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Servicio de Prevención de Valencia CSIC Página 1 de 31 PREVENCIÓN DEL RIESGO EN LABORATORIO: ORGANIZACIÓN, INSTALACIONES Y OPERACIONES BÁSICAS. 1. Organización 1 . Aunque un Centro disponga del comité de salud y seguridad, de un servicio de prevención, etc., es responsabilidad del director del mismo el desarrollo de la gestión de prevención de riesgos, debiendo tenerse en cuenta lo dispuesto al respecto por la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales y el Reglamento de los Servicios de Prevención (RD 39/1997), tanto en lo que afecta a los trabajadores de plantilla del laboratorio, como para aquellos externos que desarrollen sus actividades en el mismo de manera esporádica, temporal o fija. La organización del laboratorio debe permitir la correcta gestión de la prevención. Partiendo del propio compromiso de la dirección, el laboratorio debe estar adecuadamente jerarquizado para que la aplicación del principio de la seguridad en línea se pueda establecer sin problemas. Es fundamental, en primer lugar, el control del cumplimiento de las normativas establecidas, no sólo las directamente relacionadas con la prevención de riesgos laborales sino también de los reglamentos específicos (radiactivos, cancerígenos, agentes biológicos, etc.), de seguridad industrial, de emisiones y vertidos, etc., sin perder de vista las abundantes normativas de carácter local existentes. En segundo lugar, la investigación de accidentes e incidentes, independientemente de la obligación legal que pueda afectar a los primeros, es una excelente herramienta preventiva, ya que la detección de las causas inmediatas y lejanas de un accidente e, incluso de un accidente blanco o incidente, muy abundante por otro lado en los laboratorios, permiten la prevención de sucesos parecidos al estudiado y de otros que aunque no parezcan relacionados directamente, lo pueden ser por cuestiones de tipo organizativo. En tercer lugar, también las revisiones de seguridad, realizadas de manera periódica por personal interno y externo al laboratorio, son especialmente útiles para la detección de factores de riesgo. Finalmente, la utilización de mecanismos administrativos que permitan y fomenten la comunicación de riesgos por parte del personal del laboratorio, es también una herramienta que favorece manifiestamente la seguridad en el laboratorio. 1 NTP 432: Prevención del riesgo en el laboratorio. Organización y recomendaciones generales. I.N.S.H.T.

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PREVENCIÓN DEL RIESGO EN LABORATORIO: ORGANIZACIÓN, INSTALACIONES Y OPERACIONES BÁSICAS. 1. Organización1. Aunque un Centro disponga del comité de salud y seguridad, de un servicio de prevención,

etc., es responsabilidad del director del mismo el desarrollo de la gestión de prevención de

riesgos, debiendo tenerse en cuenta lo dispuesto al respecto por la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales y el Reglamento de los Servicios de Prevención (RD 39/1997), tanto en lo que afecta a los trabajadores de plantilla del laboratorio, como para

aquellos externos que desarrollen sus actividades en el mismo de manera esporádica, temporal

o fija.

La organización del laboratorio debe permitir la correcta gestión de la prevención. Partiendo del

propio compromiso de la dirección, el laboratorio debe estar adecuadamente jerarquizado para

que la aplicación del principio de la seguridad en línea se pueda establecer sin problemas.

Es fundamental, en primer lugar, el control del cumplimiento de las normativas establecidas,

no sólo las directamente relacionadas con la prevención de riesgos laborales sino también de

los reglamentos específicos (radiactivos, cancerígenos, agentes biológicos, etc.), de seguridad

industrial, de emisiones y vertidos, etc., sin perder de vista las abundantes normativas de

carácter local existentes.

En segundo lugar, la investigación de accidentes e incidentes, independientemente de la

obligación legal que pueda afectar a los primeros, es una excelente herramienta preventiva, ya

que la detección de las causas inmediatas y lejanas de un accidente e, incluso de un accidente

blanco o incidente, muy abundante por otro lado en los laboratorios, permiten la prevención de

sucesos parecidos al estudiado y de otros que aunque no parezcan relacionados directamente,

lo pueden ser por cuestiones de tipo organizativo.

En tercer lugar, también las revisiones de seguridad, realizadas de manera periódica por

personal interno y externo al laboratorio, son especialmente útiles para la detección de factores

de riesgo.

Finalmente, la utilización de mecanismos administrativos que permitan y fomenten la comunicación de riesgos por parte del personal del laboratorio, es también una herramienta

que favorece manifiestamente la seguridad en el laboratorio.

1 NTP 432: Prevención del riesgo en el laboratorio. Organización y recomendaciones generales. I.N.S.H.T.

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Recomendaciones generales: ► El laboratorio debe disponer de su propio plan de emergencia o estar incluido en el del

edificio o empresa en los que se halle ubicado. Si se trata del laboratorio de un

hospital o un centro docente, por ejemplo, existen normativas específicas sobre el

desarrollo de los planes de emergencia de este tipo de edificios. Si el laboratorio se

halla en una empresa química afectada por las normativas sobre protección de

grandes accidentes, el plan de emergencia interior deberá realizarse en conexión con

el plan de emergencia exterior.

► Evaluación de riesgos: El laboratorio debe haber realizado la evaluación inicial de riesgos y actualizarla

cuando cambien las condiciones de trabajo y siempre que se detecten daños para la

salud. Como guía para la evaluación de los riesgos en el laboratorio sé pueden

considerar los siguientes factores de riesgo:

• Desconocimiento de las características de peligrosidad de las sustancias.

• Empleo de métodos y procedimientos de trabajo intrínsecamente peligrosos.

• Malos hábitos de trabajo.

• Empleo de material de laboratorio inadecuado o de mala calidad.

• Instalaciones defectuosas.

• Diseño no ergonómico y falta de espacio.

• Contaminación ambiental.

De una manera general, las acciones preventivas para la minimización de los riesgos

causados por estos factores son:

• Disponer de información sobre las características de peligrosidad de las

sustancias.

• Disponer de la adecuada información para realizar el trabajo de manera segura.

• Adquirir y mantener buenas prácticas de trabajo.

• Trabajar con material suficiente y adecuado a las necesidades y en buen estado.

• Llevar una buena política de mantenimiento preventivo, y reparar con rapidez las

averías.

• Considerar los aspectos de seguridad (estructural, de diseño y de distribución)

en la fase de proyecto.

• No acumular materiales en las superficies de trabajo. Disponer del espacio de

una manera racional.

• Equipar el laboratorio con un sistema de ventilación general, localizada (vitrinas

y cabinas) y de emergencia eficaz. La primera de ellas pretende alcanzar

condiciones de temperatura y humedad adecuadas a las exigencias de los

ensayos que se realizan o a situaciones de confort, mientras que la segunda

pretende controlar la concentración en el ambiente de contaminantes liberados

en las tareas o procesos llevados a cabo en el laboratorio. Únicamente en casos

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muy concretos, se puede utilizar la renovación del aire como técnica de control

de contaminantes que es lo que se denomina ventilación por dilución.

La ventilación por dilución se puede utilizar cuando el contaminante presente en el

ambiente es de baja toxicidad o se genera en concentraciones no muy elevadas, de

forma que con el aporte de aire renovado al laboratorio, se consiguen

concentraciones tolerables desde el punto de vista higiénico. Será necesario conocer

la velocidad a la que se genera el contaminante, la toxicidad de éste y la distribución

de concentraciones dentro del laboratorio para calcular el volumen de aire que es

necesario aportar para evitar o eliminar riesgos. Este sistema de control solo está

indicado cuando se manipulan sustancias de baja toxicidad y las concentraciones

son discretas. No se utilizará cuando se pretendan controlar sustancias inflamables o

explosivas o cuando los focos de emisión estén muy próximos a las personas.

► Normas de organización:

• La organización y distribución física del laboratorio (distribución de superficies,

instalación de aparatos, procedimientos de trabajo, instalaciones generales, etc.)

debe ser estudiada a fondo y procurar que sea adecuada para el mantenimiento

de un buen nivel preventivo.

• El laboratorio debe disponer de los equipos de protección individual (EPI’s) y de

las instalaciones de emergencia o elementos de actuación (duchas, lavaojos,

mantas ignífugas, extintores, etc.) adecuados a los riesgos existentes.

• El laboratorio debe mantenerse ordenado y en elevado estado de limpieza. Deben

recogerse inmediatamente todos los vertidos que ocurran, por pequeños que

sean.

• No deben realizarse experiencias nuevas sin autorización expresa del responsable

del laboratorio ni poner en marcha nuevos aparatos e instalaciones sin conocer

previamente su funcionamiento, características y requerimientos, tanto generales

como de seguridad.

► Normas de conducta:

• Como norma higiénica básica, el personal debe lavarse las manos al entrar y salir

del laboratorio y siempre que haya habido contacto con algún producto químico.

