Salud Libro Nutricion Mujer
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NUTRICIÓNY
MUJER
Esther Fuentes Marhuenda Franz Martín Bermudo Enrique Roche Collado
NUTRICIÓN Y MUJER La información recogida en esta obra fue presentada en la 1ª Jornada sobre “Nutrición y Mujer” celebrada el 8 de marzo de 2002 y organizada por la División de Nutrición del Departamento de Biología Aplicada de la Universidad Miguel Hernández.
Jornada subvencionada por la Conselleria de Cultura, Educació y Ciencia de la Generalitat Valenciana
Otras entidades colaboradoras: Universidad Miguel Hernández (Alicante), Bancaixa, Asociación Provincial de Alicante de Mujeres Mastectomizadas e Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández
Portada: Cuadro realizado expresamente por Teresa Martínez Embid
Edita: Universidad Miguel Hernández Autores: Esther Fuentes Marhuenda, Franz Martín Bermudo y Enrique Roche Collado ISBN: 84-96297-06-3
Depósito Legal: A-847-2004 Imprime: Gráficas Limencop SL
INDICE
NUTRICIÓN Y MUJER
PRIMERA PARTE: Nutrición en la mujer durante el ciclo de la vida y en situaciones especiales
1- Nutrición y mujer. Conceptos generales…………………………………… 9 2- Nutrición, entrenamiento y rendimiento en la mujer deportista……….... 27 3- Nutrición en la mujer mayor………………………………………..……… 69
SEGUNDA PARTE: Nutrición en la mujer en determinadas patologías
4- La mujer y los trastornos de la conducta alimentaria………………….…. 95 5- Consumo de alcohol en la mujer. Riesgos, beneficios y síndrome alcohólico fetal………………………………………………………………119 6- Mujer y cáncer de mama…………………………………………………... 149 7- Mujer y osteoporosis. Estudio EFROME……………………………...….. 173
PRÓLOGO
La lucha por las igualdades legales y sociales entre los sexos es una guerra que afortunadamente está encontrando un final justo y esperemos que satisfactorio. Sin embargo, la biología se ha afanado en mantener la diferencia entre hombres y mujeres como una parte esencial de la preservación de la especie humana en el planeta resultando en uno de los más bellos logros de la evolución. La Nutrición no es una excepción a esta evidencia y en este sentido así lo demuestra. Los requerimientos nutricionales, el metabolismo basal y las necesidades energéticas son claramente diferentes entre hombres y mujeres. Añadiendo, que el sexo femenino es el que soporta y lleva a término el desarrollo del futuro ser, desde sus estadíos unicelulares hasta su diferenciación como ser humano antes y después del nacimiento. En este sentido, la Nutrición juega un papel fundamental. Los libros de texto sobre Nutrición dedican apartados en sus explicaciones a los hechos diferenciales que caracterizan la nutrición tanto en hombres, como en mujeres, ampliando la información en los temas referentes a la Nutrición durante el embarazo y la lactancia. La presente obra coordinada por la División de Nutrición del Departamento de Biología Aplicada de la Universidad Miguel Hernández, quiere recapitular y profundizar en estos aspectos particulares que caracterizan la Nutrición en la mujer y hacer una reflexión sobre los mismos.
La obra se divide en 2 partes bien diferenciadas. En la primera se tratan aspectos generales de la Nutrición en la mujer, en particular todo lo concerniente a sus necesidades en determinados nutrientes, gasto energético y metabolismo basal a lo largo de su ciclo vital (Capítulo 1). Asimismo, presentará datos referentes a la mujer embarazada y a la mujer durante la lactancia, épocas del ciclo vital donde la adaptación nutricional a la nueva situación es esencial. Por otro lado, el nuevo esquema social del siglo XX ha permitido la exitosa irrupción de la mujer en el terreno deportivo, dando lugar a nuevos planteamientos tanto en la preparación, como en la Nutrición, para que las atletas puedan rendir al más alto nivel. Ambos aspectos forman un binomio esencial e indivisible que se contemplarán en el Capítulo 2. Finalmente, esta primera parte de la obra termina con la última etapa del ciclo vital, que es la tercera edad (Capítulo 3). Este es un tema muy pertinente dado que la longevidad del sexo femenino claramente sobrepasa a la del varón. La Nutrición juega un papel esencial en esta etapa de la vida que debe contemplar los hechos diferenciales entre mujeres y varones. La filosofía que debe estar presente en las estrategias nutricionales dirigidas a la mujer mayor es “dar más vida a los años” y no “más años a la vida”.
La segunda parte de la obra se centra en patologías que si bien no son exclusivas del sexo femenino, su incidencia y prevalencia son muy elevadas en las mujeres. En este sentido, se abordan patologías como los transtornos de la conducta alimentaria (Capítulo 4), el consumo de alcohol y el síndrome alcohólico fetal (Capítulo 5), el cáncer de mama (Capítulo 6) y la osteoporosis (Capítulo 7). Siguen quedando muchas otras patologías en el tintero como la diabetes gestacional o la obesidad, pero las limitaciones de espacio no han permitido su tratamiento. En cualquier caso, todas estas patologías tienen muchos aspectos nutricionales tanto en la prevención, como en la terapia.
En definitiva esta obra intenta ser una herramienta de trabajo para estudiantes, ya que el lenguaje está muy adaptado para ellos sin pecar de ser muy divulgativo o extremadamente especializado. La bibliografía incluida en cada capítulo permitirá además ampliar conocimientos y profundizar más en los temas. Además la obra se presenta como una herramienta docente para completar la formación, establecer grupos de debate y planificar actividades monográficas que sin lugar a duda enriquecerán la formación del alumnado. Esperamos que esta obra inédita en la literatura sobre Nutrición cumpla los objetivos fijados y que verdaderamente sea útil en la formación de futuros profesionales en el área sanitaria y científica.
Esther Fuentes Marhuenda Franz Martín Bermudo Enrique Roche Collado
NUTRICIÓN Y MUJER Conceptos generales
9
NUTRICIÓN Y MUJER
CONCEPTOS GENERALES
Esther Fuentes Marhuenda
NUTRICIÓN Y MUJER Conceptos generales
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Introducción
Nutrición en la mujer durante el ciclo de la vida
Nutrición en la mujer durante el embarazo y la lactancia
Conclusiones
Bibliografía recomendada
NUTRICIÓN Y MUJER Conceptos generales
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NUTRICIÓN Y MUJER, CONCEPTOS GENERALES
INTRODUCCIÓN
Las diferencias biológicas entre el sexo femenino y masculino vienen
determinadas a lo largo del desarrollo y son constatadas a distintos niveles, como son el
genético, morfológico, anatómico y fisiológico. Estas diferencias de diseño se
manifiestan en unas necesidades metabólicas y de gasto energético diferentes. Por esta
razón, las necesidades nutricionales de hombres y mujeres son diferentes, tanto en
nutrientes energéticos, como en nutrientes estructurales y reguladores.
Por otro lado, la mujer es quien soporta el embarazo y el desarrollo de un nuevo
ser. Nuevamente, la nutrición debe ajustarse a este particular periodo con el objetivo de
mantener las necesidades de la madre, así como las del feto en desarrollo hasta el
momento del parto. Finalmente, la lactancia supone un periodo importante para el recién
nacido, ya que el primer y único alimento que tomará será muy probablemente la leche
producida por la glándula mamaria de su madre. Excepcionalmente, el neonato podrá
nutrirse a partir de fórmulas artificiales de inicio que intentan imitar la composición de
la leche materna. La nutrición de la madre durante el periodo de amamantamiento
condicionará de forma muy especial, la composición nutricional de la leche que
administrará a su hijo, y a la larga el crecimiento de éste.
Finalmente cabría mencionar el importante papel que las madres han jugado en
la nutrición del núcleo familiar. Hasta hace bien poco, las mujeres han sido las
responsables de la compra del alimento, de su conservación, de su preparación culinaria
y de la gestión doméstica y económica en el tema nutricional. Tan sólo muy
recientemente este papel de la mujer se está perdiendo al entrar ésta en el mercado
laboral. Sin embargo, no hay que negar que el sexo femenino sigue jugando un
importante papel en este respecto, aunque no muy habitualmente compartido con el
varón.
NUTRICIÓN Y MUJER Conceptos generales
12
El presente Capítulo servirá de introducción mostrando las facetas que
distinguen la nutrición de la mujer durante el ciclo vital, así como durante las
situaciones especiales del embarazo y la lactancia.
NUTRICIÓN EN LA MUJER DURANTE EL CICLO DE LA VIDA
Considerando un desarrollo normal se puede constatar que las diferencias
morfológicas son muy sutiles durante la infancia, siendo muy difícil en ocasiones poder
determinar el sexo del sujeto o, en otras palabras, distinguir quién es niño y quién es
niña. Es durante esta primera etapa de la niñez, que va desde el nacimiento hasta el
inicio de la pubertad, donde las necesidades energéticas y en nutrientes son muy
similares en ambos sexos (Tabla 1), observándose un desarrollo corporal muy similar.
Tabla 1A: Ingestas recomendadas en energía, proteínas y minerales durante la niñez (niños y niñas) para la población española (1994). Abreviaturas utilizadas: Prot, proteínas.
Edad Kcal Prot (g) Ca (mg) Fe (mg) I (mg) Zn (mg) Mg (mg)
0-6 meses 650 14 500 7 35 3 60
6-12 meses 950 20 600 7 45 5 85
1-4 años 1250 23 800 7 55 10 125
4-6 años 1700 30 800 9 70 10 200
6-9 años 2000 36 800 9 90 10 250
NUTRICIÓN Y MUJER Conceptos generales
13
Tabla 1B: Ingestas recomendadas en vitaminas durante la niñez (niños y niñas) para la población española (1994). Nomenclatura utilizada para algunas vitaminas: B1, tiamina; B2, riboflavina; B3, niacina; B9, ácido fólico. Las cantidades de vitamina A y vitamina E vienen expresadas para equivalentes de retinol y de -tocoferolrespectivamente. Edad B1
(mg)B2
(mg)B3
(mg) B6
(mg)B9
(mg)B12(mg)
C(mg)
A(mg)
D(mg)
E(mg)
0-6meses
0,3 0,4 4 0,3 40 0,3 50 450 10 6
6-12meses
0,4 0,6 6 0,5 60 0,3 50 450 10 6
1-4años
0,5 0,8 8 0,7 100 0,9 55 300 10 6
4-6años
0,7 1 11 1,1 100 1,5 55 300 10 7
6-9años
0,8 1,2 13 1,4 100 1,5 55 400 5 8
Es en la adolescencia cuando empiezan a marcarse las diferencias. El inicio de la
pubertad es muy variable entre los sujetos, no coincidiendo con la edad cronológica. De
todas formas en las mujeres esta etapa suele comenzar con la aparición de la primera
menstruación, que suele ser alrededor de los 11-14 años. Por regla general las mujeres
alcanzan la pubertad antes que los varones, empezando en éstos alrededor de los 14-16
años. Es a partir de la entrada en la adolescencia cuando cambian las necesidades
nutricionales en ambos sexos (Tabla 2). Los varones siguen teniendo unas necesidades
energéticas mayores, ya que continúan con su desarrollo, mientras que en las mujeres se
observa una tendencia a la estabilización, ya que la curva de desarrollo está alcanzando
su máximo. Las necesidades en micronutrientes (vitaminas y minerales) son muy
similares en ambos sexos. En el caso particular del hierro, la ingesta recomendada es
mayor en la mujer al inicio de la adolescencia, debido a la precocidad y con la idea de
compensar las pérdidas menstruales. El varón necesita el hierro para construir su masa
muscular y el tejido sanguíneo, donde se deposita en forma de mioglobina y
hemoglobina respectivamente. A medida que se avanza en la adolescencia, las
necesidades de hierro se van equiparando en ambos sexos.
NUTRICIÓN Y MUJER Conceptos generales
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Tabla 2A: Ingestas recomendadas en energía, proteínas y minerales durante la adolescencia (mujeres) para la población española (1994). Abreviaturas utilizadas: Prot, proteínas.
Edad Kcal Prot (g) Ca (mg) Fe (mg) I (mg) Zn (mg) Mg (mg)
10-12 años 2300 41 1000 18 115 15 330
13-15 años 2500 45 1000 18 115 15 330
16-19 años 2300 43 1000 18 115 15 330
Tabla 2B: Ingestas recomendadas en energía, proteínas y minerales durante la adolescencia (varones) para la población española (1994). Abreviaturas utilizadas: Prot, proteínas.
Edad Kcal Prot (g) Ca (mg) Fe (mg) I (mg) Zn (mg) Mg (mg)
10-12 años 2450 43 1000 12 125 15 350
13-15 años 2750 54 1000 15 135 15 400
16-19 años 3000 56 1000 15 145 15 400
Tabla 2C: Ingestas recomendadas en vitaminas durante la adolescencia (mujeres) para la población española (1994). Nomenclatura utilizada para algunas vitaminas: B1, tiamina; B2, riboflavina; B3, niacina; B9, ácido fólico. Las cantidades de vitamina A y vitamina E vienen expresadas para equivalentes de retinol y de -tocoferolrespectivamente. Edad B1
(mg)B2
(mg)B3
(mg) B6
(mg)B9
(mg)B12(mg)
C(mg)
A(mg)
D(mg)
E(mg)
10-12años
0,9 1,4 15 1,6 100 2 60 800 5 10
13-15años
1 1,5 17 2,1 200 2 60 800 5 11
16-19años
0,9 1,4 15 1,7 200 2 60 800 5 12
Tabla 2D: Ingestas recomendadas en vitaminas durante la adolescencia (varones) para la población española (1994). Nomenclatura utilizada para algunas vitaminas: B1, tiamina; B2, riboflavina; B3, niacina; B9, ácido fólico. Las cantidades de vitamina A y vitamina E vienen expresadas para equivalentes de retinol y de -tocoferolrespectivamente. Edad B1
(mg)B2
(mg)B3
(mg) B6
(mg)B9
(mg)B12(mg)
C(mg)
A(mg)
D(mg)
E(mg)
10-12años
1 1,5 16 1,6 100 2 60 1000 5 10
13-15años
1,1 1,7 18 2,1 200 2 60 1000 5 11
16-19años
1,2 1,8 20 2,1 200 2 60 1000 5 12
NUTRICIÓN Y MUJER Conceptos generales
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La edad adulta mantiene las diferencias nutricionales entre hombres y mujeres
(Tabla 3). El consumo energético diario es menor en la mujer, ya que presenta un
metabolismo basal inferior al del varón. La gran diferencia radica en las
recomendaciones de proteínas que están incrementadas en el caso de los varones,
principalmente para cubrir el recambio del tejido muscular. Las necesidades en
vitaminas y minerales en las mujeres son iguales o menores debido a la adaptación de
las cantidades de estos nutrientes a un menor peso corporal y al mencionado
metabolismo basal inferior, siempre comparando con el varón. La excepción la
representa el hierro, cuya recomendación de ingesta es mayor en las mujeres que en los
varones, con la idea de cubrir las pérdidas debidas a las menstruaciones.
Tabla 3A: Ingestas recomendadas en energía, proteínas y minerales durante la edad adulta (mujeres) para la población española (1994). Abreviaturas utilizadas: Prot, proteínas.
Edad Kcal Prot (g) Ca (mg) Fe (mg) I (mg) Zn (mg) Mg (mg)
20-39 años 2300 41 800 18 110 15 330
40-49 años 2185 41 800 18 110 15 330
50-59 años 2075 41 800 10 110 15 300
Tabla 3B: Ingestas recomendadas en energía, proteínas y minerales durante la edad adulta (varones) para la población española (1994). Abreviaturas utilizadas: Prot, proteínas.
Edad Kcal Prot (g) Ca (mg) Fe (mg) I (mg) Zn (mg) Mg (mg)
20-39 años 3000 54 800 10 140 15 350
40-49 años 2850 54 800 10 140 15 350
50-59 años 2700 54 800 10 140 15 350
NUTRICIÓN Y MUJER Conceptos generales
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Tabla 3C: Ingestas recomendadas en vitaminas durante la edad adulta (mujeres) para la población española (1994). Nomenclatura utilizada para algunas vitaminas: B1, tiamina; B2, riboflavina; B3, niacina; B9, ácido fólico. Las cantidades de vitamina A y vitamina E vienen expresadas para equivalentes de retinol y de -tocoferolrespectivamente. Edad B1
(mg)B2
(mg)B3
(mg) B6
(mg)B9
(mg)B12(mg)
C(mg)
A(mg)
D(mg)
E(mg)
20-39años
0,9 1,4 15 1,6 200 2 60 800 5 12
40-49años
0,9 1,3 14 1,6 200 2 60 800 5 12
50-59años
0,8 1,2 14 1,6 200 2 60 800 5 12
Tabla 3D: Ingestas recomendadas en vitaminas durante la edad adulta (varones) para la población española (1994). Nomenclatura utilizada para algunas vitaminas: B1, tiamina; B2, riboflavina; B3, niacina; B9, ácido fólico. Las cantidades de vitamina A y vitamina E vienen expresadas para equivalentes de retinol y de -tocoferolrespectivamente. Edad B1
(mg)B2
(mg)B3
(mg) B6
(mg)B9
(mg)B12(mg)
C(mg)
A(mg)
D(mg)
E(mg)
20-39años
1,2 1,8 20 1,8 200 2 60 1000 5 12
40-49años
1,1 1,7 19 1,8 200 2 60 1000 5 12
50-59años
1,1 1,6 18 1,8 200 2 60 1000 5 12
La vejez se caracteriza en ambos sexos por un declive en el gasto energético
tanto en varones, como en mujeres (Tabla 4). A pesar de ello, las recomendaciones
energéticas siguen siendo mayores en el sexo masculino que en el femenino y
nuevamente esta diferencia la marcan las proteínas. Los micronutrientes (vitaminas y
minerales) presenta una ingesta recomendada igual o menor en mujeres que en varones.
La disminución, al igual que en la madurez, es el resultado de adaptar las cantidades de
estos nutrientes a un menor peso corporal y gasto basal en las mujeres. La
recomendación de ingesta de hierro en mujeres disminuye y se equipara a la de los
varones, debido a la desaparición de pérdidas menstruales por la entrada en la
menopausia.
NUTRICIÓN Y MUJER Conceptos generales
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Tabla 4A: Ingestas recomendadas en energía, proteínas y minerales durante la vejez (mujeres) para la población española (1994). Abreviaturas utilizadas: Prot, proteínas.
Edad Kcal Prot (g) Ca (mg) Fe (mg) I (mg) Zn (mg) Mg (mg)
60-69 años 1875 41 800 10 110 15 300
+ 70 años 1700 41 800 10 95 15 300
Tabla 4B: Ingestas recomendadas en energía, proteínas y minerales durante la vejez (varones) para la población española (1994). Abreviaturas utilizadas: Prot, proteínas.
Edad Kcal Prot (g) Ca (mg) Fe (mg) I (mg) Zn (mg) Mg (mg)
60-69 años 2400 54 800 10 140 15 350
+ 70 años 2100 54 800 10 125 15 350
Tabla 4C: Ingestas recomendadas en vitaminas durante la vejez (mujeres) para la población española (1994). Nomenclatura utilizada para algunas vitaminas: B1, tiamina; B2, riboflavina; B3, niacina; B9, ácido fólico. Las cantidades de vitamina A y vitamina E vienen expresadas para equivalentes de retinol y de -tocoferolrespectivamente. Edad B1
(mg)B2
(mg)B3
(mg) B6
(mg)B9
(mg)B12(mg)
C(mg)
A(mg)
D(mg)
E(mg)
60-69años
0,8 1,1 12 1,6 200 2 60 800 5 12
+ 70 años
0,7 1 11 1,6 200 2 60 800 5 12
Tabla 4D: Ingestas recomendadas en vitaminas durante la vejez (varones) para la población española (1994). Nomenclatura utilizada para algunas vitaminas: B1, tiamina; B2, riboflavina; B3, niacina; B9, ácido fólico. Las cantidades de vitamina A y vitamina E vienen expresadas para equivalentes de retinol y de -tocoferolrespectivamente. Edad B1
(mg)B2
(mg)B3
(mg) B6
(mg)B9
(mg)B12(mg)
C(mg)
A(mg)
D(mg)
E(mg)
60-69años
1 1,4 16 1,8 200 2 60 1000 5 12
+ 70 años
0,8 1,3 14 1,8 200 2 60 1000 5 12
NUTRICIÓN Y MUJER Conceptos generales
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NUTRICIÓN EN LA MUJER DURANTE EL EMBARAZO Y LA LACTANCIA
El embarazo supone un momento excepcional en el ciclo vital de la mujer desde
diversos puntos de vista, entre los que se encuentra el fisiológico. Los cambios
hormonales, tisulares y funcionales que se operan van a ir encaminados a sostener el
desarrollo del futuro ser humano, cuya supervivencia depende enteramente de la madre
durante este periodo de su vida. En este sentido la nutrición de la mujer embarazada
debe responder a estos cambios y adaptarse para garantizar el correcto desarrollo de su
futuro hijo (Tabla 5).
Tabla 5A: Ingestas recomendadas en energía, proteínas y minerales durante el embarazo y la lactancia (mujeres) para la población española (1994). Abreviaturas utilizadas: Prot, proteínas. Los signos “+” indican el suplemento que hay que añadir a la ingesta recomendada habitualmente. Estado Kcal Prot (g) Ca (mg) Fe (mg) I (mg) Zn (mg) Mg (mg)
Embarazo 1er trimestre
+0 +15 +600 18 +25 20 +120
Embarazo 2º y 3er
trimestre
+250 +15 +600 18 +25 20 +120
Lactancia +500 +25 +700 18 +45 25 +120
Tabla 5B: Ingestas recomendadas en vitaminas durante el embarazo y la lactancia (mujeres) para la población española (1994). Nomenclatura utilizada para algunas vitaminas: B1, tiamina; B2, riboflavina; B3, niacina; B9, ácido fólico. Las cantidades de vitamina A y vitamina E vienen expresadas para equivalentes de retinol y de -tocoferolrespectivamente. Los signos “+” indican el suplemento que hay que añadir a la ingesta recomendada habitualmente. Estado B1
(mg)B2
(mg)B3
(mg) B6
(mg)B9
(mg)B12(mg)
C(mg)
A(mg)
D(mg)
E(mg)
Emba-razo
+0,1 +0,2 +2 +2 +200 2,2 80 800 10 +3
Lactan-cia
+0,2 +0,3 +3 +1,5 +100 2,6 85 1300 10 +5
NUTRICIÓN Y MUJER Conceptos generales
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Por regla general un embarazo dura en los seres humanos alrededor de 9 meses.
El primer trimestre no es un periodo de crecimiento propiamente dicho y por lo tanto no
van a observarse cambios muy notables en el peso de la madre. Sin embargo, es un
periodo de elevada actividad dentro del embrión, durante el cual se van a diferenciar los
diferentes tejidos. Es lógico pensar por lo tanto que la madre no debe tomar un extra en
el consumo calórico, aunque sí deberá adaptar su dieta en lo que respecta a nutrientes
reguladores, que van a participar muy activamente en todos estos procesos de
diferenciación y adaptación, tanto de la madre, como del embrión. Estos nutrientes
reguladores son precisamente los minerales y las vitaminas. Además, las variaciones en
la ingesta de estos nutrientes se van a mantener durante todo el embarazo. El segundo y
tercer trimestre conllevan además un importante desarrollo ponderal del feto y en
consecuencia la madre deberá incrementar su ingesta energética para cubrir las
necesidades suyas y de su hijo.
En este sentido se recomienda un incremento en la ingesta de ciertas vitaminas,
como la D, E y prácticamente todas las hidrosolubles. En concreto, la recomendación de
folato prácticamente se duplica y actualmente es una práctica habitual en Ginecología
recomendar suplementos en esta vitamina a mujeres gestantes, o incluso empezar a
tomarlo cuando se tiene prevista una gestación. Gracias a esta práctica, se ha reducido
espectacularmente la incidencia en espina bífida (un defecto en el cierre del tubo neural
que puede ocasionar graves discapacidades en los niños) en la población de países
industrializados. Buenas fuentes de folato son espárragos, cereales fortificados,
legumbres, hígado, naranjas, zumo de naranja, espinacas y en general vegetales de hoja,
entre otras.
La recomendación para minerales también se incrementa prácticamente para
todos ellos. Especial mención merecen el calcio y el hierro. El calcio junto con el
fósforo van a ser claves en la formación del sistema osteoarticular del feto y por tanto
del futuro niño. Una ingesta inadecuada de este mineral forzará al organismo a tomar el
calcio de los huesos de la madre con la intención de cubrir las necesidades fetales. Esto
podría favorecer la desmineralización en la mujer, incrementando el riesgo de
osteoporosis. La recomendación en hierro también se incrementa, ya que va a ser
utilizado muy activamente por el feto. De hecho, la eficiencia en la absorción intestinal
de este metal por parte de la madre se incrementa ligeramente. Una ingesta inadecuada
NUTRICIÓN Y MUJER Conceptos generales
20
podría causar anemia en la mujer embarazada. Para evitar esto y al igual que con el
folato, la suplementación en calcio y hierro suelen ser prácticas habituales durante el
control ginecológico del embarazo.
Todo este intercambio de nutrientes entre madre y feto se realiza a través de la
placenta, órgano especializado que juega un papel muy activo durante el embarazo.
También hay que señalar que las embarazadas adolescentes deberán tener en cuenta sus
necesidades energéticas y micronutrientes propias para completar su desarrollo y las
extras propias del embarazo. En cualquier caso, la nutrición de la madre es fundamental
en la condición física del lactante como así lo demuestran diversos estudios. Los niños
de madres muy bien o correctamente alimentadas presentan en su mayoría una excelente
condición física. Sin embargo, los niños nacidos de madres mal o muy mal alimentadas
presentan en un alto porcentaje una pésima condición física. En general, cuando la talla
de la madre es baja, el peso también y por tanto el Índice de Masa Corporal (todos ellos
indicativos de una nutrición materna inadecuada), los neonatos son más bajos y con un
diámetro craneal inferior. Estos datos indican muy seriamente hasta qué punto es
importante y fundamental la nutrición correcta de la madre durante el embarazo y cómo
repercute ésta en la salud del recién nacido.
Después del parto, si la mujer decide amamantar a su hijo, también deberá
adaptar su nutrición con la idea de cubrir las necesidades nutricionales del recién
nacido. Al menos, durante los primeros 4-5 meses de su existencia, el único alimento
que tomará el niño será la leche materna, o en su defecto, una leche de fórmula adaptada
de inicio. Por muchas razones el amamantamiento es la mejor opción y en este sentido,
la leche materna presenta una composición idónea para garantizar el desarrollo del
futuro ser humano (Tabla 6). Además, se refuerzan los vínculos madre-hijo que ya
establecieron en el momento del embarazo. Durante la lactancia natural, se recomienda
que la madre incremente la ingesta calórica y en proteínas, llegando a ser superior que
durante el embarazo (Tabla 5). Se mantiene una ingesta incrementada en todas las
vitaminas, incluyendo tanto las hidrosolubles como las liposolubles. La recomendación
en folato se mantiene elevada, aunque no a los niveles señalados durante el embarazo.
También la ingesta de minerales se recomienda que sea elevada o igual, comparando
con el periodo del embarazo. Respecto al hierro, se vuelve a la ingesta recomendada en
NUTRICIÓN Y MUJER Conceptos generales
21
la población de mujeres adultas. Sin embargo el calcio, debe mantener una ingesta
elevada.
Por lo anteriormente expuesto, queda claro que la nutrición es un elemento clave
de la salud de la mujer y del niño durante el embarazo y la lactancia. Sin embargo, debe
existir además un cambio conductual y de actitud que puede ayudar a llevar a buen
puerto el desarrollo del recién nacido durante estos 2 periodos vitales. Estos cambios
pueden ser de muchos tipos, pero podrían resumirse en los siguientes:
- Madurez psico-biológica por parte de la futura madre.
- Preparación fisiológica, médica, nutricional y psicológica al menos 60 días antes de
la concepción.
- Prevenir y/o controlar posibles enfermedades y complicaciones asociadas al
embarazo.
- Controlar toda disfunción y enfermedad metabólica que suela padecer la madre.
- Erradicar todos los hábitos que puedan ser dañinos para el feto, especialmente
consumo de fármacos, drogas, alcohol y tabaco.
- Practicar ejercicio adaptado y cuidados prenatales.
- Mantener el peso corporal en el rango aceptable.
- Ingesta nutricional equilibrada, adecuada y adaptada a la nueva situación del
embarazo.
- Intentar la lactancia materna durante los primeros meses de vida del recién nacido.
NUTRICIÓN Y MUJER Conceptos generales
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Tabla 6: Composición media de la leche materna por 100 mL. Consejo General de Colegios Farmacéuticos (1996).
Nutriente Cantidad
Energía 70 kcal
Proteínas - Caseína - Proteínas del suero: - Lactoalbúmina - Lactoferrina - Lisozima - Seroalbúmina - IgA secretora
1,1 g 40%60%
0,16 g 0,17 g 0,04 g 0,04 g 0,14 g
Lípidos - Linoleico - Colesterol
4,5 g7-12 % 0,22 g
Hidratos de carbono - Lactosa
7,2 g6,2 g
Minerales y electrolitos - Sodio - Potasio - Calcio - Cinc - Cobre - Hierro - Yodo - Manganeso - Selenio - Cromo
0,7 mEq 1,3 mEq 1,4 mEq 300 g37 g60 g8 g1 g
2,5 g4 g
Vitaminas - A - D - E - K - C - B1 - B2 - B3 - B6 - B9 - B12 - Biotina
200 UI 2,2 UI 180 g1,5 mg 4,3 mg 16 g36 g
147 g10 g5,2 g
0,03 g0.6 g
NUTRICIÓN Y MUJER Conceptos generales
23
CONCLUSIONES
Nutricionalmente hablando, hombres y mujeres son diferentes y presentan
requerimientos diferentes. Los ritmos biológicos de crecimiento son distintos en ambos
sexos, alcanzando por norma general las mujeres la madurez antes que los varones. Es
durante la adolescencia cuándo pueden aparecer algunas alteraciones relacionadas con
la alimentación como son la anorexia y la bulimia, donde el mayor porcentaje de
afectados son mujeres. Durante la madurez biológica, la mujer es absolutamente
competente para poder llevar a buen término un embarazo y poder nutrir adecuadamente
al recién nacido mediante el amamantamiento, lo cual es imposible obviamente para los
varones. Durante la madurez y la vejez, la mujer debe prestar especial atención a
determinados nutrientes como son el hierro y el calcio para prevenir posibles
enfermedades, como anemias y osteoporosis. Estas últimas patologías tienen una gran
incidencia en la población femenina, especialmente la osteoporosis. Señalar además,
que una alimentación adecuada puede prevenir muchas otras enfermedades típicamente
femeninas, como puede ser por ejemplo el cáncer de mama, útero y matriz.
En resumen, es importante que las políticas nutricionales vayan encaminadas a
poder definir adecuadamente estas diferencias entre sexos para poder abordar de la
mejor forma las problemáticas particulares de cada segmento de la población. De esta
forma se podrán definir mejor sistemas de actuación tanto terapéutica como preventiva,
en los que la nutrición es una pieza clave y fundamental. En este sentido, los estudios
científicos deben contemplar estas necesidades y las autoridades invertir en ellos para
que todo esto sea una realidad.
NUTRICIÓN Y MUJER Conceptos generales
24
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
- Anderson L, Dibble MV, Mitchell HS, Rynbergen HJ, eds. (1988). Nutrición
humana, principios y aplicaciones. Bellaterra SA, Barcelona.
- Hernández M, Sastre A, eds. (1999). Tratado de nutrición. Díaz de Santos, Madrid.
- Mahan LK, Escott-Stump S, eds. (1998). Nutrición y dietoterapia, de Krause (9ª ed).
McGraw-Hill Interamericana, México.
- Muñoz M, Aranceta J, García-Jalón I, eds. (1999). Nutrición aplicada y dietoterapia.
EUNSA, Pamplona.
- Whitney EN, Cataldo CB, Rolfes SR, eds. (1998). Understanding normal and
clinical nutrition (5th ed). West/Wadsworth, Belmont (California).
- Wildman REC, Medeiros DM, eds. (2000). Advanced human nutrition. CRC Press,
Boca Ratón (Florida).
NUTRICIÓN Y MUJER Conceptos generales
25
NUTRICIÓN Y MUJER Conceptos generales
26
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
27
NUTRICIÓN, ENTRENAMIENTO Y
RENDIMIENTO EN LA MUJER
DEPORTISTA
Cristina Blasco Lafarga
Enrique Roche Collado
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
28
Introducción
Objetivos de la Nutrición en el deporte
Metabolismo energético y consumo de oxígeno máximo
Requerimientos calóricos y distribución del gasto
Composición corporal
Problemática nutricional específica de las deportistas
o Síndrome premenstrual
o Trastornos de la conducta alimentaria
o Amenorrea secundaria
o Anemia ferropénica
Consejos generales sobre nutrición en la mujer
deportista
o Nutrientes de interés para la mujer deportista
o Ayudas ergogénicas nutricionales de especial
importancia
o Estrategias de distribución del gasto
Conclusiones
Bibliografía recomendada
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
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NUTRICIÓN, ENTRENAMIENTO Y RENDIMIENTO EN LA MUJER
DEPORTISTA
INTRODUCCIÓN
Antes de hablar de las diferencias entre hombres y mujeres, entre los numerosos
factores que influyen en el rendimiento deportivo debemos distinguir factores de
carácter intrínseco como la genética, las características fisiológicas y psicológicas, etc.
(factores en los que encontramos algunas diferencias de género), de otros que son
extrínsecos como el entrenamiento o la nutrición, etc. pero que también deben atender a
estas diferencias.
Por ejemplo, la genética condiciona claramente el rendimiento puesto que cierto tipo de fibras musculares pueden suponer una ventaja para la práctica de determinadas disciplinas deportivas. Un análisis funcional detallado indica que las fibras musculares conteniendo la isoforma IIx de la cadena pesada de la miosina están mucho mejor diseñadas para carreras cortas o de velocidad, mientras que las fibras conteniendo la isoforma I, lo estarían para carreras de larga duración o de fondo.
Paralelamente, las prestaciones deportivas implican la participación regulada y coordinada de determinados sistemas fisiológicos para rendir correctamente, o para permitir una rápida recuperación. Un ejemplo al respecto vendría representado por los sistemas de detoxificación. Es bien sabido que durante la práctica deportiva se acumula lactato como resultado del metabolismo anaeróbico de los glúcidos. Esta acumulación de lactato es en cierto modo tóxica, por lo que debe ser eliminado convenientemente por los sistemas fisiológicos especializados. Hay personas que pueden metabolizar mucho más eficientemente el lactato que otras, lo que en teoría les permitiría rendir mejor en ciertos deportes. Por ejemplo, en deportes interválicos en los que se desarrolla una intensa actividad en periodos alternos de tiempo, separados por periodos de descanso. Es durante estos descansos donde obviamente el organismo va a neutralizar dicho lactato. Este sería el caso del judo de alta competición, donde existen pausas entre los distintos combates que se desarrollan a una intensidad máxima. La eliminación eficiente de dicho lactato es esencial para un rendimiento óptimo en el siguiente combate.
También sabemos la importancia de los procesos psicológicos, enormemente mezclados con los cambios fisiológicos, y en el caso de la mujer, fundamentalmente con los cambios hormonales. Una buena máquina no es nada sin un buen sistema de toma de decisiones, motivación, atención selectiva, etc.
En cualquier caso, “la materia prima” con la que trabajamos está totalmente
condicionada por esos factores extrínsecos sobre los que sí podemos incidir los
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
30
profesionales. Desde este punto de vista, la nutrición es sin lugar a dudas una parte
esencial del rendimiento y, aunque en algunas variables no existan diferencias de
género, en otras sí encontraremos particularidades muy concretas que afectan
exclusivamente a la mujer.
OBJETIVOS DE LA NUTRICIÓN EN EL DEPORTE
Todo proceso de entrenamiento precisa de una buena planificación y una
evaluación adecuada para poder validar la progresión y los sistemas aplicados. Puesto
que la nutrición es una pieza básica de este proceso, también debe ser planificada y
evaluada. Para poder cumplir con estos requisitos de calidad es necesario conocer los
objetivos que persigue la nutrición en el deporte, tanto a nivel de práctica cotidiana
como para el deporte de alta competición.
Entre los principales objetivos destacamos:
a) Proporcionar energía para poder rendir a la intensidad requerida, tanto en competición –máximo rendimiento-, como durante el entrenamiento.
b) Mantener un funcionamiento correcto y coordinado de los procesos fisiológicos antes, durante y después de la práctica deportiva.
c) Gestionar correctamente la disponibilidad de agua para mantener la volemia (volumen sanguíneo del organismo) y todos los procesos fisiológicos que de ello se derivan.
d) Suministrar la base energética, metabólica y estructural que permita asimilar las cargas y sus repercusiones durante todo el proceso, minimizando su impacto y acelerando en la medida de lo posible los procesos de recuperación.
Una vez establecidos los objetivos nutricionales se puede proceder a la
planificación. En este caso es evidente que no es comparable la situación de la
deportista ocasional –a la que normalmente da tiempo a recuperar los depósitos
energéticos- como la de la deportista habitual y/o de rendimiento para quien la
disponibilidad energética suele ser un problema.
De forma general se debe prever cómo organiza la deportista tanto su día a día
como la alimentación específica para la práctica de actividad física. En otras palabras, si
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
31
la nutrición ha sido correcta y suficiente, si necesita perder peso, el tiempo que lleva con
un determinado plan nutricional, la repercusión de sus hábitos alimenticios en su estado
de salud (emociones, estrés, lesiones, sueño, y un largo e importantísimo etc.) Este
punto es mucho más importante de lo que aparenta ya que condicionará tanto el proceso
como el resultado.
En el caso de la deportista habitual y en el de la competidora, la planificación
debe atender, además de a los requerimientos nutritivos vitales y a los propios de la
mujer, a tres momentos claves para la actuación deportiva: la alimentación “anterior” al
entrenamiento o competición, la reposición “durante” el mismo, y el momento
“posterior” o de recuperación. Los puntos a evaluar en cada uno de estos periodos son:
a) “Antes”: cómo se organiza las horas previas para llegar con las mejores provisiones energéticas y reducir al máximo los problemas digestivos.
b) “Durante”: con lo que nos referimos a la importancia de nutrir a la deportista durante la propia actividad, con especial atención sobre 2 puntos:
- La reposición de los sustratos energéticos: cantidades que se debe consumir de cada nutriente con el objetivo de reponer de forma inmediata la energía gastada.
- Las estrategias nutricionales, que comprenden cuestiones tales como la textura del alimento ingerido (sólido, líquido, blando, etc.); “cuándo” se debe comer (durante los descansos, según intervalos de trabajo, etc.); y “qué” debe consumirse (hidratos de carbono, agua con electrolitos, aminoácidos de cadena ramificada, etc.).
c) “Después”: en este punto las estrategias nutricionales deberán responder a 3 objetivos: 1) eliminar los metabolitos tóxicos generados por el metabolismo durante el proceso de entrenamiento, 2) reponer la energía gastada y 3) procurar una supercompensación, es decir no sólo reponer la energía gastada, sino acumular incluso más energía de la consumida.
Como vamos viendo, uno de los principales problemas que
debemos solucionar es cómo se gasta la energía durante la
actividad física y de qué sustratos proviene. Y sobre esta
cuestión no existen diferencias de género. En líneas
generales, una dieta equilibrada distribuye la ingesta entre
50-60% para los glúcidos, 25-30% para los lípidos y 10-15%
para las proteínas. Como veremos a continuación la dieta de
los deportistas debe adaptarse ligeramente en función de los
cambios en ciertas variables del proceso de entrenamiento.
Figura 1: Horquilla de distribución de sustratos
para deportistas
17 a 20 %<25-30
55 a 65 %
12 a 18 %<20
17 a 20 %<25-30
55 a 65 %
12 a 18 %<20
PROTEÍNAS
GLÚCIDOS
LÍPIDOS
< 70
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
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METABOLISMO ENERGÉTICO Y CONSUMO DE OXÍGENO MÁXIMO
La nutrición va a proporcionar en primer lugar nutrientes energéticos, es decir,
nutrientes que van a rendir suficiente cantidad de ATP para la realización de una
actividad deportiva. El ATP es la forma biológica de energía que se produce a nivel
celular y que permite la actividad de los distintos sistemas corporales durante la
actividad física (la contracción muscular, la actividad cerebral, la coordinación, etc.)
Los hidratos de carbono y las grasas son los nutrientes energéticos por excelencia, ya
que van a rendir directamente ATP durante el ejercicio físico. Las proteínas también
pueden serlo en condiciones especiales, sin embargo tienen una función estructural
preponderante que nos interesa preservar. Por tanto, la gluconeogénesis a partir de
aminoácidos proteicos es algo a evitar.
