Movimiento Estudiantil Mexicano 1968

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Revista MEMORIA. Nº 115 (1998) ENTREVISTA CON ARNOLDO MARTÍNEZ VERDUGO Comprometidos con el movimiento INSISTENTE EN RECURRIR a sus notas para dar precisión a los recuerdos, intenso, analítico, jovial y sereno como siempre, Arnoldo Martínez Verdugo, quien fuera secretario general del Partido Comunista Mexicano, accede a platicar con Memoria -su casa, su revista y su proyecto- acerca de la actuación de los comunistas en el 68. La charla se alarga, y tanto, que nos queda pendiente una segunda parte… Memoria: ¿Cuál fue, en su momento, la actitud que adoptó el Partido Comunista frente al movimiento de 68? Arnoldo Martínez Verdugo: Desde el primer momento, el partido como tal apoyó el movimiento estudiantil íntegramente. Hubo algunas discrepancias en el "activo" vamos a decir, pero no de aquellas que negaran la validez de las acciones que se estaban tomando. Tengo más bien la idea de que se trataba de puntos de vista acerca de algunos de los dirigentes que actuaban en ese momento, relacionados con la actitud de ellos hacia el partido. Cuando el movimiento apareció como tal, lo definimos como un gran movimiento democrático insertado en las necesidades del país, efectivamente, y dijimos que no era de ninguna manera extraño que fuera estudiantil, sobre todo porque en el periodo anterior había habido la gran intervención de los obreros, de los sindicatos, que habían sido enfrentados con bastante agresividad por parte del gobierno. Lo interesante aquí sería ver cómo estaba la relación de fuerzas interna, cómo era el debate. Si se ven los textos, las declaraciones, yo creo que eran, en general, coherentes con la idea de que se trataba de un movimiento democrático que estaba enmarcado en la necesidad fundamental que el país tenía de abrirse espacios a la democracia. Arnoldo, ya que hablas de la democracia, en mayo, o sea un poco antes del inicio del movimiento, el Partido Comunista se entrevista con Díaz Ordaz, ¿era la primera vez, no? Era la primera vez. ¿Y qué impresión sacó el Partido Comunista de esa entrevista? ¿Cuál era el momento político? ¿Ustedes lo consideraron un gesto de apertura, de deseo de otra relación política con la oposición? Creo que nosotros vimos en ese momento que el gobierno se encontró ante la necesidad de entrar en una relación directa, y que esto fue lo que

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Revista MEMORIA

Revista MEMORIA. N 115 (1998)

ENTREVISTA CON ARNOLDO MARTNEZ VERDUGO

Comprometidos con el movimiento

INSISTENTE EN RECURRIR a sus notas para dar precisin a los recuerdos, intenso, analtico, jovial y sereno como siempre, Arnoldo Martnez Verdugo, quien fuera secretario general del Partido Comunista Mexicano, accede a platicar con Memoria -su casa, su revista y su proyecto- acerca de la actuacin de los comunistas en el 68. La charla se alarga, y tanto, que nos queda pendiente una segunda parte

Memoria: Cul fue, en su momento, la actitud que adopt el Partido Comunista frente al movimiento de 68? Arnoldo Martnez Verdugo: Desde el primer momento, el partido como tal apoy el movimiento estudiantil ntegramente. Hubo algunas discrepancias en el "activo" vamos a decir, pero no de aquellas que negaran la validez de las acciones que se estaban tomando. Tengo ms bien la idea de que se trataba de puntos de vista acerca de algunos de los dirigentes que actuaban en ese momento, relacionados con la actitud de ellos hacia el partido.

Cuando el movimiento apareci como tal, lo definimos como un gran movimiento democrtico insertado en las necesidades del pas, efectivamente, y dijimos que no era de ninguna manera extrao que fuera estudiantil, sobre todo porque en el periodo anterior haba habido la gran intervencin de los obreros, de los sindicatos, que haban sido enfrentados con bastante agresividad por parte del gobierno. Lo interesante aqu sera ver cmo estaba la relacin de fuerzas interna, cmo era el debate. Si se ven los textos, las declaraciones, yo creo que eran, en general, coherentes con la idea de que se trataba de un movimiento democrtico que estaba enmarcado en la necesidad fundamental que el pas tena de abrirse espacios a la democracia.

Arnoldo, ya que hablas de la democracia, en mayo, o sea un poco antes del inicio del movimiento, el Partido Comunista se entrevista con Daz Ordaz, era la primera vez, no?

Era la primera vez.

Y qu impresin sac el Partido Comunista de esa entrevista? Cul era el momento poltico? Ustedes lo consideraron un gesto de apertura, de deseo de otra relacin poltica con la oposicin?

Creo que nosotros vimos en ese momento que el gobierno se encontr ante la necesidad de entrar en una relacin directa, y que esto fue lo que principalmente propici ese encuentro. Me acuerdo muy bien que de repente Daz Ordaz hizo as (Arnoldo abre las piernas y se asoma debajo de su silla) y dijo: "Cuando se hablaba aqu de ustedes, del Partido Comunista, verdad, pues entonces haba que empezar a buscar a ver si no estaban por ah los espas."

La KGB

S. Esa era la imagen que ellos tenan, de que se trataba de ..

De un grupo conspirador

S, completamente. Y lo demostr grficamente, viendo para abajo a ver dnde estaban los espas que nosotros metamos en todas partes del gobierno. Pero indudablemente que ya haba en Daz Ordaz la conviccin de que, cuando menos, tena que entrar en una discusin con nosotros de manera directa.

Sin embargo, siempre domin la idea de que el movimiento estudiantil era en realidad una gran conjura comunista. S. En el momento de la entrevista con Daz Ordaz, haba muchos presos polticos del Partido Comunista y de otros movimientos: fundamentalmente estaban los ferrocarrileros y tambin otros de diversos sindicatos de los que comenzaron a actuar primero.

Incluso las primeras demandas que plantea el movimiento se refieren a la libertad de los presos polticos y justamente de esos presos que de una u otra manera estn vinculados al Partido Comunista. Hubo mucha influencia del Partido Comunista en el movimiento estudiantil? Haba ya en ese momento un cierto ncleo de activistas del movimiento estudiantil que eran miembros del Partido y de la Juventud Comunista y que se haban destacado en el proceso. Participaban tambin, de manera dirigente, algunos representantes del movimiento que no estaban en el partido pero que haban estado de alguna manera, que haban salido y que tenan una cierta actitud de conflicto.

El 26 de julio de 1968, al mismo tiempo que las autoridades reprimen la manifestacin estudiantil en solidaridad con la revolucin cubana, allanan el local del Partido Comunista, por qu, Arnoldo? Bueno esa era una de las cosas en las que haba esa identificacin con la visin anticomunista. Desde el principio, el gobierno pens que en el fondo el movimiento era generado o preparado por el Partido Comunista, y no tena la visin -que yo creo que en un momento dado s lleg a formular-, de que el estudiantil era un movimiento que en realidad rebasaba al Partido Comunista y a cualquier otro grupo; que era un movimiento con un arraigo grande. Pero en el primer momento, ellos postularon la idea de la conjura y de la actividad siniestra de los comunistas en distintas partes. Al mismo tiempo, nosotros habamos estado en la lucha por los derechos del partido, sobre todo por el registro, pero an antes que por el registro luchamos por el respeto a la actividad de un partido como el comunista, que tena una trayectoria larga de actuacin y haba adelantado principalmente el problema de la democracia en el pas, el problema de la democratizacin como el elemento central que obstaculizaba el desarrollo. Nosotros no tenamos derechos electorales. El espectro electoral estaba reducido a las fuerzas que el gobierno consideraba aceptables, admisibles, y realmente no era un reflejo fiel de la sociedad, y la principal expresin de ello era que el Partido Comunista no tena garantas ni derechos polticos. El problema principal estaba situado ah y yo creo que nosotros lo ubicamos bien al sealar que el problema que tena el pas era un problema de democracia, y que la situacin que enfrentaba el Partido Comunista en cuanto a sus derechos, era precisamente una parte de esa situacin de restriccin de libertades polticas. Y realmente s haba la pretensin y la lnea de aislar y de impedir el desarrollo de la actividad del Partido Comunista. Ya habamos hecho distintos tipos de gestiones en el sentido del reconocimiento de una fuerza como el Partido Comunista, que tena una tradicin larga de actuacin y que estaba, por su programa y todo eso, dentro de la legalidad constitucional. El partido mereca se reconociera su existencia y se le otorgaran todos los derechos inherentes a ese reconocimiento. A esa cuestin yo creo que no se respondi claramente sino en alguna de las intervenciones anticomunistas de Daz Ordaz, donde habl de "fuerzas extraas", de "misiones", como si furamos una fuerza completamente separada del movimiento y aparte, con fines de tipo siniestro.

El gobierno usaba el fantasma del Partido Comunista como la sombra de una conjura, pero tambin en el movimiento se hablaba, y todava hoy eso es una leyenda, de que el Partido Comunista mangoneaba al movimiento, lo manipulaba, trataba de usarlo, lo radicalizaba. Qu hizo realmente el partido en el movimiento? Lo us, influy, determin algo, impuso su lnea? Desde el primer momento el partido, o los miembros del partido, intervinieron en el movimiento. Nosotros habamos formulado muy claramente que la gran demanda que deba unir a toda la oposicin era la democracia, porque era evidente que carecamos de derechos polticos, no solamente el Partido Comunista, sino tambin aquellos que sostenan otras posiciones y que tambin haban sido reprimidos y coartados en cuanto a la difusin de sus ideas. El gobierno no quera que se desplegara realmente la cuestin de los derechos para que se organizaran libremente las fuerzas polticas.

Se tom al Partido Comunista como la fuerza que estaba detrs de los movimientos que se desarrollaban. La concepcin de la conjura era no solamente parte del ambiente internacional que se bosquejaba entonces, sino que era un sntoma de que el gobierno tena realmente temor de que el Partido Comunista gozara plenamente de todos sus derechos. Desde el aplastamiento de las huelgas ferrocarrileras haba ya un fondo anticomunista en la conduccin del gobierno. Y aunque en realidad la fuerza del partido, su influencia, era relativamente dbil, de todas maneras nosotros fuimos quienes supimos ver, en el momento, el significado de esos grandes movimientos y lo tratamos de ubicar dentro de la poltica general, como era lo correcto, como movimientos que eran una necesidad en la vida del pas.

El movimiento estudiantil se di rpidamente una direccin, constituy un cuerpo representativo. El Partido Comunista tuvo una relacin directa con esa direccin del movimiento estudiantil? Bueno, nosotros tenamos desde el principio la relacin directa a travs de nuestra fraccin, o sea de los miembros del partido que actuaban en distintos lugares y con los cuales s tratamos muy pronto de formular una posicin comn, general.

Tuvo el Partido Comunista algn contacto con el gobierno durante el movimiento, desde el 26 de julio de 1968 en adelante? No, no, no. Despus no hubo, que yo recuerde, ninguna reunin.

