NOVEDADES, CURSOS Y ENCUENTROS CIENTÍFICOS...

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ISSN 1576-2068 Dep. Legal M-10186-2000 Número 67 Julio-Septiembre 2016 A yala A yala Cuadernos de REVISTA DE LA FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE GENEALOGÍA Y HERÁLDICA Y CIENCIAS HISTÓRICAS

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ISSN 1576-2068 Dep. Legal M-10186-2000 Número 67 Julio-Septiembre 2016

A y a l aA y a l aC u a d e r n o s d e

REVISTA DE LA FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE GENEALOGÍA Y HERÁLDICAY CIENCIAS HISTÓRICAS

Cuadernos de Ayala 67 - JUL/2016 [2]

El Boletín Oficial del Estado del 18 de julio de2016 publicó el Decreto 26/2016, de 3 de julio, del Go-bierno de la Comunidad Autónoma de La Rioja, en vir-tud del cual se ha declarado bien de interés cultural decarácter inmaterial el patrimonio cultural del Solar deTejada, en Laguna de Cameros.

El intento se venía gestandodesde mucho tiempo atrás -la iniciati-va partió de don Antonio de Castro yGarcía de Tejada, y de don Javier deSomalo Mendiola, siempre celosos delos intereses del Solar-, y es una no-vedad importante, y no solo desde elpunto de vista estrictamente cultural.

Recordemos, aunque sea muysabido, que el Solar de Tejada gozade un privilegio heráldico desde al me-nos el siglo XVI -el XV, si hacemos ca-so de algunos documentos que ofre-cen una autenticidad dudosa-. Y queeste privilegio ha sido confirmado pormuchos monarcas españoles, en parti-cular a partir del fin del Antiguo Régimen, y última-mente por S.M. el Rey Don Juan Carlos, en 1981.

En primer lugar, nos parece interesante queuna entidad española, en esta caso una comunidadde bienes -un tipo de sociedad mercantil muy básico-,que agrupa a los propietarios de la finca homónima,haya merecido esta calificación legal. Pues es una co-munidad de bienes muy peculiar, ya que su existenciase remonta a varios siglos atrás, probablemente hastalos tiempos de la Baja Edad Media, que es cuando co-mienza a documentarse de una manera fehaciente.

Esta peculiar sociedad pseudofamiliar de pro-pietarios agrarios y ganaderos lo es también porquetiene una larga tradición nobiliaria, si bien hoy en díano puede ya ser calificada de corporación nobiliaria -pues según tienen declarado el Tribunal Constitucio-nal y el Tribunal Supremo, esa cualidad solamente lagozan el Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid, y lascinco Reales Maestranzas de Caballería de Sevilla,Granada, Valencia, Ronda y Zaragoza, que son lasúnicas instituciones nobiliarias oficialmente reconoci-das por el Estado, aparte de la Excelentísima Diputa-ción de la Grandeza de España-.

Pero notemos que es precisamente esa tradi-ción histórica, en parte nobiliaria, lo que se ha declara-do bien de interés cultural de carácter inmaterial porparte de la Comunidad Autónoma de La Rioja: el patri-monio cultural del Solar de Tejada, que se evidencia

en la casa solar y en su rico archivo.El decreto al que aludimos es

impecable en términos jurídicos. Noasí el “anexo” que le sigue, ya que enel extenso texto que corre bajo el epí-grafe “descripción del bien” se mez-clan indiscriminadamente realidades yficciones, basadas en las opiniones devarios autores particulares -inclusiónmás censurable aún por cuanto todosson miembros de la entidad beneficia-da, y, por ende, directamente partesinteresadas-. Opiniones que no com-parten, por cierto, todos los solariegos,habiendo sido censuradas las de quie-nes se han opuesto a tales asertos.

En tal relato, muy prolijo, secalifica al Solar de Tejada de “institución”, lo que su-giere una dimensión pública u oficial, que no tiene. Y asus miembros y condueños actuales se les denomina“Señores” pertenecientes a un “linaje”, y otras pampli-nas. Más aún, se afirma galanamente que la perte-nencia al Solar aún conlleva un reconocimiento de no-bleza por “la voluntad regia y el refrendo de lospoderes públicos”, y que constituye ”el único Título deseñor colectivo que pervive en la actualidad”. Lo queobviamente carece de todo sustento en la legalidad vi-gente, y no es sino una voluntariosa fantasía de todopunto inoportuna e indeseable, ya que esta clase demistificaciones son las que desacreditan un pasadobien digno de memoria.

Esta decisión política es, en todo caso, muydigna de encomio y de gratitud, ya que -y esto es loverdaderamente importante, y no los absurdos floro-nes pseudonobiliarios-, los poderes públicos vienen aproteger así una verdadero y cierto patrimonio históri-co inmaterial -o sea, moral-, bien digno de respeto yde reconocimiento públicos, y a procurar el fomentode un mejor conocimiento de su larga, densa e intere-sante realidad histórica. Así sea.

EDITORIAL

EL ANTIGUO E ILUSTRE SOLAR DE TEJADA,DECLARADO BIEN DE INTERÉS CULTURAL

NUESTRA PORTADAArmerías del Excmo. Señor Don José Moñino y Redondo, primer Conde de Floridablanca,

grabadas por Juan Fernando Palomino en 1776 (col. Vizconde de Ayala)

EXPOSICIÓN VIRTUTE ET MERITO EN EL MUSEOCASA DE LA MONEDA

Del 20 de septiembre al 11 de diciembre, elMuseo Casa de la Moneda acoge la primera exposi-ción organizada con motivo del III Centenario del na-cimiento de Carlos III. Organizada por la Presidenciadel Gobierno de España (sede de la Cancillería de laOrden de Carlos III), el Ministerio de Hacienda y Ad-ministraciones Públicas, y la Real Casa de la Mone-da, con motivo del III Centenario del nacimiento deDon Carlos III, esta importante muestra quiere acer-car al gran público la Real y Distinguida Orden Espa-ñola de Carlos III, cuya historia corporativa y premialse presenta por medio de una cuidada selección dedocumentos, piezas e imágenes inéditas, condecora-ciones, retratos de personajes clave en nuestra histo-ria, mantos ceremoniales de diversas Órdenes, mo-nedas y medallas, escudos, modelos originales deconocidos monumentos madrileños, etcétera. Cercade 400 piezas, provenientes de 54 museos y colec-ciones privadas, nacionales y extranjeros, nos acer-can tanto a la figura y obra del monarca creador de laOrden, como a sus 245 años de trayectoria. El 19 deseptiembre de 1771, S.M. el Rey Don Carlos III rubri-caba con su firma la institución de la Real y Distingui-da Orden Española que, teniendo como lema «Virtutiet Merito», nacía con la finalidad de distinguir a aque-llas nobles personas que destacaran por sus accio-nes en beneficio de España y la Real persona. EstaDistinguida Orden Española es una de las creacionesmás importantes de su reinado, y su legado llegahasta nuestros días como parte del Patrimonio Histó-rico inmaterial de todos los españoles. Hoy, 245 añosdespués, bajo el Gran Maestrazgo de S.M. el ReyDon Felipe VI, sigue ocupando el primer puesto entrelas más altas distinciones del Reino de España. Esconcedida a destacados altos cargos de institucionespúblicas y relevantes ciudadanos por sus esfuerzospersonales o corporativos que contribuyen, de modo

relevante, a la mejora de nuestra sociedad y sus insti-tuciones básicas. También es impuesta a altos digna-tarios y jefes de Estado y de Gobierno de las nacio-nes amigas con el fin de estrechar, al más alto nivel,las relaciones de amistad del Reino de España consus socios y aliados. Mujeres y hombres distinguidospor el Rey por su virtud y mérito, y en permanentehomenaje y recuerdo de la memorable figura y obrade su soberano fundador, el Rey Carlos III. La entra-da es gratuita.LA ESPAÑA DE FERNANDO EL CATÓLICO, ENTARAZONA

El XIII Curso de Verano “Ciudad de Tarazo-na”, con el título “La España de Fernando el Católi-co”, se ha celebrado entre el 18 y el 20 de julio, bajoel patrocinio del Ayuntamiento de Tarazona (Zarago-za) y de la Cátedra Universitaria España-Israel de laUniversidad Rey Juan Carlos de Madrid, y con la co-laboración de la Editorial Dykinson y de la FundaciónDon Juan de Borbón - España-Israel. Con la miradapuesta en la figura del insigne monarca, modelo depolítico, estratega, militar y gobernante en su época,del que se cumplía durante el presente año el V Cen-tenario de su fallecimiento, el director del Curso, Dr.D. Ignacio Ruiz Rodríguez, catedrático acreditado deHistoria del Derecho de la Universidad Rey Juan Car-los, de Madrid, ha reunido a lo largo de tres intensasjornadas a un plantel de especialistas que desarrolla-ron a través de sus interesantes intervenciones losmás variados temas en torno a la figura del emblemá-tico rey aragonés. Tras las palabras de bienvenidadel Alcalde don Luis María Beamonte Mesa, apoyoinsustituible y generoso de los Cursos a lo largo detodas sus ediciones, y del director, explicando los ob-jetivos del presente año, se procedió a la inaugura-ción solemne con la intervención del catedrático jubi-lado de la Universidad Rey Juan Carlos, Dr. D.Rogelio Pérez-Bustamante, con la ponencia Fernan-

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do el Católico vs. Felipe el Hermoso: una confronta-ción histórica y política. A continuación intervino elProf. Dr. D. Josep Serrano Daura, de la UniversidadInternacional de Cataluña, al objeto de efectuar unaamplia Aproximación a la Corona de Aragón de Fer-nando el Católico. Concluyó la primera jornada con laponencia del profesor titular de la Universidad de Va-lladolid, Dr. D. Félix Martínez Llorente, relativa a laPolítica foral de los reyes Isabel y Fernando en Casti-lla y Aragón: el ocaso de un sistema jurídico. La se-gunda jornada del Curso se centró en aspectos con-trovertidos de la política desarrollada por el ReyFernando el Católico a lo largo de su reinado. Abrióde nuevo las sesiones el catedrático emérito de laU.N.E.D. y presidente de la Real Academia de Juris-prudencia y Legislación, Dr. D. José Antonio Escude-ro López, con la conferencia Fernando el Católico yla Inquisición”, tema del que es profundo y reconoci-do especialista. Siguió el Dr. D. José Manuel AzconaPastor, profesor titular de Historia Contemporánea dela Universidad Rey Juan Carlos, con un análisis deta-llado y profundo de La incorporación del Reino deNavarra a la Monarquía de Fernando el Católico” otrode los grandes logros políticos y militares del ReyCatólico. En la tercera sesión se desarrolló la inter-vención del director del Curso, profesor Ruiz Rodrí-guez, acerca de la política judía de los Reyes Católi-cos y sus consecuencias con la conferencia Losjudeoconversos en la Corte de los Reyes Católicos.Completando la anterior y cerrando la sesión del día,la intervención de D. Uriel Macías Kapón sobre La

expulsión de los judíos de España: la formación de laDiáspora sefardí. La tercera y última jornada estuvodedicada a los logros fernandinos en la conquista ycolonización de América, así como en el fomento dela cultura y la actividad educativa universitaria. El Dr.D. Emiliano González Diez, catedrático de Historiadel Derecho de la Universidad de Burgos abordó lafigura de Fernando el Católico: gobernador de Casti-lla y la empresa de Indias, que tuvo su continuidaden la ponencia desarrollada por D. Alexander Her-nández Delgado, secretario del Curso y profesor dela Universidad Rey Juan Carlos, con el título La IslaFernandina. Finalmente, los dos últimos intervinien-tes abordaron los aspectos culturales y académicosdestacados del reinado de Fernando el Católico: elDr. D. Javier Hernanz Pilar, profesor titular de Dere-cho Romano de la Universidad de Valladolid nosaproximó a La Universidad y el derecho en la épocade los Reyes Católicos; y el profesor Dr. D. Luis Mi-guel Gutiérrez Torrecilla, de la Universidad de Alcalá,desarrolló en su conferencia de clausura la ascen-dencia del Rey Católico sobre las Universidades desus reinos y en particular el papel jugado en La crea-ción de la Universidad de Alcalá de Henares en tiem-pos de los Reyes Católicos y la proyección de su ide-ario cultural. Tras un animado coloquio con losasistentes, que roboraron con sus aplausos el éxitodel Curso, se procedió a la entrega solemne de diplo-mas a los participantes y a la clausura oficial por par-te de la autoridad municipal, el director y el secretariodel Curso (F.M.LL.).

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(+34) 670 826 300 - [email protected]

J o s é M i g u e lP e c o s

Antiguo Maestro Mayor

de

Cejalvo

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La creación de la Real yDistinguida Orden Española deCarlos III, el 19 de septiembre de1771, vino a suponer una grannovedad en el sistema premialhispano. La voluntad decididadel Monarca fundador -cuyo es-tamos conmemorando el tricen-tenario de su natalicio-, que laequiparó en todo con las anti-guas cuatro Órdenes Militares deSantiago, Calatrava, Alcántara yMontesa, convirtió pronto la nue-va Orden en una institución res-petada, económicamente fuerte.

Enseguida, las insignias,bandas y mantos de la nueva Or-den Española, fueron ornatoprincipal de la Corte española. Y,como era de costumbre, sus re-presentaciones heráldicas no tar-daron en manifestarse.

La primera en el tiem-po de esas representacionesha de ser, si no estamosequivocados, la de las arme-rías que usó durante los añosfundacionales don José Mo-ñino y Redondo, primer Con-de de Floridablanca y memo-rable primer ministro de laMajestad Católica(1). Conde-corado con la cruz en los ini-cios de la Orden, el 22 demarzo de 1772, promocionóa caballero gran cruz el 28 demarzo de 1783, y desde en-tonces ostentó siempre ban-da y placa en todos sus retra-tos conocidos(2), inclusocuando renunció a dicha per-tenencia a la Orden Españolaen enero de 1789, ya que el

nuevo monarca le conservó vitali-ciamente el uso de ambas.

Es una representación calco-gráfica, es decir un grabado aburil, y de muy buena factura. Ajuzgar por su tamaño, 14x9 cm, ypor el papel corriente en que seestampó, o bien se trata de unmodelo para sellar pdocumentosoficiales -como los pasaportes ylicencias-, o bien fue el ex-librisdel Conde. Conceptos que vienea confirmar, en parte, el hecho deque como tal ex-libris apareceunido a los ejemplares de la obraAtlante español o descripción detodo el reino de España, de Ber-nardo Espinalt y García (impresaen Madrid, en catorce volúme-nes, entre 1778 y 1795), que hoyposee la Real Casa de la Mone-da. Obra que, aunque no está

expresamente dedicada alConde de Floridablanca, a éldebió dirigirla el autor, comoda a entender en la introduc-ción, al explicar que da co-mienzo a su plan precisa-mente por la descripcióngeográfica del reino de Mur-cia.

Notemos, antes de pasaradelante, que existe al me-nos otro ejemplar conocidode esta estampa: el de mipropia librería.

En la parte baja e izquierdadel escudo -la diestra, en tér-minos heráldicos-, aparece lafirma Palomino ft. Así que elautor fue, obviamente, donJuan Fernando Palomino yOropesa, nacido en Madrid

DE RE HERALDICA

LAS ARMAS DEL CONDE DE FLORIDABLANCAPRIMERA REPRESENTACIÓN HERÁLDICA DE LASINSIGNIAS DE LA REAL Y DISTINGUIDA ORDEN

ESPAÑOLA DE CARLOS I I Ipor el Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, Vizconde de Ayala

marqués, y ornamentado de banderas, piezas ybastimentos artilleros. El escudo es cuartelado, y

esos cuatro cuarteles es desuponer que representanlos cuatro abolorios delgran ministro: Moñino (el ár-bol flanqueado de sendastorres almenadas), Redon-do (la banda con la cruzsantiaguista, cinco lises ydos calderas), Gómez (uncastillo donjonado y alme-nado, con sendas banderascon crecientes moriscos, yBermejo (un Santiago ma-tamoros).

Pero lo más relevan-te, y lo que motiva este bre-ve estudio heráldico, es queen un óvalo puesto bro-chante al centro del escudo,se muestra la insignia de lagran cruz de la Orden Es-pañola -según el modeloochavado, pero más altoque ancho, usado enton-ces-, al tiempo que su fa-moso lema Virtuti et Meritoaparece sobre sendas cin-tas que rodean la parte su-perior del escudo.