Los nutrientes más importantes para la actividad física son los hidratos de
carbono. Los glúcidos se almacenan en forma de glucógeno en músculo e hígado
mientras una pequeña cantidad de glucosa queda libre en sangre para mantener los
niveles basales de “glucemia” (Tabla 1). La glucosa sanguínea y el glucógeno muscular
serán consumidos por las fibras de los músculos activos durante el ejercicio físico. En
principio el glucógeno hepático tendrá otra misión que se podría calificar de más
“altruista”, ya que suministrará glucosa al cerebro, órgano que ejerce un papel clave en
la coordinación, el control y percepción de la fatiga, etc. Desgraciadamente, a partir de
los 10 min aproximadamente, y siempre dependiendo de la intensidad desarrollada, el
glucógeno hepático tendrá que compensar la depleción de los depósitos musculares y se
utilizará también para sintetizar ATP en el músculo. En todos los casos, el rendimiento
energético es de 4 Kcal/gr.
Tabla 1. Es importante saber que una vez llenos estos depósitos, los excedentes de glucosa se almacenan en forma de grasa. También que los glúcidos se almacenan junto con agua en una relación 1/3.
En cuanto a la grasa, tanto la consumida en la dieta como la que producimos de
forma endógena se almacena en el panículo adiposo. El músculo y el hígado también
son capaces de acumular discretas cantidades de grasa, pero sin llegar a los niveles
Reservas de glucosa en el organismo:Glucógeno hepático: 80 a 110 g ~ 400 Kcal Glucógeno muscular: <400 (250 g) ~ 1.000 Kcal Glucosa en fluidos corporales:10 a 15/20g ~ 40 Kcal
TOTAL ~ 1500 a 2000
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
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observados en el tejido adiposo. La gran ventaja de las grasas es su enorme rendimiento
en ATP. Un gramo de grasa aporta 9 Kcal (¡1 Kg supone unas 7000 Kcal!).
Durante la práctica de actividad física nuestro organismo selecciona el mejor
sustrato en función de la duración y la intensidad de la actividad. La duración va a
condicionar la posibilidad de utilizar uno u otro sustrato según la capacidad de nuestros
depósitos y la velocidad del metabolismo. La intensidad supone una mayor o menor
potencia o producción de ATP por segundo para conseguir las calorías necesarias. A
mayor necesidad de ATP, mayor necesidad de “oxidar” sustratos. Y esto nos lleva al
quid de la cuestión, la disponibilidad de oxígeno para esta “oxidación” se convierte en
el elemento que inclina la balanza hacia la utilización de uno u otro sustrato cuando
tenemos reservas de ambos (Tabla 2).
Coeficiente digestibilidad Efecto térmico Kcal / gr Litros O2 / gr
LÍPIDOS 0,95 3 – 4% (9,45) 91,98
GLÚCIDOS 0,98 6 % (4,1) 40,81
PRÓTIDOSAnimal 0,92 Vegetal 0,7
30 % (5,65) 4 0,97
Tabla 2. Atendiendo a su aportación calórica la mejor fuente de energía serían las grasas. Sin embargo, su gran exigencia de oxígeno las “inhabilita” para el ejercicio de alta intensidad. Por el contrario vemos que los glúcidos pueden ser una fuente energética suficiente, fácilmente asimilable, y sobre todo, que puede ser utilizada tanto con oxígeno (glucólisis aeróbica) como sin él (glucólisis anaeróbica).
Aunque no es tan sencillo como parece, para objetivar el metabolismo y poder
estudiar y medir la producción energética durante el ejercicio se ha recurrido al llamado
“Consumo de Oxígeno” (VO2). Este parámetro trata de explicar que para realizar un
determinado esfuerzo a la intensidad buscada, hace falta un volumen de consumo de
oxígeno cuya misión sería “quemar” las reservas glucídicas y/o lipídicas para conseguir
la cantidad de ATP necesaria. Por tanto, al incrementar la intensidad aumenta el gasto
energético y por consiguiente el consumo de oxígeno.
Se ha comprobado que este incremento del VO2 es proporcional a la subida de
intensidad hasta un punto en el que se estabiliza y ya no es capaz de aumentar más,
aunque sí lo pueda seguir haciendo la intensidad del ejercicio. Esta “meseta” a la que se
ha llamado Consumo de Oxígeno máximo o VO2 máx representa el momento en el que
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
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las vías aeróbicas están funcionando al máximo, y por tanto el aumento de intensidad y
de producción de ATP a partir de ese instante se estaría realizando mayoritariamente a
expensas del metabolismo anaeróbico. En este caso el único sustrato posible son los
glúcidos, con el agravante de una producción de lactato que conlleva la citada toxicidad.
Evidentemente, el VO2 máx no es un parámetro general aplicable a cualquier
situación. Es un punto de referencia particular e individual, es decir, cada deportista
tiene su propio VO2 máx. Puesto que antes de llegar a esta máxima producción de
energía por las vías aeróbicas o VO2 máx ya se están produciendo ciertos porcentajes de
energía por la vía anaeróbica. Por lo tanto, no podemos determinar realmente los
sustratos y la vía metabólica utilizados sin referirnos a la relación entre el umbral
anaeróbico (UMAN) (punto en el que empieza a acumularse el lactato en la sangre por
encima de valores “tolerables”) y el VO2 máx (Tabla 3).
% I en FC (Karvonen)
50-60 60-70 70... 75 ...80 80-90 ... a máx
90-100
Activos Sanos
Calentamiento Activación
Z. Aeróbica Pura
UMANteórico
Z. mixta (aer-anaer)
Z. Anaeróbica
Sedent.Obesos...
Z. Aeróbica Activación
UMAN Z. mixta NO UTILIZAR
Dep alto nivel
aeróbico
Activación y Z. regenerativas
Z. Aeróbica UMAN Z.Mixta
Z.Anaer
Zonas en Frecuencia Cardíaca a partir del Umbral anaeróbico, modificación con el entrenamiento
Tabla 3. El “punto de intensidad” conocido como umbral anaeróbico o UMAN es determinante para marcar los límites del trabajo aeróbico, y se sitúa de forma teórica entorno al 75%, aunque como vemos, se desplaza arriba o abajo según el nivel del deportista. Abreviaturas: Aer, aeróbica; Anaer, anaeróbica; Dep, deportistas; FC, frecuencia cardiaca; I, intensidad; Sedent, sedentarios; Z, zona.
Por ejemplo, un individuo medianamente entrenado empezará a producir lactato,
como resultado del metabolismo hidrocarbonado anaeróbico, a valores de VO2 máx
cercanos al 75% y por lo tanto no sentirá cansancio mientras no sobrepase dichos
valores. Otra persona de características antropométricas similares pero no entrenada,
puede disparar su producción de lactato a valores de VO2 máx cercanos al 50%, por lo
que el ejercicio se le hará más pesado y sentirá antes la fatiga a intensidades inferiores.
(Figura 2). De todo esto se deduce es que tanto el VO2 máx como el umbral anaeróbico
son variables y que el entrenamiento puede modificar ostensiblemente sus valores,
variando los sustratos utilizados y el ritmo de producción energética, y haciendo que la
percepción de cansancio y el agotamiento aparezcan solamente en momentos de
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
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intensidad realmente elevada. Llegado este punto el deportista o la deportista que no
esté entrenado en estas situaciones de estrés fisiológico tendrá que disminuir la
intensidad para reajustar el consumo y el gasto de acuerdo a la dureza real del ejercicio.
Figura 2.- Ejemplo para explicar el concepto de VO2 máx. Supongamos 2 individuos de características antropométricas similares, pero uno de ellos entrenado (triángulos) y el otro desentrenado (cuadrados). Ante la realización de un ejercicio de alta intensidad, el individuo desentrenado dispara su producción de lactato (concentración en mM) al 50% de su capacidad máxima de consumo de oxígeno, mientras que en el individuo entrenado esto ocurre en el 75%. Esto implica que el sujeto desentrenado va a entrar en anaerobiosis antes y va a percibir el cansancio y la fatiga mucho antes que el sujeto entrenado.
Tabla 4. Ritmos de entrenamiento de las diferentes manifestaciones de la Resistencia para un individuo entrenado (UMAN situado al 85 % del máximo consumo de oxígeno = VAM)
Como se observa en la Tabla 4, una vez determinado en qué punto se encuentra el umbral anaeróbico en relación al máximo consumo de oxígeno (en este caso a su expresión práctica medido mediante una prueba de carrera, Velocidad máxima
AERÓBICO EXTENSO O LIGERO
Lipólisis fundamentalmente Glucólisis aeróbica (<30’)
Capacidad aeróbica, eficacia cardiovascular
VAM x [ 0,65 a 0,70] V.UMAN x [0, 8 a 0,85]
AERÓBICO MEDIO Glucólisis aeróbica y % lipólisis
Velocidad máxima sin láctico VAM x [0,75 a 0,8] V. UMAN x[ 0,9 a 0,97]
UMAN(UMBRAL
ANAERÓBICO)
Glucólisis aeróbica Y % aneróbica
Zona de mejora del Umbral Anaeróbico Entrenamiento de la Velocidad UMAN
VAM x [0,84 a 0,88] V. UMAN= 85% VAM
AERÓBICO INTENSO Glucólisis aeróbica y anaeróbicaZONA MIXTA
VAM (Velocidad Aeróbica Máxima)PAM (Potencia Aeróbica Máxima) Entrenamiento del VO2 máx.
VAM x [ 0,85 a 1]
0
2
4
6
8
10
12
25 50 75 100
%VO2máx
[la
cta
to]
Desentrenado
Entrenado
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aeróbica o VAM), ya podemos determinar en qué zonas está utilizando mayoritariamente cada uno de los sustratos energéticos.
Resumiendo, durante la realización de una carrera a una velocidad moderada, el
organismo de un individuo entrenado se encontrará a valores cercanos al 50% de su
VO2 máx y su metabolismo consumirá preferentemente grasas. Si se incrementa la
velocidad, lo que representa una manera de aumentar la intensidad del ejercicio,
aumentará el porcentaje de su VO2 máx y empezará a intervenir en mayor medida el
metabolismo de los hidratos de carbono desplazando parcialmente a las grasas. La
ventaja de los glúcidos es que pueden proporcionar energía en forma de ATP más
rápidamente que las grasas, y sobre todo que pueden oxidarse en ausencia de oxígeno,
cosa que las grasas no pueden hacer.
Ya hemos comentado que el factor tiempo también influye. Respecto al
momento en que pueden empezar a utilizarse, todas las vías tienen su inercia, es decir,
necesitan un tiempo mínimo para funcionar eficazmente. Y en cuanto al tiempo en que
aportan energía, todos los depósitos excepto las grasas tiene una “capacidad” limitada.
Es el momento de unir los conceptos de intensidad y duración analizados para
entender la forma en que conseguimos energía durante la actividad física. Es lo que se
ha venido a llamar “el continuo energético”
1) Los sistemas energéticos disponibles a nivel muscular para todas estas actividades
son en primera instancia ATP y creatina-fosfato. Se encuentran en cantidades muy
limitadas (12 a 20 s) y van a ser consumidos rápidamente al comienzo de la actividad.
2) El sustrato que está disponible a continuación es la glucosa que, como ya se ha
comentado, puede proporcionar energía en condiciones anaeróbicas, es decir en
ausencia de oxígeno. Para ello la glucosa debe ser metabolizada hasta piruvato a través
de la ruta glucolítica citosólica, con un balance positivo de 2 ATP. Esta cifra puede
parecer ridícula, pero es suficiente para mantener la contracción muscular durante un
corto periodo de tiempo, y tiene la ventaja de que se consigue muy rápido (gran
potencia).
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
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Este sistema no puede ser mantenido durante mucho tiempo ya que en la reacción catalizada por la gliceraldehído-3-fosfato deshidrogenasa, la única etapa redox de esta ruta, se producen protones que acidifican la fibra muscular y reducen la eficiencia del aparato contráctil. Aunque la lactato deshidrogenasa, última enzima de la ruta, alivia este exceso de protones reoxidando el NADH (Figura 2), la reacción tiene sus limitaciones, ya que no funciona con la suficiente rapidez como para evitar la acidificación de la fibra muscular. Esto resultaría muy problemático en el músculo cardiaco que podría funcionar en estas condiciones durante un máximo de 15 min.
Figura 3.- Esquema de la glucolisis anaeróbica. El coenzima NAD reducido en la reacción glucolítica catalizada por la gliceraldehído-3-fosfato deshidrogenasa (GAPDH) es reoxidado anaeróbicamente por la lactato deshidrogenasa (LDH).
Teniendo en cuenta que el consumo normal de oxígeno es de 12 mmoles/min y que cada molécula de oxígeno rinde 6 ATP (3 ATP/átomo de O), la producción aeróbica será de 72 ATP/min. Si la glucolisis anaerobia quiere mantener este nivel de ATP, producirá 72 mmoles H+/min, siendo la capacidad de tamponamiento del músculo cardiaco de 1000 mmoles H+. Por lo tanto dicha capacidad de tamponamiento expirará a los 14 min.
3) En caso de que la intensidad no sea muy elevada, la glucosa puede atravesar la
membrana mitocondrial e ingresar en el ciclo de Krebs como acetil-coA, con la
consiguiente fosforilación del sustrato hasta dar ATP, CO2 y agua en la cadena
respiratoria o ciclo de los 5 citocromos. De esta forma el sustrato se metaboliza del todo
y el rendimiento sube hasta 38,39 ATP. El inconveniente es que para ello necesita más
tiempo y un consumo de oxígeno suficiente, lo que hace que la producción de ATP sea
más lenta (menor potencia que la vía anaeróbica) (Figura 4).
Figura 4.- La glucólisis aeróbica da un rendimiento de ATP por unidad de tiempo bastante alto y ello nos permite cierta intensidad. El problema en este caso es la disponibilidad del sustrato, pues las reservas disminuyen a partir de los 30 min y pueden acabarse entre los 45 y los 90 (según la intensidad y la mayor o menor ayuda de la lipólisis).
4) Cuando el ejercicio se prolonga, hay que echar mano del metabolismo lipídico. La
lipolisis tiene una inercia de más de 15-20 min, porque necesita gran cantidad de
0
20
40
60
80
100
120
0 20 40 60 80 100 120 1400
20
40
60
80
100
120
0 20 40 60 80 100 120 140
min
> 30% VO2 máx
> 60% VO2máx
> 75% VO2máx
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
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oxígeno y reacciones químicas, y porque no podemos “quemar grasas” hasta que
transcurra cierto tiempo y “bajen” los depósitos de glucosa. Una vez que la vía está
disponible, y siempre que el ejercicio sea moderado, la energía puede venir tanto de los
hidratos como de las grasas. Como las reservas de hidratos son limitadas y se agotarían
si el ejercicio se prolongara, el organismo se inclina hacia el consumo de grasas,
tratando de preservar y alargar las reservas de glucosa. Recordemos que para quemar
grasas se necesita de la glucolisis (Figura 5).
Figura 5.- Esquema que explica el papel de la anaplerosis durante el ejercicio. En condiciones normales (A) los triglicéridos (TG) liberan sus ácidos grasos (AG) y éstos son degradados en la mitocondria (Mit) en forma de acetil-CoA que entra en el ciclo de los ácidos tricarboxílicos (CAT) para rendir ATP. En los casos de intensa demanda, como el ejercicio aeróbico (B), hay una mayor incorporación de ácidos grasos a la mitocondria para producir más ATP, lo que exige un trabajo más rápido al ciclo de los ácidos tricarboxílicos. Para ello debe aumentar la composición de intermediarios mediante reacciones anapleróticas o de relleno. En el caso del músculo esquelético el gucógeno se degrada a glucosa proporcionando piruvato que repone el ciclo con malato gracias a la reacción catalizada por el enzima málico (ME).
Las grasas se almacenan en el tejido adiposo en forma de triglicéridos que se degradan hasta ácidos grasos. Estos entran en la mitocondria donde son consumidos en presencia de oxígeno, es decir siempre en condiciones aeróbicas. Los ácidos grasos son degradados en subunidades estructurales de acetil-CoA, que se incorporan al ciclo de Krebs, o de los ácidos tricarboxílicos, y producen a la larga ATP. Sin embargo en condiciones de ejercicio aeróbico, la oxidación de ácidos grasos es alta, lo que implica un trabajo extra a nivel del ciclo de Krebs, por el elevado aumento de moléculas de acetil-CoA que están entrando. Todo ello requiere un aumento extra de los intermediarios de dicho ciclo, permitiendo a esta ruta metabólica trabajar al máximo.
Ac-CoA Ac-CoA
TG
AG
Mit
CAT CAT
TG
AG
Glucógeno
Glucosa
Piruvato
Malato
ME
Mit
A B
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
39
Los niveles extra en dichos intermediarios pueden conseguirse a través de reacciones de relleno o anapleróticas, entre las que cabría citar la catalizada por el enzima málico a nivel muscular (Figura 5). Esta enzima utiliza como sustrato piruvato que provendría del metabolismo de los hidratos de carbono, lo que en esencia quiere decir que para metabolizar las grasas durante un ejercicio aeróbico es necesario el concurso de los hidratos de carbono.
Finalizamos esta sección señalando que el conocimiento de estos requerimientos
energéticos ha ayudado a organizar el diseño de dietas específicas para deportistas.
Puesto que las grasas no tienen problemas de capacidad, las ayudas ergogénicas
nutricionales se centran en:
- aumentar al máximo los depósitos de glúcidos y asegurar su reposición continua.
- impedir el consumo de proteínas como fuente de energía y mantener el balance nitrogenado positivo que asegure su renovación.
- asegurar la reposición hídrica aumentada en función de los elevados gastos calóricos (se habla de una equivalencia entre ml de agua y calorías consumidas, es decir, 1 L de agua por cada 1000 Kcal consumidas), con las precauciones debidas en casos de calor extremo, alta sudoración, etc.
- y finalmente, aumentar los niveles de vitaminas y minerales para poder mantener todas las estructuras, hormonas, enzimas, etc. que se derivan del altísimo gasto calórico que pueden llegar a suponer ciertas actividades deportivas.
REQUERIMIENTOS CALÓRICOS Y DISTRIBUCIÓN DEL GASTO
A priori, la energía de una dieta se va a consumir entre varios destinos. El 60-
70% se gastará en el metabolismo basal, que es la energía consumida necesaria para
mantener los procesos vitales: ritmo cardiaco, respiración, circulación sanguínea,
función cerebral y nerviosa, etc. Otro componente del gasto energético es el
denominado efecto térmico de los alimentos, energía consumida durante el procesado de
los alimentos: digestión, absorción, transporte, captación tisular, etc. La energía
invertida en estos procesos supone entre 5-10% de las Kcal de la dieta, aunque a efectos
prácticos resulte casi despreciable. Finalmente, el último componente de gasto
energético sería la actividad física y psíquica de cada persona, que es donde se invierten
las Kcal restantes y que obviamente es un componente importantísimo para los
deportistas puesto que incluye las calorías derivadas de la práctica física.
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
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Lógicamente no se pueden equiparar los gastos calóricos invertidos en deportes
explosivos, como los saltos de atletismo, con los observados en deportes de resistencia
como las carreras de fondo y maratones. Por dar algunos ejemplos, el gasto energético
durante el transcurso de un partido de fútbol es de 650-700 Kcal, mientras que en una
etapa del Tour de Francia un ciclista puede llegar a gastar 10.000 Kcal, es decir más de
tres veces más que lo que gasta un individuo normal sedentario en un día.
En este punto encontramos una de las diferencias sustanciales entre hombres y
mujeres. El gasto energético es menor en estas últimas debido a su menor consumo de
oxígeno máximo (Tabla 5) y a las diferencias en la composición corporal que
analizaremos a continuación.
Tabla 5. Valoración del VO2 máx. en función de la edad y el género (varones tabla superior,
mujeres tabla inferior)
- Los valores de VO2 máx excelentes son en torno a 8-12% menores que en personas muy entrenadas. (Valor máximo en una mujer, esquiadora de fondo rusa, 77ml/kg/min; máximo en
hombre, esquiador de fondo noruego, 94 ml/kg/min.). Si se comparan sujetos no activos, las diferencias son enormes.
- Los valores submáximos se equiparan, aunque para la misma potencia. La mujer trabaja con un VO2 más elevado y con mayor producción de lactato. En general, su UMAN se encuentra a niveles de potencia menores y de la misma forma, aunque no se sabe por qué, los valores máximos de lactato difieren bastante entre hombres y mujeres.
(Wilmore y Costill, Fisiología del esfuerzo y del deporte).
Independientemente de ello, las diferencias dependiendo del tipo de deporte o
actividad se mantienen. Mientras que una mujer normal con una actividad ligera puede
Edad Muy Pobre Pobre Normal Bueno Muy bueno Excelente
13-19 <35.0 35.0 - 38.3 38.4 - 45.1 45.2 - 50.9 51.0 - 55.9 >55.9
20-29 <33.0 33.0 - 36.4 36.5 - 42.4 42.5 - 46.4 46.5 - 52.4 >52.4
30-39 <31.5 31.5 - 35.4 35.5 - 40.9 41.0 - 44.9 45.0 - 49.4 >49.4
40-49 <30.2 30.2 - 33.5 33.6 - 38.9 39.0 - 43.7 43.8 - 48.0 >48.0
50-59 <26.1 26.1 - 30.9 31.0 - 35.7 35.8 - 40.9 41.0 - 45.3 >45.3
60+ <20.5 20.5 - 26.0 26.1 - 32.2 32.3 - 36.4 36.5 - 44.2 >44.2
EdadEdad Muy PobreMuy Pobre PobrePobre NormalNormal BuenoBueno Muy buenoMuy bueno ExcelenteExcelente
13-19 <35.0 35.0 - 38.3 38.4 - 45.1 45.2 - 50.9 51.0 - 55.9 >55.9
20-29 <33.0 33.0 - 36.4 36.5 - 42.4 42.5 - 46.4 46.5 - 52.4 >52.4
30-39 <31.5 31.5 - 35.4 35.5 - 40.9 41.0 - 44.9 45.0 - 49.4 >49.4
40-49 <30.2 30.2 - 33.5 33.6 - 38.9 39.0 - 43.7 43.8 - 48.0 >48.0
50-59 <26.1 26.1 - 30.9 31.0 - 35.7 35.8 - 40.9 41.0 - 45.3 >45.3
60+ <20.5 20.5 - 26.0 26.1 - 32.2 32.3 - 36.4 36.5 - 44.2 >44.2
Edad Muy Pobre Pobre Normal Bueno Muy bueno Excelente
13-19 <25.0 25.0 - 30.9 31.0 - 34.9 35.0 - 38.9 39.0 - 41.9 >41.9
20-29 <23.6 23.6 - 28.9 29.0 - 32.9 33.0 - 36.9 37.0 - 41.0 >41.0
30-39 <22.8 22.8 - 26.9 27.0 - 31.4 31.5 - 35.6 35.7 - 40.0 >40.0
40-49 <21.0 21.0 - 24.4 24.5 - 28.9 29.0 - 32.8 32.9 - 36.9 >36.9
50-59 <20.2 20.2 - 22.7 22.8 - 26.9 27.0 - 31.4 31.5 - 35.7 >35.7
60+ <17.5 17.5 - 20.1 20.2 - 24.4 24.5 - 30.2 30.3 - 31.4 >31.4
EdadEdad Muy PobreMuy Pobre PobrePobre NormalNormal BuenoBueno Muy buenoMuy bueno ExcelenteExcelente
13-19 <25.0 25.0 - 30.9 31.0 - 34.9 35.0 - 38.9 39.0 - 41.9 >41.9
20-29 <23.6 23.6 - 28.9 29.0 - 32.9 33.0 - 36.9 37.0 - 41.0 >41.0
30-39 <22.8 22.8 - 26.9 27.0 - 31.4 31.5 - 35.6 35.7 - 40.0 >40.0
40-49 <21.0 21.0 - 24.4 24.5 - 28.9 29.0 - 32.8 32.9 - 36.9 >36.9
50-59 <20.2 20.2 - 22.7 22.8 - 26.9 27.0 - 31.4 31.5 - 35.7 >35.7
60+ <17.5 17.5 - 20.1 20.2 - 24.4 24.5 - 30.2 30.3 - 31.4 >31.4
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
41
consumir unas 2000-2200 Kcal/día, una corredora de medio-fondo pasaría a 3200
Kcal/día, llegando a 4000 Kcal/día para las corredoras de fondo, nadadoras o triatletas.
Curiosamente el gasto energético en disciplinas deportivas como la gimnasia rítmica
llega a ser incluso menor (< 1700 Kcal/día) que en una mujer normal, y esto tiene
importantes repercusiones metabólicas y fisiológicas que se analizarán más adelante.
Además del gasto calórico que se deriva de la práctica física, la ingesta diaria
también está muy condicionada por las particularidades dietéticas de ciertos deportes,
derivadas de factores como el perfil de composición corporal propio del deporte
(conveniencia o no de mantener ciertos porcentajes grasos, obligación de mantener un
peso estable o una apariencia, etc.). Después veremos que estas particularidades
acarrean ciertos riesgos a las mujeres que los practican.
Este es pues el momento de explicar que una dieta no depende sólo del tipo de
actividad o deporte realizado, sino que debe tener en cuenta otros factores como el sexo,
la edad y etapa en la que se encuentra el sujeto, el ritmo de vida y situación emocional,
etc. No es lo mismo el gasto calórico en una deportista adulta que en una adolescente
que tiene que invertir parte de la energía consumida por la dieta en el proceso de
crecimiento de su organismo. Al igual que el consumo de oxígeno, el metabolismo basal
decrece una vez el organismo ha terminado de formarse totalmente. Por ello es muy
importante mantener niveles moderados de actividad física, pues es la forma más
sencilla de mantener e incluso elevar esos consumos y de modificar la composición
corporal hacia porcentajes magros mayores, aumentando el gasto calórico, fortaleciendo
huesos, etc. Tampoco puede ser igual el gasto de una deportista que una vez cesa su
actividad deportiva descansa, que el de otra que después estudie o trabaje, etc. Incluso
es diferente el gasto en función del estado emocional de la deportista. No se come igual
durante los días del periodo que el resto del mes, etc. Las variables son muchas y deben
ser revisadas continuamente para establecer un gasto calórico real y determinar la
ingesta.
Evidentemente, cada individuo es un mundo. Puesto que este capítulo trata de la
nutrición en la mujer deportista, vamos a estudiar más detenidamente estos factores y a
centrarnos ya plenamente en algunas de sus particularidades.
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
42
COMPOSICIÓN CORPORAL
Como ya se ha comentado anteriormente, la composición corporal es un
parámetro que condiciona el gasto energético y el aprovechamiento de los nutrientes. Es
además uno de los factores más condicionados por el género. Numerosos estudios
demuestran que la composición corporal es similar hasta la pubertad. A partir de aquí el
porcentaje de masa magra en las mujeres empieza a estabilizarse, alcanzando su
máximo no condicionado por el ejercicio hacia los 15-16 años. En los hombres no se da
esta meseta sino que sigue creciendo hasta los 18-20 años. Mientras los cambios
hormonales en la pubertad masculina suponen, entre otros, la secreción de testosterona,
con el consiguiente aumento de masa ósea y magra, en las mujeres estos cambios
conllevan el aumento en la producción de estrógenos, con efectos muy significativos:
- Aumenta el ritmo de crecimiento de los huesos, con lo que crecen antes y más rápido. Este rápido crecimiento en comparación con el más lento y prolongado de los hombres les impide alcanzar su estatura.
- Ensanchan la pelvis, desarrollan el pecho e incrementan los depósitos de grasa por mayor actividad de la lipoproteína lipasa, fundamentalmente en muslos y cadera (en estas zonas la actividad lipolítica es muy baja precisamente para permitir este almacenaje graso).
Tabla 6: Porcentajes de grasa
corporal para hombres y mujeres
no deportistas, en diferentes
edades. (Wilmore y Costill, 1999)
Durante la edad adulta, en los varones deportistas la musculatura puede suponer
un 44% o más del peso del individuo, bajando la grasa a valores en torno al 15%. Esta
grasa se divide a su vez en grasa de almacenamiento o de reserva, que será aquélla que
se utilizará durante la realización de una actividad física de tipo aerobio, y grasa
esencial, necesaria para el funcionamiento de determinados tejidos y órganos, como
pulmones, nervios, gónadas, etc. La cantidad corporal de grasa de almacenamiento varía
de porcentaje en función del gasto energético y en condiciones normales puede
Porcentaje de grasa corporal Grupo de edad
(años) Mujeres Hombres
15-19 20-24 13-16
20-29 22-25 15-20
30-39 24-30 18-26
40-49 27-33 23-29
50-59 30-36 26-33
60-69 30-36 29-33
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
43
representar un 12% del peso del sujeto (es decir 8,5 Kg en un varón normal de 70 Kg de
peso y 1,74 m de estatura). El 3% restante, la denominada grasa esencial, debe estar en
una cantidad fija en el organismo y por razones obvias desde el punto de vista
fisiológico, el organismo no debería utilizarla para producir energía.
En el caso de la mujer estas cifras varían. La mujer tiene un menor porcentaje de
tejido magro, a costa de su mayor componente graso y éste está mayoritariamente
inclinado hacia la grasa esencial (11 a 13% frente al 3-5% de los varones). Por
cuestiones de diseño biológico la mujer posee tejidos y órganos especializados en llevar
a término un embarazo y en realizar la lactancia, siendo estos órganos ricos en tejido
adiposo, como pueden ser las glándulas mamarias, ovarios y útero. Como ya hemos
dicho, además de esta grasa esencial también se acumula más grasa en la zona de
muslos y caderas. Lo cierto es que una mujer almacena más eficientemente grasa que un
varón aún consumiendo ambos el mismo tipo de dieta. Esta diferencia de composición
corporal entre varones y mujeres es una cuestión hormonal.
La cuestión hormonal es muy compleja y el desarrollo de los sexos depende de intrincadas interrelaciones entre diferentes sistemas hormonales, siendo uno de ellos la glándula pituitaria. Esta glándula, entre otras produce hormonas gonadotróficas que se encargan del desarrollo gonadal (ovarios y testículos). También produce hormona del crecimiento (o somatotropina), cuya producción se estimula además con el ejercicio, favoreciendo la formación de músculo, hueso y cartílago. Tanto la hormona del crecimiento como la testosterona son en principio preferentemente masculinas, pero se ha comprobado que el entrenamiento de fuerza estimula su producción también en las mujeres, favoreciendo la síntesis proteica y la formación de músculo. Esto último explicaría el aumento de masa magra en detrimento de los valores clásicos de grasa en algunas mujeres deportistas.
Los contenidos en grasa entre mujeres deportistas también son diferentes en
función del tipo de deporte. Entre las lanzadoras encontramos los mayores contenidos
en tejido graso, mientras que las deportistas de fondo o las velocistas presentan menores
contenidos grasos (Tabla 7). Las fondistas bajan mucho sus porcentajes debido al alto
consumo energético y de las propias grasas en su deporte. En las velocistas los elevados
niveles de trabajo de fuerza pueden suponer modificaciones hormonales a favor de la
testosterona, con los consiguientes cambios en la composición corporal.
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
44
Tabla 7: Porcentajes aproximados de grasa total respecto al peso corporal en distintos deportistas.
(Recopilatorio de diversos
estudios realizados en la
década de los años 90.)
Como vemos en la tabla, en general las mujeres deportistas presentan mayores
porcentajes de grasa corporal que los varones del mismo deporte, aunque en la
actualidad se estudia la hipótesis de que en algunos deportes dichos porcentajes tiendan
a acercarse cada vez más. La explicación estaría en esos últimos cambios hormonales
provocados por los altísimos niveles de entrenamiento. También hay que considerar esa
obsesión de la cultura actual por asociar rendimiento y delgadez. Una “preocupación”
que puede estar acentuando los problemas de conducta alimentaria en las deportistas.
En cualquier caso, se argumenta que esta mayor cantidad de grasa podría
suponer una desventaja para las mujeres, produciendo una menor tolerancia al golpe de
calor, pero los estudios al respecto no son del todo concluyentes. Por el contrario,
parece ser que este mayor porcentaje de tejido graso confiere a las mujeres una ventaja
para la práctica de determinados deportes. En concreto se ha propuesto que este exceso
de grasa permitiría un mejor aislamiento térmico en natación de grandes distancias en
aguas libres. Así Penny Lee Dean ostentó durante más de 10 años el record de travesía a
nado del Canal de la Mancha, record que no pudo ser batido por ningún varón y sólo
cayó a manos de otra mujer, Alison Streeter. Y el récord de travesía de las frías aguas
del Estrecho de Bering lo ostenta otra mujer, Lynn Cox. También se ha propuesto que el
mayor porcentaje en tejido graso permitiría un mayor aprovechamiento de los sustratos
energéticos (grasas y azúcares) a las mujeres, aunque los mecanismos están por
investigar.
DEPORTE VARONES MUJERES
Carreras de velocidad 8% 8%
Salto de longitud 8% 8%
Pesas, musculación 10% 9%
Carreras de fondo 5% 11%
Gimnasia deportiva 7% 11%
Esquí 7% 13%
Natación 9% 13%
Baloncesto 10% 15%
Fútbol 9% 17%
Levantamiento de pesas 9% 17%
Lanzamientos de jabalina o disco 16% 21%
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
45
Cambios en la composición corporal y ganancias de grasa tras la menopausia:
La distribución de grasa está condicionada por los estrógenos, activadores del
metabolismo basal. La bajada de estos tras la menopausia se traduce en un aumento de
grasa y la consiguiente pérdida de masa magra. Puede aparecer también un
hipotiroidismo subclínico, que aunque apenas se note también ralentiza el metabolismo
y favorece la tendencia a la obesidad. Estos cambios conllevan también cambios en el
colesterol plasmático, niveles altos de insulina y aumento del colesterol “malo” (LDL),
con mayor riesgo cardiovascular. Por si fuera poco, la pérdida en la secreción de
hormona de crecimiento acelera la pérdida de tejido muscular y fuerza.
De nuevo encontramos la importancia de aumentar la actividad física, así como
la de primar el trabajo de fuerza, como forma de aumentar la masa muscular para
mantener niveles altos de salud y calidad de vida en las mujeres. Mucho más a partir de
cierta edad.
PROBLEMÁTICA NUTRICIONAL ESPECÍFICA DE LAS DEPORTISTAS
Existen una serie de trastornos que afectan particularmente a las mujeres
deportistas y que están muy ligados a sus hábitos y modelos alimenticios. Se ha llegado
incluso a hablar de la “Tríada de las deportistas” (Anita Bean) para referirse a la
importancia, gravedad y prevalencia de tres de estos problemas que afectan a un elevado
número de estas mujeres: la amenorrea, los trastornos de la conducta alimentaria (TCA)
y la osteoporosis o pérdida de densidad ósea. A ellos podemos añadir la anemia
ferropénica y el síndrome premenstrual (SPM) por su gran importancia para el
rendimiento físico y su carácter cíclico. Vamos a empezar por este último.
Síndrome premenstrual
Este síndrome se refiere a las molestias que aparecen en muchas mujeres antes
de la menstruación, y se caracteriza por cambios físicos, psicológicos e incluso de
comportamiento de la suficiente severidad como para condicionar las relaciones
interpersonales y/o interferir en las actividades habituales de las que lo padecen (REID,
en Rudd and Granjean). Se considera que afecta al menos entre el 20 y el 50% de la
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
46
población femenina en edad fértil, y que entre un 3 y un 8% lo sufren como síntomas
severos y claros trastornos. Evidentemente, estos cambios afectan y mucho al
rendimiento físico, y condicionan enormemente los ciclos de entrenamiento.
Sus síntomas suelen aparecer después de la ovulación y desaparecen uno a dos
días antes de la menstruación, o al inicio mismo de la regla. Entre las muchas molestias
que se le atribuyen destacan como más habituales los dolores abdominales, de espalda
(zona lumbar) y/o de cabeza; diarrea, flatulencia, sensación de hinchazón por retención
de líquidos (aumento de hasta 2 kg de peso), dolores e hinchazón del pecho, ansiedad y
antojos de comida (glúcidos en general, dulces y cosas saladas en particular), pérdida de
concentración, irritabilidad, fatiga, etc. Y en los casos más severos, incluso síntomas
propios de la depresión.
La causas no están totalmente claras, aunque parece que se conjugan varios
factores entre los que se citan:
- Fundamentalmente las variaciones hormonales: La semana previa a la menstruación los niveles de estrógenos y progesterona se encuentran muy cambiados. Los niveles de serotonina se encuentran muy bajos, y se aprecia un metabolismo anormal de las prostaglandinas y las endorfinas. Ello explicaría muchos de los cambios fisiológicos y psicológicos.
- Algunas alteraciones nutricionales como hipoglucemia, deficiencia de vitaminas del complejo B o vitamina E, falta de ácido alfa linolénico (omega 3) o de los minerales calcio y magnesio. En la actualidad existen cada vez más estudios que relacionan estas deficiencias con los mecanismos endocrinos y neuroquímicos citados previamente.
- La propia tendencia o herencia genética.
Por ello, al margen del tratamiento hormonal que puede ser eficiente pero tiene
sus inconvenientes, cada vez existe más interés por saber qué podemos hacer a nivel
nutricional.
Hipótesis de la Serotonina/Triptófano: los niveles de serotonina (neurotransmisor
sintetizado a partir del aminoácido Triptófano) se encuentra muy disminuidos en las
fases lutea media y final y durante la propia menstruación (RAPKING, en Rudd and
Granjean). Esto puede explicar efectos psicológicos como depresión, ansiedad, dolor de
cabeza, etc. Y también podría explicar los “antojos” de dulce y “mono” de hidratos de
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
47
carbono en general. Parece que para aumentar los niveles de serotonina y compensar
estos efectos podemos usar dos caminos:
- Favorecer la ingesta de triptófano. Son ricos en niacina y triptófano los alimentos proteicos de origen animal: carnes, leche, huevos y en menor medida el pescado y ciertos vegetales. También la cerveza es rica en triptófano. Para metabolizar correctamente este aminoácido necesitamos niveles adecuados de vitamina B6 y de magnesio.
- Favorecer la ingesta de glúcidos complejos. El Triptófano utiliza el mismo transportador para cruzar la barrera encefálica que los aminoácidos valina, leucina o fenilalanina. Por ello, el aumento de estos últimos puede “competir” con él y disminuir su entrada. Al ingerir hidratos complejos se asegura una liberación de glucosa continua y de mayor duración, con un perfil paralelo en la liberación de insulina. La insulina ayudaría a los aminoácidos ramificados (AAR), aunque no al triptófano a entrar en las fibras musculares, aumentando el cociente triptófano/AAR y permitiendo el aumento de su entrada en el cerebro. Además de su perfil de liberación más prolongado, los hidratos complejos son ricos en otros nutrientes.
El problema de la ingesta de hidratos es la retención de agua que los acompaña
al ser almacenados como glucógeno, y que en estos días puede ser contraproducente en
mujeres que tiendan a retener mucho líquido. Para paliar este problema podemos tener
la precaución de no ingerir grandes cantidades de hidratos a no ser que se trate de días
activos. Se recomienda fraccionar la ingesta y aumentar el número de tomas, y lo más
importante, mantener la actividad física.
Ácidos grasos esenciales con acción pro-estrogénica: Estudios recientes se han centrado
sobre determinados ácidos grasos esenciales como el ácido linolénico, gamma-
linolénico o el docosahexanóico (DHA), las llamadas grasas omega 3. Éstos son
precursores de las prostagladinas, entre cuyos efectos resaltamos que impiden la
formación de sustancias inflamatorias, afectan a la conducción de los impulsos
nerviosos, regulan la liberación y acción de neurotransmisores, inhiben la formación de
coágulos o trombos, tienen acción vasodilatadora y regulan los efectos de las hormonas
femeninas en el ciclo menstrual. Por ello se les atribuye efectos beneficiosos sobre el
SPM, pues regulan estados de ánimo, mejoran la respuesta del dolor y combaten la
inflamación.
Estos ácidos se encuentran fundamentalmente en aceites de soja, trigo y otras
semillas, frutos secos, pescado azul, y hortalizas y vegetales de hoja verde
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
48
fundamentalmente. También en marisco, aceites de hígado de pescado, semillas de lino,
pan integral, hígado, riñones, sesos y carne magra.
En estos mismos estudios podría basarse el éxito comercial de productos
homeopáticos como el aceite de onagra (prímula) o el aceite de borraja, y el Dong Quai
o Quai de Dong (raíz de Angelica sinensis) aunque este tipo de suplementación requiere
muchos más estudios sobre dosis y efectos secundarios, y hay que tener cuidado con el
bombardeo actual de literatura sin rigor científico.
