepara-ción. Todos recuerdan enTajamar la preocupación delos directores por esta facetade la formación, y en especialla de Jerónimo Padilla –tantosaños allí, primero como pro-fesor y luego como director–,cuya delicadeza y compren-sión con colegas y alumnoshacía desaparecer cualquierproblema que se presentase,hasta el punto de permaneceraún hoy como punto de refe-rencia emblemático del estilode Tajamar.

La atención personali-zada hacía que los chavalesfuesen asimilando casi sindarse cuenta una buena dosisgradual de formación: queaprendiesen a tener detallesde cariño con sus padres y conlos compañeros, a cuidar losencargos que se les encomen-dasen, a tener muy en cuentalas cosas pequeñas y a llevar asus familias la alegría y eloptimismo de Tajamar.

Lo de las cosas

pequeñas, tan característicodel espíritu del Opus Deicomo el sentirse hijo de Dios atodos los efectos, el considerarel trabajo como el eje de losesfuerzos personales paraactuar en cristiano y la pasiónpor la libertad, se vivió y setrató de hacer v iv ir enTajamar desde siempre. Y laverdad es que se notaba, por-que era parte importante delestilo educativo: resultabaasequible, formando paraesfuerzos mayores y era tam-bién un modo de vivir el buentrato y la sobriedad con laspersonas y con las cosas.

Se cuidan las cosas

pequeñas –y esto lo saben losalumnos–, porque en la vidase presenta pocas veces laoportunidad de hacer cosasgrandes. Tajamar hay que cui-darlo, porque es de todos ydebe durar. El encargo quecada uno asume es un servicioa los demás, que hay que rea-lizar a conciencia. Que lascosas estén ordenadas, en susitio; que no haya papeles enel suelo; que la pizarra quedeborrada al final de la clase;que las aulas se aireen abrien-do y cerrando las ventanas asu tiempo; que todos haganun pequeño esfuerzo por son-reír, por escuchar, por com-prender, por atender… Todoello redunda en beneficio delconjunto y hay que empezar avivirlo cuanto antes. Una delas faltas más graves era rayaruna mesa o escribir en ella oen las paredes, y si alguienincurrió en ello fue siempre,con toda seguridad, un alum-no recién llegado. En cambiono hay sanciones cuando lascosas se deterioran con el usoo fortuitamente: en estos casos

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agnósticos. No se ha pregun-tado. Pero al contratarlos seles ha explicado bien el idea-rio del centro, el tipo de edu-cación que aquí se da, que esel que quieren los padres… ypor eso hay colas todos losaños para solicitar la admi-sión…

— Sin ninguna expe-riencia anterior de enseñanza–recuerda un contratado–,dispuse de una gran auto-nomía, que, por sentido deresponsabilidad, hube devalorar en función de losresultados. Eso me hizo asu-mir un concepto más claro dela libertad, me hizo querer aTajamar, identificarme conTajamar, e ir entrando en loque es el estilo educativo deTajamar: dejar hacer con res-ponsabilidad.

Fue un descubrimientoparecido al que hizo un profe-sor de veinticuatro años cuan-do, después de una clase noc-turna de del ineación, leabordó para contarle sus

penas el alumno de más edad(sesenta y dos años).

— El hombre empezó acontarme cosas –pasaba mo -men tos duros– y yo empecé adescubrir un mundo apasio-nante: todo lo que se puedehacer por los demás en tareaseducativas.

Ya se ha dicho que, porcada treinta alumnos, habíaun preceptor que, junto alquehacer normal de lasenseñanzas que imparte, char-la periódicamente con cadauno de ellos, les orienta en susdificultades y trata de desa-rrollar su personalidad en lalibertad. Naturalmente no senace preceptor: debe ser unamigo y tener prestigio, estardisponible fuera del horariode clases, incluso sábados ydomingos, tener una compre-sión sin límites, conocer y tra-tar a las familias de los chicos,mantener el contacto con ellosdurante las vacaciones (aun-que sólo sea por carta), contarmucho con el tiempo… En fin,

enseñarles a tratar sus temaspersonales y a ver en qué pue-den mejorar y en qué debenmejorar. De ahí que, aunque

cada maestrillo tuviera sulibrillo, fuesen convenientesreuniones, también periódi-cas de los preceptores concharlas de formación y colo-quios sobre casos prácticos ydudas, para no tener queimprovisar, sabiendo que laespontaneidad no es incom-

— 126 —

Tajamar ha sido para muchos vallecanos esepunto de apoyo que les permitió cambiar unmundo de horizontes limitados hacia otro devasto panorama.

La atención personalizada hace que loschavales vayan asimilando, casi sin darsecuenta, una buena formación en virtudeshumanas.

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Page 126: Libro del 40 Aniversario

de El Tiemblo, junto a la presade El Burguillo, ambos en laprovincia de Ávila. En los doshubo todos los años muchodeporte, baños, excursiones,tertulias, charlas y clases. Delprimero se recuerdan además,entre otras curiosidades, la dela sopa de “grumos”, los hue-vos fritos en taza y la merien-da-cena (síntesis muy econó-mica en aquellos tiempos).Del segundo, el invento del“balón-chorra” (especie devoleibol sin reglas) y la perse-cución a muerte de todo tipode bichos, especialmente deinsectos, para el Museo deCiencias Naturales deTajamar. Pro fe sores y alum-nos se emocionan todavía alevocar esos campamentos y amuchos de ellos se les escapaque “volverían a vivir esaépoca, si fuese posible”.

Lo mismo les ocurrecon las convivencias de Torre -lo dones, Las Rozas y Los Mo -l inos en la provincia deMadrid, y sobre todo, con lasde Buendía, en Guadalajara.

Lo de la última estrofade la canción de Buendía–letra y música de un chavalque participaba en una convi-vencia con gran entusiasmo–

es verdad: “Buendía de misamores, quiero volver —Pormirar tu cielo— Porque a laorilla del lago encontré — Elamor que más quiero”. TodoTajamar ha cantado esa can-ción y ha pasado una o másveces por allí a lo largo de

treinta años: profesores, alum-nos, padres, amigos de unos yde otros, antiguos alumnos…Centenares de convivencias,cursos intensivos, cursos de

retiro, fines de semana…Acababa uno y empezabaotro. Los que iban se cruzabancon los que venían. El “quierovolver” no fallaba nunca,como no falla ahora tampocola ternura en el recuerdo antela sola mención del nombre.

— 129 —

lo que procede es comunicar-lo cuanto antes, para que searreglen, sin pensar que pordecirlo se va a cargar con elmuerto.

Cae dentro de este con-texto, como ahora se dice, quelos alumnos inventen unjuego en el que perdían quie-nes pisasen el césped quehabía entre los pabellones;que un padre comente que,desde que e l h i jo va aTajamar, en casa le llama laatención si se tira al suelo laceniza del cigarro; que un cha-val afirme que su modestoencargo (abrir y cerrar venta-nas) es más importante que eldel delegado del curso si lohace mejor; que las papelerasde la calle se llenen todos losdías porque los chicos vacíanen ellas las de las aulas; queotro padre diga a un amigo“voy a enseñarte una nuevaadquisición que he hecho”, yle enseñe Tajamar; y que unantiguo alumno resuma suprimera impresión en estasdos frases : “La gente se preo-

cupa mucho por mí” ,“Encontré un calor y una cosaque nunca había conocido”.

Quizás una buena ilus-tración de esto que venimosdiciendo sea que ahora mismose está pensando en cambiarun aula con los mismos pupi-tres desde hace más de trein-ta años, no porque estos esténen mal estado, sino… porquelos chavales son más grandes(la media de estatura de losespañoles ha subido mucho) y

tienen dificultades para enca-jar en ellos los pies y las pier-nas.

Pero no termina aquí lapeculiaridad de Tajamar. Loque se llama ocio educativo enlas especulaciones teóricas dela pedagogía moderna sevivió allí desde el principio encampamentos y convivencias,que todos los alumnos recuer-dan sin el menor deseo deolvidar. Ambiente intenso ygrato entre profesores y alum-nos . Mayor natural idad,espontaneidad y desenvolturaentre ellos mismos, y cultivode amistades sinceras y pro-fundas. Las charlas, el depor-te, las meditaciones y tertu-lias, la conversación reposaday serena, y todo en un marcode libertad y de orden, son elmejor caldo de cultivo para eldesarrollo individual de lapersonalidad y la integraciónen el grupo social.

Entre los campamentosson famosos el de El Hornillo,en la ribera del río Cantos, y el

— 128 —

El Hornillo, El Tiemblo, Buendía, Meco, Boniches, Peñaloba… cada época tiene sus lugares.

Una gran parte de la “culpa” de que enBuendía se esté tan a gusto se debe a loscuidados y el cariño de Aurora (en la foto).

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de El Tiemblo, junto a la presade El Burguillo, ambos en laprovincia de Ávila. En los doshubo todos los años muchodeporte, baños, excursiones,tertulias, charlas y clases. Delprimero se recuerdan además,entre otras curiosidades, la dela sopa de “grumos”, los hue-vos fritos en taza y la merien-da-cena (síntesis muy econó-mica en aquellos tiempos).Del segundo, el invento del“balón-chorra” (especie devoleibol sin reglas) y la perse-cución a muerte de todo tipode bichos, especialmente deinsectos, para el Museo deCiencias Naturales deTajamar. Pro fe sores y alum-nos se emocionan todavía alevocar esos campamentos y amuchos de ellos se les escapaque “volverían a vivir esaépoca, si fuese posible”.

Lo mismo les ocurrecon las convivencias de Torre -lo dones, Las Rozas y Los Mo -l inos en la provincia deMadrid, y sobre todo, con lasde Buendía, en Guadalajara.

Lo de la última estrofade la canción de Buendía–letra y música de un chavalque participaba en una convi-vencia con gran entusiasmo–

es verdad: “Buendía de misamores, quiero volver —Pormirar tu cielo— Porque a laorilla del lago encontré — Elamor que más quiero”. TodoTajamar ha cantado esa can-ción y ha pasado una o másveces por allí a lo largo de

treinta años: profesores, alum-nos, padres, amigos de unos yde otros, antiguos alumnos…Centenares de convivencias,cursos intensivos, cursos de

retiro, fines de semana…Acababa uno y empezabaotro. Los que iban se cruzabancon los que venían. El “quierovolver” no fallaba nunca,como no falla ahora tampocola ternura en el recuerdo antela sola mención del nombre.

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lo que procede es comunicar-lo cuanto antes, para que searreglen, sin pensar que pordecirlo se va a cargar con elmuerto.

