Renzo Cavani - Prescripción y mérito: primeras reflexiones y una propuesta

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PRESCRIPCIÓN Y MÉRITO DEL PROCESO: PRIMERAS REFLEXIONES Y UNA PROPUESTA Renzo Cavani * I. Introducción Este breve artículo tiene dos modestas pretensiones: realizar un abordaje crítico de la figura de la prescripción y plantear una propuesta para que dicha figura sea mejor trabajada en el ámbito del proceso civil. Sin embargo, ninguno de aquellos objetivos busca agotar el tema. Se trata de exteriorizar, en realidad, algunas preocupaciones que surgieron a partir de la lectura de una sentencia casatoria y que, a su vez, se tradujeron en algunas rápidas e inacabadas reflexiones escritas a vuelo de pájaro. De ahí que casi se haya prescindido de cualquier citación bibliográfica 1 . Aun siendo consciente que es preciso seguir meditando sobre el riquísimo tema de la prescripción, me arriesgo a someter al criterio de los lectores algunas ideas para comenzar un diálogo, pero no cualquiera, sino uno en donde el fenómeno de la prescripción sea encarado desde la perspectiva del derecho material, de tal modo que el derecho procesal ofrezca respuestas adecuadas. * Candidato a Magíster en el Programa de Postgrado, énfasis en Derecho Procesal Civil, de la Universidade Federal do Rio Grande do Sul (Porto Alegre – Brasil). Bachiller en Derecho por la Universidad de Lima. 1 A pesar de ello, pienso que resultaría sobremanera provechoso consultar a Roger Arturo MERINO ACUÑA. “Algunos apuntes en torno a la prescripción extintiva y la caducidad”. En: Diálogo con la jurisprudencia, n. 104 Lima: Gaceta Jurídica, mayo 2007, pp. 19-33, la doctrina allí citada y las críticas realizadas.

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PRESCRIPCIÓN Y MÉRITO DEL PROCESO: PRIMERAS REFLEXIONES Y UNA PROPUESTA

Renzo Cavani*

I. Introducción

Este breve artículo tiene dos modestas pretensiones: realizar un abordaje crítico de la figura de la prescripción y plantear una propuesta para que dicha figura sea mejor trabajada en el ámbito del proceso civil. Sin embargo, ninguno de aquellos objetivos busca agotar el tema. Se trata de exteriorizar, en realidad, algunas preocupaciones que surgieron a partir de la lectura de una sentencia casatoria y que, a su vez, se tradujeron en algunas rápidas e inacabadas reflexiones escritas a vuelo de pájaro. De ahí que casi se haya prescindido de cualquier citación bibliográfica1.

Aun siendo consciente que es preciso seguir meditando sobre el riquísimo tema de la prescripción, me arriesgo a someter al criterio de los lectores algunas ideas para comenzar un diálogo, pero no cualquiera, sino uno en donde el fenómeno de la prescripción sea encarado desde la perspectiva del derecho material, de tal modo que el derecho procesal ofrezca respuestas adecuadas.

II. La prescripción como figura del derecho material

A pesar de estar de acuerdo con la Sala Suprema cuando demuestra que no se configuró la prescripción, es necesario criticar lo que parece ser una práctica tan recurrente como equivocada: entender que un error en el cómputo del plazo prescriptorio por el juez revisor implica una afectación del derecho al debido proceso (la Sala habla de “derecho de tutela judicial efectiva” pero en este momento no interesa el nombre).

* Candidato a Magíster en el Programa de Postgrado, énfasis en Derecho Procesal Civil, de la Universidade Federal do Rio Grande do Sul (Porto Alegre – Brasil). Bachiller en Derecho por la Universidad de Lima.1 A pesar de ello, pienso que resultaría sobremanera provechoso consultar a Roger Arturo MERINO ACUÑA. “Algunos apuntes en torno a la prescripción extintiva y la caducidad”. En: Diálogo con la jurisprudencia, n. 104 Lima: Gaceta Jurídica, mayo 2007, pp. 19-33, la doctrina allí citada y las críticas realizadas.

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Al respecto, ante la denuncia por haber violado los arts. 147 y 155 del CPC, la Sala Suprema concluyó que sí se habían infringido y, por tanto, que se había violado “el derecho de tutela judicial efectiva de la parte actora, pues es a través de una decisión de fondo que se debe decidir si corresponde o no amparar el derecho que invoca la demandante luego de evaluar los hechos en controversia con el acopio y análisis de todos los elementos necesarios para resolver el conflicto de intereses” (considerando noveno).

Por cierto, no queda claro si se formuló un pedido anulatorio. Además, en ningún momento la Sala demostró que la sentencia de vista había empleado elementos que sólo podían ser utilizados al resolver el mérito. Al menos ello no se desprende del considerando quinto.