Otros nutrientes:
- La ingesta moderada de sal se debería al intento de evitar la retención de líquidos.
- La reducción en el consumo de cafeína u otros estimulantes puede ayudar a combatir
variaciones bruscas de los estados de ánimo, la movilidad gástrica y la diarrea. Se puede
cambiar por café descafeinado u otras hierbas. También hay que recordar que tanto el té
como el café pueden dificultar la absorción del hierro.
- Las vitaminas E y B6: La vitamina B6 favorece la síntesis de aminoácidos y por tanto
con la citada producción de serotonina (en pescado, tomates, levadura e hígado entre
otros). La vitamina E, recomendada en dosis de 400 UI durante la fase luteal, mejora los
síntomas físicos y psíquicos y es un tratamiento reconocido para el dolor en los senos
específicamente.
- El calcio y el magnesio: Se suele citar el uso de ambos minerales conjuntamente,
aunque las recomendaciones de la Academia Americana de Ginecología y Obstetricia
aprueban el uso de suplementos de calcio pero no los de magnesio. Sin embargo, en
muchos artículos de nutrición deportiva se cita como adecuado el consumo de los 2, lo
que podría tener una explicación que se detalla a continuación, pero que necesita de más
base experimental.
El magnesio es esencial para que el calcio se fije donde debe y no se deposite en forma de cálculos. Regula el nivel de calcio por acción indirecta sobre la paratiroides. A nivel psíquico se le atribuye sensaciones de optimismo, calma y efectos vigorizantes. Además, interviene en el metabolismo de los glúcidos y del triptófano, muy importantes en la dieta de la mujer deportista en estos momentos. Entre los factores que pueden causar su déficit estaría la falta de calcio y potasio, las diarreas, el abuso de fibra, diuréticos y similares que interfieran en la fijación del calcio/magnesio y sobre todo, una alimentación a base de productos preparados o rápidos (el magnesio depende de las
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
49
propiedades de la tierra donde se han cultivado los productos que consumimos). También debemos saber que se elimina en parte por el sudor, por lo que puede ser deficitario en deportistas, aunque sólo en los que pierdan gran cantidad de líquido.
El magnesio se encuentra, entre otros, en frutos secos como almendras y nueces, en cereales integrales como trigo, avena, maíz o arroz, vegetales y hortalizas como zanahoria, remolacha, espinacas, judía verde, patata; frutas como la naranja, pera, melocotón, cerezas, albaricoque, etc y en el polen.
Finalizamos este apartado señalando que en la actualidad se habla mucho de
otros dos compuestos. Fundamentalmente las isoflavonas y el cinc. Los primeros
podrían considerarse como fitoestrógenos naturales procedentes de la soja y en menor
medida de otros vegetales, que ayudarían a regular los picos en los niveles de
estrógenos con una acción similar a la de estos. Respecto al cinc hay que indicar que los
valores ingeridos parecen estar disminuidos a favor de un aumento del cobre, y cuya
prescripción asociada a otros nutrientes parece haber demostrado eficacia en los
tratamientos para combatir el SPM. En cualquier caso hacen falta más estudios sobre la
necesidad de estos suplementos.
Hay que añadir que el propio ejercicio ayuda a combatir estos síntomas. Está
demostrado que las mujeres activas sufren menos estos trastornos, o al menos de forma
más suave. Entre las posibles causas parece que el factor más importante es la liberación
de beta-endorfinas que acompaña a los ejercicios prolongados, pues estas hormonas
“sedantes y placenteras” se encuentran disminuidas en la fase lútea. También hay que
mencionar que la actividad física, fundamentalmente el ejercicio aeróbico de baja
intensidad, favorece a la circulación y regula la retención de líquidos, evitando esa
sensación de hinchazón tan desagradable.
Trastornos de la conducta alimentaria
Un TCA “se define como un patrón alterado de pensamiento y comportamiento
respecto a los alimentos”. En todos los casos aparece una preocupación y obsesión por
la comida que queda fuera de control” (Anita Bean, 2002). Se registran tres trastornos
claramente definidos: la anorexia, la bulimia y los trastornos compulsivos por atracón.
A ellos hay que sumar un estado de “alimentación desordenada” que no llega a definirse
como patología pero que afecta a muchas deportistas excesivamente preocupadas por su
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
50
peso. Explicar estos TCA sería tan largo como interesante, pero excede al objetivo de
este capítulo. Los autores recomiendan consultar el Capítulo específico del presente
libro y la abundante bibliografía que hay sobre estos graves problemas que se extienden
entre las deportistas y les lleva frecuentemente –y de forma muy genérica-:
- a desvirtuar la visión de su propio cuerpo atribuyendo una relación inexistente entre delgadez y éxito deportivo;
- a consumir dietas por debajo de las 1200 calorías, aún en situaciones de alto rendimiento en las que los requerimientos energéticos son mucho mayores;
- a desordenar su forma de comer, adquiriendo hábitos compulsivos de mucha ingesta seguidos de momentos de bajadas calóricas drásticas para compensar el atracón;
- a abusar de alimentos de menor o mínima calidad nutritiva (alimentos prohibidos) en detrimento de otros alimentos más nutritivos, y de variedad en la alimentación;
- a desarrollar sentimientos de culpa sobre la ingesta y asociarlos a la necesidad de aumentar innecesariamente el gasto calórico para paliarla.
Y un largo etc. de comportamientos desordenados que minan drásticamente el
rendimiento de la deportista, llevándole muchas veces no sólo a la evidente disminución
de resultados, sino a problemas muy graves de salud que a veces tardan mucho en
curarse. Este descontrol alimenticio impide asegurar cualquiera de los objetivos
mínimos de la nutrición de los que hablábamos al principio. Y lo que es mucho peor, la
fuerza de voluntad y capacidad de sufrimiento de muchas de estas mujeres puede tapar
el problema, pues son capaces de mantener unos niveles altos de actividad física
compensando las carencias nutricionales con una gran fortaleza psicológica. Si el
problema se agrava y se detecta con retraso, la solución puede complicarse bastante.
Tradicionalmente se han venido asociando a deportes donde a la deportista se le
exige un control muy estricto del peso, como puede ser el caso del judo o de la gimnasia
rítmica. Pero la obsesión por la delgadez y la estética parece haber calado muy hondo
entre las mujeres deportistas y los TCA empiezan a exceder a estos grupos de riesgo.
Además, parece que la propia fuerza de voluntad y/o necesidad de refuerzos positivos
que son característicos de muchas de las grandes deportistas, son el caldo de cultivo
ideal para el desarrollo de estos trastornos. Algunos autores hablan de una
predisposición genética hacia ellos, incluso se apunta la posibilidad de estar ante una
pescadilla que se muerde la cola ¿Podría ser el conseguir un resultado deportivo la
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
51
excusa ideal para tapar esa búsqueda de delgadez y llevar los hábitos espartanos propios
de las anoréxicas?; ¿la falta de autoestima que puede subyacer en los TCA de tipo
bulímico podría empujar a buscar esa “aprobación social” a través del deporte?
Tabla 8 sobre TCA: Deportes de riesgo, Beals y Manore,1994, en Anita Bean.
La gravedad del tema y la creciente extensión del mismo deben llevar a los
entrenadores y especialistas que trabajan con las deportistas a rebajar el nivel de
expectativa sobre la asociación entre delgadez y composición corporal, y mejora de
resultados. Y también hay que adquirir formación sobre el tema para tratar los aspectos
nutricionales de forma correcta. Otro punto que nos parece de gran importancia es
aumentar la formación de las propias deportistas sobre la importancia de una correcta
nutrición y unos hábitos ordenados, sin que ello signifique generar preocupación al
respecto.
No entraremos por tanto en cada uno de estos desórdenes, y sólo comentaremos
por encima algunos de los problemas nutricionales más genéricos que se pueden derivar
de los casos menos graves. Existen numerosos cuestionarios y guías para observar si se
da algún TCA, o indicios del mismo, entre las deportistas, en cuyo caso hay que acudir
siempre a la ayuda de expertos. También se recomienda tratar el problema desde un
punto de vista pluridisciplinar y no sólo nutricional, pues tanto o más importante que los
hábitos nutricionales son el resto de ámbitos de la vida de las deportistas.
Tanto por exceso de restricción calórica, como por purgas y/o vómitos, por
consumo excesivo de ciertos alimentos en detrimento de otros, o incluso porque la
ingesta sea en algunos momentos excesiva para ser “útil” y en otros tan mínima que no
cubra los requerimientos diarios, en todos los casos se acaba afectando de una u otra
forma a las funciones vitales y se corren serios riesgos.
Cualquiera de estos factores acaba disminuyendo de alguna forma la ingesta de
nutrientes como ciertos minerales (hierro y calcio fundamentalmente) y las vitaminas.
Deportes para esbeltos Carreras y ciclismo de fondo, hípica...
Deportes estéticos Gimnasia, patinaje artístico, ballet, aeróbic competitivo, culturismo, natación sincronizada...
Deportes por categorías de peso Remo en categorías ligeras, Judo, kárate, halterofilia, culturismo...
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
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- La deficiencia de hierro acentuará las posibilidades de anemia y puede incluso generar una amenorrea o falta de menstruación en un intento del organismo por ahorrar y minimizar las pérdidas en hierro, tal como veremos a continuación.
- El calcio es otro elemento cuya restricción podría desembocar en fragilidad ósea y osteoporosis, incrementando el riesgo de fracturas de huesos. Este problema es más grave en el caso de las adolescentes, que están creciendo y desarrollando la masa ósea que tendrán en la edad adulta; y en el caso de las mujeres menopáusicas. En cualquier caso, las deficiencias de calcio durante la época fértil pueden “pagarse” gravemente tras la menopausia.
- Respecto a las vitaminas, hay que apuntar que estas bajadas drásticas en la ingesta o una mala alimentación pueden llevar a un consumo por debajo del mínimo recomendado. Además, no olvidemos que estamos hablando de deportistas en las que las reacciones metabólicas van a estar aumentadas durante la práctica física y que normalmente están bajo un gran estrés psicológico tanto por los propios resultados deportivos como por las cuestiones dietéticas. Así pues, es fácil que aparezcan subcarencias en ciertas de ellas que podrían desembocar en determinados trastornos metabólicos.
- Lo mismo sucede con otros minerales como el magnesio y el cinc (participantes en numerosas enzimas) o el selenio (antioxidante), muy importantes para la actividad física.
Amenorrea secundaria
La amenorrea secundaria es la ausencia de menstruación durante más de seis
meses aproximadamente, y la oligomenorrea hace referencia a una menstruación escasa
y desordenada. Aunque no está bien documentado, se estima que varía desde
aproximadamente el 5 hasta el 40%, dependiendo del deporte y del nivel de competición
(Wilmore y Costill). Por desgracia, tampoco existe seguridad sobre la etiología, y más
que de una causa tendríamos que hablar de un conjunto de ellas. En la Tabla 9 hemos
intentado resumir tanto el conjunto de factores que pueden favorecerla como las
precauciones que se deben tomar ante un posible tratamiento.
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
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Tabla 9. Amenorrea Secundaria: Conjunto de factores de riesgo
Factores nutricionales Estrés y/o desajustes internos
Anarquía alimenticia,
nutrientes de poca calidad,
falta de variedad en la
dieta, etc.
Ingesta calórica restringida,
% peso y grasa corporal
muy bajos, anemia, etc.
Estrés psicológico y social
Estrés fisiológico: elevadas
cargas, recuperación
insuficiente, etc.
PRIMERA FASE DEL TRATAMIENTO
Organización de los hábitos
alimenticios: horarios,
variedad y calidad de los
nutrientes, etc.
Aumentar la ingesta con
especial atención a las
estrategias de recuperación
del hierro, calcio, etc.
Disminuir las expectativas y
reforzar positivamente,
atender el resto de ámbitos
de la deportista, etc.
Disminuir frecuencia,
volumen e intensidad para
permitir la recuperación y
asimilación del tratamiento.
Añadir variedad al programa
SEGUNDA FASE DEL TRATAMIENTO (si la primera es insuficiente)
Suplementar con tratamiento médico
(prescripción y supervisión de especialistas)
Cesar el entrenamiento, complementar con apoyo
psicológico y/o terapias de relajación, etc.
Junto a este conjunto de factores existe una teoría que relaciona la amenorrea
con el ahorro del hierro, sin embargo no todas las mujeres con anemia ferropénica
desarrollan amenorrea, de ahí que sea más “práctico” hablar de este conjunto de factores
que acompañan al fenómeno.
La teoría del ahorro de hierro surge como consecuencia de un proceso adaptativo
de nuestra especie. Antaño, la alimentación del ser humano estaba sometida a periodos
de abundancia y de escasez. Los periodos de abundancia coincidían con la recogida de
las cosechas, en los que se intentaba comer bien para acumular el máximo de tejido
graso en el organismo y durante los periodos de escasez había que echar mano de esas
reservas acumuladas en forma de grasa de almacenamiento (grasa no esencial). Si el
periodo de escasez se prolongaba había que utilizar la grasa esencial, lo que trasmitía al
organismo el mensaje de que no era posible llevar a término un embarazo. Esta señal de
alarma disparaba los mecanismos fisiológicos de ahorro y entre ellos los de
mantenimiento del hierro corporal. La amenorrea es el resultado de dichos mecanismos
de ahorro. En el momento actual, la práctica del deporte supone en la mujer un gasto
extra de grasa esencial que puede disparar de forma indirecta los mecanismos de ahorro
de hierro antes comentados. Esta podría ser la explicación más extendida de los casos de
amenorrea en deportistas. La amenorrea también puede aparecer en personas que siguen
dietas deficientes en hierro, como sería el caso de deportistas vegetarianas con dietas
mal planificadas para su ritmo de entrenamiento.
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
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En cualquier caso, lo más útil es informar a la deportista del conjunto de causas,
y sobre todo explicarle que se han dado casos de embarazos en mujeres amenorréicas,
para evitar que se confunda con un sistema anticonceptivo. La deportista debe saber que
el organismo se recupera bien tras unos meses de tratamiento, pero también debe
conocer los problemas de osteoporosis, lesiones de estrés, etc que acompañan al
fenómeno cuando se prolonga mucho en el tiempo.
Anemia ferropénica:
El otro gran problema de la mujer deportista es la pérdida casi patológica de
hierro, tanto por las pérdidas menstruales como por causas propias del deporte, rotura de
capilares, microfracturas, etc. Si esto se combina con una ingesta restringida y/o baja de
hierro (cosa muy probable en ingestas inferiores a las 1500 Kcal o en vegetarianas) el
problema no tardará en manifestarse, con el riesgo de convertirse en algo crónico. Sus
síntomas externos son difíciles de aislar pues no son raros en muchos deportistas: fatiga,
dolor de cabeza, aturdimiento y frecuencia respiratoria aumentada. El más indicativo
puede ser la necesidad permanente de descansar aún descansando lo suficiente.
La mayoría de las deportistas debían llevar un control estricto sobre este tema,
con analíticas al menos cada dos meses y la supervisión de un especialista. Deberemos
prestar especial atención a aquellos síntomas que nos puedan indicar si nos encontramos
ante una anemia verdadera o manifiesta, o ante una anemia todavía prelatente o latente.
Unos valores disminuidos de ferritina sérica (por debajo de los 12 ng/ml) junto a una
absorción del hierro aumentada son los primeros indicadores de que algo va mal
(Tabla 10).
AnemiaSideropénica Hemoglobina Fe sérico Saturación de
transferrinaTIBC Ferritina
SéricaAbsorción de hierro
PRELATENTE Normal Normal Normal Normal
LATENTE Normal
MANIFIESTA
Tabla 10: Diagnóstico de Laboratorio sobre la anemia sideropénica. TIBC, capacidad total de fijación de hierro. Nicolás Terrados y Xavier Leibar, Master ARD, 1997.
Antes de seguir adelante consideramos interesante recordar que el Volumen plasmático puede estar aumentado en los deportistas, con lo que aparece una aparente anemia consecuencia de la dilución de la masa eritrocítica (fenómeno conocido como “anemia deportiva”, típico de deportes de resistencia). Además, los resultados del análisis pueden ser muy variables según las circunstancias en que se haya producido.
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Además de pedir los análisis, sería importante tratar de observar las posibles causas del problema:
- Preguntando a la deportista sobre posibles problemas personales que interfieran en una correcta nutrición alimentación y asimilación de los alimentos.
- Observando sus hábitos alimenticios con el fin de introducir las modificaciones preventivas necesarias. Aumento de ingesta de alimentos ricos en hierro, tales como carne, los huevos, las legumbres, los cereales, las verduras de hoja oscura, el hígado o el pescado. Recordemos que la absorción del hierro es mejor a partir de su forma hemo, es decir, de origen animal (Tabla 11).
- Atender a posibles interferencias de exceso de fibra, café u otras sustancias similares, causantes de diarrea y consiguientemente posibles favorecedores de la anemia.
Favorecen la absorción Dificultan la absorción
Medio gástrico ácido Medio gástrico alcalino
Hierro en forma hemo Hierro no hemo
Ácido ascórbico (Vit. C) Ácido fólico (Vit. B9)
Cianocobalamina o Vit. B 12 Ingesta de proteínas animales
Algunos azúcares simples
Exceso de Fibra Te, café, chocolate, cacao, cocacola
Fosfatos Fitatos
Oxalatos (espinacas, queso, derivados lácteos) Exceso de Calcio
Exceso de Fósforo Tabla 11: Circunstancias que favorecen o dificultan la absorción del hierro. Nicolás Terrados y Xavier Leibar, Master ARD, 1997.
En el caso de que apareciera anemia en los análisis, y siempre bajo prescripción médica, se puede plantear un tratamiento:
- Toma de preparados de hierro en forma ferrosa (sulfato, ascorbato, glutamato), en cualquiera de sus formas oral o intravenosa y siempre bajo prescripción médica. De 6 a 8 semanas si es un problema menor, y de 12 a 16 cuando se trata de un caso avanzado.
- Estos preparados se suelen administrar acompañados de vitaminas, normalmente ácido ascórbico, ácido fólico y/o vitamina B12. Favorecen la absorción y es muy difícil que provoquen problemas de toxicidad.
- También es aconsejable conseguir un medio gástrico ácido a través de la alimentación (quesos, frutos agrios...) y una abundante ingesta de proteínas (se necesitan partículas plásticas que permitan la formación de hematíes y el transporte del hierro).
Como resumen de lo anterior se puede recomendar tomar los preparados ferrosos
por la mañana, junto a un vaso de zumo de naranja, y unos 15 min antes de ingerir
cualquier otro alimento con el fin de evitar interferencias en la absorción. Insistimos en
que siempre bajo la prescripción de un especialista, pues un exceso de hierro puede
acumularse en órganos como el hígado, dando lugar a una sobrecarga. Además, es
importante señalar que sin llegar a esos extremos, existen muchas personas con
intolerancia hacia los suplementos de hierro.
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Como ya hemos comentado, en el caso de las mujeres, la anemia puede conducir
a la amenorrea, y si ésta se mantiene en el tiempo el riesgo de osteoporosis se dispara.
Así pues el control y las precauciones alimenticias son imprescindibles.
CONSEJOS GENERALES SOBRE NUTRICIÓN EN LA MUJER DEPORTISTA
Nutrientes de interés en la mujer deportista
Resumiendo, existen una serie de nutrientes a los que la mujer deportista debe
prestar especial atención. Uno de ellos es el calcio del que se recomienda consumir
1200 mg/día. El calcio es esencial para la formación de huesos, la contracción muscular,
la transmisión del impulso nervioso y la coagulación sanguínea. La absorción de calcio
se favorece en presencia de vitamina D y fosfato y disminuye en presencia de oxalato,
fitatos y fibra. El calcio es abundante en alimentos de origen lácteo, vegetales verdes,
pescados y determinadas bebidas diseñadas para deportistas.
Otro nutriente al que las deportistas deben prestar atención es el hierro, cuya
ingesta recomendada es de 15 mg/día. Este nutriente es esencial en la estructura de la
hemoglobina y de la mioglobina, moléculas transportadoras de oxígeno en sangre y
músculo, y de citocromos, moléculas presentes en la cadena respiratoria mitocondrial y
esenciales en la producción de energía metabólica en forma de ATP. El hierro que en
los alimentos se encuentra en estructuras hemo se absorbe mucho mejor que el de
aquéllos que lo contienen en forma de sales. La vitamina C favorece la absorción de
hierro, sobre todo de aquél que se encuentra en forma de sales. Las carnes y pescados
son alimentos abundantes en hierro hémico y las legumbres contienen hierro en forma
de sales.
Finalmente el cinc es otro nutriente interesante para la mujer deportista, siendo
su ingesta recomendada 12 mg/día. El cinc es esencial para el funcionamiento de
determinadas enzimas y para el mantenimiento de la función inmune. Se presenta de
forma abundante en marisco y vegetales. Hay que tener cuidado con los alimentos ricos
en fibra e hidratos de carbono complejos porque limitan su absorción. Hay estudios que
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
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apuntan a que “más de la mitad de mujeres que sufren anorexia presentan una
deficiencia grave de cinc y que la recuperación tiene más éxito si se toman suplementos
de cinc” (Bryce-Smith y Simpon, en Anita Bean).
Ayudas ergogénicas nutricionales de especial importancia
No queremos acabar este capítulo sin recalcar la importancia de una serie de
nutrientes y resumir unos consejos que aún siendo iguales para los dos sexos, son
fundamentales para una correcta nutrición deportiva.
a) Hidratos de carbono
Cómo ya se ha mencionado anteriormente, los hidratos de carbono son los que
proporcionan la energía principal para el rendimiento deportivo. Es verdad que el
metabolismo de las grasas es más relevante en ejercicios prolongados aeróbicos de
intensidad media-baja. Sin embargo, en el deporte de élite las intensidades son elevadas
y es el metabolismo hidrocarbonado el que va a proporcionar la energía en momentos
clave de alta intensidad, que van a determinar posiblemente el éxito en la prueba.
Además, la glucosa proporciona energía al sistema nervioso central encargado de la
percepción de cansancio y fatiga, el centro de las sensaciones y el integrador de las
decisiones. Todos estos aspectos son claves para la ejecución correcta del ejercicio.
Finalmente, otra importante misión de los hidratos de carbono es que facilitan la
absorción de agua a nivel intestinal. Concentraciones de glucosa 5-7% son absorbidas
más eficientemente que el agua sola. Sin embargo, concentraciones mayores no
representan una ventaja, ya que son retenidas más tiempo en el estómago. Por tanto, las
bebidas isotónicas que mantengan rangos de concentración de glucosa entre 5-7%
presentan una alta eficiencia de absorción, proporcionando al mismo tiempo agua y
energía y manteniendo la glucemia (concentración de glucosa en sangre) constante
durante el desarrollo del ejercicio.
Sin embargo en algunas mujeres deportistas los hidratos de carbono plantean un
problema adicional. La glucosa se almacena en el músculo en forma de glucógeno,
asociada a moléculas de agua en una relación 1/3. De ahí esa sensación de hinchazón o
pesadez que acompaña su ingesta y que puede ser percibida de forma negativa por las
deportistas más preocupadas por su peso y figura. En realidad el almacenamiento del
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glucógeno en forma hidratada es un hecho fisiológico ventajoso, pero si conlleva malas
sensaciones puede repercutir en el rendimiento. Y lo peor, puede llevar a la deportista a
relacionar los hidratos con el aumento de peso, haciendo que sea reacia a su consumo.
Por ello los entrenadores deben orientar adecuadamente a sus atletas, explicando la
importancia de este tipo de nutrientes en el rendimiento deportivo, señalando que van a
proporcionar energía de alta calidad y agua. También deben explicar que los hidratos
complejos se liberan más lentamente y proporcionan energía más a largo plazo, además
de estar asociados a otros nutrientes fundamentales como vitaminas y minerales.
b) Agua
El agua es importantísima y muchas veces un nutriente ignorado durante la
práctica deportiva. Por de pronto es el mayor componente corporal, ya que un 66% del
organismo es agua. En algunos tejidos, como la sangre, la cifra de agua llega hasta un
93%. Esto es especialmente relevante, ya que el agua es el nutriente que mantiene el
volumen sanguíneo (volemia) en su nivel adecuado. Hay que tener en cuenta que en
cualquier ejercicio se va a eliminar agua en forma de sudor y en unas cantidades nada
despreciables: 0,5-3 L. Los efectos de la pérdida de agua sobre el rendimiento deportivo
son muy variados, pero principalmente se centran en:
- Descenso en la volemia.
- Eliminación de lactato más deficiente, debido a un menor volumen de líquido.
- Mayor dificultad para transportar nutrientes a los tejidos, por la misma causa.
- Aumento en la frecuencia cardiaca con la intención de hacer circular la misma cantidad de volumen por unidad de tiempo. - Aumento en la temperatura corporal, ya que el agua ayuda a disipar el calor producido durante la actividad física intensa a través de la piel en forma de sudor.
El conjunto de todos estos síntomas se transforman en una sensación de
agotamiento mayor y una percepción más acentuada del cansancio, acompañada de una
bajada considerable del rendimiento. Antes se intentaba minimizar la ingesta de agua
durante el ejercicio, pero los estudios recientes han desmontado que esta concepción es
equivocada. Es importante en este sentido beber mucho más que lo que indica la sed y
de forma continuada, es decir pequeñas cantidades durante cortos espacios de tiempo,
bien durante el entrenamiento o bien durante la prueba deportiva.
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La estrategia sería beber ½ L de una bebida isotónica comercial que ya viene
preparada con la concentración adecuada de glucosa (5-7%) y de sales (1g/L), media
hora antes del entrenamiento, se tenga o no se tenga sed. Durante el entrenamiento, a
partir de los 30-45’, beber pequeñas cantidades de dicha bebida o de agua sola, cada 10-
15 min, también de forma independiente de la sensación de sed. Al finalizar debemos
reponer todo el líquido perdido, (podemos apoyarnos en el peso perdido durante el
entrenamiento). En este caso es ideal que la bebida sea hipertónica (cantidades de
glucosa entorno al 10-12%, y quizá con pequeñas cantidades de proteínas) para acelerar
los procesos de recuperación.
c) Proteínas
Las proteínas son quizás los nutrientes más controvertidos dentro de las ayudas
ergogénicas nutricionales a la hora de hablar de rendimiento deportivo. Existe la idea
errónea de que las proteínas sirven para generar masa muscular y que su aporte debiera
ser suplementado en el trabajo de fuerza. En primer lugar y contrario a esto, los que más
se van a beneficiar de las proteínas van a ser los deportistas de resistencia
(maratonianos, ciclistas de ruta). Cuando la intensidad es alta y las reservas de glucosa
del organismo están muy bajas, las grasas no sirven, ya que su metabolismo no es lo
suficientemente rápido, unido a ello el efecto antilipolítico del lactato presente. El único
nutriente disponible en estas circunstancias van a ser los aminoácidos provenientes de
las proteínas o de los depósitos tisulares.
Bien es verdad que las proteínas van a servir para construir y reparar tejidos y
sintetizar hormonas, pero la capacidad de absorción tisular de proteínas de una persona
es limitada y ronda alrededor de 1,5-2 g/Kg peso máximo. A pesar de ello hay
deportistas que llegan a consumir 3-4 g/Kg en forma de suplementos, generando un
excedente de nitrógeno en forma de urea y amonio, que suele ser tóxico para numerosos
tejidos, entre ellos el renal y el nervioso. El efecto sobre el sistema nervioso se va a
traducir en una mayor sensación de cansancio y fatiga. La necesidad de eliminar el
excedente va a suponer una mayor producción de orina con la consiguiente
deshidratación, etc. En las mujeres el problema se acentúa ya que la orina va a facilitar
la eliminación de hierro y calcio. Finalmente, la proteína es al fin y al cabo energía y
como tal, su exceso podría favorecer la acumulación de grasa en el tejido adiposo.
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La proteína en la dieta del deportista debe rondar alrededor del 12-15%, aunque
hay deportes donde se sugiere un mayor consumo: 18-20% (sedentarios entre 0,8 y 1,2
g/Kg de peso, los deportistas 1,2-1,4 y hasta 2 g/Kg en situaciones especiales). En
principio este excedente se podría utilizar como fuente energética en deportes de alta
intensidad y larga duración. Otra utilidad sería para la reparación de estructuras
musculares y microroturas que se producen durante los entrenamientos de alta
intensidad y sólo en determinados deportes, como puede ser el caso del judo, o en
deportes de fuerza en los que se trabaja el músculo hasta su extenuación. Estos
excedentes en la ingesta proteica deberían ser puntuales, es decir en determinados
momentos de la temporada y siempre controlados por un especialista.
Estrategias de distribución del gasto
Como ya se ha comentado en numerosas ocasiones, la dieta del deportista debe
ser algo más rica en hidratos de carbono, a expensas de un menor consumo de grasas.
La principal diferencia con los no deportistas es más la cantidad total de energía
necesaria y la especial atención a la variedad para asegurar la disponibilidad de esos
minerales y vitaminas cuyas necesidades sí parecen estar aumentadas por la gran
cantidad de reacciones metabólicas que conlleva el ejercicio. Además, a mayor
entrenamiento más se acercan las deportistas a los porcentajes de músculo y tasa de
actividad metabólica basal de los varones (valores relativos).
El desafío será entonces cómo incrementar esos aportes calóricos sin
convertirlos en grandes comilonas y sin provocar aumentos de grasa y /o de peso. La
idea sería fraccionar las ingestas de alimentos para evitar comidas con grandes
desequilibrios energéticos, es decir 5-6 tomas diarias de 400-800 Kcal. Con esta
estrategia se llegaría a cada entrenamiento del día con las reservas energéticas a tope,
pero además después de cada ejercicio se repondría la energía gastada. Este modelo
dista mucho del que se practica sobre todo en la cultura latina, donde se consume muy
poco durante el día y sólo se hace un fuerte consumo energético en una de las comidas
principales. El exceso de Kcal por comida hará que los excedentes se almacenen en
forma de grasa. Por tanto el aprovechamiento y almacenamiento de la glucosa será más
eficiente en un modelo de distribución de pequeñas ingestas (Figura 6).
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
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Figura 6. - Figura que compara el reparto energético en un modelo de ingesta fraccionada (A), frente al modelo de ingesta tradicional (B). Supóngase una deportista cuyo metabolismo basal es de 1400 Kcal y que realiza en un día 2 entrenamientos (flechas 1 y 2) de 600 Kcal (flecha 1) y de 1200 Kcal (flecha 2) por la mañana y por la noche respectivamente. Además tiene un gasto extra por actividades cotidianas de 300 Kcal. Por lo tanto, el gasto calórico total de la deportista sería de 3350 Kcal. El patrón presentado en A, indica ingestas sin grandes diferencias calóricas y repartidas a lo largo del día. Además reponen el gasto por entrenamiento y cubren el metabolismo basal. El modelo B es el patrón de ingestas habitual en la cultura mediterránea en el que hay 2 grandes ingestas: la comida y la cena, mientras que el resto son ingestas de pocas Kcal, distribuidas irregularmente a lo largo del día.
Teoría del gen ahorrador:
La cuestión es pura genética ya que los seres humanos están diseñados para almacenar nutrientes. Si miramos la evolución que han sufrido desde que son agricultores y ganaderos podemos entender las repercusiones que estas prácticas han tenido sobre nuestros genes. La recolección de las cosechas se realizaba en los meses del año en los que la climatología era más benigna. Durante esa época se intentaba consumir la mayor cantidad de comida y almacenar algunos alimentos que no presentaban muchos problemas de conservación, para pasar lo mejor posible los meses menos propicios climatológicamente. Esto suponía que aquellos individuos que genéticamente estaban diseñados para almacenar grasa con mayor facilidad presentaban una ventaja evolutiva frente a los que carecían de esta característica. De esta forma la evolución ha permitido la selección de individuos con tendencia a la obesidad o al sobrepeso.
Sin embargo, todo este proceso selectivo se rompe bruscamente cuando la revolución industrial despega y aparecen los sistemas modernos de mejora agrícola, de transporte, de comercialización de alimentos, de conservación de comida y de desarrollo económico. En este momento el ser humano de la sociedad industrializada se encuentra con un exceso de comida en cualquier época del año, independientemente de climatologías benignas o adversas. En este sentido, hoy en día se percibe que el consumo de alimentos es elevado en cualquier época del año, unido a una disminución en el trabajo físico que se realiza para conseguir el alimento. Este cambio ha dado como consecuencia la aparición de la obesidad como una nueva enfermedad que se ve
B
AlmuerzoDesayuno Comida Merienda Cena
300 Kcal
200 Kcal
1500 Kcal
350 Kcal
1000 Kcal
Desayuno Comida Tentenpié+Cena
600 Kcal1000 Kcal
350 Kcal
1000 Kcal
450 Kcal
Merienda
A1
1
2
2
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
62
favorecida por el hecho de que estamos genéticamente diseñados para almacenar y ahorrar. Es lo que se conoce como teoría del “gen ahorrador”. Aunque esta teoría no pasa de ser por el momento una mera hipótesis, no deja de ser cierto que en el ser humano existe todo un complejo entramado genético que permite rápidamente transformar cualquier excedente nutricional en grasas principalmente.
Esta hipótesis ha podido ser constatada en estudios realizados en determinadas poblaciones genéticamente aisladas, como determinados pueblos indígenas que viven en ecosistemas que dificultan la entrada de ADNs exógenos, como cordilleras elevadas, zonas desérticas o islas alejadas. Por ejemplo, los indios de la isla de Nauru del archipiélago de Samoa Occidental en el Océano Pacífico, llevaban un régimen vegetariano y la obesidad era inexistente entre los individuos de esta isla. El descubrimiento del guano como un interesante abono desde el punto de vista comercial atrajo el interés de las multinacionales y cambió el modo de vida de los indígenas, incluyendo la dieta, que se occidentalizó con una disminución en el consumo de vegetales, frutas y pescado por un mayor consumo de grasas animales. El resultado supuso un aumento de la obesidad en la población indígena de la isla, afectando a “la friolera” de un 65% de los habitantes autóctonos.
Este concepto del gen ahorrador puede muy bien hacerse extensivo a la dieta
deportiva y podría explicar los desajustes ponderales que se observan en deportistas que
siguen un patrón de ingestas copiosas frente a ingestas pequeñas pero distribuidas a lo
largo del día. Además, las ingestas copiosas llevarían a largo plazo a una mayor
destrucción del músculo, ya que como se ha señalado los excedentes se almacenarían en
forma de grasa, y su movilización sería muy difícil durante los ejercicios de elevada
intensidad. En estas circunstancias, el organismo no tiene más remedio que utilizar las
proteínas musculares como fuente energética alternativa.
Sin embargo, el diseño de este tipo de dietas basado en la distribución no resulta
demasiado sencillo. Lo ideal sería ir reponiendo la glucosa cada 3h y en pequeñas
cantidades a base de frutas, purés de frutas, zumos, y en su defecto bebidas energéticas
diseñadas para deportistas y/o barritas energéticas especiales con la composición
hidrocarbonada adecuada. También habría que estar atentos a esos momentos en los que
la asimilación de hidratos de carbono y agua es más favorable, como por ejemplo nada
más finalizar el ejercicio. En cualquier caso, lo que sí debe quedar claro es que la
restricción calórica siempre es negativa, pues al prolongar los ayunos excesivamente se
crean situaciones temporales de hipoglucemia. Estas situaciones se agudizan a medida
que el ayuno se prolonga, afectando al sistema nervioso central y causando una
sensación de ansiedad que en ningún caso es la ideal para las deportistas de alto nivel.
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
63
Es evidente que se deben rechazar categóricamente las dietas que están por
debajo del metabolismo basal, ya que el organismo va a adaptarse a la nueva situación
disminuyendo el consumo energético y ralentizando la pérdida de peso. Si además, se
intenta hacer ejercicio de alta intensidad en esta situación y se persiste en los malos
hábitos alimenticios se llega rápidamente al agotamiento y al peligro de lesiones, con el
riesgo de “tirar a la basura” el trabajo de toda una temporada. A ello hay que sumar que
las restricciones calóricas suelen llevar a pensar demasiado en la comida, con el riesgo
de acabar desarrollando alguno de los TCA.
En este sentido hay que diferenciar entre perder peso y perder grasa. Para perder
peso habría que perder grasa y músculo y esto último no es lo que persigue el deporte de
alta competición. Al deportista le debe interesar sólo perder grasa, y las estrategias
nutricionales (como la basada en la hipótesis del gen ahorrador) o los diseños de dietas
adecuadas combinadas con los entrenamientos, pueden conseguir dicho objetivo. Si se
quiere perder peso, y esto sólo debe plantearse por una cuestión principalmente de
salud, el sujeto debe cambiar de un ejercicio de alta intensidad a uno de baja intensidad,
pero prolongado. En este tipo de ejercicios consumirá grasa, pero no fabricará músculo
y a la larga lo que hará será perder peso. Por tanto, si una deportista de alta competición
se encuentra en una situación de sobrepeso, primero tendrá que alcanzar un peso
adecuado “quemando” grasas como se ha indicado, pero sin fabricar músculo. Una vez
alcanzado el peso adecuado podrá planificarse un programa de alta intensidad (donde
deberá lógicamente adaptar la dieta) para poder aumentar masa muscular.
CONCLUSIONES
Una importante observación que los diversos estudios van constatando es que la
adaptación fisiológica y metabólica que experimenta la mujer deportista tiende a
asemejarse a la del patrón masculino. Por ejemplo, los porcentajes de grasa corporal
tanto en hombres como en mujeres practicantes de una misma disciplina deportiva,
tienden a acercarse. Esto es debido a que las cargas de entrenamiento y las estrategias de
nutricionales, al igual que la adaptación metabólica que deriva, tienden a asemejarse
entre hombres y mujeres.
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
64
La explicación a este fenómeno sería que las mujeres entraron en la escena
deportiva mucho más tarde que los hombres, pero además entraron en un mundo
especialmente diseñado por y para los varones. En este sentido, muy pocas disciplinas
deportivas podrían calificarse como exclusivamente femeninas. La inmensa mayoría de
los deportes explotan cualidades más desarrolladas en hombres por cuestiones
biológicas y esto ha supuesto un importante esfuerzo de adaptación de la mujer en todos
los sentidos. Por ejemplo, la velocidad media que una mujer podía desarrollar en 1930
en la prueba de los 1500 m era de unos 17 Km/h, frente a los 22 Km/h de los hombres.
En la década de los 90, los varones desarrollaban velocidades cercanas a los 26 Km/h,
mientras que en las mujeres eran de 24 Km/h. Como puede constatarse, los hombres han
mejorado en esta disciplina atlética en 4 Km/h, mientras que la progresión de las
mujeres ha sido de casi el doble en la mitad de tiempo. En definitiva, la aplicación de
los sistemas de entrenamiento y nutricionales desarrollados primeramente en los
varones, han supuesto una mejora ostensible en las capacidades femeninas, equiparando
de forma significativa las marcas deportivas.
Es patente que existen diferencias de diseño fisiológico y genético entre ambos
sexos y ello condiciona el desarrollo de ciertas disciplinas deportivas. Un claro ejemplo
de esto son los deportes explosivos, donde la fuerza muscular y la testosterona juegan
un papel preponderante. Quizás por estas diferencias de diseño, las estrategias
nutricionales en las mujeres deportistas, que en lo esencial son muy similares a las de
los varones, presentan algunos puntos de atención particulares que deben ser tenidos en
cuenta. El presente Capítulo los ha tratado extensivamente y se podría concluir:
a) Prestar atención a los trastornos de la alimentación, sobre todo en aquellos deportes
practicados por mujeres que exigen el mantenimiento estricto de un bajo peso
corporal, como por ejemplo la gimnasia rítmica en todas sus modalidades. Vigilar
que la ingesta alimentaria cubra el metabolismo basal y las necesidades energéticas
de la deportista y prestar especial atención a las deficiencias en nutrientes clave
como ciertos oligoelementos y vitaminas.
b) Vigilar la dieta y el entrenamiento en casos de amenorrea o de síndrome
premenstrual. Corregir los parámetros pertinentes en caso de observar deficiencias
en este sentido.