Cae dentro de este con-texto, como ahora se dice, quelos alumnos inventen unjuego en el que perdían quie-nes pisasen el césped quehabía entre los pabellones;que un padre comente que,desde que e l h i jo va aTajamar, en casa le llama laatención si se tira al suelo laceniza del cigarro; que un cha-val afirme que su modestoencargo (abrir y cerrar venta-nas) es más importante que eldel delegado del curso si lohace mejor; que las papelerasde la calle se llenen todos losdías porque los chicos vacíanen ellas las de las aulas; queotro padre diga a un amigo“voy a enseñarte una nuevaadquisición que he hecho”, yle enseñe Tajamar; y que unantiguo alumno resuma suprimera impresión en estasdos frases : “La gente se preo-

cupa mucho por mí” ,“Encontré un calor y una cosaque nunca había conocido”.

Quizás una buena ilus-tración de esto que venimosdiciendo sea que ahora mismose está pensando en cambiarun aula con los mismos pupi-tres desde hace más de trein-ta años, no porque estos esténen mal estado, sino… porquelos chavales son más grandes(la media de estatura de losespañoles ha subido mucho) y

tienen dificultades para enca-jar en ellos los pies y las pier-nas.

Pero no termina aquí lapeculiaridad de Tajamar. Loque se llama ocio educativo enlas especulaciones teóricas dela pedagogía moderna sevivió allí desde el principio encampamentos y convivencias,que todos los alumnos recuer-dan sin el menor deseo deolvidar. Ambiente intenso ygrato entre profesores y alum-nos . Mayor natural idad,espontaneidad y desenvolturaentre ellos mismos, y cultivode amistades sinceras y pro-fundas. Las charlas, el depor-te, las meditaciones y tertu-lias, la conversación reposaday serena, y todo en un marcode libertad y de orden, son elmejor caldo de cultivo para eldesarrollo individual de lapersonalidad y la integraciónen el grupo social.

Entre los campamentosson famosos el de El Hornillo,en la ribera del río Cantos, y el

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El Hornillo, El Tiemblo, Buendía, Meco, Boniches, Peñaloba… cada época tiene sus lugares.

Una gran parte de la “culpa” de que enBuendía se esté tan a gusto se debe a loscuidados y el cariño de Aurora (en la foto).

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Después de Buendíavino Meco, a 37 Km. deMadrid, con sus cabañas y susárboles. Y también llegó atener su encanto… para quie-nes no habían conocidoBuendía.

Los padres, lo hemosdicho ya también, no quierenquedarse atrás, en la grantarea de formación que irradiaTajamar y buscan la mismaseguridad que ven en sushijos. Por eso no pierden oca-sión de acercarse, y no sólo enlas fiestas ( Día de la Madre,Navidad, Aniversario, Sto.Tomás, Festivales deporti-vos…), y de colaborar dealgún modo en todo lo que seproyecte. Los alumnos dispo-nen, además de Requena yMonte, de otros centros paraestudiar, pasarlo bien y com-pletar con independencia suformación en todos los órde-nes , como Palomeras ,Filabres, Valderribas. Losantiguos alumnos saben queTajamar y esos y otros centrosno tienen puertas para ellos.

Algunos trabajan en Tajamaro han llevado su estilo educa-tivo por universidades, insti-tutos y colegios de Madrid yde otras ciudades españolas;los más trabajan en todas lasprofesiones y oficios imagina-bles o por imaginar. HayAsociaciones y Clubes depadres y Asociaciones yClubes de antiguos alumnos,que dependen de sus organi-zadores, porque en Tajamar loque se ofrece y se ofrecerásiempre es una formación per-sonal individualizada.

Este nuevo panoramadel Cerro del Tío Pío se com-pletará después con la parro-quia de San Alberto Magno,confiada a sacerdotes delOpus Dei y que empezó, casicomo Tajamar, en un pabellónprefabr icado. Su pr imerpárroco, D. José Luis Saura,que había sido médico, erauno de los directores espiri-tuales de Tajamar y tuvomucho que ver con la erradi-cación del chabolismo en lazona, porque al mismo tiempo

que se construía la iglesia, selevantaban los bloques de lacooperativa de viviendas. (Noson pocos los que recuerdanaquella noche de desalojo for-zoso, con las familias cobija-das en Tajamar y todo elmundo haciendo de albañil yde peón, que fue como laespoleta de esa cooperativa).Y en esa parroquia colabo-rarían como catequistas alum-nos y profesores de Tajamar¡Cuánta historia neorrealistaacumulada para quienes laquieran recordar!

— 131 —

Aquello era como unaprolongación de Tajamar:horario con clases, charlas;tertulias, deporte, distribu-ción de encargos (chimenea,orden, luces, ceniceros, venta-nas, etc…); se aprendían avivir en otro ambiente mildetalles pequeños de atencióna los demás, de respeto, depuntualidad, de generosidady servicio en los detalles (unocede el asiento, otro acerca elcafé o el cenicero, otro vencela timidez o la desgana y searranca con una canción o unchascarrillo…).

¡Cuántas cosas paraevocar de Buendía! La motoray las barcas, antes de que sehundiesen. La leyenda de lacueva de la Micaela, que habíaque visitar de noche paravivirla con más emoción. Laotra cueva, medio colgante enel precipicio, donde se “cazó”al alimoche hoy disecado en elMuseo. El nuevo cementeriode Poyos, el castillo del Tajo,el Pico del Águila, la Ermita,el Pico de la Cruz o del Avión.

La alegría de ir a Buen díaempezaba en Vallecas al subiral autobús para cantar duran-te las tres horas del trayecto alcompás de la guitarra o delacordeón. También había via-

jes de f in de curso aAndalucía, Pirineos, Gredos,Valencia, Salamanca…, peroindudablemente el personalsolía preferir Buendía, con osin el suplemento de una visi-ta de un día a Cuenca.

— Esto es para conver-

tir a cualquiera, porque aquíse sabe reír, cantar y rezar.

— Estos días encuentrosabor a todo, porque lo que nome gusta lo ofrezco a Dios.

— Aquí da gusto estar.Es el único sitio donde se pre-ocupan por mí y veo vivir loque se enseña.

— Todos estamos aquícomo en casa.

¿Recuerda alguien a losautores de estos comentariosrecogidos al vuelo en Buen -día?…

Lo recordarán de segu-ro quienes los hicieron, por-que les salió del alma. Chicosy mayores aprendían muchascosas de trato humano y deamor a la naturaleza, des-cubrían la vida sobrenatural yse planteaban un cambio queles llevaba a ser mucho másfelices.

— 130 —

El “quiero volver” no fallaba nunca, como nofalla la ternura en el recuerdo ante la sola men-ción del nombre: Buendía.

Meco, con sus cabañas, sus árboles yalguna que otra mosca despistada.

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Después de Buendíavino Meco, a 37 Km. deMadrid, con sus cabañas y susárboles. Y también llegó atener su encanto… para quie-nes no habían conocidoBuendía.

Los padres, lo hemosdicho ya también, no quierenquedarse atrás, en la grantarea de formación que irradiaTajamar y buscan la mismaseguridad que ven en sushijos. Por eso no pierden oca-sión de acercarse, y no sólo enlas fiestas ( Día de la Madre,Navidad, Aniversario, Sto.Tomás, Festivales deporti-vos…), y de colaborar dealgún modo en todo lo que seproyecte. Los alumnos dispo-nen, además de Requena yMonte, de otros centros paraestudiar, pasarlo bien y com-pletar con independencia suformación en todos los órde-nes , como Palomeras ,Filabres, Valderribas. Losantiguos alumnos saben queTajamar y esos y otros centrosno tienen puertas para ellos.

Algunos trabajan en Tajamaro han llevado su estilo educa-tivo por universidades, insti-tutos y colegios de Madrid yde otras ciudades españolas;los más trabajan en todas lasprofesiones y oficios imagina-bles o por imaginar. HayAsociaciones y Clubes depadres y Asociaciones yClubes de antiguos alumnos,que dependen de sus organi-zadores, porque en Tajamar loque se ofrece y se ofrecerásiempre es una formación per-sonal individualizada.

Este nuevo panoramadel Cerro del Tío Pío se com-pletará después con la parro-quia de San Alberto Magno,confiada a sacerdotes delOpus Dei y que empezó, casicomo Tajamar, en un pabellónprefabr icado. Su pr imerpárroco, D. José Luis Saura,que había sido médico, erauno de los directores espiri-tuales de Tajamar y tuvomucho que ver con la erradi-cación del chabolismo en lazona, porque al mismo tiempo

que se construía la iglesia, selevantaban los bloques de lacooperativa de viviendas. (Noson pocos los que recuerdanaquella noche de desalojo for-zoso, con las familias cobija-das en Tajamar y todo elmundo haciendo de albañil yde peón, que fue como laespoleta de esa cooperativa).Y en esa parroquia colabo-rarían como catequistas alum-nos y profesores de Tajamar¡Cuánta historia neorrealistaacumulada para quienes laquieran recordar!

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Aquello era como unaprolongación de Tajamar:horario con clases, charlas;tertulias, deporte, distribu-ción de encargos (chimenea,orden, luces, ceniceros, venta-nas, etc…); se aprendían avivir en otro ambiente mildetalles pequeños de atencióna los demás, de respeto, depuntualidad, de generosidady servicio en los detalles (unocede el asiento, otro acerca elcafé o el cenicero, otro vencela timidez o la desgana y searranca con una canción o unchascarrillo…).

¡Cuántas cosas paraevocar de Buendía! La motoray las barcas, antes de que sehundiesen. La leyenda de lacueva de la Micaela, que habíaque visitar de noche paravivirla con más emoción. Laotra cueva, medio colgante enel precipicio, donde se “cazó”al alimoche hoy disecado en elMuseo. El nuevo cementeriode Poyos, el castillo del Tajo,el Pico del Águila, la Ermita,el Pico de la Cruz o del Avión.

La alegría de ir a Buen díaempezaba en Vallecas al subiral autobús para cantar duran-te las tres horas del trayecto alcompás de la guitarra o delacordeón. También había via-

jes de f in de curso aAndalucía, Pirineos, Gredos,Valencia, Salamanca…, peroindudablemente el personalsolía preferir Buendía, con osin el suplemento de una visi-ta de un día a Cuenca.

— Esto es para conver-

tir a cualquiera, porque aquíse sabe reír, cantar y rezar.

— Estos días encuentrosabor a todo, porque lo que nome gusta lo ofrezco a Dios.

— Aquí da gusto estar.Es el único sitio donde se pre-ocupan por mí y veo vivir loque se enseña.

— Todos estamos aquícomo en casa.

¿Recuerda alguien a losautores de estos comentariosrecogidos al vuelo en Buen -día?…

Lo recordarán de segu-ro quienes los hicieron, por-que les salió del alma. Chicosy mayores aprendían muchascosas de trato humano y deamor a la naturaleza, des-cubrían la vida sobrenatural yse planteaban un cambio queles llevaba a ser mucho másfelices.

— 130 —

El “quiero volver” no fallaba nunca, como nofalla la ternura en el recuerdo ante la sola men-ción del nombre: Buendía.

Meco, con sus cabañas, sus árboles yalguna que otra mosca despistada.

