Voluntariado y empleo en el tercer sector · Æmbito privado del mercado y el dominio pœ-blico del...

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Voluntariado y empleo en el tercer sector NURIA DE NIEVES NIETO * 1. INTRODUCCIÓN: UNA APROXIMACIÓN AL CONCEPTO DE TERCER SECTOR S e ha denunciado, desde hace unos aæos, una situación de crisis global afectando aspectos como el económico, institucional, ideológico y valorativo que ha llevado a que se plantee el agotamiento del modelo de Estado del bienestar (welfare Sta- te) 1 . Dicha crisis viene a coincidir con la revi- talización del papel de la sociedad civil en su multiplicidad de formas: movimientos socia- les, asociaciones, fundaciones, organizacio- nes no gubernamentales, partidos políticos, corporaciones, entidades religiosas, iniciati- vas familiares... que responde a la bœsqueda de alternativas de participación que traspasen los cauces institucionales afectados por el dØfi- cit de legitimidad. Desde este nuevo modelo, denominado «sociedad del bienestar» que sustituye al Estado de bienestar, se tiende hacia una cierta desregularización de la activi- dad estatal, en la que las actividades centrali- zadas anteriormente en la administración social, van a sufrir una desconcentración bien hacia el mercado, bien hacia las entidades sin Ænimo de lucro, incrementÆndose así las rela- ciones entre los diversos sectores implicados en la generación del bienestar 2 . Así, tras la toma de conciencia de la inca- pacidad de las políticas pœblicas de carÆcter social del Estado de bienestar de eliminar la pobreza o reducir la separación entre unas capas sociales y otras, se ha asumido que la solidaridad administrativa no puede y no le corresponde disponer de instrumentos para detectar la precariedad de las relaciones inter- personales como la soledad, la desdicha, la de- sesperanza o la incomunicación. Ante esta situación se ha hecho necesario compatibilizar la acción estatal con la ya fuerte presencia y efectividad de las instancias organizativas intermedias que componen el total entrama- do de tejido social que ha emergido de la cita- da crisis. Es conveniente situar a las entidades no lucrativas dentro de la sociedad civil, «consi- derando a Østa como un espacio de acción social interrelacionado y diferenciado del Estado y el mercado, formado por un conjunto de organis- mos voluntarios que, sin la bœsqueda de nin- gœn poder específico y sin afÆn lucrativo, canalice las demandas y necesidades político- sociales, y gestione parte de los fondos pœbli- 279 * Doctora en Derecho. Profesora Asociada. Depar- tamento de Derecho del Trabajo. Universidad Complu- tense de Madrid. 1 P. DONATI, «La crisis del Estado Social y la emergen- cia del tercer sector: hacia una nueva configuración rela- cional» en RMTAS, n”5, 1997, pÆg. 15 y sig. 2 M.C. ALEM`N y M. GARC˝A, «La contribución del ter- cer sector al bienestar social: una aproximación a las en- tidades no lucrativas en Espaæa» en RMTAS, n”15, 1999, pÆg. 124. Vid., S. `LVAREZ DE MON y otros, El tercer sector: retos y propuestas para el próximo milenio, Madrid, Mi- nisterio de Trabajo y Asuntos Sociales, 1998, pÆg. 39 y REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 33

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Voluntariado y empleo en eltercer sector

NURIA DE NIEVES NIETO *

1. INTRODUCCIÓN: UNA APROXIMACIÓN AL CONCEPTO DE TERCER SECTOR

Se ha denunciado, desde hace unosaños, una situación de crisis global �afectando aspectos como el económico,

institucional, ideológico y valorativo� que hallevado a que se plantee el agotamiento delmodelo de Estado del bienestar (welfare Sta-

te) 1. Dicha crisis viene a coincidir con la revi-talización del papel de la sociedad civil en sumultiplicidad de formas: movimientos socia-les, asociaciones, fundaciones, organizacio-nes no gubernamentales, partidos políticos,corporaciones, entidades religiosas, iniciati-vas familiares... que responde a la búsquedade alternativas de participación que traspasenlos cauces institucionales afectados por el défi-cit de legitimidad. Desde este nuevo modelo,denominado «sociedad del bienestar» �quesustituye al Estado de bienestar�, se tiendehacia una cierta desregularización de la activi-dad estatal, en la que las actividades centrali-zadas anteriormente en la administraciónsocial, van a sufrir una desconcentración bienhacia el mercado, bien hacia las entidades sinánimo de lucro, incrementándose así las rela-

ciones entre los diversos sectores implicadosen la generación del bienestar 2.

Así, tras la toma de conciencia de la inca-pacidad de las políticas públicas de caráctersocial del Estado de bienestar de eliminar lapobreza o reducir la separación entre unascapas sociales y otras, se ha asumido que lasolidaridad administrativa no puede y no lecorresponde disponer de instrumentos paradetectar la precariedad de las relaciones inter-personales como la soledad, la desdicha, la de-sesperanza o la incomunicación. Ante estasituación se ha hecho necesario compatibilizarla acción estatal con la � ya fuerte� presenciay efectividad de las instancias organizativasintermedias que componen el total entrama-do de tejido social que ha emergido de la cita-da crisis.

Es conveniente situar a las entidades nolucrativas dentro de la sociedad civil, «consi-derando a ésta como un espacio de acción socialinterrelacionado y diferenciado del Estado y elmercado, formado por un conjunto de organis-mos voluntarios que, sin la búsqueda de nin-gún poder específico y sin afán lucrativo,canalice las demandas y necesidades político-sociales, y gestione parte de los fondos públi-

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* Doctora en Derecho. Profesora Asociada. Depar-tamento de Derecho del Trabajo. Universidad Complu-tense de Madrid.

1 P. DONATI, «La crisis del Estado Social y la emergen-cia del tercer sector: hacia una nueva configuración rela-cional» en RMTAS, nº5, 1997, pág. 15 y sig.

2 M.C. ALEMÁN y M. GARCÍA, «La contribución del ter-cer sector al bienestar social: una aproximación a las en-tidades no lucrativas en España» en RMTAS, nº15, 1999,pág. 124. Vid., S. ÁLVAREZ DE MON y otros, El tercer sector:

retos y propuestas para el próximo milenio, Madrid, Mi-nisterio de Trabajo y Asuntos Sociales, 1998, pág. 39 y

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cos para la prestación directa de servicios so-ciales» 3. A este espacio que se erige entre elámbito privado del mercado y el dominio pú-blico del Estado suele llamarse sociedad civil,tercer sector, sector non profit, voluntary ocharity sector o sector privado social 4.

El tercer sector es extraordinariamentecomplejo y heterogéneo por lo que suele ser de-finido por exclusión, es decir, por su no perte-nencia a los otros dos sectores: no es público,pero tampoco tiene fines lucrativos. Se tiende adecir, por ello, que el tercer sector es todo loque no es Estado o mercado 5.

Aunque hay autores que identifican tercersector y sociedad civil, consideramos que am-bos términos no son sinónimos. La expresiónsociedad civil es más amplia y engloba al ter-cer sector; se trata de una zona en la que losindividuos y los grupos sociales, al margenaunque al lado del Estado, se preocupan delbien común asumiendo el cuidado de ciertosaspectos de éste y responsabilizándose de suefectividad.

Dentro del tercer sector, la realidad adop-ta una diversidad de formas organizativasque hacen ciertamente difícil, en su plurali-dad 6, establecer una definición comprehensi-va de la totalidad de las mismas. Los elementosesenciales que tradicionalmente se exigen auna institución para poder ser considerada par-

te del tercer sector fueron formulados por Sa-lamon y Anheier 7:

1. La necesidad de que exista una organi-zación formal que asuma unos objetivos gene-rales y cuyos recursos estén destinados aconseguir dichos objetivos, debiendo gozar decierta estabilidad y duración en el tiempo; (estecriterio actúa como elemento distintivo en rela-ción a la esfera informal de las relaciones par-ticulares y colectivas de la sociedad civil:familia, parientes, grupos de amigos...). El ca-rácter formal de estas organizaciones no es unrequisito conducible a un simple status jurídico�puesto que varía entre los distintos países�,sino que se refiere al hecho de que la entidadsea percibida como institución y no como meromovimiento o agrupación de individuos.

2. El carácter privado de la organización,de manera que tales entidades no lucrativashan de estar reguladas por derecho privado;excluyéndose por tanto Institutos y Patrona-tos Públicos o Entes Autónomos de las Admi-nistraciones Públicas.

3. La imposibilidad de repartición de be-neficios, lo que no implica que no puedan ge-nerar beneficios, sino que éstos no se han depercibir con fin lucrativo, sino con el objetivode generar el máximo de utilidad social. Estanota se justifica por cuanto no habiendo «ver-daderos» propietarios en el ámbito de estasentidades no sería correcto retribuir su apor-tación al capital social como recompensa porhaber sostenido el riesgo de la empresa que,en este caso, está ausente.

4. La autonomía de sus órganos de go-bierno, esto es, que no se encuentren contro-

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ESTUDIOS

3 V. MARBÁN GALLEGO, «Estructura económica y orga-nizativa de las entidades voluntarias en España» en Eco-

nomistas, nº83, 2000, pág. 124.4 Vid., F. SALINAS, «El Estado de bienestar y las Orga-

nizaciones voluntarias» en ¿Trabajo voluntario o partici-

pación?: Elementos para una Sociología del tercer sector

(coord. A. Jerez), Madrid, Tecnos, 1998, pág. 119 y sig.5 M.A. CABRA DE LUNA y R. DE LORENZO, «La constela-

ción de las entidades no lucrativas: el tercer sector», enEl sector no lucrativo en España, Madrid, Escuela LibreEditorial, 1993, pág. 29.

6 Incluyendo una amplia variedad de institucionesque va desde grupos de interés a asociaciones de aho-rro, desde clubs deportivos a fundaciones caritativas y fi-lantrópicas...

7 L.M. SALAMON y H.K. ANHEIER, «El sector de la so-ciedad civil» en RMTAS, nº5, 1997, pág. 39 y 40. Las teo-rías de estos autores acerca del tercer sector fueronrecogidas en España, entre otros, por G. RODRÍGUEZ CA-

BRERO en «Las entidades voluntarias en la construccióndel bienestar social», AA.VV., Las Entidades Voluntarias en

España. Institucionalización, estructura económica y de-

sarrollo asociativo, Madrid, Ministerio de Asuntos Socia-les, pág. 23 y 24.

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ladas por organizaciones externas. Se exigeasí, que puedan ejercer la función de controlsobre sus propias decisiones.

5. La participación voluntaria, de mane-ra que se reconozca un marcado grado de par-ticipación altruista. La voluntariedad debehacer referencia tanto a los recursos huma-nos como a los financieros.

Aunque en una línea parecida, otros auto-res, como Cabra de Luna extraen otros facto-res comunes que les permiten establecer unadefinición propia de tercer sector; distin-guiendo este autor: en primer lugar, la faltade ánimo de lucro; en segundo lugar, la sepa-ración del sector público (que identifica con elcarácter voluntario y solidario de este sector);en tercer lugar, la persecución del bienestarsocial o la calidad de vida tanto de las perso-nas individuales como de los grupos en losque se integran (determinando este elementoteleológico que las actividades que se realicenrespondan al ejercicio del interés general), y,por último, el particular régimen fiscal delque gozan estas entidades, que les permiteverse favorecidas por beneficios fiscales deri-vados del cumplimiento de su función decoadyuvar al interés general 8.

La reestructuración del Estado de bienes-tar en la sociedad actual que, como venimos di-ciendo, ha supuesto la extensión y auge deltercer sector como espacio social que interactúaentre Estado y mercado de forma sustitutiva ycomplementaria, ha llevado a la creación de unespacio de nueva participación ciudadana pero,además, al nacimiento de nuevas fuentes deempleo 9 en la medida en que las entidades

sin ánimo de lucro se incorporan a la presta-ción de servicios a la sociedad 10.

En efecto, se considera que el tercer sectortiene una particular capacidad de creación deempleo al disponer de una especial iniciati-va de respuesta a las necesidades socialesque ni la iniciativa privada ni el sector pú-blico pueden desarrollar, especialmente enáreas como los servicios sociales, el medioambiente o la cultura 11. Por consiguiente, eltercer sector aparece como uno de los nuevosyacimientos de empleo, fundamentalmenteporque el ámbito de intervención de las enti-dades sociales son los empleos personales yde proximidad en los que las asociaciones yfundaciones tienen ventajas comparativasindudables con relación a la calidad de suintervención en la satisfacción de las necesi-dades sociales 12.

2. EL VOLUNTARIADO EN EL TERCER SECTOR

Es conocido que desde antiguo han existidoasociaciones voluntarias dedicadas a tareas debeneficencia y filantropía con desvalidos y me-nesterosos 13. El crecimiento durante las últi-mas décadas del asociacionismo altruistaconstituye un rasgo relevante de nuestra épo-ca, presentando rasgos diferenciales con rela-

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NURIA DE NIEVES NIETO

8 M.A. CABRA DE LUNA, «El tercer sector» en El sec-

tor no lucrativo en España. Especial atención al ámbito

social, (Coord. M. Carpio), Madrid, Pirámide, 1999,pág. 99.

9 RIFKIN, desde la posición más extrema en cuanto ala consideración de las entidades no lucrativas comoúnica fuente de empleo, ya anunció el agotamiento dela posibilidad de creación de empleo tanto en el sectorindustrial como el de servicios tradicional y sostuvo laidea de creación de empleo en el tercer sector donde las

ganancias de productividad de las nuevas tecnologías po-drían realizarse y multiplicarse en el ámbito de los servi-cios personales. J. RIFKIN, El fin del trabajo, Barcelona,Paidós, 1996, pág. 291 y sig.

10 G. RODRÍGUEZ CABRERO, «Políticas de empleo y ter-cer sector» en REJ, nº45, 1999, pág. 21.

11 P. MORÓN BÉQUER, «Generación de empleo por eltercer sector» en El sector no lucrativo en España. Especial

atención al ámbito social, pág. 197.12 G. RODRÍGUEZ CABRERO, «Políticas de empleo y ter-

cer sector» en REJ, nº45, 1999, pág. 21.13 Vid., J. MONSERRAT y G. RODRÍGUEZ CABRERO, «Las

entidades voluntarias en la construcción del bienestar so-cial» y R. VINYES, «Aproximación histórica a las asociacio-nes de carácter no lucrativo en el ámbito de los serviciossociales» en Las entidades voluntarias en España, Madrid,Ministerio de Asuntos Sociales, 1996, pág. 19 y 35 y sig.,respectivamente.

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ción al pasado 14. En efecto, en la actualidadse trata de asociaciones que surgen en el senode una sociedad caracterizada, paradójica-mente, por su talante individualista �reflejodel afán de autonomía y deseo de realizaciónpersonal como tendencia dominante en nues-tra sociedad� y que aparecen para hacerfrente a problemas y necesidades creados porla modernidad e insuficientemente cubiertosdesde las organizaciones formales, tratandode paliar los crecientes desequilibrios e injus-ticias derivados del sistema de valores impe-rante en nuestra cultura 15.

Ha sido a partir de 1980 cuando las enti-dades sin ánimo de lucro han comenzado apotenciar, de forma espectacular, su valorsimbólico, a crecer en número y a ampliar susrecursos humanos y materiales 16. A la vistade tal circunstancia resulta conveniente, y aeso responde nuestra reflexión trazar un para-lelismo entre la relación jurídica de voluntaria-do y la de trabajo por cuenta ajena con el objetode extraer consecuencias de sus similitudes, enel sentido de aportar al voluntariado, materialespropios del Derecho del Trabajo, una rama másconsolidada �legal, doctrinal y jurispruden-cialmente� de nuestro Ordenamiento jurídico.

2.1. La regulación legal de la

relación de voluntariado

2.1.1. La justificación de la regulación

jurídica de la relación de

voluntariado

No puede negarse que el voluntariado es,en sí mismo, un movimiento social espontá-

neo 17; de ahí que se persiga el respeto a la li-bertad de actuación de las organizaciones devoluntarios constituidas conforme a las leyesy las costumbres de los Estados. Considerandoesta libertad como el principio fundamental delvoluntariado, cualquier regulación jurídica quese planté se enfrenta a los recelos tanto de lasorganizaciones que trabajan con voluntarioscomo de los propios voluntarios, en la medidaen que dicha regulación puede suponer el esta-blecimiento de límites y rigideces al trabajo vo-luntario 18. Por ello, la normativa relativa alvoluntariado debe conjugar adecuadamentelibertad y regulación jurídica, de modo que, através de esta última, se persiga garantizarlos derechos del voluntario frente a su organi-zación.

