Libro El Deseado de Todas Las Gentes

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En el corazón de todos los seres humanos, sin distinción de raza o posición social, hay un indecible anhelo de algo que ahora no posee, Este anhelo es implantado en la misma constitución del hombre por un Dios misericordioso, para que el hombre no se sienta satisfecho con su presente condición, sea mala o buena. Dios desea que el ser humano busque lo mejor, y lo halle en el bien eterno de su alma.En vano procuran los hombres satisfacer este deseo con los placeres, las riquezas, la comodidad, la fama, o el poder. Los que tratan de hacerlo, descubren que estas cosas hartan los sentidos, pero dejan al alma tan vacía y desconforme como antes.Es el designio de Dios que este anhelo del corazón humano guíe hacia el único que es capaz de satisfacerlo. Es un deseo de ese Ser, capaz de guiar a él, la plenitud y el cumplimiento de ese deseo. Esa plenitud se halla en Jesucristo, el Hijo del Dios eterno. “Porque plugo al Padre que la plenitud de todo residiese en él;” “porque en él habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente.” Y es también verdad que “vosotros estáis completos en él” con respecto a todo deseo divinamente implantado y normalmente seguido. El profeta Ageo llama con justicia a Cristo “el Deseado de todas las gentes.”Es el propósito de este libro presentar a Jesucristo como Aquel en quien puede satisfacerse todo anhelo. Se han escrito muchos libros titulados “La Vida de Cristo,” libros excelentes, grandes acopios de información, elaborados ensayos sobre cronología, historia, costumbres, y acontecimientos contemporáneos, con abundante enseñanza y muchas vislumbres de la vida multiforme de Jesús de Nazaret. Sin embargo, no se ha dicho de ella ni aun la mitad.No es tampoco el propósito de esta obra exponer una armonía de los Evangelios, o presentar en orden estrictamente cronológico los importantes sucesos y las maravillosas lecciones de la vida de Cristo; su propósito es presentar el amor de Dios como ha sido revelado en [6] su Hijo, la divina hermosura de la vida de Cristo, de la cual todos pueden participar, y no simplemente satisfacer los deseos de la mera curiosidad ni las observaciones de los críticos. Pero como por el encanto de su propia belleza de carácter Jesús atrajo a sus discípulos a sí mismo, y por su toque y sentimiento de simpatía en todas sus dolencias y necesidades, y por su constante asociación, transformó sus caracteres de terrenales en celestiales, de egoístas en abnegados, y trocó la mezquina ignorancia y el prejuicio en el conocimiento generoso y el amor profundo por las almas de todas las naciones y razas, es el propósito de este libro presentar al bendito Redentor de modo que ayude al lector a acudir a él como a una realidad viviente, con la cual puede tenerse comunión íntima y vital, y hallar en él, como los discípulos de la antigüedad, al poderoso Jesús, que “salva hasta lo sumo,” y transforma de acuerdo con su propia imagen divina a los que acuden a Dios por su intermedio.En vano procuran los hombres satisfacer este deseo con los placeres, las riquezas, la comodidad, la fama, o el poder. Los que tratan de hacerlo, descubren que estas cosas hartan los sentidos, pero dejan al alma tan vacía y desconforme como antes.Es el designio de Dios que este anhelo del corazón humano guíe hacia el único que es capaz de satisfacerlo. Es un deseo de ese Ser, capaz de guiar a él, la plenitud y el cumplimiento de ese deseo. Esa plenitud se halla en Jesucristo, el Hijo del Dios eterno. “Porque plugo al Padre que la plenitud de todo residiese en él;” “porque en él habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente.” Y es también verdad que “vosotros estáis completos en él” con respecto a todo deseo divinamente implantado y normalmente seguido. El profeta Ageo llama con justicia a Cristo “el Deseado de todas las gentes.”Es el propósito de este libro presentar a Jesucristo como Aquel en quien puede satisfacerse todo anhelo. Se han escrito muchos libros titulados “La Vida de Cristo,” libros excelente

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    GGEENNTTEESS

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    Elena G. de White

    Ministerio Evangelio Eterno

  • El Deseado de Todas las Gentes

    Copyright 1977 por Asociacin Publicadora Interamericana. Todos los derechos reservados. www.iadpabooks.org

    La copia electrnica de este libro es una cortesa del Ministerio Evangelio Eterno en asociacin con el Servicio de Educacin Hogar y Salud Medelln, Colombia.

    Se prohbe la transmisin o reproduccin de este libro con nimo de lucro o sin el permiso previo de los editores. No obstante, se permite la difusin de esta versin digital, siempre y cuando se mantengan intactos los crditos editoriales aqu relacionados.

    Edicin y diagramacin: Luis Antonio Palomino Samudio

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    La paginacin original del libro en espaol ha sido incluida dentro del texto en corchetes [ ] con fines de referencia.

    Acerca de la autora: Elena G. de White (1827-1915). Prolfica escritora y conferencista. Cuenta en su haber con la escritura de cien mil pginas de manuscritos, fruto de su espritu investigativo y su ferviente comunin con Dios. De todos los autores en la historia norteamericana, tiene el honor de ser la autora ms traducida. Sus libros se han vendido por millones y se han traducido a ms de cien idiomas.

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    CCoonntteenniiddoo

    Prefacio............................................................................. 6 Dios con Nosotros........................................................ 9 El Pueblo Elegido........................................................... 20 El Cumplimiento del Tiempo......................................... 26 Un Salvador os es Nacido ............................................ 34 La Dedicacin ................................................................ 40 Su Estrella Hemos Visto ........................................... 49 La Niez de Cristo ......................................................... 59 La Visita de Pascua ....................................................... 68 Das de Conflicto............................................................ 79 La Voz que Clamaba en el Desierto ............................. 89 El Bautismo ................................................................. 105 La Tentacin ................................................................ 111 La Victoria .................................................................... 125 Hemos Hallado al Mesas ........................................ 133 En las Bodas de Can ................................................. 148 En su Templo .............................................................. 161 Nicodemo ..................................................................... 176 A l Conviene Crecer .............................................. 188 Junto al Pozo de Jacob .............................................. 194 Si no Viereis Seales y Milagros ............................ 209 Betesda y el Sanedrn ................................................. 215 Encarcelamiento y Muerte de Juan ........................... 234 El Reino de Dios Est Cerca.................................... 250 No es Este el Hijo del Carpintero? ....................... 257 El Llamamiento a Orillas del Mar ............................... 268 En Capernam.............................................................. 276 Puedes Limpiarme ................................................... 290 Lev Mateo ................................................................... 304 El Sbado...................................................................... 317

  • 4 EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES

    La Ordenacin de los Doce .........................................328 El Sermn del Monte ...................................................339 El Centurin .................................................................361 Quines son mis Hermanos? ...................................368 La Invitacin .................................................................378 Calla, Enmudece ......................................................385 El Toque de la Fe .........................................................398 Los Primeros Evangelistas .........................................404 Venid, Reposad un Poco .............................................418 Dadles Vosotros de Comer .....................................426 Una Noche Sobre el Lago ...........................................437 La Crisis en Galilea ......................................................446 La Tradicin .................................................................463 Barreras Quebrantadas ...............................................469 La Verdadera Seal .....................................................477 Previsiones de la Cruz ................................................486 La Transfiguracin ......................................................499 Nada os Ser Imposible ...........................................506 Quin es el Mayor? ....................................................513 La Fiesta de las Cabaas ............................................529 Entre Trampas y Peligros ...........................................539 La Luz de la Vida ......................................................551 El Divino Pastor ...........................................................569 El ltimo Viaje Desde Galilea .....................................578 El Buen Samaritano .....................................................592 Sin Manifestacin Exterior ..........................................601 Dejad los Nios Venir a M ......................................608 Una Cosa te Falta .....................................................615 Lzaro, Ven Fuera ....................................................621 Conspiraciones Sacerdotales .....................................637 La Ley del Nuevo Reino ..............................................645 Zaqueo ..........................................................................652 La Fiesta en Casa de Simn .......................................659 Tu Rey Viene ................................................................675

  • CONTENIDO 5

    Un Pueblo Condenado ................................................ 688 Cristo Purifica de Nuevo el Templo ........................... 697 Controversias .............................................................. 714 Ayes Sobre los Fariseos ............................................ 726 En el Atrio Exterior ...................................................... 742 En el Monte de las Olivas ........................................... 751 Estos mis Hermanos Pequeitos ........................... 765 Un Siervo de Siervos .................................................. 773 "Haced Esto en Memoria de M ................................ 786 "No se Turbe Vuestro Corazn ................................ 798 Getseman .................................................................... 823 Ante Anns y Caifs ................................................... 837 Judas............................................................................. 858 En el Tribunal de Pilato .............................................. 868 El Calvario ................................................................... 893 "Consumado es.......................................................... 914 En la Tumba de Jos ................................................... 925 "El Seor ha Resucitado .......................................... 940 "Por qu Lloras? ..................................................... 950 El Viaje a Emas ......................................................... 958 "Paz a Vosotros ......................................................... 965 De Nuevo a Orillas del Mar ......................................... 973 Id, Doctrinad a Todas las Naciones ........................... 983 "A mi Padre y a Vuestro Padre ................................. 999 Apndice..................................................................... 1007

    Nota 1. Pgina 97..................................................... 1007 Nota 2. Pgina 201................................................... 1015 Nota 3. Pgina 585................................................... 1018 Nota 4. Pgina 699................................................... 1020 Nota 5. Pgina 732................................................... 1021

    Acerca del Ministerio Evangelio Eterno................... 1024

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    PPrreeffaacciioo

    EN EL corazn de todos los seres humanos, sin distincin de raza o posicin social, hay un indecible anhelo de algo que ahora no poseen. Este anhelo es implantado en la misma constitucin del hombre por un Dios misericordioso, para que el hombre no se sienta satisfecho con su presente condicin, sea mala o buena. Dios desea que el ser humano busque lo mejor, y lo halle en el bien eterno de su alma.

    En vano procuran los hombres satisfacer este deseo con los placeres, las riquezas, la comodidad, la fama, o el poder. Los que tratan de hacerlo, descubren que estas cosas hartan los sentidos, pero dejan el alma tan vaca y desconforme como antes.

    Es el designio de Dios que este anhelo del corazn humano gue hacia el nico que es capaz de satisfacerlo. Es un deseo de ese Ser, capaz de guiar a l, la plenitud y el cumplimiento de ese deseo. Esa plenitud se halla en Jesucristo, el Hijo del Dios eterno, "Porque plugo al Padre que la plenitud de todo residiese en l;" "Porque en l habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente." Y es tambin verdad que "vosotros estis completos en l" con respecto a todo deseo divinamente implantado y normalmente seguido. El profeta Ageo llama con justicia a Cristo "el Deseado de todas las gentes".

    Es el propsito de este libro presentar a Jesucristo como Aquel en quien puede satisfacerse todo anhelo. Se han escrito muchos libros titulados "La vida de Cristo," libros excelentes, grandes acopios de informacin, elaborados

  • PREFACIO 7

    ensayos sobre cronologa, historia, costumbres, y acontecimientos contemporneos, con abundante enseanza y muchas vislumbres de la vida multiforme de Jess de Nazaret. Sin embargo, no se ha dicho de ella ni aun la mitad.

