REDES

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Son manos las que construyen las redes. Son personas, ciudadanos y ciudadanas, que deciden unirlas para un propósito. Generalmente, las redes responden a una necesidad, a una demanda no satisfecha, a la carencia que impulsa la unión de esfuerzos.

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2 Una respuesta ciudadana para combatir la violencia hacia las mujeres desde el espacio municipal

REDESUna respuesta ciudadana para combatir la violencia hacia las mujeres desde el espacio municipal

Coordinación General– Ana María Kudelka, Coordinadora Mujeres y Ciudadanía, PADEM

Coordinación técnica– Cyrielle Huguenot, Cooperante INTERTEAM

Investigadores/as– Alessandra Genini, Solidar Suiza, PADEM– Guery Zabala, Técnico en Gestión Municipal y Género, PADEM– Cyrielle Huguenot– Ana María Kudelka

Redacción y edición de publicación– Isabel Mercado Heredia

Edición general– Unidad de Comunicación PADEM

Foto de tapa– Fragmento del mural realizado por el artista Lorgio Vaca, que se encuentra en el hall del edificio de YPFB Transportes, en Santa Cruz de la Sierra. Publicado con autorización del autor.

Diagramación– Arturo Rosales

Este documento se imprimió con el apoyo de la Cooperación Suiza en Bolivia.

Se autoriza su reproducción, total o parcial, a condición de citar la fuente y la propiedad.

Impreso en Bolivia

2013

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Introducción

Son manos las que construyen las redes. Son personas, ciudadanos y ciudadanas, que deciden unirlas para un propósito. Generalmente, las redes responden a una necesidad, a una demanda no satisfecha, a la carencia que impulsa la unión de esfuerzos.

Así, en la historia de la humanidad se han formado alianzas y redes para alcanzar objetivos y transformar realidades. Han sido estas uniones de personas y fines las que han impulsado cambios en varios aspectos de nuestra vida social, sobre todo aquellos que demandan más voluntad y compromiso.

La respuesta activa contra la violencia es y ha sido uno de estos espacios. Al tratarse –la violencia– de una expresión enraizada de la sociedad, desde la cultura y la educación, su combate no tiene una sola vía. Presente en las relaciones entre hombres y mujeres a lo largo de la historia, sólo ha sido denunciada cuando empezó a visibilizarse su naturalización y las consecuencias que causa en el desarrollo y los derechos de las personas. Desde entonces se han emprendido, desde diversas instancias, acciones para erradicarla y garantizar a todas las mujeres una vida libre de violencia.

En esta lucha ha habido momentos de inflexión: con la conquista de derechos, la concienciación ciudadana, las reformas normativas y otros importantes avances; pero no es sino acompañándola desde la participación y sensibilización ciudadana que se advierten las lentas, pero crecientes transformaciones.

Es la ciudadanía, la misma que convive con la violencia y palpa sus consecuencias, la que ha tenido que buscar incidir en la sociedad y abanderar la concreción de los avances normativos e institucionales que se han ido registrando.

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La ciudadanía ha demandado al Estado un papel más decidido en la erradicación de la violencia, ha impulsado a los gobiernos locales a tomar acciones en el municipio y se ha organizado para apoyar y fiscalizar estos procesos. Así surgieron las redes.

Este texto es un repaso por esa historia y por el proceso que han atravesado las redes de lucha contra la violencia en el país, hasta constituirse en una parte imprescindible de esta tarea.

Han sido, son y serán las manos y esfuerzos de personas comprometidas con los derechos de las personas, especialmente de las mujeres que sufren diferentes tipos de violencia, las que se reflejan en estas historias y las que se unen en el objetivo de transmitir y transferir estas experiencias para que se multipliquen y crezcan en todo contexto.

Confiamos en que las lecciones aprendidas y transmitidas en este documento, contribuyan a la reflexión y acción del trabajo desde las redes y sean aprovechadas para la construcción de un modelo o sistema municipal que contribuya con la erradicación de la violencia contra la mujer, en todos y cada uno de sus ciclos, desde un abordaje sistémico e integral, con la participación corresponsable de las y los ciudadanos.

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Presentación

El Programa de Apoyo a la Democracia Municipal (PADEM), integrante de Solidar Suiza y socio del Programa de Promoción de Cultura Ciudadana (PMS) del Área de Gobernabilidad de la Agencia Suiza para el Desarrollo y Cooperación (COSUDE), tiene como uno de sus objetivos centrales “contribuir con la prevención y erradicación de la violencia contra la mujer desde el ámbito local, a través de la creación y fortalecimiento de los servicios legales integrales municipales (SLIMs), redes locales y el involucramiento de la sociedad civil”.

Dicho objetivo fue parte del proyecto “Por una Cultura de No Violencia”, cuyo periodo de ejecución tuvo una temporalidad de cuatro años consecutivos (2009-2012).

Durante los primeros años de implementación se recogieron experiencias y aprendizajes, que permitieron ir ajustando estrategias y adoptando nuevos enfoque de trabajo, para que el objetivo previsto se evidencie en resultados y efectos concretos en diferentes municipios del país (urbanos y rurales).

Las estrategias del proyecto estuvieron vinculadas a una campaña comunicacional orientada a transformar valores y prácticas culturales de inequidad y violencia en razón de género. Parte de esta campaña fue la producción y difusión masiva de cuñas y programas radiales y televisivos, como de material de sensibilización impreso y digital.

El concurso “Ojo con la Violencia” fue uno de los medios más importantes de la campaña referida, ya que permitió constatar cambios de largo aliento a través de respuestas generadas desde los gobiernos municipales y la sociedad civil para dar solución a esta problemática desde propuestas y acciones de corresponsabilidad.

El concurso, además de premiar las propuestas y experiencias con aportes significativos en la prevención, atención y protección de lucha contra la violencia,

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permitió apoyar alrededor de 77 iniciativas en los nueve departamentos del país, provenientes en algunos casos de los propios gobiernos municipales y/o SLIMs, así como de la ciudadanía.

Las experiencias más emblemáticas de este proceso fueron difundidas en encuentros nacionales, sistematizadas y difundidas por el PADEM por diversos medios comunicacionales, con cobertura masiva a nivel nacional, aspecto que permitió generar procesos de réplica y efectos cascada y multiplicadores en otros municipios del país.

Los aprendizajes y hallazgos extraídos de estos procesos permitieron descubrir la capacidad y fuerza que tienen la ciudadanía y las instituciones públicas y privadas, que prestan diversos servicios en los municipios para incidir en política públicas municipales. Precisamente, fue una experiencia concreta, apoyada durante los cuatro años del concurso, que constituyó una red y demostró su enorme capacidad de articular esfuerzos e incidir en políticas públicas municipales.

Así también se encontraron experiencias y propuestas que participaron de estos procesos, como redes anteriormente constituidas, cuyas lecciones aprendidas alertaron y sentaron las bases para priorizar un trabajo más profundo desde la creación, fortalecimiento y rol de las redes en todo el ciclo de resolución de la violencia hacia la mujer, desde el nivel local. Esto implica comprender que si bien el SLIM es la instancia directamente llamada por el Estado para prestar servicios de prevención y atención, no constituye la única capaz de resolver su ciclo de resolución y resarcimiento de daños en el municipio.

Esta visión permitió comprender la importancia de trabajar desde las redes sociales e interinstitucionales con amplia participación ciudadana, y con instituciones (centros de salud, unidades educativas, policía, etc.) involucradas en la resolución de esta problemática.

La necesidad de seguir profundizando en el trabajo de fortalecimiento de las redes municipales fue el motor del desarrollo del estudio denominado “Las redes locales de prevención y atención, un modelo integral para la lucha contra la violencia hacia la mujer desde el espacio local”, realizado por INTERTEAM y PADEM con el propósito de conocer cómo y cuándo el funcionamiento de las redes interinstitucionales y sociales en los municipios ayuda a reducir o eliminar la violencia intrafamiliar y hacia las mujeres.

Para responder esta pregunta, se planteó el objetivo de identificar el rol que juegan, los logros que alcanzan y las dificultades que enfrentan las redes en la lucha contra la violencia hacia las mujeres, y recoger los aprendizajes que permitan fortalecer el trabajo en red para un eficiente abordaje de la violencia a nivel municipal

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Es así que se diseño y aplicó una metodología de tipo cualitativa y participativa, que en una primera instancia permitió contar con una base de datos con información general de la existencia y funcionamiento de 20 redes de lucha contra la violencia a nivel nacional.

Los primeros hallazgos de dicho análisis permitieron identificar los temas clave a profundizar, así como las experiencias cuyos aprendizajes y resultados proporcionaban mayores elementos para el análisis y reflexión.

Posteriormente, se identificaron cinco experiencias emblemáticas, seleccionadas para validar el instrumento de grupos focales, como prueba piloto.

Los grupos focales fueron desarrollados con redes de Quillacollo, La Paz, Icla y El Alto, por la facilidad de su acceso.

Los hallazgos proporcionados por las experiencias de estas redes dieron lugar al presente documento, que es una versión resumida y práctica del mencionado estudio. “Redes: una construcción ciudadana para combatir la violencia contra la mujer desde el espacio local” es un intento de acercarnos a los criterios técnicos, los requisitos, los problemas y oportunidades, y los testimonios recogidos en este fructífero acercamiento al trabajo de estas instancias, que desempeñan un rol mucho más valioso que el que se les reconoce en la lucha contra la violencia hacia las mujeres.

Consideramos que la información relevada constituye un aporte inédito y sustancial a la lucha contra la violencia hacia la mujer, ya que al respecto sólo se cuenta con material de consulta, sistematizaciones de eventos y manuales que no permiten contar con mayores insumos para la reflexión y generación de propuestas.

Cabe destacar que por su anterioridad a la aprobación de la Ley integral 348 para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia, este texto fue elaborado a la luz de la normativa vigente (Ley 1674), aunque en diversas partes del mismo se incorporan medidas y determinaciones adoptadas por la nueva norma.

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Las redes de prevención y atención de la violencia intrafamiliar son relativamente nuevas en el escenario de la lucha contra la violencia (las redes más antiguas se formaron en la época de la promulgación de la ley 1674 contra la violencia en la familia o doméstica, en los años noventa), y surgieron en diferentes lugares como una respuesta a la necesidad de abordar la violencia con la participación de varios actores, y de ofrecer a las víctimas soluciones y servicios para superar la violencia, como asistencia médica, servicios jurídicos, grupos de autoayuda y de reflexión, albergues, atención a otros miembros de la familia y terapia para el agresor, etc.

En Bolivia las redes de prevención y lucha contra la violencia han sido conformadas en su mayoría por vecinos, vecinas e instituciones privadas, que se unen para prevenir la violencia intrafamiliar y social en sus barrios o comunidades, y se constituyen en promotores voluntarios por medio del diálogo, evitando la violencia y orientando a la ciudadanía sobre los servicios que prestan en el municipio.

Por ello, es el municipio el espacio natural por excelencia de las redes. Es en el municipio que la ciudadanía percibe la necesidad de impulsar, por sí misma, los procesos y acciones contra la violencia. La cercanía con las mismas víctimas, la familiaridad con las expresiones particulares en que se muestra la violencia en su comunidad y las consecuencias que provoca, son especialmente visibles dentro de una comunidad o un municipio, y es la razón por la que es allí que crecen estas alianzas.

Capítulo 1LAS REDES SE

TEJEN DESDE EL MUNICIPIO

¿Qué es una red?

El concepto de red es muy usado en estos días. Se habla de redes sociales para referirse al Facebook, Twitter y otras que comunican a millones de personas todos los días; también este concepto se usa mucho en el sector salud, donde se construyen redes de atención integral para los pacientes. Las redes de prevención de la violencia podrían llamarse redes interinstitucionales, pues se trata de un conjunto de organizaciones de la comunidad e instituciones públicas y privadas de diferentes sectores como salud, educación, policía, justicia, gobiernos municipales y otros que unen esfuerzos para desarrollar actividades, con el propósito de generar mecanismos que permitan cerrar el ciclo de violencia, desde la prevención y atención hasta la protección y el acceso a justicia.

La red es del municipio

El municipio de El Alto ha avanzado apreciablemente en la articulación de esfuerzos en la lucha contra la violencia que aqueja, de forma alarmante, a su po-blación. A partir de la presencia de varias instituciones dedicadas al combate a la violencia y la activa participación de sus ciudadanos y ciudadanas, ha conforma-do varias redes que han sobrepasado los límites de este municipio y hoy trabajan incluso en municipios vecinos, como Via-cha.

