violencia escolar en Bolivia

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1 LA VIOLENCIA EN LAS ESCUELAS Ponencia del Defensor del Pueblo de Bolivia, Rolando Villena en la reunión de expertos sobre el tema, realizado en Puerto Ordaz, Venezuela La violencia contra los niños, niñas y adolescentes, además de ser una de las formas más graves de vulneración de derechos humanos, constituye una deuda principal con las generaciones presentes y venideras. La forma como reciban el mundo nuestros niños y niñas de hoy, será la forma en que lo construyan en el futuro. Hace algunos meses, durante la Asamblea de la Federación Iberoamericana del Ombdusman, en Puerto Rico, la Representante especial de las Naciones Unidas sobre violencia contra los niños, Martha Santos, nos revelaba una espeluznante realidad: en América Latina, cada año, mueren 80.000 niños y niñas víctimas de la violencia. Nuestro país, Bolivia, desgraciadamente no es ajeno a este flagelo. Diversos estudios realizados tanto por instituciones especializadas y por nuestra entidad, dan cuenta que: El 83% de niños, niñas y adolescentes sufren algún tipo de maltrato en el interior de su propio núcleo familiar. 1,2 millones de niños, niñas y adolescentes alguna vez han sido castigados físicamente y 1 millón psicológicamente. El 60% de los alumnos y alumnas recibió alguna vez un grito o golpe en la escuela. Cerca del 50% de los estudiantes de todo el país participa de actos de acoso escolar, ya sean como víctimas, como agresores o como espectadores. El 90% de los actos de acoso o violencia entre niños, niñas y adolescentes se producen dentro de las propias unidades educativas. Durante la gestión 2011, las Defensorías de la Niñez y la Adolescencia reportaron 15.517 casos de violencia, de los cuales 2.291 corresponde a violencia sexual, 8.590 a violencia sicológica y 4.636 a violencia física.

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    LA VIOLENCIA EN LAS ESCUELAS Ponencia del Defensor del Pueblo de Bolivia, Rolando Villena en la

    reunin de expertos sobre el tema, realizado en Puerto Ordaz, Venezuela

    La violencia contra los nios, nias y adolescentes, adems de ser una de las

    formas ms graves de vulneracin de derechos humanos, constituye una deuda principal con las generaciones presentes y venideras. La forma como

    reciban el mundo nuestros nios y nias de hoy, ser la forma en que lo construyan en el futuro.

    Hace algunos meses, durante la Asamblea de la Federacin Iberoamericana del Ombdusman, en Puerto Rico, la Representante especial de las Naciones Unidas sobre violencia contra los nios, Martha Santos, nos revelaba una espeluznante realidad: en Amrica Latina, cada ao, mueren 80.000 nios y nias vctimas de la violencia. Nuestro pas, Bolivia, desgraciadamente no es ajeno a este flagelo. Diversos estudios realizados tanto por instituciones especializadas y por nuestra entidad, dan cuenta que:

    El 83% de nios, nias y adolescentes sufren algn tipo de maltrato en el interior de su propio ncleo familiar.

    1,2 millones de nios, nias y adolescentes alguna vez han sido castigados fsicamente y 1 milln psicolgicamente.

    El 60% de los alumnos y alumnas recibi alguna vez un grito o golpe en la escuela.

    Cerca del 50% de los estudiantes de todo el pas participa de actos de acoso escolar, ya sean como vctimas, como agresores o como espectadores.

    El 90% de los actos de acoso o violencia entre nios, nias y adolescentes se producen dentro de las propias unidades educativas.

    Durante la gestin 2011, las Defensoras de la Niez y la Adolescencia reportaron 15.517 casos de violencia, de los cuales 2.291 corresponde a violencia sexual, 8.590 a violencia sicolgica y 4.636 a violencia fsica.

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    Estas cifras sin embargo corresponden nicamente a casos denunciados, aunque es evidente que la situacin de violencia es mucho mayor considerando la indefensin de la poblacin afectada.

    Una de las evidencias ms graves en los estudios revela que los lugares donde

    se espera que haya ms proteccin como el hogar o la escuela, son

    precisamente los espacios donde se comenten la mayor cantidad de hechos

    de violencia y las personas que son responsables del cuidado y proteccin

    suelen ser los principales victimarios.