Más bien sospecho que los jueces supremos entienden la prescripción como una institución de derecho procesal, por lo que una mala aplicación de las reglas que le dan sustento se traduciría en la violación del debido proceso. Pero se equivocan, porque la prescripción es una institución de derecho material, por la simple razón de que, en realidad, ella busca extinguir una situación jurídica subjetiva material de ventaja (categoría en la que se encuentra el derecho subjetivo) debido a la falta de interés de su titular de hacerla valer. Dicha situación jurídica se encuentra en el plano del derecho material, no en el procesal.

La prescripción no “extingue la acción”, como dice nuestra obsoleta, arcaica y poco técnica regulación de nuestro Código Civil (art. 1989). Tampoco “extingue la pretensión” como ha sugerido alguna doctrina y como, contradictoriamente, el propio CC reconoce en ciertas hipótesis. La prescripción versa exclusivamente sobre la situación jurídica material (que puede ser un derecho material), la cual hace que sea materia del objeto litigioso del proceso, o sea, del mérito.

Asimismo, la prescripción no puede ser una figura de derecho procesal porque no se requiere del proceso judicial para que se materialice e irradie sus efectos. Es perfectamente posible que una parte desista de ingresar al Judicial para reclamar una deuda prescrita, y que dicha prescripción surta plenos efectos en el mundo fáctico. La presencia de la prescripción en el proceso judicial se da apenas para que el juez declare o certifique si se configuró o no en el plano del derecho material. El juez no constituye ni crea la prescripción; se limita a corroborar si ella tuvo lugar en el plano fáctico que es llevado al proceso por las partes.

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Un clarísimo ejemplo de lo que vengo diciendo está en el art. 1021, inciso 2 del CC, el cual dispone que una de las causas de extinción del usufructo es la “prescripción resultante del no uso del derecho durante cinco años” (cursivas agregadas). Pregunta: ¿qué es lo que extingue la prescripción? ¿Será acaso la “acción de usufructo”, entendida ésta como un “reclamo ante el Estado”? Es claro que no. El CC hace nítida alusión al derecho real de usufructo. Esto es exactamente lo que genera la prescripción: la extinción de un derecho material o, dicho con mayor rigor, la situación jurídica subjetiva de ventaja de cuño material. Si transcurren cinco años y el bien materia de derecho de usufructo no fue usado, el derecho ya no existe más.

Es así como se debe entender el término “acción” que se halla a lo largo del CC, en los casos en que aparece junto a la prescripción. Por ejemplo, el art. 373 hace mención a la imprescriptibilidad de la “acción de filiación”, pero realmente se trata del derecho de filiación; es decir, aquel derecho del hijo para que se declare su vínculo paterno-filial con quien aquel que venga a ser su padre. El derecho de filiación siempre existirá, por tanto siempre podrá ser hecho valer judicialmente.

Lo mismo ocurre con el art. 664, el cual habla de una “pretensión” o “acción de petición de herencia”, pero no es más que el derecho del heredero, originado tras la muerte de su causante, respecto de los bienes que, por ley, le pertenecen. Curiosamente, este artículo empieza diciendo “el derecho de petición de herencia” –lo cual es correctísimo– sólo que después, erróneamente, se habla de una “pretensión”.

Todavía en el derecho de sucesiones, similar situación se presenta en el art. 865: no se trata de una “pretensión de partición”, sino del propio derecho del sucesor a participar en la partición y a no ser preterido.

Nada distinto se verifica en el conocido art. 927, el cual dispone que la “acción reivindicatoria” es imprescriptible. Estamos, en realidad, ante el derecho de reivindicar el bien que se encuentra ilegítimamente en la esfera jurídica de otro sujeto. Es un grave error concebir a la reivindicación como una figura de derecho procesal. Más allá de si constituye un elemento del poder jurídico propiedad como – en mi criterio, equivocadamente entiende el CC (art. 923)–, una tutela de derecho material o un auténtico derecho, la reivindicación únicamente tiene lugar en el plano del derecho material. En el plano del derecho

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procesal hay técnicas que buscan efectivizar dicha situación jurídica material.

Ya el art. 1274 habla de prescripción de la “acción de pago indebido”, la cual se configura en cinco años, pero también es un error referirse a semejante término. Aquí el derecho material no es otro que el derecho de crédito, que se extinguirá luego del paso de los cinco años.

Por lo tanto, la prescripción, por ser un fenómeno de extinción de situaciones jurídicas subjetivas materiales de ventaja, se encuentra en el plano del derecho material.

III. Prescripción y caducidad

La pregunta que el lector podría hacerse en este punto probablemente sea la siguiente: si la prescripción extingue el derecho y no la acción como dice el CC, ¿cuál es la diferencia con la caducidad? Ella es muy pertinente, pues el art. 2003 dice que “la caducidad extingue el derecho y la acción”.