Esto ha servido para que las autoridades locales se comprometan a fortalecer la presencia de los SLIMs en el municipio y acompañar el trabajo de sus redes de prevención y lucha contra la violencia.

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Los gobiernos municipales tienen las competencias para desarrollar acciones de lucha contra la violencia, que van desde la creación y funcionamiento de un SLIM (que es obligación del todo gobierno municipal), hasta la instalación de albergues y la contratación de personal capacitado para atender estos espacios. En ese marco, la ciudadanía tiene la oportunidad de trabajar junto a las autoridades locales para identificar las necesidades de su municipio, demandar mayor presupuesto y fortalecer alianzas para luchar contra la violencia.

Sin embargo, la acción de una red va más allá de la buena voluntad de un grupo de personas interesadas o comprometidas en combatir la violencia en el municipio. Las redes de prevención contra la violencia desarrollan capacidades, realizan diagnósticos y crean protocolos de atención a las víctimas, además de efectuar campañas de sensibilización dirigidas a hombres y mujeres de la comunidad.

En un municipio existen frecuentemente varias instituciones privadas y/o públicas que trabajan con los derechos de las personas y en contra de la violencia y la discriminación, por lo que las instituciones y ciudadanía están llamadas a conformar alianzas entre ellas y a fortalecer el espacio llamado a jugar un rol central en las acciones contra la violencia: el SLIM del municipio.

EL SLIM ES EL CENTRO

El Estado es el principal garante de los derechos de las personas. En el caso específico de la violencia contra las mujeres, el SLIM es la institución diseñada por el Estado para proteger estos derechos desde los gobiernos municipales.

El Servicio Legal Integral Municipal (SLIM) ha sido creado para concentrar las acciones de lucha contra la violencia de un municipio. Según la normativa nacional, todos y cada uno de los municipios del país tienen la obligación de constituir un SLIM con sus recursos y esto implica disponer de un lugar para esta dependencia, de personal especializado (psicólogo/a, abogado/a y/o trabajadora social) y presupuesto para su funcionamiento. El SLIM debe dar asistencia psicológica, legal y jurídica a las víctimas, atendiendo las denuncias y haciendo un seguimiento de ellas, para derivarlas a instancias policiales o de administración de justicia. Puede, además, realizar campañas de sensibilización y concienciación ciudadana, destinadas a disminuir los casos de violencia en sus municipios.

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Sin embargo, a pesar de que los SLIMs cuentan con todas estas atribuciones y pueden cumplir un rol protagónico en la lucha contra la violencia hacia las mujeres, son muchos los municipios que aún no cuentan con este servicio o que, de tenerlo, no lo han dotado de todos los insumos y requerimientos para un buen funcionamiento.

Esta es una debilidad de algunos gobiernos municipales, pero es también una oportunidad para las redes. Son numerosos los ejemplos en los que ciudadanos y ciudadanas de una localidad, conmovidas por los casos y expresiones de violencia que les afectan, exigen la implementación de un SLIM y demandan a las autoridades un mayor compromiso para luchar contra la violencia.

LEY INTEGRAL PARA GARANTIZAR A LAS MUJERES UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIA

ARTÍCULO 24. (SERVICIOS DE ATENCIÓN INTEGRAL)

I. Las universidades y centros de formación superior públicos crearán programas y servicios gratuitos destinados a la prevención de la violencia hacia las mujeres, la atención y rehabilitación de mujeres en situación de violencia, asesoría profesional especializada e integral. Las universidades y centros de formación incluirán programas académicos adecuados para lograr estos propósitos.

II. Los programas y servicios de atención serán organizados, coordinados y fortalecidos en cada municipio con cargo a su presupuesto anual, como instancias de apoyo permanente a los servicios legales integrales municipales y las casas de acogida y refugio temporal. La atención que presten dichos servicios deberá ser prioritaria, permanente, especializada y multidisciplinaria. Actuarán de manera coordinada con todas las instancias estatales de garantía, en especial con la Policía boliviana, el Órgano Judicial e instituciones de salud.

III. Todo servicio de atención deberá ser extensivo a las hijas e hijos de la mujer en situación de violencia y a otras personas dependientes en condiciones de riesgo.

IV. Los servicios de atención integrales deberán promover, asesorar y apoyar la permanente formación y actualización de su personal, con el objetivo de asegurar que desde su área y especialidad, trabajen conjuntamente desde la visión, el enfoque y el lenguaje que la ley establece respecto a la violencia.

V. Los servicios de atención integrales adoptarán las medidas necesarias en cuanto a infraestructura, equipamiento y recursos humanos, que garanticen que las mujeres en situación de violencia no serán sometidas a revictimización.

En Viacha las organizaciones sociales del municipio decidieron contactar a las ins-tituciones que protegen los derechos de las mujeres, para impulsar la creación de una red. A partir del SLIM se construye-ron alianzas con estas instituciones y se fueron impulsando tareas de difusión y movilización que terminaron en la confor-mación de una red de prevención, que a su vez se unió a las redes de El Alto para prevenir la violencia y atender denuncias de maltrato a las mujeres.

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Pero también hay casos en que los gobiernos municipales deciden darle vida a su SLIM y tropiezan con ciudadanas y ciudadanos acostumbrados a concebir la violencia hacia las mujeres como algo privado y natural, por lo que el SLIM queda sin la suficiente demanda que le dé la fuerza que necesita para incidir en la lucha contra la violencia.

Finalmente hay municipios en los que trabajan muchas instituciones relacionadas a la defensa de los derechos de las personas y donde las acciones se dispersan y duplican, perdiendo notablemente su efecto.

En todos estos casos, la participación de las redes resulta determinante. Son ellas las que justamente “activan” el rol de los diferentes actores de una comunidad: las redes normalmente tienen una mirada más amplia de la realidad y necesidades del municipio; son capaces de construir alianzas entre instituciones que trabajan de manera aislada y llegar a reforzar un mismo objetivo. Asimismo, tienen la capacidad de convocar a las autoridades locales para reforzar su gestión en la lucha contra la violencia e incidir en mejoras presupuestarias. Finalmente, al estar compuestas por ciudadanos y ciudadanas reconocidas por la comunidad, son excelentes instrumentos para superar visiones culturales que afectan a los derechos de las mujeres y contribuir a un acercamiento y conocimiento de estos derechos en espacios cerrados culturalmente.

Pero, fundamentalmente, el papel de las redes es fortalecer la institucionalidad creada en torno a la lucha contra la violencia y, en este sentido, el SLIM es el espacio por excelencia para focalizar el trabajo de las redes.

Sus competencias, alcance e institucionalidad convierten al SLIM en ese elemento protagónico al que hacíamos referencia, y es justamente la participación de todos los actores sociales, que desde diferentes instancias promueven una sociedad libre de violencia, la que hará posible que en cada municipio exista un centro de

Yacuiba cuenta con un moderno SLIM. Uno de los primeros pasos tras su implementación fue la creación del Centro de Atención Terapéutico dentro del SLIM: con el asesoramiento del equipo técnico del SLIM, se alquiló una cámara Gessel, con el fin de poder dar una mejor asistencia a las víctimas, a las parejas y a las familias en los procesos de apoyo psicológico que ofrece este centro. Luego contrataron abogados, una trabajadora social y se formó un equipo técnico móvil de habla quechua, que llegara hasta las comunidades más distantes para realizar acciones de prevención y levantamiento de denuncias. La Fiscalía y los juzgados del municipio también fueron convocados a sumarse y a establecer una ruta completa de atención en el SLIM.

Desde el SLIM de Icla, en el Departa-mento de Chuquisaca, surgió la iniciativa de unir esfuerzos en torno a un objetivo integral: fortalecer el trabajo de esta ins-tancia y la defensoría, y unirla al traba-jo de la red comunitaria, sumando a las autoridades del municipio y capacitando a los promotores y promotoras para que realicen un mejor trabajo.

Fue así que nació la Red Icla. El Fiscal de Distrito de Icla fue elegido como presi-dente de la red; el Director Distrital de Educación, el Director de Salud y los re-presentantes de todas las organizaciones sociales presentes en el municipio con-formaron un directorio. La primera tarea que emprendió la Red Icla fue convocar a una masiva movilización ciudadana para socializar y sensibilizar a la ciudadanía so-bre la necesidad de erradicar la violencia.

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referencia, atención, seguimiento de casos y movilización ciudadana para prevenir y combatir la violencia. Este espacio es el SLIM.

Las redes pueden constituirse en aliados de los SLIMs. Pero no todas las redes ven la importancia de incluir al SLIM en su seno y organizar su accionar en torno a su fortalecimiento; tampoco todos los SLIMs buscan participar activamente de una red o promover la constitución de una para efectivizar su mandato. Las redes –que en su mayoría son iniciativas de la sociedad civil– deben trabajar en conjunto con los SLIM, pero no perder su independencia para interpelar al Estado cuando no cumple sus obligaciones.

Según los datos recogidos, el 70% de las redes afirma coordinar con un SLIM de manera general y el 55% afirma coordinar con este servicio para la atención de casos. Además, el 50% de las redes afirma contar con el SLIM entre sus miembros. Este elevado porcentaje se debe a que gran parte de las redes enfocan sus acciones en el maltrato infantil y juvenil, y, por lo tanto, no han hecho aún de la violencia contra la mujer el eje de su accionar.

Más bien, en un principio, las redes se formaron especialmente para constituirse en una instancia de control social de los servicios públicos de prevención y atención de la violencia intrafamiliar, no como un apoyo a estos. Pero, posteriormente, vieron que este papel era insuficiente para realizar el trabajo integral de combatir la violencia que es su razón de ser.

Es así que la mayoría de las redes actualmente se plantea como objetivo fortalecer los servicios legales integrales municipales, sin dejar de lado su función de control social; es decir en una postura de crítica constructiva y propositiva para mejorar los servicios.

Por lo tanto, una tarea pendiente en la lucha contra la violencia intrafamiliar y hacia las mujeres es el involucramiento de los SLIMs en las redes y aumentar el porcentaje de redes que cuentan con un SLIM entre sus miembros. En otras palabras, las redes y los SLIM deben ser aliados en el propósito de atender y prevenir la violencia.

La red y el SLIM: un “buen matrimonio”

La proximidad entre las redes y los SLIMs es de mutuo beneficio. Ser parte de una red permite al SLIM reforzar la coordinación interinstitucional para la referencia y contra referencia de los casos de violencia, y lograr así una atención integral de mejor calidad.

“De la primera red surgió la idea que deberíamos hacer control social, para hacer funcionar a las defensorías1 con mayor eficiencia y eficacia, pero (…) ahora ha cambiado la estructura de la red, los hemos hecho parte de nuestros objetivos”.

Red de Cotahuma, La Paz

1. Anteriormente, los servicios legales integrales municipales y la Defensoría de la Niñez y Adolescencia no eran separados, por lo que el término “las defensorías” o “la defensoría” se refiere a los dos servicios. Esta situación existe todavía en algunos municipios, sobre todo rurales, que no cuentan con el personal suficiente para separar ambos.

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Cuando es parte de una red, el SLIM desarrolla al máximo su capacidad de sinergia, pues es capaz de realizar alianzas con instituciones que atienden casos de violencia intrafamiliar y doméstica, a las que puede recurrir para cumplir con las funciones que no les confiere la Ley 1674 o que no puede asumir por falta de recursos humanos o financieros. Siendo parte de una red, el SLIM puede firmar convenios interinstitucionales, en los que las instituciones firmantes se comprometen a brindarse el apoyo mutuo para mejorar los servicios de atención a personas en situación de violencia.

La red le da brazos adicionales al SLIM: contribuye a identificar los casos de violencia y realiza actividades de concienciación ciudadana al difundir los derechos de la población a una vida libre de violencia y la importancia de denunciar los hechos de violencia hacia las mujeres al SLIM. Gracias a las redes más personas escuchan hablar del SLIM y se animan a denunciar su situación de violencia. Por otra parte, las instancias de la red pueden identificar entre sus usuarios/as, personas que son víctimas de violencia y remitirlas al SLIM.

Pero el apoyo que brinda la red al SLIM, en cuanto a la difusión del servicio y remisión de casos, llega más allá con la participación de promotores/as comunitarios/as. Son ellos y ellas quienes colaboran en la identificación, orientación, acompañamiento y remisión de casos de violencia, especialmente en zonas rurales y comunidades dispersas adonde es difícil que llegue el SLIM y donde, muchas veces, los usos y costumbres naturalizan la violencia contra la mujer.

“Gracias a la red empezamos a trabajar, nos apoyamos, porque anteriormente era más aislado. Teníamos que coordinar con ellos, pero no los conocíamos ni a los coroneles, ni a los comandantes, pero la red está con ellos. Con otras instituciones, como las ONGs, también nos ayudamos con el apoyo terapéutico”.