Debe llevar en todo momento las batas y ropa de trabajo abrochadas y los

cabellos recogidos, evitando colgantes o mangas anchas que pudieran

engancharse en los montajes y material del laboratorio. No se debe trabajar

separado de la mesa o la poyata, en la que nunca han de depositarse objetos

personales.

• El personal de nueva incorporación debe ser inmediatamente informado sobre las

normas de trabajo, plan de seguridad y emergencia del laboratorio, y

características específicas de peligrosidad de los productos, instalaciones y

operaciones de uso habitual en el laboratorio.

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• No debe estar autorizado el trabajo en solitario en el laboratorio, especialmente

cuando se efectúe fuera de horas habituales, por la noche, o si se trata de

operaciones con riesgo. Cuando se realicen éstas, las personas que no

intervengan en las mismas, pero puedan verse afectadas, deben estar informadas

de las mismas.

• Debe estar prohibido fumar e ingerir alimentos en el laboratorio. Para beber es

preferible la utilización de fuentes de agua a emplear vasos y botellas. Caso de

que aquellas no estén disponibles, nunca se emplearán recipientes de laboratorio

para contener bebidas o alimentos ni se colocarán productos químicos en

recipientes de productos alimenticios.

• Se debe evitar llevar lentes de contacto si se detecta una constante irritación de

los ojos y sobretodo si no se emplean gafas de seguridad de manera obligatoria.

Es preferible el uso de gafas de seguridad, graduadas o que permitan llevar las

gafas graduadas debajo de ellas.

► Utilización de productos y materiales:

• Antes de procederse a su utilización deben comprobarse siempre los productos y

materiales, empleando solamente los que presenten garantías de hallarse en buen

estado.

• Debe comprobarse el correcto etiquetado de los productos químicos que se

reciben en el laboratorio, etiquetar adecuadamente las soluciones preparadas y no

reutilizar los envases para otros productos sin retirar la etiqueta original.

• Los productos químicos deben manipularse cuidadosamente, no llevándolos en

los bolsillos, ni tocándolos o probándolos y no pipeteando con la boca, guardando

en el laboratorio la mínima cantidad imprescindible para el trabajo diario.

• No deben emplearse frigoríficos de tipo doméstico para el almacenamiento de

productos químicos ni guardar alimentos ni bebidas en los frigoríficos destinados a

productos químicos.

• Los tubos de ensayo no deben llenarse más de 2 ó 3 cm, han de tomarse con los

dedos, nunca con la mano, siempre deben calentarse de lado utilizando pinzas, no

deben llevarse en los bolsillos y deben emplearse gradillas para guardarlos. Para

sujetar el material de laboratorio que lo requiera deben emplearse soportes

adecuados.

• Reducir al máximo la utilización de llamas vivas en el laboratorio. Para el

encendido de los mecheros Bunsen emplear preferentemente encendedores

piezoeléctricos.

• Al finalizar la tarea o una operación recoger los materiales, reactivos, etc. para

evitar su acumulación fuera de los lugares específicos para guardarlos y

asegurarse de la desconexión de los aparatos, agua corriente, gases, etc.

► Equipos: uso, mantenimiento y revisiones:

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• Deben revisarse periódicamente las instalaciones del laboratorio para comprobar

que se hallan en buen estado. Deben evitarse, en la medida de lo posible, las

conexiones múltiples y las alargaderas, tanto en la instalación eléctrica como en la

de gases.

• Debe comprobarse la ventilación general del laboratorio: trabajo en depresión,

velocidad de circulación del aire de las zonas con menor contaminación a las de

mayor contaminación ambiental, renovación suficiente y adecuadas condiciones

termohigrométricas.

• Debe trabajarse, siempre que sea posible y operativo, en las vitrinas. En éstas

debe comprobarse periódicamente el funcionamiento del ventilador, el

cumplimiento de los caudales mínimos de aspiración, la velocidad de captación en

fachada, su estado general y que no se conviertan en un almacén improvisado de

productos químicos.

► Trabajos realizados sin vigilancia:

• Para la reducción del riesgo en este tipo de operaciones, deben estar previstos

dispositivos de control automático de las fuentes de energía y de la circulación de

fluidos que puedan detectar cualquier alteración de los parámetros que los regulan

(temperatura, viscosidad, agitación, formación de espuma, etc.). Instalaciones de

alarmas y equipos automáticos contraincendios son imprescindibles cuando este

tipo de operaciones se realiza con regularidad, debiéndose disponer de salas

especialmente acondicionadas para ello.

• Las operaciones con compuestos inestables, muy inflamables, explosivos o

altamente tóxicos son desaconsejables en estas condiciones, ya que la fiabilidad

de los aparatos de control nunca es total.

• El responsable del laboratorio debe estar informado de las operaciones realizadas

sin vigilancia y debe dar las instrucciones precisas concernientes al lugar y la

regulación de los aparatos de control. Es desaconsejable confiar la vigilancia de

una instalación del laboratorio a una persona no especialista como, por ejemplo,

un guardia de noche.

► Operaciones especiales: Aquellas operaciones no habituales, tanto propias del proceso productivo como de

mantenimiento, que presenten un riesgo elevado, deben llevarse a cabo siempre de

manera controlada, estando establecido un procedimiento de autorización para que

el responsable del laboratorio esté informado en todo momento de su realización y

quede constancia por escrito del procedimiento a seguir y las medidas de control y

preventivas a emplear.

► Almacenamiento de productos: Tradicionalmente las existencias de reactivos se organizaban primando objetivos

como la facilidad de búsqueda y reposición de los distintos productos. En la

actualidad, la existencia de normativa respecto a la prevención de riesgos de

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incendio y explosión en almacenamientos, la sensibilización respecto a sustancias

de tipo cancerígeno, la aparición de normas respecto a la seguridad de sustancias y

preparados peligrosos, entre otros, obliga a establecer unos criterios respecto a la

organización en el almacenamiento de dichas sustancias. Existe por tanto, una

necesidad de considerar aisladamente los productos desde el punto de vista de su

peligrosidad y posibles incompatibilidades entre ellos, debido a que el

almacenamiento prolongado de los productos químicos representa en si mismo un

peligro, ya que dada la propia reactividad intrínseca de los productos químicos

pueden ocurrir distintas transformaciones:

• Formación de peróxidos inestables con el consiguiente peligro de explosión al

destilar la sustancia o por contacto.

• Polimerización de la sustancia que, aunque se trata en principio de una

reacción lenta, puede en ciertos casos llegar a ser rápida y explosiva.

• El recipiente que contiene el producto puede atacarse y romperse por si sólo.

• Descomposición lenta de la sustancia produciendo un gas cuya acumulación

puede hacer estallar el recipiente.

Hay que destacar que no existe una normativa específica que afecte a los

laboratorios puesto que La legislación específica existente sobre almacenamiento

de productos químicos contenida en las ICT-MIE-APQ-1/5/6/7 no es aplicable en

su conjunto a las condiciones habituales de los laboratorios, en los que, en general,

se almacenan cantidades pequeñas de una gran variedad de productos químicos.

En líneas generales, podemos decir que son tres las actuaciones básicas de cara a

conseguir un almacenamiento seguro y adecuado de productos:

• Reducción al mínimo del stock.

• Separación de productos.

• Aislamiento o confinamiento cuando se requiera.

El laboratorio debe plantearse un sistema ágil de control de su stock con objeto de

evitar acumulaciones de productos. Se hace necesaria una planificación que garantice

las existencias durante cortos periodos de tiempo, aunque ello requiera una mayor

frecuencia de pedidos. Este aspecto es especialmente importante cuando hablamos de

acumulación de productos inflamables que aumenta el peligro de incendio.

La experiencia demuestra que, en el caso de utilización de disolventes en un

laboratorio, si existe una buena planificación en cuanto al suministro de éstos, la

acumulación dentro del laboratorio puede reducirse hasta un 30%.

Una vez reducidas las cantidades almacenadas, hay que plantearse la separación de

productos en función de las incompatibilidades que puedan darse entre familias de

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éstos. Se trata de separar ácidos de bases, oxidantes de inflamables, venenos activos,

etc.

Las separaciones pueden efectuarse dedicando una serie de estanterías a una familia

determinada, de forma que a su alrededor queden pasillos. Se pueden intercalar entre

familias de reactivos incompatibles, estanterías con reactivos inertes.

A la hora de disponer los distintos reactivos en las baldas de sus estanterías

correspondientes, pueden colocarse los ácidos o bases fuertes en baldas inferiores, así

como los recipientes de mayor volumen. En suma, la separación y distribución de

productos con objeto de eliminar riesgos, seguirá siempre criterios lógicos teniendo en

cuenta la reactividad de las distintas sustancias.

Ciertos productos no solo requieren la separación del resto del stock, sino además su

confinamiento por el hecho de tener ciertas propiedades físico-químicas o biológicas.