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“Nunca me he Encontrado másen mi Casa”“Nunca me he Encontrado másen mi Casa”

18

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Emil io Chuvieco ,catedrático de Geografía de laUniversidad de Alcalá deHenares y antiguo alumno deTajamar resume así la expe-riencia personal de su pasopor el Instituto:

— “Sacar lo mejor quellevamos dentro, convertirchavales abocados a horizon-tes diminutos en intelectualesde prestigio, es una labor apa-sionante que sólo colegios conuna vocación educativa muysól ida han conseguido.Tajamar es un buen ejemplo…Este casi medio siglo muestrahasta qué punto la labor de uncolegio excede los conoci-mientos que imparte. Nacidoen un barr io marginal ,geográfica y socialmente,Tajamar ha sido para muchoschavales vallecanos ese puntode apoyo que les permitiómover un mundo de horizon-tes limitados hacia otro devasto panorama.Posiblemente sin Tajamarmuchos de nosotros noestaríamos trabajando en la

gestión de empresas, la inves-tigación, la cooperación inter-nacional o la enseñanza uni-versitaria. Nuestro entorno nodaba para tanto .Necesitábamos un empujón,una ilusión para apuntar másalto, un gusto por el trabajobien hecho, que mira por igualal Cielo y a la tierra. Junto alestímulo de nuestras familias,que pronto se unieron al pro-yecto educativo que Tajamarles brindaba somos deudores

de un grupo de docentes quededicaron generosamente sutiempo a unos chavales deuna barriada marginal deMadrid. Invirtieron lo mejorde su juventud y su madurezen nuestra educación. Ojalásean nuestras actividades,profesional y humanamente,digno reflejo del espíritugeneroso que esos profesoressupieron inspirarnos.

— 132 —

Chicos y mayores aprendían muchas cosas y seplanteaban un cambio que les llevaba a sermucho más felices.

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“Nunca me he Encontrado másen mi Casa”“Nunca me he Encontrado másen mi Casa”

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Emil io Chuvieco ,catedrático de Geografía de laUniversidad de Alcalá deHenares y antiguo alumno deTajamar resume así la expe-riencia personal de su pasopor el Instituto:

— “Sacar lo mejor quellevamos dentro, convertirchavales abocados a horizon-tes diminutos en intelectualesde prestigio, es una labor apa-sionante que sólo colegios conuna vocación educativa muysól ida han conseguido.Tajamar es un buen ejemplo…Este casi medio siglo muestrahasta qué punto la labor de uncolegio excede los conoci-mientos que imparte. Nacidoen un barr io marginal ,geográfica y socialmente,Tajamar ha sido para muchoschavales vallecanos ese puntode apoyo que les permitiómover un mundo de horizon-tes limitados hacia otro devasto panorama.Posiblemente sin Tajamarmuchos de nosotros noestaríamos trabajando en la

gestión de empresas, la inves-tigación, la cooperación inter-nacional o la enseñanza uni-versitaria. Nuestro entorno nodaba para tanto .Necesitábamos un empujón,una ilusión para apuntar másalto, un gusto por el trabajobien hecho, que mira por igualal Cielo y a la tierra. Junto alestímulo de nuestras familias,que pronto se unieron al pro-yecto educativo que Tajamarles brindaba somos deudores

de un grupo de docentes quededicaron generosamente sutiempo a unos chavales deuna barriada marginal deMadrid. Invirtieron lo mejorde su juventud y su madurezen nuestra educación. Ojalásean nuestras actividades,profesional y humanamente,digno reflejo del espíritugeneroso que esos profesoressupieron inspirarnos.

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Chicos y mayores aprendían muchas cosas y seplanteaban un cambio que les llevaba a sermucho más felices.

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Page 132: Libro del 40 Aniversario

lejos para estallar en júbilodentro del recinto. A la dis-persión provocada por la libreiniciativa de la acogida sucedeluego la preocupación porencontrar acomodo en el salón

de actos, donde se va a cele-brar el encuentro. Mientrasesto sucede, el Padre se detie-ne unos minutos en la sala deprofesores con la junta degobierno de Tajamar, observala maqueta a medio realizar

todavía y dice con satisfacciónque hacen fa l ta muchos“Tajamares” en España y en elmundo, porque el Opus Dei hade estar presente “donde haypobreza, donde hay falta de

trabajo, donde hay tristeza,donde hay dolor, para que eldolor se lleve con alegría, paraque la pobreza desaparezca,para que no falte trabajo –por-que formamos a la gente demanera que lo puedan tener–,

para que metamos a Cristo enla vida de cada uno, en lamedida en que quiera, porquesomos muy amigos de la liber-tad”.

Ya en el Salón de actosel abrazo del Padre con lagente se produce desde el pri-mer mo mento:

— ¿Me permitís quecomience diciéndoos quenunca me he encontrado másen mi casa?… Cuando teníaveinticinco años venía muchopor todos estos descampados,a enjugar lágrimas, a ayudar alos que necesitaban ayuda, atratar con cariño a los niños, alos viejos, a los enfermos; yrecibía mucha corresponden-cia de afecto y alguna que otrapedrada.

— Sonríe el Padre ysonríen también todos los pre-sentes.

— Hoy para mí esto esun sueño, un sueño bendito,que vivo en tantos barrios

— 135 —

El primero de octubre de1967 era domingo y loparecía en Tajamar, por

la cantidad de gente endo-mingada que acudía allí desdetodos los puntos de Vallecas.La noticia había corrido comola pólvora: “Viene el que hafundado e l Opus Dei ,Monseñor Escr ivá deBalaguer”. Y, aunque la llega-da estaba prevista para lasonce, el aire de fiesta debarrio, espontáneo y popular,se notaba ya desde antes delas nueve: bullicio de madrescon niños, inquietud de joven-citos incontrolables, gravedadde padres y abuelos incómo-dos en sus trajes para las oca-siones, empaque y compostu-ra de alumnos y antiguosalumnos actuando como anfi-triones de Tajamar y regulan-do el tráfico humano. Alguiencalculó en más de cuatro milel número de personas reuni-das allí ese domingo, y proba-blemente se quedó corto.

La llegada se anunciacomo una ola que viene de

“Me da alegría decir que

aquí, en Tajamar, todo es

obra de Dios. Vosotros, el

barrio entero es obra de

Dios; el profesorado, la

dirección; los sacerdotes…

Vamos pues, ¡todos juntos!,

a extender la labor, primero

en este barrio y después en

muchos otros sitios, ¡en

muchos sitios! Para esto

santificad vuestro trabajo,

ofrecedlo a Dios…”.

“ N u n c a m e h e e n c o n t r a d o m á s e n m i c a s a ”“ N u n c a m e h e e n c o n t r a d o m á s e n m i c a s a ”

— 134 —

“Trabajo pensando en vosotros y en tantos otros de todos los colores, de todas las razas, de todaslas naciones, que están en medio del mundo, sufriendo y gozando”. En la imagen, el Fundador delOpus Dei de tertulia en el salón de actos de Tajamar.

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lejos para estallar en júbilodentro del recinto. A la dis-persión provocada por la libreiniciativa de la acogida sucedeluego la preocupación porencontrar acomodo en el salón

de actos, donde se va a cele-brar el encuentro. Mientrasesto sucede, el Padre se detie-ne unos minutos en la sala deprofesores con la junta degobierno de Tajamar, observala maqueta a medio realizar

todavía y dice con satisfacciónque hacen fa l ta muchos“Tajamares” en España y en elmundo, porque el Opus Dei hade estar presente “donde haypobreza, donde hay falta de

trabajo, donde hay tristeza,donde hay dolor, para que eldolor se lleve con alegría, paraque la pobreza desaparezca,para que no falte trabajo –por-que formamos a la gente demanera que lo puedan tener–,

para que metamos a Cristo enla vida de cada uno, en lamedida en que quiera, porquesomos muy amigos de la liber-tad”.

Ya en el Salón de actosel abrazo del Padre con lagente se produce desde el pri-mer mo mento:

— ¿Me permitís quecomience diciéndoos quenunca me he encontrado másen mi casa?… Cuando teníaveinticinco años venía muchopor todos estos descampados,a enjugar lágrimas, a ayudar alos que necesitaban ayuda, atratar con cariño a los niños, alos viejos, a los enfermos; yrecibía mucha corresponden-cia de afecto y alguna que otrapedrada.

— Sonríe el Padre ysonríen también todos los pre-sentes.

— Hoy para mí esto esun sueño, un sueño bendito,que vivo en tantos barrios

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El primero de octubre de1967 era domingo y loparecía en Tajamar, por

la cantidad de gente endo-mingada que acudía allí desdetodos los puntos de Vallecas.La noticia había corrido comola pólvora: “Viene el que hafundado e l Opus Dei ,Monseñor Escr ivá deBalaguer”. Y, aunque la llega-da estaba prevista para lasonce, el aire de fiesta debarrio, espontáneo y popular,se notaba ya desde antes delas nueve: bullicio de madrescon niños, inquietud de joven-citos incontrolables, gravedadde padres y abuelos incómo-dos en sus trajes para las oca-siones, empaque y compostu-ra de alumnos y antiguosalumnos actuando como anfi-triones de Tajamar y regulan-do el tráfico humano. Alguiencalculó en más de cuatro milel número de personas reuni-das allí ese domingo, y proba-blemente se quedó corto.

La llegada se anunciacomo una ola que viene de

“Me da alegría decir que

aquí, en Tajamar, todo es

obra de Dios. Vosotros, el

barrio entero es obra de

Dios; el profesorado, la

dirección; los sacerdotes…

Vamos pues, ¡todos juntos!,

a extender la labor, primero

en este barrio y después en

muchos otros sitios, ¡en

muchos sitios! Para esto

santificad vuestro trabajo,

ofrecedlo a Dios…”.

“ N u n c a m e h e e n c o n t r a d o m á s e n m i c a s a ”“ N u n c a m e h e e n c o n t r a d o m á s e n m i c a s a ”

— 134 —

“Trabajo pensando en vosotros y en tantos otros de todos los colores, de todas las razas, de todaslas naciones, que están en medio del mundo, sufriendo y gozando”. En la imagen, el Fundador delOpus Dei de tertulia en el salón de actos de Tajamar.

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Page 134: Libro del 40 Aniversario

de esos hogares vuestros queyo bendigo con las dos manos,como bendigo el hogar –queya se fue– de mis padres.

El fundador del OpusDei cuenta entonces la expe-riencia de otro centro comoTajamar, abierto en el Vallecasde Roma, que es el barrioTiburtino, a petición de JuanXXIII y de Pablo VI, que loinauguró. Y prosigue:

— Me da alegría decirque aquí, en Tajamar, todo esobra de Dios. Vosotros, elbarrio entero es Obra de Dios;el profesorado, la dirección;los sacerdotes Vamos, pues,¡todos juntos!, a extender lalabor, primero en este barrio ydespués en muchos sitios, ¡enmuchos sitios! Para esto santi-ficad vuestro trabajo, ofreced-lo a Dios. Para eso, los espososque se amen mucho, que sequieran de verdad, que esoagrada a Dios; que no tenganmiedo a los hijos.

