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Tolerancia social Tolerancia se refiere al respeto hacia las ideas, preferencias, formas de pensamiento o comportamientos de las demás personas. La palabra proviene del latín tolerantĭa, que significa «cualidad de quien puede aceptar». El concepto surgió en Francia a finales del siglo XVI durante las guerras de religión que enfrentaron a católicos y protestantes. Designaría inicialmente la indulgencia hacia la opinión de los demás sobre los puntos del dogma que la Iglesia no consideraba como esenciales. Así, nació con un sentido peyorativo pues se trataba de soportar lo que no se podía erradicar. El sentido positivo del término se afirmó en el siglo siguiente con John Locke y Pierre Bayle y la Ilustración del siglo XVIII lo convierte en uno de sus valores fundamentales con el significado de aceptación de las otras creencias. 1 La tolerancia es un valor moral que se practica con respecto a un otro; hacia sus ideas, prácticas o creencias, independientemente de que contradigan o sean diferentes de las nuestras. En este sentido, la tolerancia es también el reconocimiento de las diferencias inherentes a la naturaleza humana, a la diversidad de las culturas, las religiones o las maneras de ser o de actuar. Por ello, la tolerancia es una actitud fundamental para la vida en sociedad. Una persona tolerante puede aceptar opiniones o comportamientos diferentes a los establecidos por su entorno social o por sus principios morales. Este tipo de tolerancia se llama tolerancia social en las personas. Por su parte, la tolerancia hacia quienes profesan de manera pública creencias o religiones distintas a la nuestra. Es un concepto relacionado con la aceptación y con la consideración ante las acciones u opiniones de otras personas cuando éstas diferentes de las propias o se contraponen al marco personal de creencias. La tolerancia se erige como un valor básico para convivir armónica y pacíficamente. No solo se trata de permitir lo que los demás digan o hagan, sino de reconocer y aceptar la individualidad y las diferencias de cada ser humano. Se considera que la tolerancia constituye la base de la buena convivencia entre personas de diferentes culturas, credos, razas, y modos de vida. 1 Generalidades Tolerancia e intolerancia Tolerancia civil Tolerancia y progreso La tolerancia según Locke Voltaire y el Tratado de la tolerancia John Stuart Mill y la defensa de la libertad de pensamiento Tolerancia religiosa El politeísmo antiguo El monoteísmo El diálogo interreligioso Véase también Referencias Enlaces externos Índice Generalidades

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Tolerancia socialTolerancia se refiere al respeto hacia las ideas, preferencias, formas de pensamiento o comportamientos de las demás personas.La palabra proviene del latín tolerantĭa, que significa «cualidad de quien puede aceptar». El concepto surgió en Francia a finalesdel siglo XVI durante las guerras de religión que enfrentaron a católicos y protestantes. Designaría inicialmente la indulgenciahacia la opinión de los demás sobre los puntos del dogma que la Iglesia no consideraba como esenciales. Así, nació con unsentido peyorativo pues se trataba de soportar lo que no se podía erradicar. El sentido positivo del término se afirmó en el siglosiguiente con John Locke y Pierre Bayle y la Ilustración del siglo XVIII lo convierte en uno de sus valores fundamentales con elsignificado de aceptación de las otras creencias.1

La tolerancia es un valor moral que se practica con respecto a un otro; hacia sus ideas, prácticas o creencias, independientementede que contradigan o sean diferentes de las nuestras. En este sentido, la tolerancia es también el reconocimiento de las diferenciasinherentes a la naturaleza humana, a la diversidad de las culturas, las religiones o las maneras de ser o de actuar.

Por ello, la tolerancia es una actitud fundamental para la vida en sociedad. Una persona tolerante puede aceptar opiniones ocomportamientos diferentes a los establecidos por su entorno social o por sus principios morales. Este tipo de tolerancia se llamatolerancia social en las personas.

Por su parte, la tolerancia hacia quienes profesan de manera pública creencias o religiones distintas a la nuestra. Es un conceptorelacionado con la aceptación y con la consideración ante las acciones u opiniones de otras personas cuando éstas diferentes delas propias o se contraponen al marco personal de creencias. La tolerancia se erige como un valor básico para convivir armónica ypacíficamente. No solo se trata de permitir lo que los demás digan o hagan, sino de reconocer y aceptar la individualidad y lasdiferencias de cada ser humano. Se considera que la tolerancia constituye la base de la buena convivencia entre personas dediferentes culturas, credos, razas, y modos de vida.1

Generalidades

Tolerancia e intolerancia

Tolerancia civil

Tolerancia y progreso

La tolerancia según Locke

Voltaire y el Tratado de la tolerancia

John Stuart Mill y la defensa de la libertad de pensamiento

Tolerancia religiosaEl politeísmo antiguoEl monoteísmoEl diálogo interreligioso

Véase también

Referencias

Enlaces externos

Índice

Generalidades

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A nivel individual, la tolerancia es la capacidad de aceptación de unasituación o de otra persona o grupo considerados diferentes. Pero no todoslos individuos están capacitados para ser tolerantes. La toleranciaindividual se manifestará en la actitud que una persona tiene ante aquelloque expresa valores diferentes a los suyos propios. También en laaceptación de una situación injusta en contra de los intereses propios o encontra de los intereses de terceras personas. Todo ello implica,evidentemente, capacidad para escuchar y aceptar a losdemás[cita requerida].

Este comportamiento social se ha dado en todas las épocas de lahumanidad y en todos los lugares del mundo como un medio paraposibilitar la convivencia. Se admite que, en general, los valores y lasnormas colectivos son establecidos por el grupo que ostenta el poderpolítico y el control social, y con ello establece, entre otras cosas, el grado de respeto o, por el contrario, la intensidad de lapersecución de la que se va a hacer objeto a la persona que exprese actitudes y conceptos diferentes o problemáticos[cita requerida].

Se considera generalmente que no hay tolerancia sin acción previa y ajena de incitación. La tolerancia es, así, un valor reactivo,impensable en condiciones previas a la convivencia e incluso a la de la convivencia problemática.2 Su antónimo, la intolerancia,puede manifestarse sin embargo con anterioridad a una incitación objetiva, a modo de programa defensivo preventivo. Latolerancia se expresa por lo general mediante una corta variedad de conductas muy similares, mientras que la intolerancia permiteuna mayor variedad de comportamientos, que van desde la ignorancia pasiva hacia el diferente hasta la persecución o elexterminio.