La justificación de una normativa regula-dora de la relación de voluntariado puede si-tuarse en un doble aspecto; de un lado, lamaterialización del valor «solidaridad» 19 y,de otro, el fortalecimiento de la ciudadanía através de la participación social 20.

El primero de estos aspectos se manifiestaen la reivindicación de la necesidad de recu-perar la fuerza de la solidaridad y el altruis-mo, ante la actual situación de crisis quellega a provocar el debilitamiento y la deses-tructuración de los vínculos sociales; así, enla Exposición de Motivos de la Ley de Volun-tariado se dice que «... los ciudadanos... sobre

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ESTUDIOS

14 D. CASADO, «Organizaciones voluntarias de obje-to social en España» en Economistas, nº83, 2000, pág.46 y sig.

15 J.L. IZQUIETA y J. CALLEJO, «Los nuevos voluntarios:naturaleza y configuración de sus iniciativas solidarias»en REIS, nº86, 1999, pág. 96.

16 Sobre los antecedentes del voluntariado en Espa-ña, vid., C. AlEMÁN y M. GARCÍA SERRANO, Fundamentos

de Bienestar Social, Valencia, Tirant lo Blanch, 1999,pág. 276 y sig.

17 Vid., H. BÉJAR, «La organización de la espontanei-dad» en DS, nº122, 2001, pág. 125 y sig.

18 Vid., R. SUSÍN BETRÁN, «La institucionalización jurí-dica del voluntariado. La normalización de un proyectoradicalmente democrático» en El voluntariado: régimen

jurídico e institucionalización social, Zaragoza, Egido,1999. pág. 148 y sig. A. GARCÍA INDA, «Aspectos legalesdel voluntariado: El modelo de la Ley 6/1996, de 15 deenero» en DS, nº104, 1996, pág. 202.

19 Vid., C. GINER DE GRADO, «La solidaridad comofundamento ético del tercer sector» en DS, nº103, 1996,pág. 53 y sig. y A. GÓMEZ GÓMEZ, «El voluntariado comoexpresión solidaria en el siglo XXI» en RMTAS, nº25,2000, pág. 13 y sig.

20 R. SUSÍN BETRÁN, «Algunas cuestiones para com-prender la institucionalización jurídica del voluntariado»en DS, nº122, 2001, pág. 261 y 262.

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todo, por medio de organizaciones basadas en

la solidaridad y el altruismo, desempeñan un

papel cada vez más importante en... la cons-

trucción de una sociedad solidaria en la que

todos los ciudadanos gocen de una calidad de

vida digna. Una manifestación fundamental

de esta iniciativa social la constituye el volun-

tariado, expresión de la solidaridad desde la

libertad y el altruismo». En este mismo senti-do, la Exposición de Motivos de la Ley 4/1995,de 16 de marzo, del Voluntariado en Castilla-LaMancha, así como la de la Ley Foral 2/1998, de27 de marzo, del Voluntariado en la Comunidadde Navarra apuntan que «el fenómeno del vo-

luntariado se encuentra en constante creci-

miento por el desarrollo de una sociedad del

bienestar, que tiene en sus cimientos el principio

de la solidaridad. Este principio, que nació

para articular las relaciones entre la Adminis-

tración y los particulares, ahora también se

hace extensible a las relaciones entre los pro-

pios particulares, queriendo ser ellos partíci-

pes en el progreso social y en la consolidación

del Estado de bienestar, siendo necesario que

existan unas premisas o bases legales a partir

de las cuales los ciudadanos puedan actuar

solidariamente».

Con relación al segundo aspecto, el refor-zamiento de la ciudadanía a través de la par-ticipación social, la Exposición de Motivos dela Ley Foral de Navarra 2/1998, de 27 demarzo, menciona la necesidad de organizar,con los instrumentos jurídicos adecuadostodo el «esfuerzo colectivo y altruista hacia el

beneficio común y la profundización en la de-

mocracia que supone la activa participación

de la ciudadanía y el fomento de las actitudes

solidarias». Del mismo modo que en esta Leyautonómica, en otras también encontramosreferencias a la configuración del voluntaria-do como medio para el fortalecimiento de lademocracia; así, por ejemplo en la Exposiciónde Motivos de la Ley 3/1998, de 18 de mayo,del Voluntariado en las Islas Baleares se diceque «actualmente, si bien es cierto que el mo-

derno Estado social, democrático y de derecho

ha universalizado mejoras sociales que han

hecho posible el Estado de bienestar, no es me-

nos cierto que este mismo Estado reconoce el

derecho que tienen los ciudadanos y ciudada-

nas a participar activamente en la mejora de

la calidad de vida y en los intereses generales

de la población».

En efecto, el voluntariado, como modelo departicipación pública, contiene una importantedimensión política que no puede ser desprecia-da; esta dimensión política de la colaboraciónsocial de los individuos resulta fundamentalpara el desarrollo democrático de nuestra socie-dad. Mediante las actividades que realizan losvoluntarios se crean espacios de relación huma-na sin necesidad de acudir a mediaciones mer-cantiles o administrativas, lo que permite alos ciudadanos ser capaces de gobernar ámbi-tos de su vida cotidiana 21.

Esta participación pública del voluntaria-do es el reflejo del mandato constitucionalcontenido en el artículo 9.2 de la Norma Fun-damental que atribuye a los poderes públicosla tarea de promover las condiciones de liber-tad de los individuos así como de «remover los

obstáculos que impidan o dificulten su pleni-

tud y facilitar la participación de todos los

ciudadanos en la vida política, económica, cul-

tural o social». Tal expresión aparte de señalardeterminados derechos, trata de dirigir la ac-tuación de los poderes públicos para que éstosdesempeñen una tarea en pro de la nivelaciónsocial y que a la vez se preocupe de preservar laigualdad social. El mandato constitucional lle-va implícito, entre otras, la necesidad de desa-rrollar una política de integración de los grupossociales marginales, e incluso de tratar de ha-cer desaparecer las causas que estén en labase de tal marginación 22. La acción volunta-

283

21 A. MADRID, «Participación, voluntariado y desobe-diencia» en REJ, nº45, 1999, pág. 83.

22 «Procede señalar que la vida cultural y la vida so-cial son dos caras de la misma moneda, pues la sociedadcivil es productora y a la vez producto de la cultura. Laseparación obedece, probablemente, a una atención,quizá excesiva, al distingo sociológico, entre cultura y ci-vilización». Vid., J.L. VILLAR PALASÍ y E. SUÑÉ, «Artículo 9. El

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ria se presenta así como uno de los instrumen-tos básicos de actuación de la sociedad civil enel ámbito social; lo que le permite reclamar unpapel más activo que se traduce en la exigenciade mayor participación en el diseño y ejecu-ción de las políticas públicas sociales.

La genérica participación ciudadana reco-nocida en el artículo 9.2 de la CE se concretamaterialmente en el primer apartado del ar-tículo 129 del Texto Constitucional que prevéque «la ley establecerá las formas de participa-

ción de los interesados en... la actividad de los

organismos públicos cuya función afecte direc-

tamente a la calidad de la vida o al bienestar

general». Este artículo se refiere a un ámbitoespecialmente proclive a la participación ciu-dadana, ejerciendo una especial apertura encuanto a la participación de los interesadosen determinadas funciones públicas referidasa aspectos cualitativos de la vida humana ysocial, puesto que se parte de la idea de que larespuesta más eficaz a los problemas queafectan a las personas proviene de una mayorcercanía personal y una menor burocratiza-ción de la actividad.

Por otra parte, pero relacionado todavíacon el tema de la participación ciudadana,debe tenerse presente que los ciudadanos tie-nen, según el artículo 10.1 de la CE el dere-cho al «libre desarrollo de la personalidad»como fundamento del orden político y de lapaz social; de donde se sigue que los particu-lares tienen reconocido el derecho de poderexpresar su sentimiento de solidaridad y al-truismo través del voluntariado, es decir, através de la participación activa en la mejorade la calidad de vida y de los intereses gene-rales de la comunidad.

Desde estas afirmaciones se llega fácil-mente a la conclusión de que el legislador haconsiderado al voluntariado como una instan-

cia que completa o suple, la acción del Estadoen orden a la satisfacción del interés generaly la consecución de unos mejores niveles decalidad de vida para la sociedad 23. Esta nue-va tendencia demandada tanto desde el Esta-do como desde la ciudadanía, se manifiestaen la idea de corresponsabilidad entre el Es-tado y la sociedad por cuanto se comparte latarea de satisfacer los intereses generales; eneste sentido, la Exposición de motivos de laLey 6/1996 señala que «el moderno Estado de

Derecho debe incorporar a su ordenamiento

jurídico la regulación de las actuaciones de

los ciudadanos que se agrupan para satisfa-

cer los intereses generales, asumiendo que la

satisfacción de los mismos ha dejado de ser

considerada como una responsabilidad exclu-

siva del Estado para convertirse en una tarea

compartida entre Estado y sociedad». La Ex-posición de Motivos de la Ley 17/1998, de 25de junio, del Voluntariado en el País Vasco,matiza esta tendencia de la sociedad civil a larealización de intereses generales al preverque «una vez asumida la responsabilidad de

los poderes públicos en lo que respecta a la ga-

rantía del efectivo disfrute de derechos bási-

cos....el voluntariado no puede ni debe suplir,

sustituir o cubrir las deficiencias de los servicios

públicos afectados en estos fines... queremos

afirmar esto en un momento en el que parecen

cuestionarse algunas conquistas de nuestro in-

cipiente Estado de Bienestar, y en el que cabe

caer en la tentación de entender la acción social

voluntaria como un sucedáneo de la actividad

profesional, vía para hacer dejación de respon-

sabilidades a la hora de crear servicios públicos

que respondan a demandas sociales».

2.1.2. Los objetivos de la normativa

sobre voluntariado

Como se dice en la Exposición de Motivos,desde el Estado se ha asumido legislativa-mente una triple tarea:

284

ESTUDIOS

Estado de Derecho y la Constitución» en Comentarios a

la Constitución Española de 1978, Dir. O. ALZAGA, Ma-drid, Editoriales de Derecho Reunidas, 1997, pág. 515 y516.

23 R. SUSÍN BETRÁN, «Algunas cuestiones para com-prender la institucionalización jurídica del voluntariado»en DS, nº122, 2001, pág. 263.

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� En primer lugar, la garantía de la liber-tad de los ciudadanos a expresar su com-promiso solidario a través de los caucesque mejor se acomoden a sus más ínti-mas motivaciones. La Ley 6/1996 ha pre-tendido superar el concepto restringidode voluntariado, que ha sido habitual-mente asimilado a la actividad puramen-te asistencial y se da cabida también alresto de ámbitos en los que la participa-ción ciudadana es igualmente valiosa ycomplemento necesario de la actividadpública como la educación, la ciencia, eldeporte, el medio ambiente... Se advier-te, en todo caso, que el voluntariado asíentendido debe superar el puro volunta-rismo, la acción individual, aislada y es-porádica por su poca eficacia real, asípues la actividad solidaria debe ser re-conducida hacia las organizaciones, tan-to privadas como públicas, con capacidadpara aprovechar el esfuerzo y la dedica-ción de los voluntarios.

� En segundo lugar, el reconocimiento,promoción e impulso eficaz de la acción vo-luntaria en sus diferentes modalidades;junto al reconocimiento del hecho social delvoluntariado, la Ley contempla una seriede medidas de apoyo tendentes a incre-mentar su nivel de implantación social.

� Por último, el respeto al orden constitu-cional de distribución de competencias(art. 148.1.20 CE) y, por tanto, a las nor-mas sobre voluntariado dictadas por lasComunidades Autónomas. La promocióny el fomento del voluntariado no es com-petencia exclusiva del Estado, razón porla cual la Ley limita su ámbito de aplica-ción a los voluntarios y organizacionesque participen y desarrollen programasde ámbito estatal o supraautonómico 24.

Las Leyes autonómicas del Voluntariado,en sus Exposiciones de Motivos, fijan sus pro-

pios objetivos en la misma dirección que lanorma estatal, como la Ley 9/1992, de 7 de oc-tubre, de la Comunidad de Aragón que, espe-cíficamente, persigue: «garantizar la libertad

del trabajo voluntario frente a obstáculos que

puedan oponerse al mismo; deslindar el tra-

bajo voluntario del asalariado o profesional

del trabajo social, partiendo del principio de

complementariedad en la actuación del vo-

luntariado respecto de las tareas desempeña-

das por los profesionales del trabajo social;

proporcionar criterios para la relación entre

los voluntarios sociales y sus organizaciones,

así como las de éstas con la Administración au-

tónoma; establecer medidas de apoyo al volun-

tariado». Por su parte, en la Ley 3/1994, de 19de mayo, de la Comunidad de Madrid proponeunas acciones a las que ha de responder: «reco-

nocer la labor social del Voluntariado y su tras-

cendencia para una vertebración solidaria de

la sociedad; favorecer el desarrollo del Volun-

tariado en el campo de los servicios sociales;

amparar los derechos de los voluntarios, re-

gulando sus funciones y definiendo su actua-

ción; impedir que la fórmula del Voluntariado

pueda utilizarse para encubrir el fraude de

derechos laborales o sustraer indebidamente

puestos de trabajo; garantizar a los usuarios

de los servicios prestados por los voluntarios

tanto la calidad de la acción recibida, como el

respeto a sus convicciones; establecer las con-

diciones de colaboración de los voluntarios

con la Administración Pública; regular el ac-

ceso de las Entidades privadas a los fondos de

la Comunidad de Madrid destinados al Vo-

luntariado Social».

2.1.3. El fundamento normativo de la

relación de voluntariado

Desde las Instituciones Europeas se alien-ta a los Estados miembros a que lleven a caboactuaciones jurídicas encaminadas a regularlas actividades voluntarias, a diseñar las me-didas adecuadas para que estas actividadesse realicen en las mejores condiciones y, sobretodo, a fomentar estas actividades y a posibi-litar que reciban un cierto reconocimiento.

285

24 Vid., C. ALEMÁN y M. GARCÍA SERRANO, Fundamen-

tos de Bienestar Social, pág. 198 y 219.

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� Entre las normas de carácter internacio-nal destacan: 1/ El artículo 14 de la Car-ta Social Europea aprobada en 1961,ratificada por España el 29 de abril de1980 25. 2/ La Recomendación de 21 de ju-nio de 1985, del Comité de Ministros delConsejo de Europa, sobre trabajo volunta-rio en actividades de bienestar social 26. 3/La Recomendación nºR (94) 4, del Comitéde Ministros del Consejo de Europa so-bre la promoción de un servicio de volun-tariado, de 24 de mayo de 1994 27. 4/ LaDeclaración Universal sobre el Volunta-riado, adoptada en París el 14 de no-viembre de 1990 28.

� En el ámbito estrictamente comunitariocabe resaltar (aun no siendo vinculan-tes): 1/ La Resolución del ParlamentoEuropeo, de 16 de diciembre de 1983 29,sobre el Voluntariado. 2/ La Recomenda-ción del Consejo de las Comunidades Eu-ropeas, de 13 de junio de 1985, sobre laprotección social de los voluntarios parael desarrollo 30. 3/ Las Conclusiones delConsejo de 30 de noviembre de 1994 so-bre fomento de los períodos de prácticasde voluntariado en el ámbito de la juven-tud 31. 4/ La Decisión 818/1995/CE delParlamento Europeo y del Consejo, de 14de marzo de 1995, por la que se adopta elprograma «La juventud con Europa» 32.5/ La Declaración sobre actividades devoluntariado aneja al Tratado de Ams-terdam 33.

