Presentación jul 2014

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La escena tal vez se repite sin que te cause mucha alarma: cada vez que te cepillas los dientes, te sale un poco de sangre. Seguramente piensas que es normal porque pudiste haberte lastimado las encías con la presión del cepillado y no le das impor- tancia. Sin embargo, el sangrado de las encías es un indicador de que puedes tener gingivitis. La gingivitis es una enfermedad periodontal que provoca la inflamación de las encías y el soporte de los dientes. Por lo general no duele mucho, así que puede pasar desapercibida para ti. Sin embargo, si no es tratada por un odontólogo o dentista, puede convertirse en una enfermedad de las encías mucho más grave. Es por esto que debes mantenerte atento a los síntomas de la gingivitis, que incluyen los siguientes: - Encías inflamadas y sensibles - Encías que sangran fácilmente cuando te cepillas o usas el hilo dental - Mal aliento -Cambio de color en las encías: de un sano rosado a rojo oscuro

La causa más común es falta de higiene oral. Es importante que te cepilles los dientes después de cada comida, y que uses hilo dental para sacar los restos de los alimentos que se quedan entre los dientes y que causan la placa bacteriana. La buena noticia es que la placa puede eliminarse cepillándose los dientes, pero la mala, es que se vuelve a formar rápidamente, por lo general en 24 horas (si no se remueve, produce sarro). Cualquier persona puede padecer de gingivitis, así que visita a tu odontólogo o dentista regularmente para que te revise y te indique los pasos a seguir si ya tienes gingivitis o si estás desarrollándola. Y la próxima vez que te sangre la encía cuando te cepillas los dientes o usas el hilo dental, préstale atención a este síntoma. ¡Nada es mejor que una boca sana!

Gingivitis la inflamación de las encías

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Parece que está limpio… pero no te confíes. Tu cepillo de dientes, si no sabes la manera de cuidarlo y guardarlo, puede estar lleno de microbios escondidos, desde estafilococos hasta bacterias intestinales. Lo utilizas varias veces al día para mantener los dientes y la boca limpios, pero ¿qué tan limpio está el cepillo? A simple vista, no notas el peligro, pero los microbios y las bacte- rias proliferan en todas partes, tanto en el cepillo como en tu boca. ¿Hay algo que puedas hacer para mantener tu cepillo de dientes libre de bacterias y organismos indeseables? La clave está en cuidarlo, guardarlo de la manera apropiada… y reemplazarlo con frecuencia. Los siguientes puntos pueden ayudarte a conservar tu cepillo de dientes limpio y saludable: 1. Lávate las manos. Después de ir al baño y antes de cepillarte los dientes cada vez. Esta simple precaución reduce las probabilidades de que

haya contaminación fecal.

2. Usa un enjuague bucal antimicrobiano antes de cepillarte los dientes. Ese tipo de enjuague disminuye las bacterias de la boca, lo que reduce el riesgo de que terminen en tu cepillo de dientes cuando lo uses.

3. Utiliza el hilo dental. Debe ser parte de tu limpieza bucal regular. El hilo dental reduce las bacterias que se alojan en tu boca, y así no contaminan el cepillo. Esto es aun más importante si tienes alguna enfermedad de las encías, porque las bacterias bucales pueden pasar a la corriente sanguínea cuando realices actividades normales como comer, mascar chicle o cepillarte los dientes.