El encuentro continúa

durante una hora larga, que atodos se les hace corta por laviveza con que se tocanmuchos temas importantes. Es

como una conversación defamilia en la que late una pro-funda catequesis cristiana, quehará reflexionar después conmás sosiego.

La despedida resultatumultuosa, pero con ciertoorden, como la llegada. Doschavales han colocado con unimperdible un escudo de

Tajamar en la sotana delPadre, que ahora pasa, en elautomóvil que le trajo, junto ala fuente donde las mujeres

lavan habitualmente (hoy no)la ropa que llevan en cubos deplástico de vivos colores.

— ¡Vuelva, Padre, vuel-va!, son las palabras, repetidaspor muchos, que cierran lamañana de domingo valleca-no.

Naturalmente el Padre

— 137 —

extremos de ciudades gran-des, donde contribuimos concariño, mirando a los ojos defrente, porque todos somosiguales. Soy un pecador, yvosotros a lguna fa l t i l latendréis también.

La comunicación escompleta, a juzgar por lasexclamaciones y aplausos:

— Pero soy un pecadorque ama a Jesucristo, y quieroque vosotros también le améis,que lo conozcáis. Como hom-bres, como criaturas, todossomos iguales. Se pasó el tiem-po de dar perras gordas y ropavieja. ¡Hay que dar el corazóny la vida! ¿Está claro?

La respuesta es cerrada.

— Es necesario promo-ver a la gente, prepararla paraque en la vida todos tenganuna colocación digna. Yo tam-bién trabajo: he trabajado todami vida y con un horario apre-tado. Y trabajo pensando envosotros y en tantos hijos míos

de todos los colores, de todaslas razas, de todas las nacio-nes, que están en medio delmundo, como vosotros ,sufriendo y gozando.

No es un monólogo delPadre, sino un diálogo directoy personal con cada uno de losque están allí. Y ese diálogo se

refleja en los rostros.

— He hablado de misveinticinco años. Yo teníabarruntos de lo que quería elSeñor. Hasta los veintiséis no

lo supe. Quería esta locura,esta locura de cariño, deunión, de amor. ¿Por quéhemos de ser enemigos de losque no piensan como noso-tros? Yo no soy enemigo denadie ¡Quiero y defiendo lalibertad de las conciencias: lahe defendido siempre! ACristo Jesús se va voluntaria-mente. Por eso digo que larazón más sobrenatural es“porque me da la gana”.

La última frase produceun alborozo singular.

El Padre habla luego dela bondad del mundo salidode las manos de Dios, que “loshombres hemos hecho malo,cuando nos hemos portadocomo fieras, cuando hemosdejado de querernos”. Y,apoyándose en una cita deSan Pablo, se refiere al trabajo:

— El trabajo es la digni-dad del hombre. El trabajo esla manifestación del afecto alas demás criaturas. El trabajoes el sostenimiento del hogar,

— 136 —

Es como una conversación de familia: “Se pasóel tiempo de dar perras gordas y ropa vieja.¡Hay que dar el corazón y la vida! ¿Está claro?”

De todo Vallecas acudió gente endomingada, “incómodos” en sus trajes de gala para la ocasión.

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de esos hogares vuestros queyo bendigo con las dos manos,como bendigo el hogar –queya se fue– de mis padres.

El fundador del OpusDei cuenta entonces la expe-riencia de otro centro comoTajamar, abierto en el Vallecasde Roma, que es el barrioTiburtino, a petición de JuanXXIII y de Pablo VI, que loinauguró. Y prosigue:

— Me da alegría decirque aquí, en Tajamar, todo esobra de Dios. Vosotros, elbarrio entero es Obra de Dios;el profesorado, la dirección;los sacerdotes Vamos, pues,¡todos juntos!, a extender lalabor, primero en este barrio ydespués en muchos sitios, ¡enmuchos sitios! Para esto santi-ficad vuestro trabajo, ofreced-lo a Dios. Para eso, los espososque se amen mucho, que sequieran de verdad, que esoagrada a Dios; que no tenganmiedo a los hijos.

El encuentro continúa

durante una hora larga, que atodos se les hace corta por laviveza con que se tocanmuchos temas importantes. Es

como una conversación defamilia en la que late una pro-funda catequesis cristiana, quehará reflexionar después conmás sosiego.

La despedida resultatumultuosa, pero con ciertoorden, como la llegada. Doschavales han colocado con unimperdible un escudo de

Tajamar en la sotana delPadre, que ahora pasa, en elautomóvil que le trajo, junto ala fuente donde las mujeres

lavan habitualmente (hoy no)la ropa que llevan en cubos deplástico de vivos colores.

— ¡Vuelva, Padre, vuel-va!, son las palabras, repetidaspor muchos, que cierran lamañana de domingo valleca-no.

Naturalmente el Padre

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extremos de ciudades gran-des, donde contribuimos concariño, mirando a los ojos defrente, porque todos somosiguales. Soy un pecador, yvosotros a lguna fa l t i l latendréis también.

La comunicación escompleta, a juzgar por lasexclamaciones y aplausos:

— Pero soy un pecadorque ama a Jesucristo, y quieroque vosotros también le améis,que lo conozcáis. Como hom-bres, como criaturas, todossomos iguales. Se pasó el tiem-po de dar perras gordas y ropavieja. ¡Hay que dar el corazóny la vida! ¿Está claro?

La respuesta es cerrada.

— Es necesario promo-ver a la gente, prepararla paraque en la vida todos tenganuna colocación digna. Yo tam-bién trabajo: he trabajado todami vida y con un horario apre-tado. Y trabajo pensando envosotros y en tantos hijos míos

de todos los colores, de todaslas razas, de todas las nacio-nes, que están en medio delmundo, como vosotros ,sufriendo y gozando.

No es un monólogo delPadre, sino un diálogo directoy personal con cada uno de losque están allí. Y ese diálogo se

refleja en los rostros.

— He hablado de misveinticinco años. Yo teníabarruntos de lo que quería elSeñor. Hasta los veintiséis no

lo supe. Quería esta locura,esta locura de cariño, deunión, de amor. ¿Por quéhemos de ser enemigos de losque no piensan como noso-tros? Yo no soy enemigo denadie ¡Quiero y defiendo lalibertad de las conciencias: lahe defendido siempre! ACristo Jesús se va voluntaria-mente. Por eso digo que larazón más sobrenatural es“porque me da la gana”.

La última frase produceun alborozo singular.

El Padre habla luego dela bondad del mundo salidode las manos de Dios, que “loshombres hemos hecho malo,cuando nos hemos portadocomo fieras, cuando hemosdejado de querernos”. Y,apoyándose en una cita deSan Pablo, se refiere al trabajo:

— El trabajo es la digni-dad del hombre. El trabajo esla manifestación del afecto alas demás criaturas. El trabajoes el sostenimiento del hogar,

— 136 —

Es como una conversación de familia: “Se pasóel tiempo de dar perras gordas y ropa vieja.¡Hay que dar el corazón y la vida! ¿Está claro?”

De todo Vallecas acudió gente endomingada, “incómodos” en sus trajes de gala para la ocasión.

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El Instituto de Artes GráficasEl Instituto de Artes Gráficas

19

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volvió al año siguiente, el 12de octubre de 1968, aprove-chando una parada enMadrid, para consagrar losaltares de la cripta y del ora-torio de Tajamar y reunirseotra vez con la gente deVallecas, que, con la experien-cia de la visita anterior, noparó de hacer preguntas, sobretodo a partir del momento enque le oyeron decir: “Hay quepegar fuego a todo el barrio,¿eh?, un fuego de cariño, depaz, de amor de Cristo”.

— ¿Y cómo podremosluchar eficazmente –inquirióalguien desde el fondo delsalón de actos– contra el ham-bre, la injusticia, la ignoran-cia?

— Hijo mío, andamostras eso. Somos una fuerzasanta, sobrenatural; tratamosde lograr que en el mundohaya menos pobres, menosignorantes, más justicia; y tediré que el primer medio es laoración, la mortificación. Quela puedes ejercitar en el traba-

jo, haciéndolo muy bien. Yluego, tratando a todos concariño, con una amistad fiel,limpia, humana y sobrenatu-ral. Poquito a poco se iráandando, sin violencias; laviolencia no trae más que eldesorden, y horrores másgrandes que los que quiereevitar.

No sería esta la últimavez que el Padre estaría enTajamar. Volvió en 1972. Y deVallecas y de Tajamar se acor-daría siempre con muchocariño y con mucha ilusión,sobre todo cuando pasaba porMadrid.

En 1992, poco antes desu beatificación proclamadaen Roma el 17 de mayo por el

Papa Juan Pablo II, numerosasfamilias, alumnos y profesoresasistieron al acto-homenajeque se celebró en Tajamar convarias comunicaciones sobrela preocupación del Padre porla libertad, especialmente la deenseñanza, como un aspectomás de la libertad de los hijosde Dios. Tajamar era un buentestimonio de esa preocupa-ción.

— 138 —

Cartela de un trofeo que el Beato Josemaríaregaló a Tajamar para que se premiase al gana-dor de un encuentro deportivo.

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El Instituto de Artes GráficasEl Instituto de Artes Gráficas

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volvió al año siguiente, el 12de octubre de 1968, aprove-chando una parada enMadrid, para consagrar losaltares de la cripta y del ora-torio de Tajamar y reunirseotra vez con la gente deVallecas, que, con la experien-cia de la visita anterior, noparó de hacer preguntas, sobretodo a partir del momento enque le oyeron decir: “Hay quepegar fuego a todo el barrio,¿eh?, un fuego de cariño, depaz, de amor de Cristo”.

— ¿Y cómo podremosluchar eficazmente –inquirióalguien desde el fondo delsalón de actos– contra el ham-bre, la injusticia, la ignoran-cia?

— Hijo mío, andamostras eso. Somos una fuerzasanta, sobrenatural; tratamosde lograr que en el mundohaya menos pobres, menosignorantes, más justicia; y tediré que el primer medio es laoración, la mortificación. Quela puedes ejercitar en el traba-

jo, haciéndolo muy bien. Yluego, tratando a todos concariño, con una amistad fiel,limpia, humana y sobrenatu-ral. Poquito a poco se iráandando, sin violencias; laviolencia no trae más que eldesorden, y horrores másgrandes que los que quiereevitar.

No sería esta la últimavez que el Padre estaría enTajamar. Volvió en 1972. Y deVallecas y de Tajamar se acor-daría siempre con muchocariño y con mucha ilusión,sobre todo cuando pasaba porMadrid.

En 1992, poco antes desu beatificación proclamadaen Roma el 17 de mayo por el

Papa Juan Pablo II, numerosasfamilias, alumnos y profesoresasistieron al acto-homenajeque se celebró en Tajamar convarias comunicaciones sobrela preocupación del Padre porla libertad, especialmente la deenseñanza, como un aspectomás de la libertad de los hijosde Dios. Tajamar era un buentestimonio de esa preocupa-ción.