    Qu est causando semejante nivel de violencia contra la poblacin ms

    indefensa y al mismo tiempo ms protegida por las leyes?

    La violencia en las escuelas no puede analizarse como un fenmeno separado

    de la violencia social contra la niez; es una consecuencia de ella.

    Pese a ello, su crecimiento y gravedad hacen necesario que se analicen sus

    causas desde una perspectiva especfica.

    Muchos aspectos y desde muchas perspectivas se pueden sealar para

    explicar este despropsito y esta tremenda contradiccin:

    La ausencia del reconocimiento social de nios, nias y adolescentes como personas titulares de derechos, en proceso de formacin y desarrollo hacia la autonoma y que por esta razn requieren de atencin y proteccin especiales.

    La violencia real y simblica en la que viven muchas familias y que se expresan en los castigos permanentes, los insultos, las amenazas y las violaciones dentro de los hogares.

    La inversin de valores en una sociedad que privilegia el consumismo, el individualismo y la violencia como formas de superacin y de xito social

    Los procesos de desintegracin familiar relacionados con las graves limitaciones econmicas, matizados por situaciones de carencia afectiva que se asocian con el maltrato en sus diferentes expresiones y culminan con la ruptura y el abandono del hogar de miles de nios, nias y adolescentes.

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    La visin adultocentrista de la sociedad, que niega a los menores el derecho a participar, exigir y demandar sus derechos

    Los modelos de socializacin que transmiten y recrean a travs de los medios de comunicacin masiva.

    Qu estamos haciendo como Estados y como Defensores del Pueblo para

    enfrentarla?

    En Bolivia, hace varios aos que, desde el Estado y la sociedad, hemos tomado conciencia y decidido acciones para enfrentar con mayor eficiencia esta crtica situacin. Actualmente, estamos centrando nuestra preocupacin precisamente en los dos mbitos donde la violencia parece tener los ms elevados ndices: el hogar y la escuela. Hemos promulgado normas como la Ley de Proteccin Integral a nios, nias

    y adolescentes, el Cdigo Nio, nia y adolescente y la propia Constitucin

    establece como prioridad la proteccin y el cuidado a esta poblacin

    mayoritaria. Por otra parte se han creado instituciones como las Defensoras

    de la niez en la mayora de los municipios y varias entidades de los

    gobiernos locales, instituciones internacionales y organismos no

    gubernamentales trabajan en el rea con resultados prometedores.

    El propio gobierno, a travs del Ministerio de Educacin reformul el Reglamento Disciplinario del Sistema Escolar que busca garantizar el respeto a los derechos humanos de nios, nias y adolescentes; integr a la currcula de Normales de formacin de Maestros, los mdulos sobre la Pedagoga de la ternura y buen trato a Nias, Nios y Adolescentes; formul un Plan Plurinacional de prevencin de toda forma de violencia, maltrato y abuso en las escuelas y promulg una norma que establece mecanismos para erradicar la violencia, maltrato y abuso contra nias, nios y adolescentes en el mbito educativo. Nuestra Institucin, la Defensora del Pueblo est trabajando desde tres mbitos de intervencin:

    A nivel institucional, desde la presente gestin se determin jerarquizar el trabajo integral a favor de los nios, nias y adolescentes

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    creando una direccin especial que formula y propone polticas pblicas, articula la accin de las entidades de la sociedad y el Estado y promueve intervenciones especficas en todos los mbitos

    A nivel de estrategias, con el apoyo de UNICEF trabajamos en el proyecto denominado La voz de los nios, nias y adolescentes que pretende transversalizar el principio de la inclusin de las opiniones, criterios, reflexiones y denuncias de esta poblacin, en la adopcin de medidas legales y polticas pblicas que los involucren. Los primeros resultados son altamente positivos, en especial en la deteccin de problemas que los adultos no alcanzamos a identificar.

    En trminos de la gestin del conocimiento, llevamos adelante el primer estudio sobre la situacin de violencia, maltrato y acoso en las Unidades Educativas para promover acciones de incidencia en polticas pblicas de prevencin, atencin y proteccin contra la violencia escolar y Acoso Escolar a partir del anlisis de los Reglamentos Internos de faltas y sanciones aplicadas a niez y adolescencia del sistema escolar.