286

ESTUDIOS

25 Que establece el compromiso de los Estados fir-mantes, de estimular la participación de los individuos y delas organizaciones benéficas o de otra clase en la creacióno mantenimiento de los servicios sociales, entendiéndosepor éstos, los que «contribuyan al bienestar y al desarrollo

de los individuos y de los grupos en la comunidad».26 Que encarga a los Estado miembros que reco-

nozcan el valor y las características del trabajo voluntariorealizado de manera desinteresada por personas que,por su propia voluntad, participen en el bienestar inci-tándoles además a que adopten las medidas apropiadasa fin de definir y mejorar las modalidades de realizaciónde tal trabajo. Así, se reconoce la necesidad de fijar algunasreglas para el ejercicio de las acciones voluntarias al servi-cio de la Comunidad, sin privarles de su carácter espontá-neo. Recommandation nºR (85) 9 du Comité des Ministresaux États membres sur le voluntariat dans laction sociale,en Voluntariado. Documentación Preparada para la tra-

mitación del Proyecto de Ley del Voluntariado, Madrid,Congreso de los Diputados, 1995, pág. 491 y sig.

27 Que aconseja a los Estados desarrollar y promoverla acción voluntaria en todas sus formas, a nivel nacional yeuropeo, para lo que recomienda eliminar obstáculos a lalibertad de circulación de jóvenes voluntarios en Europacentral y occidental. Recommandation nºR (94) 4 du Co-mité des Ministres aux États membres sur la promotiondun service volontaire, opág. cit., pág. 493 y sig.

28 Declaración enormemente genérica al no entrara especificar el modo concreto en el que debe producirsela prestación de voluntariado; en el contexto de la relaciónde voluntariado se considera el compromiso «como ins-

trumento de desarrollo económico, cultural, social y me-

dio ambiental, en un mundo de continuo cambio» y seinvita «a los Estados, las instituciones internacionales, las

empresas y los organismos de comunicación a unirse como

colaboradores para crear un ámbito internacional que

promueva y apoye un voluntariado eficaz».

29 Que enumera los rasgos definitorios de la institu-ción, enmarcándola en una actividad de ayuda social; yrecomienda a los Estados miembros la regulación y el fo-mento de la acción de voluntariado, poniendo especialénfasis en la delimitación de tal actividad y el trabajo re-tribuido, para evitar que la vía de la acción voluntaria seautilizada para encubrir el trabajo «negro». DOCE, de 16de enero de 1984.

30 Que encomienda a los Estados miembros que re-conozcan como uno de los objetivos de su política socialla implantación de una protección social en beneficio delos voluntarios, así como la eliminación de las posibles la-gunas que pudieran existir en esta materia. Ed. Espág.DOCE, 05, vol.04, pág. 150.

31 DOCE, nºC 348, de 9 de diciembre de 1994.32 Mediante tal programa la Comunidad se compro-

mete a apoyar «los proyectos transnacionales destinados

a permitir que los jóvenes realicen períodos de prácticas

en régimen de voluntario en otro Estado miembro», conel fin de ofrecerles la posibilidad de experimentar nuevasformas de actividad productora de bienestar para la Co-munidad. DOCE, L.87, de 20 de abril de 1995.

33 Adoptada en la Conferencia de los Repre-sentantes de los Gobiernos de los Estados Miembros con-vocada en Turín el 29 de marzo de 1996, que reconocela importancia de la contribución de las actividades devoluntariado para desarrollar la solidaridad social; com-prometiéndose la Comunidad a estimular «la dimensión

europea de las organizaciones de voluntariado, poniendo

énfasis particular en el intercambio de información y ex-

periencia, así como en la participación de los jóvenes y de

las personas mayores en el trabajo voluntario».

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Ya en nuestro Ordenamiento interno y conrelación a la previsión constitucional 34, ha deconstatarse que, si bien no existe alusión direc-ta alguna al voluntariado social en nuestraNorma Fundamental, sí que pueden encontrar-se diversas referencias indirectas. Desde unaperspectiva material, en artículos como el 39relativo a la protección de la infancia, el 43.2que incita al fomento de la educación sanitaria,la educación física y el deporte, el 44 que dispo-ne la promoción y tutela del acceso a la cultura,la ciencia y la investigación, el 49 relativo a lapolítica de previsión, tratamiento, rehabilita-ción e integración de los disminuidos físicos,sensoriales y psíquicos, el 45.2 sobre defensay restauración del medio ambiente con el apoyoindispensable de la solidaridad colectiva o el 50referente a la búsqueda del bienestar de los ciu-dadanos de la tercera edad mediante un sistemade servicios sociales que deberá atender sus pro-blemas específicos de salud, vivienda, cultura yocio. Si bien estos artículos sólo aluden a los po-deres públicos, como comprometidos en estetipo de acciones, el ya citado artículo 9.2 lesencomienda la remoción de obstáculos queimpidan o dificulten a los individuos o grupossociales su plenitud, y la participación de losciudadanos en la vida política, económica, cul-tural y social; entendiendo este mandato dirigi-do a los poderes públicos como medio parafomentar y requerir la participación de los in-dividuos y grupos en todos estos aspectos en-tre los que se encuentran incluidas las accionesmencionadas 35. Desde una perspectiva institu-cional, el reconocimiento del derecho de aso-ciación contenido en el artículo 22 CE y defundación para fines de interés general, enel 34 CE se presentan como elementos clavede la ordenación del trabajo voluntario 36.

2.2. El régimen jurídico del

voluntariado. influencias de la

relación de trabajo

2.2.1. Definición de voluntariado

La Ley 6/1996 37, ofrece una definición devoluntariado 38 al disponer, en su artículo 3, que

287

34 Vid., M RODRÍGUEZ-PIÑERO y BRAVO FERRER, «Elmarco constitucional de la asistencia privada» en, El sec-

tor no lucrativo en España, Madrid, Escuela Libre Edito-rial, 1993, pág. 11 y sig.

35 Vid., J. MURILLO MARINAS, «Las relaciones jurídicasde voluntariado como excluidas de la relación laboral»en RTSS, 1991, nº1, pág. 125.

36 Vid., R. DE LORENZO y M.A. CABRA DE LUNA, «Lasfundaciones» y M. Aznar, «Las asociaciones» en El Sector

no Lucrativo en España, pág. 53 y sig y 85 y sig., respec-tivamente.

37 La Ley 6/1996, de 15 de enero, se aprobó porconsenso parlamentario de los dos partidos mayoritarios(PP y PSOE), frente al resto de los grupos políticos conrepresentación en las Cámaras.

38 Las Leyes autonómicas sobre el Voluntariado ofre-cen definiciones similares aunque no tan completascomo la contenida en la Ley estatal �generalmente refe-ridas al voluntariado social-; así, la Ley 25/1991, de 31de diciembre, por la que se crea el Instituto Catalán delVoluntariado (art.2) define voluntariado como «el con-

junto de personas que efectúan una prestación voluntaria

y libre de servicios cívicos o sociales, sin contraprestación

económica, dentro del marco de una organización esta-

ble y democrática que comporte un compromiso de ac-

tuación a favor de la sociedad y de la persona»; La Ley9/1992, de 7 de octubre, de Voluntariado Social de Ara-gón (art.2) dispone que voluntario es «toda persona física

que, por decisión propia, de forma desinteresada y res-

ponsable, y por motivaciones inspiradas en principios de

solidaridad y participación, dedica parte de su tiempo li-

bre a actividades de acción social, siempre que las mis-

mas no se realicen en virtud de una relación laboral o

funcionarial»; la Ley 4/1993, de 14 de abril, de ServiciosSociales de la Comunidad de Galicia apunta (art.43) que«se entiende por voluntariado social el conjunto de perso-

nas agrupadas en organizaciones o entidades que desa-

rrollan un trabajo voluntario en el campo de los servicios

sociales»; la Ley 45/1994, de 19 de mayo, del Volunta-riado Social en Andalucía (art.2) entiende por voluntaria-do, «el conjunto de voluntarios que, a través de entidades

de voluntariado social, colaboran en la prestación de ser-

vicios cívicos y sociales que desarrolle la Junta de Andalu-

cía»; la Ley 3/1994, de 19 de mayo, del VoluntariadoSocial en la Comunidad de Madrid (art.2) define volunta-riado como «el conjunto de actividades de carácter vo-

luntario y desinteresado, desarrolladas por personas

físicas en el seno de una organización y dentro del marco

de los programas de Acción Social»; la Ley 12/1995, de19 de enero, por la que se regula el Voluntariado de Cas-tilla y León (art.3) considera voluntariado «el comporta-

miento social organizado, efectuado libre y gratuitamente

por personas independientes, mediante actividades que

redunden en beneficio de la comunidad»; la Ley 4/1995,

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es «el conjunto de actividades de interés general,

desarrolladas por personas físicas, siempre que

las mismas no se realicen en virtud de una rela-

ción laboral, funcionarial, mercantil o cualquier

otra retribuida...» 39. Por actividades de interésgeneral la Ley, en su artículo 4, precisa quedebe entenderse las asistenciales, de serviciossociales, cívicas, educativas, culturales, cientí-ficas, deportivas, sanitarias, de cooperación aldesarrollo, de defensa al medio ambiente, de de-fensa a la economía o a la investigación, de de-sarrollo de la vida asociativa, de promoción delvoluntariado, o cualquiera otras de naturalezasimilar 40. A efectos de clasificación y dada la di-versidad de acciones voluntarias que puedenemprenderse, éstas se han reconducido bási-camente a dos: las acciones de voluntariadosocial dedicadas a tareas de subsistencia ylas acciones de voluntariado solidario, en lasque se sitúan aquéllas distintas de las tradi-cionales como las que se llevan a cabo en ma-teria de deporte o cultura. «En definitiva, nopueden sustentarse realidades distintas enel único concepto de voluntariado social, sinoque, o bien se diferencian dos conceptos,aunque participen de una misma naturale-za, o bien, se utiliza el nuevo concepto de «vo-luntariado para la sociedad» o «al servicio dela sociedad» en el que se incluyen los camposde actuación en los que la participación socialactiva es útil y provechosa, además de inte-gradora de la actuación pública» 41.

288

ESTUDIOS

de 16 de marzo, del Voluntariado en Castilla-La Mancha(art.3.2) entiende por voluntariado «el conjunto de vo-

luntarios que a través de entidades sin ánimo de lucro,

desarrollan actividades de carácter cívico o social en el

marco de la solidaridad, pluralismo y democracia,

complementando los servicios públicos»; la Ley Foral2/1998, de 27 de marzo, del Voluntariado en la Co-munidad Navarra (art.2) considera que el voluntariadoes «el comportamiento social de personas que libre y

altruistamente se organizan en entidades sin ánimo de

lucro para prestar servicios a las personas o a la comu-

nidad, con el objeto de la solidaridad entre los seres

humanos»; la Ley 1/1998, de 5 de febrero, regulado-ra del Voluntariado Social en Extremadura (art.2.3) en-tiende por voluntariado el «conjunto de voluntarios

que, a través de entidades de voluntariado, desarrollan

actividades de interés general para la comunidad, com-

plementando los servicios públicos»; la Ley 7/1998, de6 de mayo, del Voluntariado en La Rioja (art.2) asumecomo voluntariado «el conjunto de actividades de inte-

rés general que, respetando los principios de no discri-

minación, solidaridad, pluralismo y todos aquellos que

inspiran la convivencia en una sociedad democrática se

desarrollen por personas físicas con arreglo a los si-

guientes requisitos [altruismo, libertad, desinterés, para

una organización sin ánimo de lucro]»; la Ley 3/1998,de 18 de mayo, del Voluntariado en las Islas Baleares(art.2) considera voluntariado como «el conjunto de

actividades dirigidas a la satisfacción del interés gene-

ral, desarrolladas por personas físicas, siempre que las

actividades no se realicen dentro de una relación labo-

ral, funcionarial, mercantil o cualquier otro tipo de rela-

ción retribuida o derivada de una obligación jurídica y

además reúnan los siguientes requisitos [altruismo, liber-

tad, falta de remuneración y para organización pública o

privada]»; la Ley 17/1998, de 25 de junio, del Voluntaria-do en el País Vasco (art.2) entiende por voluntariado «el

conjunto de actividades de interés general desarrolladas

por personas físicas, siempre que se realicen en las si-

guientes condiciones: [desinterés, libertad, para organiza-

ciones sin ánimo de lucro, sin retribución económica y sin

sustituir servicios profesionales remunerados]»; la Ley4/1998, de 15 de mayo, del Voluntariado en Canarias(art.3) considera voluntariado, «el conjunto de activida-

des desarrolladas por personas voluntarias en áreas de

interés social, que reúnan los siguientes requisitos: [al-

truismo, libertad, sin remuneración económica y como

consecuencia de programas o proyectos de entidades de

voluntariado]».

39 Es conveniente delimitar la figura del «voluntario»de otras afines que colaboran con las Organizaciones nolucrativas. Así, por ejemplo, se considera «socio» el quecolabora con la organización mediante su aportacióneconómica. En la Ley 23/1998, de 7 de julio, de Coope-ración Internacional se define «cooperante» a aquél que»... a una adecuada formación o titulación académica ofi-

cial [une] una probada experiencia profesional y tienen

encomendada la ejecución de un determinado proyecto

o programa en el marco de la cooperación al desarrollo»;diferenciándose del «voluntario» en que éste posee unamayor profesionalización, asume mayores responsabili-dades en la ejecución de proyectos y desarrolla activida-des centradas en el ámbito de la cooperacióninternacional. AA.VV. El tercer sector: el voluntariado en

la Comunidad de Madrid, Madrid, Instituto de Estadísticade la Comunidad de Madrid, 1999, pág. 69 y 70.

40 Vid., M. SÁNCHEZ MORÓN, «Interés General», EJB

(Dir. A. Montoya Melgar), T-III, pág. 3658.41 M.A. TORRES, «Régimen jurídico del voluntariado

en España: del voluntariado social al voluntariado para lasociedad» en AA, nº20, 2000, pág. 627.

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Del mismo modo que un trabajo porcuenta ajena debe ser desarrollado por unapersona física, las actividades propias del vo-luntariado exigen una dedicación humana,manual o intelectual, según el caso. Ahorabien, la Ley expresamente excluye del volun-tariado las relaciones laborales, así comocualquier otra retribuida, ya que asume quees preciso evitar las erróneas conclusiones alas que se llegaría si, con cierta ligereza, seconsiderara que, al coincidir determinadasnotas de ambos tipos de prestaciones de ser-vicios, dichas prestaciones poseyeran natura-leza análoga. Así pues, no cabe duda de queambas relaciones son excluyentes y de que si,a pesar de cumplirse todas las condiciones dela relación de voluntariado, existe un contra-to de trabajo entre la organización y volunta-rio, aquélla relación cede en favor de larelación laboral. De modo que sólo puede ha-blarse de relación de voluntariado si entre laspartes no media previamente relación de tra-bajo.

El citado artículo 3 establece que, juntocon las anteriores notas, el voluntariado debereunir los siguientes requisitos:

1. Carácter altruista y solidario o benévo-lo, ya que produce la donación de un serviciorespondiendo a una preocupación de ayudadesinteresada.

2. Libre realización, sin que tenga su cau-sa en deber jurídico alguno; ha de tratarse deuna actividad libremente escogida, es decir,por propia iniciativa, excluyéndose por tantoaquéllas que aun siendo gratuitas y respon-diendo a un interés general, sean realizadasde modo forzoso o coactivo. El hecho de que setrate de un trabajo prestado libre o volunta-riamente no significa que éste pueda realizarseúnicamente cuando le plazca al voluntario;por el contrario, debe pensarse que el volun-tariado se encamina a la prestación de servi-cios sociales dotada de cierta estabilidad,conectándose con un determinado grado decompromiso personal.

3. Falta de contraprestación económica,

nota ésta que, como veremos en el siguienteepígrafe, diferencia ambas figuras (relaciónde voluntariado y relación laboral) y condicio-na definitivamente sus respectivas regulacio-nes.

4. Desarrollo a través de organizaciones

privadas o públicas, con arreglo a programaso proyectos concretos. Esta última precisiónparece integrar dos aspectos ciertamente re-levantes: de un lado, el hecho de que la activi-dad de voluntariado se ha de prestar a lasdiferentes entidades que organizan su labor yla coordinan con la de los demás (voluntarios),de manera que el voluntario se integra en unsistema de atribución de funciones, instruc-ciones, orientaciones, directrices... que per-mite calificar su trabajo de subordinado odependiente, de igual manera que un trabajoasalariado. No obstante, el grado de depen-dencia o subordinación existente en una rela-ción de voluntariado es notablemente inferioral que concurre en una relación laboral porcuenta ajena 42 ya que, en este caso, la subor-dinación viene determinada por la necesidadde una compensación económica por el traba-jo realizado con la que hacer frente a las nece-sidades del trabajador y las de su familia; noexistiendo necesidad económica que compelaal voluntario al cumplimiento de lo ordenadopor la organización, dicho cumplimiento sólotiene su razón de ser en la conveniencia demantener un orden y unos criterios de actua-ción que hagan útil el trabajo realizado. Portanto, en la relación de voluntariado no puedehablarse en puridad de superiores o poderososque ejercen su poder en virtud de tal condicióne inferiores que no pueden sustraerse, bajoamenaza de sanción, al cumplimiento de lasobligaciones derivadas de tal poder.