Red de prevención contra la violencia de Cotahuma, La Paz.

“Ha mejorado la atención a la población del Macrodistrito Max Paredes. En un principio éramos islas y cada uno trabajaba de acuerdo a las competencias que tenía, pero el conformar o ser parte de una red hace que trabajemos de manera conjunta y podamos ofrecer la atención de manera integral a la población” .

Red Max Paredes, La Paz.

“Nos remite la Policía, nos remite los centros de salud y también de otras instituciones…. Son ellos que nos remiten los casos”.

SLIM Max Paredes, La Paz.

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Las redes, algunas con muchos años de trabajo en la atención y seguimiento de casos de violencia hacia las mujeres, pueden ayudar al SLIM a mejorar la calidad de la atención de casos. Algunas de ellas, como la Red Max Paredes en La Paz, incluso han desarrollado modelos y protocolos de atención que pueden ser aprovechados por los SLIMs. El análisis conjunto de algunos casos complicados o los talleres de capacitación que se realizan junto a las redes, permiten intercambiar experiencias e inquietudes para mejorar sus servicios.

También la experiencia de las redes ayuda a cualificar al personal de los SLIM, pues estas realizan permanentemente actividades de capacitación de sus profesionales que, en el caso de los SLIMs, tiende a ser limitado por los bajos sueldos y la rotación de personal. Asimismo, pueden aportar en los procesos de selección de personal, mediante la participación en consejos de contratación.

Finalmente, las redes juegan un rol central en la incidencia política que está dirigida a crear o fortalecer los SLIMs, y promover políticas municipales de lucha contra la violencia hacia las mujeres. Con sus actividades de movilización y difusión, las redes inciden en las autoridades locales para lograr mayor presupuesto, mejor infraestructura, mayores

“Ellos captan los casos y los derivan. Con eso se puede sondear cómo están las comunidades. (…) las personas que están años en este trabajo lo hacen muy bien, es gente comprometida. Eso nos ha ayudado a visibilizar el tema en la defensoría y el SLIM. El mayor beneficio de contar con una red comunitaria es la captación de casos, el tener un apoyo de la sociedad organizada. La sociedad está empezando a movilizarse, como promotores, se está logrando”.

Red Icla, Chuquisaca.

“No hay sostenibilidad en el personal de los SLIMs. La calidad de atención ha bajado mucho y ahí la red se va fortaleciendo, porque tiene una mejor atención. El SLIM y las defensorías ven que todo el personal de la red se capacita, cosa que el municipio ha dejado de hacer hace rato. Ya no los capacitan, no les dan equipo, material ni infraestructura. Eso ha creado la necesidad de articularse y buscar apoyo de las redes para capacitar a su personal.

Para apoyar a los SLIMs, la red de El Alto ha hecho un proceso de selección del personal (…) Fue una estrategia, una política municipal que se creó con las voluntades de algunas instituciones que atienden temas de violencia, para que el SLIM cuente con gente capacitada y no responda a cargos políticos”.

SLIM El Alto, La Paz.

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recursos humanos, estabilidad del personal, etc. Solos, los profesionales de los SLIM no pueden exigir mucho: no tienen peso político, tienen una relación contractual con el gobierno municipal y no representan, como las redes, a las organizaciones de la sociedad.

Pero no solamente los SLIMs se benefician al ser parte de una red, también estos aportan al trabajo de las redes.

El aporte más tangible de los SLIMs a las redes es su experiencia en la atención de casos. En las redes que cuentan con una comisión de atención de casos, el SLIM es parte de esta comisión y contribuye a definir las diferentes estrategias para mejorar la coordinación interinstitucional y garantizar una atención de calidad y calidez a los/las usuarios/as.

En el caso particular de la Red El Alto esta cuenta con mesas técnicas por profesión –abogados/as, psicólogos/as y trabajadores/as sociales– y el SLIM participa en cada una de ellas y asume además la presidencia de la mesa de abogados. Por lo tanto, se puede decir que el SLIM es un actor central en los espacios que ofrecen las redes para coordinar y mejorar la atención de casos a personas en situación de violencia en razón de género.

Algunos SLIMs asumen una responsabilidad aún mayor en las redes, participando también en los directorios. Es el caso, por ejemplo, del SLIM de Icla que impulsó la creación de la red y tiene un rol central en ella.

Pero hay más. Por su experticia, el SLIM se vuelve un aliado muy requerido en la lucha contra la violencia…

Otros SLIMs contribuyen a difundir la importancia del trabajo en red e impulsan así el rol protagónico de otros SLIMs en la creación de nuevas redes.

“El logro de la red es la concienciación y eso se ha concretado en la construcción del SLIM en nuestro municipio. Las movilizaciones sociales, las convocatorias, los talleres, las diferentes actividades realizadas por la red de Quillacollo han hecho que toda esta problemática social cobre su importancia y que autoridades y dirigentes se concienticen y digan: Bueno, sí, nosotros necesitamos un lugar, un espacio donde poder atender el problema de violencia”.

Red Quillacollo, Cochabamba.

“Al margen de unificar instituciones identificadas con esta problemática (…) la red incide en las gestiones municipales para crear algunas políticas que mejoren la atención con calidad y calidez”.

SLIM El Alto, La Paz.

“El logro más grande es la fuerza que se hace como red. Esa fuerza está logrando que en esta gestión 2012, se vea el funcionamiento de lo que es el Centro Integrado de Justicia (…) Este edificio ha sido construido precisamente para que se concentren todas las instituciones que atienden la problemática de la violencia.

SLIM Max Paredes, La Paz.

“La red interinstitucional se ha creado a partir de una finalidad: erradicar la violencia. El SLIM direcciona esta tarea; junto a él, marcamos las líneas de acción para que las diferentes instituciones que están trabajando en el municipio se sumen. (…) A través del SLIM se coordinan las dos redes: la interinstitucional y la comunitaria”.

Red Icla, Chuquisaca.

“Muchas instituciones nos buscan para coordinar actividades, para convocar gente. Hemos visto una gran marcha el Día contra la Violencia, el SLIM ha movilizado a mas de 2.500 personas; al ver eso, las diferentes ONGs se han aliado con nosotros”.

Red Icla, Chuquisaca

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Sin embargo, a pesar de estas buenas experiencias de liderazgo del SLIM en las redes, sólo el 50% de las redes encuestadas cuenta con un SLIM entre sus miembros, lo que demuestra que a nivel nacional existe un buen número de ellos que no se involucran en el trabajo de las redes. El 30% de las redes afirman no coordinar o coordinar esporádicamente con un SLIM para la atención de casos de violencia; algunas aclaran que no lo hacen por los cambios de personal y la poca disponibilidad de los SLIMs.

Existe, por lo tanto, una serie de dificultades por las cuales varios SLIMs no pueden asumir un rol protagónico en las redes. Las principales están relacionadas con los pocos recursos humanos que cuentan y los constantes cambios de personal que confrontan. Esta situación da lugar a que muchos SLIMs intenten formar parte de una red, pero no asistan regularmente a las reuniones y cumplan un rol más pasivo.

Otro obstáculo para el involucramiento de los SLIMs en las redes proviene de la invisibilidad que tiene el trabajo con las redes en los planes operativos anuales (POA) de los SLIMs. Todavía no existe una conciencia de la importancia de este trabajo y, por lo tanto, no se lo inscribe como objetivo en el POA y no se cuenta con tiempo ni recursos para esto. Las instancias del gobierno municipal tienden a no dar mucha importancia a la lucha contra la violencia y menos al trabajo en red. Eso puede contribuir a que el SLIM sea una entidad aislada y, en algunos casos, abandonada, además de poco preparada frente a la amplitud de la problemática de violencia. Esto impide que pueda asumir todas sus responsabilidades y coordinar con una red.

Por otra parte, si bien algunos SLIMs mencionan la importancia de la incidencia política realizada por la red para fortalecer los recursos económicos y humanos de estas instancias, no asumen que la incidencia política podría ser dirigida también a obtener mayores recursos para el trabajo en red y ampliar su llegada a la ciudadanía.

En algunos casos, los SLIMs pueden malentender el rol de las redes y no considerarlas aliadas, sino concurrentes desleales que les quieren “robar” su trabajo.

Para evitar estos malentendidos y susceptibilidades, es importante que las redes se definan como aliadas y no competidoras de las instancias públicas, y difundan esta postura. En este sentido, las organizaciones no gubernamentales (ONGs) integrantes de las redes tienen que complementar la labor de los SLIMs en la atención de casos, apoyarles en las tareas que no pueden cumplir

“Compartimos que somos parte de una red y que realizamos diferentes actividades. Esto hace que también otros SLIMS busquen formar parte de una red. (…) están en busca, digamos, en contactarse con las personas responsables, y bueno, yo creo que pronto todos los SLIMS, todas las plataformas de La Paz, van a ser parte de una red”.

SLIM Max Paredes, La Paz

“Como en todo gobierno municipal, el SLIM no cuenta con personal institucionalizado ni suficiente, motivo por el cual, a pesar de las invitaciones, nunca asistió a las reuniones”.

Testimonio de una integrante de una red de prevención contra la violencia.

“Ya se han dado cuenta que nosotros no estamos yendo a quitarles el puesto, sino a ayudar a mejorar la calidad de la atención. Entonces, se han sumado al carro, están siendo parte ya de la red”.

Testimonio de un miembro de una red.

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satisfactoriamente por la falta de recursos humanos y económicos, pero no duplicar inútilmente su trabajo.

Finalmente, en la actualidad el SLIM parece involucrarse más en las redes de prevención contra la violencia que la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, por el enfoque familiar que esta tiene. Con todo, muchos SLIMs funcionan bajo el paraguas de la Defensoría de la Niñez y la Adolescencia, lo que resta fuerza a las tareas de ambas entidades. Es ideal que cada repartición refuerce su papel en la sociedad civil, en tanto ambas cumplen un rol protagónico en la restitución de los derechos de las mujeres (en el caso del SLIM) y de los niños y niñas (en el de la defensoría).

Aquí también las redes cumplen un papel importante, pues a través de su representación de los intereses de la sociedad civil, pueden alentar el mejor funcionamiento de cada uno de ellos en su ámbito específico.

La prevención

De más está decir que, si bien los SLIMs y las redes juegan un importante papel en la referencia, atención y seguimiento de denuncias sobre violencia intrafamiliar, la prevención es una de sus tareas más importantes y es también un espacio de alianza para ambas instancias.

Ambos, SLIMs y redes, pueden unirse para alentar una mejor calidad de participación ciudadana y son centrales para incidir en las autoridades y lograr que estas apoyen con recursos y acciones la lucha contra la violencia.

La tarea de prevención implica conocimiento sobre los derechos de las personas (especialmente de las mujeres), reflexión sobre los hábitos y costumbres sociales que los vulneran, y movilización para transformar la situación de violencia.

Aunque esta es una tarea específica de los SLIMs, las redes apoyan con recursos humanos y financieros las actividades de prevención de la violencia planificadas por esta instancia municipal. Formar parte de una red permite al SLIM lograr sus objetivos institucionales de prevención de la violencia y realizar actividades más grandes, con mayor convocatoria. Estas actividades contribuyen a visibilizar mejor al SLIM dentro de la comunidad, lo que repercute también en una mayor demanda en la atención de casos.

“El SLIM participa más que la defensoría, porque atiende todo lo que es la problemática de violencia intrafamiliar o doméstica. Cuando nos llegan las invitaciones o tenemos que programar actividades, es el SLIM quien directamente participa”.

SLIM Max Paredes, La Paz.

“Los talleres, las ferias, las marchas… son varias cosas que se han hecho y que antes le costaba hacer al SLIM. Ahora, con estos brazos de apoyo y operativos, se ayuda a que se visibilice mucho más el SLIM”.

SLIM Cotahuma, La Paz.

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Recomendaciones para una mejor alianza entre SLIMs y redes de prevención de la violencia

Para el SLIM

• Es importante que los SLIMs cuenten con una normativa o circular que los incentiven a trabajar en red. Si bien la normativa menciona que los SLIMs deben coordinar con las demás instituciones, no se habla de conformar y liderar una red. Al involucrarse en las actividades de la red, los SLIMs amplían su campo de intervención y llegada a la población.

• Pero, además de involucrarse en la red, el SLIM debe asumir un rol central en ella o, en caso de que no exista una red, promover su creación relacionándose con las otras instituciones que trabajan con la temática de la violencia en razón de género en el municipio.

• Contribuir a definir estrategias para mejorar la coordinación interinstitucional y garantizar una atención de calidad y calidez a los/las usuarios/as.