    No es tampoco el propsito de esta obra exponer una armona de los evangelios, o presentar en orden estrictamente cronolgico los importantes sucesos y las maravillosas lecciones de la vida de Cristo; su propsito es presentar el amor de Dios como ha sido revelado en su Hijo, la divina hermosura de la [6] vida de Cristo, de la cual todos pueden participar, y no simplemente satisfacer los deseos de la mera curiosidad ni las observaciones de los crticos. Pero como por el encanto de su propia belleza de carcter Jess atrajo a sus discpulos a s mismo, y por su toque y sentimiento de simpata en todas sus dolencias y necesidades, y por su constante asociacin, transform sus caracteres de terrenales en celestiales, de egostas en abnegados, y troc la mezquina ignorancia y prejuicio en el conocimiento generoso y el amor profundo por las almas de todas las naciones y razas, es el propsito de este libro presentar al bendito Redentor de modo que ayude al lector a acudir a l como a una realidad viviente, con la cual pueda tenerse comunin ntima y vital, y hallar en l, como los discpulos de la antigedad, al poderoso Jess, que "salva hasta lo sumo," y transforma de acuerdo con su propia imagen divina a los que acuden a Dios por su intermedio.

    Rogamos que la bendicin del Altsimo acompae a esta obra, y que el Espritu Santo haga de las palabras de este libro palabras de vida para muchas almas cuyos anhelos y deseos no estn an satisfechos; para que puedan "conocerle, y la virtud de su resurreccin, y la

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    participacin de sus padecimientos," y finalmente, en una eternidad bienaventurada, compartir a su diestra la plenitud de su gozo y la dicha inconmensurable que disfrutarn todos los que hayan hallado en l el todo en todo, "el ms sealado entre diez mil," Aquel que "es del todo amable," "todo l codiciable."

    LOS EDITORES. [11]

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    CCaappttuulloo 11

    DDiiooss ccoonn NNoossoottrrooss

    "Y SER llamado su nombre Emmanuel; . . . Dios con nosotros." "La luz del conocimiento de la gloria de Dios," se ve "en el rostro de Jesucristo." Desde los das de la eternidad, el Seor Jesucristo era uno con el Padre; era "la imagen de Dios," la imagen de su grandeza y majestad, "el resplandor de su gloria." Vino a nuestro mundo para manifestar esta gloria. Vino a esta tierra obscurecida por el pecado para revelar la luz del amor de Dios, para ser "Dios con nosotros." Por lo tanto, fue profetizado de l: "Y ser llamado su nombre Emmanuel."

    Al venir a morar con nosotros, Jess iba a revelar a Dios tanto a los hombres como a los ngeles. El era la Palabra de Dios: el pensamiento de Dios hecho audible. En su oracin por sus discpulos, dice: "Yo les he manifestado tu nombre". "misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en benignidad y verdad, ""para que el amor con que me has amado, est en ellos, y yo en ellos." Pero no slo para sus hijos nacidos en la tierra fue dada esta revelacin. Nuestro pequeo mundo es un libro de texto para el universo. El maravilloso y misericordioso propsito de Dios, el misterio del amor redentor, es el tema en el cual "desean mirar los ngeles," y ser su estudio a travs de los siglos sin fin. Tanto los redimidos como los seres que nunca cayeron hallarn en la cruz de Cristo su ciencia y su cancin. Se ver que la gloria que resplandece en el rostro de Jess es la gloria del amor abnegado. A la luz del Calvario, se ver que la ley del renunciamiento por amor

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    es la ley de la vida para la tierra y el cielo; que el amor que "no busca lo suyo" tiene su fuente en el corazn de Dios; y que en el Manso y Humilde se manifiesta el carcter de Aquel que mora en la luz inaccesible al hombre.

    Al principio, Dios se revelaba en todas las obras de la creacin. Fue Cristo quien extendi los cielos y ech los cimientos de la tierra. Fue su mano la que colg los mundos en el espacio, [12] y model las flores del campo. El "asienta las montaas con su fortaleza," "suyo es el mar, pues que l lo hizo." (Salmos 65: 6; 95: 5, V. M.) Fue l quien llen la tierra de hermosura y el aire con cantos. Y sobre todas las cosas de la tierra, del aire y el cielo, escribi el mensaje del amor del Padre.

    Aunque el pecado ha estropeado la obra perfecta de Dios, esa escritura permanece. Aun ahora todas las cosas creadas declaran la gloria de su excelencia. Fuera del egosta corazn humano, no hay nada que viva para s. No hay ningn pjaro que surca el aire, ningn animal que se mueve en el suelo, que no sirva a alguna otra vida. No hay siquiera una hoja del bosque, ni una humilde brizna de hierba que no tenga su utilidad. Cada rbol, arbusto y hoja emite ese elemento de vida, sin el cual no podran sostenerse ni el hombre ni los animales; y el hombre y el animal, a su vez, sirven a la vida del rbol y del arbusto y de la hoja. Las flores exhalan fragancia y ostentan su belleza para beneficio del mundo. El sol derrama su luz para alegrar mil mundos. El ocano, origen de todos nuestros manantiales y fuentes, recibe las corrientes de todas las tierras, pero recibe para dar. Las neblinas que ascienden de su seno, riegan la tierra, para que produzca y florezca.

    Los ngeles de gloria hallan su gozo en dar, dar amor y

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    cuidado incansable a las almas que estn cadas y destituidas de santidad. Los seres celestiales desean ganar el corazn de los hombres; traen a este obscuro mundo luz de los atrios celestiales; por un ministerio amable y paciente, obran sobre el espritu humano, para poner a los perdidos en una comunin con Cristo aun ms ntima que la que ellos mismos pueden conocer.

    Pero apartndonos de todas las representaciones menores, contemplamos a Dios en Jess. Mirando a Jess, vemos que la gloria de nuestro Dios consiste en dar. "Nada hago de m mismo," dijo Cristo; "me envi el Padre viviente, y yo vivo por el Padre." "No busco mi gloria," sino la gloria del que me envi. (Juan 8:28; 6:57; 8:50; 7:18.) En estas palabras se presenta el gran principio que es la ley de la vida para el universo. Cristo recibi todas las cosas de Dios, pero las recibi para darlas. As tambin en los atrios celestiales, en su ministerio en favor de todos los seres creados, por medio del Hijo amado fluye a todos la vida del Padre; por [13] medio del Hijo vuelve, en alabanza y gozoso servicio, como una marea de amor, a la gran Fuente de todo. Y as, por medio de Cristo, se completa el circuito de beneficencia, que representa el carcter del gran Dador, la ley de la vida.

    Esta ley fue quebrantada en el cielo mismo. El pecado tuvo su origen en el egosmo. Lucifer, el querubn protector, dese ser el primero en el cielo. Trat de dominar a los seres celestiales, apartndolos de su Creador, y granjearse su homenaje. Para ello, represent falsamente a Dios, atribuyndole el deseo de ensalzarse. Trat de investir al amante Creador con sus propias malas caractersticas. As enga a los ngeles. As sedujo a los hombres. Los indujo a dudar de la palabra de Dios, y a desconfiar de su bondad. Por cuanto Dios es un Dios de

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    justicia y terrible majestad, Satans los indujo a considerarle como severo e inexorable. As consigui que se uniesen con l en su rebelin contra Dios, y la noche de la desgracia se asent sobre el mundo.

    La tierra qued obscura porque se comprendi mal a Dios. A fin de que pudiesen iluminarse las lbregas sombras, a fin de que el mundo pudiera ser trado de nuevo a Dios, haba que quebrantar el engaoso poder de Satans. Esto no poda hacerse por la fuerza. El ejercicio de la fuerza es contrario a los principios del gobierno de Dios; l desea tan slo el servicio de amor; y el amor no puede ser exigido; no puede ser obtenido por la fuerza o la autoridad. El amor se despierta nicamente por el amor. El conocer a Dios es amarle; su carcter debe ser manifestado en contraste con el carcter de Satans. En todo el universo haba un solo ser que poda realizar esta obra. nicamente Aquel que conoca la altura y la profundidad del amor de Dios, poda darlo a conocer. Sobre la obscura noche del mundo, deba nacer el Sol de justicia, "trayendo salud eterna en sus alas." (Malaquas 4: 2)

    El plan de nuestra redencin no fue una reflexin ulterior, formulada despus de la cada de Adn. Fue una revelacin "del misterio que por tiempos eternos fue guardado en silencio." (Romanos 16:25) Fue una manifestacin de los principios que desde edades eternas haban sido el fundamento del trono de Dios. Desde el principio, Dios y Cristo saban de la apostasa de Satans y de la cada del hombre seducido por el apstata. Dios [14] no orden que el pecado existiese, sino que previ su existencia, e hizo provisin para hacer frente a la terrible emergencia. Tan grande fue su amor por el mundo, que se comprometi a dar a su Hijo unignito "para que todo aquel

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    que en l cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." (Juan 3: 16)

    Lucifer haba dicho: "Sobre las estrellas de Dios ensalzar mi trono, . . . ser semejante al Altsimo." (Isaas 14: 13, 14) Pero Cristo, "existiendo en forma de Dios, no estim el ser igual a Dios como cosa a que deba aferrarse; sino que se desprendi de ella, tomando antes la forma de un siervo, siendo hecho en semejanza de los hombres." (Filipenses 2: 6, 7)

    Este fue un sacrificio voluntario. Jess podra haber permanecido al lado del Padre. Podra haber conservado la gloria del cielo, y el homenaje de los ngeles. Pero prefiri devolver el cetro a las manos del Padre, y bajar del trono del universo, a fin de traer luz a los que estaban en tinieblas, y vida a los que perecan.

    Hace casi dos mil aos, se oy en el cielo una voz de significado misterioso que, partiendo del trono de Dios, deca: "He aqu yo vengo." "Sacrificio y ofrenda, no los quisiste; empero un cuerpo me has preparado.... He aqu yo vengo (en el rollo del libro est escrito de m), para hacer, oh Dios, tu voluntad." (Hebreos 10: 5-7) En estas palabras se anunci el cumplimiento del propsito que haba estado oculto desde las edades eternas. Cristo estaba por visitar nuestro mundo, y encarnarse. El dice: "Un cuerpo me has preparado." Si hubiese aparecido con la gloria que tena con el Padre antes que el mundo fuese, no podramos haber soportado la luz de su presencia. A fin de que pudisemos contemplarla y no ser destruidos, la manifestacin de su gloria fue velada. Su divinidad fue cubierta de humanidad, la gloria invisible tom forma humana visible.

    Este gran propsito haba sido anunciado por medio de

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    figuras y smbolos. La zarza ardiente, en la cual Cristo apareci a Moiss, revelaba a Dios. El smbolo elegido para representar a la Divinidad era una humilde planta que no tena atractivos aparentes. Pero encerraba al Infinito. El Dios que es todo misericordia velaba su gloria en una figura muy humilde, a fin de que Moiss pudiese mirarla y sobrevivir. As tambin en la columna de nube de da y la columna de fuego de noche, Dios [15] se comunicaba con Israel, les revelaba su voluntad a los hombres, y les imparta su gracia. La gloria de Dios estaba suavizada, y velada su majestad, a fin de que la dbil visin de los hombres finitos pudiese contemplarla. As Cristo haba de venir en "el cuerpo de nuestra bajeza," (Filipenses 3: 21) "hecho semejante a los hombres." A los ojos del mundo, no posea hermosura que lo hiciese desear; sin embargo era Dios encarnado, la luz del cielo y de la tierra. Su gloria estaba velada, su grandeza y majestad ocultas, a fin de que pudiese acercarse a los hombres entristecidos y tentados.