La respuesta, sin embargo, es más simple de lo que parece. Tanto la prescripción como la caducidad atacan al derecho o situación jurídica material y se configuran por el transcurso del tiempo; sin embargo, lo que las diferencia es que la primera está sujeta a una disponibilidad del beneficiado, mientras que en segunda dicha disponibilidad no existe. La explicación radica en lo siguiente: el legislador considera que, por razones de orden público, justicia, seguridad jurídica o algún otro valor, ciertas situaciones materiales deben ser extinguidas indefectiblemente en un determinado transcurso de tiempo, dado que resultaría contraproducente que éstas sigan existiendo por un lapso mayor. A estas situaciones les impone un plazo de caducidad. Se trata, evidentemente, de una opción del legislador producto de un juicio valorativo.

Por el contrario, el legislador impone plazos de prescripción para aquellas situaciones jurídicas que también necesitan extinguirse en determinado plazo, pero –y aquí viene lo importante– los efectos de la prescripción los condiciona a la voluntad del beneficiado con ella. Así por ejemplo, la extinción del derecho material producto de la configuración de la prescripción está sujeta, por ejemplo, a que el beneficiado (digamos, el deudor) renuncie a aquella, como reconoce el art. 1991 CC.

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Los efectos de la prescripción, por tanto, están sujetos a la voluntad del beneficiado. Ello evidentemente no ocurre en el caso de la caducidad.

Es claro que los temas abordados en este tópico requieren una explicación más profunda, lo cual por ahora no es posible. Sin embargo, el entendimiento de la prescripción y la caducidad que aquí se asume, como resulta obvio, deben conducir a una reforma integral del CC2.

IV. El error del Código Procesal Civil

Pero el CC no es lo único deficiente. El CPC también ha cometido un lamentable error al colocar a la prescripción como una cuestión ajena al mérito, haciendo de ella un elemento de la “validez de la relación procesal” (art. 451, inciso 5), dándole el mismo tratamiento de un presupuesto procesal3. El defecto o la omisión de un presupuesto procesal decantan en un vicio porque los elementos que componen dicha figura pertenecen íntegramente al ámbito del proceso y porque vulnera la forma establecida del procedimiento (entendido éste como acto complejo de formación sucesiva) y de los diversos actos procesales que lo componen. Y dicho vicio puede generar una nulidad.

Pero al estar íntimamente vinculada al derecho material traído al proceso y alegado en el pedido mediato, la prescripción pertenece al mérito. Lo que el juez dice cuando declara la prescripción es “tu derecho ya prescribió, por tanto, ya se extinguió”. De la misma forma, cuando verifica que ella no se ha producido, dice “tu derecho no prescribió, por tanto, no se extinguió (al menos no por prescripción)”. ¿Acaso este juicio es igual a aquel que decide sobre la incompetencia, la capacidad procesal o la capacidad postulativa (auténticos presupuestos procesales)? Es evidente que no.

Por tanto, en el marco de un proceso, la prescripción no es una categoría “procesal” sino –como se suele decir– “de fondo”. La prescripción no debería viabilizarse mediante una excepción procesal, porque el incidente iniciado con la deducción de ella sólo puede terminar

2 Comenzando con desplazarlas al inicio del Código Civil, puesto que se trata de instituciones que conforman la parte general del derecho privado.3 Vale la pena resaltar que tengo un entendimiento diferente de los llamados “presupuestos procesales”, el cual fue plasmado hace un tiempo en un artículo: “Los ‘presupuestos procesales’ vistos desde la ineficacia procesal. Críticas a una clásica lección”. En: CAVANI, Renzo (coord.), Manual del Código Procesal Civil, Lima: Gaceta Jurídica, 2011, pp. 193-227 (también aquí: http://works.bepress.com/renzocavani/2/). No obstante, dejo constancia que ya no sostengo algunas de las ideas contenidas en dicho artículo.

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en un juicio sobre la validez de la relación procesal. Si resulta un juicio negativo se genera una nulidad de todo lo actuado. Pero, ¿qué tiene que ver la prescripción con la nulidad procesal? Absolutamente nada. Si se concluye el proceso por prescripción, ¿se puede volver a iniciar otro con la misma causa de pedir? Sí, porque como se trata de una decretación de nulidad, no hay sentencia ni cosa juzgada.

¿Qué hacer entonces para remediar esta insuperable contradicción? Pues plantear una propuesta.

IV. Una propuesta

Esta preocupante situación hace que deba lanzarse una propuesta de lege ferenda.

Esta consiste, básicamente, en la instauración de un procedimiento incidental (cuestión preliminar de mérito) para llegar a un pronunciamiento preliminar de mérito, es decir, a una sentencia preliminar. ¿Por qué preliminar? Porque aún no se ha llevado a cabo la instrucción o fase probatoria. Aquel procedimiento, evidentemente, debe dar la oportunidad de actuar los medios probatorios pertinentes en una audiencia. Mientras esta cuestión se resuelve, el proceso principal continúa con normalidad. Por lo tanto, legislativamente deberían existir dos tipos de incidentes: para las cuestiones preliminares sobre el mérito y para las excepciones procesales. Cada uno de dichos procedimientos aspira a concluir con un juicio muy diferente.