El término persecución ha sido usado históricamente para denotar actos de violencia indiscriminada, sean espontáneos opremeditados. La persecución entre seres humanos no se limita a grupos religiosos, étnicos o políticos. Cualquier diferenciaidentificable en apariencia o comportamiento puede servir de motor para una persecución. El fundamento tanto de la toleranciacomo de la intolerancia y la persecución es la percepción de un individuo o un grupo como diferentes. Se considera que lapersecución es la expresión de un rasgo general del comportamiento social, relacionado con el tribalismo y el ejercicio del poderpor un grupo, que busca imponer o reforzar la sumisión a otros. A menudo la persecución no es reconocida como tal por losperseguidores, sino solamente por sus víctimas o por observadores externos.3

La tolerancia es generalmente una elección dictada por una convicción, a veces condescendiente y a veces forzada penalmente.Pero también es fomentada persuasivamente por los medios de comunicación al servicio de los intereses del grupo de control, seaeste el que posee las herramientas formales de gobierno o el que, en posición de debilidad relativa de este, ejerce la oposición.

Helen Keller decía «La mejor consecuencia de la educación es la tolerancia».4 Es más difícil comprender un comportamiento yacabar aceptándolo cuanto menos conoce uno los orígenes del mismo. Si la educación, según ciertos conceptos de esta, consisteentre otras cosas en informar y dar a conocer a los alumnos los mundos ajenos a su cotidianeidad vital (a diferencia de otrasnociones pedagógicas partidarias de la experiencialidad vacía de contenidos, por ejemplo), puede, en efecto, constituirse envehículo de tolerancia, y probablemente lo viene siendo históricamente de modo implícito.

El comienzo de la tolerancia fue la base del pensamiento liberal. Su aceptación no tuvo un completo éxito en Europa, ya qué,hubo algunos países que no la pusieron a prueba.5

Protestas contra el Fundamentalismoislámico, en un mundo islámico mástolerante con todos.

Tolerancia e intolerancia

Tolerancia civil

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Puesto que las mentalidades individuales evolucionan por lo general más rápido que las leyes, a menudo se da un desfase entre lamoral social, convenida implícita y colectivamente y las leyes civiles. Así, algunas disposiciones de la ley pueden, en unmomento dado, ser reconocidas como inadecuadas y por eso, no ser aplicadas más que parcialmente o no ser aplicadas niobedecidas en absoluto. Así Georges Clémenceau decía en Au soir de la pensée, «Toda tolerancia se convierte a la larga en underecho adquirido».

Históricamente, la primera noción en el sentido contemporáneo de tolerancia es la defendida por John Locke en su Carta sobre latolerancia, que es definida por la fórmula «dejad de combatir lo que no se puede cambiar».

Desde un punto de vista social, permite aquello que es contrario a la moral o a la ética del grupo que ostenta el control social.Permite también desigualdades y diferencias dentro de la sociedad. Se trata principalmente de un comportamiento frente a unasituación que se juzga mala, pero que se acepta porque no se puede hacer otra cosa. Se pueden citar como ejemplos lassituaciones de esclavitud y tolerancia de la esclavitud a lo largo de la Historia, a pesar de las condenas a la misma por algunosgrupos que se saldaron con catastróficos enfrentamientos sociales, y ello repetidamente; la sucesión a lo largo de la Historia entreel permiso y la prohibición de abortar para las mujeres y los que las asisten; el procesamiento y posterior encarcelamiento defamilias inmigrantes por realizar prácticas tradicionales en sus hijas como la ablación genital mientras la circuncisión de los hijosvarones es tolerada (lo cual plantea de modo muy intenso el irresuelto problema planteado por J. S. Mill de los límites de latolerancia: ¿se debe ser tolerante con costumbres intolerantes, por ejemplo hacia el placer sexual femenino?); la denominadacontemporáneamente violencia de género, el asesinato de mujeres a manos de su pareja sentimental, que ha provocado en Españapor ejemplo, cambios en el código penal y campañas institucionales denominadas tolerancia cero debido, según algunos, a lafalta de movilización social ante el problema y, según otros, precisamente al hecho de tratarse España de uno de los países de laUnión Europea con cifras más bajas de este tipo de violencia (según encuesta europea realizada en todos los países de la UE), locual plantea la cuestión de si una legislación de este tipo puede implantarse con éxito en sociedades cuyo sentir colectivo no seapreviamente favorable a la misma.

Pero en todo caso, las modalidades y la eficacia de las leyes dependen de hecho de la capacidad de las instituciones para hacerque se apliquen. Por ejemplo, los decretos Jean Zay (1936) prevén la prohibición de llevar signos religiosos y políticos en lasescuelas francesas; sin embargo, la no aplicación de esos decretos ha conducido a promulgar una nueva ley sobre el mismo temaen 2004.

En el siglo XVIII, algunos de los filósofos de la Ilustración, señalaron la relaciónque existe entre una actitud de tolerancia y el progreso de los pueblos. Elprogreso en las ciencias, en la tecnología, en las leyes y costumbres solo podíadesarrollarse en un marco adecuado de respeto y proliferación de ideasdivergentes. Es algo que numerosos ilustrados señalaron reiteradamente, con laexcepción de Rousseau, cuya visión del progreso difería. Así, la concepción deprogreso desarrollada por Turgot en sus Discursos sobre el progreso humano6 parte de la idea de que el ser humano se encuentra en principio sobre el mundocomo frente a un enigma. Solo mediante la experiencia y múltiples tanteos puedellegar a hacerse una imagen clara del mundo.

El mundo es para Turgot, en efecto, enigmático:7

(...) y el hombre, cuando comienza a buscar la verdad, se encuentraen medio de un laberinto donde entra con los ojos vendados.

Tolerancia y progreso

Anne Robert Jacques Turgot, s. XVIII

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Esta idea conduce a una defensa de la tolerancia basada en la necesidad de que ésta presida una continua investigación ybúsqueda de la verdad. De hecho, este clásico defensor de la idea de progreso insiste en que todo intento de fosilización de unacultura, por muy meritoria que ésta haya mostrado ser, atenta contra la lenta pero ascendente marcha del progreso.

Tenemos, pues, que fomentar la proliferación de ideas y aceptarlas todas como pasos necesarios en la construcción de la verdad.8

Así, a fuerza de tantear, de multiplicar los sistemas, de agotar –por decirlo así– los errores, se llegafinalmente al conocimiento de un gran número de verdades.

Esta idea reaparece en todos los representantes de la Ilustración: la necesidad de una tolerancia generalizada que permita eldesarrollo de las ciencias y/o el progreso.