    Dios orden a Moiss respecto a Israel: "Hacerme han un santuario, y yo habitar entre ellos," (xodo 25: 8) y moraba en el santuario en medio de su pueblo. Durante todas sus penosas peregrinaciones en el desierto, estuvo con ellos el smbolo de su presencia. As Cristo levant su tabernculo en medio de nuestro campamento humano. Hinc su tienda al lado de la tienda de los hombres, a fin de morar entre nosotros y familiarizarnos con su vida y carcter divinos. "Aquel Verbo fue hecho carne, y habit entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unignito del Padre), lleno de gracia y de verdad. (Juan 1: 14)

    Desde que Jess vino a morar con nosotros, sabemos que Dios conoce nuestras pruebas y simpatiza con nuestros pesares. Cada hijo e hija de Adn puede

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    comprender que nuestro Creador es el amigo de los pecadores. Porque en toda doctrina de gracia, toda promesa de gozo, todo acto de amor, toda atraccin divina presentada en la vida del Salvador en la tierra, vemos a "Dios con nosotros."

    Satans representa la divina ley de amor como una ley de egosmo. Declara que nos es imposible obedecer sus preceptos. Imputa al Creador la cada de nuestros primeros padres, con toda la miseria que ha provocado, e induce a los hombres a considerar a Dios como autor del pecado, del sufrimiento y de la muerte. Jess haba de desenmascarar este engao. Como uno de nosotros, haba de dar un ejemplo de obediencia. Para esto tom sobre s nuestra naturaleza, y pas por nuestras vicisitudes. "Por lo cual convena que en todo fuese semejado a sus hermanos." Si tuvisemos que soportar algo que Jess no soport, en este detalle Satans representara el poder de Dios como insuficiente para nosotros. Por lo tanto, Jess fue "tentado [16] en todo punto, as como nosotros." (Hebreos 2: 17; 4: 15) Soport toda prueba a la cual estemos sujetos. Y no ejerci en favor suyo poder alguno que no nos sea ofrecido generosamente. Como hombre, hizo frente a la tentacin, y venci en la fuerza que Dios le daba. El dice: "Me complazco en hacer tu voluntad, oh Dios mo, y tu ley est en medio de mi corazn." (Salmo 40:8) Mientras andaba haciendo bien y sanando a todos los afligidos de Satans, demostr claramente a los hombres el carcter de la ley de Dios y la naturaleza de su servicio. Su vida testifica que para nosotros tambin es posible obedecer la ley de Dios.

    Por su humanidad, Cristo tocaba a la humanidad; por su divinidad, se asa del trono de Dios. Como Hijo del hombre, nos dio un ejemplo de obediencia; como Hijo de Dios, nos

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    imparte poder para obedecer. Fue Cristo quien habl a Moiss desde la zarza del monte Horeb diciendo: "YO SOY EL QUE SOY.... As dirs a los hijos de Israel: YO SOY me ha enviado a vosotros. (xodo 3: 14) Tal era la garanta de la liberacin de Israel. Asimismo cuando vino "en semejanza de los hombres," se declar el YO SOY. El Nio de Beln, el manso y humilde Salvador, es Dios, "manifestado en carne. (1 Timoteo 3: 16) Y a nosotros nos dice: " YO SOY el buen pastor." "YO SOY el pan vivo." "YO SOY el camino, y la verdad, y la vida." "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra." (Juan 10:11; 6:51; 14: 6; Mateo 28:18) " YO SOY la seguridad de toda promesa." "YO SOY; no tengis miedo. " "Dios con nosotros" es la seguridad de nuestra liberacin del pecado, la garanta de nuestro poder para obedecer la ley del cielo.

    Al condescender a tomar sobre s la humanidad, Cristo revel un carcter opuesto al carcter de Satans. Pero se rebaj aun ms en la senda de la humillacin. "Hallado en la condicin como hombre, se humill a s mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz." (Filipenses 2: 8) As como el sumo sacerdote pona a un lado sus magnficas ropas pontificias, y oficiaba en la ropa blanca de lino del sacerdote comn, as tambin Cristo tom forma de siervo, y ofreci sacrificio, siendo l mismo a la vez el sacerdote y la vctima. "El herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre l." (Isaas 53: 5)

    Cristo fue tratado como nosotros n merecemos a fin de que [17] nosotros pudisemos ser tratados como l merece. Fue condenado por nuestros pecados, en los que no haba participado, a fin de que nosotros pudisemos ser justificados por su justicia, en la cual no habamos participado. El sufri la muerte nuestra, a fin de que

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    pudisemos recibir la vida suya. "Por su llaga fuimos nosotros curados." (Isaas 53:5)

    Por su vida y su muerte, Cristo logr aun ms que restaurar lo que el pecado haba arruinado. Era el propsito de Satans conseguir una eterna separacin entre Dios y el hombre; pero en Cristo llegamos a estar ms ntimamente unidos a Dios que si nunca hubisemos pecado. Al tomar nuestra naturaleza, el Salvador se vincul con la humanidad por un vnculo que nunca se ha de romper. A travs de las edades eternas, queda ligado con nosotros. "Porque de tal manera am Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unignito." (Juan 3: 16) Lo dio no slo para que llevase nuestros pecados y muriese como sacrificio nuestro; lo dio a la especie cada. Para asegurarnos los beneficios de su inmutable consejo de paz, Dios dio a su Hijo unignito para que llegase a ser miembro de la familia humana, y retuviese para siempre su naturaleza humana. Tal es la garanta de que Dios cumplir su promesa. "Un nio nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro." Dios adopt la naturaleza humana en la persona de su Hijo, y la llev al ms alto cielo. Es "el Hijo del hombre" quien comparte el trono del universo. Es "el Hijo del hombre " cuyo nombre ser llamado: "Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Prncipe de paz." (Isaas 9: 6) El YO SOY es el Mediador entre Dios y la humanidad, que pone su mano sobre ambos. El que es "santo, inocente, limpio, apartado de los pecadores," no se avergenza de llamarnos hermanos (Hebreos 7: 26; 2: 11). En Cristo, la familia de la tierra y la familia del cielo estn ligadas. Cristo glorificado es nuestro hermano. El cielo est incorporado en la humanidad, y la humanidad, envuelta en el seno del Amor Infinito.

  • 18 EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES

    Acerca de su pueblo, Dios dice: "Sern como piedras de una diadema, relumbrando sobre su tierra. Porque cun grande es su bondad! y cun grande es su hermosura!" (Zacaras 9: 16, 17) La exaltacin de los redimidos ser un testimonio eterno de la misericordia de Dios. "En los siglos venideros," l revelar "la soberana [18] riqueza de su gracia, en su bondad para con nosotros en Jesucristo." "A fin de que . . . sea dado a conocer a las potestades y a las autoridades en las regiones celestiales, la multiforme sabidura de Dios, de conformidad con el propsito eterno que se haba propuesto en Cristo Jess, Seor nuestro." (Efesios 2:7; 3:10, 11)

    Por medio de la obra redentora de Cristo, el gobierno de Dios queda justificado. El Omnipotente es dado a conocer como el Dios de amor. Las acusaciones de Satans quedan refutadas y su carcter desenmascarado. La rebelin no podr nunca volverse a levantar. El pecado no podr nunca volver a entrar en el universo. A travs de las edades eternas, todos estarn seguros contra la apostasa. Por el sacrificio abnegado del amor, los habitantes de la tierra y del cielo quedarn ligados a su Creador con vnculos de unin indisoluble.

    La obra de la redencin estar completa. Donde el pecado abund, sobreabund la gracia de Dios. La tierra misma, el campo que Satans reclama como suyo, ha de quedar no slo redimida sino exaltada. Nuestro pequeo mundo, que es bajo la maldicin del pecado la nica mancha obscura de su gloriosa creacin, ser honrado por encima de todos los dems mundos en el universo de Dios. Aqu, donde el Hijo de Dios habit en forma humana; donde el Rey de gloria vivi, sufri y muri; aqu, cuando renueve todas las cosas, estar el tabernculo de Dios con los hombres, "morar con ellos; y ellos sern su pueblo, y

  • DIOS CON NOSOTROS 19

    el mismo Dios ser su Dios con ellos." Y a travs de las edades sin fin, mientras los redimidos anden en la luz del Seor, le alabarn por su Don inefable: Emmanuel; "Dios con nosotros." [19]

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    CCaappttuulloo 22

    EEll PPuueebblloo EElleeggiiddoo

    DURANTE ms de mil aos, los judos haban esperado la venida del Salvador. En este acontecimiento haban cifrado sus ms gloriosas esperanzas. En cantos y profecas, en los ritos del templo y en las oraciones familiares, haban engastado su nombre. Y sin embargo, cuando vino, no le conocieron. El Amado del cielo fue para ellos como "raz de tierra seca," sin "parecer en l ni hermosura;" y no vieron en l belleza que lo hiciera deseable a sus ojos. "A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron." (Isaas 53: 2; S. Juan 1: 11)

    Sin embargo, Dios haba elegido a Israel. Lo haba llamado para conservar entre los hombres el conocimiento de su ley, as como los smbolos y las profecas que sealaban al Salvador. Deseaba que fuese como fuente de salvacin para el mundo. Como Abrahn en la tierra donde peregrin, Jos en Egipto y Daniel en la corte de Babilonia, haba de ser el pueblo hebreo entre las naciones. Deba revelar a Dios ante los hombres.

    En el llamamiento dirigido a Abrahn, el Seor haba dicho: "Bendecirte he, . . . y sers bendicin, . . . y sern benditas en ti todas las familias de la tierra." (Gnesis 12: 2, 3) La misma enseanza fue repetida por los profetas. Aun despus que Israel haba sido asolado por la guerra y el cautiverio, recibi esta promesa: "Y ser el residuo de Jacob en medio de muchos pueblos, como el roco de Jehov, como las lluvias sobre la hierba, las cuales no

  • EL PUEBLO ELEGIDO 21

    esperan varn, ni aguardan a hijos de hombres. (Miqueas 5: 7) Acerca del templo de Jerusaln, el Seor declar por medio de Isaas: "Mi casa, casa de oracin ser llamada de todos los pueblos." (Isaas 56: 7)

    Pero los israelitas cifraron sus esperanzas en la grandeza mundanal. Desde el tiempo en que entraron en la tierra de Canan, se apartaron de los mandamientos de Dios y siguieron los caminos de los paganos. En vano Dios les mandaba advertencias por sus profetas. En vano sufrieron el castigo de la opresin pagana. A cada reforma segua una apostasa mayor. [20]

    Si los hijos de Israel hubieran sido fieles a Dios, l podra haber logrado su propsito honrndolos y exaltndolos. Si hubiesen andado en los caminos de la obediencia, l los habra ensalzado "sobre todas las naciones que ha hecho, para alabanza y para renombre y para gloria." "Vern todos los pueblos de la tierra dijo Moiss que t eres llamado del nombre de Jehov, y te temern." Las gentes "oirn hablar de todos estos estatutos, y dirn: Ciertamente pueblo sabio y entendido es esta gran nacin." (Deuteronomio 26:19; 28:10; 4: 6) Pero a causa de su infidelidad, el propsito de Dios no pudo realizarse sino por medio de continua adversidad y humillacin.