En efecto, el tema del mérito no redunda apenas en una cuestión teórica o meramente terminológica, pues un pronunciamiento sobre el mérito tiene consecuencias diametralmente distintas de uno sobre la validez del procedimiento. Reconocer en la decisión que se pronuncia sobre la prescripción un verdadero juzgamiento sobre el mérito impediría que el proceso vuelva a iniciarse con la misma causa de pedir, puesto que sobre dicha decisión (sentencia) debe recaer la cosa juzgada. En mi opinión, exactamente lo mismo debe ocurrir con la legitimidad para obrar, el interés para obrar4, la caducidad, la cosa juzgada, la conciliación, la transacción y el desistimiento de la pretensión. Todos estos elementos componen el mérito; ninguno de

4 Como el lector puede intuir, la noción (y no los elementos, que son parte del mérito) “condiciones de la acción” debe ser totalmente desterrada, aunque ello merecería una explicación separada.

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ellos pertenece a la “validez de la relación procesal” como equivocadamente pretende nuestro CPC al asignarles a la nulidad como consecuencia de su verificación. Cualquier pronunciamiento sobre ellos debe ser entendido como uno relativo al mérito.

Ahora bien, ¿qué ocurre si el juzgamiento preliminar sobre el mérito es infundado (o sea, el juez rechaza la cuestión preliminar de mérito)? Es claro que también se tendrá un pronunciamiento sobre el mérito, o sea, una sentencia. Así, exactamente igual que la decisión que una decisión estimatoria con la que se concluirá el proceso, la decisión desestimatoria también adquiere cosa juzgada. Tenemos, por tanto, una auténtica sentencia parcial sobre el mérito vinculante para todos los jueces que intervengan en ese proceso, así como también en el futuro para las mismas partes. En resumen: una sentencia con cosa juzgada como cualquier otra, sólo que limitada a ciertos aspectos sobre el mérito que necesariamente deberán ser observados al momento de resolver los demás extremos sobre el mérito5.

La sentencia parcial sobre el mérito –que no es otra cosa que una escisión o fragmentación de la decisión– no es nada nuevo ni tampoco es capaz de generar inseguridad, como se podría decir. Inclusive, pienso que en diversos casos es absolutamente necesaria, como éste y como debería ocurrir en las hipótesis que exista una parte incontrovertida de la demanda, es decir, cuando el demandado no se pronuncia sobre uno o más extremos del pedido. En ese caso, el thema decidendum sólo versará sobre las partes controvertidas, siendo que las que no lo fueron adquieren cosa juzgada. Y no sólo ello: si es que es factible, debería ejecutarse inmediatamente. Ejemplo: se demanda 100 de indemnización por daño emergente y 200 por daño moral, pero el demandado sólo se pronuncia sobre el daño moral. Se pregunta: ¿Es necesario esperar hasta el final del proceso para verificar que el extremo que versa sobre el daño emergente ya adquirió cosa juzgada? No. ¿Es necesario esperar hasta el final del proceso para ejecutar el extremo sobre el cual ya reposa cosa juzgada (cognición plena y completa)? No. Por lo tanto, la sentencia parcial de mérito no entraña ninguna nocividad.

¿Cuál es la idea de la propuesta? ¿Qué es lo que se quiere lograr? Muy sencillo: que después de la instrucción probatoria las partes posean la plena confianza de que no habrán “sentencias” que decreten la

5 Por las propias características de la caducidad, pienso que ésta sí podría ser declarada en cualquier momento del proceso.

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nulidad por motivos que se debieron resolver antes, como la legitimidad para obrar, el interés para obrar, la prescripción, etc. Resultaría un despropósito que estos elementos que motivan el planteamiento de la cuestión preliminar de mérito se tengan que verificar al término del procedimiento de primer grado, pues pueden y deben decidirse antes6. Así, la preocupación del legislador del CPC para que se les examine al inicio del proceso es correcta, sólo que se encuentran mal configurados.

Por lo tanto, las consecuencias prácticas de la propuesta que someto a consideración son las siguientes:

- Si el juez resuelve positivamente sobre los elementos que pueden motivar una cuestión de mérito, el proceso se extingue con cosa juzgada con todas las consecuencias que ello genera.

- Si el juez resuelve negativamente sobre los elementos que pueden motivar una cuestión preliminar de mérito, entonces no le es permitido revisar su decisión, pues también posee cosa juzgada. Ya no es posible que el juez vuelva a revisar los aspectos decididos en la cuestión preliminar de mérito. Ello también involucra al juez superior y el juez supremo, en quienes recae la eficacia preclusiva de la cosa juzgada.