Estos aumentos de lainsignia y el lema fueronnovedad heráldica por en-tonces. Pero, como deci-

mos, la moda cundiópronto entre los caba-lleros carolinos, sibien del modo heráldi-co más sólito: con lacinta rodeando el es-cudo, y la insigniapendiente de la punta.Así, por mencionartan solo las que seusaron durante el rei-nado del monarcafundador de la Orden,las bellas armerías delgeneral don AmbrosioFunes de Villalpandoy Abarca de Bolea,Conde de Ricla (caba-llero gran cruz desde

hacia 1740 y muerto en la villa y corte en 1793, hijoy discípulo del también grabador Juan Bernabé Pa-lomino. Fue elegido acadé-mico de mérito de la RealAcademia de Bellas Artesde San Fernando el 6 deabril de 1767. Según susbiógrafos, autor de un ele-vado número de estampasde calidad discreta y de losmás variados géneros, des-de el religioso al retrato, laspartituras musicales o lasvistas de ciudades y paisa-jes con personajes típicos,que realizó principalmentecon destino al “Atlante es-pañol o descripción de todoel reino de España”, de Ber-nardo Espinalt y García,obra recibida con críticas ensu tiempo por su escaso ri-gor crítico, editada en cator-ce volúmenes entre 1778 y1795. De su amplia produc-ción pueden destacarse lasláminas que con arreglo alespíritu ilustrado de la épo-ca realizó para diversasobras científicas, en espe-cial las destinadas a la “Co-lección general de máqui-nas: escogidas entre lasque hasta hoy se han publi-cado en Francia, Inglaterra,Italia, Suecia y otras par-tes”, editada en dosvolúmenes en 1783por Miguel GerónimoSuárez y Núñez, ar-chivero de la RealJunta General de Co-mercio, Moneda y Mi-nas, y formada por118 estampas, acom-pañada cada una dela descripción de lamáquina ilustrada(3).

Las armascondales aparecen in-sertas en un cartuchobarroco, timbrado deuna corona nobiliariaque es más bien la de

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Arriba, las armas del general Conde de Gálvez, capitángeneral de La Luisiana (aumentadas por el Rey en 1783con el navío Galveston y la flor de lis de oro en campo

azul), con las insignias de la Orden Española

Abajo, las armas del Marqués de González de Castejón,secretario de estado de Marina, con el manto, banda y

cruz de la Orden Española

de 1823, y gran cruz desde 1832), que llevan lacruz de Carlos III acolada al escudo, y las de San

Hermenegildo e Isabel laCatólica pendientes de lapunta(10).

Solo algunos añosdespués, hacia 1790, rei-nando ya Don Carlos IV,el collar y las cruces de laOrden Española -con lainsignia modificada pordicho Monarca-, seráañadido a las ArmasGrandes de la MonarquíaEspañola. A partir de en-tonces ya serían muchos,muchísimos, los caballe-ros carolinos que osten-taron las insignias de laReal y Distinguida OrdenEspañola de Carlos III ensus armerías, un uso delque hay muchos testimo-nios heráldicos.

N O T A S1) Nacido en Murcia el 21de octubre de 1728, hijo dedon José Moñino y GómezColón, y de doña FranciscaRedondo y Bermejo. Licen-ciado en Leyes y abogadode los Reales Consejos, fis-cal del Consejo de Castilla

(1766), pronto se manifestó co-mo defensor de la política re-galista y anticlerical. Embaja-dor en la Santa Sede (1772),logró allí la disolución de laCompañía de Jesús. Primersecretario de Estado (1777-1792), e interino de Gracia yJusticia (1782-1790), fue un fir-me defensor de los interesesde España frente a Inglaterra,auxilió a los rebeldes nortea-mericanos y recuperó Menorcay La Florida; también las pose-siones de la Guinea. Durante larevolución francesa se mostrómás reaccionario, y tras sudestitución fue encarcelado enHellín y Pamplona hasta 1794.Retirado en Murcia hasta lossucesos de 1808, fue entoncesnombrado presidente de laJunta Suprema Central Guber-

1772)(4); del general don Bernardo de Gálvez, pri-mer Conde de Gálvez (caballero pensionado desde1777)(5); las del marinodon Pedro González deCastejón y Salazar, pri-mer Marqués de Gonzá-lez de Castejón (caballe-ro gran cruz desde1777)(6); las de don Ma-nuel de Sentmenat yOms de Santa Pau, IVMarqués de Castelldos-ríus y teniente general delos Reales Ejércitos(gran cruz desde1780)(7); las del intenden-te don Manuel Martínezde Irujo y Erice (caballerodesde 1779)(8), por ciertocon el lema Virtuti et Me-rito ornando el escudo,cual el de Floridablancaque glosamos; o las dedon Francisco de Bancesy Oliver, brigadier de laReal Armada (caballeropensionado desde el año1777)(9). Notemos en to-das estas primeras re-presentaciones heráldi-cas de la OrdenEspañola, la banda conlos colores originales(azul con cantos blancos), yla cruz timbrada de la Coro-na Real, según lucieron lasinsignias originales hastaque en la primavera de1792 se trocaron una y otra(en esta, por la corona lau-reada).

No obstante ser taluso el más frecuente, tam-bién conocemos algún ca-so, de los años de 1830 ya,en que la cruz carolina fueacolada al propio escudo dearmas, a la manera antiguaespañola, es decir la clásicaen las otras cuatro ÓrdenesMilitares hispanas: así lasarmerías del marino donÁngel Laborde y Navarro(caballero pensionado des-

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Arriba, las armas del teniente general Marqués deCastelldosríus, rodeadas del collar de la gran cruz

de la Orden Española

Abajo, las armas del intendente don Manuel Martínez de Irujoy Erice, con la cruz de caballero

pendiente de la punta

nativa del Reino. Murió sirviendo ese cargo en Sevilla, el30 de diciembre de 1808.

2) Los que le hizo Francisco de Goya en 1783 (hoy en elBanco de España, y en el Museo del Prado). El anónimode 1783, atribuido al mismo pintor, en una colección par-ticular. Otro de Bernardo Martínez del Barranco, que lerepresenta como protector del comercio (hoy en el Mu-seo del Prado). Los de Francisco Folch de Cardona(conservados en el Ayuntamiento de Murcia y en el Ban-co de España). Otro anónimo, pero de buena factura(que se exhibe en el Museo de Arte Moderno y Contem-poráneo de Santander). El busto de mano de AntonioPeñas, de 1854 (en el Palacio Real de Madrid). Y, en fin,los varios grabados coetáneos y posteriores (como elmás conocido, de Antonio Guerrero y Juan Carrafa).

3) Juan CARRETE PARRONDO, Diccionario de graba-dores y litógrafos que trabajaron en España. Siglos XV aXIX (en red). Juan Agustín CEÁN BERMÚDEZ, Dicciona-rio de los más ilustres profesores de las Bellas Artes enEspaña (Madrid, 1800), tomo IV, pág. 29. José María LÓ-PEZ PIÑERO, El grabado en la ciencia hispánica (Ma-drid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas,1987), pág. 64.

4) Archivo General Militar de Segovia, 9ª sección, legajoO-13.

5) La real cédula concediéndole Título de Castilla y au-mento de armas (1783), en Biblioteca Nacional de Espa-ña, mss 10639.

6) En su gran retrato de cuerpo entero y con el mantoblanco de la Orden, en la colección del actual Marquésde González de Castejón; también en un curioso óleo co-etáneo que reproduce esas armerías, con el manto blan-co, en la colección del Marqués de Velamazán; y en unpasaporte de Marina expedido por su autoridad en 1781,en el Archivo General de Marina “Álvaro de Bazán”, ElViso.

/) Museo Naval, Álbumes de Fernández-Duro, VI, 248.

8) En una licencia dada en 1789 al capitán don AntonioBalaguer: Archivo General Militar de Segovia, 1ª sección(Personal), legajo B-86.

9) En un pasaporte expedido por su autoridad en 1781:Archivo General de Marina “Álvaro de Bazán”, El Viso.

10) Museo Naval, Álbumes de Fernández-Duro, I, 271.Es curioso que, a pesar de ser originario del Bearne(Francia), las armerías que usó nuestro Laborde sonexactamente las mismas de la familia provenzal del tris-temente célebre Marqués de Sade (1740-1814).

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Arriba, armas del jefe de escuadra don Ángel Laborde y Nava-rro, ministro de Marina, con la cruz de la Orden Española

acolada al escudo a la manera española

A la derecha, Armas Reales usadas a partir de 1790 por elRey Don Carlos IV y todos sus sucesores hasta 1931, con elcollar de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III

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Del pintor, ciertamente hábil, sí que puedo de-cir que el dicho firmante Manolo fue don Manuel Ló-pez de Ayala y del Hierro (Toledo 1868 - Madrid1920), caballero de la Orden de Santiago e hijo me-nor de los Condes de Cedillo. Fue un retratista muynotable, del que se conservan algunas obras en co-

lecciones privadas. Pero esartista casi desconocido, a pe-sar de su destreza con lospinceles, porque no comerciócon sus obras ni las presentóen exposiciones, sino quesimplemente obsequiaba conellas a familiares y amigos(1).De él nos dice su sobrino elnoveno Marqués de Lozoya,en la segunda versión de susMemorias(2), queTraté con mayor intimidad, du-rante estas estancias en Ma-drid [hacia 1915], a mis tíosManuel López de Ayala y delHierro y a su mujer, Fernandade Morenés, hermana de mitía María Cedillo, ambas hijasdel Conde del Asalto. No esposible imaginar ambientesmás diversos que el de la ca-lle de Atocha y el del preciosohotel en la que entonces sellamaba calle del GeneralArrando -hoy, del General Go-ded-. Mi tío Manolo López de

Ayala, hermano menor de mi madre, muy guapo y re-finado en el vestir, tenía un triple aspecto: era un ex-celente pintor, discípulo de Domínguez, y se formó enRoma. Como retratista de elegancias fue uno de losmejores de su tiempo, y si no alcanzó la reputaciónque se merecía fue por las dos de sus cualidadesque voy a reseñar: era totalmente un aristócrata -os-tentaba la Cruz de Santiago-, enamorado del “GranMundo”; amigo del trato con los grandes señores yde los ambientes más refinados. En política era fer-viente carlista -ostentó altos cargos en el partido-, vi-sitante asiduo de Carlos VII en el palacio venecianode Loredán, y protector de aquellos miembros de lafamilia del Pretendiente económicamente más nece-sitados. Ambas circunstancias le alejaron de los mun-dillos en que se formaban las reputaciones y que es-

Entre las muchas fotografías antiguas que he-redé hace muchos años de mi abuela y madrina doñaAngelina de Contreras y López de Ayala, hija y her-mana de los Marqueses de Lozoya, se cuenta una debuen tamaño (25x17 cms), que representa un óleo,retrato de un anciano general carlista. Pero sólo en elpasado verano de 2011 he po-dido averiguar el nombre y cir-cunstancias del personaje re-tratado, y las del pintor que loretrató.

Se trata de una foto-grafía que reproduce, con sumarco, un óleo en el que elgeneral aparece de mediocuerpo, en escorzo, mirandohacia su izquierda, con la ma-no derecha cogida de la pe-chera. Es un anciano de mira-da penetrante pero bondado-sa, con cuidada barba y bigo-tes blancos, que luce el unifor-me usado por el Ejército Realcarlista durante la última gue-rra de 1872-1876: levita de pa-ño azul con dos filas de boto-nes dorados; los entorchadosen el cuello y los puños, sobrepaño rojo, bordados en platacomo corres- ponde a un bri-gadier; la faja roja en la cintu-ra; y sobre el costado izquier-do la placa reglamentaria de lacruz de primera clase de la Real y Militar Orden deSan Fernando. Cubriendo su venerable cabeza, laclásica boina roja, adornada de la chapa dorada conla cifra coronada del Rey: C.7, por Carlos VII. Obvia-mente, los colores se los pongo yo, pues la fotografíano los tiene, ya que es de tonos sepias. En la esquinaizquierda de la pintura, la dedicatoria del artista: A miquerido Carlos, su affmo. Manolo.

En la parte baja del cartón fotográfico y tam-bién al dorso, impreso en letras doradas sobre fondonegro, H. Ros. La identificación del artista fotógrafo serepite en el reverso, según el uso comercial de la épo-ca, es decir hacia 1890: Gran Fotografía H. Ros, Co-mercio 22, Toledo. Higinio Ros (Caspe, Zaragoza1848-Toledo 1927), tuvo estudio abierto en Toledodesde 1877, en el que le sucedió un sobrino.

DE ICONOGRAFÍA

DON CARLOS COSTA Y ALARCÓN, BRIGADIER DELEJÉRCITO REAL CARLISTA, EN UN RETRATO DE

MANUEL LÓPEZ DE AYALApor el Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, Marqués de la Floresta

taban en desacuerdo con su carlismo y con su refina-miento. Por esto tuvo más éxitos sociales que artísti-cos. Fue amigo de don Ramón María del Valle-Inclán,que entonces se decía carlista. Su mujer es una delas de mayor atractivo que he co-nocido en mi vida. Unía al refina-miento de su raza, dotes singula-res de artista. Montó en su casa untaller de bordados del cual salieronobras de maravillosa perfección.Tanto el estudio de mi tío como lacasa toda, eran una maravilla debuen gusto y en ellos se acumula-ban cuadros, tapices y todo génerode obras de arte, dispuestas con elmayor refinamiento. Todo respira-ba allí orden y distinción.

Las pistas para identificaral personaje, sin duda cercano a lafamilia de los abuelos maternos demi abuela, que eran los menciona-dos Condes de Cedillo, residentesen Toledo y declaradamente carlis-tas, las hallamos en las Memoriasde una casi setentona, de RamonaLópez de Ayala y del Hierro, Mar-quesa viuda de Lozoya, mi bisabuela, que juntamentecon mi hermano Luis he publicado recientemente(3).Hay en ellas numerosas menciones a la militanciacarlista de su padre don Luis López de Ayala y Dus-met, XV Conde de Cedillo (Madrid, 1833-1896), nota-rio mayor del Reino de Granada, caballero del hábitode Santiago y maestrante de Granada, jefe del partidocarlista en el Toledo del Sexenio revolucionario. Y al-gunas se refieren a uno de sus mejores amigos y co-rreligionarios toledanos: Carlos Costa y Alarcón, unmilitar de cuyo carácter jovial y bromista guarda me-moria la autora. Por ejemplo:Otra persona de los íntimos de mis padres era CarlosCosta, oficial de Infantería y casado con una prima le-jana, no sé si de mi padre o de mi madre, llamada Si-mona Garoz, era alta, muy guapa. Vivía con ellos sutía la Condesa del Real Aprecio, señora viejecita ya ymuy menudita, sus sobrinos la querían en extremo yCarlos siempre estaba de guasa con ella como si fue-ra una chiquilla. Algunas veces estaba ella sentada enel patio de su casa tranquilamente, entraba Carlos yno hacía más que cogerla en brazos y la subía la es-calera corriendo como si fuese una pluma, la tía grita-ba temiendo caerse y acababa por reírse de los arran-ques de su sobrino. La caza y la pesca eran losentretenimientos usuales de Carlos, y le recuerdosiempre que se dedicaba a este último pasatiempo,para lo que se ponía una indumentaria pintoresca,con un gran sombrero de alas anchas, y llevando pordelante a una burra que él llamaba Doña Polonia, car-gada con toda clase de trebejos, para una de sus di-

versiones favoritas, cañas, la caja con los anzuelos, elcebo, la silla de tijera, la cesta con la merienda, etc.Así atravesaba las calles de Toledo, donde todo elmundo le conocía, hablando con los que encontraba

en su camino.Y más: todos los domingos veníanuestro buen Carlos Costa, que ju-gaba con nosotros como otro chicomás y nos alborotaba cuanto podía,mi madre se divertía mucho de ver-nos y los días que este nos decíahoy no juego, os voy a contar uncuento primero, todos encantadosnos poníamos alrededor, mamá sevenía también a escuchar la narra-ción y nos tenía embobados con-tándonos unas maravillas que notenían fin, encantadores, magos,brujos, todos estos personajes lesmanejaba tan bien que los teníahoras enteras con la boca abierta,nos engañaba como a chinos, noshacía creer lo que quería y nosconcedía todo lo que se nos antoja-ba, mamá le increpaba diciéndoleque nos educaba muy mal, a lo que

él contestó pronto yo no soy el encargado de eso, suspadres que los eduquen. Mi madre se reía en grandecon sus ocurrencias. Un día que jugábamos al escon-dite era aquello una casa de locos pues toda ella lateníamos por nuestra, tan pronto estábamos en el te-rrado como en el patio, persiguiéndonos los unos alos otros. Un día que nos dedicábamos a este juegocon un ardor que no es para dicho, recuerdo que Car-los Costa se escondió y nosotros todos le buscába-mos. No encontrándole en ninguna parte, nos reuni-mos en el comedor para cambiar impresiones,cuando de repente le vimos aparecer, nos echamosencima de él como locos diciendo ¡ya no te escapas!;infelices de nosotros, le habíamos cojido sólo de lasmangas de la cazadora, dio un salto, dejó esta ennuestras manos y echó a correr, pasó por el cuartode los niños, cojió un vestido del ama y se lo pusoporque estaba en mangas de camisa y diluviaba enaquel momento. Nosotros cuando le vimos desapare-cer corrimos detrás de él, no le vimos en ninguna par-te, parecía que tenía alas en los piés, nos asomamosen una ventana que daba al patio y le vimos atravesaren aquella facha ¡qué gritos le dimos, qué de cosas ledijimos!. Así se presentó a mis padres, que no se po-dían tener de risa por lo gracioso que estaba, y riendoél mismo de su indumentaria decía que no sentía másque su Machuela no la viese así, de ese modo llama-ba a su mujer...