289

42 GARCÍA NINET en términos más radicales apuntaque «en todo caso los derechos y deberes que se enun-cian no cuentan tanto con el apoyo jurídico de las nor-mas cuanto con el apoyo moral de saber que se estácolaborando con una tarea de gran trascendencia social,de ahí que los niveles de exigencia y de productividad

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De otro lado, es innegable que el voluntariocede los servicios obtenidos a la organización enla que y para la que los presta; podría decirseentonces que los rendimientos o resultados desu trabajo pertenecen inicial y directamente ala organización que desinteresadamente reci-be la cesión de la prestación. No obstante,consideramos que, si bien la relación de vo-luntariado se realiza por cuenta de un ajeno�la organización� que se beneficia de laprestación realizada por el voluntario, nopuede hablarse de ajenidad, en el sentido enel que se entiende con relación al trabajo re-alizado por cuenta ajena; fundamentalmenteporque si la ajenidad manifiesta que el benefi-cio de la utilidad patrimonial del servicio pres-tado por el sujeto corresponde a un tercerodistinto de aquél que realiza la actividad, nopuede ser atribuida al régimen de voluntariadopor carecer éste de interés económico �parti-cular� y perseguir en cambio la realizaciónde un interés general extrapatrimonial �dada la falta de ánimo de lucro de las entida-des que se benefician de la utilidad delservicio prestado por el voluntario�.

A pesar de que, en principio, todas lasprestaciones que cumplan las mencionadascondiciones se considerarían servicios objetode la relación de voluntariado, la Ley hace ex-presamente, en su artículo 3.2, la salvedad deque no considera voluntariado, aquellas ac-tuaciones voluntarias aisladas, esporádicas oprestadas al margen de organizaciones públi-cas o privadas sin ánimo de lucro, ejecutadaspor razones familiares, de amistad o buenavecindad, ya que, como veremos, estas últi-mas razones resultan distintas de la benevo-lencia a la que, indudablemente, responde elvoluntariado.

2.2.2. La exclusión del voluntariado de la

aplicación del Derecho del Trabajo

El artículo 1.3 del ET excluye expresa-mente del ámbito regulado por el propio Es-tatuto los trabajos realizados a título deamistad, benevolencia y buena vecindad, noconsiderándolos trabajos objeto de relaciónlaboral. Ya hemos señalado que los trabajosrealizados en régimen de voluntariado sontrabajos inspirados en la solidaridad, el al-truismo, por tanto prestados por razón de be-nevolencia.

La benevolencia, según la definición delDiccionario de la Real Academia de la LenguaEspañola, es la «simpatía y buena voluntad

hacia las personas» y según Alonso Olea, a di-ferencia de la amistad, la benevolencia se ca-racteriza por ser una actitud que, aunquepueda concretarse en una determinada per-sona, descansa sobre un sentimiento queafecta a una colectividad más o menos am-plia; en efecto, la amistad sugiere la idea depersona determinada como destinatario,mientras que benevolencia implica una plu-ralidad de éstas, si bien en una ocasión deter-minada pueda concretarse sobre un sujetoconcreto. Una segunda manifestación de ladiferencia entre ambas figuras se encuentraen que la amistad sólo parece concebible res-pecto de una persona natural, en tanto que labenevolencia puede ir dirigida a una asocia-ción, entidad o persona jurídica, siendo éstala destinataria directa del servicio benévolo 43.

La exclusión de la aplicación del ET y de lanormativa laboral en general a los trabajosrealizados a título de benevolencia 44 respon-

290

ESTUDIOS

sean muy otros a los propios de la relación laboral, puesno existe una autentica dependencia ni un auténtico po-der de dirección...». J.I. GARCÍA NINET, «Régimen jurídicodel personal voluntario» en RAS, nº18, 1983, pág. 143 yvid., en términos similares J. Morillo, «Las relaciones jurí-dicas del voluntariado social como excluidas de la rela-ción laboral» en RTSS, nº1, 1991, pág. 129.

43 M. ALONSO OLEA, «Reflexiones actuales sobre eltrabajo realizado a título de amistad, benevolencia obuena vecindad» en Trabajo subordinado y trabajo autó-

nomo en la delimitación de fronteras del derecho del tra-bajo, vol II, Madrid, Tecnos y Junta de Andalucía, 1999,pág. 17 y 18.

44 La Jurisprudencia ha declarado la inexistencia derelación laboral en los servicios prestados por el volunta-rio a la respectiva organización, entre otras, en SSTS de

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de a que en los mismos no existe contrapres-tación económica que se corresponda con lacesión del resultado del trabajo realizado 45.En la relación de voluntariado, a diferenciade la relación laboral, el vínculo no es técnica-mente oneroso ya que entre las partes no me-dia un doble desplazamiento patrimonial ensentido recíproco o inverso 46, sino gratuitopuesto que existe una sola atribución patri-monial y quien la realiza no recibe a cambiocontraprestación alguna.

Alonso Olea y Casas Baamonde conside-ran que los trabajos prestados benévolamen-te «no constituyen contrato de trabajo... alfaltar el animus obligandi tanto en quien re-cibe los servicios como en quien los promete opresta. Se trata, si acaso, de títulos gratuitos,figuras jurídicas próximas a la donación; nise espera remuneración por ellos ni nadie secree con derecho a ellos» 47. En el mismo sen-tido en la sentencia del TS de 2 de diciembrede 1986 48 se expone que los miembros volun-tarios de una organización determinada «de-

sarrollan trabajos por impulsos de donación,

sin animus obligandi y sin que de ellos se de-

rive acción alguna», esto es, derecho a remu-neración.

En fin, como indica García Ninet, al estu-diar el régimen jurídico del personal volunta-rio, «la nota básicamente diferencial es queaquí [relación de voluntariado] no se hacepara obtener un salario (falta el ánimo o deci-sión de contratar el cambio de trabajo por sa-lario) sino, como mucho, para obtener unasatisfacción de orden moral por ésta acciónbenévola, sin que quepa confundir el salario oremuneración con la compensación de losgastos soportados para llevar a cabo la activi-dad» 49. Y es esta ausencia de salario, este nopretender una retribución como contrapres-tación o contrapartida del servicio prestado loque hace que el ET declare extramuros delordenamiento jurídico laboral a estos servi-cios benévolos.

Habiéndose dejado claro que, por esencia,el voluntariado es un servicio altruista y porello gratuito, que no se realiza a cambio desalario ni de contraprestación similar es pre-ciso no ignorar que la jurisprudencia 50 haconsiderado que el carácter gratuito de la re-lación de benevolencia no se desvirtúa por elhecho de que existan gratificaciones en metá-lico o en especie, fijas o variables, esporádicaso periódicas, que no constituyen salario sinodonaciones remuneratorias del artículo 616del CC 51.

Relacionado con esto se encuentra la figu-ra de los incentivos para la captación de nue-vos voluntarios, obviamente no siendo ésta laprincipal motivación, pero sí un efecto gratifi-cante a añadir a la satisfacción moral que su-

291

16 de diciembre de 1986 (A.7491) y de 19 de diciembrede 1995 (A.9315), en SSTCT de 14 de julio de 1988(A.4410), de 2 de diciembre de 1974 (A.5142) y de 1 dediciembre de 1986 (A.26831) y en SSTSJ (Madrid) de 4de septiembre de 1990 (A.2215) y (Valencia) de 23 deseptiembre de 1994 (A.3689).

45 M. ALONSO OLEA y M.E. CASAS BAAMONDE, Dere-

cho del trabajo, pág. 44.46 A través de la exigencia de remuneración en el

contrato de trabajo se han excluido del ámbito del De-recho del Trabajo ciertos servicios, en los que no existecontraprestación económica por la actividad prestada.En efecto, la falta de remuneración ha de tomarse comoindicio de extralaboralidad; pero no sólo impediría laexistencia de contrato laboral la falta de compensacióneconómica por el trabajo realizado sino también la au-sencia de animus remunerandi. Vid., A. MONTOYA MEL-

GAR, «Sobre la esencia del Derecho del Trabajo» enDerecho y Trabajo, Madrid, Civitas, 1997, pág. 20 y J.Luján Alcaraz, La contratación privada de servicios y el

contrato de trabajo. Contribución al estudio del ámbito

de aplicación subjetivo del Derecho del Trabajo, Madrid,Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 1994, pág. 377y sig.

47 M. ALONSO OLEA y M.E. CASAS BAAMONDE, Dere-

cho del trabajo, pág. 61.48 (A.7252).

49 J.I. GARCÍA NINET, «Régimen jurídico del personalvoluntario» en RAS, nº18, 1983, pág. 138.

50 SSTCT de 20 de marzo de 1985 (A.1984), de 16de diciembre de 1986 (A.13847) y de 21 de julio de1987 (A.16545).

51 I. ALBIOL MONTESINOS y otros, Derecho del Trabajo,pág. 218.

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pone el sentirse útiles a la sociedad. Los in-centivos en modo alguno pueden transfor-marse en una fórmula sustitutiva del salario,pues ello iría contra la esencia del voluntaria-do social. El artículo 14 de la Ley estableceque «los voluntarios podrán disfrutar... de bo-

nificaciones o reducciones en el uso de los me-

dios de transporte público estatales, así como en

la entrada a museos gestionados por la Admi-

nistración General del Estado, y cualesquiera

otros beneficios que reglamentariamente pue-

dan establecerse como medida de fomento, reco-

nocimiento y valoración social de la acción

voluntaria». En cualquier caso, debe tenersepresente que los incentivos que acabamos demencionar hacen cuestionar la gratuidad o eldesinterés como característica fundamentalde la actividad voluntaria ya que los posiblesbeneficios derivados de la actividad «dejan deser implícitos y pasan a hacerse explícitos ycalculables» 52.

2.2.3. Los derechos del voluntario

asimilables a los del trabajador

por cuenta ajena

La propia Ley de Voluntariado atribuye a lossujetos que integran la relación de voluntariadouna serie de derechos y deberes, al estilo de losderechos atribuidos a los trabajadores porcuenta ajena; resulta innegable que en ungran número de casos los derechos y deberesde ambos colectivos son coincidentes, lo quelleva a pensar en una evidente inspiración dela relación de voluntariado en el entorno la-boral. Por ello, los derechos y deberes de losvoluntarios en la prestación de sus serviciospara las organizaciones respectivas deben serinterpretados a la luz de los establecido en lanormativa laboral.

El artículo 6 de la Ley del Voluntariadoenumera una serie de derechos que corres-ponden al voluntario por el mero hecho de

prestar una actividad para una organizaciónsin ánimo de lucro. Nosotros consideramosrelevantes, para el objeto de nuestro análisis,únicamente los derechos inspirados en la nor-mativa laboral; precisamente desde la pers-pectiva laboral creemos que se puede aportarclaridad y seguridad en la interpretación detales derechos.

a) Recepción de información, formación,orientación y medios materiales necesariospara el ejercicio de las funciones asignadas.Los voluntarios, al igual que los trabajadorespor cuenta ajena, tienen derecho a conocerlas condiciones en las que han de prestar susservicios [art. 6.a) de la Ley de Voluntariado];en el caso de los asalariados, el apartado 5 delartículo 8 del ET les reconoce el derecho a serinformados de los elementos esenciales delcontrato de trabajo, concretamente acerca dela identidad de las partes, el lugar de trabajo,el comienzo de la relación laboral, la duraciónde ésta, la retribución y la jornada. El artícu-lo 9 de la Ley de Voluntariado, en un sentidosimilar, dispone que la relación de volunta-riado se ha de formalizar por escrito, median-te un acuerdo o compromiso que, además deprecisar el carácter altruista de la relacióndebe contener como mínimo: «a) El conjunto

de derechos y deberes que corresponden a am-

bas partes... b) El contenido de las funciones,

actividades y tiempo de dedicación que se

compromete a realizar el voluntario. c) El pro-

ceso de formación que se requiera para el

cumplimiento de sus funciones. d) La dura-

ción del compromiso y las causas y formas de

desvinculación por ambas partes».

Al margen de la información relativa a lascondiciones de realización de la particularprestación que debe realizar un voluntario,se menciona en la Ley, apartado 2.b) del artí-culo 8, otro mecanismo de información más ge-nérico, al atribuir a las organizaciones el deberde «establecer sistemas internos de información

y orientación adecuados para la realización de

las tareas que sean encomendadas a los volun-

tarios». Este sistema interno de información sepuede llevar a cabo mediante reuniones, ex-

292

ESTUDIOS

52 A. GARCÍA INDA, «Aspectos legales del voluntaria-do: El modelo de la Ley 6/1996, de 15 de enero» en DS,nº104, 1996, pág. 215.

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posición de información en los tablones deanuncios ubicados en la sede de la organiza-ción, emisión de publicaciones periódicas, no-tificaciones individuales... y responde aulteriores precisiones acerca de las activida-des que deben desarrollar los voluntarios.

Con relación a la formación y orientación,la Ley dispone que la organización debe faci-litar al voluntario los conocimientos necesa-rios para el adecuado desempeño de laprestación, igual que hace el artículo 4.2.b)del ET con relación a los trabajadores porcuenta ajena. Entre los deberes atribuidos alas organizaciones, el artículo 8.2.e) de la Leydel Voluntariado correlativamente reconoceque aquéllas deben «proporcionar a los volun-

tarios la formación necesaria para el correcto

desarrollo de sus actividades». Tal formaciónpuede ser o no impartida por la propia orga-nización y, en todo caso, ésta deberá concedera los voluntarios permisos para la asistenciaa cursos formativos, posibilitando la varia-ción del tiempo habitual de prestación, delhorario, como precisa, con relación al perso-nal laboral, el artículo 23 del ET

La organización ha de poner, asimismo, adisposición del voluntario los medios necesa-rios para el ejercicio de sus funciones ya queel prestador de los servicios únicamenteaporta su trabajo, su energía productiva; laorganización debe ofrecer al voluntario unentorno, medios, instrumentos, una estructu-ra interna coordinada que permita obtenerutilidad de los trabajos prestados... y, como de-cimos, al voluntario corresponde como deberesencial aportar su prestación a la que dedicasu tiempo y su esfuerzo. Paralelamente, en elcontexto laboral, el empresario es el que asumela obligación de poner a disposición del trabaja-dor las materias primas, útiles y demás mediospara que éste, en la aplicación de su trabajo aaquéllos logre una utilidad patrimonial.

b) No discriminación en el trato. El dere-cho a la igualdad viene establecido, genérica-mente, en el artículo 14 de la Constituciónpor referencia al nacimiento, sexo, raza, reli-

gión, opinión... Así, una organización debetratar a todos sus voluntarios igualitaria-mente, evitando cualquier tipo de actuacióndiscriminatoria hacia ellos [art. 6.b) de la Leyde Voluntariado]. El principio de no discrimi-nación, no obstante, no es absoluto, no impo-ne un trato absolutamente uniforme a todoslos particulares, como si todos ellos fuesenidénticos entre sí. Del mismo modo que paralos trabajadores por cuenta ajena, para losvoluntarios, la atribución de ventajas funda-das a un grupo no infringe de suyo el princi-pio de igualdad si a los demás se les respetanlos mínimos legales o pactados. El deber detrato igual �y su correlativo de prohibiciónde discriminaciones� juega tanto en el mo-mento de la contratación como a lo largo de lavida de la relación 53.