• Aprovechar la experticia de los miembros de la red en el abordaje de la violencia en razón de género, impulsando el intercambio y el análisis conjunto de algunos casos complicados.

• Incluir el trabajo en red en su POA y, si existe resistencia de parte del gobierno municipal, programar actividades de incidencia política para contar con una normativa o circular que respalde el trabajo en red y asigne recursos económicos y humanos a este propósito.

• Participar en la conformación y capacitación de un grupo de promotores/as comunitarios/as dentro de la red para la identificación, orientación, acompañamiento y remisión de casos de violencia intrafamiliar.

• Difundir la importancia del trabajo en red a otros SLIMs para motivarlos a unirse o crear una red.

Para la red

• Involucrar al SLIM en la red y fortalecer su participación en la misma. Definir a la red como aliada del SLIM para fortalecerlo.

• Las organizaciones no gubernamentales integrantes de las redes deben complementar la labor de los SLIMs en la atención de casos –en tareas que no pueden cumplir satisfactoriamente por la falta de recursos humanos y económicos–, pero no duplicar inútilmente su trabajo.

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• Capacitar al personal del SLIM para que pueda ofrecer una atención de calidad y calidez, e influir en la selección de un personal cualificado para el SLIM.

• Realizar el control social de los servicios del SLIM y ofrecerle asesoramiento para mejorarlos.

• Firmar un convenio interinstitucional entre las instituciones de la red, incluyendo al SLIM, para comprometerse a brindarse el apoyo mutuo, a fin de mejorar los servicios de atención a personas en situación de violencia.

• Definir abordajes comunes en la intervención de casos de violencia contra la mujer para lograr una atención de calidad y calidez en toda la red.

• Difundir la existencia y las competencias del SLIM a la población, y derivar los casos de violencia en razón de género identificados al SLIM.

• Apoyar las actividades de prevención de la violencia planificadas por los SLIMs.

• Realizar acciones de incidencia política para fortalecer al SLIM (contar con un equipo multidisciplinario, ambientes apropiados, más presupuesto, etc.) o lograr la creación de nuevos SLIMs.

CÓMO PARTICIPA LA CIUDADANÍA: EL PRINCIPIO DE CORRESPONSABILIDAD

El surgimiento de una red de prevención y lucha contra la violencia es un acto de corresponsabilidad ciudadana. Desde el momento en que ciudadanos y ciudadanas perciben a la violencia como un problema para su desarrollo y desenvolvimiento, el combate a la violencia se convierte en una demanda social.

Generalmente, son los altos índices de violencia y las consecuencias de ellos los que actúan como motivador de la participación ciudadana en esta temática. Pero no es suficiente con advertir la presencia creciente de casos y reaccionar con indignación ante ellos. Normalmente, la participación ciudadana sufre un proceso de evolución (que surge desde que toma conocimiento de la incidencia de casos de violencia hacia la mujer y de los derechos que asisten a las víctimas) y consolidación hasta que se torna en una participación constante, estratégica, activa y corresponsable.

El trabajo en red es el resultado de este proceso. Surge cuando la ciudadanía asume que no puede ser testigo pasivo de la situación y busca aliarse con instituciones u organizaciones sociales para elaborar una estrategia de

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lucha contra la violencia en el municipio, macrodistrito, distrito o a nivel departamental.

Cuando los diversos actores sociales toman conciencia de la importancia de una participación corresponsable en la prevención y lucha contra la violencia, asumen la necesidad de conocer o acercarse a los servicios establecidos en su municipio para este efecto o, de no existir uno de ellos en su comunidad, organizarse para promover su implementación.

Es aquí cuando empieza a tejerse el relacionamiento entre sociedad civil y SLIM, y cuando las redes pueden fortalecerse.

La creación de una red necesita ser impulsada por actores comprometidos con la lucha contra la violencia y deseosos de “hacer algo más”. Pero estos actores no solamente son las instituciones públicas (como el SLIM o la defensoría) o privadas (como algunas ONGs que defienden los derechos de las mujeres): la sociedad civil juega un papel importante en la conformación una red.

Esa corresponsabilidad que se necesita para conformar redes de prevención e impulsar acciones públicas de lucha contra la violencia, requiere también de un apoyo: muchas veces la ciudadanía percibe el problema, pero no tiene la experiencia para organizarse, articular y trabajar.

En este sentido, el lanzamiento de los concursos del PADEM se constituye en un espacio de oportunidades para cualificar la participación ciudadana, estimular iniciativas y consolidar una corresponsabilidad entre instituciones y población.

A través de estos espacios los actores sociales empiezan a identificar a las instituciones y organizaciones territoriales que trabajan la temática de la violencia y buscan un acercamiento, convocan a estas instancias para sensibilizarlas acerca de las problemáticas identificadas y convencerlas de la necesidad de conformar una red como estrategia de respuesta y solución a la violencia. Este es, en rigor, el ejercicio del principio de corresponsabilidad ciudadana.

Sumar, articular y fortalecer las capacidades para un abordaje más eficiente

Por involucrar factores culturales, psicológicos, sociales y legales, y por ser altamente expandida y naturalizada en la sociedad boliviana, la violencia intrafamiliar es una

“A raíz de que las organizaciones de mujeres han demandado atención al tema de violencia, es que se buscaba una instancia que atienda las denuncias. Por eso es que, en nuestro municipio, con Gregoria Apaza y otras instituciones, han quedado en conformar esta red que pueda apoyar a las mujeres”.

Red El Alto, La Paz.

“Fue una propuesta mía al entonces Subalcalde del distrito. Empezamos a abordar la problemática y dar forma a la iniciativa “Aprender para no lastimar”, que se presentó al concurso “Ojo con la Violencia” del PADEM. No solamente que la iniciativa –de creación de un SLIM– fue destacada e implementada con apoyo de esta institución, sino que conocimos experiencias de otros municipios y aprendimos cómo trabajar el tema”.

Red Quillacollo, Cochabamba.

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problemática compleja, difícil de erradicar. Por lo tanto, luchar contra la violencia es un desafío amplio, que requiere un abordaje integral con el involucramiento de varios actores para lograr impactos. Es decir, para luchar contra la violencia el trabajo en red surge muchas veces como una necesidad.

La unión de esfuerzos permite optimizar los resultados institucionales. Cuando una red funciona bien, participar de ella se vuelve una necesidad incuestionable para lograr los objetivos institucionales de lucha contra la violencia. Sin embargo, más allá de los intereses institucionales existe la conciencia de que la lucha contra la violencia es tarea de todas y todos. Esta conciencia incentiva no solamente a crear una red, sino también a que esta sea incluyente y busque la participación de la mayor cantidad de actores posibles, no sólo institucionales sino también representantes de la sociedad civil.

Los beneficios del trabajo en red no se limitan a la suma de las capacidades de cada institución o actor clave en la lucha contra la violencia. Al interactuar entre ellas, las instituciones aprenden una de la otra, se fortalecen y apoyan mutuamente. De esa interacción nacen nuevas ideas y estrategias de trabajo.

Desde la organización de capacitaciones sobre temas de actualidad –como la trata y tráfico de personas, la inseguridad ciudadana, etc.– hasta la organización de campañas de comunicación y movilización social, donde se unen todos los actores del municipio.

La red se constituye, así, en un nuevo actor en la lucha contra la violencia, capaz de lograr un abordaje integral y eficiente de la problemática. La mayor eficiencia del abordaje de la violencia se garantiza no sólo por la interacción y coordinación entre varios actores, sino también por los espacios de capacitación y análisis que brinda la red.

Finalmente, el trabajo en red permite a las instituciones mantener o fortalecer su compromiso con la lucha contra la violencia: por no sentirse solas frente a la amplitud y complejidad de la tarea, o porque ser miembros de la red implica una responsabilidad moral frente a los demás.

“El hecho de trabajar como institución contra la violencia de forma solitaria es difícil, es necesario agruparse, aunar esfuerzos para lograr algo”.

Red El Alto, La Paz.

“Como gobierno municipal siempre hemos pensado que esta tarea no es solamente de las instituciones, debería ser de todos. No sólo las instituciones son responsables de atender casos, sino todos deberíamos estar conscientes que la violencia es dañina, es una lacra de la sociedad (…) Todos deben involucrarse, por eso es fundamental la participación de los representantes de organizaciones sociales como las juntas vecinales, juntas escolares, unidades educativas, mercados y otros en la red”.

Red Cotahuma, La Paz.

“Empezamos a identificar que no solamente nos estuvimos tropezando con la violencia intrafamiliar, sino determinamos diferentes expresiones de violencia. A nivel de la red podíamos hacer un enfoque mucho más visionario”.

Red Max Paredes, La Paz.

“A nivel de la red hay como una bolsa común de conocimientos y esa bolsa común nos permite reaccionar y dar una respuesta. Este es el valor agregado de la red”.

Red Max Paredes, La Paz.

“En la red hay cooperación y motivación; nos sentimos alentados, pues compartimos objetivos comunes. Todos estamos luchando contra la violencia”.

Red Cotahuma, La Paz.

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Sociedad civil: pilar y sostén del SLIM

Y así como la corresponsabilidad ciudadana contribuye a la formación, consolidación y mejor trabajo de la red, es la misma participación ciudadana la que puede empujar el trabajo del SLIM.

Aunque es una competencia y obligación de todo gobierno municipal, la calidad del servicio del SLIM depende en buena medida del apoyo de la ciudadanía. Si los ciudadanos y ciudadanas, de forma particular y a través de las organizaciones de la sociedad civil, asumen la importancia del trabajo de esta institución y se convierten en sus aliados, existen muchas más probabilidades de que esta entidad realice un mejor trabajo, ayude verdaderamente a las víctimas, contribuya en la concienciación social y reciba mayor respaldo de las autoridades.

Esta es la principal expresión de corresponsabilidad ciudadana en la lucha contra la violencia. Sin embargo, sucede con relativa frecuencia que la población no valora el papel del SLIM en este ámbito. Por un lado, porque desconoce el rol de esta institución –en algunos casos ignora su existencia–; por otro, porque no sabe cómo trabaja el SLIM y, finalmente, porque combatir la violencia en razón de género no está entre las prioridades que desea impulsar.

En varios municipios se ha visto que incluso la ciudadanía protesta ante la decisión del gobierno municipal de destinar recursos a su implementación o a diversas actividades de lucha contra la violencia, pues prefiere invertir estos recursos en obras de distinta naturaleza y utilidad.

Por ello, es preciso estimular el acercamiento del SLIM a la población en su conjunto y mostrar que tan importante como incluir entre las demandas ciudadanas a la lucha contra la violencia, es hacer que la ciudadanía se apropie del SLIM para apoyarlo y promocionarlo.

Sociedad civil organizada: motor para la incidencia

Las experiencias vividas, así como la teoría construida para promover y acompañar procesos de incidencia en políticas públicas municipales, demuestran que más allá de los avances normativos, la movilización ciudadana –la capacidad de sumar y ejercer presión política a partir de demandas legítimas y la capacidad de generar propuestas para dar respuesta ágil y oportuna a ellas– es la principal impulsora de los procesos de transformación e integración de políticas públicas gubernamentales para garantizar los derechos humanos de las personas.

La capacidad de incidencia de la sociedad civil, especialmente a nivel municipal, es determinante para el logro de cambios de comportamiento social y para el

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diseño de políticas públicas que ayuden a combatir la violencia contra la mujer, todavía poco priorizada desde diversos niveles gubernamentales y de tomadores/as de decisión.

La Red de Lucha contra la Violencia en el Distrito 5 de Quillacollo es una de las experiencias más ejemplificadoras en este sentido. Nace de la voluntad e iniciativa de una persona que participa en el concurso “Ojo con la Violencia” (PADEM), con lo que logra contagiar a un conjunto de personas, organizaciones e instituciones de forma estratégica y gradual.

La idea inicial era generar espacios de reflexión colectiva sobre la problemática de la violencia, para identificar –desde diversos actores, instituciones y sectores públicos y privados– alternativas o soluciones concretas, aspecto que requería del establecimiento de alianzas con tomadores/as de decisión que den fuerza a estas actividades.

Desde el proceso inicial de formulación de la propuesta hasta la constitución de la red, se logró involucrar a la máxima autoridad del distrito, el Subalcalde, aspecto que permitió posicionar mejor la iniciativa ante otras instituciones.

La participación del Subalcalde permitió que la red se fortalezca y se abra a la participación ciudadana de representantes de las 36 organizaciones territoriales de base (OTB) que forman el Distrito 5 de Quillacollo, así como la adscripción de algunos profesores, profesoras y juntas escolares.