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer deportista
65
c) Prestar siempre especial atención al calcio, hierro y cinc, ya que quizás sean los
nutrientes más interesantes en la mujer deportista. Aunque estos nutrientes son
también importantes en los varones deportistas, las diferencias fisiológicas entre
ambos sexos hacen que estos elementos adquieran especial relevancia en las
mujeres.
d) Respecto a los hidratos de carbono consumidos a modo de ayuda ergogénica, prestar
especial atención a la sensación de hinchazón que produce el almacenamiento del
glucógeno hidratado en el músculo. Vigilar y orientar adecuadamente a las
deportistas que suelan percibir este fenómeno de forma negativa.
e) Observar siempre una hidratación correcta, ya que el agua es el vehículo de muchos
nutrientes, algunos de ellos claves en la mujer deportista. Además los beneficios de
la hidratación adecuada sobre la volemia, temperatura corporal, frecuencia cardiaca
y detoxificación son similares tanto en hombres como en mujeres.
f) Vigilar los suplementos ergogénicos a base de aminoácidos. Es importante señalar
que la relación de estos suplementos con la ganancia de fuerza es un tema muy
controvertido. La mujer debe saber que existen diferencias hormonales que van a
condicionar el desarrollo de la fuerza muscular y que la planificación correcta del
entrenamiento tendrá posiblemente efectos más positivos que este tipo de
suplementación.
g) Finalmente, adoptar las estrategias nutricionales más adecuadas. Se deben primar las
ingestas menores fraccionadas a lo largo del día frente a las ingestas copiosas. Este
tipo de reparto permitiría aprovechar mejor la energía en los entrenamientos y
evitaría la acumulación de grasa, a lo cual la mujer es más propensa por cuestiones
de diseño biológico.
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BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
- Barbany JR. Alimentación para el deportista y la salud. Ed Martínez Roca, Barcelona, 2002.
- Bean A. La Guía completa de la nutrición del deportista. 2ª Ed, Paidotribo, Barcelona, 2002.
- Benardot D, Nutrición para deportistas de alto nivel. Ed Hispano Europea (2001), Barcelona.
- Clark N. Nutrición para deportistas. Ed Desnivel, Madrid, 2002.
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NUTRICIÓN EN LA MUJER MAYOR
María Dolores Ruiz López
Reyes Artacho Martín-Lagos
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Introducción
Envejecimiento
Recomendaciones nutricionales para mujeres mayores
Necesidades energéticas
Necesidades proteicas
Necesidades de hidratos de carbono
Necesidades lipídicas
Necesidades de vitaminas y minerales
Necesidades hídricas
Consideraciones finales
Bibliografía recomendada
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NUTRICIÓN EN LA MUJER MAYOR
INTRODUCCIÓN
Tanto desde el punto de vista fisiológico como psicosocial, los
determinantes de la salud cuando envejecemos están relacionados con el sexo. A
pesar de esto la preocupación por los aspectos nutricionales, no sólo en la mujer
anciana (objeto del presente Capítulo), sino en la mujer en general, no habían sido
estudiados en los distintos eventos internacionales, relacionados con la salud,
celebrados en la primera mitad del pasado siglo. Solo cuando ha sido evidente el
aumento de la población mayor y la feminización de la misma, se ha empezado a
considerar la necesidad de un mayor enfoque en función del sexo para desarrollar
políticas válidas. En este sentido, se podría considerar a la Iª Conferencia
Internacional realizada en México en 1975, y que fue el inicio de la Década de las
Naciones Unidas para las Mujeres, como el punto de partida, aunque la unión
mujer – envejecimiento – salud, apenas suponían breves menciones en los
distintos informes que a partir de ese tiempo se fueron sucediendo. La IVª
Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en Beijing en 1995, fue una
oportunidad importante para aumentar el conocimiento del estado de salud de las
mujeres ancianas y proporcionó una base para posteriores actuaciones, en primer
lugar en la IVª Conferencia Internacional sobre Promoción de la Salud celebrada
en Nueva Delhi en 1997, donde el envejecimiento y la salud de las mujeres fueron
dos áreas importantes de discusión y en segundo lugar en el Año Internacional de
las Naciones Unidas para los Ancianos en 1999, que proporcionó otra oportunidad
importante para seguir debatiendo el tema. Finalmente, señalar que Madrid fue la
sede de la IIª Asamblea sobre Envejecimiento en 2002, en donde se reconoce
explícitamente “los efectos diferenciales del envejecimiento en las mujeres y los
hombres... (sic) siendo decisivo lograr la integración de una perspectiva de género
en todas las políticas, programas y leyes”.
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En el momento actual es un hecho que los estudios nutricionales están
considerando cada vez más las diferencias entre los sexos, ya que existen aspectos
nutricionales claramente diferentes entre hombres y mujeres, que deben ser tenidos muy
en cuenta a la hora de elaborar pautas nutricionales. El tema de la nutrición en la mujer
anciana es además altamente relevante, entre otros motivos porque las mujeres
representan la mayoría de la población anciana en el planeta. Sin embargo, antes de
abordar el tema, sería conveniente dar algunas pinceladas sobre lo que es el
envejecimiento.
ENVEJECIMIENTO
Según Shock (1968) se podría definir el envejecimiento como “el conjunto de
cambios estructurales y funcionales que ocurren a lo largo de la vida, desde la
embriogénesis hasta la senescencia, pasando por la madurez”. Esta definición, que luego
ha sido aceptada por la OMS (Organización Mundial de la Salud) y la ONU
(Organización de Naciones Unidas), no deja de tener su controversia, ya que tal como
está formulada, implica que se envejece prácticamente desde que existe la concepción.
Aunque esto pueda ser cierto desde un punto de vista molecular y celular, desde un
punto de vista funcional no sería tan riguroso. De hecho, es patente que el recién nacido
debe crecer y desarrollarse hasta alcanzar la madurez, que ocurre normalmente entre los
25-30 años. A partir de ese momento, las actividades metabólicas y los procesos de
crecimiento y desarrollo comienzan a ralentizarse y a disminuir ostensiblemente, dando
lugar al envejecimiento. Por tanto, basándose en esta concepción más funcional, se
podría decir que existe un periodo de la vida denominado evolutivo y que comprendería
desde el nacimiento a la madurez, y un segundo periodo que se podría clasificar como
involutivo, que abarcaría de la madurez a la senectud. Quizás, lo más acertado sería
indicar que el envejecimiento es causado por la acumulación de una serie de cambios a
lo largo del tiempo, que producen alteraciones funcionales importantes y que terminan
desembocando en la muerte del individuo. Hasta el momento se han desarrollado
numerosas teorías para explicar el proceso del envejecimiento y ninguna ha logrado
definir la(s) causa(s) que lo producen.
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Todo esto ha dado lugar al nacimiento de disciplinas, que desde diversos ángulos
intentan abordar la problemática asociada al fenómeno del envejecimiento. Algunas de
ellas son:
- Gerontología: Ciencia que estudia el proceso de envejecimiento.
- Geriatría: Disciplina que estudia el tratamiento de síntomas debilitantes y
enfermedades asociadas a la vejez, así como su curación.
- Gerontagogía: Disciplina que abarca la formación de educadores para las
personas mayores. Este es un campo muy reciente que despega con un objetivo
muy similar al de la Puericultura, aunque enfocado directamente a los ancianos,
población que está aumentando considerablemente en la sociedad actual y que
está demandando este tipo de atenciones.
Las denominaciones y acepciones en torno al envejecimiento no dejan tampoco
de ser variadas, tanto en el ámbito cotidiano, como en el científico. Así generalmente se
suele hablar de este grupo de población como “ancianos” o “personas de edad
avanzada”. Dado el espectacular incremento de las expectativas de vida, una persona de
70 años no va a considerarse un anciano, ya que generalmente asumirá que este
calificativo sería más adecuado para una persona que ronda los 90-100 años, es decir un
“centenario”. La palabra “viejo” no suele utilizarse tampoco mucho por la acepción
peyorativa que conlleva en lenguaje castellano, como algo “inservible” o
“despreciable”. Todo lo contrario ocurre en Sudamérica, donde la palabra “viejo” tiene
un significado mucho más cariñoso, que incluso se aplica a las personas en general
independientemente de la edad. Por lo tanto ninguna de la terminología expuesta encaja
apropiadamente dentro de este grupo de población. De Francia se importó el término de
“3ª edad”, que bien analizado es incorrecto, ya que considerando las distintas etapas de
la vida como niñez, adolescencia, madurez y vejez, sería más correcto hablar de 4ª edad.
Finalmente, la denominación más apropiada dentro del contexto nutricional sería la que
deriva de la literatura anglosajona de “older” o persona “mayor”. Así se puede constatar
esta acepción en numerosos lugares de la vida cotidiana: “Centro de mayores”, “Aula de
mayores”, etc. y éste será el término que se utilizará a lo largo del presente Capítulo.
En cuanto a las características del proceso de envejecimiento resaltaremos
algunas que hoy día se admiten de forma general como es el considerarlo un proceso
universal que afecta a todo ser vivo del planeta. La diferencia son los ritmos a los que
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este proceso ocurre en las distintas especies. Así hay insectos que viven unas horas y
determinadas especies vegetales que llegan a vivir varios siglos. En cualquier caso, el
envejecimiento viene limitado por la carga genética del propio individuo y es lo que se
podría denominar como “expectativa máxima de vida”. Este límite no se ha modificado
con la evolución. Por ejemplo, el ser humano actualmente tiene una esperanza de vida
cada vez más próxima a su expectativa máxima de vida y esto lo ha conseguido gracias
a unos mejores cuidados médicos, al mejoramiento de los estándares de vida y a una
adecuada alimentación. Pero hay un máximo marcado por la genética que será
imposible rebasar. Además, la realidad actual está mostrando, tras diversos estudios
poblacionales, que la mujer vive más que el hombre.
Una característica típica de la población mayor es que no existen marcadores
biológicos claros, a diferencia de otras etapas de la vida donde sí hay marcadores bien
definidos. Por ejemplo, la menarquia es un indicador del inicio de la pubertad en las
mujeres, mientras que la menopausia no podría definirse estrictamente como un
marcador de inicio de envejecimiento, ya que puede ser ocasionada por múltiples
factores fisiológicos no relacionados con este proceso. El utilizar la edad cronológica es
lo más socorrido, pero realmente no es lo más adecuado. Los 65 años han sido
considerados como una edad de referencia en numerosos tratados, ya que era la edad de
retiro laboral en la población masculina, coincidiendo con un cambio en el estilo de vida
y por tanto en las necesidades de esta población. Sin embargo, distintos países y
organizaciones hacen su propia clasificación atendiendo diversos criterios. Así la OMS
divide este periodo en 3 etapas:
- Senectud: 60-74 años.
- Vejez: 74-90 años.
- Vejez extrema: más de 90 años.
Las actuales estadísticas censales Norteamericanas tienen otra clasificación, que
abarcando periodos de edad muy similares, denomina a estos grupos de forma diferente:
- Ancianos jóvenes: 65-74 años.
- Ancianos medios: 75-85 años.
- Ancianos viejos: más de 85 años.
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Schroll y Vellas (1997) van más lejos al indicar que la edad cronológica no
puede utilizarse como criterio clasificatorio y que debería utilizarse una terminología
más relacionada con la(s) patología(s) que estas personas padecen. Así se debería hablar
de personas:
- Mayores sanas.
- Pacientes agudos en clínica.
- Mayores “frágiles” que viven en casa / residencia.
En cualquier caso, y aunque no sea un criterio objetivo al 100%, es necesario
tomar una edad cronológica como referencia y ésta suele ser de 60-65 años en la
mayoría de los estudios. Además, esta población está experimentando una explosión
demográfica, sobre todo en las regiones industrializadas del planeta, donde se encuentra
Europa. Así en el año 2000, el 16% de la población europea tenía más de 65 años,
mientras que las expectativas para el 2020 serán de un 20% (Tabla 1).
Tabla 1: Evolución de la población europea mayor de 65 años (%). PAIS 2000 2020
Europa (15 países) 16,2 20,6
Alemania 16,1 21,7
Francia 15,9 20,6
Italia 18,0 23,2
Holanda 13,6 18,9
Bélgica 16,7 19,8
Dinamarca 14,7 18,6
Reino Unido 15,6 18,9
Luxemburgo 14,6 17,9
Grecia 17,1 20,6
España 16,7 19,8
Portugal 15,3 17,9
Irlanda 11,2 14,5
Austria 15,4 19,9
Suecia 17,3 22,1
Finlandia 14,9 23,1
Fuente: Eurostat Demographic 1995-1998.
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La OMS estableció que en 1999, 600 millones de personas tenían más de 60
años, lo que suponía una relación de 1/10, es decir una persona anciana por cada 10
habitantes del planeta. Pues bien, las expectativas para el año 2050 son de 2 billones de
personas superando los 60 años de edad, suponiendo en este caso una relación de 1/5.
En este informe, que contempla las tasas de natalidad para elaborar sus cálculos, se
considera que España será el país más “viejo” del planeta. En cualquier caso, la
población mayor se va a concentrar en los países industrializados (Figura 1), que
tendrán que contemplar atenciones de todo tipo para este grupo de personas, incluyendo
ayudas sociales, atención sanitaria, apoyo psicológico, etc. En España la esperanza de
vida para los nacidos en 1990 es de 74 años para los varones, mientras que en las
mujeres es de 80 años. Esta mayor esperanza de vida en la mujer hace que en la
actualidad, haya 81 hombres por cada 100 mujeres mayores de 60 años, y esta
proporción baja a 53 hombres por cada 100 mujeres mayores de 80 años o más. Y la
situación es muy similar en otros lugares del planeta, así en el periodo de 1997-2025 la
población de mujeres mayores en Asia pasará de 107 millones a 211, y en África de 13
millones a 37.
Ante esta avalancha de cifras, la cuestión que se plantea es saber ¿qué sentido
tiene aumentar la esperanza de vida en este grupo de población? Pregunta muy
pertinente cuando la mayoría de los mayores se están quejando de la situación precaria
en la que están viviendo. Quizás habría que cambiar el discurso y no sólo “dar años a la
vida”, sino “más vida a los años”. En este sentido la Nutrición puede hacer mucho.
RECOMENDACIONES NUTRICIONALES PARA MUJERES MAYORES
Antes de comentar las recomendaciones que sobre energía y nutrientes existen,
convendría apuntar que la aplicación de estas recomendaciones a la población mayor
resulta compleja ya que es un grupo de población muy heterogéneo en el que coexisten
una serie de cambios fisiológicos, psicológicos y sociales que se consideran propios del
envejecimiento, con una elevada prevalencia de enfermedades crónicas que van a
dificultar el conocer las necesidades reales frente a la que tiene como consecuencia de la
enfermedad que padece.
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Figura 1. - Distribución en % y por áreas geográficas de la población mayor de 60 años en 1999 (A) y perspectivas para 2050 (B) según ONU, 1999.
% población
con 60 años
o más (1999)
A
% población
con 60 años
o más (2050)
B
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La FAO/OMS (Organización para la Alimentación y la Agricultura/
Organización Mundial de la Salud) fue uno de los primeros organismos en lanzar una
serie de recomendaciones nutricionales para personas mayores, tanto mujeres como
varones. Sin embargo, las recomendaciones realizadas por el National Research Council
de Estados Unidos han sido mayoritariamente seguidas por numerosos países, a pesar de
haber sido establecidas exclusivamente para la población norteamericana. La razón de
ello es que estas recomendaciones tienen una buena base científica y por tanto se
sustentan sobre argumentos muy sólidos.
En 1989, este organismo norteamericano emitió la 10ª edición de las Ingestas
Dietéticas Recomendadas, más conocidas por sus siglas inglesas RDA (Recommended
Dietary Allowances). En estas recomendaciones se contemplaba como grupo último de
población a los mayores de 50 años, es decir a partir de ese punto todos los individuos
tendrían la misma recomendación, aludiendo que no había suficientes estudios
científicos para poder dar unas pautas fiables y adecuadas a grupos de mayor edad. Ya
en 1997 aparecieron unas nuevas recomendaciones, bajo un nuevo nombre DRIs
(Dietary Recommended Intakes) o Ingestas Dietéticas de Referencia, donde ya se
contemplaban 2 nuevos grupos poblacionales: 50-70 años y más de 70.
En España las recomendaciones se basan en las de la FAO/OMS y son una
adaptación de éstas. Sería muy conveniente que las distintas Administraciones Públicas
financiaran más estudios sobre población mayor en España con la idea de poder editar
unas recomendaciones específicas para la población española, que surgieran como
resultado de estudios realizados en el propio país.
Necesidades energéticas
La energía consumida por una persona se va a gastar en 3 componentes muy
estudiados: metabolismo basal, termogénesis y actividad física. En el caso de la mujer
mayor, el metabolismo basal (principal componente del gasto energético total) se reduce
un 14% con respecto a la edad madura (25 años). Este descenso obedece a cambios que
ocurren en la composición corporal, como:
- Aumento de la grasa corporal.
- Descenso en el contenido proteico corporal.
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- Descenso en la cantidad de tejido óseo y músculo.
- Descenso en el contenido de agua total, especialmente la intracelular.
Por lo tanto el metabolismo basal (MB) para mujeres mayores se puede
determinar aplicando formulas desarrolladas por diversos organismos internacionales,
siendo una de las más utilizadas las de la FAO/OMS:
Mujeres > 60 años, MB = 10,5 x Peso + 596
El gasto energético total se puede calcular por lo tanto, multiplicando el
metabolismo basal por el factor de actividad física.
- 1,56 Actividad Ligera
- 1,64 Actividad Moderada
- 1,82 Actividad pesada
Se podría suponer que una mujer mayor entraría dentro del rango de actividad
ligera, pero no siempre es así. Cada vez más las personas mayores están realizando
ejercicios durante el día que suponen una actividad moderada y en este caso el factor a
aplicar sería de 1,64.
El Efecto Térmico de los Alimentos, término considerado por algunos autores
más adecuado que los anteriores utilizados como, Acción Dinámica Especifica o Efecto
Dinámico Especifico; o el que se emplea mayoritariamente en la actualidad,
Termogénesis Inducida por los Alimentos, no se considera en estos cálculos ya que
representa un porcentaje pequeño (según el tipo de dieta podría llegar a un 10%) dentro
del gasto energético total. Esta termogénesis es la energía gastada en el metabolismo de
los distintos nutrientes. En este sentido las proteínas son las que consumen más energía
en su metabolismo, los hidratos de carbono ocupan un lugar intermedio y las grasas son
los nutrientes que consumen menos energía. También es importante saber que otros
componentes de la dieta pueden modificar esta termogénesis, así por ejemplo los
condimentos, la cafeína y la nicotina incrementan este valor. Por tanto y por cuestiones
prácticas, el gasto energético total solo considerará en sus cálculos el metabolismo basal
y el factor de actividad física.
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Teniendo en cuenta todas estas consideraciones, la FAO/OMS (1985) estiman
las necesidades energéticas diarias en 1760 kcal para mujeres con edades comprendidas
entre los 60-70 años, y de 1540 kcal para más de 70 años (FAO/OMS, 1985). Las
nuevas DRIs (2002) hacen una estimación de los requerimientos energéticos EER
(Estimated Energy Requirements), de 1978 kcal para mujeres entre 51 y 70, y de 1873
kcal para las mayores de 70 años. Las recomendaciones españolas indican también
ingestas de 1875 kcal para las mujeres de 60 a 70 años y de 1700 kcal para mujeres
mayores de 70 años. Lo importante es no bajar de la cifra de aproximadamente 1600
kcal, ya que aunque los macronutrientes están bien cubiertos, no es así para los
micronutrientes, donde se observan deficiencias. Sin embargo, actualmente se llega a la
vejez con un exceso de peso y cada vez son más frecuentes los problemas de obesidad,
cuyo resultado es debido a un aumento en la ingesta y a una disminución en el gasto
energético ¿Cómo se puede solucionar este problema? Reajustando la dieta y evitando
alimentos de alta densidad calórica, sobre todo por sus altos contenidos en grasa. Al
mismo tiempo habría que incrementar la actividad física, lo cual puede ser problemático
en el caso de las personas mayores. La mayoría de la gente en este grupo de población
no llega en la plenitud de sus facultades físicas, lo que implica la adaptación de
determinados programas de ejercicios para poder realizar una actividad adecuada.
Necesidades proteicas
Existe una controversia con respecto a las necesidades proteicas en las personas
mayores en general. Mientras que unos argumentan que la ingesta de proteínas debiera
aumentarse, otros opinan que debería reducirse. En este sentido, los argumentos a favor
de disminuir la ingesta proteica son:
- El recambio proteico en personas mayores está disminuido en 20-30% con
respecto a la edad adulta, por lo que resulta innecesario incrementar dicho
aporte.
- La masa magra disminuye con la edad por diversas razones, por lo que no es
necesario ingerir más proteínas.
- El catabolismo proteico no rinde suficientes aminoácidos necesarios para la
síntesis, posiblemente como consecuencia del reducido recambio mencionado
anteriormente.
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Los argumentos a favor de incrementar el aporte en proteínas para las personas
mayores son:
- Una reducida asimilación y absorción de aminoácidos de las proteínas de la
dieta, por lo que se hace necesario incrementar la ingesta para cubrir ese déficit.
- Hay órganos, como el intestino y el hígado, que presentan altos niveles de
recambio en personas mayores y por esta razón hay que cubrir esta necesidad
con un mayor aporte proteico.
- Las personas mayores no disponen de la misma reserva de aminoácidos para la
síntesis proteica, por lo que habría que incrementar la ingesta para completar
dicha reserva.
- Las personas mayores tienen una mala reutilización de los aminoácidos, lo que
justifica el aumento de la ingesta proteica para suplir esa deficiente utilización.
Por lo tanto teniendo en cuenta estas dualidades, las recomendaciones de ingesta
proteica son muy variadas entre los distintos autores y estamentos internacionales. La
RDA norteamericana sostiene un consumo de 0,8 g de proteína/kg de peso corporal,
cifra muy próxima a la que se recomienda en España y por parte de la FAO/OMS, que
es de 0,75 g/kg de peso corporal. Esta cantidad es la mínima para poder asegurar una
ingesta segura. Por otro lado, la Universidad de Tufts recomienda un aporte de 1 g/kg de
peso corporal, justamente con la idea de reponer la pérdida de masa magra y la
reutilización ineficiente de los aminoácidos para la síntesis proteica. Gariballa y Sinclair
(1998), tras analizar diversos estudios publicados al respecto, llegan a recomendar una
ingesta proteica de 1-1,25 g de proteínas/kg peso corporal. Obviamente, todos estos
valores son para mujeres mayores sanas y sin ningún tipo de patología. Bien es sabido
que en determinadas situaciones el aporte proteico debe incrementarse notablemente,
como es el caso de un postoperatorio, muy común en personas mayores, donde la
ingesta de proteínas debe rondar los 1,5 g/kg de peso. Finalmente, la cantidad de
proteínas aportadas por la dieta debe de ser alrededor del 15% de las kcal totales
consumidas al día, aunque las DRIs (2002) establecen lo que denominan Rango
Aceptable de Distribución de Macronutrientes (AMDR), entre un 10 y 35 % de las
calorías totales.
Pero no sólo hay que hablar de la cantidad de proteínas, sino de su calidad. Las
proteínas de mayor calidad son aquéllas que aportan todos los aminoácidos esenciales
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer anciana
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en su composición. En este sentido, los alimentos de origen animal son los que poseen
las proteínas con un alto valor nutricional: huevos, carnes, pescados, leche y derivados.
Por otro lado, los alimentos de origen vegetal tienen proteínas de menor calidad,
llegando a ser incluso deficientes en algunos aminoácidos, como ocurre con cereales y
legumbres. Sin embargo, esto no quiere decir que este último grupo de alimentos no
debiera consumirse o eliminarse de la dieta de las personas mayores. Es más, los
cereales y las legumbres suelen estar presentes frecuentemente en las dietas de los
mayores, ya que el acceso a las proteínas de origen animal se encuentra más limitado.
Las razones son diversas, como por ejemplo de índole económico, la carne y el pescado
son alimentos caros, o de naturaleza fisiopatológica, por ejemplo la falta de dentición
puede dificultar la masticación de la carne.
Por lo tanto la estrategia residiría en utilizar adecuadamente las proteínas de
todos los alimentos, tanto vegetales como animales, realizando lo que se denomina
complementación proteica. De esta forma los alimentos deficitarios en un determinado
aminoácido se combinan con alimentos más ricos en dicho aminoácido. Así, los
cereales son pobres en lisina y treonina, y ricos en metionina, mientras que las
legumbres son ricas precisamente en lisina y treonina y pobres en metionina. Los
alimentos de origen animal son ricos en lisina, leucina, isoleucina, treonina y valina. Por
tanto hay que intentar combinar en una comida diversos alimentos para complementar
adecuadamente la composición proteica y poder conseguir todos los aminoácidos
esenciales. Este importante descubrimiento científico ya se había puesto en práctica
hace siglos por las madres de familia, encargadas del cocinado de los alimentos. Para
ello no hay más que echar un vistazo a algunos platos tradicionales de la gastronomía
ibérica como la paella, que combina las proteínas del arroz (cereal) y del pollo, o el
potaje, que combina las proteínas del arroz (cereal) con las habichuelas o las lentejas
(legumbres). Pero esto no sólo se puede constatar en la cocina española, sino en
gastronomías de otros países. Sirvan de ejemplos la pizza italiana, que combina los
cereales de la masa con carne, el “couscous” africano, que combina sémola de trigo con
garbanzos y verduras, los frijoles con arroz sudamericanos, que combinan cereales con
legumbres, o las tortitas con carne también sudamericanos, que combinan cereales y
carne.
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Necesidades de hidratos de carbono
Sobre este punto no existían recomendaciones al respecto hasta hace un año, ya
que tanto ciertos aminoácidos de las proteínas, así como el glicerol procedente de la
hidrólisis de los triglicéridos, son capaces de transformarse en glucosa que puede ser
utilizada por el cerebro. De todas formas se recomendaba no bajar la ingesta diaria de
los 50-100 g de hidratos de carbono, ya que se producirían cuerpos cetónicos con el
consiguiente peligro de sufrir una cetosis. Las DRIs (2002) han establecido por primera
vez una RDA de 130 g para la mujer mayor indicando que es el mínimo adecuado para
mantener la función del cerebro. Se considera que los hidratos de carbono deben ser la
base de la alimentación y proponen un AMDR entre el 45 y 65 % de las calorías
ingeridas diariamente.
De todas formas, hay que tener en cuenta ciertas particularidades en las personas
mayores en este respecto. Así, las cifras de glucemia suelen aumentar con la edad,
presentando valores más elevados que en los jóvenes, además la glucemia post-prandrial
tarda más tiempo en normalizarse. Finalmente, son muy frecuentes fallos en el
funcionamiento de la insulina evidenciados por una disminución de la captación de
glucosa por parte del músculo, siendo la diabetes tipo 2 muy común en este grupo de
población. Las causas moleculares de esta enfermedad en las personas mayores son por
ahora una incógnita, barajándose diversas posibilidades al respecto, como por ejemplo
una disminución en el número de receptores de insulina en tejidos periféricos o una
disminución de transportadores de glucosa en los mismos tejidos.
El tipo de hidratos de carbono es también importante. Así los hidratos de
carbono simples no deberían pasar del 15% de la energía diaria total de la dieta. Las
razones a este respecto son muy diversas, como el hecho de que un consumo excesivo
de hidratos de carbono simples implicaría un incremento en la utilización de las
vitaminas implicadas en su metabolismo, como las vitaminas B1 y B6. Por otro lado, los
hidratos de carbono simples producen más rápidamente una sensación de saciedad
limitando la ingesta de otros alimentos. Finalmente, los alimentos donde abundan los
hidratos de carbono simples suelen ser deficientes en muchos micronutrientes, pudiendo
producir subcarencias nutricionales. Por todo ello, el consumo de hidratos de carbono
complejos en forma de almidones es mucho más recomendable. Este tipo de hidratos de
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84
carbono presenta una absorción lenta a nivel intestinal, lo que evita los picos bruscos de
glucemia tan difíciles de gestionar por parte de las personas mayores.
La fibra, que suele abordarse en este apartado, es también importantísima en la
nutrición de los mayores. En este sentido es más conveniente que la fibra proceda de los
propios alimentos, ya que la fibra de procedencia farmacológica no suele ser bien
tolerada por todas las personas mayores, además de presentar composiciones muy
variadas. Se considera una Ingesta Adecuada (AI) valores de 21 g/día, no debiendo
abusar nunca de este componente, ya que está demostrado que los excesos en la ingesta
de fibra interfieren con la absorción de ciertos micronutrientes.
Los alimentos donde se encuentran los hidratos de carbono simples son la miel,
el azúcar, los caramelos, el chocolate, etc. Los hidratos de carbono complejos abundan
en alimentos derivados de cereales y legumbres, que muchas veces son rechazados por
las personas mayores por cuestiones de índole cultural. Esto ocurre con grupos de
ancianos que han vivido en su juventud situaciones de hambruna y han tenido que
sobrevivir a base de una dieta de cereales y legumbres. Esta experiencia la asocian con
una dieta de pobres, considerando a la carne como un alimento de ricos. En este
respecto, está bien claro que los cereales y las legumbres son los alimentos más ricos en
hidratos de carbono complejos y que nunca deben faltar en una dieta de mayores.
Finalmente, el pan integral, las legumbres y los frutos secos aportan interesantes
cantidades de fibra.
Necesidades lipídicas
Al igual que pasaba para los hidratos de carbono, no existen recomendaciones de
ingesta total de grasas. Lo que sí coinciden los organismos internacionales, como la
FAO/OMS, es que el consumo de grasas no pase del 35% de las kcal diarias. Aquí,
como en el caso de las proteínas, habría que hablar de la calidad. Las grasas de origen
vegetal, como el aceite de oliva, son las más recomendables por su riqueza en ácidos
grasos monoinsaturados. El consumo de ácidos grasos saturados está relacionado con
una alta incidencia de enfermedades cardiovasculares, muy frecuentes en este grupo de
población, llegando a ser la principal causa de muerte. Por esta razón, las grasas
saturadas no deben pasar del 10% de las kilocalorías diarias aportadas por la dieta.
Respecto a los ácidos grasos poliinsaturados, que se encuentran en los aceites de semilla
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer anciana
85
y en la grasa de pescado, hay que indicar que el ácido linoleico (de la familia -6) y el
-linolénico (de la familia -3) son esenciales, ya que el organismo es incapaz de
sintetizarlos. Sin embargo la ingesta de estos ácidos grasos no debe ser indiscriminada,
sino seguir en la medida de lo posible una relación entre el ácido linoleico y el -
linolénico de 5-10/1. Las DRIs (2002) señalan una ingesta adecuada de 11 g de -6,
frente a 1,1 g de -3. Finalmente, el consumo de colesterol no debería pasar de los 300
mg diarios.
Sobre los ácidos grasos esenciales cabría hacer alguna puntualización interesante
con respecto a las personas mayores. Estos ácidos grasos son esenciales, como ya se ha
señalado, por la incapacidad del organismo para sintetizarlos. En este sentido son los
precursores de la síntesis de los ácidos araquidónico (AA), ácido eicosapentaenoico
(EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA) que intervienen en las rutas de síntesis de
tromboxanos, prostaciclinas y prostaglandinas, sustancias muy importantes
fisiológicamente. Obviamente, dietas deficientes en estos ácidos grasos esenciales van a
producir un enlentecimiento en estas rutas metabólicas con las consiguientes
deficiencias en los metabolitos antes señalados. Pero además las personas mayores
suelen tener niveles bajos en la enzima -6 desaturasa, enzima clave en esta ruta
biosintética. Esto implica que no sólo hay que dar los aportes adecuados en ácidos
grasos esenciales, sino que se está discutiendo si se debería complementar en éstos otros
ácidos grasos poliinsaturados que se forman en esta ruta, como son el ácido
araquidónico, ácido eicosapentaenoico y ácido docosahexaenoico.
Otro aspecto que hay que considerar con las personas mayores es el referente al
concepto de grasa visible e invisible. Generalmente, las personas mayores y la
población en general saben que determinados alimentos son grasa pura, como por
ejemplo los aceites, la mantequilla y la margarina. En este sentido, la gente suele limitar
el consumo de estos alimentos. Sin embargo, lo peligroso es la grasa invisible, es decir,
la contenida en los alimentos que no son percibidos como portadores de grasa por la
población. Aquí se incluirían las carnes, los quesos, los huevos, la charcutería, la
pastelería, la bollería y los frutos secos. Todos estos alimentos tienen grasa en
cantidades variables, pero un consumo abusivo suele por lo general disparar los
porcentajes de ingesta de grasa diaria a niveles no recomendados.
86
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer anciana
Necesidades de vitaminas y minerales
Las recomendaciones realizadas por los distintos países para estos
micronutrientes vienen recogidas en las Tablas 2 y 3. Habría que hacer algunas
matizaciones con respecto a este grupo de nutrientes que ya vienen reflejadas en las
recomendaciones norteamericanas. En primer lugar se habla para alguno de ellos de
“Ingesta Adecuada” (AI), lo cual es una diferencia con respecto a lo que se utilizaba
anteriormente que era las RDA, y en segundo lugar se habla de “Nivel de Ingesta
Máximo Tolerable” (UL), sin efecto perjudicial. Esta última apreciación es muy
importante por el interés que ha despertado en las sociedades industrializadas, sobre
todo en Estados Unidos y más recientemente también en España, el consumo de
alimentos fortificados en vitaminas y minerales, llegándose a abusar de estos nutrientes.
En cualquier caso existen algunos micronutrientes que son especialmente
importantes en la mujer mayor. Uno de ellos es el calcio, cuya RDA era de 800 mg/día
y que se ha propuesto una AI de 1200 mg/día. En este sentido las mujeres mayores
deben mantener la ingesta de calcio en dichos niveles, para evitar una patología muy
común en ellas: la osteoporosis. De todas formas, los varones mayores también sufren
notables problemas osteo-articulares y las recientes investigaciones los están
empezando a relacionar con deficiencias en los aportes dietéticos de calcio. En la mujer
mayor, el calcio de la dieta no va a utilizarse para favorecer la osificación, sino más bien
para enlentecer las pérdidas de calcio por parte del hueso, retrasando o evitando la
aparición de la osteoporosis. Obviamente, tampoco hay que abusar del calcio, ni de
ningún micronutriente, ya que además de los conocidos efectos tóxicos, se produciría un
desequilibrio en la absorción intestinal de otros nutrientes. La UL de calcio es de 2,5 g
diarios y por lo mencionado anteriormente, habría que moderar el consumo de los
alimentos enriquecidos en este mineral de forma que los aportes dietéticos se ajusten en
la medida de lo posible a la ingesta recomendada.
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer anciana
87
Tabla 2: Ingesta recomendada de minerales para mujeres mayores.MINERALES EDAD
(años)
IR
(1994)
DRI (1997-2001)
AI EAR RDA UL
Calcio (mg) 50-70
más de 70
800 1200 2500
1200 2500
Fósforo (mg) 50-70
más de 70
580 700 4000
580 700 3000
Magnesio (mg) 50-70
más de 70
300 265 320 350
265 320 350
Hierro (mg) 50-70
más de 70
10 8 45
8 45
Cinc (mg) 50-70
más de 70
15 8 40
8 40
Flúor (mg) 50-70
más de 70
3 10
3 10
Yodo ( g) 50-70
más de 70
110
95
150 1100
150 1100
Selenio ( g) 50-70
más de 70
55 400
55 400
IR: Ingesta Recomendada para población española. DRI: Ingesta Dietaria de Referencia para población americana. AI: Ingesta Adecuada, EAR: Ingesta Media Estimada, RDA:Ingesta Dietética Recomendada. UL: Ingesta Máxima Tolerable
Otro mineral cuya recomendación de ingesta se ha incrementado en la población
de personas mayores norteamericanas es el magnesio. Las deficiencias en este mineral
tienen que ver con problemas metabólicos de diversa índole. El selenio también ha
tomado un protagonismo recientemente por el tema de los antioxidantes y ya aparecen
valores en las tablas americanas de 55 g diarios.
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer anciana
88
Tabla 3: Ingesta recomendada de vitaminas para mujeres mayores VITAMINAS EDAD (años) IR (1994) DRI (1997-2001)
AI EAR RDA UL
Tiamina (mg) 50-70
más de 70
0,8
0,7
1,1 ND
1,1 ND
Riboflavina (mg) 50-70
más de 70
1,1
1
1,1 ND
1,1 ND
Niacina (mg) 50-70
más de 70
12
11
14 35
14 35
Vitamina B6 (mg) 50-70
más de 70
1,5 100
1,5 100
Vitamina C (mg) 50-70
más de 70
60
60
75 2000
75 2000
Folato ( g) 50-70
más de 70
200
200
400 1000
400 1000
Vitamina A ( g) 50-70
más de 70
800
800
900 3000
900 3000
Vitamina D ( g) 50-70
más de 70
5
5
10 50
15 50
Vitamina E (mg) 50-70
más de 70
12
12
15 1000
15 1000
Vitamina K ( g) 50-70
más de 70
ND
90 ND
IR: Ingesta Recomendada para población española. DRI: Ingesta Dietaria de Referencia para población americana. AI: Ingesta Adecuada, EAR: Ingesta Media Estimada, RDA:Ingesta Dietética Recomendada. UL: Ingesta Máxima Tolerable.
En el capítulo de las vitaminas habría que señalar al folato, cuya ingesta diaria
recomendada en España es de 200 g contrastando con los 400 g que se recomiendan
en Estados Unidos. La vitamina D también cobra protagonismo en las personas mayores
por su relación con la absorción del calcio. La AI para esta vitamina es de 5 g al día,
pero se recomienda incrementar a 10 g diarios en personas de 50-70 años y 15 g/día
para mayores de 70 años. Estos incrementos intentan suplir las deficiencias en esta
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer anciana
89
vitamina que se dan muy frecuentemente en mayores, por diversas causas, como por
ejemplo una síntesis disminuida, por no tomar el sol adecuadamente o por una baja
ingesta. Los estudios con poblaciones de mayores recluidos en residencias parecen
apuntar a que los suplementos de calcio deben ir acompañados de los correspondientes
suplementos en vitamina D. En este sentido las autoras han observado que los mayores
que siguieron correctamente esta suplementación consumieron menos cantidad de
analgésicos no pautados o no recetados (muchos de ellos se tomaban para paliar el dolor
osteo-articular) y además empezaron a realizar más actividad física y paseos por el
exterior, incrementando la exposición solar y posiblemente favoreciendo la biosíntesis
de vitamina D. En cualquier caso son necesarios más estudios para poder atribuir estas
mejoras observadas a la suplementación adecuada en calcio y vitamina D.
Necesidades hídricas
Aumentar la ingesta de agua está indicado en la población de personas mayores,
entre otras cosas porque a estas edades disminuye la sensación de sed con el
consiguiente riesgo de sufrir deshidratación. También se ha señalado anteriormente que
el contenido total de agua del organismo, y en concreto el componente intracelular,
disminuyen con la edad. Por tanto hay que procurar que la ingesta de agua del mayor
sea de 1,5-2 L diario, teniendo en cuenta que el 50% de ese volumen lo aportan los
propios alimentos de la dieta, esta cantidad corresponde a 30-35 mL/kg de peso/día.
La hidratación es beneficiosa en el segmento de la población mayor, ya que evita
el estreñimiento y mejora la función renal, ya que los riñones concentran peor la orina
con la edad. Teniendo en cuenta esto, es conveniente recordar o estimular por parte de
los mayores el consumo de agua o de alimentos ricos en ella, como verduras, frutas o la
propia leche.
CONSIDERACIONES FINALES
Hasta aquí se han tratado las necesidades energéticas y nutricionales de las
personas mayores, y en concreto de las mujeres. Una cuestión que surge es cómo debe
repartirse a lo largo del día dicha ingesta. Es importante recordar que las personas
mayores no pueden seguir el régimen de comidas que sigue la familia, en donde se dan
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer anciana
90
pocas tomas a lo largo del día y algunas de ellas especialmente copiosas. En el caso de
los mayores es importante no sobrecargar ninguna comida y repartir los alimentos en 5-
6 tomas diarias que repartirían la energía de la siguiente manera:
- 15% desayuno.
- 10% media mañana.
- 35% almuerzo.
- 10% merienda.
- 25% cena.
- 5% recena antes de acostarse.
La recena hace referencia a ese vaso de leche (si la persona no ha desarrollado
intolerancia a la lactosa con la edad) o una pieza de fruta, yogur o una infusión, que el
mayor toma antes de acostarse. En su conjunto esto representa una distribución muy
adecuada de las ingestas diarias para las personas mayores.
Las cantidades de lo que hay que ingerir de cada grupo de alimentos vienen
esquematizadas en la pirámide nutricional de los alimentos (Figura 2), que supone una
adaptación de las siguientes guías alimentarias: Pirámide nutricional desarrollada por
los nutricionistas americanos, pirámide nutricional para la población española propuesta
por La Sociedad de Nutrición Comunitaria en el 2001 y el rombo de la alimentación
desarrollado por las Dras Requejo y Ortega (1996) de la Universidad Complutense de
Madrid.
Básicamente, las raciones de cada grupo de alimentos reseñadas en la pirámide
son similares a las de las personas en edad madura:
- Como base de la pirámide esta la ingesta de agua. Es una forma de insistir en la
importancia que tiene este componente en la alimentación de este segmento de
población.
- 6-8 raciones diarias de cereales, legumbres y derivados. Constituyen la base de
la alimentación.