    Fueron llevados en cautiverio a Babilonia y dispersados por tierras de paganos. En la afliccin, muchos renovaron su fidelidad al pacto con Dios. Mientras colgaban sus arpas de los sauces y lloraban por el santo templo desolado, la luz de la verdad resplandeci por su medio, y el conocimiento de Dios se difundi entre las naciones. Los sistemas paganos de sacrificio eran una perversin del sistema que Dios haba ordenado; y ms de un sincero observador de los ritos paganos aprendi de los hebreos el

  • 22 EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES

    significado del ceremonial divinamente ordenado, y con fe acept la promesa de un Redentor.

    Muchos de los sacerdotes sufrieron persecucin. No pocos perdieron la vida por negarse a violar el sbado y a observar las fiestas paganas. Al levantarse los idlatras para aplastar la verdad, el Seor puso a sus siervos frente a frente con reyes y gobernantes, a fin de que stos y sus pueblos pudiesen recibir la luz. Vez tras vez, los mayores monarcas debieron proclamar la supremaca del Dios a quien adoraban los cautivos hebreos.

    Por el cautiverio babilnico, los israelitas fueron curados eficazmente de la adoracin de las imgenes esculpidas. Durante los siglos que siguieron, sufrieron por la opresin de enemigos paganos, hasta que se arraig en ellos la conviccin de que su prosperidad dependa de su obediencia a la ley de Dios. Pero en el caso de muchos del pueblo la obediencia no era impulsada por el amor. El motivo era egosta. Rendan un servicio externo a Dios como medio de alcanzar la grandeza nacional. No llegaron a ser la luz del mundo, sino que se aislaron del mundo a fin de rehuir la tentacin de la idolatra. En las instrucciones dadas por medio de Moiss, Dios haba [21] impuesto restricciones a su asociacin con los idolatras; pero esta enseanza haba sido falsamente interpretada. Estaba destinada a impedir que ellos se conformasen a las prcticas de los paganos. Pero la usaron para edificar un muro de separacin entre Israel y todas las dems naciones. Los judos consideraban a Jerusaln como su cielo, y sentan verdaderamente celos de que el Seor manifestase misericordia a los gentiles.

    Despus de regresar de Babilonia, dedicaron mucha atencin a la instruccin religiosa. Por todo el pas, se

  • EL PUEBLO ELEGIDO 23

    erigieron sinagogas, en las cuales los sacerdotes y escribas explicaban la ley. Y se establecieron escuelas donde se profesaba ensear los principios de la justicia, juntamente con las artes y las ciencias. Pero estos medios se corrompieron. Durante el cautiverio, muchos del pueblo haban recibido ideas y costumbres paganas, y stas penetraron en su ceremonial religioso. En muchas cosas, se conformaban a las prcticas de los idlatras.

    Al apartarse de Dios, los judos perdieron de vista mucho de lo que enseaba el ritual. Este ritual haba sido instituido por Cristo mismo. En todas sus partes, era un smbolo de l; y haba estado lleno de vitalidad y hermosura espiritual. Pero los judos perdieron la vida espiritual de sus ceremonias, y se aferraron a las formas muertas. Confiaban en los sacrificios y los ritos mismos, en vez de confiar en Aquel a quien stos sealaban. A fin de reemplazar lo que haban perdido, los sacerdotes y rabinos multiplicaron los requerimientos de su invencin; y cuanto ms rgidos se volvan, tanto menos del amor de Dios manifestaban. Medan su santidad por la multitud de sus ceremonias, mientras que su corazn estaba lleno de orgullo e hipocresa.

    Con todas sus minuciosas y gravosas rdenes, era imposible guardar la ley. Los que deseaban servir a Dios, y trataban de observar los preceptos rabnicos, luchaban bajo una pesada carga. No podan hallar descanso de las acusaciones de una conciencia perturbada. As Satans obraba para desalentar al pueblo, para rebajar su concepto del carcter de Dios y para hacer despreciar la fe de Israel. Esperaba demostrar lo que haba sostenido cuando se rebel en el cielo, a saber, que los requerimientos de Dios eran injustos, y no podan ser obedecidos. Aun Israel, declaraba, no guardaba la ley. [22]

  • 24 EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES

    Aunque los judos deseaban el advenimiento del Mesas, no tenan un verdadero concepto de su misin. No buscaban la redencin del pecado, sino la liberacin de los romanos. Esperaban que el Mesas vendra como conquistador, para quebrantar el poder del opresor, y exaltar a Israel al dominio universal. As se iban preparando para rechazar al Salvador.

    En el tiempo del nacimiento de Cristo, la nacin estaba tascando el freno bajo sus amos extranjeros, y la atormentaba la disensin interna. Se les haba permitido a los judos conservar la forma de un gobierno separado; pero nada poda disfrazar el hecho de que estaban bajo el yugo romano, ni avenirlos a la restriccin de su poder. Los romanos reclamaban el derecho de nombrar o remover al sumo sacerdote, y este cargo se consegua con frecuencia por el fraude, el cohecho y aun el homicidio. As el sacerdocio se volva cada vez ms corrompido. Sin embargo, los sacerdotes posean an gran poder y lo empleaban con fines egostas y mercenarios. El pueblo estaba sujeto a sus exigencias despiadadas, y tambin a los gravosos impuestos de los romanos. Este estado de cosas ocasionaba extenso descontento. Los estallidos populares eran frecuentes. La codicia y la violencia, la desconfianza y la apata espiritual, estaban royendo el corazn mismo de la nacin.

    El odio a los romanos y el orgullo nacional y espiritual inducan a los judos a seguir adhirindose rigurosamente a sus formas de culto. Los sacerdotes trataban de mantener una reputacin de santidad atendiendo escrupulosamente a las ceremonias religiosas. El pueblo, en sus tinieblas y opresin, y los gobernantes sedientos de poder anhelaban la venida de Aquel que vencera a sus enemigos y devolvera el reino a Israel. Haban estudiado

  • EL PUEBLO ELEGIDO 25

    las profecas, pero sin percepcin espiritual. As haban pasado por alto aquellos pasajes que sealaban la humillacin de Cristo en su primer advenimiento y aplicaban mal los que hablaban de la gloria de su segunda venida. El orgullo obscureca su visin. Interpretaban las profecas de acuerdo con sus deseos egostas. [23]

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    CCaappttuulloo 33

    EEll CCuummpplliimmiieennttoo ddeell TTiieemmppoo

    "MAS venido el cumplimiento del tiempo, Dios envi a su Hijo, . . . para que redimiese a los que estaban debajo de la ley, a fin de que recibisemos la adopcin de hijos." (Glatas 4:4, 5)

    La venida del Salvador haba sido predicha en el Edn. Cuando Adn y Eva oyeron por primera vez la promesa, esperaban que se cumpliese pronto. Dieron gozosamente la bienvenida a su primognito, esperando que fuese el Libertador. Pero el cumplimiento de la promesa tard. Los que la recibieron primero murieron sin verlo. Desde los das de Enoc, la promesa fue repetida por medio de los patriarcas y los profetas, manteniendo viva la esperanza de su aparicin, y sin embargo no haba venido. La profeca de Daniel revelaba el tiempo de su advenimiento, pero no todos interpretaban correctamente el mensaje. Transcurri un siglo tras otro, y las voces de los profetas cesaron. La mano del opresor pesaba sobre Israel, y muchos estaban listos para exclamar: "Se han prolongado los das, y fracasa toda visin." (Ezequiel 12: 22)

    Pero, como las estrellas en la vasta rbita de su derrotero sealado, los propsitos de Dios no conocen premura ni demora. Por los smbolos de las densas tinieblas y el horno humeante, Dios haba anunciado a Abrahn la servidumbre de Israel en Egipto, y haba declarado que el tiempo de su estada all abarcara cuatrocientos aos. "Despus de esto dijo Dios,

  • EL CUMPLIMIENTO DEL TIEMPO 27

    saldrn con grande riqueza." (Gnesis 15: 14) Y contra esta palabra se empe en vano todo el poder del orgulloso imperio de los faraones. "En el mismo da" sealado por la promesa divina, "salieron todos los ejrcitos de Jehov de la tierra de Egipto." (xodo 12: 41) As tambin fue determinada en el concilio celestial la hora en que Cristo haba de venir; y cuando el gran reloj del tiempo marc aquella hora, Jess naci en Beln.

    "Mas venido el cumplimiento del tiempo, Dios envi a su Hijo." (Glatas 4: 4,5) La Providencia haba dirigido los movimientos de las [24] naciones, as como el flujo y reflujo de impulsos e influencias de origen humano, a tal punto que el mundo estaba maduro para la llegada del Libertador. Las naciones estaban unidas bajo un mismo gobierno. Un idioma se hablaba extensamente y era reconocido por doquiera como la lengua literaria. De todos los pases, los judos dispersos acudan a Jerusaln para asistir a las fiestas anuales, y al volver adonde residan, podan difundir por el mundo las nuevas de la llegada del Mesas.

    En aquel entonces los sistemas paganos estaban perdiendo su poder sobre la gente. Los hombres se hallaban cansados de ceremonias y fbulas. Deseaban con vehemencia una religin que dejase satisfecho el corazn. Aunque la luz de la verdad pareca haberse apartado de los hombres, haba almas que buscaban la luz, llenas de perplejidad y tristeza. Anhelaban conocer al Dios vivo, a fin de tener cierta seguridad de una vida allende la tumba.

    Al apartarse los judos de Dios, la fe se haba empaado y la esperanza casi haba dejado de iluminar lo futuro. Las palabras de los profetas no eran comprendidas. Para las muchedumbres, la muerte era un horrendo misterio; ms

  • 28 EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES

    all todo era incertidumbre y lobreguez. No era slo el lamento de las madres de Beln, sino el clamor del inmenso corazn de la humanidad, el que lleg hasta el profeta a travs de los siglos: la voz oda en Ram, "grande lamentacin, lloro y gemido: Raquel que llora sus hijos; y no quiso ser consolada, porque perecieron." (Mateo 2:18) Los hombres moraban sin consuelo en "regin y sombra de muerte." Con ansia en los ojos, esperaban la llegada del Libertador, cuando se disiparan las tinieblas, y se aclarara el misterio de lo futuro.

    Hubo, fuera de la nacin juda, hombres que predijeron el aparecimiento de un instructor divino. Eran hombres que buscaban la verdad, y a quienes se les haba impartido el Espritu de la inspiracin. Tales maestros se haban levantado uno tras otro como estrellas en un firmamento obscuro, y sus palabras profticas haban encendido esperanzas en el corazn de millares de gentiles.

    Desde haca varios siglos, las Escrituras estaban traducidas al griego, idioma extensamente difundido por todo el imperio romano. Los judos se hallaban dispersos en todas partes; y [25] su espera del Mesas era compartida hasta cierto punto por los gentiles. Entre aquellos a quienes los judos llamaban gentiles, haba hombres que entendan mejor que los maestros de Israel las profecas bblicas concernientes a la venida del Mesas. Algunos le esperaban como libertador del pecado. Los filsofos se esforzaban por estudiar el misterio de la economa hebraica. Pero el fanatismo de los judos estorbaba la difusin de la luz. Resueltos a mantenerse separados de las otras naciones, no estaban dispuestos a impartirles el conocimiento que an posean acerca de los servicios simblicos. Deba venir el verdadero Intrprete. Aquel que fuera prefigurado por todos los smbolos deba

  • EL CUMPLIMIENTO DEL TIEMPO 29

    explicar su significado.