Se trata del personaje retratado, como ense-guida veremos, y para ajustar su semblanza he acudi-do a consultar su expediente personal, que se con-

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septiembre de 1867 el ministro de la Gobernación lenombró comandante de la nueva Guardia Rural de laprovincia de Toledo, fuerza que mandó hasta la diso-lución de este cuerpo en octubre de 1868. La revolu-ción septembrina le dio el grado de teniente coronel,

pero no quiso emplearlo en nada,quedando de reemplazo en Toledodurante cinco años. Proclamada larepública, en marzo de 1873 as-cendió a teniente coronel, con des-tino en el Regimiento de la Prince-sa. Pero el 1º de agosto de aquelmismo año fue baja en el Ejércitorepublicano por haberse pasado enel mes antecedente a las filas delEjército Real carlista.

Efectivamente, cuando a Cos-ta se le anunció que debía incorpo-rarse a un batallón republicano, el27 de julio de 1873 se fugó de To-ledo, presentándose en Bayonne(Francia) a don Romualdo Viñalet,general jefe de la frontera, quien leexpidió un despacho provisional decoronel de Infantería, destinándolea la División de Vizcaya. Presenta-do en Durango el 4 de agosto a

don Gerardo Martínez de Velasco, comandante gene-ral del Señorío de Vizcaya, primeramente mandó unbatallón vizcaíno pero ya el 20 de dicho mes fue nom-brado jefe del Estado Mayor de dicha División, y parti-cipó en las operaciones realizadas en Vizcaya, enGuipúzcoa y en Navarra, combatiendo en Barbarín yUrbiola en noviembre, y a finales de año sobre Portu-galete y Castro Urdiales. De dicha época data sin du-da un retrato fotográfico del artista durangués José deLejarreta, conservado en el Fondo Sierra-Sesuma-ga(6), en el que luce las divisas de coronel sobre ununiforme de estilo republicano -sospecho que el coro-nel Costa vestía aún el que había usado hasta pocoantes en Toledo-. Por cierto que este pequeño retratonos confirma plenamente la identificación que hemoshecho del personaje retratado en el óleo toledano: esobvio que se trata de la misma persona.

De sus servicios en el campo carlista hacememoria Francisco Hernando en sus Recuerdos de laGuerra Civil(7): Con este refuerzo, con los fusiles de-sembarcados y con los voluntarios que todos los díasse incorporaban a las filas, Velasco llegó a formar enVizcaya una respetable división compuesta de diezbatallones vizcaínos, dos castellanos y un escuadrón,perfectamente armados y uniformados todos. A la or-ganización de estas fuerzas contribuyó poderosamen-te el genio militar, los conocimientos y el carácter delcoronel don Carlos Costa, jefe de estado mayor de laprovincia, que antes de la guerra se había distinguidocomo profesor del colegio de cadetes de Toledo. En-

serva en el Archivo General Militar de Segovia(4), amás de algunas obras clásicas sobre la última guerray sobre el campo carlista(5).

Don Carlos Costa y Alarcón nació en Barbas-tro (Huesca) el 4 de noviembre de 1825, hijo del coro-nel don José Costa y Pano, y dedoña María Alarcón. Fue cadete enel Regimiento de Infantería de Za-ragoza desde 15 de mayo de 1839,y participó en las últimas operacio-nes contra los carlistas en Navarray Aragón (1839-1840). En enero de1841 pasó a formar parte de laguarnición de Ceuta, con el Regi-miento de Galicia, en el que enagosto de 1842 fue promovido asubteniente. En el verano de 1843se sumó al pronunciamiento de losmoderados, actuando en el Campode Gibraltar y mereciendo el gradode teniente por mérito de guerra, yenseguida el empleo de tal. A partirde 1845 prestó en Madrid serviciosde guarnición; en septiembre de1847 fue destinado al Regimientode San Marcial, y se halló en lossucesos revolucionarios ocurridosen Madrid en marzo y mayo de 1848, por los que me-reció el grado de capitán por mérito de guerra. Ense-guida participó en las operaciones contra los carlistasen el Maestrazgo (1848-184), en las que se distinguiómucho y fue distinguido con la cruz de primera clasede la Real y Militar Orden de San Fernando por su va-lor en la acción de Cambrils, dada el 17 de abril de1849. Y seguidamente se embarcó con su Regimientopara los Estados Pontificios, de cuya campaña regre-só en diciembre de 1849. Después hizo el servicio or-dinario en Cataluña y en Madrid, pasando destinadoen mayo de 1852 al Batallón de Cazadores de Tarra-gona, en Barcelona, donde en julio de 1854 se hallódurante los suceso revolucionarios ocurridos en la ciu-dad condal. Por el año de 1855 contrajo matrimoniocon doña Simona Garón y Garón, y además ascendióa capitán y fue destinado al Regimiento de Luchana, yenseguida al Batallón Provincial de Toledo, hastaagosto de 1856, que pasó al Batallón Provincial deHuesca y además fue secretario del Gobierno Militarde Huesca. En los sucesos de julio de 1856 merecióel grado de segundo comandante, concedido en1858.

En 1857 fue nombrado profesor del Colegiode Infantería, y desde entonces se estableció ya enToledo. Caballero de la Orden de Isabel la Católica en1861, segundo comandante en febrero de 1864, y pri-mer comandante en julio de 1864, permaneció en sudestino de profesor hasta finales de octubre de 1865.Quedó luego de reemplazo en Toledo, hasta que en

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el ex-brigadier Costa gozaba de la amistad y del apre-cio de sus antiguos compañeros de armas.

Nada sabemos del resto de su vida, que supo-nemos apacible en su retiro toledano -casado en se-gundas nupcias con doña María Martín Díaz, de la

que tampoco hubo prole-. Allí sin duda es dondele retrató Manuel López de Ayala en las pos-

trimerías del siglo, y allí murió el dia 13 dejulio de 1915, a la avanzada edad de 87años.

Tampoco hemos podido saber del pa-radero actual del bonito óleo de López de

Ayala que quiso inmortalizar la efigie delbravo brigadier Costa, y cuya identificación

nos ha servido para recordar su azarosa y has-ta ahora poco conocida vida.

N O T A S1) Sobre Manuel López de Ayala y su obra artística mepropongo desde hace varios años realizar un estudiomonográfico.2) Juan de CONTRERAS Y LÓPEZ DE AYALA, Marquésde LOZOYA, Memorias 1893-1923 (edición de Isabel yAlfonso de Ceballos-Escalera, Segovia, 1992).3) Ramona LÓPEZ DE AYALA Y DEL HIERRO, Marque-sa Viuda de LOZOYA, Memorias de una casi setentona(ed. Alfonso y Luis de Ceballos-Escalera Gila, Toledo,Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas deToledo, 2003).4) AGM, 1ª Sección (Personal), legajo C-3637.5) Obras que proporcionan unas noticias muy equivoca-das de nuestro brigadier: me refiero a las de MelchorFERRER DALMAU, Historia del Tradicionalismo Español(Sevilla, 1941-1959), tomo VII; y Enrique ROLDÁN, Esta-do Mayor General carlista en las tres guerras del sigloXIX (Madrid, 1998); pág. 146.6) Reproducido en la obra de José María URIARTE AS-TARLOA y Víctor SIERRA-SESUMAGA, José de Leja-rreta, fotógrafo de la 2ª Guerra Carlista (Durango, 2007),pág. 166.7) Francisco HERNANDO, Recuerdos de la Guerra Civil.La campaña carlista (1872 a 1876), (París, 1877), págs.134, 166-167.8) Ibidem, página 493.9) Entonces pasó una temporada en la vecina Francia,como recuerda Ramona López de Ayala: En este tiempovimos llegar [a Biarritz] al pobre Carlos Costa y tuvimosel disgusto de saber que se habían portado con él deuna manera incalificable, acusándole sus compañerosde cosas que era incapaz de cometer, fue una campañainicua la que le hicieron, y además venía convalecientede una pulmonía. Naturalmente mi padre, que le queríamuy de veras, le dijo que se quedara con nosotros eltiempo que quisiera para reponerse completamente.10) Como tal le recuerda Antonio de BREA en sus“Apuntes sobre la última guerra civil”, en El EstandarteReal, 12 (marzo 1890), página 7.

tre Velasco, Andéchaga y Costa, la división vizcaínaquedó a fines del año 1873 tan perfectamente organi-zada que nada tuvo que envidiar a las demás.

A finales de enero de 1874, Costa pasó a serjefe del Estado Mayor de la División de Castilla, siem-pre a las órdenes del general Martínez de Ve-lasco, y con los batallones castellanos de-fendió las líneas de Somorrostro en febreroy marzo, durante el sitio de Bilbao, mere-ciendo el empleo de brigadier el 25 demarzo. Ya mediado abril pasó con susfuerzas al valle de Carranza, y después aÁlava y Navarra, luchando en Las Muñe-cas, y también en Abárzuza entre el 25 y el27 de junio -allí mandó en persona el 3er Ba-tallón de Castilla(8)-. Un mes más tarde fue releva-do del mando y encausado, por suponerse que obrócon desacierto en dicha batalla de Abárzuza(9).

Tras resultar absuelto de todos los cargos, el28 de diciembre de 1874 fue nombrado jefe del Esta-do Mayor del Ejército Real del Norte, a las órdenesdel general Mendiri, y como tal asistió a las victorio-sas batallas del Carrascal y de Lácar (el 3 de febrerode 1875, en ella mereció la gran cruz del Mérito Militarcon distintivo rojo), y a otras acciones en Navarra yÁlava, como la de Villarreal de Álava. En julio de 1875cesó en dicho mando, por habérsele nombrado jefedel Estado Mayor de la División de Castilla, cargo quesirvió apenas un mes, y a mediados de septiembrepasó a serlo otra vez de la División de Vizcaya, man-dada entonces por el general Carasa(10). Pocas sema-nas después, en diciembre, cayó gravemente enfer-mo en Durango y hubo de ser relevado del mando,pasando a territorio francés con licencia el 18 de fe-brero de 1876. La entrada de Don Carlos VII en Fran-cia, el 28 de febrero inmediato, puso fin a la guerra, yel brigadier Costa -que había servido al Rey con dis-tinción tres años, tres meses y nueve días- se presen-tó en Bayona al cónsul español para acogerse al in-dulto promulgado por las autoridades alfonsinas. El28 de mayo regresó a España y residió durante algúntiempo en Madrid (en la calle Goya 21, tercero dere-cha), antes de volver a Toledo.

En noviembre de 1876, previo dictamen favo-rable de la Junta clasificadora de carlistas presenta-dos (que valoró mucho los buenos antecedentes delsolicitante, su larga carrera militar, buenas notas deconcepto y ... utilidad de sus servicios en el Ejército),e informes favorables del alcalde y del gobernador mi-litar de Toledo, se le permitió volver al servicio activocon su anterior empleo de teniente coronel; pero des-de entonces quedó de reemplazo. Ya en enero de1878, en atención a las mencionadas excelentes no-tas de concepto hechas por sus superiores, se le con-cedió el grado de coronel de Infantería. Es claro que

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Las líneas que siguen fueron leídas hace cua-tro años en un encuentro cultural celebrado en Italia yrelativo a la Sacra y Militar Orden Constantiniana deSan Jorge, a la que me honro mucho en pertenecer,por la benevolencia de su Gran Maestre, S.A.R. elPríncipe Don Carlo María di Borbone delle Due Sici-lie, Duque de Castro. Ha parecidooportuno presentarlas hoy al públicohispano, en recuerdo de aquel dignobrigadier y respetado músico hispano-napolitano.

A finales del siglo XVIII llegó ala corte española un joven caballeronapolitano que destacaría mucho co-mo músico, mientras se dedicaba conéxito a la carrera de las armas en losdos reinos de la Península Ibérica, du-rante las turbulencias del primer terciodel siglo XIX. En las páginas que si-guen se traza una somera semblanzadocumentada de este interesante ca-ballero de la Sacra y Militar OrdenConstantiniana de San Jorge(1).

Infancia y nacimientoFederico Francesco Vincenzo

Emidio Moretti y Cascone di Ribighelli vino al mundoen la ciudad de Nápoles el 22 de enero de 1769, enel seno de una familia originaria de Florencia, por loque su bautizo tuvo lugar en la parroquial napolitanade la nación florentina -la de San Giovanni Battistadei Fiorentini-. Era el sexto de los nueve hijos de Pie-tro Moretti, antiguo castellano hereditario de la isla dela Gorgona, frente a Livorno, y de Rosa Cascone diRibighelli, ambos vástagos de nobles familias.

De su infancia y primera educación sabemospoco, pero sí que su formación musical fue muy sóli-da, seguramente por influencia materna: es fama quedonna Rosa Cascone tenía buenos conocimientos.Federico estudio música con Girolamo Masi, maestroromano del pianoforte -lo relata él mismo en su pri-mera obra-, y con su ayuda se dio a conocer en suNápoles natal en 1786 con el manuscrito de sus Prin-cipi per la Chitarra, escritos para una guitarra de cincoórdenes sencillos, texto que sería impreso en Nápo-les en 1792 (y de nuevo en Nápoles en 1804, y en

Madrid en 1807, ya adaptados a la guitarra de seiscuerdas).

En EspañaSiendo aún muy joven se documenta ya su

presencia en España, a donde al parecer vino haca1794, huyendo -lo dice él mismo- del ambiente procli-

ve a los revolucionarios franceses quese respiraba en Nápoles: tras viajarquizá por Andalucía, gracias a sus re-laciones de familia el 2 de abril de1796 fue nombrado cadete del Regi-miento de Reales Guardias Walonasde Infantería: un cuerpo militar de élitededicado a la protección del Rey y dela Real Familia, pero curtido en laguerra de Sucesión Española (1702-1714) y sobre todo en las campañasde Italia (1732-1748)(2).

En tan distinguida unidad hizoMoretti una buena carrera: en mayode 1798, Moretti ascendió al empleode alférez de fusileros; en 20 de mar-zo de 1800 pasó a serlo de granade-ros; el 2 de agosto de 1802 fue nom-brado segundo teniente de fusileros; y

por fin en 25 de diciembre de 1805 lo fue de granade-ros. Estos empleos militares de las Reales Guardiasde Infantería no tenían la misma equiparación a losde los Reales Ejércitos, sino que se consideraban,por privilegio, superiores en dos grados: y así un se-gundo teniente de Reales Guardias era capitán de In-fantería, un capitán era teniente coronel, y un sargen-to mayor era coronel.