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Cartela de un trofeo que el Beato Josemaríaregaló a Tajamar para que se premiase al gana-dor de un encuentro deportivo.

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meses, se atreven a iniciar conel primer curso y bajo la direc-ción del propio Martín Vía, elproyecto para la construcciónen Tajamar de una planta deArtes Gráficas, aprovechandola concesión de un crédito pre-visto por una ley para la crea-ción de centros experimenta-les.

Cuando la not ic iaempieza a circular por el gre-mio —se trata de un planeta

profesional tradicionalmentemuy intercomunicado—, elcomentario es casi unánime:“Unos locos de Vallecas pre-tenden crear una nueva escue-la. ¡La bofetada que se van apegar!” (Hasta entonces habíauna Escuela Oficial, con buenprofesorado y pocos medios, yun par de instituciones priva-das con maquinaria obsoleta).Sin embargo, también sor-prende que en Tajamar se digaexpresamente, desde el princi-pio, que el Instituto no hará lacompetencia a nadie, puestoque nunca realizará trabajospara el exterior, ni siquierapara autof inanciarse . Almenos esto es tranquilizador.

Hay que reconocer queno hubo colas para matricu-larse en el Instituto. Algunosde los alumnos del primercurso proceden de Tajamar(los que no han pasado lareválida de cuarto) y otros lle-gan de fuera, entre ellos unrealizador de televisión. Eltítulo que se ofrece, sin ningúnreconocimiento oficial, es el de

Técnico de Artes Gráficas.Duración de los estudios: tresaños. Se empieza con 19 alum-nos (terminarán 17) y las cla-ses se imparten en un aulacorriente, aunque para animaral personal se hacen frecuentesvisitas a las obras de la plantade Artes Gráficas, en cuantoempieza su construcción. Enesta planta se darán ya las cla-ses de tercer curso, con losalumnos manejando y viendofuncionar las máquinas y apa-ratos conseguidos en granparte por la generosidad depersonas y empresas.

S i estos fueron loscomienzos, hoy se puede decirque en el mundo de las ArtesGráficas, y en cuanto a forma-ción e investigación, Tajamarha superado nuestras fronte-ras, y que no son pocos losprofesionales de las distintasespecialidades que han pasa-do por el Instituto y mantie-nen un contacto regular parael seguimiento de unos pro-gresos tecnológicos realmentefulgurantes del sector, que

— 141 —

Más que una aventu-ra, la historia delInstituto de Artes

Gráficas parece una verdade-ra locura. Lo empiezan a pre-parar en 1966, una año antesde la primera visita a Tajamardel fundador del Opus Dei,Martín Vía, joven ingenieroindustrial y dos ayudantesdispuestos a lo que sea. De lostres, sólo uno tiene algo quever con el ramo, puesto que esjefe de taller de una imprentaen la que había entrado comoaprendiz y que abandonaahora para entregarse alnuevo encargo. Pero noimporta. En ese tiempo seponen al día teóricamente decasi todo, estudiando a fondolas últimas publicacionessobre artes gráficas visitandoimprentas, talleres y periódi-cos y hablando con los mejo-res profesionales del sector.Los tres son miembros delOpus Dei y saben que vale lapena cualquier esfuerzo en laaceleración de su empeño. Poreso, después de la rápida eintensa preparación de esos

Lo que se intentó fue

anticiparse a los tiempos

que venían, consiguiendo

una buena síntesis de teoría

y práctica entre los

profesores mediante un

reciclaje previo semejante al

que ellos iban a someter al

personal de las empresas. Y

este proceso continúa con

quienes han pasado por el

Instituto de Artes Gráficas y

desean mantenerse

actualizados.

E l I n s t i t u t o d e A r t e s G r á f i c a sE l I n s t i t u t o d e A r t e s G r á f i c a s

— 140 —

Martín Vía, uno de los “locos audaces” quepuso en marcha el Instituto de Artes Gráficas.

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meses, se atreven a iniciar conel primer curso y bajo la direc-ción del propio Martín Vía, elproyecto para la construcciónen Tajamar de una planta deArtes Gráficas, aprovechandola concesión de un crédito pre-visto por una ley para la crea-ción de centros experimenta-les.

Cuando la not ic iaempieza a circular por el gre-mio —se trata de un planeta

profesional tradicionalmentemuy intercomunicado—, elcomentario es casi unánime:“Unos locos de Vallecas pre-tenden crear una nueva escue-la. ¡La bofetada que se van apegar!” (Hasta entonces habíauna Escuela Oficial, con buenprofesorado y pocos medios, yun par de instituciones priva-das con maquinaria obsoleta).Sin embargo, también sor-prende que en Tajamar se digaexpresamente, desde el princi-pio, que el Instituto no hará lacompetencia a nadie, puestoque nunca realizará trabajospara el exterior, ni siquierapara autof inanciarse . Almenos esto es tranquilizador.

Hay que reconocer queno hubo colas para matricu-larse en el Instituto. Algunosde los alumnos del primercurso proceden de Tajamar(los que no han pasado lareválida de cuarto) y otros lle-gan de fuera, entre ellos unrealizador de televisión. Eltítulo que se ofrece, sin ningúnreconocimiento oficial, es el de

Técnico de Artes Gráficas.Duración de los estudios: tresaños. Se empieza con 19 alum-nos (terminarán 17) y las cla-ses se imparten en un aulacorriente, aunque para animaral personal se hacen frecuentesvisitas a las obras de la plantade Artes Gráficas, en cuantoempieza su construcción. Enesta planta se darán ya las cla-ses de tercer curso, con losalumnos manejando y viendofuncionar las máquinas y apa-ratos conseguidos en granparte por la generosidad depersonas y empresas.

S i estos fueron loscomienzos, hoy se puede decirque en el mundo de las ArtesGráficas, y en cuanto a forma-ción e investigación, Tajamarha superado nuestras fronte-ras, y que no son pocos losprofesionales de las distintasespecialidades que han pasa-do por el Instituto y mantie-nen un contacto regular parael seguimiento de unos pro-gresos tecnológicos realmentefulgurantes del sector, que

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Más que una aventu-ra, la historia delInstituto de Artes

Gráficas parece una verdade-ra locura. Lo empiezan a pre-parar en 1966, una año antesde la primera visita a Tajamardel fundador del Opus Dei,Martín Vía, joven ingenieroindustrial y dos ayudantesdispuestos a lo que sea. De lostres, sólo uno tiene algo quever con el ramo, puesto que esjefe de taller de una imprentaen la que había entrado comoaprendiz y que abandonaahora para entregarse alnuevo encargo. Pero noimporta. En ese tiempo seponen al día teóricamente decasi todo, estudiando a fondolas últimas publicacionessobre artes gráficas visitandoimprentas, talleres y periódi-cos y hablando con los mejo-res profesionales del sector.Los tres son miembros delOpus Dei y saben que vale lapena cualquier esfuerzo en laaceleración de su empeño. Poreso, después de la rápida eintensa preparación de esos

Lo que se intentó fue

anticiparse a los tiempos

que venían, consiguiendo

una buena síntesis de teoría

y práctica entre los

profesores mediante un

reciclaje previo semejante al

que ellos iban a someter al

personal de las empresas. Y

este proceso continúa con

quienes han pasado por el

Instituto de Artes Gráficas y

desean mantenerse

actualizados.

E l I n s t i t u t o d e A r t e s G r á f i c a sE l I n s t i t u t o d e A r t e s G r á f i c a s

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Martín Vía, uno de los “locos audaces” quepuso en marcha el Instituto de Artes Gráficas.

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mundo y contribuya a lafinanciación del Instituto?…Así se hace, dando vida con eltiempo a una actividad empre-sarial que deberá independi-zarse de Tajamar para que laenseñanza siga su ritmo.

Lógicamente el procesode la enseñanza hubo de adap-tarse a las posibilidades y a lasnecesidades. En los primerosaños los cursos son por lamañana y se hace que losalumnos los simultaneen conel Bachillerato nocturno. Sedan también muchísimos cur-sos nocturnos (de dos y cuatromeses) para profesionalessobre cualquiera de las espe-cialidades: Impresión Offset,Pasado de Planchas, Diseño,Fotografía en Blanco y Negro,Reproducción de Color…Muchos de estos cursos son dePPO (Promoción ProfesionalObrera), pero cada vez esmayor también el número deempresas que los contratanparticularmente para su per-sonal. Y aquello va a más, amucho más, hasta que se

observa que las instalacionesya no responden a las necesi-dades y se impone una remo-delación.

La remodelación supo-ne una zona de pre-impre-sión, con un scanner de últimatecnología (digital, con selec-ciones de color en un solopaso, etc.) y los correspon-

dientes servicios adicionalesde aire acondicionado, labora-torios y mantenimiento. Eso eslo que se hace, con cuantiososgastos… a cargo de otros. Hay

que pensar que el sector seestá revolucionando, que laindustria no da abasto en lasatisfacción de pedidos y quelos talleres se están renovandoa marchas forzadas. En breve

— 143 —

obligan a una formación lite-ralmente continuada.

La clave estuvo, comosiempre, en aprender pronto ybien con mucha dedicación.Menos composición de textos,se instaló en Tajamar todo elproceso de Offset, se contrata-ron como profesores a exce-lentes profesionales y se cla-varon los ojos en la evoluciónde la industria. Era evidenteque para vender las nuevasmáquinas había que entender-las y saber explicarlas y sabermanejarlas. También lo eraque, para hacer rentables esasmáquinas costosísimas, lasempresas debían disponer deun personal altamente cualifi-cado y al día. Y fue ahí, en eseengranaje, donde Tajamarentró de lleno: viendo, enten-diendo y explicando pordónde iba la industria y, con lacolaboración de ésta, prepa-rando a las personas casi almismo ritmo de los avancestécnicos.

De acuerdo con este

planteamiento, se asiste a lasFerias Internacionales en quelas industrias punteras delmundo presentan su másreciente tecnología :

Düsseldorf, Milán, Barcelona,… Son visitas intensas, que sir-ven para conocer a fondo losnuevos ingenios y para tratara los técnicos y a los dirigentesde las grandes empresas que

mueven este universo.Tajamar ya acude a la Feria deBarcelona con profesores yalumnos. En la Feria de Parísde 1971 se perfila un nuevo

futuro, que es el de la sustitu-ción del plomo por el ordena-dor en la composición de tex-tos. ¿Por qué no trabajar enTajamar en esa línea con unproyecto que sirva a todo el

— 142 —

Se asiste a Ferias internacionales en las que las industrias punteras del mundo presentan su másmoderna tecnología.

Lo que se intentó hacer fue anticiparse a los tiempos, consiguiendo una buena síntesis deteoría y práctica. En la foto, Benigno Romeo, Jefe del departamento de Preimpresión.