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4. Mantén tu cepillo bien limpio. Lávalo con el agua del grifo hasta que esté completamente limpio, cuidando de elimi- nar todo residuo de pasta dental y de alimentos entre las cerdas. También si remojas tu cepillo de vez en cuando en un poco de enjuague bucal antimicrobiano, disminuye el nivel de bacterias que se desarrollan en él. 5. Guarda tu cepillo de la forma correcta. Eso significa colocarlo verticalmente con las cerdas hacia arriba para que se sequen al aire. El cepillo debe estar bien seco la próxima vez que lo uses. Nunca guardes tu cepillo en un envase cerra- do ni lo cubras (la humedad hace que los microorganismos se desarrollen con más rapidez). Si debes guardar más de un cepillo de dientes en un mismo vaso, procura que queden separados. Si los cepillos se tocan, lo gérmenes se propa- gan. 6. No te “enamores” de tu cepillo. Cambiarlo más o menos cada tres meses es razonable, a no ser que las cerdas se estropeen o se deformen antes. Si notas que tu cepillo está roto o deteriorado, reemplázalo en ese momento por otro nuevo. 7. Ten cuidado adicional cuando te enfermes. Las enfermedades se transmiten a través de los líquidos del cuerpo. Si algún miembro de la familia está enfermo, su cepillo de dientes debe guardarse alejado de los demás para evitar la contaminación. Y lo ideal es reemplazar el cepillo contaminado por uno nuevo cuando la persona recobre la salud. 8. No compartas tu cepillo de dientes con nadie. Si lo haces, además de compartir el cepillo, compartes las bacterias que se alojan en él. Entre ellas, las que causan caries dentales y enfermedades de las encías, dos problemas que afec- tan a gran parte de los adultos. Claro que tratar con cariño tu cepillo de dientes es importante para conservarlo en buen estado, para garantizar una higiene dental efectiva y minimizar el riesgo de contaminación. Pero recuerda que eso no sustituye las visitas al dentista para revisiones periódicas y limpiezas profesionales. El dentista puede descubrir cualquier problema a tiempo, y poner en práctica el tratamiento adecuado para mantener tu aliento fresco y tu dentadura saludable.

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¿Tienes palpitaciones? Cuándo debes preocuparte

Por lo general, el corazón late entre 60 y 80 veces por minuto. La mayoría de esas veces, ni cuenta te das de esos latidos. Pero existen varios factores que pueden hacer que sientas como si el corazón se acelerara, te saltara en el pecho, o hasta que se detuviera por un momento y volviera a latir nuevamente. Muchas veces podría tratarse de algo benigno, una reacción al ejercicio o a una emoción que nos provoca miedo o estrés. Sin embargo, algunas veces podría indicar un problema serio que deberías consultar con tu doctor o con un especialista, un cardiólogo. Una palpitación es un latido del corazón del que te das cuenta porque no es lo habitual, ya sea que tu corazón se acelere, se vuelva más lento o se salte un latido. Lo percibes porque precisamente no sigue el ritmo de siempre. A veces se trata simplemente de una reacción normal a alguna actividad o a un estímulo psicológico y no tiene mayores consecuencias. Otras veces, podría presentarse in- cluso cuando estás en reposo y en esos casos es cuando te podría provocar preocupación, especial- mente si se repite o su patrón es diferente. Estas son algunas de las sensaciones que podrías sen- tir: - Se te acelera el corazón y parece que salta, que corre o que se va a salir del pecho. - Sientes los latidos del corazón en la garganta, el pecho o el cuello. - Sientes un latido irregular. - El corazón se te detiene de momento y después vuelve a latir rápidamente.

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¿Por qué ocurren las palpitaciones? Las causas pueden ser diversas : - Emociones, ansiedad, estrés, miedo o pánico - El ejercicio y el embarazo - Exceso de cafeína, que puedes consumir a través de bebidas como café, té, bebidas de cola, chocolate y bebidas deportivas. - Algunas condiciones médicas, entre ellas: el hipertiroidismo, los niveles bajos de potasio o de glucosa (azúcar) en la sangre (hipoglucemia), cuando el nivel de oxígeno está bajo, en caso de anemia, deshidratación y sangrado abundante. - El uso de algunos medicamentos, como inhaladores para el control del asma, de beta bloqueadores para la hipertensión, de medicamentos para la tiroides o para el tratamiento de la arritmia, además de algunos medicamentos de venta libre como los que se usan para la tos, el catarro, la congestión nasal o los descongestionantes que contengan pseudoefredina, algunos suplementos de hierbas y pastillas para bajar de peso. - El consumo de nicotina, así como las drogas ilegales como la cocaína y las anfetaminas.