    Dios haba hablado al mundo por medio de la naturaleza, las figuras, los smbolos, los patriarcas y los profetas. Las lecciones deban ser dadas a la humanidad en su propio lenguaje. El Mensajero del pacto deba hablar. Su voz deba orse en su propio templo. Cristo deba venir para pronunciar palabras que pudiesen comprenderse clara y distintamente. El, el Autor de la verdad, deba separar la verdad del tamo de las declaraciones humanas que haban anulado su efecto. Los principios del gobierno de Dios y el plan de redencin deban ser definidos claramente. Las lecciones del Antiguo Testamento deban ser presentadas plenamente a los hombres.

    Quedaban, sin embargo, entre los judos, almas firmes, descendientes de aquel santo linaje por cuyo medio se haba conservado el conocimiento de Dios. Confiaban an en la esperanza de la promesa hecha a los padres. Fortalecan su fe espacindose en la seguridad dada por Moiss: "El Seor vuestro Dios os levantar profeta de vuestros hermanos, como yo; a l oiris en todas las cosas que os hablare." (Hechos 3: 22) Adems, lean que el Seor iba a ungir a Uno para "predicar buenas nuevas a los abatidos," "vendar a los quebrantados de corazn," "publicar libertad a los cautivos" y "promulgar ao de la buena voluntad de Jehov." (Isaas 61: 1, 2) Lean que pondra "en la tierra juicio; y las islas esperarn su ley," como asimismo andaran "las gentes a su luz, y los reyes al resplandor de su nacimiento." (Isaas 42: 4; 60: 3)

    Las palabras que Jacob pronunciara en su lecho de muerte los llenaban de esperanza: "No ser quitadlo el cetro de Jud, y el legislador de entre sus pies, hasta que venga Shiloh." (Gnesis 49: 10) El [26] desfalleciente

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    poder de Israel atestiguaba que se acercaba la llegada del Mesas. La profeca de Daniel describa la gloria de su reinado sobre un imperio que sucedera a todos los reinos terrenales; y, deca el profeta: "Permanecer para siempre. (Daniel 2: 44) Aunque pocos comprendan la naturaleza de la misin de Cristo, era muy difundida la espera de un prncipe poderoso que establecera su reino en Israel, y se presentara a las naciones como libertador.

    El cumplimiento del tiempo haba llegado. La humanidad, cada vez ms degradada por los siglos de transgresin, demandaba la venida del Redentor. Satans haba estado obrando para ahondar y hacer insalvable el abismo entre el cielo y la tierra. Por sus mentiras, haba envalentonado a los hombres en el pecado. Se propona agotar la tolerancia de Dios, y extinguir su amor por el hombre, a fin de que abandonase al mundo a la jurisdiccin satnica.

    Satans estaba tratando de privar a los hombres del conocimiento de Dios, de desviar su atencin del templo de Dios, y establecer su propio reino. Su contienda por la supremaca haba parecido tener casi completo xito. Es cierto que en toda generacin Dios haba tenido sus agentes. Aun entre los paganos, haba hombres por medio de quienes Cristo estaba obrando para elevar el pueblo de su pecado y degradacin. Pero eran despreciados y odiados. A muchos se les haba dado muerte. La obscura sombra que Satans haba echado sobre el mundo se volva cada vez ms densa.

    Mediante el paganismo, Satans haba apartado de Dios a los hombres durante muchos siglos; pero al pervertir la fe de Israel haba obtenido su mayor triunfo. Al contemplar y adorar sus propias concepciones, los

  • EL CUMPLIMIENTO DEL TIEMPO 31

    paganos haban perdido el conocimiento de Dios, y se haban ido corrompiendo cada vez ms. As haba sucedido tambin con Israel. El principio de que el hombre puede salvarse por sus obras, que es fundamento de toda religin pagana, era ya principio de la religin judaica. Satans lo haba implantado; y doquiera se lo adopte, los hombres no tienen defensa contra el pecado.

    El mensaje de la salvacin es comunicado a los hombres por medio de agentes humanos. Pero los judos haban tratado de monopolizar la verdad que es vida eterna. Haban atesorado [27] el man viviente, que se haba trocado en corrupcin. La religin que haban tratado de guardar para s lleg a ser un escndalo. Privaban a Dios de su gloria, y defraudaban al mundo por una falsificacin del Evangelio. Se haban negado a entregarse a Dios para la salvacin del mundo, y llegaron a ser agentes de Satans para su destruccin.

    El pueblo a quien Dios haba llamado para ser columna y base de la verdad, haba llegado a ser representante de Satans. Haca la obra que ste deseaba que hiciese, y segua una conducta que representaba falsamente el carcter de Dios y le haca considerar por el mundo como un tirano. Los mismos sacerdotes que servan en el templo haban perdido de vista el significado del servicio que cumplan. Haban dejado de mirar ms all del smbolo, a lo que significaba. Al presentar las ofrendas de los sacrificios, eran como actores de una pieza de teatro. Los ritos que Dios mismo haba ordenado eran trocados en medios de cegar la mente y endurecer el corazn. Dios no poda hacer ya ms nada para el hombre por medio de ellos. Todo el sistema deba ser desechado.

    El engao del pecado haba llegado a su culminacin. Haban sido puestos en operacin todos los medios de

  • 32 EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES

    depravar las almas de los hombres. El Hijo de Dios, mirando al mundo, contemplaba sufrimiento y miseria. Vea con compasin cmo los hombres haban llegado a ser vctimas de la crueldad satnica. Miraba con piedad a aquellos a quienes se estaba corrompiendo, matando y perdiendo. Haban elegido a un gobernante que los encadenaba como cautivos a su carro. Aturdidos y engaados avanzaban en lbrega procesin hacia la ruina eterna, hacia la muerte en la cual no hay esperanza de vida, hacia la noche que no ha de tener maana. Los agentes satnicos estaban incorporados con los hombres. Los cuerpos de los seres humanos, hechos para ser morada de Dios, haban llegado a ser habitacin de demonios. Los sentidos, los nervios, las pasiones, los rganos de los hombres, eran movidos por agentes sobrenaturales en la complacencia de la concupiscencia ms vil. La misma estampa de los demonios estaba grabada en los rostros de los hombres, que reflejaban la expresin de las legiones del mal que los posean. Fue lo que contempl el Redentor del mundo. Qu espectculo para la Pureza Infinita! [28]

    El pecado haba llegado a ser una ciencia, y el vicio era consagrado como parte de la religin. La rebelin haba hundido sus races en el corazn, y la hostilidad del hombre era muy violenta contra el cielo. Se haba demostrado ante el universo que, separada de Dios, la humanidad no puede ser elevada. Un nuevo elemento de vida y poder tiene que ser impartido por Aquel que hizo el mundo.

    Con intenso inters, los mundos que no haban cado haban mirado para ver a Jehov levantarse y barrer a los habitantes de la tierra. Y si Dios hubiese hecho esto, Satans estaba listo para llevar a cabo su plan de

  • EL CUMPLIMIENTO DEL TIEMPO 33

    asegurarse la obediencia de los seres celestiales. El haba declarado que los principios del gobierno divino hacen imposible el perdn. Si el mundo hubiera sido destruido, habra sostenido que sus acusaciones eran ciertas. Estaba listo para echar la culpa sobre Dios, y extender su rebelin a los mundos superiores. Pero en vez de destruir al mundo, Dios envi a su Hijo para salvarlo. Aunque en todo rincn de la provincia enajenada se notaba corrupcin y desafo, se provey un modo de rescatarla. En el mismo momento de la crisis, cuando Satans pareca estar a punto de triunfar, el Hijo de Dios vino como embajador de la gracia divina. En toda poca y en todo momento, el amor de Dios se haba manifestado en favor de la especie cada. A pesar de la perversidad de los hombres, hubo siempre indicios de misericordia. Y llegada la plenitud del tiempo, la Divinidad se glorific derramando sobre el mundo tal efusin de gracia sanadora, que no se interrumpira hasta que se cumpliese el plan de salvacin.

    Satans se estaba regocijando de que haba logrado degradar la imagen de Dios en la humanidad. Entonces vino Jess a restaurar en el hombre la imagen de su Hacedor. Nadie, excepto Cristo, puede amoldar de nuevo el carcter que ha sido arruinado por el pecado. El vino para expulsar a los demonios que haban dominado la voluntad. Vino para levantarnos del polvo, para rehacer segn el modelo divino el carcter que haba sido mancillado, para hermosearlo con su propia gloria. [29]

  • 34

    CCaappttuulloo 44

    UUnn SSaallvvaaddoorr ooss eess NNaacciiddoo **

    EL REY de gloria se rebaj a revestirse de humanidad. Tosco y repelente fue el ambiente que le rode en la tierra. Su gloria se vel para que la majestad de su persona no fuese objeto de atraccin. Rehuy toda ostentacin externa. Las riquezas, la honra mundanal y la grandeza humana no pueden salvar a una sola alma de la muerte; Jess se propuso que ningn halago de ndole terrenal atrajera a los hombres a su lado. nicamente la belleza de la verdad celestial deba atraer a quienes le siguiesen. El carcter del Mesas haba sido predicho desde mucho antes en la profeca, y l deseaba que los hombres le aceptasen por el testimonio de la Palabra divina.

    Los ngeles se haban maravillado del glorioso plan de redencin. Con atencin miraban cmo el pueblo de Dios iba a recibir a su Hijo, revestido con el manto de la humanidad. Vinieron los ngeles a la tierra del pueblo elegido. Las otras naciones crean en fbulas y adoraban falsos dioses. Pero los ngeles fueron a la tierra donde la gloria de Dios se haba revelado y haba resplandecido la luz de la profeca. Vinieron sin ser vistos a Jerusaln, se acercaron a los que deban exponer los Sagrados Orculos, a los ministros de la casa de Dios. Ya haba sido anunciada al sacerdote Zacaras la proximidad de la venida de Cristo, mientras serva ante el altar. Ya haba nacido el precursor, y su misin estaba corroborada por

    *

    Este captulo est basado en Lucas 2 : 1-20.

  • UN SALVADOR OS ES NACIDO 35

    milagros y profecas. Haban cundido las nuevas de su nacimiento y del maravilloso significado de su misin. Y sin embargo, Jerusaln no se preparaba para dar la bienvenida a su Redentor.

    Los mensajeros celestiales contemplaban con asombro la indiferencia de aquel pueblo a quien Dios llamara a comunicar al mundo la luz de la verdad sagrada. La nacin juda haba sido conservada como testigo de que Cristo haba de nacer de la simiente de Abrahn y del linaje de David; y sin embargo, no saba que su venida se acercaba. En el templo, el sacrificio [30] matutino y el vespertino sealaban diariamente al Cordero de Dios; sin embargo, ni aun all se haban hecho los preparativos para recibirle. Los sacerdotes y maestros de la nacin no saban que estaba por acontecer el mayor suceso de los siglos. Repetan sus rezos sin sentido y ejecutaban los ritos del culto para ser vistos de los hombres, pero en su lucha para obtener riquezas y honra mundanal, no estaban preparados para la revelacin del Mesas. Y la misma indiferencia reinaba en toda la tierra de Israel. Los corazones egostas y amantes del mundo no se conmovan por el gozo que embargaba a todo el cielo. Slo unos pocos anhelaban ver al Invisible. A los tales fue enviada la embajada celestial.