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mundo y contribuya a lafinanciación del Instituto?…Así se hace, dando vida con eltiempo a una actividad empre-sarial que deberá independi-zarse de Tajamar para que laenseñanza siga su ritmo.

Lógicamente el procesode la enseñanza hubo de adap-tarse a las posibilidades y a lasnecesidades. En los primerosaños los cursos son por lamañana y se hace que losalumnos los simultaneen conel Bachillerato nocturno. Sedan también muchísimos cur-sos nocturnos (de dos y cuatromeses) para profesionalessobre cualquiera de las espe-cialidades: Impresión Offset,Pasado de Planchas, Diseño,Fotografía en Blanco y Negro,Reproducción de Color…Muchos de estos cursos son dePPO (Promoción ProfesionalObrera), pero cada vez esmayor también el número deempresas que los contratanparticularmente para su per-sonal. Y aquello va a más, amucho más, hasta que se

observa que las instalacionesya no responden a las necesi-dades y se impone una remo-delación.

La remodelación supo-ne una zona de pre-impre-sión, con un scanner de últimatecnología (digital, con selec-ciones de color en un solopaso, etc.) y los correspon-

dientes servicios adicionalesde aire acondicionado, labora-torios y mantenimiento. Eso eslo que se hace, con cuantiososgastos… a cargo de otros. Hay

que pensar que el sector seestá revolucionando, que laindustria no da abasto en lasatisfacción de pedidos y quelos talleres se están renovandoa marchas forzadas. En breve

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obligan a una formación lite-ralmente continuada.

La clave estuvo, comosiempre, en aprender pronto ybien con mucha dedicación.Menos composición de textos,se instaló en Tajamar todo elproceso de Offset, se contrata-ron como profesores a exce-lentes profesionales y se cla-varon los ojos en la evoluciónde la industria. Era evidenteque para vender las nuevasmáquinas había que entender-las y saber explicarlas y sabermanejarlas. También lo eraque, para hacer rentables esasmáquinas costosísimas, lasempresas debían disponer deun personal altamente cualifi-cado y al día. Y fue ahí, en eseengranaje, donde Tajamarentró de lleno: viendo, enten-diendo y explicando pordónde iba la industria y, con lacolaboración de ésta, prepa-rando a las personas casi almismo ritmo de los avancestécnicos.

De acuerdo con este

planteamiento, se asiste a lasFerias Internacionales en quelas industrias punteras delmundo presentan su másreciente tecnología :

Düsseldorf, Milán, Barcelona,… Son visitas intensas, que sir-ven para conocer a fondo losnuevos ingenios y para tratara los técnicos y a los dirigentesde las grandes empresas que

mueven este universo.Tajamar ya acude a la Feria deBarcelona con profesores yalumnos. En la Feria de Parísde 1971 se perfila un nuevo

futuro, que es el de la sustitu-ción del plomo por el ordena-dor en la composición de tex-tos. ¿Por qué no trabajar enTajamar en esa línea con unproyecto que sirva a todo el

— 142 —

Se asiste a Ferias internacionales en las que las industrias punteras del mundo presentan su másmoderna tecnología.

Lo que se intentó hacer fue anticiparse a los tiempos, consiguiendo una buena síntesis deteoría y práctica. En la foto, Benigno Romeo, Jefe del departamento de Preimpresión.

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te en los puestos de trabajo, enlos que se puede pasar de unatarea casi manual a otra rigu-rosamente tecnológica.

En este criterio se basael curso GPG (Graduado en

Proce sos Gráficos), que se daen Tajamar a alumnos que hanhecho el COU: un año de estu-

dios, con veinte horas sema-nales, mes y medio de prácti-cas en una empresa y… a tra-bajar.

A los a lumnos deenseñanza reglada de segundo

grado durante los dos últimoscursos se les dan en profundi-dad cuatro módulos :

Impresión Offset, Materiasprimas, Reproducción yComposición Digital. Con estebagaje teórico y práctico ulti-marán bien su formación.

Lo que se intentó haceren Tajamar en Artes Gráficasha sido anticiparse a los tiem-pos que venían, consiguiendouna buena síntesis de teoría ypráctica entre los profesoresmediante un reciclaje previosemejante al que ellos iban asometer al personal de lasempresas que solicitabanayuda. Y este proceso con-tinúa con quienes han pasadopor el Instituto y desean man-tenerse actualizados.

Para atender mejor a laformación individual de losalumnos de Artes Gráficas seabrió en el recinto de Tajamarel centro de Valderribas, másaccesible también para losalumnos de los cursos noctur-nos y para la gente del Cerro.

Hay una anécdota de1970, recordada por un profe-

— 145 —

tiempo se consigue lo queparecía imposible, que esarmonizar ese universo. Undía se reúnen en Tajamar enun simposio las doscientaspersonas que más cuentan

entre los empresarios, losfabricantes y los suministra-dores. Es un ejemplo, casi unmilagro.

El momento parece atí-

pico y coincide con un períodode cambios trepidantes en elque las nuevas versiones delos productos se pisan unas aotras. Más de una empresarecurre a Tajamar pidiendoasesoramiento sobre el terrenoy mandando a sus técnicos yoperarios a ponerse al día. Elcontacto de Tajamar con laFederación Nacional de ArtesGráficas y con el Gremio deMadrid se hace permanente.Pero también asoma la crisis:si no hace mucho la prácticatotalidad de los alumnos deTajamar encontraban trabajoenseguida, ahora hay proble-mas de empleo y empiezancon dificultades.

Desde Tajamar se estu-dia conjuntamente con empre-sas y organizaciones el tipo depreparación más convenientepara los profesionales. Laexperiencia de los últimosaños inclina a pensar que unaformación generalista es máseficaz que una formaciónespecializada concreta, a lavista de la movilidad crecien-

— 144 —

Los cambios son trepidantes, las nuevas versiones de los productos se pisan unas a otras. El pri-mero por la derecha es Pedro J. Cerrato, Jefe del departamento de Impresión, en el primer cursode Impresión offset impartido en 1970.

“La formación no termina nunca”, es uno de los estribillos más repetidos. Se imparten cerca 8.000horas al año de formación continua.

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te en los puestos de trabajo, enlos que se puede pasar de unatarea casi manual a otra rigu-rosamente tecnológica.

En este criterio se basael curso GPG (Graduado en

Proce sos Gráficos), que se daen Tajamar a alumnos que hanhecho el COU: un año de estu-

dios, con veinte horas sema-nales, mes y medio de prácti-cas en una empresa y… a tra-bajar.

A los a lumnos deenseñanza reglada de segundo

grado durante los dos últimoscursos se les dan en profundi-dad cuatro módulos :

Impresión Offset, Materiasprimas, Reproducción yComposición Digital. Con estebagaje teórico y práctico ulti-marán bien su formación.

Lo que se intentó haceren Tajamar en Artes Gráficasha sido anticiparse a los tiem-pos que venían, consiguiendouna buena síntesis de teoría ypráctica entre los profesoresmediante un reciclaje previosemejante al que ellos iban asometer al personal de lasempresas que solicitabanayuda. Y este proceso con-tinúa con quienes han pasadopor el Instituto y desean man-tenerse actualizados.

Para atender mejor a laformación individual de losalumnos de Artes Gráficas seabrió en el recinto de Tajamarel centro de Valderribas, másaccesible también para losalumnos de los cursos noctur-nos y para la gente del Cerro.

Hay una anécdota de1970, recordada por un profe-

— 145 —

tiempo se consigue lo queparecía imposible, que esarmonizar ese universo. Undía se reúnen en Tajamar enun simposio las doscientaspersonas que más cuentan

entre los empresarios, losfabricantes y los suministra-dores. Es un ejemplo, casi unmilagro.

El momento parece atí-

pico y coincide con un períodode cambios trepidantes en elque las nuevas versiones delos productos se pisan unas aotras. Más de una empresarecurre a Tajamar pidiendoasesoramiento sobre el terrenoy mandando a sus técnicos yoperarios a ponerse al día. Elcontacto de Tajamar con laFederación Nacional de ArtesGráficas y con el Gremio deMadrid se hace permanente.Pero también asoma la crisis:si no hace mucho la prácticatotalidad de los alumnos deTajamar encontraban trabajoenseguida, ahora hay proble-mas de empleo y empiezancon dificultades.

Desde Tajamar se estu-dia conjuntamente con empre-sas y organizaciones el tipo depreparación más convenientepara los profesionales. Laexperiencia de los últimosaños inclina a pensar que unaformación generalista es máseficaz que una formaciónespecializada concreta, a lavista de la movilidad crecien-

— 144 —

Los cambios son trepidantes, las nuevas versiones de los productos se pisan unas a otras. El pri-mero por la derecha es Pedro J. Cerrato, Jefe del departamento de Impresión, en el primer cursode Impresión offset impartido en 1970.

“La formación no termina nunca”, es uno de los estribillos más repetidos. Se imparten cerca 8.000horas al año de formación continua.

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Deporte sí,pero menosDeporte sí,pero menos

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4040AniversarioT A J A M A RAniversarioT A J A M A R

sor de Artes Gráficas, que con-firma la necesidad de hacerconocer en vivo y en directo elalma de Tajamar.

Un profesional que havisto en su empresa el anunciode un curso de selección decolor desea matricularse, peroquiere dejar bien clara unacondición previa:

— Yo soy comunista porconvicción, y de religión noquiero saber nada.

El profesor que le recibeescucha todo lo que desea aña-dir, y cuando termina le diceque cada cual es libre de pen-sar como quiera, que lo impor-tante es respetarse unos aotros y que no parece justo cri-ticar de antemano lo que no seconoce.

Concluido el curso elmismo profesional se despidedel mismo profesor:

— Que conste que no hecambiado… Sólo vengo adecirle que no olvidaré nuncalo que han hecho aquí pormí… Lo que es el Opus Dei yalo he visto yo.

En el mundo de lacomunicación, del que formanparte los profesionales deArtes Gráficas, se suele decirque la mejor información es laobtenida sin intermediarios.Quizás sea éste un buen ejem-plo.

— 146 —

La maquinaria es renovada por las empresas casi al ritmo de la innovación tecnológica.

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Deporte sí,pero menosDeporte sí,pero menos

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sor de Artes Gráficas, que con-firma la necesidad de hacerconocer en vivo y en directo elalma de Tajamar.

Un profesional que havisto en su empresa el anunciode un curso de selección decolor desea matricularse, peroquiere dejar bien clara unacondición previa:

— Yo soy comunista porconvicción, y de religión noquiero saber nada.

El profesor que le recibeescucha todo lo que desea aña-dir, y cuando termina le diceque cada cual es libre de pen-sar como quiera, que lo impor-tante es respetarse unos aotros y que no parece justo cri-ticar de antemano lo que no seconoce.

Concluido el curso elmismo profesional se despidedel mismo profesor:

— Que conste que no hecambiado… Sólo vengo adecirle que no olvidaré nuncalo que han hecho aquí pormí… Lo que es el Opus Dei yalo he visto yo.