Crees que el gobierno identific siempre al PCM como el dirigente del movmiento, como la instancia que lo controlaba? O que logr distinguir entre un movimiento que tena su propia direccin, su propia dinmica, y el Partido Comunista? Yo creo que el gobierno consideraba, -y me parece tambin que lo consider siempre- que independientemente de que hubiera una espectro muy diverso de participantes, algunos que no tenan relacin directa con el Partido Comunista, no existan, aparte de ste, otras fuerzas capaces de lograr una cierta integracin, una cierta unificacin, un trabajo ms global, por eso creyeron que los comunistas dirigan el movimiento. Puede haber habido la idea de desprestigiar al propio movimiento, diciendo que estaba dirigido por una mano siniestra, los comunistas. Tambin hay que ver que eso jugaba su papel. Pero en realidad lo que sucede es que no haba otra fuerza poltica. El lombardismo, por ejemplo, desde el primer momento se coloc en otra posicin y dej de jugar cualquier papel aunque hubiera tenido algunos vnculos con sectores del movimiento; fue la propia actitud de los lombardistas la que los deslig del movimiento.

Te refieres a la declaracin de que era un movimiento dirigido por la CIA? Si, s. Lo real es que desde el primer momento nosotros ramos la nica fuerza que tena organizacin y participacin.

Y dentro del movimiento, Arnoldo, cmo vean al Partido Comunista?, como una amenaza, como un colaborador? Yo creo que en ese momento el Partido Comunista tena, digamos, buen ambiente en el movimiento, a pesar de que participaban ah algunos que haban tenido conflictos.

Bueno, Ral lvarez Garn, Gilberto Guevara Niebla, haban sido miembros del Partido Comunista. S, claro. Sobre todo Ral haba desarrollado una actividad importante en la Juventud Comunista. Tengo la impresin de que ya en el curso del movimiento las discrepancias por el pasado y todo eso fueron en general desapareciendo. Nosotros desde el principio nos negamos completamente a que hubiera una campaa interna contra gente que haba tenido conflictos con el Partido Comunista, y yo creo que en general impulsamos la unificacin del Consejo Nacional de Huelga, del movimiento, en funcin de la posicin poltica frente al momento concreto, y creo que en el curso del movimiento no hicimos diferenciaciones ni sealamientos por las viejas rupturas, por las conductas ante el partido que haban tenido determinados dirigentes; por el contrario, nuestra poltica fue de unificacin en torno de las demandas del movimiento, los puntos del pliego petitorio; y, antes, los aspectos fundamentales de la actividad. Hay que ver los documentos para ver cmo calificamos nosotros desde el primer momento esas acciones, pero nos ayud el hecho de que estbamos claros de que el pas padeca de falta de democracia y que todos estos movimientos eran democrticos; o sea, la caravana minera, las acciones en el movimiento campesino, todas para nosotros tenan un signo comn, la necesidad de democracia y la participacin en funcin de la democracia, de la democracia sindical, de la libertad de los campesinos para actuar y de las libertades polticas en general.

Y crees, Arnoldo, que eso se tradujo en una relacin democrtica del Partido Comunista con el movimiento? Hay que ver qu tanto hay aqu de subjetivismo, pero yo s creo que nosotros impulsamos sobre todo, o contribuimos a la unificacin. Por ejemplo, en el Consejo Nacional de Huelga siempre estuvimos alertando acerca de que no surgieran discrepancias de otro orden, que tenamos que ver que en el movimiento haba un conjunto de fuerzas con una tarea comn. Debe haber textos donde nosotros alertbamos precisamente acerca de esta cuestin. Me parece que eso contribuy a que no hubiera otros conflictos aparte de los que ya de suyo, de tctica, s los tena que haber en el movimiento, pero no por cuestiones ajenas, relativas a la militancia de cada uno de los actores principales.

Se reconoci como interlocutor al movimiento por s solo, o se pens que se necesitaba otro interlocutor? Nosotros fuimos categricos, -y creo que fue uno de los aciertos que se tuvieron- en el sentido de que era el movimiento el que tena que resolver.

El movimiento esgrima una serie de demandas y exiga el dilogo. Frente a eso, qu pensaba el partido?, que era cuestin del movimiento? Era cuestin del movimiento. Nosotros nunca nos exclumos de nuestro derecho a discutir, pero separando, no confundiendo la actuacin del movimiento y la lnea del movimiento con la del partido, a pesar de que en algn momento s llegamos a tener bastante influencia. No siempre, pero en un momento determinado los miembros del partido comenzaron a jugar un papel muy importante en el conjunto del Consejo Nacional de Huelga.

El mexicano fue el nico Partido Comunista a nivel mundial que adopt posiciones favorables a las movilizaciones estudiantiles de 68; partidos comunistas como el francs o el italiano condenaron esas movilizaciones en sus respectivos pases, o por lo menos se deslindaron de ellas, no las comprendieron, no las apoyaron, a qu se debi esto? Bueno, eso fue evidente para nosotros desde el primer momento. En nuestras discusiones de entonces no estbamos de acuerdo con la actitud que adoptaron por ejemplo los franceses, el partido comunista francs, no nos pareci una actitud adecuada. Ellos tambin discrepaban de nosotros y en algn encuentro que tuvimos en Mosc apareci esa discrepancia, expresada naturalmente de manera fraternal y todo eso, pero todos los partidos comunistas, fundamentalmente aquellos que estaban en el conflicto, los checos, los franceses, los soviticos -los italianos no me acuerdo bien, pero creo que no-, tenan una gran duda respecto a la posicin del Partido Comunista Mexicano. Todos entendan que nosotros estbamos completamente comprometidos en este movimiento.

Y ellos, por qu no, Arnoldo? No, porque resulta que eran movimientos tambin en cierto modo contestatarios respecto al partido comunista en sus respectivos pases. Era evidente en el caso de los franceses. En el caso de los checos era una batalla interna, me refiero en las propias filas. Y los soviticos no se vieron ante esos problemas.

La Unin Sovitica fue uno de los pocos pases donde no hubo movimiento estudiantil. Pero era porque estaba completamente sofocado. No era posible que estallara un movimiento estudiantil. Aunque para nosotros fue evidente que en el mismo aparato haba maneras diferentes de abordar esta cuestin -y sostuvimos algunos debates, sobre todo porque a los soviticos les interesaba "sacarnos del error" de estar apoyando un movimiento estudiantil.

Cmo calificaban los partidos comunistas, especialmente el sovitico, a estos movimientos estudiantiles? La parte digamos ms civilizada, deca que se trataba de movimientos que llevaban a la dispersin y que enfrentaban a las fuerzas del movimiento obrero; es decir que eran fuerzas ajenas, directamente pequeoburguesas; que haba en estos movimientos un ingrediente si no de provocacin por lo menos de confusin muy grande, sobre todo porque los hacan aparecer como contrarios al movimiento de la clase obrera, lo cual era falso, no tena ninguna razn de ser. Nosotros habamos adoptado, -y claro que esto tambin era parte del problema- una posicin diferenciada a los dems partidos comunistas en relacin con Dubcek, con la situacin en Checoslovaquia. Eso lo formulamos claramente. Quiz ahora lo formularamos de otra manera, pero en ese momento nosotros saludamos el esfuerzo que se estaba haciendo en Checoslovaquia y siempre nos negamos a considerar que haba en Dubcek, y en el equipo de Dubcek, una actitud de debilidad y de confusin frente al movimiento.

En agosto, cuando entraron los tanques soviticos o del Pacto de Varsovia a Checoslovaquia, cmo fue vista la actitud del Partido Comunista? Me acuerdo muy bien de eso, porque nosotros ya estbamos siendo reprimidos aqu en Mxico, ya estbamos viviendo en la clandestinidad. Me acuerdo muy bien de la reunin donde discutimos eso, porque yo sal de la casa donde estaba viviendo, con una familia, a una reunin que hicimos la noche siguiente a la entrada de las tropas a Checoslovaquia. Hicimos una declaracin, que yo despus consider dbil. Pero de todas maneras, en ese momento era una toma de posicin que irrit completamente a los soviticos y a otros partidos con los que tenamos relacin constante. Y ah empezaron, claro, las dificultades en las que luego nos vimos envueltos. La declaracin de condena a la entrada de las tropas la hicimos en el mismo momento en que sta se hizo pblica. Ya desde el 67 adoptamos una posicin particular sobre las cuestiones de la democracia. Pero la cuestin de la democracia, de cmo se enfocaba, de si estabas proclamando la democracia en todos los aspectos o no, era un factor que ya te contrapona con los soviticos, porque ellos comenzaron a identificar desde temprano, en Checoslovaquia, la consigna de la democracia con la accin contra la concepcin sovitica en general. Yo digo que el Partido Comunista Mexicano, por el momento en que estaba entonces, difcilmente podra haber adoptado otra posicin, especialmente con una direccin como la que tenamos, que era independiente de los soviticos, y que, si bien era cuidadosa en el sentido de no provocar un conflicto mayor, s pensaba claramente que estos procesos democrticos en Checoslovaquia y en otros pases, tambin en la URSS, eran una necesidad.

Nosotros partamos de Mxico y esa era nuestra base: aqu el problema de la democracia era un problema central del pas. Aunque desde luego hubo tambin la tendencia en otras fuerzas a considerar que la cuestin de la democracia no era el punto central, y esto lo encontramos en algunos grupos ultras que consideraban que deba plantearse la revolucin, que eran otras cosas y no la democracia.

Y esos grupos actuaban en el movimiento estudiantil? Bueno, algunos actuaban en el movimiento estudiantil y otros tambin en el movimiento sindical. Ahora, un obstculo que nosotros tenamos era que de todas maneras estbamos actuando clandestinamente. Y clandestinamente desde un punto de vista tortuoso, o sea, no habamos sido declarados ilegales ni nada de eso, pero haba la percepcin, haban los presos, haba una situacin de inseguridad en general para el movimiento, y entonces la consigna de la democracia tampoco era bien aceptada por todas las fuerzas. Muchas consideraban, como dije, que la revolucin era la consigna necesaria, y haba tambin otros que pensaban que no era real esa consigna de la democracia, es decir que era un poco artificiosa. Podran ser grupos aislados, pero existentes Nosotros discutimos mucho, pero nos unificamos en que el problema central de Mxico era el problema de la democracia y que de eso dependa todo lo dems, sobre todo la condicin del movimiento sindical y tambin del movimiento poltico.

Y a la distancia, cmo evalu el Partido Comunista, -que sigui existiendo hasta 1980-1981, cuando se fusion con otras fuerzas- el movimiento del 68? Cmo lo ubic en el proceso que se abri despus? Estoy seguro de que nosotros estimamos que el movimiento del 68 era el gran movimiento nacional por la democratizacin del pas y que esa era su caracterstica fundamental.

Cuando dices "el gran movimiento por la democracia en Mxico", quieres decir que pese al 2 de octubre, la represin, el desmantelamiento, la derrota, todo lo sucedido posteriormente, el propio registro del Partido Comunista en los aos setenta, tendra influencia del movimiento? Todo est bajo la influencia de ese gran movimiento porque ah fue donde hizo explosin realmente esa necesidad de democracia, esa carencia que el pas viva.