En la Carta sobre la tolerancia de Locke, se defiende de modo tajante la separación radical entre la religión y el Estado. Elestablecimiento de un imperio de la tolerancia implicaba la crítica a ciertas estructuras sociales y políticas. En este sentido, sudefensa de la tolerancia va pareja a un fuerte espíritu crítico o al ataque contra el fanatismo de los gobiernos e Iglesias, estoresulta especialmente relevante en Voltaire.

En el siglo XX, la necesidad de una amplia tolerancia para poder hablar deprogreso en las culturas la ha desarrollado Levi-Strauss en sus ensayos Raza ehistoria y Raza y cultura.9 Aunque este autor advierte que no existe un progresoen términos absolutos, sino tan solo en relación a los criterios particulares dequien juzga acerca de su existencia.10

(...) el progreso no es más que el máximo de los progresos en elsentido predeterminado por el gusto de cada uno.

En realidad, el esfuerzo creador y la invención, que caracterizan la noción actualde progreso, son propios de todos los pueblos. Prueba de ello es que numerosos inventos proceden de culturas no occidentales.11 Esto es así porque las formas más llamativas de culturas acumulativas (las que más claramente parecen progresar) no han sidoculturas aisladas, sino culturas que combinan voluntaria o involuntariamente sus juegos respectivos (es decir, investigaciones eindagaciones en la naturaleza y la tecnología, por ejemplo) y se coaligan con otras. La posibilidad de progreso dependerá delnúmero y diversidad de culturas que juegan en común. Todos los puntos de vista, todas las culturas, han de colaborar para queexista progreso. En este sentido, nuestro autor concluye que todas merecen ser toleradas en su originalidad, en cuanto representanjuegos únicos. La tolerancia tiene el sentido de fomentar esta particularidad, como aportación original a las demás.12

El progreso solo es posible concebirlo si existe relación e intercambio entre culturas que, no obstante, deben mantener sus propiaspeculiaridades. En este sentido, todas las culturas participan de un progreso y acumulan descubrimientos. En el supuesto de queuna no lo hiciera, sería como consecuencia de su total aislamiento.

Afirma Levi-Strauss:

(...) la historia acumulativa es la forma de la historia característica de estos superorganismos socialesque constituyen los grupos de sociedades, mientras que la historia estacionaria –si existe de verdad–sería la marca de ese género de vida inferior, que es el de las sociedades solitarias.

El progreso no es, por tanto, patrimonio de una sola cultura (como se ha creído, de manera etnocéntrica), sino que se danecesariamente entre varias(...) no es la propiedad de ciertas razas o de ciertas culturas que se distinguirían así de las otras.13

Claude Levi-Strauss

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Es necesaria la coalición de las diversas culturas, que se comuniquen y, en cierto sentido, se unan, pero que a la vez queinteraccionan mantengan las diferencias, las peculiaridades que les son propias a cada una. La civilización mundial no podría serotra cosa que la coalición, a escala mundial, de culturas que preservan cada una su originalidad, Ib., 97.

Estas reflexiones de Levi-Strauss le llevan a caracterizar la tolerancia de este modo:12

(...) no es una posición contemplativa que dispensa las indulgencias a lo que fue o a lo que es; es unaactitud dinámica que consiste en prever, comprender y promover aquello que quiere ser. La diversidadde las culturas humanas está detrás de nosotros, a nuestro alrededor y ante nosotros. La única exigenciaque podríamos hacer valer a este respecto (...) es que se realice bajo formas, de modo que cada una deellas sea una aportación a la mayor generosidad de los demás.

Desde los años 1950, la tolerancia se define generalmente como un estado mental de apertura hacia el otro. Se trata de admitirmaneras de pensar y actuar diferentes de aquéllas que uno mismo tiene. A nivel individual, y en una sociedad utópica libre, paraque haya tolerancia, debe haber elección deliberada. Solo se puede ser tolerante con aquello que uno puede intentar impedir. Laaceptación bajo constricción es la sumisión.

Al final de su defensa del intercambio cultural, Levi-Strauss se manifiesta fundamentalmente pesimista, pues considera que lasfricciones y conflictos interculturales parecen responder a múltiples y complejas causas que las convierten en inevitables.14 Deeste modo, los contactos interculturales no siempre son tan productivos y, desgraciadamente, pueden generar serios conflictos;pero no por eso hemos de renunciar a apelar a la razón para demostrar las ventajas consecuentes del respeto y la aceptación delotro. Y si por si esto fuera poco, la gravedad de los posibles conflictos podría conducirnos al suicidio colectivo, en este mundomulticultural y dinámico, según el autor suizo.

Locke elaboró una de las más famosas y clásicas defensas de la tolerancia, enuna obra que dio mucho que hablar en su tiempo. En la citada obra, desarrollauna serie de argumentos a favor de la tolerancia de los gobiernos; argumentosque en algunos aspectos aún se puede considerar que tienen una enormevigencia. Se trata de la Carta sobre la tolerancia, escrita en 1685.15 Esta obra,como la naciente idea de tolerancia, resulta estrechamente vinculada alsurgimiento del mundo moderno; representa la expresión y el reflejo de unaconcepción del estado que ha desembocado en las actuales democraciasliberales, las cuales reposan sobre la libertad de los individuos; libertad que se hade materializar, entre otras cosas, en la posibilidad de mantener cualquiera de loscultos religiosos. De hecho, el propósito estricto de la Carta fue fundamentarsobre bases firmes la libertad religiosa.

Pues bien, frente a ello, el modelo de estado democrático liberal, nacido con laModernidad, considera necesario establecer una serie de libertades en losindividuos, dentro de las cuales está la libertad religiosa, hoy, equiparable a lalibertad de conciencia. Resulta inseparable la defensa de la tolerancia como consentimiento del surgimiento de este tipo de estado.La lucha contra la intolerancia y, consecuentemente, la consagración de la libertad religiosa y de conciencia como un derechopolítico, ha estado ligada históricamente al proceso de constitución del Estado democrático liberal, uno de cuyos elementosintegrantes es el reconocimiento de la personalidad individual como origen, fin y limitación de la actividad estatal.

La tolerancia según Locke

John Locke en 1697

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Pedro Bravo Gala, en la introducción a la edición citada de la obra de Locke, también señala que la marcha hacia la toleranciaaparece ligada a la marcha hacia la idea de libertad y la eliminación de coacciones por parte de los estados. En esta realizaciónhistórica de los principios individualistas, fueron hitos la Reforma Protestante, las revoluciones inglesa y americana y francesa yla Ilustración. Estos principios se resumen en la idea de libertad personal, que considera un dominio de acción exclusivo delindividuo, inmune a la acción del poder político. Se defiende, desde esta perspectiva, la reducción al mínimo del grado decoacción ejercido por el estado y su influencia en la vida del individuo. Dentro de este ámbito, exclusivamente individual, seubica la creencia religiosa. Esta tolerancia ligada a lo religioso, acabará estándolo a la libertad personal en todas las esferas,además de la religiosa, que no afecten al prójimo. La tolerancia, una vez desborde el campo de lo religioso, acabará íntimamentevinculada a la libertad de pensamiento.