El control o la eliminación de las causas que las provocan, cuando se conocen, reducen las palpitaciones, si es que las personas no tienen un padecimiento cardiovascular que las puede causar. En algunos casos, las palpitaciones podrían indicar un ritmo anormal del corazón (arritmia) especialmente si la persona tiene factores de riesgo de enfermedad cardíaca , como son : sobrepeso, hipertensión, diabetes, predisposición familiar, o si ya sufre de una condición cardíaca, de arritmias o tiene dañadas las válvulas del corazón.

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¿Cuándo conviene consultar al médico? Las palpitaciones pueden ser una señal de que existe un problema de salud más serio, si además de un latido irregular, se experimenta: - Mareo - Confusión - Dificultad para respirar - Dolor en el pecho - Desmayo

Cuando se experimentan estos síntomas, se debe llamar al doctor para fijar una cita y comenzar un chequeo. Se debe acudir cuanto antes a una sala de emergencias si además de las palpitaciones se siente dolor, presión o pesadez en el pecho, el cuello, la mandíbula, los brazos o la parte superior de la espalda, falta de aire, y/o sudoración, ya que son señales de un posible ataque cardíaco. Llegando a un diagnóstico A veces, puede resultar difícil determinar la causa, especialmente porque, inconvenientemente, las palpitaciones no ocurren casi nunca en la oficina del doctor. Para establecer el diagnóstico, el médico evaluará la historia clínica del paciente, incluyendo los alimentos y las bebidas que desen- cadenan las palpitaciones y los medicamentos que toma. Para ayudar al médico, conviene que preste atención y lleve un registro de las palpitaciones: -En qué momento suceden - Con qué frecuencia - Cuánto duran - Qué siente cuando ocurren - Si está realizando alguna actividad o está en reposo .

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Muchas veces, sobre todo en los casos benignos, no se puede encontrar la causa exacta.

Esto ocurre en aproximadamente 1 de cada 7 personas que tiene palpitaciones. Sin embargo, su médico o el especialista (cardiólogo), podría ordenar una serie de pruebas para tratar de determinar el diagnóstico incluyendo: análisis de sangre, electrocardiograma, prueba de esfuerzo cardiaco o “stress test”, ultrasonido (ecocardiograma), un monitor cardiaco ambulatorio que se lleva durante uno (Holter) o varios días para registrar los latidos del corazón, entre otros exámenes. Si después de hacer estas pruebas se sospecha un problema cardíaco, se pueden realizar otros procedimientos más invasivos. ¿Se pueden prevenir o aliviar las palpitaciones? La respuesta es sí, si están relacionadas con hábitos de la vida diaria. Aquí tienes algunos ejemplos de lo que puedes hacer: - Reduce en lo posible tu nivel de estrés y practica actividades de relajación y ejercicios como yoga. - Limita o evita el consumo de alcohol y bebidas que contengan cafeína. - No fumes. - Realiza ejercicios de forma regular de acuerdo con tu estado de salud. - Mantén tu presión arterial y tu colesterol bajo control. - Evita usar medicamentos que actúen como estimulantes . - Consulta con tu doctor, especialmente si se tratan de medicamentos por receta

Si evitas estos desencadenantes, los episodios de palpitaciones se reducirán o no volverán a repetirse. Sin embargo, recuerda, que si ocurren frecuentemente debes llamar a tu doctor para descartar un problema serio. Ante la más ligera duda de que podría tratarse de un ataque cardíaco, llama a los servicios de emergencia sin perder ni un segundo.

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Además de su conocido beneficio de formar anticuerpos para prevenir infecciones, el consumo de naranja es esencial para la cicatrización de heridas, para la reparación y mantenimiento de cartíla- gos, huesos y dientes. Asimismo contribuye al crecimiento y reparación de tejidos en todas las partes del cuerpo. Es necesaria para formar el colágeno, una proteína importante utilizada para formar la piel, los ten- dones, los ligamentos y los vasos sanguíneos. Cumple, también, una función antioxidante neutralizando la acción de los radicales libres en el cuerpo, evitando el envejecimiento celular y posterior aparición de algunos tipos de cáncer, cardio- patías y trastornos inflamatorios como la artritis. Es recomendable consumir aproximadamente 60 mg de vitamina C al día, cantidad que se alcanza al beber un vaso de jugo de naranja. Por otro lado, para las personas fumadoras se recomienda incrementar el consumo de esta vitamina hasta los 100 mg diarios .