Recientemente hubo una discusin acerca de si el movimiento fue derrotado. Alguien dijo que ya era tiempo de que nos dijramos, que aceptramos que haba sido derrotado el movimiento porque si no asumamos eso bamos a seguir creando un mito. Fue derrotado el movimiento? Yo no me acuerdo en este momento de cmo fue que afrontamos ese punto de vista, pero creo que no llegamos a esa conclusin. Porque nosotros s vimos que el movimiento haba sido transformador, y que fue a partir de ese movimiento que la situacin comenz a modificarse en un sentido democrtico. Porque, en realidad, lo que estbamos superando con el movimiento era toda una fase, horrenda, de control del movimiento sindical, de control sobre las huelgas, de encarcelamiento, de persecuciones a las cuales el pas no estaba acostumbrado.

De las filas del Partido Comunista o de la Juventud Comunista, salieron muchos grupos que creyeron que el movimiento haba sido derrotado y se fueron a la lucha armada. Ah, s, claro. Nosotros estudiamos mucho esa situacin, porque tenamos relativamente tiempo: cuando ests escondido tienes ms tiempo para pensar, redactar y todo eso no? Hicimos muchas reflexiones sobre los problemas polticos que haba que enfrentar y sobre todo de la tentacin, que ya haba surgido, dentro de la Juventud y del Partido, respecto al movimiento armado, respecto a la respuesta que haba que dar. Al final acabamos definiendo que la respuesta era en el plano poltico y que deba consistir en el desarrollo del movimiento de masas, para el cual haba unas condiciones formidables en ese momento, porque las fuerzas se haban desatado: la represin haba replegado a la gente pero no la haba aplastado. Y nosotros tenamos esperanzas, -quiz ms de las que se justificaban- de que el movimiento se iba a mantener con mucha perspectiva y que, de ser golpeado en un lugar, poda surgir en otro. Y tratamos de hacer algo en ese sentido.

Pese al 2 de octubre. Pese al 2 de octubre.

Fuiste de los pocos no presos, cmo te salvaste de la crcel? Por tradicin y esas cosas, nosotros siempre tuvimos cuidado; algunos lo consideraron exagerado, pero nosotros tenamos casas para llegar en cualquier momento y garantizar que all podas trabajar normalmente. A medida que estuvimos viendo el movimiento nos preparamos en ese sentido; trajimos gente no conocida, de afuera, que alquilaba una casita, tenamos ah un lugar para reuniones o para que alguien viviera. Tomamos precauciones y por eso es que algunos no fueron detenidos. No las tomamos con todos, pues no se poda.

No parece que hubiera mucha precaucin. cuando el 26 de julio varios dirigentes del partido reclamaron a la polica la devolucin de las oficinas del PCM y los talleres de La voz de Mxico, fueron tomados presos de inmediato; estuvieron tres aos en la crcel. Todo eso nosotros lo consideramos, despus, descuidos debidos a que no captbamos del todo la situacin, no debimos arriesgarnos; adems tenamos la idea, -que despus fue criticada- de que debamos mantenernos hasta el final, es decir, de no dejarnos llevar: como que haba la idea, la percepcin de que con esas represiones a nosotros nos podan llevar directamente a la represin lineal y a la clandestinidad; nosotros, -pero esa es una concepcin que hay que revisar- por nuestra parte, pensbamos en resistir y arriesgarnos, porque lo que no queramos era actuar como si furamos ilegales de hecho. Al contrario.

Cul era el status? Porque el PCM no tena registro pero tampoco era ilegal

Nosotros considerbamos que nuestro status era el de un partido nacional, legal, etctera; y carecer el registro era carecer de una de las condiciones de la actuacin poltica legal y de los derechos inherentes a tal registro. Tenamos limitados nuestros derechos. Pero como partido no habamos sido declarados ilegales. No estbamos bajo ninguna ley que nos proscribiera, entonces tenamos que hacer esfuerzos. Pero ah el lmite siempre era muy discutible. El inters de mantenernos nosotros como una fuerza que deberan de ilegalizar

Pero no, digamos, "autoilegalizarse" No autoilegalizarnos, aunque s tomar medidas de precaucin. Que las tomamos muy pocas, esa es la realidad, pero algunas s comenzamos a tomar. Pero hubo costos en esa contradiccin entre la precaucin y el no querer autoilegalizarnos, en esa voluntad de no arrinconarnos ante la represin, sino de mantener la situacin, porque de todos maneras esa poltica propici que hubiera gente en la crcel.

El Partido Comunista sigui sacando sus publicaciones, sacando declaraciones pblicas. Cmo era eso? Eso no se detuvo porque nosotros seguimos usando primero nuestro taller, que era un taller comercial, -o sea que estaba registrado como una empresa- y seguimos sacando nuestras publicaciones ah. Despus ya no se pudo, pero tenamos prensitas. Haba una muy famosa, creo que era regalo de un partido, del partido checo o una cosa as. Era una rotativa en pequeo, para hacer peridicos chicos. La conservamos yo ya no s hasta qu momento, despus ya no me acuerdo cmo se perdi y debamos haberla mantenido, era parte de la historia. El problema es que eso era costoso porque tenamos que tener casa especial y equipo, o sea familia que viviera ah, cosas que tienes que pagar. Pero como no estbamos en una ilegalizacin total, proscritos, entonces tampoco eso ayudaba a que furamos plenamente clandestinos. Nosotros decamos: "Bueno, pues no somos perseguidos, entonces hay que aprovechar", pero eso te pona en riesgo y as agarraron a mucha gente.

Yo fui uno de los que se mantuvieron as durante ms tiempo, aunque despus ya no tuve ms remedio que meterme a un refugio. Sobre todo despus de que me sigui la polica. Sucedi as: un compaero fue a mi casa a buscarme, pero en la calle haba un coche de la polica esperando. El compaero toc a la puerta, lo agarraron y lo lanzaron al coche. Yo dud entre permanecer en la casa o huir. Decid arriesgarme y sal, tena un coche en otra calle, listo para lo que fuera. Me siguieron durante horas y horas y me di cuenta de que slo me seguan, de que no tenan rdenes de aprehenderme; de todas maneras, no poda ir a mi refugio, porque me estaban siguiendo. Hasta que, despus de horas y horas, mi acompaante y yo empezamos a pasarnos altos, a hacer barbaridades hasta que los dejamos en un cruce donde ya no pudieron seguirnos. Tras un montn de vueltas, fui a mi refugio, con una familia que viva ah normalmente; ah permanec unos dos aos.

Cuando vino la represin, el partido debe haber puesto su infraestructura a favor del movimiento, debe haber escondido dirigentes. Apoyamos a la mayor parte. El 2 de octubre estuve oyendo la balacera por telfono; los compaeros se haban apoderado de un telfono pblico en la Plaza para garantizar la comunicacin ya tenamos mucha desconfianza sobre lo que iba a pasar el 2 de octubre y estaba yo comunicndome con ese compaero, de un telfono pblico, cuando empieza la balacera. Una cosa horrible.

El decenio de los sesenta en Mxico

Ral lvarez Garn

PARA APRECIAR DE mejor manera los cambios que se produjeron con el movimiento del 68, es conveniente contar con una visin panormica de la situacin de contexto que exista previamente.

Los valores, las ideas, la manera de pensar y los proyectos de vida de las familias de clase media, y de la mayora de los estudiantes, eran en general tradicionales, optimistas y en muchos casos ambiciosos, como corresponda a un pas que estaba creciendo y desarrollndose aceleradamente. En esa poca, Mxico era un pas de amplias oportunidades de mejora econmica y social. Muchas familias tpicas eran relativamente recin llegadas a la Ciudad de Mxico, los padres tenan una historia consistente de mejoras y procuraban que los hijos continuaran por ese camino.

Para ello, la clave del xito eran los estudios, las buenas relaciones polticas y las oportunidades. En los aos sesenta empezaron a tomar mucha fama los "especialistas" mdicos, arquitectos de remombre, ingenieros y licenciados que podan enriquecerse gracias a sus habilidades y a un mercado que poda contratarlos. Hacer una exitosa carrera profesional o poltica era un ideal generalizado y bien documentado de ascenso social, porque en muchos casos y sin grandes esfuerzos era evidente que se poda lograr.

En este ambiente alegre de la "familia revolucionaria", la izquierda no tena insercin social consistente. Los efectos polticos e ideolgicos del impulso cardenista haca tiempo que se haban diluido, y las organizaciones polticas partidarias como el Partido Popular Socialista, el Comunista Mexicano y otros, tenan un impacto mnimo en la vida poltica nacional.

A pesar de que en el decenio de los sesenta y desde muchos aos atrs se produjeron diversos movimientos sociales influidos por grupos o ideas progresistas, la izquierda mexicana haba perdido y todava no recuperaba influencia en la vida nacional. Despus del 68, las causas de este fenmeno fueron estudiadas minuciosamente, pero aqu slo diremos que extienden sus races hasta el sexenio cardenista y tienen que ver con la forma como se articularon los procesos de integracin nacional, del desarrollo econmico, de la organizacin poltica corporativa del pas y de la formacin del partido oficial y de la manera en que el Partido Comunista Mexicano (PCM) no actu en diversas coyunturas.

La publicacin de la revista Poltica, editada por Manuel Marcu Pardias entre 1960 y 1967, dio cuenta detallada del resurgimiento y desarrollo de los movimientos polticos y sociales del pas en esa poca, pero en lo que se refiere a la gnesis y evolucin de nuevas actitudes y planteamientos de izquierda, esta revista no apreci cabalmente el proceso que se estaba desarrollando entre los jvenes que durante el movimiento del 68, y unos aos despus, conformaran agrupamientos ms radicales.

Con el impacto nacional que tuvieron los movimientos de insurgencia sindical, principalmente el ferrocarrilero y del magisterio a fines de los cincuenta y principios de los sesenta y la enorme influencia continental de la revolucin cubana, se gener una profunda discusin en torno a cuestiones estratgicas y tcticas de los posibles procesos revolucionarios, especialmente en los pases de Amrica. Los mritos y alcances de la Revolucin mexicana de 1910-1917 empezaron a ser severamente cuestionados a la luz de las experiencias inmediatas: la represin antiobrera, las persecuciones a luchadores agrarios, la apertura del pas a la inversin extranjera, la antidemocracia y el autoritarismo prevalecientes.

En esta revisin de ideas las tesis polticas de Vicente Lombardo Toledano, contemporizadoras con los gobiernos priistas y que omitan la denuncia de los errores y la lucha contra las arbitrareidades del gobierno, cayeron en un profundo desprestigio. Lo mismo sucedi con la recurrente explicacin de que "el presidente es bien intencionado, pero sus colaboradores lo engaan", y otras tesis semejantes como el papel progresivo de la burguesa en la vida nacional, que estaban articuladas en la propuesta de conformar un gran Frente Nacional Antimperialista para asegurar mayores avances del proceso revolucionario, puesto que el imperialismo era identificado como el principal enemigo del pueblo mexicano. En esas condiciones, se sobrevaloraban enormemente algunas declaraciones como la del presidente Lpez Mateos, quien se autodefina como "de izquierda dentro de la Constitucin", sin considerar que al mismo tiempo reprima sin consideracin alguna a los ferrocarrileros y a los maestros.