Pero la realización práctica de la tolerancia, en un primer momento, se dio cuando grupos religiosos dominantes dejaronmanifestar su diferencia al disidente, renunciando a imponer sus puntos de vista. Esto implica la separación de la política y la vidareligiosa; el estado solo ha de intervenir en lo público. Lo religioso, como perteneciente al ámbito de lo privado, deja de ser de suincumbencia. Esta será la idea fundamental de la Carta; la separación entre la Iglesia y el Estado, entre el Trono y el Altar. Ladefensa de la tolerancia hecha por Locke, por tanto, deriva de su filosofía política, la cual propugna un modelo de estado cuyasfunciones son tan solo preservar la vida, libertad y propiedades de sus ciudadanos. El camino para ser feliz o adorar a Dios quecada uno escoja no pertenece al ámbito de la regulación estatal. Pero veamos los argumentos desarrollados en la Carta, de modomás analítico.

Comienza esta obra con la aseveración La tolerancia es la característica de la verdadera Iglesia (pág. 3). La coacción paraconvertir no es algo que se desprenda del mensaje cristiano, sino la caridad y la virtud. No se puede "amar" persiguiendo yatormentando. Más bien, del cristianismo se desprende todo lo contrario:

la tolerancia de aquellos que difieren de otros en materia de religión se ajusta tanto al Evangelio deJesucristo y a la genuina razón de la humanidad, que parece monstruoso que haya hombres tan ciegoscomo para no percibir con igual claridad su necesidad y sus ventajas

(pág. 8)

.

Esta sería la justificación teológica de la tolerancia religiosa, en la que Locke usa el sentido del propio cristianismo para justificaruna tolerancia de raíz cristiana.

El argumento más poderoso parte de la separación de lo civil y lo religioso. Locke insiste en descubrir el engaño que suponecometer maldades encubriéndose en el interés general o en la religión. No debe ser esa la actuación o función del Estado. Másbien, éste es una sociedad de hombres constituida solamente para procurar, preservar y hacer avanzar sus propios intereses deíndole civil (pág. 8). El magistrado ha de velar por estos intereses de manera justa, pero no es de su competencia la salvación delas almas, porque:

1. El cuidado de las almas no está encomendado al magistrado civil ni a ningún otro hombre (pág. 9), ni por Dios nipor los otros hombres.

2. Su poder no alcanza el ámbito de la creencia, pues todo lo más que se puede hacer en este terreno espersuadir, pero no mandar. No es posible mandar que se crea algo; los castigos no son eficaces para producir lafe verdadera. La fe no es fe si no se cree (pág. 10).

3. Si el magistrado tuviera que ver en las cuestiones de salvación, los hombres deberían su felicidad o su miseriaeternas a los lugares donde hubieran nacido (pág 12), quedando descartada la responsabilidad del propioindividuo.

Y si no es labor del magistrado coaccionar para convertir a la religión, tampoco lo es de la Iglesia, la cual es una sociedad libre yvoluntaria (pág. 13) que no debe ejercer autoridad. Al menos, Cristo nunca lo dijo. Afirma nuestro filósofo: yo no comprendocómo puede llamarse Iglesia de Cristo una Iglesia que esté establecida sobre leyes que no son de Él (...) (pág. 16). Cristo jamás

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expresó que hubiera que perseguir para convertir. En todo caso, se puede exhortar y aconsejar, e incluso expulsar de la Iglesia,pero nada más. Ejercer la fuerza solo le corresponde al magistrado, quien tampoco la debe emplear para algo más que paragarantizar las libertades.

¿Hasta dónde se extiende el deber de tolerancia y en qué medida obliga a cada uno? Locke aborda el tema de los límites de lotolerable en cuatro puntos:

1. Ninguna Iglesia está obligada en virtud del deber de tolerancia a retener en su seno a una persona que, despuésde haber sido amonestada, continúa obstinadamente transgrediendo las leyes de la sociedad (pág. 18). Nuncacabe el uso de la fuerza o el castigo, pero sí se justifica la expulsión del propio seno de quien no se amolda a lasreglas de la sociedad eclesiástica.

2. Ninguna persona privada tiene derecho alguno, en ningún caso, a perjudicar a otra persona en sus goces civilesporque sea de otra Iglesia o religión (pág. 18). La tolerancia no Solo debe ejercerla el magistrado, sino laspropias Iglesias entre sí, pues el poder civil no les corresponde. Solo el poder civil puede coaccionar, perotampoco puede hacerlo para obligar a seguir una religión determinada. Resulta intolerable, por tanto, quienprocure emplear la fuerza para coaccionar en materia religiosa.

Quien debe decidir qué Iglesia es la verdadera es solo Dios. No se puede saber cuál lo es, y aunque se supiera, la verdaderaIglesia no tendría derecho a destruir a la otra. En esto, Locke propugna una amplia libertad religiosa:

Nadie, (...), ni las personas individuales ni las Iglesias, ni siquiera los Estados, tienen justos títulos parainvadir los derechos civiles y las propiedades mundanas de los demás bajo el pretexto de la religión

Pág. 22

.

Esto es porque

Ni la paz, ni la seguridad, ni siquiera la amistad común, pueden establecerse o preservarse entre loshombres mientras prevalezca la opinión de que el dominio está fundado en la gracia y que la religiónha de ser propagada por la fuerza de las armas

Pág. 23

.

Lo cual quiere decir que nunca habrá paz mientras no haya tolerancia. Éste es uno de los principales motivos esgrimidos pornumerosos pensadores para pretender la universalización de un espíritu de tolerancia que englobe diversos aspectos.

3º. La autoridad de los curas no puede ir más allá de lo estrictamente religioso: La Iglesia en sí es una cosa absolutamentedistinta y separada del Estado (pág. 23). En esta idea se soporta todo argumento a favor de la tolerancia. Si se mezclan Iglesia(Religión) y Estado, si el Estado asume funciones religiosas, será imposible que tengamos una sociedad tolerante, por lo menosen lo religioso. Con este espíritu, las constituciones de los actuales estados democráticos declaran la aconfesionalidad de losmismos. Si un estado es confesional, las libertades no están garantizadas, en la medida en que se impone un modo de vida. Latolerancia política requiere un Estado neutral en cuanto a religión se refiere.