    Hubo ngeles que acompaaron a Jos y Mara en su viaje de Nazaret a la ciudad de David. El edicto de la Roma imperial para empadronar a los pueblos de sus vastos dominios alcanz hasta los moradores de las colinas de Galilea. Como antao Ciro fue llamado al trono del imperio universal para que libertase a los cautivos de Jehov, as tambin Augusto Csar hubo de cumplir el propsito de Dios de traer a la madre de Jess a Beln. Ella era del linaje de David; y el Hijo de David deba nacer en la ciudad

  • 36 EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES

    de David. De Beln, haba dicho el profeta, "saldr el que ser Seor en Israel; cuya procedencia es desde el principio, desde los das de la eternidad." (Miqueas 5: 2) Pero Jos y Mara no fueron reconocidos ni honrados en la ciudad de su linaje real. Cansados y sin hogar, siguieron en toda su longitud la estrecha calle, desde la puerta de la ciudad hasta el extremo oriental, buscando en vano un lugar donde pasar la noche. No haba sitio para ellos en la atestada posada. Por fin, hallaron refugio en un tosco edificio que daba albergue a las bestias, y all naci el Redentor del mundo.

    Sin que lo supieran los hombres, las nuevas llenaron el cielo de regocijo. Los seres santos del mundo de luz se sintieron atrados hacia la tierra por un inters ms profundo y tierno. El mundo entero qued ms resplandeciente por la presencia del Redentor. Sobre los collados de Beln se reunieron innumerables ngeles a la espera de una seal para declarar las gratas nuevas al mundo. Si los dirigentes de Israel hubieran sido fieles, podran haber compartido el gozo de anunciar el nacimiento de Jess. Pero hubo que pasarlos por alto. [31]

    Dios declar: "Derramar aguas sobre el secadal, y ros sobre la tierra rida." "Resplandeci en las tinieblas luz a los rectos." (Isaas 44: 3; Salmo 112: 4) Para los que busquen la luz, y la acepten con alegra, brillarn los esplendentes rayos del trono de Dios.

    En los campos donde el joven David apacentara sus rebaos, haba todava pastores que velaban. Durante las silenciosas horas de la noche, hablaban del Salvador prometido, y oraban por la venida del Rey al trono de David. "Y he aqu el ngel del Seor vino sobre ellos, y la claridad de Dios los cerc de resplandor; y tuvieron gran

  • UN SALVADOR OS ES NACIDO 37

    temor. Mas el ngel les dijo: No temis; porque he aqu os doy nuevas de gran gozo, que ser para todo el pueblo: Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Seor."

    Al or estas palabras, las mentes de los atentos pastores se llenaron de visiones gloriosas. El Libertador haba nacido en Israel! Con su llegada, se asociaban el poder, la exaltacin, el triunfo. Pero el ngel deba prepararlos para reconocer a su Salvador en la pobreza y humillacin. "Esto os ser por seal les dijo: hallaris al nio envuelto en paales, echado en un pesebre."

    El mensajero celestial haba calmado sus temores. Les haba dicho cmo hallar a Jess. Con tierna consideracin por su debilidad humana, les haba dado tiempo para acostumbrarse al resplandor divino. Luego el gozo y la gloria no pudieron ya mantenerse ocultos. Toda la llanura qued iluminada por el resplandor de las huestes divinas. La tierra enmudeci, y el cielo se inclin para escuchar el canto:

    "Gloria en las alturas a Dios, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres."

    Ojal la humanidad pudiese reconocer hoy aquel canto! La declaracin hecha entonces, la nota pulsada, ir ampliando sus ecos hasta el fin del tiempo, y repercutir hasta los ltimos confines de la tierra. Cuando el Sol de justicia salga, con sanidad en sus alas, aquel himno ser repetido por la voz de una gran multitud, como la voz de muchas aguas, diciendo: "Aleluya: porque rein el Seor nuestro Dios Todopoderoso." (Apocalipsis 19: 6)

    Al desaparecer los ngeles, la luz se disip, y las tinieblas volvieron a invadir las colinas de Beln. Pero en la

  • 38 EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES

    memoria de los pastores qued el cuadro ms resplandeciente que hayan [32] contemplado los ojos humanos. "Y aconteci que como los ngeles se fueron de ellos al cielo, los pastores dijeron los unos a los otros: Pasemos pues hasta Bethlehem, y veamos esto que ha sucedido, que el Seor nos ha manifestado. Y vinieron aprisa, y hallaron a Mara, y a Jos, y al nio acostado en el pesebre."

    Con gran gozo salieron y dieron a conocer cuanto haban visto y odo. "Y todos los que oyeron, se maravillaban de lo que los pastores les decan. Mas Mara guardaba todas estas cosas, confirindolas en su corazn. Y se volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios."

    El cielo y la tierra no estn ms alejados hoy que cuando los pastores oyeron el canto de los ngeles. La humanidad sigue hoy siendo objeto de la solicitud celestial tanto como cuando los hombres comunes, de ocupaciones ordinarias, se encontraban con los ngeles al medioda, y hablaban con los mensajeros celestiales en las vias y los campos. Mientras recorremos las sendas humildes de la vida, el cielo puede estar muy cerca de nosotros. Los ngeles de los atrios celestes acompaarn los pasos de aquellos que vayan y vengan a la orden de Dios.

    La historia de Beln es un tema inagotable. En ella se oculta la "profundidad de las riquezas de la sabidura y de la ciencia de Dios." (Romanos 11: 33) Nos asombra el sacrificio realizado por el Salvador al trocar el trono del cielo por el pesebre, y la compaa de los ngeles que le adoraban por la de las bestias del establo. La presuncin y el orgullo humanos quedan reprendidos en su presencia. Sin embargo, aquello no fue sino el comienzo de su maravillosa condescendencia. Habra sido una humillacin

  • UN SALVADOR OS ES NACIDO 39

    casi infinita para el Hijo de Dios revestirse de la naturaleza humana, aun cuando Adn posea la inocencia del Edn. Pero Jess acept la humanidad cuando la especie se hallaba debilitada por cuatro mil aos de pecado. Como cualquier hijo de Adn, acept los efectos de la gran ley de la herencia. Y la historia de sus antepasados terrenales demuestra cules eran aquellos efectos. Mas l vino con una herencia tal para compartir nuestras penas y tentaciones, y darnos el ejemplo de una vida sin pecado.

    En el cielo, Satans haba odiado a Cristo por la posicin que ocupara en las cortes de Dios. Le odi aun ms cuando se vio destronado. Odiaba a Aquel que se haba comprometido a [33] redimir a una raza de pecadores. Sin embargo, a ese mundo donde Satans pretenda dominar, permiti Dios que bajase su Hijo, como nio impotente, sujeto a la debilidad humana. Le dej arrostrar los peligros de la vida en comn con toda alma humana, pelear la batalla como la debe pelear cada hijo de la familia humana, aun a riesgo de sufrir la derrota y la prdida eterna.

    El corazn del padre humano se conmueve por su hijo. Mientras mira el semblante de su hijito, tiembla al pensar en los peligros de la vida. Anhela escudarlo del poder de Satans, evitarle las tentaciones y los conflictos. Mas Dios entreg a su Hijo unignito para que hiciese frente a un conflicto ms acerbo y a un riesgo ms espantoso, a fin de que la senda de la vida fuese asegurada para nuestros pequeuelos. "En esto consiste el amor." Maravillaos, oh cielos! Asmbrate, oh tierra! [34]

  • 40

    CCaappttuulloo 55

    LLaa DDeeddiiccaacciinn **

    COMO cuarenta das despus del nacimiento de Jess, Jos y Mara le llevaron a Jerusaln, para presentarle al Seor y ofrecer sacrificio. Ello estaba de acuerdo con la ley judaica, y como substituto del hombre, Jess deba conformarse a la ley en todo detalle. Ya haba sido sometido al rito de la circuncisin, en seal de su obediencia a la ley.

    Como ofrenda a favor de la madre, la ley exiga un cordero de un ao como holocausto, y un pichn de paloma como ofrenda por el pecado. Pero la ley estatua que si los padres eran demasiado pobres para traer un cordero, poda aceptarse un par de trtolas o de pichones de palomas, uno para holocausto y el otro como ofrenda por el pecado.

    Las ofrendas presentadas al Seor deban ser sin mcula. Estas ofrendas representaban a Cristo, y por ello es evidente que Jess mismo estaba exento de toda deformidad fsica. Era el "cordero sin mancha y sin contaminacin. (1 Pedro 1: 19) Su organismo fsico no era afeado por defecto alguno; su cuerpo era sano y fuerte. Y durante toda su vida vivi en conformidad con las leyes de la naturaleza. Tanto fsica como espiritualmente, era un ejemplo de lo que Dios quera que fuese toda la humanidad mediante la obediencia a sus leyes.

    *

    Este captulo est basado en Lucas 2: 21-38.

  • LA DEDICACIN 41

    La dedicacin de los primognitos se remontaba a los primeros tiempos. Dios haba prometido el Primognito del cielo para salvar al pecador. Este don deba ser reconocido en toda familia por la consagracin del primer hijo. Haba de ser dedicado al sacerdocio, como representante de Cristo entre los hombres.

    Cuando Israel fue librado de Egipto, la dedicacin de los primognitos fue ordenada de nuevo. Mientras los hijos de Israel servan a los egipcios, el Seor indic a Moiss que fuera al rey de Egipto y le dijera: "Jehov ha dicho as: Israel es mi hijo, mi primognito. Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo [35] para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir: he aqu yo voy a matar a tu hijo, tu primognito." (xodo 4: 22, 23)

    Moiss dio su mensaje; pero la respuesta del orgulloso monarca fue: "Quin es Jehov, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehov, ni tampoco dejar ir a Israel." (xodo 5: 2) Jehov obr en favor de su pueblo mediante seales y prodigios, y envi terribles juicios sobre el faran. Por fin el ngel destructor recibi la orden de matar a los primognitos de hombres y animales de entre los egipcios. A fin de que fuesen perdonados, los israelitas recibieron la indicacin de rociar sus dinteles con la sangre de un cordero inmolado. Cada casa haba de ser sealada, a fin de que cuando pasase el ngel en su misin de muerte, omitiera los hogares de los israelitas.

    Despus de enviar este castigo sobre Egipto, Jehov dijo a Moiss: "Santifcame todo primognito, . . . as de los hombres como de los animales: mo es." "Porque . . . desde el da que yo mat todos los primognitos en la tierra de Egipto, yo santifiqu a m todos los primognitos en Israel, as de hombres como de animales: mos sern: Yo Jehov." (xodo 13: 2; Nmeros 3: 13) Una vez

  • 42 EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES

    establecido el servicio del tabernculo, el Seor eligi a la tribu de Lev en lugar de los primognitos de todo Israel, para que sirviese en su santuario. Pero deba seguir considerndose a los primognitos como propiedad del Seor, y deban ser redimidos por rescate.