El proceso de acercamiento y sensibilización de dirigentes sociales permitió concretar la dotación de un terreno de parte del gobierno municipal a las juntas vecinales y solicitar a las autoridades la construcción y funcionamiento de un SLIM en el Distrito 5.

“A partir de la iniciativa presentada al PADEM, al Subalcalde le pareció una idea interesante conocer la actividad que realizaban las diferentes instituciones en el Distrito 5. Felizmente, el Subalcalde apoyó la idea, logrando congregar a diferentes instituciones agrupaciones y personas que tenían que ver con el tema”.

Red Distrito 5, Quillacollo, Cochabamba.

“Este proceso dio lugar a la creación de la red. Nació como una respuesta a una necesidad que habíamos visto el 2010 respecto a la violencia y que hasta ese momento se encontraba bastante dispersa (…) Conformar una red contra la violencia para aunar esfuerzos y no dispersar la atención de cada institución o persona fue el resultado de nuestro trabajo de incidencia”.

Red Distrito 5, Quillacollo, Cochabamba.

“Vimos que teníamos que hacer algo por la sociedad, para combatir la violencia. Es nuestra obligación colaborar y apoyar este tipo de actividades; estamos comprometidos con este trabajo. Ambas autoridades con las que nos ha tocado trabajar, tienen la idea bien clara de que esto no tiene ningún tinte político”.

Maestro de Quillacollo, Cochabamba.

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Una vez constituida la red se procedió con la difusión, que logró la adscripción de las OTBs del municipio a través de una masiva marcha, aspecto que no sólo determinó el compromiso de dirigentes, sino que también generó una alta expectativa en el propio gobierno municipal.

Esta marcha no sólo logró comprometer a representantes vecinales del distrito, profesores, padres de familia y otros, sino que generó las condiciones para que los varones sean los principales convencidos del problema y apoyen la determinación de dotar un predio para el SLIM y solicitar al gobierno municipal la construcción de una sede.

A la fecha está pendiente la dotación de un espacio para la edificación del SLIM, aunque ya está en funcionamiento desde la gestión 2013. Este SLIM, que es un logro de la población de este distrito, realiza acciones de información, prevención y atención a víctimas de la violencia con el apoyo de la red como brazo operativo.

Otro ejemplo es el de la Red Max Paredes. Desde la ciudadanía y con procesos de movilización y cabildeo en su campaña “Sana diversión con mucha precaución”, esta red logró incidir en la promulgación de una Ordenanza del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz, para impulsar tareas de prevención en una zona de la ciudad altamente afectada por la violencia y la inseguridad ciudadana.

El ejemplo de la Red El Alto también es significativo, en la medida en que permitió impulsar un programa denominado PROMUVIF, que contribuyó a la formulación de una política municipal para la cualificación de personal que atienda casos de violencia intrafamiliar. Esta red también logró incidir en políticas municipales para la creación de más SLIMs en dicho municipio y un mayor incremento presupuestario en los POAs municipales.

Finalmente, la Red Social Macrodistrital “Cotahuma libre de la Violencia” de la ciudad de La Paz está en proceso de movilizar e incluir a las OTBs, a partir del compromiso del gobierno municipal.

“Se está tratando de fortificar esta subalcaldía para fortalecer el SLIM. Para la próxima gestión se está buscando financiamiento y la desconcentración con personal adecuado para la atención de las víctimas de violencia”.

Red Quillacollo, Cochabamba.

“Se han dado avances significativos, como el hecho de que haya salido una ordenanza para el tema del Observatorio de Género y luchar contra cualquier forma de violencia hacia las mujeres”.

Red Max Paredes, La Paz.

“Yo recuerdo que íbamos a la alcaldía a las 10 de la mañana, para que el Alcalde nos escuche y para poder hablar con él. Eso ayudó a que el municipio tenga mayor presupuesto para la atención de los SLIMs y para que se creen nuevos”.

Vecinos de El Alto, La Paz.

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Los varones son protagonistas

Combatir la violencia no es un asunto de mujeres. Todos y todas debemos aportar a construir una sociedad equitativa, en la que los derechos de las personas sean respetados y garantizados. Por tanto, es importante incorporar una visión integradora e incluyente en las acciones de lucha contra la violencia.

La red es una construcción social colectiva (de la comunidad y con los diferentes actores sociales) y con principios de solidaridad y corresponsabilidad en la base de su accionar. Representa a todos y todas en el propósito de construir una sociedad libre de violencia hacia las mujeres.

De ahí que sea fundamental fortalecer la presencia de los hombres dentro de ella. En realidad, siempre hubo y habrá presencia masculina en las instituciones y redes de prevención y atención a la violencia, pero es un propósito hacer de esta una participación visible, permanente y comprometida.

Desde la red se puede concienciar a los varones sobre el rol esencial que tienen en la lucha contra la violencia.

Construir una mirada integral y diversificada de la lucha contra la violencia es indispensable para avanzar en la transformación de los comportamientos de una comunidad respecto de la violencia. Esta es otra razón por la que la inclusión de hombres es determinante, aunque compleja.

Sin embargo, este propósito implica más de un desafío. El hecho de que los varones reciban mensajes interpeladores puede más bien generar reacciones contradictorias, distantes a la sensibilidad y adscripción que se espera como ciudadanos corresponsables de la resolución de esta problemática.

Por ello, llama la atención el camino recorrido por la Red Quillacollo que generó acciones de sensibilidad e incidencia en los 36 dirigentes de las OTBs del municipio (de los cuales sólo tres eran mujeres), empoderándolos como agentes influyentes en la toma de decisiones a nivel del directorio vecinal y del propio gobierno municipal. Un elemento determinante para la adscripción de los varones en esta lucha fue la participación de una autoridad varón, encabezando la marcha.

“Trabajar con hombres es positivo, pero es difícil. Aunque el ejercicio de violencia es una problemática de todos y de todas, y son los varones los principales agresores, a ellos les cuesta asumirlo (...) Pero si no lo hacemos nos quedamos con la mirada de la mujer víctima; si no trabajamos con aquel llamado agresor, no solucionamos el problema”.

Red Quillacollo, Cochabamba.

“El hecho de que sepas que tus autori-dades están comprometidas contigo, sabes que puedes acudir también a tu autoridad, porque lo ves comprometi-do en diferentes cosas que se hace. Es bien diferente ver a tu primera autoridad encabezando una marcha, eso te da la confianza de decir: Bueno, el Subalcalde conoce de estas cosas, entonces me iré a quejar de que mi marido me pega; algo me va a aconsejar”.

Vecina de Red Quillacollo, Cochabamba.

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Otra experiencia ejemplificadora de los procesos de inclusión de los varones proviene de la Red Icla, mediante los promotores comunitarios. Como lo destaca Icla, los promotores hombres permiten llegar a otros hombres en la comunidad.

Estos y otros ejemplos demuestran no sólo las oportunidades que existen para sumar a los hombres en acciones concretas de lucha contra la violencia, sino la necesidad de hacerlos corresponsables de sensibilizar a otros varones para transformar actitudes que naturalizan la violencia.

Los varones no pueden aparecer únicamente como agresores, son aliados en este proceso de transformación y erradicación de la violencia en razón de género.

En todos los espacios, desde la gestión local e institucional, desde las dirigencias de las organizaciones sociales y en las redes o el SLIM, el papel masculino debe ser transformador.

El rol de las autoridades indígenas y comunitarias

El trabajo de una red de prevención y lucha contra la violencia es integrador. Y esa visión integradora se plasma en un permanente cabildeo con todos los actores sociales, para incorporarlos en acciones de reflexión, movilización y transformación.

La sociedad y la cultura boliviana ofrecen grandes retos, puesto que es frecuente encontrarse con espacios en los que la violencia se ha institucionalizado y es parte casi natural del relacionamiento entre hombres y mujeres. Tanto en ámbitos urbanos como rurales esta condición social se presenta con fuertes características y es determinante que el trabajo de prevención se concentre en incidir en la sensibilización e información sobre los derechos de las mujeres a vivir libres de violencia, por encima de las convenciones, usos y tradiciones enraizadas culturalmente.

Por ello, el desafío de llegar a las autoridades es esencial. En comunidades dispersas, adonde no llega fácilmente el trabajo del SLIM o de las redes, es importante encontrar aliados para emprender acciones de lucha contra la violencia. Las redes y el SLIM han encontrado en los promotores comunitarios a estos aliados. Ellos y ellas cumplen un rol central en difundir las leyes y recoger denuncias que luego son atendidas por ambas instancias.

Pero, además, es necesario sumar a las autoridades indígenas originarias que ejercen gran influencia en el comportamiento social de sus comunidades. El trabajo

“Había sido importante tener una pro-motora y un promotor en la comunidad. A veces, las mujeres tienen temor de quejarse a un hombre, que es vecino y promotor, tienen miedo de los celos, pero cuando es mujer la promotora va con confianza y le avisa todo. También, aunque los hombres estén acostumbra-dos al machismo, escuchan a un hombre y pueden reflexionar”.

Red Icla, Chuquisaca.

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de inclusión y empoderamiento de estos actores puede resultar determinante para las tareas de prevención y sanción de los actos de violencia contra las mujeres.

Articulación entre justicia indígena y justicia ordinaria

El reconocimiento de un Estado Plurinacional en la Cons-titución Política del Estado reafirma la interculturalidad. Las naciones y pueblos indígena originario campesinos gozan del derecho de aplicar sus normas y procedimien-tos propios que conllevan en sí saberes, conocimientos, valores, espiritualidades y cosmovisiones (Art. 30, Art. 98, inc. II).

Por otro lado, la Constitución reconoce entre las entidades territoriales a la autonomía indígena originaria campesina que ejerce su autogobierno como ejercicio de la libre determinación (Art. 289) y otorga a sus autoridades indígena originario campesinas un conjunto de responsabilidades para hacer justicia desde usos y prácticas ancestrales, amparadas y legalizadas por la Ley de Deslinde Jurisdiccional. Sin embargo, existe desconocimiento respecto a los alcances y roles de los secretarios de justicia cuando se trata de casos de violencia hacia la niñez y las mujeres.

Este elemento en un sistema patriarcal que privilegia a los varones de la familia y a las autoridades locales hombres a la hora de tomar decisiones, así como prácticas culturales respecto al rol y posición de la mujer en la comunidad, representa un riesgo latente para la constante y naturalizada vulneración de los derechos individuales de las mujeres, subordinados al discurso de los derechos colectivos y la sobrevaloración de algunos usos y costumbres al momento de ejercer justicia comunitaria.

La experiencia desarrollada en Icla, impulsada desde el gobierno municipal, permite ver cómo una red puede encarar la aplicación de la justicia comunitaria de una manera diferente, responsable y efectiva respecto a la articulación entre justicia ordinaria y comunitaria.

El SLIM del municipio de Icla tropieza con varias dificultades para que un caso de violencia intrafamiliar pueda acceder

La Ley 348 y las autoridades indígena originario campesina

Artículo 52. (AUTORIDADES INDÍGENA ORIGINARIO CAMPESINAS).

I. A los efectos de la presente ley serán aplicables los ámbitos de vigencia establecidos en la Ley de Deslinde Jurisdiccional, en casos de surgir conflictos de intereses se remitirá el caso a la jurisdicción ordinaria.

II. En caso de conflicto de competencias entre la jurisdicción indígena originario campesina y la ordinaria, este se resolverá según lo dispuesto en el Código Procesal Constitucional.

III. La conciliación se podrá realizar en el marco de lo establecido en el artículo 46 de la presente ley.

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a la justicia ordinaria, sobre todo por la larga distancia a recorrer, el tiempo y los recursos económicos que implica.

Uno de los factores para generar acciones de incidencia y movilización ciudadana para mejorar el acceso a la justicia es involucrar y comprometer a representantes de este sector en la red, desde una mirada intersectorial y multidisciplinaria.

Mecanismos de coordinación entre justicia ordinaria y originaria

En el ámbito rural los SLIMs y las redes tienen que elaborar estrategias, para que la comunidad pueda acceder a la justicia ordinaria en casos de violencia intrafamiliar. Si bien se ha visto que contar con un representante del sector justicia en la red puede ser clave, para poder ejercer presión sobre las autoridades municipales con el fin de mejorar el acceso a la justicia, otra estrategia es comprometer a este o estos representantes en el trabajo de prevención de la violencia intrafamiliar, para que el sector justicia se relacione con las bases y pueda contribuir a identificar y prevenir los problemas en el terreno, y evitar que las víctimas de violencia tengan que desplazarse para encontrar una solución a su problema.