Las crticas al lombardismo y a otras formas de actuacin de la izquierda que no se comprometan con los sectores ms hostilizados por el gobierno, se expresaban en formulaciones irnicas que no dejaban de tener razn, como la caracterizacin que se le daba a grupos de izquierda oficializados diciendo que eran "los partidarios del socialismo en otro pas", puesto que vean con buenos ojos a la revolucin cubana pero negaban cualquier posibilidad de avances semejantes en el nuestro, porque "todava las condiciones no estn dadas".

En fin, lo cierto es que en los medios estudiantiles politizados de los aos sesenta, las tesis lombardistas de colaboracionismo con el gobierno estaban muy desprestigiadas, y en el otro extremo, aunque la influencia de los planteamientos de la revolucin cubana era muy grande, ante la magnitud y la historia del desarrollo del pas y del peso ideolgico y poltico de la revolucin mexicana, ese elemento por s solo no era suficiente como para determinar en una perspectiva general la necesidad y conveniencia de un proceso de lucha armada como s suceda en otras partes del continente.

Pero en trminos particulares y por condiciones especiales regionales s haba experiencias guerrilleras de inspiracin agraria en Guerrero, Morelos y Chihuahua. El ataque de un grupo guerrillero al cuartel de Ciudad Madera el 23 de septiembre de 1965 y las acciones de Genaro Vzquez en el Sur del pas aadieron elementos de alternativa, y en los aos de 1967 y 1968 se mantenan grupos armados como los de scar Gonzlez Eguiarte y Pablo Alvarado en Chihuahua y Guerrero respectivamente. Sin embargo, las ideas y la posibilidad de construir un nuevo proceso revolucionario en Mxico,S se empezaron a abrir paso sobre todo con el impacto de los movimientos de masa magisterial y ferrocarrilero de fines de los aos cincuenta.

Una descripcin acertada de las condiciones sociales y polticas de los aos sesenta, dara cuenta de la existencia de pequeos grupos politizados pero influyentes en medios estudiantiles, y de un fuerte aislamiento de la izquierda de la realidad social y poltica mayoritaria, con muy poca influencia en medios obreros y con un amplio rechazo en sectores de clase media influidos por las campaas anticomunistas de la guerra fra. La actividad poltica de izquierda ms consistente estaba sustentada socialmente en los campesinos, dbilmente en el magisterio de primaria, y de manera ms dispersa en algunos ncleos obreros.

La otra cara de la moneda seran las condiciones normales de vida de mucha gente. Aunque a mediados de los aos sesenta ya se perciban una serie de indicios de que las cosas no funcionaban del todo bien en el terreno econmico, en general exista una muy dbil percepcin de los problemas que se gestaban en el trnsito a una futura sociedad predominantemente urbana de sectores medios muy numerosos, ya masificados. En esos aos, comenzaban a cerrarse las vas de movilidad social que haban estado ampliamente abiertas en los decenios anteriores, pero este fenmeno no se registraba de manera consciente y generalizada, ni siquiera por quienes sufran el desempleo, y por eso no puede decirse que las causas econmicas y en especial la disminucin de perspectivas de trabajo para los profesionales jvenes recin egresados de las universidades fueran una causa determinante, eficiente, de los movimientos estudiantiles del 68.

Sin embargo, las causas econmicas tienen un cierto peso como punto de partida objetivo para, al menos, explicar el descontento de ciertos sectores. sa es la situacin y la causa de la movilizacin de los mdicos residentes e internos de los hospitales en 1965.1 Pero el deterioro an no se perciba de manera generalizada porque apenas eran los primeros momentos de masificacin y de "proletarizacin" de las profesiones. Es cierto que algunas veces, ms que la miseria ancestral es el descenso brusco de un nivel de vida lo que provoca movilizaciones, pero a pesar de que algunas profesiones comenzaban a proletarizarse, como los mdicos y los ingenieros que vean disminuir sus oportunidades de empleo y de mejores salarios, no haba an una conciencia generalizada de la saturacin de la porosidad social y del deterioro -incipiente, pero significativo- del nivel de vida y de las opciones de las capas medias.

En cambio, la cuestin poltica estaba muy presente y se resenta de manera ms inmediata pero negativa. La gente la identificaba como una actividad corrompida y corruptora, como un medio de enriquecimiento de los gobernantes. Por eso se defina como "apoltica". Ante la ausencia o debilidad extrema de fuerzas reales de oposicin y el corporativismo aplastante de funcionarios, lderes, influyentes, coyotes y parsitos de todo tipo, alentados y protegidos por el aparato estatal e identificados todos como del PRI y del gobierno, la vida poltica era pobre y estaba sumamente sofocada.

Todos los peridicos publicaban casi siempre los mismos boletines elaborados en la oficina de prensa de la Presidencia; las posibilidades de opinin eran muy escasas y restringidas en algunas pginas editoriales, y en general, todas las opiniones eran cautelosas, conservadoras, acrticas con el rgimen y sobre todo con el presidente de la repblica. Las nicas excepciones eran la revista Poltica, algunos editorialistas, el suplemento cultural de la revista Siempre! y la difusin de la informacin poltica internacional del peridico El Da. Tambin imperaba un anticomunismo bastante histrico alimentado por dos vas concurrentes: una, la hegemona ideolgica de la revolucin mexicana y su deslinde histrico de los radicales y comunistas que haban sido excluidos de las organizaciones de masas durante el alemanismo; la otra, el clima generalizado de guerra fra, y el macartismo anticomunista que reforzaba esas tendencias.

Fuera de ciertos crculos pequeos, a nivel cultural la situacin era asfixiante: haba censura en el cine, las pelculas "inconvenientes" permanecan enlatadas durante largos aos e incluso se cortaban escenas como el pleito de pandillas con navajas de West Side Story, para "impedir que proliferaran" este tipo de comportamientos rebeldes en Mxico. En plena olimpiada cultural, la esposa de Daz Ordaz mand poner sostenes a las bailarinas del ballet folcrico de Nigeria, y los cabarets de la ciudad cerraban a la una de la maana para impedir "que cundiera el mal ejemplo, el vicio y el desenfreno entre la juventud". En la vida diaria haba un clima de censura y rigidez que se resenta directamente.

En cambio, era fcil conseguir libros y literatura de otras pocas, poltica y socialmente mejores y con otras perspectivas. Aunque las bibliotecas pblicas eran muy pobres, la gente de izquierda tena una verdadera pasin por conseguir informacin y literatura poltica y en muchas ocasiones tena bibliotecas abundantes y asombrosas. No era difcil conocer de historia y de experiencias revolucionarias de Mxico y de otras partes del mundo. Las publicaciones del Fondo de Cultura Econmica en conjunto eran enciclopedias y seguan el pulso de las mejores escuelas de pensamiento del mundo. En la UNAM, el Seminario de Problemas Cientficos y Filosficos dirigido por Eli de Gortari, registraba los debates ms avanzados de la poca. En los sesenta haba en Mxico una izquierda joven, poco numerosa, sin insercin social y poltica consistente, pero inquieta, estudiosa y decidida.

En esos aos, de vez en cuando se saba algo de la prisin de Demetrio Vallejo y Valentn Campa, por una huelga de hambre o por alguna referencia ocasional en la prensa, y as se mantena vivo el antecedente del movimiento ferrocarrilero que haba sido aplastado ferozmente en abril de 1959 con la intervencin del ejrcito, que rompi la huelga ocupando los centros de trabajo y los locales sindicales con detenciones masivas que alcanzaron a miles de rieleros. En 1968, los ferrocarrileros ya casi cumplan diez aos de prisin y adems se les negaba el derecho a la libertad condicional.

ste era -eso estaba claro- el destino que esperaba a manifestaciones de confrontacin con el rgimen: la crcel y el aislamiento, porque prevaleca una gran inconciencia, e incluso era necesario demostrar que se trataba de represalias polticas, porque eso no se comprenda, entre otras cosas, por lo desprestigiada que estaba esta actividad, tanto que los presos polticos no eran reconocidos como tales.

Una de las grandes virtudes del 68, fue la reivindicacin de la poltica como algo necesario y respetable, que poda darse con procedimientos distintos a los priistas, y como una prctica de confrontacin con el rgimen. Pero antes del 68, lo que estaba generalizado en la conciencia de la gente era el reconocimiento de la manipulacin inescrupulosa de los intereses populares para el enriquecimiento de los lderes que encabezaban las movilizaciones. Los movimientos reivindicativos ms elementales, por terrenos, por viviendas; las huelgas por salarios y prestaciones, se vendan por pesos o en especie: un traje, un carrito, un puesto, una casa; las demandas se desactivaban de un da para otro porque la dirigencia se corrompa, y quienes no lo hacan eran encarcelados.

La poltica apareca entonces como un producto de lderes venales corrompidos, y cuando la oposicin adquira proporciones respetables, en la propaganda del gobierno se le haca aparecer como la accin de agentes extranjeros, comunistas, que respondan a intereses extraos. En todo esto influa, insisto, la poca de la guerra fra, cuyos planteamientos estaban presentes. Cualquier movilizacin era tachada de comunista y de ser una provocacin del extranjero, la satanizacin provocaba el aislamiento, y ste era un preludio de la crcel.

As se combatieron la huelga del Instituto Politcnico Nacional en 1956 y los movimientos universitarios en Nuevo Len, Michoacn y Puebla en 1962. Cuando sucedan hechos como el asesinato del dirigente campesino Rubn Jaramillo y su familia,2 como la detencin del grupo guerrillero de Vctor Rico Galn, o el asesinato del comando que asalt al cuartel Madera en Chihuahua, no haba conciencia de que fueran hechos represivos. Para la imagen popular masiva se registraban como hechos de grupos subversivos, de delincuentes.

El delito de "disolucin social", definido de manera vaga e imprecisa, se prestaba a cualquier interpretacin para encarcelar a opositores, a tal grado que Jess Ochoa, un joven dirigente ferrocarrilero, fue acusado de "hacer gestos subversivos" por dos soldados que lo vieron de lejos y ello fue suficiente para mantenerlo varios aos en prisin. Un atenuante fue la difusin de las ideas de las revoluciones en Cuba y Vietnam y de sus logros, y el hecho de que muchos de estos grupos estuvieran inspirados por ellas las justificaba relativamente, pero esto no era de ningn modo generalizado. La conciencia estaba restringida a ciertos espacios y medios informados.

Nosotros, en 68, tenamos mucha conciencia de este problema, queramos impedir que el movimiento fuera estigamtizado como comunista y aislado, y eso nos obligaba a ser muy cuidadosos con las expresiones. Cuando empezamos a tener xito, el proceso fue el inverso: si se caracterizaba al movimiento como comunista, lo que se haca era prestigiar esta tendencia poltica frente a la gran masa que apoyaba la movilizacin.

EL AISLAMIENTO DE LA IZQUIERDA

Los grupos polticos organizados eran pocos y muy pequeos, slo existan en seis o siete escuelas de la UNAM y del IPN, y en algunos lugares del pas. Pero estos grupos pequeos lograban movilizaciones en torno a cuestiones de solidaridad como las manifestaciones de apoyo a Cuba que llegaron a reunir a 60 000 personas, aunque difcilmente hubieran podido convocar a acciones polticas semejantes a partir de algn problema nacional.