A diferencia de lo que ocurre en el ámbitolaboral, en la relación de voluntariado no sereputan nulos y sin efecto los actos discrimi-natorios; pero es previsible que si la organiza-ción actúa discriminando al voluntario, éstepueda reaccionar extinguiendo su relación devoluntariado.

c) Respeto a la libertad, creencias, digni-dad e intimidad. En cuanto persona, el volun-tario que desempeña un servicio con ánimoaltruista, es titular de múltiples derechosfundamentales reconocidos en la Constitu-ción, entre ellos, el derecho a la libertad ideo-lógica (art.16), a la libertad de expresión(art.20), a la dignidad (art.10.1), a la intimi-dad y al honor (art.18), y a la integridad física(art.15). Tales derechos se mantienen en elámbito de la relación de voluntariado, de for-ma similar a como concurren en la relación detrabajo por cuenta ajena.

El derecho a la libertad, genéricamenteentendido, responde en el contexto de la rela-ción de voluntariado a lo que ya vimos al tra-tar de su definición, esto es, a que el trabajoque se desarrolla es un trabajo libre que no

293

53 A. MONTOYA MELGAR, Derecho del Trabajo, pág.310 y 311.

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tiene causa en deber jurídico alguno. La li-bertad puede presentarse también modalizadaen libertad de expresión o libertad ideológica.Los voluntarios, como los trabajadores porcuenta ajena, gozan del derecho de libertadde expresión 54, siempre que no rebasen cier-tos límites como el respeto al honor e intimi-dad ajenos, que la información transmitidasea veraz y contrastada y que no exista de-ber previo de mantener en secreto la informa-ción 55. Del mismo modo ambos colectivostienen reconocido el derecho a la libertadideológica, independientemente de la organi-zación para la que se presten los servicios; noobstante, puede ocurrir que una empresa ouna organización se caractericen por perse-guir un ideario, en cuyo caso, es lógico que lostrabajadores y voluntarios cuyo servicio estévinculado al desarrollo de los valores ideoló-gicos defendidos por aquéllas, deban compar-tir tales valores o principios. «En una materiatan ocasionada al casuismo, la regla de oropuede ser la de plantearse si la prestación...puede o no cumplirse plenamente con inde-pendencia de (o cualquiera que sea) su acti-tud ideológica, adscripción política o religiosaetc...» 56.

Tanto en la relación de voluntariado comoen la relación laboral, los voluntarios [art.6.b)] y trabajadores (art. 4.2.e, 18, 20.3 y 50.1del ET) tienen reconocida la consideracióndebida a su dignidad; derecho que cobra espe-cial significación al erigir la Constitución ladignidad de la persona en pieza clave del or-den político y de la paz social (art.10.1). Losderechos a la dignidad e intimidad de losprestadores de servicios comprenden la pro-tección frente a ofensas verbales o físicas, in-cluso de naturaleza sexual. Como seestablece expresamente en el contexto labo-ral y puede extenderse a la relación de volun-

tariado, en caso de que se adopten, por partede las organizaciones, las medidas oportunaspara verificar si el voluntario cumple correcta-mente con sus obligaciones y deberes, tales me-didas no deben menoscabar la dignidad eintimidad humana, no pudiendo dichos con-troles alcanzar la vida privada del voluntario.

d) Participación activa en la organiza-ción. Los voluntarios que se integran en unaorganización para prestar en ella sus servi-cios solidarios tienen derecho, según el apar-tado c) del artículo 6 de la Ley 6/1996, acolaborar en: «la elaboración, diseño, ejecu-

ción y evaluación de los programas, de acuer-

do con los estatutos o normas de aplicación».En efecto, cuando los voluntarios se vinculancon una organización para la realización deactividades altruistas, además de llevar a cabolos servicios concretos para los que se ha com-prometido personalmente, deben poder colabo-rar con la entidad en la fijación de estrategias,creación de planes de actuación, diseño de pro-gramas... de manera que aporten a la mismasus conocimientos y aptitudes para el propiobeneficio del colectivo que la integra. Puede de-cirse que la implicación del voluntario en la or-ganización va más allá de la mera prestaciónde servicios y supone una vinculación perso-nal del mismo a la estructura interna de laentidad y un compromiso, igualmente perso-nal y altruista, con sus fines.

El mecanismo de participación de los vo-luntarios en sus respectivas organizacionesresulta distinto del previsto para los traba-jadores en la empresa, fundamentalmente,porque aquél se lleva a cabo a través de lasaportaciones directas del voluntario mientrasque éste, tradicionalmente, se articula me-diante las representaciones unitarias y sin-dicales, esto es mediante la representaciónindirecta.

e) Establecimiento de medidas de Seguri-dad e Higiene. El apartado g) del mismo artí-culo 6 de la Ley del Voluntariado, dispone queel voluntario tiene derecho a: «realizar su ac-

tividad en las debidas condiciones de seguri-

294

ESTUDIOS

54 Vid., J.J. SOLOZÁBAL, «Libertad de expresión y de-recho a la información» en EJB, II, pág. 4049.

55 I. ALBIOL MONTESINOS y otros, Derecho del Traba-

jo, Valencia, Tirant lo Blanch, 1999, pág. 559.56 A. MONTOYA MELGAR, Derecho del Trabajo, pág.

313.

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dad e higiene en función de la naturaleza y

características de aquélla». Por su parte, elartículo 8 de la misma Ley corrobora este de-recho al establecer correlativamente que laorganización debe: «garantizar a los volunta-

rios la realización de sus actividades en las

debidas condiciones de seguridad e higiene en

función de la naturaleza y características de

aquéllas».

Es indudable que este derecho de los vo-luntarios se constituye a imagen y semejanzade lo establecido en la normativa laboral. Endesarrollo del artículo 40.2 de la Constituciónse aprobó la Ley 31/1995, de 8 de noviembre,de Prevención de Riesgos Laborales; el fun-damento de esta regulación se encuentra en elhecho de que el empresario controla o puedecontrolar el lugar donde se presta el trabajo, asícomo las instalaciones, máquinas, utensilios...que pone a disposición del trabajador para larealización de la prestación de trabajo 57. Enla medida que el empresario es el titular de laorganización empresarial creadora del riesgo,ha de asumir la obligación de proteger eficaz-mente a sus trabajadores en materia de segu-ridad y salud laboral.

En la Ley de Prevención de Riesgos Labo-rales el genérico deber de prevención del em-presario se concreta en un haz de específicosdeberes, entre los que se encuentran: evitarlos riesgos, evaluar los riesgos inevitables,planificar la acción preventiva en la empresa,valorar la capacidad y actitudes del trabaja-dor, proporcionar equipos de protección ade-cuados, ofrecer información y consultar a lostrabajadores, formar a los trabajadores, re-alizar reconocimientos médicos periódicos,proteger a trabajadores especialmente sensi-bles a determinados riesgos... 58.

Los voluntarios pueden exigir de las orga-nizaciones para las que prestan sus servicios

que pongan en marcha planes de prevenciónde riesgos en los lugares de desarrollo de laprestación en condiciones ciertamente pareci-das a las previstas por la Ley 31/1995; puestoque en ambos casos el bien jurídico protegido esel mismo: la persona que realiza una actividadpara un tercero (debiendo asumir el tercero laobligación de proteger la integridad física dequien trabaja para él). En su caso, las responsa-bilidades que se derivaran del incumplimientode las obligaciones de respeto de la normati-va relativa a seguridad e higiene en el trabajotendrían, para las organizaciones infracto-ras, naturaleza penal (art. 316 y 147 del CP)y civil (1.101 del CC).

f) Reembolso por los gastos realizados endesempeño de sus actividades. Si los gastossoportados por el voluntario son consecuenciadirecta de los servicios prestados a su organi-zación, ésta debe reembolsarle las cantidadescorrespondientes a dichos gastos. Esta exi-gencia prevista en la Ley del Voluntariado[art. 6.e)] es reflejo de lo que establece, másgenéricamente, el artículo 1.893 del CC con re-lación a que debe indemnizar de los gastos ne-cesarios quien se aprovecha de las ventajas. Demanera que las compensaciones por indemni-zaciones y suplidos por los gastos realizados porel voluntario en la prestación de sus serviciosno tienen naturaleza salarial sino que pre-tenden compensar los perjuicios que, en supropio patrimonio, puede haber sufrido el vo-luntario al realizar el servicio.

Es posible que el voluntario, como cualquiertrabajador por cuenta ajena, deba desplazar-se, comprar material o utilizar sus propiosinstrumentos de trabajo, pernoctar en otraslocalidades..., en cuyo caso caben dos formas decompensación del gasto: el previo pago o el pagoa posteriori 59. Además, los gastos pueden li-quidarse, como suele hacerse con los trabajado-res asalariados, mediante evaluación globalconforme a módulos unitarios adecuados, sin

295

57 M. ALONSO OLEA y M.E. CASAS BAAMONDE, Dere-

cho del Trabajo, pág. 221.58 A. MONTOYA MELGAR, Derecho del Trabajo, pág.

402.

59 J.I. GARCÍA NINET, «Régimen jurídico del personalvoluntario» en RAS, nº18, 1983, pág. 154.

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necesidad de hacerlo acto por acto y por su cos-te acreditado, es decir, siempre que los módulossean proporcionados a los gastos y no escondanremuneraciones encubiertas de los servicios.Es aconsejable, en la utilización de estos módu-los, dejar constancia escrita y conforme de cadaliquidación practicada en virtud del principiode seguridad jurídica; en todo caso, los volun-tarios pueden renunciar a la compensaciónde los gastos realizados en el desempeño desus servicios 60.

g) Aseguramiento contra riesgos de acci-dente y enfermedad derivados del ejercicio dela actividad voluntaria. Ya la RecomendaciónR (85) del Comité de Ministros del Consejo deEuropa, sobre el trabajo voluntario en activi-dades de bienestar social, aconseja a los Esta-dos miembros la adopción de acuerdos con elobjeto de que tanto los voluntarios como los be-neficiarios de sus prestaciones y los tercerosqueden cubiertos frente a los riesgos quepuedan derivarse de la realización del traba-jo voluntario. Tal medida, indudablemente, seinspira en el sistema de aseguramiento previs-to, fundamentalmente, para los trabajadoresa través de la Seguridad Social, la cual les ga-rantiza protección suficiente frente a las situa-ciones de necesidad.

Los riesgos mínimos que, por exigencia dela Ley de Voluntariado [art. 6.d)], deben serasegurados son los accidentes y las enferme-dades ya que en estas situaciones los volunta-rios deben suspender la realización de laactividad solidaria y, generalmente, debenser atendidos sanitariamente. El asegura-miento que por estos motivos debe proceder enla relación de voluntariado no debe distanciarsede las coberturas de las que responde la Seguri-dad Social respecto de sus afiliados; de maneraque se exige que atienda tanto a las puras nece-sidades sanitarias del enfermo o accidentado,mediante la asistencia médica, farmacéutica,

hospitalaria... como a las necesidades económi-cas que se creen en el enfermo o accidentado aconsecuencia de su incapacidad, temporal o de-finitiva �necesidades atendidas mediante elpago de subsidios o pensiones de naturalezaeconómica� 61.

Por accidente debe entenderse, por analo-gía con el artículo 115.1 del TRSS, toda lesióncorporal que el voluntario sufra con ocasión opor consecuencia de la actividad prestada porvirtud de su relación de voluntariado; la en-fermedad frente a la que debe quedar prote-gido el voluntario sería igualmente aquéllacontraída a consecuencia del ejercicio de laprestación comprometida por el voluntariocon la organización.

Si bien la Ley exige que los riesgos de acci-dente y enfermedad que puede sufrir el volun-tario deban ser asegurados �mediante unseguro privado�, no se menciona referencia al-guna a otros riesgos cuyo aseguramiento seríaconveniente como el de los perjuicios a terceroscausados por culpa o negligencia del voluntarioque, en principio, corresponden a la organiza-ción por aplicación del artículo 1.903 del CC.

2.2.4. Los deberes del voluntario

asimilables a los del trabajador

por cuenta ajena

Los deberes del voluntario como prestadorde un servicio del que se beneficia una deter-minada organización, vienen relacionados enel artículo 7 de la Ley del Voluntariado. Delmismo modo que hemos tratado de interpre-tar los derechos de los voluntarios a la luz delos ya muy estudiados y aplicados derechosde los trabajadores por cuenta ajena, conside-rando que con ello se podía conseguir explicarel alcance de las atribuciones hechas por laLey al voluntario, como sujeto jurídico recep-tor de derechos recientemente regulados, delmismo modo, decimos, hacemos ahora lo pro-

296

ESTUDIOS

60 A. FERNÁNDEZ PAMPILLÓN, El voluntariado social. Re-

conocimiento y marco jurídico en España, Madrid, Serviciode Publicaciones de la Cruz Roja, 1989, pág. 61.

61 A. MONTOYA MELGAR, Derecho del Trabajo, pág.653.

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pio con relación a los deberes que la mismaLey le impone.

a) Cumplimiento de los compromisos ad-quiridos con la organización. Este es un deberparticular relativo a aquellas condiciones queespecíficamente han pactado las partes de larelación de voluntariado en el acuerdo de in-corporación a la organización. Responde alprincipio fundamental del Derecho Civil re-cogido en el artículo 1.091 del CC, según elcual, las obligaciones que nacen de los con-tratos deben cumplirse por las partes como sifueran ley 62. En todo caso, como señala elapartado a) del artículo 7, deben respetarse«los fines y la normativa» de las organizacio-nes; así pues, parece que si se respetan tales lí-mites, las partes pueden comprometerse, conrelación a las condiciones en las que debe de-sarrollarse la actividad solidaria, recíproca-mente con plena libertad. En todo caso, laspartes no gozan de total libertad ya que seencuentran sujetas a otros límites no explíci-tamente establecidos por la Ley del Volunta-riado sino impuestos por la aplicación delprincipio de Justicia distributiva 63 del que sededuce que ante supuestos similares de despro-tección la Ley debe actuar aplicando un similarnivel de garantía de derechos; y así ocurre conla figura del voluntario a quien, como veremosen el apartado siguiente, es conveniente aplicar�para evitar situaciones de abuso�, por ana-logía, ciertas medidas que garanticen su plenarealización como prestador de servicios solida-rios.

Los compromisos adquiridos por el volun-tario con la organización y a cuya realización

se obliga suelen estar constituidos por obliga-ciones de hacer �de realizar una actividad�,personales, voluntarias y, en cierto modo �como expusimos en el epígrafe II.2.A)�, depen-dientes y por cuenta ajena; además, talescompromisos deben trascender en el tiempo,esto es, deben ser continuas puesto que su cum-plimiento no es instantáneo sino duradero.

b) Confidencialidad de la información re-lativa a la actividad voluntaria. Este deber demantenimiento de la confidencialidad de la in-formación recibida y conocida en el desarrollode la actividad voluntaria [art. 7.b) de la Leyde Voluntariado] tiene su correlato en la obliga-ción que se exige al trabajador de guardar lossecretos inherentes a la actividad empresarial.Tal deber de naturaleza laboral se recogía en laLey de Contratos de Trabajo de 1944 �art.72�, cuya vigencia, hasta su derogación, eramantenida por la Disposición Final 4ª del ET.En la actualidad no existe un precepto que ex-presamente prevea como obligación del traba-jador por cuenta ajena el deber de guardarsecreto profesional, sin embargo no puede pen-sarse que, por ello, quede al margen de la nor-mativa laboral ya que tiene cabida en el seno deldeber de buena fe que se encuentra previsto enal apartado a) del artículo 5 del ET.

En cualquier caso, el deber de sigilo profe-sional está protegido penalmente por el artí-culo 199.1 del Código Penal, según el cualcomete delito de descubrimiento y revelaciónde secretos ajenos, quien revelare aquéllos«de los que tenga conocimiento por razón de

su oficio o relaciones laborales».

c) Rechazo de cualquier contraprestaciónmaterial procedente del beneficiario. La Leyexige que se respete la gratuidad de la relaciónde voluntariado [art. 7.c)]; gratuidad que puedeser desvirtuada si el voluntario percibe cantida-des económicas procedentes de la persona quese beneficia del servicio prestado �o de otraspersonas relacionadas con su acción� y que,precisamente, son abonadas con intención decompensarle. Se asume que la principal moti-vación para la realización de trabajos benévo-

297

62 La Ley del Voluntariado no habla explícitamentede contrato de voluntariado, sí bien, en el artículo 9, sedice que se formalizará por escrito el «acuerdo o com-

promiso...[con el] contenido siguiente: el conjunto de de-

rechos y deberes que corresponden a ambas partes...»;entendemos, en virtud de lo previsto en el artículo 1.254del CC, que un compromiso o acuerdo jurídico que ge-nera derechos y obligaciones para las partes tiene natu-raleza y efectos de contrato.