Mientras tanto, la tranquilidad de la vida deguarnición en la corte le permitió continuar muy dedi-cado a sus aficiones musicales, dando a la luz en Ma-drid una de sus obras principales en el año de 1799 ypor el famoso impresor Sancha, nada menos: losPrincipios para tocar la guitarra de seis ordenes, pre-cedidos de los Elementos Generales de la Música,dedicados a la Reina Nuestra Señora, una obra exce-lente, que le procuraría enseguida una gran fama enlos medios musicales, que sería reimpresa en cincoocasiones, y que se traduciría al italiano y al inglés.De la misma época es la música de La vedova di spi-

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DE RE BIOGRAFICA

EL GENERAL DON FEDERICO MORETTI , CABALLERO CONSTANTINIANO: SUS CAMPAÑAS EN PORTUGAL

Y EN ESPAÑA, Y SU OBRA MUSICALpor el Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, Marqués de la Floresta

Supuesto retrato delbrigadier Moretti

rito, ò sia il finto servo: farsaper musica con libreto deFrasimede Mantineo y mu-sica del dilettante SignorFederico Moretti, Capitanodegli Eserciti di S.M.C. edAlfiere delle sue R.G.W.,que según consta en la por-tada del manuscrito fue re-presentata nel Teatro diS.E. il Signor Duca de Hijar,nella Pasqua del correnteanno di 1799, en Madrid, yfue dedicada a la Duquesade Aliaga(3). También tuvotiempo por entonces decompilar su Catálogo de lamúsica vocal e instrumentalarreglada para guitarra porF.M., 2º teniente de RealesGuardias Valonas, datadoentre 1802 y 1808, que seconserva manuscrito en laBiblioteca Nacional.

En octubre del año1800 el Diario de Madridanunciaba El chironi, el bla-zer y el minué de Buona-parte, todo con variaciones para dos guitarras y flau-ta, música compuesta por el Sr. Moretti. Cinco añosmás tarde volvemos a encontrar anuncios como el dela librería de Dávila, en la calle Carretas, de obrascompuestas por el capitán Federico Moretti, alférezde las Reales Guardias Walonas, entre ellas diecio-cho contradanzas, un gran fandango, seis boleras ytres sobresalientes tríos para guitarra, violín y bajo.En el mismo año, el nuevo almacén de papel rayadoen la carrera de San Jerónimo, frente a la Soledad,ofrecía un gran surtido de música de guitarra del ca-ballero Moretti. Y hasta 1808 seguirá figurando elnombre de Moretti en los avisos de las librerías Dávilay Villarreal, en la calle de las Carretas, por ejemplo,un Grande fandango con diferencias, empleando elviejo término castellano para las variaciones.

Portugal y NápolesMuy poco después tuvieron comienzo las con-

vulsiones políticas y militares del siglo XIX. Las Rea-les Guardias Walonas de Infantería participaron en1800 en la reconquista de Menorca, a las órdenes delgeneral Marqués de la Romana; y desde mayo de1801 en la campaña contra Portugal, haciendo el ser-vicio de vanguardia y en las avanzadas en la zona deArronches, y después en el bloqueo de Gelves. Fueentonces cuando comenzó a familiarizarse con la len-gua portuguesa.

En 1802 pasó a estara las órdenes del tenientegeneral Conde de CampoAlange, embajador de SuMajestad Católica en Lis-boa, donde perfeccionó susconocimientos del portu-gués. Y poco más tarde de-sempeñó otras comisionesdiplomáticas en Nápoles,cerca del embajador Mar-qués de Mos -para serexacto, se ocupó de cifrarlas comunicaciones conMadrid-. Allí, como antes di-je, aprovechó para reimpri-mir sus Principios.

En septiembre de1805 ya estaba de vueltaen Madrid, y en premio desus buenos servicios, y co-mo reconocimiento de sunobleza sangre, el Rey con-cedió a don Federico Moret-ti el hábito de la Orden Mili-tar de Santiago. Que nopudo llegar a vestir por notener la posibilidad de reali-

zar las preceptivas pruebas de su cristiandad, legiti-midad, limpieza de sangre y nobleza, muy costosas,máxime al tener que realizarse en Nápoles y en Flo-rencia, ambas ocupadas entonces por los franceses.

Nuevas campañas contra ingleses y portuguesesEn los años de 1806 y 1807, Moretti se halló

con su Regimiento en Algeciras, participando en elbloqueo de Gibraltar, y a finales de 1807 ambos seunieron al ejército de Extremadura, en Badajoz, pues-to bajo el mando del general Marqués del Socorro.Moretti quedó como ayudante de órdenes del generalMarqués de Coupigny, que mandaba la vanguardia.

A principios de 1808, aquel ejército entró enPortugal por el Alentejo y los Algarbes, y Moretti de-sempeñó el cargo de ayudante general del estadomayor de su división, a la que prestó muy buenos ser-vicios proporcionando noticias estadísticas y geográfi-cas, y organizando los transportes y el aprovisiona-miento.

La guerra contra los francesesTras los sucesos del 2 de mayo de 1808 en

Madrid, y el levantamiento nacional contra las fuerzasimperiales francesas que ocupaban parte de Españay Portugal, el general en jefe Marqués del Socorro co-misionó al teniente Moretti para que secretamente se

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dores Voluntarios Extranjeros. Aprobada la propuestapor la Junta Superior de Extremadura y promovidoMoretti al empleo de coronel con el mando de esenuevo cuerpo, hizo imprimir proclamas redactadas enespañol, portugués, inglés y portugués a fin de atraervoluntarios. En menos de dos semanas la Legión es-taba bien nutrida de jefes, oficiales y voluntarios, al-canzando una fuerza de 1700 hombres entre portu-gueses, ingleses y españoles, a más de numerososalemanes y suizos.

El 20 de junio salióMoretti a campaña, al frentede doscientos hombres yveinte jinetes de los Húsa-res de María Luisa, paraentrar por Olivenza en elAlentejo, y sostener y fo-mentar el alzamiento contralos franceses en aquellasprovincias ocupadas portropas imperiales acantona-das en Gelves, Estremoz yVila Viçosa. El 21 de junioentró en Jurumenha, y en-seguida en Évora. Desdeallí, a pesar de sus escasosmedios, sublevó aquellas

tierras y, tras ponerse en con-tacto con el Conde de CastroMarim (montero mayor de lacorte lisboeta y capitán generalque mandaba a los patriotas lu-sitanos de los Algarves), se de-dicó a interceptar los correos ylos convoyes franceses, con taleficacia que el general Keller-man hubo de dirigirse con cua-druplicadas fuerzas contra Mo-retti.

El choque tuvo lugar en los aledaños de laplaza de Évora en la mañana del 29 de julio. Allí esta-ba Moretti al frente de 1.400 infantes españoles y por-tugueses, tropa en general bisoña y mal armada, más270 caballos y diez cañones, cuando fue atacado porel general Loisson al mando de 6.000 infantes, 500 ji-netes y competente artillería. La lucha duró cuatro ho-ras largas, que costaron a los franceses la pérdida deun tercio de sus fuerzas, a pesar de la cual lograronalcanzar las calles de la población -según Moretti, porla defección de los Húsares de María Luisa-. Morettiles obstaculizó cuanto pudo, e incluso su caballo reci-bió un balazo en el cuello mientras combatía ya enlas calles; pero a la postre, de acuerdo con el arzobis-po, el célebre frei Manuel do Cenáculo, y con el capi-tán general de las fuerzas portuguesas -que era quienestaba formalmente al mando de la defensa-, ordenó

desplazase hasta Lisboa para informar al general es-pañol don Juan Carrafa, de la voluntad de los RealesEjércitos de tornar sus armas contra sus antiguosaliados franceses. Moretti desempeñó con discrecióny acierto esta delicadísima comisión, logrando que lastropas españolas acantonadas en Mafra y en Oportopudieran ponerse a salvo y unirse a las filas de lospatriotas. No así las que estaban en Lisboa -por lasmalas disposiciones de su jefe el general Caraffa-,que fueron desarmadas yconfinadas en varios ponto-nes sobre el Tajo(4). Ade-más, Moretti pasó variasveces al buque insignia delalmirante ruso Siniaviev y aldel almirante británico Cot-ton, cuya escuadra bloque-aba Lisboa, para informar-les de la revoluciónespañola y proponerles unaalianza inmediata. En estasdelicadas tareas contó conlos auxilios de don José deLugo, cónsul general de Es-paña, por cuyos avisos pu-do ponerse a salvo -porcierto en medio de grandespeligros, porque fue delata-da su presencia en Lisboa almariscal Junot, a cuya mesafue invitado a cenar el 20 demayo con la excusa de escu-charle cantar a cantar algunasde mis canciones españolas,por habérselas celebrado lacondesa de Ega, y tocar la gui-tarra(5)-. Junot no logró atraersea Moretti, a pesar de que enton-ces ya reinaba en Nápoles JoséBonaparte.

El 27 de mayo pudo Moretti retornar a Bada-joz, disfrazado de criado del secretario del embajadorruso, que pasaba de Lisboa a Madrid. A su llegada alcuartel general, recibió como premios sucesivos losgrados de teniente coronel y de coronel, y fue electovocal de la Junta Superior de Extremadura.

Fue entonces cuando Moretti concibió un pro-yecto que habría de marcar su carrera militar y su vi-da: la formación de un cuerpo de voluntarios extranje-ros en que tuviesen cabida los patriotas portugueses,los desertores franceses, y los extranjeros de todacondición y procedencia, que con la inicial intenciónde completar los batallones del Regimiento de RealesGuardias Valonas, había reclutado desde Lisboa a lafrontera. Un contingente tan numerosos que pensóMoretti formar con ellos una flamante Legión de Tira-

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A finales del siglo XVIII los bailes y aires populares, comoel fandango y el bolero, inflamaron los ámbitos cortesanos,

poniendo de moda guitarras y castañuelas

abril de 1809, el brigadier Moretti fue puesto al mandode los regimientos de Irlanda y de Voluntarios de Ma-drid, y nombrado gobernador de la plaza de Alcánta-

ra, pero no llegó a tomar posesiónporque antes entraron en ella losfranceses. Poco después, estandoen Fuente del Maestre, se le dio elmando de las cuatro columnas reu-nidas de granaderos del ejército deExtremadura, y a su cabeza com-batió en la batalla de Talavera (27-28 de julio de 1809), defendiendovalerosa y sucesivamente la ermitade Nuestra Señora de Prado, elcostado izquierdo de la líneas es-pañolas, la casa y batería de losIngleses, y la retirada a Santa Ola-lla. Después defendió el puente deAlmaraz, siguió al ejército en su re-tirada hacia la Mancha, por Despe-ñaperros y La Carolina entró enAndalucía, y pasó algún tiempo enCórdoba. Empujado por los france-ses alcanzó en los primeros mesesde 1810 la plaza de Málaga, y des-de ella marchó más tarde a Algeci-ras.

Por todos estos servicios enPortugal y en Extremadura recibi-ría en 1821 la cruz de tercera clasede la Orden Militar de San Fernan-do, y en abril de 1823 la cruz de lalusitana Orden Militar de la Torre yla Espada.

Nombrado mayor general del Campo de Gi-braltar en marzo de 1810, se dedicó a organizar y aarmar nuevas tropas, y a reconocer la Serranía deRonda. Luego tomó Tarifa al mando de 500 ingleses,fortificó la plaza e instruyó a sus milicias, y la defendióde dos ataques de los franceses, cooperando eficaz-mente a liberar el territorio de enemigos. Tambiénayudó a sublevar la Serranía de Ronda, el Campo deGibraltar y la Hoya de Málaga; y en el auxilio a SanFernando y a Cádiz, sitiadas por los imperiales. Porestos méritos fue propuesto dos veces a la Regenciapara su inmediato ascenso al generalato, con el em-pleo de mariscal de campo, lo que no llegaría a tenerefecto hasta veinte años más tarde.

Relevado del mando en junio de 1810, pasó aCádiz, donde quedó apartado de todo mando comoprocesado por la pérdida de Évora -a causa de las in-trigas que contra él promovieron el general Carafa ylos jefes y oficiales de Caballería que él había señala-do como culpables de la pérdida de Évora-, y desdeentonces se dedicó a traducir y a publicar diversasobras y tratados militares, como por ejemplo las Ins-

a las fuerzas españolas el abandono de la plaza. Ycon las tropas que pudo salvar -había perdido unos500 hombres entre muertos, heridos, prisioneros ydispersos-, Moretti pernoctó enArredondo y se refugió a la maña-na siguiente en Jurumenha(6).

A petición del propio coro-nel Moretti, en agosto de 1808 laJunta Suprema de Extremaduraabrió una causa por la pérdida deÉvora; causa que tuvo unos efec-tos muy contrarios a los que Moret-ti preveía, como veremos.

Mientras tanto, al mes si-guiente Moretti pasó otra vez a Lis-boa en calidad de primer ayudantedel mariscal de campo don Grego-rio de Laguna, vocal de la Junta deExtremadura y encargado de recla-mar, recuperar y rearmar a los pri-sioneros españoles que estabanen los pontones del Tajo, misiónque coronó el éxito: los batallonesespañoles recibieron sus armas el16 de septiembre, en medio deuna solemne parada militar -y depaso pudo salvar la vida del gene-ral Carafa, a quien sus propias tro-pas querían asesinar-. Para estacomisión se tuvo muy en cuentaque el brigadier Moretti dominabael italiano, el francés, el inglés y elportugués, a más del español.También allí se presentó al nuevocomandante en jefe de las fuerzas británicas en laPenínsula, sir Hew Dalrymple, que tomó posesión delmando el 22 de septiembre. Moretti fue promovido abrigadier en octubre, pero permaneció en Lisboacuando marcharon a Cataluña las tropas españolasliberadas, hasta que ya en diciembre regresó a Bada-joz.

Cuando retornó a Badajoz, se encontró con ladesagradable sorpresa de que su querida Legión deVoluntarios Extranjeros había sido disuelta, a causade las pérdidas sufridas en sus campañas, y sobre to-do a las numerosas deserciones de los soldados por-tugueses, que habían vuelto en masa a su patria parasostener allí la lucha contra los franceses, y así la Le-gión había quedado reducida a noventa hombres.

Desde Badajoz hizo Moretti dos grandes re-conocimientos de las fuerzas imperiales, y a poco fuediputado otra vez a Lisboa para instar socorros dehombres y armas del general británico Wellington: mi-sión que tuvo como consecuencia la entrada de losingleses en España, tras su victoria en Oporto. En

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trucciones para oficiales subalternos y cadetes deambas armas en el servicio avanzado de campaña,traducidas del inglés e impresas en 1811, y de nuevo,muy ampliadas, en Madrid en 1829(7).Y fue en Cádiz cuando Moretti comen-zó a redactar su Diccionario Militar.También hemos visto en el periódicogaditano El Conciso, algunas noticiasacerca de la presentación por Morettia la Regencia de diversos memorialesproponiendo mejoras en los ejércitos,y en la Secretaría de Estado de Gue-rra. Por la misma razón procesal nopudo aceptar el nombramiento de ayu-dante general del Estado Mayor delGeneralísimo Wellington, que el propioLord le hizo en 1812.

Durante aquellos años gadita-nos, el brigadier Moretti volvió a hallartiempo para la música: de entoncesdatan muchas de sus mejores y másconocidas composiciones, sobre todo canciones conacompañamiento de guitarra, como las Doce cancio-nes con acompañamiento de guitarra compuestas ydedicadas a su amigo el Conde de Fife(8), por el Bri-gadier Dn. Frederico Moretti, coronel de la Legión deVoluntarios Extrangeros, académico philarmónico deBolonia, socio de los reales Conservatorios de Músicade Nápoles &c; arregladas para el piano forte por Dn.Manuel Rücker, que se publicaron en Londres hacia1812(9). De la misma época deben ser la titulada Ahdove sei mio ben: cavatina(10), y la Obertura de la ópe-ra buffa española El licenciado Farfulla, música delCavº Moretti arreglada para forte piano y violín ad libi-tum y dedicada a Lady Duff Gordon por D. ManuelRücker, impresa en Madrid.

Por fin, el 12 de agosto de 1814, después deseis años de continuas instancias y reclamaciones,logró Moretti que el Consejo de Guerra examinase suconducta en la pérdida de Évora, resultando por una-nimidad de votos libre de todo cargo y responsabili-dad en aquellos sucesos(11).

El largo reinado fernandinoEl 6 de septiembre de 1814 fue destinado a

continuar sus servicios en Sevilla, y desde febrero de1815 fue vocal del Consejo de Guerra de OficialesGenerales de Andalucía, establecido en Cádiz, quellegó a presidir más tarde. Entonces redactó el Ma-nual para los Consejos de Guerra de Oficiales Gene-rales.