Desde los inicios del decenio, en las universidades de Puebla, Michoacn, Nuevo Len y Sonora se haban desarrollado movimientos importantes. Uno de los ejes de esta disidencia era la bsqueda de la modernizacin de los planes de estudio y de las instituciones mismas, luchando por la autonoma y por una mayor participacin en los rganos de gobierno y tratando de abrir espacio para la discusin de nuevas ideas. En las universidades de Michoacn y Nuevo Len se intentaba incluir en los programas de estudio el marxismo, por entonces proscrito en la academia.

El PCM era el grupo ms organizado y fuerte, con una serie de frentes importantes a nivel nacional. Tuvo influencia en la conduccin de las huelgas magisterial y ferrocarrilera y tambin impuls las iniciativas organizativas fundamentales de esa poca, como la ya mencionada Central Campesina Independiente, el Movimiento de Liberacin Nacional, el Frente Electoral del Pueblo, la Central de Estudiantes Democrticos. En trminos organizativos, de influencia poltica, de cuadros, de planteamientos y de experiencia, lo ms importante con mucho era el PCM, que tena en esa poca cuando mucho unos 3 000 afiliados en todo el pas.

A partir de 1940 y hasta los sesenta, el Partido Comunista se haba conservado fundamentalmente como una organizacin campesina con estabilidad y presencia en lugares como La Laguna, Sonora, Michoacn, Morelos, Puebla o Tamaulipas. Haba perdido la influencia de otra poca en medios obreros, se redujo y se restringi, insisto, a ciertos medios campesinos, pero ah se mantuvo con la estabilidad y permanencia de las formas organizativas tpicas de esos medios.

En los aos sesenta, el PCM viva una poca de reconstruccin despus de un largo periodo anodino y burocrtico. Su famoso XIII Congreso haba catalizado las inquietudes desatadas por los movimientos de insurgencia sindicales y los nuevos impulsos revolucionarios del mundo, estas inquietudes cristalizaron en mayo de 1960 con una nueva direccin encabezada por Arnoldo Martnez Verdugo. De inmediato se notaron los cambios, se dejaron de lado los rasgos de conservadurismo, se radicalizaron los planteamientos estratgicos, se impulsaron iniciativas polticas y de organizacin audaces en sus propsitos, como las invasiones de tierra simultneas, frenadas con el asesinato de Jaramillo; se promovieron amplias alianzas polticas con el cardenismo y nuevos sectores de intelectuales radicalizados.

El partido comunista pudo as reestructurarse y retomar su rumbo, durante los decenios de 1960 y 1970, sobre la base de la infraestructura de presencia campesina de muchos aos atrs. Pero el rasgo nuevo de los sesenta fue que se comenz a desarrollar el trabajo en las universidades, en un ambiente favorecido por la difusin de las ideas de la Revolucin cubana y porque el PCM se conservaba en una tradicin educativa que parta de los maestros rurales, de la educacin socialista del cardenismo; del surgimiento del Politcnico, de los combates por mantener un rumbo nacionalista y democrtico y por preservar un sistema de eduacin popular. Todo esto conformaba una tradicin slida.

De la experiencia de educacin popular no tenan registro los grupos ms intelectualizados, como la Liga Espartaco, los trotskistas, los maostas. La memoria histrica se conservaba sobre todo entre los comunistas, del Partido Obrero Campesino de Mxico (POCM) o del PCM, vinculados a las movilizaciones y luchas populares de la primera mitad del siglo en Mxico.

Quiz, lo ms importante de todo es que se abri un intenso periodo de vida poltica interna, de discusiones abiertas, de debates tericos y polticos enriquecidos por la incipiente experiencia de los movimientos de masas. El PCM estaba reconstruyndose aceleradamente a nivel nacional: tuvo importancia en todos los movimientos relevantes que se presentaron en esa poca. Sin embargo, esa influencia se desarroll sobre todo en el campo y en las universidades, y a excepcin del movimiento ferrocarrilero, la presencia del partido en el movimiento obrero era muy dbil.

Sin embargo, mucho del impulso transformador y de lucha generado a partir del XII Congreso se estaba agotando en los meses previos al 68. En esos momentos el partido planteaba la lucha por la democracia y por su legalizacin e impulsaba una lnea organizativa y poltica de estabilizacin y consolidacin de las fuerzas y espacios donde tena influencia, lo que se traduca con frecuencia en estructuras burocrticas y negociaciones polticas muchas veces subordinadas a los hombres de poder.

Los misterios del 68

Pablo Gmez

EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL de 1968 en Mxico ha sido uno de los misterios ms difciles de aclarar. Cmo fue posible que centenares de miles de estudiantes en gran parte del pas se hayan movilizado en contra del presidente de la Repblica?

La respuesta del gobierno de entonces a esta pregunta fue, sencillamente, la existencia de un "plan subversivo de proyeccin internacional elaborado en el extranjero", la cual es del todo comprensible si atendemos al carcter reaccionario de la administracin de Daz Ordaz. Lo que ya no es tan lgico es que no pocos participantes del movimiento hayan creado versiones inocuas de aquella lucha, con el fin de arrebatarle su carcter poltico.

De una frustrada manifestacin, como otras, que pretendi llegar al Zcalo -lugar reservado a la parafernalia presidencialista-, se desprendi un movimiento de carcter histrico: la primera lucha civil contra el presidente desde el triunfo de la revolucin.

Los misterios del 68 mexicano se derivan de la estabilidad poltica de los aos precedentes, la unidad del poder del Estado y la subordinacin de las organizaciones sociales al gobierno. La irrupcin de la poltica en las calles, el reclamo democrtico y las grandes movilizaciones de masas no estaban previstas en la carta de navegacin de Mxico.

El 26 de julio, un grupo de estudiantes politcnicos trat de llegar al Zcalo para manifestar su inconformidad con la violencia policiaca contra sus compaeros de la vocacional de la Ciudadela, ocurrida unos das antes a causa de un pleito entre jvenes. La respuesta de los granaderos fue tan dura que arremeti tambin contra estudiantes preparatorianos del barrio universitario que abandonaban sus planteles al final de la jornada escolar. Esa misma noche, la polica poltica atrap a varios dirigentes de la Juventud Comunista y ocup las oficinas del Partido Comunista Mexicano, culpando a estas dos organizaciones de haber causado la violencia.

Ese da estall la primera huelga estudiantil: la Escuela Superior de Economa del Instituto Politcnico Nacional, en el Casco de Santo Toms, decidi en asamblea protestar contra la represin de esa misma tarde.

Las cosas se complicaron cuando grupos estudiantiles de las preparatorias del centro se parapetaron en San Ildefonso, levantaron barricadas para impedir el paso de la polica e intervino, finalmente, el Ejrcito, que abri fuego contra la puerta del colegio y detuvo a todos sus ocupantes.

La protesta no se hizo esperar, pero esta vez fue multitudinaria e institucional a la vez: los estudiantes denunciaban al gobierno y las autoridades de la UNAM defendieron su casa de estudios.

En apariencia, estas protestas eran un rechazo al uso del garrote de los granaderos, cuerpo policiaco encargado de toda clase de represiones callejeras, y una falta de respeto hacia la universidad. Pero, en el fondo, se trataba de algo ms: la reivindicacin del derecho de manifestarse, regulado por el gobierno a travs del uso de la fuerza.

Aquellos estudiantes golpeados en el centro de la ciudad el 26 de julio eran los mismos que haba llevado a cabo una huelga del IPN en solidaridad con la escuela de agricultura de Ciudad Jurez, a pesar de no haber tenido nada que ver con la elemental demanda de impedir el cierre del plantel chihuahuense: la huelga politcnica de 1967 se haba dirigido en realidad contra la Federacin Nacional de Estudiantes Tcnicos, organizacin corrompida por el gobierno y utilizada para contener la libre organizacin de los estudiantes del IPN.

Muchos de los dirigentes estudiantiles universitarios que secundaron unos das despus la primera suspensin de clases declarada el 26 de julio, como protesta por la intervencin de los militares en el antiguo Colegio de San Ildefonso, ocurrida el 29 de ese mismo mes, haban sido protagonistas de la huelga de 1966 en favor de las libertades de reunin y manifestacin dentro de los planteles de la UNAM, el pase automtico de los estudiantes del bachillerato y la flexibilizacin del sistema de exmenes. Algunos de esos dirigentes estudiantiles se haban lanzado a una huelga de hambre en apoyo a la que realizaba entonces Demetrio Vallejo en la penitenciara de Santa Marta y eran los mismos que haban organizado muchas manifestaciones de protesta contra la guerra desatada por Estados Unidos en Vietnam.

Las demandas de los estudiantes, elaboradas todava al calor de los actos represivos en el centro de la ciudad, eran tal vez demasiado sencillas, pero entre ellas destacaban dos que trascendan lo incidental del uso de la fuerza pblica durante los ltimos das de julio: la libertad de los presos polticos y la derogacin del artculo 145 del cdigo penal, en el que se contena el delito de disolucin social, aplicado reiteradamente por el gobierno a los disidentes.

Uno de los misterios del 68 consiste, entonces, en la falta de comprensin de los motivos que tuvieron los estudiantes para defender a unos presos que nada tenan que ver con ellos mismos, que jams haban sido sus lderes y cuyos principales exponentes, Vallejo y Campa, haban sido encarcelados nueve aos antes, cuando aquellos jvenes an eran nios. Pero lo que impulsaba la accin estudiantil no era slo la bsqueda de la libertad de esos lderes ferrocarrileros y, muchos menos, la de aquellos que se encontraban en prisin por haber intentado la organizacin de grupos guerrilleros o por otras causas tan poco claras entonces como ahora, sino el repudio a la prisin poltica como elemento integrante del autoritarismo mexicano y el Estado represivo que se haba venido creando.

Los militares que entraron en San Ildefonso haban roto dos aos antes las puertas de otro antiguo colegio, el de San Nicols en Morelia, y conocan ms universidades. Ese mismo ao, en febrero, las tropas detuvieron una marcha de Dolores Hidalgo a Morelia en procura de la libertad de los presos polticos estudiantiles. El Presidente usaba al Ejrcito para resolver asuntos en los que intervenan los estudiantes y echaba mano de la justicia para despojar de su libertad a algunos de los dirigentes juveniles ms activos. En 1968, haban pasado ya doce aos desde que el clarn militar despert a los internos del Politcnico para abolir definitivamente el sistema de residencia estudiantil, pero algunos lderes recordaban aquella accin de fuerza de otro presidente.

Ninguno de los estudiantes que se enfrentaron a la polica en los alrededores de San Ildefonso e incendiaron autobuses para usarlos como barricadas, se convirtieron en lderes del movimiento. Hoy, 30 aos despus, casi nadie recuerda siquiera algunos de los nombres de aquellos que originariamente protestaron cuando los granaderos arremetieron sin ningn motivo contra sus compaeros que abandonaban los planteles del viejo barrio universitario, la noche del 26 de julio. Slo uno de ellos fue procesado y mantenido ms de dos aos en Lecumberri, pero no se trataba de un estudiante sino de un joven vagabundo que merodeaba en las viejas vecindades del centro y que se uni a los universitarios sin saber con qu propsito concreto haba que protestar: Jessa Daz Cabrera, que ms tarde terminara quitndose la vida.