- 3-5 raciones diarias de frutas, hortalizas y verduras. Ocupan el peldaño siguiente
en la pirámide.
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer anciana
91
- 2-4 raciones diarias de leche, lácteos, carnes, pescados y huevos. Ocupan el
peldaño superior de la pirámide.
- Moderación en el consumo de golosinas, azúcares, grasas y aceites. Se
encuentran en el vértice de la pirámide.
- A ambos lados de la pirámide se recuerda la necesidad de incluir una actividad
física acorde con su situación fisiológica y que cada vez está demostrando más
los beneficios no sólo físicos sino también mentales que aportan al mayor.
Las raciones para cada alimento vienen definidas en tablas de consulta con
unidades culinarias (tazón, plato, vaso, cucharada, etc) de tal forma que todo el mundo
las pueda manejar.
Finalmente, hay que señalar que la alimentación en el ser humano va mucho más
allá de la simple ingestión de alimentos, está cargada de símbolos, costumbres, ritos a
los que hombre no puede sustraerse y que configuran su comportamiento alimentario.
Como dijo Brillat-Savarin: “El placer de la mesa es de todas las edades, de todas las
condiciones, de todos los países y de todos los días. Puede asociarse a todos los demás
placeres y se mantiene el último para consolarnos de la pérdida de los otros”.
Ag
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1 2
3 4
5
6
7 8
Ce
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NUTRICIÓN Y MUJER Mujer anciana
93
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
- Mahan LK, Escott-Stump S, eds. (2001). Nutrición y Dietoterapia, de Krause (10ª
ed). McGraw-Hill Interamericana, México.
- Muñoz M, Aranceta J, García-Jalón I, eds. (1999). Nutrición Aplicada y
Dietoterapia. EUNSA Navarra.
- IOM (2002). Dietary Reference Intakes for Energy, Carbohydrate, Fiber, Fat, Fatty
Acids, Cholesterol, Protein, and Amino Acids. National Academy Press.
- IOM (2003). Dietary Reference Intakes: Applications in Dietary Planning. National
Academy Press.
- Shils ME, Olson JA, Shike M, Ross AC eds. (2002). Nutrición en Salud y
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- Sizer F, Whitney E, eds. (1997). Nutrition. Concepts and controversies (7th ed).
West/Wadsworth, Belmont (California).
- Timiras P. (1997). Bases fisiológicas del envejecimiento y geriatría. Ed Masson.
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- Wildman REC, Medeiros DM, eds. (2000). Advanced Human Nutrition. CRC Press
Boca Raton (Florida).
NUTRICIÓN Y MUJER Mujer anciana
94
NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
95
LA MUJER Y LOS TRASTORNOS DE LA
CONDUCTA ALIMENTARIA
Victoria Salmerón Sánchez
NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
96
Introducción
Antecedentes históricos de los trastornos de la conducta
alimentaria
Anorexia nerviosa
Bulimia nerviosa
Sobreingesta compulsiva o trastorno por atracón
Causas de los trastornos de la conducta alimentaria
Factores familiares
Factores personales
Factores sociales
Pautas de intervención y posibilidades de recuperación de
los trastornos de la conducta alimentaria
Bibliografía recomendada
NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
97
LA MUJER Y LOS TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA
INTRODUCCIÓN
Se definen como trastornos de la conducta alimentaria aquellos comportamientos
patológicos caracterizados por una forma especial que tiene la persona afectada para
relacionarse con la comida, y en concreto con la ingesta de alimentos. Por su
complejidad, requieren la intervención de diversos profesionales para su tratamiento,
bien de tipo biomédico, psiquiátrico o psicológico. Estos trastornos afectan
principalmente a las mujeres adolescentes y jóvenes, por lo que las campañas de
prevención e información son importantísimas para atajarlos.
Los trastornos más frecuentes de la conducta alimentaria son la anorexia
nerviosa y la bulimia nerviosa, aunque se han clasificado recientemente otros, como la
ingesta compulsiva o ingesta por atracón o incluso algunas formas de obesidad (DSM
IV. TR: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, de la Asociación
Americana de Psiquiatría).
Este grupo de patologías (sobre todo anorexia y bulimia nerviosas) tiene en su
mayoría una serie de características comunes:
Se da principalmente en el sexo femenino.
Vienen acompañadas de estados depresivos y de ansiedad.
La comorbilidad es muy importante, aunque suele ser de tipo secundario. Todo esto
hace especialmente complicado tratar a estas personas.
El deseo de adelgazar se convierte en una obsesión, llegando a veces a ser la única
idea predominante.
Suele existir una distorsión de la imagen corporal, de tal forma que estas personas
van a verse siempre más gordas de lo que están realmente.
Las personas afectadas tienen una autoestima muy baja.
NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
98
ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LOS TRASTORNOS DE LA CONDUCTA
ALIMENTARIA
Estos trastornos empezaron a ser descritos a nivel clínico en el siglo XX, pero
eso no quiere decir que hayan sido patologías recientes en la historia de la humanidad.
De hecho se han detectado descripciones de estos trastornos en crónicas históricas
anteriores al siglo XX. Ahora bien, las influencias que motivaban a este tipo de
comportamientos eran de otro tipo, por ejemplo relacionadas con la religión. Así ciertos
místicos y santos como Santa Juana de Arco (Figura 1A) o Santa Catalina de Siena
desarrollaron formas de actuar muy austeras con respecto a la comida, señalando que de
esta forma conseguían un estado de pureza espiritual que las acercaba más a Dios. De
hecho, estas santas desarrollaron síntomas muy parecidos a los descritos para la
anorexia nerviosa actual.
También personajes famosos desarrollaron conductas irregulares respecto a la
alimentación, como por ejemplo Lord Byron (Figura 1B) en la época del Romanticismo.
Este caso además está muy bien documentado y se aproxima más a las influencias que
afectan a los enfermos de anorexia actuales. Se sabía que Lord Byron tenía tendencia a
la obesidad y fue de niño objeto de burlas. Además, el Romanticismo favorecía la
delgadez como el arquetipo ideal de la época.
Es a mediados del siglo XIX (1873) y casi simultáneamente, cuando los médicos
Gull en Londres y Lasègue en París empiezan a documentar y a hacer descripciones
completas de cuadros anoréxicos. Sin embargo, esta enfermedad reveló tener un
diagnóstico muy difícil. De hecho, no fue hasta 1979 cuando Russell indica que la
bulimia, considerada hasta entonces como una variante de anorexia, es una enfermedad
distinta, aunque también pertenece al grupo de patologías que nos ocupa.
La incidencia es difícil de determinar, incluso hoy en día. Sólo se disponen de
datos de los casos en tratamiento, pero existen un gran número todavía sin diagnosticar.
La anorexia es relativamente fácil de percibir, ya que las personas afectadas sufren un
cambio físico y de carácter muy notorio, apreciable por los individuos de su alrededor.
Sin embargo, la bulimia es difícil de diagnosticar, ya que las personas que la padecen
NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
99
tienen normopeso o incluso sobrepeso, lo que hace que la enfermedad pase
desapercibida en el entorno del paciente.
Figura 1.- Juana de Arco (A) y Lord Byron (B), 2 personajes históricos de los que se sospecha que padecieron trastornos de la conducta alimentaria.
En cualquier caso, desde 1970, fecha en la que se realizó el primer estudio, hasta
la actualidad, tanto la incidencia, como la prevalencia de ambas enfermedades ha
aumentado de forma alarmante. Los datos estadísticos muestran que estas patologías
afectan principalmente al sexo femenino, aunque actualmente se están registrando casos
dentro del sexo masculino de una forma más habitual. Respecto a la edad, afecta sobre
todo a las jóvenes. Los estudios del año 1974 señalaban que el 31% de las afectadas de
anorexia estaban comprendidas en una franja de edad entre 15-25 años. Estudios
posteriores que datan de 1997, ya señalan que el 52% de los afectados por trastornos de
la alimentación se encuentran entre el rango de edad señalado anteriormente. Estudios
más recientes, indican que ya existen actitudes relacionadas con trastornos de la
alimentación en la misma infancia, lo que indica de forma preocupante la influencia que
ejercen determinados sectores por potenciar la imagen de delgadez. Finalmente, con
respecto a la educación, los estudios señalan que las afectadas por estas patologías,
A B
NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
100
suelen tener en un 65% de los casos un nivel social y educacional alto. En este sentido,
tanto la anorexia, como la bulimia nerviosa han llegado a ser incluso detectadas en
jóvenes universitarias.
ANOREXIA NERVIOSA
Los criterios para el diagnóstico de esta patología vienen recogidos e indicados
por la Asociación Americana de Psiquiatría y la OMS (Organización Mundial de la
Salud). Sin embargo, hay que indicar que estos criterios no deben cumplirse de forma
rigurosa a la hora de tratar la enfermedad. Basta la apreciación de determinados
síntomas, no recogidos explícitamente dentro de los criterios de ambas organizaciones,
para poder intuir que existe un problema incipiente. Así por ejemplo, ambas
Organizaciones coinciden en que uno de los criterios clave para el diagnóstico de la
anorexia nerviosa es la presencia de un peso un 85% menor que el habitual en la
paciente afectada. Sin embargo, muchas veces se observa una bajada muy rápida del
peso que sin llegar a ese 85%, está alertando la presencia de un problema y esto implica
la actuación inmediata de los profesionales.
Otros criterios de diagnóstico son el miedo a ganar peso o la alteración en la
percepción del propio peso, teniendo siempre una tendencia a percibir sobrepeso o
incluso obesidad. La amenorrea o falta de menstruación es también otro criterio
apuntado por estas Organizacones. Sin embargo, una dismenorrea o falta de perioricidad
en las menstruaciones, ya puede ser indicativo de la existencia de un problema.
Obviamente este criterio carece de valor en los casos de los varones, aunque existen
otros criterios indicativos, como un exceso de actividad física o la presencia de unos
genitales infantiles y poco desarrollados. La amenorrea en el caso de las chicas puede
ser de tipo primario o secundario. La de tipo primario hace referencia a la falta total de
menstruación, ya que la paciente desarrolla la enfermedad antes de la edad de tener su
primera regla. La secundaria se da en pacientes que han tenido menstruaciones normales
y que que como consecuencia de la enfermedad dejan de tenerlas.
Otras características distintivas dentro de la fisiología de las personas afectadas
por anorexia nerviosa, además de las mencionadas amenorrea o dismenorrea, son:
NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
101
Hipotermia: La sensación de frio es muy frecuente en las personas con
anorexia nerviosa por un fallo generalizado en los sistemas de regulación de
la temperatura corporal.
Alteraciones cardiovasculares: En este caso son muy frecuentes una baja
frecuencia cardiaca y arritmias. Dado que la enfermedad dura en muchas
ocasiones meses e incluso años, las alteraciones cardiacas suelen dejar
secuelas que son irreparables, incluso tras la recuperación de la persona
afectada.
Estreñimiento: Disfunción muy frecuente también y que es debida a una falta
de motilidad intestinal. Esto hace que las defecaciones sean menos
frecuentes y mucho más espaciadas en el tiempo. Esta situación es captada
por la enferma como una sensación de gordura, ya que la afectada piensa que
está reteniendo la comida y que por lo tanto está engordando.
Alteraciones cutáneas: Es muy típica la sequedad en la piel como
consecuencia de una restricción en la síntesis de colágeno. También es típica
la presencia de un fino vello llamado lanugo en espalda y hombros. El
lanugo surge como una respuesta adaptativa del organismo a la hipotermia.
La pérdida de cabello es también habitual en estas personas.
En general, todos estos cambios físicos surgen como una respuesta fisiológica
del organismo a la nueva situación que representa la enfermedad, intentando minimizar
el gasto energético y aprovechar al máximo los escasos nutrientes que llegan a él.
La percepción de los cambios fisiológicos apuntados anteriormente resulta difícil
por parte de los familiares y personas del entorno. Sin embargo, existen una serie de
comportamientos que pueden indicar con bastante fiabilidad que existe un problema y
que podrían orientar para poner en alerta a las familias:
La falta de sueño conjuntamente con la hiperactividad: Al dormir menos, la
enferma tiene más tiempo libre, que es rellenado siempre haciendo algo. Esta
hiperactividad además de mantener ocupadas a las afectadas y evitar que
piensen en la comida, es interpretada por ellas como una forma de consumir
calorías.
NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
102
Las personas afectadas de anorexia nerviosa se hacen de pronto expertas en
nutrición: Suelen frecuentar la cocina e incluso son capaces de elaborar
platos muy sabrosos para toda la familia sin llegar a consumirlos ellas
mismas. Además se preocupan mucho del contenido calórico de los distintos
alimentos, llegando a sumar las Kcal que ingieren para no pasar de un límite
que se han impuesto previamente.
Pesarse frecuentemente: La obsesión por la báscula llega a ser compulsiva,
llegando a controlar el peso incluso después de cada comida.
Negativa a comer de forma correcta: En este sentido es muy frecuente que
las personas afectadas tomen actitudes inmaduras comiendo en platos
pequeños o con cubiertos de juguete.
Rituales: Algunas actitudes adoptan el carácter de ritual y se hacen
repetitivas a lo largo de los días. Por ejemplo el cortar el filete o la tortilla en
innumerables trozos, creyendo que así controlan mejor lo que ingieren. El
invertir un tiempo excesivo en cada comida es muy típico de las personas
afectadas, llegando a tener las comidas una duración de 1 1/2 h, cuando
bastaría con 45 min. El masticar mucho cada alimento contribuye a esa
duración excesiva de las comidas.
Disminución en la ingesta de agua y líquidos: Las personas afectadas por
anorexia nerviosa están convencidas de que el consumo de agua les hace
ganar peso.
Existen además alteraciones de carácter cognitivo en la manera de pensar y de
abordar problemas en lo que se refiere a procesos mentales, tanto en el fondo o
contenido, como en la forma. Las más signifiativas son:
Distorsión de la imagen corporal: Las afectadas de anorexia nerviosa se ven
gordas pero con connotaciones peyorativas, percibiendo su propia imagen de
forma despectiva. En este sentido, existe un grupo de afectadas que se ven
más anchas de lo normal y se perciben como gordas. Otro grupo, admite su
delgadez, pero el miedo a engordar hace que su percepción final sea de
gordura.
NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
103
Actitudes perfeccionistas: En este caso habría que hablar de un
perfeccionismo metódico, de tal manera que se fijan unos objetivos que
intentan cumplir y si no lo consiguen adoptan las medidas correctivas
oportunas. Por ejemplo si se fijan el consumo de un determinado número de
Kcal a la semana y por cualquier razón lo sobrepasan, adoptarán el vómito
como una medida purgativa de corrección.
Fobias: La presencia de fobias con relación a la comida o a la imagen
corporal es muy habitual en estas personas.
Baja autoestima: Estas personas creen que todo lo tienen o lo hacen mal. Se
consideran feas físicamente. Es muy frecuente oir “no valgo”, “no puedo”,
“no tengo”, etc.
Depresión: Surge como consecuencia de todas la alteraciones cognitivas
señaladas anteriormente.
Negación de la enfermedad: Suele darse al principio de la misma, ya que la
enferma percibe que va consiguiendo los objetivos fijados: pérdida de peso,
mejor estado de forma por el ejercicio, mejor rendimiento a causa de la
hiperactividad. Sin embargo esto cambia con el tiempo y la enfermedad
comienza a ser molesta para la propia paciente, que ya empieza a reconocer
la existencia de una alteración. En esta segunda etapa aparecen unos factores
de mantenimiento que dificultan la recuperación.
A nivel emocional también se observan alteraciones muy marcadas como por
ejemplo:
Ansiedad: Estas personas experimentan un fuerte estrés o ansiedad cuando
sus hábitos alimenticios se ejercen fuera del entorno que controlan. Así por
ejemplo sienten pánico a las comidas que se realizan durante celebraciones,
como fiestas locales, bodas, comuniones, etc, que por lo general suelen ser
copiosas. Llegan incluso a mostrar ansiedad ante el hecho de comer dentro
del entorno familiar habitual.
Depresión: Como ya se ha mencionado anteriormente, surge como
consecuencia de esa autoreferencia negativa y de las distorsiones corporales
autopercibidas de forma despectiva.
NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
104
Degeneración de las relaciones familiares: Las relaciones con la familia
llegan a deteriorarse como consecuencia de la enfermedad. En este sentido es
importante señalar que la culpa no es de nadie, aunque la situación que se
vive muchas veces es límite y la familia tiende a asumir una gran parte de la
culpa. En cualquier caso todo esto es comprensible, ya que el riesgo de
muerte es de 3-5% y las reacciones de los afectados son muy variadas.
Deterioro de las relaciones sociales: Se observa una tendencia al aislamiento
en estas personas y a no relacionarse mucho con la gente.
Rechazo a las relaciones sexuales: El aislamiento es tan extremo que llegan
incluso a no tener relaciones de pareja.
Hábitos obsesivo compulsivos: Como ya se ha señalado surgen como
consecuencia de las conductas rituales, de tal forma que si no llegan a
desarrollarlas, aparece la ansiedad, lo que implica contrarestar con hábitos
controlables por ellas mismas, como por ejemplo subir un determinado
número de escaleras y no otro para quemar calorías y perder peso.
La anorexia nerviosa se puede clasificar en dos grandes grupos: la restrictiva y la
purgativa. En la anorexia nerviosa de tipo restrictivo, la persona afectada trata de
reducir su peso controlando la ingesta. En la anorexia nerviosa de tipo purgativo, la
afectada trata de eliminar o controlar su peso a base de purgas tras ingestas moderadas o
copiosas. Los métodos purgativos son variados y la propia paciente suele combinarlos,
de tal forma que se utilizan los vómitos, los laxantes y los diuréticos. Recientemente se
ha descrito un tercer tipo de anorexia nerviosa denominada atlética o vigoréxica, en la
que la afectada reduce su peso a base de realizar ejercicio físico de forma compulsiva.
Hay que indicar que en todos los tipos de anorexia se suele dar una hiperactividad por
parte de la paciente, pero en el caso particular de la anorexia nerviosa atlética, la
cantidad de ejercicio desarrollado por la persona llega a rondar incluso las 10 h. Esto
hace que la persona aperciba al principio un cierto estado de bienestar debido a una
mejora en la condición física, aunque las lesiones suelen ser muy frecuentes en este tipo
de patología. Debido a ese estado de bienestar, la persona afectada pasa a contrlar su
peso a través de la ingesta y el trastorno acaba convirtiéndose en una anorexia nerviosa
de tipo restrictivo.
NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
105
En cualquier caso, el pronóstico de cualquier tipo de anorexia es bastante malo y
puede requerir la hospitalización para su tratamiento.
BULIMIA NERVIOSA
Fue identificada como trastorno alimentario entre la década de los 1960 y 1970,
ya que con anterioridad se consideraba como una variante de la anorexia. Sin embargo,
el término bulimia y los criterios para diagnosticarla no se adoptaron hasta la década de
los 80, con la elaboración del DSM III, los cuales se han ido modificando hasta los que
actualmente contempla el DSM IV.TR (Manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría). Al igual que el resto de
los trastornos alimentarios, la bulimia afecta principalmente a mujeres jóvenes y está
aumentando. No se sabe con exactitud la incidencia del trastorno porque hay gran
dificultad para diagnosticarlo. Las pacientes ocultan a toda costa sus rituales bulímicos,
el peso y el tamaño suelen ser adecuados en la mayor parte de los casos, e incluso puede
haber sobrepeso y el comportamiento alimentario, a simple vista es normal en
situaciones sociales. Muchas mujeres no piden ayuda nunca, y otras pueden tardar
varios años en buscarla (alrededor de los 5 años de evolución). De todas formas se
puede aventurar que entre el 1 y el 5% de las mujeres padecen bulimia.
La bulimia nerviosa fue descrita por Russel en 1979 y es un trastorno severo de
la alimentación en el que muchos individuos presentan frecuentes episodios de
voracidad, vomitan o más raramente, toman laxantes o diuréticos para prevenir el
aumento de peso. También abusan del ejercicio físico, el cual realizan de forma
exagerada y compulsiva, de manera contingente a los atracones. Se define un atracón
como un episodio de ingesta de grandes cantidades de comida, normalmente alimentos
prohibidos para la paciente, fáciles de consumir y de poca preparación (carbohidratos,
dulces, snacks, frutos secos, etc.) en un periodo corto de tiempo (por ejemplo 2 horas) y
con sensación de descontrol. La cantidad de comida es notablemente superior a la que la
mayoría de la gente comería en un periodo de tiempo similar. Para poder efectuar el
diagnóstico, se requiere la presencia de 2 veces por semana de estos episodios, en los
últimos 3 meses. Al mismo tiempo concurre la existencia de la práctica de una dieta
drástica, que intenta compensar los excesos, dieta que por lo general la paciente es
NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
106
incapaz de cumplir, ya que es ilógicamente escasa. Como la paciente pasa hambre,
sobrevienen los atracones, seguidos de las conductas compensatorias, y así se desarrolla
todo un círculo vicioso muy difícil de romper.
La bulimia nerviosa suele aparecer en edades más tardías que la anorexia
nerviosa. Mientras que en esta última se presenta durante la adolescencia con más
frecuencia, la bulimia nerviosa afecta más a los jóvenes adultos, siendo una edad
habitual de inicio hacia los 20-23 años, tanto en varones como en mujeres. En muchos
casos, la bulimia nerviosa aparece en personas que han presentado episodios de
anorexia pero que no han culminado como tales, es lo que se denomina anorexia
incompleta.
Las características que distinguen a la bulimia nerviosa son:
Presencia de al menos 2 atracones en secreto a la semana durante un periodo
mínimo de 3 meses.
Incremento en la realización de ejercicio físico, aunque de una forma más
moderada que en la anorexia nerviosa.
Inestabilidad emocional. Las personas con bulimia nerviosa tienen un
carácter más abierto que las que padecen anorexia, son menos negativas y
más colaboradoras, pero son muy inestables. Mientras que las personas con
anorexia son más cerradas, una vez deciden colaborar son más estables, las
personas con bulimia son más colaborativas, pero abandonan enseguida los
tratamientos debido a su inestabilidad emocional.
Alto consumo de agua y leche. El consumo de estos alimentos facilita el
vómito posterior.
Incremento en el consumo de chicles sin azúcar para evitar el mal sabor de
boca que ocasionan los vómitos reiterados. Este consumo de chicles junto
con los vómitos provoca la inflamación de las glándulas salivales parótidas,
dando como resultado un hinchazón facial que se conoce como “cara de
luna”. Esto origina un círculo vicioso, ya que al observar en el espejo este
hinchazón, las afectadas piensan que estén engorgando e insisten de nuevo
en sus conductas purgativas.
Vómitos autoprovocados.
NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
107
Desorden y negligencia. Las personas afectadas de bulimia nerviosa llevan
una vida desordenada, aunque tienden a aparentar un cierto nivel de control.
Todo lo contrario ocurre con las afectadas de anorexia, donde todo es orden
y control. Las bulímicas llegan a descuidar mucho sus relaciones, o incluso
cuidados higiénicos de su cuerpo, presentando muy a menudo absentismo
laboral o escolar.
Mentira dubitativa. Suelen mentir bastante a las personas de su entorno con
la intención de agradar y dar una imagen amable.
Alto consumo de drogas y alcohol, que por su efecto desinhibidor facilita las
ingestas compulsivas.
Problemática en las relaciones sociales. Las personas con bulimia nerviosa
son muy inestables en sus relaciones afectivas, así como promíscuas en sus
relaciones sexuales, lo que a la larga les causa muchos problemas de
angustia.
Presencia de alteraciones cognitivas. A nivel cognitivo las personas
afectadas de bulimia presentan una problemática muy similar a las
anoréxicas, es decir: terror a subir de peso, distorsión de la imagen corporal,
ideas irracionales y confusión.
Presencia de alteraciones físicas. Algunos signos externos pueden alertar de
la presencia de la enfermedad, muchos de ellos provocados por la inducción
reiterativa del vómito. Entre ellos cabría destacar: cara hinchada, calambres,
mareos, pérdida de conocimiento, alteraciones neurológicas acompañadas en
general de crisis epilépticas, pérdida de electrolitos debida a los vómitos,
problemas digestivos en general como hernia de hiato, úlceras esofágicas,
etc. Un signo muy característico es la erosión del esmalte debido al ataque
por los ácidos del estómago cuando el vómito ocurre. Éste viene
acompañado de lo que se denomina signo de Russell, que consiste en la
presencia de marcas y ulceraciones en los nudillos de la mano utilizada para
inducir el vómito. Por lo general, en el caso de requerirse hospitalización,
ésta suele ser debida a complicaciones físicas agudas.
Presencia de alteraciones psicológicas. Emocionalmente son personas con un
humor cambiante, ansiedad, depresión y baja autoestima. Todos estos
síntomas son menos duraderos en el tiempo que en el caso de la anorexia,
NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
108
aunque son muy repetitivos. Esto es debido a la ya comentada impulsividad
que hace que estas personas se presten muy fácilmente a colaborar, aunque
no llegan a cumplir su promesa a largo plazo.
A modo de conclusión se señala que la bulimia nerviosa representa una
entidad patológica completamente diferente de la anorexia nerviosa. Es importante
en este sentido centrarse en estos puntos diferenciales, que vienen recogidos de
forma resumida en la Tabla 1, para poder encauzar el diagnóstico y por tanto el
tratamiento posterior de la forma más adecuada y efectiva.
Tabla 1.- Resumen de las principales diferencias entre anorexia nerviosa y bulimia nerviosa.CARACTERÍSTICA ANOREXIA NERVIOSA BULIMIA NERVIOSA
Edad de inicio Adolescencia Juventud
Dieta Restrictiva Atracones compulsivos
Peso corporal Delgadez Normal-Sobrepeso
Impulsividad Baja Alta
Antecedentes con obesidad Pocos Sí
Menstruación Amenorrea Normal-Irregular
Conductas bulímicas En menos del 50% En el 100%
Psicopatología asociada Poca
Depresión
Ansiedad
Trastornos de personalidad
Complicaciones médicas Crónicas Agudas
SOBREINGESTA COMPULSIVA O TRASTORNO POR ATRACÓN
Aquí cabría mencionar además el trastorno por atracón o sobreingesta
compulsiva. Se trata de otro trastorno de la conducta alimentaria que coincide en
muchas características con la bulimia, aunque no se dan conductas purgativas. Por lo
tanto existe una menor distorsión de la imagen corporal y una mayor permisividad
acompañada de una menor ansiedad. Suele darse también en mujeres jóvenes y adultas.
NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
109
Se trata de un problema que ha tenido hasta ahora poca consideración entre los
profesionales, entre otras causas porque su diagnóstico no ha estado muy claro. Hay
quien lo considera que está entre la obesidad y la bulimia. Lo cierto es que está
aumentando entre la población occidental y que es motivo de graves problemas
emocionales. Comparte con el resto de trastornos de alimentación el privilegio de
afectar sobre todo a mujeres, aunque el porcentaje de hombres parece ser superior que
en los casos de anorexia y bulimia.
La ingesta compulsiva parece correlacionarse positivamente con la obesidad,
aunque no todos los sujetos la presentan, sólo un 70%. También se correlaciona con la
depresión, la ansiedad y otras variables clínicas.
Siguiendo a Williamson, Davis, Duchmann y cols (1990), la ingesta compulsiva
se caracteriza por los siguientes aspectos:
Episodios recurrentes secretos de voracidad.
Consumición de alimentos con alto contenido calórico durante un atracón.
Esfuerzos repetidos de seguir una dieta y frecuentes cambios de peso.
Reconocimiento de que los hábitos alimentarios son anormales y están fuera
de control.
Culpabilidad, ansiedad, depresión antes y/o después de un episodio de
voracidad.
Ausencia de procedimientos extremos para perder peso, como vómitos, etc.
No hay un temor exagerado a ganar peso.
Los episodios concurren en diversas situaciones ambientales, y un factor
precipitante es la vivencia de ansiedad, problemas y en general cualquier activación
emocional, así como la simple exposición a los alimentos. El modelo explicativo de la
ingesta compulsiva se basa en la “Teoría de la Restricción Alimentaria” propuesta por
Herman y Polivy en 1980, que señala que aquellas personas permanentemente y de
forma crónica intentan estar a dieta, controlan más su alimentación por métodos
racionales que por necesidad fisiológica. Los sujetos restrictivos, o que hacen dietas
crónicas, desinhiben su conducta en gran variedad de situaciones, como estados
emocionales, depresión, consumo de sustancias, o cuando transgreden una dieta. En
NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
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estas situaciones comen más que los individuos más restrictivos. Además, el hecho de
alimentarse según una dieta muy restrictiva, provoca carencias biológicas de energía, lo
cual conduce a episodios de voracidad. Los ciclos repetidos de restricción/sobreingesta
ocurren cuando después de una fase de dieta, el sujeto tiene una disminución de su
energía, experimenta hambre y aparece la necesidad imperiosa de comer. Después se
siente culpable, se arrepiente y decide iniciar otra dieta más drástica aún, con lo que el
problema se repite y se afianza. La nueva dieta además enlentece y disminuye el
metabolismo basal, y se incrementan las probabilidades de ganar peso y convertirse
finalmente en obeso. Como resultado, aparece una persona que en realidad hace grandes
sacrificios para perder peso, pero que al final acaba aumentando el mismo, con la
añadidura de sentirse mal emocionalmente.
CAUSAS DE LOS TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA
Obviamente la pregunta que surge es por qué aparecen estas enfermedades. Hay
numerosos factores que influyen en ello y es la mezcla de todos ellos lo que proporciona
el escenario ideal para que este tipo de conductas se desarrollen. A la hora de analizar
las causas hay que mirar en primer lugar el entorno familiar, aunque también hay que
considerar factores personales y sociales.
Factores familiares
Influencia de la familia en el desarrollo de la identidad personal. Aquí pueden
considerarse dos situaciones extremas: familia sobreprotectora y familia distante. En
ambos casos, la persona no llegará a establecer sus propias normas y controles en su
personalidad. En el caso de la familia sobreprotectora podría ocurrir por un exceso
de control impidiendo el desarrollo completo de la personalidad del sujeto, y en el
caso de la familia distante justamente por lo contrario, una falta de control que
impediría el establecimiento de unas normas adecuadas.
La forma en que la familia percibe la imagen corporal a partir de la influencia de la
sociedad. Un ejemplo es, si los padres hacen dieta o si valoran muy positivamente
una imagen de delgadez como saludable, etc. La importancia excesiva por la imagen
corporal puede predisponer a determinadas actitudes que acaban convirtiéndose en
NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
111
creencias, como por ejemplo que una determinada imagen hace sentir mejor a las
personas y además es sinónimo de éxito (Figura 2).
Figura 2.- ¿Si Catherine Zeta-Jones tuviera la imagen de la derecha habría triunfado?
La existencia de familiares padeciendo trastornos alimentarios puede predisponer,
sobre todo si son familiares muy allegados como hermanas, por ejemplo. Es muy
típico en estos casos imitar o aprender de estas personas.
La forma de alimentarse en general la familia, si siguen dietas, si valoran la
alimentación para cubrir una necesidad biológica o hay un trasfondo más emocional.
Hay que evitar llegar a la ortorexia, es decir vigilar obsesivamente la composición
de todo lo que se come, de su calidad y de su higiene. Esto puede llevar a privar al
individuo de lo que le gusta, predisponiéndole en el futuro a atracones compulsivos
y al riesgo de desarrollar bulimia nerviosa.
Factores personales
La predisposición del individuo a dejarse influenciar por determinadas corrientes
que le justifiquen adoptar una determinada conducta.
NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
112
El temperamento o la manera de reaccionar ante el medio también influye, sobre
todo si se reacciona de forma muy extremista. Así, si se tiene un temperamento
inhibido se correrá el riesgo de desarrollar anorexia, mientras que un temperamento
impulsivo estará más relacionado con la bulimia.
El estado de cognición previo que puede manifestarse en forma de extremismo,
tendencia al perfeccionismo o magnificación en exceso de los acontecimientos.
Negligencia de las emociones, es decir analizar y modificar los diferentes estados
emocionales.
Falta de autoestima.
Factores sociales
Modas en la forma de comer (dietas), de vestir, de comportarse, etc.
Sobrevaloración de la imagen corporal como un seguro de éxito social y económico.
Los mensajes que trasmiten ciertos medios de comunicación, que de forma indirecta
sugieren determinadas actitudes.
Circulación de información entre jóvenes.
Bien es cierto, que deben darse unas circunstancias muy especiales para que se
lleguen a desarrollar estos trastornos y que la mayoría de las adolescentes no los
padecen, lo que refuerza además el papel que tienen las campañas preventivas. Lo
importante es que el adolescente vaya adquiriendo su propia autonomía, para que
adquiera una capacidad de decisión ante diversas situaciones. La actitud frente a la
comida es importante y en este sentido el entorno familiar es esencial. La comida no
sólo es nutrirse, sino que hay un componente emocional, como un momento de reunión
familiar al día, un vehículo de celebración y una forma de comunicarse. No es
conveniente valorar negativamente este aspecto, pensando que la comida engorda, ya
que estas actitudes predisponen a los adolescentes hacia estos trastornos.
NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
113
PAUTAS DE INTERVENCIÓN Y POSIBILIDADES DE
RECUPERACIÓN DE LOS TRASTORNOS DE LA CONDUCTA
ALIMENTARIA
Como punto final del Capítulo, cabría proporcionar información de qué hacer
cuando se detecta un trastorno de este tipo y qué posibilidades de recuperación tiene el
sujeto afectado. Cuando se detecta algún trastorno de la conducta alimentaria hay dos
posibilidades de asistencia, o bien acudir a la red pública sanitaria o a una organización
privada. En ambos casos existen dos tipos de tratamientos: el tratamiento ambulatorio y
la hospitalización. El tratamiento ambulatorio implica la participación de una serie de
profesionales como el médico de familia, psiquiatra, psicólogo, odontólogo, médico
especialista del aparato digestivo, nutricionista, etc. El problema es poder coordinar a
todos estos profesionales de forma efectiva, condicionando y posiblemente
comprometiendo el éxito del tratamiento. En este sentido se propone una alternativa de
tratamiento ambulatorio en hospitales de día. Estos son centros donde habría secciones
especializadas para acoger a este tipo de pacientes y donde podrían estar presentes los
distintos profesionales. La paciente entraría por las mañanas y haría al menos una
comida principal en el centro. De esta forma se intenta reeducar a la persona afectada
enseñándole a comer, controlando al mismo tiempo sus parámetros médicos y
psicológicos. Esta alternativa es preferible al tratamiento ambulatorio simple.
La hospitalización debe reservarse a casos extremos, ya que el ambiente de un
hospital es negativo para la paciente, y en general para cualquier enfermo. La persona
afectada de algún trastorno de la conducta alimentaria suele estar recluida en una
sección del hospital, compartiendo espacio con pacientes afectados de otras dolencias,
pudiendo esto perjudicar al progreso del tratamiento. De todas formas, a veces la
hospitalización se hace necesaria, para lo cual es recomendable seguir los criterios
dictados por la OMS:
Pérdida de peso autoinducida de forma muy rápida o muy grave, siempre que esa
pérdida lleve a pesos por debajo del 85% del peso recomendado para esa persona.
Alteraciones graves de tipo físico, psíquico o social.
Complicaciones médicas como desequilibrio electrolítico, descompensación de la
glucemia, alteraciones cardiológicas, etc.
NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
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Alteraciones de la personalidad, como por ejemplo abuso o dependencia de
determinadas sustancias, depresión mayor que no remite, etc.
Falta de respuesta al tratamiento ambulatorio.
Imposibilidad de tratamiento ambulatorio por razones geográficas, inexistencia de
centros o de profesionales, etc.
Finalmente, la recuperación de estos trastornos es obviamente un punto que
interesa a todos, sobre todo a los familiares, que siempre desean saber si estos trastornos
son recuperables. Con los datos que se manejan hoy en día se puede concluir que:
1/3 de las personas afectadas llega a recuperarse de forma satisfactoria y completa.
1/3 no llega a recuperarse en absoluto, quedando enfermas y afectadas para el resto
de su vida.
1/3 llega a recuperarse pero arrastrando secuelas que se manifiestan en
comportamientos extravagantes y recaídas. Esto obliga a retomar el tratamiento y a
intentarlo de nuevo.
NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
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BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
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Cuadernos de la UNED (1991), Madrid.
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- Cervera P, Clapes J, Rigolfas R, eds. Alimentación y Dietoterapia (3ª ed). McGraw-
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NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
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NUTRICIÓN Y MUJER Anorexia, bulimia, etc.
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NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
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CONSUMO DE ALCOHOL EN LA
MUJER. RIESGOS, BENEFICIOS Y
SÍNDROME ALCOHÓLICO FETAL
Consuelo Guerri Sirera
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
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Introducción
Alteraciones producidas por el alcoholismo en diversos
tejidos, órganos y sistemas
Alteraciones neurológicas
Alteraciones en el sistema digestivo
Alteraciones hepáticas
Alteraciones cardiovasculares
Alcohol y osteopenia
Alteraciones nutricionales
Alcohol y cáncer de mama
Efectos del consumo moderado de vino tinto
Síndrome alcohólico fetal
Conclusiones finales
Bibliografía recomendada
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
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CONSUMO DE ALCOHOL EN LA MUJER. RIESGOS, BENEFICIOS Y
SÍNDROME ALCOHÓLICO FETAL
INTRODUCCIÓN
La frontera entre un consumo razonable de alcohol y un consumo problemático
se puede traspasar con mucha facilidad, ya que no hay signos claros que nos establezcan
cuándo se está penetrando en un terreno peligroso para la salud. Los datos
epidemiológicos y clínicos establecen claramente la existencia de problemas de diversa
índole asociados al consumo abusivo de alcohol, incluso en la intoxicación ocasional
(vulgarmente conocida como “borrachera”). Bien es cierto, que los problemas clínicos
que revisten mayor gravedad y gasto sanitario son aquello derivados del consumo
crónico, sobre todo porque en estas circunstancias el paciente ha desarrollado una
dependencia que le hace muy difícil prescindir de la bebida.
Los medios de comunicación se han hecho eco recientemente de determinados
estudios que indican que el problema del consumo abusivo de alcohol se está
extendiendo entre los jóvenes, incluso antes de alcanzar la mayoría de edad legal. Por
ello, las campañas de prevención y de concienciación social juegan un papel
fundamental a la hora de atajar este problema, que en la mayoría de los casos viene
asociado a consumo de otro tipo de sustancias tóxicas (tabaco, drogas de diseño, etc.),
delincuencia y accidentes.
Es cierto que las estadísticas revelan que el consumo de alcohol y los problemas
relacionados con él están más extendidos en la población masculina, pero sin embargo
hay que señalar que se está observando un alarmante incremento dentro de la población
femenina, sobre todo en mujeres jóvenes y adolescentes. Además en el caso de la mujer
bebedora habitual, se desarrolla un síndrome que afecta al desarrollo fetal en caso de
estar embarazada y que se conoce como “Síndrome Alcohólico Fetal” (SAF). El
presente Capítulo va a tratar la problemática clínica asociada al consumo crónico de
alcohol, también abordará los beneficios que se derivan de un consumo moderado
(sobre todo de vino tinto) y terminará ahondando en un problema muy particular de la
mujer como es el SAF.
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
122
ALTERACIONES PRODUCIDAS POR EL ALCOHOLISMO EN DIVERSOS
TEJIDOS, ÓRGANOS Y SISTEMAS
Alteraciones neurológicas
En general, el alcohol es una sustancia psicoactiva poco potente, ya que es
necesario ingerir del orden de varios gramos para causar ciertos efectos farmacológicos.
A bajas dosis, el etanol produce euforia, disminuye la ansiedad e incrementa la relación
social, aunque existen grandes diferencias individuales en la respuesta a dichas dosis.
En general, niveles en sangre de 0,4-0,5 g/L alteran los reflejos y a niveles de 1,5 g/L se
producen pérdidas de memoria. Existen por lo tanto pocas evidencias científicas de las
consecuencias positivas o negativas que puede ocasionar el consumo moderado de vino
o alcohol. Aún así, algunos datos indican la existencia de una relación inversa entre
consumo moderado de vino y demencia senil o enfermedad de Alzheimer.
Aparte de sus efectos sobre la conducta sexual, el consumo crónico de etanol
aumenta la agresividad y tiene una acción antidepresiva. Los alcohólicos crónicos
presentan dependencia, daño cerebral y alteraciones en el sueño. La causa principal
radica en que el etanol traspasa con mucha facilidad la barrera hematoencefálica,
interaccionando con receptores y macromoléculas presentes en las neuronas y alterando
la estructura y función de las mismas. Los daños que se producen son muy variados:
alteraciones de los lípidos y proteínas de membrana, alteraciones en la conductividad de
iones a través de canales, modificación de proteínas, interferencia con
neurotransmisores y/o con enzimas implicadas en la síntesis de estos compuestos.