Este es el caso de los productos cancerígenos, en particular y de las sustancias de alta

toxicidad en general. En general deberán almacenarse en recintos o armarios

convenientemente rotulados y bajo llave. El control de entradas y consumos de estos

productos debe ser riguroso, prestando especial interés al estado de los envases que

los contienen, por si presentasen defectos que puedan provocar derrames durante su

manipulación.

Estas sustancias deben contenerse en un doble recipiente que evite dispersiones o

derrames en el caso de roturas o manipulaciones incorrectas. Este doble sistema suele

ser una bolsa de plástico resistente y transparente en el interior de un recipiente, con lo

que cualquier vertido puede ser controlado con facilidad.

En resumen, se trata de ejercer un control riguroso sobre los productos para evitar

abandonos en áreas comunes del laboratorio, obligando al personal que los manipule a

adoptar medidas de precaución.

En el caso de sustancias cuya emisión al ambiente provoque olores muy molestos, se

recomienda su confinamiento en recintos pequeños o armarios que puedan ir

equipados con un pequeño sistema de extracción, impidiendo mediante la depresión

generada, la dispersión general de los males olores.

Cuando el almacenamiento se refiere a líquidos inflamables y combustibles, debe

planificarse bajo los criterios de la Instrucción Técnica Complementaria MIE-APQ-1 del

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Reglamento de Almacenamiento de Productos Químicos. En este reglamento se

establecen los requisitos de los almacenes en función de los productos y cantidades

que contienen.

Estanterías: Se recomiendan que sean metálicas, y en caso de que exista riesgo de

incendio o explosión, por la naturaleza de los productos que contengan, estarán

conectadas equipotencialmente y a tierra. Si se prevé la formación de pasillos debido a

la distribución de las estanterías, éstos deberán tener al menos una anchura de 1

metro.

Armarios protegidos: Como se recordará por el tema de almacenamiento de líquidos

inflamables y combustibles en recipientes móviles, la MIE-APQ-001 considera como

tales, aquellos que tienen, al menos, una RF-15 conforme a la norma UNE-EN 1634-1.

No se podrán instalar más de 3 armarios de éste tipo en la misma dependencia, si ni

están separados al menos 30 metros. Esta Instrucción Técnica Complementaria,

obligaba a disponer de ventilación exterior cuando el almacenamiento se refería a

productos de la Clase A. Se fijaban también las cantidades máximas a almacenar en

función de la Clase de los productos. Se recomienda, además, que las características

de éstos armarios, recojan las siguientes recomendaciones:

• Las baldas deberían ser del tipo recoge-vertidos.

• El fondo debería ser en forma de cubeta.

• Las uniones deberían estar selladas y las juntas recubiertas de pintura

intumescente.

• Deberían estar conectados a tierra.

• Se recomienda que las puertas tengan 3 puntos de anclaje.

• Las patas deben poder regularse en altura para poder nivelar el armario.

• En el caso de contener líquidos inflamables, deben rotularse los armarios con

la inscripción "INFLAMABLES". Si contienen líquidos de la Clase B, estarán

equipados con rejilla apagallamas y si son de Clase A, deberán tener

ventilación al exterior.

Armarios frigoríficos: Se utilizan frecuentemente para almacenar productos con

elevada presión de vapor. El uso de frigoríficos de uso doméstico para este fin debería

desecharse, ya que éstos, por su diseño, son prácticamente estancos, con lo que

posibles evaporaciones de éstos líquidos podrían acumularse en su interior. Deben, por

tanto, utilizarse armarios frigoríficos especialmente diseñados para este tipo de

almacenamientos y situados en lugares con buena ventilación.

Salas de almacenamiento y trasvase: También la MIE-APQ-001 hace referencia a

este tipo de salas, considerándolas como aquellas destinadas exclusivamente al

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almacenamiento. Distingue entre salas de almacenamiento interior, separadas y

anexas. Los requisitos que deben cumplir en cuanto a protección frente a incendios,

resistencia al fuego y limitaciones en cuanto a cantidades almacenadas, quedan

reflejadas en esta Instrucción Técnica Complementaria.

+ : Se pueden almacenar conjuntamente. O : Solamente podrán almacenarse juntas, si se adoptan ciertas medidas específicas de prevención. - : No deben almacenarse juntas.

Tabla 1: Tabla resumen de incompatibilidades de almacenamiento de sustancias peligrosas: Sustitución: Cuando se trabaja con reactivos peligrosos o sustancias de marcada acción biológica,

cancerígena, etc., la mejor acción preventiva consiste en la sustitución de éstas sustancias por

otras de menor toxicidad siempre que lo permitan las operaciones o procesos que se vean

afectados. Este caso se plantea, por ejemplo, frecuentemente en las extracciones con

disolventes orgánicos. Intentaremos utilizar aquellos de menor toxicidad, mayor punto de

ebullición, menor inflamabilidad, etc. con objeto de sustituir aquellos que pueden suponer un

peligro desde el punto de vista toxicológico o de seguridad.

Otro ejemplo sería la sustitución del amianto como aislante térmico por fibras artificiales cuyas

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características permiten obtener resultados parecidos en cuanto a aislamiento, pero son mucho

menos problemáticas desde el punto de vista toxicológico. PRODUCTO SUSTITUTO

Benceno Ciclohexano, tolueno

Cloroformo, tetracloruro de carbono, percloroetileno,

tricloroetileno Metilcloroformo, fluorocarbonos

Dioxano Tetrahidrofurano

2-Nitropropano 1-Nitropropano, nitroetano

n-Hexano n-Heptano

Xilenos Hidrocarburos alifáticos, White Spirit

Acetonitrilo Metanol, acetona

Dimetilformamida N-Metilpirrolidina

Etilenglicol Propilenglicol

Metanol Etanol

Tabla 2: Ejemplos de sustitución de productos.

2. Instalaciones, material de laboratorio y equipos2. En el laboratorio, además de los riesgos intrínsecos de los productos químicos y de los

generados por las operaciones que con ellos se realizan, deben considerarse también los que

tienen su origen en las instalaciones, material de laboratorio y equipos existentes en el mismo.

El laboratorio dispone normalmente de una serie de instalaciones o servicios generales de gas,

agua, aire comprimido, vacío, electricidad, etc. de los cuales el responsable del laboratorio

debe tener constancia que cumplen las normativas de carácter estatal, autonómico o local que

les afecten, que se hallen en buen estado y estén sometidas a un mantenimiento adecuado

que garantice tanto el cumplimiento de la reglamentación comentada, como un riesgo nulo o

escaso de provocar daños al personal que las utiliza en su trabajo en el laboratorio.

2 NTP 433: Prevención del riesgo en el laboratorio: instalaciones, material de laboratorio y equipos. I.N.S.H.T.

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Iluminación y PVD La iluminación del laboratorio debe ser acorde con la exigencia visual de ¡os trabajos que se

realicen en él, que puede llegar a ser muy alta, lo que implica un nivel de iluminación mínimo

de 1000 lux (RD 486/97 sobre puestos de trabajo), aunque se considera que un nivel de 500

lux basado en luminarias generales con iluminación de apoyo, es suficiente para una gran parte

de las actividades.

El uso, cada vez más amplio, de pantallas de visualización de datos (PVD) en los laboratorios,

también debe ser considerado al fijar las necesidades de iluminación. La reglamentación

existente sobre el trabajo con PVD (RD 488/97) hace referencia a la necesaria coordinación

entre su utilización, su ubicación y los requerimientos generales de iluminación y la ausencia de

reflejos y deslumbramientos.

Ventilación La ventilación general del laboratorio permite su acondicionamiento ambiental en cuanto a

necesidades termohigrométricas y la dilución y evacuación de contaminantes. El adecuado

acondicionamiento ambiental del laboratorio se consigue actuando sobre la temperatura, el

índice de ventilación y la humedad del aire.

El control ambiental del laboratorio exige dos actuaciones bien diferenciadas: la retirada de

contaminantes y la renovación del aire. Aunque la simple renovación del aire del ambiente

permite hasta un cierto punto controlar el nivel de contaminación ambiental (disminución de

olores y dilución de la concentración de contaminantes) es incapaz de eliminar eficazmente los

contaminantes generados en el laboratorio. Si el laboratorio comparte el sistema de ventilación

con otras dependencias, a la propia dificultad de acondicionar adecuadamente el laboratorio

por su probablemente elevada carga térmica, se añaden otros problemas como la propagación

de un incendio y la dispersión de la contaminación residual del laboratorio hacia instalaciones

anexas.

La norma UNE 100-011-91 recomienda para los laboratorios un aporte de aire exterior de 10

L/s por persona ó 3 L/s.m2, caudales que deben considerarse mínimos a efectos de ventilación

y máximos a efectos de ahorro de energía y siempre que el aire alcance toda la zona ocupada.