63 Vid., C. MARTÍNEZ-SICLUNA, Del Poder y la Justicia,vol.1, Madrid, Actas, 1997, pág. 626 y sig.

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los es la solidaridad o el altruismo y no la in-tención de enriquecerse desarrollando la acti-vidad. Tampoco puede considerarse que talescantidades ofrecidas al voluntario por el be-neficiario del servicio puedan ser asimiladasa incentivos ya que, en todo caso, éstos no de-ben provenir más que de la organización o dela Administración.

Según García Ninet, si el voluntario perci-biera de parte del beneficiario directo de laprestación, de familiares de éste o de allega-dos, o de terceras personas, cantidades u ob-jetos valiosos en consideración a la prestaciónrealizada y si no le fuera posible rechazar talesentregas, deberá ingresarlas en la entidad, nodebiendo en modo alguno apropiárselas 64.

d) Actuación diligente. Al voluntario, enla realización de la actividad que le ha sidoencomendada, se le exige diligencia [art. 7.e)]de la misma manera que la legislación labo-ral obliga al trabajador por cuenta ajena aprestar su trabajo diligentemente 65; obliga-ción ésta que encuentra su fundamento en elartículo 1.104 del CC que prevé, en el contra-to, el deber de diligencia que exija la natura-leza de la obligación. Así, tanto el trabajadorcomo el voluntario deben un rendimientocuantificable como contenido de la obligación

asumida, «para cuya obtención han de traba-jar con intensidad fijada en cierto punto entrela holganza y la extenuación; el deber de dili-gencia se refiere a esta intensidad media» 66.

e) Participación en las tareas formativas.Al tiempo que la formación profesional apare-ce en la normativa laboral como un derechode los trabajadores, a través del cual conse-guir el máximo aprovechamiento de sus capa-cidades, se configura como un deber para losmismos, lo que explica que, como dispone elartículo 30.2 de la LISS, la negativa a partici-par en «acciones de promoción, formación o

reconversión profesionales» constituya unainfracción administrativa grave. En la rela-ción de voluntariado la Ley acoge el mismocriterio [art. 7.f)] �entendemos que porquetal deber es manifestación del de diligencia�;si un trabajo debe ser prestado de la «formamás productiva posible», el trabajador o, ensu caso, el voluntario, ha de esmerarse en ad-quirir la mejor cualificación haciendo uso delos medios que la empresa u organizaciónponga a su disposición con el fin de prestar elservicio para el que se ha comprometido enlas mejores condiciones; como apunta Monto-ya Melgar «la diligencia supone la atenciónorientada a la obtención del rendimiento de-bido» 67.

f) Cumplimiento con las instrucciones dela organización. Aun habiendo hecho refer-encia ya a este tema al hablar de la depend-encia en la relación de voluntariado, esconveniente recordar que el voluntario tieneel deber de seguir las instrucciones adecua-das a los fines que se impartan en el desarro-llo de las actividades encomendadas [art. 7.g)de la Ley de Voluntariado]; su deber de obe-diencia no responde tanto a la subordinacióno dependencia, como ocurre con las relacioneslaborales por cuenta ajena, sino, más bien, ala necesidad de asumir un orden establecido

298

ESTUDIOS

64 J.I. GARCÍA NINET, «Régimen jurídico del personalvoluntario» en RAS, nº18, 1983, pág. 150.

65 Como es bien sabido, el deber de diligencia deltrabajador asalariado viene precisado en los artículos5.a) y 20.2 del ET, puntualizándose en este último quelas fuentes reguladoras de la diligencia son las disposicio-nes legales, los convenios colectivos, las órdenes e ins-trucciones dictadas por el empresario en el ejercicioregular de sus funciones directivas y, en defecto de todasellas, los usos y costumbres. En todo caso, a estas fuenteshay que añadir lo convenido en contrato individual, enel cual puede fijarse la determinación previa de la dili-gencia y rendimiento debidos, mediante el estableci-miento del criterio de la organización científica deltrabajo, en otras ocasiones, la diligencia debida se dedu-ce de la exigencia de un resultado cuantificable, por úl-timo, a falta de índices más tangibles para fijar ladiligencia exigida se recurre frecuentemente a criteriossubjetivos de comparación o a criterios objetivos. A.MONTOYA MELGAR, Derecho del Trabajo, pág. 320 y 321.

66 M. ALONSO OLEA y M.E. CASAS BAAMONDE, Derecho

del Trabajo, pág. 290.67 A. MONTOYA MELGAR, Derecho del Trabajo, pág.

589 y 320.

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en la organización que permita el buen fun-cionamiento de la misma 68. Es significativoque no se le atribuya correlativamente a la or-ganización el poder de dirección, que sí se le re-conoce a los empresarios 69.

En cambio, sí que puede aplicarse la norma-tiva laboral, por responder al mismo principiode protección de quien realiza la prestación, alos límites del deber de obediencia. Las instruc-ciones relativas a la actividad de voluntariado,análogamente a lo que sucede con las órdenespatronales, condicionan su obligatoriedad a sulicitud, de la misma manera que las directricesemanadas por quien no está legitimado parahacerlo no atrae sobre sí el deber de ser obe-decida. Así pues, el voluntario se encuentralegitimado para desobedecer órdenes que re-basen el ejercicio regular de las funciones deordenación que corresponden a la organiza-ción. El voluntario debe desobedecer órdenesrelativas a conductas manifiestamente ilega-les como aquéllas que lesionen derechos irre-nunciables o entrañen un daño o perjuiciopara sí mismo o para terceros. Pueden, igual-mente, desobedecerse las instrucciones sobreaspectos ajenos a la relación de voluntariado,ya que la vida privada del voluntario cae fue-ra de la esfera organizativa de la entidadpara la que trabaja.

g) Respeto del material ofrecido por la or-ganización. El genérico deber de buena fe queel ET reconoce a los trabajadores por cuentaajena �en su artículo 5.a)� no está previstoespecíficamente en la Ley del Voluntariado,aunque sí una de sus concretas manifestacio-nes: el respeto por los recursos materialesque la organización pone a su servicio para el

adecuado desempeño de la actividad para laque se ha comprometido [art. 7.1)]. Damospor hecho que el servicio prestado por el vo-luntario debe responder al deber de buena fe70 ya que, sin lugar a dudas, iría contra el es-píritu de la Ley el incumplimiento del deberde abstenerse de llevar a cabo conductas da-ñosas para la organización entre los que cabepensar la ya citada falta de confidencialidadde la información relativa a la actividad vo-luntaria, o el aprovechamiento de la forma-ción ofrecida por la organización para losnegocios personales y no para el beneficio deaquélla, o el supuesto que nos ocupa de falta derespeto al material ofrecido por la organizaciónpara el desempeño del servicio del voluntario.Tales faltas, y en especial esta última, vulneranla fidelidad y el compromiso de cooperación queson esperables de quien se compromete comovoluntario con una organización para la pres-tación de servicios solidarios y su inobservan-cia generaría, en aplicación analógica de lanormativa civil relativa a los contratos, la ex-tinción de la relación existente entre ellos y,en su caso, la correspondiente responsabili-dad indemnizatoria 71.

2.2.5. Otras posibles manifestaciones de

la asimilación de la relación de

voluntariado a la de trabajo por

cuenta ajena

Como hemos visto, el voluntariado implicaderechos y deberes mutuos para el voluntarioy para la organización en la que se prestanlos servicios que vienen precisados en el com-promiso suscrito por ambas partes, así comoen las normas reguladoras de la organizaciónrespectiva, que resultan obligatorias para lamisma, y para el voluntario en la medida enque fueran conocidas y aceptadas, expresa otácitamente, por él. De nuevo, por analogía,

299

68 La STS de 2 de diciembre de 1986 (A.7252) alrespecto dispone que: «La disciplina y la jerarquización

de sus unidades obedecen a la necesidad de capacitar a

sus miembros para lograr la intervención rápida y eficaz

de los mismos, pero no convierte a la Cruz Roja en una

empresa».69 En los artículos 1.1, 5.c) y 20.1 del ET. Vid.,

A. MONTOYA MELGAR, El poder de dirección del empresa-

rio, Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1965.

70 Artículo 1.258 del CC: «Los contratos... obligan

no sólo al cumplimiento de lo expresamente pactado,

sino también a todas las consecuencias que, según su na-

turaleza, sean conformes a la buena fe...».71 Artículos 1.124 y 1.101 y siguientes del CC.

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regirán las normas de Derecho del Trabajo enmaterias que resulten compatibles con laspeculiaridades diferenciales del trabajo vo-luntario y, como ya hemos repetido insisten-temente, aunque el voluntario no sea untrabajador por cuenta ajena, el hecho comúna ambos de que se preste un servicio de formaorganizada para un tercero, hace que se debaconsiderar injusto para el voluntario el esta-blecimiento de condiciones más gravosas que �o legalmente prohibidas� para el trabajador.No debe ignorarse, por otro lado, la existenciade derechos inherentes a los trabajadoresasalariados que no se reciben por los volunta-rios como los relativos a la libre sindicación, ala negociación colectiva o a los conflictos co-lectivos, entre otros 72.

Aunque la Ley nacional no menciona nadaal respecto, la Ley 3/1994, de 19 de mayo, delVoluntariado Social en la Comunidad de Ma-drid, en el apartado a) de su artículo 9, disponeque «Los voluntarios sociales tienen garantiza-

dos los siguientes derechos frente a la Entidad

en la que prestan sus servicios: a) Realizar su

actividad en unas condiciones y circunstancias

similares a las legalmente contempladas para

el personal asalariado». En términos muy si-milares se pronuncia el artículo 7.1 de la Ley4/1995, de 16 de marzo, del Voluntariado enCastilla-La Mancha. Por tanto, en aplicaciónde tales artículos, que creemos extendibles atodo el ámbito nacional, aunque las corres-pondientes Leyes autonómicas y nacional nolo incluyan expresamente, han de reconocer-se �sin ánimo de exhaustividad� ciertos de-rechos comunes a trabajadores asalariados yvoluntarios.

a) El derecho de ocupación efectiva. El ar-tículo 4.2.a) del ET reconoce el derecho a laocupación efectiva de los trabajadores porcuenta ajena; de donde surge el correlativodeber del empresario de ofrecer al trabajador

dicha ocupación real. El derecho de ocupaciónefectiva, que es también aplicable al volunta-rio, carece de todo desarrollo legal, aunquesupliendo éste Alonso Olea y Casas Baamon-de afirman, entre otras cosas, con relación alas consecuencias de la falta de ocupaciónefectiva que: «su completa falta de justifica-ción, o su inspiración en un deseo de dañar,implicaría no ya un abuso de derecho en elsentido del art.7º.2 C.C., sino una violación dela «dignidad de la persona» y de su derecho al«libre desarrollo de la personalidad» (art.10.1 C.E.) que cuando menos justificaría unaindemnización por daños morales» 73.

b) El régimen de jornada: limitaciones.La jornada durante la que se presta un servi-cio es el tiempo que cada día, semana o añoha de dedicar el trabajador o, en su caso, elvoluntario a la ejecución del acuerdo o con-trato por el que se compromete a la realizaciónde la actividad. Lo que debe el prestador delservicio no es realmente un tiempo de trabajo,sino el trabajo prestado durante un ciertotiempo 74. Desde un punto de vista económi-co, y haciendo referencia exclusivamente alcontexto laboral, la determinación de la jor-nada de trabajo es esencial 75; pero desde un

300

ESTUDIOS

72 VID., A. FERNÁNDEZ PAMPILLÓN, El voluntariado so-

cial. Reconocimiento y marco jurídico en España, pág. 59y 60.

73 M. ALONSO OLEA y M.E. CASAS BAAMONDE, Derecho

del Trabajo, pág. 370.74 M. ALONSO OLEA y M.E. CASAS BAAMONDE, pág. cit.,

pág. 259.75 El reconocimiento en el texto de la Constitución

de la limitación de la jornada de trabajo es de gran tras-cendencia, disponiéndose, en el artículo 40.2, que «los

poderes públicos... garantizarán el descanso necesario,

mediante la limitación de la jornada laboral». La determi-nación de la jornada ordinaria de trabajo es establecidapor el artículo 34.5 del ET a través de una regla de cálcu-lo fundamental referida al tiempo de trabajo efectivo; asíéste «se computará de modo que tanto al comienzo

como al final de la jornada diaria el trabajador se encuen-

tre en su puesto de trabajo». La duración de la jornadapara los trabajadores, según el artículo 34.1 del ET, serála pactada en los convenios colectivos o en los contratosde trabajo, debiendo respetarse en estos casos el máxi-mo fijado por la Ley, por lo que «la duración máxima de

la jornada ordinaria de trabajo será de cuarenta horas se-

manales de trabajo efectivo de promedio en cómputo

anual».

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punto de vista social y jurídico, común a la ac-tividad laboral y de voluntariado, la limita-ción de la duración máxima posible respondea la necesidad de tutelar la salud psíquica yfísica del prestador de la actividad. «La histo-ria de la limitación de la jornada de trabajo...muestra como la actividad de reformistas y go-bernantes fue venciendo la vieja supersticiónempresarial de que a menor número de horasde trabajo correspondía inexorablemente unmenor rendimiento y beneficio» 76.

c) El trabajo nocturno y a turnos. La actualordenación del trabajo nocturno � recogida enel artículo 36 del ET�, que consideramos con-veniente extender a los voluntarios, incluye re-glas específicas en materia de seguridad ysalud de los trabajadores como reconocimien-tos médicos inicial y periódicos, derecho decambio de puesto de trabajo por exigencias dela salud y derechos de protección y preven-ción adecuados. También sería extensible alas voluntarias la medida prevista en el artí-culo 26.1 del ET que establece que si se de-muestra que las trabajadoras embarazadas oen situación de reciente maternidad se en-cuentran expuestas a considerables riesgospara su salud, pueda prohibírseles la realiza-ción de trabajo nocturno.

La protección del trabajo a turnos tambiénpuede ser aplicada a las relaciones de volun-tariado, de la misma forma en que la estable-cen los apartados 3 y 5 del artículo 36 del ETpara los trabajadores por cuenta ajena; de unlado, los prestadores del servicio que traba-jan para empresas con procesos productivoscontinuados durante las veinticuatro horasdel día, tienen derecho a rotar en los distintosturnos, sin quedar afectados necesariamenteal nocturno ya que, específicamente, se dispo-ne que ningún trabajador estará obligado apermanecer en turno de noche más de dos se-manas consecutivas �aunque éste es un de-recho renunciable�; de otro lado, se impone

a los empresarios, como debe igualmente im-ponerse a las organizaciones para las que tra-bajan los voluntarios, con relación a lostrabajadores a turnos obligaciones en cuantoa la salvaguarda de la salud y seguridad.

d) El régimen de vacaciones. La finalidadde un período anual de vacaciones de la acti-vidad habitual que se realiza es la de propor-cionar al prestador del servicio un descansode varios días consecutivos. El derecho a lasvacaciones, que para el trabajador son retri-buidas, responde al favorecimiento de la res-tauración de energías de quien presta susservicios para un tercero a lo largo de todo elaño; de ahí que en el contexto comunitario la-boral tal medida se incluya entre las de protec-ción de la seguridad e higiene en el trabajo 77.Por otra parte, el derecho a las vacaciones esnecesario para ofrecerle al trabajador o al vo-luntario un tiempo necesario de ocio, de ma-nera que pueda disfrutar de momentos libresde compromiso. Por estos motivos las vacacio-nes anuales se consideran irrenunciables.

Con relación a la duración de las vacacio-nes anuales la regla general establecida por elartículo 38 ET fija que el período de disfrute delas vacaciones corresponde de común acuerdoal empresario y al trabajador; pacto que puedetrasladarse, en caso de la relación de volunta-riado, al voluntario y la organización.

2.3. Consideraciones sobre la

naturaleza jurídica de la

relación de voluntariado

La Ley del Voluntariado, como apuntamosmás arriba, dispone, en su artículo 9, que «la

incorporación de los voluntarios a las organi-

zaciones se formalizará por escrito mediante

el correspondiente acuerdo o compromiso».Dicha expresión de la Ley manifiesta ciertacautela ya que no ofrece una clara posiciónacerca de la naturaleza jurídica de la rela-

301

76 A. MONTOYA MELGAR, Derecho del Trabajo, pág.340.

77 Directiva 93/104, de 23 de noviembre (DOCE. nºL 307).

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ción. Si consideramos estrictamente la acep-ción que nos ofrece el artículo 9, deberíamosasumir que la relación de voluntariado es unnegocio jurídico producido por convenio oacuerdo entre las partes y que genera entreellas determinados derechos y obligaciones.