Los problemas más graves se han observado a nivel del sistema nervioso central,
produciendo alteraciones del comportamiento, de la conciencia y de la coordinación,
que pueden progresar hasta la disfunción vestibular y cerebral con nistagmus, diplopía,
disartria y ataxia. Por otro lado, la implicación del sistema autónomo puede producir
hipotensión e hipotermia, llegando al coma en los casos más graves. Los pacientes
alcohólicos tienen muy a menudo episodios de amnesia y son incapaces de mantener
una memoria reciente, sin sufrir alteraciones a nivel de la memoria pasada. El cuadro
neuropatológico del alcoholismo incluye la encefalopatía de Wernicke-Korsakoff, la
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
123
demencia, la enfermedad de Marchiafava-Bignami, la mielosis aguda central, la
neuropatía periférica, la miopatía y la enfermedad de Dupuytren.
A nivel molecular, se postula que el desequilibrio oxidativo podría contribuir a
los daños causados por el etanol en el sistema nervioso. De esta forma, se ha observado
que el etanol a altas dosis es capaz de inducir peroxidación lipídica en el cerebro,
acompañada de una disminución en la actividad de las enzimas antioxidantes y de
alteraciones en la permeabilidad de las membranas celulares. Esto deja suponer que los
fenómenos de desequilibrio oxidativo deben estar implicados en la muerte neuronal
observada en la sustancia negra. Las catecolaminas podrían estar implicadas en este
proceso, pues las neuronas adrenérgicas contienen un producto derivado de su
oxidación: la neuromelanina. Es interesante señalar que en la enfermedad de Parkinson
las neuronas adrenérgicas conteniendo neuromelanina son más sensibles a las
alteraciones oxidativas que las neuronas desprovistas de esta sustancia. Además se ha
observado que las neuronas rodeadas de células pobres en glutatión-peroxidasa son más
susceptibles a la degeneración. Este conjunto crearía condiciones muy favorables para el
desequilibrio oxidativo y la producción de radicales libres. Es posible que por esta
razón, la sustancia negra posea cantidades elevadas de Cu-Zn superóxido dismutasa,
como una respuesta celular para eliminar dichas sustancias activas del oxígeno.
Alteraciones en el sistema digestivo
El etanol es un fuerte deshidratante e irrita las mucosas. El vómito ocasionado
por una ingesta aguda elevada es debido en parte a una fuerte irritación de la mucosa
gástrica. Sin embargo si se persiste en la ingesta de alcohol se puede llegar a producir
úlcera gástrica. El cáncer de boca, esófago, faringe y laringe también van asociados al
consumo abusivo de alcohol (10-60 g/día). Esta asociación es muy significativa en
fumadores. Esta observación podría correlacionarse con los resultados obtenidos en
modelos animales donde se observa que el etanol no es un carcinógeno, pero puede
actuar como co-carcinógeno en la inducción de tumores, potenciando la acción de otros
tóxicos como el tabaco o compuestos acompañantes del alcohol en ciertos destilados.
Los estudios que relacionan cáncer de tracto digestivo superior y alcoholismo no
han encontrado variaciones entre tipos de bebidas alcohólicas (ejemplo vino, cerveza,
etc.), ni entre sexos. Por otro lado, evidencias epidemiológicas y clínicas también
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
124
muestran ciertas correlaciones entre consumo de alcohol y aumento en el riesgo de
cánceres de estómago, colon y recto en hombres y mujeres. Sin embargo, este riesgo no
se ha observado en consumos moderados de vino o de alcohol en general (menos de 15-
20 g/d).
Continuando con el tracto digestivo superior, el consumo crónico de alcohol
produce hipertrofia de glándulas salivares y trastornos en la secreción de saliva. En el
esófago disminuye el tono del cardias (músculo que lo separa del estómago),
favoreciendo la aparición de lesiones como la esofagitis péptica (inflamación crónica),
úlceras esofágicas y reflujo gastro-esofágico.
Continuando con el estómago, el consumo moderado de una bebida alcohólica
aumenta la secreción gástrica, lo que podría favorecer la digestión de determinados
nutrientes. Sin embargo un consumo abusivo puede ocasionar una gastritis aguda, con
dolor, naúseas e incluso hemorragia. La gastrotoxicidad del etanol parece ser modulada
por la alcohol deshidrogenasa. La administración de inhibidores de esta enzima, como
los derivados del pirazol, reduce las alteraciones inducidas por etanol. Además, el
desequilbrio oxidativo parece mediar estos efectos dañinos, ya que ciertos estudios
experimentales señalan que la dimetil-tiourea, sustancia que elimina el radical hidroxilo
(OH.), puede reducir las lesiones gástricas inducidas por el etanol.
Respecto a la secreción biliar, el alcohol etílico disminuye la cantidad de sales
biliares, altera la flora intestinal e induce colon irritable. El alcohol inhibe la formación
de micelas necesarias para la digestión de las grasas de la dieta, favoreciendo su
eliminación a través de las heces (esteatorrea).
En lo referente al funcionamiento pancreático, los alcohólicos padecen muy
frecuentemente pancreatitis crónica. Dicha patología, se caracteriza por una secreción
exocrina muy reducida, lo cual condiciona la digestión de muchos nutrientes, que no
pueden finalmente ser absorbidos a nivel intestinal. La consecuencia es el desarrollo a
largo plazo de una desnutrición proteico-calórica y de carencias graves en determinadas
vitaminas y oligoelementos.
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
125
Mientras que el alcohol disminuye la movilidad gástrica, en el intestino delgado
se observa un efecto totalmente opuesto. El etanol aumenta el peristaltismo,
favoreciendo la aparición de diarreas. Además, el etanol altera la funcionalidad
intestinal, inhibiendo las disacaridasas (enzimas responsables de la digestión de
disacáridos como lactosa o sacarosa). En general, la absorción intestinal se ve muy
comprometida, colaborando a la desnutrición anteriormente mencionada.
Alteraciones hepáticas
Numerosas evidencias experimentales y epidemiológicas demuestran que el
consumo abusivo de alcohol produce daño hepático: hígado graso, fibrosis perivenular,
hepatitis y cirrosis. Estudios prospectivos han considerado que dosis superiores a 30-50
g etanol diarios aumentan considerablemente el riesgo de padecer daño hepático. Así en
un estudio reciente realizado sobre 129.000 sujetos durante 10 años, muestra que
consumos de 10-20, 30-50 y de más de 60 g de etanol al día incrementan el riesgo de
cirrosis en 3,5, 6,1 y 23 veces respectivamente. En dicho estudio no se observaron
diferencias entre hombres y mujeres.
La dosis umbral, es decir libre de riesgo hepático, estimada a partir de
numerosos estudios, es de 20-30 g de etanol/día para hombres y de 5-20 g/día para
mujeres. En este sentido hay que señalar que las mujeres son más vulnerables a la
hepatopatía alcohólica que los hombres. Además, dentro de los sexos existen notables
diferencias interindividuales. Finalmente, hay que destacar que el consumo intermitente
es menos hepatotóxico que el consumo continuado. A título informativo, es importante
señalar que el hígado graso (esteatosis hepática) y hepatitis alcohólica son reversibles en
el 80-90% de los casos al cesar el consumo de alcohol, mientras que la cirrosis lleva una
evolución muy lenta siendo incurable.
La base molecular de la hepatopatía alcohólica también reside en parte en los
daños observados a nivel del desequilibrio oxidativo. El etanol aumenta la
concentración de sustancias prooxidantes tales como los peróxidos lipídicos y
malonildialdehído (producto derivado de la oxidación de lípidos). Además se observa
una disminución de los antioxidantes, como el glutatión y las actividades de la
glutatión-peroxidasa y la Cu-Zn-superóxido dismutasa. Por el contrario, la actividad
Mn-superóxido dismutasa aumenta, como una respuesta adaptativa, aunque en los casos
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
126
crónicos terminales acaba por disminuir, al menos en modelos animales. La vitamina E
puede reducir la peroxidación lipídica inducida por etanol en el hígado, pero la
deficiente absorción de vitaminas liposolubles desde el tracto intestinal acompañada de
esteatorrea, ponen en compromiso la acción antioxidante de dicha vitamina.
Por lo tanto, el consumo de alcohol produce en el hígado una fuerte ruptura del
equilibrio entre pro-oxidación y antioxidación, el cual podría afectar a la maquinaria de
desintoxicación, que justamente reside en este órgano. Esta maquinaria está compuesta
por la alcohol deshidrogenasa, que transforma el etanol en acetaldehído, y la aldehído
deshidrogenasa, que transforma el acetaldehído en acético, produciéndose en ambas
reacciones NADH. Sin embargo, este sistema tiene una capacidad de detoxificación
muy limitada, condicionada por alta afinidad de la alcohol deshidrogenasa por su
sustrato (Km= 1 mM). En los casos en los que este sistema no puede metabolizar todo el
eltanol, entran en juego otros sistemas detoxificadores, como por ejemplo el MEOS
(Microsomal Ethanol Oxidizing System) o Sistema Microsomal de Oxidación del
Etanol, y el sistema de la catalasa. La oxidación microsomal del etanol dependiente de
NADPH (sistema MEOS) produce acetaldehído, un poderoso agente tóxico y oxidante.
El acetaldehído, producido por los diferentes sistemas detoxificadores descritos, pasa a
acetato para incorporarse en los ciclos energéticos celulares y producir las conocidas 7
Kcal/g etanol.
Hay que considerar también el papel del hígado en la desintoxicación de otros
xenobióticos, lo que en el caso de los alcohólicos puede plantear problemas adicionales
por efectos sinergísticos entre el etanol y el agente xenobiótico. A título de ejemplo, el
antibiótico rifampicina aumenta la producción microsomal de radical superóxido (O2.-) y
peróxido de hidrógeno (H2O2), efecto que se ve incrementado en presencia de etanol.
Esto implica siempre una nota de precaución en la ingestión conjunta de medicamentos
y alcohol, ya que pueden aparecer efectos colaterales indeseables para el enfermo, y
además el fármaco puede perder totalmente su capacidad terapéutica. Extensivamente,
los facultativos deberán prestar especial atención a la hora de prescribir determinados
fármacos a pacientes alcohólicos.
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
127
Alteraciones cardiovasculares
El etanol produce fuertes alteraciones en el músculo cardiaco. La toxicidad del
etanol sobre el corazón origina cardiomiopatía dilatada. Esta enfermedad se caracteriza
por un aumento de tamaño del corazón (Figura 1), sobre todo a nivel ventricular,
manteniendo unas paredes muy delgadas. Además aparece un aumento de la fibrosis,
producida por una proliferación de fibroblastos que tienden a rellenar los espacios libres
y una hipertrofia cardiomiocitaria irregular. El corazón dilatado presenta una menor
eficacia en la contracción desembocando en arritmias, fallo cardiaco y embolia. Las
arritmias detectadas en alcohólicos suelen ir acompañadas de deficiencias en los niveles
cardiacos de potasio, oligoelemento necesario para coordinar la contracción de las fibras
del corazón.
El alcohol por su poder generador de radicales libres puede producir alteraciones
en relación con el desequilibrio oxidativo en el miocardio. Estas alteraciones son
principalmente un aumento de sistemas antioxidantes de defensa, como las actividades
Cu-Zn superóxido dismutasa y glutatión-transferasa. Sin embargo, hay una depleción en
otros sistemas antioxidantes, tales como la Mn-superóxido dismutasa y la glutatión-
peroxidasa, con disminución de los niveles de selenio y tioles intracelulares. El
resultado es una mala respuesta antioxidante a nivel miocárdico en los pacientes
alcohólicos, lo que podría explicar los niveles elevados de peróxidos lipídicos y el
desarrollo de ciertas patologías del miocardio en relación con el etanol. Así se ha
sugerido que los peróxidos lipídicos podrían estar implicados en la inactivación de la
bomba Na+-K+-ATPasa, que juega un papel fundamental en la función cardiaca.
Respecto a la hipertensión, los 33 estudios multicéntricos realizados durante los
últimos 20 años, sugieren una asociación causal entre consumos de 30-60 g de
etanol/día y un incremento en el riesgo de hipertensión. En concreto estos estudios
sugieren que consumos de alcohol superiores a los 60 g diarios pueden ser la segunda
causa importante de hipertensión no genética en la población general. En este respecto,
no se han observado diferencias entre consumo de vino y otras bebidas alcohólicas. Se
ha constatado que existe una relación dosis-efecto entre hipertensión y consumos de 30-
60 g de etanol al día. Así, para dosis de más de 30 g de etanol diarios, incrementos de
consumo de 10 g de etanol al día, aumentan la presión sistólica de 1 a 2 mm Hg y la
diastólica en 1 mm Hg. En mujeres, el consumo de 20-30 g de etanol/día multiplica por
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
128
1,4 el riesgo de hipertensión, con respecto a mujeres abstemias. En consumos de 35 g de
etanol al día este riesgo se multiplica en las mujeres casi por 2.
Figura 1.- Fotografía en la que puede compararse el corazón de una persona normal
(A) frente al de una persona alcohólica (B).
Alcohol y osteopenia
El alcohol aumenta la excreción urinaria de calcio y magnesio, deprime la
formación de hueso, reduce la densidad ósea y aumenta consecuentemente el número de
fracturas. Estos efectos se observan a dosis agudas o tras un consumo crónico de altas
cantidades de etanol (60-100 g/día) y depende de la dosis y duración del consumo. En
cualquier caso, el consumo de alcohol (30 mg/día) se considera como un factor de
riesgo de osteoporosis en mujeres de más de 50 años.
Alteraciones nutricionales
El indivíduo alcohólico obtiene del etanol gran parte del aporte calórico diario
(20-50%), con las consecuencias negativas que ello conlleva en el metabolismo. Las
alteraciones metabólicas causadas por el alcoholismo no permiten la utilización calórica
óptima del etanol como fuente de energía. La malnutrición acompaña muy
frecuentemente al alcoholismo, ya que los alcohólicos reducen la ingesta de principios
A B
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
129
nutricionales esenciales por diversas causas: anorexia, malabsorción, alteraciones en el
tracto digestivo, perturbaciones metabólicas. La malnutrición y el bajo peso corporal se
hacen más patentes en el alcohólico marginal, que carece de recursos económicos para
alimentarse correctamente. Así muy a menudo se observan deficiencias en tiamina,
ácido fólico, piridoxina y ciertos oligoelementos como potasio, magnesio, manganeso,
calcio y cinc, además de una reducción en el aporte proteíco diario.
Además el etanol es un solvente para determinadas sustancias de carácter tóxico
o cancerígeno, que se ingieren a través de la dieta o forman parte del consumo diario del
alcohólico. De esta forma, ya se ha mencionado anteriormente que el consumo crónico
de etanol está relacionado con una mayor incidencia de cáncer de laringe, pero si
además se acompaña por un hábito tabáquico fuerte, el riesgo de contraer este cáncer se
ve incrementado, favoreciéndose además la aparición de otros tipos de cáncer como los
de boca, esófago y tracto respiratorio.
Referente al metabolismo proteico, en la cirrosis alcohólica se ha observado
intolerancia a los aminoácidos fenil-alanina y triptófano. El alcohol aumenta el
catabolismo proteico y dificulta la absorción de aminoácidos, lo que produce una
pérdida proteica que no se recupera aunque se suministren suplementos de proteínas, en
tanto en cuanto no se deje de beber. Hay que añadir además los problemas de gota y
articulares ocasionados por los niveles elevados de ácido úrico.
Dentro del efecto del etanol sobre los glúcidos y lípidos, cabría mencionar las
alteraciones en el metabolismo de la glucosa y las hipoglucemias observadas en
alcohólicos. La absorción de carbohidratos no parece alterarse mucho, los depósitos
hepáticos de glucógeno están disminuidos y la gluconeogénesis hepática está alterada. A
nivel del metabolismo de las grasas, el alcoholismo favorece la hipertrigliceridemia.
Los alcohólicos presentan muy frecuentemente alteraciones en los niveles de
determinadas vitaminas y minerales:
Deficiencias en folato: Puede producir anemia en los alcohólicos. Además el etanol
inhibe la metionina-sintetasa, enzima del metabolismo del folato, alterando el
metabolismo de los ácidos nucleicos y favoreciendo muy posiblemente la aparición
de cáncer. Además, el alcohol disminuye la absorción intestinal de folato y su
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
130
absorción por los diferentes tejidos, excretándose por la orina. El acetaldehído oxida
el folato haciéndolo biológicamente inservible.
Deficiencia en tiamina: Se conoce esta deficiencia desde hace tiempo y es muy
probable que sea la causa de las alteraciones en el sistema nervioso observadas en
los alcohólicos. Es el conocido síndrome de Wernicke-Korsakoff: oftalmoplejia,
ataxia, alteraciones en la memoria, capacidad de juicio y concentración reducidas.
La deficiencia en tiamina altera además el metabolismo glucídico.
Deficiencia en piridoxina: Produce alteraciones sideroblásticas, caracterizadas por la
presencia de eritrocitos inmaduros cargados de hierro que no está ubicado en la
hemoglobina. La piridoxina es esencial además para la actividad de las
transaminasas, enzimas clave en el metabolismo nitrogenado. Finalmente, el
acetaldehído se une a la proteína transportadora de piridoxina, haciendo que ésta se
excrete por la orina.
Deficiencia en vitamina A: La deficiencia hepática en esta vitamina puede ser
debida a la malabsorción de las grasas de la dieta, como consecuencia de la
pancreatitis y de la esteatorrea antes mencionadas. La deficiencia en vitamina A
puede tener graves consecuencias en el sistema inmunitario, efectos procancerígenos
y favorecer la ceguera nocturna en alcohólicos.
Deficiencia en cinc: Posiblemente debida a una menor ingesta proteica. Las
consecuencias de la deficiencia en Zn en el alcoholismo pueden ser alteraciones en
el sentido de gusto y olfato, anorexia, alteraciones en la funcionalidad sexual
(síntesis de testosterona disminuida), retraso en la cicatrización de heridas, descenso
de la respuesta inmunitaria y cooperación en la ceguera nocturna junto con la
vitamina A, ya que el cinc es necesario para la síntesis de la proteína captadora de
retinol y la conversión de éste en retinal.
La dietoterapia para el alcoholismo pasa obviamente por dejar de beber. Los
trastornos nutricionales ocasionados por el alcoholismo son en su mayor parte
reversibles y recuperables (excepto cirrosis y pancreatitis). La dieta de recuperación
debe ser equilibrada (ajustada a las recomendaciones dietéticas), un poco más generosa
en proteínas y rica en frutas y verduras, a poder ser frescas para poder recuperar
vitaminas y oligoelementos. Si el facultativo lo cree necesario, se pueden dar
suplementos vitamínico-minerales.
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
131
Alcohol y cáncer de mama
Además de los cánceres del tracto digestivo ya descritos, el consumo de altas
dosis etanol parece que tiene relación con el desarrollo de cáncer de mama. Las
evidencias epidemiológicas de 70 estudios indican que el consumo elevado de alcohol o
vino es un factor de riesgo para este tipo de cáncer. De hecho, se estima que 5-15% de
los cánceres de mama en Estados Unidos e Italia están relacionados con el consumo de
etanol. En otro estudio, en el que se analizaron a 322.000 mujeres de 4 países diferentes,
se observó una relación lineal entre consumo 10-60 g de etanol/día y cáncer de mama,
estimándose un aumento del riesgo del 9% por cada incremento de 10 g de etanol al día.
Estos resultados han llevado al Instituto Americano para la Investigación del Cáncer y a
la Fundación Mundial para la Investigación del Cáncer a concluir que existe una
relación entre cáncer de mama y consumo abusivo de alcohol. Finalmente, no se han
encontrado variaciones entre consumo de vino y consumo de otras bebidas alcohólicas.
EFECTOS DEL CONSUMO MODERADO DE VINO TINTO
El vino ha estado presente desde muy antíguo en los hábitos alimentícios de las
principales civilizaciones. Desde entonces, le han sido reconocidas importantes
propiedades beneficiosas, aunque de forma intuitiva. Actualmente, la ciencia está dando
explicación a muchas de estas cuestiones y empezando a descubrir los mecanismos por
los que el consumo moderado de alcohol (en concreto de vino tinto) produce efectos
beneficiosos en el organismo. En el vino se han descrito más de 300 compuestos, al
margen del etanol, que parecen ejercer un importante papel en la alimentación humana
al actuar principalmente como antioxidantes.
Las investigaciones se han centrado principalmente sobre las enfermedades
cardiovasculares, ya que interesantes estudios epidemiológicos sobre la dieta
mediterránea y la “paradoja francesa”, así lo han sugerido. Esta paradoja deriva de
resultados obtenidos en estudios epidemiológicos realizados sobre los habitantes del Sur
de Francia. Estas personas, pese a tener una dieta rica en grasas saturadas, presentan
muchas menos complicaciones cardiovasculares que sus homólogos del norte de
Europa. La causa parece atribuirse a la presencia de determinadas sustancias de carácter
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
132
flavonoide y polifenólico en el vino tinto (no vale otro tipo de bebida alcohólica) y en
otros componentes de su dieta, como vegetales, hortalizas, legumbres y frutas. En lo
referente al vino tinto, estas sustancias parecen ejercer su efecto a bajas dosis, típicas de
los consumos moderados (1-2 vasos de vino diarios), ya que en consumos abusivos
pierden protagonismo a favor del etanol..
Estos hallazgos han despertado un gran interés en los últimos años por el estudio
de los antioxidantes naturales. En este sentido han aparecido numerosos compuestos que
completan la lista ya encabezada por las vitaminas A, C y E. Un grupo de estos
antioxidantes, caracterizados por su abundancia en el vino tinto son los flavonoides.
Éstos se encuentran también ampliamente distribuidos en el reino vegetal, por lo que en
las dietas ricas en vegetales, como la mediterránea, pueden presentar consumos de
alrededor de 1g por persona y por día.
Dentro de este grupo se encuentran la quercetina, taxifolina, fisetina, miricetina,
isovitexina, etc. Normalmente se presentan en forma de glucósidos, liberándose el
resíduo azucarado por tratamiento ácido (estómago) o durante la digestión enzimática
(intestino). Los flavonoides son muy abundantes en el arroz, donde destaca la
isovitexina (presente en la cascarilla), que parece actuar alargando la vida del arroz
almacenado evitando los procesos oxidativos de deterioro. También son muy
abundantes en las cebollas, soja, pimientos y numerosas leguminosas. Los contenidos en
flavonoides varían mucho, dependiendo de la especie vegetal, de la variedad y de la
forma de cultivo. Especial interés tienen los flavonoides presentes en el vino tinto por
los estudios que demuestran su importante poder antiarteriosclerótico y antiagregante,
que se describirá más adelante.
El poder beneficioso para el organismo de estas sustancias flavonoideas reside
en su poder antioxidante. Pueden funcionar eliminando ciertos radicales libres del
oxígeno, como el anión superóxido, o interrumpir las reacciones de oxidación en cadena
que se suelen dar en la formación de peróxidos lipídicos. Precisamente, su carácter
fenólico les hace ser excelentes antioxidantes en medios lipofílicos.
Los estudios clínicos se han centrado en el efecto protector de los flavonoides
sobre las más graves dolencias cardiovasculares: la arteriosclerosis y la agregación
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
133
plaquetaria. Dicho efecto se debe al ya mencionado poder antioxidante de estas
sustancias, evitando la oxidación del colesterol y la formación de la placa de ateroma.
El colesterol es una sustancia necesaria para el organismo, que ejerce numerosas
funciones biológicas, entre ellas un importante papel en el mantenimiento de la fluidez
de las membranas celulares. El colesterol puede ser oxidado por radicales libres dando
lugar a oxiesteroles, que pueden a su vez oxidar otros lípidos de membrana o proteínas
asociadas. El transporte del colesterol en sangre es llevado a cabo por las LDL o
lipoproteinas de baja densidad, que son también susceptibles de ser oxidadas por los
oxiesteroles.
En realidad, la arteriosclerosis es una patología muy compleja donde intervienen
muchos factores, pero de lo que no cabe ninguna duda es de que la oxidación de las
LDL es un hecho central dentro del contexto de esta enfermedad. Numerosas
situaciones parecen favorecer la oxidación del colesterol transportado por las LDL,
entre ellas la más importante es el consumo de dietas ricas en grasas saturadas, típicas
de las modernas dietas occidentales. De hecho, la Organización Mundial de la Salud y
numerosos organismos internacionales han advertido que este tipo de dietas es un factor
de alto riesgo en el desarrollo de complicaciones cardiovasculares y recomiendan
reducir la ingesta de grasas animales a favor de las grasas de pescados y vegetales (ricas
en ácidos grasos insaturados).
Las LDL oxidadas se ven implicadas en procesos totalmente diferentes a los
observados en las LDL nativas. Por ejemplo son capaces de interaccionar con receptores
específicos de macrófagos, haciendo que las LDL sean fagocitadas por éstos. Una vez
en el interior del macrófago, las LDL deberían ser degradadas, sin embargo, las LDL
oxidadas son más resistentes a la degradación lisosomal que sus formas nativas. Esto
provoca un acúmulo de LDL oxidada en el fagosoma del macrófago dando lugar a
células de naturaleza espumosa, que se adhieren al espacio subendotelial del vaso
sanguíneo induciendo la formación de la placa de ateroma.
Por otro lado, las LDL oxidadas se comportan de forma diferente a las nativas
desde el punto de vista inmunológico, estimulando la liberación de factores
quimiotácticos de las células endoteliales y produciendo la activación de monocitos y la
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
134
agregación plaquetaria. Éste último es un factor de riesgo en el desarrollo de la
trombosis. Además, se ha descrito que las LDL oxidadas son capaces de promover la
estimulación de factores de crecimiento, que inducen la proliferación de las células
musculares lisas subyacentes, fibroblastos y activación de genes del colágeno. Esto
explicaría la fibrosis asociada a la placa de ateroma. Finalmente en los casos más
avanzados, la placa entera o fragmentos de la misma pueden desprenderse y pasar a la
circulación obstruyendo vasos (isquemia) y produciendo episodios trombóticos,
hipertensión y alteraciones cardiovasculares (Figura 2).
Figura 2.- Corte longitudinal de un vaso sanguíneo en donde se observa la formación
de una placa de ateroma (flecha). 1: capa endotelial, 2: capa íntima, 3: capa de tejido muscular liso.
En la secuencia de los acontecimientos parece ser que la disfunción endotelial
ocurre en primer lugar, permitiendo la entrada de las LDL cargadas de colesterol a la
capa íntima de la pared del vaso (justo entre el endotelio y la capa de células musculares
lisas). Esta disfunción puede ser debida a muchas causas: tabaquismo, hipertensión,
infecciones, inflamación y desde luego hiperlipidemia. Las LDL oxidadas anulan la
vasodilatación inducida por el NO favoreciendo la entrada de éstas a la íntima. Las
células endoteliales dañadas inducen la expresión de glucoproteínas de adhesión de
leucitos circulantes como VCAM-1, favoreciendo la asociación de monocitos y
1 2 3
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
135
linfocitos T y su migración al espacio subendotelial. Allí, la liberación del factor
estimulante de colonias de macrófagos (M-CSF) produce la diferenciación de monocitos
en macrófagos que empiezan a fagocitar a las LDL oxidadas. Como éstas no pueden ser
degradadas, se acumulan en los macrófagos y éstos se transforman en células
espumosas. Después de esta fase de adhesión-migración viene una fase de proliferación
de las células musculares lisas subyacentes inducida por las propias LDL oxidadas y por
factores mitogénicos liberados por los propios macrófagos como PDGF, angiotensina II
y trombina. Los macrófagos liberan también factor de crecimiento transformante
(TGF- ) que induce la síntesis de colágeno por parte de las células musculares lisas. El
colágeno es el principal componente de la capa fibrosa asociada a la placa de ateroma.
La fase final de la lesión o placa complicada se caracteriza por un empobrecimiento
celular debido a la apoptosis (muerte celular programada) de células musculares lisas y
macrófagos. La liberación incontrolada de proteasas de los macrófagos favorece la
rotura de la placa, la liberación de factores procoagulantes y migración plaquetaria.
Arteriosclerosis significa endurecimiento o esclerosis de las arterias y puede
llegar a la oclusión total del vaso, interrumpiendo el flujo a través (isquemia). Si la
placa se suelta favorece la formación de trombos, induciendo la aparición de accidentes
isquémicos en lugares alejados al lugar donde se encuentra la placa. Si el vaso obstruido
se encuentra en el cerebro se produce un ictus cerebral, si es una arteria del corazón se
producirá un infarto de miocardio y si está en el intestino o extremidades inferiores se
hablará de infarto intestinal o muscular.
La importancia de los procesos oxidativos se manifiesta por el hecho de que la
administración de antioxidantes (vitamina E y probucol) en animales de laboratorio
reduce considerablemente la formación de la placa de ateroma. Los flavonoides
contenidos en un vaso de vino tinto y absorbidos durante las comidas parecen tener un
efecto antioxidante incluso mayor que la propia vitamina E.
En este sentido, estudios clásicos llevados a cabo en Estados Unidos con
animales de experimentación (1957) ya revelaban resultados interesantes. En estos
estudios se hicieron 3 lotes de animales a los que se les suministraba una dieta rica en
colesterol. Al primer lote se le daba agua, al segundo vino y al tercero etanol diluido en
el agua a la misma concentración que se encontraba en el vino. El resultado demostró
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
136
que sólo el grupo que consumía vino fijaba menos el colesterol que los demás lotes,
sugiriendo un papel de los componentes no alcohólicos del vino en la menor captación
de colesterol.
Los trabajos pioneros en este campo de Saint-Léger y cols datan de 1970. Este
grupo estudiaba las causas de mortalidad cardiaca en 18 paises industrializados.
Ajustaron el estudio para una población de 55-64 años, que era el grupo que presentaba
estadísticamente mayor índice de mortalidad debido a estas causas. Los datos obtenidos
se relacionaron con la densidad de población, consumo de alcohol, consumo de tabaco y
alimentación. El análisis detallado de los resultados del estudio reveló 2 importantes
conclusiones. Por un lado correlacionaron positivamente la mortalidad con un consumo
excesivo de tabaco y con dietas ricas en grasa, lo cual ya era conocido. Sin embargo, lo
más sorprendente fue que encontraron una relación inversa entre la mortalidad
cardiovascular y el consumo de alcohol. Sorprendidos por este paradójico hallazgo,
investigaron si era el consumo de alcohol en general el responsable de tal paradoja o
alguna bebida alcohólica en particular. Pudieron comprobar que el responsable de la
baja mortalidad cardiovascular era el vino, la cerveza iba en segundo lugar y que
finalmente los destilados la aumentaban. Por lo tanto era el primer trabajo que apuntaba
a que los componentes no alcohólicos presentes en un consumo moderado de vino
tenían un efecto protector cardiovascular.
En 1977 un grupo de médicos italianos realizó un estudio epidemiológico en el
que participaron 520 romanos durante el periodo de un año. En este estudio observaron
que los niveles de HDL-colesterol aumentaban con el consumo moderado de vino. Hay
que señalar que la LDL-colesterol oxidada es la responsable de la formación de la placa
de ateroma y que la HDL (lipoproteína de alta densidad) carece de este riesgo. Una tasa
de HDL elevada es un buen síntoma y un factor positivo para la prevención de la
arteriosclerosis. Por esta razón, vulgarmente a la LDL se le conoce como colesterol
malo y a la HDL como colesterol bueno. A partir de estos resultados, los científicos
empezaron a sospechar un posible efecto beneficioso por el consumo moderado de vino
tinto y que era debido principalmente al componente no alcohólico de dicha bebida.
Hacia los años 80 proliferaron muchos trabajos de grupos americanos (Devenyi
P y cols, Turner y cols) que señalaban una menor incidencia en las enfermedades
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
137
coronarias en poblaciones consumidoras de vino tinto de forma moderada. La incidenca
era menor incluso que en las poblaciones abstemias.
Hacia el año 1988 se obtuvieron las conclusiones de un estudio danés realizado
durante 12 años en una población de 10.240 personas sobre el riesgo relativo de
mortalidad por accidente cardiovascular y el consumo de bebidas alcohólicas. Las
conclusiones fueron que el consumo moderado de vino protegía contra las
enfermedades cardiovasculares, mientras que los bebedores de cerveza y destilados no
tenían ventajas de ningún tipo en este sentido. Es más, los consumidores abusivos de
destilados tenían los riesgos de accidente cardiovascular incrementados.
Uno de los estudios clave en el poder antioxidante de los flavonoides contenidos
en el vino tinto es el publicado en Lancet por Frankel y cols en el año 1993. En este
estudio pudieron comprobar que la incubación de la LDL en presencia de polifenoles
extraidos del vino tinto prevenía su oxidación, incluso el doble que lo que lo hacía la
vitamina E. Al mismo tiempo comprobaron que los polifenoles del vino tinto reducían
la formación de hexanal, un producto marcador de peroxidación lipídica.
En el mismo año se publicaron los resultados de un estudio en el que se medía el
consumo de flavonoides en una población de 805 individuos y se relacionaba con el
riesgo de enfermedades coronarias. Aunque no se incluía al vino en este estudio, los
resultados no dejaron de ser interesantes. Las edades del grupo de estudio comprendían
entre los 65-84 años y la duración del mismo fue a lo largo de 5 años. Un dato
significativo de este estudio fue que el número de muertes por accidente cardiovascular
casi se duplicaba en el grupo que consumía menos flavonoides comparado con el grupo
de mayor consumo. Los autores del trabajo (Hertog MGL y col.) concluían que el
consumo diario de flavonoides (30 mg diarios) reducía el riesgo de muerte por
enfermedad cardiovascular en poblaciones de edades avanzadas. Sin embargo, los
autores señalan que la correlación entre riesgo de enfermedad cardiovascular y consumo
de flavonoides era débil. Habría que advertir sin embargo, que este estudio llevado a
cabo en Holanda baraja unos niveles de flavonoides muy por debajo de los consumidos
en una dieta mediterránea típica y que posiblemente expliquen la escasa correlación
anteriormente descrita.
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
138
Los temas de debate alrededor de los flavonoides no dejaron de aflorar: ¿cuál es
la cantidad diaria más adecuada? ¿son absorbidos? ¿cuál es su vida media en plasma?
etc. Hay que indicar en este respecto que estas sustancias han irrumpido recientemente
dentro del contexto nutricional. De hecho es extraño encontrar descripciones de sus
características nutricionales sobre todo en los tratados clásicos de nutrición,
generalmente elaborados y publicados en paises anglosajones, donde el consumo de
alimentos ricos en estas sustancias es todavía un territorio inexplorado. Un estudio
reciente por Manach C y cols determinó la concentración plasmática de quercetina (uno
de los flavonoides antioxidantes más importantes) después de varias horas tras una
ingesta de 87 mg de dicho flavonoide. Los niveles de quercetina aumentaron
significativamente en el plasma de los 10 voluntarios estudiados inmediatamente
después del consumo de la misma. Estos niveles permanecieron elevados durante al
menos 3 h, para empezar a descender hacia las 7h y volver a los valores basales a las
20h. Durante este tiempo, los autores comprobaron que la quercetina ejercía un efecto
protector en la oxidación de la LDL inducida por Cu2+. Estos estudios completan otros
que demuestran que la quercetina se absorbe perfectamente y que los flavonoides se
asocian con la LDL en plasma.
En 1995, Frankel y cols estudiaron la capacidad antioxidante de cada uno de los
componentes polifenólicos del vino y llegaron a la conclusión de que el ácido gálico, la
catequina, miricetina y quercetina son los que tienen mayor poder antioxidante.
Mientras que el ácido caféico, rutina, epicatequina, cianidina y malvidina eran
antioxidantes menos potentes. El estudio se hizo analizando el poder protector hacia la
LDL. Lo interesante de este estudio es que los autores sugieren que todos los
antioxidantes anteriormente señalados no actúan por separado, sino que posiblemente lo
hagan de forma sinergística, ya que son consumidos todos juntos al beber vino tinto.
En 1996 se publican los resultados de un trabajo realizado en Finlandia durante
26 años sobre una población de 2.385 mujeres y 2.748 hombres. El trabajo trata de
estudiar los hábitos alimenticios para poder verificar si el bajo consumo de flavonoides
estaba relacionado con una mayor incidencia de enfermedad coronaria. En este estudio,
las fuentes de flavonoides, en concreto de quercetina, eran manzanas y cebollas. Los
autores concluyeron que el consumo de flavonoides era el factor más determinante en la
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
139
disminución del accidente cardiovascular. Además se entresacan interesantes
propiedades para la quercetina como agente anticanceroso, antiviral y antinflamatorio.
Sin embargo, parece ser que el alcohol etílico también colabora junto con los
flavonoides y polifenoles en la reducción de la placa de ateroma, aunque su aportación
es más modesta. En este sentido, se sugiere el alcohol podría jugar un papel más
preponderante en la prevención de otras patologías asociadas con la arteriosclerosis,
como por ejemplo inhibiendo la agregación plaquetaria.
Las plaquetas son corpúsculos anucleados presentes en la circulación y que se
adhieren entre sí para formar un trombo y taponar una herida. Ahora bien, en algunas
ocasiones, tales como infecciones, niveles elevados de ácidos grasos circulantes o
desprendimientos de placas de ateroma, las plaquetas pueden agregarse entre sí
provocando situaciones de trombosis y agravando determinados cuadros patológicos.
Estudios realizados en 1994 mostraron que el alcohol, junto con otros componentes del
vino, ejercían un importante papel como antiagregantes plaquetarios.
El alcohol, y algunos componentes del vino, parecen jugar un papel preventivo
en la isquemia vascular cerebral en los bebedores moderados. Mientras que en los
alcohólicos el riesgo de presentar este tipo de isquemia se multiplica por 6. Resultados
similares pueden atribuirse al efecto del consumo de vino en hipertensos. Los consumos
abusivos de bebidas alcohólicas aumentan peligrosamente la tensión arterial. Sin
embargo, un consumo moderado de un vaso de vino de baja graduación durante la
comida del mediodía parece tener un efecto beneficioso. La causa parece deberse a la
descarga hormonal posprandial junto con el efecto del etanol, que al dilatar las arterias
favorece la consiguiente bajada de tensión. En cualquier caso, siempre que se padezca
una enfermedad, debe consultarse con el facultativo correspondiente acerca de la
conveniencia de tomar un vaso de vino tinto durante las comidas.
Se han atribuido otros efectos beneficiosos al vino tinto sobre otras patologías,
como anemia, diabetes, cáncer, enfermedades óseas, insomnio, etc. Aunque hay trabajos
en marcha, todavía tienen que aportarse más datos científicos para poder sacar
conclusiones al respecto. En cualquier caso, la moderación en el consumo deberá ser la
pauta más recomendable a seguir.
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
140
A modo de resumen, se pueden sugerir una serie de recomendaciones para sacar
el mayor partido cardioprotector al vino tinto:
Beber moderadamente. No más de 2 copas diarias: 100-150 ml diarios.
Beber lentamente. Los pequeños sorbos son siempre mejores que tomar todo de
golpe.
Beber durante las comidas. La comida de mediodía es la más aconsejable para
consumir el vino tinto.
Beber espaciadamente. No es lo mismo una copa diaria durante una semana, que las
7 copas en un dia de la semana.
Beber relajadamente. El consumo de vino es más recomendable en las comidas
tranquilas. Evitarlo en las comidas rápidas.
Beber vino tinto junto con otros alimentos cardiosaludables y antioxidantes. En
resumen, consumir vino tinto dentro del marco de la dieta mediterránea.
SÍNDROME ALCOHÓLICO FETAL
Esta es una patología que concierne enteramente a las mujeres y que afecta a los
niños de madres que consumen alcohol en grandes cantidades durante la gestación. El
síndrome alcohólico fetal (SAF) fue identificado en 1970 y hace referencia a un
conjunto de malformaciones presentes en niños que nacen de madres bebedoras. El
alcohol es un potente tóxico que puede atravesar sin ninguna dificultad la barrera
placentaria, afectando al feto en desarrollo. La extensión de las malformaciones va a
depender de muchos factores, pero principalmente del tiempo de embarazo y de la
cantidad ingerida. Esto hace que las malformaciones observadas tengan una severidad
variable entre los diversos casos, que pueden ir desde puntuales a extremas. Éstas
últimas podrían estar relacionadas con consumos de una botella de destilado (ginebra,
vodka, etc.) al día.
Los estudios en modelos animales han ayudado mucho a entender esta terrible
patología. Las malformaciones observadas en animales experimentales son muy
similares a las observadas en niños (Figura 3) y entre las que habría que destacar:
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
141
Torpeza al ejecutar movimientos.
Problemas de comportamiento.
Crecimiento irregular.
Anomalías faciales, que incluyen una incorrecta separación de los ojos, fino labio
superior, nariz achatada y barbilla aplanada.