Desde 1817 quedó agregado como brigadiercoronel al Regimiento de Infantería de Burgos, 21º delínea, pero continuó escribiendo y traduciendo: en1818 aceptó el Rey la dedicatoria del Diccionario Mili-tar español y francés, que se imprimió en la Imprenta

Real ya en 1828(12); y después llevó a cabo la cuartaedición de sus Instrucciones militares para el serviciode campaña.

También por entonces, el 24 de marzode 1820, contrajo matrimonio en Ma-drid, en la parroquial de San Sebas-tián, con una señorita andaluza: doñaBárbara Sánchez Andrade, nacida enBenadalid (Málaga) el 15 de marzo de1792, como hija de los hidalgos donCristóbal Sánchez de Robles y doñaAna de Andrade Barea(13).

Pero sobre todo pudo Moretti, entre1815 y 1832, dedicarse plenamente ala música, tanto como compositor, co-mo desarrollando una intensa activi-dad de difusión de la enseñanza musi-cal, con un papel muy destacado en laimplantación de la imprenta musicalmoderna en España. Lo llevó a cabosiendo -como socio de la Real Socie-

dad Económica Matritense de Amigos del País desdeabril de 1817- el promotor, protector y supervisor delestablecimiento de grabado y estampación de músicacreado entonces por la Sociedad bajo la dirección delemigrado vienés Bartolomé Wirmbs(14). Con esa orien-tación docente redactó y publicó Moretti la Gramáticarazonada musical compuesta en forma de diálogospara los principiantes por Don Federico Moretti, bri-gadier de los Ejércitos Nacionales, caballero de la na-cional y militar Orden de San Hermenegildo &c, aca-démico filarmónico de Bolonia, individuo de variassociedades y cuerpos literarios (Madrid, imprenta deSancha, 1821), dedicada al Infante Don Francisco dePaula. También tradujo Moretti algunos textos musi-cales, como el Tratado del contrapunto fugado, escri-to en italiano por el maestro Angel Moriggi, dado a luzy dedicado a los alumnos del Conservatorio de Músi-ca de Milán por Bonifacio Asioli, traducido al españolpor el Conde de Moretti (Madrid, imprenta de Sancha,1831).

Ejerció así Moretti una gran influencia en eldesarrollo de la técnica, la notación y la didáctica dela guitarra, y tanto Dionisio Aguado en su Escuela deGuitarra (Madrid, 1825), como Fernando Sor en suMéthode pour la Guitare (Paris, 1830), lo reconocenexpresamente. Fue la de Moretti una influencia tangrande, que todavía hoy en día se tienen en cuentasus composiciones musicales y docentes, como loacreditan las recientes reediciones de sus Principi perla chitarra (Florencia 1983) y de su Gramática razona-da musical (Valencia, 1993), su inclusión en la Antolo-gía de guitarra. Piezas de concierto (Madrid, 2008), ylas dos tesis doctorales que a su persona y obra sehan dedicado en los últimos años(15).

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Ya en 1825, el brigadier Moret-ti quedó a las órdenes del directordel Colegio General Militar estable-cido en el alcázar de Segovia, conel encargo de traducir varias obrasmilitares, y adaptarlas a la ense-ñanza en aquel establecimientodocente. Por estos servicios mere-ció al fin el ascenso al generalatocon el empleo de mariscal de cam-po de los Reales Ejércitos, que lefue conferido el 9 de diciembre de1829.

No fue esa la única distinciónque le confirió el Rey Fernando,pues un año antes le autorizó parausar en España el título de Condede Moretti, que el Gran Duque deToscana había otorgado a su fami-lia; así como las insignias de caba-llero de la Sacra y Militar OrdenConstantiniana de San Jorge, queel 30 de febrero de 1830 le habíaconcedido Su Majestad Siciliana. Yen mayo de 1830 le concedió reallicencia para pasar a Nápoles, supatria, a la que no había vueltodesde su adolescencia (pero preceque todavía un año más tarde aúnno había usado el Conde de Moret-ti de dicha licencia).

Últimos añosLa muerte del Rey Fernando

en 1833 y el consiguiente fin delabsolutismo por el auge del libera-lismo apartó al general Moretti detoda posibilidad de empleo enpuestos activos del Ejército, a pe-sar del comienzo de la primera

guerra civil carlista. Durante aquellos años, el generalresidió en Madrid, en situación de cuartel, dedicadoconstantemente a sus estudios y a sus traducciones.En agosto de 1838 ya estaba gravemente afectadode enfermedad crónica, a pesar de lo cual solicitó yobtuvo otra real licencia para trasladarse a Florencia,junto a su hermano menor el Conde Luigi Moretti, co-mendador de las Órdenes de San Esteban de Tosca-na y de Carlos III, y por cierto también buen músico ycompositor(16).

El mariscal de campo Conde de Moretti, grancruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo,cruz de 3ª clase de la Militar de San Fernando, cruzde la Orden de la Torre y la Espada (Portugal) y de laOrden Constantiniana de San Jorge (Dos Sicilias),condecorado con las cruces de distinción de la Fuga

De ese periodo conoce-mos, gracias a las investigacionesde Ana Carpintero, muchas de susobras (aunque no se han conser-vado todas); a saber: Nice burladao Los ojuelos. Primera parte: can-ción para piano forte y guitarra(Madrid, por Bartolomé Wirmbs,¿1818?); El enigma: para pianoforte y guitarra (Madrid, 1818); Latortolilla: canción para pianoforte yguitarra; Sistema uniclave ó Ensa-yo sobre uniformar las claves de lamúsica, sujetándolas á una solaescala, dedicado a la Académia Fi-larmónica de Bolonia por su indivi-duo el caballero don Federico Mo-retti (Madrid, imprenta de I.Sancha, 1824); Boleras atiranadas:con acompañamiento de piano for-te y guitarra (Madrid, 1824); Bole-ras de la bola: con acompañamien-to de piano forte y guitarra (Madrid,¿1824?); La duda (Madrid, 1825);Boleras de las habas verdes: conacompañamiento de piano forte yguitarra (Madrid, 1826); Bolerasdel sonsonete: para flauta sola: es-tractadas de la Sinfonía caracterís-tica española del M. Mercante (Ma-drid, 1830); El juramento; Lalección; Los negritos: canción ame-ricana; La panchita; Los primerosamores; y Los amores del jitano:canción andaluza. El Diario de Avi-sos del 17 de mayo de 1825 anun-ciaba una Introducción, variacionesy coda para guitarra solo sobre eltema del rondó de la Cenerentolade Rossini, dedicadas por su autorel caballero Moretti a don DionisioAguado.

Durante la revolución liberal de 1820 y el Trie-nio de 1820-1823, el brigadier Moretti fue apartado detodo mando porque se le consideró desafecto al régi-men constitucional -lo que era muy cierto-. Pero trasla entrada en España de los Cien Mil Hijos de SanLuis al mando del Duque de Angulema, en la prima-vera de 1823, el brigadier Moretti permaneció escon-dido en Madrid, se unió luego a las tropas absolutis-tas, y en junio fue nombrado comandante delDepósito Militar establecido en la corte para clasificara los jefes y oficiales que se presentaban. Este devo-ción a la causa del Trono y del Altar, y su colabora-ción con los jefes militares franceses le valieron lacondecoración de la Flor de Lys, recibida de LuisXVIII.

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Central, legajo 2972, expediente 3. Hay ejemplares de laedición ampliada de 1829 en la Biblioteca Nacional, sigª1/14633: a las Instrucciones se añadieron la Defensa depuestos avanzados (original francés), la Rápida ojeada

sobre el modo de escoltar,atacar y defender los con-voyes (original francés), ylos Reconocimientos Milita-res (original alemán).8) Lord James McDuff, IVConde de Fife y VizcondeMcDuff, nacido en Aberde-en, Escocia, el 6 de octu-

bre de 1776 y muerto el 9 de marzo de 1857, fue mayorgeneral del Ejército de S.M. Británica y mariscal de cam-po de los Reales Ejércitos. Se halló en la defensa de Cá-diz, y fue gravemente herido en la brecha de Matagorda,en 1810: por este mérito fue condecorado en 1817 con lacruz de la Orden de San Fernando. AGM Segovia, SanFernando, legº 1725/30; y Debrett’s Peerage of the Uni-ted Kingdom of Great Britain and Ireland.9) Contiene, con su música notada, las tituladas La irre-solución: Si te veo, si te hablo; La reflexión: El amor queoculto vivo; La insinuación: Desde el instante, niña; Laexplicación: Yo las falacias no sé de amor; La posesión:Ayer tarde por flores; El descuido: Yo me estaba quiete-cita; La ausencia: Acuérdate, bien mío; El desengaño:Muchas veces una niña; Consejo al bello sexo: ¡Alerta!muchachas; El consejo: Aquel que vivir quiera; y La li-bertad: De amor la pasión activa.10) Con música notada: manuscrito de la Biblioteca Na-cional, procedente de la biblioteca del Infante Don Fran-cisco de Paula, sigª MC/4298/19.11) En la Biblioteca Nacional, ms. sigª 1/19159, se con-serva un legajo formado con diversos memoriales y do-cumentos recopilados por Moretti sobre los sucesos deLisboa y de Évora, y su intervención en ellos.12) Sobre este diccionario: Robert LAPLANE y RobertRICARD, “Federico Moretti et son Diccionario Militar es-pañol-francés”, en Bulletin Hispanique, 65 (1963), págs.35-48.13) AGM Segovia, Personal, legajo S-707; y Pensiones,legajo 1476, expediente 139.14) Carlos José GOSÁLVEZ LARA, La edición musicalespañola hasta 1936 (Madrid, 1995).15) Franco POSELLI, Apporto de Federico Moretti allescuole chittarristiche italiana e spagnola (Universidad deTrieste, Italia, 1971); y Deborah L. WHITE, Contributionsof Federico Moretti to Classical Guitar Pedagogy andComposition of the Eighteenth Century (Universidad deGeorgia, E.U.A., 1988).16) Nacido en Nápoles el 8 de septiembre de 1774 y fi-nado en Florencia en 1850, será el hermano con el queFederico Moretti mantenga las más estrecha y afectuosarelación durante toda su vida. Su obra más conocida esel Gran Trio para violín, viola y guitarra, compuesto hacia1805.

de Portugal, batalla de Talavera y defensa de Tarifa,miembro de la Academia Filarmónica de Bolonia, dela Real Sociedad Económica Matritense de Amigosdel País y de otras instituciones culturales semejan-tes, eminente músico, fa-lleció en la villa y corte deMadrid el 17 de enero de1839, de perlesía, a los69 años, 11 meses y 25días de su edad.

N O T A S1) AGM Segovia, Personal,legajo M-4571. AHN, Estado, Papeles de la Junta Cen-tral, sección de Guerra, expedientes personales, legajo33-B, expte. 13, págs. 230-241 (correspondencia desdeLisboa, octubre de 1808). Ana CARPINTERO FERNÁN-DEZ, “Federico Moretti (1769-1839). I. Vida y obra musi-cal”, en Nassarre, 25 (2009), págs. 109-134.2) Joaquín de SOTO Y MONTES, “La Guardia Valona enEspaña”, Revista de Historia Militar, 28 (1970), págs. 67-106. André JANSEN, Histoire illustrée des Gardes Roya-les Wallonnes au service des Bourbons d’Espagne(1702-1822), (Bruselas, 1989).3) Moretti tuvo por entonces una gran intimidad con donAgustín de Silva Fernández de Híjar y Palafox, X Duquede Aliaga (1773-1817), primogénito de los undécimosDuques de Híjar. Un personaje de sólida cultura, y muyaficionado al teatro (fue actor aficionado y escribió algu-nas piezas entre 1795 y 1797, en cuya representacióncantó Moretti).4) Federico MORETTI, Contestación del brigadier DonFederico Moretti y Cascone (en la parte que le toca) almanifiesto del Teniente General Don Juan Carrafa (Cá-diz, 1812).5) Al parecer, el futuro Duque de Abrantes, a quien Na-poleón llamó el Sargento la Tempestad durante la cam-paña de Egipto, era afectísimo a la música española.6) La causa por la pérdida de Évora se encuentra unidaal expediente personal de Moretti, y ofrece interesantes ydetalladas noticias de los sucesos de aquel día en la ciu-dad. Sobre los hechos, el anónimo titulado Narração His-tórica do combate, saque e crueldades praticadas pelosfranceses na cidad de Évora, e noticia do Estado da Pro-vincia do Alentejo antes daqueles factos (s.l., s.f.), y loslibros de Theodoro José BIANCARDI, Sucessos doAlem-Téjo (Lisboa, 1808; existe traducción española, im-presa en Algeciras hacia 1811), y de frei Manuel do Ce-náculo VILLAS BOAS, Memória Descritiva do Assalto,Entrada e Saque da cidade de Évora pelos franceses em1808 (Évora, 1887). Sobre todo el proceso de levanta-miento de Portugal contra el invasor francés, véanse lostextos de José Acúrsio das NEVES, Hisória Geral da In-vasão dos Franceses em Portugal (Lisboa, 1811); y deVasco Pulido VALENTE, “O povo em armas: a revoltanacional de 1808-1809”, en Análise Social, 57 (1979),págs. 7-48.7) Se menciona en AHN, Estado, Papeles de la Junta

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toma la plaza de, el que sustituye a; y el radical da-me proviene del latino dominus, palabra que desig-na a un señor. El vidame o vicedominus era, pues,el que reemplaza al señor en los asuntos tempora-

les de un feudo, en este caso ese territorioy jurisdicción eran eclesiásticos. El vizcon-de o vicecomitus sustituía al conde (comi-tus: el que es de la escolta o séquito). Elconde gobernaba un dominio dependientede la autoridad real. Este título de origenmilitar estaba debajo del de los marqueses(dirigiendo un territorio más vasto, a me-nudo fronterizo: la marca de armas), y por

encima de los barones y los simplesseñores. La corona de los vizcon-des está compuesta de un círculoadornado de cuatro gruesas perlasprincipales (tres visibles).

Para los vidames, este sím-bolo es muy diferente. La presenciade las cruces patadas atestigua desu relación con los feudos de laIglesia. Los modelos de coronas uti-lizados por los vidames franceses ylos reyes de armas españoles nosolo se parecen: son perfectamenteidénticos. Anotemos que la dignidadde la vidamia fue casi inexistente enla Península Ibérica. Este título exis-tió sobre todo en la nobleza france-

sa y en la del Sacro Imperio Romano Germánico.La aparición de las coronas heráldicas es muy pos-terior (las coronas aparecen sobre los sellos en el

siglo XIII, pero los heraldistas co-menzaron a codificarlas sólo en elsiglo XVII), respecto de los funcio-narios reales y episcopales.

Antes de proseguir, será inte-resante estudiar algo más las razo-nes de esta similitud de ornamentoexterior en el escudo de armas. Essin duda a través de la esencia sim-bólica de estas marcas de dignidaden los emblemas heráldicos, dondese encontrará lo que une las funcio-nes episcopales de los vidames, y

las palatinas de los reyes y heraldos de armas. Pa-ra los oficiales de armas, la cruz señala el aspectointemporal de sus misiones diplomáticas, en origen

En su artículo primero, el decreto de laAsamblea Constituyente del 19-23 de junio de1790, por el que se abolió la nobleza hereditariafrancesa y sus privilegios, declaró entre otros títu-los, que el de vidame no podría ya ser nitomado por quienquiera que fuese, ni da-do a nadie.

Esta dignidad nobiliaria de origenfranca, ya era más bien rara en vísperasde la Revolución. Muy poco conocida, me-rece ser estudiada para los particularis-mos de su origen y su evolución. En elcurso de los tiempos, los vidames partici-paron en la construcción de las gran-des ciudades, y fueron un elementoimportante de la historia feudal, co-mo de la del Antiguo Régimen.