Una perspectiva más flexible nos permiti-ría cuestionarnos si la relación de voluntaria-do encierra un verdadero contrato. Partiendode una definición amplia de contrato, éste seidentifica con la convención, incluyéndose enél «todo acuerdo dirigido a crear relaciones deobligación, o a modificar o extinguir las exis-tentes»; en cambio, desde una concepción es-tricta de contrato éste es: «el acuerdo dirigidoa constituir una obligación patrimonial» 78. Siadoptáramos esta segunda posición, correría-mos el riesgo de dejar fuera de la categoría delos contratos, algunos como el de matrimonio,que no tiene carácter estrictamente patrimo-nial.

Es comúnmente admitido que los contra-tos son negocios jurídicos bilaterales, esto es,suponen la formación voluntaria de un víncu-lo entre dos o más partes. Pero con relación alcontenido de los contratos se distingue entrelos unilaterales, cuando la prestación es debi-da por una sola de las partes, y bilaterales,cuando en ambas partes concurren las cuali-dades de acreedor y deudor; o dicho de otromodo, el contrato bilateral se caracteriza pordesempeñar cada una de las partes el doblepapel de acreedor y deudor, en cambio, en loscontratos unilaterales, quien es acreedor noes deudor y quien es deudor no es acreedor 79.Una parte de la doctrina propone otro tipo decontrato al que llama «bilateral imperfecto»,por el que «una parte queda obligada básica-mente frente a otra, aunque a cargo de éstaeventualmente pueda surgir alguna obliga-ción a favor de aquélla, pero sin que tal obli-

gación tenga el carácter de contrapartida dela primera» 80; así, en la relación de volunta-riado, aun no habiendo contraprestación parael voluntario, sí que existen otras obligacio-nes de la organización en su favor, por ejem-plo la de ser reembolsado por los gastosrealizados en desempeño de sus actividades.

El Código Civil, en su artículo 1.261, esta-blece que «no hay contrato sino cuando concu-

rren los requisitos siguientes: 1º Consentimiento

de los contratantes. 2º Objeto cierto que sea ma-

teria de contrato. 3º Causa de obligación que se

establezca». De manera que cuando concu-rren estos elementos existe contrato. En elcaso de la relación de voluntariado existe con-sentimiento si las dos partes, voluntario y or-ganización se ponen de acuerdo acerca de laconstitución de un vínculo entre ellas; vínculoque, como dice la Ley del Voluntariado, debeformalizarse por escrito. El objeto del contra-to transmite que del acuerdo de voluntadesde las partes resultan uno o varios derechospersonales o de crédito que imponen determi-nada conducta a los contrayentes, conductaque se refiere a la manera de proceder con de-terminado objeto o servicio 81 así, en la relaciónde voluntariado el objeto sería la obligación delvoluntario de realizar la actividad para la quese ha comprometido con la organización res-pectiva. Por último, la causa es «la razón ofin, el porqué de la obligación» 82; el artículo1.274 del CC formula la noción de causa, apli-cándola a las distintas categorías de los contra-tos, al disponer que «en los contratos onerosos

se entiende por causa, para cada parte contra-

tante, la prestación o promesa de una cosa o

servicio por la otra parte; en los remunerato-

rios, el servicio o beneficio que se remunera, y

en los de pura beneficencia, la mera liberali-

dad del bienhechor». De donde en la relaciónde voluntariado la causa se encuentra en la

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ESTUDIOS

78 J. CASTÁN TOBEÑAS, Derecho Civil Español, Común

y Foral, T-III, 15ªed., Madrid, Reus, 1988, pág. 458.79 J. PUIG BRUTAU, Fundamentos de Derecho Civil, T-

II, vol.1, 3ªed., Barcelona, Bosch, 1988, pág. 10 y 400.

80 M. ALBALADEJO, Derecho Civil, T-II, vol.1, 10ªed.,Barcelona, Bosch, 1997, pág. 416.

81 J. PUIG BRUTAU, Fundamentos de Derecho Civil,pág. 109.

82 J. CASTÁN TOBEÑAS, Derecho Civil Español, Común

y Foral, pág. 533.

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Page 25: Voluntariado y empleo en el tercer sector · Æmbito privado del mercado y el dominio pœ-blico del Estado suele llamarse sociedad civil, tercer sector, sector non profit, voluntary

mera intención benévola del voluntario 83 Enconsecuencia, según lo hasta aquí expuesto larelación de voluntariado constituye un autén-tico contrato civil.

Se trataría de un contrato civil no previstoen el Código Civil y, por tanto, por relación adicho Código es un contrato atípico; no obs-tante, al estar regulado en una norma especí-fica, es decir, al estar previsto en la Ley comofigura autónoma, no puede admitirse que seajurídicamente atípico puesto que su construc-ción no se ha debido por completo a la crea-ción de las partes mediante la combinaciónde obligaciones y elementos tomados de dis-tintos contratos típicos 84. Para nosotros, elcontrato de voluntariado se encuentra cerca-no a otros dos contratos típicos previstos en elCódigo Civil: la donación (art. 618 CC) y elmandato (art. 1.709 CC); ya que si bien no pue-de calificarse la relación voluntarial como unaclase de aquéllos por las evidentes diferenciasde naturaleza existentes, también es ciertoque comparte con ambos contratos elementoscomunes que ayudan a integrarlo en el con-texto jurídico.

Hay autores como Alonso Olea y CasasBaamonde, con los que coincidimos, que con-sideran que la relación de voluntariado seencuentra próxima a la institución de la do-nación 85, ya que en los dos casos se produceun acto de liberalidad, por el que sin estarobligado a ello, una persona proporciona al-guna ventaja o beneficio gratuito a otra. Por

su parte Almansa Pastor pone de relieve queno cabe asimilar la relación de voluntariado ala donación «en primer término, porque ennuestro Derecho civil español la donación seconfigura legalmente como un acto de dispo-sición de cosas; y, en segundo término, aun-que la amplitud interpretativa permitieraacoger la donación de servicios, concuerda ladoctrina española en que la donación es uncontrato del que, una vez perfeccionado por laaceptación, surge un derecho subjetivo a re-clamar el objeto de la donación, que se consti-tuye en obligación jurídica perfectamenteexigible. La sustancial diferencia entre obli-gación jurídica y derecho subjetivo que secontraponen en la donación y la obligaciónnatural o interés legítimo de la relación asis-tencial nos conduce a estimarla bien comouna donación impropia y desnaturalizada, ymejor como una atípica e individualizada re-lación jurídica de asistencia» 86

En nuestra opinión, si partimos de la ideade que la relación de voluntariado, al poseernaturaleza contractual, es fuente de las obli-gaciones 87, cada una de las prestaciones acuya realización se comprometen las partesserá exigible y su incumplimiento habrá degenerar responsabilidad en favor de la otraparte 88. Aunque pueda parecer que este he-

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83 Hay autores, como PUIG BRUTAU o DÍEZ-PICAZO,que consideran que la pretensión de que la causa sea unrequisito general y unitario de los contratos es ilusoria yque la distancia que separa los contratos onerosos de losgratuitos es prácticamente insalvable en ese punto.«Mientras en materia onerosa (do ut des) la idea de cau-sa se emplea en el sentido de causa final (ut: para que),en cambio, tratándose de actos gratuitos causa se en-tiende como consecuencia eficiente: el ánimo liberal».DÍEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho civil patrimonial,Madrid, 1972, pág. 154.

84 M. ALBALADEJO, Derecho Civil, T-II, vol.1, pág. 410.85 M. ALONSO OLEA y M.E. CASAS BAAMONDE, Dere-

cho del trabajo, pág. 44.

86 Que, en opinión del autor: «en modo alguno pre-senta las características propias de las figuras contractua-les». J.M. ALMANSA PASTOR, «Caracterización jurídica de laactividad y de la organización del voluntariado de acciónsocial» en RAS, nº 18, 1983, pág. 96.

87 Cfr. art 2 de la Ley 3/1998, de 18 de mayo, delVoluntariado en las Islas Baleares que considera volunta-riado el conjunto de actividades que «no se realicen den-

tro de una relación laboral, funcionarial, mercantil o

cualquier otro tipo de relación retribuida o derivada de

una obligación jurídica...».88 Si el voluntario se obliga a realizar una actividad

por un tiempo y posteriormente cambia sus conviccioneshabría de preverse la posibilidad de rescindir el contratocon un preaviso mínimo de manera que el voluntario veasatisfecho su derecho de rectificación, pero al mismotiempo la organización no se vea perjudicada en su ser-vicio a fines de interés general y en la confianza de buenafe que en ella había generado el contrato.

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Page 26: Voluntariado y empleo en el tercer sector · Æmbito privado del mercado y el dominio pœ-blico del Estado suele llamarse sociedad civil, tercer sector, sector non profit, voluntary

cho desvirtúa la naturaleza espontánea de larelación de voluntariado, lo cierto es que re-sulta necesario para el mejor cumplimientodel principio constitucional de seguridad jurí-dica (art. 9.3 CE). En todo caso, se echa demenos una regulación legal que conjugue esaobligatoriedad con un mínimo de flexibilidaden la relación contractual de manera quemantenga el respeto a su naturaleza volunta-ria y filantrópica 89.

De otro lado, la proximidad entre el contratode mandato y el de voluntariado se fundamentaen que, en ambos casos, una persona se obligahacia otra a realizar un acto jurídico en su inte-rés gratuitamente; se trata de un contrato gra-tuito de cooperación entre dos personas. Noobstante, en el caso del mandato puede pactar-se por las partes una retribución para el man-datario a cambio del servicio que se presta,cosa que no puede ocurrir en la relación devoluntariado a la que la Ley le atribuye undeterminante carácter gratuito que, bajo nin-gún concepto, puede ser modificado. La dife-rencia esencial entre ambos contratos es que enel mandato se realizan actos jurídicos (adminis-tración, enajenación, transacción, ejercicio deacciones...) por cuenta del mandante �en susustitución�, mientras que en el contrato devoluntariado se realiza simplemente la pres-tación de servicios �no estrictamente jurídi-cos� (trabajo material o intelectual) para laque el voluntario se comprometió.

En consecuencia, no pudiendo reconocerseal contrato de voluntariado como un tipo estric-to de donación o mandato, sí debe sostenerse lacercanía con ambos contratos regulados en elCódigo Civil; de manera que si a éstos se lesatribuye naturaleza contractual, no puedenegarse la misma a la relación de voluntaria-do.

3. EL EMPLEO EN EL TERCER SECTOR

El creciente aumento del voluntariado seinscribe en un debate de fondo sobre la crisisdel trabajo remunerado como medio esencialde distribución de ingresos, protección... esdecir, del orden que funda la sociedad de losúltimos siglos. Es generalizado el sentimien-to acerca de la imposibilidad de recuperar lasociedad de pleno empleo como se conoció endécadas pasadas debido a que las nuevas tec-nologías hacen decrecer la necesidad de tra-bajo asalariado y favorecen objetivamente laposible reducción del tiempo de trabajo remu-nerado. El Estado de bienestar, para garanti-zar su viabilidad futura se ve obligado bien acrear empleo sobre bases tradicionales, lo quesupone encontrar nuevos yacimientos de em-pleo, o bien a redefinir en profundidad el mo-delo actual en favor de una reforma socialque amplíe su radio de acción desde el trabajomercantil o asalariado (esfera de cambio) atrabajos socialmente útiles (esfera del uso so-cial) integrados en la actividad económica 90.

En todo caso, como el trabajo asalariadoclásico sigue percibiéndose como base esen-cial del orden social, se insiste en superar dichacrisis extendiendo nuevas actividades, como elvoluntariado, hacia la órbita del empleo. Sepropone así, en el contexto de una recomposi-ción de las relaciones entre lo económico y lo so-cial, una búsqueda de nuevos yacimientos deempleo como fuente de crecimiento económi-co 91. Por nuevos yacimientos de empleo, elLibro Blanco de Crecimiento, Competitividady Empleo 92 entiende los ámbitos de la activi-

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ESTUDIOS

89 Desde esta perspectiva, parece que la legislaciónsobre la relación de voluntariado no ha hecho sino darsus primeros pasos y que está todavía llamada a depurarlas garantías legales que impidan frustrar el espíritu vo-luntario y filantrópico que anima a esta relación jurídica.

90 G. RODRÍGUEZ CABRERO, «Políticas de empleo y ter-cer sector», en REJ, nº45, 1999, pág. 22.

91 G. PÉREZ PÉREZ, «El voluntariado entre la libertad yla necesidad social» en CRL, nº17, 2000, pág. 126.

92 Vid., El Libro Blanco sobre el Crecimiento, laCompetitividad y el Empleo (1993). Este documento pre-tende estimular el debate entre los Estados miembros einterlocutores sociales acerca de la estrategia de empleo;el propósito concreto que persigue este programa es lacreación de 15 millones de puestos de trabajo para ven-

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dad (económica y socio-política) que vienen asatisfacer las necesidades nuevas o relativa-mente nuevas que se producen en nuestrassociedades y que, además, pueden ser gene-radoras de empleo 93. Los nuevos yacimientosde empleo han sido clasificados en cuatrograndes apartados:

� Los servicios de la vida diaria, que inclu-yen, entre otros, servicios a domicilio, cui-dado de niños o ayuda e inserción dejóvenes en dificultad.

� Los servicios de mejora del marco devida, que integran la mejora de la vivien-da, la seguridad, la revalorización de losespacios públicos urbanos...

� Los servicios culturales y de ocio como lavalorización del patrimonio cultural o eldesarrollo de la cultura local.

� Los servicios de medio ambiente que en-globan, por ejemplo, la protección y elmantenimiento de zonas naturales o elcontrol de la contaminación e instalacio-nes correspondientes 94.

La creación de estos nuevos yacimientosde empleo se produce en el marco de una seriede cambios sociales como transformaciones de-mográficas (entre ellas, el envejecimiento de lapoblación), sociales (como la masiva incorpora-ción de la mujer al trabajo o la transformaciónde las estructuras familiares), tecnológicas(el desarrollo de las nuevas tecnologías comolas audiovisuales) o culturales; pero, sobretodo, se producen en el seno de una sociedad

marcada por un cambio en las demandas so-ciales que responde a la toma de conciencia,por colectivos cada vez más importantes, delas limitaciones del tradicional modelo de de-sarrollo: la insostenibilidad de un desarrolloque afecta negativamente a las condicionesmedioambientales, el deterioro de los espa-cios urbanos, los problemas de desigualdad,marginación y exclusión social... 95.

La relación entre las entidades no lucrati-vas y los nuevos yacimientos de empleo sonciertamente relevantes, por cuanto: de unlado, las actividades de algunas de esas enti-dades se desarrolla, fundamentalmente, encampos calificados como nuevos yacimientosde empleo, como son, la atención de los niños,la ayuda a los jóvenes, el desarrollo culturallocal, la protección del medio ambiente... y, deotro, por el componente que tienen las entida-des no lucrativas en general como nuevos ya-cimientos de empleo por responder a loscambios que se están produciendo en nues-tras sociedades sobre los que se levantan lasnecesidades que aquéllos quieren resolver.Así, las actividades que desarrollan las entida-des sin ánimo de lucro han sido consideradascomo nuevos yacimientos de empleo por untriple motivo: en primer lugar, porque satis-facen necesidades sociales de gran relevan-cia, en segundo lugar, porque las actividadesque desempeñan los voluntarios les proporcio-nan capacitación y experiencia valorizable enel mercado de trabajo y, en tercer lugar, por-que en ellas se crean empleos asalariados yprofesionalizados 96.

Entre los objetivos del tercer sector no seencuentra directamente la creación de nue-

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cer la inercia del descenso en el empleo comunitario.Comisión Europea Oficina de Publicaciones CC.EE.,Bruselas-Luxemburgo, 1994.