Sin embargo, en el área rural los SLIMs tropiezan muchas veces con distancias largas y caminos difíciles para llegar a las diferentes comunidades. Para mejorar el acceso a la justicia, el SLIM decidió conformar una red de promotores/as comunitarios/as que se constituyeron en sus brazos operativos.

“No tenemos juzgado. Para cualquier proceso legal tenemos ir al municipio de Zudañez, a 2 ó 3 horas de distancia. Esto implica movilidad, alimento; no nos dan ni viáticos. A veces vamos con víctimas de violencia intrafamiliar que no tienen recursos”.

Red Icla, Chuquisaca

“Es el primer fiscal que ha venido, la justicia se está acercando más a la sociedad. Antes los fiscales estaban en su oficina, esperando que lleguen las denuncias. Ahora él no quiere eso, quiere salir a las comunidades a ver y conocer a la gente. Él quiere ir a prevenir, a conocer los delitos. En este sentido, ha presentado un proyecto al gobierno para que los fiscales salgan a las comunidades”.

Red Icla, Chuquisaca.

“La red comunitaria y la red de promotores surge porque son 34 comunidades que no tienen acceso al camino carretero. El tema logístico y el transporte son muy di-fíciles. Muchas veces esas comunidades se quedan abandonadas, pues sólo se puede ir por una vez al año.

En cada comunidad tenemos un promotor comunitario y en las comunidades más grandes son dos: una mujer y un varón. (…) se los ha elegido como una red comunitaria para que nos apoyen, porque la red institucional municipal trabaja más en el poblado y las necesidades y problemas de las comunidades aledañas quedan sin seguimiento. Una vez que una o un promotor detecta un problema de violencia, lo remite a la defensoría y al SLIM”.

Red Icla, Chuquisaca.

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Formación de promotoras y promotores comunitarios

Para que el trabajo que realicen promotoras y promotores comunitarios complemente la labor de las instancias públicas de atención a la violencia intrafamiliar –como el SLIM o la red– se requiere de una formación que involucra varias etapas.

A partir de la experiencia de la Red Icla, podemos destacar las siguientes etapas.

1. Cada comunidad elige su(s) promotor(es/as) como parte de su mesa directiva, en función a algunos criterios emitidos por el SLIM o la defensoría para garantizar que sea una persona adecuada y comprometida con esta función:

El proceso de elección de los/as promotores/as comunitarios/as, según los usos y costumbres de las propias autoridades originarias, legitima su rol y naturaliza este cargo en dichas instancias. Además, el hecho de formar parte de la mesa directiva permite a los/as promotores/as representar legalmente al SLIM o a la defensoría.

2. Los/as promotores/as están capacitados/as para conocer cuál es su rol, qué casos pueden atender y de qué forma.

Garantizar una capacitación de calidad a promoto-res/as comunitarios/as requiere movilizar estrate-gias para buscar otras fuentes de financiamiento. La experiencia de Icla muestra que se puede re-currir a instancias no gubernamentales y encontrar intereses comunes para la capacitación de la comu-nidad.

Por otro lado, para que los/as promotores/as asistan a los talleres de capacitación es necesario realizarlos en las comunidades, lo que implica que el SLIM y otros facilitadores/as hagan el esfuerzo de desplazarse hacia estos lugares.

3. Los/as promotores/as asumen su rol de brazos operativos del SLIM

Para trabajar en las comunidades, los/las promotores/as siguen procedimientos similares a los que aplica el SLIM y tienen la posibilidad de dictar sanciones a los agresores y realizar el seguimiento al cumplimiento de las decisiones que se adoptan en las denuncias de violencia.

Sin embargo, los/as promotores/as no atienden todos los casos de violencia intrafamiliar. Tienen más que todo un rol preventivo e intervienen en las primeras peleas de pareja.

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Como lo destaca la Red Icla, el hecho de que el/la promotor/a realice un trabajo conjunto con el/la dirigente/a y el/la secretario/a de justicia permite reforzar su legitimidad dentro de la comunidad y realizar un mejor seguimiento de las sanciones dictadas.

Finalmente, para poder constituirse de forma plena en los brazos operativos del SLIM hacia la comunidad y ayudarlo en la prevención, detección y derivación de casos de violencia intrafamiliar en lugares de difícil acceso, los/as promotores/as comunitarios/as disponen de una mochila con algunas herramientas de trabajo indispensables, como libros de acta de diferentes colores para los diferentes casos atendidos y cartillas educativas para replicar los temas aprendidos en los talleres de capacitación, entre otros.

4. El SLIM y la red buscan mecanismos para fortalecer a la red comunitaria

A partir de la conformación de una red de promotores/as comunitarios/as y de sus primeras experiencias de trabajo, el SLIM y la red interistitucional de Icla identificaron algunas debilidades en su accionar. Ahora, el desafío es encontrar mecanismos para subsanarlas y fortalecer a la red comunitaria, por ejemplo mediante la elaboración de sus estatutos.

Sin embargo, la migración hacia las zonas urbanas requiere una elección constante de nuevos/as promotores/as para no dejar el puesto vacío en algunas comunidades. Esto supone buscar permanentemente fuentes de financiamiento para ofrecerles talleres de capacitación y motivación que refuercen su compromiso.

Para que este trabajo sea sostenible y no dependa de la ayuda externa, es imprescindible que el gobierno municipal asigne presupuesto en su POA para la red comunitaria.

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32 Una respuesta ciudadana para combatir la violencia hacia las mujeres desde el espacio municipal

La comunicación suma y multiplica

Junto a la corresponsabilidad ciudadana y el compromiso de las autoridades locales, originarias y dirigencias de organizaciones sociales, la lucha contra la violencia precisa de la comunicación.

Esto es: difusión de información, sensibilización, movili-zación y socialización de experiencias. Cada una de estas tareas comunicacionales incide enormemente en el posi-cionamiento de las acciones de prevención y lucha contra la violencia.

La difusión es importante, pues permite la circulación de información relevante que “educa” los criterios y convenciones de las y los ciudadanos, orientando y cualificando sus demandas.

No se puede pretender que una sociedad se empodere de sus derechos si no los conoce, si no está al tanto de la normativa vigente, de sus alcances y de los servicios que deben existir para asistirla. También el estar informada, posibilita a la sociedad demandar a sus autoridades la ejecución de tareas para luchar contra la violencia y exigir recursos para hacer posible, por ejemplo, la implementación de un SLIM.

La sensibilización y la movilización social no podrían convocar a las y los ciudadanos si no fuera por los medios de comunicación. Estos, además de informar, crean espacios de reflexión e interpelación, y alientan debates que enriquecen la visión y los comportamientos de una comunidad. Las campañas de comunicación, resultado de alianzas entre medios de comunicación, instituciones, organizaciones y población en general, son muy útiles en este ámbito.

Es por ello que entre los actores sociales centrales en la lucha contra la violencia se ubican los medios de comunicación y los periodistas. Son estos “agentes de cambio” aliados esenciales en el combate a la violencia.

Las redes hacen tareas de comunicación

Las redes de prevención y lucha contra la violencia tienen entre sus objetivos generar espacios para la difusión de campañas educativas e informativas, destinadas a la concienciación sobre la temática.

Efectivamente, una gran mayoría de las redes (80%) buscan, dentro de sus objetivos, sensibilizar, informar y capacitar a la población sobre la violencia. La prevención es el objetivo más mencionado por las redes y todas afirman realizar actividades de prevención y sensibilización. Sin embargo, es todavía una tarea pendiente para muchas

Para prevenir la violencia intrafamiliar y doméstica, la Ley 348 confiere al Estado tres competencias vinculadas con los me-dios de comunicación, en el artículo 3:

h) Realizará campañas de sensibiliza-ción a través de medios grupales interactivos y masivos de comunica-ción hacia la comunidad en su con-junto, para fortalecer el rechazo de la violencia en la familia.

i) Realizará campañas comunicaciona-les sectorizadas por regiones, eda-des y situación socioeconómica, a través de los medios tradicionales y alternativos de comunicación para difundir los derechos de las mujeres y el convencimiento de que la violen-cia familiar es un atentado contra los derechos humanos.

j) Incorporará en el lenguaje y el dis-curso de los medios masivos de co-municación la difusión permanente del rechazo a la violencia familiar y el ejercicio pleno de los derechos, a través de programas especiales, par-ticipación en entrevistas y corrientes informativas regulares.

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de ellas, consolidar un mejor relacionamiento con los medios de comunicación o periodistas a su alrededor, sensibilizarlos y convertirlos en sus aliados para la prevención de la violencia.

Al momento de escoger el tipo de actividades de prevención y sensibilización a realizar, las redes priorizan los talleres de capacitación y sensibilización (85%), las ferias educativas (80%) y la difusión de materiales de sensibilización mediante afiches, volantes, cuñas radiales, etc. (75%). Luego se mencionan las campañas (50%) y marchas (50%). Finalmente, algunas redes realizan foro debates (25%) y otras actividades (20%) como ser movilizaciones grandes, visitas a medios de comunicación, obras de teatro y murales con unidades educativas.

Los talleres de capacitación y sensibilización representan la metodología de prevención más expandida entre las redes. Generalmente, estos espacios están destinados a las mujeres, padres y madres de familia, juntas escolares, organizaciones sociales, operadores de justicia, funcionarios públicos y periodistas. Por otra parte, los temas desarrollados en los talleres abordan directamente la violencia intrafamiliar y sexual, o, indirectamente mediante los derechos humanos, los derechos y deberes, la equidad de género, las relaciones humanas entre padres e hijos, alumno/a y profesor/a, la cultura del buen trato, la salud sexual y reproductiva, el consumo de alcohol y la autoestima.

Las redes cuentan, además, con fechas emblemáticas para sus actividades de sensibilización y movilización, como ser el 9 de agosto “Día nacional de solidaridad con las víctimas de agresiones sexuales y en contra de la violencia sexual a niños, niñas y adolescentes”, el 25 de noviembre “Día nacional e internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer” o en torno a días municipales contra la violencia que fueron establecidos en ordenanzas municipales gracias a la incidencia política de las mismas redes.

“La presencia en los diferentes medios de comunicación (…) es una de las estrategias que se ha tenido en la red”.

Red Max Paredes, La Paz

Actividades de prevención y sensibilización realizadas por la RED

Ferias 80

Campañas 50

Marchas 50Talleres 85

Foro debates 25

Difusión de materiales 75

Otras 20

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34 Una respuesta ciudadana para combatir la violencia hacia las mujeres desde el espacio municipal

Movilizarse en fechas emblemáticas responde a una estrategia de mayor visibilización de la temática de la violencia, ya que las autoridades suelen estar más dispuestas a apoyarlas en este contexto y los medios de comunicación se suman a sus iniciativas.

Sin embargo, es importante que estas fechas no se conviertan en el único momento de movilización de las redes. Para que la problemática de la violencia reciba la atención que merece durante todo el año y no sea considerada como un problema menor, es necesario que cada red establezca su propia estrategia comunicacional y establezca cada vez más alianzas con medios de comunicación y periodistas.

Realizar actividades comunicacionales de forma permanente, permite lograr una mayor convocatoria y así una mayor difusión de los servicios e instituciones dedicadas a la lucha contra la violencia, lo que repercute en un incremento de las denuncias de violencia.

Realizar actividades de prevención conjuntas tiene un efecto multiplicador, contribuyendo en algunos casos a encontrar nuevos financiamientos y aliados en la lucha contra la violencia. Al unir esfuerzos entre varias instituciones, se visibiliza la integralidad del trabajo de lucha contra la violencia intrafamiliar y esta integralidad tiene un impacto en la población.

Recomendaciones para las acciones comunicacionales de una red

• Difundir el trabajo de la red entre las autoridades, población, medios de comunicación, etc. para que sea reconocida dentro de la comunidad. La falta de visibilización del trabajo de las redes puede volverse un obstáculo para su sostenibilidad, ya que sin conocerlas las instancias municipales no se van a comprometer a apoyarlas.

• Ponerse en contacto con los medios de comunicación o periodistas para sensibilizarlos en la temática y convertirlos en sus aliados para la prevención de la violencia.

• Junto a los medios de comunicación, realizar campañas contra la violencia en razón de género y difundir las actividades de la red

• Intentar integrar a los medios de comunicación dentro de la red.

“La comunicación ayuda a visibilizar nuestro trabajo con una integralidad que antes no se veía. Antes el SLIM estaba solito, con su carpa; ahora uno va y está la Policía, están varias instituciones, cada uno con un rol asignado.

SLIM Cotahuma, La Paz

“Ahora en el municipio ya todos conocen sus derechos y comienzan a denunciar en la defensoría y el SLIM. Antes no había atención de casos. Hay mucha demanda desde que se ha realizado estas actividades de difusión y movilización”.