- Si no se alega algún elemento que pueda motivar una cuestión preliminar de mérito, se genera automáticamente preclusión para el demandado y también para el juez. Por lo tanto, el proceso principal continúa sin ninguna posibilidad de resolver sobre alguno de dichos elementos (exceptuando la caducidad).

Y si ello es así en cuanto a la cuestión preliminar de mérito, ni qué decir de los presupuestos procesales. Después del saneamiento debe precluir toda y cualquier alegación sobre ellos, tanto para las partes como para el órgano jurisdiccional.

V. A manera de conclusión

Pienso que si los jueces supremos, en el caso concreto que motivó estas líneas, tuvieran un entendimiento correcto sobre el tema de la prescripción, podrían resolver los casos que se les presenten y, de paso,

6 Soy consciente que esta propuesta implica una reformulación de diversas categorías tal como han sido plasmadas en nuestra legislación no sólo civil, sino también procesal civil, tales como la legitimidad para obrar, improcedencia in limine (para cuestiones de mérito), sentencia, recursos, etc. Esas reflexiones, qué duda cabe, servirán para seguir desarrollando las ideas preliminares planteadas aquí.

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cumplir con los fines del recurso de casación –aplicar adecuadamente el derecho objetivo y uniformizar la jurisprudencia nacional–. Dichos fines, lamentablemente, hasta ahora siguen siendo una dulce ilusión. No obstante ello, soy consciente que nuestra regulación no permite abordar el fenómeno de la prescripción correctamente, tanto en materia de derecho material como procesal. Es conveniente y deseable, por tanto, examinar críticamente nuestro derecho puesto y las diversas posiciones doctrinarias sobre el tema, e incentivar un diálogo que permita buscar soluciones distintas.

Finalmente, si Ud., atento lector, al margen de compartir o no la propuesta, ha quedado con un resquicio de duda sobre algo que quizá daba por cierto, entonces este breve texto habrá logrado su propósito.

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CAS. N° 4362-2010 ICA. Indemnización por daños y perjuicios. Lima, nueve de diciembre del año dos mil once.- LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA 35588 CASACIÓN El Peruano miércoles 4 de julio de 2012 DE LA REPÚBLICA; vista la causa número cuatro mil trescientos sesenta y dos — dos mil diez en Audiencia Pública llevada a cabo el día de la fecha; luego de verificada la votación con arreglo a ley, emite la siguiente sentencia.

RECURSO DE CASACIÓN: Se trata del recurso de casación interpuesto a fojas trescientos treinta y cinco del expediente principal por María Del Rosario Ramírez Loyola, contra la resolución de vista obrante a fojas trescientos veintidós del expediente principal, su fecha veinticuatro de agosto del año dos mil diez, expedida por la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Ica, que revoca la resolución apelada que declara infundada la excepción de prescripción extintiva de la acción deducida por la Caja Municipal de Ahorro y Crédito de Ica Sociedad Anónima; y, reformándola declara fundada dicha excepción, en consecuencia, nulo todo lo actuado y por concluido el proceso.

FUNDAMENTOS DEL RECURSO: Que, el recurso de casación fue declarado procedente por resolución de fecha trece de enero del año dos mil once, obrante a fojas cincuenta y dos del cuadernillo formado en este Supremo Tribunal por la causal prevista en el artículo trescientos ochenta y seis del Código Procesal Civil, por la que se denuncia:

a) Infracción normativa del artículo ciento cincuenta y cinco del Código Procesal Civil, toda vez que el cómputo prescriptorio debe hacerse desde el veintiséis de setiembre del año dos mil seis en que se notificó la Resolución número veintisiete obrante a fojas doscientos veintiuno vuelta que declaró consentida la Resolución número veinticinco, ambas del acompañado, máxime si el acto de la notificación tiene por objeto poner en conocimiento de los interesados el contenido de las resoluciones;

b) Infracción normativa del artículo ciento cuarenta y siete del Código Procesal Civil, toda vez que la Resolución número veintisiete obrante a fojas doscientos veintiuno del expediente que corre como acompañado fue notificada el veintiséis de setiembre del año dos mil seis y la demanda obrante a fojas setenta y dos del mismo expediente fue notificada el diecisiete de setiembre del año dos mil ocho; por tal, no han transcurrido los dos años que señala el inciso cuarto del artículo dos mil uno del Código Civil, per lo que el cómputo hecho en la resolución impugnada no ha respetado las normas procesales citadas;

c) Inaplicación del artículo mil novecientos noventa y tres del Código Civil, toda vez que la prescripción comienza a correr desde el día en que se puede ejercitar la acción, para ello resulta necesario revisar el Expediente Acompañado número dos mil cuatro — mil ochocientos treinta y uno, sobre ejecución de garantías, pues para hacer uso de una resolución judicial como la Resolución número veinticinco obrante a fojas doscientos trece e interponer la demanda de indemnización obrante a fojas setenta y dos del expediente principal, por la propia trascendencia de esta nueva pretensión jurídica, esta nueva resolución necesariamente debe quedar consentida o ejecutoriada por resolución expresa del juzgado para evitar su posterior cuestionamiento;