Debe tenerse en cuenta también que el caudal de aire exterior está a su vez determinado por el

funcionamiento de las vitrinas del laboratorio, cuyo uso constituye el sistema más eficaz para

eliminar la contaminación química y biológica generada por la actividad del laboratorio. Cuando

se ha previsto que puede ocurrir una emisión de contaminantes al laboratorio, ya sea

accidental o no, la captación del contaminante en las proximidades de su foco de generación

es una técnica muy eficaz.

Los sistemas de extracción localizada están constituidos, en general, por una boca de

captación situada cerca del foco, un conducto, un sistema extractor y una salida. Este método

de control, es más apropiado y eficaz que la ventilación por dilución por las siguientes razones:

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• Capta el contaminante antes de que se disperse al ambiente de trabajo.

• Trabaja con caudales inferiores.

• Altera en menor medida las condiciones de temperatura y humedad del ambiente.

• Son más fáciles de diseñar.

• Requieren un mantenimiento más sencillo.

Figura 1

Figura 2

La eficacia de las vitrinas vendrá condicionada, entre otros, por su diseño y capacidad de

extracción. Su efectividad se basa en que confinan el foco de generación de los contaminantes,

y mediante un sistema extractor adecuado los arrastran, para descargarlos en zonas donde no

constituyan un peligro.

El trabajo en vitrinas se extiende hasta aquellas que se utilizan en la manipulación de

radioisótopos o agentes biológicos, en las cuales se pueden necesitar además unas

condiciones de estanqueidad.

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Se entiende por muestra biológica cualquier material cualquier material de origen animal o

humano enviado al laboratorio con fines de diagnóstico (excretas, secreciones, sangre y sus

componentes, tejidos y líquidos tisulares). Cuando en el trabajo con este tipo de muestras

existan probabilidades de generación de aerosoles, debido a los procedimientos utilizados

(centrifugación, trituración, mezclado, agitación enérgica, etc.) deberán utilizarse Cabinas de

Seguridad Biológicas, de Clase I, II o III. Este tipo de cabinas está diseñado para ofrecer

protección al usuario y al ambiente de los riesgos asociados al manejo de material infeccioso y

otros materiales biológicos peligrosos.

El fundamento de las cabinas de seguridad biológica de Clase I es similar al de una campana

de humos; es una cabina que trabaja a presión negativa y está abierta frontalmente. El aire

procedente del local se introduce por la abertura frontal y es extraído al 100% de la misma. El

aire extraído de la cabina es descontaminado antes de su vertido a la atmósfera a través de

filtros HEPA, en el caso de trabajar con radioisótopos, el aire antes de llegar al filtro HEPA,

pasa por un prefiltro y un filtro de carbón activo especial. Este tipo de cabinas no previene la

exposición por contacto ni garantiza la protección del producto manipulado.

Las cabinas de seguridad biológicas de Clase II se desarrollaron para proteger a los

trabajadores de los materiales manipulados y al mismo tiempo proteger los materiales de la

contaminación externa. La protección viene dada por un frente vertical de aire filtrado estéril.

Las zonas de la cabina por donde circula el aire no filtrado trabajan a presión negativa. Pueden

ser de clase A ó B según recirculen el 70% o el 30 % del aire vehiculado.

Las cabinas de seguridad biológica de Clase III están herméticamente selladas con lo que

separan completamente al trabajador del material que está manipulando. El panel frontal de la

cabina está completamente cerrado y las muestras se manipulan a través de guante. El aire se

toma del exterior del local o del propio laboratorio y es filtrado antes de su entrada a la cabina.

Una vez ha hecho su recorrido dentro de ésta, es nuevamente filtrado a su salida.

Los riesgos asociados a la ventilación del laboratorio se pueden resumir en:

• Contaminación ambiental residual y olores.

• Elevadas concentraciones ambientales generadas por derrames, vertidos y fugas de

gases.

• Productos peligrosos que pasen a la atmósfera cuando se manipulan y se realizan

operaciones con ellos.

La prevención adecuada frente a estos riesgos es:

• Ventilación del laboratorio eficaz, independiente del resto de las dependencias.

• Mantenimiento del laboratorio en depresión respecto a las zonas colindantes.

• Circulación del aire del lugar menos contaminado al más contaminado.

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• Extracción localizada mediante vitrinas de laboratorio.

• Ventilación de emergencia.

Material de vidrio Es un elemento fundamental en el trabajo de laboratorio ya que presenta una serie de ventajas:

transparencia, manejabilidad, facilidad de diseño y sencillez en la preparación de montajes,

permitiendo, además, su moldeabilidad por calentamiento y la fabricación de piezas a medida.

Los riesgos asociados a la utilización del material de vidrio en el laboratorio son:

• Cortes o heridas producidos por rotura del material de vidrio debido a su fragilidad

mecánica, térmica, cambios bruscos de temperatura o presión interna.

• Cortes o heridas como consecuencia del proceso de apertura de ampollas selladas,

frascos con tapón esmerilado, llaves de paso, conectores etc., que se hayan obturado.

• Explosión, implosión e incendio por rotura del material de vidrio en operaciones

realizadas a presión o al vacío.

Las medidas de prevención adecuadas frente a estos riesgos son:

• Examinar el estado de las piezas antes de utilizarlas y desechar las que presenten el

más mínimo defecto.

• Desechar el material que haya sufrido un golpe de cierta consistencia, aunque no se

observen grietas o fracturas.

• Efectuar los montajes para las diferentes operaciones (reflujos, destilaciones

ambientales y al vacío, reacciones con adición y agitación, endo y exotérmicas, etc.)

con especial cuidado, evitando que queden tensionados, empleando soportes y

abrazaderas adecuados y fijando todas las piezas según la función a realizar.

• No calentar directamente el vidrio a la llama; interponer un material capaz de difundir el

calor (p.e., una rejilla metálica).

• Introducir de forma progresiva y lentamente los balones de vidrio en los baños

calientes.

• Utilizar aire comprimido a presiones bajas (0,1 bar) para secar los balones.

• Evitar que las piezas queden atascadas colocando una capa fina de grasa de silicona

entre las superficies de vidrio y utilizando siempre que sea posible tapones de plástico.

• Para el desatascado de piezas deben utilizarse guantes espesos y protección facial o

bien realizar la operación bajo campana con pantalla protectora. Si el recipiente a

manipular contiene líquido, debe llevarse a cabo la apertura sobre un contenedor de

material compatible, y si se trata de líquidos de punto de ebullición inferior a la

temperatura ambiente, debe enfriarse el recipiente antes de realizar la operación.

Instalación eléctrica - Aparatos eléctricos La instalación eléctrica del laboratorio debe estar diseñada en el proyecto de obra de acuerdo

con el RD. 842/2002 Reglamento Electrotécnico de Baja Tensión (REBT) y en función de sus

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líneas de trabajo, del tipo de instrumental utilizado y teniendo en cuenta las futuras

necesidades del laboratorio. Este aspecto debe ser contemplado en todas las modificaciones

que se realicen. Por otro lado, la incorporación de nuevo instrumental debe tener en cuenta sus

requerimientos eléctricos.

Los conductores deben estar protegidos a lo largo de su recorrido y su sección debe ser

suficiente para evitar caídas de tensión y calentamientos. Las tomas de corriente para usos

generales deben estar en número suficiente y convenientemente distribuidas con el fin de evitar

instalaciones provisionales.

En los locales o zonas donde se trabaje con líquidos inflamables la instalación eléctrica ha de

ser de seguridad aumentada o antideflagrante y debe cumplir las normas específicas del REBT

MIE-BTO29 sobre Prescripciones Particulares para las Instalaciones de Locales con Riesgo de

Incendio y Explosión.

De entre los distintos aparatos que tienen conexión eléctrica, es recomendable disponer de

líneas específicas para los equipos de alto consumo.

Los riesgos asociados a la utilización de instrumental eléctrico son:

• Electrocución por contacto directo o indirecto, generado por todo aparato que tenga

conexión eléctrica.

• Inflamación o explosión de vapores inflamables por chispas o calentamiento del

aparato eléctrico.

Los consejos para la prevención de estos riesgos son:

• Disponer de un cuadro general, preferiblemente en cada unidad de laboratorio, con

diferenciales y automáticos.

• Disponer de interruptor diferencial adecuado, toma de tierra eficaz e interruptor

automático de tensión (magnetotérmico).

• Distribución con protección (automático omnipolar) en cabeza de derivación.

• Instalar la fuerza y la iluminación por separado, con interruptores.

• Emplear instalaciones entubadas, siendo las > 750 V, rígidas.

• Aplicación del código de colores y grosores.

CODIGO NORMALIZADO PARA EL COLOR DE BASES Y CLAVIJAS

Negro 500V Blanco 42V

Rojo 380V Morado 24V

Azul 220V Verde 60-500Hz

Amarillo 110V

Tabla 3

Servicio de Prevención de Valencia CSIC Página 16 de 31

CODIGO NORMALIZADO PARA EL COLOR DE CABLES

Fases Negro, gris y marrón

Neutro Azul

Tierra Amarillo-verde

Tabla 4

• No emplear de modo permanente alargaderas y multiconectores (ladrones).