La institución de las vidamiases una resurgencia procedente delmodelo, muy elaborado, del Imperiobizantino: el vidame ejercía la justi-cia temporal de los obispos. Estefuncionario episcopal ejercía, en elinterior de un obispado, los derechosdel prelado como señor feudal. Seencontró más tarde vinculado a feu-dos, algunos se volvieron heredita-rios, y los encontraremos más tardecomo un título nobiliario y de corte-sía(1). A menudo asimilado en la jerarquía de las dig-nidades nobiliarias al título de vizconde, se le atri-buyó el timbre de una corona específica ycompuesta de un círculo de oro adornado de cuatrocruces patadas (tres visibles), que essimilar a la utilizada por los reyes dearmas, heraldos y persevantes espa-ñoles.

Los condes, generalmente,disponían de varios vizcondes pararepresentarles en sus jurisdicciones.Éstos no eran unos eclesiásticos,aunque sus funciones administrati-vas, judiciales y militares se parecíana las de los vidames. Esta confusiónproviene sin duda de la etimologíade estos dos términos de vidame yvizconde: contienen los dos el mismo prefijo vicecolocado delante de su radical, que significa el que

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DE RE NOBILIARIA

EL TÍTULO DE VIDAME,DIGNIDAD NOBILIARIA POCO CONOCIDA

por Pierre Daniel de Losada, Madrigal heraldo de armas

Armas de los Prévost du Mas,Vidames de Limoges

Coronas de Vidames

un único vicedominus por obispado, y es-te formaba parte de la jerarquía eclesiás-tica, sin duda por encima del archidiáconoo arcediano(2).

En el curso de los tiempos, los pode-res del vicedomini crecerán junto a la po-tencia territorial y política de los obispos,llegando a ser regulados por los legisla-dores de los primeros reyes carolingios.Si los primeros documentos que tratabande los vidames dataron del origen de lassedes eclesiásticas, comprobamos que,bajo la dinastía carolingia, no ocurrió lomismo: entonces serán los reyes de lasegunda raza, y en particular Carlomag-no, quienes reglamenten la institución delos vicedomini. Los vidames van a reves-tirse de un carácter público, colocadosbajo el control real.

Los Reyes de Francia de la segundadinastía van a intentar así yugular el po-der episcopal, interviniendo sobre las vi-damias -con inmunidades siempre cre-cientes, debilitando el poder real al ganarmás privilegios en la casa de los obis-pos(3)-, en lo que fue en realidad una ten-tativa de control en las tierras vastas delimperio franco. El poder real pensabaasegurarse así a delegados poderosos,que limitarían los abusos de los vasallosdemasiado ambiciosos. La historia re-cuerda a los agentes famosos del empe-rador Carlomagno, encargados de visitarlas provincias: el missi dominici. La am-pliación del poder del vidame, particular-mente con la facultad de conducir a laguerra a los hombres libres, asociada a lacreación del missi dominici, fue el puntode partida de la consolidación del poderpúblico. Lo que podría dejar en evidenciaun signo de debilidad y un principio deanarquía, fue de hecho sólo un vasto pro-grama de control centralizador por partede los reyes carolingios. El carácter per-petuo e inalienable de los bienes ecle-siásticos, pasando indirectamente por laautoridad de las vidamias, aseguraba la

estabilidad necesaria para el poder real. Condes yobispos (estos últimos, hechos nuevos funcionariosreales por las cartas de inmunidad), ejercieron lamisma influencia tanto sobre los territorios privile-giados de la Iglesia, como sobre los limítrofes con-dados, y todo esto fue conforme a los intereses rea-les. Así, las leyes nos refieren las calidadesrequeridas para escoger un vidame: éste debía ser

más matizadas y confidenciales que lade los simples embajadores. Revestidosde sus insignias, bautizados en una cere-monia especial, representan físicamentea sus señores. Este carácter representa-tivo e immutativo en el ejercicio de susfunciones se acerca singularmente a lasde los vidames. Los príncipes feudales,como también los de la Iglesia, eran re-presentados por agentes de una fidelidadconsagrada, disponían de funcionariosque actuaban con toda confianza bajo laégida de la cruz, que garantizaba su de-voción y producía respeto. Los vidames,como los reyes de armas, saldrían puesde la misma simbología que representalas cruces en sus coronas de dignidad.

Por su parte, los vicedomini apa-recen desde el siglo VI en las cartas yescrituras, y un siglo después se consta-ta que las atribuciones de estos funcio-narios de la administración episcopal es-taban ya plenamente definidas. Estasproceden del Imperio Romano de Orien-te, de Bizancio, donde oficiaban comoagentes episcopales en la Iglesia deOriente. Cada obispo debía disponer deun yconomus, sacado de su propio clero,cuya misión era administrar los bieneseclesiásticos; esta práctica también seaplicaba los monasterios. El vicedominusmerovingio (siglo V: los Godos teníanfuncionarios del mismo nombre, éstosadministraban exclusivamente dominiosreales y no hay que confundirlos), teníael cargo de ocuparse de los pobres, viu-das y huérfanos, y de administrar y au-mentar el patrimonio de la Iglesia. En ca-so de vacante de la sede episcopal,conservaba sus prerrogativas, para ase-gurar la interinidad. No obstante, su ac-ción se encuentra más limitada que el delos ecónomos bizantinos, sin duda por lapresencia de otros dignatarios al serviciodel obispo. El vidame debía también ocu-parse de los huéspedes del obispado.Este funcionario de la Europa occidentalexiste desde el siglo VI, primeramente en Italia, cer-ca de los Papas, luego en las tierras de los francos,donde tendrá un papel preponderante. Tras su estageneralización, inspirada en el modelo pontificio, losvicedomini serán siempre sacerdotes o diáconos,monjes o abades, y pues obligatoriamente eclesiás-ticos -a diferencia del advocatus, representante lai-co de los prelados-. En principio, encontramos sólo

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De arriba a abajo, se-llos de Jean (1248) y deLandry (1100), ambosobispos de Lausana;deJacques de Conthey,vidame de Conthey(1248); y de Pierre deMonthey, Vidame deMassongex (1316)

notoriamente honesto, tener conocimientos del De-recho, gustarle la paz y ser reclutado en el seno delclero. Esta función parece acompañada de granconsideración, ya que no era infre-cuente que los vidames alcanzarana ser obispos.

A partir del siglo X, compro-bamos que el obispo disponía entresus vasallos de un vicedominus o vi-dame, que es frecuentemente unseñor laico, con tierras y castillo. Enel curso del tiempo el vidame perdiósu carácter exclusivamente clerical,consecuencia sin duda de las refor-mas carolingias. Más tarde, los re-yes abandonaron a los vidames enprovecho de otro funcionario, el ad-vocatus episcopi que no procedíaen absoluto del clero, y que corres-pondía de forma más rentable a lainversión política en las inmunida-des. La transformación de los vida-mes en señores laicos emana de laresistencia de los obispados frenteal poder real. En cierta época, cuan-do los enfrentamientos territorialesfueron incesantes, los prelados seocuparon de sellar lazos vasalláti-cos, con el fin de consolidar alianzasprotectoras, y también de disponerde una fuerza armada que protegiera sus dominios.En la cabeza de sus hombres de armas, el obispocolocará a un vasallo al que los documentos nom-bran indiferentemente avoué (advocatus) o vidame(vidamus). Le dará para recompensarlo y fidelizarle,un feudo. Si los vidames estuvieron en lo sucesivoa la cabeza de un señorío, fue porque esencialmen-te eran en realidad los advocatus carolingios, y por-que así ambas figuras y términos se fusionaron enlos textos. El poder del vidame quedó limitado a lasmurallas del territorio episcopal, mientras que el delavoué (abogado), tenía facultades geográficamentemás extendidas, para servir al obispado. Por ejem-plo, un diploma fechado en el año 990, otorgadopor el emperador Otón III a Raimundo, obispo deVerdún, le concede a este último los derechos y lospoderes de los condes de Verdún: el obispo nom-brará en lo sucesivo al conde, que estará a su ser-vicio como el primero de sus tenientes. Convertidoasí en advocatus episcopi (o vidamus), el conde pa-só a ser grande avoué consagrado por el obispado,y su título condal no podría transmitirse por heren-cia.

El vidame fue en lo sucesivo un laico quedebería proteger al obispo y su palacio y residir cer-

ca de él. El representante episcopal llevaba el títuloseñorial de vidame, sólo para marcar su dependen-cia a la Iglesia. Pasó a ser un vasallo, a veces de-

masiado influyente e independiente:indispensable para el obispo, el vida-me era un señor al que convenía yu-gular. En el curso del tiempo, sus po-deres y sus derechos seránrestringidos por la acción de los obis-pos (los numerosos procesos de laépoca lo demuestran), y también dela corona francesa. Allí dónde existióun poder bastante consecuente, lapresencia de un defensor titulado delobispado se volverá inútil y molesta.El señor-vidame desaparecerá, y sutítulo caerá en el olvido en la inmen-sa mayoría de los dominios eclesiás-ticos. Pero eso que la institución delas vidamias sobrevivió, según lostextos de archivos, en las comarcasdel norte y del este de Francia, bajola dinastía francesa (capeta). Estostítulos de vidames se convirtieron enhereditarios, se transmitieron en elcurso de las alianzas familiares, e in-cluso se vendieron, hasta su aboli-ción por la Revolución francesa.El término francés de vidame hacesu aparición en los textos en el siglo

XIII(4). Para designar su dominio utilizamos el nom-bre de vidamée (vidamia), y depués vidamé, enmasculino. Al pasar a ser cesible o alienable, el títu-lo tomó también una forma femenina bajo el términode vidamesse. Cuando un vidame tomaba posesióndel empleo, debía hacer pleito homenaje al señorobispo, y recibía un anillo que simbolizaba su jura-mento vasallático.

Las relaciones de los obispos con su vida-mes fueron estables en lo sucesivo, a lo largo delsiglo XV. La ciudad episcopal ya no tuvo que temermás a su señor-vidame, que percibía solo algunosderechos insignificantes. El vidamé se convirtió enun título, dotado de algunos privilegios vinculados ala nobleza; pero las funciones que le fueron desti-nadas tuvieron sólo un carácter honorífico. Inclusoveremos que sería ostentado por familias protestan-tes.

Il n'y avoit point en France de seigneur, nyplus illustre, ny plus riche, ny plus vaillant que ce vi-dame de Chartres, prince de Chabannois, seigneurde Ferté-Arnaud, depuis nommé au vidame, á cau-se de ses ancestres... (No había en Francia ningúnseñor más ilustre, ni más rico, ni más valiente, queeste vidame de Chartres, príncipe de Chabannois,

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Sello de Renaud de Picquigny,Vidame de Amiens (c.1305)

Debajo, el sello de Marguerite dePicquigny (1381)

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señor de Ferté-Arnaud, después nombrado en el vi-dame a causa de sus antepasados(5). Así comienzael capítulo dedicado a François de Vendôme, Prín-cipe de Cabannois y vidame deChartres (1523-1560). Este prínci-pe, último descendiente varonil dela casa de los Condes de Vendô-me, llevó una brillante carrera mili-tar. La Reina Catalina de Médicistenía para él un favor particular yaunque muy considerado en lacorte, suscitó unos celos que supasión para los placeres voluptuo-sos sólo contribuyó a agravar.Abrazó el partido protestante al la-do del Príncipe de Condé y delRey de Navarra. Encarcelando enla Bastilla en 1560, sería liberadoa la muerte del Rey Francisco II,pero murió algunos días más tar-de, teniéndose la sospecha habersido envenenado por la Reina.

El título de vidame fue lle-vado por personajes ilustres, y elde Chartres fue quizá el más fa-moso porque así le recordaronautores como Louis de Rouvroy,Duque de San-Simón, Par deFrancia y Grande de España(1675-1755), testigo ineludible delfin del reinado de Luis XIV y de laRegencia. El célebre memorialistase refirió así a la dignidad de vi-dame:Los títulos de conde y marquéshan caído en el polvo por la canti-dad de gentes vulgares, y hastasin tierra, que los usurpa, hasta elpunto de que las gentes de cali-dad que son marqueses o con-des, si me permiten decirlo, pasanpor el ridículo de ser molestadoscuando que se les dan estos títu-los hablando de aquellos. Sin em-bargo, es verdad que estos títulos emanan de laerección de una tierra y de una gracia del rey; y,aunque esto no tuviera ya distinción, aunque estostítulos en su origen y durante mucho tiempo des-pués, tuvieron funciones, y su distinción duró mu-cho más que sus funciones. Los vidames, al contra-rio, son sólo los primeros oficiales de la casa deciertos obispos, por un feudo enfeudado de ellos, y,a título de sus primeros vasallos, conducían a todossus demás vasallos a la guerra, en el tiempo que sehacía así entre los señores, unos contra otros, o en

los ejércitos que nuestros reyes reunían contra susenemigos, antes de que hubieran establecido sumilicia... Jamás hubo, pues, comparación entra el

título de vidame, que señala sóloal vasallo y oficial de un obispo,y los títulos que, por feudos,emanan de los reyes. Pero, asícomo apenas se conoció vidameque los de Laon, de Amiens, deLe Mans y de Chartres, estenombre de vidame de Chartresnos pareció bello(6).

El vidame más antiguo queha dejado un rastro en las escri-turas fue Guillaume de Ferrières,caballero y trovador, de la vida-mée de Chartres también, autorde numerosos textos amoroso.Murió en el momento de la tomade Constantinopla, en 1204, du-rante la cuarta cruzada. Otro Fe-rrières, Jean II (1520-1586), so-brino de François de Vendôme,citado antes, también partidariodel Príncipe de Condé, heredó desu tío el vidamé de Chartres. Fueaprisionado en el momento decomprometerse con Enrique deNavarra, futuro Rey de Franciabajo el nombre de Henri IV; enca-denado en el sótano de una maz-morra, murió por no haber podidopagar su rescate. El título de vi-dame de Chartres fue ostentadopor caballeros ingleses durante laguerra de Cien Años, como ates-tigua Thomas de Scales, septimobarón de Scales, caballero de Ja-rretera (1397-1460), por los años1436.

Entre los títulos de vidamesque todavía subsistían bajo el An-tiguo Régimen francés, pudimoscensar la vidamia de Amiens, vin-

culada a la tierra de Picquigny, que estuvo luego enla casa de los Duques de Luynes; la vidamia de Be-auvais, unida a la tierra de Gerberoy; la vidamia deChâlons en Champagne; la vidamia de Chartres,unida a la tierra de Ferté-Arnaud, en la localidad deFerté-Vidame; la vidamia de Ginebra, pertenecientea la familia de Candie; la vidamia de Laon; la vida-mia de Le Mans, propiedad de los Angennes deRambouillet; la vidamia de Normandía; la vidamiade Sarlat, de los Duques de La Vauguyon; la vida-mia de Bugey, unida a los Señores de Vernales. El

Arriba, retrato de François de Vendôme,Vidame de Chartres, por François Clouet;debajo, retrato de Jean de Ferrières, Vida-

me de Chartres

título de vidame de Limoges (dignidad de cortesía)pertenecía a la familia Du Mas, Marqueses de Pay-zac.

En el Santo Imperio, elarzobispo de Maguncia (Manz,Mayence) nombró en 1120 cua-tro vidames para sus feudos,que fueron desmembrados:Rheingau, Aschaffenbourg,Eichsfeld-Hesse y Erfut.

Perdiendo sus restric-ciones canónicas iniciales, losvidames prácticamente habíandesaparecido en la Edad Mo-derna, convirtiéndose en unacuriosidad nobiliaria que existióhasta la Revolución francesa de1789.

Pero este título marcólas grandes obras de la literatu-ra francesa, buena prueba deque perduraba en la memoria yen los espíritus. Podemos parti-cularmente observar su presen-cia, bajo la dignidad de vidamede Chartres, en La Princesa deClèves, de Marie-Magdalena deLa Fayette (1678). Un sacerdo-te también es vidame de Pamiers en La Duquesade Langeais, novela de Honorato de Balzac, apare-cida inicialmente en 1834 bajo el título No toque elhacha, expresión que hace referencia al hacha quesirvió para degollar a Carlos I de Inglaterra. Máscerca de nuestros días, el título de vidame de Usselapareció en el billete político y humorístico Carta delSeñor de Rastignac, del semanario de opinión políti-ca Valores Actuales: designaba a Jacques Chirac,presidente de la República francesa. Este seudóni-mo, utilizando un título de vidamia, procede sin du-da de la familia de su esposa, ella también persona-lidad política, nacida Bernadette Chodron deCourcel y emparentada con George Chodron deCourcel (1840-1904), porque este último hizo gra-bar por Stern en París, para su exlibris, su escudode armas parlante (en campo de gules, tres calde-ras de oro), timbradas por una corona de vidame¡en el siglo XX!.