    As que la ley de presentar a los primognitos era muy significativa. Al par que conmemoraba el maravilloso libramiento de los hijos de Israel por el Seor, prefiguraba una liberacin mayor que realizara el unignito Hijo de Dios. As como la sangre rociada sobre los dinteles haba salvado a los primognitos de Israel, tiene la sangre de Cristo poder para salvar al mundo.

    Cunto significado tena, pues, la presentacin de Cristo! Mas el sacerdote no vio a travs del velo; no ley el misterio que encubra. La presentacin de los nios era escena comn. Da tras da, el sacerdote reciba el precio del rescate al ser presentados los nios a Jehov. Da tras da cumpla con la rutina de su trabajo, casi sin prestar atencin a padres o nios, a menos que notase algn indicio de riqueza o de alta posicin social en los padres. Jos y Mara eran pobres; y cuando [36] vinieron con el nio, el sacerdote no vio sino a un hombre y una mujer vestidos como los galileos, y con las ropas ms humildes. No haba en su aspecto nada que atrajese la atencin, y presentaban tan slo la ofrenda de las clases ms pobres.

    El sacerdote cumpli la ceremonia oficial. Tom al nio en sus brazos, y le sostuvo delante del altar. Despus de devolverlo a su madre, inscribi el nombre "Jess" en el rollo de los primognitos. No sospech, al tener al niito en sus brazos, que se trataba de la Majestad del Cielo, el Rey de Gloria. No pens que ese nio era Aquel de quien Moiss escribiera: "El Seor vuestro Dios os levantar

  • LA DEDICACIN 43

    profeta de vuestros hermanos, como yo; a l oiris en todas las cosas que os hablare." (Hechos 3: 22) No pens que ese nio era Aquel cuya gloria Moiss haba pedido ver. Pero el que estaba en los brazos del sacerdote era mayor que Moiss; y cuando dicho sacerdote registr el nombre del nio, registr el nombre del que era el fundamento de toda la economa judaica. Este nombre haba de ser su sentencia de muerte; pues el sistema de sacrificios y ofrendas envejeca; el tipo haba llegado casi a su prototipo, la sombra a su substancia.

    La presencia visible de Dios se haba apartado del santuario, mas en el nio de Beln estaba velada la gloria ante la cual los ngeles se postran. Este nio inconsciente era la Simiente prometida, sealada por el primer altar erigido ante la puerta del Edn. Era Shiloh, el pacificador. Era Aquel que se presentara a Moiss como el YO SOY. Era Aquel que, en la columna de nube y de fuego, haba guiado a Israel. Era Aquel, que de antiguo predijeran los videntes. Era el Deseado de todas las gentes, la Raz, la Posteridad de David, la brillante Estrella de la Maana. El nombre de aquel niito impotente, inscrito en el registro de Israel como Hermano nuestro, era la esperanza de la humanidad cada. El nio por quien se pagara el rescate era Aquel que haba de pagar la redencin de los pecados del mundo entero. Era el verdadero "gran sacerdote sobre la casa de Dios," la cabeza de "un sacerdocio inmutable," el intercesor "a la diestra de la Majestad en las alturas." (Hebreos 10: 21; 7: 24; 1: 3)

    Las cosas espirituales se disciernen espiritualmente. En el templo, el Hijo de Dios fue dedicado a la obra que haba venido a hacer. El sacerdote le mir como a cualquier otro nio. Pero aunque l no vio ni sinti nada inslito, el acto de [37] Dios al dar a su Hijo al mundo no pas inadvertido.

  • 44 EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES

    Esta ocasin no pas sin algn reconocimiento del Cristo. "Haba un hombre en Jerusalem, llamado Simen, y este hombre, justo y po, esperaba la consolacin de Israel: y el Espritu Santo era sobre l. Y haba recibido respuesta del Espritu Santo, que no vera la muerte antes que viese al Cristo del Seor."

    Al entrar Simen en el templo, vio a una familia que presentaba su primognito al sacerdote. Su aspecto indicaba pobreza; pero Simen comprendi las advertencias del Espritu, y tuvo la profunda impresin de que el nio presentado al Seor era la Consolacin de Israel, Aquel a quien tanto haba deseado ver. Para el sacerdote asombrado, Simen era un hombre arrobado en xtasis. El nio haba sido devuelto a Mara, y l lo tom en sus brazos y lo present a Dios, mientras que inundaba su alma un gozo que nunca sinti antes. Mientras elevaba al Nio Salvador hacia el cielo, exclam: "Ahora despides, Seor, a tu siervo, conforme a tu palabra, en paz; porque han visto mis ojos tu salvacin, la cual has aparejado en presencia de todos los pueblos; luz para ser revelada a los Gentiles, y la gloria de tu pueblo Israel."

    El espritu de profeca estaba sobre este hombre de Dios, y mientras que Jos y Mara permanecan all, admirados de sus palabras, los bendijo, y dijo a Mara: "He aqu, ste es puesto para cada y para levantamiento de muchos en Israel; y para seal a la que ser contradicho [blanco de contradiccin, V. M.]; y una espada traspasar tu alma de ti misma, para que sean manifestados los pensamientos de muchos corazones."

    Tambin Ana la profetisa vino y confirm el testimonio de Simen acerca de Cristo. Mientras hablaba Simen, el rostro de ella se ilumin con la gloria de Dios, y expres su

  • LA DEDICACIN 45

    sentido agradecimiento por habrsele permitido contemplar a Cristo el Seor.

    Estos humildes adoradores no haban estudiado las profecas en vano. Pero los que ocupaban los puestos de gobernantes y sacerdotes en Israel, aunque haban tenido delante de s los preciosos orculos profticos, no andaban en el camino del Seor, y sus ojos no estaban abiertos para contemplar la Luz de la vida. [38]

    As sucede todava. Pasan inadvertidos para los dirigentes religiosos y para los que adoran en la casa de Dios, acontecimientos en los cuales se concentra la atencin de todo el cielo. Los hombres reconocen a Cristo en la historia mientras se apartan del Cristo viviente. El Cristo que en su Palabra invita a la abnegacin, el que est en los pobres y dolientes que suplican ayuda, en la causa justa que entraa pobreza, trabajos y oprobio, no es recibido ms vidamente hoy que hace mil ochocientos aos.

    Mara reflexion en la amplia y profunda profeca de Simen. Mientras miraba al nio que tena en sus brazos, y recordaba las palabras de los pastores de Beln, rebosaba de gozo agradecido y alegre esperanza. Las palabras de Simen le recordaban las declaraciones profticas de Isaas: "Saldr una vara del tronco de Isa, y un vstago retoar de sus races. Y reposar sobre l el espritu de Jehov; espritu de sabidura y de inteligencia, espritu de consejo y de fortaleza, espritu de conocimiento y de temor de Jehov.... Y ser la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceidor de sus riones." "El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz: los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeci sobre ellos.... Porque un nio nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro: y llamarse su nombre Admirable,

  • 46 EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES

    Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Prncipe de paz." (Isaas 11: 1-5; 9: 2-6)

    Sin embargo, Mara no entenda la misin de Cristo. En su profeca, Simen lo haba denominado luz que iba a ser revelada a los gentiles, y gloria de Israel. As tambin los ngeles haban anunciado el nacimiento de Cristo como nuevas de gozo para todos los pueblos. Dios estaba tratando de corregir el estrecho concepto de los judos respecto de la obra del Mesas. Deseaba que le contemplasen, no slo como el libertador de Israel, sino como Redentor del mundo. Pero deban transcurrir muchos aos antes de que la madre de Jess comprendiese la misin de l.

    Mara esperaba el reinado del Mesas en el trono de David, pero no vea el bautismo de sufrimiento por cuyo medio deba ganarlo. Simen revel el hecho de que el Mesas no iba a encontrar una senda expedita por el mundo. En las palabras dirigidas a Mara: "Una espada traspasar tu alma," Dios, en [39] su misericordia, dio a conocer a la madre de Jess la angustia que por l ya haba empezado a sufrir.

    "He aqu haba dicho Simen, ste es puesto para cada y para levantamiento de muchos en Israel; y para seal a la que ser contradicho." Deben caer los que quieren volverse a levantar. Debemos caer sobre la Roca y ser quebrantados, antes que podamos ser levantados en Cristo. El yo debe ser destronado, el orgullo debe ser humillado, si queremos conocer la gloria del reino espiritual. Los judos no queran aceptar la honra que se alcanza por la humillacin. Por lo tanto, no quisieron recibir a su Redentor. Fue una seal contradicha.

  • LA DEDICACIN 47

    "Para que sean manifestados los pensamientos de muchos corazones." A la luz de la vida del Salvador, el corazn de cada uno, aun desde el Creador hasta el prncipe de las tinieblas, ser revelado. Satans presentaba a Dios como un ser egosta y opresor, que lo peda todo y no daba nada, que exiga el servicio de sus criaturas para su propia gloria, sin hacer ningn sacrificio para su bien. Pero el don de Cristo revela el corazn del Padre. Testifica que los pensamientos de Dios hacia nosotros son "pensamientos de paz, y no de mal." (Jeremas 29: 11) Declara que aunque el odio que Dios siente por el pecado es tan fuerte como la muerte, su amor hacia el pecador es ms fuerte que la muerte. Habiendo emprendido nuestra redencin, no escatimar nada, por mucho que le cueste, de lo que sea necesario para la terminacin de su obra. No se retiene ninguna verdad esencial para nuestra salvacin, no se omite ningn milagro de misericordia, no se deja sin empleo ningn agente divino. Se acumula un favor sobre otro, una ddiva sobre otra. Todo el tesoro del cielo est abierto a aquellos a quienes l trata de salvar. Habiendo reunido las riquezas del universo, y abierto los recursos de la potencia infinita, lo entrega todo en las manos de Cristo y dice: Todas estas cosas son para el hombre. salas para convencerlo de que no hay mayor amor que el mo en la tierra o en el cielo. Amndome hallar su mayor felicidad.

    En la cruz del Calvario, el amor y el egosmo se encontraron frente a frente. All fue hecha su manifestacin culminante. Cristo haba vivido tan slo para consolar y bendecir, y al darle muerte, Satans manifest la perversidad de su odio contra Dios. Hizo evidente que el propsito verdadero de su rebelin [40] era destronar a Dios, y destruir a Aquel por quien el amor de Dios se manifestaba.

  • 48 EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES

    Por la vida y la muerte de Cristo, los pensamientos de los hombres son puestos en evidencia. Desde el pesebre hasta la cruz, la vida de Jess fue una vocacin de entrega de s mismo, y de participacin en los sufrimientos. Revel los propsitos de los hombres. Jess vino con la verdad del cielo, y todos los que escucharon la voz del Espritu Santo fueron atrados a l. Los que se adoraban a s mismos pertenecan al reino de Satans. En su actitud hacia Cristo, todos iban a demostrar en qu lado estaban. Y as cada uno pronuncia juicio sobre s mismo.