4º. Nuevamente insiste Locke: El cuidado de las almas no corresponde al magistrado (pág. 26). No se puede salvar a loshombres contra su voluntad y, además, la mayoría de las veces las discrepancias lo son en cuestiones frívolas. Cuál sea el caminocorrecto lo dilucida cada hombre en privado. Sea o no por consejo de una Iglesia, si no hay íntima convicción, no hay salvación.Solamente la fe y la sinceridad interior procuran la aceptación de Dios (pág. 33).

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En suma, todo el razonamiento de Locke se basa en la separación de lo civil y lo religioso. El bien público es la regla y medida detoda actividad legislativa (pág. 35). Esto quiere decir que el Estado solo debe prohibir aquello que perjudique a terceros. Es ciertoque no debe permitir las opiniones contrarias a la sociedad humana o a las reglas morales necesarias para la preservación de lasociedad civil, pero normalmente, este no es el caso de las religiones. El papel de las leyes no es cuidar de la verdad de lasopiniones, sino de la seguridad del Estado y de los bienes y de la persona de cada hombre en particular (pág. 48). La perdiciónde un alma no conlleva perjuicio a terceros. Si el Estado se inmiscuye en la "salvación" de sus súbditos, si obliga en materiareligiosa, la paz no está garantizada. En cambio, «Los gobiernos justos y moderados están tranquilos en todas partes, y en todaspartes seguros, pero la opresión levanta fermentos y hace a los hombres luchar para liberarse de un yugo molesto y tiránico» (pág.65).

En síntesis, no se debe intervenir o coaccionar en asuntos religiosos. Esto se justifica a partir de varios argumentos:

1. Un argumento político: Los males de la sociedad provienen de la intolerancia, no de la división. No es necesariala unidad de fe y culto para mantener el orden; aún más, la tolerancia es lo que garantiza la paz social.

2. Varios argumentos teológicos:

1. La Iglesia es una sociedad libre y voluntaria.2. La creencia y el culto han de ser sinceros.3. La persecución es anticristiana.

3. Un argumento racionalista: La conciencia es incoaccionable. Se ha de aceptar, además, la natural ignoranciahumana ante la oscuridad del mundo y se ha de confiar en las virtudes de la discusión para descubrir la verdad.Esta idea la desarrollará principalmente, en el pensamiento liberal, John Stuart Mill.

La tolerancia por respeto al individuo se podría formular como:

No estoy de acuerdo contigo, pero te dejo que lo hagas por respetoa las diferencias.

La tolerancia para la defensa de un ideal de libertad, está perfectamente ilustradapor una célebre citación atribuida de manera apócrifa a Voltaire, pero que enrealidad fue utilizada por la escritora S. G. Tallentyre –seudónimo de EvelynBeatrice Hall– como ilustración de las creencias de Voltaire en la biografía queescribió de él.: No estoy de acuerdo con lo que me dices, pero lucharé hasta elfinal para que puedas decirlo.

Las citas de Voltaire se han extraído de la siguiente edición del Tratado de latolerancia: Editorial Crítica, Barcelona, 1992. Y del Diccionario de filosofía,Akal, Madrid, 1985.

Otro autor de la Ilustración, además de Locke, que abordó directamente la problemática de la tolerancia fue Voltaire (1694-1778).A través de su Tratado de la tolerancia y en los artículos Fanatismo y Tolerancia de su Diccionario filosófico nos encontramoscon argumentos que confirman y complementan la defensa de la tolerancia hecha por Locke. También, aunque de menorimportancia, escribió un extenso poema sobre la tolerancia: La Henriade, en 1723, donde critica el fanatismo y sus trágicasconsecuencias.

Voltaire representa el ala radical de la Ilustración francesa. Su obra significa la última consecuencia del espíritu crítico ilustrado.Se debate entre el optimismo y la confianza en el ser humano, por un lado, y la desesperación ante la estupidez humana que locontradice. Esta estupidez solo podrá curarse con la Ilustración, esto es, con la supresión del prejuicio y la aplicación de la razón

Voltaire y el Tratado de la tolerancia

Voltaire

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crítica a las costumbres sociales, la política y el conocimiento. En esta línea sedesarrolla la defensa de la tolerancia que esboza en su tratado. No obstante, enoposición a Leibniz (con cuyo exagerado optimismo se enfrenta directamente) ya Rousseau, no elimina un marcado pesimismo que le lleva a reconocer laexistencia y predominio del mal, ante lo cual la razón se debate impotente. Estono le impide apelar a ella, a la sana razón humana, para que intervenga en lalucha a favor del bien. Esta lucha es la del mal contra el bien, del saber contra laignorancia, de la prudencia contra el fanatismo.

En el Tratado, Voltaire parte del asunto de Calas, un caso real de persecucióndesatada contra una familia de calvinistas franceses. En 1762 fue ejecutado elcomerciante Juan Calas, bajo la falsa acusación de haber asesinado a su hijoporque éste pretendía convertirse al catolicismo. Alrededor de este asunto, sedesarrolló una trama de sucesos, narrada por Voltaire, donde se puso demanifiesto una vez más la intolerancia y el fanatismo de la misma sociedad quelos ilustrados querían "salvar" desde la razón y su hermana gemela, la libertad.Ante tales acontecimientos, nuestro autor exclama Parece que el fanatismo,indignado por el éxito de la razón, se vuelve contra ella con más rabia (pág. 15).

Pues bien, afirma, mientras existan pueblos y gobernantes intolerantes, habrá guerras, tumultos y, por tanto, desgracia. Por elcontrario, la tolerancia proporciona paz y prosperidad a la sociedad. En este sentido, escribe: (...), esa tolerancia jamás produjoguerras civiles; la intolerancia ha convertido la tierra en una carnicería (pág. 33). La tolerancia se presenta como principio parala convivencia, como único modo de vivir en paz y libremente:

(...) y el gran principio, el principio universal de uno y otro, está en toda la tierra: 'No hagas lo que noquieras que te hagan'. Pues bien, si se sigue este principio no se advierte cómo un hombre puede decir aotro: 'Cree lo que yo creo y que tú no puedes creer o morirás'

Pág. 39.

La intolerancia se opone a cuanto de racional hay en el hombre y nos acerca a las fieras:

(...) el derecho de intolerancia es absurdo y bárbaro; es el derecho de los tigres; es mucho más horribleaún, porque los tigres no se destrozan sino para comer, y nosotros nos hemos exterminado por unasfrases

Pág. 40.

Voltaire apela a la Historia para demostrar que (...) de todos los pueblos civilizados de la antigüedad, ninguno cohibió la libertadde pensamiento (pág. 41).