Retraso mental.
Problemas oculares y de visión. Los niños afectados son generalmente bizcos,
padecen daños en la córnea y tienen párpados caídos.
Alteraciones renales.
Defectos en el tubo digestivo.
Sin embargo, aunque muchos de estos rasgos pasen desapercibidos, ya que
incluso puede que no lleguen a desarrollarse, el sistema nervioso central es uno de los
más afectados y eso no resulta evidente en un principio. De hecho se sospecha que el
consumo de alcohol durante el embarazo sea una de las principales causas de retraso
mental en niños nacidos en Estados Unidos, y muy posiblemente en muchos países del
mundo, donde el hábito de beber está muy extendido en la población femenina, como
algunas regiones de la antigua Unión Soviética. En estos casos se observa:
Alteraciones en la memoria.
Baja capacidad de atención.
Escasa capacidad de razonamiento.
Pobre capacidad para aprender a partir de la experiencia.
Esto hace que muchos afectados experimenten un temprano fracaso escolar y
toda una vida de frustraciones. Esta claro que el alcohol como principal factor ambiental
es el más importante, pero estudios recientes están señalando que la predisposición
genética podría jugar también un cierto papel nada despreciable.
En cualquier caso, es necesario seguir conociendo más acerca de la enfermedad.
El periodo de mayor riesgo son las 12 primeras semanas, cuando se están formando los
principales sistemas del futuro organismo, incluyendo el sistema nervioso. En cualquier
caso, lo más adecuado es eliminar la bebida si una mujer desea comenzar un embarazo y
desde luego evitar totalmente el alcohol durante el mismo.
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
142
Figura 3.- Malformaciones faciales de un niño afectado de síndrome alcohólico fetal.
CONCLUSIONES FINALES
Como recopilación de todos los efectos beneficiosos o adversos del consumo de
vino o alcohol, se podría sugerir no sobrepasar las siguientes dosis en una persona
adulta:
Hombres: 20-30 g/día (alrededor de 2 vasos de vino tinto).
Mujeres: 10 g/día (alrededor de un vaso de vino tinto).
Como bebida alcohólica se recomienda el consumo de vino tinto frente a
cualquier otro tipo de vino o bebida, ya que un gran volumen de literatura científica ha
establecido las pautas de consumo para sacar los máximos beneficios a esta bebida. Los
destilados se desaconsejan totalmente y su consumo debiera ser esporádico.
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
143
Obviamente, no se recomienda ingestión de ningún tipo de bebida alcohólica en
mujeres embarazadas, personas con hepatopatía y ex-alcohólicos. En caso de duda, hay
que consultar siempre al médico.
Datos recientes indican que el consumo medio de la población española es de
189,7 g de etanol/semana en los hombres y de 39,5 g de etanol/semana en las mujeres.
En cualquier caso la norma debe ser la propugnada por la Organización Mundial de la
Salud: “Alcohol cuanto menos mejor” (Figura 4).
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
144
Figura 4.- Anagrama de la Organización Mundial de la Salud para promover un
consumo moderado de bebidas alcohólicas: “Alcohol cuanto menos mejor”
NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
145
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
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NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
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NUTRICIÓN Y MUJER Consumo de alcohol
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NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
149
MUJER Y CÁNCER DE MAMA
Franz Martín Bermudo
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
150
Introducción
Relación dieta-cáncer
- Epidemiología
- Sustancias carcinogénicas presentes en los alimentos
- Sustancias anti-carcinogénicas presentes en los
alimentos
Aspectos nutricionales en el paciente oncológico
- Alteraciones metabólicas del paciente oncológico
- Soporte nutricional en enfermos de cáncer
- Consejos dietéticos para el paciente oncológico
A modo de conclusión
Bibliografía recomendada
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
151
NUTRICIÓN Y CÁNCER DE MAMA
INTRODUCCIÓN
La nutrición es un factor esencial en la prevención, desarrollo y terapia del
cáncer. Aunque muchos tipos de cáncer afectan por igual a ambos sexos, el cáncer de
mama ataca principalmente a la población femenina. Muchas de las premisas generales
del cáncer son aplicables lógicamente al cáncer de mama. Sin embargo, en este tipo de
cáncer hay que tener en cuenta una serie de consideraciones especiales que se irán
desglosando a lo largo del presente capítulo. En este sentido, hay que señalar que los
cánceres de mama, endometrio y útero tienen lógicamente una alta prevalencia en la
población femenina y su incidencia sigue en aumento a tenor de lo que dicen las
estadísticas.
Los aspectos nutricionales del cáncer no deben centrarse sólo en el factor
preventivo, es decir identificando compuestos presentes en los alimentos que favorezcan
o disminuyan los riesgos de padecer cáncer, sino también en otras situaciones. Así es
importante tener en cuenta la alimentación del paciente oncológico hospitalizado, como
la dieta de mantenimiento si se logra erradicar o ralentizar la enfermedad.
Con estas premisas, el presente Capítulo se va a centrar en 2 puntos clave en esta
enfermedad: la relación dieta-cáncer y la nutrición del paciente oncológico. Dentro de
cada punto se va a perfilar la información para poder dar una idea de conjunto al lector
y que pueda de esta forma entender el papel que juega la dieta en esta enfermedad.
RELACIÓN DIETA-CÁNCER
Epidemiología
La epidemiología tiene como misión, entre otras, brindar una serie de datos a los
científicos para que puedan identificar los compuestos cancerígenos y anti-cancerígenos
aportados por los alimentos. Aunque, la epidemiología proporciona otros datos que en
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
152
su conjunto ayudan a combatir más eficientemente la enfermedad. En cualquier caso, y
como se verá más adelante, la interpretación de los datos epidemiológicos no es
evidente y en la mayoría de los casos las conclusiones no son certeras al 100%. De
todas formas, la epidemiología es una herramienta de aproximación al problema muy
importante, ayudando a progresar en la lucha contra esta patología.
Clásicamente, la epidemiología divide los factores relacionados con el cáncer en
2 grandes grupos: genéticos y ambientales, estos últimos intrínsecamente relacionados
con el estilo de vida. Los factores genéticos hacen referencia, como su nombre indica, a
aquéllos aportados por el patrimonio genético de cada individuo y relacionados con
mutaciones o alteraciones en la expresión de genes clave en el control de ciclo o de la
función celular. Esto hace que determinados individuos sean más susceptibles de
padecer determinados tipos de cáncer. Así por ejemplo, el cáncer de mama se ha
relacionado con mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2. Las intervenciones
terapéuticas en estos casos son muy escasas y lo único que se puede hacer es minimizar
el riesgo adicional asociado a factores medioambientales.
Numerosos estudios epidemiológicos otorgan un alto peso específico a los
factores ambientales en la predisposición al cáncer. Quizás los más contundentes han
sido los estudios realizados en la década de los años 80 sobre poblaciones de
emigrantes, principalmente en Estados Unidos. En estos estudios se comprobó que
emigrantes con un determinado patrimonio genético, al integrarse en la cultura del pais
receptor aumentaban la tasa de cáncer sobre todo en la segunda generación, que ya se
encontraba culturalmente integrada en el país de acogida. Lo curioso era que esa tasa de
cáncer era similar a la encontrada en la población del país receptor.
Estos estudios refuerzan el papel de los factores ambientales en esta patología.
Más concretamente, el 35% de los tumores son atribuibles a la dieta o a hábitos
relacionados con ella. De hecho, existe un programa europeo que tiene como objetivo
dar una serie de consejos para cambiar la dieta y el estilo de vida y se espera que con
ello se reduzca la incidencia de cáncer en un 30% aproximadamente. Estas medidas
preventivas son aplicables además a otras patologías como la diabetes, la obesidad y los
enfermedades cardiovasculares.
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
153
Sustancias carcinogénicas presentes en los alimentos
La epidemiología ha permitido identificar una serie de factores de riesgo
dietéticos relacionados con la incidencia y la prevalencia de cáncer. La importancia de
algunos de estos factores ha sido refrendada en estudios controlados en modelos
animales. Sin embargo, hay que señalar que los resultados de los estudios
epidemiológicos no son pruebas directas, ya que todas las variables no pueden estar
controladas como ocurre con los modelos animales. Esto hace que no se pueda atribuir
un determinado tipo de cáncer a un alimento o a un hábito alimenticio exclusivamente.
Así por ejemplo, los estudios poblacionales señalan que un consumo superior a 5 tazas
de café diarias predisponen con una alta probabilidad a padecer cáncer de páncreas. Sin
embargo no hay una certeza segura, ya que obviamente existen otros muchos factores
concurriendo en el estudio. Por ello no se puede hablar de alimentos, nutrientes o
hábitos peligrosos, sino de conjuntos y combinaciones de ellos.
Aún así, se han identificado determinadas sustancias presentes en los alimentos
con un claro potencial carcinogénico. La mayoría han confirmado dicho potencial en
estudios animales suministrando en muchos casos dosis de la sustancia muy superiores
a las encontradas en las fuentes consumidas por los humanos. Estos agentes
carcinogénicos pueden actuar principalmente a 2 niveles: promoviendo la
transformación de una célula normal en cancerosa, o favoreciendo el desarrollo y la
progresión de células tumorales.
Entre las sustancias catalogadas como carcinogénicas encontradas en los
alimentos, cabría señalar:
Micotoxinas. Son sustancias producidas por determinados hongos como
Aspergillus o Penicillium, para defenderse de otros organimos competidores.
El caso más representativo es el de las aflatoxinas producidas por los hongos
del género Aspergillus y que se han intentado relacionar con el cáncer de
hígado. Estas aflatoxinas aparecen en alimentos contaminados por estos
hongos. Estos alimentos suelen ser frutos secos, cereales o legumbres
almacenados largos periodos de tiempo en unas condiciones de elevada
humedad.
Nitrosaminas. Estos compuestos provienen de la reacción de los nitritos con
las aminas. Los nitritos se utilizan en forma de sales de sodio como
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
154
conservantes y colorantes de determinados alimentos, como por ejemplo
derivados cárnicos curados y embutidos. Las aminas pueden a su vez ser
primarias y secundaras. Las primarias aparecen en quesos, encurtidos,
vegetales y carnes. Las secundarias son más ubícuas, encontrándose en casi
todos los alimentos, principalmente en pescados. Para que se produzcan las
nitrosaminas son necesarias unas condiciones muy particulares como una
relación nitritos/aminas de 1/10 o un pH ácido.
Hidrocarburos aromáticos policíclicos. Aparecen durante el cocinado sobre
todo en carnes a la brasa.
Aminas aromáticas heterocíclicas. Aparecen sobre todo en alimentos
proteicos, como carnes y pescados, a causa de las reacciones de pirólisis que
se dan en determinados tipos de cocinado, como la brasa o la fritura.
Sustancias vehiculizadas por los vegetales. Se ha postulado, que diversas
sustancias presentes de forma natural o adquiridas por los vegetales durante
la práctica agrícola (tipo herbicidas, insecticidas, fungicidas, fertilizantes,
abonos, etc), podrían estar relacionadas con diversos tipos de cánceres.
Alcohol. El consumo abusivo de bebidas alcohólicas, sobre todo destilados,
se ha relacionado con una alta incidencia de cánceres del tracto digestivo,
como laringe, esófago, estómago, intestino delgado y colon.
Se puede apreciar de una forma general que una gran mayoría de estos
compuestos clasificados como carcinogénicos no se encuentran de forma natural en los
alimentos, sino que aparecen durante el procesado, la conservación o la preparación de
éstos. Sin embargo, con respecto a la dieta tan sólo se ha encontrado una relación
directa entre cáncer y dietas hipercalóricas, y en concreto con cáncer de mama,
endometrio y útero.
En este sentido se ha observado que dietas normocalóricas o de restricción
calórica están relacionadas con una menor incidencia de cáncer. Varias son las hipótesis
que intentan explicar estas observaciones, aunque ninguna la logra responder
satisfactoriamente:
Las células tumorales tienen una velocidad de crecimiento muy elevada y
por ello una mayor tasa metabólica y gasto energético. Una dieta
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
155
hipercalórica podría proporcionar la suficiente energía para poder cubrir
dichas necesidades de crecimiento y expansión del tumor.
Funcionamiento ineficiente de los sistemas detoxificadores en dietas
hipercalóricas. Una dieta normocalórica o de restricción tiene una menor
probabilidad de ingerir sustancias carcinogénicas presentes en los alimentos
y aquéllas que fueran ingeridas, serían eliminadas eficazmente por los
sistemas detoxificadores del organismo.
Elevado consumo de grasas. Las dietas hipercalóricas suelen caracterizarse
por un elevado consumo de grasas. El consumo de estos nutrientes produce
cambios hormonales como una mayor producción de prolactina y estrógenos
por parte del organismo. Estas sustancias hormonales se han relacionado con
una mayor incidencia de cáncer de mama y endometrio. Ahora bien, no
todos los tipos de grasas consumidas en exceso son igual de dañinas. Hay
que tener un especial cuidado con las grasas saturadas de carnes y productos
lácteos y las poliinsaturadas tipo linoleico y -6 de los aceites de girasol y
maíz. Las grasas monoinsaturadas y -3 del aceite de oliva y del pescado
parecen ejercer un efecto protector contra el cáncer.
Obesidad. Las dietas hipercalóricas suelen estar relacionadas con una mayor
incidencia de la obesidad, precisamente por ese elevado consumo de grasas.
Los estudios epidemiológicos señalan una mayor incidencia de cáncer de
mama, endometrio y del aparato digestivo en personas obesas.
Sustancias anti-carcinogénicas presentes en los alimentos
Estas sustancias son compuestos presentes en los alimentos y que pueden actuar
a modo preventivo o incluso protegiendo contra el cáncer, sobre todo de mama y útero.
Estas sustancias están presentes principalmente en los siguientes alimentos:
Verduras
Vegetales
Frutas
Frutos secos
Cereales
Vino tinto
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
156
Estos alimentos son especialmente ricos en:
Vitaminas C y E
-Carotenos
Tocoferoles
Fenoles
Flavonoides
Cumarinas y lactonas
Indoles
Isotiocianatos
Compuestos de selenio
Fibra
De todas formas, nuevamente hay que señalar que los estudios epidemiológicos
no ofrecen una certeza absoluta a la hora de indicar qué sustancias de la dieta son
realmente anti-carcinogénicas. Así por ejemplo, la mayoría de los estudios señalan una
menor incidencia de cáncer de colon con un consumo adecuado de fibra. Sin embargo,
otros estudios más recientes parecen no avalar dicha correlación.
¿Cómo ejercen estos compuestos ese efecto preventivo y/o protector contra el
cáncer? Tampoco hay una certeza absoluta sobre los mecanismos de acción, aunque se
apuntan varias hipótesis:
Efecto antioxidante, contrarrestando el desequilibrio oxidativo, que
favorecería la patología neoplásica.
Fortalecimiento de sistema inmunitario, permitiendo la destrucción selectiva
de células tumorales.
Mejorando los sistemas de detoxificación, ayudando a estos a eliminar los
agentes carcinogénicos.
La dificultad a la hora de encontrar una explicación al modo de acción de estas
sustancias radica en la dicotomía alimento/nutriente. Se puede encontrar un efecto
protector de un determinado nutriente en estudios controlados con animales de
laboratorio. Sin embargo, en humanos se consumen alimentos, es decir mezclas de
nutrientes y compuestos asociados, que ejercen multitud de efectos. Muy
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
157
probablemente, los alimentos ricos en compuestos anti-carcinogénicos antes
mencionados ejerzan ese efecto protector no sólo por la presencia de un compuesto, sino
por la presencia de varios que incluso podrían estar ejerciendo un efecto potenciador. En
cualquier caso, el tema es complicado y a la larga lo que se sugiere es comer sano y
variado para prevenir en la medida de lo posible la aparición de cáncer. De todas
formas, esto abre nuevas expectativas en Tecnología Alimentaria con el diseño y la
confección de nuevos alimentos funcionales, que contengan dosis controladas de
determinadas sustancias anti-carcinogénicas. Aunque esta perspectiva queda un tanto
lejana, numerosos laboratorios ya están trabajando en este interesante campo.
También hay que tener en cuenta que estas sustancias preventivas y protectoras
contra el cáncer pueden actuar a varios niveles dentro del contexto de la patología,
como pude ser en la iniciación (transformación de una población de células normales en
tumorales), progresión (crecimiento del tumor localizado) y desarrollo (efectos dañinos
del tumor y metástasis). Todos estos conceptos quedan resumidos en el esquema
presentado en la Figura 1.
Figura 1.- Esquema ilustrativo de cómo actúan algunas sustancias protectoras
de la dieta dentro de las fases de iniciación y progresión de patología
cancerosa.
Flavonoides
Promoción
tumoral
Hormonas
esteroideasIniciación
Lesión
oxidativa
Prostaglandinas
Carcinógeno
Cumarinas
Flavonoides
Fibra
Flavonoides
Carotenoides
Flavonoides
Fenoles
Vits C y E
Tocoferoles
Fenoles
Flavonoides
Fibra
Indoles
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
158
Resumiendo diversos compuestos presentes en los alimentos, así como hábitos
dentro del estilo de vida, estarían relacionados con un efecto carcinogénico y anti-
carcinogénico dentro del cáncer de mama, endometrio y ovarios (Figura 2).
Figura 2.- Esquema ilustrativo de los factores nutricionales relacionados con
el cáncer de mama, ovario y endometrio. La parte superior del esquema representa los factores de riesgo. La parte inferior contempla los factores protectores.
Finalmente, las recomendacioes dietéticas para prevenir el cáncer que propugnan
diversas organizaciones como la Organización Mundial de la Salud o el Instituto
Americano de Investigación del Cáncer, son las siguientes:
Un consumo de grasas no superior al 30% del valor energético diario total.
De entre ellas, las saturadas no deberán pasar del 10%.
Consumir diariamente frutas (especialmente cítricos), hortalizas (crucíferas y
coloreadas por una alta presencia de sustancias anticarcinógenas y -
carotenos) y cereales integrales (ricos en fibra). El número de raciones al día
de frutas y hortalizas debe ser de 5, por ejemplo 3 piezas de fruta, una
ensalada y un hervido.
Disminuir el consumo de salazones, curados y ahumados, ricos en sustancias
carcinogénicas.
Mama, ovario y endometrio
Alcohol
Dieta hipercalórica
Obesidad
Grasas saturadasSedentarismo
Frutas
Vegetales
Actividad física
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
159
Disminuir el consumo de alcohol. Estaría permitido un consumo de 120 mL
de vino tinto al día o el equivalente a un vaso en mujeres o 2 vasos en
varones. Además es importante señalar que se trata de vino tinto que tiene
sustancias polifenólicas y flavonoides que ejercen un efecto protector contra
el cáncer.
ASPECTOS NUTRICIONALES EN EL PACIENTE ONCOLÓGICO
Hasta aquí se han tratado los compuestos presentes en los alimentos que tienen
una estrecha relación con la patología oncológica, bien por ser inductores o bien por ser
protectores. En esta parte del Capítulo se van a tratar todos los aspectos relacionados
con la nutrición una vez se ha declarado el cáncer. Hay que señalar que no pueden
establecerse reglas generales, ya que influyen numerosos factores, como son el tipo de
cáncer, el estadío de la enfermedad (iniciación, avanzado, metástasis y terminal) y la
terapia que sigue el paciente (cirugía, quimioterapia, radioterapia).
De todas formas, si no se vigilan, la mayoría de los pacientes acaban
desarrollando anorexia (falta de apetito) y caquexia (pérdida masiva de peso causada
por la enfermedad) (Figura 3).
Las causas que producen dicha anorexia son múltiples y están muy
interrelacionadas. Además la anorexia o falta de apetito puede producirse tanto durante
la enfermedad, como durante el tratamiento terapéutico. Las principales causas son:
Depresión. Una persona que conoce que padece una patología oncológica
entra muy frecuentemente en un estado depresivo que puede desembocar en
una ansiedad, lo que a la larga repercute disminuyendo las ganas de comer y
el interés por la comida. Durante terapias agresivas, sobre todo cirugía y
quimioterapia se pueden producir también cuadros depresivos y de ansiedad.
Gusto alterado. Los cánceres localizados sobre todo en el aparato digestivo,
como por ejemplo el cáncer de estómago, producen alteraciones en el sentido
del gusto que desembocan en aversiones o rechazos a determinados tipos de
alimentos, como por ejemplo las carnes. El cáncer de mama no suele
presentar este tipo de alteraciones en el gusto. Sin embargo, ciertas terapias,
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
160
como la quimioterapia, pueden alterar el gusto de determinados alimentos
confiriéndoles un sabor metálico que los hace menos atractivos al paciente
afectado.
Náuseas. Son muy frecuentes en tumores localizados en el tracto digestivo,
como por ejemplo el cáncer de estómago, aunque muchos otros tipos de
cáncer suelen causar náuseas y vómitos en los pacientes, como los
localizados en el sistema nervioso. También la quimioterapia conlleva como
efecto secundario náuseas y vómitos. Todo esto a la larga disminuye el
interés del paciente afectado por la comida favoreciendo la anorexia.
Saciedad. Parece ser que ciertos tipos de tumores, sobre todo los localizados
en el sistema nervioso y en el aparato digestivo, producen mensajeros que
mandan señales de saciedad al organismo, ralentizan la digestión y retrasan
el vaciado del estómago.
Astenia. Se trata del cansancio asociado a la propia enfermedad o al
tratamiento de la misma. Este cansancio repercute directamente provocando
inapetencia en el paciente.
Falta de salivación. Esto suele ser muy frecuente durante la quimioterapia y
la radioterapia. La saliva suele ser escasa y muy espesa, lo que dificulta la
masticación y la deglución, disminuyendo el gusto y el interés por los
alimentos y favoreciendo la anorexia.
Dolor. La neoplasia tumoral cuando se desarrolla plenamente suele ir
asociada a dolor y molestias en el paciente. La terapia del cáncer en todas sus
modalidades también es dolorosa y molesta para los afectados, sobre todo
produciendo dolores a nivel abdominal. Todo ello también disminuye el
interés del enfermo por los alimentos y la alimentación en general.
Úlceras. La quimioterapia y la radioterapia suelen producir úlceras en boca,
esófago, estómago e intestino. Estas úlceras son muy dolorosas y molestas y
favorecen la anorexia en el paciente en tratamiento.
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
161
Figura 3.- Problemas nutricionales del paciente oncológico.
Como ya se ha comentado, la anorexia va a estar en una estrecha relación con la
caquexia en el paciente oncológico, provocándole una pérdida importante de peso. Sin
embargo hay una serie de factores adicionales que contribuyen a la caquexia, como son:
Metabolismo alterado. Generalmente tanto el cáncer en sí, como la terapia de
tipo quimio- o radioterapia provocan profundas alteraciones metabólicas que
repercuten en la gestión de los nutrientes por parte del organismo (ver más
adelante). Por regla general el metabolismo estará elevado, produciéndose un
mayor gasto energético y una pérdida de peso si no se compensa con una
ingesta adaptada a esta nueva situación.
Malabsorción de nutrientes. Muchos tipos de cánceres de localización
intestinal van a incidir de forma negativa en la absorción de determinados
nutrientes favoreciendo por tanto la caquexia. También la quimioterapia va a
repercutir de forma negativa. Muchos de los fármacos antineoplásicos tienen
un efecto directo sobre la proliferación celular, de ahí su ultilidad como
antitumorales, pero no son específicos. Esto quiere decir que van a afectar a
todos los tipos celulares del organismo con capacidad de dividirse, como es
el caso del epitelio intestinal, que se recambia cada 24-48 h. Estos fármacos
Anorexia
Caquexia
Depresión
Ansiedad
Gusto alterado
Náuseas
Saciedad
Astenia
Dolor
Aversión a comidas
Depresión
Ansiedad
Gusto alterado
Náuseas
Astenia
Poca saliva
Ulceras
Dolor abdominal
Aversión a comidas
Enfermedad Terapia
Metabolismo alterado
Diarrea
Malabsorción
Metabolismo alterado
Diarrea
Malabsorción
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
162
van a alterar las vellosidades intestinales produciendo una menor absorción
de nutrientes y un aumento en las deposiciones, que serán de tipo diarreico
principalmente.
Por lo tanto y resumiendo, el paciente oncológico va a presentar una menor
tendencia e interés por el consumo de alimentos (anorexia), desembocando muy
frecuentemente en una pérdida masiva de peso (caquexia) y deficiencias nutricionales
severas. La dieta está llamada a paliar o corregir estos problemas en este tipo particular
de pacientes.
Alteraciones metabólicas del paciente oncológico
El paciente afectado de cáncer va a tener importantes alteraciones metabólicas
que se resumen en las siguientes:
Metabolismo energético aumentado. Las causas de este aumento no se
conocen con certeza, pero varios factores podrían contribuir a ello, como por
ejemplo:
El estrés al que se ve sometido el paciente puede aumentar el gasto
metabólico basal incluso en un 10%.
La alta velocidad de crecimiento del tumor con respecto a otros tejidos
del organismo requiere un aporte energético extra.
La presencia de vías metabólicas ineficientes. Los tumores son por lo
general fuertes consumidores de glucosa de la que obtienen la energía
necesaria para su crecimiento. Sin embargo, durante una buena parte del
desarrollo del tumor, y sobre todo antes de la angiogénesis (generación
de vasos sanguíneos que nutran al tumor), éste debe obtener la energía
mediante el metabolismo anaeróbico que produce mucha menor cantidad
de energía por mol de glucosa que las rutas aeróbicas clásicas.
Metabolismo proteico aumentado. El tumor en crecimiento consume mayor
cantidad de nitrógeno para fabricar sus propias proteínas. Además, se
produce un aumento de la gluconeogénesis hepática con la idea de generar
más glucosa a partir de aminoácidos, que por regla general provendrán del
catabolismo proteico muscular. Este catabolismo proteico influirá de forma
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
163
muy directa en la disminución de la masa muscular y de la pérdida de peso
asociada con la neoplasia.
Metabolismo de carbohidratos alterado. Aunque no se saben muy bien las
causas, los pacientes oncológicos suelen presentar resistencia a la insulina.
La resistencia a la insulina es una falta de reconocimiento de ciertos tejidos
(muscular, adiposo y hepático) a este hormona. Esta falta de reconocimiento
hace que la hormona trabaje ineficientemente, produciendo elevaciones de
glucosa en sangre o hiperglucemias.
Metabolismo lipídico alterado. Al igual que con los hidratos de carbono se
desconocen las causas. Se ha observado que la actividad lipoproteína lipasa
es deficiente en estos pacientes. Esta enzima se encarga de metabolizar las
grasas circulantes y hacerlas accesibles a las células del organismo. Esas
grasas se utilizarán posteriormente a nivel intracelular para fabricar nuevos
lípidos. Si la actividad de la lipoproteína lipasa es menor, se producirá una
menor síntesis lipídica, provocando la movilización de las reservas lipídicas
y el agotamiento de las mismas, favoreciendo a largo plazo la pérdida de
peso por caquexia.
De todo esto se deduce que las necesidades energético-proteicas del paciente
oncológico están aumentadas y la dieta tendrá que considerar esta situación
proporcionando una cantidad extra de energía y proteínas. Por lo tanto las principales
alteraciones nutricionales que va a presentar el paciente oncológico como resultado de
dicho metabolismo alterado serán:
Malnutrición energético-proteíca, como resultado de la anorexia y
desembocando en una caquexia.
Alteraciones en el equilibrio hidro-electrolítico, como consecuencia de los
vómitos y diarreas provocados por el tumor o la terapia.
Alteraciones en el equilibrio ácido-base, como consecuencia de los vómitos
o de las deficiencias en el metabolismo lipídico e hidrocarbonado.
Déficit vitamínico, provocado por una mala absorción de nutrientes o porque
determinados agentes utilizados en quimioterapia son antagonistas de
vitaminas (como por ejemplo el metotrexato que interfiere con el ácido
fólico), induciendo deficiencias en las mismas.
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
164
Todo esto repercute en el paciente disminuyendo su calidad de vida y
aumentando su susceptibilidad a padecer infecciones. Hay estudios que indican que la
caquexia es la causa de 5-25% de las muertes en enfermos de cáncer. Por lo tanto el
aspecto nutricional es clave en el combate contra esta enfermedad.
Soporte nutricional en enfermos de cáncer
Para diseñar estrategias nutricionales lo más efectivas posible contra el cáncer es
necesario en primer lugar hacer una valoración nurtricional lo más precisa del paciente.
Esta valoración será variable ya que dependerá del tipo de cáncer, del momento de la
enfermedad y de la terapia que se esté aplicando. En todos los casos, habrá que realizar
una valoración completa del enfermo, determinando su porcentaje de tejido graso y de
tejido magro, con el fín de detectar una posible caquexia. También será necesario un
completo análisis sanguíneo para determinar los niveles en vitaminas y minerales, entre
otros.
La dieta diseñada deberá atender a los siguientes puntos:
Necesidades energéticas. Como se ha señalado estarán aumentadas por el
elevado metabolismo basal. Muy posiblemente sean 1,5-2 veces las de una
persona sana con unos parámetros antropométricos similares.
Necesidades en proteínas. Si una persona sana normal necesita 0,8-0,9 g
proteína/Kg peso corporal, un paciente oncológico puede llegar a necesitar
1,5-2 g/Kg peso. La idea es contrarrestar el elevado catabolismo proteico a
nivel muscular.
Necesidades en vitaminas y minerales. Se pueden dar suplementos,
dependiendo del tipo de cáncer y de la terapia que se esté aplicando.
Medicamentos. Estos deben ayudar a favorecer el estado nutricional y en este
sentido son muy utilizados aquéllos contra los vómitos o antieméticos.
Valorar la conveniencia de utilizar nutrición enteral y parenteral. Este tipo de
nutrición es agresivo para el paciente. La nutrición enteral se hace por sonda
al aparato digestivo utilizando papillas especiales comerciales. La nutrición
parenteral se utiliza cuando el sistema digestivo deja de ser funcional y se
hace a través de vena periférica utilizando preparados comerciales de
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
165
nutrientes. Dada su agresividad sobre el paciente, la decisión de utilizar este
tipo especial de nutrición deberá tener en cuenta:
Si va a mejorar el pronóstico del paciente.
Si va a eliminar la caquexia.
Si va a alargar innecesariamente la vida del paciente.
Todo esto ha creado un gran debate social en el que no sólo los médicos y
nutricionistas deben participar, sino toda la sociedad. Está claro que la
aplicación de una nutrición enteral o parenteral se hará en casos muy
excepcionales y con enfermos terminales en la mayoría de los casos.
Una vez establecida la quimioterapia, hay que tener en cuenta los efectos
secundarios tóxicos que se podrían producir:
- Insuficiencia cardiaca congestiva.
- Neuropatía.
- Menopausia prematura.
- Osteoporosis.
Hay ciertas evidencias de que determinados nutrientes pueden paliar estos
efectos tóxicos:
- Calcio y vitamina D: tienen un efecto demostrado en la osteoporosis.
- Ácido -lipoico y capsaicina: existen sólidas evidencias de su efectividad para
combatir la neuropatía.
- Extractos derivados de Actanea racemosa, Angelica sinensis, Oenothera biennis,
Trifolium pretense: su efecto sobre los síntomas de premenopausia se sustenta
todavía sobre evidencias débiles.
En su conjunto, el mensaje que debe prevalecer es la importancia de la nutrición
en la lucha contra el cáncer, ya que una adecuada nutrición mejorará la calidad de vida
del paciente oncológico y sobre todo mejorará el pronóstico de la enfermedad cara a la
curación o a afrontar la terapia más conveniente.
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
166
Consejos dietéticos para el paciente oncológico
Teniendo en cuenta todo lo expuesto anteriormente se pueden establecer una
serie de pautas dietéticas para el paciente oncológico que quedan recogidas a
continuación:
Mejorar el apetito:
Comer cuando el estado general sea más favorable, es decir en aquellos
momentos del día en los que uno se encuentre mejor o con un estado de ánimo
más positivo.
Comer los alimentos que más gusten.
Sugerir comidas fáciles de preparar y comer.
Comer en compañía de familiares y/o amigos, ya que se estimula el apetito y
uno está más entretenido, lo que ayuda a evitar náuseas.
Comer pequeñas cantidades en cada ingesta, pero realizar ingestas diarias con
más frecuencia. Hay que evitar los atracones y realizar al menos 5-6 tomas
diarias. Esta práctica ayuda a evitar las molestias por úlceras.
No ingerir líquidos en exceso durante las comidas. El líquido induce sensación
de saciedad. Conviene consumir en poca cantidad para ayudar a la salivación y
deglución si fuera necesario.
Tomar los medicamentos contra los vómitos (antieméticos) antes de comer.
Servir las comidas de un modo atractivo, tanto en olores, como sabores y
presentación en el plato.
Evitar el sabor amargo o metálico. Esto suele ser muy frecuente en tratamientos con
quimioterapia sobre todo o radioterapia, y suele darse principalmente al consumir
carnes:
Evitar consumir carnes calientes. Comer por lo tanto carnes frías o a temperatura
ambiente, en las que la percepción del sabor se encuentra disminuida.
Aderezar con salsas y especias no picantes, pero sabrosas.
Lavarse los dientes antes de comer.
Controlar las náuseas y los vómitos:
Evitar las comidas picantes y ricas en grasas.
Evitar los olores molestos.
Tomar aire fresco y reposar tras la comida. Es conveniente que el comedor esté
ventilado y libre de humos y olores provenientes de la cocina.
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
167
Comer poco y con más frecuencia.
Las comidas podrían ser preparadas por otras personas distintas al paciente.
Evitar la aversión a las comidas:
Evitar las comidas favoritas en presencia de náuseas.
Evitar consumir alimentos 2h antes y después del tratamiento terapéutico
(quimioterapia o radioterapia).
Aliviar los problemas de salivación y masticación:
Tomar alimentos fáciles de ingerir.
Añadir salsas no picantes a las comidas de textura seca.
Ingerir alimentos fríos.
Evitar alimentos picantes, ácidos y pegajosos. Esta práctica ayuda sobre todo en
caso de presentar úlceras en el tracto digestivo.
Mojarse la boca con frecuencia.
Seguir una buena higiene bucal y dental.
Añadir calorías y proteínas a la dieta:
Añadir leche en polvo a las recetas en las que se pueda, por ejemplo al elaborar
puré de patatas o incluso a la misma leche líquida.
Añadir mantequilla siempre que se pueda. La mantequilla acompaña muy bien
muchos platos, pero sobre todo de carnes y pescados.
Tomar el pan con mantequilla o queso cremoso.
Añadir yogur o cremas a los vegetales.
Añadir crema y chocolate a los postres.
Tomar aperitivos con frecuencia.
Consumir frutos secos en picoteo y postres.
Consumir o añadir frutas secas en postres.
A MODO DE CONCLUSIÓN
El cáncer es una patología que requiere un tratamiento muy agresivo para el
paciente. Dentro de este contexto la nutrición juega un importante papel que puede
ayudar a combatir la enfermedad en muchas situaciones. En cualquier caso, el paciente
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
168
oncológico debe sentirse atraído por la comida, intentar mostrar una actitud positiva
hacia ella y sobre todo, comer lo que más le guste y apetezca.
En el cáncer de mama, además de la dieta, la mejor estrategia es la detección
temprana del tumor, pues aumenta las posibilidades de luchar contra la enfermedad. De
hecho, la detección precoz antes de que el tumor produzca metástasis conlleva una tasa
de curación cercana al 90%. Al igual que en cualquier tipo de cáncer, es importante
seguir las instrucciones de los facultativos. En el caso de las mujeres es importante
realizar revisiones periódicas y ante la menor alarma recurrir a los profesionales de la
salud. La falta de prevención puede ocasionar el desarrollo y expansión del tumor y en
estos casos, este tipo de cáncer es la primera causa de muerte en mujeres de 45-55 años
de edad. Los factores de riesgo de la enfermedad son:
Ser mujer.
Tener más de 50 años.
Poseer antecedentes familiares.
Haber padecido enfermedad mamaria benigna previamente.
Ser de raza caucásica.
Haber quedado embarazada una vez pasados los 30 años de edad.
Haber tenido la primera menstruación a una edad muy temprana.
Entrar en menopausia muy tarde.
Tabaquismo.
Factores nutricionales:
Consumo abusivo de alcohol.
Dieta rica en grasas.
Obesidad (riesgo entre 50-250%).
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
169
Hay que dar importancia a estos factores ambientales que son los responsables
del 70-80% de los cánceres de mama, siendo sólo un 5-10% atribuible a causas
genéticas. Esto indica claramente, que aquellas mujeres que estén practicando hábitos
de riesgo o los padezcan directamente, tienen en sus manos muchas herramientas para
prevenir la enfermedad. Ciertas asociaciones de enfermos de cáncer, al igual que
profesionales de la salud, pueden ayudar mucho en la lucha contra la enfermedad,
marcando las pautas preventivas y de actuación en caso de enfermedad.
Figura 4.- Autoexploración para detectar posibles bultos que pudieran alertar de la
presencia de un tumor mamario. Las flechas indican el movimiento de los dedos en la mama. La autoexploración debe hacerse delante de un espejo. Extraído de folleto informativo de la Asociación Provincial de Alicante de Mujeres Mastectomizadas.
La autoexploración es un mecanismo muy importante para la detección de bultos
en tejido mamario que pudieran indicar la posible presencia de un tumor (Figura 4). En
cualquier caso, esta técnica debe complementarse con exploraciones de calidad, como
las que brindan las mamografías. Es conveniente realizar una mamografía entre los 35-
39 años de edad, cada 2 años entre los 40-50 años y anualmente a partir de los 50 años.
Las pautas preventivas desde un punto de vista nutricional se basan en
numerosos estudios de caso-control y demuestran que la aplicación de las mismas
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
170
disminuye considerablemente padecer cáncer de mama. La prevención nutricional se
centra sobre los siguientes puntos:
Consumir dietas de baja densidad energética.
La dieta debe ser rica en vegetales, frutas y cereales.
La dieta debe ser pobre en grasas saturadas.
En conclusión, es importante tomar conciencia de que el cáncer es una
enfermedad grave, que necesita un tratamiento agresivo y que la prevención es por el
momento la mejor arma. La dieta puede jugar un papel esencial en este respecto
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
171
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
- Mahan LK, Escott-Stump S, eds. (1998). Nutrición y dietoterapia, de Krause (9ª ed).
McGraw-Hill Interamericana, México.
- McTiernan A (2003). Behavioural risk factors in breast cancer: can risk be
modified? Oncologist 8: 326-334.
- Muñoz M, Aranceta J, García-Jalón I, eds. (1999). Nutrición aplicada y dietoterapia.
EUNSA, Pamplona.
- Papas AM, ed. (1999). Antioxidant status, diet, nutrition and health. CRC Press,
Boca Ratón (USA).
- Riboli E, Norat T (2003). Epidemiologic evidence of the protective effect of fruit
and vegetable on cancer risk. Am J Nut 78: 5595-5695.
- Rock E, De Michele A (2003). Nutritional approaches to late toxicities of adjuvant
chemotherapy in breast cancer survivors. J Nut 133: 37855-37935.
- Rombeau JL, Rolandelli RH, eds. (1998). Nutrición Clínica. McGraw-Hill
Interamericana, México.
- Shils ME, Olson JA, Shike M eds. (1994). Modern nutrition in health and disease (8ª
ed). Williams and Wilkins, Baltimore.
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- World Cancer Research Fund and American Institute for Cancer Research, ed.
(1997). Food, nutrition and the prevention of cancer: a global perspective.
- Ziegler EE, Filer Jr LJ, eds. (997).Conocimientos actuales sobre nutrición (7º ed).
ILSI Press, Washington.
NUTRICIÓN Y MUJER Cáncer de mama
172
NUTRICIÓN Y MUJER Osteoporosis
173
MUJER Y OSTEOPOROSIS.
ESTUDIO EFROME
Manuel Gallar Pérez-Albaladejo
Juan Maestre Amer
NUTRICIÓN Y MUJER Osteoporosis
174
Introducción
Etipatogenia de la osteoporosis primaria
Diagnóstico de la osteoporosis
Factores de riesgo de la osteoporosis
Tratamiento de la osteoporosis
Estudio EFROME
Objetivos
Personas y método
Resultados y discusión
Conclusiones
Bibliografía recomendada
NUTRICIÓN Y MUJER Osteoporosis
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MUJER Y OSTEOPOROSIS. ESTUDIO EFROME
INTRODUCCIÓN
La osteoporosis es sin lugar a dudas la enfermedad metabólica ósea más
frecuente, y aún más entre las mujeres que han superado la barrera de los 55 años. Es
una enfermedad que conlleva una mala calidad de vida y que supone un alto gasto
sanitario. La prevalencia entre las mujeres españolas es altísima, sobre todo a los 60
años y se duplica a partir de los 70 años (afecta a 25 millones de mujeres en Estados
Unidos y a más de 2 millones de mujeres en España). La osteoporosis implica no sólo
desmineralización, sino además pérdida de la materia orgánica de la matriz extracelular
del hueso, resultando en una fragilidad ósea. En otras palabras, en la osteoporosis se
produce una pérdida de masa ósea (osteopenia) acelerada. La masa ósea comprende una
matriz orgánica, formada principalmente por proteínas de las cuales la más abundante es
el colágeno, y una matriz inorgánica o mineral, formada principalmente por sales de
calcio y fósforo.