Red Icla, Cochabamba.

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• El contacto e involucramiento con medios de comunicación que difundan las acciones de la red, es muy importante para posicionar a la red y a la temática de la violencia en el municipio.

• Finalmente, las redes deben contar con memorias institucionales (que más allá de ser impresas, permiten acceder a las lecciones aprendidas, dificultades, logros e incidencia) que contengan información sobre las actividades realizadas y recojan las lecciones aprendidas, con el fin de fortalecer y mantener el accionar de la red.

¿Por qué tejer nuestra red?

Hasta acá hemos visto cómo la prevención y la lucha contra la violencia forman parte de un trabajo en red. De esas redes que construyen las y los ciudadanos que buscan el bien común, de ciudadanos que asumen su corresponsabilidad con la construcción de una sociedad libre de violencia contra las mujeres y que entienden que esta problemática no es un asunto privativo de ellas sino un lastre para el desarrollo de todos y todas.

Idealmente, estas redes son el germen de las otras: las redes institucionales, que son un conjunto de instituciones, ONG y/u organizaciones sociales comprometidas con los derechos humanos, particularmente, los derechos de las mujeres.

Las redes institucionales de prevención y lucha contra la violencia son el puente para incidir en las gestiones gubernamentales nacionales y locales, y movilizar a grandes grupos de la población en acciones de difusión, empoderamiento ciudadano y transformación de usos y costumbres que naturalizan la violencia o la esconden en el ámbito de lo íntimo, contribuyendo al silencio cómplice que permite la reproducción permanente de la violencia.

Pero también las redes son el pilar para el posicionamiento y mejor funcionamiento de la instancia destinada a prestar servicios de atención, seguimiento de casos, prevención y movilización en torno a la violencia: el SLIM.

Redes y SLIM se complementan, se apoyan y fortalecen, incidiendo en una mejor atención y prevención de la violencia, e incluyendo en sus acciones a todos los actores sociales e institucionales del municipio.

Estas son razones por demás suficientes para apostar, desde nuestros espacios locales, a la conformación de redes o la participación en las mismas.

Esta visión integral y comprometida con la lucha contra la violencia, expresada por el trabajo de las redes y el SLIM, es preciso que impregne a toda la sociedad; de ahí que las y los ciudadanos tienen un mandato claro en apoyar su conformación y sostenibilidad.

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36 Una respuesta ciudadana para combatir la violencia hacia las mujeres desde el espacio municipal

Vivimos una etapa de transición de alta complejidad en la construcción de una sociedad equitativa, en la que mujeres y hombres puedan desarrollar sus potencialidades en igualdad de condiciones y oportunidades. Los cambios operados en esta dirección tienen efectos diversos en el desarrollo económico, social, político y cultural del país, y un impacto visible en la naturaleza de las relaciones sociales y humanas.

A pesar de los avances logrados en esta materia en el marco normativo legal en nuestro país, en la práctica continuamos reproduciendo una estructura de dominación y subordinación de las mujeres que produce y legitima la violencia contra ellas, violencia alentada y tolerada socialmente. Por ello, no sorprende que Bolivia tenga actualmente uno de los índices de violencia y feminicidio más altos de América Latina y el Caribe.

Desde la recuperación de la democracia, el movimiento de mujeres en Bolivia ha ido impulsando cambios y avances normativos para mejorar la situación de la mujer boliviana y construir una sociedad más equitativa. Desde la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado (2009) que estipula que “todas las personas, en particular las mujeres, tienen derecho a no sufrir violencia física, sexual o psicológica, tanto en la familia como en la sociedad” (artículo 15, inciso II), este proceso ha sido muy alentador y tiene su más importante concreción en la aprobación de la Ley 348 contra la violencia hacia la mujer, promulgada por el presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales, el 9 de marzo de 2013. La aprobación de esta nueva ley implica –además de un proceso de reglamentación y adecuación normativa e institucional–, un trabajo de empoderamiento del conjunto de mujeres sobre sus derechos y la socialización en todas las instancias de la sociedad.

Capítulo 2UNA NUEVA

LEY (348) Y UNA REALIDAD QUE HAY

QUE CONSTRUIR

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La Ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia, Ley Nº 348, aporta con una mirada integral y profunda a la problemática de la violencia en razón de género. Por una parte, incorpora una tipificación de los tipos de violencia que se practican en la sociedad; dispone intervenciones sectoriales en diversos ámbitos (salud, educación, laboral y otros) y adopta medidas de protección, sanción, formación, institucionalización, comunicación y otros.

Tipos de violencia contra las mujeres en la Ley 348

En el marco de las formas de violencia física, psicológica, sexual y económica, de forma enunciativa, no limitativa, se consideran formas de violencia:

1. Violencia física. Es toda acción que ocasiona lesiones y/o daño corporal, interno, externo o ambos, temporal o permanente, que se manifiesta de forma inmediata o en el largo plazo, empleando o no fuerza física, armas o cualquier otro medio.

2. Violencia feminicida. Es la acción de extrema violencia que viola el derecho fundamental a la vida y causa la muerte de la mujer por el hecho de serlo.

3. Violencia psicológica. Es el conjunto de acciones sistemáticas de desvalorización, intimidación y control del comportamiento, y decisiones de las mujeres, que tienen como consecuencia la disminución de su autoestima, depresión, inestabilidad psicológica, desorientación e incluso el suicidio.

4. Violencia mediática. Es aquella producida por los medios masivos de comunicación a través de publicaciones, difusión de mensajes e imágenes estereotipadas que promueven la sumisión y/o explotación de mujeres, que la injurian, difaman, discriminan, deshonran, humillan o que atentan contra su dignidad, su nombre y su imagen.

5. Violencia simbólica y/o Encubierta. Son los mensajes, valores, símbolos, íconos, signos e imposiciones sociales, económicas, políticas, culturales y de creencias religiosas que transmiten, reproducen y consolidan relaciones de dominación, exclusión, desigualdad y discriminación, naturalizando la subordinación de las mujeres.

6. Violencia contra la dignidad, la honra y el nombre. Es toda expresión verbal o escrita de ofensa, insulto, difamación, calumnia, amenaza u otras, tendenciosa o pública, que desacredita, descalifica, desvaloriza, degrada o afecta el nombre, la dignidad, la honra y la reputación de la mujer.

7. Violencia sexual. Es toda conducta que ponga en riesgo la autodeterminación sexual, tanto en el acto sexual como en toda forma de contacto o acceso carnal, genital o no genital, que amenace, vulnere o restrinja el derecho al ejercicio a una vida sexual libre, segura, efectiva y plena, con autonomía y libertad sexual de la mujer.

8. Violencia contra los derechos reproductivos. Es la acción u omisión que impide, limita o vulnera el derecho de las mujeres a la información, orientación, atención integral y tratamiento durante el embarazo o pérdida, parto, puerperio y lactancia; a decidir libre y responsablemente el número y espaciamiento de hijas e hijos; a ejercer su maternidad segura, y a elegir métodos anticonceptivos seguros.

9. Violencia en servicios de salud. Es toda acción discriminadora, humillante y deshumanizada y que omite, niega o restringe el acceso a la atención eficaz e inmediata y a la información oportuna por parte del personal de salud, poniendo en riesgo la vida y la salud de las mujeres.

10. Violencia patrimonial y económica. Es toda acción u omisión que al afectar los bienes propios y/o gananciales de la mujer, ocasiona daño o menoscabo de su patrimonio, valores o recursos; controla o limita sus ingresos económicos y la disposición de los mismos, o la priva de los medios indispensables para vivir.

11. Violencia laboral. Es toda acción que se produce en cualquier ámbito de trabajo por parte de cualquier persona de superior, igual o inferior jerarquía que discrimina, humilla, amenaza o intimida a las mujeres; que obstaculiza o supedita su acceso al empleo, permanencia o ascenso y que vulnera el ejercicio de sus derechos.

12. Violencia en el sistema educativo plurinacional. Es todo acto de agresión física, psicológica o sexual cometido contra las mujeres en el sistema educativo regular, alternativo, especial y superior.

13. Violencia en el ejercicio político y de liderazgo de la mujer. Entiéndase lo establecido en el artículo 7 de la Ley N° 243, contra el Acoso y la Violencia Política hacia las Mujeres.

14. Violencia institucional. Es toda acción u omisión de servidoras o servidores públicos o de personal de instituciones privadas, que implique una acción discriminatoria, prejuiciosa, humillante y deshumanizada que retarde, obstaculice, menoscabe o niegue a las mujeres el acceso y atención al servicio requerido.

15. Violencia en la familia. Es toda agresión física, psicológica o sexual cometida hacia la mujer por el cónyuge o excónyuge, conviviente o exconviviente, o su familia, ascendientes, descendientes, hermanas, hermanos, parientes civiles o afines en línea directa y colateral, tutores o encargados de la custodia o cuidado.

16. Violencia contra los derechos y la libertad sexual. Es toda acción u omisión, que impida o restrinja el ejercicio de los derechos de las mujeres a disfrutar de una vida sexual libre, segura, afectiva y plena, o que vulnere su libertad de elección sexual.

17. Cualquier otra forma de violencia que dañe la dignidad, integridad, libertad o que viole los derechos de las mujeres

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38 Una respuesta ciudadana para combatir la violencia hacia las mujeres desde el espacio municipal

Además, la Ley 348 dispone competencias obligatorias a las autoridades y servidores públicos de todas las instituciones públicas, entidades territoriales autónomas y sociedad civil. En este sentido, centra en el municipio una gran cantidad de oportunidades y desafíos.

El municipio, como el espacio más próximo a los problemas y necesidades ciudadanas, asume con la Ley 348 un rol protagónico en la lucha contra la violencia; esto implica, además de una serie de tareas de concienciación (de la población civil y de las autoridades locales), la adopción de una nueva lógica para enfrentarla.

En otras palabras, la gestión municipal debe realizar tareas de planificación y diseño de políticas sectoriales, en el marco de sus respetivas competencias, atribuciones, funciones y capacidades. Ello supone incorporar en sus estrategias, planificación operativa anual y presupuestaria, acciones y recursos suficientes y necesarios para la aplicación de la ley, y personal idóneo para su implementación.

Asimismo, adoptar medidas específicas destinadas a erradicar toda forma de violencia contra las mujeres y establecer un nuevo marco social para garantizar el respeto y una vida digna y libre de violencia.

Para ello, la nueva norma propone desarrollar programas de prevención; de formación, especialización, sensibilización y capacitación de todas aquellas personas que realicen la atención a mujeres en situación de violencia; de orientación e información a las mujeres para su revalorización como sujetos de derechos y acceso a instancias de atención y protección; de atención y protección a mujeres en situación de violencia, y a los integrantes de su familia en situación de riesgo; de comunicación para deconstruir los estereotipos sexistas y los roles asignados socialmente a las mujeres, promoviendo la autorregulación de los medios de comunicación en cuanto a la publicidad que emiten, el uso irrespetuoso y comercial de la imagen de las mujeres, y de orientación, atención y rehabilitación a los agresores para promover los valores que adopta esta ley y lograr cambios de comportamiento para el respeto efectivo de los derechos de las mujeres y evitar la reincidencia.

El municipio, actor central en la nueva ley

Para la aplicación de la Ley 348, los órganos del Estado, las entidades territoriales autónomas e instituciones públicas, en el marco de sus competencias y responsabilidades respectivas deberán:

1. Adoptar, implementar y supervisar protocolos de atención especializada, en las diferentes instancias de atención, para el restablecimiento de los derechos de mujeres en situación de violencia.

2. Crear, fortalecer y sostener servicios de atención y protección para mujeres en situación de violencia.3. Crear y sostener servicios de atención y reeducación integral especializada para los agresores, así como

otras medidas destinadas a modificar su comportamiento.4. Adoptar medidas concretas de acción y responsabilidades claras y específicas, con el nivel de atención

y prioridad que requiere la preservación de la vida, la seguridad y la integridad de las mujeres.5. Articular los instrumentos, políticas, servicios y acciones interinstitucionales vinculadas, para la

prevención, atención, sanción y erradicación de la violencia contra las mujeres.

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Por sus medidas integrales e integradoras, la nueva normativa ofrece a las redes de prevención y lucha contra la violencia un escenario nuevo y desafiante para su intervención. Al otorgar mayor relevancia al trabajo de los SLIMs (y otros centros de atención y protección a la mujer en situación de violencia, como las casas de acogida), otorga a las instituciones que trabajan en esta temática (particularmente las redes), la oportunidad de convertirse en articuladoras y aliadas de esta lucha.