93 L. CACHÓN RODRÍGUEZ, «Voluntariado y empleo:desafíos de la (doble) profesionalización» en REJ, nº45,1999, pág. 37.

94 Posteriormente, en 1998, la Comisión Europeaha incluido otros dos nuevos ámbitos a la clasificaciónde los «nuevos yacimientos de empleo»: las energías al-ternativas y el deporte. Citado por L. CACHÓN, «La juven-tud española ante los nuevos yacimientos de empleo»en REJ, nº44, 1999, pág. 15.

95 Vid., L. CACHÓN, «Juventud y nuevos yacimientosde empleo: retos y posibilidades» en REJ, nº41, 1998,pág. 9 y sig. y T. Pérez del Río, «Los «servicios de proxi-midad»: ¿Un nuevo yacimiento de empleo?» en Trabajo

subordinado y trabajo autónomo en la delimitación de

fronteras del Derecho del Trabajo, pág. 296 y sig.96 L. CACHÓN RODRÍGUEZ, «Voluntariado y empleo:

desafíos de la (doble) profesionalización» en REJ, nº45,1999, pág. 37 y 41.

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vos puestos de trabajo. En efecto, las entidadesque integran este ámbito no tienen intención deconvertirse en instrumentos de política de em-pleo, pero resulta innegable que el crecimientodel sector tiene como consecuencia indirecta lacreación de nuevos puestos de trabajo. La evi-dencia de este factor ha llevado a diversas or-ganizaciones a tomar parte activa en laspolíticas de empleo respondiendo a la deman-da de los Gobiernos 97.

3.1. El tercer sector como

generador indirecto de empleo

Con relación a la generación indirecta deempleo en el tercer sector, debe ponerse demanifiesto una doble realidad.

1. Por una parte, ha de señalarse que sibien es cierto que los voluntarios prestan ser-vicios desinteresadamente en beneficio de lasentidades no lucrativas, no lo es menos quedel desempeño de tal labor obtienen ciertacualificación que puede resultar muy útil enuna ulterior búsqueda de empleo 98. Es evi-dente que la participación como voluntario deun sujeto en una organización sin ánimo delucro aumenta su «empleabilidad» puesto quele ayuda a desarrollar ciertas competenciasconceptuales y humanas 99 (visión de futuro,habilidad negociadora, trabajo en equipo, ha-bilidad para la comunicación...) que se ad-quieren sobre todo con la experiencia.

Ciertamente, la formación adquirida por losvoluntarios en entidades sin ánimo de lucro no

suele tener relación directa con la actividadlaboral que posteriormente desarrollan, peroles prové de lo que se ha dado en llamar «lacultura del trabajo» por dos motivos:

� Las actitudes que adquieren; caracteri-zándose estos sujetos por asumir unamayor iniciativa en el desempeño de lastareas en comparación con quienes acce-den sin anteriores experiencias laboralespor primera vez a un empleo.

� Las experiencias acumuladas; asumien-do, en muchos casos, los voluntarios lanecesidad de dar respuestas flexibles aproblemas complejos, actuando de formaintegrada dentro de una organizaciónproductiva 100.

Así, tratándose de voluntarios que desarro-llan tal actividad en tanto encuentran un tra-bajo remunerado, debe valorarse el carácterenriquecedor que tiene el trabajo voluntariopuesto que permite desarrollar determinadascompetencias difíciles de adquirir a través de laestricta formación profesional y que el mercadode trabajo valora muy favorablemente.

2. Por otra parte, cabe resaltar que existenentidades no lucrativas comprometidas de unamanera mucho más directa en la creación deempleo 101; aquéllas que enfocan sus activida-des a la integración laboral de diversos colecti-vos vulnerables, o bien a la formación ycapacitación de los jóvenes; de ahí que entre lasentidades que persiguen la inserción laboral,pueden diferenciarse dos tipos en función de sufinalidad: de un lado, las que forman social-mente para el empleo sirviendo de puente a loscolectivos de difícil empleabilidad para su fu-

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ESTUDIOS

97 Vid., A. MORÁN, «El futuro del trabajo, el empleoy el sector voluntario», en ¿Trabajo voluntario y participa-

ción?: Elementos para una Sociología del tercer sector,pág. 101 y sig.

98 «A los voluntarios les afectan las mismas tenden-cias de profesionalización y especialización que al restode los trabajadores de las ONGs...». A. DÍEZ RODRÍGUEZ,«Voluntarios, ONGs y sociedad civil en la reordenaciónglobalizadora» en REJ, nº45, 1999, pág. 101.

99 Vid., S. ÁLVAREZ DE MON y otros, El tercer sector,

retos y propuestas en el próximo milenio, Madrid, Minis-terio de Trabajo y Asuntos Sociales, 1998, pág. 100.

100 P. MORÓN BÉQUER, «Generación de empleo por eltercer sector» en El sector no lucrativo en España. Especial

atención al ámbito social, pág. 218.101 Los fines estatutarios de estas entidades están ge-

neralmente enfocados a la integración social de los bene-ficiarios y ésta requiere en gran medida su integración enel ámbito laboral. AA.VV. Las ONGs y las Fundaciones y

su compromiso al empleo, Madrid, Ministerio de Trabajoy Asuntos Sociales, 2000, pág. 81.

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tura colocación en empresas tradicionales; y,de otro lado, las entidades de inserción quetienen por objeto insertar en su seno a colec-tivos excluidos, con carácter permanente, cons-tituyendo un fin en sí mismas. Obviamente ladistinción entre ambos tipos de entidades nosiempre es nítida, solapándose frecuentemen-te; en todo caso, mientras las organizacionesdel segundo tipo centran su actividad en pro-porcionar empleo a un grupo determinado detrabajadores con productividad deficitaria, lasprimeras pretenden ofrecer la recuperación la-boral plena de colectivos afectados por causascoyunturales en el mercado de trabajo 102.

Es frecuente que el acceso a la ocupaciónde los colectivos socialmente más desfavoreci-dos �y, en consecuencia, generalmente exclui-dos del mercado de trabajo� sea el resultadode procesos de inserción muy particulares y, enocasiones, de larga duración; las entidades nolucrativas de acción social suelen tener, por susconocimientos acerca de tal problemática a tra-vés de su contacto directo con los colectivosafectados, una posición privilegiada para eldiseño y desarrollo de los procesos de inser-ción social y laboral 103. Su proximidad a losproblemas cotidianos, junto a su pluralidad ydiversificación, les permiten detectar las ne-cesidades sociales y ofrecer soluciones conuna mayor flexibilidad que el sector público ysin las limitaciones que supone la necesidadde obtener beneficios monetarios, como suce-de con las empresas privadas 104.

Así, numerosas entidades sin ánimo de lu-cro persiguen la inserción en el mercado labo-ral de colectivos desfavorecidos intentando

combinar la lógica empresarial con la lógicasocial y proporcionando a estos sujetos laoportunidad de participar en una actividadproductiva real, pero adaptada a sus posibilida-des y capacidades específicas �a través de ta-lleres de trabajo, programas de inserción...�.Estas iniciativas se proponen no sólo reforzarla integración laboral del citado colectivo sinotambién, simultáneamente, su pertenencia ala comunidad 105.

3.2. El tercer sector como

generador directo de empleo

Las entidades sin ánimo de lucro, comoprestadoras de servicios, requieren de presta-ciones cualificadas así como de necesidadesorganizativas y de coordinación relacionadascon la diversificación y crecimiento de la or-ganización o, en su caso, con las exigencias delos proyectos. La coexistencia de trabajadoresasalariados y voluntarios 106 es una caracte-

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102 R. CHAVES y A. SAJARDO, «La inserción laboral através de la economía social en el ámbito de las políticasactivas de empleo» en Revista Valenciana dEstudis Auto-

nòmics, nº26, 1999, pág. 70.103 M.I. MARTÍNEZ MARTÍN y E. GONZÁLEZ GAGO,

«Coexistencia del voluntariado y trabajo asalariado enlas ONG de acción social» en DS, nº122, 2001, pág. 95.

104 P. MORÓN BÉQUER, «Generación de empleo porel tercer sector» en El sector no lucrativo en España. Espe-

cial atención al ámbito social, pág. 209.

105 La actuación de tales entidades, que contribuyena mejorar el funcionamiento del mercado de trabajo, secaracteriza por: 1) la posibilidad de seleccionar y formar alos colectivos desfavorecidos a un coste operativo inferioren relación con otras empresas e intervenciones puestoque cuentan con recursos gratuitos (donaciones y volunta-riado); 2) un alto potencial para aparecer como entidadesfiables y con credibilidad para el sector público o para lossindicatos, amparado por su carácter no lucrativo, funda-mentado en la obligación de no distribución de beneficios,y la adopción de formas organizativas democráticas y trans-parentes; y 3) una eficaz consecución de objetivos al impli-carse los voluntarios y promotores que componen laentidad en la obtención de resultados como un beneficiopropio. R. CHAVES y A. SAJARDO, «La inserción laboral através de la economía social en el ámbito de las políticasactivas de empleo» en Revista Valenciana dEstudis Auto-

nòmics, nº26, 1999, pág. 68, 71 y 72.106 No obstante, cabe plantearse si la búsqueda por

las entidades sin ánimo de lucro de voluntarios no puedeser una simple forma de reducir costes en la intervenciónsocial y, por ello una forma de fomentar un trabajo asalaria-do encubierto con voluntariado, cercenándose así la apli-cación práctica de medidas de reparto de empleo. R. SUSÍN

BETRÁN, «La institucionalización jurídica del voluntariado.La normalización de un proyecto radicalmente democráti-co» en El voluntariado: Regulación jurídica e institucionali-

zación social, pág. 186.

NURIA DE NIEVES NIETO

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rística específica de las entidades no lucrati-vas; ambos suelen tener roles distintos, así:generalmente, los asalariados realizan ta-reas de soporte de la acción voluntaria, plani-ficando, desarrollando y dirigiendo proyectos,investigando o coordinando al voluntariado,mientras que los voluntarios suelen desem-peñar actividades de atención directa, es de-cir, dan una dimensión real a los proyectos�por encontrarse cerca de las necesidades alas que pretende responder la entidad� ypersonalizada a las intervenciones 107. De ahíque la labor de ambos colectivos no sea, enabsoluto, sustitutiva sino complementaria:asumiendo los asalariados competencias téc-nicas y centrándose los voluntarios en activi-dades de carácter humano 108.

En respuesta al enunciado de este epígra-fe hemos de exponer el papel que, de formadirecta, juega el sector no lucrativo en la políti-ca de empleo. Como hemos apuntado más arri-ba, el fin principal de las entidades queconforman el citado sector no es la creación deempleo sino paliar las necesidades demanda-das por la sociedad actual; sin embargo, no pue-de ignorarse un dato de gran interés, cual es, elconsiderable incremento de los recursos huma-nos en el tercer sector en los últimos años. Taldato, aun siendo evidente es difícilmente deter-minable puesto que las cifras estadísticas de lasque se dispone son parciales por estar referidasa concretas áreas del tercer sector y no a ésteglobalmente. Así, nosotros partimos de las ci-fras conocidas relativas al ámbito de la acciónsocial en las organizaciones no gubernamen-tales �que ofrecen los datos más actuales�,considerando que los demás entornos han de-bido sufrir una evolución paralela.

La evolución de los recursos humanos deltercer sector �insistimos, en materia de ac-ción social� en los últimos cinco años indicaque éste ha venido incrementando su perso-nal a un fuerte ritmo. Se estima que 60.000nuevos puestos de trabajo han sido creados yocupados, fundamentalmente, por mujeres,jóvenes menores de 25 años y trabajadoresmayores de 65 años; las personas con discapa-cidad presentan también un importante ritmode aumento, integrándose cerca de 6.000 109.

Las causas que se apuntan como genera-doras de la notable expansión del empleo enel tercer sector son:

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aumentando la calidad del servicio. Y que los voluntariospiensen que los profesionales poseen métodos e instru-mentos de intervención para que ésta sea más eficaz,que tienen o saben conseguir recursos y que constituyenun sólido respaldo a los proyectos». M.R. BLANCO PUGA,«Trabajadores voluntarios-trabajadores remunerados: Re-flexión sobre unas relaciones que tienen que ser posibles»en DS, nº104, 1996, pág. 136.

109 Datos procedentes del estudio Empleo y trabajo

voluntario en las ONG de acción social, Madrid, Ministe-rio de Trabajo y Asuntos Sociales/Fundación Tomillo,2000, pág. 91.

107 Entre los problemas que cabe plantearse con re-lación a la coexistencia de estos dos tipos de prestadoresde servicios surge uno de evidente relevancia jurídica. Sise parte de la diferenciación de tareas que en el seno delas entidades no lucrativas delimitan roles y estructuranposiciones diferentes, ¿cómo se fijan las relaciones entreambos tipos de personal?, esto es, ¿puede decirse queentre los asalariados y los voluntarios que prestan susservicios en entidades sin ánimo de lucro media una re-lación de jerarquía?, ¿ocupan los voluntarios un rangoinferior los trabajadores por cuenta ajena? No preten-diendo responder a tales interrogantes en este momen-to, al menos apuntar que el trabajador asalariado debepresentarse ante el voluntario como personificación dela organización, sobre todo en lo que afecta a las conse-cuencias del incumplimiento de órdenes o instruccionesprocedentes del asalariado y dirigidas al voluntario en eldesempeño de su actividad.

108 «Son imágenes negativas y obstaculizan la relaciónque los trabajadores remunerados piensen que los volun-tarios son dóciles, desorganizados, no preparados e intere-sados sólo en actuar, poco comprometidos, buscandoocupación a su tiempo libre, ocupando un puesto de tra-bajo, fácilmente manipulables. Y que los voluntarios pien-sen que los trabajadores no contactan con la realidad, quediseñan y dirigen los proyectos de intervención desde sumesa de trabajo, que quieren un voluntario dócil y obe-diente que realice tareas secundarias, que la comunica-ción con ellos es imposible por inaccesibilidad. Son, encambio imágenes, positivas que los profesionales reconoz-can que el voluntario imprime en su intervención empatía,proximidad a la persona, que detecta nuevas necesidades,que está abierto a aplicar métodos innovadoes, que su ac-ción es consustancial con la participación del beneficiario

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� La profesionalización de las propias enti-dades, requiriéndose responder a las nece-sidades de gestión y administración queéstas generan; así se contrata a personalestable para que asuma, básicamente, laorganización interna de la entidad asícomo el control de gastos.

� La ejecución de programas puntuales asu-midos por la entidad, contratándose a unagran variedad de personal, generalmentetemporal, por el período en el que se prevéla realización de los mismos.

Generalmente, la incorporación de nuevostrabajadores se hace depender: de los recur-sos financieros de los que disponga la entidaden esos momentos; del incremento de tareas

que van a ser llevadas a cabo (como la asun-ción de nuevos programas o la ampliación delos ya existentes); del proceso de profesionali-zación de determinadas tareas o de toda laorganización; de la expansión del número debeneficiarios de las actividades o de los colec-tivos atendidos y, especialmente, de la incor-poración de voluntarios 110.

De cara al futuro, la creación de empleo enel tercer sector procederá de la expansión delmismo, lo que se concretará, seguramente,tanto en el aumento del número de entidadessin fin de lucro como en una mayor actividadde las ya existentes �estimándose que en losdos próximos años, en el ámbito de la acciónsocial, se crearán unos 50.000 nuevos puestosde trabajo� 111.

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110 M.I. MARTÍNEZ MARTÍN y E. GONZÁLEZ GAGO, «Coe-xistencia del voluntariado y trabajo asalariado en las ONGde acción social» en DS, nº122, 2001, pág. 97 y 98.

111 Datos procedentes del estudio Empleo y trabajo

voluntario en las ONG de acción social, pág. 157.

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RESUMEN La reestructuración del Estado de bienestar en la sociedad actual ha supuesto la extensióny auge del tercer sector como espacio social que interactúa entre Estado y mercado de formasustitutiva y complementaria y ha llevado a la creación de un espacio de nueva participa-ción ciudadana pero, además, al nacimiento de nuevas fuentes de empleo en la medida enque las entidades sin ánimo de lucro se incorporan a la prestación de servicios a la sociedad.El tercer sector tiene reconocida una particular capacidad de creación de empleo al disponerde una especial iniciativa de respuesta a las necesidades sociales que ni la iniciativa priva-da ni el sector público pueden desarrollar, especialmente en áreas como los servicios socia-les, el medio ambiente o la cultura.

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