El rector Barros Sierra, quien haba sido miembro del gabinete de Adolfo Lpez Mateos cuando Daz Ordaz fue secretario de Gobernacin y se llenaban las crceles de obreros ferrocarrileros huelguistas, encabez la protesta institucional: la Universidad Nacional protestaba contra el uso de la fuerza y el allanamiento militar de San Ildefonso. Pero el "jefe nato" de la UNAM no lanz a los estudiantes a la huelga; se opuso a la suspensin de las labores, aunque sus actos lo ubicaban irremediablemente en el bando del movimiento, al grado de que "gentes menores", como l mismo les llam, se encargaron de atacarle duramente desde la tribuna de la Cmara de diputados.

Como si se hubiera producido un acto de magia, los estudiantes que protestaban con frecuencia contra los actos represivos del gobierno y se manifestaban a duras penas en favor de cuanta causa justa alcanzaban a incluir en sus proclamas, se encontraron repentinamente al frente de decenas de miles de jvenes. Los alumnos ms apticos en cuestiones polticas fueron de pronto activistas de un movimiento democrtico, a la cabeza del cual se encontraban estudiantes con experiencia en otras luchas, muchos de los cuales eran militantes.

Mas los misterios no se reducen a esto. Los estudiantes se dirigan al pueblo mexicano en general, para conminarlo a dar apoyo a los propsitos declaradamente polticos que sbitamente poda entender cualquiera. El estudiantado, como tal, se enfrentaba al Presidente y saba que su suerte dependa del respaldo popular: la subversin democrtica haba dejado de ser un sueo de pocos para convertirse en accin cotidiana de muchos.

La huelga era, entonces, un instrumento de la movilizacin continua. La suspensin de clases permita a miles de estudiantes repartir volantes y realizar pequeos mtines en calles y plazas, a las puertas de centros de trabajo y a bordo de autobuses urbanos. La propaganda del movimiento era elaborada en tantas escuelas como existan en la Ciudad de Mxico y en algunas universidades de provincia: nadie tena que revisar los textos y la grfica.

La creacin del Consejo Nacional de Huelga (CNH), como parlamento de representantes de cada centro de estudios, respondi a la elemental necesidad de reunir en un solo organismo a todo el movimiento, pero no se convirti nunca en una organizacin estudiantil formal con estatutos, declaracin de principios y otros instrumentos tradicionales.

El CNH operaba en dos grandes sentidos: reciba las propuestas de las asambleas estudiantiles y lanzaba iniciativas que deban ser votadas en tales asambleas. Los miembros del Consejo podan ser sustituidos en cualquier momento por la asamblea que los haba elegido y, en algunas escuelas, se llegaron a establecer sistemas de rotacin de tal manera que se cambiaban con frecuencia a los representantes.

Entre los misterios del 68 destaca el financiamiento del movimiento. No poda entenderse que los estudiantes se financiaran por s mismos a travs del "boteo", es decir, de la cooperacin voluntaria de la gente en los lugares pblicos. De dnde sala tanta propaganda? La respuesta siempre fue tan sencilla como las dems: los movimientos se inventan a s mismos.

Al lado de las demandas del movimiento -los puntos del pliego petitorio-, surgi otra que contena la misma intencin democrtica que las dems: el dilogo pblico, motivo tambin de otro misterio. El rompimiento del sistema autoritario tena que incluir una fractura en la manera de realizar el dilogo poltico con los gobernantes, reservado hasta entonces a los lderes de las organizaciones formales, casi todas ellas controladas por miembros del partido oficial e incorporados a la estructura del Estado.

Pero nadie se imaginaba entonces lo que sera un dilogo pblico. El gobierno lleg a decir que podra ser por escrito, lo cual no fue rechazado por el CNH, siempre que la relacin epistolar se hiciera a travs de todos los medios de comunicacin. Los estudiantes propusieron en alguna ocasin una reunin en el Centro Mdico con los representantes del gobierno, pero stos no haban sido nombrados todava y el presidente no tuvo nunca la menor intencin de ventilar en un debate abierto los planteamientos estudiantiles. La convocatoria al dilogo en el Zcalo, para el primero de septiembre, expuesta al trmino de la manifestacin del 27 de agosto, no fue una accin aventurera de Scrates Campos, como se ha dicho, sino una decisin tomada por el CNH y preparada por activistas de muchas escuelas, los cuales llegaron preparados para dormir varias noches sobre la gran explanada. El desalojo de los estudiantes, a la una de la madrugada, fue una accin ordenada, evidentemente, por el Presidente, como lo fue tambin el desagravio a la bandera realizado al da siguiente y encabezado por el entonces lder de la CNC, Augusto Gmez Villanueva, el que termin con un nuevo desalojo violento aunque esta vez de los empleados pblicos que haban sido acarreados por sus lderes sindicales y jefes administrativos.

Como parte -secundaria- de las mentiras acerca del 68, se ha llegado a afirmar que el gobierno iba a responder positivamente a las demandas de los estudiantes, pero que "algo" lo impidi. En realidad, la respuesta se produjo: la secretara de Gobernacin rechaz con toda formalidad y por escrito las peticiones del CNH desde mediados de agosto y Daz Ordaz hizo lo mismo personalmente el primero de septiembre. Lo nico que poda considerarse como una pequea esperanza fue la convocatoria a audiencias pblicas en la Cmara de diputados sobre el artculo de disolucin social, el cual fue finalmente derogado casi un ao despus.

Los misterios se han extendido a la gran represin del 2 de octubre. Quin dispar inicialmente? La versin oficial fue la que dan todos los asesinos que buscan impunidad: "Me agredieron y respond." El Batalln Olimpia tom el edificio Chihuahua, donde se encontraba la presidencia del mitin, con el propsito de detener a los dirigentes estudiantiles. Mientras tanto, las tropas uniformadas entraban a la Plaza por el lado poniente. La versin de que no existi un mando conjunto, de que el gobierno estaba dividido y haba acciones divergentes, rueda por los suelos frente al hecho de que el Batalln Olimpia -compuesto por militares y acompaado de policas- y la tropa uniformada actuaron al mismo tiempo con la misma seal: las bengalas.

Los primeros disparos procedieron efectivamente del tercer piso del edificio Chihuahua, pero quienes dispararon no fueron los estudiantes, que ya haban sido sometidos, sino los militares del Olimpia. La respuesta de la tropa uniformada, desde el fondo de la plaza, se produjo inmediatamente, pero los disparos se prologaron durante horas.

Es evidente que la represin fue organizada detalladamente. El presidente, el secretario de Gobernacin, el titular de la Defensa, el jefe del Departamento del Distrito Federal y los policas y generales que rodeaban a stos, asumieron que haba que golpear al movimiento mediante una accin ejemplar: tena que correr la sangre. Ningn gobierno enva miles de soldados a un mitin slo para hacer recordar que an sigue existiendo: los generales se tardaron horas en ordenar el cese al fuego.

La mentira de la sucesin presidencial como motor del movimiento -manos negras, propsitos oscuros, mviles inconfesables, manipulacin de incautos- se aclara cuando se analiza la accin conjunta de militares, policas, agentes, espas, "orejas" y toda clase de empleados al servicio de las secretaras de la Defensa y Gobernacin, as como del Departamento del Distrito Federal y las procuraduras de justicia. Todo el aparato represivo del Estado particip en la matanza del 2 de octubre y los funcionarios de otras dependencias callaron en actitud de franca complicidad con el gobierno al cual servan y queran seguir sirviendo. La nica renuncia airada fue la de un solitario embajador mexicano en un lejano pas: Octavio Paz.

El movimiento como expresin de la supuesta lucha por la sucesin presidencial, es una versin que se dirige directamente a negar el carcter democrtico de la lucha estudiantil de 1968, pero que carece de los ms elementales indicios. Ningn funcionario gubernamental mantuvo contacto con dirigentes del movimiento; ninguna relacin entre gobernantes y lderes estudiantiles ha sido puesta de manifiesto, como no sean algunos encuentros que no sirvieron absolutamente para nada, con la posible excepcin de los agentes infiltrados que no tuvieron ms papel que el de informadores o delatores a la hora de intentar la justificacin de la matanza.

En 1968, se produjo un movimiento poltico cuyos principales protagonistas fueron los estudiantes y cuyo propsito fue lograr una apertura democrtica en la que se respetaran las garantas constitucionales. La izquierda independiente del pas apoy sin reservas al movimiento, particip dentro de ste con todas sus fuerzas y fue igualmente reprimida. Todo el oficialismo se pleg a la condena del movimiento y a la represin, incluyendo a los partidos paraestatales. El PAN no intervino directa o indirectamente en favor del movimiento, ni conden claramente al gobierno de Daz Ordaz. Los profesores universitarios, en gran nmero, al igual que la mayora de las autoridades de la UNAM tomaron parte aunque con sus propias posiciones, diferenciadas de las directrices de Consejo Nacional de Huelga. La simpata hacia el movimiento abarc a grandes sectores sociales, especialmente de empleados pblicos y trabajadores industriales, y tuvo importantes expresiones en provincia donde algunas universidades tambin se lanzaron a la huelga. La matanza del 2 de octubre fue el acontecimiento determinante en la derrota del movimiento como tal, pero sus demandas y, sobre todo, sus intenciones democrticas, perduraron durante los siguientes 30 aos.

En 1968 se produjeron movimientos estudiantiles en 391 ciudades de 66 pases. Mxico era ya parte del mundo.

El movimiento estudiantil del 68 en la Universidad de Guadalajara

Gabriel Vargas Lozano

PERTENEZCO A LA GENERACIN de 1968, es decir, a aquel grupo de jvenes que sufri el impacto de una de las olas de subjetividad ms poderosas de la ltima mitad del siglo XX y que se enfrent, en nuestro pas, contra un gobierno opresivo y autoritario con las armas de la razn, de la protesta pblica y de la esperanza de un cambio hacia una sociedad mas justa. Muchos miembros de mi generacin sucumbieron ante las drogas; otros tomaron el camino de la guerrilla para morir fsica o psicolgicamente en el intento; otros simplemente sobrevivieron.

Aquella ola de subjetividad estaba formada por diversas corrientes profundas. Una de ellas era impulsada por las transformaciones de los procesos de produccin industrial debido a las nuevas tecnologas en los pases altamente desarrollados. Otra provena del Este y proclamaba el socialismo como solucin para los males del capitalismo y la revolucin como la forma privilegiada de acceso a esta nueva sociedad que se presentaba como el fin de la explotacin y de la enajenacin humanas, y otra ms tena su origen en las profundas contradicciones generadas por el capitalismo en los pases perifricos del llamado "tercer mundo", con ayuda de las "lites gobernantes". Todo esto produca encrespadas olas y vertiginosos remolinos que golpeaban la vida, la cultura, los valores, la conciencia de una nueva generacin que se encontraba en el momento crtico, es decir, el paso de la adolescencia a la adultez, de la libertad a la esclavitud, de la repblica de los estudiantes a la insercin resignada en algn punto del tejido social.