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d) No se ha tenido en consideración lo señalado por el inciso octavo del artículo mil novecientos noventa y cuatro del Código Civil, peticionada e inclusive antes de emitirse la impugnada, pues la prescripción se suspende mientras sea imposible reclamar un derecho, y siendo que el quince de agosto del año dos mil siete la ciudad de lea se vio afectada por un sismo de gran magnitud que fue de conocimiento mundial suspendiéndose las labores judiciales, ello aunado a una Huelga Nacional Indefinida, realizada por los servidores judiciales que se prolongó hasta los primeros días del mes de enero del año dos mil ocho siendo imposible reclamar su derecho.

CONSIDERANDO: Primero.- Que, el debido proceso tiene por función asegurar los derechos fundamentales consagrados en la Constitución Política del Estado, dado que toda persona tiene la posibilidad de recurrir a la justicia para obtener la tutela jurisdiccional de los derechos individuales a través de un procedimiento legal en el que se dé oportunidad razonable y suficiente de ser oído, de ejercer el derecho de defensa, de producir prueba y de obtener una sentencia que decida la causa dentro de un plazo preestablecido en la ley procesal.

Segundo.- Que, antes de absolver las denuncias postuladas por la recurrente conviene hacer un breve recuento de lo acontecido en el proceso. En tal sentido, es de apreciar que a fojas setenta y dos del expediente principal, la ahora recurrente ha interpuesto demanda de indemnización por daños y perjuicios por responsabilidad extracontractual contra la Caja Municipal de Ahorro y Crédito de la Sociedad Anónima a fin que se le abone la suma de ciento setenta y seis mil nuevos soles -S/.176,000.00-, refiriendo en concreto que la entidad crediticia demandada le inició un proceso de ejecución de garantía hipotecaria pese a conocer que no existía garantía alguna que ejecutar contra la demandante, dado que el préstamo con garantía hipotecaria había sido pagado en su integridad, proceso judicial dentro del cual contradijo la ejecución fundando la misma en la causal de inexigibilidad de la obligación y cumplimiento de la misma, la que fue finalmente declarada fundada declarándose por consiguiente improcedente la demanda, la que al no ser impugnada quedó consentida. Agrega que el accionar ilegal de la demandada trajo consigo que un profesional sicólogo le diagnosticara un cuadro de reacción ansiosa situacional, como producto del accionar de la demandada al haberle interpuesto indebidamente dicha demanda de ejecución de garantías y pretender rematar el bien inmueble de su propiedad por una deuda que jamás contrajo, perjuicio que además le causó un cuadro de Herpes Zoster Facial, además de los problemas familiares que tuvo que afrontar como consecuencia de dicho accionar.

Tercero.- Que, admitida a trámite la demanda, la Caja Municipal de Ahorro y Crédito lca Sociedad Anónima, mediante escrito obrante a fojas ciento dieciséis del expediente principal deduce la excepción de prescripción extintiva señalando básicamente que si bien la demandante sustenta su demanda de indemnización por daños y perjuicios por haberse interpuesto una demanda de ejecución de garantía, no obstante, el mismo se inició el quince de octubre del año dos mil cuatro, culminando el veintiocho de agosto del año dos mil seis mediante auto que declaró fundada la contradicción formulada por la demandante, por lo que al haberse interpuesto la presente acción el día diez de setiembre del año dos mil ocho, ha transcurrido en exceso el plazo de prescripción extintiva previsto en el inciso cuarto del artículo dos mil uno del Código Civil. En cuanto al fondo del asunto, la entidad demandada mediante escrito obrante a fojas ciento treinta y seis del expediente principal, absuelve los términos de la demanda, señalando

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básicamente que la ampliación de la garantía hipotecaria fue otorgada por la demandante para garantizar obligaciones actuales y futuras de los prestatarios de conformidad con lo dispuesto en el artículo ciento setenta y dos de la Ley número veintiséis mil setecientos dos, por lo que el daño invocado por la demandante no se configura al no haberse comprobado con medio probatorio alguno.

Cuarto.- Que, valoradas las pruebas y compulsados los hechos expuestos por las partes, por resolución de primera instancia de fecha dieciséis de enero del año dos mil nueve se declara infundada la excepción de prescripción extintiva interpuesta por la Caja Municipal de Ahorro y Crédito de lca Sociedad Anónima. El juez de la causa entiende que desde la fecha de expedición de la resolución de fecha veintiocho de agosto del año dos mil seis, recaída en el proceso de ejecución de garantías, la misma que fue declarada consentida mediante resolución de fecha quince de setiembre del año dos mil seis, hasta la fecha de interposición de la presente demanda cuya data es del día diez de setiembre del año dos mil ocho, no ha transcurrido el plazo de dos años fijados para que opere la prescripción extintiva de la acción.