Argumenta, como ya había hecho Locke, que la persecución intolerante es incoherente con el verdadero espíritu cristiano, lo quecontradice la trayectoria de fanatismo que la Iglesia ha mantenido durante siglos. «Si no me engaño, hay muy pocos pasajes enlos Evangelios, de los que el espíritu perseguidor haya podido inferir que la intolerancia y la coacción son legítimas» (pág. 85).Voltaire comenta y cita numerosos episodios bíblicos que apoyan esta idea. En el Diccionario filosófico, afirma: «De todas lasreligiones, la cristiana es, sin duda, la que tiene que inspirar más tolerancia, aunque hasta aquí los cristianos hayan sido los másintolerantes de todos los hombres» (pág. 497).

Jean-Baptiste Rousseau

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Donde no hay razón, abunda la intolerancia. Queremos resaltar el énfasis pionero que pone en ello nuestro filósofo. De lasuperstición, nace el fanatismo. Existe, por tanto, una estrecha relación entre la tolerancia y el espíritu crítico y racional que nosconduce al conocimiento del mundo y de nosotros mismos; como conclusión de su Tratado, Voltaire lo afirma:

Sólo los espíritus razonables piensan noblemente; cabezas coronadas, almas dignas de su rango, handado grandes ejemplos en esta ocasión. Sus nombres serán señalados en los fastos de la filosofía, queconsiste en el horror a la superstición, y en esa caridad universal que Cicerón recomienda: Charitashumani generis. Esa caridad, cuyo nombre se ha apropiado la teología, como si sólo a ella perteneciese,pero cuya realidad ha proscrito con frecuencia. Caridad, amor al género humano; virtud desconocida delos embaucadores, de los pedantes que argumentan y de los fanáticos que persiguen

(pág. 171).

Otro motivo, que se suma a los ya expuestos, para fomentar una actitud tolerante es la evidencia de que somos seres imperfectos,a quienes cuesta hallar verdades. En el Diccionario filosófico afirma en este sentido: Todos estamos modelados de debilidades yde errores. Perdonémonos las necedades recíprocamente, (...) (pág. 494) (...) tenemos que tolerarnos mutuamente, porque somosdébiles, inconsecuentes y sujetos a la mutabilidad y al error (pág. 501).

Por último, es muy digno de mención, además de la justificación de la tolerancia que desde su espíritu comprometido e ilustradoacomete, el sentido profundo de un lema que él hizo famoso: Écrasez l´infâme! (¡No dejes de pisotear al infame!). Lo podemosparafrasear como no toleres jamás la intolerancia. Es decir, la propia tolerancia apunta hacia unos límites que no puede traspasar,so pena de dejar de serlo.

John Stuart Mill escribió la que podría considerarse una de las mejores defensasde la tolerancia y la libertad de pensamiento que jamás se hayan hecho. Se tratadel ya clásico escrito Sobre la libertad, elaborado en 1859.16 Vamos a resumirbrevemente las ideas que en él se contienen, destacando como aspecto novedosoy superador de anteriores concepciones de la “tolerancia” las relacionesexistentes entre tolerancia y libertad.

En la introducción, afirma J. S. Mill que, al escribir esta obra, lo mueve lapretensión de ocuparse de la libertad en su sentido político, es decir, de loslímites que se han de poner al poder de la sociedad sobre el individuo. Esta esuna pretensión, nos dice, que se ha tenido en todas las épocas, desde los tiemposen los que era necesario protegerse de los excesos de una tiranía, hasta aquellosen los que es la mayoría, en un gobierno democrático, quien ejerce su opresión.Esto es así porque no siempre quien gobierna representa verdaderamente alpueblo gobernado.

El pueblo que ejerce el poder no es siempre el mismo pueblo sobreel cual es ejercido (...). El pueblo, por consiguiente, puede desear oprimir a una parte de sí mismo, y lasprecauciones son tan útiles contra esto como contra cualquier otro abuso del Poder

Pág. 59.

En este sentido, también la mayoría puede ejercer su tiranía. Habría, por tanto, que colocar un límite, y más sabiendo que

John Stuart Mill y la defensa de la libertad de pensamiento

John Stuart Mill, ca. 1870

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(...) los gustos o disgustos de la sociedad o de alguna poderosa porción de ella, son los que principal yprácticamente han determinado las reglas impuestas a la general observancia con la sanción de la ley ode la opinión

(P. 62).

La opinión de Mill es que el gobierno solo se halla legitimado para intervenir si hay que evitar daños a terceros; el propio bien dela persona, físico o moral, no es justificación suficiente. Esta es su respuesta a las acciones emprendidas por numerososgobiernos, a lo largo de la historia, a fin de garantizar la salvación eterna de los súbditos. Cuando Locke afirmaba que el Estadono tiene autoridad en cuestiones religiosas, nos estaba planteando por adelantado esta idea política que desarrollará Mill. Denuevo, la tolerancia gubernamental nos viene asociada a la separación del poder del ámbito privado de la vida de los ciudadanos.Este ámbito incluye las decisiones respecto a la propia felicidad, que solo conciernen a los propios individuos. Cada uno,defiende Mill, es soberano de sí mismo. En un marco histórico adecuado, por tanto, se ha de dar la libertad como posibilidad delabrarse el propio camino de la felicidad, sin ser obligados a vivir a la manera de otros, y sin que privemos a otros de seguir sucamino. Resulta fundamental esta distinción, ya vista en Locke, entre una esfera pública y otra privada en la sociedad.

Acto seguido, Mill desarrolla por extenso una excelente defensa de la libertad de pensamiento y discusión. Esta libertad se basaríaen el respeto a las opiniones ajenas y a la expresión de las mismas. Se opone nuestro autor a todo tipo de censura, que no conducesino a la conversión de lo defendido en dogma, a una cristalización o congelación del pensamiento cuya consecuencia es elalejamiento de la verdad, ya que ésta requiere la batalla con sus contrarios para ser profundizada. Esta es una de las consecuenciasnegativas de la intolerancia. La censura, como manifestación de la intolerancia, no solo no es buena para el progreso, sino que escausante de terribles errores, ya que aleja del auténtico modo de conocer las cosas. Apoya Mill esta tesis en la historia y muestraque para que la verdad prospere ha de darse la discusión libre (La especulación libre y audaz sobre los problemas más elevados)y el respeto a todas las opiniones. «Solo a través de la diversidad de opiniones puede abrirse paso la verdad» (pág. 114) Para ellibre desenvolvimiento del genio, por tanto, es preciso garantizar la libertad, de manera que la diversidad sea tolerada e integradaen el común debate que garantiza la paz y el progreso.