La primera corriente produca tambin fenmenos como la simultaneidad de la informacin, la revolucin gentica, la automatizacin, la reorganizacin del trabajo, la transformacin de la clase obrera tradicional, la incorporacin masiva de la mujer a las actividades productivas (con las libertades necesarias para ello). Todo esto implicaba el surgimiento de una nueva sensibilidad, de una nueva subcultura del consumo que provenan del mundo anglosajn. De all vendr tambin la nueva msica electrnica; diferentes modos de vestir, hablar y actuar, as como una nueva ertica que se opona a la tica protestante y puritana. Toda esta transformacin que se operaba en el capitalismo desarrollado influa fuertemente en el mundo subdesarrollado. Estas corrientes llegaban hasta nosotros en forma conflictiva: nuestros vecinos del Norte eran sacudidos por dos grandes revueltas: la de los negros que luchaban por su dignidad y que vieron caer asesinado, en aquel fatdico ao del 68, a Martin Luther King y ms tarde a Robert Kennedy; y la de los movimientos contestatarios que rechazaban multitudinariamente una de las guerras mas sangrientas de la humanidad: la guerra de Vietnam. Ante todos esos cambios, en aquellos pases surgan los hippies, como un movimiento de protesta pacfico y la utopa de la vida comunal. Herbert Marcuse, distinguido miembro de la Escuela de Francfort, deca en uno de sus libros que se requiere "una modificacin de la estructura instintiva que haga que la energa destructiva se ponga ms y ms al servicio de la energa ertica, hasta que la cantidad mute en cualidad y en relaciones humanas (de los hombres entre s y con la naturaleza) se abran a la satisfaccin y al goce". En toda esta revuelta se avisoraban los movimientos antiracial, pacifista, antinuclear, ecologista, feminista y juvenil, en ellos depositaba Marcuse el sujeto de la historia, ante el aburguesamiento y la enajenacin que experimentaba el movimiento obrero en las sociedades altamente industrializadas. En efecto, el capitalismo, despus de la crisis de 1929, haba encontrado en el keynesianismo y el welfare state una forma de desactivar el potencial revolucionario de la clase obrera. Este fenmeno tambin se haba presentado en Mxico con el corporativismo de la clase trabajadora a nombre de la Confederacin de Trabajadores de Mxico.

La corriente de subjetividad que provena del Este era la del "socialismo realmente existente". Aqu tambin encontramos problemas. Esta sociedad se haba presentado desde 1917 como la alternativa autntica al capitalismo; sin embargo, en 1956, debido al informe secreto de Nikita S. Jrushov ante el XX Congreso del Partido Comunista de la Unin Sovitica, se haba desatado una crisis. Jrushov denunciaba los crmenes que haba cometido Jos V. Stalin, la colectivizacin y en el asesinato de autnticos revolucionarios. Poco a poco se iba adquiriendo conciencia de que en aquellos pases no se haba construido el socialismo, sino tan slo una modernizacin autoritaria del zarismo con rasgos provenientes de aquella tradicin. Si bien este juicio slo podr hacerse hasta el decenio de los ochenta, en 1968 tuvimos una muestra de que la URSS era incapaz de tolerar un cambio democrtico: el Ejrcito Rojo invadi Checoslovaquia y aplast la primavera de Praga con el pretexto de que sus dirigentes queran "volver al capitalismo"; en realidad, lo que buscaban era un socialismo verdaderamente democrtico.

Mientras tanto, en Mxico haba ocurrido un fenmeno nico con el socialismo. En primer lugar, desde los aos veinte se haba desatado una fuerte lucha entre las fuerzas conservadoras representadas por la Iglesia y las progresistas representadas por el gobierno, lucha que lleg al extremo en 1933 y 1934. En septiembre de 1933, se realiz el Primer Congreso de Universitarios Mexicanos, que reuni a representantes de todo el pas. Justamente fue su presidente el rector de la Universidad de Guadalajara, Enrique Daz de Len. En ese congreso, a propuesta de Vicente Lombardo Toledano, se decidi que la educacin que impartiera el Estado debera ser socialista. Lombardo razonaba que el Estado siempre haba tenido una orientacin definida: tomista en la Colonia, liberal en el siglo XIX, positivista a fines del siglo, espiritualista durante los aos veinte y en aquel momento era necesaria una orientacin filosfica que definiera el papel social de la universidad. En contra de esta tesis, se opuso su antiguo maestro, el filsofo Antonio Caso, quien consideraba, entre otras cosas, que la universidad es una comunidad de cultura, productora de valores y que debera tener como principio "la libertad de ctedra". El socialismo no poda ser adoptado como un credo en la universidad. El resultado del congreso fue una decisin mayoritaria a favor de la posicin de Lombardo. Por tal motivo, un grupo de derecha, lidereado por Manuel Gmez Morn, tom la rectora de la Universidad Nacional de Mxico y proclam la independencia universitaria. Los medios de difusin se lanzaron en contra de la tesis socialista y la iglesia catlica excomulg a quienes la aceptaban. En Guadalajara, como se sabe, despus de diversas luchas que produjeron golpeados y heridos, se llev al cabo la reforma y se crearon dos universidades: la del Estado, socialista, y la autnoma, fascista. Pero el tema del socialismo no era un asunto universitario exclusivamente, tambin tena un fuerte contenido poltico: el socialismo fue incorporado como una de la posiciones de la plataforma electoral que llevara al poder a Lzaro Crdenas y en 1934 se acord la reforma al artculo tercero Constitucional, que dej a salvo a las universidades.

Por qu razones se adopt la educacin socialista? En aquellos das, se pensaba que el capitalismo ya no podra vencer la profunda crisis de 1929 y que la solucin sera el advenimiento de la sociedad socialista. Lo que ocurri fue lo contrario. El capitalismo pudo resolver su crisis y, tras la Segunda Guerra Mundial, se resolvi el gran conflicto histrico: cada bloque se qued con un conjunto de pases bajo su influencia y se inici la guerra fra. Por ello se elimin el socialismo de la Constitucin. Esta situacin se reflej en la Universidad de Guadalajara y en especial en la vida estudiantil. Durante el rgimen de Crdenas, se cre la Federacin de Estudiantes Socialistas de Occidente (FESO) pero, cuando cambiaron los tiempos, se cre la Federacin de Estudiantes de Guadalajara (FEG) en substitucin de la FESO; esto ocurri durante el gobierno de Jess Gonzlez Gallo (1946-1952), quien, adems, el 27 de agosto de 1947 emiti una nueva ley orgnica mediante la cual se adjudic el nombramiento del rector y de los profesores. El Congreso constituyente de la FEG tuvo lugar el 23 de enero de 1948.

A pesar de todo, la idea del socialismo sigui mantenindose por diferentes fuerzas, pero por razones muy diferentes. En el caso de algunos partidos como el PPS, no se trataba de luchar realmente por el socialismo sino de mantener una ideologa que pudiera nuclear a un grupo y legitimar acciones a favor de las posiciones del gobierno. En efecto, el PPS abander todas las causas internacionales antimperialistas pero se pleg al gobierno en todas y cada una de sus acciones: cardenista con Crdenas, avilacamachista con vila Camacho, alemanista con Alemn, diazordazista con Daz Ordaz. Este comportamiento fue seguido fielmente por Carlos Ramrez Ladewig, fundador de la FEG, quien con el tiempo se transformara en un verdadero "Don Corleone" de la universidad hasta que fue asesinado en las calles de la Guadalajara, sin que hasta ahora se conozca la identidad ni los mviles de los asesinos materiales e intelectuales. El socialismo del PPS, como el de la FEG, era slo el disfraz del oportunismo.

Pero los jvenes de entonces tenamos tambin una nueva esperanza, la Revolucin cubana. Era sta una revolucin que formaba parte del ciclo de movimientos anticolonialistas y de liberacin nacional que Surgan del capitalismo perifrico y dependiente. Cuba puso de moda el paradigma de la revolucin y su imagen ms pura era Ernesto Che Guevara. Este paradigma empez a ser substituido por el de la democracia en el decenio de los ochenta, debido al fracaso de los movimientos guerrilleros y a la apertura del sistema operada, entre otros, por el movimiento estudiantil del 68.

Llega entonces el ao de 68. Los movimientos estudiantiles empiezan a desbordarse en el mundo. Los Norteamericanos hacen sus teach-in en las universidades; en Alemania apedrean el edificio del peridico Springer por sus constantes mentiras y en Francia Surge un movimiento que no solo es poltico sino de la imaginacin: "No tome el ascensor, tome el poder"; "formen comits de sueos"; "haz el amor y no la guerra".

Pero ac en Mxico no haba ocurrido nada similar. En fechas anteriores, se haban efectuado movimientos como el de los ferrocarrileros -cuyos dirigentes acabaron en la crcel, vctimas de condenas monstruosas por haber deseado un sindicato independiente-, el de los mdicos, el de los maestros y el de los estudiantes organizados en la Central Nacional de Estudiantes Democrticos. Los peridicos estaban amordazados. La falta de libertades polticas y civiles era asfixiante. No haba reconocimiento a partidos de oposicin. Los movimientos estudiantiles eran reprimidos. El artculo 145 del cdigo penal, llamado de disolucin social, herencia de la lucha antifascista, era empleado ahora en contra de lderes obreros, intelectuales y artistas disidentes. Adems, como se sabe, un ciclo de la economa haba terminado y se iniciaba la profunda crisis que sobrevendra en los aos posteriores.

El 26 de julio de 1968 se inicia el movimiento estudiantil-popular en la Ciudad de Mxico; una lucha entre pandillas con la consecuente violencia de la polica gener un levantamiento de los estudiantes, de los maestros, de los trabajadores, hasta llegar a las enormes concentraciones jubilosas en el Zcalo. Poco a poco se fueron conformando las demandas de libertad a los presos polticos, derogacin del artculo 145, destitucin de los jefes policiacos que haban violado la autonoma universitaria. La juventud mexicana, junto a sus maestros, se hermanaba con los movimientos de protesta de otras partes del mundo, en su lucha contra el autoritarismo de aquellas sociedades.

Durante los meses de agosto y septiembre de 1968, el movimiento creci en forma gigantesca. Haba logrado lo que la vieja izquierda no haba podido hacer durante aos: volverse expresin de las demandas del pueblo; sta era su fuerza. Su debilidad consistira en que se trataba de un movimiento espontneo. El gobierno simul negociar primero y luego, con la matanza de Tlaltelolco, decidi cortar de un cuajo el movimiento. Algn da sabremos los detalles de la decisin y de quienes intervinieron en ella, pero obviamente nada poda moverse sin la anuencia de Gustavo Daz Ordaz. El 2 de octubre de 1968 cundi el terror en la Ciudad de Mxico y tambin en todo el pas.

Pero mientras los estudiantes y el pueblo en general gozaron durante aquellos meses de la jubilosa experiencia del debate en las asambleas, de la manifestacin libertaria, de la rebelin contra la autoridad, en suma de toda una experiencia democrtica que involucr a cientos de miles de habitantes, en el resto del pas el autoritarismo cerr filas y se volvi mas opresivo. Ese fue el caso de Jalisco, donde no slo estaban prohibidas las manifestaciones, sino incluso la expresin a travs de carteles o volantes. Pero lo singular fue que las escuelas de la universidad y las calles de Guadalajara fueron vigiladas no por la polica sino por un grupo de seudoestudiantes que formaban parte de la FEG. Esos grupos, dotados por el gobierno de autos, armas largas y dinero, se dieron a la tarea de perseguir, golpear y secuestrar a todo aquel que pretendiera solidarizarse con las banderas del movimiento estudiantil, que no eran otras que las de la democracia.