• Mantener las distancias al suelo según las características del local.

• Usar circuitos específicos para aparatos especiales.

• En áreas especiales (húmedas y laboratorios de prácticas) emplear bajo voltaje (24 V),

estancos, tapas, etc. Emplear seguridad aumentada para el trabajo de manera

permanente con inflamables.

• Efectuar el mantenimiento adecuado y realizar inspecciones y comprobaciones

periódicas.

Frigoríficos Deben emplearse frigoríficos de seguridad aumentada cuando se guarden en su interior

sustancias que puedan presentar peligro de inflamación o explosión y antideflagrantes cuando

el frigorífico esté, además, situado en un área con atmósfera inflamable. Aunque en general no

es recomendable, sólo pueden utilizarse frigoríficos domésticos para guardar productos inertes.

Los frigoríficos presentan riesgos de incendio y explosión/deflagración, cuando se guardan en

su interior productos que pueden desprender vapores inflamables si los frascos que los

contienen no están bien cerrados (ocurre a menudo) o tiene lugar un fallo de corriente que

pueda producir un recalentamiento de algún producto o propiciar la explosión de algún

recipiente. Cualquier chispa del motor (no antiexplosivo) del frigorífico puede producir un

incendio o explosión si hay vapores inflamables en el ambiente del laboratorio en que se halla

ubicado. Para la prevención de estos riesgos:

• Emplear frigoríficos de seguridad aumentada que no dispongan de instalación eléctrica

interior y, preferiblemente, los especialmente preparados para guardar productos

inflamables que estén homologados (EEX/d/2C/T6).

• No guardar recipientes abiertos o mal tapados en el frigorífico.

• Utilizar recipientes capaces de resistir la sobrepresión interna en caso de

recalentamiento accidental.

• Controlar de modo permanente la temperatura interior del frigorífico.

Aparatos con llama El trabajo con llama abierta genera riesgos de incendio y explosión por la presencia de gases

comburentes o combustibles, o de productos inflamables en el ambiente próximo donde se

utilizan.

Servicio de Prevención de Valencia CSIC Página 17 de 31

Para la prevención de estos riesgos son acciones adecuadas:

• Suprimir la llama o la sustancia inflamable, aislándolas, o garantizar una ventilación

suficiente para que no se alcance jamás el límite inferior de inflamabilidad.

• Calentar los líquidos inflamables mediante sistemas que trabajen a una temperatura

inferior a la de autoignición (p.e., baño maría).

• Utilizar equipos con dispositivo de seguridad que permita interrumpir el suministro de

gases en caso de anomalía.

• Mantenimiento adecuado de la instalación de gas.

Baños calientes y otros dispositivos de calefacción Los principales riesgos que presentan son quemaduras térmicas, rotura de recipientes de vidrio

ordinario con desprendimiento de vapores, vuelcos, vertidos, emisión incontrolada de humos en

los baños de aceite y generación de calor y humedad ambiental en los baños de agua.

También es importante el riesgo de contacto eléctrico indirecto por envejecimiento del material.

Para prevenir estos riesgos las principales acciones a tomar son:

• No llenar completamente el baño hasta el borde.

• Asegurar su estabilidad con ayuda de soportes.

• No introducir recipientes de vidrio ordinario en el baño, utilizar vidrio tipo Pyrex.

• Disponer de un termostato de seguridad para limitar la temperatura.

• Utilizar dispositivos aislantes térmicos que no contengan amianto.

• Cuando su uso sea continuado, disponer de extracción localizada.

• Llevar a cabo un mantenimiento preventivo con revisiones periódicas, que deben

aumentar de frecuencia con el uso y la antigüedad del dispositivo. Prestar especial

atención a las conexiones eléctricas.

Baños fríos Normalmente, los contactos puntuales y poco intensos con el líquido refrigerante no producen

daños ya que la evaporación es instantánea, pero un contacto prolongado es peligroso. Los

principales riesgos que presentan son: quemaduras por frío y desprendimiento de vapores.

También hay que tener en cuenta que si se emplean para el control de reacciones exotérmicas,

cualquier incidente que anule su función puede generar un incendio, una explosión o la emisión

de sustancias tóxicas al ambiente.

Son normas generales para la prevención de estos riesgos:

• No introducir las manos sin guantes protectores en el baño frío.

• Manipular la nieve carbónica con la ayuda de pinzas y guantes térmicos.

• Introducir los recipientes en el baño frío lentamente con el fin de evitar una ebullición

brusca del líquido refrigerante.

• Emplear los baños de acetona con nieve carbónica preferiblemente en la vitrina.

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Refrigerantes Los refrigerantes funcionan normalmente con circulación de agua corriente a través de

conexiones mediante tubos flexibles, aunque en algunos casos se emplea un circuito cerrado,

con enfriamiento del agua en un baño refrigerado.

Los riesgos más habituales en el uso de refrigerantes son: rotura interna con entrada de agua

en el medio de reacción que puede provocar incendio, explosión o emisión de productos

tóxicos, fuga de vapores por corte en el suministro de agua e inundación en el caso de

desconexión del tubo. Disponer de un sistema de seguridad que interrumpa el aporte de calor

en caso de que se corte el suministro de agua, asegurarse de que los tubos están bien sujetos,

y renovarlos periódicamente, son medidas eficaces para la prevención de los riesgos

mencionados.

Estufas Presentan riesgos de explosión, incendio e intoxicación si se desprenden vapores inflamables

en la estufa, de sobrecalentamiento si se produce un fallo en el termostato y de contacto

eléctrico indirecto.

El control del riesgo en la utilización de las estufas se basa en las siguientes recomendaciones:

• Si se utiliza una estufa para evaporar líquidos volátiles debe disponerse de un sistema

de extracción y retención por filtrado o por condensación de los vapores producidos. Si

los vapores que se desprenden son inflamables, es recomendable emplear estufas de

seguridad aumentada o con instalación antideflagrante.

• Emplear estufas con sistemas de seguridad de control de temperaturas (doble

termostato, por ejemplo).

• Efectuar un mantenimiento adecuado, comprobando además la ausencia de corrientes

de fuga por envejecimiento del material y correcto estado de la toma de tierra.

Botellas e instalación de gases En el laboratorio se suelen utilizar gases a presión suministrados a través de una instalación

fija o directamente de la botella. En ambos casos hay que observar determinadas precauciones

y disponer de un protocolo de utilización. Las posibles situaciones de fugas e incendios deben

estar contempladas en el plan de emergencia del laboratorio. La utilización de botellas, aún

disponiendo de instalación de gases fija, es relativamente corriente. Son situaciones de riesgo

características en el empleo de gases a presión, disueltos o licuados:

• Caída de la botella.

• Intoxicación en caso de fuga de un gas tóxico, irritante o corrosivo de una botella o de

la instalación.

• Fuga de un gas explosivo.

• Fuga de un gas inerte.

• Incendio en la boca de una botella de un gas inflamable.

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Control del riesgo:

• Mantener las botellas fijas sujetándolas con una cadena a un soporte sólido.

• Disponer de un plan de actuación para casos de fugas e incendio en la boca de la

botella.

Autoclave Riesgo:

• Explosión del aparato con proyecciones violentas.

Control del riesgo:

• Asegurarse documentalmente (homologación, certificación) de que el autoclave resiste

la presión a la que tiene que trabajar.

• Debe estar equipado con un manómetro.

• Los autoclaves que trabajan a presiones muy elevadas deben estar ubicados en

locales preparados para el riesgo de explosión.

• El aumento de presión debe ser progresivo, así como la descompresión.

Centrífugas Riesgos:

• Rotura del rotor.

• Heridas en caso de contacto con la parte giratoria.

• Explosión por una atmósfera inflamable.

• Formación de bioaerosoles.

Control del riesgo:

• Repartir la carga simétricamente.

• La centrífuga debe llevar un mecanismo de seguridad de tal manera que no pueda

ponerse en marcha si la tapa no está bien cerrada e impidiendo su apertura sí el rotor

está en movimiento.

• Disponer de un procedimiento de actuación para el caso de roturas y/o formación de

bioaerosoles.

Pipetas Riesgos:

• Contacto o ingestión de un líquido tóxico o corrosivo.

• Cortes por rotura.

Control del riesgo:

• Prohibir pipetear con la boca.

• Utilizar siempre guantes impermeables al producto manipulado.

• Utilizar bombas de aspiración manual de caucho o cremallera que se adapten bien a

las pipetas a utilizar.

• Para algunas aplicaciones y reactivos es recomendable utilizar un dispensador

automático de manera permanente.

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Instrumental analítico

• Cromatógrafo de gases El cromatógrafo de gases suele trabajar a temperaturas elevadas, a veces cíclicamente, y

puede producir un cierto nivel de contaminación ambiental cuando se trabaja con detectores no

destructivos.