    En el da del juicio final, cada alma perdida comprender la naturaleza de su propio rechazamiento de la verdad. Se presentar la cruz y toda mente que fue cegada por la transgresin ver su verdadero significado. Ante la visin del Calvario con su Vctima misteriosa, los pecadores quedarn condenados. Toda excusa mentirosa quedar anulada. La apostasa humana aparecer en su odioso carcter. Los hombres vern lo que fue su eleccin. Toda cuestin de verdad y error en la larga controversia quedar entonces aclarada. A juicio del universo, Dios quedar libre de toda culpa por la existencia o continuacin del mal. Se demostrar que los decretos divinos no son accesorios al pecado. No haba defecto en el gobierno de Dios, ni causa de desafecto. Cuando los pensamientos de todos los corazones sean revelados, tanto los leales como los rebeldes se unirn para declarar: "Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. Quin no te temer, oh Seor, y engrandecer tu nombre? . . . Porque tus juicios son manifestados." (Apocalipsis 15: 3, 4) [41]

  • 49

    CCaappttuulloo 66

    SSuu EEssttrreellllaa HHeemmooss VViissttoo **

    "Y COMO fue nacido Jess en Bethlehem de Judea en das del rey Herodes, he aqu unos magos vinieron del oriente a Jerusalem, diciendo: Dnde est el Rey de los Judos, que ha nacido? porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle."

    Los magos del Oriente eran filsofos. Pertenecan a la clase numerosa e influyente, que inclua hombres de noble alcurnia y posea gran parte de las riquezas y del saber de su nacin. Entre ellos haba muchos que explotaban la credulidad del pueblo. Otros eran hombres rectos que estudiaban las manifestaciones de la Providencia en la naturaleza, y eran honrados por su integridad y sabidura. De este carcter eran los magos que vinieron a Jess.

    La luz de Dios est siempre resplandeciendo aun en medio de las tinieblas del paganismo. Mientras estos magos estudiaban los cielos tachonados de estrellas, y trataban de escudriar el oculto misterio de sus brillantes derroteros, contemplaban la gloria del Creador. Buscando un conocimiento ms claro, se dirigieron a las Escrituras hebreas. En su propia tierra, se conservaban escritos profticos que predecan la llegada de un maestro divino. Balaam era uno de esos magos, aunque fuera en un tiempo profeta de Dios; por el Espritu Santo haba predicho la prosperidad de Israel y la aparicin del Mesas;

    *

    Este captulo est basado en Mateo 2.

  • 50 EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES

    y sus profecas se haban transmitido por la tradicin de siglo en siglo. Pero en el Antiguo Testamento, el advenimiento del Salvador se revelaba ms claramente. Con gozo supieron los magos que su venida se acercaba, y que todo el mundo iba a quedar lleno del conocimiento de la gloria de Jehov.

    Los magos haban visto una luz misteriosa en los cielos la noche en que la gloria de Dios inund las colinas de Beln. Al desvanecerse la luz, apareci una estrella luminosa que permaneci en los cielos. No era una estrella fija ni un planeta, [42] y el fenmeno excit el mayor inters. Esa estrella era un distante grupo de resplandecientes ngeles, pero los sabios lo ignoraban. Sin embargo, tenan la impresin de que la estrella era de especial importancia para ellos. Consultaron a los sacerdotes y filsofos, y examinaron los rollos de los antiguos anales. La profeca de Balaam declaraba: "Saldr estrella de Jacob, y levantarse cetro de Israel. (Nmeros 24: 17) Podra haber sido enviada esta extraa estrella como precursora del Prometido? Los magos haban recibido con gratitud la luz de la verdad enviada por el cielo; ahora esa luz se derramaba sobre ellos en rayos ms brillantes. En sueos, recibieron la indicacin de ir en busca del Prncipe recin nacido.

    As como por la fe Abrahn sali al llamamiento de Dios, "sin saber dnde iba;" (Hebreos 11: 8) as como por la fe Israel sigui la columna de nube hasta la tierra prometida, estos gentiles salieron para hallar al Salvador prometido. En el Oriente abundaban las cosas preciosas, y los magos no salieron con las manos vacas. Era costumbre ofrecer presentes como acto de homenaje a los prncipes u otros personajes encumbrados, y los magos llevaron los ms ricos dones de su tierra como ofrenda a Aquel en quien

  • SU ESTRELLA HEMOS VISTO 51

    todas las familias de la tierra iban a ser bendecidas. Era necesario viajar de noche a fin de poder ver la estrella; pero los viajeros pasaban el tiempo repitiendo sus dichos tradicionales y orculos profticos relativos a Aquel a quien buscaban. En cada descanso, escudriaban las profecas; y se afirmaba en ellos la conviccin de que eran guiados divinamente. Mientras tenan la estrella por delante como seal externa, tenan tambin la evidencia interna del Espritu Santo que estaba impresionando sus corazones, y les inspiraba esperanza. El viaje, aunque largo, fue para ellos muy feliz.

    Cuando llegaron a la tierra de Israel, y mientras bajaban del monte de las Olivas, teniendo a Jerusaln a la vista, he aqu que la estrella que los haba guiado durante todo el camino se detuvo sobre el templo, y despus de un momento desapareci de su vista. Con avidez aceleraron el paso, esperando con toda confianza que el nacimiento del Mesas sera el motivo de toda conversacin. Pero preguntaron en vano al respecto. Entrando en la ciudad santa, se dirigieron hacia el templo. Para su [43] gran asombro, no encontraron all nadie que pareciese saber nada del recin nacido Rey. Sus preguntas no provocaban expresiones de gozo, sino ms bien de sorpresa y temor, y hasta de desprecio.

    Los sacerdotes repetan tradiciones, Hacan alarde de su religin y de su piedad personal, mientras denunciaban a los griegos y romanos como paganos, y ms pecadores que los dems. Los magos no eran idlatras, y a la vista de Dios ocupaban una posicin mucho ms elevada que aquellos que profesaban adorarle; y sin embargo, los judos los consideraban paganos. Aun entre aquellos que fueron designados guardianes de los Santos Orculos, sus vidas preguntas no despertaron simpata.

  • 52 EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES

    La noticia de la llegada de los magos cundi rpidamente por toda Jerusaln. Su extraa misin cre agitacin entre el pueblo, agitacin que penetr hasta en el palacio del rey Herodes. El astuto idumeo qued perturbado por la insinuacin de que pudiese tener un rival. Innumerables crmenes haban manchado el camino de su ascensin al trono. Por ser de sangre extranjera, era odiado por el pueblo sobre el cual reinaba. Su nica seguridad estribaba en el favor de Roma. Pero este nuevo prncipe tena un derecho superior. Haba nacido para el reino.

    Herodes temi que los sacerdotes estuviesen maquinando con los extranjeros para excitar un tumulto popular que lo destronase. Sin embargo, ocult su desconfianza, resuelto a hacer abortar sus planes por una astucia superior. Reuniendo a los prncipes de los sacerdotes y escribas, los interrog acerca de lo que enseaban sus libros sagrados con respecto al lugar en que haba de nacer el Mesas.

    Esta investigacin del que usurpara el trono, hecha a peticin de unos extranjeros, hiri el orgullo de los maestros judos. La indiferencia con que se refirieron a los rollos de la profeca air al celoso tirano. Pens que estaban tratando de ocultarle su conocimiento del asunto. Con una autoridad que no se atrevan a despreciar, les orden que escudriasen atentamente y le declarasen el lugar donde deba nacer el Rey que esperaban. "Y ellos le dijeron: En Bethlehem de Judea; porque as est escrito por el profeta: [44]

    "Y t, Bethlehem, de tierra de Jud, no eres muy pequea entre los prncipes de Jud; porque de ti saldr un guiador, que apacentar a mi pueblo Israel." (Mateo 2:

  • SU ESTRELLA HEMOS VISTO 53

    6) Herodes invit entonces a los magos a entrevistarse

    privadamente con l. Dentro de su corazn, ruga una tempestad de ira y temor, pero conservaba un exterior sereno, y recibi cortsmente a los extranjeros. Indag acerca del tiempo en que les haba aparecido la estrella, y simul saludar con gozo la indicacin del nacimiento de Cristo. Dijo a sus visitantes: "Andad all, y preguntad con diligencia por el nio; y despus que le hallareis, hacdmelo saber, para que yo tambin vaya y le adore." Y as diciendo, los despidi para que fuesen a Beln.

    Los sacerdotes y ancianos de Jerusaln no eran tan ignorantes acerca del nacimiento de Cristo como aparentaban. El informe de la visita de los ngeles a los pastores haba sido llevado a Jerusaln, pero los rabinos lo haban considerado indigno de su atencin. Ellos podran haber encontrado a Jess, y haber estado listos para conducir a los magos al lugar donde naciera; pero en vez de ello, los sabios vinieron a llamarles la atencin al nacimiento del Mesas. "Dnde est el Rey de los Judos que ha nacido? dijeron; porque su estrella hemos visto en el orientes y venimos a adorarle."

    Entonces el orgullo y la envidia cerraron la puerta a la luz. Si los informes trados por los pastores y los magos haban de ser aceptados, eso colocaba a los sacerdotes y rabinos en una posicin poco envidiable, pues desmenta su pretensin de ser exponentes de la verdad de Dios. Esos sabios maestros no queran rebajarse a recibir instrucciones de aquellos a quienes llamaban paganos. No poda ser, razonaban, que Dios los hubiera pasado por alto para comunicarse con pastores ignorantes y gentiles incircuncisos. Resolvieron demostrar su desprecio por los informes que agitaban al rey Herodes y a toda Jerusaln.

  • 54 EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES

    Ni aun quisieron ir a Beln para ver si esas cosas eran as. E indujeron al pueblo a considerar el inters en Jess como una excitacin fantica. As empezaron a rechazar a Cristo los sacerdotes y rabinos. Desde entonces, su orgullo y terquedad fueron en aumento hasta transformarse en odio arraigado contra el Salvador. Mientras Dios estaba [45] abriendo la puerta a los gentiles, los dirigentes judos se la estaban cerrando a s mismos.

    Los magos salieron solos de Jerusaln. Las sombras de la noche iban cayendo cuando pasaron por las puertas, pero para gran gozo suyo volvieron a ver la estrella, y ella los encamin hacia Beln. Ellos no haban recibido ninguna indicacin del humilde estado de Jess, como la que haba sido dada a los pastores. Despus del largo viaje, se quedaron desilusionados por la indiferencia de los dirigentes judos, y haban salido de Jerusaln con menos confianza que cuando entraron en la ciudad. En Beln, no encontraron ninguna guardia real para proteger al recin nacido Rey. No le asista ninguno de los hombres honrados por el mundo. Jess se hallaba acostado en un pesebre. Sus padres, campesinos sin educacin, eran sus nicos guardianes. Poda ser aquel nio el personaje de quien se haba escrito que haba de "levantar las tribus de Jacob" y restaurar "los asolamientos de Israel;" que sera "luz de las gentes," y "salud hasta lo postrero de la tierra"? (Isaas 49: 6)

    "Y entrando en la casa, vieron al nio con su madre Mara, y postrndose, le adoraron." Bajo el humilde disfraz de Jess, reconocieron la presencia de la divinidad. Le dieron sus corazones como a su Salvador, y entonces sacaron sus presentes, "oro e incienso y mirra." Qu fe la suya! Podra haberse dicho de los magos del Oriente, como se dijo ms tarde del centurin romano: "Ni aun en

  • SU ESTRELLA HEMOS VISTO 55

    Israel he hallado fe tanta." (Mateo 8: 10) Los magos no haban comprendido el designio de

    Herodes hacia Jess. Cuando el objeto de su viaje fue logrado, se prepararon para volver a Jerusaln, y se proponan darle cuenta de su xito. Pero en un sueo recibieron