Algunos dirigentes de la FEG han declarado que esta organizacin no particip en el movimiento del 68. La verdad es que la FEG tom a su cargo la represin de dicho movimiento.

Pero, cmo es que una organizacin estudiantil haba llegado al extremo de convertirse en una organizacin policiaca contraria a los propios estudiantes? La FEG naci como un organismo de control del gobierno en la universidad; sin embargo, debido a su permanencia, poco a poco logr el control de la universidad entera y una cierta autonoma respecto a los gobiernos priistas. Este poder fue construido con base en tres puntos de apoyo: el primero era el gobierno del estado y la impunidad que le otorgaba a la federacin; el segundo, un grupo de porros que se encargaban de eliminar las oposiciones a sangre y fuego; y el tercero una especie de ideologa socialista que serva slo como definicin frente a la Universidad Autnoma de Guadalajara y la derecha. La FEG fue tomando gradualmente todos los puestos e instaur una carrera no incluida en los planes de estudio: la de dirigente estudiantil, que poda optar por ser funcionario o tener algn cargo poltico dentro del estado. La FEG convirti a la universidad en un sector corporativo estatal ms. Esta subordinacin de lo estrictamente universitario a lo poltico produjo una cada vertical del nivel acadmico.

A pesar de todo, un grupo de estudiantes procedentes de las escuelas de ciencias sociales y humanidades, as como del area cientfico-tcnica, estuvimos haciendo una labor muy intensa de difusin del movimiento, a travs de volantes, carteles, manifiestos de todo tipo. El 3 de octubre de 1968 nos enteramos por medio de Exclsior de la matanza de Tlaltelolco y citamos para el da siguiente a asambleas en las facultades de Economa y Filosofa y Letras. En Filosofa, los estudiantes, indignados, decretaron en forma unnime tres das de no asistencia a clases; pero en Economa, ante la ausencia de argumentos, la asamblea fue disuelta a golpes. Ese mismo da 3, se efectu un foro para discutir las bases jurdicas de los artculos de disolucin social con la asistencia de las autoridades universitarias. Carlos Gonzlez Durn, magistrado del Tribunal de Justicia en Jalisco y profesor de la facultad de Derecho, seal en su intervencin que el carcter represivo del gobierno no estaba slo en los artculos 145 y 145 bis del Cdigo Penal, sino en la brutalidad de Tlaltelolco. El auditorio entonces se volc en contra de las autoridades universitarias y stas tuvieron que abandonar el auditorio ante la multitud indignada. Todo esto hizo suponer a la mafia de la FEG que en Guadalajara podra rebrotar el movimiento y pensaron que el 4 de octubre por la tarde, al iniciarse el paro en Filosofa, ocurrira una batalla definitiva. Ese da llegu a las puertas de la facultad, en donde me esperaba un numeroso grupo de personas armadas, dirigidas por unos individuos que despus seran nada menos que rectores! de aquella universidad. Estas personas me obligaron a subir a un auto, secuestrndome, junto a un amigo que se encontraba all como espectador. Pronto se corri la noticia en la facultad: quiz me mataran. La verdad fue que, sobre la marcha y despus de que demostr a mis secuestradores que si me ocurra algo la situacin poda explotar, ellos decidieron mandar conmigo un mensaje: "Suspendan todo movimiento porque, si no, sern reprimidos."

Aqu se dividi el movimiento estudiantil opositor. Algunos de nosotros que, como dije al principio, no tenamos mas armas que las de la indignacin moral, tuvimos que aceptar que la situacin ya estaba decidida. Nuestra reaccin haba sido muy tarda. A otros, en cambio, les escuch decir: "No vale la pena luchar en contra de estos individuos, debemos luchar en contra del mismo gobierno."

Como se sabe, la FEG fue premiada por su obediencia a Daz Ordaz con un edificio y relojes de oro. Curiosamente, la Sociedad Mdica de Jalisco tambin recibi, como estmulo a su "buena conducta", dos automviles y 25 televisores, por su defensa del gobierno a travs de manifiestos.

Qu conclusiones podemos sacar?

1. No ha existido en todo el pas una organizacin como la FEG que haya tomado como rehn a toda una universidad y pervertido sus fines.

2. En Guadalajara existi un sector estudiantil, extraordinariamente receptivo a las demandas del movimiento estudiantil del 68, pero reprimido por un grupo mafioso con apoyo gubernamental.

3. El malestar por la falta de libertad y democracia en la universidad sent las bases para el estallido de 1970, con el Frente Estudiantil Revolucionario (FER), organizado por Andrs Zuno y luego abandonado a su suerte por l mismo, debido a que le ocasionaba problemas a su cuado, Luis Echeverra lvarez.

La aparicin del FER hizo suponer a la FEG que el gobierno haba cambiado de testaferro, los miembros de sta renunciaron en masa, encabezados por sus "lder moral", Carlos Ramrez Ladewig. Cuando el gobierno les hizo saber que no era as, los miembros del FER fueron perseguidos y asesinados en las calles de la ciudad por gngsters de la FEG, y sus principales dirigentes encarcelados. Un mtin de la Escuela Politcnica fue ametrallado. Justamente por haber hecho un juicio correcto sobre lo ocurrido en aquella ocasin, fue que Carlos Gonzlez Durn fue corrido de sus ctedras, como yo mismo lo haba sido anteriormente.

4. A la luz del tiempo, se sabe que el movimiento estudiantil del 68 fue, junto con los dems movimientos, el inicio del proceso democrtico que hoy vivimos. Lo que podemos decir es que, a pesar de la represin, tambin en Guadalajara luchamos, con lo que pudimos, para estar a la altura de la historia.

Hoy, los verdaderos estudiantes deben estar con las banderas que nosotros enarbolbamos entonces: una universidad de excelencia acadmica, autnticamente democrtica en sus instancias internas, consciente de que se trata de una universidad pblica, es decir, no confesional y que debe estar abierta a las mayoras ms desprotegidas, una universidad que est a la vanguardia del pensamiento poltico y social.

EL MOVIMIENTO DEL 68 Tres documentos del Partido Comunista Mexicano

A TREINTA AOS DE INICIADO el movimiento estudiantil de 1968, son muchos an los aspectos que deben estudiarse y dilucidarse. Frente a este hecho lamentable, cuya razn fundamental reside en la negativa gubernamental de abrir sus archivos, es necesario convocar al esfuerzo colectivo de los distintos actores y testigos de aquella gran gesta, de todos aquellos que, como los estudiantes de entonces, desean un Mxico democrtico, para remontar todo intento de imponernos el olvido.

Nuestra revista aportar a esa memoria de todos. Publicamos a continuacin tres documentos del Partido Comunista Mexicano (PCM), que abordan diferentes momentos del movimiento estudiantil del 68 y que proveen, junto a la entrevista que aparece en este mismo nmero con Arnoldo Martnez Verdugo -quien entonces era el secretario general de esa agrupacin-, elementos sobre la participacin y postura de ese partido en aquella lucha de los estudiantes mexicanos, tema que, como muchos otros, se ha discutido en las tinieblas.

Como se sabe, el gobierno de Gustavo Daz Ordaz difundi la versin de que lo ocurrido en las calles y en las escuelas a partir del 26 de julio de 1968 no era sino una "conjura comunista". Con esto, se intentaba justificar la dura respuesta oficial a las demandas estudiantiles y la persecucin policiaca que desde aquel primer da afect al PCM. Por su parte, entre las filas de algunos protagonistas estudiantiles corrieron versiones diversas sobre la conducta de los comunistas, algunas de ellas fundadas en la desconfianza general que produce un rgimen autoritario y atrasado, otras en discrepancias con la poltica y las concepciones de esa organizacin de la izquierda mexicana.

Evidentemente, nunca se prob conjura alguna. Tras aos de lucha y crceles, los comunistas fueron actores fundamentales del proceso de unidad de la izquierda que, en 1981, abri paso a la disolucin del PCM y la creacin de un nuevo partido. Desde entonces, pues, mucha agua ha corrido en la poltica nacional. Sin embargo, el apoyo irrestricto al movimiento estudiantil y sus demandas, -actitud que prcticamente ningn otro partido comunista del mundo adopt-, as como el compromiso con la lucha por la democracia en el pas y el establecimiento de relaciones respetuosas entre partido y movimiento social, siguen siendo valiosos aportes, entre otros, del PCM.

Nueva provocacin contra la libertad

ANTE LA OPININ pblica mexicana e internacional se ha planteado por tercera vez en el curso de este ao la acusacin contra el Partido Comunista Mexicano de atentar contra el orden pblico y preparar las ms fantsticas conjuras.

Las "pruebas" que en esta ocasin se muestran al pblico no pueden ser ms impresionantes: combates callejeros entre policas y estudiantes durante varias horas, escaparates destrozados, ms de 500 heridos, cientos de encarcelados, allanamientos de moradas, espectaculares cateos de las oficinas del PCM y de los talleres de su peridico, amn de patticas acusaciones contra los "agitdores profesionales" que infiltrndose en la masa estudiantil la conducen a los peores excesos.

Durante el mes de mayo, pocos das despus de que el presidente de la Repblica recibiera al Presidium del Comit Central del Partido Comunista Mexicano, el polizonte norteamericano Edgar J. Hoover, jefe del FBI, hizo distribuir en el pas y en el extrajero la burda especie de que los comunistas mexicanos procedan al acopio de armas para lanzarse a una rebelin; la opinin pblica mexicana entendi el sentido de este infundio y se burl del decrpito espa.

Un poco antes, en febrero de este ao, durante los das en que se desarrollaba la Marcha Estudiantil por la Ruta de la Libertad, funcionarios policiacos lanzaron pblicamente la calumnia de que un accidente ferroviario normal era obra de un sabotaje de los comunistas mexicanos.

Los intentos de febrero y mayo fracasaron estrepitosamente. Y, ahora, se monta una nueva provocacin, ms espectacular que las anteriores, pero de la misma factura macartista.

Las acusaciones de febrero, de mayo y la reciente del da 26 de julio son eslabones de la misma cadena. Constituyen partes de un plan premeditado, representan una provocacin de carcter poltico con el objeto directo de agredir a la nica fuerza de oposicin consecuentemente antimperialista y revolucionaria, que acta en nuestro pas. Se trata de impedir que esta agrupacin de mexicanos ejerza los derechos que nuestras leyes otorgan a todos los ciudadanos.

Pero no slo de eso se trata. Se trata igualmente de carcomer an ms el ambiente poltico nacional; de mantener un clima de persecucin, de cacera de brujas, de inhibir la accin popular amedrentando a las masas con el fantasma de la "anarqua y el desorden comunista"; de represin antidemocrtica, que va dirigida contra todas las fuerzas progresistas del pas y no slo con