Riesgos:

• Disconfort por el calor desprendido por el aparato.

• Quemaduras térmicas al realizar algunas operaciones en el detector, la

columna o el inyector.

• Contaminación ambiental.

• Pinchazos en la manipulación de jeringas.

• Fugas de gases inflamables, especialmente hidrógeno.

• Contactos eléctricos indirectos en aparatos antiguos.

Control del riesgo:

• Disponer de un sistema de ventilación adecuado para disipar el calor producido

por los aparatos.

• Utilizar guantes resistentes al calor cuando se realicen manipulaciones en

zonas calientes.

• Conectar la salida del divisor de flujo del inyector de capilares y de los

detectores no destructivos al exterior.

• Adecuado mantenimiento preventivo.

La mayor parte de estas instrucciones son extensivas a los espectrómetros de masas, tanto

si utilizan la cromatografía de gases como fase previa o no.

• Cromatógrafo de líquidos de alta resolución (HPLC) Riesgos:

• Vertidos y contactos dérmicos en la preparación del eluyente.

• Contaminación ambiental si se emplean eluyentes volátiles.

Control del riesgo:

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• Manipular los eluyentes adecuadamente, empleando guantes si existe posibilidad

de contacto dérmico en las operaciones de trasvase.

• Emplear material de vidrio resistente en el tratamiento previo del eluyente,

especialmente en las operaciones al vacío.

• Espectrofotómetro de absorción atómica Riesgos:

• Quemaduras químicas en la manipulación de ácidos concentrados empleados en el

tratamiento previo (digestión) de las muestras a analizar.

• Desprendimiento de vapores irritantes y corrosivos.

• Quemaduras térmicas con la llama, horno de grafito y zonas calientes en general.

• Fugas de gases: acetileno y otros.

• Posible formación de hidrógeno cuando se utiliza el sistema de generación de

hidruros.

• Radiaciones UV.

Control del riesgo:

• Realizar las digestiones ácidas en vitrinas.

• Utilizar guantes, gafas y equipos de protección personal adecuados.

• Sistema de extracción sobre la llama o horno de grafito.

• Buena ventilación general cuando se trabaja con el generador de hidruros.

• Tomar las precauciones adecuadas para trabajar con acetileno.

• No mirar directamente a la llama ni a las fuentes de emisión (lámparas).

• Espectrofotómetro UV-visible e infrarrojo, fluorímetro, balanza, pHmetro, polarógrafo y otros aparatos de electroanálisis, autoanalizadores, microscopios, agitadores, etc.

Los riesgos asociables a esta instrumentación son básicamente de contacto eléctrico,

quemadura térmica si hay zonas calientes, formación de ozono cuando se utilizan lámparas o

radiaciones a determinadas longitudes de onda, etc.

Los procedimientos para reducir los riesgos existentes en la instrumentación se basan de una

manera general en:

• Instalación adecuada.

• Mantenimiento preventivo eficaz.

• Instrucciones de uso y procedimientos normalizados de trabajo con las adecuadas

instrucciones de seguridad que contemplen la especificidad de cada técnica. Por

ejemplo: en el caso de la electroforesis a alto voltaje debe prestarse especial atención

al riesgo eléctrico, en la cromatografía de capa fina al riesgo de cortes con los bordes

de las placas, al riesgo de golpes en los aparatos con partes móviles (tener especial

cuidado con la robotización de los laboratorios de análisis clínicos), al de contacto con

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los reactivos (riesgo químico) empleados en los autoanalizadores y con las muestras

(riesgo biológico), etc.

• Instalaciones de rayos láser Existen diferentes tipos de láseres debido a los amplios intervalos de longitud de onda,

potencia y energía en los que se aplica este tipo de energía y a las características de emisión,

ya sea continua o en impulsos. Según su nivel de peligrosidad se clasifican en cuatro clases

(UNE-EN-60825:93). Consultar la NTP 261.92 Láseres: riesgos en su utilización.

Los efectos directos más importantes son la lesión en el ojo, sobre la cornea, el cristalino o la

retina, y quemaduras cutáneas. Otros riesgos a tener en cuenta son:

• Contaminación atmosférica producida por el material vaporizado por el láser.

• Radiación colateral producida por la radiación UV o la radiación Visible y de IR próximo

asociadas a los sistemas de bombeo.

• Utilización de corriente de alta tensión (> 1 KV).

Para la prevención de los riesgos relacionados con las instalaciones que emplean láseres,

además de señalizarse la zona, debe tenerse en cuenta que la norma UNE EN 60825:93, que

establece la clasificación de los aparatos láser y determina las medidas de seguridad. La

seguridad eléctrica de los láseres está recogida en la norma CEI 820.

• Instalaciones de radiaciones ionizantes El riesgo de exposición a radiaciones ionizantes en los laboratorios tiene su origen en el

empleo de fuentes radiactivas y generadores de radiaciones ionizantes (espectrometría de

difracción y fluorescencia de rayos X), estando perfectamente reglamentada su utilización y

protección frente a las mismas (RD 783/2001). Todo laboratorio en que se utilizan o manipulan

generadores de radiaciones ionizantes o fuentes radiactivas constituye una instalación

radiactiva a no ser que las fuentes estén encapsuladas y los equipos homologados, como

ocurre con los detectores ECD empleados en cromatografía de gases. Todo ello conlleva una

autorización de puesta en marcha que implica el cumplimiento de ciertos requisitos y

obligaciones, como las inspecciones periódicas, la existencia de supervisor y operadores de la

instalación, diario de operaciones, etc. que, en si mismos, constituyen un plan de prevención.

Los riesgos se pueden resumir en:

• Irradiación: No hay contacto directo con la fuente; puede ser interna o externa.

• Contaminación: Hay contacto directo con la fuente, la cual puede estar depositada

sobre una superficie o bien dispersa en el ambiente; el riesgo puede ser por inhalación,

ingestión o contacto con la piel.

El control del riesgo, en consecuencia, está en relación con el tipo de riesgo.

General de la instalación

• Señalización del área y control de acceso.

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• Dosimetría individual y ambiental.

• Observancia de los límites anuales de dosis.

• Vigilancia médica.

• Existencia de un plan de emergencia y evacuación.

Irradiación

• Distancia a la fuente; la dosis disminuye con la distancia.

• Tiempo; a menor tiempo, menor exposición.

• Apantallamiento, estructural y en los equipos. Blindajes y empleo de equipos

homologados.

Contaminación (fuentes no encapsuladas)

• Superficies de trabajo lisas por su fácil descontaminación.

• Trabajo sobre bandejas recubiertas de absorbente para evitar la dispersión del

radionucleido.

• En el caso de productos volátiles, trabajo en vitrinas provistas de sistema de extracción

con filtros eficaces que impidan el paso del radionucleido al ambiente.

• Utilización de equipos y prendas de protección adecuadas.

• No permanecer con ropa de calle en el área radiactiva.

• No comer, beber, fumar ni aplicarse cosméticos en el laboratorio.

• Disponer de un plan de gestión de residuos específico y diferenciado con contenedores

especiales. Todo el material contaminado, ropa y equipos de protección debe

considerarse como residuo radiactivo a no ser que se descontaminen.

• Considerar otros riesgos existentes en la zona en relación con los productos utilizados.

3. Operaciones básicas3.

Cualquier operación del laboratorio en la que se manipulen productos químicos presenta

siempre unos riesgos. Para eliminarlos o reducirlos de manera importante es conveniente,

antes de efectuar cualquier operación, hacer una lectura crítica del procedimiento a seguir,

asegurarse de disponer del material adecuado, manipular siempre la cantidad mínima de

producto químico, llevar las prendas y accesorios de protección adecuados (si son necesarias)

y tener previsto un plan de actuación en caso de incidente o accidente. A continuación se

revisan una serie de operaciones habituales en el laboratorio químico, relacionando los

posibles riesgos existentes y las correspondientes actuaciones para su eliminación o reducción.

Trasvases de líquidos. Los trasvases se pueden realizar por vertido libre, con sifón o con la ayuda de una bomba.

En el primer caso puede haber riesgos de vertido de líquidos e intoxicación por vapores. Para

la prevención de estos riesgos es aconsejable:

3 NTP 464: Prevención del riesgo en el laboratorio: operaciones básicas. I.N.S.H.T.

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• Emplear una bomba o un sifón para trasvases de gran volumen.

• Utilizar gafas o pantallas de protección facial cuando se trasvasen productos irritantes o

corrosivos. Para trasvasar ácidos y bases se recomiendan los guantes de PVC (cloruro

de polivinilo) o de policloropreno. En todo caso deberá comprobarse siempre que los

guantes sean impermeables al líquido trasvasado.

• Suprimir las fuentes de calor, llamas y chispas en la proximidad de un puesto donde se

realicen trasvases de líquidos inflamables. Si la cantidad de producto a trasvasar es

importante, debe realizarse la operación en un lugar específico acondicionado

especialmente y con ventilación suficiente.