Para entender mejor la evolución de la enfermedad hay que considerar primero
el concepto de pico de masa ósea, que es el nivel máximo de mineralización del hueso.
Este pico suele alcanzarse a la edad de los 30-40 años (Figura 1), momento éste de la
vida en el que las pérdidas de tejido óseo son mínimas: 0,5-1% al año. Sin embargo a
partir de esa edad y hasta los 80 años se llega a perder un 30% de la masa ósea en
varones y un 40% en mujeres, proceso que se agrava en ellas con la menopausia, donde
se estiman pérdidas de un 2% durante los 7 primeros meses. Obviamente, dicha pérdida
es directamente proporcional al grado de mineralización alcanzado durante el pico de
masa ósea. Si la mineralización fue óptima, la mujer podrá afrontar las pérdidas
consiguientes con mayor calidad de vida. De todas formas, existen muchos factores que
influyen sobre el pico de masa ósea y que podrían clasificarse como:
Genéticos.
Hormonales.
Actividad física.
NUTRICIÓN Y MUJER Osteoporosis
176
Alimentación.
Figura 1.- Esquema ilustrativo del concepto de pico de masa ósea. Se define como el nivel máximo de mineralización del hueso y ocurre entre 30-40 años de edad.
Se denomina osteoporosis primaria a aquella osteopenia acelerada sin una
enfermedad causal. Riggs la clasifica en 2 tipos: osteoporosis postmenopaúsica (tipo 1)
y osteoporosis senil (tipo 2). De ambas, la que se va a tratar con más detalle en el
presente Capítulo es la de tipo 1.
ETIOPATOGENIA DE LA OSTEOPOROSIS PRIMARIA
Como ya se ha comentado, se desconoce la enfermedad causal o la causa de la
osteoporosis. Sin embargo, existe una serie de factores, sobre todo de tipo hormonal,
asociados a esta patología que pueden orientar sobre las posibles causas de la
enfermedad. Entre ellos hay que destacar:
0102030405060708090
100
5 35 55 75
Edad (años)
% m
ine
rali
za
ció
n ó
se
a
NUTRICIÓN Y MUJER Osteoporosis
177
Estrógenos: Son hormonas que desempeñan numerosas funciones en la mujer. En lo
que concierne al metabolismo óseo, los estrógenos estimulan la actividad de las
células formadores de hueso u osteoblastos. Hay que señalar a este respecto, que el
hueso es un tejido dinámico, que está contínuamente sufriendo un recambio gracias
a la actividad necesaria e importantísima de DOS tipos celulares antagónicos: los
osteoblastos (células formadoras de hueso) y los osteoclastos (células destructoras
de hueso). Lo que ocurre con la menopausia es que bajan los niveles de estrógenos,
cesando el estímulo sobre los osteoblastos y permaneciendo activos los osteoclastos,
que de acuerdo a su función fisiológica continuan disolviendo el hueso.
Andrógenos: Son hormonas también presentes en las mujeres, aunque suenen como
más típicas de varones, y sintetizadas por las glándulas suprarrenales y por los
propios ovarios. Estas hormonas estimulan la síntesis de la principal proteína de la
matriz ósea: el colágeno. Con la menopausia disminuyen los niveles de andrógenos
y por tanto la síntesis de colágeno, lo que puede contribuir a favorecer la
osteoporosis. De todas formas, es importante señalar que los andrógenos no son las
únicas hormonas determinantes en la destrucción ósea asociada a la osteoporosis,
sino que los mecanismos hormonales son mucho más complejos y están todavía
investigándose.
Somatotropina u hormona del crecimiento: Esta es otra importante hormona que
estimula la activación de los osteoblastos y la síntesis de vitamina D, lo cual no sólo
favorece la formación de hueso, sino su calcificación. La menopausia conlleva
menor presencia de esta hormona y por tanto menor síntesis de vitamina D y de
actividad osteoblástica.
Parathormona: Esta hormona juega un papel directo en el metabolismo óseo, ya que
su misión es mantener una calcemia adecuada a toda costa. El término calcemia
hace referencia a los niveles circulantes de calcio. Para ello, la parathormona intenta
conseguir calcio de diversas fuentes favoreciendo la absorción intestinal, la
reabsorción renal y la liberación ósea: en este sentido la parathormona sería una
hormona descalcificadora. Con la menopausia aumenta la reabsorción ósea,
principalmente debido a la depleción estrogénica. Sin embargo, esta hormona podría
jugar un papel más relevante en el desarrollo de la osteoporosis senil, ya que con la
edad se reduce ostensiblemente la capacidad absortiva del calcio. Este fenómeno
viene acompañado por una mayor eliminación de calcio a través de la orina
NUTRICIÓN Y MUJER Osteoporosis
178
(hipercalciuria) debida a una involución del aparato renal típica del envejecimiento.
Este deterioro del aparato renal conlleva una disminución en la síntesis de vitamina
D, lo cual a su vez puede venir acompañado de una menor exposición solar en las
personas mayores, dietas deficientes en vitamina D y fármacos que interfieren con la
absorción intestinal del calcio o que favorecen su eliminación renal. En esta
desfavorable situación, la parathormona toma calcio para restablecer la calcemia del
único reservorio existente: los huesos. Sin embargo, ese calcio es eliminado a través
del aparato renal por esa calciuria antes comentada, generándose un círculo vicioso
que a la larga repercute negativamente en el hueso.
Calcitonina: Es la hormona antagonista de la parathormona y disminuye la actividad
de los osteoclastos. Los niveles de esta hormona disminuyen con la menopausia,
favoreciendo la actividad de las células destructoras de hueso.
DIAGNÓSTICO DE LA OSTEOPOROSIS
Para un diagnóstico preciso de la osteoporosis son necesarias una serie de
pruebas que se relacionan a continuación:
Historia clínica que se obtendrá a través de una entrevista minuciosa.
Exploración física.
Analítica que comprenderá: hemograma completo, bioquímica renal y hepática
(incluyendo fosfatasa alcalina y transaminasas), iones, proteinograma y TSH
(Hormona Estimuladora del Tiroides). La TSH se debe pedir para descartar una
alteración tiroidea, muy típica también en las mujeres a esas edades, ya que el
hiperparatiroidismo podría aumentar el metabolismo óseo. Respecto a los
marcadores bioquímicos hay que señalar que parece ser que existen algunos
relacionados con la aparición de la enfermedad, pero no son utilizados todavía en la
práctica clínica.
Radiografías de tórax, columna lumbar y pelvis.
Densitometría ósea (Figura 2): Esta será la prueba que aportará más precisión al
diagnóstico. Establece el grado de mineralización del hueso mediante parámetros
estadísticos (T-score), detectando mineralización normal, osteopenia u osteoporosis.
Para ello establece una relación entre la densidad mineral ósea del sujeto que se está
NUTRICIÓN Y MUJER Osteoporosis
179
analizando con la de un sujeto joven del mismo sexo, determinando el número de
desviaciones standard que el sujeto analizado se aleja del sujeto de referencia y
clasificando la patología y el riesgo de fractura, tal y como se indica en la Tabla 1.
Tabla 1: Parámetros de la densitometría ósea para el diagnóstico de osteopenia, osteoporosis y riesgo asociado de fracturas. Abreviaturas utilizadas, DS: Desviación Standard.Estado óseo Variación del T-score Riesgo de fractura
Normal DS= 0-1 Normal
Osteopenia DS= 1-2,5 X2
Osteoporosis DS= 2,5-3,5
DS= 3,5-4,5
X4
X8
Figura 2.- Figura de una densitometría. El código de colores indica el estado óseo. El color amarillo señala pérdida de masa ósea (osteoporosis) en columna (A) o en fémur-cadera (B).
A B
NUTRICIÓN Y MUJER Osteoporosis
180
FACTORES DE RIESGO DE LA OSTEOPOROSIS
Los factores de riesgo de la osteoporosis se clasifican en dos grandes grupos:
modificables y no modificables. Esta clasificación es conveniente sobre todo para
conocer sobre qué parámetros se puede intervenir de forma preventiva para detener el
desarrollo de la enfermedad. Dentro de los factores no modificables se encuentran:
Factores genéticos: Los factores genéticos tienen un peso específico de 40-60% en
la predisposición a la enfermedad, es decir, es el grupo de factores más importante
en el desarrollo de la osteoporosis. Estos datos provienen de estudios realizados en
gemelos univitelinos, es decir gemelos que al ser homozigotos comparten un
idéntico material genético. En estos estudios se han detectado correlaciones del
90%, lo que quiere decir que si uno de los gemelos padece osteoporosis, el otro tiene
un 90% de posibilidades de padecerla también. Estos factores genéticos se han
relacionado sobre todo con polimorfismos en las proteínas que intervienen en el
metabolismo calcio-fósforo.
Sexo: La osteoporosis tiene una mayor prevalencia en las mujeres por una serie de
causas ligadas a su propia fisiología. Aquí cabría señalar el embarazo, la lactancia,
la menarquia (primera regla) y la menopausia. Durante el embarazo y la lactancia se
producen unas considerables demandas de calcio que si no son suplidas
adecuadamente, se puede correr el riesgo de padecer osteoporosis. La enfermedad
está también relacionada, como se ha señalado antes, con la menarquia, sobre todo si
es tardía. Por su parte, la menopausia, sobre todo precoz, incrementa
considerablemente el riesgo de padecer la enfermedad. Además, la mujer tiene una
serie de hábitos alimenticios que pueden a su vez favorecer la aparición de esta
patología, como por ejemplo un menor consumo de lácteos, alimentos que llegan a
aportar 60-80% del calcio de la dieta.
Edad: La osteoporosis es más frecuente a edades avanzadas (a partir de los 60 años),
ya que es cuando empiezan a aparecer factores asociados con la edad, como la
menopausia antes mencionada o la involución ósea típica del envejecimeinto.
Raza: La osteoporosis es más frecuente en las razas blanca y asiática, y menos
frecuente en la raza negra.
NUTRICIÓN Y MUJER Osteoporosis
181
Dentro de los factores modificables, los más determinantes son sin lugar a dudas
los factores de tipo nutricional, donde habría que señalar:
Peso: En relación con el peso se ha visto que Índices de Masa Corporal o IMC
(IMC= Peso/altura2) por debajo de 19 presentan mayor riesgo de osteoporosis.
Respecto al sobrepeso, hay que señalar que éste representa mayor carga de tejido
adiposo y por lo tanto más producción de estrógenos, lo cual podría compensar y
evitar la aparición de la enfermedad. Estudios recientes sugieren que el peso que se
alcanza durante el primer año de la vida podría ser determinante en el desarrollo de
esta patología, aunque por el momento se necesitan más datos al respecto.
Distribución de la grasa corporal: Existe un mayor riesgo de osteoporosis en las
personas con una relación cintura/cadera mayor de 1, es decir, lo que se conoce
como obesidad central, androide o en forma de manzana. Además, este tipo de
personas corren más riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes y
alteraciones renales.
Glúcidos: Este grupo de nutrientes juega diversos papeles con respecto a la
osteoporosis. Así la lactosa (disacárido: glucosa-galactosa) aumenta la
biodisponibilidad del calcio y por lo tanto es un factor que disminuye el riesgo de
padecer osteoporosis. Aquí aparece un problema con las personas fuertemente
intolerantes a los lácteos, alimentos ricos en lactosa y calcio. En estos casos el
facultativo deberá evaluar la posibilidad de prescribir suplementos de calcio. Por
otro lado, la sacarosa (disacárido: glucosa-fructosa) consumida en dosis excesivas
favorecería el desarrollo de la osteoporosis. La explicación no está muy clara, pero
se postula que el incremento en la liberación de insulina provocado por el azúcar,
inhibiría la reabsorción renal de calcio. Respecto a la fibra, existen componentes en
este grupo de nutrientes, como el ácido fítico o el oxálico que son capaces de formar
conjugados insolubles con el calcio impidiendo su absorción intestinal. De todas
formas, dicho impedimento sería más patente con consumos abusivos de estos
compuestos, por lo que en líneas generales y con consumos normales de fibra, no se
puede afirmar que la fibra sea considerada como factor de riesgo.
Grasa saturada: La grasa saturada es capaz de quelar calcio e impedir su absorción
intestinal, favoreciendo a largo plazo el desarrollo de osteoporosis. Aquí los lácteos
podrían representar un problema, ya que tienen calcio y son ricos a su vez en grasas
saturadas. Los desnatados enriquecidos en calcio son una excelente alternativa,
NUTRICIÓN Y MUJER Osteoporosis
182
aunque la biodisponibilidad de este oligoelemento en estos alimentos no sea del
100%. Cabe mencionar como ejemplo el contenido en calcio de un yogur normal
(120 mg Ca/100 mL) frente a un yogur desnatado enriquecido (160 mg Ca/100 mL).
Dietas hipocalóricas: Las dietas muy restrictivas en grasa aumentan el riesgo de
osteoporosis. La razón es que muchas de estas dietas rondan las 1200 Kcal y es muy
difícil que con estos contenidos calóricos se puedan cubrir las necesidades de calcio
y en general de muchos micronutrientes.
Proteínas: Las proteínas consumidas de acuerdo con las recomendaciones dietéticas
favorecen la absorción intestinal de calcio. En este sentido, los lácteos vuelven a ser
una buena opción de consumo. Sin embargo, las dietas hiperproteicas revierten el
efecto señalado, disminuyendo la absorción intestinal de calcio. Este tipo de dietas
viene acompañado de un exceso de fósforo y de grasas saturadas, cuyos efectos
sobre el metabolismo cálcico ya han sido mencionados. Además, las dietas
hiperproteicas aumentan la calciuria (eliminación de calcio a través de la orina). Así
mismo, las dietas bajas en proteínas agravan las pérdidas de masa ósea y este dato es
especialmente relevante en las personas mayores, que con mucha frecuencia
consumen dietas hipoproteicas.
Calcio: Este oligoelemento podría considerarse como el principal factor nutricional
en relación con la osteoporosis, sin embargo la afirmación no es tan tajante como
parece. El calcio es obviamente importante, pero son necesarios una serie de
factores adicionales que van a determinar su biodisponibilidad, absorción intestinal,
metabolismo, absorción y reabsorción óseas y eliminación por la orina. Entre ellos
cabría mencionar la vitamina D, la presencia de hormonas (o una terapia hormonal
sustitutiva en su defecto) y las dietas equilibradas. Esto indica claramente que los
suplementos en calcio son ineficaces “per se” si no se tienen en cuenta los factores
asociados. Las necesidades en calcio han sido muy bien establecidas (Tabla 2), pero
la cuestión reside en saber si con una dieta normal que ronde las 2000-2500 Kcal se
llegan a cubrir dichas necesidades en individuos adultos. La respuesta es sí, pero
siempre que se respeten las raciones de lácteos (leche, quesos, yogures, etc) de la
dieta (2-3 raciones diarias). En el caso de las personas intolerantes o personas que
no suelen consumir dichos alimentos, se puede suplementar o tomar alimentos
alternativos ricos en calcio, como por ejemplo la soja, aunque la biodisponibilidad
no sea la idónea. Diversos factores modulan la absorción intestinal de calcio y uno
de ellos son las propias necesidades del organismo. Así por ejemplo el embarazo
NUTRICIÓN Y MUJER Osteoporosis
183
favorece la absorción de calcio a nivel del intestino en la madre, ya que la demanda
por parte del feto es mayor. El pH ácido del estómago también favorece la absorción
de calcio por parte del intestino. Muchos nutrientes de la dieta, como la lactosa o las
proteínas, propician la absorción de calcio. La relación calcio/fósforo es un factor a
considerar: si el fósforo se presenta elevado en la dieta, la absorción de calcio a
nivel intestinal será menor. Para una absorción correcta, la relación calcio/fósforo
debe ser cercana a 1, es decir ambos oligoelementos deberán presentarse en
idénticas cantidades en la dieta. Finalmente, hay que señalar que el abuso en el
consumo de fibra (conteniendo ácido oxálico y fítico), el hiperperistaltismo, el
estrés, el envejecimiento, el exceso de grasa y proteínas inhiben o dificultan la
absorción intestinal de calcio.
Tabla 2: Consumo dietético recomendado (CDR) de calcio al día a diversas edades y en diversas situaciones. Abreviaturas utilizadas, THS: Mujer en tratamiento con terapia hormonal sustitutiva. Edad Situación CDR (mg/día)
0-6 meses Hombre y mujer 400
6-12 meses Hombre y mujer 600
1-5 años Hombre y mujer 800
6-10 años Hombre y mujer 800-1200
11-24 años Hombre y mujer 1200-1500
13-19 años Mujer, embarazo y lactancia 1500
20-40 años Mujer, embarazo y lactancia 1200
20-60 años Hombre 1000
40-60 años Mujer sin THS 1500
40-60 años Mujer con THS 1000
más de 60 años Hombre y mujer 1500
Fósforo: Como ya se ha señalado el abuso en la ingesta de fósforo podría favorecer
la aparición de osteoporosis al desviar la relación calcio/fósforo de la dieta a favor
del segundo. En este sentido, es importante añadir que el fósforo es, junto con el
calcio, el componente mineral principal de la estructura del hueso. Por tanto, el
NUTRICIÓN Y MUJER Osteoporosis
184
fósforo es un elemento muy importante en la dieta y siempre debe estar presente en
la proporción adecuada.
Sodio: Un aumento en la ingesta de sodio aumenta la calciuria y podría favorecer la
osteoporosis. Aquí cabría mencionar una nota de atención con aquellos fármacos
que incrementan la excreción renal de sodio, ya que por regla general van a
incrementar la de calcio.
Cinc: Este elemento es un gran desconocido, ya que muy pocos saben acerca de su
implicación en la formación de hueso. En este contexto, hay que señalar que las
dietas occidentales suelen ser deficientes en cinc y que éste podría ser por tanto un
factor de riesgo “oculto” de osteoporosis.
Magnesio: Este oligoelemento resulta ser un caso muy similar al del cinc, ya que
también se desconoce cómo interviene en la formación del hueso. Se vuelve a
insistir en que la dieta posea la cantidad diaria recomendada de magnesio.
Hierro: Respecto a este metal hay que señalar que el hierro compite con el calcio a
nivel de su absorción intestinal, disminuyendo lógicamente su biodisponibilidad.
Por lo tanto, hay que prestar especial atención a las dietas en las que se abusa del
consumo de carnes o a la suplementación con hierro.
Vitamina D: Esta vitamina ejerce numerosas funciones en el organismo, pero en el
tema presente, la vitamina D se encarga de procurar calcio al hueso por un
mecanismo similar, pero no exacto al de la parathormona, es decir esta vitamina
favorece la absorción intestinal y renal para mantener la calcemia y para que la
calcitonina permita la incorporación de calcio al hueso. Aquí hay que señalar la
importancia de tomar el sol, ya que esto activará la síntesis cutánea de dicha
vitamina. En este sentido, el 50-60% de la vitamina D de nuestro organismo se
sintetiza a través de la piel.
Otro factor modificable es la actividad física. La actividad física adecuada y
moderada favorece la osteogénesis, frenando la degeneración ósea y disminuyendo la
posibilidad de desarrollar osteoporosis. Desde un punto de vista funcional, la matriz
orgánica de colágeno del hueso le confiere resistencia a la tracción, mientras que la
mineral es la responsable de la resistencia a la compresión. El tipo de ejercicio debe ser
moderado, como ya se ha señalado, y de tipo aeróbico. Si la actividad es muy intensa se
favorece la hipercalciuria. Hay que prestar especial atención a aquellos deportes que
NUTRICIÓN Y MUJER Osteoporosis
185
requieren un control muy estricto del peso y donde se pueden practicar regímenes
nutricionales muy restrictivos que comprometan la ingesta recomendada de calcio.
La práctica de determinados hábitos está relacionada con el desarrollo de la
osteoporosis, entre ellos el tabaquismo, que incrementa la calciuria y disminuye la
absorción intestinal. Se considera que el consumo de 20 o más cigarrillos al día es un
factor de riesgo para esta patología. Si el consumo de tabaco viene acompañado de
consumo de café, alcohol y sedentarismo, el riesgo de adquirir la enfermedad se ve
incrementado. Aquí habría que comentar algunos datos referentes a la cafeína, ya que se
sabe que esta sustancia presente en determinados alimentos aumenta la calciuria y la
excreción fecal de calcio. Aquí se entra en un tema clave cuando se consume por
ejemplo café con leche, ya que la cafeína podría estar favoreciendo la eliminación
urinaria y fecal del calcio que aporta la leche. Se considera como factor de riesgo un
consumo de 3 o más tazas al día de café, aunque aquí está el problema en saber qué tipo
de café, la forma de prepararlo (expreso o colado) o cuál es el tamaño de la taza.
La polifarmacia, muy frecuente en personas mayores, es otro factor de riesgo
modificable en el desarrollo de la osteoporosis. Numerosos fármacos aumentan la
calciuria, la excreción intestinal de calcio o bien limitan su absorción. Este punto debe
ser considerado por los facultativos a la hora de tratar a este grupo de personas.
Finalmente, otro factor a considerar en el desarrollo de la osteoporosis es la
nuliparidad, es decir el no haber tenido hijos. Habitualmente, se asocia la osteoporosis
con el número de embarazos, ya que se supone que el feto requiere calcio para fabricar
su propio esqueleto y lo consigue a través de la madre. Sin embargo, si la ingesta de
calcio de la mujer embarazada es la correcta no debe haber ningún problema. La
relación de la nuliparidad con la osteoporosis no se conoce por el momento, pero se
especula con ciertos hábitos nutricionales o higiénicos de las mujeres nulíparas o
cuestiones hormonales todavía por determinar.
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186
TRATAMIENTO DE LA OSTEOPOROSIS
Básicamente la osteoporosis se trata con una dieta equilibrada, corrigiendo los
factores de riesgo modificables y con una medicación adecuada si procede. La
medicación puede incluir suplementos en calcio, vitamina D o incluso hormonas (lo que
se conoce como terapia hormonal sustitutiva). En este último caso se suelen administrar
estrógenos o moduladores de los receptores celulares a estrógenos.
Con la prevención, se pretende insistir en una serie de factores y hábitos cuya
práctica está relacionada con una menor incidencia de osteoporosis. Aquí cabría
mencionar de nuevo la dieta equilibrada, pero verificando que tenga el aporte adecuado
en calcio; moderar el consumo de cafeína y fibra (no se trata por tanto de eliminar
totalmente la fibra de la dieta), evitar el exceso de proteínas y grasas (muy típico de las
dietas occidentales), no abusar del alcohol, no fumar y hacer ejercicio regularmente. Por
lo tanto se trata de seguir un patrón de vida sano y equilibrado.
ESTUDIO EFROME
EFROME son las siglas con las que se ha bautizado este estudio y responden a
“Estudio de Factores de Riesgo de Osteoporosis en Mujeres Eldenses”. Dicho estudio
fue coordinado por Juan Maestre, José Hernández, Adoración Hernández y Manuel
Gallar y en él colaboraron los alumnos de la 3ª Promoción de Dietética del
Departamento de Formación Profesional de la Rama Sanitaria del Instituto La Melva de
Elda (Alicante) (Figura3). El estudio fue promovido por la Concejalía de Salud y Medio
Ambiente del Excelentísimo Ayuntamiento de Elda.
Objetivos
El estudio tenía un doble objetivo:
1- Analizar el patrón de consumo de alimentos en la población elegida con la idea de
hacer una correcta evaluación posterior.
2- Evaluar los factores de riesgo de osteoporosis en las mujeres eldenses dentro de una
franja de edad de 15-49 años.
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187
Figura 3.- Autores y colaboradores del estudio EFROME.
Personas y método
Se llevó a cabo un estudio observacional de diseño transversal con una muestra
analizada de 413 mujeres. Teniendo en cuenta que la población de mujeres censadas en
Elda en 2001 era de 14.370, el tamaño de la muestra escogido era representativo (1/35).
La muestra fue distribuida por grupos de edad y nivel de instrucción.
Se elaboró un cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos de tipo
cuantitativo con la finalidad de estimar lo más precisamente posible las ingestas de
calcio, alcohol y cafeína. El cuestionario contemplaba también preguntas referentes a la
actividad física y hábitos de vida. También se incluían datos antropométricos, sobre
consumo de medicamentos, hábito tabáquico e historia ginecológica.
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188
Antes de su utilización, el cuestionario fue validado en una submuestra aleatoria
de 20 personas, que fueron encuestadas al principio de la validación, a los 30 días y a
los 90 días. Se pretendía con ello un registro alimentario cuantitativo, sobre todo para
estimar la ingesta de calcio de 3 días no consecutivos.
El consumo de alimentos de la muestra de mujeres eldenses estudiadas se
comparó con los patrones de consumo de la población española que edita el Ministerio
de Agricultura, Pesca y Alimentación. Para determinar los factores de riesgo
cuantitativos se siguieron los siguientes criterios:
Consumo de calcio por debajo de las recomendaciones del Instituto Americano de
Salud (NIH) de 1994.
Índice de masa corporal menor de 19.
Un consumo crónico de cigarrillos equivalente a 20 o más diarios.
Un consumo crónico de alcohol de 40 o más g diarios.
Un consumo de café (o bebida equivalente, por ejemplo bebidas energéticas ricas en
cafeína) de 3 tazas diarias.
Siguiendo las directrices de Blasco et al (1998), se considera con riesgo de
osteoporosis a aquella persona que acumule 2 o más factores de riesgo.
Resultados y discusión
1- Perfil antropométrico:
Respecto al peso se observa un aumento con la edad (Tabla 3).
Tabla 3: Distribución de pesos por edades
Edad en años Peso en Kg (media)
Menos de 20 58,7
20-29 63,8
30-39 65,1
40-49 66,8
NUTRICIÓN Y MUJER Osteoporosis
189
En la distribución del Índice de Masa Corporal se observa una importante
prevalencia del sobrepeso en la muestra estudiada (Tabla 4).
Tabla 4: Distribución en % de población del IMC (Índice de Masa Corporal)
IMC % de población
Delgadez severa 1,2
Delgadez ligera 7,7
Peso normal 50,8
Sobrepeso 29,1
Obesidad 8,5
Obesidad mórbida 2,7
Correlacionando el Índice de Masa Corporal con los grupos de edad,
nuevamente se confirma una alta prevalencia del sobrepeso en el segmento
de edad mayor (Tabla 5).
Tabla 5: Relación del Índice de Masa Corporal (IMC) con la edad en años IMC Menos de 20 20-29 30-39 40-49
Delgadez severa 1,6 1,7 1,8
Delgadez ligera 18,0 11,6 4,2 1,8
Peso normal 65,6 55,4 50,4 38,4
Sobrepeso 11,5 23,1 34,5 39,3
Obesidad 3,3 5,8 8,4 14,3
Obesidad mórbida 2,5 2,5 4,5
TOTAL 100% 100% 100% 100%
En el estudio antropométrico se midieron los valores de peso y altura en las
mujeres de la muestra estudiada y se compararon con los valores declarados
por las mismas en el cuestionario. Se observó algo que ya viene siendo
habitual en numerosos estudios y es que se tiene una tendencia a declarar que
se mide 1 cm de más y se pesa 1 Kg de menos.
NUTRICIÓN Y MUJER Osteoporosis
190
2- Consumo de alimentos:
Carne y derivados: Se observó un alto consumo de este grupo de alimentos. La
ingesta semanal era de 1128 614 g, lo que representaba 161 g/día. Un 84,5% de
la muestra de mujeres estudiadas consumía un exceso, es decir más de 600 g
semanales, y sólo un 8,6% consumía las cantidades adecuadas. No se observaron
diferencias significativas en los grupos de edades o con respecto al nivel de
instrucción.
Pescado: Este grupo de alimentos presentó unas cifras de consumo de 4 raciones
(593 346 g/semana) más cercanas a los valores recomendados. Aún con todo un
importante porcentaje de la muestra (41,7%) consumía cantidades insuficientes,
el 33,7% consumía cantidades adecuadas y un 25,9% consumía un exceso, es
decir más de 800 g semanales. Se observó además de forma significativa
(p<0,05) que las personas de mayor edad consumían más pescado, quizás
motivadas por cuestiones de salud.
Huevos: El consumo semanal de huevos en la población estudiada no llegó a las
3 unidades (2,4 1,4 huevos/semana). Un 84,7% de las mujeres encuestadas
consumían menos de 3 huevos a la semana, mientras que el 15,3% consumían 3-
10 huevos semanales. Parece deducirse de estos datos que existe una especie de
“ovofobia” en la población de mujeres eldenses, motivada quizás por restringir
el consumo de colesterol, del cual la yema de huevo es una de las principales
fuentes dietéticas. Sin embargo los estudios epidemiológicos señalan que un
consumo razonable (4 huevos semanales) en personas sanas no incrementa los
niveles circulantes de colesterol.
Cereales: El consumo de cereales que reveló el estudio era claramente
insuficiente: 1073 531 g semanales, o lo que es lo mismo 153 g diarios. Este
consumo insuficiente se constató en un 88,1% de la población encuestada y sólo
un 11,9% realizaba un consumo adecuado. No se observaron diferencias
significativas por edades o nivel de instrucción.
Legumbres: El consumo medio semanal de legumbres en las mujeres estudiadas
era netamente superior al consumo medio de la población española: 177 115 g
frente a 112 g. Aun así, un 59,8% efectuaba un consumo insuficiente, es decir
menos de 200 g semanales, y el 40,2% consumía cantidades adecuadas de este
NUTRICIÓN Y MUJER Osteoporosis
191
grupo de alimento. Se podría deducir que las legumbres son alimentos que no
resultan muy atractivos a la población de mujeres eldenses; ya se sabe el dicho
de “lentejas, si quieres las comes, sino las dejas”. Parece ser que lo que se
prefiere antes es dejarlas, en vez de comerlas. Aunque aquí cabría hacer una
matización, antes que las lentejas son preferibles los garbanzos, ya que son más
ricos en calcio.
Verduras: El consumo diario de verduras en la población de mujeres eldenses
superó ampliamente la media española: 390 204 g frente a 250 g. Sin embargo
se observó algo parecido a lo descrito en las legumbres: un 52,1% de la
población encuestada realizó un consumo insuficiente (menos de 400 g diarios),
comparado con un 47,9%, cuyo consumo fue correcto. Se observaron diferencias
significativas por edad (p<0,05), es decir las mujeres de mayor edad realizaban
un consumo suficiente de este grupo de alimentos.
Frutas: Elda es una población con un importante sector agrícola y el consumo de
fruta es por tanto una tradición, lo que se refleja al compararlo con el consumo
medio de la población española: 475 333 g diarios frente a 300 g. Aun con todo,
las cifras no invitan al optimismo, ya que un importante porcentaje de la muestra
de mujeres encuestadas (36,3%) realizaba un consumo insuficiente, menor de
300 g al día. El resto (63,7%) consumía fruta en las cantidades adecuadas.
También aparecen diferencias significativas con la edad (p<0,05), de tal forma
que las mujeres más jóvenes consumían menos fruta que las mayores.
Lácteos: Este grupo de alimentos es importantísimo en el estudio, ya que los
lácteos representan la principal fuente de calcio de la dieta. Los consumos
medios diarios quedan reflejados en la Tabla 6. En resumen, el consumo medio
al día fue de 437 233 g, ligeramente por encima de la media española (407
g/día). Un preocupante 40,9% de las mujeres eldenses estudiadas consumía
menos de 2 raciones diarias, o lo que es lo mismo, consumía lácteos de manera
insuficiente. Un 34,8% consumía 2-3 raciones diarias y un 24,3% consumía más
de 3 raciones al día. Se observaron diferencias significativas (p<0,05) en
relación con el nivel de instrucción, de forma que las mujeres con un nivel de
estudios más elevado consumían menos lácteos, mientras aquellas con menor
nivel de instrucción consumían mucho más lácteos.
NUTRICIÓN Y MUJER Osteoporosis
192
Tabla 6: Consumo medio de lácteosLÁCTEO Consumo medio diario (g)
Leche 310,8 206,2
Yogur 90,2 96,7
Queso 35,6 34,4
Lácteos totales 436,7 233,13
3- Actividad física: El estudio EFROME refleja que un importante porcentaje (62%) de
la muestra es sedentaria (Figura 4) y sólo un 24% dice que practica algún tipo de
deporte. Existe además una correlación entre la actividad física y la edad (Figura 5),
al igual que entre la actividad física y el nivel de instrucción (Figura 6). En este
sentido se observa que las mujeres son más sedentarias a mayor edad y que aquéllas
con un mayor nivel de estudios suelen practicar algún tipo de actividad física.
Figura 4.- Porcentajes de la muestra que desarrollaban un determinado nivel de
actividad física.
62%
NUTRICIÓN Y MUJER Osteoporosis
193
Figura 5.- Correlación entre el tipo de actividad física y la edad. Las mujeres más activas son las más jóvenes, y las más sedentarias las mayores.
Figura 6.- Correlación entre el tipo de actividad física y el nivel de instrucción. Las mujeres con estudios superiores son las más activas, mientras que las que no tienen estudios son más sedentarias.
Estudios superiores
NUTRICIÓN Y MUJER Osteoporosis
194
4- Consumo de calcio, alcohol y cafeína. Las encuestas nutricionales permitieron
evaluar el consumo de 3 sustancias clave en el desarrollo de la osteoporosis, como
son calcio, alcohol y cafeína. Prácticamente la mitad (47%) de la población
estudiada mantenía una ingesta de calcio menor a la recomendada (Figura 7). Y esto
se hace más patente cuando se estudia por edades (Figura 8): las menores de 20 años
hacían un consumo más correcto. Respecto al consumo de alcohol, conviene
recordar que se trabajó sobre cantidades declaradas, que muchas veces no
corresponden con las reales, y más en este caso, ya que por lo general se bebe más
de lo que se dice. Con todo, la mayor parte de la muestra no consumía alcohol o lo
consumía de forma moderada y sin riesgo, encontrando sólo un 7% en el grupo de
consumidores con riesgo (Figura 9). Finalmente, la ingesta de cafeína reveló que un
11% de la muestra consumía con riesgo, un 72% lo hacía sin riesgo y un 17% no
consumía. Se observaron diferencias significativas de mayor consumo con mayor
nivel de instrucción.
Figura 7.- Distribución de la ingesta de calcio en la muestra de mujeres eldenses.
NUTRICIÓN Y MUJER Osteoporosis
195
Figura 8.- Distribución de la ingesta de calcio por edades.
Figura 9.- Distribución del consumo de alcohol.
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196
5- Consumo de tabaco y fármacos. Solamente un 11% de las mujeres entrevistadas
realizaba un consumo de tabaco con un alto riesgo. El resto tenía un consumo con
riesgo moderado (18%), bajo riesgo (10%) o no fumaban (61%). Respecto a los
fármacos, un pequeño porcentaje (10%) consumía fármacos relacionados con riesgo
de osteoporosis.
6- Riesgo según IMC. Se ha comentado anteriormente que determinados Índices de
Masa Corporal por debajo de 19 están relacionados con un mayor riesgo de
desarrollar osteoporosis. El estudio EFROME ha revelado en este sentido que las
mujeres más jóvenes y con estudios superiores presentan un riesgo relacionado con
el IMC (Tablas 7 y 8).
Tabla 7: Relación entre IMC con riesgo de osteoporosis y la edad en años
IMC Menos de 20 20-29 30-39 40-49
con riesgo 9,8 4,1 2,5 2,7
Sin riesgo 90,2 95,9 97,5 97,3
Tabla 8: Relación entre IMC con riesgo de osteoporosis y nivel de instrucción
IMC Sin estudios Primarios Medios Superiores
con riesgo 3,4 3,5 6,2 6,7
sin riesgo 96,6 96,5 93,8 93,3
7- Acumulación de factores de riesgo. Considerando todos los factores de riesgo
analizados en este estudio, se puede observar que la mayoría de la muestra (54%)
está expuesta a 2 o más factores de riesgo (Figura 10), no detectándose ningún
factor de riesgo en un 11,6% de las mujeres estudiadas.
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197
Figura 10.- Porcentajes de la muestra expuesta a distinto número de factores de
riesgo.
Conclusiones
La recopilación y análisis de los datos aportados por el estudio EFROME revela
las siguientes conclusiones:
1- Alta prevalencia de sobrepeso (IMC=27-30) y obesidad (IMC superior a 30) en un
40% de la muestra estudiada.
2- Elevado consumo de proteínas.
3- Consumo insuficiente de cereales y cereales integrales en un 88% de la muestra
estudiada.
4- Consumo insuficiente de legumbres y verduras en aproximadamente la mitad de la
muestra estudiada.
5- Consumo insuficiente de lácteos en un 41% de la muestra estudiada.
6- Consumo insuficiente de calcio en el 47% de la muestra estudiada, sobre todo en
edades clave en la formación del pico de masa ósea (15-30 años) y cercanas a la
menopausia (más de 40 años).
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198
7- Sedentarismo predominante sobre todo a edades mayores y en niveles menores de
instrucción.
8- Tabaquismo en un 40% de la población, pero con escasa relación con osteoporosis.
9- El 54% de la muestra estudiada acumula 2 o más factores de riesgo, lo que implica
un mayor riesgo potencial si se tiene en cuenta que la prevalencia de osteoporosis en
las mujeres españolas mayores de 70 años, según datos de la OMS, es de un 40%.
10- Por lo tanto es necesario desarrollar campañas preventivas que promuevan:
El consumo de dietas equilibradas.
Control de peso en la población.
Mayor consumo de alimentos ricos en calcio.
Organización de campañas antitabaco.
Fomentar la práctica de ejercicio físico.
NUTRICIÓN Y MUJER Osteoporosis
199
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
- Blasco et al. Directrices para el manejo de la osteoporosis en el medio asistencial
primario. Sociedad Aragonesa de Medicina Familiar y Comunitaria (1998),
Zaragoza.
- Gallar M, Maestre J. Factores de riesgo de la osteoporosis. En: Alimantación y
Sociedad, 2ª parte (Gallar M, Maestre J, Hernámdez J, eds). Excmo Ayuntamiento
de Elda (2002).
- Harada S, Rodan GA. Control of osteoblast function and regulation of bone mass.
Nature (2003) 423: 349-355.
- Mahan LK, Escott-Stump S, eds. Nutrición y Dietoterapia, de Krause (9ª ed).
McGraw-Hill Interamericana (1996), México.
- Muñoz M, Aranceta J, García-Jalón I, eds. Nutrición Aplicada y Dietoterapia.
EUNSA (1999), Navarra.
- Salas-Salvadó J, Bonada A, Trallero R, Saló ME, eds. Nutrición y Dietética Clínica.
Masson (2000), Barcelona.
- Shils ME, Olson JA, Shike M, eds. Modern Nutrition in Health and Disease (8th ed).
Williams & Wilkins (1994), Philadelphia (USA).
- Sizer F, Whitney E, eds. Nutrition. Concepts and controversies (7th ed).
West/Wadsworth (1997), Belmont (California).
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200
ÍNDICE DE AUTORES
Artacho Martín-Lagos, Reyes. Profesora Titular del Departamento de
Nutrición y Bromatología de la Universidad de Granada.
Blasco Lafarga, Cristina. Master en Alto rendimiento Deportivo, Comité
Olímpico Nacional, Alicante.
Fuentes Marhuenda, Esther. Departamento de Biología Aplicada, División de
Nutrición, Universidad Miguel Hernández, Alicante.
Gallar Pérez-Albaladejo, Manuel. Departamento de FP Sanitaria del Instituto
la Melva y Excmo Ayuntamiento de Elda, Elda, Alicante.
Guerri Sirera, Consuelo. Fundación Valenciana de Investigaciones
Biomédicas, Valencia.
Maestre Amer, Juan. Departamento de FP Sanitaria del Instituto la Melva y
Excmo Ayuntamiento de Elda, Elda, Alicante.
Martín Bermudo, Franz. Departamento de Biología Aplicada, División de
Nutrición, Universidad Miguel Hernández, Alicante.
Roche Collado, Enrique. Departamento de Biología Aplicada, División de
Nutrición, Universidad Miguel Hernández, Alicante.
Ruiz López, María Dolores. Profesora Titular del Departamento de Nutrición y
Bromatología de la Universidad de Granada.
Salmerón Sánchez, Victoria. Centro Psique de Psicología. Profesora del
Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la
UNED, Cartagena, Murcia.