Pagina del ganadero 2014 09 07

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En esta oportunidad Página del Ganadero se dedica a difundir un artículo especial que ayuda a los ganaderos a ser previsivos y a conservar los suelos luego de un pro- longado verano. DOMINGO 07 DE SEPTIEMBRE DE 2014 - BOGOTÁ Pag. 227 Cerca de seis millones de pesos donaron los empleados de Fedegán a Fundagán para ayudar a mitigar la fuerte sequía que azota a este territorio de nuestros compatriotas. Por la Guajira El próximo 8 de octubre Fundagán realizará la tercera Cena Gourmet para continuar con su programa “Una Vaca por la Paz”, con el que ha logrado la donación de más de 1.946 vacas que han sido entregadas totalmente gratis a igual número de familias de campesinos de escasos recursos y su crías a otros hogares del sector rural. Una Vaca por la Paz Página del Ganadero Fedegán - Fondo Nacional del Ganado FNG GANADERÍA Conservación Los suelos después de la sequía (I) de las variaciones climáticas y de las actividades humanas. Los suelos son mucho más que la base productiva de la agricultura, la ganadería y la producción forestal. Además de esto son el soporte de la biodiversidad, regulan el ciclo hidrológico, intervienen en el “Suelo, agua y vegetación son tres componentes del patrimonio natural del productor ganadero. La suerte de cada uno de ellos, determina la suerte de los otros. Solo quien logre asimilar e interiorizar esta realidad podrá preparar adecuada- mente su finca para el cambio climático al que está expuesto cada vez en condiciones más extremas e impredecibles de sequía, lluvia, heladas en los altiplanos y altas temperaturas durante el verano”, así lo señalan los investigadores de CIPAV, Zoraida Calle D. y Enrique Murgueitio R., en un artículo que han preparado para Carta Fedegán y que entró en circulación este mes, y del cual se extraen intere- santes enseñanzas para los ganaderos. El dilema del huevo o la gallina Ante la intensa sequía que viven hoy las regiones Caribe y Andina, la preocupación por el suelo parece secundaria frente a la lucha diaria de los productores para garantizar el suministro de agua y forrajes para el ganado. Es como el dilema del huevo o la gallina. Pero la realidad es que del manejo que hagamos en este momento de los suelos ganaderos dependerá en gran medida la erosión que van a sufrir las fincas cuando regresen las lluvias. El sobrepastoreo y el movimiento excesivo de los animales que no encuen- tran sombra ni alimento en los potreros, están dejando como consecuencia grandes extensiones de suelo desnudo en las fincas ganaderas del norte y centro del país. Esto significa que la próxima temporada de lluvias encontrará miles de hectáreas descubiertas, donde las aguas de es- correntía arrastrarán la fertilidad de los suelos hacia las cuencas hidrográficas sedimentando los ríos y ciénagas, es decir, preparando el escenario para las próximas inundaciones. Por otra parte, en subregiones como el litoral Caribe, la península de la Guajira y el valle del río Cesar, el viento seco que acompaña al verano genera altos niveles de erosión eólica. El meollo del problema La degradación de los suelos es por tanto el meollo del problema. La degradación de los suelos es el deterioro de las propieda- des físicas, químicas y/o biológicas, que impide o limita el desarrollo de los cultivos y los pastos. La desertificación es la degra- dación de las tierras en zonas áridas, semiáridas y sub húmedas como resultado reciclaje de todos los nutrientes, filtran enormes volúmenes de sustancias contaminantes y son un importante sumidero de gases de efecto de invernadero (principalmente dióxido de carbono, metano y dióxido de nitrógeno). Según el IDEAM los procesos de degradación con mayor incidencia en Colombia se asocian a la erosión hídrica superficial, que hace 13 años ya afectaba un 79% del territorio nacional (90’392.661 hectáreas). Aunque no se han publicado cifras recientes, la situación es peor en la actualidad. Las regiones más Terrenos de pendientes se deben dedicar a bancos mixtos de forrajes con árboles y otras actividades forestales, agroforestales o de conservación. Erosión laminar, surcos y pequeñas cárcavas causadas por el tránsito permanente del