El planteamiento de Mill para justificar la tolerancia como medio de asegurar nuestro camino hacia la verdad, se basa en unatriple posibilidad: Que la opinión aceptada pueda ser falsa y, por consiguiente, alguna otra pueda ser verdadera, o que siendoverdadera sea esencial un conflicto con el error opuesto para la clara comprensión y profundo sentimiento de su verdad (pág.111). La tercera posibilidad es que ambas perspectivas tengan algo de verdaderas. En cualquier caso, la censura de las opinionesajenas se opone al progreso (entendiendo éste como el crecimiento de conocimientos acerca del universo y sus consecuenciaspráctico-morales), pues atenta contra la búsqueda racional de verdades. La verdad solo puede desvelarse en un marco detolerancia donde tengan cabida diversas perspectivas. Esto constituye una utilidad racional o epistemológica de la tolerancia.

La tolerancia, en efecto, tiene una de sus principales justificaciones en que resulta imprescindible para el conocimiento. Siqueremos saber, hemos de estar dispuestos a aprender de los demás y a cuestionar nuestra opinión. En esto radica el talantetolerante. Este carácter no es sino el de quien sabe escuchar a los demás y dialogar con ellos sin más pretensión que la búsquedade la verdad. Para ello, resulta necesaria la autenticidad y la lealtad en la discusión. Si se discute con otras pretensiones, noestamos buscando verdades ni siguiendo las reglas de una discusión racional.

Las consideraciones expuestas conducen, de modo ineludible, a la exaltación de la particularidad y así lo hace nuestro autor. Espreciso respetar lo concreto, en la medida en que participa de una parte de verdad. Frente a las concepciones esencialistas quetratan de imponer una única perspectiva a la diversidad y ven mal la multiplicación de modos, Mill afirma que (...) la diversidadno es un mal, sino un bien (pág. 126). Por ello la valora: (...) El libre desenvolvimiento de la individualidad es uno de losprincipios esenciales del bienestar (pág. 127). Esta individualidad puede ser la manifestada por una joven generación respecto ala precedente. Es un hecho que no somos seres mecánicos que imitan y siguen ciegamente una costumbre. Por eso, la juventuddebe usar e interpretar a su manera particular lo recibido. Hay que resaltar y defender la originalidad, cuidando de que la sociedadno la sofoque, como ocurre con todo tipo de despotismo. En relación a esto, Mill nos dice que «es solo el cultivo de la

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individualidad lo que produce, o puede producir, seres humanos bien desarrollados» (pág. 136). Para ello es preciso un entorno delibertad, para que el genio se desenvuelva sin ataduras. En esto se fundamenta la valoración de la diversidad y la justificación dela tolerancia hacia los modos singulares de la existencia.

En los capítulos posteriores de su obra, Mill apunta a una serie de consideraciones que giran en torno a la problemática acerca delos límites de la tolerancia; es decir, ¿hasta dónde se puede permitir la libertad de acción por parte de los individuos?- ¿Hasta quépunto debemos tolerar y cuándo no? Básicamente, la respuesta de nuestro autor es que siempre podemos actuar, mientras noperjudiquemos los intereses del otro. Es decir, en lo que concierne exclusivamente a uno mismo, nadie debe intervenir. Laintervención del Estado solo se justifica cuando una acción tiene repercusiones en otras personas. Se puede y debe tolerar todo,siempre y cuando lo tolerado no se muestre, a su vez, intolerante. Es en ese punto donde ubicamos los límites de la tolerancia.

Como vemos, la tolerancia se relaciona estrechamente con la libertad. De hecho, su defensa aparece vinculada al liberalismopolítico, movimiento ideológico que aboga por las libertades individuales y del cual J.S. Mill es un representante. Conposterioridad, y actualmente, la defensa de la tolerancia se conecta con la apuesta democrática por el respeto a las ideas o rasgosde los demás que no compartimos, teniendo un componente solidario que falta al individualismo liberal. En todo caso, latolerancia aparece como algo propio del sistema político democrático, y, por el contrario, como algo fundamentalmente opuesto alos sistemas totalitarios que pueden albergar actitudes racistas, xenófobas o violentas. El adelanto de Mill respecto a Locke estribaen la exaltación expresa de la diversidad. En efecto, la pluralidad es una característica de la naturaleza humana, y oponerse a ellaes irracional e inmoral. De su obra se desprende que es preferible mantener la autonomía más que el acierto en la elección. A lalarga, la autonomía garantiza el progreso.

La tolerancia religiosa es una actitud adoptada ante confesiones de fe diferentes o ante manifestaciones públicas de religionesdiferentes. Ejemplo, el edicto de Tolerancia de 1786 (Francia) autoriza la construcción de lugares de culto para los protestantescon la condición de que su campanario sea menos alto que el de las iglesias católicas.

La secta, es la Iglesia del otro, André Comte-Sponville, Diccionario de filosofía.

Hay que diferenciar tres dominios de tolerancia religiosa. En primer lugar, la tolerancia inscrita en los textos sagrados a los que lareligión se refiere. Después, la interpretación que las autoridades religiosas han hecho de ella. Y por fin, la tolerancia del fiel, que,aunque guiado por su fe, no por ello permanece menos individual.

A pesar de que cada religión haya evolucionado más o menos independientemente, se constatan tres grandes tendencias ligadas atres grandes periodos de la historia.

En el politeísmo antiguo (antes de la era cristiana), con frecuencia se constatan intercambios de divinidades de un panteón al otro,en particular en Europa del Norte y en Oriente Próximo. Podemos citar por ejemplo el caso de la civilización del antiguo Egipto,para el cual la tolerancia religiosa era un pilar (salvo durante el periodo de Akhenaton) y en cuyo país se albergó, en numerosasépocas, templos de divinidades extranjeras (Baal, Astarté, etc.). Lo mismo para Roma con la adopción de la diosa Isis.

No se puede hablar de tolerancia en el caso del panteón romano cuyo culto se confunde con el de la ciudad, y del emperador apartir de Augusto.