Los vidames, hoy desaparecidos, quedaronen la memoria colectiva y hasta parecen no haberperdido nada de la alta consideración señalada enel siglo XVIII por el Duque de Saint-Simon: ce nomde vidame de Chartres a paru beau…

N O T A S1) La familia Du Mas, marqueses de Payzac, llevaba eltítulo de vidame de Limoges al siglo XVIII: Louis, Con-

de de Waroquier de Combles,Traité des devises héraldiques(Paris, 1783-1784).2) Un documento de archivo delobispado de Mans menciona a unarchidiácono elevado a la digni-dad de vicedominus.3) Contrariamente a sus predece-sores, los carolingios concedieroncartas de inmunidades en grannúmero, constituyendo recintosvastos y reservados donde la en-trada fue prohibida a los agentesreales. Éstos no podían penetraren un territorio dotado de inmuni-dad ni desempeñar allí sus fun-ciones de justicia, subida de losimpuestos o reclamar la morada yel cubierto debidos a los enviadosdel rey.4) Archivos Departamentales dela Marne, G 160 : Debate entre elobispo de Chalons, Guillermo IIde Perche y su vidame (1215-1226), en Félix Senn, L'institutiondes vidamies en France (Paris,

1907), pág. 119, nota 1.5) Memoires de Castelnau por Le Laboureur (Bruselas,1731), t.1, pág. 4516) Saint-Simon, Marqués de, Memorias completas yautenticas (Paris, 1842), t.III, pág. 240.

Los dibujos de los sellos numerados que apa-recen en el texto son de Donald Lindsay GALBREAT,Sigilla Agaunensia. Les sceaux des Archives de l'abba-ye de Saint-Maurice d'Agaune en Valois (Lausanne,1927): núm.164: Jean de Cossonay, obispo, 1248, Si-gillimi Johannis Dei gratia episcopi lausannensis (pági-na 54, pl. XIX); núm. 59: Jacques de Conthey, vidamede los abades de Conthey, 1249, Sigillum Jacobi vice-domini de Contesio (página 22, pl. IX); núm. 228: Pie-rre de Monthey, vidame de Massongex, 1316, SigillimiPetri de Montey vicedomini massonie (página 73, pl.XXV); y núm. 163: Landry de Dûmes, obispo, 1166, Si-gillimi Laudrici Dei gracia lausannensis episcopi (pági-na 54, pl. XIX).

Foto y dibujo de sello heráldico circular de tipoecuestre: sello de Renaud de Picquigny, vidame deAmiens (circa 1304-1315). En el año 1307, por ordendel Rey Felipe el Hermoso, procedió a la detención delos Templarios establecidos en la bailía de Amiens. LosPicquigny eran tambien advocatus de la abadía deCorbie.

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Armas del señor George Chodron de Courcel(1840-1904), curiosamente timbradas de la

antigua corona de vidame

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Manuel Mª Rodríguez de Maribona yDávila, REAL MAESTRANZA DECABALLERÍA DE LA HABANA.HISTORIA Y OBJETIVOS. Madrid,Real Maestranza de Caballería de LaHabana, 2016. 94 páginas, con ilus-traciones a todo color. Nacieron lasMaestranzas de Caballería en la Se-villa del 1670, como sociedades pri-vadas para la enseñanza y la prácti-ca de la hípica, extendiéndoseenseguida a toda Andalucía y a Va-lencia, e incluso a la América hispa-na. A imitación de la sevillana origi-naria, nació en 1709 la Maestranzade La Habana, que apenas sobrevi-vió algunos años. Renacida en losdías de la Revolución francesa, tam-poco pudo lograrse entonces, y soloahora ha sido restablecida por un se-lecto grupo de titulados y de caballe-ros cubano-españoles, bajo la lugar-tenencia del Marqués de Monasterio,primogénito de los Duques de Medi-na de las Torres, Grandes de Espa-ña. En las páginas de este libro, elautor, fundador y actual académicodecano de la prestigiosa Real Acade-mia Matritense de Heráldica y Gene-alogía, examina por menor y con re-producción fotográfica de la docu-mentación más atinente la centena-ria historia corporativa, y glosa acu-ciosamente su interesante actuali-dad. Es notable el aparato erudito deeste estudio tan novedoso como me-ritorio (MF).Antonio Moreno Ollero, LOS DOMI-NIOS SEÑORIALES DE LA CASADE VELASCO EN LA BAJA EDADMEDIA. Sanlúcar de Barrameda,2014. ISBN 978-84-697-1330-3. Elestudio de los grandes linajes nobi-liarios medievales hispanos, y porende el del régimen señorial en to-dos sus aspectos, es fundamental yen los últimos años han sido muchos

los textos publicados. En el caso dellinaje de Velasco, cuya presencia enla corte castellana fue muy encum-brada, y cuyos dominios señorialesse extendieron desde su núvcleo ini-cial de Burgos por La Rioja, Vizcaya,la Montaña y la Tierra de Campospalentina, la primera aproximaciónfue la de Esther González Crespo ensu estudio Elevación de un linaje no-biliario castellano en la Baja EdadMedia (1981). Este de Moreno Olle-ro, su tesis doctoral de 1999, viene acompletarlo en mucho, ya que hamanejado directamente los fondosdocumentales de la propia Casa, hoyconservados en el toledano Archivode la Nobleza. Trata el autor muy pormenor la historia de los de Velasco ysu presencia política entre los reina-dos de Enrique II y Enrique IV; elmarco geográfico y territorial de susdominios señoriales y de su patrimo-nio; el gobierno y administración deesos estados, su defensa y la huesteseñorial; la percepción de las rentasy derechos; las relaciones feudo-va-salláticas; y los patronatos y funda-ciones familiares. Todo ello con granrigor científico y basado en un densoaparato crítico, lo que acrece el valorde la obra (MF).Joâo Baptista Labanha, A JORNA-DA REAL DE DOM FILIPE II APORTUGAL EM 1619 / LA JORNA-DA REAL DE FELIPE III A PORTU-GAL EN 1619. Madrid, Boletín Ofi-cial del Estado, 2016. ISBN978-84-340-2333-8. 278 páginas engran formto, con ilustraciones en co-lor y en blanco y negro. La JornadaReal del Rey Don Felipe (II de Portu-gal y III de las Españas) a su reinode Portugal, en la primavera y vera-no de 1619, y en medio de unas cir-cunstancias políticas complicadas,constituyó un gran acontecimiento,muy esperado y celebradísimo porlos cronistas y poetas del momento.Hacía muchos años que el Rey dePortugal no visitaba el reino, y laprincipal intención de la visita regiaera la de intensificar los vínculos delmonarca con sus vasallos lusitanos.Para lograr la deseada propaganda,se encargó al cronista de Portugal laredacción de un relato encomiásticode la Jornada, que fue publicada enMadrid en 1622. La edición, realiza-

da por la Imprenta Real, se ilustró ri-camente y se hizo en las dos len-guas, portugués y castellano, en loque, sin duda, fue un gran alardeeditorial en aquella época. El autordel relato, João Baptista Lavanha(Lisboa c.1555-Madrid 1624), fueuno de los cosmógrafos y científicosque más se distinguió en las Espa-ñas filipinas, cuyos trabajos en lacorte de los primeros Felipes marca-ron toda una época de la ciencianáutica y de la navegación. Tambiénfue un erudito historiador. Escribió enambas lenguas una gran cantidad deobras, y su prestigio se mantieneaún. Para ilustrar la obra convenien-temente se recurrió a uno de los me-jores grabadores que entonces fun-gían en la corte: Jan Schorkens(Amberes ¿1595-1630?), que habíaacompañado a la corte en la JornadaReal a Portugal, y era por tanto testi-go de vista de todos los hechos rela-tados. Pero en esta tarea de ilustra-ción tuvo también parte DomingosVieira Serrão (Tomar, Portugal¿1570?-1632), pintor de cámara delRey, que fue el autor del dibujo parala mejor de las once láminas abiertase impresas por Schorkens: la granvista de la ciudad de Lisboa desde elTajo. Las labores de impresión seencomendaron al mejor impresor dela época en Madrid: el italiano TomásJunti (1577-1624), impresor del Reyy responsable de la Imprenta Realque se había creado en 1594, preci-samente para dotar a la corte de lamás moderna tecnología disponibleen la Europa de la época, y evitarcon ello las importaciones masivas ycostosas. Por vez primera en la his-toria de la imprenta española, unamisma obra, ciertamente lujosa ycostosa, se editó simultáneamenteen dos lenguas; y también fue aquel

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el primer caso de edición de unamisma obra en castellano y en portu-gués, o sea en las dos principaleslenguas peninsulares. Todo ello justi-fica esta nueva edición, en memoriade una época en la que todas las Es-pañas estaban unidas bajo una solaCorona. Y aún más: el texto de unportugués fue ilustrado por un fla-menco, impreso por un italiano, en laCorte española: una excelente mu-estra del notorio europeísmo de laMonarquía Universal hispana, siglosantes del advenimiento de la UniónEuropea. La dificultosa transcripciónde los textos la ha realizado don Luisde Cevallos-Escalera, siendo el pre-facio -en portugués- de mano del Dr.D. Antonio de Sousa Lara, catedráti-co de la Universidad de Lisboa, y elextenso y magistral estudio introduc-torio -en español-, del profesor Dr. D.Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila,Marqués de la Floresta, antiguo pro-fesor de la Universidad de Lisboa,correspondiente de las Academíasde la Historia española y portuguesa,y numerario de la Belgo-Española deHistoria. Completan esta cuidadaedición una acuciosa relación de lasfuentes y la bibliografía atinentes a laJornada Real lusitana -también com-pilada por Floresta-, y un índice delas personas y lugares citados en eltexto original de Labanha. El libro sedestina a ser el regalo de S.M. elRey en la próxima prevista visita deEstado a Portugal (MRM).María del Pino Fuentes de Armas,TÍTULOS DE DIGNIDAD, TRATA-MIENTOS HONORÍFICOS Y SIM-BOLOGÍA DE LOS MUNICIPIOS DELA COMUNIDAD AUTÓNOMA DECANARIAS. Blex Editores, 2011.ISBN 978-84-934694-2-9. 328 pági-nas, ilustradas a todo color. Un elen-

co completo de los símbolos institu-cionales del archipiélago de las islasCanarias, cuya autora con gran acu-ciosidad recoge y estudia todos losemblemas heráldicos y las banderasde la Comunidad Autónoma de Ca-narias, sus Cabildos insulares, susinstituciones provinciales de SantaCruz de Tenerife y de Las Palmas, ylos escudos y enseñas de las corpo-raciones municipales de las islas deTenerife, La Palma, La Gomera, ElHierro, Gran Canaria, Lanzarote yFuerteventura, a más de un brevecapítulo dedicado a los gentilicios ca-narios, un glosario de términos utili-zados, y una relación de fuentes muycompleta. La edición es muy cuida-da, y está soberbiamente ilustrada.Sin duda alguna, el mejor estudiohasta ahora dedicado a los símbolos,emblemas, escudos y banderas delas Islas Afortunadas, que tanto he-mos de agradecer a su dedicada au-tora (MF).Marina Kleine, LA CANCILLERÍAREAL DE ALFONSO X. ACTORESY PRÁCTICAS EN LA PRODUC-CIÓN DOCUMENTAL. Sevilla, Uni-versidad de Sevilla y Cátedra AlfonsoX el Sabio, 2015. IBN 978-84-472-1758-9. 310 páginas. Prologado porel maestro D. Manuel González Ji-ménez, se trata de un profundo estu-dio de las oficinas de expedición delos documentos reales castellanosdurante el siglo XIII a través del aná-lisis de 1849 diplomas regios, peroestudiando además los precedentescancillerescos, desde Alfonso VII.Centrado sobre todo, y esto es nove-dad, en la prosopografías de las per-sonas que las servían, de las que laautora ha identificado nada menosque a 175. Sin dejar de lado las dosfunciones de tales oficiales: la trans-misión de la voluntad del monarca(iussio), y la plasmación formal delacto jurídico dimanante de aquella(redactio): esas funciones eran lasque diferenciaban y reunían en dosgrupos distintos a los respectivos ofi-ciales encargados de ellas: notariosde Castilla, de León y de la Andalu-cía, alcaldes, maestres, escribanos-visadores, registradores, selladores,etcétera. Aborda también la autora laorganización de las oficinas y sus

ubicaciones geográficas; la produc-ción y la tipología documental; losaspectos jurídicos, materiales y gráfi-cos de los documentos expedidos; ypor fin la evolución de la Cancilleríaregia castellano-leonesa a lo largodel reinado alfonsí. El estudio secompleta con las relaciones de fuen-tes y bibliográficas, y un cd-rom ane-jo contiene una cantidad ingente deinformación. Una obra monumental yde notoria utilidad, un libro extraordi-nario (MF)Borja de Aguinagalde (editor), ELPAÍS VASCO, TIERRA DE HIDAL-GOS Y NOBLES. Madrid, FundaciónCultural de la Nobleza Española,2016. ISBN 978-84-92543-81-6. 188páginas, con ilustraciones en blancoy negro. El volumen recoge los tex-tos de las conferencias del ciclo delmismo nombre, pronunciadas en2015 en el Archivo Histórico de Esu-kadi bajo la dirección de Aguinagal-de, el patrocinio de la Fundación, yel mecenazgo de la Fundación Ban-co Santander. Que fueron las delpropio Borja de Aguinagalde, La so-ciedad vasca y sus elites (s.XI-1500)y la formulación de la hidalguía uni-versal en 1527; Jon Arrieta Alberdi,Claroscuros de una realidad debati-da: la hidalguía universal de los vas-cos; y José María Imizcoz Beunza,Servidores del Rey, hombres de ne-gocios, ilustrados. Las elites vascasy navarras en la monarquía borbóni-ca (que incluye un apéndice proso-pográfico relevante). Los tres textos,por cierto extensos, son de importan-cia, por el gran conocimiento que lostemas tratados tienen los conferen-ciantes, por su gran rigor científico ypor su interesante y amplio aparatoerudito. Un gran compendio, y muyestimable (MF).