Quinto.- Que, apelada que fuera la resolución de grado, la Sala de mérito mediante resolución de fecha veinticuatro de agosto del año dos mil diez revoca la apelada en cuanto declara infundada la excepción deducida y reformándola declara fundada dicha excepción, en consecuencia dispone la anulación de todo lo actuado y por concluido el proceso. Básicamente la Sala de mérito entiende que el proceso sobre ejecución de garantía concluyó por resolución de fecha veintiocho de agosto del año dos mil seis al declarar fundada la contradicción e improcedente la demanda, la misma que le fue notificada a la recurrente el cuatro de setiembre del año dos mil seis, por lo que a la fecha de presentación de la presente demanda, esto es, el día diez de setiembre del año dos mil ocho, la misma que fuera notificada válidamente el diecisiete de setiembre del año dos mil ocho, se advierte que ha transcurrido en exceso el plazo previsto en el inciso cuarto del artículo dos mil uno del Código Civil.

Sexto.- Que, la prescripción extintiva es una institución jurídica según la cual el transcurso de un determinado lapso extingue la acción que el sujeto tiene para exigir un derecho ante los tribunales, siendo consustancial a ésta la despreocupación del sujeto para exigir su derecho durante el lapso mencionado; sin embargo, el inicio del decurso prescriptorio se inicia desde el día en que puede ejercitarse la acción, como lo señala el artículo mil novecientos noventa y tres del Código Civil, siendo una de las causas de su interrupción, según lo precisa el inciso tercero del artículo mil novecientos noventa y seis del mismo Código, la citación con la demanda o por otro acto con el que se notifique al deudor, aun cuando se haya acudido a un Juez o autoridad incompetente.

Séptimo.- Que, en el presente caso, absolviendo la causal por infracción normativa procesal contenida en los artículos ciento cuarenta y siete y ciento cincuenta y cinco del Código Procesal Civil, concordante con el artículo mil novecientos noventa y tres del Código Civil declaradas procedentes, las mismas que guardan similitud en cuanto a su contenido, se llega a verificar que el cómputo del plazo prescriptorio debió computarse a partir de la notificación de la resolución expedida en el proceso sobre ejecución de garantías que dio por consentida la resolución de primera instancia que declaraba infundada la contradicción formulada e improcedente la demanda, esto es,

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el quince de setiembre del año dos mil seis -fojas doscientos veintiuno del expediente acompañado-, fecha a partir del cual la recurrente podía ejercitar su acción indemnizatoria por responsabilidad extracontractual, tanto más, si con esta última resolución judicial el recurrente podía tener la seguridad que la parte contraria no tendría posibilidad de cuestionar la citada resolución vía recurso de apelación.

Octavo.- Que, respecto al tema señalado en el considerando precedente, este Supremo Colegiado estima que dicho criterio también deriva por aplicación, mutatis mutandi, de la doctrina constitucional vinculante esbozada por el Tribunal Constitucional a través del Expediente número doscientos cincuenta y dos —dos mil nueve — PA / TC y publicado en fecha veintisiete de julio del año dos mil diez, en el que frente a la existencia de criterios disímiles en cuanto a partir de qué momento un acto procesal queda firme y empieza nuevamente el decurso prescriptorio, el referido alto Tribunal ha establecido que el cómputo del plazo procesal prescriptorio debe computarse a partir de la notificación del cúmplase lo ejecutoriado.

Noveno.- Que por lo expuesto se advierte que al declararse la prescripción aludida la sala de mérito ha incurrido en la causal denunciada por afectación del derecho de tutela judicial efectiva de la parte actora, pues es a través de una decisión de fondo que se debe decidir si corresponde o no amparar el derecho que invoca la demandante luego de evaluar los hechos en controversia con el acopio y análisis de todos los elementos necesarios para resolver el conflicto de intereses.

Décimo.- Que, de otro lado, siguiendo el criterio establecido por nuestro ordenamiento civil, el tema de la prescripción extintiva puede igualmente encontrarse sujeta a causales de suspensión. En este escenario, la suspensión de la prescripción extintiva se constituye en una excepción al principio general que establece que la prescripción corre contra todas las personas, sin atención a su naturaleza o a consideraciones subjetivas, admitiéndose únicamente las causales de suspensión dispuestas expresamente por ley, sin que pueda extenderse a otra situaciones, siendo una de las causas de interrupción del plazo prescriptorio, según lo precisa el inciso octavo del artículo mil novecientos noventa y cuatro del mismo Código, mientras sea imposible reclamar el derecho ante un tribunal peruano; en cuyo caso, desaparecida la causa de la suspensión, la prescripción reanuda su curso adicionándose el tiempo transcurrido anteriormente.