ganado en un mismo camino. Foto: Zoraida Calle- CIPAV. La erosión se evidencia en las raíces descubiertas de los árboles. Foto: Zoraida Calle- CIPAV secas del país son las más afectadas por la degradación de tierras: el Caribe con 42% del área muy afectada (48.580 km²); la Orinoquia con 32% (37.013 km²) y la región andina con 24% (27.760 km²) según las cifras del IDEAM de hace 10 años. Para el Ministerio de Ambiente y De- sarrollo Territorial las cuencas que presentan las mayores tasas de erosión, con pérdidas de suelo mayores a 25 tonela- das por hectárea por año, son la alta y baja Guajira, valle del río Cesar, norte de la Sierra Nevada de Santa Marta, río Catatumbo, alto y bajo Patía, río Micay, medio Cauca, río Sogamoso, alto Meta, alto y medio Magdalena. Conservación de los suelos, una prioridad La ganadería moderna y sostenible debe respetar la integridad de los suelos y contribuir a que éstos sean más resilientes a los efectos adversos del cambio climático. De hecho, la conservación decidida de nuestros suelos es la principal medida que debemos adoptar como sociedad para prevenir la erosión, los deslizamientos, la pérdida de vidas humanas en derrumbes, las emisiones de gases de efecto inverna- dero, la inseguridad alimentaria y la pobreza. Po esta razón, la ganadería colombiana debe adoptar los principios de la agri- cultura de conservación: respetar la zonificación agrológica, en especial los terrenos pendientes y la vegetación protectora de las microcuencas; mantener una cobertura permanente del suelo; hacer el mínimo movimiento posible del suelo en las labores de adecuación de tierras y asociar las gramíneas con leguminosas herbáceas, arbustivas y arbóreas. Para reducir la erosión, los profesionales de CIPAV recomiendan respecto al manejo del suelo ganadero: Planificar el uso de la tierra en la finca El punto de partida debe ser una planifi- cación de la finca orientada a concentrar la ganadería en las tierras más aptas para esta actividad y destinar los terrenos más pendientes a bancos mixtos de forrajes con árboles y otras actividades forestales, agroforestales o de conservación. Se debe evitar el pastoreo en las laderas y cerca de las quebradas, ríos, ciénagas y otros cuerpos de agua. Preparación de potreros Los ganaderos progresistas, que entien- den la necesidad de producir leche y carne conservando los recursos naturales, deben aplicar los principios de la labranza de conservación: el suelo no se remueve; la descompactación se lleva a cabo con imple- mentos apropiados como el arado de cincel o los subsoladores; se trabaja sobre curvas de nivel y se emplean siempre coberturas vivas o muertas sobre el terreno. Es necesario abandonar las prácticas des- tructivas de preparación de los potreros que involucran el uso del fuego, el arado de disco, la rastra pesada y la eliminación de árboles y arbustos nativos. Manejo de la finca ganadera Los impactos negativos más fuertes sobre el suelo y la vegetación en las fincas ganaderas se observan en los sitios de mayor movimiento de los animales: los caminos, corrales, y el acceso a bebederos y saladeros. En las fincas de montaña se forman surcos profundos y en las tierras planas los senderos se compactan cada vez más. En todos los casos, el agua que no se infiltra en estos sitios genera escorrentía que erosiona las tierras aledañas. En las fincas lecheras muchos ganaderos han optado por cubrir con cemento o ladrillo los caminos del ganado, pero esto genera nuevos problemas porque además de reducir el área de producción de forrajes, aumenta la cojera de las vacas lecheras durante los periodos lluviosos. Los productores deben hacer un esfuerzo para rotar los comederos y saladeros y cercar los senderos erosionados con el fin de permitir su recuperación. Por otra parte, los sitios donde hay altas concentra- ciones de estiércol y orina del ganado son ideales para la siembra de árboles y palmas nativos. El uso de cintas eléctricas no solo ayuda a tener animales mansos, sino que también facilita hacer una rotación periódica de los sitios donde el ganado erosiona el suelo y permite reducir el tamaño de las áreas destinadas a caminos, puertas, broches y pasos erosionados. Este informe continua en la próxima edición.