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NOBILTÀ, 132-133 (mayo-agosto2016). Con un editorial que glosa elfracaso del pacto de familia suscritoen 2012 por el Duque de Castro, Je-fe de la Casa Real de Borbón de lasDos Sicilias, y el Duque de Calabria,su oponente hispano, y los artículosde Gianfranco ROCCULI, Il chimeri-co cimiero dei Dal Verme; Marco HO-RAK, La nobiltà austro-ungarica:evoluzione, diffusione territoriale, ca-racteristiche e suo tramonto; y Alber-to LEMBO, Le procedure per l’auto-rizzacione all’uso degli Ordini “nonnazionli” (MF).HIDALGOS, 546 (primavera 2016).La revista de la Real Asociación deHidalgos de España nos sorprendecon un sensato y prudente editorialtitulado Cuidar la nobleza, a más depresentarnos los artículos de MarioJARAMILLO CONTRERAS, Marceli-no Sanz de Sautuola, descubridorcientífico de Altamira; José Luis MA-ZA DE LIZANA VASCO, José Vascoy Vargas, Conde de la Conquista delas Islas Batanes; Vicenta MÁR-QUEZ DE LA PLATA FERRÁNDIZ,Marquesa de CASA REAL, Las mu-jeres de “El Quijote”; y Luis VALERODE BERNABÉ, Heráldica y nobiliariasueca (MF).IL MONDO DEL CAVALIERE, 62(abril-junio 2016). Dedica su editorialal polémico Guy S. Sainty, y a su en-frentamiento judicial con el no menospolémico don Rosario Poidimani -¡talel uno para cual el otro!-; a más deinsertar el artículo de Marco MAT-TEUCCI, Le circostanze storiche chevidero l’istituzione dell’Ordine di SanGiuseppe (MF).ESPACIO, TIEMPO Y FORMA, III,Historia medieval, 29 (2016).Con losartículos de Carlos BARQUERO GO-

ÑI, La renta señorial de la Orden deSan Juan en Castilla durante los si-glos XII y XIII; Jaime de HOZ ONRU-BIA, Antroponimia y reconstrucciónhistórica: consideraciones sobre laidentificación personal en el paso dela Edad Media a la Moderna en laCorona de Castilla; Pablo MARTÍNPRIETO, Idea e imagen del rey en ladiplomática medieval hispana: el va-lor de los preámbulos; María del PilarRÁBADE OBRADÓ, Justas, fiestas yprotagonismos: alegrías y placeresen El Victorial de Gutierre Díaz deGames; y Casto Manuel SOLERACAMPOS, La castidad conyugal enla Orden de Santiago durante laEdad Media (siglos XII-XVI) (MF).HIDALGUÍA, 371 (2016). Nos intere-san los artículos de Joaquín ALE-MANY GINER, Heráldica, Genealo-gía y Nobiliaria alrededor de escudosen frontispicios de palacios decimo-nónicos matritenses (1); José Maríade FRANCISCO OLMOS, Bicentena-rio de la Orden de Isabel la Católica:un error histórico en sus estatutos;Miguel Ángel HERMIDA JIMÉNEZ,En tierra de Señorío; Roberto LÓ-PEZ-CAMPILLO MONTERO, LosGonzález del Campillo: genealogíade un noble linaje de las Asturias deLeón; José Miguel de MAYORALGOLODO, Necrologio nobiliario madrile-ño del siglo XVIII (1701-1808). Años1749 y 1750; y Miguel Ángel REN-GEL, Canillas: de lugar de realengoa villa de señorío y condado. Los se-ñores de Canillas (MF).BERCEO, 170 (2016). Con el artícu-lo de Luis PINILLOS, Los Sáenz deSanta María, de Colombia, descen-dientes del riojano Solar de Valdeo-sera (MF).BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIADE LA HISTORIA 213/1 (2016). Conlos artículos de Francisco de PaulaCAÑAS GÁLVEZ, La casa del Infan-te Fernando de Castilla: corte, podery representación político-institucionalen el ocaso del medievo (1385-1408); y Xosé Carlos BERMEJO BA-RRERA, Cronistas, piedras legenda-rias y coronaciones: de Santiago deCompostela a Westminster (MF).APORTES, 91 (2016). De este nú-mero, los artículos de Cristina delPRADO HIGUERA, Los salones de

la nobleza española durante el reina-do de Amadeo I; y de Pilar BLANCONAVARRO, La nobleza en las cortestardofranquistas entre la IV y la X le-gislatura (1952-1977) (MF).CUADERNOS DE HISTORIA DELDERECHO, 23 (2016). Con el intere-sante artículo de LUIS DÍAZ DE LAGUARDIA LÓPEZ, La Corona y elcontrol del reconocimiento nobiliario:la actividad del fiscal de la RealChancillería de Granada a examen.Análisis y documentos (MF).REVISTA DE HISTORIA MILITAR,117 (2015). Muy interesante y muydocumentado el artículo de AntonioPRIETO BARRIO, Las condecoracio-nes en la Segunda República Espa-ñola (MF).IL MONDO DEL CAVALIERE, 63 (ju-lio-septiembre 2016). Con un edito-rial titulado Il desiderio di distinzionenella società umana, y los artículosde Alessandro SCANDOLA, Insegnecavalleresche: il sistema autorizativoitaliano e le sanzioni; y Le onorificen-ze e l’abito; Francesco ATANASIO, I600 anni del Ducato di Savoia; y Se-bastiano A. PONZIO, I panfili dellaReal Casa di Savoia (MF).CADERNOS BARÃO DE ARÊDE, 7(enero-junio 2016). Con los textos deLuis SOVERAL VARELLA, Reflexõesà roda de um Título Nobiliárquico, oTítulo de Barão de Nossa Senhorada Oliveira; Daniel ESTUDANTEPROTÁSIO, Luís Fernández de Cór-dova e a sua missão diplomática emPortugal (1833): alguns aspectos cul-turais e históricos; y José ManuelMARTINS FERREIRA COELHO,Breves Considerações à Importânciadas “Paraheráldicas” no Tardo Me-dieval e Renascimento (cont.) (MF).

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Cuadernos de Ayala 67 - JUL/2016 [27]

SOLAR DEL PÁRAMO Y DE LA FOCELLAEl pasado sábado 20 de agosto tuvo lugar en

la localidad de El Páramo, en el Concejo de Teverga(Asturias), la reunión anual del Solar del Páramo y dela Focella, asociación que agrupa a aquellos descen-dientes de este antiquísimo privilegio otorgado por elRey Don Vermudo III, en memoria de su padre el ReyDon Alfonso V, con fecha de 19 de septiembre de1033. Se le conoce también como privilegio de BellitoAuriolis, al haberse concedido por el citado monarca aeste vasallo suyo, y para todos sus descendientes,tanto por línea de varón cómo de hembra, lo que leconvierte prácticamente en uno de los pocos privile-gios que se transmitían también por línea femenina.En el documento original de la concesión se dice que,si alguien no respetase dicho privilegio, o fuera contraél, fuera excomulgado, se viera lleno de lepra, no vealas cosas buenas de Jerusalén, ni tenga la paz, ade-más de pagar el daño causado a los afectados, así co-mo al propio Rey, con dos talentos de oro. Este privile-gio fue refrendado sucesivamente por casi todos losmonarcas españoles, siendo la última confirmación lasuscrita por el Rey Don Carlos III, en Madrid, el día 20de junio de 1761. Uno de los fines principales de estaasociación es promocionar y dar a conocer, no solo elinterés histórico de este antiquísimo privilegio de no-bleza, sino también la belleza de este singular parajeasturiano, así como el de todo el concejo de Teverga,uno de los más interesantes del Principado de Asturiaspor sus monumentos, sus paisajes, su ruta del oso, ysu enorme valor natural y ecológico. Por este motivo, yqueriendo honrar la memoria de los Reyes de Asturiasy de León, Don Alfonso V, llamado el Noble o el de losBuenos Fueros, y de su hijo Don Vermudo III, últimoRey de León de la dinastía astur, se celebró en dichodía una pequeña pero solemne ceremonia, en la igle-sia de San Justo del Páramo, siendo presidida por elPresidente Excmo. Sr. D. Manuel Rodríguez de Mari-bona y Dávila. En el acto se hizo entrega de las meda-llas y diplomas corporativos a los Alcaldes-Presiden-tes del Páramo y de la Focella, a Dª María AmorÁlvarez Ardura, Alcaldesa del Concejo de Teverga, a

D. Antonio Ruiz de Bucesta, al Dr. Vicente Alcaraz yÁlvarez de Perea, al Dr. Salvador Heras y Moreno, aD. Rogelio Díaz Agero, a Dª Inés Fernández y Muñiz,y a D. Manuel Álvarez de Ron, quienes fueron recibi-dos como nuevos hidalgos del Solar del Páramo y laFocella. Para finalizar la ceremonia se hicieron precespor el reinado de S.M. el Rey Don Felipe VI, descen-diente y sucesor de los antedichos Don Alfonso V yDon Vermudo III, creadores del Privilegio, con el fer-viente deseo de que Dios guarde a S.M. por muchosaños. Tras la ceremonia se realizó una interesante vi-sita a las poblaciones que componen el muy antiguoSeñorío del Privilegio, compuesto de las localidadesde El Páramo, La Focella y la Villa del Sub. Después,los asistentes al acto se trasladaron a un restaurantetípico de la zona, donde se sirvió un almuerzo de her-mandad. Para finalizar tan interesante jornada losasistentes realizaron una interesante visita guiada a laColegiata de San Pedro de Teverga, importante templodel siglo XI, declarado Bien de Interés Cultural. DON MANUEL PARDO DE VE-RA, EN LA ACADÉMIE INTER-NATIONALE DE GÉNÉALO-GIE

En la Asamblea de laAcademia Internacional de Ge-nealogía (AIG) celebrada enGlasgow (Escocia), el día 11 deagosto de 2016, don ManuelPardo de Vera y Díaz fue nom-brado académico titular. Presidi-da por Michel Teillard d’Eiry, laAcademia Internacional de Genealogía (AIG) fue fundadaen Turín (Italia) en septiembre de 1998, con el fin de reu-nir a los especialistas en Genealogía de todo el mundo,estando limitado a cien el número de los académicos titu-lares. Pardo de Vera (Becerreá, Lugo, 19...), ingeniero deorigen gallego, es un acreditado especialista hispano enlos estudios genealógicos y nobiliarios, y ha merecido elPremio Lazslo Bohus de Villagos 2014, de la Confedera-ción Internacional de Genealogía y Heráldica, por la di-rección de las obras Procesos de habilitación de Infanzo-nes para acceder a los oficios de la Diputación del Reinode Aragón que se conservan en el Archivo de la Diputa-ción de Zaragoza y Procesos de Infanzonía de la RealAudiencia de Aragón que se conservan en el Archivo His-tórico Provincial de Zaragoza. Es vicepresidente de laReal Asociación de Hidalgos de España, del Instituto Es-pañol de Estudios Nobiliarios (IEEN) y del Instituto Inter-nacional de Genealogía y Heráldica (IIGH); y dirige lostrabajos de extracción documental genealógica, heráldicay nobiliaria contenida en los procesos de hidalguía e in-fanzonía que se conservan en los archivos históricos deAragón y de Navarra. También en el campo de los emble-mas heráldicos ha realizado una gran cantidad de repre-sentaciones armeras. Al ingeniero Pardo de Vera, nues-tra cordial felicitación por el bien merecido nombramientoacadémico que ha alcanzado.

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S.M. EL REY DISTINGUE Y CONDECORA A LA MA-ESTRANZA DE CABALLERÍA DE CASTILLA

El reconocimiento oficial de la Maestranza deCaballería de Castilla se ha producido el 19 de juniode 2016, cuando S.M. el Rey Don Felipe VI, a pro-puesta de la Junta de Castilla y León y con el informefavorable del Ministerio de Asuntos Exteriores y deCooperación, Se ha dignado concederle la Corbata deHonor de la Real Orden de Isabel la Católica. Esta esla más alta distinción pública que puede otorgarse auna corporación, institución o colectividad en el Reinode España. Se trata, pues, de un altísimo honor, pordemás insólito -pues ciertamente, hasta ahora, no lohabía alcanzado ni una sola de las demás Órdenes yCorporaciones y nobiliarias y caballerescas españo-las-. Las Reales Maestranzas de Caballería son so-ciedades ecuestres fundadas por caballeros particula-res en el último tercio del siglo XVII, y transformadasdurante el siglo XVIII, bajo la protección de la Corona,en instituciones públicas dedicadas a la formación hí-pica de los cuadros de oficiales de Caballería y al fo-mento de la cría caballar. A partir del advenimiento del

sistema constitucional, en 1842, las cinco Reales Ma-estranzas supervivientes -otras diez se malograron-se transformaron en entidades ecuestres cortesanas,oficialmente reconocidas. Con el fin de preservar esatradición ecuestre española, y de dotar a los territoriosseptentrionales de la Península Ibérica -los antiguosreinos de Castilla y León- de una institución propia, laMaestranza de Caballería de Castilla se fundó en laciudad de Segovia el 6 de enero de 1992, con el nom-bre original de Maestranza de Caballería de Segovia,bajo los auspicios y el amparo del Augusto SeñorConde de Barcelona (q.S.G.h.), el más egregio de los

segovianos del siglo XX -quien Se dignó aceptar elnombramiento de Primer Maestrante-, y por iniciativade los Marqueses del Arco y de La Floresta, a la queenseguida se unieron numerosos caballeros de laJunta de Nobles Linajes de Segovia (fundada en1304). Fue debidamente autorizada e inscrita por elGobierno Civil de Segovia con fecha del 5 de marzode 1992. La Maestranza de Caballería de Castilla haquerido, desde sus mismos orígenes, reunir tanto alos miembros de la más acrisolada Nobleza históricaespañola (integrada exclusivamente, según el Tribu-nal Supremo en su Sentencia de 16 de febrero de1988, por los Grandes de España, los Títulos del Rei-no, con sus hijos, junto a los caballeros y damas delReal Cuerpo de la Nobleza de Madrid y de las cincoReales Maestranzas de Caballería de Sevilla, Grana-da, Valencia, Ronda y Zaragoza), y de la Nobleza his-tórica europea, como también a cuantos forman partede la moderna aristocracia del mérito y del servicio albien común y a la res publica, que así gozan de la No-bleza personal. Con esta merced regia y con el reco-nocimiento oficial inherente a ella, la Maestranza de

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Castilla ha pasado a ser una de las pocas Corporacio-nes nobiliarias que en España gozan del reconoci-miento oficial por parte del Estado. Consecuentemen-te, la Maestranza ha procedido a modificar susinsignias corporativas, a las que se ha añadido la cruzde la Real Orden de Isabel la Católica y la Corona Re-al. También se ha adoptado un nuevo Estandarte,que, a más de su escudo de armas corporativo, incor-pora los símbolos y colores de la Artillería española,cuya cuna se encuentra también en la ciudad de Se-govia. No nos cabe duda alguna de que esta insólitaconcesión premial viene a señalar el buen hacer de laJunta de Gobierno, en los ámbitos cultural, deportivo ycaballeresco. Pero en adelante obliga aún más a to-dos los caballeros y damas maestrantes a seguir tra-bajando por los altos valores de la civilización occi-dental, y a hacer bueno el bello lema de la RealOrden: A la Lealtad acrisolada.

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VERSOS DE HISTORIA Y TIEMPO

LA SOMBRAMira, ya va siguiéndote la sombra,

prendida siempre en tus pies, humilde y f iel,

sobre la polvorienta t ierra labra

un camino con espinos y con hiel.

Cuando el sol te envuelve en ramo de luces,

y a la t ierra la abraza y la consigue,

l lora si te cobijas en los sauces,

porque sabe su ramaje a ella extingue.

Si en la oscuridad te hundes, te abandona,

sólo desea gozar de tu f igura

bajo luces de sol, y no de luna.

Será tu f iel amante en la hora eterna,

y l lorará en si lencio su amargura,

y entre cipreses velará su pena.

Antonio Caro y Sánchez

Cuadernos de AyalaGaceta trimestral de información varia y miscelánea

sobre Historia institucional, Órdenes y condecoraciones,genealogía y heráldica, Historia nobiliaria, iconografía,

ceremonial y protocolodirigida por el Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila,

Marqués de la Floresta

CONSEJO DE REDACCIÓNDr. D. Félix Martínez Llorente (Universidad de Valladolid), Dra. DªAna Belén Sánchez Prieto (Universidad Complutense), Dr. D. JuanVan Halen (Universidad de Alcalá), D. Manuel Rodríguez deMaribona (Academia Asturiana de Heráldica y Genealogía), Dr. D.Luis de Cevallos-Escalera (Academia Melitense), D. José A. Dávila(Real Academia de Toledo), Dr. D. Fernando de Artacho (AcademiaAndaluza de la Historia), Dr. D. Luis Valero de Bernabé, Marqués deCasa Real (Colegio Heráldico de España y de las Indias), Dr. D.José Mª de Montells (Academia de Alfonso XIII), Dr. D. Antonio deSousa Lara, Conde de Guedes (Universidad de Lisboa), Dr. D.Fabio Cassani Pironti, Conde de Giraldeli (Universidad ReginaApostolorum).

Edita Palafox & Pezuela S.L.Chopo, 1 - 28023 Madrid - Españawww.cuadernosdeayala.es

En este número:

[2] Editorial: El Antiguo e Ilustre Solar de Tejada,

declarado Bien de Interés Cultural

[3-4] Novedades, cursos y encuentros

[5-8] Las armas del Conde de Floridablanca, pri-

mera representación heráldica de las insig-

nias de la Real y Distinguida Orden Española

de Carlos III, por el Dr. Marqués de la Flores-

ta

[9-12] Don Carlos Costa y Alarcón, brigadier del

Ejército Real carlista, en un retrato de MA-

nuel López de Ayala, por el Dr. Marqués de la

Floresta

[13-19] El general don Federico Moretti, caballero

constantiniano: sus campañas en Portugal y

en España, y su obra musical, por el Dr. Mar-

qués de la Floresta

[20-24] El título de Vidame, dignidad nobiliaria po-

co conocida, por Pierre Daniel de Losada

[25-26] Revista de libros

[27] Revista de revistas

[28-30] Gentes de bien

[32] Versos de historia y tiempo: La sombra, por

Antonio Caro y Sánchez. Humor.

Cuadernos de Ayala 67 - JUL/2016 [32]