Décimo Primero.- Que, a este respecto, refiere el tratadista nacional Torres Vásquez' que esta causal se puede configurar, 'por ejemplo, cuando el despacho judicial se encuentra suspendido a consecuencia de paralizaciones laborales o cuando por cualquier otra razón, se torna imposible recurrir a los tribunales, por lo que la consecuencia lógica sería que durante esos días se tenga que suspender el plazo de prescripción. Dicha posición se encuentra corroborada, asimismo, con lo señalado por la autora nacional Ariano Deho (2) cuando refiere que un criterio razonable para estimar la suspensión de la prescripción a que se contrae el inciso octavo el artículo mil novecientos noventa y cuatro del Código material es cuando dicha imposibilidad se produzca debido a calamidades naturales -inundaciones, terremotos, incendios, etc.- o eventos de otra naturaleza -como por ejemplo, huelga de los empleados judiciales o el cierre de las dependencias tal como ocurrió tras el golpe de Estado de fecha cinco de abril del año mil novecientos noventa y dos- en donde resulta sensato que el titular del

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derecho no se vea perjudicado con la maduración de la "fase preliminar" del término prescriptorio.

Décimo Segundo.- Que, en el contexto descrito y sin perjuicio de haberse declarado fundado el recurso por la causal in procedendo declarada procedente, esta Suprema Sala procede a analizar de manera excepcional los argumentos de la causal por infracción por vicios in iudicando declarada procedente, respecto a la inaplicación del inciso octavo del artículo mil novecientos noventa y cuatro del Código Civil en atención a la trascendencia que para este Colegiado Supremo tiene el caso sub examine, debiendo precisar en línea de principio que dicho dispositivo establece claramente que la suspensión de la prescripción procede “Mientras sea imposible reclamar el derecho ante un tribunal peruano”; imposibilidad que, dada la naturaleza jurídica de la suspensión, debe entenderse que está referida a cualquier situación extraordinaria ajena al justiciable que le impida recurrir a un Tribunal Nacional; dentro de cuyo supuesto se encuentra, como en el presente caso, la paralización del despacho judicial por parte de los servidores del poder judicial que acataron una huelga indefinida en el Distrito Judicial de lea desde el día veintiséis de noviembre del año dos mil siete al cuatro de enero del año dos mil ocho, situación extraordinaria ajena a la justiciable que le impedía recurrir a un Tribunal Peruano. Debiendo agregarse a ello el movimiento telúrico —terremoto- acaecido en la ciudad de Ica el día quince de agosto del año dos mil siete que obligó a la suspensión de las labores en el referido Distrito Judicial, desde el día dieciséis de agosto del año dos mil siete al veintinueve de agosto del mismo año, conforme al Informe remitido por la Administración de la Corte Superior de Justicia de lea. En el contexto descrito, es claro que sumados el periodo corrido antes del evento suspensivo y el periodo transcurrido después de su fin, no ha transcurrido el plazo de dos años que prevé el inciso cuarto del artículo dos mil uno del Código Civil.

Décimo Tercero.- Que, por consiguiente, habiéndose acreditado la causal de infracción por vicios in procedendo denunciada, debe casarse la resolución de vista, de conformidad con la primera parte del artículo trescientos noventa y seis del Código Procesal Civil; declararon:

FUNDADO el recurso de casación interpuesto a fojas trescientos treinta y cinco del expediente principal por María Del Rosario Ramírez Loyola; en consecuencia, NULA la resolución de vista obrante a fojas trescientos veintidós del mismo expediente, su fecha veinticuatro de agosto del año dos mil diez; y actuando en Sede de Instancia: CONFIRMARON la resolución de primera instancia de fecha dieciséis de enero del año dos mil nueve que declara infundada la excepción de, prescripción extintiva deducida por la Caja Municipal de Ahorro y Crédito de lea Sociedad Anónima; debiendo continuar el. proceso según se estado; DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial El Peruano, bajo responsabilidad, en los seguidos por María Del Rosario Ramírez Loyola contra la Caja Municipal de Ahorro y Crédito de lea Sociedad Anónima, sobre Indemnización por Daños y Perjuicios; y los devolvieron. Ponente Señor Ticona Postigo, Juez Supremo.- SS. TICONA POSTIGO, ARANDA RODRIGUEZ, CAROAJULCA BUSTAMANTE, VALCÁRCEL SALDAÑA, MIRANDA MOLINA

(1) Torres Vásquez, Aníbal. "Código Civil". Sexta Edición. Editorial Temis S.A. Bogotá Colombia. 2002, p. 978.

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(2) Ariano Deho, Eugenia. “Código Civil Comentado”. Gaceta Jurídica Tomo X. 2005. Lima, p. 284.