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En esta oportunidad Página del Ganadero se dedica a difundir un artículo especial que ayuda a los ganaderos a ser previsivos y a conservar los suelos luego de un prolongado verano.

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En esta oportunidad Página del Ganadero se dedica a difundir un artículo especial que ayuda a los ganaderos a ser previsivos y a conservar los suelos luego de un pro- longado verano.

DOMINGO 07 DE SEPTIEMBRE DE 2014 - BOGOTÁPag. 227

Cerca de seis millones de pesos donaron los empleados de Fedegán a Fundagán para ayudar a mitigar la fuerte sequía que azota a este territorio de nuestros compatriotas.

Por la GuajiraEl próximo 8 de octubre Fundagán realizará la tercera Cena Gourmet para continuar con su programa “Una Vaca por la Paz”, con el que ha logrado la donación de más de 1.946 vacas que han sido entregadas totalmente gratis a igual número de familias de campesinos de escasos recursos y su crías a otros hogares del sector rural.

Una Vaca por la Paz

Página del Ganadero Fedegán - Fondo Nacional del Ganado FNG

GANADERÍA

Conservación

Los suelos después de la sequía (I)

de las variaciones climáticas y de las actividades humanas.

Los suelos son mucho más que la base

productiva de la agricultura, la ganadería y la producción forestal. Además de esto son el soporte de la biodiversidad, regulan el ciclo hidrológico, intervienen en el

“Suelo, agua y vegetación son tres componentes del patrimonio natural del productor ganadero. La suerte de cada uno de ellos, determina la suerte de los otros. Solo quien logre asimilar e interiorizar esta realidad podrá preparar adecuada-mente su finca para el cambio climático al que está expuesto cada vez en condiciones más extremas e impredecibles de sequía, lluvia, heladas en los altiplanos y altas temperaturas durante el verano”, así lo señalan los investigadores de CIPAV, Zoraida Calle D. y Enrique Murgueitio R., en un artículo que han preparado para Carta Fedegán y que entró en circulación este mes, y del cual se extraen intere-santes enseñanzas para los ganaderos.

El dilema del huevo o la gallinaAnte la intensa sequía que viven hoy las

regiones Caribe y Andina, la preocupación por el suelo parece secundaria frente a la lucha diaria de los productores para garantizar el suministro de agua y forrajes para el ganado. Es como el dilema del huevo o la gallina. Pero la realidad es que del manejo que hagamos en este momento de los suelos ganaderos dependerá en gran medida la erosión que van a sufrir las fincas cuando regresen las lluvias.

El sobrepastoreo y el movimiento excesivo de los animales que no encuen-tran sombra ni alimento en los potreros, están dejando como consecuencia grandes extensiones de suelo desnudo en las fincas ganaderas del norte y centro del país.

Esto significa que la próxima temporada de lluvias encontrará miles de hectáreas descubiertas, donde las aguas de es- correntía arrastrarán la fertilidad de los suelos hacia las cuencas hidrográficas sedimentando los ríos y ciénagas, es decir, preparando el escenario para las próximas inundaciones.

Por otra parte, en subregiones como el litoral Caribe, la península de la Guajira y el valle del río Cesar, el viento seco que acompaña al verano genera altos niveles de erosión eólica.

El meollo del problemaLa degradación de los suelos es por tanto

el meollo del problema. La degradación de los suelos es el deterioro de las propieda- des físicas, químicas y/o biológicas, que impide o limita el desarrollo de los cultivos y los pastos. La desertificación es la degra-dación de las tierras en zonas áridas, semiáridas y sub húmedas como resultado

reciclaje de todos los nutrientes, filtran enormes volúmenes de sustancias contaminantes y son un importante

sumidero de gases de efecto de invernadero (principalmente dióxido de carbono, metano y dióxido de nitrógeno).

Según el IDEAM los procesos de degradación con mayor incidencia en Colombia se asocian a la erosión hídrica superficial, que hace 13 años

ya afectaba un 79% del territorio nacional (90’392.661 hectáreas). Aunque no se han publicado cifras recientes, la situación es peor en la actualidad. Las regiones más

Terrenos de pendientes se deben dedicar a bancos mixtos de forrajes con árboles y otras actividades forestales, agroforestales o de conservación.