Por un lado la religión no se concibe como una expresión de la relación de un individuo con una divinidad, sinocomo la relación de un individuo con la sociedad romana en la cual el mismo debe integrarse, o también como larelación de una ciudad a su destino (Louis Gernet, la religión romana, Albin Michel). Los Viejos Romanos soloconocen una religio: la suya; pero, seguidamente, la cultura romana se heleniza y se abre a cultos muydiferentes del mos maiorum (la costumbre); los otros cultos, si no se pueden captar (procedimiento de captatio)son considerados como superstitio. En la época de los apologistas, Celso testifica que no se trata, en lo que

Tolerancia religiosa

El politeísmo antiguo

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concierne al cristianismo, de tolerancia como apertura a los valores de otro, sino de tolerancia a aquello que nodestruye el orden público. Solo el judaísmo se beneficia del estatus de religio licita al lado de la religión nacional.La importación de los cultos orientales (Isis, Mithra, etc.) por los soldados romanos que han partipado en lasbatallas orientales, representa al contrario una modificación del sentimiento religioso. No se trata de intercambiode divinidades sino de considerarse como devoto de Isis lo cual no impide la participación en los cultos urbanos.En cierta forma, el culto de Isis sustituye a las divinidades familiales para el soldado errante.

Solamente en el 311 un edicto de tolerancia, el edicto de Milán decreta la libertad de todos los cultos.

Con el desarrollo del monoteísmo (judaico, cristiano, e islámico) aparece la noción de exclusividad de lo divino.

Judaísmo: No tendrás otro dios frente a mí. (Éxodo 20,3).Cristianismo: Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. (Símobolo de los Apóstoles,siglo II)

Catolicismo: en 392 Ambrosio de Milán obtiene de Teodosio II un edicto que autoriza la ejecución dejudíos, paganos y heréticos.Protestantismo: Diremos que se debe permitir la libertad de consciencia? De ninguna manera, si se tratade la libertad de adorar a Dios cada uno a su manera. Es un dogma diabólico., Teodoro de Beza, 1570.En esto Teodoro de Beza es un excelente testigo de los primeros 150 años del protestantismo que fuerontan autoritarios como el catolicismo. Sin embargo, el giro tuvo lugar con John Locke y su carta sobre latolerancia interviniendo en el conflicto entre la corriente calvinista y dogmática, y los Remostrantes.

Islam: No hay más Dios que Alá pero también sin constricción en religión (Corán 256/2).

Se entiende pues que la tolerancia no es una virtud intrínseca de tal o cual religión sino que depende de la elección de susindividuos y de sus jerarquías así como de su capacidad para asociarse con un poder.

Así mismo la tolerancia no siempre ha existido. Ya Platón, según un rumor del que se hizo eco Diógenes Laercio, habría queridoquemar en la plaza pública las obras de Demócrito. La apertura de la cultura griega a las culturas exteriores y el diálogo continuode los filósofos entre ellos han generado un clima intelectual tenso pero propicio a los intercambios y a la reflexión. El la filosofíade las luces la que transforma aquello que parecía una debilidad para san Agustín de Hipona, teórico de la persecución legítima,tal y como lo presentaba Bossuet.

En el símbolo del giro es esta frase de Voltaire: no me gustan tus ideas pero lucharé para que puedas expresarlas. Se constituyeentonces un movimiento intelectual que lucha contra las intolerancias del cristianismo: De todas las religiones, la cristiana es sinduda la que debe inspirar mayor tolerancia, aunque hasta ahora los cristianos hayan sido los más intolerantes de todos loshombres. (Diccionario filosófico, artículo Tolerancia 7).

El desarrollo de las ciencias religiosas en la filosofía alemana del siglo XIX ha permitido el establecimiento de un saber laicosobre el fenómeno religioso que es percibido como una amenaza por las religiones. Tal fue la apuesta de la crisis modernista, tales aún la apuesta de bastantes conflictos que tiene algo que ver con el fenómeno religioso.

Los medios de transporte y de comunicación de siglo XIX y del siglo XX han permitido intercambios culturales que no facilitantanto el diálogo interreligioso. La democratización del viaje se hace por el método del viaje organizado que raramente permite unencuentro con el autóctono. Por el contrario, los intercambios de estudiantes, hasta ahora reservados a las clases superiores de lospaíses desarrollados, podrían mejorar la situación por medio de subvenciones europeas, tales como el Programa Erasmus.

Por el hecho de que la mayoría de las religiones tienen vocación para enseñar solo aquello que cree verdadero, designando portodas las variantes de lo falso a todo aquello que no han expresado ellas mismas (método de los epiciclos copernicianos descritopor primera vez en el dominio religioso por John Hick en God Has Many Names (1987) y popularizado desde entonces por Régis

El monoteísmo

El diálogo interreligioso

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Debray en El Fuego sagrado: Función de lo religioso, Fayard, 2003), no se puede decir que la cultura religiosa del Europeomedio haya avanzado mucho.

La reflexión sobre la verdad religiosa, a pesar de estar bien descrita por Michel de Certeau s.j. en La invención de los cotidiano, t.II: maneras de creer no ha sido retomada por religión alguna. El creyente ignora pues lo sagrado de los demás y exige de esosmismos demás la reverencia para aquello en lo que él cree, reverencia que él por su parte no está dispuesto a manifestar hacia susinterlocutores.

LibertadConflicto socialNormaDiscriminaciónFanatismoIntoleranciaDiálogoFilosofía políticaKshanti es el concepto budista de la tolerancia.Paradoja de la toleranciaDía Internacional para la Tolerancia

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10. LEVI-STRAUSS, Op. Cit., 9011. Cfr. Ib., 8712. Ib., 10413. Ib., 9414. Ib., 141-14215. Para las citas de la Carta ha sido usada la edición de Pedro Bravo Gala, editorial Tecnos, Madrid, 1998.16. Nos referiremos en las citas a la edición de su obra Sobre la libertad, de Alianza Editorial, Madrid, 1993.

Tolerance.ca (http://www.tolerance.ca) Webzine canadiense independiente y neutral frente a cualquierorientación política o religiosa,Elogio de la intolerancia en nombre de los valores. (http://perso.wanadoo.fr/papiers.universitaires/philo10.htm)

Véase también

Referencias

Enlaces externos

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Intolerantes anónimos (http://www.intolerantesanonimos.org) Una iniciativa del Instituto de la JuventudTolerancia y horizontalidad de las relaciones humanas (https://web.archive.org/web/20090219085615/http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/279/27903406.pdf) (artículo on line en castellano)Tolerancia y educación (http://www.uca.edu.sv/virtual/mae/docs/word/La_tolerancia_Metodo_Socratico_Marcos_Santos_conferencia2005.doc) (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial (https://web.archive.org/web/*/http://www.uca.edu.sv/virtual/mae/docs/word/La_tolerancia_Metodo_Socratico_Marcos_Santos_conferencia2005.doc) y la última versión(https://web.archive.org/web/2/http://www.uca.edu.sv/virtual/mae/docs/word/La_tolerancia_Metodo_Socratico_Marcos_Santos_conferencia2005.doc)). (artículo on line en castellano)

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