En el mundo de lacomunicación, del que formanparte los profesionales deArtes Gráficas, se suele decirque la mejor información es laobtenida sin intermediarios.Quizás sea éste un buen ejem-plo.

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La maquinaria es renovada por las empresas casi al ritmo de la innovación tecnológica.

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Desde esta perspectivase entiende que, después delenorme éxito de aquellas pri-meras “ol impiadas” delcampo del Rayo Vallecano ydel Palacio de los Deportes,que tanto contribuyeron a lapropagación del nombre y del

alma de Tajamar, y de lassiguientes, continuadoras dela misma línea, se haya deci-dido ralentizar aquel entusias-mo para situarlo en una faseintermedia y formativa, aptapara todos los públicos y acce-

sible para cualquier físico. Noes otra la razón de que lasgrandes exhibiciones deporti-vas de Tajamar cuya periodi-cidad sería anual en un princi-pio, se hicieran luego cadados años, después cada cuatro(como las Olimpiadas de ver-

dad) y ahora lleven variosaños sin celebrarse.

Hay un momento enRequena en que el tinglado estan gordo que nadie tienetiempo para nada, porque

todos andan de cabeza. Paramantener en pie y bien aquellohace falta una estructura y unpresupuesto parejos a los delReal Madrid. Así que se optapor “redimensionar” el tingla-do. Desaparecen los equiposde natación, el hockey sobrepatines, el ciclismo y granparte de la gimnasia deporti-va. Queda algo de ésta, elbaloncesto en las categoríasinferiores y la gimnasia demantenimiento. Mejor hacerbien lo que se pueda que pre-tender abarcarlo todo.

— Si Tajamar puede sig-nificarse en algo –dice LázaroLinares– es en nuestro interéspor aprender. Tanto los queestamos aquí desde la primeraépoca, como los que llegarondespués , hemos luchadomucho por saber, por estar alcorriente de lo que se hacía entodas partes, especialmente enlos países que iban por delan-te. Hay que tener en cuenta loque se ha evolucionado en losúltimos años. Estando enRequena, hice cursos de moni-

— 149 —

También la his tor iadeportiva de Tajamar,de la que se ha visto ya

un buen tramo, es la historiade una gran dedicación, deuna gran profesionalidad y demucho realismo. Fue una her-mosa aventura l levar aVallecas la brillantez de exhi-bic iones , que entoncesparecían privativas de paísescon fuertes presupuestos parael deporte, y la osadía de abar-car casi toda la gama de espe-cialidades sin apenas medioseconómicos ni de instalacio-nes. Pero también lo fue la dereconocer a tiempo con realis-mo y precisamente cuando loséxitos sonreían, que en lodeportivo Tajamar no podíaser una mera fábrica de cam-peones, de récords y de gran-des espectáculos atléticos.Porque ni era ese su fin, nivalía la pena orientar sólohacia esas metas, en definitivacortas y efímeras, la formida-ble entrega personal de tantagente. La apuesta humana deTajamar era más ambiciosaque todo eso.

Fue importante reconocer a

tiempo, con realismo y

precisamente cuando los

éxitos sonreían, que en lo

deportivo Tajamar no podía

ser una mera fábrica de

campeones, de récords y de

grandes espectáculos

atléticos. La apuesta

humana de Tajamar era

más ambiciosa que todo

eso.

D e p o r t e s í , p e r o m e n o sD e p o r t e s í , p e r o m e n o s

— 148 —

Tajamar no es una fábrica de campeones, récords y espectáculos. Lo importante es la apuesta porla persona.

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Desde esta perspectivase entiende que, después delenorme éxito de aquellas pri-meras “ol impiadas” delcampo del Rayo Vallecano ydel Palacio de los Deportes,que tanto contribuyeron a lapropagación del nombre y del

alma de Tajamar, y de lassiguientes, continuadoras dela misma línea, se haya deci-dido ralentizar aquel entusias-mo para situarlo en una faseintermedia y formativa, aptapara todos los públicos y acce-

sible para cualquier físico. Noes otra la razón de que lasgrandes exhibiciones deporti-vas de Tajamar cuya periodi-cidad sería anual en un princi-pio, se hicieran luego cadados años, después cada cuatro(como las Olimpiadas de ver-

dad) y ahora lleven variosaños sin celebrarse.

Hay un momento enRequena en que el tinglado estan gordo que nadie tienetiempo para nada, porque

todos andan de cabeza. Paramantener en pie y bien aquellohace falta una estructura y unpresupuesto parejos a los delReal Madrid. Así que se optapor “redimensionar” el tingla-do. Desaparecen los equiposde natación, el hockey sobrepatines, el ciclismo y granparte de la gimnasia deporti-va. Queda algo de ésta, elbaloncesto en las categoríasinferiores y la gimnasia demantenimiento. Mejor hacerbien lo que se pueda que pre-tender abarcarlo todo.

— Si Tajamar puede sig-nificarse en algo –dice LázaroLinares– es en nuestro interéspor aprender. Tanto los queestamos aquí desde la primeraépoca, como los que llegarondespués , hemos luchadomucho por saber, por estar alcorriente de lo que se hacía entodas partes, especialmente enlos países que iban por delan-te. Hay que tener en cuenta loque se ha evolucionado en losúltimos años. Estando enRequena, hice cursos de moni-

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También la his tor iadeportiva de Tajamar,de la que se ha visto ya

un buen tramo, es la historiade una gran dedicación, deuna gran profesionalidad y demucho realismo. Fue una her-mosa aventura l levar aVallecas la brillantez de exhi-bic iones , que entoncesparecían privativas de paísescon fuertes presupuestos parael deporte, y la osadía de abar-car casi toda la gama de espe-cialidades sin apenas medioseconómicos ni de instalacio-nes. Pero también lo fue la dereconocer a tiempo con realis-mo y precisamente cuando loséxitos sonreían, que en lodeportivo Tajamar no podíaser una mera fábrica de cam-peones, de récords y de gran-des espectáculos atléticos.Porque ni era ese su fin, nivalía la pena orientar sólohacia esas metas, en definitivacortas y efímeras, la formida-ble entrega personal de tantagente. La apuesta humana deTajamar era más ambiciosaque todo eso.

Fue importante reconocer a

tiempo, con realismo y

precisamente cuando los

éxitos sonreían, que en lo

deportivo Tajamar no podía

ser una mera fábrica de

campeones, de récords y de

grandes espectáculos

atléticos. La apuesta

humana de Tajamar era

más ambiciosa que todo

eso.

D e p o r t e s í , p e r o m e n o sD e p o r t e s í , p e r o m e n o s

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Tajamar no es una fábrica de campeones, récords y espectáculos. Lo importante es la apuesta porla persona.

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aportado todo eso… Y ademásque tuviese un equipo deAtletismo en la División deHonor, que haya sido diezveces campeón de EspañaJunior, que haya conseguidouna medalla de oro en uncampeonato de Europa Junior(la primera conquistada porun español)… Alcanzar esenivel requiere un esfuerzomuy grande por parte detodos, pero ha valido la pena:se ha visto que en Tajamar seha hablado de Dios, porsupuesto, pero sin olvidarnunca lo profesional…

La otra cara de la mone-da es que económicamente sedepende de los amigos, de lossocios protectores, de la gente,y que se está siempre a la últi-ma pregunta y con númerosrojos. A veces se recibe algunaayuda de la Federación, delConsejo Superior de Deportesy del Ayuntamiento, más bienpoco y para cosas muy pun-tuales . También laComunidad de Madrid ayudó,por ejemplo, en la construc-

ción de la jaula de martillo,que es nueva. Y nadie ignoraque en esta especialidad elpapel de Tajamar ha sidoimportante por su contribu-ción a la popularidad del lan-zamiento de martillo.

Mucha gente llegó apensar, por el eco de sus triun-fos en la televisión y en losperiódicos, que Tajamar dis-ponía de grandes instalacionescuando la realidad era que elClub Deportivo se iba estable-

ciendo en su nueva sede conmucha más lentitud de ladeseada: hubo que esperarbastante para disponer de lacaseta verde donde se guardael material, para arreglar laspistas, para tener canchas de

baloncesto, de balonmano, detenis… Por eso más de unoque se empeñó en ver dedónde salían chavales tan bienpreparados, pensando engrandes instalaciones, se llevóla gran sorpresa de su vida al

— 151 —

tor, de entrenador, de haltero-filia, de gimnasia deportiva,de monitor polideportivo… Alnuevo Tajamar vengo de ayu-dante del profesor deEducación Física, curso que

también hago, igual que los deentrenador de Atletismo y deGimnasia Deport iva . EnEducación Física estábamosmuy atrasados: era un pocoestilo marcial. A mí me sirvió

mucho e l sa l i r fuera deEspaña, ver lo que se hacía porahí , por e jemplo, en laEspartaquiada de Checos -lovaquia, que tenía fama deser lo mejor de Europa… Lo

que se hacía aquí entonces eraantediluviano, rígido, sinarmonía, sin dinamismo…Después empezó el INEF y sehicieron todas las innovacio-nes. Lo de ahora no tiene nada

que ver con aquello.

Cuando el Atletismo seconvierte en el deporte núme-ro uno en Tajamar, que es en1964, el Club está ya en elInstituto, con una directivaajena al profesorado de éste.Han transcurrido siete añosdesde que se empezó a traba-jar en Vallecas; se ha ido orga-nizando el Club; se ha tomadocontacto con la Federación, laspistas, las competiciones; se haido cuajando más o menos enAtletismo serio y se ha creadoambiente de directivos, deespecialistas, de jueces, deatletas. Tajamar empieza asonar en medios de Atletismo,se aprieta por ese lado y lasconsecuencias no tardan enverse:

— Hemos tenido –resume el director técnico–muchos atletas internaciona-les, algunos atletas que logra-ron ser olímpicos, medallasde oro en los Juegos Medi -terráneos y uno campeónmundial. Que un colegio haya

— 150 —

El Secretario General de la UNESCO, Federico Mayor Zaragoza, impuso la Corbata de Alfonso X ElSabio. Un año después, S.M. el Rey, Juan Carlos I, otorgaría el premio Joaquín Blume.

Se depende de los amigos, de los socios protectores, de la gente y..., naturalmente, de losdeportistas.

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aportado todo eso… Y ademásque tuviese un equipo deAtletismo en la División deHonor, que haya sido diezveces campeón de EspañaJunior, que haya conseguidouna medalla de oro en uncampeonato de Europa Junior(la primera conquistada porun español)… Alcanzar esenivel requiere un esfuerzomuy grande por parte detodos, pero ha valido la pena:se ha visto que en Tajamar seha hablado de Dios, porsupuesto, pero sin olvidarnunca lo profesional…

La otra cara de la mone-da es que económicamente sedepende de los amigos, de lossocios protectores, de la gente,y que se está siempre a la últi-ma pregunta y con númerosrojos. A veces se recibe algunaayuda de la Federación, delConsejo Superior de Deportesy del Ayuntamiento, más bienpoco y para cosas muy pun-tuales . También laComunidad de Madrid ayudó,por ejemplo, en la construc-

ción de la jaula de martillo,que es nueva. Y nadie ignoraque en esta especialidad elpapel de Tajamar ha sidoimportante por su contribu-ción a la popularidad del lan-zamiento de martillo.