Erosión laminar, surcos y pequeñas cárcavas causadas por el tránsito permanente del ganado en un mismo camino. Foto: Zoraida Calle- CIPAV.

La erosión se evidencia en las raíces descubiertas de los árboles. Foto: Zoraida Calle- CIPAV

secas del país son las más afectadas por la degradación de tierras: el Caribe con 42% del área muy afectada (48.580 km²); la Orinoquia con 32% (37.013 km²) y la región andina con 24% (27.760 km²) según las cifras del IDEAM de hace 10 años.

Para el Ministerio de Ambiente y De- sarrollo Territorial las cuencas que presentan las mayores tasas de erosión, con pérdidas de suelo mayores a 25 tonela-das por hectárea por año, son la alta y baja Guajira, valle del río Cesar, norte de la Sierra Nevada de Santa Marta, río Catatumbo, alto y bajo Patía, río Micay, medio Cauca, río Sogamoso, alto Meta, alto y medio Magdalena.

Conservación de los suelos, una prioridad

La ganadería moderna y sostenible debe respetar la integridad de los suelos y contribuir a que éstos sean más resilientes a los efectos adversos del cambio climático. De hecho, la conservación decidida de nuestros suelos es la principal medida que debemos adoptar como sociedad para prevenir la erosión, los deslizamientos, la pérdida de vidas humanas en derrumbes, las emisiones de gases de efecto inverna-

dero, la inseguridad alimentaria y la pobreza.

Po esta razón, la ganadería colombiana debe adoptar los principios de la agri- cultura de conservación: respetar la zonificación agrológica, en especial los terrenos pendientes y la vegetación protectora de las microcuencas; mantener una cobertura permanente del suelo; hacer el mínimo movimiento posible del suelo en las labores de adecuación de tierras y asociar las gramíneas con leguminosas herbáceas, arbustivas y arbóreas.

Para reducir la erosión, los profesionales de CIPAV recomiendan respecto al manejo del suelo ganadero:

Planificar el uso de la tierra en la finca

El punto de partida debe ser una planifi-cación de la finca orientada a concentrar la ganadería en las tierras más aptas para esta actividad y destinar los terrenos más pendientes a bancos mixtos de forrajes con árboles y otras actividades forestales, agroforestales o de conservación. Se debe evitar el pastoreo en las laderas y cerca de las quebradas, ríos, ciénagas y otros cuerpos de agua.

Preparación de potrerosLos ganaderos progresistas, que entien-

den la necesidad de producir leche y carne conservando los recursos naturales, deben aplicar los principios de la labranza de conservación: el suelo no se remueve; la descompactación se lleva a cabo con imple-mentos apropiados como el arado de cincel o los subsoladores; se trabaja sobre curvas de nivel y se emplean siempre coberturas vivas o muertas sobre el terreno. Es necesario abandonar las prácticas des- tructivas de preparación de los potreros que involucran el uso del fuego, el arado de disco, la rastra pesada y la eliminación de árboles y arbustos nativos.

Manejo de la finca ganadera

Los impactos negativos más fuertes sobre el suelo y la vegetación en las fincas ganaderas se observan en los sitios de mayor movimiento de los animales: los caminos, corrales, y el acceso a bebederos y saladeros. En las fincas de montaña se forman surcos profundos y en las tierras planas los senderos se compactan cada vez más. En todos los casos, el agua que no se infiltra en estos sitios genera escorrentía que erosiona las tierras aledañas.

En las fincas lecheras muchos ganaderos han optado por cubrir con cemento o ladrillo los caminos del ganado, pero esto genera nuevos problemas porque además de reducir el área de producción de forrajes, aumenta la cojera de las vacas lecheras durante los periodos lluviosos. Los productores deben hacer un esfuerzo para rotar los comederos y saladeros y cercar los senderos erosionados con el fin de permitir su recuperación. Por otra parte, los sitios donde hay altas concentra-ciones de estiércol y orina del ganado son ideales para la siembra de árboles y palmas nativos.

El uso de cintas eléctricas no solo ayuda a tener animales mansos, sino que también facilita hacer una rotación periódica de los sitios donde el ganado erosiona el suelo y permite reducir el tamaño de las áreas destinadas a caminos, puertas, broches y pasos erosionados.

Este informe continua en la próxima edición.