Naranja ayuda a cicatrizar heridas y prevenir infecciones

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Tostadas francesas (pan francés) al horno con canela y manzanas

INGREDIENTES 3 tazas leche descremada 2 tazas claras de huevo líquidas pasteurizadas, (como Egg Beaters) 3 cucharadas miel 1 ½ cucharaditas extracto de vainilla ¼ cucharadita sal 1 pan integral de 1 libra (450 gr) en rodajas 1 taza manzanas secas picadas, (3 onzas) ½ taza pasas de uva 1 ½ cucharaditas canela molida ½ cucharadita nuez moscada molida 1 cucharada azúcar para pastelería (azúcar glas)

PREPARACIÓN Bate la leche, las claras de huevo, la miel, la vainilla y la sal en un tazón grande. Elimina la corteza de 8 rebanadas de pan y reserva. Pica las cortezas y el pan restante en trozos de 1 pulgada (2 ½ cm). Mezcla con las manzanas secas, las pasas, la canela y la nuez moscada en otro tazón grande. Recubre un molde para hornear de 9 por 13 pulgadas (22 por 33 cm) con aceite en aerosol. Coloca la mezcla de pan en el molde. Colocar encima las rodajas sin corteza reservadas, de manera que encajen bien. Bate la mezcla de leche una vez más y vierte sobre el pan. Presiona el pan con el reverso de una cuchara de madera, para que quede bien húmedo. Tapa con papel para hornear y luego con papel de aluminio y deja en el refrigerador durante al menos 8 horas o hasta 24 horas. Precalienta el horno a 350 °F (175 °C). Hornea tapado durante 40 minutos. Destapa y continúa la cocción hasta que quede esponjoso, firme y ligeramente dorado, unos 20 minutos más. Deja reposar durante 10 minutos, espolvorea con azúcar glas (para pastelería) y sirve. Tiempo de Elaboración: Para preparar de antemano: Prepara hasta el paso 3 y refrigera hasta por 1 día. Por porción: Calorías 183; carbohidratos 33 g; grasas totales 1 g; (grasas saturadas 0 g, grasas monoinsaturadas 1 g); proteínas 10 g; colesterol 1 mg; potasio 313 mg; sodio 344 mg; fibra 4 g

COCINA&SALUD

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Qué hacer para evitar los en estos días fríos

Ya estamos viviendo frías temperaturas en la ciudad capital y la incidencia de los calambres se hace más evidente. ¿Qué hacer cuando se presenta esa contractura muscular? Para combatir los calambres es muy importante realizar masajes a los músculos, a la pantorrilla y a los muslos. Cuando tengamos un calambre, rápidamente hay que hacer un movimiento contrario por el que se produjo la contracción. Por ejemplo, al tener una contractura en la pantorrilla inmediatamente hay que ponerse de pie o rotar el pie de tal manera que el espasmo pase en unos cuarenta a sesenta segundos. Hay que flexionar el pie rápidamente o colocarnos en punta. Para evitar las contracciones en esta época de frío funcionan muy bien los masajes dos minutos antes de salir a nuestras labores diarias o antes de darse un baño, esto es fundamental porque hay que motivar la circulación de la sangre. Es muy importantes una dieta saludable en base a frutas y pescado por la alta cantidad de minerales que estos productos contienen. Los calambres son contracciones involuntarias que se van a dar en cualquier momento. Pero hay factores que van a influir para que se presenten, por ejemplo la baja temperatura. Al tiritar hacemos que nuestros bazos sanguíneos se contraigan. Eso le quita sangre en todo nivel a los músculos que se contraen si no son ejercitados por mucho tiempo; lo cual, ocasionará un espasmo involuntario.

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