Mucha gente llegó apensar, por el eco de sus triun-fos en la televisión y en losperiódicos, que Tajamar dis-ponía de grandes instalacionescuando la realidad era que elClub Deportivo se iba estable-

ciendo en su nueva sede conmucha más lentitud de ladeseada: hubo que esperarbastante para disponer de lacaseta verde donde se guardael material, para arreglar laspistas, para tener canchas de

baloncesto, de balonmano, detenis… Por eso más de unoque se empeñó en ver dedónde salían chavales tan bienpreparados, pensando engrandes instalaciones, se llevóla gran sorpresa de su vida al

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tor, de entrenador, de haltero-filia, de gimnasia deportiva,de monitor polideportivo… Alnuevo Tajamar vengo de ayu-dante del profesor deEducación Física, curso que

también hago, igual que los deentrenador de Atletismo y deGimnasia Deport iva . EnEducación Física estábamosmuy atrasados: era un pocoestilo marcial. A mí me sirvió

mucho e l sa l i r fuera deEspaña, ver lo que se hacía porahí , por e jemplo, en laEspartaquiada de Checos -lovaquia, que tenía fama deser lo mejor de Europa… Lo

que se hacía aquí entonces eraantediluviano, rígido, sinarmonía, sin dinamismo…Después empezó el INEF y sehicieron todas las innovacio-nes. Lo de ahora no tiene nada

que ver con aquello.

Cuando el Atletismo seconvierte en el deporte núme-ro uno en Tajamar, que es en1964, el Club está ya en elInstituto, con una directivaajena al profesorado de éste.Han transcurrido siete añosdesde que se empezó a traba-jar en Vallecas; se ha ido orga-nizando el Club; se ha tomadocontacto con la Federación, laspistas, las competiciones; se haido cuajando más o menos enAtletismo serio y se ha creadoambiente de directivos, deespecialistas, de jueces, deatletas. Tajamar empieza asonar en medios de Atletismo,se aprieta por ese lado y lasconsecuencias no tardan enverse:

— Hemos tenido –resume el director técnico–muchos atletas internaciona-les, algunos atletas que logra-ron ser olímpicos, medallasde oro en los Juegos Medi -terráneos y uno campeónmundial. Que un colegio haya

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El Secretario General de la UNESCO, Federico Mayor Zaragoza, impuso la Corbata de Alfonso X ElSabio. Un año después, S.M. el Rey, Juan Carlos I, otorgaría el premio Joaquín Blume.

Se depende de los amigos, de los socios protectores, de la gente y..., naturalmente, de losdeportistas.

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Desde que comenzaronlos actos conmemorati-vos del 40 aniversario

y, en especial, con la inaugura-ción de la exposición fotográfi-ca de la historia de Tajamar,todos teníamos la ilusión deque, igual que en octubre de1967 hizo el Beato JosemaríaEscrivá de Balaguer, su segun-do sucesor, Mons. JavierEchevarría visitase este Centro.Gracias a Dios, el 6 de sep-tiembre de 1998, vino a vernos.A su llegada saludó a la JuntaDirectiva, a algunos profesoresy al personal de mantenimien-to.

Durante el tiempo de suestancia entre nosotros, Mons.Echevarría, que se mostrabafeliz de hacer este recorridofotográfico, agradeció que sehubiera mantenido para que lopudiera ver. Esta alegría lesobrevino, sobre todo, porquele traía a la memoria el recuer-do del beato Josemaría y lalabor que desarrolló enVallecas cuando todavía estabasolo.

En varios momentoshizo algunos comentariossobre lo que iba viendo. Al lle-gar al expositor de libros, quecontenía tesis y publicacionesde antiguos alumnos, se le dijoque uno de los autores ahora escatedrático, sus hermanos estu-diaron periodismo y topo-grafía... Su padre era pintor debrocha gorda, aunque tambiénhacía horas como limpiabotas.“Todo esto es formidable –noscomentó-. Debéis recoger bieneste material. Hemos de dar aconocer estas cosas, difundir-las, hacer folletos y ayudar a lagente a promocionarse...”

Durante la despedida, atodos nos vino el recuerdo dela que tuvo el beato JosemaríaEscrivá de Balaguer en 1967. Aligual que entonces Mons.Escrivá –que dijo que “nuncase había sentido más en sucasa”– Mons. Javier Echevarríamanifestó que “he estado comoen casa.”

— 153 —

E l m e j o r r e g a l o d e c u m p l e a ñ o sE l m e j o r r e g a l o d e c u m p l e a ñ o s

comprobar la realidad.

— El espíritu de sacrifi-cio de la persona –comenta aeste respecto Linares– no tienenada que ver con las instala-ciones. Estas son una ayuda,pero no son el “quid”. Loscampeones salen cuando lagente es luchadora y esforza-da. El otro día me comentabaun atleta: “¿Sabe usted que elconsejo que me dio de rezar elrosario mientras hago lasseries es fenómeno?… Se mepasan enseguida y ademásrindo más corr iendo”.“Hombre, claro, le dije, comoque en esos momentos lo queestás sufriendo lo olvidas porlo otro.”

En Tajamar no se olvidaque el Club Deportivo estáhecho para ayudar a la juven-tud a gastar positivamente suocio, aunque también haygente mayor que va allí a jugaral futbito, al béisbol e inclusoa hacer atletismo. Pero laexperiencia ha demostradotambién la importancia de la

descentralización para que laformación personalizada ganeen extensión sin perder enintensidad. Por eso aunque lasinstalaciones estén allí, no sonde uso exclusivo de los alum-nos, sino que están abiertas a“las movidas” que se organi-zan desde otros centros. El fút-bol, por ejemplo, depende deFilabres; el atletismo, deValderribas; el balonmano dePalomeras… Y ya se sabe que,cuando las cosas marchan,detrás de los chavales llegansiempre los padres… e inclusolos abuelos, que también searrancan ahora con un atletis-mo moderado, propio de ter-

cera edad, y acuden puntual-mente a la fiesta anual delClub Deportivo, que se celebraen abril.

En lo que se refiere a losFestivales o grandes exhibi-ciones atléticas, el testigo lo hatomado la Carrera de 500 kms.relevos. Sólo hay que pensarque detrás de esos días decarrera familiar existe un añoentero de trabajo de muchagente… y que en ese trabajoobscuro y bien hecho está laclave de todo lo que se quierahacer, algo que en Tajamar sesabe muy bien desde hace casimedio siglo.

— 152 —

Homenaje del Comité Olímpico Español. A laizda. Alfredo Goyeneche, vicepresidente delC.O.E. y Gregorio Paunero, presidente deTajamar.

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Desde que comenzaronlos actos conmemorati-vos del 40 aniversario

y, en especial, con la inaugura-ción de la exposición fotográfi-ca de la historia de Tajamar,todos teníamos la ilusión deque, igual que en octubre de1967 hizo el Beato JosemaríaEscrivá de Balaguer, su segun-do sucesor, Mons. JavierEchevarría visitase este Centro.Gracias a Dios, el 6 de sep-tiembre de 1998, vino a vernos.A su llegada saludó a la JuntaDirectiva, a algunos profesoresy al personal de mantenimien-to.

Durante el tiempo de suestancia entre nosotros, Mons.Echevarría, que se mostrabafeliz de hacer este recorridofotográfico, agradeció que sehubiera mantenido para que lopudiera ver. Esta alegría lesobrevino, sobre todo, porquele traía a la memoria el recuer-do del beato Josemaría y lalabor que desarrolló enVallecas cuando todavía estabasolo.

En varios momentoshizo algunos comentariossobre lo que iba viendo. Al lle-gar al expositor de libros, quecontenía tesis y publicacionesde antiguos alumnos, se le dijoque uno de los autores ahora escatedrático, sus hermanos estu-diaron periodismo y topo-grafía... Su padre era pintor debrocha gorda, aunque tambiénhacía horas como limpiabotas.“Todo esto es formidable –noscomentó-. Debéis recoger bieneste material. Hemos de dar aconocer estas cosas, difundir-las, hacer folletos y ayudar a lagente a promocionarse...”

Durante la despedida, atodos nos vino el recuerdo dela que tuvo el beato JosemaríaEscrivá de Balaguer en 1967. Aligual que entonces Mons.Escrivá –que dijo que “nuncase había sentido más en sucasa”– Mons. Javier Echevarríamanifestó que “he estado comoen casa.”

— 153 —

E l m e j o r r e g a l o d e c u m p l e a ñ o sE l m e j o r r e g a l o d e c u m p l e a ñ o s

comprobar la realidad.

— El espíritu de sacrifi-cio de la persona –comenta aeste respecto Linares– no tienenada que ver con las instala-ciones. Estas son una ayuda,pero no son el “quid”. Loscampeones salen cuando lagente es luchadora y esforza-da. El otro día me comentabaun atleta: “¿Sabe usted que elconsejo que me dio de rezar elrosario mientras hago lasseries es fenómeno?… Se mepasan enseguida y ademásrindo más corr iendo”.“Hombre, claro, le dije, comoque en esos momentos lo queestás sufriendo lo olvidas porlo otro.”

En Tajamar no se olvidaque el Club Deportivo estáhecho para ayudar a la juven-tud a gastar positivamente suocio, aunque también haygente mayor que va allí a jugaral futbito, al béisbol e inclusoa hacer atletismo. Pero laexperiencia ha demostradotambién la importancia de la

descentralización para que laformación personalizada ganeen extensión sin perder enintensidad. Por eso aunque lasinstalaciones estén allí, no sonde uso exclusivo de los alum-nos, sino que están abiertas a“las movidas” que se organi-zan desde otros centros. El fút-bol, por ejemplo, depende deFilabres; el atletismo, deValderribas; el balonmano dePalomeras… Y ya se sabe que,cuando las cosas marchan,detrás de los chavales llegansiempre los padres… e inclusolos abuelos, que también searrancan ahora con un atletis-mo moderado, propio de ter-

cera edad, y acuden puntual-mente a la fiesta anual delClub Deportivo, que se celebraen abril.

En lo que se refiere a losFestivales o grandes exhibi-ciones atléticas, el testigo lo hatomado la Carrera de 500 kms.relevos. Sólo hay que pensarque detrás de esos días decarrera familiar existe un añoentero de trabajo de muchagente… y que en ese trabajoobscuro y bien hecho está laclave de todo lo que se quierahacer, algo que en Tajamar sesabe muy bien desde hace casimedio siglo.

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Homenaje del Comité Olímpico Español. A laizda. Alfredo Goyeneche, vicepresidente delC.O.E. y Gregorio Paunero, presidente deTajamar.

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