Aunque con limitaciones y tareas pendientes, la implementación de esta ley puede convertirse en el elemento catalizador de un cambio social hacia una sociedad libre de violencia en razón de género.

El rol de los SLIMs en la Ley 348

En el marco de sus competencias, los gobiernos autónomos municipales, a través de los servicios legales integrales municipales, tendrán las siguientes responsabilidades respecto a las mujeres en situación de violencia:

1. Organizar, coordinar y fortalecer servicios de atención integral, con cargo a su presupuesto anual, como instancias de apoyo permanente.

2. Prestar servicios de apoyo psicológico, social y legal. 3. Brindar terapia psicológica especializada individual y grupal con enfoque de género.4. Orientar respecto a los procedimientos para denunciar ante instancia administrativa, policial o judicial

en materias penal, familiar, laboral, civil o cualquier otra en la que sus derechos sean menoscabados como consecuencia de hechos de violencia.

5. Intervendrá de manera inmediata ante la denuncia de un hecho de violencia contra una mujer.6. Brindar patrocinio legal gratuito en instancias administrativas, policiales y judiciales para la prosecución

de los procesos hasta conseguir una sentencia firme.7. Promover la difusión, defensa y ejercicio de los derechos de las mujeres con la participación activa de

las y los ciudadanos.8. Desarrollar acciones de prevención, en coordinación con instituciones públicas, privadas y organizaciones

de mujeres.9. Solicitar, a través de la autoridad competente, la adopción judicial de medidas provisionales, medidas

cautelares y medidas de protección inmediata, coordinando su cumplimiento con las casas de acogida, instituciones de apoyo y de atención en salud.

10. Realizar visitas domiciliarias de apoyo y seguimiento e informes sociales.11. Derivar al Ministerio Público, de forma inmediata, los casos que constituyan delito, con los informes

correspondientes. 12. Promover la suscripción de acuerdos de asistencia familiar y su homologación por autoridad competente. 13. Elaborar informes médicos, psicológicos, sociales y legales, de oficio o a requerimiento de la interesada,

del Ministerio Público o de la autoridad judicial que conozca el hecho de violencia. 14. Reportar todas las denuncias recibidas, el procedimiento aplicado y el resultado final del caso ante el

Sistema Integral Plurinacional de Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la Violencia en razón de Género (SIPPASE).

15. Cuanta acción sea necesaria para la defensa y protección de las mujeres en situación de violencia.

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40 Una respuesta ciudadana para combatir la violencia hacia las mujeres desde el espacio municipal

La red busca mejorar las tareas de atención y prevención de la violencia contra las mujeres.

Una red está formada por miembros de la comunidad y representantes de las instituciones del lugar —centros de salud, comunidades educativas, Policía, SLIMs, organizaciones sociales y no gubernamentales, parroquia y otras—. Estas unen sus esfuerzos para prevenir, atender y disminuir los hechos de violencia intrafamiliar en su localidad.

Para orientar sus tareas, las redes están respaldadas en normas como la Ley contra la violencia en la familia o doméstica (1674), que pone énfasis en que la coordinación interinstitucional es importante para erradicar la violencia en la familia, y la Ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia (348), que especifica que el Estado es responsable de adoptar y coordinar la ejecución de políticas públicas.

Cómo crear una red

Para crear una red, hay que identificar en el municipio a las organizaciones e instituciones que trabajan o que están vinculadas con la temática de la violencia intrafamiliar y violencia hacia las mujeres. Luego, los representantes de las organizaciones de la comunidad y de las instituciones se reúnen y, tras decidir trabajar conjuntamente, firman un acta de compromisos o un acuerdo que destaca la voluntad de participar en la red.

Capítulo 3LECCIONES PARA

CONFORMAR UNA RED EXITOSA

La violencia contra la mujer en el muni-cipio

Ningún municipio está libre de la violen-cia hacia la mujer. Casi todos enfrentan:

- Altos índices de violencia en razón de género.

- Desconocimiento del derecho a vivir libres de violencia.

- Desconocimiento de los servicios de apoyo que pueden atender a las víc-timas.

- Insuficiente o sobresaturación de de-manda de atención en las institucio-nes públicas.

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Cómo organizamos la red

Todos los miembros de la red deben conocer el trabajo de lucha contra la violencia que realizan las instituciones del municipio; los representantes de la red analizan conjuntamente la situación de la violencia contra la mujer en el municipio y definen sus objetivos de trabajo.

Pueden surgir puntos de vista diferentes a la hora de definir los objetivos de la red. Para ponerse de acuerdo, los involucrados deben acercarse a cada institución, con el fin de encontrar objetivos comunes que beneficien a toda la comunidad.

La red debe precisar algunas pautas de funcionamiento: frecuencia de las reuniones, cómo convocarlas, quién las dirige, etcétera. Luego debe nombrar algunas comisiones o un directorio, y puntualizar las funciones que cada institución y organización debe ejercer en la red.

1. Gobierno Municipal. Destina recursos para desarrollar acciones de prevención y atención de la violencia intrafamiliar y violencia contra la mujer en el municipio.

2. Sector Salud. Capacita al personal en la prevención, detección y atención en salud de las víctimas. Registra los casos de violencia intrafamiliar, remite el certificado médico gratuito y coordina con el SLIM, así como prevé su homologación forense.

3. SLIM. Atiende los casos de violencia intrafamiliar y doméstica, ofreciendo una atención integral (psicológica, social y legal) de calidad y calidez con particular atención a las mujeres en situación de violencia y en la prevención de esta problemática desde el enfoque de género y derechos humanos.

4. Policía/Brigadas de Protección a la Familia/FELCV. Presta auxilio a las víctimas de violencia, las protege, registra denuncias y procede a la investigación del caso.

5. Ministerio Público. Sanciona al agresor y dispone medidas cautelares y provisionales, para garantizar la seguridad e integridad física o psicológica de las personas en situación de violencia.

6. Medios de comunicación. Difunden programas, en-trevistas y campañas educativas e informativas para concienciar a la población sobre la problemática de la violencia contra las mujeres, sus causas y conse-cuencias, e informa sobre alternativas e instancias llamadas a prestar servicios con el fin, además, de generar cambios de actitud y comportamiento.

7. Iglesia. Sensibiliza a la población sobre los efectos de la violencia, desarrollando acciones preventivas. Brinda orientación a las parejas que sufren violencia

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42 Una respuesta ciudadana para combatir la violencia hacia las mujeres desde el espacio municipal

intrafamiliar para que busquen ayuda profesional en el SLIM.

8. ONG. Apoyan y desarrollan actividades de prevención conjuntamente con las instituciones y organizaciones comunitarias integrantes de la red, sumando esfuerzos para la prestación cualificada de servicios e implementación de políticas públicas.

Organizaciones comunitarias y de la sociedad civil. Comparten con las bases ejemplos de estilos de vida libres de violencia, informan a sus afiliados sobre sus derechos y qué servicios les pueden brindar apoyo.

Por ello, es importante considerar la elaboración de un reglamento interno o manual de organización y funciones de la red, para que todos sus miembros conozcan cuáles son sus obligaciones. Es un paso importante.

¿Qué actividades realiza la red?

Cada año, o cada seis meses, la red elabora su POA de actividades. Es importante definir los objetivos de cada actividad, las fechas de ejecución, los recursos a disposición y los responsables de cada tarea. Cada institución debería destinar recursos en su POA institucional que garanticen el funcionamiento de la red.

Es importante que la red tenga una mirada integral del problema de la violencia y cumpla acciones integrales para reducirla, a nivel de la prevención, atención de casos e incidencia política. Por ejemplo, puede organizar ferias educativas, talleres de sensibilización, foro debates y movilizaciones, entre otras.

La red debe intentar buscar alianzas con los medios de comunicación, para difundir mensajes sobre los derechos de las mujeres. También es bueno involucrar a los hombres de la comunidad y a las OTBs, porque la violencia no es un problema sólo de mujeres.

¿Cómo garantizar la sostenibilidad de la red?

Una de las principales preocupaciones de las redes es su sostenibilidad y, en ello, es crucial el compromiso de las instituciones que componen la red.

Un primer paso, imprescindible desde su formación, es la elaboración de un presupuesto. En este sentido, la experiencia de El Alto es enriquecedora. En este municipio se propuso que cada institución que desarrolla actividades relacionadas a la lucha contra la violencia hacia la mujer participe en un apthapi de recursos, es decir en una especie de canasta de fondos que posibilita el trabajo de la red y la hace sostenible. También se pueden buscar aliados con ONGs o empresas privadas que tengan áreas de responsabilidad social.

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Asimismo, es importante contar con una estructura organizativa, funciones y objetivos claros y compartidos.

La red se fortalece poco a poco con el esfuerzo de cada uno de sus miembros. Lo importante es que haya un clima de confianza y solidaridad entre todos. La comunicación sincera también es importante y, por último, planificar las actividades con procesos participativos y transparentes que motiven el involucramiento de todas y todos.

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44 Una respuesta ciudadana para combatir la violencia hacia las mujeres desde el espacio municipal

Las redes de prevención y lucha contra la violencia son actores centrales de este compromiso que abarca a todos y todas. Su capacidad organizativa, su poder de convocatoria e incidencia les permiten convertirse en aliadas primordiales de las instituciones, organizaciones sociales y gestiones locales interesadas en transformar e interpelar la cultura de violencia en razón de género.

Con todo, las redes enfrentan numerosos desafíos para su accionar. En primer lugar, garantizar su sostenibilidad, asegurar su representatividad, convertirse en aliadas (no competidoras) de los servicios que el municipio implementa para combatir la violencia y atender las denuncias y, en segundo lugar, lograr incidir en las autoridades locales y en las y los ciudadanos.

Por ello, a partir de la experiencia recogida por el presente estudio de algunas de las principales redes de prevención y lucha contra la violencia que operan en el país, es importante compartir algunos aprendizajes:

Lecciones aprendidas

• Para poder disminuir la violencia intrafamiliar y contra las mujeres es necesario que todas y todos trabajemos juntos.

• Pueden surgir puntos de vista diferentes a la hora de definir los objetivos de la red. Para ponerse de acuerdo, los involucrados deben conocer el trabajo que realiza cada institución con el fin de encontrar objetivos comunes que beneficien a toda la comunidad.

• Considerar la elaboración de un reglamento interno o manual de organización y funciones de la red, para que todos sus miembros conozcan cuáles son sus obligaciones.

Capítulo 4CONCLUSIONES

Y PRINCIPALES APRENDIZAJES

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• Es importante definir los objetivos de cada actividad, las fechas de ejecución, los recursos a disposición y los responsables de cada tarea.

• Cada institución debería destinar recursos en su POA institucional, que garanticen el funcionamiento de la red.

• Es importante que la red tenga una mirada integral del problema de la violencia y cumpla acciones integrales para reducirla, a nivel de la prevención, atención de casos e incidencia política.

• El SLIM, dado el marco jurídico de las leyes 1674 y 348, puede asumir un papel central en el funcionamiento de la red e impulsar actividades para que esta se convierta en su brazo operativo.

• En otros casos, la red representa a la sociedad civil y desde este punto de vista decide coordinar con el SLIM y contribuir con su labor, manteniendo su rol de vigilancia para la cualificación del servicio y evitar ser juez y parte.

• La red se fortalece poco a poco con el esfuerzo de cada uno de sus miembros. Lo importante es que haya un clima de confianza y solidaridad entre todos. La comunicación sincera también es importante y, por último, planificar las actividades con procesos participativos y transparentes que motiven el involucramiento de todas y todos.

Aprendizajes para prevenir la violencia

• La red debe intentar buscar alianzas con los medios de comunicación, para difundir mensajes sobre los derechos de las mujeres.

• También es bueno involucrar a los hombres de la comunidad y a las OTBs, porque la violencia no es un problema sólo de mujeres.

Aprendizaje para mejorar la atención de casos

• Para mejorar la atención es importante que todos los sectores se involucren en la red.

• Además es necesario contar con un registro de los casos que atiende la red.

• La red puede organizar talleres de capacitación para los profesionales que atienden casos de violencia.

• La red puede convocar a reuniones de trabajo entre las instituciones que atienden estos casos.

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46 Una respuesta ciudadana para combatir la violencia hacia las mujeres desde el espacio municipal

Aprendizaje para incidir en políticas públicas

• Es ideal que la red realice actividades de incidencia política en su municipio, para generar cambios en la sociedad.

• La incidencia política tendrá éxito si la red cuenta con el apoyo de las autoridades municipales y con los representantes de la sociedad, como las juntas de vecinos u otras organizaciones de base.