    Permtanme detenerme un momento en los resultados de este estudio. El anlisis de los reglamentos sealados arroja las siguientes conclusiones:

    Las citadas normas son vulneradoras de los derechos humanos de los nios, nias y adolescentes por su enfoque sancionador y punitivo que justifica el castigo como medida disciplinaria, naturalizando y legitimando de esta manera la violencia y el maltrato..

    Son contradictorios con la legislacin boliviana de proteccin especial de los derechos de la niez y adolescencia, porque, incurre en violencia y maltrato frente a cualquier falta disciplinaria o incumplimiento de deberes escolares

    Niegan la consideracin del ser nia, nio o adolescente y personas titulares de derechos en proceso de desarrollo, al no darles espacio para opinar, desvalorizan su verdad al no creerles que estn siendo objeto de una situacin de violencia, maltrato o acoso escolar, por el contrario, aplican los reglamentos para tomar determinaciones drsticas como la suspensin o expulsin definitiva del establecimiento educativo.

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    Los reglamentos no se construyen en base a la participacin de la comunidad educativa, no son consensuados, los nios, nias y adolescentes desconocen los reglamentos.

    No responden a la realidad del contexto socio-econmico y cultural en la que viven los nios, nias y adolescentes, los discriminan y niegan su identidad cultural al no considerar y respetar sus valores culturales y formas de convivencia social.

    El enfoque adulto cntrico de las autoridades educativas y administrativas hace que se genere mayores niveles de violencia y que derive en el acoso escolar.

    Por su parte, los mismos profesores justifican los castigos y an la violencia. Nuestra investigacin encontr por ejemplo que:

    El 40% de los profesores piensan que el cumplimiento de los reglamentos a travs del castigo, es la forma ms eficaz, til y necesaria para educar, para corregir conductas, mejorar el nivel de rendimiento escolar y mejorar la disciplina.

    La forma de castigo ms usual que emplean en las Unidades Educativas los profesores y el personal administrativo, es el castigo corporal

    7 de cada 10 profesores, sealan que son los padres y madres quienes les autorizan utilizar el castigo para corregir a sus hijos e hijas, para que obedezcan y cumplan con sus obligaciones escolares.

    En cuanto a los alumnos, las entrevistas dieron cuenta que: El 70% no conocen el Reglamento de su Unidad Educativa ni participan

    en su elaboracin ni en la revisin del mismo. Slo se enteran que existe un reglamento cuando son objeto de castigo, de suspensin o expulsin.

    El 80% expresan que son objeto de humillacin por parte de sus maestros quienes les gritan, los insultan frente a sus compaeros, remarcan sus defectos y utilizan expresiones peyorativas.

    6 de cada diez estudiantes identifican al regente del colegio como la figura ms abusiva y represiva; porque tiene la autoridad para castigar fsicamente a los estudiantes.

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    El 70% de los estudiantes, visibilizan a los profesores como propiciadores del maltrato y fomentadores de la cultura del acoso escolar y de favorecer la cultura de la intimidacin

    Ellos y ellas toleran el maltrato por que sienten temor a represalias y expulsiones, por ello, prefieren callar y no denunciar.

    Conclusin Estoy convencido que todos los esfuerzos que se hagan son importantes y contribuyen a enfrentar el problema, sin embargo no podemos solucionar un conflicto estructural con medidas coyunturales. Es necesario considerar la necesidad de afectar las bases de nuestra propia construccin como sociedades fuertemente permeadas por la cultura de la violencia y que estn reproduciendo, desde sus bases, un sistema de vulneracin de derechos sobre los ms dbiles, en este caso los nios y las nias. No servirn de mucho las leyes, las instituciones y la vigilancia dentro de las escuelas si son los propios maestros los que agreden y lo hacen convencidos que no hay otra forma de educarlos y disciplinarlos y si los padres se convierten en cmplices de esta situacin cuando esperan que en las escuelas puedan hacer lo que ellos mismos no alcanzan a construir. Pero an ms. No podremos cambiar la violencia entre los nios si en sus propias familias se vive en la violencia y si la misma sociedad reproduce modelos de comportamiento basado en la discriminacin, la ausencia de tica y la desvalorizacin de los dems. Nuestro desafo es tan grande como nuestra voluntad y aunque parezca muy difcil de cambiar, es un reto que debemos enfrentar ahora para lograr que las generaciones futuras cosechen la paz, el respeto y la igualdad que debemos sembrar hoy en nuestros nios, nias y adolescentes. Muchas gracias