• Volver a tapar los frascos una vez utilizados.

Cuando la operación de trasvase es mediante sifón o bombeo puede haber riesgo de explosión

por sobrepresión. Para evitar este riesgo, la alternativa es, evidentemente, la utilización del

vaciado por gravedad. Si se emplea una bomba puede equiparse con dispositivos de seguridad

para evitarlo. También en este caso deberá comprobarse siempre la adecuación de la bomba

al producto a trasvasar: Compatibilidad de materiales, corrosión, contaminación, riesgo de

explosión, etc.

Al trasvasar cantidades importantes de líquidos no conductores debe valorarse siempre el

problema de la electricidad estática.

Operaciones con vacío. Entre las diferentes operaciones en que se puede utilizar el vacío destacan la evaporación, la

destilación, la filtración y el secado (en desecadores) Estas operaciones presentan riesgos de

implosión del aparato y proyección de material, aspiración de un líquido y mezcla imprevista de

productos que reaccionen violentamente.

Para el control de estos riesgos es recomendable:

• Utilizar recipientes de vidrio especiales capaces de soportar el vacío (paredes gruesas

o formas esféricas) e instalar el aparato en un lugar donde no haya riesgo de que sufra

un choque mecánico.

• Recubrir con una cinta adhesiva o una red metálica el recipiente en depresión.

• El paso de vacío a presión atmosférica debe hacerse de manera gradual y lentamente.

• Tener en cuenta que cuando se utiliza para el vacío una trompa de agua y se cierra

lentamente el grifo de alimentación, puede tener lugar un retorno de agua al recipiente

donde se hace el vacío; si este recipiente contiene algún producto capaz de reaccionar

con el agua, la reacción puede ser violenta. Para evitarlo hay que cerrar primero el grifo

que debe colocarse entre el aparato sometido a vacío y la trompa. También es útil

colocar entre ellos un recipiente de seguridad.

Evaporación al vacío.

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Se llevan a cabo normalmente en evaporadores rotativos (rotavapor) que permiten el

calentamiento y la agitación por rotación de la muestra tratada al vacío, debiéndose tener en

cuenta las siguientes precauciones.

• Los balones no deben llenarse excesivamente y debe evitarse un sobrecalentamiento

de la mezcla tratada por evaporación. Si existe la posibilidad de que se formen

productos inestables (p.e., peróxidos) no se llevará la mezcla a sequedad.

• Debe esperarse el enfriamiento del balón que contenga la mezcla antes de eliminar el

vacío. Este enfriamiento progresivo se puede lograr apartando la muestra del baño,

mientras se mantiene la agitación.

• Para evitar que los vapores eliminados deterioren la bomba de vacío o bien contaminen

el agua en caso de emplear trompas de agua se puede colocar una trampa refrigerada.

Destilación al vacío. En las destilaciones a vacío, la ebullición del líquido debe regularse mediante un tubo capilar

que haga borbotear aire o un gas inerte, en función de los requerimientos de ausencia de

oxígeno o humedad. Conviene verificar que en el transcurso de la operación no se produzca

una obturación del capilar por inicio de cristalización, por ejemplo. Si se utiliza refrigerante de

paso estrecho también debe vigilarse que no ocurra la obturación en él.

La calefacción no debe empezar hasta que el vacío se ha establecido, a fin de evitar el

desencadenamiento espontáneo de la ebullición, con riesgo de la pérdida de producto y

contaminación general del sistema.

Al concluir la destilación debe enfriarse el sistema antes de detener el vacío, ya que la

introducción del aire en un balón caliente podría producir inflamaciones o explosiones del

residuo obtenido en la destilación. El paso del vacío a la presión normal debe hacerse de

manera lenta, pudiéndose emplear para ello el capilar usado en la regulación del vacío.

Filtración al vacío. Los matraces para la filtración al vacío deben ser de vidrio de elevada calidad, hallarse en

excelente estado de conservación y deben fijarse con solidez evitando tensiones. Si la filtración

es defectuosa por las características propias de los productos manipulados debe considerarse

que un aumento de vacío no va a mejorar el rendimiento ni el tiempo de filtrado; sí, en cambio,

el riesgo de implosión. Puede ser aconsejable la aplicación de otras medidas como la presión o

el filtrado en pequeñas cantidades con el fin de evitar la colmatación del fritado o del filtro de

papel. En este último caso debe estarse siempre pendiente de su posible rotura.

Secado al vacío. Los desecadores deben colocarse en lugares poco expuestos a golpes y caídas, fuera del

alcance de la luz solar, especialmente cuando contienen productos inestables. Cuando se

hallan al vacío no deben ser jamás transportados. Cuando se emplee un desecador al vacío

debe protegerse mediante redes metálicas o de un material cuya resistencia haya sido

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contrastada. Deben lubrificarse adecuadamente los bordes de contacto y las llaves. Entre el

desecador y la trompa de vacío debe colocarse un matraz o borboteador de seguridad a fin de

evitar los posibles retornos del agua que podrían afectar los productos que tiene el desecador y

reaccionar violentamente con los deshidratantes colocados en éste.

Mezcla de productos o adición de un producto. Puede tener lugar una reacción imprevista acompañada de un fenómeno peligroso (explosión,

proyección). Para el control de este riesgo es recomendable disponer de un protocolo de

actuación y de información sobre la identidad y peligrosidad de los productos que se

manipulan. Por otro lado, cuando se trata de la adición de un reactivo, la velocidad debe de ser

proporcionada a la reacción producida. Debe ser especialmente lenta si la reacción es

exotérmica, provoca espuma, ocurre o puede ocurrir una polimerización rápida, etc.

Reacciones químicas. La peligrosidad de las reacciones químicas se puede evaluar a partir de los grupos químicos de

las moléculas que intervienen, haciendo un balance de oxígeno para conocer el

comportamiento de un compuesto durante su oxidación o a partir de los datos termodinámicos

conocidos o medidos de los elementos, grupos químicos o moléculas que constituyen los

productos o reactivos.

De una manera general, todas las reacciones exotérmicas están catalogadas como peligrosas

ya que pueden ser incontrolables en ciertas condiciones y dar lugar a derrames, emisión

brusca de vapores o gases tóxicos o inflamables o provocar la explosión de un recipiente.

Para controlar estos riesgos cuando se trabaja a una temperatura a la que las sustancias

reaccionan inmediatamente, es recomendable controlar la reacción adicionando los reactivos

en pequeñas cantidades. También es recomendable emplear un termostato para controlar y no

sobrepasar la temperatura indicada. Si la reacción es muy peligrosa, se emplean en ella

cantidades importantes de producto (nivel planta piloto) o bien requiere un control muy ajustado

de la temperatura, los termostatos se colocan en cascada para reforzar la seguridad. En todo

caso debe existir un protocolo de actuación para el caso de pérdida del control de la reacción.

Otros tipos de reacciones consideradas peligrosas son las siguientes:

• Compuestos que reaccionan violentamente con el agua.

• Compuestos que reaccionan violentamente con el aire o el oxígeno (inflamación

espontánea)

• Sustancias incompatibles de elevada afinidad.

• Reacciones peligrosas de los ácidos.

• Formación de peróxidos y sustancias fácilmente peroxidables

• Reacciones de polimerización.

• Reacciones de descomposición.

Extracción con disolventes volátiles.

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Extracción en caliente. La extracción líquido-sólido o líquido-líquido en caliente es una operación relativamente

rutinaria en los laboratorios de química. El caso más habitual es la extracción con el sistema

Soxhlet. Dado que para ella se suelen emplear líquidos volátiles inflamables, cualquier

sobrepresión en el montaje o una fuga de vapor puede provocar un incendio. Téngase en

cuenta que siempre que se manipulen substancias de estas características se presenta riesgo

de incendio y explosión.

Los sistemas para el control de estos riesgos son:

• Calentar el sistema de extracción empleando un baño maría o en un baño de aceite a

una temperatura suficiente, pero no más alta, para asegurar la ebullición del disolvente.

• Realizar la operación en vitrina.

• Disponer de un sistema de actuación (extintor manual adecuado, manta ignífuga, etc.)

próximo al lugar de la operación.

• Cuando la extracción sea de larga duración es recomendable disponer de un sistema

de control del agua de refrigeración frente a posibles cortes.

Extracción líquido-líquido. En la mayor parte de los procesos de extracción líquido líquido a temperatura ambiente, una de

las fases es un compuesto orgánico volátil, normalmente un disolvente inflamable, por lo que

habrá que aplicarle las recomendaciones generales frente a la utilización de este tipo de

compuestos que ya se han citado (sobrepresión, presencia de vapores inflamables).

Si se emplea un embudo de decantación con agitación manual, existe además el problema del

contacto directo con los productos y la posibilidad de proyecciones de líquidos e inhalación de

concentraciones elevadas de vapores al aliviar la presión del embudo (generada por la

vaporización durante la agitación) a través de la válvula de la llave de paso. En esta operación

es recomendable usar guantes impermeables, ropa de protección y, si las substancias que

intervienen en el proceso tienen características de peligrosidad elevadas, realizar la operación

en vitrina, aunque ello represente incomodidad.

Extracción sólido-líquido La extracción sólido-líquido (procedimiento mediante el cual se retiene el producto a extraer de

un líquido en un sólido adsorbente o impregnado por un absorbente) presenta un uso cada vez

más extendido. El procedimiento, por sus propias características (poca cantidad de muestra y,

en consecuencia, de productos a manipular, posibilidad de automatización, etc.) presenta

pocos problemas. Los riesgos más característicos son los derivados de la utilización de presión

y vacío en los sistemas semiautomatizados y de manipulación inadecuada en caso de

obstrucción del cartucho o del disco de extracción.

Destilación.

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La destilación es una de las operaciones más habituales en los laboratorios. En ella hay que

tener en cuenta los posibles riesgos de:

• Rotura del recipiente e inflamación.

• Paro de la refrigeración provocando la emisión de vapores y generación de una

atmósfera inflamable.

• Ebullición irregular con posibilidad de desprendimiento de vapores y proyecciones y

salpicaduras.

Las pautas de actuación para el control del riesgo son:

• El aparato o el montaje de destilación debe estar adaptado a las cantidades y

características de los productos a destilar.

• Si el producto a destilar puede contener subproductos de descomposición de

características peligrosas o desconocidas, debe llevarse a cabo la destilación con

muchas precauciones (vitrina, apantallamiento, protecciones personales, material de

intervención, etc.) y en cantidades pequeñas, que pueden aumentarse paulatinamente

en caso de que no se observen anomalías. La utilización de pequeñas cantidades de

productos en todas aquellas operaciones sobre las que no se tiene información previa

del posible comportamiento de las substancias presentes es una norma general a

aplicar en la reducción de riesgos en el laboratorio.

• El calentamiento debe hacerse preferentemente mediante mantas calefactoras o baños

(aceite, arena) que deben colocarse encima de sistemas móviles (elevadores) con el fin

de permitir un cese rápido del aporte de calor en caso de necesidad.

• Para los líquidos inflamables puede ser ventajoso utilizar un recipiente metálico que

evita los riesgos de rotura aunque presenta el inconveniente de que no permite ver la

cantidad de líquido que queda en le recipiente.

• Examinar siempre el material y la estanqueidad del montaje de destilación, sobretodo

en el caso de líquidos inflamables, antes de cada operación para evitar un fallo

eventual o una fuga.

• Regularizar la ebullición introduciendo antes de iniciar la aplicación de calor algunos

trocitos de porcelana porosa o de vidrio en el líquido a destilar.

• Trabajar, siempre que sea posible, en vitrinas.

• Disponer de equipos de protección personal (sobretodo, gafas de seguridad).

• Utilizar dispositivos de control de temperatura, de aporte de calor y de la refrigeración.

• Prestar atención a la temperatura de autoinflamación de las substancias presentes en

la mezcla de destilación.

• La aplicación de vacío, que puede representar problemas añadidos, se ha comentado

en el apartado de operaciones con vacío.

Riesgos en la destilación de éteres. Los éteres, por envejecimiento a lo largo de su almacenamiento así como por acción de la luz,

se oxidan a peróxidos explosivos. La oxidación de un éter recientemente destilado puede ser

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rápida (tres días para el tetrahidrofurano, una semana para el éter etílico). En el transcurso de

una destilación de un éter peroxidado, el peróxido poco volátil se concentra y la explosión se

produce cuando sólo queda el peróxido en el recipiente. Éste es un accidente descrito muy

corrientemente. También hay que destacar que el éter isopropílico es aún más peligrosos que

el éter etílico.

Para el control del riesgo, antes de destilación de un éter es conveniente realizar una prueba

para detectar la presencia de peróxido (con yoduro de potasio o tiocianato ferroso). Para

eliminar el peróxido existen diferentes métodos dentro de los cuales se elegirá el más

apropiado. Después de la operación se volverá a realizar la prueba de peróxidos para verificar

la desaparición del mismo. La adición de un inhibidor a un producto recientemente obtenido

puede ralentizar su peroxidación.

Evaporación – secado. Las operaciones de evaporación y secado, cuando se trata de disolventes, presentan el riesgo

de desprendimiento de vapores tóxicos o inflamables. Para su prevención son acciones

adecuadas:

• Efectuar la operación en el interior de una vitrina o emplear un evaporador rotatorio.

• Si el aporte de calor mediante estufa es indispensable se utilizará una que esté

ventilada, disponga de un sistema de aspiración de vapores y se trabajará siempre a

temperaturas moderadas, asegurándose que en ningún punto del interior o exterior de

la estufa se puede sobrepasar el punto de autoinflamación.

• La evaporación de un producto empapado de un líquido volátil se puede efectuar en

frío.

• La evaporación y secado con aplicación de vacío se ha comentado en el apartado de

operaciones con vacío.

Desecación de un líquido. En muchos casos se utilizan compuestos sólidos peligrosos para eliminar el agua presente en

líquidos orgánicos. Algunos de estos productos pueden presentar riesgo de explosión. Los más

usuales son los que citan a continuación.

Perclorato de magnesio. La mayoría de las explosiones como consecuencia de la utilización de este producto en el

transcurso de una operación de deshidratación se deben al residuo de ácido perclórico

(contenido en la sal) que se combina para formar un perclorato orgánico explosivo. Como

medida de prevención puede ser reemplazado por el pentóxido de fósforo aunque éste, a su

vez, es corrosivo (provoca quemaduras graves).

Sodio.

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Sólo se debe utilizar para eliminar la humedad de un líquido ya secado previamente. No debe

olvidarse que el sodio se transforma en hidróxido con la producción de hidrógeno a partir de la

humedad. El hidrógeno puede crear una sobrepresión y es un gas muy inflamable. El peróxido

de sodio es explosivo por simple frotación, igual que el peróxido de potasio.

Limpieza del material de vidrio. El proceso de limpieza manual del material de vidrio del laboratorio es muy habitual. Además,

en muchos casos suele ser llevado a cabo por personal no especialista (empresas de limpieza)

que debe ser puntualmente informado de las características de esta operación, la manera de

llevarla a cabo adecuadamente y los riesgos que presenta, que pueden ser debidos a: los

propios productos de limpieza, como intoxicación, dermatitis y quemaduras cutáneas y

oculares; al material de vidrio, como cortes y heridas debido a su rotura, y a los residuos de

productos contenidos en el material.

Las medidas de prevención adecuadas frente a estos riesgos son:

• Formación e información del personal encargado de la limpieza.

• Ventilación del local destinado a la limpieza de material. La ventilación debe ser la

suficiente para garantizar una atmósfera saludable.

Con el fin de reducir al mínimo el riesgo de contacto o de inhalación de sustancias peligrosas

es necesario vaciar completamente los recipientes antes de entregarlos para lavar.

Mezcla crómica. Mezcla de ácido sulfúrico (mayoritario) y trióxido de cromo o dicromato potásico. Se trata de un

preparado tóxico, corrosivo y peligroso para el medio ambiente. Su utilización para destruir la

materia orgánica, que es de gran eficacia, debe ser descartada excepto para aquellos casos en

que no exista alternativa, empleándolo siempre en la mínima concentración necesaria. Debe

tenerse en cuenta que el dicromato potásico está clasificado como compuesto cancerígeno,

categoría 2. La clasificación de la mezcla crómica es: Producto tóxico y peligroso para el medio

ambiente. Puede causar cáncer por inhalación y alteraciones genéticas hereditarias. Provoca

quemaduras graves y puede causar sensibilización en la piel. Es muy tóxico para los

organismos acuáticos y puede provocar a largo plazo efectos negativos en el medio ambiente

acuático.

Es recomendable su sustitución por permanganato potásico, por ejemplo, que es una

sustancia clasificada como nociva por ingestión y comburente (peligro de fuego con materias

combustibles).

Metanol. Es un alcohol tóxico por inhalación e ingestión y fácilmente inflamable. A corto plazo produce

un efecto narcótico típico de todos los alcoholes. A largo plazo, provoca problemas visuales

pudiendo entrañar la ceguera total. Para el aclarado y secado del vidrio se puede reemplazar

por isopropanol que es menos tóxico.

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Transporte de recipientes conteniendo productos químicos. Durante el transporte de productos químicos puede tener lugar la rotura del recipiente, con la

consiguiente contaminación, intoxicación y riesgo de explosión. Para el control de estos riesgos

se recomienda:

• Transportar los recipientes de vidrio en contenedores especiales. Si se transportan

varios productos o mucha cantidad se deben emplear carros para evitar los choques y

roturas.

• No utilizar el ascensor destinado a las personas.

• No transportar los recipientes que están bajo vacío.